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42262394 Goethe Wolfgrang Confesiones de Un Alma Bella

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2

Hasta que cumplí los ocho años fui una niña enteramente sana, pero de aquella épocaconsigo acordarme tan poco como del día de mi nacimiento. ada m!s comen"ar miocta#o año tu#e un #$mito de sangre % al instante fue mi alma todo sensibilidad %memoria. &as m!s pequeñas circunstancias de este a"ar est!n a'n ante mis o(os, como sihubieran sucedido a%er.

) lo largo de los nue#e meses que la enfermedad me hi"o guardar cama, que soportécon paciencia, naci$ también, así me lo parece, el fundamento de toda mi forma de pensar, pues se le brindaron entonces a mi espíritu los primeros medios para desarrollarsede acuerdo con su específica forma de ser.

*ufría % amaba, % ésa era la auténtica figura de mi cora"$n. +n medio de las m!s#iolentas toses % de una fatigante fiebre estaba tranquila como un caracol que se retira asu concha. an pronto como tenía un poco de aire, deseaba sentir algo agradable, % comotodos los restantes deleites me estaban #edados, buscaba resarcirme con o(os  y oídos. -etraían (uegos de muñecas y libros ilustrados, % quien deseara tener un sitio (unto a milecho tenía que narrarme alguna historia.

e mi madre escuchaba con gusto historias bíblicas/ mi padre me distraía con ob(etos

de la naturale"a. 0oseía un buen gabinete/ en ocasiones me ba(aba de allí alg'n ca($n, memostraba las cosas que contenía % me las e1plicaba #era"mente. 0lantas secas e insectos %toda suerte de preparados anat$micos, piel humana, huesos, momias % cosas seme(antesllegaban al lecho enfermo de la pequeña/ p!(aros % animales, que él mismo ca"aba, meeran enseñados antes de que pasaran a la cocina/ % para que el príncipe del uni#ersotambién tu#iera #o" en esta reuni$n, mi tía me contaba historias de amor % cuentos dehadas. odo era aceptado % todo arraigaba. enía momentos en los que me entretenía#i#amente con los seres in#isibles/ % a'n recuerdo algunos #ersos que por aquel entoncesdicté a mi madre.

) menudo #ol#ía a contar a mi padre lo que de él había aprendido. o tomabaf!cilmente una medicina sin preguntar d$nde crecen las cosas de las que est! hecha, qué

aspecto tienen, c$mo se llaman. 0ero las narraciones de mi tía tampoco caían en terreno baldío. -e imaginaba a mí misma con los m!s bellos #estidos % me encontraba con los príncipes m!s encantadores, que ni descansaban ni tenían pa" hasta que sabían quién erala bella desconocida. na a#entura seme(ante, con un !ngel pequeño % delicioso, el cual,con blancos ropa(es % alas de oro, por mí bebía los #ientos, fue tan le(os que miimaginaci$n ele#$ su imagen % la con#irti$ casi en una aparici$n.

0asado un año estaba bastante restablecida/ pero no me había quedado en resto nadadel car!cter re#oltoso propio de la infancia. i siquiera podía (ugar con muñecas % e1igíaseres que respondieran a mi amor. -e satisfacían en e1tremo perros, gatos % p!(aros, yseres seme(antes de todas las clases que criaba mi padre/ pero 3qué no habría dado %o por  poseer una criatura que desempeñaba un papel mu% importante en uno de los cuentos de

mi tía4 *e trataba de un corderito que una campesina había atrapado en el bosque % habíaalimentado/ pero en este precioso animal habitaba oculto un príncipe encantado, quefinalmente #ol#ía a mostrarse como un bello muchacho % recompensaba a su bienhechoracon su mano. 3Con qué deleite habría poseído %o un corderito seme(ante4

0ero como ninguno quería mostrarse, % puesto que (unto a mí todo discurría de formaenteramente natural, se me des#aneci$, poco a poco, la esperan"a de poseer un bien tan precioso. +ntretanto me consolaba, pues leía esos libros en los que se describen aconteci5

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mientos mara#illosos. e todos ellos mi preferido era el  Hércules cristiano alemán, cu%a piadosa historia de amor era enteramente de mi agrado. *iempre que le ocurría algunacosa a su 7alis8a, % le ocurrían cosas terribles, re"aba antes de apresurarse en su a%uda, %las oraciones constaban detalladamente en el libro. 3Cu!nto me gustaba esto a mí4 -iinclinaci$n a lo in#isible, que siempre sentía de una forma oscura, s$lo se acrecentaba

con ello, pues desde entonces % para siempre también ios debía ser mi confidente.*$lo el cielo sabe lo que seguí le%endo, todo re#uelto, seg'n fui creciendo. 0ero

estimaba por encima de todas mis lecturas la Octavia romana. &as persecuciones de los primeros romanos, no#eladas, despertaban en mí el m!s #i#o interés.

)hora bien, mi madre comen"$ a protestar por la constante lectura/ mi padre, por amor a ella, me quit$ un día los libros de una mano % me los puso de nue#o en la otra.+ra suficientemente listo para darse cuenta de que no iba a conseguir nada, % s$lo meapremi$ para que le%era la 9iblia con igual diligencia. o me opuse, % leí los &ibros*agrados obteniendo buenos di#idendos. -i madre siempre estaba atenta para que noca%eran en mis manos libros licenciosos, % %o misma habría apartado de mi #istacualquier escrito pernicioso, pues mis príncipes % princesas eran todos e1tremadamente

#irtuosos/ por lo dem!s, sabía de la historia natural de la especie humana m!s de lo quede(aba traslucir, % la ma%oría de estos conocimientos los había obtenido de la 9iblia.Confrontaba los pasa(es delicados con palabras % cosas que sucedían ante mis o(os  y,gracias a mi curiosidad y al don que tenía para establecer relaciones, entresacaba feli"5mente la #erdad. *i hubiera oído hablar de bru(as, también me habría familiari"ado con la bru(ería.

) mi madre % a esta curiosidad tengo que agradecer que a pesar de esta #ehementeinclinaci$n a la lectura aprendiera sin embargo a cocinar/ pero es que aquí había cosasque #er. 0ara mí era una fiesta partir una gallina o un lech$n. &le#aba a mi padre las#ísceras % él hablaba conmigo sobre ellas como con un (o#en estudiante % con íntimaalegría acostumbraba a llamarme su hi(o malogrado.

enía %a doce años. )prendí francés, dan"a % dibu(o, % recibí la acostumbradaenseñan"a religiosa. +sta 'ltima suscitaba en mí sensaciones % pensamientos, pero nadaque se hubiera podido referir a mi estado. +scuchaba con agrado hablar de ios, estabaorgullosa de poder hablar de :l me(or que mis iguales. &eí entonces con celo algunoslibros que me permitieron charlotear sobre religi$n. 0ero nunca caí en la cuenta de pensar si el asunto iba conmigo, si mi alma también estaba conformada de este modo, si seaseme(aba a un espe(o que pudiera refle(ar el sol eterno/ pues todas estas cosas %a lashabía presupuesto de una #e" por todas.

+l francés lo estudiaba con mucha a#ide". -i maestro de idiomas era un buenhombre. o era un empírico superficial, ni un seco gram!tico/ sabía ciencias, había #istoel mundo. )l mismo tiempo que las lecciones de idioma, satisfacía de di#ersas maneras

mi curiosidad. &o amaba tanto que siempre aguardaba su llegada con el cora"$n palpitante. +l dibu(o no me era difícil, % habría llegado m!s le(os con él si mi maestrohubiera poseído cabe"a % conocimientos/ pero s$lo tenía manos % destre"a.

)l principio la dan"a era s$lo la m!s pequeña de mis alegrías/ mi cuerpo erademasiado sensible % s$lo aprendía en la compañía de mis hermanas. 0ero gracias a laidea de nuestro maestro de ofrecer un baile para todos sus discípulos % discípulas se a#i#$el interés por este e(ercicio.

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe;

+ntre los muchos muchachos % muchachas destacaban dos hi(os del -a%ordomo-a%or de la Corte< el mas (o#en de mi misma edad, el otro dos años ma%or, ambos de tal belle"a que, seg'n confesi$n general, sobrepasaban todo lo que en belle"a infantil pudierauno haber #isto. ampoco %o, apenas los #i, tu#e o(os para nadie m!s de todo el grupo.+n ese mismo instante comencé a bailar con esmero % deseé bailar bellamente. =C$mo

fue que también estos muchachos, entre todas las dem!s, se fi(asen preferentemente enmí> +n cualquier caso, al poco tiempo éramos %a los me(ores amigos, % a'n no habíafinali"ado la pequeña di#ersi$n cuando %a habíamos concertado d$nde #ol#eríamos a#ernos pr$1imamente. 3?ué gran alegría para mí4 0ero quedé totalmente embelesadacuando a la mañana siguiente, ambos, en mu% galantes billetes, acompañados de un ramode flores, se interesaban por mi situaci$n. 3unca me he #uelto a sentir como me sentíentonces4 )tenciones fueron respondidas con atenciones, cartitas con cartitas. @glesias % paseos se con#irtieron desde ese momento en lugares de cita/ nuestros ($#enes conocidosnos in#itaban siempre a los tres (untos, pero éramos lo suficientemente astutos para disi5mular el asunto, de tal modo que nuestros padres s$lo #eían de él lo que nosotrosestim!bamos oportuno.

enía, pues, dos enamorados a la #e". o me decidía por ninguno de ellos, ambos megustaban % como me(or est!bamos era los tres (untos. Aepentinamente, el ma%or ca%$gra#emente enfermo/ %o misma había estado con frecuencia mu% enferma % supe alegrar al paciente en#i!ndole cumplidos % e1quisiteces adecuadas para un enfermo. *us padresagradecían estas atenciones, escucharon los ruegos de su amado hi(o %, tan pronto comoéste abandon$ la cama, me in#itaron, (unto con mi hermana, a #isitarlo. &a ternura con laque me recibi$ no era infantil, % a partir de aquel día me decidí por él. -e ad#irti$ alinstante de guardar discreci$n ante su hermano, pero nuestro fuego no se podía ocultar %los celos del m!s (o#en completaron la no#ela. os hi"o mil malas (ugarretas, con placer destruía nuestra alegría, % con ello aumentaba la pasi$n que buscaba destruir.

Había encontrado realmente al deseado corderito % esta pasi$n, como antaño la

enfermedad, tu#o el efecto en mí de #ol#erme silenciosa % ale(arme de las alegrías bulliciosas. +staba solitaria  y conmo#ida,  y de nue#o me #ol#i$ ios a la memoria.*igui$ siendo mi confidente, % bien sé las l!grimas que en oraci$n derramé por elmuchacho, que continuaba enfermo.

)unque había mucho de infantil en el proceso, ese mismo proceso contribuía a laformaci$n de mi cora"$n. +n lugar de las traducciones habituales, teníamos que escribir diariamente para nuestro maestro de francés cartas in#entadas por nosotras mismas. Hice p'blica mi historia de amor ba(o los nombres de 0hilis % amon. +l #ie(o supo leer entrelíneas, % para gran(earse mi confian"a alab$ mucho mi traba(o. Bui cada #e" m!s atre#ida,destapé mi cora"$n % fui fiel a la #erdad hasta en los detalles m!s pequeños. a norecuerdo en qué pasa(e tom$ entonces pie mi maestro para decir< D3?ue gentil, qué

natural4 0ero la buena de 0hilis debe tener cuidado, pues pronto puede el asunto #ol#erseserioE.

-e disgust$ que no considerara que el asunto era %a serio % le pregunté ofendida quéentendía por serio. o se hi"o repetir la pregunta una segunda #e" % se e1plic$ con tantaclaridad que apenas si pude ocultar mi horror. 0ero como al instante se declar$ en mí eleno(o % le tomé a mal que pudiera albergar tales pensamientos, me serené, quise (ustificar a mis enamorados % con las me(illas ro(as como el fuego di(e< D0ero, señor mío, 0hilis es

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una muchacha decenteE.0ero era lo suficientemente mal#ado para burlarse de mi decente heroína,

enrabiet!ndome con ella, % mientras habl!bamos francés (ugar con la honnêté, para con5ducir la decencia de 0hilis a tra#és de todos sus significados. *entía lo ridículo de lasituaci$n % estaba e1tremadamente turbada. :l, que no quería despertar mis recelos,

interrumpía la con#ersaci$n, pero la retomaba apro#echando cualquier otra oportunidad.Comedias  y  pequeñas historias que leía  y traducía con él le brindaban a menudo laocasi$n para mostrar qué débil protecci$n contra las e1igencias del amor es la así llamada#irtud. o lo contradecía, pero siempre me eno(aba en secreto, % sus ad#ertencias se mehicieron pesadas.

0oco a poco iba rompiendo toda relaci$n con mi buen am$n. &as triquiñuelas delhermano m!s pequeño habían erosionado nuestro trato. 0oco tiempo después murieronlos dos florecientes adolescentes. -e hi"o daño, pero pronto estaban ambos ol#idados.

0hilis crecía deprisa, estaba totalmente sana % comen"aba a #er el mundo. +l 0ríncipeHeredero se cas$ % poco después de la muerte de su padre tom$ posesi$n del gobierno.Corte % ciudad conocían un #i#o mo#imiento. -i curiosidad encontraba, pues, donde

alimentarse. Había comedias, bailes % todo lo que se sigue de ello, % aunque nuestros padres nos contenían tanto como les era posible, había sin embargo que de(arse #er en laCorte, donde fui introducida. &os e1tran(eros afluían a chorros, en todas las casas estabael gran mundo, a nosotros mismos nos habían recomendado algunos caballeros  y presentado a otros, y en la casa de mi tío se daban cita todas las naciones.

-i honrado mentor continuaba ad#irtiéndome de una forma discreta  y, sin embargo,acertada, % %o, secretamente, continuaba tom!ndomelo a mal. o estaba con#encida enmodo alguno de la #erdad de sus afirmaciones, y qui"! por aquel entonces tu#iera %ora"$n y qui"! estu#iera él equi#ocado, cuando ba(o todas las circunstancias considerabatan débiles a las mu(eres. 0ero al mismo tiempo hablaba de forma tan insistente, que encierta ocasi$n me dio miedo de que pudiera tener ra"$n, pues le di(e mu% #i#amente<

D0uesto que el peligro es tan grande % el cora"$n humano tan débil, quiero pedirle a iosque me prote(aE.

&a ingenua respuesta pareci$ alegrarle % alab$ mi prop$sito/ pero %o, entonces, no lohabía dicho en serio % en aquella ocasi$n se trataba tan s$lo de palabras #acías, pues elsentimiento para lo in#isible casi se había e1tinguido en mí. +l gentío por el que estabarodeada me dispersaba % me arrastraba como si fuera una impetuosa corriente. Bueron losaños m!s #acíos de mi #ida. odo se reducía a pasarme días enteros hablando de nada, sinalbergar pensamiento sano alguno, tan s$lo re#oloteando. i siquiera me acordaba de misamados libros. &as gentes por las que estaba rodeada no tenían ni idea de las ciencias/ setrataba de cortesanos alemanes, % esta clase de indi#iduos no tenía por aquel entonces lam!s mínima cultura.

0odría pensarse que tales compañías tendrían que haberme conducido al borde de la perdici$n. 7i#ía tan s$lo en una sensual alegría, no me concentraba, no re"aba, no pensaba ni en mí ni en ios. 0ero considero como un destino el que no me gustaraninguno de aquellos hombres, bellos, ricos % bien #estidos. +ran indi#iduos de #idadesordenada % no lo ocultaban/ esto me asustaba % me echaba para atr!s. )dornaban sucon#ersaci$n con ambigedades, lo cual me ofendía % me mostraba fría ante ellos. +nocasiones, sus malas costumbres sobrepasaban todo lo imaginable % %o me permitía ser 

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe

descortés.)dem!s, en cierta ocasi$n mi #ie(o maestro de idiomas me había dicho

confidencialmente que con la ma%oría de estos desagradables muchachos no s$lo corre peligro la #irtud de una muchacha, sino también su salud. Comencé a temerles % mellenaba de inquietud cuando algunos de ellos, de la forma que fuera, se me acercaba en

e1ceso. -e andaba con cuidado con los #asos % las ta"as, así como con las sillas en lasque se hubiera sentado alguno de ellos. e esta forma, tanto desde un punto de #istamoral como físico me encontraba mu% aislada, % todas las galanterías que me decían lasinterpretaba orgullosamente como incienso que me era debido.

+ntre los e1tran(eros que por aquel entonces andaban entre nosotros, destacaba particularmente un hombre (o#en, al que en broma llam!bamos arciso. Había adquirido prestigio en la carrera diplom!tica %, dadas las di#ersas transformaciones que tenían lugar en nuestra nue#a Corte, abrigaba esperan"as de ser #enta(osamente colocado. +ntr$ pronto en contacto con mi padre % sus conocimientos % su conducta le abrieron camino enla cerrada sociedad de los hombres m!s dignos. -i padre hablaba mucho en su fa#or, %su bella figura habría causado aun ma%or impresi$n si todo su ser no hubiera mostrado

una especie de #anidosa presunci$n. &o había #isto, pensaba bien de él, pero nuncahabíamos con#ersado.

