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38 ENTREVISTAS Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) sabe ya que es un escritor consagrado y que ha consegui- do darle forma a un lector vilamatiano: ese lec- tor inteligente, indemne al embauque y despierto a un nuevo tipo de literatura, en donde el ensayo y la novela se funden con singular armonía. Lo conocí gracias a un artículo sobre Roberto Bolaño que publiqué en la revista Quehacer y, luego, personalmente en Burdeos, cuando fue a presentar El mal de Montano (Ana- grama, 2002) en un nutrido auditorio en el que había gente que ni siquiera hablaba español. Algunos días después, los france- ses le concedieron el Premio Médicis (premio que el año pasado había gana- do nada menos que Philip Roth) y yo intuí que, aunque satisfecho, Vila- Matas lo había recibido con la misma humildad con la que me había saludado, sin dejar de lado esa fina ironía que asomaba por momen- tos y rompía con toda solemnidad. La siguiente es una entrevista electrónica que nos concedió desde Barcelona y en la que hablamos de su li- teratura, de Bolaño y de Los Belkings. Luego de una seguidilla de premios literarios (Rómulo Gallegos, Herralde, Premio de la Crítica, Médicis premio que no había conseguido nunca un escritor español) y de un año absolutamente exi- toso, en el que, como apunta J.A. Masoliver has "subido [...] tan alto que está(s) rozando el cielo con las manos", o Pozuelo Yvancos, quien dice que te sabes "ya escritor pleno, maduro, genial", me pregunto qué recuerdo tienes del escritor inadver- tido, "siempre en la sombra", que no Las logias clandestinas de Vila-Matas Diego Trelles Paz Foto: Jerry Bauer. Cortesía de Ed. Anagrama.

A T S I V E R T N Las logias clandestinas de Vila-Matas · 2012. 11. 3. · 40 E N T R E V I S T A S tiene la impresión de que es mucho más impor-tante pensar que contar. El lector

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Page 1: A T S I V E R T N Las logias clandestinas de Vila-Matas · 2012. 11. 3. · 40 E N T R E V I S T A S tiene la impresión de que es mucho más impor-tante pensar que contar. El lector

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Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) sabe yaque es un escritor consagrado y que ha consegui-do darle forma a un lector vilamatiano: ese lec-tor inteligente, indemne al embauque y despiertoa un nuevo tipo de literatura, en donde el ensayoy la novela se funden con singular armonía. Loconocí gracias a un artículo sobre RobertoBolaño que publiqué en la revista Quehacer y,luego, personalmente en Burdeos, cuando fue apresentar El malde Montano (Ana-grama, 2002) en unnutrido auditorio enel que había genteque ni siquierahablaba español.Algunos díasdespués, los france-ses le concedieronel Premio Médicis(premio que el añopasado había gana-do nada menos quePhilip Roth) y yointuí que, aunquesatisfecho, Vila-Matas lo habíarecibido con lamisma humildadcon la que me habíasaludado, sin dejar

de lado esa fina ironía que asomaba por momen-tos y rompía con toda solemnidad. La siguientees una entrevista electrónica que nos concediódesde Barcelona y en la que hablamos de su li-teratura, de Bolaño y de Los Belkings.

Luego de una seguidilla de premios literarios(Rómulo Gallegos, Herralde, Premio de

la Crítica, Médicispremio que nohabía conseguidonunca un escritorespañol) y de un añoabsolutamente exi-toso, en el que,como apunta J.A.Masoliver has"subido [...] tan altoque está(s) rozandoel cielo con lasmanos", o PozueloYvancos, quien diceque te sabes "yaescritor pleno,maduro, genial",me pregunto quérecuerdo tienes delescritor inadver-tido, "siempre en lasombra", que no

Las logias clandestinas de Vila-MatasDiego Trelles Paz

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quedaba ni entre los cincuenta primeros en loscertámenes literarios y no conseguía firmar niun solo libro en El corte inglés. Viendo tu vidaen retrospectiva, te pediría que me hables unpoco de la primera etapa de Enrique Vila-Matas, la semi-clandestina y desconocida paralos lectores latinoamericanos; también tepediría que me cuentes un poco de tu época enla revista Fotogramas.

