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Pamela Aidan SERIE FITZWILLIAM DARCY, UN CABALLERO 2 D D E E S S E E O O Y Y D D E E B B E E R R

2 Fitzwilliam Darcy, un caballero - Deseo y Deber.pdf

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    SSEERRIIEE FFIITTZZWWIILLLLIIAAMM DDAARRCCYY,, UUNN CCAABBAALLLLEERROO NN 22

    DD EE SS EE OO YY DD EE BB EE RR

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    A mis hijos, Nathan, Marcus y Zachary, mi regalo para el futuro.

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    NDICE

    1 Fragilidad natural ............................................................................... 4 2 La mano de la providencia ............................................................ 14 3 Los frutos de la adversidad .......................................................... 25

    4 La naturaleza de la clemencia ...................................................... 39 5 Un hombre honorable .................................................................... 58 6 Juego peligroso ................................................................................. 77 7 La fragilidad de la mujer................................................................ 92 8 El papel de la mujer ...................................................................... 109 9 El carrusel del tiempo .................................................................. 125 10 Ese peligroso ingrediente ......................................................... 138

    11 La apuesta de un caballero ....................................................... 153 12 Este asunto de las tinieblas ...................................................... 163

    RESEA BIBLIOGRFICA ..................................................................... 175

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    1 Fragilidad natural

    con l, que vive y reina contigo y el Espritu Santo, por los siglos de los siglos. Amn.

    De pie y solo en el banco propiedad de su familia en St, Darcy recit la plegaria del primer domingo de Adviento, con el libro de oraciones cerrado sobre el pulgar. La maana haba clareado con cierta lentitud y la neblina que surga de la tierra cubierta de nieve pareca decidida a penetrar con su escasa luz. La bruma se meta, fra e inclemente, en los huesos, y pareca aferrarse a las propias piedras del santuario. Darcy sinti un escalofro. Haba estado a punto de no asistir a los servicios, pues su nimo no haba mejorado nada durante la noche, pero la costumbre lo sac de la cama y, sabiendo que sus empleados se haban levantado temprano esperando que l asistiera a la ceremonia religiosa, se haba vestido, haba desayunado y se haba marchado.

    Con la levita verde oscuro abrochada hasta arriba para defenderse del fro, Darcy observ el magnfico lugar; la arquitectura y la decoracin lo animaron a levantar la mirada hacia el techo abovedado y al esplendor de la luz que entraba por las grandes vidrieras de colores. Al bajar la vista, Darcy no se sorprendi al ver que, a pesar de que ese da representaba el primer domingo de las fiestas de Navidad, la iglesia no estaba llena. Rara vez lo estaba. Slo algunas de las familias cuyos apellidos adornaban los suntuosos paneles, vidrieras o placas, se dignaban a honrar con su presencia al depositario de su generosidad. Sin embargo, sa no haba sido la costumbre de la familia Darcy. Y, aunque ahora estaba solo, mentalmente vea a sus progenitores sentados en el banco de al lado, sumidos en una serena reflexin.

    Se anunci la lectura de la primera Escritura de la maana y Darcy abri el libro de oraciones en la pgina sealada.

    Con nadie tengis ms deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prjimo ha cumplido la ley.

    El sonido de los tacones de unas botas y el tintineo de una espada enfundada resonaron detrs de Darcy, distrayndolo del texto. Al instante, fue empujado hacia el centro del banco por un hombre ataviado con una casaca roja.

    Dios mo, qu tiempo tan horrible! Pens que te quedaras en casa hoy. Necesito hablar contigo susurr el coronel Richard Fitzwilliam al odo de su primo.

    Silencio! susurr Darcy de manera tajante, medio divertido y medio mortificado por la irreverencia caracterstica de Richard. Luego hundi en el brazo de su primo una esquina del libro de plegarias, hasta que ste se rindi y lo tom en sus manos. Mira lee!

    todos los dems mandamientos, se resumen en uno: amars a tu prjimo como a ti mismo.

    Maldicin, Fitz! Te parece que esto es amar a tu prjimo? Fitzwilliam lo mir con gesto de reproche, mientras se frotaba el brazo dolorido.

    Richard, modera tu lenguaje! murmur Darcy. Slo lee Aqu. Seal el lugar exacto y Richard inclin la cabeza para poder leer, con una sonrisa en el rostro.

    Despojmonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistmonos de las armas

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    de la luz. Como en pleno da, procedamos con decoro: nada de desenfreno o embriaguez.

    Eso deja fuera al ejrcito seal Richard de manera cmica, torciendo la boca. A la marina tambin.

    nada de lujuria y libertinaje. Ah va la nobleza. Richard! exclam Darcy con voz amenazante. nada de rivalidades y envidias. Revestos ms bien del Seor Jesucristo y no os

    preocupis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. Eso ltimo acaba con toda la clase alta. Richard mir por encima del

    hombro. Pero como no hay nadie en la iglesia, hasta aqu llega el sermn. Darcy entorn los ojos y luego le dio un pisotn a su primo. Como recompensa por

    esa forma de estimular la piedad, Darcy recibi un codazo en el costado. Los dos hombres se sentaron y Darcy se separ un poco de Richard. Otra sonrisa

    traviesa cruz por el rostro del coronel y los dos dirigieron su atencin al sermn del reverendo basado en el Evangelio de san Mateo, captulo 21.

    Cuando el buen reverendo lleg al pasaje en que el pueblo de Jerusaln comienza a extender mantos y ramas por el camino, Richard se desliz un poco en el banco con los brazos cruzados y adopt una postura que bien poda tomarse por una siesta. Darcy movi las piernas, puso las botas ms cerca de los calentadores y trat de prestar atencin al sermn, que se haba alejado del texto y ahora derivaba al campo del discurso filosfico. Era ms o menos el mismo tipo de llamamiento a la racionalidad y la moralidad de los intereses personales que Darcy haba odo en innumerables ocasiones. El reverendo se lamentaba por la debilidad de la naturaleza humana, mientras que apenas mencionaba las cadas ocasionales y las sorpresas de las pequeas transgresiones de las cuales el hombre era heredero y que obedecan a la fragilidad natural que resida en el corazn de los hombres.

    Fragilidad natural! Darcy se estremeci al or aquella expresin que le resultaba tan familiar y se mir la punta de las botas, con los labios apretados en un gesto inflexible, mientras trataba de imponerle ese apelativo a sus propias experiencias a manos de cierta persona. Semejante ejercicio se vio traducido en una serie de implicaciones indeseadas. Acaso debera aceptar dcilmente que la explicacin no, en realidad, la excusa del comportamiento injurioso que George Wickham haba tenido con su hermana Georgiana y con l mismo era la fragilidad? Se esperaba que compadeciera a Wickham por su debilidad y lo ayudara? Un resentimiento tan amargo como fro volvi a encenderse en su pecho y comenz a escuchar las palabras del reverendo con un odo ms crtico.

    En esos momentos deca el pastor debemos recurrir a la clemencia infinita del Ser Supremo, que de ninguna manera nos somete a un juicio tan estricto que nos condene a la desilusin, sino que nos ofrece, por medio de Jesucristo, el blsamo de una justicia divina moderada y racional. Si vuestro lema ha sido la sinceridad y vuestro credo la realizacin de vuestros deberes, entonces podis descansar con justificada complacencia en la evidencia de vuestra vida.

    Evidencia! Qu placer poda brindarle a Wickham la evidencia de su vida? Con seguridad, l haba sobrepasado los lmites de la clemencia! El resentimiento de Darcy se hizo palpable una vez ms y una tenaz inquietud se desliz por los lmites de su certeza. Se recost contra el banco y cruz los brazos sobre el pecho, imitando la postura en que su primo dormitaba alegremente, pero sin perderse ni una slaba del sermn.

    Y si estis libres al menos de todos los grandes vicios continu el reverendo, o habis tenido slo un desliz accidental, pero no cais habitualmente en ellos, podis

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    felicitaros por ser inofensivos para el Creador y la sociedad en general. O si no es as dijo y se aclar la garganta con delicadeza pero el balance est a vuestro favor o no es muy malo en general, cuando se sopesan con justicia vuestras acciones buenas y malas, teniendo en cuenta la fragilidad humana, podis considerar con seguridad que habis cumplido vuestra parte del contrato de la humanidad con el Todopoderoso y estar seguros de la recompensa.

    Darcy mir al plpito. Su mente y su cuerpo le transmitan otra vez la aversin por las acciones de Wickham, y su rabia se volva a encender, forjando nuevos eslabones en la cadena de su profundo resentimiento. Acaso Wickham escapara tambin de la justicia eterna? Si el balance no es muy malo cuando se sopesan con justicia teniendo en cuenta. El propio Wickham no podra haber planteado su caso con ms elocuencia y de manera ms favorable! Darcy apret la mandbula y adopt una actitud fra y frrea, pero el brillo de sus ojos traicion sus sentimientos.

    El reverendo continu: Con ese fin, Conoceos a vosotros mismos, como dice el filsofo, y conducos

    con prudencia, de acuerdo con el consejo del apstol Santiago sobre la utilidad de las buenas obras y, ciertamente, cumpliendo con vuestro deber. Pero siempre, queridos feligreses, de manera moderada, tal y como corresponde a los seres racionales. Palabra de Dios. Amn.

    El reverendo cerr la Biblia sobre sus notas, pero Darcy no pudo cerrar tan fcilmente la rabia y la indignacin que lo estremecan. Todo su ser exiga accin, pero no se poda mover para aliviar esa necesidad, ni saba qu accin podra satisfacer sus exigencias.

    El coro se puso de pie para empezar a cantar y el murmullo de sus movimientos acompasados, sumado a las triunfales notas del rgano, despert a Richard. Se sent recto y parpade, como un bho, mirando a su primo.

    Me he perdido algo? Bostez mientras se levantaba. Lo mismo de siempre contest Darcy, girando la cabeza, pues con una simple

    ojeada, su primo se dara cuenta de que algo andaba mal. Aprovechando el ritual de Richard para despejarse de su somnolencia, Darcy recogi lentamente su sombrero y su libro de plegarias. Necesitaba distraerse. Con estudiada despreocupacin, se volvi hacia su primo y dijo: Excepto cuando su excelencia, el duque de Cumberland, sali corriendo por el pasillo y confes haber asesinado a su ayuda de cmara.

    Cumberland! Richard abri los ojos como platos y dio media vuelta, cuando se detuvo y mir a Darcy. As que Cumberland! Mal hecho, Fitz, aprovecharte de un pobre soldado agotado por los servicios prestados a

    A las damas de Londres, para salvarlas de los horrores de un minuto de aburrimiento! resopl Darcy. S, tienes toda mi compasin Richard.

    ste se ri y sali al pasillo. Te importara que hoy estirara mis piernas debajo de la mesa de tu comedor,

    Fitz? Su seora, el conde de Matlock, y el resto de la familia partieron para Matlock la semana pasada y yo necesito con urgencia una tranquila comida lejos de las tropas. Me parece que me estoy haciendo demasiado viejo para embarcarme en travesuras todo el tiempo. Suspir. Creo que la felicidad no es ms que estar establecido y gozar de tranquilidad. En realidad, eso est empezando a parecerme muy atractivo.

