15 PREGUNTAS GNÓSTICAS Primera Pregunta · Tradiciones de la Sabiduría Antigua. Es decir, ... Primera Pregunta Gnóstica Fenicia, la que luego se constituyó en el centro de la

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15 PREGUNTAS GNÓSTICAS Primera Pregunta

Mi nombre es Bruno y tengo un único objetivo en la vida, a saber, el de ENCONTRAR Y SER LA VERDAD. Para alcanzar ese propósito participo en diversos grupos esotéricos y de ellos extraigo mi bagaje de conocimientos, mis experiencias, mis prácticas y el debido servicio discipular. Entre tanto, desde 1997 me ha llamado la atención el sitio web de su Comunidad, pues encontré allí una propuesta seria de aprendizaje esotérico. Sin embargo, durante ese tiempo sucedieron muchas cosas y acabé posponiendo hasta hoy la decisión de aproximarme y pertenecer al camino que los jesenios proponen para Acuario. Por ello me gustaría saber en qué consiste la propuesta iniciática de la Comunidad Jesenia y cómo podría ingresar en ella. Un gran abrazo y mis agradecimientos anticipados. Bruno Almeida, Belo Horizonte. Respuesta Nuestra Comunidad se formó como un eslabón de la corriente de las Tradiciones de la Sabiduría Antigua. Es decir, ella buscó su base doctrinal en las grandes tradiciones del Antiguo Oriente, a saber: las Tradiciones Semita, Egipcia, Hindú, Persa y Gnóstico-cristiana. La razón de haber buscado nuestra base en estas Antiguas Tradiciones reside en que fue precisamente dentro de esas cinco tradiciones orientales que surgieron, a lo largo de la historia, los Grandes Instructores de la Humanidad, conocidos por algunos como Avatares y por nosotros los Jesenios como Hierofantes. En sus manos, el Dios Supremo colocó Su Gloria y Sabiduría, Su Logos o Palabra Instructora. Podemos citar, entre muchos otros Grandes Instructores de la Humanidad, a Osiris e Isis y a Hermes Trismegistos en

Primera Pregunta Gnóstica


Egipto, a Zoroastro y Mani en Persia, a Buda y Krishna en la India, a los Esenios, a los Mandeanos, a Jesús y a Elkesai en Palestina, a Valentino y los Naasenios en Alejandría. Los jesenios encuentran en las enseñanzas de estos Hierofantes su Doctrina Iniciática la cual pasaremos a exponer a continuación. Los antiguos sabios de Oriente enseñaban que el hombre vivía en una Edad de Oro, en una Época Paradisiaca sobre la Tierra. En la Tradición semita esta época es el tiempo en el que Adán vivió en el Paraíso. Aunque existió entre los pueblos mesopotámicos la enseñanza de que el Hombre vivió en una Era Paradisiaca sobre la Tierra, transformándose más tarde en lo que fue conocido como la Escuela de los Misterios de Isthar o de la Diosa Innana, vamos a seguir como hilo de nuestra doctrina sobre el Paraíso Humano que otrora existió en la Tierra, la Historia Bíblico-Semita. La Tradición Semita nos relata la Historia de la Caída del Hombre, la historia de cómo perdió de vista su verdadera patria, el Paraíso, y de cómo fue despojado de su verdadero estado divino de Hombre-Ángel, cayendo en la condición de hombre miserable y mortal, formado de carne, sangre y huesos. Aunque algunos esoteristas modernos pretendan que la Doctrina de la Caída Humana deba ser considerada un dogma religioso judío y, por tanto, como algo no esotérico; aún cuando afirmen que esta enseñanza no es universal y panteísta, insistimos en que ella constituía la esencia de las enseñanzas de Hermes Trismegistos, de los Persas, de los Misterios de Isis y Osiris, así como también las de Platón. Dicha enseñanza fue la base de Escuelas de Misterios tales como las de Eleusis en Grecia, y de la antiquísima Escuela de los Misterios de Isthar, a la cual ya hicimos referencia, así como la de Adonis en