No soy de esos escritores jóvenes que quierenempezar la casa por el tejado. Desde mis comien-zos como escritor, tuve muy claro que la palabraera: paciencia. Si lo que pretendía era inven-tarme un lector nuevo,el lector vilamatiano,mi reconocimientocomo escritor tardaríaen llegar. No he conoci-do la ansiedad de lamedalla al mérito juve-nil o la ansiedad deentrar en la Academiade los Torpes o de losLaureados Nacionales.Me he dedicado esen-cialmente a trabajar yhe tenido la suerte (queno tiene todo el mundo)de que, con confianzacasi ciega, mis obrasdifíciles las ha ido pu-blicando Anagrama,siempre a mi lado eneste largo recorrido de años... En cuanto aFotogramas, me dediqué ahí a inventar entrevis-tas con famosos como Marlon Brando, entrevis-tas que eran publicadas por la revista como sifueran ciertas. Tuve un éxito tan grande con estegénero-fraude que hoy en día son muchos losentrevistadores jóvenes que dicen que me hanentrevistado y en realidad se han inventado laentrevista.

Me dijiste que nunca ibas al cine (en tus pal-abras, la última película que viste fue PulpFiction) y confieso que no te creí. Luego meencontré con un artículo tuyo en el que decías

que te habías hecho escritor luego de ver aMastroianni en La notte de Antonioni. En esapelícula el actor italiano hacía de escritor y sumujer era nada menos que Jeanne Moreau.¿Sigues sin ir al cine?

Voy tan pocas veces al cine (hace ya más de cua-tro años que no piso una sala de cine) que mepregunto si volveré alguna vez a volver a ver unapelícula en mi vida.

¿Qué es para ti el lector inteligente? Te cito:"Es posible que en este siglo se incorpore másla ficción del lector inteligente, un tipo de no-

vela emparentada con la reflexióny el pensamiento". ¿Sigues pensan-do que hay una mafia literaria en

Madrid ahora que teconcedieron el Pre-mio de la Crítica porEl Mal de Montano?

Te cito (de nuevo): "Elcanon español forma parte

de las mafias lite-rarias instaladas haceaños [...] bastaría verquién dirigía hacedoce años el suple-

mento Babelia de El Paíspara ver cómo a la sombra

se instalaron todoslos que ahora estáninstalados".

El lector inteligente es alguien que está cansadode que le cuenten por enésima vez la historia, porejemplo, de Romeo y Julieta y que encima se lacuenten a un nivel más bajo que el deShakespeare. El lector inteligente es el que lee,por ejemplo, una historia sobre mujeres adúl-teras y, aunque la historia está bien contada, seacuerda de que, una vez leyó Madame Bovary yse acuerda de que esa sí que era una novela bienhecha. El lector inteligente quiere que lo tratencomo lo que es: inteligente. Le cansa que lo veancomo un pobre diablo al que se le puede embau-car con una historia de ficción ya mil veces con-tada. El lector inteligente quiere leer y pensar y

No soy de esosescritores jóvenes quequieren empezar lacasa por el tejado.Desde mis comienzoscomo escritor, tuvemuy claro que lapalabra era: paciencia.

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tiene la impresión de que es mucho más impor-tante pensar que contar. El lector inteligente tam-bién sabe que para poder imponer el arte de pen-sar hay que contar. Entonces, ese lectorinteligente elige historias de ficción que incor-poren tanto el mundo de la realidad como el pen-samiento. Es un lector ese lector inteligente queama desplazarse hacia el ensayo, hacia la refle-xión... En cuanto a lo de la mafia madrileña y elpremio de la Crítica sobre el que me preguntas,sólo decirte que ha sido sólo después de haberrecibido el Rómulo Gallegos en Venezuela y pre-mios en Europa cuando se decidieron en Madridcon el premio de laCrítica a reconocer miobra. Un poco tarde,me ha parecido. Perono se les puede pedirmás, leen poco y,además, están dema-siado ocupados en con-decorar a sus gloriasmediocres.

Has dicho queBartleby y compañíate gusta más que Elviaje vertical (opiniónque comparto). ¿Tehubiera gustado que fuese Bartleby la ganado-ra del Premio Rómulo Gallegos?

No, está bien así.

No sé si te han hecho esta pregunta pero te lahago igual porque se la hicieron a Bolaño.(Evidentemente, no tienes que responderla.)Te la formulo como se la formularon alescritor chileno: ¿Siguió siendo RobertoBolaño amigo tuyo luego de la pelea que éstetuvo con los organizadores del PremioRómulo Gallegos?

