2015 Tutorias_Cronograma y Ejercicios

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2015 Tutorias_Cronograma y Ejercicios

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  • 1

    Seminario de Investigacin

    2 cuatrimestre de 2015

    Educacin Popular y Movimientos Sociales en Amrica Latina

    TUTORAS

    Cronograma

    Gua de Ejercicios

    Materiales de trabajo

  • 2

    CRONOGRAMA

    Actividades en clase P

    RO

    BL

    EM

    AT

    IZA

    CI

    N

    Del

    tem

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    in

    Tutora 1

    Fecha:

    01/09

    -Pautas generales, presentacin ejercicios

    -Trabajo en clase por grupos con Ejercicio 1

    Tutora 2

    Fecha:

    08/09

    -Presentaciones grupales Ejercicio 1

    -Anlisis Ejemplo de problematizacin

    -Definicin espacio educativo a trabajar

    Tutora 3

    Fecha:

    15/09

    -Trabajo en clase por grupos con Ejercicio 2

    Tutora 4

    Fecha:

    22/09

    -Presentaciones grupales Ejercicio 2

    Tutora 5

    Fecha:

    29/09

    -Trabajo en clase por grupos con Ejercicio 3 y 4

    Tutora 6

    Fecha:

    06/10

    -Presentaciones grupales Ejercicio 3 y 4

    Tutora 7

    Fecha:

    13/10

    -Presentaciones grupales Ejercicios 3 y 4

    Tutora 8

    Fecha:

    20/10

    -Entrega Parcial Grupal Ejercicio 5

    -Trabajo en clase armado gua entrevista

    Trabajo de

    Campo

    Anlisis Datos

    Tutora 9

    Fecha:

    27/10

    -Presentaciones por grupo de gua entrevista

    Tutora 10

    Fecha:

    03/11

    -Pautas para observacin de campo

    -Trabajo en clase con anlisis ejemplo de observacin

    Tutora 11

    Fecha:

    10/11

    -Entrega Final Grupal: Ejercicio 5 revisado, Gua de Entrevista,

    Informe 1er visita

    -Anlisis de datos cualitativos

    Escritura Tutora 12

    Fecha:

    17/11

    -Formato ponencia

    -Cierre Seminario

  • 3

    Ejercicio 1: Definicin preliminar del tema y problema/interrogantes de investigacin 1. Cul es el tema que les interesa investigar?

    2. Sobre dicho tema, qu les interesa conocer/ investigar? qu interrogantes les sugiere el

    tema?

    Escribir una lista exhaustiva de preguntas sin filtros que aborden distintas aristas del

    problema: desde preguntas muy simples hasta preguntas elaboradas con carga terica.

    3. Elegir cinco palabras y/o conceptos que den cuenta en trminos generales del tema y

    problema de investigacin.

    Ejercicio 2: Identificacin de preguntas de investigacin A partir de la lista elaborada en el ejercicio 1, clasificar entre preguntas de investigacin (con

    mayor problematizacin acerca de lo que queremos conocer) y preguntas a los actores

    (preguntas que podran, por ejemplo, formar parte literalmente de una gua de entrevista).

    Ejercicio 3: Definicin de objetivos y marco terico A partir de las preguntas clasificadas como de investigacin, proponemos las siguientes

    tareas:

    1. Formular objetivo general y objetivos especficos del ejercicio de investigacin.

    2. Identificar conceptos tericos de la bibliografa del seminario para enriquecer aquellas

    preguntas. Articular dichos conceptos en un texto de 2 carillas (como mximo) a modo de

    formulacin preliminar de un marco terico.

    3. Proponer otras referencias conceptuales que podran incluirse.

    Ejercicio 4: Identificacin del contexto histrico del problema de investigacin 1. Plantear el contexto histrico-geogrfico o poltico en el cual tiene lugar el problema de

    investigacin a abordar. Esto es, desarrollar una primera descripcin de: dnde, cundo y

    cmo tiene lugar el proceso a investigar, en qu consiste y quines estn involucrados.

    2. Definir caso con el que se trabajar y lugar donde est ubicado, y temporalidad de la

    investigacin.

    Ejercicio 5: Entrega Parcial

    GUIA DE EJERCICIOS

  • 4

    PROBLEMATIZACIN

    TEXTO 1

    Ttulo:

    Acciones colectivas, territorios, trabajo y produccin en la construccin de autonoma. El

    caso de la UTD de Gral. Mosconi, Salta.

    Resumen En este trabajo nos proponemos indagar acerca de las interrelaciones entre las acciones colectivas,

    los emprendimientos productivos y culturales en las organizaciones de carcter socio-terrritoriales y

    comunitarias, tomando el caso de la Unin de Trabajadores Desocupados (UTD) de Gral. Mosconi,

    en la provincia de Salta. Analizaremos las distintas concepciones sobre el Estado, la autonoma y la

    construccin territorial y poltica de la organizacin. Pondremos nfasis en la trayectoria de la

    organizacin a partir del ao 2001 que es cuando comienzan a consolidarse los proyectos

    comunitarios y productivos. Para esto combinaremos tcnicas cualitativas con tcnicas cuantitativas:

    realizaremos entrevistas en profundidad y relatos de vida a integrantes de la organizacin y otros

    actores de la zona relevantes; adems de observaciones de campo. Asimismo se realizarn

    encuestas aplicadas a los proyectos de la UTD y se utilizarn tambin datos estadsticos de los

    censos de poblacin, censos agropecuarios, y las tasas de desocupacin de la zona. Adems se

    realizar un relevamiento periodstico sobre la UTD en medios provinciales y nacionales.

    Nuestra perspectiva terica se encuentra ligada a los estudios sobre movimientos sociales,

    trabajando desde la perspectiva del actor, para indagar sobre los momentos de latencia y

    visibilidad de los movimientos y las construcciones socio-territoriales que establecen nuevos

    campos de experimentacin social en disputa con actores antagnicos; en este caso el Estado los

    partidos polticos tradicionales y las empresas multinacionales de la regin.

    Introduccin

    La Unin de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi

    A partir de las puebladas en CutralC y Plaza Huincul (Neuqun) en los aos 1996 y 1997, y en

    General Mosconi y Tartagal (Salta) en 1997, se iniciaron los cortes de ruta y los piquetes[1] que,

    rpidamente, se convirtieron en una de las caractersticas ms singulares de la protesta social en la

    Argentina de la dcada del noventa.

    La Unin de Trabajadores Desocupados (UTD) se conform en el ao 1996 cuando un grupo de

    desocupados, mayoritariamente ex trabajadores de Yacimientos Petrolferos Fiscales (YPF),

    decidieron conformarse como una organizacin especfica de desocupados sin importar su profesin

    o calificacin. Luego del primer gran corte y pueblada de 1997 obtuvieron los primeros Planes

    Trabajar en la zona. La accin de 1997 tiene un fuerte componente simblico para la UTD y para

    toda la regin ya que all confluyeron diversos actores sociales que mantuvieron una accin pblica

    de gran impacto, aunque tambin en ese momento se produjeron algunas diferencias entre quienes

    protagonizaron la protesta. Por un lado los pequeos comerciantes, profesionales y docentes y, por

    otro, los desocupados que mantuvieron el corte de ruta unos das ms hasta obtener los planes de

    empleo[2], luego de que el otro sector levantara la medida con la obtencin de algunas de las

    demandas reclamadas.

