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7 cuentos sobre ecología

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EL CIENTIFICO, EL CAMPESINO Y LA NATURALEZA

Siete cuentos y recuentossobre ecología

desde el Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinosy desde Cajamarca - Perú

Pierre de Zutter

COLECCÓN TINKUY / 3

Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA)Cajamarca, Perú

Proyecto Planificación Manejo Recursos NaturalesMAG/GT – GTZ. casilla 1859, Asunción, Paraguay

EDITORIAL HORIZONTE, octubre 1990Nicolás de Piérola 995, cas. 2118, Telf. 279364, Fax 612954, Lima1, Perú

Motivo de carátula: Paisaje serrano, óleo de CAMILO BLAS, 58 x 71 cms.

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INDICE

IntroducciónDel estudio al cuento

1. El cuento del proyecto ecológicoHistoria de la niña-semilla Pepea

2. El cuento de la investigación ecológicaYo, la gringa, y los campesinos (Stefanie Zeiss, estudiante alemana de economía agraria internacional)

3. La teoría y la práctica son ambos profesionalesIdeas sobre la educación en el Ande (Eriberto Ventura Castrejón, dirigente de Rondas Campesinas)

4. El cuento de la escuela mejoradaSobre Medardo el agrónomo y las escuelas rurales

5. El cuento de la urbanización ruralReportaje al Centro Comunal Chamis

6. El cuento del modelo ecológicoLa laguna de Mataracocha y la visión de un testigo

7. El cuento de la medicina ambientalLa salud es familia o crónica de una búsqueda inconclusa

Anexo: Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA): datos básicos

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Introducción

DEL ESTUDIO AL CUENTO

En 1989, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, o 'penuma' como se le conoce en Cajamarca) nos encargó un estudio sobre un proyecto que viene apoyando y realizando en la sierra del Perú, desde 1985.

Se trataba del Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA, o 'pepea') que está establecido en las laderas erosionadas que dominan la ciudad de Cajamarca, al oeste de la misma.

En el mismo intervienen varias instituciones. Además del PNUMA están el Instituto Nacional de Planificación (INP) de Lima, como representante del Gobierno del Perú, la Corporación Departamental de Desarrollo de Cajamarca (CORDECAJ), como organismo ejecutor local, la Universidad Nacional de Cajamarca (UNC), como entidad asociada.

Dicho estudio, que asumimos en equipo con François Greslou, Oscar Martínez Horna y Grimaldo Rengifo Vásquez, se refería a encontrar y difundir qué nos podrían aportar a todos (instituciones, investigadores, proyectos, campesinos...) las experiencias del PPEA a lo largo de casi cinco años de intentar nuevas ideas y prácticas para un desarrollar sin destruir las zonas más erosionadas de los Andes.

Casi cinco años: es mucho y es muy poquito. Mucho para quienes piensan tener una receta y buscan aplicarla o comprobarla en la realidad. Muy poquito cuando de buscar y encontrar se trata.

En la trayectoria del PPEA hallamos un poco de ambas cosas: recetas y búsquedas. Y el mayor aporte de este proyecto nos pareció entonces que consistía en la historia de su choque y descubrimiento de la realidad, descartando muchas recetas preconcebidas, precisando y profundizando nuevas pistas valiosas.

El estudio principal que hemos preparado intenta recoger todo lo posible de ese camino recorrido, comentarlo, cuestionarlo, estimularlo.

Como encargado para la versión final de la mayor parte de dicho estudio, sentí la necesidad de superar también los límites y estilos de un informe bastante arduo.

Está bien poder describir y comentar una historia. Pero las historias existen para ser contadas.Entonces, para cada capítulo del estudio, busqué una modalidad de presentación diferente, no

solamente para decir lo mismo de otra manera, principalmente para poder contar historias.Eso es lo que presentamos aquí.

Los siete "cuentos y recuentos" tienen todos estilos propios. Porque sus autores son diferentes.

En algunos casos se trata de autores reales: he incluido el testimonio de Stefanie Zeiss, una estudiante alemana que había venido al PPEA a preparar su tesis y que, luego de meses y de los escasos resultados obtenidos para su trabajo académico, se vió en la encrucijada de cuestionar a los campesinos por no querer cooperar con ella o bien a sí misma y a los moldes universitarios que le habían enseñado determinados esquemas de acercamiento a la realidad y de investigación. Nos cuenta el proceso de sus ilusiones, frustraciones y reflexiones.

También he incorporado un texto de Eriberto Ventura Castrejón, dirigente de Rondas Campesinas que vive en un caserío ubicado dentro del área de trabajo del PPEA. En marzo de 1989, ofrecimos a Eriberto la posibilidad de difundir sus ideas y propuestas sobre una serie de aspectos. A base de entrevistas grabadas por Angel Avendaño, trabajamos con él un documento sobre la cuestión educativa. Luego hicimos una pequeña publicación aún artesanal (entre el Grupo Tinkuy y la Fundación Van Leer) en agosto de 1989. Este texto adquiere ahora aquí una dimensión especial.

En otros casos puede tratarse de diversos autores supuestos. No he querido encerrarme en una modalidad única y forzar las cosas. En cada caso, luego de la versión más 'formal' del estudio, he buscado qué valdría la pena contar y de qué manera.

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Alguna vez he intentado acercarme a la modalidad de los cuentos o fábulas y preparé la historia de la 'niña-semillita Pepea' para expresar la historia del Proyecto.

Otra vez busqué la forma de relatos antiguos para recrear el proceso de las reflexiones y descubrimientos de Medardo el agrónomo.

También opté por un simple reportaje cuando se trató de recoger y ampliar una conversación muy real con campesinos de Chamis en su Centro Comunal.

Por fin, preparé algunos testimonios directos. Tanto el mío personal ante los afanes de aprovechamiento de la laguna de Mataracocha, como el del equipo nuestro en el proceso de elaboración de este estudio y en el descubrimiento de nuevas posibilidades de interpretación sobra salud ambiental y familia.

Es difícil saltar tan rápidamente, para un mismo tema, de un estilo 'formal' a otro más ameno. Hubiese necesitado más tiempo entre uno y otro para poder librarme de la primera versión antes de pasar a la segunda.

Pero la idea fundamental de estas historias es que puedan ser contadas en voz alta más que leídas individualmente. Entonces, amigo lector, si alguno de estos relatos te parece útil, considéralo como un borrador y mejóralo tú mismo a medida que lo vayas contando entre los tuyos.

Si para eso necesitas algunas informaciones complementarias, usa los datos básicos sobre el PPEA que están en anexo.

Si, por fin, te interesa algo más de toda esta historia del Proyecto, te recomendamos los siguientes libros:* "Campesinos y medio ambiente en Cajamarca", de Alois Kohler y Hermann Tillman, publicado

en 1988 en Lima por Mosca Azul. Es un estudio hecho en 1985 sobre la zona del proyecto, con numerosas informaciones sobre lo que piensan y hacen los campesinos.

* "Recursos Naturales y Desarrollo", de François Greslou y Pierre de Zutter, publicado en Lima en 1989 por Editorial Horizonte. Recoge y comenta una serie de debates y experiencias sobre ecología, sociedad y naturaleza en altas montañas andinas, a partir de un gran seminario internacional hecho en Cajamarca en 1988 por el PPEA.

* "Bondades y tropiezos de la ecología en el desarrollo de la sierra andina" (título provisional), de Pierre de Zutter, François Greslou, Oscar Martínez y Grimaldo Rengifo, que está publicando en Lima ahora Editorial Horizonte. Es el estudio del cual acabamos de hablar sobre los aportes de cinco años de trabajo del PPEA.

Pierre de Zutterabril de 1990

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EL CUENTO DEL PROYECTO ECOLOGICO

Historia de la niña-semilla Pepea

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Erase una vez...La historia de Pepea podría comenzar como un cuento, o como

una fábula. Y como ellos tendría su moraleja.Pero los cuentos y fábulas se construyen alrededor de la

moraleja, para explicarla y justificarla. En nuestro caso es diferente. Tenemos la historia. Pero cada uno saca de ella una moraleja diferente, la que le conviene, la que se le ocurre en el

momento.Por eso nos han pedido revisar la vida de Pepea y tratar de descubrir también una moraleja útil para todos. Lo hemos

intentado.Ahí va 'nuestro' cuento.

Pepea era una niña-semillita. Todo al principio aún no tenía ese nombre. Tampoco nadie la conocía. Salvo sus padres.

Su madre era Ecología. Provenía de la familia Occidental y dedicaba su vida a cuidar y defender a su hermana Naturaleza ante los maltratos de Hombre, su esposo.

Su padre era Penuma, un señor joven pero ya bastante encumbrado, heredero de las familias Gobiernos y Expertos. Colaboraba con Ecología en tratar de proteger a todas las Naturalezas del mundo.

Cuando nació Pepea, uno de los más sabios entre los abuelos Expertos leyó su porvenir y dijo: "Esta niña-semilla tiene una gran misión que cumplir. Debe enseñar a los Hombres a vivir en las montañas sin destruirlas. Tenemos que encontrarle una familia adoptiva donde crezca en las alturas y aprenda el lenguaje de los Hombres para poder instruirlos."

Enseguida los abuelos Gobiernos estuvieron de acuerdo. Uno de los más ricos entre ellos, Alemania, del clan de los Europas, ofreció su apoyo para pagar los gastos de infancia de Pepea. Entre los clanes más pobres, los Africas, los Asias y los Américas, discutieron para saber quién iba a acogerla.

Al final se decidió a favor del clan de los Américas, especialmente los Andes. El abuelo Gobierno Perú fue el elegido. Este dijo: "Tengo en Cajamarca una hacienda bien buena donde los Hombres antes han hecho muchos destrozos pero ahora tienen experiencias que pueden ser muy útiles para la niña-semilla. La llamaremos Pepea."

En la hacienda Cajamarca estaba un administrador de nombre Cordeca. También había una maestra para los niños; era conocida como Universida. Todos estuvieron de acuerdo en recibir y cuidar a la niña-semilla Pepea.

Los abuelos Expertos mandaron una delegación para visitar el fundo, junto con el abuelo Gobierno Perú. Se reunieron con el administrador y la maestra, también con algunos vecinos como Sesa, Edac, Chim y otros. Vieron que la parcela Chamis podría ser buena para Pepea y decidieron que allí sería criada y sembrada, con Campesinos que ahí vivía.

Para registrar sus acuerdos, firmaron un contrato, que en el idioma de los abuelos Expertos y Gobiernos se dice "prodoc".

Ahí establecieron lo que iba a hacer cada uno. El padre Penuma coordinaría la plata del abuelo Alemania para pagar los estudios y el vestido de Pepea. El abuelo Gobierno Perú, a través del administrador Cordeca y con el apoyo de la maestra Universida, se encargaría de su alimentación y de dar algunas compensaciones a Campesinos por su trabajo.

Así llegó un día a Cajamarca la niña-semillita Pepea.

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Pero no tuvo suerte. El abuelo Gobierno Perú cambia de sombrero cada cinco años y hasta que se acostumbre al nuevo queda medio paralizado, sin poder hacer nada. Sobre todo que, en todas sus haciendas, todos tienen que usar el mismo tocado.

Por primera vez en su vida, Gobierno Perú se estaba poniendo un sombrero muy especial en forma de estrella y en el asunto la hacienda Cajamarca había quedado medio descabezada porque Cordeca no lograba decidirse entre varias clases de estrellas.

Al mismo tiempo, la maestra Universida estaba también enferma. Le habían bajado el sueldo, casi ni se lo pagaban y andaba desnutrida y sobre todo resentida con el administrador Cordeca.

Solita pero animosa, Pepea decidió no perder tiempo y conocer su nueva cuna. Caminando llegó a la parcela Chamis y se encontró con Campesinos.

Tampoco tuvo mucha suerte. Campesinos no sabía nada de ella. Bueno, sí, le habían hablado de su llegada, pero no para explicar quien era sino para ofrecerle maravillas a fin de que la acepte.

Pero Campesinos andaba desconfiado. Los dueños y los administradores de la hacienda siempre le habían hecho miles de promesas y nunca cumplían. Ahora, a pesar de que la parcela era su vida, la tierra de sus padres y ancestros, ni siquiera le habían consultado sobre la venida de Pepea.

La niña-semilla se hizo modesta. Rejuró que no había venido a molestar, ni a quitarle nada. Explicó que deseaba vivir un tiempo con él, que podría enseñarle algunas cosas de su madre Ecología Occidental, que así él, que es Hombre, aprendería a tratar a la esposa Naturaleza y ésta ya no andaría enferma y todos estarían mejor.

Campesinos no entendía nada. No conocía a Ecología Occidental. No comprendía eso de la esposa Naturaleza.

Pero ofreció pensarlo. Porque Pepea no trataba de imponerse y le había dicho que sólo se quedaría si él quería. Y porque recordaba los regalos que le habían prometido para acoger a la intrusa.

Los primeros meses de Pepea en la hacienda Cajamarca fueron muy duros. Tan duros que casi se murió.

Cordeca y Universida sólo peleaban entre ellos y la tenían abandonada. Peor aún la jaloneaban para apropiársela, ella y el equipaje que le había dado Penuma.

Más todavía: Cordeca buscaba imponerle el sombrero de la estrella. A golpes se lo quería hacer entrar en la cabeza. Y como no se decidía tampoco sobre la mejor forma de estrella, una vez le plantaba una de tres puntas, otra vez de cuatro, o de cinco, o de seis y vuelta se la sacaba para implantarle la primera.

Tampoco le daba bien de comer. La pobre languidecía. Sin fuerza apenas para llegar hasta Chamis y conversar con Campesinos.

Penuma y Gobierno Perú terminaron por darse cuenta. Vinieron a la hacienda Cajamarca para ver qué había pasado con la criatura y dijeron: "O esto se arregla, o Pepea se va."

Cordeca prometió que las cosas mejorarían, mientras Universida se hacía la ofendida y la desentendida.

Se decidió darle a la hacienda Cajamarca un nuevo chance.

Luego, el tiempo ya fue pasando, las cosas se arreglaron un poco y Pepea estuvo mejor. Claro, siempre andaba un poco desnutridita. Las ropitas que le diera Penuma estaban bastante rotitas.

Pero Cordeca aprendió a tratarla mejor, a respetarla más. Hasta se interesó por lo que iba pasando en la parcela Chamis.

También Universida comenzó a cambiar de actitud. Volvió a acercarse. Ya no buscaba sólo controlarla en reemplazo de Cordeca. Pero sí hablaba con Pepea, le prestaba colaboración, le escuchaba cuando ella contaba de la vida en Chamis.

La misma Pepea estaba irreconocible. No había crecido alta y maciza como la imaginaron Ecología y Penuma. Más bien era chiquita y menudita, pero fuerte y resistente. Se había adaptado y transformado para aprender a vivir en la hacienda Cajamarca.

Por eso, mientras algunos abuelos Expertos le hacían chequeos y la encontraban enferma porque, según sus manuales, debería tener más de eso y de lo otro, otros abuelos Expertos decían

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que no, que estaba sana, que ser capaz de vivir de acuerdo a las posibilidades existentes y de adaptarse cuando cambian esas posibilidades es una prueba de salud.

Pepea había aprendido a vivir y ése era su gran triunfo, aún cuando eso había absorbido todas sus fuerzas durante mucho tiempo.

Moraleja...

¿Moraleja? ¿El cuento se acabó?¡Que no! Esta es sólo una parte del cuento. La menos interesante. Porque la más apasionante

no sucedió en Cajamarca, sino en Chamis mismo, entre Campesinos y Pepea.

Pepea era una niña-semillita. Pero no es fácil ser niña y semilla a la vez. Sobre todo cuando se pertenece a la familia Occidental. Porque en ella los niños son como pequeños animalitos irresponsables a domesticar y a empachar de estudios y comidas, mientras las semillas son cosas a manipular para que den más y más producción.

La vida de Pepea no era pues muy cómoda.Por un lado tenía que cumplir con todas las normas y estudios que los adultos-tutores habían

inventado para controlarla y educarla. Por otro lado debía demostrar que era una buena semilla dando rápidamente muchos frutos que transformen la parcela Chamis.

Como niña obediente, comenzó por dedicarse a muchas tareas que le habían encargado. Por ejemplo a las investigaciones y los inventarios.

Siempre que caminaba en Chamis, llevaba consigo una bolsita que llamaba Herbario donde colocaba cuidadosamente todas las plantitas que se encontraba en el campo. Les ponía nombres, preguntaba a Campesinos para qué servían, las enseñaba a los abuelos Expertos que venían a visitarla y estos corregían o agregaban, le indicaban qué más debería hacer.

Lo mismo con los pedacitos de tierra de la parcela que iba poniendo en otro rincón de su bolsita. Les decía Muestras y las enviaba a algunos vecinos o a los abuelos Expertos para que la estudien en sus laboratorios.

También cargaba su cuadernito y un lápiz. En él apuntaba con su letra aplicada todo lo que veía y escuchaba. Después hacía lindos informes que mandaba a los abuelos.

Todo eso no era suficiente. Un día un abuelo Experto le envió una caja llena de aparatos llamados Medición. Ubicó algunos en unos sitios para leer el clima; otros en otras partes para medir el agua que corre después de la lluvia y la tierra que se lleva.

Pepea siempre andaba activa, por aquí y por allá. Campesinos la miraba y no decía nada.

Campesinos no entendía bien qué pasaba pero no se oponía, o sólo a ratos, cuando ya estaba harto y se le iba la paciencia.

Además tenía la esperanza de aprender algo, de que en algo le sirviera la presencia de Pepea.

La niña le había enseñado un juego llamado Capacitaciones. Horas y horas se pasaban los dos en eso. Campesinos nunca había ido a la escuela pero sabía que era algo así. Pepea lo sentaba y hacía de maestra. Le hacía preguntas sobre lo que él sabía de la tierra, de las nubes, de los árboles, de los animales, de los cultivos, de las aguas. El contestaba y Pepea apuntaba en su cuadernito.

Después ella explicaba y explicaba. Le hablaba de otros mundos lejanos donde existen cosas que se llaman Renovables, No-Renovables, Racionales, Ciencias y tantos otros nombres. Le rezondraba cariñosamente diciéndole que él no cuidaba bien la parcela Chamis. Le enseñaba trucos diferentes sobre cómo hacer un árbol, cómo construir una casa, cómo transformar la basura en compos y en vida.

Además Pepea ofrecía sus servicios. Le decía:- "Yo soy también una semillita; tengo apareciendo de niña pero soy una semillita creada por mi madre Ecología; si me adoptas y me siembras en la parcela, haré que Chamis vuelva a cargarse de cosechas, que las lluvias vuelvan a caer abundantes sin llevarse la mejor tierra para los cultivos; tendrás que trabajar duro pero ya no necesitarás irte a la ciudad para conseguir alimento; podrás tenerlo aquí mismo."

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Entonces Campesinos le contestaba:- "Yo no conozco a tu madre. A tu padre Penuma sí porque lo ví el día que te trajo, pero a tu madre no. No importa. A mí me gusta probar. Un poquitito haremos. Pero primero ven a ayudarme que tengo trabajo."

Ahí era una prueba que Campesinos le había puesto a Pepea. Siempre habían venido extraños y les gustaba dar lecciones y mandar pero no colaborar en los cultivos.

En esos meses que había caminado solita en Chamis mientras Cordeca y Universida se peleaban, Pepea había aprendido a conocer un poco a Campesinos. Se dió cuenta que si se negaba, éste nunca le iba a creer nada, nunca le iba a tener consideración.

Entonces puso el hombro, se ensució y trabajó. No tenía mucha experiencia en esas tareas; no era muy buena para ayudar.

Pero Campesinos se fijó en su buena voluntad. Vió que aceptaba cultivar la tierra con él, sentarse a tomar la chicha con él. Y le dijo que así podrían ser amigos.

Durante mucho tiempo estuvieron en esa forma.Pepea acompañaba a Campesinos en muchos de sus trabajos y también le apoyaba en

algunas obras que él quería construir: con distintos abuelos conseguía los materiales que faltaban y que Cordeca no le podía dar; enseñaba técnicas desconocidas por Campesinos...

En cambio, éste aceptaba que Pepea siguiera con sus investigaciones y sus inventarios. Le dejaba pedacitos de parcela para experimentos y demostraciones. Jugaba a Capacitaciones y a otro juego llamado Prácticas.

Hasta había entrado a firmar un contrato de colaboración como les gusta a los Expertos y los Gobiernos. Ya no se llamaba "prodoc": se había traducido en "tratos-claros".

En la hacienda Cajamarca, algunos comenzaron a maravillarse. Campesinos tenía fama de arisco y rebelde. Sin embargo se llevaba bastante bien con Pepea, sin que ésta haga muchas promesas ni regalos.

Además Pepea había sabido ganarse amigos en la hacienda porque les mostraba a todos los habitantes interesados lo que encontraba en sus investigaciones e inventarios y les presentaba a los abuelos Expertos que venían de visita.

Por eso, mientras algunos la trataron de loca cuando Pepea comenzó a contar lo que iba aprendiendo de Campesinos, otros más bien se interesaron bastante.

Es que, durante las horas en que trabajaban o jugaban juntos, Pepea y Campesinos, ella empezó a darse cuenta de muchas cosas que hacía éste y que al inicio no había visto, a escuchar muchas cosas que él le había ido diciendo y que ella no había oído.

Campesinos no trataba de enseñarle como en el juego de Capacitaciones, no hacía de maestro. Pero en sus actos y sus comentarios iba diciendo mucho de lo que Pepea deseaba saber desde el principio.

Así Pepea fue descubriendo que Campesinos no le había entendido cuando ella hablaba de la esposa Naturaleza pero que él tenía a su Madre Tierra y su Padre Cerro, y que por ahí podrían comprenderse.

Vió que si a su propia madre Ecología Occidental él no la conocía, sin embargo practicaba, de acuerdo a sus posibilidades, muchas de las enseñanzas que Pepea estaba encargada de difundir e instruir. Pero lo hacía de otra manera, lo decía con otras palabras.

Encontró que hacía también muchas otras cosas que nunca le había mencionado su madre Ecología y que eran muy interesantes.

Halló que Campesinos tenía verdadera devoción por su Madre Tierra y su Padre Cerro, algo más fuerte y grande que el amor de los abuelos Expertos y Gobiernos por Naturaleza. Y que cuando hacía algo que les podía dañar era por falta de otras posibilidades, que pedía perdón, que se sentía un hijo indigno, que aceptaba el castigo.

Pepea empezó a soñar. Gracias a su amistad con Campesinos y a la confianza lograda, debería poder quedarse, trabajando juntos, aprendiendo uno de otro, haciendo algo grande por la

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parcela Chamis, por la hacienda Cajamarca, por todas las tierras del Gobierno Perú, y las del clan de los abuelos Andes.

Por fin ella podría ser plantada como semillita por Campesinos y dar sus mejores frutos, porque hasta ahora él sólo había jugado y trabajado con la niña Pepea pero nunca había querido plantar la semillita Pepea.

Pero no era tan fácil. Necesitaba el consentimiento de todos, del administrador de la hacienda Cajamarca y de la maestra Universida, de los abuelos Expertos y Gobiernos que mandaban a su madre Ecología y a su padre Penuma.