Fenicia, la que luego se constituyó en el centro de la enseñanza de los Gnósticos-cristianos de Egipto, así como de los descendientes de Hermes Trismegistos y de los Alquimistas árabes que introdujeron la Alquimia en Europa. El gran alquimista del siglo XX, Fulcanelli, escribió en su libro Las Mansiones Filosofales, que la Alquimia era capaz de proporcionar una enseñanza iniciática muy semejante a la de los Misterios Antiguos. Ahora bien, por Misterios Antiguos Fulcanelli entiende exactamente las Escuelas de Eleusis, la de Isis y Osiris, la de Adonis, la Escuela de los Gnósticos Ofitas de Egipto, la de los Cátaros y de los Caballeros Templarios. Todas estas Escuelas de Misterios enseñaron la Doctrina de la Caída. En el libro ya citado, Fulcanelli aborda también la cuestión del "Mito" de Adán y Eva, y dedica un capítulo entero al estudio de los grandes arcanos herméticos de la historia bíblica presentes en los primeros capítulos del Génesis. Según la enseñanza de la Doctrina de la Caída, el hombre era un dios-ángel que descendió al Paraíso terrestre en un tiempo muy remoto de la historia de este planeta, y vivió allí durante incontables eras en una naturaleza sutil, luminosa, santa y colmada de poderes extraordinarios. Él había venido a este planeta para enfrentar la naturaleza irracional de los cuatro elementos, fundamentos de la materia, y para crear en esta naturaleza una Presencia de Dios. Esa Presencia de Dios (que la Cábala denomina Schekinah) era un complejo circuito de leyes de la naturaleza de la Divinidad, que debería impregnar toda la Creación, pero que no debería estar contenido en ella, ya que Su Altísima Santidad y Pureza la separaban de las Tinieblas y de la irracionalidad inherentes a la materia.



Puesto que la Divinidad Misma no podía estar Presente en la Creación, por ser tan sublime y elevada, emitió entonces de Sí misma, como en una escala cuyos peldaños descendían hasta el lugar más bajo y material del Universo, un grandioso conjunto de chispas angélicas, unas menos luminosas que otras. El Hombre, la última de ellas, poseía una categoría e intensidad luminosa que, aunque todavía muy sutil y colmada de riquezas divinas, le permitía tocar la materia dándole existencia, ya que nada puede existir por fuera de Dios. Dios en el Hombre y Dios en los Ángeles formaba una faz de la Presencia de la Divinidad en la Creación, desde sus soles y astros más luminosos hasta la substancia de formación corpóreo-creacional más inferior: la materia. La Divinidad Misma no se encontraba en la Creación, pues estaba circundada de Transcendencia, pero Su Chispa Angélica, en todo semejante a Ella, se hallaba inmanente y presente en toda la Creación. Esa doctrina de la Presencia Angélica de Dios es denominada en la Gnosis Cristiana la Hipóstasis de los Eones Santos, y en la Cábala se la conoce como la Doctrina de las Diez Sephiroth. El número 10 tiene una grandiosa importancia tanto en la Cábala como en la Escuela de Misterios de Pitágoras —el gran matemático e hierofante de la antigua Grecia—. Es por esto que a través de este número vamos a introducirnos en el conocimiento de los fundamentos de la Iniciación ofrecida por la Comunidad Jesenia. La Comunidad Jesenia, influenciada en gran medida por la Cábala y por la Gnosis cristiana, enseña que la Divinidad formó Su Misteriosa Presencia Angélica en la Creación por medio del Sonido a lo largo de Diez Escalones. Por la emisión del Sonido, Ella se tornó Logos, es decir, Palabra luminosa creadora presente en el taller de obras de la formación del Universo.



El Sonido de la Divinidad en la formación da Su Presencia Angélica puede ser visto en la Biblia y en la Cábala como contenedor o formador de los Diez Nombres de Dios, que son: Aehiéh- , Yah- , Jehovah- , El- , Elohim Guibor- , Jehovah Elohá va-Daat- , Jehovah Tsebaoth- , Elohim Tsebaoth- , El Shadai- e Adonai Meler- . Cada uno de estos Nombres Sagrados es el de la Divinidad emitiéndo-Se a sí misma como Chispa Angélica dentro de una clase de Ángeles. Por ejemplo, el nombre Jehovah Tsebaoth es el de la emisión de la Deidad en la Chispa angélica de los Arcángeles; el Nombre Yah es el sonido que la Divinidad utilizó para nombrarse como Chispa angélica de los Ofanim o Ruedas Santísimas; el Nombre Elohim Guibor es el Sonido de la Deidad emitido bajo la forma de Serafines o Serpientes Ardientes divinas, etc. Querido amigo Bruno, para expresar mejor mi respuesta, quisiera mencionar lo siguiente: el denominado Accidente de La Caída es relatado por los Grandes Instructores de la Humanidad como el desarrollo en el Hombre-Ángel de una condición de enfermedad que lo llevó a tomar un cuerpo mortal y corruptible. En el Paraíso él era un dios-ángel inmortal e incorruptible, pero con el Accidente de La Caída se volvió un dios caído, sujeto a la enfermedad, al envejecimiento y la muerte. Su regreso al Paraíso debe ser, por tanto, una curación de su estado caído, de su naturaleza deífica caída. Él poseía antes una vida inmortal pero enfermó tornándose mortal y para curarse debe recuperar su vida inmortal. En tal sentido queremos concentrar nuestra atención en el Nombre de la Divinidad que suena como Yah- , pues ese Nombre significa: Dios que ofrece la cura de la Vida. Para entender este Sagrado nombre debemos expresar aquí un axioma cabalístico fundamental que a su vez es hermético —es decir: de la Escuela