    TEXTOS PARA EL DESARROLLO DE LOS EJERCICIOS

  • 5

    Para la UTD aquella pueblada y corte de ruta son registrados como uno de sus hitos fundacionales y

    pueden pensarse ligadas a lo que Alberoni (1968) nomina como el estado naciente de los

    movimientos sociales y organizaciones. Sin embargo, los caminos recorridos por la organizacin son

    diversos; adems de muchos otros cortes de ruta (1999 a 2004) y otras puebladas (2000 y 2001)

    protagonizadas por la organizacin y la comunidad de Mosconi, la UTD fue generando una

    construccin comunitaria y productiva de escala zonal, una construccin que intenta reconfigurar el

    territorio. Confronta para ello, cotidianamente y de diversas maneras, con los actores dominantes de

    la zona (las multinacionales petroleras y agroindustriales y algunos actores polticos provinciales

    adversos). En esta construccin territorial la UTD sum a diversos sujetos en una misma

    organizacin ex - trabajadores de YPF (ex ypefeanos[3]), mujeres y jvenes sin trayectoria

    laboral, indgenas de las comunidades de la zona, etc. que participan de las luchas y de los proyectos

    comunitarios y productivos y van reconstituyendo a la organizacin y reconfigurando sus propias

    identidades.

    Nos proponemos analizar en la tesis cules son las caractersticas distintivas de la UTD, generadas

    en estos ocho aos de acciones colectivas, en momentos de manifestacin y de latencia; cules son

    las opciones polticas y prcticas sociales que va desarrollando frente a la crisis estructural; cmo va

    construyendo tanto su singular forma organizativa (atravesada por una fuerte prctica de autonoma

    frente a las instituciones tradicionales) y sus proyectos productivos autogestionados; cmo se van

    generando y reconfigurando identidades polticas (la idea de referente en vez de dirigente, por

    ejemplo) y sociales (los cambios en las biografas de las mujeres y los jvenes participantes de la

    organizacin).

    Los escenarios

    Durante la dcada del 90 se produjeron en la Argentina una serie de cambios socioeconmicos

    estructurales que definieron gran parte del escenario desde donde surge y se desarrolla la UTD. Con

    la aplicacin de polticas neoliberales, continuacin de un modelo econmico que empez a

    articularse durante la ltima dictadura militar con el desmantelamiento del modelo de industrializacin

    (vase Azpiazu, 2002 entre otros)[4], comenz un proceso de privatizaciones de las empresas

    estatales que fueron pilares del modelo anterior y fuente de trabajo directo e indirecto para miles de

    personas que vean asegurada su reproduccin material (y simblica) de la vida, y que adems

    generaban economas locales altamente dependientes. En el caso del petrleo, Yacimientos

    Petrolferos Fiscales (YPF) se privatiz en el ao 1992. La dinmica de las privatizaciones fue similar

    entre las distintas empresas estatales. A una masiva campaa meditica fomentando los beneficios

    que conllevaran las privatizaciones y denunciando el ineficiente funcionamiento de las empresas

    estatales, se dio una agresiva poltica de desvinculacin de los trabajadores de esas compaas a

    travs de retiros voluntarios financiados, en gran medida, por medio de crditos internacionales

    (Duarte, 2002:81). Estas privatizaciones, junto con otros factores[5], fomentaron el aumento del

    desempleo que creci hasta ndices inditos hasta ese entonces en la historia argentina (18% en

    1995), devastando social y econmicamente importantes zonas del pas. Las indemnizaciones de los

    retiros voluntarios fueron invertidas en proyectos cuentapropistas o cooperativas que al cabo de

    poco tiempo fracasaron, dejando a estos ex trabajadores sin capital y sin trabajo.

    Por otro lado, con respecto a la institucionalidad de la provincia de Salta cabe destacar que desde el

    retorno de la democracia fue gobernada por la familia Romero (Roberto Romero y luego su hijo Juan

    Carlos Romero) del Partido Justicialista, con una interrupcin entre 1991 y 1995 con el gobierno de

    Roberto Ulloa del conservador Partido Renovador Salteo (PRS). A un claro esquema bipartidista

    entre el PJ y el PRS[6] con escasa alternancia poltica, debe sumarse el frreo control que se ejerce

    desde el Ejecutivo Provincial sobre la Justicia y el Poder Legislativo, as como el control econmico y

    directo de la gran mayora de los medios de comunicacin de la provincia por parte del gobernador

    Juan Carlos Romero, dueo del principal diario provincial, el Tribuno, canales de aire y cable

    regionales, as como de varias emisoras de radio. El sistema electoral provincial estaba regido hasta

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    hace pocos aos por la Ley de Lemas[7] (salvo para la eleccin de gobernador) lo que debilitaba an

    ms la posibilidad de representacin de otros partidos en el parlamento provincial y en las

    intendencias y concejos deliberantes municipales. En los ltimos aos otros partidos polticos han

    conseguido bancas de diputados y concejales en diversas localidades de la provincia, ampliando el

    espectro de partidos con representacin parlamentaria y municipal. Cabe destacar que la tercer

    fuerza provincial en la actualidad es el Partido Obrero (PO), que obtuvo en las ltimas elecciones un

    diputado provincial y varios concejales en las ciudades de Salta, Tartagal y General Mosconi entre

    otras. Al mismo tiempo son diversos los municipios, adems de Tartagal y Gral. Mosconi, que han

    atravesado crisis de representacin y gobernabilidad expresadas en intendentes expulsados por los

    Concejos Deliberantes, procesados por irregularidades administrativas, atraso en los sueldos,

    reelecciones indefinidas, recambios gubernamentales, intervenciones, crisis, etc. (Panozzo,2004:4).

    En este sentido cabe destacar que los niveles de abstencin electoral y de votos en blanco se han

    ido acrecentando desde el ao 1991, especialmente en las ciudades de Gral. Mosconi y Tartagal

    (Panozzo,2004:17).

    Planteo del problema Consideramos que los movimientos sociales para las ciencias sociales son construcciones

    analticas, un determinado nivel de anlisis de la accin colectiva (Melucci, 1984) y no un objeto

    emprico. Es un resultado y no un punto de partida (Giarracca, 2001). En efecto, Melucci diferencia la

    accin colectiva del movimiento social pues no toda accin colectiva implica un movimiento

    social; para que esto ocurra deben combinarse una serie de caractersticas: una lucha entre dos

    actores por la apropiacin y orientacin de los valores sociales y los recursos que incluya la

    trasgresin a ciertas normas institucionalizadas, aquellas que exceden las reglas del sistema poltico

    y/o que atacan la estructura de una sociedad basada en relaciones de clases (1984:202). En este

    sentido Melucci seala tres dimensiones para pensar a los movimientos sociales: la solidaridad entre

    los sujetos que comparten la accin colectiva reconocindose mutuamente y construyendo un

    nosotros en oposicin a un adversario comn; la ruptura de, por lo menos, algunos lmites del

    sistema donde interacta ejerciendo los modos de protesta por fuera de los canales institucionales; y

    el desarrollo de un conflicto que se inscriba en el espacio pblico y lo logre mantener por un perodo

    de tiempo considerable.

