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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 19 DE FEBRERO DE 2012 5 a SECCION En su más reciente obra “Corriéndose al Interior”, Ari Paluch expone preguntas y respuestas para alcanzar la paz interior “Drácula” de Bram Stoker es “un libro para el verano” en la recomendación de Melina Moisé y el placer de la lectura 2 3 A riadna Chaves me abre las puertas de su casa con genuina generosidad. Es una buena anfitriona y le gusta recibir vi- sitas. Por supuesto, ella es el centro de atención de quienes nos acercamos hasta su domicilio en el oeste de San Miguel de Tucumán. Es una figura de la literatura tucumana que ha sabido ganarse un lu- gar destacado entre los escritores de su generación y que, con humildad, sabe re- conocer entre ellos a sus mentores y ami- gos: Guillermo Orce Remis, Horacio Des- cole, Manuel Corbalán, Antonio Palacios, Arturo Álvarez Sosa, Leonor Vasena, en- tre otros. La casa ocupa buena parte de su tiem- po, repartido entre el jardín, que cuida personalmente, y las tareas domésticas que, confiesa, a veces la agobian dema- siado. Comenzamos nuestra charla, totalmen- te distendidos, alrededor de su escritorio, donde las fotografías rescatan fragmen- tos de su pasado, mirándonos displicen- temente bajo el vidrio que las cubre. - Naciste en Tucumán… - Sí, en la calle Congreso 553. Hasta hace poco todavía estaba allí la casa don- de nací. Recuerdo que la puerta tenía cristales de Bruselas, simplemente por- que no había en la Argentina… Era una casa preciosa… - Sin embargo, pasaste tu infancia en el Chaco por el trabajo de ferroviario de tu padre. - Así es. Me deben haber llevado a los cuatro o cinco años. Y allí, en el campo, me senté una noche a mirar las estrellas y entonces me di cuenta que quería desa- parecer, quería que me absorbiera el cos- mos. Lloraba. Y sólo pensaba que quería desaparecer. Recuerdo que estaba senta- da en una silla chiquitita, me levanté de la cama y me senté bajo la bóveda azul del cielo, que en el campo y en las noches del Chaco santiagueño, era extraordinaria. Y allí sentadita en esa silla chiquitita, quería deshacerme, confundirme con el cosmos. Yo no conocía aún la palabra cosmos, pe- ro miraba el cielo, lloraba, y quería desa- parecer, que me llevaran las fuerzas ce- lestiales. ¡Qué misterio! No es literatura, eh, es real. - ¿Y usaste todos estos elementos en tu primer libro? - No, en realidad no. Mi primer libro de poesía representa, ante todo, la pasión. A mi niñez aún la tengo que rescatar. Des- de que he venido a esta casa me dedico a la construcción, y a cuidarla. Pero todo eso continúa en mí. - Cuéntame de tu primer libro, ¿cómo nació? - Canciones de la víspera apareció en abril de 1951. La edición estuvo a cargo de Violetto, una de las imprentas más im- portantes de Tucumán en ese entonces. Trabajaron a destajo: en un mes estuvo listo e inmediatamente salió a la venta. - ¿Tenían algún canal de distribución? - No sé, pero recuerdo que llegó hasta Rosario. Varias crónicas se hicieron eco del lanzamiento. Hizo capote entre los es- tudiantes de la Facultad de Filosofía. Los muchachos andaban con este libro bajo el brazo, porque era un libro de amor, au- daz para la época. Y ellos recitaban de memoria los poemas. Te imaginarás que en la Facultad era considerada una “dio- sa”. A partir de entonces ya no podía es- tudiar.Todo ese mundo de bohemios y ar- tistas que comencé a frecuentar no me permitía estudiar. A veces entraba a cla- ses, tarde, con un vestido rojo, de una te- la que se ajustaba al cuerpo y que llegaba hasta debajo de rodilla… Te imaginas, ¡ahí nomás se interrumpía la clase! Me reía, me divertía con los relatos de mis compañeros cuando entraba a la facul- tad. Pero ya había publicado un libro y, para ellos, era famosa. - ¿Qué relación existe entre tu primer libro y el pintor Carlos Castillo? - Se llamaba Carlos Santor Castillo, le decían “Tocho” y en Perú fue un pintor muy importante. Él fue mi primera pa- sión. Un día me vio con una rosa roja y me pidió que posase para terminar “Yer- ma”. Y le dije que sí. Iba todos los días a su taller, que estaba en el parque 9 de Ju- lio, donde ahora está la Casa Municipal de Cultura. Tenía una habitación donde me cambiaba, me ponía una bata verde y debajo… ¡nada! Luego, salía al taller, me sentaba en una banqueta y dejaba caer la bata. Me quedaba dura. No movía ni un pelo. Y él hacía su trabajo en el lienzo. Al principio, sólo se dedicaba a pintar, pero, con el tiempo fueron apareciendo otras intenciones. Por supuesto que yo no acce- día y me mantenía firme en mi negativa. Una tarde me invitó un whisky, luego otro… y nos terminamos una botella. Creyó que así me iba a doblegar, pero no, y él, quizá como sintiéndose herido en su orgullo, me dio una tremenda bofetada y me corrió del taller. No volví en un mes, aproximadamente. Cuando lo hice, fui di- rectamente a la pieza donde me cambia- ba, me desnudé, entré al taller, le pedí que se tendiese en la cama que había allí y, sucedió lo que tenía que suceder. Por eso digo que fue mi primera pasión. El libro está inspirado en toda esa experiencia. - ¿Y después qué sucedió? - ¡Quería que me fuese con él! Me pidió que fuera a la estación del ferrocarril y que, si había decidido acompañarlo, lle- vara mi valija. Me presenté con una rosa en la mano y una botella de grapa. Sin equipaje. Y así supo que no lo acompaña- ría. El tomó la rosa pero rechazó la gra- pa. Volví a mi casa en compañía de Nieto Palacios. Era tarde, de noche y llovía in- tensamente. Volvimos caminando y en el camino Nieto abrió la botella de grapa. Él estaba acostumbrado, pero yo no. Sin embargo, nos tomamos la botella entera antes de llegar a mi casa. Nos sentamos en el umbral y nos quedamos hasta las cuatro de la mañana. ...pasa a pág. 4 Deslumbró y fue retratada por dos de los más grandes pintores argentinos y por uno de los mayores artistas de Tucumán. Antonio Berni, Lino Spilimbergo y José Nieto Palacios fueron seducidos por la belleza de la tucumana que transformó esas experiencias en poemas. Esos textos la convirtieron en una de las autoras destacadas de la provincia. En esta entrevista habla de algunas de esas experiencias y de los libros que surgieron de ellas L A M U SA Julio R. Estefan PARA LA GACETA - TUCUMÁN de los pintores ENTREVISTA A ARIADNA CHAVES PERFIL Ariadna Chaves nació en San Miguel de Tucumán. En su provincia realizó estudios de Filosofía y Letras y ejerció la docencia. Recibió numerosos premios por su obra. Dentro de ella cabe mencionar a los libros Las otras tierras, Intemperie y La Flor al dueño. Sus textos aparecieron en diversos diarios y revistas de nuestro país y forman parte de distintas antologías, entre las que merece destacarse la Antología de la poesía Argentina, con selección y prólogo de Raúl Gustavo Aguirre. Retrato de Ariadna Chaves realizado por Antonio Berni.

