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B I B L I O T E C A U N I V E R S I T A R I A D E M Á L A G A
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COMPENDIO
DE LA HISTORIA UNIVERSAL,
ó
P I N T U R A H I S T Ó R I C A
D E T O D A S L A S N A C I O N E S ,
SU ORIGEN, VICISITUDES Y PROGRESOS HASTA
NUESTROS DÍAS.
OBRA ESCRITA EN FRANCÉS
Por Mr. Anquetil, miembro de varias Academias literarias.
TRADUCIDA
POR Mí PADRE DON FRANCISCO VAZQVEZ,
Clérigo Reglar de San Cayetano.
T O M O vi.
MADRID EN LA IMPRENTA REAL.
POR D. PEDRO J U L I A N P E R E Y R A , IMPRESOR D E CÁMARA D E 3. W.
A.í¡0 D B l 8 o i .
C O M P E N D I O
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L .
CONTINUACIÓN DEL IMPERIO PE CLAVDIO*
U f a nueva esposa de C laudio se llamaba A g r i pina : era hija de Germánico , y poco digna de la otra Agripina su honrada madre. L a habia dado Tiberio en casamiento á Domicio A h e n o -barbo, de quien tuvo un hi jo, conocido después con el nombre de Nerón. Muerto su esposo mereció que por sus galanterías la desterrase Cal ígula . Claudio la levantó el destierro, y la casó con Pasieno, hombre muy r i c o , y ella le hizo asesinar por gozar de sus bienes, que él la dexaba en su testamento. E n los últimos.años de Mesalina su freqüente concurrencia al palacio de Claudio su t i o , causó muchos zelos á la esposa; y esta quando pereció estaba p e n -sandp en deshacerse de una sobrina tan importuna; pero ya Agripina tenia al viejo E m perador acostumbrado á complacerla, y solo trataba de asegurarse, colocándose á su lado como muger propia.
A %
4 COMPENDIO
Solo el título la faltaba, y el conseguirle tenia sus dificultades, porque no había ea Roma exemplar de que un tío se casase con la hija de su hermano. E l escrupuloso C l a u dio temia que un incesto fuese causa de calamidades en e l imperio; pero le sosegaron haciéndole prometer que haria quanto le prescribiese el Senado: y ordenando después este que se casase con Agripnia. Antes de este casamiento ya habia tenido poder para separar de Claudio á un joven, llamado Si lano, destinado para Octavia su hi ja , porque la futura suegra temia su mérito; y así le calumnió de comercio criminal con su hermana Julia Si-lana , que habia sido casada. E l fundamento para la acusación fue que el hermano en l u gar de llamar V e n u s á su hermana, porque este nombre se mereció su hermosura general-m e n t e , la llamaba Juno , diosa que era juntamente muger y hermana de Júpiter. Esto daba por prueba de que quería reunir en J u lia los dos t í tulos, y por consiguiente era indigno de la hija de un Emperador. Tanto se empeñó en deshonrar al que habia de ser su hierno que el joven se quitó la vida desesperado.
Viéndose Agripina en el trono, salía con
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 5
Un fausto no conocido en las demás Emperatrices : de todo disponía, e n todos los negocios se mezclaba, hasta sentarse al lado del Emperador en el Senado y en los tribunales. Conociendo la debilidad de su esposó y su facilidad en dexarse seducir, no le dexaba dar sin ella un paso ; y desgraciada la muger de quien se sospechase que le habia agradado, aunque fuese involuntariamente. Calpurnia fue desterrada porque le pareció hermosa. Paul ina, como mas peligrosa porque la habia querido e n otro tiempo , fue acusada de andar en hechicerías, y desterrándola, la hizo quitar la vida en el destierro. C o n el fin de borrar lo odioso de sus execuciones, y conseguir la fama de muger arreglada, llamó al filósofo Séneca; mas no por esto consiguió á cegar al público e n orden á su amistad con Palante. Este liberto la habia servido mucho para que el Emperador se resolviese á los desposorios de su hija Octavia con N e r ó n , á darle la toga viril sin tener la edad, á casarle y adoptarle. Todas estas gracias pidió á C l a u dio el Senado, que se hallaba tan envilecido, que no tenia mas voluntad que lo que le dictaban una muger y los libertos, impregnados todos de la baxeza de la esclavitud.
6 COMPENDIO
¿ C ó m o era posible que no lo pudiesen
estos t o d o , si mandó e l Emperador con u n
decreto que se tuviese por ordenado por é l
mismo lo que mandasen sus intendentes? Es
te era el nombre que daba á los libertos. A
excepción de las fasces consulares, todas las
dignidades les conferia e l Senado. Dio á Pa-
lante los honores del sacerdocio ; y un des
cendiente de los Escipiones propuso dar las
gracias á este mismo que decia descender de
una familia de antigua nobleza , porque se ba»
xaba á ser contado entre los Ministros del Prín
cipe. E l papel que hacia Narciso no era tan
bri l lante, pero no de menor importancia. A
l o que parece permitía libre entrada á las ri
quezas , y nada perdían los concusionarios en
partir con él sus robos. Es muy notable su
desvergüenza en el negocio de los de Bitinia:
habian estos enviado embaxadores á quejarse
de las extorsiones y rapiñas de su Goberna
dor Junio C i l o , y suplicaban que se les des
cargase de tan cruel opresor; y no habiendo en
tendido bien el Emperador su arenga , mandó
á Narciso que la explicase y le dixese á qué
habian venido. „ E 1 objeto de su embaxada,
respondió el descarado liberto , ha sido daros
las gracias por haberles dado un Gobernador
DE 1 A HISTORIA UNIVERSAL. J
tan íntegro y desinteresado como C i l o . " E n tonces dixo el Emperador: „ Continúe pues por dos años." E n aquellos dos años se tragó el Gobernador todo lo que habia empezado á comer.
N o faltaron g u e r ^ - en el rey nado de Claudio. Entre las pnncipales se cuenta la de Bretaña, que no dexó finalizada este Príncipe , y la desempeñó con felicidad Ortorio. Este hizo prisionero, ó por mejor decir , l e entregó una Reyna por traición, á Caractaco, que era el R e y y el .mejor capitán de aquella tierra. Llevado á Roma pasó sin alterarse por delante del trono del Emperador , y l e habló en estos términos: „ A no ser y o tan desgraciado no tendríais en mí un cautivo, sino un a m i g o ; y no despreciaríais la alianza d e un Príncipe descendiente de ilustre sangre que exerce la soberanía en muchos estados. Y o tenia caballos, armas y r iquezas, ¿ extrañaríais por ventura mis esfuerzos por conservarlas ? ¿ Están todos obligados á ir corriendo á la servidumbre porque queréis mandar en todo e l universo? Si y o me hubiera rendido sin r e sistencia, no hubiera ilustrado mi nombre y vuestra victoria. E l suplicio me sepultará en el o lvido; pero si me dexais la v ida , no ce-
8 COMPENDIO
sará la posteridad de alabar vuestra clemencia." Este discurso, lleno de valientes reconvenciones y discretas alabanzas, agradó tanto á C i a u d i o , que le concedió la libertad así á é l , como á su esposa y sus hijos. L e llevaron por la ciudad advirtiéndole que admirase la magnificencia; y preguntándole qué le parecía , respondió: „Pasmado estoy de que unos hombres que tienen palacios tan soberbios los dexen para ir á quitar á los Bretones sus miserables cabanas."
Caractaco , libre de sus cadenas, habiendo dado las gracias al Emperador, lúe á rendir homenage á la Emperatr iz , la qual se habia tomado el derecho de participar de todos los honores del imperio. Esta contribuyó con su gusto y sus consejos á hermosear á R o ma ; y para extender su nombre entre los ex-trangeros estableció una colonia de veteranos en la c iudad, que hoy tiene este nombre de colonia, y en donde habia nacido. Quand" C l a u d i o dio el magnífico espectáculo de sa combate naval en el lago F u c i n o , que habia pretendido secar, se presentó ella con todo e l aparato de la magestad, decorada con el trago guerrero , á la cabeza de las tropas, y algunas veces se mostró así á las guardias pre-
DE XA HISTORIA U N I V E R S A ! . 9
torianas en su campo. Este exército habia tenido hasta entonces dos x e f e s , sin duda con el fin de dividir la autoridad, y para que e l uno velase sobre el otro; pero Agripina con pretextos especiosos persuadió á Claudio que no pusiese mas que uno. Por su recomendación se dio este empleo á Burrho Afranio , bien conocido por sus talentos militares, é incapaz de olvidar á la que le habia procurado su plaza.
Se hallaba en lo mas alto de la grandeza y el poder por el crédito que la daba e l casamiento de N e r ó n , su h i jo , con Octavia , y por la estimación que este Príncipe se merecía por sus bellas calidades, y esta estimación resaltaba en su madre. N e r ó n hacía particular estudio de servir á quantos se valían de su protección, y defendía con calor la causa de los oprimidos. Se complacía Agripina en su hi jo ; pero tenia zelos de é l . L a persuasión de que L é p i d a , su cuñada, pretendía mandar en su sobrino costó la vida á la tía. Era esta condescendente y alegre , por lo que ganaba al joven Príncipe con sus caricias , al mismo tiempo que Agripina revestida de la autoridad de madre le intimidaba con su altivez : le deseaba el imperio, y n o
I O COMPENDIO
podía sufrir que mandase. Para perder á su
cuñada se val ió Agripina de la acusación de
sortilegio y conjuraciones mágicas contra la
vida del Emperador: crimen que Claudio creía
fácilmente. Se dice que precisó á su hijo á que diese testimonio contra su tía á quien
amaba. D e la misma calumnia de sortilegio
se sirvió para quitar con la vida á Estatilio
sus hermosos jardines que ella codiciaba.
Parece que Narciso no estaba ya tan bien
con A g r i p i n a , pues hizo los esfuerzos posi
bles por salvar á L é p i d a : y bien fuese por
é l , ó por otros, Claudio l legó á saber la con
ducta y vicios de su esposa. Se le oyó de
c i r : „ Y o estoy destinado á ser infeliz en mis
matrimonios, y á castigar adulterios." Esta úl
tima palabra era terrible para una muger cu
yas costumbres estaban muy distantes de ser
irreprehensibles. También se alteró su ambi
ción viendo que se apresuraba Claudio á dar la
toga viril á su hijo Británico. „ E l amor que te
t e n g o , le dixo el Emperador abrazándole tier
namente, y el deseo de ver al pueblo romano
gobernado por un verdadero César , me dictan
estas ansias." Y a esto era presagiar á Nerón
un c o l e g a , y tal vez un señor ; y Agripina
no quería lo uno ni lo otro. Pensó que iba
DE LA HISTORIA U N I V E R S A ! . I I
á librarse de sus temores por una enferme
dad que sobrevino al Emperador : esperó por
algunos dias á que la muerte se le l l e
vase antes que pudiese hacer disposiciones
contrarias á sus miras; mas para mayor segu
ridad le hizo dar un veneno que le dexase
del todo i n ú t i l , y después otro mas violen
to que le quitó la vida á los setenta y qua-
tro años de e d a d , y á los trece de su r e y -
nado.
A u n q u e todo estaba previsto com antici
pación, ocultaron su muerte hasta haber t o
mado las últimas medidas. Entonces se abrieron
las puertas de palacio , y N e r ó n acompaña
do de B u r r h o , xefe de la guardia pretoria-
n a , se adelantó hacia la cohorte según cos
tumbre , fue recibido con aclamaciones, y por
orden del xefe le entraron en una litera. S e
dice que algunos soldados se detuvieron d u
dosos mirando con inquietud, y pidiendo a
Británico; pero como este Príncipe estaba en
el palacio detenido, y no vieron que favo
reciese ninguno sus derechos, siguieron la mul
titud. N e r ó n , transportado al campo, prome
tió una gratificación, y fue declarado E m p e
rador.
Colocado en el trono este Emperador á
ta COMPENDIO
los catorce años, no fue en muchos días mas
que un espectador de las venganzas de su
madre Agripina. Esta puso en la precisión á
Narc iso , porque quisiera haber salvado á L á
pida , de darse la muerte por temor del tor
mento : sus riquezas excedian á las de C r e
so y á las de los Reyes de Persia. A Julia
n o , porque fue por un instante tenido por
digno del imperio, sin haber aspirado á con
seguirle , le dio veneno> con diferentes pre
textos quitó la vida á diferentes personas que
la desagradaban ; y sin duda hubieran sido
mas las crueldades, si Burrho y Séneca, que
gobernaban á N e r ó n , no hubiesen empeñado
á su discípulo en detenerlas. Estos dos hom
bres procuraban por emulación formar u n
grande Príncipe, y al principio tuvieron mo
tivo para lisonjearse de sus cuidados, porque
e l joven Emperador mostraba virtudes que
e l Senado recompensó con honores y alaban
zas excesivas, que algunas veces no admitió
por modestia. Su madre por el contrario, afec
taba llena de ambición el fausto de dominar,
y la igualdad con su hijo en la clase y e l
poder.
E n algunas ocasiones se vio precisado á reprimirla por parecer y consejo de sus dos
DE %A HISTORIA UNIVERSA^. 1 3
maestros. D e esto se quejó e l l a , y se la oye
ron reprehensiones acompañadas de amena
zas que dieron lugar á una acusación jurí
dica. E l joven Emperador pensaba en dar fin
á esta especie de proceso dándola muerte;
pero Burrho consiguió que fuese juzgada. F u e
declarada inocente, y entró en gracia de nue
vo ; pero antes habia pasado quantas pesadum
bres podian mortificar su soberbia, arrojada
de palacio, abandonada de todos los cortesa
nos , sin guardia de honor, y sobre t o d o , pri
vada de Palante su amado favorito. Quando
este se despidió de N e r ó n , viendo que le
seguía un tropel del p u e b l o , dixo con bas
tante gracia el joven Emperador: „Palante va
á hacer renuncia de la potestad suprema."
Por las perversas inclinaciones que e m
pezaba á manifestar y la dificultad de opo
nérsele, le sufrieron sus dos maestros la in
clinación á una liberta, llamada A c t e s , en per
juicio de su esposa la joven Octavia , supo
niendo que era mas prudencia dexar dirigir
el ímpetu de su pasión á una persona p o
co importante, que exponer las mugeres de
las casas mas ilustres de Roma. Algunos au
tores sospechan que condescendieron por no
perder del todo ej imperio quo empezaban
1 4 COMPENDIO
á tomar sobre su discípulo Otón y otros fa
voritos , con quienes los dos maestros lucha
ban sobre e l crédito. Pero sea el motivo e l
q u e se q u i e r a , no se puede justificar la ac
ción siendo criminal; y hubiera sido para ellos
mas honorífico dexar una corte en donde fer
mentaba la corrupción, madre de todos los
vicios.
S e entregaba N e r ó n al delito á sangre
fría, y con una desvergüenza rara en su edad.
Después de haber quitado el imperio al jo
ven Británico, le dio la muerte á su propia
mesa, y á su vista le dieron el veneno. A g r i -
pina y los asistentes ignorantes del proyecto
se quedaron pálidos quando vieron las resul
tas; por lo que solo Nerón no se alteró ni
turbó de ver al joven revolcarse entre los
mas vivos dolores, y caer en brazos de los
convidados: trató de ataque de epilepsia la
enfermedad; pero e l epiléptico murió de ella.
Si muchas veces no se juntaran vicios entre
sí contrarios, ¿quién podría creer que era e l
mismo hombre el que presentándole la sen
tencia de muerte de dos salteadores para que
la firmase, respondió: „ Y o quisiera no saber
escribir?" También hizo algunas actas equi
tativas , leyes prudentes, liberalidades á los ciu-
JDE I A HISTORIA U N I V E R S A ! . 1 $
dadanos de R o m a , grandes y pequeños , y dio orden de publicar los arreglos relativos
á los impuestos para que supiese cada u n o
lo que debia pagar. Prohibió que los G o
bernadores de provincia diesen aquellos es
pectáculos, que solo sirven para cerrar la
boca al p u e b l o , que es e l que hace todo
e l gasto. Permitió reclamar contra los anti
guos delatores. Uno de los mas infames, l la
mado S u i l i o , perseguido con ardor por S é
neca, le imputó en recriminación un comer
cio escandaloso con J u l i a , hija de G e r m á
nico , cuya desgracia también le tocó á é l ,
imperando C l a u d i o : haber andado á caza d e
herencias y sucesiones: haber llenado la Ita
lia y las provincias de usuras; y haber jun
tado en quatro años mas de siete millones de
oro. Estas reconvenciones, verdaderas ó falsas,
hicieron mucho daño á la reputación del fi
lósofo. Por este tiempo se vio en Roma e l
fenómeno y prodigio, de que Saturnino, sien
do muy rico y estimado, y Gobernador de
R o m a , muriese de su muerte natural á los
noventa y tres años de su edad.
Las pocas leyes útiles que salieron en
los primeros años del joven Emperador le
honraron m u c h o , y se llamó aquel tiempo,
1 6 COMPENDIO
los bellos años de Nerón. Se cuentan esto?
hasta quatro ó cinco; bien que marchitó es
ta gloria con sus costumbres. Y a desde en
tonces se le veia correr las calles de noche
disfrazado de esclavo con los compañeros d e
sus desórdenes que saqueaban las tiendas, apa
leaban á los que veian pasar, y cometian otras
mil insolencias, vergonzoso aprendizage d e
otras mas funestas que se siguieron. N o le
reformó ni arregló el a m o r , porque se l e
inspiraron personas incapaces de darle digni
dad , y entre otras la hermosa Popea , hija
de aquella á quien Mesalina habia mandado
matar por zelos. Esta P o p e a , la muger mas
hermosa de su t iempo, á todas excedía en la
dulzura de su conversación, en espíritu y mo
destia aparente ; mas no tenia límites en su
lascivia: no hacia caso de su reputación, ni
diferencia alguna entre un galán y un ma
rido.
O t ó n , favorito de N e r ó n , se la quitó á
su esposo Crispino. Nerón se la envidió á
Otón , y pasando con él una noche , volv ió
á ser fiel á O t ó n , á quien llamaba su mari
d o , y así pretendía poner límites á su condes
cendencia. T a l vez por desembarazarse de Otón,
le dio N e r ó n el gobierno de Lusitania, que é l
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 1J
admitió en efecto como destierro decente, y en e l qua! se hizo honor: „ sufriendo mejor, dice T á c i t o , la ocupación que la ociosidad." D o s personas perjudicaban á Popea para su proyecto de ceñir la corona imperial: estas eran Agripina y Octavia. La vanidad de la primera no la hubiera dexado ver sin resistencia que su hijo se acompañase en el trono con una prostituta: y aun se asegura que su ambición y e l furor de reynar la enagenáron tanto que provocó al joven Emperador á caricias que no eran las de un hijo á su madre. Otros dicen que fue el hijo el que al fin de un convite , en que reynaba la libertad , manifestó deseos muy decididos, y que para apartarle del peligro no hallaron otro medio los maestros Séneca y Burrho, que llamar á Actes; ¿ pero cómo era posible que hubiera osado á manifestar estos deseos, si la conducta de su madre, demasiado conocida, no le hubiera dado atrevimiento ? ¿ Y qué diremos de los dos maestros que se daban t í i i poco á respetar asistiendo á semejantes escenas, y adoptando un medio tan lascivo para concluirlas?
A l desprecio que daba á entender tal olvido del respeto filial, supo Popea añadir en Nerón la indignación: y persuadida á que
TOMO V I . £
I 8 COMPENDIO
nunca sufriría Agripina que repudiase á O c
tavia , creyó que lo mejor que podía hacer
era irritarle contra su madre , diciéndole al
gunas veces: „ E s o es vivir baxo de tutela en
lugar de ser señor del imperio, no lo sois ni
de vuestra persona. Y o mas quiero , conti
nuaba malignamente, ir á buscar a O t ó n , y
vivir con é l en algún rincón del mundo, que
oir tales infamias y verlas todos los dias." A
estos discursos añadía las mas negras calum
nias , acusando á la madre de que tiraba á
la vida de su hijo. Ninguno hablaba en fa
vor de la Emperatriz , porque todos, vién
dola tan soberbia y a l t iva , gustaban de ver
abatirla, y ninguno creia que la cólera de un
hijo contra su madre llegase al horrible ex
ceso de quitarla la vida.
Pero esto estaba resuelto, y solo se tra
taba del modo. ¿ L a matarían con veneno ?
Pero como ella le habia dado tantas veces,
era desconfiada. ¿ C o n puñal? ¿ Y qué diria
e l pueblo y los soldados? Mientras pensaban
en la elección del instrumento, un liberto,
llamado Aniceto , General de las galeras, lle
g ó á ofrecer su infernal industria, que con
sistía en una embarcación hecha con tal ar
te , que se abriese en alta mar quando él lo
DE LA HISTORIA UNIVERSA!,. 1 9
dispusiera, sin que adivinasen la causa de su naufragio. Adoptado este medio , convidó N e rón á su madre á una fiesta cerca de Bayas, adonde ella fue con alguna inquietud; pero se sosegó con la graciosa acogida y el ayre sereno de su hijo quando l legó. Después de haber pasado un dia de divevsion juntos, la propuso ir por mar al otro lado del estrecho á una casa de campo destinada para su habitación. Se presentó una galera soberbiamente empavesada, fue Nerón acompañando á su madre hasta la ribera , la dio un beso en los ojos, la estrechó entre sus brazos, la hizo mil caricias fingidas ó verdaderas, porque con ser un monstruo pudo en semejante ocasión verse oprimido con los horribles remor> dimientos.
Partió Agr ip ina: estaba el mar en calma: el cielo claro y sin n u b e s , como si los dioses se hubiesen empeñado , dicen los historiadores, en quitar á Nerón toda excusa en este parricidio, haciendo que no pudiera atribuirse á los vientos ni á las olas. N o estaba muy distante la embarcación de la ribera quando dada una señal, cayó el tablado de la cámara en donde se hallaba Agr ip ina , y por estar cargado de plomo reventó á un hom-
£ 2
2 0 COMPENDIO
bre que estaba á su lado; pero por donde se hallaba ella y Aceronia, una de sus damas, lo detuvo una v i g a , y se libertaron. A l mismo tiempo se rompió el navio; pero los marineros , que no eran sabedores del caso, impidieron quedase enteramente sumergido. A g r i -p i n a , en vez de sumergirse , quedó sobre e l agua sostenida por sus vestidos. A A c e ronia , q u e , creyendo ser mas prontamente socorrida, decia ser ella la Emperatriz, la mataron á golpes con los remos. Agripina, l igeramente herida por casualidad, se salvó á favor de su silencio , y de algunas barquillas que acudieron de la ribera.
Llevada á su casa repasaba en su -discurso todas las circunstancias del suceso. Las caricias tan repentinas de su hijo después de tanta frialdad: la carta mas fina qual era la que la habia escrito : la caida del tablado: la embarcación rota tan cerca de la ribera, sin escollo ni tempestad: su herida, y la muerte de Aceronia : todo la persuadía que tiraban á matarla. N o obstante la pareció prudencia disimular enviando a su hijo un men-sagero para que le asegurase que no era peligrosa su herida , y tranquilizarle. A la verdad estaba muy turbado ; pero no eran ca-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 1
paces de sosegarle estas noticias. Desde que supo que se habia errado el g o l p e , se apoderó de su alma la desesperación, y y a le parecía que estaba viendo á su madre informando al p u e b l o , al Senado y al exército de su parricidio. ¿Y qué hemos de hacer? e x clamaba. Burrho y Séneca, de quienes se sospechó estar instruidos de la trama, se hallaban presentes. Quiso el Emperador enviar al primero para que matase á su madre, y é l respondió: „Aniceto fue el que empezó , sea también el que acabe."
Aceptó el malvado con ansia la comisión : l levó una tropa de satélites marinos, hombres feroces é incapaces de compasión: l legó á la casa de Agr ipnia , la allanó, y entró en su quarto á tiempo que estaba inquieta por la.tardanza del mensagero, que no la parecía buen agüero ; y viendo á los asesinos les dixo á gritos: „S i mi hijo os envía á saber noticias de m í , decidle que estoy buena: pues yo no creo que él os haya mandado executar un parricidio." L a respuesta fue descargar uno de ellos sobre su cabeza un garrotazo. Otro sacó la espada , y dixo ella mostrando el vientre : „Este es e l que produxo un monstruo como N e r ó n : es-
a 2 COMPENDIO
te es el que has de atravesar" : al punto espiró penetrada de multitud de heridas. D e este modo, d icen, se la cumplió el'deseo que había mostrado quando consultando á los A d i vinos qual seria la suerte de su hijo, la respondieron : „ Q u e él seria Emperador, pero la quitaría la v i d a ; " y ella respondió: „ C o n tal que él r e y n e , mas que me la quite."
Si los remordimientos que rasgan el corazón , si el poder para deshonrarse con infamia , y el de hacerse detestable con las crueldades , son los castigos que la Providencia dispone para los muy culpados, ningún hombre ha experimentado mayor castigo que el de Nerón por su parricidio. Por todas partes le iba siguiendo la imagen de su delito : parecía que las furias vengadoras acompañaban todos sus pasos: algunas .veces era inexplicable su ansiedad. Para calmar tan horribles angustias recurrió á los mágicos, y les supl icó , que evocasen con sus sacrificios los manes de su madre para poderlos aplacar; pero el mismo infierno desechó sus ofrendas, y se negó á sus votos. Después de su atrocidad recibió los cumplimientos de sus guardias por haberse libertado de los lazos que su madre le había dispuesto; y á la fren-
KE I A HISTORIA U N I V E R S A ! . 2 3
te de todos iba Burrho. También el Sena
do le envió á felicitar por haberle escrito el
Emperador que su madre pretendía asesinar
l e , y habia formado intención contra la tran
quilidad del imperio: que tenia odio al S e
nado , á los soldados y al p u e b l o : y por ú l
timo , que su muerte era la pública felici
dad. Esta carta era del estilo de Séneca. D e
cretaron los Senadores procesiones públicas
para dar gracias á los dioses, y el dia en que
nació Agrivina le colocaron entre los dias in
felices: tal era por entonces el Senado r o
mano ; á excepción de Traseas P e t o , que salió
de la sala indignado, y con riesgo de incurrir
en el odio del tirano parricida.
Parecía haberse formado alguna liga pa
ra perderle á vista de lo que le aplaudían
en sus pasiones aun las mas extravagantes: y así en nada se refrenó. Se le vio presentarse
como un baylarin en el teatro, y allí cantar,
danzar, tocar la l ira , gobernar los carros en
el circo , precisar á los espectadores á que
le oyesen, y le diesen la preferencia sobre
todos los actores. La ciudad de Ñapóles , mas
que otra ninguna , fue la favorecida con el
peligroso honor de agradarle. A l l í se iba por
la mañana al teatro, y se estaba hasta el ano-
2 4 C O M P E N D I O
checer ; y apenas tenia tiempo para comer en público como lo hacia, después de haber advertido á los espectadores, que al salir de la mesa les cantaría con ayre de mas gusto. Un día mientras estaba cantando se conmovió todo el teatro con un temblor de tierra ; mas no por eso cesó , ni dexó salir á nadie hasta acabar su canción ; y así que el teatro quedó desocupado se arruino.
Para disminuir su propia infamia procuró que imitase su exemplo la antigua nobleza , á quien su pobreza misma hacia capaz de todo. D e este modo los nobles se hicieron gladiatores, y hasta las mugeres no se avergonzaban de luchar en la arena. Cesó toda moderación, porque se admitía á todo el mundo á este oprobrío sin distinción de edades , condiciones ni sexos. U n Senador podía hacer, sin que nadie le reconviniese, el oficio de bufón griego ó latino, con gestos y ademanes lascivos. Las señoras del mas alto nacimiento se presentaban allí en deshonestas posturas. A l rededor de los sitios destinados á estos espectáculos habia tiendas surtidas de todo quanto pudiera desear el luxo y la torpeza : habia tabernas y burdeles.
Pero nada l lega en este género á la fies-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 25
ra que en el lago de Agr ipa le dio T i g e l i -
n o , cuya crápula, avaricia y crueldad su
pieron ganarle la gracia del Emperador. Se
presentó Nerón en una nave en que brillaba
por todas partes el oro y el marfil : hacian
la maniobra los jóvenes mas hermosos, y e l
grado de su perversidad era el que señalaba
los asientos mas cerca de su persona. Iba á
abordar cerca de unos huecos decorados en
forma de rústicas grutas , en las que se ha
llaban las primeras damas de Roma mezcla
das con las cortesanas, y tan descaradas las
unas como las otras. E n todos los bosques y
palacios vecinos resonaban conciertos, y esta
ban rodeados de luces: la mesa tenia los mas
exquisitos y raros manjares traídos á grande
costa. Después de este escandaloso espectá
culo dio Nerón otro aun p e o r , casándose
con Pitágoras, el mas infame de los escanda
losos. Se celebró este himeneo con las ce
remonias acostumbradas: se consignó el di
nero en manos de los Augures : le pusieron
el velo que llevaban las desposadas, y le ade
rezaron un lecho nupcial encendiendo las
antorchas del himeneo. Después de haber
sido muger de Pitágoras fue esposo de otro
joven perdido llamado Esporo : le alojó en
2 6 COMPENDIO
su palacio, le paseo por todas partes en Ita«
lia y en Grecia , vestido de Emperatriz. „ D i -
choso hubiera sido el mundo , dixo uno en
esta ocasión, si el padre de Nerón hubiera
tenido semejante mug-er." ¿Falta ya alguna es
pecie de excesos á las infamias con que el
cielo permitió que este Príncipe se manchase
en castigo de sus maldades?
Por entonces estaba casado con P o p e a , y no contenta con haber arrojado á Octavia del
trono y la Jo del Emperador, quiso que des
apareciese de sobre la tierra Los calumnia
dores que la suscitó la acusaron de trato y
comercio con un músico de nauta; y aunque
sus criadas puestas en el tormento sostuvie
ron la inocencia de su señora, no por eso de-
xáron de desterrarla, y de sofocarla, cortadas
las venas, con el vapor de un baño caliente:
y esto á los veinte y dos años de su edad.
¡Infeliz Princesa , que tuvo este premio por
haber traido á Nerón el imperio en dote!
N o logró en su vida un momento de feli
cidad.
A u n q u e los dos maestros del Emperador,
Burrho y Séneca, se mostraron condescenden-
tes; su sola presencia era una especie de re
prehensión que le molestaba. E l pr imero, á
DE XA HISTORIA UNIVERSAL. 2 7
quien hace un autor trágico hombre de he-
roycos sentimientos, fue envenenado. Séneca,
cuyas obras estoycas hacen maravilloso con
traste con su condescendencia en los excesos
de su discípulo, después de habérsele envue l
to injustamente en una conjuración, de lo que
él se justificó: salió mal de otra segunda acu
sación , y le precisaron á hacerse abrir las v e
nas, hasta que agotada la sangre murió; bien
que Nerón tuvo la bondad de mandar cer
rar las de Plancina, esposa del filósofo, que
habia imitado á su marido; pero la quedó una
palidez que toda su vida dio testimonio de
su amor.
L a misma Popea, aquella á quien tanto
amó N e r ó n , l legó á serle importuna con sus
representaciones, y no se libró de la bruta
lidad de su esposo. L e hacia esta varias re
convenciones sobre algunos excesos; y é l ir
ritado , estando ella en cinta, la dio en el vien
tre una patada, de la qual murió. E n es
te bárbaro se advierte una ferocidad reflexio
nada y á sangre f r i a q u e añade horror á la
crueldad. Presentándole la cabeza de un tal
Ruberio , que acababa de ser asesinado por
su orden, la contempló con complacencia, y dixo riendo: „ N 0 sabia y o que R u b e d o te-
18 COMPENDIO
rúa una nariz tan larga." E n circunstancias casi semejantes estuvo Agripina mirando con curiosidad la cabeza cárdena de una de sus rivales, y abriéndola la boca se detuvo á examinar los dientes, que á lo que parece tenían algo de particular. ¡ O qué monstruos eran personas semejantes!
A las crueldades exercitadas contra algunos particulares se juntan las execuciones que cayeron sobre multitudes. Según una antigua l e y , todos los esclavos que se hallaban en la casa de su señor asesinado debian morir. Se contaban hasta quatrpcientos en casa de T e lado , á quien quitaron Ta vida siendo G o bernador de R o m a : y tan grande número excitó la compasión del p u e b l o , que pedia gracia para tantos inocentes; mas no creyó N e rón que la sangre noble de uno solo fuese con exceso espiada con la sangre vi l de tantos , y así los hizo matar inhumanamente. A él se le atribuye el famoso incendio de Roma , que de catorce quarteles destruyó enteramente t r e s , y causó grande estrago en siete de los mas hermosos, de suerte que solo quatro quedaron enteros. Estuvo el fueg o abrasando por nueve dias con una confusión y falta de socorros, que hicieron creer
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 9
que si Nerón no era el autor de aquel fue
g o , á lo menos gustaba de verle durar. C o n
templándole desde lo alto de su palacio, de
clamó un poema de T r o y a abrasada, vesti
do con el mismo trage con que se presen
taba en el teatro cantando. Se dice que h u
biera querido ver á Roma quemada del to
do con el objeto de edificar en su sitio una
ciudad y poder darla su propio nombre. Sobre
los escombros humeantes del sitio mas maltrata
do por las llamas levantó el mas vasto y mag
nífico palacio , en el qual se v e i a n , ademas
de los mas bellos adornos de la arquitectu
ra y los muebles mas ricos, jardines del mas
exquisito gusto , y hasta lagos y bosques.
E l espectáculo de aquel terrible incen
dio , los gritos de los ancianos, mugeres y
niños, la desesperación de los que veian pe
recer sus bienes, el tumulto de los que los
sacaban, y pensando salvarlos se veian rodea
dos de las llamas ó perecían oprimidos con
las ruinas: este horrible espectáculo no l le
ga todavía á la inhumanidad del que dio N e
rón al pueblo en sus jardines, sUndo los que
le representaban los Christianos. Para apartar
de sí la sospecha bien acreditada de que é l
era el autor del incendio echó la culpa á los
g o C O M P E N D I O
Christianos, los quales se habían multiplicado
ya mucho en la capital : r e f i n o quanto pu
do acerca de los tormentos c ue habían de
padecer : unos cubiertos de pieles de fieras
eran entregados á los perros , que los devo
raban : otros puestos en una cruz esperaban
una muerte lenta entre agudísimos dolores: y
otros por ú l t imo, cubiertos de materias com
bustibles , y clavados á varios postes , ó ar
rojados en diferentes fuegos, sirviéndoles de
pábulo con su carne, eran las luminarias que
daban luz á las diversiones de un monstruo
que vestido de cochero recorría las alamedas
en su carro. Pero ni estas atrocidades, ni al
gunas señales de bondad que dio al puablo
pasado el incendio, pudieron conseguir que ca
yese la opinión de que él habia sido el in
cendiario.
Y a por último l legó á su colmo la im
paciencia de los Romanos, y produxo una
conspiración. Senadores, caballeros y aun mu-
geres entraron en e l l a , y sin duda se formó
por el descontento g e n e r a l , sin que se sepa
positivamente el autor. C a y o Pisón pasó por
haber sido el xefe : mostraba este unas vir
tudes que se hacían sospechosas con su lu-
x o y sus gastos , y se creyó que no tanto
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 1
le excito la gloria de vengar á sus conciu
dadanos y librarlos del tirano mas horrible,
quanto el deseo de conseguir el imperio. C a
si en sus principios estuvo para ser descu
bierta la conspiración por la imprudencia de
una l iberta, llamada Epicaris , cuya conduc
ta de nada tenía menos que de arreglada.
Esta ó la emplearon, ó ella misma se em
pleó en ganar cómplices entre las tropas, y
abrió indiscretamente su corazón á un tribu
no que la descubrió. El la negó con tanta fir
meza que no la pudieron convencer; pero
Nerón la hizo guardar en la cárcel.
Una ligera falta de atención y una pre
caución demasiada descubrió toda la conjura
ción : porque uno de los conjurados, l lama
do Escevino , se habia reservado el honor de
dar el primer g o l p e ; y examinando su p u
ñal , halló que no estaba bien afilado y te
nia un poco de orin. Se le dio á Mil ico ,
liberto suyo de confianza, para que le l l e
vase á componer. A l mismo tiempo hizo pre
parar vendas como para vendar llagas y de
tener la sangre. Dio también un gran festín
á sus amigos, en el que estuvo con ayre
pensativo, y después recompensó á algunos es
clavos , y dio libertad á otros. T o d o esto dio
32 C O M P E N D I O
que rezelar á Milico. Este dio cuenta al Em
perador , el qual en estos preparativos vio
de repente la conspiración contra su vida Se
aseguró de Escevino, quien al principio se
defendió muy bien ; pero la muger del li
berto indicó coloquios y conferencias secre
tas , con lo que arrestaron á muchas perso
nas. Estas se contradecían en el interrogato
rio : una asustada de ver el aparato de la
tortura , declaró á sus mejores amigos : otra
hasta á su propia madre.
Y a l lego el momento de hacer hablar á
Epicaris , y así la sacaron de su prisión, y la
pusieron al mas cruel tormento ; pero siem
pre sostuvo que estaba inocente , y á ningu
no acusó. Llevándola á nueva tortura en una
s i l la , porque no podia andar, hizo un nudo
corredizo del pañuelo que tenia al cuello,
le ató por un extremo á la si l la, y se ahor
có. Menos constancia manifestaron los hom
bres que una muger : se multiplicaron las
confesiones, y con ellas los tormentos para sa
car otras. L o que ya vimos en otra ocasión,
y siempre admirará, es que los mismos cóm
plices tuvieron tal vez á su cargo la odiosa
comisión de presidir al tormento : que cum
plieron en ella con todo el rigor como si
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 3
fueran inocentes, y que los atormentados no los declararon, aunque los conocían muy bien por cómplices. Asistía Nerón á estas horribles escenas con tan atenta observación, que no podían los xefes de los verdugos suavizar de ningún modo los tormentos £ n uno de estos interrogatorios, viéndose uno de los jueces ya para ser acusado , hizo cierta demostración de que quería matar al tirano, y un cómplice le detuvo con una seña , dándole á entender que aun no era tiempo. L a mayor parte mostraron muriendo mas fortaleza que la que se necesitaba para executar su designio.
Pisón se hizo cortar las venas. Laterano, Cónsul designado, respondió con los términos del mayor desprecio á Epafrodito que tenia orden de interrogarle : y aun tuvo generosidad para no reconvenir al tribuno, q u e era cómplice con é l , y tenia el encargo d e degollarle. Herido ya con el primer golpe, se puso por sí mismo en proporción de ser decapitado. Subrio , xefe de una cohorte pre-toriana , preguntándole Nerón por qué había faltado al juramento de fidelidad, respond i ó : „ Y o te he sido fiel mientras tú lo merecías ; pero no te he podido sufrir desde
T O M O v i . c
3 4 COMPENDIO |
que llegaste á ser parricida, cochero, bufo^t :
é incendiario." Esta animosa respuesta fuel§j .|
que N e r ó n sintió mas. Sulpicio A s p e r , á quiegí ?
preguntaba por qué habia conspirado contrj: [
é l , le d ixo: Porque no hallaba otro reme* i
dio á tus maldades." Los talentos en vez de¡ j
servir de salvaguardia, se atraían una aten?!
cion peligrosa. E l poeta Lucano pereció maj:
por sospechas que por haberle convencido^'
Petronio tuvo antes de morir el gusto ds¡
dexar una sátira, cuya libertad se tiene por j
una memoria de las infamias de N e r ó n , cre-1 yendo que así le sacrificaba á los desprecios ¿i] la posteridad. Aunque no tuviese alguno mas
culpa que la de no gustarle, bastaba para que
no le perdonase e l t irano, y se complacía en
asustar á los mismos que creia inocentes. Envió
á quitar la vida al Cónsul Vestino , que esta
b a dando un gran convite , quando ni aun se
creia que se acordase de é l , pues no habia in
currido en la conjuración ; pero Nerón le
aborrecía: hizo que toda la noche estuviesen
los convidados con guardias entre las angus
tias de la incertidumbre , y d ixo, enviando á ponerlos en libertad: „ Bien han pagado la hon
ra de haber comido en la casa de un Cónsul ."
N o perdonó á los hijos de los conjura*
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 <¡
d o s , porque á unos los echó de R o m a , hizo encarcelar ó matar de hambre á otros con sus preceptores y criados, y exterminaba de una vez familias enteras. Mientras se hacían estas execuciones y muertes, resonaban en los templos las acciones de gracias y cánticos de alegría. Es te , á quien habia quitado el h i jo , a q u e l , á quien habia privado de un pariente ó un amigo , adornaba su casa como en una fiesta y regocijo público. Los Senadores aparentaban un gozo proporcionado á la tristeza que precisamente ocultaban: decretaban ofrendas á los dioses, y principalmente al sol , que habia descubierto la conjuración, para que no se executase la muerte en su templo, como estaba proyectada ; y el puñal que habia de servir de instrumento fue consagrado en el capitolio. ¿ C ó m o podia el tirano menos de tener estas apariencias por sinceros testimonios de alegría, viendo que unos iban á besarle la mano, y otros á abrazarle las rodillas ? A muy pocos perdonó; pero dio grandes recompensas á los denunciadores y á los verdugos. Libre ya de inquietudes, volvió á tomar el arpa y e l vestido de cómico , y se presentó en la escena sujetándose á todas las leyes del teatro;
c %
3 6 COMPENDIO
esto e s , á no reposar ni limpiarse con el vestido , y á no gargajear ni sonarse mientras duraba la acción : por ultimo , poniendo una rodilla en tierra y saludando al concurso, esperaba la sentencia de los jueces con la modestia de un hombre que la aguardaba con temor ; pero no habia seguridad ni aun en parecer indiferente: pues tenia espias esparcidas por e l anfiteatro que observaban el semblante de cada uno ; y aun Vespasiano corrió peligro de la vida por haberse dormido, después que habia estado en vela aquella noche guardando su puesto.
D a fin el historiador Tácito á sus lúgubres relaciones y espantosas pinturas con dos escenas que enternecen. L a primera es la de una familia cuyos individuos murieron juntos , á saber: Lucio V e t u s , su suegra Ser-c i a , y su hija Polacia. N o tenia Nerón contra Lucio otro agravio que vengar sino que era sobre la tierra una reprehensión viva de la muerte de su hierno Rubel io injustamente condenado; pero Nerón hizo acusar al suegro con la misma injusticia. F u e Polacia, y se arrojó á los pies del Emperador; pero no pudiendo conseguir gracia , vo l v ió á anunciar á su padre con mucho valor
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 7
q u e no había mas recurso que morir. Se encerraron todos tres en un mismo quarto , los llevaron al baño, y allí les abrieron las venas con un mismo hierro. Miraba el padre á su h i ja , la madre á sus h i jos , y cada uno deseaba ser la primera víctima de la muerte que se les acercaba. L a mas anciana espiró antes según la ley de la naturaleza, después murió el padre , y últimamente la hi ja: y e l Senado fue tan vil que los declaró por reos d e alta traición.
L a otra escena es el proceso de Traseas, aquel Senador intrépido que no quiso aplaudir la muerte de Agripina , ni ofrecer sacrificios por la conservación de la voz divina del Emperador : estos fueron los principales capítulos de acusación contra él . Las culpas de Sorano, citado también á j u i c i o , eran que siendo Gobernador de Pérgamo no habia permitido que Acrato , liberto de N e r ó n , se l l e vase las estatuas y pinturas de esta ciudad. Por úl t imo, á su hija Servilia se la imputaba á delito el haber consultado á los mágicos: estas son las maldades por las quales mandó el Emperador condenarlos á muerte , pero de-xando á su elección como habia de ser esta. Los culpados fueron introducidos á la audien-
38 COMPENDIO
cia entre dos filas de soldados, con el encargo de decir á los Senadores qual era su delito. D e esta obra de iniquidad solo se sabe e l interrogatorio de la hija de Sorano, de la que el historiador asegura que era joven y hermosa. „¿Has consultado tú á los adivinos?" la preguntó el juez. „ S í , respondió ella con ingenuidad y candor; pero fue para saber si habia medio de aplacar al Emperador y salvar la vida de mi padre." „ ¿ N 0 has vendido hasta las joyas para emplear el dinero en conjuraciones mágicas?" A q u í se postró en tierra la desconsolada Servi l ia , y después de algunos instantes de si lencio, d ixo , abrazando a l altar y con los ojos bañados en lágrimas: Y o no he invocado divinidad alguna prohibida : todas mis súplicas han sido santas, y sin otro fin que el de librar á mi padre: he dado mi pedrería y mis adornos, y hubiera dado mi sangre y mi vida si me la hubieran pedido por la suya. Si en esto he faltado, y o sola soy la culpada, que mi padre está inocente." E l padre exclamó: „ P u e s mi hija no tiene parte en los delitos que me imputan, no es razón confundir nuestras causas. Y o estoy pronto á sufrir mi destino sea el que fuere , y espero que no será comprehendida una hija
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 9
inocente en la condenación de su padre." Q u i so abrazar á su hija, esta le extendió sus brazos, y se pusieron por medio los lictores. Aunque por haberse perdido esta parte de la historia de Tácito no sepamos qual fue la suerte del padre y de la hija, no nos permite creer el carácter conocido de Nerón que este bárbaro se compadeciese. Traseas se hizo abrir las venas%
D e x ó Nerón á Roma por algún tiempo, y dio el gobierno á Hel io su liberto , asociándole á Policletes, que también lo e r a : y tenían un poder tan absoluto , que podían desterrar y quitar la vida aun á los Senadores sin dar parte al Emperador. Este fue á pasear sus caprichos y su locura en la Grecia; porque decia que los Griegos conocían mejor que los Romanos las prendas de cada uno. A d miraban su voz celestial, y así no les escaseaba el placer de oírle. Los tenia dias enteros en el teatro , y seria sin duda ingratitud no escucharle quando tanto trabajo se t o maba por conservar aquella hermosa voz. Siempre dormía boca arriba con una plancha de plomo en el estómago : usaba freqüentemen-te de purgantes, y se abstenía de las frutas ó manjares que pudieran echársela á per-
4 O COMPENDIO
der. Temiendo que quando hablaba en publico se le desarreglase el tono con descrédito de su admirable órgano, creó un empleo, y el que le tenia debía advertirle quando no se afinaba lo suficiente, y ponerle un lienzo en la boca si arrebatado de alguna pasión no atendí? á sus advertencias. Este empleo no tiene exemplar en la historia.
L l e v ó el Emperador el premio en los juegos Olímpicos y en otros que usaba la G r e cia. Hacia que le diesen ricas coronas, en términos qü'e se recompensaba del placer que habían tenido en oirle. Como gustaba de las obras del arte, se l levó de todas las ciudades las pinturas , estatuas y curiosidades que le parecían bien ; pero repartidas estas preciosidades en muchos navios se perdieron en una horrible tempestad que le sobrevino quando volvió á R o m a , adonde le llamaron temiendo una sublevación que estaba para romper por las extorsiones de los Gobernadores. Hel io fue cor-riendo á avisarle del p e l i g r o , y á suplicarle que fuese á sosegar y castigar á los Romanos. „ ; C o n que me envidian, dixo suspirando , la gloria que recibo en G r e c i a ! " L l e g ó á tiempo para prevenir el efecto de una conspiración , cuyas circunstancias se ignoran.
V
DE I A HISTORIA UNIVERSAI,. 4 1
Todos se admiran de la inacción insensible de una ciudad como R o m a , grande y opulenta, en la qual , á pesar de las proscripcion e s , habia aun familias distinguidas; hombres de grande mérito, un Senado numeroso, los Magistrados del antiguo gobierno, Cónsules, Tribunos, Censores, Edi les , Pretores, y otros que eran la fuerza y ornamento de la república. Habia colegios de sacerdotes encargados de la magestad del c u l t o , escuelas para la enseñanza , el orden de los caballeros capaces de reflexionar y obrar; y entre los r i cos y el populacho la clase de hombres i n dustriosos que tienen necesidad de la paz , y por su grande número son capaces de mantenerla quando existe , y de restablecerla quan* do otros la turban. N o obstante, ya se habia encorvado Roma baxo un cetro de hierro e n sangrentado , hasta ser desde el tiempo de A u gusto el juguete de la locura de los E m p e radores y de sus ministros. Se pregunta por la causa de este abatimiento, y la hallan en la política que presidió en la transformación de la república. Aunque Augusto conservo e l exterior de las autoridades, las confundió unas con otras: mudó ó cercenó el poder de cada una. L a aprobación con q u e ani-
4 2 COMPENDIO
jnaban á los delatores y los castigos consiguientes introduxéron el terror en todas las almas, y pusieron silencio á los que pudieran reclamar. Y a los tribunales y aun el mismo Senado no eran los intérpretes de la justicia, sino ministros de la voluntad de aquel que echaba mano de las calumnias y verdugos. E l pueblo estaba contento ó indiferente porque le proporcionaban fiestas y le divertían con espectáculos: y sobre todo se procuraba que no le faltasen víveres.
Si alguna vez se irritaba por las injusticias claras contra personas de su estimación, estaba allí cerca el campo formidable de las cohortes pretorianas, en palacio una numerosa guardia , y en todos los quarteles de la ciudad destacamentos de soldados feroces, que eran una tropa compuesta de todas las naciones , hombres sin parientes y sin propiedad, que solo conocían á quien los pagaba. Los Pretorianos, que eran sacados de los auxiliares ó de los pueblos subyugados, acostumbrados á la libertad de campaña, hallaban una sociedad muy análoga á su carácter en el populacho de R o m a , del que se valían en caso de necesidad por ser una misma la brutalidad de costumbres, la falta de propieda-
DE 1 A HISTORIA U N I V E R S A ! . 4 ^
des , y por estar sacrificados igualmente al que
podía soltar la rienda á su codicia. A la par
te industriosa la contenia y hacia dócil á las
voluntades de los tiranos el temor del pilla-
g e que continuamente la amenazaba baxo la
espada de las cohortes y el puñal del baxo
pueblo. D e este modo se dexaba Roma su
blevar , agitar y calmar como la ciudad mas
pequeña.
A las órdenes arbitrarias que los E m p e
radores enviaban á las provincias baxo las an
tiguas fórmulas de Senatus Consulto , ó decre
to del p u e b l o , se las daba entera obediencia,
porque en los paises distantes ignoraban las
astucias y violencias con que se conseguían
estas determinaciones. Ademas de esto tenían
en Roma como en rehenes á las familias de
los Gobernadores, y por poca oposición q u e
quisiesen mostrar ellos y sus principales ofi
ciales , todos Romanos, debian temblar por
no perder unas prendas tan queridas. Esta p o
lítica fue la que impidió por tantos años que
se atreviesen contra unos Príncipes tan bar
ba ros ó locos, y por la que hicieron con tan
ta lentitud sus esfuerzos, que Nerón con la
menor energía y valor hubiera podido con
tenerlos.
4 4 COMPENDIO
Los primeros golpes contra este Príncipe salieron de la Galia C é l t i c a , cuyo Gobernador era Jul io V i n d e x : descendía de los Reyes de Aquitania , y por su origen se le hacia mas insoportable ver suspirar á los G a u -las oprimidos con impuestos. Juntó hasta cien mil de e l los , y envió públicamente á proponer á Galba , Gobernador de una parte de España, cuyas secretas intenciones conocería sin d u d a , que se juntase con é l , prometiendo reconocerle por Emperador ; y el Gobernador de Aquitania al mismo tiempo le pedia socorro contra V i n d e x . G a l b a , dudoso entre dos proposiciones tan opuestas, juntó sus amigos, y estos le aconsejaron que sondease las disposiciones de la capital antes de resolver. T i t o V i n i o , tribuno de la única legión que habia en la provincia , se levantó y dixo : „ ¿ Q u é hay que deliberar ? Y a es delito capital el que se trate sobre si continuaremos en ser fieles á Nerón. Y a no hay m e d i o : debéis entrar en la idea de V i n d e x , ó marchar al punto contra un hombre que mas quiere ver á Galba en el trono que á N e r ó n . " C o n este breve discurso se determinó Galba ; y convocando una junta general de Españoles, subió á la tribuna rodeada con los retratos de mu-
DE XA HISTORIA UNIVERSA!. 4 $ .
chas personas ilustres inhumanamente sacrifi
cadas , é hizo un discurso vehemente , en que
reprehendía todos sus delitos. „ ¿ Q u é atenta
do ha sido para él demasiado horrible? ¿ N o
se ha manchado con la sangre de su padre,
de su madre , de su muger , de su precep
tor , con la de todos quantos en el Senado, en
la ciudad y en las provincias se distinguían
por su nacimiento y sus r iquezas, ó por su
valor y virtud ? L a sangre de tantas víctimas
inocentes pide á gritos la venganza. Pues te
nemos armas y ocasión de servirnos de ellas,
avergoncémonos de estar por mas tiempo sa
crificados , no á u n Príncipe , sino á un in
cendiario , á un parricida , á un cantarín , á
un comediante, á un.... ¿Podré yo honrar con
e l nombre de hombre á un monstruo, que no
pertenece á nuestra especie, pues tiene á un
hombre por marido, y él es marido de otro
hombre ? " Galba al concluir protestó á la nu
merosa asamblea, que le saludaba Emperador
y A u g u s t o , que él se tomaba el mando co
mo teniente del Senado y del pueblo.
Mientras él deliberaba, se veía V i n -
dex perseguido por V i r g i n i o , Gobernador de
la alta Alemania. Se cree que los dos xefes
«staban de acuerdo para unirse contra Nerón*
4 0 COMPENDIO
pero á pesar de ambos pelearon los dos exér-
c i tos : V i n d e x fue el vencido, y se quitó
la vida. E l exército victorioso ofreció á su
Genera l el imperio; pero este no le admitió,
diciendo que no sufriría que alguno exercie-
se el soberano poder si no se le conferia el Se
nado, que era á quien pertenecía de dere
cho. Esta resolución paró á Galba , porque
sus negocios con la derrota de V i n d e x esta
ban reducidos á una crisis temible ; pero N e
rón lo ignoraba.
Estaba este en Ñapóles quando supo la
rebelión de V i n d e x , y no le inquietó mucho
la noticia. L o que mas sintió fue que el G o
bernador de la Gal ia le llamase en su mani
fiesto pobre arpista. „ ¿ L e pertenece á é l , de
cía , juzgar de mi capacidad en un arte que
á mí me ha costado trabajo, y él no ha
aprendido?" y para refutar la odiosa calum
nia de los rebeldes empezó á tocar el ar
pa con mas freqüencia que nunca. Estudiaba
la atención de los oyentes , y cesaba de quan
do en quando para preguntarles si jamas ha
bían conocido otro que le igualase. N o obs
tante , como las noticias iban siendo mas des
agradables , volvió á Roma : allí supo la re
belión de G a l b a , la qual no le ocasionó susto,
T>E ! A HISTORIA U N I V E R S A ! . 4 7
sino rabia. Quería enviar á todas las provin
cias asesinos que matasen á los Gobernadores,
á los Generales de exército , á todos los dester
rados, temiendo que se declarasen por los re
beldes; y hacer degollar á todos los Gaulas
que habia en Roma como cómplices de sus
paisanos: dar veneno á todo el Senado en un
convite : poner fuego á la ciudad , y soltar
á un mismo tiempo todas las fieras que se
guardaban para los públicos espectáculos pa
ra que los habitadores no pudieran apagar las
llamas.
Después de este volcan de desesperación,
que se apagó con la imposibilidad de executar
proyecto tan terrible, pensó Nerón en levantar
tropas, y ninguno se presentó voluntariamen
te : quiso valerse de la fuerza , pero huian y
se ocultaban: ya no era tiempo de alistar, co
mo algunas veces le habia sucedido, los bay-
larines y cómicos: era demasiadamente serio
e l asunto, y no era ocasión para armar á sus
concubinas y á las cortesanas de R o m a , de las
quales en tiempo de mas sosiego se habia h e
cho una compañía de guardias. A l rededor de
é l tronaba la tempestad , y se aceleró el rom
pimiento por un contratiempo que sublevó la
ciudad.
4 8 COMPENDIÓ
Sobrevino hambre , y dixéron que ha
bía llegado un navio de E g i p t o , que era el
pais de donde venia regularmente el remedio
de este mal. Acudió el pueblo creyendo ha-
JJarJe JJeno de trigo, y vio que venia car
gado de arena para los gladiatores y lucha
dores : entraron todos en furor, se juntó tu
multuariamente el p u e b l o , hizo pedazos las
estatuas del Emperador, rasgó sus retratos, sa
queó las casas de sus favoritos, y cometió una
infinidad de desórdenes.
En estas circunstancias supo Nerón que se
habian rebelado las legiones de la alta Alema
nia , y habian ofrecido el Imperio á Virginio .
Se vio consternado, se previno de veneno , y
tomó la resolución prudente de huir á Egiptoí
pero dilató la execucion para el dia siguiente.
Durante la noche Ninfidio , que era su ma
yor favorito después de Tigel ino , formó el
proyecto de apoderarse del trono. Era Ninfidio
hijo de una liberta que seguia la corte, y muy
condescendiente con los que la constituían. Por
solo este título decia ser hijo de C a l í g u l a : y porque tenia la tal la , el ayre furioso de es
te Príncipe, y la pasión á los excesos con que
él habia manchado su fama.
Era juntamente con Tigel ino comandante
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 4 9
de las guardias pretorianas. Mientras N e r ó n dormía, hizo decirlas que el Emperador se habia huido ; pero como estimaban tanto á G a l b a , le hizo proclamar, aunque contando con que él se substituiría después en su lugar.
Despertó N e r ó n , supo la deserción de sus guardias, hizo llamar á sus amigos, pero nadie vino. Salió de su palacio, fue á buscarlos, y llamando á sus puertas, no le respondieron. V o l v i ó , y todo en su quarto habia desaparecid o , muebles, pinturas, hasta la cama y la caxa del veneno : mandó á un gladiator que le matase , y este no quiso. „ ¿ Q u é es esto ? d ixo, ¡ con que soy tan infeliz que no tengo amigos ni enem i g o s ! " F a o n , que era uno de los primeros, l e ofreció ocultarle en su casa de campo. S e puso en camino acompañado de quatro personas , montado sobre un mal caballo, con un vestido viejo , y ocultando el rostro. Pasando por el campo de las guardias pretorianas, o y ó las maldiciones que le echaban los soldados. A la sazón habia una horrible tempestad , y los truenos, la l l u v i a , los relámpagos, hasta u n temblor de t ierra , hacían su huida mas penosa. Se le cayó el lienzo con que cubría el rostro , y le conocieron ; pero é l , con e l temor de que le prendiesen, se entró por en-
TOMO vi. T>
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tre espinos y zarzas hasta la puerta de la casa , y después de alguna tardanza se la abrieron.
A l l í supo que el Senado le habia condenado á muerte según la costumbre de los antiguos. Preguntó que qual era esta costumbre de los antiguos, y le respondieron: „ Ser despojado , atado á un poste por la cabeza , y azotado con raras hasta morir." Bien conocía que debia preferir una muerte mas pronta ; pero no tenia alientos para dársela: hubiera querido que alguno de sus criados le diese exemplo para animarle; pero ninguno se hal l ó con disposiciones de complacerle. Sacó un p u ñ a l , le acercó á la garganta, y dixo: „ ¡ Q u é hombre tan hábil va á perder el m u n d o ! " Esta fue una de sus últimas sentencias. Epafro-dito , su l iberto , le hizo de un golpe el servicio que pedia.
Ratificó el Senado ( 6 9 ) la proclamación que habia excitado Ninf id io , y envió diputados á Galba. Sin duda los Padres conscriptos , rodeados de guardias pretorianas y baxo su p o d e r , no se atrevieron á tomar la autoridad que habían tenido y restablecer la república. Se lisonjeaban de que su suerte seria mas f e l i z , y de que verían renacer los hermosos dias del Imperio con un hombre de
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carácter benigno y buen G e n e r a l , que había dado pruebas de moderación quando no quiso aceptar el Imperio sin el consentimiento del Senado; pero Galba se dexó gobernar de tres favoritos, cuyos malos consejos le hicieron cometer los desaciertos que abreviaron su reynado y su vida. E l primero V i n i o C e l i o , que con su fortaleza le había hecho aceptar e l Imperio mientras deliberaba sobre la oferta de V i n d e x , no quiso haber inspirado en vano esta resolución, y orgulloso y altivo siempre estaba por el rigor. E l segundo C o r n e -lio L a c ó n , hombre de poco v a l o r , pero insolente , habiéndole hecho capitán de las guardias pretorianas, no podia con estos defectos disimular su envidia contra los que tenian algún mérito. Por u l t imo, í c e l o , esclavo antes, pero ya liberto, y el hombre mas codicioso, solo pensaba en juntar tesoros. Se hizo mas r i co en siete meses que los mas avaros Ministros de Nerón en catorce años.
Tenia Galba setenta quando subió al trono : en él había notado Augusto por su fisonomía un no sé qué de afortunado: pues habiendo un día ido á saludarle con otros jóvenes de su edad, le puso la mano sobre la cabeza, y le dixo : Tú, hijo mió, tomarás el
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jjulso al imperio. Era exacto en la disciplina y la justicia, y algo severo; y se conduxo en e l mando de los exércitos y en el gobierno de las provincias de manera que se l levó la estimación pública. Desde que murió Cal igula le solicitaron para que tomase el imperio , y é l se negó á la oferta, y aun ayudó á> Claudio á subir al trono; y tal vez hubiera sido fiel á N e r ó n , si este por influxo de sus colectores de impuestos, porque no los ayudaba en sus exacciones como ellos deseaban, no hubiera manifestado la intención de deshacerse de él.
T o m ó su camino el nuevo Emperador por las Galias acompañado de una guardia española y de sus tres confidentes. Virginio se le presentó; pero Galba menos agradecido á que e l Gobernador de la alta Alemania acababa de renunciar e l imperio que le ofrecían sus soldados, que picado de que no hubiese querido reconocerle antes de la elección del Senado , le recibió con frialdad, lo qual desagrad ó á sus legiones. Mientras caminaba con lentitud en una litera por su mucha edad, estaban los Pretorianos haciendo justicia de Ninf idio, el qual les habia confesado que baxo e l nombre de Galba trabajaba por sí mismo. T u v o la audacia de ir á su campo proponien-
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do comprar los votos con promesas exorbitantes , y le mataron. Muchas personas, aun consulares , se habían agregado á su fortuna, y envió Galba orden á Roma para que las condenasen. Señaló su marcha con sangrientas exe-cuciones, algunas justas, y otras por provocación de sus Ministros apresurados á aprovecharse de un reynado que no podía ser muy largo. Se les reprehende de que todo lo vendían , los cargos, las provincias, las rentas públicas , y la justicia, quitando la vida á los inocentes, y dexando libres á los culpados, de suerte que ya se temia en Roma la l legada de un 'Príncipe antes tan deseado.
T o m ó cuentas á los Ministros de Nerón, lo que mereció la aprobación general , y alabaron mucho que los castigase; pero llevaron á mal no ver entre ellos los nombres de T i -gelino y Haloto cubiertos del odio público. Pedia el pueblo á gritos su castigo; y no le consiguió, porque ellos habían repartido sus rapiñas con los favoritos del Emperador : y aun tachó este en un edicto la grande ansia del pueblo por esta especie de venganza. N o fue tan indulgente con los cómicos, las cortesanas y otras gentes gratificadas por Nerón: pues contó con el los , y los hizo entregar y
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poner en el tesoro del estado nueve partes da las diez que habían recibido.