+n un gran baile, en el que también se encontraba él, bailamos (untos un minueto, pero sin entrar en ma%ores familiaridades. Cuando comen"aron los bailes m!s agitados,que %o acostumbraba a e#itar en atenci$n a mi padre, que estaba preocupado por misalud, me retiré a un cuarto contiguo % con#ersé con antiguas amigas, que se habían puesto a (ugar.

 arciso, que durante un rato había estado dando #ueltas, entr$ también finalmente enel cuarto en el que %o me encontraba, % después de recuperarse de una hemorragia nasalque le había sorprendido bailando, comen"$ a hablar conmigo de toda clase de cosas. )lcabo de media hora era tan interesante la con#ersaci$n, a pesar de que en ella no se

entreme"claba ni la m!s mínima huella de afecto, que ninguno de los dos podía soportar m!s el baile. 0ronto fuimos ob(eto de las bromas de los dem!s, sin que lograrandesconcertarnos. ) la noche siguiente pudimos reanudar de nue#o nuestra con#ersaci$n %#elar por nuestra salud.

a habíamos trabado conocimiento. arciso nos asistía % nos ofrecía sus respetos, amí % a mis hermanas, % comencé a darme cuenta de nue#o de que sabía qué había pensado, qué había sentido % qué quería e1presar en la con#ersaci$n. -i nue#o amigo,que desde siempre había frecuentado la me(or sociedad, adem!s de las materias hist$ricas% políticas, que dominaba enteramente, poseía mu% amplios conocimientos literarios, %ninguna no#edad le era desconocida, particularmente las que pro#enían de Brancia. -e proporcionaba % me en#iaba alg'n libro agradable, pero esto tenía que mantenerse m!s en

secreto que si se tratara de una relaci$n amorosa prohibida. *e ridiculi"aba a las mu(eresilustradas, % ni siquiera se quería sufrir a las que habían recibido alg'n tipo de educaci$n, probablemente porque se consideraba descortés a#ergon"ar a tantos #arones ignorantes.@ncluso mi padre, que había acogido mu% fa#orablemente esta nue#a ocasi$n de formar mi espíritu, e1igía e1presamente que este comercio literario permaneciera en secreto.

e esta forma continu$ nuestro trato apro1imadamente un año, % no puedo decir que arciso me hubiera manifestado de alguna manera amor o cariño. 0ermanecía atento %

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Confesiones de un alma bella Johann W. GoetheI

ser#icial, pero no mostraba ning'n afecto. 0arecía, m!s bien, que no le de(abanindiferente los encantos de mi hermana pequeña, que por aquel entonces erae1traordinariamente bella. 9romeando le daba todo tipo de nombres (o#iales en lenguase1tran(eras, muchas de las cuales hablaba mu% bien % cu%os giros peculiares gustabaentreme"clar en la con#ersaci$n alemana. +lla no respondía a sus galanterías de forma

especial/ estaba apresada en otras redes, % como era mu% impulsi#a % mu% susceptible noera e1traño que disintieran en pequeñeces. Con mi madre % con las tías sabía comportarse bien, % así, poco a poco, fue con#irtiéndose en miembro de la familia.

?uién sabe cuanto tiempo habríamos continuado #i#iendo de este modo, si por une1traño a"ar nuestras relaciones no hubieran e1perimentado una s'bita modificaci$n. Buiin#itada (unto con mi hermana a cierta casa donde no gustaba ir. &a sociedad estabae1cesi#amente me"clada, % con frecuencia se encontraban allí hombres de la condici$n sino m!s grosera, sí al menos del talante m!s #ulgar. +n aquella ocasi$n arciso tambiénestaba in#itado, % por consideraci$n a él me inclinaba a ir, pues estaba segura deencontrar a alguien con el que poder recrearme a mi manera. a en la mesa tu#imos quesoportar #arias impertinencias, pues algunos hombres habían bebido en e1ceso. ras la

comida bebimos % tu#imos que (ugar a las prendas. +l (uego transcurría r!pido % #i#a".&e toc$ a arciso rescatar una prenda % a tal fin se le orden$ que musitara al oído detodos los presentes algo que les resultara agradable. *e detu#o largo tiempo (unto a mi#ecina, la mu(er de un capit!n. e pronto, le dio éste tal bofetada que a mí, que estabasentada (usto al lado, se me llenaron los o(os de pol#os cosméticos. )sí que me huberestregado los o(os % repuesto en alguna medida del sobresalto, #i a ambos hombres conlas espadas desnudas. arciso sangraba y el otro, fuera de sí por el #ino, la ira  y los celos,apenas si podía ser su(etado por el resto de los presentes. Cogí a arciso del bra"o % locondu(e a tra#és de la puerta, por una escalera que subía, a otro cuarto, % como no creía ami amigo seguro frente a su furioso ad#ersario eché de inmediato el cerro(o a la puerta.

 inguno de los dos consider$ que la herida fuera cosa seria, pues s$lo #imos un

ligero corte sobre la mano. 0ero pronto descubrimos un río de sangre, que le corría por laespalda, % una herida tremenda en la cabe"a. -e asusté. Corrí entonces al #estíbulo para pedir a%uda, pero no pude #er a nadie, pues todos se habían quedado aba(o para amansar al enfurecido indi#iduo. Binalmente, subi$ corriendo una hi(a del dueño de la casa, % meacongo($ su regoci(o, pues se reía hasta casi morir de aquel loco espect!culo % de aquellamaldita comedia. &e pedí urgentemente que me proporcionase un médico, % ella, a sumanera sal#a(e, ba(o corriendo las escaleras para buscarlo.

7ol#í con mi herido, le até alrededor de la mano mi pañuelo, % una toalla, que colgabaen la puerta, se la ceñí en la cabe"a. *eguía sangrando abundantemente, palidecía % parecía estar a punto de desma%arse. o había nadie cerca que hubiera podido a%udarme.&o tomé con mucha naturalidad en mis bra"os % con caricias % lison(as traté de

reanimarlo. 0areci$ obrar el efecto de un remedio espiritual< no lleg$ a perder elconocimiento, pero estaba sentado allí, p!lido como los muertos.

Binalmente lleg$ la diligente dueña de la casa, % c$mo se asust$ cuando #io al amigo,en tal estado, %aciendo en mis bra"os % a ambos rebosantes de sangre, pues nadie seimaginaba que arciso estu#iera herido< todos pensaban que %o lo había rescatadofeli"mente.

)llí había en abundancia #ino, agua de colonia % todo aquello que s$lo puede ali#iar 

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe

% refrescar/ lleg$ también el médico %, entonces, bien podría haberme retirado, pero arciso me asi$ fuertemente de la mano aunque %o, sin necesidad de ser retenida, habría permanecido allí. -ientras lo #endaban continué friccion!ndolo con #ino, % apenas si me percaté de que todos se habían congregado a nuestro alrededor. +l médico finali"$ sutarea, el herido se despidi$ silenciosa % cortésmente de mí % fue lle#ado a su casa.

&a dueña de la casa me condu(o a su dormitorio/ me hi"o desnudarme del todo % no puedo callar que %o, una #e" que me hube la#ado su sangre de mi cuerpo, por #e" primera, por a"ar, en un espe(o, me percaté de que también sin #estidos podíaconsiderarme bella. o pude #ol#er a #estirme ninguna de mis ropas, % como todas las personas de la casa eran m!s pequeñas o m!s gruesas que %o, regresé a casa, para gransorpresa de mis padres, e1tra#agantemente ata#iada. +staban mu% eno(ados por misobresalto, por las heridas del amigo, por la sinra"$n del capit!n, por todo lo ocurrido.0oco falt$ para que mi propio padre, para #engar a su amigo, desafiase en duelo alcapit!n. Censur$ a los caballeros presentes no haber castigado en ese mismo momentouna conducta tan ale#osa, pues era de todo punto e#idente que el capit!n, tras haber golpeado a arciso, había sacado la espada % lo había herido por detr!s/ el rasguño en la

mano se había producido al desen#ainar arciso su espada. o estaba indescriptiblementealterada % afectada, o como quiera decirse. +l afecto, que descansaba en lo m!s hondo delcora"$n, se había desatado de impro#iso, como una llama ati"ada por el aire. si el placer % la alegría tienen buenas manos para engendrar primeramente el amor % luegoalimentarlo en silencio, aquel que es por naturale"a resuelto es mu% f!cilmente lle#ado por el espanto a decidirse % a aclararse. &e dieron a la hi(ita una medicina % la acostaron.) la mañana siguiente, mu% temprano, mi padre se apresur$ a #isitar a su amigo herido,que %acía gra#emente enfermo con una fuerte fiebre producto de las heridas.

-i padre me di(o mu% poco de lo que había hablado con él e intent$ tranquili"armerespecto a las consecuencias que este incidente pudiera tener. *us comentarios #ersaronsobre si cabía satisfacerse con una e1cusa o si m!s bien había que conducir el asunto por 

#ía (udicial, % otras cosas seme(antes. 0ero %o conocía mu% bien a padre como para creer que él deseara poner fin a este asunto sin un duelo. 0ermanecí, sin embargo, en silencio, pues desde mu% temprano había aprendido de mi padre que las mu(eres no tienen queentreme"clarse en estos asuntos. 0or lo dem!s, no parecía que entre los dos amigoshubiera acontecido nada que me concerniera/ ahora bien, mi padre no tard$ en confiarle ami madre el contenido de su larga con#ersaci$n. arciso, di(o, estaba e1tremadamenteconmo#ido por la a%uda que %o le había prestado, lo había abra"ado, se había declaradomi eterno deudor % había e1presado que no deseaba felicidad alguna si no la podíacompartir conmigo< le había solicitado permiso para considerarlo como a un padre.-am! me cont$ todo esto fielmente, pero me record$ con la me(or intenci$n que no ha%que hacer mucho caso de algo dicho así, al calor de la primera impresi$n. D*í,

ciertamenteE, le respondí con una frialdad ficticia, % s$lo el cielo sabe qué % cu!nto sentíen esos momentos.

 arciso estu#o enfermo dos meses. ) causa de la herida en la mano derecha ni tansiquiera podía escribir/ sin embargo, entretanto, me e1presaba sus recuerdos mediante lam!s obsequiosa atenci$n. odas estas m!s que habituales cortesías las relacionaba con loque sabía por mi madre, % mi cabe"a estaba constantemente llena de ideas e1tra#agantes.oda la ciudad hablaba de lo sucedido. *e hablaba de ello conmigo en un tono peculiar, %

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se sacaban consecuencias que, por mucho que intentara recha"arlas, me eran cada #e"m!s cercanas. &o que antes había sido galanteo % costumbre se con#irti$ en seriedad einclinaci$n. &a intranquilidad en la que #i#ía era tanto m!s enérgica cuanto m!scuidadosamente buscaba %o ocultarla ante todos los hombres. &a idea de perderlo mehorrori"aba % la posibilidad de una relaci$n m!s estrecha me hacía temblar. Ciertamente,

 para una muchacha medianamente lista la idea del matrimonio tiene algo de espantoso.Gracias a estas #iolentas conmociones había #uelto a acordarme de mí misma. &as

multicolores im!genes de una #ida desperdiciada, que antaño flotaban día % noche antemis o(os, habían sido barridas, de pronto, como por un soplo. -i alma comen"$ de nue#oa hacerse sentir. an s$lo no fue f!cil reemprender el mu% interrumpido trato con elamigo in#isible. Continu!bamos a'n bastante ale(ados/ nacía de nue#o algo entrenosotros, pero había una gran diferencia frente a lo de antaño.

*in que %o me enterara se celebr$ un duelo, en el curso del cual el capit!n result$gra#emente herido. &a opini$n p'blica estaba en todos los aspectos del lado de miamado, el cual, finalmente, #ol#i$ a salir a escena. )ntes que cualquier otra cosa, se hi"olle#ar a nuestra casa con la cabe"a #endada % el bra"o en cabestrillo. 3C$mo me palpitaba

el cora"$n en esta #isita4 oda la familia estaba presente/ por ambas partes todo quedabaen agradecimientos % cumplidos formales, mas él encontr$ la ocasi$n de ofrecermealgunas señales secretas de su cariño, con lo cual mi inquietud fue en aumento. espuésde que él se hubo recuperado totalmente nos #isit$ a lo largo de todo el in#ierno de lamisma manera que antaño % a pesar de las muchas silenciosas señales de emoci$n % deamor que me dio, todo qued$ sin discutir.

e esta forma estaba %o en constante e(ercicio. o podía confiarme a ning'n ser humano % de ios me había ale(ado mucho. ) lo largo de estos cuatro años sal#a(es lohabía ol#idado totalmente/ ciertamente, de #e" en cuando #ol#ía a pensar en él, pero eltrato amistoso se había enfriado. *$lo le hacía #isitas ceremoniosas, % como adem!s deello, cuando me presentaba ante él iba siempre bellamente #estida, % ante él mostraba con

satisfacci$n mi #irtud, decencia % otros méritos que frente a otros creía tener, él, entretantos adornos, parecía que no se apercibía de mí.

n cortesano quedaría mu% intranquilo si su príncipe, del que espera su felicidad, secomportase así frente a él/ pero %o no me sentía contrariada. enía lo que necesitaba<salud % comodidades. *i ios se dignaba acoger mi recuerdo de él, bien estaba/ % si no, pensaba que había cumplido con mi obligaci$n.

Ciertamente, en aquella época %o no pensaba así de mí/ pero tal era sin embargo la#erdadera imagen de mi alma. 0ero también por aquel entonces %a habían tomado formamis deseos de cambio % purificaci$n.

&leg$ la prima#era % arciso me #isit$ de impro#iso en un momento en el que %oacostumbraba a encontrarme totalmente sola en casa. *e present$ entonces como amante

% me pregunt$ si quería darle mi cora"$n % también mi mano, cuando se hubiera labradouna posici$n s$lida % bien remunerada.

Ciertamente, %a estaba al ser#icio de nuestra )dministraci$n, pero al principio,temiendo su ambici$n, m!s se le había postergado que encumbrado. )dem!s, como teníacapital propio, percibía unos emolumentos pequeños.

) pesar de toda mi inclinaci$n hacía él, %o sabía que no era hombre con el que se pudiera proceder de forma totalmente directa. -e contu#e, pues, % a pesar de que quiso

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que accediera de inmediato, lo remití a mi padre, de cuyo consentimiento él no parecíadudar. Binalmente di(e sí, si bien puse como condici$n necesaria el asentimiento de mis padres. Habl$ él entonces formalmente con ellos/ mostraron su satisfacci$n % empeñaronsu palabra para el caso, que cabía esperar para mu% pronto, de que a#an"ara en su carrera.&as hermanas % la tía fueron informadas del asunto % se les orden$ que guardasen el m!s

estricto secreto.)sí pues, de pretendiente pas$ a ser no#io. &as diferencias entre ambos estados

resultaron ser mu% grandes. *i alguien pudiera transformar los pretendientes de todas lasmuchachas decentes en no#ios, habría reali"ado una gran acci$n en beneficio de nuestrose1o, aun el caso de que de esta relaci$n no se siguiera ning'n matrimonio. +l amor entrelas dos personas no disminu%e por ello, pero se hace m!s ra"onable. esaparecen deinmediato innumerables pequeñas locuras, toda coquetería % todo des#arío. *i el no#ionos dice que le gustamos m!s con una toquilla mañanera que con los m!s bellos #estidos,a toda muchacha decente le ser! indiferente el peinado/ % nada es m!s natural que cuandoél piensa s$lidamente % m!s desea formar para sí un ama de casa que una muñeca para elmundo. así sucede en todas las materias.

*i adem!s tal muchacha tiene la suerte de que su no#io posea entendimiento %conocimientos, aprende m!s de lo que pudieran ofrecerle altas escuelas % países e1traños. o s$lo acepta con agrado toda la formaci$n que él le da, sino que ella también intentallegar por este camino tan le(os como le es posible. +l amor hace posibles muchas cosasimposibles % finalmente solicita del se1o femenino esa sumisi$n tan necesaria % tandecorosa. +l no#io no domina como el marido/ tan s$lo pide, % su amada busca darsecuenta de lo que él desea, para reali"arlo incluso antes de que él lo pida.

e este modo, la e1periencia me ha enseñado lo que por muchos moti#os no querríahaber sabido. Bui feli", #erdaderamente feli", como se puede serlo en este mundo, esto es, por bre#e tiempo.

+l #erano se fue entre estas silenciosas alegrías. arciso no me daba ni el m!s

mínimo moti#o de que(a/ seguía conser#ando todo mi amor, toda mi alma pendía de él %él lo sabía % sabía #alorarlo. +ntretanto, sin embargo, a partir de aparentes pequeñecesnacía algo que deterioraba poco a poco nuestra relaci$n.

 arciso me trataba como no#io % nunca se arriesg$ a solicitar de mí aquello que a'nnos estaba prohibido. *in embargo, en lo que hace a los límites de la #irtud % de la moraléramos de opiniones mu% distintas. o deseaba ir segura % no permitía absolutamenteninguna libertad, a no ser aquellas que en cualquier caso todo el mundo hubiera podidosaber. +l, acostumbrado a las golosinas, encontraba esta dieta mu% estricta. *urgía aquíuna constante contradicci$n< alababa mi conducta % buscaba soca#ar mi decisi$n.

