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    Por otra parte, aunque no lo parezca, hablar de patrn de asentamiento noes hablar de un modo de vida como lo aplica en la pgina 100, o mejor el de lapgina 227, ya que por medio de ste se trata no slo de conocer la relacinespacial interna de los poblados, sino de explicar la relacin que guardan stoscon el paisaje. Asimismo, descuidos como decir que el peyote es una yerba, oque un misionero celebr la misa y recibi una punta de flecha en un ojo yse qued ciego (p. 62), sin ofrecer una aclaracin o que San Luis de la Paz fuedotado con dos manatiales de agua para su abastecimiento, son algunos queno quise dejar pasar. Aun cuando parecera que los mapas flotan en el espacio,por no estar referidos en un recuadro a la Repblica Mexicana, esto se salvaporque el ltimo de ellos, en la pgina 125 si lo est. Lo interesante es que, sibien la leyenda del mismo reza: En el mapa se muestra la fuerte vinculacinque San Luis de la Paz tuvo con el camino que comunicaba a Mxico conZacatecas, la ruta de la plata, jams pude encontrar la ubicacin de San Luisde la Paz en dicho mapa. Simplemente no aparece. Descuidos que no llegan aensombrecer el contenido, si los tomamos con buen humor.

    Un ltimo asunto que no debo pasar por alto es el enfoque terico del tra-bajo, que no es de poca monta. Pens que encontrara su discusin en las re-flexiones finales, pero no apareci. Subrayo. En la pgina 25 apunt GerardoLara Cisneros: Este enfoque debe reconocer su deuda con el concepto de lar-ga duracin que la Escuela de los Anales acu a travs de la obra de FernandBraudel qu lstima!, hubiera sido deseable encontrar en qu consisti ocmo concibi dicho enfoque. Porque lo dice ah, lo ofrece, pero ah qued. Conesto termino. Un buen libro que, como los buenos vinos, pudo haber alcanzadoexcelente calidad, si se le hubiera dejado reposar un poco ms.

    Lorenzo Ochoa

    Fernando ORTIZ, Brujas e Inquisidores (Defensa pstuma de un inquisidorcubano). Jos Antonio Matos Arvalos (comp. y prlogo), FundacinFernando Ortiz, Instituto de Literatura y Lingstica, Sociedad Eco-nmica de Amigos del Pas, La Habana, 2003, 216 p.

    Indudable aportacin para la Historia como disciplina, la publicacin de Brujase Inquisidores de Fernando Ortiz es tambin valiosa para los antroplogos ycientficos sociales en general. Esta obra, hasta ahora indita, forma parte de la

    An. Antrop., 3737373737 (2003), 295-300, ISSN: 0185-1225

    AdministradorRectangle

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    triloga Defensa pstuma de un inquisidor cubano del siglo XVIII, que a decir delcompilador y autor del prlogo, fue concebida por el propio Ortiz, no slo parareflejar la intromisin de Lucifer en la historia de Cuba, sino para explicarlas mentalidades que en torno a mitos grotescos fructificaron en la EuropaCatlica (Matos Arvalos, 2003: VIII). As, Brujas e Inquisidores se suma a doslibros publicados con anterioridad: Historia de una pelea cubana contra losdemonios (1975) y La santera y la brujera de los blancos (2000).

    Sin embargo, con este libro que Fernando Ortiz empez a escribir a finesde la dcada de 1920, el autor pretenda tambin completar el anlisis de lareligiosidad popular cubana que haba iniciado con Los negros brujos en 1906.Si en aqul consign el mundo mgico-religioso de los negros, cultos del bajomundo, representativos de la mala vida habanera, ste lo dedicara, ya noa la magia blanca que analiz tambin, sino a la magia negra de los brujosblancos. Para ello, Ortiz estudia minuciosamente el aquelarre orgistico delas brujas: la misa negra, el culto satnico, la aeronutica diablica, los ener-gmenos, los ncubos y los scubos en el campo del Cabrn. Alucinacionestodas, asegura Ortiz, tradas desde la Europa renacentista por los inquisidores,quienes encontraron en ritos agrosexuales y prcticas culturales distintas a losmismos demonios creados por su religin.

