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CEI 5.pdf · CEI Centro de Economía Internacional Antes que nada, debo advertir al lector que en esta edición de la revista no abordaremos temáticas estrictamente internacionales

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 20162

  • Ministro de Relaciones Exteriores y Culto Susana Mabel Malcorra Director NacionalDemián G. Dalle

    CoordinaciónGabriel MichelenaIvana Doporto Miguez Investigación Adriana Mónica Molina Ana Zamorano Arturo Sebastián LewingerCarlos GalperínEnrique Aschieri Francisco Mango Gabriel Alejandro Monlezún Laura Daicz Luciano Agustín Diaz María Florencia Iborra Mariano Barrionuevo Verónica Fossati

    TraduccionesMarisa Laura Sanguinetti DiseñoDarío Sebastián Brojdo AdministraciónCarolina Argul Paciello María Aldana CarelliCarolina Analía Coll

    Febrero 2016 - Número 5 ISSN 2344 - 9314 (Impreso) ISSN 2344 - 9322 (En línea)

    Editorial

    CEI Centro de Economía Internacional

    Antes que nada, debo advertir al lector que en esta edición de la revista no abordaremos temáticas estrictamente internacionales. La razón principal es que la Argentina se encuentra en el centro de la escena. Ese protagonismo nos interpela y plantea interrogantes que nos llevan a investigar y descubrir las potencialidades locales.

    En la coyuntura actual y ante la necesidad de divisas para financiar el desarrollo y dinamizar la producción, muchos economistas señalan que es prioritario incrementar las ventas al exterior. Si bien esta expresión suena armónica, el resto del mundo, por lo general, no juega en nuestro equipo. Este hecho se pone en evidencia cuando muchos de nuestros socios buscan ganar competitividad a través de salarios bajos o con prácticas de dumping que permiten introducir bienes en terceros mercados por debajo de su costo.

    Entender la evolución del mundo de estos días resulta clave por esta sencilla razón. Hoy, el mundo se encuentra prácticamente estancado. Según el FMI, el crecimiento mundial en 2016 será de 3,12%. Estados Unidos es la economía desarrollada con la mayor tasa proyectada de crecimiento (2,54%), incluso por encima del promedio de los países más avanzados (1,98%). Aunque hoy nada despreciable, se ubica bastante lejos de las cifras que vimos en la década anterior. Tal vez, esa evolución es la que genere que internamente se discuta cuándo volverá a aumentar la tasa de interés. Cabe agregar que el mero anuncio del debate sobre la primera suba provocó caídas en los precios de los principales commodities (la soja, el maíz, el trigo y el petróleo registraron caídas del 21%, 13%, 28% y 48%, respectivamente, en el período acumulado entre enero y octubre de 2015 en relación con el año anterior). Al mismo tiempo, se observan algunos cambios respecto de la estrategia comercial externa norteamericana. La promoción de mega acuerdos comerciales (como el TPP y el TTIP) y la importante denuncia norteamericana a China en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la masiva aplicación de subsidios a la exportación de productos industriales dan cuenta de esas modificaciones.

    Lo curioso de esta arena geopolítica es que China no forma parte de estos mega acuerdos comerciales, aunque sí lo hace Japón. Estados Unidos y Japón quisieran disputarle al gigante asiático no sólo su presencia en la región Asia-Pacífico, sino también su posición en América del Pacífico.

    China, por otra parte, no solo está bien presente en la región latinoamericana –ya que es el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú y el segundo de la Argentina, México, Colombia y Ecuador–, sino que también, al poner fin a su política del hijo único aplicada durante décadas –que permitiría un

  • Dirección Nacional Centro de Economía Internacional - Ministerio de Relaciones Exteriores y CultoAv. Leandro N. Alem 449 2° Piso - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - (C1003AAE) Argentina

    Tel: (+5411) 4314-8300 - Fax: (+5411) 4894-0424 - www.cei.gob.ar - [email protected]

    Los artículos de la presente publicación no necesariamente conforman la opinión del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.

    Se autoriza la reproducción total o parcial citando fuentes.

    mayor crecimiento de su población–, parecería sostener una estrategia dual de consumo interno y exportaciones. Considerando que los niveles de crecimiento al 10% de la década pasada se terminaron y hasta que esta política social se consolide, China, sin dudas, disputará el acceso a cualquier mercado que pueda ofrecerle una demanda a su producción.

    Mientras tanto el bloque europeo no logra salir de su debilidad a pesar de los esfuerzos que el presidente del Banco Central Europeo está realizando al prolongar la política monetaria laxa mediante inyecciones de liquidez en el mercado. Al mismo tiempo, continúa con su política comercial defensiva con instrumentos y proyectos de regulaciones que protegen sus intereses –ya analizados en otros números de la RAEI, como el caso del biodiesel o las negociaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), entre otros– y pretende implementar la huella ambiental, temática que se desarrolla en este número y puede tener consecuencias para la exportación de los productos argentinos.

    Con este contexto de precios hacia la baja y un mundo estancado, habría que sumar entre otras cuestiones: a) devaluaciones/guerra de monedas (por ejemplo, la devaluación del real se ubicó en 58%, si se compara octubre de 2015 contra octubre de 2014), b) mayor número de medidas no arancelarias (la OMC registró más de 2.416 medidas restrictivas desde octubre de 2008), y c) la elasticidad comercio/producto mundial se redujo en los últimos años. Esto quiere decir que el aumento del PIB mundial implica un aumento del comercio cada vez menor. Respecto de este tema, profundizamos el análisis de las elasticidades de comercio exterior de la Argentina presentado en la RAEI n° 3 y desagregamos el cálculo de las elasticidades por socio comercial para verificar si es posible establecer un patrón de comportamiento.

    Aquí es donde cobra relevancia el famoso dicho de que los bienes primarios se despachan y los industriales hay que venderlos. En un contexto internacional profundamente anti-keynesiano, resulta una tarea casi pírrica ganar mercados e incrementar las exportaciones. Es por ello, que analizamos en esta oportunidad la potencialidad y las debilidades estructurales de las exportaciones provinciales.

    En ese marco, la industrialización incompleta de la Argentina se presenta como un desafío a sortear ya que requiere dólares para financiar, por un lado, aquellos productos finales que no se producen en el país, y por el otro, aquellos insumos necesarios para sostener esa matriz productiva (incluyendo los combustibles) y las maquinarias para acelerar la acumulación de capital. La necesidad de dólares o la falta de ellos, “restricción externa”, obliga en la práctica diaria a administrar la utilización de dichas reservas y, por lo tanto, el comercio. Con el propósito de ahondar en las implicancias de este fenómeno, en esta edición se presenta un estudio que analiza, desde una perspectiva histórica, cuáles han sido los principales determinantes de los problemas de restricción externa entre 1960 y 2013, y que hace especial énfasis en la evolución de la cuenta corriente. Además, postula que el desarrollo económico es un proceso más amplio y diferente al del crecimiento económico, pero no puede prescindir de éste para que tenga lugar.

    En un mundo cada vez más complejo, la definición estratégica del desarrollo económico, que invita a la redefinición de tácticas vinculadas al comercio exterior de la Argentina, se convierte casi en un proceso prácticamente ineludible. Estas tácticas forman parte, sin duda, de un conjunto mucho más amplio relacionado con la política industrial, la macro y la cambiaria, pero no por ello menos importante.

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    En un número anterior de esta misma revista (RAEI Nº 3) se publicó la primera parte de esta investigación, en las que se estimaron las elasticidades agregadas del comercio exterior de la Argentina. Los resultados mostraron que la elasticidad ingreso de las importaciones duplica a la de las exportaciones, mientras que las elasticidades precio presentan valores reducidos. De esta forma, la Argentina enfrenta un límite a su crecimiento, dado que –al crecer al mismo ritmo que sus socios comerciales– se va deteriorando tendencialmente el saldo comercial. El objetivo de esta segunda parte de la investigación es desagregar el cálculo de las elasticidades por socio comercial, para identificar si este patrón se repite o no en todos los casos.

    Resumen

    Elasticidades de comercio exterior de la Argentina (segunda parte): desagregando por socio comercialGuido Zack Demián Dalle

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    1. Introducción

    En un número anterior de esta misma revista (RAEI Nº 3) se publicó la primera parte de esta investigación de elasticidades del comercio exterior de la Argentina (Zack y Dalle, 2014). En aquella oportunidad se estimaron las elasticidades agregadas del comercio exterior: la elasticidad precio e ingreso tanto de las exportaciones como de las importaciones, sin desagregar por sector y/o país de origen y destino.

