43 San Vicente

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    Una vieja tradicin cuenta por qu un terreno tan des-nivelado fue elegido para levantar la monumental bas-lica de San Vicente. Aparentemente no tiene explica-cin que una iglesia se edificase sobre un terrenoescarpado, cuando slo unos metros ms arriba habaun firme rellano que hubiese evitado complicaciones acanteros y arquitectos. Alguna teora argumenta quese eligi el lugar para evitar el cementerio que pudohaber en el jardn que hoy bordea la muralla, pero si

    as hubiese sido se hubiese podido edificarla algo msal Este del mismo rellano, como ocurre con San Pedroen el Grande. Ocupar los escarpes ms inaccesibles einmediatos, si no era necesario, solo ayudaba al ene-migo. Su proximidad a la muralla, prcticamente enci-ma del cerco defensivo, tampoco sostiene esa expli-cacin. La razn parece ms bien ser que el actualtemplo fue levantado sobre la primitiva iglesia, queguardaba la memoria del milagro; naturalmente no se

    Baslica de San Vicente.Litografa de un dibujo de F. X. Parcerisa. (Del texto: Recuerdos y bellezas de Espaa. 1865).

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    conservan visibles restos de aquella humilde ermita, seguramente arrasada una y otra vez, pero preservar los mis-mos enclaves era costumbre que se respetaba fidelignamente en todos los santos lugares. En ese mismo terraplnfue probablemente donde se arrojaron los cuerpos de los primeros mrtires de vila. Cuentan que aquel desmonteera el muladar donde iban a parar los escombros e inmundicias de la entonces aldea romana, y aqu es dondecomienza la leyenda.

    En el ao 306 de nuestra era, vila sera efectivamente una pequea colonia del Imperio. Daciano, el prefecto dela provincia hispana, recibi la orden de perseguir a cuantos cristianos se mantenan sin renunciar al nuevo credo. ATalavera de la Reina, conocida entonces como Ebora, lleg este gobernador desde Toledo pretendendo iniciar otra deaquellas redadas, con el fin de desterrar a los nuevos confesos. Entre los cristianos, un joven conocido como Vicenciofue detenido. Dada su belleza llam la atencin del prefecto que le quiso captar para su servicio personal. Aunque yaestaba bautizado, Daciano deseaba que Vicencio cambiase su adoracin a Yahv por romanas divinidades comoJpiter. Como no logr disuadirlo, orden encarcelarlo con la esperanza de un cambio de actitud. Vicencio pidi comogracia que le concediese al menos tres das para meditar su decisin. Hasta los oscuros calabozos fueron a visitarlesus hermanas Sabina y Cristeta, que teman tambin por su seguridad y su honra; sin embargo, lo que verdaderamenteplane el joven fue su fuga. Tras lograr escapar en plena noche, salieron los tres hermanos campo a travs hacia elnorte. Al cabo de unos das por valles y montaas, en los que dejaran su nombre en la toponimia de algunos lugares

    Vista de vila.

    Grabado de Bernardino Rico. Tomado de La Ilustracin Espaola y Americana. h. 1865.

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    cabeza quedaban desgarrados del tronco deuna forma brutal. Desmembrados sus huesos,los torturados, an moribundos, eran sacadosde la ciudad y abandonados, sin enterrar, enese mismo terrapln que estaba a la salida deuna de las puertas de la muralla romana. Allse les aplast la cabeza con grandes piedras

    y quedaron a merced de ratas y alimaas.Como es lgico, los cristianos de vila no seatrevan a salvar aquellos cuerpos destroza-dos por miedo a sufrir el mismo destino; laprovidencia, sin embargo, preserv su memo-ria por los siglos, con mejor acierto que si lohubiese preparado un rey.

    Pocos das despus de ser arrojados losjvenes en aquel pedregal, un rico judo queentraba a la ciudad, quiso comprobar por smismo el resultado del martirio en aquellosdesgraciados. Ignoraba, al parecer, queentre aquel roquedal haba una oquedad lla-mada de la Soterraa, que serva de guaridaa una astuta serpiente que se surta de loscadveres arrojados. Merodeaba por all elcurioso hebreo, cuando de imprevisto sintienroscada en su cuerpo a la bestial sierpe.En vano suplic ayuda. Apremiado por la

    Atrio de San Vicente. Foto:Alguacil. h. 1880. bsides durante la restauracin de Repulls.h. 1886. Col. I. Gonzlez de la Parra.

    San Vicente en obras de restauracin. Tarjeta postal. Foto:h. 1885.

