23
CONVERSACIONES, 1 KAREN BLIXEN www.elboomeran.com

30.Oct.blixen Ser Fiel a La Historia

Embed Size (px)

DESCRIPTION

entrevista. ser fiel a la historia

Citation preview

  • conversaciones, 1karen blixen

    www.elboomeran.com

  • Prlogo demarianne wirenfeldt asmussen

    Seleccin y traduccin de cristina riera canalias

    Ser fiel a la historiaconversaciones

    con

    karen blixen

    de esta edicin: Confluencias, 2013 de la traduccin: Cristina Riera Canalias del prlogo: Marianne Wirenfeldt Asmussen de las entrevistas: sus respectivos propietarios de la entrevista n3: The Paris Review de la foto de portada: Det Kongelige Bibliotek

    Revisin de la traduccin a cargo de Begoa Romero GarcaMaquetacin y diseo de Carlos Pranger

    ISBN: 978-84-941691-0-6Depsito Legal: AL 787-2013

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin estricta de los titulares del Copyright bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografa y el tratamiento informtico y la distribucin de ejemplares mediante alquiler y prstamos pblicos.

    www.elboomeran.com

  • Prlogo demarianne wirenfeldt asmussen

    Seleccin y traduccin de cristina riera canalias

    Ser fiel a la historiaconversaciones

    con

    karen blixen

    www.elboomeran.com

  • ndice

    Prlogo 9

    i. Concdanles doscientos aos ms de paz 19

    ii. El Premio Nobel 29

    iii. Conversaciones en Roma 33

    iv. Encuentro con Marilyn Monroe 61

    v. En Pars, con Bernard Pivot 65

    vi. Entrevista con Daniel Gills 73

    vii. ltima entrevista 77

    www.elboomeran.com

  • [ 9 ]

    prlogoMarianne Wirenfeldt Asmussen1

    Samtaler med Karen Blixen (Conversaciones con Karen Blixen): as se titula el libro de Else Brundbjerg publicado en el ao 2000. La obra rene las entre-vistas realizadas a Karen Blixen (1885-1962) des-de su estreno literario con Seven Gothic Tales (Siete cuentos gticos) en 1934, hasta los ltimos aos de su vida. En las pginas que siguen se recoge, por pri-mera vez en espaol, una breve seleccin de dichas entrevistas. El arte de entrevistar se pone a prueba en cada uno de los encuentros con Karen Blixen. En una de las ocasiones, Karen Blixen comienza preguntando al invitado si viene en calidad de ami-go o como entrevistador, tras lo que el entrevistador dans seala que bien le podra haber preguntado si

    1 Fundadora y directora de la Casa Museo de Karen Blixen, Copenhague, Dinamarca, de 1990 a 2009.

    www.elboomeran.com

  • [ 10 ]

    Marianne Wirenfeldt Asmussen

    vena como amigo o enemigo. Ms adelante, Karen Blixen reconocer sin tapujos ante un entrevista-dor anglohablante que no le gusta que la entrevis-ten, puesto que considera que es como someterse a un examen y quin es capaz de sentirse inspirado cuando le estn examinando! No obstante, por for-tuna, acceder a ser entrevistada a lo largo de toda su vida.

    Karen Blixen advierte desde un primer momento la singularidad del contexto que rodea una entrevis-ta y de sus reglas de juego. Rara vez tiene lugar una entrevista en el sentido literal de la palabra, como in-tercambio verbal entre iguales en una conversacin recproca. Las entrevistas con una narradora de his-torias, como se autodenominaba Karen Blixen, de-rivan a menudo en un monlogo, y en el espacio de veinticinco aos que cubre la presente recopilacin, Karen Blixen asumi cada vez ms el papel entrevis-tada que marca la pauta.