    La principal conclusión a la que se arribó fue que, en términos agregados, la Argentina presenta una elasticidad ingreso de largo plazo de las importaciones que duplica a la elasticidad ingreso de las exportaciones (1,72 vs. 0,85, respectivamente). De esta manera, si el país creciera al mismo ritmo que sus principales socios comerciales, se iría deteriorando tendencialmente el saldo comercial, tal como lo describieron en forma teórica Johnson (1958) y Thirlwall (2011). Una herramienta que podría evitar la aparición del déficit comercial es el tipo de cambio. Sin embargo, las elasticidades precio de largo plazo tanto de las exportaciones como de las importaciones, si bien significativas, son muy reducidas (0,07 y 0,30, respectivamente), por lo que se necesitaría una depreciación muy importante de la moneda para lograr un efecto relevante sobre los flujos comerciales. Así, el posible aumento de la demanda externa como resultado del aumento del tipo de cambio se vería más que compensado por la reducción de la demanda interna producto de la misma depreciación. En definitiva, al menos hasta alcanzar una transformación de la estructura productiva que acerque los valores de las elasticidades ingreso de las importaciones y de las exportaciones, la Argentina va a tener que lidiar con esta restricción al crecimiento. Finalmente, como líneas futuras de investigación, nos planteamos estimar nuevamente las elasticidades, pero en forma desagregada, para identificar si este patrón se da para el comercio con todos los socios comerciales y sectores productivos.

    El presente artículo toma una de estas líneas de investigación al estimar las elasticidades del comercio exterior de la Argentina desagregadas por sus principales socios comerciales(1). También se analiza en forma descriptiva la estructura del comercio con cada uno de estos socios, es decir, qué tipo de productos se intercambian. Así se podrá obtener una primera aproximación a la pregunta acerca de si la magnitud de las elasticidades está relacionada con el valor agregado de los bienes.

    Para alcanzar este objetivo, el artículo se estructura de la siguiente forma. Después de esta introducción, se realiza un breve repaso de la literatura. En la tercera sección se hace un análisis descriptivo de las variables utilizadas, así como de la estructura del comercio entre la Argentina y cada uno de los socios comerciales. A continuación, se desarrolla la metodología seguida, para posteriormente mostrar los resultados obtenidos. Finalmente, se presentan las conclusiones y las futuras líneas de investigación.

    2. El papel de las elasticidades del comercio exterior a lo largo de la historia Los primeros artículos de elasticidades del comercio exterior se centraron en el estudio de la elasticidad precio de las exportaciones e importaciones. El análisis estaba enfocado en investigar si las devaluaciones eran efectivas para mejorar el saldo comercial (Orcutt, 1950). Para ello, en el caso de países formadores de precios, es necesario que la suma del valor absoluto de las elasticidades precio de las exportaciones e importaciones sea superior a la unidad (Marshall, 1920; Lerner, 1944), de forma tal que la variación de las cantidades sea mayor que la variación de los precios. Sin embargo, para países tomadores de precios, es suficiente con que esta suma sea superior a cero, ya que el efecto precio es nulo, con lo que sólo queda el efecto de las cantidades.

    Las primeras investigaciones vinculadas a esta temática llegaron a la conclusión de que la devaluación no era necesariamente una herramienta efectiva para mejorar el saldo comercial (Brown, 1942; Robinson, 1947; Adler, 1945 y 1946; Chang, 1945 y 1948; Tinbergen, 1946; Holzman, 1949). No obstante, Orcutt (1950) puso en duda el resultado anterior, entre otras cosas, porque una desagregación por tipo de bienes intercambiados podría llevar a resultados diferentes, al menos, en algunos sectores. Esta observación fue recogida por Ball y Mavwah (1962) y Kreinin (1967), quienes segmentaron las importaciones de Estados Unidos en grupos según su valor agregado y concluyeron que, a medida que aumenta el valor agregado de la mercancía, sus elasticidades precio e ingreso también se incrementan.

    Posteriormente, Houthakker y Magee (1969) estimaron las elasticidades ingreso y precio de las exportaciones e

    1 Brasil, Chile, China, Estados Unidos, México y la Unión Europea.

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    importaciones de un grupo de países, la mayor parte desarrollados, para el período 1951-1966, pero trasladaron el énfasis del análisis de la variación de los precios a la del ingreso. Los resultados mostraron que la elasticidad ingreso resultó significativa en todos los países, mientras que la elasticidad precio lo fue solo en algunos casos, por lo que una devaluación no siempre sería efectiva para equilibrar el saldo comercial.

    Khan (1974) recoge estos resultados y los aplica a la posibilidad de que los países en desarrollo logren un proceso de convergencia. A partir de sus resultados, concluye que estos países no tenían una restricción importante al crecimiento, dado que las elasticidades ingreso de las importaciones no eran sustancialmente mayores que las de las exportaciones y la suma del valor absoluto de las elasticidades precio se situaba en torno a 1. No obstante, esta conclusión fue refutada en estudios posteriores, como Rose (1990) y Reinhart (1995), los cuales muestran que muchos países en desarrollo poseen una elasticidad ingreso de las importaciones mayor en comparación con la de las exportaciones, mientras que las elasticidades precio no eran de la magnitud suficiente como para poder compensar la tendencia al deterioro en el saldo comercial.

    Para el caso de la Argentina, los primeros estudios de las elasticidades del comercio exterior se centraron exclusivamente en las importaciones. Díaz Alejandro (1970) hizo una estimación anual para el período 1947-1965, en donde encontró que la elasticidad ingreso era de 2,6, mientras que la elasticidad precio no era significativa. La elevada elasticidad ingreso y su mayor importancia en relación con la elasticidad precio fue corroborada posteriormente por Machinea y Rotemberg (1977), Heymann y Ramos (2003) y Bus y Nicolini-Llosa (2007). Otros análisis del comercio exterior de la Argentina, como Berrettoni y Castresana (2009) y Zack y Dalle (2014), incluyeron también la función de exportaciones. Estos autores encontraron que la elasticidad ingreso de las importaciones era significativamente mayor que la de las exportaciones, mientras que las elasticidades precio no eran lo suficientemente elevadas como para permitir una compensación por la vía del tipo de cambio.

    Hasta el momento no se han encontrado artículos que se encarguen de desagregar los flujos comerciales, de forma que se pueda identificar si este patrón de la economía argentina y gran parte de las economías latinoamericanas y en desarrollo se repite para todos los sectores productivos y en las relaciones comerciales con todos los países. El presente artículo pretende comenzar a avanzar sobre estas cuestiones, al desagregar los flujos comerciales de la Argentina según los principales socios comerciales. Asimismo, se analiza a continuación la estructura de comercio con cada uno de los socios, de manera de hacer una primera aproximación a la relación entre la magnitud de las elasticidades y el valor agregado de los productos comerciados.

    3. Descripción de las variables y estructura de comercioLas elasticidades del comercio exterior están compuestas básicamente por las elasticidades precio e ingreso de las exportaciones e importaciones. Su función principal es estimar la variación de las cantidades comerciadas ante modificaciones en los precios y el ingreso. En el caso de las exportaciones, se espera que evolucionen en forma favorable ante un incremento del ingreso de los mercados de destino y ante una disminución del precio doméstico con relación al precio internacional. Por el contrario, se espera una contracción en caso de una caída del ingreso o bien un aumento del precio. En cuanto a las importaciones, se espera que estas crezcan tanto ante un aumento en el ingreso del mercado local como ante una suba del precio doméstico en relación al internacional. En cambio, caerían frente a reducciones en el ingreso y en el precio.

    Entonces, para estimar estas elasticidades, en primer lugar es necesario contar con una serie de exportaciones e importaciones a precios constantes. Estos datos no están disponibles desagregados por socio comercial. Por lo tanto, a partir de los precios unitarios y el peso neto de todos los bienes exportados e importados, desagregados por socio comercial, se calculó un índice de precios por cada socio y flujo de comercio. Este índice fue utilizado para deflactar las series en valor y así obtener las series a precios constantes.

    Una vez obtenidas las series de exportaciones e importaciones a precios constantes, es necesario contar con las variables independientes, es decir, el ingreso y los precios relativos de la Argentina y los principales socios comerciales. Con relación al ingreso, se utilizó como proxy la demanda global (Benavie, 1973). Se optó por esta variable dado que, en caso de utilizar el producto interno bruto (PIB), las importaciones aparecerían en ambos lados de la ecuación, lo que puede generar sesgos en las estimaciones. En efecto, como se demostró en Zack y Dalle (2014), el uso de la demanda global genera mejores criterios de ajuste en comparación con el PIB. En cuanto a las fuentes, para la Argentina se utilizó la serie de demanda global a precios constantes del INDEC, mientras que para los socios comerciales las series se obtuvieron del Fondo Monetario Internacional (FMI).

    Para calcular el precio relativo, se utilizó tipo de cambio real bilateral (TCRB) entre la Argentina y sus socios

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    comerciales. Los tipos de cambio nominales bilaterales se obtuvieron de OANDA, los cuales se ajustaron por el nivel general de precios de cada país para alcanzar el TCRB.

    La periodicidad de las series es trimestral y el período analizado es 1996-2013, a excepción de las regresiones con la Unión Europea, en donde la serie se acorta a 1999-2013.

