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PLESIOSAURIOPrimera revista de ficción breve peruana

EL BOLO ALIMENTICIO

PLESIOSAURIOP r im e r a r e v i s t a d e f i c c i ón b r e ve p e r u a na

EL BOLO ALIMENTICIO

Lima, Perú

PLESIOSAURIOPrimera revista de ficción breve peruana

Año III, Nº 3, Vol. 2. Lima, octubre de 2010.

Dirección: Rony Vásquez Guevara, Dany Doria Rodas Comité editor: Rubén Roque Aroni, Carolina Rodríguez Alzza,

Diana Cribilleros Ramos, Jimena Talavera PrialéDiseño de carátula: Carlos Lavida

Ilustraciones: Diana Cribilleros RamoSDiseño y diagramación de interiores: abism ditores

Corrección de textos: Dany Doria RodasCuidado de la edición: Zoilo Rodríguez Ventura

œ

© PlesiosaurioWeb: http://revistaplesiosaurio.blogspot.com

E-mail: [email protected]

© abismœditores, 2010Jr. Pablo Risso 351, Lima 30

Web: http://abismoeditores.blogspot.comE-mail: [email protected]

ISSN 2071-4114 (impresa)ISSN 2218-4112 (en línea)

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del PerúNº 2008-13407Incluye Vol. 1.

Impreso en Perú - Piru llaqtapi qillqasqa - Printed in Perú

El contenido de cada texto es de responsabilidad exclusiva de cada autor o autores y no compromete a la revista.

En este número...

Nota editorial

Plesiosaurio, compromiso con la minificción 9

Los nutrientes líquidos

Manuel González Prada 11

Abraham Valdelomar 15

Adriana Alarco de Zadra (Perú) 19

Ana María Shua (Argentina) 23

Antonio Cruz (Argentina) 27

Esteban Dublín (Colombia) 31

Guillermo Bustamante Zamudio (Colombia) 35

Sandra Bianchi (Arbentina) 39

Mario Guevara (Perú) 43

Carlos Saldívar 47

Laura Vizcaíno Mosqueda (México) 51

César Valdiviezo (Perú) 55

José Luis Castellanos Segura (España) 59

María Elena Lorenzín (Argentina) 63

Sara Bravo Montenegro (Perú) 67

Martín Gardella (Argentina) 71

Leonardo Cárdenas (Perú) 75

Alejandro Bentivoglio (Argentina) 79

Román de la Cruz (Perú) 83

Saturnino Rodríguez (Cuba) 87

Rubén Roque Aroni (Perú) 91

Dany Doria Rodas (Perú) 95

8 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Plesiosaurio, compromiso con la minificción

La tercera entrega de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana ya no es solamente una «apuesta por la brevedad», un proyecto emergente en el cual nos embarcamos para suplir una carencia en el panorama literario peruano, sino un compromiso firme y sincero, consolidado, que demuestra nuestra íntima filiación con la ficción breve. La falta de atención a la minificción que se refleja como un virus hepático en la literatura peruana, más que un síntoma de malestar, se constituye en nosotros como un aliciente que impulsa a servirnos de cada texto brevísimo como una diminuta píldora que purifica todo nuestro organismo literario.

En el Perú, somos la semilla de la producción y difusión de minificciones en un soporte material y virtual dedicado con exclusividad a dicho género. En la presente entrega extendemos las diminutas aletas del plesiosaurio para acoger a investigadores y miniaturistas —como diría Edmundo Valadés— de diversos países. La minificción se constituye como el género en el cual se produce la mayor complicidad

entre el texto y su lector; en consecuencia, Plesiosaurio debería mostrar esta relación de complicidad a lo largo de sus páginas. Por esta razón, y porque creemos que un formato contribuye al establecimiento de esta relación, en esta entrega, Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana facilita el contacto de la revista con sus lectores, pues ha sido dividida en dos volúmenes que se ofrecerán de manera conjunta, división material, pero unidad de contenido: el primero, dedicado a los artículos o ensayos sobre la minificción, así como entrevistas y reseñas, las secciones «La muela del plesiosaurio» y «La garra del plesiosaurio»; y el segundo, «El bolo alimenticio», dedicado en exclusiva a la creación miniaturista, de manera independiente, para deleite y goce de todos ustedes. En esta oportunidad hemos recuperado dos autores de nuestra tradición y difundimos algunos de sus microrrelatos: Abraham Valdelomar y Manuel González Prada.

No podemos terminar estas breves palabras sin agradecer las colaboraciones de todos nuestros autores, los nutrientes de la revista, y a nuestro público lector.

Rony Vásquez GuevaraDany Doria Rodas

10 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

MANUEL GONZÁLEZ PRADA

Manuel González Prada (Lima, 1848 - id. 1918). Escritor y político peruano. De origen aristocrático, se definió con una ideología cercana al anarquismo. Fue autodidacto. Conocedor de la lírica moderna francesa, fue precursor del Modernismo, director de la Biblioteca Nacional de Lima, fundó el Círculo Literario y se constituyó en guía político y literario de una juventud que renovó las letras peruanas.

12 PLESIOSAURIO

41

No somos criminales sino víctimas de la Naturaleza, y la muerte no se presenta como un castigo, sino como la retirada gloriosa en el combate de la vida. No tenemos por qué humillar la frente en nuestro viaje por la Tierra ni por qué temblar al hundirnos en el desconocido abismo de la muerte.

80

El Catolicismo: carne fungosa involucrada en el organismo social, hongo negro nacido en el estercolero del Imperio Romano.

13PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

81

Mientras los hombres no salimos de la croniquilla novelada o del cuentecillo historiado, los mujeres se lanzan a escribir novelas o disertaciones sobre Tolstoi o Augusto Comte. Si los hombres continuamos llevándonos la gloria en tanto que las mujeres se dan el trabajo, concluiremos por confundirnos con esos maridos que, al venir el alumbramiento de sus mujeres, se meten en cama, se ponen a dieta y reciben los parabienes.

