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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe 228 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños ISBN: 978-958-46-4905-8 LA CUENCA DEL CARIBE COMO UNIDAD DIVERSA: EL JUEGO DE PELOTA, UNA MÁQUINA PARA LIDIAR CON LA ALTERIDAD Antonio Jaramillo Arango 336 Universidad Nacional Autónoma de México Los objetos para la tradición arqueológica del siglo XX La arqueología pre hispanista del continente americano tiene como fuentes principales los objetos. Aunque no hay que olvidar la información obtenida de las fuentes escritas coloniales, la valiosa comparación etnográfica –tradición oral- y los enormes avances que recientemente ha tenido el desciframiento de diferentes escrituras, los objetos siguen teniendo un papel central a la hora de acercarnos al pasado americano anterior al siglo XVI. De manera sorprendente, hasta fechas muy recientes no se ha logrado conceptualizar una teoría del objeto que esclarezca qué era éste en épocas precolombinas. Para la historia académica, la Historia (con H mayúscula) 337 es construida por los seres humanos. No hay otros protagonistas. Los demás seres existentes llámense animales, fenómenos meteorológicos, paisajeu objetos, son testigos silentes de la acción de los únicos seres con verdadera agencia y subjetividad: los humanos. Son los sujetos quienes entablan relaciones con animales, crean a los dioses y las religiones para adorarlos, dotan de sentido y significan el paisaje e incluso los que dan “vida social” a los objetos 338 . La arqueología americanista del siglo XX nunca dudó que los objetos que encontraba eran objetos como eran conceptualizados desde la tradición europea, y así fueron interpretados. La corriente difusionista en antropología, surgida en Alemania pero aplicada sistemáticamente al pasado americano por antropólogos estadounidenses, identificó la diferencia cultural en el continente basado en una lista de rasgos 336 Historiador de la Universidad de los Andes- Bogotá, Maestro en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México Estudiante de doctorado en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. [email protected] 337 ReinhartKosellek. historia/Historia.MinimaTrotta, Madrid, 2010. 338 ArjunAppadurai, ed. La vida social de las cosas. Grijalbo y CONACULTA, México D. F., 1991.

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Juego de pelota en el Caribe

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

228 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

LA CUENCA DEL CARIBE COMO UNIDAD DIVERSA: EL JUEGO DE PELOTA, UNA MÁQUINA PARA LIDIAR CON LA

ALTERIDAD

Antonio Jaramillo Arango336

Universidad Nacional Autónoma de México

Los objetos para la tradición arqueológica del siglo XX La arqueología pre hispanista del continente americano tiene como

fuentes principales los objetos. Aunque no hay que olvidar la

información obtenida de las fuentes escritas coloniales, la valiosa

comparación etnográfica –tradición oral- y los enormes avances que

recientemente ha tenido el desciframiento de diferentes escrituras, los

objetos siguen teniendo un papel central a la hora de acercarnos al

pasado americano anterior al siglo XVI. De manera sorprendente, hasta

fechas muy recientes no se ha logrado conceptualizar una teoría del

objeto que esclarezca qué era éste en épocas precolombinas. Para la

historia académica, la Historia (con H mayúscula)337 es construida por

los seres humanos. No hay otros protagonistas. Los demás seres

existentes llámense animales, fenómenos meteorológicos, paisajeu

objetos, son testigos silentes de la acción de los únicos seres con

verdadera agencia y subjetividad: los humanos. Son los sujetos quienes

entablan relaciones con animales, crean a los dioses y las religiones para

adorarlos, dotan de sentido y significan el paisaje e incluso los que dan

“vida social” a los objetos338.

La arqueología americanista del siglo XX nunca dudó que los objetos

que encontraba eran objetos como eran conceptualizados desde la

tradición europea, y así fueron interpretados. La corriente difusionista

en antropología, surgida en Alemania pero aplicada sistemáticamente al

pasado americano por antropólogos estadounidenses, identificó la

diferencia cultural en el continente basado en una lista de rasgos

336 Historiador de la Universidad de los Andes- Bogotá, Maestro en Estudios

Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México Estudiante de

doctorado en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de

México. [email protected]

337ReinhartKosellek. historia/Historia.MinimaTrotta, Madrid, 2010.

338ArjunAppadurai, ed. La vida social de las cosas. Grijalbo y CONACULTA, México D.

F., 1991.

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mayoritariamente materiales. Otis Manson339, Clark Wissler340,

ClydeKluckhohn341 y Alfred L. Kroeber342, definieron, aplicarony

criticaron el término “área cultural”, unidad epistemológica que sigue

siendo utilizada por la arqueología y la antropología americanista,

identificando prácticas culturales con los objetos producidos por las

sociedades que estudiaron. Uno de los ejemplos más claros de la

identificación prácticas sociales-objetos materiales es el influyente

ensayo “Mesoamérica”, que, aunque escrito en 1943 por Paul

Kirchhoff343, condensa el trabajo conjunto de Wigberto Jiménez Moreno,

RobertoWeitlaner y el mismo Kirchhof344. En este ensayo, objetos y

prácticas sirven indistintamente para la identificación de la diferencia

cultural. Enel listado de rasgos que definen a Mesoamérica con el que

termina el ensayo, objetos y prácticas son tratados cómo una sola

categoría.

Esta identificación automática que confundía cultura material con

prácticas sociales propia del difusionismo, fue criticada insistentemente

por la escuela procesalista en arqueología345. Cómo su nombre lo indica,

los procesalistas se enfocaban en los procesos sociales yreclamaban que

los objetos no eran asimilables a la cultura de los pueblos. Para los

procesalistas, los objetos eran útiles en el sentido que nos ayudaban a

comprender los procesos sociales de los que son producto o que

desencadenan. Los objetos son para esta escuela fuentes de la Historia

con mayúscula.

El trabajo de AfredGell346es uno de los primeros en complejizar esta

conceptualización de los objetos en la arqueología. Gell procura

identificar la manera en la que los objetos pueden tener agencia. Para

339Marvin Harris. El desarrollo de la teoríaantropológica.Historia de lasteorías de la cultura.Siglo XXI. México D.F., 1979. P. 323, 324. 340Clark Wissler. Los indios de los Estados Unidos de América. Paidós.Barcelona, 1993. 341Albert Louis Kroeber y Clyde Kluckhohn.Culture. A critical review of concepts and definitions. Vintage Books. Nueva York, 1952. 342Albert Louis Kroeber. Cultural and natural areas of native north America, University of California publications in American Archaeology and Ethnology. Berkeley, 1939. 343Paul Kirchhoff. Mesoamérica, sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales. Al fin liebre ediciones digitales, 2009. 344García, Hugo. El pasado mesoamericano. En: Jaime Labastida y Rosaura Ruiz (coord). Enciclopedia de conocimientos fundamentales. UNAM y Siglo XXI, MéxicoD. F., 2010. P. 11-44. 345Renfrew, Colin y Paul Bahn. Arqueología. Teoría, métodos y práctica.Akal. Madrid, 1993. P. 469-478. 346Gell, Alfred. Art and Agency. An anthropological Theory.Claredon Press. Oxford, 1998.

