La experiencia propia y ajena de ladramtica y abrumadora
presencia del malcon sus dolorosas consecuencias, muchasveces
extremas, nos impiden olvidar o de-jar de lado esta enconada
cuestin. Ms to-dava si somos cristianos, que sabemos queDios es
Amor y Padre de todos los hom-bres, lo cual hace ms incomprensible
laconducta divina de permisin o quiz deausencia en los
padecimientos humanos,hasta darnos la impresin de que Dios de-ja a
sus criaturas que sufren abandonadas asu suerte (p. 5). Galindo,
agustino recole-to, doctor en teologa y licenciado en filo-sofa,
inicia su breve ensayo con estas pala-bras, en las que quiere
destacar tanto larelevancia del tema del mal como la nece-sidad de
afrontarlo, como se ver en ade-lante, de un modo positivo.
Para hacerlo no recurre a una lista deteoras o soluciones
aportadas por otrosautores, ni elabora un ensayo erudito pla-gado
de digresiones, sino que se centra enla columna vertebral del tema,
intentadoarrojar luz sobre las motivaciones o ac-titud de Dios con
respecto a la presenciadel mal en el mundo y en el hombre mis-mo.
Aunque sea un libro de pensamien-to del autor, como l mimo seala,
se ba-sa en gran medida en la doctrina de SanAgustn y de Santo Toms
de Aquino, almismo tiempo que se apoya tanto en la Pa-labra de Dios
como en la Tradicin y en elMagisterio. A partir de ese material,
lplantea preguntas y aporta soluciones, evi-tando en todo caso
explicaciones inconve-nientes o superficiales. Como idea general,el
autor defiende que el tema del mal ha deafrontarse no tanto desde
un optimismometafsico como desde un optimismo sote-riolgico, basado
en el amor de Dios en
Cristo. Por tanto, las explicaciones quehan de darse al tema del
mal no puedenhacerse simplemente desde la razn, sinoque se hace
imprescindible un plantea-miento tambin desde la fe. Desde
estepunto de vista, el libro de Galindo es un li-bro para
creyentes.
El ensayo consta de dos grandes partes:I. Dios y los males
fsicos; II. Dios y la mal-dad humana. Este ltimo se subdivide, a
suvez, en dos captulos. La forma de proce-der tiene un cierto
parecido con la meto-dologa de la Suma Teolgica. Cada parte
ocaptulo, despus de un pequeo plantea-miento, se desarrolla en
epgrafes, que soncuestiones a las que se les plantean proble-mas y
de las que se ofrecen respuestas, ytodo esto de una forma numerada.
Porejemplo, el primer epgrafe, Dios nos hacreado para l, comienza
as: Iniciandoya una respuesta, hemos de tener muy cla-ro que Dios
no castiga con esos males (lascatstrofes naturales y las
enfermedades)los pecados de la humanidad, sino que sonfenmenos,
procesos y evoluciones natura-les que se derivan de la constitucin
y mo-do de ser propios del mundo y de la natu-raleza del ser humano
(p. 12).
Por lo que respecta a la primera parte,al autor ofrece en las
pp. 34-45 un resumenesquemtico de lo que ha expuesto: 12 pun-tos
sobre lo que no se debe decir ante la ex-periencia de los males
fsicos, y 16 sobre loque s se puede decir. No se puede decir,por
ejemplo, que una catstrofe con susconsecuencias o una enfermedad,
seguida ono de la muerte, tenga a Dios por autor; nique Dios
permite o causa las catstrofes olas enfermedades, que son males,
aunquesea para obtener bienes. S se puede decirque Dios ha creado
nuestro planeta para
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Jos Antonio GALINDO RODRIGO, Dios y el sufrimiento humano.
Preguntas yrespuestas sobre el problema del mal, Madrid: Encuentro,
2008, 115 pp., 11 x 18, ISBN 978-84-7490-906-7.
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que sea habitado, pero que no lo ha hechopara ser morada
definitiva de la humanidad;y que Dios ha creado al ser humano
paral, de tal manera que l sea el fin ltimo desu existencia en el
que encuentre la pleni-tud de su ser, que es en lo que consiste
sutotal y eterna felicidad (p. 41). De esto l-timo se deriva, entre
otras cosas, que loms importante para Dios no es cuidar porencima
de todo nuestra vida corporal-tem-poral, que tarde o temprano es
totalmenteseguro que vamos a perder, sino la de cui-dar nuestra
vida espiritual-eterna, suscepti-ble de no perderse nunca, y que es
nuestromximo bien (p. 43).
La segunda parte aborda el tambincomplejo problema de los males
prove-nientes del mal uso de la libertad, el maldenominado moral,
esto es, la maldad hu-mana o pecado. El autor no aborda el
temadesde la maldad del pecado como ofensa aDios, sino desde el mal
que los hombres seocasionan unos a otros lo que no quieredecir que
no haya relacin entre ambos.El autor parte de que Dios no puede
evitarlas maldades humanas una vez que cre li-
bre al hombre esta afirmacin, por suparte, va unida a una
explicacin acerca dela omnipotencia y la impotencia divi-nas. Pero,
al mismo tiempo, se acerca altema desde el optimismo
soteriolgico:Supuesto que la voluntad de Dios es lasalvacin de
todas sus criaturas, l har quesuceda lo ms conveniente bajo la
perspec-tiva de esa salvacin respecto de aquellaspersonas que son
vctimas de la maldadhumana; no se impondrn las consecuen-cias de
esa maldad, sino que Dios sabr sa-car un bien de sus malas
acciones, de talmodo que se impongan las derivacionespositivas
queridas por su poder y su bon-dad (p. 67).
Las reflexiones de Galindo van muchoms all de lo poco que aqu
hemos sinte-tizado. La lectura atenta de este libro, diri-gido a un
pblico amplio pero con unacierta formacin filosfico-religiosa,
apor-tar nuevas perspectivas y luces sobre untema tan difcil y, al
mismo tiempo, tanpresente en la vida cotidiana de todos
loshombres.
Juan Luis CABALLERO
Giovanni RUSSO (ed.), Bioetica Medica. Per medici e
professionisti dellasanit, Cascine Vica: Editrici Elledici, 2009,
430 pp., 17 x 24, ISBN 978-88-0104-2436.
El editor es Ordinario de Biotica en elIstituto Teologico S.
Tommaso, y directorde la Escuela Superior de Especializacinen
Bioetica y Sessuologia, de Mesina (Ita-lia). Adems, es miembro de
la PontificiaAcademia para la Vida y Presidente de laSociedad
Italiana de Bioetica e Sessuolo-gia.
Entre sus escritos ms recientes secuentan la Enciclopedia di
Bioetica e Sessuolo-gia (Torino 2004) y Dignitas personae.
Com-menti allIstruzione sulla bioetica (Messina
2009). El primero ya fue reseado en estarevista (Scripta
Theologica 37 [2005] 990).
Giovanni Russo es el autor de la granmayora de los captulos del
presente volu-men. Junto a su firma se encuentran traba-jos de
otros autores como A. Serra, E. A.Jannini, S. Benvenga, S. Cannav,
F. Tri-marchi, R. Bucci, A. Isidori, D. Tamasello,F. Caretta, M. P,
Faggioni, I. Barberi, M.Lo Giudice y G. R. Burgio, etc. Estos
co-laboradores italianos, y la gran mayora
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