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15. EL CONOCIMIENTO DEL BIEN

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15. EL CONOCIMIENTO DEL BIEN

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15. EL CONOCIMIENTO

DEL BIEN• 1. EL CONOCIMIENTO Y

DESARROLLO DE LA VIDA MORAL: LA SINDÉRESIS

• 2. LA VIRTUD DE LA SABIDURÍA

• 3. LA PRUDENCIA• 4. LA FE, EL

CONOCIMIENTO DE DIOS COMO BIEN DEL HOMBRE

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1. EL CONOCIMIENTO Y DESARROLLO DE LA VIDA MORAL: LA SINDÉRESIS

• 1.1. LA NATURALEZA DE LA SINDÉRESIS• 1.2. SINDÉRESIS, CIENCIA MORAL Y

PRUDENCIA• 1.3. SINDÉRESIS Y APERTURA A DIOS

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1.1. LA NATURALEZA DE LA SINDÉRESIS

• La razón conoce la verdad y el bien gracias a dos hábitos intelectuales básicos, el entendimiento y la sindéresis.

• La sindéresis es el conocimiento de los principios morales evidentes; es un hábito innato

• Viene de syntereo observar, vigilar atentamente

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• Es el comienzo y la guía natural de toda la vida moral de la persona

• PRINCIPIO AMA EL BIEN, EVITA EL MALEl bien conocido interpela a la persona

exigiéndole una respuesta personalNo hay dos niveles: un mínimo para todos y

luego los que quieren alcanzar la perfección

Todos llamados a todo el bien

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Sindéresis: protoconciencia

• Puede errar, pero sin este primer principio carecería de la orientación fundamental para poder juzgar la bondad o malicia de las acciones

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1.2. SINDÉRESIS, CIENCIA MORAL Y PRUDENCIA

• La sindéresis es universal, por eso para aplicarse a lo particular se necesita la prudencia

• El proceso que va desde el juicio universal de la sindéresis al juicio particular de la prudencia es la experiencia moral

• La reflexión sobre la experiencia moral es la ciencia moral

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1.3. SINDÉRESIS Y APERTURA A DIOS

• La sindéresis es una apertura al bien en general, al ser Dios el bien Absoluto; hay una apertura natural a Dios

• Que el bien supremo sea Dios no lo afirma la sindéresis, sino la sabiduría, virtud de la razón especulativa

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2. LA VIRTUD DE LA SABIDURÍA

• 2.1. LAS CONDICIONES PARA ALCANZAR LA SABIDURÍA

• 2.2. LA SABIDURÍA Y LAS VIRTUDES INTELECTUALES

• Conocimiento de Dios y dirección y configuración de todos los saberes y de toda la vida según ese conocimiento

• La sabiduría se concreta de modo sistemático y científico en la metafísica

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• Nace del amor a la verdad y es la cima de la actividad cognoscitiva

• La sabiduría nunca es plena, sólo en la vida eterna veremos tal cual es

• La sabiduría es deber y don

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2.1. LAS CONDICIONES PARA ALCANZAR LA SABIDURÍA

• Libertad de la voluntad sobre las pasiones• Tiempo al estudio, reflexión y aprendizaje• Ambiente intelectual y moral

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2.2. LA SABIDURÍA Y LAS VIRTUDES INTELECTUALES

• Ordena y juzga las demás virtudes intelectuales, siendo la ciencia arquitectónica de todas ellas

• Toma el conocimiento de Dios como criterio de pensamiento y regla de actuación

• Refuerza el deber moral porque nos da a conocer que es Dios quien solicita nuestro buen obrar

• Junto con la humildad es la raíz de la virtud de la religión

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3. LA PRUDENCIA

• 3.1. LA PRUDENCIA NECESITA LAS VIRTUDES MORALES

• 3.2. PRUDENCIA Y CONCIENCIA• La prudencia tiene como objeto razonar sobre

las acciones concretas• No sólo pertenece a la razón sino también a la

voluntad, si bien formalmente es una virtud intelectual, su materia es moral

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Tipos de prudencia

• PRUDENCIA PERSONAL: Por la que cada uno dirige sus actos personales

• PRUDENCIA SOCIAL: Se refiere al bien común de la sociedad

• Como virtud de la razón práctica es cognoscitiva e imperativa, primero conoce la realidad y luego juzga lo que hay que hacer e impera

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3 actos

• 2 cognoscitivos 1 volitivo• Consejo y juicio práctico, el volitivo es el

precepto, imperio o mandato• No puede haber vida virtuosa sin prudencia,

no puede haber bien sin verdad y la prudencia enlaza directamente con la verdad

• Se le ha llamado genitrix virtutum, sólo la persona que actúa de acuerdo con la verdad puede ser justa, fuerte y templada

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3.1. LA PRUDENCIA NECESITA LAS VIRTUDES MORALES

• Para poder conocer la verdad, ver las cosas como son es necesaria la buena disposición de la voluntad, las virtudes morales

• Además las virtudes son necesarias para poner en práctica la acción que se ha elegido, no dejarse frenar por la cobardía, la pereza, o la soberbia