    Desde esta perspectiva, esta investigacin estar orientada a la interrelacin entre los momentos de

    visibilidad y latencia del movimiento (Melucci, 1994a), a la bsqueda tanto en los puntos de mutua

    influencia como a las condiciones de posibilidad que ambos momentos crean en forma recproca

    para la construccin de identidades polticas en sentido amplio; se trata de analizar la conformacin y

    reconfiguracin de las formas organizativas, as como del crecimiento cuantitativo (en personas,

    recursos y proyectos) y el desarrollo poltico del movimiento. En este sentido hablamos de latencia

    para caracterizar al momento de ausencia de accin colectiva en el espacio pblico cuando los

    sujetos actan para adentro y refuerzan sus lazos solidarios y crean nuevas prcticas. El momento

    de latencia es una especie de laboratorio clandestino para el antagonismo y la innovacin (Melucci,

    1994b:146). Este momento posibilita a los movimientos experimentar sus prcticas polticas y

    sociales e incluso (re)crear nuevas lgicas de accin colectiva que son puestas en prctica en los

    momentos de visibilidad, momento que tiene una fuerte funcin simblica que, por un lado cuestiona

    una poltica determinada y pone en aviso al resto de la sociedad que existen conflictos y

    contradicciones en el sistema poltico. Al mismo tiempo el momento de visibilidad, la irrupcin en la

    escena pblica a travs de acciones colectivas de protesta, permite a los movimientos mostrar hacia

    el conjunto de la sociedad sus experiencias y modelos alternativos, generados durante los perodos

    de latencia. Es importante remarcar que Melucci reflexiona sobre los movimientos sociales europeos

    y por lo tanto piensa, principalmente, a los momentos de latencia como espacios de produccin

    cultural alternativa. Nosotros aplicaremos estos conceptos en un sentido tal vez ms amplio,

    entendiendo que estos campos de experimentacin (Santos, 2001) que surgen en los momentos de

    latencia en las organizaciones sociales emergidas de acciones colectivas en Amrica Latina estn

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    ligados, adems de a procesos culturales, a novedosas formas de pensar y hacer la poltica, a la

    construccin de nuevos lazos sociales y solidarios y, tambin, a posibles nuevas formas de producir y

    reproducir la vida desde economas alternativas y autogestionadas. Analticamente consideraremos a

    las esferas culturales, polticas y econmicas con cierta autonoma, aunque entendiendo que stas

    se encuentran ntimamente relacionadas en las prcticas y experiencias de los movimientos sociales

    y basaremos parte de esta investigacin en el anlisis de estas interrelaciones.

    En los momentos de irrupcin en el espacio pblico es cuando se crean y recrean los diferentes

    repertorios de acciones (Tilly, 1978) de los movimientos sociales, entendiendo a estos como los

    modos de protesta que son utilizados por los actores sociales para visibilizar sus demandas en el

    marco de la interaccin entre antagonistas[8]. En estos repertorios de acciones se ponen en juego

    las acciones de protesta tradicionales o ya conocidas, se resignifican otras utilizadas por diferentes

    actores sociales o en el pasado, e incluso se inventan originales formas de protesta. Pero as como

    puede pensarse a la accin colectiva como reforzadora del momento de la latencia y viceversa; la

    nocin de repertorio de acciones puede aplicarse tambin para reflexionar sobre los momentos de

    latencia de los movimientos, donde estos recuperan, por ejemplo, viejas prcticas organizativas y/o

    (re)crean nuevas formas de articulacin econmica, social y/o poltica al interior de sus

    organizaciones y en los territorios donde actan. Cada grupo, tiene una historia y una memoria propia

    de la accin colectiva, tiene registros de la historia de sus momentos de latencia, y as recrea

    permanentemente sus modos organizativos y su construccin territorial. Pero tambin innova, crea

    situaciones y repertorios de acciones inexistentes en la tradicin local y/o nacional.

    En nuestra investigacin intentaremos dar cuenta tanto de las situaciones donde se desarrollan las

    prcticas sociales y las acciones colectivas, como de las traducciones (Long y Long, 1992) que los

    actores sociales hacen de estos procesos. Trabajaremos desde la perspectiva del actor, es decir,

    tomando en cuenta las capacidades agenciales de los actores, ubicndolos en un contexto

    determinado que, con ciertos lmites, puede ser transformado, generando soluciones o respuestas

    propias y contingentes de los propios actores. Este lmite de la capacidad agencial de los actores al

    que nos referimos sera el contexto histrico en el que se ubican los hombres y mujeres que

    producen la sociedad y la transforman, poniendo en juego su capacidad de accin, an en

    condiciones que no son las de su propia eleccin (Giddens, 1987). Es desde esta perspectiva

    constructivista que planteamos que frente a una crisis estructural los distintos actores pueden

    responder en forma diferenciada y que no hay una necesaria continuidad entre factores estructurales

    y unas acciones colectivas o polticas determinadas.

    Dentro de estos factores contextuales para la accin colectiva nos resulta interesante utilizar el

    concepto de ciclo de protesta (Tarrow,1997), entendiendo a estos ciclos como una dinmica

    externa a los propios movimientos sociales que se genera por la accin de los grupos que

    amplifican su influencia sobre otros actores aunque en una forma que los propios movimientos no

    pueden controlar; ampliando las oportunidades polticas para que otros grupos o movimientos

    generen nuevas acciones de protesta, al mismo tiempo que tambin pueden producir una ampliacin

    de oportunidades a grupos hostiles a ellos y, por lo tanto una respuesta que debilite al propio

    movimiento Esta idea nos permite analizar el caso de investigacin en el marco de un proceso de

    acciones de protesta que lo engloban y, potencialmente, lo refuerzan o lo debilitan segn sea el caso

    de un ciclo de protesta ascendente o descendente.

    En nuestra investigacin, para profundizar en el anlisis de los momentos de latencia se indagar

    sobre los proyectos productivos autogestionados, pensndolos como posibles generadores de una

    nueva subjetividad laboral y, al mismo tiempo, como habilitadores, junto con los proyectos

    comunitarios, de la construccin territorial de la organizacin, situacin que, por un lado, genera

    disputas por el territorio con el Estado, los partidos polticos tradicionales y las empresas

    multinacionales que actan en la zona y, por otro, permite, potencialmente, generar un espacio de

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    autonoma para el propio movimiento, entendiendo a la autonoma como la posibilidad de autodefinir

    por parte del propio movimiento la forma en la cual ese territorio en disputa es configurado: cmo se

    utilizan los recursos naturales, cmo se maneja la salud y la educacin, cmo se gobierna, etc. Una

    propia legalidad que intentan mostrar como alternativa al viejo estilo del partido provincial de Juan

    Carlos Romero. Es decir, se intentar ver hasta qu punto la construccin territorial del movimiento

    puede desatar procesos autonmicos que, incluso, no estaban en los objetivos iniciales de la propia

    organizacin.