    Karen Blixen naci el 17 de abril de 1885 en Rungstedlund, una hacienda situada en la larga ca-rretera costera de Strandvejen, a medio camino en-tre Copenhague y Elsinor, en Dinamarca. Era la mediana de tres hermanas, a las que ms tarde se uniran dos hermanos. Las nias fueron educadas con los valores caractersticos de la alta burgue-sa. Mientras ellas reciban instruccin en el hogar familiar, los nios acudan a la escuela. El padre, Wilhelm Dinesen, proceda de una estirpe de terra-tenientes, y tras haber sido militar y vivido entre los

    www.elboomeran.com

  • [ 11 ]

    Prlogo

    indios de Amrica del Norte dedicndose a la caza, se convertira en escritor y poltico. Contrajo matri-monio en 1881 con la joven Ingeborg Westenholz.

    La familia sufrira una profunda conmocin y pr-dida cuando Wilhelm Dinesen se suicid en 1895 con tan solo cincuenta aos, dejando la completa res-ponsabilidad de los nios a su esposa. Este suceso se convertira en un tema recurrente para Karen Blixen, y constituye la primera de una sucesin de prdidas que marcaran tanto su vida como su obra.

    Poco antes de cumplir treinta aos, se prometi a su primo segundo, Bror von Blixen-Finecke. Se ca-saron en Mombasa, en 1914, y se establecieron en el frica Oriental Britnica, la actual Kenia. A partir de ese momento, se instalaron en una plantacin de caf a las afueras de Nairobi, que sera administrada en un principio por Bror von Blixen-Finecke y lue-go, desde 1921, por la baronesa, al haberse iniciado el divorcio que se hara efectivo en 1925. En 1931, tras la quiebra de la plantacin, Karen Blixen se vio obligada a regresar a Dinamarca. Sus aos en Ke-nia quedaron plasmados literariamente en Memorias de frica, publicado en 1937 en lengua inglesa y da-nesa, redactadas ambas versiones por la propia Bli-xen. El libro se escribi en Dinamarca, para lo cual la autora se sirvi de la nutrida correspondencia que haba enviado desde frica, sobre todo a su madre.

    Su prolongada estancia en frica, as como el en-tusiasmo que senta por los africanos y el encuen-tro con esta nueva cultura, seran determinantes

    www.elboomeran.com

  • [ 12 ]

    Marianne Wirenfeldt Asmussen

    tanto en su estreno literario como en sus vivencias personales durante el resto de su vida. Fue duran-te sus aos en frica donde esta joven de Rungsted alcanz la madurez. Sin embargo, cuando le result imposible seguir viviendo como agricultora en una cultura diferente y con la suficiente libertad perso-nal, se sinti obligada a buscar un nuevo punto de partida. Bien entrada en los cuarenta, Karen Blixen no tuvo otra alternativa que regresar a su hogar de la infancia, quebrantada de cuerpo y alma. La tem-tica de la prdida, iniciada con la muerte del padre, fue cobrando fuerza dolorosamente hasta 1931: vio cmo fracasaba un matrimonio en el que haba de-positado todas sus esperanzas; perdi al que pro-bablemente fuese el gran amor de su vida, Denys Finch Hatton, fallecido en la primavera de 1931 tras estrellarse su avioneta en Kenia; y vio tambin des-vanecerse ese mismo ao la obra cumbre de su vida: la plantacin en la que haba invertido su patrimo-nio, sus energas y su corazn.

    Tras haberlo perdido todo, decide comenzar de nuevo dotndose para ello de una identidad literaria: el seudnimo de Isak Dinesen. Si bien ya se haba iniciado en el mundo de la escritura a una temprana edad con la publicacin de obras menores, no sera hasta su regreso a Dinamarca cuando comenzase su andadura literaria, aunque en los difciles aos fina-les en frica haba retomado la actividad literaria. Dos de los cuentos de su primer libro Siete cuentos gticos nacieron en frica. Escribi en ingls por-

    www.elboomeran.com

  • [ 13 ]

    Prlogo

    que consideraba que la temtica del libro resulta-ra demasiado fabulosa y fantstica para el pblico dans. El realismo literario imperante en la litera-tura danesa de la poca se encontraba demasiado alejado de su estilo, ms afn a las expresiones in-glesas del momento. Su primer libro no tratara so-bre frica, tierra que acababa de abandonar y cuya prdida senta todava como demasiado reciente y profunda. La publicacin de la obra en lengua in-glesa se convirti en todo un xito y se proclam Book-of-the-Month en los Estados Unidos antes de su publicacin, lo que le vali una gran tirada: un estreno sin duda extraordinario para una escritora de edad madura, pero novata.