-e #ol#í a acordar de la seriedad de mi #ie(o maestro de idiomas % al mismo tiempodel remedio que %o, por aquel entonces, había indicado en contra de ella.

Con ios me había familiari"ado de nue#o un poco m!s. :l me había dado un no#iotan amado, % sabía darle las gracias por ello. +l mismo amor terrenal concentraba miespíritu y lo ponía en mo#imiento, y mi trato con ios no lo contradecía. e una formatotalmente natural me que(aba ante él de aquello que me inquietaba, % no me daba cuentade que %o misma deseaba % codiciaba lo que me inquietaba. -e hallaba mu% fuerte % nore"aba diciendo, por e(emplo, Dprotégeme de la tentaci$nE. Con mis pensamientos de(abaatr!s la tentaci$n. Ae#estida con el #acío oropel de la propia #irtud me presentaba

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osadamente ante ios % él no me recha"aba/ al m!s mínimo mo#imiento hacia él, de(abauna dulce impresi$n en mi alma % esta impresi$n me mo#ía a buscarlo de nue#o.

+1cepto arciso, el mundo entero estaba muerto para mí, % nada, e1cepto él, tenía para mí aliciente. @ncluso mi afici$n a los ata#íos % adornos tenía el 'nico fin de gustarle/si sabía que él no había de #erme no ponía ning'n cuidado en arreglarme. -e gustaba

 bailar, pero si él no estaba me parecía que no podía soportar el mo#imiento. 0ara una brillante fiesta a la que él no asistiera, no podía ni comprar algo nue#o, ni arreglarme conmodas %a pasadas. -e daba igual lo uno que lo otro, o me(or dicho, lo uno % lo otro meresultaba molesto. Creía haber pasado una #elada agradable cuando podía organi"ar un (uego con personas de edad, para lo cual, sin embargo, no tenía ni las m!s mínimas ganas. así me sucedía con los paseos % con todas las di#ersiones sociales que puedanimaginarse<

Sólo a él estaba consagrada, sólo para él parecía haber nacido,no otra cosa que su avor deseaba.

e este modo, aun en compañía, me encontraba sola % la completa soledad era lo quem!s apetecía. 0ero mi acti#o espíritu no podía ni dormir ni soñar/ sentía % pensaba % buscaba poco a poco una destre"a para hablar con ios de mis sensaciones % pensamientos. *e desarrollaban entonces en mi alma sensaciones de otro tipo, que nocontradecían las anteriores, pues mi amor por arciso era conforme a todos los planes dela creaci$n % no chocaba nunca contra mis deberes. o se contradecían % eran, sinembargo, infinitamente diferentes. arciso era la 'nica imagen que tenía presente, a laque se dirigía todo mi amor/ pero el otro sentimiento no se dirigía a ninguna imagen % eraindeciblemente delicioso. o lo tengo ya y no lo recuperaré nunca m!s.

-i amado, que conocía todos mis secretos, nada sabía de ello. 0ronto me di cuenta de

que él pensaba de otra manera. Con frecuencia me pasaba escritos que con armas ligeras% pesadas combatían todo lo que pudiera tener alguna relaci$n con lo in#isible. &eía estoslibros, porque #enían de él, pero al final no me quedaba ni una palabra de ellos.

+n lo que se refiere a las ciencias % a los conocimientos tampoco estaba nuestrarelaci$n libre de contradicciones. :l hacía como todos los #arones< se burlaba de lasmu(eres ilustradas % me ilustraba incesantemente. +1cepto de materias (urídicas,acostumbraba a hablar conmigo sobre todas las cosas, % a la par que constantemente metraía libros de todos los tipos, me repetía con frecuencia la gra#e doctrina de que unamu(er de su hogar debe mantener en secreto su saber, al igual que el cal#inista su fe entierras cat$licas. mientras que %o, de una forma totalmente natural, no acostumbraba amostrarme al mundo m!s inteligente % m!s formada que antes, él era el primero que no

 podía resistir la #anidad de e1hibir mis perfecciones.n hombre de mundo famoso % por aquel entonces mu% apreciado por su influencia,

su talento % su ingenio, era mu% bien aceptado en nuestra Corte. )preciaba particularmente a arciso % lo tenía constantemente a su lado. iscutían también acercade la #irtud de las mu(eres. arciso me confiaba detalladamente sus con#ersaciones/ %ono me quedaba atr!s con mis obser#aciones, % mi amigo me pidi$ que las pusiera por escrito. o escribía francés con mucha fluide"< mi #ie(o maestro de idiomas me había

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dado una s$lida base. &a correspondencia con mi amigo estaba redactada en este idioma,% por aquel entonces s$lo con la lectura de libros franceses podía obtenerse unaformaci$n m!s selecta.

-i escrito gust$ al conde % tu#e que hacerle llegar algunos pequeños poemas quehabía escrito hacía poco. 9re#emente, parece que arciso hi"o alarde sin reser#as de su

amada % para gran satisfacci$n su%a la historia termin$ con una aguda carta en #ersosfranceses, que él en#i$ al conde a su partida, % en la que se refle1ionaba sobre suamistosa disputa/ al final de la carta se celebraba feli"mente que mi amigo, tras muchasdudas % errores, e1perimentase qué sea la #irtud en los bra"os de una esposa bella %#irtuosa.

+sta carta me fue mostrada a mí la primera % luego a todo aquel que hubiera queridoleerla, % cada cual pens$ de ella lo que quiso. )sí sucedi$ en #arios casos % de este modotodos los e1tran(eros que él apreciaba tu#ieron que ser introducidos en nuestra casa.

na aristocr!tica familia, atraída por nuestro h!bil médico, se detu#o un tiempo entrenosotros. ambién en esta casa arciso era considerado como un hi(o. -e introdu(o allí,donde entre estas dignas personas se encontraba un agradable entretenimiento para el

espíritu % el cora"$n/ incluso los habituales pasatiempos de sociedad no parecían enaquella casa tan #acíos como en otros lugares. odo el mundo sabía cu!l era nuestrasituaci$n % nos trataban como lo e1igían las circunstancias, sin mencionar el asunto principal. )ludo a estas relaciones porque en el curso de mi #ida tu#ieron algunainfluencia sobre mí.

Había transcurrido casi un año de nuestro no#ia"go % con el año también habíaquedado detr!s nuestra prima#era. &leg$ el #erano % todo se torn$ m!s serio % caliente.

ebido a algunos fallecimientos inesperados quedaron #acantes algunos cargos a losque arciso podía aspirar. +staba pr$1imo el momento en el que tendría que decidirsetodo mi destino, y mientras arciso y sus amigos se esfor"aban al m!1imo en la Corte por acallar ciertas impresiones que le eran desfa#orables % procurarle el empleo deseado, %o

me dirigía con mis ruegos al amigo in#isible. Bui tan amistosamente aceptada que regreséa él con agrado. Con entera libertad le confesé mi deseo de que arciso alcan"ara elcargo/ pero mi ruego no fue impetuoso, ni en modo alguno pretendía que lo alcan"asegracias a mis oraciones.

+l cargo fue ocupado por un competidor mu% inferior. -e asusté intensamente al leer la noticia en el peri$dico % fui corriendo a mi cuarto, que cerré firmemente tras de mí. +l primer dolor se disol#i$ en l!grimas/ el siguiente pensamiento fue< Do ha sucedido por casualidadE, % de inmediato surgi$ la resoluci$n de tom!rmelo a bien, porque tambiéneste mal aparente enriquecería mi bien #erdadero. )flu%eron las dulcísimas sensacionesque disipan todas las nubes de la preocupaci$n/ % sentía que con esta a%uda todo lo podíasoportar. -e senté risueña a la mesa, para asombro de mis familiares.

 arciso tu#o menos fuer"a que %o, % tu#e que consolarlo. +n su familia leacontecieron contratiempos que también le afligieron mucho %, dada la #erdaderaconfian"a que reinaba entre nosotros, me lo confi$ todo. ampoco tu#ieron é1ito susnegociaciones para ir a ser#ir al e1tran(ero/ todo lo sentía %o profundamente, por él  y por mí, y todo lo lle#aba finalmente al lugar donde sabía que mis demandas eran tan bienrecibidas.

Cuanto m!s sua#es eran estas e1periencias, tanto m!s a menudo intentaba reno#arlas,

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% siempre buscaba el consuelo allí donde tan a menudo lo había encontrado. o siemprelo hallaba< me sucedía como a aquel que desea calentarse al sol % encuentra algo en elcamino que le hace sombra. D=?ué es>E, me preguntaba a mí misma. @ndagué con#ehemencia el asunto % me di cuenta con toda claridad de que todo dependía de ladisposici$n de mi alma. Cuando ésta no miraba a ios por la direcci$n m!s

absolutamente recta, permanecía fría/ no sentía su efecto retroacti#o % no podía percibir su respuesta. Había una segunda cuesti$n< =qué obstaculi"a esta direcci$n> )quí meencontraba ante un basto territorio % me enredé en una in#estigaci$n que dur$ casi todo elsegundo año de mi historia de amor. 0odría haberla finali"ado antes, pues pronto encontréel rastro/ pero no lo quería reconocer % buscaba miles de subterfugios.

+ncontré mu% pronto que la direcci$n recta de mi alma se perturbaba por lasinsensatas distracciones que me dispersaban % por ocuparme de cosas indignas/ el c$mo %el d$nde pronto lo tu#e suficientemente claro. )hora bien, =c$mo escapar de un mundodonde todo es indiferente o loco> Con gusto habría abandonado el asunto % habría #i#idoa la que salga, como hacen otras personas, que %o #eía que se sentían enteramente bien.0ero no podía< mi interior me contradecía con e1cesi#a frecuencia. )unque quisiera

ale(arme de la sociedad % cambiar mis relaciones, no podía. +staba encerrada en uncírculo. o podía deshacerme de ciertas relaciones, % en el asunto en el que estaba %o tanempeñada se agolpaban % se amontonaban las fatalidades. Con frecuencia me iba a lacama con los o(os llenos de l!grimas % traspasar la noche en #ela #ol#ía a le#antarme dela misma manera. ecesitaba un apo%o poderoso % ios no me lo prestaba cuandocorreteaba de un lado a otro ata#iada como los locos con un gorro de cascabeles.

*e trataba, pues, de sopesar todas % cada una de las acciones. +n primer lugar,refle1ioné sobre la dan"a % el (uego. ada se ha dicho, pensado o escrito a fa#or o encontra de estos asuntos que %o no in#estigara, consultara, le%era, sopesara, acrecentase,recha"ase % me trastornase. *i me abstenía de la dan"a % el baile estaba segura de ofender a arciso, pues él temía en e1tremo el ridículo que ante el mundo supone la apariencia de

una conciencia escrupulosa. como aquello que %o consideraba tontería, dañina tontería,ni tan siquiera lo hacía por gusto, sino s$lo por él, todo se me hi"o espantosamente difícil.

*in molestos rodeos % repeticiones no podría e1poner los esfuer"os que tu#e quehacer para reali"ar aquellas acciones, que ni siquiera me distraían % que adem!s perturbaban mi pa" interior, de modo tal que, en ellas, permaneciera abierto mi cora"$n ala influencia del ser in#isible, ni con cu!nto dolor hube de sentir que de este modo nocabía poner término al conflicto. 0ues tan pronto como me re#estía con los ropa(es de latontería, no quedaba el asunto en mera mascarada, sino que la locura me penetraba deinmediato m!s % m!s.

=0uedo en estos momentos transgredir la le% de una e1posici$n meramente hist$rica %reali"ar algunas consideraciones sobre aquello que acontecía en mí> =?ué pudo ser 

aquello que transform$ mi gusto % mi mentalidad de modo tal que %o, a mis #eintid$saños, incluso antes, no encontrara ninguna satisfacci$n en cosas que a la gente de estaedad di#ierten inocentemente> =0or qué para mí no eran inocentes> Ciertamente, puedoresponder lo siguiente< porque precisamente para mí no eran inocentes, porque %o, adiferencia de lo que le sucede a otros, no era una desconocida para mi alma. o, %o sabía por e1periencias que tu#e sin buscarlas, que ha% sensaciones m!s ele#adas que nos proporcionan #erdaderamente una satisfacci$n que en #ano se busca en las fiestas %

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di#ersiones, % que en esta alegría m!s ele#ada se guarda al mismo tiempo un tesorosecreto que nos fortalece en la desgracia.

*in embargo, las di#ersiones % pasatiempos sociales de la (u#entud necesariamentetenían que producir en mí un fuerte aliciente, pues no me era posible hacerlos como si nolos hiciera. 3Cu!ntas cosas no podría hacer %o ahora con entera frialdad, con s$lo que lo

quisiese, cosas que antaño me desconcertaban, que incluso amena"aban conescla#i"arme4 o cabían caminos intermedios< tenía que abstenerme o bien de losseductores placeres o bien de las confortantes sensaciones internas.

0ero el conflicto %a estaba decidido en mi alma sin que %o fuera plenamenteconsciente de ello. )unque también había algo en mí que hacía que anhelara los placeressensuales, no podía sin embargo disfrutarlos. @ncluso aquel que amara el #ino por encimade todo, perdería todas las ganas de beber si se encontrara en una bodega llena de barriles, pero en la que el aire #iciado amena"ara con ahogarlo. +l aire puro es m!s que el#ino< así lo sentía %o con toda #i#acidad %, ciertamente, desde el principio me habríacostado poca refle1i$n preferir lo bueno a lo placentero, si el miedo a perder el fa#or de arciso no me hubiera retenido. 0ero finalmente, después de mil conflictos, tras

refle1iones una % otra #e" repetidas, cuando eché una aguda mirada al #ínculo que meataba a él, descubrí que s$lo era débil, que podía romperse. Aeconocí de golpe que setrataba tan s$lo de una campana de cristal que me encerraba en un espacio sin aire. 3n poco de ímpetu % est!s sal#ada4

icho y hecho. -e quité la m!scara y actué en toda ocasi$n como me lo dictaba elcora"$n. Continuaba amando tiernamente a arciso/ pero el term$metro, que antes estabametido en agua caliente, colgaba ahora al aire libre. o podía subir m!s all! de lo que le permitía el calor de la atm$sfera.

esgraciadamente, se enfri$ mucho. arciso comen"$ a retraerse % a comportarsecomo un e1traño. +ra mu% libre de hacerlo, pero mi term$metro caía tanto como él seretraía. -i familia se daba cuenta de ello, me preguntaban, se sorprendían. o les

e1plicaba con obstinaci$n masculina que bastante me había sacrificado hasta entonces,que estaba dispuesta a seguir compartiendo con él, % hasta el fin de mi #ida, todas lascontrariedades, pero que e1igía completa libertad para mis acciones, que mi hacer % de(ar de hacer tenía que depender de mis con#icciones, que, ciertamente, nunca había persistido obstinadamente en mis opiniones, sino que m!s bien me gustaba escuchar todas las ra"ones, pero que como se trataba de mi propia felicidad, la decisi$n tenía quedepender de mí, % que no toleraría ninguna clase de presi$n. )sí como los ra"onamientosdel m!s afamado médico no me mo#erían a comer un alimento qui"! mu% sano % mu%apreciado por todos los dem!s, si mi e1periencia me demostrase que siempre me resulta per(udicial, como sucede, por e(emplo, con el café, del mismo modo % aun menos habríade de(arme con#encer por alguien de que una acci$n, que me perturbara, sería sin

embargo moralmente saludable para mí.Como me había preparado tanto tiempo en silencio, los debates a este respecto me

eran antes gratos que engorrosos. o aireaba mi cora"$n % sentía todo el #alor de midecisi$n. o cedía ni un !pice, % a aquel al que no debía un respeto filial, lo despachaba!speramente. +n mi casa triunfé pronto. -i madre había tenido desde su (u#entudinclinaciones seme(antes, sin bien en ella no habían llegado a madurar< no la oblig$ninguna necesidad, ni le a#i#$ el #alor para hacer pre#alecer sus con#icciones. *e alegr$

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de #er reali"ados a tra#és de mí sus callados deseos. -i hermana m!s pequeña parecíaestar de mi parte/ la segunda estaba atenta % en silencio. -i tía era la que oponía m!sreparos. &as ra"ones que aducía ante ella le parecían conclu%entes % en efecto lo eran, pues eran absolutamente comunes. -e #i finalmente obligada a mostrarle que en esteasunto no tenía de ninguna manera ni #o" ni #oto, % s$lo en raras ocasiones hacía notar 

que persistía en su opini$n. ambién ella fue la 'nica que #i#i$ de cerca estosacontecimientos % que permaneci$ impasible. o la hago mucho de menos si digo queera pusil!nime % de las m!s limitadas luces.