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este autor un agente es aquel al que se le atribuye llevar a cabo una

acción como parte de una serie de secuencias causales, mientras un

paciente es aquel que recibe dicha acción. Según su propia clasificación,

Gell toma en cuenta dos tipos de agencia que no son equivalentes a

subjetividad: una agencia primaria y otra secundaria. En esta última, los

objetos son la extensión de una intencionalidad de un sujeto, es decir,

los objetos son extensiones de la agencia de los seres humanos. Sin

embargo los objetos pueden tener una agencia por sí mismos, pero no

porque estén dotados de subjetividad, sino porque pueden generar

acciones en seres humanos. Así, algunos objetos son motores de agencia

humana. Aunque la propuesta de Gell es sugerente al tratar a los objetos

como algo más que simples fuentes de la acción humana, sigue

manteniendo la diferencia radical entre objetos y seres humanos, siendo

estos últimos los verdaderos protagonistas de la Historia.

Objetos, cultura y unidad cultural. La manera en la que concebimos las unidades culturales es consecuencia

orgánica de cómo se entienden los objetos arqueológicos. Si, como

hemos visto, los objetos son reflejo de la cultura o de las prácticas

culturales, la unidad cultural en tiempos precolombinos puede

rastrearse gracias a la homogeneidad de objetos. La cerámica, indicador

por excelencia de la arqueología, pero también el estilo artístico, el estilo

tecnológico, el patrón de asentamiento y la forma de construir edificios

son muestrasde la pertenencia cultural de un pueblo. Bajo este criterio

desde el difusionismo se dividió todo el continente americano en 20

áreas culturales: Ártica, Subártica, Costa Noroccidental, Meseta Interior,

Praderas, Bosques Orientales, Suroccidente, Gran Cuenca, Nororiente de

México-Texas, Baja California, Mesoamérica347, y Caribeña, Intermedia,

Amazónica, Peruana, Surandina, Chaco, Oriente Brasileño, Pampeana y

Fueguina348. Estas áreas se definieron por la homogenización de las

pautas culturales, y en ese sentido, porque los objetos allí encontrados

guardaban cierta semejanza entre sí. Las definiciones de Mesoamérica349

y los Andes Centrales350, las dos áreas culturales más estudiadasdel

continente siguen este patrón. Aunque las áreas culturales han sido

objeto de discusión para afinar sus fronteras y temporalidad, siempre

347Gordon Willey. An introduction to american archaeology.Vol. I: North America and Middle America. Prentice-Hall, New Jersey,1971. P. 6. 348Gordon Willey. An introduction to american archaeology.Vol. II: South America. Prentice-Hall. New Jersey, 1971. P. 4. 349Paul Kirchhoff. Mesoamérica, sus… Op. Cit. 350Wendell Bennett y Junius Bird.Andean culture history. Robert Hale. Londres, 1949.

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231 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

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fue bajo la premisa de que la homogenización de objetos y prácticas son,

al fin y al cabo, síntoma de unidad cultural.

La interacción entre estas unidades culturales ha sido un debate

permanente en la arqueología. Para los difusionistas la interacción entre

unidades culturales era el principal motor del cambio cultural (mas no

el único). Esta postura fue tal vez la más criticada por el procesualismo,

que abogaba por complejizar las motivaciones y causas del cambio

cultural en las sociedades arqueológicas351. Uno de los conceptos más

utilizados por el procesualismo352es el “sistema mundo” esbozado en un

primer momento por Braudel353, y extendido y aplicado rigurosamente

por Immanuel Wallerstein354. Para estos historiadores, en el impulso de

un pueblo por expandirse comercial e ideológicamente, va

interactuando con otros pueblos con los que establece relaciones

comerciales, sociales y culturales generalmente desiguales. Los límites

de esta interacción es lo que llaman “sistema mundo”. Así, tanto

Wallerstein como Braudel, explican la expansión del capitalismo y la

hegemonía que la tradición europea fue imponiendo a los lugares que

dominaban desde el siglo XVI. Esta propuesta acarrea, sin embargo,

ciertas preconcepciones acerca de la interacción: se acepta que existen

sociedades más avanzadas (así sea tecnológicamente), que se expanden

comercialmente e imponen sus pautas culturales a otras más

rudimentarias; de la misma manera otro principio que incluyeel

“sistema mundo” es que la constante interacción genera, por imposición

de los más poderosos, homogenización cultural. Aunque estos

postulados son estructurados teóricamente en el “sistema mundo”, son

preconceptos mucho más generales. Así, en la arqueologíaprocesualista

y difusionista se interpreta la diversidad de pautas culturales y objetos

como falta de interacción, en cambio, la homogeneidad de las mismas,

como una interacción desigual entre pueblos en contacto.

El Caribe, una región, tres unidades culturales Desde esta postura teórico-metodológica es que se ha interpretado la

cuenca del Caribe en tiempos precolombinos. Según la clasificación más

351Renfrew, Colin y Paul Bahn. Arqueología. Teoría, métodos y práctica.Akal. Madrid. 1993, P. 469-478. 352Por ejemplo en Richard Blanton et al. Ancient Oaxaca. Cambridge University Press, Cambridge, 1999. 353Braudel, Fernand. La dinámica del capitalismo. Fondo de Cultura Económica, México D. F., 2002. 354Wallerstein, Immanuel. Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. Siglo XXI, México D. F., 2005.

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aceptada355, la cuenca del Caribe ha sido dividida en tres áreas

culturales diferentes: Mesoamérica, el Área Intermedia y el Área

Caribeña. Estas tres áreas culturales pertenecen a tres tradiciones

culturales diferentes y los objetos allí encontrados son estilística y

tecnológicamente diferentes, por lo que no se acepta que los pueblos del

Caribe estuvieron en constante interacción en época precolombina. El

mar Caribe es visto como una frontera cultural de tres tradiciones

diferenciadas.

Mesoamérica, uno de los lugares de América más estudiado, es una de

las dos áreas culturales de América donde surgió el estado de manera

independiente. Su extensión más aceptada para el Posclásico (900 d.C-

1520d.C) es desde el río Pánuco, al norte, hasta la península de Nicoya,

al sur. Sus rasgos más característicos son el consumo de maíz, el

urbanismo tipo plaza-basamento piramidal, un panteón que aunque es

disímil es comparable y el uso de un calendario doble que incluye un

ciclo de 365 días y otro de 260. Aunque la diversidad étnica y lingüística

en Mesoamérica es notable, sobre la cuenca del Caribe sólo se estableció

un pueblo: el maya. Los mayas crearon una sociedad estatalizada,

asentamientos urbanos y una escritura logo silábica capaz de reflejar su

lengua. En el Caribe, la extensión del área maya llega hasta el río Ulúa,

en dónde muy cerca se encuentran asentamientos mayas y otros no

mayas.

El Área Intermedia ha sufrido de una indefinición constante.

Doblemente intermedia, esta área se ha querido conceptualizar

geográficamente por estar entre los Andes Centrales y Mesoamérica y

cronológicamente entre las sociedades estatales y las aldeas. Pese a

algunos esfuerzos por ver prácticas comunes en esta área, son pocos los

rasgos unificadores. Si algún aspecto puede ser compartido es el trabajo

de los metales, específicamente oro, plata, cobre y las aleaciones entre

estos tres. Sin embargo existen dos tradiciones diferenciables, la norte y

la sur, y estas exceden los límites del Área Intermedia. A diferencia de

los Andes Centrales y Mesoamérica, el concepto de “Área Intermedia”

es mucho menos vital y menos utilizado en el ambiente académico

arqueológico y antropológico.