    De forma de hacer una primera aproximación acerca de la relación entre la magnitud de las elasticidades y la estructura del comercio, a continuación se exponen dos gráficos en los que se muestra la participación de cada tipo de producto (desagregados a un dígito según la clasificación de la CUCI rev. 3) en los flujos comerciales de la Argentina con cada uno de sus socios comerciales. Los datos se muestran para el período 1996-2001 y 2002-2013, de forma de observar si el comercio bilateral sintió los efectos de la devaluación y del desplome del nivel de actividad sucedidos luego de la salida del régimen de Convertibilidad.

    Por el lado de las exportaciones, puede observarse en el Gráfico 1 que si bien la Argentina posee una canasta de bienes más bien primaria, este patrón no se mantiene para todos los socios comerciales. En efecto, entre 2002 y 2013, los cinco primeros rubros de la clasificación representan sólo el 24% de las exportaciones a México y el 36% de las ventas a Brasil. En el caso de Chile, este porcentaje aumenta, pero en parte influenciado por las re-exportaciones de gas que Argentina importa de Bolivia. Para los restantes socios comerciales, los bienes primarios o sus derivados representan al menos el 60% de las exportaciones, con lo que alcanzan el 93% en el caso de China. A pesar de la preponderancia primaria, cabe destacar que en casi todos los destinos, la participación de los bienes industrializados se incrementó levemente a partir del año 2002, especialmente hacia los destinos latinoamericanos y con la clara excepción de China.

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    Con relación a las importaciones, como se puede ver en el Gráfico 2, la imagen es la inversa, pues las compras de la Argentina al exterior se concentran en productos industrializados. Esta tendencia se ve menos pronunciada en el caso de las compras a Chile y Brasil, aunque los productos industrializados siguen representando un porcentaje muy elevado. Asimismo, en este caso, no se ve tan claro que se haya producido un quiebre como consecuencia de la crisis de 2001.

    4. MetodologíaLa metodología utilizada para estimar las elasticidades precio e ingreso del comercio exterior de la Argentina con cada uno de los socios comerciales considerados se basa en un modelo de corrección de error. Este modelo es muy usual para relacionar variables integradas de orden 1, las cuales suelen presentar relaciones de equilibrio. Consiste en un procedimiento en dos etapas. En la primera, se hace una regresión entre las variables en niveles o logaritmos, de forma de detectar las relaciones de largo plazo. De esta ecuación se extrae el residuo y se analiza su orden de integración. En caso de que el residuo sea estacionario, es decir, integrado de orden 0, se concluye la existencia de relaciones de cointegración entre las variables. Esto se debe a que la combinación lineal de variables integradas de orden 1 da como resultado una variable con un orden menor de integración. En ese caso, el segundo paso consiste

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    en regresar las variables en diferencias, por lo que ya serían estacionarias, incluyendo como variable explicativa la serie de residuos de la ecuación de largo rezagada un período. Esta variable, denominada término de corrección de error, mide justamente qué porcentaje del desvío de la relación de largo plazo se corrige en cada período. El resultado del segundo paso son las relaciones de corto plazo de las variables.

    Si las ecuaciones de las variables en niveles o logaritmos dan como resultado un residuo integrado de orden 1, se concluye que las series no presentan relaciones de cointegración. En ese caso, los coeficientes de las ecuaciones de largo plazo pueden estar sesgados. Entonces, si bien se pierde la relación de equilibrio, la estrategia que se sigue es hacer las ecuaciones en diferencias (sin el término de corrección de error) y obtener la relación de largo plazo a partir del estimador autorregresivo (ARDL).

    En el caso específico del presente artículo, se desarrolla un modelo de corrección de error para las exportaciones y otro para las importaciones para cada uno de los socios comerciales. En el primer caso, la ecuación de largo plazo (1) relaciona el logaritmo natural de las exportaciones de la Argentina hacia el socio comercial con la demanda global del socio comercial y con el TCRB. La ecuación de corto plazo (2) relaciona las mismas variables, pero esta vez transformadas a través de la diferencia del logaritmo. En esta ecuación se incluye, además, al término de corrección de error. En el segundo caso, la ecuación de largo plazo (3) relaciona las importaciones de la Argentina desde el socio comercial con la demanda global de la Argentina y con el TCRB. Al igual que para el caso de las exportaciones, la ecuación de corto plazo (4) relaciona las mismas variables, pero esta vez transformadas a través de la diferencia del logaritmo e incluye el término de corrección de error. Al ser datos trimestrales, en ambas ecuaciones de corto plazo se incluyeron hasta cinco rezagos de cada variable y se seleccionó el mejor modelo según criterios de ajuste.

    Modelo de corrección de error para las exportaciones:

    donde Xi,t son las exportaciones reales de la Argentina hacia cada uno de los socios comerciales “i” en cada momento del tiempo “t”; Yi,t es la demanda global de cada uno de los socios comerciales “i” de la Argentina en cada momento del tiempo “t”; TCRBi,t es el tipo de cambio real bilateral de la Argentina con cada uno de los socios comerciales “i” en cada momento del tiempo “t”; βi es la elasticidad ingreso de las exportaciones argentinas con cada uno de los socios comerciales “i”; γi es la elasticidad precio de las exportaciones argentinas con cada uno de los socios comerciales “i”; lp y cp refieren al largo y corto plazo, respectivamente; δ es el factor de corrección de error; ln es el logaritmo neperiano; y ∆ es el operador de primeras diferencias.

    Modelo de corrección de error para las importaciones:

    donde Mi,t son las importaciones reales de la Argentina desde cada uno de los socios comerciales “i” en cada momento del tiempo “t”; Yt es la demanda global de la Argentina en cada momento del tiempo “t”; TCRBi,t es el tipo de cambio real bilateral de la Argentina con cada uno de los socios comerciales “i” en cada momento del tiempo “t”; βi es la elasticidad ingreso de las importaciones argentinas con cada uno de los socios comerciales “i”; γi es la elasticidad precio de las importaciones argentinas con cada uno de los socios comerciales “i”; lp y cp refieren al largo y corto plazo, respectivamente; δ es el factor de corrección de error; ln es el logaritmo neperiano; y ∆ es el operador de primeras diferencias.

    Finalmente, se testeó también la existencia de un quiebre en todas las elasticidades a partir del primer trimestres de 2002, es decir antes y después de la salida de la Convertibilidad en la Argentina.

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    5. ResultadosComo se desprende de la metodología, el primer paso es analizar el orden de integración de las variables. Para ello, se realizaron los contrastes de raíces unitarias a través del test de Dickey-Fuller (1981). Como puede verse en el cuadro A.1 del Anexo, en ningún caso se puede rechazar la hipótesis nula de una raíz unitaria para los niveles de las variables (en logaritmos).

    En los cuadros 1 y 2 se presentan las elasticidades ingreso y precio de las importaciones y exportaciones, respectivamente, tanto de corto como de largo plazo, de la Argentina con cada uno de sus socios comerciales. También se exhibe, cuando corresponde, la magnitud del factor de corrección de error. En el Anexo se muestra información que confirma la adecuación de los modelos estimados. En particular, en el cuadro A.2 se presentan los estadísticos para los contrastes de raíz unitaria para los residuos de las ecuaciones de largo plazo, así como los valores críticos de McKinnon (1991). Como se puede comprobar, en la mayor parte de los casos se rechaza la hipótesis nula de raíz unitaria, por lo que los residuos de las ecuaciones de largo plazo del tipo (1) y (3) pueden considerarse estacionarios. De esta forma, se alcanza la conclusión de que las series presentan cointegración. La excepción son los casos de las ecuaciones de importaciones desde Brasil y China y de exportaciones hacia México. En esos casos, no hay evidencia suficiente para rechazar la hipótesis nula de existencia de raíz unitaria, por lo que el residuo no es estacionario y no se puede concluir la existencia de cointegración entre las series(2). En el cuadro A.3 se expone el valor de la autocorrelación para los dos primeros retardos de los residuos de los modelos de corrección de error. El estadístico de Ljung-Box (1978) muestra un comportamiento del tipo de ruido blanco, lo que corrobora la adecuación de los modelos.

    En el cuadro 1 se muestran los resultados de los modelos de las importaciones de la Argentina desde los respectivos orígenes. Como puede observarse, la elasticidad ingreso de las importaciones de largo plazo es siempre significativa y elevada, mientras que la elasticidad precio es más reducida e incluso no siempre significativa. Por el lado de las exportaciones, puede verse en el cuadro 2 que la elasticidad ingreso es también siempre significativa, aunque en términos generales más moderada en comparación con la elasticidad de las importaciones. Por el lado de la elasticidad precio, se mantiene el patrón de valores más reducidos y no siempre significativos.

