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- ACTAS Córdoba 2018 -
GT2: Acción, participación, opciones y estrategias políticas
1- Norman, Viviana. La participación juvenil como cuestión de Estado en la Argentina reciente: La experiencia del Programa Jóvenes Padre Mugica en Corrientes y Santiago del Estero entre 2008-2011. 2- Buongiorno, Cynthia. La representación de las y los estudiantes en los medios digitales durante la toma de escuela secundarias porteñas. 3- Rosconi, Anabela. ¿Política de participación juvenil y/o política social? Algunas reflexiones a partir del caso del programa ingenia en el marco del plan abre de la provincia de Santa Fe. 4- Leopoldo, Héctor; Salto, Esteban. Usos políticos de Internet el caso de las agrupaciones universitarias en la UNSE. 5- Charrando, Victoria. Dos temporalidades para la participación estudiantil durante el neoliberalismo. Los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba entre 1991-1998. 6- Cosse, Leonardo; Rivero, Leonel. Cultura del trabajo: Orientaciones valorativas y luchas por el reconocimiento dentro de la juventud sindicalista en Uruguay. 7- Balboa, Marta Maria. Juventud(es) PRO de la ciudad de Rio Cuarto. Una aproximación comparativa con otras latitudes geográficas. 8- Stacchiola, Octavio. Las prácticas militantes en la Argentina actual: las ideas, el cuerpo ¿y qué más? 9- Cargnelutti, Jennifer D; Molina, Florencia D; Vílchez, Valentina. Sobre banderas en alto o lo que los jóvenes cordobeses militantes dicen. 10- Fernández, Natalia Lucinda. Las políticas públicas entre el andar y el desandar: El voto joven en la escuela secundaria. 11- Becerro, Verónica. La socialización política de los/as jóvenes de la radio comunitaria La Charlatana. 12- Dalla Costa, Laura. La lucha por la tierra en Parque Esperanza desde la perspectiva juvenil. 13- Gentile, Natacha; Idone, Natalia. El uso del tiempo libre que hacen varones y mujeres jovenes con diferentes situaciones laborales y educativas. Un estudio exploratorio a nivel local. 14- Seca, María Victoria. Participación política juvenil y construcciones identitarias. Los múltiples “nosotros/as”.
ISSN 1851- 4871
La participación juvenil como cuestión de Estado en la Argentina reciente: La
experiencia del Programa Jóvenes Padre Mugica en Corrientes y Santiago del
Estero entre 2008-2011
Norman, Viviana
GEPOJU-IIGG
Avda. Independencia 1538-CABA-
Tesis de Maestría
Resumen
La participación juvenil tomó centralidad durante el gobierno Kirchnerista y se tradujo en diversas acciones
de gestión pública que ubicaron a las/os jóvenes como cuestión social y causa pública (Vázquez, 2013). El
propósito de este trabajo es analizar y comprender, desde una perspectiva socio-histórica (Offerlé, 2011)
algunas características relevantes y condiciones de posibilidad de la formulación y desarrollo de las políticas
públicas de juventud en la Argentina reciente, en especial aquellas definidas como participativas1 (Vázquez,
2015; Liguori, 2017). El análisis se concentrará en el Programa Jóvenes Padre Mugica desarrollado por la
Dirección Nacional de Juventud, organismo sectorial nacional2 entre 2008 y 2011; más concretamente las
experiencias de la implementación en Corrientes y Santiago del Estero, dado que se prioriza la perspectiva
de los actores locales sobre la iniciativa nacional y que esas experiencias presentan aspectos de interés
para comparar. De ese modo, poder comprender cómo se construye y define un modelo normativo de
participación por medio de las llamadas políticas públicas participativas para jóvenes, sobre la premisa que
las políticas públicas pueden pensarse como un proceso sociocultural (Ramírez, 2015; Shore, 2015), como
intérprete y generador de realidades y así moderador de sujetos, es decir, como instrumentos de los
procesos hegemónicos (Mallon, 2003:85). Por mi pertenencia institucional o modo de estar (Velasco y Díaz
de Rada, 1997: 103) como trabajadora del programa serán útiles los recursos que aporta la etnografía ya
que es un método que permite tanto un estudio descriptivo como la comprensión global del fenómeno
(Aguirre Baztán, 1995; Guber, 2011). Pero además para comprender los procesos de políticas públicas
articulando los recursos de la investigación académica se incorporan diversos recursos de la metodología
cualitativa: entrevistas, la observación en territorio, la interacción entre diversos actores y desde sus
perspectivas (Vasilachis de Gialdino, 1993: 59). El trabajo recupera acciones, lecturas e interpretaciones de
quienes fueron parte del programa para explorar maneras de apropiación y resignificación material y
simbólica de las herramientas ofrecidas por el mismo así como los posibles modos de agenciamiento
operados en Santiago del Estero y Corrientes.
Palabras claves: Participación – Juventud - Políticas Públicas
1 En el siguiente trabajo utilizaremos la letra cursiva para indicar nombres, denominaciones y/o afirmaciones que no son propias y que refieren al modo que los propios actores, instituciones y/o documentos elaboran para referenciarse. Las comillas las utilizaremos para destacar conceptos de nuestro enfoque teórico o que creemos centrales para este trabajo.
2 Durante el período de desarrollo del programa dicho organismo tenía rango de Dirección Nacional en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. A partir de 2014 pasó a ser Subsecretaría y, en febrero de 2018 por Decreto 174, pasa a ser Instituto Nacional de la Juventud.
1- Introducción
Este trabajo propone analizar algunos aspectos relevantes de la implementación del Programa Jóvenes
Padre Mugica (PJPM) como política pública de y con participación juvenil que fuera desarrollado por la
Dirección Nacional de Juventud (DINAJU) dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación entre
los años 2008 y 2011. A través del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, dicho programa
se constituyó como la acción principal del organismo nacional sectorial para promover desde el Estado y de
modo integral, el protagonismo, participación y compromiso de las/os jóvenes tal como se manifestara en
diversos documentos de trabajo consultados. El programa tuvo alcance nacional y articuló su
implementación con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia; la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación, la Secretará de Cultura de la Nación; Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y la
Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, involucrando a nueve ministerios nacionales3. El
Mugica como se instaló en el discurso cotidiano, además de promover el compromiso social y la
participación de las/os jóvenes pretendía garantizar la alfabetización y la terminalidad educativa, la
formación en oficios, la promoción de proyectos culturales y deportivos y el acceso equitativo de las/os
jóvenes a la formación y utilización de las nuevas tecnologías. Asimismo, como apuesta que lo diferencia de
otras acciones que le precedieron, se presentó con intención manifiesta de ser una herramienta para
incorporar a las/los jóvenes en los procesos de producción de políticas públicas.
A diez años del lanzamiento del PJPM, este avance de investigación se propone como tarea, la producción
de un conocimiento situado a partir de la práctica y articulación de los recursos de la investigación
académica y mi experiencia en tanto trabajadora de la DINAJU a instancias de la elaboración e
implementación de dicho programa. Para ello, son utilizados documentos de mi archivo personal, borradores
de documentos de trabajo, informes de viajes, material periodístico y audiovisual, como así también
entrevistas a funcionarios/as, trabajadoras/es de la Dirección Nacional y referentes locales responsables de
la implementación y a jóvenes en Corrientes y Santiago del Estero, ambas provincias consideradas para
realizar una comparación. Los primeros trabajos de campo fueron realizados en septiembre de 2017, en
Corrientes y, en Santiago del Estero, en abril de 2018, oportunidades en las que el énfasis estuvo puesto en
realizar entrevistas a jóvenes que participaron del Programa Mugica.
Del análisis del material disponible relevado sobre la implementación de esta política es posible tematizar
algunas cuestiones relevantes que hacen a los objetivos del proyecto de tesis de Maestría en curso4 y se
presentan en esta ponencia a modo de aproximación preliminar. En primer lugar, las características
principales del contexto socio-histórico, político e institucional en el marco del que se crean las condiciones
de posibilidad, surgimiento e implementación del PJPM tanto nacional como local como parte de las
acciones, relaciones y construcciones de sentido impulsados durante el primer gobierno de Cristina
Fernández (2007-2011). Segundo, se presentan algunas particularidades observadas de las experiencias en
ambas provincias, respecto de las formas de gestión del programa nacional que se han dado de acuerdo a
las condiciones locales y, que han caracterizado maneras peculiares en la implementación en cada caso
respecto de los modelos que el Estado nacional promueve e impulsa a través de las acciones orientadas a 3 Además de los citados se convocaron también organizaciones sociales y políticas tales como CGT; CTA;
Organizaciones sociales, Cooperativas, Universidades, etc. 4 Maestría en Investigación en Ciencias Sociales.
la promoción de la participación juvenil. Por último, a partir del análisis de acciones, lecturas e
interpretaciones de actores involucrados/as, en especial las/os jóvenes, atender a las maneras de
apropiación y resignificación material y simbólica de las herramientas ofrecidas por el programa así como
los posibles modos de agenciamiento a los que dan lugar en cada caso.
2- Transformación de realidades y reconstrucción del tejido social
El 20 de agosto de 2008 y ante la presencia de más de 5000 jóvenes de todo el país, la presidenta Cristina
Fernández lanza el PJPM en el Polideportivo de Mar de Plata. En su discurso, explicitó el contenido e
intencionalidad política del programa y convocó a las/os jóvenes a incorporarse a un proceso de cambio
colectivo, motivando su protagonismo e instaba a la necesidad de organizarse para vencer la pobreza y la
desesperanza que se había gestado en los años 90.5 Durante los dos días anteriores 1100 jóvenes de todo
el país se habían congregado en las instalaciones del Complejo de Turismo Social de Chapadmalal para
formarse como Promotores Jóvenes Padre Mugica según consta el Informe de actividades 20086
“Compartieron así, un espacio que sobre todo les permitió ser protagonistas, para impulsar y sostener su participación.
Para ello, uno de los primeros ejes de debate fue el rol que ocupan en la sociedad y cuáles son las distintas
percepciones que se tiene sobre la juventud. Asimismo, se debatió sobre cómo ellos se perciben y quieren ser
percibidos; acerca de la forma de construcción de políticas sociales, económicas, culturales que los/as tienen como
destinatarios; y fundamentalmente, sobre la participación de cada uno en la sociedad para la transformación de
realidades y la reconstrucción del tejido social” (Documento Institucional, 2008: 13).
El programa constaba de cuatro líneas de acción que reunían las acciones que preexistían en el organismo: a) Movimiento Solidario Juvenil: se proyectaba la formación de 50.000 promotores desde el modelo de
construcción, ejecución y evaluación de políticas con y desde los/as jóvenes, elaboración de diagnósticos
juveniles locales y actividades de Servicio solidario/colectivo. b) Inclusión Escolar y Capacitación en Oficios -
Construyendo Oportunidades- refiere a la inclusión escolar y la capacitación en oficios y preveía la
formación de 500.000 jóvenes entre 18 y 29 años en oficios y actividades acordes a las características
socio-productivas locales. Asimismo, garantizaría la alfabetización y terminalidad educativa. c) Movimiento
Solidario, Cultural y deportivo Juvenil promovía la participación a través de arte, radios comunitarias,
espacios culturales y deportivos, música y confección de murales entre otras expresiones como
herramientas de transformación social. Así los espacios culturales se constituyen como estratégicos para
trabajar la inclusión, participación y comunicación entre jóvenes. d) Nuevas Tecnologías esta línea apuntaba
a generar igualdad en el acceso, uso y funciones de las nuevas tecnologías, especialmente mediante al
alfabetización informática, la instalación de internet, computadoras en Centros de Integradores Comunitarios
(CIC). El PJPM es de este modo una acción de política participativa que se describe como una herramienta
política integral, unificada y articuladora intra e interministerial, se propone la construcción de un Estado en
movimiento y presente en el territorio y generador de un proceso de reconstrucción de una ciudadanía
activa comprendiendo a la persona como colectivo social y a los jóvenes no sólo ejecutando programas sino
5 El discurso completo se puede consultar en http://discursosdecristina.blogspot.com.ar/2008/08/palabras-de-la-
presidenta-sobre-el.html 6 Documento institucional. Programa Nacional “Jóvenes Padre Mugica”. Informe 2008/Propuestas 2009. Consejo
Nacional de Coordinación de Políticas Sociales-Presidencia de la Nación y Dirección Nacional de la Juventud. Archivo de la autora.
involucrados en los procesos de reflexión y toma de decisiones. Así lo manifestó Diego Rivas, quien fuera
primero trabajador de la Dirección y entre 2010 y 2014, se desempeñara como Director del Consejo Federal
de Juventud:
“…a partir del 2003, el Estado recupera un rol relevante como mediación de la sociedad, o regulador…incluso de
determinados procesos. La juventud también recupera una confianza, una credibilidad del Estado…y empieza a
participar, pero ya no del ámbito de las ONGs…sino…de cualquier ámbito donde empiezan a organizar las
organizaciones barriales u organizaciones políticas. Y me parece que ahí el desafío fue generar políticas públicas que…
canalicen esa participación de los pibes o que la promuevan… independientemente de si estaban en una ONG o no”.
Las/os jóvenes que participaron en los talleres en Chapadmalal, se agruparon y trabajaron dos días con
dinámicas y técnicas encuadradas en la modalidad de Educación Popular.7 Si bien fueron convocados a
través de un mapa político diseñado por la DINAJU, no se agotó en referencias partidarias y una vez puesto
en marcha, se fueron sumando diversas instituciones locales: Centros de Referencia 8 (CDR), Áreas de
Juventud locales y/o provinciales, Organizaciones no gubernamentales y/o partidarias según realidades
políticas locales y posibilidad de articulación con el gobierno nacional. Mariana Gras quien era entonces la
Directora Nacional de Juventud resume de la siguiente manera tal convocatoria, ya que como manifestó en
la entrevista, muchos contactos los hizo ella vía telefónica: “Cuánto mundo había… Agenda abierta,
organizá, traé, traé…Abierto…ya estábamos en pleno conflicto del campo”. Como expresa Gras la instancia
del diseño del programa se da prácticamente en paralelo a lo que se conoció como crisis del campo.9 Este
es un aspecto relevante del contexto de surgimiento del programa dado esta crisis fue motivo para reunir a
diversos sectores y promover la movilización con el propósito de frenar los intentos destituyentes. Estos
acontecimientos activaron la articulación de voluntades que también repercute en la gestión pública, en
cómo se define la condición juvenil, desde la militancia o bien, se impone un ideal de participación y “de
vuelta a la política” (Kriger, 2016).
La repercusión y reagrupamientos que suscitó la Resolución 125, se operó también hacia el interior de las
agrupaciones afines al gobierno con desplazamientos y recomposiciones orgánicas a partir de la
emergencia de una polarización entre quienes estaban con el gobierno y quienes con el campo (Vázquez y
Vommaro, 2013). Este escenario histórico, social y político es donde se producen ciertas condiciones de
posibilidad para el surgimiento del PJPM como acción de política pública. 7 Se trata de una estrategia no tradicional de formación creada por el pedagogo brasileño Paulo Freire y es una herramienta que rompe con las tradiciones pedagógicas hegemónicas, valoriza los saberes y experiencias de quienes participan y es útil para poner en marcha acciones en el territorio de modo horizontal y con respeto a las realidades locales y su cultura.
8 Los Centros de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social (CDR) son delegaciones del ministerio ubicadas en las provincias y en las que se brinda asesoramiento para facilitar el acceso a programas y servicios. Como así también actividades junto a organizaciones locales para impulsar estrategias de desarrollo local.
9 El conflicto con el campo se suscita con la firma de la resolución 125/2008 por el entonces Ministro de Economía Martín Lousteau, dando inicio al conflicto que se extendió desde 11 de marzo hasta el 18 de julio del 2008. Tal resolución establecía un sistema de retenciones móviles para soja, trigo y maíz frente a lo que se opusieron las organizaciones del campo representativas agro ganaderas, entre las que estaban, la Sociedad Rural Argentina; Confederaciones Rurales; CONINAGRO y Federación Agraria Argentina reunidas en lo que se denominó la Mesa de Enlace. Acompañaron a dichos sectores del campo empresas de transporte lo que complicó mucho más la situación. La presidenta envió entonces un proyecto de Ley para ser debatido en el Congreso. Frente al empate, el entonces vicepresidente Julio Cobos y a cargo del senado, emitió su voto “no positivo” que significo retirar la medida luego de
127 días de paro. Marca también el comienzo del deterioro de la relación entre la presidenta y el vice durante todo el mandato.
Si bien el apelativo a la participación ha sido un lugar común en las Políticas de Juventud, en este programa
se manifiesta un cambio de paradigma al respecto ya que entiende la promoción de la participación no solo
como un medio para la transformación de realidades y reconstrucción del tejido social, sino que se reconoce
como un resultado esperado. Se repiten enunciados tales como organización y participación, protagonismo
y territorio en el discurso cotidiano de la gestión de la ministra Alicia Kirchner10
a partir de la incorporación
de referentes de organizaciones sociales y políticas con vasta experiencia territorial. Asimismo, que
portadores de formas de organización y participación gestadas en los años noventa y caracterizadas por la
autonomía de los partidos, la horizontalidad y la asamblea para la toma de decisiones quienes habían
acompañado a Néstor Kirchner en el Frente de Transversalidad Nacional al inicio de su mandato en 200311
.
De ese modo, el frente propició un nuevo escenario de construcción política y de diálogo entre diversas
procedencias y se constituyó como una experiencia de construcción militante pero también como proveedor
de dirigentes a la gestión del Estado (Cortés, 2010); (Vázquez, 2015a); (Perelmiter, 2015). En la DINAJU,
como organismo del Ministerio de Desarrollo Social, también se instaló la dinámica territorial y renovada
perspectiva de la participación popular en la gestión pública, es decir, trabajar en el Estado con las
herramientas de los barrios como rasgo del cambio de paradigma de la Políticas Sociales de los años
noventa.
En su libro La Bisagra12
, publicado en 2007, Alicia Kirchner resume la apuesta política del cambio de
paradigma y cuestionamiento a las políticas sociales de los noventa. La política social en acción, tal como la
denominó la ministra, pretendía superar el asistencialismo por medio de un Estado como articulador de la
sociedad civil activa y se rechazaban los acuerdos con ONGs tradicionales, propiciando la incorporación de
organizaciones de base y estimulaba la asociación de grupos locales. El PJPM se constituyó como
expresión de dicha propuesta conceptual y se concretó como política pública de juventud durante su
gestión. De ese modo, “la participación popular es la que legitima a la política social, por eso nuestro desafío
es seguir venciendo la exclusión desde el abordaje territorial, teniendo en cuenta a los actores locales y las
posibilidades y capacidades de la región”. (Kirchner, 2007:13). En palabras de Diego Rivas
“hay un cambio rotundo, entiendo yo, de políticas…se hace un cierre de un programa bastante emblemático de
juventud, que era el INCLUIR13
… y toda una lógica de política pública social, las ONGs… empieza a ver un cambio…
empezar a construir un paradigma distinto…hay una decisión política de construir una política pública de juventud
diferente a la que había”.
A partir este escenario descripto y desde una perspectiva socio-histórica (Offerlé, 2011) es que se pueden
comprender a las políticas públicas como un proceso sociocultural (Ramírez, 2015; Shore, 2015), con 10 En 2004 se inicia el programa Promotores Territoriales para el Cambio Social en el Ministerio de Desarrollo Social, y que puede pensarse como antecedentes al Programa Mugica. Para profundizar al respecto se puede consultar Perelmiter, Luisina (2016). Burocracia plebeya. La trastienda de la asistencia social en el Estado Argentino. Buenos Aires, UNSAM EDITA. 226 p.
11 Entre las organizaciones que se sumaron al Frente podemos citar a Barrios de Pie, Movimiento Evita, Patria Libre (Libres del Sur), Frente Transversal (CTA), Federación de Tierra y Vivienda.
12 Alicia Kirchner. La Bisagra. Memoria, verdad, justicia, organización social. Publicación de distribución gratuita. http://www.fts.uner.edu.ar/catedras03/politica_social/documentos/La_Bisagra_Politicas_Sociales_en_accion.pdf 13 El Programa Nacional de Inclusión Juvenil –INCLUIR- fue la primera acción implementada en la Dirección de Juventud en 2004 en la gestión de Néstor Kirchner. Estaba financiado por el BID y destinado a la población juvenil precarizada, desocupada y con niveles de escolaridad insuficientes pos crisis del 2001. Se trataba de capacitación y financiamiento para emprendimientos y para el desarrollo socio-comunitario.
relaciones de poder históricamente situadas a las cuales sus protagonistas dan sentido y justificación, al
mismo tiempo que proceso intérprete y generador de realidades, modelador de sujetos y que contribuye a la
producción de nuevas categorías del individuo, grupos y de subjetividades (Shore, 2010). El PJPM se
instala como una acción de las denominadas políticas públicas participativas (Vázquez, 2015; Liguori, 2017)
y que representa esa bisagra, parafraseando a la ministra, en lo que respecta a las Políticas de Juventud en
la DINAJU. La centralidad de la participación y la organización de las/os jóvenes para el logro de los
cambios sociales y la reconstrucción del tejido social es uno de los propósitos del programa, pero además,
se presenta como imperativo de compromiso cotidiano y modelador de un rol social de las/os sujetos
jóvenes promotores/as. Este aspecto, se enlaza con la puesta en cuestión de cómo se percibe y cómo
quieren ser percibidos, es decir, aspectos vinculados a la producción socio-estatal de las juventudes
(Vázquez, 2015). Que se explicite en clave de interrogante y se involucre a las/os jóvenes en el proceso de
darle respuesta, es un rasgo novedoso y de interés porque “son los distintos actores sociales, en cada
tiempo y lugar, los que construyen las formas de representar las edades” (Chaves, 2013:8), también, las/os
jóvenes. Una joven de Caá Catí, Corrientes que participó del programa lo percibió así:
“…todos abrían la puerta al joven, todos querían que los jóvenes participen, que los jóvenes opinen…y [el
tallerista]…nos tiró una idea, nos tiró una consigna, que era: ¿Qué querés para los jóvenes? Y cuando vos no estás
acostumbrado a que el joven opine, a que el joven participe, a mí no me salía ninguna propuesta, no me salió, creo que
estuvimos tres horas tratando de llenar el afiche y no pude tirar una idea, pero porque no me imaginaba a un joven
opinando, diciendo como te gustaría que cambie esto o lo otro, eso fue para mí lo que quedó, me marcó un antes y un
después digamos…”
Un aspecto fundamental de este cambio de paradigma se refiere a la novedad sobre la importancia de la
participación popular en el proceso mismo de la producción de políticas estatales14
, instancia excluyente y
legitimadora de las políticas que se replica en otras acciones e iniciativa de gobierno como ha sido la
creación del Consejo Federal de Juventud, entre otras. Ello permite pensar al programa, en tanto política
pública, como una acción instrumental (Shore, 2010) que, apoyándose en la premisa de la participación se
constituye como un aspecto fundamental del proceso hegemónico (Mallon, 2003:85). El PJPM se configura
así instrumento productor de grupos sociales, de nuevas categorías de personas y nuevas formas de
subjetividades y legitimador de la autoridad que le da origen en un contexto donde se operan procesos
entrelazados de legitimación o disputa de las políticas públicas participativas promovidas por la gestión de
gobierno. Dicho proceso socio-cultural se presenta como “un campo de luchas de sentido, como arena
política, con una historia espacialmente situada y una multiplicidad de diferenciaciones sociales que la
atraviesan y componen” (Chaves, 2013:3). En esa trama, tal como la describimos, el Estado y las 14Además del Programa Mugica, hay otra acción que refuerza la idea de un nuevo enfoque y es la creación del Consejo
Federal de Juventud en marzo de 2007 mediante Ley 26277. La misión del consejo “será colaborar con el diseño y coordinación interjurisdiccional de la políticas de juventud”. .http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/125000-
129999/127525/norma.htm. Si bien acontece formalmente unos meses antes de asunción de Cristina Fernández, traza líneas
programáticas para su gestión. Desde el Consejo, se diseñaron las jornadas denominadas “Democracia Participativa y
Políticas Públicas”, para generar espacios de participación local y propiciar el debate y construcción de políticas públicas con
y desde las juventudes tal como se explicita en la publicación del mismo nombre y propone profundizar los cambios,
impulsando la reconstrucción de una ciudadanía activa, protagónica y transformadora. Este nuevo espacio institucional
suponía tener diálogo y coordinación con área de juventud de todo el país para la formulación e implementación de acciones
pero además proponía instancias de encuentro con las/os jóvenes como interlocutores válidos para tal proceso. Para ampliar se puede consultar: http://www.nuevatierra.org.ar/materialesmapas/tmp/08/material_juventud_baja.pdf
estructuras de la burocracia se constituyen como articuladores de relaciones sociales y de una compleja
trama con tensiones y luchas por los recursos y las posiciones de decisión (Das y Poole, 2008) que cobró
diferencias según los diversos contextos de implementación en las provincias del país. El programa resume
el propósito de “…incentivar y promover el intercambio, la integración y la participación de las juventudes en
el desarrollo de políticas públicas para la construcción de una sociedad más justa y equitativa, en el marco
de la vigencia de los derechos humanos”.15
Propuesta de construcción que conduce el kirchnerismo como
proyecto político y generador de hegemonía.
De acuerdo a los testimonios recogidos, la necesidad de hacer un programa que se encuadre en las
perspectivas de la gestión se inicia en los primeros meses de 2008 por pedido expreso de la presidenta y la
Ministra de Desarrollo Social que, en de acuerdo a testimonio de la coordinadora del programa, seguía día a
día el avance del diseño y “las correcciones las hacía Alicia de puño y letra”. El nombre, fue propuesto por
Mariana Gras que desde su militancia social tenía al sacerdote Carlos Mugica como un referente en quien
reconocía valores de solidaridad, compromiso, participación, igualdad de oportunidades, integración y
organización que luego fueron bandera del programa y se consideran como requisitos para la
transformación políticas en marcha. Por su parte, la ministra afirmó en su discurso el día del lanzamiento, “el
nombre no ha sido elegido al azar…recuerda toda una generación que trabajó como el Padre Mugica en las
villas, en los barrios olvidados, para cambiar la realidad…”. La recuperación de Carlos Mugica y su
militancia villera está en sintonía con la idea que las políticas públicas funcionan de modo similar al mito
dado que “ofrecen narrativas retóricas que sirven para justificar –condenar- el presente, y algo más usual,
para legitimar a quienes están en posición de autoridad establecidas” (Shore, 2010: 32). Así la condición
juvenil parece producirse (Criado, 1998; Chaves, 2005; Vázquez, 2015b) según los valores del cura y en
torno a un proyecto político, el kirchnerismo. Asimismo, Mariana Gras explica que tomar el nombre de
Carlos Mugica se puede comprender como una prueba de la intención del gobierno en recuperar la historia
y a muchos luchadores/as populares olvidados no ingenuamente:
“Dentro de mi militancia yo tengo bastante referentes, uno de los referentes…y aparte porque creo que uno… de las
tantas cosas a destacar del…, positivas de nuestro gobierno… es que nosotros pudimos rescatar muchos compañeros y
compañeras olvidados por la historia. Olvidado… ex profeso, digo, enterrados… Y uno de ellos es por ejemplo Mugica.
O sea, todo aquél… que… vos veías cuando nosotros… y por eso dentro del esquema de la… del programa, uno de los
ítems era estudiar la vida de Mugica. Yo… vos veías cómo los pibes decían: “Ah, pero es un genio este tipo… que da la
vida por los otros”.
3- Abordaje territorial y actores locales
A partir del lanzamiento, se realizó la formación de equipos tanto en la Dirección Nacional como grupos
referentes locales para instrumentar la ejecución del programa en las provincias en las que se había
planificado realizar por lo menos dos encuentros y luego, realizar encuentros regionales según la
organización territorial del país en: NOA, NEA, CUYO, CENTRO y PATAGONIA. La incorporación de las
provincias o bien, la articulación nación-provincia se dada a partir de diversas lógicas de gestión política y
administrativa que dependía no solo de la voluntad de la DINAJU de llegar sino también de ciertas 15 Documento programa.
particularidades de la realidad local. Los equipos de la dirección viajaban para trazar cronogramas,
contribuir al fortalecimiento de equipos locales y planificar formas de implementación. Una vez en territorio
se reunían con referentes de las instituciones gubernamentales o no gubernamentales y se acordaba
niveles de participación y compromiso de ambas partes, como así también tiempo y magnitud de los aportes
económicos. Por la intención comparativa que tiene este trabajo se han seleccionado las provincias de
Corrientes y Santiago del Estero, no obstante, durante 2008 y 2011 se concretaron lanzamientos, y
encuentros regionales y provinciales y actividades en otras provincias: La Pampa, Neuquén, Corrientes,
Misiones, Formosa, La Rioja, San Juan, Catamarca, Mendoza, Río Negro y Salta.
3.1- La experiencia del Programa Jóvenes Padre Mugica en Corrientes
No sólo es necesaria una descripción sobre el contexto nacional sino que se deben revisar algunas
variables del contexto de las provincias seleccionadas para este análisis. Ya se ha dicho que comprender al
proceso de políticas públicas como un proceso socio-cultural supone también luchas, acuerdos y/o
tensiones y sin duda, contiene diversas expresiones de legitimación o disputas tanto en lo que respecta a la
formulación del programa como a la producción socio-estatal de las juventudes. Según los testimonios
recogidos en la provincia de Corrientes el inicio de las actividades se originaron hacia fines del año 2008 y
primeros meses de 2009. Las/os participantes de las jornadas de Chapadmalal en agosto de 2008 eran
residentes de la Capital provincial y alrededores. Una de las jóvenes que viajó recordó
“Yo cuando viajé en ese colectivo no le conocía a nadie. Era toda gente nueva para mí y eran chicos de todas las
ciudades, de todos los barrios. Había chicos del interior, no, la verdad que eso estaba bueno… Todo el mundo estaba
re ansioso, ansioso de verla a Cristina y como se dice, a Mariana, por ejemplo… Nunca acá en Corrientes yo, nunca
jamás hablé con una mujer o nunca escuché a una mujer que hable así, tanto Cristina como Mariana”.
La convocatoria inicial fue realizada por la DINAJU y consistió en el traslado y alojamiento para las jornadas
para los 1100 jóvenes que participaron de los talleres y, luego, el traslado para el resto que asistió al acto de
cierre en el Micro estadio de básquet del complejo Preolímpico de Mar del Plata. Mientras que el diario
correntino Epoca.com titula “JP de Corrientes movilizó 600 militantes” para referirse a la participación de
jóvenes en el evento, las organizaciones locales convocadas eran las que venían trabajando con la DINAJU,
que no eran sólo partidarias y ni fueron excluyentes al momento de incluir a jóvenes para viajar a
Chapadmalal16
. Esas/os jóvenes, al regreso, se convirtieron en referentes locales como promotores/as y se
abocaron a convocar para incorporar otras/os jóvenes. Es importante destacar, que no hubo un interlocutor institucional único para implementar las actividades en
las distintas provincias. En Corrientes se realizaron contactos formales con el Centros de Referencia (CDR)
ya que el vínculo era fluido dado que la provincia no estaba gobernada por un partido afín al gobierno
nacional. Sin embargo, y por esa misma razón, se designó al Centro de Estudios San Juan como institución
referente, lideraba Fabián Ríos, en ese momento Senador Nacional y candidato a Gobernador por el
kirchnerismo. Estudios San Juan, tenía quince años de experiencia y había sido creado por un grupo de
profesionales de diversas disciplinas para gestionar políticas públicas con organismos nacionales y
acompañar proyectos que fueran útiles para comunidad a través del trabajo territorial. Asimismo, en el caso
16 Participaron jóvenes de Esquina, Goya, Santa Lucía, Bella Vista, Empedrado, Capital, San Miguel y Monte Caseros.
concreto de las políticas de juventud, no había un organismo gubernamental provincial activo, según
evaluación de una entrevistada
“[había] un pequeño grupo que es la militancia radical, pero solamente es eso, o sea no permiten otro tipo de
participación. Lo único que tenían un lugar de participación de la juventud que era dentro del municipio, que Cecilia Orué
era como la encargada de la juventud, el resto no hay, inclusive no hay ninguna cantidad de políticas públicas que en
otros lugares hay, acá no”.
Es importante remarcar que a partir de 2008 Ríos hace una apuesta en la interna del Partido Justicialista de
Corrientes y gana su lugar para ser candidato a Gobernador para las elecciones del 13 de Septiembre de
2009 y enfrentar a los primos Arturo y Ricardo Colombi, siento éste último el que finalmente fue elegido en
segunda vuelta. Sin embargo, Ríos hizo muy buena elección lo que le valió reconocimiento por parte de la
presidenta. En la Capital provincial se impuso Carlos Espínola “Camau” un reconocido deportista olímpico
que logró que el peronismo que no ganaba desde los años setenta se quede con la intendencia. La elección
de la fundación de Fabián Ríos puede comprenderse por diversas razones: -como explicita una
entrevistada-; no había un organismo provincial de juventud que fuera referente para la nación, o no
funcionaba; - existían tensiones entre el gobierno provincial y el nacional; el CDR no tenía suficiente entidad
legitimada en la provincia dadas las diferencias entre el gobierno nacional y el provincial que tenías distinto
color partidario; - Ríos era el candidato a gobernador apoyado por el ejecutivo nacional del que además era
funcionario. Entre 2009 y 2011 años de implementación de PJPM en la provincia, Fabián Ríos se
desempeñó como funcionario del ejecutivo nacional en el cargo de Director del Banco Nación, situación que
le facilitó proveer recursos materiales para las actividades.
3.2- La experiencia del Programa Jóvenes Padre Mugica en Santiago del Estero: Política de Derechos
Humanos y Reparación histórica
El contexto político y social de la provincia de Santiago del Estero merece algunas precisiones que son
fundamentales para pensar la implementación del PJPM. En el año 2003, la provincia estaba gobernada por
el Juarismo como hacía ya más de cinco décadas17
. La situación se caracterizaba por tensiones que se
profundizaban por la edad avanzada del caudillo, la visible decadencia del régimen y la imposibilidad de los
partidos tradicionales de constituir una oposición de poder legítima. Así se pone en juego la “herencia de
Juárez” (Vommaro. G, 2004; Silveti, 2004)) generando una creciente inestabilidad política en la provincia.
Dicha continuidad en el poder por parte del Juarismo hizo posible y de modo prolongado, en palabras de
María Isabel Silveti (2004) por “ 1) una política clientelar y prebendaria que controlaba los recursos
provinciales para facilitar un mayoritario dominio sobre la ciudadanía mediante el reparto discrecional de los
recursos públicos y, 2) la ejecución de una política de represión a cualquier manifestación disonante”. En
palabras de uno de nuestros entrevistados “Vos imaginate, nosotros tenemos cuatro décadas prácticamente
17 Se define Juarismo a tal expresión partidaria por el apellido de su líder Carlos Juárez. Si bien Juárez provenía del Justicialismo y fue electo gobernador por primera vez en 1948 durante la presidencia de Perón. En las elecciones de 2002 la fórmula que presenta el Juarismo fue Carlos Díaz-Mercedes Aragonés. Sin embargo, a poco de asumir, Díaz debe renunciar por una denuncia por el asesinato de una joven en el que estaba involucrado su cuñado proxeneta. Luego de la renuncia de Díaz, toma su lugar Darío A. Moreno dado que la esposa de Juárez y vice-gobernadora electa no podía asumir por no haber jurado por transitar una licencia médica. Finalmente asume en diciembre de 2003.
de una forma de hacer política y una forma de entender el gobierno que era “cuanto más cerrada la frontera
de Santiago, mejor y más controlado tenés al ciudadano”.
El 6 de febrero de 2003 fueron hallados cadáveres y restos óseos en la zona conocida como La Dársena,
cercana a la ciudad de La Banda. Se trataba de los restos de Leyla Bahier Nazar y Patricia Villalba18
lo que
significó el detonante que puso al descubierto los años de violencia institucional y violación de los derechos
humanos en la provincia. Las Madres del Dolor, un grupo de 120 mujeres cuyos hijos habían sido víctimas
de hechos de violencia policial reinstalaron entonces el lema No creemos en la Justicia. No confiamos en la
policía. Las marchas y reclamos19
de justicia se multiplicaron y disparan la puesta en cuestión del poder
imperante mientras el caso se instala en los medios nacionales. A poco de ese hallazgo, Néstor Kirchner
inicia su mandato presidencial con el compromiso entre otros, de encarar una política de derechos humanos
y ante los acontecimientos de la provincia envía de inmediato una comisión para investigar los DD HH.20
El
clima social y político de Santiago del Estero y su situación institucional se van tornando cada vez más
complicados por lo que el Congreso Nacional aprueba por unanimidad la intervención a la provincia la que
se concreta a partir del 1 abril de 2004.21
Con la intervención se institucionaliza la política de la recuperación
y garantía de los derechos humanos y se va delineando una nueva manera de vinculación entre el gobierno
nacional y la provincia, cada vez más estrecha a partir de la incorporación a procesos de políticas públicas.
En 2005 se firmó el acta de Reparación Histórica con el gobernador Gerardo Zamora22
y se anunciaron
obras de infraestructura para la provincia. Este acontecimiento político es un aspecto importante a tener en
cuenta para pensar la implementación del programa tal como lo afirma un entrevistado
“… Santiago del Estero no puede negar la implicancia de lo que es el Acta de Reparación Histórica, y es un hito en
Santiago en el sentido de decir: “che, la Nación reconoce que está en deuda con Santiago del Estero, económica,
humana, cultural, social, política, entonces vamos a ver cómo hace”. Yo creo que ahí el gobierno de ese entonces
avanza mucho, había como mucha avidez de “che, qué quieren hacer”.
Como bien se desprende de algunos testimonios y de acuerdo a dichas opiniones, el gobierno provincial no
gestionaba activamente políticas públicas con la nación porque eso significaría poner al descubierto las
falencias de su gestión y fueron las organizaciones no 18 Las dos jóvenes habían sido asesinadas, Leyla a la salida de una fiesta y Patricia para ocultar el crimen. Estos asesinatos tienen clara similitud a lo ocurrido con María Soledad Morales en la provincia de Catamarca, dado que se encontraban involucrados varios referentes de la política local.
19 La participación social autónoma y a partir de organizaciones sociales fue creciendo. Entre las organizaciones que se destacan están las Comunidades Eclesiales de Base y el obispo de Santiago del Estero, Gerardo Sueldo, fallecido en un accidente de tránsito en 1998, en circunstancias en extrañas circunstancias.
20 En noviembre de 2003 se traslada a la provincia una misión de la Asociación Periodistas de la Argentina, dirigida por Nelson Castro, que realizó un informe sobre la censura y restricciones de la libertad de prensa. Asimismo, los Secretarios de Justicia y Asuntos Penitenciarios, Dr. Pablo Lanusse y de Derechos Humanos Dr. Eduardo Luis Duhalde viajaron los días 10 al 12 de septiembre de 2003 a la provincia de Santiago del Estero. También estuvieron Marcela Bordenave y Atilio Tazziolli por la Comisión de DD HH de la Cámara de Diputados de la Nación. Por su parte, el gobierno nacional habilitó a una Comisión de la OEA para realizar una investigación. Dicha comisión, luego de la investigación lleva a internacionalizar la denuncia de las violaciones de derechos humanos en la provincia a través del
“Informe de Prensa de Funcionarios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA”.
21 El Congreso aprobó el proyecto de intervención federal a los tres poderes de la provincia enviado por el ejecutivo. Como interventor fue designado Pablo Lanusse que permaneció en ese cargo hasta 2005 que se convocaron nuevas elecciones.
22 Gerardo Zamora fue de los políticos radicales que se sumaron a la Transversalidad que convocó Néstor Kirchner en el 2003. Esta decisión lo fortalece no sólo para luego asumir como gobernador, sino además, para gestionar la firma de la reparación histórica que recibió la provincia.
gubernamentales las que forjaron relación con organismos nacionales e hicieron posible la llegada de
diversos programas. Esas mismas organizaciones que nutrieron de funcionarios y funcionarias al gobierno
de Zamora como sucedió en el ámbito nacional. Tal relación política entre el ejecutivo nacional y el
provincial determina que el PJPM se implemente desde el CDR local y en coordinación con organizaciones
que se referenciaban con el mismo. Inclusive, como fue el caso de Georgina Sosa 23
designada
coordinadora del programa en el CDR quien venía trabajando en ONGs durante los años noventa y se
encargaba de establecer contacto con áreas del gobierno nacionales junto con otras organizaciones y llevar
acciones de política pública a su provincia. La trayectoria de Sosa le había permitido vincularse con otras
instituciones que trabajaban con jóvenes a quienes convocó para sumarse al programa. Entre ellas, el
programa “Callejeando” que dependía de la Dirección de Niñez de la provincia, luego Subsecretaría 24
;
jóvenes que estaban trabajando en comedores, merenderos, lo que ellos conocían como Centros de
promoción; también se convocaron a chicos/as de escuelas secundarias. La fundación Italiana GUS (Grupo
Humano Solidario) fundada en la provincia en 2003 y abocada al financiamiento de proyectos de promoción
humana, acompañó a jóvenes del programa Callejeando y, luego, con su personería para el financiamiento
de proyectos “14 ó 17, pero fueron así un montón. Llegaban chicos/as de distintos barrios, La Católica, del
Bosco, de General Paz, de Pacará…” Madres Unidas de Pacará tuvo también importante participación en el
programa. La entidad había sido fundada para trabajar para prevenir el consumo de las/os jóvenes en el
barrio con las/os jóvenes y resistir a la violencia policial.
4- Desarrollo de las líneas de acción: entre la construcción territorial y la institucionalización
Si bien el PJPM tenía cuatro líneas de acción no todas se desarrollaron en las provincias. En el caso de
Corrientes y Santiago del Estero, eso pudo haber ocurrido, por la dificultad de implementar un programa a
nivel nacional dadas ciertas particularidades locales y además, por una ruptura inesperada, según se reitera
en los relatos recogidos en ambas provincias, se suscita producto del desinterés por la continuidad del
programa, que se evidenció a partir del cambio de gestión en el área de juventud en septiembre de 2010
con la salida de Mariana Gras y el ingreso en su lugar, de Laura Braiza. En Corrientes, la línea que
predominó fue Movimiento Solidario Juvenil y algunas experiencias de Movimiento Solidario, Cultural y
Deportivo Juvenil. En cambio, Santiago del Estero, posiblemente por la marcada preponderancia de la
institucionalización del programa en el CDR y que se impone por las características del contexto socio-
político dado, no se promovieron actividades que fortalecieran la organización y participación como fin
esperado y como se enunciaba en la fundamentación del PJPM. Tampoco se promovieron espacios donde
las/os jóvenes fueran parte del proceso de producción de las políticas públicas. Más bien, siguió una lógica
burocrática y se centró en el financiamiento de proyectos productivos y comunitarios a partir de confeccionar 23 Georgina Sosa está desempeñando su segundo mandato como diputada provincial por el Frente Cívico por Santiago y es referente de Kolina. Fue entrevistada para esta tesis en abril de 2018.
24 En el año 2005 se sancionó la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, a partir de la cual se redefine la mirada y abordaje a la niñez en nuestro. El nuevo paradigma plantea entender la infancia como sujetos plenos de derechos, se pone fin a casi cien años de patronato, y dejan de ser entendidos como “objetos” bajo la tutela del Estado. Esto generó la creación de la Secretaría Nacional de la Niñez,
Adolescencia y Familia (SENAF), dando un salto cualitativo, donde no solo lo jurídico, sino también la educación y la salud deben trabajar en conjunto, protegiendo los derechos de los niños. Este cambio también se manifestó en las provincias.
formularios impresos que lejos estuvo de promover la participación como herramienta de cambio social o
transformadora de realidades a partir de la construcción de lazos comunitarios.