La otra área en la que generalmente se divide a la cuenca del Caribe es

la Caribeña. Esta comprende el delta del Orinoco y las Antillas mayores

355Gordon Willey. An introduction… Op. Cit. P. 4.

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y menores. La mayor parte de la información que se tiene de esta área es

de documentos coloniales tempranos, pues este fue el lugar dónde los

españoles tuvieron su primer encuentro con pueblos americanos.

Arqueológicamente pueden señalarse dos hitos de gran importancia:

una migracióny luego una diversificación regional. La migración

saladoiderepresentóun movimientopoblacional y cultural realizado por

agricultores provenientes de América del sur que comenzaron a

colonizar las Antillas de sur a norte a partir del 500 d.C356; vale la pena

resaltar que las Antillas no estaban deshabitadas y que existía una

tradición arqueológica previa357. Después de que la cerámica saladoide

estuviera presente en casi todas las Antillas mayores y menores, en una

temporalidad que varía de isla en isla, se presentan varios estilos

cerámicos que nos pueden hacer pensar en desarrollos y tradiciones

diferentes en las costas de las Antillas mayores, las Antillas menores del

norte y las del sur358.

Cabe señalar que existió un esfuerzo por plantear un área cultural que

abarcara los territorios de la cuenca del Caribe con la notable excepción

del área maya: Julian Stewart en la compilación de trabajos que significó

el Handbook of Middle American Indians, propuso que el sur de

Centroamérica, el norte de Colombia y Venezuela y la totalidad de las

Antillas pertenecían a un área llamada Circuncaribe359. Esta propuesta

tuvo poco éxito y cedió terreno al constatarse que en esta región no se

puede hallar una cultura material similar o una cultura unificada y hoy

en día es mucho más usada la propuesta de Haberland hecha en 1957

sobre la existencia de un Área Intermedia, reduciendo el Área Caribeña

a los límites que ya he comentado360.

356Antonio Curet. Historia social y política del Caribe Antiguo. En: Victor González (comp). Arqueología en el Área Intermedia. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Bogotá, 2011. P. 113-118. 357Ibídem. P. 110-113. 358Ibídem. P. 118. 359Julian Stewart (ed).Handbook of South American Indians. Volumen IV: TheCircum-CaribbeanTribes.SmithsonianInstitution. Washington, 1948. Antonio Curet. Interaccionar o no interaccionar: el Área Intermedia, el Área Circumcaribe y las Antillas Mayores. En: Revista de Arqueología del Área Intermedia. #6. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Bogotá, 2004. P. 88-89. 360Wolfgang Haberland. Cutura de la América indígena. Mesoamérica y América Central. Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1974. P. 8. Adolfo Constenla. Las lenguas del Área Intermedia: introducción a su estudio areal, Universidad de Costa Rica. San José, 1991. P. 5. Antonio Curet. “Interaccionar o… Op. Cit. P. 90-92.

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Hasta aquí un resumen escueto de lo que se sabe y la visión tradicional

de la historia precolombina de la cuenca del Caribe. No obstante con los

datos disponibles ésta no es la única interpretación posible. Tres

regiones, tres tradiciones y tres historias paralelas pero escindidas son

interpretaciones desde una visión muy específica361. Yo propongo,

desde otra postura teórica, una interpretación alternativa.

Unidades diversas. Uno de los supuestos que se tiene por cierto en la arqueología y que vale

la pena replantearse es que la interacción constante genera

homogeneidad en la cultura material. Como ya mencioné, en la teoría

del sistema mundo se plantea que las culturas más complejas

materialmente van cooptando a sus vecinas menos elaboradas. Así se ha

interpretado las interacciones entre las unidades culturales de la cuenca

Caribe362. Sin embargo existen suficientes ejemplos documentados de

diferentes épocas y regiones para concluir que la interacción no siempre

homogeniza las prácticas culturales de los pueblos, sino que en

ocasiones es la diversidad la que genera y alienta el intercambio. Tal vez

el más conocido es el caso del Mediterráneo. Luego de la caída del

imperio romano de occidente, cuando el mar Mediterráneo era el centro

del imperio, los pueblos asentados en la cuenca de este mar vivieron

una diversificación cultural notable. Luego de siglos de interacción

constante, en el Mediterráneo no se ha dado una homogenización

cultural, sino que por el contrario esta región se caracteriza por su

diversidad económica, política, social y religiosa.

En la América precolombina también contamos con ejemplos bien

documentados de interacción constante que derivan en diversidad, no

en homogenización. Tan sólo por mencionar uno de los ejemplos más

estudiados, voy a citar la situación de la costa ecuatoriana entre 900d.C

y 1530d.C. En esta región se asentaron dos pueblos diferentes que

compartían una sola cultura material: la manteño-huancavilca. Estos dos

pueblos (manteño y huancavilca) estuvieron en constante interacción

con las sociedades altamente centralizadas de los Andes Centrales. Es

más, los manteños y los huancavilcas dependían del comercio con los

andinos centrales para abastecerse de cobre para crear adornos y

herramientas de este metal que les significó una mejora en su

361Louis Allaire. Archaeology of theCaribbeanRegion. En: Frank Salomon, y Stuart Scwartz. The Cambridge History of theNativePeoplesodtheAmericas, Volumen III, South America, PartI. Cambridge Universitypress. Cambridge, 1999 362Louis Allaire. Archaeology of… Op. Cit. P. 677.

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posibilidad material de construcción y producción de alimentos. A su

vez, de las costas ecuatorianas los andinos centrales se abastecían de

Spondylus princeps, concha vital para alimentar a las huacas363. Por lo

menos cuatro siglos de contacto constante no generó la cooptación de

una cultura por otra, y los manteños y los huancavilcas mantuvieron su

independencia política, social, cultural y religiosa con respecto a los

Andes Centrales.

Evidencias de interacción en la cuenca Caribe. En contra de las expectativas de difusionistas y procesualistas sí

contamos con múltiples evidencias de interacción entre los pueblos que

poblaron la cuenca del Caribe. Esto no generó una unidad de

homogeneidad cultural, sino que se estableció como una unidad diversa

en que interactuaban actores muy diversos. A continuación presento

escuetamente las diferentes evidencias materialesde interacción; estas

evidencias no pueden ser tomadas tan sólo como excepciones que

demuestran cierta comunicación entre unidades diferenciables sino,

tomadas en conjunto, como expresiones de una interacción constante y

constitutiva en la cuenca del Caribe. Por conveniencia de la exposición

voy a retomar los casos de sur a norte sin importar su temporalidad.