    Para Brasil, la elasticidad ingreso de las importaciones toma un valor de 1,4, mientras que la elasticidad precio es de -0,34. No se observa un quiebre significativo en 2002, por lo que se puede considerar que estos valores se mantuvieron en todo el período 1996-2013. En cambio, el modelo de exportaciones sí muestra un quiebre en 2002. Así, la elasticidad ingreso se reduce de 2,71 entre 1996 y 2001 a 1,29 entre 2002 y 2013, mientras que la elasticidad precio hace lo propio de 0,45 a 0,26. Estos valores indican que hasta 2001 si la Argentina hubiera crecido al mismo ritmo que Brasil, ceteris paribus, el resultado comercial bilateral habría sido cada vez más favorable para la Argentina. Este escenario se modificó a partir de 2002, ya que la elasticidad ingreso de las exportaciones se ubicó por debajo de la elasticidad ingreso de las importaciones. Así, desde dicho año, ante un crecimiento similar de ambos países, el resultado comercial habría mostrado un leve deterioro para la Argentina. Por otro lado, después de 2002 el tipo de cambio perdió parte de su efectividad como herramienta para influir sobre el resultado comercial, debido al menor efecto que tiene sobre las exportaciones.

    En el caso del comercio con China, tanto el modelo de importaciones como el de exportaciones presenta un quiebre en 2002. Por el lado de las compras externas, la elasticidad ingreso de largo plazo pasa de 6,17 hasta 2001 a 2,41 a partir del año siguiente, mientras que la elasticidad precio se mantiene constante durante todo el período en un valor de -0,27. Por el lado de las exportaciones, solo el ingreso es una variable relevante, dado que el tipo de cambio resultó no significativo. Entonces, la elasticidad ingreso de largo plazo se situó en 0,30 hasta 2001 y posteriormente se elevó a 0,40. De esta forma, los resultados insinúan, por un lado, el deterioro del resultado comercial bilateral de la Argentina con China en caso de crecer ambos al mismo ritmo y, por otro, la falta de efectividad del tipo de cambio para revertir esta tendencia, en particular a través de las exportaciones.

    El modelo que explica las importaciones argentinas provenientes de Chile muestra que hasta 2001 la única variable significativa era el ingreso, cuya elasticidad se situaba en 2,48. Sin embargo, a partir de 2002, por un lado, la elasticidad ingreso se redujo fuertemente a 0,49 y, por otro, la elasticidad precio pasó a ser significativa por un valor de -1,72. En cambio, el modelo de exportaciones no evidencia quiebres y presenta una elasticidad ingreso de 1,32 y precio de 0,44. Así, si ambos países hubieran crecido a un ritmo similar, ceteris paribus, el saldo comercial habría evolucionado a favor de Chile hasta 2001, mientras que a partir de 2002 lo habría hecho a favor de la Argentina, gracias a la reducción de la elasticidad ingreso de las importaciones. Por otro lado, hasta 2001 el tipo de cambio

    2 Como se adelantó en la metodología, en esto casos, los coeficientes de largo plazo se obtuvieron a partir del estimador autorregresivo (ARDL).

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    solo afectaba las ventas externas de la Argentina, mientras que luego de la salida de la Convertibilidad pasó a tener también un efecto muy relevante sobre las importaciones.

    Con relación al comercio con Estados Unidos, el modelo de importaciones muestra la existencia de una elasticidad ingreso de largo plazo de 1,95, la cual se reduce levemente a 1,84 desde 2002. La elasticidad precio se ubica en 0,80 y no evidencia diferencias significativas durante todo el período analizado. Por el lado de las exportaciones, la elasticidad ingreso fue de 2,14 hasta 2001 y de 1,99 después de ese año, mientras que la elasticidad precio pasó de ser no significativa a 1,18 a partir de 2002. De esta manera, la Argentina habría mostrado en todo el período una leve tendencia a la mejora en el saldo comercial en caso de crecer al mismo ritmo que Estados Unidos. Asimismo, el tipo de cambio parece tener un efecto muy relevante sobre los flujos comerciales, en particular desde 2002 cuando empieza también a afectar a las exportaciones.

    Por el lado de México, hasta 2001 la única variable significativa para explicar las importaciones era el ingreso, cuya elasticidad ascendía a 2,87. A partir de 2002, por un lado, la elasticidad ingreso se eleva a 2,95; por otro, la elasticidad precio pasa a ser significativa por un valor de -0,86. Con relación a las exportaciones, ambas variables son significativas en todo el período y ambas también muestran quiebres en 2002. Mientras que la elasticidad ingreso pasa de 0,66 a 0,21, la elasticidad precio hace lo propio de 0,48 a 0,31. En definitiva, la tendencia del comercio siempre fue muy favorable a México, sin que el tipo de cambio se muestre capaz de influir en forma significativa sobre las exportaciones, aunque sí sobre las importaciones a partir de 2002.

    Finalmente, ninguno de los modelos de importaciones y de exportaciones de la Argentina con la Unión Europea presentan quiebre en 2002. Esto puede deberse a que la serie con este socio comercial es más corta, ya que comienza en 1999, por lo que puede no tener observaciones suficientes como para identificar un quiebre. Sin embargo, tanto el ingreso como el tipo de cambio son significativos para explicar ambos flujos de comercio. Por el lado de las importaciones, la elasticidad ingreso se ubicó en 1,23 y la precio en -0,54; por el lado de las exportaciones, en 0,74 y 0,21, respectivamente. Así, en caso de crecer a un ritmo similar al de la Unión Europea, el saldo comercial presentaría una tendencia al deterioro para la Argentina, el cual puede ser compensado parcialmente a través de variaciones en el tipo de cambio.

    Elasticidades de comercio exterior de la Argentina (segunda parte): desagregando por socio comercial

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    6. ConclusionesA partir de los resultados obtenidos, se puede afirmar que existen grandes diferencias entre las elasticidades bilaterales del comercio exterior. En particular, la elasticidad ingreso de las importaciones muestra valores que van desde 0,49 para el caso del comercio con Chile entre 2002 y 2013, hasta 6,17 para el intercambio con China entre 1996 y 2001. En el caso de la elasticidad ingreso de las exportaciones sucede algo similar, aunque la dispersión es menor. Por el lado de las elasticidades precio, para el caso de las importaciones, Chile, después de 2002, es el único origen que muestra una reacción más que proporcional (elasticidad elástica), mientras que todas las restantes se sitúan por debajo de la unidad, incluso con valores estadísticamente iguales a cero en algunos casos. Algo parecido ocurre en el caso de la elasticidad precio de las exportaciones, ya que la única que exhibe valores elásticos es la que concierne a los flujos con Estados Unidos después de 2002, mientras que todas las restantes se ubican por debajo de la unidad, con lo que alcanzan valores nulos en muchos casos.

    Al analizar las elasticidades país por país, puede notarse que con la mayor parte de los socios comerciales, la Argentina presenta una elasticidad ingreso de las importaciones mayor con relación a la de las exportaciones. Así, este patrón que se había identificado en las elasticidades agregadas también se replica con casi todos los socios. Las excepciones son Brasil entre 1996 y 2001, Chile entre 2002 y 2013, y Estados Unidos en todo el período considerado (aunque la diferencia es muy reducida). Los socios con los que se observa la mayor diferencia son China (particularmente hasta 2001) y México. Por su parte, pocas veces la suma de los valores absolutos de las elasticidades precio de las importaciones y exportaciones se ubican por encima de la unidad. Es el caso de Chile, Estados Unidos y México, siempre para el período 2002-2013. Para los restantes socios, esta elasticidad es menor, aunque se suelen situar en valores más elevados de lo que hacía pensar la estimación agregada.

    Un párrafo aparte merece la mención de los quiebres identificados hacia finales de 2001. Todos los socios, a excepción de la Unión Europea (para la cual el período de análisis comienza en 1999 en lugar de 1996), muestran un quiebre en la elasticidad ingreso de las importaciones y/o exportaciones, mientras que muchos también presentan quiebres en las elasticidades precio. Por ejemplo, la elasticidad ingreso de las exportaciones de Brasil, México y Estados Unidos se redujeron de 2,71, 0,66 y 2,14 hasta 2001 a 1,29, 0,21 y 1,99 a partir de 2002, respectivamente. China es el único caso en el que esta elasticidad aumentó, mientras que tanto Chile como la Unión Europea la mantuvieron constante. Las elasticidades ingreso de las importaciones también mostraron una tendencia a la baja. En efecto, en China, Chile y Estados Unidos pasaron de 6,17, 2,48 y 1,95 a 2,41, 0,49 y 1,84, respectivamente. Solo en México se incrementó, mientras que en Brasil y la Unión Europea se mantuvieron sin cambios. Por el lado de la elasticidad precio de las importaciones, los quiebres más significativos fueron en Chile y México, en donde la elasticidad pasó de cero en ambos casos a -1,72 y -0,86, respectivamente. Asimismo, por el lado de la elasticidad precio de las exportaciones el quiebre más relevante se dio en Estados Unidos al pasar de cero a 1,18.

    Más allá de los valores estimados, estos resultados pueden ser un indicio de una relación cruzada entre las variables de demanda global y tipo de cambio. En efecto, cabe preguntarse si el quiebre en las elasticidades ingreso fue producto del diferente régimen cambiario de la Argentina antes y después de 2002. Al respecto, se podría esperar que un régimen de tipo de cambio bajo, como hasta 2001 en la Argentina, provoque una reducción sobre las elasticidades ingreso de las exportaciones y aumente la de las importaciones. Del mismo modo, un régimen de tipo de cambio alto(3), podría estimular la elasticidad ingreso de las exportaciones y disminuir la de las importaciones. La idea subyacente es que un país con un tipo de cambio alto se encuentra en mejor posición para abastecer el crecimiento de los mercados. Los resultados alcanzados resultan prematuros para alcanzar una conclusión al respecto. En efecto, mientras que la elasticidad ingreso de las importaciones de varios socios comerciales se reduce después de 2001, la elasticidad ingreso de las exportaciones también muestra una tendencia a la baja.