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3.2. PRUDENCIA Y CONCIENCIA

• El juicio de la conciencia es un juicio sobre la licitud moral del acto singular, es la comparación entre la norma y el acto singular

• El juicio de la prudencia es un juicio sobre la oportunidad y conveniencia del acto singular, asegura la rectitud moral de la puesta en práctica de ese acto

• Cuando se realiza una acción mala no falla la conciencia falla la conciencia, sé que está mal, pero lo hago, porque pienso que me conviene

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4. LA FE, EL CONOCIMIENTO DE DIOS COMO BIEN DEL HOMBRE

• 4.1. LA NATURALEZA DE LA FE• 4.2. LA FE Y LOS DONES DEL ESPÍRITU• 4.3. LA RAZÓN ILUMINADA POR LA FE Y LOS

DONES: LA PRUDENCIA CRISTIANA• Se estudia la fe como virtud subjetiva, la fides

qua creditur, no las cosas que se creen la fides quae creditur, tampoco cómo brota la fe ni los preámbulos de la fe , sino el acto de fe mismo

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4.1. LA NATURALEZA DE LA FE

• Respuesta del hombre a la iniciativa primera de Dios

• A. la fe es asentir voluntariamente lo que Dios ha revelado, no sólo es nuevos conocimientos sino un nuevo modo de pensar y actuar, propios de los hijos de Dios, mirar toda la realidad desde la perspectiva de Dios, sub specie aeternitatis

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• B. la persona se adhiere incondicionalmente a Dios entregándole el homenaje del entendimiento y la voluntad

• C. la virtud de la fe implica vivir de fe, vida sobrenatural

• Los actos de esperanza y caridad son fruto de un acto de conocimiento

• El acto de fe es inicio y fundamento de la vida sobrenatural

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La fe es todo lo contrario de tener los

ojos vendados

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• La fe requiere una vida que esté de acuerdo con la verdad reconocida y profesada, por eso según S.Pablo la fe actúa por la caridad

• La fe es perfeccionada por los dones del ES especialmente por los del entendimiento, ciencia y sabiduría

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MOTIVOS PARA CREER

“El médico se fía del piloto. Y el piloto se fía del médico. Y el médico y el piloto se fían de la cocinera, porque no todos sabemos distinguir las setas venenosas de las comestibles. Tenemos que fiarnos unos de otros. Y resulta que un hombre que se fía del médico, del piloto y de la cocinera, después no se fía de Dios. Pero es más. Es que el hombre que no cree en Dios tiene que creer cosas mucho más inexplicables que los que creemos en Dios. Por eso decía el premio Nobel de Medicina, Alexis Carrel: “No soy tan crédulo como para ser incrédulo”.

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¿ES LA FE UN CONOCIMIENTO CIERTO Y LIBRE?

Es más cierto que todo conocimiento humano porque se funda en la autoridad de Dios que revela.Dios no puede engañarse ni engañarnos.Es un acto libre porque hay que querer creer.Dios que respeta nuestra libertad no nos deslumbra con su verdad.La fe es necesaria para la salvación.El cristiano debe vivir conforme a su fe.

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CAPÍTULO III: LOS HOMBRES RESPONDEN A DIOS21. ¿Qué es la fe?

La fe es saber y confiar. Tiene siete rasgos: La fe es un puro don de Dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente.

La fe es la fuerza sobrenatural que nos es necesaria para obtener la salvación.

La fe exige la voluntad libre y el entendimiento lúci do del hombre cuando acepta la invitación divina.

La fe es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús.

La fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor.

La fe aumenta si escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio vivo con él.

La fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del cielo. [153-165, 179-180, 183-184]

Muchos dicen que creer les parece poco, que quieren saber. Pero la palabra «creer» tiene dos significados diferentes: cuando un paracaidista pregunta al empleado del aeropuerto: «¿Está bien preparado el paracaídas?», y aquél le responde, indiferente: «Creo que sí», no será suficiente para él; esto quiere saberlo seguro. Pero si ha pedido a un amigo que le prepare el paracaídas, éste le contestará a la misma pregunta: «Sí, lo he hecho personalmente. ¡Puedes confiar en mí!». Y el paracaidista replicará: «Te creo». Esta fe es mucho más que saber: es certeza. Y ésta es la fe que hizo partir a Abraham a la tierra prometida, ésta es la fe que hizo que los MÁRTIRES perseveraran hasta la muerte, ésta es la fe que aún hoy mantiene en pie a los cristianos persegui dos. Una fe que afecta a todo el hombre.

26

I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-527)

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Las razones para creer son suficientes, pero no evidentes pues Dios quiere que el hombre le acepte libremente y no a la fuerza.

Las verdades de la fe son razonables y ciertas. Las podemos creer con toda firmeza, pero no se nos

imponen con una evidencia aplastante, pues entonces la fe no sería meritoria, y Dios ha dispuesto que en esta vida merezcamos con la virtud de la fe.