    Karen Blixen aparece por primera vez en una entrevista al haber encontrado su nueva identidad como escritora, Isak Dinesen. Embaucaba a sus lectores y no deseaba que supiesen quin se escon-da detrs del nombre de Isak. Dinesen era su ape-llido de soltera y eligi Isak tanto por la identidad masculina que evoca el nombre como por su alu-sin al Isak [o Isaac] bblico. Con este nombre de races hebreas que significa el que re deseaba ha-cer hincapi en el sentido del humor, que tanta im-portancia revisti para ella. Esta primera entrevista tendra lugar en su casa natal de Rungstedlund, que servira asimismo de marco para gran parte de las entrevistas posteriores. Este hogar natal, donde nacieron tambin la mayora de sus obras, abri

    www.elboomeran.com

  • [ 14 ]

    Marianne Wirenfeldt Asmussen

    sus puertas al pblico en 1991 convertido en la Casa Museo de Karen Blixen.

    Siete cuentos gticos (1934) es, en propias palabras de la autora, un libro de disparates, el trmino ms adecuado que poda encontrar para referirse al non-sense humour ingls presente, por ejemplo, en Alicia en el Pas de las Maravillas de Lewis Carroll. La obra es una recopilacin de cuentos fantsticos, ambienta-dos en una poca muy anterior a la de Karen Blixen y con tan poca relacin con frica como se pueda imaginar. Pero la capacidad narrativa subyacente, que la autora conoce de las sagas nrdicas, pareca unirse al placer infinito del relato, descubierto en su encuentro con los africanos, capaces de convertir-lo todo en una historia. Al ao siguiente se publi-caba la versin en lengua danesa del libro, tambin escrito por la propia autora. Finalmente se revel su identidad y la acogida del libro en Estados Uni-dos, Inglaterra y Dinamarca la anim a incorporar a sus obras la temtica africana, de gran trascen-dencia para su vida personal. Haba anticipado que escribira un libro sobre la vida en la plantacin, centrndose particularmente en su relacin con los nativos. No obstante, el libro resulta ms bien como un mito seductor acerca de un paraso perdido. El xito de Out of Africa o Den Afrikanske Farm (Memo-rias de frica) supuso que aumentasen las visitas a Rungstedlund y se multiplicaran las entrevistas, que versaban sobre temas como la mujer africana y sus condiciones de vida.

    www.elboomeran.com

  • [ 15 ]

    Prlogo

    Vinter-Eventyr (Cuentos de inverno), de 1942, se publi-c, al igual que Gengldelsens Veje (Vengadoras angelica-les), de 1944, en un entorno de profundas dificultades durante la Segunda Guerra Mundial. Ambos libros recibieron igualmente la mencin de Book-of-the- Month. En los aos cincuenta, Karen Blixen destaca-r tambin como ensayista, escribiendo, entre otros temas, sobre la experimentacin con animales, fren-te a la que se posiciona como acrrima detractora. La admiracin y el respeto por los animales salvajes en frica constituyen el punto de partida de su crti-ca postura. La recopilacin de cuentos Sidste Fort-llinger (ltimos cuentos), de 1957, y Skbne-Anekdoter (Ancdotas del destino), de 1958, incluye algunos relatos previamente publicados en la revista norteamericana Ladies Home Journal. La andadura literaria de Blixen se completa con su ltima publicacin, Skygger paa Graeset (Sombras en la hierba) de 1960, donde retoma la temtica africana con la perspectiva que le conferira el trascurso de treinta aos.