    Por último, lamentablemente no parece haber una relación estrecha entre la magnitud de las elasticidades y la estructura de comercio de la Argentina con los respectivos socios comerciales. Por lo tanto, para conocer si realmente existe una relación entre las elasticidades y el tipo de producto intercambiado hace falta profundizar la investigación, en particular, hacer un ejercicio similar al de este artículo, pero desagregando los flujos comerciales por sector productivo. Esperamos poder hacer un aporte al respecto a la brevedad posible.

    En conclusión, el estudio de las elasticidades de comercio exterior de países como la Argentina, con limitaciones al crecimiento por el lado de la cuenta corriente y crisis recurrentes de balanza de pagos, son de sumo interés en pos de idear una agenda de desarrollo sostenible. Es evidente que es fundamental continuar indagando en

    3 Nótese que en este caso no se está haciendo referencia a la estabilidad del tipo de cambio (tal como lo hacen Damill, Frenkel y Rapetti, 2015), sino solo a su nivel.

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    mayor profundidad estos temas, en particular, analizar la relación entre la magnitud de las elasticidades y el tipo de producto comerciado, así como la posible relación cruzada entre el régimen cambiario y la elasticidad ingreso. Cualquier esfuerzo realizado en esa dirección será un valioso aporte a la posibilidad de los países en desarrollo de alcanzar un proceso de convergencia hacia el nivel de bienestar de los países desarrollados.

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    La canasta exportadora argentina posee un alto grado de concentración tanto geográfica como en relación a los productos, y existe cierta heterogeneidad entre las características de cada una de las provincias. Frente a dicha situación este trabajo propone generar una herramienta de medición del grado de oportunidad que posee cada una de las provincias para insertarse en el comercio internacional, en función de ciertas condiciones vinculadas a la sofisticación y concentración de su producción y comercio, y al grado de apertura de este último. Los resultados arrojados por el índice de oportunidad muestran que las provincias con mayor potencial exportador son Santa Fe, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chubut y Santa Cruz, seguidas de Córdoba, San Luis, Buenos Aires y Mendoza. Por su parte, las menos favorecidas son Jujuy, Catamarca y San Juan.

    Resumen

    24 oportunidades: un análisis del potencial exportador de las provincias argentinasMariano Luis Barrionuevo María Florencia Iborra Gabriel Michelena

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    1. Introducción

    Uno de los principales rasgos que caracterizan a las exportaciones de la Argentina es la presencia de una fuerte concentración, tanto a nivel de productos como de regiones productivas. La canasta exportadora está integrada en su mayor parte por materias primas, y las provincias que se destacan son Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.

    El presente artículo busca evaluar las potencialidades que poseen las provincias argentinas para insertarse en los mercados internacionales. Ante ello se presenta el desafío de que la medición de la calidad de la inserción comercial tiene varias aristas y puede ser abordada de distintas maneras. En particular, este trabajo basa su análisis en cuatro indicadores –un índice de sofisticación, dos de concentración (por destino y por producto) y uno de apertura- que serán resumidos en un índice global denominado “Índice de Oportunidad”, similar al desarrollado por los autores Jesús, Kumar y Abdón (2010) para el comercio mundial.

    El trabajo está organizado de la siguiente manera. En la segunda sección se lleva a cabo una caracterización general de las exportaciones provinciales en base a datos del año 2013, que incluye un análisis a nivel provincial y regional, así como por productos y grandes rubros. En la sección siguiente se presenta la metodología para la construcción del índice de oportunidad, para lo cual se describen todos los indicadores que lo componen. Luego se exhiben los resultados, y en una cuarta sección los comentarios finales.

    2. Exportaciones provinciales: caracterización y hechos estilizados

    La canasta exportadora argentina presenta una clara concentración tanto en términos de productos como en su origen. Al observar las exportaciones provinciales para el año 2013 en valores corrientes (Cuadro 1- a), se puede apreciar que las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba concentran casi tres cuartos de las ventas totales al exterior, y dan cuenta del 36,9%, 22,2% y 14,5% respectivamente. En efecto, si se toman las cinco provincias con mejor desempeño, éstas alcanzan un 80,1% del total. Entre las provincias más rezagadas en materia de exportación se encuentran: Formosa, Tierra del Fuego, Corrientes, Chaco, Neuquén y La Rioja, en todos los casos con participaciones inferiores al 0,5% y que en total alcanzan tan sólo un 1,8%.

    Este primer dato pone en evidencia, asimismo, la existencia de una fuerte heterogeneidad regional respecto de la inserción externa.

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    Si el análisis se realiza a nivel regional(1), más de las tres cuartas partes de las exportaciones del país tienen como origen la zona “Centro y Buenos Aires” (77,53%), seguida por la “Patagonia” (8,44%) y casi en iguales proporciones por el “Nuevo Cuyo” (6,43%) y el “NOA” (6,2%). Por su parte, la región con menos peso en las exportaciones del país resulta ser el “NEA”, con tan sólo el 1,42%.

    1 Las provincias se agruparon sobre la base del criterio del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, de la siguiente manera: Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y la CABA en la región “Centro y Buenos Aires”; Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones en la región “NEA”(Noreste argentino); Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán en el “NOA” (Noroeste argentino); La Rioja, Mendoza, San Juan y San Luis en “Nuevo Cuyo” y finalmente Río Negro, Chubut, La Pampa, Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego en la región “Patagonia”.

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    A su vez, el mapa del cuadro 1-b brinda información acerca de la participación en el total provincial según la clasificación de grandes rubros(2), lo que permite identificar la especialización productiva de cada provincia. Por un lado, Santa Fe, Mendoza y Catamarca son provincias cuyo perfil está sesgado hacia la producción de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), las cuales representan un 67%, 69% y 90% respectivamente del total de sus exportaciones. Por ejemplo, en Santa Fe, el primer producto de exportación es la harina de soja (38%), seguido por el aceite de soja refinado (15%); en Mendoza, predomina la exportación de productos vitivinícolas (50%); y en Catamarca la de aceite de oliva, que da cuenta del 86% del total.

    En cuanto a las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), su producción se destaca en provincias como Buenos Aires y Córdoba, con gran peso de los sectores automotriz y metalmecánico, y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde prima la industria farmacéutica. En el caso de la primera, las MOI dan cuenta de un 55% del total de sus exportaciones, lo cual la convierte en la principal provincia exportadora de bienes industriales del país. Entre los principales productos de exportación se encuentran: camiones (13%), automóviles (9%) y tubos y perfiles huecos sin costura –utilizados en la exportación de petróleo– y gas (2%). Por su parte, en Córdoba el 18% del total corresponde a exportaciones del complejo automotriz, y en la CABA se exportan mayoritariamente hormonas de uso medicinal (15%) y medicamentos en general de uso terapéutico presentados para la venta al por menor (8%).

    Por otra parte, entre las provincias que exportan mayoritariamente productos primarios se encuentran Santiago del Estero, Corrientes, La Pampa, Río Negro, Jujuy, Chaco, Santiago del Estero y La Pampa. En el caso de las dos primeras, los bienes exportables más importantes son el maíz (59%), y el arroz (39%) y algunos cítricos (21%)-como la mandarina y el limón-, respectivamente. Río Negro se caracteriza por su cultivo de peras y manzanas (66%) y Jujuy por productos de la industria minera, como minerales de plata y sus concentrados (32%), seguidos por el tabaco (18%) y el azúcar (9%). Por último, Chaco presenta fuerte presencia del cultivo de maíz (18%) y porotos de soja (12%) - al igual que Santiago del Estero y La Pampa-; no obstante, su principal producto de venta externa es el extracto de quebracho y el carbón vegetal (24%).

    Finalmente, el rubro combustibles y energía no posee una participación importante en la canasta exportadora: tan sólo un 5% para el 2013. Las dos provincias que se destacan son Chubut y Santa Cruz, para las cuales el peso de este rubro en su canasta exportadora representa el 52% y el 21%, respectivamente.

    3. MetodologíaCon el objetivo de observar la capacidad potencial de cada provincia para incrementar su participación en el mercado externo se ha diseñado el “Indicador de Oportunidad”. Este indicador se construye a partir del promedio simple de otros cuatro: un índice de sofisticación (EXPY), dos de concentración (por destino –HHId- y por producto –HHIp– ) y uno de apertura (APER).