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LUMINOSA OSCURIDAD DE LA FE

La fe es suficientemente oscura para que la adhesión a ella sea libre; y al mismo tiempo bastante clara como para que la dicha adhesión sea razonable. La fe es segura y oscura al mismo tiempo.

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Por eso la fe no es un salto en el vacío, a lo loco. Es muy razonable aceptar lo que no entiendo, si

puedo fiarme del que entiende y me lo dice. La fe en Dios es perfectamente razonable. Hay muchas más razones para creer que Dios existe

que para dudar de su existencia. Pero hay que rechazar, tanto el racionalismo que

solo acepta lo que se puede demostrar (los misterios son indemostrables), como el fideísmo que desprecia la razón, y pretende que la fe sea un salto en el vacío, sin ningún motivo de credibilidad.

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RAZÓN Y FE UNIDAS, PERO NO REVUELTAS Sin embargo, aunque la razón me indica que hay

motivos serios para creer, la razón no causa la fe. Solo cuando el corazón humano se rinde a la gracia

en un acto de humildad y sencillez es cuando nace la fe. La razón tiene que ir acompañada de la oración humilde.

La fe es razonable, pero las razones no bastan para creer.Hace falta un acto de voluntad.

Y la voluntad no se decide por razones lógicas, sino por motivos y valores.

No es lo mismo estar convencido que convertido.

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El fideísmo es absurdo pues pretende que creamos en Dios sin tener fundamento racional de la fe.

Dice el Concilio Vaticano I: Podemos conocer a Dios por la razón natural.

La fe es un acto de la voluntad tras el examen, por la razón, de los motivos de credibilidad.

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En la tumba de un ateo se lee: He vivido en medio de dudas, y muero en la incertidumbre. No sé a donde voy.

¿De qué me sirve saber el número de mis cromosomas o las vibraciones de la luz ultravioleta si no sé el sentido de mi vida?

Sólo la fe tiene ante el dolor explicación y consuelo. La fe da rectitud, alegría y esperanza.

El hombre tiene una dimensión religiosa que no se puede apagar. El hombre añora lo religioso.

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Setenta años de ateísmo militante en la U.R.S.S. no han podido acabar con la fe del pueblo ruso que ha resurgido con fuerza mientras rodaban por el suelo las estatuas de Lenin y Stalin.

El alma humana tiende naturalmente a Dios, y es imposible ir

contra la naturaleza: Si tiras una piedra hacia arriba, al cesar el impulso, terminará por caer a tierra. Si soplas sobre el fuego para que el humo vaya hacia abajo, cuando dejes de soplar el humo se irá hacia arriba. El barco tiende a flotar. Solo se quedará en el fondo del agua si está agujereado. El alma que no siente su destino hacia arriba es que está rota, destrozada. El que tiene fe ve a Dios detrás de todo lo mundano. Como el que sabe que detrás de los nubarrones está el Sol.

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La fe es un don de Dios. Es una gracia de Dios, que debemos

pedir sin descanso. Incluso el que cree que no tiene fe, debe

orar. Al menos podría decir: Señor, si existes,

concédeme el don de la fe. Como es cierto que existe, será oído y

obtendrá la fe. Carlos de Foucauld (1858-1916) oficial

del ejército francés encontró la fe, a los 28 años, después de llevar una vida desordenada, repitiendo: “Dios mío, si existes, haz que te conozca”.

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La fe ilumina la noche. Pero no suprime la noche. Como las luces que señalan al piloto la

pista de aterrizaje. Le señalan el camino, pero no iluminan

las tinieblas.

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La fe nos adhiere a Dios y nos impulsa a adherirnos cada vez más perfectamente a él por la gracia.

Precisamente nos hace ver que en realidad solo podremos estar reunidos a él si estamos en gracia.

En la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela.

La fe no debe ser solo intelectiva, seca fría, sin palpitación vital.

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Debe ser alegre, optimista, ardiente, que brote de las entrañas del espíritu, y vivifique todo nuestro ser y nuestro obrar.

Fe que se ilumine con la cabeza, y se caliente con el corazón.

La fe da optimismo para llevar esta vida tan llena de calamidades.

Es como el pájaro que oye crujir la rama sobre la que está, al ser zarandeada por vendaval: él no teme, porque tiene alas.

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4.2. LA FE Y LOS DONES DEL ESPÍRITU

• A. EL DON DE ENTENDIMIENTO

• B. EL DON DE CIENCIA

• C. EL DON DE SABIDURÍA

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A. EL DON DE ENTENDIMIENTO• Por este don el cristiano llega a una

mayor profundización en las verdades reveladas y puede descubrir luces nuevas en la fe

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• Una cosa es creer que se es hijo de Dios y otra darse cuenta, descubrirlo, hacerlo vida

• Gracias al don del entendimiento se considera las realidades eternas como regla de los actos humanos

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Esquema que seguiremos

1. Descripción y ámbito del Don

2. Bienaventuranza con que se relaciona y frutos que de él se derivan

3. Su acción en la VIDA de ORACIÓN

4. Su acción en la VIDA ORDINARIA

5. Su acción en la VIDA APOSTÓLICA

6. Medios para fomentar este Don

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Descripción y ámbito•Un hábito

sobrenatural infundido con la gracia santificante por el cual la inteligencia del hombre, bajo la acción iluminadora del Espíritu Santo, se hace apta para una penetrante intuición de las verdades reveladas, especulativas y prácticas, y hasta de las naturales en orden al fin sobrenatural.

