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. Gallego. Juliún Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la pólis griega y la infantería hoplita 1 1" ed.- Buenos Aires: l Signo, 2005. 216 p. : 22x15 cm. ISBN 987-1074-33-6 l. Historia Antigua. l. Título CDD 930 Diseo de tapa e interior: Gabriela Cosin © Ediciones del Signo, 2005 Julián Álvarez. 2844- ]0 A Buenos Aires- Argentina Tel.: 4572-109314804-4147 edicionesd[email protected].ar © Facultad de Filosofía y Letras- UBA- 2005 Puán 480 - Buenos Aires- República Argentina ISBN: 987-1074-33-6 Reservados los derechos para todos los paises. Ninguna parte de la publicación in- cluido el dise11o de cubierta puede ser reproducido, almacenado o transmitido de nin- guna forma. ni por ningún medio, sea éste electrónico, químico, mecánico, electroóp- tico. grabación. fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorización escrita por par- te de la editorial. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina- Printed in Argentina Campesinos en la ciudad Bases agrarias de la pólis griega y la infantería hoplita Julián Gallego COLECCIÓN RAZÓN POLÍTICA o Ediciones del UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE HISTORIA ANTIGUA Y MEDIEVAL "PROFESOR JOSÉ LUIS ROMERO"

12312Gallego-2005 Campesinos en La Ciudad Cap II Periecos

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12312Gallego-2005 Campesinos en La Ciudad Cap II Periecos

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    Gallego. Julin Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la plis griega y la infantera hoplita 1 1" ed.- Buenos Aires: !Jt:l Signo, 2005. 216 p. : 22x 15 cm.

    ISBN 987-1074-33-6

    l. Historia Antigua. l. Ttulo CDD 930

    Disefo de tapa e interior: Gabriela Cosin

    Ediciones del Signo, 2005 Julin lvarez. 2844- ]0 A Buenos Aires- Argentina Tel.: 4572-109314804-4147 [email protected]

    Facultad de Filosofa y Letras- UBA- 2005 Pun 480 - Buenos Aires- Repblica Argentina

    ISBN: 987-1074-33-6

    Reservados los derechos para todos los paises. Ninguna parte de la publicacin incluido el dise11o de cubierta puede ser reproducido, almacenado o transmitido de ninguna forma. ni por ningn medio, sea ste electrnico, qumico, mecnico, electroptico. grabacin. fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorizacin escrita por parte de la editorial.

    Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723

    Impreso en la Argentina- Printed in Argentina

    Campesinos en la ciudad Bases agrarias de la plis griega y la infantera hoplita

    Julin Gallego

    COLECCIN RAZN POLTICA

    o

    Ediciones del S1Jf?N})

    UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    INSTITUTO DE HISTORIA ANTIGUA Y MEDIEVAL "PROFESOR JOS LUIS ROMERO"

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    Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la plis griega y la inlalliCI ( lll>plilil

    En efecto, el carcter i guali tario que usualmente adquirieron las relac iones entre los c i udadanos en la Grecia antigua no dependi solamente de la pecul iar articulacin entre i nstituciones polticas y estructuras econmicas, sino tambin de la construccin i deolgica de la c iudadana. Partiendo de una raigambre primordialmente rural, muchas representaciones simblicas de l os lazos polticos llegaron a formular una imagen aldeana de la plis, una i dent idad i guali taria de base agraria y una comuni dad de i n tereses e n la que el ideal del campesino-ciudadano antes mencionado sera justamente el que servira de sustento para la parti cipacin de los labradores. Este sentido de pertenencia no sera en verdad algo dado sino un espacio que se construira conflictivamente creando una serie de normati vas tendientes a conservar l a situacin patrimonial, poltica y legal d e las granj as fami l iares como sostn de buena parte de los c iudadanos.

    Todo lo anterior se organizara como una i deologa comunitaria unificadora derivada en lt ima instancia de la singular s i tuacin a partir de l a cual aparece la plis en tanto que estado de tipo segmentara en el que, como vimos, la sociedad aldeana no desaparece ni se subordina, s ino que se transforma en c ierto sentido en un referente de la lgica del conjunto, asociando l a posesin de la t ierra con la participacin poltica y m i l i tar y haciendo de estas condic iones los requisitos necesarios para la pertenencia a la plis como comunidad conformada por la congregacin de aldeas y hogares rurales .

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    ('AI'TIJLO 11

    /'erfoilwi lacedemonios: ciudadanos pasivos?

    La frmula que propone que los agricultores con formaban la base poltica de las c iudades griegas, con ser globalmente viable, no resulta aplicable de icrual modo a todos los casos. Hubo pleis en las que la ci udadana plena era detentada por una el ite terraten i ente que viva a expensas de una clase servil sometida al pago regular ele excedentes. En otros casos, la mano ele obra para las grandes propiedades poda ser aportada por los esclavos-mercanca. Pero de una forma u otra, al l donde esta clase latifundista monopol i zaba el poder del estado, consti tuyendo un gobierno cerrado que e xcl ua a los granjeros l ibres ele la participacin poltica directa, es plausible que nos encontremos con grupos que en un sentido ampl io pertenecan a la comum.clacl, y por ende posean ciertas prerrogativas en el plano cvico, pero carecan ele plenos derechos y poder ele deci sin en los asuntos polticos 1.

    Uno de estos grupos es el que las fuentes catalogan como peroikoi2. Ciertamente, su condicin puede haber s ido muy diferente en los disti ntos casos para los que se tiene i n formacin sobre su presencia, adens de no ser b1en conocida excepto tal vez en Esparta y en menor mechda en Elide. E n este sentido, podra proponerse que en la Greci a antigua, ms all ele las pleis en l as que los granjeros se sumaron al cuerpo poltico como ciudadanos ele plenos derechos -y precisamente por esta razn participaban en la toma de deciSJO-

    l. Cf. PASCUAL GONZLEZ (1997), 244-45. 2. Sobre esta categora, LARSEN ( 1938), que consigna la informacin para los casos de

    . Argos, Creta, lide,

    Esparta y Tesalia. Tambin GscHNITZER (1958), 146-51, y GAUTHIER (1988), que a dtlerencJa del ant:nor, piensa que perieco connota siempre no slo una dimensin topogrfica, en el ent

    _1do de vecmo, stno algun ti

    po de dependencia. Cf. SHJPLEY (1997), 196-98,217-23, para el empleo del termmo en contextos no _esparta

    nos. Ver SNODGRASS (1986a), 73-75, sobre los grupos dependrentes en Argos, Creta, Esparta, Locnde Y Tesalia. Para el anlisis de distintos casos puntuales, GYGAX (1991 ), para los periecos licios; Ro Y ( 1997a), para los periecos e leos.

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    nes, conformaban el grueso del ejrcito hoplita y posean en conjunto hu nn parte de la tierra de la c iudad-, hubo otras en las que su estatuto se ch;l'illla topogrficamente como peroikoi, es decir, "los que viven alrededor''. Tal rosicin supona, en aquellos casos en que tratamos con hombres librcs3, una relacin de subordinacin respecto de un centro poltico a la vez que una forma de i nclusin en el estado que no les otorgaba voz y voto pero s una tarea m i litar importante a partir de su condicin de propietarios de tienas capaces de poseer el armamento del soldado de i nfantera (hplon). Este papel distintivo de los periecos como labradores soldados se ajusta bien a la i magen que se consigue del citado caso espartano, pero tambin a part ir de los datos sobre l ide y su al ianza de periecos (symmakha)4. Sin dejar de lado cierta dependencia implcita en la propia idea de ser considerados periecosS, se puede postular que en los casos recin aludidos la i ncorporacin al estado se dara por la va m i l itar, es decir, mediante la i n stitucionalizacin de una forma de pertenencia a la comunidad en la que el papel como hoplitas sera el que defin ira el lugar que los labriegos y sus aldeas pasaran a ocupar en el sistema social que los inclua como periecos6.

    l. Las pleis periecas y la ciudadana lacedemonia Di versas e videnci as nos informan que los periecos habitaban en comarcas

    l lamadas pleis7, de las que Herdoto i ndica la existenci a de una m ul ti tud . Tucdides tambin habla de ellas, y aunque el pasaje no es claro, el hecho de que el autor relate que las tropas de Esparta an se hallaban dentro de l as fronteras lacedemonias certifica nuestra i nterpretacin8. Jenofonte al igual que Herdoto alude a la existencia de muchas pleis, que Estrabn estimaba en u n centenar, probablemente s iguiendo a Androcin . Pero se ha pensado que ochenta sera una cifra ms precisa en cuanto al nmero de comunidades. Con todo, en l a actualidad las nuevas prospecciones de Laco-

    3. No son de nuestra incumbencia aqu los casos en los que el trmino peroikos denota una forma de dependencia que puede asimilarse a la de los hilotas en Esparta, como parece haber sucedido en las pleis cretenses, donde constituan una mano de obra explotada, y tal vez en Argos. Con respecto a Creta, vase GUARDUCCI (1936): sobre el caso de Argos, ver ANDREWES (1990).

    4. Rov ( 1997a), 292-95; cf. (2002). 5. GAUTHIER (1988), 30-31.

    6. GSCHNITZER ( 1958), 149-50, seala que hablar de los periecos supone referirse siempre al sistema desde el cual se los considera como tales, es decir, los periecos lacedemonios, los periecos eleos, los periecos cretenses, y as sucesivamente.

    7. HER(lDOTO, VII, 234, 2: TuCfDIDES, V, 54, 1: JENOFONTE, Repblica de los lacedemonios, XV, 3; Agesi/ao, II, 24: cf. Helnicas. VI, 5, 21; 32; ESTRABN, VIII, 4, 11; ANDROCJN. FGH, 324, fr. 49.

    8. Cf. HAMPL (1937), 5-6; SHIPLEY (1997), 208.

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    Julin Gallego

    Mt-.n ia han veri ficado la presencia de 136 tipos d iferentes de sit ios ' llllll', ctc.)9.

    1 1 itunto central estudiado ahora por Shipley es que los poblados periecos rl.tll fHieis no slo en un sentido puramente descriptivo (en referencia al leo urbano o a los campos circundantes), sino sobre todo en tanto que eslll._IO. El autor usa diversos criterios para establecer el carcter de estado_, de las comarcas periecas, tomando en cuenta las pautas aportadas por e l

    u p nhagen P o l i s Centre y principalmente por Mogens H a n s e n 11, q u e subra-1 la importanci a de factores tales como lo tnico en el diseo de la identitd de una plis, cuya aplicacin a las pleis periecas permitira comprender

    u naturaleza de comunidades polticas12. Segn esta perspectiva, tampoco d hl.!ra desecharse ver a las comunas periecas como pleis porque su des

    ' ipcin se aj uste ms a la de las komai o se las considere como aldeas13_ Por utra parte, dada la dependencia de los periecos respecto de Esparta, esta fal-111 de autonoma no afectara al hecho de que sus organ izaciones puedan ser onsideradas estados-pliS, porque el principio de autonoma no sera i ntrncamente necesario para defin ir a una plis en tanto que estadol 4. Esto j us

    li ficara la analoga de Iscrates entre l as pleis periecas y los demos ticos l 5, puesto que estos lt imos han sido vistos tanto como aldeas cuanto como p/cis en m icrocosmos 1 6.

    9. El punto ha sido replanteado completamente por SHtPLEY (1997), 190-96, 223-71; cf. idem (1996). El auIUr brinda tambin el catlogo al da de los sitios (pleis, ktmwi y otros) asociados a Jos periecos en las pocas arcaica, clsica. helenstica y romana, incluyendo los indicados en Homero y autores posteriores. Una nntigua aproximacin al asunto puede verse en el texto de N tESE ( 1906). Cf. BUSOLT & SwoBODA ( 1920/26}, 663: OLIVA ( 1983), 61: CARTLEDGE ( 1979). 185.

