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20130901 RECUERDO Y DESPEDIDA DE NINO VELASCO-Miguel Ángel Mila

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Artículo "In Memoriam", sobre el dibujante Nino Velasco (Valencia, 1937-Madrid, 1999), pionero del cómic "uderground" y de la tendencia de "línea clara" en España. Publicado originalmente en la revista "Autopsia", Círculo de Bellas Artes, Ciudad Real, Noviembre de 2010.

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Page 1: 20130901 RECUERDO Y DESPEDIDA DE NINO VELASCO-Miguel Ángel Mila

30 ❙ OPINIÓN LanzaW W W . L A N Z A D I G I T A L . C O M DOMINGO, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2013

José Luis Velasco Antonino, “NinoVelasco” (Valencia, 1937-Madrid,1999), fue un polifacéticofilósofo, escritor, artista,ilustrador y dibujante que,aunque valenciano denacimiento, vivió y se sintiómanchego desde que, con un añode edad, le trajeron sus padres devuelta a Ciudad Real, según mecuenta Carmen Morales Baeza, sumujer.Empujado por la presión maternahizo la carrera de Magisterio, queacabó a los 17 años. Tras unaetapa de juventud en Barcelona

se trasladó a Madrid, dondesobrevivió ocupándose en losmás dispares oficios, desdevendedor de aspiradoras adomicilio hasta encargado deuna agencia de detectives.Mientras, “de forma accidentada”,estudió Filosofía y Periodismo.Tenía dos vocacionesirrenunciables: escritor ydibujante. Fundador en 1971,junto a Dominique Forest, del“Taller Esdrújulus”, publica en1972 el cuaderno “Seis escenasde interés en la vida de unburgués”, un año antes del “Rrollo

enmascarado”, de Mariscal yNazario, que pasa por ser elprimer cómic “underground”español, mérito que debe seratribuido definitivamente a Nino.De él escribieron en la revista“Madriz”:“Nino ya era undibujante de vanguardiacuando por estos lares no sesabía ni lo que era eso”.Ya en Ciudad Real, fue uno de losfundadores del “TEAV-TallerExperimental de Artes Visuales”,junto a Miguel Ángel Mila,Santiago Vera, Carlos Muñoz yAntonio del Valle. En 1979escribió un opúsculo titulado“Ciudad Real, mi amor”, porque ledolía la penuria intelectual y lafealdad de una ciudad queamaba tanto. En las décadas de

los ’80 y ’90, fue ilustrador ydibujante para las principaleseditoriales españolas, escribiómás de cuarenta libros y fuecolaborador asiduo en revistas yperiódicos como “El País” o “ElMundo”.En 1994 gana el “Premio GranAngular de Literatura Juvenil”con la novela “El misterio deleunuco”, que está traducida alfrancés, al alemán, al turco y alflamenco. En alguna reseña desus libros declaraba:“Lo que másme gusta en el mundo esescribir y leer. Tengo sieteaficiones más: caminar por lamañana, la lluvia, desayunar enun bar junto a Carmen, el futbol,el ciclismo, la Filosofía y laHistoria”.

Perfil fugado

MIGUEL ÁNGEL MILA

Había quedado con Nino en el barIdeal, como tantas otras veces. Elhombre grande que bajaba de sucasa, enfrente, en el piso trece dela torre del Pilar, a desayunar allí.

Era como su segunda oficina. Con un café y conel periódico y con algún libro.La estampa era co-mo la de un personaje de los libros de GeorgesSimenon que me gustabantanto. En diciembre de1979 hacía un frío de nari-ces. Bueno, entonces el fríoy todo lo demás, era, ya sesabe, mucho más intensoque ahora.Habíamos escri-to juntos el Manifiesto delTEAV y lo habíamos soste-nido contra el “status quo”de la ciudad de entonces;ynos habían “zurrado la ba-dana” a modo. Todavía hayquien no nos perdona elhaber metido el dedo en elojo, groseramente, en laplacidez de una ciudad ca-tatónica. Después de dosaños nos habíamos cansa-do mucho y nos replegá-bamos, cada uno, a nues-tras cosas particulares. ElTEAV quedaba práctica-mente en cuadro,con Santi Vera,Carlos Muñoz yyo. Él nos había mandado una carta diciendoque se iba. Que habíamos degenerado en unosburgueses. Que nos habíamos pasado, con ar-mas y bagajes,al enemigo.Que éramos,definiti-vamente,“morigerados”.Yo no había oído nuncaesa palabra.La verdad es que muchas de las pa-labras que me dijo Nino,en aquella época,las oíapor primera vez.Como casi siempre,Nino acerta-ba de lleno… pero era la admonición de quientiene la mano de hierro en guante de terciopelo.

