6

2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: 2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,
Page 2: 2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,

Día19

Misadelmartesdela6ªsemanadePascua

Homilía SACERDOCIO BAUTISMAL

Queridos hermanos:

Hoy día abundan mucho los voluntarios. Son personas que generosamente se ofrecen para ayudar a los demás.

Pensemos en una asociación que quiera atender a los leprosos. Hay unos voluntarios que entregan su dinero para apoyar ese trabajo; y hay otros voluntarios que van a trabajar personalmente con los leprosos. Es importante dar dinero o cosas materiales para ayudar a los leprosos, pero es más importante darse a sí mismo como voluntario para atender personalmente a esos enfermos.

Algo de eso sucede con los sacrificios de las diversas religiones. Casi todas las religiones piden a sus fieles que ofrezcan sacrificios materiales. Basta recordar al pueblo judío, que ofrecía continuamente sacrificios de animales y de frutos del campo en el templo de Jerusalén.

Pero Jesús cambió radicalmente ese tipo de religión. Él anuló por completo los sacrificios de animales y de frutos del campo. Los sustituyó por algo mucho mejor y más valioso: el sacrificio de la propia persona. Una sola persona humana vale más que todas las cosas materiales del mundo.

Jesús no ofreció cosas materiales, sino que se ofreció a Sí mismo en la Cruz. Ese sacrificio lo renovamos, lo actualizamos cada día en la Eucaristía: "Mientras cenaban, Jesús tomó pan, lo partió, lo dio a sus discípulos y les dijo: «Tomad, comed: esto es mi Cuerpo». Después tomó el Cáliz y les dijo: «Bebed todos: porque esta es mi Sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados»" (cfr. Mateo 26,26-28). Y añadió: "Haced esto en memoria mía" (Lucas 22,19).

La Virgen, al pie de la Cruz, acompañó a Jesús. Ante todo, lo ofreció al Padre como víctima de salvación para todo el mundo. Y, después, se ofreció Ella misma juntamente con Jesús.

El papa San Pablo VI llamó a María Virgen oferente, Virgen que ofreció a Jesús y que se ofreció a sí misma unida a su Hijo (cfr. San Pablo VI, Marialis cultus, n. 20).

Muchos años antes, cuando Jesús era un bebé de cuarenta días, María lo presentó en el templo de Jerusalén para ofrecerlo a Dios. Entonces el anciano Simeón le profetizó: “Una espada de dolor te traspasará el alma por ser la Madre de este Niño” (cfr. Lc 2,35).

Desde ese momento, la Virgen se ofreció a Dios, pero unida siempre a su Hijo. Los dos tenían que sufrir para salvarnos a todos. Ese ofrecimiento de la Virgen culminó a los pies de la Cruz de Jesús, cuando Ella acompañó a su Hijo que moría en la Cruz.

Hoy, Dios no espera de nosotros que le ofrezcamos el sacrificio de cosas materiales, sino que ofrezcamos en la Eucaristía el sacrificio de Jesús, el de María, el de toda la Iglesia y también nuestro sacrificio personal.

Page 3: 2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,

Un pobre, que no tiene dinero, se puede ofrecer a sí mismo. Un enfermo, que no consigue ni salir de su casa o de su cama, puede ofrecerse a sí mismo. Más aún, una persona, que está a punto de morir, puede ofrecerse a sí misma. Todos podemos ofrecernos a Dios en todos los momentos y circunstancias de nuestra vida.

En definitiva, no es cuestión de cosas materiales, sino de personas. Hemos de ofrecer a Dios el sacrificio de Jesús, eso es lo fundamental. Y junto a Jesús ofrezcamos el sacrificio de María, el de los Santos, el de toda la Iglesia, y también nuestro sacrificio personal.

Todo lo que vivimos y realizamos lo podemos ofrecer para la gloria de Dios: la comida, la bebida, el descanso, el trabajo, la diversión, la salud, la enfermedad y hasta la misma muerte (cfr. 1ª Corintios 10,31).

En el momento de nuestro Bautismo, Cristo nos ungió como reyes, sacerdotes y profetas. Todos los bautizados hemos recibido el sacerdocio bautismal, que nos hace sacerdotes para ofrecer a Dios sacrificios espirituales, que Dios acepta, si los unimos al sacrificio de Jesús (cfr. 1ª Pedro, 2,5).

En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales, sino a nosotros mismos, como hizo la Virgen oferente. Para Dios, nosotros somos lo más importante.

