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15 de enero de 2013. La libreta mencionaba lo siguiente: “Cabello perfecto, camisa desfajada, pantalón un poco debajo de la cintura, mismos tenis, mismo rostro, perfección como un muñeco”. Muchas veces solía pasear por los alrededores de la ciudad y observar a toda aquella persona que transitaba por la vereda. Prisas; estrés; indiferencia. Posiblemente ninguno de ellos me haya notado, aquel “loco” con una libreta en mano, apuntando a detalle cualquier cosa que suscitara en el ambiente, por el suelo y por las miradas. Más de alguna vez me atreví a ver con deseo a uno que otro sujeto; Sin embargo, solo era un segundo, un placer efímero y pobre de reciprocidad. Aquella mañana hacía frío, mi reloj marcaba las siete y media y aún no llegaba a mitad de camino. Regañe a mi yo interior como solía hacerlo, en silencio, a solas con aquel sujeto. Ni siquiera las aves ni cualquier otro animal, podía hacer un sonido que fuera tan fuerte como el del motor de combustión. En mis manos cargaba, además, un puño de hojas que eran irrelevantes a lo que yo me dedicaba; Teoría de las Cuerdas. Si bien no era mi campo, había algún tipo de fascinación por aquel tema. Un suspiro y mil suspiros, así me sentía yo, tan pequeño como un gigante en mi Universo. 15 de enero de 2013. 1. … No me gustaba ir a la escuela, después de todo, ¿para que servía? Ni el esfuerzo sobrehumano de mi madre por hacerme el lonche o el esfuerzo de los demás por llegar temprano a sus trabajos. Es decir, ¿a quien le importa todo eso? Pobre cada y uno de ellos, si Dios quiere yo no voy a trabajar y mejor aun, voy a ser rico! Los locales siguen cerrados y los autos circulan todo el tiempo, casi me darían ganas de robarme uno y solo para no tener que agarrar el desgraciado camión ni el metro ni nada. ¿Qué me ve? ¿Qué apunta? Hizo contacto visual conmigo y casi parecía que me sacó mi información en ese momento. 03 de marzo de 2013. “Sujeto llega tarde 5 minutos a la estación del metro. Su físico es inmutable, aunque… ¿está haciendo ejercicio? Espera! Ha cambiado en algo, se ve… mejor.” Una nueva libreta tenía por encabezado lo anterior. Me he dedicado a estudiar a aquel sujeto, no he cumplido mis obligaciones todo por este lindo y enfermo capricho. Mis ojos piden ver su rostro, su caminar, incluso sus bostezos y hasta su manera de ponerse la mochila. Si quisiera relacionarlo con la semiótica quizá falle en mi intento por explicar, aunque, después de todo, no vale la pena mencionar cosas teóricas en mi obsesión. Podría tomarle de la mano o quizá podría preguntarle su nombre… ¿qué me podría contestar? Apunté todas las respuestas posibles en mi libreta nueva, dedicada única y exclusivamente para él. ¿Por qué? ¿Por qué él en vez de algo material? ¿Me serviría si empezara a creer en una deidad para poder llegar a mi cometido? No, tengo que olvidarlo, aquello no es más que una locura mía, así como el poema diario que ya era una parte fundamental de las páginas en blanco, justo a las siete y cuarenta minutos, plasmaba algo tan bello como su presencia. 04 de marzo de 2013. 2. “El encuentro” -Disculpe. - Cuida por donde vas…

15 de enero de 2013

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Prosa poética sobre experiencias mundanas en Guadalajara.

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Page 1: 15 de enero de 2013

15 de enero de 2013. La libreta mencionaba lo siguiente: “Cabello perfecto, camisa desfajada, pantalón un poco debajo de la cintura, mismos tenis, mismo rostro, perfección como un muñeco”.

Muchas veces solía pasear por los alrededores de la ciudad y observar a toda aquella persona que transitaba por la vereda. Prisas; estrés; indiferencia. Posiblemente ninguno de ellos me haya notado, aquel “loco” con una libreta en mano, apuntando a detalle cualquier cosa que suscitara en el ambiente, por el suelo y por las miradas. Más de alguna vez me atreví a ver con deseo a uno que otro sujeto; Sin embargo, solo era un segundo, un placer efímero y pobre de reciprocidad. Aquella mañana hacía frío, mi reloj marcaba las siete y media y aún no llegaba a mitad de camino. Regañe a mi yo interior como solía hacerlo, en silencio, a solas con aquel sujeto. Ni siquiera las aves ni cualquier otro animal, podía hacer un sonido que fuera tan fuerte como el del motor de combustión. En mis manos cargaba, además, un puño de hojas que eran irrelevantes a lo que yo me dedicaba; Teoría de las Cuerdas. Si bien no era mi campo, había algún tipo de fascinación por aquel tema. Un suspiro y mil suspiros, así me sentía yo, tan pequeño como un gigante en mi Universo.

15 de enero de 2013. 1. … No me gustaba ir a la escuela, después de todo, ¿para que servía? Ni el esfuerzo sobrehumano de mi madre por hacerme el lonche o el esfuerzo de los demás por llegar temprano a sus trabajos. Es decir, ¿a quien le importa todo eso? Pobre cada y uno de ellos, si Dios quiere yo no voy a trabajar y mejor aun, voy a ser rico! Los locales siguen cerrados y los autos circulan todo el tiempo, casi me darían ganas de robarme uno y solo para no tener que agarrar el desgraciado camión ni el metro ni nada. ¿Qué me ve? ¿Qué apunta? Hizo contacto visual conmigo y casi parecía que me sacó mi información en ese momento.

03 de marzo de 2013. “Sujeto llega tarde 5 minutos a la estación del metro. Su físico es inmutable, aunque… ¿está haciendo ejercicio? Espera! Ha cambiado en algo, se ve… mejor.” Una nueva libreta tenía por encabezado lo anterior.

Me he dedicado a estudiar a aquel sujeto, no he cumplido mis obligaciones todo por este lindo y enfermo capricho. Mis ojos piden ver su rostro, su caminar, incluso sus bostezos y hasta su manera de ponerse la mochila. Si quisiera relacionarlo con la semiótica quizá falle en mi intento por explicar, aunque, después de todo, no vale la pena mencionar cosas teóricas en mi obsesión. Podría tomarle de la mano o quizá podría preguntarle su nombre… ¿qué me podría contestar? Apunté todas las respuestas posibles en mi libreta nueva, dedicada única y exclusivamente para él. ¿Por qué? ¿Por qué él en vez de algo material? ¿Me serviría si empezara a creer en una deidad para poder llegar a mi cometido? No, tengo que olvidarlo, aquello no es más que una locura mía, así como el poema diario que ya era una parte fundamental de las páginas en blanco, justo a las siete y cuarenta minutos, plasmaba algo tan bello como su presencia.

04 de marzo de 2013. 2. “El encuentro”

-Disculpe.

- Cuida por donde vas…

Page 2: 15 de enero de 2013

Ya se había hecho el primer contacto físico, un logro para ambos pues sus ojos se cruzaban cada mañana sin poder expresar cuánto deseo existía en sus cuerpos. Casi por instinto ambos se sonrieron, a propósito habían chocado entre sí y si alguno decía lo contrario estaría mintiendo, cubriendo uno de sus acciones más obvias. Uno recogía su libreta y el otro solo se quedaba estético, mirando las manos y brazos de aquel “observador”.

3. “La noche”