Algunos se oponían. Decían que ella iba a perderse, a desnaturarse; que su deber era instruir a Campesinos en la ciencia y en lo racional; que podía aprovechar algo de lo sabido por Campesinos pero que nunca debería tratarlo como a un igual; que ellos eran los pares y serían ellos quienes decidirían lo bueno y lo malo dentro de lo que hacía y sabía Campesinos.

Peor aún, la mayoría ni se interesaban. Tenían muchas más cosas que hacer, tan importantes que aquello de las haciendas de montaña eran sólo menudeces. Volvían a dejarla abandonada.

Entonces Pepea quiso preguntarle a Campesinos lo que él pensaba y proponía. Sólo le contestó que así estaba bien, juntos como amigos, casi como familia, simplemente con más esfuerzos aún por parte de ella.

Pero no le propuso nada más.

Hasta que, pasando los meses, Pepea fue otra vez descubriendo algo. Se dió cuenta que Campesinos sí le había dicho mucho cuando le contestó aquello de "casi como familia": ella no era familia con él, apenas amigos.

Cuando él quería ponerse de acuerdo con otro de los suyos, no firmaba contratos, ni 'prodoc', ni 'tratos claros': se hacían compadres, se hacían familia.

Empezó también a entender por qué Campesinos nunca la había plantado a ella como semillita en la parcela Chamis. Porque para él no era una simple parcela de hacienda, era chacra, y la chacra es familia.

Para poder ser plantada como semillita, habría de hacerse familia, por ejemplo podría hacerse nuera de Campesinos para que aprendan a ser familia juntos. Así hacía siempre Campesinos con las semillitas nuevas que conseguía y le interesaban mucho.

Pepea comprendió por qué Campesinos nunca se lo había propuesto directamente. Porque no dependía sólo de ella. Dependía de la familia de ella, de los abuelos Expertos y Gobiernos, de la madre Ecología y del padre Penuma.

Pepea comprendió también que Campesinos tenía razón con sus dudas, que la familia de ella no aceptaría hacer familia con él, un simple peón sin instrucción.

Entonces Pepea entendió que faltaba todavía mucho tiempo para que eso suceda. Y decidió que ella, quien había venido a instruir a Campesinos, tendría que comenzar más bien por explicar y hacer comprender a su propia familia, a los abuelos, a los padres, a todos.

Comenzó a hacerlo. Para eso escribió un cuento, este cuento, el cuento de su historia. Y dejó la moraleja para más tarde porque, así lo espera ella, el cuento no se acabó...

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EL CUENTO DE LA INVESTIGACION ECOLOGICA

Yo, la gringa, y los campesinos

Stefanie Zeissestudiante de economía agraria internacionalen Witzenhausen / Gesamthochschule Kassel

Alemania

Cajamarcadiciembre 1989

introducciónmis experiencias con los campesinosmis experiencias conmigo en el campola gringa y los campesinos

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NOTA

En setiembre de 1989, se nos acercó en Cajamarca Stefanie Zeiss, practicante alemana que apoyaba al PPEA en medición de escorrentías. Había venido interesada en conocer y comprender la visión campesina de la erosión. A pesar de postergar ya dos veces su partida, sentía que aún no había logrado acercarse verdaderamente a esa percepción andina. Estaba frustrada por esa impotencia y se hacía muchas preguntas, no tanto sobre los campesinos mismos sino sobre las posibilidades de un diálogo con ellos desde los esquemas y la posición del investigador.

Intentamos entonces incentivarla a profundizar en esa dirección. Es decir que su mejor aporte para otros podría ser la reflexión sobre su experiencia, sobre su búsqueda malograda, sobre el proceso vivido y su propia evolución personal y profesional dentro del mismo.

Ella también consideraba que sería útil socializar dicha vivencia. Pero tenía al mismo tiempo la obligación de cumplir con el requisito académico de su tesis sobre los campesinos y la erosión. ¿Sería factible dedicarse a ambas cosas?

Conversó con otros colegas y a fines de setiembre escribía un primer testimonio en alemán. En diciembre hizo una versión en castellano para los amigos de aquí.

Ese es el texto que presentamos. Hemos dejado intacto su castellano, sin cambiar ni una coma, porque consideramos que es valioso escuchar el testimonio de Stefanie tal como ella lo quiso presentar, desde su condición de gringa. ¡Cuántos de nosotros somos aún más gringos, extraños, que ella a la hora de dialogar con los campesinos! (PZ)

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YO, LA GRINGA, Y LOS CAMPESINOS

algunas reflexiones sobre mi entrevistacon los campesinos de Chamisy sobre encuestas en general

por Stefanie ZeissCajamarca, diciembre 1989

yo quiero agradecer muchoa todos los campesinos de

Chamis/Choromayo que conocíy sobretodo a mi amiga

Catalina Tanta

Introducción

Con buena intención llegué a Cajamarca, al proyecto, al campo... Con mucho optimismo, basando en experiencias y tambien estudios agrosociológicos en otras partes del mundo (Europa, Africa), vine como practicante del PPEA para continuar con algunas mediciones de erosión del suelo empezadas por practicantes anteriores, pero sobretodo tenía mi propia idea de realizar un trabajo mas vivo: un estudio sobre el pensamiento de los campesinos sobre la erosión del suelo...

Originalmente pensé quedarme tres meses, pasaron estos y todavía no sabía nada, nada de los campesinos. Ahora son nueve meses que estoy con los campesinos, que me quedé una buena parte del tiempo en el campo mismo, que conversaba con los campesinos, que les miraba, preguntaba, observaba, escuchaba, y mientras tanto tengo una menuda idea de su pensamiento, de su vida.- Es decir que pienso de tener una idea...

Yo quería llegar a saber informaciones bien concreta, puntos, preguntas. Me había preparado una lista de preguntas, aprovechando de las mediciones en sus chacras, conociéndolos poquito a poquito, conversando y escondidamente preguntando mis puntos, pensé de llenar mi cuaderno con respuestas a mis preguntas...

Hoy digo que mi mas grande experiencia con los campesinos fue la, que mi "método", mi forma para conseguir informaciones, la encuesta, la conversación (por lo menos al inicio) no funccionó.

...Mi cuaderno se llenó no con respuestas sino con preguntas. Mi cabeza se llenó con reflexiones. Mi corazón se llenó con paciencia y sentimientos.

Por eso, en vez de interpretar conclusiones "efectivos" de la manera como lo expectaba originalmente, en vez de declarar "así piensan los campesinos sobre la erosión de suelos y sobre sus medidas", en vez de falsificar las informaciones en el sentido como serviría para un entendimiento de nosotros, los extranjeros, voy a escribir un pequeño informe justamente sobre mis experiencias incluido mis problemas (como parecía al inicio), mis reflexiones sobre la relación de los campesinos de Chamis conmigo, la gringa, nuestro encuentro.

mis experiencias con los campesinos

Si quisiera hacerlo bien facil, sin muchas reflexiones fatigosas, o tambien, si me hubiera quedado solamente tres meses como lo planifiqué originalmente, escribiría mi "análisis" muy probablemente de la siguiente manera:

Los encuentros con los campesinos eran agradables, los campesinos mismos amables, pero una información efectiva fue casi imposible. Los campesinos, sobretodo las mujeres, son poco comunicativos.

Los campesinos, en vez de contestar o hablar libremente, la mayoría de veces se reian. Confrontado con una pregunta bien clara, no contestan, o dicen simplemente "si, señorita", "si, pues". Muchas veces evitan una respuesta causando la impresión que no les gusta ser interrogados y me preguntan algo diferente.

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Tambien se contradicen mucho, pero nunca me pareció que se contradicen por falta de conciencia o conocimiento sino porque no quieren contradecirme a mi... es como si interpretaran una espera de mi parte dentro de mi pregunta e intentaran de cumplir esta espera, sea la verdad o no su respuesta.

Esta timidez, este "si, si", este respeto falso hacia mi persona, mi extranjera, mi gringa bloquea no solamente la conversación sino tambien la sinceridad. ¿Que es la verdad de lo que dicen y que es pretexto? Superficialmente me tratan muy amistoso, me invitan a sentarme, a conversar, a comer, pero en realidad piensan... ¡yo no sé qué!

Esta timidez se expresa en algunos de sus explicaciones por ejemplo cuando afirman de que "el hacendado todavía sabía como manejar la chacra, nosotros no sabemos" o cuando declaran ellos mismos como "ignorantes" solamente porque no saben leer y escribir - en lugar de constatar que no influye tanto su vida saber leer y escribir en el campo donde de toda manera no hay periódicos adecuados, literatura interesante, donde nadie lee, tampoco los "no-ignorantes".

O mendigan, me preguntan de llevar pan, frutas, ect. de la ciudad o me preguntan directamente por dinero.

Es decir que los campesinos no son seguros de sí mismos, no tienen orgullo, se valoran sí mismos reducidos.

Pero claro, es comprehensible la pérdida de su consciencia de sí mismos ¡despues de 450 años de opresión! Hace 20 años que conseguiron su independencia - 20 años para construir no solamente la salud de "sus" chacras sino construir una identidad con su alrededor, con sus cosechas, su cultura, sí mismos...

¿Dedonde fuerza sin identidad?¿Dedonde orgullo sin fuerza?¿Como, si no así, se explica las masas de campesinos borrachos todos los dias?Basando en esta visión de sus circunstancias, se explica tambien su desinterés en cuanto a la

erosión del suelo.¡Qué visibles son los hechos!La declaración de que los campesinos no tengan interés alguno para conservar sus suelos,

sus terenos, para controlar la erosión, se prueba mirando el grado de la erosión en sus propias chacras y alrededor y verificando de que no hay medida alguna para disminuir los daños. Además los mismos campesinos lo dijeron en varias formas ("no sabemos", "¿qué se podrá hacer, pues?", "no, no lo discutimos entre nosotros", "no es un tema que nos ocupa"...)

Lo peor es que saben bien dedonde viene, como se produce el "derrumbe", dicen que es por la lluvia, la lluvia lleva la tierra, en la chacra mas grave que en la jalca y eso, porque en la jalca hay una mejor cobertura vegetal, dicen que son mas personas ahora y por eso tienen menos terreno por ejemplo para pastear sus animales, entonces los animales comen "toditas" las plantas. Entienden, saben las causas, pero no les importa:- con respecto al sobrepastoreo dicen que "cuando llueve, crece vuelta"- creen que las carcavas empiezan a formarse por sus acequias que cavan mas arriba de sus

chacras para desviar la escorrentía superficial para que no lleve las semillas... lo ven así pero siguen con las acequias "porque mas importante que nos queda la semilla" en vez de tratar de disminuir la escorrentía por ejemplo

- estos cerros desnudos... no plantan arboles para mejorar el ambiente, para retener la tierra, controlar la erosión, sino plantan muy pocos arboles cerca de sus casas unicamente para leña y casi solamente eucalipto aunque confirman que sí, el eucalipto "da mala sombra a la siembra", "malogra la chacra"

- cultivan sus terrenos hasta el borde extremo con la carcava en lugar de fijar los bordes de la carcava para que no pueda crecer

Estos son solamente algunos ejemplos para probar que dejan las cosas como son, sin motivación de mejorar algo, mejorar sus propias chacras y con ellas su nivel de vida.

La erosión del suelo como ejemplo sirve para mostrar la flema de parte de los campesinos resultando de la desgraciada historia.

mis experiencias conmigo en el campo

Bueno, así lo hubiera escrito despues de tres o cuatro meses o para tener un estudio bien concreto, un estudio para mi, con "resultados" claros y basados en la culpa de los campesinos.

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Pero desde el inicio tenía dudas; creo que tenía secreta vergüenza de irme como gringa que no tiene chacra, ni es campesina en "su tierra", ni habla muy bien el español, peor el quechua - la gringa que viene dedonde los campesinos ni tienen idea donde es, viene con plata, con tiempo, sin la obligación de trabajar, viene para medir algunas cosas locas que no les interesan a los campesinos ni les entienden, y viene para cuestionar...

Me pregunté ¿como reaccionaría yo a extranjeros que obviamente no tienen mucho que hacer, que no tienen que trabajar por meses, preguntándome sobre mi situación económica?

Este comportamiento de parte de los campesinos mencionado mas arriba conversando conmigo: esta timidez, las contradicciones, este "respeto falso" me dejo reflexionar... yo sentí que hay un fondo explicando este comportamiento, pero no sabía que fondo sera.

Sientiendome dudosa, reflexioné sobre el asunto de hacer encuestas en general, de interrogar a la gente por propio interés, por estudios, por negocio, ect. No solamente tomando la gente como objeto significa un punto antipático sino me pregunté si en general es posible de comprender a extranjeros. Venimos imprimidos de nuestra cultura, nuestra forma de ver las cosas, teniendo una idea de qué queremos saber de la otra cultura. Esta idea/pregunta mas o menos clara implica ya posibles respuestas o soluciones - así pensamos, investigamos nosotros.

Cada investigación de la historia mundial empezó y se realizó con ideas concretas anticipadas. Es la idea nueva que se prueba y nada se investiga por coincidencia, porque no teniendo la idea de la novedad, del cambio, no se marca las pruebas. (yo estoy convencida que esta anecdota de Einstein mirando la gravedad del mundo, o es rumor o la unica excepción). Solamente él que tiene una idea ya, busca las pruebas, así funcciona por lo menos la investigación moderna - hasta la investigación social.

Lo que no sé, lo que no es adecuado a mi esquema de vista, mi esquema de pensamiento, no lo veo.

Un ejemplo científico sería el turista clasico paseandose con un botanico: él nunca ve lo que ve el botanico.

Un ejemplo personal de Chamis: ¡que desesperado y triste me parecía Chamis las primeras veces que me iba, que triste la vida dentro de la pobreza y los cerros nudos, en el frío además! y ahora visitando a los campesinos me siento bien, tan agradable... ¿porque? ¿Qué cambió? En Chamis no cambió nada... entonces ¿qué cambió conmigo? ¿Qué significa "acostumbrarse"? ¿no es la otra vista, el otro entendimiento? ¿Qué veo ahora de lo que no vi antes?

Otro ejemplo bien directo: una de mis preguntas de mi cuestionario fue sobre el eucalipto - si conocen la influencia perjudicial del eucalipto al suelo... subconscientemente "sabía" que malogran sus suelos con el eucalipto y quería solamente confirmarlo de la una (que lo saben) o la otra (que no lo saben) manera. Pero nunca tenía la idea de que realmente plantan sus eucaliptos solamente en terrenos que "ya no valen para cultivos" ¡aunque siempre me lo dijeron así!

Yo veo lo que quiero ver y lo que puedo ver. A ver informaciones desconocidos es mucho mas difícil - y creo bien raro.

Yo vengo, la gringa, la europea, con mis pensamientos europeos, transformados en preguntas europeas, relacionadas en mi cuestionario, expectando las respuestas, cuanto mas concretas tanto mejor... mi esquema que ¡ojala! "funccionara" sin tener que integrarme ideológicamente en otra ideología...

Así obviamente no puedo entender muchas de sus respuestas: todo lo que no entra en mi cuadro de pensamiento construido en 20 años de educación europea, no lo entiendo. Preguntándoles si no se ocupan de la carcava que crece cada año y alcanza casi a su casa, y cuando me contestan que cuando les ataca fuertemente, la van a llevar a otro lugar, no entiendo como es posible de llevar una carcava.

Yo entiendo solamente lo que he estudiado en mi mundo....Es decir que, mas claro, entiendo solamente lo que ya sabía...

La gringa y los campesinos

Viene una gringa. ¿Quien es? ¿Por que viene? ¿Qué quiere? ¿Por que nos pregunta sobre nuestra vida, nuestras costumbres?

Los campesinos mayormente me llamaron "gringuita", es cariñoso, pero seguramente se preguntaron siempre quien soy y por que vengo siempre a verlos, por meses, simplemente para conocerles.

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Al inicio estábamos muy distanciados, ellos muy poco comunicativos para mi sentido, y pienso ahora que su desconfianza o sus dudas - sean verdad - son bien importantes. Por ejemplo, algunos no aceptaban que haga fotos porque pensaban que sería mi negocio. Buenas son estas dudas, me digo, porque realmente en la historia hasta la fecha todos los extranjeros que vinieron han aprovechado de ellos; los colonialistas y hacendados obviamente, pero hoy aprovechan los ingenieros de diversos proyectos de desarrollo rural ganando sus sueldos, aprovechan los políticos haciendo campañas y ganando sus votos, aprovechan los practicantes de un otro mundo (¿dedonde seran?) escribiendo sus tesis.

Lógico que todos los que vienen aprovechan porque si no aprovecharían, no vendrían. Entonces es mas que lógico: es justo que los campesinos de su lado tambien tratan de aprovechar: pedir informaciones, materiales, apoyo hacia instituciones, ect. de los ingenieros, aceptar ollas, los hornos, ect. de los partidos, preguntar por dinero o pan o frutas a la gringuita.

¡Sinvergüenza de llamarlo "mendigar"! ¿No estoy mendigando yo: por amistad, por acceptación, por informaciones, explicaciones? Es un cambio, nada mas.

Si entramos ya nosotros los extranjeros nacionales e internacionales, entramos en su ambiente sin pedir permiso, sin preguntar si nos acceptan, pueden por lo menos pedir algo de nosotros, ¿no es cierto?

Existe a la vez otro tipo de cambio: yo no les digo que voy a escribir sobre ellos, y ellos no me explican facilmente lo que quiero saber. Es un cambio de táctica y de dudas. Ambos lo sabemos cuando cambiamos dudas y así nos entendemos.

¿Qué provecho tendran ellos explicarme toda su realidad?Me dejan entrar, me dejan preguntar, me dejan observarlos, me invitan, pero no me explican -

es bueno. Es amable ya que me dan mi oportunidad de estar con ellos, pasando horas y horas con ellos, poco a poco conociéndolos - quizás.

Ellos, me imagino, saben bien y me lo muestran que no se explica lo que quiero saber sino se vive, se entiende con el tiempo, con paciencia y sin prejuicios. Es una oferta de su parte de acceptarme porque: si todos los que vienen aprovechan...

Me dejan hacer mis propias experiencias. - Si me quedaría tanto tiempo y tan intensivo con ellos que un dia les entenderé, bueno, estaría aceptado, y se supone que así ya no les traicionaría. Pero mas probable es que nunca les entenderé al fondo.--- Quizás su cultura ha podido sobrevivir 450 años de opresión solamente por eso: por sus secretos, por su independencia relativa que se la guardan viviendo desconocidos, desentendidos por nadie...

Después de nueve meses he aprendido casi nada europeo, poco utilisable para la ciencia en "mi tierra", nada que puedo presentarlo como "efectivo". Pero he aprendido que nuestra ciencia, nuestros ojos no son universales. He aprendido a ver, a escuchar en vez de preguntar. Y así, escuchando, basta mis interrogaciones e ideas anticipadas, poco a poco me han abierto su mundo.

He aprendido que su mundo es muy complejo - tan complejo que no se ajusta en preguntas y cuestionarios.

En cuanto a la erosión del suelo, he aprendido que para ellos no existe el problema de la erosión en sí, no existe en la manera como la existe para nosotros: separado del ambiente, del conjunto. Para ellos, si se reducen las cosechas, si se pierde la tierra, significa que toda la chacra, todo el ambiente esta enfermo. La erosión del suelo es un elemento integrado en la salud de la chacra. - ¡Hay que entenderlo para saber preguntar o para saber escuchar!

Todo: tierra, plantas, animales, aguas, el cielo y sí mismos forman una unidad. - Y yo me pregunto si un pensamiento tan complejo no representa un pensamiento perfectamente ecológico.

¿Qué es la ecología si no es la integración de todos los elementos naturales en una sola vista/vida donde cada elemento influye al otro?

Me pregunto si no hemos cambiado, confundido los roles: nosotros, los gringos que somos las personas de las ciudades, de las universidades, tecnicos, ingenieros, nosotros que separamos la agricultura en partes: ahi un dedo, alli un ojo, alla el corazón de la agricultura - nosotros, gringos, tecnicos de un proyecto piloto de ECOSISTEMAS, ¿no debemos irnos a estudiar ecología en el campo de los campesinos?

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Pero tan pesimistas no deben ser mis conclusiones, en el sentido "lo mejor si los dejamos, cada buena intención solamente malogra".

Como mis nueve meses con los campesinos me valen una experiencia enorme, me imagino que podría ser una experiencia tambien para los campesinos pasar un tiempo con un gringo, una gringa, una persona del otro mundo. ¿Por que, si no por el interés, me habían preguntado tantas cosas de "mi tierra"? No fue solamente evitar mis preguntas o cambiar el tema. Es otro de sus provechos: preguntar en vez de contestar, y sí han aprovechado de mi. ¿Como pueden saber, juzgar que su mundo vale como el nuestro si conocen nada de este otro mundo? Claro que les interesa un cambio de informaciones, y pienso que la curiosidad es humano - internacional.

Irnos como extranjeros allá, entrar en su mundo y conclusionar que mejor les dejamos solos y retirarnos, tambien sería sinvergüenza, salvo los campesinos nos enseñaran que les desgusta nuestra presencia.

Todo depende de la manera de presentarse.El objetivo mas valeroso de un encuentro entre ellos y nosotros me parece, es encontrar el

punto que permite una conversación. Este punto no se encuentra con opiniones fijos anticipados, no con prejuicios y tampoco con juicios despues de las primeras impresiones, despues de pocas semanas o meses. Este punto se encuentra con paciencia e interés real y la conciencia de que no puede "funccionar" desde el inicio.

Porque: lo mas difícil parece ser encontrar las preguntas.Preguntando mis pensamientos transformados en cuestiones, no voy a conocer la realidad

extraña, voy a conseguir respuestas falsas, dadas por los campesinos para no desilusionarme, por ejemplo.

Pero en realidad parecía muchas veces que los campesinos de su lado no entendieron mis preguntas tampoco, que no pudieron contestar "correctamente". Por eso probablemente mi comentario de mas arriba en cuanto a la "timidez" y estas contradicciones: es simplemente que yo no les entendí o ellos no me entendieron... encontrar las preguntas es la primera y la mas importante tarea del extranjero (sea de afuera del pais o de la ciudad 10 kilómetros lejos!).

En fin, me imagino que los campesinos siempre lo vieron, lo sentieron que todavía no había encontrado las preguntas, que todavía no había entendido, todavía no tenía su vista y ¿quien sabe si no se han reido justamente por esto? ¿Qué deben decirme con respecto a preguntas inadecuadas? Mejor que eviten la respuesta, que cambien el tema o que me pregunten algo a mi.

Darse cuenta de realmente estar confrontado con totalmente otra cultura .intentar de encontrar las preguntas .

o mejor, intentar de comprender sin preguntas .poco a poco encontrar una base, una conversación .

siempre estar consciente de que los de la otra cultura, como yo, piensan (y entienden?) mucho mas de lo que dicen .

y en fin, quizás, cambiar experiencias.