    10. SHIPLEY (1997). 206-11.

    11. Cf. in/i'

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    Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la plis griega y la infantera hoplita

    S i n embargo, la comparacin de Iscrates puede dar lugar a otra i n terpretacin en la que l o que se destaque no sea el carcter de pleis dependientes de las comunidades periecas sino su rol como aldeas. Esto es lo que ha propuesto Andrey Erem i n , que indica que las comunidades periecas eran l o que los griegos m i smos l l amaban komai, aun cuando algunos autores antiguos las denominaran pleis. Este carcter aldeano fue j ustamente e l que pos ib i l i t que posteriormente, en los perodos helenstico y romano, pudieran darse en c iertos casos procesos de sinecismo que derivaran en el desarrollo de n uevas pleis17. Norbert Mertens tambin expresa su desacuerdo con l a idea de que las comunidades periecas fueran estados-pfis18, cri ticando la categorizacin de Han sen sobre cmo debe entenderse la p!is19. Si Mertens est en lo c ierto, entonces, ms all de que recibieran el nombre de pleis, las comun idades periecas seran en realidad "subdivisiones cvicas"20, es decir, partes integrantes del estado lacedemonio, y por consiguiente no cabra hablar de "p!eis dependientes"2 1 . Mcrtens descarta, por un motivo simi lar, la visin de Jonathan Hal l que esboza una doble pertenencia: por un lado, un sistema "monocntrico" o ''vert ical" conforme al cual los periecos j unto con los espartanos formaban parte del cuerpo de ci udadanos lacedemonios pero con un estatuto pol tico i n ferior; por el otro, un s istema "pol icntrico" u "horizontal" conforme al cual eran ciudadanos ele sus propias ciudaclcs-estaclo22 S i bien la interprelacin ele Hal l sobre dos sistemas ele pertenencia puede ser viable, para Mertcns slo lo sera en el sentido de que, al igual que los atenienses con respecto a las aldeas ticas y la plis en su conjunto, los periecos se hal l aran integrados a alguna de las numerosas comunidades locales esparcidas por el territorio lacedemon io pero formaran parte de una plis lacedemonia n ica. Esto resulta sumamente significativo porque supone que, desde el punto de vista morfolgico, no habra d i ferencias en cuanto al lugar y la funcin de los demos ticos y de las pleis periecas, aunque s habra diferencias de grado o dist intos niveles de in tegracin. Dentro de la estructura global de l a plis, las comunidades periecas se encontraran, segn Mertens, en un rango ms baj o de i n sercin que los demos ticos, puesto que mientras que los compo-

    17. EREMIN (2002). Cf. KENNELL (1999).

    18. MERTENS (2002). 19. Cf. HANSEN ( 1996b); ( 1997b); (1997c). El propio HANS EN (2004b) ha respondido a las diferentes crli

    cas que Mertens ha hecho tanto a la interpretacin de los periecos como a la visin sobre la nlis del Copenhagen Polis Centre.

    20. Tal como stas han sido detinidas por el propio HANSEN (J997a). 31, que en este aspecto sigue a )()NES (1987). 3-11 y passim.

    21. Segn la clasificacin de las comunidades periecas dada por HAN SEN ( 1995b). 74; ( 1995c). 25; ( 1997a); cf. S HIPLEY ( 1997).

    22. HALL (2000), 80-81.

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    Julin Gallego

    nentes de l os demos posean prerrogativas plenas para tomar parte de los asuntos del estado ateniense, los periecos, en cambio, no tenan derechos de participacin en las decisi ones del gobierno espartano23

    Lo anterior nos l leva a preguntarnos s i justamente en esto no residira l a dependencia ele los periecos: podra hablarse de estados dependientes en tanto que las comunidades periecas eran pleis, pero cabra tambin pensar en una forma especfica de dependencia respecto ele Esparta q ue hara de l as comarcas periecas subdivisiones cvicas del estado l acedemonio, que inclua a los periecos y sus organizaciones aldeanas en e l p lano m i l itar pero l os exclua de las decisiones polticas, las cuales eran tomadas slo por los espartanos. Esto nos l leva a su vez a replantear la propia defi nicin de c iudadana, que conforme a Mertens se haca con respecto a la plis lacedemonia i ncl uyendo a espartanos y a periecos, aunque en una posicin subordinada. El autor propone cuatro elementos para determinar el carcter de la c i udadan a l acedemonia detentada por ambos: parentesco dentro de la un idad l acedemonia; in tegracin dentro de un ejrc i to ciudadano; prcticas cul tuales comunes; l im itaciones y regulaciones pblicas. Pero los periecos no detentaban el derecho de participac in poltica plena24. Esta categorizacin ubicara a los periecos en una posicin anloga a lo que en forma general se ha defin ido como ciudadanos pasivos25. Pero el hecho de que se pueda aceptar que las comarcas periecas actuaban como subd ivisiones cvicas no i ndica que forzosamente l os periecos fueran considerados ci udadanos. La evidencia revel a no slo l a identidad lacedemon ia sino tambin una separacin considerable entre l a s ituacin singular de los espartanos y l a posicin general en l a que permanecan engl obados los periecos. El texto de Herdoto q ue cita Mertens es un s igno claro de esta distancia entre los pares o semejantes (hmoioi) espartanos y los otros lacedemonios, que s i bien eran vistos como valerosos (agathol) no se l os consideraba pares. En otro pasaje, Herdoto distingue claramente a l os espartiatas del conj unto de los l acedemonios . Tucdides tambin d iferencia a unos ele otros dentro de la identidad lacedemonia. Y l o mismo hace Jenofonte, que habla de los lacedemonios como un todo pero destaca a continuacin la presenc i a de los espartiatas, y algunas veces l o s dis-

    23. Para lo anterior y para J o que sigue. cf. infra, Cap. IV, ap. 2. 24. MERTENS (2002), 286-88. El autor sigue visiones previas: HAMPL (1937), 1-2, 21-4, 33; GSCHNITZER

    ( 1958); SHIPLEY (1997). 201-6; HALL (2000), 79-80. Segn DA VERlO ROCCHI (t 993), 350, los periecos no eran ciudadanos ni una categora intermedia, sino similares a los aliados (s_mmakhoi). Para EREMIN (2002), 276. los periecos no detentaban la ciudadana lacedemonia porque no pertenecan a ningn grupo de cuasi-parenlesco del tipo de las phrfai. LVY (2003). 142-49. indica. por su parte, que los periecos no eran ciudadanos plenos.

    25. Al respecto. cf. Mosst ( 1979a); FINLEY (1983b), 37.

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    ('IIIIIPDoTo. VIl, 234. 2; rx. 28. (Estos agatho referiran a los periecos que eran enrolados en el ej rcito pero nQ a la totalidad de ellos.) TuCIDtDES; IV, 8, 1; 38, 4-5; 53, 2; JENOFONTE, Helnicas, VI, 4, 15; 5, 21; VI!, 4. 27.

    27. Cf. FORNIS (2003), 245; cf. 259. V ase asimismo LVY (2003), 47-49. 28. HoDKtNSON (2000), 3.

    29. SHIPLEY (1997), 201-6: cf. MERTENS (2002), 288.lscRATES, xu, 177-81, es una de las fuentes centrales para la idea de que los periecos constituan el pueblo; cf. supra, n. 15. Ver las indicaciones de RUZ (1997), 211-17.

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    lttlt, l l l ( iollil'll

    Jll'lll'l'O. J\.1 o el ilcr.:ilo de que no deba intcrpret

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    geneizacin impuesta por el poder espartano. Tal uniformidad no supone qu las comarcas periecas fueran iguales entre s. Al contrario, ms al l de ciertos rasaos relativamente comunes (conforme a ciertas pautas de ocupac in "' del espacio, uso de la tierra, organizacin poltic1, etc . ) , es esperable una im-portante diversidad en cuanto a las identidades especficas, l o cual dara lugar a desarrol l os tnicos y culturales que habran permi tido a los periecos identificarse unos con otros presumiblemente por los ethnik de sus respecti vos poblados3 1 _ Pero estas identidades no sera1 perceptibles desde el enfoque g lobal del estado espartano, cuyo i n ters consista en i n tegrar a las comunidades de acuerdo con sus propios objetivos polticos, en funcin de la i ncl usin de los periecos en la identidad lacedemonia.

    Paul Cartledge ha propuesto c iertas ideas sobre los orgenes de los periecos que resultan atracti vas32. Adems de la posibil idad de que Esparta asentara en algunas comunas a refugiados33, existen tres formas plausibles de entender la transformacin en periecos de los habitantes de las local idades que durante la poca c l sica estaban bajo la tutela espartana. La primera alternativa radica en l a conquista o el sometimiento poltico por algn otro procedimiento, o incluso tal vez la subordinacin a la soberana espartana de manera vol untaria34. Un segundo mecanismo sera la fundacin ex n.ihilo de poblados que detentaran de entrada el estatuto perieco o ms bien protoperieco. La tercera frm ula, segn Cartledge la m

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    1 o l l l ll 'l' '> l l l l l 1 11 L1 1 l l ld,u l 1 1 . 1 1' ol ' l oll l o l d1 l , /'' '"' fl ll'.ol y 1. 1 l li l l l l l l l' l l o l l i 1 1p l l 1 , 1

    ra n . Si la hiptesis de Graham S h i plcy es corneta, en estas zonas el l o l l l ll' entre los territorios espartanos y los periecos no seguira cnones rg idos impermeables como para establecer fronteras precisas entre unas reas y otras44.

    El s istema de comunidades periecas estaba conectado por medi o de una vasta red de rutas y carreteras controladas por Esparta. Esto le pem1ita al estado establecer una rpida comun icacin tanto dentro de Laconia como con Mesenia, as como desplegar una estricta vigi lacia sobre los pasos que l levaban ms al l de la frontera norte lacedemonia hacia los estados vecinos y sobre los estratgicos emplazamientos portuarios sobre las costas l aconias al este, sobre l as mesenias al oeste y sobre l os puertos en l os golfos laconi o y mesenio45. Pero esto constituye slo un l ado del problema, puesto que desde el punto de vista de l os periecos la s ituacin de cada comunidad no se defin ira a partir de las estrategias de supervisin tenitorial de los espartanos. Por el contrario, cada comuna tendra sus propios intereses l igados en primer lugar a su entorno medioambiental y ecolgico, esto es, las regiones topogrficas y los recursos localmente dispon ibles ::ara las comarcas periecas con forme a la zona en l as que se hallaran enclavadas46_ El emplazamiento geogrfico de los sitios perm ite percibir l a cantdad y cal idad de terreno en manos de cada comuna y si contaba con otros recursos (metales, mrmol, pesca, cte. ) que pudieran ser explotados para beneficio propio o en i n ters del estado espartano, a l o cual se sumaba e l valor de ciertas costas por Jos puertos que pudieran aloj arse. Por supuesto, el punto en comn reside en la existencia de planicies mayores o menores que daban a l as comunas su carcter rural, puesto que los poblados periecos eran bsicamente aldeas agrcolas con cierta capacidad de gestin de sus asuntos i n ternos, siendo la admi n i stracin de los terrenos adscriptos a cada local idad uno de l os ms importantes.

    44. S HIPLEY ( 1 992), 217-20. HoDKINSON (2000), 139-41, aporta la importan!e deduccin de que habra hil otas en la pennsu la de Malea (cf. TuciDIDES, VIl, 26, 2; 8, 4; JENOFOTE. 1, 2, 18). Esto supone que el paisaje de granjas espartanas y periecas entremezcladas se extendera tal vez ms all de Ciparisia llegando cerca de la moderna Neapolis. Esta pauta entremezclada no ira en contra de la organiz acin imaginaria del territorio espartano. Como propone CARTI.EDGE (200 1 ), 9-20, una serie de santuarios alrededor o cerca de la ciudad de Esparta constituiran una especie de frontera sagrada que al mismo uempo delimitara los territorios de los espartanos de l os de los periecos. Ms all del espacio as delimitado h abra granjas espartanas que se entremezclaran con las periecas, pero dentro del terri!Orio cuyos l mites haban quedado sancionados religiosamente slo los espartanos tenan derecho de posesin, y esto constitua la f1f Sparrimik.

    45. S obre la red de caminos y su relacin con las comunas periecas, CARTLEDGE (1979), 185-93. Respecto de las fronteras del territorio l aconio. DA VERlO ROCCHI ( 1 988), 195-20:.