5- Actividades realizadas y finalización del Programa
En la provincia de Corrientes se realizaron cuatro jornadas solidarias financiadas por Ministerio de
Desarrollo Social (DINAJU) y dos más en colaboración con el Municipio u organizaciones como así también
con comisiones vecinales, como fue el caso de limpieza de basurales en el Barrio de Bañado Norte o
trabajos en Barrio Cichero, Costa Esperanza, Barrio Ciudades Correntinas y San Roque. En todos los
casos, esos barrios fueron propuestos como prioritarios por las/os jóvenes. Además de Berón de Astrada y
Loreto se realizaron jornadas solidarias en Goya, Ituzaingó, Corrientes Capital entre 2009 y 2010 y
encuentros regionales que reunían a jóvenes de diversas localidades. En Ituzaingó se realizaron dos y en
Capital, uno en la Universidad de la Cuenca del Plata, en este caso fueron financiados por la DINAJU tanto
hospedaje, alimentos y traslados en los cuales también se contó con la contribución material de Ríos en
calidad de funcionario nacional. A nivel logística local, los criterios de funcionamiento del programa y la
trama organizativa se resume como muy participativa y horizontal y, en algunos casos, también se evaluaba
según directivas del organismo nacional o bien, algunos referentes políticos locales.25
Hubo dos jornadas
que se encuadran en la línea de movimiento cultural: una, fue la pintada de un mural frente a la Costanera
con la colaboración y articulación con la Dirección de Conducción Organizacional del Ministerio de
Desarrollo Social y la otra, una pintada de las columnas del puente que une Corrientes con Chaco con
motivo del 24 de marzo. Ambas fueron iniciativas del grupo de promotores/as locales.
El PJPM de acuerdo a los testimonios, registra su finalización alrededor de 2011 lo que se produce por la
falta de respuesta por parte de la DINAJU a partir del cambio de gestión y por la incorporación de las/os
promotores Mugica de la provincia a la militancia partidaria. Una vez desvinculados de la DINAJU, un grupo
de promotores/as se sumó a la militancia partidaria afín a Kolina y luego, se incorporaron a la gestión de
Fabián Ríos como Intendente de la Capital correntina en 2013. Es interesante resaltar que desde la
desvinculación con la dirección nacional en 2011 hasta que se incorporan como agentes municipales
siguieron denominándose Jóvenes Padre Mugica y trabajando en el territorio con la modalidad que habían
sostenido mientras duró el programa. Al respecto hay que mencionar el trabajo realizado en el Barrio
Esperanza articulado con el Centro de Salud en el que las/os promotores realizaban visitas periódicas y
actividades socio comunitarias para promoción de la salud y mejoramiento del barrio. Esta tarea ha sido
reconocida por las/os jóvenes entrevistadas como una continuidad del programa y como una actividad
territorial que fue posible a partir de lo vivenciado en el PJPM
En Santiago del Estero la primera convocatoria que se realizó a la provincia desde la DINAJU fue para
participar del lanzamiento del Programa en agosto de 2008. Luego, comenzó la tarea de incorporar más
jóvenes. Si bien de los testimonios se desprende que las invitaciones eran abiertas, es cierto también, que
25 Hay que tener en cuenta que si bien el PJPM registraba y atendía a las demandas locales debía priorizar las localidades y demandas provenientes de las localidades consideradas por el Plan Ahí del Ministerio de Desarrollo Social.
los primeros pasos se tejieron entre quienes se conocían y ya venían trabajando en tareas comunitarias o
laborales en el estado provincial. La dificultad de sostener el programa sin sustento económico o algún
reconocimiento para moverse fue un reclamo que surgió también en la provincia de Corrientes. Algunos
testimonios, dan cuenta que el horizonte de inserción laboral en política o en la gestión estaba en algunos
participantes, alguno de los entrevistados tienen actualmente una inserción en la gestión o cargos electivos
a los que llegaron luego de participar en el programa, como es el caso de Sosa que es diputada provincial.
Si bien, no fue por el programa, reconocen que su participación fue muy importante para el camino que
luego han seguido. Una de las jóvenes también manifestó que su paso y experiencia de participación en el
PJPM le permitió obtener cierta formación que la llevo a ser elegida como autoridad de Kolina.
La modalidad que prevaleció fue el financiamiento de proyectos productivos o de servicios a grupo de
jóvenes que eran asesorados por el CDR, dada la garantía de partidas presupuestarias por la reparación y
la institucionalización del programa desde el inicio. Inclusive, allí mismo se confeccionaban los formularios y
se recogían los papeles y certificaciones legales que se requerían desde la nación para lograr
financiamiento. También se promovieron actividades en el marco de la línea de movimientos solidario
cultural, a partir de reacondicionar galpones de la antigua estación (hoy funciona el Consejo Deliberante)
lugar dónde se realizaban talleres de teatro, pintura, etc. y la realización de un mural colectivo. Tal vez, un
ejemplo que vale recuperar es el de equipamiento de una banda de folklore que, según nos comentó uno de
sus integrantes, significó un aporte importante para poder trabajar de modo independiente. Pero lo que más
nos sorprendió es que ese grupo de jóvenes aún mantienen los equipos y son con los que continúan
dedicándose al trabajo musical. Una vez entregado el financiamiento el CDR solicitaba una prestación
“nosotros propusimos como una contraprestación venir aquí a los barrios, Barrio Cáceres, sector de La Católica, cerca
del Río Dulce...Básicamente era enseñar a tocar el bombo, porque bueno en nuestro conjunto tenemos diferentes
instrumentos, por supuesto. Enseñaba guitarra, armamos un coro de niños, y también enseñaba yo a leer y escribir
música…la experiencia ha sido muy positiva, este... Sobre todo porque impactas, en este caso eran niños y
adolescentes, que por ahí no pueden pagar un profesor particular de determinado instrumento musical. O a veces no
tienen ni siquiera la posibilidad de ir a una institución”. (Sergio, 2018)
Lo cierto es que 2011 fue un año electoral y dentro del Kirchnerismo se dio un reagrupamiento con vistas a
la candidatura de Cristina Fernández, lo que pudo haber suscitado la salida de Mariana Gras y la llegada de
Laura Braiza en septiembre de 2010 que también expresa un realineamiento dentro del partido de gobierno.
La agrupación juvenil La Cámpora era incipiente en Corrientes cuando se instala el programa, pero se fue
consolidando durante los años en que se implementó y pretendía ocupar espacios de decisión y posicionar
referentes. Por ello, crece la tensión y el conflicto en el escenario local con quienes venían gestionando el
PJPM y habían logrado reconocimiento al menos en la capital por parte de la comunidad y pretendía
sostener la lógica de participación transversal que promovían los lineamientos del PJPM. En Santiago del
Estero, la tensión se produjo entre la DINAJU y el CDR. Así lo sintetiza la coordinadora de promotores en
Corrientes:
“Y después de un momento para el otro, cuando se produce este cambio y nosotros dejamos de tener el apoyo de la
Dirección Nacional de Juventud, y empezamos a tener que pedir apoyo de otras personas, porque no te digo, fueron de
uno, de otras instituciones privadas que nosotros empezamos a pedir ayuda…para continuar con el programa. Porque
nosotros continuamos, incluso nosotros continuamos mucho tiempo después de que el programa deja de existir,
nosotros continuamos...”
No es intención de esta investigación realizar una evaluación en cuanto a resultado o alcance de metas.
Más allá de la cantidad de los proyectos o jornadas realizadas, lo que es un denominador común en las/os
jóvenes entrevistadas/os es que, además de los recursos materiales obtenidos, son los recursos simbólico,
el capital que reconocen haber obtenido de su participación y que es útil para desempeñarse en su vida
adulta actual. Tanto sea como funcionarios/as, trabajadores estatales, militantes, o como profesionales.
6- A modo de cierre
Este trabajo resume el análisis sobre el material disponible y, además de la producción de conocimiento
académico acerca las Políticas Públicas en la Argentina reciente, tiene la ambición de pensar críticamente
sobre cómo se diseñan, formulan y ejecutan las mismas y las condiciones de posibilidad para tal devenir. De
acuerdo a los aspectos relevantes PJPM y de su implementación en Corrientes y Santiago del Estero,
podemos afirmar que las Políticas Públicas lejos de describirse como etapas estancas, reúnen una
multiplicidad de factores y relaciones que las convierte en un proceso socio-cultura. Dicho proceso no es tan
solo por reunir a diversos actores e instituciones en torno a las cuestiones sociales, sino que tales
relaciones adquieren sentidos según los contextos socio-históricos en que se operan y que brindan las
condiciones de posibilidad para que una acción de política pública se ubique en agenda, su atención y el
modo en qué se haga.
El modo que se manifestó la producción socio-estatal de la juventud a través de la recuperación de la figura
del sacerdote y militante social y político Carlos Mugica hace del programa un instrumento para promover y
fortalecer la participación juvenil y la organización territorial como política de Estado dada por el
trasvasamiento de militantes de movimientos sociales a la gestión pública. Pero además, se instala como
una herramienta para fortalecer el compromiso militante en las/os jóvenes a través de la figura del promotor
territorial. Luego de los años de decepción dicho compromiso juvenil fue entendido como logro del
kirchnerismo expresión del proyecto popular a la vez que, una verdadera consagración de la juventud que
“se positiviza, visibiliza y cobra centralidad en tanto actor colectivo legítimo” (Kriger, 2016: 70), tal queda
plasmado en el discurso de Cristina Fernández en el lanzamiento del programa en Mar del Plata. La
narrativa y construcción de sentido dada por el Estado acerca de la figura de Carlos Mugica, la apelación a
sus valores y convicciones y a la generación de los setenta, fue un elemento articulador de la producción de
un modo de ser joven en el que se asimiló la condición juvenil con ser militante para el cambio social,
comprometido, solidario, etc.
Este programa como instrumento productor de grupos sociales, de nuevas categorías de personas y nuevas
formas de subjetividades reconoce a las/os jóvenes como militantes y artífices de un proyecto de
transformación social y legitima a la autoridad que lo conduce (Shore, 2010) a la vez que otorga sentido y
justificación al presente. Un aspecto de dicha operación de producción de una identidad juvenil, que se
presenta como legítima, homogénea y unificada en torno a “la participación y la organización para lograr
derrotar a las políticas neoliberales que llevan 30 años en el país” entre otras narrativas, implica una
homogeneización y unificación de una identidad única “las y los jóvenes beneficiarios del programa” (Offerlé,
2010: 119).
Por otra parte, la recuperación de Carlos Mugica y a su generación como expresión y referencia de lo
colectivo, como ícono de la transformación hacia una sociedad justa y equitativa resultan alegorías y un
puente con el pasado que les otorga a las Políticas Públicas la función de mitos, así el cura villero ha sido el
nexo insoslayable. Al respecto, debemos reconocer que tal operación se hizo recuperando sus valores
militantes, pero rescatando unos y negando otros, valorizar algunos aspectos y algunas formas de
participación por sobre otras, resignificó figuras o formas de militancia social y política juveniles. El propósito
de lograr la transformación social y la justicia social a partir de la participación de las/os jóvenes fue
promovida por el Estado y en el marco de un proyecto político que encarna el partido de gobierno hace a
esta acción de política pública ser un eslabón del proceso hegemónico (Mallon, 2003: 85).
El complejo proceso socio-cultural que ha sido esta acción de política pública no ha estado desprovisto de
luchas, acuerdos y/o tensiones y sin duda, que contienen diversas expresiones de legitimación o disputa
tanto en lo que refiere a la formulación del programa como en lo que respecta a la producción socio-estatal
de las juventudes. EL PJPM expresó un modo de comprender la participación articulada con la gestión
institucional novedosa hasta entonces e intentó propiciar una movilización juvenil articulando el voluntariado
social con un proyecto político. Sin embargo, hay un aspecto que no se puede soslayar y se refiere a los
múltiples sentidos y significados que le otorgan a la participación los/as actores/as involucrados. Luego de
dos años de desarrollo, el programa se enfrentó a fuertes tensiones que determinaron que cesara sin
ninguna actividad de cierre. Tal situación da cuenta cómo se articulan desde el Estado y las estructuras de
la burocracia las relaciones sociales y una compleja trama con tensiones y luchas por los recursos y las
posiciones de decisión que se manifestaron en las disputas entre Kolina y La Cámpora en el territorio y que
repercutieron para el cambio de autoridades de la Dirección de Juventud en 2010.
En un año electoral que llevó a Cristina Fernández a su segundo mandato se radicalizó la disputa por
hegemonizar las decisiones sobre las líneas de políticas de juventud a nivel central, pero además, se
evidencia una tensión entre la figura del/a militante y el/la promotor/a por la disputa entre referentes de una
organización partidaria y referentes de una construcción surgida del programa, lo que fue más evidente en
Corrientes donde se había desarrollado la construcción comunitaria. Esto último, da cuenta de las
dificultades a las que se enfrentó el programa lo que obturó el propósito de transformar un modo de
gestionar recursos y de cambio de paradigma que enunciaba, a partir de las necesidades y demandas
juveniles en un marco de diálogo, inclusive en la producción de las políticas mismas. Sin duda, esto
demuestra la complejidad que posee la relación entre organizaciones políticas y el trabajo en el estado y
cómo las características que esa dinámica asume resultan al mismo tiempo condición de posibilidad como
limitación para la implementación de las acciones. La contradicción aparente que surge es que la política
pública que se sostiene desde una definición que supone la producción estatal de ciertas
condiciones/acciones de los/as jóvenes en una dialéctica entre el Estado y las organizaciones de base
termina siendo, paradójicamente, hegemonizada por el Estado y afectada en consecuencia. Sin embargo,
ha sido posible reconocer formas de agenciamiento que no se explicitaron en los objetivos del programa. En
el caso del PJPM tienen más que ver con el capital simbólico y la resignificación en variadas iniciativas
autónomas que con recursos materiales. Éstas serán objeto de análisis en futuros trabajos.
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1
La representación de las y los estudiantes en los medios digitales durante la toma de escuela secundarias porteñas.
Buongiorno, Cynthia
Universidad Nacional de La Matanza [email protected]
Achaval 3867, San Justo, Buenos Aires GT 2: Acción, participación, opciones y estrategias políticas
El presente trabajo aborda la representación de las y los jóvenes estudiantes en los
diarios digitales Clarin.com e Infobae en el tratamiento de las noticias de la toma de escuelas
secundarias contra la reforma educativa ocurrida durante el mes de agosto y septiembre de
2017 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El propósito de la investigación es analizar la representación de las y los jóvenes según
Clarin.com y Infobae. Se utilizarán estos diarios digitales porque son más leídos de Argentina
durante 2016 según la consultora Comscore.
Además el corpus de trabajo son las noticias publicada desde el día 9 al 26 de
septiembre de 2017 en dichos diarios. Se selecciona este lapso de tiempo porque el 9 de
septiembre fue cuando apareció la primer noticia en Clarin.com anunciando la toma de escuela
de Barracas y el 26 la mayoría de las escuelas ya habían levantado la medida.
La metodología que se utiliza en la presente investigación es cualitativa en base al
análisis de discurso que presentan Narvaja de Arnoux y Teun A. Van Dijk. El
estudio pretende indagar y visibilizar las representaciones sobre jóvenes que reproducen los
medios periodísticos en ocasión de una cobertura de noticias relacionadas a la educación y a
su participación política. Para poder, de esta manera, contribuir para garantizar y proteger sus
derechos.
La hipótesis es que los medios digitales construyen la representación de los jóvenes
estudiantes desde un enfoque que no respeta los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes
al reproducir representaciones que estigmatizan a las y los jóvenes.
La ponencia se enmarca en el trabajo final del seminario de “La complejidad en la
producción de saberes culturales” perteneciente a Especialización en Didáctica y Curriculum de
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Palabras claves: Jóvenes - Representación – Diarios digitales
2
Introducción
A partir del debate y la sanción de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación
Audiovisual en Argentina (LSCA)1, la comunicación y la información ha logrado su
jerarquización como bien social protegido por el Estado. Como afirma Washington Uranga
(2010), la información es un bien social porque es insumo para el discernimiento de los
individuos y los colectivos sociales. Es decir, contribuye a la participación democrática y la
necesidad de garantizar las condiciones, para promocionar y proteger el derecho de expresión
de aquellos que no tenían voz, entre ellos, niñas, niños y adolescentes (NNyA). Esto se articula
con la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes2 y
con la Convención sobre los Derechos del Niño. A partir de esta normativa, se deja atrás cien
años de Patronato y los NNyA comienzan a ser reconocidos como sujetos plenos de derechos.
Dentro de esta regulación se encuentra la Ley de Educación Nacional N° 26.206 que establece
que el Estado tiene que brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos
y democráticos de participación, libertad, solidaridad.
Como afirmamos anteriormente estamos bajo un nuevo paradigma donde las y los
jóvenes como sujetos de derecho deben ser escuchados. Pero ¿qué sucede cuando desde los
medios de comunicación realizan cobertura periodística donde los jóvenes son protagonistas?
¿se respeta su derecho a ser escuchados? ¿brindan una cobertura desde la perspectiva de
derecho? o ¿tienen una mirada hegemónica sobre la juventud?.
La Secundaria del Futuro es la reforma educativa que presentó la Ciudad de Buenos
Aires en agosto de 2017 tiene por objetivo lograr, según fuentes oficiales, un “modelo de
escuela cada vez más inclusivo, que motive a los estudiantes, los provoque, los desafíe, y
fundamentalmente los posicione en un rol protagónico”.
Esta reforma, que introduce innovaciones las modalidades de enseñanza, es una
profundización de la Nueva Escuela Secundaria (NES)3. Una de las modificaciones es que las
materias se integran en cuatro áreas de conocimiento, articulando entre si y sin afectar los
contenidos. Además se reemplazará las notas numéricas como única forma de evaluar. Y el
último año estará dedicado a prácticas profesionalizantes en empresas y organizaciones.
A partir de este anuncio las y los jóvenes estudiantes de escuelas secundarias porteñas
decidieron, como protesta a esta reforma, tomar los colegios.
Bajo este contexto resulta necesario analizar las coberturas mediáticas. De esta manera,
el tema de esta ponencia es la representación de las y los jóvenes estudiantes en los diarios
digitales Clarin.com e Infobae en el tratamiento de las noticias de la tomas de colegios
secundarios contra la reforma educativa porteña durante septiembre de 2017. El corpus que se
utiliza en este trabajo serán las noticias publicadas en los diarios digitales Clarin.com e Infobae,
1 Esta ley fue modificada por los Decretos de Necesidad y Urgencia Nº 13/2015 y Nº 223/2016 realizados por el Presidente Mauricio Macri. 2 En su artículo 24, niñas, niños y adolescentes tiene derecho a opinar y ser oídos.
3 Es un proceso de transformaciones de la educación secundaria de las 23 provincias y la
Ciudad Autonomía de Buenos Aires con el fin de mejorar la calidad y asegurar la equidad educativa en sus escuelas.
3
en el periodo seleccionado que coincide con la toma de escuelas por parte de los jóvenes de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se utilizarán estos diarios digitales porque son más leídos
de Argentina durante 2016 según la consultora Comscore4. Infobae tituló el 6 de febrero de
2017: “Infobae en el podio de los medios en español más leídos del mundo”5. Por su parte
Clarin.com publica un día antes que “Clarín es el diario digital en español más leído en 2016”6.
Aunque aclara en el desarrollo de la noticia que en la Argentina, de los sitios "puros" digitales,
el mejor posicionado es Infobae.
El marco metodológico que se utiliza en la presente investigación es cualitativo y se
basará en la propuesta de análisis de discurso de Elvira Narvaja de Arnoux y Teun A. Van Dijk.
Narvaja de Arnoux (2006) afirma que el análisis de discurso se aplica sobre las prácticas
discursivas que se reproducen en todas las esferas de la vida social en las que el uso de la
palabra forma parte las actividades que en ellas se desarrollan. En tanto se entiende el
discurso como “el lenguaje en uso como una forma de práctica social, es un modo de acción,
una forma por la cual la gente puede actuar sobre el mundo y especialmente sobre otros”
(Fairclough, 1993).De tal forma que el análisis del discurso periodístico adquiere relevancia
para observar los modos en que los sectores dominantes configuran lo social.
A su vez, Van Dijk afirma que “el análisis crítico del discurso es un tipo de investigación
analítica sobre el discurso que estudia primariamente el modo en que el abuso del poder social,
el dominio y la desigualdad son practicados, reproducidos, y ocasionalmente combatidos, por
los textos y el habla en el contexto social y político” (Van Dijk, 1999).
En este punto, el contexto adquiere relevancia. Según Charaudeau y Maingueneau
(2005) no se puede asignar verdaderamente sentido a un enunciado fuera del contexto.
Asimismo el discurso contribuye a definir su contexto que puede modificarlo durante la
enunciación. En la misma línea, Calsimiglia y Tusón (1999) aseguran que tener en cuenta el
contexto exige observar el marco en el que se elaboran y se manifiestan las piezas discursivas.
Se observa, a partir de estas definiciones, que el análisis de discurso es una práctica
discursiva social contextualizada que permite que sean reproducidos los abuso de poder
social, el dominio y la desigualdad.
Teniendo en cuenta la definición de Chaves (2005) de representaciones sociales que
son una forma de conocimiento de lo cotidiano. Como afirma Jodelet (citada en Chaves, 2005)
al dar sentido a acontecimientos y actos que terminan por ser habituales, este conocimiento
participa en la construcción social de la realidad propia.
El estudio pretende indagar y visibilizar las representaciones sobre jóvenes que
reproducen los medios periodísticos en ocasión de una cobertura de noticias relacionadas a la
4 Es una compañía de investigación de marketing en Internet que proporciona datos de
marketing y servicios para muchas de las mayores empresas de Internet. 5 https://www.infobae.com/noticias/2017/02/06/infobae-en-el-podio-de-los-medios-en-espanol-
mas-leidos-del-mundo/ 6 https://www.clarin.com/sociedad/clarin-diario-digital-espanol-leido-2016_0_SyFYWaDPx.html
4
educación, su participación política y de esta manera contribuir para garantizar y proteger sus
derechos.
Por esta razón el presente trabajo tiene como objetivo general analizar la representación
de las y los jóvenes según Clarin.com e Infobae. Para ello se intenta responder las siguientes
preguntas: ¿cómo construye la representación de las y los jóvenes estudiantes los diarios
digital Clarín.com e Infobae?
La hipótesis es que los medios digitales construyen la representación de las y los
jóvenes estudiantes desde un enfoque que no respeta los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes al reproducir representaciones que estigmatizan a las y los jóvenes promoviendo
una mirada hegemónica desde los medios.
Desarrollo
Juventud como construcción social e histórica.
No hay una sola definición de juventud. Según Reguillo, el estado, la familia y la escuela
la ven como una categoría de tránsito pensando en el futuro. Mientras que para los jóvenes, el
mundo está anclado en el presente. (Reguillo, 2007).
Para Bourdieu (1990), la juventud es una categoría construida pero éstas no son neutras
sino que “son productivas, hacen cosas, dan cuenta de la manera en que diversas sociedades
perciben y valoran al mundo y, con ello, a ciertos actores sociales. Las categorías, como
sistemas de clasificación social, son, también, productos del acuerdo social y productoras del
mundo”7
Asimismo, la juventud en términos socioculturales no tiene que delimitarse
biológicamente porque en diferentes sociedades y etapas históricas se plantearon las
segmentaciones sociales por grupo de edad de diferentes maneras (Reguillo, 2007). Por esta
razón la juventud como categoría es una construcción histórica y social.
Tanto las representaciones como las prácticas juveniles deberían ser leídas, según
Reguillo, como metáfora del cambio social. Aceptar esto rompe con actitudes contestataria de
los jóvenes y así privilegiar un acercamiento del cambio social, ““hacer hablar” al conjunto de
elementos que entre ellos apuntan a nuevas concepciones de la política, de lo social, de la
cultura”.8 Esto se observa en la medida de reclamo contra la reforma educativa porteña de los
estudiantes como también el pedido de la implementación de la Ley de Educación Sexual
Integral en todos los colegios y un protocolo para prevenir la violencia de género, el cese de la
intervención de la policía en las escuela y el avance de las obras de infraestructura. Además de
7 Reguillo Cruz, R. (2000). Emergencia de culturas juveniles: estrategias del desencanto.
Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultural y Comunicación. Biblioteca Digital. Juventud. Disponible en: http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T03_Docu7_Emergenciadeculturasjuveniles_C ruz.pdf 8 Idem.
5
la aparición con vida de Santiago Maldonado. Es decir, esta práctica tiene que ser leída como
cambio social desde una participación activa.
Representación de los Jóvenes
Para Mariana Chaves (2005) la representación social es una forma de conocimiento de
lo cotidiano y que define a los jóvenes a partir del ser en sí mismo. En relación a esto la autora
identifica diferentes representaciones de jóvenes. Entre ellas se encuentra el joven
desinteresado y/o sin deseo por lo que se le ofrece, lo boicotea. Clarin.com señala a los
jóvenes de esta manera porque tiene rechazo hacia lo ofrecido: “…Los párvulos, entonces,
protestan tomando escuelas y pidiendo, no que se los escuche sino que se los obedezca…”
afirma Jorge Lanata en su editorial del día 16 de septiembre (“Las tomas de los colegios. Un
símbolo del Reino del revés”). O cuando publican las declaraciones de la Ministra de Educación
de CABA, Soledad Acuña, que les pide a los estudiantes que levanten la toma “…a que
atiendan que la educación pública se defiende con las puerta abiertas, y también tienen que
estar abiertas si queremos dialogar y escucharnos. Le pido que dejen que sus compañeros
puedan ir a la escuela”. Además aseguran que los alumnos se “…hicieron dueños del
edificio…” (“Toma de escuelas: la Justicia ya investiga denuncias de usurpación”, publicada el
21 de septiembre de 2017). Por su parte Infobae, a través de una nota de opinión dice que
“…ahora ha surgido un movimiento en las escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires
que ha decidido tomar colegios para oponerse a la reforma educativa propuesta por el
Ministerio de Educación de la Ciudad y que incluye la posibilidad de que los alumnos hagan
pasantías laborales en empresas para ir proveyendo a los estudiantes de herramienta para
insertarse mas fácilmente en el mundo laboral.” (“Por qué la toma de colegios secundarios
porteños es absurda” publicado el 14 de septiembre de 2017). Agregando que “el proyecto del
Ministerio está muy bien argumentado, con la participación de profesores, con el objetivo de
introducir a quienes no han visto en la vida otra cosa que teorías, en el fascinante mundo de la
práctica. La respuesta a esa iniciativa es la toma de colegios”.9 Es decir, no se interesan por
nada, son apáticos y desinteresados, “los llamas a hacer algo bueno y no vienen” (Chaves,
2005). En esta misma línea, Florencia Saintout (2013) coincide en relación a los jóvenes
desinteresados, nada de lo que les interesó a las generaciones anteriores: la política,
transformar el mundo, la solidaridad.
Asimismo al joven lo representa como ser peligroso porque Clarin.com afirma que en uno
de los colegios tomados se encontraron “además de muchas roturas y pintada, la intrusión en
el gabinete e audiovisuales y el faltante de una computadora, un monitor LCD, teclado y
mouse, cámara filmadora Kodak ZX1…”. De igual manera en una nota que Clarin.com
denomina de humor político que “A mi me da la impresión en cuanto los alumnos se aburran de
la toma, los que van a ir a tomar los colegio son los dueños y los gerente de las empresas a las
9 “Por qué la toma de colegios secundarios porteos es absurdas” publicado el día 14 de
septiembre por Infobae.
6
que el Ministerio de Educación les tienen pensado mandar estudiante para que hagan las
pasantías y les rompan las pelotas todo el día. Es un palpito nada más”10
. En concordancia con
esto, en su columna, el periodista Lanata le dice a los padres “progres culposos que apoyan las
tomas y les llevan comida y respaldo moral (aconsejamos, también, que les acerquen una
buena provisión de profilácticos)…”. Acá vemos que se presenta al joven como un peligro para
sí mismo: porque no se cuida; peligro para su familia: porque le genera problema; para los
ciudadanos: porque molesta y es violento y, finalmente, para la sociedad: porque no produce
nada y no respeta las normas.
Aunque en una nota de opinión se lo trata al joven como un ser victimizado. Asegura
Clarin.com que “La reacción de estos chicos es un espejos de nosotros mismos, los adultos.
Criticarlos sin analizar el contexto en el que viven es simplemente hacer una proyección de
nuestras propias frustraciones, limitaciones e incapacidades. Cuando juzgamos a los jóvenes
por su comportamiento estamos evitando juzgarnos a nosotros mismos…” (Escuelas tomadas:
un espejo de nuestros propios límites. Publicado en Infobae el 21 de septiembre de 2017). Es
decir, es una víctima del acontecer social, del sistema, de los adultos. Por esta razón a la
víctima se suele acercarse desde la comprensión y la lástima, no desde el reconocimiento
legítimo como afirma la autora.
Chaves (2005) identifica formaciones discursivas en las que se fundamentan estas
representaciones. Asimismo evidenciamos en las noticia el discurso del pánico moral que es
reproducido sistemáticamente por los medios, acercan a los jóvenes a través del miedo, de la
idea del joven como desviado y peligroso. Por ejemplo, cuando Clarin.com asevera que los
alumnos a “gatas hablan y escriben en español”11
o que “ningún militante de centro estudiantil
está dispuesto a laburar”12
. También cuando una estudiante dice que dormían en las aulas en
la que los enchufes anduvieran mejor para cargar los celulares13
o cuando titula “Denuncian
que hubo robos y vandalismo en el Pellegrini durante la toma”14
. Este discurso genera una
mirada negativa de la juventud porque el joven tiene un rol de enemigo interno o chivo
expiatorio.
Por su parte, Rossana Reguillo (1997) afirma que los jóvenes han sido convertidos en
relato expiatorio y en el “enemigo” del orden social; esto sucede generalmente por la acción de
los medios de comunicación, que han venido satanizando a ciertos jóvenes, en este caso a los
que se organizan y toman medidas de lucha para reclamar. Las imágenes, que predominan en
los medios, son sensacionalistas y estigmatizantes, refuerzan la idea de la juventud como
problema, como amenaza, como riesgo. Pero la cuestión se agrava por el hecho de que
10
Guía para tomar colegios como Dios manda. Publicado por Clarin.com el 24 de septiembre de 2017. 11
“Las tomas de colegios, un símbolo del “Reino del revés”. Publicado por Clarin.com el 16 e septiembre de 2017. 12
Idem. 13
“Es un gesto para demostrarle al Ministerio que queremos dialogar”. Publicado por Clarin.com el 25 de septiembre de 2017. 14
Publicado por Clarin.com el 26 de septiembre de 2017.
7
ellos/as mismos/as no suelen verse como sujetos de derecho, sino más bien como objeto de un
derecho que, en la mayoría de los casos, se vuelve en contra (Kantor, 2008).
Estos discursos quitan capacidad de acción o invisibilizan al joven como un actor social
con incapacidades y provocan una única mirada sobre éste, utilizándolos estratégicamente
porque según su participación política y de lucha será el estereotipo a fijar (Chaves, 2005).
Por su parte, Cecilia Braslavsky (citada en Chaves, 2005) clasifica los discursos sobre
la juventud como mito de la juventud homogénea donde usa los colores como metáfora. Tanto
Clarin.com e Infobae representan a los jóvenes como una juventud gris donde los hacen
depositarios de todos los males. Ellos son el grupo que más afectado está por la herencia de
los hábitos y prácticas de la sociedad autoritaria. Como la nota de opinión que escribieron
Martin Lousteau15
y Débora Pérez Volpin16
donde afirman que la reacción de los chicos es un
espejo de los adultos y que son “una proyección de propias frustraciones, limitaciones e
incapacidades”17
. Es decir, heredan de la sociedad ciertos hábitos y así los jóvenes serían,
además de desocupados o delincuente, apáticos, “la desgracia y la resaca de la sociedad
argentina” (Braslavsky citada en Chaves, 2005).
En relación al abordaje de la juventud como problema, Homero Saltalamacchia propuso
una actitud diferente para tratar los temas de la juventud, para que sea visualizada de una
manera diferente. Una de ellas es que sean vistos como impulso renovador que busca
expresarse. Y la otra es como un reactor de políticas públicas y privadas. Se evidencia en los
diarios digitales que esto no sucede porque terminan abordando el tema como un problema
que no es resuelto o que los estudiantes tienen que ser receptores pasivos de las políticas
públicas y no reclamar su disconformidad con la reforma del Secundario porteño.
Asimismo Krauskopf, Dina (2000, citada en Chaves, 2005) analiza a la juventud desde
cuatro paradigma. Uno de ellos es el de la juventud como actor estratégico del desarrollo
donde las y los jóvenes tienen una participación juvenil como parte crucial de su desarrollo. El
otro paradigma es el de juventud ciudadana donde tienen “capacidades y derechos para
intervenir protagónicamente en su presente, construir democrática y participativamente su
calidad de vida y aportar al desarrollo colectivo”18
. Estos paradigmas de juventud no están
representados en las noticias de ambos diarios ya que su lucha es un problema y se los
estigmatiza dejando de lado el enfoque de derecho. Por ejemplo cuando Clarin.com afirma que
llevan a cabo ese reclamo porque no quieren trabajar: “Así están las cosas: los paciente le
enseñan a operar a los médicos”19
y de esta forma deslegitimar las acciones que realizan los
15
Economista y candidato a Diputado Nacional por Evolución Ciudadana en las Elecciones legislativas de 2017. 16
Periodista y candidata a Diputado Nacional por Evolución Ciudadana en las Elecciones legislativas de 2017. 17
“Escuelas tomadas: un espejo de nuestros propios límites”. Publicado en Clarin.com el 21 de septiembre de 2017. 18
Krauskopf, Diana citada en Chaves, Mariana 19
“Las tomas de colegios, un símbolo del “Reino del revés”. Publicado por Clarin.com el 16 de septiembre de 2017.
8
jóvenes. Contrariamente a lo que asegura Pineau (2008) que el derecho no solo es al acceso
sino a la participación ya que estos jóvenes participan activamente manifestando su postura.
Al hablar de medios de comunicación y de su representación en los jóvenes estudiantes
hay que tener en cuenta que la noción central de discurso es el poder (Verón, 1999),
concretamente el poder social de grupos o instituciones en términos de control. Por esto, “los
grupos tienen (más o menos) poder si son capaces de controlar (más o menos), en su propio
interés, los actos y las mentes de los (miembros de) otros grupos” (Verón, 1999).
En palabras de Van Dijk, los medios de comunicación no son neutrales sino que actúan
como reproductores de ideología, de estereotipos y de tomas de posición, mayormente de
poder y esto queda ilustrado en este caso con Clarin.com e Infobae. Asimismo, Martini afirma
que la noticia es formadora de opinión, por ende lo que el diario le presente a sus lectores será
la base para formar una opinión sesgada y estereotipada de estas jóvenes. Esto se debe a que
la sociedad acepta como real la construcción del acontecimiento, como asegura Verón (citado
en Martini, 2000).
Consideraciones finales
A través del análisis de las noticias del reclamo de los colegios secundario en contra de
la reforma educativa porteña por parte de los jóvenes estudiantes se obtiene como resultado
que los medios digitales construyen la representación de los jóvenes desde un enfoque que no
respeta los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes al reproducir representaciones que
estigmatizan a las y los jóvenes.
Hay que tener presente que la juventud es una categoría tanto social como histórica.
Por ende no es neutral porque dan cuenta de la manera en que diversas sociedades perciben y
valoran al mundo, además de algunos actores sociales como en este caso los diarios digitales
valoran negativamente a estos jóvenes. Ya sea como jóvenes desviados, desinteresados,
peligrosos, victimizados (Chaves, 2005) o como enemigo interno o chivo expiatorio (Reguillo,
1997). Desde los diarios digitales no los presentan desde el paradigma de juventud ciudadana.
Asimismo las prácticas juveniles son metáforas de cambio, como asegura Ruguillo
(1997), y estos jóvenes apuntan a la participación activa en la política pero que desde estos
diarios estas prácticas son presentadas como actos de rebeldía, donde a los estudiantes se los
etiqueta como vagos, “que no saben leer”, que no quieren ir a trabajar, que solo quieren
perjudicar a los compañeros que, según ellos, si quieren estudiar.
Si bien hay una normativa que tiene un enfoque de derecho en relación a los jóvenes, la
representación desde estos medios digitales no tiene esta perspectiva sino una mirada
hegemónica donde estigmatizan y estereotipan a los estudiantes que visibilizan sus reclamos,
que quieren ser oídos.
Finalmente, como asegura Bracchi (2005), estos jóvenes se constituyen en sujeto
colectivo que propugna y genera cambios poniendo la rebeldía como bandera de lucha y
9
comprometidos con un futuro mejor trabajando para la liberación, compromiso e igualdad. Pero
esto ni Clarin.com, ni Infobae lo refleja en su tratamiento mediático.
10
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1
Rosconi Anabela. Universidad Nacional de Rosario.
Brown 2101, Rosario, Santa Fe.
GT 2: Acción, participación, opciones y estrategias políticas.
¿POLÍTICA DE PARTICIPACIÓN JUVENIL Y/O POLÍTICA SOCIAL?
ALGUNAS REFLEXIONES A PARTIR DEL CASO DEL PROGRAMA INGENIA EN EL
MARCO DEL PLAN ABRE DE LA PROVINCIA DE SANTA FE
RESUMEN
La ponencia trabaja la implementación del programa Ingenia en los barrios de la ciudad de Rosario
enmarcados en el Plan Abre del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, definida como la principal estrategia
para el abordaje de la cuestión social en la provincia. El trabajo se enmarca en la tesina realizada para
obtener el título de Licenciada en Ciencia Política.
Ingenia es un programa que tiene como objetivo promover la participación juvenil a través del
financiamiento de proyectos socio culturales realizados por grupos de jóvenes entre 15 y 29 años. Está
ideado para dar lugar a los jóvenes como implementadores de políticas públicas, siendo ellos mismos
quienes idean, planifican y gestionan. Se define, discursivamente, como una política desde la juventud
(Balardini, 1999).
Durante la puesta en marcha de la política y en el contexto en la que se la estudia, toman parte
actores presentes en el territorio - con sus intereses y recursos- que acompañan a los jóvenes en su paso
por Ingenia. El objetivo del trabajo es indagar sobre cómo el rol de esos acompañantes o “referentes” influye
en la participación de los jóvenes. ¿Qué tipo de participación efectivamente se promueve en la
implementación? Se pretende problematizar cómo ese nuevo contexto entra en tensión con aquello que se
propone la política: fomentar la participación activa de los jóvenes.
Para el análisis se aborda el marco de la política, es decir, se piensa a Ingenia al interior del Plan
Abre. Primero desde el aspecto formal y desde el discurso institucional. Luego, se abordan los principales
cambios producidos por el nuevo marco de política para el programa: nuevos contextos, diferentes
participantes y actores sociales con funciones y roles específicos.
Se realiza un recorte a un caso específico de estudio que es la implementación del programa
Ingenia en una edición y un barrio específico. Entrevistas con jóvenes participantes del programa,
entrevistas con personal/miembros de organizaciones encargados de la implementación, observación
participante de momentos relevantes, análisis de documentos institucionales y revisión de materiales
elaborados en instancias anteriores de trabajo, fueron las principales técnicas de producción de datos y
fuentes de información a utilizar, adecuadas para una investigación tipo cualitativa.
PALABRAS CLAVES: participación juvenil, implementación, política social.
2
¿POLÍTICA DE PARTICIPACIÓN JUVENIL Y/O POLÍTICA SOCIAL?
ALGUNAS REFLEXIONES A PARTIR DEL CASO DEL PROGRAMA INGENIA EN EL
MARCO DEL PLAN ABRE DE LA PROVINCIA DE SANTA FE
INTRODUCCIÓN
Este escrito trabaja el caso de Ingenia, un programa de fomento de la participación juvenil del
gobierno de la provincia de Santa Fe, en el marco del Plan Abre del mismo gobierno, definida como la
principal estrategia para el abordaje de la cuestión social en la provincia. Específicamente se aborda la
implementación de Ingenia en contexto de barrios vulnerables de la ciudad de Rosario.1
Ingenia es un programa ideado para dar lugar a los jóvenes como implementadores de políticas
públicas, otorgando la posibilidad de ser ellos mismos quienes ideen, planifiquen y gestionen proyectos
socioculturales, los cuales serán financiados por el gobierno provincial. En el año 2011, Ingenia pasa a
formar parte de la cartera de intervenciones que integran el Plan Abre, significando para el programa un
contexto distinto de implementación, participantes específicos y nuevos implementadores.
El objetivo del trabajo es problematizar cómo el nuevo contexto de implementación entra en tensión
con aquello que se propuso la política desde sus inicios: fomentar la participación activa de las y los jóvenes
en el hacer público. Se avanza además en reflexionar acerca de la tensión existente entre el papel de los
jóvenes como destinatarios de una política social o como protagonistas de acciones de política.
En la primera parte del trabajo se presenta el diseño del programa Ingenia y la perspectiva
institucional en la que se funda. Seguido de eso, se recuperan los principales lineamientos del Plan Abre, la
definición de la “cuestión social” presente en ese Plan y las implicancias que trae para el programa que se
analiza, específicamente para su objetivo. Finalmente se presentan algunas reflexiones que, más que
finales, pretenden ser preguntas disparadoras para futuros abordajes.
INGENIA, SU DISEÑO Y PERSPECTIVA
Ingenia es un programa del Gobierno de la Provincia de Santa Fe creado en el año 2011 al
interior de la Dirección Provincial de Políticas de Juventud, del Ministerio de Innovación y Cultura2 que
tiene como objetivo impulsar la participación y el asociativismo de los jóvenes santafesinos entre 15 y 29
años, a partir del financiamiento de proyectos ideados e implementados por grupos de jóvenes.
La puesta en funcionamiento de este programa estuvo en consonancia con el recorrido que había
sido emprendido por el gobierno provincial a partir del año 2007 con la creación del área de juventudes. Si
bien se entiende que existen políticas que conciernen a la juventud sin la necesidad de contar con un área
específica o, aún sin estar expresamente dirigidas hacia ella (Krauskopf, Sin fecha), la organización de
esta área se produce con la intención de promover la elaboración de una política de juventudes de tipo
afirmativa,3 que pudiera dar cuenta de los intereses y objetivos de la población joven santafesina.
1 Si bien se cuenta con información que puede dar cuenta de situaciones que atañen a la implementación del programa
en la generalidad de los barrios de priorizados por el Plan Abre, la búsqueda de información se limitó territorialmente al barrio Ludueña de la ciudad de Rosario. 2 Hoy devenida en Secretaría de Juventudes, al interior del Ministerio de Gobierno y Reforma del Estado.
3 Por políticas afirmativas se hace referencia a aquellas que “centran su atención en los proceso de afirmación
identitaria (experimentación, creatividad, movilidad, autonomía y participación)” (Giménez Gual, 2003, pág. 167) en
3
De acuerdo al discurso institucional, Ingenia está ideado para dar lugar a los jóvenes de la
provincia como hacedores de política pública, otorgándoles los recursos y el acompañamiento para que
sean decisores y gestores de sus ideas, lo que en términos de Balardini (1999) se define como una
política desde la juventud. Al interior de estas se incluyen “aquellas actividades e iniciativas imaginadas,
diseñadas y realizadas por los mismos jóvenes en condición autogestionaria y aun por subsidios
otorgados por el Estado a colectivos de gestión y trabajo juveniles.” (pág. 27).
Para proporcionar más detalles acerca del programa en cuestión, se recuperan los principales
componentes de su diseño como política. Si bien no existe o no se ha tenido acceso a ningún documento
del momento de la formulación inicial, pueden reconstruirse algunos elementos a partir de la revisión de
diferentes publicaciones institucionales y entrevistas:
Cuadro Nº 1: Elementos principales del diseño del programa Ingenia.
Ingenia. Fondo para el desarrollo de iniciativas juveniles
Descripción
Iniciativa que trata sobre el financiamiento de proyectos socioculturales de jóvenes,
los cuales deben fundamentarse en los ejes y líneas de acción del Plan Santa Fe
Joven;4 estos son:
1. Ciudadanía y diálogo
2. Emancipación y proyecto de vida
3. Bienestar Joven
4. Lenguajes Culturales
Además del financiamiento, el programa prevé el acompañamiento de los
proyectos juveniles por parte de coordinadores territoriales. Estos son
representantes de la Secretaría de Juventudes que se encargan de acompañar, y
asesorar a los jóvenes en la generación y puesta en marcha de su idea, sorteando
dificultades que pudiesen surgir.
Objetivos
Promover la participación de grupos de jóvenes entre 15 y 29 años en el hacer
políticas públicas:
Reconocer, fortalecer e impulsar la capacidad y tejido asociativo de las
organizaciones, grupos, movimientos y redes de jóvenes;
Implementar el Plan Santa Fe Joven a través de iniciativas juveniles.
Metas No se especifican
Destinatarios Organizaciones, colectivos o grupos de jóvenes entre 15 y 29 años, con o sin
personería jurídica.