    Establecido y tranquilo. As has pasado la mayor parte de los servicios de esta maana dijo Darcy, esbozando una sonrisa mientras su primo comenzaba a protestar, pero no te reprender por eso.

    Adems tu dijiste que ha sido lo mismo de siempre. S, en lneas generales replic Darcy, arrastrando las palabras. Pero mejor

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    dime el nombre de la muy atractiva dama con quien aspiras a establecerte y gozar de tranquilidad.

    Bueno, Fitz, acaso he mencionado alguna dama? El rubor que cubri el cuello de Richard pareci contradecir el tono indiferente de su pregunta.

    Primo, siempre ha habido una dama. En ese momento ya haban llegado a la puerta de la iglesia y Darcy salud al reverendo con un gesto ms serio de lo habitual. Cuando salieron del atrio, el cochero de Darcy, Harry, que los estaba esperando, hizo avanzar el carruaje, que se desliz hacia la acera.

    Qu tiempo ms espantoso! Richard se estremeci mientras esperaba a que Harry abriera la portezuela. Espero que no tengamos todo el invierno as. Me alegra que mi padre y mi madre se hayan marchado a casa. Se subi al coche detrs de Darcy y rpidamente se ech sobre las piernas una de las mantas del carruaje. A propsito, Fitz dijo, entrecerrando los ojos mientras miraba a su primo y el coche arrancaba, se es el nudo de Fletcher que humill a Brummell en casa de lady Melbourne? Ensale a tu pobre primo cmo se hace. El roquefort, no es as?

    El roquet, Richard replic Darcy. T tambin? No, por favor! Fitz? Fitz, no creo que hayas odo ni una palabra de lo que acabo de decirte. El

    coronel Richard Fitzwilliam baj el vaso de oporto que su primo le haba ofrecido despus del almuerzo y se uni a l en la ventana. Y creo que fue muy brillante, si me permites decirlo.

    Te equivocas en las dos cosas, Richard contest Darcy secamente, mirando todava por la ventana.

    En las dos cosas? Su primo se recost contra el marco de la ventana para mirar mejor su rostro.

    Darcy se gir hacia l, con una sonrisa condescendiente. He odo cada palabra y no fue nada inteligente. Tal vez entretenido, pero nada

    que se pudiera calificar de brillante. Darcy levant su propio vaso y termin el contenido, mientras esperaba la reaccin de Richard a su ataque.

    Bueno, entonces, debo sentirme halagado de que t me consideres entretenido, teniendo en cuenta que eres muy exigente, primo. Richard hizo una pausa y, enarcando una ceja, mir a Darcy con suspicacia. Pero tienes que admitir que no me estabas prestando toda tu atencin y que hoy no te has portado como siempre. Hay algo que quieras decirme?

    Darcy mir a su primo con incomodidad, mientras renegaba mentalmente de su aguda capacidad de observacin. Nunca haba podido esconderle nada a Richard durante mucho tiempo; su primo lo conoca demasiado bien. Tal vez haba llegado el momento de hablar de sus preocupaciones. Respirando profundamente, Darcy se volvi hacia el acogedor refugio de su biblioteca.

    He recibido varias cartas de Georgiana en el ltimo mes. Georgiana! La risa burlona de Richard se convirti en un gesto de

    consternacin. Entonces, no ha habido ningn cambio? Al contrario! Darcy fue directo al meollo del asunto. Ha habido un cambio

    muy notorio y, aunque me alegro mucho de ello y estoy agradecido al cielo, no logro entenderlo totalmente.

    Su primo se enderez. Un cambio notorio, dices? En qu sentido? Georgiana ha dejado atrs su melancola y nos ruega que la perdonemos por

    causarnos tanta preocupacin. Me dice que debo, s, debo repiti Darcy al ver la

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    mirada de incredulidad de Richard olvidar todo el asunto, y que ella ya no lo recuerda sino como una leccin aprendida. Su primo solt una exclamacin. Y eso no es todo! Me cuenta que ha empezado a visitar a nuestros arrendatarios, como haca mi madre.

    Ser posible? Richard neg con la cabeza. La ltima vez que estuvimos juntos no poda mirarme ni alzar la voz ms all de un murmullo.

    Todava hay ms, Richard! Su ltima carta era muy afectuosa, y aunque no lo creas, me ofreca consejo a m sobre un asunto acerca del cual le haba escrito. Darcy se dirigi a su escritorio, mientras su primo reflexionaba en medio de un silencio cargado de asombro. Abri un cajn, sac una hoja y se la entreg. Y luego, cuando regres a Londres, Hinchcliffe me mostr esto.

    La Sociedad para devolver jovencitas del campo a sus familias cien libras al ao ley Richard. Fitz, me ests gastando una broma? Porque se trata de una broma de psimo gusto.

    No estoy bromeando, te lo aseguro. Darcy tom otra vez la carta y mir a su primo a los ojos. Qu te parece todo esto, Richard?

    Este busc su vaso de oporto y se bebi el resto del contenido de un solo trago. No lo s. Parece increble! Mir a Darcy. Dices que su carta era muy

    afectuosa. Entonces, pareca contenta? Contenta? Darcy reflexion sobre la palabra y luego neg con la cabeza. No,

    yo no dira eso. Conforme? Madura? Mir a su primo sin encontrar la palabra exacta. En todo caso, me reunir con ella en Pemberley dentro de pocos das y pretendo mantenerla a mi lado. Hizo una pausa. Voy a traerla conmigo a la ciudad en enero.

    Si ella ha mejorado como crees Richard dej la frase en el aire, mientras miraba su vaso vaco con el ceo fruncido.

    Vas a ir a Matlock para Navidad o tienes que quedarte en la ciudad? As podras verlo por ti mismo y aconsejarme, porque valoro mucho tu opinin, Richard. La forma en que Darcy mir a su primo a los ojos ratific sus palabras.

    Asinti con la cabeza, agradeciendo tanto la intencin como la singularidad de la solicitud de Darcy.

    Tengo una semana de permiso y an no he decidido dnde pasarla. Su seora, el conde de Matlock, estara muy complacido de verme por sus tierras, y a mi madre, desde luego, le encantara tener a toda la familia en casa. Vas a invitar a la familia durante una semana como en aos anteriores?

    Darcy asinti con la cabeza, y tras volver a guardar la carta en el escritorio, sirvi un poco ms de oporto para l y su primo. Se llev el vaso a los labios despus de hacer un brindis y dej que la deliciosa calidez del licor se deslizara por su garganta mientras cerraba los ojos. Haba otro asunto sobre el que deseaba or la opinin de Richard, pero no saba por dnde empezar.

    Me encontr con Wickham. Aquella serena revelacin rompi el silencio como un tiro de fusil.

    Wickham! No se atrevera! exclam Richard con intensidad. No, nos encontramos por casualidad cuando acompaaba a Bingley en

    Hertfordshire. Aparentemente se ha unido a un regimiento que est estacionado en Meryton.

    Un regimiento militar! Wickham? Debe haber agotado todos sus recursos o quiz se esconda de algn compromiso inminente. Wickham un soldado! Cmo me gustara tenerlo bajo mis rdenes!

    Richard se pase hasta el otro extremo del saln y luego dio media vuelta y

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    pregunt: Has hablado con su superior? Le contaste la clase de canalla que haba

    reclutado? Cmo podra hacerlo? replic Darcy en respuesta al apasionamiento de su

    primo. Me pediran que presentara una prueba que ni yo, ni t, podemos dar. Darcy le sostuvo la mirada a Richard hasta que este ltimo relaj sus hombros en seal de aceptacin. Darcy seal a los sillones junto al fuego y los dos se sentaron pesadamente, cada uno sumido en sus propias reflexiones y sentimientos de frustracin. Durante varios minutos, el nico sonido que se oy fue el viento soplando contra las ventanas.

    Richard, qu piensas de Wickham? ste levant la cara con un gesto de desconcierto. Que qu pienso de l? Cmo explicas su comportamiento? Darcy se mordi el labio inferior y dej

    escapar el aire que estaba reteniendo, mientras ampliaba una pregunta que llevaba ms de una dcada rondndolo. l recibi de mi padre ms cosas de las que habra podido soar y obtuvo la posibilidad de ir mucho ms all de lo que le permitiran sus orgenes. Sin embargo, desperdici todas las oportunidades, incluso cuando las tuvo al alcance la mano, y pag toda la preocupacin de mi padre tratando de seducir a su hija. Darcy hizo una pausa, dio otro sorbo a su oporto y luego continu, en voz ms baja: Crees que eso se puede llamar una fragilidad natural?

    Fragilidad natural! Ese es un sinvergenza y nada ms! rugi Richard. Se detuvo y trat de controlarse un poco, antes de continuar en un tono ms normal: Ya era as desde pequeo, como bien puedes recordar. Puede que slo sea un ao mayor que t, pero yo lo vi golpendote cuando ramos nios.

    Mi padre nunca lo vio. Darcy agit el contenido de su vaso. Mmm resopl Richard. No estoy totalmente seguro de eso. Tu padre era un

    hombre muy perceptivo. No puedo evitar pensar que l le tena bien tomada la medida a Wickham, aunque no s por qu no hizo nada al respecto. Pero en una cosa s se equivoc. No creo que tu padre haya podido imaginar que Wickham pudiera hacerle dao a Georgiana. Al igual que ninguno de nosotros! Sabamos que era un ladronzuelo, un mentiroso y un sinvergenza, pero dijo Richard, golpeando el brazo de la silla ni siquiera nosotros, que fuimos vctimas de sus artimaas, podamos imaginar la magnitud de su perversidad!

    Tal vez Wickham cay en ese comportamiento de forma accidental. La presin de sus deudas el tiempo jugaba en su contra dijo Darcy recordando el sermn de la maana.

    Por accidente! Fitz fue una trampa cuidadosa y framente calculada! Probablemente estuvo planendola durante meses!

    Pero, Richard. Darcy mir a su primo directamente y su expresin revelaba el conflicto interno al que se estaba enfrentando. La fragilidad humana no se puede descartar tan fcilmente. Yo no puedo decir que sea inmune a sus efectos, y seguramente t tampoco, ya que recurres regularmente a ella. Todos esperamos que, despus de considerar el conjunto, el balance se incline a nuestro favor, gracias a nuestra atencin al deber y la caridad.

    Richard lade la cabeza y mir a su primo con intensidad. Eso es cierto, Fitz respondi lentamente, y yo no soy ningn telogo o

    filsofo para opinar sobre el asunto. sa es ms tu naturaleza que la ma. Pero si me ests preguntando si podemos disculpar la forma en que Wickham se port con Georgiana porque no pudo evitarlo o si, al final, en su caso la balanza se inclinar hacia el bien, te ruego que me permitas decirte que te vayas al demonio, primo. Porque, a menos

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    que se convierta repentinamente en un santo, ese tipo es un villano de la peor calaa y as ser siempre. Ni siquiera el ejrcito puede cambiar eso!

    Un golpe en la puerta impidi que Darcy discutiera la opinin de su primo. Despus de ser autorizado, Witcher entr con una bandeja de plata sobre la que reposaba una nota doblada.

    Seor, esto acaba de llegar, y al mensajero le dijeron que deba esperar una respuesta.

    Gracias, Witcher respondi su patrn, tomando la nota. Si espera un momento, contestar enseguida. Despus de romper el sello, Darcy desdobl la hoja y enseguida reconoci la letra de su amigo Charles Bingley.