----------------------------------------------

En la primera lectura de hoy, hemos escuchado una preciosa narración. El carcelero que

custodiaba a Pablo y Bernabé se convirtió y recibió el Bautismo, él y toda su familia. Y la fe cristiana les llenó a todos de tal alegría, que celebraron una fiesta. El Bautismo es la puerta de entrada de todos los demás Sacramentos. Nos hace plenamente hijos de Dios y miembros de la Iglesia, y eso nos llena de alegría. El Bautismo nos hace reyes, sacerdotes y profetas unidos a Cristo Rey, Sacerdote y Profeta. Al ser sacerdotes, podemos participar en la Eucaristía y ofrecer el sacrificio de Jesús y ofrecernos nosotros juntamente con Él. En el Evangelio de hoy, Jesús nos ha hecho una gran revelación: "Os conviene que Yo me vaya; porque, si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito, el Espíritu Santo. En cambio, si me voy, os lo enviaré". (Juan 16,7) Y Jesús fue al Padre después de morir y resucitar gloriosamente. Y juntamente con el Padre nos envió el mejor regalo: el Espíritu Santo. En el Bautismo, somos bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En la Comunión, recibimos a Jesús y, juntamente con Él, a Dios Padre y Dios Espíritu Santo, porque los tres son un solo Dios en Tres Personas inseparables. Así de sublime es la Comunión. Es el Cielo en la tierra. La Comunión es lo más grande que podemos hacer en este mundo.

Page 4: 2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,

Moniciones para la celebración SALUDO. Cristo resucitado, el Salvador del mundo, esté con vosotros. AMBIENTACIÓN. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes judíos ofrecían a Dios

sacrificios de animales y también frutos del campo. Pero Jesús cambió todo eso, porque no ofreció cosas, sino que se ofreció a Sí mismo en la Cruz para salvarnos a todos. A su lado, estaba su Madre, la Virgen María. Ella ofreció a su Hijo y se ofreció también a sí misma junto con Él. Nosotros en la Eucaristía hemos de hacer lo mismo: ofrecer a Jesús y ofrecernos juntamente con Él por la salvación de todos.

ACTO PENITENCIAL. Ese ofrecimiento nos exige una generosidad continua, que no

siempre hemos manifestado. Pidamos perdón.

– Jesús, Tú has ofrecido tu vida por la salvación del mundo. Señor, ten piedad. – Jesús, Tú has querido que tu Madre se uniera a tu ofrecimiento. Cristo, ten piedad.

– Jesús, Tú esperas que también nosotros nos unamos a tu ofrecimiento. Señor, ten piedad.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

1ª LECTURA. Escucharemos ahora una narración sorprendente: la conversión del carcelero

que custodiaba a Pablo y a Silas. Se bautizó el carcelero con toda su familia y, llenos de alegría, celebraron una fiesta.

ORAD, HERMANOS. En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a

Dios, Padre todopoderoso. PREFACIO PASCUAL, V. PLEGARIA EUCARÍSTICA, D 3. PADRENUESTRO. Todos tenemos nuestra pequeña familia humana. Pero Dios Padre nos

hace formar parte de una Familia inmensa, la Iglesia de Dios, extendida por todo el mundo. Oremos a nuestro Padre común: "Padre nuestro".

COMUNIÓN. En la Comunión, recibimos a Jesús y, juntamente con Él a Dios Padre y Dios

Espíritu Santo, porque los tres son un solo Dios en Tres Personas inseparables. Así de sublime es la Comunión.

”Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los llamados a esta mesa”.

Page 5: 2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,

Oración de los fieles En este tiempo de Pascua, damos gracias a Jesús, porque con su Muerte y Resurrección nos ha abierto las puertas del Cielo: – Para que sepamos ofrecer nuestros propios dolores, unidos a los de Jesús y a los de su Madre, para la salvación del mundo. Roguemos al Señor: – Para que el Espíritu Santo suscite en la Iglesia vocaciones de sacerdotes, de religiosos y religiosas, y de laicos comprometidos. Roguemos al Señor: – Para que el Espíritu Santo infunda en las naciones sentimientos de cooperación y fraternidad universal. Roguemos al Señor. – Para que Jesús, resucitado y glorioso, nos anime a hacer el bien y a ser sembradores de esperanza. Roguemos al Señor: Dios y Padre nuestro, te damos gracias porque escuchas nuestras súplicas por medio de Jesús, tu Hijo y Hermano nuestro. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Page 6: 2020 novena LA EUCARISTÍA Y LA VIRGEN (1) · En la Eucaristía, al ofrecer el sacrificio de Jesús, ofrezcámonos a nosotros mismos. Dios no quiere que le presentemos cosas materiales,