Alcance Provincial
contraposición a aquellas de tipo transicionistas que hacen foco en aspectos centrales de la trayectoria de los jóvenes, como trabajo, salud y educación (Giménez Gual, 2003). 4 Disponoble en: https://www.santafe.gov.ar/archivos/gabinete_joven/PlanSantaFeJovenEstrategiasWeb.pdf
4
Eje del Plan Santa
Fe Joven en el que
se enmarca
Se enmarca dentro del eje “Ciudadanía y diálogo” del Plan Santa Fe Joven. Este
eje se orienta a la generación de estrategias y espacios de participación de las
juventudes en el ámbito público y en todo tipo de organizaciones de la sociedad
civil.
Línea de acción
Se presenta como una de las políticas que encauza la línea de acción “Impulsar la
ciudadanía joven”, cuyas iniciativas abordan el fortalecimiento de mecanismos
gubernamentales relacionados a la juventud, la consolidación de la labor de
organizaciones sociales que abordar cuestiones de juventudes y la incorporación
de marcos institucionales propicios para la participación juvenil.
Momentos de
implementación
1-Difusión de la convocatoria.
2-Selección de proyectos.
3-Implementación de proyectos.
4-Autoevaluación y Rendición de cuentas.
Requisitos
principales
El grupo de proyecto debe ser de cinco jóvenes (15-29 años) como mínimo,
sin necesidad de tener personería jurídica.
Dos de los integrantes del grupo deben ser mayores de 18 años
cumpliendo los roles de responsable y co responsable del grupo.
No pueden presentarse proyectos que persigan fines de lucro.
No pueden presentarse juventudes de partidos políticos.
No se financian obras de infraestructura ni honorarios a miembros de los
grupos.
Fuente: Elaboración propia en base a OPJ 2012, OPJ 2017 y entrevistas.
LA DEFINICIÓN DE LA POLÍTICA SOCIAL
A partir del año 2014, Ingenia se incorpora a la cartera de intervenciones que integran el Plan
Abre de la provincia de Santa Fe. El Plan Abre es un programa de intervención integral en barrios que el
gobierno provincial lleva a cabo en coordinación con ciertos municipios, entre los que se encuentra la
ciudad de Rosario. A partir de concebir al territorio como unidad de intervención, se planifica una
estrategia de abordaje integral que implica coordinar las distintas intervenciones y programas
provenientes de distintas áreas y equipos, tanto de la provincia como de los municipios; es decir, de
manera intersectorial e interjurisdiccional (Nieto & Weyrauch, 2015).
El plan se propone “mejorar la convivencia en toda la ciudad a partir de las intervenciones en los
barrios, recomponiendo situaciones de fractura urbana y social”.5 Específicamente, el objetivo radica en
5 Extraído de folleto institucional del programa.
5
mejorar la calidad de vida y la convivencia en los territorios abordados a través de la profundización de un
conjunto de acciones que se organizan en dos ejes de trabajo diferenciados:
➢ Infraestructura y Hábitat: el objetivo es mejorar la calidad de vida en los barrios
a partir de distintas obras de infraestructura estratégica y la mejora del hábitat en general. Se
incluye la construcción de escuelas, centros de salud e infraestructura eléctrica y cloacal, entre
otras.
➢ Convivencia y participación: el objetivo es mejorar la convivencia y a fortalecer
las instituciones; incluye acciones que promueven la inclusión socioeducativa y laboral, abordan
adicciones, promueven derechos y la participación social, etc. (Aulicino & Díaz Langou, 2016)
Si entendemos a la política social como al conjunto de acciones que, desde el Estado, se dirigen a
abordar aquellos problemas que se definen como sustantivos de la “cuestión social” en un contexto
determinado (Repetto F. , 2007), es necesario entonces detenernos a indagar sobre cuáles fueron las
cuestiones percibidas como problemáticas y cómo se definieron para ser abordadas por el gobierno
provincial.
Si bien el problema alrededor del cual se formula este plan no está formalmente definido
(Pignatta, 2015), puede utilizarse como punto de partida las características presentes en los barrios que
fueron priorizados: incremento de la violencia interpersonal, retraimiento de la participación ciudadana,
escasez de espacios públicos, debilitamiento de los lazos sociales, problemas de infraestructura y
dificultad en el acceso a los servicios públicos (Aulicino & Díaz Langou, 2016; Pignatta, 2015; Nieto &
Weyrauch, 2015).6
Todas esas características dan cuenta de las distintas dimensiones que definen la problemática
social, de acuerdo a la construcción realizada por el gobierno provincial. Sin embargo, debe considerarse
que la apuesta política al plan, deviene también en concebirlo como una respuesta a la alta conflictividad
social que venía acechando a los grandes centros urbanos de la provincia: “Fortalecer las redes sociales
del barrio promoviendo el encuentro, la participación y la convivencia en el espacio público, como
estrategias para prevenir la violencia y garantizar la seguridad ciudadana.”7 8
Es así, que se reconoce una determinada situación problemática, o cuestión9 en términos de
Oszlak y O’Donnell (1995), para incorporarla a la agenda de gobierno.10
Al hacerlo, el Estado provincial
construye una determinada definición del problema, que presenta las características que anteriormente se
mencionaron. Esta construcción analítica (Subirats, 1989) es producto de la decisión del gobierno
6 Las mismas fuentes sostienen que, si bien estas características podrían definir a muchos barrios de las localidades
que integran el plan, éstos se priorizaron a través de la utilización de distintas estadísticas como hogares con NBI e índices educativos, sanitarios y habitacionales. 7 Extraído de: https://www.santafe.gob.ar/index.php/web/content/view/full/193144
8 A partir del año 2011 se manifiesta un incremento significativo de la violencia que se manifiesta en la aumento
sostenido de la tasa de homicidios en el Departamento Rosario en general y en la ciudad de Rosario en particular (Ministerio Público de la Acusación de la Provincia de Santa Fe, 2014), que se concentraron mayormente en distintos barrios periféricos de la cuidad, manifestando una territorialización de la violencia (Pignatta, 2015). Ver más en: La Capital 2014 y 2017 y La Nación 2014. 9
Sobre la definición de cuestión socialmente problematizada: “Solo algunas [necesidades y demandas] son ‘problematizadas’, en el sentido de que ciertas clases, fracciones de clase, organizaciones, grupos o incluso individuos estratégicamente situados creen que puede y debe hacerse ‘algo’ a su respecto (…) Llamamos ‘cuestiones’ a estos asuntos (necesidades, demandas) ‘socialmente problematizados’.” (Oszlak & O'Donnel, 1995, pág. 110) 10
Aguilar Villanueva (1993) diferencia entre agenda sistémica y agenda de gobierno. Para hacer referencia a la segunda recupera una definición de Cobb y Elder (1986): “el conjunto de asuntos explícitamente aceptados para consideración seria y activa por parte de los encargados de tomar las decisiones.” (Cobb y Elder, 1986 en Aguilar Villanueva, 1993, pág. 32)
6
provincial de “tomar” una determinada cuestión y resolverla. Se constituye al Plan Abre como la principal
estrategia de abordaje de la problemática social en la provincia (Gabinete Social, 2014).
La construcción discursiva del problema de la que se parte es que los problemas sociales son
complejos –los tan mencionados wicked problems-, que se caracterizan por ser multidimensionales y estar
interrelacionados. En este sentido, los indicadores utilizados para la selección de los barrios a ser unidad
de intervención permiten una aproximación a aquello que constituye la denominada “cuestión social” para
el gobierno provincial y, por lo tanto, es objeto de política pública.
Al identificarse “lo social” desde una perspectiva más amplia que la pobreza material,
incorporando múltiples dimensiones vinculadas a la vulneración de derechos (Salvia & van Raap, 2016),
es que la estrategia del gobierno provincial se enfoca en abordar integralmente los territorios a través de
una gestión articulada de distintas acciones y programas. A esta definición multidimensional del problema,
se la responde con acciones, proyectos y programas provenientes desde distintas áreas estatales,
focalizados en territorio específicos como distintas unidades de intervención.
Si se vuelve rápidamente sobre el programa Ingenia y sus objetivos, sin haber dado cuenta de
todo lo dicho hasta el momento, difícilmente sería una acción asociada con la atención de la cuestión
social. Sin embargo, la definición construida por el gobierno provincial permite incluir este programa dentro
de su estrategia. Ingenia, entonces, se incluye dentro del eje “Convivencia y Participación” del Plan Abre,
dentro de la línea de acción “Convivencia Barrial”, como una iniciativa que genera la apertura de canales
de participación de los jóvenes, promoviendo la gestión de intervenciones socio-ciudadanas y generando
impacto sobre su comunidad.
LA POLÍTICA SOCIAL Y SUS IMPLICANCIAS
En el momento en que Ingenia queda integrado al conjunto de programas e intervenciones que
componen el Plan Abre, pasa a constituir parte de una estrategia política que lo trasciende, respondiendo
ahora a objetivos que ya no pueden pensarse desde su individualidad. El nuevo marco de política en el
que se inserta el programa trae implicancias, algunas más visibles de orden formal y otras que solo se
vuelven palpables al observar la implementación de la política.
En primer lugar, por reglamento, a partir de esa edición y en adelante, la definición de la política
social territorial del Plan Abre, delineará la cantidad de proyectos a ser seleccionados en el marco de los
territorios priorizados por el Plan. El nuevo marco de política define, entonces, un nuevo contexto de
implementación, llegando Ingenia en la ciudad de Rosario a territorios que anteriormente el programa no
procuraba alcanzar o no constituían una prioridad. Ese nuevo contexto de implementación, significó para
el programa la modificación de la población que mayormente participa y la participación nuevos actores
sociales presentes en el territorio.
DIVERSIFICACIÓN DE LOS DESTINATARIOS
A pesar que desde la primera edición del programa la convocatoria estuvo abierta a todo el
territorio provincial, la inclusión de Ingenia dentro del Plan Abre, lo amplía hacia barrios atravesados por
necesidades materiales, generando una apertura a un público al que no se llegaba en anteriores
ediciones. Es el nuevo contexto de implementación, el que genera que el perfil de jóvenes participantes
del programa, como mínimo, se amplíe y diversifique.
7
Es frecuente escuchar entre los coordinadores territoriales que el “tipo de joven” en los barrios
periféricos de las ciudades de Rosario y Santa Fe es distinto, o que “los jóvenes con los que trabajamos
en el programa no son los jóvenes para los que el programa nació”. El perfil de los “nuevos jóvenes”
incorporados al programa no está totalmente definido, pero se le atribuyen determinadas características
que lo diferencian del resto en su forma de participación:
“Las características de las grupalidades con las que estamos trabajando no tienen que
ver con la continuidad ni con la estabilidad. Digo, son casos muy excepcionales aquellos grupos
que vienen con una trayectoria, que vienen y se sostienen por fuera de las propuestas
institucionales que los atraviesan.” (Entrevista Coordinación Zonal)
Tanto los jóvenes que se presentan como los destinatarios “originarios” del programa o aquellos
percibidos como los nuevos participantes, quedan claramente diferenciados para los equipos de trabajo.
Si bien no se establecen perfiles estancos de jóvenes, se les asignan determinadas características por el
contexto donde se desenvuelven; es decir, quedan territorialmente definidos.
NUEVOS ACTORES SOCIALES EN LA IMPLEMENTACIÓN
Los proyectos juveniles en los barrios en cuestión tienen la particularidad de encontrarse
asociados de alguna forma u otra a organizaciones allí presentes. Se encuentran organizaciones
estatales, de distintos niveles y áreas, organizaciones sociales, referentes territoriales y equipos de otros
programas gubernamentales. De manera general, los que más suelen hallar son equipos de Centros de
Convivencia Barrial (CCB), Centros de Salud, de Centros de Día, escuelas, clubes, iglesias, vecinales y
Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Estos actores le permiten al programa “hacerse conocer”, constituyen la puerta de entrada del
equipo del programa a lo que están haciendo los jóvenes en esos barrios. Esto se da porque en la
mayoría de los casos, el contacto de las organizaciones con los jóvenes trasciende la participación en el
programa Ingenia. En palabras de los coordinadores territoriales, las organizaciones “nuclean jóvenes”. Se
valora desde un primer momento la trayectoria de trabajo con jóvenes como grupos constituidos en el
marco de esa institución.
También al momento del acompañamiento de la implementación de proyectos las organizaciones
territoriales adquieren su relevancia. Aquel anclaje territorial con el que cuentan, ya sea por disponer de
un espacio físico funcionando diariamente o por el trabajo que cada una viene realizando a través del
tiempo en ese lugar, se reservan un cierto control sobre lo que sucede con el programa y los jóvenes en
ese territorio.
La ausencia de una estrategia que implique una llegada directa de los coordinadores del
programa, sin intermediarios, transforma los atributos de esos actores en recursos de poder al momento
de relacionarse: "No existe un equipo para abordar el territorio de una manera profunda, no es que hay
doscientas personas encargadas de eso." (Entrevista Coordinadora Provincial). Es así que los actores
presentes en el territorio se transforman en implementadores, asumiendo funciones correspondientes al
rol de la coordinación territorial.
La asociación entre los grupos de jóvenes y las organizaciones varía en cada caso, así como los
roles que los distintos grupos de jóvenes y organizaciones se reservan para sí. Se puede encontrar: la
generación de la idea desde la organización en el marco de su trayectoria de trabajo cuyos principales
destinatarios son los jóvenes; la consulta y el trabajo conjunto en la generación de la propuesta entre
8
jóvenes y organización pero con el rol predominante de esta última como promotor de la idea; o la
autogestión completa del grupo de proyecto, donde la organización solo garantiza un espacio físico.
Todas estas situaciones visibilizan distinto grado de involucramiento de las organizaciones y de
participación de los jóvenes.
LA PARTICIPACIÓN JUVENIL EN EL NUEVO MARCO
Dado el rol de implementadores que tienen estos actores, se vuelve fundamental tomar en
consideración los discursos que reproducen acerca de los jóvenes y la forma de vincularse con ellos;
pudiendo ir en consonancia en ocasiones, pero en muchas otras, contraponerse a la perspectiva
institucional en la que programa se funda.
Generalmente, las instituciones y organizaciones son entendidas desde el programa como la
personificación del adulto, como quienes denotan una mirada adultocéntrica,11
evidenciando determinados
preconceptos alrededor de las personas jóvenes. A partir del acercamiento a estos actores, entonces, se
puede dar cuenta de las diferentes concepciones o enfoques en relación con los jóvenes y así poner en
discusión aquello que se cree desde el equipo del programa.
La "etiqueta" que aparece mayormente es la del joven como sujeto desinteresado. Esta
representa uno de varios discursos o representaciones sociales12
existentes alrededor sujeto joven que
expone el trabajo de Mariana Chaves (2005). Este discurso hace referencia al desinterés o la falta de
deseo en los jóvenes para participar de las actividades que le son propuestas, de allí que la indiferencia
hacia lo que, en este caso, la organización ofrece es considerada una falta de interés general:
"Acá más en esta zona te digo tenemos la experiencia de ver jóvenes mirando al cielo no
haciendo nada"; "No les importa nada, no se interesan por nada, son apáticos y desinteresados,
los llamas a hacer algo bueno y no vienen." (Entrevista Actor 5)
Esta representación se produce alrededor de la no respuesta o falta de entusiasmo que los
jóvenes suelen presentar ante las "oportunidades" que se les ponen a disposición. En este sentido, el no
aprovechamiento tal y como espera el adulto que suceda, crea una idea estigmatizada de los jóvenes. Si
bien existe un común acuerdo en la necesidad de que los jóvenes autogestionen sus proyectos, es
frecuente escuchar que es una población a la que hay que insistirle o "estarle encima" para que sostengan
la participación:
"Vos no sabes cómo tiene que estar insistiendo, acompañando que no abandonen el
trabajito que empezaron, que no empiecen una cosa hoy y después la dejen para empezar otra.
Falta esa perseverancia." (Entrevista organización 5)
Al mismo tiempo, se le otorgan características como la irresponsabilidad y la ausencia de
compromiso. Características que si bien pueden hacerse presentes, son directamente asociadas a su
condición de jóvenes:
11
Siguiendo a Duarte Quapper (2000) "el adultocentrismo es una matriz de pensamiento que sitúa al adulto como punto de referencia para el mundo juvenil, en función del deber ser, de lo que debe hacerse para ser considerado en la sociedad." La juventud entonces se concibe como un concepto relacional en tanto se define en contraposición a la adultez y, en esta relación la juventud tiene la posición de desventaja. 12
La representación social “[Es un] conocimiento práctico. Al dar sentido, dentro de un incesante movimiento social, acontecimientos y actos que terminan por sernos habituales, este conocimiento forja las evidencias de nuestra realidad consensual, participa en la construcción social de nuestra realidad (Jodelet, 1986 en Chaves, 2005).
9
"Fue una pelea, una lucha, costó bastante elegir, ponerse de acuerdo, íbamos, volvíamos
(…) A lo mejor cuesta un poco por el hecho de que son… el tema de la adolescencia, viste como
están ellos. Por ahí cuesta un poco más por eso, capaz el día de mañana si son un poco más
grandes (…) Yo también fui así, en un momento dado está todo bien y en otro momento estaba
todo mal." (Entrevista organización 1)
Cabe preguntarse, ¿Fueron consultados aquellos jóvenes sobre cuáles eran sus preferencias?
¿Fueron los jóvenes ideólogos de las propuestas? Es necesario también tener en consideración que los
casos en que se reproduce ese discurso, fue la organización quien llevó la propuesta a los jóvenes, con
mayor o menor consulta mediando. Por lo tanto se vuelve importante relativizar los dichos y reflexionar
alrededor de si son los jóvenes quienes no quieren participar porque “nada les interesa” o, como bien
sostiene Chaves, pueden no responder ante ello que se le ofrece desde fuera.
Demás está decir que las representaciones alrededor de los jóvenes no se manifiestan solo en los
dichos de los entrevistados, sino también en la manera en que se vinculan con ellos; en este caso, en el
papel que toman en cada uno de los proyectos en comparación con aquel que ocupan los jóvenes, aquel
que les dejan. Si bien los casos no son iguales, se encuentra como generalidad que son las
organizaciones las encargadas de escribir y presentar el formulario de presentación del proyecto, de
buscar presupuesto, comprar los insumos u organizar las distintas actividades que se realizan. Este rol
tomando por los actores en algunas ocasiones no es percibido ni puesto en cuestión; en otras incomoda o
interpela a las organizaciones:
"Lo que nosotros queremos es que no dependa de (nombre de la organización). Hoy por
hoy los instrumentos quedan acá, hoy por hoy un montón de cosas acá... pero de hecho se ha
puesto a consideración de que se prestaran los instrumentos para que vayan a hacer una marcha
a tribunales y no queríamos pero bueno, la murga dijo que sí (…) porque si vos queres que
despegue y le estás diciendo lo que tienen que hacer... eso es algo que te interpela. (Entrevista
organización 2)
En todos los casos, los canales de comunicación con los jóvenes suelen permanecer abiertos
para consultar y decidir cuestiones en conjunto, ya que generalmente el ponerse al mando del proyecto
para las organizaciones responde a una necesidad de facilitar la participación en el programa, dadas las
características de los jóvenes con los que trabajan o aquellas etiquetas que se colocan sobre ellos.
Se encuentra más para decir si se amplían las valoraciones no solo a aquel contacto que versa en
lo que debe suceder, aquel que es “de rigor”, sino incluyendo también aquellas opiniones que hacen
referencia al programa y a su diseño e implementación en particular. ¿Qué opiniones respecto del
programa presentan aquellos que se vuelven sus implementadores? ¿Qué influencia tienen sus
valoraciones en la forma en que implementan el programa?
Entre los actores entrevistados varía el grado de positividad con que es valorada la participación y
el programa en sí mismo. Estas diferencias se dan fundamentalmente por la forma en que pensó la
implementación del programa y hacen referencia fundamentalmente al difícil acceso de los y las jóvenes a
la participación en el mismo:
“Veo difícil que se enteren, que vayan a una compu, que escaneen los documentos (…) Si
abrís otro seguimiento, o esto que decía ella, de febrero a marzo, estar presentes con un mayor
seguimiento, acompañar el proyecto, acompañar la inscripción, sí [podrían presentarse por su
cuenta] digamos. Tendría que estar este seguimiento mucho más presente (…) Hacer base y
10
empezar a patear el barrio convocando o por lo menos contando de qué se trata.” (Entrevista
organización 6)
“Del Ingenia nadie camina los barrios: ‘Tenemos este recurso para que ustedes puedan
hacer lo que a ustedes se les ocurre, con esta cantidad de plata.” (Entrevista organización 7)
Mientras algunos actores no repararon en aspectos que sería beneficioso mejorar o en críticas al
programa, en estos casos se considera que la ausencia de seguimiento dificulta que los jóvenes puedan
participar de manera autónoma de todas las instancias, cumpliendo con todos los requisitos que el
programa prevé en términos de inscripción. Hay acuerdo en reconocer que los jóvenes sin mediación de
las organizaciones no se presentarían o no conocerían Ingenia, no únicamente por las características
asignadas a los jóvenes que se detallaban sino también por las del programa.
Desde el programa se potencia la función de “mediadores” que cumplen los actores territoriales:
se los convoca al momento de la difusión del programa, se fomenta el armado y presentación de
proyectos en el marco de sus organizaciones y se sostiene el contacto con ellos como modalidad de
seguimiento de los grupos de jóvenes. Existe entonces consenso desde el equipo de trabajo sobre
concebir la articulación con estos actores como necesaria y deseable por los recursos de los cuales
disponen.
Sin embargo, es también visible desde el equipo las dificultades que ese rol trae consigo. Los
coordinadores territoriales consideran que algunas perspectivas de trabajo de los diferentes actores
perjudican o dificultan el tipo de participación que el programa promueve con los jóvenes; esto es, una
participación activa que involucre a los jóvenes como protagonistas y no como meros receptores de
política: "Por ahí el adulto en ese momento hace lo que cree que es conveniente para la institución misma
o para los pibes, sin escucharlos." (Entrevista Coordinador Territorial). En este sentido, y en función de lo
desarrollado, en lugar de ser los jóvenes los participantes del programa, aparecen en un rol de
beneficiarios.
ALGUNAS REFLEXIONES DE CIERRE (O APERTURA) SOBRE LA PARTICIPACIÓN JUVENIL EN EL
CAMPO DE LA POLÍTICA SOCIAL
Si volvemos sobre el diseño del programa veremos que, al menos formalmente, no reconoce una
problemática específica a abordar o una situación de base que se pretende modificar a partir de la
intervención. En la misma línea, no aparece identificable una idea clara, o más bien medible, acerca de
aquello que garantizaría el cumplimiento de los objetivos del programa: ¿El objetivo se alcanza cuando se
financian más proyectos? ¿Cuándo participan más jóvenes? ¿Cuándo los jóvenes se constituyen como
asociaciones juveniles? ¿Cuándo dejan de participar porque han ganado autonomía? (Bergami, Crescini,
& Rosconi, 2018).
Asimismo, desde el diseño tampoco se reconoce explícitamente cuál es el tipo de participación
que se pretende generar: ¿Alcanza con que los jóvenes participen del programa o es necesario pensar la
forma en que lo hacen? Si acordamos en que la puesta en marcha de este programa no responde a una
situación problemática específica –por ej. la escasa participación de los jóvenes en acciones socio-
comunitarias- sino que se basa en una concepción institucional de la juventud como sujeto de derecho y
actor relevante del desarrollo, deberíamos optar por la segunda opción. Se trata de ofrecer a los jóvenes
la posibilidad de pensarse como actores decisores e implementadores de política pública, por lo tanto los
roles que asumen al momento de participar constituyen un factor relevante.
11
Como se vio en el apartado anterior, la promoción de una participación juvenil activa, autónoma,
con recursos y decisiones bajo el control estricto de los grupos de jóvenes no se produce sin dificultades
en los barrios en cuestión. El lugar de relevancia que ocupan las organizaciones barriales y los roles que
asumen para con cada proyecto, mueve a los jóvenes a un rol de destinatarios, más bien pasivo. Se
entiende entonces que el objetivo inicial se reformula en este contexto específico:
"(...) acompañar en la construcción de grupos que están enmarcados en instituciones. El
programa lo que viene a hacer es dar un sostén más a la trayectoria de esos jóvenes que por ahí
son los que están atravesados por mayores problemáticas, que están contenidos en esas
instituciones. Lo que uno hace es generarle una propuesta extra del trabajo que viene para seguir
enganchándolos en esa trayectoria, en la asistencia, en el Estado" (Entrevista Coordinación
Provincial).
Pignatta (2015), le otorga a Ingenia el carácter de “nave insignia” para los niveles operativos del
Plan Abre; esto es: “un recurso o herramienta para los equipos territoriales y para los demás actores que
se desempeñan en este nivel [operativo], fortaleciendo sus intervenciones en el trabajo con la población
en un territorio en particular y a la par potenciando la capacidad de agencia de las personas.” (pág. 94)
Queda relegada la concepción de Ingenia como herramienta para la promoción de la participación
protagónica y activa de las y los jóvenes, para tomar fuerza la conceptualización de Ingenia como
herramienta para equipos de trabajo y organizaciones presentes en los barrios. Parecería entonces que,
en su paso a constituirse en una intervención que atiende la cuestión social, Ingenia deja de ser una
política desde (Balardini, 1999) la juventud.
En este momento cabe plantearse algunos interrogantes (que más que de cierre plantean una
apertura): ¿No puede haber participación juvenil en el campo de la política social? ¿En la política social a
los jóvenes solo les cabe el rol de beneficiarios? ¿Las iniciativas participativas son solo para jóvenes de
sectores acomodados? La política social, desde una perspectiva de derechos, encuentra uno de sus
principios fundamentales en la participación de los sujetos en la formulación, implementación y monitoreo
de acciones y estrategias que involucren las políticas (Cunill Grau, 2010). Ahora, en este caso esa
participación parece estar reservada a las organizaciones y equipos territoriales y no a los jóvenes.
Pensar en una definición de políticas de juventudes, lleva a primera vista a pensar en dos tipo de
acciones: por un lado, aquellas acciones que interpelan a las juventudes atendiendo sus problemáticas
en un tiempo y lugar determinado y, por otro, aquellas que les permiten configurar la sociedad en la que
se desarrollan, aquellas que “aborda la representación de los intereses de los y las jóvenes en la
sociedad” (Balardini, 1999, pág. 1).
Dado que se habla de una política que promueve la participación juvenil estando así enfocada en
aquel segundo tipo de intervenciones, podría resultar interesante comenzar a pensar a los jóvenes, -en
este caso a aquellos que se desarrollan en un contexto de vulnerabilidad- no como receptores de las
políticas, sino como actores capaces de intervenir en la gestión de problemáticas complejas como
aquellas que atiende la política social.
Si se entiende, que Ingenia al interior del Plan Abre es pensada como una acción que le permite a
los jóvenes generar impacto sobre su barrio a partir de la proyección de iniciativas socio-ciudadanas, sería
necesario comenzar a elaborar estrategias de política que posibiliten acercar a Ingenia a ese objetivo al
momento de la implementación, que promuevan una incorporación de la perspectiva de los jóvenes en
pensar estratégicamente sus barrios y organizaciones.
12
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13
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USOS POLÍTICOS DE INTERNET EL CASO DE LAS AGRUPACIONES UNIVERSITARIAS
EN LA UNSE
Héctor Leopoldo Esteban Salto
Indes Conicet UNSE
Av. Belgrano (S) 2180 - Capital, Santiago del Estero
GT2 Acción y participación política
Resumen
Se propone ofrecer la posición de un actor en la escena política de una provincia como
Santiago del Estero en los años posteriores a la caída del “juarismo”, después de haber
atravesado una intervención federal en el año 2004 y la posterior elección por el voto de la
ciudadanía de un frente de partidos políticos, el Frente Cívico por Santiago que gobierna la
misma hace mas de diez años y va en camino a consolidarse como el de mayor duración al
frente del ejecutivo provincial en los últimos cien años. Me refiero a los estudiantes
universitarios en la provincia como actores emergentes en la escena política santiagueña
conformándose como una parte esencial del colectivo conocido como “los jóvenes”. El
trabajo se concentrará en las formas de participación política de la Agrupación estudiantil La
Mariátegui, surgida en el año 2009 en la Universidad Nacional de Santiago del Estero y de
los usos que hace de Internet en esta era conocida hoy como la “Sociedad del
Conocimiento”
En estos últimos años, podemos afirmar que en una sociedad tradicional como la
santiagueña, el movimiento estudiantil no posee una relevancia suficiente para incidir en la
coyuntura política ni en las relaciones de fuerzas de la sociedad santiagueña como actor
político por sí mismo, pero sí a través de articulaciones con otros sectores de la sociedad en
conflictos específicos. Un ejemplo de esto es que pese a estar incluido en el Estatuto del
Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la
UNSE la conformación de una Federación Universitaria (FUSE) en la provincia conformada
por las diferentes conducciones de cada uno de los centros de estudiantes de la Universidad
Nacional hace mas de quince años, este hecho no ha sucedido aunque en los últimos
meses se observa una articulación entre las conducciones de los Centros de Estudiantes en
el periodo 2016 . La extensión en el tiempo de dicho proceso, no se puede suponer a
errores estratégicos o de tácticas, sino simplemente porque no hubo una oportunidad de que
suceda. Este trabajo permite la caracterización de una de las agrupaciones surgidas en la
última década en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, que ha cobrado en poco
tiempo mucha relevancia y hace día a día al quehacer de la política estudiantil en la misma
y a la vez, entre sus objetivos, el de traspasar las fronteras de lo universitario para abarcar lo
social.
palabras clave: participacion politica, movimiento estudiantil, usos de internet
movimiento estudiantil, participación politica, usos de internet
_____
El presente trabajo surge a partir de corporizar la posición de un actor en la escena política
de una provincia como Santiago del Estero en los años posteriores a la caída del “juarismo”,
después de haber atravesado una intervención federal en el año 2004 y la posterior elección
por el voto de la ciudadanía de un frente de partidos políticos, el Frente Cívico por Santiago
que gobierna la misma hace mas de diez años y va en camino a consolidarse como el de
mayor duración al frente del ejecutivo provincial en los últimos cien años. Me refiero a los
estudiantes universitarios en la provincia como actores emergentes en la escena política
santiagueña conformándose como una parte esencial del colectivo conocido como “los
jóvenes”. El trabajo se concentrará en las formas de participación política de la Agrupación
estudiantil La Mariátegui, surgida en el año 2009 en la Universidad Nacional de Santiago del
Estero y de los usos que hace de Internet en esta era conocida hoy como la “Sociedad del
Conocimiento”.
Si bien los años posteriores a la caída del régimen juarista no han producido el surgimiento
de un movimiento estudiantil que pueda incidir en las decisiones de la política cotidiana,
como ejemplos de participación y articulación con reclamos o reivindicaciones de otros
actores, como por ejemplo en su participación de hechos históricos como el Cordobazo en
1969 o en la crisis del año 2001. La aparición de una agrupación que en sus lineamientos se
propuso ser una herramienta para la construcción de la lucha de los derechos del
estudiantado y el estudio de una faceta entre tantas en su repertorio de prácticas políticas,
como la forma en que usan las tecnologías de la información y la comunicación pueden
servir para dar luz a las inquietudes que se proponen en este trabajo.
En estos años, podemos afirmar que en nuestra provincia, el movimiento estudiantil no
posee una relevancia suficiente para incidir en la coyuntura política ni en las relaciones de
fuerzas de la sociedad santiagueña como actor político por sí mismo, pero sí a través de
articulaciones con otros sectores de la sociedad en conflictos específicos. Un ejemplo de
esto es que pese a estar incluido en el Estatuto del Centro de Estudiantes de la Facultad de
Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la UNSE la conformación de una
Federación Universitaria (FUSE) en la provincia conformada por las diferentes conducciones
de cada uno de los centros de estudiantes de la Universidad Nacional hace mas de quince
años, este hecho no ha sucedido aunque en los últimos meses se observa una articulación
entre las conducciones de los Centros de Estudiantes en el periodo 2016 . La extensión en
el tiempo de dicho proceso, no se puede suponer a errores estratégicos o de tácticas, sino
simplemente porque no hubo una oportunidad de que suceda. Este trabajo permite la
caracterización de una de las agrupaciones surgidas en la última década en la Universidad
Nacional de Santiago del Estero, que ha cobrado en poco tiempo mucha relevancia y hace
día a día al quehacer de la política estudiantil en la misma y a la vez, entre sus objetivos, el
de traspasar las fronteras de lo universitario para abarcar lo social.
Las tecnologías de la información y la comunicación abren a la sociedad nuevas
posibilidades en todos los órdenes de la vida cotidiana. “El mensaje es el medio”, que fue la
reformulación de Castells (2006:372) a la clásica sentencia de McLuhan, aparece como una
nuevo postulado, puesto a prueba ante nuevas y accesibles herramientas complejas de
comunicación. Esto abre nuevas oportunidades a la participación política en diferentes
esferas, entre las que se incluyen las de los movimientos estudiantiles, en este caso, los de
la provincia de Santiago del Estero.
Acceder a ellas en el presente dejó de ser un privilegio de una élite. Hoy, y gracias a la
difusión y al acceso a la Internet -y a su evolución- individuos y colectivos pueden, desde
cualquier rincón del mundo, haciendo la salvedad de aquellos que viven bajo regímenes de
gobiernos totalitarios que impiden el acceso a la misma, con una computadora con acceso a
la red de redes y el conocimiento necesario para ello, publicar su opinión acerca del asunto
que le interese y encontrar una audiencia, con la que puede interactuar, a través de las
herramientas que fueron denominadas como la Internet 2.0 (Islas, 2000: 49).
La emergencia de nuevas formas de relaciones económicas, políticas, culturales y sociales,
en las que se ponen en juego más que cuestiones tecnológicas, conforman lo que Manuel
Castells denomina la sociedad red, donde la comunicación y la información nos obliga a
repensar la relación existente entre dos planos: el tecnológico y el social. Estas nuevas
formas de interacción están cambiando nuestra cultura de modo permanente (cf. 2006: 361).
En este contexto global, las diferentes organizaciones estudiantiles en Santiago del Estero
desarrollan la difusión de sus actividades y de sus posiciones políticas, en una provincia
donde en 2004 el Poder Ejecutivo fue intervenido por disposición del Poder Legislativo
Nacional, y posibilitó la caída de lo que se conoció como el ‘Juarismo’. De acuerdo con un
informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Santiago del Estero se ubica
entre las tres últimas provincias respecto del Índice de Desarrollo Humano (PUND,
2013:141); respecto de la Encuesta Nacional sobre Acceso y Uso de las TICs (ENTIC),
Santiago del Estero es junto a Jujuy la que menos cantidad de hogares disponen con una
conexión a Internet (INDEC, 2012:24).
Entendemos que el periodo que va del año 2004 al presente representa, para una provincia
como Santiago del Estero, desde la caída del Juarismo por la vía de una Intervención
Federal, la aparición de nuevas formas de participación que emergieron a nivel nacional con
posterioridad a los hechos de diciembre de 2001 y a la aparición en la escena política
1desde 2003 del kirchnerismo y que hacia el año 2010 supo tener su despegue cuando al
término ‘militancia’ se le otorgó un sentido intenso con el que se utiliza en el presente.
Colectivos que se reconocen como “juveniles” de diferentes espacios políticos-ideológicos
proliferaron y participan en una pelea por el monopolio del uso del término “la juventud”. Así,
la militancia juvenil, y sobre todo en contextos educativos, aparece “instituido como un valor
que constituye un principio de identificación por medio del cual se reconocen y autodefinen
colectivos” (Vázquez 2013).
En Santiago del Estero, la participación política por parte de los jóvenes hasta la caída del
Régimen Juarista se veía reflejada especialmente en la adhesión a las ramas juveniles de
los partidos políticos mayoritarios, la Juventud Peronista y la Juventud Radical. A partir de
2004, comienzan a emerger espacios de politización en partidos como el Movimiento de los
Trabajadores Socialistas, con la agrupación universitaria La Walsh, y también, pero
especialmente en el ámbito universitario del FLE, Frente de Lucha Estudiantil que condujo el
Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades hasta el año 2003.
No se puede pensar en la actual configuración de la universidad sin tener presente el
movimiento reformista de 1918. Desde ese momento histórico, es que se abrió el camino
hacia la conquista de derechos para el claustro estudiantil entre el que se encuentra el más
importante el de la representación estudiantil en los órganos de gobierno de la Universidad.
La tradición y la influencia de la Reforma de 1918 en las luchas populares ha trascendido las
fronteras de nuestro país, ya que fue el desencadenante en tanto marco de referencia para
las luchas estudiantiles en toda sudamérica desde entonces. Dicho proceso, un siglo
después, no puede ser subestimado.
En el intermedio entre este episodio y la actualidad, se sucedieron en la historia del país
diferentes hechos -como hito la participacion de movimiento estudiantil en el Cordobazo en
la decada del 60 hasta la resistencia a la aprobación de la Ley de Educación Superior a
mediados de los 90- donde el colectivo de estudiantes universitarios fue protagonista y en el
que se conquistaron diversas reivindicaciones.
El pueblo de Santiago del Estero tuvo su gran gesta popular en el año 1993. El conocido
episodio de la historia llamado “El Santiagueñazo” es una de las claves para comprender a
los movimientos sociales en nuestra provincia y como fueron decantando los mismos con el
paso de los años.
Debemos considerar y tener presente porque tiene su historia y por la riqueza en ejemplos
de procesos de construcción política y de intervención y de transformación social al actor
conocido como movimiento estudiantil. Para interpretar a las agrupaciones que conforman la
escena política en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, pero especialmente a la
que aquí nos interesa, La Mariátegui, es que no podemos dejar de lado los antecedentes
históricos.
El hecho de que exista una universidad no debe hacernos suponer que por ello debe existir
un movimiento estudiantil. La conformación de las agrupaciones estudiantiles tiene origen a
los hechos que suceden en los pasillos, las aulas y los patios de las universidades y no
solamente a las condiciones de las mismas. Las agrupaciones estudiantiles en su conjunto
tampoco conforman automáticamente “el movimiento estudiantil”. Esto es necesario tener
presente ya que aquí se tratara de una de ellas, que como se dijo es de aparición reciente y
en el corto periodo de tiempo que tiene de existencia, muy relevante en la escena política de
la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
En este marco debemos ubicar a la Agrupación Universitaria La Mariátegui, surgida en el
año 2009, una experiencia que es parte de un proceso de años en los que la representación
política estudiantil atravesó diferentes etapas y con ello diferentes matices en la forma de
entender la política gremial estudiantil. A partir de ese año, y de la elección del Centro de
Estudiantes en el mes de noviembre del mismo, donde la agrupación participó por primera
vez, que La Mariátegui aparece como un actor protagonista de la escena política
universitaria, organizando charlas, elaborando una revista que sirvió como órgano de
difusión de sus ideas y a la vez como vehículo para la transmisión de cultura (publicando
cuentos y poemas de estudiantes universitarios). A la vez la organización participó de otros
espacios externos a la universidad, pero no ajenos a la política.
El desarrollo de la Agrupación demuestra, por sobre todas las cosas, un crecimiento
acelerado en un periodo particularmente corto. Ya en su segunda participación electoral
logró conquistar la representación entre los estudiantes de la carrera de Sociología, que
repitió en la del año 2011. Para 2012 ya no era solo una “agrupación de los de sociología”
para convertirse en una propuesta electoral que se postulaba como una alternativa
aloficialismo de Franja Morada.
Abordar la problemática de una agrupación universitaria en un contexto como el de Santiago
del Estero, del que se hablará más adelante, no es una tarea que esté exenta de obstáculos.
Especialmente cuando se trata de una agrupación que se define como “independiente” en la
primera etapa de su existencia con lo que implica esta definición, dificultades donde se tejen
y entretejen la búsqueda de un estado de arte sobre participación política estudiantil en
Santiago del Estero sobre temas que son cambiantes y dinámicos como los usos de Internet
y la participación política en la misma.
Para comprender las formas de participación política de una agrupación estudiantil es
preciso comprender que no se la puede entender desde los intereses y los comportamientos
de sus integrantes como una individualidad y también, que no se las pueden pensar como
una mera suma de relaciones sociales como las que se establecen en cualquier ámbito de la
vida social. Quiero decir: estamos hablando de la universidad y estamos hablando de formas
de participación política. Este abordaje implica comprender de antemano la importancia por
su especificidad de la universidad en la sociedad en la que se encuentra inserta. A partir de
esto es que podemos estudiar a una agrupación conformada por estudiantes y las formas en
que hacen política y los usos que hacen de Internet para “hacer política”.
La Universidad Nacional de Santiago del Estero es la casa de estudios más importante de la
provincia. Cuenta con mas de 15.000 estudiantes, y anualmente ingresan unos 2000 nuevos
alumnos. Está conformada por cinco unidades académicas: la recientemente creada
Facultad de Cs Médicas, una Facultad de Agronomía y Agroindustrias, una Facultad de
Ciencias Forestales, una de Ciencias Exactas y Tecnologías y la Facultad de Humanidades,
Ciencias Sociales y de la Salud, que es en su claustro estudiantil donde enfocaremos
nuestra atención, ya que es en ella donde la Agrupación Estudiantil La Mariátegui desarrolla
mayormente sus actividades y sus prácticas políticas.
La construcción de las formas de participación política de la agrupación tienen como punto
de partida a las contradicciones mismas del sistema universitario. Como se mencionó en
párrafos anteriores, los estudiantes se ven inmersos en su paso por la universidad en
relaciones de poder. Son, por su posición en la escena universitaria, la resistencia, una
resistencia rica en su historia a partir de la cual se puede transformar las relaciones que se
dan en la universidad.
Como todo proceso en el que se está constituyendo una identidad política, el recorrido es
contradictorio y complejo como para intentar entenderlo desde una sola lectura
unidimensional. Para poder sortear esta dificultad es que debe construirse una periodización
en el que estén abarcados las diferentes estadios que atravesó la Agrupación, estadios
donde la realidad es bien diversa y compleja.
Internet, entendida como un fenómeno global, “puede funcionar como un espacio social en
sí mismo, como si fuera un café, un parque, en donde se citan las personas para interactuar”
(Flores Márquez, 2008: 5); allí las agrupaciones universitarias construyen y reconstruyen su
participación política. Entendemos a la Internet no solo como un medio de comunicación
sino especialmente como un espacio de interacciones (Balardini, 2000:101). Proponemos
reflexionar sobre aspectos importantes en y para el desarrollo de la identidad de las
agrupaciones estudiantiles universitarias en Santiago del Estero. Hine propone abordar
Internet desde dos puntos de vista. Por un lado entender a Internet como “un lugar donde se
gesta una cultura: el ciberespacio”, es decir, usos que hacen de esta tecnología las personas
en la vida cotidiana; por otro lado, Internet como un artefacto cultural, un producto de la
cultura: “una tecnología que ha sido generada por personas concretas, con objetivos y
prioridades contextualmente situados y definidos y, también, conformada por los modos en
que ha sido comercializada, enseñada y utilizada” (2004:18).
Así, Internet se nos presenta como objeto de conocimiento y como objeto para la producción
de conocimiento. El uso que se hace de ella, se constituye en objeto para ser investigado y
en objetos para investigar. El agente de cambios son los usos y la construcción de sentido
alrededor de la tecnología (cf. Hine, 2004:13). Internet, en definitiva, es un espacio donde se
potencian interacciones significativas: presuposiciones, confusiones y expectativas
recíprocas de unos usuarios hacia otros, lo cual define el contexto de situación, permitiendo
a los otros saber de antemano lo que uno espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de
él (Goffman, 2013 [1959]).
En los pasillos y en los patios de las Universidad, asi como también en Internet, es donde los
estudiantes despliegan su repertorio de acciones (Tilly 1995), en formas que van desde el
orgullo de pertenecer a determinado grupo hasta marcaciones negativas a otros. La
reconstrucción de la “experiencia universitaria” (Carli 2012) de los estudiantes, a partir de
sus relatos nos abren las puertas para conocer las diferentes dinámicas de los procesos de
participación que suceden en las instituciones educativas.