    Darcy, Ha sucedido algo extrao. Caroline ha vuelto a la ciudad despus de cerrar

    Netherfield, diciendo que nunca podr ser feliz en Hertfordshire. Tiene intencin de quedarse en Londres durante la Navidad, al igual que Louisa y Hurst. No es necesario decirte que he dejado el hotel y ahora estoy cmodamente instalado en casa. (Tan cmodo como puedo estar, en todo caso). En consecuencia, por favor, te agradecera que te presentaras en la calle Aldford para cenar el lunes por la noche, pues no estar en el hotel. A menos, claro, que prefieras cenar all. Por favor, dime qu opinas!

    Tu amigo, Bingley

    Darcy levant la mirada y observ a Richard. Es de Bingley. Quiere que le aconseje si debemos cenar en su casa o en otro lado.

    Se levant del silln y se dirigi al escritorio. Caramba! Acaso tu protegido no puede decidir sin tu ayuda ni siquiera dnde

    comer? Parece que no. Darcy se ri con amargura. Pero no lo puedo culpar, pues yo

    mismo he sido el causante de esa indecisin. Busc la pluma, revis la punta y la moj en el tintero.

    Lo has estado animando a depender demasiado de ti, Fitz le advirti Richard. Eso es lo ms irnico de todo. Darcy escribi que cenar en la calle Aldford

    estara bien. l saba que Caroline, la hermana de Bingley, se pondra furiosa con l si la evitaba en esos momentos. Hasta hace unas semanas, lo estaba empujando para que saliera de la proteccin de mis alas. Pero en Hertfordshire sucedi algo que se le fue de las manos, as que tuve que hacer otra vez de mam gallina. Listo, Witcher. Darcy espolvore la arenilla para secar la tinta y dobl la nota. Luego la coloc sobre la bandeja. Pero no hablemos ms de eso!

    Estoy a tus rdenes, primo. Richard le hizo una reverencia. Qu tal si jugamos unas cuantas partidas de billar antes de que tenga que regresar al cuartel? Y, tal vez aadi con picarda, podramos hacer una pequea apuesta?

    Ya has acabado la paga del mes, primo? Culpa a las damas, Fitz. Qu puede hacer un hombre pobre? La fragilidad

    natural, ya sabes! Despus de unas cuantas partidas de billar, Darcy descubri que su bolsillo se

    senta ms liviano, mientras la sonrisa de su primo se volva ms amplia. Aunque, por el bien de Richard, hizo muchos aspavientos por lo que haba perdido, no le molestaba en

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    absoluto desprenderse de las guineas que le ayudaran a terminar el mes con tranquilidad. Darcy saba que su primo era extremadamente generoso con los hombres, unos muchachos, en realidad, que tena bajo sus rdenes, en particular con los que eran hijos segundones, igual que l. El coronel los cuidaba casi como una gallina clueca, asegurndose de que escribieran a casa, rescatndolos de los los en que se metan y convirtindolos en verdaderos modelos de la Guardia Real. Pero todas esas tareas traan consigo unos gastos que su paga regular no siempre poda cubrir sin limitar sus actividades privadas. Pedirle a su padre dinero extra no era algo que a su primo le gustara hacer con frecuencia. Por eso, Darcy siempre pona a su disposicin su palco para las cosas que les interesaban a los dos, como el teatro y la pera, y las apuestas ocasionales en una partida de billar o de cartas suministraban los fondos para aquellas que no compartan. Este arreglo nunca fue oficial entre ambos, desde luego, pero se daba por descontado, y los fondos necesarios pasaban generosamente de la mano que los perda a la que los reciba con gratitud.

    Bueno, primo, har una inslita demostracin de clemencia y me marchar al cuartel antes de que te gane Pemberley. Richard estir los msculos del hombro antes de agarrar la chaqueta del uniforme. Dej deslizar las guineas en un bolsillo interior y se puso la casaca roja.

    Darcy esboz una sonrisa fingida. Eso dices, pero ese da an no ha llegado ni llegar, primo. Darcy recogi su

    propia chaqueta y tom la delantera para bajar las escaleras, con Richard detrs. Entonces, vendrs durante la semana de Navidad? pregunt.

    Cuenta con ello contest su primo, mientras bajaban las escaleras. Me dejaste inquieto con esas noticias sobre Georgiana, y aunque no es mi responsabilidad velar por ella, de todas formas me preocupa. Adems, hace mucho tiempo que no pasamos la Navidad juntos. Mi madre estar feliz de tenerme en casa y pasar otra vez las fiestas en Pemberley. Cuando llegaron al vestbulo, Richard se volvi hacia su anfitrin con expresin seria. Ella ha estado preocupada por ti, Fitz, por vosotros dos, en realidad. Estoy seguro de que esta invitacin le dar mucha tranquilidad.

    Aprecio la preocupacin de mi ta le asegur Darcy a su primo, y confieso que he sido negligente en mi correspondencia con ella ltimamente. Pero pondr remedio a eso. Voy a escribirle esta misma noche!

    Entonces te dejar para que lo hagas. Hazme un favor y dile que me has visto hoy y que hemos comido juntos, etctera, etctera. De pronto se le ocurri una idea. Y no olvides mencionar que estuve en la iglesia, s buen amigo! Le alegrar tener noticias tuyas, claro, pero se pondr todava ms contenta al saber que su hijo, la oveja negra, pas un domingo tranquilo. Yo mismo le escribira, pero ella te creer a ti.

    Witcher abri la puerta cuando Darcy le hizo una seal y los primos se estrecharon la mano de una manera afectuosa y familiar.

    Escribir todo eso, Richard prometi Darcy solemnemente, pero luego se ri. Aunque, a estas alturas, tratar de lavar tu imagen ante tu madre parece una causa perdida. Al ver la cara que pona su primo, Darcy aadi con malicia: Tal vez si asistir a la iglesia se volviera una costumbre

    Ja, no! Gracias, primo. Limtate a escribir lo que te pido y todo ir bien. Adis, entonces, hasta Navidad! Witcher. Richard le hizo un gesto con la cabeza al viejo mayordomo y, abrochndose el abrigo, baj corriendo los escalones de Erewile House y se subi al coche que le haban pedido, mientras Darcy daba media vuelta para enfrascarse en la placentera tarea de escribirle a su ta Fitzwilliam.

    Haca ya mucho que el sol se haba dado por vencido en su batalla contra las nubes y la niebla. Cuando Darcy escribi las ltimas palabras de su carta, la luna ya haba

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    aparecido. Mientras espolvoreaba la arenilla secante sobre la misiva, not con un poco de pesar que ya haba oscurecido. No slo el tiempo sino tambin la luz parecan estar en contra de la idea de dar una vuelta por la plaza para calmar la tensin de sus msculos y la turbacin de su mente. Dej la carta en la bandeja de plata para que Hinchcliffe la pusiera en el correo por la maana y se levant de su escritorio con un gruido.

    Wickham! Darcy se dirigi a la ventana y, apoyando un brazo en el marco, escudri la noche. La plaza estaba extraamente silenciosa, pues el sonido que producan los caballos y los coches que pasaban era amortiguado por la niebla. El sermn de aquella maana le haba tomado por sorpresa y con la guardia baja y haba hecho tambalear lo que hasta entonces haba pensado que era una idea clara. La sensacin era muy desagradable y su intento de hablar de manera racional con Richard haba resultado ser totalmente intil. La pregunta segua mortificndolo: Cmo poda uno entender a Wickham y a los hombres como l? Ms an, estaba preparado para creer que Wickham no estaba, a los ojos de Dios, en una posicin mucho peor que l mismo?

    Richard no le haba entendido. Pensaba que Darcy quera encontrar una excusa para justificar las acciones de Wickham. Pero la verdad es que su resentimiento hacia aquel canalla se haba reavivado en la medida en que este ltimo pareca estar ntimamente relacionado con la pobre opinin que tena de l Elizabeth Bennet.

    Se enderez, volvi hasta su escritorio y apag la lmpara. Inmvil en medio de la biblioteca a oscuras, revis las tareas del da siguiente. Por la maana tena que rematar todos los asuntos pendientes que haba sobre su mesa. Luego, a las dos y media, tena que presentarse en Cavendish Square para encargarle a Thomas Lawrence que pintara el retrato de Georgiana, cuando regresaran a la ciudad. Por ltimo, Bingley y su hermana lo esperaban a cenar en la calle Aldford.

    Cerr los ojos y dej escapar otro gruido. Bingley! Si todo sala bien, ese asunto tan enojoso estara solucionado. Dese que Caroline Bingley hubiese seguido sus instrucciones con exactitud y se hubiese limitado a confirmar de manera desinteresada las dudas que l haba sembrado en su hermano. Si ella hubiese tratado de obligarlo a renunciar a la seorita Jane Bennet, Darcy saba que todas sus sutilezas y sugerencias habran sido en vano y que tendra que enfrentarse a un Bingley que lo recibira como un toro testarudo, listo para embestir.

    Sinti que se le helaba la sangre slo de pensarlo. Nunca haba considerado la posibilidad de fallar. Si en contra de la opinin de su familia y de su amigo, Bingley insista en cortejar a la seorita Bennet, a pesar de su poco apropiada posicin social Cortara l sus relaciones con su amigo o lo apoyara? Con seguridad, lo apoyara! Pero a qu precio? Tal vez muy bajo. Poda suceder que Bingley, al ser un hombre casado, perdiera inters en las diversiones de la ciudad, y como las relaciones entre los casados y sus amigos solteros tienden a debilitarse Darcy neg con la cabeza. No, Bingley seguira siendo Bingley. Aunque ya no lo acompaara a algunos actos, Darcy no dudaba de que seguira habiendo un gran afecto entre ellos. Y eso significara que

    Elizabeth. Darcy no tena intencin de pensar en la hermana de la seorita Bennet, y mucho menos de pronunciar su nombre en voz alta, pero aquella palabra reson en medio de la oscuridad y cay suavemente en sus odos. Darcy se agarr del borde del escritorio con fuerza, reprendindose por comportarse como un tonto. Idiota, ella te odia! Eso debera ser suficiente para no querer buscar su compaa. Antes de que pudiera reprenderse ms, la puerta se abri de repente y la luz de una lmpara que alguien sostena en alto hizo que Darcy parpadeara y se tapara los ojos.

    Seor Darcy! La lmpara descendi un poco y fue colocada sobre una mesa del corredor. Perdn, seor! O un ruido y como la biblioteca estaba a oscuras, no

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    poda saber qu era. Cuando sus ojos se acostumbraron por fin a la luz, el caballero pudo distinguir la figura de su mayordomo en el umbral, con uno de los lacayos ms corpulentos detrs, armado con un leo de la chimenea. Con todo ese asunto de Wapping, seor. Todas esas pobres almas asesinadas en sus lechos.

    Darcy mir a su empleado con suspicacia. Est bien, Witcher. Es comprensible, supongo, pero nosotros estamos bastante

    lejos de Wapping! S, seor. Witcher baj la cabeza. Supongo que es la neblina, seor. Todo el

    mundo se pone nervioso cuando no puede ver lo que tiene a su alrededor. Es el tiempo ideal para cometer un crimen. Le hizo una sea al lacayo para que volviera a su puesto y luego le hizo una reverencia a su patrn. Disclpeme otra vez, seor. Quiere que le deje esta lmpara?