    En la dcada de los cincuenta, Karen Blixen apa-reci mencionada en repetidas ocasiones como can-didata al Premio Nobel de Literatura, aunque nunca sera laureada. No obstante, el reciente acceso a los archivos del Premio Nobel ha confirmado efecti-vamente su nominacin. Su persona y su obra iban despertando un creciente inters en el extranjero, siendo cada vez ms los entrevistadores o escritores de otros pases que acudan a su encuentro, como Eugene Walter, autor de la entrevista para The Paris

    www.elboomeran.com

  • [ 16 ]

    Marianne Wirenfeldt Asmussen

    Review, la ms extensa de esta coleccin. El legenda-rio crtico literario francs Bernard Pivot se cit con Karen Blixen en Pars y relat su encuentro en Le Figaro Littraire. Conversaron tambin sobre el Pre-mio Nobel que, en opinin de Karen Blixen, deba otorgarse a Jean Anouilh, aunque acab proponien-do a Pivot que podran volver a reunirse cuando fuese ella la ganadora del premio.

    En su entrevista con Daniel Gills para la televi-sin belga, Blixen expresa con extraordinaria belleza sus experiencias en la vida. A la pregunta de Daniel Gills sobre cul sera su respuesta a un grupo de jvenes deseosos de saber qu le ha enseado la vida, la baronesa responde: Yo les dira que, ante todo, deben ser valientes. Sin valenta no hay forma de vivir. Y si me volviesen a preguntar, aadira que es imprescindible poseer el don de amar y un buen sentido del humor.

    Esperamos que tambin el lector de esta seleccin de entrevistas se deje inspirar por los sabios conse-jos de Karen Blixen y se acabe despertando en l un inters por leer o releer las obras de la autora. A continuacin se presenta un total de siete entrevis-tas, cifra que result ser mgica en la vida de Karen Blixen: fallecera un siete de septiembre a la edad de setenta y siete aos tras haber publicado siete obras, la primera de ellas titulada Siete cuentos gticos.

    Disfruten de la lectura.

    www.elboomeran.com

  • karen blixen

    www.elboomeran.com

  • [ 19 ]

    i concdanles doscientos aos

    ms de paz Por Johs Jacobsen. Politiken, 3 de octubre de 1937

    Qu le gustara que le contase sobre mi libro? Lo nico que s es lo que ya est escrito. En cuanto

    a si merece la pena, le aconsejara que lo leyese usted mismo. No tengo ninguna otra palabra ni ninguna otra idea que aadir: est todo escrito. Y le aseguro que no ha sido tarea fcil!.

    All sentada se encontraba la baronesa Blixen, tier-na y frgil, acurrucada en un clido sof. Jams resul-ta ser como uno la imagina. Presenta miles de facetas, pero al igual que en la novela de fantasa africana Ella de Rider Haggard, es en todo momento la que debe ser obedecida. En su mano, se revela una nueva y mis-teriosa magia: es una mano revoltosa y llena de vida, con una fortaleza en los dedos digna de un virtuoso del violn; veloz como el rayo y con una precisin mi-limtrica.

    www.elboomeran.com

  • [ 20 ]

    Karen Blixen

    No es ya Isak Dinesen, sino Karen Blixen. Se ha despojado de la mscara que ocultaba su nombre. Qu le podra preguntar despus de tan reveladora presentacin? La baronesa encendi un cigarrillo y la llama amarilla se reflej en sus ojos, de un marrn tan oscuro que apenas se poda distinguir.

    Extrao, incluso increble, podra resultar en ese instante que esta persona huraa y encogida hubiese sido propietaria de ms de seis u ocho mil acres de tierra, hubiera estado a cargo de varios cientos de sir-vientes africanos y que se hubiese dedicado a cultivar toneladas de caf igual que un hombre hasta que las langostas y la cada de los precios la obligaron a aban-donar su plantacin en Kenia.