La participación política se observa y se hace observar en las actividades cotidianas que
llevan adelante las agrupaciones estudiantiles y van más allá de lo que habilitan los
estatutos de los Centros de Estudiantes de las diferentes facultades que conforman la
Universidad. En estos procesos de socialización política “se incorporan las competencias en
los diversos espacios en los que se producen sus prácticas sociales y por los que transcurre
su vida cotidiana” (Vázquez 2009) Estos Centros aparecen como entidades autónomas,
autárquicas y con sus propias normas acerca de diferentes esferas, desde la representación
gremial hasta la electoral al momento de que los estudiantes elijan por el voto a sus
representantes. En nuestro país, la participación política en los contextos educativos
aparece como una reivindicación en la que confluyen conquistas como la Reforma
Universitaria en el año 1918, donde se conquistaron derechos como la autonomía
universitaria, el cogobierno, entre otros, hasta luchas donde están involucrados jóvenes del
nivel universitario como las históricas demandas por el boleto estudiantil, la laicidad en la
educación y la posibilidad de agremiarse para reclamar por sus derechos ante las
autoridades educativas (Buchbinder 2005). Vale mencionar que en el año 2013 se aprobó la
ley 26877 que reconoce a los Centros de Estudiantes como órganos democráticos de
representación estudiantil.
Bonavena y Millan señalan que “el movimiento estudiantil ha sido, desde la Reforma del
1918, un actor de importancia en varias coyunturas y procesos políticos en nuestro país”
(2012:109). Estos autores señalan que para comprender las características en la actualidad
del movimiento estudiantil “es preciso conocer su historia de más de un siglo”.
Delfino y Zubieta (2010) entienden que la participación política es una práctica acumulativa,
es decir, quienes están a cargo de la realización de una actividad, suelen tender a realizar
otras, y utiliza la imagen de una pirámide para ejemplificar las distintas formas en que
pueden ser caracterizadas, donde en la base se ubican las realizadas con más frecuencia y
aquellas que cuentan con menor adhesión se ubican en la parte superior de la misma. Esto
se puede verificar en el plano “real” y en el “virtual” de acuerdo a las acciones incluidas: la
exposición a la participación política, reflejada en acciones como votar, iniciar una discusión
política, identificarse por medio de un prendedor, una remera o en Internet con el uso de un
avatar que refleje el logotipo de la agrupación, la participación en reuniones en la vida real y
la continuidad de las mismas en foros o grupos de discusión en el espacio virtual pueden ser
algunas de entre tantas otras que podemos mencionar. Los jóvenes hoy, cuando participan
políticamente “buscan hacerlo en instancias de relación cara a cara, en un vínculo de
eficacia con el esfuerzo que se realiza, donde el producto de su participación sea visible o
tangible. Con acciones puntuales, con reclamos y denuncias concretas relacionadas a su
vida por cierta proximidad, y no canalizadas a través de organizaciones tradicionales”
(Balardini, 2005). Es así como podemos observar en la UNSE la aparición de diferentes
agrupaciones que no se identifican ni referencias en estructuras partidarias que forman parte
de la agenda política cotidiana extrauniversitaria. Estas agrupaciones que se reconocen
como “independientes” pueden caracterizarse como que “visualizan a las agrupaciones
tradicionales como estructuras que ahogan la participación política y a la vez rechazan el
vanguardismo de los partidos de izquierda” (Touza 2007). Así, la independencia se
constituye en un valor, junto a otros como la horizontalidad, la participación en la toma de
decisiones que tienen como meta la superación de las estructuras tradicionales de
construcción política.
En el día a día, en las aulas, en las actividades que encaran los estudiantes que conforman
las agrupaciones políticas, donde se desenvuelven y ponen en práctica las tareas que
ejecutan y dan sentido a las mismas y permiten la construcción y la reconstrucción de una
identidad para cada agrupación en la que se referencian quienes pertenecen a la misma.
En sintonía con estas líneas de investigación este proyecto busca problematizar las formas
de participación política y como emergen los usos y las prácticas sociales en Internet entre
los integrantes de las agrupaciones estudiantiles universitarias en Santiago del Estero desde
la caída del Régimen Juarista hasta el presente.
Para Castells, “las identidades son fuentes de sentido para los propios actores y por ellos
mismos son construidas mediante un proceso de individualización “(...) la identidad se está
convirtiendo en la principal, y a veces única, fuente de significado (...) es cada vez más
habitual que la gente no organice su significado en torno a lo que hace, sino por lo que es o
cree ser” (2006b: 29). Esto es muy útil porque permite entender que la identidad como
categoría analítica ha sufrido un uso abusivo en ciencias sociales (Brubaker y Cooper,
2000), pero sí debemos atender los procesos locales donde las autoadscripciones,
heterovinculaciones y marcaciones recíprocas juegan intensamente en la sedimentación de
ideologías o cristalizaciones de sentidos, y estos no pueden ser soslayados en ningún
análisis social que aborde heterogeneidades complejas del poder. Es importante abordar
cómo se establecen fronteras culturales -o políticas- que nunca se presentan ni de manera
absoluta y cosificada como meras “ficciones”, sino como regímenes de significación
diferenciados y percibidos por sus propios participantes (Grimson, 2010).
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Num. 7. pp 428
- Nombre del autor/s: Victoria Chabrando
- Pertenencia institucional: CEA/UNC
- E-mail: [email protected]
- Eje temático: GT 2: Acción, participación, opciones y estrategias políticas.
Coordinadores: Victoria Seca, Andrea Bonvillani, Florencia Pannunzio y Pablo
Vommaro.
E-mail de contacto: [email protected]
Participación –políticas educativas – universidad
Dos temporalidades para la participación estudiantil durante el neoliberalismo.
Los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba entre 1991-1998.
A principios de la década de los ´90, las decisiones del ejecutivo nacional
(cargo que Carlos S. Menem ocupó desde el 8 de julio de 1989 hasta el 10 de
diciembre de 1999) fueron de ajuste a derechos sociales básicos como el
derecho a la educación, la salud, la cultura, la extranjerización de la economía,
la profundización de procesos de desindustrialización, el crecimiento del
desempleo, la pobreza estructural y la privatización de servicios del Estado.
Desde ese momento, Argentina se acoplaba a gobiernos de la región y el
mundo, que tenían como principal objetivo consolidar un nuevo modelo de
desarrollo del capitalismo a nivel global.
A partir del año 1991, se profundizaron las políticas de ajuste estructural a nivel
nacional que implicaron sobre todo la apertura comercial y financiera
indiscriminada, la desestructuración de los aparatos reguladores del estado, las
privatizaciones de empresas estatales de servicios públicos y la concentración
de la riqueza en manos extranjeras1.
1 Basualdo, Eduardo (2003). “Las reformas estructurales y el plan de convertibilidad durante la
década de los noventa. El auge y la crisis de la valorización financiera”. [En línea] http://legacy.flacso.org.ar/uploaded_files/Publicaciones/27_AEYT_Las.reformas.estructurales.y.el.Plan.de.Convertibilidad.pdf
En la Universidad Nacional de Córdoba, como en todo el sistema Universitario
a nivel nacional, se buscaron establecer determinadas medidas que
reconfiguraron las identidades de las universidades, los saberes producidos y
difundidos, a partir de una concepción de la educación y de la universidad
vinculada a los estándares de organismos acreedores internacionales,
estándares y dichos criterios empezaron a penetrar con desconocidos
conceptos hasta el momento en las Universidades estatales: “evaluación”,
“acreditación”, “categorización docente”, “calidad educativa”, “gestión”.
Los partidos políticos atravesaban una crisis de representación y a nivel social,
se vislumbraba un momento generalizado de desmovilización y un repliegue en
los modos de sociabilidad política.
En este marco, hubo un sector de la juventud que fue protagonista de construir
organizaciones, producir protestas, movilizaciones y general propuestas para
sobrellevar la situación de crisis.
Ahora bien. ¿Quiénes eran estos estudiantes? ¿Qué buscaron generar a partir
de la experiencia política? ¿Quiénes fueron sus adversarios? ¿Cuáles fueron
las demandas que los hermanan en sus reivindicaciones? ¿Cuáles los
diferencia? ¿Cuáles fueron las prácticas que instituyeron a los estudiantes
universitarios como sujetos políticos?
Parto de ciertos supuestos generales para caracterizar a estos jóvenes. En
primer lugar, los espacios estudiantiles tuvieron una persistente vocación para
proponer alternativas al problema social de su época. En segundo lugar, sus
organizaciones estuvieron atravesadas por una profundamente dialéctica con la
sociedad en la que vivieron, lo cual otorgó un potencial político en tanto
protagonistas de transformación al interior del régimen universitario,
impactando en las dinámicas sociales extra universitarias teniendo en cuenta
los espacios culturales y las redes de relaciones que sostuvieron los
estudiantes confiriéndole de este modo a cada organización su peculiaridad
teniendo en cuenta la coyuntura económica y política centralmente.
La metodología de trabajo comprende la lectura de bibliografía específica y el
análisis de fuentes escritas como diarios y revistas de la época, folletos
estudiantiles, actas del Consejo Superior de la UNC y apuntes de trabajo.
El sistema universitario y el conflicto social en los `90.
Desde sus comienzos el menemismo configuró un paquete de medidas
estructurales para una variable de dependencias del Estado, como el sistema
de Salud y las empresas nacionales. En este mismo sentido, se articularon
modificaciones sustanciales en el sistema educativo, siendo ahora la principal
función de la universidad la de formar “recursos humanos” para el mercado y
“clientes-usuarios”, argumentado desde un discurso productivista y mercantil,
donde la Universidad necesitaba generar recursos sin inversión directa del
Estado nacional.
Marcela Mollis, sostiene la diversidad de fuentes de financiamiento para cubrir
los saberes impartidos desde de la Educación Superior (por ejemplo, sistema
de posgrados pagos) no resuelve la reproducción social universitaria, Los
cambios al sistema de financiamiento alternativo al estatal, no resuelve el
problema de los beneficiarios de las universidades, la mayor responsabilidad
en la selección social al interior del sistema educativo le corresponde al plan
económico que deja fuera del circuito formal a los argentinos más pobres. En
segundo lugar, la tesis modernizadora contiene la idea de que el futuro solo es
viable para las "sociedades del conocimiento", abalando el abandono del
estado vinculadas a la investigación básica y aplicada. Según la autora, este
discurso se hizo hegemonico desde 1995 para abrir paso a un sistema
universitario desfinanciado desde el Estado Nacional: “La des-inversión
universitaria forma parte del mandato globalizador por el cual se deja la
producción del conocimiento innovador en manos de los países altamente
industrializados, es decir el desarrollo de la investigación a las universidades y
empresas del norte. En el reparto de las funciones mundiales del conocimiento,
a nuestras universidades les toca el papel de entrenadoras de recursos
humanos, que seguirán siendo humanos en tanto sean "recursos" y no por los
planes de estudio humanistas”.
Desde esta nueva perspectiva, con la implementación de la LES, se modificó la
intervención del Estado en la Universidad. El Estado se limitó a una función
regulatoria que emano de la Ley de Educación Superior promulgada en 1995.
En sintonía con el proceso privatizador de la economía; se abandona la función
interventora del Estado en las empresas, porque todas se privatizan.
Para los estudiantes elegidos como consejeros estudiantiles, 1998, fue un año
de intensidad en las acciones de cada Facultad para el rechazo constante a su
aplicación, sobre todo desde consejeros estudiantiles. El argumento central por
el cual los estudiantes rechazaron la LES, fue por el atropello al principio de
Autonomía: siendo la discusión sobre cómo debía intervenir el estado nacional
en las políticas de Educación Superior, una de las principales formadoras de
estudiantes.
En Córdoba los conflictos centrales se dieron por los convenios colectivos de
trabajos y el rechazo a la reforma laboral. Los sindicatos de metalmecánicos
(Smata), alimentación fueron los más movilizados. Respecto a conflictos
salariales el sector de la educación (UEPC), trabajadores estatales (SEP) y
aguas cordobesas (SIPOS), fueron quienes encabezaron las demandas.
La militancia estudiantil en dos temporalidades.
La militancia estudiantil durante la década de los `90, fue reconfigurando sus
demandas dependiendo las medidas propuestas desde el ejecutivo. En este
sentido, presentamos una configuración de temporalidades que nada tiene que
ver con el tiempo calendario sino que se relaciona con las políticas públicas
respecto a la educación y las respuestas de los jóvenes universitarios
organizados.
Una primera temporalidad, la presentamos entre 1991 y 1995, ligada al período
de desilusión democrática (1986-1989), caracterizado por la crisis económica,
inflación, sumado a los sucesos de Semana Santa, le valieron al partido radical
una importante pérdida de legitimidad. Esto impactó en la relación entre el
alfonsinismo y la Franja Morada, agrupación que en ese momento tenía
gran cantidad de militantes y adeptos. De este modo, comenzó un nuevo
proceso organizativo del estudiantado caracterizándose ante todo por la crisis
al interior de una de las fuerzas universitarias más convocantes.
Hubo un repliegue hacia el espacio exclusivamente institucional y académico
de la participación estudiantil durante los primeros años de los `90 a
diferencia de la década del 80, donde fueron momentos de intensa
participación estudiantil y visibilización en el espacio público de una juventud
esperanzada por renovar el sistema político y la vida universitaria2.
La militancia estaba dirigida a concluir el proceso de normalización universitario
pos dictadura, como concursos, problemas relacionados a los cursos de
nivelación, discutir problemas disciplinares y las dinámicas en la participación
se dieron en cada facultad. La caracterización de los Planes de estudios, la
planta docente, la crítica a la bibliografía estudiada, el perfil de los egresados
fueron los ejes privilegiados para la intervención estudiantil. Durante estos
primeros años de la década, se desarrollaron espacios de intercambio
académico, con discusiones sobre todo en las Facultades orientadas a las
carreras de las Ciencias Sociales y Humanas, como fue el caso de Trabajo
Social, Historia, Filosofía, Comunicación Social, Educación y Artes, adquiriendo
2 Desde 1983, la relación con la política entre los estudiantes estuvo dada por la tensión entre
los legados de los años setenta –demonizada por la violencia política y el terrorismo de estado- y la construcción de una república democrática que pretendía liderar el Partido Radical (en adelante UCR). Esta tensión se constituyó en una conflictiva díada a partir de la cual una no pudo definirse sin la otra y a partir de las cuales se definieron las formas de participación estudiantil. En la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) la reactivación de la participación estudiantil estuvo marcada por dos procesos paralelos e interrelacionados: por un lado, por las heridas que había sufrido la Universidad durante los años del terrorismo de estado y, por otra parte, por la influencia gravitante de las organizaciones partidarias que estaban en juego en la escena extra universitaria. Tanto los programas de trabajo de las agrupaciones estudiantiles, como las definiciones en las pugnas por detentar espacios de poder dentro de la Universidad estuvieron influenciados por las discusiones en el espacio extra universitario. Por cierto, es esta etapa la hegemonía estuvo determinada por el poder de la Franja Morada, brazo estudiantil de la UCR, la Juventud Universitaria Intransigente (JUI) del Partido Intransigente (PI), la Juventud Universitaria Peronista (JUP) del Partido Peronista, la Unión para la Apertura Universitaria (UPAU) eran los partidos de centro-derecha. Se trataba de hecho de una situación paradojal, en donde la historia reciente vinculada a los efectos directos de la dictadura militar, invadía y penetraba la discusión de la reorganización de la vida estudiantil.
un protagonismo peculiar estos espacios de movilización a partir,
principalmente, de demandas puntuales en relación a la cotidianeidad
estudiantil.
En 1991 con la presentación del denominado "Sub Proyecto 06"3, el cual
preveía artículos para la restricción al ingreso universitario, el arancelamiento
de las universidades y la creación de sistemas de evaluación más estrictos en
todas las dependencias nacionales, el estudiantado congregados en
comisiones de trabajo, talleres, conferencias y seminarios, sumado a los
delegados por curso y los representantes en los consejos de Escuelas y
Facultad, discutieron el proyecto en diversos espacios, aunque ese proyecto no
avanzó en su implementación, hasta propuesta la nueva Ley de Educación
Superior, anunciada en el año 1994.
Ya entrado el año 1995, el conflicto social respecto a determinadas decisiones
del ejecutivo delimitó la configuración de las fuerzas universitarias en esta
primera temporalidad.
El modelo económico comenzaba a visibilizar sus primeras consecuencias a
nivel social. Los efectos de las medidas del Ministro de economía Domingo
Cavallo, quien anunciaba públicamente la “postergación de los sueldos
nacionales para el pago de deuda externa”, como así también, el “adelanto del
vencimiento del impuesto a los agentes del estado a los bienes personales del
personal nacional activo”, generó un gran descontento entre afectados directos,
sobre todo empleados públicos y en los docentes.
Los estudiantes conglomerados en espacios independientes, a medida que
iban ganando terreno en el plano político, ganaban en confianza para instalar
sus demandas por fuera de los canales universitarios y comenzaban a construir
novedosos lazos de solidaridad con organizaciones sociales, alejándose de las
lógicas partidarias.
3 Esta iniciativa estuvo dirigida por técnicos del Ministerio de Cultura y Educación y el Consejo
Interuniversitario Nacional (CIN). Para 1993, con la creación de la Secretaría de Políticas Universitarias en el Ministerio de Educación de la Nación, se concentraron en esta dependencia la coordinación de estos proyectos.
Algunas de las respuestas respecto a estas nuevas experiencias juveniles las
encontramos en la deslegitimación de los partidos políticos respecto a
problemas de coyuntura.
Con la experiencia de las leyes de Obediencia Debida (1986) y Punto Final
(1987), muchos de los jóvenes que ingresaron a la Universidad a finales de la
década de los `80 y principios de los `90, produjeron un alejamiento de la
militancia de los ’80, muy vinculada a la relación con la UCR y otros partidos
políticos. Sumado a esto, el contexto de crisis de representación de esos
espacios, facilito el acercamiento de estudiantes a experiencias de auto gestión
y cierto alejamiento a las dinámicas institucionales que impregnaron la vida
estudiantil durante la década anterior.
Particularmente en Córdoba, la propuesta de elevar a la Cámara de Diputados
de la Nación el Proyecto de ley para sancionar una nueva Ley de Educación
Superior (1994), marcó un antes y un después porque significó sobre todo la
irrupción de diversas fuerzas estudiantiles (principalmente en las Facultades de
Derecho, especialmente los estudiantes de la carrera de Comunicación social,
Facultad de Astronomía Matemática y Física, Filosofía y Humanidades,
Agronomía, Arquitectura) a espacios de discusión política más amplios, como
asambleas inter facultades, movilizaciones callejeras y la articulación con
sujetos políticos por fuera del sistema universitario, siendo una dinámica de
participación novedosa en un escenario en donde convivían heterogéneas
organizaciones estudiantiles, junto con estudiantes sin participación política
previa al conflicto. Ahora bien, esta irrupción en el espacio público, fue la
acumulación de años anteriores.
Los estudiantes fueron redoblando la apuesta para oponerse al proyecto y
propusieron el no tratamiento de la ley. Fernando Moroni, representante de la
Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), proponía, en aquella
ocasión, que: “La ley no debe tratarse en el Congreso y en esta parada nos
jugamos nuestro futuro y el de nuestras generaciones que quieren entrar a la
Universidad.” (LVI. 5/06/1995. pp. 10. A)
En junio de 1995, el encuentro nacional de estudiantes convocó a los
estudiantes de todo el país para concentrarse frente el Congreso Nacional para
exigir que el Poder Ejecutivo retirase el proyecto.4
Las agrupaciones independientes de Córdoba extendieron su reclamo y en ese
mismo mes, comenzaron a coordinarse algunas actividades conjuntas entre
sectores del sindicalismo provincial y los estudiantes. Al principio, las
movilizaciones de cada sector fueron en paralelo – SEP, UEPC, Luz y Fuerza,
SIPOS- , pero cuando los niveles de enfrentamiento con la policía
recrudecieron, los universitarios, buscaron diálogo y la coordinación en las
movilizaciones y las demandas se hicieron más estrechas.
Pese al esfuerzo de los estudiantes, la LES fue aprobada en julio de 1995. Si
bien, esta derrota impactó en la convocatoria estudiantil -sobre todo en los
espacios asamblearios- dejó un saldo organizativo que se reflejó en las
elecciones de años posteriores.
Durante años posteriores a la LES, una nueva generación de estudiantes se
acercó a la militancia, estableciendo vínculos de trabajo y compañerismo con
quienes resistieron el embate neoliberal en la educación.
Esta nueva camada, propuso (desde los abordajes académicos de sus
especialidades) discutir el perfil de los egresados, el compromiso social de los
estudiantes frente a las demandas sociales y la articulación con organizaciones
de base. Los encuentros de formación y actividades organizadas por
agrupaciones independientes de las Facultades anteriormente mencionadas,
comenzaron a referenciar principalmente a los referentes de organismos de
Derechos Humanos y organizaciones sociales latinoamericanas como Vicente
Zito Lema, Hebe de Bonafini, el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, Horacio
Gonzales, la grupacion H.I.J.O.S, recientemente creada, entre otros.
4 LVI. 7/07/1995. pp. 13. A
LVI. 8/06/1995. pp. 11. A
En 1996, pocos meses después de que asumiera Carlos Menem su segundo
período como presidente de la Nación (1995-1999), se conformó el Frente
Estudiantil de Unidad (FEU) integrado por una alianza entre diferentes
agrupaciones independientes y los brazos estudiantiles de partidos de
izquierda. El Frente estaba compuesto por Participación y Resistencia
Estudiantil (PYRE) de la Facultad de Filosofía y Humanidades, el GURI, de la
Facultad de Astronomía, Matemática y Física (FAMAF) y el Movimiento de
Base de Agronomía (MBA), fuerza independiente de la Facultad de Agronomía,
La Nac&Pop de Comunicación Social junto a Venceremos (Patria Libre) y la
FEDE (Partido Comunista).
Ya para las elecciones de 1998, los estudiantes tenían propuestas y
agrupaciones con frentes de unidad, dándose por primera vez, la posibilidad
real de concretar su visibilidad en espacios regionales de representación al
interior de la UNC.
Eduardo Staricco, en ese momento Rector de la Universidad, Hugo Juri, el
Vicerrector y Luis Di Marco, docente en la facultad de Ciencias Económicas, se
presentaron como los principales postulantes a ocupar el máximo cargo de
representación en la Universidad Nacional de Córdoba, siendo el movimiento
estudiantil organizado, uno de los protagonistas en esta contienda.
Las agrupaciones estudiantiles, con sus delegados ocuparon un tercio de las
bancas de la Asamblea Universitaria (nueve docentes, seis estudiantes, dos
graduados y un no docente). La hegemonía en ese momento la seguía
teniendo Franja morada, (FM) el brazo estudiantil del partido Radical y el
movimiento nacional Reformista (MNR).
Los estudiantes organizados en la Facultad de Filosofía y Humanidades (FEU),
Famaf (GURI), Arquitectura (GEADI) y Ciencias Químicas acompañaron la
postulación de Staricco, acompañando la propuesta de Grupo Universidad.
Este espacio propuso como plataforma el mejoramiento de la eficiencia
académica a través de evaluaciones y concursos docentes transparentes, la
jerarquización del Consejo Superior y el mejoramiento de los recursos
presupuestarios. Di Marco, fue apoyado por el Grupo de Trabajo para el
proyecto Universitario. (GTPU), pero la gran disputa se dio entre Staricco y Juri.
Por otra parte, Transformación Universitaria acompaño la candidatura de Hugo
Juri. Este candidato, tenía sobre todo el apoyo del claustro docente en ciencias
médicas, Odontología, Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Derecho y
Ciencias Agropecuarias.
En palabras de Juri: “las propuestas de este espacio, suponen la
restructuración modernizadora del sistema universitario con un acortamiento de
las carreras de grado, un impulso al sistema de posgrado pagos, en
consonancia con el sistema educativo europeo. es necesario hacer eficiente el
gasto universitario, a través de la relación entre la Universidad y la Sociedad”. 5
La intromisión de organismos extra universitarios en las acreditaciones de
carreras de grado y posgrado, entre otras cuestiones, uno de los puntos
centrales en la plataforma de lanzamiento del Rectorado de Juri
Los estudiantes nucleados en las agrupaciones estudiantiles hicieron escuchar
su reclamo, quedando plasmado en el documento del Congreso Nacional de
Estudiantes organizados por la Federación Universitaria Argentina.
“exigimos el restablecimiento de una relación respetuosa entre el aparato
estatal central y las instituciones universitarias”6.
Por 32 votos de diferencia, Hugo Juri llegó al rectorado (aunque no llego a
cumplir su mandato por el llamado del Presidente De La Rúa para el cargo de
Ministro de Educación en el año 2000). El nuevo rector, accedió al poder con
un discurso de “renovación” y “Superación de ineficiencias”, de la gestión de la
que el mismo había formado parte. Si bien Juri contaba con el apoyo de la
mayoría del claustro docente, la hegemonía de Franja Morada, al interior del
Movimiento Estudiantil en este tiempo, produjo la diferencia. En esta
oportunidad, la Franja Morada, dirimió sus internas apoyando a quien sería
5 LVI. 8/03/1998. 15C
6 Marzo de 1998. Archivo personal MB. Militante PyRE. FEU. 1995-1999.
rector Hugo Juri. Un sector apoyo a Staricco (FM Regional) y el sector
mayoritario, con consejeros en Derecho y Ciencias médicas (FM) apoyó a Juri.
Juri, ganó con votos de las facultades de derecho, Ingeniería, medicina,
Ciencias Agropecuarias, Odontología y Famaf, sumando 106 sufragios.
Staricco se impuso en Ciencias Químicas, Ciencias Económicas, Arquitectura y
Filosofía y Humanidades.
Ya para fines de 1998, Franja Morada perdió legitimidad ante el estudiantado y
parte de su representatividad en algunos espacios y el crecimiento de las
agrupaciones independientes se reflejó en la conquista de lugares de
representación en el ámbito electoral.
Ejemplo de ello, fue la perdida de dos bancas en el Consejo Superior. Por su
parte, el Frente Estudiantil de Unidad (FEU), la coalición construida con el
acuerdo de agrupaciones independientes de las Facultades de Filosofía y
Humanidades, Arquitectura, Famaf, Derecho (comunicación social y trabajo
social) y Agronomía, consolidó su representación con una banca.
A modo de cierre
Pese a la desilusión democrática de 1986-1989 y a la derrota de 1995, los
estudiantes organizados supieron reorientar sus esfuerzos para visibilizar
reclamos en diferentes coyunturas respecto a políticas que afectaron a la
comunidad educativa a nivel nacional.
En una primera temporalidad de la militancia estudiantil (1991-1995) en la
Universidad Nacional de Córdoba, las dinámicas en la acumulación política
tuvieron relación con el perfil académico de cada Facultad, explorando modos
de la participación y la identificación respecto a determinadas demandas a
partir de trabajos concretos respecto a la formación académica: talleres de
discusión, intervenciones artísticas, jornadas de estudio.
Estas intervenciones y diversos modos de participación, construyeron un perfil
del estudiantado activo que se reflejó en el crecimiento de agrupaciones
independientes, con gran capacidad de convocatoria a estudiantes sin
vinculación con las estructuras de agremiación estudiantil a movilizaciones,
asambleas, protestas, este camino dio inicio a lo que caracterizamos como la
segunda temporalidad de la militancia estudiantil (1995-1998), donde si bien la
oposición respecto a la aprobación de la LES se tradujo en una derrota, el
saldo organizativo dio inicio a un nuevo modo de intervenir en la UNC por parte
del estudiantado.
De este modo, estas fuerzas estudiantiles fueron adquiriendo mayor peso
político en los Consejos Directivos de sus Facultades y en el Consejo Superior,
y lograron disputar espacios de representación en los canales institucionales,
construyendo un camino de acumulación intergeneracional que se reflejará en
el armado regional integrado por diferentes agrupaciones independientes de
toda la Universidad a partir del año 1999.
Bibliografía
-Acha, Omar. (2008) La nueva generación intelectual. Incitaciones y ensayos.
Buenos Aires, Editorial Herramienta.
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de un estado del arte. En, REVISTA ARGENTINA DE SOCIOLOGÍA AÑO 6
Nº11-ISSN 1667-9261, Pp. 44-73
-Buchbinder, Pablo. (2005) Historia de las Universidades Argentinas. Editorial
Sudamericana. Buenos Aires.
-Bruno, Daniela; Barreiro, Alicia; Kriger, Miriam. (2011) Representaciones
sociales de la política en los jóvenes: Corrupción institucional y mentira. En,
Revista KAIROS. Revista de Temas Sociales. ISSN 1514-9331. URL:
http://www.revistakairos.org Proyecto Culturas Juveniles Publicación de la
Universidad Nacional de San Luís. Año 15. Nº 28.
-Mollis, Marcela. (2008) Las reformas de la educación superior en Argentina
para el nuevo milenio.
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1414-
40772008000200012
-Pucciarelli, Alfredo (comp.) (2011) Los años de Menem. La construcción del
orden neoliberal. Siglo XXI Editores, Buenos Aires.
-Vommaro, Pablo (2015). Juventudes y políticas en la Argentina y en América
Latina: tendencias, conflictos y desafíos, Buenos Aires: CLACSO.
Fuentes escritas
Revistas
- “De mano en mano”. Año 1. Nº3. Septiembre de 1997.
Afiches y folletos
-Carta para el debate entre compañeros/ Archivo personal MB- Militante PyRE.
FEU. 1995-1999.
-Pronunciamiento FUA. Marzo 1998/ Archivo personal MB -Militante PyRE.
FEU. 1995-1999.
1
Cultura del trabajo: Orientaciones valorativas y luchas por el reconocimiento dentro de
la juventud sindicalista en Uruguay
Cosse, Leonardo. Departamento de Sociología - FCS - Universidad de la República.
[email protected] Constituyente 1502. Montevideo - Uruguay
Rivero, Leonel. Departamento de Sociología - FCS - Universidad de la República.
[email protected] Durazno, 1424 ap. 101. Montevideo - Uruguay
GT N°2: Acción, participación y política
Resumen
La presente ponencia se enmarca en un proyecto más amplio orientado a construir un concepto
de "cultura del trabajo" dentro del sindicalismo uruguayo, a partir de la puesta en circulación de
esta noción desde una directriz estratégica del gobierno ("Cultura del Trabajo para el Desarrollo
en el Uruguay" del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social). Este proyecto es llevado adelante
por el Grupo de Sociología del Trabajo, del Departamento de Sociología de la Facultad de
Ciencias Sociales (Universidad de la República - Uruguay)
En este marco, el objetivo de la ponencia tiene que ver con hacer una lectura de la cultura del
trabajo desde el punto de vista de las demandas de reconocimiento (Honneth, 1997) que se
ponen en juego en la práctica sindical de los jóvenes que integran los sindicatos. Utilizar la
categoría "reconocimiento" aplicada al mundo del trabajo, permite vincular un concepto tan
amplio como el de cultura del trabajo, con los procesos de construcción de identidad (Taylor,
1993); y a su vez sirve como plataforma para conocer la acción colectiva del sindicalismo -en
su traducción en demandas de reconocimiento-, a través de diferentes repertorios de acción,
que incluyen medidas tradicionales de lucha, medidas innovadoras orientadas a la
desmercantilización o a la mejora de situaciones en el marco del mercado, la negociación en
los espacios colectivos, la disputa de un modelo de desarrollo, entre otros.
En tal sentido, se analiza si las acciones y representaciones desarrolladas por los jóvenes en el
marco de sus sindicatos, y del Departamento de Jóvenes del PIT-CNT (Plenario Intersindical de
Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores -la central sindical única uruguaya-),
suponen una renovación o una continuidad con las formas de entender el trabajo, y concebir la
militancia sindical de las generaciones anteriores, especialmente en términos de las demandas
entendidas como prioritarias, las formas de lucha, las relaciones de género y la coordinación
entre corrientes políticas a la interna del sindicalismo.
Por su parte, se intenta delinear las percepciones de los militantes jóvenes en términos del
sindicato como espacio de participación, sus alcances y limitantes, así como sus tensiones
políticas. En particular, se centra la mirada sobre dos elementos: por un lado conocer su
relación con otros espacios participativos tales como el movimiento feminista -que ha adquirido
una desarrollo impactante en estos años-, y otros -llamados “nuevos”- movimientos sociales;
por otro lado, analizarlo como organización política en el enclave entre trabajo instrumental y
2
trabajo expresivo, indagando cómo se articulan dichas orientaciones (expresiva e instrumental)
en el marco de la organización sindical, como un espacio de realización personal, y como un
espacio instrumental de generación de demandas asociadas al salario y las condiciones de
trabajo.
La metodología es de corte cualitativo, y se sustenta en entrevistas a dirigentes sindicales,
observaciones participantes, y análisis de documentos.
Palabras clave:
Juventud - sindicalismo - cultura del trabajo - reconocimiento
1) Introdución.
La primera dificultad que involucra trabajar con la idea de cultura, y en particular de cultura del
trabajo tiene que ver con lo abierto y polisémico del término. Una de las formas de afrontarlo es
recurriendo a la distinción entre concepto y noción (Supervielle 2017). Las nociones tienen que
ver fundamentalmente con el uso cotidiano y de sentido común de los términos. En general se
distinguen por su carácter abierto y difuso en cuanto a su significación, y por el hecho de que
cargan con un montón de implícitos, cuestiones que se dan por sobreentendidas, a raíz de su
uso en una universo de significados compartidos. Frente a las nociones, los conceptos cargan
con una intención de definición y reducción del campo de significaciones, y son las
herramientas de trabajo del abordaje científico al mundo. En el campo de las ciencias sociales,
y particularmente la sociología muchas veces los conceptos utilizados provienen de nociones, y
a la inversa, los conceptos se transforman por el uso en nociones de sentido común. El caso
del término cultura del trabajo adolece de estas dos situaciones, ya que puede ser un término
usado por los actores sociales para dar cuenta de determinadas asuntos de la práctica, y a su
vez puede ser tomado como un concepto, e implicar una definición precisa de los fenómenos a
los que se refiere1.
Cuando se entiende la cultura como noción, por lo general se hace referencia a las
características específicas de determinados grupos humanos que los diferencian de otros. Esas
características refieren a valores, formas de ver el mundo, usos y costumbres. Detrás de la
cultura como noción hay una intención totalizadora y homogeneizante de las identidades
grupales. Lo que implica una tendencia a reificar a la cultura. Esto ocurre con la “cultura del
trabajo” por ejemplo de los jóvenes o de determinados grupos sociales más vulnerados. De
esta forma, ocurre que cuando se alude a esta noción por lo general se entiende como
1 Partimos de la base de la imposibilidad de una definición cerrada de cualquier concepto, y de
que como señala Bauman, la ambigüedad es parte del lenguaje (Bauman, 1996). Por lo tanto,
lo que distingue en el fondo a conceptos y nociones tiene que ver con la intención de cierre y el
grado de precisión de los primeros frente a las últimas.
3
carencia, en cuanto a las costumbres, hábitos y valores reconocidos por la cultura del trabajo:
empeño, constancia, disciplina, etc.
La cultura como concepto encuentra un fuerte desarrollo y problematización desde la
antropología. Según señalan Grimson y Semán (2005), en el momento en que las ciencias
sociales adoptan de manera general el concepto de cultura, en la antropología se dan
discusiones que lo ponen en entredicho como un referente significativo. Las advertencias
tienen que ver justamente con el desarrollo del concepto hacia las tendencias señaladas en
cuanto a su uso de sentido común: es decir, la tendencia a reificar las diferencias, y no advertir
el carácter construido y abierto de los usos, costumbres y valoraciones que se asocian a la idea
de cultura. Teniendo en cuenta estos recaudos, se puede entender a la cultura como trama de
significados compartidos, que están en permanente movimiento, producto de relaciones de
poder, y dinámicas que determinan influencias a diferentes niveles.
Con apoyo en esta manera de entender la cultura, se pretende construir la problemática de la
cultura del trabajo en los jóvenes sindicalistas. Esto implica comprender una trama en la que se
entretejen significaciones que hacen al mundo del trabajo, al movimiento sindical, y las que
hacen a las juventudes. Sin embargo, la dificultad continúa estando en la posibilidad de
delimitar los textos que son las propias tramas de significado, de manera que sea posible cierta
comprensión de los cambios y las permanencias del lugar de los jóvenes en el movimiento
sindical.
El concepto de reconocimiento tal como es desarrollado tanto por Charles Taylor (1993), como
por Axel Honneth (1997, 2010, 2011), ayuda a delimitar las tramas de significado que nos
interesa estudiar, estableciendo una separación entre texto y contexto. En este caso, el texto
estaría dado por las dinámicas de reconocimiento que se articulan en torno al movimiento
sindical. Desde la perspectiva de Taylor, el reconocimiento está vinculado directamente a las
políticas de identidad, es decir, que las luchas que se plantean en este campo estarían
motivadas por la necesidad de reconocimiento de la especificidad de determinados colectivos
en un marco multicultural.
Por otro lado, en el caso de Honneth, la idea de lucha por el reconocimiento sobrepasa el
terreno de la identidad y se plantea como una forma de comprender los conflictos sociales
desde una perspectiva normativa, o en palabras de Honneth, entender la gramática moral de
los conflictos. Esta es una distinción importante, en tanto que este autor critica la concepción
“culturalista” de los conflictos que está presente en autores como Taylor. Para Honneth, la
teoría del reconocimiento es capaz de explicar no sólo los conflictos en torno a identidades
menospreciadas, sino también todo tipo de conflicto social, en el que no esté en juego aspectos
identitarios sino sobre todo de redistribución. De esta manera se va a ocupar de dejar en claro
que los conflictos por la redistribución se pueden entender como luchas por el reconocimiento.
(Honneth, 2010)
4
La clave de esta diferenciación conceptual tiene que ver con entender que las luchas por el
reconocimiento no solamente implican el reconocimiento de las diferencias (como ocurre
típicamente en los conflictos “multiculturales”), sino que también abarca el reconocimiento en
tanto que igualdad. Por esto resulta tan importante el plano del derecho, en el sentido de que
allí se disputan las garantías desde las cuales se considera al otro como igual en sus
pretensiones normativas, como miembro legítimo de la comunidad y por lo tanto con los
mismos derechos.
De este modo, luego de repasar brevemente algunas tendencias en el mundo del trabajo y en
el contexto laboral en el Uruguay, intentaremos pensar desde la teoría de la lucha por el
reconocimiento el papel de los jóvenes en el sindicalismo, a partir de las maneras en que
entienden el trabajo y la lucha sindical, en contraste con las propias de las generaciones
adultas.
2) Cambios en el mundo del trabajo y en el sindicalismo.
A modo de contexto es necesario tener en cuenta varios elementos antes de acercarnos a la
problemática de los jóvenes en el sindicalismo uruguayo. En primer término, los cambios en el
mundo del trabajo están marcados por el fenómeno de la globalización, de manera acentuada
al menos desde hace 40 años. La apertura de los mercados, acompañada por los cambios
tecnológicos determinó la aparición de nuevos paradigmas de organización del trabajo, dejando
atrás el esquema taylorista-fordista (cuestionado y ajustado durante la primera mitad del siglo
XX). Estas transformaciones apuntaron a la flexibilidad de los procesos de trabajo, con el
imperativo de la desregulación, que vino a minar al salariado como sistema de protecciones
sociales asociadas al puesto de trabajo. (Castel, 1997)
Paralelamente, bajo estos nuevos modelos organizativos, cambia también el contenido mismo
del trabajo, orientándose cada vez más hacia una polarización entre trabajo calificado y trabajo
no calificado. Desde este punto de vista, las tareas físicas rutinarias persisten, se realizan cada
vez más en condiciones precarizadas y están en riesgo de ser suplantadas por procesos
automatizados; mientras que por otro lado, el trabajo calificado se hace cada vez más flexible,
se orienta más que nada a la “resolución de problemas”, y demanda un compromiso subjetivo
del trabajador (todo esto sin escapar del todo a los procesos de precarización, que lo afecta de
maneras particulares).
En el marco de estas transformaciones, el papel de los sindicatos disminuye, de forma paralela
al avance de los procesos de individuación del trabajo. Para este esquema que prioriza la
flexibilidad, desde el punto de vista de las empresas, resulta más efectiva y conveniente la
negociación particularizada de las condiciones de trabajo. Estas tendencias de largo plazo, se
ven acentuadas en América Latina, sobre todo durante la década de los 90, de la mano de
gobiernos de fuerte impronta neoliberal.
5
En el caso de Uruguay, se dan procesos que tienden a amortiguar estos cambios, sobre todo a
partir de la llegada al poder de un gobierno de izquierda en el año 2005. Esto supone el
restablecimiento de garantías y derechos para los trabajadores, fundamentalmente a partir de
la reinstalación de la negociación tripartita con la ley de Consejos de Salarios, así como con
otras leyes que dan reconocimiento a ciertos colectivos de trabajadores históricamente
relegados (formalización del trabajo doméstico, y limitación de la jornada del trabajador rural a
8 horas), y ofrecen garantías a la actividad sindical. Estos cambios fueron acompañados por un
fortalecimiento del movimiento sindical, que se refleja en los niveles de afiliación, que pasan de
100000 trabajadores en el año 2005 a 400000 en el 2015. (Quiñones et al. 2018)
Paralelamente, el movimiento sindical (históricamente fuerte en el Uruguay) no resulta ajeno a
las transformaciones del mundo del trabajo, de forma tal que los cambios en el contenido del
trabajo, la incorporación de conocimiento, y los procesos de individuación, entre otros, lo obliga
a procesar transformaciones en su esquema de militancia obrera tradicional, incorporando en
sus plataformas aspectos relativos a la formación y la capacitación, la perspectiva de género y
de generaciones, así como acciones tendientes al reconocimiento de colectivos vulnerables
(personas con discapacidad, inmigrantes, personas trans, entre otros).
Situación sobre la participación de sindicatos en la gestión y diseño de programas orientados a
jóvenes en Uruguay.
En términos generales la participación de los sindicatos en el diseño de políticas que refieran al
trabajo para los jóvenes remite a instancias de diálogo social, por lo general de carácter
consultivo. Un ejemplo de esto es la participación en el “Diálogo Nacional por el Empleo”2.
Entre los resultados de esa instancia de diálogo se destacan ciertos acuerdos que luego se
intentó reflejar en la Ley de Empleo Juvenil (LeyN° 19.133 del 20 de setiembre del 2013).
La participación de los sindicatos en este tipo de instancias se encuadra desde el Estado (en
este caso desde el MTSS) dentro de una perspectiva particular sobre el diálogo, que hace
énfasis en el carácter “consultivo” de dicha participación:
“…el Diálogo Nacional por el Empleo parte de la concepción de que el diálogo social aporta
elementos de conocimiento de los intereses, perspectivas y fundamentos de los actores no
estatales, fundamentalmente de los interlocutores sociales, con relación al mundo laboral y del
mercado de trabajo, que constituyen insumos imprescindibles para el diseño de políticas
públicas eficaces, pertinentes y oportunas.” (MTSS y OIT, 2011. Pág. 17)
Con respecto a esta instancia de diálogo en particular, se parte de un diagnóstico que resalta
que pese a los avances en materia de crecimiento del empleo, disminución del desempleo,
2 Organizado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) de Uruguay, y la
Organización Internacional del trabajo (OIT), en el año 2011.
6
derechos de trabajadores y evolución del salario, persisten problemas en el mercado de trabajo
vinculados a colectivos vulnerables como jóvenes y mujeres.
De esta forma, uno de los ejes del diálogo se titula: “El empleo y la formación de los jóvenes”.
Allí se destaca la participación del sector sindical y en particular del PIT-CNT.
A pesar de que se constata una participación del movimiento sindical en este tipo de ámbitos,
existe la idea de que estos espacios se quedan en un nivel “consultivo”, y el punto de vista de
los actores convocados no se llega a plasmar en el diseño de los planes y programas concretos
(tanto para el lado de los trabajadores como del sector empresarial)3
Para conocer cuáles son los temas relevantes en los ámbitos de diálogo con respecto al trabajo
de los jóvenes, podemos referir a los sub-ejes temáticos que se abordaron en esta instancia de
diálogo, en particular dentro del eje empleo y formación de los jóvenes: i) educación y
formación profesional; ii) orientación e intermediación laboral; iii) calidad en el empleo; y iv)
jóvenes emprendedores.
Otro acercamiento a los temas viene dado por discusiones que se dan a la interna del
movimiento sindical, algunas de las cuales están plasmadas en el documento “Notas sindicales
sobre empleo de los jóvenes” (Instituto Cuesta Duarte - PIT-CNT, 2015). Allí es posible
identificar algunas problemáticas vinculadas al trabajo que afectan particularmente a los
jóvenes, y desde las cuales se construyen las demandas a plantear en la negociación:
desempleo, informalidad y precariedad laboral.
