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24 Cuando L. Kirchner, a partir de 1912, realiza sus conocidos cuadros inspira- dos por la vida urbana de Berlín nos presenta unas figuras monumentales y recortadas en su aislamiento -pese a encontrarse inmersas en una multitud- que parecen sometidas a un proceso formal de mineralización, evocando (bajo múltiples puntos de vista) las re- flexiones contemporáneas de W. Wo- rringer sobre la "abstracción", así como sobre el "gótico". Según lo que Worringer explica en su fundamental texto de 1908 (Abstraktion und Einfühlung), la incapa- cidad de comprender el mundo que nos rodea sustancia una actitud primitiva, reconocible en el uso de esquematis- mos y estilizaciones; el "pavor" frente a fuerzas inaprensibles y la conciencia de una alienación no sublimable a través de la razón generan, en consecuencia, un instinto místico que, aferrándose a densas simbologías, pretende colmar el abismo entre el sujeto y el mundo. Las formas agudas y geometrizadas de Kirchner, que casi desearían embestir con sus vértices la sensibilidad del ob- servador, trasladan a un contexto me- tropolitano los gestos bruscos y las facciones rudas, escuadradas y enig- máticas, de los iconos tribales; y si pue- den incluso aludir a cierto goticismo, en su erguirse estatuario en una alucina- da soledad convertida al fin en prototí- pica, son sobretodo transcripciones de 1 Antonio Pizza ¿Abstracción o empatía? Wilhelm Worringer y la cultura expresionista

Abstraccion-o-empatía_Wilhelm-Worringer

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Abstracción o empatía?

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    Cuando L. Kirchner, a partir de 1912,realiza sus conocidos cuadros inspira-dos por la vida urbana de Berln nospresenta unas figuras monumentalesy recortadas en su aislamiento -pese aencontrarse inmersas en una multitud-que parecen sometidas a un procesoformal de mineralizacin, evocando(bajo mltiples puntos de vista) las re-flexiones contemporneas de W. Wo-rringer sobre la "abstraccin", as comosobre el "gtico".

    Segn lo que Worringer explica ensu fundamental texto de 1908(Abstraktion und Einfhlung), la incapa-cidad de comprender el mundo que nosrodea sustancia una actitud primitiva,reconocible en el uso de esquematis-mos y estilizaciones; el "pavor" frente afuerzas inaprensibles y la conciencia deuna alienacin no sublimable a travsde la razn generan, en consecuencia,un instinto mstico que, aferrndose adensas simbologas, pretende colmarel abismo entre el sujeto y el mundo.Las formas agudas y geometrizadas deKirchner, que casi desearan embestircon sus vrtices la sensibilidad del ob-servador, trasladan a un contexto me-tropolitano los gestos bruscos y lasfacciones rudas, escuadradas y enig-mticas, de los iconos tribales; y si pue-den incluso aludir a cierto goticismo, ensu erguirse estatuario en una alucina-da soledad convertida al fin en protot-pica, son sobretodo transcripciones de1

    Antonio PizzaAbstraccin o empata?Wilhelm Worringer y la cultura expresionista

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    una incomodidad, de un desajuste en-tre el hombre contemporneo y un con-texto metropolitano ya inabarcable.

    Semejante representacin de la ac-tualidad intenta hacer concordar dosespritus aparentemente contrapues-tos: lo moderno y lo primitivo; la granciudad configura un ambiente domina-do por la tecnologa de la mquina y porinditos modelos comportamentalesmientras que, al mismo tiempo, se per-fila como una nueva y salvaje jungla.Por otra parte, el contraste natural/artifi-cial se propone de manera especficaen estas obras donde las prostitutas ysus clientes encarnan un dilogo entresexo (naturaleza) y arquitectura (mate-ria) rico en metforas y reflejos mutuos.