L e pidieron los Pretorianos la gratificación que Ninfidio les habia ofrecido en su nombre , y respondió con sequedad: Yo escojo mis soldados, no los compro. E l grande rigor con que castigó á un cuerpo de marinos que habian faltado á las reglas de la disciplina exasperó los espíritus de la soldadesca. E l asesinato de M a c e r , comandante en África , y el de Capitón en la baxa A l e mania , sin que se supiesen sus delitos, y cuyas muertes se atribuían á la envidia de los Ministros, hizo temblar á los hombres de alguna distinción. E l pueblo estaba enfadado de no ver ya fiestas, espectáculos ni distribuciones, y de tener que trabajar: de suerte que estaba fermentando un sordo descontento que solo esperaba el instante de romper.
E n estas circunstancias tuvo Galba noticia de que las tropas de la alta Alemania se habian rebelado porque en lugar de V i r g i n io , á quien estimaban, las habia dado un comandante incapaz. Esta especie de desprecio, junto con estar persuadidas á que nunca perdonaría Galba que hubiesen ofrecido el imperio á V i r g i n i o , las hizo tomar la resolu*
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cion de pedir otro Emperador. Esto fue lo que llevó al punto de madurez el proyecto, que el viejo Galba meditaba, de adoptar un sucesor ; el conocimiento de esta intención llenó la corte de intrigas: y los que íixaban la atención eran dos sugetos principales, Otón, el antiguo marido de Popea, y D o l a b e l a , pariente cercano del Emperador. E l primero parecía el mas querido de Galba según los m u chos favores que le hacia, y tenia de su parte el voto de los cortesanos de N e r ó n , lisonjeados con la esperanza de que con él nacerían de nuevo los placeres: tenia también e l de los soldados, de quienes era estimado, y la protección de V i n i o , que por no estar casado pensaba darle su hija. Lacón, otro ministro , estaba por D o l a b e l a , porque este le parecía inclinado á dexarse gobernar.
Pero mientras fermentaba la intr iga , e l v ie jo, que solo pensaba en el bien público, fixaba su elección en Pisón Luciano. Era este de edad de treinta y un años, y amado generalmente por su modestia y conducta u r bana para con todos. Se notaba en sus costumbres la severidad de los antiguos Romanos, y virtudes morales que Galba había observado en él mucho tiempo antes, y que
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le habían hecho tomar la resolución de instituirle su heredero antes de ascender al imperio. Quando le nombro para sucesor le hizo un discurso de mucho juicio y ternura, diciendo-le : „ P o r el amor á mi patria y por tu virtud te doy el imperio: si la república pudiera pasarse sin un Soberano , hubiera yo empezado por separarme; pero en el estado en que se halla , ni yo puedo hacer mas que elegir un buen sucesor, ni tú servirla mejor que mostrándote digno de serlo." Después le dio los consejos mas prudentes sobre la conducta con los cortesanos. „ Aunque conserves tu virtud , los que se te acerquen perderán la suya : la adulación ocupará el lugar de la verdad , y el interés el del afecto, siendo así que es el veneno que le mata : los cortesanos no tanto hablan con nosotros quanto con nuestra fortuna." L e hizo presente la suerte de N e r ó n , y d i x o : „ N 0 fue V i n d e x quien le quitó la posesión con una provincia desarmada , ni yo con una legión ; su crueldad y sus excesos le hicieron el primer exemplar de un Príncipe condenado por sus mismos vasallos." Y concluyó con estas palabras notables : „ T e n por cierto que el método ma; seguro para reynar es considerar bien lo que
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se aprueba y lo que se reprehende en otros Príncipes. Aquí no sucede lo que en otras naciones, en las quales uno solo es el que manda, y todos los demás obedecen ; tú vas á gobernar unos hombres que ni pueden sufrir la servidumbre ni la l ibertad."
Y a Otón habia contado con el imperio; pero viendo frustradas sus esperanzas, y hallándose cargado de deudas, no tenia otro recurso que el trastorno del estado. Sus esclavos y libertos, que esperaban contentos esta fortuna, le animaron á no dexarse caer en semejantes circunstancias ; y uno de ellos le presentó dos hombres como muy á propósito para empezar una revolución. Era el primero V e t u r í o , simple soldado de las guardias; y e l otro Barbio , oficial de poca graduación, que tenia á su cargo recibir por escrito la palabra, del Tr ibuno, y comunicarla en las tiendas. Los examinó Otón, y hallándolos capaces de qual-quiera ardua empresa , les hizo grandes regalos , y les prometió otros mayores: los carg ó de dinero, y los envió al campo bien instruidos , y no menos deseosos del acierto.
A cada vino le hablaban según le consideraban dispuesto: á los Alemanes de la preferencia concedida á los Españoles; á los ma-
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rinos del castigo cruel de sus cantaradas diez
mados por una insubordinación. Y a se iban
moviendo los espíritus, y quando poco mas ó
menos consideraron los dos agentes que es
taban ya seguros, lo pusieron en noticia de
Otón. Se resolvió p u e s ; pero no halló mas
que veinte y quatro soldados en el puesto de
donde había de salir la explosión. Asustado
con tan corto número, quiso h u i r ; mas ellos
le detuvieron; y juntándose otros veinte, le lie*
váron al campo, y le proclamaron. Pasó de boca
en boca el nombre de O t ó n , y á poco tiem
po resonó en la ciudad, que estaba llena de
soldados. Galba tuvo noticia del h e c h o ; pe
ro como no podia imaginar semejante desor
den , tomó medidas muy débiles: envió .á P i
són á los pretorianos que estaban de guardia,
se presentó Pisón á e l los , les hizo una arenga:
manifestaron buena voluntad ; pero arrastrán
dolos el tropel los siguió Galba.
Mientras marchaban al campo se esparció
la voz de que habian quitado á Otón la vi
da ; y aun dicen que se propagó con el fin
de infundir seguridad al v i e j o ; mas apenas
entró este , quando le atropello la multi
t u d , le atravesaron con una espada, y espiró.
L a mayor dificultad para Otón fue impedir
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el pi l lage, porque no habia en la ciudad quar-
tel que no estuviese hormigueando en sol
dados , y todos, por decirlo a s í , respirando
robos y muertes ; pero los contuvo á fuer
za de ruegos y promesas. Solamente dio
rienda á algunos de los mas feroces, cuya
crueldad dirigieron sus emisarios contra aque
llos de quienes podia tener mas que rezelar
ó temer. E n esta confusión mataron á V i n i o ;
y Tigel ino , que se habia librado de la jus
ticia de G a l b a , recibió de Otón orden para
quitarse la vida , y lo executó en medio de
sus cortesanos después de muchos sentimien
tos y abrazos. N o se creyó Emperador Otón
hasta que le presentaron la cabeza de Pisón.
D e Galba se dice que si nunca hubiera su
bido al trono , le habrían tenido por hombre
capaz de gobernar.
Después del primer tumulto , inseparable
de las alteraciones del imperio, subió Otón
al trono con la tranquilidad de un hombre
que toma posesión de una legítima herencia,
llevándole sus soldados en triunfo , felicitán
dole el pueblo y aplaudiéndole el Senado;
pero ya tenia á la frente un rival en V i t e -
lío , cuya sublevación le habian ocultado á
Galba. Se hubiera admirado mucho con la
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noticia este Emperador, porque no le te
nia por capaz de empresa alguna importan
te : pues quando le dio el mando de la ba-
xa Alemania al sentarse en el trono , decla
ró Galba que no se le conferia por tener
le en grande estimación, ni por la opinión
ventajosa de su habil idad, sino porque esta
ba persuadido á que los grandes comedores
no eran temibles, y por ser la Alemania un
pais propio para que engordase un hombre
del apetito de Vi te l io .
Q u i e n le sacó del letargo de su gula fue
e l capitán de una legión , llamado Valente,
que no estaba bien con Galba , y le excitó
á aprovecharse del afecto que le tenian los
soldados y él se merecía, como que le habia
ganado con acciones de justicia y bondad. Otro
comandante de l e g i ó n , que se llamaba Cec i
na, hizo que se declarase en su favor el exér-
cíto de la alta Alemania , que ya estaba irri
tado contra G a l b a : y así se halló Vi te l io Em
perador casi sin pretenderlo. C o m o en todas
las revoluciones hay efusión de sangre, con
cedió en esta V i t e l i o á instancias de los sol
dados que se quitase la vida á a lgunos; pe
ro libró á otros de su furor mandando lle
varlos á la cárcel. Hizo con sus dos Gene-
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 6 l
rales su plan de guerra, y esta habia de caer sobre, la Italia : V a l e n t e se convino en pasar los Alpes por el camino que después se ha llamado el gran San Bernardo, y Cecina con treinta mil de la alta Alemania por el monte Cénis: eran estas tropas la flor de los exércitos romanos. Desde el norte del imperio marcharon á las Galias por entre arroyos de sangre, esparciendo en todas partes e l terr o r , forzando á los indiferentes y á los enemigos á seguir sus estandartes; y habiendo pasado los A l p e s . s e hallaron con la fortuna, que siempre acompañó á V i t e l i o , de que un cuerpo de caballería que se habia sublevado á su exemplo , les aseguraba las llanuras que riega el P o , y el paso de este rio.
Otón por su parte se hacia amar por sus costumbres dulces y benignas; y porque, sin dar en los excesos de Nerón , restituyó á Roma algunos regocijos con su afición á las diversiones. Se nota que fiel á sus primeras amistades levantó á las dignidades aquellos amigos del tiempo de su juventud que k s merecian, y volvió á levantar las estatuas de Popea su esposa, derribadas después de la muerte de su asesino. Tenia de su parte todo el mediodía del imperio y casi toda la Ita-
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lia. C o n estos auxilios no le fue difícil jun
tar un exército formidable: se puso á su cabe
za , y fue á buscar á los enemigos. Seguia Vi*
telio á lo lejos á sus Generales con un cuer
po numeroso de reserva. Se escribieron los
dos rivales cartas bastante corteses; luego pro
pusieron recíprocamente cederse el imperio
con los reintegros y recompensas correspon
dientes ; después de esto repartirle; y por úl
t imo, se enviaron mutuamente injurias, ame
nazas y asesinos.
Las envidias, los odios y los intereses
personales, que son los que sustentan las fac
ciones , dieron á cada uno de ellos partida
rios ; y en Roma principalmente se advertía
la división. Dominaba en esta ciudad una in
quieta mania, que á muy poco se convertía en
frenesí. E l Tr ibuno Crispinio, encargado de ar
mar una cohorte que venia de Ostia, hizo por
precaución abrir los almacenes y cargar los
carros al principio de la noche. E l momento
y e l aspecto de los exércitos dio que sospe
char á los soldados, y de repente se apoderó
de ellos el furor acusando á sus xefes de ma
las intenciones. Empezaron los sediciosos por
dar muerte al T r i b u n o , montaron á caballo con
«spada en mano, marcharon al palacio del Em*
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 6 3
perador , que á la sazón estaba dando un con
vite á muchas personas de ambos sexos, en
tre las quales habia ochenta Senadores; y los
convidados no sabiendo si debían huir ó que
darse , si era traición ó conmoción, todos mi
raban al Emperador, quien por su parte no
estaba menos asustado que ellos. Despachó
los xefes de las cohortes pretorianas á sose
gar el tumulto , y despidió á los convidados.
H u y ó cada uno y se escondió en donde p u
do : entraron los furiosos en la sala del festín
diciendo que querian ver al Emperador: es
te puesto sobre una silla les habló y rogó:
y á fuerza de súplicas y lágrimas consiguió
que se volviesen al campo.
A l dia siguiente, como sucede en una
ciudad quando la ha tomado el enemigo, es
taban cerradas las casas, y el pueblo muy tris
te. Por las calles se encontraba poca gente,
y los soldados iban cabizbaxos mas de ver
güenza que de arrepentimiento. Les arengaron
los xefes de las cohortes separadamente y por
compañías, en términos mas ó menos suaves
según los genios diferentes; pero no hubie
ra tenido efecto su eloqüencia á no haberla
apoyado con una grande gratificación á cada
soldado. F u e Otón al campo, y los soldados
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que ya estaban muy mudados con el ceb» del dinero le rodearon y pidieron el castigo de los culpados. £ 1 Emperador se hizo un mérito del perdón, quando pudiera haber sido peligroso el otro extremo; y así solamente cast igó á dos.
A u n q u e se restableció la calma en la ciudad, lo que acababa de suceder hacia temer que volviesen las proscripciones de Sila y las de A u g u s t o : por una parte era preciso agradar á O t ó n , por otra no enojar á V i t e l i o que tenia un partido poderoso. Por toda la ciudad se habían esparcido los soldados: estos se entraban disfrazados en las casas informándose con disimulo de quienes eran los mas distinguidos por su nobleza y opulencia. Se sospechaba con fundamento que habia entre ellos algunos del exército de Vi te l io que venían á averiguar los que le eran afectos, y así todos estaban asustados no teniéndose por seguros entre su misma familia y en lo interior de sus casas ; pero el temor les hacia redoblar en lo público la precaución. Entonces procuraba cada uno componer su rostro y sus ademanes según los sucesos, cuidando de no manifestar indiferencia ni aprehensión con las buenas ó malas noticias. E n el
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Senado principalmente era difícil observar el debido temperamento para no dar á entender demasiada libertad ó reserva. Los Senadores sin dar contra Vi te l io decreto a lguno, se contentaban con hablar de él en términos mezclados con algunas injurias; pero que no contuviesen sentido muy odioso. Los mas prudentes se abstenían aun de estas injurias mientras no hablaban muchos á un mismo tiempo para que no se oyesen demasiado, y poder alabarse de su atrevimiento quando l l e gara la ocasión.
Estas disposiciones equívocas traían á Otón inquieto. Confinó á Dolabela en la ciudad de A q u i n o , poniéndole guardias de vista, no porque le halló reprehensible , sino porque le hacían sombra su ilustre nombre y el ser pariente cercano de Galba. Se l levó consigo al exército la mayor parte de los magistrados y consulares, sin darles empleo alg u n o , y con solo el pretexto de acompañarle. Entre estos iba L u c i o , hermano de V i telio , sobre el mismo pie que los otros, y sin mirarle con ojos mas ó menos favorables que á todos los demás. Tenia V i t e l i o en Roma su madre, su muger y sus hijos, con quienes Otón observó las mayores atenciones: y quan-
TOMO v i . s
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do partió los dexó recomendados á sus amigos.
A todo el que reflexionaba le ponía en cuidado la situación de JR.oma: los principales Senadores se hallaban debilitados con la edad, ó y a habían degenerado con la larga paz : la nobleza había por su ociosidad perdido el gusto á las armas: los caballeros sin experiencia quanto mas hacían por ocultar su temor, mas le manifestaban. A l g u n o s , aunque de corazón cobarde , afectaban valor brillando con el resplandor de su armadura ó montando caballos inquietos y soberbios: otros procuraban no pensar en cosa alguna entregándose al regalo y los p laceres; y entre tanto la multitud ignorante se sustentaba de vanas esperanzas. Los adeudados hallaban su seguridad en la confusión y alboroto; pero muy presto experimentaron todos ellos los males de la guerra en la carestía de víveres y la falta del dinero , porque se gastaba en el sustento y pag a de las tropas.
Estas, después de muchas marchas y contramarchas, llegaron á avistarse cerca de Be-driac , entre Cremona y Verona. E l exér-cito de Vi te l io , mandado por Valente y C e c i n a , tenia grande ínteres en pe lear , por-
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que le empezaban á faltar los v íveres , y no podía sacarlos de los países que dexaba atrás por haberlos arruinado á su tránsito. E l de Otón por el contrario abundaba en toda especie de provisiones: estaba en posesión de la Ital ia, y principalmente de R o m a , que ademas de los víveres le suministraba también oro, que en las guerras civiles es mas poderoso que la espada. N o se sabe por qué Otón con todas estas ventajas se obstinó en precipitar la batalla contra la opinión de sus mejores Generales ; y mucho menos se adivina el motivo que tuvo para estar distante del lugar de la acción. Es cosa bien notable que ninguno de los dos competidores al imperio presenciase este combate que iba á decidir de su suerte.
N o por esto fue menos vivo y sangriento. Las nuevas reclutas se portaron con tanto valor como las tropas veteranas , y p e learon con igual esfuerzo; pero como era preciso que alguno venciese, llevaron la peor parte los soldados de Otón después de una porfiada resistencia , y se retiraron á su campo tan vacilantes sobre la resolución de defenderse como los vencedores sobre la de acometer. Por esta indecisión parlamentaron al-
E 2
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gunas veces , y el resultado fue la rendición de las tropas de Otón. Entregaron estas su campo , y juntándose los dos exércitos , los vencedores abrazaron llorando á los vencidos. Todos maldecían las guerras civiles con un gozo mezclado de tristeza ; curando uno las llagas de su hermano, y otro las de su pariente. Apenas hubo quien no derramase lágrimas por algún amigo muerto en aquel la funesta batalla. Los mismos honores se hicieron indistintamente á los capitanes de ambos partidos. Todos por último se sujetaron á V i t e l i o prestando el juramento de fidelidad.
Estaba Otón esperando el suceso á algunas leguas de Bedriac; y luego que le supo, declaró la resolución que tenia formada de quitarse la vida en este caso; pero la hubiera perdido sin duda mas gloriosamente á la cabeza de su exército, que tal vez animado con su presencia habria logrado la victoria; aunque es verdad que muriendo en la batalla se ignorarían sus pensamientos que honran su memoria. N o todas las tropas que se salvaron del combate se habían encerrado en el campo; muchas legiones capaces de formar un buen exército fueron á juntarse con el Emperador en su
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retiro. Los primeros soldados que supieron estaba resuelto á quitarse la vida, creyeron que era efecto de desesperación , y se unieron para animarle á v iv ir , prometiéndole con juramento inviolable fidelidad, y lo confirmaron dos matándose en su presencia , d i ciendo uno de ellos al herirse : „ S í r v a t e , ó César , esto para prueba de nuestra afición: no hay entre nosotros uno solo que no esté pronto para hacer lo mismo por servirte." „¡Ay de m í , exclamó el sensible O t ó n , que hombres tan valientes y leales! no los expondré mas á nuevos peligros por mi amor."
Suplicándole el capitán de sus guardias que no abandonase á tanta gente valerosa, le di-x o : „ M a s grandeza de alma es sufrir las calamidades que substraerse de ellas con la muert e . " Pero Otón ya habia sacrificado su vida á la pública tranquilidad : así se explicó con sus soldados, cuyas súplicas y lágrimas le enternecían, diciendo: „ E s t e día , compañeros, que me da pruebas tan claras de vuestro afect o , me parece preferible á aquel en que me saludasteis Emperador : y así os pido que no me quitéis la satisfacción de dar mi vida por conservar la de tantos hombres generosos;" y añadió que no ignoraba sus recursos, que á
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la verdad eran grandes, que sabia muy bien que de todas partes le llegarian considerables fuerzas; „mas ay de m í , exclamó, que no peleamos contra P i r r o , contra Aníbal ni contra los de las Gaulas , sino contra nuestros compatriotas : Roma pelea consigo misma; y bien sea que se declare la victoria á mi favor ó contra m í , es preciso que cueste la sangre á Ital ia; y quanto mas feliz sea el suceso, mas tendrá que reprehenderse, y mas lágrimas habrá de verter el vencedor. Quando me represento la flor de la juventud romana, y tantos bellos exérci-tos destruidos, es para mí esta idea mas cruel que la muerte. Dignaos de sobrevivirme, y dexadme llevar al sepulcro la satisfacción de haberos visto dispuestos á sacrificaros por mí. Y o daré e l exemplo de que para defender mis derechos sola una vez armé Romanos contra Romanos. L a posteridad juzgará de Otón sabiendo que V i t e l i o encontrará vivos á su hermano, sus hijos y su muger. Persuadios á que voluntariamente prefiero e l sepulcro al trono : porque todo el bien que yo haria á la república con las guerras , no podrá igualar á las ventajas que la procurará la exe-cucion de mi pensamiento. Solo mi muerte podrá ser el sello de una paz durable, y
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librar á la Italia de otro dia tan funesto co
mo este."
Dichas estas palabras pidió á los que te
nia al rededor que á toda prisa fuesen á buscar
al vencedor: suplicó á los viejos, y dio ór
denes á los jóvenes, cuidando hasta de hacer
preparar carros y barcas para los que habían
de partir. Distr ibuyó su dinero y sus alha
jas , quemó todos los papeles y memorias que
pudieran perjudicar á a l g u n o , y escribió dos
cartas, una á su hermana y otra á Mesalina,
que habia sido esposa de N e r ó n , y él te -
nía intención de que lo fuese s u y a : á esta en
comendó sus cenizas. Se levantó en el cam
po una especie dé sedición, fue á sosegarla,
volvió tranquilamente y bebió un vaso de
agua fresca: hizo que le llevasen dos puña
les , los probó, y puso e l uno baxo la almoha
da de su c a m a , y al siguiente dia le halla
ron muerto de un solo golpe. Apenas se di
v u l g ó su muerte prorumpiéron los soldados
en gritos de dolor : apresuraron sus funera
les como él lo habia mandado, temiendo que
le cortasen la cabeza para servir de trofeo.
Iban los oficiales de las guardias llorando
quando llevaban " su cuerpo á la hoguera , y
los soldados llegaban á besarle las manos y
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la l l a g a : muchos se quitaron la vida al lado de la h o g u e r a , y en el mismo campo de Be-driac le levantaron un monumento sencillo, y sin otro epitafio que estas palabras: A la memoria de Marco Otón. N o tenia mas que treinta y siete años, y habia reynado tres meses.
Si V i t e l i o no hubiera tenido Generales hábiles, y hombres interesados en sostenerle, tal vez no hubiera durado su imperio mas que el de Otón. E l Senado, muerto este, reconoció en el instante al Gobernador de la baxa Alemania , y le envió una embaxada. Determinó también dar gracias á aquellas legiones germánicas que después de la victoria dieron en los mayores excesos, saqueando los templos; y que de inteligencia con los salteadores, que siempre buscan los países bien poblados , robaban las casas de los ricos, informándose antes de quales eran. Los Generales Cecina y V a l e n t e dexáron su exército en medio de la Ital ia, donde baxo las órdenes de unos xe-fes condescendentes vivieron como en un país de conquista, hasta que por sí mismos retrocedieron á León de Francia, en donde presentaron á V i t e l i o los Generales vencidos, á quienes no trató con la generosidad que sin duda hubieran hallado en O t ó n : pues á muy pocos hi-
D E XA H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 7 3
z o gracia, y quitó la vida al desgraciado D o -
labela , víctima de su nacimiento y su méri
to. Mientras seguia su ruta, justificaba V i t e
lio la observación de Galba sobre su g loto
nería. Continuamente estaban cubiertos los ca
minos de los dos mares de proveedores ocu
pados en llevarle lo mas delicado que pro
ducían todos aquellos países. Las ciudades por
donde atravesaba se arruinaban en suntuosos
convites, por ser este el mejor medio de cor
tejar al nuevo Príncipe.
Las tropas que le habian dado la vic
toria y las que quedaron vencidas, por ha
berse unido baxo sus banderas, formaron un
cuerpo formidable; pero muy embarazoso pa
ra conducirle, porque ya en mala inteligen
cia y ya de acuerdo, daban que rezelar tan
to de su unión como de su división. Sepa
raron las legiones mas difíciles de gobernar,
enviando unas á las fronteras del Imperio que
siempre estaban en guerra con sus vecinos, y
otras á las ciudades opulentas para domarlas
con la quietud. D i o el Emperador licencias
y despidió muchas tropas, así de las nuevas
reclutas como de los veteranos, los quales por
no hallar habitación fixa pararon en errantes
y vagos.
74 C O M P E N D I O
Desde C r e m o n a , por donde pasaba Vi«
t e l i o , fue al campo de Bedriac, que quaren*
ta dias antes habia servido de teatro á la vic
toria de sus Generales. U n campo lleno de
sangre y de miembros despedazados que in
festaban el ayre con insoportables exhalacio
nes, ofrecia un horroroso espectáculo, impro
pio para tentar la curiosidad. Pretendieron
algunos de los que rodeaban á Vi te l io que
se alejase de aquella fetidez , y él respon
d i ó : „ E 1 olor de un enemigo muerto es bue
no ; pero el de un ciudadano muerto aun
es mejor." D e este modo tanto tenían que
temer los amigos como los enemigos de un
hombre incapaz de otro cuidado que sus pla
ceres.
Y a se veian seguirle bandadas de eu
nucos , de comediantes, y de otros infames
ministros de la corte de Nerón , perpetuo
objeto de su admiración. A esto se anadia
la glotonería mas excesiva que quanto se
habia oido decir de otros. Hacia V i t e l i o re
gularmente tres comidas al d ia : muchas ve
ces quatro , y algunas cinco : gracias á la
facilidad con que volvía quanto tenía en el
estómago quando le parecía. Todos los fes
tines en que se hallaba costaban sumas pro-
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 7 $
digiosas: muchas veces á costa de sus ami
gos , á cuyas casas se convidaba sin ceremo
nia ; pero no se le podia tratar del mismo
modo. Se habla de una comida que le dio
uno de sus cortesanos, y dicen que cubrió
la mesa con dos mil platos de pescado, y
siete mil de diferentes aves , todas exquisitas
en su género y de coste muy subido. U n
dia se hizo servir un grande plato de híga
dos, sesos, lenguas y cabezas de toda suer
te de peces y aves de precio excesivo. S u
loca prodigalidad le hizo gastar para rega
larse en solos quatro meses mas de ciento y
veinte millones ; y si hubiera reynado mas
tiempo, no hubieran sido suficientes todas las
riquezas del Imperio para la provisión de su
mesa.
Sumergido en el cieno de su vergonzo
sa glotonería, abandonó los negocios á un con
sejo compuesto de l ibertos, y de otros mi
nistros , que en su reynado llegaron á ser tan
poderosos como lo habian sido los de C l a u
dio. Les estimaba el que le privasen del co
nocimiento de aquellos sucesos que podían in
terrumpir sus placeres. N o obstante, fue pre
ciso que supiese que Vespasiano se habia su
blevado. Acababa este General de dar fin á
yb C O M P E N D I O
la expedición contra los Judíos , á la qtxal le habían enviado con tres legiones y un buen cuerpo de auxiliares. L a gloria que le resultó de la destrucción de Jerusalen fixó sobre su persona las miras de todo el Oriente. M u c i a n o , Gobernador de Sir ia , tenia á su disposición quatro legiones bien aguerridas: A l e x a n d r o , Prefecto de Egipto , mandaba á d o s : las del Ponto , la Misia , Capadocia y otras provincias al mediodía manifestaban disposiciones de rebelarse , teniéndose por tan dignas de dar señor al Imperio como las del norte. E l espíritu conciliador de T i t o , hijo de Vespasiano, reunió todos los x e f e s ; pero su padre, á pesar de esperanzas tan lisonjeras, no se resolvía á tomar el cetro que* por sí mismo se le presentaba, temiendo las conse-qiiencias de este primer paso, porque decía: „ E n las querellas particulares siempre la retirada puede servir de asilo ; pero en atreviéndose á aspirar al Imperio, es preciso r e y ^ nar ó perecer."
Quando Vespasiano l legó á resolverse á la empresa, se aplicó con el mayor ardor á quanto podía influir en su buen éxito. F i x ó su residencia en Berito de F e n i c i a , y llamó á sus partidarios militares los mas ar-
» E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L , . 7 7
dientes, y á otros, de ios quales compuso su consejo. En este se decidió juntar reclutas, llamar á los veteranos, forjar armas, batir moneda , y hacer tratados con los R e y e s de Partía y Armenia para asegurar las fronteras, de donde se llamasen las legiones. L a multitud que los negocios atraían daba á la casa de Vespasiano un ayre de corte imperial. A l l í se hizo el plan de campaña, y era este: que Vespasiano quedaría e:i Egipto , que era el centro de las provincias aseguradas , desde donde enviaría socorros á M u c i a n o , encargado de avanzar con método á las de I ta l ia , en la qual de antemano introducirían el hambre, cortándola por mar e l recurso de los granos de Alexandria.
Pero la lentitud del hambre no la aprobó Primo, comandante de las legiones de JVíi-sia. E s t e , que habia nacido en T o l o s a , y se veía despojado por Nerón de la dignidad senatoria por haber forjado un testamento, despreciado de G a l b a , olvidado de Otón, y descuidado de V i t e l i o , así que vio conspiraciones , se presentó en la escena. Era uno de aquellos hombres, que por decirlo así, nacen revolucionarios. Atrevido de lengua y de manos , verdadero botafuego de guerra civil,
7 0 C O M P E N D I O
gran ladrón, pero l iberal , pernicioso en la ' p a z , y muy útil en tiempo de guerra : sostuvo en un consejo, celebrado casi á la vista de la I t a l i a , que la tardanza no podia menos de ser útil al e n e m i g o , y d i x o : „ E 1 ay-re y las delicias de Roma tienen enferma una parte de los soldados de V i t e l i o , y otra muy lánguida : si dilatáis acometerlos, les volverá con las fuerzas el valor. Si esperamos, ¿ en donde hallaremos víveres y dinero ? Penetremos por la Italia, que y o estoy pronto para exe-cutar lo que me atrevo á aconsejaros." Prevaleció su opinión.
Sin esperar á M u c i a n o , nombrado para entrar en Italia quando fuese tiempo, marchó Primo á la cabeza de un cuerpo de tropas escogidas : se apoderó de muchas ciudades, animando á sus soldados con el saqueo, y la generosidad con que les daba liberalmente aun de lo suyo , con la confianza de tomar mucho mas en adelante. Durante estas hazañas se vio V i t e l i o servido como merecía, porque sus tropas enervadas se adelantaban perezosamente hac ia el enemigo, y sus mejores Capitanes , V a l e n t e y Cec ina , pensaban en hacerle traición. Quando debieran haber acometido á P r i m o , pues no le habían llegado ta-
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 7 9
davia todas las fuerzas, se divirtieron en abrir
correspondencias con é l , y entre tanto se l e
juntaron muchas legiones. Y a se experimen
taron los exércitos en algunos ensayos, y cer
ca de Cremona hubo un combate de caballe
ría, en el qual se debió el buen éxito al va
lor de P r i m o , porque huyendo sus soldados
con desorden, los d e t u v o : fue por todas par
tes en donde habia peligro y esperanza: tras
pasó con su dardo á un oficial que huia con
la bandera: se la arrancó de las manos, y la
volvió hacia el enemigo. Su intrepidez res
tableció el combate. Y a los Vitel ianos e m
pezaron también á titubear, Primo se los l l e
v ó por delante, y los persiguió hasta las mis
mas murallas de la ciudad.
L a noche le impidió adelantar en aquel
día la victoria; pero al siguiente se dio una
batalla general , en la qual un hijo mató á su
p a d r e , y le reconoció despojándole quando
ya daba los últimos suspiros. L a derrota de
los Vitelianos fue seguida de la toma de C r e
mona, ganada por asalto, saqueada con la ma
yor inhumanidad , y reducida á cenizas, mas
no por culpa de Pr imo, pues este hizo quan-
to pudo por contener al soldado; pero en las
guerras civiles los xefes por poco obedecidos
8 o COMPENDIO
hallan algunas veces mas riesgos de parte da sus tropas que de sus enemigos. Bien lo ha- !
bia experimentado C e c i n a , á quien sus sol- ¡ dados cargaron de cadenas antes de la batalla de C r e m o n a , y quando esta ciudad se t o m ó , cayó en manos de Primo , el qual le trató favorablemente en atención á sus proyectos de composición. V a l e n t e , que era el otro General de V i t e l i o , se embarcó con intención de ir á sublevar la Galia , y levantarse en ella trono ; pero le hicieron prision e r o , y le quitaron la vida.
Disimulaba e l Emperador en público el fatal estado de sus negocios; y aun hubiera querido ocultársele á sí mismo. A cada mala noticia se llenaba de susto, mas no dexaba de embriagarse. M a l político, y peor capitán, se hallaba en la mayor confusión , tanto en los planes de operaciones que le presentaban para la guerra , quanto en las diferentes proposiciones que le hacían para concluirla. U n exército considerable colocado cerca de los montes Apeninos , y capaz de cerrar el paso al enemigo, le estaba pidiendo con instancias. Y a fue , y le v i o ; pero asustado con el aparato militar , y tal vez porque pensaba en la frugalidad que le seria pre-
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 8 l
ciso practicar a l l í , se volvió prontamente á liorna.
Al l í se vio el infeliz rodeado de negociaciones , y apenas hallaba tiempo para hacer dos ó tres comidas. Primo, Muciano, V a ro , Almirante de una esquadra , y todos los Generales de Vespasiano aspiraban al honor de empeñar á V i t e l i o en ceder el Imperio, diciéndole , que tendría un retiro seguro, y dinero para satisfacer su apetito si quería rendir las armas y renunciar el Imperio. N o dexaban de agradarle estas ofertas, y trató e l punto con Sabino, hermano de Vespasiano, y Gobernador de Roma, quien por esta circunstancia estaba mas que los otros en estado de hacer ratificar sus promesas; mas quando l leg ó el caso de presentarse en la plaza pública para hacer su renuncia, sus amigos, mas oficiosos por su propio ínteres que por é l , empeñaron al pueblo en que no la admitiese.
Muchos Senadores, contando el negocio por concluido, se habian juntado ya con Sabino , y temerosos de caer en poder de V i telio , animaron al hermano de Vespasiano á que pidiese la execucion del tratado. Por su consejo se retiró Sabino al capitolio , en donde le sitiaron los soldados de V i t e l i o : é l
TOMO V I . P
8 2 C O M P E N D I O
se defendió valerosamente : forzados los pórticos , se retiró á lo interior atrincherándose con las estatuas de los dioses, y con quan-to pudo encontrar para atrancar las puertas. Los Vitelianos irritados arrojaron hachas encendidas, envolvieron en llamas todo el edificio, y aquel monumento tan apreciado de los R o m a n o s , y el mas bello ornamento de su ciudad quedó consumido. Domiciano el joven , hijo de Vespasiano , se salvó en tra-g e de sacerdote. A Sabino, su t i o , le prendieron y mataron por mas esfuerzos que V i telio hizo para libertarle.
Quando Primo supo la novedad, marchó prontamente á Roma. Los Vitelianos le esperaron á pie firme : primero pelearon á las puertas, y después en las calles. E l pueblo, como si asistiese á un espectáculo, aplaudía ya á los unos, ya á los otros ; y si alguno manifestaba cobardia huyendo y ocultándose en las casas, pedia el pueblo á gritos que sacasen al fugitivo y le matasen. La faz que Roma presentaba era al mismo tiempo lastimosa y ridicula : pues por una parte se veían luxo y excesos, por otra solo matanza y sangre, y por todas partes un compendio de disolución y crueldad. L a mitad de
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 8 3
la ciudad parecía loca , y la otra mitad furiosa. Y a por último vencieron lrn soldados de Primo, y persiguieron á las guardias pre-torianas hasta su campo , en donde los mas valientes hicieron vigorosa resistencia ; pero oprimidos por el mayor número, murieron todos con la cara vuelta hacia el enemigo.
V i t e l i o , entre tanto que peleaban por é l , se metió en una litera, y mandó que le llevasen al palacio de su m u g e r , pensando ir desde allí á Terracina , en donde su hermano, llamado también V i t e l i o , habia juntado an exército. Esta sin duda era la determinación mas prudente ; pero el miedo , cuya propiedad es turbar el entendimiento , le hizo volverse á su palacio. Entrando en él halló una profunda soledad, porque hasta sus menores oficiales huían de encontrarse con él . Vio si podia entrar en algún aposento ,. y todos los halló cerrados: cansado de andar vergonzosamente errante, fue á esconderse detras de una cama en el quarto del portero de palacio ; pero allí le descubrieron. Pidió que le conservasen hasta que Vespasiano llegase, pues tenia que comunicarle cosas de grande importancia; pero los soldados, sordos á sus ruegos , le llevaron con las manos atadas atrás,
F 2
8 4 C O M P E N D I O
rasgadas sus vestiduras, con un cordel al cuello , y nadie manifestó compadecerse; antes por e l contrario, el populacho, siempre insolente y enemigo de los desgraciados, aquel populacho , que pocos dias antes le habia suplicado que conservase el imperio, se burlaba de su miseria insultándole con toda suerte de u l trajes. Los que le llevaban le picaban con las espadas en la barba, para que llevase la cabeza derecha y viese arruinadas sus estatuas. D e este modo arrastraron con él hasta e l matadero, en donde le degollaron como á un cerdo cebado.
Tarde l legó el exército de Terracina á su socorro: al V i t e l i o que le conducía también le mataron. L a muerte de los dos hermanos puso fin á la guerra sin dar la p a z ; porque los vencedores continuaron en perseguir á sus enemigos, y les quitaban la vida en donde quiera que los encontrasen, aunque se valiesen del sagrado de los altares. V i o l e n taban las puertas , y saqueaban las casas de los particulares con el pretexto de que se ocultaban en ellas algunos Vitelianos. Se juntó el Senado, y nombró César al joven Do-miciano,que se hallaba en Roma como representante de su padre s y decretó á Vespasia-
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 8$
no ausente todos los títulos y privilegios hasta entonces concedidos á su antecesor; y T i to , su hijo, fue asociado en la dignidad consular.
Vespasiano como particular, y Vespasia-no como Emperador son dos hombres m u y diferentes. D e él como particular se cuentan muchas acciones reprehensibles entre algunos hechos laudables. Como Emperador tenia casi todas las virtudes morales, y un vicio de grande conseqüencia, que era el amor al dinero. Su abuelo, natural de Riet i en el pais de los Sabinos, era colector de impuestos; pero su padre , que exerció la misma profesión, fue tan moderado y justo , que los contribuyentes le levantaron una estatua con esta inscripción : Al honrado cobrador. Se enriqueció con la usura, lo que en aquel tiempo no deshonraba. E l joven Vespasiano, á quien Cal ígu la hizo Senador en tiempo en que esta dignidad se hizo común, fue después Tribuno militar, Qiiestor en las provincias, Edi l y Pretor en R o m a : se distinguió imperando Claudio en la guerra de Inglaterra: fue Cónsul y Gobernador de Áfr ica , en donde se casó con una esclava, de la que tuvo dos hijos, T i to y Domiciano.
86 COMPENDIO
Príncipe muy estimable, que por todos estos grados hubiera subido con solo los medios honrados ; pero conquistó el favor de los Emperadores y el de sus favoritos con las mas viles lisonjas, y entre otros el de C a -l i g u l a , de quien fue servil adulador. Se declaró con afectación admirador de este monstruo , quando le dio gracias en pleno Senado de haberle convidado á su mesa. Su protector fue el infame N a r c i s o , lo qual hace poca honra al protegido. Se portó muy mal en su gobierno de Áfr ica, con lo que se gran-g e ó el odio de los pueblos , no obstante que no se enriqueció allí. Volv iendo á R o m a , no se avergonzó de buscar infames medios para subsistir, como mezclarse entre los cortesanos de los Ministros, y vender su crédito por d inero; bien que por dos v e c e s , á pesar de la vigilancia de cortesano , se entregó al sueño al son de la lira de Nerón, y por dos veces estuvo para pagar con la muerte su descuido impolítico.
Viéndose Emperador se aplicó todo á restituir al imperio su antigua grandeza. Respetaba las l e y e s , y las hacia respetar: proveía al bien general y particular : prevenía la opresión, y la castigaba: animaba la vir-
T>E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 8 7
t u d , dando á entender que no tenia otro objeto que el de merecer y conseguir el afecto de su pueblo. Restableció la disciplina en el campo, y refrenó la libertad del soldado en las ciudades: ni las mismas tropas que le habian ayudado á conquistar el imperio se libraban de su severidad quando eran culpables contra los ciudadanos. L e desagradaba tanto la blandura y afeminación en la gente de guerra , que á algunos borró de la lista de oficiales por solo este defecto. E l Senado siempre tuvo que alabar su atención, porque asistía á las deliberaciones sin atribuirse la preponderancia en la decisión; y decía á los Senadores : „ Decid con libertad vuestra opinión, que yo no os he convocado para que aprobéis ciegamente mis ideas, sino para recibir vuestros consejos y seguirlos."
Vespasiano corrigió los abusos que se habian introducido en la administración de justicia , quitó los malos jueces , y abrevió los pieytos. Abogaban en su presencia , era público su tr ibunal , y comunmente conseguían sus sentencias el general aplauso. Merecieron su cuidado los desastres de R o m a , causados con las revoluciones y los incendios, y proveyó á la reedificación de las casas par-
8 8 C O M P E N D I O
ticulares y á la de los templos , edificios públicos y el capitolio. Buscó con grandes gastos los fastos y leyes de R o m a , grabadas en otro tiempo en láminas dé bronce , y sepultadas después en los escombros; y reparó las pérdidas en quanto pudo. Era muy afable con todos, y daba libre entrada en su palacio , cuyas puertas nunca se cerraban. L e vieron verter lágrimas por los grandes delincuentes á quienes su justicia no le permitía librar del suplicio. Despreció los títulos honoríficos , y solo con grande modestia, y después de haberle bien merecido, aceptó el de pa^ dre de la patria. E n conseqiiencia "de sus virtudes morales se burlaba de los geneolo-gistas que le -querían dar origen muy ilustre. Se atrevió D e m e t r i o , filósofo cínico, á decirle injurias en público , y se contentó Vespasiano con responderle : Tú si que eres un verdadero cínico. Querían ponerle en cuidado acerca de un hombre que le presentaron como que aspiraba al Imperio , y al momento le nombró para el Consulado, y dixo sonriéndose : , ,Quando este se vea revestido del soberano p o d e r , espero que se acuerde de este rasgo de amistad." Por últ i m o , teniendo motivos para quejarse de un
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 8 9
hombre que abusaba un poco del derecho que le daban al reconocimiento del Emperador los servicios que le habia hecho , le dio quejas como á un amigo común; pero arrepintiéndose luego de haberse excedido algo en el resentimiento aunque justo, terminó su confianza con estas palabras: „A1 fin soy hombre , y por consiguiente poco exento de ser reprehensible."
Acusaron á Vespasiano de amor excesivo al dinero , de haber renovado impuestos ya abolidos, y de haber establecido otros nuevos , hasta sobre el desahogo de las necesidades naturales. T i t o , su hi jo , le reconvino; y el padre tomándolo á chanza, le aplicó á la nariz una pieza de plata, y le d i x o : „ H i j o m i ó , el dinero huele bien , venga de donde viniere." También se divirtió con los diputados de una ciudad que le hicieron presente que su Senado le habia decretado una estatua que habia de costar grande suma. E l Emperador abrió la mano, y les dixo : „ V e d aquí la basa , no tenéis que hacer mas que poner sobre ella el dinero de la estatua." Si solo en circunstancias semejantes hubiera manifestado su afición al dinero , se le culpada injustamente ; pero dicen que daba las
9 0 C O M P E N D I O
mejores intendencias á los que halló mas há
biles para robar, con intención de aprovechar
se de su rapacidad , diciendo : „ Estas son unas
esponjas que se mojan quando están secas, y
en estando bien empapadas se las exprime."
N o puede excusársele, si es c ierto, que en
traba á la parte con sus ministros y domésticos
en las utilidades de su protección.
V e r d a d es que halló el Imperio muy em
peñado, y que se le debe la justicia de ha
ber hecho siempre un uso noble y genero
so de sus rentas. Las obras públicas que em
prendió fueron soberbias, sus presentes mu
chos , y las fiestas que dio magníficas, sobre
mantener á gran número de Senadores po
bres. C o n sus cuidados muchas ciudades des
truidas por incendios ó terremotos, salieron
mas brillantes de sus ruinas. Reparó los ca
minos públicos y los aqüeductos: protegió las
artes y las ciencias , y fue el primero que
dio pensiones á los profesores de eloqiiencia
griega y latina en Roma. Llamó á ella con
sus beneficios á los mas famosos poetas y há
biles artesanos. Uno de estos, que era exce
lente mecánico, se ofreció á transportar enor
mes pesos á poca costa con máquinas de su
invención. E l Emperador se las pagó noble-
D E ! A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . O í
mente; mas no quiso servirse de ellas, dicien
do que era preciso dar de comer al baxo
pueblo.
Dos hazañas militares ilustraron los pri
meros años de su reynado : la derrota de los
Bátavos, que se rebelaron baXjp la conducta
de C i v i l i s , y la toma de Jerusalen. Civi l is ,
que habia nacido Príncipe en las G a l i a s , y se
había formado en las campañas de los Roma
nos, tomó de estos la política y el valor. L a
primera le sirvió para introducir la división
en las legiones, y el segundo para vencerlas.
L l e g ó á establecer un imperio en las Gal ias ,
aunque fue de poca duración por la discor
d i a de las ciudades aliadas, y e l envidioso
deseo de tener cada una el trono de este Im
perio , por lo qual se separaron; y haciendo
paces particulares con los Romanos, dexáron á
estos conquistadores la preponderancia en las Galias. También Civil is hizo la suya con las ventajas que las circunstancias permitían. L a
misma falta de unión perdió á los Judíos ata
cados por T i to baxo las órdenes de V e s -
pasiano, por lo que el padre y el hijo triun
faron juntos de esta nación en Roma.
Era ya tiempo de que se restituyese á esta
c iudad, en donde se hallaban tres hombres
9 2 C O M P E N D I O
poco proporcionados para ceder el uno al otro,
y eran Muciano , Domiciano y Primo. Mu-
ciano habia llegado el dia siguiente de la muer
te de Vi te l io con un poder sin límites que
le confió el Emperador quando este General
partió para I t ^ i a , como que le debía el so
berano poder. Bien sabidos son los servicios
que hizo Primo á Vespasiano, y el recono
cimiento que por ellos esperaba no le permi
tía sufrir á otro sobre sí durante la ausencia
del Emperador. E n quanto al joven Domi
ciano , estimulado por los que le hacían la
corte , miraba como una usurpación toda la
autoridad que los otros se tomaban. L l e g ó el
Emperador , y con su presencia se eclipsaron
estas potestades subalternas, porque se asoció
á T i t o su hijo m a y o r , que era muy digno
de esta honra.
A excepción de algunas guerras distantes
y en las fronteras del Imperio , el reynadó
de Vespasiano fue pacífico. Entre otras guer
ras es notable la de Inglaterra , gobernada
por Jul io Agr íco la , famoso General. F u e lla
mado á la comandancia por la voz pública,
que no siempre se engaña , y algunas veces
dirige la elección de los que gobiernan. Ves
pasiano tuvo el gusto de deferir al público,
D E T,A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 9 3
y Agrícola sujetó á los Ingleses mas con sus virtudes que con sus armas, debiéndole estos e l beneficio de una exacta justicia y prudente administración , útil al p u e b l o , y represiva de violencias y exacciones. L e debieron también el exemplo de una casa bien regulada, en la qual no se advertía ni la dominación de los l ibertos, ni la insolencia de los criados : policía , dice T á c i t o , que es algunas veces tan difícil como gobernar una provincia.
N o se reconoce la clemencia ordinaria de Vespasiano en lo que sucedió á Sabino. N a ció G a u l a en la ciudad de L a n g r e s , y desde el tiempo de V i t e l i o habia tomado el título de Emperador de las Galias. E s t e , viéndose derrotado , se refugió á una de sus casas de campo , y la puso fuego para que creyesen que habia perecido en las llamas. Mientras ardía se ocultó en un subterráneo preparado á propósito , con dos l ibertos, de quienes tenia seguridad. D e x ó Sabino que le hiciese los funerales su muger Empona, á quien amaba mucho ; pero no la quiso decir que habia huido , para que su dolor sin artificio engañase mejor sobre la persuasión de su muerte. Después por uno de sus libertos la envió á decir que v iv ia , y el sitio donde se ocultaba
9 4 C O M P E N D I O
Según las instrucciones que la habían dado,
supo Empona contener su gozo ; y aunque
lloraba en público de día por su esposo , iba
á pasar con él una parte de la noche : ya se
atrevió á pasar semanas enteras allí con dife
rentes pretextos. D u r ó este misterio nueve
años, en los quales tuvo dos hijos, que na
cieron y se criaron en el subterráneo. L l e
gando á ser mas freqüentes sus ausencias, ex
citaron la curiosidad, y la fueron siguiendo.
Sabino fue descubierto , y llevado con su mu-
ger á Roma. Se arrojó ella á los pies del Em
perador : procuró mover su compasión con sú
plicas y lágrimas: Vespasiano no pudo me
nos de llorar con tan lastimoso espectáculo;
pero este movimiento de piedad no le impi
dió para condenarla á muerte con su espo
so. N i n g u n o ha sabido los motivos de una se
veridad que pareció poco necesaria , y dexó
manchada la memoria de Vespasiano.
A pesar de sus buenas prendas hubo con
tra él una conspiración , cuyos autores fueron castigados. U n cierto Helvidio Prisco, per
dido republicano , se aplicó á provocarle con
sus vehementes declamaciones y aun invecti
vas : tanto fue su atrevimiento , que l legó á
celebrar en público el dia del nacimiento de
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 9 §
Bruto y Casio, exhortando al pueblo á que
siguiese sus pisadas; y aunque no le dio V e s
pasiano mas castigo que el destierro : allí se
encarnizó mas H e l v i d i o , esparciendo invecti
vas contra el Emperador: por lo qual el Sena
do le condenó á muerte, y sin embargo de que
Vespasiano dio á los verdugos orden contraria;
e l Senado, previendo su indulgencia, tenia ya
tomadas sus medidas, y se executó la sentencia.
M u r i ó Vespasiano á los setenta años de
edad, en el décimo de su reynado. E n su últi
ma enfermedad no dexó de despachar los ne
gocios ni de dar audiencia. Sintiendo un dia
que se desmayaba, dixo : „ Si y o no me en
gaño, ya voy á ser dios." Chiste notable en
un hombre que quiso pasar por obrador de
milagros: pues hallándose en A l e x a n d r í a , y
subiendo al trono sufrió que le presentasen
enfermos para sanarlos, y permitió que se di
vulgase que habia dado la vista á un ciego.
Estando para dar el último aliento se le o y ó
decir : Un Emperador debe morir en pie; y
haciendo un esfuerzo para levantarse espiró
en los brazos de los que le sostenían. Su muer
te fue umversalmente sentida.
D e nueve Emperadores que le habían
precedido fue este el único que murió de
9 6 C 0 M P E N D T O
muerte natural. A César le habían asesinado.
Se presume que Livia apresuró la muerte de
A u g u s t o : á Tiberio le ahogó Macron su fa
vorito : á Cal ígula le mataron los oficiales de
sus guardias: á Claudio le dio veneno su
muger Agripina : Nerón se dio de puñala
das : á Galba le asesinaron sus soldados: Otón
se dio la muerte con su propia mano : á V i -
telio le quitaron la vida como á un delin-
qüente ordinario. Vespasiano fue el primero
que murió en su cama, y tuvo por sucesor á
su hijo T i t o , que le hizo magníficas exequias.
L a manía de los espectáculos era tan fuerte
en R o m a , que hacían parte de las pompas fú
nebres, y en ellos se pintaban las acciones y
el genio del difunto. En los funerales de V e s
pasiano preguntó á sus mayordomos el cómi
co que le representaba, quanto costaría su
pompa fúnebre ; y respondiéndole que una
suma de tanto, dixo : , , D a d m e ese dinero,
y arrojadme si quisiereis al T í b e r . "
A T i t o le llamaban las delicias del género humano ; pero los dioses , según la ex
presión de un p o e t a , no hicieron mas que
mostrársele á la tierra. Dos rasgos serian su
ficientes para darle á conocer. N o podia re
solverse á despedir descontento á n i n g u n o , /
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 97
por lo menos sin esperanza, aun quando no
estuviese en estado de cumplir lo que su buen
corazón le dictaba prometer. , , N 0 es razón,
decía, que alguno salga triste de la presen
cia del Principe." Una noche se acordó de
que no habia hecho aquel dia beneficio a l
guno , y e x c l a m ó : „ A m i g o s m í o s , he per
dido un dia." Son bien conocidos sus talen
tos militares, de los quales principalmente dio
pruebas en la Judea. Semejante á su padre
Vespasiano , no prometía antes de subir al
trono todas las virtudes morales que manifes
tó en é l , principalmente el imperio de sus
pasiones, que supo sujetar á sus deberes.
M u c h o le costó desprenderse de Berenice,
hermana de A g r i p a , R e y de Iturea ; pero
sabiendo los deseos del pueblo romano , sa
crificó su ternura á la magestad de su cla
se , y la devolvió á su hermano. T a m p o
co en sus costumbres se vieron después a l
gunos vicios que habían deslustrado su ju
ventud.
Mostró para con su hermano Domiciano
un amor que este desmerecía por su vil en
vidia , y algunas veces reconcilió con su padre
á este ingrato hermano. N o hubo Príncipe
que gobernase jamas con mayor prudencia,
TOMO v i . G
9 O C O M P E N D I O
moderación y bondad. Sin que nadie le suplicase confirmó todos los privilegios de las ciudades, y abolió la ley de lesa magestad, porque algunas veces la hacían valer contra los que hablaban mal de los Emperadores di- : funtos, diciendo: „Pues mis predecesores son dioses, á ellos les toca castigar los ultrajes que i les hacen. Por mi parte , si injustamente me deshonran , los compadezco : si con razón, seria horrible injusticia castigarlos por haber dicho la verdad." L l e g ó su clemencia hasta perdonar á dos conspiradores convencidos y condenados; y haciéndolos venir á su presencia, les d i x o : Abandonad un proyecto tan i n ú t i l , porque la soberanía depende de un \ poder superior al de los hombres, y así no la mudarán vuestros esfuerzos." Sospechó que I -la madre de uno de ellos , distante de R o - i m a , estaba con grande inquietud sobre Ja suerte de su hi jo , y la envió un correo pa- j. ra sacarla del cuidado.
Las calamidades públicas dieron ocasión ¡ •á T i t o de exercitar su beneficencia. Padeció j mucho la Campania con los temblores de tierr a : el monte Vesubio vomitó fuegos que arrojó por todas las cercanías : las piedras y i cenizas sepultaron enteramente las ciudades de
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 99
Herculano y Pompeya : otras quedaron destruidas: fue grande el hambre que se sintió en Roma, y á esta se siguió la peste. T i t o en vez de cargar impuestos, y de recibir los donativos á que todo el Imperio quiso sujetarse , prefirió vender sus alhajas y los muebles de su palacio , así para construir de nuevo los edificios públicos, como para proveer á sus desgraciados pueblos, con una ternura verdaderamente paternal , de todos los alivios posibles. Por solo dos años disfrutó e l placer de ser útil á los demás, y murió á los quarenta y un años, no sintiendo perder con el Imperio sino el poder para hacer felices : vo lv iendo, dicen, los ojos compasivos á sus vasallos que iban á caer baxo e l dominio de su hermano.
Domiciano Emperador en nada desmintió á Domiciano C é s a r , que desde su juventud se habia sumergido en los excesos mas infames; y revestido de casi todo el poder, mientras esperó en Roma la llegada de su padre, habia manifestado tales rasgos de crueldad , que todos temían su reynado. Agradablemente engañó en los primeros tiempos, aplicándose á ganar el afecto del pueblo con una conducta digna de un gran Príncipe. Hizo
G %
I O O C O M P E N D I O
leyes prudentes: no a d m i t i ó los bienes qus le dexaban con per ju ic io ele los h e r e d e r o s , y
no solamente se mostró e x e n t o de avaricia, sino l i b e r a l : r e p a r o los edificios p ú b l i c o s :
adornó magníficamente el capi to l io : e m p l e ó sumas considerables en copiar manuscritos para restablecer las bibliotecas destruidas en los últimos incendios: fue vigilante en mirar por la justicia y las costumbres : por ú l t i m o , se excedió , por decirlo así, de bueno, lo qual en él bastaba para infundir desconfianza. Para darse un ayre de benignidad, y de que aborrecía las crueldades , prohibió que sacrificasen bueyes ni otros animales; pero mandó matar á Sabino su pariente cercano, porque el p r e g o nero público en lugar de promulgarle Cónsul, l e proclamó por descuido Emperador. Esta muerte le quitó la mascarilla. *
C o n intención de parecer ocupado en los negocios del Imperio se encerraba todos los días á una cierta hora ; pero se estaba divirtiendo en coger moscas y clavarlas con un p u n z ó n , de donde vino el chiste de su mayordomo, quando preguntándole si estaba alguno con el Emperador, respondió ni aun una mosca. También hubiera querido q u e le tuviesen por guerrero; aunque sin talentos para
DE XA H I S T O R I A U N I V E R S A L . I O I
ser general, p o r q u e gustaba demasiado de sus comodidades , ni para pelear como soldado, porque reparaba demasiado en los peligros: por ¡o qual su padre , que le conocía bien, le negó todo mando militar. Llegando á ser Emperador tuvo el mejor campo donde recoger laureles, si hubiera querido tener parte en los que Agrícola continuaba adquiriéndose en la guerra de Inglaterra.
Habia llegado este General á la extremidad de la isla , y para sujetarla enteramente no le restaba ya sino subyugar á los Caledonios , pueblo situado en la costa enfrente de Irlanda. Tenían estos por xefe á G á l g a c o , tan eloqüente como valeroso. Este en el discurso á sus soldados al empezar l a batalla decisiva contra los Romanos, les hizo ver que tenia muy conocidos á los ambiciosos conquistadores , ,Ya estamos, les d i x o , en la extremidad de la isla como en un santuar io , no teniendo ni aun la vista manchada con la servidumbre de los Gaulas. Este es el cabo del mundo, y el último retiro de la l i bertad. Hasta este día no nos habia conocido la fama; pero ahora ya estamos manifiestos. Por una parte están los enemigos, y por otra el Océano: ni podemos librarnos con la
I O 2 C O M P E N D I O
fuga , ni esperamos salvarnos con la sumisión. Los Romanos, continuó, son los ladrones de todas las tierras, y los piratas de todos los mares: el Oriente y el Occidente no han podido saciar su codicia: con los ricos son avaros , y ambiciosos con los pobres. M a t a r , robar , asesinar es lo que llaman en su lengua r e y n a r , y lo que llaman paz es una eterna servidumbre. En todos los hombres ha puesto la naturaleza amor á sus hi jos; y estos objetos tan queridos nos los quitan ellos para soldados asalariados, que sean el instrumento de su dominación en otras tierras. Las mugeres y las doncellas que quedan vivas, son presa de su violenta lascivia ; y las que se libran del furor de las armas, se rinden durante la paz á infames persecuciones. T o dos nuestros bienes son suyos con pretextos diferentes: nuestro dinero para sus impuestos : nuestro trigo para su subsistencia: nuestros brazos y nuestro cuerpo se emplean en revolver la tierra para asegurar nuestra servidumbre."
Después les hizo presente lo que tendrían que sufrir de los Romanos si los sujetaban, por no tener tesoros ni riquezas para rescatarse de los trabajos personales que les impondrían los
D E I A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . I 0 3
vencedores; y así para resistir á sus esfuerzos
no tenían otro medio que el de permanecer
unidos. „ Ellos han fundado, añadió, su I m
perio en nuestras divisiones, y han consegui
do sujetar la Inglaterra por los vicios de es
ta mas que por el valor de ellos." Hizo ver
Gálgaco á sus Caledonios , que si podian
vencer á los Romanos, verían como los asa
lariados y los aliados que traían consigo los
abandonaban sobre la marcha. „Despues de es
te combate ya no hay que temer , porque sus
fortalezas están sin guarnición , sus colonias
llenas de ancianos, sus ciudades mal asegura
das por la tiranía de unos, y la desobedien
cia de otros. A q u í , dixo , señalando á su
exército , aquí está la salud y el descanso; y allí, mostrando á los Romanos, están las mi
nas que nos harán cavar , los tormentos, los
impuestos, y todos los males de la servidum
bre : en vuestro poder está, soldados, acabar
con esta, ó hacerla eterna. Marchad pues al
combate , teniendo delante de los ojos lo pa
sado y lo venidero , la posteridad y nuestros
mayores."
L a arenga de Agrícola á sus tropas no
fue tan vehemente ; pero fue mas bien ser
vido por la disciplina de sus tropas, que G á ¿ -
104 C O M P E N D I O
gaco por e l valor de sus Caledonios , y así
hizo horrible carnicería en los isleños. Los in
felices , vencidos por el ar te , á pesar de su
valor , daban aullidos de desesperación : unos
arrastraban con sus heridos , otros llamaban á
los que se habían perdido : estos, viendo la
derrota , incendiaban sus casas antes de dexar-
l a s : aquellos abandonaban los primeros reti
ros para buscar otros mas seguros. Algunos
se juntaban á consultar, y se inspiraban mutuas
esperanzas: muchos sentían que resucitaba su
valor con la vista de sus mugeres y sus hijos, y
otros furiosos las mataban desesperados por l i
brarlas de la insolencia de los vencedores. Los
que enviaron á perseguirlos veían desde lejos
e l humo de las casas, pero no encontraban
á ninguno : no se oía ruido en los valles , y
en todas partes reynaba un triste silencio. V i e n
do Agrícola que en ningún lugar se junta
ban , retiró su exército al centro de la isla,
en donde trabajaba por civilizarla.
¿Seria para felicidad de aquellos salvages,
que vivían antes contentos con su suerte, pro
curar que adoptasen los usos y costumbres,
y aun el trage de los Romanos? Si se juz
ga de la causa por el efecto , se dirá que
Agrícola pretendió hacerlos afeminados con
B E LA H I S T O R I A U N I V E R S A L . I O J
las delicias y superfluidades. Los ayudó á edi
ficar casas, á construir templos, y lugares pú
blicos de concurrencia. Hacia enseñar las be
llas letras á los hijos de los principales. Bien
presto aprendieron los vicios de los que los
dominaron , y se acostumbraron á los baños,
á pasearse baxo los pórticos, á la ociosidad
de las ciudades , y empezaron á l lamar, co
mo lo observa T á c i t o , civilidad y cultura lo
que era parte de su servidumbre.
Envidioso Domiciano de las glorias de
A g r í c o l a , le l lamó, y le recibió con frialdad:
e l conquistador de Inglaterra, para no poner
le en cuidado se condenó á una vida retira
d a , y á poco tiempo enfermó. Por la aten
ción del Emperador en enviarle á visitar ca
si á todas horas, y en informarse cuidadosa
mente de la salud de un hombre á quien des
preciaba antes, se conjeturó que Agrícola mu
rió con veneno.
Hubo en África una rebelión, y se apa
ciguó con la total derrota de los rebeldes;
mas no tuvo tan buen fin la guerra contra
los Daces. F u e Domiciano en persona á sus
fronteras, pero solo desde lejos vio al ene
migo ; y como sucede á los ignorantes pre
sumidos , no concedió á D e c é b a l o , su xefe,
I o 6 C O M P E N D I O
condiciones razonables; pero vencidos sus G e
nerales , pasando de extremo á extremo , se
sujetó vergonzosamente á un tributo. Enton
ces envió al Senado una carta falsa de D e
cébalo, en la que este Príncipe se recono
cía vencido y se sujetaba al tr ibuto; y á fa
vor de esta descarada mentira triunfó vilmente
Domiciano de los Daces en Roma.
Pero aunque á ninguno engañó, no hubo
uno que reclamase; no se atrevían ni á comu
nicarse sus pensamientos. Habia renovado el
Emperador la ley de lesa magostad que abo
lió su hermano , cuya conducta y gobierno
procuraba desacreditar. C o n estos medios ti
ránicos se deshacía de los Grandes, á los qua-
les parecía haber jurado un odio mortal.