3 Además de esto, para el caso concreto de la Ley de Empleo Juvenil, surge en una de las
entrevistas, que el punto de vista propio de los jóvenes sindicalistas, y trabajado en el
Departamento de Jóvenes, muchas veces no alcanza a plasmarse en las propias
reivindicaciones de la central sindical: “...cuando llegué (al Departamento de Jóvenes) estaba
todo como medio cocinado el tema de la Ley de Empleo Juvenil, y sí se habían tenido espacios
de participación concreta, pero que en algunos puntos donde nosotros decíamos que
queríamos profundizar, necesitamos también el apoyo -porque si queda solo como un planteo
de los jóvenes, cuando todavía no somo visualizados, y menos en determinados espacios de
decisión-, es como que quedamos medio solos haciendo los planteos. Con el tema de la Ley de
Empleo Juvenil nos pasó: tuvimos participación, elaboramos, intercambiamos, pero después en
la práctica no se reflejó. A la vez ahora en cosas que vienen surgiendo en el sentido de
modificaciones en la Ley (...) pila de concesiones que se fueron dando y que nosotros cuando
la vimos ya había pasado. Y que en un momento se insinuó el tema en el secretariado, pero se
insinuó desde un lugar de cuestionamiento, cuando en realidad nosotros nos estábamos
enterando ahí de que eso estaba pasando, y fue porque no le habían en su momento prestado
atención a esa modificación que surgía, de modo de poder articular y ver cómo lo
resolvemos....” (Dirigente sindical - Sector Público - mujer - 30 años)
7
A partir del diagnóstico de que los jóvenes tienen mayores tasas de desempleo, de
informalidad, y que se insertan en condiciones de trabajo más precarias (además de
informales, inestables y con bajos ingresos), se construyen los referentes que orienta las
demandas. A partir de la lectura de los documentos mencionados, uno de las principales
dimensiones por donde pasa la preocupación del sindicalismo con respecto a los jóvenes tiene
que ver con la formación. Esto involucra muchos aspectos, pero es posible destacar por lo
menos dos: la formación para el trabajo, y la formación como sindicalistas. Ambas resultan
relevantes porque dan cuenta de contenidos muy relacionados con lo que podemos entender
como cultura del trabajo, sobre todo como construcción deliberada más que como atributo de
los sujetos y de los colectivos.
3) Perspectiva teórica sobre los jóvenes.
Resulta importante reflexionar sobre las implicancias de ser joven en el seno del movimiento
sindical, una de las organizaciones sociales de mayor historia a nivel del Uruguay. Para ello,
recurrimos a tres perspectivas sobre la juventud que, si bien diferentes, incorporan elementos
útiles para este análisis.
En primer lugar, la idea de generación. Desarrollada por Mannheim y Bourdieu, supone la
contemporaneidad biológica y el desarrollo de condiciones que “generan” a los sujetos de una
forma diferente a los demás. Si nada cambiara, los hijos no representarían una generación
diferente a la de sus padres, sino solo una nueva cohorte.
En segundo lugar las clases de edad, que “son divisiones que se operan con base a una edad
definida socialmente: infancia, juventud, vejez. Estas divisiones actúan como performativos:
cada uno de ellos supone una forma de pensamiento y comportamiento socialmente definida y
los sujetos tienden a adecuarse a la definición social en que se hallan incluidos”. (Martín
Criado, 1998: 88)
En tercer lugar, la juventud como categoría de carácter estratégico: la “juventud” o “vejez” tiene
implicaciones sociales (“verde” o “irresponsable”; “anquilosado”, “desactualizado”) con
implicancias políticas según el lugar que se ocupan en el campo, el lugar que disputan y la
institución en la cual se desarrollan. Al respecto, mientras que para Bourdieu (1990) la edad es
relativa al campo, para Margulis y Urresti (1996), tiene un fuerte anclaje en las reglas del
envejecimiento, (y según las condiciones sociales de existencia), en las posibilidades de
proyección, desarrollo material, moratoria vital, entre otros, que atraviesa los diferentes
campos.
Esta breve reseña es importante, porque el fenómeno de los jóvenes sindicalistas tiene como
punto de partida el hecho de una edad compartida, como categoría objetiva (clase de edad),
pero que sobre ella, se erigen procesos de construcción y reconocimiento colectivas
(generación), a partir de hitos políticos, demandas simbólicas, elementos en común, que se
8
ponen en el juego político a la interna del sindicalismo, pero también en cada uno de los
espacios de trabajo (categoría estratégica), para lograr visibilizar e impulsar estas demandas.
4) Resultados preliminares de la investigación.
En este apartado se comentan algunos resultados preliminares de un proceso de entrevistas a
sindicalistas, que a la fecha cuenta con 17 entrevistas individuales y grupales, con más de 30
participantes, 7 de las cuáles son realizadas a jóvenes.
En tal sentido, jerarquizamos cuatro elementos que entendemos interesantes sobre las
diferencias en las miradas a la cultura del trabajo y la cultura sindical entre los jóvenes y los
adultos sindicalistas. En primer lugar, las orientaciones de lo jóvenes hacia el trabajo; en
segundo, las demandas de reconocimiento en el mundo del trabajo; en tercer lugar, las luchas
por el reconocimiento a la interna del sindicalismo; y por último, los nuevos repertorios de
lucha.
a) Orientación de los jóvenes hacia el trabajo.
Dentro de la tradición de la sociología del trabajo francesa y belga es común la distinción entre
una orientación expresiva y otra instrumental o pragmática hacia el trabajo. En la orientación
expresiva el sujeto entiende al trabajo ya sea como actividad creadora (artistas, investigadores,
artesanos) o como actividad que contribuye al desarrollo social (típicamente es el caso de los
maestros y profesores). Dentro de la orientación instrumental, el sujeto entiende al trabajo
como medio para reproducir su vida. (Meda y Vendramin, 2013)
Estas orientaciones se corresponden a juicios de valor que consideran al trabajo según sus
cualidades intrínsecas o sus cualidades extrínsecas respectivamente. Las valoraciones
intrínsecas (orientación expresiva) son aquellas que refieren directamente a las tareas
desempeñadas, los aprendizajes que habilitan y la posibilidad de desarrollo de una vocación;
esta se corresponde también con la idea de que el sujeto se crea a sí mismo a través del
trabajo. Las valoraciones intrínsecas dan cuenta del trabajo como actividad expresiva,
entendida como posibilidad para el sujeto de desplegar sus habilidades y destrezas, y por lo
tanto se relaciona con un reconocimiento individual y particular del sujeto como trabajador (de
su talento, de sus habilidades particulares, etc.) Por otra parte, las valoraciones extrínsecas
(orientación pragmática) dan cuenta del trabajo como actividad instrumental, es decir, como
medio de reproducción de la vida material del sujeto, y por lo tanto tienden a cargar el énfasis
en las condiciones de trabajo (remuneración, carga horaria, formalidad y seguridad social, y
demás condiciones materiales que hacen al desempeño cotidiano de las tareas). Dentro de
este tipo de orientación la valoración del trabajo puede estar dada por el hecho de que permite
realizar otras actividades que despierten interés genuino, o por el hecho de que permitan el
consumo.
9
Estas categorías resultan útiles para caracterizar la cultura del trabajo desde los jóvenes
sindicalistas, en la medida en que ordena las orientaciones valorativas que la conforman. Los
cambios en el contenido del trabajo, junto con los procesos de flexibilización, desregulación y
precarización afectan los criterios de valorización del trabajo de los sujetos, y es esperable que
lo hagan de manera diferente entre generaciones, por el hecho de que las generaciones más
jóvenes se socializaron con entornos laborales en los que estos procesos estaban avanzados.
Sin embargo, la orientación hacia el trabajo depende del sector del que se trate, por el hecho
de que los trabajadores se vean afectados de manera diferente por los mismos procesos. En
este sentido es posible pensar que en los sectores que tienen más incorporación de
conocimiento, que requieren mano de obra calificada, y dónde se hace más claro el contenido
del trabajo como “resolución de problemas”, sea fuerte una orientación expresiva; mientras que
los trabajos manuales o rutinarios, que requieren poca calificación, predomine una orientación
pragmática.
Sin embargo, más allá de estas hipótesis plausibles, el corte generacional en torno a la
orientación se observa en el hecho de que incluso en trabajos rutinarios y que no requieren
conocimientos especializados, si puede dar cuenta de una diferencia en la orientación hacia el
trabajo, que indica que en los más jóvenes predomina una orientación instrumental frente a una
expresiva. La siguiente cita ofrece pistas en este sentido, además, aludiendo a la manera en
que los jóvenes perciben la orientación hacia el trabajo de los adultos más añosos:
“A mí me da gracia, porque yo hablo con algunos compañeros que tienen 50, 60 años, que son
más de esa idea hasta meritocrática, que se planteaba por los años 50, y el trabajo es la vida,
vos vivís para trabajar, estás matrizado así. Y sin embargo, yo que soy hija del neoliberalismo,
porque soy del 88, tengo otra concepción del trabajo, y es lo que le pasa a otros jóvenes. Yo
trabajo por plata. Y es una de las cosas que yo le planteo incluso a mis compañeros del
sindicato, a mí me gusta laburar, pero vengo a trabajar por plata, no por placer ni por otra cosa,
yo vengo a laburar por plata, si me sirve me sirve, y si no me voy a buscar otra cosa que me
resuelva, porque en realidad lo que necesito es cubrir mis necesidades materiales, las básicas
y de repente el confort, las vacaciones… yo que sé, poder tener un mango para salir a comer
una pizza afuera, pagar el alquiler. Además es eso, la mayor parte de los trabajadores gasta la
plata en poder respirar, en techo y en comida, no la gastas en otra cosa.” (Entrevista a
trabajadora de telecentros - 29 años)
Paralelamente, algunos sindicalistas entrevisatdos identifican un cambio de valores entre
generaciones en las formas de concebir el trabajo, la estabilidad y la remuneración. Esto se
manifiesta, por ejemplo, en los trabajadores de algunas profesiones, que abandonan trabajos
públicos para irse a sectores menos regulados, por un salario mayor, o por una búsqueda de
mayor expresividad o autonomía:
“A mí me llamaba la atención cuando hacen un llamado para 10 ingenieros y se presentan 15; y
a la prueba llegan 10, porque algunos se anotan y después ni vienen. No es como en otras
10
profesiones. O sea, no está mal, pero hay demanda en lo privado también. Y bueno, algunos se
han ido; los más jóvenes, los que tienen más perspectiva se han ido.” (Entrevista a ingeniera
informática, sector público - 45 años)
Como veremos a continuación, esta orientación pragmática hacia el trabajo convive con una
concepción expresiva de los sindicatos. De esta forma, según surge de las entrevistas, los
jóvenes que participaron de la muestra, entienden al sindicato como espacio de cambio social,
de formación del sujeto (con perspectiva de clase), desde una visión que trasciende las
demandas más inmediatas de salario y condiciones de trabajo.
b) Demandas de reconocimiento juvenil en el mundo del trabajo
Adoptar la perspectiva de Honneth sobre el reconocimiento implica priorizar una manera de
entender los conflictos sociales a partir de su componente normativo. Es decir, los sujetos en
interacción depositan ciertas expectativas con respecto al comportamiento del otro, que tienen
que ver con normas que entienden como legítimas, y en ese sentido esperan el reconocimiento
de estas pretensiones. Estas pretensiones no hacen solamente al reconocimiento de las
diferencias y particularidades de los sujetos, sino que incluyen las demandas de
reconocimiento en tanto que iguales, y por esto cobra importancia la esfera del derecho, en
tanto que es la que garantiza -al menos formalmente- esta consideración.
De esta forma, desde la teoría del reconocimiento se pueden comprender tanto las demandas
que se plantean en términos de redistribución, así como las demandas vinculadas a aspectos
simbólicos, culturales o identitarios. En el caso del problema que nos ocupa, es posible hacer
una distinción general entre demandas corporativas y demandas societales, que aunque no
coincide de manera completa, si acompaña el sentido de la distinción anterior. Las demandas
corporativas son aquellas que refieren a las condiciones de trabajo en relación a la empresa, al
sector o incluso al conjunto de los trabajadores asalariados, mientras que las demandas
societales son aquellas que lo trascienden el ámbito del trabajo y se proponen un objetivo de
transformación social. En este sentido, desde el espacio institucional que tienen los jóvenes en
el PIT-CNT (Departamento de Jóvenes), se plantea un énfasis específico en las demandas
societales, y en la necesidad de entender al sindicato como una herramienta de transformación
social.
“Todos somos parte de nuestro sindicato y obviamente que las reivindicaciones de nuestro
sindicato las respaldamos, las entendemos, las transmitimos, pero a lo mejor no es donde
nosotros hacemos más énfasis. Hoy, todo lo que refiere a la salud laboral o a las condiciones
de trabajo, todo lo que refiere a la cuestión salarial, o en los sindicatos públicos a la rendición
de cuentas, no quiere decir que no sean temas que no nos importen. Son temas que nos
recontra importan, y que efectivamente estamos en esa pelea, y no tenemos dudas de dar esas
batallas. Pero a veces a esos intereses que tienden a ser como más corporativos, nosotros le
metemos una perspectiva que es mucho más general. Por lo menos algunos de nosotros,
11
vemos a los sindicatos como una herramienta más para transformar la realidad, y por lo tanto
no es solo el salario o los dos pesos que le puedas sacar a la patronal -que obviamente
bienvenido sea y para nada estamos subestimando eso- pero que también decimos cómo
vamos a hacer para convencer a la gente de que también el sindicato es una herramienta para
transformar otras cosas, y juntos podemos cambiar la realidad y el rumbo de un montón de
cosas.” (Dirigente sindical - Sector Público - mujer - 30 años)
De este modo se ponen en juego en la lucha por el reconocimiento esferas nuevas en el marco
de una individualidad ampliada que pretende reconocimiento, que se plasma en lo que se
conoce como la “nueva agenda de derechos”: despenalización del aborto, legalización de la
marihuana, y reconocimiento de minorías (como por ejemplo la Ley Integral para personas
trans, próxima a aprobarse en el parlamento).
Sin embargo es necesario remarcar que los procesos de individuación del trabajo siguen
operando y afectan a la construcción de las demandas de reconocimiento; esto se evidencia en
la dificultad de la participación de los trabajadores más jóvenes en los sindicatos, e incluso en
los casos de aquellos que participan, en la dificultad de apropiación de estas demandas
societales por sindicalistas jóvenes que trabajan en sectores más vulnerados:
“Los compañeros no están pensando en la legalización de la marihuana o del aborto, porque lo
que les pasa es que no llegan a fin de mes, lo que les pasa es que en su trabajo tienen diez
millones de problemas, por derechos que les son vulnerados todo el tiempo, o están pensando
en su familia, en su casa. Diversas situaciones que, más que nada en determinados contextos,
nos es difícil decir: estas son las demandas de los jóvenes trabajadores.” (Dirigente sindical -
Sector Público - 30 años)
c) Luchas por el reconocimiento a la interna del sindicalismo.
Los cambios en el mundo del trabajo, han traído aparejados fuertes procesos de
individualización de los trabajadores. Sumado a los procesos creciente de multiculturalismo en
las sociedades actuales, el sindicalismo debe procesar a la interna de su organización
demandas diversas, que no solamente se circunscriben a cuestiones salariales y de
redistribución, sino otros factores donde la identidad se pone en juego.
Podría pensarse que la organización sindical intenta adecuarse a las transformaciones en el
mundo del trabajo en particular, y a la sociedad en general. Esto se ha visto a partir de la
introducción de innovaciones organizacionales en relación a la cuestión de la juventud, lo que
se visibiliza tanto en un la creación del Departamento de Jóvenes del PIT-CNT, y la
incorporación de un delegado de este Departamento, al Secretariado Ejecutivo (órgano máximo
de conducción dentro de la organización sindical).
Parte de la complejidad de la participación juvenil en el sindicalismo tiene como primer
obstáculo la afiliación misma, especialmente en aquellos trabajos de gran rotación, precariedad
12
o dispersión, donde la capacidad de organización es compleja. En tanto los empleos juveniles
se caracterizan por tener estas condiciones, parecen especialmente expuestos a este
fenómeno. Por otra parte, es en estos espacios donde los y las jóvenes han mostrado una
especial sensibilidad, en la búsqueda de capitalizar las experiencias de menosprecio como
catalizador de la acción sindical. En esta tensión entre la dificultad de sindicalizar, y la
necesidad de hacerlo, es que se orienta buena parte de la acción sindical de muchos jóvenes:
“Dentro de los sindicatos lo que sí, en los sindicatos donde hay más jóvenes son los sindicatos
de sectores con condiciones de trabajo chatarra, donde los gurises ganan menos. La entrada al
mundo del trabajo siempre es esa, a no ser que tengas formación, pero necesitás experiencia.
(...) se nota que los que hace años que están militando, o los que llegan a algún cargo, no son
los jóvenes, sigue estando la misma lógica de apoderarse de un lugar y quedarse ahí
estaqueado al piso. Sencillo sindicalizar no es. “ (Dirigente sindical, mujer sector tiendas - 26
años)
Por otra parte, dentro en los discursos de los entrevistados se reconocen algunos hitos en
materia sindical, que han contado con un gran número de jóvenes en su movilización. Quizá el
más importante sea el paro sostenido que se realizó en los supermercados, integrados por
empresas trasnacionales de gran envergadura. Otras experiencias se reconocen en sectores
de tiendas (como Forever 21), en los que en un corto proceso luego de su instalación se logró
formar un sindicato o, con menor visibilidad, los esfuerzos por formarlos en sectores de gran
inestabilidad para el trabajador, como los call-centers.
Por otra parte, es visible que, en la interseccionalidad de la lucha, las demandas juveniles se
articulan junto con las de género. Estos procesos han sido paralelos y sinérgicos, (tanto en
términos sociales, como en las demandas a la interna del sindicalismo, y se plasmaron en la
creación de un Departamento de Jóvenes, y una Secretaría de género), al tiempo que ambas
demandas transversalizan la plataforma reivindicativa del sindicalismo en varios niveles.
d) Nuevos repertorios de lucha de los jóvenes y contraste con repertorios tradicionales.
Los cambios que aportan los jóvenes al movimiento sindical no remiten exclusivamente a las
demandas que se colocan como centrales, sino que también podríamos pensar en nuevos
repertorios de acción (Tilly, 2002), entendidos como las formas de organizarse, expresarse, y
manifestarse como organización.
“Yo creo que en este tiempo lo que hemos logrado dentro del Departamento de Jóvenes del
PIT-CNT ha sido una forma diferente de militar. Dentro de la central obviamente todo tiene que
ver con corrientes: “Articulación”, “los bolches”, “la 41” que son más “ultra”, y la corriente de
Richard Reed que ahora también está en la vuelta. Y todo se mueve a través de eso. Y
nosotros acá adentro (en el Departamento de Jóvenes) convivimos desde socialista, bolches,
ultras… y nos hemos puesto objetivos y los hemos trabajado todos juntos, sin los dramas o los
quilombos que tienen algunos otros espacios. Creo que esa es la diferencia más grande que se
13
vé sobre cuál es la diferencia entre los “grandes” y los “chicos” como quién dice, que no somos
tan chicos…” (Dirigente sindical, mujer, sector tiendas, 26 años)
Del mismo modo, es posible apreciar cómo los espacios de lucha desde el Departamento de
Jóvenes se proyecta, en un marco más amplio, que es la llamada Intersocial, a partir de la cual
se dan encuentro las diferentes organizaciones sociales, que intentan llevar adelante esta
agenda. Esto va de la mano con un proceso similar que ha desarrollado el feminismo en el
Uruguay, en el cual los diferentes actores que trabajan en materia de género (en el caso del
PIT-CNT la Secretaría de Género), instalan la Intersocial Feminista, como un espacio de
diálogo propio, que junta tanto a organizaciones de la sociedad civil, como incluso a
instituciones gubernamentales, y que ha encaminado fuertes acciones de incidencia,
plasmadas, por ejemplo, en la recientemente aprobada Ley de Violencia Basada en Género.
Como un tercer derivado, se puede apreciar cómo los jóvenes innovan en términos de las
formas de lucha que desarrollan. En tal sentido, a partir del mencionado proceso de
organización en contra del Plebiscito por la Baja de Edad de Imputabilidad (más conocido como
movimiento No a la Baja, del año 2014) se promovieron formas de lucha y organización que
trascendieron las herramientas políticas tradicionales del sindicalismo, tales como el paro, o la
ocupación, desbordando también los espacios institucionalizados, tales como los diversos
ámbitos del diálogo social. Esto dinamiza las formas de acción del sindicalismo, aunque
también genera algunas tensiones:
“...a veces también los sindicatos cuando estamos los jóvenes con ideas distintas como que
ponen cierta resistencia. Por ejemplo, nosotros queríamos hacer un desembarco en el Barrio
de los Judíos, con materiales, música, coso… y meternos a los lugares y hablar con la gente. Y
a veces eso que para nosotros es parte de nuestra lógica de cómo militar no es de repente la
lógica que el sindicato tiene para llegar a los trabajadores, entonces a veces también se dan
esas cosas de lo nuevo y lo viejo, y ver cómo superar eso para efectivamente llegar a los
trabajadores que además están en una situación complicada.” (Dirigente sindical, mujer,
hogares de amparo de menores, 28 años)
Los y las jóvenes sindicalistas promovieron encuentros enmarcados en estas luchas, con un
fuerte uso de la tecnología, pero también apelando a encuentros presenciales que resignifican
formas tradicionales de encuentro, tales como los campamentos de juventudes, que reunieron
en su seno más de mil militantes, o activistas de diferentes organizaciones de todo el país. El
financiamiento de estas actividades muestra una apuesta importante del sindicalismo por
nuclear a las juventudes, en formatos pensados y promovidos desde las juventudes mismas.
En resumen el corte de juventud cobra sentido en términos de formas de pensar la lucha
sindical y la organización con otros actores a partir de una configuración propia, diferente entre
generaciones, y que se traduce en nuevos arreglos interinstitucionales, y nuevos repertorios de
lucha, que no son rupturistas de las anteriores, sino que innovan sobre ellas.
14
5) Consideraciones finales
El proyecto del que forma parte esta ponencia busca reconstruir el concepto de cultura del
trabajo para el sindicalismo uruguayo, bajo la hipótesis teórica de que esta se manifiesta en la
experiencias de menosprecio y demandas de reconocimiento de los trabajadores
sindicalizados. Con apoyo en un concepto de cultura que remite a la tradición antropológica y lo
entiende como tramas de significados compartidos, se busca delimitar el espacio de esas
tramas en los aspectos que hacen al reconocimiento. A partir de este enfoque, en esta
ponencia se ensaya un análisis que pone foco en los jóvenes sindicalistas, para conocer si
existen particularidades en el planteo de las demandas de reconocimiento, así como en la
orientación valorativa que tienen hacia el trabajo y hacia el movimiento sindical.
Como primer resultado surge la necesidad de reafirmar un concepto de cultura que busque
captar diferencias y matices en las tramas de significados compartidos, sin caer en una
reificación cultural de los diferentes colectivos. Es decir, en el caso de los jóvenes sindicalistas,
esto implica no plantear las diferencias encontradas o relatadas por los entrevistados, entre las
distintas generaciones, como diferencias absolutas, sino más bien como énfasis, que dependen
a su vez de otros cortes que atraviesan al problema, y que tienen que ver con las característica
de los sectores de trabajadores (más o menos precarios, con trabajadores más o menos
calificados, bajo diferentes modos de organización del trabajo, pertenecientes a sectores
nacionales o multinacionales, etc.)
Teniendo en cuenta este recaudo, otro de los resultados que surge del material empírico tiene
que ver con el predominio de una orientación pragmática hacia el trabajo por parte de los
jóvenes, en contraposición a una orientación expresiva del trabajo como valor en sí (más allá
del contenido de la tarea), más propia de las generaciones que se criaron bajo un mundo del
trabajo estable y predecible. Más allá de que esto no resulta una novedad4, sí es llamativo
cómo siguen operando en los discursos ambas maneras de entender el trabajo.
Paradójicamente, otro resultado importante tiene que ver con las demandas de reconocimiento,
para las cuales parecen invertirse las orientaciones, de forma que los jóvenes ponen énfasis en
la herramienta sindical para el planteo de demandas societales, en contraste con la visión de
otras generaciones en las que -desde la mirada de los los jóvenes- predominan las demandas
que llamamos corporativas y que se ocupan solamente de los aspectos que hacen al salario y a
las condiciones de trabajo.
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VI Reunión Nacional de Investigadores/as en Juventudes Argentina
“Protagonismos juveniles a 100 años de la Reforma Universitaria: acciones y debates por los
derechos que nos faltan.”
14 al 16 de noviembre de 2018
Universidad Nacional de Córdoba
Juventud(es) PRO de la ciudad de Rio Cuarto. Una aproximación comparativa con otras latitudes geográficas.
Mg. María Marta Balboa
Universidad Nacional de Río Cuarto.
Constitución 1037, 2º A, Rio Cuarto, Córdoba
GT: 2 Acción, participación, opciones y estrategias políticas.
Resumen
El presente ensayo se origina como un avance del estado del arte de mi tesis doctoral en el
entrecruzamiento disciplinar de la comunicación social, la política y la psicología. El objetivo que la guía
es “indagar y reconocer los diversos pliegues -rupturas y continuidades- de la subjetivad política de los
jóvenes que participan en el partido PRO de la ciudad de Rio Cuarto, provincia de Córdoba”. Este
conocimiento intentará dar respuesta a las incógnitas: ¿cómo el orden sociopolítico produce
subjetividades en sí?; ¿cómo se constituyen/emergen/construyen/devienen los jóvenes, en tanto
sujetos políticos, en las derechas latinoamericanas?; ¿qué singularidades adquiere una subjetividad
política entramada en partidos de derecha? y ¿qué dispositivos de comunicación sostiene que la
subjetividad política en las derechas latinoamericanas?
Pensaremos al joven desde una subjetividad política, como una configuración de sentidos subjetivos
que los sujetos vamos construyendo en las experiencias cotidianas que tramamos con otros en orden
a la resolución de todo aquello que implica nuestra vida en común (Bonvillani, 2013, pp.84).
A partir de esto, nos enfocamos en una actividad comparativa recuperando las categorías que más se
han utilizado en las investigaciones en torno a la subjetividad política en Latinoamérica, tal cual nos
aportan Duque, Patiño, Muñoz, Villa, & Cardona (2016) a partir de un relevamiento de fuentes
secundarias en publicaciones científicas entre el 2004 y 2016 en Latinoamericana. Las mismas son: la
dimensión afectiva, los procesos/prácticas de socialización política, la reflexividad, la acción política, el
cuerpo, los procesos agenciantes de la subjetividad, los procesos organizativos de acción social y
política y la acción política en sí misma.
En términos del actual estado de arte en Argentina podremos sucintamente caracterizar a los jóvenes
que participan del partido PRO. Hacemos la salvedad de que la mayoría de las investigaciones se
ubican en la ciudad de Buenos Aires, siendo casi inexistentes –hasta el momento de elaborar el
presente texto- investigaciones sobre esta tópica en otras latitudes de Argentina.
Frente a este escenario, consideramos estratégico sumar en la construcción del estado del arte los
avances y resultado de investigaciones, ubicadas en otras latitudes geográficas, que tiene por objeto
de estudio las juventudes de derecha. A tal fin, nos interesa visibilizar aportes de Europa, Estados
Unidos y Latinoamérica.
Nuestra intención es desplegar formas de conocimiento que se alejen de procesos de esencialización,
deshistorización y que permitan ver los múltiples pliegues que se entraman en la configuración de la
subjetividad política de jóvenes que participan en partidos reconocidos como de derecha en otras
latitudes geográficas.
Palabras Claves: subjetividad política - PRO – derechas latinoamericanas
Ponencia completa
El presente ensayo se origina como un avance del estado del arte de mi tesis doctoral en el
entrecruzamiento disciplinar de la comunicación social, la política y la psicología. El objetivo que la guía
es “indagar y reconocer los diversos pliegues -rupturas y continuidades- de la subjetivad política de los
jóvenes que participan en el partido PRO de la ciudad de Rio Cuarto, provincia de Córdoba”. Este
conocimiento intentará dar respuesta a las incógnitas: ¿cómo el orden sociopolítico produce
subjetividades en sí?; ¿cómo se constituyen/emergen/construyen/devienen los jóvenes, en tanto
sujetos políticos, en las derechas latinoamericanas?; ¿qué singularidades adquiere una subjetividad
política entramada en partidos de derecha? y ¿qué dispositivos de comunicación sostiene que la
subjetividad política en las derechas latinoamericanas?
Para este relato 4 conceptualizaciones iniciales ordenan nuestra indagación acerca del Estado del Arte:
subjetividad, política, comunicación, juventud(es) e ilusio.
Elaboración propia (2018)
Pensaremos al joven desde una subjetividad política, como una configuración de sentidos subjetivos
que los sujetos vamos construyendo en las experiencias cotidianas que tramamos con otros en orden
a la resolución de todo aquello que implica nuestra vida en común (Bonvillani, 2013, pp.84).
Este desafío de la vida común se ubica en el mundo de lo social, atravesada por el clivaje: derecha /
izquierda. En este sentido, recuperamos a Norberto Bobbio, en la revisión que realiza de este clivaje
ubicando a la igualdad como eje ordenador de la misma:
“la esencia de la distinción entre la derecha y la izquierda, o a partir de ahora, entre las
derechas y las izquierdas (pues hay graduaciones en cada familia) «es la diferente actitud
dispositivos Juventud(es)
subjetividad
Comunicación
libertad/tradicion
intereses antagónicos
equidad
Ilusio
Politica
que las dos partes —el pueblo de la derecha y el pueblo de la izquierda— muestran
sistemáticamente frente a la idea de igualdad»: aquellos que se declaran de izquierdas
dan mayor importancia en su conducta moral y en su iniciativa política a lo que convierte
a los hombres en iguales, o a las formas de atenuar y reducir los factores de desigualdad;
los que se declaran de derechas están convencidos de que las desigualdades son un dato
ineliminable, y que al fin y al cabo ni siquiera deben desear su eliminación” (Joaquin
Estafania en Bobbio, 2014, Pp. 15)
Por otro lado, el terreno de la derecha invita a pensar en las derechas. Tal cual se señala, en el
Tercer Coloquio “Pensar Las Derechas En América Latina En El Siglo XX” (2018):
“Establecer límites precisos al concepto “derecha” es un trabajo arduo, debido a la
heterogeneidad y pluralidad de los grupos que históricamente han integrado ese campo,
que está marcado por la presencia de diferentes tradiciones políticas. Hay tradiciones
sobre los que hay mayor consenso, como el conservadurismo y el fascismo, cuya
pertenencia a la derecha no es objeto de un cuestionamiento serio, pero el caso del
liberalismo es más complicado y genera disputas polémicas por sus usos actuales.
Igualmente, múltiples son los objetivos del activismo de derecha, que van más allá de la
defensa de la propiedad y los intereses materiales, puesto que involucran también la lucha
por valores morales y frecuentemente, religiosos, que se sienten amenazados por las
acciones de la izquierda”
Así, nos cabe la pregunta sobre nuestro objeto, ¿Por qué las juventud(es) se vuelcan hacia la
derecha? En este sentido, el concepto que nos convoca es la ilusio de Bourdieu: “la inversión
en el juego social” (1999, Pp.219) Y pensamos desde una perspectiva latinoamericana, al juego
social como un “campo de interlocución” (Grimson, 2001) y como un “poner en común” (Pasquili,
2007) El encuentro entre subjetividad y comunicación es mediado por el concepto de dispositivo
que sintetiza Deleuze (1990) recuperando los aportes de Michel Foucault: “son máquinas para
hacer ver y para hacer hablar” (Pp.155)
Finalmente, en este trabajo, juventud(es) es constituida en el entrecruzamiento de 2 formas de
acercamiento: la dimensión biológica de la edad y la moratoria social como estadía previa a la
entrada al mundo adulto.
¿Cómo construimos esta aproximación? La tarea implica 2 actividades centrales: revisar la bibliografía explícitamente vinculada a los jóvenes
que participan en el Partido PRO en Argentina y comunicarse con investigadores cuyo objeto de estudio
se ubica en las derechas latinoamericanas. El presente trabajo es un avance del trabajo de
sistematización que se ha derivado de ambas actividades.
Con respecto a la primera actividad, la bibliografía identificada se concentra en las experiencias de
Capital Federal y conurbano bonaerense. En este marco, se recuperaron varios capítulos de libros1 en
los cuales tenemos presentación de avances de investigación sobre juventudes PRO en Argentina. En
la lectura sobre los antecedentes que se ofrecían, se identificaron los aportes de 4 investigaciones
respecto de las juventudes de Francia, Italia y Estados Unidos. Desde la experiencia en Francia, se
recupera un trabajo sobre las juventudes sarkozystas de la UMP y los jóvenes del Front National. Desde
la experiencia en Italia, se recuperan un análisis de las juventudes de Forza Italia, Alleanza Nazionale
y Lega Nord y la lectura de Amy Binder y Kate Wood sobre los estudiantes estadounidenses
conservadores.
En lo que refiere a Latino América, se realizó un mapeo sobre grupos y redes de investigadores, eventos
de difusión científica, directorios y repositorios institucionales a partir de la consulta con el Grupo de
trabajo de Clacso -Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-2 “Derechas contemporáneas:
dictaduras y democracias”3, para identificar los objetos de investigación sobre juventudes de partidos
de derecha.
Latitudes europeas
En términos generales destacamos entre los antecedentes en el continente europeo, destacamos los
aportes que realiza Enzo Traverso (2018), encontrando las singularidades de la derecha en el mundo
actual y destacando el rol que adquiere las juventudes para algunas facciones políticas en su
renovación en términos de prácticas y discursos. A pesar de no dedicar un expreso capitulo a las
juventudes de derecha, si enuncia en distintos pasajes, el rol que han jugado en distintos proyectos
como el de Emmanuel Macron y Marine Le Pen, por nombrar algunos.
En una primera aproximación tenemos el trabajo de Valerie Lafont sobre la trayectoria de socialización
política de jóvenes que participan del partido Frente Nacional. Su trabajo se enmarca institucionalmente
junto a otros investigadores europeos; quienes bajo la dirección de Bert Klandermans (Universidad
Libre de Amsterdam); trabajan en una comparación de la militancia de extrema derecha en Europa.
En este trabajo, Lafont (2001) recupera, mediante entrevistas biográficas: “tres carreras típicas de
activistas de FN de la misma generación, pero de diferentes orígenes sociales y políticos: uno de una
familia aristocrática y monárquica, el otro de una familia de clase trabajadora. y comunistas y los últimos
de una familia trabajadora y apolítica” (Pp. 198)
Entre los resultados obtenidos, recuperamos los siguientes que nos parecen significativos para
caracterizar la diversidad juvenil en el contexto de las derechas mundiales. Así, entre las conclusiones
1 “Mundo Pro. Anatomía de un partido fabricado para ganar”, “Hagamos equipo. Pro y la construcción de la nueva derecha en Argentina”, “Militancias juveniles en la Argentina democrática. Trayectorias, espacios y figuras de activismo” Cabe señalar que existe una profusa bibliografía sobre el partido político PRO que no se cita para esta ponencia dado que no trabajan sobre los jóvenes que participan en el partido. 2 Los Grupos de Trabajo son: “redes interdisciplinarias de investigadores de distintos países de Latinoamérica y el Caribe, que se reúnen alrededor de un tema o problema social relevante para la región. Los GT trabajan para la producción de conocimiento comparado relevante y riguroso, y buscan lograr una efectiva relación entre investigadores, responsables de políticas públicas y organizaciones sociales. Se organizan a partir de concursos públicos en los que se presentan propuestas de conformación de un GT y un plan de trabajo. Estas propuestas son luego evaluadas por jurados internacionales” (sitio web de Clacso) 3 El coordinador del grupo de trabajo es el Dr. Ernesto Lázaro Bohoslavsky, perteneciente al Instituto del Desarrollo Humano. de la Universidad Nacional de General Sarmiento -IDH/UNGS- Argentina. Doctor en Geografía e Historia, Magister en Estudios Andinos. Especialidad en Antropología e Historia, Licenciado en historia.
de Lafont, el Partido Frente Nacional se transforma “en un mundo de sustitución” (2001, Pp. 175) dado
que la entrada al Frente Nacional se percibe como peligroso para la democracia al igual que otros
partidos reconocidos como de derecha; por lo cual se viven procesos de exclusión social que, a su vez,
fortalecen al Frente Nacional transformándolo en un refugio.
En términos de filiación al espacio política del Frente Nacional, Lafont confirma 3 modos en que se
generan las condiciones de emergencia para la misma:
La socialización dentro de las familias, los sistemas de transmisión de representación y
las prácticas, políticas o de otro tipo, realizados por herencia, continua, o de otra manera
por la ruptura podría explicar el compromiso. Una socialización familiar llevada a cabo en
círculos cercanos al FN es, sin duda, el factor más favorable para fomentar este tipo de
carrera. Los eventos fuera de la familia también pueden jugar un papel: eventos políticos
o biográficos dramáticos pueden llevar a algunas personas a cambiar la dirección de su
viaje al FN. (…) La multiplicidad de contextos atravesados por el individuo constituye el
segundo tipo de factor, aunque totalmente conectado con el primero. Lejos de ser
puramente políticos, los mecanismos de construcción del compromiso operan en la
encrucijada y en diversos lugares de aprendizaje, sociales, religiosos, familiares y
emocionales, cada uno con su propia especificidad. Son eventos no políticos que tienen
efectos políticos, que pertenecen a la trayectoria socio-profesional, el modo de inserción
social o familiar del individuo: es necesario comprender las vías para aprovechar todo
contextos de vida e interdependencia de los individuos, y los vínculos entre las diferentes
esferas de acción. Además, los procesos de socialización rara vez son lineales y
homogéneos y las "micro-interacciones"[6] de un contexto a otro puede cambiar la
orientación. (…) Finalmente, la economía de los intercambios emocionales y afectivos
entre el individuo y el colectivo y la forma en que los individuos se insertan en grupos
socioprofesionales y amistosos, ya sean formales o informales, constituyen el tercer
factor. Podemos imaginar que el FN desempeña un papel integrador en el espacio político
con individuos que gradualmente se han distanciado de los partidos de izquierda y
derecha en los que ya no se reconocen a sí mismos, de los individuos, los jóvenes, que
nunca han integrado activamente los espacios de ciudadanía debido a una débil
socialización política o la falta de puentes disponibles, o en la clase trabajadora y la clase
trabajadora, con personas amenazadas con el aislamiento social en debido a las
mutaciones de la sociedad urbana, industrial y salarial[7]” (Lafont, 2001, Pp. 176).
Mediante una metodología basada en el método biográfico, se identifican la articulación de 3
carreras basadas en el legado familiar, la ruptura y la politización que finalizan en una adhesión
al Frente Nacional. Como se puede observar, la carrera militante es el organizador que permite
articular las dimensiones subjetivas y objetivas desde una perspectiva dialéctica.
Elaboración propia (2018)
En términos de la propuesta de la Union pour un Mouvement Populaire4 -UMP-, Lucie Bargel y Anne-
Sophie Petitfils (2009), exploran las juventudes sarkozystas analizando las prácticas de participación
partidarias y las representaciones simbólicas del activismo expuesto en el contexto específico de la
campaña para las elecciones presidenciales y legislativas de 2007. Mediante encuestas pudieron
contratar estas percepciones tanto con el discurso institucional del partido como así también con el
discurso del militantisme à droite.
Cabe explicitar los recaudos metodológicos señalados por las autoras al señalar que las personas
encuestadas son seleccionadas para participar en el evento en donde se aplicó el cuestionario. En este
sentido, son propuestas por los ejecutivos de la JP -Jeunes Populaires- por tanto, se puede sostener
la hipótesis de que se basarían más en un lazo de lealtad más que en términos de tiempo y energía
dedicados a la organización.
Encontramos 2 tipos de militantes en este trabajo: simples adherentes y militantes episódicos por un
lado, y militantes activos y cuadros por el otro. Respecto de los primeros, son caracterizados (a partir
de las encuestas) como: “no tienen o tienen pocas responsabilidades dentro de la organización, dedican
en promedio dos horas y menos por semana, y sus actividades se circunscriben principalmente al
primer grupo "participación interna y difusión": participar en reuniones, publicitar las ideas de la UMP,
participar en reuniones de reflexión y voto en las elecciones internas. Evocan al grupo de
"simpatizantes", circunscrito por F. Haegel, que compone "la base" de la UMP y tiene vínculos débiles
con el partido5” (Bargel y Petitfils, 2009: Pp.8)
Respecto del segundo grupo, éste es menos homogéneo. Destacamos que los cuadros
no siempre declaran participar más en las prácticas partidarios de "militantes activos".
Señalan Bargel y Petitfils: “se puede ver que para las actividades más identificadas como
"activismo de base" (incluyendo la distribución de folletos y carteles adhesivos), hay menos
4 Unión por un Movimiento Popular 5 Florence Haegel, "Movilización partidista a la derecha. La lógica organizacional y social de la membresía del UMP ", en este mismo numero.
"cuadros" que "militantes activos" (…) Por lo tanto, aquellos que dicen ser los más
"militantes" no son "cuadros" (…) Los resultados revelan que la propensión a reclamar ser
"militante activo" y declarar realizar actividades "en el campo" (collage, remolque) están
vinculados” (2009: Pp.8)
Bargel y Petitfils sintetizan su recorrido del siguiente modo:
Por lo tanto, la identidad "militante" de la organización de jóvenes se reactiva a intervalos
regulares por sus líderes, de acuerdo con cuestiones institucionales y electorales (…)la
definición de "militante activo", impuesta conjuntamente por los líderes de esta
organización y reclamada por algunos de sus miembros, tiende a alinearse activista "sobre
el terreno" y requiere, en este sentido, la demanda pública de una identidad de "militante
de derecha". Por lo tanto, no es sorprendente encontrar que son los hombres católicos
adherentes más practicantes y los más antiguos los más proclives a respaldar esta
identidad socialmente devaluada. La viril definición de militancia y la homo sociabilidad
asociada a ella, contribuyen a su revalorización institucional. Pero si los "cuadros" y los
profesionales, como voceros autorizados de la organización, contribuyen a la imposición
de esta identidad "militante", no están, sin embargo, inclinados a la reclamación. Se
disocian al declarar que practican actividades de organización, dirección y movilización
socialmente valoradas que justifican, a cambio, una fuerte selección organizacional,
basada en sus propiedades sociales y sus redes políticas, que los discursos
institucionales meritocráticos tienden a enmascarar. Al imponer una cierta definición de
militancia a los adherentes y al mismo tiempo tener cuidado de no asociarse con ella,
legitiman su dominación y ayudan a perpetuarla. (2009, pp.20-21)
Moviéndonos a otra latitud europea, Stéphanie Dechezelles explora las principales diferencias respecto
de las condiciones de socialización, los términos de compromiso y administración del poder en las
organizaciones juveniles del espectro de la derecha italiana, a partir de la emergencia de nuevos
actores políticos y la polarización de los mismos (un sistema mixto de alianzas multipartidarias), en un
contexto de modificación del sistema electoral italiano. Los nuevos empresarios políticos construyen
su legitimidad a partir una ruptura con las prácticas de poder de pasado, así como con los modos de
reclutamiento de militantes.
Frente a este escenario, Dechezelles confirma que las juventudes italianas experimentan una
desconfianza y descontento con las elites políticas, así como con los modos tradicionales de prácticas
políticas como son los partidos y/o los sindicatos. Dice Dechezelles: “Aquellos que se comprometen a
pesar de todo lo hacen cada vez más a menudo dentro de organizaciones asociativas o
autogestionadas (colectivos, coordinaciones, foros) en torno a proyectos relacionados con lo
humanitario, el altermundismo o los ocios” (2008, Pp. 3) En este contexto, el estudio sobre los jóvenes
que eligen la práctica política partidaria, más allá de este escenario de desconfianza generacional, se
transforman en una vía de entrada a las transformaciones las transformaciones que se han operado
en la esfera sociopolítica italiana.
En términos metodológicos, propone una triangulación que contempla la observación in situ, la
recuperación de dispositivos de comunicación partidarias y las entrevistas biográficas
semiestructuradas.