19-02-2012 LITERARIA LA GACETA

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Domingo 19 de febrero de 2012 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 19 DE FEBRERO DE 2012

5aSECCION

En su más reciente obra “Corriéndose alInterior”, Ari Paluch expone preguntas yrespuestas para alcanzar la paz interior

“Drácula” de Bram Stoker es “un libro parael verano” en la recomendación de Melina

Moisé y el placer de la lectura

2 3

Ariadna Chaves me abre las puertas desu casa con genuina generosidad. Es

una buena anfitriona y le gusta recibir vi-sitas. Por supuesto, ella es el centro deatención de quienes nos acercamos hastasu domicilio en el oeste de San Miguel deTucumán. Es una figura de la literaturatucumana que ha sabido ganarse un lu-gar destacado entre los escritores de sugeneración y que, con humildad, sabe re-conocer entre ellos a sus mentores y ami-gos: Guillermo Orce Remis, Horacio Des-cole, Manuel Corbalán, Antonio Palacios,Arturo Álvarez Sosa, Leonor Vasena, en-tre otros.

La casa ocupa buena parte de su tiem-po, repartido entre el jardín, que cuidapersonalmente, y las tareas domésticasque, confiesa, a veces la agobian dema-siado.

Comenzamos nuestra charla, totalmen-te distendidos, alrededor de su escritorio,donde las fotografías rescatan fragmen-tos de su pasado, mirándonos displicen-temente bajo el vidrio que las cubre.

- Naciste en Tucumán… - Sí, en la calle Congreso 553. Hasta

hace poco todavía estaba allí la casa don-de nací. Recuerdo que la puerta teníacristales de Bruselas, simplemente por-que no había en la Argentina… Era unacasa preciosa…

- Sin embargo, pasaste tu infancia en el Chaco por el trabajo de ferroviario de tu padre.

- Así es. Me deben haber llevado a loscuatro o cinco años. Y allí, en el campo,me senté una noche a mirar las estrellasy entonces me di cuenta que quería desa-parecer, quería que me absorbiera el cos-mos. Lloraba. Y sólo pensaba que queríadesaparecer. Recuerdo que estaba senta-da en una silla chiquitita, me levanté de lacama y me senté bajo la bóveda azul delcielo, que en el campo y en las noches delChaco santiagueño, era extraordinaria. Yallí sentadita en esa silla chiquitita, queríadeshacerme, confundirme con el cosmos.Yo no conocía aún la palabra cosmos, pe-ro miraba el cielo, lloraba, y quería desa-parecer, que me llevaran las fuerzas ce-lestiales. ¡Qué misterio! No es literatura,eh, es real.

- ¿Y usaste todos estos elementos en tu primer libro?

- No, en realidad no. Mi primer libro depoesía representa, ante todo, la pasión. Ami niñez aún la tengo que rescatar. Des-de que he venido a esta casa me dedico ala construcción, y a cuidarla. Pero todoeso continúa en mí.

- Cuéntame de tu primer libro, ¿cómo nació?

- Canciones de la víspera apareció enabril de 1951. La edición estuvo a cargode Violetto, una de las imprentas más im-portantes de Tucumán en ese entonces.Trabajaron a destajo: en un mes estuvolisto e inmediatamente salió a la venta.

- ¿Tenían algún canal de distribución?- No sé, pero recuerdo que llegó hasta

Rosario. Varias crónicas se hicieron ecodel lanzamiento. Hizo capote entre los es-tudiantes de la Facultad de Filosofía. Losmuchachos andaban con este libro bajoel brazo, porque era un libro de amor, au-daz para la época. Y ellos recitaban dememoria los poemas. Te imaginarás que

en la Facultad era considerada una “dio-sa”. A partir de entonces ya no podía es-tudiar.Todo ese mundo de bohemios y ar-tistas que comencé a frecuentar no mepermitía estudiar. A veces entraba a cla-ses, tarde, con un vestido rojo, de una te-la que se ajustaba al cuerpo y que llegabahasta debajo de rodilla… Te imaginas,¡ahí nomás se interrumpía la clase! Mereía, me divertía con los relatos de miscompañeros cuando entraba a la facul-tad. Pero ya había publicado un libro y,para ellos, era famosa.

- ¿Qué relación existe entre tu primer libro y el pintor Carlos Castillo?

- Se llamaba Carlos Santor Castillo, ledecían “Tocho” y en Perú fue un pintormuy importante. Él fue mi primera pa-sión. Un día me vio con una rosa roja yme pidió que posase para terminar “Yer-ma”. Y le dije que sí. Iba todos los días asu taller, que estaba en el parque 9 de Ju-lio, donde ahora está la Casa Municipalde Cultura. Tenía una habitación dondeme cambiaba, me ponía una bata verde ydebajo… ¡nada! Luego, salía al taller, mesentaba en una banqueta y dejaba caer labata. Me quedaba dura. No movía ni unpelo. Y él hacía su trabajo en el lienzo. Alprincipio, sólo se dedicaba a pintar, pero,con el tiempo fueron apareciendo otrasintenciones. Por supuesto que yo no acce-día y me mantenía firme en mi negativa.Una tarde me invitó un whisky, luegootro… y nos terminamos una botella.Creyó que así me iba a doblegar, pero no,y él, quizá como sintiéndose herido en suorgullo, me dio una tremenda bofetada yme corrió del taller. No volví en un mes,aproximadamente. Cuando lo hice, fui di-rectamente a la pieza donde me cambia-ba, me desnudé, entré al taller, le pedí quese tendiese en la cama que había allí y,sucedió lo que tenía que suceder. Por esodigo que fue mi primera pasión. El libroestá inspirado en toda esa experiencia.