14 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

ABRAHAM VALDELOMAR

Abraham Valdelomar (Ica, 1888 - Ayacucho, 1919). Poeta y narrador peruano de estética modernista y posmodernista, conocido también bajo el seudónimo de Conde de Lemos. Tuvo participación política e intensa vida periodística. Colaboró con importantes diarios de la época, como Variedades e Ilustración peruana.

16 PLESIOSAURIO

Los primeros artistas eran imitativos. Su limitado cerebro no comprendía el espíritu de las cosas. Ha sido menester llegar hasta el Renacimiento donde por primera vez las pupilas miran y ven aún entre las líneas duras y desproporcionadas.

17PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

IV

Sacando a los analfabetos, las gentes del Perú se dividen en dos clases: una que siembra algodón y otra que escribe majadería. A estos últimos solemos llamar generalmente escritores.

VI

«Respiramos muerte. Somos vivos hechos con muertos.»

Los tres textos fueron extraídos de Abraham Valdelomar. Obras completas. Tomo IV. Edición, prólogo, cronología, iconografía y notas de Ricardo Silva Santisteban. Lima: Ediciones Copé, 2001.

18 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

ADRIANA ALARCO

Adriana Alarco (Lima, Perú).Desde hace 5 años es presidenta de la Fundación Ricardo Palma. Escribe en www.adrianaz.com y www.adrianaz.it.

20 PLESIOSAURIO

Un amor imposible

Era un amor desaforado. Tan ardiente y tan cruel que le dolía todo el cuerpo. Vivía para mirarla de reojo. No se atrevía a contemplarla por miedo a que desapareciera como un espejismo. Sentía el dolor en el bajo vientre y el cosquilleo que le subía por los muslos. No soportó más. Ese día se dio cuenta que no podía ser suya jamás. Borró la visión de sus pupilas, se recostó sobre la fría piedra del convento y bebió el veneno.

Cuando la luna, ignorando la emoción que producía, volvió a resplandecer en el oscuro firmamento en medio de estrellas y planetas, su Romeo ya había fallecido.

21PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Molinos del infierno

Nunca había podido creer que los molinos fueran gigantes hasta que corrió delante de ellos como alma que lleva el diablo.

Sí, eran ogros espantosos de madera y metal con aspas veloces que querían devorarlo. Por todas partes yacían cadáveres y restos putrefactos de anteriores visitantes al planeta maldito. Vio un portal a lo lejos y decidió gastar su última energía para llegar hasta aquel refugio que se encontraba lejos pero era la póstuma esperanza de sobrevivir a la catástrofe.

Casi no tuvo tiempo de observar el escrito encima de la entrada que le trajo antiguas reminiscencias: «¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza».

Y luego se perdió en el laberinto.

22 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

ANA MARÍA SHUA

Ana María Shua (Buenos Aires, Argentina, 1951). Su primer libro, El sol y yo, fue publicado cuando tenía dieciseis años. En 1992 publicó un nuevo libro de historias brevísimas: Casa de Geishas. Entre 1993 y 1995 publicó varios libros relacionados a la cultura y a las tradiciones judías: Risas y emociones de la cocina judía, Cuentos judíos con fantasmas y demonios y El pueblo de los tontos. En 1993 recibió la beca Guggenheim para trabajar en su novela El libro de los recuerdos.

24 PLESIOSAURIO

Prometeo de circo

¿Arte o entrenimiento? Si el buitre escarba hondamente con su pico en el hígado de Prometeo, ¿es arte o entretenimiento?

Es arte si es sangre verdadera el líquido que tiñe el pico del pájaro, si es sangre verdadera la que brota a borbotones y se derrama por el costado del cuerpo, si es sangre verdadera la que colorea de rojo las rocas a las que está maniatado el hombre. Pero si es una mezcla de glicerina con ketchup, es sólo entrenimiento, puro circo. Por supuesto, hay quien opina precisamente lo contrario.

Entretanto, como a esta distancia no es posible comprobarlo, habrá que limitarse a disfrutar del espectáculo. Hay funciones todos los días.

25PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Vocación de freak

No hablamos de esas madres de la miseria, que mutilan o deforman a sus hijos para mendigar. Hablamos de gente como el hombre lagarto, que eligió pagar una costosa cirugía para obtener deformaciones que hoy se han vuelto casi vulgares, como la lengua bífida, los dientes afilados por la lima, o los tatuajes en todo el cuerpo simulando escamas. Hablamos de personas adultas que se transforman en monstruos o en fenómenos deliberadamente para llamar la atención, como el hombre-lápiz, que se para sobre las manos y escribe con la punta de su cabeza aguzada y llena de tinta, la mujer-ventilador, capaz de girar a velocidades increíbles las aspas de sus brazos, o el mejor, el más exitoso, el más caro de todos, el Fantasma, que ha dejado el circo para presentarse solamente en clubes, fiestas y convenciones, un ex-hombre sometido a tantas y tan devastadoras cirugías que ya sólo queda de él su muy cotizada voz.

26 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

ANTONIO CRUZ

Antonio Cruz (Santiago del Estero, Argentina). Médico, escritor y periodista. Ha publicado en diarios y revistas argentinas y extranjeras. Actualmente prepara el colectivo Cuatro ríos hacia el mar, con otros tres autores. Ha dictado conferencias y charlas. En los últimos años investiga sobre el microrrelato y ha publicado en una antología, El microrrelato en Santiago del Estero (2008), al tiempo que administra En los esteros (blog), dedicado en exclusividad al microrrelato en el noroeste argentino.

28 PLESIOSAURIO

Cinturón de castidad

Cuando partió a las cruzadas, Sir Arthur entregó al abad la llave del cinturón de castidad de Lady Laura.

Su sorpresa fue mayúscula cuando, a pocas horas de dejar atrás su castillo, el abad, a galope furioso, alcanzó la columna de Sir Arthur para reclamarle que había dejado la llave equivocada.

