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Su centro geográfi co, Jara ndilla, se encuen- tra a 200 kilómetros de la capital de España. En la cadena de pueblos que se extienden a las faldas de la sier ra , uno a conti nuación de otro durant e 50 kilómetros , merecen destacar por su belleza sorprendente Mad rigal de la Ve ra, Villanueva de la Vera, Valverde de la Vera , Aldeanueva de la Vera, Cuacos y J araiz, po r cit ar los que están unidos entre por la car ret era principal. A derecha e izquierda de la carret era se encuen tr an n umeros os pueblos de meno r tráns ito turístico, pero no por eso m enosh ermosos. El monasteri o de Yuste, con sus cinco monjes j erónimos que lo ha bitan en silencio y o ración , es un remanso de paz y serenidad , frent e al cual el homb re tiembla al sen tir tan cerca su propia sole dady enigma . En total son 17 pueblos los que conforman esta zona . Pueblos que el hombre ha construi - do en la intersección entre la a brupta monta- ña y la espléndida llanura que se extien de kiló- met ros hacia el sur y que nuestros ojos no llegan a alcanzar dond e termina . El hombre vera to contempla la naturaleza en sus dos ver tientes, en la finitud de la m ontaña que le limita y en la infin itud de la planicie que le ensanc ha . Las dos igual de sob recogedoras . La comarca de La Vera se h all a si tuada al no reste de la provincia de C áceres, a la que pertenece. Que da limitada al norte por la Sie- rra de Gredas y la Sierra de la Vera, y al sur por el río Tié ta r. La gente de la zo na ach aca a éste su nombre comarcal, ya que la región se extiende a la «vera» mis ma de su largo cauce . Pero además la comarca de la Vera es una fiesta de fecundidad de la Naturaleza . Su ín- dic e de plu vios idad se pue de equiparar al de la España húmeda y esto hace que al adentrar- nos en la región nos sorprenda enormement e e! ver d or del paisaje y su abundancia de agua . Nues tra so rp r esa va en aumento cuando per- cibi mos qu e e! entorno ha cambi ado ra dical- men te. Es como si hub i éramos t raspasado al- guna p uer ta invisible y nos acercáramos al pa- raíso escondido. La vegetación, el aire , el suelo, e! color, todo se ha t ransformado ,y ante nos- o tros se extienden prados verdes salpicados de enci nas y alco rn oques; frut ales, destacando los cere zos y naranjos; plantaciones de ta baco , pi- m ien to y algodón. Y más en la montaña, las higu eras y los olivos esparcidos gen erosamente en los bancales que se escalonan hacia la cum- bre aprovechan do al máximo el terreno . Son el producto de la lu cha del hombre por la su- pervivencia,p or a rrancar de la tierra el xi- mo beneficio que ésta le pue da ofrecer. Palme- Lucía GOMEZ OLAZABAL VERA DE LA INTRODUCCION ALA Canalización exteri or del agua en una calle de La Vera . VUlanueva COMARCA

a éste su nombre comarcal, ya que la región DE LA VERA

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Page 1: a éste su nombre comarcal, ya que la región DE LA VERA

Su centro geográfico, Jarandilla , se encuen­tra a 200 kilómetros de la capital de España.En la cadena de pueblos que se extienden alas faldas de la sierra, uno a continuación deotro durante 50 kilómetros, merecen destacarpor su belleza sorprendente Madrigal de laVera, Villanueva de la Vera, Valverde de laVera , Aldeanueva de la Vera, Cuacos y Jaraiz,po r citar los que están unidos entre sí por lacarretera principal. A derecha e izquierda dela carretera se encuentran numerosos pueblosde menor tránsito turístico, pero no por esomenos hermosos. El monasterio de Yuste, consus cinco monjes jerónimos que lo habitanen silencio y oración, es un remanso de pazy serenidad, frente al cual el hombre tiemblaal sen tir tan cerc a su propia soledad y enigma.