    En este libro, Fernando Ortiz se dedica a estudiar, ms que a las brujas,las ideas que de ellas tenan los inquisidores, para demostrar que al amparode su teologa y sacerdocio se reproducan mitos grotescos, ritos brbaros,nefandas inmoralidades y crueldades impas (p. 2). No obstante, la intencinde Ortiz estaba lejos de juzgar con inclemencia a quienes fueron jueces in-clementes en los tiempos de la Inquisicin. Por el contrario, en el prologuillodel libro asume la pstuma defensa del padre Jos Gonzlez de la Cruz quiense viera involucrado, junto con una negra energmena y numerosas legionesde demonios, en un curiossimo episodio dramtico ocurrido en la cubanavilla de San Juan de los Remedios durante el ltimo tercio del siglo XVII queel propio Ortiz relat en Historia de una pelea cubana contra los demonios (1975).De este modo, Brujas e Inquisidores procura explicar el contexto en el que ocu-rri dicha tragedia, de manera que el inquisidor protagonista pudiera tenerdescargo a su conciencia, si an se hallara de trnsito en el purgatorio expiandosus culpas y, por lo menos, algn alivio ante la audiencia fiel de la historia queest a cargo de sus conciudadanos, donde ahora se estn tramitando tantosjuicios revisorios de seculares veredictos (Ortiz, 2003: 1).

    Durante seis captulos, Fernando Ortiz se empea en comprender las sin-razones que alimentaban la imaginacin inquisitorial, plasmando el discurso

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    contradictorio de las ideas, el ambiente ideolgico de una poca, la mentali-dad de clrigos, filsofos y tratadistas. Revisa acuciosamente leyes y libros quefueron escritos contra las brujas; indaga en factores religiosos, polticos y folkl-ricos; estudia obras de antroplogos y telogos; emplea el mtodo transcul-tural para explicar los procesos de interaccin que se han producido entre lascreencias paganas, sus deidades y el cristianismo, y la supervivencia, en laEdad Media, de cultos ancestrales de las sociedades primitivas (Matos Ar-valos, 2003: X-XI).

    El primer captulo describe el Aquelarre, la manifestacin ms singulary compleja del demonismo en el Renacimiento que, una vez sometida suprocedencia a riguroso examen etimolgico, histrico y social, Ortiz consideracomo maravillosa y bella creacin potica del folklore, de la Teologa Po-pular, que enseguida, fue amparada y sostenida, hasta con sanguinarias per-secuciones, por la jerarqua eclesistica (p. 3). De gran capacidad sinttica,la descripcin de esta reunin de brujas y brujos con el demonio, sirve deocasin para disertaciones del autor sobre la diferencia entre hechicera y bru-jera; las sospechosas relaciones que alquimistas, astrlogos y magos tenancon diablejos familiares; la figura de Satans, as como la falta que ste tenade madre y de abuela.

    En el segundo captulo Ortiz incursiona en la lubricidad y necrofagia delas brujas. Con lujo de detalles describe las orgisticas actividades que man-tenan ocupados al demonio mayor y sus amantes en la noche de sbado,desde el beso brujo del sacro de Satans y la anatoma genital que le adjudicabanlas brujas juzgadas, hasta el banquete macabro consistente en carne de muertosy sangre de nios con las que se deleitaban los asistentes. Nios que, paraservir como alimento maligno, en muchas ocasiones conseguan las parterasa peticin expresa.

    La revisin de documentos espaoles, sobre todo leyes y libros contraendemoniados y brujas, ocupa de manera importante el tercer captulo. En l,Ortiz analiza obras de pensadores como Quevedo y Cervantes; de clrigoscomo el jesuita Martn del Ro, el demonlogo por antonomasia, y de eru-ditos como Pedro Ciruelo. Con irona Ortiz escribe en Espaa la epidemia debrujas fue tarda, pero fue embrujado hasta el rey. Los hombres de ciencia,mdicos en particular, se esforzaban por demostrar lo infundadas que esta-ban las creencias en demonios y brujas, pero para los clrigos no slo era le-gtimo creer en ellos, sino que sus detractores eran considerados como magosque haban pactado con el diablo. Callejn sin salida, los procesos tenan un soloveredicto: culpable el acusado y culpable su defensor si osaba defenderlo.