-i padre se condu(o totalmente de acuerdo con su forma de pensar. ecía poco, perohablaba a menudo conmigo sobre el asunto, % sus ra"ones eran comprensibles eirrebatibles en tanto que eran sus ra"ones. *$lo el profundo sentimiento de mi derecho medaba fuer"as para disputar con él. 0ero pronto cambi$ la escena< tu#e que apelar a sucora"$n. Bor"ada por su inteligencia me lancé a la m!s emoti#a de las representaciones.i rienda suelta a mi lengua % a mis l!grimas. &e mostré lo mucho que amaba a arciso %a qué presi$n había estado sometida los 'ltimos dos años, lo cierta que estaba de actuar rectamente, que estaba dispuesta a sellar esta certe"a con la pérdida del amado no#io % de

la aparente felicidad, m!s aun, si fuera necesario, con la de todos mis bienes % pertenencias/ que antes prefería abandonar patria, padres  y amigos y ganarme el pan entierras e1trañas, que actuar en contra de mis con#icciones. -i padre ocult$ su emoci$n,call$ durante un tiempo % finalmente se declar$ abiertamente a mi fa#or.

esde aquel entonces arciso e#itaba nuestra casa, % mi padre renunci$ a la tertuliasemanal que aquél frecuentaba. +l asunto caus$ esc!ndalo en la Corte % en la ciudad. *ehablaba de ello como es habitual en esos casos en los que el p'blico suele tomar #ehemente partido, porque est! acostumbrado a tener alguna influencia sobre lasdecisiones de los !nimos débiles. Conocía suficientemente el mundo % sabía que esfrecuente que las mismas personas que nos aconse(an algo nos critiquen después por haber seguido el conse(o, % aun al margen de esta consideraci$n todas esas pasa(eras

opiniones habrían #alido menos que nada en mi !nimo m!s íntimo.*in embargo, no me concedí abandonar mi afecto por arciso. *e me había hecho

in#isible % mi cora"$n no se había modificado frente a él. &o amaba tiernamente, por asídecirlo, de una forma nue#a % mucho m!s asentada que antes. *i estaba de acuerdo en notrastornar mi con#icci$n, era su%a/ pero sin esta condici$n habría recha"ado un imperio %a arciso con él. +stu#e #arios meses d!ndole #ueltas en mi cabe"a a estas sensaciones  y pensamientos  y cuando finalmente me sentí suficientemente tranquila % fuerte para ponerme manos a la obra tranquila % serenamente, le escribí un billete cortés, no e1entode cariño, % le pregunté por qué no me #isitaba con m!s frecuencia.

Como conocía su tendencia a no e1plicarse en asuntos f'tiles, sino a hacer calladamente lo que le parecía bien, lo apremié a prop$sito para que me contestase al

instante. Nbtu#e una larga respuesta %, así me lo pareci$, insípida, escrita en un estilo decircunstancias % con frases #acías< que sin una posici$n me(or no podía establecerse %ofrecerme su mano, que %o sabía me(or que nadie los muchos contratiempos que hastaentonces había tenido que arrostrar, que creía que unas relaciones tan largas % tan sinfruto podían dañar mi renommée, y que, en consecuencia, había de permitirle permanecer en su actual ale(amiento/ tan pronto como estu#iera en condiciones de hacerme feli",haría honor a la palabra que me había dado.

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&e respondí de inmediato< que puesto que el asunto era conocido por todo el mundo,qui"! fuera algo tarde para preocuparse de mi renommée, y que a este respecto miconciencia % mi inocencia me resultaban los fiadores m!s seguros/ pero que con la presente le de#ol#ía sin #acilaci$n su palabra % que esperaba hacerle feli" con ello. ) las pocas horas recibí una bre#e respuesta que en lo esencial decía e1actamente lo mismo

que la primera. Aepetía que en cuanto obtu#iera una posici$n #ol#ería a preguntarme siquerría compartir su felicidad con él.

+ra lo mismo que no decir nada. +1pliqué a mis familiares % a mis conocidos que elasunto había concluido, % así era también en realidad. 0ues cuando nue#e meses despuésfue promo#ido al puesto deseado, #ol#i$ a ofrecerme de nue#o su mano, ciertamente conla condici$n de que en calidad de esposa de un hombre que deseaba formar un hogar tenía que cambiar mi forma de pensar. &e di las gracias cortésmente % me apresuré contodo mi cora"$n % mis sentidos a dar por finali"ada esta historia, al igual que se abandonael teatro cuando cae el tel$n. cuando poco tiempo después, como por otra parte habíade serle mu% sencillo, encontr$ un partido rico  y de buena presencia y lo supe feli" a sumanera, mi tranquilidad fue totalmente completa.

 o puedo de(ar de decir que algunas #eces, tanto antes de que él obtu#iera su empleocomo también después, se me hicieron importantes ofertas de matrimonio, que %o rechacésin #acilar, por mucho que mi padre % mi madre hubieran deseado una ma%or docilidad por mi parte.

espués de un mar"o % un abril tan tormentosos, me parecía que me estaba deparadoel ma%o m!s hermoso. Junto a una buena salud disfrutaba de una indescriptibletranquilidad anímica. *i miraba hacia atr!s, #eía que a pesar de mi pérdida había sinembargo ganado. Jo#en % llena de sensibilidad como era, la creaci$n me parecía mil#eces m!s bella que antes, cuando tenía que hacer #ida social para que no se me hicierae1cesi#amente largo el instante en el bello (ardín. 0uesto que ni siquiera me a#ergon"abade mi piedad, tenía #alor para no ocultar mi amor por las artes % las ciencias. ibu(aba,

 pintaba, leía % encontraba suficiente gente que me apo%aba. +n lugar del gran mundo, quehabía abandonado, o m!s bien que me había abandonado, se formaba en torno a mí unmundo m!s pequeño, que era mucho m!s rico e interesante. o tenía inclinaci$n a la #idasocial, % no niego que cuando me deshice de mis antiguas amistades temía a la soledad.0ero me encontraba suficientemente resarcida, incluso en e1ceso. -is amistades eranamplias, no s$lo con los naturales del país cu%a forma de pensar coincidía con la mía,sino también con e1tran(eros. -i historia se había hecho p'blica, % había muchoshombres curiosos por #er a la muchacha que apreciaba m!s a ios que a su no#io. 0or aquel entonces era perceptible en )lemania una cierta disposici$n religiosa. +n muchascasas de príncipes % de condes estaba #i#a la preocupaci$n por la sal#aci$n del alma. ofaltaban los nobles que alimentaban el mismo interés % en los estratos sociales m!s ba(os

esta disposici$n estaba mu% e1tendida.&a familia aristocr!tica que he mencionado m!s arriba me acogi$ entonces m!s

íntimamente en su seno. +ntretanto había engrosado, pues algunos de sus familiareshabían regresado a la ciudad. +stas apreciables personas buscaban mi trato, al igual que%o el su%o. +staban emparentados con gente mu% principal, % en aquella casa conocí agran parte de los principes, condes % señores del @mperio. -i forma de pensar no era unsecreto para nadie % %a se la alabase o tan s$lo se la respetase, obtenía %o mi fin % no era

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impugnada.*in embargo, aun tu#e que regresar al mundo de otra manera. Justo en esta época se

detu#o largo tiempo entre nosotros un hermanastro de mi padre, que antes nos había#isitado s$lo de pasada. Había abandonado el ser#icio de su Corte, donde era apreciado %go"aba de influencia, s$lo porque no marchaba todo seg'n su criterio. *u inteligencia era

 precisa % su car!cter estricto, % en esto era mu% seme(ante a mi padre, s$lo que éste poseía adem!s un cierto grado de ductilidad gracias al cual le era m!s sencillo pactar ensus negocios %, ciertamente, no hacer nada en contra de sus con#icciones, pero sí de(ar que las cosas sucedieran % a continuaci$n de(ar que su indignaci$n se e#aporara o biencalladamente para sí, o bien en la confian"a del !mbito familiar. -i tío era mucho m!s (o#en, % su aspecto e1terior corroboraba no menos su car!cter independiente. Habíatenido una madre mu% rica % a'n podía esperar un gran capital de sus parientes pr$1imos% le(anos. o necesitaba, pues, ning'n sobresueldo, a diferencia de padre, el cual, dado sumoderado capital, estaba mu% atado a su empleo por el sueldo.

-i tío se había #uelto aun m!s infle1ible debido a las desgracias que habíanacontecido en su hogar. Había perdido pronto a una esposa a la que amaba % a un hi(o en

el que había depositado todas sus esperan"as, % desde entonces parecía querer ale(ar de sítodo aquello que no dependiera de su #oluntad.

+n ocasiones, en la familia se murmuraba con cierta presunci$n que probablementeno #ol#ería a casarse % que nosotros los niños podíamos considerarnos como losherederos de su gran capital. o no prestaba atenci$n a estas habladurías/ sin embargo, laconducta de los dem!s estaba determinada no poco por estas esperan"as. ) pesar de lafirme"a de su car!cter se había acostumbrado a no contradecir a nadie en la con#ersaci$n,m!s bien a escuchar amigablemente la opini$n de otros e incluso a apo%ar él mismo conargumentos % e(emplos el punto de #ista desde el cual esos otros abordaban un asunto.?uien no lo conocía pensaba siempre ser de la misma opini$n que él, pues era mu%inteligente % era capa" situarse en todas las perspecti#as.

Conmigo no le era tan sencillo, pues estaban en (uego sensaciones de las que él notenía ni idea % por mu% cauta, participati#a e inteligentemente que hablara conmigo sobremi forma de pensar, era para mi chocante que, e#identemente, no tu#iera ni la m!s remotaidea de aquello donde residía el fundamento de todas mis acciones.

0or mu% misterioso que fuera en todo lo dem!s, al final, después de un tiempo, se puso de manifiesto el moti#o de su inusual estancia entre nosotros. 0udo descubrirsefinalmente que entre nosotras había escogido a la hermana m!s pequeña para buscarleesposo seg'n su criterio % hacerla feli"/ %, ciertamente, por sus dotes físicos  y espirituales, y  particularmente cuando a ello se añadía la en#oltura de un capital considerable, podíaaspirar a los principales partidos. *us sentimientos para conmigo los dio a conocer, por así decirlo, en forma de pantomima, pues me proporcion$ una canon(ía, de la que mu%

 pronto también obtu#e los ingresos.-i hermana no estaba tan contenta % tan agradecida con su inter#enci$n como %o lo

estaba. -e descubri$ un asunto amoroso, que hasta entonces había ocultado mu%sabiamente, pues temía, como en efecto sucedi$, que %o le desaconse(ase de todas lasformas posibles una relaci$n con un hombre que no tendría que haberle gustado. Hicetodo lo posible % lo logré. &as intenciones de mi tío eran demasiado serias % demasiadoclaras, % el panorama que se abría para mi hermana, dada su comprensi$n del mundo, era

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demasiado estimulante como para no tener fuer"as para recha"ar una inclinaci$n queincluso desaprobaba su inteligencia.

0uesto que ella, a diferencia de lo que había sucedido hasta entonces, %a no rehusabala sua#e direcci$n del tío, pudo éste tra"ar r!pidamente su plan. -i hermana sería damaen una corte #ecina, donde él podía entreg!rsela, para que la #igilara % la educara, a una

amiga su%a, que en calidad de primera dama de honor era mu% respetada. &a acompañé allugar de su nue#a residencia. &as dos quedamos mu% contentas con el recibimiento delque fuimos ob(eto, % en ocasiones tu#e que reírme disimuladamente del persona(e quecomo canonesa, como (o#en % piadosa canonesa, interpretaba en el mundo.

+n épocas anteriores tal circunstancia me habría desconcertado mucho, incluso mehabría hecho perder la cabe"a/ pero ahora estaba mu% serena frente a todo lo que merodeaba. -e de(aba peinar con gran calma durante dos horas, me ata#iaba % no pensabaque en mis circunstancias fuera culpable por #estirme esta librea de gala. +n losrebosantes salones hablaba con todos % con cada uno, sin que ninguna figura o personame produ(ese una fuerte impresi$n. Cuando regresaba a casa, el cansancio de mis piernasera por lo general el 'nico sentimiento con el que #ol#ía. &as muchas personas a las que

#eía eran de pro#echo para mi inteligencia/ % como e(emplo de todas las #irtudeshumanas % de modales buenos % nobles conocí a algunas mu(eres, especialmente la primera dama de honor con la cual tenía mi hermana la suerte de educarse.

*in embargo, a mi regreso no sentí que este #ia(e me hubiera proporcionadoconsecuencias corporales tan felices. ) pesar de #i#ir en la ma%or sobriedad % de seguir lam!s estricta dieta, en la Corte #ecina no era señora ni de mi tiempo ni de mis fuer"as.)limentaci$n, e(ercicio, horas de le#antarse  y de acostarse, #estidos  y  paseos nodependían, como en casa, ni de mi #oluntad ni de mis sensaciones. +n el curso de la #idasocial uno no puede detenerse sin ser descortés, % %o hacía con agrado todo lo que eranecesario, porque lo consideraba mi deber, porque sabía que pasaría pronto % porque mesentía m!s sana que nunca. 0ero sin darme de cuenta de ello, esta #ida intranquila %

e1traña tu#o que haber influido en mí m!s fuertemente de lo que pensaba, pues apenas sihabía regresado a casa % había alegrado a mis padres con un relato satisfactorio de losucedido me sorprendi$ un #$mito de sangre que aunque no fue peligroso % ces$r!pidamente, de($ sin embargo tras de sí una notable debilidad que dur$ largo tiempo.

enía de nue#o que aprender una lecci$n. &o hice alegremente. ada me ataba almundo % estaba con#encida de que en él nunca encontraría lo (usto, % así me encontraba%o en el estado m!s apacible % m!s tranquilo %, en la medida en que había renunciado a la#ida, en la #ida me mantu#e.

u#e que soportar un nue#o e1amen, pues mi madre se #io sorprendida por una pesada enfermedad que a'n le dur$ cinco años antes de que pagara su deuda con lanaturale"a. ) lo largo de este tiempo hubo momentos de prueba. ) menudo, cuando la

"o"obra se le hacía mu% fuerte, nos citaba por la noche a todos en torno a su cama, paraque al menos nuestra presencia, si no la me(orase, sí al menos la distra(ese. -!s gra#e,apenas soportable, fue la presi$n cuando mi padre también comen"$ a declinar. esde su (u#entud había padecido #iolentos dolores de cabe"a, pero como mucho s$lo le durabantreinta % seis horas. )hora se hicieron cr$nicos % cuando alcan"aban una fuerteintensidad, sus lamentos me desgarraban el cora"$n. +n medio de estas tormentas sentía%o al m!1imo mi debilidad corporal, porque me impedía cumplir mis deberes m!s

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sagrados % m!s amados o me dificultaba m!1imamente su e(ercicio.)sí pues, podía ponerme a prueba, saber si el camino que había seguido era #erdad o

fantasía, si qui"! era todo mera repetici$n de lo que otros habían pensado o si el ob(eto demi fe tenía realidad/ % para mi gran amparo siempre encontré lo 'ltimo. Había buscado %encontrado la direcci$n recta de mi cora"$n, el trato con el beloved one, % esto es lo que

hacía que todo me resultara m!s ligero. Como el caminante entre las sombras, así seapresuraba mi alma hacia ese refugio cuando todo lo e1terior me atena"aba, % nuncaregresaba #acía.

+n tiempos recientes, algunos defensores de la religi$n, que parecen tener para lamisma m!s celo que sentimiento, han in#itado a sus correligionarios a hacer p'blicose(emplos de oraciones realmente atendidas, probablemente porque desean tener pruebastangibles % por escrito para arremeter contra sus ad#ersarios con medios diplom!ticos % (udiciales. 3?ué desconocido debe de serles el #erdadero sentimiento % qué pocase1periencias auténticas han debido reali"ar ellos mismos4

0uedo decirlo< nunca regresé de #acío cuando urgida por la presi$n % la necesidad busqué a ios. *e ha dicho infinitas #eces %, sin embargo, ni puedo ni debo decirlo m!s.

Cuanto m!s importante fue para mí la e1periencia en los momentos críticos, tanto m!sdescolorida, insignificante e in#erosímil resultaría la narraci$n, si quisiera aducir casosaislados. 3?ué feli" era %o de que miles de pequeños procesos, tomados en con(unto, medemostrasen, con la misma certe"a con la que la respiraci$n es signo de mi #ida, que noestaba en el mundo sin ios4 :l me era pr$1imo, %o estaba ante :l. +sto es lo que puedodecir con m!1ima #erdad, e#itando e1presamente toda terminología teol$gicasistem!tica.