    En esta investigacin utilizaremos el concepto de movimiento socioterritorial del gegrafo Bernardo

    Manano Fernandes (2005) centrando esta idea de la importancia del territorio (tierra y bienes

    naturales) en los proyectos productivos. Asimismo, consideramos con Zibechi (2003) que justamente

    la presencia del territorio y la cultura de los actores subalternos en los intersticios de las relaciones de

    dominacin son las que habilitan los procesos autonmicos. Por otro lado, para indagar sobre la

    generacin de los proyectos productivos autogestionados y sus posibles tensiones con los modos de

    produccin hegemnico, comenzaremos planteando tres caractersticas ntimamente ligadas entre s

    e inmersas en la lgica del mercado del sistema capitalista neoliberal (Santos, 2002:26). La primer

    caracterstica es que esta lgica genera desigualdades de recursos y poder en mltiples mbitos:

    diferencias entre las clases sociales (capital/trabajo), en los roles subordinados de la mujer en la

    lgica patriarcal, en las relaciones de opresin hacia las minoras raciales y sexuales, etc.; en

    segundo lugar las relaciones econmicas capitalistas promueven formas de sociabilidad basadas en

    los beneficios personales en detrimento de lgicas solidarias y colectivas y, en tercer lugar, el

    desarrollo del capitalismo y la creciente explotacin de los recursos naturales genera un riesgo global

    sobre el medio ambiente, poniendo en peligro las posibilidades biolgicas de la vida en el planeta.

    En resumen, las relaciones mercantiles impuestas por el sistema capitalista neoliberal promueven la

    desigualdad entre los sujetos, el individualismo y la destruccin del medio ambiente. Por

    consiguiente, al pensar las prcticas econmicas alternativas, analizaremos los aspectos

    diferenciadores de estos proyectos con respecto a las lgicas econmicas del mercado, es decir: la

    igualdad en la distribucin de los beneficios del trabajo y en la toma de decisiones; la solidaridad

    donde los sujetos reciben segn sus necesidades y aportan segn sus capacidades y la proteccin

    del medio ambiente, en el sentido de que la lgica productiva se subsuma a la del cuidado de la

    ecologa an cuando esto suponga un menor rendimiento de ganancias (Santos, 2002:29). Estas

    caractersticas son frecuentes en emprendimientos campesinos de todo el mundo. El interrogante

    que nos planteamos aqu es si esto es posible de generarse en organizaciones de ex - trabajadores

    industriales.

    Desde esta construccin particular y contingente que se desarrolla en los momentos de latencia de

    los movimientos, es que podemos pensar a los territorios en los cuales algunos movimientos sociales

    interactan como territorios en disputa; siguiendo a Fernandes podemos definir al territorio como un

    espacio apropiado por una determinada relacin social que lo produce y lo mantiene a partir de una

    forma de poder (...) El territorio es, al mismo tiempo, una convencin y una confrontacin.

    Exactamente porque el territorio pone lmites, pone fronteras, es un espacio de conflictualidades

    (2005:276, nuestra traduccin). En este sentido, aquellos movimientos que se plantean algn tipo de

    construccin poltica, social, econmica y/o cultural en el territorio en el que interactan,

    necesariamente entran en conflictualidad con un otro que tambin disputa el territorio, lo modela y

    lo controla; la construccin de un tipo de territorio significa, casi siempre, la destruccin de otro tipo

    de territorio, de modo que la mayor parte de los movimientos socio territoriales se forman a partir de

    procesos de territorializacin y desterritorializacin (Fernandes, 2005:279). Estos procesos

    comportan transformaciones en el territorio y en los actores en disputa, en este sentido es que puede

    pensarse a los movimientos sociales que luchan por los recursos naturales o por demandas

    arraigadas en una identidad territorial como socio territoriales que procuran demarcar y controlar

    sus territorios, generalmente en disputa con otros actores sociales como el Estado o empresas

  • 9

    multinacionales, as puede decirse que el territorio es un espacio de vida y de muerte, de libertad y

    de resistencia. Por esa razn carga en s su identidad, que expresa su territorialidad (Fernandes,

    2005:278)

    Otro de los puntos a analizar es cmo la organizacin es construida y recreada por la multiplicidad de

    actores sociales que la componen y se articulan en ella. As ser interesante abordar cmo conviven

    dentro de la organizacin heterogneos actores sociales, indagar cmo se articulan las distintas

    identidades y formas de accin colectiva entre los ex - ypefeanos con una larga trayectoria laboral,

    los indgenas y los jvenes desocupados y mujeres sin experiencia de trabajo previa. En este sentido

    Santos (2001), plantea la necesidad de construir una teora de la traduccin que permita hacer

    inteligibles las distintas luchas, necesidades e identidades entre diferentes actores sociales. Este

    espacio de encuentro puede ser pensado tambin desde la conformacin de una alianza de sectores

    o clases sociales o como una unidad coyuntural signada por la accin. De esta manera, indagaremos

    cmo se construye, en la UTD, este espacio donde mltiples y heterogneos actores construyen y

    conviven en una misma organizacin que contiene, a la vez que reconfigura, sus distintas demandas

    e identidades.

    [1] Haban existido cortes de ruta en el pas; por ejemplo durante el Grito de Alcorta (1912) los chacareros arrendatarios

    inmigrantes utilizaron esta forma de accin durante el levantamiento y Las Ligas Agrarias en la dcada del 70 y en la propia

    zona de Mosconi y Tartagal se cort la ruta en 1992 en una protesta contra la privatizacin de YPF (Lapegna, 2000:45). A

    partir de la experiencia neuquina y saltea se expande esta forma de protesta; as 1997 es un ao caracterizado por diversos

    cortes de ruta en todo el pas (Jujuy, Crdoba, Mar del Plata y algunas localidades del conurbano bonaerense), en su mayora

    protagonizados por trabajadores desocupados que iniciaban sus primeras experiencias organizativas y de lucha desde de esa

    identidad especfica.

    [2] Es importante remarcar que la UTD no considera a los planes sociales como una solucin al problema de la desocupacin

    y los acepta como un paliativo frente a la situacin de marginalidad, e incluso muchos de sus referentes no cobran el plan, ni

    ningn tipo de remuneracin, para dar el ejemplo y demostrar la honradez de una lucha en la que los referentes no buscan

    beneficios personales.

    [3] Se denomina ex - ypefeanos a los ex trabajadores de la YPF estatal. Esta denominacin es una fuerte marca social, que

    connota, con cierta aoranza, a un pasado de mayor esplendor, donde YPF garantizaba un trabajo genuino y comodidades

    para quienes integraban ese mundo laboral (salud, educacin, esparcimiento, seguridad social, vacaciones, etc.)

    [4] La ltima dictadura militar puso en marcha un modelo econmico que revierte la industrializacin y replantea el poder

    dominante dando lugar a una modificacin cualitativa en el grado de concentracin econmica preexistente (...) que se

    consolida con la centralizacin del capital a partir de la privatizacin de las empresas estatales ya en la dcada de los 90

    (Azpiazu, 2002: 30)

    [5] Desregulacin econmica, apertura comercial externa, paridad monetaria con el dlar, etc.

    [6] La unin Cvica Radical (UCR) las veces que se ha presentado sin aliarse al PRS desde el ao 1995 no ha alcanzado

    siquiera el 10% de los votos.

    [7] Impulsada por el PJ en 1991 que entenda que de esa manera encauzara la feroz interna que se haba desatado unos

    aos antes (Panozzo,2004:4).

    [8] Los repertorios pertenecen a un conjunto de actores confrontados, no a actores singulares (Tilly, 1995: 30).

    Extrado de

    Wahren Juan, Plan de Tesis de Maestra, mimeo.