En total son 17 pueblos los que conformanesta zona. Pueb los que el hombre ha construi­do en la intersección entre la abrupta monta­ña y la espléndida llanura que se extiende kiló­metros hacia el sur y que nuestros ojos nollegan a a lcanza r donde termina. El hombrevera to contempla la naturaleza en sus dosvertientes, en la finitud de la montaña que lelimita y en la infinitud de la planicie que leensancha . Las dos igual de sobrecogedoras.

La comarca de La Vera se halla situada alno reste de la provincia de C áceres , a la quepertenece. Queda limitada al norte por la Sie­rra de Gredas y la Sier ra de la Vera , y al surpor el río Tié tar. La gente de la zona achacaa éste su nombre comarcal, ya que la regiónse extiende a la «vera» misma de su largo cauce.

Pero ade má s la coma rca de la Vera es unafies ta de fecundidad de la Naturaleza. Su ín­dic e de pluviosidad se puede equiparar al dela España húmeda y esto hace que al adentrar­nos en la región nos sorprenda enormementee! verdor del paisaje y su abundancia de agua.Nues tra sorpresa va en aumento cuando per­cibi mos qu e e! en torn o ha cambiado radical­men te. Es co mo si hubiéramos traspasado al­guna puerta invisible y nos acercáramos al pa­raíso escondido . La vegetación, el aire, el su elo,e! co lor, todo se ha transformado, y ante nos­o tros se ext ienden prados verdes salpicados deenci nas y alcornoques; frutales, destacando loscerezos y naranjos; plantaciones de tabaco, pi­mien to y algodón. Y más en la montaña, lashigueras y los olivos esparcidos gen erosamenteen los bancales que se escalonan hacia la cum­bre aprovechando al máximo el terreno. Sonel producto de la lucha del hombre por la su­pervivencia, por arrancar de la tierra el máxi­mo beneficio que ésta le pueda ofrecer. Palme-

Lucía GOMEZ OLAZABAL

VERADE LA

INTRODUCCIONALA

Canalización exterior del agua en una ca lle de La Vera.VUlanueva

COMARCA

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Anciana verata con tí pico sombrero de paja. Madrigal deLa Vera

ras , cactus, jaras y pinos, todo se mezcla y cre­ce exhubera nte, hasta se podría decir sensual.

Dicen que en septiembre , cuando las cosechasse recogen y toda la vegetación está en su apo­geo , el olor qu e envuelve a la zona es tan aro­mático y perfu mado que llega a marear.

Es esto lo que a primera vista nos sal e a re­cibir, nos entusiasma y nos conmociona. Yrodeados de este festival no podemos evitarel recordar a los hurdanos, extremeños tam­bién, que se encuentran tan sólo a unos kiló­metros más al norte; sus penurias y esfuerzospor hacer bro tar alguna riqueza de su sueloestéril. Su lógica emigración.

Aquí, en La Vera, la economía ob viamentees tá bas ada en el agro. Hablando con la genteverata nos cuentan que la mayo ría de la tierraestá dividida en minifundios , que casi todo elmundo posee un «cacho» de ella. Sin embargo,paradójicamente, la emi gración , sobre todo degente joven, hacia zonas industriales, es ~ran.

de. Desd e luego, menos que en otras regronesespañolas, pero muy im portante. Esto no .nossorprendería si la tierra fuese desagradecida,pero en este vergel la contradicción se haceenigmática. ¿Por qué emigra, pues, la gentede La Vera?

El problem a se inser ta dent ro de todo undesarrollo económico de España y de una po­lít ica agraria deficien te qu e afect a al agricul­to r español, sea de donde sea. Los medios deexplotación con que se encuentra el agricultorverato es tán atrasados ; el sistema de distribu­ción se hace a base de intermediarios que fijanlos precios, siempre bajos e irrisorios ; el agri ­cu ltor carece de protección frente a las plagas,enfermedades , granizo o helada s; el trabajo enel campo es de sol a sol. arduo, fatigoso y saocrificado. Estos son algunos de los argumentossomeros y super ficia les pero convincen tes qu ehemos oído de boca de estos agri cultores quetienen todos ellos el «don » de ser lon gevos.Ellos mismos reconocen que el tabaco se pagabien, pero es to ha sido a partir sólo de haceunos años, cuando Tabacos se dio cu ent a qu ese estaba qu edando sin gente qu e lo cultivara.