- ¿Y después qué sucedió?- ¡Quería que me fuese con él! Me pidió

que fuera a la estación del ferrocarril yque, si había decidido acompañarlo, lle-vara mi valija. Me presenté con una rosaen la mano y una botella de grapa. Sinequipaje. Y así supo que no lo acompaña-ría. El tomó la rosa pero rechazó la gra-pa. Volví a mi casa en compañía de NietoPalacios. Era tarde, de noche y llovía in-tensamente. Volvimos caminando y en elcamino Nieto abrió la botella de grapa. Élestaba acostumbrado, pero yo no. Sinembargo, nos tomamos la botella enteraantes de llegar a mi casa. Nos sentamosen el umbral y nos quedamos hasta lascuatro de la mañana. ...pasa a pág. 4

Deslumbró y fue retratada por dos de los más grandes pintores argentinos y por uno de los mayores artistas de Tucumán. Antonio Berni, Lino

Spilimbergo y José Nieto Palacios fueron seducidos por la belleza de la tucumana que transformó esas experiencias en poemas. Esos textos la

convirtieron en una de las autoras destacadas de la provincia. En esta entrevista habla de algunas de esas experiencias y de los libros que

surgieron de ellas

LA MUSA◆ Julio R. EstefanPARA LA GACETA - TUCUMÁNde los pintores

E N T R E V I S T A A A R I A D N A C H A V E S

PERFILAriadna Chaves nació en San Miguel deTucumán. En su provincia realizó estudios deFilosofía y Letras y ejerció la docencia. Recibiónumerosos premios por su obra. Dentro de ellacabe mencionar a los libros Las otras tierras,Intemperie y La Flor al dueño. Sus textosaparecieron en diversos diarios y revistas denuestro país y forman parte de distintasantologías, entre las que merece destacarse laAntología de la poesía Argentina, con seleccióny prólogo de Raúl Gustavo Aguirre.

Retrato deAriadnaChaves

realizado porAntonio

Berni.

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 19 DE FEBRERO DE 2012

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / E N T R E V I S T A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

No v e d a d e s

CARTAS 1- 1937-1954Julio CortázarALFAGUARA (600 PAGINAS)Con curiosidad permanente, Cortázar da cuenta detodos los aspectos de su actividad como escritor, de susdesvelos políticos y sus vaivenes personales. Hace elbalance del día, opina sobre lo que lee, lo que escucha,lo que ve, y relata sus andanzas como traductor.

CARTAS 2 - 1955-1964Julio CortázarALFAGUARA (680 PAGINAS)El autor de Rayuela no cesa de asombrarnos con suhumor, su lucidez y una inusual coherencia entre vida yobra. Nada queda afuera: la Argentina de provincias,Buenos Aires, París, Cuba, Nicaragua, el “boom” de laliteratura, la amistad, el amor, la muerte.

CARTAS 3 - 1965-1968Julio CortázarALFAGUARA (688 PAGINAS)Organizada en cinco volúmenes que abarcan un períodocomprendido entre 1937 y 1984, la presente edición dela correspondencia cortazariana es una versióncorregida y muy aumentada respecto de la publicada enel año 2000.

LOS DUEÑOS DEL MUNDOEduardo SacheriALFAGUARA (144 PAGINAS)Eduardo Sacheri convoca a sus amigos, mediante unainteresante amalgama entre la ficción y la realidad. Elfútbol, las carreras en bicicleta, los rompeportones enNavidad y las tensiones entre barras; carnavales,personajes ilustres y algunos mitos del barrio.

LAS CONQUISTADORAS – PRESENCIA DE LAMUJER ESPAÑOLA EN AMÉRICA DURANTE ELSIGLO XVITeresa Piossek PrebischEDICION DE LA AUTORA (78 PAGINAS)Dejaban patria y familia que quizá no volverían a verjamás, para atravesar el temible océano rumbo a unmundo nuevo en todo sentido.

LA BALSA DE MALVINAFabián DaversaSUMA DE LETRAS (288 PAGINAS)Esta es la historia de Malvina, hija de un excombatiente, y su fantasma, pero también es la historiade un país que aun hoy busca completar su identidadcon las dos piezas que le faltan: las Islas Malvinas. Labúsqueda de la identidad no tiene fin.

LA IMPORTANCIA DE TENER CIERTA MOVILIDADLucía CasasbellasOLMO EDICIONES (108 PAGINAS)Desfila por este libro un cortejo de desahuciados. Haypersonajes que podrían perder sus cualidades en caso deenamorarse, una chica que se blinda y preserva de losdesengaños dentro de una caja china. Casasbellas esrecolectora de serenas diatribas e imágenes insólitas.

GALLITO CIEGOMaría Isabel SaavedraEDICION DE LA AUTORA (112 PAGINAS)“Minúsculo instante”, “Malvarrosas”, “La brújulaextraviada”, son las mínimas constelaciones demicrorrelatos que configuran esta obra. “Gallito Ciego”instaura una atmósfera donde casi nada obedece alrégimen siempre subestimado de la casualidad.

PEQUEÑO DICCIONARIO ILUSTRADO DETUCUMANO BASICOMiguel MartínLA FERIA DEL LIBRO (128 PAGINAS)Este diccionario además de ofrecer un completo listadode palabras y definiciones tucumanas, también incluyeuna guía actualizada con los insultos más populares dela comunidad. El humor aflora en cada página.

