12
AÑO DE LA MISERICORDIA 6 de marzo de 2016 Domingo 4º de Cuaresma La Cartelera Cuaresma Alégrate AGENDA 06 DOMINGO 4º de cuaresma Domingo 6º de San José 11, 12,30 y 19,30 Misa Atención a enfermos. 07 lunes Santas Perpetua y Felicidad 8 h Misa. 08 martes San Juan de Dios 16,30 Catequesis 1º 17,30 Catequesis de 3º y 7 19,30 Misa 09 miércoles Santa Francisca Romana 11 h Charla cuaresmal 18 h Lec"o divina 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los Dolores 20 h Catequesis de confirmación de adultos 10 jueves. 11 h Charla cuaresmal 16,30 Catequesis 4º y 5º Confesiones 17,30 Catequesis 2º y 6º Confesiones 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los Dolores 20 h Catequesis de confirmación de adultos 11 viernes 11 h Charla cuaresmal 19 h Viacrucis 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los Dolores 20 Cursillos prematrimoniales 12 sábado 18 Cursillos prematrimoniales 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los Dolores EN JAÉN. ENCUENTRO DIOCESANO DE CATEQUISTAS Exaltación de la saeta 13 DOMINGO 5º de cuaresma Domingo 7º de San José 11, 12,30 y 19,30 Misa 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los Dolores Atención a enfermos. Todos los días media hora antes de las misas habrá Confesiones CHARLAS CUARESMALES DÍAS 9, 10 Y 11 DOMINGO DE LA ALEGRÍA Bole<n semanal de pastoral 76 Ya quedan tantos días de cuaresma como los que hemos pasado. Al ver la fiesta de la Resurrección ya cercana nos llenamos de alegría, tanto más cuanto que la contemplación del Dios misericordioso, que acoge al hijo perdido y que nos perdona incondicionalmente, nos llena de esperanza.

6 de marzo de 2016 Domingo 4º de Cuaresma Cartelera · 20 h Catequesis de confirmación de adultos 11 viernes 11 h Charla cuaresmal 19 h Viacrucis 19,30 Misa Novena a Nª Sª de

Embed Size (px)

Citation preview

AÑO DE

LA MISERICORDIA

6 de marzo de 2016 Domingo 4º de Cuaresma

La

Cartelera Cuaresma Alégrate

AGENDA 06 DOMINGO 4º de cuaresma Domingo 6º de San José 11, 12,30 y 19,30 Misa Atención a enfermos. 07 lunes Santas Perpetua y Felicidad 8 h Misa. 08 martes San Juan de Dios 16,30 Catequesis 1º 17,30 Catequesis de 3º y 7 19,30 Misa 09 miércoles Santa Francisca Romana 11 h Charla cuaresmal 18 h Lec"o divina 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los

Dolores 20 h Catequesis de confirmación de

adultos 10 jueves. 11 h Charla cuaresmal 16,30 Catequesis 4º y 5º Confesiones 17,30 Catequesis 2º y 6º Confesiones 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los

Dolores 20 h Catequesis de confirmación de

adultos 11 viernes 11 h Charla cuaresmal 19 h Viacrucis 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los

Dolores 20 Cursillos prematrimoniales 12 sábado 18 Cursillos prematrimoniales 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los

Dolores EN JAÉN. ENCUENTRO DIOCESANO DE

CATEQUISTAS Exaltación de la saeta 13 DOMINGO 5º de cuaresma Domingo 7º de San José 11, 12,30 y 19,30 Misa 19,30 Misa Novena a Nª Sª de los

Dolores Atención a enfermos.

Todos los días media hora antes de las misas habrá Confesiones

CHARLAS CUARESMALES DÍAS 9, 10 Y 11

DOMINGO DE LA ALEGRÍA

Bole<n semanal de pastoral 76

Ya quedan tantos días de cuaresma como los que hemos pasado. Al ver la fiesta de la Resurrección ya cercana nos

llenamos de alegría, tanto más cuanto que la contemplación del Dios misericordioso, que acoge al hijo perdido y que nos

perdona incondicionalmente, nos llena de esperanza.

Año de la misericordia

8 de marzo. San Juan de Dios Juan Ciudad, portugués nacido

en Montemor-o-Novo un 8 de mar-zo de 1495. Siendo muy pequeño fue separado de su familia y fue a servir a un castellano de Toledo que lo trató bien y le dio educación cris-"ana. A los 27 años se enroló en el ejército. Recorrió Europa y vivió mu-chas batallas y aventuras.

A su vuelta pasó por Portugal y de allí a Andalucía y a África con un amo que se arruinó y al que tuvo que alimentar algún "empo. Se hizo librero en Gibraltar y de allí se tras-ladó a Granada donde con"nuó el negocio de los libros.