Es de resaltar que las migraciones que poblaron las Antillas vinieron

probablemente de Suramérica. Una primera irrupción muy temprana364

y posteriormente la migración saladoide365poblaron la mayoría de las

Antillas provenientes de Suramérica. Los agricultores saladoides, que

posiblemente estuvieron en contacto o fueron directamente ancestros de

los taínos de la familia Arawak366, remontaron el Orinoco y vieron en el

mar Caribe una vía de unión, no una frontera geográfica y cultural

infranqueable. Lo mismo se puede decir del arribo de la familia

lingüística Karib que, a pesar de que arqueológicamente es difícil

363María Rostworowsky. Intercambio prehispánico del Spondylus. En: Spondylus: ofrenda sagrada y símbolo de paz. Fundación telefónica del Perú, Lima, 1999. Anne Marie Hocquenghem.En torno al mullu, manjar predilecto de los poderosos inmortales. En: Spondylus: ofrenda sagrada y símbolo de paz. Fundación telefónica del Perú. Lima, 1999. Anne Marie Hocquenghem. El Spondylus princeps y la Edad de Bronce en los Andes centrales: las rutas de intercambios. Congreso Internacional de Americanistas. Simposio Producción de bienes de prestigio, ornamentales y votivos de la América Antigua”. México D. F.,2009. Jorge Marcos. Los pueblos navegantes del Ecuador prehispánico.Abya-Yala. Quito, 2005 364Louis Allaire. Archaeology of… Op. Cit. P. 704. Antonio Curet. Interaccionar o… Op. Cit. P. 97. 365Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 113. 366Louis Allaire. Archaeology of… Op. Cit. P. 721.

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encontrar sus patrones materiales367, sabemos que ocupaban parte de la

las Antillas menores a la llegada de los españoles. Los Karib, también

provenientes de Suramérica, siguieron el camino trazado antes por los

Arawak. Existe un dato arqueológico de especial relevancia que

demuestra, a mi juicio, la dinámica de las poblaciones que habitaron en

las Antillas en época precolombina, sobre todo en la serie cerámica

conocida como Ostionoide: tienen más semejanza las poblaciones de los

extremos de las islas, unidas por el mar, que los extremos de una misma

masa de tierra368. El Caribe no fue un archipiélago cultural dividido por

un peligroso mar, por el contrario estuvo conectado por una vía

privilegiada de comunicación.

Pero esta vía de comunicación no estuvo cerrada luego de la llegada de

los karibs. Además de seres humanos, la comunicación sur-norte desde

Suramérica hasta las Antillas fue recorrida por objetos. Tal vez los

objetos más fáciles de rastrear son los metalúrgicos. Prácticamente

inexistentes en las Antillas hasta el año 1 d.C369, los objetos hechos de

aleaciones de oro y cobre fueron obtenidos, utilizados y comerciados en

casi todas las islas del Caribe. Por las primeras crónicas españolas

sabemos que los taínos obtenían el oro y el cobre de sus relaciones

comerciales y bélicas con los karibs del sur. Éstos no tenían posibilidad

de explotar dichos metales y los obtenían de la costa continental

venezolana. Sin embargo toda esta tecnología de aleación del oro y el

cobre provenía de la región caribe colombiana, por lo que se plantea una

ruta que comunicaba el noroccidente colombiano con la Orinoquía370.

Ésta parece ser la ruta más utilizada, más no la única de la relación entre

el norte de Suramérica y la Antillas mayores y menores.

La comunicación por la vía del delta del Orinoco no pudo ser

unidireccional. Pocos son los indicios que nos muestran presencia

antillana en la región caribe colombiana. Sin embargo resalta un tipo de

escultura bastante particular: los trigonolitos. Estas esculturas en piedra

son elementos de forma triangular usualmente decorados con

iconografía bastante compleja. Muy comunes en las Antillas mayores,

367Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 124. 368Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 118. 369Antonio Curet. Interaccionar o… Op. Cit. P. 100. Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 130. 370Adam Szaszdi. Las rutas del comercio prehispánico de metales. En: Cuadernos Prehispánicos. Seminario Americanista de la Universidad Casa de Colón. Valladolid, 1982. P. 63.

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237 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

unas versiones rudimentarias de éstos han sido encontrados en la

Guajira compartida por Colombia y Venezuela371,y en la zona de

malambo en el Caribe colombiano372. Mucho más elaboradas en las

Antillas, pero de la misma temporalidad que las halladas en Suramérica

(desde 500 a.C), estas esculturas de piedra atestiguan un movimiento

norte-sur en las relaciones comerciales y culturales de esta ruta que unía

los pueblos caribeños antillanos y suramericanos.

Existió en tiempos prehispánicos otra ruta de comunicación entre las

Antillas mayores y Suramérica. Simulaciones por computador sugieren

la posibilidad de navegación con tecnología prehispánica entre las

Antillas mayores y Panamá ó Colombia373. También se ha propuesto que

ciertas plantas cultivadas en las Antillas mayores fueron introducidas

directamente desde Suramérica sin pasar por las Antillas menores374.Los

datos etnohistóricos sugieren que Jamaica fue el punto de conexión

dónde se realizaban, de manera esporádica, intercambios entre

antillanos y continentales375. Aunque esta ruta directa debió ser más

expedita y más segura376, debió ser más difícil de recorrer, por lo que la

vía de las Antillas menores fue más utilizada377.

Las relaciones entre el noroccidente de Suramérica y el sur de

Centroamérica están mucho mejor documentadas. De nuevo, son los

objetos metalúrgicos los que más información nos dan al respecto.

Existen dos centros de experimentación metalúrgica en Suramérica: uno

en el norte del Perú, el área metalúrgica Andina que inició alrededor del

año 1500 a.C y otro en la región caribe colombiana, el área metalúrgica

norte que comenzó en el año 1000 a.C en la región Sinú. La provincia

metalúrgica del norte, en la que está incluida la subárea delÁrea

371José Rodríguez. Cosmovisión, chamanismo y ritualidad en el mundo prehispánico de Colombia. Esplendor, ocaso y renacimiento. En: Maguaré.Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2011. 372Antonio Curet. Interaccionar o… Op. Cit. P. 98-99. Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 128-129. 373Antonio Curet. Interaccionar o… Op. Cit. P. 97. Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 131. 374Reniel Rodríguez y Jaime Pagán. Interacciones multivectoriales en el circum-caribe precolonial: un vistazo desde las Antillas. En: CaribbeanStudies, vol. 34, núm. 2. Instituto de Estudios del Caribe. San Juan, 2006. P. 108-109. 375Adam Szaszdi. Las rutas… Op. Cit. P. 57. 376Antonio Curet. Interaccionar o… Op. Cit. P. 97

Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 131.

377Adam Szaszdi. Las rutas… Op. Cit. P. 57, 60-63.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

238 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

Intermedia Norte, se extiende desde el norte de Colombia hasta la

península de Yucatán378 y cómo ya hemos visto llega hasta las Antillas.

Aunque se originó en el norte de la actual Colombia, las técnicas

metalúrgicas del Área Intermedia Norte pronto se extendieron hacia el

norte. WarwikBray identifica dos momentos importantes en la

introducción de la metalurgia en el sur de Centroamérica: el estilo inicial

y el estilo internacional379. Estos dos “estilos” dan cuenta de un

paulatino proceso de importación de piezas colombianas en Panamá y

Costa Rica, luego una copia de los diseños y técnicas de manufactura y

finalmente un desarrollo propio, todo esto entre los años 400d.C y 900

d.C. Sorprendentemente no fue sino hasta el periodo Posclásico (900

d.C-1521d.C) que los mayas empezaron a interesarse por la metalurgia

practicada por sus vecinos del sur. Aunque en ciudades cómo Copán se

encuentra tan sólo el fragmento de una pequeña figurita en metal, en el

cenote de Chichén Itzá se encuentran piezas importadas del sur de

Centroamérica e incluso piezas que llegaban semimanufacturadas a la

península de Yucatán y allí fueron decoradas con motivos mayas. Una

pieza resalta entre el resto: se trata de un colgante Darién, posiblemente

manufacturado en Colombia hallado en el cenote principal de Chichén

Itzá, dando cuenta de una extensa red de interacción desde el norte de

Suramérica hasta el norte de la península de Yucatán380.