ES MI TIPO – UN LIBRO SOBRE FUENTESTIPOGRÁFICASSimon GarfieldTAURUS (376 PAGINAS)Profusamente ilustrado, este libro cuenta la historia demás de doscientas fuentes tipográficas desde su origen y“en algunos casos hasta su muerte”, a través deanécdotas sobre su empleo, sus creadores y sus usuarios.

EL VOCABULARIO DE ROLAND BARTHESGabriela Simón (directora) Marcela Coll –Laura Raso – Virginia ZuletaCOMUNICARTE (192 PAGINAS)Esta obra aborda el pensamiento más difundido delautor, ese que se hace cargo de cuestiones tales como lasemiología, el signo, la significación, la literatura, laescritura, el texto, la imagen, el estereotipo, lanaturalización.

EN MEDIO DE LA VIDAEduardo PocztarukEDICIONES DEL DOCK (60 PAGINAS)El autor es contador público, poeta y murguero.Escribió obras para espectáculos de murga presentadasen teatro como “Páginas Vacías” y “Sueños, personajesy versos”. Participó en antologías de poesía. En estaobra se condensan más de cuarenta poemas.

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UNLIBRO

p a r a e l v e r a n o

UN POLICIAL GRIEGO

Las ficciones policiales, novelas y series, me seducen desde quemi madre puso en mis manos la colección de El Séptimo Círculo,dirigida por Borges y Bioy. En estos últimos tiempos sigo a reno-vadores del género como Henning Mankell, Andrea Camillieri yLeonardo Padura que la han convertido en la novela social denuestro tiempo. Mi enamoramiento de la serie del comisario Kos-tas Jaritos del griego Petros Markaris ha pasado a engrosar lalista. Recomiendo la lectura de toda la serie y en este caso en par-ticular acabo de terminar dos novelas. La última Con el agua alcuello (2011) y, después de revolver librerías, Defensa cerrada(2006). La obra entrelaza el mundo del crimen con la historia devida, presentada con un distanciamiento brechtiano. La biografíadel entrañable Jaritos devorador de diccionarios está llena de hu-mor. Los lectores saboreamos las quejas y los tomates rellenos demujer Adrianí, los sinsabores de su yerno el médico Yannis y eldesempleo de su hija doctorada en abogacía. La cotidianeidadde la familia le permite a Markaris representar la tumultuosa Ate-nas. Kostas, un policía que conoció la dictadura, toma distancia dela política griega y muestra crudamente un mundo convulsionadopor la violenta modernidad en su efímera pertenencia a la euro-zona. Los casos de Jaritos están vinculados a las mafias políticas yeconómicas, a las migraciones forzadas de albaneses y turcos y ala pobreza creciente de la población. Con el agua al cuello comien-za con el casamiento de Katerina y se centra en el asesinato debanqueros. Los indignados aparecen como sospechosos principa-les y la consigna “No paguéis a los bancos” va a despistar al azo-rado Jaritos. Otra de las notas es el humor, a veces negro, pero queno deja de arrancar la carcajada del lector.

Resulta fascinante encontrar una Atenas distante de la Atenasclásica, construida románticamente por el turista. Nos movemospor una Atenas violenta cosmopolita casi infernal. En la literatu-ra policial siempre hay un orden, el de la lógica y la verdad. Nues-tro lector de diccionarios Kostas Jaritos, se convierte, por un mo-mento, en el pequeño héroe cotidiano.

© LA GACETA* Doctora en Letras, profesora de literatura hispanoamericana

de la UNT.

◆ Por Carmen Perilli*

FRAGMENTO“No me da tiempo a leerlo porque el semáforo se pone en verde y losconductores de atrás empiezan a tocar el claxon. Todos los postes y lostrozos de pared que quedaban libres en la avenida están empapeladoscon el mismo cartel. Paso al carril de la derecha y me paro delante deun poste a la altura del Hospital Hipocrático. Tengo que bajar del Seatpara leerlo.En el cartel, enmarcado en rojo, está escrito con gruesas letras negras:«¡no paguéis lo que debéis a los bancos!». El comentarista delnoticiario y Adrianí tenían razón, pienso. Pronto habrá manifestacionesen apoyo del asesino y tendremos que sacar a la calle las fuerzasantidisturbios para imponer el orden. No me quedo para leer el resto;con la primera frase me basta.Si pudiera, cargaría el Seat a la espalda y correría calle arriba, parallegar antes al trabajo. En la curva de Ambelókipi, nervioso, vuelvo adetenerme ante un semáforo. Dejo el coche en el aparcamiento deJefatura y subo como un rayo a mi despacho. Llamo a Vlasópulos y aDermitzakis y les pregunto si han visto el cartel.—¿Cómo no vamos a verlo, señor comisario? —contesta Vlasópulos—.Han empapelado la ciudad entera. Ni el Partido Comunista es capaz detal despliegue.A punto estoy de llamar a Guikas cuando se me adelanta Stazakos.—¿Has visto el cartel?—Lo he visto —digo.—Todo tuyo.—¿Qué quieres decir?—El cartel no es cosa de la Antiterrorista ni tiene que ver con losasesinatos. Algún loco ha emprendido una campaña contra los bancos.Encárgate tú, así estarás entretenido. —Y cuelga el teléfono.Trato de no cabrearme y llamo a Guikas, que me invita secamente:—Sube enseguida.Me lo encuentro hojeando los periódicos de la mañana, que estándesparramados por su escritorio.—¿Ha visto los carteles? —pregunto.—Ojalá fueran sólo carteles —responde y me tiende un periódico.La primera plana entera reproduce el contenido del cartel. Ahorapuedo leerlo tranquilamente”.

FICHATítulo: Con el agua al cuello Autor: Petros MarkarisGénero: PolicialEditorial: TusquetsAño de publicación: 2011

EL VAMPIRO ORIGINAL

La estética gótica se reproduce una y otra vez en los modelos an-tiguos y medievales del “vampir”, del “chupa sangre”, que ostentala inmortalidad de la noche acaso como un premio, tal vez comoun castigo. La sugestión hipnótica y el erotismo son matices queagrega la personalidad enigmática y ambigua del “muerto vivien-te”.