El pimentón también es una bu ena inversión ,pero requiere mucho cuidado y riesgo . La cen ­tral de tabaco de Jaraiz y las fábricas de pi­mentón han potenciado mucho su cult ivo.

Otra razó n de peso qu e justifica la emigra­ción es que al ser min ifu ndios , cuando los hi­jos heredan se convier ten en más mi nifundi ostodavía , siendo ya demasiado pequeños comopa ra ser rentables. La gen te ent onces emigray abandona o vende su tierra. También se aban­donan esas casas mara villosas y an cestrales, ya l cabo de unos años vuelven y se construyennuevas edificaciones al gusto «moderno ».

A la gente vera ta se le en sancha el corazóncuando intuyen la posibilidad de formar coope­rativas de producción, qu e ven como salida alproblema del minifundio y de industriali zaciónde los cultivos. Tienen muchas sugerencias eideas sobre el as un to, ideas qu e brotan de susbocas con ese acento extremeño difícil de en­ten der al pr incipio pero que en seguida se captapor la facilidad que tienen para comunicarsecon el forastero. Son gente abierta , hospitala­ria y tremendamente locuaz. Gen te a las queles brillan los ojos cuando hablan de su tie­rra , que están orgullosos de su arquitectura,de su paisaje, de sus cultivos, pero que pesasobre ellos la tristeza de los hijos lejanos queya no quieren vivir allí, que ya no quiere n tra­bajar lo que ellos con tanto esfuerzo les labra­ron como herencia.

Así pues , detrás de un deco rado fast uoso dela naturaleza asistimos al drama ac tual de suaban dono. Quizá sea dem asiado tarde para im­pedirlo y tan sólo nos quede la misma esperan­za de aq uel viejo que nos decía : «Algún día sedarán cuenta qu e el hombre no puede comerhierro ni tornillos, entonces se valorará en justoprecio el ca mpo, y el hombre volverá sus ojosy sus manos hacia es ta tierra mil veces agra­ciada por la naturaleza y el ingenio del hom­bre». 9

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Rollo Picota para los ajusticiados.Valverde de La Vera

Ateniéndonos concretamen te al caso de La Vera, analizare­mos a continuación, muy someramente, su p ropio medio ambien­te, para ver cuál es su incidencia sobre el hábitat, y por fin cuáleshan sido las soluciones adoptadas por el hombre de La Vera.

Esta comarca, perfectamente definida, está situada en la la­dera sur de la Sierra de Gredos, aproximadamente a unos 400 me­tros de altitud, en una pequeña meseta adosada a la citada sierra.El valle del río Tiétar marca la línea de separación entre La Veray la comarca contigua, quedando perfectamente diferenciadasambas.

Gracias al Valle del Tiétar, zona lógicamente muy fértil, y alas ob ras de regadío llevadas a cabo, es La Vera una especie deoásis de Extremadura, y su principal base de la econom ía seránlos cultivos, sobre todo el tabaco, el algodón, el pimentón y losárboles frutales.

Por otra parte, gracias a las laderas esca rpadas de la Sier rade Gredos, que marca el norte de la comarca, se puede adaptara estos pa ra jes la cabra . Sin em bargo, el ganado lanar se limitaa las zonas bajas , donde están los pastos necesarios para la críade este ganado.

El fact or climático es también decisivo en el desarrollo de laa rquitectura. En este aspecto, La Vera tiene una situación privi­legiada, debido a su orientación hacia el sur, de tal fo rma que lastemperaturas máximas nunca sobrepasan de los 35" en veranoni las mínimas llegan a ser más bajas de 2°. No obstante, su elehaber bastantes precipitaciones en forma de lluvia, nieve, graonizo y escarcha, sobre todo en invierno. El agua no sue le esca­sear, por lo cual se hace imprescindible contenerla en lugaresadecuados para este fin.