de Hermes Trismegistos—, y, por tanto, Alquímico. Ese axioma es formulado del siguiente modo: Sólo hay vida en la redondez. De hecho, el Universo es redondo, y los astros también lo son, y toda la Creación está viva porque se mueve en círculos, en órbitas esféricas. A pesar de ser una ley muy elevada y de difícil entendimiento para el buscador, este deberá esforzarse por comprenderla en alguna medida, sabiendo que en una Iniciación Cabalístico-Gnóstica esta ley será estudiada exhaustivamente hasta que los candidatos adquieran de ella una buena comprensión. Cuando Dios proyecta su Presencia angélica como Fuente de Vida Inmortal y desea alcanzar al hombre caído para curar su vida mortal, entonces Él aparece como Chispa angélica Ofanim, como Ruedas santas. Estos Ángeles forman inmensas esferas de sonido en las que vibran Luz y Vida divinas y orbitan esas esferas de modo que emiten fuerzas estelares curativas que, debidamente asimiladas por un discípulo, le permiten curarse de la enfermedad de la Caída. Podemos afirmar que Dios Yah- como Chispa angélica Ofanim crea una Escuela de Misterios. El profeta que se dispone a transmitir a esa Escuela las santas enseñanzas, atrae a los discípulos y forma con ellos una Esfera o Campo de Fuerzas, un Egrégor, y le hace girar en Diez Círculos Sagrados, emitiendo así su fuerza curadora de la Vida. El discípulo deberá aprender a poner su cuerpo (sus chakras) a girar al unísono con el Egrégor ó Esfera de fuerzas de Vida. El conjunto de esfuerzos y procedimientos discipulares que le permiten al discípulo lograr que su ser mortal gire junto con las Ruedas u Ofanim del Campo de Fuerza de su Escuela de Misterios es lo que constituye la enseñanza iniciática de dicha Escuela.



Como usted debe haber notado, querido amigo Bruno, esa Iniciación de los Misterios Cabalístico-Gnósticos en nada se parece a aquello que una religión cualquiera pueda ofrecer al hombre, pues dicha iniciación precisa colocar al discípulo en unísono con la Divinidad y su Rueda de Vida, ya que sólo hay vida en la redondez. Esa necesidad de hacer que reverbere en el discípulo el sonido de la Divinidad como Dios-Yah- , o Dios en la Chispa angélica Ofanim en el Campo de fuerzas de nuestra Comunidad, llevó a nuestro Hierofante a preparar un primer grado iniciático denominado Akoustikoí, palabra griega que significa Oyente, colocando sus treinta y tres lecciones escritas orientadas hacia el pasaje bíblico del Nuevo Testamento: "Si hoy oyereis la voz del espíritu, no endurezcáis vuestro corazón (Hebreos 3: 15)." En el discipulado Akoustikoí, tanto en su enseñanza escrita como en su enseñanza oral, el discípulo aprenderá a oír su corazón y la Chispa-Sonido que mora en él, chispa a la que los hindúes dan el nombre de Paramatma y los tibetanos de Joya en el Loto Cardíaco. En dicho discipulado será instruido para que comprenda que en su sangre existen Siete metales impíos que endurecen su corazón y le impiden escuchar la voz del espíritu. Esos siete metales son: el plomo de la ignorancia, el estaño de la vanidad, el cobre del libertinaje y de la gula, el hierro de la ira y de la codicia, el mercurio de la auto-ilusión y de la premeditación del mal, la plata del orgullo y de la obstinación, y el oro de la ostentación. Para combatir este séptuple endurecimiento del órgano cardíaco el discípulo deberá aprender una Alquimia del Corazón. Esa Alquimia le muestra también una Cábala profunda que proporciona al jesenio un modo de lectura de la Biblia completamente esotérico, el cual podemos ilustrar a través del siguiente ejemplo: En el pasaje de Hebreos 3:15 acerca del oír la voz del corazón, el número 15 indica el nombre Sagrado Yah- . De hecho,