Bram Stoker publica Drácula en 1897 y con ello adquiere la in-mortalidad más allá de lo vampírico. La obra había sido pautadapara convertirse en una pieza teatral, sin embargo en su configu-ración adquiere una dimensión novelesca. Una investigación ex-haustiva del autor lo lleva a tomar como basamento histórico a unhéroe rumano, Vlad Tepes o Vlad Drakul, enaltecido por su resis-tencia ante el avance de los turcos en Europa oriental y temido porsu inclemente tortura y devastación.

Aunque los vampiros estaban de moda en aquella época, el tra-tamiento que Stoker proporciona a la materia prima es totalmen-te novedoso. Incorpora la vacilación en la percepción fantástica delpersonaje y de los hechos a partir del estilo indirecto y la subjeti-vidad de los enunciadores: Harker, un joven jurisconsulto, arriba aun añejo castillo de Transilvania donde habita el Conde Drácula,para realizar una transacción comercial. A través de la perspecti-va alterada del forzado inquilino, el lector observará la figura delconde en un juego de dubitación entre lo real y lo imaginario, loracional y lo irracional. La acción diferida se traslada a Inglaterra,donde Mina Murray, prometida de Harker, y su amiga Lucy inter-cambian correspondencia. Al género epistolar se suman el diarioíntimo, el informe científico, la noticia periodística y el fragmenta-rismo del onírico; discursos multiformes que focalizarán la dramá-tica acción, nunca explícita por la voz autoral. La épica escena decaptura de Drácula, lleva a los héroes románticos al último reduc-to del vampiro, que marca el inicio y el término del periplo, el Cas-tillo de Transilvania.

El Gótico Contemporáneo ha abierto nuevos causes al trata-miento de lo vampírico: se ha otorgado la cotidianidad realista alo sobrenatural. La propuesta es ir a lo primigenio, Drácula, aquelque sentó las bases de las sagas y crónicas actuales como Entre-vista con el vampiro (2005) y Crepúsculo (2009). Y el baile con elvampiro llevará al placer de la lectura.

© LA GACETA

* Escritora, profesora de Letras.

◆ Por Melina Moisé*

FRAGMENTO“-Llegó usted muy temprano hoy, mi amigo.El hombre replicó balbuceando:-El señor inglés tenía prisa.Entonces el extraño volvió a hablar:-Supongo entonces que por eso usted deseaba que él siguiera hastaBucovina. No puede engañarme, mi amigo. Sé demasiado, y miscaballos son veloces.Y al hablar sonrió, y cuando la luz de la lámpara cayó sobre su fina ydura boca, con labios muy rojos, sus agudos dientes le brillaron blancoscomo el marfil. Uno de mis compañeros le susurró a otro aquella frasede la “Leonora” de Burger:“Denn die Todten reiten schnell” (Pues los muertos viajan velozmente).El extraño conductor escuchó evidentemente las palabras, pues alzó lamirada con una centelleante sonrisa. El pasajero escondió el rostro almismo tiempo que hizo la señal con los dos dedos y se persignó”.

FICHATítulo: DráculaAutor: Bram StokerGénero: NovelaEditorial (traducción al castellano): AustralAño de publicación libro original: 1897

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 19 DE FEBRERO DE 2012

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / E N T R E V I S T A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / F R A G M E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

A VICTORIA OCAMPOSAIGNON, 23 DE JUNIO DE 1965

Mi querida Victoria:

Creo que ya en alguna otra carta le pedí perdón por escribir-le a máquina. Sé que no está bien, y sin embargo reincido, porqueescribir a mano me resulta cada vez más penoso. En todo caso, estoymucho más presente cuando escribo así, a toda velocidad y tachandode cuando en cuando algún comienzo de frase en el que la máquinase toma libertades excesivas.También tengo que pedirle disculpas por el involuntarioretardo de mi respuesta, pero ya verá usted por el encabezamiento queno estoy en París. Nos hemos venido a Saignon, un pueblecito de 200habitantes, en plena Vaucluse (a unos veinte kilómetros de la fuentedonde Petrarca vio por primera vez a Laura), donde encontramos unbastidon que se convertirá en nuestro refugio una vez que hayamosterminado de pintarlo y de ponerle cortinas de paja. Tenemos unjardín que es como un balcón sobre los valles del Luberon. Muy cercaestá Gordes, Bonnieux, y casi al lado la torre del castillo del marquésde Sade, en Lacoste (donde, como dice la guía Michelin, se déroulaientles sataniques orgies). Ya ve que no hemos elegido mal para citarnoscon el sol, el tomillo y la lavanda.Todo esto es para explicarle que nuestra portera de París,que es un personaje extraordinario, quedó con instrucciones deremitirme cada quince días la correspondencia acumulada. ¿Por quélos quince días se convierten en veinticinco? La noción del tiempode madame Boivin es inescrutable, y a ello se debe que su carta hayallegado ayer por la tarde. Dándome –y esto es lo primero que hubie-ra debido decirle– una muy grande alegría. Antes de ver su nombreen el dorso del sobre, ya había reconocido su letra, en especial las ty la f mayúscula. (Debe ser una deformación profesional, pero suelorecordar mejor la letra que la cara o la voz de muchos amigos leja-nos; o quizá es una forma de consuelo, puesto que a lo largo de losaños las cartas tienden a reemplazar cada vez más la relación directa,tan azarosa entre la Argentina y Europa.)Espero que ya está perfectamente restablecida. Si la opera-ron en enero y todavía sigue sintiéndose dolorida, me doy cuentade que no se trataba de algo banal. Si yo fuera tan egoísta como mecreo a veces, debería alegrarme de que sus insomnios le hicieronconocer mis cuentos, pero debo tener alguna generosidad, puestoque lamento las circunstancias que la acercaron a mis Armassecretas.Es curioso que yo, cuando estoy enfermo, me vuelvo resuel-