Odiseo

Me llamo Nadie y, como muchos, vivo cada día una odisea.

Nuestro Poseidón se llama dinero y nuestros cíclopes poder y estrés; las borrascas: soledad, hastío y vida turbulenta. Somos millones de hombres de ojos apagados y sencilla desdicha. Seres al borde del abismo, en la antesala de la nada, cumpliendo con los impúdicos ritos cotidianos. Si la suerte ayuda, caemos prisioneros de sirenas o hechiceras más no siempre ocurre.

Tuve nombre: Ulises; ahora soy Nadie. Vivo en eterno regreso pero en Ítaca no hay Penélope que espere. Mi destino es sobrevivir refugiado en la palabra.

29PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Historia de un Cuadro

La joven admiraba casi con veneración al reconocido pintor; por eso, cuando le propusieron que posara para él, no dudó un instante.

Cada día, ella se desnudaba y el artista, con pulcros trazos, intentaba reflejar fielmente las insinuantes formas femeninas.

Después ocurrió lo inevitable. Una tarde, sintió la cercanía del hombre y un escalofrío le recorrió el cuerpo.

Al anochecer, ella le dijo que ya no regresaría. Apenas se hubo marchado, el maestro, inició una

tarea que le insumió mucho tiempo. Con esmero, recortó la madera de álamo sobre la que pintaba hasta dejar solamente la parte superior. Removió pacientemente la pintura y atesoró únicamente el rostro de enigmática sonrisa. Luego, con un perfecto sfumato, disimuló formas y tapó aquello que quería tapar.

El cuadro se transformó en una pieza valiosa y se ha escrito mucho acerca de él; lo que nadie se atrevió a contar es que él modificó la pintura original para preservar la honorabilidad de la muchacha y esconder los celos que terminaron con su vida.

30 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

ESTEBAN DUBLÍN

Esteban Dublín (Bogotá, Colombia). Sus cuentos han sido publicados en las revistas El Malpensante, Manifiesto Azul y en diversos espacios virtuales dedicados a la microficción. Dos de sus relatos han sido finalistas en concursos de microficción en Chile y España, y otro recibió la mención especial del jurado en España. Ha terminado100 minificciones para un mundo imaginario. Sus cuentos se pueden encontrar en http://estebandublin.blogspot.com.

32 PLESIOSAURIO

El hombre imaginado

Milagros Ampudia tiene la posibilidad de forjar al marido perfecto. Lo hace trigueño, de pelo castaño liso y con cejas finas como un pincelazo. Diseña el color de sus ojos pardo como una tarde y su boca, como un trozo de carne rojo, grueso y jugoso. Crea firmes y ligeramente musculosos sus pectorales y hace cuadriculados sus abdominales. También piensa, por supuesto, en el miembro de su varón y lo diseña al tamaño justo de su satisfacción. Además, desea que no hable, que cocine, que lave, que planche, que cosa y que barra. Y, por si fuera poco, que sea fiel. Una vez lo concibe a su entera imaginación, disfruta con él como un perro faldero. Ante semejante muestra de perfección, no le ha quedado más alternativa que pedirle el divorcio.

33PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Ángel Guardián

Aunque cueste creerlo, en medio de las figuras celestiales, existe un ángel que vela porque se respete el uso correcto de las palabras. Sin duda su trabajo es arduo y basta conocer las labores que realizan para entender por qué. El ángel no sólo debe vigilar que la gente use correctamente la palabra desde la gramática, la fonética y la ortografía, sino que debe estar pendiente de que se honre el valor moral de cada vocablo. Cuando alguien viola alguna de estas normas, el ángel marca el “pecado” del mortal en el cielo y con la suma de fallas determina el futuro estado de su alma. Si alguien le echara un vistazo a las marcas del ángel, fácilmente se daría cuenta de que los publicistas están condenados al Limbo; los periodistas, al Purgatorio y los políticos, al Infierno.

34 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

GUILLERMO BUSTAMANTE

Guillermo Bustamante (Cali, Colombia, 1958). Licenciado en Literatura e Idiomas, Magister en Lingüística y Español. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá. Cofundador y codirector de la revista Ekuóreo de minicuentos. Ganador del premio Jorge Isaacs 2002, con el libro Convicciones y otras debilidades mentales.

36 PLESIOSAURIO

La actriz

Caperucita estaba aburrida: cada vez que un lector toma el libro y lee, termina primero baboseada y después tragada por el lobo, saliendo finalmente a través de una chapucera autopsia de cazador. Para acabar con este ciclo infernal, convenció a una amiguita de hacer sus veces y presentarse en la escena de marras con la canastilla munida de manjares. La abuela estaba muy viejita y no notaría la diferencia; le prometió cierto favor como recompensa, una vez la sencilla misión fuese cumplida.

Quiso verificar personalmente el desarrollo de los acontecimientos. En su momento, oyó los infantiles gritos que en el libreto marcaban, primero, la infructuosa negativa de la niña a dejarse comer por el lobo y, luego, su disposición en bocados convenientes a las costumbres de mesa de estos carnívoros.

Sólo entonces, contenta, Caperucita cogió su propio rumbo, con la deriva que suele caracterizar a un actor desempleado.

37PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

El usuario

Creado el teléfono celular, la dificultad del vínculo con el semejante por fin parecía ceder: si no eras capaz de hablarlo de frente, podías hacerlo a través del portátil. Pero la dificultad porfiaba: qué decir por el aparato, cómo decirlo. Entonces se agregó el botón de mensajes para toda ocasión: ¿te atrae y te da pena confesarlo?, ¿atraviesan por un disgusto?, ¿palabras para una fecha significativa?, ¿necesitas una buena excusa?... Para toda ocasión, la máquina —que aprendía el timbre singular de tu pronunciación— formulaba las palabras adecuadas. Y eran tan adecuadas que muchas veces el destinatario, aun sin ser propiamente tímido, se sentía sobrepasado. Por eso, también se inventó el servicio de respuesta: si vacilabas para contestar, si no encontrabas la expresión justa, el aparato hacía lo pertinente, usando tu propia voz.