Sí un hombre de alto nacimiento era popu
lar , decia que solicitaba el afecto del pue
blo , y que amenazaba una guerra civil : si
hacia vida retirada , que pretendía adquirir
fama afectando que huía de! mundo : si era
de costumbres irreprehensibles, le parecía un
nuevo Bruto que censuraba tácitamente con
su conducta la del Emperador : si alguno era
ignorante y estúpido , que preparaba con es
tas apariencias algún sangriento designio : si
era hombre de espíritu y actividad, ya no le
B E L A H I S T O R I A u n i v e r s a l . IOJ
q u e d a b a duda de q u e seria u n g e n i o r e v o l
toso. T o d o c iudadano r i c o e r a demasiado p o
deroso para ser u n v a s a l l o ; y t o d o p o b r e , p o r
s e r l o , se l e f iguraba c a p a z d e empresas d e s
esperadas. D e este m o d o iba l l e n a n d o los d e s
tierros y las pris iones p o r sospechas y c a l u m
nias , hasta q u e las d e s o c u p a b a n los v e r d u g o s .
L o s C h r i s t i a n o s , g e n t e d e arreg ladas cos
t u m b r e s , q u e v i v í a n con r e t i r o unidos e n t r e
sí c o m o h e r m a n o s , y q u e h a c í a n santo m i s t e
r io de sus ritos y c e r e m o n i a s , no podían m e
nos d e exc i tar l a a tenc ión d e u n t i rano tan
suspicaz ; y así los p e r s i g u i ó D o m í c i a n o e n
t o d o e l I m p e r i o , y p r i n c i p a l m e n t e se e x p l i
c ó su c r u e l d a d contra los d e clase d is t ingui
da ; y d e su misma famil ia se c u e n t a n már
t ires. P e r o nada d e b e extrañarse e n u n h o m
b r e q u e se hacia l l a m a r Señor y Dios, y m a n
daba q u e le levantasen a l t a r e s , y o f rec iesen
víct imas á sus estatuas . S u s . barbar idades iban
acompañadas d e e s p e c t á c u l o s m a g n í f i c o s , y d e
fiestas m u y espléndidas q u e daba a l p u e b l o .
A d e l antó los j u e g o s S e c u l a r e s , los q u a l e s n o
d e b í a n r e p e t i r s e hasta pasados c ien años d e s
d e q u e e m p e z ó e l I m p e r i o ; é i n v e n t ó los
juegos C a p i t o l í n o s , creados para c e l e b r a r sus
v i r t u d e s , con la condic ión d e q u e se d e b í a n
I o 8 COMPENDIO
r e n o v a r á los c inco a ñ o s , c o m o se verificó;
b ien q u e sin la t o r p e z a de su o r i g e n , y l le
g a r o n á ser una de las épocas .
S e c u e n t a de este P r í n c i p e u n a b u r l a q u e
apenas p o d r í a i n v e n t a r u n h o m b r e q u e no
fuese d e su carácter . C o n v i d o á cenar á los
p r i n c i p a l e s Senadores y C a b a l l e r o s . D e s d e las
p u e r t a s d e l pa lac io los c o n d u x é r o n á una p i e
za e n l u t a d a , en la q u e todo representaba la
m u e r t e . A la escasa l u z de a l g u n a s l á m p a
ras p e r c i b í a n tantos a taúdes c o m o personas
eran el los , y e l n o m b r e de cada u n o esta
ba escrito con g r a n d e s caracteres . D e s p u é s d e
estar e s p e r a n d o con u n a i n q u i e t u d m o r t a l , se
a b r e n d e r e p e n t e las p u e r t a s de la sala. U n o s
h o m b r e s desnudos y teñido todo su c u e r p o d e
n e g r o , con una espada en una m a n o y e n
la otra una antorcha e n c e n d i d a , se esparcen
p o r la s a l a , y e m p i e z a n á danzar a l r e d e d o r
d e los convidados amenazándolos : q u a n d o y a
e l susto habia l l e g a d o al mas al to g r a d o , l l e
g ó un m e n s a g e r o d e l gracioso E m p e r a d o r á
a n u n c i a r l e s q u e y a p o d i a n ret irarse. N o se
d i c e si é l d is f rutó e l p lacer d e l e s p e c t á c u l o ;
p e r o se conjetura q u e no era h o m b r e q u e se
p r i v a r í a de este g u s t o .
P u e d e ser q u e D o m i c i a n o quisiese q u e
DE 1 A HISTORIA U N I V E R S A ! . I O O
Otros sintiesen las ansias y los sustos q u e é l
e x p e r i m e n t a b a ; p o r q u e á é l l e sobresaltaba
t o d o , y á cada paso creia q u e estaba r o d e a
do de asesinos. A d e m a s d e otras p r e c a u c i o
nes q u e daban á e n t e n d e r sus sobresa l tos : con
e l fin d e v e r los q u e p u d i e r a n s o r p r e h e n d e r -
l e por la e s p a l d a , h i z o incrustar ó revest i r
d e u n a p i e d r a q u e ref lexaba los objetos la
g a l e r í a en q u e a c o s t u m b r a b a á pasearse. E l
mismo se habia fixado , no se sabe p o r q u e ,
c ier to dia en q u e debía t e m e r m a s , y hasta
q u e h o r a l e d e b i a ser f u n e s t o ; p e r o n o h a
bia p r o y e c t o a l g u n o p r e m e d i t a d o contra é l ,
antes b i e n la causa d e su m u e r t e f u e u n a
s i m p l e casual idad.
U n niño q u e tenia en su q u a r r o para d i
vert irse h a c i é n d o l e c h a r l a r , vio mientras e l E m
p e r a d o r dormía u n p a p e l q u e salia p o r d e b a x o
d e la a l m o h a d a de su cama. L e t o m ó y se l e
l l e v ó para j u g a r con é l . L a E m p e r a t r i z D o -
m i c i a , su m u g e r , vio a l n i ñ o , l e q u i t ó d e las
manos e l p a p e l sin fin p a r t i c u l a r , le l e y ó ,
y q u e d ó pasmada a l v e r q u e era una l ista
d e p r o s c r i p t o s , entre los q u a l e s estaba e l l a
la p r i m e r a . S e j u n t a r o n las personas a m e n a
z a d a s , y r e c o n o c i e r o n q u e no t e n í a n mas m e
dio de l ibrarse q u e l a m u e r t e d e l t i r a n o ; y
I l O COMPENDIO
al p u n t o r e s o l v i e r o n dársela sin d i l a c i ó n , antes
q u e p u d i e r a D o m i c i a n o e c h a r m e n o s e l pa
p e l . E l q u e se e n c a r g ó d e d a r l e e l g o l p e f u e
u n l i b e r t o l l a m a d o E s t e b a n , h o m b r e m u y fuer
t e y r o b u s t o . L e i n t r o d u x é r o n e n e l q u a r -
t o d e l E m p e r a d o r c o n o t r o p r e t e x t o , l e
p r e s e n t ó u n p a p e l , y mientras l e le ia con
a t e n c i ó n l e dio E s t e b a n u n a p u ñ a l a d a en e l
v i e n t r e : e m p e z ó á revo lcarse , entraron los
d e m á s y l e acabaron- C o n la misma p r o n t i
t u d -derribaron sus e s t a t u a s : e n la c i u d a d p i
saron sus i m á g e n e s , y b o r r a r o n su n o m b r e
d e todos los m o n u m e n t o s magníf icos q u e ha-
t i a c o n s t r u i d o : d e x a n d o solo e x i s t e n t e l o q u e
n o p o d i a d i s m i n u i r e l o p r o b r i o de su m e m o
r ia . V i v i ó q u a r e n t a y q u a t r o a ñ o s , r e y n ó quin
c e , y f u e e l ú l t i m o E m p e r a d o r de los q u e
l l a m a n los doce Césares, e n t r e los q u a l e s , con
d e s h o n r a d e la h u m a n i d a d , n o se h a l l a n mas
q u e dos b u e n o s , V e s p a s i a n o y T i t o , los úni
cos q u e m u r i e r o n de m u e r t e n a t u r a l .
E n t i e m p o d e D o m i c i a n o se vio u n h o m
b r e e x t r a o r d i n a r i o ( c u y a historia l l e n ó F i -
lostrato d e patrañas doscientos años d e s p u é s ,
y n o obstante los impíos de ahora la citan
p a r a desacredi tar e l E v a n g e l i o ) . S e l l a m a b a
e s t e A p o l o n i o , y era n a t u r a l d e T i a n e en
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . I I I
C a p a d o c i a . A Jos cato; ce anos a p r e n d i ó l a
metempsícosis y los demás d o g m a s de la fi
losofía P i t a g ó r i c a . A los d i e z y seis años p r o
fesaba sus prácticas mortificantes , a b s t e n i é n
dose de v i n o y de toda suerte de animales ,
iba d e s c a l z o , d e x a n d o c r e c e r los c a b e l l o s , y
vistiéndose d e l i e n z o para no tomar nada d e
los animales. E n u n t e m p l o de E s c u l a p i o apren
d i ó á conocer las e n f e r m e d a d e s y á curar las .
S o b e r b i o con su v i r t u d c e n s u r a b a a g r i a m e n
t e los vicios d e los h o m b r e s , b i e n q u e n o
p o r eso p u d o l ibrarse d e las sospechas d e h a
b e r sido demasiado a m i g o d e sus d isc ípulos .
M u c h o s d e estos l e a c o m p a ñ a r o n e n sus v i a -
g e s á E t i o p i a , á E g i p t o , á la G r e c i a , e n t r e
los B r a c m a n e s d e la I n d i a , y los M a g o s d e
la Pers ia . S e a lababa d e saber las l e n g u a s d e
todas estas n a c i o n e s ; y pasando p o r B a b i l o
nia a p r e n d i ó d e los C a l d e o s los o r á c u l o s q u e
d a b a n las aves con su c a n t o ; y así este sa
b i o recorr ía e l m u n d o para cargarse d e las
locuras p a r t i c u l a r e s á cada pais .
N o se c o n t e n t a b a A p o l o n i o con la filoso
fía sola : las intr igas d e corte no le p a r e c i e
r o n indignas d e o c u p a r l e : t u v o noticia d e
las conjuraciones contra N e r ó n y D o m i c i a n o ,
y a n i m ó á los c ó m p l i c e s : l e c o n s u l t ó V e s -
1 1 2 C O M P E N D I O
p a s i a n o , y A p o l o n i o le h i z o sus predicciones.
L e a t r i b u y e n los m i l a g r o s d e h a b e r desapa
r e c i d o estando d e l a n t e de D o m i c i a n o , cuya
i n d i g n a c i ó n t e m i a , y d e h a b e r r e s u c i t a d o una
d o n c e l l a , no obstante q u e d icen los autores
se c r e e q u e no estaba d e l t o d o m u e r t a ; p e
r o e l mas c é l e b r e es l a r e v e l a c i ó n d e l asesi
nato d e D o m i c i a n o , y l e c u e n t a n así. Estaba
este s u p u e s t o p r o f e t a a r e n g a n d o en E f e s o á un
n u m e r o s o c o n c u r s o , b a x ó de r e p e n t e la voz
c o m o s o b r e c o g i d o d e l m i e d o , y a u n q u e con
d e b i l i d a d c o n t i n u ó su discurso , dando á en
t e n d e r en esto q u e estaba a tento en otra cosa.
A l fin cesa d e h a b l a r , fixa los ojos en tier
r a , y d e a l l í á u n instante e x c l a m a : „ V a l o r ,
E s t e b a n v a l i e n t e , v a l o r : h i e r e al t i r a n o . " T o
dos se q u e d a r o n i n m o b l e s de sorpresa , y
A p o l o n i o , t o m a n d o d e n u e v o la p a l a b r a ;
d i x o : „ A l e g r a o s , p o r q u e e l t i rano es m u e r
t o : ahora acaba d e espirar ." E x a m i n a n d o las
c ircunstancias y las d a t a s , se h a l l ó , d i c e n , que
estas palabras f u e r o n pronunciadas en e l mis
m o dia y h o r a en q u e E s t e b a n dio la p u
ñ a l a d a á D o m i c i a n o .
J u z g a n d o á A p o l o n i o por sus costumbres,
intr igas y v a n i d a d , y e x a m i n a n d o las memo
rias d e su v i d a p o r e l carácter d e Damiz,
D E L A HISTORTA U N I V E R S A L . I I 3
q u e r e c o g i ó los h e c h o s , m u y c r é d u l o y m u y
afecto á su maestro : r e f l e x i o n a n d o sobre e l
contexto entero d e la historia q u e c o m p u s o
Fi lostrato l a r g o t i e m p o d e s p u é s d e los s u
cesos , con d e c l a r a d a i n t e n c i ó n d e h a c e r d e s u
héroe u n h o m b r e m a r a v i l l o s o ; y o b s e r v a n d o
los errores d e las d a t a s , las falsas d e s c r i p c i o
nes , y faltas d e toda espec ie q u e v e r m i n a n
e n esta obra : n o p u e d e menos de r e c o n o
cerse q u e as u n t e x i d o de fábulas y e m b u s
tes , q u e no h a ten ido ni t e n d r á jamas a u
tor idad , sino con los q u e quis ieran h a c e r in
ciertas las v e r d a d e s mas santas, careándolas con
l o s pres t ig ios de la m e n t i r a .
L u e g o q u e se d i v u l g ó la m u e r t e d e D o
mic iano , e l S e n a d o , e l p u e b l o y e l e x é r c i t o
nombraron á N e r v a ( 9 6 ) , y se cree q u e y a
los conjurados estaban d e a n t e m a n o s e g u r o s
d e su consent imiento . A b r a z á n d o l e en e l S e
n a d o su a m i g o A n t o n i o , l e d i x o : q u e n o
se a l e g r a b a tanto d e su ascenso a l t r o n o ,
q u a n t o fe l i c i taba a l I m p e r i o p o r q u e iba á
h a c e r l e fe l i z . L e d i r i g i ó esta n o t a b l e p r e d i c
c ión verif icada p o r otros P r í n c i p e s : q u e su e l e
v a c i ó n le e x p o n d r í a al o d i o de sus a m i g o s y
d e sus e n e m i g o s ; , , p e r o sobre t o d o , l e d i x o ,
d e los p r i m e r o s , los q u a l e s no d e x a r á n d a
•JOMO v i . H
1 1 4 C O M P E N D I O
a b o r r e c e r t e desde q u e los n i e g u e s una sola
g r a c i a d e las q u e te p i d a n . "
H a b i a pasado N c r v a p o r los cargos de
P r e t o r y de C ó n s u l : c u l t i v a b a las be l las le
tras , y se d i s t i n g u i ó por su t a l e n t o en la
poes ía . R e v e s t i d o d e l s u p r e m o p o d e r , unió
l a l i b e r t a d con la potestad absoluta . E n su
g o b i e r n o g o z a r o n los R o m a n o s las dulzuras
d e la u n a , sin e x p e r i m e n t a r los inconvenien
tes d e la otra. E m p e z ó q u i t a n d o las prisiones
á los q u e las sufrían p o r reos de e s t a d o , lla
m ó á los d e s t e r r a d o s , y a l mismo t i e m p o cas
t i g ó á los d e l a t o r e s , a u n con mas severidad
q u e T i t o q u e los aborrec ía , y p r o h i b i ó con
e l e d i c t o d e este q u e á n i n g u n o se le sus
citase causa sobre c r i m e n d e lesa magestad .
E n su r e y n a d o respiraron a l g ú n tanto los
C h r i s t i a n o s . J u r ó no q u i t a r la v i d a á S e n a
dor a l g u n o , y c u m p l i ó su p a l a b r a . P o r or
d e n s u y a v in ieron los p r o p i o s d u e ñ o s á reco
brar en su pa lac io los e fectos q u e les habían
q u i t a d o mientras e s t u v i e r o n desterrados ó en
la cárce l . D i s m i n u y ó los i m p u e s t o s , man
d ó q u e no le l evantasen estatuas d e oro ni
p l a t a , y c e r c e n o todo gasto s u p e r l l u o .
S e l e a t r i b u y e á g e n e r o s i d a d lo q u e tal
v e z seria e f e c t o de su p o l í t i c a . C o m p r o con
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 1 1 $
s u p r o p i o dinero tierras , y las r e p a r t i ó e n
t r e los pobres de R o m a . A l g u n o s h a n c r e í
d o que t o m ó este m e d i o d e descargas á la ca
pital de a q u e l p o p u l a c h o , c u y a ociosidad m i s
ma le hacia t e m i b l e . P a r a estas adquis ic iones
v e n d i ó cons iderable parte d e su v a x i l l a d e o r o
y p l a t a , m u c h o s m u e b l e s , y a u n sus casas y
jardines c o n v i r t i é n d o l o s en tierras q u e p o d e r
repart i r . E n los ajustes no r e g a t e a b a m u c h o ,
p u e s q u e r í a q u e asi los v e n d e d o r e s c o m o los
c o m p r a d o r e s se a p r o v e c h a s e n con é l i g u a l
m e n t e .
H a l l ó u n par t i cu lar en su p r o p i a casa u n
g r a n tesoro , d i o aviso al E m p e r a d o r , y l e
s u p l i c ó diese sobre esto sus ó r d e n e s : el P r í n
c i p e le r e s p o n d i ó , usa de él; mas t e m i e n d o
las d i l igenc ias de los oficiales d e l f i sco , r e p r e
sentó q u e e l tesoro era m u y c o n s i d e r a b l e p a
ra un h o m b r e de su ca l idad : „ B i e n e s t á , l e
d i x o , abusa de él" A este b u e n E m p e r a d o r
solo l e notan d e e x c e s i v a i n d u l g e n c i a con
los malos : t u v o la c o m p l a c e n c i a d e admit i r
á su mesa á V c y c n t o , q u e á la v e r d a d era
u n C ó n s u l a n t i g u o , p e r o se había h e c h o odio
so con sus de lac iones en t i e m p o d e D o m i -
ciauo. D u r a n t e la c o m i d a en q u e se h a l l a b a
este C o n s u l a r c a y ó la conversac ión sobre o t r o
H i
I I 6 C O M P E N D I O
famoso d e l a t o r , l l a m a d o C a t ú l o , q u e era de
a q u e l mismo t i e m p o , y d i x o N e r v a : „ ¿ Q u é ha
ría C a t ú l o ahora si v i v i e r a ? " U n o d e los con
v idados , l l a m a d o M a u r i c i o , t o m ó intrépida
m e n t e la p a l a b r a , y r e s p o n d i ó : , , B i e n sé y o
l o q u e é l har ia : estaría con nosotros d la
mesa."
A pesar d e la b o n d a d d e este P r í n c i p e ,
y p u e d e ser q u i z á q u e p o r su m u c h a bondad,
e x c i t a r o n a lborotos en la c i u d a d las guardias
pretor ianas con e l p r e t e x t o d e q u e r e r v e n g a r
l a m u e r t e d e D o m i c i a n o . F u e r o n á sitiar á
N e r v a en su p a l a c i o , y p e d í a n á gr i tos e l
s u p l i c i o d e los q u e habían asesinado al E m
p e r a d o r . E n esta ocasión mostró g r a n d e for
t a l e z a , o f r e c i ó su c u e l l o á la furiosa so lda
d e s c a , y p r o t e s t ó q u e p r i m e r o morir ía é l q u e
e n t r e g a r á los q u e l e habían p r o c u r a d o el
I m p e r i o ; p e r o le f u e forzoso abandonarlos,
y a u n dar señales d e a p r o b a c i ó n á sus ase
sinos. E s t a v i o l e n c i a l e h i z o tomar e l part i
d o d e nombrarse u n c o l e g a , c u y o v i g o r p u
diese l i b e r t a r l e d e semejantes e x c e s o s , y ayu
d a r l e á l l e v a r la c a r g a d e l g o b i e r n o . A u n
q u e tenia p a r i e n t e s , e l i g i ó á T r a j a n o , q u e era
e l h o m b r e mas c a p a z q u e se conocía . N e r
v a m u r i ó p o c o t i e m p o d e s p u é s , y no fué-
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . I I 7
r o n los sentimientos en a l g u n a s p r o v i n c i a s tan
v i v o s como e n R o m a , p o r q u e los G o b e r n a
dores , abusando de su b o n d a d , abatían y p i
saban los p u e b l o s : tan difícil es d e h a c e r e l
b ien. V i v i ó N e r v a setenta a ñ o s , y s o l a m e n t e
r e y n ó d i e z y seis meses .
Q u a n d o T r a j a n o t o m ó las r iendas d e l g o
bierno tenia q u a r e n t a y dos a ñ o s , edad i g u a l
m e n t e p r o p i a para a le jar le de la t e m e r i d a d
d e la j u v e n t u d , c o m o d e la i n d o l e n c i a de la
edad avanzada ( o S ) . N a c i ó en E s p a ñ a d e
u n a familia mas a n t i g u a q u e i l u s t r e . S u b i ó
p o r todos los grados de la mi l ic ia hasta e l d e
G e n e r a l ; y q u a n d o N e r v a l e asoció a l I m
p e r i o mandaba las l e g i o n e s de A l e m a n i a . C a
si al mismo t i e m p o s u p o su a d o p c i ó n y la
m u e r t e de su b i e n h e c h o r . S u m u g e r , P o m p e -
y a P l o t i n a , era d i g n a de su esposo. S u b i e n
do esta la escalera d e l p a l a c i o se v o l v i ó h a
cia e l p u e b l o , y d i x o en alta v o z : , , Y o es
p e r o salir de a q u í c o m o e n t r o : " y á la v e r
dad su c o n d u c t a f u e i r r e p r e h e n s i b l e .
E r a T r a j a n o d e c u e r p o r o b u s t o y acos
t u m b r a d o á la fatiga , d e a y r e n o b l e , y sus
modales c a u t i v a b a n . C o m o se h a b i a cr iado e n
las campañas tenia pocos estudios ; p e r o fa
vorec ía á los s a b i o s , y e x c i t a b a á los otros
I I 8 C O M P E N D I O
á adquir i r l o q u e á él le fal taba. F u e sin
c o n t r a d i c c i ó n e l m a y o r C a p i t á n d e su s iglo,
y c o m p a r a b l e á los mas i lustres G e n e r a l e s
d e la a n t i g ü e d a d . I n f a t i g a b l e y v i g i l a n t e mar
c h a b a á p ie á la f rente de su e x é r c i t o , a u n
q u a n d o y a era E m p e r a d o r : así atravesaba vas
tos países con sus t r o p a s , sin servirse d e car
r o ni d e c a b a l l o . E n el v e s t i d o y la comida
e r a m u y p o c a la d i ferencia q u e habia entre
é l y los soldados. H a c i a con el los los e x e r -
cic ios m i l i t a r e s , los socorría q u a n d o estaban
e n f e r m o s : no v o l v i a á entrar en su t ienda
hasta h a b e r v is i tado las de los otros , y era
e l ú l t i m o q u e se r c c o g i a . C o n o c í a á todos
los soldados v i e j o s , los l l a m a b a por su n o m
b r e , sabia todas sus bel las a c c i o n e s , y no d e -
x a b a d e a l a b a r l a s ; p e r o t a m b i é n los m a n t e n í a
e n la disc ipl ina.
A l subir al t rono d e c l a r ó p ú b l i c a m e n t e
q u e n o creía estar menos o b l i g a d o á la obser
v a n c i a de las l e y e s q u e el m e n o r d e l p u e b l o .
L o m i s m o habían d i c h o los demás E m p e r a d o
r e s ; p e r o T r a j a n o h i z o lo q u e p r o m e t i ó : y pa
r e c í a q u e en conservar e l s u p r e m o p o d e r n o
tenia otro fin q u e e l de p r e c a v e r la a n a r
q u í a . C o n esta mira d i s m i n u y ó su propia a u
t o r i d a d , y las p r e r o g a t i v a s d e su g r a n d e z a ,
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . I I Q
s i e m p r e que se oponían á los intereses d e l p u e
b l o . Persuadido d q u e e l o r g u l l o no p o d í a
conciliar á u n P r í n c i p e la est imación ni e l
a f e c t o , y á q u e la c o n d e s c e n d e n c i a se e n l a z a
m u y b ien con la d i g n i d a d , v i v í a con su p u e
blo no c o m o u n M o n a r c a con sus v a s a l l o s ,
sino c o m o un p a d r e con sus hijos. E s t a b a su
pa lac io ab ier to para toda clase d e personas:
oía con pac ienc ia , c o r r e g í a con s u a v i d a d ,
y quer ia c o m o T i t o q u e n i n g u n o saliese d e s
contento de su presencia . A s í en la v ida p r i
vada c o m o en la p ú b l i c a de los n e g o c i o s , n o
usaba de artif icios, y miraba las astucias en los
tratos c o m o fr ivol idades de la capacidad y bas
tardías d e l ingenio . A nadie c o n d e n ó jamas
p e r sospechas, a u n q u e fuesen v e h e m e n t í s i m a s :
„ M e n o s m a l o e s , d e c í a , p e r d o n a r á m i l d e -
l inqüentes , q u e t e n e r á c a r g o la m u e r t e d e
u n solo i n o c e n t e . " S e n o t ó c o m o p r o d u c c i ó n
de u n a a lma p u r a y franca l o q u e d i x o a l
P r e f e c t o del p r e t o r i o , d á n d o l e la espada en
señal de su d i g n i d a d : „ S í r v a o s esta a u n c o n
tra m í , si no c u m p l o con lo q u e d e b o ; y á
mi f a v o r , si h a g o lo q u e es d e mi o b l i g a c i ó n . "
B u s c á n d o l e v ic ios los h i s t o r i a d o r e s , so la
mente le ha l laron los defectos de h a b e r g u s
tado de b u e n a mesa , d e h a b e r s e e n t r e g a d o
I 2 0 C O M P E N D I O
al v i n o , d e haberse d e x a d o l l e v a r d e la p e
r e z a , q u e solo consistía en q u e la m a y o r par
t e d e las cartas se las escr ibia su secretario.
S e d e x a b a arrastrar d e l p l a c e r ; p e r o n u n c a por
esto d e s c u i d ó d e los n e g o c i o s p ú b l i c o s . C o n
mas justo m o t i v o se r e p r e h e n d e en u n h o m
b r e tan b e n i g n o e l h a b e r p e r m i t i d o q u e f u e
sen p e r s e g u i d o s los C h r i s t i a n o s . S i no h u b i e
ra h e c h o mas q u e sufrir q u e se ofreciesen
sacrificios á sus e s t a t u a s , q u e e l p u e b l o ju
rase p o r su v i d a y su e t e r n i d a d ; con ser
esto tan a b o m i n a b l e m i r a d o á las l u c e s d e l
E v a n g e l i o , se l e p u d i e r a d is imular c o m o q u e
so lo se prestaba á u n a c o s t u m b r e es tablec i
d a p o r sus p r e d e c e s o r e s . P e r o no se le p u e
d e e x c u s a r de la mas e x c e s i v a v a n i d a d , si o y ó
e n p ú b l i c o S e n a d o las a labanzas q u e le d i x o
e n su presencia P l i n i o e l m e n o r , en su panegí
r i c o , q u e d u r ó m u c h a s horas. ¡ Q u i é n sufriría
p o r t i e m p o tan l a r g o u n e l o g i o d i r e c t o ! T o
dos q u i s i e r a n p o r h o n o r d e T r a j a n o q u e hu
b i e s e d i r i g i d o el panegir is ta sus palabras mas
á l a es tatua d e l E m p e r a d o r q u e á su p e r s o
n a . L e dio e l S e n a d o e l r e n o m b r e d e Ópti
mo , q u e se v e escrito en las m e d a l l a s y en
los m u c h o s edificios q u e este P r í n c i p e h i z o
construir ó r e f o r m a r , p o r l o q u e l e l lamaron
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 1 2 1
Parietario, nombre de una p l a n t a q u e se p e g a
á las paredes y m u r a l l a s .
T e n i a T r a j a n o u n f a v o r i t o , ó p o r mejor
decir u n M i n i s t r o , l l a m a d o L i c i n i o S u r a n o ,
q u e le servia d e m u c h o e n la adminis trac ión
de los n e g o c i o s . E s t e f u e e l q u e i n c l i n o á
N e r v a á a d o p t a r l e , y e l E m p e r a d o r l e p a g a
ba este serv ic io h a c i e n d o d e é l entera c o n
fianza ; p e r o esto suscitó g r a n d e e n v i d i a e n
tre los cortesanos. F a t i g a b a n estos al E m p e
rador con ca lumnias contra su p r i v a d o , hasta
a t r i b u i r l e la infame i n t e n c i ó n de asesinarle;
cansado T r a j a n o d e oir estas a c u s a c i o n e s , f u e á
cenar en casa de S u r a n o sin q u e este l e c o n
v i d a s e : d e s p i d i ó á sus c r i a d o s , y l l a m ó al ci
rujano de este M i n i s t r o p a r a q u e l e apl icase
u n r e m e d i o á los ojos : se d e x ó a f e y t a r d e su
b a r b e r o , se bañó , y se sentó á la mesa con
l a m a y o r c o n f i a n z a ; y d i x o a l dia s i g u i e n t e
á los q u e solían h a b l a r l e contra su p r i v a d o :
, , S ¡ t u v i e r a intención d e q u i t a r m e la v i d a , l o
h u b i e r a e x e c u t a d o a y e r . "
E n e l reynaclo d e T r a j a n o se r e n o v ó e n
las l e g i o n e s romanas e l espír i tu g u e r r e r o . L a s
l l e v ó en persona contra los D a c e s , y t r i u n
fé dos v e c e s de D e c é b a l o q u e habia i m p u e s
to u u t r i b u t o á D o m i c i a n o . E l m i s m o d e s e o
1 2 2 COMPENDIO
de g l o r i a l e h i z o pasar a l A s i a , en la que
s u b y u g ó p u e b l o s , c u y o n o m b r e no se co
noc ía en R o m a . T o m ó por p u n t o d e honor
r e c o r r e r los países q u e A l e x a n d r o h a b i a su
j e t a d o , y a u n adelantar mas a l lá sus conquis
tas : c o n c i b i ó c o m o é l grandes p r o y e c t o s ; y
si no edif icó c i u d a d e s , r e p a r ó m u c h a s de el las:
los t e m b l o r e s de t i e r r a , q u e f u e r o n en su
r e y n a d o m u y f r e q i i e n t e s , l e d ieron ocasión pa
ra e x e r c i t a r su afición á edificios. E l E u f r a t e s
se h u b i e r a v is to u n i d o p o r m e d i o de un ca
nal con e l T i g r i s , si no le h u b i e s e d e t e n i d o
e l t e m o r q u e le i n s p i r a r o n , de q u e s iendo u n o
d e estos rios s u p e r i o r al o t r o , p u d i e r a p r e c i
pitarse con ta l r a p i d e z , q u e no siendo posi
b l e c o n t e n e r l a , c o n v i r t i e r a en mar un pais
m u y vasto .
A u n q u e desde q u e e m p e z ó sus hazañas
g u e r r e r a s so lamente por interva los y m u y cor
tos habi taba en R o m a , no p o r eso d e x ó de
apl icarse á h e r m o s e a r esta parte de su I m p e
r io . A t r a v e s a n d o p o r m u c h a s naciones bárbaras
h i z o construir u n camino a n c h o y c ó m o d o des
d e e l P o n t o E u x í n o hasta las G a l i a s . E l dios
d e l D a n u b i o , d i x o u n p o e t a , a v e r g o n z a d o de
v e r c a u t i v a s sus a g u a s entre los p i lares de un
p u e n t e , se escondió d e b a x o de sus cañas. F u n -
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I 13
d ó también T r a j a n o m u c h a s b i b l i o t e c a s , l e
v a n t ó un teatro en e l c a m p o de M a r t e , e n
sanchó el c irco , h i z o f u e n t e s d e a g u a s d u l
ces y l impias en los c r u c e r o s de las c a l l e s , y
al lanó en u n t e r r e n o m o n t u o s o la s o b e r b i a
p l a z a de su n o m b r e , c u y a c o l u m n a trajana,
m o n u m e n t o d e l g u s t o y la m a g n i f i c e n c i a , h a
ce q u e .se sienta m u c h o la p é r d i d a d e los d e -
mas adornos.
D e b a x o d e esta c o l u m n a e n t e r r a r o n á T r a
jano. O t r o s d icen q u e las cenizas de este g r a n
de h o m b r e estaban encerradas en u n a m a n z a
na de oro q u e tenia u n a estatua co locada so
b r e este m o n u m e n t o . S e l e l l e v ó la m u e r t e
en pocos dias con u n fluxo d e v i e n t r e en S e -
l i í iunta , c i u d a d de C i l i c i a , á la e d a d d e - s e
senta a n o s , h a b i e n d o r e y n a d o d i e z y n u e v e y
m e d i o . P o r u n r e v é s de f o r t u n a , para é l tan
sensible q u e no c o n t r i b u y ó p o c o á su m u e r
t e , casi todas las conquistas d e A s i a , con las
q n a l e s creia haberse formado u n a corona d e
inmorta l g l o r i a , se le h a b i a n y a h u i d o de las
m a n o s ; e n t r e t a n t o q u e , p o r e l c o n t r a r i o , e l
chr ist ianismo, q u e é l p r e t e n d í a d e s t r u i r , t r iun
faba , y se ha c o n s e r v a d o .
N o se saben de c ier to las miras de T r a j a n o
en p u n t o de sucesor. A u t o r e s h a y q u e d i c e n tu-
1 2 4 C O M P E N D I O
v o i n t e n c i ó n d e p r o p o n e r a l S e n a d o d i e z per
sonas d e las q u e é l tenia p o r mas dignas del Im
p e r i o p a r a q u e e l i g i e s e u n a . O t r o s d icen que
e s t u v o d u d o s o e n t r e tres s u g e t o s , de los quales
e l u n o era g r a n J u r i s c o n s u l t o , e l s e g u n d o buen
G e n e r a l , y e l t e r c e r o o tro á q u i e n h o n r ó por
sus p r e n d a s con est imación p a r t i c u l a r . Sea de
esto l o q u e f u e r e , pasó por m u y constante,
q u e estando para morir a d o p t ó á A d r i a n o , que
e r a E s p a ñ o l c o m o é l , hijo d e u n p r i m o herma
n o , y esposo de J u l i a S a b i n a , sobrina suya. Pa«
ra h a c e r este casamiento habia m e d i a d o la Em
p e r a t r i z P l o t i n a , q u e g u s t a b a m u c h o de Adria
n o : y T r a j a n o , q u e d i o su consent imiento mas
q u e su a p r o b a c i ó n , jamas c o n c e d i ó señal al
g u n a d e consideración á los dos e s p o s o s , c u
y o h i m e n e o f u e mas e f e c t o d e pol í t ica q u e de
i n c l i n a c i ó n , c o m o se vio p o r la fr ialdad con
q u e v i v i e r o n j u n t o s , tan distantes e l u n o co
m o e l o t ro d e la t e r n u r a c o n y u g a l .
S i se h a n d e c r e e r c iertos rumores que
c o r r i e r o n s o r d a m e n t e , t u v o P l o t i n a o c u l t a por
a l g u n o s dias la m u e r t e d e su m a r i d o ; y entre
tanto d i r i g i ó sus baterías con T a c i a n o , Espa
ñ o l , q u e h a b i a sido t u t o r de A d r i a n o : l la
m ó á este P r í n c i p e , q u e estaba ausente y bien
d i s t a n t e , y p u s o en la cama á u n h o m b r e , que
DE LA HISTORIA U N I V E R S A ! . I 2 §
fingiendo la v o z d e l E m p e r a d o r m o r i b u n d o ,
a d o p t ó á A d r i a n o . S i en los histor iadores n o
h a y l isonja, f u e A d r i a n o u n v e r d a d e r o p r o d i
g i o : p o r q u e su m e m o r i a l e servia tan p r o n
tamente y con tal e x a c t i t u d , q u e l e p r e s e n
taba sin e q u i v o c a c i ó n los n o m b r e s no so lo
de todos los soldados a c t u a l e s , sino t a m b i é n
d e quantos h a b í a n m i l i t a d o á sus órdenes^
a u n q u e h u b i e r a m u c h o t i e m p o q u e les h a
bia dado la l i cenc ia . T o m a b a u n l i b r o , l e l e i a ,
y l e sabia d e m e m o r i a . E x e r c i t a d o en casi t o
das las c i e n c i a s , era e l orador mas e l o q i i e n t e
y e l mejor p o e t a de su t i e m p o . S a b i a p i n t a r ,
g r a b a r , c a n t a r , y tocar todos los i n s t r u m e n
tos con u n a s u p e r i o r i d a d q u e pasmaba á los
mejores maestros. A d e m a s d e c u l t i v a r f e l i z
m e n t e la filosofía y las m a t e m á t i c a s , se e x t e n
dió también á la m e d i c i n a , a l c o n o c i m i e n t o
d e las propiedades d e las y e r b a s y d e los m e
tales. S e o b s e r v ó q u e d ic taba al mismo t i e m
p o á m u c h o s s e c r e t a r i o s , y acordaba e n la
misma audiencia con m u c h o s ministros los n e
gocios de i m p o r t a n c i a .
A d r i a n o h o n r ó á los sabios l i teratos con
una p r o t e c c i ó n p a r t i c u l a r . E r a u n a d e sus
diversiones desafiar los ta lentos de los p o e
t a s , mandándoles h a c e r d e r e p e n t e a l g u n o s
126 C O M P E N D I O
versos . D e l i c a d o en e l uso d e su idioma g u s
t a b a d e q u e tr iunfasen sus notas. C e n s u r ó un
dia c ierta e x p r e s i ó n q u e uso b a v o r i n o , y q u e
este g r a m á t i c o p u d i e r a h a b e r d e f e n d i d o bien
con autor idades : admirándose sus a m i g o s de
q u e no l o h i c i e s e , r e s p o n d i ó : , , ¿ P e n s á i s que
q u i e r o y o disputar mi c iencia con u n h o m
b r e q u e t iene á sus ó r d e n e s treinta leg iones
d e s o l d a d o s ? "
S e a t r i b u y e n las contradicc iones de la con
d u c t a de A d r i a n o en los pr inc ip ios de su r e y -
n a d o al in f luxo de dos ministros diferentes.
E l E s p a ñ o l T a c i a n o , su t u t o r , d u r o y s e v e r o ,
l e aconsejó acciones de c r u e l d a d , c o m o des
h a c e r s e d e a l g u n o s S e n a d o r e s solo por sospe
c h a s : y c o n d e s c e n d i ó . S i m i l i s , h o m b r e b e n i g
n o y p a c í f i c o , est imado de T r a j a n o , no daba
á su señor sino consejos d e p a z y de p e r d ó n
q u e s i g u i ó m u c h a s v e c e s . D e b e m o s dec ir á
h o n r a de A d r i a n o , q u e p r i v ó á T a c i a n o de su
g r a c i a , y a u n t u v o intención de cast igarle
mas r i g u r o s a m e n t e . E n q u a n t o á Simil is se
r e t i r ó p o r sí mismo á la edad de setenta años,
v i v i e n d o todavía otros siete , y m a n d ó grabar
sobre su s e p u l c r o : Setenta y siete anos estuve
sobre la tierra; pero solo viví siete.
A f a b l e con t o d o e l m u n d o , y famil iar con
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . J 2J
sus a m i g o s , visitaba A d r i a n o en sus e n f e r m e
d a d e s aun á sus l ibertos . N o se v e n g ó d e n í n -
g r n o de a q u e l l o s á q u i e n e s h a b i a t e n i d o p o r
e n e m i g o s antes d e subir a l t r o n o ; y h a b i e n
d o encontrado á u n o de e l l o s , le d i x o : Ya
te ves salvo ; p e r o daba demasiado c r é d i t o á
los a d u l a d o r e s , y m u c h o s de sus cortesanos
f u e r o n v íc t imas de esta c r e d u l i d a d : no era
s e g u r o su favor . E r a l i b e r a l y m a g n í f i c o , y
tan e x a c t o e n la observanc ia de la d isc ip l ina
m i l i t a r , q u e daba e l p r i m e r o e x e m p l o . E n e l
e x é r c i t o v i v i a c o m o soldado : c a m i n a b a á p i e ,
y d e s c u b i e r t a la c a b e z a : en l o mas a l to d e los
A l p e s he lados iba v e s t i d o c o m o en los desiertos
abrasados de Á f r i c a . H a sido c e l e b r a d a su i n
t e g r i d a d en e l e x e r c i c i o de la justicia y su
respeto al S e n a d o : jamas e m p r e n d í a cosa a l
g u n a sin e l consejo de los S e n a d o r e s : asistía
r e g u l a r m e n t e á sus juntas q u a n d o estaba e n
R o m a ó en las c e r c a n í a s : iba á casa d e los
C ó n s u l e s q u a n d o tenia q u e h a b l a r l o s , y no
sufría q u e se apelase á é l de sus sentencias.
M a n c h ó esta c o n d u c t a es t imable con su indis
creta curiosidad en asuntos q u e no eran s u
y o s , con los excesos d e la e m b r i a g u e z , y e l
furor de la superst ic ión. A b a n d o n a n d o A d r i a
no las conquistas de T r a j a n o , se d e s c a r g ó d e
128 C O M P E N D I O
u n g r a n d e p e s o ; y a u n q u e t a m b i é n hubiera
q u e r i d o d e s e m b a r a z a r s e , con a l g u n a s cesiones,
d e la g u e r r a q u e los D a c e s y otros pueblos
m a n t e n í a n en las f r o n t e r a s : le h i c i e r o n presen
t e q u e a v a n z a n d o s i e m p r e estas n a c i o n e s , le
t e n d r i a n c o n t i n u a m e n t e en estado d e g u e r r a ,
y q u e era l o mejor tener las distantes ; p e r o
a u n q u e l e a g r a d a r o n estos d i s c u r s o s , no las hi
z o ret irar m u c h o , y p e r m a n e c i ó en la defensi
v a . E s t a t r a n q u i l i d a d le dio p r o p o r c i ó n de sa
t isfacer su g u s t o de v ia jar , y d e c í a : „ Q u e se
mejante al s o l , q u e i l u m i n a todas las reg iones
d e la t ierra sin l imitarse á solas a l g u n a s , debia
e l E m p e r a d o r visitar todas las provincias de
su I m p e r i o para no verse en la precisión de
c r e e r l o q u e l e contaban los q u e las g o b i e r
n a n . " B i e n p u d o A d r i a n o tener u n m o t i v o tan
l o a b l e ; p e r o al v e r con q u e ardor c o n t i n u a
ba sus c o r r e r í a s , se p u e d e c r e e r sin n e g a r l e
e l m o t i v o de u t i l i d a d , q u e le arrastraba la cu
riosidad p o d e r o s a m e n t e . ¿ M a s q u i é n no se e n
t r e g a r í a á esta p u d i e n d o viajar c o m o E m p e
rador , y s iendo d u e ñ o d e ir á s o r p r e h e n d e r
á la n a t u r a l e z a en los l u g a r e s mas dif íc i les ,
en d o n d e o c u l t a sus misterios , á admirar sus
b e l l e z a s , y á h a c e r q u e le m u e s t r e n todas las
magnif icencias d e sus artes? U n g r a n d e , sin e m -
D E XA H I S T O R I A U N I V E R S A L . I 2 9
b a r g o , con e l resplandor d e su c o m i t i v a , y c o
m o u n viajante aislado y s o l o , no v e á los h o m
b r e s , ni conoce las c i u d a d e s , la p a z obscura d e
la m e d i o c r i d a d , ni la inocencia y a l e g r í a d e
las p o b r e s chozas . D e este m o d o t o d o se c o m
pensa.
E n d i e z y siete años d e v i a g e s r e c o r r i ó
A d n a n o las G a l i a s , la I n g l a t e r r a , la E s p a ñ a ,
la G e r m a n i a , la M a u r i t a n i a , e l Á f r i c a , l a
L t v i a , la S i c i l i a , la A c a y a , la M a c e d o n i a , e l
E g i p t o , la P a l e s t i n a , la A r a b i a , la S i r i a , l a
C i l i c i a , la P a n f i l i a , la Licia.¡ , l a C a p a d o c i a ,
l a F r i g i a , e l A s i a , l a B i t i n i a , l a T r a c i a , l a
M í s i a y l a D a l m a c i a . E n las G a l i a s v i s i t ó las
p r i n c i p a l e s forta lezas r o m a n a s , d e x a n d o en t o
das partes vest ig ios d e su g e n e r o s i d a d . P e r
m a n e c i ó p o r a l g ú n t i e m p o e n la G e r m a n i a ,
d o n d e estaban las tropas escogidas d e l i m p e
r i o , para res tab lecer e n e l las la d i s c i p l i n a ; y
y a q u e no quis ieron los C a l e d o n i o s sujetarse
á las l e y e s r o m a n a s , t o m ó sus medidas p a r a
q u e á lo m e n o s n o i n q u i e t a s e n á los I n g l e s e í
q u e las a d o p t a b a n . C o n t u v o á los bárbaros
e n su pais p o r u n a f u e r t e m u r a l l a , c u y a s se
ñales se v e n todavía . L o s mas be l los m o n u
mentos manifestaban p o r d o n d e habia v u e l
t o , y la estancia q u e h i z o e n las G a l i a s . E t l
TOMO vi. 1
I 3 0 C O M P E N D I O
N i m e s la señala u n magní f ico pa lac io para
P l o t i n a , v i u d a de T r a j a n o , y e l anfiteatro
d e la misma c i u d a d : y no lejos de allí el
p u e n t e d e j G a r d .
E n T a r r a g o n a , en E s p a ñ a , reedi f icó el
t e m p l o d e A u g u s t o f u n d a d o por T i b e r i o , y
e n r i q u e c i ó c o n g r a n d e s p r i v i l e g i o s su patria.
D e R o m a pasó á Sic i l ia y á G r e c i a : adornó
m u c h a s c i u d a d e s con t e m p l o s y p lazas p ú
bl icas , y otros edificios : v o l v i ó á R o m a á
c e l e b r a r los f u n e r a l e s d e P l o t i n a , q u e fueron
xnagnificos : edif ico u n t e m p l o á V e n u s , y
o t r o á l a F o r t u n a d e R o m a . A c e r c a d e estas
d o s obras so l ic i tó la a p r o b a c i ó n d e A p o l o d o -
r o , A r q u i t e c t o d e la p l a z a t ra jana , á q u i e n
a n t e s d e b i e r a h a b e r c o n s u l t a d o . E s t e , menos
c o n d e s c e n d e n t e q u e e l G r a m á t i c o de q u i e n he
m o s h a b l a d o , con u n h o m b r e q u e mandaba á
l e g i o n e s , d i x o : „ Q u e las b ó v e d a s eran d e
m a s i a d o b a x a s , y las estatuas demasiado a l
t a s . " , , Q u a n d o las d i o s a s , añadió , q u i e r a n l e
vantarse y s a l i r , n o p o d r á n . " E s t e chiste l e
c o s t ó l a v i d a .
Q u a n d o pasaba d e u n a p r o v i n c i a á otra
n o d e s p r e c i a b a A d r i a n o l o a g r a d a b l e ó espan
toso q u e ofrecía la n a t u r a l e z a , c o m o eran los
h e r m o s o s s i t i o s , las be l las v i s t a s , e l mages-
DE XA H I S T O R I A U N I V E R S A L . I 3 I
tuoso levantarse d e l sol visto desde las m o n
tañas, las detonac iones d e l r a y o , la ca lma d e
un mar inconstante y t r a i d o r , y e l h o r r o r
de Jas tempestades . N o se o c u l t a b a n á sus
ojos observadores los caracteres y c o s t u m b r e s
de las g e n t e s . E n u n a carta á su c u ñ a d o n o
ta q u e en Á l e x a n d r í a t o d o s tenían o f i c i o ,
hasta los c i e g o s : , , L o s P a g a n o s , l e d i c e ,
los C h r i s t i a n o s , los S a m a r i t a n o s , los J u d í o s ,
y p u d i e r a h a b e r d i c h o q u e todos los h o m
bres , adoran á u n mismo D i o s , q u e es su in
t e r é s . " H e r m o s e ó , d o t ó , e n r i q u e c i ó e l m u s e o
d e Á l e x a n d r í a , soberbio e s t a b l e c i m i e n t o d e
los T o l o m e o s , f u n d a d o e n su p a l a c i o , e n e l
q u a l se sustentaban y alojaban m a g n í f i c a m e n t e
los h o m b r e s d e l e t r a s , repart idos en m u c h a s
c o m p a ñ í a s , s e g ú n la secta ó c iencia q u e p r o
fesaban. S e l e d e b e e l edicto perpetuo, vasta
c o l e c c i ó n d e todas las l e y e s p u b l i c a d a s p o r
los Pretores . P e n s a b a t a m b i é n e s t a b l e c e r u n
c ó d i g o u n i f o r m e e n e l I m p e r i o .
E s t a n d o A d r i a n o en E g i p t o p e r d i ó á A n -
tinoo , j o v e n tan h e r m o s o q u e l e l l o r ó , d i
c e n los a u t o r e s , c o m o á u n a m u g e r adorada:
comparac ión q u e e x p l i c a la e s p e c i e d e su afec
to . L a s fiestas q u e i n s t i t u y ó en h o n r a s u y a
y los t e m p l o s q u e l e d e d i c ó dan á e n t e n -
1 2
I 3 2 C O M P E N D I O
d e r con q u é d e s v e r g ü e n z a se deshonran a l g u
nas v e c e s con infames pasiones los siglos ilus--
trados . N o solo pasó el E m p e r a J o r por A t e
nas , sino q u e v o l v i ó , y d e p u s o en esta c i u
d a d e l fausto i m p e r i a l , g u s t a n d o de presen
tarse v e s t i d o d e A r c o n t e , c o m o u n s i m p l e m a
g i s t r a d o . D e c o r ó esta c i u d a d con magníficos
e d i f i c i o s , é h i z o l ibera l idades al p u e b l o .
M i e n t r a s A d r i a n o se d iver t ía en E g i p t o
f u e e l t i e m p o con corta d i ferencia en q u e sus
G e n e r a l e s asolaban la J u d e a . S e habían r e b e
l a d o sus habi tadores b a x o la c o n d u c t a d e u n
J u d í o l l a m a d o B a r c o z e b a s , q u e se v e n d í a por
e l M e s í a s . J u n t ó este impostor u n a inmensa
t r o p a , q u e no se d e x ó d e g o l l a r i m p u n e m e n t e .
L a g u e r r a f u e p o r tres años m u y funesta á
los R o m a n o s , mas a l fin l o g r a r o n u n a v i c t o
r ia c o m p l e t a . T o m a r o n y arrasaron los v e n c e
d o r e s c i n c u e n t a c i u d a d e s y casti l los conside
rables c o n n o v e c i e n t o s y o c h e n t a l u g a r e s , y
q u i t a r o n l a v i d a á mas d e quinientos mil hom
b r e s . L o s q u e p e r e c i e r o n con e l h a m b r e y
las l lamas son i n n u m e r a b l e s : casi todos los J u
díos q u e s o b r e v i v i e r o n f u e r o n v e n d i d o s en las
ferias al p r e c i o d e los c a b a l l o s ; y á los q u e no
p u d i e r o n v e n d e r , los transportaron á E g i p t o ,
m u r i e r o n a l l í d e h a m b r e , ó añig idos y m a l -
I>E LA HISTORIA UNIVERSAL. I 3 3
tratados por un p u e b l o q u e los tenia e n e x e
cración. Se les p r o h i b i ó p e n a d e la v i d a e n
trar en J e r u s a l e n , y a u n h a b i t a r e n p a r a g e s
desde donde p u d i e s e n v e r l a . A d r i a n o m u d ó
esta c iudad de m o d o q u e se p u e d e d e c i r n o
ser la misma ; p o r q u e la dio otra cerca , d e -
x a n d o fuera lo q u e estaba d e n t r o , y la q u i
t ó hasta e l n o m b r e de J e r u s a l e n , d á n d o l a e l
d e A e l i a C a p i t o l i n a , q u e c o n s e r v ó m u c h o
t i e m p o . H i z o colocar en la p r i n c i p a l p u e r t a
u n p u e r c o , animal a b o r r e c i d o d e los J u d í o s ,
con e l fin de retirarlos d e a l l í ; p e r o n o p o r
esto d e x á r o n de ir así q u e p u d i e r o n á l l o r a r
sobre las ruinas de su a n t i g u a patr ia .
Esta g u e r r a , y otra en q u e v e n c i e r o n á
los A l a n o s , son las únicas a l g o notables d e l
i m p e r i o de A d r i a n o . U n a e n f e r m e d a d le e m
p e ñ ó en e l e g i r s u c e s o r , y a d o p t ó á C ó m o d o
V e r o ; p e r o le s o b r e v i v i ó . T e n i a este P r í n c i
p e b e l l o s conocimientos y figura d e S o b e r a
n o ; p e r o era de d é b i l const i tuc ión , y a u n l a
d e t e r i o r ó con sus e x c e s o s , p o r q u e pasaba los
dias y las noches con las p r o s t i t u t a s ; y p i
d i é n d o l e su m u g e r á lo menos la p r e f e r e n c i a ,
l a r e s p o n d i ó : „ E 1 n o m b r e d e esposa es n o m
bre de h o n o r , y no de p l a c e r . " D e s p u é s d e
su m u e r t e a d o p t ó A d r i a n o á A n t o n i n o c o n l a
J 34 C O M P E N D I O
condic ión d e q u e este adoptase á V e r o , hijo
d e l d i f u n t o , y á otro V e r o , q u e fue des
p u é s M a r c o A u r e l i o . A d r i a n o h a b i a vivido
con Sabina su esposa d e tal m o d o q u e no tu
v i e s e n h i j o s , y a u n e l l a se a lababa d e haber
r e t i r a d o sus c a r i c i a s , d i c i e n d o senci l lamente:
„ Q u e d e e l las no podia nacer mas q u e un
m o n s t r u o . " M u e r t a S a b i n a , la c o l o c ó en el cie
l o , en d o n d e l a q u e r i a mejor v e r q u e en la
t ierra L e q u e d a b a su c u ñ a d o S a l v i a n o , de
e d a d d e n o v e n t a a ñ o s , y u n n i e t o de Salvia-
n o q u e y a tenia d i e z y o c h o : á u n o y á otro
q u i t ó e l E m p e r a d o r l a v i d a p o r u n a conspi
rac ión v e r d a d e r a ó s u p u e s t a . E l contraste de
las e d a d e s , y la i m p o s i b i l i d a d q u e de ellas
r e s u l t a b a , dio á las dos m u e r t e s u n a man
c h a i n d e l e b l e q u e le hac ia odioso. S a l v i a n o al
m o r i r t o m ó al c i e l o p o r t e s t i g o d e su ino
cencia , deseando q u e A d r i a n o , en pena de
su i n j u s t i c i a , desease l a m u e r t e , y no la
h a l l a s e .
L a m a l d i c i ó n fue o i d a , p u e s l e acometió
u n a e n f e r m e d a d , c u y a tristeza y dolores le
p a r e c i e r o n insufr ibles . Se r o d e ó d e charlata
nes , y r e c u r r i ó á la m a g i a sin exper imentar
a l i v i o a l g u n o . S e p u s o de u n h u m o r tan agrio,
q u e c o n d e n ó á m u e r t e á a l g u n o s Senadores;
DE LA H I S T O R I A U N I V E R S A L . I 3 5
a u n q u e A n t o n i n o s u p o salvarlos ó o c u l t a r l o s . £ 1
E m p e r a d o r quiso q u e le matase un e s c l a v o , y
sepultar u n h i e r r o en su p e c h o : l e q u i t a r o n
e l p u ñ a l , y se v i o c o n d e n a d o á v i v i r t o d a v í a
por a l g ú n t i e m p o á pesar d e sus deseos d e
morir. Y a p o r ú l t i m o l o c o n s i g u i ó á los s e
senta y dos a ñ o s , y v e i n t e y u n o d e su i m p e
rio . S i , c o m o se p u e d e conjeturar d e a l g u
nos versos q u e d e x ó , creia la inmorta l idad d e l
a lma , no d e b i ó morir sin i n q u i e t u d e s sobre
l o v e n i d e r o , d e s p u é s d e sus excesos y c r u e l
dades . S i e n d o tan a m i g o d e edificar no d e b i a
o lv idarse d e su s e p u l c r o , y así se h i z o c o n s
t r u i r u n o mas semejante á una forta leza q u e
á u n s e p u l c r o , y le l l a m ó Alóles Adriani;
p o r l o q u e sirve y ha serv ido d e f u e r t e c o n
e l n o m b r e de cast i l lo S a n t - A n g e L E l p u e n
te sobre e l T í b e r es i g u a l m e n t e o b r a s u y a .
S e d e x ó arrastrar á u n a p e r s e c u c i ó n c o n
tra los C h r i s t i a n o s ; p e r o las a p o l o g í a s v i c
toriosas y demostrat ivas q u e estos l e p r e s e n
taron la s u s p e n d i e r o n , y a u n s e g ú n u n a u
tor t u v o intenc ión de l e v a n t a r u n t e m p l o
á J e s u c h r i s t o , y p o n e r l e en e l n ú m e r o d e
los dioses. C o n s u l t a d o s los o r á c u l o s sobre es
te p u n t o , respondieron : ,, S i e l E m p e r a d o r
p e r m i t e q u e e l D i o s d e los C h r i s t i a n o s t e n -
I 3 6 C O M P E N D I O
g a t e m p l o s , se q u e d a r á n desiertos los de los
otros d ioses . " Esta a m e n a z a ó p r e d i c c i ó n l e
h i z o r e n u n c i a r al p r o y e c t o .
A n t o n i n o P i ó ( 1 3 8 ) , así l l a m a d o p o r e l
afecto á su r e l i g i ó n , y su r e s p e t o á A d r i a
no q u e l e a d o p t ó , o c u p a u n a d e las p r i m e
ras sillas e n t r e a q u e l l o s S o b e r a n o s , q u e e v i
tando los escol los d e l p o d e r , solo l e usar o n p a r a h a c e r b i e n á otros. E r a or ig inario
d e N i m e s , de fami l ia a n t i g u a , a u n q u e h a
b í a p o c o q u e se había i l u s t r a d o : nació en I ta
l ia , y desde su n i ñ e z l e hac ia su amabi l idad
q u e r i d o de quantos l e v e í a n . S i e m p r e sostu
v o este f e l i z c a r á c t e r , con e l q u e se h i z o amar
e n todos los g r a d o s q u e o c u p ó . L a est imación
u n i v e r s a l d e t e r m i n ó á A d r i a n o para a d o p t a r
l e , d e s p u é s d e h a b e r e x p e r i m e n t a d o su ca
p a c i d a d e n los g o b i e r n o s q u e le c o n f i ó , y sus
l u c e s en e l consejo. L a histor ia nos l e p inta
c o m o u n o de los P r í n c i p e s mejores d e l u n i
v e r s o ; a f a b l e , acces ib le , magníf ico sin l u x o ,
e c o n ó m i c o sin a v a r i c i a , q u e á todos oia con
p a c i e n c i a , mas deseoso d e ser amado q u e de
ser a p l a u d i d o , nada l isonjero , i n t o l e r a n t e de
l a l i sonja , l l e n o d e e q u i d a d y c o n d e s c e n d e n
cia con e l S e n a d o , as istente c o n t i n u o á las
p ú b l i c a s c e r e m o n i a s y actos d e r e l i g i ó n , y
PE I A HISTORIA UNIVERSAL. I37
manifestando la v e n e r a c i ó n mas p r o f u n d a á la
divinidad. A esta p i n t u r a g e n e r a l se a ñ a d i
rán a lgunos rasgos p a r t i c u l a r e s .
L l e g a n d o al A s i a c o n e l carácter d e P r o
cónsul l e a lojaron e n E s m i r n a e n l a casa d e l
sofista P o l e m o n , q u e se h a l l a b a f u e r a d e
e l la . V o l v i ó este á su casa m u y entrada l a
n o c h e , y e x t r a ñ a n d o q u e estando é l a u s e n t e
h u b i e s e n a d m i t i d o a l P r o c ó n s u l , h i z o t a n t o
r u i d o , q u e se vio prec isado e l h u é s p e d á sa
l irse en lo mas o b s c u r o d e la n o c h e . A r r o
g a n t e c o m o filósofo t u v o l a audac ia d e ir á
sa ludar á A n t o n i n o en R o m a siendo y a E m
p e r a d o r , y toda la v e n g a n z a d e l P r í n c i p e f u e
d e c i r : „ D e n aposento á P o l e m o n , y nadie
se a t reva á e c h a r l e d e é l , n i a u n d e d i a . "
L o q u e h i z o con e l P r o c ó n s u l no l e p a r e
c i ó a l sofista q u e le estaba p r o h i b i d o h a c e r
l o con u n c ó m i c o , y así l e e c h ó d e l t e a t r o
en m e d i o d e l dia. F u e e l c ó m i c o á q u e j a r
se al E m p e r a d o r , y este l e r e s p o n d i ó : „ M e
e c h ó á mí d e casa á la m e d i a n o c h e , y con
t o d o eso no a p e l é . " A p o l o n i o , o t ro filóso
fo i g u a l m e n t e p r e c i a d o , l l e v ó m u y á m a l
q u e A n t o n i n o , q u e le h a b i a h e c h o ir d e s d e
C a l é i s á R o m a para p r e c e p t o r d e M a r c o A u
r e l i o , le l lamase á su p a l a c i o p a r a e n t r e g a r -
I38 C O M P E N D I O
l e e l d i s c í p u l o , y d i x o : „ E 1 d i s c í p u l o debe
ir á buscar a l m a e s t r o , y no el maestro al
d i s c í p u l o . " A lo q u e r e s p o n d i ó e l Emperador
r i é n d o s e : , , A p o l o n i o d e b e tener p o r v i a g e mas
penoso l l e g a r desde su casa a p a l a c i o , que
v e n i r désele C a l c i s á R o m a . " E l p e d a g o g o
h u b i e r a q u e d a d o b ien cast igado de su alta
n e r í a , si e l E m p e r a d o r t o m á n d o l o con serie
d a d , l e h u b i e r a c o r r e g i d o d e s p i d i é n d o l e , pues
h a b i a l l e v a d o c o n s i g o n u m e r o s a c o m i t i v a de
d i s c í p u l o s , todos argonautas, d i x o e l burlón
L u c a n o , m u y dispuestos á buscar e l v e l l o c i
n o d e o r o .