    46. SHIPLEY ( 1992), 2 1 4-23, analiza las evidencias literarias, geogrficas y arqueolgicas, estableciendo subregiones sobre la base de las formas del relieve y encuadrando los sitios reconocidos como periecos en su propio contex!O.

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    J u l i t\n C ia l l t: o

    2. Una estructura social de base agraria Las comunidades periecas eran entidades esencialmente agrcolas. Esto su

    pone una organizacin social en l a q ue sus m iembros tenan acceso al usufructo de la tie1Ta bajo c iertas formas de apropiacin del suelo, e l control de l os distintos instrumentos productivos as como del proceso de trabaj o en su conj unto. La alusin a l a existenci a de tierras arables cuando en alguna fuente se menciona el saqueo de los campos de alguna comuna supone, ciertamente, la posesin de la tierra por parte de los periecos47. Y lo mismo puede afinnarse si se consideran l os lotes que reciban Jos reyes espartanos en muchas c iudades periecas48 Esto no significa que Esparta controlara las tierras de l a perioiks en su totalidad sino el reconocimiento de l a posesin perieca de l as reas restantes49. Pero esto no dice nada sobre la tenencia de lotes (kleroi). La nica fuente que habla explc i tamente de l a propiedad de l a t ierra de los periecos es Pl utarco, que ut i l iza el trmino kleros para referirse a los lotes de los . periecos, transm itiendo as l a idea de una divisin del suelo en tenencias individuales50. Esto implica la divisin de la t ierra arable en posesiones individuales y, por ende, la constitucin de propietarios privados dentro de las comun idades periecas; a su vez, para que cada perieco pudiera acceder al usufructo de una parcela era necesario que, previamente, fuera reconocido como i ntegrante de alguna comunidad aldeana en particular. En este sentido, los periecos ( aunque no todos, como ya veremos) no se hal l aban subordinados econmicamente a nadie, al menos en l o fonnal. Su dependencia respecto de Espmta se daba, principalmente, en el plano poltico y m i l i tar.

    Algunos autores han deducido de esto que los periecos eran campesinos l i bres pero pobres que vivan e n sus propias aldeas, hecho que sustentara l a idea d e una aparente homogeneidad sociat5 1 S i n embargo, Jenofonte seala que muchos periecos aristcratas (kaloi kagatho{) formaban parte del ejrcito l acedemonio. Plutarco tambin se refiere a "los ms apreciables (kharistatoi) de los periecos", que fueron i ncorporados a la c iudadana tras las reformas de Clemenes52. Esto supone l a existencia dentro de cada comunidad perieca de una el i te cuya base sera, seguramente, l a posesin de una riqueza en t ierras mayor que el resto. "Los periecos -propone Oliva- no eran

    47. TucfDIDES, 11, 56, 6: Prasias; IV, 56. 2: Epidauro Limera; VI, 1 05, 2: ambas. 48. JENOFONTE, Renhlica de Jos lacedemonios, XV, 3. 49. Cf. SHIPLEY ( 1 992), 222.

    50. PLUTARCO. Licuro. VIII, ; A:is, VIII, 2. 51. Cf. GLOTZ ( 1 925), 355; (1929), 32-33; AUSTIN & YIDAL-NAQUET (1986), 87. 52. JENOFONTE, Helnicas, V, 3, 9; PLUTARCO, C/efimenes, XI, 3.

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    un grupo socialmente homogneo. Exista un gobierno n J u n J c l pal e i nduda blcmente d i ferencias en tre las diversas c iudades, mientras en el in terior de las ciudades haba d i ferenciacin social"53. Esto mismo indica Cartledge, q ue adems sostiene que existan dos facciones de poderosos en el seno de las comunidades: l os nobles y aquel l os que sin ser nobles se ubicaban en los ms al tos rangos sociales por la riqueza que haban acumulado54

    El carcter fundamentalmente agrario de las comun idades permitira conjeturar que la mayora de los periecos eran l abradores establecidos en l as ticITas de la perioiks, lo cual no implica que en todas l as regiones los periecos tuvieran las m ismas posibilidades: habra comunas cuya t ierra arable era escasa y otras que por su cercan a a Esparta compartan, como v imos, los terrenos cultivables en un entrelazado de granjas espartanas y periecas55 . En u n marco as, l a un iformidad social resulta imposible . Adems, mientras q ue algunos periecos seguramente se enriquecieron y poseyeron una base m s ampl ia de t ierras, otros, en cambio, al verse privados de el las debieron dedicarse al trabajo artesanal o al comercio56. Esta percepcin de la sociedad perieca se corresponde con la q ue han venido proponiendo varios estudiosos desde hace t i empo, tal como se aprecia en los trabajos de Larsen, para quien l as comunas periecas estaban dom inadas por una aristocracia terrateniente a la vez que algunos realizaban tareas artesanales y comerciales57 Ehrenberg, s i n embargo, postulaba que estas actividades estaban poco extendidas en Esparta y q ue los periecos eran en su mayor parte labradores, destacndose entre e l los una aristocracia local que controlaba las comunas58. Forrest reconoci estas diferencias sociales entre los periecos lacedemon ios expresando que un perieco '"poda ser rico o pobre, aristcrata, granjero, artesano o comerciante"59 Retomando razonamien tos anteriores, Ridley ha sealado que los periecos eran bsicamente l abradores y q ue muchos posean suficiente riqueza para armarse como hopli tas, ex istiendo adems una aristocracia basada en l a t ierra, por l o q u e "tenemos evidencia para la diversidad social y econmica de l os peroikoi, y la v i sin todava estndar de que e l los eran una clase bs icamente i ndustrial y comercial ya no se sostiene". Pero a pesar de este predominio agrcola, el autor reconoce que los periecos podan tambin pastar

    53. OLIVA ( 1 983), 64.

    54. CARTLEDGE ( 1 979), 1 79.

    55. SHIPLEY ( 1 992). 2 1 7, 223.

    56. Cf. HAMPL ( 1 937) 25, 3 1 -32.

    57. LARSEN ( 1 938), 822; ( 1 949), 665.

    58. EHRENBERG ( 1 924), 5 1 , 56; ( 1 960), 37.

    59. FORREST ( 1 968). 30.

    62

    l u l i u J J C :. J i kP

    .': J I Iado, pescar, producir algunas artesanas y quizs comerciar sus productos con vecinos o extranjeros60

    De lo anterior se colige que en las comunidades periecas habra tres grandes grupos sociales, dos de el l os l igados a la agricultura: terrate nientes; labradores; artesanos y tenderos. Estas d i ferencias sociales no tendran causas muy distintas de las qe l levaron a m uchas otras ciudades griegas a mostrarse polarizadas durante las pocas arcaica y clsica. La estructura social sealada no tiene que considerarse como una cons tante aplicable a todas las comunas periecas s ino como un modelo plausible. Seguramente, habr habido comarcas con mayor presencia de propietarios acomodados, mientras que en otras, de acuerdo con l os recursos disponibles y la ubicacin estratgica ele dichas regiones (e.g. puertos), pudo haber ms artesanos y tenderos6 1 . Pero en l neas generales, el sector econmica, social y pol ticamente predominante parece haber sido el de los granjeros. Las pleis periecas, segn Shipley,

    " . . . deben haber sido comunidades esencialmente campesinas, que maximizaban la produccin de olivo y cereal donde era posible, pero constreidas por la necesidad de diversificacin a fin de minimizar los azares derivados de las variaciones de las cosechas. La mayor parte de el las disfrutaba probablemente de una mezcla de labranza de cu ltivos y pastoreo , con recursos adicionales en ciertos casos, tales como la pesca, la extraccin en canteras y la produccin de diferente frutas y frutos secos"62 .

    Ahora bien, es probable que en las comunidades en las q ue la diferenciacin agraria deriv en la presencia de terratenientes y campesinos hubiera diversas formas de organ izacin de l a produccin. Esto significara que tanto l as relaciones laborales establecidas en las unidades econmicas como la fuerza de trabajo usada en cada caso seran distintas segn se tratase de haciendas mayores o de fincas medi anas o pequeas, siempre y cuando estas lt imas fueran capaces ele sustentar a una famil ia campesina. En la Grecia clsica e l uso de esclavos en l a producci n era algo habitual . Puesto que los aristcratas periecos no tendran acceso a la mano de obra hi lota monopol izada por los espartanos, no ha de extraar q ue ut i l izaran esclavos comprados. Varios son los autores que han sugerido esto l timo, siendo Cartledge q u 1cn mejor ha expl icado la relacin existente entre el ser terrateniente y el explotar esclavos dentro de l as comunidades periecas63 .

    60. RIDLEY ( 1 974), 288, 29 1 .

    6 1 . Cf. l a descripcin d e las regiones de Laconia d e SHIPLEY ( 1 992), 2 1 6-20.

    62. lhid., 22 1 ; cf. 225. 63. CARTLEDGE ( 1 979), 1 79-80; ( 1 987), 1 78; cf. EHRENBERG ( 1 924), 40, 5 1 ; LIVA ( 1 983), 1 76, n. 58. Pe

    ro tanlo para HAMPL ( 1 937), 24, 33-35, como para SHtPLEY ( 1 997), 203, que lo sigue. cae que en algunas regiones l os periecos utilizaran hilotas. segn se desprendera de Tuc!DIDES, Vil, 26, 2. Mas ambtgua resulta la posicin de 0UCAT ( I 990 a). 1 89-9 1 . Cf. ahora HODKINSON (2000), 1 4 1 .

    63

  • 1 1 1

    ...

    ( ':t t l l p 1 1 1 ( 1 ' 1 1 l : t ' l i t dad. l l : tw ''f' ' " '"' 1 . 1 , 1 '"'' 1 r' " , \ 1 ' 1 1 1 1 l l i l t 1 f . t l u op l l l . .

    Ciertos textos atestiguan para Esparta la existencia de esclavos como un grupo diferente de los h i lotas64. Una conjunto de inscripciones permite asociar a estos escl avos con las comunidades periecas. La primera hallada en Gitin, ele mediados del siglo V a.C., consigna una prohibicin que se apl icaba a hombres l ibres y a esclavos. Otras c inco, de entre fines del siglo V y pri nc ipios del IV, encontradas en el templo ele Poseidn en Tnaro permiten conjeturar que los li berados en honor al dios eran esclavos-mercanca manumi tidos por particulares65 . Las evidencias l i terarias tambin corroboran l a presencia el e esclavos entre los periecos. Las incursiones enemigas en territorio espartano no dejaban ele afectar a las comunidades periecas, tomando pri s ioneros a los periecos y sus esclavos66. Adems, los periecos que i ntegraban el ejrci to estaran asist idos por esclavos6. Todo esto permitira i n ferir que, en l neas generales, el proceso productivo, en particular ele las haciendas terratenientes, se organizara a partir de un sistema esclavista, desli gando a los propietarios ele la i n tervencin directa en la produccin. En las granjas campesi nas la cuestin se presentara ele modo d i ferente. En estas unidades la famil ia aportaba la mano de obra bsica, aunque en ciertas condic iones algunos escl avos podan sumarse a la fuerza laboral domstica. Por ende, algunos de los esclavos presentes en las comunas periecas podran haber formado parte de las granjas campesinas, tal como ocurra en otras partes ele Grecia donde los labradores uti l i zaban dependientes para complementar el trabajo fam i l iar68 .

    Pero e l hecho d e que las sociedades periecas fueran organi zaciones agrarias no supone que no existieran otras actividades econmicas adicionales (recoleccin, caza, pesca, explotacin m inera). El uso de los recursos localmente d isponibles es algo esperable, hecho que conlleva el despl iegue de los medios para hacerlo segn la demanda existente. L a cuestin radica en el nfas is que se h a hecho en el carcter marcadamente industrial y comercial de los periecos. Pero que esta imagen estndar deba ser critieada69 no s ignifica

    64. PLUTARCO, Comp. Licurgo Numa, 11, 7; [PLATlN), A/cibades, 1 , 1 22 d .

    6 5 . IG. v , 1 , 1 1 55; IG, v , 1 , 1 228-32. Sobre estas inscripciones, DUCAT ( 1 990b) . Csar Fornis me ha recordado que en Tnaro se reclutaban mercenarios y que era un lugar sagrado que serva a los hilotas de refugio; cf. PLAcroo ( 1 994). Esto podra hacer pensar que los manumitidos pudieron ser hilotas. FORNIS (2003), 266-67. se muestra escptico sobre la presencia de esclavos entre los periecos.

