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    NDOXA: Series Filosficas, n.o34, 2014, pp. 465-520. UNED, Madrid

    NGELXOLOCOTZIy RICARDOGIBU,Fenomenologa del cuerpo y herme-nutica de la facticidad. Madrid: Plaza y Valds (2014), 279 pginas.

    Santiago Caneda Lowry

    Deca Bichat que la salud es el silencio del cuerpo, Spinoza, no muy lejos,afirmaba que no sabemos lo que puede un cuerpo. Actualmente, los cuerpos yano pueden callar, y la salud de los cuerpos, pensados as, en plural (pues eso acon-tece desde hace dcadas, su pluralidad), se debate entre el silencioso bienestarde los llamados pases desarrollados, y el hambre y la miseria todava demasiadosilenciosa que asolan a la mayora de los cuerpos. Con fatdica irona, la sentenciade Bichat sigue vigente: la salud es el silencio del cuerpo, de todos esos cuer-

    pos que no gozan de ese silencio. Con todo, ni siquiera aqu, en estos mundossilenciosos y saludables en los que afloran nuevos cuerpos; guardan silencio loscuerpos. Ya sabemos lo que no puede un cuerpo, mantenerse en silencio.

    Hay una historia del cuerpo, tal vez por momentos secreta y silenciosa, peroah est, un susurro que se pierde en los simbolismos cuando se le intenta darcaptura. No obstante, si intentamos mirar desde hoy hacia el pasado, veremosprimero una multitud, muchsimos cuerpos pueblan hoy el planeta. Tal vez

    debera diferenciarse ah un hito en la historia del cuerpo, su conversin a lamultitud. Por supuesto, avances mdicos han permitido, mucho antes de lascirugas estticas, las multitudes; trabajo inconsciente de la medicina, proveersilenciosamente de monedas vivas para usar la expresin de Klossowski, parael desarrollo del capitalismo, que de buena gana asume, hasta donde puede, eljuramento hipocrtico para, como apuntaba Foucault, hacernos vivir. La ironade Bichat vuelve otra vez, algo ms cruel, cuando recordamos que la oportunidadpara conocer una herramienta surge cuando sta se rompe Se nos han roto loscuerpos o los hemos encontrado as?

    Cuerpos rasgados, partidos, virtuales, atlticos, sedados y moribundos, con-fundidos, reafirmados, enfermos (pero siempre cuerpos). Podramos arriesgarnosa ver la historia de la multiplicacin de los cuerpos, de sus tipologas, que acom-pae perfectamente la bsqueda que ya encontrbamos en Husserl; como la cazadel Snark. Al menos, todo ello ha despertado afortunadamente nuestro asombro:tenemos un cuerpo (pero la irona de Bichat no nos abandonar).

    De ese asombro surge el libro que coordinan ngel Xolocotzi y Ricardo

    Gibu, Fenomenologa del cuerpo y hermenutica de la facticidad.De su introduc-

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    cin surge tambin una pregunta triple que acompaa y complementa lo quehemos dicho hasta ahora, una pregunta que provocan los cuerpos: a quin,cmo y qu preguntar con respecto al cuerpo?, debemos preguntar a nuestros

    mdicos y polticos?, a los filsofos y filsofas que evitan el silencio instrumentaldel cuerpo?, deberamos echar mano de la estadstica? Pero entonces, qu es loque buscamos saber del cuerpo? Algo se rompe, la herramienta que pregunta, yvemos entonces revelarse cierta verdad sobre los cuerpos: preguntarle a los cuer-pos es preguntar por todo lo que hacemos y hemos hecho Cmo preguntarlealgo a los cuerpos cuando son como el libro de arena con el que soaba Borges?Tal vez aprendiendo de su pluralidad, de su otredad, y preguntando y buscandotodo lo que (se) nos ocurre.

    No sabemos con qu secreta irona arriesgaba Nietzsche que el cuerpo es loms fcil de comprender, pero lo cierto es que aqu hemos elegido situarnos enel otro extremo, el de Heidegger que, en sus seminarios de Zollikon, considerabael cuerpo como un tema difcil y oscuro. Todos los artculos de este libro partende ese extremo, del que partimos todos, logrando algo ms de claridad y, lo quees ms importante, mantener el asombro, el acontecimiento que es el cuerpo. Laobra se articula en torno a tres ejes, que recogen los puntos fundamentales tantoen el tratamiento del tema de la corporalidad, como en su relacin a aquellos que

    ms se han transformado con los grandes cambios tcnicos, mdicos, poblacio-nales y filosficos del ltimo siglo: el cuerpopropio, el cuerpo mundoy el cuerpootro. Ejes, todos ellos, que conviven, que conforman el cuerpo, los cuerpos, quebuscamos comprender.

    El primer apartado se ocupa del cuerpo propio o Leib. En l encontramosun acercamiento a la corporalidad desde la fenomenologa de Husserl, Merleau-Ponty, Lvinas y Henry.