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LA TEORIA Y LA PRACTICA

SON AMBOS

PROFESIONALES

Ideas sobre la educación en el Ande

Eriberto Ventura Castrejón

dirigente de Rondas Campesinas

"Nosotros estamos siguiendo los pasos..."¿Quién me ha preparado?¿Cómo aprendí? De los abuelos¿Cómo aprendí? Viajando para trabajar¿Cómo aprendí? Siendo dirigente¿Cómo aprendí? Viajando como dirigenteLa escuela no era para los indiosTampoco los indios podían hablarLo que nos enseña la ciudadEl sueño de la educaciónPara lo que sirve la escuelaLo que queremos aprenderLos campesinos, los cientificos y los expertos¿Qué pues nos van a enseñar?Universidades campesinasUnir la práctica con la teoría de la ciudadQue valoricen nuestras ideas, nuestras prácticas¿Quién debe dar el título?¿Cómo aprendemos? En nuestras organizacionesHacer el trueque de palabras

Ama QuellaAma LlullaAma Sua

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Nosotros estamos siguiendo los pasos de nuestra lucha, ya no solamente en pedir tierras sino en capacitación, en educación, en conocimiento, en reconocimiento de las tecnologías de vida del campesinado de acuerdo a sus costumbres, lo que se vive en los andes.

Contamos las experiencias a nuestras masas campesinas de Cajamarca.

También llevamos ejemplo de lo que estamos haciendo, algunas cosas de acá de Cajamarca, de lo que estamos haciendo el campesinado cajamarquino, en trueque, diríamos, en cambio de palabras a otros sitios del Perú, de otros hermanos países, como el Ecuador, Colombia, Bolivia y Latinoamérica.

Tenemos experiencia y conocimiento, y eso nos va a servir mucho para nuestros hijos que van a venir, para que sea un ejemplo que no se olviden de nuestros antepasados, consejos que nos dieron nuestros abuelitos, porque eso es una cosa muy buena, muy justa, y eso nos va servir bastante.

Estamos contando ahora toda esta historia para muchos de los hombres profesionales, para muchos hombres que terminan ya sus estudios, que ya van ser profesionales, que van recibir su cartón.

Nosotros planteamos en la patria de que se debe dar prioridad al campesinado, porque el campesinado tiene mucha razón de dar algunas formas de alternativas, de dar algunas soluciones entre la patria.

¿Quién me ha preparado?

Cuando estaba preso como dirigente, en la cárcel, me decían que ¿quién me prepara tanto? porque de mí, de mi persona mía ¡qué va salir tanto!, porque yo soy un cholo analfabeto. Decían que seguro algunos me están preparando.

Yo les decía:"¿Quién me va preparar? Ya a mí nadie me prepara. Me hace ver mi misma necesidad de lo real y de lo justo que yo vivo. A mí nadie me prepara, porque ¿quién pues?, sino es lo que estoy viendo, lo que siente mi corazón, lo que ven mis ojos de todos los días, de lo que sufrimos en el campo, del hombre, de la mujer, de que hay días comemos y hay días no comemos, hay años que producen nuestras chacras y años que no producen. Entonces eso es lo que nosotros estamos viendo, estamos hablando la realidad, no estamos mintiendo, no nos prepara nadie sino estamos diciendo lo que es justo, lo que está pasando en cada una de las comunidades, de las enfermedades de nuestros hijos, de lo que viven sin zapatos, de lo que debemos trabajando la tierra, de todo eso lo que contamos, porque eso es lo justo."

Eso no es preparación de nadie si no es lo que vivimos, contamos, hablamos, gritamos de repente, en un mitin, en una marcha de protesta, en una Asamblea, pero esa es la realidad, no estamos nada mintiendo.

Para eso quizás los enemigos dicen que eso no. Como ellos no ven, claro, como ellos están metidos en la ciudad, en una oficina, de repente piensan que nos están preparándonos, pero ¿quién nos va preparar? Nadie nos prepara. Eso es lo que nosotros hemos explicado ante sus instituciones, o sus juzgamientos que ellos ponían.

¿Cómo aprendí? De los abuelos

Muchos compañeros ahora me dicen:- "Compañero Ventura, como no te has ido pues a la escuela, ¿cómo tú pues has aprendido

tanto?

Yo les decía:

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- "Compañeros, no es de irnos a la escuela, acaso el campesino quiere escuela, acaso tanto el campesino quiere colegio, universidad. El campesino es fácil la mejor universidad, el mejor colegio, profesional. Como ya dicen el ser profesional es palabra traída del extranjero. ¿De qué parte habrán traído los mestizos? Entonces que nos han metido ya el cerebro y años y años, con nuestro sueldo, nos han metido, nos han pasmado de otras cosas que no sirven en nuestra tecnología, en nuestras costumbres antiguas. Nuestras ideas antiguas, nuestras vidas de antes, eso lo han sacado los mestizos que han venido de otros sitios, los funcionarios, los patrones que nos han explotado, nos han metido en nuestro cerebro."

En lo que llevo y aprendí mucho, lo agradezco a las vidas y a los consejos de mis antepasados abuelos y familias, paisanos, porque ellos me dieron el consejo.

Todos los ejemplos nos hicieron conocer nuestros ancianos abuelitos para que nosotros también tengamos un conocimiento de las fiestas, costumbres, de su hablar, vivir, en cada una de las comunidades, caseríos, de los hombres y mujeres del campo, los que pertenecemos al departamento, a la provincia de Cajamarca. Esta conversación o relatos nos hicieron nuestros abuelitos y a ellos sus abuelitos lo contaban vuelta, o sea abuelitos de más antes, que había la costumbre.

Decían:- "Hijos míos, cuando ustedes sean grandes, cuando ustedes tengan sus hogares, sean

responsables de su casa, de su mujer y sus hijos; ustedes tendrán que olvidarse de que ustedes eran jóvenes; ustedes tendrán que ser ya hombres responsables de su hogar, ocuparse en la vida de su señora y preocuparse por su trabajo, por su vestido y por su alimentación, la educación."

Eso nos hacía mucho pensar, nos hacÆía mucho que ver en la forma, el aconsejamiento de los señores mayores.

- "Ustedes hijos míos, jóvenes, ustedes siempre tienen que respetar a las personas mayores, no burlarse"

- "Ustedes jóvenes, nunca deben ser haraganes porque el haragán es aborrecido, no le dan de comer, el haragán es mal visto, y es justo."

- "Nunca sean mentirosos."

Teníamos que hablar la realidad.

Pero el atraso he visto que más viene sin la educación. El niño, el niño andino, cuando se cría por ejemplo le dices: "Sabes hijo mío, yo voy a lampear hoy día la chacra"; y al niño, desde tres añitos que tiene, lo pone a su lado el hombre, su padre; está lampeando con la lampa y el niñito está mirando y el niñito se va dando cuenta; más sea con un palito también él se va ensayando, se va ensayando, se va ensayando y así se va criando también ya de acuerdo a su profesión o a la práctica que va haciendo su padre y la herencia que va recibiendo.

Nosotros, el campesinado cajamarquino, llegamos a conocer desde la edad de niños la experiencia que nos dejaban nuestros abuelos, los consejos. Eran las tres leyes que nos dieron nuestros incas: no seas haragán, no seas mentiroso, no seas ladrón. Con estas mismas leyes estamos nosotros. Nuestros padres, nuestros abuelos nos decían el día de su muerte: "Cuando yo me muera hijo, siempre tú has de ser obediente, has de trabajar la tierra, has de cuidar tu ganado de acuerdo a tu vida porque ya tú vives en el campo; has de obedecer a tus tíos o a tus paisanos o a tus comuneros; nunca has de ser haragán, o si tú eres solamente mandón las gentes te han de mirar con malas iras porque tú eres un campesino."

Una cosa muy interesante, para nosotros, es que nuestras costumbres andinas, nuestras lenguas, nuestros quechuas, nuestro vivir natural en cada comunidad, caserío o estancia o como se llame, o jalquino, o indio que nosotros decimos, es a la vez uno solo.

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Cuando nuestros padres o nuestros abuelos nos enseñaban a rezar, no era preciso que el abuelo supiera leyer; de acuerdo a sus oraciones el niño andino se educaba, sabía de inmediato aprender el bendito, el credo, el padre nuestro; sabía lampear y todo lo demás. El niño andino, desde los cuatro años de edad, se iba acostumbrando a esa su práctica, a esa su profesión que ellos tenían. Ahora se dice que la profesión ya es una lengua o quizás una teorìa, pero este niño así aprendía.

Nuestra universidad han sido nuestras prácticas, nuestra profesión. Nuestra universidad ha sido la chacra, ha sido pasteando las ovejas, ha sido cuidando y curando nuestro ganado. Para curar ha sido con nuestras hierbas naturales. Para hacer esto, los médicos, científicos, ellos se han ido de repente a estudiar aparatos en fierro hechos a otros países y acá lo han demorado 40, 50 ó 20 años de estudio; y acá esto el campesino de inmediato lo combate de acuerdo a su práctica que tiene.

¿Cómo aprendí? Viajando para trabajar

Mi madre me decía: "anda a visitar con tu sal, con ají, anda con olletes, anda con lana a cambiar comida". Con eso yo me iba por San Pablo, me iba por Celendín.

Después yo tenía la edad de 12 años, no todavia era muy fuerte, muy responsable, pero con mis ganancias que tenía yo me mandé hasta la costa. Pucha, parecía que yo estaba en el otro mundo, pues muchos hablaban de la costa, yo también tenía la emoción de irme a la costa. Llegué a Chepén. Cuando llegué a Chepén, pucha, pareció que había caminado meses de camino pero Chepén está cerquita. Entonces a mi me pareció muy lejos. Y demoró el carro porque recuerdo que salimos de acá a las 5 de la tarde y llegamos a las 7 de la mañana.

Nos fuimos para las siegas de arroz y no podía hacer el arroz, mi mano se acabó de hinchar y mis compañeros me ayudaron una semana y después me dijeron: "ya aprende nomás, ya eres cholo viejo, tienes que aprender también. ¿Cómo no vas a aprender?".Tenía que hacer un esfuerzo de aprender a trabajar yo también. Y trabajé y aprendí cosas de la costa, cómo trabajaban los costeños a cortar el arroz y se acaba mi tarea. Poco a poco fuí ganando; a mis viejos obreros que se iban a la costa los gané; ellos sacaban su tarea a las 3 ó 4 ó 2 de la tarde, yo sacaba a las 11 ó 12 de la tarde. Después se llevaban a hacer su almuerzo también y los ganaba. Ellos se agarraban la tarea bonita, donde el arroz no estaba remoloneado. Yo agarraba el que quiere y les ganaba todavía.

¿Cómo aprendí? Siendo dirigente

Ya tenía la edad más o menos de 15 años, ahí sí, en esa edad de quince años ya era responsable diríamos; ya sabía trabajar bastante palana, pico, agarrar la yunta, chalar papas, ocas, mashuas, de todo, ya era responsable. Todos los campesinos, no solamente mi persona, hacíamos las mingas, así todas las cosas, para hacer las cosas del campo. Eso nos ha servido para nosotros bastante.

Entonces yo llegué también a ser dirigente, cabecilla. Cuando fuí de la edad de 15 años nadie me creía, todos me despreciaban, yo me cansaba grita y grita, habla y habla en las asambleas.

Principié por mi comunidad de Tual, ahí principié a ser dirigente. Nadie me creía:- "Tú eres mocoso, no sabes nada, hay que respetar a los mayores."

Yo decía:- "Caracho, ¿cuándo me haré viejo para que me crean?"

Yo ya quería ser un hombre con barba para que me crean. Porque todavía era mocoso, no me creìan:- "Algún día seguro vas a tener mi edad también".

Para que me crean, quiero hablar, pero no me consienten porque todavía soy mocoso. Después, después, ya he sido, ahora sí; esto fue en mi comunidad.

La primera lucha que hicimos fue por el cementerio...

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Cómo aprendí: viajando como dirigente

En el Perú me he encontrado muchas de las comunidades campesinas, así como de Cajamarca, también en las de otros hermanos departamentos del Perú. Y me ha gustado. En algunas partes las experiencias son muy buenas.

Por ejemplo cuando estaba en Huancayo. En algunas de las comunidades campesinas como Paca y otras, hay experiencias que no son como las de Cajamarca; tenían otras formas de trabajo, como las chaquitacllas.

Esta chaquitaclla para mí es una cosa muy interesante; donde he visto es el mejor avance que con el pico. Entonces eso también de repente sería de que en Cajamarca nuevamente se revalore también este trabajo andino de la chaquitaclla. En Cajamarca ya no hay, en ninguna provincia de Cajamarca; pero en esos departamentos sí todavía, por ejemplo Cusco, Huancayo, Puno, todavía se utiliza bastante la chaquitaclla y es muy interesante esa chaquitaclla.

Después la forma de siembra también. En las laderas por ejemplo hacen surcos de bajada, donde no cultivan tanto la chacra, sino los pachanes, las champas: lo voltean y hacen un huequito y dan las papas. Entonces la tierra he visto que poco baja porque es una otra forma de sembrar, en esas comunidades, con los surcos de bajada. Pienso que acá en Cajamarca eso no hemos visto todavía pero pienso que vamos hacer algunas formas de ensayo para ver de si resulta o no resulta.

En eso de los viajes que nosotros hemos hecho, hemos ido y eso nos ha servido también, esas experiencias.

Por ejemplo así, Cusco, Machu Picchu, Pisac, Moray, Sacsayhuamán y muchos otros sitios donde nuestros antepasados incas han dejado los relatos y sus obras maravillosas, la tierra donde no puede resbalarse, donde hay unos andenes hasta de diez, hasta quince metros de anchura donde puede ararse con yuntas.

Pero me he dado cuenta de que están abandonados. Pienso que esos se deben sembrar porque muchos sitios he encontrado los andenes botados por ahí, algunos derrumbándose las pircas en algunas parcelas. Solamente sirven de lujos para que se vayan a mirar los gringos de otros países, y eso debe ser sembrado ¿no? Eso está solamente ahí como de adorno diríamos. Yo pienso que no debe ser así sino deben producir esos andenes que están ahí.

En algunas partes, por ejemplo en Chincheros, hemos visto que sí están trabajando la laguna.

En Urubamba por ejemplo, sobre el maíz: todavía existen las prácticas que han hecho nuestros antepasados cuando han subido las plantitas desde adentro, desde el calor, donde sembraban de repente algodón y la coca, desde... acá le decimos una pachichacca, allá le decían otra forma de hablar... entonces desde allí donde decían, desde adentro, en el más calor que hacía, poco a poco, poco a poco los iban a esa plantita llevando grado por grado, alzando, alzando, alzando más arriba, llegando hasta la parte más friolienta para que se acriolle.

Haciendo otro ejemplo, es igualito como cuando viene un mestizo de la costa; acá todavía siente el frío, tenemos que ponerle su poncho, su pantalón de lana. Entonces poco a poco se va curtir el cuero y ya se va acriollar y va ser ya serrano; ya se va curtir con el frío y todo lo demás. Así igualito esa planta ha ido acriollando para salir más más a la altura. Me parece que es una muy buena forma también que han hecho nuestros antepasados incas esas formas, esos sembrados.

También hemos encontrado los cuartos, los trojeros para que no se polillen los sembrados; cuidaban sus siembras en algunos trojeros en los cerros más altos, en las peñas más altas para que no haiga esa forma de polillamiento de sus comidas. Eso también es una cosa muy interesante que hemos visto. Para mí yo sé que los hombres andinos sí tienen forma de salvar o de ver por todo esto.

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En estos viajes que se ha hecho también hemos conocido Ancash. En Ancash hemos encontrado también cosas muy interesantes del campesinado ancashino, huaracino, Caraz... En la comunidad de Huamaypampa, en las siembras de ellos, de las habas, trigo, papas, en lo lindo también que hay en esas serranías.

La escuela no era para los indios

En cuanto a mi persona tenía una cosa: debía llegar a la escuela, debía tener una educación; pero yo nunca llegué a la escuela.

Mi profesor fue un campesino, un hermano que también era pastor, pues el hermano pastor Giral pasteaba también sus chanchos, sus ovejas. El fue mi profesor y mi lapicero, o mi lápiz diríamos, fue un palito; la pizarra fue el suelo, la tierra suave.

En los caminos donde había tierra suave, ahí nos principiábamos las letras, principiábamos con la A. Recuerdo que principiábamos con la A, la E, la I, con la U después. Mi profesor, que era un hermano pastor, me decía: "escribe las palabras, los nombres más sencillos"; me decía: "escribe pato", "escribe Elena", "escribe habas", "escribe otras entre cuatro letritas". Entonces escribía pato; me decía "pero tú te acuerdas". Me decía "escribe burro", o sea era con otras letras más, pero así escribía y eso me sirvió.

Yo tenía ansias; cuando llegaba en la tarde, a mi abuelito le contaba:- "Abuelito yo quiero irme a la escuela"

Nunca le trataba de abuelito, le decía papá.- "Papá, yo quiero irme a la escuela".

Y mi padre me decía:- "¡Qué estar yendo a la escuela! La escuela es para los mestizos, para los hombres de corbata.

¿Acaso tú, hijo, vas ser profesor, acaso vas ser abogado, acaso vas ser cura? ¿Para qué vas ir a la escuela? Tú, anda a pastear nomás, cuando ya vienes de la pastea, tienes que ir a arreglar la lampa. Porque si no ¿qué vamos a hacer? Eso son para los ricos nomás, para los patrones eso sí es muy bueno, la escuela, pero para nosotros no."

Porque su patrón de mi abuelito decía que los cholos debemos agarrar la lampa. ¿Otras cosas? ¿Para qué vamos a aprender otras cosas más?

Para los señores había un respeto más antes, nunca el campesino tenía escuela, en el campo nunca había escuela. Yo recuerdo: ¿cuándo en los campos había escuela?

Tampoco los indios podían hablar

Cuando pedíamos la palabra, a nosotros nos decían:- "Cholo, ¡habla bonito! ¡No estés hablando tan feo, ya estás hablando jerga!"Entonces eso nos acobardaba y nos callábamos.

A mi comunidad cuando todavía era mocoso decía:- "Así, así hablan los mestizos."

No me creían todavía en mi comunidad; bueno era mocoso todavía, no tenía amistad completa. Entonces me decían:- "Eso son para los mayores. Los mestizos han dicho que hablen los mayores, los mocosos

deben estar atrasito calladitos, escuchando que hablan los señores mayores. Los mocosos, cuando dan su plato de comida, también deben de comer con su mano, no deben utilizar

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cuchara, con su manito deben comer, en su canto de su poncho su sanguito o en su matecito que le dan. Pero deben estar calladitos."

Por ejemplo yo hablaba un poco, no casi bonito, hablaba muy feo. Para mí los mestizos me decían:- "¡Cholo hable bonito, muy feo hablas, das vergüenza cuando tú estás hablando."

Envez yo me metía donde estaban hablando, decía:- "La palabra señor, la palabra...- "No, decía, ch... ch... cállate hombre, cállate, tan feo estás hablando tú. ¡Qué vas hablar tus

adefesios, no sabes nada! Esto solamente es para los ricos, para la gente de la ciudad. Tú eres un cholo. ¡Qué vas hablar acá! Acá están hablando los señores, los caballeros, acá no deben hablar los indios."

Pucha que me dejaban en vergüenza. Yo sí quería hablar. ¿Qué quería hablar yo? Yo quería hablar que paguen más a los campesinos, pues, de sus papitas, de sus ocas, de sus cebadas, que no nos exploten mucho. Eso yo quería hablar. Entonces no me dejaban, no participaba, envez dos o tres palabritas, entonces me sacaban rastrao para afuera.

- "Anda, anda hijo por ahí, no estés hablando por aquí. ¿De dónde eres tú, hijo?"Yo le decía:- "De Porcón".- "Ay, indio porconero. Y estos porconeros ¿qué van hablar? Poco vas a venir a rajar, a

contradecir, a mentir. Porque estos cholos de arriba son cholos mentirosos. Anda por ahí. Seguro borracho vas a venir."

No era borracho pero yo quería dar mis opiniones. Mucho quería hablar pero no me dejaban en eso que decía yo. Entonces vuelta me regresaba con rabia a mi casa y a mi comunidad.

Lo que nos enseña la ciudad

Ahí un poquito nosotros pensamos: la mentira no venía de nosotros, de nosotros no es la mentira; la mentira venía de los hombres más poderosos, de los hombres que tanto estudiaban, porque de ahí nos engañaban.

Yo me he dado cuenta cuando he estado muchas veces en la prisión: las autoridades, el juez, los fiscales eran los más mentirosos. A pesar que ellos decían que eran consejeros, que eran justicia, pero yo decía: ¿qué justicia va ser eso, si ellos eran los que nos enseñaban para ser mentirosos? La mentira venía de los grandes profesionales. ¿Qué nos decían?- "Sabes qué, cholito, ¿por qué tú has hecho tal cosa?"

Nosotros decíamos la verdad:- "Bueno, por defensa del pueblo." Y como que hay por acá esto y otras cosas.

Entonces nos sacaban miles de pretextos, y nos hacían mentir, decían:- "Miente así, así, habla lo que..., dile todo para que lo escribamos acá en el papel."

Lo que nosotros estábamos hablando la realidad, ellos en el papel no lo escribían lo que era justo sino lo que era mentira. Entonces ¿qué es lo que estaban enseñando con eso? Nos estaban enseñando para ser mentirosos, para hablar lo que no era justo. Por eso, en las autoridades burguesas, en las leyes hechas de los hombres especialistas de la ciudad, de los grandes poderosos, para nosotros no hay forma de ver. Nosotros creemos en un aconsejamiento de acuerdo a la práctica, a su costumbre de los campesinos.

También a veces vienen los campesinos a la ciudad y ¿qué encuentran? En la ciudad a veces se han vuelto hasta delincuentes. Entonces eso es lo que sería de nosotros por ejemplo acá en la ciudad.

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Más de cuatrocientos años y picos de aquí ahora cuando el español, esos malditos, se nos han metido a nuestro cerebro, que trajeron la religion, que trajeron un cura, que vino Francisco Pizarro. Y todavía han hecho monumentos en otros sitios a Francisco Pizarro, que tantas maldades ha hecho con los peruanos, que nos ha fusilado y que nos ha matado en varios sitios. En algunos sitios he visto su monumento, porque lo ponen.

Porque solamente hay monumentos de mestizos, por ejemplo de Francisco Bolognesi, de Grau. ¿Por qué no ponen también a un líder campesino o a un cabecilla campesino que también ha luchado, que ha sido un hombre de sus costumbres antiguas, de todo eso, de sus iglesias, de sus religiones, de sus cantos, bailes, que han tenido de su vida andina? ¿Por qué no harán?

Hay, sí hay, historias también acá en Cajamarca pero están de repente escondidos, ¿o derepente no? Porque del cholo, lo que hablaba, lo que hacía, nunca aparecía, todo era a la vez nulo.

Todo lo que hacía por ejemplo un hombre de la ciudad, sí. Eso ¡imposible! Disculpe que diga así: hasta si se soltaba un pedo eso salía en una historia, salía en una revista, hasta salía por un diario, y todo lo demás... de que el fulano de tal se soltó un pedo bien fuerte.