    3.1. Concentración El primer componente del índice de oportunidad es el índice de concentración de las exportaciones en sus dos versiones: por producto y por destino. Generalmente cuando el patrón de especialización exportador está concentrado en alguno de estos dos aspectos, se está más propenso a quedar vulnerable a los vaivenes del contexto internacional que

    2 Según esta clasificación diseñada por el INDEC las exportaciones pueden dividirse en: productos primarios, manufacturas de origen industrial, manufacturas de origen agropecuario y combustibles.

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    puede afectar la oferta y la demanda. Por lo tanto, es deseable poseer una canasta exportadora diversificada, ya que como señala Hidalgo et al. (2007), esto crea mayores capacidades para que las naciones –o en este caso las provincias– desarrollen ventajas comparativas en otros productos que sean similares entre sí.

    Por ejemplo, si la provincia de Mendoza se especializa en la exportación de mosto de uva, esto crea ciertas capacidades y conocimientos específicos que son necesarios para desarrollar productos más complejos como el vino. Cuanto menos concentradas se encuentren las exportaciones, mayores serán las posibilidades de desarrollar nuevos productos. Por otra parte, asegurarse de que los destinos de las ventas externas sean lo suficientemente variados ayuda a contemplar eventuales crisis de demanda de los principales socios y asegurar que el comercio fluya de manera continua.

    Para la medición de esta variable se ha seleccionado el índice de concentración Hirschman-Herfindhal que evalúa el grado de diversificación de las exportaciones, ya sea respecto de la canasta exportadora o en relación con los destinos de exportación. A continuación, se exponen en el recuadro 2, la fórmula y el detalle del cálculo

    3.2. Apertura

    Si bien en la literatura existen diversos indicadores de apertura, el de mayor utilización es aquel que se obtiene del cociente entre la suma de exportaciones y el PIB. Para extrapolar este indicador al caso de las provincias, sería necesario disponer de los datos del Producto Bruto Geográfico (PBG). Sin embargo, ante la ausencia de datos completos que permitan un análisis actualizado, se ha optado por un indicador más simplificado, igual al cociente entre las exportaciones provinciales y la población provincial. Para facilitar el análisis, el índice fue estandarizado

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    de la siguiente manera:

    Donde APERijt es el indicador estandarizado i de la provincia j en el período t, que adoptará valores de 0 (economía provincial poco volcada al mercado internacional) a 1 (economía provincial activamente inserta en el mercado internacional). Por su parte, ijt es el valor que toma el indicador correspondiente a la provincia j en el período t; Minit es el valor mínimo del indicador i dentro de todas las provincias para el período de análisis t; y Maxit es el valor máximo del indicador i dentro de todas las provincias para el período de análisis t.

    A priori, este indicador podría pensarse como un sinónimo del grado de inserción en la división internacional del trabajo, lo cual resultaría ventajoso inicialmente para incrementar las exportaciones, aunque también hace que la economía se torne más vulnerable a la situación del mercado mundial. Durante épocas de crisis, cuando la demanda agregada se encuentra estancada en las economías de mayor ingreso, incrementar las ventas externas se vuelve una tarea compleja. Adicionalmente, existe una fuerte presión importadora debido al aumento de los saldos exportables en estos países. En conclusión, para el presente trabajo, un elevado índice de apertura implica una mayor facilidad para que una provincia incremente sus ventas.

    3.3. Sofisticación

    Los países de ingresos más altos suelen tener una canasta de exportación integrada por productos de características más sofisticadas o de mayor complejidad tecnológica. El fundamento conceptual de ello surge del hecho estilizado de que estos cuentan con una dotación relativa superior en niveles de tecnificación, capital humano y gasto en I & D (Hausmann, Hwang y Rodrick, 2007).

    Sobre la base de esta lógica, una primera aproximación empírica al análisis de la complejidad tecnológica de la canasta exportadora puede realizarse a través de un indicador de sofisticación de los productos exportados denominado PRODY, que asocia el nivel de sofisticación con los niveles de ingresos de los países.

    A partir de la estimación del PRODY, resulta posible estimar el índice EXPY, que mide el nivel de sofisticación de la canasta exportable de un país –o provincia en este caso– a partir de evaluar el nivel de productividad asociado de los bienes exportados, ponderados por su participación en las exportaciones totales de dicho país para un determinado año. A continuación se detallan ambos indicadores, desarrollados en forma pionera por Haussman, Hwang y Rodrick (2005).

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    3.4. Construcción del indicador de oportunidad

    Una vez obtenidos estos índices, es necesaria su normalización debido a que todos están expresados en distintas escalas. Ello implica hacerlos variar entre 0 y 1, tal como se explicó para el indicador de apertura. Cabe destacarse que el índice de concentración juega un papel distinto al resto en la conformación del Índice de Oportunidad, ya que se considera deseable tener baja concentración, tanto en producto como en destino. Por lo tanto, la transformación efectuada será la siguiente:

    Donde, HHIijt= es el indicador estandarizado i de la provincia j en el período t, que adoptará valores de 0 (mejor situación) a 1 (peor situación); ijt es el valor que toma el indicador correspondiente a la provincia j en el período t; Maxit es el valor máximo del indicador i dentro de todas las provincias para el período de análisis t y Minit es el valor mínimo del indicador i dentro de todas las provincias para el período de análisis t.

    De esta manera, cuando el índice de concentración registre valores bajos, impactará positivamente sobre el de Oportunidad.

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    Una vez transformados estos indicadores, se les asigna una ponderación de 1/4 a cada uno y como resultado, se obtiene el Índice de oportunidades. Índice de Oportunidad = 0,25*Expy + 0,25*HHIp + 0,25*HHId + 0,25 Aper

    Como se observa, este índice global resume las capacidades acumuladas de cada provincia y establece cuáles de ellas tienen un mejor perfil para insertarse en el mercado internacional a través del comercio. Asimismo, según Felipe, Kumar y Adon (2010), este indicador captura, en cierto modo, el potencial de upgrading(3), crecimiento y desarrollo.

    El indicador varía entre cero y uno: una posición elevada en el ranking (valores cercanos a uno) indica que la provincia se encuentra bien posicionada y en condición de profundizar su inserción comercial y lo contrario ocurre para valores cercanos a cero.

    4. ResultadosEn el Gráfico 2 se observan los resultados del índice de oportunidad, medido en valores promedio para los años 2011 a 2013, a modo de evitar el sesgo de tomar un solo año en particular.

    Como puede apreciarse, Santa Fe y Chubut obtuvieron los mayores niveles de “oportunidad”, con un índice de 0,75 y 0,74 respectivamente, seguidos por la Ciudad Autónoma (0,73), Santa Cruz (0,72) y Córdoba (0,71). Por su parte, las peores condiciones u oportunidades de inserción externa se observaron en el Nuevo Cuyo y el NOA, y en particular en San Juan (0,29), Catamarca (0,33) y Jujuy (0,46). Asimismo, puede verse una cierta distribución geográfica de las oportunidades de inserción, en tanto que las provincias de una misma región suelen tener índices de oportunidad similares. Por ejemplo, las de Centro y Buenos Aires son las que están mejor posicionadas a la hora de exportar. El NEA obtuvo valores que rondan el 0,5 y Nuevo Cuyo supera a la media con valores entre 0,66 y 0,69, con la excepción de San Juan que queda muy por debajo. Por su parte, el NOA y la Patagonia presentan en su interior un desempeño más dispar. Los grados de oportunidad del NOA oscilan entre los 0,33 de Catamarca y los 0,60 de Tucumán. En cuanto a la segunda región, Chubut y Santa Cruz reúnen condiciones más favorables que sus vecinas La Pampa, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego.

    Una vez presentados los resultados de nuestro índice de oportunidad, resulta interesante ver los resultados de cada componente en particular.

    3 Se entiende como upgrading un reposicionamiento “hacia arriba” en la cadena de valor.

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    4.1. Concentración por origen y destino

    De la evaluación de concentración de las exportaciones por producto, se observa (Gráfico 2) que las provincias que presentan un mayor grado de concentración de su producción son: Catamarca (0,74), San Juan (0,50), Santiago del Estero (0,36), Chubut (0,30) y Río Negro (0,27). Ello implica un mayor grado de vulnerabilidad y dependencia de la economía provincial que realiza intercambios comerciales en muy pocos productos. Por el contrario, provincias como Buenos Aires (0,04), la Capital Federal (0,06), San Luis (0,07) y Neuquén (0,08), al registrar una menor concentración, tendrán mayor capacidad para adquirir ventajas comparativas en otros bienes.

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 2016 29

    Con relación al destino (Gráfico 4), las provincias del NOA son nuevamente las que muestran un elevado nivel de concentración. San Juan, sobresale ampliamente del resto, con un valor de 0,51; seguida por Catamarca (0,22) y una serie de provincias con valores similares: Buenos Aires (0,16), Neuquén (0,15) y Chubut (0,15).Contrario a ello, las provincias con destinos de exportación más diversos son: Santa Fe (0,03), Chaco (0,05), Santiago del Estero (0,05) y Capital Federal, Entre Ríos, Córdoba y San Luis, todas con un HHI de 0,06.