Viendo que sus teléfonos sí parecían comunicarse fácilmente, los usuarios empezaron a charlar cada vez menos, mientras los aparatos se dedicaron a dialogar entre ellos. Ahora los usuarios escuchan en secreto esas conversaciones, cada vez más alejadas del alcance que ellos mismos tendrían si pudieran dar rienda suelta a lo deseado.

38 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

SANDRA BIANCHI

Sandra Bianchi (Buenos Aires, Argentina). Crítica literaria, periodista, editora y gestora cultural. Trabaja en la Universidad de Buenos Aires. Organizó, junto con Luisa Valenzuela y Raúl Brasca, el «Primer Encuentro Nacional de Microficción» (Buenos Aires, CCEBA, 2006), cuyas actas se hallan en La pluma y el bisturí (2008). Actualmente estudia y difunde la narrativa brevísima de Luisa Valenzuela. Sus microficciones están publicadas en internet, antologías y en Huellas, su primer microlibro de creación (2009). Escribe también en Ficción mínima, blog que coordina con Violeta Rojo y Lauro Zavala.

40 PLESIOSAURIO

Perras urbanas

Las perras de ciudad no necesitan conectarse con el universo en las noches de luna. Será porque casi todas son madres y las crías las religan con la especie.

Por eso las perras de ciudad tienen otras preocupaciones. Deben lamer la sangre que cada seis meses derraman en la casa que habitan, en lo posible sin olvidar una sola gota que horade los pisos recién pulidos. Para ser queridas y neutralizar su hembría, deben cumplir con ese mandato que reza que son mucho más guardianas que los perros. Y estar alertas, sin descanso. No tienen tiempo para dedicarse a los divagues espirituales.

Por eso la felicidad tiene que ver con la oportunidad. Cuando la puerta de calle queda entreabierta, por ejemplo. Las perras de ciudad salen a trotar las veredas, se meten en un baldío, huelen el bajo fondo. Quizá se lían con un perro vagabundo.

Después regresan a su vida cotidiana por la misma puerta. Sin quererlo, sin saberlo, siguen regalando a los hombres ese vocativo o predicativo con el que suelen aludir a las mujeres malas, a las deseadas, a las prostitutas. O a las de cualquier condición.

41PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Perro urbano

Un perro decide aullar a la luna. Necesita conectarse con el universo, hacer vibrar esas úes sonoras en el espacio intangible de la noche citadina. Vuelve a su origen, se comunica con la manada y en el aullido es nuevamente lobo.

El tiempo no existe. Aun vuelto a su prehistoria sigue aullando. Ahí vemos su silueta a contraluz. Es salvaje, cuida su territorio. Su hocico se abre a los sentidos del mundo. Se agazapa y devora una presa.

Luna y ciudad no se inmutan. El animal muestra sus colmillos para pelearse con otro por la misma hembra. Tarascones, mordeduras, sangre. Es un lío de gruñidos y pelos, pura energía de combate.

Siempre aullando, corteja a la loba. Trotará por la planicie desierta antes del alba. Le agrada el viento y el olor que percibe. Jadeante de tantos kilómetros se echa a descansar. Perro una vez más, las úes lentamente se le apagan hasta la próxima luna llena.

42 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

MARIO GUEVARA

Mario Guevara Paredes (Cusco, Perú, 1956). Ha publicado libros de cuentos: El desaparecido (1988), Fuego del sur, tres narradores cusqueños (1990), Cazador de gringas y otros cuentos (1995) y Matar al Negro (2003), y desde hace diecisiete años dirige la revista cultural Sieteculebras, que ha cumplido 15 años de vida.

44 PLESIOSAURIO

Dos mundos

Se cansaron de la espada que despedía rayos multicolores, también del tren eléctrico que giraba monótonamente sobre el piso alfombrado de la habitación. Aburridos de los juguetes caros y sofisticados, se acercaron a la ventana que proyectaba la visión de la calle. Quedaron intrigados al ver, no lejos de la mansión donde vivían, a un grupo de niños que gritaban, reían y saltaban sobre un patio de tierra. En un descuido del ama que los cuidaba, salieron a la calle. Avanzaron lentamente tomados de la mano, moviendo sus cuerpecitos rollizos. Al ingresar al patio, sus zapatos charolados se llenaron de tierra. Los niños que jugaban no se percataron de su presencia que contrastaba con la de ellos. Quedaron impresionados de la algarabía de los niños. Estos andaban descalzos, la ropa mugrienta y rotosa flotaba en sus raquíticos cuerpecitos. Las caritas sucias y famélicas se tornaban risueñas cuando el amigo, empujando un piojo con una pajita, ganaba al del contrincante en la carrera que llevaban a cabo. Vieron como un niño extraía un piojo de su cuerpito y lo ponía al juego. Queriendo hacer lo mismo, se buscaron con loco afán un piojo en sus cuerpecitos blanquecinos y perfumados, pero grande fue su desilusión al no encontrar al valioso parásito que los hubiera hecho partícipes del juego. Indignados y molestos por no tener ese privilegio, regresaron cabizbajos a su mansión.

45PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Sudaca

A pesar de todo, te dirán extranjero; algunos, trotamundos; otros, emigrante. Y para la despistada mayoría, siempre serás un indeseable sudaca. Pero tú, trabajador responsable, que laboras como un indocumentado, sin horario ni paga justa, que duermes mal y comes peor, eres, para colmo, un latinoamericano, es decir, una insoportable mierda. Aún así, en tus intermitentes sueños cargados de nostalgia, buscas con insistencia a la madre patria. Pero, lamentablemente, encontraste a la puta madre.