  • 10

    TEXTO 2

    Ttulo:

    Reconfiguracin metropolitana y disputa por el espacio urbano. Las tomas de tierra en La

    Matanza durante los aos 80

    Resumen:

    Desde mediados de la dcada del 70 se asiste a un proceso de reconfiguracin de la trama urbana

    en el rea Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) caracterizado por la expulsin de vastos sectores

    de la poblacin desde el centro a los mrgenes de la metrpoli, que viene a consolidar el proyecto

    instaurado durante la ltima dictadura militar en la Argentina (1976-1983). En este contexto, se inicia

    un perodo de ocupaciones colectivas de tierras en la regin perifrica a la Ciudad de Buenos Aires,

    fundamentalmente en los partidos de la zona sur y oeste del conurbano bonaerense.

    Este trabajo busca analizar el surgimiento de estas ocupaciones las tomas de tierras indagando,

    por una parte, en la transformacin de la trama urbana del rea Metropolitana de Buenos Aires que

    comienza a prefigararse en la dcada anterior, como as tambin en los procesos de accin colectiva

    de los sectores populares y las formas organizativas que se desarrollan en los denominados

    asentamientos.

    La investigacin propone un recorrido por las ocupaciones de tierra que tienen lugar a lo largo de la

    dcada del 80 en el partido de La Matanza, en un intento por vincular esta experiencia con el

    renovado inters que cobraron los movimientos sociales en la actualidad.

    Palabras clave: tomas de tierra, reconfiguracin urbana, accin colectiva, movimientos sociales

    Introduccin

    El problema de la vivienda tiene una larga historia para los sectores populares que es posible

    rastrear en las condiciones impuestas por las sucesivas etapas de formacin del capital en la

    Argentina y donde pueden encontrarse diferentes momentos en que cobra visibilidad.

    El conventillo y los hoteles desde fines del siglo XIX; las villas miseria al calor del proceso de

    industrializacin sustitutivo; los planes de vivienda del Estado; las casas autoconstruidas en lotes

    comprados en cuetas; y ms tarde las "casas tomadas" o los asentamientos, son las distintas

    formas que va adquiriendo el problema del habitat popular pero, fundamentalmente, se trata en cada

    caso de la constitucin de distintos sujetos sociales (Merklen, 1997b).

    Las transformaciones del capitalismo que empiezan a imponerse hace ms de tres dcadas en

    nuestro continente de la mano del proyecto ideolgico-poltico neoliberal, y que tuvieron por eje la

    reorganizacin de las formas de dominacin del capital, han dado lugar a un tipo especfico de

    urbanizacin en las metrpolis latinoamericanas caracterizada, en rasgos generales, por la expulsin

    de poblacin hacia los mrgenes de las ciudades. Una de las primeras consecuencias de este

    proceso, como seala Antonio Azuela (1993) es la formacin de asentamientos populares en la

    periferia de las grandes ciudades.

    La expresin urbana de este proceso expropiatorio es una verdadera reconfiguracin en la lgica de

    acumulacin del espacio en la ciudad. La adopcin de estas polticas, puso crudamente de

    manifiesto la vigencia, a nivel de las distintas instancias de decisin del Estado, de una nueva

    concepcin sobre la jerarqua del espacio urbano, la funcin de la ciudad y el lugar que deban

    ocupar en ella los sectores populares (Ozslak, 1991: 29). En este contexto, se inicia un proceso de

    ocupaciones de inmuebles (casas tomadas) en la Ciudad de Buenos Aires y de tomas ilegales de

    tierras (asentamientos) en el conurbano bonaerense.

  • 11

    Estas tomas de tierras sobre la que nos interesa indagar, fueron llevadas a cabo a diferencia de

    anteriores experiencias de formacin de asentamientos urbanos con un importante nivel de

    planificacin y en donde participaron distintos actores sociales. Asimismo, uno de los rasgos que

    definen a estos asentamientos es la bsqueda por incorporarse a la trama urbana existente y no

    conformar una irregularidad en ese tejido. En tal sentido, la forma en que se llevan a cabo las tomas

    se convierte en un indicador del origen predominantemente urbano de la poblacin ocupante, que los

    diferencia de los migrantes de las dcadas anteriores.

    Con el objetivo de delimitar una definicin, podemos consignar algunos elementos que caracterizan a

    los asentamientos:

    - legalmente, la situacin de tenencia responde a una ocupacin de hecho, y no a una condicin de

    propiedad, alquiler u otra forma de convenio.

    - socialmente, se trata de acciones llevadas a cabo de manera colectiva y no de experiencias

    individuales de los ocupantes. Sin embargo, en cada caso se expresan diferentes niveles de

    organizacin previa.

    - un elemento organizativo, que se expresa en los diferentes niveles de planificacin previa y en la

    recuperacin de formas asociativas anteriores (delagados por manzana, comisiones internas, etc.).

    - y por ltimo un elemento fsico, referido a que los ocupantes efectan el trazado de calles segn el

    trazado preexistente en la trama urbana, delimitando generalmente parcelas de dimensiones

    destinadas a albergar slo una familia en cada una de ellas.

    El partido de La Matanza, por su parte, se convierte en uno de los epicentros de esta experiencia de

    ocupaciones de tierras. Para dar cuenta de las dimensiones que este proceso adquiri en nuestro

    caso de estudio, puede sealarse que los asentamientos en el partido de La Matanza constituyeron

    casi una tercera parte de la superficie total ocupada en el AMBA durante la dcada del 80, y all se

    encontraba ms del 26% del total de la poblacin asentada de esta regin (PROHA, 1990).

    Las tomas de tierras, en la bsqueda por solucionar el problema de la vivienda, en algunos casos

    dieron lugar a formas organizativas sobre las que es necesario reflexionar para pensar nuevas

    formas de intervencin de los sectores populares en el espacio pblico. Ante el renovado auge que

    ha mostrado el estudio de movimientos sociales en trabajos acadmicos, creemos relevante volver a

    indagar aquellas experiencias de organizacin para enriquecer la mirada sobre los actuales procesos

    de accin colectiva.

    Planteo del problema En esta investigacin nos proponemos indagar acerca del surgimiento de asentamientos populares

    en los mrgenes del rea Metropolitana de Buenos Aires. Por esto consideramos que el proyecto se

    inscribe en el rea de la sociologa urbana, especialmente dentro de aquellos trabajos dedicados al

    estudio del conflicto en la produccin de la ciudad. Nuestro problema de investigacin consiste en

    analizar en qu medida los asentamientos son una respuesta a este proceso de reconfiguracin

    urbana antes sealado.

    Para el recorte de nuestro campo de anlisis, nos centraremos en el caso del partido de La Matanza

    pues es donde se concentra la mayor parte de la poblacin del AMBA y constituye uno de los

    territorios en el que se produjeron buena parte de los asentamientos. Al mismo tiempo, ste partido

    fue parte del bastin productivo que comienza a desarticularse con las polticas de

    desindustrializacin selectiva llevadas adelante a partir del gobierno de la ltima dictadura militar.

    La acelerada pauperizacin de las condiciones de vida a la que fue sometida la poblacin constituye

    un campo de inters en esta investigacin. Finalmente, tomamos el perodo de la dcada del 80 por

    ser el de mayor densidad de casos segn los trabajos realizados sobre el tema.