    No, puede llevrsela. Buenas noches, Witcher. Lo mismo le deseo, seor Darcy. El caballero esper hasta que el viejo criado

    bajara las escaleras hasta el piso de la servidumbre, antes de comenzar a subir hacia su alcoba. El sueo sera la nica manera de escapar a la penetrante incertidumbre que lo acechaba ese da.

    Dormir, pero no soar, por favor, Dios mo murmur.

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    2 La mano de la providencia

    Darcy se recost contra los cojines verde oscuro de su carruaje, mientras dejaba atrs el peaje de Hampstead, desapareciendo de su vista entre la penumbra de la madrugada. Se desabroch el abrigo slo lo suficiente para poder meter la mano en el bolsillo del chaleco y sacar el reloj, que sostuvo a la luz del incipiente da. Eran las siete y cuarto, lo cual significaba que haban tardado menos de una hora en recorrer las calles de la ciudad y cruzar el peaje. Ahora los caballos tenan ante ellos un camino ancho y despejado. El ltigo de su cochero resonaba en medio del amanecer, asegurndole a Darcy que James era muy consciente no slo de las excelentes condiciones de viaje sino de la impaciencia de su amo por llegar a casa. El carruaje avanzaba con rapidez.

    A casa! Darcy cerr los ojos y se dej mecer por el balanceo del carruaje. Hasta que la partida no se hizo absolutamente inminente, apenas se haba permitido pensar en Pemberley o en el viaje de regreso. Sin embargo, ahora poda pensar en ello, porque todos los obstculos que se interponan en el camino por fin haban desaparecido el da anterior como por arte de magia.

    Hinchcliffe le haba presentado el ltimo asunto de negocios hacia las once, dndole la oportunidad de tomar un almuerzo ligero y relajarse con un tonificante paseo por el parque antes de su cita con Lawrence. Aquella entrevista haba salido sorprendentemente bien, y cuando Darcy sali de Cavendish Square en direccin a su club, tena un contrato con el famoso artista para que hiciera los primeros bocetos del retrato de Georgiana una semana despus de su vuelta a la ciudad. En la calle, una multitud de carruajes y lacayos alrededor de las puertas del club le haba advertido a Darcy de que Boodle's deba estar lleno y casi da media vuelta al pensar en lo desagradable que sera llamar ms la atencin. Pero mientras se paseaba por los salones y las mesas de juego del club, todas las conversaciones parecan girar alrededor de un joven noble recin llegado del continente, cuyo discurso inaugural ante el Parlamento haba enfurecido a la mayora tory.

    Ese tipo es un luntico afirmaba ms de un miembro. O peor. Era el comentario ms comn, acerca del apasionado pero imprudente

    discurso en defensa de los seguidores del mtico General Lud y sus ataques contra la maquinaria textil y en contra del decreto que peda su inmediata ejecucin.

    Le debe encantar vivir dando escndalos afirm lord Devereaux, al tiempo que arrojaba sobre la mesa los naipes en respuesta al rey de diamantes de Darcy, porque tambin est camino de convertirse en la nueva mascota de lady Caroline y la ltima humillacin de Lamb. Los vio usted en Melbourne House el viernes? Darcy sinti que le picaban las orejas al or la referencia a la escandalosa velada de su triunfo, o mejor, del triunfo de su ayuda de cmara.

    Por Dios, claro que s! Qu espectculo! respondi sir Hugh Goforth. Pens que Lamb iba a expulsarlo por apoyar a su mujer en semejante despropsito. Si ella fuera mi esposa, ahora estara bordando pauelos bien encerrada en mi propiedad ms remota y lord Byron estara despertndose a esta hora en un barco en direccin a la India.

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    Un coro de exclamaciones expresaron su acuerdo con esa manera de proceder y el juego termin casi enseguida. Darcy pidi su abrigo y se march poco despus, sin que le hicieran ni una sola pregunta sobre el abominable nudo. Cuando la puerta de Boodle's se cerr detrs de l, dio gracias al cielo por el hecho de que las acciones del intrpido e imprudente lord Byron hubiesen desplazado con tanta rapidez su notoriedad ante los ojos del pblico.

    La ltima cita del da era la que Darcy ms tema. Su preocupacin por la velada no poda haber sido ms evidente. Mientras Fletcher lo preparaba con cuidado para la cena en la calle Aldford, se haba visto obligado a susurrar discretas instrucciones para poder finalizar la tarea. Totalmente concentrado en la velada que tena por delante, Darcy no se dio cuenta de su fnebre apariencia hasta que entr en el saln de Bingley a la hora acordada y fue recibido por un par de miradas de asombro.

    Qu ocurre, Darcy? Ninguna mala noticia, espero! exclam Bingley, levantndose y dirigindose rpidamente hacia l, mientras su hermana se llevaba una mano al corazn y el pauelo a los labios.

    Malas noticias? Darcy los mir a los dos con desconcierto. Creo que no! Por qu pensis eso?

    Por tu traje, Darcy. Una expresin de burla reemplaz entonces el gesto de preocupacin en el rostro de su amigo. Por un momento pens que el rey haba muerto! En qu estaba pensando tu ayuda de cmara al convertirte en un enorme cuervo negro? Bingley solt una carcajada, dando una vuelta alrededor de Darcy para observar el efecto del traje.

    En ese momento, Darcy baj la mirada para fijarse en el negro absoluto de su atuendo y apret los labios maldiciendo a Fletcher, pero ya no haba nada que hacer. Al mal que no tiene cura, ponerle la cara dura, se record a s mismo, pero el mensaje de su ayuda de cmara era muy claro.

    El seor Darcy no se parece en absoluto a un cuervo, Charles. La seorita Bingley ya se haba recuperado y avanz hacia ellos. sa es la moda de los caballeros ahora, vestir con discreta elegancia, a lo Brummell. El seor Darcy slo se ha anticipado a la moda, y a ti te sentara muy bien imitarlo, hermano. Darcy se inclin sobre la mano de la seorita Bingley y se sorprendi al sentir que ella le daba un ligero apretn como queriendo decirle algo, pero Darcy no saba qu.

    Bueno, si no es un cuervo, entonces una corneja una corneja muy brummelliana, si quieres, Caroline! Bingley se ri, pero la sonrisa de sus labios no se reflej en sus ojos. Pero ven, Darcy. La cena est lista y esta noche seremos slo los tres. Suspir y se sumi en el silencio, mientras atravesaban el saln hacia el corredor.

    Debe estar asombrado de verme en la ciudad, seor Darcy dijo la seorita Bingley con voz temblorosa, mirando nerviosamente a su hermano. Charles se sorprendi muchsimo, pues pensaba que me haba dejado bien instalada en Hertfordshire, lo cual, desde luego, es cierto. Pero resulta que yo no estoy tan enamorada del campo como mi hermano Al menos, no de Hertfordshire. Y le pregunto a usted, seor, qu iba a hacer yo sola con Louisa y Hurst como compaa? Y en esta poca! Se ri, pero la risa le son falsa. Darcy not que Bingley frunca el ceo al orla.

    Todo el vecindario estaba a tus pies, Caroline replic Bingley en voz baja. No te habra faltado compaa, estoy seguro.

    Tal vez tengas razn, pero yo habra echado mucho de menos a nuestros amigos de la ciudad. Y las compras, ya sabes! Cmo puedes comparar a Meryton con Londres a la hora de hacer compras? La seorita Bingley mir a Darcy buscando confirmacin a sus palabras.

    Con mucho gusto te habra acompaado a un viaje para hacer compras

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    respondi Bingley, antes de que Darcy pudiera acudir en auxilio de su hermana. No haba necesidad de cerrar Netherfield. La seorita Bingley comenz a protestar, pero Bingley la interrumpi. Pero eso ya es asunto concluido y estoy seguro de que no queremos aburrir a Darcy con rias familiares. Caroline se sonroj al or las palabras de su hermano y le lanz una mirada de splica a Darcy.

    El caballero vacil. La atmsfera estaba cargada de tensin, y tal vez por primera vez, le estaba costando trabajo adivinar el estado de nimo de su amigo. La seorita Bingley habra seguido sus instrucciones, o ambos hermanos se habran enfrentado furiosamente a causa de la seorita Bennet? Bingley no le dio ninguna pista; tena los ojos fijos en el plato, mientras los sirvientes revoloteaban alrededor, con movimientos precisos, sirviendo la cena.

    La seorita Bingley carraspe delicadamente. Cmo ha ido tu entrevista con Lawrence hoy? pregunt Bingley, levantando

    la vista con la expresin de alguien que quiere que lo distraigan de sus preocupaciones. Bastante bien, en realidad respondi Darcy, agradecido por no tener la

    responsabilidad de buscar un tema de conversacin. Esperaba encontrarme con todo tipo de sensibilidades exacerbadas y neurosis artsticas, pero Lawrence result ser una persona bastante civilizada y su estudio pareca totalmente respetable.

    Entonces no viste ninguna mancha de pintura en las paredes ni modelos con vestidos escandalosos reclinadas por ah?

    Darcy se ri. No, nada de eso. Siento decepcionarte, pero el asunto se desarroll ms bien

    como un negocio cualquiera. Me ensearon su estudio, me ofrecieron t y me preguntaron qu tipo de retrato tena en mente. Luego pasamos a su taller, donde l me mostr ejemplos de algunos cuadros terminados y otros todava en proceso. Acordamos una fecha para que Georgiana pose por primera vez, me agradecieron el encargo y me acompaaron a la puerta. Asunto concluido en slo cuarenta y cinco minutos!

    Caramba! Acabas de echar por tierra todas mis ideas sobre los artistas seal Bingley, con un nimo que reflejaba mejor su manera de ser. Supongo que para apoyar mi impresin del temperamento artstico tendr que contentarme con la descripcin que hizo lord Brougham de la histeria de la Catalani el jueves pasado.

    El resto de la cena transcurri dentro de ese mismo espritu de cordialidad. La seorita Bingley se relaj y habl un poco mientras coman, pero se abstuvo de dominar la conversacin como tena por costumbre. En lugar de eso, se dedic a prestar mucha atencin a las historias de su hermano, enfatizndolas con expresivas miradas dirigidas a Darcy, que no consigui entender su significado. Cuando Charles y Darcy se disculparon para retirarse al estudio de Bingley despus de la cena, ella quedaba mordindose el labio inferior, pero Darcy no pudo saber si aquel gesto era una muestra de molestia o de agitacin nerviosa.

    Charles volvi a caer en el mutismo mientras se dirigan al estudio y, al no encontrar una manera apropiada de romperlo, Darcy prefiri seguir su ejemplo. La puerta no haba terminado de cerrarse detrs de ellos cuando Charles ya le estaba alcanzando a su amigo un pesado vaso de cristal tallado lleno de un lquido ambarino. Bingley levant su vaso y, tras hacer un brindis, se tom todo su contenido, mientras Darcy lo observaba consternado.

    Charles comenz a decir, pero se detuvo al ver que Bingley tena los ojos cerrados y un extrao gesto de tristeza en la boca. De repente, abri los ojos y lade un poco la cabeza.