    (Sierra de San Vicente, Puerto de San Vicente, Hortigosa de SanVicente o Real de San Vicente), llegaron a bula o byla, dondefueron finalmente detenidos.

    El martirio utilizado consisti, tal como est descrito en los relie-ves del sepulcro, en sujetar a los muchachos por las extremidades,fijndolos a unos postes en aspa que hacan girar en sentidosopuestos hasta descoyuntarlos. En esta garrucha, piernas, brazos y

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    Baslica de San Vicente.Foto: Mas. 1928.

    Baslica de San Vicente.Foto: Thomas. h. 1930. Tarjeta postal.

    Panormica, vista del rea de San Vicente.Foto: Mayoral E. Tarjeta postal. h. 1920.

    muerte cercana, ya en pleno ahogo, ofreci desesperadamentesu conversin al Dios de los cristianos si lograba salvar su vida;al momento solt su presa la serpiente. Tras lograr algunas cola-boraciones, cumpli el judo su promesa, levando all mismo unacapilla votiva, donde encontraron digna sepultura los tres prime-ros mrtires de vila. Ms tarde, tambin el propio judo seraenterrado all.

    La primitiva capilla fue quiz sustituida por otra algo mayorsiete aos ms tarde, cuando el Edicto de Miln trajo la libertadreligiosa a los cristianos. En poca musulmana al menos lamemoria de los mrtires debi seguir conservndose en elmismo lugar, aunque no se conserva constancia de estos ante-cedentes. A comienzos del Siglo XII la importancia de estosSantos, al ser reconquistada la ciudad, hizo que se edificasesobre la antigua cripta un templo a la medida de su fama, coin-cidiendo con el nuevo impulso edificador de vila.

    Contempornea de la muralla en sus inicios, surgi enton-ces la actual baslica. Su laboriosa construccin se concluira

    en sucesivas etapas, desde el romnico de la magnfica puer-ta oeste, que algunos atribuyen al maestro Mateo, hasta elgtico del cimborrio o la torre norte. Aquella ampliacin pro-voc que el desnivel del terreno diese a la iglesia una eleva-cin impropia del romnico en los bsides y la fachada norte.

    Hacia el 1130 se haban construido ya los primeros murosdel ms bello templo abulense, que aunque fue consagrado alos tres hermanos mrtires, hoy se le conoce slo por el nombredel varn San Vicente, quiz por razones de abreviatura. En elsiglo XIX este santo era an el patrono de vila.

    Lo ms curioso de esta iglesia es que, aunque se construy

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    para seguir sepultando los restos del mrtir, seguramente no llegnunca a albergarlos. En 1062, antes incluso de ser proyectada,Fernando I, aconsejado por un monje de Arlanza, hizo una rpidaincursin en la Castilla musulmana, para rescatar de la antigua capi-lla de vila los cuerpos de Vicente, Sabina y Cristeta, que se trasla-daron a Len, Palencia y Arlanza respectivamente; se pretenda conello que sus restos estuviesen ms seguros, alejados de las fronterassarracenas. Los episodios de este rescate, los cuenta Gonzalo deBerceo en la Vida de Santo Domingo de Silos. Algunos aseguranque estos restos regresaron en 1175, pero no hay constancia fide-digna de ello, de modo que el bello sepulcro que hay en el crucero deSan Vicente probablemente sea un cenotafio. El empeo por hacercreer que los santos estaban aqu enterrados, dio antao lugar a otraleyenda, que relata cmo un obispo meti su mano por una aberturade la tumba, sacndola ensangrentada. Esta historia se puedeencontrar repetida en la misma poca en Segovia con otro beato dellugar. vila, tierra de santos, no ha podido dar sepultura a sus msespirituales hijos, casi todos ellos estn repartidos por la geografa

    hispana, troceados o ntegros. S estn, sin embargo, en San Vicente,los restos de San Pedro del Barco, trados hasta aqu en 1193, poruna curiosa historia de resultados increbles. Dicen que al morir SanPedro del Barco, monje benedictino natural del pueblo del mismonombre, se abri una disputa entre aquella villa y vila; las dos pobla-ciones no se ponan de acuerdo sobre dnde deban descansar susrestos. La discusin se resolvi mediante una decisin salomnica;montaron su cadver sobre una mula ciega y acordaron que alldonde se detuviese el animal, sera enterrado tambin el Santo.Aquella acmila se encamin hacia vila con tanta precisin, que alllegar a San Vicente entr por la puerta, derrengndose justo en unbrazo del crucero, donde dej grabada sobre una losa de piedra su