Por eso nosotros tenemos que analizar muchas cosas. Por ejemplo cuando dicen de un hacendado que su hija tuvo dos hijitos y que tanto una propaganda por la televisión y tantas cosas; del campesino que hace muchas obras, nada, entonces nada.

Eso lo que ahora nosotros tenemos que revalorar en las organizaciones campesinas; nosotros tenemos que revalorar todas nuestras costumbres.

El niño andino se va perdiendo en estos momentos, se va perdiendo todo lo que ya tiene, su vida andina, que vive en su tierra, en su tierra natural del campo; es por la educación. Llega un maestro, un profesor. Y el profesor, de acuerdo a las instrucciones que ha recibido en la ciudad o a palabras traídas del extranjero, a palabras que no le competen, va dando la instrucción. Y se va educando el niño andino y se va perdiendo todo lo que tiene, toda su corajidad, su sabiduría, todo lo que tiene, su práctica, su vida propia del niño andino.

Al contrario se va aprendiendo cosas de la ciudad, o se va aprendiendo cosas que no sabe; por ejemplo el niño andino ya viene a veces a la ciudad y mira ya el televisor, y en el televisor qué cosas encuentra: la corrupción del mundo, diríamos así. Encuentra allí todas esas cosas de malcriadeces, se ven todas cosas comerciales que nada favorecen al niño, al hombre o a la mujer andina.

Nosotros hemos visto que el niño de la ciudad por ejemplo los días domingo, en lugar de estar yendo a los parques, debería salir por ejemplo a los campos ¿no?, hacer por ejemplo los andenes, o sea alguna cosita; o de repente en las calles hacer las mingas barriendo.

Ahora los nombres de las calles también llevan los nombres de los extranjeros, algunos de sus hijos, también ahora de los presidentes...

Algunas de las familias de nosotros campesinos también ya quieren poner a sus hijos el nombre de Richard, el nombre de otros países. ¿De dónde serán pues esos? ¡Astronautas que quieren poner a esos, porque esos hombres han llegado a la luna!

Pero yo digo que nosotros con poner esos nombres, no pues, no. Hay que poner el nombre de hombres que han trabajado la tierra, el campo, de esos es que nosotros debemos poner. Nosotros contamos con la historia de Atusparia, de la mujer de Túpac Amaru, Micaela Bastidas, y de otros mártires luchadores también que sí han luchado. Porque la lucha no es solamente de ahora sino es de antes, de los indios peruanos que también han luchado en la defensa de la tierra, ante la explotación, ante tanto estropiamiento de los indios del campo.

El sueño de la educación

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Yo decía:- "Ay, pucha, Dios mío del cielo, ojalá todos los campesinos también nos eduquemos, todos los

campesinos también debemos saber todo lo que saben los mestizos, ellos hablan así de nosotros pero nosotros..."

Yo tenía esperanzas y soñaba. El sueño también es algunas cosas que acierta ¿no?. En lo que sabía estar durmiendo, en mi sueño soñaba: estaba ahí yo debatiendo con los mestizos, estaba ahí conversando, botando mis brazos para un lado y otro ¿no?, palanganeando ¿no?, hablando. Y hay ratos tenía vergüenza: ¿qué es ganar botando mis brazos con la gente de la ciudad? Pero me gustaba mucho, entonces yo seguía, seguía, seguía haciendo un esfuerzo de trabajar.

Para lo que sirve la escuela

Estamos principiando con los profesores rurales, que los profesores rurales ya no es como antes. Ahora solamente enseñan un poquitito, ahora se tienen que pasar diez años estudiando nuestros hijos y apenas saben leer a, e, i, o, u; diez años de estudios para que aprendan cinco letras, o sea las cinco vocales.

Más antes nuestros antepasados sabían leer en tres meses. Con eso tenían una letra hermosa, linda, que sabían el mosaico y todo lo demás, y bien correcto leer.

Ahora no, ahora tantos años, viejos ya, se acaban las muelas, cabezas blancas ya se ponen, canosos, y apeeenas recién terminan sus estudios. Eso es que tenemos que combatir duro para que no haiga tanta demora en el estudio, que debe avanzar duro, en estudiar todo esto.

Antes había más respeto. Ahora, a pesar de que hay más escuelas, hay mas contradicción, más corrupción, todo. En las ciudades hemos la pareja de enamorados en cada esquina. Como dice el campesino: parece perrito nomás en las esquinas. El campesino todavía tenía recelo, el campesino se iba lejos donde nadie lo veía a tener su enamoración. Pero los mestizos de la ciudad, a pesar que tantos libros leen, que dicen que son profesionales, tanta cosa, pero ahí nomás no hay respeto: por las esquinas, donde está la luz apagada, ahí nomás están parados. Entonces es una vergüenza para nosotros. Yo digo: ¡qué feo es la corrupción de la ciudad, tan feo, tan podrido!

También sobre el anciano. Más antes cuando veíamos un anciano teníamos que saludarlo, así sea nuestra familia, o no sea nuestro amigo, decíamos "buenas tardes tío", "buenos días tío"; a todos había un respeto. Ahora no, ahora el niño no lo ve al anciano; si el anciano envez le saluda, el niño responde muy tranquilo, dice "buenos días" y pasa tranquilo. Entonces hay un cambio tan feo.

El campesino el que menos se da cuenta; el campesino dice: "no hay que hacer eso." El campesino es más sagrado todavía en su trabajo, en todo su costumbre, en todas sus fiestas que tiene, todo eso que tiene el campo es más lindo todavía. Es una cosa muy linda, muy hermosa que nosotros tenemos en el campo.

Lo que queremos aprender

Quisiéramos un conocimiento de los mártires que murieron, por qué murieron. Algún poquito también sale en los libros, pero dicen: "Túpac Amaru fue un hombre que luchaba" ¡Pero no es solamente eso! ¡Tiene que tener una trayectoria muy grande Túpac Amaru!; fue un hombre rollizo. ¿Por qué lo descuartizaron con cuatro caballos? ¿Por qué? ¿De repente porque habrá sido algún mujeriego? ¿O de repente porque habrá sido un ladrón? ¿O de repente porque...? Entons hay que analizar eso: ¿por qué fue descuartizado? Entons ahí recién vamos a encontrar.

Eso quisiéramos, de repente buscar también algunos folletos, algunos libros de algunos hombres que nos cuenten toda la experiencia de Túpac Amaru, su antepasado, su liderazgo que era desde más antes. Pero también quizás ya tiene repente su historia Túpac Amaru; pero lo han hecho en teoría, no

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lo han hecho de acuerdo a su lengua, a su vida que él ha tenido, de su lucha. ¿Cuántas comunidades campesinas organizó? ¿Por qué principió mal su lucha de repente? ¿Por el campesino, o por el pueblo, por la tierra, o por las autoridades que había la represión? ¿Cuál entonces? Eso tenemos que un poco conocer.

En el campo, en cada una de sus comunidades, debemos hacer un monumento de piedra; por ahí no podemos hacer una figura muy buena, pero hay que poner el pie de un dirigente campesino, de un cabecilla campesino. Quizás en la ciudad no nos van a consentir porque está lleno de mestizos y si ven que ponemos en la ciudad en una plazuela a un campesino de poncho, sombrero, con su talega de coca o con su botella de cañazo, de hecho que los mestizos van a enojarse, se van molestar y lo van a botar.

Los campesinos, los científicos y los expertos

Nosotros discutimos acá en Cajamarca con muchos de los señores funcionarios o de algunos proyectos privados y públicos. Acá en Cajamarca, cuando se van al campo nosotros les hemos dicho:- "Para que ustedes sean profesionales y quieran enseñar acá, primero ustedes tienen que

agarrar la lampa y trabajar porque sino de nada les serviría solamente que vengan y expliquen. Muy bonito es explicar, muy lindo es, pero también así como es muy lindo, quisiéramos también que agarren la misma herramienta. Así creo que usted es un hombre efectivamente profesional, porque si no de nada le serviría tanto hablar".

En eso es de que quizás hay un abrazo.

Los hombres profesionales que terminan en las grandes universidades, y algunos que se van hasta el extranjero, traen pues cosas del extranjero, muy buenas ideas. Es como si dijera, si viene un costeño quien quiere irse a enseñar a que siembren arroz arriba en la jalca; no va a valer de nada. Así igualito es un profesional cuando viene y nos enseña cosas que no pueden pegar en una comunidad andina.

Nosotros hemos discutido con muchos hombres científicos, con muchos hombres expertos, con muchos hombres que saben de profesión así, que llegaron en estos días por ejemplo de Colombia, de Bolivia, del Ecuador, de Chile, de Estados Unidos, de Alemania, de Canadá; así también como peruanos científicos. Entonces con ellos hemos conversado de acuerdo a su teoría.

Bueno no podemos decir que ellos no saben, ellos saben también muy bien, pero de acuerdo a sus libros, de acuerdo a su profesión que ellos han terminado. Han terminado grandes estudios superiores en universidades muy buenas. Algunos se han ido, peruanos, a estudiar a universidades, dicen de Londres, de Estados Unidos, de Inglaterra, de otros países extranjeros.

Pero, a la hora que se ponen a conversar acá, estos grandes profesionales, a nosotros, con nuestra práctica nuestra que nosotros tenemos, nos parece que igualito tanto estudio, que se han ido a estudiar por las puras; y acá esto de nada les sirve.

Nosotros con nuestra práctica también lo igualamos a ellos porque nuestra práctica es una realidad, estamos diciendo por los hechos y de acuerdo al libro. Si nosotros lo analizamos, lo hacemos ver, igualito sale como el libro, entonces, y sin ser preparados, sin estudiar esto a otros países. Lo remostramos nuestra práctica.

¿Qué pues nos van a enseñar?

Dicen que los funcionarios tienen que irse al campo a enseñar a los campesinos. Y nosotros les hemos dicho: ¿qué pues nos van a enseñar?

Cuando ellos hubieran estado metidos todo el tiempo en el campo, dijéramos: ahora sí pues nos van enseñar estos señores funcionarios, porque ellos saben agarrar la lampa con la derecha, con la mano izquierda, o saben este surco de diez metros en cuántos minutos va llegar, o por donde vamos a botar

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las hierbas y todo lo demás. A lo contrario, ellos tienen que ir a escuchar, a ver, a aprender esto de nosotros.

¡No ellos nos van a enseñar a nosotros! Es como si...: nosotros los campesinos no podemos venir, mandar en sus casas de los mestizos, en sus oficinas de los señores funcionarios. Entonces eso es lo que ellos quieren, llevarnos sus palabras de ellos al campo.

Nosotros hemos dicho: a lo contrario, ellos tienen que respetar, tienen que aprender de nosotros, de los campesinos, porque los campesinos tenemos que educarlos a ellos de nuevo, que ellos aprendan de todo lo que estamos haciendo el campesino.

En todo hemos hecho muchos ejemplos, muchas comparaciones: el funcionario no puede enseñar. Por ejemplo hay muchos señores profesionales que cuando dicen: "así se hace la tierra"; les hemos dicho: "a ver, a ver cómo se hace, hágalo". Entonces agarraban la lampa, mas "pujaban", como dice el campesino, y nada hacían. Y el campesino, flaquito, que no tenía ni solamente era fibra, el campesino se agachaba y levantaba la cabeza terminando su surco; y el hombre de la ciudad, el funcionario, apenas hacía cuatro o cinco plantas, sacaba la lengua. Entonces eso es lo que nosotros hemos visto.

Otro ejemplo, algunos están discute y discute, un mes, dos meses, un año están discutiendo para sacar un artículo, una ley del agro, cuando el artículo de acuerdo a su práctica el campesino lo hace y lo deshace, y al revés como se dice, de cabeza a patas y de patas a cabeza, lo sabe de izquierda a derecha. Y ese artículo, que ellos están padeciendo, de acuerdo a su práctica el campesino ya lo sabe, mejor todavía.

Otro ejemplo. Antes todo el campesinado estaba acostumbrado a sacar con sus aparatos, que se llamaban el teodolito; que ahora ese teodolito cuesta un montón de plata, millones de millones, o dólares diríamos ahora también. Pero nosotros ahora el campesino lo hemos reemplazado con un palito, que es el palito en la letra A; es lo más sencillo y con eso nosotros también hacemos trazo de carreteras, hacemos trazos de canales, de represas, de nuestros andenes y eso sirve mucho. Y estos palitos no cuestan nada y con eso lo hemos dado un golpe a los profesionales; porque ellos con tantos aparatos, y nosotros con un palo sencillo, nuestro teodolito.

Por ejemplo los funcionarios sabían sacar un canal de agua, y con tanta plata gastando, con teodolito, con carros, hasta con maquinarias, con cemento y todo lo demás. Después vienen los tiempos, los meses de Agosto, naaada corre de los funcionarios su agua, que lo llevan tantos aparatos. Y nosotros, de acuerdo a nuestra práctica, sin hacer tanta campaña, tanta propaganda, nosotros solos de a kilómetros hemos hecho nuestro canal y sin llevar teodolito. Con nuestro teodolito de palito hemos reemplazado y hemos hecho un canal y corre agua bastante todavía. Entonces se van dándose cuenta los que van perdiendo: los funcionarios. Por eso ahora van pidiendo asesoramiento también ante las gentes campesinas.

Algunos de los ingenieros civiles solamente por vara han recibido su cartón de ingenieros civiles. Pero mejor ingeniero civil nuestro burrito, porque nuestro burrito ha cargado ocho arrobas, hace su carretera dando curva, dando curva y se va saliendo por un cerro igualito; por ahí se va haciendo el ingeniero civil, es el mejor ingeniero civil para nosotros. El ingeniero civil envez se mete, sale de una quebrada, por aquí por allá se va y no puede hacer nada.

Entonces ellos dicen que quieren irse al campo a enseñarnos a preparar la tierra, a enseñarnos a curarnos, pero ¿qué pues nos van a enseñar? Porque ellos no han agarrado la lampa, no han agarrado el pico, y ¿qué pués nos van a enseñar a nosotros del campo? Al contrario, nosotros tenemos que enseñarlo a ellos porque nosotros hemos agarrado la lampa, el pico... En el libro ellos muy bien, pero ¿acaso el libro es una herramienta? Claro, sirve eso, es una herramienta para el estudio; pero no ha sido para la práctica; entonces de nada sirvió esto.

Eso es de que nosotros siempre hemos dicho: allí nos igualamos, ellos con su teoría y nosotros con la práctica; así diríamos nosotros. ¿Quizás nos estaremos equivocando?

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Universidades campesinas

Ahora, algunos de los señores universitarios que terminan, y algunos ni terminan, pero pasan pasan pasan de año y solamente por vara le dan su título de profesional. Y de nada sirve porque no puede ni envez escribir, no puede ni hacer ni un papel, no puede ni dar ni razones, pero ya es profesional. Solamente fue por una vara, que porque fue amigo de un funcionario, porque fue de un rico su hijo, eso es lo que hay. Eso nosotros también rechazamos.

Deben estar las universidades al servicio de los más pobres, y no al servicio de los ricos, porque la plata es del pueblo, de los campesinos, de todos los que pagamos las contribuciones.

Las universidades por ejemplo: nos damos cuenta que todo eso que pagamos la contribución del pueblo es para que se eduquen los hijos de los ricos, y no los hijos del pueblo. Entonces por eso es que nosotros también llamamos a los señores profesores, y a todo el pueblo en general, y a todos los hombres conscientes y convencidos con la lucha del campesino y de los obreros: ¡que dén becas, que dén participación, que el campesino también debe llegar a pisar los estudios superiores, sí; las universidades y todo lo demás es de todos!

Sino ellos no más, los que tienen dinero, se van a educar; y los que no tienen dinero vamos a quedar en el aire y eso no debe ser así. Al contrario debe ser. Los que tienen dinero, los ricos, ellos si quieren educarse que paguen, pues como ellos tienen plata, que compren sus profesores para que lo eduquen a sus hijos. Pero con la plata del pueblo que está pagando contribución, a esos sí debe educarlos, al pueblo, deben devolvérselo nuevamente al pueblo.

Que haiga las universidades campesinas, así, porque no solamente universidades para las gentes de la ciudad, solamente para las gentes ricas, sino también universidades para el campesino.

Pero que estos campesinos, cuando haiga estas universidades, que no solamente se dediquen a estudiar libros. Por ejemplo a la semana deben tres días de estudiar y tres días de estar en la práctica, estos estudiantes... Esto sería como un rector nuevo, como un rector verdadero, que esté compadecido así por el agro, por la tecnología del campesino, la recuperación de nuestros tradiciones andinas. Porque sino de nada nos servirían.

Que los hombres de la ciudad más se preocupen en las universidades: que los rectores y todos los demás deben sacar a todos los alumnos a trabajar tres días por semana al campo y tres días en sus clases; eso sería quizás un poco de conversar las dos profesiones.

Unir la práctica con la teoría de la ciudad

Yo he estado estos días también conversando con como cerca de ciento veinte estudiantes de La Cantuta, donde están saliendo ingenieros, agrónomos, sociólogos, antropólogos, zootecnistas. Van a venir a trabajar aquí a Cajamarca. Entonces les hemos dicho:- "Sí, muy bien, estamos de acuerdo que no solamente vengan a enseñarnos de lo que ustedes."

Ellos han aprendido como aficionados. Que ellos aprendan de acuerdo a su práctica, en lugar que solamente viven consumiendo; también sean productores, algo hagan también.

También, sí, hay hombres que sirven de la ciudad, no decimos son todos. Son algunos hombres. También quizá están dando producto, saliendo al campo también, dando las enseñanzas. Con eso sí estamos muy de acuerdo, con esos hombres de distintas profesiones que ellos han terminado en las universidades. Entonces nos gusta con estos compañeros estar de mano entre el campo y la ciudad. Ahí sí vamos hacer el trueque. Eso es lo que venimos discutiendo con muchos de los señores.

Nosotros hemos visto que tiene que haber una forma de unir las dos formas, entre la práctica y la teoría de la ciudad. Claro, como repito, también algunas cosas de la teoría de la ciudad son muy

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buenas, también son unas cosas que no son despreciables, al contrario deben ser aceptadas; así como de nosotros también deben ellos aceptar.

Pero algunos de los de la ciudad no quieren aceptar eso. Quieren ellos no más su palabra de ellos ponerlo o transplantarlo en nosotros, en nuestras ideas, en nuestras prácticas. Dicen que esto no vale, que esto debemos botarlo, que debemos cambiarlo con las ideas de ellos.

Nosotros les hemos dicho que no. Nosotros tenemos, a lo contrario, que ver esto de acuerdo a esas pruebas, si nosotros también hacemos.

¿Cuántos años durará la mashua, su pepa, en un pachán? Algunos de los estudiantes, de los profesionales nos han dicho: duran dos años; otros dicen: tres años; otros nos han dicho: cinco años, pero no nos han dado el dato exacto. Y una mashua en un pachán, si cae la pepa y que no entren animales en ese pachán, dura más de doce años: la pepita se cae, de esta pepa vuelta vuelve a nacer, vuelta se cae, vuelta vuelve a nacer, y la mashuita sigue, sigue, sigue y no se pierde. Entonces no nos han dado pues nada de exacto en esas partes.

También no despreciando, como vuelvo a decir, a la teoría o su técnica de los señores profesionales que también claro es una cosa interesante. Yo pienso que ambos materiales sirven.

Es como seríamos el libro y el cuaderno; si no hay un cuaderno, todo lo que hay en el libro ¿en qué se va a escribir?; y si hay un cuaderno y no hay un libro, en el cuaderno ¿qué vamos a escribir también?

Bueno quizás, pero yo pienso de que el cuaderno sería más interesante, porque el cuaderno, así no haiga el libro, va a salir de su mente, de su práctica, y se va a escribir en ese cuaderno. Por eso yo diría que el cuaderno sería el más respetado que el libro ¿no? Entons por eso es de que igualito yo pienso, es sólo un ejemplo, de que lo más respetado sería el campesino que la profesión ¿no?

¡Que valoricen nuestras ideas, nuestras prácticas!

Nosotros, los campesinos, nosotros no solamente debemos ser prácticos. También necesitamos la teoría de ustedes porque debemos utilizar esas cosas también para no dejarnos engañar. Porque es algo muy interesante que nos esclarecemos también nosotros. Por eso nosotros hemos dicho:- "La teoría y la práctica son ambos profesionales".

Por ejemplo cuando un niño, o un alumno profesional, termina sus estudios superiores ¿a quién se va después a que le enseñe en el campo? El campesino tiene que ser el último maestro, no como dicen la última rueda del coche. Allí le enseñan desde la champa, las hierbas, conoce todo lo demás. ¿Y quién le da su título profesional? El Rector, pero el Rector ¿qué privilegios tiene?, ¡no sabe nada el Rector!

Entonces, nosotros queremos que ellos valoricen a lo contrario nuestras ideas, nuestras prácticas y que no lo pierdan; que a lo contrario deben ellos regresar a las tecnologías campesinas que el campesino está haciendo, sin esto quebrarlo, sin meter sus ideas de ellos. Porque sus ideas de ellos traen cosas del extranjero.

El práctico de todo lo que vive en el campo ya él sabe mucho, él sabe bastante, es un hombre, es ...así se llamaría... un experto. Para hacer cualquier cosa, él sabe.

Tenemos el ejemplo de nuestros antepasados incas. Llegando a conversar un poco diríamos de Cusco y de acá mismo de Cajamarca: por ejemplo en Contumazá, en Totorillas, en La Pauca; en las Quinuas, en Santa Rosa, en Malá; así como en Celendín, también en Sorochuco, también en San Pablo, en San Miguel, así como también acá mismo en Cajamarca, en algunas zonas. Por ejemplo acá en San Juan de Chotén, a los cerros todavía hay huellas de nuestros antepasados incas donde han hecho los andenes: están unas piedras chiquitas y otras chiquitas que se han puesto y que no se caen durante años de años y como es que ahí aguantan tanto, ¿no?

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Ahora hay muchos profesionales que estudian libros y que pegan las piedras, y dentro de un año, de medio año, las piedras se están despegando y se están cayéndose, derrumbándose. Entonces esto nos hace ver que no es solamente tanto la teoría sino es la práctica que ha servido desde lo antes.

Han dicho que nosotros somos ignorantes. Pero, si fuéramos ignorantes, no hubieran habido esas grandes obras que están remostrando ahorita, como Machu Picchu, Pisac, Sacsahuamán, acá mismo en Cajamarca. Entons eso nos sirve. Por ejemplo las piedras; cuando se han puesto unas tremendas piedrazas, diríamos de toneladas de toneladas, ese sitio ¿qué nos está haciendo ver? Nos engañan los expertos antropólogos que habían líquidos como jabón; otros nos dicen que ponían harta tierra para que alcen las piedras...

¿Quién debe dar el título?

Nosotros lo hemos dicho: ¿para qué estos se van a los señores rectores que le den su cartón? ¿Por qué no se van al campesino? Porque el campesino es el último aprendizaje que se van para hacer sus tesis que ellos dicen. ¿Acaso el rector tiene su chacra en el campo, el rector ha agarrado el pico en el campo? ¿Acaso ha agarrado la yunta en el campo? ¿Para qué, para qué lo de sus tesis? El campesino está agarrando la yunta, el campesino está agarrando su pico y su palana, entonces el campesino, las asambleas democráticas, debe darle su cartón a ese hombre profesional.