A mí me favoreció ganar el Rómulo Gallegos sinque estuviera Bolaño en el jurado (se dio de bajaa última hora por su pelea no solo con los orga-nizadores sino con los otros componentes deljurado, componentes que eran escritores que yo

no conocía y que estaba convencido de que jamásme votarían). Me favoreció porque, de haberestado él en ese jurado y ganar yo, siempre habríapodido parecer que tenía el premio gracias aBolaño. Por lo demás, siempre fuimos amigos y,lo que es más importante, nos admiramos mutu-amente como escritores. Nos vimos por últimavez, quince días antes de su muerte, y tuvimosuna conversación entrañable. No lo había conta-do hasta ahora y lo cuento aquí. Salimos los dosde casa de Herralde y él se ofreció a acom-pañarme en coche hasta mi casa (el coche era deuna amiga suya que iba a devolverlo a Blanes).

Elegí, no sé por qué, nosubir al coche. "¿Adónde

vas?", me preguntóBolaño. "No lo sé", lerespondí. Y él se rió.Era y es verdad, no séadónde voy. Fue una

buena despedida, y éldebe estar todavía rién-dose. Yo lloro por su

muerte. Pero todo es relativo.

Tanto en Bartleby como en Elmal de Montano, por citar dos

de tus obras, hay personajes estéticamentegrotescos—como Marcelo, el oficinista (que

me parece un claro homenaje a los personajesde Kafka), o el actor Tongoy— y, cuando losdescribes, hay una vena cómica clara que seregodea de su fealdad y de su condición deparias. ¿Estás de acuerdo en que muchos detus narradores presentan lo trágico y/o mons-truoso a través de la parodia, de la comedianegra?

Todos mis personajes son monstruosos y estáncargados de defectos, como yo.

Tu padre es un nacionalista catalán y tú eresun escritor que no sólo cuestiona con mordaci-dad todo tipo de nacionalismos sino que,además, no escribes (ni, supongo, escribirás)en catalán. En muchos de tus libros las rela-ciones entre padres e hijos es conflictiva. En laconferencia que diste en Burdeos creí enten-

El lector inteligentequiere leer y pensar ytiene la impresión deque es mucho másimportante pensarque contar.

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der que la relación con tu padre es muy buena.No pretendo inmiscuirme en tu vida personal,pero quiero saber si hay mucho de auto-biográfico en tus obras.

Hoy mismo he leído un artículo en el que nadamenos me llaman "el padre de la autoficciónespañola". No sé... Bien, lo único seguro es queautobiografía ha habido mucho en lo que heescrito hasta el día de hoy. Del mismo modo que,en mi opinión, toda autobiografía es ficcional ytoda ficción es autobiográfica. Como decía BorisVian: "Todo en mis novelas es verdad porquetodo en ellas es inven-tado".

En Seis propuestaspara el próximo mile-nio, Italo Calvinopiensa que la literatu-ra sufrirá una evolu-ción y tenderá a lalevedad, la rapidez, laexactitud, la visibili-dad y la multiplicidad (hipertextualidad,metaliteratura y mestizaje de géneros). Sé queleíste ese libro más de una vez, mi pregunta es:¿cuánto influyo en tu escritura lo auguradopor Calvino?

La crítica española cree que ese libro de Calvino,en el apartado levedad, me influyó a la hora deescribir Historia abreviada de la literaturaportátil. Y, sin embargo, ese libro mío es anteriora la publicación del libro de Calvino. Durante untiempo, se me situó como escritor de la levedad.Yo estaba de acuerdo con eso. Lo raro es que, conel tiempo, me he convertido en lo que menosesperaba ser (hablando con respecto al libro deCalvino): escritor de la multiplicidad. En mi libroEl mal de Montano, por ejemplo, me encontrécon algo que jamás sospeché que podía ocu-rrirme a mí: el libro se me volvió interminable.

En tu último libro París no se acaba nuncaevocas/recreas el París era una fiesta, deHemingway. En ese libro hay un pasaje en elque el escritor estadounidense escribe: "De

pie, miraba los tejados de París y pensaba:‘No te preocupes, hasta ahora has escrito yseguirás escribiendo. Lo único que tienes quehacer es escribir una frase verídica. Escribeuna frase tan verídica como sepas’ [...]Entonces se me daba fácil porque siemprehabía una frase verídica que yo sabía o habíao observado o había oído decir". Pensando enHemingway y en la manera en la que cons-truyes tu propia literatura, ¿qué entiendes túpor esta frase verídica que buscabaHemingway?

Siempre me ha pasadolo mismo que a ti. Heintentado que alguienme explicara qué erauna frase verídica.

Supongo que Hemingwaydebía de referirse a una fraseque sonara viva, no literaria.