De todos modos,seguía ejerciendo su particularpedagogía libertaria.Creo que Nino era la única persona en CiudadReal que sabía, por ejemplo, qué era un traje deSavile Row. Y lo vestía, o al menos lo parecía. Yera, además, cuando alrededor, la caspa caciquilde la sociedad bien del pueblo, iba siendo susti-tuida por la estética progre del nuevo “establis-hment” democrático. La verdad es que estába-mos rodeados de barbas, greñas y trenkas concoderas. Y yo no sé cuantos más horrores de la

modernidad que venía con gran desconcierto.También todavía había señoras de collares, fun-cionarios atildados, curas de sotana y militaressin graduación.Así que,una especie de anarquis-ta, filósofo, escritor y artista, vestido impecable-mente, no era tanto una paradoja, como unaprovocación,a todos.Pero era también un mani-fiesto y una señal (de tráfico).Digamos que a al-gunos de nosotros nos servía de referencia.Valíade indicador para sortear algunas cuestionesque nos preocupaban.Política,arte,filosofía,éti-

ca y,sobre todo, la cuestión crucial,que debatía-mos intensamente,sobre las virtudes de escribircon una pluma Montblanc, por supuesto, continta morada.Esto sucedía,y lo puedo contar,enel bar Ideal, en la churrería La Gran Vía, en unbanco del parque de Gasset,en la tienda de Car-men,“La Ratita Presumida”,o en las reuniones delTEAV. A mí me servía mucho y, la verdad sea di-cha,no sólo las palabras o los conceptos o las te-orías estéticas; sobre todo, la curiosidad por to-das las cosas que sabía que existían más allá de

nuestra ciudad.Estas cosas definitivamente nosiluminaban sobre estas otras cercanas con lasque peleábamos dentro. Nino fue el primeroque me habló en serio de Descartes;no mis pro-fesores.También de la tendencia de “línea clara”del cómic francés o belga y,que en España,prac-ticaban pocos: Nino y sus amigos José RamónSánchez o Miguel Calatayud. Me contaba de suexperiencia en el taller Esdrújulus de Madrid.Yonunca había visto nada de diseño gráfico con-temporáneo,hasta que me dejó un ejemplar del“Graphis” que le mandaban de Nueva York y mehabló de un tal Milton Glaser o de un tal CruzNovillo.Me animaba a dejar la obra única y dedi-carme al diseño.Me contó que eso podía ser unaprofesión más allá y con mayor proyección so-cial que la entelequia del mundo de los artistasde caballete. Luchamos por eso y por otras co-sas: por el Museo Provincial, por el Colegio Uni-versitario,por una ciudad digna… ¡Y este era delque se decía que era ácrata,misántropo y antiso-cial! Dibujaba,siempre,y enseñaba a dibujar.Ha-cía ilustraciones para libros infantiles.Escribía li-bros,muchos,y hablaba.También quería muchoa Ciudad Real y conocía muy profundamente suhistoria y sus tradiciones;no el espantajo en que

la habían convertido los prebostes del tardo-franquismo local. Me hizo un pequeño dibujo,para mi libro de poemas “Pequeña senda de po-niente”, de una misteriosa casa que había en LaPoblachuela y sobre la cual, los días de tormen-ta, se cernían en lo alto las bandadas de vence-jos.Yo no sabía entonces que alguien así pudie-ra morirse…

* (Publicado originalmente en:“Autopsia”,Nº 6, Círculo de Bellas Artes, Ciudad Real,

Noviembre de 2010).

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

Recuerdo y despedida de

Nino Velasco Así que, una especie

de anarquista,

filósofo, escritor y artis-

ta, vestido impecable-

mente, no era tanto una

paradoja, como una

provocación, a todos

A la izquierda, La Instrucción, Esdrújulus, 1971. (Foto Tebeosfera). A la derecha, Cómic, sin fecha. (Foto Herederos Velasco)

Nino Velasco, 1979M.A.MILA