De nuevo, este camino no fue sólo de una sola vía. Muy tempranamente

desde Mesoamérica empezaron a llegar productos al sur de

Centroamérica y el norte de Colombia. El más notable fue la jadeíta,

piedra verde explotada en la América precolombina tan sólo en el sur de

Guatemala. Adornos con motivos mesoamericanos se encuentran en

Costa Rica desde tiempos muy tempranos (300d.C a 600d.C) y este tipo

de piedra fue de habitual uso en la costa caribe colombiana hasta la

llegada de los españoles381. También es de resaltar que entre el 600d.C y

378Clemencia Plazas.͒La Metalurgia del Área Intermedia Sur dentro del Panorama

Americano. En ,Fernando García. 11 Congreso Ecuatoriano de Antropología y Arqueología. Balance de la última década: Aportes, Retos y nuevos temas. Tomo I.AbyaYala. Quito, 2007.

P. 500.

379WarwickBray. Sitio ConteMetalwork in Its Pan-American Context. En: Pamela

Hearne y Robert Sharer (eds). River of Gold: PrecolumbianTreasuresfrom Sitio Conte. Universidad de Pensilvania. Filadelfia, 1992. P.34.

380Samuel Lothrop.͒Metalsfromthe Cenote of Sacrifice Chichen Itza, Yucatan. PeabodyMuseum (Memoirs of thePeabodyMuseum) Vol X N. 2. Cambridge, 1952. P.

94-95.

381Patricia͒Fernández. Metalurgia y relaciones sociales en el sur de América Central (300-1500 d.C.). Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa de Estudios

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239 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

el 900d.C se vive en el centro y norte de Colombia un cambio notable en

la cultura material. No sólo la manera de trabajar la metalurgia cambia

sino también, en lugares cómo la Sierra Nevada de Santa Marta, aparece

un urbanismo muy asociado a una tradición presente en Costa Rica382.

Esto se ha interpretado como una irrupción de la familia lingüística

Chibcha antes asentada en el sur de Centroamérica383en territorio

colombiano.

Me gustaría centrar la atención en una región que fue uno de los puntos

de interacción intercultural más importante de la América

precolombina: el Oriente de Honduras. Allí confluyeron distintas

tradiciones y convivieron durante cientos de años creando una dinámica

red de interacción384. La ciudad más estudiada de la región es Copán,

asentamiento maya que llegó a su esplendor durante el Clásico maya.

En 426 d.CK´inichYaxKuk Mo´ llega al valle del río Copán proveniente

del Caracol en el Petén Central y funda la dinastía de la cabeza de

murciélago385. Copán fue un enclave maya en una región que no era de

esta afiliación étnica. El estudio de su cerámica demuestra una constante

interacción con los altos de Guatemala y con la Honduras central. Los

estudios de los valles adyacentes al de Copán revelan que los mayas (de

Copán y Quiriguá) tejieron una compleja red de alianzas y rutas

comerciales con ciudades no mayas386. Más al Oriente, en el valle del río

Chamelecón, fuera de la influencia directa de Copán o Quiriguá, la

ciudad de La Sierra estableció una importante alianza con los mayas

resaltada por el comercio de conchas que estos últimos obtenían de esta

de Posgrado en Antropología para optar al grado y título de Maestría Académica en

Antropología. Universidad de Costa Rica. San José, 2011. P. 13.

John Hoopes . Culturas chibchas del litoral caribeño: exploración de las conexiones

precolombinas entre Colombia y Costa Rica. En: Víctor González (comp). Arqueología en el Área Intermedia. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Bogotá, 2012.

382-390.

382Ibídem. P. 396.

383Adolfo Constenla. Las lenguas… P. 43.

384Edward Schortman y Patricia Urban. Living ontheEdge: Core/PeripheryRelations in

AncientSoutheasternMesoamerica. En: CurrentAnthropology, Vol. 35, No. 4. University

of Chicago press. Chicago, 1994. P. 404.

385David Stuart. TheOrigins of Copan ғs founder en

http://decipherment.wordpress.com (consultado en noviembre de 2013), 2007.

386Marcello Canuto y Ellen Bell͒. Límites y Fronteras del Clásico Maya: Excavaciones en el Paraíso, Copán, Honduras, Temporada 2003. FundationfortheAdvancement of

MesoamericanStudiesInc, 2005.

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240 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

ciudad.387 Muy cerca de La Sierra, en el río Ulúa, Cerro Palenque

adquirió ciertas prácticas culturales provenientes de Mesoamérica, como

el Juego de Pelota388. Aún más al oriente, en el valle del Río Cuyumapa,

una población dispersa construía canchas de Juego de Pelota y, gracias a

la alta frecuencia de estas canchas, podemos comenzar a inferir la

importancia de este juego en dicha región389. Cabe señalar que toda esta

región compartió no sólo la cerámica polícroma de lujo que revela una

interacción de élite, sino también cerámica utilitaria que demuestra un

movimiento más amplio de población.

Luego del declive de la dinastía de la cabeza del murciélago y el

paulatino abandono de Copán y Quiriguá, el Oriente de Honduras

siguió siendo un lugar de interacción entre mayas y no mayas. En el

Posclásico los mayas encontraron el fin de su posibilidad de navegación

precisamente en el Golfo de Honduras, dónde se establecieron los

importantes puertos comerciales de Nito y Naco. En esta zona fue

dónde los mayas de Chichén Itzá y posteriormente los de Mayapán

viajaban constantemente a comerciar en busca de productos foráneos390.

Los contactos entre Mesoamérica y las Antillas parecen mucho más

difíciles de documentar; no obstante sí existen indicios bastantes

dicientes de que una ruta que unía estos lugares efectivamente existió.

El Juego de Pelota documentado para los taínos alguna vez se propuso

que venía de Suramérica391; sin embargo,gracias a análisis de su

afinidad estilística y a los restos arqueológicos a los que está

asociado,los trabajos más recientes apuntan a que proviene de

Mesoamérica392 o tal vez del Oriente de Honduras. Otro indicio muy

387Edward Schortman y Patricia Urban. Living on… Op. Cit. P. 422.

388Julia Hendon. Neighborhoods in Pre-Hispanic Honduras. SettlementPatterns and

Social GroupingsWithinSitesorRegions. En: Charlotte Aranauld, , Linda Manzanilla y

Michael Smith. TheNeighborhood as a Social and SpatialUnit in MesoamericanCities. University of Arizona press. Arizona, 2012. P. 168.

389Rosemary Joyce. Planificación urbana y escala social: reflexiones sobre datos de

comunidades clásicas en Honduras. En: Andrés Ciudad, María Josefa Iglesias y María

del Carmen Martínez (eds.). Reconstruyendo la ciudad maya: el urbanismo en lassociedades antiguas. Sociedad Española de Estudios Mayas (Publicación 6). Madrid, 2001. P. 126.