Definición:

•El don de Entendimiento reside en el entendimiento especulativo, a quien perfecciona -previamente informado por la virtud de la fe- para recibir connaturalmente la moción del Espíritu Santo.

•Se hace apta para una penetrante intuición: el don de Entendimiento le hace apto para la penetración profunda e intuitiva de las mismas verdades reveladas.

Ámbito:

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Necesidad del don de Entendimiento•El

conocimiento humano es de suyo discursivo, por composición y división, por análisis y síntesis, no por simple intuición de la verdad.

La razón es muy sencilla.

•no escapan las virtudes impulsadas al funcionar bajo el régimen de la razón y a nuestro modo humano.

De esta condición general del conocimiento humano

•la verdad primera manifestándose, que es simplicísima,

•el modo discursivo, es totalmente inadecuado.

El objeto primario de la fe es el mismo Dios,

•por eso, las verdades de la fe no pueden ser captadas en toda su limpieza y perfección más que por el golpe de vista intuitivo y penetrante del don de Entendimiento.

La fe es de suyo un hábito intuitivo, no discursivo;

•Esa es la fe que mueve montañas, porque no entra en la dinámica del mundo discursivo.

•Por eso la recomendación de Jesús de hacernos como niños.

Por eso la fe de los niños es más pura y completa.

•el fin que un pintor se propuso al pintar un cuadro complicado y magistral

Ejemplo:

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Bienaventuranzas y frutos

Al don de Entendimiento se

refiere la sexta bienaventuranza:

“bienaventurados los limpios de

corazón, porque ellos verán a Dios”.

En cuanto a los frutos del Espíritu

Santo pertenecen al don de

entendimiento,

Como fruto propio, • la certeza de la fe

Como fruto último y acabado,• el gaudium (gozo

espiritual)

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Vicios contrarios al don de Entendimiento

La ceguera espiritual:• es la privación

total de la visión.

El embotamiento del sentido espiritual:• un debilitamiento

notable de la misma, miopía

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En la VIDA ESPIRITUAL y de ORACIÓN

Nos hace ver la substancia de las cosas ocultas bajo los accidentes.• En la Eucaristía• En el Sagrario

Nos descubre el sentido oculto de las divinas Escrituras.• Es lo que realizó el señor con sus discípulos de Emaús.• El Espíritu Santo les descubre de pronto y con una

intensidad vivísima el sentido profundo de alguna sentencia de la Escritura que le sumerge en un abismo de luz.

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En la VIDA ESPIRITUAL

Nos descubre bajo las apariencias

sensibles las realidades

espirituales.

La riqueza de la liturgia: nos hace

descubrir el contenido de

símbolos.

El alma goza con los detalles de las

celebraciones, aunque sean pequeños

detalles.

Experimentan veneración, respeto, devoción y ternura.

Nos hace contemplar los efectos

contenidos en las causas.

Verdades que profundiza el don de

Entendimiento: Formulaciones como

Cristo-Sacerdote único mediador

María Madre universal…

Nos hace ver, fácilmente, las causas

a través de los efectos.

En los indicios más imperceptibles, en

los menores acontecimientos de

su vida

La simple vista de los efectos le hace entrever todo el

misterio de amor.

Descubre la presencia de la

Encarnación en todo acontecimiento.

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En la Vida ORDINARIA

Nos permite ver de golpe el sentido de la misión y el plan de Dios.

Penetramos de modo intuitivo en el misterio de nuestra propia vocación y en el misterio de

la Parroquia, y su misión en la Iglesia.

De aquí brota ese convencimiento, sincero, sencillo, pero también radical para vivir la Fe y

de Fe

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En el APOSTOLADO

Nos permite:• Intuir con nitidez, y de golpe

los caminos por los que Dios quiere que realicemos nuestra acción apostólica.

Nos resuelve de golpe muchos análisis y planteamientos, muchas veces meramente humanos, • para señalarnos con claridad el

fin sobrenatural al que debe tender toda acción apostólica.

Un párroco, una catequista, un profesor de religión, si es fiel a este don, • tiene la posibilidad de proyectar a lo

grande la obra que tiene encomendada:

• porque goza de una visión sobrenatural privilegiada del campo apostólico.

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Medios para fomentar este don

• de alma y cuerpo

• de intención

• Amor al silencio

• con ayuda de la gracia ordinaria

• Fidelidad a la gracia.

Invocar al Espíritu Santo.