Un día escuchó un sermón de san juan de Ávila que le conmovió profundamente y le llevó a un com-portamiento extravagante que le condujo a ser encerrado como loco . En su encierro comprendió que de-bía entregarse al servicio de los en-fermos para mejorar su situación y

acabar con el inhumano trato al que se les some<a.

Se ocupó especialmente de los mendigos y vagabundos y sobre todo de los locos za los que empezó a alo-jar en casas de sus bienechores. Fue un innovador en el tratamiento hos-pitalario de los enfermos.

Una peregrinación a Extremadu-ra y los consejos de san Juan de Ávila le hicieron encauzar sus ímpetus.

Vuelto a Granada busca bienhe-chores y funda un hospital y va reuniendo compañeros para que le ayuden en su servicio a los enfermos.

Un incendio en el hospital pero fue ocasión dea un comportamiento heroico para salvar con grave peligro de su propia vida a muchos enfer-mos. Otro acto heroico al "rarse al rio para salvar a un joven que había caído en él, le produjo una pulmonía que acabó con su vida el día en el que cumplía 55 años.

De la Bula Misericordiae Vultus 22. El Jubileo lleva también con-

sigo la referencia a la indulgencia. En el Año Santo de la Misericordia ella adquiere una relevancia par"cular.

El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres.

Dejarse reconciliar con Dios es posible por medio del misterio pas-cual y de la mediación de la Iglesia. Así entonces, Dios está siempre dis-ponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nue-va e inesperada. Todos nosotros, sin embargo, vivimos la experiencia del pecado.

Sabemos que estamos llamados a la perfección (cfr Mt 5,48), pero sen-

"mos fuerte el peso del pecado. Mientras percibimos la potencia de la gracia que nos transforma, expe-rimentamos también la fuerza del pecado que nos condiciona. No obstante el perdón, llevamos en nuestra vida las contradicciones que son consecuencia de nuestros pecados.

En el sacramento de la Reconci-liación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella nega"va que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece.

La misericordia de Dios es inclu-so más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Pa-dre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdona-do y lo libera de todo residuo, con-secuencia del pecado, habilitándo-lo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.

La Iglesia vive la comunión de los Santos. En la Eucaris<a esta comu-nión, que es don de Dios, actúa como unión espiritual que nos une a los creyentes con los Santos y los Beatos cuyo número es incalculable (cfr Ap 7,4). Su san"dad viene en ayuda de nuestra fragilidad, y así la Madre Igle-sia es capaz con su oración y su vida de ir al encuentro de la debilidad de unos con la san"dad de otros.

Vivir entonces la indulgencia en el Año Santo significa acercarse a la misericordia del Padre con la certeza que su perdón se ex"ende sobre to-da la vida del creyente. Indulgencia es experimentar la san"dad de la Iglesia que par"cipa a todos de los beneficios de la redención de Cristo, para que el perdón sea extendido hasta las extremas consecuencias a la cual llega el amor de Dios. Vivamos intensamente el Jubileo pidiendo al Padre el perdón de los pecados y la dispensación de su indulgencia mise-ricordiosa.

San Juan de Dios salvando a los enfermos del incendio del Hospital Real de Granada. El cuadro es obra de Manuel Gó-mez-Moreno González (1880) y se conserva en el Museo de Be-llas Artes de Granada.

Carta Pastoral: Día de Hispanoamérica Queridos fieles diocesanos:

1. El domingo, día 6 de marzo, la Iglesia españo-la celebra la jor-nada anual de Hispanoamérica.

Su finalidad es la siguiente:

– Dar gracias a Dios por tantos testigos del Evan-gelio, en los últi-mos siglos en aquel inmenso Continente.

– Tomar conciencia de que la colaboración de las Diócesis españolas con América latina, no ha terminado.

– Apoyar y colaborar a favor de los misio-neros españoles que están en la misión y promover cauces de colaboración para ayudar a las Iglesias más necesitadas en aquellos países hermanos, sobre todo enviando nuevas vocaciones de laicos, consa-grados y sacerdotes.

No podemos olvidar que, en el Continente americano, viven cerca del 50% de los católicos del mundo. Cerca de 1.000 sacerdotes españoles ejercen su ministerio actualmente en Hispanoamérica, en distintos países. La mayoría de las misioneras y mi-sioneros españoles, allí presentes hoy, son personas consagradas de Congregaciones religiosas, -más de 7.000-, y va en aumento el número de laicos, en este mo-mento más de 500.

2. El lema de la jor-nada para este Año jubilar es: TESTIGOS DE LA MISE-RICORDIA.

Hace referencia di-recta a los tres misioneros, recientemente canonizados: San Francisco de Laval, san Junípero Serra y san José de Anchieta, fundadores de las Iglesias de Canadá, Estados Unidos y Brasil, respectiva-mente.