P e r o A n t o n i n o sabia dar su justo precio
á las cosas y á las personas. T o m o por lo q u e
Valia la respuesta impol í t ica y rústica d e un
c ier to O m u l o , q u e p r e g u n t á n d o l e e l E m
p e r a d o r d e d o n d e le habían v e n i d o unas m a g
níficas c o l u m n a s de pórf ido q u e ten s ia , l e res
p o n d i ó : De casa de otro. E s necesario ser sordo
y m u d o ; p e r o ni en otras ocasiones de i m p o r
tancia d e s m i n t i ó lo bondadoso. L e c u e n t a n en
tre los maridos b e n i g n o s ; y no p o r q u e a u
torizase los d e s ó r d e n e s d e su m u g e r F a u s t i
n a , sino p o r q u e la s u l r i ó , y no la c a s t i g ó . E n
l o d e m á s , le gustaba todo lo q u e manifies
t a bondad de a l m a , c o m o se l o d io á e n -
1>E LA HISTORIA UNIVERSAL. I 3 9
t é n d e r á sus cortesanos , á q u i e n e s p a r e c i ó
indecente ó i m p r o p i o d e la m a g e s t a d d e u n
P r í n c i p e , q u e su hijo l lorase la m u e r t e d e l
q u e le habia c r i a d o . „ D e x a d l e l l o r a r , les d i -
x o , y sufr idle q u e sea h o m b r e ; p o r q u e ni l a
filosofía ni la d i g n i d a d i m p e r i a l d e b e n a p a g a r
en nosotros los sentimientos de la n a t u r a l e z a . "
C o n t r a u n P r í n c i p e tan b u e n o se f o r m ó
u n a conspiración , y m a n d ó e l S e n a d o a jus
ticiar á dos q u e eran cabezas d e e l l a ; p e r o
e l E m p e r a d o r no quiso q u e p r o s i g u i e s e e n
l a inquisición d e los d e m á s c o n j u r a d o s , d i
c i e n d o : , , N 0 q u i e r o q u e se sepa quantos son
los q u e m e a b o r r e c e n . " J a m a s e m p r e n d i ó l a
g u e r r a q u a n d o p u d o c o n s e g u i r la p a z , y d i -
x o m u c h a s v e c e s : , , M a s q u i e r o salvar l a v i
da d e u n solo c i u d a d a n o , q u e e x t e r m i n a r m i l
e n e m i g o s ; " y así h u b o pocas g u e r r a s en s u
t i e m p o . G o z a b a d e u n a est imación tan g e n e
ral q u e las naciones d i s t a n t e s , las v e c i n a s , las
sujetas y las aliadas todas tenían i g u a l c o n
fianza en su p r o b i d a d y b u e n a f e . Q u a n d o
q u e r í a n h a c e r a l g ú n m o v i m i e n t o , v a l i a mas
una carta s u y a q u e las l e g i o n e s . D e s p u é s d e
u n r e y n a d o d e v e i n t e y dos a ñ o s , y setenta
y tres de edad , d e x ó á M a r c o A u r e l i o u n
cetro q u e no se h a b i a m a n c h a d o con la san-
I 4 0 COMPENDIO
g r e de los amigos ni de los e n e m i g o s . N o
p e r s i g u i ó á los C h r i s t i a n o s ; f u e tan al con
trar io , q u e escribió á u n G o b e r n a d o r con
c l u y e n d o la carta con estas p a l a b r a s : „ S i a l g u
n o en ade lante h a c e m a l á los C h r i s t i a n o s y
los acusa c o m o tales , al acusado se l e a b
s u e l v a sea ó no sea C h r i s t i a n o , y sea casti
g a d o e l acusador s e g ú n e l r i g o r de las l e y e s . "
M a r c o A u r e l i o , á q u i e n a d o p t o , y fue
su sucesor , se l lama t a m b i é n A n n i o V e r o ,
q u e q u i e r e dec ir v e r d a d e r o : A n t o n i n o l e l la
m a b a V e r í s i m o : v i r t u d q u e en la sociedad es
l a basa de todas las otras. T a m b i é n l e l la
m a r o n e l filósofo en el mejor sentido d e es
ta v o z , q u e significa amigo de la sabiduría.
S e c u e n t a con admirac ión q u e c r e y e s e no p o
der sujetar sus pasiones sino morti f icando su
c u e r p o ; y q u e sus auster idades filosóficas prac
ticadas desde su j u v e n t u d , á pesar de su cons
t i t u c i ó n f u e r t e , a l teraron su t e m p e r a m e n t o . E l
o b j e t o p r i n c i p a l de sus estudios f u e r o n los
sistemas filosóficos sobre la formación d e l m u n
do , y los sabia á f o n d o ; de la moral dio p r e
c e p t o s en su v i d a y en sus escritos. R e v e
renc iaba m u c h o á los q u e le h a b i a n inculca
do estos p r e c e p t o s . T e n i a en su g a b i n e t e los
retratos de sus m a e s t r o s , los miraba con ter-
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 1 4 !
a u r a i é iba a lgunas v e c e s á e c h a r flores s o
b r e su sepulcro. S e g ú n las reso luc iones d e
A n t o n i n o , q u e é l r a t i f i c ó , t o m ó M a r c o A u
re l io por c o l e g a a L u c i o V e r o , hi jo de V e
r o , adoptado por A d r i a n o ; y a u n q u e se v e i a
E m p e r a d o r , s i e m p r e a t e n d i ó á F a u s t i n a su m u -
g e r , d i g n a hija de la F a u s t i n a de A n t o n i n o .
Q u a n d o le aconsejaban q u e la r e p u d i a s e p o r
sus d e s ó r d e n e s , tan conocidos q u e se r e p r e
sentaron en e l teatro , r e s p o n d í a : „ C o n q u e
será necesario rest i tuir la e l d o t e , q u e no es
nada menos q u e e l I m p e r i o q u e y o r e c i b í
d e su p a d r e . " E n u n p a s a g e d e sus obras ala
b a e l carácter franco y ab ier to d e su m u g e r ,
y su s inceridad e n la e x t r e m a d a c o m p l a c e n
cia para con é l .
L a v i r t u d d e M a r c o A u r e l i o f u e proba
da p o r todos los m e d i o s q u e p u e d e n i n t e r e
sar á u n b u e n c o r a z ó n , é i n q u i e t a r e l e s p í
r i t u d e u n sabio : p e s t e s , h a m b r e s , g u e r r a s
i n t e r i o r e s , a l b o r o t o s , y u n a c o n m o c i ó n g e n e
ral d e l I m p e r i o , c u y a d i s o l u c i ó n s u s p e n d i e
ron solas sus g r a n d e s cal idades. S a l i ó e l T í -
b e r de m a d r e de u n m o d o e s p a n t o s o : la d i
ficultad d e la n a v e g a c i ó n ocas ionó la miser ia ,
y la estancación d e las a g u a s u n a i n f e c c i ó n :
m u c h a s prov inc ias se v i e r o n a tormentadas c o n
142 C O M P E N D I O
t e m b l o r e s d e t i e r r a , y se l e v a n t a r o n sedicio
nes e n A r m e n i a . L o s P a r t o s dec lararon la
g u e r r a , y e n v i ó M a r c o A u r e l i o contra ellos
á V e r o su c o l e g a , á q u i e n dio su hija L u
ci la p o r esposa. E s p e r a b a e l a l i v i o p o r me
d i o d e este P r í n c i p e ; mas por su m a l a con
d u c t a , q u e l e l l e v ó j o v e n al s e p u l c r o , fue
p a r a é l u n a z o t e . F u e r o n tantas las p e s a d u m
bres q u e le d i o su c o l e g a , q u e a l g u n o s cre
y e r o n q u e p a r a salir d e é l l e habia dado v e
n e n o ; p e r o esta es una sospecha m u y in
justa r e s p e c t o d e u n P r í n c i p e tan h u m a n o y
sufr ido . L o s E g i p c i o s intentaron sacudir e l y u
g o , y hasta d e s p u é s d e m u c h o s sangrientos
c o m b a t e s no los sujetaron los R o m a n o s . L o s
M o r o s i n v a d i e r o n la E s p a ñ a ; p e r o la g u e r
ra mas p e l i g r o s a f u e la d e los M a r c o m a n o s ,
p u e b l o s d e la G e r m a n i a .
E l m i s m o M a r c o A u r e l i o se e n c a r g ó de
esta g u e r r a , y d e s p l e g ó e n e l l a toda la in
t r e p i d e z d e u n h é r o e con la i n t e l i g e n c i a de
u n hábi l G e n e r a l ; mas c o m o las armas son
i n c o n s t a n t e s , d e s p u é s d e m u c h a s v ictor ias tu
v o la desgracia de q u e los e n e m i g o s l e en
c e r r a r o n en u n p a r a g e nada v e n t a j o s o , y pri
v a d o t o t a l m e n t e de a g u a . L o s R o m a n o s c u
b i e r t o s d e h e r i d a s , m u r i e n d o d e s e d , y sin
DE LA HISTORIA U N I V E R S A L . I 4 3
p o d e r combatir ni d e f e n d e r s e , tocaban y a e n
l a mas terrible e x t r e m i d a d , q u a n d o j u n t á n
dose de todas partes las n u b e s , c a y ó u n a a b u n
dante l luv ia q u e les r e s t i t u y ó la e s p e r a n z a ,
e l valor y la v i d a . D e s d e q u e e m p e z ó á l l o
v e r levantaron la c a b e z a para r e c i b i r e l a g u a
en la boca , d e s p u é s p r e s e n t a r o n a l c i e l o sus
copas y sus e s c u d o s : así están r e p r e s e n t a d o s
en la c o l u m n a de A n t o n i n o en R o m a , q u e
es e l m o n u m e n t o depos i tar io d e este f a m o
so suceso . E n t r e tanto q u e los R o m a n o s apa
g a b a n la s e d , d i e r o n los bárbaros sobre e l l o s ,
y v i é n d o s e entre dos n e c e s i d a d e s , y q u e l a
d e b e b e r l e s f a t i g a b a mas q u e l a d e p e l e a r ,
estaban para ser pasados á c u c h i l l o , q u a n d o
l a p i e d r a y los rayos v i n i e r o n á socorrer los ,
h i r i e n d o á los M a r c o m a n o s y p e r d o n a n d o á
los R o m a n o s , por lo q u e los p r i m e r o s p e r
dieron l a f o r m a c i ó n . E s t a l l u v i a s i e m p r e s e
h a t e n i d o p o r m i l a g r o s a , y c o n s e g u i d a c o n
la orac ión d e u n a l e g i ó n christ iana. E n l a
carta en q u e e l E m p e r a d o r n o t i c i ó a l S e
nado esta v i c t o r i a , daba á e n t e n d e r , a u n
q u e con la m a y o r c i r c u n s p e c c i ó n , q u e la d e -
b i a á los C h r i s t i a n o s ; p e r o á l o menos r e
n o v ó en su favor la p r o h i b i c i ó n d e A n t o n i
no d e citarlos e n justicia c o m o á Christia-»
1 4 4 C O M P E N D I O
n o s , y a ñ a d i ó la p e n a d e m u e r t e contra los
acusadores .
P a r a sostener esta g u e r r a , no quer iendo
e l E m p e r a d o r c a r g a r d e n u e v o s impuestos á
su p u e b l o , p o r estar e x h a u s t o e l t e s o r o , ven
d i ó los m u e b l e s d e su p a l a c i o , sus v a x i l l a s de
oro y d e p l a t a , las p inturas y estatuas per
t e n e c i e n t e s á la c o r o n a , los vest idos d e su mu-
g e r r i c a m e n t e bordados d e oro , y u n a pre
c iosa c o l e c c i ó n d e per las q u e A d r i a n o habia
c o m p r a d o en sus v i a g e s . D o s meses d u r ó la
v e n t a , y p r o d u x o u n a suma tan prodigiosa,
q u e M a r c o A u r e l i o t u v o l a satisfacción de
p r o v e e r d e v í v e r e s a l p u e b l o e n u n t iempo
d e e s c a s e z , y d e p a g a r los gastos d e u n a guer
ra d e c i n c o años. I m p u s o á los M a r c o m a n o s
y a los Q u a d o s unas condic iones m u y v e n
tajosas á los v e n c e d o r e s sin ser demasiado d u
ras para los v e n c i d o s , á los q u a l e s p u d i e r a
h a b e r r e d u c i d o á estado en q u e no tuviese
q u e t e m e r su i r r u p c i ó n , si no le h u b i e s e l la
m a d o al O r i e n t e la r e b e i i o n d e A v i d i o C a s i o .
E s t e p r e t e n d í a descender d e l famoso re
p u b l i c a n o d e su n o m b r e q u e q u i t o á César
l a v i d a , y d e c i a : „ Q u e solo deseaba e l I m
p e r i o para res t i tu i r le la l i b e r t a d . " N u n c a otro
G e n e r a l m a n t u v o l a d isc ipl ina p o r m e d i o s mas
DE 1 A HISTORIA U N I V E R S A t . 14$
r igorosos . C r u c i f i c a b a á t o d o soldado l a d r ó n ,
h i z o quemar v ivos á los q u e habían c o m e t i d o
v i o l e n c i a s , y arrojar á otros con g r i l l o s en e l
m a r , mandaba cortar los p ies y las manos á
los d e s e r t o r e s , y dec ía : , , M a s impres ión h a
c e e l e s p e c t á c u l o de u n d e l i n q ü e n t e m u t i l a
do a s í , q u e e l d e l mismo r e o espirando d e
u n solo g o l p e . " E s t e C a s i o , e n c a r g a d o de la
g u e r r a contra los S á r m a t a s , h i z o u n e x e m -
p l a r t e r r i b l e d e sever idad. U n a s tropas q u e
sin su o r d e n pasaron e l D a n u b i o , mataron á
tres m i l e n e m i g o s , y v o l v i e r o n cargadas d e
b o t í n . S u s c e n t u r i o n e s , q u e las h a b í a n e x
c i t a d o á la e m p r e s a , se l isonjeaban con la e s
p e r a n z a d e l p r e m i o ; p e r o e l in f lex ib le G e
n e r a l , t e m i e n d o e l p e l i g r o d e l m a l e x e m p l o ,
h i z o crucificar sin p i e d a d c o m o á esc lavos á
los c e n t u r i o n e s . Esta a t r o z s e v e r i d a d s u b l e v ó
t o d o e l e x é r c i t o ; p e r o C a s i o firme y á san
g r e fria se p r e s e n t ó sin armas e n m e d i o d e
a q u e l l a m u l t i t u d i r r i t a d a , y d i x o en a l ta v o z :
„ M a t a d m e , y a ñ a d i d , si os a t r e v é i s , a l o l
v i d o de v u e s t r a o b l i g a c i ó n e l asesinato d e
v u e s t r o G e n e r a l . " E s t a t r a n q u i l a i n t r e p i d e z
sosegó á los s o l d a d o s , y se v o l v i e r o n con si
l e n c i o á sus t iendas. L o s Sármatas q u e s u p i e
ron el s u c e s o , desesperados de v e n c e r u n e x e r -
XOMO v i . K
I46 C O M P E N D I O
c i to m a n d a d o p o r ta l x e f e , p i d i e r o n la paz .
E n r e c o m p e n s a d e sus servic ios l e nom
b r ó G o b e r n a d o r d e Sir ia e l E m p e r a d o r , y
s u p o g a n a r á los G o b e r n a d o r e s v e c i n o s y á
los p u e b l o s , d e s a c r e d i t a n d o así á M a r c o A u
r e l i o c o m o á V e r o , q u e a u n v i v í a . I b a jun
t a n d o tesoros , y r e p r o b a n d o q u a n t o hacían
los dos E m p e r a d o r e s , a l u n o l e representa
b a c o m o á u n filósofo e x t r a v a g a n t e , al o t ro co
m o á u n l i b e r t i n o e n t r e g a d o á la e m b r i a g u e z .
V e r o a d v i r t i ó á su s u e g r o , y l e h i z o p r e
sente e l p e l i g r o q u e corr ían é l y sus hijos
d a n d o su confianza á semejante h o m b r e . M a r
c o A u r e l i o r e s p o n d i ó : „ H e l e i d o t u carta,
y h e n o t a d o en e l l a mas i n q u i e t u d q u e la q u e
c o n v i e n e á u n E m p e r a d o r . L a e q u i d a d de nues
t ro g o b i e r n o c o n d e n a esas s o s p e c h a s ; p e r o si
l a s u e r t e destina e l I m p e r i o á C a s i o , en va
n o nos o p o n d r e m o s á e l l a . B i e n sabes e l di
c h o de nuestro a b u e l o A d r i a n o : N i n g ú n hom
b r e mata á su s u c e s o r . " L e representaba des
p u é s , q u e seria injusticia tratar c o m o del in-
q ü e n t e al q u e nadie acusa todavía . , , E n e l ca
so d e t r a i c i ó n , a u n q u a n d o el d e l i t o esté pro
b a d o , nos gusta c r e e r q u e el acusado p u e d e
t e n e r a l g u n a d i s c u l p a . S i g a C a s i o su cami
no , p u e s es u n e x c e l e n t e oficial y u n h o m -
D E I A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 1 4 7
b r e ú t i l al estado. E n q u a n t o á mis h i j o s , p o r
c u y a seguridad quisieras q u e y o le sacrificase,
si merece ser mas amado q u e e l l o s , y si su
v i d a p r o m e t e mas v e n t a j a s : q u e v i v a C a s i o ,
y mueran los hijos d e M a r c o A u r e l i o . "
T o m ó C a s i o e l t í t u l o de E m p e r a d o r c o
m o V e r o l o h a b i a p r e v i s t o , y M a r c o A u
r e l i o se p r e p a r ó á marchar contra é l con l a
i n t e n c i ó n , d i c e n los h i s t o r i a d o r e s , de e n t r e
g a r l e e l I m p e r i o si los dioses q u e r í a n q u e
r e y n a s e en su l u g a r . „ P o r q u e , dec ia este b u e n
P r í n c i p e , e l e x p o n e r m e y o á los p e l i g r o s d e
l a g u e r r a , y á tantos sustos y t r a b a j o s , n o
e s p o r ínteres ni a m b i c i ó n , p u e s solo d e s e o
l a fe l ic idad de mi p u e b l o . " M i e n t r a s a v a n
z a b a hacia e l A s i a , y las t r o p a s , q u e h a b í a n
e n v i a d o d e l a n t e , se e x e r c i t a b a n contra C a s i o ,
m a t ó u n s i m p l e c e n t u r i o n á este , sin saber
c o m o ni con q u e m o t i v o . L a E m p e r a t r i z F a u s
t i n a , q u e en sí misma conocía la m u c h a i n d u l
g e n c i a de su m a r i d o , r e c e l a n d o q u e en esta
ocasión la manifestase demasiado , l e e n v i ó
« n a carta instándole á castigar á los c ó m p l i c e s
c o n r i g o r , y é l la respondió : „ H e l e í d o t u
carta , q u e r i d a F a u s t i n a , y m i r o e l consejo
q u e m e das c o m o u n a señal d e t u a m o r á
m í y á nuestros h i j o s ; mas p e r m í t e m e , q u e -
I48 COMPENDIO
rida F a u s t i n a , q u e p e r d o n e á los d e Cas io ,
á su y e r n o y á su m u g e r , y q u e escriba al
S e n a d o en su favor . M u c h o s iento la muer
t e d e C a s i o , y quis iera p o d e r res t i tu i r le la
v i d a . S o s i é g a t e , no te e n t r e g u e s al m i e d o ni
al espír i tu de v e n g a n z a , p o r q u e á M a r c o A u
r e l i o l e p r o t e g e n los d i o s e s . "
C o n e f e c t o , escr ibió al S e n a d o en estos
t é r m i n o s : , , O s s u p l i c o , P a d r e s conscr iptos , q u e
n o cast iguéis con demasiado r i g o r á los c u l
pados , y q u e atendáis á v u e s t r o carácter y
a l m i ó . A n i n g ú n S e n a d o r se l e q u i t e la
v i d a , ni se d e r r a m e la sangre d e persona
a l g u n a d e dist inción : v u e l v a n los dester
rados , y g o c e n de sus b ienes : y o quis ie
ra rest i tu ir la v i d a á los q u e la han p e r
d i d o : la v e n g a n z a es i n d i g n a de u n E m p e
rador . P e r d o n a r e i s p u e s á los hijos d e C a s i o ,
a su y e r n o y á su m u g e r ; m a l h e d icho
p e r d o n a r , p o r q u e ¿ q u é d e l i t o han c o m e t i d o ?
V i v a n s e g u r o s , y entren en posesión de quan
t o tenia C a s i o : permítase les v i v i r en donde
q u i e r a n , para ser u n m o n u m e n t o de vuestra
c l e m e n c i a y de la mia. T a m b i é n p i d o q u e
t o d o s los S e n a d o r e s y cabal leros R o m a n o s , q u e
h a n t e n i d o parte en esta r e b e l i ó n , q u e d e n por
v u e s t r a a u t o r i d a d e x e n t o s de la p e n a d e m u e r -
.WIN ILE DE Л\.М<С> AURELIO.
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//.'////'/;:• //. ' ///tv,:;// r/rrx.'
BE LA HISTORIA UNIVERSAL. I 4 9
t e , proscripción ó infamia ; e n u n a p a l a b r a ,
d e toda especie de cast igo . D í g a s e en h o n
ra vuestra y m í a , q u e esta r e b e l i ó n no cos
t ó la v i d a sino á l o s q u e m u r i e r o n e n los
primeros a lborotos d e la g u e r r a . " P o r l a e x
tension de esta amnistía ó p e r d ó n g e n e r a l se
v e q u e la conspirac ión habia sido m u y c o n
s iderable .
Estos actos d e c l e m e n c i a t e r m i n a r o n g l o
r iosamente u n a v i d a l a b o r i o s a , y e m p l e a d a t o
da en h a c e r / f e l i c e s ; p e r o M a r c o A u r e l i o quan
d o m u r i ó no t u v o e l c o n s u e l o d e l isonjear
se de q u e sus esfuerzos p o r la fe l ic idad d e l
I m p e r i o serian coronados con e l b u e n é x i t o ,
p o r q u e d e x a b a la d iadema á C ó m o d o , su h i
jo , p e r o i n d i g n o de tal p a d r e . A M a r c o A u
r e l i o le buscan d e f e c t o s , y solo l e h a l l a n e l
de su to lerancia con F a u s t i n a , á q u i e n h i
z o honrar con e l t í t u l o de d i o s a , y con C ó
m o d o , c u y o s v ic ios no d e b i e r a i g n o r a r . L e
casó antes d e morir , y l e e n c o m e n d ó á sus
a m i g o s , p i d i e n d o q u e le a y u d a s e n con sus con
sejos. S e a t r i b u y ó su m u e r t e á u n a e n f e r
m e d a d contagiosa. L a ú l t i m a v e z q u e f u e e l
T r i b u n o á p e d i r l e la contraseña , le d i x o : „ V e
a l sol q u e sale , q u e y o y a v o y al o c a s o . "
T e n i a c i n c u e n t a y n u e v e a ñ o s , y r e y n ó d i e z
I5 O COMPENDIO
y n u e v e . T e n e m o s d e é l a l g u n o s f r a g m e n
tos d e u n a obra m o r a l , q u e h a c e n honor á
su corazón y á su e n t e n d i m i e n t o . S u g u s t o
p o r las ciencias m u l t i p l i c o en su r e y n a d o los
f i l ó s o f o s , á q u i e n e s distr ibuía g r a n d e s pensio
nes ; a u n q u e m u c h o s , d icen los historiadores,
s o l o t e n í a n d e los sabios d e a q u e l t i e m p o l a
c a p a y la barba l a r g a .
D e s p u é s d e los C a l í g u l a s , N e r o n e s y
D o m i c i a n o s n o d e b i a esperarse t e n e r q u e
tratar d e o t r o q u e los i g u a l a s e en infamias
y c r u e l d a d e s ( 1 8 0 ) . S i n e m b a r g o aquí t e
n e m o s u n o q u e los e x c e d i ó , y q u e r e y n ó t r e
c e años. C o m p l a c í a s e C ó m o d o en h a c e r dar
t o r m e n t o en su presencia . P a r a e x p e r i m e n
tar e l v i g o r de su brazo , y tener e l p l a c e r
d e v e r derramarse las entrañas , d iv id ia á u n
h o m b r e en dos p e d a z o s . P a r a d ivert i rse ar
rancaba u n ojo á los q u e encontraba de n o
c h e e n las c a l l e s , ó los cortaba u n p i e , p a
r a h a c e r p r u e b a s d e su h a b i l i d a d en la c i
r u g í a . C o r t a b a t a m b i é n las narices y las o r e
jas á los q u e p o r necesidad tenían q u e r e c u r
r i r á é l . A l bien ves t ido le mataba , y t a m
b i é n a l m a l v e s t i d o . C o n el n o m b r e de H é r
c u l e s , la p i e l d e l l e ó n al h o m b r o , y l a
m a z a e n l a m a n o a c o g o t a b a á los h o m b r e s ,
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I $ I
h a c i é n d o l o s p r i m e r o disfrazar d e m o n s t r u o s .
S u palacio era u n l u g a r in fame l l e n o d e p r o s
t i t u t a s , y a u n el o t r o s e x o n o estaba l i b r e d e
su p e t u l a n c i a . V i o l ó á todas sus h e r m a n a s ,
y á una d e e l las la m a t ó á p u ñ a l a d a s , d e s
p u é s de h a b e r a b u s a d o d e e l l a . H i z o l o q u e
n i n g ú n t i rano hasta e n t o n c e s , p u e s v e n d í a e l
p e r m i s o d e asesinar. T e n i a fuerzas p r o d i g i o
sas , y d e u n a lanzada atravesaba u n e l e f a n
te . E n u n solo dia m a t ó c ien l e o n e s en e l
anfiteatro , y todos al p r i m e r g o l p e . S u d e s
t r e z a era i g u a l á su f u e r z a : nadie l e i g u a l a
b a á tirar con e l arco . Setec ientas tre inta y
c i n c o v e c e s c o m b a t i ó e n la palestra sin ser
v e n c i d o j a m a s , a u n q u e escogia p o r c o n t r i n
cantes á los at letas mas f u e r t e s . A vista d e
sus v i c i o s , la f u e r z a de su const i tuc ión , y la
c o n d u c t a de su m a d r e F a u s t i n a , se ha c r e í
d o q u e C ó m o d o no era hi jo d e M a r c o A u r e
l io , sino d e u n v i g o r o s o l u c h a d o r .
L o s G e r m a n o s h a b í a n v u e l t o á tomar las
a r m a s , y M a r c o A u r e l i o se h a l l a b a q u a n d o
m u r i ó o c u p a d o en sujetarlos. A l p u n t o r e c o
n o c i ó e l e x é r c i t o á C ó m o d o , y este l e dis
t r i b u y ó m u c h o d i n e r o . S e a p r o v e c h ó e l n u e
v o E m p e r a d o r d e las v ic tor ias d e s u p a d r e
para hacer la p a z , q u a n d o d e b i e r a h a b e r p u e s -
I $ 2 COMPENDIO
t o a q u e l l o s p u e b l o s en estado d e n o a t r e v e r
se e n a d e l a n t e á atacar e l I m p e r i o ; p e r o l e
u r g i a ir á g o z a r d e las del ic ias d e R o m a ,
e n d o n d e cobardes le honraron c o n u n t r i u n
f o no m e r e c i d o , con e l t í t u l o de p i a d o s o , y
otras m u c h a s señales d e distinción q u e p o r
dárselas p r ó d i g a m e n t e se e n v i l e c i e r o n .
N o t a r d ó m u c h o e n dar á c o n o c e r q u e
era i m p r u d e n t e , injusto y sanguinar io . L o s
of ic ia les , los m a g i s t r a d o s , y quantos habia e m
p l e a d o ¿Marco A u r e l i o en e l g o b i e r n o , no e r a n
p r o p i o s p a r a C ó m o d o , y así á todos los m u
d ó , s u b s t i t u y e n d o á los compañeros d e sus v i
c ios . M u r m u r a r o n ; p e r o é l c r e y ó p o d e r i m
p o n e r s i lenc io con los c a s t i g o s , e l d e s t i e r r o , y
a u n la m u e r t e . C o n esto se a v i v a r o n mas las
q u e j a s , y se a u m e n t ó e l n ú m e r o d e los m a l
c o n t e n t o s , á c u y a cabeza se p u s o L u c i l a su
p r o p i a h e r m a n a . E r a v i u d a de V e r o , y h a
b i a v u e l t o á casar con P o m p e y a n o ; p e r o c o n
s e r v a b a la clase y h o n o r e s d e E m p e r a t r i z , a u n
q u e d e s p u é s d e C r i s p i n a , q u e era la r e y n a n -
t e . L a fastidiaba v e r s e en s e g u n d o l u g a r , y
se d i c e q u e aspiraba al p r i m e r o , no para c o
l o c a r en é l á su mar ido , sino á u n a m a n t e
á q u i e n pre fer ía . O t r o P o m p e y a n o , hi jo d e
su e s p o s o , y p r o m e t i d o á su h i j a , d e b i a dar e l
DE I A HISTORIA U N I V E R S A ! . 1 5 3
p r i m e r g o l p e . E n l u g a r d e h e r i r l e h i z o b r i
l l a r e l p u ñ a l , d i c i e n d o á C ó m o d o : Este es el
•presente que te envía el Senado. L o a d v i r t i e ron los g u a r d i a s , y l e arrestaron : la c o n s e
cuencia d e esta conspiración m a l c o n c e r t a d a
fue la m u e r t e d e los c ó m p l i c e s , y de la m i s
ma L u c i l a , desterrada y m u e r t a e n e l d e s
t i e r r o .
E n las pesquisas c a y e r o n m u c h o s i n o c e n
tes , y la conjuración l e s i rv ió al E m p e r a
dor de p r e t e x t o para deshacerse d e los q u e
l e d isgustaban ó l e eran sospechosos. C ó m o
d o t u v o p o r m u c h o t i e m p o a q u e l l a f e l i c i d a d
q u e a l g u n a s v e c e s h a n l o g r a d o otros P r í n c i
p e s , c u y a s c r u e l d a d e s e n la o p i n i ó n d e l p u e
b l o se h a n a t r i b u i d o á sus ministros. S o l o l e
costó sacrificarlos al odio p ú b l i c o p a r a estar
é l s e g u r o . P o r entonces e m p e z a r o n á l l a m a r
los P r e f e c t o s d e l p r e t o r i o , y e l p r i m e r o q u e
se c o n o c i ó con este t í t u l o es P e r e n i o , á q u i e n
dos autores c o n t e m p o r á n e o s dan u n carácter
a b s o l u t a m e n t e o p u e s t o . E l u n o le l l a m a m a l -
Vado , c o r r u p t o r de su joven m a d r a s t r a , i n s
t i g a d o r d e c r í m e n e s , p r o t e c t o r de a t r o c i d a
des para sostenerse e n su p u e s t o . O t r o escr i
tor le da p r u d e n c i a , b u e n a s c o s t u m b r e s , v e r
d a d e r o d e s e o , y es fuerzos p a r a c o r r e g i r las
1 5 4 C O M P E N D I O
inc l inac iones perversas d e l E m p e r a d o r ; p e r o
es difícil c r e e r q u e f u e s e v i r t u o s o e l f a v o r i
t o y ministro confidente d e C ó m o d o : y si
l o f u e , l l e v ó e l cas t igo d é h a b e r s e j u n t a d o
c o n u n h o m b r e tan m a l o , p u e s se l e v a n
t ó contra é l u n p o d e r o s o p a r t i d o : v i n i e r o n
quejas de todas las p r o v i n c i a s : h i z o e l e x é r -
c i t o r e p r e s e n t a c i o n e s c o m o s u e l e n hacer las los
soldados f u r i o s o s , y t e m b l a n d o e l E m p e r a d o r
a b a n d o n ó á su m i n i s t r o , y l e " h i c i e r o n p e
dazos á é l , á su h e r m a n a y á sus dos hijos.
H a y apar iencias d e q u e esta s u b l e v a c i ó n
f u e suscitada p o r C l e a n d r o , q u e aspiraba
á la p l a z a d e P r e f e c t o d e l p r e t o r i o , q u e
c o n e f e c t o c o n s i g u i ó , m a n t e n i é n d o s e en e l l a
c o n la i n d i g n a c i ó n g e n e r a l q u e e x c i t a b a su
g o b i e r n o a l t i v o y arbitrar io . P r e v i e n d o u n asal
to , l e habia p r o c u r a d o p r e c a v e r con tropas q u e
l e r o d e a b a n . E l p u e b l o y u n a p a r t e d e l e x é r -
c i to l l e g a r o n á presentar contra é l e l m i s m o
m e m o r i a l y con las mismas formal idades q u e
contra P e r e n i o . E l ministro h i z o r e c h a z a r los
quejosos con u n c u e r p o d e cabal ler ía q u e h a
b i a t o m a d o á su s u e l d o . S e estaba e l E m p e
rador m i r a n d o t r a n q u i l a m e n t e e l c o m b a t e ; p e
ro a d v i r t i é n d o l e u n a d e sus h e r m a n a s q u e e l
é x i t o p u d i e r a ser funesto p a r a é l , h i z o cor-
D E t A HISTOBIA UNIVERSAL. I $ $
tar l a cabeza de su ministro ; y arrojada esta
e n t r e los q u e p e l e a b a n , s u s p e n d i ó los g o l
pes como si f u e r a u n ta l ismán p o d e r o s o , y
se ha l laron los m a l c o n t e n t o s con e n t e r a l i b e r
tad para e x e r c e r su v e n g a n z a en la m u g e r ,
hijos y amigos d e O l e a n d r o , á todos los q u a -
les q u i t a r o n la v i d a .
L a misma indi ferencia q u e mostraba C ó
m o d o acerca d e l o q u e pasaba á su vista e n
R o m a , observaba sobre l o q u e sucedía en las
provinc ias . D e x a b a á los G e n e r a l e s y G o b e r
nadores q u e a l lá se desenredasen c o m o p u
diesen d e las g u e r r a s y s u b l e v a c i o n e s q u e
s o b r e v e n í a n . N o solamente los p u e b l o s l i m í
trofes d e las f r o n t e r a s , ó las naciones s u j e
tas al I m p e r i o se l e v a n t a b a n ó contra los
e x é r c i t o s q u e tenían en la r a y a , ó contra sus
o p r e s o r e s ; las mismas l e g i o n e s romanas se c a n
saban y a d e v i v i r b a x o las banderas d e s e
m e j a n t e E m p e r a d o r ; y h u b o desertores q u e
se formaron e n c u e r p o d e e x é r c i t o , y c o s
t ó m u c h o trabajo dispersarlos. C a m p o s e n t e
ros o frec ieron e l I m p e r i o á sus x e f e s , y no l e
admit ieron. E n m e d i o de estas t u r b u l e n c i a s t e
nia C ó m o d o o c u p a d a toda su atenc ión en las
facciones d e l c irco y e n los combates de los
g l a d i a t o r e s , e n t r e los q u a l e s h a c i a é l s u
1$6 COMPENDIO
p a p e l c o m o u n o d e tantos.
E r a tanta su p r e d i l e c c i ó n á esta t ropa f e
r o z , q u e se habia h e c h o p r e p a r a r q u a r t o en
e l edificio en q u e estaban alojados los g l a d i a
tores , y a u n contaba con h a c e r l e su p a l a c i o .
D e a l l í se p r o p o n i a salir e n ade lante r o d e a
d o d e las fasces consulares é i m p e r i a l e s , d e s
n u d o , ó a r m a d o c o m o los g l a d i a t o r e s , escol
t a d o d e solos estos para asistir con mas a u t o
r idad y p o m p a á la l id . M a r c i a su c o n c u b i
na , á la q u a l habia c o m u n i c a d o este p e n
samiento r i d í c u l o , i n t e n t ó disuadírsele ; p e
ro le desagradaron los esfuerzos q u e h i z o pa
ra e l l o ; y r e s o l v i e n d o deshacerse de todos les
i n c ó m o d o s c e n s o r e s , p u s o á M a r c i a la p r i m e
ra en la lista de e l l o s ; p e r o d icen q u e se d e s
c u b r i ó su p e r v e r s a intención casi c o m o la d e
D o m i c i a n o . U n n i ñ o , mientras e l P r í n c i p e dor
m í a , t o m ó c a s u a l m e n t e e l escrito en q u e esta
b a n los nombres d e los q u e pensaba matar.
M a r c i a e n c o n t r ó al niño c o m o la E m p e r a t r i z
D o m i c i a , y c o m u n i c ó , c o m o es ta , e l escrito con
los q u e en é l estaban a m e n a z a d o s , y en u n con
sejo q u e t u v i e r o n entre sí los p r o s c r i p t o s , se
e n c a r g ó M a r c i a de e n v e n e n a r á su d e t e s t a b l e
a m a n t e . E s t e t o m ó el v e n e n o al salir d e l baño,
y se q u e d ó d o r m i d o : l e d e s p e r t a r o n las n á u -
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I $7
s e a s : e m p e z ó á d u d a r d e l h e c h o y á a m e
nazar. Entonces h i c i e r o n entrar á u n r o b u s t o
at leta l lamado N a r c i s o , y este v i é n d o l e d e
bil i tado con la o p e r a c i ó n d e l v e n e n o , l e a h o
g ó fáci lmente , q u e d a n d o m u e r t o C ó m o d o á
los treinta y u n años de su edad.
B u s c a r o n defectos á M a r c o A u r e l i o , y so
l o u n o le h a l l a r o n . S e buscan las buenas p r e n
das de C ó m o d o , y n i n g u n a se l e e n c u e n t r a .
S i t u v o hijos d e C r i s p i n a su m u g e r , m u r i e
ron de t ierna edad. Esta E m p e r a t r i z se t o m ó
l a l i b e r t a d de imitar á su esposo en los e x
cesos , y desterrándola é l á l a isla de C a p r e a s ,
l a h i z o asesinar a l l í . M u e r t o C ó m o d o : E l e c t o
y L e t o , e l p r i m e r o x e f e d e l p a l a c i o , y e l
s e g u n d o capitán de las g u a r d i a s , f u e r o n á c a
sa de H e l v i d i o P e r t i n a x , p o r ser e l S e n a d o r
q u e les p a r e c i ó mas d i g n o d e l I m p e r i o . Y a
estaba la n o c h e m u y e n t r a d a , y q u a n d o s u
p o su l l e g a d a á b u s c a r l e , c r e y ó , c o m o t o d o
h o m b r e d e b i e n l o p e n s a r í a , q u e v e n í a n d e
parte d e l E m p e r a d o r á q u i t a r l e la v i d a , y
n o se a q u i e t ó hasta q u e v o l v i e r o n los a m i g o s
q u e é l habia e n v i a d o , y l e a s e g u r a r o n h a
b e r visto e l cadáver d e l E m p e r a d o r .
E l padre de P e r t i n a x habia sido e s c l a v o ,
y v e n d í a carbón e n u n p e q u e ñ o p u e b l o d e l
I5 8 COMPENDIO
M o n f e r r a t o . E l j o v e n P e r t i n a x v i é n d o s e r i c o
a d o r n ó su patria con b e l l o s e d i f i c i o s ; p e r o
n u n c a p e r m i t i ó q u e la p e q u e ñ a t i e n d a de su
p a d r e , q u e estaba e n m e d i o de tantos edi f i
cios s o b e r b i o s , fuese derr ibada , n i q u e se h i
ciese e n e l l a l a m e n o r m u t a c i ó n . L e h a b i a
d a d o su p a d r e u n a e d u c a c i ó n m u y s u p e r i o r
á su e s t a d o , y p o r l a r g o t i e m p o se o b s t i n ó
e l h i i o e n atenerse á l a paterna p r o f e s i ó n ;
p o r l o q u a l l e d i e r o n e l s o b r e n o m b r e d e P e r
t i n a x , q u e q u i e r e d e c i r tenaz ó porfiado.
A l fin la d e x ó , y a b r i ó e n R o m a e s c u e l a d e
g r a m á t i c a ; p e r o v i e n d o q u e no era estado c o r
r e s p o n d i e n t e á sus e s p e r a n z a s , a b r a z ó la p r o
fes ión d e las a r m a s ; y d e s i m p l e soldado as
c e n d i ó á C e n t u r i ó n , c o m a n d a n t e d e c o h o r t e s ,
A l m i r a n t e d e una e s q u a d r a , G e n e r a l de e x é r -
c i t o , S e n a d o r , P r e t o r , C ó n s u l , vis itador d e
las tropas p a r a res tab lecer la d i s c i p l i n a , P r o
c ó n s u l d e Á f r i c a , C o m a n d a n t e d e m u c h a s p r o
v inc ias , E n c a r g a d o d e las provis iones d e R o
m a ; y p o r ú l t i m o , G o b e r n a d o r d e l c a p i t o
l i o , q u e era e l p u e s t o q u e o c u p a b a q u a n d o
q u i t a r o n la v i d a á C ó m o d o .
D i c e n q u e s u b i ó al trono contra su v o
l u n t a d ; l o q u e p a r e c e es q u e le o c u p ó con
d e s c o n f i a n z a , y p o r esta h u b i e r a e l e g i d o n o
D E LA HISTORIA UNIVERSAL. I J 9
o c u p a r l e : p u e s ofrecia a l S e n a d o d e x a r l e , y
so lamente le c o n s e r v ó á instancias d e los P a d r e s
c o n s c r i p t o s , y á súpl icas d e todos los h o m
bres de bien. P e r o las g u a r d i a s p r e t o r i a n a s n o
tuv ieron la misma satisfacción en v e r l e a r
mado d e l c e t r o : p u e s acostumbradas á la li
bertad t e m i e r o n e n los p r i m e r o s dias e x p e
r i m e n t a r l e p e s a d o . A u n q u e las h a b i a d a d o la
gratif icación ordinar ia d e x ó caer e n su a r e n
g a a l g u n a s palabras d e re forma q u e asusta
r o n á estas soberbias c o h o r t e s . E r a P e r t i n a x
m u y a p l i c a d o á los n e g o c i o s , g r a v e sin d e s
a g r a d o , h u m a n o sin i n d o l e n c i a , p r u d e n t e sin
a s t u c i a , f r u g a l sin a v a r i c i a , y g r a n d e sin o r
g u l l o . U n historiador l e ' l l a m a e l a m i g o d e l
g é n e r o h u m a n o , y s incero defensor d e las a n
t i g u a s cos tumbres romanas. E n q u a n t o á e s p o
sa no f u e mas f e l i z q u e los dos b u e n o s E m
p e r a d o r e s A n t o n i n o y M a r c o A u r e l i o ; p e r o
á l o menos no q u i s o dar á l a s u y a los h o
nores q u e n o m e r e c i a . T e n i a P e r t i n a x u n h i
jo j o v e n , y l e e n v i ó á casa d e su a b u e l o
m a t e r n o para q u e a l l í l e e d u c a s e n , lejos d e
l a pe l igrosa ociosidad d e la corte , sin p e r
mit ir q u e se q u e d a s e en e l p a l a c i o i m p e r i a l : y
a u n e l mismo E m p e r a d o r n o p e r m a n e c i ó e n
é l p o r l a r g o t i e m p o .
l 6 o COMPENDIO
D e s d e q u e t o m ó la poses ión se pasaron
pocos dias e n e l c a m p o de los pretor ianos sin
a l g u n a i n t r i g a , p o r q u e estos soldados ociosos
y discursivos solo se o c u p a b a n e n p r o y e c t o s
d e mejorar su s u e r t e . , es dec ir : e n e l e g i r
u n E m p e r a d o r q u e los e n r i q u e c i e s e , y no se
opus iese á sus placeres^ Y a p o n í a n los ojos
e n u n x e f e , y a e n otro ; y P e r t i n a x , q u e su*
po sus p e n s a m i e n t o s , s e p a r ó al C ó n s u l F a l -
c o n , á q u i e n q u e r í a n p o n e r á l a f r e n t e ; p e
r o n o l e c a s t i g ó . N o desconfió d e L e t o s u
capi tán d e g u a r d i a s , q u e era e l q u e le h a b í a
p u e s t o e n e l t r o n o ; mas este h o m b r e q u e s e
h a b i a l isonjeado d e l o g r a r g r a n d e s p r e m i o s , n o
h a l l a b a q u e los q u e * le habian d a d o c o r r e s
p o n d i e s e n á u n serv ic io tan g r a n d e . L a p l a
z a q u e o c u p a b a e n e l e x é r c i t o p r e t o r i a n o l e
dio los m e d i o s d e fomentar e l d e s c o n t e n t o , y
l e a u m e n t ó cast igando con severas p e n a s e n
n o m b r e d e l E m p e r a d o r á los soldados á q u i e
nes h a l l a b a e n a l g u n a falta.
E s t a pérf ida destreza l e salió b i e n , p o r
q u e con e l m o t i v o d e u n castigo d e esta es
p e c i e , e x e c u t a d o e n t r e las m u r m u r a c i o n e s d e
los s o l d a d o s , d e x á r o n trescientos e l c a m p o ,
atravesaron las ca l les d e R o m a con espada en
m a n o , y fueron hacia e l p a l a c i o . L e t o , c o n -
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. l 6 l
tentó con haberlos precipitado á este exceso se h u y ó , y se ocultó : en vano le buscan para que diese las órdenes como xefe de las guardias. Asustados los cortesanos aconsejaron al Emperador que se pusiese en salvo, persuadiéndose á que poco tardada el pueblo en acudir á su socorro. Pertinax, negándose á esta cobardía , se presentó á la puerta del palacio, y les arengó con tanta energía, que muchos volvieron la espada á la vayna , y se retiraban en silencio; quando uno de ellos le arrojó un dardo gritando: „ E s o es lo que los soldados te envían." A esta señal la tropa desesperada se arrojó sobre é l , le traspasó con mil puñaladas, le cortó la cabeza, y la paseó en triunfo por toda la ciudad. Seria difícil explicar las desolaciones del pueblo y del Senado con espectáculo tan triste. Después del horrible rey nado de C ó m o d o , perdían á los tres meses un Emperador que daba las mas bellas esperanzas: al morir se le oyó pedir al cielo que vengase su muerte. Electo, xefe de su palacio, que habia contribuido como Leto á elevarle al Imperio, no le abandonó ; pero después de haber herido á dos ó tres soldados, también él espiró baxo la espada de los rebeldes. V i v i ó Pertinax sesen-
XOMO v i . J-
l 6 2 COMPENDIO
ta y seis años, y reynó ochenta y siete dias. Mientras los trescientos verdugos asesina
ban al Emperador, Sulpiciano su suegro , á quien él habia diputado al campo, procuraba sosegar el alboroto de los Pretorianos; mas sabiendo la muerte de su y e r n o , no se avergonzó de mendigar de aquellos asesinos el Imperio , ofreciéndoles dinero. Los rebeldes soberbios con su delito hicieron publicar en los muros de Roma , que el Imperio se vendía al que mas ofreciese. A q u e l mismo dia Severo Juliano , que era el mas rico ciudadano de Roma , daba un convite á sus amigos, porque hay hombres en las grandes ciudades que sienten poco los sucesos que solo miran al público. Entre la alegría de la comida le aconsejaron los convidados que no despreciase la compra que le proponían. E l se levantó de la mesa , l legó al campo , se puso sobre la trinchera, y hizo sus proposiciones á los Pretorianos : Sulpiciano propuso las suyas en el campo ; pero las mejores eran el dinero que ofrecia cada uno de los dos competidores. Se estableció entre los dos una verdadera subasta , y á cada mejora que hacían daban los soldados gritos de contento. Por últ imo, desde cinco mil dracmas por cabeza que prometía
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 1 6 3
Sulpiciano, subió Juliano hasta seis rail doscientas y cincuenta pagadas de contado , y se quedó con el Imperio,
Las guardias pretorianas le llevaron en orden de batalla al Senado; y aunque el pueblo no se opuso á su marcha, no se le oyó aclamación alguna. Empezó Juliano á reynar con poca estimación y aun despreciado , á pesar de su extremada benignidad, y de que no le faltaban talentos. Habia gobernado la Bé l gica , y hecho la guerra con honor. Estaban divididas las opiniones sobre sus costumbres, y sobre el origen de tan grandes riquezas. Las costumbres mas eran de un opulento vo luptuoso que de un hombre abandonado. A l g u nas veces se permitía extravagancias, como suele suceder á los dueños de una buena mesa, seguros de que se las han de aplaudir. Los juegos de suerte , y la esgrima de los g l a diatores , eran sus diversiones favoritas; y la sobriedad no era su virtud propia. Hallando al entrar en palacio la cena preparada para Pertinax, hizo burla al verla tan mediana, y mandó que dispusiesen una suntuosa : comió mucho; mas no sin la turbación de las importunas reflexiones sobre la suerte de su antecesor , cuyo cadáver encontró en el camí-
L %
1 6 4 COMPENDIO
n o , y mandó enterrarle con honor. Estos pensamientos inquietos le acompañaron á la cam a , y se le mezclaron con los sueños dentro de las cortinas imperiales.
Supuesto que las guardias pretorianas se . arrogaban el derecho de dar el Imper io , ¿qué
razón habia para que no se le tomasen las legiones de las provincias ? Las de Inglaterra le ofrecieron á Clodio Albino su G e n e r a l , y él le aceptó con la intención, según dicen, de restablecer la República , lo que le hizo muy amable al Senado. Era de África, y allí hizo sus estudios con felicidad. La razón le inclinaba á cultivar las ciencias; pero su gusto, que trataba él mismo de locura , le empeñó en la profesión de las armas. N o tuvo motivos para arrepentirse de esta elección, porque pasó por los grados militares, y los g o biernos con todos los peligros que en el rey-nado de Cómodo acompañaban á tales hombres. Era Albino de una excesiva severidad en mantener la disciplina , injusto con sus domésticos, insoportable para su muger , desagradable para con todos, muy aseado en sus vestidos, y poco sobrio, por no decir glotón. ¿ Se podrá creer que para almorzar pudiese comer un hombre quinientos higos,
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. l6$
cien melocotones, diez melones, cien picafi-g o s , y quatrocientas ostras ? Pues esto es lo que de él se cuenta. También se dice que á veces bebia vino con exceso, y otras no le probaba ; y que siendo muy poco casto castigaba severamente á los que no lo eran.
Si todavía queremos ver nuevos contrast e s , se hallarán en Pescenio N i g e r , nombrado Emperador por las legiones de Siria. U n autor le pinta como modelo de buenas costumbres : otro le representa como sumergido en los excesos : y otro , que sin duda se acerca mas á la verdad, dice , que en este punto , ni merecía elogios ni censuras. Otro escritor le llama soldado valiente , excelente Oficial , General experimentado, ilustre Cónsul , y desgraciado Emperador. Puede ser que no hubiese habido xefe mas duro para los soldados, y esto no obstante le adoraban; pero también daba eXemplo de paciencia en las fatigas militares , marchando siempre á pie en la primera fila , y con la cabeza descubierta en todas las estaciones. Obligaba á sus domésticos á ir cargados para que no se creyese que solo servían á sus comodidades personales , al mismo tiempo que los soldados llevaban sobre sí sus armas y sus bagages.
I 6 6 COMPENDIO
Quando el orador, á tiempo que le saludaron Emperador, empezó su panegírico según la costumbre , le interrumpió , y le di-x o : „Haznos aquí el elogio de M a r i o , de Aníbal , ó de qualquiera otro famoso capitán que haya muerto , y di qué es lo que hicieron digno de ser imitado ; porque alabar á los vivos , y sobre todo á los Emperadores que pueden premiar y castigar , es el oficio de un vil adulador. Y o deseo agradar al pueblo mientras v i v a : después de mi muerte me alabarás , si lo hubiere merecido." Ni-ger era de una familia de caballeros, tenia pocos estudios; pero aunque bien querían los Romanos que los gobernase, se presentó un terrible antagonista en Septimio Severo , con quien habia tenido estrecha amistad.
Proclamado Emperador por las falanges del Ilírico , hallaba este General en la proximidad de Italia mas facilidad que sus competidores , para asegurar el derecho que le acababan de conferir. L e reconocieron las legiones de las Gal ias , y por no dexar detras de sí motivos de inquietud, al avanzar contra Juliano , que vegetaba en Roma , escribió una carta muy fina á A l b i n o , en la que le decia, que deseaba adoptarle. L e dio el título de
B E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . l 6 j
C é s a r , que él aceptó , aunque ya le habían saludado Emperador. A Severo le miraban como al hombre mas activo é inteligente del Imperio: amigo constante , enemigo peligroso , tan violento en su amistad como en su odio , hábil en prevenir lo venidero , prudente en la elección de los medios , poco delicado sobre el mérito de una reputación sin mancha porque todo lo sacrificaba á la ambición , avaro pero menos que c r u e l , enemigo de todo fausto, de poco comer; pero algunas veces se entregaba á los excesos del vino con sus soldados , á quienes acompañaba en los trabajos mas penosos. Habia nacido en África, cuyo afecto siempre conservó. Se aplicó á la eloqüencia y filosofía: fue excelente en las artes liberales y en la jurisprudencia , la que estudió con Papiniano , y no despreció los conocimientos en medicina, ni los de la astrología judiciaria. Se valia Severo de esta falsa ciencia en la conducta de su vida. Cre ia en pronósticos; y muerta su primera muger, :;e casó con Julia , que era una dama de Eme-sa de Siria, porque su horóscopo anunciaba que seria esposa de un Soberano.
Sabiendo Juliano que iba Severo contra él , recurrió á las guardias pretorianas, á quie-
l68 COMPENDIO
nes había pagado bien el Imperio. Empezó á exercitarlas; pero le parecieron tan débiles con la ociosidad, que juzgando que no estaban en estado de resistir , suplicó al Senado que declarase á su rival por traidor y enemigo de la patria , y así lo hizo. L e suplicó después que le asociase á Severo para e l Imperio , lo que también se executó. Envió Juliano á llevar este diploma á Severo, e l qual quitó la vida á los comisionados con el pretexto ó razón de que iban encargados de asesinarle : y entonces Juliano acudió á toda suerte de resoluciones ridiculas, como la de defenderse con los gladiatores, la de poner fuego á la ciudad , y la de degollar á los Senadores. En la incertidumbre de estas deliberaciones, considerando el Senado con madurez el estado de las cosas, creyó que lo mejor que podia hacer era someterse á Severo , que iba llegando magestuosamente á la cabeza de un exército bien disciplinado , que ya no estaba distante. Para que este obsequio fuese mas agradable , enviaron los Padres conscriptos á intimar la muerte á J u liano. Hallaron los verdugos al infeliz deshaciéndose en lágrimas; él ofrecia resignar el Imper io : retirarse al sitio que le quisiesen
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 16*9
señalar, qualquiera que fuese , y todo lo daba como le dexasen la vida. También suplicaba que por lo menos esperasen á que v i niese Severo. >>¡Ay de mi! decia con dolor, ¿ qué mal he hecho yo ? jamas he quitado la vida a ninguno." Pero fue preciso sufrir la suerte , y así presentó el cuello como un cordero quando le degüellan , á los sesenta años de su edad , y sesenta y seis días de reynado.
C i e n Senadores enviados á recibir á Severo le hallaron armado á la cabeza de sus tropas, y no fueron admitidos á su presencia hasta haberlos registrado bien. Sin mas respuesta que u a presente que les hizo les dio á e legir , que se volviesen a Roma sobre la marcha, ó que fuesen lentamente con él. Antes de llegar hizo quitar la vida á los asesinos de Pertinax, los quales habia pedido á los Pretorianos, y estos se los habian entregado. A los mismos Pretoria-nos les mandó venir á verle sin armas, y solo en el trage en que acompañaban á los Príncipes en las públicas solemnidades. Quando llegaron al campo los rodearon las tropas que tenían orden para esto. Se presentó el E m perador en su tribunal con ayre irritado: les reprehendió la muerte de Pert inax, la infamia de haber vendido el Imperio á quien mas
I7<5 COMPENDIO
diese , y su infidelidad en no haber defendi
do á Juliano , á quien ellos mismos habian
e l e g i d o , y añadió: Quiero perdonaros los
castigos que merecéis, quítenseles los caba
llos y todas las señales de la milicia por in
dignos. H u i d lejos de Roma , y el que se
acerque á treinta leguas será castigado con
la muerte mas cruel . " Atemorizados con este
discurso, se dexáron , quitar los caballos, y
despojar de sus túnicas, con lo que se reti
raron en silencio, cubiertos de la vergüenza
y confusión que merecían. A uno de ellos le
siguió su caballo por mas esfuerzos que hi
cieron para detenerle , y su dueño le mató,
quitándose después á sí mismo la vida sobre
e l bruto.
Hizo Severo su entrada en R o m a , acom
pañado de sus tropas armadas, arrastrando las
banderas de los Pretorianos extinguidos. D e x ó
sus armas á la puerta , y tomó la ropa de
púrpura. L e acompañaban los Senadores con
ramos de laurel : el pueblo vestido de blan
co manifestaba el exceso de su g o z o : la ciu
dad estaba adornada de guirnaldas, flores, y
calores vistosos, y embalsamada de perfumes.
E l Emperador se retiró al palacio después de
haber sacrificado en los templos, y dexó á
D E XA H I S T O R I A U N I V E R S A L . I 7 I
los soldados alojarse á su g u s t o , y apoderar
se sin pagar de quanto les convenia, ame
nazando de que si les resistian tomarían mas.
Pero después de haber asustado á los Roma
nos haciéndoles ver lo que p o d i a , todo lo
puso en Orden , y con una arenga muy pru
dente tranquilizó al Senado, que aun estaba in
cierto de lo que le habia de suceder. E n l u
gar de la guardia pretoriana extinguida creó
otra, cuyos soldados escogió entre los mas va
lientes de su exército : y dispuso el estableci
miento de esta tropa en términos que la admi
sión á ella fuese motivo de emulación y recom
pensa de la buena conducta y el valor. Hizo
que el Senado confirmase á Albino el título de
C é s a r , y se preparó para atacar á N i g e r .
Desde su llegada á Roma no habia ha
blado Severo de este r i v a l , ni se advirtió
que pensase en el sino porque hizo arrestar
en forma de rehenes á sus hijos, y á los de
los capitanes que le eran afectos. Según el
conocimiento que tenían del carácter firme de
N i g e r y de su habilidad, pudiera creerse que
durase esta guerra largo t iempo, pero tres ba
tallas la concluyeron en pocos meses. N o asis
tió á ellas S e v e r o ; y le traxéron la cabeza de
su competidor cerca de Bizancio, ciudad que
1 7 2 COMPENDIO
tomó d e s p u é s de un largo sit io, y la arrasó.
También los habitadores de Antiocjuía expe
rimentaron la severidad del terrible vencedor,
y todos los partidarios de N i g e r , públicos ó particulares, sintieron los efectos de su có
lera. N o hizo el Emperador distinción entre
los q u e voluntariamente se embarcaron en el
tempestuoso mar de la facción , y aquellos á
quienes habia arrastrado la ola , ni perdonó
á hombres, mugeres ni niños; por lo que pe
recieron familias enteras. Solamente hizo gra
cia á una estatua que habían erigido en R o
ma á su rival , con una inscripción que pin
taba las grandes prendas de aquel desgracia
do. Mandó Severo que la conservasen , di
c iendo: „ Quiero yo que sepa el mundo lo
q u e era el enemigo á quien vencí."
Para iluminar solo al universo romano, no
faltaba mas que eclipsar á Albino , cuya luz,
aunque débil y limitada, fatigaba los ojos ze-
losos de S e v e r o , y mas sabiendo que el C é
sar de Inglaterra era amado en R o m a , adon
de le llamaban los deseos del Senado, al qual
trataba el Emperador con dureza. Bien fue
se que Albino mostrase algún designio de
corresponder á estos deseos, ó que Severo le
temiese , le envió algunos malvados con una
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 1 7 3
carta, como para algún negocio importante,
pero realmente encargados de asesinarle. D e s
cubrió el César la trama, y aun la hizo con
fesar á los emisarios. L a publicidad que dio á una traición tan odiosa , aumentó el nú
mero de sus partidarios, y casi todas las G a -
lias se declararon en su favor.
L a perfidia de Severo le suscitó tam
bién una g u e r r a , que al principio le causó
grande inquietud. Se dice que antes de po
nerse en marcha hacia las Gal ias , partiendo
del Or iente , en donde sus Generales acababan
de vencer á N i g e r , hizo sacrificar una don
cella joven para prever con la inspección
de sus entrañas lo que habia de suceder. N o
hubo mas que una batalla cerca de León
de Francia , en la qual se hallaron los dos
r ivales , y estuvo Severo á riesgo de perder
la vida : le mataron el caballo , y se desor
denó su exército ; pero él se arrojó á po
nerse delante de los que huian , y así hizo
venir la victoria á sus banderas. A l b i n o , he
rido de muerte , fue llevado á los pies de su
r iva l , y espiró en su presencia. S e v e r o , en
el exceso de su contento , dio en esta ocasión
mas á su carácter que á la decencia ; por
que pasó con su caballo sobre el cadáver de
1 7 4 COMPENDIO
su enemigo : mandó que le dexasen expues
to hasta que le despedazasen los perros , y
envió la cabeza al Senado. L a muger , los
hijos, los padres de A l b i n o , y quantos ami
gos ó partidarios pudo encontrar, todos fue
ron asesinados. Ciudades enteras sepultadas en
luto lloraban por sus mejores ciudadanos, y sobre todo los mas r icos, cuyo delito prin
cipal era en muchos su misma opulencia. Por
este medio juntó Severo inmensos tesoros, y ganó el afecto de los soldados con sus libe
ralidades.
C o n susto se recibió en Roma la noticia
de su llegada á la cabeza de un exército vic
torioso. Quando envió á los Senadores la ca
beza de A l b i n o , les escribió: „ O s la envió
para que veáis que me habéis irritado, y
pudierais ser castigados por un efecto de mis
resentimientos." Amenaza que no dexó de
cumplirse. E l dia después de su llegada afec
tó en su arenga al Senado querer alabar á C ó m o d o , enemigo mortal de aquel augusto
cuerpo ; y para ultrajarle mas ordenó que es
te tirano fuese colocado en la clase de los
dioses. E l o g i ó como precauciones precisas las
crueldades de Si la , Mario y A u g u s t o , y atri
b u y ó la muerte de Pompeyo y la de C é -
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I 7 5
sar á su intempestiva clemencia. V o l v i e n d o
á tomar el camino á su palacio hizo reynar
la carnicería en toda la ciudad. E n pocos días
fueron víctimas de su venganza quarenta y
dos Senadores condecorados con el Consulado
y la Pretura. Q u i t ó la vida , según un au
tor contemporáneo , á todos los que por su
nacimiento, mérito ó riquezas lograban crédito
en la ciudad ó en las provincias. Mientras du
raron estas muertes tenia grande cuidado del
pueblo , y jamas salió de Roma sin haber pro
visto ampliamente á sus necesidades, y aun
á sus placeres.
Quando Severo marchó contra N i g e r v io
e l Eufrates, y penetró hasta Arabia. V o l v i ó
de nuevo al Oriente provocado de los Par
tos , costeó el Eufrates , y á sus orillas to
mó á Babilonia, hallándola abandonada del
mismo modo que á Seleucia ; pero encontró
resistencia en Ctesi fon, en donde los R e y e s
Partos tenían su corte. E l Monarca se liber
tó , pero la ciudad experimentó la crueldad
del vencedor. Pasó los hombres á cuchi l lo , y
vendió como esclavos á las mugeres y niños
en número de cien mil. Después de esta
hazaña, que mereció á Severo el renombre
de Pártico y un tr iunfo , asoció á su I m -
I76 COMPENDIO
perio á Basieno, su hijo m a y o r , conocido
con el nombre de Caracalla. Este nombre en
la lengua de los Gaulas significaba una ca
saca ó especie de vestido que llevaba este
Príncipe por preferencia. L e casó su padre
Con F u l v i a P l a u t i l a , hija de Plaut iano, cu
yo favor es cosa bien singular en la vida de
Severo.
N o se sabe por qué medios adquirió tanto
crédito como lograba con el Emperador : es
te le trataba tan cariñosamente , que no solo
en las conversaciones, sino también en las aren
gas al Senado, le daba mas elogios que quan-
tos Tiberio habia empleado pródigo respecto
de Seyano , siendo así que Plautiano no era
guerrero ni estadista , ni de muy ilustre na
cimiento. Severo le hizo Prefecto del pre
torio , y se puede formar juicio de su poder
por las honras que le conferia el Senado,
por las muchas estatuas que le decretó, por la
lisonja vi l con que le determinó sacrificios, y
jurar por su fortuna como por la del E m
perador. S u mesa era mas bien servida que
la del Príncipe , y su equipage mas magnífi
co : la dote que dio á su hija seria suficien
te para cincuenta Reynas. Abusaba en tanto
grado de la confianza de S e v e r o , que quita-
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 1JJ
ba la vida á personas ilustres sin consultarle, y aun sin sil' noticia. Tenia espias al rededor del Soberano para que le contasen quan-to se hablaba. E l Emperador , por el contrario , vivia tranquilo sobre la conducta de su favorito sin inlormarse de nada , y continuaba colmándole de honores.