390Diego deLanda.͒Relación de las cosas de Yucatán. Edición electrónica de la Asociación

Europea de Mayistas, S.f. P. 19, 46.

391Louis Allaire. Archaeology of… Op. Cit. P. 720.

392Reniel Rodríguez y Jaime Pagán. Interacciones multivectoriales… Op. Cit. P.125.

Osvaldo García. Notas en torno al juego de pelota taíno y su posible afiliación maya

arcáica. En: 9 encuentro de investigadores de arqueología y etnohistoria. Homenaje a Ricardo Alegría. Instituto de cultura puertorriqueña, San Juan. 2011.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

241 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

relevante es el hallazgo en la isla de Vieques, perteneciente a Puerto

Rico,de un colgante de jadeíta probablemente mesoamericano por su

material, pero que por su iconografía remite más a pensar en un origen

de manufactura en el sur de Centroamérica393. Sin embargo nos faltan

datos e investigaciones para poder establecer rutas de interacción más

seguras entre Mesoamérica y las Antillas.

Tomadas como conjunto, las evidencias de la existencia de una

interacción constante en la cuenca del Caribe son bastante sugerentes.

Sin embargo, estas mismas evidencias indican que no existió una sola

red de interacción, sino una multiplicidad de redes que se entrecruzaron

y complementaron para transportar objetos, ideas y personas a lo largo

y ancho de la cuenca Caribe en diferentes periodos de la época

precolombina. Estas redes de interacción son las que le dan coherencia a

la cuenca Caribe como unidad diversa, unidad en la que pueblos

diferentes aprovechaban su variedad para interactuar. Más allá de la

constatación de la existencia de una unidad diversa en la cuenca del

Caribe, vale la pena hacer un esfuerzo explicativo para analizar cómo

podían configurarse estas redes de interacción.

El Juego de Pelota como máquina para lidiar con la alteridad. Como comenté al comienzo del texto, la concepción que desde la

disciplina arqueológica durante el siglo XX se ha tenido de los objetos

conlleva a concebir unidades de estudio culturalmente homogéneas. Si

aceptamos entonces la existencia de unidades diversas, debemos

reformular la idea que tenemos sobre la concepción de los objetos que

tenían los pueblos precolombinos americanos. Recientes trabajos

arqueológicos y antropológicos nos llevan a pensar que el régimen

objetual (es decir la manera de ser objeto) entre los pueblos americanos

precolombinos y actuales es bastante diferente al de la tradición

europea394. Lejos de querer definir una taxonomía, me gustaría apuntar

393Adam Szaszdi. Las rutas… Op. Cit. P. 58.

Antonio Curet. Historia social… Op. Cit. P. 116-117.

Reniel Rodríguez y Jaime Pagán. Interacciones multivectoriales… Op. Cit. P. 118.

394Fernando Santos-Granero. Introduction: AmerindianConstructionalViews of

theWorld. En: Fernando Santos-Granero (ed). TheOccultLife of Things. NativeAmazonianTheories of Mateirality and Personhood. Tucson y University of Arizona

press. Arizona, 2009.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

242 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

que existen objetos que son parte integral de un cuerpo partible395,

objetos que definen a la persona como humana396, objetos que hacen a la

persona integrante de un grupo397, objetos-persona398, objetos que

ayudan a la transformación corporal y máquinas399 entre muchas otras

posibilidades que aún quedan por explorar. Una aproximación al

régimen objetual precolombino de una zona específica merecería una

investigación completa, por lo que lo menciono pero no lo desarrollo.

Dentro de este tipo de objetos me gustaría centrarme en las máquinas,

más específicamente en una máquina que sirvió para lidiar con la

alteridad: el Juego de Pelota.

Por la densidad de datos y de estudios disponibles he elegido al Oriente

de Honduras para ejemplificar los mecanismos como los pueblos

diversos en interacción lidian con la diferencia y encuentran estabilidad

en la diversidad. Para esto los pueblos de esta región contaban con una

máquina de excepcional efectividad: el Juego de Pelota. Puede resultar

395David Stuart. Kings of Stone. A consideration of stelae in Ancient Maya ritual and

representation. RES: Antropology and Aesthetics 29/30. Universidad de Pensilvania.

Filadelfia, 1996.

Julia Hendon. Objects as Persons. Integrating Maya Beliefs and AntropologicalTheory.

En: Eleanor Harrison-Buck (ed). Power and Identity in ArchaeologicalTheory and Practice. Case studiesfromAncientMesoamerica.TheUniversity of Utah press, Salt Lake City, 2012.

P. 85-89.

396Joana Miller. Things as Persons: BodyOrnaments and Alterity amos theMamainde

(Nambikwara). En: Fernando Santos-Granero (ed). TheOccultLife of Things. NativeAmazonianTheories of Mateirality and Personhood. Tucson y University of Arizona

press. Arizona, 2009.

397Julia Hendon. Objects as… Op. Cit. P. 88.

398Laura Elena Romero. Ser humano y hacer el mundo: La terapéutica nahua en la Sierra Norte de Puebla. Tesis para optar al grado de doctora en Antropología. Universidad

Nacional Autónoma de México. México D. F., 2011. P. 129-130.

Julia Hendon. Objects as… Op. Cit. P. 88.

Johannes Neurath. La vida de las imágenes. Arte huichol. Artes de México y

CONACULTA. México D. F., 2013. P. 59.

399Federico Navarrete. Writing, Images, and Time-Space in AztecMonuments and

Books. En: Elizabeth Boone y Gary Urton (eds).TheirWay of Writing: Scripts, Signs and Pictographies in Pre-ColumbianAmerica. DumbartonOaksResearch Library y Collection

Harvard UniversityPress. Cambridge, 2011. P. 184-190.

Federico Navarrete. Las muchas existencias del pasado: memorias, técnicas y

transformaciones. Conferencia realizada en el Instituto de Investigaciones Históricas,

Universidad Nacional Autónoma de México, México, 25 de octubre 2013.

Alejandro Fujigaki. Construir el camino del olvido. Rituales mortuorios. En: Artes de México #112, Tarahumaras. El camino, el hilo, la palabra. Artes de México. México D.F.,

2014. P. 35-37.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

243 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

sorprendente, incluso anacrónico, que utilice el término “máquina” para

algo que siempre ha sido conceptualizado como un juego ritual. Sin

embargo, y en esto sigo al historiador Federico Navarrete400, cuando

conceptualizamos una práctica cultural como ritual, religiosa o mítica, la

estamos condenando a nuestra incomprensión, pues la situamos en el

ámbito esotérico (de ellos) y no en el práctico (de nosotros). Por el

contrario, tenemos suficiente evidencia de que en la construcción de

realidad de los pueblos precolombinos que estudiamos, las prácticas

culturales se realizan con el fin de incidir directamente sobre el mundo

fáctico, es decir, son verdaderas técnicas para modificar o mantener una

realidad.

Para la Real Academia de la Lengua, según su acepción más común, una

máquina es un “Artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de

una fuerza”401. En términos antropológicos lo podemos definir cómo

aquellos objetos que funcionan para extender la agencia de un sujeto.

Me parece de vital utilidad conceptualizar al Juego de Pelota como una

máquina, pues quienes lo jugaban esperaban tener una repercusión

práctica de sus acciones. Pero ¿qué se buscaba con jugar a la pelota en el

Oriente de Honduras? Doy prontamente la respuesta que desarrollaré:

el Juego de Pelota funcionaba para lidiar con la alteridad sin que ésta

pudiera resultar dañina402.