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    Las experiencias de los endemoniamientos y brujeras eran ciertas, expli-ca Ortiz, o como tales las referan los telogos, quienes, adems, perseguancomo herejes a quienes no las creyeran y desaconsejaban a los creyentes quellevados por su afn de observacin objetiva se metieran a experimentar pors y por su propia cuenta, en ese peligroso campo de lo infernal, donde ni si-quiera los mismos sacerdotes estaban seguros de todo riesgo (p. 116). Riesgode encontrarse con el demonio y sufrir por ello serias consecuencias, pero tam-bin de ser perseguidos ellos mismos por la Inquisicin, mostrar mayor intersdel esperado en el tema era ya motivo de sospecha.

    En este contexto no parece posible inculpar al padre cubano Jos Gonzlezde la Cruz, por creer y hacer creer en el endemoniamiento de la negra Leonarda.Ms an, concluye Ortiz, los nombres y mitos de sus demonios eran distintos, perola esclava y el sacerdote compartan la misma base conceptual de sus creencias:para la una y para el otro las potencias malvolas del otro mundo podan por ssolas o por medio de energmenos, brujas y hechiceros, perjudicar a los individuosy a los pueblos, acarrendoles las ms graves desgracias y pesadumbres (p. 119).

    En el cuarto captulo Fernando Ortiz propone una interpretacin del aque-larre y el demonismo vigente en Espaa durante los siglos de la colonizacinde Amrica. El autor busca la dimensin social del endemoniamiento y labrujera, a los que no duda en nominar como fenmenos que no pueden serinterpretados todos como simples fraudes. Se percibe en este captulo el intersde Ortiz por la antropologa: a la abundante revisin de obras histricas, sumala lectura de libros escritos por antroplogos como Frazer, con la intencin deabordar el proceso de cristianizacin en Amrica. Los dioses no mueren de repente,concluye Ortiz, ante la adopcin del cristianismo como religin oficial elpueblo no abandon enseguida su paganismo arraigado [...] y refugiaron encultos crpticos [a sus deidades] para defenderse contra la ira de los nuevossacerdotes, ahora triunfantes y tan perseguidores como antes haban sido perse-guidos (p. 130). Por su parte, apunta el autor, los escolsticos no hicieron sinoajustar las viejas creencias sobrevivientes al sistema dogmtico, teognico ytico de la iglesia (p. 151).

    Fernando Ortiz encuentra en las supervivencias de religiones cadas yen los retornos atvicos a sus colectivas expansiones el origen de los demoniosque torturaban a jueces y juzgados durante la poca de la Inquisicin. No obs-tante, culpa a esta ltima de elaborar la creencia en brujas casi en toda su com-plejidad, sin auxilio de la autoridad teolgica en ninguno de sus aspectos,salvo en el concepto de que la brujera era un contubernio de reniego con Sa-tans y, por lo tanto, una hereja (p. 150).

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    En el quinto captulo lo que ocupa a Ortiz es la interpretacin psicol-gica de energmenos y brujas. El miedo, la ansiedad, la psicosis colectiva, lasexualidad reprimida, la mitomana, la histeria, sirven al autor para explicardichos y hechos de quienes eran sujetos a un proceso inquisitorial, pero tam-bin para comprender los argumentos y razones de quienes en verdad eranperseguidos por el mal: todos los ascetas fueron seres insanos, corporalmenteinferiores y mentalmente enfermos (p. 165).