    66. PouBto, tv, .14, 9: tx, 34, 9; PLUTARCO, C/emenes, XVIII, 3. La interpretacin de estos pasajes ha resultado controvertida. OuvA ( 1 983), 234-35, n. 5, resea las diversas posiciones y arguye que en los territorios periecos arrasados los etolios capturaron a libres y esclavos. CARTLEDGE ( 1 979), 1 80, tampoco duda en afirmar que los prisioneros eran los periecos y sus esclavos.

    67. HERDOTO, IX, 28. 2; 29: 6 1 , 2; TUC(DIDES, IV, 1 6, 2.

    68. Cf. supra, Cap. l, ap. 3.

    69. Cf. RIDLEY ( 1 974), 291 ; SHIPLEY ( 1 992), 221 y n. 67.

    64

    q m L k h< t dejarse ele l ado la existencia ele a1tesanas y comercio como actividades de una parte de los periecos. ResponJer a la pregunta de quines eran los que ejercan dichas tareas no resulta ser.c i l lo. Algunos debieron proven ir de inm igrantes q ue se asentaron en u n a alcea determi nada en la que no podan tener acceso a la t ierra. Otros provencran de aquellos q ue haban perdido sus t ierras transformndose en jornaleros, artesanos, cornerciantes70. Estas ocupaciones tambin podan ser dese1npeadas por labriegos cuyos lotes fueran i n suficientes para la subsistencia fam il iar. En verdad, este conjunto conformaba lo que ha s ido considerado propiaclamente como la parte n o campesina de una sociedad campesina.

    M uchos artesanos periecos l levaran a c1bo sus tareas en la rbita de su

    propia aldea o poblado. Segn Jenofo n te, n las ci udades pequeas un mis

    mo artesano poda fabricar camas, puertas . arados, mesas 7 1 . Cabra esperar

    que en el seno de sus comarcas los artesanos perieco. real izaran sus activi

    dades y negocios de modo similar, o quiz

  • Ca l l l l\.:1 1 \D ' 1 1 1 1 ' I Udad . l l at a.'.1 . 1 1 1 a dr l . l f'Uill )ll l l V' V l t t n l 1 1 1 1 1 1 1 , 1 hoJ > I I I . I

    te l a mi l itar76, el trabaj o artesanal y el comerc io quedaran en su mayor p:n te en manos de los periecos. Esta situacin parece vislumbrarse a partir de u n pasaje d e Jenofonte en e l que s e relacionara a l o s periecos con el enriquecerse comerciando77 . Algunos autores han indicado que en Esparta los periecos detentaban una especie de monopolio virtual del comercio y las artesanas78. Por su parte, Hampl relacion las actividades manufactureras de los periecos con aquellos q ue no realizaban trabaj os agrarios 79 Estos artesanos seran pequeos productores que se sustentaban mediante su propio trabaj o basados en un sistema mercanti l simple, como ocurra en otras zonas de Grecia80. S us productos principales, pero no los nicos, seran la cermica lacnica preferida por el ejrcitoS ! y, en especial, el armamento para el ejrcito lacedemonio . Ridley ha l l amado la atencin sobre la cuestin de cmo obtenan los periecos el h ierro o la arcil la y de qu modo los productos eran e ntregados a los espartanos82. No existen pruebas que nos permitan hacer una afirmaci n rotunda, pero en cuanto a l hierro -de capital importancia para l a organi zacin mil itar espartana-, cabe la posibi l idad de que "contratistas" periecos que emplearan trabajo esclavo tuvieran a su cargo la extraccin del metal con el que luego los herreros periecos fabricaran e l armamento ( las minas se hallaban en Laconia, en territorio perieco). Puede que los espartanos pagaran por l os productos, pero nunca una suma elevada. Habra en este sentido u n a suerte de explotacin de l os artesanos: Esparta no slo impeda la acumulacin de excedentes en manos de estos periecos s ino que, adems, no pagaba el producto conforme a las pautas de un mercado l ibre81. Tambi n habra periecos en carcter de artesanos en l as campaas mil i tares84.

    76. Cf. HERDOlD, 11, 167, 1 -2; PLUTARCO, Licurgo, IV, 7; XXIV, 4; Comp. Licurgo Numa, 11, 6; ARISTTELES. Poltica, 1278a.

    77. 1ENOFONTE. Re1nhlica de los lacedemonios, VIl, 5. Seguimos la sugerencia de F. RHL (Teubner, 19 1 2), quien, en su edicin de la obra. propone modificar el pasaje citado en la certeza de que se halla adulterado. Segn Rhl, en vez de la palabra toimitois debe colocarse el trmino piriokois.

    78. fiNLEY ( 1 977), 250, 254. 257; cf. GLOTZ ( 1 925) 355. RIDLEY (1974), 285-87, y CARTLEDGE (1976); ( 1979), 1 80-85: ( 1 987). 178, discuten la idea de un monopolio virtual re las actividades artesanales por parte de los periecos, y creen posible que los propios ciudadanos espartanos pudieran fabricar algunas manufacturas; cf BERTHIANNE ( 1976). Pero a nuestro entender, la regla era que les periecos realizaran los trabajos manuales y los tratos comerciales ms importantes.

    79. HAMPL ( 1 937) 32, n. 3. 80. Cf. fiNLEY (1984), 215-17.

    81. PLUTARCO, Licur;o. IX, 7.

    82. RIDLEY (1974), 288-9 1 ; cf. fiNLEY ( 1 977), 257.

    83. Sobre estos argumentos, CARTLEDGE ( 1 987); 1 78; SHIPLEY ( 1 992), 223-24.

    84. Cf. 1ENOFONTE. Repblica de los lacedemonios, XI, 2.

    66

    f n l t . I I I 1 l , l l l l'' )

    S i l! . Cn l l x I ta u ' l' r rdo q ue entre las formas de explotacin colectiva i ndiI'L:ola de los pequeos productores por p arte del estado se hall a la explotacin de clases fonnalmente l ibres que trabajan por su cuenta en el comercio y las arlesanas85, hiptesis que se aj ustara a l o esbozado sobre la relacin entre el estado espartano y los artesanos periecos. Al ser los que desempeaban las labores tcnicas que los espartanos ten an censuradas, los herreros periecos terminaban siendo explotados a travs de formas de mercado controladas por el estado, que extraera as excedentes a sus expensas. El control estatal sobre la acumulacin de excedentes por parte de artesanos y comerciantes cerce1aba parte de la autonoma que detentaran las comunas periecas en el manejo de sus asuntos internos. Sin embargo, si se considera el predomin i o de l os propietarios agrcolas j unto c o n el hecho d e q u e los artesanos eran soc ialmente secundarios dentro de las comunidades, todo esto tal vez atenuara la percepcin de lo que significara la intervencin espartiata sobre determina:las esferas de la economa perieca.

    Pero la i ntromisin econmica de Esparta en las comunidades periecas parece no haberse l imitado al trabajo artesanal sino que incluira tambin la obtencin de excedentes agrarios. Existen tres testimonios en este sentido que har1 dado lugar a varias interpretaciones : primero, la tierra poseda por los rey e> espartanos en muchas comunas periecas, hecho ya referido a partir de Jenofonte86; segundo, la renta real (basilikos phros) aportada por los lacedemonios secrn un d ilogo atribuido a Platn87 ; tercero, la carga que se les b ' habra ordenado pagar (syntelefn) a los perecos, i ndicada por Eforo en u n fragmento extrado d e Estrabn88. Entre estas informaciones parece no haber relacin alguna, pero segn mi criterio cabe conjeturar una articulacin razonable entre la posesin de tierras por los reyes en muchas comarcas periecas, l as rentas reales y el hecho de que los periecos tributaran a Esparta89.

    Se podra alegar que las cargas que l os reyes espartanos recogan de los l acedemonios (i.e. los periecos), procederan de las parcelas que haban recibido en las comunas periecas. Las posesiones reales formaban parte de los territorios de las aldeas l acedemonias, y, por consiguiente, puede que en otros

    85. DE STE. CROIX (1981), 205.

    86. 1ENOFONTE, Repblica de los lacedemonios, XV, 3.

    87. [PLATN], Alcibades, 1 , 1 23 a. Preferimos hablar de renta y no de tributo porque como se ver a continuacin, el pago que los periecos realizaban iba a manos de pnlpietarios privados y no del estado.

    88. FORO, FGH, 70, fr. 1 1 7 (= EsTRABN, VIII, 5, 4). Esto tambin parece estar sugerido, aunque de manera poco clara, en una glosa de HESI()UIO (s.v. kalme) y en un prrafo de PLATN, Repblica, 547 b-e.

    89. La posesin de tierras en territorio perieco por los reyes espartanos ha sido ampliamente aceptada. En cambio. la idea de que los periecos pagaran algn tributo al estado espartano ha sido, por lo general, desechada. Para un resumen de las posturas sobre el particular, OLIVA ( 1 983), 62; cf. CARTLEDGE ( 1 979), 1 80.

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  • ( .unp -l i H I n l i l l' l l ldad. l la '\ agl ill l . l d Id fll l/11 '. 1 1 1'!' 1 l . 1 1 1 1 1 . 1 1 1 1 J I . I H1 p l 1 1 . 1

    tiempos hubieran sido u n a posesin de l a s comunas afectadas o d e m i:ll l bros particulares de las m ismas . Shipley ha conjetundo que, en virtud de su cercana con Esparta, pero principalmente debido a l a cantidad de t ierras de que dispona, la comunidad de Pelana habra s ido ma de las regiones donde los reyes tuvieron sus haciendas (temne), y tal vez sucediera lo m ismo en Gerontras y en l a ms l ejana Ciparisia, con una de as reas cultivables ms extensas de Laconia. Tambin propone que los reriecos labraran las fincas reales entregando lo producido a los reyes, es dteir, pagando rentas90.

    En vi rtud de qu derecho gozaran los reyes tspartanos de dichas prerrogativas) Por otra parte, s i como i ndican foro y .Estrabn los periecos deban pagar cargas a Esparta, slo los reyes recibiranparcelas o poda ocurrir que otros espartanos tambin las obtuvieran? Sobre ei primer punto, segn se desprende de Tucd ides cuando dice que Esparta pa:miti a los eginetas expulsados por los atenienses asentarse e n la comum perieca de Tirea y cultivar sus tierras9 1 , parecera que el estado espartano

  • 1

    Ca11 1pt.:si nos en la ciudad. Bases agrarias de l a plis griega y la i nfantera hoplita

    3. La jimcin de los periecos en la organiz:acin militar La leva de hoplitas periecos era un factor primordial en el funci onamiento

    militar lacedemonio, no slo por lo que su presencia en las tropas poda significar sino porque el mbito m i l itar, frreamente organi zado y controlado por el estado, era una instancia fundamental de artitculacin entre las comunas periecas y el rgimen espartano. El rol militar de los periecos aparece claramente consignado en las principales fuentes durante las guerras mdicas, en la guerra del Peloponeso y despus de sta. Segn Herdoto, en la batalla de Platea de 479 los periecos constituan la m itad del ejrcito lacedemonio, aunque separados de las tropas propiamente espartanas 102, y pone en boca de Demarato que los otros lacedemonios, periecos, era111 distinguidos (agatho{) y provenan de muchas ciudades. Tucdides tambilll dice que las ciudades periecas enviaban soldados al ejrcito, y cada vez que se refiere a l lo llama lacedemonio, incluyendo a espartanos y periecos l 03 . Jenofonte habla del ejrcito lacedem onio como el ejrcito de la ci udad (las !Topas ele Esparta), englobando en l a los periecos, y pone asimismo de rel ieve un punto muy sign ificativo: los nobles periecos estaban voluntariamente en el ejrcito, y recibiran la educacin estatal que se les imparta a los c iudadanos espartanos l 04. Plutarco tambin indica el papel militar de los periecos y, al igual que Herdoto y Jenofontc, se refiere a la existencia de periecos i lustres; adems, permite suponer que entre los lacedemon ios que no realizaban n ingn trabajo manual haba periecos ( seguramente ricos), que formaban parte del ejrcito l 05.