tamente hacia los novelones del siglo ?_?. En un hospital, hacediez años, releí casi todo Dickens; en una clínica, otra vez, llenéun montón de lagunas balzacianas. Lo del “opio de Occidente”,después de todo, es más literal de lo que uno piensa; yo estoy muycontento de que mis relatos la hayan distraído, arrancándola porun rato a sus dolores. Y estoy todavía más contento de que hayansido Las armas secretas, porque en ese tomo están los cuentos míosque todavía prefiero.¿Cuándo viene a visitarnos a París? Alguien me había dichoque asistiría al coloquio del Columbianum en Génova, y aunque yono voy nunca a reuniones de escritores (no sirvo para discutir ni paracriticar), esperé que después viniese a Francia y pudiéramos vernos.Más tarde supe por otros amigos que usted no había ido a Génova.En este momento mismo entra el cantonnier de Saignonpara anunciarme que han matado a Ben Bella. No es una noticiaconfirmada, pero no me sorprendería que fuese cierta. Cuánta sangre,cuánto odio. Pasada cierta edad, uno tiende a algodonarse cómoda-mente en cosas como las que comento en esta carta: los mensajesde los amigos lejanos, la lavanda, el sol... Y entonces, precisamenteentonces, la fría realidad. Pero en todo caso ese toque de atenciónservirá como siempre para que cada uno de nosotros siga haciendo loque cree que debe hacer.Gracias, Victoria, por su carta tan cariñosa y tan suya. Aurorala recuerda con su afecto de siempre, y yo la abrazo muy fuerte,

JULIO CORTÁZAR

Mario Vargas Llosa vive en: 17, rue de Tournon, Paris 6ème.

UNA CARTA DECORTÁZAR

Con referencia al artículo titulado “La mona y la seda”, pu-blicado en LA GACETA Literaria del domingo pasado y fir-mado por Asher Benatar, me permito emitir otra opinión res-pecto a la actuación del eximio violinista norteamericanoJoshua Bell en una calle muy cerca a la boca de un subterrá-neo en Washington *.

Evidentemente la experiencia llevada a cabo por el músicoposee cierta originalidad, pero contrariamente a lo expuestopor el autor del artículo de referencia, creo que la atribuciónde culpa a los transeúntes resulta al menos injustificada.

En efecto: el concertista que se ha lanzado a esta experien-cia con toda seguridad que nada reprochó al público queinadvertidamente pasaba por el lugar y no lo reconocía o nopudo apreciar su virtuosismo y la calidad de la obra que enese momento estaba interpretando.

Ello se explica por el simple hecho que desde antiguo losartistas, y en especial los músicos, necesitan un ámbito apro-piado para poder desplegar su arte. Y ese ámbito, más alláde los adornos superfluos o prescindibles, debe brindar alpúblico la satisfacción de encontrarse en un lugar adecuadoy un escenario que con su majestuosidad complemente la la-bor del artista.

Concurrir a un concierto, obra de teatro, recital, etc. re-quiere de alguna manera, cierta predisposición, ya que cuan-do tenemos esa oportunidad nos preparamos para disfrutar

del momento que nosbrindará el artista; quie-ro decir que estas mani-festaciones tienen algode ritual y que no estámal que así sea.

Los transeúntes o pea-tones que pasaban cercade la boca de un subte-rráneo en una calle enWashington evidente-mente no estaban prepa-rados para recibir el re-galo que Joshua Bell,quizás con la mejor in-tención, quería brindar-les, porque cada unoellos con seguridad ha-brá salido de su casa pa-ra realizar quién sabe

qué tareas cotidianas y cuanto de urgencia habrá habido enellas como para reparar en la presencia de un artista reco-nocido internacionalmente.

Es evidente que no habían salido de sus casas para reci-bir un concierto y mucho menos -salvo que fuere un exper-to- reconocer el sonido de un Stradivarius, el que dicho seade paso no se afina con corcheas sino con notas musicales.

El ámbito quizás no sea lo más importante, pero si hubie-se elegido una plaza quizás otro hubiese sido la respuesta delpúblico; ahora, si eligió tocar un solo de Werther, de Masse-net, en plena calle, muy cerca de la boca de un subterráneoen Washington, debió asumir los riesgos porque no creo quea ningún artista le satisfaga ofrecer su arte mientras el públi-co esté comiendo hamburguesas con papas fritas, el ámbitoes otro, y si nuestro virtuoso intérprete eligió generosamen-te ofrecer su música en una calle con seguridad bulliciosa,eligió mal el ámbito.

* Joshua Bell tocó durante 45 minutos en una calle deWashington. De las 1.000 personas que pasaron caminado,apenas cuatro o cinco de ellas se detuvieron a escuchar unconcierto por el que, esa misma noche, el público iba a pa-

gar localidades que promediaban los 200 dólares

La incertidumbre del destinohumano junto a la necesidad demejorarlo en nuestra corta existen-cia, supone para el autor precisarestados, caminos y llegadas, dondeel espíritu, con sus modelos tanpretendidos como inalcanzables,arribe a feliz término.

La lucha para lograrlo no será fá-cil por lo que una numerosa pléya-de de virtudes necesitará ser adop-tada para su consecución. Así, sonintroducidos referentes de toda cla-se y condición para dar solidez alas verdades que se apresuran endevelarse. Desfilan El Talmud Babi-lonio, Dios según Espinoza, princi-pios budistas, el Espíritu Santo enun Curso de Milagros, Albert Eins-

tein, proverbios de Antiguos Caba-listas y hasta una astróloga tratan-do la reencarnación. Quizá sea im-portante configurar cómo está pen-sado o, mejor aún, imaginando ellector al que se dirige el texto. Setrataría de alguien que repite erro-res relevantes, no por malo pero sípor simplista y poco observador desí mismo. Se intenta advertirle so-bre la pobreza que resulta de susmalas compañías, entre ellas el yafamoso Ego, caprichoso y mezqui-no, que siempre propone amarse así mismo con exclusión de todo otrovalor. La eterna lucha de los bue-nos contra los malos ha configura-do la historia argumental del mun-do sin que haya, hasta ahora, con-cluido el último round.

Como todo texto que ofrece res-puestas debe imaginar preguntaspara configurar aciertos. La paz,

ese bien tan preciado, no será al-canzada hasta tanto no se logrecomprender que somos canales deluz. Se introduce la figura de la ar-teriosclerosis espiritual que, igual

que con las arterias humanas, blo-quea esos canales luminosos infla-mados. Frente a esta particularmetáfora, algunos lectores no sa-brán si llamar al electricista o to-mar algún antinflamatorio.