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 201630

    4.2. Apertura y sofisticación

    En el Gráfico 5, se observa que Santa Cruz fue la provincia con mayor coeficiente de apertura, seguida de cerca por Chubut y Santa Fe, y en menor medida por Córdoba y Catamarca. Del lado opuesto, aquellas con menor coeficiente son Formosa, Capital Federal, Chaco, Corrientes y Misiones. Vale aclarar que es un indicador en términos relativos ya que si bien provincias como Buenos Aires y Córdoba son los principales exportadores, éstas pierden relevancia cuando se las mide con respecto al tamaño relativo de sus economías.

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 2016 31

    Respecto al indicador de sofisticación –EXPY–, los resultados obtenidos (Gráfico 6) señalan que en la CABA se produjo el mayor nivel de sofisticación para el año 2013, seguida por Mendoza, La Rioja, Neuquén y Buenos Aires. Por otro lado, las provincias que presentan los peores niveles pertenecen, principalmente, a las regiones del NOA y NEA. En relación a los productos que cada una de estas regiones exporta, en la CABA se destacan los medicamentos, en Mendoza y La Rioja la industria vitivinícola, en Neuquén el gas natural y en Buenos Aires el complejo metal-mecánico.

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 201632

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 2016 33

    5. Consideraciones finalesLas exportaciones de la Argentina, analizadas a nivel provincial, demuestran la existencia de una gran heterogeneidad dentro del territorio y un alto grado de concentración tanto regional como productiva. Se destaca el dinamismo de las provincias del Centro y Buenos Aires, y entre los productos exportados prevalecen los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario.

    En dicho contexto, este trabajo se propuso ahondar en las oportunidades que posee cada una de las provincias para insertarse en el mercado externo, con miras a los próximos años y con el deseo de aportar nuevas herramientas de medición que puedan resultar de utilidad. Para ello se construyó un “Índice de oportunidad”, integrado por otros cuatro indicadores: de sofisticación, de concentración (por destino y por producto) y de apertura.

    Los resultados obtenidos muestran que las provincias mejor posicionadas y por lo tanto, con mejores oportunidades de inserción comercial, se pueden separar en dos grupos: aquellas donde su elevado índice de oportunidad está dado por una apertura significativa y una sofisticación de la canasta exportadora relativamente baja; y aquellas con un bajo grado de apertura pero con una sofisticación de producto más importante. En el primer grupo encontramos a: Santa Fe, Chubut y Santa Cruz; y en el segundo se encuentra el resto de las provincias, entre las que se destacan: la Ciudad Autónoma, Córdoba, San Luis y Buenos Aires.

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 201634

    ReferenciasCastro, Lucio y Daniel Saslavsky (2009).“La estructura de las exportaciones y el crecimiento económico de las provincias”. En Cazadores de mercados: comercio y promoción de exportaciones en las provincias argentinas, 81-104. Buenos Aires: Fundación CIPPEC.

    Felipe, Jesús, Utsav Kumar y Arnelyn Abdon (2010). “As You Sow So Shall You Reap: From Capabilities to Opportunities”. Working Paper No. 613 (Levy Economics Institute).

    Gatto, Francisco (2007). “Crecimiento económico y desigualdades territoriales en Argentina”. En B. Kosacoff, Crisis, recuperación y nuevos dilemas. La economía argentina 2002-2007 (pp. 307-356). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Naciones Unidas- CEPAL.

    Hausmann, Ricardo, Jason Hwang y Dani Rodrik (2005). “What you export matters”. NBER Working Paper 11905.

    Hausmann, Ricardo y Bailey Klinger (2007). “The Structure of the Product Space and the Evolution of Comparative Advantage”.CID Working Paper No. 146.

    Hidalgo, César .A.; Bailey Klinger, Albert-László Barabási y Ricardo Hausmann (2007). “The Product Space Conditions the Development of Nations”. Science 317: 482–487.

    D´Elía, Carlos y Daniel Berrettoni (2013). “El comercio de la Argentina por regiones en el período 1990-2011”. Revista argentina de economía internacional, 1: 89-104.

    Sarmiento, Hernán (2008).“Exportaciones provinciales del año 2007”; Revista del CEI, 13:93-102.

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  • CEI | Revista Argentina de Economía Internacional | Número 5 | Febrero 2016 35

    Este trabajo analizará el sector externo de la Argentina en un período de largo plazo (1960-2013), con el objetivo de analizar la dinámica del crecimiento económico de tres etapas de su historia: en primer lugar, la de la consolidación del paradigma desarrollista industrialista, que duró desde fines de los ’50 hasta mediados de los ’70; en segundo orden, la del ajuste estructural y liberalización económica (desde mediados de los ‘70 hasta 2001) y, en tercer lugar, la de la posconvertibilidad (2002-2013), etapa caracterizada mayormente por el crecimiento acelerado con inclusión. El estudio procura analizar cuáles han sido los principales determinantes de los problemas de restricción externa en el largo período de análisis, haciendo particular hincapié en la evolución de la cuenta corriente.

    El énfasis en el sector externo se debe a la idea, muy trabajada por el estructuralismo latinoamericano, de que la dinámica de éste termina marcando los límites del crecimiento económico y, por ende, del desarrollo. Desde aquí postularemos que el desarrollo económico es un proceso más amplio y diferente al del crecimiento económico, pero que requiere inevitablemente de éste para llevarse a cabo. Preguntarse por la restricción externa de largo plazo cobra particular importancia en un contexto nacional como el reciente, en el que las políticas expansivas anheladas por la conducción económica del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner han chocado con la escasez de divisas necesaria para su éxito. Este trabajo, además de analizar con cierto grado de detalle un período de larga duración, procurará otorgar algunos elementos para comprender la situación de estrangulamiento externo a la que se llegó en 2011, y que sin dudas ha obstaculizado el proceso de crecimiento iniciado a fines de 2002.

    Resumen

    La restricción externa en el largo plazo: Argentina, 1960-2013

    Daniel Schteingart *

    * Licenciado en Sociología (UBA), Magíster en Sociología Económica (IDAES-UNSAM), Doctorando en Sociología (IDAES-UNSAM), Becario doctoral CONICET.

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    1. Introducción

    Este trabajo analizará el sector externo de la Argentina en un período de largo plazo (1960-2013), con el objetivo de analizar la dinámica del crecimiento económico de tres etapas de su historia: en primer lugar, la de la consolidación del paradigma desarrollista industrialista, que duró desde fines de la década del cincuenta hasta mediados de la de los setenta; en segundo lugar, la del ajuste estructural y liberalización económica (desde mediados de los setenta hasta 2001) y, en tercer lugar, la de la posconvertibilidad (2002-2013), etapa caracterizada mayormente por el crecimiento acelerado con inclusión. El estudio procura analizar cuáles han sido los principales determinantes de los problemas de restricción externa en el largo período de análisis, y hace particular hincapié en la evolución de la cuenta corriente.

    El énfasis en el sector externo se debe a la idea, muy trabajada por el estructuralismo latinoamericano, de que la dinámica de éste termina marcando los límites del crecimiento económico y, por ende, del desarrollo (Amico, 2014). Desde aquí postularemos que el desarrollo económico es un proceso más amplio y diferente del crecimiento económico, pero que requiere inevitablemente de éste para llevarse a cabo. Preguntarse por la restricción externa de largo plazo cobra particular importancia en un contexto nacional como el actual, en el que las bien intencionadas políticas expansivas anheladas por la conducción económica chocan con la escasez de divisas necesarias para su éxito. Este trabajo, además de analizar con cierto grado de detalle un período de larga duración, procurará otorgar algunos elementos para comprender la situación de estrangulamiento externo a la que se llegó en 2011, y que sin dudas ha obstaculizado el proceso de fuerte crecimiento iniciado a fines de 2002.

    El artículo estará organizado de la siguiente manera: en la primera sección, se analizará la dinámica económica de la Argentina en el muy largo plazo (desde 1875 hasta 2013) de modo comparativo. Para ello, se tomará como punto de referencia la economía estadounidense, que sin dudas puede ser catalogada como benchmark de desarrollo. La idea es poder dilucidar en qué momentos se han producido procesos de convergencia o divergencia con la superpotencia norteamericana para así poder estimar en qué períodos de su historia, la Argentina pudo haber estado en la senda del desarrollo. Si bien insuficiente y problemática, la medida escogida para ello –por la falta de otros indicadores complementarios con los que se puedan construir series de larga duración–es la brecha del producto bruto interno per cápita entre ambos países. En la segunda sección, se estudiará la dinámica del sector externo argentino en el período de la sustitución “difícil” de importaciones (1960-1975)(1); en la tercera, se hará lo mismo para la larga fase de divergencia estructural respecto del mundo desarrollado (1975-2001); en la cuarta, se efectuará el mismo análisis, pero para el período 2002-2013, de acelerado crecimiento económico con redistribución del ingreso. Por último, en la quinta sección se presentan las principales conclusiones.