En realidad el lema contiene también, una invita-

ción para todos los que en este momento desgranan sus días al servicio misionero del Evangelio, en aquellas tierras. Responde al deseo manifestado por el Papa Francisco que dijo: “Un impetuoso viento de santidad recorre toda América, en el próximo Jubileo extraordinario de la Misericor-dia”. Que la actividad misionera sea verdadero signo del amor misericordioso de Dios para toda persona, para que encuentren la “Puerta santa” que es Cristo mismo. No hay otra.

3. Debo destacar y dar a conocer que casi un tercio de la colecta nacional del año pasado, en esta Jornada misionera, pertenece a la Dióce-sis de Jaén.

De los 66.095,68 euros, 19.891,43 pertene-cen a nuestra Iglesia de Jaén. Fue el resultado de la aportación de los dos Arciprestazgos de la Ciudad de Jaén y del de Mágina.

En este año harán esta colecta los Arci-prestazgos de Úbeda, Baeza, Cazorla y Sierra de Segura, aunque pueden colaborar asimismo los demás, como también todas las Iglesias abiertas al culto en la Diócesis. En todos los templos, sin embargo, se elevarán preces al Señor a favor de los fines señalados para esta Jornada de Hispanoaméri-ca.

Con mi agradecimiento y saludo en el Se-ñor,

+Ramón del Hoyo López

Obispo de Jaén

Temas de nuestra fe

Creo en el perdón de los pecados (5) CÓMO HACER UNA BUENA CONFESIÓN PARA RECIBIR EL SACRAMENTO DE LA

PENITENCIA Los actos propios del penitente son los siguien-

tes: un diligente examen de conciencia; la contri-ción (o arrepentimiento), que es perfecta cuando está motivada por el amor a Dios, imperfecta cuando se funda en otros motivos, e incluye el propósito de no volver a pecar; la confesión, que consiste en la acusación de los pecados hecha delante del sacerdote; la satisfacción, es decir, el cumplimiento de ciertos actos de penitencia, que el propio confesor impone al penitente para repa-rar el daño causado por el pecado. (Compendio CIC 303)

Antes de confesar Ponte con tranquilidad en la presencia de

Dios y después de pedirle ayuda, haz el examen de conciencia, es decir ve r epasando mental-mente como te portas con Dios y con los demás en tu familia, en tu trabajo, con las personas que te rodean. Puede venirte bien un libro o un formu-lario de examen de conciencia.

En el NT tienes algunos trozos que te pueden ayudar: Por ejemplo 1 Corintios 13 o Gálatas 5,13-26. También puedes usar el que sigue.

EXAMEN DE CONCIENCIA ¿Cuando fue mi última confesión? ¿He callado

voluntariamente algún pecado mortal en anterio-res confesiones? ¿Tengo que confesar pecados olvidados o perdonados en absolución general? ¿He recibido indignamente algún sacramento?

He dudado o negado de las verdades de fe?

¿He sido supersticioso o he practicado espiritis-mo? He puesto en peligro voluntariamente mi fe en reuniones o lecturas?

He tomado el nombre de Dios en vano en jura-

mentos? ¿He blasfemado o hablado con indiferencia o irreverencia de Dios, de los santos o de la Iglesia?

¿Rezo con frecuencia y devoción? ¿He faltado a

Misa los domingos? ¿Recibo los sacramentos con fre-cuencia y bien?

He respetado y honrado a mis padres? ¿He cumpli-

do mis obligaciones con mi cónyuge y mis hijos? ¿Estoy enemistado con alguien? ¿Estoy sincera-

mente dispuesto a perdonar a los que me han ofendi-do?

¿He causado algún mal físico a alguien? ¿He insul-

tado o injuriado a alguna persona? ¿Me he embriagado o comido sin ninguna modera-

ción? ¿He tomado drogas o sustancias que me hagan perder el dominio propio? ¿He practicado, aconseja-do o facilitado el crimen del aborto?

¿He tenido malos pensamientos, miradas o accio-

nes impuras? He tenido o difundido pornografía en revistas o películas? ¿He usado métodos artificiales para evitar los hijos? ¿Rechazo tener hijos por moti-vos de pura comodidad y egoísmo?

¿He robado? He sido injusto? ¿He cumplido con mi

trabajo? ¿He pagado los salarios y los impuestos de-bidos?

He mentido, calumniado o dado falso testimonio?

¿Me he recreado contando las faltas o defectos aje-nos?

