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TERROR Y MENTIRAS EN ESPAÑA Tras los ataques del 11-M se cayó la censura y la verdad impactó sobre el gobierno de Aznar l Gobierno de España soportó durísimas críticas por la manipulación y el ocultamiento informativo en relación a los autores de los atentados del 11-M, con 191 muertos y 1.500 heridos. A las pocas horas, el grupo vasco ETA había sido responsabilizado por las autoridades, pero con el transcurso del tiempo quedó al descubierto una fuerte presión oficial sobre la prensa y la tergiversación en los medios estatales. Masivas concentraciones repudiaron al terrorismo y al apoyo español a la invasión estadounidense de Iraq. Las elecciones, a dos días de los ataques, pusieron en jaque a José María Aznar. E El año 2004 se estrenó con una noticia que impactó hondo en todos los corazones de los latinoamericanos y estremeció al pueblo español en su conjunto. Los atentados del 11-M en los trenes de Madrid, cerca de la estación de Atocha, provocaron un sentimiento de indignación y de temor en el ánimo colectivo ante el criminal despliegue de muerte en la capital española. 191 muertos y más de 1.500 heridos dejó el brutal golpe del terrorismo internacional a una sociedad que cerró filas contra toda expresión de muerte en gigantescas manifestaciones de repudio observadas a lo largo y a lo ancho de la nación española. Un país que se encolumnó detrás del gobierno del Presidente Aznar en la exigencia de una investigación exhaustiva de los responsables de los atentados, mientras desde diversos sectores políticos españoles se ponía en duda la encendida afirmación de la autoría de los hechos, sostenida por las autoridades encabezadas por José María Aznar y por toda la cúpula del Partido Popular, a sólo dos días de las cruciales elecciones generales. Los medios de comunicación, en su mayoría, se dejaron llevar por el clima de confusión y por las presiones ejercidas desde el Gobierno. En las pantallas de la TVE y en la radio pública RNE, como en su hermana Radio Exterior de España, prácticamente no hubo mención de las pistas que conducían hacia Al Qaeda. Todo apuntaba a los vascos de la ETA, a pesar de las desmentidas desde el país vasco. Estaba en marcha un gigantesco operativo de silenciamiento, ocultamiento y tergiversación de la verdad dispuesto por el Gobierno de Aznar, como nunca había ocurrido en la España democrática sobre los medios públicos. Aunque, también las presiones llegaban a la prensa y a los medios comerciales. Un verdadero escándalo se produjo en el país tras la confirmación que el propio Jefe de Gobierno español presionó personalmente a varios directores de periódicos, como El País y El Periódico de Barcelona, para que descartaran la pista islámica que

2004 TERROR Y MENTIRAS EN ESPAÑA

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TERROR Y MENTIRAS EN ESPAÑA

Tras los ataques del 11-M se cayó la censura y la verdad impactó sobre el gobierno de Aznar

l Gobierno de España soportó durísimas críticas por la manipulación y el ocultamiento informativo en relación a los autores de los atentados del 11-M, con 191 muertos y 1.500 heridos. A las pocas horas, el grupo vasco ETA había sido

responsabilizado por las autoridades, pero con el transcurso del tiempo quedó al descubierto una fuerte presión oficial sobre la prensa y la tergiversación en los medios estatales. Masivas concentraciones repudiaron al terrorismo y al apoyo español a la invasión estadounidense de Iraq. Las elecciones, a dos días de los ataques, pusieron en jaque a José María Aznar.

E

El año 2004 se estrenó con una noticia que impactó hondo en todos los corazones de los latinoamericanos y estremeció al pueblo español en su conjunto. Los atentados del 11-M en los trenes de Madrid, cerca de la estación de Atocha, provocaron un sentimiento de indignación y de temor en el ánimo colectivo ante el criminal despliegue de muerte en la capital española. 191 muertos y más de 1.500 heridos dejó el brutal golpe del terrorismo internacional a una sociedad que cerró filas contra toda expresión de muerte en gigantescas manifestaciones de repudio observadas a lo largo y a lo ancho de la nación española.