si sumamos las letras de ese nombre sagrado de acuerdo con las reglas cabalísticas tendremos el siguiente cálculo: 10 + 5 = 15. ¿Cómo debemos entender ese número 15? Los jesenios lo comprenden de la siguiente manera: El número Diez es el Dios-10, el número 5, las Cinco Tradiciones Antiguas, y la suma de ambos nos indica el Dios-15 (Ver figuras 1 y 2). Esto significa que en su Iniciación el jesenio tendrá contacto con el sonido y con la Rueda Sonora de los Ángeles Ofanim de acuerdo con el conocimiento secreto de las Diez Sephiroth y con el conocimiento iniciático surgido de las Cinco Tradiciones Antiguas. Dios, Ángeles, Sonido y Números constituyen así, la ciencia de la Iniciación Jesenia. Después del discipulado Akoustikoí el discípulo jesenio precisa estudiar con cuidadosa atención y devoción el libro del cabalista cristiano Jacob Boehme denominado Aurora Naciente, pues, conforme lo muestra su propia portada (Ver figura 3), el conocimiento de las Ruedas Angélicas con ojos por dentro y por fuera (o el conocimiento de los campos cósmicos de actuación de los Ofanim, Querubim y Serafim) constituye un punto muy alto de la ciencia de Iniciación. En ese libro, que los jesenios han dividido en dos volúmenes, podemos leer lo siguiente acerca de dichas Ruedas: "Mas si fuese posible describiros la Divinidad en su generación exactamente en un pequeño círculo, en la más alta profundidad, esto es lo que ella sería: Suponed que exista delante de vosotros una rueda compuesta de Siete ruedas, donde cada una esté ensamblada en la otra, de manera que pueda ir para todos los lados, para adelante, para atrás, y oblicuamente, sin tener necesidad de dar la vuelta; que en su rotación una rueda engendrase siempre las otras sin que ninguna de ellas desapareciese; mas que todas las Siete fuesen visibles; que todas las ruedas generasen siempre el cubo o eje en el centro, por su revelación; que el eje quedase siempre libre sin alteración; es decir, que las ruedas anduviesen hacia adelante, hacia atrás,



oblicuamente, hacia lo alto o hacia abajo; y que el eje generase siempre los rayos, de suerte que en la rotación, ellos fuesen directamente a todas partes, y que, sin embargo, ningún rayo desapareciese; mas que hiciesen siempre así juntos su revolución; y que fuese para donde el viento las empujase, sin tener necesidad de virar. “Ahora notad lo que os indico a continuación: las Siete ruedas son los Siete espíritus de Dios que se engendran perpetuamente unos a otros, y es como el giro de una rueda, en cuyo interior habría Siete ruedas las unas en las otras; donde una giraría siempre de modo diferente de la otra en su lugar, y donde las Siete ruedas estarían ligadas unas a otras, como en un globo esférico. Allí, entre tanto, se podrían ver al mismo tiempo todas las Siete ruedas, la rotación de cada una aparte, como también todo el conjunto, con sus clavijas, rayos y ejes; y los Siete ejes en el centro serían como un solo eje, el cual, en la rotación, se dirigiría a todas partes. Las ruedas generarían perpetuamente estos ejes, y los ejes generarían perpetuamente los rayos en las Siete ruedas; y, entre tanto, ninguna rueda, ningún eje, ningún clavo, y ningún rayo, desaparecerían; y esta rueda contendría Siete ruedas, siendo con todo apenas una sola rueda, e iría siempre para adelante de sí, a toda parte hacia donde el viento la impeliese (Aurora Naciente, cap. 13, items 71 y 72). En otro lugar, el libro Aurora Naciente dice lo siguiente sobre las Ruedas Angélicas: "Ora, el Creador quiso también crear, conforme a su Ternario, tres legiones angélicas; no separadas unas de las otras, pero unidas unas a las otras, constituyendo como un círculo o esfera. Ahora observa: así como estaban los Siete Espíritus de Dios en su movimiento o ascensión, así también resultaron las criaturas. En el medio de cada legión angélica, se corporizó o se compactó el corazón de cada legión, lo que constituye un rey o príncipe angélico. (Aurora, Cap. 12, item 4)."



Figura 1: El diseño de las Ruedas o Sephiroth conforme a la Cábala judaica. Cada Rueda tiene uno de los Diez Nombres de Dios vibrando en el corazón de un coro de Ángeles. La Rueda o Sephirah denominada Sabiduría es la que hace vibrar en el corazón de los Ángeles denominados Ofanim (Ruedas), el nombre Yah- , o Dios que cura la vida del hombre caído.