La autora se aproxima al fenómeno de la participación política partidaria juvenil de derecha ubicando
el compromiso militante dentro del cruce de lo público/privado en una permanente espiral de
negociación constante en la construcción de la identidad de los jóvenes en contextos de múltiples
incertidumbres. Ella señala [a ésta negociación] como uno de los caminos que nos permiten
comprender como son los grupos militantes se constituyen y desarman.
Entre los resultados que presenta Dechezelles, podemos señalar que las 3 organizaciones juveniles –
Forza Italia Giovani (del Partido Forza Italia), Azione Giovani (del Partido Alleanza Nazionale) y
Movimiento Padani Giovani (del Partido Lega Nord)- de derecha, implican modos de socialización
política diversos.
Breve diferenciación entre los grupos juveniles
Elaboración propia (2018)
Latinoamérica
En términos de los datos recabados, los aportes ubican mayoritariamente antecedentes en los países
de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y México6. En relación a los objetos de estudio se puede observar
6 Esta información se obtuvo a partir de las sugerencias realizadas por integrantes del Grupo de Trabajo de Clacso “Derechas contemporáneas: dictaduras y democracias” Argentina: (militancias en organizaciones juveniles nacionalistas en los 60 y 70; juventudes anticomunistas de los años 50 y 60; ascenso de los intelectuales liberal-conservadores a partir del 55; la militancia liberal en los 80; la derecha peronista; Movimiento Nacionalista Tacuara; jóvenes de la UCD, con fuerte presencia en las
que existe un fuerte enfoque historiográfico, recuperando el movimiento de participación juvenil en
espacios políticos ubicados en el espectro de la derecha en distintos periodos históricos de la segunda
mitad del siglo XX. En esta primera aproximación, un solo trabajo es contemporáneo y trabaja sobre
los Skinheads neonazistas.
Por otro lado, se pueden hallar múltiples trabajos sobre las derechas latinoamericanas pero el tópico
juvenil no es preponderante. En este sentido, en el espacio del GT de Clacso mencionado se expresa
el área de vacancia en relación a juventudes y mujeres en el campo de investigación de las derechas.
Junto a esta exploración, en términos del análisis realizado por Amy Binder y Kate Wood, en 2
universidades estadounidenses, elegimos señalar el dato más significativo y polar que encontramos en
donde la raza emerge como un componente asociado al pensamiento de derecha.
Extraído del libro Binder, Amy y Wood, Kate (2013). Becoming right. How campuses shape Young conservatives. Princeton,
Nueva Jersey, United States of America: Princeton University Press. Pp. 82. Table 2.4. Comparisons of Conservative
Freshmen to Other Freshmen, by race and campus type, 2001 (Encuesta elaborada por UCLA’s Higher Education Research
Institute (HERI)
A pesar de las dificultades metodológicas que reviste el cuadro (la ausencia de ponderación y/o
estratificación de la muestra, entre otras) el modo en que opera la raza como categoría, señala la
necesidad de profundizar acerca de ella y los procesos de racialización que operan en los entramados
juveniles, reactualizando una categoría que ha sido siempre potestad del campo de la antropología
clásica pero que bien podría complejizar los procesos políticos contemporáneos en Argentina.
Los antecedentes del PRO en Argentina.
En lo que refiere a las juventudes que participan en el Partido PRO, hasta el momento de la redacción
del presente artículo, las investigaciones halladas se ubican en Capital Federal y conurbano
bonaerense; sin hallarse investigaciones en el resto de las provincias de la República Argentina.
Universidades de la transición democrática y el menemismo; UPAU -Unión Para la Apertura Universitaria-, rama estudiantil de la UCEDE). Brasil: (jóvenes que se vinculan con Ação Integralista Brasileira; participação política nos diretórios juvenis da Arena durante a ditadura militar brasileira (1970-1979); grupos Skinheads neonazistas brasileiros) Chile: (estudio de subjetividad política en la militancia PS y UDI; jóvenes del Frente Nacionalista Patria y Libertad en el Chile de la Unidad Popular (1970-1973; grupos integristas católicos como FIDUCIA y TIZONA, el Opus Dei y el Gremialismo de la Universidad Católica de Chile.) Uruguay: (derecha nacionalista; Juventud Uruguaya De Pie Y La Violencia En La Enseñanza En La Coyuntura Previa Al Golpe De Estado (1970-1973) México: (Yunque, un grupo de derecha antiliberal y ultramontano de México en las décadas de 1950 y 1960; ideología de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos que desarrollaron sus prácticas políticas en México en la década de 1930; grupo de jóvenes de derecha nacionalista en Monterrey)
• Retomando a Tiramonti y Ziegler (2008), Vommaro, Moressi y Belllotti (2015) podemos inferir que
los jóvenes PRO reconocen al “otro social” en termino de compasión que abre un aprendizaje hacia
competencias emprendedoras y de caridad religiosa.
• Hay una alta valoración de la formación técnica y de la gestión en lo público. Las fundaciones y
organizaciones de corte liberal, conservador e internacional aparecen como dispositivos de
subjetivación política privilegiados. Los jóvenes perciben que se incorpora lo mejor del sector social
y del sector privado. Aparecen vinculados la trayectoria laboral y la formación política.
• En lo que refiere a las prácticas políticas -como la militancia política juvenil- las características del
mundo estatal-publico -como la masividad, la percepción administrativa y estética del desorden, los
conflictos gremiales- son valorados desde una percepción negativa.
• La política aparece como “un ejercicio de la política como un llamado o vocación meterse en
política: personas sin compromiso partidario pero con ganas de ayudar” Vommaro, Moressi y
Belllotti, (2015). Así, los jóvenes simbolizan la perfección de la renovación señala Grandinetti (2015)
(construyendo un “otro” que se socializo en prácticas perversas, donde vivieron siempre del estado
y que era el modo de hacer vieja política) Este joven del PRO se enuncia como más allá de las
ideologías políticas.
• Los jóvenes del PRO se separan de otros jóvenes al ubicarse en una mirada de futuro, aspiracional
que intenta mirar para adelante. Otros jóvenes, para ellos, se ubican en actitudes de reivindicación
(que los deja atados al pasado, con todos los atributos negativos que se constituyen en torno a él)
Por otro lado, en relación al joven como objeto del discurso del PRO, emerge como una categoría
normalizadora al definirla como lo fresco, la fuerza, el hacer (más que el pensar), sin equipaje, con
ganas y actitud pragmática.
• En términos de articulación organizacional, los jóvenes PRO se organizan bajo el paraguas de la
organización JPRO, aunque a su interior se despliegan distintos grupos de jóvenes en función de
las lealtades a los diversos dirigentes que conforman la fuerza PRO. En este sentido, también se
explicita el criterio biológico de los 30 años como límite para definirse como joven e incorporarse a
las estructuras partidarias. Por otro lado, se vislumbra que, en términos instituidos, la toma de
decisiones opera en la esfera de los dirigentes adultos. Sin embargo, se pueden hallar trayectorias
individuales en las cuales los sujetos logran incorporarse a los círculos de gestión que toman
decisiones. Sin embargo, la JPRO es percibida (y efectivamente ubicada) como un semillero de
fuerza de trabajo cuya tarea tiene su pico en épocas electorales, en la cual trabajan focalizado en
visibilizar al PRO en los mundos juveniles para conseguir el voto joven.
• En las redes de sociabilidad, sectores de la juventud PRO reconocen a las amistades y el espacio
de las redes como espacios que facilitan/promueven el reclutamiento. En estas redes de filiación
también se puede observar una cierta homogeneidad en el patrón de reproducción social. Por otro
lado, en algunos trabajos en terreno (Vazquez, Rocca Rivarola y Cozachcow, 2017) tenemos
jóvenes en donde la familia de origen ha participado en propuestas políticas de algunas de las
fuerzas que conforman el Partido PRO. Asimismo, se destacan los espacios educativos, aunque
en menor medida que otros partidos políticos de Argentina. Las juventudes PRO no se incorporan
al partido a través de los mecanismos clásicos políticos partidarios (propaganda, referente
partidario y/o actividad del partido)
Sugerencias para seguir avanzando
Observando el recorrido realizado nos parece interesante recuperar algunos lineamientos para el
trabajo de tesis doctoral que origino este trabajo.
En relación a las dimensiones que podemos vislumbrar la dimensión afectiva y el cuerpo no emergen
como categorías predominantes. Si se puede observar la fuerza de conceptos ordenadores que
articulan sincrónica y diacrónicamente a los sujetos como el concepto de carrera militante o trayectoria
vital. Por otro lado, se profundizan las lecturas acerca de las prácticas y procesos de socialización
política. En términos de ausencias, el género no se recupera como dimensión interviniente en los
procesos de socialización política.
Los diseños metodológicos predominantes son de corte cualitativo, principalmente incorporando
entrevistas y observaciones in situ. Sin embargo, se observa el uso de encuestas; sobre las cuales
podemos inferir dificultan el acceso a los sentidos subjetivos.
Por otro lado, no se observan metodologías que interpelen los sentidos que asumen la práctica política
de los jóvenes. Se puede inferir en este sentido, la oportunidad para avanzar en técnicas que
promuevan procesos de reflexividad provocada.
Por otro lado, es necesario profundizar la discusión acerca del clivaje derecha/izquierda cuando nos
acercamos a las experiencias contemporáneas tanto en América Latina como en Europa. En este
marco, el clivaje permite aproximarnos al sentido común (expresado como identidades políticas-
ideológicas vistas como contraproducentes y molestas) como estrategia para deconstruir los
dispositivos que operan en la subjetividad política de los jóvenes que participan en el partido político
PRO.
En términos de recorte para construir la categoría de juventudes, la variable de la edad y de la moratoria
vital (todavía están estudiando o no han logrado su plena inserción desde la mirada adultocrático)
La diada juventud(es)/derecha(s) que marcan un espacio de vacancia en la investigación en lo que
refiere a objetos contemporáneos. Asimismo, a partir de los antecedentes, se puede sostener como
valido profundizar los aportes que hace al campo esta diada: a) lo nuevo y lo vejo en prácticas político-
partidarias, b) la triangulación entre la temporalidad y la juventud, y c) un ethos moral basado en el
solidarismo (Scribano en Krieger, 2016) como construcción del otro social y d) la reactualización de las
categorías de raza, religión y género.
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1
Las prácticas militantes en la Argentina actual: las ideas, el cuerpo ¿y qué más?
Octavio Stacchiola
INCIHUSA/CONICET
Calle Bolivia 3295
Ciudad de Mendoza
Mendoza
Resumen:
Desde distintas aristas, el activismo militante ha sido abordado en la academia a partir de una
serie perspectivas que incluyen desde la configuración ideológica que involucra dicha actividad
(Vázquez, 2015) –ideas, prácticas, discursos, tradiciones, íconos, símbolos–, la cuestión
experiencial (Pozzi, 2016) –la vivencia concreta, la memoria personal– hasta incluso las
“retribuciones” –simbólicas y materiales– (Gaxie, 2015) que pueden otorgar dicha praxis. De
acuerdo a estas miradas, el ethos militante puede configurarse alrededor del compromiso y
defensa de determinadas ideas, de las trayectorias que los y las militantes desarrollan en los
espacios que participan, el soporte ético-moral que implica ponerle el cuerpo y, quizás más
solapadamente, las posibles retribuciones (conscientes o inconscientes, buscadas o no) que
puedan obtener en una organización o en el medio social. Sin embargo, este trabajo se
propone abordar una dimensión que parece poco explorada en los estudios sobre las
militancias, específicamente, partidarias. La pregunta que guía esta ponencia es: ¿cuáles son
las condiciones materiales sobre las que se dinamizan las distintas prácticas militantes? Por lo
tanto, nuestro objetivo es indagar y analizar las mediaciones objetivas que se ponen en juego
en la praxis de los y las militantes. Nos enfocaremos en dos dimensiones: por un lado, los
recursos económicos y materiales de los que se disponen (o no) para hacer actividades
militantes y, por otro lado, el origen de esos recursos (partidarios, extra-partidarios, personales,
del Estado, del sector privado). Para ello, analizaremos el caso de tres experiencias militantes
en la provincia de Mendoza en la actualidad: por una parte, la Juventud Peronista; por otra
parte, la Juventud Radical y, finalmente, la Juventud del Partido de los Trabajadores
Socialistas. Los insumos para este trabajo provienen de entrevistas en profundidad a
informantes claves de cada una de las juventudes partidarias, realizadas en 2017. A su vez,
esta ponencia se enmarca dentro de un trabajo de investigación en curso que corresponde al
desarrollo de mi tesis doctoral en CONICET, cuyo tema es la participación juvenil en Mendoza
desde el año 2001 hasta la actualidad.
Palabras claves: Juventud – Militancia – Política
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Introducción
En las últimas décadas, la juventud argentina ha transitado un largo y pormenorizado proceso
de auscultación científica y académica. Tal relevancia adquirió status sociológico cuando el
desbordante remanente de jóvenes transitaba los primeros años de la democracia y veía como,
ya no la dictadura sino el modernizante mercado de trabajo, expulsaba importantes franjas
juveniles o directamente les cerraba el ingreso. Esa juventud, observada desde el mundo
adulto, debía tender lazos con las nuevas características del régimen político y, por supuesto,
robustecerlo. Su función era constituirse como la “primera generación de jóvenes de la
democracia”. Sin embargo, a poco de andar, se vieron truncadas las posibilidades objetivas
para instaurarse como un logro de la nueva etapa. Si bien el crecimiento de la tasa del
desempleo no fue uno de los principales problemas para los jóvenes, si lo fue el problema de la
subocupación y la informalidad laboral. Las siguientes décadas, con ciclos y matices,
configuraron un elemento común intergeneracional, al punto tal que ninguno de los gobiernos
subsiguientes al de la primavera democrática, lograron perforar los pisos estadísticos “del
mundo del trabajo” en la etapa que va desde 1989 hasta la actualidad. Sobre ese suelo común
es que esta ponencia pretende poner en diálogo los condicionamientos objetivos y materiales
que atravesaron a distintas generaciones con los condicionamientos subjetivos e ideológicos
que conforman las prácticas políticas de las juventudes argentinas.
Desde distintas aristas, el activismo militante ha sido abordado en la academia a partir de una
serie perspectivas, que incluyen desde la configuración ideológica que involucra dicha actividad
(Vázquez, 2015) –ideas, prácticas, discursos, tradiciones, íconos, símbolos–, la cuestión
experiencial (Pozzi, 2016) –la vivencia concreta, la memoria personal– hasta incluso las
“retribuciones” –simbólicas y materiales– (Gaxie, 2015) que pueden otorgar dicha praxis. De
acuerdo a estas miradas, el ethos militante puede configurarse alrededor del compromiso y
defensa de determinadas ideas, de las trayectorias que los y las militantes desarrollan en los
espacios que participan, el soporte ético-moral que implica ponerle el cuerpo y, quizás más
solapadamente, las posibles retribuciones (conscientes o inconscientes, buscadas o no) que
puedan obtener en una organización o en el medio social. Sin embargo, este trabajo se
propone abordar una dimensión que parece poco explorada en los estudios sobre las
militancias, específicamente, partidarias. La pregunta que guía esta ponencia es: ¿cuáles son
las condiciones materiales sobre las que se dinamizan las distintas prácticas militantes? Por lo
tanto, nuestro objetivo es indagar y analizar las mediaciones objetivas que se ponen en juego
en la praxis de los y las militantes. Nos enfocaremos en dos dimensiones: por un lado, los
recursos económicos y materiales de los que se disponen (o no) para hacer actividades
militantes y, por otro lado, el origen de esos recursos (partidarios, extra-partidarios, personales,
del Estado, del sector privado). Para ello, analizaremos el caso de tres experiencias militantes
en la provincia de Mendoza en la actualidad: por una parte, la Juventud Peronista; por otra
parte, la Juventud Radical y, finalmente, la Juventud del Partido de los Trabajadores
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Socialistas. Los insumos para este trabajo provienen de entrevistas en profundidad a
informantes claves de cada una de las juventudes partidarias, realizadas en 2017. A su vez,
esta ponencia se enmarca dentro de un trabajo de investigación en curso que corresponde al
desarrollo de mi tesis doctoral en CONICET, cuyo tema es la participación juvenil en Mendoza
desde el año 2001 hasta la actualidad.
I.
Los estudios sobre las juventudes, de mediano e incluso corto recorrido a lo largo de la teoría
sociológica (Bonvillani, 2010), se han servido principalmente de los rudimentos conceptuales
vertidos por las corrientes norteamericanas y europeas, vinculadas a la acción colectiva y los
movimientos sociales. Este trabajo se propone comprender las cuestiones juveniles a partir de
un abordaje teórico que priorice la explicación de los procesos sociales a partir de las
condiciones materiales de existencia de los jóvenes, en el seno de las relaciones sociales y
económicas dominantes, ligadas a la lucha de clases y su historia.
Dicho anclaje, tanto teórico como metodológico, emerge a partir de una serie de
interpretaciones sociológicas en las cuales pareciera estar escindida las mediaciones objetivas
y las mediaciones subjetivas que configuran a los y las jóvenes. En primer lugar, encontramos
una profusa producción académica y científica de corte “cuantitativo” sobre las condiciones
estructurales de los y las jóvenes, sus características socio-económicas, su distribución
demográfica y su evolución por cohortes etarias, entre otros rasgos. De acuerdo, a Chaves
(2009) este tipo de trabajos tienen un enfoque “descriptivo” que busca vincular la condición
juvenil con la particular posición en la estructura social. Considerar las condiciones materiales
de existencia o la “dimensión objetiva” de un fenómeno social como mero dato estadístico es
una falencia. Sin embargo, desde una perspectiva dialéctica, no deberían descartarse cómo los
condicionamientos estructurales de los sujetos se relacionan con la dimensión socio-política de
las prácticas juveniles. Esto nos lleva a la segunda limitación que es justamente que no
aparece como insumo de análisis aquellos condicionamientos macro-estructurales para
abordar la conflictividad social, los procesos de movilización y protesta y la emergencia o
activación política de colectivos juveniles.
Este divorcio entre un enfoque dialéctico y un enfoque fenomenológico en materia de juventud
y participación política, tiene sus raíces en el abordaje de lo juvenil en términos de “movimiento
social”. Esta mirada se particulariza en los abordajes europeos, principalmente en los teóricos
de los denominados “Nuevos Movimientos Sociales” (NMS). Estos autores, al observar que los
y las jóvenes no podían distinguirse por la fuente y la identidad de sus rentas (extremando un
caracterización del marxismo reduccionista) dan una “caracterización fenoménica” del activismo
juvenil propio de los ’60. Por su parte, el marxismo en este mismo período, no visualizaba el
ascenso de la lucha de clases en términos “generacionales” como rasgo distintivo. Por lo cual,
la categoría “juventud” continuaría solapada por mucho tiempo detrás de otras nociones con
mayor peso sociológico.
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Pese a ello, es importante comprender los modos en que se desenvuelven los antagonismos
sociales, más allá de como los propios autores los autorreferencian. Una “caracterización
dialéctica” de la conflictividad social nos permite jerarquizar ciertos antagonismos sin por ello
anular los otros. Esto no significa que todos y cada uno de los conflictos sociales remitan
directa o indirectamente a la contradicción fundamental de capital vs trabajo. El marxismo no
intenta subsumir o rastrear cómo cada fenómeno social remite inexorablemente a las
determinaciones económicas en última instancia. En realidad, los modos de producción no
dictaminan un tipo concreto de política, de cultura o de ideas. Sino que configuran un contexto
dentro del cual determinados fenómenos pueden ser comprendidos y explicados. Otorga un
marco de inteligibilidad. De modo que la problemática “juvenil” es tematizada y desarrollada en
el marco del capitalismo desde una óptica particular.
Veamos ahora como tres enfoques, desde distintas miradas, abordan la cuestión del activismo
o la militancia juvenil. Un primer enfoque, en el que se ponderan las configuraciones
ideológicas de la militancia; un segundo enfoque que destaca el valor de la experiencia
militante y un tercer enfoque que se ciñe sobre las retribuciones del compromiso y la adhesión
política.
El primero de estos enfoques, tal como señala Vázquez (2015) se inscribe en la tradición de la
sociología bourdiana y trabaja la construcción de la categoría “joven” en el campo político.
Específicamente, la autora delimita su análisis en el contexto histórico-político reciente de la
Argentina, con especial énfasis en el período 2003-2015, ciclo que comprende tres gestiones
de gobierno del denominado “kirchnerismo” (Néstor Kirchner 2003-2007, Cristina Fernández de
Kirchner 2007-2011 y 2011-2015).
Entre estas novedosas experiencias organizativas aparecerá la “juventud kirchnerista” como
singular expresión. Particularmente nos interesa este enfoque porque se plantea que en el
núcleo duro de los compromisos militantes hay dos elementos fundamentales. En primer lugar,
las ideas. Las prácticas, discursos, tradiciones, íconos y símbolos de las juventudes
kirchneristas se construyen a través de la reconstrucción de una narrativa nacional y popular
como matriz identitaria del período en cuestión; la resignificación de causas militantes del
pasado traídas al momento actual; la elaboración de figuras o íconos políticos como formas de
compromiso con un proyecto; y finalmente, la defensa de la juventud militante como una causa
pública (Vázquez, 2015). En segundo lugar, el carácter performativo del compromiso militante,
esto es, el soporte ético-moral que significa “ponerle el cuerpo” a la militancia. Participar en
actividades barriales, impulsar reuniones con vecinos o, por otro lado, organizarse en centros
de estudiantes secundarios o universitarios hasta incluso participar de la gestión pública es un
modo de comprometerse con las necesidades de la gente por medio del Estado.
Un segundo enfoque, busca indagar tanto en las trayectorias como en las experiencias
vivenciales de los y las militantes. Para Pozzi (2016) existe la imagen bastante generalizada
según la cual, los procesos de politización individuales y colectivos se asemejan a una especie
de “despertar”, en donde la toma de conciencia aparece como una “revelación”. De este modo,
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lo central es lo “ideológico”, el momento de la “revelación divina” dirá Pozzi, por sobre las
vivencias de los individuos y su proceso de toma de conciencia. Desde esa perspectiva, se
“genera una autonomización de la ideología de la experiencia vivencial: uno discurre por un
camino, mientras que la vivencia puede revelar o no esta ideología” (Pozzi, 2016, p. 35).
Este enfoque tiene importantes contrastes metodológicos con el antes mencionado. Si la
relación entre ideología y praxis no es dialéctica, sino más bien mecánica y lineal, entonces la
tarea del investigador consiste simplemente en rastrear aquellos momentos o elementos
extraordinarios en los que el sujeto puede quitar el velo y acceder a la explicación real de su
realidad. El problema radica en cómo dar cuenta de la complejidad de los procesos de
politización juvenil si en muchos de los compromisos militantes median cuestiones tan
subjetivas como la afectividad, las afinidades electivas o valores tan disímiles. El giro
metodológico que plantea este segundo enfoque consiste en escrudiñar no “los momentos de
verdad” organizados dentro de un sistema de ideas y creencias sino en el proceso social vivido
(Williams, 2009). Detectar en los momentos de la cotidianeidad de las personas los modos en
que ciertos significados y valores específicos dominantes comienzan a mutar (o no) producto
de experiencias vividas. La noción de vivencia o de experiencia social es fundamental para
comprender las filiaciones políticas. Vislumbra cómo aquel sistema formal opera bajo la forma
de la conciencia práctica, no como mera forma de “adoctrinamiento” o “manipulación” de
determinados sujetos, sino como una “saturación efectiva del proceso de la vida en su totalidad
(Williams, 2009, p. 151).
El tercer enfoque sobre los procesos de politización juvenil refiere al análisis de las
retribuciones de la militancia. Gaxie (2015) a través de su investigación sobre la militancia,
principalmente en el caso del Partido Comunista Francés (PCF), intenta desmontar una de las
hipótesis dominantes sobre la militancia política: la explicación sobre la militancia es resultado
de la adhesión a una causa ideológica. De acuerdo a esta interpretación existe una inferencia
tácita según la cual quienes se incorporan a una organización política están interesados en las
cuestiones políticas, convencidos de los principios doctrinarios de la organización y están
movilizados por promover tales principios. Desde una visión weberiana o neoweberiana, Gaxie
indica que dentro la militancia política existen una serie de implicaciones como lo son las
satisfacciones, ventajas, placeres, alegrías, beneficios, gratificaciones estímulos y
recompensas que otorga esta actividad. Retribuciones (no necesariamente buscadas por los
propios militantes y muchas de ellas sin fines económicos) que pueden ser analizadas y por
tanto configuran la implicación en las actividades de una organización colectiva.
Este tercer enfoque brinda un conjunto de elementos para analizar, como veremos más
adelante, la vinculación entre las formas de ordenamiento interno que otorgan las retribuciones
a los miembros de una organización con las actividades y agenciamiento que esa organización
precisa en estructuras de poder, por ejemplo, en el Estado. En nuestros casos de estudios, las
tres juventudes partidarias analizadas tienen vinculaciones disímiles con la gestión estatal. Lo
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veremos palpablemente en aquellos partidos políticos que entienden lo público y lo estatal
como una forma de militar por, para y en el Estado.
En el próximo apartado integraremos tres dimensiones para comprender las militancias
juveniles en la Argentina post 2001. En primer lugar, observaremos algunas determinaciones
generales de los y las jóvenes a los fines de dar cuenta los condicionamientos materiales que
configuran al universo juvenil. En segundo lugar, indagaremos sobre las prácticas militantes de
las tres juventudes partidarias (Juventud Peronista –JP-, Juventud Radical –JR- y Juventud del
Partido de los Trabajadores Socialistas –JS-). En tercer lugar, veremos como las mediaciones
materiales se relacionan con las prácticas de los y las militantes.
II.
En primer término, para tener una visión macroestructural de las condiciones de vida de la
población en Argentina, debemos indicar cómo está agrupada en clases sociales dicha
población. Ajustándonos a un esquema de clases sociales definidas solamente por las
“condiciones socio-ocupacionales” (Plá, Sacco y Rodríguez de la Fuente, 2015), las clases
sociales se pueden dividir en “Clase Alta”, “Clase Media” y “Clase Obrera” a la vez que cada
una de estas clases se subdivide según las variables: condición de actividad, grupo de
ocupación, categoría de ocupación, sector de actividad, tamaño del establecimiento y rama de
actividad. La clase alta se compone de los directores de empresas. La clase media se
compone de profesionales en función específica, propietarios de pequeñas empresas, cuadros
técnicos y asimilados, pequeños productores autónomos y empleados administrativos y
vendedores. Finalmente, la clase obrera está compuesta por trabajadores especializados
autónomos, obreros calificados, obreros no calificados, trabajadores marginales y empleados
domésticos
El siguiente cuadro nos proporciona información para comprender de qué manera se
distribuyen las posiciones sociales en la Argentina (este trabajo acota su muestra al Área
Metropolitana de Buenos Aires). La clase alta en 2013 representaba menos del 1%, la clase
media casi el 42% y la clase obrera casi el 57% de la población argentina.
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Ahora bien, si realizamos un corte transversal de la sociedad argentina, de acuerdo al censo
realizado por el INDEC en 2010 los jóvenes agrupados por grupo de edad (15-29 años)
representaban aproximadamente el 25% del total de la población argentina (10 millones de
jóvenes). Según estimaciones más actualizadas (datosmacro.com), en 2017 la población
comprendida en el rango de edades antes mencionado era de 23,4% (11,9% varones y 11,5%
mujeres).
Para graficar más minuciosamente las condiciones socio-demográficas de los jóvenes
actualmente (en este caso se toma sólo la cohorte de 16 a 24 años), observaremos a
continuación algunos datos del año 2017 respecto a: 1) representación en la PEA; 2) tasa de
ocupación y desocupación; 3) distribución de los jóvenes según asistencia escolar; 4) tasa de
asalarización y 5) tasa de empleados registrados y no registrados.
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Respecto a los indicadores durante nuestro período de estudio, uno de ellos es el de la
evolución de la población en situación de pobreza. Según el Centro de Investigación y
Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA), durante el período 2004-2016 la población
en situación de pobreza pasó de un 57% de la población en 2004 a un 32% en 2016, es decir
una variación del orden del 25%. Según los últimos datos del INDEC, para el segundo trimestre
de 2017, el 31,3% de los jóvenes de 15 a 29 años se encontraba en situación de pobreza.
Lo que ha cobrado gran notoriedad desde el 2001 a esta parte, es un proceso de
recomposición generacional en términos políticos ¿cómo pensar esas prácticas políticas de las
y los jóvenes, reconociendo las particularidades del contexto socio-histórico sobre el que se
ciñen? El gran acontecimiento vital de esta generación es la crisis del 2001. Quiebre
fundacional que, según la politóloga Paula Varela (2015), se produce en tres tiempos. En
primer lugar, por la corrosión del carácter de trabajador peronista que significaron los años
noventa. En segundo lugar, por la crisis de 2001 con su combinación de deslegitimación de las
instituciones del Estado y la legitimación de la acción directa como “política desde abajo”. En
tercer lugar, por las expectativas generadas a partir de un modelo definido por el kirchnerismo
como “desarrollista con inclusión social” (con un Estado que buscaba generar las condiciones
para acceder al mercado de trabajo a través de políticas sociales inclusivas), pero con ciertas
dificultades para el otorgamiento de una ciudadanía plena.
De este modo, los jóvenes no solamente se ven profundamente atravesados por los cambios
en sus condiciones materiales de existencia, sino que entran en juego la experiencia vivida y
las expectativas. Estos tres elementos –condiciones materiales, experiencia vivida y
expectativas− fungen como terreno de posibilidad de una nueva generación.
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En torno a la primera cuestión –cambios en las condiciones materiales−, en general, las
opciones para la juventud oscilan entre la marginación frente al mercado de trabajo o el acceso
pero a costas de un empleo precarizado, tal como podemos observar en los cuadros
anteriores. La generación de jóvenes que ingresa al mercado de trabajo post década del
noventa hereda la derrota que resquebraja y lacera el “mundo de los trabajadores”, pero no la
experimenta en carne propia. Son herederos de la derrota, pero no derrotados (Varela, 2015).
Esa diferencia es sustancial. No cargan, en su experiencia inmediata, con las derrotas de la
década del 90 (…) Ellos viven esa desocupación y precarización, pero no como “paraíso perdido”
sino “como lo único que hay”. Una condición obrera con la “dignidad” que otorga el
reconocimiento del ser trabajador (vs. ser un “número”) es para ellos, o bien un relato nostálgico
de sus padres, o bien directamente inexistente (Varela, 2015, p. 9).
El cambio en la materialidad de los jóvenes está inextricablemente unido a las experiencias y
expectativas que conllevan, y por tanto, a las formas de moldear experiencias políticas. En
cuanto a la segunda cuestión −las “experiencias” más cercanas− nos encontramos ante una
nueva generación marcada por “dos ausencias”: la ausencia de la vieja condición obrera (con
todas las mediaciones simbólicas, éticas y normativas de aquel mundo obrero) y la ausencia de
derrotas, tal como señalamos con anterioridad.
La tercera cuestión, que versa sobre las “expectativas”, refiere a la mejora en las condiciones
sociales durante el primer y segundo gobierno kirchnerista (2003-2011) que permitieron a los
jóvenes aspirar a una inclusión ciudadana a través de acceder a una trayectoria escolar
completa o a un trabajo (pese a que durante todo el período no se pudo perforar el piso del
18% de jóvenes que ni estudian ni trabajan). Hecho que a posteriori se tradujo políticamente en
ciertas afinidades electivas de la juventud: aparecen en la escena pública jóvenes
comprometiéndose con esas políticas de Estado, convencidos de la participación, la militancia
y la defensa de ese “modelo de país”, revalorizando la figura del “militante político”.
Ahora bien, ¿cómo se vio reflejada está combinación de las características específicas de la
materialidad de los jóvenes durante el período, sus experiencias y expectativas con las
prácticas militantes, concretamente? Para nuestro análisis tomaremos como insumo las
entrevistas realizadas a cuadros referentes de las tres juventudes partidarias en la provincia de
Mendoza. Como señalamos en la introducción nuestro objetivo es indagar sobre los recursos
económicos y materiales de los que se disponen (o no) para hacer actividades militantes y, por
otro lado, el origen de esos recursos (partidarios, extra-partidarios, personales, del Estado o del
sector privado).
Por el lado de la JR, enfocándonos en la estructura orgánica en la que se subsume, esto es la
UCR, podemos señalar que se erige como un partido político de base popular que, más que
conducir en sus lineamientos programáticos los intereses de una clase media preexistente,
contribuyó a la formación de tal identidad social a partir de apelaciones discursivas que se
motivaban en la oportunidad político-ideológica de “representar” a una porción importante de la
sociedad argentina (Adamovsky, 2009). De esta manera, su militancia tiene un arraigo popular
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histórico pero paulatinamente fue conquistando sectores sociales ascendentes (trabajadores
calificados, profesionales, pequeños propietarios, comerciantes). En Mendoza, la UCR ha
tenido una fuerte gravitación en los destinos provinciales siendo uno de los espacios políticos
más consolidados actualmente.
En el caso de la JP, contemplando su filiación partidaria también nacional, su base social se
encuentra típicamente entre las clases populares, expresión dentro del lenguaje político del
peronismo que combina un clivaje de clase pero también una figura como la del pobre
desposeído, un “descamisado”, que es al mismo tiempo explotado y humillado (Svampa, 2005).
Sin embargo, a lo largo de su historia e incluso hasta la actualidad, el Partido Justicialista
sostiene entre sus pilares la idea de ser un espacio policlasista, que abona por la conciliación
de intereses entre diferentes clases sociales. El “peronismo” es un movimiento político y social,
con fuerte contenido nacionalista, que agrupa tanto a sectores trabajadores como a sectores
empresarios.
En tercer lugar, encontramos a la juventud de la izquierda trotskista que se referencia en
partidos de una importante tradición socialista en Argentina, en este caso, el Partido de los
Trabajadores Socialistas (PTS). Lo particular de estos partidos es que lograron sostenerse y
crecer –sobre todo entre los sectores juveniles− durante el kirchnerismo. Los jóvenes militantes
de estos partidos, desde hace siete años agrupados en un frente político-electoral (Frente de
Izquierda y de los Trabajadores, FIT) provienen de sectores trabajadores, tienen influencia en
estructuras de trabajo, donde dirigen o tienen militancia obrera y también provienen de sectores
de clase media, con importante influencia tanto en organizaciones de estudiantes universitarios
o secundarios. Están vinculados a movimientos piqueteros (Polo Obrero) o a los movimientos
de fábricas recuperadas (ex Zanon, Brukman, MadyGraf). Combinan elementos tradicionales
(presencia de un programa socialista y anticapitalista con estrategias y tácticas para influenciar,
captar o dirigir luchas y conflictos) con elementos novedosos en Argentina (participación
parlamentaria y en el caso del PTS, por ejemplo, la existencia de dirigentes y “figuras públicas”
jóvenes sub 40).
Cabe señalar que los tres militantes entrevistados pertenecen, por su origen social, a los
estratos medios de la sociedad. Si nos ajustamos a una definición en clave más típicamente
marxista, quizás podríamos encontrar más diferencias al respecto. En el caso del militante de la
JR, en lo concerniente a su lugar de procedencia geográfica, su escolarización y la
configuración socio-económica de su familia, se encuentra más cercano a sectores de la
pequeña burguesía profesional. En cambio, los militantes de la JP y la JS podrían ubicarse en
los estratos superiores de la clase obrera, si tenemos en cuenta las mismas dimensiones.
En cuanto a las articulaciones ideológicas y culturales de cada experiencia política, en el
radicalismo, la construcción de sus prácticas y discursos giran en torno a los valores
tradicionales de “austeridad”, “transparencia” y “consenso”. En la memoria colectiva, la juventud
del radicalismo expresa la lucha por el retorno de la democracia, por la reconstrucción de lazos
sociales pero también aparece la lucha contra la corrupción, contra el enriquecimiento de
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funcionarios y, en los últimos años, por el desequilibrio económico producto del crecimiento del
empleo público y los planes sociales, durante las gestiones de signo peronista.
Es la honestidad y la transparencia pero ¿por qué? Porque yo soy un convencido de que eso
debería ser algo normal. Ser honesto y transparente debería ser algo normal (…) Después está
la transformación a partir de la aplicación de la ley y último, como te digo, está la honestidad y la
transparencia, que el radicalismo se ha jactado de serlo, no digo que otros partidos no lo hayan
hecho, digo pero bueno es una bandera que a nosotros nos gusta levantar (Mariano, JR).
Por su parte, en el peronismo prevalecen valores como los de “justicia social”, “redistribución”.
Desde la mirada del Presidente de la JP, hay una conexión histórica con los orígenes del
peronismo que se reactualiza en las figuras de presidentes como Néstor Kirchner y Cristina
Fernández. Por ese puente, pasa también las imágenes de una juventud organizada y pujante.
Ese relato es tamizado y resignificado en un contexto de normalización institucional, con más
de treinta años de continuidad democrática y en la cual, el retorno de la participación política
juvenil se realiza en el orden vigente.
Nosotros uno de los objetivos más importantes de la Juventud Peronista es que todo aquel joven
que sienta inquietud por transformar su espacio, nosotros le llamamos la “justicia social” como
bandera, que sienta inquietudes por la justicia social o vocación por lo social, encuentren en la
Juventud Peronista el espacio para realizar esas inquietudes (Ramiro, JP).
En cambio, en la izquierda los horizontes tanto discursivos como las prácticas concretas giran
en torno a estrategias que buscan superar orden social vigente. Los valores y delimitaciones
éticas, el cambio en la “lógica de la vida”, quedan subordinadas a la estrategia de la
construcción partidaria, pero no de cualquier partido sino para la construcción de un espacio
político que tenga como objetivo la transición hacia el socialismo.
(…) militar en un partido de izquierda, de izquierda revolucionaria, implica un cambio de lógica,
de vida. Uno cuando se decide a construir un partido y sobre todo un partido revolucionario,
empieza a pensar desde otro lugar y todas las decisiones que uno toma se relacionan o deberían
relacionarse directamente con ese objetivo que es más profundo, digamos, que un proyecto de
vida individual. Y obviamente que implica una responsabilidad pero que es muy apasionante
cuando uno puede realmente llevar o poner en práctica las ideas y las convicciones (Tamara,
JS).
En cuanto a la dimensión subjetiva dentro de cada experiencia juvenil, se presentan
convergencias y divergencias entre los cuadros juveniles. Nos enfocaremos en dos sub-
dimensiones específicas: por un lado, los mundos sociales de pertenencia y por otro lado, las
trayectorias militantes.
Pese a provenir de sectores sociales distintos, los referentes de la JR y la JP asistieron a
establecimientos privados, en su formación secundaria y luego, en su formación universitaria, a
la universidad pública: el presidente de la JR asistió al “Instituto Superior de Enseñanza
Privada” (ISEP), el presidente de la JP al “Colegio Padre Vázquez” y ambos, a la carrera de
Derecho, en la Universidad Nacional de Cuyo. La militante de la JS, en cambio, asistió a la
Escuela Alberdi (escuela pública ubicada a 60 kms del centro mendocino, en la localidad de
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Costa de Araujo, Lavalle, en donde residía la entrevistada en su momento) y luego a la
Universidad Nacional de Cuyo.
En cuanto a sus trayectorias militantes, siguieron caminos distintos. El referente de la JR, se
inició políticamente en la agrupación “Franja Morada” (rama universitaria del radicalismo) hacia
la finalización de su carrera universitaria e inclusive fue parte del Consejo Superior por el
claustro estudiantil, durante un período. Al finalizar su carrera de grado en 2014, comenzó a
vincularse con la JR y a trabajar en la gestión del municipio de Godoy Cruz (del mismo signo
político), en donde continúa haciéndolo. En cambio, el presidente de la JP, comenzó a
desarrollar cierta “sensibilidad política” a través de sus tareas en la parroquia a la que asistía,
como coordinador de los jóvenes. Esa “vocación de servicio” fue realizada a la par de su
trayectoria por la Universidad. Si bien tuvo contacto con agrupaciones universitarias de signo
peronista, sus primeros pasos fueron directamente en el territorio. En este caso, hay un pasaje
de su “vocación de servicio” con la parroquia del barrio a una “militancia territorial” también en
el barrio, pero bajo la órbita de una estructura partidaria. Finalmente, la militante de la JS, tuvo
sus inicios en la participación en el Centro de Estudiantes de su escuela, luego en la
universidad, después de un período de no militar los primeros años de la carrera, empezó a
vincularse con la Comisión de Mujeres organizado por la Agrupación Pan y Rosas (vinculada al
PTS) y luego a militar más orgánicamente en la agrupación universitaria del PTS en la UNCuyo
llamada “La Izquierda al Frente”.
Hasta aquí hemos delimitado cuatro dimensiones de las experiencias militantes señaladas: 1)
la base social de cada una de las juventudes partidarias; 2) el origen social de los militantes; 3)
las articulaciones ideológicas y culturales de cada experiencia y 4) la dimensión subjetiva de
las experiencias (mundos sociales de pertenencia y trayectorias militantes). Veamos cómo se
materializa económicamente la praxis de los militantes relacionándolo con las posiciones
estratégicas que cada partido desarrolla.
En lo referido a la posición estratégica, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical se
encuadran dentro de la lógica del sistema democrático y republicano argentino. Esto significa
que sus modos de participación, sus estructuras organizativas, sus programas políticos, sus
demandas y el tipo de acciones desarrolladas, se ajustan a las vías y mecanismos formales de
la institucionalidad del país. Sostienen y participan de contiendas electorales; sus posiciones
políticas, discursos y planteos programáticos son presentados públicamente; y formulan sus
reclamos y demandas a través de las instituciones del Estado, de organizaciones sindicales,
estudiantiles u otras.
Por su parte, el PTS en términos generales se plantea como un partido de trabajadores
revolucionario, anticapitalista y socialista. Si bien participa de las elecciones dentro de un frente
electoral y tiene algunos escaños en el parlamento y en legislaturas provinciales, es de los
denominados partidos “anti-sistema”, ya que, dentro de sus objetivos programáticos, ésta
participación formal en el sistema no se realiza para llegar por la vía democrática al socialismo,
sino como “tribuna política” de las ideas de la izquierda. Asimismo, esta organización partidaria
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tiene entre sus postulados la independencia política de las denominadas variantes patronales
(empresarios y el Estado). En su propuesta programática partidaria se plantea la meta de
avanzar en la conquista de un gobierno de los trabajadores y de los sectores oprimidos que
rompa paulatinamente con el capitalismo, con el objetivo de orientar la economía y todos los
recursos al servicio de las necesidades de las grandes mayorías y no de las ganancias de los
sectores económicos más concentrados.
Las actividades militantes en el caso de las juventudes partidarias del PJ y la UCR son
financiadas, principalmente, fruto de la recaudación que hace el partido a los funcionarios que
se encuentran en la gestión estatal, en los distintos niveles de la administración. Dicha forma
de financiamiento se encuentra plasmada en las cartas orgánicas de ambos partidos. En el
caso de la UCR, se pueden dividir en 6 formas de contribuir al tesoro partidario: 1) por una
cuota mensual de los delegados de la H. Convención Nacional y del Comité Nacional; 2) por el
diez por ciento (10%) de los emolumentos de los representantes electivos del partido en el
orden nacional; 3) por el diez por ciento (10%) del sueldo que perciban los afiliados al partido
que ocupen un cargo político, que no sea de carrera, en la función pública nacional en los
poderes Ejecutivo y Legislativo, bancos nacionales, entes autárquicos, descentralizados,
empresas y sociedades del Estado, desde la máxima jerarquía hasta el nivel de Subdirector
nacional, Subsecretario de Cámara o de bloque parlamentario, o similar si tuviere otra
designación y funcionarios de las Universidades Nacionales; 4) Por la contribución que hará
cada distrito al Tesoro del partido con el diez por ciento (10%) de su recaudación ordinaria
mensual; 5) con las contribuciones de afiliados y simpatizantes de acuerdo a lo establecido en
la ley y 6) por las demás entradas que por cualquier concepto perciba el partido.
En el caso del PJ, el patrimonio del partido se forma con: 1) las contribuciones de los afiliados
en todo el territorio de la Nación; 2) el diez por ciento (10%) de las retribuciones que perciban
los legisladores nacionales; 3) el veinte por ciento (20%) de las contribuciones que corresponda
recibir a las autoridades partidarias de los Distritos de acuerdo a las disposiciones del artículo
18 de la ley 25600, y artículos reglamentarios concordantes o de cualquier otro semejante que
se establezca en lo sucesivo y 4) los aportes, donaciones o ingresos de cualquier naturaleza
que se efectuaran voluntariamente y que no están prohibidas por las leyes.