Cuando llegue el hombre que está haciendo su tesis para que sea profesional, se va al campo y el campesino le dice:- "A ver ¿cómo se hace esta champita? ¿cómo podríamos golpear? ¿qué hierbas se llama esta

hierbita? ¿cómo se unza esta yunta?¿ Àa qué distancia siembra las papas? ¿cuántas arrobas de cebada entrará a esta chacra?"

Entonces nosotros le decimos:- "Pacá más o menos pueden entrar tantas arrobas o tantos kilos; la yunta se unza pacá; el toro

más guapo para lado arriba o para lado abajo; el toro más flojo a esta parte; esta coyunta debe ser de tantas brazas; esta punta debe ser para que no se canse la yunta; debe ser tantos dedos que se asome la punta".

Y ¿con qué se puede amarrar esa punta? Tenemos que enseñarle con qué se amarra la punta. Entonces el profesional que va a recibir su título, él está apunta y apunta en su cuadernito. Entonces pues ¿para qué sirve el tanto estudiar, vuelta para que venga a nosotros para que le enseñemos otro poco. Entonces pues su rector o sus profesionales o los que lo han enseñado, ¿no han sabido tanto? Nada.

Los que somos los mejores profesionales somos nosotros, porque nosotros le estamos educando rápido y nosotros no los hemos demorado mucho a esos estudiantes; será pues un mes o dos meses, o a mucho medio año. ¡Que se vayan pues a practicar en el campo! Ya de acuerdo a eso sacan su tesis.

¿Por qué se fueron tantos años, hasta 25, 30 años a estudiar en una universidad? Y ni saben ni leer bien, ni su letra lo tienen bonito, lo tienen chueco, chueco paquí pallá, para un lado y otro. ¡Un campesino antiguo, que sabe Dios que poco a poco ha estudiado, tiene la letra más mejor todavía, representa mejores escritos que un hombre de 30 años que ahora estudia, estudia desde los 5 ó 6 años de edad! ¡Envez que hasta se mueren estudiando y ni terminan de terminar su estudio ni su letra la tienen completa!

Cómo aprendemos: en nuestras organizaciones

De acuerdo a nuestras organizaciones nuevas, es a la vez un cambio, una política diríamos nueva que está poniendo su pueblo a la forma universal ¿no? de su vida del campesinado. Entonces ellos tienen que respetar.

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Por ejemplo, en los reglamentos de las rondas campesinas, hay muchas cosas que nosotros nos agarramos a discutir punto por punto; no es solamente leer el artículo de un reglamento de las rondas; porque leer es una cosa fácil, se puede leer y listo, dice: "ya, muy bien". Igualito es como lo están haciendo los burócratas de los funcionarios, de las autoridades; nos lee su código civil, código penal, y tantas cosas, y si estás de acuerdo o estás en contra y listo, levanta la mano y listo. No es eso, sino es que uno tiene que leer ese artículo, pensar y explicarle a su pueblo, y después tendrá que pulirlo. Entons eso es lo interesante que se debe hacer.

Nosotros tenemos que así pulirlo y darle un conocimiento, devolverle ese conocimiento de líder al pueblo, a la masa rondera y a los sindicalistas, a los clubes de madres, y a todo el pueblo que necesita esclarecimiento; que tenga un conocimiento.

Así conversando y conversando es lo que tiene que explicarse entre las rondas; y esto se habla de acuerdo a sus lenguas, de acuerdo a sus vidas campesinas, y de acuerdo a sus costumbres, y el campesino se da cuenta, piensa, dice: "ay caramba, esto sí pues", dice. Ahí sí estamos de acuerdo. Pero no estamos de acuerdo que nos venga mucha teoría acá, no rinde esto. Entonces eso es lo que estamos combatiendo ahorita.

En eso, hay miles, miles de formas, que tenemos que explicar a nuestros hermanos campesinos los que sabemos hacerlos sentir en sus cerebros, de que todo se olviden de lo que están metidos las ideas de vivir en el odio.

Hacer el trueque de palabras

Conversando ahora un poco sobre todo lo que ha pasado durante el tiempo, nosotros los campesinos, yo recomiendo al campesinado peruano, no solamente el cajamarquino sino en todo el Perú, y de Latinoamérica, que haigan cursos más de capacitación, de orientación, de acuerdo a los líderes campesinos, los cabecillas.

De repente así tener charlas o cursos de capacitación con otros dirigentes de otros hermanos países, así como del Ecuador, de Colombia, Bolivia.

Tener también sus intercambios. De repente llamar, por intermedio de algunas instituciones que quieren colaborar voluntariamente, para que ellos vengan a darnos explicaciones, porque dicen que hay muy buenas ideas también en otros países del campesinado andino; entonces nos van a traer ricas experiencias de ellos a nosotros, y nosotros también les daremos las experiencias de la vida de la patria peruana, que ellos lleven también; haríamos el cambio, el trueque de palabras. Eso va servir, vamos a ver.

Ojalá si entre pocos, por intermedio de algunos amigos que en una forma voluntaria deben ayudar de repente a pagar en pasajes, haiga esta forma de cambios de palabras de algunos dirigentes interesados de dar cursillos de capacitación. Esto va servir mucho para avanzar en el desarrollo o en el trabajo de la agricultura campesina o de la agricultura andina que nosotros le decimos, de las clases campesinas.

De repente también así un poco más abrirse. Diríamos que debe haber convenios; por ejemplo que el campesino debe expresarse directo por algunas emisoras, por la televisión, que haya más de la agricultura. También sacar algunos artículos en algunos periódicos, algunos recortes de lo que viene haciendo el campesino en la agricultura, dando orientaciones de capacitación al resto de sus hermanos.

Ojalá la televisión más se preocupe sobre la agricultura andina, se ocupe sobre el ganado andino, sobre los ríos, sobre las peñas, sobre la forestación, sobre los animales andinos, sobre el cristiano andino.

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A la vez seríamos como profesores campesinos de acuerdo a su práctica. En eso yo pienso de que debe ser así y debemos avanzar un poco más, para que entonces el campesino siga en el desarrollo, siga pensando más en sus ideas propias de ellos mismos, y dando explicaciones a otros hermanos donde no llegue de repente la explicación todavía.

Yo mucho recomiendo y digo de a verdad a mis hermanos del campo, a los hermanos, también sobre esto y muchas otras cosas más, que tal vez por intermedio de algún folleto, tal vez por intermedio de algunas otras personas, se transmitan en los cerebros, que nuestros cerebros sean grabadoras, esos sean los transmitadores, la lengua sea el parlante para todos los campesinos de la patria, para que así nos transmitamos unos a otros, de comunidad a otra comunidad, para que así el campesino se organice.

Hemos visto, hay muchas cosas, infinidades, que nosotros podemos conversar y ojalá saliera como uno de esos libros también. Pero a veces los libros también tienen mucha teoría; a veces los libros son muy buenos para los campesinos, pero cuando tienen la mayoría de palabras teóricas de nada nos sirven. Lo agarramos a un lado y nos ponemos más que sea a dormir, porque no, nada nos da solución. Por eso tiene que salir un folleto o libro de acuerdo también a las reglas campesinas, de acuerdo a cada comunidad más o menos, que pueda grabar.

Por todo esto, de esta conversación, de este relato que estamos haciendo, de acá de Cajamarca, espero que también salgan así otros hermanos campesinos que tienen muy buenas ideas; de otros líderes campesinos también que haiga sus relatos, de esos compañeros, y nos llegue también hasta esta patria o muy especial a este departamento de Cajamarca.

Agradeciendo.

Eriberto Ventura CastrejónCajamarca, marzo de 1989

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EL CUENTO DE LA ESCUELA MEJORADA

Sobre Medardo el agrónomo y las escuelas rurales

De cómo Medardo el agrónomo llegó a hacer todo un discurso sobre educaciónDe cómo lograr que nazca Medardo

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De cómo Medardo el agrónomo llegó a hacer todo un discurso sobre educación

Medardo el agrónomo se aburría en estas reuniones. Hablar de educación y de escuelas no era lo suyo. De buena gana se hubiera largado. Pero habría sido mal visto. En el Proyecto había que trabajar en 'equipo multidisciplinario'; todos juntos debían colaborar y estar.

No era mala voluntad. Cada vez que se le pedía algo, Medardo lo hacía. Así había aportado bastante en lo de las escuelas.

Había dado bastante de sí mismo cuando el ciclo de capacitación a los profesores de escuelas. Les había dictado charlas sobre cultivos andinos, explicado las prácticas campesinas, organizado visitas a los semilleros.

También había apoyado bien el trabajo en las escuelas. Había ayudado en la asignatura de Ciencias Naturales. Había dirigido la creación de varios huertos escolares.

Tampoco era que la educación no le preocupara. Estaba de acuerdo que había un problema grande.

Por experiencia se daba cuenta que él mismo, en la escuela y la universidad, no había aprendido lo que se necesita para trabajar después con los campesinos.

Peor todavía para los niños del campo a quienes nunca les enseñaban lo que hay que saber para vivir y trabajar en la chacra, mientras perdían mucho tiempo en clases para aprender poco y poco útil.

También estaba de acuerdo con lo que iba buscando el Proyecto. Algo había que hacer para mejorar la escuela, para que hable de las cosas de la vida en el campo.

Pero le aburrían estas reuniones. Algunas veces no se avanzaba nada porque todos decían lo mismo con el pretexto de 'participar'. Otras veces podían haber cosas interesantes pero ya no se entendía mucho porque se metían a usar sus vocabularios especializados.

Un día Medardo fue convocado para una nueva reunión. Le molestó más que nunca: estaba terminando su informe sobre las prácticas de los campesinos en la chacra con sus cultivos andinos. La interrupción le iba a retrasar bastante.

Fue para cumplir. Estuvo pero no estuvo. Su cabeza seguía metida en el informe. Haciendo creer que tomaba algunos apuntes de lo que se decía pero sus notas eran sobre los cultivos. Tenía que explicar ciertos peligros en la introducción de semilla mejorada.

Llegado un momento de receso, leyó las frases sueltas que había escrito. De repente se puso a reir solo. Había encontrado una que decía: "La escuela mejorada puede empeorar la situación del campesino". El lapsus era gracioso.

Vió que había ahí un buen chiste para hacer a sus colegas. Pensó cómo hacerlo mejor; buscó otras comparaciones entre escuelas y semillas. Y dejó de ser chiste.

Ese día, después del receso, por primera vez desde que estaba en el Proyecto, Medardo fue uno de los principales actores en una reunión sobre el trabajo con escuelas rurales.

"A los educadores les pasa lo que nos sucedía a nosotros los agrónomos. Igualito creo.Me doy cuenta entonces que con las escuelas estamos intentando hacer todo lo

contrario de lo que buscamos con los cultivos.En el Proyecto ya no venimos con los viejos paquetes agronómicos, tratando de

cambiar la cédula de cultivo, de obligar a tener un sólo cultivo por parcela, de reemplazar las semillas nativas por nuestras semillas mejoradas.

Queremos más bien conocer mejor y apoyar la agricultura del campesino, con sus asociaciones y sus rotaciones, con sus propias semillas, con sus propias prácticas, ayudando para que se revitalicen y viendo en qué se pueden mejorar.

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Pero en la educación se sigue cómo hacíamos antes los agrónomos. Sólo se trabaja en la educación introducida, la escuela, tratando de mejorarla con nuevo curriculum, con nuevas técnicas pedagógicas, y se deja de lado la educación nativa.

Y todo el esfuerzo está en conseguir una escuela mejorada como nosotros buscábamos variedades mejoradas.

Lo mismo que nosotros con nuestro monocultivo, se quiere hacer monoeducación: los niños en la escuela, los profesores en el 'ciclo de formación', los campesinos en las jornadas de capacitación, las campesinas en los Clubes de Madres.

En el Proyecto hablamos que la educación escolar está mal y que la educación campesina se pierde. Eso es lo mismo que para las semillas. Las variedades introducidas están mal adaptadas o no duran y las semillas nativas se están deteriorando.

Pero quizás es también lo mismo en cuanto a la rivalidad entre ambas. Lo mismo que las semillas mejoradas desplazan y empobrecen las semillas nativas, a lo mejor la escuela mejorada desplaza y destruye la educación campesina.

Creo que sería bien interesante mirar lo de la educación como nosotros estamos aprendiendo a mirar la chacra campesina.

El campesino tiene sus cultivos para él y cuando puede los cultivos para vender. Si quiere papa para el mercado usa semilla mejorada y en las parcelas para su consumo siembra con la nativa. Hace crecer el palo de eucalipto para venderlo en la ciudad y para él guarda el hualango y la queñoa.

Quizás es lo mismo para la educación. Tiene la escuela para poder tratar con la ciudad y su educación campesina para aprender a vivir y trabajar en la chacra.

Todo eso nosotros antes no nos dábamos cuenta. La chacra campesina era una anarquía y un desperdicio. Las malezas malograban los cultivos. Las prácticas eran atrasadas. Teníamos en la cabeza un modelo de finca como en los manuales y juzgábamos de acuerdo al modelo.

Así todavía se da en la educación. Peor aún, casi ni reconocen que hay una educación campesina, sólo algo informal, algo que creen anárquico.

Pero así como nosotros tuvimos que reconocer que hay todo un saber en la práctica campesina, que la maleza no es un desperdicio sino un cultivo, que la asociación permite una mejor producción a largo plazo, los educadores van a tener que abrir los ojos.

Nosotros teníamos la ventaja de poder ver las parcelas de los campesinos, ver que ahí tenían ellos sus semillas. Pensábamos que eran malas y que había que cambiarlas por otras, reemplazarlas, pero estaban ahí.

Pero, si queremos ver, también están ahí los padres enseñando a sus hijos a manejar la yunta y el arado, las madres guiando a sus hijas en el aprendizaje del hilado, la niña de 7 años yendo a cuidar los animales con la hermanita menor para que ésta aprenda.

Ahora en el Proyecto nos preguntamos cómo es la educación campesina y decimos que hay que estudiarla. A lo mejor es como la chacra, con sus asociaciones y rotaciones de cultivos: no es separando padres y niños sino asociándolos y haciéndolos rotar por todas las parcelas.

Yo no sé de educación pero creo que los educadores van a tener que olvidarse de mucho de lo que han aprendido si quieren ser capaces de entender la educación campesina, como nosotros hemos tenido que olvidarnos de mucha agronomía para comenzar a comprender la agricultura de los campesinos."

Desde aquel día, en el Proyecto, cuando Medardo no presta mucha atención en una reunión, nadie lo molesta. Algunos porque prefieren que esté callado. Otros porque esperan que cometa un nuevo lapsus y algún día se ponga a hablar de salud mejorada, de bosque mejorado, de ecología mejorada...

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De cómo lograr que nazca Medardo

Medardo no existe. Pero casi podría existir. Poco falta para eso.Ahí están todos los elementos en el Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos. Está esa

experiencia riquísima de trabajo con las escuelas rurales. En pocos años el PPEA ha recorrido muchos caminos.

Hizo su diagnóstico de la educación formal en la zona. Evaluó críticamente lo cuantitativo y lo cualitativo de ésta. Estudió su potencial y sus limitaciones para el cumplimiento de su propio objetivo de educación ambiental.

Empezó a intervenir sobre las deficiencias detectadas. Ayudó a construir escuelas y a mejorar sus infraestructuras. Completó la formación de los profesores en temas olvidados. Aportó innovaciones metodológicas para el desarrollo pedagógico. Por ejemplo demostró la utilidad de comenzar por lo que sabe el niño campesino y no sólo por lo que dice el programa.

Intervino directamente en el proceso educativo. Enriqueció cuatro asignaturas con nuevos contenidos del medio ambiente. Participó en el tratamiento escolar de estas materias. Apoyó la creación de huertos para que los estudiantes puedan practicar la construcción de bancales, la fabricación del compost, el cultivo de hortalizas.

Buscó extender estos aportes. Firmó convenios con las autoridades educativas. Facilitó sus contactos con otras instituciones.

También dedicó esfuerzos especiales en reorientar el tipo de contenidos de la educación ambiental.

Insistió en la importancia de recoger los conocimientos campesinos y de incluirlos en la educación escolar. Experimentó técnicas participativas para esta recolección con los niños. Elaboró materiales varios para facilitar su aprovechamiento en las escuelas.

Estimuló el rol de los propios adultos campesinos en el rescate y revaloración de sus prácticas y conocimientos. Contribuyó a la elaboración de decenas de fichas sobre las mismas. Colaboró en la organización de encuentros entre dichos campesinos para intercambiar su saber. Asumió un rol clave en facilitar la coordinación y cooperación entre instituciones con la misma inquietud.

Al mismo tiempo ayudó a identificar la existencia de un sistema educativo propio de los campesinos. Comenzó a recoger algunas manifestaciones del mismo, a estudiar algunos de sus mecanismos.

Pero hasta ahora al PPEA le falta algo para que cuaje este potencial. Todo sigue disperso. Por un lado están los técnicos agropecuarios y los sociales haciendo su recojo de prácticas y conocimientos campesinos. Por otro lado los profesores dictando sus clases a los niños. Por otra parte los campesinos educándose como saben o como pueden.

Entre todos tienen algunos intercambios, algunas colaboraciones. Pero no se halla hasta ahora el cemento de la deseada educación ambiental. Por momentos el PPEA intenta encontrarlo y busca el apoyo de alguna asesoría o estudio especializado. No es suficiente.

Quizás Medardo pueda ayudar. ¿Cuál es la diferencia entre Medardo y otros? Una cosita muy sencilla. En lugar de seguir entendiendo su aporte al trabajo interdisciplinario como una ayuda al especialista en la materia, dando informaciones y contenidos, empezó a pensar la educación desde su propia experiencia de agrónomo. Porque Medardo no es educador y no necesita volverse educador para ocuparse de educación. Si algo puede brindar, es la luz, el enfoque, la mirada que le ofrece su experiencia diferente.

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EL CUENTO DE LA URBANIZACION RURAL

Reportaje al Centro Comunal Chamis

Un Centro que crece......O un escaparate que avanzaImitando para ser presentablesDel agua a la ciudadRuinas urbanas... antes de nacerEl ejemplo de LucmacuchoEl medio ambiente y la urbanizaciónLos pueblos del AltiplanoUn Centro: ¿para absorber o para servir?

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"Ya hemos pedido al proyecto que nos entregue nuestro Centro Comunal. Ahora lo queremos usar nosotros."

Los compañeros de Chamis se sienten orgullosos, en esa mañana del 30 de enero de 1990, mientras conversamos delante de una hermosa construcción, 'su' Centro Comunal. Orgullosos, y no es para menos.

Diecisiete años antes, cuando la reforma agraria les adjudicó la hacienda Chamis, de la Beneficiencia Pública de Cajamarca, no existía nada en este rincón ubicado un poco más abajo de la laguna Mataracocha. Era una parcela que el hacendado arrendaba a uno de ellos y que ni siquiera se cultivaba.

Hoy en día, la visita es impresionante.

Un Centro que crece...

Apenas superada la última cuesta en la carretera afirmada que asciende desde Cajamarca, se divisa el edificio principal con sus dos pisos.

Tiene doce ambientes, siete en la planta baja, cinco en la planta alta. Abajo está el Puesto de Salud, con sala de espera y consultorio, un despachito para el Consejo de Administración de la cooperativa, un almacén para diversos materiales y dos servicios higiénicos para hombres y mujeres.

Los ambientes de arriba sirven de oficina y dormitorio a los funcionarios del Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA) y al sectorista del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIAA).

Chamis hizo las cosas bien: los servicios higiénicos cuentan con todas las facilidades, sus asientos y duchas; se han puesto cañerías para agua caliente; arriba hay paneles solares para obtener luz; los postes de la galería-balcón superior son de madera torneada; las paredes están enlucidas 'a regla'; el conjunto es hermoso y atractivo.

Al sur de este edificio, a unos pocos metros, la comunidad está acabando una larga construcción que empalma en codo con otra más antigua, el tambo comunal. Los nuevos ambientes son para cocina, comedor y horno de pan.

Detrás de la cocina, invisible desde la carretera, un buen vivero forestal con sus miles de plantones y sus herramientas. A su lado se está construyendo un almacén para tubérculos andinos. Aún está sin techar.

Caminando al norte del edificio principal, y dejando de lado una pequeña plantación de eucaliptos, llegamos a un conjunto de aparatos como pocas veces encontramos en las comunidades andinas: casi diez instrumentos diferentes para medir el clima; es la Estación Meteorológica Central del PPEA.

Más al norte, a una cuadra del edificio principal, hallamos otra construcción más chica pero también de buen ver. Recién terminada, alberga el molino comunal.

Los dos, luego tres, luego cinco campesinos con quienes converso me explican que la gente de Chamis, hace más de 10 años, levantó sola el primer tambo, almacén y horno.

La construcción grande comenzó hace 8 años. Se trataba de una más pequeña, para posta sanitaria, con apoyo del Silvo (Servicio Silvo Agropecuario - SESA - de la Universidad de Cajamarca) en la época en que hicieron el vivero, pero no se llegó a terminar. Luego, con el PPEA, decidieron reconstruirla y realizar de una vez algo más grande, porque necesitaban más ambientes.

Claro, los apoyos recibidos tienen su precio. Gran parte del local está ocupado por el PPEA y el sectorista del INIAA. Pero en noviembre han pedido la entrega y ya están debatiendo cómo se lo van a distribuir.

Además del ambiente para la cooperativa, otro será para el Concejo Vecinal creado hace dos años y que agrupa ahora a 8 caseríos.

Quieren destinar otro para Biblioteca Comunal con los libros que el proyecto ha empezado a juntar para ellos.

La sala de reuniones de arriba servirá para las sesiones y para las capacitaciones que el Consejo de Administración ha decidido organizar a partir de este año.

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También están pensando dar un espacio al Juzgado de Paz, y otro al Comité de Rondas de Chamis. No faltan ideas ni proyectos.

Los compañeros están orgullosos y comparto su sentimiento. ¡Tantas comunidades visitadas en los Andes! Sé lo que todo eso significa como esfuerzos e ilusiones.

...o un escaparate que avanza

Tengo más de dos horas haciendo preguntas (muy a pesar mío, el trabajo me obliga) y siento que se están cansando de ellas. Me toca el turno de ofrecer algo. En este caso intento devolverles una imagen diferente de su 'centro'.

Como edificio y como conjunto de servicios, el Centro Comunal es muy bonito, muy atractivo. Algo conozco de la larga historia para realizarlo y sé que corresponde a un sueño persistente de la comunidad.

Sin embargo, ¡qué diferente se le puede ver cambiando de mirada! Lo que parece un hermoso ejemplo de realización campesina con apoyo de proyectos de desarrollo, puede ser interpretado a su vez como un escaparate de la ciudad para seducir a los campesinos.

Todo está ahí.

Al Centro Comunal se llega por una carretera afirmada... que termina dos cuadras después. Como si sólo sirviese para que la ciudad, a través de sus técnicos pueda intervenir más fácilmente, además de llevarse los primeros palos de eucalipto productos de reforestaciones de años atrás. O para brindar mayor comodidad a los jefes y evaluadores y financiadores de proyectos que quieran ver 'obras'.