M u c h o mas hubiera durado esta ciega confianza, si G e t a , hermano de Severo , no le hubiese denunciado. Escando para morir suplicó al Emperador que fuese á visitarle, y en una larga conversación le descubrió la conducta de su odioso ministro. N o se sabe si l l e g ó hasta inspirarle temores sobre el designio , que Geta sospechaba de Plautiano, de asesinarle como también á su hijo, para colocarse en su lugar. Severo , según parece , no dio crédito en quanto al proyecto; pero creyó lo suficiente para pensar que debia cercenar e l poder de su privado: y á pretexto de que eran excesivos los honores que le habian dado, mandó derribar las estatuas que le habian levantado en Roma : apariencia de desgracia que arruinó en un instante la autoridad del ministro. Pero su yerno Caracalla no' juzgó que era bastante castigo , y buscando motivos dé queja, en el mismo quarto del Emperador
TOMO v i . " M
178 COMPENDIO
le hizo matar en su presencia. Quando Se
vero dio cuenta en el Senado solamente se
lastimó del destino de los hombres, „entre los
quales , d i x o , unos aman demasiado, y otros
abusan del afecto que se les t iene."
L o que le sucedió con su hijo Caracalla
es un apoyo de esta reflexión. Hubo una re
belión en Ing laterra , y á pesar de una e s
pecie de caducidad apresurada en Severo con
los trabajos, resolvió ir á sosegarla en per
sona. L l e v ó á esta expedición sus dos hijos
Caracalla y G e t a , y la victoria siguió sus
banderas. Después de haberles hecho pasar los
límites fixados por el muro de Antonino, v o l
vió sobre sus pasos, y levantó otra muralla
contra las correrías de los Caledonios , y for
tificó de nuevo contra estos los mismos m u
ros. Mientras estaba tratando con los bárbaros,
y en prueba de su buena fe le entregaban
las armas, se oyó un horroroso g r i t o : volv ió
Severo la cabeza, y ve á Caracalla que con
la espada desnuda iba á traspasarle. D e t u v o
aquel grito de horror al hijo desnaturalizado:
y el padre sin pronunciar una palabra, ni ma
nifestar la menor sorpresa continuo el tratado.
V o l v i e n d o á su tienda llamó á su hijo,
y le dio en rostro con la atrocidad de su crí-
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A ! . IfQ
men en presencia de Papiniano , capitán de la guardia, y de Castor xefe de su palacio ; y presentándole después una espada desnuda , le dixo: „ S i la sed de reynar te precisa á manchar tus manos en la sangre de tu padre, toma satisfacción en esta tienda, y no á la vista de nuestros amigos y enemigos; pero si todavía habla la naturaleza en tu corazón feroz , manda á Papiniano que penetre el mió. Tú. eres Emperador, y asi te obedecerá." Estas palabras terribles no produxéron el menor remordimiento en el alma de C a -racalla, antes bien confirmándose en su funesto designio, esparció entre los soldados que era indigno de su valor el obedecer á un viejo enfermo, é incapaz de mandar; y de este modo consiguió que se rebelase contra el E m perador una parte del exércíto, cuyo mando le habia entregado este padre demasiado indulgente. Juntó Severo las legiones, é hizo cortar la cabeza á los cómplices en su presencia , mas perdono á su hi jo; y mirando á todo el excrcito con ayre magestuoso y terrible , dixo : ¿Gobierna la cabeza ó los pies?
Estaba enfermo, é irritando sus dolores el delito de su hi jo , se v i o bien presto en e l término de sus dias. Sintiéndose desmayar Ha
ití 2
l 8 o COMPENDIO
mó á sus dos hijos, y les dexó" el Imperio
en c o m ú n , exhortándolos á la concordia , y
dándoles por regla principal de gobierno el
principio estimado de los tiranos, que era afi
cionarse los soldados con liberalidades, y de
safiar á todos los demás. Poco antes de espi
rar e x c l a m ó : Yo lo he sido todo , j todo es nada. Hizo traer la urna en que habian de
depositar sus cenizas, y habló con ella en estos
términos: „ E n ti has de ver reducido á aquel
para quien toda la tierra era muy pequeña. 1 '
Aumentándose sus dolores pidió veneno, y no
osando ninguno l levar le , tomó tanta cantidad
d e viandas de las mas substanciosas, que es
tas le ahogaron á la edad de sesenta y seis
a ñ o s , habiendo reynado diez y o c h o , y de-
xando la memoria de un grande h o m b r e , p e
ro de un mal Emperador.
Poco sentimiento hubiera causado su muer*
te si no le hubiera reemplazado su hijo C a -
racalla , que era uno de los monstruos mas
feroces que ensangrentaron el trono. Apenas
se habia sentado en é l , quando por sus em
presas contra la vida de su hermano G e t a , dio
á entender que queria ocuparle solo. E l ca
rácter de los dos hermanos era absolutamen
te contrario. Los juegos de la niñez siempre
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. l 8 l
en ellos degeneraban en querella : se aborrecieron desde que se conocieron. Antes de salir de Inglaterra, ya Caracalla atentó á la vida de su hermano ; y mientras volvían á Roma con las cenizas de su padre en compañía de su madre J u l i a , el odio y la desconfianza no les permitieron alojarse y comer juntos : cada uno tenia su casa y sus guardias. G e t a , enemigo de una vida tan violenta, pidió á su hermano que le cediese el Asia y el E g i p t o , pues él le dexaria todo lo demás, y se iría á vivir pacíficamente en Alexandria. Se opuso Julia á esta division del Imperio, diciendo á sus hijos: „Divididni3 también á mí entre vosotros."
Bien tuvo motivos de arrepentirse por no haberlo permitido, pues Caracalla , desesperado por hallar siempre á G e t a muy prevenido , y no pudiendo deshacerse de é l , le pidió con pretexto de reconciliación que se viesen los dos en el quarto de su madre, sin mas testigos que esta. F u e allá Geta sin armas ; y Caracalla arrojándose sobre él le mató á puñaladas en los brazos de su misma madre , que también quedó herida. Salió como un furioso del quarto, gritando por todas partes que su hermano le habia querido asesi-
I 8 2 COMPENDIO
nar. F u e al c a m p o , y se refugió en el sitio donde se guardaban las banderas, que era un as i lo , y dio gracias á los dioses por haberle preservado del peligro en que fingia haberse visto. Se le juntaron al rededor los soldados, les aumentó la p a g a , les hizo un presente considerable por cabeza, les permitió que fuesen á tomarle por sí mismos en el tesoro p ú b l i c o , y le saludaron único Emperador. A l dia siguiente se presentó al Senado con una cota de malla debaxo del manto imperial , renovó contra su hermano la acusación de asesinato , citó á R ó m u l o en justificación de su fratricidio: todos le escucharon y aplaudieron, y concluyó con los magníficos funerales en honor del mismo á quien acababa de degollar.
Después de su delito se le puede comparar á un t i g r e , que aficionado por haber gustado sangre humana, no se puede abstener de ella. Se dice que se deshacía en lágrimas al oír el nombre ó al ver las estatuas de su hermano; pero por estas pérfidas lágrimas no dexó de exterminar sin distinción de edades , calidad ni séxó á todos los amigos del infeliz Geta. Empezó la matanza por sus domésticos, cuyo número subia á veinte m i l , y la extendió después á todos los caba-
T>1 I A H I S T O R I A U N I V E R S A ! , . 1 8 3
lleros y Senadores que su padre y su her
mano habían estimado. Habiendo hallado en
palacio á su madre llorando con algunas da
mas la muerte de su hijo , se puso tan fu
rioso que le faltó poco para quitarlas la v i
da ; pero aunque perdonó á su madre, todas
las otras cayeron sucesivamente baxo la es
pada del asesino. Era delito digno de muer
te solo pronunciar el nombre de G e t a ; y como en el teatro este nombre era común
de los esclavos que se introducían en la es
cena , fue preciso mudarle. Mandó el E m
perador que todas las monedas en que esta
ba este nombre se fundiesen de nuevo y se
borrase de todas las inscripciones ; pero no
osando á lisonjearse de que estas precauciones
pudiesen conseguir que se olvidase su deli
to , pretendió justificarle , y encargó á Pa-
piniano, amigo de su padre , y gran juris
consulto , que le hiciese una apología ; mas
este grande hombre respondió: , , N 0 es tan
fácil justificar un parricidio como cometerle,
y seria incurrir en otro segundo infamar á
un inocente después de haberle quitado la
vida." Sobre la marcha mandó el Emperador
cortarle la cabeza.
Un hijo del Emperador Pertinax pagó
1 8 4 COMPENDIO
con su vida una amarga chanza que se le deslizó con motivo de una infame adulación del Senado , el qual por algunas hazañas medianas dio á Caracalla los títulos de Sarmático y Pártico ; y dixo por chiste: „ Seria preciso añadir el de Gético." Podia entenderse esta palabra en dos sentidos, porque acababa de lograr algunas ventajas contra los G e -tas ; pero Caracalla la tomó en el maligno sentido, y castigó con la muerte al burlador. También quitó la vida á algunas vestales que habían llorado la muerte de G e ta. N o se escaparon de su puñal ni la infeliz Plautila que había sido su esposa, ni Plauti lo su hermano con todos sus parientes. Jamas el pueblo romano fue tratado con mas barbaridad. Por haberse burlado en los juegos del circo de la poca destreza de un cochero á quien el Emperador protegía, mandó degollar á todos los que se habían hecho culpados con esta insolencia ; y como no era fácil conocerlos, los soldados pasaron á cuchillo á toda la gente , perdonando á solos los que rescataron su vida abandonándoles sus bienes. Tenia el Príncipe su parte en estos robos, y la gastaba como la adquiría. L e reprehendía su madre sus prodigalidades, di-
DE I A HISTORIA U N I V E R S A ! . 1 8 J
ciendo que temiese que le podia faltar; y él mostrándola su espada desnuda , la dixo: „Mientras yo tenga esta, nada me faltará." N o obstante, hallándose ya exhausto el tesoro público por sus larguezas insensatas, hizo moneda falsa, y fue el primer Soberano que dio este peligroso exemplo.
Sin duda los historiadores ocupados e n contar sus crueldades se olvidaron de sus e x cesos ; pero no es fácil que no fuese cu l pado en mucho , rodeado como siempre estaba de hombres infames, á quienes elevaba con preferencia á las dignidades eminentes del Imperio , y así confirió el gobierno de R o ma al eunuco Sempronio, médico y envenenador de profesión , á quien Severo habia desterrado á una isla desierta. Hizo capitán de sus guardias á Teócrito , primero esclavo , y después maestro de bayle y cómico. E p á g a -to , otro esclavo, á quien habia dado libertad , gobernaba con ellos al Emperador y e l Imperio , y vendía la justicia y la sangre de los inocentes. En tiempo de estos ministros, poco favorables á Roma , se estableció ó se promulgó la ley que declaraba ciudadanos romanos á todos los vasallos libres del Imperio , y de este m o d o , extendiéndose los p r i -
I 8 6 COMPENDIO
vilegios de los habitadores de la c iudad, se
hicieron menos preciosos.
También tuvo Caracalla intención de em
pobrecer aquella opulenta ciudad privándo
la por algún tiempo de la presencia de la
corte imperial. E m p e z ó sus correrías por las
G a l i a s , en donde hizo matar á tanta gente,
que le aborrecian mas que en Roma. N i aun
perdonó á los médicos que le habian asistido
en una peligrosa enfermedad , y á todos los
condenó á muerte. N o se sabe el motivo de
esta crueldad; pero bien la merecían por ha
ber salvado á semejante monstruo. Los Alema
nes y los Celtas hicieron por la primera v e z
irrupciones en las tierras del Imperio , y C a
racalla se mostró contra ellos soldado valero
so , y mal General . Mató en singular batalla
á uno de sus valientes que le desafiaba , y
se vio forzado á concluir con ellos una paz
vergonzosa ; pero antes tuvo el gusto de sa
ber que unas mugeres alemanas, á quienes
había dado á escoger la muerte ó la esclavi
tud , se habian quitado á sí mismas la vida
con sus hijos por no ser vendidas. Esta haza
ña le hizo tomar e l título de Germánico y Alemánico. Pasó al Asia con muchos de los
Senadores mas ricos á quienes contra la volun-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 1 8 7
tad de ellos habia arrastrado consigo. Los admitía á su mesa; pero les hacia pagar el gasto del viage , y les precisaba á hermosear con circos, anfiteatros y otros edificios públicos las ciudades por donde pasaba. E n la G a -lia vistió el trage de la t ierra, y en G e r -mania el germano. Se hizo Aquiles en las ruinas de T r o y a , imitando sus combates en juegos públicos, y Alexandro en Macedonia, copiando su ayre , sus ademanes y la costumbre de inclinar la cabeza sobre el hombro. A una legión la llamó falange, y dio á sus capitanes los nombres de los del conquistador de Asia. Los Reyes de Armenia y de O r o e n e , llamados con promesa de un tratamiento l e g a l , fueron encarcelados y forzados á un tratado que no ratificaron sus pueblos. Los habitadores de Alexandría , inclinados á la burla, experimentaron la venganza de algunos dichos satíricos, que se permitieron con ocasión de la muerte de G e t a , y hay pocos exemplares de una ciudad tan cruelmente tratada. Ordenó una matanza general que se exccutó durante la noche , y la hizo continuar durante el día para gozar del espectáculo de los cadáveres arrojados á la calle , y de los arroyos de sangre que corrían. Antes de dexar este teatro
l88 COMPENDIO
de su rabia despojo la ciudad de todos sus
privilegios : suprimió las juntas célebres de
los literatos: echó fuera los extrangeros, é hizo cerrar cada calle con paredes guarneci
das de cuerpos de guardia para que los in
felices Alexandrinos no se pudiesen ver sino
con permiso caramente comprado.
Las falsas hazañas que merecieron á C a -
racalla el título de Pártico , del qual ya he
mos hablado, se cuentan diversamente en los
escritores que se conforman en la relación de
la última catástrofe , es á saber , que pidió
á Arrabano, R e y de los Partos, su hija por
esposa: bien fuese por confianza ó por te
mor , abrió el Monarca su pais al futuro yer
no : se acercó el Emperador á Ctesifon con
una .escolta que pudiera pasar por exército:
Artabano fue á verle acompañado de la mas
ilustre nobleza de su r e y n o , todos sin armas,
y soberbiamente vestidos. A una señal ya con
certada , que hizo el pérfido Caracalla á sus
soldados, se arrojan estos sobre los Partos,
los roban y los degüellan : solo el R e y se
salvó. Irritado el Emperador de que se le
hubiese escapado, entró á fuego y sangre
por todos los países y ciudades por donde
íegresó.
DE 1 A HISTORIA U N I V E R S A ! . l 8 o
E l tirano no volvió á ver á Roma. L a
magia, á la que daba crédito , ocasionó su
muerte , ó la apresuró. Mandó á Flavio M a -
terníano , comandante de las milicias de R o
ma , que investigase por todos caminos, aun
por la magia , si habia alguno que aspirase
al Imperio. Materniano descubrió que un adi
vino africano prometía públicamente el I m
perio á Macrino , que entonces era Prefecto
del Pretorio, y al punto el agente del E m
perador le participó su descubrimiento. R e
cibió la carta su madre J u l i a , que estaba
á la sazón en Ant ioquía , y la hizo pasar á
su hijo que se hallaba en Edesa. Llegaron
los pliegos á tiempo que él gobernaba un car
ro en los juegos públ icos, y el Príncipe sin
abrirlos se los entregó á Macrino , que es
taba á su l a d o , para que después le diese
cuenta. En el anuncio de la profecía del Afr i
cano v i o Macrino su muerte cierta, y apos
tó quatro hombres malcontentos , que tal
vez tendría ganados de antemano. Uno de
e l l o s , llamado M a r c i a l , se acercó al Empe
rador quando todos se habian apartado, pa
la dexarle libremente satisfacer á cierta ne
cesidad : le sepultó el puñal en la gargan
ta , le mató al primer g o l p e , y se mezcló
I 9 0 COMPENDIO
con la multitud. Jamas hubieran conocido al
asesino si hubiese tenido la precaución de ar
rojar el p u ñ a l ; pero conociéndole uno de la
guardia , le quitaron al punto la v i d a , y el
secreto de Macrino quedó enterrado con Mar
cial. Tenia Caracalla veinte años de e d a d , y habia reynado seis.
V i e n d o á Macrino en el trono , ninguno
desespere de su fortuna, pero tampoco se fie
demasiado. Era de A l g e r , de desconocido na
cimiento , pero con sus costumbres benignas y
honestas borraba la mancha de su humilde cu
na. E l conocimiento que tenia de las leyes
le dio alguna reputación: fue mayordomo de
un gran señor, y desterrado á la África por
S e v e r o , sin saberse por q u e , ganó su vida
abogando. T u v o un empleo en las postas:
volvió á Roma reynando Caracal la , y con
siguió el cargo de Abogado del F i s c o : de
allí pasó á Prefecto del Pretorio, con el que
cumplió según todas las leyes de la justicia:
la muger con quien casó no era de reputa
ción intacta, y tal vez fue ella la que le
proporcionó la protección en la corte impu
ra de Caracalla. Macrino tenia en ella mu
cho crédi to , como se ve en la facilidad con
que halló de repente y en un caso necesa-
DE l A HISTORIA U N I V E R S A ! . 1 0 I
rio conspiradores contra el Emperador , y un
executor del designio. Se ignoró que él tu
viese parte; y el exército, como aterrado con
el go lpe , permaneció algunos dias sin resol
verse. Macrino hizo correr su nombre por las
filas, y le el igieron; menos tal vez por esti
mación , que por no haber otros, y mediante
el dinero que dio y el que prometió.
N o parece que deliberaron mucho en el
Senado. L e escribió Macrino: „Caracalla ha su
frido la suerte que merecía , y el exército
me ha elegido para reemplazarle: me lison
jeo , Padres conscriptos, de que confirmareis
la elección de los soldados." N o en vano se
l isonjeó; porque el Senado, dócil á la vo
luntad de las legiones, le declaró Empera
dor : le dio todos los honores concedidos aun
á sus mas ilustres predecesores, y por una
conseqüencia del entusiasmo que se apode
ró de todos los espíritus con la noticia de
la muerte del t irano, mandó fundir todas sus
estatuas de oro y p lata , borrar su nombre
de todas las inscripciones, y anuló todos sus
edictos. Este zelo excesivo no agradó á los
soldados, afectos por interés á Caracalla. E x i
gieron estos á gritos su apoteosis : consintió
Macrino á mas no p o d e r ; y el Senado, que
I 9 2 COMPENDIO
por fuerza tenia que obedecer á un Empe
rador obediente á la soldadesca, determino los
honores divinos para el bárbaro Caracalla. En
viaron sus cenizas á su madre Julia , la qual
se dexó morir de hambre.
Continuó Macrino la guerra de los Par
tos , provocada por la traición de su antece
sor, y no habiendo sido en ella fel iz , la termi
nó con una paz equívoca. Este Emperador, sa
cado de la abogacía , entendía mas de leyes
que de g u e r r a , por lo qual se alaban sus
reglamentos, el orden que puso en la justicia,
y su exactitud en hacerla observar. N o se
puede negar que en esto fue algo severo si
trató á todos los delitos como al adulterio,
pues hacia quemar vivas á las personas con
vencidas de haberle cometido, de qualquiera
condición que fuesen. N o halló Macrino la
docilidad que quería quando pidió á las tro
pas que volviesen á la buena disciplina por
estar esta muy relaxada. En el reynado de Ca
racalla estaban los soldados aquartelados en las
ciudades, y pasaban una vida licenciosa. Ma
crino los hizo alojarse en el campo en sus
tiendas, prohibiéndoles acercarse á ciudad al
guna. Este rigor les pareció menos tolerable
á vista de que su Emperador se entregaba en
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I 9 3
Antioqüía á una vida afeminada, al mismo tiempo que á ellos les faltaba muchas veces lo necesario. Empezaron á echar menos á C a racalla , á aborrecer hasta el nombre de M a crino , y á darle en rostro con la baxeza de su origen. Por úl t imo, habiendo sabido que era el autor de la muerte de Caracal la, e l i gieron otro Emperador.
Esta conspiración fue obra de M e s a , hermana de la diíunta Emperatriz Ju l ia : y de esta muger dicen los historiadores, que á la astucia de su sexo juntaba el valor del nuestro. Habia vivido en la corte durante el reynado de Severo y el de Caraca l la , y ademas de las riquezas adquirió grande conocimiento en los negocios. Macrino la dexó las riquezas, y la desterró á Edesa de Fenic ia , ciudad en donde habia nacido. A l l í se estableció con sus -dos hijas y sus dos nietos, Julia Soemis, madre de Basiano A v i t o , muchacho de trece años; y Julia M a m e a , madre de Alexandro,
.que era de nueve. La abuela consagró sus dos hijas al s o l , divinidad principal de Ede-
:sa , adorada con el nombre de Heliogábalo. -Avito fue el principal sacerdote , y por sus funciones en servicio del sol le llamaron Helio-
-gábalo. Por estar el templo fuera de los mu-
TOMO v i . N
1 9 4 COMPENDIO
ros de E d e s a , y poco distante del campo de
M a c r i n o , tuvieron los soldados romanos mas
de una ocasión de visitar y admirar al joven
Pontífice, notable por su hermosura y por sus
modales, que anunciaban el mas amable carácter.
Observó su abuela Mesa con placer las
disposiciones que iban naciendo en el corazón
de los soldados en favor de su nieto : las
cult ivó : esparció con destreza el rumor de
que el joven gran sacerdote era hijo dé C a -
racalla : hizo ostentación de sus riquezas:
distribuyó generosamente una parte: y pro
metiendo la otra, supo dirigir su intriga con tal
acierto que los soldados llamaron á Heliogába-
l o á su campo , y le saludaron Emperador
antes que Macrino pudiese sospecharlo. T r a
tó de bagatela Macrino esta rebelión por
ser obra de una muger y de un muchacho,
creyendo que bastaría enviar á quien aren
gase á los soldados para reducirlos á la obe
diencia ; pero su arengador fue mal escuchado
y muerto. Entonces el Emperador marchó con
todas sus tropas en busca de los rebeldes; pero
estos se habian hecho ya mas fuertes con otros
cómplices: y la batalla fue sangrienta entre
dos exércitos igualmente aguerridos. A l prin
cipio llevaba la ventaja el de M a c r i n o ; pe»
DE LA HISTORIA UNIVERSAL» 1 0 $
í o el valor de Heliogábalo y el de su ma
dre Soemis volvió de nuevo los soldados á la carga, y quito la victoria á Macrino, que
se puso en luga , y fue muerto. R e y n ó so
los catorce meses , y murió de cincuenta y quatro años Por sus primeras disposiciones,
que prometían un gobierno equitativo, sin
tió el Senado su desgracia , aunque fue en
Macrino reprehensible el haber colocado liber
tos y otras gentes de baxa extracción en las
plazas que hasta entonces siempre se habian
visto ocupadas de Senadores.
Por haber subido al trono Heliogábalo á la
e d a d de catorce años, se halló en proporción
para todos los excesos. Excesos de convites y lubricidad ó torpeza , de luxo desenfrenado,
de un fausto que l legó á ridiculez, y de pro
digalidad casi increíble. Todos los manjares de
su mesa habian de venir de paises distantes:
e l camino al quarto en que dormía estaba
sembrado de polvos de o r o , como que creía
ser cosa indigna de su persona tocar la tier
ra. Jamas se puso dos veces un vestido, ni
se adornó dos veces con las mismas joyas y sortijas: todos los dias repartía sus vestidos y joyas entre sus criados y demás que le acom
pañaban ; y toda su vaxilla se repartía á los
N 2
I96 COMPENDIO
convidados. Hizo de su palacio una casa de
prostitución en ambos géneros, y llamó á ella á
las mas infames disolutas de R o m a : renovó en
público los matrimonios monstruosos de N e
rón : recibió en su lecho sucesivamente seis
esposas legít imas, y entre otras una virgen
vestal , escándalo horrible para los Romanos;
pero é l la despidió y volvió á tomarla: „ Y o
sacerdote, decia , y ella sacerdotisa, tendre
mos una sucesión digna de los dioses."
Considerando solamente estos horrorosos
desórdenes, diremos que Heliogábalo fue un
monstruo; pero atendiendo á las circunstancias
desaparece en cierto modo el monstruo, y se
ve con lástima un desgraciado j o v e n , entre
gado sin freno á un temperamento ardiente
con todos los medios de satisfacer la petulan
cia , y rodeado de aduladores, ministros de la
corrupción, excitadores de sus pasiones por
gusto y por interés: veremos un joven que
embriagado de la idea de su poder , le hacia
consistir en la licencia para hacer quanto
quería.
Añádase á esto la excesiva condescendencia
y debilidad de una madre idólatra de su hijo,
ciega para no ver sus desórdenes, ó que no
se atrevía á reprehenderlos temiendo perder
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I 9 7
con él su crédito : y excitará nuestra compasión la suerte de aquellos poderosos , á quienes no se han inculcado bien los principios severos antes que las circunstancias ó su nacimiento los expongan á la orilla resbaladiza del precipicio de su mismo poder.
E n tiempo de Heliogábalo empezaron las mugeres á hacer papel público en el g o bierno del I m p e r i o ; mas no fue feliz el ensayo. N o se pondrá en el número de las faltas graves del joven Emperador el haber introducido á su abuela en el Senado con orden de que se sentase , y dixese su parecer inmediatamente después de los C ó n s u l e s , ni e l haber creado un Senado de mugeres presidido por su madre Soemis: porque como este Senado solo tenia á su cargo arreglar las modas, vestidos, clases, visitas, no teniendo conseqüencia estas instituciones , solo se deben mirar como caprichos poco peligrosos. N o se pensará lo mismo de la influencia que parece haber tenido en la pública tranquilidad la autoridad rival de las dos hermanas Soemis y Mamea: esta era madre del joven A l e x a n d r e
Se dice que era christiana , y por consiguiente cuidadosa de inspirar á su hijo sentimientos virtuosos, y reformarle las costum-
I98 COMPENDIO
bres , por lo que fue muy diferente de su
primo Heliogábalo. Por la mala conducta de
este temió su abuela Mesa que no le sufrie
sen los Romanos por mucho tiempo en e l
trono. Juntó sus esfuerzos con los de su hi
ja Mamea para conseguir del Emperador que
nombrase César á A lexandro, de edad de tre
ce años. Heliogábalo condescendió con los de
seos de su abuela y de su tia; mas se arre
pintió muy presto, ó por el despecho de que
el joven César no quería ser compañero de
sus excesos, ó por la envidia de la estima
ción que hacian de su primo , y así intentó
deshacerse de é l . Pero Mamea velaba m u y
de cerca sobre la vida de su querido hi jo , y
de concierto con M e s a , que la revelaba los
designios de su nieto , le salvó de las em
boscadas secretas. Entonces Heliogábalo envió
públicamente asesinos para quitarle la vida;
pero las guardias pretorianas, instruidas de los
peligros que amenazaban al joven Príncipe,
fueron volando á palacio, y hubieran muer
to á puñaladas al mismo Emperador , si este
no les hubiera entregado los compañeros de
sus excesos, y los que tenían por enemigos
de Alexandro. También pidieron que prome
tiese enmendarse.
DE 1 A HISTORIA U N I V E R S A ! . 1 0 O,
L a historia no hace á Soemis cómplice de este delito, como ni de la muerte de muchos Senadores, y otras crueldades de Hel io-gábalo con los que creia afectos partidarios de su pr imo; pero siempre parece haber sido del consejo de su hi jo , y es desgracia p a ra la reputación ser consejeros de los malos Príncipes. Si no fue cómplice, fue la madre mas infeliz por ver con grande aflicción tantos crímenes, y por la catástrofe. R e n o v ó el Emperador sus tentativas contra su primo: se declararon los pretorianos de nuevo por é l , y exigieron que para su seguridad se le llevasen á su campo. Consiente Heliogábalo, y le acompaña; pero enojado con el recibimiento que hicieron á su pr imo, quiere castigar como á traidores á los que le aplaudían. Se alborota el exército: h u y e el Emperador, y se oculta. L e descubren los soldados, y l e degüellan entre los brazos de su madre , y quitan á esta la vida. Solo tenia diez y ocho años, y reynó quatro. L e mataron en las l e trinas del c a m p o , sepulcro digno de tal d i funto.
Las esperanzas que se concibieron de la buena educación de Alexandro Severo no salieron frustradas. Conservó sobre él su ma-
2-0 0 COMPENDIO
dre aquel imperio que logra la ternura ilustrada en una alma virtuosa. Procurándole las? instrucciones úti les, no desprecio los conocimientos agradables. Sabia pintar, cantar, tocar instrumentos, y desde luego habian formado su cuerpo para los trabajos y la fatiga. D e s d e su infancia se notan en él rasgos de humanidad : su carácter generoso le inclinaba á obligar. Subió al trono á los trece años; y en ésta e d a d , menos se debe atribuir á él que á su madre y á su abuela , cuyas luces siempre respetó, la elección de un consejo de diez y seis Senadores muy estimables, entre los que se cuentan Sabino , llamado el Catón de su siglo ; Ulpiano, célebre jurisconsulto; Gordiano, que después l legó al Imper io ; Cat i -lino Severo , admirado por su profunda erudición ; Sereniano, respetable por su probidad , y Quinti l io M a r c e l o , gran partidario de las antiguas costumbres de los Romanos. C o n semejantes consejeros y excelentes disposiciones empezó Alexandro un reynado digno de servir de modelo á todos los Príncipes.
Parecía el Imperio tan venal , y de tal modo destinado á ser presa de los que supiesen con-ciliarse la benevolencia de los soldados, que no debe admirar que se levantasen preten-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. S O I
dientes. Los exércitos para tener la gloria y el provecho de dar dueño al Imperio , convidaban á sus Generales , y aun á otros contra su voluntad. U n cierto T a u r i n o , honrado con el título de Emperador, contra su g u s to , en el exército de Siria , h u y ó ; y perseguido por los amotinados, se precipitó en el. T í b e r , y se ahogó. U r a n o , mas sensible a i resplandor de una corona , la aceptó del exército de Edesa, pero se la despedazaron las tropas fieles á Alexandro. En Roma emprendieron algunas guardias pretorianas colocar en e l trono á uno que se llamaba Antonino ; pero él huyendo de su furor, se retiró á los campos.
Alexandro se desembarazó por sí mismo de las persecuciones ambiciosas de un competidor : este era Arinio Camilo , Senador , y de una de las mas ilustres familias de Roma. E l joven Emperador, sabiendo que trabajaba por conquistar el afecto de los soldados, con esperanzas de que le diesen la púrpura imperial , le hace venir á la cor te , le da gracias de que quisiese tener parte con él en los trabajos inseparables de su dignidad , y le nombra su colega. Era preciso partir á una g u e r ra contra pueblos limítrofes del I m p e r i o :
a 0 1 COMPENDIO
Alexandro ofreció el mando á C a m i l o ; y ne
gándose es te , el Emperador le suplicó que
á lo menos entrase con él á la parte en la
gloria de la expedición. Parten los dos cole
gas juntos y á pie : después de haber anda
do pocas l e g u a s , se halló Camilo cansado, y le aconsejó el Emperador que hiciese el res
to del viage á caballo. E l caballo también
le fatigaba, y le hizo Alexandro tomar carrua-
ge . Este proceder , al parecer cortés , h u
milló de tal modo al c o l e g a , que renunció
á su dignidad, y se volvió á su casa de cam
p o , en donde Alexandro le dexó vivir tran
quilamente.
E l exemplo que daba el Emperador á los
soldados en la marcha , se le daba en todo lo
demás: iba vestido como e l l o s , y usaba d e
los mismos alimentos. Todos podían verle co
mer , y hablarle á todas horas: vigilaba sin
gularmente por su conservación: los visitaba en
las enfermedades: los recompensaba noblemen
te ; pero también exigía de ellos una grande
exactitud en la obligación. Estos cuidados, no
obstante su juventud, le daban sobre ellos un
derecho que en las ocasiones sabia hacer res
petar. Considérese á un joven rodeado de una
legión murmurante, y explicando su descon-
DE 1 A HISTORIA U N I V E R S A ! . 2 0 3
tentó á gritos , y que les dice con un to
no encantador: , , C a l l a d , y reservad esos cla
mores para espantar á los Persas , á los Sam-
nitas y á los Germanos. Los que os enseña
ron el arte de la guerra debieron advertiros,
que á quien se debe asustar con gritos es al
enemigo , y no á vuestro Emperador, que os
alimenta , viste y paga. Dexaos de discursos
sediciosos, ó temed que irritado este , no se
contente con borraros de la lista militar." Con
tinuando en amenazar, les dixo Alexandro en
tono muy airado: , ,Ret iraos, paisanos, y de-
xad las armas." L a l e g i ó n , herida como u n
r a y o , dexa las armas, se despoja del talabar-
te militar , y se retira con silencio; pero des
pués de haberla mortificado, la recibió el E m
perador en su gracia, y se notó haberse dis
tinguido entre todas en la guerra de Persia.
Este joven y valeroso Príncipe se señaló
en esta expedición, y se portó como grande
capitán. E l mismo hizo en pleno Senado la
relación de su victoria, hablando honestamen
te en nombre de todos, y no atribuyéndose
mas que el honor común con el resto del exér-
cito. „E1 enemigo, d ixo, vino á atacarnos con
setecientos elefantes: nunca se vieron estos
juntos en tanto numero: tenían sobre sí tor-
» 0 4 COMPENDIO
res llenas d e areneros: cogimos trescientos d e estos elefantes: matamos doscientos, y hemos traído con nosotros diez y ocho. Tenían los Persas mil y ochocientos carros armados de hoces : y les quitamos doscientos: hemos hecho pedazos u n exército d e ciento Veinte mil caballos , c o n diez mil hombres armados de todas armas: hicimos prodigioso número de prisioneros , y los vendimos. E l exército ha v u e l to cargado de gloria y de riquezas. A vosotros , Padres conscriptos, pertenece dar gracias á los dioses que protegieron nuestras armas , y manifestarles nuestro reconocimiento/' Tiraban del carro de su triunfo en lugar de quatro caballos blancos, según costumbre, qua-tro elefantes, y tuvo este triunfo otra particularidad , pues sobre la gratificación acostumbrada que hizo el Emperador al pueblo, estableció en nombre de su madre Mamea fondos para sustentar á los hijos de los ciudadanos pobres , y por esta razón los llamaban los niños de Mamea.
Si es obligación de un Príncipe el ser b u e n o , aun es mas rigorosa la de ser justo, y esta la cumplía Alexandro con la mayor exactitud. „ E s grande recomendación de los cargos que no los pretendan", decia: y jamas
J>E LA HISTORIA U N I V E R S A L U O J
permitió que se vendiese alguno. Sobre esto
se explicó con esta sentencia: „ E 1 que com
pra también ha de v e n d e r , y seria injusticia
castigar á un hombre por haber vendido lo
que le permitieron comprar." Quando se pro
ponía conferir á alguno el gobierno de una pro
vincia publicaba su nombre , y alentaba á to
dos los que sabían alguna cosa á que la de
clarasen , bien fuese en p ú b l i c o , ó bien en
particular. „ Supuesto que los Christianos, de
cía , l levan este método en la elección de
sus sacerdotes, es razón que también noso
tros le usemos en la elección de los Gober
nadores de provincia, que tienen en su ma
no los bienes y la vida de tantos hombres." Debe notarse esta disciplina de los primeros Christianos, citada é imitada por un Prínci
pe pagano. Tenia por máxima favorita, y la
hizo escribir en todas partes: Haced con los demás lo que quisierais que ellos hiciesen con vosotros.
Puede ser que Alexandro sea el único que
castigó á un hombre que vendía no su cré
dito, sino la sombra del favor. Como atendía
escrupulosamente á lo que hacían los que le
rodeaban , descubrió que uno de sus corte
sanos se daba por hombre muy poderoso con
a O Ó* C O M P E N D I O
el Emperador: y que con esta apariencia á to
dos los que necesitaban de protección les pro
metía hablar en favor de su asunto , y re
comendarle con eficacia, mediante la cantidad
que estipulaba: que se hacia pagar de antema
no , y algunas veces tomaba por las dos par
tes ; y se probó que alguna vez no abria
en su favor la boca , manteniéndolos en es
peranzas , y haciéndoles añadir á la primera
cantidad, por cuyo medio fraudulento ha
bia juntado inmensas riquezas. Indignado el
Emperador de una astucia capaz de deshon
r a r l e , acusó al reo en presencia del Senado,
y este le condenó á muerte. L e colgaron de
la horca hasta que le sofocaron con el h u
mo de haces de leña verde encendidos al re
dedor de él ; y mientras duró el suplicio gr i
taba un pregonero públ ico: El que vende el humo muere con humo. Es probable que no
tuvo precisión Alexandro de exercer dos ve
ces la propia justicia, y que esta sirvió de
freno contra otras malversaciones que se per
miten algunas veces al lado de los Principes.
Disminuyó quanto pudo los impuestos, y á
los empleados en cobrarlos los llamaba males necesarios.
A la guerra de los Persas sucedió otra
D I I A HISTORIA U N I V E R S A L 2 0 7
contra los Germanos, á cuyo pais partió e l
Emperador con su madre y su consejo ordina
r io; y hallando á las legiones en una total in
disciplina, fue su primer cuidado restituirla
al orden: proyecto que asustó á los soldados,
cuyo descontento y temor fomentaba con ar
tificio uno de sus oficiales llamado Maximino,
G o d o de nación, á quien Alexandro , en aten
ción á su va lor , habia puesto á la cabeza de
un cuerpo de Panonios. Se valió del crédi
to que tenia con sus soldados para represen
tarles al joven Emperador como un Príncipe
d é b i l , que se dexaba gobernar de una m u -
ger incapaz de mandarlos y hacer la guerra
con vigor: y por este medio ganó muchos cóm
plices.
Habia bien examinado el bárbaro los lu
gares, y estudiado los momentos. C o m o una
hora después del medio d i a , quando las guar
dias vencidas del sueño estaban menos v i g i
lantes, l legó Maximino con una tropa deter
minada á un parage, poco distante del exér
cito , que ocupaba el Emperador. L a mayor
parte de las guardias huyeron sorprehendidas,
y las otras fueron asesinadas: acudió Mamea,
llamada del r u i d o , con algunos capitanes de
guardias, á todos los quales mataron los rebel-
2 08 COMPENDIO
des, y entraron con la espada desnuda y ensan
grentada en la tienda del Príncipe. Viéndose
solo y desarmado, no hizo resistencia alguna:
se cubrió el rostro con su manto, y recibió en
silencio los golpes que le dieron. Así murió á
los veinte y seis años y medio Alexandro Se
vero , después de haber rey nado trece. P u e
de ser que hiciesen cosas mayores Trajano,
Antoníno y Marco A u r e l i o ; pero también es
justo observar que quando estos subieron al
trono imperial tenian mas años que Alexan
dro quando descendió de él.
Maximino , después de haber presidido
y cooperado al asesinato de Alexandro, tuvo
la destreza de persuadir que no habia teni
do parte en é l , y de hacerse elegir E m p e
rador por el exército: y no osando el Senado
oponerse , confirmó la elección de los solda
dos. E l nuevo Emperador asoció consigo á sa
hijo Maximino. E l padre habia nacido de un
G o d o y de una Alana , y su primera ocu
pación fue la de pastor. Se dice que tenia
cerca de ocho pies de altura : era bien pro
porcionado y de fuerzas extraordinarias. Las
pruebas que de ellas dio, juntas con su in
trepidez , le conduxéron á las dignidades mi
l i tares : , se dice que arrastraba, u n carro que
DE 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A L 2 o f )
dos bueyes tiraban con trabajo : que arrancaba de raíz grandes árboles , y que deshacía los guijarros entre los dedos.
En unos juegos que dio Severo pasando por la Tracia , viendo M a x i m i n o , que entonces tenia veinte años , que habia premio que ganar , pidió en lengua medio latina y medio tracia, que le admitiesen en el numero de los 'combatientes. L e señalaron por contrarios los esclavos mas vigorosos del campo, y él venció hasta diez y seis, uno después de otro. E l Emperador en premio le admitió en la caballería. Visitando este Príncipe á caballo algunos dias después los diferentes quar-teles del c a m p o , le seguía Maximino corriendo á pie : Severo para experimentarle l l e vó su caballo á g a l o p e , y Maximino dio vue l ta á todo el campo con él sin parecer que se cansaba. Acabada la carrera, le dixo el E m perador: „ T r a c i o , ¿quieres luchar a h o r a ? " él dixo que s í : y llamando los mejores l u chadores del exérc i to , derribó á siete , como si fueran niños. L e honró el Príncipe con un collar de o r o , y le gratificó con un grande p r e s t , del qual tenia necesidad: porque, sin hacer exceso, comia cada dia quarenta libras de carne y bébia veinte y quatro botellas
TOMO v i . o
2 I O COMPENDIO
de vino. E n tiempo de Caracalla estaba en las guardias, y por afecto á este Príncipe no quiso servir á Macrino que le habia muerto. Heliogábalo le hizo tr ibuno; y ofendido por algunas palabras picantes del Emperador, se retiró de su servicio, y volvió á parecer en el de A l e x a n d r o , que le dio el mando de una l e g i ó n ; y contando con él para el restablecimiento de la disciplina , le confirió en e l exército aquel grande poder de que abusó. S u h i j o , de estatura casi igual á la de su padre , era tan recomendable por su fuerza y Valor como notable por su hermosura,
Aborrecia tanto Maximino á las personas de calidad, que pareciéndole que le estaban dando en rostro con la baxeza de su nacimiento, quitó inhumanamente la vida á un número considerable. D o s motines que sucedieron en su mismo campo le sirvieron de pretexto para sacrificar á su odio los grandes y los ricos. E l uno fue el de M a g n o , consular y de ilustre nacimiento, que tuvo intención, quando el E m perador que iba contra los Alemanes pasasa e l Rin con parte de su exérci to , de romper e l puente y hacerse proclamar Emperador por la parte restante; pero habiéndose descubierto su conjuración, le quitaron la vida. E l otro
DE 1 A HISTORIA UNIVERSAL. 2 1 1
mótin era involuntario de paite de Quartino, hombre consular y amigo de Alexandro , á quien, por mas que resistió, revistieron del manto imperial las legiones descontentas. U n oficial amigo suyo , para que no se supiese que habia tenido parte en la rebel ión, cortó la cabeza por la noche al competidor de M a x i m i n o ; pero este le mandó matar como á rebelde á su Príncipe y traidor á su amiVo. Adquirió Maximino en la guerra de Alemania la confianza de los soldados con sus victorias , y en la carta que escribió al Senado se alabó de un gran tr iunfo: ¿pero qué triunfo e s , mirado con los ojos de la humanidad, haber desolado ciento y cincuenta leguas de pais , destruido otros tantos lugares, hecho un número increíble de prisioneros, y dado mas batallas que ninguno de sus predecesores?
Pero mientras pasaba las lagunas de la baxa Alemania, en donde pensó perecer , sus crueldades le suscitaron enemigos en los abrasados arenales de la África. Dos jóvenes de distinción, condenados por un agente de Maximino á una multa que los arruinaría, ganaron á los soldados, y mataron al agente del E m perador ; y conociendo que vengaria la muerte de su empleado, le suscitaron un rival en
0 2
2 1 2 COMPENDIO
G o r d i a n o , Procónsul de África. E s t e , sobre u n ilustre nacimiento, tenia todos los talentos que podian constituir un buen Emperador: l u c e s , afabilidad con los pueblos de su administración , y presencia magestuosa: nada le faltaba para llevar dignamente e l cetro ; pero la edad de ochenta, años se le hacia p e sado , y así le rehusó en quanto p u d o , y solo le aceptó con la condición de repartir la autoridad soberana con su hijo que tenia qua-renta y seis años y todas las calidades de su padre. E l Senado , que detestaba á M a x i mino , aplaudió esta e lecc ión, cuya noticia l l e g ó á Roma en los diplomas de dos Emperadores llenos de respeto y deferencia á este ilustre cuerpo. E l pueblo en la primera expresión de su gozo acompañaba al Senado en e l odio contra Maximino, y se arrojó á grandes crueldades executadas en los partidarios y amigos del bárbaro Emperador. A u t o rizó el Senado de algún modo sus furores, proscribiendo á los dos Maximinos, y declarándolos enemigos de la patria; pero aun no se sabian estos decretos en las provincias quan-do l legó á Roma la catástrofe precipitada d© los dos Gordianos. E l mas anciano quando subió al trono destituyó sin motivos á un ofi-
DE 1 A HISTORIA UNIVERSA!,. 2 1 3
eial de mérito , llamado C a p e l i a n o , que siempre le habia disgustado. Este no obedeció, y juntó tropas: Gordiano, su hi jo , fue contra é l , y quedó vencido y m u e r t o : el padre se ahogó desesperado con su mismo cín-gulo después de un mes y seis dias de rey-nado.
Quanta alegría habia causado la elevación de los Gordianos en la capital, otra tanta fue la desolación que esta sintió con su caída. Después de lo practicado contra M a x i mino , y conociendo su carácter, solo podiart esperar una venganza horrible. Recibió Maxi mino con una rabia mas de bestia feroz que de criatura humana la noticia de como se habia procedido contra sus amigos: daba con la cabeza contra las paredes, se revolcaba en e l suelo , desgarró sus vestiduras, sacó la espada , hirió á los que tenia al rededor, y h u biera dado de puñaladas á su hijo si no se hubiera puesto en salvo. E l motivo de su furor contra este era el no haber querido vivir en R o m a , en donde pudiera haber contenido las resoluciones del Senado, y prevenido la rebelión. Era pues general la consternación: las mugeres , los niños y todo el pueblo hacia súplicas y votos en los templos para que
2 14 COMPENDIO
Maximino no volviese á ver la capital; p e ro él se iba acercando,
E n esta extremidad se tomó con la desesperación un partido, que en tiempos mas sosegados hubiera desaprobado la prudencia. E l i g ió el Senado dos Emperadores, en los quales las calidades y el nacimiento hacían igual contraste ; pero todos se lisonjeaban de que serian los mas propios para procurar el bien común. Balbino contaba abuelos ilustres, era muy r ico , gustaba del luxo y los placeres, mas no por eso perdia la estimación general. Tenia menos talentos para las expediciones militares que para el gobierno civil. Máximo por el contrario, de hijo de un carretero, y soldado raso habia llegado á la comandancia de los exércitos, y prometía ser un muro fuerte contra los esfuerzos de Maximino, por lo que le encargaron el mando de las tropas, y á Balbino el gobierno. N o siendo esta elección de la aprobación general se sublevó e l pueblo , y para sosegarle fue preciso asociar á los dos Emperadores á Gordiano, de edad de trece años, hijo ó sobrino de Gordiano e l menor , pidiéndole los Romanos por respeto y afecto á esta familia.
L a condescendencia del Senado no l legó
DE t A HISTORIA UNIVERSAL. 2 I J
á calmar los movimientos populares, y ya empezaba Roma á experimentar las convulsiones de la anarquía que la conduxo á su ruina. Hubo una disensión entre el pueblo y los pretorianos: estos se refugiaron maltratados á su campo , y en él los acometió el p u e blo ayudado de los gladiatores; y no pudien-do vencerlos, cortaron dos canales por donde les iba el agua. Los soldados desesperados d i e ron sobre la multitud que los rodeaba, y h ic ieron horrible carnicería: los fueron persiguiendo hasta la c iudad, caian sobre ellos por todas partes tejas y piedras, y los soldados p u sieron fuego á las tiendas y almacenes. E n poco tiempo reduxéron á cenizas una parte de la ciudad y muchas cosas de precio : personas de todas clases perecieron en las llamas: fueron profanados los templos, saquedas las casas, las calles cubiertas de cadáveres. E l Emperador Balbino , herido de peligro en la cabeza, no l legó á sosegar el tumulto hasta presentar al joven Gordiano con el manto de púrpura , y entonces cesaron las hostilidades : por lo que debe creerse que los derechos de este joven Príncipe tenían alguna parte en el motivo de la sedición.
Después de estas muertes y ruinas, quan-
2 I 6 COMPENDIO
do debiera el pueblo estar inquieto porque se acercaba la invasión de M a x i m i n o , continuo freqüentando los teatros como siempre. La fortuna fue que detuvieron al bárbaro los habitadores de A q u i l e a , que escogieron morir: antes que rendirse, y tomaron parte en la defensa hasta los niños y mugeres. Estas se cortaron el cabello para hacer cuerdas de arco : rasgo de heroísmo que fue consagrado con un templo dedicado á V e n u s Calva , y esta resolución de los ciudadanos de Aqui lea fue la que salvó á Roma. Mientras Máximo, protegido de esta ciudad, aumentaba y disciplinaba su exército, los soldados de Maximino, cansados de sus crueldades, y asustados con la noticia de que todo el Imperio se armaba contra e l los , entraron en la tienda del Emperador, y degollaron á él y á su hijo. Tenia el padre cincuenta y cinco años , el hijo veinte y uno , y habían reynado solos tres. Se juntó su exército con el de Máximo , y prestó el juramento de fidelidad á los dos E m p e radores.
L a noticia de la muerte de los Maximinos l legó á Roma quando Balbino, Gordiano y todo el pueblo asistían á los juegos. Fueron precipitadamente á los templos á dar
DE l A HISTORIA U N I V E R S A ! . 2 1 ^
gracias á los dioses. Balbino, que temblaba al oir el nombre de M a x i m i n o , sacrificó de una vez cien victimas, é hizo ofrecer hecatombes en todas las ciudades del Imperio. Máximo fue recibido, quando v o l v i ó , como si hubiera ganado una victoria, y los dos Emperadores empezaron á gobernar de concierto, porque aunque se tenían envidia, la ocultaban con e l velo de la prudencia. Máximo no agradaba á las guardias pretorianas porque temían que quisiese restablecer la disciplina ó despedirlas , como Severo lo habia hecho con sus antecesores , substituyéndoles un cuerpo de G e r manos traído de A q u i l e y a , que le era m u y afecto. También estaban preocupados contra Balbino los prctorianos, creyendo que consentía en la resolución que suponían de M á ximo , y sobre esta persuasión determinaron deshacerse de uno y de otro.
Para esto escogieron un día en que los criados y guardias, por asistir á los juegos ca-pitolinos, habian dexado casi solos á los E m peradores. Se presentaron pues armados: M á ximo quiso llamar á sus Germanos: Balbino se opuso , rezelando que fuese alguna alarma de su colega , y que este se sirviese de ellos para privarle de su autoridad. E n esta al-
2 I 8 COMPENDIO
tercacion entraron los pretorianos e s el palacio,
sacaron á los Emperadores, rasgaron sus ves
tiduras, y les dieron muchos golpes. Quando
los arrastraban á su campo, les dixéron: „ Q u e
y a acudían los Germanos á l ibrarlos;" y l le
nos de furor mataron á los dos infelices, de-
xando sus cuerpos en la calle. Se llevaron al jo
ven Gordiano, le proclamaron Emperador; y
no teniendo los Germanos ya que h a c e r , se
retiraron tranquilos á sus quarteles, y quedó
sosegada la ciudad.
Entraba Gordiano en los catorce años
de su edad : era de agradable figura , y de
u n carácter tan d u l c e , que fue generalmen
te amado. E l Senado le llamaba su hi jo , el
pueblo su favorito , y los soldados su ni
ño. C o n las calidades necesarias para for
mar un Príncipe excelente , juntaba el gusto
de las artes y las ciencias; mas no teniendo
una madre como M a m e a , y faltándole la ex
periencia , dio al principio de su reynado en
manos de un tal Mauro , y de algunos liber
tos astutos y corrompidos que abusaron de su
confianza y de su juventud. A los quince años
casó con Tranquil ina, hija de Misiteo , cu
yo nacimiento y acciones se ignoran , pero
se saben sus talentos y sus virtudes. T u v o
DE l A HISTORIA U N I V E R S A ! . 2 1 0
Gordiano la docilidad de entregarse enteramente á su suegro, gobernarse por sus consejos, y acercarle á su persona, dándole el cargo de capitán de guardias para tener mas proporción de aprovecharse de sus luces.
Baxo la tutela de su suegro gobernó Gordiano á satisfacción del Imperio; pero por desgracia perdió á este hombre excelente muy presto, y con su muerte cometió una falta capital , dando su plaza á Fi l ipo, cuyo valor estimaba , sin sospechar de su fidelidad. El joven Emperador lleno de confianza le tomó por guia en sus operaciones militares contra Sapor, Rey de Persia; y el pérfido consejero empeñó al exército en unos países difíciles, en donde las marchas eran penosas, é hizo que se cometiesen otras muchas faltas atribuyéndolas con destreza á Gordiano. D e las murmuraciones y las quejas pasaron los soldados á pedir lo que secretamente habia insinuado Filipo , y era que fuese asociado al Imperio , en lo que consintió Gordiano , á quien siempre conservó el exército cierta afición que hacia sombra al nuevo Emperador , por lo qual este le hizo matar en los confínes de la Persia. Los asesinos de este Príncipe joven perecieron algún tiempo des-
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pues; pero él vivió diez y nueve años, y reynó los diez.
Era Filipo Árabe , su padre habia sido caudillo de ladrones, esto es , xefe de aquellos aduares que recorren la Arabia , y se apoderan de quanto llevan los pasageros, diciendo que les pertenece por hallarse en sus dominios. Se dice, y es muy probable, que Filipo era Christiano , y que se sujetó á penitencia pública en reparación de la muerte de Gordiano. Así que le reconoció el exército por Emperador, instándole el presentarse en Roma, compró de los Persas la paz, cediéndoles la Armenia y la Mesopotamia; bien que las volvió á tomar algún tiempo después para aplacar las murmuraciones que excitó con su cobarde condescendencia. Se anunció su gobierno con hechos de bondad y benignidad , aunque no dexáron de levantarse tumultos en varios parages. Pareciéndole mas peligroso el de Panonia , se engañó Filipo en la persona que envió á sosegarle : así como se habia engañado Gordiano quando á él le dio su confianza. Decio, que fue el encargado de reducir á los rebeldes á su obligación , se dexó seducir: aceptó el Imperio, y fue sobre Roma. Avanzó el Emperador para
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acometerle , fue muerto ; y al punto que los pretorianos supieron su muerte, quitaron la vida á su hijo , niño de siete años que les habia él entregado, nombrándole César. T e nia Filipo cincuenta y siete años, reynó cinco y quatro meses: y en su reynado tomó grande incremento la religión christiana.
Era muy regular que Decio, su sucesor, mirase como poco seguros á los Christianos, á quienes Filipo habia protegido y que sentían su muerte; y así se advierte que la persecución de Decio fue una de las mas crueles que experimentó la religión verdadera. Era de la Pa-nonia este Príncipe, en donde los soldados le proclamaron, sin que el Senado ni el pueblo se atreviesen á contradecirlo. Desde el punto en que se vio revestido de la púrpura declaró César á su hijo mayor, y poco después decoró con el mismo título á los otros tres que tenia. El joven Príncipe, enviado contra los Godos, los venció; pero sufrió después una pérdida de que le quiso vengar su padre. Pelearon los Godos como desesperados , y Decio el joven se señaló en esta ocasión; pero herido mortalmente de una flecha cayó del caballo á vista de todo el exército. Su padre, viendo la desgracia, dixo á sus sol-
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dados á gritos: „ Compañeros, no es mas que un hombre, no os desaliente su pérdida;" pero también le mataron á él y otros dos de sus hijos. Tenia Decio cincuenta y nueve años, y habia reynado dos y algunos meses.
Como si un Emperador no pudiera morir sino á traición , se esparció la voz de que Galo , uno de sus principales oficiales, por correspondencia secreta con los Godos , aconsejó á Decio una situación nada ventajosa , dio parte á sus enemigos, y fue causa de su derrota y de su muerte; pero si dio motivo para esta conjetura, supo ocultarle tan sagazmente, que á vista de la pena que mostró por esta desgracia, le proclamo Emperador el exército: Galo declaró César á su hijo Volusiano, le casó con una hija de Decio: y adoptó á Hostiliano, único hijo que habia quedado vivo de este Emperador. Era Africano, siempre habia servido en la guerra: y este era su principal mérito; sin embargo, hizo una paz vergonzosa con los Godos por ir á gozar de las delicias de Roma. Emiliano, xefe de las tropas opuestas á aquellos pueblos, vengó el honor del Imperio: y soberbio con la victoria, haciendo que sus soldados le diesen la púrpura, fue á desafiar á Galo en Italia: con tan buen
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éxito en su atrevimiento, que los soldados de Galo, despreciando á su Príncipe sumergido en Jos placeres, le mataron y también á su hijo, después de un reynado de diez y ocho meses , en presencia del exército de Emiliano, á quien proclamaron Emperador. A este, sin embargo, le duró menos el poder, porque le asesinaron sus soldados á los quince meses por evitar, como decian, la guerra civil; noticiosos de que iba contra ellos un exército que en favor de Galo habia levantado Valeriano, que les merecía buena opinión.
Llegando al exército la noticia de que habían quitado la vida á Galo y á su hijo, pusieron en el trono á Valeriano su xefe. Este era uno de aquellos hombres particulares que se pueden pintar de solo un rasgo. Queriendo Decio restituir la censura, ya por mucho tiempo abolida, encargó al Senado que eligiese una persona capaz de llenar debidamente este cargo; y todos los Senadores á una voz exclamaron : „ Sea Censor Valeriano : el que no tiene defecto es solo quien debe corregir los de los otros." N o obstante , este Valeriano persiguió á los Christianos. Era de una familia de las principales de Roma , y habia desempeñado con honor los principales cm-
2 2 4 COMPENDIO
pieos civiles y militares. Todos le amaban por su integridad, modestia y prudencia; y si cada hombre del Imperio hubiera tenido derecho para elegir Emperador, todos los votos habrían sido en favor de Valeriano ; pero alcanzó los tiempos mas infelices, porque todas las naciones que tenían el nombre de Godos, Ostrogodos &c. habían invadido la Mesia, la Tracia y la Macedonia. Los Persas pasaron el Eufrates, y desolaban la Siria, la Cilicia y la Capadocia: los pueblos de las orillas del Veser, unidos para defender su li-, bertad, empezaron á darse á conocer y hacerse temibles con sus correrías, Galieno, hijo de Valeriano, nombrado César, combatió á los Germanos con ventaja; y el Emperador tuvo también otros Generales que se distinguieron, como fueron Aureliano contra los G o dos, y Probo contra los Sármatas y los Quados.
Tomó Valeriano á su cargo la mayor dificultad , que era hacer frente á los Persas? pero á pesar de su valor y habilidad , lejos1
de vencer , experimentó la mayor desgracia que puede suceder á un Soberano: pues Sa-por le hizo prisionero , le trató con ultraje durante su vida: mandando desollarle después de muerto , y colgar su piel en un
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templo como perpetuo monumento de afrenta para los Romanos. No se sabe quanto tiempo vivió en las prisiones ; pero lo que mas sintió en situación tan infeliz fue verse despreciado enteramente de Galieno, quando la mayor parte de los Príncipes extrangeros que habían ayudado á Sapor, pedian con instancias la libertad del valiente y desgraciado Emperador ; y aquel hijo desnaturalizado no dio un paso por un padre tan estimable, encantado sin duda con verse solo en el trono, que ocupó al punto que supo el cautiverio de su padre. Valeriano reynó solos siete años.
Contando todos los que en los ocho años que Galieno reynó solo tomaron la púrpura ó con su permiso ó á pesar suyo , se hallará que fueron diez y nueve. Estos eran G e nerales de exército, Gobernadores de provincias , y algunas veces simples Gobernadores de una ciudad que se hacían proclamar. Los rivales se buscaban unos á otros, se acometían y peleaban. Tal vez duraba su imperio algunos meses, y aun tres ó quatro dias. Tomaba el pueblo partido en sus querellas, y así se veían los campos asolados, las ciudades saqueadas, y todo terminaba comunmente quitando la vida á los competidores y á sus
TOMO V I . P
2 2 Ó COMPENDIO
partidarios. Mientras lo interior del Imperio estaba así en un perpetuo alboroto, exérci-tos contra exércitos, y ciudadanos contra ciudadanos, forzaban los bárbaros las fronteras, y se extendían como una inundación, llevándolo todo á fuego y sangre, hasta que se retiraban cargados de botín, y llevando cada vez á sus bosques considerable numero de cautivos. A l mismo tiempo, como si se hubiesen juntado todas las plagas contra el infeliz Imperio, el cielo en muchos países se cubrió de negros nublados, y de una completa obscuridad., á la que seguían temblores de tierra, que acompañados con truenos tenían asustados á los habitadores. Se abrió la tierra y se tragó las casas; en donde antes se veian montes, aparecían lagos; y las que antes eran risueñas campiñas, se mudaban en arenales estériles. Se entró el mar por el continente, y arruinó muchas ciudades, al mismo tiempo que la peste salió del Egipto arrasando con su desoladora cuchilla la Grecia, la Italia , y la misma Roma, en la que hacia montones de cadáveres. Esta es la pintura del Imperio en el gobierno de Galieno ; pero todavía ennegrecían mas los colores sus crueldades.
El primero que se declaró Emperador fue
DE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 227
Yugeno en Panonia: era gran capitán, y muy amado del pueblo y de los soldados. Vencido por los Generales de Galieno se quitó la vida por no caer en manos de este Príncipe conociendo su barbaridad ; pero Galieno, ya que nada pudo hacer contra el xefe por haberse este substraído á su furor, escribió á Celer, comandante de su exército: „ N 0 estaré contento con que mueran los que tomaron armas contra mí; es preciso que extermines en cada ciudad todos los varones así jóvenes como ancianos : á ninguno perdones de los que me han querido hacer mal, ni de los que han hablado mal de mí: mata, despedaza , bien me entiendes: haz tú lo que sabes que haria y o : yo que te escribo esto de mi propio puño." Conforme á estas sangrientas órdenes no quedó ni un solo varón en muchas ciudades.
Los que se libraron de la matanza, viéndose reducidos á la desesperación, hicieron sucesor de Yugeno á Regiliano. Era descendiente de los Reyes de 4a Dacia, y capitán ilustre , á quien otro capitán no menos célebre escribia antes de su elección : ,,Fortuna es de la república tener en estos tiempos un General como vos. Se le haria gran servicio á Ga-
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2 i 8 C O M P E N D I O
lieno si hubiera quien le dixese la verdad, y quien alabase ó reprehendiese á cada uno según merece. Y o sé por menor vuestros combates y victorias: en otros tiempos os habrían honrado con el triunfo; pero en estos os aconsejaría yo que vencieseis con mas cautela, sin olvidaros de que hay alguno á quien podrían hacer sombra vuestras victorias." D e este modo se ve que con este tirano habia riesgo aun en servirle bien. El temor que inspiraba influyó en los soldados de Regiliano, á quien asesinaron para conseguir el perdón del delito de haberle proclamado.
Habia Galieno enviado á Germania á su hijo Valeriano baxo la conducta de Silvano su Gobernador. Los soldados, ofendidos de que les diesen un niño por comandante, mataron al tutor y al pupilo , y eligieron por Emperador á Postumio, el qual de las Galias, la España y la Inglaterra se formó un buen rey no. Reynároii con él por siete años la moderación y la equidad, y porque tenia estas virtudes le quitaron la vida. Habia tomado á Maguncia , no quiso abandonarla al saqueo , y sintieron tanto esto sus soldados, y de tal modo se irritaron, que le mataron á él y á sil hijo Postumio el joven.