3Cu!nto habría deseado %o haberme encontrado también antaño totalmente sinsistema4 0ero =quién alcan"a temprano la felicidad de ser consciente de su propio %o, sinformas e1trañas, en pura cone1i$n causal> o me tomaba en serio mi propia biena#enturan"a. Humildemente confiaba en la autoridad e1terna. -e sometí enteramente

al sistema de con#ersi$n de Halle, pero mi ser no enca(aba en ning'n camino.e acuerdo con este plan de estudios, la transformaci$n del cora"$n debe comen"ar 

con un profundo horror ante el pecado. +l cora"$n, consciente de su indigencia, debereconocer en ma%or o menor grado el castigo adeudado % paladear el sabor anticipado delinfierno, que amarga el placer del pecado. Binalmente, debe sentirse una seguridad mu%notable en la gracia, pero que a continuaci$n se oculta con frecuencia % tiene que ser  buscada de nue#o con seriedad.

 ada de esto se me podía aplicar, ni de le(os ni de cerca. Cuando buscaba a ios conrectitud % sinceridad, :l se de(aba encontrar % nada se me reprochaba. Ciertamente, %omiraba hacia atr!s, allí donde había sido indigna, % sabía también d$nde lo seguía siendo/ pero el reconocimiento de mis imperfecciones no estaba acompañado por el temor. i por 

un instante me #ino a la mente el miedo ante el infierno/ m!s aun, la idea de un espíritumalo % de un lugar de castigo % tormento nunca pudo encontrar acomodo en el círculo demis ideas. ) las personas que #i#ían sin ios, cu%o cora"$n estaba cerrado a la confian"a% al amor a lo in#isible, las encontraba %a tan infelices, que el infierno % las penase1teriores m!s parecían prometerles un ali#io del castigo que amena"arles con unaagudi"aci$n del mismo. o s$lo podía #er personas que en este mundo albergaban en su pecho sentimientos aborrecibles, que se ocultaban frente a lo bueno de cualquier tipo, %

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que a sí mismos % a los dem!s querían endosarles lo malo, que preferían cerrar los o(os ala lu" del día tan s$lo para poder afirmar que el sol no ofrece rastro alguno de sí. 3?uéine1presablemente desgraciadas me parecían estas personas4 3?uién habría podido crear un infierno para empeorar su estado4

+sta disposici$n anímica permaneci$ en mí, un día tras otro, a lo largo de die" años.

0erdur$ a tra#és de muchas pruebas, también en el doloroso trance del fallecimiento de r5ni amada madre. enía la suficiente franque"a como p ira en esta ocasi$n no ocultar miapacible disposici$n anímica a personas piadosas, pero enteramente escolares %doctrinarias, % por ello tu#e que soportar algunas amistosas reprimendas. +stas personasquerían hacerme comprender a tiempo qué celo ha% que emplear para, en los días desalud, colocar un s$lido fundamento.

0or falta de celo no había de quedar. -e de(é con#encer por el momento % con gustohabría estado triste % llena de horror por mi #ida. 0ero qué mara#illada me quedé cuandome di cuenta de una #e" por todas que no era posible. Cuando pensaba en ios estabaserena %  satisfecha/ %  tampoco en el dolorosísimo trance del fin de mi amada madrequedé horrori"ada ante la muerte. *in embargo, en estos momentos decisi#os aprendí

muchas cosas 

% mu% diferentes de las que creían enseñarte esos maestros que habíanacudido sin ser llamados.

0oco a toco comencé a dudar de las opiniones de tales indi#iduos, por mu% famososque fueran, % en silencio conser#aba mis con#icciones. Cierta amiga, a la que al principiohabía otorgado demasiada confian"a, siempre quería entreme"clarse en mis asuntos/también me #i obligada a deshacerme de ella % en cierta ocasi$n le di(e totalmenteresuelta que de(ara de tomarse la molestia, que no necesitaba su conse(o/ %o conocía a miios % s$lo a :l quería tener por guía. *e sinti$ mu% ofendida % creo que nunca me lo ha perdonado del todo.

+sta decisi$n de rehuir los conse(os % la influencia de mis amigos en asuntosespirituales, tu#o la consecuencia de que también en las relaciones e1ternas me animara a

seguir mi propio camino. *in la a%uda de mi guía fiel e in#isible podría habermemalogrado, % a'n me sorprendo de esta sabia % feli" direcci$n. adie sabía realmente quées lo que me sucedía, ni %o misma.

&a cosa, la a'n no aclarada cosa mala, que nos separa del ser al que debemos la #ida,del ser del cual tiene que alimentarse todo aquello que debe ser llamado #ida, la cosa a laque se llama pecado, me era totalmente desconocida.

+n el trato con el amigo in#isible sentía %o el m!s dulce deleite de todas mis fuer"as#itales. +l anhelo de disfrutar siempre de esta felicidad era tan grande, que con gusto prescindía de lo que estorbaba este trato, % en ello la e1periencia era mi me(or maestra.0ero me sucedía como a los enfermos que carecen de medicinas % buscan a%uda en ladieta. Hace algo, pero a la larga no es suficiente.

 o podía permanecer siempre en soledad, a pesar de que en ella encontraba el me(or remedio contra esa dispersi$n del pensamiento que me era tan propia. Cuanto m!s presaera de la agitaci$n, tanta ma%or impresi$n causaba en mí. -i auténtica #enta(a consistíaen que en mí dominaba el amor al silencio % al final siempre acababa regresando a él.Como en una especie de crep'sculo, reconocía mi miseria % mi debilidad, % %o buscabaa%uda cuid!ndome, no e1poniéndome a ning'n peligro.

0use en pr!ctica mi cautela dietética a largo de siete años. o me consideraba mala %

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2L

encontraba mi estado digno de ser deseado. *i no se hubieran producido una serie dee1traordinarias circunstancias % relaciones, me habría quedado estancada en este ni#el, %s$lo seguí adelante por un camino peculiar. Contra el conse(o de todos mis amigosentablé una nue#a relaci$n. )l comien"o me desconcertaron sus ob(eciones. 0ero deinmediato me dirigí a mi guía in#isible, % como +l me lo permitiera, continué mi camino

sin #acilar.n hombre de espíritu, cora"$n % talento se había afincado en nuestra #ecindad. +ntre

los e1tran(eros que %o conocía también se encontraban él % su familia. Coincidíamosmucho en nuestras costumbres, economías domésticas y h!bitos, y fue por eso que pronto pudimos entablar amistad.

0hilo, así deseo llamarlo, era un hombre de cierta edad, % en algunos negocios le erade gran a%uda a mi padre, cu%as fuer"as %a comen"aban a declinar. Bue pronto amigoíntimo de nuestra casa, % como él, seg'n decía, encontr$ en mí una persona que no teníani la e1tra#agancia % #acuidad del gran mundo, ni la sequedad % el recelo de la pa"campestre, fuimos pronto amigos de toda confian"a. -e resultaba mu% agradable % mu%'til.

) pesar de no tener ni la m!s mínima disposici$n ni inclinaci$n a me"clarme en losnegocios mundanos, ni buscar influencia alguna, me gustaba oír hablar de ello  y meagradaba saber lo que sucedía cerca  y le(os. *obre los asuntos mundanos me gustabatener una claridad impasible/ el sentimiento, la ternura, el afecto, los reser#aba para miios, para mis familiares % para mis amigos.

+stos 'ltimos, si se me permite e1presarlo de este modo, estaban celosos de mi nue#arelaci$n con 0hilo %, desde m!s de un punto de #ista, tenían ra"$n cuando me ad#ertían aeste respecto. o sufría mucho en silencio, pues no podía considerar sus ob(ecionesenteramente #acías o interesadas. +staba acostumbrada desde siempre a subordinar misideas, pero esta #e", sin embargo, no quería ceder en mi con#icci$n. @mploré a mi ios para que también en esta situaci$n me aleccionase, me detu#iese, me guiase, pero como

mi cora"$n no me disuadía, proseguí confiada mi senda.0hilo, tomado en con(unto, se parecía remotamente a arciso, s$lo que una educaci$n

 piadosa había #i#ificado % había dado ma%or coherencia a su !nimo. enía menos#anidad, m!s car!cter, % si en los negocios mundanos aquél era sutil, e1acto, persistente einfatigable, éste era claro, agudo, r!pido % traba(aba con una increíble ligere"a. Gracias a0hilo tu#e noticia de las relaciones m!s íntimas de casi todas las personas prominentes,cu%a fachada e1terior había conocido en sociedad, % %o estaba contenta de #er el tumultodesde mi atala%a, a lo le(os. 0hilo no podía disimular conmigo< poco a poco me confi$sus relaciones e1ternas e íntimas. emía por él, pues pre#eía ciertas circunstancias %complicaciones, % el mal lleg$ m!s r!pidamente de lo que %a había supuesto. 0uessiempre había guardado para sí ciertas confesiones, e incluso al final s$lo me descubri$ lo

suficiente como para que pudiera suponer lo peor.3?ué efecto tu#o esto en mi cora"$n4 7i#í e1periencias que me resultaban totalmente

nue#as. 7eía con indescriptible triste"a a un )gat$n, que, educado en los bosques deelfos, a'n adeudaba el precio de la lecci$n % lo saldaba con fuertes intereses de demora/% este )gat$n era mi amigo m!s pr$1imo. -i complicidad era #i#a  y completa/ sufría conél y ambos nos encontr!bamos en el m!s e1traño estado.

espués de que me hube ocupado largo tiempo de la disposici$n de su !nimo, se

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dirigi$ mi refle1i$n a mí misma. +l pensamiento< D' no eres me(or que élE, crecía comouna pequeña nube ante mí, se ensanchaba poco a poco % oscurecía toda mi alma.

a no me limitaba meramente a pensar< D' no eres me(or que élE/ lo sentía, % losentía de tal manera que no quería #ol#er a sentirlo. no se trat$ de un r!pido tr!nsito.-!s de un año tu#e que sentir que, si una mano in#isible no me hubiera trabado, habría

 podido ser un Girard, un Cartouche, un amien, o cualquier otro ser monstruoso que sequiera nombrar< sentía claramente en mi cora"$n la predisposici$n, el germen de ello.3ios, qué descubrimiento4

*i hasta ese momento ni siquiera de la forma m!s queda podía notar en mí, por e1periencia, la realidad del pecado, ahora se me había puesto en claro de la manera m!shorrenda el presentimiento de la posibilidad del mismo, %, sin embargo, no conocía elmal, s$lo lo temía/ sentía que podía ser culpable % no tenía nada de qué acusarme.

)unque estaba profundamente con#encida de que una disposici$n espiritual comotenía que reconocer que era la mía no era apta para la reunificaci$n con el *er *upremo,que %o esperaba tras la muerte, no temía con todo caer en una separaci$n seme(ante. ) pesar de todo lo malo que descubría en mí, amaba al *er *upremo % odiaba lo que sentía,

m!s aun, deseaba odiarlo con ma%or rigor y celo, y todo mi deseo era redimirme de estaenfermedad % de esta predisposici$n a la enfermedad/ % estaba segura de que el granmédico no habría de negarme su a%uda.

&a 'nica pregunta era< =qué sana estos males>, =los e(ercicios de #irtud> +n ellos nitan siquiera podía pensar, pues a lo largo de die" años no había hecho otra cosa quee(ercitar la #irtud % a pesar de ello las atrocidades que ahora descubría habían quedado profundamente ocultas en mi alma. =o podrían haber estallado, como le sucedi$ a a#idal #er a 9etsabé, % no era éste también un amigo de ios, % no estaba %o con#encida en lom!s íntimo de que ios era mi amigo>

=*e trataba de una ine#itable debilidad de la humanidad> =endríamos, pues, queaguantar con el hecho de que s$lo de #e" en cuando tenemos la sensaci$n de dominar 

nuestras inclinaciones, % que a pesar de nuestra me(or #oluntad no nos resta otra posibilidad que detestar la caída para en circunstancias seme(antes #ol#er a caer>

e la moral no podía e1traer ning'n consuelo. o me eran suficientes ni su car!cter estricto, con el que quiere dominar nuestras inclinaciones, ni su condescendencia, con laque busca con#ertir nuestras inclinaciones en #irtudes. &os conceptos fundamentales queel trato con el amigo in#isible me había infundido, tenían para mí un #alor mucho m!sdecisi#o.

-ientras estudiaba los salmos que a#id había compuesto después de aquella odiosacat!strofe, me llam$ mucho la atenci$n que el mal que habitaba en él lo #iera %a en lamateria de la que estaba hecho % que, sin embargo, quisiera purificarse del pecado %clamara de la forma m!s apremiante por un cora"$n puro.

=-as c$mo llegar a ello> o conocía bien la respuesta que ofrecen los librossimb$licos/ me resultaba también una #erdad bíblica que la sangre de Jesucristo nos purifica de todos los pecados. )hora bien, me di cuenta por #e" primera que no habíaentendido nunca esa sentencia tan a menudo repetida. &as preguntas< =qué significa esto>,=c$mo sucede>, me remo#ían día % noche. Binalmente, creí #islumbrar que aquello que%o buscaba había que buscarlo en la encarnaci$n del 7erbo di#ino, por la cual todo %también nosotros ha sido creado. ?ue el ser absolutamente primigenio había habitado

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe26

antaño en las profundidades en las que estamos, que él abarca % penetra con su mirada,recorrido gradualmente, desde la concepci$n % el nacimiento hasta la sepultura, por nuestra condici$n/ % que él, mediante este e1traño rodeo, ha #uelto a ele#arse a lasluminosas alturas donde nosotros también tendríamos que #i#ir para ser felices< esto es loque se me re#el$, en#uelto en una crepuscular le(anía.

3Nh4 =0or qué para hablar de tales cosas tenemos que utili"ar im!genes que s$lodenotan estados e1ternos> =$nde est!n para él lo alto o lo profundo, la oscuridad o laclaridad> *$lo nosotros tenemos un arriba y un aba(o, un día y una noche. precisamente por ello se hi"o él seme(ante a nosotros, pues de lo contrario no habríamos podido participar de él.

=0ero c$mo podemos participar de este incalculable beneficio> -ediante la fe, nosresponden las  !scrituras. =?ué es, pues, la fe> ener por #erdadero el relato de unacontecimiento, =en qué puede a%udarme esto> engo que poder apropiarme sus efectos,sus consecuencias. +sta fe apropiadora tiene que ser un estado propio, inhabitual en elhombre natural, del !nimo.

D)sí pues, odopoderoso, dame feE, suplicaba %o antaño con el cora"$n lleno de

congo(a. o estaba reclinada sobre una pequeña mesa, en la que estaba sentada, %ocultaba entre mis manos mi rostro bañado en l!grimas. -e encontraba en la situaci$n enla que se debe estar para que ios preste atenci$n a nuestras oraciones, % en la queraramente se est!.

*í, 3quién podría siquiera describir lo que sentía en esos momentos4 n tir$n lle#abami alma hacia la cru" en la que Jes's había e1pirado/ se trataba de un tir$n, no puedollamarlo de otra manera, totalmente seme(ante a aquel mediante el cual nuestra alma esconducida a un amado ausente, un apro1imarse que presumiblemente es mucho m!sesencial % #erdadero de lo que sospechamos. )sí se apro1imaba mi alma al que se habíaencarnado % muerto en la cru", % al instante supe lo que era la fe.

D3+sto es la fe4E, di(e, % di un salto como medio asustada. 9uscaba estar cierta de mi

sensaci$n, de mi intuici$n, % al poco tiempo estaba con#encida de que mi espíritu habíaalcan"ado una capacidad de al"ar el #uelo que le era totalmente nue#a.

Cuando suceden estas sensaciones nos abandonan las palabras. 0odía distinguirlascon toda claridad de cualquier fantasía/ no había fantasía alguna en ellas, ningunaimagen, % sin embargo ofrecían e1actamente la misma certe"a del ob(eto al que sereferían que la que ofrece la imaginaci$n cuando nos pinta los rasgos de un amadoausente.

Cuando hubo pasado el primer arrebato, me di cuenta de que este estado del alma %ame era conocido de antes/ pero nunca lo había sentido con tal intensidad. unca lo habíaconser#ado, nunca había podido hacerlo mío. Creo que, en general, todas las almashumanas han sentido algo de ello en una u otra ocasi$n. *in lugar a dudas  "l es esto, lo

que a cada cual enseña que e1iste un ios.Hasta el momento %o había estado mu% satisfecha con esa fuer"a que desde antiguo

me asaltaba de tiempo en tiempo, % de no ser porque un e1traño destino me hacía #ol#er ae1perimentar desde entonces el inesperado tormento, de no haber ido mi poder % micapital m!s all! de todo crédito, qui"! habría permanecido siempre satisfecha con aquelestado.

)hora bien, desde aquel mara#illoso instante %o había recibido alas. 0odía #olar por 

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2;

encima de aquello que antes me amena"aba, al igual que un p!(aro sobre#uela sinesfuer"o, cantando, la corriente m!s impetuosa, ante la que el perro se detiene ladrandotemeroso.

-i alegría era indescriptible, % aunque no descubrí nada de ello a nadie, misfamiliares notaban sin embargo en mí una inusual serenidad, sin que pudieran e1plicarse

cu!l era la causa de mi satisfacci$n. 3*i hubiera permanecido siempre en silencio %hubiera buscado mantener en mi alma aquel sentimiento puro4 3*i no me hubiera de(adoconducir por una serie de circunstancias a poner a la #ista mi secreto4 0odría habermeahorrado entonces un gran rodeo.