En el caso del PTS también existen una serie de disposiciones orgánicas, según las cuales el
patrimonio del partido se constituye a partir de: 1) las contribuciones de los afiliados; 2) los
subsidios del Estado; 3) las contribuciones que, por cualquier concepto, perciban los
legisladores electos por el partido y los afiliados que desempeñen cualquier otro tipo de cargo
público electivo en representación del Partido, con la obligatoriedad que esta contribución sea
del 50% de lo percibido mensualmente y 4) los ingresos provenientes de cualquier otro medio
licito. En el caso del PTS, existe un apartado de “incompatibilidades” respecto a que los
representantes del partido electos para cargos públicos no pueden tener vínculos ni con
empresas ni con empresarios. Tampoco los afiliados partidarios pueden asesorar a
corporaciones empresarias ni ejercer representación patronal en conflictos de trabajo.
14
Existe, por supuesto, diferencias de escalaridad de los dos partidos tradicionales (PJ y UCR)
con respecto a un partido minoritario con poco más de 30 años de trayectoria con una muy
reciente participación en el terreno legislativo (5 años aproximadamente) y ninguna experiencia
en la gestión pública. Con lo cual, los recursos económicos administrados por unos y otros
difieren ampliamente. Por ello es que en el caso de los militantes de la JP y la JR no es muy
común, según los entrevistados, realizar un aporte individual, ya sea mensual o anual. Una
práctica usual entre los militantes que desean realizar algún tipo de actividad barrial o en el
territorio y que tienen vínculo con funcionarios en la administración, es gestionar directamente
los recursos. Asimismo, esto es aceptado por quienes conjugan su militancia con el trabajo en
gestión pública.
A veces no es mucho y nos brindan apoyo directamente los dirigentes de plata de su bolsillo
(Mariano, JR).
También pueden observarse que hay diferencias programáticas entre unos y otros. Sobre todo
con respecto a los aportes extra-partidarios. En general, el PJ y la UCR están abiertos a recibir
aportes económicos del sector privado, ya sean particulares o empresas. Sin embargo, el PTS,
tal como lo indica su enmienda, establece algunas normas para limitar e incluso reducir a su
mínima expresión cualquier aporte extra-partidario, sobre todo que provenga de los que
denominan los “sectores patronales”. En general, los militantes de este partido de izquierda
sostienen mayormente la organización partidaria a través de lo que se denominan las
“cotizaciones” y las campañas financieras. Una cotización es un aporte económico obligatorio
que debe realizar cada uno de los militantes de forma mensual y acorde a sus posibilidades
económicas.
Sí, desde que empecé a militar cotizo para el partido y me parece que es importante porque
implica que el partido pueda tener independencia política de los empresarios que por ejemplo
financian muchas veces a otros partido como el PJ o la UCR, de la Iglesia Católica y por eso
podemos denunciar, eso significa tener independencia política. Eso es independencia, poder
denunciar a todos aquellos que son cómplices del Estado capitalista y por ende de la opresión y
la explotación de millones de personas (Tamara, JS).
Por otro lado, están las campañas financieras, generalmente dos veces al año, coincidentes
con el cobro del aguinaldo, en caso de que estos sean pagados en dos veces.
Conclusiones
La implosión participativa de la ciudadanía en 2001, fue retomada por el kirchnerismo para
regenerar confianza en una nueva institucionalidad, a fuerza de dos procesos convergentes:
por un lado, a partir de la violenta represión de los sectores más politizados, consumada entre
fines de 2001 y principios de 2003 –previo al triunfo de Néstor Kirchner−, que exigían la
renovación política de todo el régimen y, por otro lado, en función de cierta integración al
Estado de un conjunto de movimientos sociales y demandas que no encontraban eco en
gobiernos anteriores. A partir de una retórica anti-neoliberal y con gestos políticos de alto valor
simbólico, los sectores juveniles van a emerger con un creciente protagonismo público, con
15
discursos y demandas propias, e incorporándose al nuevo tablero político, con un peso
notoriamente en ascenso. Este cambio de época para algunas juventudes partidarias va a
reflejarse en su participación dentro del sistema político institucional como el polo más
dinámico y como portador de un nuevo ethos político transformador. Sin embargo, no es menor
destacar que la juventud que logró acceder a este tipo de espacios pertenece en su mayoría a
los sectores medios de la Argentina, persistiendo aún hoy el confinamiento de la juventud de
las clases populares hacia las márgenes de la política institucional.
Como señalamos en la introducción, este trabajo tenía como premisa teórica-metodológica un
enfoque dialéctico que prioriza la explicación de los procesos sociales a partir de las
condiciones materiales de existencia, la lucha de clases y su historia. De modo muy somero se
ha intentado a lo largo del trabajo exponer como los cambios en la materialidad de las
juventudes argentinas post 2001 pivotearon entre el mejoramiento de algunos indicadores
sociales con desigual suerte en materia de inserción laboral y mejoramiento de las condiciones
económicas. Una de las características persistentes del período analizado es que se
continuaron arrastrando viejos problemas. Como contracara del modelo kirchnerista, aquella
parcial inclusión ciudadana para un sector de la juventud quedó trunca al no superarse
objetivamente más allá de los límites de la pobreza. Si una franja juvenil antes era pobre y sin
trabajo, ahora pasarían a ser jóvenes pobres pero con trabajo (precario). Esto derivó en un
débil empoderamiento de la juventud de los sectores más postergados.
Así todo, el 2001 fungió como bautismo político para una generación de jóvenes que se
encolumnaría detrás del modelo kirchnerista aunque también abrió la condición de posibilidad
de otras experiencias políticas. La construcción de la juventud como causa pública desde el
Estado (Vázquez, 2015) dinamizó una serie de retribuciones que se vieron materializadas en la
órbita estatal. La nueva matriz estatal se constituyó como una fuerza centrífuga para la
militancia. El trabajo en el Estado para esta juventud comenzó a asociarse al compromiso
militante, la responsabilidad, a vincular al Estado con los barrios. Tanto la JP como la JR fueron
poblando lentamente el terreno estatal, quizás la JR con una vocación más asentada en la
eficacia y eficiencia de la instrumentación de las políticas públicas y la JP con una mirada
menos tecnocrática y más referenciada en la idea del Estado como redistribuidor de la riqueza
y como regulador de las deficiencias del mercado. Pero claramente, lo estatal se configuró
como una forma de militancia por y para el Estado para ambas juventudes partidarias, como
hecho distintivo de la época –no único.
Por otro lado, pese a la baja o mediana intensidad de las lucha políticas durante el período
2004-2015, se abrieron una serie de ventanas para otras experiencias. El aumento de los
conflictos laborales no conducidos por los sindicatos, los persistentes niveles de precariedad
laboral en muchos sectores (sobre todo en “Servicios”) y la emergencia de demandas por
violencia institucional o cuestiones de género dieron lugar a voces como la de la juventud de
izquierda. Más que una “revelación” ideológica de los asuntos que atravesaba la juventud, la
izquierda trostkista pudo amalgamar políticamente a un conjunto de jóvenes que en su
16
experiencia vital (Pozzi, 2016) combinaban períodos de desempleo-inestabilidad laboral con
otros sectores de las capas medias que veían un curso errático del kirchnerismo en
determinados aspectos.
Finalmente, en lo atinente a la materialidad de las prácticas militantes, se pudo observar que
las juventudes partidarias del peronismo y del radicalismo, se manifiestan más aceitadas en el
agenciamiento de recursos económicos (estatales y/o del sector privado) partidarios y extra-
partidarios, para llevar a cabo sus actividades militantes. Esta dimensión ha sido poco
explorada en los estudios sobre la militancia juvenil y creemos que cumple un papel
fundamental, más allá de los compromisos, las ideas y las retribuciones militantes. La juventud
de izquierda, en cambio, está menos familiarizada con la gestión de importantes recursos
económicos, producto tanto de su baja participación en el universo estatal como de sus
delimitaciones programáticas, entre ellas, el principio de autogestionar la organización
partidaria a partir de los aportes de su base militante y simpatizantes.
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SOBRE BANDERAS EN ALTO O LO QUE LOS JÓVENES CORDOBESES
MILITANTES DICEN1
Cargnelutti, Jennifer D. Facultad de Filosofía y Humanidades-UNC,
[email protected], Marcelo T. de Alvear 868, Córdoba Capital, Córdoba
Molina, Florencia D. Facultad de Filosofía y Humanidades-UNC, [email protected],
Obispo Trejo 1094, Córdoba Capital, Córdoba
Vílchez, Valentina. Facultad de Filosofía y Humanidades-UNC, [email protected],
Buenos Aires 578, Córdoba Capital, Córdoba
GT 2: Acción, participación, opciones y estrategias políticas
Resumen
El artículo se sustenta en los resultados obtenidos de la investigación enmarcada en el
proyecto “Jóvenes y discursos. Los sujetos dicen sus territorios”, cuyo objetivo es indagar qué
representaciones sobre sus territorios discursivizan los jóvenes en Córdoba y cómo
significan/afeccionan su espacio en tanto “lugar obrado” (De Certeau, 1996).
Reconocidos autores como Saintout (2009), Biagini (2012) y Núñez (2013) obran como lentes
para enriquecer la mirada acerca de lo que dicen los jóvenes cordobeses sobre la política, la
militancia y el territorio, destacándose en sus relatos la portación de significaciones, ideales y
convicciones propias que, no obstante, mantienen la esencia de lucha por aquello que es
compartido por un grupo y digno de ser defendido en los espacios que habitan y de los que se
sienten parte.
Realizamos una muestra intencional de quince entrevistas a hombres y mujeres que participen
o hayan participado en organizaciones como partidos políticos, agrupaciones políticas
universitarias, agrupaciones barriales, y centros de estudiantes. Los entrevistados son
estudiantes universitarios entre 17 y 25 años, provenientes del interior y capital de la provincia.
La metodología es de corte cualitativo con representatividad tipológica y no estadística
(Merlino, 2009).
En Córdoba las disputas de los jóvenes en tiempos de la Reforma Universitaria de 1918
politizaron el territorio al hacer de la Academia un espacio de litigio. A partir de allí, como
equipo de investigación nos preguntamos: ¿en qué medida y con qué modalidades retoman o
refutan los jóvenes cordobeses hoy aquella tradición libertaria?, ¿cómo gestionan el territorio
urbano? Algunas respuestas son las que deseamos compartir en el siguiente artículo.
Palabras claves: Jóvenes – Militancia – Territorio.
1 Una versión de este texto se halla en proceso de publicación en el E-book: Jóvenes y
discursos. Los sujetos dicen su territorio. Borioli, G.& otros. (2018) Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades – UNC.
Introducción
En tiempos de fronteras porosas y errancia de sujetos, de refugiados que abandonan su patria
para buscar asilo y recursos en otros países, de diásporas de la esperanza, del terror y de la
desesperación2, de las ciudades como maquinarias y héroes de la modernidad
3y de una
condición generalizada del desarraigo, resulta central la reflexión sobre la incidencia del
componente geográfico-espacial en las historias, las vidas y las prácticas.
En la búsqueda por advertir lógicas según las voces de los actores, el tópico del espacio ha
apuntado en nuestra investigación4 por lo menos en dos sentidos: en torno de los vínculos
entre el espacio en que se vive y el sujeto que se construye y en torno del sistema que
distribuye sujetos en el espacio y espacios a los sujetos. En efecto: pensar sujetos es pensar el
espacio que habitan5.
Centrándonos en los jóvenes, como equipo de investigación nos preguntamos: ¿cuáles son los
nuevos modos de agrupaciones?, ¿con qué se teje el lazo? En Córdoba las disputas de los
jóvenes en tiempos de la Reforma Universitaria de 1918 politizaron el territorio al hacer de la
Academia un espacio de litigio. Ahora bien, ¿en qué medida y con qué modalidades retoman o
refutan los jóvenes cordobeses hoy aquella tradición libertaria?, ¿cómo gestionan el territorio
urbano? Algunas respuestas son las que deseamos compartir en este artículo, en el que
buscamos poner de manifiesto las voces de los jóvenes militantes cordobeses. Para ello nos
apoyamos en la idea de espacio de la ciudad como producto de las formas de las prácticas
sociales, como “resultado de una historia que debe concebirse como el trabajo de agentes o de
actores sociales, de sujetos colectivos”6 y de espacio como efecto producido por las
operaciones que lo orientan, lo circunstancian, lo temporalizan y lo llevan a funcionar como una
unidad polivalente de programas conflictuales o de proximidades contractuales (...). En suma,
el espacio es un lugar practicado7.
Soy lo que sostiene mi bandera8
Banderas en tu corazón, yo quiero verlas
2Appadurai, 2001.
3de Certeau, 1996.
4Los resultados aquí presentados se enmarcan en el proyecto de investigación: Jóvenes y
discursos: los sujetos dicen sus territorios, dirigido por la Mgtr. Gloria Borioli y la Esp. Ivana Fantino, llevado a cabo durante el bienio 2016-2017, radicado en la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. 5Lefèbvre, 1974; Santos, 2000.
6Lefèbvre, 2003, p. 137.
7De Certeau, 1996, p. 129.
8Título tomado de la canción “Latinoamérica” de Calle 13.
ondeando, luzca el sol o no
¡Banderas rojas! ¡Banderas negras!
de lienzo blanco en tu corazón.
(Juguetes perdidos, 1996, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).
Desde el año 5.000 a.C en Persia, en Babilonia, en relatos de la salida de los hebreos de
Egipto descriptas en el Antiguo Testamento aparecen alusiones a las banderas. Sin embargo,
trasladándonos más al oriente, el pueblo de China es el primero que utilizó las banderas tal y
como las conocemos. Los chinos las transmitieron a los mongoles, cuyo ejército, comandado
por Ghengis Khan, fue el primero en emplearlas como forma de comunicación; desde entonces
se comenzaron a utilizarse en India, en Persia, en Roma y al resto de Europa.
En el S. XI, durante la Edad Media, los estandartes comenzaron a utilizarse para representar a
los reinos que poseían tierras y dominios, y también se estrenaron como señal de distinción en
el mar. Fue en 1297, cuando el rey Eduardo I de Inglaterra, por primera vez, obligó a sus
barcos a emplearlas como signos de identificación nacional.
A lo largo del siglo XVI, las ciudades comenzaron a adoptar diferentes banderas como
símbolos de identificación, lo que hizo necesario que se produjera la estandarización de los
colores y los signos. Las banderas pretenden representar también ideologías. Un ejemplo es la
bandera de Francia que se crea en la Revolución acompañada de las ideas liberales “Libertad,
Igualdad y Fraternidad”.
Finalmente, a partir del S. XX las banderas se institucionalizan como insignias de gobiernos,
agencias oficiales, fuerzas armadas, universidades, partidos políticos, marcas comerciales, etc.
Ahora bien, ¿cuál es el sentido de señalar el origen de las banderas en una investigación
acerca de jóvenes, territorios y militancia? Lo que en este escrito pretendemos es demostrar, a
partir de los resultados obtenidos, que los jóvenes de la provincia de Córdoba que
entrevistamos manifiestan en sus discursos la portación de banderas, colores y significaciones
propias que, a su vez, mantienen la esencia de lucha por aquello que es compartido por un
grupo y digno de ser defendido en los espacios que habitan y de los que se sienten parte.
Concibiendo a la militancia como la pertenencia a una organización social a la cual los sujetos
adhieren y defienden sus principios, ideas y valores, realizamos una muestra intencional
formada de quince entrevistas seleccionando a hombres y mujeres que participen o hayan
participado en diversas organizaciones como partidos políticos, agrupaciones universitarias,
agrupaciones barriales, centros de estudiantes de distintas líneas políticas. Los entrevistados
son estudiantes universitarios, entre 17 a 25 años, provenientes del interior y capital de la
provincia. La recolección de datos es en base a entrevistas en profundidad de corte cualitativo
con representatividad tipológica y no estadística9.
Al reflexionar sobre los jóvenes, nos posicionamos desde el enfoque generacional cuya
perspectiva considera a la “juventud como experiencia vital y noción socio-histórica definida en
clave relacional, más que etaria o biológica”10
.
A partir del discurso de los entrevistados conformamos el campo semántico de la militancia:
territorio, lucha, política y banderas. A continuación desarrollaremos entonces las
significaciones que se desprenden de estos componentes.
Militancia, un territorio de estrategia
Hablar de territorios hace surgir la idea del territorio en términos espaciales, el territorio como
una geografía, con sus características específicas, con sus delimitaciones. Sin embargo, las
Ciencias Sociales invitan hoy a pensar al territorio desde nuevos sentidos y nociones para
comprender la complejidad de los fenómenos sociales.
En Latinoamérica se concibe al territorio como espacio de disputa a partir del auge de los
movimientos sociales -de campesinos, de pueblos ancestrales, de nativos- mediante la
intervención en búsqueda de la transformación social y la lucha contra la dimensión estructural
de la desigualdad. A partir de esta nueva matriz de participación social, se empieza a pensar al
territorio desde una concepción política11
; se lo inviste de sentido, de pertenencia, de
resistencia, como un valor en disputa. Así aparece el concepto en las voces de los jóvenes
entrevistados:
-Yo creo que el territorio es el espacio donde uno ve la fertilidad para hacer
cosas y donde uno se siente parte de ese lugar, como con un sentido de
pertenencia... si uno milita para algo porque lo mueve algo, necesariamente me
parece que se está sintiendo parte de un colectivo o un territorio. […] la
militancia se convierte en territorio o en el territorio uno empieza a formar su
militancia (RT, 23 años)
-...el módulo12
como espacio de militancia intenta en nuestro territorio (que es la
facultad) disputar nuevos sentidos a lo que viene circulando en la Facultad, que
más allá de ser un espacio físico es un territorio porque supone otras cosas […]
ese espacio más esas lógicas constituyen el territorio... […] la UNC es un
territorio, Córdoba es un territorio, por lo tanto son espacios de militancia...
Puede ser cualquiera el territorio, cada uno se genera su territorio de militancia,
9Merlino, 2009.
10 Vommaro, 2015, p. 19.
11Villegas Guzmán, (2014); Basconzuelo y Quiroga, (2014); Arias, (2013).
12Módulo de Salud Comunitaria. Espacio curricular de la carrera de Medicina, UNC.
no hace falta que sea siempre el mismo y se tiene que saber localizar para
saber dónde se está actuando o no. (GP, 25 años)
-Como territorio... Hay dos planos si querés de esa frase, hay una parte que es
lo que es territorio más geográficamente si querés, que es un poco laburo en
diferentes sectores sobre todo barrios […] La frase también lo que me sugiere
es un poco de un territorio […] en cuanto a las ideas. Un territorio ideológico si
se quiere, en el cual entran a jugar muchas interpretaciones de la realidad para
intentar cambiarlo, qué sé yo, a mí me parece que dentro de ese territorio
también existen diferentes pujas y sectores en cuanto a la visión que tienen para
intentar cambiar la realidad. (JPA, 23 años)
Se advierte aquí que los jóvenes consideran la militancia como territorio en tanto es el espacio
en el cual se organizan, coordinan y realizan acciones colectivas con el objetivo principal de
modificar alguna situación de la realidad social.
No solo el territorio permanece en su estado físico - geográfico como espacio de despliegue de
acciones y lenguajes. La idea de territorio se encuentra atravesada por un componente
ideológico que construye, disputa y/o comparte sentidos y significados acerca de una
determinada forma de ver y estar en la realidad. Este componente es lo que moviliza a los
sujetos a militar y habitar distintos territorios: la Universidad, la escuela, los barrios, sus lugares
de trabajo. Ahora bien, para lograr ello es necesario ganar ciertas batallas e izar la bandera que
represente lo que allí se pone en juego.
Expresiones como lucha, batalla, conquista remiten a instancias de conflicto de intereses, a
tensiones entre fuerzas, a dar la vida -si es necesario- en defensa de una convicción. Aunque
estos términos estén ligados a revoluciones, a conflictos históricos entre países por cuestiones
de territorio, de religiosidad o de poder, la batalla, en este contexto, significa la lucha entre
jóvenes que pertenecen a diversas organizaciones sociales y buscan distinguirse frente al
quien hace las veces de adversario o partido opositor; distinción no sólo ideológica sino
también territorial, en tanto barrios, zonas de intervención: inherente a la lucha aparece la
militancia y su puesta en acto. Sobre esto, resulta significativa la voz de un entrevistado:
-Para mí la militancia es hacer patria, es luchar por los derechos no solo de los
estudiantes, sino de los ciudadanos en general, por algo también, militamos en
el territorio barrial, para mí la militancia es luchar. La lucha por un país más libre
y más democrático, por una Universidad más justa, es (...) levantar banderas,
también levantar banderas por aquellos que, nos han dejado todo lo que hoy
tenemos. (CB, 20 años)
En las batallas que los jóvenes participan pudimos identificar dos maneras de posicionarse. Por
un lado, denominamos participación coyuntural aquella en la cual subyace la intencionalidad de
querer cambiar, irrumpir o revertir una situación puntual que genera molestia. En este sentido,
se manifestó: “la política es sucia”, “me metí en política porque las cosas estaban mal”, “lucho
contra el neoliberalismo”. Por otro, una participación perenne, más difusa y extendida, que
implica hacer política en cada acción, en el intercambio cotidiano con otros, en decisiones, en
acuerdos o desacuerdos, los jóvenes expresaban: “la política está hasta en un asado”, “el
trabajar es política”. Más allá de las diferencias enunciadas por los jóvenes militantes al
identificarse y representar organizaciones políticas, todos los entrevistados convergen en
defender la justicia social, la democracia y los Derechos Humanos, acompañar a barrios
vulnerados geográfica, social y económicamente combatiendo las desigualdades sociales y la
corrupción.
Trátese de una participación coyuntural o perenne, los jóvenes hacen política cuando su
intención prima independientemente de que su entorno más cercano haga o no política. Así,
siguiendo con la analogía, cuando hay una batalla hay un enfrentamiento -al menos- entre dos
bandos, sin embargo, en la “batalla de la militancia” no es menester que quienes se enfrentan
posean conocimientos absolutos sobre cómo combatir, sino que las juventudes militantes sean
participantes activas de ella a través de sus intervenciones políticas.
Jóvenes y política: posibilidad de transformación social
“No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer
y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una
nueva Argentina a través de los jóvenes…
No se lamenten los viejos de que los recién venidos
ocupen los primeros puestos de la fila;
porque siempre es así: se gana con los nuevos”
(Carta de Arturo Jauretche a Ernesto Sábato; Montevideo, septiembre de 1956)
La figura de los jóvenes militantes ha sido protagonista de grandes escenarios conflictivos que
han marcado el rumbo de una nación. Si realizamos un recorrido histórico podríamos comenzar
desde la participación de las juventudes en el contexto internacional con el Mayo Francés.
Continuando en la escena nacional con el Cordobazo, seguido por la lucha de los jóvenes
militantes desaparecidos en la última dictadura cívico-militar, y proseguir con la participación en
los actos de repudio por las políticas neoliberales desencadenantes de la profunda crisis del
2001,que generó posteriormente una militancia juvenil más comprometida y activa.
Los jóvenes que entrevistamos recuperan en sus palabras los sentidos de estas huellas
históricas, se ven a sí mismos como parte de esas luchas en las que no estuvieron presentes
físicamente pero de las que comparten ideales, valores y principios relacionados con la
democracia y los Derechos Humanos. Reconocemos a un colectivo de jóvenes que asume
responsabilidades, posicionamientos y decide participar en la sociedad tanto en el ámbito de lo
público como de lo privado, en el trabajo con el otro y en el trabajo con uno mismo. Participar
en una organización social, partido político u ONG refiere al orden de lo público, donde cada
joven se encuentra con su colectivo; pero a su vez, cuando los jóvenes portan su voz y la
defienden desde una dimensión personal remiten al orden de lo privado. Pues señalan que ser
militante es serlo en todo momento “caminando por la calle”, “en un asado familiar”, “llevando
una remera que me identifica”, porque se trata de una forma de ser y vivir propia del joven
militante.
En palabras como “[la política es una] herramienta, está en las relaciones y en las acciones que
transforman algo. Está en todo lo que uno hace” identificamos que el ser militante conlleva una
práctica política de intervención y transformación de la realidad, permitiéndonos coincidir con
Irusta cuando afirma que “el militante político es una manera sui generis de articular una
práctica política y una dimensión personal” (2015, p.109), por ello consideramos a la política
como dimensión instituyente de la subjetividad.
Hacia el final del recorrido…
Estar juntos, estar entre varios, estar entre diferencias (...)
(Carlos Skliar, 2015)
Los jóvenes reconocen la necesidad de concientizar por qué somos como estamos siendo o
por qué vivimos como vivimos, señalando también que lo político se expresa en la convivencia
con el otro. El otro que es distinto, el otro que no acuerda con mis ideas, no obstante, es el otro
a quien tengo que respetar, el otro a quien tengo que “prestar” mi oído y compartir mi voz,
resaltando la importancia del diálogo, la escucha y la búsqueda de acuerdos para convivir en
sociedad.
Para finalizar Skliar afirma:
“Lo político no nos preexiste. Se hilvana en la duración de cada encuentro entre
hombres y mujeres (...) y se diluye cuando mujeres y hombres se dispersan, se
evaden, se ignoran, se violentan. Lo político acaba allí donde hombres y
mujeres dejan de mirarse, dejan de hablarse, dejan de hacer cosas juntos”13
.
Más adelante, retomando a Arendt expone:
“El poder de la política sólo es realidad donde la palabra y acto no se han
separado, donde las palabras no están vacías y los hechos no son brutales,
donde las palabras no se emplean para velar intenciones sino para descubrir
realidades y los actos no se usan para violar sino para establecer relaciones y
crear nuevas realidades”14
13
Skliar, 2015, p. 41. 14
Arendt (2008) en Skliar, 2015, p. 41.
Es válido destacar, entonces que para los jóvenes de nuestra ciudad, en sus
heterogeneidades, comparten una idea de militancia como bandera de lucha política y de lo
político, una lucha que es dada en un contexto específico y que entonces se enclava en unos
territorios físicos, pero también simbólicos determinados. Sus voces manifiestan:
-Todas las agrupaciones políticas, hablando de agrupaciones, levantan
banderas y luchan por los derechos, y, me parece que todas las marchas se
hacen para que se cumpla algún derecho, ¿no? (CB, 24 años)
-Para mí la militancia (…) es una forma de hacer política que tiene mucho más
peso que opinar de política porque sí, tiene mucho más peso porque estás
llevando, por así decirlo, una bandera o una política en especial, en
representación de alguien o vos representando a otro que esté con alguien para
llevar a cabo algún proyecto o cambiar algo (V, 17 años).
Creemos que no es casual que elijan pensar su militancia desde la imagen de “levantar y
defender una bandera” en tanto las banderas son un elemento de comunicación, de
identificación de un grupo, cuyo factor más importante para perdurar es que sean aceptadas
por las personas a las que representan; si no hay identificación, es absurdo que existan. Pues
los jóvenes son producidos, señala Vommaro (2015), por el sistema de dominación, pero como
colectivos organizados son productores, de resistencias, prácticas alternativas, creaciones.
Desde allí, las banderas flamean en lo alto cuando los jóvenes que militan intervienen en
barrios, en centros de estudiantes, en las marchas al paso de la multitud convocada para que
el acto revolucionario suceda cada vez que se conquistan derechos.
Tras el recorrido realizado a partir de las voces de los jóvenes entrevistados, retomamos el
epígrafe que acompaña el inicio de este escrito: elegido porque condensa los significados
puestos en juego aquí. Con él quisimos referir a la convicción que emerge de las palabras de
los jóvenes al hablar sobre sus prácticas de militancia, sus prácticas políticas; convicción que
se refleja en la portación de banderas que levantan más allá de los triunfos o pérdidas propios
de la lucha en la que están inmersos en tanto existen múltiples banderas, en tanto somos seres
distintos habitando un mismo mundo, pero pensable con distintos paradigmas.
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Las políticas públicas entre el andar y el desandar: El voto joven en la escuela secundaria.
Fernández Natalia Lucinda
Facultad de Filosofía y Letras - UBA/ Argentina [email protected]
GT 2 Palabras clave: voto joven; escuela secundaria; partidos políticos Resumen: Desde el año 2005 el Estado nacional argentino ha promovido una serie de políticas públicas y leyes en consecuencia, que han transformado el discurso jurídico sobre la niñez y la adolescencia recuperando la Convención internacional de los Derechos del Niño del año 1989 que fuere incorporada a nuestro texto constitucional en el año 1994
1. De esta manera, se
reconoce a los niños, las niñas y adolescentes como sujetos de derechos con capacidades progresivas de actuación. Esto se trata de una transformación sobre el viejo paradigma tutelar de la infancia. Asimismo, se han producido e impulsado políticas educativas, con la sanción de la Ley de Educación Nacional en el año 2006, sobre la escuela secundaria; y se ha declarado su obligatoriedad. Dentro del abanico de reformas que ha promovido el Estado nacional la llamada “nueva escuela secundaria”
2 se plantea, por un lado, en reconocer la centralidad de las
juventudes y sus prácticas; y por el otro, la inclusión de las y los jóvenes, esos que no eran sus destinatarios originarios. En este orden, la relación de las juventudes y la política también fue objeto de cambio en otros planos. En el año 2012, en nuestro país se reconocen los derechos políticos a las y los jóvenes de 16 y 17 años de edad
3, reforma legislativa que ha sido llamada
“Voto joven”. El presente artículo presenta parte de las indagaciones realizadas en el marco de la tesis de la Maestría en Educación: Pedagogías Críticas y Problemáticas Socioeducativas, dependiente de la Secretaria de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Bueno Aires. Esta investigación, se desarrolla desde un enfoque cualitativo y se llevó a cabo en una escuela secundaria del Gran Buenos Aires sur.
La escuela, el voto joven y la política partidaria.
El voto ha significado a lo largo de la historia una bandera de lucha de las clases oprimidas e
invisibilizadas para su reconocimiento; y también, una herramienta que ha sostenido y
permitido el desarrollo de los procesos políticos embarcados en la democracia liberal desde el
siglo XIX, tanto en Europa como en el continente americano. En el rio de la plata, el uso del
sufragio fue la fuerza legitimadora del voto de masas para las elites ya constituidas como
dirigentes. Los derechos políticos se han transformado a lo largo de la historia y hacen
referencia a potestades de participación en la esfera pública más allá de la posibilidad de ser
un elector activo –sufragante-. Es decir, los derechos políticos tienen que ver con la
participación en lo público, en las estructuras partidarias y en los procesos eleccionarios, donde
se disputa tanto el poder como el acceso a los cargos, a la información, a la comunicación, a la
1 Argentina firma y ratifica la Convención de los Derechos del Niño en el año 1990 y se le otorga jerarquía
constitucional en el año 1994 mediante el artículo 75 inc. 22 (Constitución Argentina) 2 Resolución C.F.E. Nº 84/09
3 Ley de ciudadanía Argentina núm. 26.774, sancionada octubre 31 de 2012 y promulgada noviembre 1 de 2012
libertad de expresión, a poder manifestarse, asociarse, debatir, deliberar; y hasta resistir. Esto,
haciendo un intento por enumerarlos, sin embargo, los derechos políticos no son una categoría
precisa, determinada y estática; y votar, no solo reviste un derecho sino una función pública, un
deber y un poder político (Joaquín V. González como se citó en Zarini, 1998). El sufragio es un
elemento significante para la democracia, en sus distintas formas aunque se lo relaciona bajo
el símbolo de la democracia representativa. La democracia es un terreno de lucha que va
edificándose en los distintos procesos históricos con el desarrollo de las prácticas sociales que
configuran relaciones de poder y la formación de significados por los sujetos. Como dicen
Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, (1986) “la democracia da paso a la experiencia de una
sociedad que no puede ser aprehendida ni controlada, en la cual se proclamará soberano al
pueblo, pero en la cual su identidad jamás se dará de manera definitiva, sino que permanecerá
latente” (como se citó en Giroux, 1998, p. 54).
Por su parte, los partidos políticos tienen un rol fundamental en el sistema político argentino, el
“aparato de gobierno” para Weber (1922); y son instituciones fundamentales para nuestra
democracia contemporánea. Desde la sociología alemana del siglo XX se va a hablar de
“Estado de partidos” a partir de su inclusión en la Ley Fundamental de Bonn en 1949. Así, va a
decir Grewe (1980) que el Estado de partidos es “... un tipo de estado cuya vida política y
constitucional está predominantemente marcada por la existencia y la función dominadora y
determinante de los partidos políticos” (p. 351). La Constitución Nacional Argentina los va a
incorporar a su texto en el año 19944 pretendiendo potenciar el pluralismo en la representación
política. Los partidos han tenido incidencia en el siglo XX en los procesos culturales, como en
el caso de los partidos políticos de las clases medias y populares que también eran espacios
de la cultura donde se construían proyectos, desde el punto de vista intelectual, para la
transformación. Por ejemplo, ha sido muy importante la labor cultural promovida por el Partido
socialista en las primeras décadas del siglo XX en nuestro país. Dice Wortman (2003) “Una
izquierda reformista y ecléctica funda las instituciones de difusión cultural –bibliotecas
populares, centros de conferencias, editoriales, revistas – para aquellos sectores que quedan al
margen de la cultura alta” (p. 27). No obstante, su influencia social como la incorporación al
rango constitucional ha significado su institucionalización pero esto no ha logrado la ruptura con
la histórica mala prensa de los partidos políticos, perviviendo en la sociedad. Son
organizaciones de política especializada que en la opinión pública permanecen entre la apatía
y el descrédito, y en el campo escolar en la prohibición. Leibholz (1980) va a plantear el rol de
estos en el sistema político y el avance como núcleos de poder a través de las diferentes
ampliaciones del sufragio.
Por lo que se refiere en especial a la democratización del sufragio, ésta se debe al hecho
de que el parlamentarismo representativo, hijo del liberalismo, es decir, de los
movimientos de emancipación de la burguesía, se han visto profundamente alterados por
4En 1994 se produjo la última reforma constitucional de la Constitución de la República Argentina donde se introdujo el
Art. 38 que establece que los partidos políticos son instituciones del edificio democrático de la nación.
la progresiva emancipación política, a lo largo de los últimos cien años, de las capas
sociales bajas, en constante avance. Ésto ha tenido como consecuencia un vigoroso
crecimiento del poder de los partidos políticos, porque solo a través de ellos los millones
de ciudadanos activos llegados a la mayoría de edad política se han organizado y dotado
de capacidad de acción. (p. 206)
Las y los jóvenes aparecen, dentro del campo social, configurados como un grupo en
formación y desarrollo que requiere la protección integral de la generación adulta y del Estado.
Las normas en Argentina sobre la niñez y la adolescencia vienen transformándose en los
últimos 25 años. La última reforma del Código Civil y Comercial argentino ha acompañado el
nuevo paradigma de protección propuesto por la “Convención sobre los Derechos del Niño”5,
abandonando el paradigma antiguo del patronato y la tutela. Argentina decidió con las últimas
reformas del discurso jurídico dar a la “Adolescencia” estatus legal donde se enrostra a las y
los jóvenes desde los 13 años hasta cumplir los 18 años de edad. Esto se trata, por un lado,
sobre la visibilización de las juventudes ya no desde la incapacidad sino como sujetos capaces
que constituyen parte fundamental en la construcción de su autonomía personal y proyecto de
vida; y por el otro, como grupo social etario diferenciado que requiere un campo tanto de
posibilidades como de protección. En este contexto, el Estado argentino reconoce en el año
2012, a las y los jóvenes de 16 y 17 años de edad, los derechos políticos; operando así una
nueva extensión de estos derechos en el país y una habilitación a estas juventudes a la
ciudadanía política que reconfigura al sujeto pedagógico habitante diario y destinatario de la
escuela secundaria obligatoria.
1. La política institucionalizada en la escuela, entre bambalinas
Desde los discursos de docentes y estudiantes entrevistados, encontramos que coinciden en
mostrar un escenario escolar donde se cuecen tensiones frente a las identidades políticas6 que
emergen a veces con ruido, haciendo eco o no, pero marcando una constante que es, que la
política institucionalizada es lo ajeno al campo escolar. No importa si es el docente o el
estudiante quien se manifiesta y expresa su posicionamiento, la incomodidad es la premisa en
que se presentan las identidades políticas en la escuela. Tanto el marco estructural objetivo
como las tradiciones colaboran para recrear el sentido de la neutralidad de la educación que se
ubica como legítima y deslegitima todo intento contrario. Freire (2013) va a decir que no está
de más repetir la afirmación, que aún es rechazada no obstante su obviedad, de que “la
educación es un acto político” (p. 107). Es decir, no es neutro. Lo que hace la escuela al igual
que el derecho es objetivar e institucionalizar el contenido y crear los estándar objetivos, que
5Convención sobre los Derechos del Niño, Nueva York, 20 de noviembre de 1989.
6 Nos referimos a identidades políticas como la dimensión significante de la práctica política que expresa la
autoadscripción a la política. Esta categoría se construye entre la noción de “identidad villera” de Díaz y Guber (1986) y la conjunción de “la política “como el conjunto de prácticas y discursos correspondientes a la actividad política tradicional y “lo político” al modo en que se instituye en la sociedad. Categorías elaboradas por Mouffe (2014).
entonces se moralizan. Como plantea Mackinnon (1993) el derecho participa activamente en la
transformación de las perspectivas de las personas. “En los regímenes liberales el derecho es
una fuente y un estandarte particularmente potente de legitimidad, y un asiento y una cubierta
de la fuerza. La fuerza sostiene la legitimidad, a la vez que la legitimidad encubre la fuerza” (p.
155); y las perspectivas y significaciones sobre las cosas, el derecho las transforma en una
institución de dominación y vuelve ontológica una cuestión que es epistemológica (Mackinnon,
1993).
Antonio Faundez le cuenta a Paulo Freire en “Pedagogía de la pregunta” que en Chile la
enseñanza estaba unida a la toma de posiciones políticas y a la lucha. En cambio, en el
contexto europeo la enseñanza tiene otra dimensión política que hace que el trabajo educativo
se presente como fundamentalmente “neutro”. Ante esto reflexiona “Aquí lo político consiste en
negar lo político y, por lo tanto, obliga a separar todo análisis y todo trabajo de ideas del
contexto político concreto de las luchas sociales” (2014, p. 64). Lo que plantean así estos
autores, “es la falacia de la educación neutral”.
La relación de la política con la escuela en la provincia de Buenos Aires no es una relación fácil
y dibuja una paradoja. Por un lado, afectando incluso a los espacios representativos
estudiantiles de las escuelas secundarias de la provincia, el Reglamento General de
Instituciones Educativas7 (RGIEPBA) señala que no pueden utilizarse dentro del edificio escolar
marcas o símbolos partidarios. Por el otro, los derechos políticos han alcanzado a las
juventudes que habitan la escuela obligatoria, y son derechos humanos fundamentales con los
que se edifica el sistema político y la democracia argentina.
1.1. La política educativa en la provincia de Buenos Aires comienza a permear
hacía otro lugar
El pasado 16 de enero del 2017 se pudo leer en los medios masivos de comunicación “Se
prohíben los actos políticos-partidarios en las escuelas bonaerenses”. La Dirección General de
Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires8 publica la Resolución número 7
9, que
regula la utilización de los edificios escolares fuera del horario escolar extendiendo lo ya
establecido en el RGIEPBA, en cuanto la prohibición sobre las imágenes religiosas y los
7 Decreto 2299/2012 de la provincia de Buenos Aires. Artículo 193: Prohíbese la colocación de símbolos religiosos o de
partidos políticos, en el ámbito de los edificios escolares, excepción hecha de las escuelas de gestión privada confesionales con relación a los símbolos religiosos. 8 La Dirección General de Cultura y Educación tiene jerarquía ministerial de acuerdo a la Constitución de la provincia
de Buenos Aires que en su artículo 201 dice “El Gobierno y la Administración del sistema cultural y educativo provincial, estarán a cargo de una Dirección General de Cultura y Educación, autárquica y con idéntico rango al establecido en el artículo 147. La titularidad del mencionado organismo será ejercida por un Director General de Cultura y Educación, designado por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado. Durará cuatro años en su mandato pudiendo ser reelecto, deberá ser idóneo para la gestión educativa y cumplir con los mismos requisitos que para ser senador. El Director General de Cultura y Educación priorizará el control de la calidad en la prestación del servicio educativo. Corresponde al Director General de Cultura y Educación el nombramiento y remoción de todo el personal técnico, administrativo y docente”.
9 Resolución Nº 7. Dirección General de Cultura y Educación, La Plata, 16 de enero 2017.
símbolos políticos partidarios. Esta resolución, por una parte, erige que “la participación en las
actividades autorizadas no podrá tener ánimo de lucro” y por la otra, que “en ningún caso
podrán autorizarse actividades en las que se traten, de manera directa o indirecta, asuntos de
carácter político partidario o se utilicen símbolos de partidos políticos” (Anexo único). Esto se
da a conocer mediante anuncios públicos por parte de las autoridades educativas provinciales
a través de medios de prensa y redes sociales10
con titulares que replican la prohibición de la
política partidaria en las escuelas de la provincia. Así, el Director general de escuelas provincial
da a conocer la medida como una forma de recuperar la normalidad de roles y
responsabilidades dentro de las instituciones escolares y augurando que la escuela debe volver
a ser un lugar sagrado. Lo hace en la red social “Facebook” en su perfil personal que es
público, y dice:
Esta resolución se suma a otras políticas de gobierno que tienden a recuperar la
normalidad de roles y responsabilidades dentro de las instituciones, tal como fue la
modificación del Código de Faltas que introdujo un cambio en las penas para quienes
agredan y/o agravien a docentes, un esfuerzo por restaurar y devolver la autoridad al
docente y el acompañamiento a su investidura. La escuela debe volver a ser un lugar
sagrado (lo subrayado es mío) en el que toda la comunidad educativa se sienta
resguardada y protegida, un ámbito de respeto para todos los que allí enseñan y
estudian, un espacio idóneo en el que nuestros chicos puedan aprender y crecer. (Perfil
de Alejandro Finocchiaro, 2017)
Nos interpela pensar ¿de Qué y ante Quiénes debe resguardarse y protegerse la comunidad
educativa? ¿Cómo se relaciona el aumento de la punibilidad con la autoridad docente? ¿A qué
se refiere con “investidura” del docente? Si el docente “enseña” y los estudiantes “estudian”
¿Se trata de volver al paradigma de la iluminación de los estudiantes sin luz -alumnos-? Y si
esto significa recuperar roles y responsabilidades de la normalidad de la escuela, entonces
¿De qué se trata la normalidad escolar? ¿Se trata de separar a la escuela de su contexto social
y realidades? ¿En dibujarse como un lugar sacralizado o de culto? Y culto ¿de qué y a
quiénes?
Asimismo, en la página web oficial de la Dirección general de Cultura y Educación de la
provincia de Buenos Aires11
, principal autoridad en materia educativa, en la sección noticias, se
lee el siguiente extracto:
No se admitirán las actividades político-partidarias en las instituciones educativas.
Finocchiaro fundamentó la decisión al afirmar que “la escuela debe ser el espacio de la
pluralidad y no de voces sesgadas. Tiene que ser un lugar de todos y hay que evitar,
10
Red social: Tweeter 24/01/17 Ale Finocchiaro “Reglamentamos el uso de los edificios escolares. La escuela es de todos y debe garantizar la reflexión plural. goo.gl/4ARDD5”
11 El ministerio de educación de la provincia de Buenos Aires es la Dirección General de Cultura y Educación cuyo
rango ministerial es establecido en la Constitución de la provincia de Buenos aires.
dentro de ella, la sectorización de la sociedad”. El Director General de Cultura y
Educación resaltó que “se puede debatir sobre ideas en las escuelas siempre y cuando
estén representados todos los sectores; pero estará vedado cuando se quiera teñir el
espacio de reflexión de un solo color político- partidario. Los partidos deben promover
estas actividades en espacios concebidos para ese fin12
.