Un país que se encolumnó detrás del gobierno del Presidente Aznar en la exigencia de una investigación exhaustiva de los responsables de los atentados, mientras desde diversos sectores políticos españoles se ponía en duda la encendida afirmación de la autoría de los hechos, sostenida por las autoridades encabezadas por José María Aznar y por toda la cúpula del Partido Popular, a sólo dos días de las cruciales elecciones generales. Los medios de comunicación, en su mayoría, se dejaron llevar por el clima de confusión y por las presiones ejercidas desde el Gobierno.

En las pantallas de la TVE y en la radio pública RNE, como en su hermana Radio Exterior de España, prácticamente no hubo mención de las pistas que conducían hacia Al Qaeda. Todo apuntaba a los vascos de la ETA, a pesar de las desmentidas desde el país vasco. Estaba en marcha un gigantesco operativo de silenciamiento, ocultamiento y tergiversación de la verdad dispuesto por el Gobierno de Aznar, como nunca había ocurrido en la España democrática sobre los medios públicos. Aunque, también las presiones llegaban a la prensa y a los medios comerciales.

Un verdadero escándalo se produjo en el país tras la confirmación que el propio Jefe de Gobierno español presionó personalmente a varios directores de periódicos, como El País y El Periódico de Barcelona, para que descartaran la pista islámica que llevaría inmediatamente a Al Qaeda. En cambio, los diarios tenían que destacar a la ETA como autora de los atentados, "no deben tener duda alguna, es ETA", manifestaba Antonio Franco, cabeza del diario catalán sobre las presiones de Aznar. Como otros medios de prensa, el de Barcelona tituló en primera página "El 11-M de ETA", mientras que el diario El País de Madrid, con título catástrofe sentenció "Matanza de ETA en Madrid", y ABC también acusó al grupo separatista vasco, "Masacre en Madrid, ETA asesina a más de 130 personas".

Sólo con el correr de las horas los periodistas de los medios públicos y privados alcanzaron a romper el cerco informativo. El sindicato que agrupa al personal de RTVE denunció las manipulaciones de las directivas del medio público, bajo los términos de existencia de censura, manipulación vergonzosa, falsificación de noticias y ocultamiento de la verdad. En tono similar, el sindicato que nutre al personal de la agencia estatal EFE exigió la separación de Miguel Platón, director de información de la agencia por la censura y manipulación informativa realizada con las notas sobre los atentados del 11-M, con el fin de favorecer la situación del PP con vista a los comicios generales, "ordenaron la censura previa de toda información relativa a la investigación policial". Las pruebas apuntaban a Al Qaeda, nada conducía a los separatistas vascos de la ETA.

En España, la población se expresó masivamente en las calles de Madrid y de las principales ciudades para exigir al presidente Aznar el suministro de información confiable ante la presunción generalizada que el grupo separatista vasco ETA no podía estar detrás

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de las bombas en los trenes madrileños. Un sentimiento generalizado de indignación y perplejidad cubrió a amplias capas de la población, primero en las calles durante la mismísima jornada de reflexión del sábado, el día previo a la celebración de los comicios, donde la gente se juntó espontáneamente frente a la sede del partido oficial de calle Génova, como en Barcelona y otros centros urbanos de la península. En las primeras horas de la tarde sólo unos pocos cientos de personas se concentraron, luego, varios miles de enfurecidos reclamaban a viva voz saber a ciencia exacta la verdad sobre lo ocurrido.

La demanda popular de información veraz y confiable se instaló en los televisores de toda España y el mundo. La filial española de la CNN, la CNN Plus, transmitió en directo desde las bellas calles madrileñas imágenes que dieron la vuelta al mundo, menos en la RTVE. Parecía claro que la suerte de Aznar y de su delfín político estaba echada. Las urnas expresaron un duro rechazo al partido oficialista, para los españoles no sólo pesó al momento del voto el rechazo a la guerra y a los atentados del 11-M en Madrid, también, la batería de mentiras y de ocultamiento a una verdad propiciada desde el Gobierno de Aznar. Cuando los gobiernos no escuchan a sus ciudadanos y tapan la verdad, finalmente, las mentiras verdaderas se vuelven en su contra. España dio una lección bárbara, en democracia la verdad nunca puede ser ocultada. De lo contrario, las urnas pueden convertirse en un cementerio de elefantes.

Claudio Morales*

*Periodista. Corresponsal, Colaborador y Productor Periodístico de medios de comunicación argentinos y del exterior. Director fundador del Grupo Pasteur, primer colectivo multimedia cultural-educativo juvenil de la Argentina.