DE IA H I S T O R I A U N I V E R S A L . 229
Bastará nombrar los que reynando Galie-no apenas hicieron mas que gustar la suprema autoridad. Macriano se levantó en Egipto en donde la guerra civil tenia á Alexandria reducida á un estado deplorable. Dionisio, Obispo de esta ciudad, refiere que „eran tan violentos allí los furores de la discordia, que seria mas fácil ir desde Oriente á Occidente, que de Alexandria á la misma Alexandria: no se podian tratar sino por cartas, y esto con mucha dificultad para entregarlas : mas fácil era atravesar los mares y los desiertos mas áridos que pasar por la calle que está en medio de la ciudad. El puerto se parecía á las riberas del mar Roxo quando estaban cubiertas de cadáveres de los Egipcios. El mar se veia muchas veces tenido en sangre , y el Nilo lleno de cuerpos ahogados ó asesinados. Se ¡untó el hambre con la guerra, y sobrevino una terrible peste que se llevó tanto número de habitadores , que en Alexandria se veían menos hombres de catorce años á ochenta, que los que ordinariamente habia desde quarenta á setenta." Quitando de esta relación lo que parezca exagerado, siempre resulta una funestísima idea de lo que puede llegar á suceder en una gran ciudad dividida en bandos.
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Contra Macriano se levantó Valente, contra quien Macriano opuso á Pisón, que tomó el título de Emperador, y fue muerto por Valente. Este sintió después tanto haberle quitado la vida, que exclamó: ¡Qué cuenta, daré jo d los dioses de la muerte de Pisón! Le honró el Senado con este notable elogio: „ Jamas hubo hombre mejor." Valente que tomó por sí mismo la púrpura, no tardó en ir á dar la cuenta que temia: y lo mismo sucedió á Macriano. Saturnino , General severo, al ver que á pesar suyo le elevaban al trono, di-xo á sus tropas: „Perdéis un buen capitán, y hacéis un mal Emperador." A la verdad no mostró mucha política : quiso restablecer la disciplina, y le mataron. Tomó Emiliano la corona de Egipto en lugar de Macriano ; y Teodoto, General de Galieno, le envió á su Emperador, que le hizo ahorcar. Balisto, otro usurpador del trono en Egipto, perdió la vida. Celso, proclamado en África, que era hombre de mucho mérito, reynó siete días, y acabó como los otros. Marios simple aventurero, elevado al trono en Maguncia, duró tres días. Le habían precedido Loliano, Victorino y su hijo, y le siguió Tétrico, que no fue menos desgraciado.
TJE L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 2 3 I
El único competidor de Galieno , que vivió en buena inteligencia con é l , fue Odena-to á quien adoptó por colega, sin duda porque le necesitaba. Era natural de Palmira, ciudad de Fenicia, cuyas soberbias ruinas todav í a dan testimonio de su grandeza. Unos di.-cen que era un ciudadano y magistrado, otros que era un Príncipe. Lo que parece es que fue el primer hombre de la ciudad, y tal vez se enriqueció con el comercio, como en los tiempos posteriores sucedió á los Médicis en Florencia. Sapor, Rey de Persia, incurrió en la necedad de despreciarle quando le ofreció juntarse con él contra los Romanos; y viéndose desechado por Sapor, se unió con los Romanos contra é l , y nunca este tuvo enemigo mas encarnizado y temible. Sus hazañas en favor de Galieno fueron el motivo para que como este veia que podia tomar á pesar suyo la púrpura , le diese parte en el trono. Sostuvo el honor de la corona hasta su muerte, de la que se ignora el género y la data. Cenobia, su viuda , gobernó, con el título de Reyna del Oriente, la parte del Imperio que perteneció á su marido.
Algunos creen que por la misma razón política que tuvo Galieno para ceder á Odo-
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nato una porción del Imperio, se determinó á revestir á Aureolo de la púrpura. Era este un hábil capitán, que le habia servido con ze-3o y con fortuna contra Yugeno su primer rival. Otros dicen que solamente fue un G e neral muy favorecido del Emperador, y que con el exercicio de aquella parte de poder que lograba se encendió en deseos de disfrutarle todo. Desde la Iliria en donde estaba , avanzó á Italia, y en ella fue derrotado. Estaba Galieno bloqueando á Milán , quando quatro de sus capitanes, no pudiendo sufrir su gobierno tiránico , hicieron una llamada falsa de noche en el campo, y aprovechándose de la turbación, le mataron á él , á su hijo, y á sus dos hermanos, á ios treinta y cinco años de edad, y quince de rcynado. Persuadidos los soldados á que habia muerto asesinado, se amotinaron; pero se sosegaron con la distribución de veinte piezas de oro por cabeza , sacadas del tesoro de Galieno, que nunca marchaba sin llevar considerables sumas consigo. Propusieron los conjurados al exército á Claudio como el nías propio para mantener el nombre y la dignidad de Emperador romano, y le proclamaron. Con ser tan execrable la memoria de Galieno por sus muchas crueldades, que so-
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lamente hemos indicado, le deificó el Senado al mismo tiempo que mandó precipitar á sus confidentes y ministros de la roca tar-peya. Nunca habia dado empleo alguno a los Senadores, ni sufrió que ninguno de ellos se presentase en su campo. Dicen que fue torpe , supersticioso , indolente , y que para todo vivía con indiferencia, sino quando se trataba de mantener su autoridad y sus gustos. Era amante de las bellas letras, orador y poeta excelente ; pero uno de los mas malos Emperadores.
Quando supieron los Senadores la elección de Claudio, dixéron que siempre habían ellos deseado tener por Emperador á él ó á otro qualquiera que se le pareciese. No se sabia quienes eran sus mayores; pero así que fue Emperador le hicieron los genea-logistas descendiente de Dárdano y de los Tro-yanos. Los primeros dias de su reynado fueron señalados por la derrota y muerte de A u reolo. Fue Claudio á Roma á arreglar los puntos del gobierno que estaban en la mayor confusión; pero una irrupción de Godos y de otros pueblos del Norte le precisó á ir con toda prontitud á la Mesia para hacerles líente. Escribió al Senado : „ Y a estoy á
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la vista de los enemigos, y para acometerlos. Ellos son trescientos veinte mil hombres; y si los venzo, cuento con vuestro reconocimiento ; pero si el éxito no corresponde á mis esperanzas, deberéis tener presente que la batalla se ha de haber dado después de un rey-nado como el de Galieno."
El estado en que dice que tenia su exército mas era para temer que para esperar. „Nosotros, dice , no tenemos lanzas, espadas ni escudos. A nuestros archeros con poca honra nuestra nos los detiene Cenobia; en unas circunstancias como estas la felicidad menor es muy gloriosa." Esta fue mayor de lo que pudiera esperarse, y el mismo Claudio la describe así: „Hemos derrotado enteramente un exército de trescientos veinte mil Godos, y destruido su armada, que era de dos mil-velas. Los campos están cubiertos de armas y de cadáveres : son tantos los prisioneros que hemos hecho, que sin contar los hombres, tocarán á cada soldado dos ó tres muge-res." Todas las provincias del Imperio enviaron á su campo, como á un mercado, para proveerse de esclavos; mas por el descuido ó negligencia en enterrar los muertos, ó bien por otras causas, sobrevino peste en "el exér-
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cito de Claudio, y este murió en la epidemia. Una parte de las tropas puso en su lugar á su hermano Quintilio , que le ocupó solos diez y siete dias, porque le asesinaron sus soldados temiendo su severidad. Dicen algunos autores que con la noticia de que la otra parte del exército habia elegido á Aurelia-no, se hizo abrir las venas. D e él se habla como de un hombre igual á su hermano.
La descripción del célebre triunfo de Au-reliano por la victoria que consiguió contra los Godos, Germanos y Vándalos, y principalmente contra Cenobia, puede presentarse como la parte gloriosa de la vida de este Emperador. Se cree que nació en Panonia , de origen obscuro ; pero quando se ciñó la diadema , siendo el primer Emperador romano que la usó , le hicieron los aduladores una genealogía como á Claudio. Era famoso por su fuerza extraordinaria y su valor : en una sola batalla mató quarenta y ocho bárbaros con su mano, y en diversos encuentros hasta novecientos y cincuenta. Los Marcomanos le ensenaron que al enemigo no se le debe reducir á la desesperación , pues habiéndolos vencido le pidieron la paz con condiciones equitativas, y él se la negó creyendo haber-
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les cortado la retirada; pero en vez de ofrecerse humillados al exército de Aureliano por volver á su pais, como él lo esperaba, volvieron hacia la Italia; y no pudo el Emperador librar á Roma del furor de los bárbaros, sino á costa de dos batallas sangrientas , y una recíproca carnicería.
Cenobia, viuda de Odenato, que habia sucedido en los derechos de su esposo , poseía la Armenia y la Siria , á las que reynan-do Claudio añadió el Egipto. Pretendía descender de las Cleopatras y los Tolomeos, y no se sabe si llevó á Odenato el Principado de Palmira , ó si le tuvo por é l ; pero á lo menos tuvo parte en sus victorias, y no pasaba por menos alentada y menos hábil que su esposo. Quando este murió, revistió de la púrpura á tres hijos que la quedaron de él , y como eran menores gobernaba en su nombre. Prudente en sus consejos, firme en sus resoluciones, generosa y equitativa , severa quando era preciso , cumplia las obligaciones de un gran Príncipe y de un grande General. Iba algunas veces Cenobia á la frente de sus tropas con su capacete y ropa imperial ; y á imitación de los Emperadores romanos daba muchas veces á sus tropas mag-
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níncos convites : y aunque muy sobria de ordinario , en estas ocasiones podia competir con sus oficiales. Entendía muchas lenguas, poseía á fondo la historia oriental, y de ella hizo un compendio que estimaban los sabios.
Quando Aureliano marchaba contra Ceno-bia, cuyas pretensiones se prometía reprimir, se vio detenido por la ciudad de Tiane ; y irritado con la resistencia de los habitadores, juró que no habia de dexar ni un perro vivo. Un traidor le entregó un puente de la ciudad, y quando entró le acordaron su amenaza los soldados, que esperaban un saqueo lucrativo ; pero fuese por bondad, ó por condescender á la petición de Apolo, al que creía haber visto en sueños, suplicándole que perdonase á sus conciudadanos, prohibió que se les hiciese mal alguno. Insistiendo ellos les dixo: ,, Matad todos los perros, que yo os doy licencia para hacerlo : " No pudieron menos los soldados de aprobar su clemencia. En quanto al traidor escribió á uno de sus amigos en estos términos : „ He tomado á Tiane , y permitido á mis soldados despedazar á aquel cuyos buenos oficios me hicieron dueño de la plaza. He perdonado al resto de los
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habitadores; pero el traidor me pareció que merecía la muerte, porque ¿ cómo podría yo contar con la fidelidad de un hombre que habia hecho traición á su patria ? Era rico , y yo he dado sus bienes á los hijos, para que ninguno diga que yo he quitado á nadie la vida por apoderarme de su hacienda."
Atacada vivamente Cenobia, experimentó la suerte de todo estado que en un territorio de poca extension cuenta solo con fuerza asalariada; y así una sola victoria de Au-reliano la encerró en los muros de Palmira su capital, y tal vez su única ciudad, en la que se defendió con valor. „Es increíble, escribía el Emperador, la cantidad de dardos y piedras con que nos oprime : de día ni de noche no nos dexa un instante de descanso.'* La escribió para que se rindiese ; y ella tuvo la imprudencia de responder que contaba con los Armenios y Sarracenos que iban ya á socorrerla. Envió el Emperador tropas contra aquellos auxiliares, no esperados, y los venció. Aun no desesperanzada Cenobia, salió de su ciudad para ir á buscar otros : lo supo Aureliano, y la hicieron prisionera. Llevándola á su presencia la preguntó : „ ¿ Cómo habia tenido atrevimiento para desafiar á los
¡fe
Cenobia ¡míe A u r e l i a n o
Jji's/l/l/li/il ili' /ÏV7//MV, l'i'IV HC lit Villi'l, M tlt:<l'it,:< ?<•
u//a vu/or,K<a irsis/rin/a rano rota Pniitrsa r/i ш,та*
/le Auri'li/iiio; ['civ so/'n^'onitiit/osc il la ilrsi/racui—^
/rs''oiii/io ¡i su.' prtqiiiitas ton on/ti r za noble, li¡¡
r/r/nl' fus/iría ¡i/ IIIC/'I/I' ili'l vciirftlri; iiitni/iii; •
ilsiul/ii'i/ilo ,il nii.into /ir/ii/'О su ///aiiili—.a ,1- al
zila. .\'t> tanti' л ariiilila la /oi/a/rni ,l¡ ant/iia '
rtiirie/iilo, mur г/i sabe/ poi/arse wiirti/o.
D E XA H I S T O R I A U N I V E R S A ! . 239 Emperadores Romanos?" Ella le respondió con una soberbia mezclada de discreción: „ A vos os miro como á un verdadero Emperador ; pero un Galieno , y todos los que se le parecían , nunca creí que mereciesen tan grande nombre, ni que yo no pudiese medir mis fuerzas con ellos." Se rindió Palmira con la noticia de que estaba presa su Reyna: puso Aureliano una fuerte guarnición, y llevó á Cenobia á Roma.
Empezó su triunfo por tres carros: el primero , que habia sido de Odenato , estaba todo cubierto de oro, plata y piedras preciosas: el segundo, igualmente rico, era un presente del Rey de Persia á Aureliano: el tercero era el propio carro de Cenobia. Hizo el Emperador su entrada en el quarto, tomado por él á un Príncipe Godo, y tirado por quatro ciervos. Le precedian veinte elefantes, bestias feroces de diferentes países, mil seiscientos gladiatores, increíble número de cautivos Godos, Alanos, Roxolanos, Francos, Sármatas, Vándalos, Alemanes, Árabes, Indios, Bactrianos, Iberos, Sarracenos, Armenios, Persas, Palmirenos, Egipcios, y aun diez mu-geres Godas que fueron hechas prisioneras peleando disfrazadas de hombres. Seguía Ceno-
%A¡O C O M P E N D I O
bia , cuya hermosura poco común , magestuo--sa estatura , y ayre noble , se llevaba los ojos de los espectadores. Iba atada con cadenas de oro sostenidas por sus mugeres, y tan cargada de perlas y diamantes, que tenia muchas veces que detenerse para descansar. Detras del Emperador marchaban las legiones victoriosas, tanto caballería como infantería, con coronas de laurel en las manos. No se habla mas de Cenobia sino para alabar la generosidad de Aureliano, que en las cercanías de Tiboli la dio tierras, en donde vivió según su clase con tranquilidad.
Hizo Aureliano grandes liberalidades al pueblo y , lo que mas importa, restableció las leyes, y puso en orden todos los ramos de administración ; pero no pudo verificarlo sin grandes contradicciones que degeneraron en alborotos; bien que triunfó su fortaleza. Prohibió el adulterio con muy rigorosas penas , y no permitió concubinas que no fuesen esclavas. Perdonó lo que debian al tesoro público : castigó á los delatores: concedió una amnistía general; mas esta no parece que se extendió á los Christianos, pues los persiguió. En el castigo de los delitos fue tan severo, que le censuran sus mismos panegiristas, y
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 4 !
el miedo que inspiraba su inflexíbilidad fue causa de su muerte.
Sospechoso de su secretario Mnestéo sobre alguna mala versación, le amenazó con el castigo; y como en él la pena seguia muy de cerca á la amenaza : este hombre , que sin duda se sentía culpado, resolvió prevenir al Emperador, y para esto contrahizo su letra, y formó una lista de los principales oficiales del exér-cito que Aureliano llevaba contra los Persas, poniendo en ella su propio nombre. La mostró á los que estaban inscriptos, diciendo: „ Q u e había caido por casualidad en sus manos la sentencia de muerte contra los que la lista contenia.'' Creyeron al pérfido, y mientras el excrcito marchaba, quando el Emperador le seguia con poca escolta, dieron sobre él , y le mataron á la edad de sesenta y tres años, y cinco de reynado. No tardó mucho en descubrirse la traición, y echaron al malvado á las fieras : los soldados despedazaron á todos los que habían executado la atrocidad: y entre el exercito y el Senado hubo emulación sobre los honores fúnebres debidos á este Emperador excelente.
Otro género de emulación se verificó en-» tre dos cuerpos, porque se enviaron mutua-
TOMO v i . Q
242 C O M P E N D I O
mente la. elección del Emperador, dándose recíprocamente esta señal de deferencia hasta tres veces; y no queriendo ceder el uno al otro en atenciones de respeto, se estuvieron ocho meses en una especie de inacción. No obstante, se iba formando la opinión en favor de Tácito , hombre de buenas costumbres, naturalmente benigno, y amante de las letras , como descendiente del famoso historiador de este nombre. Era grande admirador de la sencillez de los antiguos Romanos: y quan-do supo que se le inclinaban los votos, se retiró á vivir en el campo , bien que no po-dia menos de presentarse de tiempo en tiempo en el Senado por ser el principal. Un dia , ya determinado por los Senadores, quan* do se levantó á decir su parecer, gritaron todos á una voz : „ Tácito, nosotros os saludamos Emperador, y ponemos en vuestra mano los cuidados del estado y del mundo: aceptad el Imperio que merecéis por vuestro carácter , vuestra clase , y la conducta pasada."
Quiso excusarse el Príncipe del Senado por su edad de setenta y cinco años, y le respondieron: „ Q u e otros á quienes habian elegido en su vejez, habian gobernado bien." „ L o que necesitamos es un Emperador, y no
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un soldado : su espíritu, y no su cuerpo. Te-neis un hermano, valeos de é l , pues está en edad de aliviaros." Se dexó Tácito persuadir, y firmó el decreto, que fue recibido con grandes aplausos de los soldados y del puebio; pero no hubo gozo que igualase al del Senado. Ordenaron los Padres conscriptos procesiones públicas y hecatombes, convidándose unos á otros, y escribieron á todas las provincias que habian recobrado el derecho de crear Emperadores , y el de todos sus antiguos privilegios , por lo que en adelante los vasallos y los Reyes debían recurrir á ellos en sus negocios; pero les duró poco tiempo esta agradable ilusión. Murió Tácito á los seis meses, tiempo suficiente para que le echasen menos con sentimiento. Horiano, hermano de Tácito, á quien el Senado habia indicado como capaz de aliviar el peso al Emperador , quiso tomarle sobre sí: la Europa y África le reconocieron , y sin duda el Senado también ; pero los exércitos dispusieron otra cosa.
Habia en el Oriente un hombre á quien Tácito, conociendo su capacidad, confió el gobierno y las fuerzas de aquella parte del Imperio. Era excelente capitán, grande estadis-
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ta, generoso, afable, equitativo , enemigo del vicio , y en una palabra , poseía con la mayor perfección las calidades significadas por su nombre Probo, que quiere decir hombre de bien. Era hijo de un jardinero, que después fue soldado: él también lo fue, y pasó por todos los grados de la milicia hasta llegar al Imperio en la edad de quarenta años. Quiso el infeliz Horiano medirse con él ; pero sus soldados viéndose en presencia de los de Probo, quitaron la vida al que miraban como incapaz del mando, se pasaron al que tenian por mas digno: y aprobó el Senado la elección, teniéndola por conveniente en las circunstancias en que se hallaba el Imperio, amenazado de próximas invasiones.
Toda su vida se habia exercitado Probo contra los bárbaros, y quando Emperador no frustró las esperanzas que concibieron por las victorias que habia ganado quando General. Empezó por los Germanos, y debió lisonjear al Senado la relación de su victoria expresada en términos modestos. „Padres conscriptos, les escribía , la Germania . aquel vasto país , está enteramente sujeta. Nueve Reyes de diferentes naciones se han postrado á mis pies, ó por mejor decir, á los vuestros. Todos los
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bárbaros al presente labran y siembran para Vosotros; mas hacen : pelean en vuestro favor. Dad pues gracias á los dioses por tan grande conquista. Quatrocientos mil enemigos han sido despedazados : diez y seis mil han tomado partido en nuestras tropas: hemos vuelto á ganar sesenta ciudades grandes: ahí os envió las coronas de oro que me han presentado estas ciudades para que las consagréis á los dioses. No solamente hemos recobrado el botin que nos habían tomado los bárbaros , sino que nos hemos enriquecido con sus despojos. Sus ganados trabajan labrando los campos de las Galias : sus ovejas están en nuestros pastos: sus granos en nuestros almacenes , en una palabra, no les hemos dexa-do mas que la tierra desnuda." ¡ Frutos dignos de las conquistas! ¡La desolación y la mina para enriquecer á los ciudadanos ociosos!
Venció Probo á los Eorgoñones y Vándalos , ó hizo prisioneros á sus Reyes y la flor de su nobleza; pero los trató bien. D e las naciones sometidas formaba cuerpos que enviaba á subyugar otros países. De este modo con los destacamentos c!c Vándalos y Eorgoñones reduxo y mantuvo á los Ingleses baxo su dominio. Los Godos de la Traciá le
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pidieron la paz: los bandidos fueron arrojados de la Isauria , y repartidas sus tierras á los veteranos con la condición de que á la edad de diez y ocho años habian de ir sus hijos á servir en los exércitos romanos. D e la Europa pasó Probo á la Asia : estrechó á los Persas hasta pedir la paz como los Godos: y llevó la gloria de sus armas á la Etiopia y á los pueblos mas retirados de la Asia, cuya extraña figura admiró á los Romanos en el triunfo de Probo.
A pesar de estas hazañas no le faltaron rivales; pero debe advertirse que se los suscitaron las circunstancias mas bien que la ambición. Saturnino, que era buen General, habia recibido de Aureliano el mando de las fronteras del Imperio en el Oriente con prohibición de ir á Egipto. Unos dicen que era de Mauritania, y otros con mas probabilidad que nació en las Galias En aquel tiempo pasaban los Gaulas por ambiciosos, y los Egipcios por instables y propensos á la novedad. Se c r e e que estas razones ó preocupaciones dictaron la prohibición de mando que recibió Saturnino. Le entró á esie la curiosidad, y al punto le proclamo el pueblo Emperador. Huyo á Pa. lestina; pero el temor de ser castigado por
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una rebelión involuntaria le hizo enarbolar el estandarte de rebelde. Probo , aunque no lo creia, le escribió para reducirle á su obligación. Sin duda se hubiera rendido Saturnino si no se hubieran opuesto sus soldados, no obstante sus lágrimas y súplicas; por lo que fue necesario enviar tropas contra él. Le vencieron y le reduxéron á encerrarse en la ciudadela de Apamea , que tomaron después p o r asalto: y pasaron á cuchillo á Saturnino con toda la guarnición con mucho sentimiento del Emperador, que hubiera querido conservarle la vida.
En las Galias, Próculo, que era bandido y hijo de otro, se hizo proclamar Emperador en Colonia á instancias de su mu-ger, tan valiente como ambiciosa; y aunque sostuvo por algún tiempo la empresa , al fin le vencieron , y se retiró á los Francos. Estos le entregaron al Emperador, el qual mandó quitarle la vida. Bonoso , Español de orí-gen , y nacido en Inglaterra, después de haber tenido escuela , llegó por todos los grados de la milicia á tener el mando de las liberas del Rin, dexó por desgracia sorpre-h e n d e r y quemar las embarcaciones que los Romanos mantenían en este r io; y creyendo
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que solamente Ja púrpura podía librarle del castigo, la tomo y la defendió por mas tiempo que esperaba Probo; pero reducido á la última extremidad, se quitó la vida. Tenia el talento particular de beber tanto como diez hombres, sin embriagarse y conservándose sereno. Aureliano le habia hecho casarse con Kunila , Princesa de la sangre Real de los Godos, con el fin de que emparentando con los principales de la nación, pudiese, quando bebían , penetrar sus secretos. Tenia Hu-nila mucho espíritu y entendimiento : era hermosa y honrada : por lo qual Probo la trató bien y con honor , señalándola una pensión para ella y sus hijos. Un Gobernador de Inglaterra , cuyo nombre callan los histo-rir-dores, tenia al Emperador inquieto sobre su fidelidad : dio parte á un confidente suyo de sus sospechas: este fue allá con pretexto de convertir á su amigo ; y habiéndole este recibido bien , le mató a puñaladas por la noche. No se dice si Probo llevó á mal ó aprobó la traición.
L o r Galúas debieron reconocimiento particular á este Emperador. Plantó en sus países L;s viñas, ó extendió y dexo en íibeitad su cultivo, que antes les esiaba prohibido ó
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limitado. Empleó en esto á sus soldados, ocupándolos en tiempo de paz en toda especie de trabajos, diciendo: „Pues el público los mantiene , razón es que trabajen y peleen por el público." En el poco tiempo que reynó este Príncipe edificó ó reparó setenta ciudades ; y entre estas se debe contar la de Fir-mia, en donde habia nacido. Hizo secar las lagunas, y levantar un dique contra las inundaciones á que estaba expuesta. Estos trabajos , que los soldados miraban como útiles para el público mas que para ellos, les disgustaban , y así le acometieron mientras los zelaba. Tuvo tiempo de refugiarse en una pequeña torre , desde la qual solia estar mirando la obra, y allí le atacaron furiosos, siendo solo él en su defensa ; por lo que la tomaron por asalto , y le quitaron la vida á los seis años y medio de reynado , y unos cincuenta de edad. La muerte de este Príncipe fue muy sentida aun de los bárbaros; porque si temían su valor, veneraban su probidad, clemencia y justicia. Escribicion sobre su sepulcro este epitafio : Aquí yace el Emperador Probo, cuya •vida y costumbres correspondieron á su nombre.
Le sucedió Caro, su capitán de guardias, y le reconoció el Senado. Se ignora su nací-
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miento; pero él decia ser Romano, y ya tocaba en la vejez, pues tenia dos hijos de bastante edad, como que eran ya de un carácter declarado y conocido. El uno, llamado Carino, era áspero y cruel, el otro, cuyo nombre era Numeriano, fue humano y benigno. A los dos asoció Caro al Imperio; pero al primero, que le habia ayudado á ganar una insigne victoria contra los Sármatas, le envió al Danubio á continuar sus hazañas. Marchó con el segundo contra los Persas: le asaltó una enfermedad , y uno de sus secretarios cuenta así su muerte: „Mientras nuestro Príncipe amado estaba enfermo en su tienda , sobrevino una furiosa tempestad, con la que de repente se convirtió el dia en noche. Resonaban los truenos de un modo espantoso ; y dando uno mas terrible que los otros, se oyó decir á gritos, el Emperador es muerto. Poco después los xefes de su casa , en la desesperación que su muerte les causaba, pusieron fuego á su tienda." Advierte el secretario, que viendo el incendio creyeron unos que habia muerto de rayo, y otros que le habían asesinado. El certifica que murió de enfermedad.
Pero la suerte de Numeriano, reconocido Emperador inmediatamente , hace sospe-
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char que rindió la vida acometido de traidores en su misma habitación y entre sus criados, así como su hijo halló en su propia familia el asesino. Sintió este hijo tanto la muerte de su padre, y derramó tan copiosas lágrimas , que se le debilitaron los ojos hasta no poder sufrir el resplandor de la luz. Su suegro, llamado Aper , que quiere decir jabalí, tuvo por favorable la ocasión para ocupar la plaza de su yerno, y le asesinó. Pero lo execu-tó como malvado indiscreto; porque hizo llevar el cadáver por tres dias en una litera sin saber que resolver. El mal olor descubrió su delito; y sabiéndolo los soldados, nombraron á Diocleciano, que también era capitán de la guardia de Numeriano. Debe advertirse y observarse que Caro y Diocleciano, ambos capitanes de las guardias , fueron colocados en el trono del Emperador á quien no habian defendido.
Hizo Diocleciano que compareciese en su presencia el traidor Aper. Una Druida de las Galias habia pronosticado á Diocleciano que seria Emperador si mataba un jabalí. En conse-qiiencia mataba quantos podía siempre que iba a caza ; y no realizándose la predicción de la Druida, decía: „ Y o mato las fieras, y los
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otros se aprovechan ;" pero en aquellas circunstancias, después de haber dado en rostro á Aper con el asesinato de su Principe y su yerno , baxó de su tribunal, le traspasó el pecho con la espada , y exclamó : ,, Ya por último he muerto al jabalí fatal." Carino, que pudiera inquietarle , y aun habia ganado contra él una victoria en las riberas del Danubio , murió á manos de un tribuno á cuya muger habia violentado. Solamente un año y quatro meses habia reynado Caro, y casi otro tanto tiempo se pasó antes que Diocleciano se viese libre de Carino.
Aquí ofrece la historia el extraordinario espectáculo de dos amigos en el trono, y dos Emperadores que toman cada uno un César, y Césares que llegan á ser Emperadores, y toman otros dos. En esta confusión de potestades se ven los historiadores bien apurados para seguir el hilo de la narración de los sucesos, y los pueblos no sabían á qual de los potentados debían obedecer. Diocleciano era hijo de una esclava natural de Dalmacia , y él fue también esclavo de un Senador que le dio libertad, y llegó después al trono por la escala de los grados militares. Entendía muy bien los negocios civiles: preveía los sucesos,
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y sabia disponer sus proyectos, y ser dueño de sí mismo, aunque era naturalmente inclinado á partir con violencia. Aborrecía los gastos inútiles: se le vio proteger las ciencias, cosa que admira en un hombre que no habia tenido educación alguna sino la de las campañas, y solo se habia aplicado á la guerra ; pero la entendía tan bien como los mejores capitanes de la antigüedad.
A poco tiempo de haber subido al trono eligió por compañero á su amigo Maxímia-no, que á excepción de no haber sido esclavo , no era mas esclarecido en el nacimiento. Su patria fue Seriuio , lugar pequeño de la Panonia: desde luego tomó el partido de las armas: se señaló en muchas expediciones, y pasaba por uno de los grandes Generales de su tiempo. Le pintan hombre cruel y malo; pero al mismo tiempo confiesan su valor, su talento guerrero, y su afecto inviolable á Diocleciano. Este no tuvo mas que una hija llamada Valeria, y Maxímiano un hiio y una hija de su muger Entropía , natural do Siria, que fueron Maxencio y Fausta. Llevaba ya Eutropia á Teodora de otro esposo. Se cree que los dos Emperadores repartieron entre sí tácitamente el Imperio : que Piocle-
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ciano se reservó Jas provincias orientales, y dio el Occidente á Maxímiano.
Este era el papel mas difícil ; pero Maxímiano le desempeñó gloriosamente, porque derrotó á dos Generales que se habían hecho declarar Emperadores en las Galias, y obligó á los Germanos á volverse á sus limites ; mas se vio precisado á dexar desplegar la bandera imperial en Inglaterra á Carausio, el qual formó una marina que sostuvo su poder. Entre tanto no estaba Diocleciano ocioso: sujetaba á los Sármatas, y reunía baxo su cetro á los de Dacia y otros pueblos vecinos. Después de estas hazañas se juntaron los dos Emperadores en Milán; y tenida esta conferencia, parece por lo que pasó, que trataron del estado crítico del Imperio, amenazado por todas partes , y que previendo la dificultad de resistir á los asaltos que se preparaban, resolvieron escoger cada uno quien le ayudase con el nombre de César. Diocleciano eligió á Galeriano, de familia obscura como la suya , y Maxímiano á Constancio Cloro , que por los Claudianos estaba enlazado con las mejores casas de Roma. Los dos Cesares repudiaron las mugeres que tenían: casó Valeriano con Valeria, hija de Diocleciano, y
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Constancio con Teodora, hijastra de Maxi-miano.
Esta multiplicación de dueños del Imperio fue para este mucha carga, pues antes tenían que mantener una sola corte , y fue preciso sostener quatro , por lo que los impuestos se aumentaron á proporción , y aun mas de lo que pedia la necesidad. Quanto mas costaba cobrarlos, creció mas el número de los oficiales encargados de exigirlos: sobrecarga que hace al impuesto mas pesado. La misma Italia, tratada hasta entonces con atención, se vio señalada con los golpes del fisco, y gimió como las demás provincias baxo la vara de los exactores. No eligió Diocleciano ventajosamente quando tomó á Galeriano por C é sar, porque elevado á esta dignidad desde la ocupación de vaquero, por medio de los grados militares, se resentían en él muchas cosas de su primer estado, pues era rústico, grosero, y enemigo de los hombres de letras. En sus propias acciones y en su porte se advertían ciertas señales siniestras mas propias para inspirar terror y aversión que estimación y amistad. Todas las prendas contrarias tenia Constancio , pues juntaba la habilidad en las armas, igual á la de su colega, si no era superior»
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D e esto dio pruebas en las Galias, en donde ganó muchas victorias, y sobre todo en Inglaterra , en donde venció á Alecto, que asesinando á Carausio habia usurpado el Imperio de este. No se conduxo Constancio de modo que se conciliase el afecto de los Ingleses : entre las ciudades de las Galias manifestó particular afecto á la de Autun, y la adornó con aqiieductos, baños y otros edificios. Todo esto se hacia, ya en compañía de Maxímiano y ya separadamente , mientras el Emperador por su parte alejaba de las fronteras á otras naciones, ó hacia conquistas.
Diocleciano y Galeriano se repartían también en el Oriente las operaciones militares. Ocupado el Emperador en subyugar á los Moros en África , envió al César contra Nar-ses, Rey de Persia, que hacia una irrupción en Mesopotamia. Arriesgó Galeriano una acción con muy pocas tropas, y fue vencido: volvió apresurado á Diocleciano buscando consuelo y socorro; pero quedó tan admirado como ofendido al verse recibido con el mayor desprecio: pues este Príncipe, que estaba tomando el fresco en los campos quando llegó el César, permitió que revestido de la ropa de púrpura anduviese á pie mucho camino al
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lado de su carro, sin dignarse de ofrecerle asiento. En vez de desalentarle esta afrenta, le inspiró un deseo ardiente de borrar la mancha de su derrota, y lo consiguió mas de lo que se podia esperar, pues con un cuerpo de veinte y cinco mil hombres venció completamente á un exército considerable, matando mas de veinte mil: sacó un botin inmenso con innumerable cantidad de prisioneros, entre los qua-les estaban las mugeres del Rey , sus hermanas , sus hijos é hijas, y muchas personas de la mayor distinción : y se tuvo Narses por dichoso en rescatarlos cediendo muchas provincias.
Quanto la derrota habia humillado á Ga-leriano, tanto le ensoberbeció su victoria,pues le hizo tomar en el gobierno una autoridad, que la debilidad de Diocleciano dexó llegar al último punto. Por hallarse este Príncipe en edad avanzada, llevaba con mucho trabajo el peso del Imperio: las desgracias generales le fatigaban : los sucesos particulares no solo interrumpían su tranquilidad , sino que le turbaban el espíritu : y cierta enfermedad habia empezado á causarle algún desorden en el juicio; en términos que muchas veces temblaba , imaginando que veia caer rayos del
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cielo. Atribuía á los Christianos aquellos sustos, y á la venganza de Dios por la persecución que de él sufrían; pero otros creyeron que Galeriano irritaba su mal : y se sospechaba de este que por dos veces puso fuego al palacio de Nicomedia, en donde habitaba el Emperador , con el fin de trastornar del todo su juicio que ya estaba conmovido. A la enfermedad del espíritu se juntó la del cuerpo, la qual fue tan terrible que le tuvieron por difunto , y quando volvió á presentarse en público, le halló el pueblo tan mudado que apenas le conocía. En este estado le aconsejó el César que dexase el Imperio : no se sabe si fue simple proposición, súplicas ó amenazas; pero parece que la dimisión fue voluntaria, pues Maxímiano, en quien no concurrían las mismas razones de edad ni de flaqueza , se determinó á lo mismo. Algunos historiadores aseguran que ya los dos Emperadores se habían comprometido en renunciar juntos el Imperio.
Cumplieron su palabra, porque en el mismo dia dexó Diocleciano la púrpura en Nicomedia , v Maxímiano en Milán. Los dos Césares, Galeriano y Constancio, viéndose Emperadores , tuvieron cada uno un César se-
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gun se habían convenido. Diocleciano los nombró, pero después de la elección imperiosa de Galeriano, el qual desechó á Maxencio, hijo de Maximiano , y á Constantino, hijo de Constancio: fue preciso nombrar á Maximino, hijo de su hermana, y á Severo , sacrificado á su voluntad, pero que por ningún lado tenia conexión con las dos casas imperiales. Después de su abdicación se retiró Diocleciano á Dalmacia , su pais natural, eligiendo su habitación en Salona, en la que edificó un magnifico palacio.
Tranquilo en aquel retiro lograba el delicioso placer de gozar de los presentes de la naturaleza, y se le oyó decir muchas veces: Ahora sí que vivo, ahora sí que veo la hermosura del sol. Se divertía en cultivar un pequeño jardin ; y queriendo empeñarle en tomar de nuevo la autoridad imperial en tiempos turbulentos, respondió á los que esto solicitaban : „ Quisiera yo que virtieseis á Salona , y aquí os mostraría las berzas que he plantado por mi mano: estoy muy seguro de que al verlas no me hablaríais mas de Imperio." Para creer que un hombre de estos sentimientos muriese de pena por haber trocado el cetro con la azada, ó tomase ve-
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neno de pesadumbre , era preciso tener una certeza muy superior á toda duda ; pero en este punto no tenemos mas que la opinión de los que creen que el amor de las grandezas es un mal incurable. Tenia Diocleciano ochenta años, y para morir de esta edad no se necesita de pesadumbre ni de veneno. Los Príncipes que reynáron después de él le honraron en su retiro como á su común padre , á quien debían la dignidad. Reynó veinte años y algunos meses , y á pesar de sus guerras hizo muchas cosas útiles, y manejaba con prudencia los caudales del público. Por su gusto en la arquitectura fue inclinado á hermosear muchas ciudades : casi todos sus edificios llevaron el sello de la inmortalidad , y la poderosa mano del tiempo no ha podido borrarle en sus ruinas, las quales todavía encantan á los ojos y á la imaginación.
Hasta aquí el Imperio romano , que al principio fue reyno, después república coa sus Cónsules y sus Tribunos por antagonistas , en el que contrabalanceaban el pueblo y el Senado con su dictadura, potencia regula-triz, sus grandes hombres, su entusiasmo de gloria y fama, su culto que hacia parte del
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gobierno, el respeto de los pueblos, la pompa de las ceremonias en sus fiestas y sacrificios, fue como una máquina que dándola una vez el movimiento se conservaba con arreglo, auxiliada de los lenitivos empleados para suavizar la dureza del choque y frotación. Por entonces agradaba contemplar el juego de los resortes que mantenían el equilibrio, quiero decir, aquellos hombres extraordinarios, Fa-bios, Mételos, Paulos Emilios, Gracos y otros, que con el contraste de pasiones y virtudes, eran el móvil de grandes sucesos.
A esta magestuosa organización sucedió el desorden introducido por la ambición dominante de Mario, Sila y Pompeyo para la destrucción casi total de César, primer Emperador. No obstante, este y sus sucesores conservaron el aparato de la administración republicana en el Senado y las magistraturas; pero á la sombra de aquellas formalidades se h i c i e r o n dueños absolutos, y la voluntad de uno solo arreglaba, gobernaba y ordenaba, quedando reducido todo el aparato de fórmulas á solo un nombre vano. Desde este punto ya la historia del Imperio no es mas que la de la corte de los Príncipes y la de las intrigas de sus cortesanos, mezcladas de guerras civiles y ex-
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trangeras, que le dan todavía cierto ayre de apariencia.
Se dividió el Imperio entre los dos Emperadores y los dos Césares. Tuvo Galeriano la Iliria , Panonia , Tracia , Macedonia, Grecia, el Asia menor, la Siria, Judea , y todas las demás provincias del Oriente , de las que cedió á Maximino la Siria y el Egipto. Constancio tuvo la Galia, Italia, África, España y la Bretaña, pero separó para Severo la Italia y la África. Maximino , hijo de la hermana de Galeriano, era un joven tosco, criado por una madre grosera, como su tio, cuidando los rebaños, y cuyo áspero carácter no desmentía su origen. Severo, cuyo nacimiento no se conoce, era de edad madura, siempre habia profesado en la tropa un sincero afecto á Galeriano, y pasaba por, su amigo , pero uno de aquellos amigos condescendientes , que solo ven con los ojos del que los domina; y así le habia elegido Galeriano, porque esperaba de él una sumisión igual á la de su sobrino Maximino. Nada le faltaba á este Emperador para ser dueño absoluto del Imperio sino gobernar á Constancio; pero si no se lisonjeaba de esto, esperaba de la poca salud de este Príncipe que presto se
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vería desembarazado de aquel colega. Por otra parte siempre tuvo consigo á Constantino, hijo de Constancio , como una especie de prenda, si no de la sumisión , á lo menos de la condescendencia del padre.
A la verdad Constancio era un colega molesto para un Emperador que mas queria ser temido que amado , quando él deseaba por el contrario mas bien dominar á sus vasallos por amor que por miedo : por el rasgo siguiente se verá que acertaba en esto. Instruido Diocleciano de que Constancio cuidaba poco de llenar el tesoro público, envió á quien le reprehendiese de su negligencia. Suplicó el César á las personas encargadas de la reconvención que descansasen algunos dias, y en estos advirtió á los mas ricos de las provincias que necesitaba dinero, y que en ellos estaba aprovecharse de la ocasión de manifestar que amaban á su Príncipe. Este simple mensage produxo el efecto increible de que una infinidad de ciudadanos llevaron á porfía su oro y su plata, de suerte que en poco tiempo se llenó el tesoro. Entonces di-xo Constancio á los diputados : „ Que fuesen á visitar los caudales;" y entre tanto que examinaban aquellos montones con admiración,
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les dixo el Príncipe : „ Mucho tiempo ha me pertenecía eso que veis, pero lo he dexado en depósito en manos de mi pueblo." Después volvió aquellas riquezas á los mismos depositarios , seguro de que las hallaría siempre que las necesitase, porque „ e l amor de los vasallos, decía, es el tesoro mas rico é indefectible del Príncipe."
Si no fue Christíano, estaba tan distante de perseguirlos, que los estimaba. Mientras sus colegas los perseguían , hizo declarar á los Christianos oficiales de su casa, y á los Gobernadores de provincia, que escogiesen, ó renunciar á su religión ó á sus empleos. Los que prefirieron su religión fueron tratados con distinción por Constancio , y les dio la guardia de su persona y la administración de sus negocios: á los otros los reprehendió, y les quitó su confianza. „Qualquiera, dixo, que sea traidor á su Dios, no hará escrúpulo de serlo á su Príncipe", con lo que su palacio se llenó de Christianos. Su misma muger, la célebre Elena, era Christiana, y no se puede dudar que inspirase desde luego á su hijo Constantino sus principios, que depositados en un corazón recto, crecieron y fructificaron después.
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Vio Galeriano con envidia las primeras muestras que daba el joven Constantino: no hubo Príncipe que prometiese mas. Su ayre noble y talla magestuosa , juntas con la conducta irreprehensible, carácter dulce , generoso y afable con todo el mundo, le ganaban el afecto del pueblo y de los soldados en tanto grado , que quantos le conocían deseaban verle algún día Emperador. Por los peligros á que le expuso Galeriano sin reparo, se conjetura que quisiera deshacerse de é l , y mas quando con pretexto de afecto le retenía , sin permitirle que fuese con su padre. No obstante, á instancias del hijo le dexó ir de Nicomedia, en donde estaban juntos, á las Galias , en donde se hallaba su padre; pero al mismo tiempo despachó un correo á Severo con orden de detener al joven Príncipe en su paso por la Italia. Constantino le previno, y saliendo veinte y quatro horas antes que lo que el Emperador habia dispuesto , mató ó dexó inservibles todos los caballos d: las postas. Galeriano quando supo que se le habia huido , lloró de rabia , y envió inútilmente á perseguirle. Llegó Constantino sano y salvo á ver á su padre , y unos dicen que le halló moribundo, otros que le
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ayudó y se distinguió en la guerra de Inglaterra. D e todos modos, al punto que murió este Príncipe , que no tardó mucho , eligieron los soldados á Constantino por Emperador. Se casó con Fausta, hija del Emperador Maximino , pero de otro matrimonio que Maxencio , á quien Galeriano habia hecho que Diocleciano negase el título de César, dándosele á Severo y Maximino.
Quando Maxencio supo en Roma la elevación de Constantino al Imperio, se creyó con derecho para apoderarse de la púrpura por ser hijo de Maximiano y yerno de Galeriano. Las guardias pretorianas ganadas con sus promesas le proclamaron Emperador. El Senado y el pueblo le reconocieron; pero esto fue mas por odio á Galeriano, que entretenido con las delicias del Asia no se dignaba de hacerles el honor de visitarlos, que por inclinación á Maxencio. Este era orgulloso, feo, cruel, esclavo de todos los vicios, y aborrecido no solo de los amigos de su padre, sino de su padre mismo. ¡Pero qué no puede la ambición! A pesar del odio á un hijo tan aborrecible, y aun pudiendo creer que, según la opinión bien general, le habian supuesto este hijo , el viejo Maximiano cansado de su soledad, volvió
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á Roma á acompañarle en el trono. Severo tuvo orden de Galeriano para oponerse á la que él llamaba rebelión. Maxímiano y Maxencio salieron al encuentro: ganaron la victoria, hicieron prisionero á Severo, y le concedieron por gracia que se hiciese abrir las venas.
Llegó Galeriano tarde á socorrerle, y aun estuvo á riesgo de experimentar la misma desgracia, porque los dos Emperadores ganaron parte de los soldados. Fue ventura poder salvarse con el resto en su departamento; y entre tanto que solo debían pensar en perseguirle, se desavinieron entre sí padre é hijo: tentó Maxímiano medios para destronar á Maxencio; y no consiguiéndolo, fue á verse con su yerno Constantino , y después con Galeriano para excitarlos contra su hijo. Viendo que eran inútiles sus tentativas, se quedó con Constantino, resuelto, según decia, á volver á su vida tranquila, sin mezclarse mas en los negocios; pero baxo esta renuncia aparente ocultaba el pérfido muy negros designios.
Estaba Constantino en guerra con los Francos , y en guerra tan cruel que tiraban á perderse. Mataban á los soldados prisioneros; á los Generales y aun á los Reyes los echaban á las fieras. Estando para verse acometido de
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nuevo por el lado de Arles, aconsejó al Emperador el suegro que fuese delante de los enemigos á alguna distancia, y aun él se ofreció á acompañarle. Quando le pareció que ya le tenia tan adelantado, que no podia temer que volviese pronto , regresó él á Arles , y tomó por tercera vez la púrpura : se apoderó del palacio y del tesoro , y distribuyó una buena suma entre los soldados. El yerno lo supo á tiempo : retrocedió por el mismo camino, y no tardó en reducir al viejo á huirse : tuvo este que encerrarse en Marsella con una débil guarnición que se de-xó sorprehender. Constantino le hizo gracia de la vida, y aun le dio una libertad de que abusó. Determinado á subir al trono á toda costa, se dirigió á Fausta su hija; y á fuerza de amenazas, la empeñó en que aquella noche dexase abierto el quarto de su marido ; pero aunque ella lo ofreció, dio cuenta á su esposo, el qual hizo poner en su lecho en su lugar un eunuco. Entró Maximino, descargó el golpe en el eunuco, y exclamó: Constantino es muerto, yo soy el Emperador. Al punto se
presentó Constantino con numerosa guardia: hizo prender al traidor suegro, y le dexó elegir el género de muerte: él escogió ser ahorcado.
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Después de la muerte de Severo, conociendo Galeriano que le iba faltando la salud, y necesitaba de quien le ayudase, dio la púrpura á Licinio , que no tenia otra qualidad estimable sino la de ser bueno para la guerra; pues era por otra parte cruel, altivo, desarreglado, ignorante, y tan enemigo de las letras , que decia eran la perdición de los estados. Maximino el César, á vista de esta promoción , se hizo declarar Emperador en la Siria y el Egipto , á cuya usurpación cerró los ojos Galeriano, tal vez por no poder impedirla. Otro pretendiente , llamado Alejandro , natural de Frigia y de baxo nacimiento , tomó la púrpura en África , y se revistió de ella en Cartaeo. No vio Galeriano las conseqüencias de estas empresas, porque murió; y fue su enfermedad acompañada de inexplicables tormentos, cuya relación sola estremece. Los historiadores nos la presentan como un castigo del cielo por su cruel persecución contra los Christianos. No bien cerró los ojos quando Maximino y Licinio pelearon por lo que dexaba; pero al fin repartieron los despojos entre sí. Maxencio se quedó en posesión de la Italia y del resto del departamento arrancado á Severo, en el que
27O C O M P E N D I O
estaba el África usurpada por Alexandro. Maxencio llevó á ella sus armas: venció á Alexandro , k hizo ahorcar, quitó la vida á quantos ricos pudo haber á las manos, y confiscó sus bienes con el pretexto de que habian dado auxilio al usurpador. Llegó su furor hasta reducir á cenizas la ciudad de Cartago, que habia vuelto á ser una de las mas bellas y mas florecientes del mundo.
Ufano con la victoria Maxencio, pensaba no tener igual, y decia abiertamente que sus colegas no eran mas que tenientes suyos, colocados en las fronteras para defenderlas contra los bárbaros, y amovibles á su voluntad. Sabiendo Constantino que hacia preparativos de guerra, creyó que le debia hacer presentes los inconvenientes de una guerra civil, y los males que como conseqüencias necesarias caerían sobre los pueblos; pero Maxencio no era hombre que se movia por estas consideraciones. Nos le pintan los historiadores como un tirano manchado con todos los vicios. Gemía Roma debaxo de su cetro de hierro; porque no contento con sus vexaciones, abandonaba á sus soldados la honra , la vida y los demás bienes de sus vasallos. No perdonaba su avaricia á los principales miembros del Se-
D E LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 7 1
nado , ni su lascivia á las señoras mas ilustres. Una de estas se quitó la vida viéndose sacrificada á sus deseos impuros. Era muger del Gobernador de Roma, y profesaba la religión christiana.
Examinando á la luz de la historia el nacimiento y progresos de esta religión , es imposible dexar de pasmarse. Nació en un rincón del universo, y en un pueblo envilecido , ó por mejor decir, entre las ruinas de una nación cautiva y dispersada. Su fundador fue un hombre de nacimiento tan obscuro que apenas era conocido en su mismo pais : su predicación solo duró tres años: murió en una cruz con la pena infame de los esclavos; y los que dexó por predicadores de su doctrina y sus dogmas fueron doce hombres de familia tan humilde como la suya, ignorantes , rústicos, y entregados por la necesidad á los penosos oficios de la clase indigente.
Sus dogmas en nada eran mas claros, ni al entendimiento desamparado de la fe le satisfacían mas que los de las religiones establecidas hasta entonces, porque están como los de ellas envueltos en misterios. Lo que proponía contradecía á las opiniones en aquel tiempo recibidas, y su doctrina combate á los mas agrada-
'¿JZ C O M P E N D I O
bles intereses: pues manda renunciar á los gustos, y resistir á las pasiones lisonjeras, como la ambición, deseo de fama y de riquezas: quiere que se desconfie de lo que agrada, que no conserve el corazón apego á los bienes de esta vida, y que solo se piense en lo que promete en la otra.
Es tan puro y severo en su moral , que no solamente prohibe los vicios odiosos á los paganos , como el robo y la crueldad, sino también los que ellos canonizaban, como la lascivia aun despojada de los excesos, el org u l l o , el fausto y la venganza, substituyendo en su lugar el perdón de las injurias, e l amor á los enemigos, la modestia, la humildad , la afabilidad, la mansedumbre, y todas las virtudes despreciadas por el exemplo de los dioses que los paganos adoraban. Sus discípulos tuvieron que condenar el ínteres de los sacerdotes de los templos elegidos entre los primeros de las naciones, y el afecto de los pueblos á ceremonias pomposas practicadas en magníficos templos, á las quales los Christianos substituían un culto retirado, y lleno de temor humilde. Ultrajados con el desprecio, perseguidos con el odio, no por eso extendieron menos su religión en medio de aquellos mismos pueblos que no hallaban en ella interés, y en-
DE I A HISTORIA U N I V E R S A ! . 273
tre los Grandes á quienes contradecía , y la introduxéron hasta en los palacios de los E m peradores, pasmados estos de verse investidos de Christianos á pesar de sus crueles edictos. E l silencio de algunos de estos Príncipes causó diversos intervalos de tranquilidad, en los que la religión de un Crucif icado, que condenaba los placeres, predicada por doce Apóstoles sin ciencia, y en los siglos mas ilustrados, se aumentó hasta triunfar de las religiones y cultos que reconocían por sus xefes á héroes y Reyes deificados ó inmortalizados por sus brillantes acciones. Si esta conversión casi general no se debe á la certidumbre de los milagros , que por entonces no se podia menos de confesarlos, ella misma es el mas pasmoso de todos los milagros.
Se dice que dudoso Constantino entre el culto de los dioses y la religión christiana, se determinó por esta con una visión que él mismo contó. En una nube luminosa se le apareció una c r u z , y debaxo de ella estaban escritas estas palabras: Por esta señal vencerás. Y la llamaron el Lábaro, nombre cuyo origen se ignora ; pero la hizo pintar el E m perador en las banderas de las tropas oue l levaba contra Maxencio. Eran estas menos nur
TOMO V I . s
2 7 4 COMPENDIO
merosas y aguerridas que las de su cuñado, y ganaron no obstante una victoria completa casi al pie de los muros de Roma. Habia hecho el tirano disponer sobre el Tíber un puente que debia abrirse al pasarle Constantino , para que de este modo quedase sumergido con todo su exército ; pero él dio en su mismo l a z o , quando en la derrota pretendió asustado salvarse, pues abriéndose el puente con el peso de los fugitivos, cayó en e l rio y se ahogó.
Solamente señaló Constantino el poder que le daba esta victoria despidiendo las guardias pretorianas , á las quales reduxo al estado de simples soldados; y destruyó su campo, que tantas veces habia sido el centro de las rebeliones y desórdenes. Nada innovó en el gobierno , magistraturas ni empleos , dexan-do en ellos á quantos le reconocieron ; pero quitó las leyes que eran inútiles y contrarias á la justicia, como las que favorecían á los delatores, á quienes castigó, y las que se publicaron contra los Christianos. Prohibió que á ninguno se diese el suplicio de cruz , como indecoroso á la religión christia-n a , la qual profeso abiertamente precediendo la instrucción en ella : la dio privi legios, edi-
DE XA HISTORIA UNIVERSAL. 275
ñcó iglesias, se señaló en la veneración á
los Obispos, defiriendo en todo á sus conse
jos , y los hizo depositarios de las cantidades
destinadas a los pobres, principalmente Chris-
tianos. D i o bienes á los ministros de la rel i
gión para que pudiesen cumplir con sus fun
ciones y exercicios, sin distraerse por otras ocu
paciones.
£1 favor que el Emperador concedía al
clero llamó tal vez á este estado mas personas
de las que convenia, respecto que le pareció
preciso hacer un edicto en que prohibió que se
admitiese á personas, propias por su riqueza y
talento para obtener los grandes empleos; bien
que llegando á conocer que esta ordenanza
podia envilecer á la Iglesia privándola de su-
getos capaces de ilustrarla, la retractó. Prohi
bió y quitó los arúspices , y los conventícu
los de los Paganos en las casas particulares,
dexándoles el exercicio libre de su religión
públicamente. Sin duda habia alguna ver
güenza en no ser de la religión del Prínci
pe , y por esta vergüenza temían ser notados
quando practicaban otra. Por respeto á la vir
ginidad recomendada en la religión christia*
ra revocó Constantino la ley Papia , que
cargaba de impuestos á los celibatarios. L e
s 2
276 COMPENDIO
merecieron sus cuidados los prisioneros, pues proveyó que fuesen tratados con humanidad. Estableció fondos para el sustento de los hijos de padres y madres pobres , que fuesen á declarar que no podían criarlos : ordenó que en los domingos se dexase todo trabajo.
Mientras Constantino hacia florecer la religión christiana, la proscribía Licinio, y Maximino la perseguía. Este último quiso obligar á los Armenios á volver al paganismo que habian abjurado, y esta es la primera guerra que tuvo á la religión christiana por objeto. Estos dos Emperadores, aunque acordes en su ceguedad, llegaron por otros motivos á las manos. Maximino fue vencido , y quiso abreviarse la vida con v e n e n o ; mas no siendo de bastante fuerza el que tomó , le duró la vida entre dolores horribles hasta que espiró. Licinio halló en los estados del difunto á V a l e r i a , hija de Diocleciano y v iuda de Galer iano, á Candidiano, su hijo adopt i v o , á Prisca, madre de V a l e r i a , á Severia-n o , hijo de Severo , y á todos los quitó la vida. Contando á Maxímiano y Maximino, se nota que todos los últimos perseguidores de la religión christiana murieron de muerte violenta.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 7 7
N o se libertó de esta Licinio. L e habia dado Constantino por esposa á su hermana Constancia, antes de la guerra contra M a x e n cio , y en reconocimiento de esta alianza habia adoptado las leyes de Constantino en favor de los Christianos; pero las observó mal. Esta infracción, y otros motivos de desavenencia entre e l los , la creación de tin César que hizo Licinio en V a l e n t e , armó á los dos cuñados. Algunas acciones poco decisivas produ-xéron un tratado de p a z , en el que se estipuló una nueva división entre los d o s , y la destitución del César V a l e n t e , en cuyo lugar crearon tres los Emperadores, á Cr ispo , á Constantino hijo menor del Emperador de este nombre , y á Liciniano hijo de Licinio. N o duró mucho su buena correspondencia , aunque no se sabe quien fue e l que empezó la nueva guerra , bien que L i cinio la dio la apariencia de desafio entre las dos religiones. Antes de la batalla se retiró este á un vecino bosque para sacrificar á sus dioses, y volviendo á su exército le dixo: „ S i nosotros somos vencidos, será preciso que despreciemos las divinidades que adoramos, y que adoremos un Dios que hasta ahora ha sido el objeto de vuestro desprecio. Pero si los
2 7 8 COMPENDIO
dioses nos conceden la victoria, será necesario hacer eterna guerra á sus enemigos, hasta borrar el nombre de Christianos." L a fortuna , si así pudiera llamarse la disposición de la Divina Providencia, estuvo en favor del christianismo. L i c i n i o , aunque vencido, fue bien recibido de su cuñado, el qual después , sin que hasta ahora se sepa la razón, le quitó la vida. C u m p l i ó contra el paganismo la alternativa pronunciada por Licinio, prohibiendo los sacrificios, los adivinos y los oráculos, y haciendo cerrar los templos de los ídolos y restituir á la Iglesia los bienes que la habían usurpado durante las persecuciones, exhortando á todos sus vasallos á abrazar su religión , y excitándolos á esto con privilegios y favores.
Estos brillantes sucesos de Constantino se deslustraron con las desgracias domésticas. N o se sabe que altercación se levantó entre Crispo , hijo de otro primer matrimonio, y Fausta, Esta renovó contra él la acusación de F e -dra contra H i p ó l i t o ; y Constantino, tan crédulo como T e s e o , condenó á su hijo, que bebió el veneno á los veinte y cinco años de su edad. E l sepulcro que con él sepultó mil bellas prendas, fue bañado con lágrimas de los sol-
T>E l A HISTORIA UNIVERSAL. 279
dados, del p u e b l o , y aun de los cortesanos. Se descubrió la calumnia ; y convencida la delinqüente madrastra de desórdenes demasiado probados, fue condenada á m u e r t e , y espiró sofocada con el vapor de un baño hirviendo , y sus cómplices acabaron la vida con hierro ó con veneno. Se ha supuesto que e l Emperador atendió con exceso en esta ocasión á su inclinación cruel , y condenó muchos inocentes con los culpados. Generalmente no ahorraba demasiado la sangre, y buen testigo es la muerte de su sobrino Licinio , que á los doce años no podia merecer tan triste suerte.
Las razones que determinaron á Constantino para dexar á Roma, y hacerse otra capit a l , son todavía inciertas. Unos dicen que esto fue una irrupción de vanagloria, y una idea de hacerse inmortal dando su nombre á monumentos que no perecen, como es una grande ciudad. Otros dicen que estaba cansado, y le molestaban tantos templos , sacrificios , ídolos, y todo el aparato del paganismo , porque no podia salir sin ser testigo de las fiestas y ceremonias que le desagradaban. A esto se añade , que el semblante violento que manifestaba quando tenia que asistir por algún suceso , victoria ú otras obligaciones de su dig-
2S0 COMPENDIO
nidad, disgustó á los Romanos, y estos le dieron á entender su descontento con públicas insultaciones : y que el resentimiento que el recibía le hizo tomar y executar la resolución de abandonarlos. Si este fue el mot ivo , el daño que resultó á Roma de que la abandonase el Emperador, enseña á los Príncipes el modo de castigar una multitud insolente, y da una lección á las capitales y otras grandes ciudades para que no abusen de sus fuerzas.
E l ig ió Constantino á Bizancio en el Bosforo de T r a c i a , que tal vez es la disposición mas feliz del mundo. N o perdonó á trabajos ni gastos para poblarla , adornarla , hermosearla , y hacerla la habitación mas cómoda y agradable. Hizo construir en ella un capitolio , un anfiteatro , un gran circo, baños, pórticos , plazas públicas, y sobre todo procuró que desapareciese quanto poclia acordar el paganismo ; porque hizo derribar los templos que allí habia, erigiendo en su lugar magníficas iglesias , y plantando cruces en todos los era-ceros de las calles y en las plazas. Su deseo era que no hubiese en la nueva ciudad sino Christianos.
Se descargó de una parte del peso del Imperio sobre sus tres hijos , Constantino,
DE 1 A TTTSTOMA UNIVERSA!. 2 $ I
Constante y Constancio , creándolos Césares. L e s dio por esposas las hijas de sus hermanos ; y á sus primos hermanos los casó con sus propias hijas, con el fin de prepararse una posteridad numerosa. Estos Príncipes jóvenes rechazaron baxo sus órdenes á los G o dos , Sármatas, F r a n c o s , y otros bárbaros de las fronteras; pero mucho mas los contenia en sus límites el respeto y temor que el Emperador les inspiraba. Estos pensamientos le merecieron que llegasen Embaxadores de las naciones mas distantes, enviados á presentarle el homenage de su admiración.
Uno de los cuidados mas importantes y que mas le embarazaban era la tranquilidad y unidad de la Iglesia desgarrada con muchas heregías. A q u í se debe advertir que todas las que aparecieron en los quatro ó cinco primeros siglos eran respectivas á la divinidad de Jesuchristo. Sobre si era Dios y hombre : si era hombre mas que D i o s : sobre si era Dios mas que hombre: sobre si el cuerpo del Señor era verdadero ó fantástico : sobre si la V i r g e n María era verdadera madre de D i o s , ó simplemente madre del hombre. También se dividian en opiniones en punto A de la Tr in idad, sobre si esta era e l c o n j u n - ^
1 8 2 COMPENDIO
to de tres substancias ó de tres formas: sobre si las tres Personas eran una sola, ó idénticas , aunque separadas. Las mismas qüestio-nes movían sobre las voluntades. D e l objeto de Ja controversia , ó de los nombres de sus patriarcas, se llamaron los sectarios Arríanos, semi-Arríanos,Nestorianos, Monotelitas, Euti-quianos, Antropomorfitas, y con otros nombres semejantes. L a opinión de Arrio fue examinada , reynando Constantino, en los Concilios con todo el calor de los ingenios Orientales, y la sutileza de la dialéctica griega. Salió triunfante la divinidad de Jesuchristo del crisol de esta disputa, en la qual se halló el Emperador disponiendo 1 el buen orden , y exhortando á la unión y á la concordia. Q u e se perpetuase la existencia de la Iglesia en medio de estos alborotos á la vista de los idólatras envidiosos y poderosos, todavía es otro milagro no menos pasmoso que su establecimiento.
C o m o no era teólogo Constantino , y tenia en su corte á Eusebio de Nicomedia, que era en el corazón A r r i a n o , fácilmente le persuadía este á que tuviese por cosa reprehensible la constancia de los Católicos en no admitir por el bien de la paz acomoda
DE ZA HISTORIA UNIVERSAL. 283
mientas algunos, de los que proponían los he-
r e g e s : por lo qual desterró á algunos Obispos;
pero después llamó á los desterrados antes de
su muerte. Confió sin embargo su testamento á
un Arriano , y esto dio grande autoridad á los
sectarios para con su principal heredero. L lamó
á sus hijos que estaban distantes, y ya l le
garon tarde. M u r i ó Constantino á los sesen
ta y quatro años de su e d a d , y treinta y
uno de reynado.