    2. La Argentina en el muy largo plazo (1875-2013): entre convergencias y divergencias con el mundo desarrolladoAntes de comenzar con el análisis del sector externo argentino, creemos que puede ser útil comprender la trayectoria de muy largo plazo del PIB per cápita (de ahora en más, PIBpc) respecto del mundo desarrollado, representado en el Gráfico 1 por los Estados Unidos. En dicho gráfico, se puede observar en qué medida la Argentina convergió (o no) con la superpotencia norteamericana a lo largo de las distintas fases de su historia económica moderna (1875-2013).

    El Gráfico 1 está atravesado por cuatro líneas verticales que marcan puntos de inflexión de la historia económica argentina (y, en buena medida, también latinoamericana y mundial). Por un lado, tenemos el período 1875-1930, también conocido como “primera globalización” o de desarrollo “hacia fuera”, en tanto las exportaciones marcaron en buena medida el ritmo del crecimiento económico, tanto en la Argentina como en otros países de la región (Bértola y Ocampo, 2013). Durante esta etapa, la Argentina tuvo una fuerte convergencia con los Estados Unidos en

    1 El año 1960 debe tomarse no como un hito sino como un punto de referencia. Hay consenso dentro de la historiografía económica argentina respecto de que el gobierno de Frondizi (1958-1962) marcó un punto de inflexión en la dinámica económica y, en particular, industrial del país, al atraer inversiones en sectores industriales de alta complejidad, como el metalmecánico y el químico. Por otro lado, la disponibilidad de datos desagregados del comercio exterior por medio de la base de datos de COMTRADE llega hasta 1962. Es por tal razón que en algunos de los gráficos hemos comenzado a partir de este último año. En tercer lugar, lo cierto es que la fase de “oro” de la industria argentina se dio entre 1964 y 1974; como se verá, a los fines argumentativos de este trabajo, será este período, más que el de los años anteriores, el que mayor atención recibirá.

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    términos de PIBpc, con un cambio de alrededor del 30% del estadounidense hacia 1880 a poco más del 65% en los albores de la década de 1910. Nótese que el proceso de rápida convergencia se dio en las dos últimas décadas del siglo XIX, para luego alcanzar una meseta en la década del 1900. Ello obedeció a que la Argentina expandió su ingreso por habitante muy aceleradamente entre 1881 y 1897, en tanto que los Estados Unidos lo hicieron muy moderadamente, y a que entre 1897 y 1912 su tasa de crecimiento se ralentizó, en tanto que la de Estados Unidos se aceleró hasta incluso superarla(2). La Primera Guerra Mundial afectó mucho más negativamente a la Argentina que a los Estados Unidos en materia económica y es por ello que se aprecia una clara divergencia en dichos años, que luego sería levemente revertida durante la década de 1920. Así, en 1930, el PIBpc de la Argentina fue de aproximadamente el 55% del estadounidense, cifra significativamente superior a la de medio siglo atrás, pero menor a la de la primera década del siglo XX.

    El período 1930-1945, que tanto en la Argentina como en otros países de la región coincide con el inicio de un proceso de crecimiento “hacia dentro”, con creciente presencia estatal y liderazgo del sector manufacturero –en un contexto mundial marcado por la Gran Recesión de 1930 y la Segunda Guerra Mundial–, se caracteriza por una fuerte divergencia en el PIBpc respecto de los Estados Unidos, la cual se explica íntegramente por la contienda. Para ponerlo en números, entre 1939 y 1944 la flamante superpotencia mundial incrementó su ingreso por habitante a razón de un 12,5% anual, en tanto la Argentina lo hizo en un 2%(3).

    La tercera fase que se vislumbra en el Gráfico 1 es la de los Treinta Gloriosos de la Segunda Posguerra (1945-1975), marcados a nivel mundial por un acelerado crecimiento económico. En la Argentina (así como en otros países de la región) esas tres décadas conllevaron la profundización de las tendencias iniciadas con las crisis de 1930: crecimiento “hacia dentro”, dirigismo estatal e industrialización. A pesar de crisis de balanza de pagos recurrentes, el período tomado en su conjunto muestra un mantenimiento de la brecha de PIBpc respecto de los Estados Unidos (en torno al 40%), con un incremento del ingreso por habitante nada despreciable (alrededor del 2,1% anual en ambos países). Igualmente, pueden notarse dos subfases: una de divergencia débil (1949-1963) y otra de convergencia también débil (1964-1974). Como veremos luego, a lo largo de esta última subfase, la Argentina parecía estar resolviendo varios de sus problemas de restricción externa crónicos. Sin embargo, comparada con los otros dos países más grandes de la región (Brasil y México), la trayectoria argentina fue menos loable. A modo de ejemplo, Brasil experimentó durante esta etapa una convergencia fuerte con los Estados Unidos, en particular entre 1968 y 1974, años del llamado “milagro económico”. Si a principios de 1950 el PIB per cápita de Brasil era apenas el 18% del norteamericano (cifra similar a la del período 1900-1930), hacia 1975 ya era del 28%.

    2 El PIBpc argentino se expandió a una tasa anual acumulativa del 6,2% entre 1881 y 1897, en tanto que el estadounidense lo hizo a un modesto 1% anual. Por el contrario, entre 1897 y 1912, el PIBpc argentino se incrementó en un 2% anual, mientras que el norteamericano en un 2,2%.

    3 En 1945 y 1946 se dio un “rebote” convergente, debido a que la economía estadounidense se contrajo producto del fin de la guerra, lo cual implicó una caída de la demanda a su complejo militar-estatal, que había sido el motor del enorme crecimiento del sexenio anterior.

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    La década del setenta está marcada por profundos cambios en la economía mundial: el fenomenal crecimiento económico de la Segunda Posguerra que había caracterizado a los países centrales comenzó a erosionarse ya desde fines de los sesenta (excepto en Japón, que seguiría creciendo a muy aceleradas tasas hasta principios de la década del noventa), a lo que se sumó en 1971 el abandono del patrón oro por parte de los Estados Unidos (con lo que se desmoronaron parte de los principios de la economía internacional pactada en 1944 en Bretton Woods), los shocks petroleros de 1973 y 1979 y el creciente poderío de las finanzas.

    En este contexto, en la Argentina, 1975 fue un claro punto de quiebre: entre dicho año y 2002 (excepto en el cuatrienio 1991-1994), el país entraría en una etapa de profunda divergencia en materia de PIBpc respecto de los Estados Unidos, la cual fue acompañada, además, de una distribución del ingreso dramáticamente regresiva(4), en el marco del abandono abrupto del modelo industrializador iniciado en los años 30 y consolidado en la posguerra. Si en 1974 el PIBpc argentino había sido un 42% del estadounidense, en 2002 llegaría a ser de apenas el 21%, el guarismo más bajo de toda la serie. No sólo se trató de un período de distanciamiento respecto del mundo desarrollado: incluso en términos absolutos el PIBpc fue en 2002 un 14% inferior al de 1974. Brasil (y la mayoría de

    4 Por ejemplo, el coeficiente de Gini de ingreso per cápita familiar pasó del 0,34 en 1974 a 0,53 en 2002, según CEDLAS en base a EPH-INDEC.

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    los países latinoamericanos) también experimentaría un proceso de divergencia con respecto a los Estados Unidos y los demás países desarrollados, pero recién a partir de la crisis de la deuda externa desatada a principios de los años ochenta. De todos modos, la divergencia brasileña (y latinoamericana) de fines de siglo XX fue menos pronunciada que la argentina(5).

    2003 es un punto de inflexión para América Latina y, en particular, para la Argentina, y por ello la cuarta y última línea vertical del Gráfico 1. Por un lado, la región latinoamericana (en particular, la sudamericana) inauguró en 2003 un ciclo de fuerte crecimiento económico, que se mostraría en su máxima intensidad entre dicho año y 2008, a partir de un proceso de intensa mejora en los términos del intercambio, del cual la Argentina se vio fuertemente beneficiada. En el plano local, 2003 también fue un año bisagra en tanto un gobierno con proclamas heterodoxas y progresistas llegó al poder, con la idea de revertir varios de los legados más regresivos que habían dejado los procesos de ajuste estructural iniciados a mediados de los setenta. Como se observa en el Gráfico 1, la Argentina experimentó una convergencia fuerte con los Estados Unidos entre 2003 y 2011(6), año a partir del cual dicho proceso se estancó (el PIBpc pasó de ser el 21% del estadounidense en 2002 al 33% en 2011-2013).El achicamiento de la brecha con los Estados Unidos se explica por un muy acelerado crecimiento del ingreso per cápita, que promedió el 6,2% anual entre 2003 y 2011, contra un 0,9% de los Estados Unidos. Dicha etapa de convergencia se dio, con mayor o menor intensidad y duración, en casi toda América Latina; en el caso de Brasil, la convergencia fue más acotada que en la Argentina, y se dio fundamentalmente entre 2005 y 2010. Asimismo, la redistribución del ingreso se plasmó en el coeficiente de Gini, que pasó, medido en términos de ingreso per cápita familiar, de 0,53 en 2002 a 0,42 en 2011-2013, según datos del INDEC.

    Como se decía más arriba, en el caso argentino el proceso de fuerte crecimie