    Los periecos incorporados al ejrcito eran propietarios de tierras, y Cart ledge acota que muchos estaban desl igados de la produccin directa gracias a la explotacin de esclavos-mercanca 1 06. El hecho de que fueran poseedores de tierras, y que hubiera incluso aristcratas entre ellos, presume la capacidad ele armarse como hopl i tas, ya que por su riqueza no tenan inconvenientes en hacerlo as1 07 . Adems, como parece indicar Jenofonte,

    1 02. HER(JDOTO, IX . 1 1 , 3 : 28, 2: VI l . 234, 2. En rigor. deberamos pensar que la inlervencin perieca tambin habra ocurrido en la batalla de las Termpilas. Hay en HERDOTO, VIl, 202; 205, 2: 228, 1 -3, ciertas inconsistencias numricas que se resolveran considerando las cantidades consignadas por lS('>CRATES, IV, 90, y OIODORO, XI, 4. 2: 5. Cf. CARTLEDGE ( 1 979). 204; LAZENBY ( 1 985), 93: SANTOSUOSSO ( 1 997), 45; HUNT ( 1 998). 3 1 -.\2 : CASILLAS (2000), 1 1 4- 1 5.

    1 0.1. TUCDIDES. V, 54, 1 ; 66; 68, 2'. .104. )ENOFONTE. He/niCll.l', IV. 4, 1 9: Y, 3, 9; 4, 4 1 -42; VI, 5, 2 1 ; VIl, 4, 27. 1 05. PLUTARCO, A&is, VIII. 2: A rato, XXXVIII, 2: C/emenes, XI. 3; Agesi/ao, XXVI, 5. Sobre la cuestin de)

    trabajo manual, SHIPLEY ( 1 997), 202.

    1 06. CARTLEDGE ( 1 979). 1 79; cf. BUSOLT & SWOBODA ( 1 920/26), 664-65; HAMPL ( 1 97), 3 1 -32; LARSEN ( 1 937). 822: 1 1 949) , 665; OLIVA ( 1 983), 6 1 -62; RIDLEY ( 1 974), 288.

    1 07. Ver BUSOLT & SWOBODA ( 1 920/26), 665, y en especial, CARTLEDGE ( 1 987), 40. Ciertamente, como dice el propio CARTLEDGE ( 1 979), 1 79, se tratara de una elite, aunque bastante amplia porque no se agotara en

    70

    Jul in Gallego

    puede que part ic iparan en la instruccin militar espartana, para la cual se hallaran habi l i tados j ustamente por no tener necesidad de trabajar i OB Oc eJa manera, a travs ele su i nsercin en las prcticas de formacin guerrera, los periecos ms d ist inguidos quedaban i n cluidos en las i nstancias educativas y de programacin ideolgica del estado espartano i 09.

    No es improbable que la funcin m ilitar de l os periecos obedeciera no a una coyuntura determinada s i no a razones estructurales propias del funcionamiento del s istema espartano. Esto quizs se relacione con la llamada "revolucin del siglo VI", que dio lugar a una reorganizacin del estado espartano sobre bases enteramente militares 1 1 0. En este contexto, la escasez relativa ele ciudadanos espartanos habilitados para c u mplir con el servicio m i l itar h i zo fact ible que desde poca temprana los periecos fueran incorporados al ejrc i to 1 1 1 . En erecto, si uno de los objetivos principales ele las tropas lacedemonias era el control ele los hi lotas, el reclutam iento de los periecos tena que servir esencialmente a este fin, hecho q ue hara ele los periecos una reserva territorial contra los h ilotas, lo cual, consecuentemente, los hara en c ierta medida responsables por la opresin de stos. De lo cual se sigue que los periecos, o al menos una parte de ellos, tam bin obtenan algn t ipo de beneficio del s istema de dominacin organ izado por Esparta 1 1 2 .

    La causalidad estructural que dio paso a la cooptacin de los periecos acomodados radicaba, por ende, en la falta de ciudadanos adultos que actuaran

    la nobleza sino que incluira a los campesinos. SHtPLEY ( 1 992), 224, indica que la idea de que Jos hoplitas constituan una elite depende de In posicin adoptada.

    108. Esto es lo que sucedera con los trfimos, extranjeros residentes desde nios o nacidos en Esparta que reciban la misma educacin que los ciudadanos. Para esto, HODKINSON (2000), 353 y n. 25, que dice que el trnto dado a los nios de los periecos ms prominentes de Laconia y Mcsenia sera similar al dado a los xnoi y los lniphimoi, Jo cual i mplicaba una forma de patronazgo por la cual los hijos de periecos nobles reciban la educacin para cumplir de por vida con el rol militar, fundando lazos que seguan en la adultez. Cf. CARTLEDGE ( 1 987). 42.

    109. Sobre la educacin espartana, KENNELL ( 1 995), que muestra que el trmino agofi, de l que aqu justamente prescindimos en razn de su argumento, no es de poca clsica sino posterior. Cf. HODK.INSON ( 1 997): CARTLEDGE ( 200 1 ). 79-90.

    1 1 0. Respecto de esta cuestin. ver FtNLEY ( 1 977), 248-52: Moss ( 1 973b); CARTLEDGE ( 1 979), 1 3 1 -59; HODKINSON (2000), 2-4; FORNIS (2003), 72-74.

    1 1 1 . CARTLEDGE ( 1 987). 40, habla de una brecha que fue salvada con el aporte de Jos periecos. Segn se desprende de los porcentajes y las proporciones dadas por FtGUEIRA ( 1 986), 2 1 2- 1 3 , el nmero de periecos creci de un 50'lo a inicios del siglo V a un 70% a comienzos del IV. Por otra parte, se ha tomado como posible evidencia de la presencia de hoplitas periecos en el ejrcito espartano desde poca temprana el hallazgo de figuras de bronce y estelas funerarias en zonas periecas; cf. CARTLEDGE ( 1 979), 1 79. Para HODKJNSON (2000), 222-23, las figurillas halladas en santuarios de Laconia y Mesenia representaran a hoplitas espartanos.

    1 1 2. CARTLEDGE ( 1 979), 1 80; ( 1 987), 1 6, 1 77; cf. SHIPLEY ( 1 992), 224, que seala que el botn de guerra tras una campaa exitosa poda ser uno de los beneficios obtenidos por los periecos.

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  • 1 1!

    . . .

    Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la plis griega y la infantera hoplita

    como soldados (oliganthropa), como lo i ndica Aristteles 1 1 3 . Esta carencia de espartiatas era estructural (aunque algunos creen que slo se hizo evidente tras el terremoto de los aos 460) 1 1 4, lo cual traa i nconvenientes al ejrcito, obli gando a incorporar a los periecos que pudieran costearse el equipo hopl ita. Eran, pues, l as propias pautas de reproduccin de la clase de poder espartana l as que, montadas sobre la estructura social de las pleis lacedem?ni as, determi naban el reclutamiento de los periecos ricos. El modelo de d i ferenciacin social aplicado a los periecos reviste un rasgo generalizador, dado que el carcter de l as fuentes no perm i te un anlisis pormenorizado que considere l as divergencias existentes entre las comunidades. Es factible que en algunas comunas periecas las desigualdades sociales no fueran tan m arcadas, siendo los labradores el sector preponderante.

    Por otra parte, tenemos i n formacin significativa que permite verificar que algunos periecos haban l legado a ocupar puestos de relevancia en el ejrcito Tucdides comenta que haba un comandante naval , Dinadas, q ue era perieco, lo mi smo que Fri nis que actuaba como informador lacedemonio 1 1 5 Jenofonte revela asi m ismo que un perieco l lamado Dexipo haba sido comandante , dando a entender que tambin en otras situaciones hubo cargos relevan tes desempeados por periecosl l 6 _ Conociendo las caractersticas del ejrcito espartano y considerando que los periecos acaudalados, desligados de todo t i po de trabajo, eran los que reciban la educacin m il itar estatal, es seguro que aquellos que accedan a la oficialidad formaban parte de l as ehte; dirigentes periecas. De esta forma, l os aristcratas periecos q uedaban incluidos en el rgimen espartano a travs de las instituciones mil i tares controladas por el estado, que impregnaban y mediatizaban el conj un to de l as relaciones sociales, ocupando as el l ugar de esfera dommante de la soc1edad espartana y cumpliendo un papel ideolgico totalizador.

    Atendiendo al aspecto imaginario de esta dominancia de lo m i l i tar, esta esfera deba brindar la imagen y los valores con los que la sociedad se m iraba

    1 J.'\. ARISTTELES, Poltica. 1 270a 29-34. 1 1 4. Sobre la falta de ciudadanos espartanos y los di versos matices en el anlisis de sus causas, FoRREST

    ( ! 968), 1 3 1 -.>7: CARTLEDGE ( 1 979). 307- 1 8; ( 1 987), 37-43; CAWKWELL ( 1 983): fiGUEIRA ( 1 986); HODKINSO,N

    1 1 989) : 1 1 993 ), 1 48-49, 1 67-7 1 : 1 2000), 399-445. Este hin capi en el carcter estructural de la oi1Ral1fropw 110 implica desconocer el agravamiento el problema a fines del siglo Y. Es evidente que sus efectos mas perniciosos se hicieron notar cuando Esparta empez a verse implicada en ms conflictos, tras el terremoto de 465 y la posterior revuelta hilota. cuya represin termin generan,do la ruptura de la alianza con Atenas Y desarrollo de una rivalidad por la supremaca que slo se resol vena con guerras y operacwnes mt!ttmes ,cada vez ms vastas. Queda claro que en la primera dcada de la guerra del Peloponeso. Esparta no sol tema un bajo potencial humano sino que. adems, se haba reducido

    _notablemente. lo cual remlle a una dmmmca de

    mogrfica que era previa al con n ieto, cuya ocurrenca ayudo a mtenstficar. 1 1 5 . TUCDIDES. VIII. 22, 1 : 6, 4.

    ! 1 6. JENOFONTE. Alllhasis, V, J, 1 5 : cf. V, 3, 4; 6, 36; VI, 4, 1 1 : Helnicas, lit, 2, 1 1 ; VIl, 1 , 25.

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    Julin Gal lego

    a s m isma, entre ellos, la perspectiva del ascenso social . Si el ejrcito era una va de promocin, resulta factible entonces leer a travs de las jerarquas mili tares espartanas ciertos sntomas d e la estratificacin del rgimen lacedemonio. En efecto, cabe pensar que los periecos acomodados, excluidos inst i tucionalmente de la toma de deci siones pol ticas espartanas, hallaban a travs del ejrcito una forma de elevacin y legiti macin sociales. Puede que este ascenso social habil i tara la aceptacin de tales periecos en las deliberaci ones pol ticas, o tal vez en las in stancias previas. Pero esto sera algo excepcional que no se aplicara al conj unto de los periecos, aun cuando formaran parte de la plis lacedemonia. La nocin de ciudadan a se deli neaba a partir de la comunidad espartana, y los periecos, que slo tenan prerrogativas polticas reales dentro de sus propias organi zaciones, se definan pol tica y j urd icamente con respecto a d icho centro de referencia. As pues, a partir de la falta crnica ele c i udadanos espartanos, las e l i tes periecas fueron cooptadas por el est ado sobre la base de su posicin dentro ele sus comunidades, obten i endo ele esta forma pos i b i l idades c iertas de ascens soci al . En tal sentido, l as desigualdades entre l os periecos, al socavar la cohesin interna de las p/eis, producan un grupo que se identi ficaba con el modo espartano de vida, actuando como compensador demogrfico para el ejrcito lacedemonio.