Si la sociedad actual construye

mercados polivalentes de consumo,el espíritu exige el suyo. La intros-pección no lo asegura necesaria-mente. En la misma distancia sutilen que se sitúan la búsqueda y lorebuscado, el texto parece decirnosuna vez más cuan cerca estamos dela felicidad –la verdadera- aunqueella se esconda como en el juego delGran Bonete, en el que la aparien-cia y las pistas falsas determinan suesencia. El texto posee objetivosmás ambiciosos. Ya no se trata dedecirles a los indecisos qué hacersino además quiénes y cómo ser.Como muchos ya lo saben, el poderse nutre tanto de la dependenciacomo de la idealización masiva.

© LA GACETA

El violinista JoshuaBell actuó, como unanónimo, durante 45minutos en una de lascalles de Washington.

AL AIRE. Ari Paluch en la radio, un medio que dominacon éxito desde que comenzó su carrera profesional.

BOTICADELESPECTACULO.COM

JORGE GUILLERMO SORAIRE ◆TUCUMÁN

“Ya no se trata dedecirle a los indecisosqué hacer -advierte elautor-, sino ademásquiénes y cómo ser”.

OSVALDO AIZICZON ◆

A propósitode “La monay la seda”

P O L É M I C A

Entre febrero y abril de este año, la

editorial Alfaguara publicará cinco

volúmenes que reúnen más de mil cartas

que el autor de Rayuela escribió entre

1937 y 1984, el año de su muerte. El

conjunto refleja sus obsesiones literarias,

sus ideas políticas, sus crisis emocionales,

sus opiniones sobre distintos aspectos de

la realidad. Aquí reproducimos una carta

dirigida a Victoria Ocampo

EPISTOLAR. La correspondenciade Julio Cortázar.

La ambiciosa propuesta de Ari Paluchpreguntas y respuestas para lograr la paz interior

AUTOAYUDACORRIÉNDOSE AL INTERIORARI PALUCH(Planeta - Buenos Aires)

Page 4: 19-02-2012 LITERARIA LA GACETA

LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 19 DE FEBRERO DE 2012

Los reyes de León y Asturias,en la Alta Edad Media, se dis-traían yendo a Babia a cazarjabalís y a descansar. De allíprocede la expresión “estar enBabia”, que se usa para decirde alguien que no está entera-do de nada o que es el últimoen saber. La cuestión es: ¿cómoera posible mantener el podery estar poco o nada informa-do?

Lo cierto es que estando enBabia los reyes no sólo no lapasaban mal sino tampocoperdían la corona, al menos nopor eso. La opción no era serrey o estar en Babia, ambas co-sas podían andar juntas. Másaún, para estar en Babia demaravillas nada mejor que serrey.

No va de suyo, según se pue-de advertir, qué significa reinary, si uno se fija, tampoco qué esgobernar. Esto se refleja en lacuriosa relación entre los tér-minos “mandatario” y “gober-nante”, que son sinónimos a lavez que cargan significacionesopuestas. En efecto, la palabra“mandatario” designa a quienrecibe el mandato de otros, queson sus “mandantes”, pero es-ta acepción no coincide con lade “gobernante”, puesto queéste, como la misma palabraafirma, “gobierna”, “manda”, osea: es “mandante”, no “man-datario”.

En materia de lenguaje hayequívocos de todo tipo. Los lin-güistas han observado, porejemplo, que en egipcio anti-guo un mismo vocablo significatanto “ordenar” como “obede-cer”, y que otro sirve para de-cir tanto “fuerte” como “débil”.Las palabras, notemos, no im-piden desembocar en lo con-trario de lo que sugerían. So-bre eso alertaba George Orwell

cuando decía que “si el fascis-mo llegare a Occidente lo haríaen nombre de la libertad”,mostrando que el sentido ver-dadero de las palabras no esajeno a las intenciones o de-seos ocultos de quienes lasusan.

QuisquillosoNo hay manera de pensar las

cosas del mundo sin encontrarambigüedades como las referi-das, por eso nadie se sorpren-de de que el mandón esté enBabia creyendo que gobierna,cuando en realidad sólo hacecaso a tal o cual. Incluso el másautocrático de los tiranos pue-de no hacer otra cosa que em-peñarse en darle el gusto a al-gún mentor insospechado. Qui-zá por eso sea tan quisquillosorespecto a si conduce realmen-te aquello que cree conducir ya si su autoridad es fuerte o notanto. Finalmente, nunca estádel todo a la vista, ni a la delpropio mandatario, a quién o aqué obedece realmente. Eso sí,hay ignorancias que matan, co-mo la del califa Ibn Abu Su-laim, que recién supo que ha-bía sido siervo de la crueldaddespués que una cimitarra lecortara la cabeza.

“Vine a vivir a una playa le-jana para ser finalmente rey demi propio mundo”, decía el vie-jo emigrante a la amiga que lovisitaba. Mordaz, ella agrega-ba: “Sí, pero de un reino gran-de como un pañuelo”, dandopor cierto que más vale un rei-no extenso que uno pequeño yque es mejor mandar sobremucha gente que sobre poca.No era el caso del fraile Crisós-tomo Enríquez, que no queríagobernar otra cosa que susovejas en el campo porque deese modo lograba alcanzar el

retiro que buscaba. Sin dudavislumbraba que a la mentada“soledad” del poder si algo nole falta es exceso de compañía.

A propósito de soledades, elescritor español Gonzalo To-rrente Ballester, según cuen-tan, sostenía que ninguna espeor que la provocada por lacreencia de que la gente esidiota. Debía tener razón, por-que si el mandamás, con un es-píritu tan despectivo, decide

rodearse de sabios, puede ha-cerse objeto de la advertenciaque Erasmo de Rotterdam, conaguda ironía, dirigía a fines delsiglo XV a su amigo Tomás Mo-ro: “invitad a un filósofo a unbanquete, y veréis que con sus

preguntas impertinentes y susobservaciones necias os aguala fiesta”.

© LA GACETA

Raúl Courel – Psicoanalistatucumano, escritor, ex decanode la Facultad de Psicología dela Universidad de Buenos Ai-res.

(viene de pág. 1)...Me amanecí con Nieto Palacios y él se enamoró de mí.