¿He reparado los daños causados a otros? Después de hacer el examen, pídele a Dios que

te dé dolor de tus pecados y fuerza para no cometerlos más. Puedes decir alguno de los salmos penitencia-les o una de estas oraciones:

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdade-

ro, Tú me quieres y yo también te quiero. He hecho lo que te ofende y me da miedo quedar-me lejos de Ti para siempre. Con tu ayuda no volveré a pecar y me acercaré a confesar para recibir tu perdón. Amén

Señor, tu sabes que soy indeciso y que me

canso fácilmente. Ahora mismo quisiera empe-zar a ser mejor y no soy capaz. No quisiera que esta confesión que voy a hacer fuera una rutina

más. Dame la gracia de conocerme como soy de verdad, y de conocer mis intenciones más profundas. Concédeme descubrir las causas de mis pecados y arrepentirme de verdad. Haz que de tu mano recorra el camino de la penitencia, para llegar a ti renovado sincera-mente

Piensa como podrás reparar los males que hayas

hecho y como evitar en adelante volver a caer en el pecado.

Al confesar

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica dice: 304 ¿Qué pecados deben confesarse? Se deben confesar todos los pecados graves aún no confesados que se recuerdan después de un diligente examen de conciencia. La confesión de los pecados graves es el único modo ordinario de obtener el perdón. 305. ¿Cuándo se está obligado a confesar los pe-cados graves?

Todo fiel, que haya llegado al uso de razón, es-tá obligado a confesar sus pecados graves al me-nos una vez al año, y de todos modos antes de recibir la sagrada Comunión.

Al empezar a confesar santíguate y saluda al

sacerdote. Di el tiempo (aproximado) que llevas sin confe-

sar. Di con sencillez y claridad los pecados que has

cometido, Empieza por los que más trabajo te cueste reconocer o declarar.

Recuerda que hay obligación de decir todos los pecados mortales cometidos.

Si no hay pecados graves se deben decir algunos

de los veniales y acusarse de forma general de los pecados ya perdonados diciendo: y me acuso ade-más de todos los pecados de mi vida.

.

NOTA. Si se había recibido antes una absolu-ción general (3ª fórmula) hay que decir los peca-dos graves que allí se perdonaron.

Escucha lo que te dice el sacerdote y procura

recordar la penitencia que se te impone. Escucha las palabras del perdón o absolución

(En este momento no se debe estar rezando nin-guna otra oración.) y cuando acabe responde Amén.

Después de confesar Dale gracias al Señor y renueva tus propósitos

de reparar el mal hecho y de evitar las ocasiones de pecado. Puedes añadir esta oración:

Señor, padre y dueño de mi vida, No me entregues a caprichos perniciosos. No permitas que mis ojos sean soberbios. Aparta de mi los malos deseos. No me entregues, Señor, a pasión vergon-zosa. No me abandones , Señor, para que no au-menten mis ignorancias, Ni se multipliquen mis pecados No me entregues, Señor, a pasión vergon-zosa

(LH III 200. Miércoles 7º del T. O. Cfr Sir 23,1-6. ) . También puedes rezar el Cántico de la Virgen (Lucas 1,46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor , se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generacio-

nes, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por

mí: su nombre es santo y su misericordia llega a

sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por

siempre. Cumple cuanto antes la penitencia que se te ha

impuesto.

A lo largo de la cuaresma iremos preparan-do las celebraciones de Semana santa.

EL VIERNES SANTO

Todo el Viernes Santo está centrado en torno a la adoración de la Cruz y la contemplación de la Pasión del Señor. Elementos propios de-vocionales de este día son las procesiones y el Viacrucis o las Siete palabras. El ambiente en la calle mezcla lo festivo con lo triste, predominando lo festivo: La Pasión del

Señor es nuestra salvación. En la iglesia predomina la austeridad y serie-

dad contemplativa y reflexiva. La Reserva de la Eucaristía ya no tiene el

carácter festivo y central de la tarde del jueves santo. El centro de nuestra atención debe ser la Cruz y nada debe distraer de ella.

Pero, puesto que la Eucaristía es el memorial de la Pasión del Señor, nada impide que ante el Sagrario, todavía discretamente adornado, en un lugar separado del altar central, sigamos contem-plando y venerando la Entrega generosa del Señor.

En una hora cercana al medio día o a prime-

ras horas de la tarde nos reunimos en la iglesia pa-ra celebrar la Pasión del Señor. Esta celebración es muy sobria. No debe haber ni luces, salvo las in-dispensables para no estar a oscuras, ni adornos; el altar no tiene manteles hasta la hora de dar la co-munión, los cantos se hacen sin instrumentos

La ceremonia empieza con una oración en silencio mientras el sacerdote está postrado ante el altar. Se lee al profeta Isaías, la carta a los Hebreos y la Pasión del Señor según san Juan. La ora-ción de los fieles tiene una relevancia especial, La adoración de la Cruz va acompañada de una colecta para los cr istianos de Tier ra Santa. La comunión nos mantiene unidos a la entrega del Señor por nosotros.

Durante la tarde y la noche, así como el sá-bado permanecemos a la espera de la celebración de la Resurrección del Señor.