0uesto que en mis precedentes die" años de cristianismo esta fuer"a necesaria nohabitaba mi alma, me encontraba entonces también en el mismo caso que otras personasde buena fe. -e a%udaba llenando mi fantasía con im!genes que guardaban algunarelaci$n con ios, lo cual también resulta #erdaderamente 'til, pues así se mantienen adistancia las im!genes dañinas % sus per#ersas consecuencias. ) continuaci$n, una u otrade estas im!genes religiosas conmue#e nuestra alma, que, entonces, se agita un pocohacia las alturas, al igual que un p!(aro (o#en aletea de rama en rama. -ientras no se

tenga nada me(or, este e(ercicio en modo alguno es del todo recha"able.&as instituciones eclesi!sticas, campanas, $rganos % c!nticos, % mu% especialmente

los sermones de nuestros maestros, buscan proporcionarnos tales im!genes e impresionesque apuntan a ios. e ellas estaba %o indeciblemente deseosa. inguna tormenta,ninguna debilidad corporal, me impedía #isitar las iglesias, % s$lo el repique dominical delas campanas me causaba alguna impaciencia en mi lecho de enferma. +scuchaba congran afici$n a nuestro predicador, que era un hombre e1celente/ también apreciaba a suscolegas % sabía entresacar la man"ana dorada de la palabra de ios, a partir de la corte"aarcillosa, de entre las frutas comunes. ) estos e(ercicios p'blicos se añadían todos lose(ercicios posibles de edificaci$n pri#ada, como suele llam!rselos, pero también con ellosse alimenta s$lo la fantasía % una m!s sutil sensibilidad. +staba tan acostumbrada a esta

andadura, la respetaba tanto, que tampoco ahora se me ocurría que pudiera haber algom!s ele#ado. 0ues mi alma s$lo tiene tent!culos, no o(os/ s$lo palpa % no #e. 3N(al!tu#iera o(os % pudiera #er4

ambién ahora acudía anhelosa a los sermones. 3-as, a%, qué me pasaba4 a noencontraba lo que antes había encontrado. +stos predicadores se desmochaban los dientescon las c!scaras, mientras que %o disfrutaba el fruto. 0ronto me cansé de ellos. +staba, enefecto, demasiado acostumbrada a atenerme s$lo a aquello que %o podía encontrar.eseaba tener im!genes, necesitaba impresiones e1ternas % creía sentir una necesidad pura % espiritual.

&os padres de 0hilo habían estado en relaci$n con la comunidad de hermanosmora#os/ en su biblioteca a'n se encontraban muchos escritos del conde. +n alguna

ocasi$n él me había hablado mu% clara % mu% ra"onablemente de ello % me había rogadoque o(eara algunos de estos escritos, aunque s$lo fuera para conocer un fen$meno psicol$gico. o consideraba al conde un here(e totalmente maligno/ %, así, me ol#idétambién del misal de +bersdorf, que mi amigo, con intenci$n an!loga, me había instado aaceptar, por así decirlo.

Careciendo totalmente de cualquier estímulo e1terno eché mano como por a"ar delmencionado misal % para mi sorpresa encontré en él auténticos salmos, que, ciertamente

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2F

 ba(o formas mu% e1trañas, parecían referirse a aquello que %o sentía/ también me atra(o laoriginalidad % la ingenuidad de la e1presi$n. &as sensaciones propias parecían estar e1presadas de un modo propio/ ninguna terminología escolar me recordaba algo en#aradoo com'n. -e con#encí de que había gente que sentía lo que %o sentía, % me sentí mu%feli" memori"ando aquellos #ersículos % abandon!ndome algunos días a ellos.

esde el instante en el que me fue regalada la #erdad se me e#aporaron de este modoapro1imadamente tres meses. Binalmente, tomé la decisi$n de descubrírselo todo a miamigo 0hilo % pedirle que me informara sobre aquellos escritos, que ahora despertaban enmí una curiosidad desmedida. , en efecto, así lo hice realmente, sin percatarme de quealgo en el cora"$n me lo desaconse(aba seriamente.

&e conté a 0hilo toda la historia detalladamente, % puesto que él mismo representabaen ella un persona(e principal, % mi narraci$n también encerraba para él la m!s se#erae1hortaci$n a la penitencia, se sinti$ e1tremadamente concernido % sacudido. *e deshi"oen llanto. -e alegré % creí que también en él se había producido una completatransformaci$n.

-e abasteci$ con todos los escritos que %o deseara, % tu#e, pues, alimento de m!s

 para mi imaginaci$n. Hacía grandes progresos en la forma "in"endorfiana de pensar % dehablar. o se crea que en la actualidad no sé apreciar la forma de ser del conde/ con gustole hago (usticia< no es un hombre e1tra#agante % #acío, dice grandes #erdades, la ma%oríade las #eces con atre#idos #uelos de la imaginaci$n, % los que lo denostaron no supieronni #alorar ni percibir sus cualidades.

*e gan$ mi m!s indescriptible amor. *i hubiera sido dueña de mí misma, habríaabandonado patria % amigos % lo habría seguido. @ndefectiblemente, nos habríamosentendido % difícilmente nos hubiéramos soportado largo tiempo.

3Gracias le sean dadas a mi Genio, que por aquel entonces me mantu#o tan limitada ami !mbito domestico4 @r tan s$lo al (ardín de la casa era %a un gran #ia(e. +l cuidado demi anciano % débil padre me daba suficiente traba(o % en los momentos de recreo la noble

fantasía era mi pasatiempo. +l 'nico ser humano al que #eía era 0hilo, al que mi padreestimaba mucho. *in embargo, debido a las 'ltimas e1plicaciones, la sincera relaci$nconmigo se había deteriorado en alguna medida. &a emoci$n no había penetrado en él profundamente, % como no tu#o é1ito en algunos intentos de hablar mi lengua(e, e#itabaesta materia, tanto m!s f!cilmente cuanto que gracias a sus amplios conocimientos siem5 pre sabía introducir nue#os temas de con#ersaci$n.

)sí pues, %o era una hermana mora#a por mi propia cuenta, % tenía que ocultar estenue#o giro de mi !nimo % de mis inclinaciones, especialmente ante el primer predicador de la Corte, al cual, en su calidad de director espiritual mío, tenía muchos moti#os paraapreciar, % cu%os muchos meritos no habían mermado a mis o(os a pesar de su e1tremaanimad#ersi$n contra la comunidad de los hermanos mora#os. esgraciadamente, este

digno hombre tu#o que sufrir muchas tribulaciones por mi causa % por la de otrosmuchos. Hacía %a #arios años que el primer predicador de la Corte conocía a un caballerohonrado y piadoso  y mantenía con él, en calidad del alguien que busca a ios con celo,una correspondencia ininterrumpida. 3?ué doloroso tu#o que ser para el director espiritual, cuando este caballero se pas$ a las filas de la comunidad de hermanos mora#os% estu#o largo tiempo entre ellos4 3?ué grato, sin embargo, cuando su amigo se enemist$con los hermanos, se decidi$ a #i#ir en su pro1imidad % pareci$ abandonarse de nue#o

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2

enteramente a su direcci$n4+l recién llegado fue presentado a todas las o#e(itas del pastor, especialmente a las

m!s queridas, por así decirlo, como si fuera un triunfo. *olamente en nuestra casa no fue presentado, porque mi padre %a no acostumbraba a recibir a nadie. +l caballero encontr$gran aprobaci$n/ poseía los buenos modales de la Corte % el atracti#o de la Comunidad,

así como otros muchos bellos y naturales atributos y pronto se con#irti$ en un gran santo para todos aquellos que lo conocían, de lo cual se alegraba e1tremadamente su director espiritual. esgraciadamente, s$lo se había enemistado con la Comunidad por moti#ose1ternos % en su cora"$n seguía siendo todo un hermano mora#o. :l estaba #er5daderamente apegado a la realidad de la cosa/ pero también le #enía a la medida la parafernalia que el conde había construido en torno a ella. +staba acostumbrado aaquellas formas de representaci$n % a aquellas maneras de hablar, % si bien ahora se teníaque ocultar cuidadosamente ante sus antiguos amigos, (usto por esto mismo, tan prontocomo di#isaba a su alrededor un grupo de personas de confian"a, le era tanto m!s nece5sario regresar a sus #ersículos, letanías e im!genes, % encontraba, como puede suponerse,gran aprobaci$n.

o no sabía nada del asunto % seguía (ugueteando a mi manera. +stu#imos muchotiempo sin trabar conocimiento.

+ntonces, en unas horas libres, #isité a una amiga enferma. -e encontré con #ariosconocidos % pronto me di cuenta de que mi presencia estorbaba la con#ersaci$n. o de(éque se me notara nada, pero obser#é, para mi gran asombro, que de la pared colgabanalgunos cuadros mora#os graciosamente enmarcados. A!pidamente me di cuenta de loque había sucedido en el tiempo que %o no había estado en esa casa, % di la bien#enida aeste nue#o fen$meno con algunos #ersos adecuados.

0iénsese la sorpresa de mi amiga. os e1plicamos % en ese mismo instante quedamosde acuerdo % en confian"a.

9usqué entonces m!s a menudo ocasiones para salir. esgraciadamente, s$lo las

encontraba cada tres o cuatro semanas/ conocí al noble ap$stol %, poco a poco, a toda laComunidad secreta. 7isitaba, cuando podía, sus reuniones %, dado mi car!cter sociable,me era infinitamente grato escuchar de otros % comunicar a otros aquello que hasta elmomento s$lo había elaborado en mí % conmigo misma.

 o estaba %o tan embargada como para no darme cuenta de que s$lo unos pocossentían el significado de aquellas sutiles palabras  y e1presiones,  y de que tampoco se#eían m!s alentados por ellas de lo que antes lo habían estado por el lengua(e simb$licoeclesi!stico. o obstante, seguía con ellos % no me de(aba engañar. 0ensaba que no habíasido elegida para in#estigar % e1aminar los cora"ones. *in embargo, gracias a algunosinocentes e(ercicios estaba preparada para algo me(or. o escamoteaba mi parte< cuandohablaba, insistía en el sentido, que a prop$sito de ob(etos tan sutiles las palabras antes

ocultan que manifiestan, % con tranquila afabilidad de(aba a cada cual a su suerte.) estos tranquilos tiempos de secreto disfrute social siguieron pronto las tormentas de

las discusiones % contrariedades p'blicas, que produ(eron gran agitaci$n en la Corte % enla ciudad, incluso, casi podría decirse, alg'n esc!ndalo. &leg$ el momento en el quenuestro primer predicador de la Corte, ese gran enemigo de la Comunidad de hermanosmora#os, tu#o que descubrir, para su santa humillaci$n, que sus me(ores % en otrasocasiones m!s de#otos o%entes se inclinaban en con(unto del lado de la Comunidad. *e

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2I

 puso enfermo, en los primeros momentos perdi$ toda moderaci$n % a continuaci$n,incluso aunque hubiera querido, no pudo retroceder. Hubo #iolentos debates, en los que por suerte no fui mencionada, puesto que %o s$lo era un miembro ocasional de tan odiada)samblea, % porque nuestro celoso guía no podía prescindir ni de mi padre ni de miamigo en asuntos ci#iles. -antu#e mi neutralidad con tranquilo sosiego, pues me

resultaba ingrato con#ersar de tales sensaciones % temas incluso con personas de buena#oluntad, si ellas no podían aprehender su sentido m!s profundo % s$lo permanecían en lasuperficie. -!s aun, me parecía in'til, incluso pernicioso, discutir con ad#ersarios sobreaquello de lo que uno apenas si consigue entenderse con los amigos. 0ues pronto pudedarme cuenta que personas afectuosas % nobles, que en este caso no podían mantener sucora"$n libre de a#ersi$n % odio, mu% pronto se pasaban al bando de la in(usticia % por defender una formalidad e1terna casi destruían lo me(or de su interioridad.

0or mucho que aquel hombre digno hubiera sido in(usto en este caso, % por muchoque se trat$ de que me eno(ara contra él, nunca pude rehusarle un cordial respeto. &oconocía bien, podía ponerme equitati#amente en el punto de #ista desde el cual élconsideraba estos asuntos. unca había #isto a ning'n ser humano que no tu#iera alguna

debilidad/ s$lo que ésta resulta m!s llamati#a en los hombres superiores. 0ero deseamos% queremos de una #e" por todas que aquellos que son tan pri#ilegiados, no paguentampoco absolutamente ning'n tributo, ning'n impuesto. o lo respetaba como a unhombre superior % confiaba en utili"ar la influencia de mi tranquila neutralidad, si no paraconseguir la pa", sí al menos para lograr una tregua. o sé lo que tendría que haber hecho/ ios capt$ el asunto con ma%or rapide" % lo acogi$ en su seno. odos aquellosque poco antes habían disputado con él por unas palabras lloraron sobre su féretro. adiedud$ (am!s ni de su rectitud ni de su temor de ios.

0or este tiempo tu#e también que de(arme de niñerías, las cuales, debido a estasdiscusiones, se me habían mostrado, en cierta medida, ba(o otra lu". -i tío había lle#adoa cabo silenciosamente sus planes para mi hermana. &e present$ como no#io su%o a un

 (o#en de buena posici$n % buen capital % la e1hibi$ con un rico a(uar, tal % como cabíaesperar de él. -i padre lo aprob$ con alegría. -i hermana era libre % estaba preparada %cambi$ con placer de estado. &a boda se celebr$ en el castillo del tío, estaba in#itada lafamilia % los amigos % todos acudimos con !nimo festi#o.

0or #e" primera en mi #ida me produ(o admiraci$n la entrada en una casa. Había oídohablar con frecuencia del gusto de mi tío, de su arquitecto italiano, de sus colecciones %de su biblioteca. 0ero %o comparaba esto con lo que %a había #isto % me hacía de ello, enmi pensamiento, una imagen abigarrada. ?ué mara#illada quedé ante la solemne %arm$nica impresi$n que sentí al entrar en la casa,  y que se refor"$ en cada sala y en cadacuarto. *i hasta entonces la pompa % el ornamento s$lo me habían dispersado, aquí mesentía recogida % reconducida a mí misma. +n todas las disposiciones tomadas con #istas

a las celebraciones % las fiestas, la solemnidad % la dignidad producían también un tran5quilo sentimiento, % tan inconcebible me resultaba que un solo hombre hubiera podidoidear % ordenar todo aquello, como que #arios hubieran podido coordinarse para cooperar en la obtenci$n de un sentido tan grande. a pesar de todo ello, el dueño de la casa % lossu%os parecían tan naturales, que no era posible percibir ni el menor rastro de rigide" o de#acuo ceremonial.

+l mismo enlace nupcial se celebr$ inesperadamente % de una manera entrañable/ nos

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe2

sorprendi$ una e1celente m'sica #ocal % el sacerdote supo dar a la ceremonia toda lasolemnidad de la #erdad. +staba (unto a 0hilo %, en #e" de felicitarme, me di(o con un profundo suspiro< DCuando #i a tu hermana dar su mano, fue como si me hubieran regadocon agua hir#iendoE. D=0or qué>E, le pregunté. D*iempre me sucede lo mismo cuando presencio una c$pulaE, me replic$. -e reí de él, pero después he tenido que pensar mu% a

menudo en sus palabras.&a alegría de los asistentes, entre los que había mucha gente (o#en, era mu% brillante,

mientras que todo lo que nos rodeaba era digno % gra#e. &os enseres de la casa, la #a(illa,el ser#icio % los centros de mesa estaban con(untados con el todo, % si en otras ocasionesel arquitecto % los pasteleros parecen haber ido a la misma escuela, aquí parecía que el pastelero % el ser#icio de mesa habían aprendido del arquitecto.

ado que íbamos a pasar (untos #arios días, el ingenioso % (uicioso dueño de la casase había preocupado de procurar a los presentes di#ersos entretenimientos. o repetí aquíla triste e1periencia, que tan a menudo he sufrido a lo largo de mi #ida, de lo mal que sesiente un grupo de indi#iduos grande % #ariado, que, abandonado a su suerte, tiene queacudir a los pasatiempos m!s #ulgares % m!s insípidos, de suerte que son m!s bien los

 buenos su(etos que los malos los que sienten la falta de distracci$n.-i tío había organi"ado las cosas de forma mu% diferente. Había mandado buscar dos

o tres mariscales, si así puedo llamarlos. no de ellos tenía que estar al tanto de los placeres de la (u#entud< in#entaba bailes, paseos % pequeños (uegos que quedaban ba(o sudirecci$n, % como a la gente (o#en le gusta #i#ir al aire libre % no teme sus efectos, sehabía puesto a su disposici$n el (ardín % el gran sal$n ane1o, (unto al cual a'n se habíanconstruido para este fin algunas galerías % pabellones, ciertamente s$lo de tablones %lonas, pero de tan nobles proporciones, que ante ellos s$lo se podía pensar en piedra %m!rmol.

3?ué rara es una  ête en la que aquel que ha con#ocado a los huéspedes sientetambién el deber de preocuparse de todas las maneras de sus necesidades % comodidades4

0ara las personas de m!s edad se habían preparado partidas de ca"a % de (uegos, bre#es paseos, ocasiones para confiadas  y solitarias con#ersaciones, y aquel que se iba ala cama temprano también estaba seguro de alo(arse totalmente ale(ado del ruido.