    Cristianizadas por el clero, lo que fueron misteriosas reuniones de de-monios y brujas se convirtieron en piadosas romeras. Sin embargo, advier-te el autor en el sexto y ltimo captulo del libro, todava se cree en brujos,hechizos y demonieras. Citando al historiador Lea (1907), Ortiz explica estapermanencia: la creencia en los poderes de la hechicera haba sido inculcadademasiado fuertemente para que desapareciera con el cese de su persecucin(p. 187). Fernando Ortiz finaliza su obra con humor: No cabe duda de quepor esta cubana tierra an sobran diablos, energmenos y, a veces, toda ellaparece dada a los mismsimos demonios. [...] Si a los curas catlicos de Cubase les antojara iniciar alguna vez una campaa pblica y espectacular de exor-cismos, pronto el pas sufrira una epidemia de endemoniamientos y muchasbajadas del santo seran santiguadas como subidas de Satans (p. 206).

    Pocas obras ofrecen un anlisis tan completo de la religiosidad en un pascomo lo hace Brujas e Inquisidores de Fernando Ortiz, pero tambin sonescasos los pensadores como el sabio Don Fernando, llamado as en su Cubanatal. Abogado de formacin, incansable lector, sin duda buen escritor, Ortizse afanaba por ofrecer a quienes leyeran sus escritos la imagen total de unhecho humano. De tal forma que este libro supera los lmites de la defensapstuma de un inquisidor cubano que lo motiv y, como dice el doctor MatosArvalos, traza una prolongada parbola histrica [...] y trasmite su pecu-liar manera de interpretar la universalidad de la cultura (Matos Arvalos,2003: XXIV).

    Las obras de la autora de Ortiz siempre enriquecen a quien las lee. Es-crib al principio que sta, en particular, es valiosa para los antroplogos. Esti-mula la reflexin y aporta importantes elementos a discusiones que siguen, odeberan seguir, vigentes en nuestra disciplina, por lo menos en lo que corres-ponde a la llamada antropologa mdica y a aquella dedicada a la religin. In-vita a pensar, por ejemplo, en la diferencia que hoy da hacemos entre hechiceray brujera; en las funciones atribuidas a parteras y a mdicos; en esa verdadabsoluta enarbolada por los inquisidores, concebida desde la hegemona dequien es juez y parte, y que tiene una escalofriante similitud con los argumentos

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    usados por la medicina legitimada por el Estado para subordinar y excluir aotras prcticas etiolgico-teraputicas.

    Finalmente, cabe destacar la ardua labor compilatoria de otro cubano, eldoctor Jos Antonio Matos Arvalos, gracias a quien este libro, despus detantos aos, es dado a conocer. La importancia de la obra de Fernando Ortiz nose limita, como aseguran los editores de la triloga Defensa pstuma de uninquisidor cubano, a la contribucin que la misma hace a las ciencias socialesen su pas. Del mismo modo en que l supo incursionar en diversas disciplinasy pocas, su obra trasciende geografas y supera bloqueos.

    Tania Hlne Campos Thomas

    REFERENCIAS

    LEA, HENRY CHARLES1907 A History of Inquisition in Spain. Nueva York.

    MATOS ARVALOS, JOS ANTONIO2003 Prlogo El aquelarre en el nuevo mundo: extravo de la imaginacin?

    Fernando Ortiz, Brujas e Inquisidores (Defensa pstuma de un inquisidorcubano), Fundacin Fernando Ortiz, Instituto de Literatura y Lingstica,Sociedad Econmica de Amigos del Pas, La Habana, pp. VII-XXIV.

    ORTIZ, FERNANDO1906 Los negros brujos. Indito.1975 Historia de una pelea cubana contra los demonios. Editorial de Ciencias

    Sociales, La Habana.2000 La Santera y la brujera de los blancos. Editorial Fundacin Fernando

    Ortiz, La Habana.

    An. Antrop., 3737373737 (2003), 300-302, ISSN: 0185-1225

    Lydia ZAPATA PEA, Origen de la agricultura en el Pas Vasco y transfor-maciones del paisaje: anlisis de restos vegetales arqueolgicos. Kobie SerieAnejos 4, Diputacin Foral de Biskaia, Bilbao, 2002.

    La adopcin de una economa productora de alimentos es uno de los procesosms importantes en la investigacin arqueolgica, dado que incluy no solamen-te la manipulacin de las especies vegetales o animales, sino, al mismo tiempo,

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