La pregunta parece imper"nente e incluso algo in-coherente. Sin embargo cuando se trata tranquila-mente el tema de la misericordia de Dios con los pecadores y la consiguiente necesidad de que noso-tros seamos misericordiosos con los otros, aunque al principio nos parece un mensaje de alegría, acaba produciendo reacciones de irritación. ¿Qué opinarías tú si tu padre acogiera con fiesta al sinvergüenza de tu hermano? Si te pones en el lugar del que vuelve, al oír esta parábola te llenas de alegría, pero si te pones en el lugar del que se había quedado en la casa, esta pa-rábola te produce inquietud, malestar e incluso irri-tación. ¿Entonces qué, todos lo mismo? De modo que yo he estado atendiendo a mi padre hasta el final y mi hermana que no ha aparecido por aquí, viene ahora con su cara bonita y la reciben con fies-tas y parece que es la buena y yo la tonta. Pues va-ya… No es justo. Es bueno que en pleno año de la misericordia esta parábola plantee con tanta crudeza las dificultades que presenta la misericordia porque de lo contrario no la valoramos adecuadamente. El Papa, en la bula de convocatoria del año santo dedica dos largos párrafos a las relaciones entre jus-"cia y misericordia y el Señor mismo en las biena-venturanzas nos recordará “dichosos los misericor-diosos porque ellos alcanzarán misericordia”, o sea, “porque Dios será misericordioso con ellos”. Si esta parábola no nos produce algo de irritación es que no la hemos asimilado bien, y si nos la produce debemos intentar ponernos en el lugar del padre, que lleno de amor devuelve al que retorna a casa la “ves�dura primera”, la dignidad de hijo. Es el amor de los demás el que nos hace grandes y

es sobre todo el amor de Dios el que quema nuestros pecados ha-ciéndolos ceniza que se lleva el viento. Solo si nos dejamos amar por Dios podremos amar a los demás con miseri-cordia como la del Pa-dre.

¿Alegría o irritación? PREPARACIÓN A LA LITURGIA DE SEMANA SANTA

PALABRA Y CELEBRACIÓN

LECTIO DIVINA 6 de MARZO de 2016

LECTIO DIVINA

LECTURA. ¿En"endes bien el texto leído? ¿Qué cosas no en"endes?

MEDITACIÓN. En silencio pensamos en lo leído. Ponemos en común: ¿Qué te sugiere este texto?

ORACIÓN Los que quieran pueden decir una sencilla oración en voz alta.

CONTEMPLACIÓN Permanecemos en silencio un raro viendo con la imaginación lo que nos dice el Evangelio y dejando que nuestros sen"mientos surjan y se conviertan en oración silenciosa.

ACCIÓN ¿Qué nos pide aquí el Señor que hagamos? Haz un compromiso personal que puedes exponerlo si lo crees conveniente..

Lucas 15, 1-3. 11-32 En aquel "empo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y

los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmura-ban diciendo: –Ese acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola:

— «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su pa-dre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repar"ó los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo per-didamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella "erra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarro-bas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitan-do entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre "enen abun-dancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levan-taré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra "; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.

Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía esta-ba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echan-do a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra "; ya no merezco llamar-me hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y ves<dsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y cele-bremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu her-mano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero su pa-dre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su pa-dre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. Él padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y ale-grarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

La pará-bola es cono-cida como “El hijo pródigo”, pero debería llamarse “El padre miseri-cordioso”

Este relato está situado en el centro del Evangelio según san Lu-cas. Es una llamada conmovedora al arrepenti-miento del pecador y a la confianza en la mise-ricordia infinita de Dios..

La historia narrada tiene tres personajes que forman una familia, un padre y dos hijos. Falta la madre, pero es que el padre tiene rasgos ma-ternos. Rembrand le pintó al Padre una mano femenina y otra masculina.

El hijo menor es la imagen del pecador que pierde la gracia y los dones de Dios a cambio de amistades falsas y placeres insatisfactorios y pasajeros. Deja de ser hijo para ser esclavo, deja de ser puro para contaminarse con animales im-puros que parecen tener más derechos que él mismo.

La conversión es imperfecta, ya que nace de la contemplación de la propia miseria más que del amor a su padre. Pero es suficiente para el padre que está deseando acoger al hijo, que lo espera y que corre hacia él cuando lo ve volver.

“La mejor túnica” puede traducirse también como “su vestido de antes”, además el anillo y las sandalias unidas al vestido y el abrazo efusi-vo, más materno que paterno, indican que se restablece su dignidad de hijo.

La fiesta por su vuelta, tan copiosa y alegre indican también el fin de una época de “muerte” para pasar a una época de “vida”.

El hijo mayor, que no acepta la actitud mise-ricordiosa del Padre, y desprecia a su hermano, al que ya no considera como tal, se identifica con los fariseos y escribas que no aceptan que Jesús acoja a los pecadores.