La práctica de una fe

viva

Buscar siempre la

pureza

Recogimiento interior

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B. EL DON DE CIENCIA

• El cristiano puede captar con más perfección la relación que hay entre las realidades humanas y los planes de Dios

• Se contempla el mundo con una mirada nueva, se sabe captar en cada criatura la omnipotencia y belleza de Dios

• Sabe administrar lo que le ha dado su Padre

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Descripción y Ámbito

•El don de Ciencia es un hábito sobrenatural infundido con la gracia Santificante, por el cual la inteligencia del hombre, bajo la acción iluminadora del Espíritu Santo, juzgar rectamente de las cosas creadas en orden al fin sobrenatural.•Hace a la inteligencia

humana, juzgar rectamente.

•Diferencia con el don de Entendimiento

•Y en esto se distingue también del don de Sabiduría, cuya función es juzgar de las cosas divinas, no de las creadas.

•Este recto juzgar de las criaturas es la ciencia de los santos;

Definición:

•Este don nos ayuda a penetrar en el sentido de las realidades creadas y establece una connaturalidad entre la fe y el mundo que nos rodea.

•Gracias a este don entramos en relación directa con la creación. Sabemos descubrir la huella de Dios en el mundo creado.

Necesidad.

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Bienaventuranza relacionada

Al don de Ciencia corresponde la tercera

bienaventuranza: “bienaventurados los

que lloran, porque ellos serán consolados”.

En cuanto los frutos del Espíritu Santo,

corresponden al don de Ciencia

• La red de estimación de las criaturas, impulsar el hombre justo a llorar sus pasados errores e ilusiones en el uso de las criaturas.

• En cuanto al premio de la bienaventuranza: porque a la luz del don de Ciencia, se estiman rectamente las criaturas y se ordenarán el bien divino, del cual se sigue la espiritual consolación

• esa especial certeza de las verdades sobrenaturales que se llama fides,

• y en la voluntad cierto gusto, deleite y fruición que es el guadium o gozo espiritual.

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Vicios contrarios al don de ciencia

La ignorancia

La indiferencia: • el desamor

por las cosas creadas

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En la Vida EspiritualNos enseña juzgar rectamente de las cosas creadas en orden a Dios.

Permite por tanto en la

oración valorar las cosas creadas

en orden a la eternidad

Hace de nuestra

oración un himno de alabanza a

Dios.

Nos hace ver con prontitud y certeza el estado de nuestra alma.

Nos llena de contrición y arrepentimiento.

A la luz resplandeciente del don de Ciencia

descubre el alma la nada de las criaturas:

El alma al recordar otras épocas estalla al interior en actos intensísimos de contrición y desprecio de

sí mismo.

De la contemplación de las cosas humanas podemos remontarnos directamente a Dios.

Descubrimos en su justo valor las cosas creadas.

Nos lanza a la meditación y contemplación del

universo.

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En la Vida Ordinaria

Nos guía certeramente acerca de lo que tenemos que creer o no creer• Las almas, en las que el don de

Ciencia actúa intensamente, tienen críticamente el sentido de la fe.

Nos desprende de las cosas de la tierra• El don de Ciencia nos da la visión

profunda sobre la necesidad del desprendimiento absoluto.

• El alma pasa por las criaturas, para no detenerse sino en Cristo

Nos enseña a usar santamente de las criaturas. Uso y cuidado de las cosas.

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En el Apostolado

•Nos hace saber cuándo hay que consolar o cuando hay que mortificar.

•A un responsable de equipo o de un apostolado le permite conocer de qué manera debe liderar a sus colaboradores.

Nos inspira el modo más aceptado de

conducirnos con el prójimo en orden a la

vida eterna.

•Ven de una simple vista si las acciones son inspiradas por Dios y conformes a sus designios; tan pronto como se desvían un poco de los caminos de Dios, lo perciben en el a punto.

•Señalan imperfecciones allí donde los otros no las pueden reconocer y no están sujetos a engañarse en sus sentimientos ni a dejarse sorprender por las ilusiones de las que el mundo está lleno.

Descubren los grados de perfección que son

desconocidos por otros

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Medios para fomentar este don

Considerar la vanidad de todas las cosas creadas

Acostumbrarse a relacionar con Dios todas las cosas creadas

Oponerse enérgicamente al espíritu del mundo

Ver la mano de la providencia en el gobierno del mundo y en todos los acontecimientos prósperos o adversos de nuestra vida.

Preocuparse mucho de la pureza de corazón

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C. EL DON DE SABIDURÍA

• En sentido primordial el don de sabiduría es la contemplación amorosa de Dios. Hace que al hombre le resulte connatural querer todo y sólo lo que lleva a Dios

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• Ve todo con los ojos de Dios, también el dolor y el sufrimiento, el mensaje de la cruz es necedad… pero para nosotros fuerza y sabiduría de Dios

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Introducción•el arqueólogo que ama las

antigüedades, descubre por todas partes las huellas del pasado

•Tiene sentido de lo antiguo•el amor que posee para ese género

de conocimientos lo hace comprender mejor todas las cosas que con ese ramo se relacionan.

•Lo mismo sucede con el hombre que tiene el don de Sabiduría: experimentar las cosas divinas, buscarlas en lo íntimo de nuestro corazón y por ese gusto y experiencia juzgar de todas las cosas.