¿Para qué sirve actualmente el edificio principal? Para actividades estrictamente relacionadas con la ciudad.

Su principal ocupante es el Puesto de Salud, que constituye una iniciativa y exigencia de la comunidad, pero que está destinado a recibir la medicina de la ciudad. Sé que el PPEA no quiere limitarse a ello y está viendo cómo articular medicina andina y medicina occidental, medicina rural y medicina urbana, ése es uno de sus méritos.

Pero el significado de la Posta es de todas maneras acercar la medicina urbano-occidental al campo. La concentración de servicios en esta punta de carretera no tiene más objeto que permitir el acceso al médico del hospital de Cajamarca o la evacuación de enfermos hacia la ciudad.

Las instituciones estatales forman el segundo grupo de ocupantes, trátese del PPEA, como proyecto de la Corporación de Cajamarca y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), o trátese del INIAA.

¿Qué hacen ahí? Más allá de los discursos y las intenciones, ¿qué vemos?Han hecho un local a su imagen y semejanza.¿Para qué o cuándo habrán de servir tales sanitarios en un lugar donde no hay agua para

hacer funcionar el sistema de evacuación de los retretes, ni para alimentar las duchas de agua caliente?

¡Qué impresionante ver los paneles solares para la luz! ¡Qué impactante debe ser en un informe, un balance de actividades para demostrar que se contribuye al mejoramiento del ecosistema gracias al aprovechamiento de 'energías alternativas'! Pero, ¿por qué nos comentan los campesinos: "hasta ahora sólo tenemos un ambiente para nosotros; está prohibido entrar en los otros porque se pueden romper las cosas; los paneles solares no podemos tocarlos, ni mirarlos siquiera porque se malograrían..."?

¿Estoy exagerando? Quizás. Y es probable que los compañeros que me conversan aprovechen el tono crítico sentido en mis preguntas para echar leña al fuego. Pero, tampoco estoy fabulando. Ahí está, ante la puerta del Centro Comunal, la mejor demostración o más bien la caricatura de tantas ideas o intenciones de las instituciones urbanas: la plazuela.

Apenas diez o veinte metros separan el edificio de la carretera. En este espacio tan reducido, los ingenieros están haciendo una plazuelita enana pero en el más puro estilo de las placitas alrededor

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de las cuales se organizan y crecen los pueblos, y que son a su vez una réplica de las Plazas de Armas de las ciudades grandes.

Para hacer la plazuela de Chamis, hubo que forzar muchas cosas. Hubo que romper el terreno, excavando y aplanando a fin de lograr un área adecuada... justo debajo de la carretera. Hubo que violar la misma lógica urbana porque ningún pueblo podría organizarse en su rededor, sino hacia abajo. Hubo que pelearse dentro del propio PPEA para imponer esta medida de típico clientelismo. Hubo que convencer y presionar a los campesinos, para que acepten y participen con su mano de obra, para que se apuren y permitan a las autoridades hacer pronto una linda inauguración...

¿Qué es la plazuela sino una mala imitación de los esquemas urbanos, una caricatura? Un técnico me decía ayer que habría de servir para las reuniones de la comunidad. Pero las mujeres que veo juntarse para su reunión de Club de Madres no buscan la plazuela. Miro más bien que prefieren sentarse en la hierba delante del tambo.

Imitando para ser 'presentables'

Ahora uno de mis interlocutores me confirma la idea. Cuando le pregunto por qué hicieron todo esto aquí, me contesta: "para tener un centro más presentable".

Presentable. Esta podría ser una palabra clave para entender. Aquí la ciudad presenta sus ofertas y sus propuestas de desarrollo del campo. Aquí los campesinos se hacen presentables para relacionarse con la ciudad. Aquí Chamis se hace presentable y adquiere importancia y estatus como para ser centro e intermediario de un conjunto de caseríos en sus contactos con la ciudad.

Los mismos proyectos de distribución futura van en el mismo sentido. ¿Qué es el Concejo Vecinal sino una prolongación de la organización urbana, una descentralización del modelo urbano? En lugar de apropiarse las nuevas oportunidades de gobierno local que ofrece la ley, el Centro Comunal va a servir para que imite en su local el despacho del alcalde de Cajamarca.

Hasta el Juez de Paz, institución que en muchísimas comunidades había logrado compenetrarse con la organización comunal, contará ahora con despacho. Dejará de ser Don Fulano, Juez de Paz que todos conocen y buscan en su casa o su parcela, para convertirse en una cara y muchos papeles, detrás de un escritorio, en un lugar fijo hacia el cual acudan humildes los solicitantes.

El Consejo de Administración de la Cooperativa (o la directiva de la futura comunidad) podrá sesionar a puertas cerradas y evitar la presencia de aquellos simples comuneros que, en otra clase de ambientes, suelen acercarse a escuchar (aprendizaje y control) por interés o porque están de paso. La dirigencia podrá trabajar al estilo de un directorio urbano y los habitantes esperarán sus comunicados oficiales.

Del agua a la ciudad

Temo seguir con semejantes reflexiones y volverme aguafiestas ante la legítima satisfacción de la comunidad. Pero los propios compañeros comienzan a alimentar el debate con sus dudas. Hablamos del agua potable.

"Fuimos al Hospital de Cajamarca, a CARE, para pedir que nos ayuden a tener agua potable. Nos dijeron que sí, que nos podían colaborar, pero que tendríamos que juntar nuestras casas para que sea más fácil, sino no podrían hacer nada por nosotros. Entonces lo hemos pensado pero la verdad que no nos convence todavía."

Ya estamos. Ya se manifiesta con toda claridad el hilo conductor que, a escondidas, inspiró todas las acciones desde la idea del primer tambo: transformar la comunidad en pueblo urbanizado.

Quizás ningún profesional haya querido conscientemente hacer de Chamis un pueblo. Pero los modelos técnicos y mentales que guiaron sus acciones y decisiones empujaban en esta dirección.

Cuando se construía el Centro Comunal, los campesinos preguntaron por qué hacer sanitarios de este tipo si no había agua y el ingeniero les contestó: "primero hay que construir y después traemos el agua."

Cuando daban sus charlas, los profesionales de salud introdujeron temas sobre higiene personal y sobre contaminación del agua para disminuir las enfermedades, y los trataron de acuerdo al concepto urbano.

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Y así sucesivamente. Una vez creadas la convicción y la necesidad de contar con agua entubada, y si posible potable, apareció la exigencia de juntarse en pueblo para rentabilizar semejante servicio.

Ruinas urbanas... antes de nacer

Esta visión del Centro Comunal como escaparate de la ciudad no es un espejismo, una ilusión nacida en mi cabeza. A pesar de lo reciente de sus construcciones, el lugar ya tiene sus ruinas para testimoniar diversos intentos de crear ahí un mini-poblado.

El PPEA borró todo rastro de aquella posta inacabada que reemplazó con un edificio nuevo. Pero a diestra y siniestra del mismo yacen aún las huellas de presiones internas y externas por urbanizar.

Al costado de la Estación Meteorológica Central, entre el Centro Comunal y el molino, una gran placa de hormigón sobresalta la vista con sus fierros entrelazados saliendo del cemento encima de una poza que las lluvias acaban de llenar de agua sucia: un reservorio abandonado.

"No se usa; estamos pensando utilizarlo quizás después." Con lo caro del cemento y lo difícil de conseguirlo, los campesinos se sienten en la obligación de aprovechar de alguna manera aquella ruina. Pero, ¿cómo llegó ahí?

A fines de los años 70, hacia 1979-1980, los funcionarios de Agricultura, que habían venido para hacer construir terrazas agrícolas, consiguieron presupuesto a fin de hacer un buen reservorio con el ojo de agua existente pocos metros arriba.

Para no desperdiciar el regalo, los campesinos trabajaron en cavar la fosa y levantar paredes impermeables. En un costado se hizo la tapa, fuerte y pesada, de hormigón armado.

Sin embargo, el destino había decidido que la hora de Chamis-pueblo no había llegado aún, y la tapa cayó durante la maniobra para colocarla sobre el reservorio: se rompió y la obra pasó a engrosar el catálogo de buenas intenciones fallidas.

¿Buenas intenciones? ¿Cuál era la intención final del reservorio? En ese tiempo, apenas si existían el tambo, depósito y horno realizados por la cooperativa en 1978.

¿Se trataba de almacenar agua para intensificar algún cultivo? ¿Por qué entonces una obra tan aparatosa? ¿Ya existía la idea de un centro poblado? Mis interlocutores no recuerdan bien. Saben que la comunidad no estuvo de acuerdo. Más le interesaba usar los recursos en comenzar la edificación de una escuela en el lugar. Pero el presupuesto tenía un destino prefijado y resultó imposible cambiarlo, o ponerse de acuerdo con los funcionarios.

De hecho el trato era entre el Ministerio y la cooperativa, no con la comunidad: "entonces yo no sabía muy bien qué se quería hacer, no participaba de las directivas."

¿Las directivas? Nos puede contar de ellas la otra ruina, una casa semidestruida y abandonada, apenas unos restos de paredes que se yerguen al borde de la carretera, antes del tambo cuando uno sube de Cajamarca.

Es una casa particular. La construyó un dirigente allá antes de 1985, según mis compañeros de charla. La historia de esta vivienda es aleccionadora.

En aquellos años, mientras una mayoría de Chamis reclamaba que la cooperativa se transforme en comunidad campesina, algunos dirigentes tenían un proyecto diferente. Proponían que todos empiecen a hacer sus casas ahí, en la zona del actual Centro Comunal, para vivir todos juntos y desde aquí ir a cultivar sus parcelas, cada uno por su cuenta.

Para dar el ejemplo y convencer a los demás, este dirigente levantó su vivienda, que iba a ser la primera. Pero la comunidad comenzó a sospechar porque, paralelamente, la misma persona pretendió hacerse reconocer títulos individuales sobre la ex-casa-hacienda y sobre las tierras regadas junto a ella. Todos pensaron que quería aprovecharse. Pelearon. Para abatir la moral de los demás, el dirigente destruyó la casa y se fue a la ciudad.

¿Se fue o regresó? No es lo mismo.A medida que seguimos la conversación, aparecen nuevos elementos que enriquecen la

historia del lío. No era un dirigente cualquiera. Siempre había sido de alguna manera el representante de la

ciudad en Chamis: había estudiado; fue funcionario de SINAMOS; cuando la reforma agraria

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transformó la hacienda Chamis en cooperativa y ésta se integró en la SAIS Atahualpa, él fue sub-administrador de la SAIS en Chamis; ahora vive en la ciudad y es uno de los líderes del grupo que quiere impedir el reconocimiento de Chamis como comunidad, en momentos en que sólo faltan los últimos trámites.

Con estas informaciones, imagino escenas y actitudes. ¡Qué suerte para los funcionarios de todas épocas hallar en Chamis un interlocutor que entienda su lenguaje, sus propuestas, que sea líder para trasmitir a la comunidad y convencerla! ¡El sueño de todo técnico en busca de 'detectar líderes' capaces de ayudarle a cumplir sus programas! (Eso mismo que hizo el PPEA contratando dirigentes de Chamis como obreros-promotores.)

¡Qué suerte para la comunidad tener un dirigente que sepa tratar a los ingenieros y doctores, que los comprenda, que pueda sacarle algo a la ciudad, que conozca las cosas del progreso!

"Entonces yo entendía como un pequeño pueblo, con una calle y sus casas, que todos vivamos ahí." Aquel dirigente ya no vive en Chamis, pero siguen vivas las ilusiones introducidas por él y por otros, desde el ex-hacendado y el modelo de su casa-hacienda hasta el ingeniero del PPEA y sus retretes sin agua: Chamis-pueblo, Chamis-miniciudad con su clientela de caseríos periféricos.

El ejemplo de Lucmacucho

¿Cómo no pensar que éste es uno de los principales impactos de nuestros proyectos de desarrollo, de nuestras propuestas y ayudas? De nuestras propias necesidades de funcionamiento también. Lo que imagino aquí para Chamis, ya sucedió para la sede principal del PPEA, en Lucmacucho, en la parte baja de estas laderas que se elevan al oeste de Cajamarca.

Lucmacucho es un albergue del Silvo, con sus talleres de capacitación artesanal. Fue ofrecido por la Universidad como oficina para el PPEA. El proyecto empezó enseguida a exigir su acondicionamiento para poder realizar mejor su trabajo: arreglo (afirmado) de la carretera a Chamis para tener mejor acceso al campo, electricidad para que puedan funcionar las máquinas de oficina, teléfono para poder comunicarse rápidamente con todo tipo de instituciones...

Tales condiciones de trabajo fueron logradas poco a poco, pero ¿será casualidad que al mismo tiempo se hayan ido lotizando y urbanizando el tramo entre Cajamarca y Lucmacucho y luego toda la franja encima de Lucmacucho? ¿Será éste un resultado de la labor a favor de los ecosistemas andinos?

El medio ambiente y la urbanización

¿Por qué una visión tan cuestionadora a propósito de un edificio tan simple como el Centro Comunal de Chamis? ¿Qué habrá de malo en estos eventuales procesos de urbanización rural? ¿Acaso no buscamos desde hace algunos decenios formar en el campo asentamientos humanos a los cuales se puedan traer servicios para así mejorar las condiciones de vida, la salud, la educación, la organización y tantas cosas más?

El PPEA es un proyecto encargado de encontrar ideas y modalidades de trabajo que sirvan para cuidar y revitalizar los ecosistemas de laderas andinas. No sólo debemos aprender de él aquello que parezca nuevo y valioso; también debemos aprovecharlo para mirar con otros ojos aquello que solemos hacer sin mayores cuestionamientos. La presencia del PPEA en el Centro Comunal Chamis puede enseñarnos algunos vacíos en las estrategias actuales.

Nos preocupamos por encontrar alternativas de regeneración de la flora, del bosque, de la fauna, de los suelos, de los climas, etc., pero paralelamente nuestras conductas y nuestras prácticas van induciendo lógicas que a lo mejor significan un peligro para los ecosistemas andinos.

La necesidad de agua de Chamis se convierte en exigencia de agrupación en pueblo. Las necesidades de camino, luz y teléfono influyeron (¿aceleraron?) la urbanización de Lucmacucho. Pero la cosa no para aquí. Pronto ya se requiere más.

Al crearse pueblos o ciudades, empiezan nuevas rivalidades con el campo por el uso de recursos claves, como el agua, el combustible, la tierra, etc. El desarrollo urbano de la ladera baja, al acrecentar sus necesidades de agua, ya presiona sobre la ladera alta, con conflictos entre Lucmacucho y Chamis mismo. Mañana vendrán los enfrentamientos entre el nuevo centro de Chamis

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y las chacras campesinas para saber quién tiene la prioridad en su uso. Las chacras, y con ellas el ecosistema, terminarán por perder...

Los pueblos del Altiplano

Experiencias de otras partes pueden también inspirar muchas reflexiones, cuestionar muchas ilusiones.

Varios profesionales del PPEA se entusiasman con el potencial del Centro Comunal Chamis para articular y organizar al conjunto de caseríos de la cuenca del San Lucas: "hay que instalar oficinas para prestar servicios a las comunidades que se quieran integrar alrededor de Chamis"; "sería un eje centralizador para una organización intercaserial"...

Pero hemos visto en muchas partes el rol profundamente desintegrador y divisionista que puede tener la creación de poblados de tipo urbano.

Es el caso del Altiplano boliviano donde el modelo de urbanización en 'pueblos', además de fomentar la separación entre 'vecinos' y campesinos no integrados al poblado, lleva cada comunidad un poco más grande a querer hacer su 'pueblo' para luego reclamar su 'cantonización' (su elevación a unidad político-administrativa).

¡Cuántas redes y organizaciones de trabajo, de intercambio y de complementariedad, que tuvieron una gran importancia en posibilitar la vida en estas zonas, han sido así destruidas por las rivalidades y luchas de la cantonización altiplánica!

Un Centro: ¿para absorber o para servir?

Chamis tiene ahora su 'Centro' Comunal. Pero ¿qué tipo de centro va a ser?

El tipo de distribución de ambientes en el edificio refleja una concepción administrativa urbana. Las piezas pequeñas apenas pueden servir para que un funcionario atienda a solicitantes individuales. Es la mentalidad 'ventanilla' la que se expresa ahí. Más aún, la plazuela tan cuestionada se puede prestar a la arenga de alguna autoridad desde el balcón hacia sus administrados o sus electores. Es decir que se reproduce ahí el esquema de la ciudad que reduce sus habitantes a individuos aislados o a masa informe.

Para ser útil en términos de administración comunal y de democracia comunal, la construcción hubiese tenido que ser bastante diferente, facilitando los debates y acciones en grupos, el conocimiento y control por 'el común' de todo lo que se hace ahí, la colaboración y articulación entre las diferentes clases de autoridades y organismos presentes.

Antes de despedirnos, los compañeros de Chamis me pidieron: "A ver si nos sigue colaborando con esas ideas porque no lo habíamos visto así."

Sólo puedo agregar ahora, para ellos, para campesinos de otras zonas, para el PPEA, para otras instituciones y proyectos: No nos ilusionemos con los 'centros'. Volvamos a pensarlo mejor.

El Centro Comunal Chamis puede ser una sanguijuela urbana que chupe las laderas, el ecosistema, como lo hizo anteriormente la casa-hacienda. Puede ser también una base que brinde aquellos servicios que realmente necesiten ser concentrados y devuelva al mismo tiempo la vida a todas las partes.

En el caso de Chamis, son los propios comuneros quienes deben pensarlo y decidirlo. Para ello, sería útil que 'visiten' el actual Centro, revisando la historia de cada uno de sus elementos, desde el edificio principal hasta las ruinas, pasando por el vivero 'central', el molino 'central', la Estación Meteorológica 'central', y preguntándose cada vez por qué están aquí, para qué y para quiénes habrán de servir...

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EL CUENTO DEL MODELO ECOLOGICO

La laguna de Mataracocha y la visión de un testigo

La pasión del aficionadoCajamarca y la poesía del ecodesarrolloMataracocha: un chance para la laguna y para el PPEAUna historia de desencuentrosLa mecánica del modelitoLos campesinos y el arte de convivir

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"Si se llegara a un manejo racional de la laguna, eso podría servir como modelo para todo el país. Así se cumpliría con uno de los objetivos del Proyecto Piloto de Ecosistemas andinos."

Cuando leí esta frase de Barbara Becker, la 'ecóloga' del Proyecto, a principios de 1987, confieso que me sentí muy interesado. Me puse a leer entero ese informe sobre la Mesa Redonda de la laguna de Mataracocha.

Hacía tiempo que apenas hojeaba antes de guardarlos los numerosos documentos que me enviaban del PPEA hasta Lima. Más aún desde aquella primera visita de octubre de 1986 en que había encontrado y enfrentado un proyecto a la deriva, paralizado por luchas de facciones y males administrativos.

El trabajo que se iniciaba alrededor de la laguna volvía a motivarme. ¿Por qué?

La pasión del aficionado

En el corazoncito de cualquier viajero que recorre los países andinos y se conmueve ante el esplendor de su naturaleza, ante la mezcla de rigor y calor de sus paisajes, se despierta una pasión por la ecología.

Pasión secreta muchas veces. Pasión de aficionados que entienden poco de tantas cosas sobre 'ecosistemas' o "procesos dinámicos de interrelaciones, de flujos de energía y de materia" que repletan el discurso de los 'científicos' de la ecología. Pasión incómoda también porque no es fácil ser consecuente, cada uno en su trabajo, en su cotidianeidad, con la defensa y la exaltación de esa naturaleza andina.

Para nosotros, ecología es entonces el arte de ocuparse de la naturaleza, de cuidarla, de protegerla, de engrandecerla. Más aún cuando, en nuestros países, con los Andes y la Amazonía, llegan los estudiosos para entusiasmarnos con cifras y comparaciones sobre la riqueza excepcional que tenemos ahí. Somos una de las regiones del mundo con mayor diversidad y abundancia de plantas nativas cultivadas, de pájaros e insectos, de microclimas y 'zonas de vida'. Tenemos los cañones más profundos del planeta, los ríos más largos, las serpientes más grandes...

Cajamarca y la poesía del ecodesarrollo

Cuando uno, como yo, trabaja además en desarrollo rural, Cajamarca es especialmente estimulante. Es una de las pocas zonas donde, desde hace más de 20 años, se intenta tercamente encontrar caminos para un desarrollo capaz de respetar y desarrollar la naturaleza, lo que últimamente se ha dado en llamar un 'ecodesarrollo'.

Quienes no hemos estudiado ni biología, ni geología, ni hidrología, ni botánica, ni enfoque sistémico, ni nada de estas cosas, o quizás una sola de ellas, nos quedamos impresionados y seducidos con acciones que han permitido recuperar y repoblar laderas peladas, renovar puquios al pie de las plantaciones, reciclar desperdicios y transformarlos en luz y en zapallos, ordenar el paisaje de pedruscos y hierba rala en zanjas de infiltración e hileras de árboles...

Más aún cuando sus promotores saben presentarlas con toda la poesía del caso. ¡Cuánto han hecho por el prestigio de Cajamarca esas fórmulas magníficas como el 'poncho verde' o la 'cosecha del agua'! Hasta la expresión local 'sistema agro silvo pastoril' resulta más simpática que la oficial de 'sistema silvo agropecuario'.

Así Cajamarca ha hecho mucho más que otros para popularizar diversos métodos de trabajo como las acequias de infiltración, la asociación de forestería y artesanía, el biogás, las tecnologías apropiadas, etc.

Resulta ahora común encontrar en nuestros proyectos algún técnico o jefe o asesor extranjero obsesionados con encontrar donde colocar una terraza o un bancal, con revestir una ladera de acequias y árboles, con reaprovechar tantos deshechos que dejan perder o malaprovechan los campesinos.

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Porque de eso se trata: ya no se pierde nada, ni una gota de agua, ni un metro de tierra agrícola, ni un rastrojo, ni una semilla; y todo se multiplica, los cuyes en sus granjas, los peces en el agua, los cultivos en parcelas bien abonadas.

Mataracocha: un chance para la laguna y para el PPEA

Esos antecedentes cajamarquinos, los conocía bastante bien. Ya en 1975, como periodista, había sido uno de los primeros en difundir los trabajos de Pablo Sánchez con la universidad. En 1986 acababa de pasar varios meses corrigiendo, ordenando, prologando y comentando las 4000 páginas del Manual Silvo Agropecuario con que el SESA buscaba sistematizar su trayectoria.

Por eso, a pesar de ser también crítico ante muchos aspectos de esa nueva tradición cajamarquina, me interesó mucho lo que se iniciaba en Mataracocha. Podía ser un chance muy grande para muchos.

Para la laguna primero. Con el aporte de tanta gente experimentada, no sólo Mataracocha podría evitar una extracción de turba potencialmente depredadora, sino que hallaría caminos de convertirse en una importante fuente de trabajo y vida para la zona.

Para el PPEA también. Después de tantos conflictos internos que lo agotaban y frustraban las colaboraciones institucionales, la laguna de Mataracocha podría servir de motor tanto para la dinámica interna como para la externa.