    Mara Dolores Illescas Njera nos brinda en La vivencia del cuerpo propioen la filosofa de Edmund Husserl, una introduccin fundamental al tratamien-to de la corporalidad en la fenomenologa husserliana, partiendo, principalmente,de una lectura de los dos primeros tomos de sus Ideas. Por tanto, encontramosen este artculo las bases para comprender la Leibhaftig, o encarnacin de laconciencia. El cuerpo que buscamos aqu aparece ya bien demarcado de la cor-poralidad objetiva (Krperlichkeit), ya que hace referencia a su experiencia vivida(lo que trata de recoger el trmino Leibpor contraposicin al trmino Krper,

    como mero cuerpo u objeto fsico).

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    Encontramos una continuacin de este artculo en el profundo anlisis yrecorrido que M. Carmen Lpez Senz traza desde Husserl hasta el fenomen-logo francs, Merleau-Ponty. Bajo el ttulo, De Husserl a Merleau-Ponty: del

    cuerpo propio como localizacin de sensaciones al movimiento de la chair, laautora desarrolla los aspectos tericos necesarios para comprender la diferen-cia y originalidad del pensamiento merleau-pontiano frente al husserliano, quereside fundamentalmente en la construccin de una fenomenologa de la carne(chair, que, intenta traducir, no sin polmica, Leib), en la cual se contextualizael cuerpo, cuya motricidad se convierte en la base de toda intencionalidad: susensoriomotricidad ya no slo describe la percepcin del ser-en-el-mundo, sinoque se revela desde la ontognesis de la carne del cuerpo y del mundo.

    Eduardo Gonzlez di Pierro nos presenta en su artculo Michel Henry lectorde Husserl: del cuerpo propio al cuerpo encarnado. Ideas IIen Encarnacin, lacontinuacin de la histrica, y polmica para autores como Derrida y Nancy, tra-duccin del Leibhusserliano por la carne. El autor nos presenta en este artculouna lectura atenta de la deuda de Henry, as como las diferencias, con el Husserlde Ideas IIen su obra ms destacada, Encarnacin. Diferencias que encontramosen una revisin y crtica de Husserl, orientada a alcanzar la esfera de la vida ysu identidad con la intencionalidad, considerada previa a la constitucin de la

    consciencia, de la que, segn Henry, la encarnacin (Leibhaftig)da buena cuenta,y que queda, adems, enmarcada en una trascendencia cristiana.

    Siguiendo la senda de la influencia de Husserl en la fenomenologa france-sa, Ricardo Gibu Shimabukuro pone de manifiesto la importancia crucial queen sta ha tenido la obra de Lvinas, en su artculo Sensibilidad, corporeidady significacin en la obra de Lvinas. El autor revisita aqu el eje original delpensamiento de Lvinas, frente a la fenomenologa husserliana, a partir de unavisin general de su obra, pero con especial inters en los Carnets de captivit

    que Lvinas redact durante la Segunda Guerra Mundial, y que muestran, ade-ms, la centralidad de la corporeidad en la propuesta levinasiana. La profundarevisin lvinasiana de la intencionalidad, desemboca en una teorizacin de laintencionalidad en lo material, previa siempre a cualquier representacin, en lacual el cuerpo aparece como su realizacin y acontecimiento.

    El siguiente artculo, Qu puede un cuerpo? Spinoza en Michel Henry, deClaudia Tame Domnguez, inquiere en las races spinozianas del pensamiento deHenry, especialmente a partir de la obra crtica que ste le dedica en su juventud,La felicidad de Spinoza. En el artculo, su autora nos gua en la comprensin de

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    esta obra y hacia el proyecto original de Henry, para el cual la lectura y crticade Spinoza que ste lleva a cabo, tiene una importancia decisiva en el conceptode subjetividad que desarrolla Henry, el cual aparece como indisociable de la

    condicin corporal, as como ligado a una posibilidad trascendente y salvfica.

    La segunda seccin est dedicada al cuerpo mundo. En ella toman un mayorprotagonismo Heidegger y las constituciones en torno a la corporalidad que par-ten de l, as como algunos fundamentos de la filosofa alemana previa, que ten-dran una importancia remarcable en el desarrollo de la ontologa heideggeriana.

    En su artculo Dasein, cuerpo y diferencia ontolgica, ngel Xolocotzi

    Yez nos lleva a comprender la importancia de la corporalidad para el Daseinheideggeriano a partir de la nocin de diferencia ontolgica. Tal enfoque noslo acaba con la idea de que el cuerpo no tiene importancia en Heidegger, sinoque adems permite desarrollar la corporalidad ontolgica del Dasein. El cuerpoaparece, entonces, como lo exonerado de la vida diaria, al igual que el ser, esta-blecindose as una identidad ser-cuerpo, que permite abordar la corporalidaddesde la ontologa.