La parábola queda abierta como una provo-cación a los “justos”. La conclusión del relato tenemos que hacerla nosotros con nuestra acti-tud frente a los pecadores.

6 de marzo de 2016 Domingo 3º de cuaresma

PALABRA Y CELEBRACIÓN

Josué 5, 9a. 10-12

En aquellos días, dijo el Señor a Josué: «Hoy os he quitado de encima el oprobio

de Egipto». Los hijos de Israel acamparon en Guilgal y celebra-ron allí la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó. Al día siguiente a la Pascua, comieron ya de los pro-ductos de la "erra: ese día, panes ácimos y espigas tostadas. Y desde ese día en que comenzaron a comer de los productos de la "erra, cesó el maná. Los hijos de Israel ya no tuvieron maná, sino que ya aquel año comieron de la cosecha de la "erra de Canaán.

Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7 R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

B endigo al Señor en todo momento, su alaban-za está siempre en mi boca; mi alma se gloría

en el Señor: que los humildes lo escuchen y se ale-gren. R. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalce-mos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias. R. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angus"as. R.

2 CorinAos 5, 17-21

H ermanos: Si alguno está en Cristo es una cria-tura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenza-

do lo nuevo. Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Porque Dios mismo estaba en Cris-to reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cris-to, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conocía el pecado, lo hizo peca-do en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser jus"cia de Dios en él.

El libro de Josué nos habla hoy del final del ca-mino por el desierto para llegar a la tierra pro-metida. La entrada coincide con la fecha de la salida de Egipto por lo que se celebra con la fies-ta de la Pascua que es el memorial del Éxodo. El significado profundo de todo lo da la frase inicial: Dios ha librado a su pueblo del oprobio. Por la acción liberadora de Dios los israelitas han pasa-do de ser un pueblo de esclavos a ser un pueblo libre que ha recibido una tierra que los alimenta.

El salmo canta la bondad de Dios que se ocupa de los humildes, que da respuesta a los que lo buscan y que libra a los que sufren. El salmista expresa su confianza decidida en el Señor diciendo que “si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo libra de sus angustias”

El perdón de Dios nos renueva haciéndonos cria-turas nuevas.

Ekl perdón nos llega mediante la muerte y resu-rrección de Cristo a través del ministerio de los Apóstoles. Se da así una secuencia de acciones: Dios envía a Cristo para restablecer las relacio-nes con la humanidad, Cristo envía a los Apósto-les para que ejerzan el ministerio de la reconcilia-ción. El apóstol hace presente al que lo envía, es su mensajero. Toda la exposición acaba en una exhortación: Dios ha permitido que Cristo, siendo

inocente, sufra las conse-cuencias del pecado para librarnos del pecado. Por eso debemos reconciliarnos con Dios.

El Evangelio recoge la terce-ra de las parábolas que ha-blan de la actitud misericor-diosa de Dios con los peca-dores. Debemos tener cuida-do de no edulcorar falsa-mente un texto que resultó provocador y subversivo a los ojos de quienes no sabían integrar la misericordia en la justicia.

Versículo antes del Evangelio Lc , 15, 18

Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he pecado contra el cie-lo y contra ".»

Lucas 15, 1-3. 11-32

En aquel "empo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pe-

cadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:

–Ese acoge a los pecadores y come con ellos.

Jesús les dijo esta parábola:

«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:

“Padre, dame la parte que me toca de la for-tuna”.

El padre les repar"ó los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortu-na viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aque-lla "erra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.

Recapacitando entonces, se dijo:

“Cuántos jornaleros de mi padre "enen abundancia de pan, mientras yo aquí me mue-ro de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre,

he pecado contra el cielo y contra �; ya no me-

rezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno

de tus jornaleros”.

Se levantó y vino adonde estaba su pa-dre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echan-do a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.

Su hijo le dijo:

“Padre, he pecado contra el cielo y contra

�; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.

Pero el padre dijo a sus criados:

“Sacad enseguida la mejor túnica y ves-

"dsela; ponedle un anillo en la mano y sanda-

lias en los pies; traed el ternero cebado y sacri-

ficadlo; comamos y celebremos un banquete,

porque este hijo mío estaba muerto y ha revivi-

do; estaba perdido y lo hemos encontrado”.

Y empezaron a celebrar el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo. Cuan-do al volver se acercaba a la casa, oyó la músi-ca y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó:

“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sa-

crificado el ternero cebado, porque lo ha reco-

brado con salud”.

Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre:

“Mira: en tantos años como te sirvo, sin

desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca

me has dado un cabrito para tener un banque-

te con mis amigos; en cambio, cuando ha veni-

do ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes

con malas mujeres, le matas el ternero ceba-

do”.