Tres clases de historiadores han preten
dido juzgarle; los Arrianos, los Católicos y
los Gentiles. E l que atienda á los últimos,
verá que le hallaron todo género de vicios,
y que fue ambicioso , injusto, exactor, ava
r o , vexador y cruel. N o se puede negar que
fue cruel con su misma familia ; pero jamas
lo fue con los vasallos. Los Católicos y los
Arrianos le sentencian según las circunstancias
en que les fue favorable ó contrario. L a I g l e
sia Gr iega le tiene por santo, y el universo
por Príncipe digno de toda estimación. N a
die le disputa las prendas de amante de las
artes , protector de los sabios, hombre de es
tado y grande capitán. Repartió el Imperio
entrr> cinco: Constantino, el mayor de sus hi
jos, se l levo las G a l i a s , la España y la I n -
284 COMPENDIO
glaterra: Constancio, que era el segundo, e i
Oriente , que comprehendia el A s i a , la Siria
y el E g i p t o : Constante, el mas joven, la I l i -
r i a , la Italia y el África. D i o á su sobrino
Dalmacio la T r a c i a , la Macedonia y la A c a -
ya : á Anibal iano, que era otro sobrino , la
menor Armenia , con título de r e y n o , el Pon
to y la Capadocia , con la ciudad de Cesárea
para su capital.
ROMA Y CONSTANTINO?IA.
Esta división, hecha mas bien por contentar á mas Príncipes que por el bien de los p u e b l o s , pudiera tener conseqüencias contrarias á la pública tranquilidad. C o n pretexto de atender á esta tomó la soldadesca las armas , y en un mismo d i a , Julio Constancio, hermano del Emperador difunto , Dalmacio César , Anibal iano, Rey del Ponto, fueron asesinados , y con estos los Ministros del gran Constantino, porque pudieran vengar este delito. Publicaron los soldados que así lo habían executado para prevenir disturbios. N o quedaron mas de la familia del Emperador que sus tres hijos, y sus dos sobrinos Galo y Juliano. E l primero debió la vida á una enfer-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2S5
medad, de la que creyeron moriría, y el segundo á su poca edad. A Constantino y á Constante se les hace la justicia de que no intervinieron en esta barbaridad ; pero no se dexó de sospechar de Constancio que pudo haber sido testigo por haber llegado á tiempo de asistir á los funerales de su padre , que fueron magníficos, y acompañados con el luto de todo el Imperio. L a misma R o m a , que tenia tantos motivos de queja , no le negó el sentimiento ; pero aunque quisiera haber tenido su cadáver, le llevaron á Constantinopla, según la voluntad del difunto.
Repartieron entre sí los tres hermanos los despojos de sus dos primos, y se retiraron cada uno á su departamento. Constantino no estuvo por mucho tiempo contento con e l s u y o : quiso tomar parte de lo perteneciente á Constante , se le frustró la empresa, y con la pérdida de una batal la , que le costó la v i d a , tuvieron fin sus ambiciosos proyectos. Se apoderó Constante de los estados del vencido sin que su hermano Constancio reclamase ninguno.
L e dieron que hacer á Constante las C a lías , que por muerte de Constantino cayeron en su poder , porque los Francos hacian
286" COMPENDIO
repetidas irrupciones, y asi le tenían en con
tinua guerra , mientras los Persas daban in
quietud á Constancio. E n diez años no se
halla sino expediciones militares, muchos re
glamentos, principalmente de comercio, en fa
vor del christianismo, y señalada predilección
á los Arríanos. Estas guerras en los confines del
I m p e r i o , ya bien desastradas, recibieron nue
va fuerza con la intestina, que desde el prin
cipio fue funesta para el Emperador Cons
tante. V i v i a este Principe en la mayor in
dolencia , y no se hacia estimar de los sol
dados , por lo que Maxencio , Alemán de orí-
gen , y xefe de una parte del exército, ad
virtiendo el desprecio genera l , creyó poder
aprovecharse de la ocasión, y ganó á muchos
oficiales. Uno de ellos convido á una gran
de cena á los cómplices con otros muchos,
y retirándose al fin de ella M a x e n c i o , volvió
á entrar con ropas imperiales y todos los ador
nos de la soberanía. Los que estaban instrui
dos en el caso le saludaron con el título de
A u g u s t o , imitándolos como por juguete los
que lo ignoraban : y hubiera pasado por chan
za si el intento no se hubiese conseguido : pe
ro estaban ya bien tomadas las medidas. A l
punto envió Maxencio á embestir el palacio,
DE LA HISTORIA U N I V E R S A ! . 2 8 -
contando con sorprehender al Emperador: p e
ro por fortuna habia tenido aviso , y se h u y ó .
Mandó el usurpador cerrar las puertas de
Autun , en donde se representaba la escena,
creyendo que Constante estaría oculto en la
ciudad: y al mismo tiempo tomó la doble pre
caución de despachar asesinos por el camino
que se creyó habría tomado. Uno de ellos
le alcanzó, y le quitó la vida. Constante, á
diferencia de su hermano, siempre se mostró
contrario á los Arríanos, y á todos los sec
tarios generalmente, y así en los escritos de
los Obispos católicos jamas se halla su nom
bre sin la compañía de algún epíteto ho
norífico.
Maxencio distribuyó generosamente á los
soldados el dinero que halló en el palacio:
estos le proclamaron , y de usvirpador se v i o
dueño de los estados de Constante; pero bien
pudiera haber previsto que su posesión no se
ria tranquila: y con efecto, así que supo Cons
tancio la catástrofe de su hermano , se pre
paró para vengarla. T e n t ó Maxencio los me
dios de avenirse con é l , y propuso recono
cerle por su superior, conservando el títu
lo de Emperador, y reduciéndose después al
de César. Constancio declaró altamente que
2 8 8 COMPENDIO
en punto de la sangre de su hermano jamas
transigiría , por lo que se determinó el usur
pador á defenderse. A l mismo tiempo pare
cieron otros dos Emperadores , INepociano,
sobrino del gran Constantino por una hermana,
y Veteranion, General de las tropas de Pano-
nia , que tomó allí el manto imperial. E l pri
mero fue muerto al querer apoderarse de R o
ma que estaba por Maxencio. E l segundo
escribió al Emperador que no pretendia mas
que ser su G e n e r a l , y ayudarle á castigar al
asesino de su hermano : condiciones que se
le admitieron.
Constancio, viéndose sin sus hermanos,
adoptó y declaró César á G a l o su primo her
mano , y le dio en matrimonio á su hermana
Constantina, viuda de Anibaliano. Una circuns
tancia que tuvo mucho de casualidad le desem
barazó de Veteranion. Habia recibido bien á
este colega, y estaban para marchar juntos con
tra el usurpador : Constancio, habiendo ex
hortado á sus soldados á portarse bien en una
guerra emprendida para castigar el asesinato
del hijo del gran Constantino , á quien habia
prestado juramento de fidelidad, concluyó su
arenga con estas palabras: „ L o que y o os pido
es conforme á la exacta equidad, al hermano
D E 1 A H I S T O R I A U N I V E R S A L . 2 8 ()
le pertenece suceder á su hermano , y no á un extranjero." Q u e la dixese esta palabra extrangero de propósito ó por casualidad, ella movió á los soldados , que explicándola á Veteranion , exclamaron que no reconocían mas Emperador que Constancio, arrojaron del tribunal al co lega , y le despojaron de la púrpura. E l infeliz se echó á los pies del Emperador , el qual levantándole coii mucha bondad, le abrazó , le admitió á su mesa , y le señaló en Bitinia bienes para vivir con honor. Pasó allí Veteranion una vida pacífica sin mezclarse en cosa alguna, y se dice que escribió muchas veces á Constancio dándole gracias por haberle librado de los cuidados del gobierno, y puesto en la tranquilidad de que gozaba.
La guerra se hacia vivamente entre los dos rivales. Maxencio, envanecido por algunas ventajas , despreció también las proposiciones que él mismo había hecho en otro t iempo, y desafió al Emperador cerca de Mursa en Pano-nia. Esta batalla es de las mas célebres, y una de aquellas que deciden la suerte de los reynos. La carnicería que allí hicieron dos exércitos compuestos de soldados igualmente numerosos, valientes y disciplinados, de-
T O J Ü O V I . T
2 9 0 COMPENDIO
bilitó el Imperio , y abrió la puerta á k inundación de todos los bárbaros. E l temor hizo huir á Maxencio mas allá de la Italia, hasta las G a l i a s , primer teatro de su usurpación. Aunque la Áfr ica , la Sicilia y la España se le separaron , le quedaron no obstante suficientes fuerzas para tentar de nuevo la fortuna en e l alto Delfinado , en donde también le fue contraria. Se refugió á León, y le abandonaron sus soldados, con cuya perfidia enfurecido, mató con su propia mano á su madre, á su hermano Desiderio , á quien habia creado César , á los parientes y amigos que le acompañaban, y él se atravesó por último con su espada. Su hermano Decencio, que iba á socorrerle, sabiendo su muerte se ahorcó.
E l resto del reynado de Constancio, aunque bastante largo , ya no presenta mas que intrigas de corte con algunas expediciones militares. Era este Príncipe humano, pero déb i l , esclavo de sus costumbres, y no veia ni oia sino por los ojos y oidos de los que le rodeaban , y así sus eunucos, sus lisonjeros y sus Ministros dominaban á este Emperador. -ZVo obstante, añade con chiste un escritor, le dexaban alguna autoridad. Constancio enviu-
BE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 9 !
dó muchas veces: la muger que mas quiso y estimó se llamaba Eusebia , natural de M a -cedonia , hermosa, atractiva , y que se preciaba de científica : los autores dicen •virtuosa. Era estéril, y tenia una cuñada muy fecunda ; pero siempre que se hallaba en cinta , la virtuosa Eusebia la hacia tomar una bebida que no la dexaba ser madre. G u s taba mucho Eusebia de mezclarse en asuntos de religión , y los Obispos Arríanos la hacian continua corte aprovechándose del imperio que exercia sobre el entendimiento de su esposo. Debemos reconocer que muchas veces le dio buenos consejos, y que algunas con su influencia le impidió la execucion de las injustas resoluciones que le dictaban sus pérfidos Ministros. N o se sabe si tuvo parte en la catástrofe del César G a l o , ó bien porque le introduxo en el lazo , ó bien porque no le sacó de él.
Aunque este Príncipe se manifestó libertino , infatuado con su autoridad y c r u e l ; tal vez no hubiera sido imposible hacerle mudar con vivas y patéticas representaciones, ó acaso con amenazas de parte del Emperador su pr imo; pero los enemigos que G a l o tenia en la corte querían mas perderje que
T 2
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corregirle. Los desórdenes de joven , como recorrer de noche las calles de Antíoquía, insultar, apalear á los que pasaban, su vanidad pueril en complacerse con los ornamentos imperiales, su facilidad en dexar que irritasen su carácter irascible contra los que querian que aborreciese, algunos de los qua-les fueron ajusticiados con falsos pretextos: todo esto se lo representaban al Emperador como efectos de una perversidad irremediable. Los mismos á quienes enviaba su primo para suavizarle , tenian órdenes secretas de los Ministros para agriarle mas.
Entre todas las faltas de G a l o la mas sensible para Constancio era la ambición. L e persuadió su consejo, que el mejor medio para contenerla era sacar al Cesar de Ant ioquía, teatro de su dominación, y traerle consigo. L e escribió el Emperador una carta in-vitatoria, la que encargó á Domiciano, á quien hacia Prefecto del Oriente. Quando le envió la carta que habia de entregar, le decía también á é l : „ Y o sé que Galo se propone venir á verme en I ta l ia , y si te parece puedes acompañarle ; pero esto sea con todo el respeto debido á su nacimiento y á su clase." N o podia darse una orden violenta con mas
T)E LA HISTORIA. UNIVERSAL. 293
circunspección; pero Domiciano siguió con preferencia las instrucciones secretas de los Ministros. Querían estos que G a l o concibiese desconfianza y la mostrase, para que esta se tuviese por sentimiento de ver sus intenciones descubiertas, y por una pesadumbre de que le estorbasen sus fines.
L l e g ó Domiciano á Antioquía , fue derecho á la casa del Prefecto, sin dignarse de cumplir con el C e s a r , aunque pasó por delante de su palacio; y con pretexto de una indisposición se hizo esperar muchos dias, y no fue hasta que ya no lo podia dilatar mas. P r e sentándose á G a l o , le dixo : „ E s preciso que vayáis á I ta l ia , pues así lo quiere el E m p e rador; y si no queréis obedecer, os detendré la paga , que se da para sostener el gasto de vuestra casa." Aunque este modo de convidarle no le animase m u c h o , obedeció G a l o á instancias de Constantina su m u g e r , á quien el Emperador habia escrito cartas muy urgentes : se puso en camino contando con su esposa como con una salvaguardia; pero esta murió quando ya estaba tan adelante que no podia retroceder.
L e dexáron ir hasta Constantinopla sin muestra de desconfianza ; pero quando hubo
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pasado de esta ciudad todo le anunciaba siniestros proyectos. Se vio rodeado de guardias que impedían llegarse á e l : retiraron las guarniciones de las ciudades por donde habia de atravesar para que no le hiciesen los honores militares, y no pudiese ganarlas. Los diputados de un exército, tan vecino que pasaba á su l a d o , no pudieron saludarle: apresuraban su marcha, y en todas partes hallaba carruage pronto para él y los de su comitiva: y aun le aconsejaron que dexase parte de su escolta para satisfacer mas presto las ansias de su pariente. Quando ya le tuvieron cerca de Milán, en donde Constancio estaba, se introduxéron soldados en la casa de su alojamiento: y A p o -d e m o , que se le presentó enviado del Emperador, le despojó de la púrpura, prometiéndole que no se le haria mal a l g u n o , y le l levó á Fione en Dalmacia, lugar de mal agüero, porque en él habían quitado la vida á Crispo veinte y . ocho años antes. A l l í encontró dos de sus mas mortales enemigos encargados de interrogarle, aunque algunos autores aseguran que fue condenado sin oírle. , ,E1 hecho es cierto , dicen , porque todo Príncipe que solo oye por los oídos de sus favoritos, nada oye absolutamente." A G a l o le cortaron
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la cabeza: y á su muerte se siguió la de muchos , á quienes llamaron cómplices , pues era preciso sentenciar á tantos para persuadir al Emperador que habia delito. N o podia ser implicado en este el joven Juliano , hermano suyo , porque se criaba á la vista de Constancio ; y con todo eso le tuvieron siete meses con guardia muy severa.
Un buen oficial, llamado Si lvano, que era Franco de or igen, también fue víctima de una horrible traición. Estaba muy de sobra en la corte para algunos ambiciosos que le envidiaban la estimación del Príncipe, y estos le procuraron un destierro honrado, dándole un mando en las Galias. Aunque distante le temían; y uno de e l los , abusando de una carta de S i lvano, que cayó en sus manos, dexando la firma rasgó todo lo escrito, y substituyó frases que indicaban un proyecto dispuesto por Silvano para ganar á los soldados, y hacerse proclamar Emperador: bien pudiera, por ser generalmente estimado, pero ni lo soñaba. N o obstante , sin caer del todo en el l a z o , creyó Constancio que el punto merecía examinarse: y por un efecto de su ciega confianza encargó este examen al mas mortal enemigo del que suponían culpado.
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L l e g ó el j u e z , y en lugar de ir derecho á Silvano, como se le mandaba, y entregarle una carta del Emperador, en que le llamaba á la corte para justificarse, embargó todos sus bienes, y trató á sus parientes y amigos como cómplices del delinqüente. Con esta noticia, no creyendo Silvano que habia el recurso de la equidad del Príncipe, porque conociasu obstinación en las impresiones que le inspiraban, y dudando si retirarse á los Francos, sus compatriotas, ó si hacerse declarar Emperador : le aconsejaron este último partido, y le t o m ó ; pero mientras delibera estaba ya reconocida su inocencia. Envió Constancio á Ursicino con cartas muy expresivas , y partió muy gustoso , esperando llegar antes que Silvano supiese que ya en la corte era conocida su conspiración, para que de este modo se resolviese á presentarse. N o obstante que fue con la mayor dil igencia, supo Ursicino llegando á C o l o n i a , estar ya informado Silvano de que el Emperador tenia noticia de su rebelión. Entonces tomó otras medidas, y fingió que habia dexado el partido del Emperador por agregarse á la fortuna de Silvano. Pasaba Ursicino por hombre honrado; ¡mas quién no se corrompe con el ayre infestado de las cortes! A l
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fin también él fue desgraciado, y le castigó aquella misma corte, á la qual habia sacrificado su honor.
Perpetuamente se veían los buenos oficiales expuestos á semejantes vexaciones; bien que no siempre de tan trágicos efectos, porque se retiraban, y los Ministros los reemplazaban , con los que eran amigos ó criaturas suyas , por la mayor parte hombres incapaces; pero lo padecía el Imperio. Los bárbaros le asaltaron por todas partes : el estado de decadencia que le iba insensiblemente arruinando, y la imposibilidad de proveer á todo por sí mismo, determinó á Constancio á crear un colega. Esta resolución tuvo muchas dificultades de parte de los Ministros, que temían perder con esto parte de su poder, y fueron mas fuertes sabiendo que el Emperador ponía los ojos en el joven Jul iano, hermano de G a l o , de cuyo espíritu y venganza se rezelaban ; pero E u sebia sostuvo á su marido en su opinión. Envió una mañana á decir á Juliano que dexase la capa de filósofo, con la qual manifestaban que no aspiraban al gobierno , y le declaró César.
Si los Ministros no pudieron evitar este g o l p e , se proponían por lo menos hacerle
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resistencia política mas desagradable que SU inacción, y separaron de él á quantos trataba con alguna confianza. C o n pretexto de honor le pusieron guardias á la puerta , mas para observarle que para defenderle. L e abrían las cartas antes de entregárselas , y así se vio reducido á advertir á sus amigos que no le escribiesen ni fuesen á verle para no exponerse , ó exponerle á él á alguna pesadumbre. Partió de Milán á las Gal ias , en donde peligraba mas el I m p e r i o ; pero rodeado de observadores, espías y contradictores, encargados de examinar sus acciones, y acortarle las facultades. A pesar de tantas trabas no fue infeliz su primera campaña, antes sus victorias hicieron que el Emperador extendiese su gobierno; bien que al mismo t iempo, con pretexto de ayudar le , le dieron un oficial bastante bueno , que en otro t i e m p o , sirviendo á G a l o , le habia hecho traición, y le tuvieron por e l mas propio para desgraciar las empresas de Juliano.
Necesitó este de toda su destreza y la confianza de las tropas para sostenerse al mismo tiempo contra las maniobras secretas, y las irrupciones de los enemigos que algunas veces le embestían por todas partes. Entre tanto
D E XA H I S T O R I A U N I V E R S A t. 290
que Juliano apenas pasaba dia sin pelear, paseaba Constancio su indolencia por la Italia. Se presentó en Roma, y admiró la magnificencia, el templo de Júpi ter , los baños públicos, anfiteatro , el mausoleo de A d r i a n o , el teatro de Pompeyo , la plaza de Trajano , y los demás edificios, diciendo : , ,La fama, que siempre pondera, no llega á la verdad en lo que cuenta de R o m a . " N o quiso entrar en el Senado hasta que quitaron el altar de la victoria, resto de la idolatría, contra la qual acababa de dar muy severos edictos, declarando indignos de todo empleo á los que la practicaban , y condenando á la tortura á los mágicos y adivinos, como á los que los consultaban, siempre que se hallasen en su corte ó en la de Juliano. Continuaba este Príncipe en adquirir g lor ia ; pero siempre la ccdia toda á Constancio , y este no se detenia en coronarse de los laureles de su primo. E n la relación que publicó de la victoria importante de Juliano delante de Strasburg, se atribuyó á sí toda la honra sin hablar palabra del vencedor: á los prisioneros Príncipes, y otros que le envió su primo, los miraba y trataba como trofeos de su propio valor. ¡Jactancia puer i l ! y mucho mas reprehensible quando él no care-
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cia de propia gloria militar, y pudiera haberse contentado con ella. V e n c i ó en persona á los Quados y los Sármatas , pueblos belicosos , que precisó á pedir la paz. Puede decirse que entendía bien la g u e r r a , y mostraba valor ; pero gustaba de la p a z , y aun hizo quanto pudo por mantenerla con los Persas , y solamente en el mayor extremo determinó marchar contra ellos.
Esta guerra proporcionó el desenlace de las intrigas formadas contra Juliano. A Constancio , que tenia excelentes y numerosas tropas , le aconsejaron que pidiese al C é sar un refuerzo de lo mas escogido de las suyas. L l e g ó esta orden en las circunstancias mas difíciles , quando los Pictos y Escoceses salieron de entre sus rocas, y asolaban la Inglaterra , dando mucho cuidado al joven G e neral. Por otra parte no dudaba que viéndole sin sus mejores tropas, los Alemanes, contenidos hasta entonces por el temor, volve-rian á entrar en las G a l i a s : por lo que puede decirse que Juliano se hallaba entre dos fuegos , expuesto al resentimiento del Emperador si no obedecía, y á una invasión inevitable con su obediencia. En este conflicto tomó la resolución de obedecer, renunciando al
DE XA HISTORIA U N I V E R S A ! . 301
mismo tiempo la dignidad de César. L l a m ó pues á Decencio encargado de las órdenes del Emperador, y le advirtió que los auxiliares se habían reclutado en la Alemania y en las Galias, que se habían obligado á servir con la condición de no precisarlos á pasar los A l pes , y que pudiera ser arriesgado violarles la capitulación.
Con efecto, así que Decencio escogió las tropas, y fue preciso partir , se vio la desolación en todo el exército, quejándose los soldados de que los llevaban al cabo del mundo quando dexaban á sus hijos, mugeres y amigos para que los bárbaros los cautivasen. Para quitar este motivo de resistencia les permitió J u liano que fuesen con ellos sus familias, y les ofreció carruage á costa del publico. A mas se extendió su cuidado ; pues conociendo el afecto de sus tropas aconsejó á Decencio que no las dexase acercar á Par ís , en donde é l estaba, temiendo que al verle se arrojasen á algún exceso. E l comandante no creyó que debia negarlas la satisfacción de saludar á su G e n e r a l , que era lo que pedían con instancias : Juliano las recibió con agrado, y las exhortó á sujetarse con gusto á las órdenes del Emperador, que sin duda premiaría su
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valor ; pero e l pueblo las decía que no abandonasen un pais que con tanta gloria habían defendido, y los soldados por su parte estaban muy dispuestos á quedarse allí. E l joven General arengó de nuevo á los soldados, y estos le escucharon con atención, pero se retiraron con el mas profundo silencio. Convidó á los oficiales á una magnífica cena : se ofreció á servirles, y les aseguró de su estimación y amistad; pero e l los , afligidos con la idea de separarse de tal x e f e , y de dexar su patr ia , se retiraron tristes á sus quarteles.
F u e fermentando el descontento, y por la, noche los soldados, excitados, según se dice, por los Oficiales, tomaron las armas: se presentaron tumultuariamente hacia el palacio, y proclamaron á Juliano por Emperador; pero él desechó con indignación el honor que pretendían hacerle , y mandó cerrar las puertas, de suerte que los soldados, que deseaban con ansia v e r l e , tuvieron que esperar hasta el siguiente dia. En aquella noche dixo que habia tenido la visión de un espectro, como pintaban entonces al Genio del Emperador ; y que le dixo : „ Y o vengo para estar cont igo; pero esto será por poco tiempo." Así que amaneció forzó el palacio la soldadesca : obligó á
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Juliano á presentarse, le saludó Emperador; y porque rehusaba aceptar la dignidad, le amenazaron con la muerte. E l se rindió, permitió que le levantasen sobre un escudo, coronado con un collar de oro en íorma de diadema , é hizo á los soldados las liberalidades ordinarias.
Las conseqiiencias de este suceso son fáciles de adivinar. E l nuevo Emperador escribió al antiguo para excusarse : este no quiso reconocer en su primo mas título que el de César , y le envió mandamiento de contentarse con él. Juliano recibió al diputado en su tribunal, y declaró que estaba pronto á renunciar si sus soldados se lo permitían. T o dos exclamaron que jamas lo consentirían : entonces haciendo que le prestasen juramento de fidelidad , consumó la rebelión. Muchos han dudado que tuviese jamas la menor r e p u g nancia, y aseguran bastantes autores que su resistencia fue fingimiento y escena y a dispuesta antes de representarla; pero quando fuese verdad seria excusable, después del mal que le habían hecho y el que podía temer. E n quanto á Constancio no merece excusa de no haber cedido á las circunstancias, y contentado á un pariente digno de su atención;
-^04 COMPENDIO
bien que si no lo h i z o , se puede echar la culpa principalmente á sus malos consejeros, pues 3e faltaba y a la prudente Eusebia que los contenia. Habia m u e r t o , y para ahogar su sentimiento tomó otra. También Juliano habia perdido su e s p o s a ; mas no se divertía en celebrar bodas, ocupado en tener sus tropas siempre en acción con nuevas victorias contra los Alemanes, hasta que le fue preciso l levarlas contra el Emperador.
Escribió primero varios manifiestos, y en los que envió á las ciudades de Grec ia , A t e nas , Corinto y otras aficionadas al culto de los dioses, insinuaba que obraba solamente por su inspiración; pero en su palacio asistía públicamente á las ceremonias Christianas, aunque en secreto hacia ios sacrificios y ritos paganos. N o se apoderó fácilmente Juliano de la Italia y la Silicia , y ya había pasado la I l i r i a , quando supo la muerte casi repentina del Emperador , el qual , desembarazado de los Persas con una paz apresurada, le iba á buscar precipitadamente. Su enfermedad fue muy corta : una violenta fiebre se le l levó en un lugar de Cilicia al pie del m o n t e Tauro, á los quarenta y c inco años de edad, y veinte y cinco de r e y n a d o , viviendo su esposa
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Eudoxia, Eumenes, Ensebio, Serapion, y otros cortesanos Ministros y libertos. Recibió el bautismo de un Arriano inmediatamente antes de morir: era de pequeña estatura, hecho á la fatiga, sobrio, y de poco dormir : no amó mas que á su muger : no tenia ingenio, conocimiento , ni magestad.
L a muerte de Constancio no causó el menor movimiento en el Imperio. E l exército que llevaba contra Juliano reconoció á su pr imo, y los otros exércitos , las dos capitales , Roma y Constantinopla, con todas las provincias, le dieron á porfía el título de Emperador , con lo que se halló de repente en el trono con unánime consentimiento, y una tranquilidad que ningún otro E m p e rador habia conocido. Este Jul iano, de quien vamos hablando , es el que llaman el Apóstata , y este epíteto parece que pone en obligación á un historiador Christiano de presentar á este Príncipe, y pintarle por el lado que le hace abominable ; pero algunos autores han intentado buscarle un perfil menos odioso. L a idea que yo concibo es la de un hombre singular, de aquellos que ni aun por los mismos que los aprecian serian propuestos para modelo. Perdió á su madre al na-
TOMO v i . v
З о б COMPENDIO
cer : á su padre íe asesinaron quando él tenia poca edad : su pariente Constancio le dexó con descuido en manos de ciertos ayos, que contentos con tener baxo de su férula un des
cendiente de la familia imperial , le dexaban hacer quanto queria. E l ingenio del niño y la facilidad con que aprendía los deslumhró, y mas parecían discípulos suyos que maestros. „ Y a no tenemos, decian , que enseñarle."
Entonces se tuvo Juliano por un pro
digio : abundó en su sentido, y no deteni
da su curiosidad con el freno del respeto á los que le enseñaban, le precipitó á querer penetrarlo todo. Su nacimiento y sus luces le dieron derecho de freqüentar, así que sa
l ió de la adolescencia, los filósofos conocidos en G r e c i a , y principalmente en Atenas , en donde vivió. Quando le contradecían lo ha
cían con grande t i ento , y estas atenciones y respetos le dexaban en sus opiniones, precián
dose él de sostenerlas. Semejante carácter de
bía revelarse contra toda especie de sumisión en punto de doctrina : y así por mas que Constancio queria que fuese Christiano , y le mortificó y pers iguió; J u l i a n o , á pesar de su entendimiento, se obstinó en el absurdo del politeísmo. L a costumbre de hacer en todo
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su voluntad, contraída en la juventud en compañía de gentes inferiores á é l , le hizo familiar en sus modales, descuidado en el vestido, desaseado y burlón, que es defecto capital en un Príncipe. Esta compendiosa pintura de sus primeros años basta para explicar la mezcla de malas y buenas calidades, y lastimarse de sus extravíos.
Era de pequeña estatura, y sobre no tener su rostro facción agradable, estaba mas desfigurado con su larga barba. Pero en todos sus exercicios era activo y diestro. Tenia e x celente memoria , mucha penetración y presencia de espíritu, y al verle naturalmente afable, pasmarían sus vexaciones y persecuciones contra los Christianos, sí no supiéramos á qué términos puede precipitar á ciertos espíritus la voluntad determinada á hacerse obedecer. Debiera Juliano haber tomado para sí los consejos que dio á un padre q u e habia desheredado á su hi jo , en castigo de haber dexado el christianismo por el paganismo. Les hizo el Emperador venir á su presencia, y dixo al padre: „ Supuesto q u e y o , aunque profeso el politeísmo, te permito que seas Christiano, tú también debes dexar á tu hijo seguir diferente rel igión."
v 2
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Es claro que si de buena fe se hubiese J u liano gobernado por este su discurso no hubiera perseguido á los Christianos. Replicando el padre: „ q u e el Emperador defendía á un impío aborrecido de los cielos, que prefiere la mentira á la verdad, y ha renunciado al culto del verdadero Dios para arrodillarse á los í d o l o s : " al oir esto Julian o , dixo al j o v e n : , , Q u e lo tomaba baxo su protección ya que su padre no respetaba sus recomendaciones."
Tuvieron fin las empresas de Juliano quando en otros Príncipes empiezan las hazañas, lo que regularmente se verifica desde que suben al trono. Sus victorias no pueden menos de sor-prehender si se considera su juventud, y que su educación le empleó siempre en los estudios : tanto que tuvo que aprender los e lementos de la guerra quando ya conducía su exército al frente del enemigo. Es verdad que tenia las mejores disposiciones para la vida militar: una grande sobriedad, , ,el que piensa mucho en su mesa, decia, piensa poco en la virt u d : " no era del icado: dormía sobre una piel tendida en el suelo : se levantaba luego que despertaba, que era por lo común á media noche : empleaba el resto de ella en l e e r , es-
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cribir , visitar los apostaderos, por mal tiempo que hiciese: pocos convites , ningunos espectáculos: no sufría en su corte baylarines, comediantes , músicos ni bufones: y prohibió e l teatro á los Pontífices paganos, declarando sus diversiones por infames.
Desde el punto en que Juliano se v io con la suprema autoridad hizo abrir los templos , y empezaron de nuevo los sacrificios á los ídolos : cercenó los privilegios que C o n s tancio habia concedido al clero , y se aplicó á destruir la religión christiana con las armas de la ridiculez y el desprecio : medios con que procuraba desacreditar los dogmas y á los Ministros de ella. Este género de persecución es mas peligroso que el de los tormentos y las cuchillas ; bien que también con estas persiguió mucho á la Iglesia. Disminuy ó los impuestos; y para remedar las costumbres de los Christianos dispuso establecimientos en utilidad de los pobres. L a sencillez de su porte , después de haber suprimido m u chos oficiales de palacio, no permitía luxo en los que conservó. Entró un día su barbero á cumplir su obligación en un trage muy sobresaliente para su calidad : e l Emperador, aparentando admiración, d i x o : „ Y o no he
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llamado á un Senador ni á un Gobernador de provincia, sino á un barbero."
Uno de los primeros cuidados de este Emperador fue limpiar el ministerio. Castigó á algunos de los que habían abusado de la confianza de su antecesor: buena acción si la venganza de los males que le habian hecho no juntó entonces su espada con la de la justicia ; y debe advertirse también que perdonaba fácilmente. U n hombre que en su juventud le habia ofendido , temiendo su resentimiento quando le vio Emperador, se postró á sus pies, y le suplicó que olvidase su injuria; y él abrazándole en buena amistad , le respondió: „ N o advierto en que me ofendiste, ni procuro saberlo. Qualquiera que haya sido tu conducta para conmigo, nada tienes que temer de un Príncipe cuya ambición consiste en aumentar e l número de sus amigos." Pasó esta escena en Antioquía, en donde habia vivido por algún tiempo siendo el blanco de las burlas del pueblo : primero se vengó con una sátira como hombre que daba á los habitadores un asalto de ingenio ; pero quando Emperador no hizo escrúpulo de abusar de su poder dándoles un Gobernador cruel é injusto ; y haciéndole representación de estos de-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 I I
fectos, respondió: „ N 0 merecen otro." Exem-plar muy útil para los que no reparan en burlarse de los poderosos y grandes.
Esta ciudad, donde hizo sus preparativos para la guerra contra los Persas, y otras por donde pasó, fueron el teatro de las supersticiones que practicaba para descubrir el éxito de esta guerra , y tener á los dioses propicios. Se habla en la historia de tiernas doncellas, áquienes sacrificó bárbaramente para consultar sus palpitantes entrañas: y solo este del i to , si le cometió , debe hacer execrable su memoria. L o cierto es que ofrecía inciensos y holocaustos á la luna, al s o l , á todos los astros, á las divinidades de todos los lugares y de los elementos, y á todos los dioses del Olimpo y del infierno.
A l mismo tiempo que Juliano confiaba en estos auxilios sobrenaturales, debiera haber tenido la prudencia de no despreciar los q u e las circunstancias le presentaban; pero hizo todo lo contrario, recibiendo con altanería intempestiva la oferta que le hicieron los Sarracenos de marchar con él contra los Persas, y d i x o : „ Los Romanos son los que han de socorrer á sus aliados: no tienen ellos necesidad de que estos les den auxil io." Y á esta negativa añadió la de itna gratificación que
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sus antecesores les pagaban, diciendo: „ U n Príncipe guerrero tiene hierro , no tiene oro." Estos pueblos irritados ayudaron á los Persas , y les sirvieron de mucho. Todavía fue mas irritante lo que dixo á Arsaces, R e y de Armenia , que era Christiano, y á quien habia mandado juntarse con sus Generales para empezar la guerra ; pero como se retardase por no haberle llegado las órdenes, escribió á este Príncipe con amenazas, y concluía así: „ E 1 mismo dios á quien adoráis no podrá l i braros de los efectos de mi indignación."
Comparando las sabias medidas que tomó Juliano en otras guerras con la imprudencia con que se conduxo en esta, no es fácil adivinar la causa: y así nada tiene de extraño que los historiadores Christianos presuman que Dios le cegó porque se proponía destruir la religión christiana si salia vencedor. Este infeliz Príncipe así que puso el pie en las tierras de los Persas mandó romper el puente de un rio que las separaba de sus estados para quitar toda deserción en su exérci to; pero también quedó con esto sin recurso para retirarse en caso de perder la batalla. Después de combates, asaltos y marchas penosas que le costaron mucha gen-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 1 3
te , d e x ó , contra la opinión de sus mejores
oficiales, las orillas del T i g r i s , en donde es
taban las embarcaciones que llevaban las pro
visiones ; y aunque reclamó todo el exército,
las hizo q u e m a r , temiendo que se apoderase
de ellas el enemigo en viéndole distante. T o
do esto lo executó creyendo á las guias del
pais que le prometían un camino mas fácil y
mas corto.
Pero apenas pusieron fuego á la armada
se descubrió que las guias habian hecho trai
ción , y por mas que quisieron cortar el in
cendio , extendiéndose las llamas se consumió
toda la armada. Avanzó el Emperador, acome
tió á los Persas, que vinieron á hacerle frente:
huyeron estos, y los Romanos los persiguieron,
con lo que se hallaron sin víveres en países de
siertos y arruinados. Avanzaron mas, creyendo
que era el medio de salir del peligro , y se
entraron mas en é l : los apresuró el enemigo, y
perecieron á millares de hambre y de sed. Se
hallaba Juliano en la mas cruel perplexidad;
y en él no debe admirarse que entregado á
sus tristes reflexiones creyese, como Bruto en
los campos de F i l i p i s , que volvía á ver e l
g e n i o del Imperio que se le habia aparecido
quando heredó la púrpura. Mientras esta ter-
3 1 4 COMPENDIO
rible ilusión ocupaba su espír i tu, gritaron:
JL las armas: fue corriendo sin coraza adon
de le llamaba el peligro : le hirió una fle
c h a , y cayó bañado en su sangre. Se dice
que tomando un puñado de ella la arrojó con
tra el c i e l o , diciendo : Venciste, Galileo. Es
te movimiento de despecho pudiera indicar
una especie de desafio con que al verdadero
Dios provocaba el adorador de los ídolos, y la
intención que tenia de destruir la religión chris-
tiana si hubiera vuelto vencedor.
L e llevaron á su tienda, y después del
primer aparato de su curación quiso volver ai
combate , mas no lo permitió su debilidad : la
segunda vez que le curaron se declaró ser la
herida mortal : dio á entender que se resig
naba con fortaleza á la suerte, „ por estar con
vencido , d i x o , de que aquel que tiene ape
go á la vida quando es preciso morir, es tan
cobarde como el que quisiera morir quando se
debe vivir ." N o quiso nombrar sucesor, „ t e
miendo dar á los Romanos, decia, un señor
incapaz de gobernarlos; ó exponer á un hom
bre de distinguido mérito á los riesgos que
pudiera rezelar si mi elección no fuera apro
bada." M u r i ó Juliano á los treinta y dos
años, habiendo reynado tres como Empera-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 I 5
dor. N o puede negarse que era una mezcla
de vicios y virtudes, y es problema si tuvo
mas de aquellos que de estas, o si en e l mismo
género habia en él virtudes y vicios. Por exem-
plo dicen unos que su lecho era tan casto
como el de una virgen V e s t a l , y otros que
hasta en los campos le seguía una tropa de
prostitutas; y así es y será siempre proble
mática su reputación. Héroe para los Paga
nos, á quienes favorecía: monstruo para los
Christianos, á quienes persiguió, y ahora en
nuestros últimos tiempos es el santo de los
incrédulos. Escribió en estilo satírico la vida
de los Emperadores que le precedieron, y co
mo otros autores, cayó muchas veces en las
faltas que reprehende en ellos.
Se hallaba el exército en tal estado que
no podia dilatarse la elección de Emperador.
C a y ó esta en Joviano, de familia consular,
de edad de treinta y tres años, conocido por
uno de los mejores oficiales, y estimado por
las prendas de su espíritu. Si solamente se
tratara de defenderse contra los Persas, se ha
llaban los Romanos, á pesar de sus pérdidas,
con fuerzas y valor para resistir; pero era
preciso combatir con el hambre , enemigo
e l mas terrible , y e l extremo á que esta
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habia reducido al excrcito precisó á Jovia
no á tratar, con las condiciones que quisie
sen , teniéndose por dichoso si con el sacri
ficio de algunas provincias salvaba sus tropas,
L a retirada de los Romanos fue difícil, aun
que no se la interrumpieron los Persas. Des
pués de una penosa marcha, se vio por úl
timo Joviano en las tierras del Imper io ; y
deteniéndose poco en las fronteras, se pu
so en camino para Constantinopla. Durante
la ruta se ocupaba en el gobierno , y aun te
nemos reglamentos suyos que manifiestan lo
que debiera esperarse de un Príncipe joven,
lleno de luces y de buena voluntad. Los mis
mos Paganos no pudieron menos de elogiar
la firmeza con que profesó el christianismo,
á pesar de la desgracia con que le amenaza
ba el Apóstata Ju l iano; y así uno de sus pri
meros cuidados fue restablecer el Lábaro y
otras señales de la relig;ion en las bande-
ras del exército , y restituir á la Iglesia los
bienes y libertad que la habia quitado e l
Apóstata.
L l e g ó con toda prisa Joviano á Constan
tinopla : le salia su muger al encuentro con
una comitiva digna de la Emperatr iz , y
le l levaba á su hijo Veroniano casi en la
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 1 7
c u n a : estaba ya cerca el momento de abrazar á su esposo ; pero ¡ qué golpe de rayo! la dixéron que habia muerto , sin que hasta ahora haya podido saberse si la causa de muerte tan repentina fue veneno , si fue vapor del carbón , si apoplexía ó asesinato. Parece que en este punto se hicieron pocas pesquisas, por lo que puede creerse que habia personas interesadas en que nada se descubriese. Llevaron el cadáver á Constantinopla , y la pomposa entrada que le preparaban se cambió en lutos y funerales. R e y n ó solamente siete meses y veinte dias.
Por acuerdo de los oficiales del exército y de los magistrados, salió electo V a l e n t i -niano , hijo de G r a c i a n o , natural de Pano-nia , de familia obscura. Artífice de su fortuna debida á la guerra , su hijo siguió la misma carrera , y logró las mismas felicidades. Apenas le eligieron se le ofreció la ocasión de dar una prueba de fortaleza digna de ser citada. Estaba sentado en su tribunal , y extendiendo la mano para empezar una arenga de gracias á las tropas, le interrumpieron los soldados con sus gr i tos , p i diendo , sin mas ceremonias , que nombrase colega para que si acaecia algún accidente
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no se viesen sin cabeza como con la muerte de Joviano. Esta especie de precepto sorpre-hendió por un instante á Valent iniano; mas recogiendo sus espíritus, les dixo en tono de autoridad: „ Pocos dias ha estaba en vuestra mano elegir por Emperador al que os pareciese á propósito; pero habiéndome elegido, ya no tenéis el poder que entonces, ni os pertenece prescribir leyes á vuestro Soberano: á mí me pertenece mandar, y á vosotros obedecer : yo debo decidir , y no vosotros lo que es útil y conveniente al estado. N o digo que no tomaré colega ; pero un punto de tanta importancia se debe resolver con la mayor precaución, no sea que vosotros y y o tengamos que arrepentimos de una acción inconsiderada." N o salieron sus reflexiones del círculo de su familia, pues cayó su elección, que no aprobaron todos, en su hermano V a l e n -te. Los dos hermanos se repartieron el Imperio : el O r i e n t e , que contenia toda el Asia, Tracia y E g i p t o , fue de V a l e n t e : Va lent i niano se reservó e l Occ idente , y comprehen-dia la I l i r ía , la Italia , las Gal ias , España y África. E l primero fixó su corte en Constanti-nopla , el segundo en Milán.
E n esta época entraron los bárbaros en
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 1 9
el Imperio por todas partes : los G e r m a nos en las Galias y en la R e c i a , los Sárma-tas y los Quados en la Panonia , los Pictos, los Saxones y los Escoceses en la Bretaña, los Astures en la España, y los Moros en África. Valent iniano, sobre ser valiente , y saber hacer la guerra por sí mismo, tuvo b u e nos capitanes que oponer á esta especie de l i g a : contándose entre los mas distinguidos los dos Teodosios, hijo y padre , y Sobiano, azote de los Germanos, como Teodosio el padre lo fue de los Pictos. Hicieron estos capitanes la guerra legalmente sin crueldad ni barbarie quando vencían á los enemigos; y sin astucia ni engaño quando habia que tratar con ellos; pero los otros Genera les , y aun el mismo Valentiniano, no siempre manifestaron tanta buena fe. Se advierte demasiado en los pactos que hicieron con ellos el sentimiento de abandonar ó dexar disminuir e l imperio que los Romanos habían usurpado sobre estas naciones, y la destreza en insertar aquellas cláusulas equívocas que pueden interpretarse según lo dicte el interés. Algunos de los bárbaros supieron evitar estos lazos, y otros cayeron en ellos.
U n R e y Alemán se libró con la fuga de
320 COMPENDIO
las emboscadas que le armaba Valentiniano en persona; mas no tuvieron esta felicidad los Sa-xones, los quales, después de haber vencido á un General del Emperador, se hallaron acometidos por otro , el qual les propuso que incorporarla en sus tropas los mejores soldados sa-xones, prometiendo que dexaria volver á los otros á su p a i s ; y después de haberles privado de los guerreros escogidos, los sorpre-hendió quando se retiraban sin sospecha, y los hizo pedazos. N o se castigó esta horrible traición ; pero observan los autores que semejantes violaciones de la fe pública y del derecho de las gentes , que se hicieron comunes entre los Romanos, los expusieron por último á los azotes de la ira del cielo , que los entregó á aquellos mismos bárbaros que ellos pretendieron destruir con sus perfidias.
D e Valentiniano se debe notar que ning ú n Príncipe castigó mas severamente á los Ministros que abusaron de su confianza, y que jamas hubo hombre á quien tantas veces engañasen. E n este siglo infeliz habia llegado la corrupción á su c o l m o : no sabia el Emperador de quien fiarse. L e llegaron tantas quejas, y tan graves contra Romano, Gobernador
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 32 I
de África, que á pesar de la protección que
tenia en la corte, resolvió el Principe pro
fundizar este punto. E l comisionado que en
vió, llamado Paladio, pasaba por hombre muy
íntegro ; pero el Gobernador supo el mo
do si no de hacérsele favorable , á lo menos
de cerrarle la boca en quanto á sus desorde
nes, Ofrecerle por sí mismo dinero seria ar
riesgar que lo mirase como insulto, y hacer
se mas bien un enemigo que un protector; y
así pensó en empeñar á los oficiales, á quie
nes Paladio pagaba, á que hiciesen á este un
presente como á hombre muy poderoso con
el Emperador , y cuyo crédito pudiera serles
muy útil. Aceptó Paladio, cumplió después
con su comisión , lo examinó todo atentamen
te , oyó las quejas, y v i o que la provincia
se hallaba en el estado mas triste.
N o pudo menos de reprehender al G o
bernador , y decirle que daría cuenta. ,, H a
ced lo que quisieseis , dixo Romano con in
solencia ; pero yo no ocultaré al Emperador
vuestra facilidad en recibir regalos, y el abu
so que hacéis de su confianza para vuestra
utilidad." Romano , que conocía y temía la
severidad de Valentiniano , entró en compo
sición, y prometió que haria una relación ven-
T O M O vi. x
3 2 2 COMPENDIO
tajosa y favorable; y de este modo quedaron sacrificados los infelices Africanos. Mas hizo e l Gobernador : consiguió con amenazas ó promesas que se retratasen los que estaban quejosos : estos lo executáron sin advertir las con-seqiiencias; y Va lent in iano , engañado con el testimonio de P a l a d i o , en quien confiaba, hizo cortar á unos la l e n g u a , y á otros la cabeza , como á convencidos de falsedad.
Mas verdad halló Valentiniano en Ificles, á quien enviaron los Epírotas á dar las gracias del buen gobierno de P r o b o , comandante de la provincia. Dudaba el Emperador, y rezelaba que esta acción de gracias era mendigada, ó tal vez conseguida con amenazas. „ ; E s verdad, dixo al enviado, que tus compatriotas te encargaron que me dieses las gracias?" Respondió Ificles: , ,Es muy cierto que me encargaron que viniese á dar testimonio de su reconocimiento ; pero quando me daban esta comisión les caian de los ojos las lágrimas."
A u n á su muger Severa castigó este Emperador por haber adquirido con poco justas condiciones, que no se dicen, una tierra que deseaba: la hizo volver la tierra al \'endedor: la r e p u d i ó , y se casó con otra. Admira mucho que no produxesen mejor efecto sus cas-
DE I A HISTORIA U N I V E R S A ! . 323
t i g o s , siendo asi que no eran suaves. L a tortura , la muerte, y quemar vivos á los administradores infieles, son penas de que V a l e n -tiniano dio muchos exemplares, y así pasa en la historia por muy cruel. Bien merecía ser engañado, porque tenia la mas alta idea de su capacidad y de sus talentos; y si alguno los mostraba mejores no estaba seguro, por lo qual nadie se atrevía á aconsejarle temiendo hacer scmbra á su discreción. Era fácil en irritarse , y su cólera era un verdadero furor: por lo que quando sus ministros le veian en este estado, fingían haber recibido noticias de que los bárbaros amenazaban á alguna provincia del Imperio , y entonces se aplacaba al p u n t o , y como dice el historiador , se hacia con elíos afable, y mas benigno que yin-tonino Fio. Murió á los cincuenta y cinco años: dexó el trono á Graciano su h i j o , á quien siendo muchacho habia revestido de la púrpura. Era bien formado, de agradable conversación , de mucha memoria, y permaneció toda su vida con la mayor fidelidad afecto á la religión católica.
Siempre tuvo Valentiniano motivos de complacerse con las atenciones y docilidad de su hermano Valente , á quien habia coloca-
x 2
324 COMPENDIO
do en el trono de Oriente. Se cuenta que deliberando el Emperador sobre á quien elegiría por colega , le dixo uno de sus oficiales : „ S i sois parcial con vuestra familia, nombrareis á vuestro hermano : si tenéis amor al pueblo, nombrareis á otro." Pero no desmereció Valen-te la dignidad que su hermano le confirió, ni e l pueblo fue infeliz en su rey nado. Al segundo año le inquietó un competidor llamado Procopio, pariente de Jul iano, á quien este Apóstata, aunque no quiso nombrar sucesor, dio antes de morir el manto de púrpura que é l deseaba como prenda del Imperio. V i é n dose V a l e n t e e l e g i d o , encargó á Procopio para alejarle de sí la conducción del cadáver de Juliano á Tarso , y la celebración de los funerales en aquella ciudad. Concluida esta ceremonia no volvió Procopio á ser visto por mas que le buscaron. Se estuvo oculto en casa de un amigo cerca de Constantinopla; pero iba á menudo á esta ciudad disfrazado para estudiar la disposición de los corazones.
V a l e n t e , ocupado en sus preparativos de guerra contra los G o d o s , se habia retirado á Cesárea para estar mas á la vista , y dexó la capital entregada á la autoridad de P e -tronio su suegro, hombre que no se hacia
BE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 2 5
querer: y advirriendo Procopio en sus viages el
descontento, procuró diiigirle á su provecho,
ganando para esto á algunos oficiales y soldados
de recluta, que le proclamaron Emperador, y
le llevaron en triunfo al palacio A l principio
solo el populacho le seguía ; pero bien presto
se vio toda la ciudad en precisión de recono
cerle. A las primeras tropas se juntaron los de
sertores, vagos y esclavos fugitivos, y con es
tos tuvo valor para ponerse en campaña ; pe
ro viendo á su frente la tropa reglada que
el Emperador envió contra e l , y teniendo po
ca seguridad de la suya , se adelantó al mo
mento de la acción fuera de las filas , y fue
derecho al Comandante enemigo como si qui
siera desafiarle. Sin duda conocia á este C o
mandante, llamado Vi ta l iano: le ofreció la
mano, y le reprehendió amistosamente de que
prefiriese un bandido de Panonia á un hom
bre que tenia parentesco con la familia del
gran Constantino. Convencido Vitaliano hi
zo reconocerle por sus soldados, y se pasó
con ellos á su partido. Con este y otros re
fuerzos se vio Procopio en estado de aven
turar una batalla; pero esta fue decisiva c o n - ,
tra el á pesar del valor que mostró. Precisa
do á huir , anduvo errante toda una noche con
3 ^ 6 C O M P E N D I O
solos dos compañeros de su desastre; pero es
tos al amanecer, temiendo que los sorpre-
hendiesen, y con la esperanza del premio, se
arrojaron sobre él traidoramente, le ataron, y
le llevaron al Emperador, el qual mandó cor
tarle la cabeza. También los que le entregaron
perdieron la vida en pago de su traición.
Si no se culpara á Valente sino por es
te suplicio, por mas que algunos historiado
res le reprehenden, injustamente le acusarían
de crueldad. L o que mancha su fama en los
fastos de los Príncipes es que por ser Arriano
persiguió á los Ortodoxos con furor. Las des
gracias, la exclusión de los empleos, el des
pojo de los bienes y el destierro no le pa
recieron suficientes; también se valió de la
tortura y de la muerte. D e b e mirarse como
una mancha indeleble de su reputación la
horrorosa suerte de ochenta Eclesiásticos di
putados por el clero de Constantinopla para
quejarse de que les habían introducido un Obis
po Arr iano, á quien el Emperador sostenía.
A todos mandó matarlos; pero temiendo el Pre
fecto que la execucion causase alborotos, los pu
so á todos en una embarcación; y quando ya es
taban á alguna distancia , los asesinos, según las
órdenes que tenían, la pusieron f u e g o , y salvan-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 327
dose ellos en la chalupa, consumieron las llamas la nave con quantos en ella habian quedado.
Adivinos, hechiceros, astrólogos, y quantos pretendían pronosticar lo por venir; los que tenian alguna relación con los dioses y los demonios; los que hacian de oráculos, ó decían la buena ventura; los crédulos tímidos, y los sicofantas descarados ; así los engañadores como los engañados: todos llevaban la atención A Valente para destruirlos. T o d o libro en que habia círculos, líneas, figuras de animales, todos para él encubrían una ciencia diabólica, y eran instrumentos de sortilegio dignos del fuego.
Quanto parecía que decía relación á la magia , era un crimen ; ¿pero qué es lo que no hacian que tuviese relación con ella? F e s t o , Procónsul de A s í a , se mostró uno de los mas hábiles en esto. Q u i t ó la vida en el tormento á Geranio filósofo porque en una carta á su mu-ger se sirvió de una expresión que olia á sortilegio. Una muger que dixo algunas palabras para sanar á la hija del Procónsul , que pa-decia grande calentura, fue condenada á muert e , llamándola vieja infernal, mágica infame. U n joven que en el baño tocó el mármol con los dedos de ambas manos sucesivamente , y se los aplicó al pecho , haciendo
328 COMPENDIO
esto para aliviarse del dolor de estómago, pronunciando las cinco vocales , ya pasó por bruxo y mágico, y al momento le quitaron la vida. Tales eran los bárbaros ministros del supersticioso Valente. „ Si tenia á la magia por ciencia vana, dicen juiciosamente los historiadores , no debia asustarle; y si por verdadera, debia considerar que no estaba en su mano evitar lo que ella anunciaba." Dixéron esto especialmente con motivo de un pronóstico que hablaba de él. L e informaron de que consultado un oráculo para saber quien habia de su-cederle , respondió : „ Q u e en la primera parte de su nombre tendría esta media palabra T e o d . " Los Teodatos, los Teodoros , los T e o -dotos, los Teodociales , y todos aquellos cuyos nombres por desgracia empezaban con Teod fueron asesinados. Esta persecución alcanzó sobre todo á los filósofos, que con el favor de J u liano Apóstata se habían multiplicado mucho, y llevaban un trage cuya señal característica era la capa: tenían sus escuelas, y entre ellos se formaban los doctores del paganismo. Bien pudiera Valente haber disminuido la especie sin maltratar á los individuos.
Las leyes severas sobre otros puntos, costumbres y pol ic ía , mas crueles aun por el
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 329
modo de executarlas, hicieron á V a l e n t e odio
so. L a última vez que salió de Constantino-
pla juraron los habitadores que la dexarian
sola si volvía á entrar en ella. E n Antio-
quía decían contra él esta imprecación: Oxa-lá que Valente muera abrasado vivo: y al
fin se convirtió en profecía. Durante su rey-
nado habia tenido guerra contra los Godos,
y estos pueblos , muchas veces vencidos, se
habian desquitado terriblemente. E l último
desquite fue el mas sangriento , quando en
los campos de N i c e a , no lejos de Adria-
nópoli , quedó V a l e n t e enteramente derrota
do ; y exterminados los dos tercios de su exér
cito , él se retiró herido á una aldea. L a cer
có un cuerpo de Godos que perseguía á los
fugitivos,- y hallando resistencia, la pusieron
fuego sin saber quien estaba al l í , y el E m p e
rador murió quemado vivo. Esto se supo por
un joven, que fue el único que se l ibró , y lle
vó á los Romanos la noticia del trágico fin del
Emperador. V i v i ó Valente cincuenta y quatro
años, y reynó diez y seis. N o puede dudarse
que tendría algunas buenas calidades, porque
ninguno es tan malvado que le falten todas;
¿ pero qué puede pensarse de un hombre que
solo supo hacerse aborrecer?
3 3 ° COMPENDIO
V a l e n t e , contra el parecer de sus mejo
res oficiales, dio la funesta batalla en que pere
ció , despreciando el consejo de esperar á Gra
ciano su sobrino, que victorioso de los G e r
manos iba á socorrerle con un numeroso exér-
cito. Este Príncipe no se halló presente quan
do murió el Emperador Valentiniano ; y el
exército , por motivos de política , ó porque
la púrpura no se diese á otro pretendiente,
determinó darla á Valentiniano segundo , que
no pasaba de quatro á cinco años; y su her
mano Graciano, de edad de diez y siete años,
oidas las razones del exército, aunque al prin
cipio le desagradó este paso , le aprobó des
pués , y trató siempre á su hermano menor co
mo si fuera hijo. Los Grandes repartieron el
Imperio de Occidente entre los dos, dando
la I ta l ia , la Uiria y el África á Va lent i
niano , y las G a l i a s , la Bretaña y la Espa
ña á Graciano.
C o n la muerte de Valénte se halló Gra
ciano, ademas de su parte en el Occidente,
con todo el Imperio Oriental. L e pareció mu
cha carga para poder llevarla solo; y con
efecto , la descripción que los autores hacen
del triste estado á que se hallaba reducido el
Imperio , nos d i c e , „ que necesitaba xefes de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 3 I
mas experiencia que un joven de veinte años, y un muchacho que no llegaba á diez." „ T o do el pais, refieren, desde Constantinopla hasta los Alpes Julianos está regado de sangre romana. L a Escitia, la T r a c i a , la Macedonia, la Dardania , la D a c i a , la Tesal ia , la A c a -y a , los dos Epiros, la Dalmacia, las dos P a -nonias y las Galias hormiguean en Godos, Sármatas, Q u a d o s , H u n o s , V á n d a l o s , Francos , Germanos y Malcómanos. Nada se ha librado de su avaricia : personas de todas clases y edades han experimentado sus furores. ¡Quántos personages eminentes de ambos sexos, quántas sagradas vírgenes pasaron por crueles ultrajes, y después por un duro cautiverio! Los Obispos han sido muertos con sus C l é r i g o s , las Iglesias destruidas, y los mas bellos paises reducidos á cenizas." A estas calamidades se añadió la herida terrible que hizo al exército la pérdida de muchos de los mas valientes oficiales, y de los mejores soldados en la derrota de V a l e n t e . Recogió Graciano las reliquias, y reforzando con ellas su exército, opuso un dique á los primeros esfuerzos de los bárbaros: primero los d e t u v o , después los rechazó, y por último los arrojó mas allá de las fronteras.
3 3* COMPENDIO
En estas hazañas le ayudó Teodosio, G e
neral muy hábil , á quien habia llamado con
s i g o , y creciendo el peligro le asocio G r a
ciano al Imperio. Puede creerse que quiso
reparar en la persona del hijo la injusticia
que se hizo al Conde Teodosio tres años an
tes. Este grande hombre, después de haber
sujetado la Bretaña , y de las victorias con que
acababa de pacificar el África, murió en Car-
tago en un cadalso, victima de los envidiosos,
que sobre falsas acusaciones arrancaron de la
poca experiencia de Graciano Vn cruel orden.
Se habia retirado su hijo á España, en don
de pasaba una vida obscura, quando le lla
mó el joven Emperador para colocarle en el
trono de Oriente. Se le hace la honra de que
resistió, aunque no por mucho t iempo; y de-
xándose vencer, tomó las riendas del Impe
rio. Graciano, muy contento de haberlas pues
to en tan buenas manos, se volvió al Occi
dente , y se concentró en la parte que le ha
bia tocado: envió á su hermano Valentinia
no á Milán á gobernar la suya baxo la con
ducta de su madre Justina.
Reynando estos tres Emperadores tuvieron
los Ministros de la religión gran parte en
los negocios de estado : se introduxéron en
DE XA HISTORIA UNIVERSA!,. 333
las cortes, y consiguieron en ellas mucha in
fluencia ; mas por desgracia estaban divididos
en opiniones diversas, siendo numerosa la sec
ta de los Arríanos. E n la parte que Gracia
no mandaba era superior el catolicismo ; p e
ro en la de Valentiniano reynaba el arrianis-
mo. En el Oriente , en donde imperaba T e o -
dosio, se habian multiplicado infinitamente va
rias sectas que se combatían unas á otras; pero
la verdadera creencia, que era la que el Em
perador profesaba, las absorvió todas durante
su reynado. Merece aquí su lugar un punto
que se ha hecho articulo importante en la
historia , y es que por este tiempo empeza
ron á verse los Solitarios.
fáci lmente se entiende quales eran los
Solitarios propiamente ta les , como los de la
Tebaida. Eran unos hombres que penetrados
del deseo de la perfección christiana, se re
tiraban á lugares distantes de la engañosa cor
rupción de las ciudades. A l l í se confinaban al
gunos en parages aislados, sin mas comunica
ción con los vivientes que la que exigían las
mas estrechas necesidades. Las cavernas, que
en el alto Egipto hay en las orillas del N i l o ,
contenían muchos Solitarios de esta especie.
Otros elogian lugares menos selváticos, en don-
3 34 COMPENDIO
de reunidos en grande número, se alentaban
á la virtud con recíprocos exemplos , y vi
vían baxo la conducta de un superior elegi
do por ellos mismos.
D e estos parece haber sido los Solitarios
que habia al rededor de Constantinopla, An-
tioquía y otras grandes ciudades. Separados de
la sociedad por su reclusión voluntaria, la obli
gación de asistir á los santos misterios, que
entonces aun no se celebraban en sus pro
pias Iglesias, los llevaba todos los domingos
á la ciudad, en donde se juntaban con el pue
blo. Estos hombres de vida exemplar , natu
ralmente debían ser consultados del pueblo
quando se trataba de decidir en puntos de
re l ig ión, por ser objetos que la multitud ape
nas entiende, y en que al mismo tiempo se in
teresa m u c h o , por lo qual para hacer valer
una opinión solo se pensaba en ganar al que
hacia de superior, porque este persuadía á sus
Solitarios, les inspiraba su modo de pensar, y
mas de una v e z sucedió que inculcada la obsti
nación de los espíritus con estas ardientes per
suasiones , hizo que los mismos Emperadores
abrazasen en punto de religión partidos contra
rios á sus propios sentimientos. A los Solitarios
se les debe hacer justicia, y confesar que sir-
f
DE l A HISTORIA U N I V E R S A L 335
vieron mucho para que el pueblo abriese los
ojos , y quedase destruido el paganismo.
Mientras los Obispos y Ministros de la
religión hadan con sus persuasiones y escri
tos guerra á los idólatras , los Emperadores
y Gobernadores hacían otra de prohibición
con repetidas órdenes. Por todas partes se der
ribaban los templos de los ídolos, y los que
no se tuvo por bien destruir , se cerraron. Se
prohibió con muchas penas que los sacerdotes
de los dioses, ni aun en particular, ofreciesen
sacrificios. Los mismos ídolos quedaron degra
dados y deshonrados. Entonces perecieron, ó
fueron mutiladas muchas piezas maestras del
arte , que para los ojos del fervoroso zelo per
dieron toda su estimación. Las Princesas y
grandes señoras quitaron á las diosas sus jo
yas y collares, y se adornaron con ellos. Q u i
so enojarse por esto una V e s t a l anciana q u e
guardaba estas alhajas, y á ella y á su fuego
sagrado los ridiculizaron. L a ridiculizacion es
una arma poderosa de que se valieron feliz
mente contra los A u g u r e s , Arúspices, orácu
los y sus ceremonias ; pero no obstante la
Iglesia conservó algunas de las que pudie
ron juntarse con la pureza y magestad de la
religión christiana. Consultando solamente á la
336 COMPENDIO
política podemos decir , que lo que mas con
tr ibuyó á desarraigar el paganismo, fueron
las leyes en favor de las buenas costumbres,
porque sus preámbulos eran no solo vivas cen
suras, aunque sin amargura, sino preservati
vos contra las depravaciones autorizadas con el
exemplo de los falsos dioses. Jamas fueron
estas leyes mas freqiientes ni mejor motiva
das que en el tiempo de estos tres Empera
dores ; aunque los dos mas jóvenes, Graciano
y Valent iniano, no lograron la satisfacción de
recoger el fruto de sus cuidados.