    Partiendo de la lectura que Heidegger elabora del Tratado sobre la libertadhumana, Fernando Huesca Ramn desarrolla en su artculo Schelling en Heide-gger: cuerpo y vida, fundamento y libertad, algunos de los puntos de influenciade Schelling en la obra heideggeriana. Esta influencia radica principalmente enel cambio en la concepcin de la naturaleza del romanticismo alemn frente ala concepcin de sta que se desarrolla en la ciencia moderna, representada porNewton y Descartes.

    El tema anterior encuentra continuidad en el artculo de Luis Tamayo Prez,El cuerpo mundo. Reflexiones sobre ontologa, topologa y psicosomtica. Suautor recoge en l la concepcin de la ciencia que desarrollada por Goethe, en laque se intenta cambiar la idea de dominacin de la naturaleza planteada por laciencia moderna, hacia otra ciencia que permita la expresin libre de la natura-leza. Tamayo expone la influencia de este cambio en la formacin de la fenome-nologa, es decir, la herencia ideolgica sobre la que se asientan sus fundamentos.Estos llevaran, en ltima instancia, no slo al despertar de una consciencia dela condicin corporal, sino a la consustancialidad, desvelada a travs del cuerpo,

    del Daseiny el mundo.

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    En Bios yEthos: una fenomenologa del cuerpo humano desde el horizontedel pensamiento heideggeriano, Rubn Mendoza Valds traza la ontologa dela corporeidad humana a partir de un interesante recorrido por las reflexiones

    de Heidegger en Los conceptos fundamentales de la metafsica. A partir de ellas,encontramos una posibilidad de trascender la organicidad de la vida desde unmero mecanicismo hacia una comprensin de sta como potencia, como posi-bilidad de capacidades. De esta forma, por tanto, se abre una reflexin sobre elorganismo que est ya asentada en la inseparable condicin de posibilidad del serque es el cuerpo, y que materializa el arrojo, el estar volcado hacia el mundoy hacia la co-existencia.

    Por ltimo, la seccin relativa al cuerpo otro, ofrece variadas reflexiones en

    torno a la corporalidad.

    Alberto Constante desarrolla en Escrito en el cuerpo mo, cuerpo extrao,un relato fenomenolgico y filosfico del hacerse presente de la propia corpora-lidad. Recalando en autores como Foucault, Agamben, Butler o Nancy, el autornos lleva desde el despertar y su epoj, hasta una reflexin sobre el cuerpo en laposmodernidad.

    En Este cuerpo y esta su violencia, Arturo Aguirre Moreno retoma el estilonarrativo fenomenolgico como forma de hacer partcipe la condicin corporalen su escritura. As, recorre la historia de la filosofa en torno al cuerpo intentan-do liberarlo del pensamiento mecanicista cartesiano, hacia posturas de actualidad,representadas en este caso por la nocin de espaciamiento de Nancy.

    Ricardo Horneffer explora en su artculo Cuerpo como smbolo, las con-cepciones filosficas que, ya sea con un tono afirmativo o negativo, han plan-teado el cuerpo como smbolo del alma o de otro cuerpo. Complementa este

    interesante anlisis con la exposicin de dos posturas en torno al cuerpo, lanicoliana y la heideggeriana, as como con una descripcin de los efectos queambas provocan respecto a la nocin de cuerpo.

    Vctor Gerardo Rivas Lpez nos presenta en De la afinidad ontolgica entrecorporalidad y cine. Y de la insubstancialidad contempornea de la existencia,una serie de reflexionesen torno al cine como elemento metafrico en la teoriza-cin fenomenolgica de la existencia. Agrega, adems, algunas consideraciones entorno a la condicin posmoderna e insustancial que el autor observa en nuestra

    actualidad a travs del cine.

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    No Hctor Esquivel Estrada cierra este apartado con su artculo Fenome-nologa de la medicina moderna y hermenutica de la salud, en el que desa-rrolla un interesante y necesario recorrido por la medicina desde la perspectiva

    de la hermenutica gadameriana. Tales reflexiones sobre la medicina modernay actual se revelan inevitablemente actuales, y nos introducen en una temticaimprescindible, como es el cuestionamiento y comprensin, desde la filosofa yla hermenutica, de la salud, la enfermedad y la medicina.

    No hay, pues, en este libro, un silencio del cuerpo, no hay ya una saludcomo la que planteaba Bichat. Al menos en este lugar del mundo parece que elsilencio no es ya la salud del cuerpo (pero de qu cuerpo querremos hablar aldecir esto?). Su salud, o al menos su encaminamiento hacia ella, salud filosfica

    y poltica, se encuentra en la capacidad para dar espacio a su pluralidad, paraabrir el espacio al ser-cuerpo de los cuerpos. Y este libro es capaz de contener y,sobre todo, invitar a esa apertura.