Para los propios ecólogos y científicos finalmente. La laguna podría ser una buena oportunidad para combinar esfuerzos y seguir avanzando hacia una visión y capacidad más interdisciplinarias, más globales, gracias a un objeto alrededor del cual debatir, compartir y hacer juntos.

En cuanto a los campesinos, es cierto que en la lista de pedidos recogidos por el PPEA en sus primeros meses no había ninguna solicitud de apoyo para un 'uso racional' de la laguna. Pero ¡qué oportunidad para ellos de confrontar sus experiencias y sus prácticas con los aportes de los técnicos dentro de un trabajo participativo!

Una historia de desencuentros

Al comenzar, a mediados de 1989, el estudio sobre los aportes de la experiencia del PPEA, a nuestro equipo le pareció que la laguna de Mataracocha podría ser una buena oportunidad de reflexionar la dimensión ecológica de la labor del Proyecto.

Más aún, además de la colaboración interinstitucional que había motivado, la laguna había congregado a todas las Areas del PPEA. Recursos Naturales había realizado varios estudios, sobre la flora y otros recursos, y había lanzado obras de control de la cárcava de Totoraconga. Infraestructura había contribuido con las compuertas del dique y con el acondicionamiento del Centro Comunal cercano para atender el futuro turismo. Agropecuaria había conducido los experimentos de piscicultura, de cultivos en las orillas, de uso de los sedimentos. Servicios Sociales había dirigido el proceso de organización y reglamentación de los usos de la laguna por sus beneficiarios.

El balance que intentamos, sin negar los éxitos, terminó sin embargo por resaltar una historia de desencuentros.

Claro, se habían profundizado los conocimientos sobre determinados aspectos de la vegetación y del suelo; los campesinos habían aceptado asumir tareas de control de la cárcava, allá arriba; también se habían limado conflictos entre regantes y entre ellos y los ribereños...

Pero la inicial movilización interinstitucional alrededor de la laguna se había transformado en una simple colaboración sobre elementos puntuales; los peces y los patos habían mermado por las lluvias abundantes y por el primer turismo policial cajamarquino; y poco había cambiado en la vida de la laguna frente a tantas propuestas de tres años atrás.

Es decir que los académicos no habían sabido entrar a un trabajo conjunto. Entre sus rivalidades institucionales y sus arquetipos científicos, Mataracocha sólo les interesó en la medida en que cada uno lograba colocar alguna de sus investigaciones, alguna de sus recetas, de acuerdo a su especialidad o vocación. Los propios estudios técnicos del PPEA se quedaban en informes y papeles sin poder desembocar sobre acciones.

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Con ello la confluencia de Areas del Proyecto devenía a su vez en simple yuxtaposición de paquetes: los unos con su control de cárcavas, los otros con sus corrales flotantes para peces, otros más con su Fondo Rotatorio de semillas andinas o con sus normas organizativas...

Pero el peor desencuentro que hallamos fue con los campesinos. Apenas si se les había escuchado.

Claro se tomaron en cuenta sus respuestas a preguntas concretas, sobre el cultivo de la matara o sobre formas de distribución del agua. Pero poco o nada se había reflexionado y entendido sobre lo que iban diciendo con sus acciones, sus prácticas, sus debates y conflictos. Sin embargo era mucho lo que, a su manera, le iban explicando al proyecto.

Unos habían cortado los árboles plantados antes con el SESA o transformado las terrazas construidas con el mismo. Eso habría de tener algún sentido sobre cómo ven ellos las posibilidades e imposibilidades de regeneración de la cuenca.

Otros habían tapado una entrada de la cárcava a la laguna para hacerla pasar en diferente sitio mientras empezaban a cultivar la antigua 'cequia'. Ello habría de significar algo sobre cómo piensan y manejan lo que nosotros llamamos erosión y regeneración.

Otros habían dado permiso a los policías de Cajamarca para que pesquen las carpas experimentales y cacen los patitos, mientras luego impidieron que los técnicos del Proyecto se lleven algunos peces. Aquello habría de expresar mucho sobre qué y quién, según ellos, es realmente importante a largo plazo para la laguna y la cuenca.

Otros habían aceptado que el PPEA conduzca e influencie la organización de regantes y ribereños. Eso habría de aportar mucho sobre cómo sienten las evoluciones posibles de la zona y sus propias limitaciones actuales para encaminar tales contradicciones.

La mecánica del modelito

A pesar de tantas limitaciones y desencuentros, confieso sin embargo no haberme sentido frustrado a la hora del balance. La experiencia de la laguna de Mataracocha vino más bien a confortar reflexiones y cuestionamientos que habíamos desarrollado mucho más desde hace tres años y a las cuales el propio PPEA había contribuido mucho, especialmente con sus esfuerzos de rescate y revaloración de prácticas y conocimientos andinos, en colaboración con el Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas.

No me sentí frustrado porque, más que buscar culpabilidades entre quienes compartieron en algún momento el proceso, Mataracocha me pareció una excelente ilustración de los peligros que entraña la tendencia a querer construir modelitos ecológicos o de ecodesarrollo.

Revisé de nuevo el gráfico preparado por el PPEA sobre el 'ecosistema laguna de Mataracocha'. Ahí se había procedido de acuerdo a un esquema clásico: detectar-identificar los 'componentes' del mismo, los 'bióticos' y los 'abióticos', así como los 'factores' externos, el clima.

Anteriormente lo que me había gustado ahí era que esa identificación posibilitaba luego tratar de conocer las interacciones entre ellos y llegar así a un manejo integral que no destruyera algunas partes, ni la vida del conjunto.

Ahora comencé a fijarme en el estilo mecanicista en que se pasaba a proponer "posibles usos e intervenciones del hombre". Era fácil: a cada componente se le agregaban tipos de actividades.

Al lado del dibujo y numerito (14) sobre 'fauna acuática: peces' se completaba con un numerito (30) de actividad, 'piscicultura'.

Al costado del numerito (11) sobre 'vegetación acuática', se colocaban acciones: 'producción de helechos (azolla): forraje para cuyes' (25); 'producción de algas comestibles' (26).

Es decir el mismo mecanicismo típico de los proyectos de desarrollo cuando hacen su lista de 'problemas' y 'pedidos' para elaborar su programa de 'soluciones' y 'acciones' de acuerdo a cada uno de los primeros.

No soy ecológo y muchas veces me cuesta entender su lenguaje especializado. Pero me había atraído su planteamiento sobre la necesidad de un equilibrio global de los flujos de energía entre los diferentes componentes del ecosistema so pena de empobrecimiento y deterioro del mismo.

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Veía ahora que, si bien eso era útil para intentar cuantificar dichos aportes y pérdidas de energía y determinar eventuales necesidades de corrección, los debates de especialistas de aquella Mesa Redonda inicial en diciembre de 1986 se encerraban en los mecanismos de transformación de energías entre un componente y otro pero siempre tropezaban a la hora de tener una visión cualitativa global, una interpretación susceptible de inspirar decisiones futuras.

Saber que la turba resulta de la acción de las rizomas de matara y que el peso del cosechador de matara aumenta la producción de turba es útil pero no suficiente para orientarse ante la contradicción entre una laguna-chacra como fuera antes y una laguna-reservorio de agua para riego como reclaman cada vez más los campesinos de otros caseríos.

Los campesinos y el arte de convivir

Con ello resurgía mi vieja duda sobre tantos modelos y acciones propuestas en todas partes por los ecólogos: el hombre.

El hombre existe en el gráfico del PPEA sobre Mataracocha. Tiene su dibujito ahí, cosechando matara, con su numerito, el 17. Pero nada más.

Parecería que los modelos ecológicos apenas lo toleran. Hasta lo excluyen cada vez que pueden, creando reservas donde no pueda intervenir, quizás apenas entrar de vez en cuando para consumir belleza, recreo y educación ambiental.

Sin embargo el hombre está en Mataracocha. Y está como algo mucho más importante que un 'componente biótico'. Está con todas sus prácticas, sus necesidades, sus creencias, sus conflictos. Está como 'sociedad'.

Y porque los modelos ecológicos no lo llegan a entender bien como sociedad y como cultura, tratan de reducirlo a 'componente biótico' dentro de los 'flujos de energía y de materia'.

¿Acaso la presencia humana en el ecosistema puede entenderse sólo a base de su impacto sobre las interacciones físicas, químicas y otras que producen flujos de energía? ¿Acaso no interesan los objetivos (y detrás de ellos los 'subjetivos') y las intenciones con las cuales se conduce una sociedad local dentro de su ecosistema?

Bueno. Los modelitos ecológicos sí reconocen la posibilidad de una importante acción humana, pero como uso e intervención. Así lo dice el gráfico: "posibles usos e intervenciones del hombre".

Sólo 'interviene' quien es externo. Es decir que el hombre es finalmente considerado como externo al ecosistema. Y ya que no se puede impedir su presencia, en todo caso la deberían conducir y reglamentar los que conocen bien los flujos internos de energía y materia, los científicos.

Resulta que el PPEA, en estos años de trabajo, nos ha ayudado a superar esa visión. Al ponerse a escuchar a los campesinos (fuera de Mataracocha) ha entendido que lo que llamamos ecosistema es para los campesinos andinos un ser vivo, y que ellos se consideran parte del mismo, se ven como convivientes dentro de la naturaleza.

Quizás sea éste uno de los grandes aportes del Proyecto. Haber brindado una oportunidad para comenzar a entender que la cultura propia de los andinos comprende una visión ecológica donde la sociedad es mucho más que un usuario o un interventor de la naturaleza, es parte de la misma; para interesarnos por descubrir por qué y cómo se maneja el conviviente hombre dentro del ecosistema y por qué y cómo esta convivencia se ha degradado y puede ser revitalizada.

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EL CUENTO DE LA MEDICINA AMBIENTAL

La salud es familia

o

crónica de una búsqueda inconclusa

Subiéndonos al oteroEntre oteros y temasLa salud del medio ambienteLa familia como concepto de saludEpílogo

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"Los campesinos manifestaron que la papa y la quinua eran familias y que por lo tanto no les afectaba ninguna plaga."

(información de Humberto Caruajulca en reunión de personal del 31 de enero de 1986 - PPEA 026)

"¿Cómo hace usted para reconocer a sus hijos?"(respuesta de un campesino a un técnico que le preguntaba cómo hace para

reconocer sus animales)

"El campesino acude a un establecimiento de salud cuando el curandero le dice que es mal de Dios y que vaya para que lo atienda el médico."

("Inventario y sistematización de las enfermedades y sus causas en la población del área del PPEA"; Anita Regalado Pastor; PPEA 306)

Todo había comenzado muy bien. Bueno, el parto había sido duro, muy duro, pero ¡cuán estimulante!

Al aceptar el pedido del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, el 'penuma' como le dicen) para estudiar los aportes del Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA, 'pepea' le llaman) en cuatro-cinco años de experiencia en las laderas de Cajamarca, habíamos buscado un camino diferente.

No queríamos un estudio clásico, frío e intragable. Más bien nos parecía una excelente oportunidad para intentar llevar a la práctica una serie de reflexiones sobre cómo acercarse a la realidad.

Eramos cuatro: un agrónomo, un antropólogo, un médico y un comunicador. Tantos años trabajando juntos. Creíamos haber logrado una buena dinámica de equipo, haber alcanzado cierta capacidad 'interdisciplinaria', como se dice. En lugar de ir a lo fácil y rifarnos el 'pepea' agarrando cada uno los temas de su 'especialidad', optamos por algo más laborioso pero que nos ayude a elaborar una visión de conjunto.

Es cierto que ya ninguno de nosotros es un 'buen' profesional en su campo, más bien un marginal por haber cuestionado el saber oficial de la Academia y haberse metido a molestar en otras materias. Era pues normal que, al pretender la ecología ser una 'ciencia de síntesis', aprovecháramos la oportunidad para un tratamiento 'desespecializado'.

Subiéndonos al otero

Después de planchar semanas para recoger el máximo de información sobre el 'pepea', nos encerramos en un cuarto de hotel de Cajamarca a definir lo que deberíamos hacer.

Comenzamos por hacer un listado de todas las ideas encontradas que nos parecía fundamental profundizar a base de las experiencias positivas y negativas del proyecto: las relaciones ciudad-campo, entre ecología y cultura, entre investigación y desarrollo, etc.

Luego debatimos cómo observar mejor todo eso dentro de la realidad y las prácticas del 'pepea'.

¿Qué hace el campesino para echar una mirada de conjunto sobre su comarca? ¿Qué hace el viajero para formarse una idea de la zona donde va a entrar? Se suben a un cerro, a una loma, a lo que se llama 'otero', para obtener la visión más amplia posible.

Decidimos treparnos nosotros también a los oteros, que el estudio sea el resultado de lo que nos podían mostrar tales puntos de observación.

Teníamos la posibilidad de respetar la figura del otero al pie de la letra, buscando los cerros más aparentes dentro del área del 'pepea': el cerro Huañunán, el cerro Chamis, mejor todavía el

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Secsemayo, también el Apolina Huajchana y el Cajamarca. Y ¿por qué no una vueltita por el Hualgayoc?

Pero no éramos simples viajeros. Estábamos para trabajar los aportes del proyecto.Entonces escogimos que nuestros oteros sean prácticas del 'pepea'. Es decir que, desde

diferentes actividades del Proyecto, intentaríamos observar el conjunto.

Hicimos una primera lista de unos treinta oteros posibles. De ahí nos dedicamos a seleccionar un máximo de doce, para ocuparnos de tres cada uno. El proceso fue largo porque teníamos tres criterios principales: la importancia de la actividad dentro del trabajo del proyecto; su potencial para ilustrar y enriquecer las veintiún ideas-ejes previamente recogidas y que habíamos pasado a llamar ahora 'líneas de interpretación'; el interés para cada uno de los cuatro públicos priorizados (campesinos, técnicos de campo, instituciones y académicos).

Llegamos así a los doce previstos. Teníamos cuatro más institucionales: PRODOC (Documento de Proyecto, es decir la vida institucional como tal), la política de investigaciones, la política de capacitaciones, la política de relaciones con los campesinos (con el Consejo Técnico como otero).

Otros cuatro estaban más directamente relacionados con la naturaleza y el trabajo de campesinos y proyecto con ella: el Banco de Semillas (y con él toda la agricultura), la alicuya (y toda la ganadería), el bosque de hualangos (y todo el trabajo forestal), la laguna de Mataracocha (y toda la cuestión de la conservación ecológica).

Los cuatro últimos podrían ser considerados más sociales: la Posta Sanitaria (y toda la salud humana), las escuelas rurales (y toda la campaña de educación ambiental), el Centro Comunal Chamis (y todas las 'obras'), el conflicto de linderos Caruaquero-Chamis (y toda la política social-organizativa).

Sólo faltaba escoger cada uno nuestros tres oteros personales. La verdad es que nos sentíamos a la vez contentos e inquietos. Contentos y casi orgullosos del camino escogido. Inquietos también por lo nuevo y sus dificultades y también porque la lentitud administrativa del estudio con el lejano 'penuma' de Nairobi ya hacía imposible que estuviéramos trabajando todos juntos, al mismo tiempo.

El 'trabajo en equipo' arriesgaba con convertirse otra vez en la suma de esfuerzos individuales. Habríamos de llegar cada uno por nuestra cuenta a la visión de conjunto porque no tendríamos oportunidad de elaborarla juntos.

Ya no había más remedio. Habría que guardar tiempo para un trabajo final de revisión y armonización de los doce oteros para dar unidad al estudio. Ya veríamos.

Entre oteros y temas

Empezamos a otear.Cada uno a su manera y en su momento, nos subimos a nuestros cerritos y nos dedicamos a

ver lo que encontrábamos ahí.Hallamos bastantes cosas. Como no éramos evaluadores, no teníamos que encerrarnos en las

prácticas mismas del proyecto, en el cumplimiento de metas y objetivos. Más bien, sin descuidar la revisión detallada de todos estos elementos, buscábamos sentir qué nos decían estas experiencias, qué podían aportarnos a nosotros y a los públicos esperados.

Nos esforzamos en mirar críticamente. Es decir, tanto en discernir los potenciales y las enseñanzas de ciertas evoluciones en asuntos donde los resultados aparentes eran aún limitados, como en revisar la coherencia de prácticas y enfoques en aspectos supuestamente exitosos.

Así, a pesar de no haber logrado 'resolver' el 'problema' de la alicuya y sus estragos en la ganadería local, los sucesivos acercamientos del 'pepea' a esta cuestión resultaban ricos en lecciones y en posibles propuestas futuras.

Así, a pesar de los múltiples tropiezos de la investigación ecológica en la laguna de Mataracocha, encontramos ahí pistas para comprender mejor el divorcio entre ecología científica y ecología campesina y quizás para llegar algún día al diálogo.

Así, más allá del fuerte activismo alrededor de las escuelas rurales y de los sucesivos entusiasmos y desencantos, recogimos indicios para una mejor visión del sistema educativo campesino y su rol en el ecosistema.

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Así, detrás del aparente éxito del Centro Comunal Chamis, rastreamos contrabandos y peligros que no pueden ser indiferentes para la vida de la zona.

Así...

Pero, cuando logramos juntar la casi totalidad de nuestros manuscritos, nos dimos cuenta que los años de estudio o trabajo en el molde académico no pasan en vano y que los viejos demonios vuelven a surgir al menor descuido.

Habíamos hecho cosas interesantes sin duda, pero habíamos vuelto a caer en las normas usuales. Habíamos reducido nuestros oteros a simples temas.

Es decir que, al subir al cerro para mirar el conjunto, nos habíamos interesado por el cerro mismo, como es normal, pero nos habíamos olvidado luego de extender la vista y mirar el paisaje. Sólo habíamos fijado la vista sobre aquello que teníamos bajo los pies.

Un manto de neblina, aquel filtro académico-profesional, nos había impedido contemplar la vida más abajo. A lo más que habíamos llegado era a considerar, desde el otero puntual (la punta del cerro diríamos), el conjunto de la actividad correspondiente (el resto del cerro): la salud humana desde la Posta Sanitaria, la agricultura desde el Banco de Semillas...

Hubo que volver a comenzar. Sin desaprovechar lo ya hecho y con las limitaciones de plazos que ya apremiaban cada vez más, tuvimos que subir nuevamente a nuestros oteros y tratar de mirar a través de la neblina.

Resultó que ésta no era más que un espejismo, no era neblina sino una cortina puesta ahí por la costumbre. Pero era posible correrla. Era posible atisbar por el costado y mirar.

Ya no nos fue factible correr del todo esa cortina pero lo que vimos nos obligó a regresar a nuestros teclados y hacer una nueva versión de cada otero del estudio.

En el camino tuvimos que dejar de lado el menos avanzado (el conflicto de linderos Caruaquero-Chamis). También nos encontramos que uno de ellos (el Consejo Técnico) era un tanto forzado y que mejor se integraría a aquel sobre el conjunto de la vida institucional (el PRODOC): este Consejo Técnico es efectivamente una creación del proyecto para sus relaciones con los campesinos y no una instancia natural ni duradera para dichos tratos. Asimismo terminamos por regresar los estudios sobre el bosque-monte de hualangos al girón de las investigaciones.

Bueno, intentamos cumplir y ya estuvimos ante unos cuantos oteros para su revisión final y su armonización. Sólo era cuestión de hacer un último esfuerzo.

Dar el último toque a cada texto fue como siempre una mezcla de placer y de tedio. El tedio de las correcciones. El placer de encontrar un potencial y ayudar a expresarlo mejor aún.

Tratar casi simultáneamente varios oteros llevaba también a modificaciones y agregados. Es normal. Cada uno aportaba algo diferente que completaba o cuestionaba los otros, pero siempre los enriquecía.

Como era de esperar, entre todos ofrecían un panorama sumamente complejo y estimulante, pletórico de nuevos alcances y nuevas pistas.

Pero, mientras habíamos pensado que todos estos aportes se fuesen sumando y completando, por una extraña alquimia iban más bien produciendo visiones diferentes, con figuras que surgían y se esfumaban, con ideas que se esbozaban y desaparecían si no se les atendía inmediatamente.

Vimos que recién ahí empezábamos a tocar el principal resultado de la acción del proyecto.En lugar de querer aplicar mecánicamente alguna propuesta ecológica a una zona

'representativa' para sacar de ahí su modelito, el 'pepea' había preferido insertarse en una realidad dada y vivir todas sus experiencias y contradicciones, aprovechando simplemente su carácter 'piloto' para dotarse de capacidades de debate y estudio difícilmente accesibles a otros proyectos.

Había registrado al máximo sus balbuceos, sus discusiones, sus peleas, sus pasiones en el encuentro con la zona y los campesinos.

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El resultado más portador, más cargado de enseñanzas, no venía entonces de tal o cual investigación, de tal o cual acción, de tal o cual intento de elaboración de un conocimiento o un método, sino de ese conjunto, de esa vivencia global.

A través de ella se nos empezaban a imponer nuevas visiones sobre una serie de aspectos en los que tanto habíamos estado buscando en los últimos años, como en la famosa cuestión de la 'salud ambiental'.

La salud del medio ambiente

Ya habíamos tenido algunos avisos que hubiesen tenido que ponernos más atentos, más cuidadosos. En Hualangos habíamos visto que el 'bosque' para los campesinos no es bosque sino monte cultivado, de alguna manera es chacra; luego descubríamos en Mataracocha que la laguna también es chacra.

Pero lo habíamos dejado ahí. Esperábamos otras oportunidades y horizontes para retomarlo.

La cosa comenzó verdaderamente así.Desde nuestras sesiones de preparación habíamos sentido la necesidad de profundizar la

relación entre salud humana y salud del medio ambiente. La habíamos incluido en nuestras 'líneas de interpretación'.

Por ello, en lugar de retomar el ya clásico discurso de la Medicina Andina que lo hubiera llevado a seguir despotricando sobre los médicos y sus remedios químicos y de entusiasmarse con el fomento del 'pepea' a los tratamientos con plantas locales y su acercamiento a los curanderos, el otero de la Posta Sanitaria buscaba reubicar la salud humana dentro de la salud del conjunto.

No había ahí nada nuevo. En Cajamarca mismo ya se estaba manejando todo un rollo sobre salud del ecosistema. Lo cual no impedía recaer inmediatamente en las viejas prácticas curativas y preventivas de enfermedades, con algunos ingredientes locales para hacer más atractivos los paquetes de la Atención Primaria de Salud.

Pero, a propósito de un diagnóstico de 1988 por parte de los profesionales del 'pepea' sobre la salud en el área del proyecto, el manuscrito de nuestro otero preguntaba:

"¿Será que toda la cultura construida por el campesinado rural andino a lo largo de siglos (venciendo todo tipo de obstáculos, no sólo naturales, sino también producidos por la agresión socio-cultural colonizadora) no constituye una infraestructura sanitaria que es necesario conocer y evaluar antes de declararla inexistente?

¿Dónde ubicamos los conocimientos y prácticas comunales, familiares e individuales que le permiten al campesino utilizar su territorio (específicamente su 'chacra') y su organización, para producir y reproducir su existencia?