    Recuerdas nuestra conversacin en la posada donde cambiamos de caballos? T me advertiste all sobre mi propensin a exagerar. Bingley lo mir a los ojos y

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    Darcy necesit una buena dosis de control para no desviar la mirada. S, la recuerdo contest en voz baja. Tambin me previniste contra los peligros de quedar tan atrapado entre los

    fantasmas de mi imaginacin que poda llegar a aislarme de mi familia, mis amigos y la sociedad en general. Bingley apart la mirada y dio media vuelta para servir otra ronda de licor.

    Fuiste muy tolerante con mis consejos, Charles replic Darcy, sin saber todava cul era el estado de nimo de su amigo. Bingley le ofreci la licorera, pero l la rechaz.

    He pensado mucho en lo que dijiste, Darcy. He discutido conmigo mismo, y en mi mente tambin contigo. Se inclin, quit los peridicos que haba sobre los sillones frente al fuego y luego hizo una sea para invitar a su amigo a sentarse. He pasado los ltimos dos das, desde la inesperada llegada de Caroline, comparando lo que yo tomaba como una verdad con las observaciones de mi hermana.

    En ese momento, Darcy se movi inquieto en su silla, esperando que aquel movimiento no hubiese sido demasiado evidente. Bingley hizo entonces una pausa y se qued mirando al fuego durante tanto tiempo que a Darcy le cost trabajo mantener su actitud de indiferencia. Finalmente, su amigo continu, despus de soltar un suspiro:

    Tambin he pensado mucho en la advertencia de lord Brougham y, a la luz del amor que me profesan mis amigos y mi familia, he llegado a una conclusin. Bingley volvi a levantar la mirada y, con una sonrisa de auto reproche, confes: Tenas razn, Darcy. Estaba muy equivocado al creer que la seorita Bennet me ofreca algo ms que su amistad. Toda la culpa es ma. Ella no tiene ni la ms mnima responsabilidad, en absoluto. Le dio otro sorbo a su vaso. Ella siempre ser mi ideal de lo que debe ser una mujer su belleza, su amabilidad. La llevar siempre en mi recuerdo; pero insistir en mis deseos slo podra causarle incomodidad, y eso es algo que no puedo tolerar termin en voz baja.

    Mientras el carruaje avanzaba con celeridad hacia el norte, Darcy record cmo, al or las palabras de Bingley, haba clavado la mirada en el fondo de su vaso, sin saber qu responder. Al parecer haba logrado su objetivo con muchos menos problemas de los que haba temido y, al mismo tiempo, haba conservado la amistad de Bingley. Sin embargo, no poda alegrarse totalmente por el xito de su misin. La emocin ms fuerte era el alivio. No haba muchas posibilidades de volverse a encontrar otra vez con las hermanas Bennet. Su amigo sobrevivira a su pena de amor y no lo culpara por ella. Pero no poda evitar entristecerse al ver tan desanimado a Charles, cuyo alegre carcter haba apoyado en tantas ocasiones la severa reserva de Darcy.

    Eso ser lo mejor haba dicho finalmente, sorprendindose de repetirlo otra vez en aquel momento.

    Seor Darcy? En la esquina opuesta, Fletcher se agit para ponerse alerta, despus de haber cado en un sopor a pocas calles de Grosvenor Square. Perdn, seor. Ha dicho usted algo?

    Eso ser lo mejor, Fletcher. Por lo general as es, no es verdad? Su ayuda de cmara lo mir con curiosidad durante un instante, antes de deslizarse

    de nuevo contra los cojines. Si se ha puesto en las manos de la providencia, seor, indudablemente es lo

    mejor. Sooo, sooo! Darcy se inclin y apret la cara contra la ventanilla del carruaje,

    al or que James contena al caballo principal para que tomara la curva que los llevara

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    finalmente hasta Lambton a un paso ms lento. Darcy conoca bien el temperamento de sus caballos, despus de todo eran suyos, y saba lo ansiosos que deban de estar desde que pasaron la ltima posada antes de Lambton; las ganas que tenan de regresar al establo que conocan tena bien ocupado a James con las riendas. La capa de treinta centmetros de nieve brillaba, haciendo guios a Darcy bajo un brillante pero fro sol de invierno, mientras el carruaje saltaba y se abra paso a travs de los surcos marcados en el camino. La tarde estaba llegando a su fin cuando se acercaron al pueblo, y a pesar de la nevada que haba cado por la maana, Lambton era un hervidero de actividad, dedicado, a su manera, a sus pequeas ocupaciones provincianas, con la misma seguridad que cualquier gran establecimiento de Londres.

    Bajo el control del cochero, los caballos adoptaron un paso ms tranquilo cuando entraron en la calle St. John y pasaron junto al lago del pueblo, ahora congelado. Sobre su helada superficie, varios muchachos mayores armados con escobas formaban una fila a cada lado del sendero que haban limpiado de nieve, esperando a que uno de sus compaeros lanzara una piedra. Antes de perderlos de vista, Darcy vio cmo la piedra describa una espiral y los otros muchachos frotaban furiosamente el hielo para ayudarla a deslizarse.

    Tremenda espiral sa coment Fletcher, cuando se volvi a recostar, despus de acompaar momentneamente a su patrn en la ventanilla. Darcy resopl en seal de acuerdo, mientras fijaba su atencin en los cambios que haba sufrido el pueblo desde su partida a comienzos del otoo. Algunos techos recin reparados y unas cuantas fachadas blanqueadas eran las nicas diferencias, pero la nieve que llenaba las esquinas y colgaba de los aleros de las casitas y los antiguos establecimientos de Lambton enmarcaba una imagen tan querida a su corazn que slo era superada por Pemberley.

    Un grito procedente de la calle hizo que Darcy y Fletcher se giraran a mirar hacia delante. El caballero tuvo que hacer un esfuerzo para contener la sonrisa de curiosidad que le caus ver a los posaderos del Green Man y del Black's Head saliendo al mismo tiempo de la puerta de sus establecimientos a ambos lados de la calle. Desde haca varios aos se haba convertido en un asunto de honor entre ambos ver quin era el primero en saludar a cualquier carruaje de la familia Darcy que pasara por el pueblo. El otoo pasado, cuando Darcy sali para Londres, Matling, del Black's Head, hizo salir a su esposa a todo correr, para que saludara con l, lo cual hizo que el viejo Garston, del Green Man, mirara con odio a su rival. Aquel da Darcy pudo ver otra vez a Matling y a su esposa, y al pasar les hizo un gesto con la cabeza en contestacin al saludo de la pareja. Pero cuando Matling mir hacia los escalones del Green Man para sellar su victoria, el caballero vio que el placer que le haba causado su mirada se desvaneca, reemplazado por una expresin de terrible odio.

    Seor Darcy, mire, seor! exclam Fletcher con una voz casi ahogada por la risa, cuando se asom por la ventanilla del otro lado. En las escalinatas del Green Man, en una fila organizada de mayor a menor, estaban todos los nietos del viejo Garston haciendo una reverencia, mientras el propio posadero saludaba desde atrs, radiante de dicha.

    Los nios aclamaron a Darcy mientras ste sacuda la cabeza al ver hasta dnde llegaba la rivalidad de los posaderos y los saludaba. Cuando el carruaje dobl la esquina, se volvi a recostar contra el asiento, con una sonrisa similar a la de su ayuda de cmara. El cochero dej que los caballos alcanzaran un poco de velocidad cuando llegaron al final de la fila de tiendas de St. John y giraron hacia la calle King. Momentos despus pasaron junto al pozo del pueblo, cuyas puras aguas eran famosas por haber resistido la peste negra ciento cincuenta aos atrs. Luego llegaron al sendero bordeado de rboles que suba la colina hasta la iglesia de St. Lawrence, en donde la torre y sus pinculos llevaban

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    quinientos aos resistiendo los embates del mundo y respondiendo al cielo por el bienestar de las almas de los Darcy desde haca tres siglos. Despus atravesaron el viejo puente de piedra sobre el Ere, que bordeaba sinuosamente los lmites de Pemberley, y recorrieron las cinco millas que los separaban de la entrada al parque, a la mxima velocidad que permita el camino.

    Ser estupendo volver a casa, seor dijo Fletcher mientras el caballero se volva a asomar por la ventanilla, ansioso por ver finalmente las tierras de sus ancestros y su casa.

    Mmm fue todo lo que respondi, cuando el carruaje se meti por el sendero que conduca a la imponente entrada que se abra justo en ese momento para recibirlo. El vigilante de la entrada salud a los caballos y al cochero, y despus de hacer una reverencia, se incorpor con una amplia sonrisa para saludar a los viajeros, antes de apresurarse a cerrar la verja de hierro forjado detrs de ellos.

    Qu tiene Samuel en la gorra, Fletcher, un ramito de acebo? pregunt Darcy, al mismo tiempo que agradeca la calurosa bienvenida del guarda.

    Eso creo, seor. S, indudablemente es acebo. Totalmente apropiado, debido a la poca, seor.

    Ah, s, claro la poca. Darcy volvi a guardar silencio, absorto en el recorrido de la larga entrada. El sendero se abra camino lentamente a travs del bosque que circundaba los extremos del parque. Diseado un siglo atrs bajo la direccin del abuelo de Darcy, el sendero exiga a los visitantes que disminuyeran el paso de sus caballos hasta un trotecito ligero y luego recompensaba su paciencia con ms de una encantadora vista de aquellos hermosos parajes y los riachuelos que formaban parte de la belleza natural de las tierras de Pemberley.

    Los rboles inmensos que bordeaban el sendero estaban cargados de nieve. Bajo el sol del ocaso, proyectaban largas sombras de color lavanda sobre el sendero y el bosque que se extenda ms all, envolviendo el coche en una glida quietud que contrastaba con la realidad de su paso implacable. Darcy abri la ventanilla y respir el aire tonificante, saboreando esos aromas cidos que le resultaban tan familiares, como si fuera un buen vino. Ya casi estaban llegando. Momentos antes de que salieran del bosque en la cima de la colina, los caballos apresuraron el paso y su entusiasmo contagi a los ocupantes del carruaje. De repente, Pemberley apareci ante ellos.

    Los sinuosos muros de la fachada occidental resplandecan con la luz rosada del atardecer, mientras que los rincones empezaban a volverse violetas, a medida que se alejaban del resplandor. A pesar de que la luz estaba a punto de desaparecer, las ventanas de Pemberley parecan reunir el fuego que an quedaba. Encendidas con la luz de su propio esplendor, reflejaban los rayos dorados y rojizos sobre la nieve, y el efecto se vea increblemente realzado por el reflejo de todo aquel paisaje sobre el lago congelado. Al verlo, Darcy sinti que el corazn le daba un brinco y el peso de las semanas anteriores pareci desaparecer.

    Enseguida comenzaron a descender desde la cima de la colina. Los caballos, excitados por el deseo de llegar a casa, echaron a correr a un paso del que nadie en el coche quiso disuadirlos. Al llegar al llano, el golpeteo de sus cascos acompaado por el crujido del cuero y la madera y el sonido del vidrio era ensordecedor. Despus de dar la ltima curva del sendero, los caballos y carruaje levantaron piedras y barro en sus ansias de llegar. Cuando alcanzaron la entrada de Pemberley Hall, Darcy pudo or cmo James llamaba al caballo principal, mientras tiraba de las riendas para contener al resto de la reata. Los caballos disminuyeron el paso primero a un trote suave y luego a un paso ligero con las patas rgidas, hasta que finalmente se detuvieron con suavidad frente al arco de entrada del jardn privado de Pemberley.