Ejemplo del arqueólogo

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Misión del don de Sabiduría

El don encargado de llevar a su última perfección la virtud de la

caridad es el de Sabiduría.

Siendo la caridad la más excelente de todas las virtudes, ya se

comprende el don de Sabiduría será, a su vez, el más excelente de

los dones.

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Definición

El don de la Sabiduría es un hábito sobrenatural inseparable de la caridad por el

cual juzgamos rectamente de Dios y de las cosas divinas por sus últimas y altísimas

causas, bajo el instinto especial del Espíritu Santo, que nos las hace saborear por cierta

connaturalidad y simpatía.

Es un don que perfecciona la caridad

dándole una modalidad divina.

Por él juzgamos correctamente,

lo cual lo distingue el don de

Entendimiento.

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Ámbito

El Don de Sabiduría recae primaria y principalmente sobre el

mismo Dios

• Nos da un conocimiento sabroso y experimental que llena el alma de indecible suavidad y dulzura.

• Precisamente en virtud de esta inefable experiencia de Dios, el alma juzga todas las cosas que a Él pertenecen por las más altas y supremas razones, o sea por razones divinas.

Es como una visión desde la eternidad que abarca todo lo

creado con una mirada escrutadora,

• relacionándolo con Dios, en su más alta y profunda significación, por sus razones divinas.

• Aún las cosas creadas son contempladas por el Don de Sabiduría divinamente.

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Distintos tipos de saber

Sabio, en general, es aquel que conoce las cosas por sus últimas y

más altas causas.

Los filósofos definen la sabiduría: “el conocimiento cierto y evidente de las cosas por sus últimas causas”.

el que guiado por las luces de la fe escudriña con su razón natural los datos revelados: saber teológico.

El que posee el don de Sabiduría conoce porque ama:

•El que contempla una cosa sin conocer sus causas, tiene de ella un conocimiento vulgar o superficial

•el que lo contempla conociendo y señalando sus causas próximas tiene un conocimiento científico;

•el que puede reducir sus conocimientos a los últimos principios de ser natural, posee la sabiduría;

• por el don de Sabiduría vemos por los ojos del amado, por los ojos de Dios. Esto es vemos las cosas a lo divino.

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Necesidad de este don

El Don de Sabiduría es absolutamente necesario para que la caridad pueda desarrollarse en toda su plenitud y perfección.

Abandonada a sí misma, la caridad manejada por el

hombre en el estado ascético, tiene que

someterse a la regulación humana

Gracias al Don de Sabiduría, la caridad empieza a crecer y a

desarrollarse rápidamente

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Bienaventuranzas y frutos

•Le conviene en cuanto al mérito porque la paz no es otra cosa que la tranquilidad del orden; y establecer el orden pertenece precisamente a la sabiduría. •Sea el orden para

con Dios, para con nosotros mismos y para con el prójimo.

•Le conviene en cuanto al premio porque precisamente somos hijos adoptivos de Dios por nuestra participación y semejanza con el Hijo unigénito del Padre, que es la Sabiduría eterna.

La séptima bienaventuranza:

“Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios”.

•la caridad, •el gozo

espiritual •la paz.En cuanto los frutos del

Espíritu Santo pertenecen al don de Sabiduría, a través de la caridad, principalmente estos

tres:

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Vicios opuestos al don de Sabiduría

La estulticia, o necedad espiritual:

• Consiste en el embotamiento del juicio y del sentido espiritual

• que nos impide discernir o juzgar las cosas de Dios según el mismo Dios por contacto, gusto o connaturalidad, que es lo propio del don de Sabiduría.

La Fatuidad:

• Vicio más lamentable todavía

• lleva consigo la incapacidad total para juzgar de las cosas divinas.

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En la VIDA ESPIRITUAL

Nos dota en la vida espiritual de un sentido divino, de eternidad, con que juzgar todas las cosas.

Nos permite vivir de un modo enteramente divino los misterios de nuestra Fe.

• La cercanía de la Trinidad y su inhabitación en el alma: participación inefable de su vida trinitaria.• La Encarnación: La presencia de Cristo, el sentido de su pasión. • La vida de Cristo se convierte en el escenario natural de nuestra vida. No es una existencia lejana. • Así el misterio de la Eucaristía, la acción del Espíritu Santo, el papel de la Santísima Virgen, nos

resulta natural.

Lleva hasta el heroísmo la virtud de la caridad.

Proporciona a todas las virtudes el último rasgo de perfección y acabamiento, haciéndolas verdaderamente divinas.

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En la VIDA ORDINARIA

Mi lugar dentro de mi Parroquia•Dentro del

Movimiento al que pertenezco…

Nos hace percibir la unidad imperante en nuestras compromisos de estado. • No son realidades inconexas, sino

totalemente relacionadas: Familia, trabajo, vida social, vida eclesial.

Tal es la Sabiduría: coordinación de todos los conocimientos.

Vemos las cosas a lo divino.

Nos descubre nuestro en el misterio de la Iglesia: “en el corazón de la Iglesia seré el

amor” decía Santa Teresita.