    Extrao mas, en el fondo, parte de la magia.Su libro trata sobre frica?Es una narracin verdica de mis experiencias

    en el continente. Viv en Kenia durante dieciocho aos, los mejores de mi vida; por eso tiene tanto sig-nificado para m y siento tanta aoranza. Aqu son muchas las puertas que se cierran para una persona que haya estado ausente una larga temporada. No estuve aqu durante la guerra y tampoco viv la pe-nuria de la posguerra. Algo tan estremecedor como la Gran Guerra no se termina simplemente porque se haya firmado la paz. La mentalidad humana en su totalidad ha cambiado, pero all donde yo me en-contraba, a dos mil metros sobre el nivel del mar y justamente debajo del ecuador, no haba guerras.

    No siente como si no tuviese hogar?

    www.elboomeran.com

  • [ 21 ]

    Conversaciones

    En absoluto. Me encuentro aqu en Rungsted, en el antiguo hogar de mi infancia, donde antao es-cribi Johannes Ewald y tambin mi padre, encarnan-do al cazador Boganis.

    Esos dieciocho aos de la vida en los que uno se convierte verdaderamente en adulto son los mejo-res.

    De verdad es posible saber cules han sido los mejores aos de su vida antes de hallarse en el lecho de muerte?

    Karen Blixen rompi a rer. Despreocupada, es-pontnea, como una nia:

    No. Cmo se podra saber!Dentro de unos das se va a publicar mi libro

    anunci la baronesa, incorporndose con preste-za. Se levant y regres trayendo consigo un pesa-do volumen enviado por la editorial Gyldendal. Se trataba de un libro de unas cuatrocientas pginas que en la portada mostraba la imagen de un rbol de ramas tiesas y simtricas, similar a un abeto y con todas las hojas en punta, como si fuese un rbol de papel recortado.

    El tronco, las ramas y cada una de las hojas lleva-ban trazadas palabras escritas en caracteres msticos, probablemente rabes.

    Qu tipo de rbol es?No lo s, pero tiene un significado. Uno de mis

    sirvientes me dijo un da: tengo un regalo para ti que te va a gustar. Cuando me present esta imagen, tambin yo le pregunt:

    www.elboomeran.com

  • [ 22 ]

    Karen Blixen

    Qu quieren decir estos signos?No lo s respondi. Este mismo rbol me

    lo regal a m un sacerdote mahometano, y lo que est escrito en las ramas y las hojas es algo muy im-portante y serio. Por eso debes tenerlo.

    Los mahometanos estn bien vistos en Ke-nia?

    Son gente noble afirm la baronesa con una moral elevada y excelente. Es muy diferente a la nuestra, pero repleta de seriedad y fortaleza.

    Me han dicho me coment en cierta ocasin una joven que all de donde viene usted, en un lu-gar muy al norte, existe una tribu que no vende a las mujeres. Cmo son capaces de tolerar tal humilla-cin?

    Entre ellos, una mujer es siempre propiedad de al-guien, y ella se siente orgullosa de su valor. Se la con-sidera una rareza y se encuentra muy solicitada, pues las mujeres escasean en un lugar donde cada hombre tiene varias esposas.

    Que si no es una humillacin? Pero si son ellas las esclavas!

    No vaya usted a pensar. Las mujeres de estas tribus dominan al hombre. Lo que mueve al hombre a salir de caza y a buscar riqueza es el poder satis-facer cada uno de los deseos de la mujer. Los varo-nes son abstemios y, aparte de las mujeres, no tienen nada en que gastar el dinero. Luego ellas ya sabrn cmo sacarles beneficio, son quienes mandan.

    www.elboomeran.com

  • [ 23 ]

    Conversaciones

    Pero en lo que se refiere al matrimonio, podra re-latarle un sinfn de bellas ancdotas.