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    Los mozos del establo tomaron las riendas del animal principal y les dieron la bienvenida a los caballos con afecto. Una pequea tropa de lacayos apareci para bajar los bales del coche, mientras el mayordomo abra la portezuela.

    Bienvenido a casa, seor Darcy! Bienvenido a casa, seor! La voz de Reynolds tembl un poco cuando su patrn se baj del carruaje.

    Reynolds! Qu alegra volver a casa estoy encantado! Darcy le sonri a otro de esos empleados que lo conocan desde nio y luego levant la vista para observar los adornos de ramas verdes que decoraban el arco que serva de entrada al patio. Veo que han recibido mis instrucciones.

    Claro, seor! Ya hemos empezado, pero la seorita Darcy quera consultar con usted algunos detalles, antes de proseguir con las decoraciones navideas. Reynolds se inclin con un aire de complicidad y susurr: Ella ha estado tan feliz como un duende mirando todas las decoraciones en el tico e inspeccionando los manteles y las vajillas de Navidad, seor. Gracias a Dios! Luego se enderez, dndose la vuelta para dirigir la descarga de los bales, al tiempo que Darcy pasaba bajo el arco.

    Mientras el caballero apresuraba el paso hacia la escalera de dos tramos que llevaba al vestbulo, levant la mirada y alcanz a ver una sombra de color en la ventana del segundo piso que tena la mejor vista del camino que llevaba hasta la casa. Se detuvo. Entrecerrando los ojos, inspeccion de nuevo la ventana, pero esta vez no vio a nadie; as que, sonriendo, prosigui escaleras arriba, mientras se iba desabrochando el abrigo para librarse de inmediato de todas las incomodidades tan pronto estuviera dentro. Justo cuando las puertas se abrieron, dej el abrigo en las manos de un lacayo, pero se sinti un poco decepcionado. Georgiana no estaba en el vestbulo. Darcy mir a su alrededor desconcertado, pero recuper la compostura cuando vio que la seora Reynolds y los criados de arriba le hacan una reverencia para saludarlo.

    Seor Darcy, bienvenido a casa, seor! El ama de llaves repiti las palabras de saludo de su marido, con la misma genuina sinceridad.

    Seora Reynolds! Gracias. Es estupendo estar en casa. Darcy le dirigi una sonrisa y mir a la mujer que conoca a su familia desde que l tena cuatro aos. La seorita Darcy no ha bajado a saludarme?

    La seorita Darcy lo recibir en el saln de msica, seor, tal y como corresponde. Ella ya no es una chiquilla que pueda salir corriendo escaleras abajo tan pronto como usted llega, seor le dijo de manera afectuosa la seora Reynolds. Ahora es usted quien debe correr! Yo le acompaar, seor, para mostrarle algo que le alegrar el corazn. Las palabras parecieron atorrsele en la garganta un instante, mientras sus ojos se humedecan. Tanto como ha alegrado nuestro viejo corazn. La seora Reynolds sac un pauelo del bolsillo de su delantal y se sec los ojos, mientras sealaba la escalera con la otra mano. Subir con usted!

    S seora respondi Darcy de manera obediente y luego sonri con picarda. Le agradecera que la cena estuviera lista temprano esta noche. El talento del nuevo cocinero del Leicester Arms deja un poco que desear; as que no he comido ms que pan, queso y un poco de cerveza desde el medioda.

    Eso nos imaginamos, seor suspir la seora Reynolds. La seorita Darcy ha planificado una esplndida cena de bienvenida, que estar lista a las seis en punto, si le parece, seor.

    Ha sido planificada por la seorita Darcy? El caballero mir escaleras arriba con asombro. Tendr que excusarme, seora. Hizo un gesto con la cabeza en respuesta a la reverencia del ama de llaves y se apresur a subir. Mientras se acercaba al saln de msica, una chispa de esperanza se uni a la precaucin que siempre tena en todas las cosas relacionadas con su hermana. Despus de dar unos cuantos pasos,

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    disminuy la marcha, esperando ser recibido por los encantadores acordes del piano o por una voz delicada y melodiosa, pero nada de eso interrumpi el silencio. Lo nico que pareci celebrar su llegada fue el tic-tac del reloj del gran vestbulo.

    Qu est haciendo Georgiana? Darcy frunci el ceo con intriga. No haba bajado a recibirlo y tampoco pareca que planeara darle la bienvenida con una cancin. Tal vez la seora Reynolds estaba equivocada y su hermana no lo estaba esperando en el saln de msica. Se detuvo en el lugar en que se cruzaba el corredor por el que iba con el que conduca a las habitaciones privadas de la familia y se mordi el labio inferior mientras echaba un vistazo a ambos lados. El silencio pareca acechar sus esperanzas. Era posible que l se hubiese engaado? Acaso los cambios que mostraban las cartas de su hermana haban sido nicamente producto de su imaginacin?

    Con una inquietud que creca a cada paso, Darcy avanz por el corredor en penumbra hasta que descubri una brillante luz que sala de la puerta del saln de msica. Se detuvo ante la entrada y trat de aguzar los sentidos como si as pudiera atisbar algo de lo que le esperaba en el interior. Pero no logr percibir nada. Ante aquella quietud, respir hondo y traspas el umbral en silencio.

    Georgiana estaba sentada en uno de los divanes que estaban uno frente a otro, separados por una mesa de centro, con la espalda hacia la ventana y el cuerpo recto pero relajado. Estaba muy guapa, con un vestido de lana azul ribeteado con una cinta bordada. Aunque era un traje sencillo, dejaba traslucir a la perfeccin que Georgiana haba dicho adis a la infancia. Tena la mirada baja, aparentemente fija en sus delicadas manos, que reposaban sobre el regazo, permitindole a Darcy slo la vista de los rizos brillantes y oscuros que enmarcaban su cara. No ha habido ningn cambio. Darcy relaj los hombros y su decepcin amenaz de muerte la esperanza que haba alimentado durante las ltimas semanas. La tentacin de perder toda esperanza casi lo abruma por completo, pero intent alejarla. Georgiana lo necesitaba, necesitaba su fuerza; y jur no fallarle.

    Georgiana? dijo Darcy con voz suave. Al or su nombre, Georgiana levant la cabeza y, para sorpresa de Darcy, unos ojos

    brillantes de la felicidad se clavaron enseguida en los suyos. Su hermana se levant con elegancia del divn y, sin decir palabra, tendi los brazos hacia l, con una sonrisa tmida en el rostro. Sin saber cmo, Darcy atraves el saln como un rayo y en segundos se sorprendi parado al lado de ella.

    Georgiana! exclam con voz ahogada, abrazando con fuerza a su querida hermana.

    Hermano querido susurr Georgiana contra su pecho. Darcy parpade varias veces rpidamente, antes de permitirle separarse lo suficiente para mirarlo a la cara. No sabes lo feliz que estoy de que ests en casa!

    La cristalina transparencia de su rostro, tan opuesta a la horrible melancola del verano pasado, dej al caballero sin habla. Con un asombro lleno de gratitud, contempl en silencio la plcida profundidad con que Georgiana lo miraba. Su hermana se sonroj al notar aquel examen detallado, y volvi a apoyar la mejilla colorada sobre el pecho de su hermano, antes de que l pudiera decirle que tambin estaba feliz de estar en casa.

    Quise recibirte de manera apropiada murmur Georgiana. Quera portarme de manera formal, ya sabes, y decir: As que ests en casa, hermano y Qu tal ha sido el viaje?. Georgiana se apart un segundo del pecho de Darcy. Pero cuando entraste y te vi a mi lado, todo eso se me olvid. Oh, mi querido, querido hermano! La sonrisa que Georgiana le dedic hizo que el corazn de Darcy diera otro salto y otra vez se qued sin palabras. Quieres un poco de t ahora, antes de vestirte para la cena? Est todo aqu, sobre la mesa.

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    S-s logr responder Darcy, un poco de t sera perfecto. Darcy solt a su hermana con reticencia y dej que ella lo llevara hasta el divn para sentarse luego junto a ella. El hoyuelo que los dos haban heredado de su padre se asom en medio de la mejilla de la muchacha mientras serva el t. Y se hizo ms profundo cuando ella se dio la vuelta y le pas la taza.

    Aqu tienes. No hace tanto tiempo que te fuiste como para que haya olvidado cmo te gusta, pero por favor dime si he recordado todo bien. Darcy tom la taza y le dio un sorbo con cautela, decidido a decir que estaba magnfico, independientemente del sabor. Pero no tuvo necesidad de mentir. Estaba perfecto, y por alguna razn inexplicable, ese hecho pareci desatar una oleada de dulzura que alivi la pesada culpa que lo vena abrumando desde la primavera. Sus labios dejaron escapar entonces un suspiro irreprimible. Georgiana sonri en voz baja, pero al ver la curiosa luz que su risa despert en los ojos de Darcy, baj la mirada y se concentr en su taza, con un poco de confusin.

    Lo has recordado perfectamente, querida se apresur a asegurarle, con la esperanza de volver a ver el hoyuelo, pero Georgiana sigui con la vista fija en la taza. Aunque en su cabeza se agolpaban cientos de preguntas acerca de la transformacin de su hermana, Darcy vacil ante la idea de tocar ese tema, temeroso de que el hecho de mencionarlo rompiera en mil pedazos la maravillosa paz que los invada en ese momento. As que decidi que, hasta no estar ms seguro del estado anmico de Georgiana, sera mejor mantenerse dentro de los lmites de la charla social.

    Entonces, quieres saber qu tal ha ido mi viaje de vuelta? pregunt con suavidad. O preferiras or noticias de Londres?

    Al or la pregunta, Georgiana levant un poco la barbilla, pero en lugar de mirarlo directamente, prefiri examinar el delicado bordado de su servilleta.

    En realidad, hermano, lo que ms me gustara es que me contaras cmo te ha ido en Hertfordshire. Georgiana lo mir fugazmente a la cara y luego desvi la mirada. Darcy no pudo saber qu haba visto su hermana en su rostro, porque aquella peticin le cogi totalmente por sorpresa y no tuvo tiempo de controlar su expresin.

    Hertfordshire! repiti Darcy con voz ronca, sintiendo una opresin en su interior, y un sbito recuerdo de aroma a lavanda y rizos besados por el sol desat una lluvia de nostalgia que penetr hasta lo ms profundo de su ser, haciendo aicos lo que quedaba de su tranquilidad.

    S contest Georgiana y el hoyuelo volvi a salir cuando lade un poco la cabeza y lo mir a los ojos. Tu carta de Londres no deca nada sobre el baile. Asisti mucha gente? La manera en que Georgiana pareci animarse de repente coloc a Darcy ante un dilema. Con cunta devocin deseaba olvidarse de Hertfordshire o, al menos, relegar sus recuerdos a los momentos en que estuviera solo y seguro, sintindose capaz de enfrentarse a los sentimientos que ese nombre evocaba. Pues su simple mencin lo desazonaba por completo, arrastrndolo a lugares a los que slo se atreva a ir con mucho cuidado. Sin embargo, ese peligroso tema era precisamente lo que su hermana ms deseaba or!