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En el APOSTOLADO

Impregna nuestros principios apostólicos de sabiduría divina,

es decir de un sentido

trascendente que va más allá de la

mera eficacia humana.

La acción más eficaz para que

más almas conozcan a Dios

Hacer, hacer: porque el tiempo es Reino de

Cristo.

Dota a los Responsables

de una intuición sobrenatural para elegir las acciones

pertinentes de cara al bien

sobrenatural de las almas.

Y sobre todo nos permite ver nuestra acción apostólica con los ojos de Dios.

Ya no medimos los resultados de modo

humano sino de modo divino.

Y esto lejos de llevarnos a un conformismo, no se lanza para

ser más audaces todavía.

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Medios para fomentar este donEsforzarnos en ver todas las cosas desde el punto de vista

de Dios.

Combatir la sabiduría del mundo, que es la estulticia y necedad ante Dios.

No aficionarse demasiado a las cosas de este mundo aunque sean buenas y honestas.

No apegarse a los consuelos espirituales, sino pasar a Dios a través de ellos.

La vivencia sencilla y abnegada de la caridad: “Quien ama sabe, pues conoce y participa de la sabiduría de Dios”

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Efectos del Don de Sabiduría Les da a los Santos el sentido divino de eternidad, con que

juzgan todas las cosas. Les hace vivir de un modo enteramente divino los misterios

de nuestra santa Fe. Les hace vivir en sociedad con las Tres Divinas Personas,

mediante la participación inefable de su vida trinitaria. Lleva hasta el heroísmo la virtud de la Caridad. Proporciona a todas las virtudes el último rasgo de

perfección y acabamiento. “Se opone a este don la necedad espiritual o embotamiento

del juicio que nos impide discernir o juzgar las cosas de Dios.”

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Medios para fomentar este Don:

 Esforzarnos a ver en todas las cosas el punto de vista de Dios.

Combatir la sabiduría del mundo, que es necedad ante Dios.

No aficionarse demasiado a las cosas de este mundo, aunque seas buenas y honestas.

No apegarse a los consuelos espirituales, sino pasar a Dios a través de ellos.

Dar a cada cosa su justo valor, ni más ni menos y valorarlas en relación a Dios.

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4.3. LA RAZÓN ILUMINADA POR LA FE Y LOS DONES: LA PRUDENCIA CRISTIANA

• - PRUDENCIA Y FE • - EL DON DE CONSEJO

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- PRUDENCIA Y FE

• La fe cambia la prudencia, puede y debe elegir acciones que serían calificadas de imprudentes si no se contase con la gracia que debe esperar de Dios (los santos hacen lo que parecen locuras)

• La prudencia guía de las virtudes, es guiada por la caridad; es decir por encima de las razones humanas debe considerar el amor sobrenatural a Dios

• El modelo de la nueva prudencia es Cristo

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EL DON DE CONSEJO• La prudencia guarda relación con el don de

consejo, éste es u fuente, su fin y su perfección

• El don de consejo dirige los actos del hombre conforme al plan eterno con que Dios gobierna al mundo

• Si se sigue al don del consejo hacemos la voluntad de Dios

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• El E.S. cuenta con la colaboración del hombre, no se puede fiar del Espíritu despreciando los medios ordinarios

• Tampoco el Espíritu Santo puede inspirar en contra de la obediencia de la Iglesia

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DESCRIPCIÓN Y ÁMBITO•Lo propio del don de consejo, es

juzgar rectamente en los casos particulares.

•Lo que lo diferencia de la virtud de la prudencia es que la prudencia juzga rectamente de lo que hay que hacer aquí y ahora, hic et nunc,

•guiándose por las luces de la razón iluminada por la fe,

•mientras que el don de Consejo realiza eso mismo bajo el instinto y moción del propio Espíritu Santo.

Definición: el don de Consejo es un hábito

sobrenatural por el cual el alma en gracia, bajo inspiración del Espíritu

Santo intuye rectamente, en todos

los casos particulares, lo que conviene hacer en

orden al fin último sobrenatural.

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Casos en la Sagrada Escritura

Hay en la Sagrada Escritura

multitud de pasajes en los

que se transparenta con

claridad la intervención del don de consejo:

• El silencio de nuestro señor ante Herodes

• La respuesta para salvar a la mujer adúltera

• La respuesta sobre pagar el tributo al César

• El juicio de Salomón• La empresa de Judit para

liberar al pueblo de Dios• La conducta de Daniel

para salvar a Susana• Cuando San Pablo

ensalzó a fariseos frente a los saduceos.

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NecesidadEs indispensable la

intervención del don de Consejo

para perfeccionar la virtud de la prudencia,

sobre todo en ciertos casos repentinos, imprevistos y

difíciles de resolver,

que requieren, sin embargo, una solución ultra rápida, puesto que el pecado o el

heroísmo es cuestión de un instante.

El don de Consejo

nos dará la solución y instantánea de lo que debe

hacerse

por una especie de instinto o connaturalidad

característica de todos los dones.