  • 12

    Ser necesario sealar en esta parte algunos supuestos de los que partimos. En primer lugar,

    consideramos que las transformaciones en la trama urbana (observables a travs de las polticas

    pblicas, las inversiones, el mercado de la tierra, etc.) tienen consecuencias directas sobre las

    posibilidades de acceso al hbitat urbano de los distintos sectores sociales. Asimismo, las

    transformaciones de la estructura social iniciadas a mediados de los 70 en nuestro pas se

    expresaron en un proceso de reconfiguracin urbana, particularmente observable en el AMBA, que

    tuvo por patrn la expulsin de poblacin del centro hacia la periferia.

    De esta forma, presentamos algunos interrogantes que nos proponemos abordar: Por qu surgen

    las tomas de tierra en los 80? Pueden estas ser consideradas como un proceso de accin colectiva

    o en cambio deben ser analizadas como estrategias individuales para dar solucin al problema del

    habitat urbano? Existieron cambios en la trama urbana que condicionaron dicha experiencia? Qu

    actores sociales intervinieron? Qu formas organizativas prevalecen en la experiencia de las

    tomas? En qu medida las tomas buscan incorporarse o diferenciarse del proceso de

    reconfiguracin urbana antes sealado?

    A lo largo de la investigacin intentaremos responder en qu medida las tomas de tierras constituyen

    una respuesta puntual ante la pauperizacin de las condiciones de vida o bien marcan un cambio en

    la intervencin de los sectores populares en el espacio pblico.

    TEXTO 3

    Introduccin

    El trabajo presenta los resultados de la investigacin Polticas sociales y democratizacin de la

    educacin: sentidos sobre la inclusin escolar de la primera infancia a partir de la implementacin de

    la AUH en la provincia de Buenos Aires (2009-2013). El proyecto se inscribe en las preocupaciones

    por los alcances y lmites de las polticas pblicas para la inclusin social en la democratizacin de la

    educacin. Propuso analizar los sentidos sobre la inclusin escolar que se configuran a partir del

    diseo y apropiacin de la poltica Asignacin Universal por Hijo (AUH), centrndose en el nivel

    inicial.

    La ltima dcada marc el inicio de una serie de transformaciones en el campo de las polticas

    pblicas para la inclusin social que pretenden avanzar en la democratizacin del acceso al bienestar

    en general, y a la educacin, en particular. Durante los aos 90 las respuestas a la exclusin como

    nueva expresin de la cuestin social (Castel,1998) se basaron en la puesta en marcha de polticas

    focalizadas y compensatorias, cuyo impacto fue el desplazamiento de las prestaciones universales

    fundadas en la ciudadana, hacia intervenciones sobre grupos en condicin de pobreza basadas en

    la tutela estatal. Pero con la emergencia de gobiernos de nuevo signo, el nfasis se traslada hacia

    la recuperacin del ideario igualitario de polticas universales que promuevan la inclusin social en

    pases que, como Argentina, logran reducir la pobreza pero, en menor medida, las brechas de

    desigualdad (Gluz, 2012; Feldfeber y Gluz, 2011).

    La preocupacin por la relacin entre la AUH y la escolarizacin se fundamenta en que durante la

    ltima dcada, las polticas orientadas a la ampliacin del derecho a la educacin ms importantes

    en Amrica Latina se han centrado en programas de transferencia condicionada de ingresos. Pero el

    inters por esta poltica en particular se vincula adems en que expresa algunos cambios tanto

    respecto de las polticas de los 90 como de ciertos mecanismos histricos de proteccin social.

    Extrado de

    Stratta Fernando, Plan de Tesis de Maestra, mimeo.

  • 13

    El foco de la investigacin fue analizar cmo las polticas articulan el problema de la exclusin

    escolar de la primera infancia, qu estrategias se disean para intervenir sobre ella y cules son las

    consecuencias sociales de la AUH que surgen de la interseccin entre las regulaciones estatales y la

    cotidianeidad escolar. Se trataron de comprenderlos sentidos sobre la inclusin escolar que se

    configuran a partir de los modos de apropiacin de la poltica en territorios que se presentan con

    tramas dismiles de organizacin social. Aunque existen diversas concepciones sobre el perodo

    etario que abarca la primera infancia (que para los organismos internacionales alcanza hasta los 8

    aos), en este proyecto se tom el que corresponde al nivel inicial del sistema educativo argentino (0

    a 5 aos), tanto por cuestiones metodolgicas como por la relevancia que el nivel adquiere para el

    desarrollo infantil temprano, para la trayectoria escolar posterior (Diker, 2002; SITEAL, 2012) y para

    la consolidacin de experiencias de ciudadana plena desde el inicio de la vida (Redondo, 2012).

    En concordancia con los propsitos del estudio, el anlisis se llev a cabo en dos niveles. Por un

    lado, las conceptualizaciones sobre la exclusin que subyacen al diseo de las polticas pblicas

    para la inclusin, presentes tanto en el discurso de funcionarios como en los documentos oficiales y

    en las materializaciones institucionales, donde se definen las reglas de juego de la poltica. Por el

    otro, los procesos de apropiacin institucional en jardines comunitarios (JC) impulsados por

    organizaciones populares territoriales y en jardines estatales, para analizar el nivel micro de las

    instituciones educativas y de los actores que all participan (directivos, docentes, familias y referentes

    de organizaciones sociales). En el nivel del diseo de la poltica se relevaron fuentes secundarias,

    como la normativa relativa a la AUH, resoluciones de la Direccin Provincial de Educacin Inicial para

    intervenir sobre el ausentismo estudiantil, documentos de trabajo de la Direccin de Formacin

    Docente Continua y de la Direccin de Psicologa Comunitaria y Educacin Social. Asimismo, se

    entrevistaron 4 funcionarios de nivel central y 9 del nivel meso-analtico.

    Para el estudio de los modos de apropiacin de la poltica, se llev a cabo un trabajo de campo en

    seis instituciones pertenecientes a dos territorios diferentes: dos jardines de infantes en el distrito A y

    otros dos en el distrito B; en este ltimo distrito, adems, se tomaron dos jardines comunitarios (JC).

    En este nivel se realizaron 73 entrevistas entre directivos, docentes, familias y equipos de orientacin

    escolar (ver detalle en el anexo 1). Aunque se trata de dos distritos de elevada vulnerabilidad, se

    diferencian porque en el B existen numerosas organizaciones territoriales y movimientos sociales y

    una activa articulacin del trabajo a nivel de la supervisin. Coexisten adems las polticas

    nacionales y provinciales con numerosas iniciativas a nivel municipal.

    Primera parte

    El discurso oficial frente a la auh y la inclusin escolar polticas pblicas e inclusin social.