46 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

CARLOS SALDÍVAR

Carlos Saldívar (Lima, Perú, 1982). director de la revista Argonautas de fantasía, misterio y ciencia ficción. Ha publicado el libro Historias de ciencia ficción (2008) y Horizontes de fantasía (2010). Actualmente prepara su primera novela y un tercer libro de cuentos de terror.

48 PLESIOSAURIO

Solución a la pobreza

Estaban el Presidente del Perú y un periodista conversando sobre asuntos de interés nacional.

Este año 2011, hemos conseguido que haya tres millones de pobres menos en el país –dijo el Presidente.

—Lo felicito —comentó el periodista. ¿Los colocaron en estratégicos puestos de trabajo?

—No, los hemos colocado a todos en fosas comunes. No había lugar en los cementerios.

49PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

El dinosaurio moderno

Cuando despertó, el dinosaurio ya se había ido. Entonces lo llamó a su celular.

Confesión caníbal

Era una mujer deliciosa —dijo el acusado—. Por eso me la comí.

50 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

LAURA VIZCAÍNO MOSQUEDA

Laura Elisa Vizcaíno Mosqueda (México DF, México, 1984). Licenciada en Literatura Latinoamericana por la Universidad Iberoamericana, realizó su maestría en Letras mexicanas en la UNAM, y cursó una estancia de investigación en la Universidad de Buenos Aires. Asistió al V Congreso Internacional de Minificción (2008). Actualmente realiza su investigación sobre la ficción breve en México y trabaja como investigadora en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

52 PLESIOSAURIO

Problemas con el estambre

La doncella Aracné abrió una escuela de Tejido y Bordado. Entre millones de alumnas hubo sólo una que nunca pudo graduarse. La creían holgazana e irresponsable, incapaz de hacer la tarea completa, sus compañeras se burlaban de ella y, como no le dirigían la palabra, nadie le preguntó porqué deshacía el tejido todas las noches.

La vida después de la muerte

Una mosca murió aplastada dentro de la libreta de un ingenioso que le encontró forma y sentido al bicho. Ahora, el diminuto cadáver es una hermosa estrella de color tostado en la obra de un autor.

53PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Asuntos laborales

Cuando Nietzsche proclamó la muerte de Dios, San Pedro se sintió aliviado, era la hora de conocer esas playas con Spa. Y mientras alistaba sus maletas y se medía el traje de baño, llegó el ángel de luz pesada a entregarle un mensaje sobre el eterno retorno.

54 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

CÉSAR VALDIVIEZO

Cesar Valdivieso (Lima, Perú, 1988). Egresado de Lingüística de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Director de la revista de creación literaria Ónice. Ha publicado poesía en algunas páginas de internet. Viene preparando actualmente un libro de narrativa que lleva por nombre Bestias extintas.

56 PLESIOSAURIO

Temores

Entonces, ella muy tímida hundió un pie en el agua y al otro lado del mundo, en Irlanda, creyeron ver a un monstruo nadando.

Madurez

Sólo cuando vieron que era el último tirado en todo el árido planeta, las aves dejaron de chillaron y fueron al grano.

57PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Ruptura amorosa

Incluso después de haberlo dicho todo, él me cogió la mano y mirándole a los ojos vi cómo iba llenándose de lágrimas. Sus labios comenzaron a producir un balbuceo extraño al igual que los bebes. Lo mecí entre mis brazos y empecé a enseñarle a hablar de nuevo.

58 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

JOSÉ LUIS CASTELLANOS SEGURA

José Luis Castellanos Segura. Ha publicado varios microrrelatos entre los que destacan los elegidos para 4 antologías diferentes de la Editorial Hipálage (Sevilla) y los seleccionados para el libro Para leerlos todos de la Universidad Iberoamericana de León (México). Finalista del concurso Internacional de Microtextos «Garzón Céspedes» (2008) y del Certamen de Relato Hiperbreve organizado por la fundación del Camino de la Lengua Castellana (2010).

60 PLESIOSAURIO

Manifiesto del Lobo Feroz

A ningún ser humano se le ocurriría pensar que el malo del cuento no sea yo, el Lobo Feroz. Por eso, me veo en la obligación moral de plasmar mi humilde punto de vista.

Lo único que hice para estigmatizarme de por vida fue lo que haría cualquier ser vivo: seguir mi naturaleza. Si tengo hambre, como, así de simple. ¿Hay algo malo en ello? ¿No es lo que hacéis vosotros todos los días?

Ta l vez os parezca más nor mal e l comportamiento de una madre inconsciente que manda sola a su hija a cruzar un bosque; o el de la abuelita que deja siempre la puerta de su casa abierta con la cantidad de indeseables que hay por ahí; o quizá el de la propia Caperucita, que, en vez de ser obediente y llegar lo antes posible a casa de su abuela, se detiene a coger flores y a hablar con el lobo de turno; por no hablar del extraño leñador que siempre está merodeando por las casas aisladas con un hacha en la mano (ese sí que podría llevar como epíteto el mío: el leñador feroz).

Decididamente, los hombres estáis locos; si la literatura hubiera sido cosa de lobos, otro gallo nos habría cantado.

61PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

El no Quijote

Tras la muerte de mi tío, recibí como herencia una memoria extraíble con varias decenas de carpetas repletas de archivos Word, que me llevó mucho tiempo leer. Uno de ellos, no sé por qué, me llamó poderosamente la atención. En él, un tal Cide Hamete Benengeli nos cuenta la siguiente historia:

«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, nació, vivió y murió Alonso Quijano. Perdió la cabeza por la cantidad de telebasura que consumió, pero gracias a los cuidados y prescripciones de un buen psiquiatra, llevó una vida parecida a la del resto de vecinos de su pueblo. ¡Quién sabe adónde le habrían llevado sus locuras!»