    Sin embargo, el e l evado n mero de periecos con q ue Esparta poda contar en todo momento para enrolar en las filas hopl i tas supone un potencial humano que no se termi naba en l a clase aristocrtica. Si l os 5 .000 espartanos con vocados para la batal l a ele Platea consti luan uno: dos tercios del total de c iudadanos en edad m i l i tar, podra conjeturarse a part ir de esto que los 5 .000 periecos signi ficaran una proporcin al menos s i m i lar con respecto al total dispon i bl e . Esto se DOTO, IX, 1 O, 1 : VIl, 234, 2: 5.000 espartanos de 8.000 disponibles, lo cual hace unos dos tercios. TucfDIDES, 11, 1 O, 2; lit, 1 5, 1 : los l acedemonios y sus aliados aportaban para las campaas dos tercios de sus tropas. Al respect o, CASILLAS (2000), 1 1 5, 1 29. No debe descartarse en este marco la idea de CARTLEDGE ( 1 979), 1 78-79, sobre que los vnculos entre el estado espartano y los periecos eran en algn sentido si milares a los de Esparta y sus aliados de la Liga del Peloponeso. Cabe, pues, que en la leva militar las pautas fueran tambin las mismas.

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  • Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la plis gnq! a y h1 l l i l : l l l l \" 1 1 , 1 ""I ' I 1 L

    jaba a s de tener su vi sta sobre l o s hi lotas n i relegaba tampoco su 1 i d c ra ;: o en el seno de la Liga del Peloponeso y, adems, manejaba las fuerzas su J"i cientes para luchar por la hegemona sobre Grecia.

    Se ha d icho que los periecos destinaban m uchos das al adiestramiento requerido para satisfacer las exigencias que demandaba su i n tegracin en el ejrcito espartano 1 28 Implicaba esto algn tipo de i ncidencia sobre el func ionamiento i n terno de las comarcas periecas, ya fuera en el plano poltico, en el ideolgico o en el econmico? Centrndose en este ltimo, aunque en nt ima relacin con la esfera m i l i tar, Marx i n d icaba con respecto a la comuna antigua lo siguiente:

    "La perduracin de la comuna es la reproduccin de todos los miembros de la misma como campesinos autosuficientes, cuyo plustrabajo, el trabajo de la guerra, etc., pertenece igualmente a la comuna. La propiedad del propio trabajo es mediada a travs de la propiedad de la condicin del trabajo -de la parcela de tiena, a su vez garantizada a travs de la existencia de la comuni dad, y sta a su vez a travs del plustrabajo bajo el servicio guerrero, etc., de los miembros de la comunidad" !29.

    El plustrabajo se define aqu en relacin con el trabajo necesario que cada propietario emplea en su parcela para su propia perpetuacin . Pero en el caso espartano no estamos ante la comuna igua1itaria pensada por Marx, s ino ante una sociedad de clases que ha surgido a partir de la conquista, l a d iferenciacin social y los con fl ictos civi les. La reorgani zacin de la plis tras la srsis arcaica da paso a lo que ha sido denominado, no s in cierto eufemismo, una comuna restaurada l 30, es deci r, el cuerpo de ciudadanos espartiatas func ionando a partir de entonces como clase dom inante. De la conj uncin de las dos condiciones indicadas podra presumirse que J os servicios m il itares de los periecos represen taran un plustrabajo entregado al estado espartano que posib i l i tara la reprod ucci n de la comunidad espartiata y su dom in i o sobre los subordinados a su poder, como los propios periecos y los hi lotas. Pero en tanto que una parte sign i ficativa de los periecos participaba ele los beneficios del sistema espartano, la reproduccin del estado en la que l os propios hoplitas periecos colaboraban deba tambin significar l a perpetuacin de sus comunas agrarias.

    Desde u n punto de v ista terico, podemos i nterpretar l a conscripcin m i l i tar d e J o s periecos dentro d e l a s formas q u e d e Ste. Croix ha analizado b ajo la nocin de explotacin colectiva i ndirecta:

    1 28. Cf. SHIPLEY ( 1 992), 223.

    1 29. MARX ( 1 971 ), 1, 439. 1 30. PADGUG ( 1 98 1 ) alude con esle nombre a la comuna que se crea Iras el quiebre de lo que habra sido

    la comuna anligua, modelo ideal propueslo por Marx.

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    Jul i

  • Campesinos en la ciudad. B ases agrarias de la prlis gt tc: a y la t n l at l l 1' t l o l huph1 . 1

    hay algo vl ido en lo anterior, esto podra apl icarse a los periecos d;MI l' l momento en que las cargas blicas se hicieron cada vez ms pesadas ante la d isminucin del n mero de espartanos. Tal vez fuera entonces cuando los campesinos hoplitas se sintieron abrumados e i ncl inados a evadir la leva m ili tar. Pero no debe olvi darse que, segn Jenofonte, cuando las levas m i l itares se hicieron ms intensas y contin uas, muchos periecos aristcratas (kaloi kagatho) siguieron colaborando voluntariamente l 34 Por qu, entonces, los periecos fueron fieles a Esparta y mantuvieron con ella lazos en general pacficos en un marco que, segn vimos, fue defi n i do como de explotacin imperial ista? La prxima seccin intentar responder a esto.

    4. La inclusin poltica e ideolgica de los periecos Como ya hemos visto, en diversas fuentes l as comunidades periecas son

    denominadas pleis, y segn varios autores as habra que considerarlas no slo por la organ izacin de su espacio (ciudad y campo) sino por el hecho de ser estados. Pero el poder espartano sobre el las impl icaba que carecieran ele autonoma, siendo por ende pleis dependien tes. Se ha sugerido tambin que l a relac in entre Esparta y los periecos sera s imi lar a la existente entre aquella y sus al iados de la Liga del Peloponeso, y que los vnculos que el estado espartano estableci con las aldeas l acedemonias sirvieron de modelo para l a organizacin posterior de la Liga. Pero haba u n a diferencia esencial : m ientras que los al iados ten an voz y voto en las resoluciones de la Liga, en cambio los periecos no participaban en l os mbitos de decisin del estado cspartan o l 3 5 . Tenan ciertamente su propia vida poltica, un gobierno local, s i t ios de culto y quizs l levaran las l i stas del servicio m i l i tar de los periecos enrolados 1 36. Aun cuando dejemos de l ado la idea de que l as comunas periecas eran estados-plis y aceptemos que la apl icac in ele la nocin ele plis por los autores griegos tena un sentido descriptivo (ncleo urbano y campos circundantes), operando las comarcas periecas como subdivisiones cvicas del

    1 34. JENOFONTE, Hel11icas. v. 3, 9.

    1 35 . CARTLEDGE ( 1 979), 1 78-79; ( 1 987), 1 6; SHIPLEY ( 1 992), 222; ( 1 997), 205-6. Esto no representa un estado federal delegado a Jos espartanos. como planteaba LARSEN ( 1 949), 665. HuxLEY ( 1 962), 1 06, n. 1 09, sugera que las comunidades periecas ms cercanas a Esparta tenan menos autonoma que las ms remotas y que sus integrantes podran fcilmente haber sido facultados para tomar parte de las asambleas con la aprobacin del gobierno espartano. Si bien esto no pasa de una mera especulacin poco plausible, puede que existiera la posibilidad de que Jos periecos intluyeran, no que participaran directamente, en decisiones que los afectaban abiertamente -como la guerra-, teniendo en cuenta en especial la relacin de patronazgo entre espananos poderosos y periecos ricos. Cf. HODKINSON (2000), 352-53. Sobre cierta intluencia privada, SHtPLEY ( 1 997), 205. Para Ruz ( 1 997), 2 1 6- 1 7, es probable que los periecos destacados, que participaban en actividades sociales que se desarrollaban en la ciudad de Esparta, pudieran panicipar, si no de la asamblea soberana, al menos s de las deliberaciones previas. Sobre la Liga del Peloponeso, LVY (2003), 2 1 9-37; FoRNIS (2003), 67-72.

    1 36. SHIPLEY ( ) 997), 2 1 0.

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    r l : tdo lacede monio, incl uso en este caso es claro que dichas comunas nece i t : ttan organizarse de algn modo.

    Pero esto no puede considerarse al m argen de los disposit ivos q ue le perr n i t an al estado espartano i n tl u i r directamente sobre los poderes periecos, puesto que Esparta afectaba decisivamente los lazos sociales dentro d e las pleis periecas. En general, se ha coincidido en que los espartanos controlaban a los periecos alindose con la c lase dirigente que mandaba en s us aldeas l 37 Y as como los gobiernos de las c iudades aliadas solan tener un carcter o ligrquico en consonancia con lo que ocurra en la sociedad l acedemonia, algo similar sucedera con los gobiernos periecos. Los terratenientes periecos, cooptados por el estado por medio de la funcin m i l i tar permanente que desempeaban, seran los favorecidos por Esparta, pues este pequeo grupo se .encaramara en l os gobiernos de sus respectivas pleis desarrol lando formas polticas afines a las espartanas. No es necesari o que ocurriera as en todas la comunas, pero la tendencia debe haber s ido esa. Desconocemos el modo en que se concretaran los tratados individuales entre el estado espartano y cada comarca perieca, pero como indica Cartledge, sus relaciones mutuas no necesitan haber estado tan formali zadas 1 38.

    Estas formas de control poltico slo podan organi zarse si exista un consenso importante entre los grupos subalternos y las el i tes ele las pleis periecas. En l neas generales, la lealtad sobre una base consensual en el marco de un gobierno ol igrquico debi ser l a s i tuacin ms comn. Pero puede que esto no siempre ocurriera, y que a veces e l estado espartano debiera interveni r directamente e n l o s asuntos polticos periecos. U na informacin ambigua procedente de un escolio a Pndaro insina que en Lacedemonia haba veinte harmostal 39, esto es, gobernadores espartanos. Las d iscusiones sobre el problema no han dado lugar a n ingn acuerdol 40. Cartledge admite que los espartanos instalaron gobernadores en algunas comunas periecas -Citera, Tirea, Aulon- pero slo por razones estratgicas 1 4 1 . Pero puede que esto acontecieia tambin en funcin de la domi nacin de comunidades dscolas. Tucdides dice que entre los periecos de C itera haba un kytherodkes t 42 enviado anualmente por Esparta con una guarnicin hoplita; una inscripcin del s iglo IV

    1 37. CARTLEDGE ( 1 987), 1 6, 1 77-78.

    1 38. CARTLEDGE ( ) 979), ) 78.

    1 39. Escolio a PiNDARO, Olmpicas, vt, 1 54 sqq.

    140. Vase OuvA ( 1 983), 63, que resume las posturas previas a su trabajo.

    1 4 1 . CARTLEDGE ( 1 979), 1 79. Cf. MERTENS (_2002), 293-94; LVY (2003), 1 47.

    1 42. Literalmente, un "juez para Cilera".

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  • Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de l a plis griega y la i nfante!a hoplita

    habla de u n harnwsts presente aJ J 1 43 Lo interesante es que cuando en 424 Citera fue atacada y tomada por Jos atenienses, el comandante Nicias entabl negociaciones con un grupo de periecos. Cartledge i n fiere que, debido a los confl ictos c i vi les que se desarrollaban desde 427 1 44, "estos quintacolumnistas citerenses estaban en cierto sentido democrticamente incl inados" 1 45 . Esto signi ficara que, en real idad, el delegado espartano y las tropas podan estar en Citera no slo por cuestiones estratgicas sino tambin para controlar las incl inaciones proatenienses de un sector de los periecos que all habitaban 1 46.

    Hay otros datos que permiten avalar la idea de que Esparta estableca harmosta en comunidades periecas en las que se mani festaban ciertos rasgos de disconformidad con la dominacin que sobre ellas se ejerca. Hacia el ao 470, J os argivos haban eri gido en su gora una placa de bronce como tributo a Gnostas, perieco que represent los i ntereses argi vos (prxenos) en la plis perieca de Eno 1 47 ste no es el nico caso de un perieco representante ele una ciudad e n frentada a Esparta, como lo muestra una lista ele prxenoi de la c iudad de Ceos q ue data del s iglo IV y que incluye a un perieco de Cifanta 14ll _ Tales ejemplos supondran que el trato con otras ci udades, q ue Esparta se reservaba, estaba siendo transgred ido por individuos ele ciertas comunas periecas; y aunque no podamos afirmarlo rotundamente, cabe pensar que quizs actuaran con la anuencia de otros periecos. Empujados por Tegea y Argos, egn dice Vitruvio, los periecos de Carias haban tomado durante las guerras mdicas posiciones propersas 149, hecho que supuso una seria afrenta al monopolio espartano de la poltica exterior y los asuntos m il i tares. Carias aparecer nuevamente dispuesta a desentenderse del dominio espartano en el contexto de la invasin tebana 1 50. De los ejemplos comenta-

    1 4:1. TUCIDIDE. IV, 5:1, :1: /G, V, 1 , 9:17. 1 44. Conflictos en los que cada uilis trataba de ganarse el apoyo de Atenas o de Esparta; cf. TucfDIDES, 1 11,

    82. l .