En realidad, Nieto estaba enamorado del batón verde…Bueno, ahí comenzó una relación con Nieto, un tipo me-dio “loco”, pero ¡qué buen pintor! Aquí no se lo ha valora-do…

- Noto que, en tus relaciones amorosas, hay una cons-tante con los pintores.

- Y no sé. Son coincidencias.

- O tienes algo especial con los artistas plásticos.- No. Coincidencias. No sé por qué. No sé por qué apa-

reció Castillo, ni por qué, cuando lo despido, Nieto Pala-cios, que también era pintor, me acompañó. Y luego apa-reció Berni…

- Volvamos a tu primer libro. - Bueno, cuando se fue el tren, yo me encerré, tres días,

viernes, sábado y domingo, tres noches en realidad, y asísalió el libro. Le leí los poemas a Nieto y me dijo: Ya, co-mo están los manuscritos, vamos a Violetto, te voy a pre-sentar para que te hagan el libro. No, pero cómo lo voy apagar. Con el primer sueldo, me dijo. Y así fue. La tapa esde Nieto y también las ilustraciones del interior. El sepreocupó. Esa fue su forma de vivir ese amor que no tu-vo. Colaborar con esto, porque él sabía que el libro era pa-ra Tocho. Puedes leer en el acápite: “No sé si estoy cercao lejos de las cosas”. Todo es así: no es literatura, es rea-lidad que devino en literatura.

- Berni te homenajeó haciéndote un retrato que apare-ce en la tapa de tu libro La flor al dueño. ¿Cómo fue tu re-

lación con él?- Fue breve pero intensa. Yo había viajado a las Termas

de Río Hondo, donde debía encontrarme con Spilimbergo.Él me presentó a Berni y, según Berni, le impactó mi ros-tro expresivo. Recorrimos Las Termas y, por la noche, meenseñaba el nombre de las constelaciones. El era un apa-sionado de la astrología.Y así se inició el romance que memarcó para toda la vida. Fueron unos 15 días que vivimosen Las Termas, en una casa amarilla que él alquiló. Enuna carta que me escribió en 1959, me dice: “Yo creía queel erotismo, como el búho, despertaba sólo de noche…”.Claro, él nunca había hecho el amor de día. En cierta for-ma, yo lo inicié, en medio del monte, tirados en la tierraentre las pencas y los árboles, bajo el cielo santiagueño.Es lo que pintó después en otro retrato que me hizo y queestá en mi estudio. Bueno, después no separamos, quizáporque no estábamos destinados el uno para el otro.Cuando murió, me sentí muy mal. Murió de un modo ex-traño: estaba en un restaurante comiendo y se atragantócon una presa de pollo o pescado, lo llevaron a un hospi-tal donde le hicieron una traqueotomía, con tan mala for-tuna que murió.

Con todos los recuerdos en la memoria, Ariadna quedaen su casa, pensativa y nostálgica mientras la noche avan-za. Me despido hasta otro momento y prometemos con-cretar una serie de proyectos de la mano de su eternapoesía, de sus versos siempre apasionados y vigentes.

© LA GACETA

Julio Estefan – Editor y escritor.

La musa de los pintores

◆ Por Raúl CourelPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

IMPONENTE. Uno de los parajesmás bellos de Babia, donde losreyes de León y Asturias solíanir a descansar.

PIETRO KOSÓWKI

La vida,ajena de símisma

Sentados en torno de la mesa del

geriátrico, cada cual vivía como lo

hace su propio esófago, registrando

ingresos y procesándolos hacia su

salida. Arrugadísima, una señora

movía infatigablemente sus manos

como procurando detener algo que

se le acercaba, ¿cuál era su mun-

do? Miradas perdidas vi al sentar-

me junto a Omar, quien no me reco-

noció. Eché una mirada al resto y

tropecé con un par de ojos atentos:

era la única persona que estaba

ahí. Esos ojos centinelas me hicie-

ron reconocer al hombre como tal y

lo saludé. Me respondió. El resto

parecía asumir el tiempo como lo

que es: cada instante fugitivo desde

la nada hacia la nada, vísceras, pe-

llejos y ojos confinados cada cual

en ese presente.

¿Cómo hace la vida para zafar de

ese infierno? ¿Cómo inaugura un

mundo con desdes y hacias, inicios

y fines? Y bruscamente entendí: lo

hace viviendo en la superficie de

ese mar que es la vida orgánica, en

la superflua asignación de propósi-

tos a lo que no lo tiene, en decidir

que el aquí es tránsito entre memo-

ria y esperanza. Pero la gente que

rodea a Omar está sólo en el aquí,

tan cercano de la muerte, de ahí la

inmovilidad que muestran en sus

sillas, su condición de base de la vi-

da pero sin dar ese salto hacia la

superficialidad de “leeré este libro”,

“me abrigaré porque siento frío”,

“mi hermano vino a visitarme, con-

versemos”. Ni conversaciones, ni

abrigos, ni libros, sólo cada víscera

cumpliendo su función mecánica,

ajena a los sueños que envuelven la

vida de los sanos, los jóvenes, los

ansiosos o defraudados, sin esa

azotea en altura, elaborada a partir

de diástoles y sístoles y colesteroles,

pero ajena a ellos. La vida se me

patentizó como inventora admira-

ble de algo ajeno a ella misma, su-

perficial pero imprescindible para

ser vivida.

© LA GACETA

Jorge Estrella - Escritor, doctor en Fi-

losofía, ex profesor de la Universidad

de Chile.

ELEGÍA PARA MIMUERTEPOR ARIADNA CHAVES

Mi cuerpofue la llamaque desató el vendaval.

Fuien la corrientecielo arriba,pero su riome abismó.

Un frutoal finalque se consume.No se puede morirde tanta muertesi se lleva consigotanta vida.

Reconoceránmis pupilasese temblor de estrellaabierto para el vuelo.No se puede morirde tanta muertesi se lleva consigotanta vida.

* poema inédito

En materia de lenguaje hay equívocos de

todo tipo. Las palabras no impiden

desembocar en lo contrario de lo que

sugieren. Sobre eso alertaba George Orwell

y mostraba que el sentido verdadero de las

palabras no es ajeno a los deseos ocultos

de quienes las usan

ELMANDATARIO

EN BABIA◆ Por Jorge EstrellaPARA LA GACETA - TUCUMÁN