Hay un pasaje en Bartleby enel que Marcelo dice: "Me

gustaría haber creado en el lector la cálidasensación de que acceder a estas páginas escomo hacerse socio de un club al estilo del clubde los negocios raros de Chesterton". Si pen-samos en los Shandys, los Bartleby, los enfer-mos de literatura y otras logias clandestinasque has descrito en tus novelas, muchas veces,a la manera de los grandes enciclopedistas, megustaría saber si acaso la aspiración deMarcelo, tu personaje, no es la tuya propiapara con tus lectores.

La invención del lector vilamatiano lleva consigola tarjeta de invitación a una fiesta muy peculiar:una fiesta en el centro del vacío.

¿Qué novela te cambió la vida?

Cambiármela ninguna. Pero fue importante lalectura de La vida y las opiniones de TristramShandy, de Laurence Sterne. Descubrí que paraescribir no había que ceñirse al guión de las típi-cas novelas aburridas que yo había leído hastaentonces. Con Tristram Shandy llegó para mí la

Todos mis personajesson monstruosos yestán cargados dedefectos, como yo.

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idea de la absoluta libertad narrativa. Leer eselibro fue como acudir a la mejor fiesta de mivida. En realidad, lo que yo descubrí en ese librofue nada menos que El Quijote. La obra deSterne surge de la lectura de Cervantes. De modoque fui un español que descubrió a Cervantes através de un escritor inglés.

En el artículo que le dedicas a Bolaño y en elque también hablas sobre Perec dices lo si-guiente: "Jamás hay que perder de vista quevivir y escribir no admite bromas, aunque unosonría". ¿Qué tan difícil y doloroso es para tiel oficio de la escritu-ra?

Lo paso muy bien escri-biendo. De lo contrario,no me dedicaría aescribir. Pero tambiénes cierto que, escribien-do, se pasa por momen-tos muy difíciles, puesponer en pie un libro,cuando se hace en serio(hay muchos escritoresfalsos) es mucho máscomplicado de lo que lagente cree.

En El descarriado de la soledad hablas de unencuentro mudo que tuviste con Julio RamónRibeyro en París. Me dijiste que cuando loconociste no lo habías leído pero sabías queera escritor. Por favor, cuéntanos un poco detu encuentro con el escritor peruano.

Mi encuentro con Ribeyro está novelizado en unfragmento de París no se acaba nunca. Fue unencuentro entre dos tímidos totales. Yo le di lasgaleradas de Prosas apátridas (precisamente deese libro que años después yo tanto admiraría:me quedo de piedra cuando pienso que transportépor el metro de París las galeradas de esa obramaestra) y no pronuncié palabra, él tampoco. Ledi el paquete que contenía las galeradas y luegobajé las escaleras de su casa, con la satisfaccióndel deber cumplido y entonces, al llegar al re-

llano, recuerdo que le oí a Ribeyro murmurar,desde arriba desde las escaleras, una recomen-dación que sin duda iba a dirigida a mí."Sosiéguese", oí perfectamente que me decía.

¿Qué perdió la literatura mundial con la sen-tida muerte de Roberto Bolaño?

Sé lo que perdí yo. A uno de mis más lucidos lec-tores. Por otra parte, Bolaño renovó la literaturalatinoamericana. Su influencia es muy notableen estos momentos entre los jóvenes narradoresde América.

Última pregunta: has ido aChile (dos o tres veces),conoces Colombia, Vene-zuela y México. No sé si has

estado en Argentinapero sí sé que conoces, y

muy bien, su literatu-ra. Cuando te pregun-

té por escritoresperuanos, me ha-blaste de Arguedas,de Vallejo, sé queeres amigo personal

de Bryce Echenique y nome has dicho nada sobre

Vargas Llosa. Creo que tienes una crecientelegión de admiradores peruanos que estaríanfelices de que fueras. ¿Cuándo te animarás air al Perú?

Mi buen amigo en el Perú es el poeta VladimirHerrera. Hace años ya que yo debería haber via-jado al Perú. Es raro que todavía no haya estadoahí. Me gustaría ir a Lima y que me organizaranuna fiesta que hace poco soñé: una fiesta magní-fica en una terraza de verano de Lima. Es impre-scindible—porque así sucedía en el sueño—quesuene música de Los Belkings. Me fascina,¿sabes? Me gusta muchísimo la música de LosBelkings.

Descubrí que paraescribir no habíaque ceñirse al guiónde las típicas novelasaburridas que yo habíaleído hasta entonces.

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