    1 45 . CARTLEDGE ( 1 979), 244. 1 46. En el mismo senlido de lo que argumentamos para Citera podra considerarse la indicacin de JENO

    FONTE, Helnicas, 111 , 3, 8, acerca de que. durante la conspiracin de Cinadn, los gobernantes espananos mandaron capturar a algunos aulonitas, esto s. periecos de Aulon, por sus actividades conspirativas.

    1 47. SEG, 1 .'. 239; cf. CARTLEDGE ( 1 979), 2 1 6. 1 48. /G, XII, 5 ( 1 ). 542. HANSEN (2004b), 1 60-6 1 , extrae de la existencia de prxenoi periecos que fas co

    munas periecas eran efectivamente pleis, porque slo una plis en tanto que estado poda tener tales representantes.

    1 49. VITRUVIO, l . l . 5.

    1 50. JENOFONTE, Helnicas, VI, 5, 25. Tambin seala que Arquidamo degoll a todos los de Carias que agarr con vida cuando la recuper (VI l, 1 , 28). Tal vez se aplicara en estos casos lo dicho por ]SCRATES, XII, 1 8 1 , sobre que los foros daban muerte a los periecos sin juicio previo, aunque Arquidamo no era foro sino hijo del rey Agesilao. Vase BONNER & SMITH ( 1 942), 1 2 1 -23; FORREST (1968), 3 1 , 145; LIVA ( 1 983), 63; FISHER ( 1 989), 43.

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    Julin Gal lego

    dos cabe concluir que el accionar de periecos incl inados a socavar el poder espartano poda constituirse en un aporte para los intentos enem i gos. El estado espartano pudo tratar de v igi lar esto estableciendo gobernadores, cuya presencia no estara moti vada tan slo por asuntos estratgicos, por ms que en todos los casos se tratara de la injerencia ele otra ciudad en territorio lacedemonio.

    Pero esto no supone que los periecos en su conj un to fueran procl ives a rebel arse contra el poder espartano. La i n tervencin ele los periecos ele Turia y Etea en la revuelta mesenia ele 464 tras el terremoto tuvo ribetes tnico-nacionalistas y slo involucr a dos comunas 1 5 1 . La conj uracin de Ci nacln, por otra parte, no revela fehacientemente que los periecos estuvieran a punto de rebelarse 1 52, aunque como dijimos, una parte de ellos q uiz se viera sobrecargada con exigencias mil i tares cada vez mayores l 53 Tal vez fueran stos los que promovieron que varias comarcas periecas se alzaran con tra Esparta durante la invasin de Epaminondas 1 54_ La presencia tebana fue c iertamente importante para que al menos las comunas del norte de Laconia q uedaran fuera del poder espartano -aunque slo fuese momentneamcnte l 55 __ Pero no hay que ol vidar que durante la guerra del Peloponeso muchos poblados costeros periecos fueron saqueados por Atenas, y no obstante siguieron leales a Esparta 1 56. Por otra parte, el caso de Carias antes apuntado

    1 5 1 . TUCDIDES, 1 , 1 0 1 , 2 ; PLUTARCO, Cimrn, XVI, 7. Cf. CARTLEDGE ( 1 979), 1 80, 220- 2 1 , y, particularmente. las perspectivas de SHIPLEY ( 1 997), 1 94-95; ALCOCK (2002), 1 52-53. En su reciente anlisis del surgimienlo de una idemidad mesenia. LURAGHI (2002) ha argu mentado en favor de la importancia de los periecos asentndos al oeste del Taigeto, afirmando su activa presencia tanto en la revuelta como en la posterior separacin de Esparta y la fundacin de Mesene en el ao 369. Cf. RAAFLAUO (2003a), 1 72-73, 1 84-85, que sigue las explicaciones de Luraghi.

    1 52. JENOR >NTE, Helnicas, 111, 3. 4- 1 1 ; ARISlTELES, Poltica, 1 306b 34-:16. Sobre esta conspiracin, CARTLEDGE ( 1 979), 27:1-75, 3 1 2- 1 4; ( 1 987). 1 78-79; DAVID ( 1 979); VATTUONE ( 1 982). Vase ahora LAZENBY ( 1 997).

    1 5:1. SHIPLEY ( 1 992), 225, hace de esto la probable explicacin de que JENOFONTE. Helnica.,. 111, :1, 6, incluyera a los periecos dentro de los que estaban dispuestos a rebelarse junto a Cinadn. Y algo similar seala tambin DAV ID ( 1 979), 248: cf. Gurrz ( 1 892), 394. Tal vez pueda ser ste el contexto apropiado para interpretar los ambiguos pasajes sobre los periecos en !SCRATES, XII, 1 77-8 1 . Sobre estos puntos. vase KAHRSTEDT ( 1 9 1 9), 29 1 ; JONES ( 1 965), 8; SHIPLEY ( 1 997), 20 1 -2, 2 1 5; y en especial, HAMPL ( 1 937), 25, :1 1 ; Mosst ( 1 977); LVY (200:1), 1 39-4 1 . 1 44-46, autores que dan pleno crdito a esta fuente.

    1 54. JENOF ONTE, Auesi/ao, 11, 24; Helnica.\, VI, 5, 32; VIl, 2, 2; PLUTARCO, Agesifao, XXXII, 7. Sobre la situacin espartuna despus de Leuctra. DAVID ( 1 980).

    1 55 . Vase CARTLEDGE ( 1 987), 1 77, 200, 2:1:1, 384, 4 1 1 . 1 56. TUCIDIDES, 11, 25. 1 ; 56, 4-6; 111, 7, 2 ; 1 6, 2; IV, 54-57; VI, 1 05, 2 ; VIl, 20, 2. Segn l a interpretacin de

    EHRENBERG ( 1 957 ), 1 27, tambin ARISTFANES, Paz, 620-28, parece aludir a los ataques atenienses sobre los periecos y otras ciudades del Peloponcso. CARTLEDGE ( 1 979), 249, deduce que tal vez hubiera cierto descontento entre los periecos por la guerra. Para CASSIO ( 1 982), :18-9, el pasaje no alude a los periecos. Pero HARVEY ( 1 994), 4:1, piensa que Aristfanes no slo se refiere a los periecos en la Paz sino tambin en Lisstrata, 1 1 4 1 -44.

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    se dio en el marco de la in vasin tebana del terriitorio lacedemonio que llevara a la derrota espartana, la prdida de Meseniia y la separacin de algunas pleis periecas del norte de Laconia. Una de las; razones de la falta de acciones colectivas de los periecos como grupo resitdira en las cambiantes condiciones locales de las distintas comunidades as como en las abruptas distancias entre e l l as que incentivaran los particularismos culturales y las diferencias tnicas. Y si bien la separacin entre !la propia ciudad de Esparta y la mayora de las comarcas periecas pudo habe1r l imitado la intervencin del estado, los espartanos pudieron ir sujetndolas una por una, desalentando as cualquier posibi l idad de unin entre comunas periecas, lo cual hubiera aumentado su fuerza y s u peso poltico dentro del estado, desarrollando un poder capaz de competir con Esparta 1 57.

    Otra aproximacin relevante a las formas de i 1nclusin de los periecos radica en la supuesta u nidad tnica existente entre e spartiatas y periecos l 58, considerados descend ien tes de Lacedemn, un ant ,epasado comn a ambos. La importancia de este hecho reside en que referir:a el origen de los grupos a un antecesor heroico. Recientemente, Hall h a heclho la importante proposicin de que, dada l a existencia de l a palabra lacedemonio (ra-ke-da-mo-ni-jo) l 59 en tab l i l l as m icnicas de l ineal B del siglo XIII procedentes de Tebas, es probable q ue antes de convertirse en periecos, es decir, antes de caer en dependencia, fueran ya lacedemonios. Posteriormente, los espartanos se habran apropi ado de d icha ident idad en funcin de proponerse como custodios del legado lacedemon io . Todo esto podra servir para expl icar cierta indulgencia en el proceso de d o m inacin espartana sobre los periecos, as como la extendida l eal tad de stos hac i a Esparta hasta el siglo IV. Y Esparta j ustificara as su predom i n i o dentro de la identidad lacedemonia 1 60_

    Esta con fluencia tnica ira de la mano con la rel igiosa. Como seala Parker, los dioses relevantes de la rel igin espartana: rtemis, los Discuros,

    1 57 . FORREST ( 1 968), 30-34, indica lo remoto de la ubicacin de muchas comunas periecas respecto de Esparta: SHIPLEY ( 1 992), 2 2 1 -22, 223-24, destaca cmo influira esto en una posible rebelin, la importancia de las diferencias tnicas y culturales y el hecho de que Esparta pudiera ir dominando a las pleis periecas una a una. CARTLEDGE ( 1 979), 1 85-87, plantea la idea de un freno espartano a la unin de comunas periecas. En cuanto a la existencia de diferencias entre las comunas, de modo general, cf. OLIVA ( 1 983), 6 1 -64; LARSEN ( 1 949), 665.

    1 58. Cf. HAMPL ( 1 937), 2 1 - 24: un etnia nica, l..nkedaimnioi, que abarca a ambos grupos; SHIPLEY ( 1 997), 203-4: espartanos y periecos unidos bajo un paraguas tnico nico. OLIVA ( 1 983) 57-6 1 , brinda una sntesis de los enfoques previos.

    1 59. La palabra aparecera como un topnimo, o un patronmico, pero ciertamente no como una nombre tnico.

    1 60. HALL (2000), 85-87; cf. (2002), 53.

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    Jul i n Gallego

    Poseidn, y en especial Apolo, tambin lo eran para los periecos l 6 1 . Resu l ta i nteresante en este contexto una mencin de Estrabn sobre l a celebrac i n de hecatombes anuales q ue se asociaran al hecho de que Esparta, seg n el autor, era "la de las c ien c i udades" 1 62, en alusin al nmero de comunidades periecas que formaban parte del estado lacedemon io. Si esta fiesta, al igual q ue la denominada Promaq u i a 1 63, denotaba una forma de incluir al subordinado pero sin dejar de marcar las distancias con l, entonces puede interpretarse que la renovacin ao tras ao de este ritual permita al estado espartano dar un l ugar y una jerarqua a las comunas periecas: i ntegraban Esparta, estado n ico al q ue l as pleis periecas deban responder. La ri tual i zaci n de l a relacin entre espartanos y periecos a travs del culto de las divinidades supona una obligacin re l igiosa y moral que stos no podan e l u d i r s i n ofender a los d ioses y, seguramente, a los reyes c uya med iacin l i trgica era central 1 64 Los reyes ten an ascendencia d i vi na; y segn Herdoto , los periecos deban rendirles honores en sus funerales, remarcando as q ue n o slo eran los reyes de los espartanos s i n o tambin los suyos propios, a los q ue deban dar parte de sus t ierras y bajo cuyas rdenes los periecos concurran a campaas m i l itares q ue eran tambin las suyas 1 65 . Todo lo cual fortalece la idea de q ue los periecos adoptaban los val ores c u l turales de sus superiore s l 66

    Hay un hecho relevante que se encuadra en este marco. Se trata de ciertas carreras hpicas real izadas en Lacon i a y Mesenia en las q ue part i c i paran espartiatas y periecos, segn se puede deducir de la i nscripcin de un tal Damonon 1 67, ganador de muchas carreras de carros y cabal los. Para Cartledge n o se debe descartar ver en esto una de las " formas segn la cual un esparta-

    1 6 1 . PARKER ( 1 989). 1 45 y n. 1 5 : los periecos tenan sus propios santuarios, festivales, competencias. orculos. El autor sigue la evidencia que brinda PAUSANIAS, 111. ptusim, y la arqueologa para la era arcaica en CARTLEDGE ( 1 979). 1 85-93.