    ltima coz. El animal fue enterrado en el llamado Cubo de la Mula dela muralla, en la esquina ms prxima a la iglesia, aunque ms bienese cubo debi recibir esa denominacin por la cabeza de unpequeo verraco que sobresale del muro. Segn otra versin, el nom-bre proviene de que los clrigos esperaban aqu la llegada de los nue-vos obispos, montados en sus mulas. De esta historia de la mula, sinvisos de certeza, se pueden encontrar smiles en otras ciudades, refe-ridas a varios santos, con idnticos episodios milagreros. Cianca,autor del ms antiguo libro sobre San Vicente de vila, encuentra tam-bin paralelismos a la historia del propio Santo. Fue en todo seme-

    jante este sagrado martirio de San Vicente de vila, al de otro SanVicente de Valencia.

    El templo de vila tiene sin embargo, una notable historia, en laque no han dejado de intervenir nobles y reyes: el rey San Fernando,Alfonso X el Sabio y Alfonso XI, entre otros, reconstruyeron diversaspartes de su fbrica, otorgndola en ocasiones privilegios y preben-das. San Vicente de vila fue una de las tres iglesias juraderas deCastilla; con la mano puesta sobre el testero del Salvador, jurabanlos caballeros abulenses morir antes que faltar a su palabra, y en

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    San Vicente. Portada Oeste.Tarjeta postal: Hauser y Menet. h. 1900.

    Vista desde la torre de San Vicente.Foto: Loty. h. 1930.

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    honor a la verdad que la cumplan siendo esta la raznporque se llamaba a San Vicente la ms famosa iglesiajuradera del Reino de Castilla; los Reyes Catlicosprohibieron tan sano juramento.

    Este edificio de bellas perspectivas desde cual-quier lugar que se lo contemple, tiene detalles verdade-ramente interesantes, como la cornisa que corre bajo elalero de la nave central; ahora este alero podr verse decerca desde la torre sur, cuando sea abierto el nuevomuseo; entre sus 207 relieves hay alegoras de losvicios y virtudes humanas entre una y otra flor, para queslo pasen advertidos a los ms observadores. Loscapiteles de los ventanales del triforio, cada uno dife-rente, con caprichosas floraciones y bestiarios, que-darn tambin a la altura de los ojos del visitante. Hayque fijarse en la bveda de crucera de la nave mayor,una de las ms antiguas del gtico espaol. Una vistalongitudinal de esta nave se ve al pasar de una torre a

    otra por la galera superior del prtico; hay all un balcncon tres bellas ventanas, que dejan ver a travs de unelevado ventanal justo en la otra punta de la iglesia, uncrucificado sobre el altar.

    Los pormenores del prtico principal, como toda laiglesia, merecen una explicacin guiada. Detnganseen las filigranas de las seis archivoltas y sobre todo enlas figuras del prtico, que mantienen desde hacesiglos una animada conversacin. En la puerta sur hay

    cinco figuras bien talladas; en las tres de la derecha,algunos creen ver al rey Alfonso VI, que mand levantaresta ciudad, junto a su hija Urraca y su esposo DonRaimundo de Borgoa.

    En San Vicente est un poco la historia de vila ytambin algunos de sus enigmas. En la cripta se guardala Virgen de la Soterraa, una de las imgenes ms vene-radas desde la antigedad. All abajo quedan restosarqueolgicos, tumbas y algunas tablas de inters. Elsarcfago levantado en el crucero para guardar los res-tos de los mrtires, es la pieza ms meritoria del interior;sus relieves relatan la historia y martirio de los santos.

    El edificio, construido con piedra arenisca de LaColilla, fue restaurado profusamente hace un siglo porel arquitecto Enrique Mara Repulls, que dej escritoun libro sobre sus trabajos. Este texto ha sido reeditadopor el Consejo de Fbrica de San Vicente siendoampliamente documentado por Jos Luis Gutirrez.

    Quienes todava tenemos ocasin de contemplar estabaslica, podremos verla pronto enteramente, entrandopor pasadizos, torres y galeras que sern dedicados almuseo romnico de la ciudad. La vocacin con que loscanteros se emplearon en cada piedra de este edificio,se ve en pequeos detalles como las figurillas esculpi-das en las bases de las columnas exteriores de la torresur. En realidad, toda esta iglesia es una pura esculturalegada por el medievo al siglo veintiuno.

    San Vicente. Cenotafiode los Santos. Escenadel descoyuntamiento.