El Juego de Pelota es sin duda de origen mesoamericano. La cancha más

antigua hasta ahora excavada se encuentra en Paso de la Amada, en el

estado mexicano de Chiapas y data del 1500 a.C.403El Popol Vuh, escrito

de origen colonial pero de tradición indígena innegable, es la fuente que

más información nos da sobre la práctica de este juego404. En este

400Federico Navarrete. Las muchas… Op. Cit.

401DRAE- Diccionario de la Real Academia Española 2014. Versión en línea

http://lema.rae.es/drae/?val=máquina (consultado en mayo de 2014).

402Quisiera anotar que este no es un caso aislado. Alejandro Fujigaki ha encontrado

entre los rarámuri actuales del norte de México una máquina, la nutéma, para la

mediación entre dos alteridades radicales: los vivos y los muertos. Alejandro Fujigaki.

Construir el… Op. Cit.

403RamzyBarrois. El Juego de Pelota: El deporte de lasluchasdivinas. En: Alejandra

Martínez y María Elena Vega (coord). Los Mayas. Voces de piedra.Ambar. México D.F.,

2011. P. 197.

404Anónimo. Popol Vuh, herramientas para una lectura crítica del texto kiche. Traducción y

estudio crítico de Michela Craveri .Instituto de Investigaciones Filológicas,

Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F., 2013. P. 78-131.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

244 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

excepcional documento se cuenta la historia de dos generaciones

sucesivas de gemelos se enfrentan a los dioses del inframundo jugando

a la pelota. Teniendo cómo base este texto, se ha querido ver en el Juego

de Pelota una práctica ritual que simboliza la dualidad inherente al

equilibrio entre las fuerzas infraterrenas y humanas en el que se apela al

mantenimiento cósmico vinculado con la decapitación humana405. Las

interpretaciones más arriesgadas le dan al Juego de Pelota un carácter

lúdico406. Al margen de estas interpretaciones que se han vuelto

canónicas, me gustaría explorar una explicación posible que no niega,

sino que expande esta visión tradicional.

La geografía cósmica mesoamericana se ha concebido como si estuviera

(en el pasado y en el presente) fuertemente pautada e incluso se ha

llegado a un cosmograma estándar de trece cielos superiores, nueve

pisos inferiores, y una tierra dividida en un centro y cuatro rumbos. Una

revisión exhaustiva de fuentes precolombinas407 y etnografías más o

menos recientes408 han puesto en duda la estandarización de esta

geografía cósmica. Aquello que se insiste en nombrar como inframundo

no tiene nada que ver con el abajo en lenguas mesoamericanas cómo el

náhuatl (Mictlan) o el maya (Xibalbá). Al parecer un otro mundo donde

residen las almas, los muertos y los seres asociados a la oscuridad–lo

que se ha llamado inframundo- está, en palabras de Pedro Pitarch, en el

pliegue de la propia realidad terrena409. La comunicación con este otro

mundo es constante, sólo que es peligrosa si no se enfrenta con las

técnicas adecuadas. El Juego de Pelota es a mi parecer una máquina

para lidiar de manera segura con esta alteridad radical que es este otro

mundo. Así se entiende mejor la presencia en el Juego de Pelota de

deidades jugando al mismo tiempo con personajes humanos

identificados. En esta máquina que es el Juego de Pelota, seres

405Rogelio Valencia. Danzando con los dioses: el ritual del baile. En: Alejandra

Martínez y María Elena Vega (coord). Los Mayas. Voces de piedra.Ambar. MéxicoD. F.,

2011. P. 228.

406RamzyBarrois. El Juego… Op. Cit.

407Federico Navarrete, Ana Guadalupe Díaz y KatarzynaMikulska. Lecturas y

relecturas en la historia y cosmologiғasindiғgenas. Una revisioғn de categoriғasanaliғticas.

Seminario impartido en el Posgrado de Estudios Mesoamericanos, Universidad

Nacional Autónoma de México, México D.F., mayo de 2013.

408Laura Elena Romero. Ser humano… Op. Cit. Johannes Neurath. La vida…Op. Cit.

Pedro Pitarch. La cara oculta del pliegue. Antropología indígena. Artes de México. México

D.F., 2013.

409Ibídem. P. 19-22.

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245 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

radicalmente diferentes pueden interactuar sin hacerse daño

mutuamente.

Pero la alteridad presente en el juego de pelota no es sólo radical en

términos ontológicos, también hay alteridades étnicas. Julia Hendon410

hace un excepcional análisis del Juego de Pelota de Copán del que me

sirvo para explicar una de las funciones del juego de Pelota en

Mesoamérica y fuera de esta. Hendon hace un análisis urbanístico de

Copán y descubre que el único edificio con funciones públicas fuera de

la acrópolis principal es una cancha de Juego de Pelota en la zona

residencial conocida como El Bosque. Además de esto, en una de las

unidades residenciales más importantes, el 9N-8, de otro conjunto, Las

Sepulturas, se han encontrado numerosos implementos asociados al

Juego de Pelota pero más relacionados a como éste se jugaba en la costa

del Golfo de México. En el marcador del juego de Pelota de esta ciudad,

un disco de piedra que generalmente se ponía en medio de la cancha, se

representa a WaxaklajunUbahK´awiil, gobernante copaneco vestido

como dios del Xibalbá, enfrentándose a un personaje humano411. Lo

interesante del análisis de Hendon412es que se percata que

WaxaklajunUbahK´awiil está ataviado con los implementos típicamente

mayas para jugar a la pelota (un grueso cinturón), mientras que su

contraparte trae implementos usados en la Costa del Golfo habitada por

pueblos étnicamente no mayas (hachas, yugos y palmas). La propuesta

de Hendon es que algunos grupos de élite en Copán tenían el privilegio

de ser el otro en la máquina-Juego de Pelota, vistiendo y siendo un otro

étnicamente diferenciado. Vale la pena resaltar que en este caso es una

alteridad creada, pues los habitantes de Las Sepulturas y El Bosque eran

mayas, pero esta alteridad era necesaria para hacer funcionar la

máquina del Juego de Pelota.

Aunque no niego que el Juego de Pelota tenga otras dimensiones cómo

la lúdica señalada por Ramzy Barrois413, sí me parece importante

resaltar que gracias al Juego de Pelotase entra en interacción con la

alteridad de manera segura. Esta alteridad puede ser ontológica, cómo

en el caso del monumento 172 de Toniná dónde juega un gobernante

vivo contra uno ya muerto (que también presentan la variación en el

vestido similar al del marcador de Copán) o étnica, cómo en el caso de la

410Julia Hendon. Neighborhoods in… Op. Cit. P. 172-173.

411RamzyBarrois. El Juego… Op. Cit. P. 207.

412Julia Hendon. Neighborhoods in… Op. Cit. P. 171-172.

413RamzyBarrois. El Juego… Op. Cit.

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246 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

alianza entre el gobernante mixteco Ocho Venado con los emisarios del

gobernante nahua 4 Jaguar hecha precisamente jugando a la pelota414.