Él padre le dijo:

“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo

mío es tuyo; pero era preciso celebrar un ban-

quete y alegrarse, porque este hermano tuyo

estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y

lo hemos encontrado”».

Leyendo la Biblia paso a paso 30.– Los relatos sobre el camino por el desierto (3)

Ratificación de la Alianza (Éxo 24,1-18)

Un relato de conclusión de Alianza entre Dios y el pueblo (24,3-8) está enmarcado por otro sobre una subida de Moisés y los principales de Israel al monte de Dios, a su presencia (24,1-2 . 9-11). Un tercer relato concluye la breve sección con una nueva subida de Moisés al monte para recibir las tablas de la Ley, que con"enen las cláusulas de la Alianza (24,12-18). En el monte Moisés recibe también las leyes sobre la construcción del san-tuario y sobre los sacerdotes y levitas al servicio del mismo (27-31). Destacamos las siguientes ideas:

Israel es un pueblo jerarquizado donde las funciones son dis"n-tas para los diversos miembros del pueblo. Las diversas fun-ciones implican diferentes grados de san"dad o de cercanía a Dios. Por eso una es la cercanía de Moisés, otra la cercanía de los sacerdotes, otra la de los ancianos y otra la del pueblo.

La subida al Monte de Dios está subordinada a la Alianza. Esta subida es la conclusión y la expresión de la Alianza. Por la alianza el pueblo es sacerdotal., pero este sacerdocio está sacramentalizado en Moisés y en los sacerdotes y ancianos.

La Alianza supone una aceptación de la Ley que está escrita por Moisés (24,4) y está garan"zada por las tablas que "enen escritura de Dios (24,12).

La vida como don de Dios y como ofrenda a Dios se hace presen-te tanto en el sacrificio, en la sangre que se comparte y en las piedras como signos fálicos de la fecundidad que Dios otorga al pueblo.

La comunión con Dios se expresa en el sacrificio por la comida de las víc"mas, la parte de Dios se quema, y por la sangre que se comparte al ser rociada.

Las estelas quedan como tes"monios del sacrificio realizado y como promesa de fecundidad.

La Alianza va indisolublemente unida a la Ley. Ésta debe ser en-señada y prac"cada.

La Alianza supone una nueva creación para el pueblo, de aquí la mención de los siete días como en la creación inicial y los cua-renta días como en el diluvio.

Varios elementos recibirán un nuevo enfoque en el Nuevo Testamento, sobre todo la nueva Alianza fundada en la Sangre de Cristo que también sube al Monte defini"vo y se convierte en Ley para todos los hombres. Las palabras de Jesús al ins"tuir la Eucaris<a recogen expresamente las palabras de Moisés (Mat 26,28). Jesús entrega su sangre que recae, en suprema paradoja salvadoramente, sobre “nosotros y nuestros hijos” (Mat 27,25). El tema de la nube también aparece en la Transfiguración para indicar la presencia de Dios en Cristo. El de los cuarenta días re-aparece en las tentaciones de Jesús en el desierto.

NÚMEROS

El libro de los Números se titula también "En el desierto" y es un título más des-criptivo. La narración recoge a los israeli-tas en el Sinaí y los va trasladando hasta dejarlos a las puertas de Palestina.

Los cuarenta años justos y el perfec-to itinerario de cuarenta nombres (c.33) no disimulan la confusa realidad del camino. Si fue una etapa a la deriva, sin mapas y sin urgencias, el libro refleja bien la situa-ción. Pero no por un esfuerzo narrativo consciente, sino por el uso poco planteado de fuentes o tradiciones. Es un libro episó-dico que carece del ímpetu épico del Éxo-do.

Sus mejores piezas narrativas son el episodio decisivo de los exploradores y la historia de Balaam, el adivino profeta. Se repite el problema del alimento y la bebida, estallan sediciones, se trasmiten poderes.

Una buena parte del libro la forman listas de personas, localidades, ciudades y leyes, en gran parte cúlticas. Un bloque inicial 1-10, imagina en el Sinaí una comu-nidad israelita numerada, dividida y bien organizada. Un bloque final, 33-36 (con 28-30) organiza con detalles la próxima ocu-pación de la tierra. Otras unidades legales están esparcidas por el libro.