    Un distinguido joven, conocido mo, contrajo ma-trimonio mientras yo estaba en Kenia. Se haba cria-do en Londres e iba vestido al estilo europeo. Pero el da de la boda, a la que me invitaron, iba ataviado con la suntuosidad oriental de su linaje y me salud con los brazos cruzados. De su cinturn colgaba un fastuoso ltigo con el que castigar a su joven espo-sa si esta osaba contradecirle. El ltigo es simblico y adquiere un significado importante en el matrimonio. Pero ese ltigo que el hombre usa para la esposa solo puede utilizarlo con su caballo; si golpea a una vaca o a un perro con ese mismo ltigo, se convierte en motivo de divorcio.

    Y dicen las mujeres que hay una tribu en el Norte que humilla a sus mujeres?

    Y acaso tienen nuestros hombres motivos para estar tan orgullosos? manifest Karen Bli-xen. Fjese en este libro genealgico, que recoge la historia de mi familia a lo largo de trescientos aos: habla nica y exclusivamente de los hombres. Sus vidas y hazaas aparecen descritas al detalle con las particularidades que hemos podido recopilar. Sobre las mujeres nada se menciona, aparte de escuetas re-ferencias a que tal hombre contrajo matrimonio con tal o cual mujer. Sin embargo, al leer las cartas fami-liares y los documentos que conservamos veo cmo las mujeres son esa abrumadora fuerza motriz de-trs del trabajo del hombre.

    www.elboomeran.com

  • [ 24 ]

    Karen Blixen

    Por qu olvidarnos de las mujeres? Por qu dejarlas de lado? Realmente se atreve a afirmar que nuestros hombres se comportan mejor con las mujeres que el mahometano con el ltigo especial para mujeres y caballos?

    Nuestras mujeres son cada vez ms indepen-dientes. Tienen derecho a voto; forman parte acti-va de la sociedad.

    Tambin en eso pienso con frecuencia, y me regocijo de poder ir donde me apetezca, conducir mi automvil, viajar en tren o en barco y ser en todo momento libre y respetada. Pero esto no se lo tengo que agradecer a los hombres, sino a muje-res como Clara Raphael y todas las dems; fueron ellas las que consiguieron la libertad para la mujer en el mundo del hombre blanco. No se dejaron amedrentar por las burlas ni por la persecucin ve-jatoria a la que se vieron sometidas por el hombre. Y es gracias a ello que yo soy una persona inde-pendiente.

    Entonces Karen Blixen adopt otra de sus face-tas. Abandonando su mofa sobre la diezmada into-lerancia del hombre blanco, se adentr en un viaje hacia el pas de su corazn, Kenia, para hablar de las nobles tribus mahometanas de Somalilandia y de los nativos kenianos ms primitivos, que eran sus sirvientes. Nios y animales aparecan a modo de destellos en su relato. Su mayordomo contrajo matrimonio y tuvo un hijo, y este chiquillo africano dio origen a toda una historia, pese a ser tan pe-

    www.elboomeran.com

  • [ 25 ]

    Conversaciones

    queo y de tan corta edad. No se dejaba asustar, y resultaba divertido ver un ser que jams se dejaba asustar, independientemente de lo que uno hicie-se. Cuando correteaba por la granja, capitaneando a animales y a nios, ella le gritaba en dans la pa-labra Krigsoverogunderkommandersergent, de un cuento de Hans Christian Andersen. En medio de la ms salvaje de las persecuciones, el joven era capaz de girarse y apresurarse a repetir esa terrible palabra antes de que ella lo hiciera.

    Habl de las chicas, que se comportaban con extremo decoro, pues era preciso mantener su pre-cio hasta que llegase el gran comprador.

    Explic que las jvenes en Kenia se afeitaban por completo el cabello de la cabeza. Con los aos, uno se acostumbra a la calvicie, que al final pareca simbolizar la verdadera dignidad de la mujer, mien-tras que el cabello conceda ms bien un aspecto desfavorecedor, desaseado, como si de una especie de barba se tratase.