    1 62. ESTRAB(lN, Vtlt, 4, 1 1 . 1 63 . PARKER ( 1 989), 1 45-46, segn SOSIBIO, FGH, 595 fr. 4 (= ATENEO, 674 a-b).

    1 64. HERDOTO, VI, 56-57: JENOFONTE, Repblica de los lacedemonios, Xttl, 1 1 ; xv, 2; ARISTTELES, Pullita. 1 285a 6. PARKER ( 1 989). 1 43-44, 1 52-54, 1 57-58.

    1 65. HERDOTO, VI, 58, 2-4. Cf. CASILLAS ( 1 993).

    1 66. Esta idea se ha impuesto progresivamente: HOLLADAY ( 1 977a). 1 23-24; CARTLEDGE ( 1 979), 98, 1 95 ; CAWKWELL ( 1 983). 39 1 ; PARKER ( 1 989). 1 45 : contra, RIDLEY ( 1 974), 1 87. L o cual no significa que los periecos tuvieran intereses simi lares a los espartiatas. Es posible que algunos periecos supieran leer, algo despreciado por el sistema cultural espartano. HoDKINSON ( 1 994), 2 1 8, n. 9, sugiere que quizs algunos periecos pudieron actuar como intermediarios letrados entre Esparta y el mundo exterior, rol que les permitira a los espartiatas acceder a la escritura. En efecto, el horizonte cultural de los periecos no tuvo que haber sido necesariamente el de un espartiata promedio. Ver !SCRATES, xn, 25 1 .

    1 67. IG, v, 1 , 2 1 3, traducida al ingls con un anlisis posterior en HODKINSON.(2000), 303-7; cf. asimismo,

    Cap. 1 O, passim, donde el autor pondera el valor de la posesin de caballos como smbolo de riqueza.

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    no poda sacar ventaj a d e la uni l'icaci n poltica de : Laconia y Mesenia y a la vez enfatizar su superioridad econmica sobre sus rrivales y subordinado periecos" 1 68. Las carreras hpicas permitan, pues, la 1 inclusin de los periecos (seguramente aristcratas que podan criar caballos)) en los cnones ideolgicos y sociales espartanos, y tambin nos exhiben el rmodo en que las e l i tes periecas se subordinaban a las jerarquas socialmente : rectoras en Esparta.

    Fuera por la eficacia de la vigi lancia espartana sotbre las comarcas s ituadas en zonas estratgicas o por el efectivo control de lasS actividades de los periecos disconformes, fuera por la inhibicin de las maniifestaciones colectivas de los periecos contra el estado a causa de la separaci in entre las comunas o, m

  • Campc:;inos> en la ci udad. Bases agrarias de l a plis griega y la i n fantera hoplita

    Selasia 1 77 David hace una i nterpretacin distinta, pues opina que los periecos cumplieuon con la promesa hecha a los tebanos de rebelarse contra los espartanos p'rovocando la separacin de muchas comunas. Pero dado que Jenofonte dice: que se haban separado muchos periecos y todos los hi lotas, los pasajes debe:ran referirse a l os de Mesenia. Es claro que en Laconi a los hilol as s igu ierotll bajo el poder espartano, lo mismo que las pleis periecas que fueron saqueadas 1 78 _ Por lo tanto, Jenofonte hablara de todos los que hasta entonces eram hi lotas y muchos de los que eran periecos en Mesen ia, y q ue tras el triun fo tebano se i ndependi zaron 1 79. M ientras tanto, las comunidades de Laconia permanecieron leales a Esparta porque las el ites que las gobernaban estaban cooptadas por el estado, ejercan algunos puestos de jerarqua dentro del ejrcito mediante el cual ascendan socialmente, reciban la educacin m i l iuar impartida por el estado y compartan con la aristocracia espartana J os valmes i deolgicos dominantes. Todo esto contribua para que la reproducci1n del rgimen sociopoltico lacedemonio significara, a la vez, la perpetuacin de las e l i tes periecas como grupo de poder. De al l que stas jams buscaram la separacin de Esparta, al menos hasta la batalla de Leuctra.

    A part ir d1e lo desarrollado, adquiere un importante contenido de dominacin ideolgica la forma en que se definan los periecos en relacin con Esparta. Etimolgicamente, la palabra peroikoi significaba "los que habitan alrededor". !Usada por los espartanos, esta idea denotara la posicin relativa de l os periecos tal como eran vi stos por aqullos 1 80. De este modo, l os periecos eran co111Siderados como marginales con respecto al lugar central y fundante que Jos espartanos ocupaban y a partir del cual se definan las posiciones relat i vas de las dems clases sociales de la Esparta c lsica. Y algo similar se podra derivar del divorcio entre ciudad y campo existente en Esparta 1 8 1 . En Atenas y otras c iudades, las comunidades aldeanas -semejantes en ms de un sentido a pequeas pleis- quedaron integradas a la estructura del estado y sus hab i tantes pasaron a formar parte del cuerpo de ciudadanos. En Esparta, en cambio, las aldeas periecas jams recibieron el estatuto de organizaciones

    1 77. Cf. JENoFONTE, Helnicas. VI, 5, 27; VIl, 4, 1 2. LURAGHI (2002), 62, seala que algunas de las comunidades periecas de Mesenia continuaron, por una razn u otra. l igadas a Esparta despus de 369, tales como Asine, Motone, Ciparisia y Cori fasion.

    1 78. Cf. JENO FONTE, Helnicas, VI, 5, 28-29; 32. 1 79. DAVID ( ] 980). 301 -3. Acerca de estos periecos, CARTLEDGE ( 1 979), 299. LURAGHI (2002), 62 Y n. 98,

    110 analiza el pa.9aje (Helnicas, VIl, 2, 2) de la misma manera. Segn el autor, l a visin genrica que brinda all Jenofonte nd se condice con los datos que l mismo da respecto de los 6.000 hilotas dispuestos a l uchar por Espm1a bajo la promesa de ser liberados si lo hacan bien (ibid . . VI, 5, 29).

    1 80. Cf. SHIPI EY ( 1 992), 225. 1 8 1 . 0SBORNI ( i 'IX7). 1 2 1 -23; cf. 96-97.

    J u lin Gal lego

    del estado, por ms que cumplieran funciones prcticas i nherentes a las subdivisiones cvicas que en cierta medida pueden haber s ido anlogas a las de los demos ticos. Por esta razn, las comunidades periecas fueron vistas como pleis, aun cuando pudieran funcionar como partes constitutivas del estado lacedemonio, como propuso Mertens. La demarcacin estricta entre el asentamiento central de los espartanos y las reas donde los periecos tenan sus aldeas implic una conjuncin de los nombres tnicos totalmente distinta a la ocurrida en Atenas: mientras que all cualquier c iudadano se identificaba indist i ntamente como ateniense y como tico, en Laconia, en cambio, slo los hmoioi eran al mi smo tiempo espartanos y lacedemonios, en tanto los periecos slo eran reconoci dos como lacedemonios que procedan de alguna ele las m uchas pfeis que ellos habitaban y q ue los espartanos haban incorporado a la organi zacin poltica que l ideraban baj o condiciones de subordinacin m i l i tr y cul tura1 1 82

    En este sentido, la si tuacin de los periecos elcos parece ser comparable con la lacedemonia, aunque el s istema de pfeis periecas no haya tenido en l ide ni la estabi l idad n i la duracin que se verifica en el caso espartano. En primer lugar, a finales del siglo VI a.C. se haba constituido una alianza mili tar liderada por los eleos que supeditaba a su poder a un conj unto de pleis, aunque seguan siendo tratadas como tales. En segundo lugar, el carcter rural de los establec imientos periecos eleos est claramente i ndicado por Jenofonte al sealar que cuando Esparta venc i a l ide no le quit el control sobre Olimpia debido a que "los que se lo d i sputaban eran unos campesinos (khortai) incapaces de administrarlo" l 83. En tercer lugar, aunque no est cl aro s i los eleos consideraban periecos a los habitantes de las pleis que haban subordinado a travs de la c itada alianza, di versas fuentes s lo hacen, y Pausanas indica que cuando l ide reci bi el ultimtum espartano de dejar li bres a los periecos, replic que lo hara cuando viera a las perioikdes pleis de Esparta i gualmente l ibres, lo cual supone que los periecos eleos tenan una posicin s imilar a los l acedemon ios 1 84. Otra comparacin de la situacin de los

    1 82 . Cf. SHIPLEY ( 1 992). 223.

    1 83 . JENOFONTE. Helnicas. 111, 2, 3 1 .

    1 84. /hid., 1 1 1 , 2 , 23: DIODORO. IV, 1 7, 5 ; PAUSANIAS, 111, 8 , 3 . Sobre los periecos de lide, RoY ( 1 997a); (2002), 25 1 -53, que identifica a las comunas periecas, comprueba el carcter de p/eis de estas organizaciones y las que pertenecan al estado eleo propiamente dicho, da cuenta de las l i mitaciones al control e leo sobre los periecos y analiza finalmente las relaciones de lide con sus periecos (deberes financieros, participacin en cultos religiosos, etc.), haciendo especial hincapi en las obligaciones militares asumidas por los periecos Iras la organizacin de la alianza lidera por lide. Cf. tambin Rov ( 1 997b). Recientemente el problema de la relacin entre lide y los periecos ha sido reconsiderada por RuGGERI (2004), que estudia los efectos de la guerra entre Esparta y lide, cuya consecuencia es la l iberacin de los periecos eleos gracias a la intervencin espartana, as como la posterior restauracin del dominio de lide sobre sus pleis periecas tras la derrota de los espartanos a manos de los tebanos y sus aliados.

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  • e . l l l i J ll' I I IOS l! l l la ci udad . Bases agrarias de la p6/is griega y la i n fantera hopl ita

    J ll!riccos lacedemonios se halla esbozada en P l utarcol 85, pero refirindose en este caso a l a relacin de Tebas con las ciudades beocias a e l la subordi nadas. Varios pasajes de Jenofonte catalogan a dichas ciudades como perioikdes pleis, lo cual tendra un sign i ficado aparentemente topogrfico 1 86, pero no debe descartarse cierta idea v inculada con la situacin de los periecos en Esparta, comenzando por la falta de autonoma que caracterizara tanto a las pleis lacedemonias como a l as que Tebas avasallara a travs de la confederacin beoc i a 1 87 Segn los testimonios que se poseen para este caso, cabe decir que tambin aq u lo m i l i tar sera el eje estructurante del v nculo entre Tebas y l as com unidades subordinadas.

    De todos modos, ms al l de la condicin que se les hubiera asignado a las pleis o a l as aldeas que dependan de un estado dominador como Esparta o l ide, lo que asi m i l a a ambas es el hecho de la exclusin de los habitantes l i bres d e dichas comunidades de la part icipacin directa en las esferas d e decisin poltica, a la vez que su i n tegrac i n en las filas mi l i tares de acuerdo con el patrn del labrador hopl i ta, que parece ser un modelo ms extendido que el del granjero con ci udadana plena. S i guiendo este cri terio, cabe concluir que los periecos l acedem onios, en efecto, carecan grupalmente de poder para incidir sobre las resol uciones que los espartanos tomaban en la asamblea, pero esto no los d i ferenciaba sobremanera de otras poblaciones que tamb in gozaban de la posibi l idad de desarrol l ar una vicia rel at ivamente autogobernada dentro de sus organizaciones comunitarias, aun cuando fueran dependientes de una plis mayor en el terreno pol t ico-mil i tar.

    1 85. PLUTARCO, Agesi/ao, XXVIII, 1 -2; cf. PAUSANIAS, IX, 1 3 , 2.

    1 86. JENOFONTE, Helnicas, V, 4 ,46; 63; VI, 4, 6. SHIPLEY ( 1 997), 2 1 0 , 220-21 .

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