    S respondi Darcy, desviando la mirada, fue muy concurrido. No pas mucho tiempo antes de que empezara a creer que todo el condado estaba all. Darcy esperaba que su tono cortante desalentara la curiosidad de su hermana.

    Y el seor Bingley? Debi de sentirse muy complacido al ver que tantas personas aceptaron su invitacin. Georgiana sonri, anticipndose a la confirmacin de Darcy.

    S, Bingley estaba muy contento. Darcy hizo una pausa, supuestamente para tomar ms t, pero en realidad buscaba ganar tiempo para ordenar sus pensamientos.

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    Debo decir que la seorita Bingley tambin estaba complacida. Al menos, al comienzo de la velada se corrigi. Una mirada de desconcierto apareci en el rostro de Georgiana, pero no pidi ms explicaciones. Darcy descubri despus que estaba interesada en otra cosa.

    Y bail con la joven sobre la que me escribiste? La seorita Bennet? S contest Darcy con tono cortante. Y fue muy considerado con ella? Darcy mir atentamente a su hermana, pero

    no pudo detectar en sus ojos ningn inters particular por los asuntos de Bingley. No, no lo est preguntando pensando en ella, decidi Darcy. Slo piensa en l como mi amigo.

    Lamento decir que se port casi como un idiota a causa de ella contest Darcy con un tono un poco ms brusco del que tuvo intencin de utilizar. Pero ya ha entrado en razn y la seorita Bennet es agua pasada. No creo que Bingley regrese a Hertfordshire concluy con tono tajante, pero suaviz el tono al ver que su hermana palideca. No fue nada muy grave, Georgiana, slo una falta de criterio por su parte, te lo aseguro. Pero el asunto ya est arreglado, y Bingley ha aprendido mucho de esta experiencia.

    Como digas pero pobre seor Bingley! El rostro de Georgiana se cubri de preocupacin mientras bajaba la vista hacia la taza. Despus de unos instantes de silencio, durante los cuales Darcy dio por zanjado el tema, l puso la taza sobre la mesa y, liberando a Georgiana de la suya, tom las manos de su hermana entre las suyas. Las suaves y complacientes manos de la muchacha descansaron unos momentos entre las musculosas manos de Darcy y no opusieron resistencia cuando l se llev a la boca primero una y luego la otra, para besarlas con ternura.

    No te preocupes, querida. l es un hombre adulto y puede aguantar un golpe. Ya conoces su naturaleza alegre. Se recuperar.

    Georgiana lo mir con expresin de seriedad. Pero qu hay de la seorita Elizabeth Bennet? Pudo cambiar la opinin que

    tena de ti? Cmo voy a conocerla si el seor Bingley no regresa a Hertfordshire, ni desea renovar su amistad con los Bennet?

    Darcy casi deja caer las manos de su hermana a causa de la sorpresa. Ese es el motivo de tu preocupacin? Quieres conocer a la seorita Elizabeth

    Bennet! Por Dios, Georgiana! Por qu? Su hermana retir con suavidad las manos y, mientras l la miraba fijamente, se

    levant del divn, dirigindose hasta la ventana que estaba junto al antiguo piano. Pas los dedos por la superficie lisa y brillante, antes de volverse hacia l para responder a su pregunta.

    Te deca en mi carta que no poda soportar pensar que alguien a quien t admiraras no te correspondiera con la misma admiracin y ms bien pensara mal de ti. Quera saber si ella haba admitido su error. Mir a Darcy esperando una confirmacin, pero, al ver su expresin, se apresur a aadir: Oh, no con palabras, tal vez, pero modific su opinin? Os despedisteis en buenos trminos?

    Como caballero, no puedo saber si fueron buenos trminos a los ojos de la seorita Elizabeth. Le correspondera a ella decirlo contest Darcy con cuidado. La curiosidad que despertaba el inters de su hermana por Elizabeth superaba su determinacin de alejar todos los pensamientos sobre ella.

    Pero por tu parte s fueron buenos? La inocente mirada llena de esperanza que le dirigi su hermana hizo que l deseara haberse esforzado ms por seguir el consejo de Georgiana.

    Segu tu consejo lo mejor que pude, teniendo en cuenta mis escasas capacidades en semejantes asuntos. Darcy sonri con amargura mientras se reuna con ella junto al

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    piano. Fui tan amigable como puedo ser en una pista de baile. Entonces, bailaste con ella? Darcy tuvo ganas de gruir. Cuanto ms trataba de esconder, ms pareca

    descubrir su hermana. A este paso, Georgiana pronto conocera todos los detalles de la historia. La mir con perplejidad, parada frente a l, con los ojos llenos de inters. La transformacin de Georgiana era asombrosa, no, milagrosa, y Darcy quera saber exactamente cmo se haba producido. Empezara maana mismo. Se prometi entrevistar a primera hora a la mujer bajo cuyos cuidados la muchacha haba superado su enorme pena.

    Movi la cabeza, negndose a responder a su pregunta, y luego sonri y la mir. Mi querida nia, si quieres un relato pormenorizado, debes ofrecerme algo ms

    que una taza de t. Ahora bien, qu ordenaste para esa cena de la que habl la seora Reynolds? Porque te advierto que tengo mucha hambre!

    El hoyuelo que apareci en la mejilla de Darcy encontr su rplica en su hermana, cuando ella le devolvi la mirada con el mismo afecto. Suavemente, su hermana volvi a deslizarse entre sus brazos.

    Oh, Fitzwilliam, estoy tan contenta de tenerte en casa! Mientras abrazaba con fuerza a Georgiana, Darcy mir con gratitud hacia el cielo y

    luego, hundiendo la cara entre sus rizos, slo pudo reunir la fuerza para susurrar: No ms que yo, querida. No ms que yo.

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    3 Los frutos de la adversidad

    Recostado en el asiento del escritorio de su estudio, mordisquendose el labio inferior, Darcy revisaba una vez ms las cartas de referencia que tena en la mano. Satisfecho tras memorizar todos los detalles de la primera, la dej a un lado y procedi a tomar la segunda, cuando el reloj barroco que haba sobre la chimenea marc las ocho y media. Con precisin milimetrada, en ese mismo instante se abri la puerta del estudio y entr el seor Reynolds, acompaado de un lacayo que traa una bandeja con el caf matutino y una tostada para su patrn.

    Reynolds. Darcy levant la vista de su lectura y le hizo seas al lacayo para que dejara la bandeja sobre el escritorio. Espere un momento, por favor.

    S, seor. En qu puedo servirle? El anciano le indic al lacayo que poda marcharse y le pidi que cerrara la puerta al salir.

    El caballero dej el resto de las cartas sobre el escritorio y levant la vista para observar fijamente al miembro ms antiguo de la servidumbre de Pemberley. El conocimiento que Reynolds tena sobre los detalles de la vida de la casa no lo posea nadie ms, y durante y despus de la enfermedad del antiguo seor Darcy, su infalible orientacin en todas las cosas relacionadas con la mansin haba sido tan necesaria para Darcy como la de Hinchcliffe en el mbito de los negocios. En resumen, Reynolds era un hombre que respetaba el apellido Darcy tanto como el propio Darcy y ste tena en l absoluta confianza.

    Me parece que voy a ponerlo en una posicin terriblemente incmoda, Reynolds, pero el asunto es de tanta importancia que debo pedirle toda su comprensin y ayuda.

    Desde luego, seor! afirm Reynolds, deseoso de mostrar su buena disposicin, aunque en su rostro apareci reflejada una cierta sorpresa al or el prembulo de su patrn.

    Darcy apart la mirada de su amable empleado, sintindose muy molesto al tener que hacer aquella peticin.

    Bueno, no hay una manera delicada de plantear esto, as que ir directo al grano dijo, volviendo a clavar los ojos en Reynolds. Qu puede decirme de la dama de compaa de la seorita Darcy, la seora Annesley?

    La seora Annesley, seor? Reynolds enarc las cejas. Se balance lentamente sobre las puntas de los pies, antes de responder: Bueno, seor Ella es una seora muy amable, seor, discreta y honorable.

    Y? insisti Darcy, tan incmodo por tener que presionar a Reynolds para que le diera ms respuestas como ste por tener que darlas.

    Y qu, seor? La mujer lleva cuatro meses aqu observ Darcy de manera tajante,

    contrariado por la aparente falta de comprensin del mayordomo. Debe de haber ms cosas que pueda decirme sobre ella!

    Reynolds frunci el entrecejo, arrugando sus pobladas cejas blancas, al tiempo que se llevaba un dedo al cuello, colocndoselo. Tard algunos segundos ms en aclararse la garganta. Luego se enderez todo lo que pudo y se dirigi a Darcy con un tono cargado

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    de desaprobacin. Como usted bien sabe, no me gustan los chismes, seor Darcy. No les presto

    atencin y tampoco los propago. Entrecerr los ojos para mirar la actitud de su joven patrn y, al ver la insatisfaccin que sta reflejaba, agreg con cuidado: Todo lo que dir es que ella no se siente superior y que es amable con todos los criados, desde el de mayor rango hasta el ms humilde, seor. Se movi un poco bajo la inquisitiva mirada de Darcy antes de aadir: La seorita Darcy la quiere mucho. El hombre busc un gesto que lo liberara de la obligacin de decir ms, pero al no encontrar ninguno, pareci luchar un poco consigo mismo antes de confesar, por fin: Y yo la bendigo, seor Darcy, la bendigo a todas horas por lo que ha hecho por la seorita; y eso, seor, es todo.

    Entonces eso ser suficiente, Reynolds. Darcy despach al mayordomo y torci la boca ante lo que era, para Reynolds, una inspirada defensa de la dama. La seora Annesley tena la aprobacin de Reynolds y eso significaba mucho. Tal vez ahora poda concederle un poco ms de credibilidad a toda la admiracin que surga de esas referencias que tena delante de l y que tenan que ver con la seora en cuestin. Estir los brazos hacia la bandeja y sirvi un poco de leche fresca en la taza; luego la llen hasta el borde con la aromtica bebida, antes de volver a tomar las otras dos cartas y buscar la tercera. Se llev la taza a los labios y sopl con suavidad mientras memorizaba los detalles de la tercera misiva. El contenido de las cartas no le resultaba desconocido. Las haba ledo con el mismo cuidado el mismo da que llegaron, cinco meses atrs, cuando estaba buscando frenticamente una nueva dama de compaa para Georgiana de la que pudiera fiarse. Pero esta vez trataba de averiguar algo ms revelador sobre la dama, aparte de sus impecables referencias y los testimonios normales de sus anteriores patrones. Pero ese algo todava no lo haba encontrado.

    Dej las cartas sobre la mesa y se levant con la taza en la mano para contemplar la plcida vista que ofreca la ventana. Antes de que su padre muriera, ese estudio sola ser su refugio privado; con las paredes revestidas de madera, haba sido un lugar misterioso durante su infancia y un sitio relacionado con los juiciosos dictmenes de su padre durante su adolescencia. Era una habitacin ntima que haba servido de archivo para los libros de la propiedad hasta que, tres cuartos de siglo antes, los planes de su bisabuelo para mejorar Pemberley incluyeron una enorme y elegante biblioteca. Aunque ahora segua albergando preciados tesoros de los patriarcas de la familia, el estudio serva principalmente para alojar la coleccin personal de libros de Darcy y guardar los papeles y documentos en donde se registraban los negocios y estados financieros de la propiedad desde que se tena registro.