    En efecto, el texto citado de Worringerinfluy notablemente sobre la culturaexpresionista. Basndose en una teo-ra "psicologista" del arte, este crtico ehistoriador del arte alemn identificauna alternancia fundamental de lasmanifestaciones humanas, a partir dela cual se organizara el terreno de larepresentacin:

    "Mientras que el afn de Einflhungcomo supuesto de la vivencia estticaencuentra su satisfaccin en la bellezade lo orgnico, el afn de abstraccinhalla la belleza en lo inorgnico y nega-dor de la vida, en lo cristalino o, expre-sndolo en forma general, en todasujeccin a la ley y necesidad abstrac-tas".1

    La tendencia a la abstraccin ser,segn esta tesis, propia de los pueblosque viven en una relacin de incom-prensin y desconfianza con la realidad;son pues las civilizaciones primitivasaquellas que expresan las formasgeomtrico-cristalinas, al contrario delas formas clsico-orgnicas genera-das por las culturas que ponen en prc-tica una relacin apaciguada, serena,de inteligibilidad, emptica con los fe-nmenos:

    "El indicio de una relacin quebran-

    tada entre hombre y mundo externo esel colorido trascendental de las concep-ciones religiosas con su fenmeno sub-secuente de la separacin dualistaentre espritu y materia, entre el mundoterrestre y el ms all. En lugar de launin ingenuamente sensual con lanaturaleza, un desgarramiento, la rela-cin de terror del hombre con el mundocircundante, su escepticismo frente ala superficie y apariencia de las cosas,ms all de las cuales buscaba la lti-ma razn de las cosas, la verdad lti-ma".2

    La abstraccin es, por tanto, fruto deuna "incomodidad" frente al cosmos,obligando a un proceso de estilizacinformal; elementalismo necesario, pues-to que, en esta fase de la civilizacin, elentendimiento de los fenmenos esvedado al hombre; al contrario, la em-pata posibilita una comunicacin so-segada con el universo, que se cumpleen la "clasicidad" de las formas y en laserenidad de la vida espiritual. Obvia-mente, segn el esquema evolucionis-ta planteado por Worringer, el caminodel progreso resultar unilateral, yendode la abstraccin a la empata, y no vi-ceversa: la conquista del mundo porparte de la humanidad encontrara en-tonces su restitucin esttica en la ar-mona de una formalizacin clsica.

    Sin embargo, en un ensayo apareci-do en 1911 Worringer vuelve a subrayarla validez actual de un "nuevo ojo parael arte primitivo", entendido no comonostlgica recuperacin de parasosperdidos, sino como una oportuna y di-versa organizacin del conocimiento:

    "Cun transparentemente claro pa-rece hoy que el carcter estilstico delarte primitivo no est determinado porninguna ausencia de destreza, sino poruna concepcin diferente del propsitoartstico, un propsito que reposa enuna gran, elemental fundacin, en unamanera que nosotros, con nuestra bienamortiguada aproximacin contempo-

    1. Wenzel Hablik. Museo en las montaas,1925

    2. Ernst Ludwing Kirchner. Mujeres enPostdamer Platz, 1914-15

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    rnea a la vida, podemos difcilmenteconcebir".3

    Frente a la inclinacin maniquestaa decantarse hacia la abstraccin o suopuesto, Worringer opina, que se po-dra utilizar como referente la experien-cia del gtico (en realidad, interpretadoms como "actitud" que como estilo his-trico), ah donde sera posible encon-trar un testimonio de la hipotizableconfluencia entre las dos tendenciasprimarias:

    "Nos damos cuenta de que la orna-mentacin gtica nrdica, pese a sucarcter de lnea abstracta, suscita im-presiones de vitalidad que nuestro sen-timiento vital, vinculado a la empata,estara en grado de conferir inmediata-mente tan solo al mundo orgnico (...)Aqu no se trata de una armnica com-penetracin de dos tendencias opues-tas, sino ms bien de una impura y poras decir inquietante mezcla de las mis-mas, del recurrir a nuestra facultademptica -vinculada al ritmo de lo org-nico- con relacin a un mundo abstrac-to que le es extrao".4

    Y a los proyectistas del mundo demaana interesar sobre todo la activa"desmaterializacin" arquitectnicaemprendida por los constructores de lascatedrales gticas:

    "Todo aquello que la arquitectura grie-ga consigue en trminos expresivos, loconsigue con la piedra, a travs de lapiedra; todo aquello que la arquitecturagtica consigue en trminos expresivos,lo consigue -aqu se hace valer el plenocontraste- pese a la piedra. La expre-sin que le es propia no se funda sobrela materia, sino que se realiza por elcontrario solamente a travs de su ne-gacin, es decir sudesmaterializacin".5

    Con el acento puesto en el espacio yel proceso de desmaterializacin de loedificado, Worringer identifica pues enel gtico el producto de una poca de lacual refleja el fuerte impulso espiritual,

    simbolizando un anhelo trascendentalque falta no slo en la arquitectura dehoy, sino tambin en aquella conside-rada "clsica".