    Continuidades y rupturas en el escenario actual

    La Asignacin Universal por Hijo para la Proteccin Social (AUH) se inicia el 30 de octubre de 2009

    mediante el decreto del P.E.N. 1.602/09. Constituye una poltica que otorga una prestacin no

    contributiva similar a la que reciben los hijos de los trabajadores formales a aquellos nios, nias y

    adolescentes residentes en la Repblica Argentina, que no tengan otra asignacin familiar prevista

    por la presente ley y pertenezcan a grupos familiares que se encuentren desocupados o se

    desempeen en la economa informal, a financiarse con recursos del Fondo de Garanta de

    Sustentabilidad del ANSES. Es una prestacin social dirigida a la infancia que articula distintas

    instancias gubernamentales a travs de una Mesa Interministerial, conformada por los Ministerios de

    Salud, Desarrollo Social, Trabajo, Interior, Educacin y ANSES, como mbitos para coordinar

    procedimientos. Se suma a otras polticas de gobierno ligadas a la materializacin de derechos y la

    ampliacin de los mismos a sectores sociales excluidos de los mismos. En este sentido, se relaciona

    con iniciativas internacionales tendientes a garantizar un piso de proteccin social, a la vez que

    avanza sobre los debates que emergen ante la crisis del neoliberalismo, como los lmites planteados

    por las polticas focalizadas y compensatorias propias de la poltica social neoliberal.

  • 14

    La AUH se pone en marcha en un contexto de fuerte preocupacin por la inclusin social y por los

    mecanismos de intervencin pblica capaces de efectivizarla, en el marco de los llamados por

    algunos investigadores como gobiernos de nuevo signo en Amrica Latina (Moreira at al, 2008;

    Sader, 2008). Bajo esta categora se expresa el heterogneo giro ideolgico de los gobiernos

    actuales en gran parte de los pases de la regin, motorizados por la exclusin como cuestin social

    en contextos de crisis de representacin poltica -debido tanto a las debilidades del sistema de

    partidos como a nuevos modos de construccin de identidades que rebasan las tradicionales formas

    de agregacin de intereses- que tiene como comn denominador la crtica a los elementos

    programticos del Consenso de Washington. Frente a ello, se recupera la centralidad de la poltica y

    el rol protagnico del Estado para la regulacin de los mercados, y la planificacin estatal como

    herramienta de intervencin social y recuperacin de soberana frente a los imperativos de los

    organismos financieros internacionales (Moreira et al, 2008).Esta revalorizacin de la poltica frente a

    la mano invisible del mercado se acompa de una promesa electoral comn respecto de

    la ampliacin de programas y planes de renta mnima como paso necesario aunque no suficiente

    para la superacin de la pobreza. Estos elementos habilitaron un debate acerca de los mecanismos

    necesarios para la inclusin social y para la articulacin de polticas bajo la ptica del derecho social,

    pero en fuerte tensin con la continuidad de modos de intervencin estatal de corte focalizado y

    compensatorio propio de los 90 (Moreira et al, 2008). Indudablemente, lo que est en juego es el

    marco desde el cual se definen los bienes mnimos que delimitan la pobreza; los que varan en el

    tiempo y tambin culturalmente. Pero siempre, al constituirse como objeto de intervencin estatal,

    esos bienes se reinscriben como un derecho y su satisfaccin como un deber del Estado (Minujim y

    Grondona, 2013). De all la relevancia de comprender simultneamente las estrategias polticas

    diseadas frente a la pobreza, considerando tanto su expresin normativa y de constitucionalizacin

    de derechos, como la presencia de espacios de participacin de los sectores ms marginados y su

    insercin en el juego poltico (Fleury, 2006), para dar cuenta de en qu medida se redefinen las

    dinmicas asistenciales en las que la lgica filantrpica sustituye el derecho.

    El estudio sobre los sentidos que se configuran respecto de la inclusin escolar a partir de la AUH

    asume una lgica relacional que implica pensar las polticas pblicas desde una multiplicidad de

    actores y factores sociales como la sedimentacin de polticas previas, la interseccin con otras

    vigentes, historias particulares e institucionales, la organizacin del trabajo pedaggico y las culturas

    escolares (Ezpeleta y Rockwell, 1983). El Estado no es el nico actor ni interviene de modo

    homogneo, aunque acta sesgadamente en tanto es garante de las relaciones capitalistas de

    dominacin, ms all de sus variaciones en funcin de los modelos hegemnicos de acumulacin

    (Thwaites Rey, 2005). En el marco de estas relaciones de fuerza se configura la esfera pblica,

    cuyas dinmicas e instituciones expresan los alcances y lmites de las prcticas democrticas en las

    sociedades burguesas (Fraser, 1999) as como las complejas relaciones que mantiene el Estado con

    las organizaciones sociales que surgen desde los mrgenes demandando por derechos ciudadanos

    (Thwaites Rey, 2004). De all la importancia de establecer una distancia analtica entre el estudio de

    las reglas y sentidos de la poltica pblica y las resignificaciones que hacen de ella los actores en

    funcin del contexto y su posicin social. Es precisamente en el interjuego entre el control del Estado

    y la apropiacin por parte de los sujetos, que stos aceptan, rechazan o redefinen las prescripciones

    de las polticas (Montesinos y Sinisi, 2009). Siguiendo a Bourdieu (1987), la mayor condensacin de

    la cultura poltica se ubicara precisamente en esta dimensin de anlisis, ya que es en el nivel de los

    sentidos construidos en torno a la inclusin escolar donde se reproducen o transforman las

    categoras de percepcin y los principios de actuacin que contribuyen a perpetuar o subvertir el

    orden estatuido. Estas representaciones de los agentes asumen un carcter prctico en tanto

    orientan la accin social y a su vez, son el producto de un conjunto de estructuras sociales objetivas

    de carcter histrico que el sujeto incorpora de acuerdo a la posicin que ocupa en dicha estructura

    (Bourdieu, 2002). A partir de estas preocupaciones, se articularon cuatro lneas de anlisis. Primero,

    los debates internacionales sobre los procesos de exclusin en el nuevo capitalismo (Boltanski y

    Chiapello, 2002; Castel, 1998). Luego, las continuidades y rupturas entre la poltica social neoliberal

  • 15

    (Tenti, 1991; Grassi, 2002) y la de los gobiernos de nuevo signo en la regin (Moreira et al, 2008;

    Sader, 2008; Hintze y Costa, 2010; Danani, 2012; Feldfeber y Gluz, 2011). Tercero, el impacto en la

    ampliacin de derechos ciudadanos de las nuevas formas de accin colectiva (Schuster, 2005;

    Svampa, 2008). Finalmente, las actuales dinmicas de desigualdad educativa vinculadas a la

    fragmentacin del sistema escolar en contextos de masificacin (Kessler, 2002; Tiramonti, 2004), y a

    los modos de apropiacin de las polticas (Gluz y Moyano, 2013) que condicionan las estrategias y

    sentidos sobre la inclusin.

    OBSERVACIN

    Observacin clase de matemticas, segundo ao del Bachillerato Popular Alberto Chejoln.

    Villa 31. CABA, 2014.

    La clase comenz 40 minutos tarde, al llegar, el profesor Juan fue recibido con un saludo burln:

    Hola! Cremos que ya no venas!. Los alumnos ya estaban acomodados, distribuidos en dos

    mesas de aproximadamente ocho sillas cada una, todas ocupadas. En ambas mesas cebaban mate.

    En la mesa ms alejada del pizarrn, hacan chistes, se rean y una de las estudiantes le daba la

    mamadera a su beba. En la otra, circulaba el mate y haba una nena pequea jugando alrededor,

    pero sin embargo estaban todos ms callados.