    Un cuadro de una quinceaera con el pelo afei-tado, bella y encantadora. Yo misma la he pin-tado afirm Karen Blixen y aqu tenemos un hombre, un anciano africano. Fjese en su cara: pa-ciente como un animal, tan respetable!

    Es usted pintora?Pues estudi en la Academia de Bellas Ar-

    tes cuando era joven.Cmo es capaz de recordar los miles de de-

    talles que describe en su libro? Nombres, fechas,

    www.elboomeran.com

  • [ 26 ]

    Karen Blixen

    acontecimientos, una representacin de tantos destinos humanos y sucesos a lo largo de toda una vida.

    Son demasiadas las cosas que he olvidado! Si pudiera recordar mejor, podra pero tan solo me gusta narrar cuando hay alguien dispuesto a escu-charme. En Kenia siempre se cuentan historias, no tenamos ni radio ni pelculas, y con frecuencia mis sirvientes venan a sentarse junto a m y me decan: Ahora te voy a contar algo que sucedi de verdad. Haba una vez.... S, me sentaba all, completa-mente alejada del mundo, y escuchaba a chicas y chicos contar historias de Las mil y una noches, obra que nunca haban ledo. Estas historias llegaban ca-balgando a lomos de un camello con los viajeros y eran sin lugar a duda ms osadas que las de la recopilacin que conocemos.

    No se haba iniciado todava el mestizaje? Qu opinaban las chicas de los hombres blancos?

    Nada bueno! Un chico con ropas grises y rostro gris! No sabe lanzar una lanza, ni tirar con arco, y qu dbil parece si se le compara con los propios jvenes de la tribu!

    Pero las chicas eran tan bellas que no me cos-taba entender que un hombre blanco pudiese enamorarse perdidamente de ellas, con su piel de terciopelo y una figura tan recta y tan libre como rboles jvenes creciendo al sol. Haba un color intenso en esta tierra, esta noble tierra de nobles

    www.elboomeran.com

  • [ 27 ]

    Conversaciones

    gentes con ms color en la piel que nosotros, y tambin con ms color en el alma.

    La baronesa esboz una sonrisa, como si estu-viera pensando en unos chiquillos.

    Carecan de toda referencia. Cierto da le di a un grupo de hombres la orden de construir unas casas para las familias. Deban disponerse en lnea y no tardaron en estar erigidas. Pero cuando fui a verlas, resultaron estar torcidas y ahuecadas, dis-tribuidas aleatoriamente las unas entre las otras en lugar de estar alineadas.

    Entonces me enfurec y les solt una reprimen-da. No os soporto, dije, sois como cabras y ovejas!.

    Aguantaron mi enfado con decoro, y cuando hube terminado me preguntaron:

    Mira, ahora ya nos has regaado. Pero por qu deben las casas estar construidas con tanta preci-sin y por qu han de estar en lnea?.

    As era mi gente, pero esa era una de las razones por las que les adoraba.

    Les daba clase y eran excelentes en clculo y matemticas. En las escuelas de la Misin apren-dan slo religin y salmos.

    Pero qu piensa entonces sobre el futuro de este pueblo?

    Si se les enva una legin de competentes hombres de negocios equipados con todo tipo de tecnologa, se hundirn. Deben introducirse al progreso tecnolgico paulatinamente, como los

    www.elboomeran.com

  • [ 28 ]

    Karen Blixen

    groenlandeses. Sin duda que pueden aprender a conducir y a volar, pero la verdadera aficin por la tcnica es algo que solo se puede desarrollar con el paso de los siglos.

    O qu le parece? pregunt la narradora de historias con una pcara sonrisa no cree que Scrates, las cruzadas y la Revolucin francesa fueron necesarios para poder llegar a fabricar automviles y aviones?

    Concdanle a mi gente africana doscientos aos. A nosotros nos hicieron falta dos mil!

    www.elboomeran.com