    Sin ir ms lejos, encontramos unaposible concrecin tectnica de las re-flexiones de Worringer en el fundamen-tal texto potico de P.Scheerbart: Laarquitectura de cristal, publicado en1914 y convertido rpidamente en refe-rencia ineludible para la arquitecturaexpresionista alemana.

    Glasarchitektur est dedicado a B.Taut; de estilo epigramtico, veteado deirona y profetismo al mismo tiempo,desde el primer fragmento ese libroanuncia el rol palingensico asignadoa la arquitectura. La redencin de estostiempos malficos, en efecto, ser ob-tenible solo si somos capaces de ge-nerar una concepcin espacialpotencialmente apta para revolucionarnuestras formas de vida. En consecuen-cia, se desea sentar las bases para unanueva "cultura del vidrio", que deberaimpulsar un uso de los ambientes y delas protecciones perimetrales radical-mente crtico frente al tradicional cerra-miento de las paredes de un edificio.

    La adopcin de esta inslita icono-grafa vtrea deber apoyarse en unaserie de recursos tecnolgicos moder-nos, desde los materiales estructura-les (cemento armado, acero) hasta lassoluciones de acabado (hierro y cristal)introduciendo soluciones futuristas enlas infraestructuras para la iluminacin,la calefaccin y la refrigeracin de losambientes. Tales innovaciones com-portarn, adems, un importante cam-bio en la organizacin interna de lasviviendas: la disposicin tradicional deun intrieur, sobrecargado de mueblesy -frecuentemente- de trastos, deberser puesta en crisis: la aparicin depaneles transparentes (o casi) no soloinfluir sobre nuestras elecciones de-corativas, sino que modificar la utiliza-cin de paredes llenas.

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    Como ya hemos sealado, el mis-mo Worringer subrayaba en la arquitec-tura gtica una facultad que la hacaparticularmente inherente a los tiemposmodernos: su capacidad de liberar lamasa de los pesados vnculos estruc-turales la dotaban -segn su tesis- deun indudable impulso espiritualista,contribuyendo a inculcar un sentimien-to de elevacin mstica en sus usuarios.Y este principio de desmaterializacintectnica ser perfectamente recogidoen las palabras de Scheerbart que, enuna de las pginas ms prximas a ladesmaterializacin worringeriana, pare-ce estar casi preanunciando los famo-sos pilares de los espacios de serviciode la Grosses Shauspielhaus, realiza-da en Berln en 1919 por H. Poelzig:

    "Para que los pilares resulten, en losgrandes vestbulos, an ms ligeros,pueden forrarse enteramente de cristaly disponer de luces en su interior. As,estas columnas de luz ya no darn lasensacin de cargar peso y la arquitec-tura en su conjunto resultar muchoms libre, como si todo se sustentasepor s solo. Con las columnas lumino-sas la arquitectura de cristal parecerflotar en el aire."6

    Notas:

    1. W.Worringer, Abstraktion und Einflhung(tr.cast.: Abstraccin y naturaleza, Fondo deCultura Econmica, Mxico 1953, pp.18-19)2. W.Worringer, op.cit., p.107.3. W.Worringer, Entwicklungsgeschiches zurmodernsten Kunst, 1911 (tr.ingl. enR.C.Washton Long, German Expresionism.Documents from the End of the WilhelmineEmpire to the Rise of National Socialism,University of California Press, 1995, p.11).4. W.Worringer, Formprobleme der Gotik,1911, (tr.it.: Problemi formali del gotico, CluvaEditrice, Venecia 1986, p.34). En otro puntodel texto Worringer, sobre el mismo tema, de-clara: "Complejidad de la expresin, por lotanto no sntesis. (...) La expresin gticademuestra ser una construccin espiritual queno solo se funda, sino que provoca un exce-so de abstraccin y un exceso de empata:figura indita de una "impura e "inquietantemezcla, en presencia de la cual el sujeto dela experiencia se siente arrastrado en modoinaudito y elevado a una ebriedad que so-brepasa ampliamente todas las posibilidadesdel movimiento orgnico". (p.147)5. W.Worringer, Ibidem6. P.Scheerbart, La Arquitectura de cristal,Coleccin de Arquitectura, Murcia, p.130

    3. Lyonel Feininger. Catedral, 1919

    4. Ludwing Mies van der Rohe. Rascacielosen Friedrichstrasse, perspectiva, 1921

    5. Hans Poelzig. El atrio con las columnasluminosas, Schauspielhaus, Berln, 1919

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