    Preparados con sus cuadernos abiertos, y el mate listo, dieron comienzo a la clase. El profesor, Juan,

    hizo un comentario sorprendido por la asistencia, haban asistido muchos ms alumnos que lo

    normal: estaban casi todos. Comenz preguntando por la tarea que tenan para la casa, eran dos

    ejercicios. Pregunt a los alumnos si preferan corregirlos, y despus arrancar con la clase, o al

    revs. Todos acordaron en comenzar por la correccin.

    Previamente a la correccin, Juan plantea un ejercicio sencillo para retomar el tema que vienen

    trabajando: fracciones. Realiza una suma sencilla ejemplificando con una hipottica visita a la

    carnicera. Ya para corregir la tarea de la semana pasada, Juan propone que pase adelante algn

    alumno para mostrar como resolvi el primer ejercicio para verlo todos juntos. Permanentemente

    promueve la participacin; ante preguntas precisas le pide a quien la hace que pregunte para todos.

    Primero todos se seala entre s, pero finalmente convencen a uno y ste va hacia el pizarrn. La

    correccin se hace lenta, surgen varias interrupciones, una alumna de primero que busca una pava,

    alguien que pone a cargar el celular, etc. Sin embargo prestan mucha atencin y se da un

    intercambio fluido entre todos, momento que Juan aprovecha para explicar detenidamente el mtodo

    Extrado de

    Nora Gluz, Mariel Karolinski e Ins Rodriguez Moyano (2014): Polticas sociales y

    democratizacin de la educacin: sentidos sobre la inclusin escolar de la primera infancia a partir

    de la implementacin de la AUH (Asignacin universal por Hijo) en la provincia de Buenos Aires

    (2009-2013), VVAA en Avances y desafos en polticas pblicas educativas : anlisis de casos en

    Argentina, Brasil, Colombia y Paraguay, Ciudad Autnoma de Buenos Aires, CLACSO (pp 15-18).

  • 16

    de resolucin para los diferentes ejercicios. Avanzan y pasan al siguiente ejercicio, para el cual pasa

    adelante una nueva alumna. En este segundo momento de correccin la atencin es menor. Una

    vez corregidos entre todos los ejercicios de tarea, Juan consulta por dudas, las ayuda a resolverlas y

    les da nuevos ejercicios para la casa, finalizando as la clase.

    Relatado el curso de la clase podemos comentar algunas observaciones ms especficas. Por un

    lado, reconocemos que el profesor posee una autoridad relativa, por momentos no le prestan mucha

    atencin pero no se llega a fracturar la clase ni a perder el hilo. En esta dinmica no del todo fluida,

    Juan aprovecha cada oportunidad para demandar responsabilidad por parte de los estudiantes,

    dejando en claro que el espacio es para todos pero sobre todo para ellos. Por ejemplo en un

    momento una alumna le pregunta si puede dormir un rato, a lo que Juan responde: a m no me

    cambia, dando a entender que en caso de que la alumna duerma o no, es a ella a quien afectar.

    Por otro lado, por parte de los estudiantes vemos que a lo largo de la clase se mantienen atentos e

    interesados, pero al mismo tiempo por momentos se muestran dispersos y distrados ms por una

    irreverencia que por falta de inters, como no queriendo ceder del todo ante la situacin de

    encontrarse como actores pasivos. En este mismo sentido es que por momentos simulan no saber

    bien como se resuelven los ejercicios pero en realidad lo tienen bastante claro. Es muy interesante

    como Juan daba lugar a ciertas dispersiones, lo cual reconoca que los estudiantes deben

    mantenerse activos y dueos de su propia voluntad, ms all de compartir o no sta con el profesor.

    Observacin de la asamblea del Bachillerato Popular Alberto Chejoln. Villa 31. CABA, 2013.

    Es un viernes a la noche, y al llegar al puente nmero cinco de la estacin de mnibus de Retiro nos

    encontramos con una de las educadoras que nos conducira al bachillerato popular Alberto Chejoln

    ubicado en el barrio Gemes de la villa 31 de Retiro. Al llegar, nos espera un clido recibimiento de

    los estudiantes y profesores del bachillerato, que luego de las clases se esmeran, especialmente los

    profesores, en llenar las mesas de comida, sustituyendo los libros y cuadernos de estudio, para crear

    un ambiente de compaerismo que propicie el debate asambleario. En la sala de primer ao, donde

    estn todos reunidos hay 14 personas, un nmero bastante alto por lo que dicen.

    En sta, se empieza con un temario, que va a cumplir el rol de herramienta central de la asamblea.

    La Asamblea no es de carcter crtico, en su acepcin negativa. Es una reunin para tratar o informar

    los prximos eventos relacionados al barrio y relacionados a otros bachilleratos de la ciudad. Por lo

    tanto, el ambiente es de distensin, no se eleva el tono de voz de los integrantes de la asamblea.

    Se empieza a diagramar el temario, teniendo en cuenta de manera subyacente las visitas a otros

    bachilleratos y qu es y cmo funcionan los bachilleratos en general. Por ejemplo, como primera

    consigna del temario se encuentra la Radio, que se busca hacer para relacionarse con otros

    bachilleratos. Queda de manifiesto que el bachillerato no es simplemente un lugar de aprendizaje y

    que hay una relacin y articulacin con el barrio y con las actividades y temticas que a ste le

    conciernen. Entre los otros temas que se manejan, se presenta la cuestin de los nios, qu hacer

  • 17

    con ellos cuando vienen los paps a cursar, cmo cuidarlos; entonces, se propone poner pelculas

    para ellos. Este asunto ya es ms discutido, ya se plantean necesidades especficas para el cuidado

    de los chicos, quizs sea el problema ms cotidiano y operativo.

    Se presenta tambin el tema de la ley de la baja de imputabilidad, se propone un taller-charla, acerca

    de la complejidad del tema, de la cuestin de la violencia en los jvenes. Todo esto se presenta con

    lenguaje ms que nada informal, para permitir el entendimiento de los participantes de la Asamblea.

    A todo esto, como observadores, no nos metemos en ningn tema en cuestin de la charla. Ms all

    de la presencia de los alumnos, estos son ms que nada oyentes, escuchan ms que nada las

    propuestas y las crticas de los educadores que son los que presentan los turnos y actividades, y

    presentan tambin la necesidad de colaboracin por parte de los integrantes del bachillerato. No

    obstante, si bien quienes llevan adelante la asamblea son los profesores, muchos de los puntos del

    temario estn sujetos a demandas o problemas de los estudiantes adems del bachillerato en

    general, esto parece deberse a que stos ltimos no se animan a participar con tanta vehemencia (o

    con timidez) por lo reciente que es la creacin del bachillerato y su incursin por parte de stos en l.

    Una vez terminada la Asamblea los alumnos se retiran a sus casas para llegar con sus familias,

    mientras los profesores ntimamente comenzaron a hablar acerca de las tensiones y dificultades

    entre los alumnos. El problema es que hay alumnos que no son puntuales, otros llegan temprano y

    se enojan porque las clases no empiezan. Esto en parte es porque no hay registro de los trabajos y

    actividades que hacen por fuera del bachillerato. Adems del dictado de clases y la presentacin de

    temas, los profes invierten tiempo y dinero en favor del bachillerato, no se limitan solamente al

    dictado de clases, bsicamente la asamblea pone nfasis en la organizacin de las actividades, que

    necesitan la reciprocidad profes alumnos.

    Elaborado por estudiantes del Seminario