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ACERCA DE LA GERENCIA DEL VALOR ¿Cuál es el propósito que persigue todo empresario cuando decide conformar o adquirir una empresa? Garantizar su independencia económica, dirán unos. Enriquecerse, o conformar un patrimonio, dirán otros. La primera respuesta, muy relacionada con la forma de pensar de los pequeños empresarios, destaca la importancia del reparto de utilidades como factor crítico, mientras que la segunda, más asociada con la forma de pensar de los grandes empresarios cuya visión es de más largo plazo sugiere que la valorización del negocio es, además de los dividendos, otro factor fundamental en la decisión de invertir en empresas. De hecho, cuando se invierte en un negocio el propósito es que el capital invertido en él, o sea el monto de los activos allí comprometidos, se incremente. Ni siquiera que se conserve intacto. Insistamos: Que se incremente. Surgen ahora dos preguntas: ¿La forma tradicional de evaluar los resultados de la empresa permite determinar si el valor del capital total invertido en ella se está incrementando? ¿Cuándo se reparten utilidades, no se está haciendo a costa del deterioro de la situación financiera de la empresa y por ende del valor del capital invertido en ella? Desgraciadamente, la mayoría de las empresas utilizan modelos de medición de resultados que no permiten responder estas preguntas. Inclusive, muchas empresas ni siquiera son administradas con el propósito de incrementar el valor del capital que los socios han invertido en ellas. Lo anterior explica por qué todavía indicadores como el crecimiento de las ventas, de las utilidades netas, de la participación en el mercado y de la relación precio-ganancia en el caso de las sociedades anónimas, entre otras, son consideradas por muchos como el reflejo del éxito empresarial. No significa que lograr comportamientos positivos en esos aspectos no sea importante; lo que sucede es que no necesariamente ese tipo de comportamiento garantiza que se está aumentando el valor del capital total invertido en la empresa. A pesar de que desde hace muchas décadas se definió el objetivo financiero de las empresas como el aumento de su valor, lo que implica a su vez el aumento del valor del patrimonio de los dueños, los gerentes y empresarios no siempre han sido consecuentes con este propósito.

Acerca de La Gerencia Del Valor

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Page 1: Acerca de La Gerencia Del Valor

ACERCA DE LA GERENCIA DEL VALOR

¿Cuál es el propósito que persigue todo empresario cuando decide conformar o adquirir una empresa?

Garantizar su independencia económica, dirán unos. Enriquecerse, o conformar un patrimonio, dirán otros.

La primera respuesta, muy relacionada con la forma de pensar de los pequeños empresarios, destaca la importancia del reparto de utilidades como factor crítico, mientras que la segunda, más asociada con la forma de pensar de los grandes empresarios cuya visión es de más largo plazo sugiere que la valorización del negocio es, además de los dividendos, otro factor fundamental en la decisión de invertir en empresas. De hecho, cuando se invierte en un negocio el propósito es que el capital invertido en él, o sea el monto de los activos allí comprometidos, se incremente. Ni siquiera que se conserve intacto. Insistamos: Que se incremente.

Surgen ahora dos preguntas:

¿La forma tradicional de evaluar los resultados de la empresa permite determinar si el valor del capital total invertido en ella se está incrementando?

¿Cuándo se reparten utilidades, no se está haciendo a costa del deterioro de la situación financiera de la empresa y por ende del valor del capital invertido en ella?

Desgraciadamente, la mayoría de las empresas utilizan modelos de medición de resultados que no permiten responder estas preguntas. Inclusive, muchas empresas ni siquiera son administradas con el propósito de incrementar el valor del capital que los socios han invertido en ellas.

Lo anterior explica por qué todavía indicadores como el crecimiento de las ventas, de las utilidades netas, de la participación en el mercado y de la relación precio-ganancia en el caso de las sociedades anónimas, entre otras, son consideradas por muchos como el reflejo del éxito empresarial. No significa que lograr comportamientos positivos en esos aspectos no sea importante; lo que sucede es que no necesariamente ese tipo de comportamiento garantiza que se está aumentando el valor del capital total invertido en la empresa.

A pesar de que desde hace muchas décadas se definió el objetivo financiero de las empresas como el aumento de su valor, lo que implica a su vez el aumento del valor del patrimonio de los dueños, los gerentes y empresarios no siempre han sido consecuentes con este propósito.

Los cambios en las reglas de juego de los negocios, ejercidos por la presión de la globalización y los avances tecnológicos de la última década, han forzado a los gerentes a volcar sus preocupaciones sobre aspectos que antes no eran considerados prioritarios. Entre estos aspectos se destacan los ambientales, la responsabilidad social y LA CREACION DE VALOR PARA LOS PROPIETARIOS. Concentrémonos en este último aspecto.

Reflexionemos sobre lo siguiente. El artículo titulado "Shares Without the Other Bit" publicado por la revista The Economist en 1999 afirma que en 1950 nueve de cada diez empresas en los Estados Unidos repartían dividendos; para finales del siglo sólo una en cinco lo hacen.

A pesar de lo anterior, hemos sido testigos de importantes aumentos en los indicadores bursátiles de ese país, asociados, como es lógico de suponer, a su gran prosperidad económica de los últimos años. Ello significaría que para los inversionistas, la perspectiva de valorización de las acciones es un factor que cada vez pesa más que el reparto de dividendos, lo cual confirma, igualmente, el carácter de inversión de largo plazo que tienen las acciones.

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Gerenciar para valorizar la inversión de los propietarios es, pues, el nuevo paradigma. A esta actitud se le ha llamado "Gerencia de Valor - GDV" o "Gerencia Basada en el Valor" (Value Based Management).

Por Gerencia de Valor entenderemos la serie de procesos que propenden por la alineación de los miembros de una organización con su direccionamiento estratégico de forma que cuando tomen decisiones ellas se enfoquen hacia el permanente aumento del valor de la empresa.

Estos procesos conforman lo que denominaremos "Sistema de Creación de Valor" que se ilustra en el gráfico adjunto.

Dichos procesos son:

Adoptar Mentalidad Estratégica. Implementar la Estrategia. Definir y Gestionar Inductores de Valor. Identificar y Gestionar Microinductores de Valor. Valorar la Empresa. Monitorear el Valor. Educar, Entrenar y Comunicar. Compensar Resultados de Valor.

Lo anterior sugiere que TODOS los miembros de una organización deben comprender la forma como sus decisiones afectan favorable o desfavorablemente el valor. Por eso se dice que la GDV es una forma de pensamiento, una cultura; de allí que muchos también se refieran al "Fomento de la Cultura del Valor" como el propósito que se busca con la implementación de los procesos que conforman el Sistema de Creación de Valor de la empresa.

La adopción de los indicadores EVA y MVA como los instrumentos a través de los cuales se medirá la creación de valor, hace parte del proceso denominado "Monitoreo del Valor", lo cual sugiere que dicha adopción hace parte de un gran conjunto de actividades que deben llevarse a cabo para que el mencionado fomento de la cultura de la creación de valor derive en resultados positivos para la organización.