62 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

MARÍA ELENA LORENZÍN

María Elena Lorenzin. Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) y doctora por la Universidad de Flinders (Australia). Desde 1985 reside en Adelaida, Australia del Sur, y trabaja en la Universidad de Flinders. Ha obtenido varios premios literarios como el Premio Fernán Caballero de relatos breves, convocado por la revista Antípodas y el Consulado de España en Melbourne. Microsueños, su primer libro de microrrelatos, fue publicado en ese país (2008).

64 PLESIOSAURIO

Dinosaurio

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, blogueando.

De Julio César a su madre

Por un tajo tanta historia.

65PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

Laberintos

Si se pierden, échenle la culpa a Borges, no a mí.

Cuestión de género

La viuda negra se morfaba cinco machos de un tirón, pero quedaba siempre insatisfecha. Para superar la neurosis fue al analista. Ahora es una lesbiana feliz.

66 PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

SARA BRAVO MONTENEGRO

Sara Bravo Montenegro (Lima, Perú, 1971). Cursó estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica del Perú donde obtuvo dos bachilleres: en Educación y Humanidades, con especialidad en Literatura Hispánica. La página de Urbanotopía publicó algunos poemas suyos en el año 2008. Ha publicado en la revista literaria virtual En sentido figurado. Coeditora del blog El blog de la página en blanco. Su blog propio es El rincón de Eva Lunera, dedicado a la literatura breve.

68 PLESIOSAURIO

Lector furioso

Cuando el dragón se salió del libro, el lector abrió su boca y le lanzó fuego a la cara. El dragón asombrado, a la vez que chamuscado, regresó a la historia.

El escape de la musa

Su personaje sería muy femenino, delicado, con carácter y tendría el pecado de la vanidad. Inspiraría grandes hazañas, grandes pasiones y grandes obras de arte. Al terminar de escribir, quiso leer de principio a fin todo lo que había escrito. Se desesperó, pues no encontraba los pasajes donde ella debía estar presente. Antes de la palabra «FIN» encontró un mensaje dirigido a él: ¡Me hiciste demasiado bella como para morir arrugada, gorda y flácida! Me voy a otra novela!

69PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

El lobo albino

El señor Fuentes heredó el último cuadro que había pintado su amigo, cuyo cuerpo se había encontrado mutilado y mordido en su casa. Se trataba de un hermoso paisaje frío. En él las ramas de los árboles eran movidas suavemente por el viento. Había un cielo celeste con rayos brillantes de luz que hacía buena compañía a todo al panorama albino. Las líneas de los bajos montes blancos eran apenas nítidas. Entre ellas, y muy cerca al pino más alto, se encontraban unos ojos de mirada intensa y unas orejas se camuflaban con el color de los gruesos tallos. Un día sintió que lo estaban observando. Recorrió su casa para cerciorarse si había alguien escondido. Hasta que llegó al cuadro y se detuvo para admirar el paisaje. Unos minutos después, cuando comenzó a caer una intensa nevada, el lobo excavaba para esconder su presa.

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MARTÍN GARDELLA

Martín Gardella (La Plata, Argentina, 1973). Abogado, escritor y profesor universitario. Fue editor y fundador de la revista Pensamiento Jurídico. Recibió menciones y premios en varios concursos nacionales e internacionales. Varios de sus microrrelatos han sido incluidos en antologías del género publicadas en Internet y publicados en revistas dedicadas a la microficción. Es el creador del blog El living sin tiempo, su bitácora de cuentos breves y brevísimos.

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Adoración

El mar adora a los soñadores. Por eso, engulle con olas descomunales a aquellos que gustan pasar largo tiempo sentados en el muelle, imaginando un futuro casi perfecto que nunca llegará. Cree que así roba sus sueños, para poder disfrutarlos él mismo en las solitarias noches frías del invierno.

También le gustan los pescadores, pero a ellos los devora por simple venganza.

Infusiones

Todas las mañanas, discuten por cualquier cosa. Si ella prepara té, él quiere café. Si sirve café, él lo encuentra demasiado dulce, frío o muy pequeño, o se le antoja con leche, o prefiere que le cebe un mate.

Pero, a partir de hoy, ella no quiere discutir más. Satisfará obedientemente todos los gustos de su esposo en el desayuno. Total, cualquiera de las infusiones servirá para esconder el sabor del veneno.

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El bolo alimenticio

Le Cirque Rouge

La caravana del circo arribó al pueblo aburrido, anunciando un espectáculo diferente. Entre el show de malabaristas y las bromas del viejo payaso, se presentaba, en el círculo de arena, un auténtico vampiro. Su acto consistía en fascinar a un enano, para luego beber la sangre de su cuello, frente a la mirada magnetizada de los pueblerinos. La rutina era escalofriante, pero muy original. El éxito del show fue tan contundente, que el circo debió extender su estadía en aquel sitio por toda la temporada. Pero, por desgracia, el stock de enanos se acabó rápidamente, y en las funciones siguientes, el pálido artista debió someter a su rutina a cada uno de sus compañeros del circo, incluido el dueño y los miembros de la orquesta. Ya sin música ni presentador, el exitoso vampiro anuncia el espectáculo de esta noche con una novedad. Por primera vez, solicitará la colaboración gentil y desinteresada de alguien del público.

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El bolo alimenticio

LEONARDO CÁRDENAS

Leonardo Cárdenas Luque (Lima, Perú). Cursa estudios de Literatura de la Universidad Nacional de Mayor de San Marcos. Ha dirigido un blog de creación literaria y se encuentra trabajando en varios textos inéditos.

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Juan

«Muchos años después, frente al…».Dejó a un lado el papiro y miró al cielo:«En el principio era el verbo, y el verbo era con

Dios, y el verbo era Dios».Volvió a leerlo y sonrió.

Metamorfosis

Cuando me desperté una mañana después de un sueño apacible, me encontré sobre mi cama convertido en un horrible humano.