Vemos que los mesoamericanos desarrollaron y utilizaron una

verdadera máquina que les servía para lidiar con diferentes grados de

alteridad. No obstante, cómo ya repasamos, las canchas de Juego de

Pelota se encuentran también fuera de los límites tradicionales de

Mesoamérica. En el Oriente de Honduras se jugaba a la pelota. En

ciudades cómo La Sierra y Cerro Palenque y a diferencia de Copán, sí se

encuentran diferentes edificios públicos fuera de la parte central del

núcleo urbano. Esto nos indica que la ciudad estaba compuesta por

diferentes vecindarios con autonomía y que el poder se repartía de

manera más heterárquica que en la ciudad que dominaba la dinastía de

la cabeza de murciélago415. Sin embargo, estas ciudades no presentan

más que una sola cancha de juego de pelota a la entrada del

asentamiento. Siguiendo la propuesta de Hendon, esto nos está

indicando que el Juego de Pelota puede estar funcionando como

cohesionador interno de las unidades políticas heterárquicas dentro de

la ciudad y, a la vez, al estar en la entrada, como lugar de recepción de

los recién llegados. Vemos al Juego de Pelota funcionando, de nuevo,

cómo máquina de lidia de la alteridad, pero ahora se suma un nuevo

componente: la cohesión. Y es que desde una perspectiva relacional416 la

alteridad y los vínculos que se mantienen con ésta son absolutamente

necesarios para la construcción de la persona yde la cohesión social. En

palabras del amazonista Eduardo Viveiros de Castro, quien responde

directamente a Claude Lávi-Strauss e indirectamente a Gilles Deleuze:

“el otro no era allí sólo pensable- él era indispensable”417.

En el valle del río Cuyumapa, la organización de los asentamientos es

totalmente diferente. En vez de tener pocos núcleos urbanos dónde se

concentra la población, ésta se mantenía dispersa a lo largo y ancho del

valle. En esta zona también se practicó el Juego de Pelota. Tal vez su

414Manuel Hermann.Códice Nuttal. Lado 1: La vida de 8 Venado. En: Arqueología Mexicana Edición Especial 23. Editorial Raíces. México D.F., 2007. P. 45.

415Julia Hendon. Neighborhoods in… Op. Cit. P. 167-170, 173-174.

416Marilyn Strathern. “Cortando a rede” En: Ponto Urbe. http://pontourbe.net,

(consultado en noviembre de 2013), 2006.

Alejandro Fujigaki. “Construir el… Op. Cit.

417Eduardo Viveiros de Castro. A inconstaըncia da alma selvagem e outrosensaios de antropología. CosacNaify. São Paulo, 2002. P. 195.

Traducción propia, en el original: “O outro não era ali apenas pensável –ele era

indispensável”.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

247 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

importancia fue mayor que sus vecinos de La Sierra, Cerro Palenque e

incluso Copán. Las cuentas que presenta Rosemary Joyceson bastante

dicientes: en Cerro Palenque existe una cancha de juego de Pelota para

las 500 estructuras residenciales del asentamiento, en el valle del

Cuyumapa hay una cancha cada 65 de este tipo de

construcciones418.Julia Hendon, Rosemary Joycey Russell Sheptak notan

una variación más: existen canchas dispuestas sobre el eje suroriente y

otras sobre el eje nororiente419.Estas dos orientaciones diferentes refieren

a la salida del sol en los solsticios de verano y de invierno. Por esto es

queestos autores proponen que unas canchas eran usadas en verano y

las otras en invierno. Pero las canchas no tenían tan sólo diferencias de

orientación y de estacionalidad de su uso; existe una diferencia en el

propósito técnico de estas máquinas. Las canchas de verano están

asociadas a estructuras más pequeñas y localizadas río arriba y en

pequeños afluentes. Estas canchas pudieron ser usadas de manera más

cotidiana por los habitantes del valle del Cuyumapa debido a que se

encontraban de manera más extendida. Las otras canchas, las de

invierno, se encontraban en lugares centrales del valle y están asociadas

a grandes plazas. Su ubicación está en la rivera de grandes ríos y para

llegar a estos sitios, la población tenía que movilizarse y romper con su

quehacer cotidiano420.Vemos que estos dos tipos de canchas juegan el

papel doble que jugaban en lugares más nucleados como Cerro

Palenque: integraba a la población dispersa a una escala pequeña,

cotidiana, y a una escala mayor que incluía amplias zonas del valle. Un

dato más que nos habla de la propiedad del Juego de Pelota para lidiar

con la alteridad: en las canchas y en las plazas asociadas no se

encuentran objetos locales421. Todo el material allí recolectado viene de

fuera, es la alteridad la que es invitada en estas canchas-máquinas para

poder interactuar con ella.

El jugar a la pelota era uno de los mecanismos para dar cohesión social

en medio de la diversidad y poder lidiar con la alteridad que

encontramos en el Oriente de Honduras. Valdría la pena explorar la

función del juego de Pelota entre los Taínos y si éste tenía funciones

similares al del Oriente de Honduras. En toda la cuenca del Caribe

418Rosemary Joyce. Planificación urbana… Op. Cit. 126.

419Julia Hendon, Rosemary Joyce y Russell Sheptak.Heterarchy as Complexity:

Archaeology in Yoro, Honduras. Escrito presentado en el 58th Annual Meeting of theSocietyfor American Archaeology, St. Louis, MO, 2009. P. 5.

420Ibídem. P. 5.

421Ibídem. P. 10.

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Sistemas políticos, relaciones internacionales e identidades en el Caribe

248 Memorias III Congreso Internacional de Estudios Caribeños

ISBN: 978-958-46-4905-8

debieron existir máquinas y técnicas concretas para poder dar

coherencia a la unidad diversa donde el contacto con la alteridad fue

constante.

Conclusiones Poner en relieve una forma diferente de concebir los objetos y

conceptualizar unidades epistemológicas diversas, no es sólo una

preocupación teórica. Si aspiramos a hacer una antropología y una

arqueología recursivas con las que aprendamos de las preocupaciones e

intereses de los pueblos que estudiamos en vez de encasillarlos en

camisas teóricas predeterminadas, se hace indispensable reformular

nuestro aparato epistemológico. Si aceptamos una diferencia radical en

la construcción de realidad en la que está incluido el régimen objetual, el

trabajo antropológico y arqueológico adquiere una nueva dimensión:

valorar la diversidad sobre los esfuerzos por reducir las experiencias

humanas en patrones reproducibles. Esto no conduce al particularismo,

sino a la alteridad en interacción. Ser diferentes no conlleva a vivir

aislados.

Nuestra región, la cuenca del Caribe, no fue ni es una unidad

homogénea culturalmente. No tenemos que reducir nuestra diversidad

a unos cuantos rasgos comunes que difícilmente se van a encontrar

compartidos desde México hasta Venezuela pasando por

Centroamérica, Colombia y la totalidad de las Antillas. La diversidad es

lo que nos une. Si aceptamos y valoramos la diversidad como parte

constitutiva de nuestro pasado y de nuestro presente, lo será también

para el futuro. Si, además de eso y gracias a una antropología y

arqueología recursivas, aprendemos cómo han lidiado con la alteridad

los pueblos que poblaron y pueblan la cuenca del Caribe, podremos

hacerlo nosotros también en un mundo social y académico que favorece

la unidad.

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