    Aparte de la decoracin tpicamente masculina representada por pesadas sillas y mesas, una exhibicin de armas exquisitamente repujadas y grabados de caza, las numerosas ventanas del estudio ofrecan una soberbia vista. Con el hombro apoyado contra el marco, Darcy se qued mirando el jardn diseado por su abuela muchos aos atrs. Estaba cubierto por un resplandeciente manto de nieve y su prstina blancura contrastaba delicadamente con la variedad de rboles de hojas perennes que lo adornaban y el sendero de ladrillos rojos que serpenteaba con gracia entre ellos.

    A pesar de la hermosura del paisaje, ste fue desplazado rpidamente por las imgenes de Georgiana durante la cena de la noche anterior. La cena que ella haba ordenado result ms que satisfactoria, pues constaba de muchos de sus platos favoritos y un buen vino que lo complementaba todo. La mesa estaba dispuesta de forma exquisita con un bonito arreglo de flores y ramas que ella misma haba preparado, segn se enter Darcy cuando hizo referencia a l. Georgiana se haba sonrojado un poco al ver el gesto de aprobacin de su hermano y le haba agradecido el cumplido con una gracia que l nunca antes haba visto en ella.

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    La conversacin haba girado alrededor de asuntos locales: los nios que haban nacido en las familias de sus arrendatarios, las muertes ocurridas en el pueblo, la fiesta de la cosecha en Lambton y el servicio anual de accin de gracias en la iglesia de St. Lawrence el mes anterior. Durante toda la velada, Darcy la haba observado, sorprendindose a cada instante de la magnitud de los cambios que apreciaba en aquella nueva criatura en la que se haba convertido su hermana. Todava haba momentos de timidez y vacilacin. Ocasionalmente Georgiana haba respondido a algunas de sus bromas con miradas de desconcierto, pero, en general, haba contestado a todas sus preguntas sobre los arrendatarios y vecinos con un tono seguro y amable, y un sentimiento de compasin recientemente adquirido que cubra su semblante cuando hablaba. Al final de la cena, Darcy se haba limitado a contemplarla, maravillndose con lo que vea.

    Georgiana se haba levantado cuando retiraron el ltimo plato para dejarlo disfrutar tranquilamente de una copa de oporto, pero l haba declinado el ofrecimiento, declarando que, despus de todos esos meses y varias cartas que daban constancia de su dedicacin, seguramente ella deba tener alguna pieza que interpretar. La muchacha se haba redo, animada por la verdadera felicidad que le produca el hecho de estar en compaa de su hermano, y haba dejado que l la condujera de nuevo al saln de msica, donde ella toc para l durante media hora. Luego Darcy haba sacado su abandonado violn y se haba unido a ella en el piano, para tocar duetos hasta que los dedos le dolieron.

    El caballero baj los ojos para examinarse la mano izquierda y la flexion a pesar del dolor, pero un ruido en la puerta lo hizo levantar la cabeza. Apret los labios con determinacin. La dama haba llegado antes de tiempo, pero tanto mejor. Tal vez ahora podra obtener algunas respuestas.

    Entre dijo, pero la nica respuesta fue un ruido como si alguien estuviese manipulando la manija de la puerta y un extrao golpeteo. Entre! repiti y la manija gir lo suficiente como para permitir que la puerta se abriera un poco. Confundido, Darcy se enderez y avanz un paso. Qu es lo que est?

    De repente, la puerta gir sobre los goznes y una enorme sombra de color caf, negro y blanco se abalanz dentro del estudio. Darcy corri al escritorio y dej la taza sobre la mesa antes de que el remolino pudiera alcanzarlo.

    Trafalgar, sintate! grit Darcy, preparndose para el impacto, pero tan pronto las palabras salieron de su boca, las patas traseras del sabueso se asentaron sobre el brillante suelo de madera. El animal resbal varios metros, mientras trataba desesperadamente de frenar con las patas delanteras, antes de chocar contra la bota de Darcy. Una inmensa lengua rosada lami la punta negra de la bota, antes de que el animal levantara, contento, los ojos hacia la cara de su amo.

    Seor Darcy! Ay, seor Lo lamento mucho, seor! Cuando Darcy apart la vista de la mueca de burla que tena su impetuoso animal, vio a uno de los mozos de cuadra ms jvenes, parado en el umbral, balancendose mientras retorca una gorra entre las manos. Estaba trayndolo, tal como usted orden, seor Darcy. Pero se me escap, seor. Es muy astuto.

    Darcy baj la vista hacia Trafalgar, que mientras tanto haba girado la cabeza para observar al mozo. Si no supiera que era imposible, habra jurado que el perro se estaba riendo. Darcy sacudi la cabeza.

    Puede dejarlo conmigo, Joseph, pero si se le vuelve a escapar, llvelo otra vez a la entrada de servicio, en lugar de dejarlo entrar en mi estudio. Hay que obligarle a que aprenda algunos modales, por lo menos. Darcy se inclin, agarr el hocico del sabueso y lo levant hasta la altura de sus ojos. Eso es, si quieres seguir siendo el perro de un

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    caballero. Trafalgar gimi un poco al or el tono de su amo, pero luego ladr para mostrar su acuerdo, que sell con un ligero lametazo a la mano de Darcy.

    Pero, seor Darcy, yo no lo dej entrar! No abri usted la puerta, Joseph? No, seor. De ninguna manera, seor! l ya estaba en su estudio cuando yo di la

    vuelta a la esquina. Los dos hombres miraron con curiosidad al sabueso, que por el momento estaba totalmente concentrado en mostrar un comportamiento apropiado para el animal del ms distinguido de los caballeros.

    Me est diciendo que l ha abierto la puerta por s mismo? pregunt Darcy con incredulidad. El joven mozo volvi a retorcer la gorra y se encogi de hombros.

    Disclpeme, pero es bastante posible que el perro haya abierto la puerta l solo dijo de repente una voz femenina, modulando suavemente cada palabra. Ya he visto ese truco, aunque primero hay que entrenar al animal. El mozo se apart de la puerta y se inclin ante la dama, mientras ella se detena a su lado. La mujer sonri, haciendo un gesto de asentimiento, antes de volverse hacia Darcy y hacer una reverencia. Seor Darcy.

    Seora Annesley! Darcy mir el reloj de reojo. Mostraba que, en efecto, eran las nueve y haba llegado la hora de su cita con la dama de compaa de Georgiana. No era as precisamente como haba previsto que comenzara aquella entrevista. Pero Darcy ocult hbilmente cierta molestia que le causaba el hecho de haber sido atrapado fuera de lugar. Por favor, entre seora. Darcy dio un paso atrs y seal una silla.

    La dama inclin la cabeza y entr en el estudio, pasando con elegancia junto al mozo de cuadra. Trafalgar la mir con inters y se levant para realizar una investigacin, pero el impulso fue reprimido por la mirada de su amo. Entonces se ech a los pies de Darcy, con el hocico sobre las patas delanteras y los ojos oscilando entre uno y otro, a la expectativa.

    Al observar a la seora Annesley, Darcy tuvo la misma impresin que haba tenido cinco meses atrs, excepto, tal vez, por la chispa divertida que apareca en sus ojos cada vez que miraba a Trafalgar, que, en aquel momento, se ocupaba en cuidar las botas de su amo. El verano anterior, Darcy no estaba buscando un corazn alegre sino alguien de carcter sereno, cuya comprensin maternal y firmes principios pudieran rescatar a Georgiana del profundo dolor y las recriminaciones en las que se haba sumido tras el asunto de Ramsgate. Aparentemente la dama posea esas cualidades, adems de los otros requerimientos, y haba tenido un gran xito, superando todas sus expectativas. Cualquiera que fuera su mtodo, pens Darcy, estaba preparado para ser extremadamente generoso.

    Seora Annesley comenz a decir Darcy, mirndola desde el otro lado del escritorio, debo entender, entonces, que usted cree que este miserable ha aprendido a abrir puertas?

    Es bastante posible, seor Darcy contest ella con una sonrisa. Mis hijos le ensearon al perro todo tipo de trucos; abrir puertas era uno de ellos. Aunque baj la vista para observar al perro creo que en este caso podemos pensar que tal vez la ltima persona que sali de su estudio no cerr bien la puerta. Pero despus de este xito, no me cabe duda de que un animal inteligente como Trafalgar continuar probando suerte.

    Temo que tiene usted razn. Darcy ech una ojeada al miserable con una ceja levantada, mientras el animal bostezaba y miraba con inocencia a su amo. Usted ha mencionado a sus hijos continu Darcy. Estn estudiando?

    Mi hijo menor, Titus, est en la universidad, seor. Fue admitido en el Trinity el ao pasado, bajo el patrocinio de un amigo de su fallecido padre. Romn, mi hijo mayor,

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    ya se gradu y est trabajando en una parroquia en Weston-super-Mare. Si usted est de acuerdo, seor, espero pasar la Navidad all con los dos. La seora Annesley mir a Darcy directamente y aquella manera abierta de plantear su solicitud hizo que el caballero se inclinara enseguida a concedrsela y, an ms, a ofrecerle transporte hasta el lugar. Es usted muy amable, seor Darcy respondi ella, y la luz de sus ojos almendrados brill con afecto antes de inclinar la cabeza.

    Es lo menos que puedo hacer por usted, seora Annesley. Darcy se levant de la silla y se dirigi a la ventana, mientras mova la mandbula tratando de buscar la manera de llevar la entrevista hacia donde l quera. Estoy en deuda con usted, seora. Mi hermana La garganta pareci cerrrsele al recordar la dicha de su regreso a casa. Volvi a empezar: Mi hermana est tan maravillosamente cambiada que apenas puedo creerlo! Ya sabe en qu estado se encontraba cuando usted lleg a Pemberley, tan afectada Darcy se gir hacia la ventana, decidido a mantener su dignidad. Pero incluso antes de ese horrible asunto, era una chiquilla reservada y tmida. Slo lograba expresarse libremente a travs de su msica. Sin embargo, ahora Volvi a dar media vuelta para mirarla. Cmo lo ha conseguido, seora? Darcy mir fijamente a la seora Annesley mientras su voz cobraba fuerza. Mi primo y yo hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, todo lo que se nos ocurri, para animar a Georgiana; pero fue intil. Usted triunf donde nosotros fracasamos y yo quisiera saber cmo lo ha hecho!

    La dama tard unos segundos en contestar, pero la expresin compasiva que adopt le indic a Darcy que no se haba ofendido por el tono autoritario de sus palabras.

    Querido seor comenz a decir en voz baja, estoy segura de que usted hizo todo lo que pudo para ayudar a la seorita Darcy. Pero, seor, las penas de su hermana eran profundas, ms profundas de lo que usted pensaba, ms profundas de lo que estaba en su poder remediar. No debe usted reprenderse por el fracaso de sus esfuerzos.

    Darcy tom aire sorprendido. Cmo se atreva aquella mujer a subestimarlo de esa manera? Que no estaba en su poder! Darcy se acerc a la dama, que pareca pequea al estar senta