¿Autoriza la carencia de médico, enfermera, odontólogo, etc., a proclamar que no existe personal de salud, por más que en el Proyecto médicos veterinarios, ingenieros, sociólogos, realicen actividades de protección del ambiente global y sin cuyo concurso sería una utopía hablar de salud?"

Luego, al retomar las actividades reseñadas en dicho documento, presentaba una visión discordante con el informe:

"Por el lado de los técnicos, desde el inicio se manifestó su interés por la protección y regeneración del ambiente, aunque en ningún momento se le ligó a la salud. Esta sólo aparece tardíamente cuando, ante los reclamos de la comunidad por la atención de enfermedades humanas, se empieza a hablar de 'salud', pero manteniendo la separación entre lo que es cuidado del ambiente y salud (reducida a sus aspectos recuperativos).

Esta visión dicotómica va a prevalecer y determinar que el personal asignado a la 'atención de la salud' dé énfasis a la 'atención de la enfermedad', dificultando la integración de los técnicos alrededor de una concepción ecológica del proceso salud-enfermedad.

En realidad, creemos que el informe es sumamente injusto al no reflejar lo que al interior del Proyecto se venía y viene realizando en el campo de la salud. Vista en conjunto la práctica desarrollada por el PPEA, encontramos riquísimos aportes tanto de los campesinos como de los técnicos para rescatar, revalorar y desarrollar condiciones generadoras de salud.

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Por ejemplo, las acciones centradas en la protección, conservación y desarrollo de la ecología rural andina mediante la promoción de cultivos andinos y enriquecimiento del germoplasma local, el control de plagas de animales y plantas, la utilización y transformación de recursos naturales, la recuperación de la cubierta vegetal de laderas.

Por ejemplo, las acciones que intentan consolidar y desarrollar las formas organizativas sociales del campesinado respetando su identidad, su autonomía para tomar decisiones, o aquellas que buscan reconocer y valorar sus conocimientos, técnicas y patrones culturales..."

La cosa estaba bonita. Era normal salir de la confusión salud-enfermedad y loable reubicar la salud humana dentro de la del medio ambiente.

Pero se suponía ahí que tanto campesinos como técnicos habían actuado en agricultura, ganadería, forestación, conservación de suelos, organización, etc., bajo uno o varios conceptos implícitos de salud.

Para ser consecuentes, deberíamos hacer una lectura de todas estas prácticas a la luz de un enfoque de salud.

Hicimos un breve intento con la agricultura y la ganadería.Y la cosa se puso color de hormiga. Surgieron una serie de nuevos puntos de vista, de nuevos

ángulos para iluminar e interpretar lo que allí sucedía. Hubiéramos podido retomar, con ejemplos agrícolas o pecuarios, todos los debates que se dan en la definición de políticas de salud humana. Hubiéramos podido satanizar a través de ellos todos los equívocos de la práctica médica y para-médica en las sierras andinas.

Por ejemplo. Habíamos hecho una lectura de la evolución en las actividades y propuestas agrícolas del 'pepea' a la luz de su progresivo acercamiento a los conocimientos y prácticas campesinas, a los recursos genéticos locales, a las estrategias de cultivo existentes.

Podía leerse asimismo a la luz de los conceptos manejados en salud.Al enfoque común de la prevención de salud como eliminación de fuentes internas y externas

de enfermedad correspondían paquetes como las 'semillas libres de virus'.La medicina deportiva y su afán de aumentar competitividad y rendimientos tenía su pendiente

en las obsesiones por producir variedades mejoradas (irreproducibles sin asistencia externa).La tendencia a medir la salud del niño con controles universales de peso y talla, se expresaba

a su vez en los criterios empleados para seleccionar en las semillas locales ecotipos merecedores de una política de difusión.

La reciente proliferación de bancos de semen y órganos hacía pensar en las propuestas de banco de germoplasma.

La comparación con la ganadería era aún más fácil. Especialmente en cuanto a sanidad animal.

Vacunaciones y dosificaciones tienen su pendiente en ambas medicinas.Sanidad animal y salud humana se habían entregado por igual al sistema de promotores

campesinos.Etc.

La reflexión podía extenderse con facilidad a las tres actividades a la vez.El entusiasmo por el tratamiento con plantas locales se hallaba en los tres casos y se

articulaba a la moda de la Medicina Andina por la farmacopea campesina.El interés por conocer los sistemas campesinos estaba presente en los tres (agricultura,

ganadería, salud humana); en todos habían habido estudios al respecto; en todos se volvía luego a caer en la propuesta de soluciones-recetas puntuales a problemas-enfermedades.

Siguiendo con la analogía, podía verse el proceso global del 'pepea' como la repetición de los vicios de la medicina. Desde el Estudio de Beneficiarios de 1985 se había intentado conocer la realidad en conjunto, la situación verdadera. Un poco como la medicina plantea, teóricamente, que no existen enfermedades sino enfermos. El Estudio había buscado conocer el paciente como es en lugar de limitarse como muchos diagnósticos de proyectos a detectar problemas-enfermedades.

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Pero, de la misma manera que la medicina suele pasar rápidamente del paciente a sus enfermedades y proponer soluciones puntuales para curar éstas y evitar la aparición de otras, el 'pepea' cayó rápidamente del conocimiento de su paciente al intento de diagnosticar males (erosión, baja producción, semillas malas...) y proponer paliativos para cada uno de ellos y para los que pudiesen surgir.

Hubiéramos podido quedarnos en esta clase de analogías y sacar de ellas bonitas figuras para el momento de la redacción. Pero había más, mucho más. Porque las preocupaciones generadas por una práctica determinada podían entonces echar nuevas luces sobre prácticas similares en otros campos.

En salud humana veníamos hablando cada vez más de que, más allá de las enfermedades y sus tratamientos, lo esencial es la capacidad de adaptación y de transformación que tienen la población y el individuo, de que no hay un parámetro universal de peso-talla-edad sino más bien una capacidad de adaptar peso y talla a la realidad concreta que se vive, a las posibilidades de alimentación y las necesidades de trabajo.

¿No era lo mismo lo que habían empezado a descubrir los responsables del 'pepea' en semillas al optar finalmente por impulsar la conservación y circulación in situ, dentro de la chacra y entre ellas, de las semillas de cultivos andinos, en lugar de querer 'mejorarlas' con selecciones o manipuleos externos?

Los cuestionamientos se multiplican en agricultura ante los paquetes de la Revolución Verde y el simplismo de su enfoque productivista y su carácter antieconómico y/o depredador.

¿No estaríamos también en las políticas de salud y de Atención Primaria ante una suerte de Revolución Verde, con su 'productivismo' y su afán de 'monocultivo' de 'variedades mejoradas'?

Esta puesta en relación de las prácticas agrícolas y ganaderas con las de salud humana suscitaba así un torbellino de posibilidades de reflexión y cada una de ellas merecía ser seguida para ver adónde nos conducía.

Pero al mismo tiempo una nueva pista comenzaba a emerger de esta observación global de los tres campos. Ya no se trataba solamente de jugar con las concepciones de profesionales y agentes externos sino de descubrir algo de lo que tanto buscamos entender: la visión campesina.

La familia como concepto de salud

El 'pepea' había estado interesado en escapar al clásico trabajo de salud preventiva y recuperativa. Desde 1985 había proclamado la necesidad de acercarse al 'sistema de salud campesina'.

Pero cada vez que los campesinos planteaban algo en salud, era para reclamar la construcción de su Posta Sanitaria, para pedir atención médica y capacitación.

Había evidentemente, como en todos los proyectos con esta clase de afanes, una incomprensión básica: para ellos 'salud' es lo nuestro, ellos tienen otro concepto y no hay traducción literal posible.

Los esfuerzos por pulir grandes definiciones sobre 'bienestar' y otras cosas por el estilo tampoco encontraban eco.

De repente una pista surgió... de la agricultura. En el ejemplar único del acta olvidado de una simple reunión de personal, en enero de 1986, uno de los equipistas había mencionado una extraña respuesta campesina: "La papa y la quinua son familias, por eso no les afecta ninguna plaga". La versión no era textual y la idea era medio incomprensible.

Por lo menos no había sido retenida por el 'pepea' aunque sí, por suerte, transcrita en el acta de la reunión.

Años después, al leerla, nos hizo pensar en lo que contaba hace poco un colega puneño sobre el proceder del campesino aymara ante un nuevo cultivo que desea probar: "Una vez adquirida la semilla, se efectúa una ceremonia especial (...) que consiste en tomar al nuevo componente como un ser más que se integra al interior de la familia (algo así como la nuera denominada

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'yokcha'). Debe ser integrada con todo el merecimiento posible a la vida familiar del campesino." ("Tecnologías campesinas de los Andes - Primer seminario taller altiplánico de revaloración del conocimiento andino", Oruro, julio de 1988)

Paralelamente, un documento del 'pepea' recordaba la costumbre campesina de hablar de los 'males de Dios', que son enfermedades a ser atendidas por el médico, lo cual deja suponer que hay otras, las de ellos, las de adentro, que son atendidas dentro de la familia chica o dentro de la familia grande comunal. ¿Podrían diferenciarse las 'enfermedades de Dios", las introducidas, las inmanejables por ellos, y las 'enfermedades de la familia', las que ellos pueden manejar por su cuenta dentro de su cultura?

A eso se agregaba también la relación del campesino con sus animales, que son mucho más que recursos, mucho más que un capital, que son sus hijos, son familia.

¿Acaso esa idea de 'ser familia' no podría expresar algo del concepto campesino sobre lo que nosotros queremos decir con nuestros intentos de definición amplia de la salud?

Y si fuese así, ¿qué significaría? ¿Qué es 'familia' para el campesino?

Empezaba a abrirse así un amplio horizonte de posibilidades para un nuevo diálogo con los campesinos, quizás para tratar de llegar a un mejor entendimiento sobre agricultura, sobre ganadería, sobre medio ambiente.

¿No sería que la acogida a los nuevos planteamientos sobre agricultura y semillas habría sido facilitada por el acercamiento progresivo e intuitivo a un concepto campesino de la salud en que lo importante es la capacidad de reproducción, es decir la capacidad de trabajar y convivir dentro de la realidad existente, dentro de la familia del 'ecosistema'?

¿La confianza lograda con los campesinos sobre sanidad animal no podría provenir de que el 'pepea' haya buscado de alguna manera fomentar un cuidado 'en familia' en lugar de presionar por productividad y 'remedios de Dios'?

¿No habría en la 'familia' una pista para superar cierto mecanicismo en nuestra actual visión de los 'equilibrios' del ecosistema? ¿No nos podría aportar ese concepto de 'familia' una apertura para llegar a lo cualitativo, lo afectivo, lo ético de las relaciones entre los convivientes para la reproducción del ecosistema?

Hasta adquirían nuevas luces cosas aparentemente tan anodinas como todo aquel discurso sobre la 'amistad' en las relaciones entre campesinos y técnicos del 'pepea'. Era evidente que no bastaba con ese trato amistoso. Pero, ¿no sería ése un primer paso para ver si el 'pepea' o su personal era capaz de llegar a un trato de 'familia' con los campesinos?

¿Convenía ver esa amistad como un logro a celebrar o más bien pensar que el no haber podido superar la amistad para llegar a ser familia era la muestra de las limitaciones del proyecto, de esta clase de proyectos?

¿Acaso no existen muchos ejemplos de comunidades que, después de observar durante años las actitudes y comportamientos de algunos elementos externos, les ofrecen casarse para que 'sean familia'?

Epílogo

Desgraciadamente, ¿qué podíamos hacer ahora nosotros, la 'banda de los cuatro', a esa altura del partido? ¿Recién empezaba el estudio que nos habían encargado o eso habría de ser otro trabajo, otro esfuerzo?

Porque ya no era solamente cuestión de armonizar las partes y hacer una síntesis. Hubiese sido necesario retomar cada uno de los oteros, revisarlo de vuelta a la luz de las nuevas interpretaciones, de las nuevas pistas, regresar a terreno para el lento proceso de diálogo con los campesinos.

Por ejemplo, en cuanto a las cárcavas de Mataracocha, ¿no sería que para los campesinos las 'cequias' son 'familia' y buscan convivir mejor con ellas mientras para los técnicos son enemigos a destruir?

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En cuanto a las escuelas rurales, ¿acaso el divorcio no vendría de que los campesinos anhelan hacerlas 'familia' para enriquecer sus propias estrategias y posibilidades, mientras ella sólo quiere ser 'patrona' y se niega a casarse con la educación andina?

¿No sería que la característica principal de la chacra campesina es el 'ser familia' y el 'hacer familia'? ¿No sería la chacra el símbolo de la familia como la vivienda es el símbolo del hogar en sociedades occidentales?

¡Cuántas cosas podrían aparecer!

Pero también ¡cuántos borradores teníamos ya! ¡Algunos manuscritos ya habían conocido tres o cuatro versiones diferentes! ¡Quién aceptaría volver a comenzar otra vez!

Algo hemos intentado. Sin la amplitud ni la capacidad necesarias, pero algo hicimos.Fuimos ambiciosos al comenzar. Terminamos rebasados. Entonces hemos transigido. Hemos

probado algún bocado de la torta que empezamos a descubrir, yendo más allá de lo aparente.Queda ahora el reto, para el 'pepea', para nosotros, para otros, de seguir esta senda

inconclusa.

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Anexo

Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA)

Datos básicos

Dónde

El Proyecto Piloto de Ecosistemas Andinos (PPEA) trabaja en un área de aproximadamente 7000 hectáreas ubicadas en laderas erosionadas al sur-occidente de la ciudad de Cajamarca, a muy pocos kilómetros de ésta, en la provincia y distrito del mismo nombre.

Este espacio se extiende entre los 2750 y los 3700 metros sobre el nivel del mar y se distribuye en tres zonas agro-ecológicas: la ladera baja, la ladera alta y la jalca; cada una tiene ciertas características agropecuarias comunes y están interrelacionadas entre sí por distintos flujos de población, bienes, productos y servicios.

El área corresponde aproximadamente a la microcuenca del río San Lucas o río Manzanas y abarca desde los cerros Secsemayo, Apolina Huajchana y Cajamarca, hasta la localidad de Lucmacucho en la periferie inmediata de la ciudad de Cajamarca.

Luego de varios siglos del sistema de haciendas y especialmente de su arrendamiento por periodos cortos, el medio ambiente está sumamente degradado, con una cubierta vegetal disminuida, suelos empobrecidos, lluvias mal distribuidas. Este proceso fue acentuado en los tres últimos decenios por una creciente minifundización que acentuó la presión sobre las tierras y el ambiente.

Con quiénes

El PPEA trabaja con una cantidad variable de caseríos o comunidades que componen este espacio.

La cantidad no es estable porque el Proyecto ha ido extendiendo progresivamente su área de acción desde sus inicios en 1985 hasta 1990. También lo es porque la delimitación y denominación entre unidades sociales y político-administrativas han sido sumamente cambiantes en los últimos decenios.

Las haciendas anteriores a la reforma agraria ya no constituyen automáticamente las unidades actuales. Por ejemplo, una misma hacienda puede haber sido dividida en dos o tres para dar lugar a una comunidad por un lado y a un caserío de propietarios particulares por el otro: caso Sexemayo.

Según los momentos y actividades, una zona puede ser considerada como una unidad especial (llamada sector o con otros nombres) o como parte de una comunidad mayor: caso May May.

Algunas unidades están en proceso de disgregación (caso Porconcillo y Chillcaloma) mientras se dan formas puntuales de reagrupación: un mismo teniente gobernador para Candopampa y Hualanga Alta.

En el lenguaje del PPEA estas unidades se llaman alternadamente caseríos o comunidades. En realidad unas pocas son Comunidades Campesinas oficialmente reconocidas de acuerdo a la legislación peruana o en proceso de reconocimiento; existen algunas cooperativas agrarias y Grupos Campesinos; el resto son propietarios (casi siempre minifundistas) socialmente agrupados en caseríos.

Salvo en la ladera baja donde, con la cercanía a Cajamarca y la mayor densidad demográfica, se da una progresiva urbanización, las viviendas suelen estar dispersas, situadas en la parcela principal de cada familia.

La mayor unidad (que tiene una ubicación central en el área) es Chamis, ex-hacienda que fue convertida en cooperativa y que busca ahora hacerse reconocer como comunidad campesina.

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Algunos caseríos han constituido Rondas Campesinas de acuerdo a la tradición creciente en Cajamarca desde hace veinte años. Entre los de la ladera baja, varios tienen participación activa en las organizaciones y federaciones campesinas de la provincia y del departamento, en cuyas directivas juegan un papel importante. No existe ninguna organización que agrupe en forma estable a las rondas del resto del área.

Las familias se dedican a una actividad agropecuaria básicamente de subsistencia, con la producción de algunos excedentes para la ciudad de Cajamarca. Muy pocas son las que logran vivir de ello y la mayoría (sobre todo a medida que se baja la ladera) trabajan en forma temporal o estable en la ciudad de Cajamarca u otras zonas de migración.

Quiénes

El PPEA es un proyecto piloto creado a instancias del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, con sede en Nairobi, Kenia-Africa) y con financiamiento de la República Federal de Alemania.

El Perú es el país receptor y contraparte, teniendo al Instituto Nacional de Planificación (INP) como representante del Estado peruano, mientras las oficinas limeñas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) tienen la representación legal y administrativa del PNUMA en el Perú.

En Cajamarca, el PPEA está insertado dentro de la Corporación Departamental de Desarrollo (CORDECAJ) como organismo ejecutor; ocupó diversas ubicaciones en el organigrama de la Corporación en estos años.

La Universidad Nacional de Cajamarca (UNC) tiene un rol de organismo asociado, con participación en el Directorio del PPEA.

El Proyecto cuenta con un Coordinador Nacional nombrado por la Corporación y un Asesor Técnico Principal (ATP) o Jefe de Proyecto nombrado por el PNUMA.

El personal del Proyecto (30) es contratado o destacado (nombrado) por la Corporación, pero a raíz de sucesivas crisis institucionales y económicas existe un grupo de profesionales y empleados contratados y pagados directamente con fondos del PNUMA o de otras fuentes extranjeras.

En cuatro años estuvieron en el PPEA dos expertos internacionales a largo plazo y 16 expertos a corto plazo.

El PPEA cuenta con un presupuesto nacional de funcionamiento, que por la crisis del país ha ido limitándose esencialmente al pago del personal y a algunas pequeñas inversiones en terreno, y con un presupuesto del PNUMA que es administrado por Nairobi, PNUD-Lima y el ATP y sirve al pago de expertos (permanentes o de corto plazo), investigaciones, equipamiento, estudios, reuniones y seminarios, publicaciones, etc.

Los montos equivalen a unos 450 000 y 1 100 000 dólares para los aportes del Perú y del PNUMA respectivamente sobre los cuatro años que van de junio de 1986 a mayo de 1989, lo cual significa un proyecto pequeño por las cantidades anuales para cada una de las dos partes y una inversión muy elevada con respecto a una zona reducida.

El Proyecto coordina formal o informalmente sus actividades con una amplia gama de instituciones (públicas o privadas, cajamarquinas o nacionales). Varios convenios han sido firmados y ejecutados con sectores del Estado, entidades autónomas, proyectos y asociaciones de todo tipo.

Para qué

Los objetivos del PPEA han ido variando a lo largo de los años, en forma implícita o explícita. Los objetivos específicos originales fueron:* Concientizar a la población rural del área del proyecto sobre la necesidad de conservar y

proteger el medio ambiente.* Conservar y mejorar los recursos naturales renovables en la zona del proyecto.

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* Reducir los peligros ambientales que amenazan la estabilidad y mejoramiento de la producción agrícola, ganadera y forestal en el área del proyecto.

* Mejorar e incrementar la capacidad del grupo beneficiario a través de la transformación de los productos agrícolas, ganaderos y de la artesanía doméstica.

* Lograr la participación efectiva y real de los beneficiarios en todas las actividades del proyecto.* Emplear la metodología desarrollada a otros grupos beneficiarios en otras regiones de

ecosistemas similares.

En cuanto a las metas o resultados esperados, fueron:* Repoblación forestal del proyecto adecuada a los distintos niveles de altura, de acuerdo a los

patrones existentes y de acuerdo a las posibilidades y necesidades de los beneficiarios.* Establecimiento de viveros de árboles y arbustos.* Rehabilitación del área del proyecto, protegiéndola contra los peligros ambientales, en especial

la erosión.* Aumento de la producción agrícola y ganadera.* Mejoramiento de los conocimientos del lugar y de la tecnología en uso.* Mejoramiento de la capacitación de los promotores y campesinos del área del proyecto, así

como de las áreas adyacentes.* Capacitación del equipo del proyecto.* Establecimiento de instalaciones de vigilancia meteorológica.* Estudios sobre problemas ambientales y de desarrollo y sobre las posibilidades técnicas

productivas que ofrece la zona central del proyecto.* El proyecto servirá como demostración de las ventajas del uso racional de los ecosistemas

andinos y, por tanto, podría tener impactos no sólo en la región de Cajamarca sino en otras áreas, para lo cual se realizarán seminarios y cursos prácticos.

Cómo

El PPEA está internamente estructurado en cuatro áreas especializadas que realizan actividades propias o coordinadas entre sí:Area de recursos naturales- herbario- investigaciones agrometeorológicas- conservación de suelos y aguas- forestaciónArea agropecuaria- cultivos andinos, con banco de germoplasma, fondo rotatorio de semillas, semilleros, huertos

hortícolas- sanidad animal, manejo de pastos, promoción de animales menores, introducción de alpacasArea de infraestructura y transformación- apoyo en construcción de obras (casas comunales, captaciones de agua, escuelas, canales de

riego, locales varios)- artesanía doméstica (manualidades de tejido, corte y confección, picapedrería, herrería,

cestería, hojalatería, cerámica)Area de servicios sociales- apoyo a organizaciones campesinas (reconocimiento, capacitación)- alfabetización- contabilidad rural- atención primaria de salud- apoyo a escuelas rurales en educación ambiental- apoyo a la autocapacitación del equipo del proyecto

Los principios esenciales de la metodología del PPEA sufrieron también modificaciones a medida que la experiencia aportaba sus enseñanzas. Entre los usados durante los cuatro años se pueden mencionar los siguientes:* Fuerte impulso a la investigación, especialmente en los aspectos ecológicos.

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* Partir de los pedidos y necesidades campesinas antes que de un listado de soluciones a implementar.

* Rechazo a todo tipo de incentivos potencialmente desestructuradores para las costumbres y posibilidades de la población (donación de alimentos) o para el medio ambiente.

* Prioridad a los niños, a través de las escuelas rurales, y a las mujeres por su importancia en el desenvolvimiento social, económico y productivo de las familias.

* Establecimiento de relaciones de confianza y de compromisos mutuos con los campesinos a través de una política de Tratos Claros con las comunidades y de una coordinación y supervisión por un Consejo Técnico entre los caseríos y el PPEA.

* Mínimas inversiones externas en el terreno y prioridad a los recursos, capacidades y motivaciones locales.

* Creación y fortalecimiento de una dinámica de trabajo en equipo interdisciplinario.* Rescate, revaloración y reutilización de los conocimientos y prácticas del campesinado.

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