Gracias a este buen orden, el espacio en el que nos encontr!bamos parecía un pequeño mundo %, sin embargo, #isto m!s de cerca, el castillo no era grande, % sin ele1acto conocimiento del mismo % sin el espíritu del dueño de la casa, difícilmente sehabría podido alo(ar a tanta gente, ni haber agasa(ado a todos seg'n su gusto.

an agradable nos resulta el espect!culo de un ser humano bien formado, como unaorgani"aci$n en la que es perceptible la presencia de un ser racional e inteligente. +ntrar en una casa clara % nítida es %a un placer, aunque esté construida % adornada sin gusto, pues nos muestra la presencia, al menos, de una parte de un hombre educado. 3?ué

doblemente agradable, pues, nos ser! cuando a partir de una #i#ienda humana nos hablael espíritu de una cultura m!s ele#ada, aunque s$lo sea sensual4

odo esto se me hi"o e#idente con mucha #i#e"a en el castillo de mi tío. o habíaescuchado % leído mucho sobre arte. +l mismo 0hilo era un gran aficionado a las pinturas% tenía una bella colecci$n/ % %o misma también había dibu(ado mucho. 0ero, por unlado, estaba demasiado ocupada con mis sensaciones, % s$lo intentaba aclarar lo 'nicoque es necesario/ %, por otro, todas las cosas que había #isto me dispersaban, al igual que

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe6M

usted, querida mía, la ma%or parte de las desgracias del mundo % de aquello que se llamamal, surgen simplemente porque los seres humanos descuidan en e1ceso el recto conoci5miento de sus fines % porque cuando los conocen no traba(an con ahínco % seriedad por ellos. *e me aparecen como indi#iduos que tienen el concepto de que se puede  y se debeconstruir una torre y que, sin embargo, no emplean en los cimientos m!s piedras % traba(o

del que en todo caso se necesita para construir una cabaña. *i usted, mi querida amiga,cu%a m!1ima e1igencia era alcan"ar claridad a prop$sito de su naturale"a moral íntima,en lugar de los grandes % audaces sacrificios se las hubiera apañado entre su familia, unno#io % qui"! un esposo, habría #i#ido en una eterna contradicci$n consigo misma %nunca habría podido disfrutar ni un instante de sosiegoE.

D+mplea ustedE, le repliqué, Dla palabra sacrificio % %o he pensado en ocasiones queofrecemos en holocausto lo de menos importancia, aunque nos toque el cora"$n, en arasde un prop$sito superior, por así decirlo, como a una di#inidad, al igual que unoconduciría gustosa % libremente al altar a un cordero mu% querido en beneficio de lasalud de un #enerado padreE.

D*ea lo que seaE, replic$, Dsea el entendimiento o el sentimiento lo que nos hace

entregar lo uno a cambio de lo otro, escoger una cosa antes que otra, la decisi$n % suresultado son, de acuerdo con mi opini$n, lo m!s digno de alaban"a que ha% en los sereshumanos. 3o se puede tener al mismo tiempo la mercancía % el dinero4, % les #a igual demal, tanto al que se le anto(a la mercancía pero no tiene #alor para sacrificar el dinero,como al que se arrepiente de la compra cuando tiene la mercancía en las manos. 0ero meencuentro mu% le(os de censurar a los seres humanos por esto, pues ellos no sonrealmente los culpables, sino la enredada situaci$n en la que se encuentran % en la que nosaben gobernarse. )sí, por e(emplo, usted encontrar! por término medio menos hostelerosmalos en el campo que en las ciudades, % en las ciudades pequeñas menos que en lasgrandes. =0or qué> +l ser humano ha nacido para una posici$n limitada, puede discernir fines sencillos, pr$1imos, determinados, % se habit'a a utili"ar los medios que, por así

decirlo, est!n a su mano. 0ero tan pronto como sale al #asto mundo no sabe ni lo quedesea ni lo que debe, % es e1actamente lo mismo tanto si se dispersa entre la multitud deob(etos como si por la ele#aci$n % dignidad de los mismos se pone fuera de sí. *iempreacaba labr!ndose su infelicidad cuando se #e inclinado a aspirar a algo con lo que no puede unirse mediante una acti#idad regular de sí mismoE.

D7erdaderamenteE, continu$, Dsin celo % seriedad nada es posible en el mundo % entreaquellos a los que llamamos hombres con formaci$n, realmente cabe encontrar mu% pocaseriedad. *e ponen manos a la obra al traba(o, aunque m!s bien habría que decir contra eltraba(o, contra el traba(o % los negocios, contra las artes, incluso contra las distracciones,s$lo como una especie de autodefensa. *e #i#e como quien lee un lega(o de boletines,s$lo para desembara"arse de ellos. a este respecto me acuerdo de aquel (o#en inglés

que #isitaba Aoma % que por la noche contaba mu% satisfecho en una tertulia que esemismo día se había despachado seis iglesias y dos galerías. *e desean saber y conocer muchas cosas, % precisamente aquello que menos incumbe a uno, % uno no se da cuentade que el hambre no se calma respirando aire. Cuando cono"co a una persona pregunto deinmediato< =en qué se ocupa>, =c$mo y con qué consecuencias>, y con la respuesta a estas preguntas queda también decidido de por #ida mi interés por ellaE.

D?ui"! sea usted, querido tío, e1cesi#amente estricto, % pri#e a algunos buenos

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe6L

hombres, a los que podría serles 'til, de su au1iliadora manoE, le contesté.D=Ha% que agradecérseloE, respondi$, Dal que tanto tiempo ha traba(ado en #ano

 (unto a ellos % por ellos> 3Cu!nto tiene uno que soportar en la (u#entud de hombres quecreen in#itarnos a una agradable fiesta cuando prometen lle#arnos en compañía de lasanaides o de *ísifo4 Gracias a ios, me he desembara"ado de ellos % cuando por 

desgracia alguno se acerca a mi círculo, intento e1pulsarlo del modo m!s cortés< pues precisamente de estas personas se escuchan las m!s amargas que(as sobre la desquiciadamarcha del comercio mundial, la esterilidad de las ciencias, la fri#olidad de los artistas, la#acuidad de los poetas % todo lo que se quiera añadir. o piensan ni por asomo que (ustamente ellos mismos, % la muchedumbre que es igual a ellos, no leerían el libro quehubiera sido escrito como ellos lo e1igen, que la poesía auténtica les es a(ena % que inclu5so una buena obra de arte s$lo gracias al pre(uicio podría obtener su aprobaci$n. 0ero nohace falta continuar/ no es el momento ni de censurar ni de que(arseE.

irigi$ mi atenci$n a los di#ersos cuadros que estaban colgados en la pared/ mis o(osse detu#ieron en aquellos cu%o aspecto era atracti#o o cu%o ob(eto era significati#o. e($ pasar un rato % di(o entonces< DConceda también alguna atenci$n al genio que ha pro5

ducido estas obras. &os indi#iduos de buen cora"$n gustan #er el dedo de ios en lanaturale"a. =0or qué no conceder también alguna atenci$n a la mano de sus imitadores>E.-e hi"o reparar entonces en algunos cuadros poco #istosos e intent$ hacermecomprender que s$lo la historia del arte puede ofrecernos el concepto del #alor % ladignidad de una obra de arte, que ha% que conocer primero los fatigosos ni#eles delmecanismo % del oficio, en los que los indi#iduos h!biles traba(aron a lo largo de siglos, para comprender c$mo es posible que el genio se mue#a libre % alegre en esa cumbrecu%a mera #isi$n nos produce #értigo.

esde este punto de #ista había reunido una bella colecci$n % mientras me laenseñaba no pude e#itar #er aquí, ante mis o(os, una representaci$n aleg$rica de laeducaci$n moral. Cuando le e1presé mis pensamientos, me replic$< Diene usted toda la

ra"$n, % ello nos permite #er que no est! bien entregarse a la educaci$n moral en soledad,encerrado en uno mismo/ encontraremos, m!s bien, que aquel cu%o espíritu se esfuer"a por conseguir una cultura moral tiene todos los moti#os para educar al mismo tiempo sum!s refinada sensibilidad, para no caer en el peligro de resbalar desde su altura moral, entanto que se entrega a la rela(aci$n de una fantasía sin reglas % cae en el caso de reba(ar ladignidad de su m!s noble naturale"a mediante el disfrute de fruslerías sin gusto, si no enalgo peorE.

 o sospeché que se estu#iera refiriendo a mí, pero me sentí aludida cuando recordéque entre los salmos que me habían edificado podría haber habido mucha banalidad %que, ciertamente, los cuadritos asociados a mis ideas espirituales difícilmente habríanencontrado indulgencia ante los o(os de mi tío.

+ntretanto, 0hilo se demoraba con frecuencia en la biblioteca % a la misma mecondu(o muchas #eces. -e mara#illaba la selecci$n %, dentro de ella, la cantidad de librosque había. +staban reunidos seg'n el criterio que mi tío había manifestado en suscon#ersaciones conmigo, pues casi todos los libros que cabía encontrar en ella eran deaquellos que nos conducen a un conocimiento claro % preciso o nos indican un ordenrecto % (usto/ de aquellos, en fin, que o bien nos proporcionan rectos materiales o biennos con#encen de la unidad de nuestro espíritu.

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe62

) lo largo de mi #ida %o había leído lo indecible, % en ciertas materias casi ning'nlibro me era desconocido/ así pues, aquí me era tanto m!s agradable hablar del panoramatotal % apercibirme de lagunas, allí donde antes s$lo había #isto un caos locali"ado o unae1tensi$n infinita.

)l mismo tiempo, conocimos a un hombre taciturno y muy interesante. +ra médico y

naturalista y m!s parecía formar parte de los penates de la casa que de sus habitantes. osenseñ$ el gabinete de historia natural, que, al igual que la biblioteca, en armarios decristal cerrados adornaba las paredes de la habitaci$n %, al mismo tiempo, ennoblecía elespacio sin estrecharlo. -e acordé con alegría de mi (u#entud % mostré a mi padre #ariosob(etos que él, antaño, había lle#ado al lecho enfermo de su hi(a, que por aquel entoncesapenas si había #isto el mundo. +n esta ocasi$n, el médico disimul$ tan poco como enulteriores con#ersaciones que estaba mu% pr$1imo a mí en lo que hace a sentimientosreligiosos, % alab$ e1traordinariamente a mi tío por su tolerancia % por su #aloraci$n deaquello que mostraba  y fomentaba el #alor  y la unidad de la naturale"a humana/ciertamente, él reclamaba lo mismo de todas las dem!s personas, % nada acostumbraba acondenar o rehuir tanto como la oscuridad indi#idual % la estulticia e1clusi#ista.

esde la boda de mi hermana mi tío desbordaba alegría, % en distintas ocasioneshabl$ conmigo sobre aquello que pensaba hacer por ella % por sus hi(os. 0oseía muchas propiedades, que él mismo administraba, % que esperaba traspasar a sus sobrinos en elme(or estado. ) prop$sito de la pequeña propiedad en la que nos encontr!bamos parecíaabrigar ideas peculiares< D*$lo se la cederéE, decía, Da una persona que sepa conocer,#alorar % disfrutar lo que contiene, y que comprenda los muchos moti#os, particularmenteen )lemania, que un hombre rico % distinguido tiene para erigir algo modélicoE.

&a ma%or parte de los in#itados %a se había ido marchando poco a poco/ nosdisponíamos nosotros a despedirnos % creíamos haber #i#ido la 'ltima escena de lasfesti#idades cuando nos sorprendi$ de nue#o con la deferencia de proporcionarnos undigno esparcimiento. o habíamos podido ocultarle la fascinaci$n que sentimos cuando

en la ceremonia nupcial de mi hermana escuchamos un coro de #oces humanas sinning'n tipo de acompañamiento instrumental. &e sugerimos con bastante claridad quenos #ol#iera a proporcionar tal placer, pero él pareci$ no darse cuenta de ello. ?ué sor5 prendidos quedamos entonces cuando una tarde nos di(o< D&os ($#enes % fugaces amigosnos han abandonado/ la misma pare(a nupcial tiene un aspecto m!s serio que hace unosdías % separarnos en un momento tal, puesto que qui"! nunca #ol#eremos a #ernos o, almenos, nos #eremos de otra forma, nos hace sentir un estado de !nimo solemne que no puedo alimentar de forma m!s noble que con una m'sica cu%a repetici$n ustedes parecían desearE.

Hi"o entonces que el coro, que entretanto se había refor"ado % había ensa%ado ensecreto, cantara para nosotros a cuatro % ocho #oces, lo cual, debo decirlo, nos hi"o

 paladear anticipadamente el sabor de la beatitud. Hasta ese momento s$lo conocía esosc!nticos piadosos con los que las buenas almas, a menudo con roncas gargantas, como los pa(arillos del bosque, creen alabar a ios, porque se producen a sí mismas una agradablesensaci$n/ conocía también la insubstancial m'sica de los conciertos, en la que en todocaso nos mara#illa el talento de la e(ecuci$n, pero que raras #eces nos proporciona un placer aunque sea pasa(ero. 0ero ahora percibía una m'sica surgida a partir del m!s profundo sentimiento de las m!s e1celentes naturale"as humanas, que mediante

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe66

determinados % entrenados $rganos #ol#ía a hablar, en arm$nica unidad, al m!s profundo% me(or sentimiento de los seres humanos % que realmente hacía sentir con toda #i#e"a,en ese instante, su seme(an"a con ios. odos eran c!nticos latinos espirituales, querefulgían como (o%as en el anillo de oro de una sociedad mundana  y ci#ili"ada, y que amí, sin las e1igencias de la así llamada edificaci$n, me ele#aban de la forma m!s

espiritual % me hacían feli".) nuestra partida todos fuimos obsequiados de la forma m!s noble. ) mí me entrego

la cru" de la Nrden de mi canon(ía, mucho m!s bellamente traba(ada % esmaltada de loque se acostumbra a #er. Colgaba de un gran brillante, con el que al mismo tiempo sesu(etaba a la cinta, % que mi tío consideraba la piedra m!s noble de una colecci$n dehistoria natural.

-i hermana se retir$ (unto con su marido a sus posesiones/ todos los dem!sregresamos a nuestros hogares % parecía, en lo que se refiere a nuestras circunstanciase1teriores, que habíamos regresado a una #ida totalmente #ulgar. Habíamos sidoarro(ados a la lisa %  llana tierra desde un castillo de hadas  y de nue#o teníamos queconducirnos % arregl!rnoslas a nuestra manera.

&as e1traordinarias e1periencias que había reali"ado en aquel nue#o círculo mehabían de(ado una bella impresi$n/ sin embargo, no qued$ largo tiempo en toda su#i#acidad, a pesar de que mi tío buscaba mantenerla % reno#arla en#i!ndome de tiempoen tiempo sus me(ores % m!s elegantes obras de arte, que %o, cuando las había disfrutadosuficiente tiempo, #ol#ía a cambiarlas por otras.

+staba demasiado acostumbrada a ocuparme conmigo misma, a poner en orden losasuntos de mi cora"$n y de mi !nimo y a con#ersar de ello con personas de inclinaciones parecidas, como para poder considerar con atenci$n una obra de arte sin regresar pronto amí misma. +staba acostumbrada a contemplar un cuadro o un grabado como si fueran lasletras de un libro/ ciertamente, una bella impresi$n tipogr!fica agrada, =pero quiéntomar! un libro en sus manos por la tipografía> e este modo, una representaci$n pl!stica

también tenía que decirme algo, enseñarme, conmo#erme, me(orarme. di(era lo quedi(era mi tío en las cartas en las que e1plicaba sus obras de arte, en mí todo quedabacomo antaño.

0ero m!s aun que mi propia naturale"a, fueron circunstancias e1ternas,transformaciones en mi familia, las que me ale(aron de estas consideraciones % durante untiempo incluso de mí misma/ tu#e que sufrir % actuar m!s de lo que mis débiles fuer"as parecían soportar.

-i hermana soltera había sido hasta ese momento mi bra"o derecho/ sana, fuerte eindescriptiblemente bondadosa, había echado sobre sus hombros todo el peso de la casa,mientras que %o me ocupaba del cuidado personal de nuestro anciano padre. Ca%$enferma de un catarro, que acab$ con#irtiéndose en una pulmonía % a las tres semanas

%acía en el ata'd/ su muerte me produ(o heridas cu%as cicatrices ni tan siquiera ahora meresulta agradable contemplar.

Caí enferma en cama antes de que la hubieran enterrado/ los antiguos males de mi pecho parecían #ol#er a despertarse, tosía #iolentamente % estaba tan af$nica que no podía hablar en #o" alta.

+l espanto % la congo(a hicieron que mi hermana casada abortara. -i anciano padretemía perder a la #e" a sus hi(as % sus esperan"as de descendencia. *us (ustas l!grimas

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe6;

aumentaban mi desolaci$n. *upliqué a ios que me diera una salud pasable % le pedí queme prorrogara la #ida tan s$lo hasta la muerte de mi padre. -e restablecí % quedé bien ami manera % pude cumplir de nue#o con mis deberes, si bien s$lo de una manera escasa.

-i hermana #ol#i$ a quedar en estado de buena esperan"a. -e hi"o participe deciertas preocupaciones que en tales casos les son confiadas a las madres/ no era

totalmente feli" con su marido, lo cual debía quedar oculto a mi padre. u#e que actuar como !rbitro % pude hacerlo tanto m!s cuanto que mi cuñado tenía confian"a en mí %ambos eran realmente buenas personas, s$lo que, en lugar de disculparse el uno al otro,discutían mutuamente %, por la misma a#ide" de #i#ir en completa armonía, nunca se ponían de acuerdo. )prendí, pues, a acometer con celo los asuntos del mundo % a poner en pr!ctica aquello que hasta el momento s$lo había cantado.