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El bolo alimenticio

Batalla

SU ENEMIGO: seis patas sobre la piedra que se mueven mejor en la noche. Él, armado con la escoba, agitaba las hojas cercanas. El enemigo asomó sus antenas, y el niño podría jurar que se las quitó cuando las cerdas sucias aterrizaron sobre el suelo. El insecto alzó vuelo desde una maceta, hacia las escaleras. Un poco más y llegaría a la puerta vecina, por donde se filtraría fácilmente, de ahí seguiría el camino a la cocina, donde encontraría algo que lo aliviaría.

El niño, impulsado por la extensión de un combate que duraba demasiado, atacó sin piedad el escalón superior. El insecto se movía como condenado a muerte, y un segundo después…

—Acá está, madre.—Ponla en la olla.Ese día el menú supo a victoria.

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El bolo alimenticio

ALEJANDRO BENTIVOGLIO

Alejandro Bentivoglio (Avellaneda, 1979). Cursó el Profesorado de Castellano, Literatura y Latín. En 2006 publicó Revólver y otras historias del lado suave y, en 2008, Dakota/Memorias de una Muñeca Inflable. Ha participado de la I Jornada de Literatura Inglesa del I.S.P.J.V.G., el V Congreso Internacional de Minificción en Neuquén, las III Jornadas de Microficción de Rosario y las I Jornadas de Microficción de la Feria Internacional del Libro 2009. Sus microficciones han sido incluidas en antologías de Argentina, Estados Unidos y España.

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Vida de casados

En el tren encontré a una señorita de cabello rubio que me dijo que yo era el hombre de su vida. Al principio le creí pero luego vi que el guarda se acercaba y noté que ella no llevaba boleto. Como cualquier otro caballero hubiera hecho, se lo pagué sin demora alguna. En el resto del viaje no nos hablamos.

Al bajar en la última estación, exigí el divorcio.

Spleen canibal

Bruno abrió los ojos y vio un pequeño japonés que lo estaba cortando en pedazos.

—¿Qué se supone que hace?El japonés sonrió y le cortó una pequeña porción

de cuerpo que devoró en segundos.Quizás no entiende el idioma, pensó Bruno.

Luego se echó hacia atrás. Se sentía cansado, le dolía la cabeza.

Pensó en decirle al japonés que hiciera menos ruido al masticar.

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El bolo alimenticio

Somos yo

Sherlock Holmes golpeó la puerta. Un hombre pequeño y mal vestido lo hizo pasar a él y a sus dos acompañantes, Watson y Lestrade. Cuando los tres estuvieron en un viejo salón en desuso, fue Holmes el primero en hablar.

—Usted me invitó —dijo—. Seguramente para exponernos su macabro plan.

—Así es —dijo el hombre sin inmutarse—. Están aquí para contemplar cómo cometo un crimen tan perfecto que ni usted podrá resolverlo.

Todos permanecieron en silencio, estudiándose unos a otros. La batalla mental entre aquellos hombres prometía extenderse durante horas. Pero Lestrade, impaciente, sacó su revólver y disparó sobre Holmes y sobre el hombre.

—Alguien tenía que silenciar a esos pedantes —aprobó Watson.

El doctor no lo sabía, pero debajo de las facciones de Lestrade se escondía Holmes, maquillado hábilmente.

Lestrade no lo sabía, pero debajo de la de Watson, también.

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El bolo alimenticio

ROMÁN DE LA CRUZ

Román de la Cruz (Callao, Perú). Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Escribe poemas, cuentos y novelas no publicadas.

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Regreso

—Cuando todo esto acabe podré ver a mi familia, besar a mi esposa y abrazar a mi hija, sentarme juntos a ellas a la mesa y contarles esta historia mientras desayunamos. Ya puedo ver sus rostros, gestos de admiración y espanto, sonrisas y silencios, mientras les relatos mis batallas, mis triunfos y mis derrotas. Puedo oír la voz de mi esposa reprochándome: «No debiste entrar a la guerra ¿Responder el dolor con más dolor era necesario? No tenías que veng…» Y a mi hija interrumpiendo: «¿Qué es una guerra?»

—Otra vez las fiebres. Creo que ya es su hora, está delirando.

—¿Qué es lo que dice?—Que irá a ver a su familia.—Entonces te equivocas, aún no ha perdido la

cordura.—Entonces no podré decir nada, ni yo sé las

respuestas a esas preguntas, solo me quedará dejar a un lado la pieza de pan, tomar un sorbo de café y, listo para no llorar, pedirles que vuelvan a abrazarme, decirles que ahora solo quiero olvidar…—¿Por qué lo dices?—Porque su familia murió en el primer bombardeo.

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El bolo alimenticio

Edén

En días como estos, cuando el sol arrecia y mi sangre hierve, te hago el amor sin pena ni miramiento. Es la hora de nuestro edén, en la que nos reímos de las brujas y de los hombres, de sus leyes y encantamientos. Y aunque, desde otro lado de la cerca, la gente que pasa, ya sea por odio o temor, asco o envidia, nos grite: «¡Puercos!» Nosotros sabemos que no hay nada mejor que entrelazar nuestras pezuñas y estrechar nuestros hocicos.

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El bolo alimenticio

SATURNINO RODRÍGUEZ RIVERÓN

Saturnino Rodríguez Riverón (Placetas, Cuba, 1958). Narrador y poeta. En 1999 obtiene el Premio Calendario Narrativa con el cuaderno Manuscritos en papel de cigarro (2001), Cuentos de papel (2007). Ha sido incluido en diferentes antologías, como Cuentos cubanos contemporáneos. Palabra de sombra difícil (2001); Certamen Jara Carrillo, Premios 2003-2005 (2005), Premios 2006-2007 (2007), Karma sensual. Antología de relatos eróticos (2005), Con buenas palabras (2006), Bendito sea tu cuerpo (2008), entre otros. Trabaja como periodista en la emisora Radio Reloj, de La Habana.