Graciano en la flor de la edad , benig
no , modelo de prudencia, aplicado á su obli
gación , adornado de todas las virtudes , por
triste efecto de una bondad sin energía , no
encontró en un momento peligroso sino traido
res y cobardes. M á x i m o , hombre revolvedor,
de quien se dice haberse criado en el palacio
de Oriente , y que fue desterrado á Ingla
terra por su genio turbulento: consiguió que
en ella le declarasen Emperador, y pasó á
las Galias mientras Graciano estaba ocupado
contra los Germanos. Acudió el joven Em
perador : se dice que no agradaba á las legio
nes por la predilección que mostraba á las
tropas auxiliares; pero fuese ó no este el mo-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 337
tivo , es cierto que le abandonaron las tropas en el momento de una acción cerca de París. H u y ó escoltado de solos trescientos hombres , y con la desgracia de que todas las ciudades por donde pasaba le cerraron las puertas ; pues si le recibió la de L e ó n , fue para degollarle á la edad de veinte y quat.ro años, y siete de reynado. Era un joven de las mas grandes esperanzas, cuyas virtudes fueron per-sonJes, y cuyos defectos, si los t u v o , deben atribuirse a sus Ministros.
Se creyó que iba el usurpador á ver sobre sí las fuerzas de dos Emperadores para vengar el uno á su hermano, y el otro á su bienhechor ; pero como á Valentiniano le gobernaba una madre que atendía mas á los negocios de la Iglesia que á los del r e y n o , pidió la paz al usurpador , y este se la propuso á Teodosio, no como gracia que le pedia, sino con la condición de que le reconociese Emperador, ó se preparase á la guerra. E l Emperador de Oriente , que tenia bien que hacer en rechazar los asaltos continuos de los bárbaros, le declaró su c o l e g a , y creó á u n mismo tiempo otro en la persona de su hijo Arcadio.
Máximo pudiera haber gozado con tran-
T 0 M O V i . Y
338 C O M P E N D I O
quilidad de su usurpación, si la facilidad con que se apoderó de los estados de Graciano no hubiese despertado en él deseos de hacerse también con los de Valentiniano. E l joven Príncipe, viéndose desde la primera campaña en la precisión de abandonar su capital , recurrió á Teodosio , y este salió á socorrerle. La suerte de los dos Imperios la decidió una batalla. Se salvó Máximo en A q u i l e a , pero allí le prendieron y le cortaron la cabeza : lo mismo hicieron con su hijo V í c t o r , á quien habia declarado C é s a r : su hermano Marcelino habia muerto en la batalla. Trató Teodosio benignamente á la muger y á las hijas de M á x i m o , las dio tierras en donde viviesen con honor, y no hizo pesquisas de los que habian seguido su partido ; antes bien se dice que quando se le presentaron preso advirtieron en el rostro de T e o dosio cierto ayre de compasión , por lo qual determinaron sus Ministros quitar de su presencia al usurpador , rezelosos de que le hiciese gracia. Añadió Teodosio á los estados de V a lentiniano los que Graciano habia poseido.
Pero era el destino de Valentiniano que su trono siempre vacilase, hasta que por último cayese. L e dominaba Arbogasto, Franco de o r i g e n , y tan estimado de los sóida-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 339
dos , que ellos le elevaron al puesto de G e neral sin el consentimiento de Valentiniano, de quien por su corta edad no hacían caso. Se habia portado bien Arbogasto en el asunto de Máximo ; pero quando ya Teodosio estaba distante , su arrogancia, hasta entonces contenida , creció tanto que ya Valentiniano no la pudo sufrir; y no teniendo valor para decirle cara á cara su desgracia , le escribió in-íñmíndole que dexase su empleo y se retirase. E l General rompió soberbio el papel con mucho desprecio ; y añadiendo la crueldad al ultraje , hizo ahogar con un cordel á su propio señor , á quien colgaron de un árbol con su mismo pañuelo , y publicaron que él se habia ahorcado. Solos tenia veinte años, y habia rcynado diez y seis. Era benigno y amable como su hermano, y fue tan llorado como é l , no tanto por el bien que habia hecho, quanto por el que esperaban haría.
N o tuvo Arbogasto por conveniente tomar el cetro, y se le dio á E u g e n i o , de quien se cree fue el alma de la intriga. Este hombre habia enseñado antes gramática y después retorica : ganó mucha estimación por su eloqüencia, y se íntroduxo en Constantinopl»
y 2
340 COMPENDIO
con los Ministros por la recomendación de uno de ellos : le l levó Arbogasto á las Gal ias , y le dio su confianza. Bien fuese que le tomó por escalón para subir al trono, ó que le consideró mas á propósito para el gobierno, le hizo tomar la púrpura. Envió el nuevo Emperador embaxadores á Teodosio, y este los tuvo divertidos con buenas palabras mientras se preparaba á la guerra, bien que Eugenio no se disponia menos. Parece que tenia á su favor un poderoso y declarado partido contra Teodosio : tal vez no tanto por afecto al que habia sido profesor de gramática, quanto por odio al destructor de los ídolos.
L a religión pagana ya espirante todavía se resistía baxo los auspicios de E u g e n i o , á quien suplicó el Senado de Roma que restituyese sus rentas á los templos, que volviese á colocar en su sitio el altar de la v ictor ia , y permitiese los sacrificios: y después de algunas aparentes dificultades todo lo concedió. Los Christianos, viéndose amenazados del descrédito , y acaso de las persecuciones, hicieron oraciones fervorosas por Teodosio quando marchó contra los usurpadores: y aun él se preparó para la guerra con acciones de piedad y devoción, á las quales atribuyeron los fie-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 4 1
les sus victorias. A l principio sufrieron sus tropas una pérdida , pero volvieron con mayor valor á la carga. Las de Eugenio , por el contrario , desmayaron y dexáron las armas en medio de la acción. Se pasaron tan de repente á Teodosio , que E u g e n i o , que estaba presenciando el combate á alguna distancia, no lo advirtió ; y viendo que se iban acercando á él muchos soldados, les p r e g u n t ó , „ s i en execucion de sus órdenes le traian el E m p e r a d o r ; " pero la respuesta que le dieron fue atarle bien, y llevarle arrastrando á los pies de Teodosio. E s t e , á las reconvenciones por el asesinato de Valent iniano, y las calamidades que habia acarreado al Imperio , añadió la de la loca confianza de Eugenio en Hércules, cuya figura l levó pintada en el estandarte principal. Pidió Eugenio la v ida; pero sin dar tiempo al Emperador para responder , le cortaron sus propios soldados la cabeza. Arbogasto, que no habia encontrado con la muerte por mas que se arrojó entre los batallones enemigos , se quitó á sí mismo la vida.
N o hizo Teodosio castigar á los paganos que pretendieron aprovecharse de la ocasión de restablecer el culto de las falsas deidades; pero los exhortó con discursos llenos de bon-
342 COMPENDIO
dad á que abriesen los ojos, y volviesen en sí de sus errores: y destruyó también sin reparar en nada todos los monumentos que pudieran influir para la superstición. Declaró guerra implacable á los falsos dioses, y los persiguió en todos los asilos: en Egipto , en donde tuvieron la cuna : en Grecia que fue su i m p e r i o : y en Roma su templo universal, en donde se juntaban todos. A los edictos fulminantes contra el culto idolátrico añadió e l Emperador exemplos de virtudes que el paganismo no conocía, como el perdón de las injurias y la humildad.
L a injuria , cuyo perdón hace honor á la clemencia de Teodosio, no quedó del todo sin
castigo, L a cometieron los habitadores de A n ca
tioquía, ciudad á la qual el Emperador habia dado señales de particular predilección, y entre estas las estatuas que habia dexado levantar á su padre, á su muger y á sus hijos; pero no l l e g ó su favor á tanto que la exceptuase de todo impuesto; y con motivo de uno, común á todo el Imper io , se sublevaron. Sin duda fue el populacho el que se atrevió á los excesivos ultrajes, derribando estas estatuas, apaleándolas , arrastrándolas por las calles, y arrojándolas en las cloacas con las mas grose-
DE ! A HISTORIA UNIVERSA!. 343
ras injurias. E l Gobernador se hizo fuerte con un cuerpo de tropas que le l legó á tiemp o , y no dexó de castigar esta afrenta, degollando á muchos, y arrojando á otros á las bestias, sin perdonar ni aun á los niños, ni á aquellos ciudadanos que pudiendo sosegar el motin estuvieron viéndole tranquilos.
Estas terribles execuciones aterraron al populacho ; pero el espanto fue general quan-do se supo que un exército entero iba contra Antioquía: porque el Emperador en su furor habia jurado quitar la vida á todos los habitadores, y no dexar piedra sobre piedra: y así cada uno solo atendió á salvarse. L a vista de una ciudad tomada por asalto no presenta espectáculo mas espantoso que la infeliz Antioquía esperando su juicio. L l e g ó por último un formidable cuerpo de tropas con comisionados que llevaban un poder terrible. Empezaron rigurosas informaciones, en que se hallaron implicadas muchas personas distinguidas. Los que confesaban eran enviados á morir, y puestos á tormento los que negaban. E l miedo y la desolación habían llegado á su colmo. Los sacerdotes y otros ministros de la religión se esparcieron por las calles : los anacoretas dexáron
3 4 4 COMPENDIO
sus retiros, procurando todos á aquellos afligidos el consuelo que podían. F lav iano, su O b i s p o , solicitaba entre tanto el perdón en Constantinopla , y le consiguió fácilmente luego que pudo hablar al Emperador , de quien le apartaban sus crueles Ministros, recelando que aquel santo Prelado contuviese el exemplar de severidad que ellos tenían por necesario.
También hicieron valer este motivo para lograr de Teodosio una orden no menos cruel contra los habitadores de Tesalónica. Estos , mas culpados que los de Antioquía, habian muerto á su Gobernador , porque se neg ó á poner en libertad á un cochero, preso porque quiso violentar á una muger de calidad.
Vuestra clemencia contra los de Antioquía, dixéron á Teodosio, ha dado atrevimiento á los de Tesalónica ¡ y si dexais este delito sin castig o , ¿qué seguridad tendrán en adelante vuestros oficiales?" Irritado con esto el Emperador, envió colérico soldados, con órdenes ó sin e l l a s , porque todo es uno para una soldadesca desenfrenada, los quales entrando en la ciudad, embistieron con el pueblo , que se habia juntado para ver los juegos del circo : cargaron con espada en mano sobre la multitud,
DE 1 A HISTORIA UNIVERSAL 345
sin respetar edad, sexo ni condición, y aun sin distinguir á los inocentes de los culpados: y en menos de tres horas degollaron á mas de siete mil, que muchos de ellos habían ido á T e -salónica solo á ver los juegos.
San Ambrosio , Obispo de Milán , supo esta horrible execucion, y escribió al Emperador para empeñarle en expiar con una sincera penitencia esta culpa. Sin duda se lisonjeó Teodosio de alguna composición con el Prelado; y habiendo vuelto á M i l á n , fue como siempre á la catedral para asistir á la ce lebración de los sagrados misterios; pero el santo Obispo se presentó á la puerta, le detuvo , y le declaró que estaba separado de la comunión de la Iglesia hasta que expiase un delito público con una pública penitencia. Se sujetó el Emperador, volvió llorando al palacio , y cumplió con humildad la penitencia pública prescrita por los cánones. ¡ O qué recursos tienen los pueblos en la piedad de los Príncipes y de los Obispos religiosos! Murió Teodosio de hidropesía en Milán : aun no tenia cincuenta años de e d a d , y habia reynado diez y seis.
A l morir repartió el Imperio entre sus dos h i j o s , Arcadio y Honor io , e l primero
34 6 COMPENDIO
de edad de diez y ocho años, y el segundo de
once. Arcadio gobernó el Oriente baxo el cui
dado de Ruf ino, y Honorio el Occidente,
siendo su Ministro Estilicen. Si estos dos hom
bres no fueron entre sí enemigos por la ri
validad del crédito para con Teodosio , l l e
garon á serlo con los dos pupilos por los
zelos del poder. Estil ícon, Vándalo de orí-
gen , había llegado á mandar los exércitos
por su valor , y otras prendas que elevan á
semejante dignidad. Ruf ino, que había nacido
en Gascuña, ganó la confianza del Emperador
por su capacidad en los negocios.
Arcadio fixó su corte en Constantinopla,
y Honorio en Milán. Procedían al principio
muy acordes los dos Ministros, y profesaban y
mostraban perfecta igualdad en el objeto de
apoderarse de las provincias ; pero Estilícon
manifestó deseo de superioridad en el gobierno,
diciendo que se la habia dado Teodosio. Rufi
no , para ponerse en salvo, formó el proyecto
de casar á su hija con Arcadio , persuadido á
que el suegro del Emperador no tendría á quien
temer , y tal vez pudiera conseguir que su
yerno le asociase al Imperio. Mientras fomen
taba este designio hizo un viage á Antioquía,
para que á su presencia matasen á golpes á un
t>E LA HISTORIA UNIVERSAL. 347
infeliz que habia incurrido en su desgracia: y
á su regreso halló al Emperador casado ya con
Eudoxia, hija de un General Franco , Prin
cesa altiva y discreta, que logró tener grande
imperio en su joven esposo. D e b i ó ella esta
fortuna a un eunuco llamado Eutropio, que
después de mudar de esclavitud muchas veces
en su mocedad, y de haber pasado por los ser
vicios mas baxos de palacio, se vio en su ve
jez elevado por Teodosio al cargo de M a
yordomo mayor.
Perdida la esperanza de sostenerse con
el casamiento de su hija, resolvió Rufino ha
cerse hombre necesario por medio de los al
borotos que suscitarla en el Imperio: y así ani
mó secretamente á los Hunos y á los Godos
á una invasión que favoreció con igual disi
mulo. Horribles fueron las crueldades que co
metieron estos bárbaros, gobernados por A l a -
rico. Pasaron á la G r e c i a , y la asolaron, sin
que nadie les resistiese. F u e Estilicon á so
correrla; pero Arcadio, por consejo de Rufino,
le envió orden de retirarse á su Imperio de
Occidente , y de que le enviase las tropas de
Oriente que este General habia mezclado con
las suyas. Dio Estilicon el mando de estas
íropas que remitía, á Gaynas , oficial G o d o , su
348 COMPENDIO
íntimo amigo. Quando llegaron cerca de Cons-tantinopla, salió á recibirlas Arcadio con R u fino, y todas aclamaron al joven Emperador; pero á una señal de Gaynas se arrojaron sus soldados sobre Rufino, que se habia fiado de ellos con imprudencia , y le mataron. T o d o , al parecer, estaba bien preparado en la corte de Arcadio , porque el eunuco Eutropio tomó al punto las riendas del gobierno, lo que sin duda hizo con autoridad de Eudoxia. M u chos historiadores afean la avaricia de esta Princesa , y no están conformes en quanto á la pureza de sus costumbres; pero todos convienen en que su exterior era bueno, en que favorecia á los Cató l i cos , y en que respetaba mucho al clero.
E l p u e b l o , que se habia alegrado notablemente con la muerte de Ruf ino, nada ganó en el cambio : porque Eutropio con todos los vicios de su predecesor, carecía de sus amables prendas , como la magestad de la talla , las ventajas de la figura, la afabilidad, y las gracias de la conversación. E l viejo eunuco era avaro, c r u e l , falso , ingrato y envidioso : y retratándole un escritor con los mas negros colores, añade que aun le hacia gracia. Se deshizo de quantos le hacían som-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 349
bra en la corte, empezando por sus bienhechores. Pretendió Estilicon inspeccionar los negocios del Oriente , y volvió á Grecia contra Alarico que seguía desolándola: y Eütro-pio le envió orden de que cesase en sus buenos oficios , y se retirase; pero persuadido él á que en buena política no debia quedarse á medio ofender, hizo que el Senado de Constantinopla declarase al Ministro de Honorio por traidor al I m p e r i o , y que se le vendiesen las tierras, el palacio, y otros bienes que tenia en Oriente.
Este injurioso decreto determinó á Estilicon para llevar á efecto lo que ya de antemano pensaba, y entrar con mano armada en los estados de Arcadio. E l viejo Ministro de este, deseoso de romper toda comunicación entre los dos Imperios, recibió con los brazos abiertos á G i l d o n , comandante de las tropas de Honorio en Áfr ica , que se rebeló contra su Soberano, y se entregó á Arcadio con toda la provincia: y aun dicen que Eutropio fue quien le exhortó á rebelarse. A l infiel Gobernador, mas que sospechoso de paganismo, opuso Estilicon á M a l c e z e l , su hermano, y chris-tiano zeloso. Los dos hermanos, animados con la doble tenacidad del odio y de la contra-
350 COMPENDIO
ria rel igión, se hicieron la guerra mas cruel:
fue vencido Gildon , y se quitó la vida por
no dar en manos de su hermano. E n recom
pensa de la victoria de M a l c e z e l , que resti
t u y ó la África á Honorio , le hizo Estilicon
arrojar á un r i o , en que se ahogó.
Quanto mas crédito perdía Estilicon en la
corte de Oriente con las maniobras de Eutro-
p i o , mas adquirió en Occidente con el casa
miento de su hija María con Honorio. A este
apoyo añadió el esplendor de muchas expedi
ciones militares; al mismo tiempo que el viejo
eunuco no tenia mas apoyo que sus astucias,
que le defendieron mal. Su poca experiencia
en la guerra le precisó á dar el mando de las
tropas á G a y n a s , el que mató á Rufino. G a y -
nas miraba como cosa indigna de su persona de
pender en nada de semejante Ministro, y así
m u y presto se creyó á propósito para reem
plazarle , y que contra un falaz podia servir
se de la falacia. Dispuso que un capitán suyo,
llamado Tribigi ldo , hombre intrépido, levan
tase en Frigia el estandarte de la rebelión; y
m u y lejos de reprimirle como pudiera , le
dexó hacer progresos hasta que teniendo ya
un grade de fuerza mas que suficiente para
hacer que le oyesen, resolvió Gaynas que e l
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 351
rebelde pidiese la desgracia y separación de
E u t r o p i o , como condición para que él dexase
las armas. Después de muchas negociaciones se
v io Arcadio precisado á abandonar á su Minis
tro: este buscó asilo en una iglesia , de donde
le sacaron para enviarle al destierro; y á pre
texto de haber hallado en su casa los orna
mentos imperiales, como indicio de que sin
duda el viejo eunuco aspiraba al t r o n o , l e
cortaron la cabeza.
Por entonces impuso Gaynas la ley á A r
cadio , hasta el extremo de obligarle á tratar
con él en persona y estrecharle á que se le en
tregasen tres de los principales miembros del
estado que creia podrían destruir sus ambiciosos
designios. Arcadio se resistia; pero los tres
ilustres desgraciados le pidieron que los sacrifi
case al bien p ú b l i c o , y fueron libremente á
presentarse á Gaynas , el qual mandó que sobre
la marcha les cortasen la cabeza; pero en e l
momento en que el verdugo tenia levantado el
brazo, les hizo gracia de la vida á súplicas de
S. Juan Chrisóstomo. Después de esta condes
cendencia con el pre lado, se lisonjeó de que
no le negaría el establecimiento de una ig le
sia arriana en Constantinopla; pero el Obispo
se opuso á esto con toda fortaleza.
g 5 2 COMPENDIO
Meditaba este General G o d o otra empresa mas importante, que era apoderarse, no de un parage de la ciudad para edificar su iglesia , sino de toda , de los tesoros del palacio, y hacerse Emperador. Como tenia á su disposición todas las tropas del Imper io , intro-duxo en Constantinopla muchos Godos, que á una señal le habian de favorecer quando intentase entrar en la ciudad á la cabeza de un cuerpo considerable; pero fue rechazado de las puertas por los habitadores, los quales quitaron la vida á los Godos que estaban dentro. Se retiró Gaynas á la T r a c i a , llevándolo todo á sangre y fuego , hasta que un G e n e r a l , llamado F r a v i t o , enviado contra é l , derrotó su exército. M u r i ó e l G o d o en la batalla, menos afortunado que Alarico , Príncipe de la misma nación , cuyas victorias hicieron temblar al Imperio de Occidente.
Y a se ha visto que llamado por Rufino habia saqueado la G r e c i a , ya otra vez le habia expulsado de ella Estilicon , y por tercera vez hizo el.Ministro de Honorio que saliesen de Ital ia , mas por negociación que por fuerza, Alarico y Radagaso, R e y de los Hunos, que se habia juntado con él. Quarta vez asustó Alarico á Honor io , el qual se re-
D E L A H I S T O R I A U N I V E R S A L . . 353
tiró de Milán á Ravcna : y aun queria abandonar la Italia con toda su familia, si Estilicon no se hubiera opuesto. G a n ó este contra el Rey Godo la célebre batalla de Polencia, haciendo prisionera á toda su familia. Por esta pérdida se resolvió Alarico á ofrecer por condición de paz salir de Ital ia, y jamas volver á e l la ; pero poco habia que contar sobre esta promesa, porque le oian decir muchas veces que no moriría contento hasta haber quemado y saqueado á Roma. N o tranquilizó su retirada á la Italia : Badagaso entró en ella con sus Huimos; pero Estilicon le hizo prisionero, y le quitó la vida. Los bandidos de Isauria asolaron el Oriente : los Alanos hicieron una irrupción en las Galias : y se les juntaron á los hombres las plagas, porque nubes de langostas arrasaron la Palestina, y temblores de tierra arruinaron al Asia : á las Galias las sujetó Constantino , simple soldado, á quien su nombre hizo colocar en el trono en Bretaña, desde donde extendió su Imperio mas allá del mar. Entre tanto murió Arcadio á los treinta y un años, y trece de reynado , dexando un hijo llamado Teodosio , que aun no habia salido de la infancia.
Parece que estas circunstancias de un usur-T O M O v i . z
354 COMPENDIO
pador que invadia las G a l i a s , y adelantaba
hasta España sus conquistas, de un Alarico
que amenazaba de muy cerca á la Italia , y
de un niño en el gobierno del Oriente , pa
rece digo que estas circunstancias debieran ser
favorables á Estil icon, suegro de Honorio, ma
rido de su t i a , gran ministro, excelente ca- *
p i t a n , padre de un hijo llamado Euquerio,
capaz ya de ayudarle , y que por todas es
tas razones debiera Honorio haberle asociado
al Imperio , dándole el cargo de perseguir al
usurpador Constantino; mas fuese con verda
des ó mentiras, consiguieron persuadir al Em
perador á que su suegro tenia inteligencia con
Alarico , y le habia llamado á Italia. Desde
Pavia , en donde estaba, envió Honorio á R a -
v e n a , en donde se hallaba Esti l icon, la or
den de quitarle la v i d a , lo que se executó
sin dificultad. A l mismo tiempo repudió á su
m u g e r , que era hija de Estil icon, y mandó
degollar á su hijo Euquerio.
L a facilidad de estas execuciones da mo
tivo para dudar si Estilicon era delinqüente;
pero Honorio se privó de un gran General ,
y tuvo ocasión de echar menos su talento
quando se vio estrechado de cerca por Alarico
que volvió á entrar en Italia. E l Ministro
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 355
del Emperador era O l i m p i o , de quien se cree haber sido autor de la desgracia de Estilicon. Este Olimpio señaló los principios de su ministerio mandando matar, ó sufriendo que los soldados romanos, con la noticia de la muerte de Estilicon, matasen en todas las ciudades de Italia á las mugeres é hijos de los bárbaros que este General habia llamado al servicio del Imperio , los quales irritados con esta perfidia se entregaron á Alar ico , quien como buen político se aprovechó de este refuerzo para proponer la paz al Emperador con la condición de que este le pagase cierta cantidad : y para apresurar la deliberación fue á poner sitio á R o m a , y la reduxo al extremo mas cruel. L e concedieron lo que pedia , y levantó el sitio; mas dilatándole la paga , volvió á sitiar la ciudad, y presentó proposiciones que H o norio no quiso admitir. N o creyendo los R o manos que debian sacrificarse á la obstinación de un hombre, recibieron por su Emperador á Á t a l o , Prefecto de la ciudad, propuesto por Alar ico , el qual trató con el nuevo Soberano , y levantó el sitio.
Quando Átalo vio libre á R o m a , no se consideró como Emperador momentáneo, pretendió imponer leyes á Honor io , y ya estaba
z 2
3 $ 6 COMPENDIO
este Príncipe para reducirse á sufrirlas, quando le l legó un socorro de su sobrino Teodosio, á quien Arcadio quando murió habia dado por Ministro á Antemio , hombre honrado y grande estadista. C o n este socorro se vio en estado de negar la oferta que habia hecho á Átalo de tomarle por colega , no obstante que la habia despreciado de Alarico. También Átalo cayó en la imprudencia de desavenirse con su bienhechor y protector, el qual le depuso, pero sin entregarle á Honorio que le pedia.
Siempre era Roma como el precio de una venta entre Alarico y Honorio. Parecía decir el primero, ,,si no me concedes lo que pido , saquearé y destruiré tu capital." C o n cedía el segundo, por necesidad, lo menos que podia , y no se apresuraba por cumplir. C o n estas dilaciones hacia el hambre en R o ma crueles estragos, porque las guerras civiles no permitieron cultivar las tierras, y estaban bloqueados los puertos por donde habían de entrar los víveres. Se vio el pueblo reducido á sustentarse con los mas viles alimentos , y se vendía públicamente la carne humana : se asegura que hubo madres que comieron a sus hijos. Todo esto no era mas que los preludios del sitio, ó por mejor decir, de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 357
los excesos de la toma de la ciudad; porque e l sitio no fue muy largo. Se dice que una señora romana, compadecida del miserable estado del pueblo , viéndose en la precisión de recurrir á los mas funestos medios, abrió una puerta á los enemigos.
Quando los soldados iban entrando en la c iudad, les dixo Alarico : ,, Todas las riquezas del mundo están aquí concentradas: yo os las dexo ; pero mando que no derraméis sangre , como no sea de los que halléis armados, y que perdonéis á los que se refugien en los templos de los Christianos." Unos dicen que duró el saqueo tres dias, otros que seis. Pusieron los Godos fuego en muchas partes, y no obstante la orden dada no se pudo remediar que pereciesen muchas personas. Aquel la soberbia y altiva ciudad , llamada la capital del universo , después de haber triunfado de todos los pueblos , y dilatado su Imperio de un cabo á otro por todo el mundo conocido, fue conquistada por un bárbaro que no tenia un palmo de tierra que pudiese llamar suya. Por el espacio de mil ciento sesenta y tres años habia saqueado toda la t ierra, enriqueciéndose con los despojos de los pueblos vencidos; mas al fin pasó por la misma suer-
3 S 8 COMPENDIO
te , y padeció las calamidades que habia hecho sufrir á tantos reynos. Poco sobrevivió Alarico á esta conquista; porque habiendo llevado sus cautivos y riquezas á Campania, aumentándolas con el saqueo de A p u l i a , Lucania y Calabria; quando iba á pasar á la África para subyug a r l a , murió de enfermedad en las cercanías de R e g i o . Sus soldados, para que no profanasen las cenizas del G e n e r a l , las enterraron con ricos despojos en la madre de un rio que extraviaron á este fin, después haciéndole volver á su curso ordinario. L e dieron los Godos por sucesor á A t a ú l f o , marido de su hermana.
Después que hemos contemplado á R o ma arrojando volcanes de l lamas, inundada de sangre, y vomitando por todas sus puertas inmensa multitud de hombres desgraciados, cargados de sus mas preciosos efectos que todavía les disputaba e l soldado codicioso, convendrá dar una rápida ojeada por todo el I m perio para ver como se destruyó aquel col o s o , como se dividió en partes truncadas y mutiladas sin enlace ni conexión, que apenas fueron dignas de figurar después en el mundo político. Todo lo hicieron la audacia de los ambiciosos, y la paciencia y locura de los pueblos.
DE XA HISTORIA UNIVERSAL. 359
Tengamos presente que Constantino, sol
dado raso, revestido de la púrpura en Bre
taña , habia extendido su Imperio hasta por las
Gal ias ; que sacó de un Monasterio á su hijo
Constante, y le declaró César ; y que quando
reunió la España baxo el cetro de su padre , se
llamó Augusto. Honorio los reconoció quan
do se vio estrechado por A l a r i c o : Constan
tino entró en Italia con el pretexto de dar
auxilio al Emperador, pero á la verdad para
apropiarse algunas reliquias del Imperio. E n
este proyecto le ayudó Alab ico , General del
Emperador, cuya traición fue descubierta y castigada, por lo qual tuvo Constantino que
retroceder. C o l o c ó en V i e n a á su hijo Cons
tante , que habia sido echado de España, y aun Geroncio , xefe de los Españoles, le ha
bia perseguido hasta las Galias. Este cogió en
V i e n a al A u g u s t o , le mandó cortar la cabe
za , y bloqueó al mismo Constantino en A r
les. Mientras estaba ocupado en el sitio en
vió Honorio un hábil G e n e r a l , llamado Cons
tancio , que seduxo á sus soldados, y solo le
quedaron á Geroncio trescientos hombres , con
los quales volvía á España , pero le mataron
porque los trataba con dureza. Constancio hi
zo prisionero á M á x i m o , un fantasma de E m -
3 6 0 COMPENDIO
perador que habia levantado G e r o n c i o , y le dexó la vida ; y á pesar del socorro de los Alemanes que l legó á Constantino, Constancio precisó á Arles á rendirse. E l principal artículo de la capitulación fue , que se les de-xase la vida á Constantino y á su hermano Juliano , los quales para no hacer sombra al Emperador tomaron los sagrados órdenes; pero Honorio les quitó la vida contra la fe del tratado. ^
Baxo la protección de A t a ú l f o , sucesor de Alarico , y con el auxilio de un R e y de los Alanos , y de un Príncipe de los Borgo-ñones, Jovino, que era de una buena familia de las G a l i a s , se hizo proclamar Emperador, y tomó por compañero á su hermano Sebastian ; pero tuvo la imprudencia de desavenirse con Ataúlfo , y este mandó matar á Sebastian , y vendió á Jovino al Emperador por trigo que hacia falta en su exército. N o le perdonó Honorio , como tampoco á Heraclia-n o , otro usurpador, que desde África, en donde habia tomado la púrpura, habia ido á hacerle frente en Italia. F u e rechazado en Áfr ica , y degollado por los soldados codiciosos del precio puesto á su cabeza.
A t a ú l f o , que figuraba por su mucha in-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 6 1
fluencia en todas estas catástrofes, he casó con
Placidia, hermana de Honorio , y prisionera de
Alarico en el saco de Roma. Asistió á la ce
remonia del casamiento Átalo , á quien A l a -
rico habia hecho en otro tiempo Emperador.
Queriendo Ataúlfo intimidar á Honorio su
cuñado, y precisarle á un tratado de paz d u
rable , dio la púrpura otra vez á Átalo. D e s
pués de la muerte de A t a ú l f o , á quien qui
taron en España la v i d a , Á t a l o , juguete de
la fortuna, fue hecho prisionero por dos ve
ces , y por último le confinaron en la isla de
L i p a r i , después de cortarle la mano derecha,
según unos, y según otros los dedos, para que
no pudiese escribir. A l l í vivió pacíficamente,
como que era un hombre mas para los placeres
que para los negocios. Sin embargo de haber
sido Emperador no tuvo vergüenza de can
tar públicamente un epitalamio de composición
suya á las bodas de Placidia. Esta Prince
sa , ya v i u d a , fue casada contra su voluntad
por su hermano Honorio con su General Cons
tancio , y de este matrimonio, aunque forza
do , tuvo un hijo , á quien llamaron V a l e n -
tiniano. Honorio, en conseqüencia de esto, aso
ció al Imperio á su cuñado , mas solamen
te vivió siete meses , y Teodos io , Empera-
3 6 2 COMPENDIO
dor de Oriente , no le quiso reconocer.
Reynaba este Príncipe baxo la tutela de
su hermana Pulquer ía , que tomó las riendas
del gobierno con la aprobación del Ministro
Antemio. Aunque solo tenia diez y seis años,
mostraba excelentes prendas para gobernar, y
se hizo señora de los corazones en palacio y
en el estado. Consiguió de su hermano, sobre
e l qual tenia el mayor ascendiente, que sepa
rase al eunuco Antioco que la hacia sombra;
y para asegurarse en el poder buscó á su her
mano una esposa, que por deberla obligaciones
sostuviese el crédito de su bienhechora: y una
casualidad la pfesentó la persona que deseaba.
Arenáis , hija de un filósofo Ateniense,
habiendo perdido á su padre que la habia cria
do con grande esmero, se vio privada por sus
dos hermanos Gesio y Aureliano de la por
ción de hacienda que la pertenecía. Por la
fama de la equidad de Pulquer ía , que corría
por todo e l Imper io , fue Atenais á Constan-
tinopla á reclamar la protección de la Prin
cesa. Agradaron mucho á Pulquería su enten
dimiento y sus gracias, y después de haberla
oido muchas v e c e s , juzgó que una esposa
igual pudiera hacer la felicidad de su her
mano. L a hizo instruir y bautizar con el nom-
DE XA HISTORIA UNIVERSAL. 363
bre de Eudoxia , y se celebró el casamiento;
mas este no fue tan feliz como se esperaba.
D e este modo se halló el Imperio de
Oriente dominado por m u g e r e s , y no menos
e l de Occidente por el ascendente que habia
tomado Placidia sobre Honorio. L a amistad de
los dos hermanos era tal , que los cortesanos
muchas veces tan infames calumniadores, co
mo viles lisonjeros, publicaron que excedia
los límites del afecto fraternal, y con las sos
pechas que malignamente sembraron, rompie
ron aquella unión. Persuadieron al hermano
que la viuda de A t a ú l f o , acordándose de ha
ber sido R e y n a de los G o d o s , les descubría
los secretos del Imperio ; y la tibieza en e l
amor de los hermanos que ocasionó esta ca
lumnia , obligó á Placidia á retirarse á Cons-
tantinopla. A l l í se hallaba con Valentiniano
su hijo quando Honorio murió de hidropesía
antes de cumplir los sesenta años, y habien
do reynado veinte y d o s , Príncipe mejor ser
vido de sus Generales y de los sucesos, que
lo que merecia su indolencia.
J u a n , su secretario, se hizo proclamar
Emperador de inteligencia con A e c i o , G e n e
ral muy hábil , que se encargó de hacer obrar
á los Himnos contra T e o d o s i o , si este Prínci-
3^4 COMPENDIO
pe no quería reconocerle. E l Emperador de
Oriente previno los esfuerzos de Aecio , y
envió al Occidente á su tia Placidia con V a
lentiniano su h i j o , á quien revistió de la su
prema autoridad baxo la regencia de su ma
dre. Los acompañó un exército mandado por
Ardaburio y su hijo Aspar. E l padre envió al
hijo por tierra con la caballería, y embarcó
la infantería. Padeció la armada una horrible
tempestad, en que el navio en donde iba
Ardaburio dio sobre la costa. L e prendieron,
y le llevaron á Ravena á la presencia de Juan,
que le recibió muy afectuoso , y le dexó en
teramente libre en la ciudad. Abusó el pri
sionero del favor ; y advirtiendo que los sol
dados no eran muy afectos á J u a n , envió á
decir á su hijo Aspar que habia caminado fe
lizmente por tierra, que llegase á Ravena
con toda prontitud. L l e g ó pues , halló las
puertas abiertas, se apoderó de J u a n , le en
vió á Placidia, y esta mandó cortarle la ca
beza. Aec io fue ya tarde con una fuerte van
guardia de G o d o s , y vio que le convenia me
nos continuar la guerra que hacer la paz. F u e
recibido en la G r e c i a , y nombrado General
de gran parte de las tropas del Imperio.
Pero la comandancia repartida no era su-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 36$
ficiente para contentarle. Miraba con envidia la estimación que gozaba el Conde Bonifacio , oficial recomendable por su virtud y capacidad , de que habia dado pruebas en África , defendiéndola con mucho valor y habilidad contra los ataques de Juan el usurpador , y restableció de tal modo el orden y la policía, que se ha merecido los elogios de los historiadores. Apreciaba sobre todo la Emperatriz Placidia la fidelidad del Conde Bonifacio. „ ¿Creé is , la dixo el pérfido A e c i o , que ha conservado el África para vos? V i v i d , señora , persuadida á que ha trabajado para s í , y que su intento es aprovecharse de la primera ocasión para mantenerse en ella con independencia ; y si le queréis ver arrojar la mascarilla , mandadle venir á Roma, veréis como no obedece." A l mismo tiempo que Aecio inspiraba estas sospechas injustas á la Princesa, escribía á Bonifacio que la Emperatriz tenia intención de perderle , y que para conseguir su fin le llamaría presto á la corte. Engañado de este modo el desgraciado Conde no quiso obedecer ; y no dudando ya Placidia de que era verdad lo que Aecio la habia dicho , declaró á Bonifacio enemigo del estado, con lo que Aecio consiguió que le nombra-
366 COMPENDIO
sen, como deseaba, Generalísimo de las tro
pas del Imperio.
D e r r o t ó el Conde el primer exército que
enviaron contra é l ; mas no creyéndose capaz
de resistir solo á las fuerzas que trataban de
o p o n e r l e , acudió al auxilio de Genserico,
R e y de los V á n d a l o s , y fue la primera con
dición de su tratado que se repartirían el Áfri
ca. Genserico con esta seguridad dexó la Es
paña con todos los de su nación , hombres,
mugeres y niños. Mientras esta colonia se apo
deraba de las ciudades y los campos, a lgu
nos amigos de Bonifacio , admirados de esta
asociación con los Vándalos , que sabían bien
que no eran de su g u s t o , consiguieron de
Placidia permiso para ir á informarse de él mis
mo sobre los motivos de aquella mutación.
Les mostró e l Conde la carta de A e c i o , y
les aseguró que si habia llegado á tal extre
mo era por libertar su vida. Llevaron la mis
ma carta , y la pusieron en manos de la Em
peratriz. Estaba entonces Aec io en las Galias,
en donde ganaba victorias, y no era tiempo
de castigar su perfidia, ni tal vez de darle á
entender que se sabia. Disimuló Placidia, y
escribió á Bonifacio la carta mas fina, pidién
dole que procurase hacer que los Vándalos
BE LA HISTORIA UNIVERSAL. 367
saliesen de África. Entró el Conde de buena
fe en las miras de la Emperatriz , y ofreció
sumas considerables á los Vándalos si quisie
sen retirarse; pero ya habían invadido toda
la provincia menos tres ciudades, de las quales
Cartago era capital. Genserico respondió á B o
nifacio insultándole , hizo piezas á los pocos
soldados que tenia, y le obligó á encerrarse en
C a r t a g o , en donde se sostuvo por un año ; mas
al fin se rindió con el dolor de ver el Áfr i
ca asolada del modo mas cruel por los mis
mos bárbaros á quienes él habia llamado.
Llegando á R a v e n a , en donde estaba la
corte, fue recibido con señales de afectuosa
distinción, y honrado con el mando de un
exército. Por éste favor conoció Aec io que
estaba descubierta su traición, y miró el man
do dado á Bonifacio como una injusta dimi
nución del suyo. Se pusieron los dos G e n e
rales en campaña para sostener cada uno su
pretensión; y en la batalla que se dio reci
bió Bonifacio una herida, de que murió al
gunos dias después. Se dice que exhortó á P e -
lagia su m u g e r , á que si quería volver á ca
sarse no fuese con otro que con Aecio , si este
enviudaba. ¿Quién sabe si fue este consejo se
ñal del afecto que la tenia , ó del desprecio
3 6 0 COMPENDIO
con que la miraba? Se retiró el vencedor con
los Hunnos, y volvió desde allí á la cabeza de
un exército. Fortuna fue de Placidia poder
hacer con él las paces, recibiéndole en la cor
te , y restituyéndole los empleos.
T u v o la Emperatriz la satisfacción de ca
sar á su hijo Valentiniano con Eudoxia , h i
ja de Teodos io , pero tuvo al mismo tiempo
una pesadumbre bien penetrante para una ma
dre. Honoria , su hija , contraxo una co
nexión mas que sospechosa con uno de sus
domésticos , y aun no pasaba de diez y seis
años. Se descubrió también que tan intrigan
te como enamorada mantenia secreto comer
cio con A t i l a , R e y de los Hunnos, á quien
habia enviado un anillo, instándole fuertemen
te á entrar en Italia con exército para ca
sarse con ella. F u e preciso alejarla de la cor
te de Occidente , que era el teatro de su
deshonra, y enviarla á la de Oriente , la qual
se vio también alborotada con un ruido no me
nos escandaloso, cuya causa fue una manzana,
verdadera manzana de discordia.
Es muy posible que Atenais , aunque lle
g ó á ser Eudoxia , no abjuró bien la liber
tad de su condición de particular, y que de
esto viniesen las imprudencias que dieron in-
DE LA HISTORIA U N I V E R S A ! . 369
quietudes á su esposo Teodos io ; pero una
inadvertencia, tal vez inocente, consumo su
desgracia. Habían regalado al Emperador una
manzana singular por su tamaño y hermo
sura : y teniéndola por digna de ser ofre
cida á la Emperatriz , se la envió. Eudoxia
gustaba mucho de la conversación de P a u
l i n o , oficial del palac io , cortesano sabio y
amable, al qual dio la manzana, y él sin sa
ber de donde habia venido se la presentó al
Emperador. Quando este la recibió, entraron ó
se aumentaron los zelos en su corazón : lla
mó á su esposa, la preguntó qué habia h e
cho de la fruta que la habia enviado; y no
atreviéndose ella á confesar que la habia dado
á Paul ino, respondió que se la habia comido;
pero mostrándosela el Emperador , mandó al
momento que quitasen á Paulino la vida.
O c u p ó la indiferencia el lugar del amor que
Teodosio habia tenido á la Emperatriz ; y
viéndose esta mas que despreciada, pidió que
la permitiesen retirarse á Jerusalen , en don
de vivió espléndidamente , aunque sin auto
ridad , con los bienes que el Emperador la
habia dado, y no murió hasta mas de veinte
años después de su desgracia.
Así no se logro la intención que habia
TOMO VI. AA
370 COMPENDIO
tenido Pulquería de dar á su hermano una
esposa que le hiciese feliz ; y aun á las
pesadumbres domésticas se añadió en todo
e l tiempo de su reynado la de ver sus p u e
blos asaltados continuamente y atormentados
de los bárbaros. U n autor contemporáneo ca
racterizó en una obra estimada la mayor par
te de las naciones que aspiraban entonces á
la destrucción del Imperio. „ L o s G o d o s , di
c e , son engañosos, mas no de costumbres tor
pes : los Alanos son menos castos, mas no tan
engañosos: los Francos son astutos, embus
teros , y tan pérfidos que entre ellos pasan
los juramentos por menudencias, pero muy
atentos con los extrangeros. Los Saxones son
excesivamente d u r o s ; pero miran con horror
á la embriaguez: los Gepidas son crueles:
los Hunnos disolutos y disimulados: los A l e
manes ebrios; y los Alanos codiciosos del
botin. Estos vicios , añade el autor , no son
tan abominables entre estos bárbaros como en
tre los Romanos, que saben las leyes de la
moral christiana. N o obstante , observa, no
pueden contenerse de ir á los lugares en don
de se cometen las torpezas; y los G o d o s , á
quienes no es permitido freqüentarlos, sienten
mucho ver en los Romanos el vicio habiendo
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 37 I
estos establecido entre ellos la religión." D e
biéramos desear que los descendientes de aque
llos pueblos , que aun existen, no hubiesen
conservado las malas costumbres y vicios re
prehendidos en sus antepasados. A l freno de
la religión, que dice nuestro autor servia de
poco á los Romanos de aquel tiempo , aña
dió Teodosio el de las leyes en una colec
ción llamada el Código Teodosiano. Este duró
menos en el Oriente , en donde nació , que
en el Occidente; pues fue casi generalmente
adoptado por los G o d o s , V i s i g o d o s , Francos,
Germanos, y otros bárbaros que conquistaron
la I ta l ia , la España y las Galias.
Los antiguos habitadores de los paises oc
cidentales, y los Romanos que se mezclaron con
e l los , iban insensiblemente desapareciendo en
aquellas infelices regiones, pues ó fueron des
pojados ó arrojados de el las: ó se vieron en sus
mismos dominios casi por todas partes reducidos
á siervos de sus opresores. Temblaban al oir e l
nombre de la multitud sin disciplina , y so
bre todo el del terrible Atila. Y a los Empera
dores no se defendían con el hierro, sino con
el o r o ; y para mayor deshonra con el vene
no y el asesinato. A l menor descontento que
advertían en el R e y de los H u n n o s , envia-
A A 2
3 7 2 COÍ.ÍPENDIO
ban embaxadas á suplicarle; y por el contra
r i o , quando este R e y quería hacer ricos á sus
cortesanos, les daba comisiones para las cor
tes tímidas , convencido por la experiencia
de que no volverían sin grandes regalos.
En medio de estas aflicciones murió T e o -
dosio de una caida del caballo á los cincuen
ta años de edad , y quarenta y dos de rey-
nado. Solamente le alaban de haber sido muy
p i ó : bello elogio para un particular, pero no
suficiente para un Príncipe. Disfrutaba el I m
perio con él su hermana P u l q u e r í a , á la
qual ademas del título dexaba todo el poder;
por lo que tuvo en su mano abusar de él,
como lo hacían los ministros, por tener T e o -
dosio en ellos una confianza c i e g a , que mu
chas veces perjudicó á los vasallos, los quales
á pesar de su bondad no fueron felices en
su tiempo. Queriendo su hermana que cono
ciese e l peligro de semejante abandono, le
hizo presentar cierto día una escritura en la
qual él mismo la constituía esclava de la Em
peratriz Eudoxia , su esposa. Habiéndola firma
do , le dixo Pulqueria que la leyese; y que
dando avergonzado, prometió que desde en
tonces viviría con mas atención y cuidado; pe
ro ¿ quién ha corregido á un indolente ?
BE LA HISTORIA UNIVERSAL. 373
Por la muerte de Teodosio quedó P u l
quería única señora del Imperio , y hubiera
sido difícil hallar quien fuese mas capaz de
gobernarle. N o obstante, por no haber exem-
plar de que muger alguna reynase sola en
ambos Imperios, resolvió casarse. Puso los ojos
en Marciano , hombre distinguido por su vir
tud y prendas estimables : le dixo que su
intención era revestirle del poder supremo
casándose con él , con la condición de que
la permitiría vivir y morir virgen. E l acep
tó , y le proclamó Emperador. Todos aplau
dieron su elección, y se celebró este matri
monio con la mayor magnificencia. Tenia ella
entonces cincuenta y un años. Valentiniano,
que pudiera reclamar el Imperio de Orien
te á título de su m u g e r , hija de T e o d o
sio , aprobó lo hecho , y reconoció á Mar
ciano. Este Príncipe subió por su mérito da
grado en grado desde simple soldado al po
der supremo.
A l mismo tiempo que el trono de Orien
te se aseguraba con el apoyo de un hombre,
temblaba el de Occidente por la muerte de
una muger. Murió Placidia, madre de V a l e n
tiniano , y á quien su h i j o , adelantado ya en
la edad, habia conservado con la autoridad d e
3 7 4 COMPENDIO
que gozaba en sus menores años. Experimenta
da en la adversidad , en el tiempo de sus ma
trimonios, gobernó Placidia con la prudencia y
con la felicidad que las circunstancias permi
tían. Apenas cerró los ojos quando recibió V a
lentiniano una embaxada de A t i l a , que le p e
dia su hermana Honoria por esposa, para lo
que alegaba derecho por el anillo que le habia
enviado la Princesa ; y no pretendía menos
dote que la mitad del Imperio de Occiden
te. Salió Valentiniano de esta dificultad con
e l oro que pródigamente envió al R e y de
los Hunnos, y por el mismo medio apartó de
la Italia aquel azote , que fue á caer sobre
las G a l i a s , en donde le opuso el Emperador
por dique á Aec io su General . Setecientos mil
combatientes que llevaba Atila consigo fue
ron vencidos en los campos catalaunicos. Mas
aun derrotado el R e y de los Hunnos, se que
d ó con un exército suficiente para hacerse te
mible en Ital ia, adonde volvió saqueando ciu
dades y campiñas. L e siguió A e c i o , y par
te con el vigor , parte con el ardid , consi
g u i ó con bellas promesas que de nuevo fue
se á asolar las G a l i a s , en donde también le
venció Tor ismundo, R e y de los Visigodos.
Una muerte , ocasionada por sus mismos exce-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 375
sos , libró al mundo de este guerrero , que
jamas habia podido estar, ni dexar á nadie
tranquilo.
Parece que Valentiniano en su desola
ción habia prometido á Aecio mas de lo que
quiso cumplir quando se vio libre del riesgo;
esto e s , dar su hija Eudoxia por esposa á
Gaudencio , hijo del General . Las instancias
del padre por conseguir este honor para su
hijo proporcionaron á los envidiosos e l me
dio de hacer creer que Aecio aspiraba al I m
perio. Envió pues Valentiniano á llamar a l
General , le hizo entrar solo en su quarto,
y le atravesó por su mano con la espada:
llamaron sucesivamente á todos sus amigos, y les quitaron la vida en e l mismo lugar. A s í
m u r i ó , dice un historiador, el mayor G e n e
ral de su siglo á manos del hombre mas c o
barde del Imperio ; pero si excita nuestra
compasión, bueno será acordarnos de la muer
te del Conde Bonifacio. Triunfante el E m
perador con esta traición, preguntó á un R o
mano , deseando que le diese respuesta fa
vorable , si era cierto que habia hecho bien
en deshacerse de Aecio. „ N o s é , respon
dió el Romano , si habéis hecho bien ó
m a l : lo que me parece es que con vues-
376 COMPENDIO
tra mano izquierda os habéis cortado la de
recha."
Dicen que quien alentó al Emperador
para esta infamia fue M á x i m o , uno de sus
cortesanos, á quien el mismo Valentiniano ha
bia hecho una terrible afrenta, y sabia el ofen
dido que ó no podría vengarse del Empera
dor , ó viviendo Aecio seria castigada su ven
ganza. Por esto se juntó con los calumniado
res del G e n e r a l , y excitó al Príncipe débil á
la acción odiosa que cometió. Quando le vio
sin este apoyo, pensó en castigar el atentado
infame de V a l ntiniano contra su esposa, mu-
ger tan admirable por su hermosura , como
estimable por su prudencia. Se habia en
amorado de ella el Emperador, y no pudien-
do esperar engañarla , se sirvió del ardid mas
pérfido, y de la violencia. Llamó á su esposo,
y le empeñó en el juego , hasta ganarle su mis
mo sel lo; y viéndose dueño de esta alhaja, la
envió á la muger de Máximo como una se
ñal de que su marido la llamaba á palacio.
F u e sin sospechar , y la hicieron entrar en
Un aposento retirado , en donde el pérfido E m
perador sació su pasión con e l l a , á pesar de
sus súplicas y lágrimas. Volviendo esta se
ñora á su casa, hizo las mas vivas reconven-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 7 7
clones á su marido , creyendo que era cóm
plice en la traición. Este vil artificio pro
vocó el odio de Máximo , naturalmente b e
nigno y enemigo de intrigas : fácilmente ha
lló gentes que tomaron parte en su descon
tento contra un Príncipe despreciado y po
co temido desde que le faltó la defensa de
Aecio. N o hay exemplar de otro Empera
dor asesinado con tanto sosiego y á vista del
p u e b l o , quando paseaba en el campo de Mar
te , y rodeado de su corte , sin que ninguno
se presentase á defenderle : cobarde, afemina
do , nada guerrero , ni aun viages habia he
cho. I b a , dicen, de Roma á Ravena, y de Ravena á Roma. Y en estas dos ciudades se
estaba en su palacio con una tropa de e u
nucos , á quienes tenia mas afecto que á la
Emperatriz E u d o x i a , con ser una de las mas
hermosas mugeres de su tiempo. Tenia trein
ta y quatro años, y reynó veinte y nueve.
Bien fuese por represalias ó por política,
hizo Máximo que Eudoxia se casase con él .
Esta Princesa, que amaba á su marido á pesar
de sus defectos, no pudo verse en los bra
zos del que le habia asesinado sin desear sa
lir de un estado que tanto la humillaba. N o
esperando auxilio de Marciano que habia per-
378 COMPENDIO
dido á P u l q u e r í a , y tenia sus fuerzas ocu
padas en el Oriente, escribió á Genserico, R e y
de los V á n d a l o s , para que fuese á vengar la
muerte de Valentiniano su aliado y amigo,
y á arrancarla de los brazos del que le habia
quitado la vida. V i n o pues desde el África
con una numerosa armada , y l legó á la em
bocadura del T iber . Los Romanos asustados
se huyeron en tropel de la ciudad , haciendo
Máximo la g u i a ; pero el pueblo , indignado de
verle tan cobarde, le fue persiguiendo á pe
dradas , y mataron á él y á su hijo Pala-
dio , á quien habia hecho casar con la ma
yor de las hijas de Eudoxia. Los Vándalos
estuvieron saqueando la ciudad á su gusto
por quince d ias , cargaron sus navios de lo
mas precioso que hallaron , y llevaron escla
va á Eudoxia y á sus dos hijas. Justo pre
mio de la confianza que puso en un Prín
cipe mas codicioso del bot in, que zeloso de
la gloria de proteger á una familia desgra
ciada.
Por entonces la fuerza era el único de
recho supremo , y se apoderaba del I m p e
rio el que sabia juntar bastantes soldados
para dar la ley. En este punto nadie exce
dió á R i c i m e r o , Príncipe de la familia Real
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 379
de los Suevos, estimado desde que era joven
en los exércitos romanos, y llamado por sus
panegiristas el mejor Capitán de su siglo,
el invencible, mas alentado que Si la , mas pru
dente que F a b i o , mas amable que M é t e l o ,
mas eloqüente que Apio , mas determinado
que F u l v i o , y mas diestro que Camilo. S u
ambición era de hacer Emperadores , no
de serlo. E n los tres meses de r e y n a -
do habia dado Máximo e l mando de sus
tropas á Avito , que ya era General en las
Gal ias ; y este sabiendo la muerte de M á x i
m o , tomó por sí mismo la púrpura; pero R i -
cimero le quitó la púrpura y el mando, y le
hizo dexar el cetro por el báculo pastoral de
Plasencia , en donde fue Obispo.
Ricimero colocó en su lugar en el trono
de Occidente á Mayoriano. A l de Occidente
subió León por muerte de Marciano, que nos
dexó la reputación de haber sido muy pió
y sencillo en sus costumbres, sin que estas
virtudes suaves se opusiesen al valor y ma-
gestad que convienen á un Emperador. S e
alaba y con razón su reconocimiento á P u l
quería, cuyas últimas disposiciones, que con
sistían en dádivas á las Iglesias y al p u e
blo , respetó y cumplió con exactitud. León,
380 COMPENDIO
por sobrenombre el Grande , 6 León de
Trac ia , por ser de e, te pais, debió su ele
vación á la renuncia de Aspar y de su hijo
Ardabur io , dos poderosos señores que por ser
Arríanos no se atrevieron á tomar la diada
ma ; pero hicieron caer la elección en León,
con la esperanza de gobernarle. E l mismo ob
jeto se propuso Ricimero para declararse en
favor de Mayoriano, en quien halló mas ta
lento para la g u e r r a , y mas prendas estima
bles que las que él quisiera ; por lo que se
deshijo de él , y puso en su lugar á Severo.
Se cree que no hallando tampoco en es
te la docilidad que deseaba , le hizo Ante-
mio envenenar. C o n su anuencia revistieron
los Romanos de la púrpura, con general apro
bación , á A n t e m i o , Conde de Oriente , que
había sido Cónsul y Patricio. Tenia todas las
prendas que podían dar las mas bellas espe
ranzas de su gobierno. Para aliarse con R i
cimero le dio su hija por esposa , mas no po
día este favor ser suficiente para sujetar e l
carácter imperioso de Ricimero. Siempre iba
cobrando nuevas fuerzas su pasión de domi
nar con las felicidades en sus militares expe
diciones. Siempre armado, siempre á la cabe
za de sus tropas, teniéndolas continuamente
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 3 8 1
en acción , no se contentaba con tener en el
centro del Imperio un numeroso exército, si
no, que le paseaba por las extremidades, ya
en tierra, ya en mar, por ser igualmente há
bil en ambos elementos.
Antemio y Ricimero vivieron cerca de cin
co años en buena inteligencia : unión difícil
de conservar entre un Emperador que debia
ser zeloso de su autoridad, y de un G e n e
ral tan poderoso. L l e g ó el punto en que cre
yeron que era imposible subsistir juntos, y
no es fácil decir qual de los dos fue el pri
mero que tuvo intención de deshacerse del
otro : tal vez la formaron á un mismo tiem
po ; pero era Ricimero el mas fuerte. Este aco
metió en Roma á Antemio : los habitadores le
amaban, y le defendieron hasta sufrir por é l
las últimas miserias del hambre. L a tomó por
asaltó Ric imero, y renovó en ella los horro
res de Alarico y Gensérico : quitó la vida
á A n t e m i o , y en su lugar proclamó á O l i -
b r i o , que v iv 'ó poco. También Ricimero rin
dió la vida á una enfermedad en las entra
ñas , que se le l levó dos meses después del sa
queo de Roma.
A León le pareció mal que muerto O l i -
brio , G l i c e r i o , con e l apoyo de Gundibaldo,
382 COMPENDIO
sobrino de Ricimero , se hiciese nombrar en
Ravena Emperador de Occidente ; y le dio
por rival á Jul io N e p o s : este hizo prisione
ro á G l i c e r i o , y le despojó de los ornamentos
imperiales después de haberlos traído por un
año. Este mismo Gl icer io recibió los sagra
dos órdenes , y fue Obispo de Salone en
Dalmacia. N e p o s hizo General de sus tro
pas á Orestes , el qual le quitó el Imperio;
y en esta desgracia tuvo á grande dicha ha
llar asilo en Salone con G l i c e r i o , á quien ha
bia privado del trono. ¡ Q u é de reflexiones
harían los dos sobre las mudanzas de la for
tuna ! N o quiso Orestes tomar el título de
Emperador; pero se le dio á su hijo A u g u s
t o , que aun era niño, y á quien por esto lla
maron Augústulo.
Siendo Emperador este, cuya diminutiva
apelación indica su poquísimo poder , los bár
baros que servian á título de aliados en los
exércitos romanos, pidieron la tercera parte de
las tierras de Italia como recompensa de sus
trabajos y servicios. Se la negó Orestes: ellos
se rebelaron, y eligieron por xefe á Odoacer,
cuya patria y origen se ignora. Fuese G o d o
Rugiano ó de qualquiera otro país , se mos
tró Odoacer capaz de mandar un exérc i to ,
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 383
igualmente que de gobernar un reyno. S u
procer estatura le facilitó la admisión en las
tropas del Emperador; y esta fue su prime
ra fortuna. Viéndose á la cabeza de un gran
de exército, propuso á Orestes que concediese
la distribución de las tierras; y perseverando
en negarla, le fue á sitiar en P a v í a , que era
la plaza mas fuerte de Italia. A l l í se apoderó
de él y le quitó la vida. Pasó inmediatamente á
Ravena, en donde halló á P a u l o , hermano de
Orestes, con quien hizo lo mismo. A A u g ú s -
tulo le perdonó la vida en atención á su corta
edad, contentándose con despojarle de los or
namentos imperiales, y con hacerse proclamar
R e y de Italia.
Así tuvo fin el Imperio de Occidente.
L a Bretaña estaba mucho tiempo habia aban
donada de los Romanos. España estaba en p o
der de los Godos , Suevos y V á n d a l o s : es
tos ya se hallaban dueños de África. Las G a -
lias estaban repartidas entre Borgoñones, G o
dos , Francos y Alanos. L a misma Italia y
la soberbia R o m a , que por tanto tiempo ha
bia dado leyes al resto de la tierra , l l egó á
verse esclava de un bárbaro cuya familia y
patria se ignoraban. L a caida de este estado,
que fue el mas grande que ha tenido e l mun-
384 COMPENDIO
d o , procedió sin duda principalmente de la
corrupción de los vasallos, de su luxo y re
galo , y de la ambición de los que aspira
ban á ser Principes; pero la causa mas in
mediata íue la imprudencia de admitir gran
des enxambres de bárbaros en las tierras del
I m p e r i o , y de tener en los exércitos roma
nos cuerpos de tropas muy considerables man
dados por xeies de sus propias naciones. Es
tos pueblos llegaron á ser mas poderosos que
los mismos Romanos , hasta el extremo de
resistir á los Emperadores y disponer del Im
perio , por lo que al fin se hallaron dueños
de los mismos que los habian admitido para
servirse de ellos.
Esta grande revolución sucedió quinien
tos y siete años después que se dio la batalla
de Acc ium, con la qual se habia fundado la
monarquía romana, y mil doscientos veinte y
nueve años contados desde la fundación de
Roma. N o se ha dexado de observar que em
pezó el Imperio por A u g u s t o , y acabo por
un Principe del mismo nombre, pero en di
minut ivo , que fue Augústulo .
T A B L A
DE LAS MATERIAS DEL TOMO SEXTO.
Continuación del Imperio de Claudio j
'Nerón i 1 Galba ¿o Otón 59
Vitello 7 2, Vespasiano 8$
Tito 9 6 Pomiciano 99
"Nerva 113 Ir ajano 117
Adriano 124 Antonino Pio 136 Marco Aurelio 140 Còmodo 130 Pertinax J 5 7
Severo ,. 171 Macrino 19 0 Heliogdbalo 19 5
Alexandro Severo 199 Los dos Maximinos 208 ios dos Gordianos 211 Maximo y Balbino sin
TOMO VI. BB
3 8 6 Gordiano el jóven 218
Filipo 3 5 0 Decio 2,2.1 Gaio 222 Emiliano 225 Valeriano id. Galieno 225 Aureliano 23$ Tacito 242, Floriano 243
Probo 3 ^ Caro 3 ^ 0 Carino 3 5 0 Numeriano id.
Diocleciano 251
Maximiano 253 Galeriano 262 Constando td. Constantino 266 Religión Christiana 3 7 1
Constantinopla 279 ROMA Y CONSTANTINOPLA 2 8A,
Constantino 285 Constando id. Constante id. Constando 28j Joviano 3XS
3 § 7 Valentiniano I. 31 j Valente Ji8 Gradano 330 Valentiniano II. id. Teodosio I. 332, Solitarios 3J3 Arcadia 343 Honorio id. Alarico J 5 6 Toma de Roma 357 Teodosio II. 363 Valentiniano III. 364. Atila, 371 'Pulquería..., 373 Marciano id. Leon 379 Majoriano id. Severo 38 o Antemio , id. Fin del Imperio de Occidente 38 a
ERRATAS.
Dice. consiguió á geneologistas saquedas
g l o r i a n o
Debe decir. consiguió genealogistas saqueadas
Floriano