Es un error:

Creer que los más sabios son los más indicados para los

cargos y para la dirección de las almas y los que con más

éxito los desempeñan.

Los talentos naturales, la ciencia y la prudencia

humana sirven de muy poco en materia de conducta

espiritual

al lado de las luces sobrenaturales que

comunica el Espíritu Santo, cuyos dones están por

encima de la razón.

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Bienaventuranza y frutos

San Agustín asigna al don de Consejo la quinta bienaventuranza, referente a los misericordiosos.

Al don de Consejo no corresponde propiamente ningún fruto del Espíritu Santo, pues se trata de un conocimiento práctico que no tiene otro fruto, propiamente hablando, en la operación que dirige y en la que termina

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Vicios opuestos

Por defecto, la precipitación en el obrar siguiendo el movimiento

de la actividad natural, sin dar lugar a consultar al Espíritu Santo

La tozudez, que supone una falta de atención a las luces de la fe y

a la inspiración divina por excesiva confianza en sí mismo y

en las propias fuerzas.

Por exceso se opone al don de Consejo la lentitud, porque aún

que es menester usar de madura reflexión antes de obrar, una vez

tomada una determinación según las luces del Espíritu

Santo, es necesario proceder rápidamente a la ejecución antes

de que las circunstancias cambien y las ocasiones se

pierdan.

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En la VIDA ESPIRITUAL

Nos preserva del peligro de una falsa conciencia.

Marca la vida espiritual de un espíritu audaz para acometer metas espirituales elevadas lanzando al alma a tomar decisiones que comprometen a una mayor entrega.

Dota a la oración de propuestas claras a la hora de concretar el propósito de la misma. Y nos ayuda enormemente en la preparación de los puntos a fijar el fruto, la petición y el propósito.

De igual manera, el Espíritu Santo a través de este don, y otros como veremos, nos sugiere metas para la vida espiritual según las necesidades propias.

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En la VIDA ORDINARIA

Los que ejercen funciones de gobierno -sobre todo en la dirección de las almas o padres de familia- necesitan, más que nadie, la ayuda del don de Consejo

• Nos inspira los medios más oportunos para gobernar santamente a los demás.• Es muy difícil a veces conciliar la suavidad con la firmeza en el gobierno o la formación de los

súbditos. Quienes tienen este don lo logran.• Dota a quien lo posee de una gran capacidad de comprensión.

Aumenta extraordinariamente nuestra docilidad y sumisión a los legítimos superiores:

• Al Santo Padre, al obispo, al jefe, los hijos hacia los padres…• Aparentemente parece algo incompatible con el don de Consejo, que parecería que uno se bastase

a sí mismo.• Dios funciona a través de la mediación humana: vgr. San Pablo. El alma guiada por el don de

Consejo se deja guiar, pues sabe que a Dios le agrada la docilidad en la obediencia.

¡Cuidado con las personas que por pensar que tienen este don, se hacen independientes! Mal asunto.

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En el APOSTOLADO

Compaginar la vida interior con el

apostolado: Nos dice, habida cuenta de que intuye rectamente, en

todos los casos particulares, lo que conviene hacer en orden al fin último

sobrenatural.

La necesidad de guardar un secreto sin

faltar a la verdad. (Visita a la

Bienhechora en Fátima, P. Jesús

María).

La prudencia de la serpiente con la sencillez de la

paloma.

Armonizar el cariño afectuoso con la

castidad más exquisita.

Nos resuelve, con inefable seguridad y acierto, multitud de

situaciones difíciles e imprevistas.

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Medios para fomentar este don• Sin precipitarnos en los juicios a

terceras personas• Ejercitarnos en disculpar siempre de

entrada. • ¡Que dolor se produce en nuestro

interior cuando descubrimos que nos hemos equivocado en el enjuiciamiento de una persona o en el análisis de una circunstancia!

Profunda humildad

Acostumbrados a proceder siempre con reflexión y sin apresuramiento.

Atender el silencio al maestro interior.

Extremar nuestra docilidad y

obediencia a lo que Dios ha puesto en

su Iglesia para gobernarnos.

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Efectos del Don de Consejo:

Nos preserva del peligro de una falsa conciencia. Nos resuelve con inefable seguridad y acierto multitud

de situaciones difíciles e imprevistas. Nos inspira los medios más oportunos para orientar

sanamente a los demás. Aumenta extraordinariamente nuestra docilidad y

sumisión a las personas iluminadas por el Santo Espíritu.

El Don de Consejo se opone a la precipitación en el obrar, siguiendo el impulso de la actividad natural, sin dar lugar a consultar al Espíritu Santo. Y la temeridad que supone excesiva confianza a sí mismo. Como así también excesiva inseguridad.

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Medios para fomentar este Don: Profunda humildad para reconocer

nuestra ignorancia y demandar las luces de lo alto.

Acostumbrarnos a proceder siempre con reflexión y sin apresuramientos.

Atender en silencio al Maestro Interior. Extremar nuestra docilidad y obediencia

a las personas que son verdaderos Testimonios de la Palabra de Dios.