-i hermana dio a lu" un hi(o. &as indisposiciones de mi padre no le impidieron #ia(ar  para conocerlo. )l #er al niño se puso increíblemente contento  y feli", y en el bauti"o me pareci$, contra su forma de ser, como e1tasiado, casi me atre#ería a decir< como un geniocon dos caras. Con una de ellas miraba contento hacia delante, hacia aquellas regiones alas que esperaba arribar pronto/ % con la otra hacia la nue#a #ida terrenal, llena de

esperan"as, que había surgido en el niño que pro#enía de él. +n el camino de regreso nose cansaba de hablarme del niño, de su figura, su salud % su deseo de que pudieranculti#arse feli"mente las disposiciones de este nue#o ciudadano del mundo. *usrefle1iones a este respecto continuaron cuando llegamos a casa, % s$lo después dealgunos días se le declar$ una especie de fiebre, que se manifestaba después de comer, sinescalofríos, mediante un calor algo fatigante. *in embargo, no se acost$, sali$ en coche ala mañana siguiente % cumpli$ fielmente sus deberes oficiales, hasta que finalmente unossíntomas persistentes % gra#es se lo impidieron.

 unca ol#idaré la tranquilidad de !nimo, la claridad % la precisi$n con las que con elma%or orden se ocup$ de los asuntos de su casa % de las disposiciones de su sepelio,como si se tratara de cuestiones que incumbieran a otro.

Con una alegría que nunca le había sido propia % que crecía hasta llegar a ser una #i#a (o#ialidad me di(o< D=$nde ha ido a parar ese temor a la muerte que otras #eces hesentido con tanta fuer"a> =ebo tener miedo a morir> engo un ios misericordioso, latumba no despierta en mí ning'n horror, tengo una #ida eternaE.

+#ocar las circunstancias de su muerte, que tu#o lugar poco después, es en mi soledaduno de mis entretenimientos m!s agradables % nadie me har! renegar de afirmar que aquíse manifestaban los efectos #isibles de una fuer"a m!s ele#ada.

&a muerte de mi querido padre transform$ la forma de #ida que había lle#ado hastaentonces. e la m!s estricta obediencia, de las m!s se#eras limitaciones, pasé a la ma%or libertad, % la disfrutaba como si se tratara de un man(ar del que se ha estado pri#ado largotiempo. )ntes, raras #eces estaba fuera de casa dos horas/ ahora, apenas si pasaba un día

en mi cuarto. -is amigos, a los que antes s$lo podía #isitar intermitentemente, deseabandisfrutar de mi trato constante, así como %o del su%o. ) menudo era in#itada a comer/#inieron también paseos en coche  y pequeños #ia(es de placer, y yo nunca me quedaba ala "aga. 0ero cuando recorrí todo el círculo, me di cuenta de que la inestimable dicha dela libertad no consiste en hacer todo lo que se puede % a lo que las circunstancias nosin#itan, sino en hacer sin obst!culos ni impedimentos % por el recto camino aquello quese considera (usto % pertinente/ % %o era suficientemente ma%or para, en este caso, llegar a

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe6F

esta bella con#icci$n sin pagar precio alguno por el aprendi"a(e.) lo que no pude negarme, tan pronto como me fue posible, fue a reanudar % a anudar 

m!s firmemente el trato con los miembros de la Comunidad de hermanos mora#os/ meapresuré a #isitar una de sus organi"aciones m!s pr$1imas< pero tampoco aquí encontré loque me había imaginado. +ra suficientemente sincera para e1presar mi opini$n, e

intentaron inculcarme de nue#o que esta organi"aci$n no era nada en comparaci$n conuna comunidad regularmente establecida. &o acepté como bueno, pero de acuerdo con micon#icci$n el espíritu #erdadero puede entre#erse tan bien en una entidad pequeña comoen una grande.

no de sus obispos, que estaba presente % era discípulo directo del conde, se ocup$mucho de mí/ hablaba inglés perfectamente % como %o también lo entendía un poco, él pens$ que se trataba de una señal de hermandad. 0ero %o no lo pensaba en absoluto/ sutrato no me gustaba ni lo m!s mínimo. +ra un cuchillero, nati#o de -ora#ia, % su manerade pensar no podía ocultar su origen artesanal. -e entendía me(or con el señor de &O, quehabía sido comandante al ser#icio de Brancia/ pero nunca me sentí capa" de aquellasubordinaci$n que él mostraba frente a sus superiores. -!s aun, cuando #eía a la mu(er 

del comandante % a otras señoras m!s o menos distinguidas besar la mano del obispo, eracomo si me dieran una bofetada. +ntretanto, se con#ino hacer un #ia(e a Holanda, que, para mi suerte, nunca se lle#$ a cabo.

-i hermana dio a lu" una hi(a % ahora era nuestro turno, de las mu(eres, de estar satisfechas % pensar c$mo educarla para que alg'n día llegara a ser como nosotras. -icuñado, sin embargo, qued$ mu% disgustado cuando al año siguiente #ol#i$ a nacer unaniña/ él, dadas sus grandes propiedades, deseaba #erse rodeado de muchachos que alg'ndía pudieran a%udarle en su administraci$n.

ada mi débil salud me mantenía tranquila % mantenía un cierto equilibrio gracias aun régimen de #ida sosegado/ no temía a la muerte, incluso, deseaba morir, pero sentíacalladamente que ios me daba tiempo para in#estigar mi alma % lle#arla cada #e" m!s

cerca de :l. +n las muchas noches insomnes sentí algo que no so% capa" de describir conclaridad.

+ra como cuando mi alma pensaba sin la compañía del cuerpo/ mi alma #eía almismo cuerpo como si se tratara de un ser a(eno a ella, como se contempla, por e(emplo,un #estido. -e presentaba con e1traordinaria #i#acidad tiempos % sucesos pasados % a partir de ellos sentía lo que en el futuro iba a suceder. odos estos tiempos han quedadoatr!s/ lo que siga también pasar!< el cuerpo se desgarrar! como un #estido, pero o, el bien conocido o, o so%.

) de(arme lle#ar lo menos posible por estos sentimientos grandes, sublimes %consoladores, me enseñ$ un noble amigo, cada #e" m!s estrechamente unido conmigo.*e trataba del médico que había conocido en casa de mi tío % que se había informado

mu% bien acerca de la constituci$n de mi cuerpo % de mi espíritu. -e mostr$ lo muchoque esas sensaciones, cuando las alimentamos en nosotros independientemente de ob(etose1ternos, nos ahuecan en cierta medida % soca#an el fundamento de nuestra e1istencia.D-antenerse acti#oE, decía, Des la primera determinaci$n del ser humano, % todosaquellos tiempos intermedios en los que se #e obligado a descansar debe emplearlos enadquirir un conocimiento claro de las cosas e1teriores, que luego facilitar! toda#ía m!s suacti#idadE.

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Como mi amigo conocía mi costumbre de contemplar mi propio cuerpo como unob(eto e1terno, % como sabía que %o conocía bastante bien mi constituci$n, mis males %los remedios médicos, % que realmente, debido a los incesantes padecimientos propios %a(enos, me había con#ertido en medio médica, condu(o mi atenci$n desde elconocimiento del cuerpo humano % de las plantas medicinales a los restantes ob(etos

#ecinos de la creaci$n y me lle#$ como en rededor del paraíso y s$lo finalmente, si se me permite seguir con mi met!fora, me de($ #islumbrar, desde la le(anía, al creador paseando por el (ardín al fresco de la noche.

3Con qué placer #eía entonces a ios en la naturale"a, pues %a lo portaba con unacerte"a seme(ante en el cora"$n4 3?ué interesante me resultaba la obra de sus manos %qué agradecida le estaba por haberme querido dar #ida con el soplo de su boca4

-i hermana estaba de nue#o embara"ada % esper!bamos que diera a lu" esemuchacho que mi cuñado deseaba tan ardientemente % cu%o nacimiento, desgraciada5mente, no pudo presenciar. +l buen hombre muri$ de las consecuencias de unadesgraciada caída del caballo % mi hermana lo sigui$ después de haber dado al mundo un bello muchacho. *$lo con triste"a podía mirar a los cuatro niños que había de(ado. si

tantas personas sanas habían fallecido antes que %o, la enferma, =no habría de #er caer,qui"!, algunas de estas flores llenas de esperan"as> Conocía suficientemente al mundo para saber rodeado de cu!ntos peligros crece un niño, particularmente en las clases altas,% me parecía que desde los tiempos de mi (u#entud éstos no habían hecho sino aumentar.*entía que %o, debido a mi debilidad, poco o nada podía hacer por los niños/ %, así, tantom!s oportuna me pareci$ la decisi$n de mi tío, que, naturalmente, surgía de su forma de pensar, de emplear toda su atenci$n en la educaci$n de estas gentiles criaturas. ciertamente se lo merecían desde todos los puntos de #ista< estaban bien formados %, a pesar de las grandes diferencias que había entre ellos, todos prometían llegar a ser  personas buenas % (uiciosas.

esde que mi buen médico me había hecho reparar en ello me gustaba fi(arme en los

 parecidos de familia entre los niños % sus parientes. -i padre había conser#adocuidadosamente los retratos de sus antepasados, había hecho que maestros pasables loretrataran a él % a sus hi(os, % tampoco mi madre % sus parientes habían sido ol#idados.Conocíamos con e1actitud los caracteres de toda la familia, % como los habíamoscomparado a menudo, #ol#íamos ahora a buscar en los niños las similitudes internas %e1ternas. +l hi(o ma%or de mi hermana parecía aseme(arse a su abuelo por parte paterna,del que había e1puesto un retrato (u#enil, mu% bien pintado, en la colecci$n de nuestrotío. +l niño, al igual que su abuelo, que siempre se había distinguido por ser un bra#ooficial, de nada gustaba tanto como de las armas, de las que siempre se ocupaba tan pronto como me #isitaba. 0ues mi padre tenía una armería mu% bella % el pequeño nodescans$ hasta que le regalé un par de pistolas % un fusil de ca"a % logr$ aprender c$mo

montar un gatillo alem!n. 0or lo dem!s, ni en sus acciones ni en su modo ser era rudo,sino m!s bien dulce % (uicioso.

&a hi(a ma%or se había ganado todo mi afecto, % bien pudiera ser porque se me parecía % porque era la que m!s me trataba de entre los cuatro. 0ero puedo decir quecuanto m!s la obser#aba, mientras crecía, tanto m!s me a#ergon"aba, % no podíacontemplar a la niña sin admiraci$n, casi me atre#ería a decir< sin #eneraci$n. o eraf!cil #er una figura m!s noble, un !nimo m!s sereno % una acti#idad m!s constante, que

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe6I

no se limitaba a ning'n ob(eto concreto. +n ning'n momento de su #ida estabadesocupada % en sus manos cualquier asunto se con#ertía en una acti#idad digna. odo parecía darle igual con tal de poder hacer lo que había que hacer % en el momento en elque había que hacerlo, e igualmente podía estarse tranquila, sin impaciencia, cuando noencontraba nada que hacer. +sta acti#idad sin necesidad de una ocupaci$n no he #uelto a

#erla en la #ida. @nimitable fue desde su (u#entud su entrega a los necesitados % a losindigentes. Concedo gustosa que nunca tu#e el talento de con#ertir la caridad en unaocupaci$n. o era me"quina con los pobres, %, ciertamente, teniendo en cuenta mis posibilidades, a menudo les daba demasiado, pero en cierto modo s$lo lo hacía por redi5mirme, % para que alguien se ganara mi atenci$n tenía que serme mu% pr$1imo.+1actamente lo contrario alabo en mi sobrina. unca le #i dar dinero a un pobre, % lo queobtenía de mí para este fin siempre lo transformaba en medio para satisfacer la siguientenecesidad. unca me parecía tan gentil como cuando me des#ali(aba mis armarios de#estidos % de ropa blanca/ siempre encontraba algo que no me ponía o no necesitaba, % suma%or felicidad consistía en recoser estas cosas #ie(as % acomod!rselas a alg'n niñoandra(oso.

+l car!cter de su hermana era mu% diferente/ tenía mucho de su madre, desde mu% pronto prometía ser mu% gr!cil  y bella, y parecía querer cumplir su promesa. *e ocupabamucho de su aspecto e1terno % desde tiempos mu% tempranos sabía arreglarse % #estirsede un modo que entraba por los o(os. )un recuerdo con qué embeleso, siendo toda#ía unaniña pequeña, se mir$ en el espe(o cuando le puse alrededor del cuello las bellas perlasque mi madre me había de(ado % que ella había encontrado por casualidad.

Cuando refle1ionaba sobre estas di#ersas inclinaciones, me resultaba agradable pensar c$mo, después de mi muerte, se repartirían entre ellos mis pertenencias, que así#ol#erían a la #ida. 7ol#ía a #er las escopetas de ca"a de mi padre recorrer los campos ahombros de mi sobrino % haciendo caer de nue#o perdices en su morral de ca"a/ #eía todomi guardarropa salir de la iglesia en el día de su Confirmaci$n 0ascual, límpidamente

acomodado a una pequeña muchacha % a una #irtuosa muchacha burguesa adornada conmis me(ores telas en el día de su boda, pues atalia sentía una peculiar inclinaci$n a pertrechar a tales niños % a muchachas pobres % honradas, a pesar de que ella, debodecirlo aquí, en modo alguno de(aba entre#er ning'n tipo de amor ni, si puedo decirlo así,necesidad alguna de apego a un ser #isible o in#isible, tal % como se había mostrado tan#i#amente en mi (u#entud.

)sí pues, cuando pensaba que la m!s (o#en, e1actamente el mismo día, luciría mis perlas % (o%as en la Corte, #eía con tranquilidad mis posesiones, al igual que mi cuerpo,reintegradas a los elementos.

&os niños han crecido % para mi alegría son criaturas sanas, bellas % honradas.*oporto con paciencia que mi tío los mantenga ale(ados de mí % los #eo raras #eces,

incluso cuando se encuentran en las pro1imidades o incluso en la misma ciudad.n #ar$n admirable, al que se tiene por sacerdote francés, sin que se sepa con

seguridad cu!l es su origen, se encarga de #igilar a los niños, que se educan en distintoslugares % est!n de pupilos tan pronto aquí como all!.

)l principio no podía #er ning'n plan en esta educaci$n, hasta que finalmente mimédico me lo descubri$< mi tío se había de(ado con#encer por el abate de que si se deseahacer algo por la educaci$n de los seres humanos, ha% que #er a d$nde apuntan sus

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Confesiones de un alma bella Johann W. Goethe6

inclinaciones % deseos/ a continuaci$n, ha% que ponerlos en la situaci$n de satisfacer tan pronto como sea posible aquéllas % de alcan"ar éstos tan pronto como sea posible, paraque el ser humano, si se ha equi#ocado, sea consciente lo antes posible de su error, % si haencontrado lo que le con#iene, tanto m!s diligentemente se atenga a ello % tanto m!saplicadamente contin'e form!ndose. eseo que este peculiar intento se #ea coronado por 

el é1ito/ qui"! sea posible con naturale"as tan buenas.0ero lo que no puedo aprobar en estos educadores es que intenten ale(ar de los niños

aquello que pudiera conducirles al trato con ellos mismos % con el amigo in#isible, el'nico fiel. *í, a menudo me eno(a con mi tío el hecho de que (ustamente por ello meconsidere peligrosa para los niños. 3+n la pr!ctica nadie es tolerante4 0ues aunqueasegure que de(ar! de buen grado seguir a cada cual seg'n manera % forma de ser, buscasin embargo e1cluir de la tarea a aquellos que no piensan como él.

+sta forma de ale(ar a los niños de mí me entristece tanto m!s cuanto m!s esto%con#encida de la realidad de mi fe. si en la pr!ctica se muestra tan efica", =por qué noha de tener un origen di#ino, un ob(eto real> *i, en efecto, alcan"amos certe"a de nuestra propia e1istencia por medio de la pr!ctica, =por qué no hemos de con#encernos por el

mismo camino de la e1istencia de aquel ser que nos tiende la mano para todo lo bueno>?ue siempre #a%a hacia delante, nunca hacia atr!s, que mis acciones se aseme(en

cada #e" m!s a la idea que me he hecho de la perfecci$n, que diariamente sienta unama%or facilidad para hacer lo que considero (usto, incluso dada la debilidad de mi cuerpo,que tantas cosas me prohibe, =cabe e1plicarse todas estas cosas a partir de la naturale"ahumana, de cu%a per#ersi$n he podido percatarme tan profundamente> 0ara mí,definiti#amente no. )penas si me acuerdo de un mandamiento, nada se me aparece ba(ola forma de una le%/ me guía un impulso % siempre me conduce rectamente. *igo conlibertad mis sentimientos % descono"co tanto las restricciones como el arrepentimiento.Gracias a ios recono"co a quién adeudo esta felicidad % sé que s$lo debo pensar enestos pri#ilegios con humildad. 0ues nunca correré el peligro de estar orgullosa ni de mi

 poder ni de mis capacidades, puesto que tan claramente he llegado a saber quéatrocidades pueden producirse % alimentarse en cualquier pecho humano, si una fuer"am!s ele#ada no nos protege.