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Tiempo presente

El sueño del Emperador Amarillo era nítido y consistente: sería el primer emperador, el único. Nadie antes que él, nadie más sabio. Necesitaba controlar el pasado, abolirlo, y la mejor manera de hacerlo era suprimir todo lo escrito. Ordenó a su ejército recorrer las ciudades de estrechas callejuelas, asolar las pagodas, confiscar todos los libros y cremarlos. El resplandor de la inmensa pira se vería más allá de la muralla. Después de la majestuosa incineración quedaría extinguido el pasado: la historia comenzaría con él.

Dos extenuados campesinos de una aldea cercana fueron conducidos a la fuerza para que dieran fe del hecho. Se les pagarían veinte monedas y una inobjetable amenaza de muerte para firmar el testimonio. Entonces, ante la mirada atónita de los aldeanos y junto a los libros que pretendía quemar, el emperador Chi Huang-Ti comenzó a arder de los pies hacia arriba. Cuando las llamas le consumían a nivel de las rodillas, se dio cuenta de que era un gobernador de papel dentro de uno de los libros que él mismo había ordenado quemar. En ese siempre presente, ardería junto al pasado por los siglos de los siglos.

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El bolo alimenticio

La mordida de David

La hormiga escritora muerde la mano del escritor, que entre otras cosas, ha escrito textos semejantes a esa misma mordida. ¿Por qué?, pregunta el escritor. Porque tú no eres una hormiga para escribir como mi mordida, grita la hormiga. Y tú no eres tan escritora para morder como escribo yo, alega David. Y antes de aplastarla con el pulgar, recomienda al autor limpiar el texto: Hay demasiadas hormigas y escritores.

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El bolo alimenticio

RUBÉN ROQUE ARONI

Rubén Roque Aroni (Lima, Perú, 1991). Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha participado en talleres de microrrelato dictados por Ricardo Sumalavia y en recitales de poesía y minificción. Forma parte del comité editorial de Plesiousario. Primera revista de ficción breve peruana desde 2009. Fue seleccionado en los recitales «Ese puerto existe» en la UNMSM. Participará en el VI Congreso Internacional de Minificción en Bogotá.

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Hombre enamorado

Al salir de la bañera las palabras de su madre aún le revoloteaban en la cabeza. Lo había empezado a notar hace algún tiempo: esa amistad era cosa peligrosa. Mientras escogía la ropa que se pondría para salir con Elisa pensaba en la forma de alejarse de ella. Pero él no sospechaba que ya era demasiado tarde. Cada pantalón que se probaba le resultaba incomodo pronto los pies dejaron de soportarle el peso. Primero fue Rodrigo, luego Joaquín y ahora le pasaba a él. El timbre sonó y él no dejaba de mover la cola, mientras a su cabeza retornaban las palabras de su madre: «Has dejado mucho pelo en la bañera».

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El bolo alimenticio

Jaula

Una nueva visitante llegó para hacerle compañía. Abrieron las rejas y ella entró casi a la fuerza. Él asustado y temeroso de sus captores, permaneció en silencio. La nueva compañera de celda era hermosa, hace mucho que no tenía compañía. Él aprovecho la noche, mientras ella dormía, para acercarse. Ella fingiendo el sueño, lo recibió bien, dejándolo posar encima de ella. Cuando él se alistaba para arremeter, ella aprovechó el descuido y le asestó un zarpazo en el corazón. Él cayó estrepitosamente. Para cuando los guardias llegaron ya estaba muerto. Abrieron la celda para tratar de socorrerlo, ella reconoció el momento justo para escapar. Vuela muy alto y se pierde en el horizonte en busca de su amor. Yo aún espero que vuelva a mí.

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El bolo alimenticio

DANY DORIA RODAS

Dany Doria Rodas (Lima, Perú, 1987). Estudiante de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue organizador del evento Narradores en San Marcos. Un espacio para la prosa (2007) y director de la revista de literatura Bosque de latidos (2007-2008). Es editor de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana desde 2008.

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Encuentro*

En 1960, un hombrecito de Lancaster llegó ante mi presencia.

No había abierto aún el libro grande, viejo y empolvado, ni le había preguntado nada, cuando se adelantó a decirme:

—Yo sé cómo hacer cosas con palabras.Esta intervención me estremeció: «¿Qué? ¿Otro

más?, me sobresalté. Inmediatamente me apresuré a buscar su nombre en dicho libro y su expediente en uno de los archivadores del apolillado armario.

Encontré su nombre: sólo se llamaba John, entonces pude sentirme tranquilo.

Busque otro libro, uno voluminoso y amarillento, y le dije:

—Yo también sé crear cosas con palabras.Y le cité unas cuantas líneas que otros hombres

habían escrito sobre mí hacía poco antes de su inoportuna llegada «Dijo Dios: “Haya Luz”; y hubo luz» (Gén. 1, 3), «[…] y dijo: “Voy a exterminar al hombre que creé […]”» (Gén. 6, 7), «[…] y se dijo en su corazón: “[…] Mientras dure la tierra habrá sementera y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche”» (Gén. 8, 21-22).

Y así fue.

* Publicado anteriormente en Bosque de latidos. Año II, Nº 3. Lima, agosto de 2008, p. 22.

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El bolo alimenticio

Familia

Cierto hombre, una vez, construyó una casa bastante amplia para él y sus hijos, a quienes les encomendó su cuidado y la continuación de su empresa, pues tenía que salir al extranjero por un tiempo indeterminable.

Sin embargo, durante el transcurso surgió una disputa entre ellos y algunos se construyeron otra vivienda para continuar con la misma empresa.

El padre regresó rico a su casa y se llevó consigo a los que encontró allí. Se desconoce el paradero de los demás hijos.

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El bolo alimenticio

Plesiosaurio.Primera revista de ficción breve peruana Nº 3, Vol. 2

se terminó de imprimiren los talleres gráficos de abismoeditores

el12 de octubre de 2010,día de la raza.

Jr. Pablo Risso 351 - C, Lima 30.

Tiraje: 150 ejemplares