Luis A67897 S:;<=>6 Pentateuco II Levítico, Nú-

meros, Deuteronomio = Los Libros Sagrados 2 (Ediciones Cristiandad) Madrid 1970

ObjeAvos del Encuentro: -Fomentar la comunión de los catequistas -Profundizar en el Evangelio de la Misericordia -Animar la formación integral de los catequistas -Par"cipar en el Jubileo de los Catequistas DesAnatarios del Encuentro: -Todos los catequistas de la Diócesis PROGRAMA 9,30 h.: Acogida en el Seminario Diocesano de Jaén e Ins-

cripción en el Encuentro Diocesano de Catequistas 10,15 h.: Oración Cuaresmal en la Capilla del Seminario 11,00 h.: CONFERENCIA: “El Evangelio de la Misericordia”,

a cargo de D. Enrique Cabezudo Melero, profesor de Sagrada Escritura del Seminario diocesano de Jaén. Párroco de Santa María de Torredonjimeno

11,45 h.: Diálogo con el ponente 12,15 h.: Descanso 12,30 h.: Comunicación: El catequista, misionero de la Mi-

sericordia, por Julio Segurado, delegado episcopal. 13,00 h.: Adoración ante el San<simo y confesiones 14,15 h.: Comida compar"da

Hay dos opciones: -Compar"r la comida con los demás en el pa"o o gale-rías; -En el comedor del Seminario (previo aviso a las her-manas: 953 23 73 10). Precio del menú 12 €.

16,00 h.: Jubileo de los catequistas: Peregrinación a la Catedral de Jaén, cruzando la

Puerta de la Misericordia. Oración del Jubileo. 16,30 h.: Conclusión del Encuentro Parking: Se puede aparcar el coche en el pa"o del Semina-rio

ENCUENTRO DIOCESANO DE CATEQUISTAS SOBRE LA

MISERICORDIA

El sábado 12 de marzo, Dios mediante, celebraremos el Encuentro Diocesano de Catequistas, que este año coincide con el JUBILEO DE LOS CATEQUISTAS en el Año de la Misericordia.

La primera finalidad del Encuentro es la de volver a encontrarnos con el Se-ñor y su amor. Por eso, comenzamos con una oración cuaresmal y concluimos la ma-ñana con una Adoración Eucarística en la que se ofrece la posibilidad de celebrar el sacramento de la reconciliación a fin de ga-nar el Jubileo y prepararnos para el Triduo Pascual: «No nos cansemos jamás de sentir la necesidad de su perdón, porque cuando somos débiles su cercanía nos hace fuertes y nos permite vivir con mayor alegría nuestra fe» (Papa Francisco).

El segundo objetivo es la formación para poder cumplir mejor nuestra tarea: «ser misioneros de la Misericordia del Señor». Este año, marcado por el Jubileo, profundi-zaremos en el Evangelio de la Misericordia: «Los cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio. La alegría que suscita el encuentro con Jesús nos ani-ma a anunciarlo. Por eso, el signo concreto de haberlo encontrado realmente es la ale-gría que experimentamos al transmitirlo a los demás... Vivir la misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misio-neros nos permite crecer en la misericordia de Dios».

Por la tarde, nos dir igiremos a la Catedral para cruzar la Puerta de la Mise-ricordia y ganar el Jubileo.

Un último objetivo es fomentar la co-munión eclesial con el Obispo, con los sa-cerdotes y con los demás catequistas de la Diócesis.

Creemos que merece la pena hacer el esfuerzo de participar en este Encuentro. ¡Por eso, te animamos!

Avisos, notas, no"cias

Si quieres recibir “La Cartelera” por correo electrónico, pon un correo pidiéndola a [email protected]

Parroquia de Santa María. Torredonjimeno (Jaén). Calle Santa María 1. Tf 953572054

Día 12 de marzo

ENCUENTRO

DIOCESANO DE CATEQUISTAS EN EL SEMINARIO DE JAÉN

No faltes

Confesiones para los niños mayores de la catequesis

El jueves 10 y el jueves 17, en horario de cate-quesis celebrare-mos las confe-siones cuares-males de los ni-ños que están en los cursos 5º y 6º.

Tanto los de 4º como los de 7º tendrán las celebraciones penitenciales antes de recibir la primera Comunión y la Confirmación res-pec"vamente. Los alumnos de 3º tendrán la primera confesión a mediados de abril, co-mo se anunciará oportunamente

CURSOS PREMATRIMO-NIALES. Se están imparAendo los cursos prematrimoniales

durante los días 4, 5, 11 y 12 de marzo. La pró-xima tanda, Dios mediante, será en octubre

Novena Sma. Virgen de los Dolores

Del 9 al 17 de marzo a las

19,30 h

El viernes 18

a las 12 h Misa solemne

Y a las 20 h. procesión

ORGANIZADAS

POR LAS PARROQUIAS DE SAN PEDRO Y DE SANTA MARÍA

TORREDONJIMENO

Las Parábolas de la Misericordia Día 9 de Marzo:

Tema: El Hijo Pródigo D. Andrés López Ángeles

Día 10 de Marzo: Tema: Buscando la oveja y la moneda

D. Enrique Cabezudo Melero Día 11 de Marzo:

Tema: El Buen Samaritano D. José Antonio Sánchez Or<z

Lugar: Parroquia de Santa María

Hora: 11 horas

13 de marzo

Día del

Seminario

ENVIADOS A

RECONCILIAR