Figura 2: El Pentágono de las Cinco Tradiciones Antiguas sobre el cual la Comunidad Jesenia asienta los pilares de su Doctrina Cabalístico-Gnóstica.



Figura 3: La portada del libro Aurora Naciente, de Jacob Boehme, cabalista alemán del siglo XVII. Las Ruedas u Ofanim giran alrededor de la Tierra, así como lo hace la rueda zodiacal, sin embargo la Rueda Angélica genera la fuerza de curación de la enfermedad de la Caída, y la rueda zodiacal genera los venenos que mantienen y aumentan los efectos de la Caída. Podemos afirmar que el alumno jesenio que pasa por el discipulado Akoustikoí aprende a responder, con la ciencia de la vibración sonora de su Joya en el Loto Cardíaco, al sonido del Campo de fuerza de su Comunidad y al sonido del Campo angélico de los Ofanim o Ruedas angélicas. Si se consagra al conocimiento de su discipulado y del contenido de los dos volúmenes del libro Aurora Naciente, entonces puede, con la ayuda de la enseñanza oral, ligarse al mundo de los Ángeles, al que la Cábala designa como Olam haYetsirah, y que está representado en las figuras 1 y 2 por las Sephiroth Netsah o Victoria (7), Hod o Gloria (8), y Yesod o Fundamento (9).



El segundo grado discipular que los jesenios deben atravesar es el Matetekoí, palabra griega que significa aquel que calcula. En dicho discipulado el alumno aprenderá a sumar y restar las letras de los sagrados alfabetos griego, hebreo y arameo, atendiendo al dictado rabínico-cabalista: La Biblia no es para ser leída, sino pesada, medida y calculada. En el primer grado, el alumno aprende que la palabra portuguesa CORAÇÃO (CORAZÓN) puede ser cabalísticamente investigada en su significado más profundo si la escribimos de la siguiente forma: C-ORAÇÃO (C-ORAZÓN). Trabajando con ese secreto aprenderá que la letra C de C-ORAZÓN significa CRISTAL o METAL, indicando con ello los Siete metales impíos de la sangre que endurecen el corazón e impiden al hombre oír la voz del espíritu que allí mora. En el discipulado Matetekoí él aprende que la palabra CORAZÓN tiene Siete letras que indican los Siete Espíritus o Ruedas de la Vida del Hombre. Si esos espíritus fuesen despertados, ellos podrían ligarlo a las Siete Ruedas angélicas y al Espíritu Santo (o Dios Yah- ). Sus Siete Ruedas o Chakras, las Siete Ruedas angélicas y el Espíritu Santo se sumarán en él para mostrar el grandioso número 15.



Figura 4: Una foto de Ibny Joshai, responsable de la Comunidad Jesenia en Occidente, apuntando hacia el nombre Sagrado Jehováh, el nombre Yáh- y la palabra hebraica Daat- ta(fd , donde se destaca el cálculo del número 15.

En el discipulado Talmidh, el tercer Grado, el alumno jesenio podrá continuar estudiando los secretos de los sonidos y de los números divinos y aprenderá que Dios edificó toda la Creación en 15 Cámaras Nupciales en las que 30 aspectos de su Ser se enlazan misteriosamente para formar la grandiosa Hipóstasis de los Ángeles o Eones Santos. Otro importante libro, el Evangelio de la Pistis Sophia, comentado por el Hierofante Jodachay Bilbakh, se refiere a esas Treinta emisiones angélicas como sizígias de la Triconiade, entre las que se encuentra un par denominado Logos-Zoé, o Sonido-Vida, bajo cuyo campo de fuerzas toda la Creación original se mueve, existe y vibra en Vida perfecta.



Ese libro del Evangelio de la Pistis Sophia es, para el alumno jesenio del segundo y tercer grados, una verdadera enciclopedia de conocimientos esotéricos sagrados en los que podrá buscar la santa Doctrina de la Iniciación Gnóstico-Cabalística. En la figura 4 usted puede, querido amigo Bruno, contemplar algunos cálculos que muestran el número Treinta de la Triconiade en el grandioso sonido del nombre Jehovah y de la palabra Daat- o Gnosis (palabra griega que podemos traducir por Conocimiento que nace de la chispa de sabiduría del Corazón). Para no extendernos más en aquello que debería ser una respuesta simple y concisa a su pregunta, le invitamos a revisar las demás preguntas y respuestas y también las demás partes de nuestro sitio web, para que usted pueda adquirir una mayor claridad acerca de la enseñanza jesenia.

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