De esta forma, la política partidaria o especializada se propone como lo sesgado y las
posiciones ideológicas como sectorizantes o divisoras de la sociedad quedando como lo
prohibido en el campo escolar aún frente a la afirmación de las autoridades que expresan que
se pueden “debatir ideas en la escuela” siempre y cuando estén todos los sectores
representados. Esto, porque por un lado, no remueven la prohibición pre existente sobre los
símbolos y banderas partidarias sino que la refuerzan; y por el otro, finalizan el discurso
diciendo que “Los partidos deben promover estas actividades en espacios concebidos para ese
fin”. Además, hace pensar y establece “la discusión de ideas” como un hecho aislado, una
actividad específica o extraordinaria a la vida escolar y se ubica a la discusión de la política
partidaria en términos de “teñido”. Esto tiene coherencia con la proyección de las autoridades
sobre la escuela como templo y aún, más significación si el docente tiene investidura sobre los
otros actores de la comunidad educativa. Son múltiples las críticas desde el campo de estudio
de la pedagogía que se pueden realizar a estos paradigmas ya superados por las ciencias
sociales. Sin embargo, nos vamos a centralizar en la construcción que se manifiesta sobre la
política partidaria y los partidos políticos desde las autoridades, reconociendo que en este caso
no es, ni tampoco antes lo fue, un tema saldado en el campo de la educación.
Los partidos políticos nacieron con mala prensa en el Río de la Plata en el siglo XIX. Sus
antecedentes son la aparición en la disputa política de candidatos aislados que comienzan a
configurar la oposición al gobierno pero rápidamente la prensa va a intentar desprestigiarlos.
Ternavasio (2002) va a decir que se negaba que la oposición en Buenos Aires fuera la
consecuencia de la diversidad de ideas. En cambio, se veía como una simple contraposición de
intereses a los ministeriales, es decir al oficialismo, que desembocaría en la producción del
“desorden, agitación y rencores” (p. 123). La prensa los va a llamar partidos o facciones
indistintamente y la disputa estaba principalmente en debatir sobre los principios rectores de la
organización estructural. El ideal de la época era clamar por la unanimidad y el rechazo a las
facciones y las divisiones que podrían brotar. Esto contribuyó a restringir el sufragio, sesgando
sus posibles ampliaciones. Es probable, nos dice Ternavasio (2002) que la elite bonaerense
luego de aplicar el sufragio sin restricciones en la provincia, evaluara conveniente restringir los
niveles de inclusión previendo que el voto amplio podía dar triunfo no solo al oficialismo sino
también a la oposición.
12
Disponible en http://www.abc.gov.ar/reglamentan-el-uso-de-los-edificios-escolares-fuera-del-horario-de-clases Fecha de consulta 24/01/2017
En orden a la expuesto, nos preguntamos ¿Por qué deciden las autoridades bonaerenses de
educación anunciar algo que ya estaba prohibido en el RGIE de la provincia de Buenos Aires
¿Por qué se lo hace mediante titulares que apelan a reconocer como una virtud prohibir la
política partidaria en las instituciones escolares de la provincia cuando el Estado argentino ha
reconocido los derechos políticos a nuevas franjas etarias de las y los jóvenes que son, los y
las habitantes de la escuela obligatoria? Si se reconoce la posibilidad de debatir ideas en el
campo escolar ¿Por qué se decide prohibir la política partidaria en la escuela? Entonces ¿Qué
ideas se podrán exponer, debatir, confrontar y construir con los otros? ¿Se trata de un nuevo
rumbo en las políticas educativas o una nueva negación de la relación juventud, política y
escuela?
En esta lógica, las autoridades educativas de la provincia de Buenos Aires refuerzan la
prohibición en lo escolar de lo político partidario diciendo que la escuela vuelve a su lugar
sagrado. Esto significa volver a la idea de la escuela como templo que se la pretende aislada y
como aséptica frente al medio social. La cuestión es que parte de las juventudes destinatarias
de la escuela secundaria son ciudadanos políticos y otros los serán durante su escolaridad
obligatoria, entonces esta empresa se vuelve difícil e irrumpe desconociendo derechos y a la
esencia de la democracia.
En este sentido, volvemos a recuperar lo postulado por Leibholz (1980) que la democratización
del sufragio de los últimos cien años ha tenido como consecuencia un vigoroso crecimiento del
poder de los partidos políticos, porque solo a través de ellos los millones de ciudadanos activos
llegados a la mayoría de edad política se han organizado y dotado de capacidad de acción.
Por ello no es casual que la democracia haya adoptado en todos los Estados
occidentales el carácter de democracia de partidos, esto es, de una democracia
construida sobre los partidos como unidades de acción y para la cual estos partidos son
partes inexcusables del proceso de integración política. (p. 206)
Así, continúa afirmando este autor, que sin la existencia de los partidos políticos como
elemento interpuesto, el pueblo no podría ejercer la influencia política sobre el acontecer
estatal ni tampoco realizarse políticamente a sí mismo “…en la democracia moderna, si no
existiesen los partidos, el pueblo no haría otra cosa que vegetar políticamente, impotente y sin
ayuda” (p. 207). Por eso, son parte de la política institucionalizada y parte fundamental de la
democracia. Asimismo, las identidades políticas han estado presentes históricamente en la
escuela secundaria y de modo constitutivo, en los centros de estudiantes. Sin embargo, la
relación no es una relación fácil y se dificulta aún más en un contexto donde se refuerzan
prohibiciones.
Reflexiones finales
En este sentido, se observa cómo los residuos de tradiciones sobre la política, la política
partidaria y la escuela como práctica social neutra, emergen en contradicción con un nuevo
diagrama sobre las juventudes y su vínculo con lo público. La formación ciudadana de la
escuela y la ciudadanía política de las juventudes fueron concebidos históricamente momentos
consecutivos. Como plantea Cullen (2013) la ciudadanía, es un correlato de la infancia. Esto es
el itinerario que va desde el no tener palabra al poder tomarla “Y es justamente este itinerario el
que define la educación” (p. 101). Sin embargo, en los y las adolescentes de 16 y 17 años de
edad, ahora esos momentos están imbricados.
El fundamento del estado democrático como la esencia de la democracia, como plantea Zarini
(1998), radica en la efectividad y en la vigencia real de los derechos humanos. El gran desafío
de nuestros tiempos no es solo de procurar su reconocimiento sino de garantizarlos (Bobbio,
1991). Si reconocemos la vigencia de un Estado de partidos o democracia de partidos como
denuncia Leibholz (1980) y un conjunto de pensadores de la sociología crítica alemana
(Kelsen, 1929; Abendroth, 1980; Schmidt, 1901, entre otros) la prohibición de la política
partidaria en el campo escolar es una negación sobre los derechos políticos y se vuelve una
falacia de la democracia.
En esta idea, Kelsen (1980) postula que hay que dar un paso más y tomar en cuenta la
diferencia entre el número de los titulares de derechos políticos y el de los que, en realidad
ejercen sus derechos políticos. Esta diferencia que varía según la tensión del interés político
siempre representa una cifra considerable, que solo puede ser mermada por la preparación
para la democracia. De esta manera, la escuela tiene una tarea fundamental que es la
responsabilidad en la formación ciudadana-política, en y para la democracia, que no es solo un
sistema sino una cultura. En definitiva, se trata de reconocer a la escuela como espacio de
construcción, de creación, plural y democrático, como plantea Hillert (1999) “El campo
educativo es particularmente apto para la generación de innovaciones institucionales que
profundicen la democracia” (p. 98). Y a los distintos actores de la comunidad educativa como
sujetos diversos en libertad e igualdad, que no es más “impertinente” que el propio liberalismo:
poder expresarse, manifestarse en coincidencia o en contra, o bien simpatizar, ser parte
orgánica, circunstancial, esporádica o arraigada de algún proyecto colectivo de la vida política.
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Documentos y apartado Legislativo:
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transformación del nivel secundario (2006-2009). Buenos Aires: Dirié, C. (coord.), Cappellacci,
I., Bottinelli, L., Ginocchio, M., Lara, L.
Constitución de la Nación Argentina
Ley Nº 26206 de Educación Nacional. Boletín Oficial de la República Argentina, 28 de diciembre de
2006.
Ley Nº 26744 de Ciudadanía Argentina. Boletín Oficial de la República Argentina, Buenos Aires, 1 de
noviembre de 2012.
Ley Nº 26877 de Centro de Estudiantes. Boletín Oficial de la República Argentina, Buenos Aires, 6 de
agosto de 2013.
Ley Nº 26994 Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina,
Buenos Aires, 8 de octubre de 2014.
Resolución Nº 84. Consejo Federal de Educación, Buenos Aires, Argentina, 2009.
Decreto 2299/2012, Reglamento General de las Instituciones Educativas de la provincia de Buenos
Aires.
Resolución Nº 7. Dirección General de Cultura y Educación, La Plata, 16 de enero 2017.
Becerro Verónica
Facultad de Periodismo y Comunicación Social
Universidad Nacional de La Plata
Manzana 12 385, Berisso, Buenos Aires
GT 2: Acción, participación, opciones y estrategias políticas.
La socialización política de los/as jóvenes de la radio comunitaria La Charlatana Resumen
En este trabajo se presentan algunos de los resultados de la investigación que realicé en mi tesis
de grado, en la que buscaba analizar los procesos de socialización política de jóvenes que integran
la radio comunitaria La Charlatana FM 98.50 del barrio Nueva York de Berisso. La tesis se
desarrolló a partir de narrativas biográficas que me permitieron analizar la socialización política en
relación con la participación de los/as jóvenes en la emisora. Buscaba comprender cómo se
producía la socialización política a partir de la vinculación con un conjunto de marcos
interpretativos y prácticas que disputaban los sentidos tradicionales de la política. En lo que
respecta específicamente a este trabajo, abordaré la propuesta teórica y conceptual y me
concentraré en las formas de politización de los/as jóvenes y en la experiencia de hacer radio, a
partir del análisis de producciones radiales emitidas por los/as jóvenes y de entrevistas realizadas a
los/as mismos/as.
Palabras clave: Socialización política; radios comunitarias; jóvenes
Introducción
En este trabajo analizaré el caso de la radio comunitaria FM 98.50 La Charlatana, ubicada en el
barrio Nueva York de la provincia de Buenos Aires, en Argentina. Los/as principales integrantes de
esta emisora son jóvenes del barrio Nueva York, quienes realizan programas radiales tanto en la
producción como en la conducción. En mi caso, participo de este espacio hace cinco años como
operadora y educadora, y este trabajo se inscribe en la investigación que realicé en el marco de mi
tesis de grado.
Intentaré vincular el caso con las nociones de activismo político, de compromiso y las causas de
participación y militancia; también indicaré en qué medida la experiencia de los/as jóvenes en la
radio suponen formas de politización..
Los relatos de los/as jóvenes pertenecen a las grabaciones de sus programas radiales, todos
incluidos en un resumen anual de la emisora, y que contiene diversos audios, llamado Resumen de
La Charlatana 2016. Los utilizados en este trabajo serán: Resumen de Alegrándote la tarde
(programa radial integrado por Florencia, Agustín y Ciro); Resumen de Algo que nos rodea
(integrado por Marta y Rogelio); Resumen de Escuchanos y te escucho (integrado por Celeste y
Morena); y el Especial de los desaparecidos/as de ayer y de hoy (en el que participan Florencia,
Emanuel, Agustín y Marta).
Además, recuperaré el relato de Florencia y Rogelio a partir de una producción audiovisual
realizada por la organización en 2016; y a partir de un especial sobre La Charlatana en formato
audiovisual, realizada por TV Universidad en el ciclo RadioVista. Por último, citaré fragmentos de
entrevistas realizadas en el marco de mi tesis a Celeste y Agustín.
Los/as jóvenes que participan de La Charlatana y cuyos relatos retomo tienen entre 13 y 18 años
de edad; algunos/as participan desde pequeños/as en otras actividades propuestas por la
organización social en la que se enmarca la emisora; y otros/as inauguraron su participación
directamente en la misma.
Acerca de La Charlatana
La emisora La Charlatana tiene sus antecedentes en 2009 con formato de radio abierta en las
jornadas culturales y recreativas que el Centro Cultural Mansión Obrera (de aquí en más, Mansión
Obrera) y el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Berisso, ambos integrados en el
Frente Popular Darío Santillán y ubicados en la calle Nueva York. En aquel año comenzaron a
producirse programas radiales en la verada en la que participaban los/as vecinos/as del barrio. En
2010, a partir del armado de un transmisor en el marco de talleres de formación de la Red Nacional
de Medios Alternativos, nació La Charlatana oficialmente. Con el tiempo, se consiguió habitar un
espacio físico del MTD que se convirtió en el estudio radial desde donde se realizan las
transmisiones de los programas hasta hoy.
A pesar de que el centro del análisis se concentrará en la experiencia de los/as jóvenes en la
emisora, no es posible separar estas actividades de las otras que realiza la organización en en el
barrio, dado que la mayoría de los jóvenes que hoy participan de la radio, han transitado también
por otros espacios que poseen autonomía y lógicas de trabajo distintas, pero que pertenecen a la
misma organización y se encuentran en el mismo barrio.
En síntesis, en Mansión Obrera se realizan actividades principalmente educacionales desde su
creación en 2008: talleres artísticos y comunicacionales para niños/as y jóvenes; también existe
una secundaria para adultos/as, desde 2015.
Con respecto al MTD, está conformado por trabajadores de la Cooperativa Juana Azurduy y
actualmente realizan merenderos, comedores, copas de leche y mercados populares “del
productor al consumidor”, entre otras actividades. Este Movimiento surge en Berisso a partir del
2002, en un contexto en el que toma visibilidad una nueva forma de reagrupamiento social en el
barrio Nueva York, con vecinos/as de entre 20 y 35 años de edad y en el marco de un período de
invisibilización de los sectores sociales más vulnerables del país, que se profundizaba cada vez
más desde la década de los 90.
A partir de la consolidación de este Movimiento y con un período de tránsito hacia la
multisectorialidad, es que nace Mansión Obrera y La Charlatana, con el trabajo conjunto entre
vecinos/as del barrio pertenecientes al MTD y estudiantes universitarios de diversas disciplinas.
Sobre cómo concebir a los/as jóvenes
Es importante, en primer lugar, desarrollar brevemente qué concepción se encuentra detrás de la
noción de joven en este trabajo. Desde el enfoque generacional, se intenta reactualizar la noción
de generación y alejarse de algunas formas de ver a la juventud que son frecuentes en el mundo
académico. La idea de generación, desde esta perspectiva, no refiere a una coincidencia en la
época de nacimiento; sino más bien al momento histórico en el que se ha sido socializado, a la
identificación de sujetos/as que comparten un mismo problema (Margulis & Urresti, 1996).
Esto nos aleja de estudios en clave biologicista, que consideran a las juventudes1 como parte de
un ciclo de la vida. O la que entiende a la juventud como moratoria, como suspensión del ciclo de
vida, como un paréntesis, una preparación para la adultez, una etapa en donde no se es niño/a ni
adulto/a. También nos aleja de las que suponen que las juventudes actuales se encuentran atadas,
por el solo hecho de su condición juvenil, a una predisposición hacia la participación política; es
decir, el solo hecho ser joven implica apatía y desinterés, o compromiso y rebeldía, como rasgos
distintivos (Vommaro, 2015)
Por el contrario, podemos encontraren un mismo momento histórico diversas maneras de ser joven
y de producir juventud; encaro entonces a las juventudes a partir de las diversas dimensiones que
las convierten en una producción social, pues “los/as jóvenes son producidos –por el sistema de
dominación–. En tanto colectivos organizados producen –resistencias, prácticas alternativas,
creaciones, innovaciones–, y se producen, generando estéticas, modos de ser y que los
singularizan” (Vommaro, 2015: 20).
1 Se utiliza el plural de juventudes para dar cuenta de las múltiples maneras de ser joven.
Movimientos sociales y acción colectiva
Los movimientos sociales son uno de los medios existentes para visibilizar reivindicaciones,
demandas y problemas sociales y viabilizar propuestas. Pero, como afirma M. Revilla Blanco, son
también mucho más que un medio: “son el espacio en el que se crean, recrean y transmutan las
identidades colectivas. Son la voz de la sociedad, los mensajes que la sociedad envía a los que
ejercen el poder, a quienes gobiernan, a quienes están implicados en la gestión de lo público”
(2010: 4). En este sentido, funcionan como ejercicios de autoafirmación y como prácticas de
solidaridad grupal que “no son política alternativa: son política” (2010: 5)
Por ello, para la comprensión de los fenómenos políticos y sociales que protagonizan, es necesario
entablar un diálogo constante entre las propuestas teóricas y los casos objetos de análisis. Uno de
los enfoques que me interesa retomar es el enfoque del activismo para analizar la participación de
los/as jóvenes entendiendo que la mayoría de ellos/as han transitado desde su niñez por diversos
espacios de la organización y que de alguna forma se han apropiado de estos espacios.
En este sentido, el enfoque abre el abanico para abordar el compromiso y el activismo de los/as
mismos/as desde lugares no tradicionales, entendiendo que han sido socializados políticamente en
espacios del Movimiento; que no se reconocen a sí mismos como militantes, pero sí como
integrantes protagonistas de La Charlatana.
Es preciso, por ello, definir a qué me refiero con acción colectiva. Ésta forma parte de un proceso
en la que se pueden distinguir dos dimensiones: la instrumental y la expresiva. La primera refiere a
su condición de medio o herramienta para alcanzar ciertos fines; la segunda, la acción colectiva en
sí misma es el fin que se pretende, como forma de expresión de valores, de conflictos, de
construcción de identidad colectica y de movilización (Revilla, 2010)
La socialización política
Siguiendo a M. Vázquez (2009), por socialización política entiendo el aprendizaje de las
disposiciones y contenidos que conforman los universos políticos de las personas. Esta
perspectiva se distancia de las teorías que parten de la concepción clásica parsoniana, según la
cual la socialización es producto de la internalización de pautas y valores que garantizan el orden y
la integración social.
Partiendo de la noción de experiencia social de F. Dubet, Vázquez define la socialización política
como un proceso biográfico en el que se incorporan competencias en relación con los múltiples y
heterogéneos ámbitos de la vida de los/as sujetos; es decir, en los diversos espacios en los que
producen sus prácticas sociales y por los que transcurre su vida cotidiana. Dichos aprendizajes son
resultado de los procesos de interpretación y de atribución de significado; es decir que se trata de
aprendizajes activos e innovadores, antes que de un mero producto de la interiorización de normas
y valores. Para analizar los aprendizajes construidos a partir de la participación de los/as jóvenes
en la emisora, utilizaré la noción de capital militante (2009).
Las organizaciones y movimientos sociales poseen orientaciones interpretativas que, bajo ciertas
condiciones, generan una perspectiva compartida entre los/as diferentes actores que participan del
movimiento. En palabras de R. Delgado “los movimientos sociales operan como portadores y
trasmisores de creencias e ideas movilizadoras, pero también se les reconoce que están
activamente comprometidos con la producción de significado para sus participantes, para sus
adversarios y para el público en general, los medios de comunicación, los aliados potenciales y las
elites que toman las decisiones” (2007: 50)
Así, los procesos enmarcadores dan cuenta de cómo los marcos de acción colectiva producen
modificaciones en los marcos interpretativos de los integrantes de una organización. Estos
procesos, en síntesis, posibilitan a los colectivos sociales justificar su accionar, legitimarlo y
sostener la unidad y movilización del grupo. Recuperaré para el análisis, en este sentido, las
nociones de causas militantes y compromisos sociales, siguiendo a M. Vázquez (2018)
Se entiende, además, que el espacio de socialización política establece distintas formas de
relacionarse con los distintos grupos y sujetos/as particulares: “los procesos de socialización
política se juegan de diferente manera en relación con las trayectorias de clase de las familias,
ascendentes, descendentes o reproductoras de la condición de origen” (Krieger & Dukuen, 2017)
Esta perspectiva permite comprender los aprendizajes construidos en La Charlatana en relación a
otros espacios de sociabilidad; no sólo las familias sino –por ejemplo- la edad y la identidad de
género, las cuales inciden y fortalecen la participación en los espacios sociales de referencia. En
este sentido, me parece importante retomar –al igual que M. Vázquez- la distinción que realiza M.
Funes (2003) acerca de la socialización previa a las formas de participación política propuestas por
el espacio, de la socialización política sobrevenida, aquella que refiere a los aprendizajes de la
acción colectiva.
Los procesos de politización
Para abordar la experiencia política y comunicacional de hacer radio que protagonizan los/as
jóvenes, es interesante también retomar la noción de politización que nos ofrece P. Vommaro. Para
entender las movilizaciones juveniles que se produjeron en América Latina en los últimos años, el
autor señala algunos rasgos que permiten acercarnos a estas configuraciones políticas de la
actualidad, traducidas en movilizaciones y modalidades de participación juveniles (2014).
Una de ellas es la ampliación de la política, que refiere a la politización de los espacios cotidianos,
del ámbito local más cercano, del barrio. Otra es la política como producción territorial y el territorio
como producción política (o lo que también denomina territorialización de la política). También
refiere a un proceso de estetización y culturización en el cual lo comunicativo cobran un lugar
creciente en la práctica política; y, por último, desarrolla las disputas por el uso, la apropiación y la
producción de lo público “que permiten la expresión de un espacio público no estatal que abre una
brecha entre la lógica mercantil y la lógica estatal permitiendo la emergencia de lo comunitario y lo
público en tanto lo común” (Vommaro, 2014: 4)
Me resulta de mucha utilidad la noción de politicidad ya que no todos/as los/as jóvenes se
consideran a sí mismos/as militantes de la organización; a pesar de que sí tienen un nivel alto de
compromiso con la emisora, una apropiación de estos espacios y una lectura acerca de sus
realidades que fue alimentada de alguna forma por la misma (y que alimenta al mismo tiempo a la
radio -en particular- y el movimiento social -en general-).
Dado que estos jóvenes no participan de partidos políticos, la noción de politicidad restringida al
ámbito tradicional o formal no serviría para comprender las intervenciones políticas que realizan en
la cotidianeidad. En este sentido, la noción de politicidad ayuda a indagar y comprender las
configuraciones políticas de la participación de los/as jóvenes en el marco de la organización
política, del barrio, de sus familias e incluso de la escuela secundaria a la que asisten. Así se
pueden analizar la dimensión política de las prácticas, habilidades y conocimientos que
anteriormente vinculamos con el capital adquirido. En relación a las actividades de comunicación
que realizan en la radio, a la organización entre ellos/as y también en relación a las formas de
intervenir con propuestas, demandas o críticas en la organización, en el barrio o en la escuela,
entre otras.
Los/as jóvenes participan, (re)apropiándose de lógicas y modos de acción de la organización,
instituyendo otras; adhiriendo a consignas políticas concretas y también entrando en tensión con
muchas otras; trayendo otras demandas que los/as adultos/as no tienen en cuenta, haciendo del
territorio en el que viven, su principal objeto de activismo.
El siguiente fragmento, como ejemplo, corresponde una producción radial que se encuentra en el
Resumen de La Charlatana 2016, y que se realizó luego de un taller de formación sobre los/as
desaparecidos/as en la última dictadura cívico-eclesiástica-militar en Argentina, y sobre Jorge Julio
López, desaparecido en democracia:
“Los/as jóvenes luchaban por ser alguien en la vida, por la justicia, por ser libres de
expresión. La verdad es que en la dictadura militar no te dejaban estar con barba. Los/as
secuestraban, los/as dejaban en centros clandestinos donde los torturaban y a las mujeres
le sacaban los bebés. La mataban a ella, y el bebé se lo daban a otra familia. Lo que
pasaba era q se escuchaba llanto, mamás desesperadas buscando a sus hijos. Si
estuviera en el lugar de ellos me pondría a llorar mil años porque es como que me están
sacando una parte de mi. Algunos son nietos/as de las Abuelas de Plaza de Mayo, que ya
son 119 recuperados/as y todavía quedan nietos/as que recuperar” (Agustín, Florencia y
Marta, 2016)
“Lo que pasa es que hay un comisario que está frente de él mientras Julio López estaba
declarando; y lo miró y le empezó a decir todas las cosas que pensaba, y después cuando
fue la sentencia lo hicieron desaparecer un día antes”. (Agustín, Florencia y Marta, 2016)
La política es, entonces, es una producción territorial; y el territorio una producción política;
podemos evaluar esta experiencia como una territorialización de la política, en donde el espacio
geográfico (el barrio Nueva York, en este caso) se convierte en una producción política, colectiva y
relacional y donde la dimensión comunitaria toma relevancia, haciendo que lo común y lo público
no se circunscriban a lo estatal. Aun así, existe un diálogo entre el Estado y la organización,
tornándose la última en ejecutora de políticas públicas o de acciones en el marco de políticas de
Estado; o en todo caso, una relación en la búsqueda de financiamiento y de reconocimiento legal
como emisora comunitaria, (como por ejemplo, el caso de las líneas de financiamiento estatal a
radios comunitarias).
P. Vommaro, entonces, reconoce la transformación del territorio en un espacio de pertenencia, de
identificación y también de realización, creación e innovación social (2018). Ello puede percibirse
en la estética del barrio en general: un barrio que habla del pasado productivo de la ciudad, en
donde se encontraban frigoríficos, un puerto activo y flujo de migrantes internos/as y externos/as;
conventillos, adoquines y un aire de resistencia obrera. Esas huellas son (re)actualizadas con las
nuevas familias que se apropiaron del derecho a la vivienda, con nuevas construcciones, con
graffitis en las paredes y murales colectivos realizados en nombre de jóvenes que ya no están. El
siguiente fragmento se enmarca en un taller realizado sobre gatillo fácil (es decir, asesinado por la
policía)
“A veces es la policía la que hace gatillo fácil. Uno anda por la calle, en el terraplén o la plaza y
si tiene gorrita te miran mal. Ponele, pasa un policía te tira un pistolazo. No sé por qué lo
hicieron. Con algunos, ponele, le piden que roben algo y el no quiere y bueno, lo matan, ponele
un ejemplo, eso es gatillo fácil” (Resumen de La Charlatana 2016; Florencia, 2016)
En el marco de la mencionada territorialización de la política y de la vida cotidiana, podemos dar
cuenta a partir de estos programas radiales cómo se trabaja sobre las problemáticas del barrio, en
forma de denuncia y, en otros casos, en forma de propuestas y soluciones:
“¡Hola amigos! Ahora voy a estar hablando de la basura. ¿Qué pasa con la basura Micaela
que recién me estabas contando? Yo diría que levante la basura porque ya las calles no se
pueden ni caminar y aparte los perros que andan en la calle, ¿no? Agarran la basura y la
destrozan. Yo diría que levanten la basura para que el mundo sea mejor, porque ese es su
trabajo. Y aparte de la basura: las inundaciones, que ese es otro tema y también se puede
comentar. ¿qué esté pasando con las inundaciones, no? ¿Por qué el puerto no se inunda?
Cuando el puerto se inunda sacan todo el agua x una manguera y la largan a la calle del
barrio. Y ese es otro tema; que nosotros tenemos que andar en el agua porque los de
TecPlata sacan el agua y no pasa nada, no importa, los demás andan en el agua y listo.
Eso es lo que me pasa a mí y me da mucho enojo, ¿por qué hacen eso? Aparte las
cloacas, aparte de la basura largan mucho olor y… no sé, yo no podría describirlo porque
me da mucho asco”. (Resumen de La Charlatana 2016; Marta, 2016)
Aprendizajes y capitales militantes
Otra de las categorías para este análisis es la de capital militante, que retoma la el concepto de P.
Bourdieu de capital, pero para abordar aquellos conocimientos, aptitudes y habilidades aprendidos
en el marco de los espacios de la organización que transitaron los/as jóvenes, como por ejemplo
las movilizaciones en las que, en algunos casos, se realizan coberturas periodísticas; las
actividades que se produjeron en la emisora para autogestionarse (rifas, venta de alimentos,
organización de eventos culturales y “jornadas de trabajo” en las cuales se realizan
acondicionamientos y arreglos físicos y estéticos de los espacios que habitamos, entre otras).
Otro ejemplo son las instancias de formación interna, que también requieren de una organización
previa; y de formaciones y encuentros con otras emisoras comunitarias con las que se crean redes
de intercambio. Y por supuesto, aquellos conocimientos que refieren a la comunicación en la
actividad radial: el uso de la voz, de la improvisación, de la lectura, del contacto con la información
de manera constante y del desarrollo de una visión crítica sobre la actualidad.
Florencia, conductora de Algo diferente, cuenta en una entrevista algunos de sus aprendizajes en
su trayectoria como conductora:
“Y, hay cosas que en otras radios no se hace. Como los plenarios, las asambleas. No es
que solamente hacés radio y buscás noticias. Hablás de todo, de lo que le pasa en el
barrio, de si hay algún quilombo con alguna familia o algún nene, hasta de lo que les pasa
a los perros. Hacés temario, radios en marchas, no sé, otras cosas que otras radios no
hacen” (2018)
En el Resumen de La Charlatana 2016, Rogelio, conductor de Algo que nos rodea realiza una
síntesis las actividades realizadas en el año 2016, mencionando algunos de estos aprendizajes:
“Seguimos adelante con los programas, fuimos a marchas, hicimos radios abiertas,
hablamos por el micrófono, yo hablaba de fútbol, mi compañera Martita decía el pronóstico,
hablaba de las cosas del día que pasaban, y todo eso” (2016).
Por su parte, Agustín, conductor de Algo diferente, realiza una caracterización de la movilización
del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y por el Paro Internacional de
Mujeres, en la cobertura periodística que realizaron como programa:
“Se hicieron muchos trending topic con el hashtag #MiércolesOscurso, #MiércolesNegro, o
algo así. Nosotros estuvimos aquí en la ciudad de La Plata en la movilización que se hizo
con muchas organizaciones (…) hubo más de 55 organizaciones. Mucha gente respeto lo
del color negro, había una banda de gente” (2016)
Durante la misma emisión, se puede dar cuenta también cómo la acción colectiva de la
movilización constituye una herramienta de defensa de la educación pública:
“Había una banda de gente. Había muchas escuelas de Berisso, habían dos. Me parece
que la (Escuela) Media y la (Escuela Nº) 6. A: La 6 es la de la calle Nueva York de acá de
Berisso (Ciro, 2016)
“Recordemos que la Escuela Media Nº 1 tiene más de 2 mil alumnos en esa escuela,
mañana tarde y noche y todos/as estaban reclamando por mejoras” (Florencia, 2016)
Causas militantes y de participación
Es interesante indagar sobre las causas de la participación o las causas por las cuales los/as
jóvenes se sienten parte de los espacios, participan de ellos. La pertenencia al barrio Nueva York
se convierte en uno de los principales términos de inscripción de los compromisos, que moviliza
acciones y adhesiones militantes, se convierte en una causa pública que promueve adhesiones y
movilización.
En este sentido, la dimensión de la identificación y la dimensión de la trama de relaciones que se
tejen, son elementos que facilitan las acciones colectivas y que, además, son resultado de las
experiencias participativas y militantes. Aquí aparece la afectividad y los lazos entre los/as jóvenes
y con el espacio del que participan como algo ineludible para entender cómo y por qué alguien
comienza a participar en un espacio o en una causa pero, además –como he dicho- es uno de los
resultados de esas acciones colectivas.
Con respecto al vínculo entre los/as jóvenes y la emisora, Florencia de Algo diferente afirma en
una entrevista del programa RadioVista, perteneciente a TV Universidad, que:
“La radio comunitaria es un conjunto de personas bajo, alto, tuerto, chueco, les da igual a
las personas que vienen acá. A mí me da igual. La edad no importa. Por eso me gusta que
haya una radio comunitaria acá, y más en el barrio Nueva York que me encanta” (2016)
“La mayoría de la gente le encanta escuchar la radio, más que este acá la radio, que
tengan una fuente de comunicación para ellos, también, ¿me entendés? Que es la radio La
Charlatana, que ellos sientan que tienen una radio; que hay una radio que los/as
representa. No es que es un barrio que no tiene nada, porque la radio existe acá y está en
la Nueva York; y nunca se va a ir de acá porque es una radio muy importante para este
barrio” (2016)
De esta forma podemos dar cuenta de la existencia militancias no tradicionales, lo que M. Vázquez
llama “heterogeneidad en los modos de militar (2018: 5) La militancia aparece como un proceso de
co-construcción constante entre los/as jóvenes; y el compromiso militante aparece como una
construcción político-afectiva relacionada con el sentido de pertenencia.
En una de las entrevistas, Celeste habla sobre lo que piensa acerca de su barrio, la vinculación
con sus amigos/as y la percepción que tuvo sobre uno de los talleres de formación y
perfeccionamiento en el lenguaje radial:
“No sé si será un buen barrio, simplemente me gusta. Será que soy cómoda con cualquier
cosa. Es porque me di cuenta que hay personas que no tienen amigos como los que tengo
yo. Mis amigos los tengo desde que voy a la guardería. Con Morena y Loa somos amigas
desde la guardería, con Agus desde la escuela. Y para mí la amistad es algo muy
importante” (2018)
“Si, vine (al taller de radio) Estuvo bueno, era algo nuevo. No habíamos hecho antes eso.
(…) Habíamos hecho los sonidos esos (…) hablar en otros idiomas, hacerlo nervioso,
hacerlo enojado, gracioso. Eso me gustó mucho, era bastante teatral (…) Me gustó porque
era interesante. Porque se nota cuando alguien está hablando de verdad para que sea un
bien tuyo, y se nota cuando alguien te está diciendo algo pero en realidad no te está
diciendo nada, o no le importa. Y entonces entendí ese día que estaba bueno, que es para
nosotros, para que aprendamos nosotros”. (2018)
Muchas veces, lo que los/as involucra a los/as jóvenes es “la ayuda” a los/as otros/as, a partir de la
cual se va construyendo una identificación y un sentido de pertenencia. Por ello es que, en el
marco de los trabajos precarizados de familiares y amigos/as y, principalmente, a partir de la
denuncia de una vecina oyente de la radio, las conductoras del programa Escuchanos y te escucho
investigaron y opinaron sobre la salud de los trabajadores (Resumen de La Charlatana 2016):
“Ahora vamos a seguir con la columna de trabajo. Y vamos a hablar de la salud. Decime,
¿qué es lo que necesita un trabajador para estar bien de salud? (Celeste, 2016)
“Como los derechos, claro, el derecho a estar bien de salud. El trabajador tiene derecho a
trabajar en blanco, es obligatorio la verdad. Jornada de 8 horas, no de 12, me parece
mucho. Se lastima mucho la mente, la usa demasiado. Eso es bueno para la salud
también, no estar mucho tiempo entre 4 paredes, ¿no? Tener acceso a una obra social
también” (Florencia, 2016)
“Y si él se lastima en el trabajo que pasa? (Celeste, 2016)
“Por eso mismo está la obra social. Si él se lastima le paguen igual y que un medico…”
(Florencia, 2016)
“¿Y qué le paguen más, porque él se lastimo en el trabajo? (Celeste, 2016)
“Bueno eso a veces no le pagan y a veces sí, depende el trabajo y el jefe del trabajo”
(Florencia, 2016)
“¿Le tienen que pagar si o si o qué? (Celeste, 2016)
“Si, eso es un derecho obligatorio. Pero hay muchos trabajos pero que no se cumple. Todo
lo que estamos diciendo sería el mejor trabajo con todos los derechos. Tampoco estamos
diciendo que podes estar en un trabajo que no hacés nada (…) eso no” (Florencia, 2016)
Compromisos y responsabilidades en La Charlatana
La noción de compromiso social es clave para dar cuenta de las lógicas sociales y personales de la
participación. Esta categoría permite llevar a cabo análisis procesuales de la militancia y, a su vez,
identificar dentro de la actividad militante fases en las que podemos encontrar momentos
“desinteresados y momentos en que la percepción de las retribuciones, y hasta su búsqueda
consciente, constituyen una de las dimensiones de la acción militante” (Pudal, 2011: 15)
En el caso de la participación en la emisora, mientras muchos/as jóvenes se sostienen en su rol de
conductores/as y productores/as a lo largo del año, otros/as de los/as jóvenes que vienen, lo hacen
en el rol de “invitados/as” para una columna de opinión o de una temática específica; para realizar
un aviso; para pedir una canción, o simplemente para compartir un momento entre amigos/as.
Agustín nos cuenta un poco sobre esto en una de las entrevistas, haciendo referencia a los
distintos niveles de participación y de compromiso con la asistencia a los programas radiales, la
puntualidad y la participación en los espacios asamblearios de decisión colectiva:
“Es como que a veces cuesta sostener los programas, porque los/as que venimos a la
hora que hay que venir y siempre somos algunos/as. Después otros/as vienen cuando
quieren (…) yo arranqué en el taller infantil cuando era chiquito, no sé cuántos años tenía,
8 creo. Después empecé en el taller de jóvenes de Mansión y en paralelo a la radio. Estuve
como 4 años en el de jóvenes. En la radio sigo, pero tuve muchos programas (…) Ahora es
distinto, porque estoy de tallerista con los/as más chiquitos/as, y voy a las asambleas
siempre, cosa que antes no” (Agustín, 2018)
Como afirma A. Bonvillani “algunos/as de estos/as jóvenes desarrollan militancia en movimientos
sociales, agrupaciones político-partidarias o activan luchas de resistencias”, pudiendo llegar, como
en este caso, a ser referentes u ocupar espacios de liderazgos en el barrio y dentro de la
organización (2012).
Otros/as jóvenes con distinta forma de participación, de todas maneras, realizan una actividad de
de reflexión crítica acerca de su barrio, de su condición de jóvenes y de sus condiciones de
existencia en general. Por ejemplo, al esbozar opiniones sobre el gatillo fácil durante el Especial
Desaparecidos/as de ayer y de hoy:
“Nos pasa a los jóvenes, a los supuestos delincuentes. Los que te roban para comer, los
pobres, la gente que apoya a otro movimiento. También a la gente que vive en la calle,
también supuestamente son delincuentes, dicen… a esas personas matan los policías
corruptos. Luciano Arruga fue un joven al cual querían obligar los policías a robar para ellos
y el chabón se negó y entonces lo empezaron a perseguir, lo empezaron a perseguir hasta
que lo encontraron y lo desaparecieron, como muchas personas desaparecieron en la
dictadura” (Resumen de La Charlatana 2016; Florencia, 2016)
“El derecho de los niños/as el día de hoy también tiene que valer. Todos buscamos
derechos, existen los derechos de los niños/as los derechos de las mujeres y muchos más.
La verdad me parece muy bien luchar por los derechos” (Resumen de La Charlatana 2016;
Emanuel, 2016)
Reflexiones finales
La experiencia de hacer radio, por parte de los jóvenes, no puede analizarse si no es en el marco
de una ampliación de lo que se entiende tradicionalmente por política. La política en el barrio
Nueva York es una producción territorial; y el barrio es, a su vez, una producción política, colectiva
y relacional y comunitaria.
Otro punto fundamental, es el sentido de pertenencia de los/as jóvenes con su barrio, ya que éste
es uno de los principales términos de inscripción de los compromisos, que movilizan acciones y
adhesiones militantes y que se convierten en causas públicas. Por ello la dimensión de la
identificación y la trama de relaciones que se tejen son elementos que facilitan las acciones
colectivas y que, además, son resultado de las experiencias participativas y militantes: las
amistades entre los/as integrantes de la radio, la comodidad, la afectividad, el sentimiento de
sentirse parte, entre otras cuestiones que mencionan los/as jóvenes.
Esta pertenencia, como parte del proceso de socialización política, supone la práctica de diversas
acciones en relación a la movilización, a la comunicación social, a la gestión de un medio
comunitario de forma colectiva y hacia diversas formas de organización de las que los/as jóvenes
participan, todos ellos capitales adquiridos en estos espacios, y a partir de los cuales se organizan
diversos niveles de compromisos e involucramientos.
Así, podemos dar cuenta de militancias no tradicionales, que nos marcan una heterogeneidad en
los modos de militar, todos ellos partes de un proceso de co-construcción constante entre los/as
jóvenes, que supone un compromiso político-afectivo y que conlleva diversos niveles de
participación.
Referencias bibliográficas
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La lucha por la tierra en Parque Esperanza desde la perspectiva juvenil.
Lic. Dalla Costa, Laura.
Egresada Especialización en Políticas Públicas de Niñez, Adolescencia y Familia. FTS. UNER.
GT 2
Palabras Clave: Participación – Adolescentes Mujeres – Lucha por la Tierra – Género.
Resumen:
El presente resumen se elabora en base al Trabajo Integrador Final de la Especialización en
Políticas Públicas en Niñez, Adolescencia y Familia. FTS. UNER.
El Objeto de Estudio propuesto fue:
“La Participación de las Adolescentes Residentes en el Barrio Parque Esperanza de Estación Juárez Celman en las Estrategias Familiares y Comunitarias Desplegadas en la Lucha por el Territorio.”
Siendo Objetivo General:
“Describir, recuperando la voz de las adolescentes, cómo se configura la participación adolescente en el proceso organizativo del barrio Parque Esperanza y en las estrategias familiares desplegadas en la lucha por el territorio”.
Se plantearon dos objetivos específicos:
- “Identificar la participación adolescente en las estrategias comunitarias desplegadas en la lucha por el territorio, desde la perspectiva de los propios actores.”
- “Describir el aporte de las adolescentes en las estrategias familiares ligadas a la mejora y sostenimiento de la vivienda, desde la perspectiva de los propios actores.”
Para el abordaje de los objetivos se realizó, como andamiaje metodológico, un Trabajo de Campo y un abordaje cualitativo.
Las técnicas de recolección de datos correspondieron a metodologías cualitativas, a saber: observación participante, descripción densa, entrevistas abiertas y semi estructuradas y revisión documental.
Temporalmente el objeto de estudio se acotó desde el momento en que se constituyó la toma de tierras, julio de 2014, hasta el desarrollo de las entrevistas: febrero de 2017. Asimismo, se entrevistó exclusivamente a las adolescentes que residían efectivamente en la toma de tierras.
Dado el objeto propuesto, devienen como unidad de análisis los relatos de las adolescentes residentes del barrio Parque Esperanza.
Partiendo de la concepción de ser situado, son unidades informantes para el presente trabajo: familiares de las adolescentes, referentes barriales, integrantes de la organización Jóvenes Al Frente.
El análisis y las reflexiones finales del trabajo se encuadran en tres ejes:
- Adolescencias. - Adolescentes y estrategias familiares. - Participación adolescente y acceso a la información.
En base a estos ejes se realizaron las siguientes reflexiones finales:
- Heterogeneidad en la identidad adolescente. - Vinculación estrecha entre rol asignado en la familia y aporte a las estrategias
familiares. - Existencia de una serie de factores socio-comunitarios y familiares que potencian y
promueven la participación adolescente. - En las estrategias desplegadas en la lucha por el territorio, la representación que los
actores sociales tienen del Estado adquiere significancia en la práctica.
Se considera que el aporte central que brinda el presente trabajo es la posibilidad de ofrecer pautas a ser recuperadas en procesos de intervención social cuyos objetivos sean potenciar la participación protagónica de las adolescentes en experiencias de lucha colectiva, así como fomentar el cuestionamiento de roles de género asumidos como naturales.
Ponencia Completa:
Las presentes reflexiones son extraídas del Trabajo Final Integrador realizado para la Carrera de Especialización en Políticas Públicas de Niñez, Adolescencia y Familia de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba, el cual fue presentado en junio de 2017.
Se desarrolló en la comunidad del Barrio Parque Esperanza de la Ciudad de Estación Juárez Celman, ciudad que limita al sur con la capital cordobesa. El barrio Parque Esperanza era una toma de tierras constituida por cuatrocientos sesenta y dos lotes destinados a vivienda familiar, un lote destinado a la sede de la cooperativa y un espacio verde que ocupa aproximadamente una manzana, ubicado en el centro del barrio, al frente del cual se ubica la sede. En la sede y en el espacio verde se realizaban las actividades colectivas como las asambleas, festivales, festejos del día del niño, ferias, campeonatos, entre otros. Ocasionalmente las asambleas, el comedor y las reuniones se realizan en casas de los asociados ubicadas dentro del barrio.La posesión de la tierra se inicia en julio del año 2.014, por la decisión de un grupo de vecinos de Barrio Ciudad de los Niños en conjunto con la organización comunitaria Jóvenes al Frente.
El terreno que ocupaban se encontraba ocioso hace por lo menos diez años. Dicha porción de tierra habría sido utilizada con fines agrarios, pero cayó en desuso al quedar cercada por dos núcleos urbanos: Barrio Parque Norte y Barrio Ciudad de los Niños.
Durante la segunda mitad del año 2014 se constituye la Cooperativa de Vivienda 12 de Junio, cuyos miembros fundadores son integrantes de Jóvenes Al Frente y ocupantes de los terrenos. A través de una asamblea escogen el nombre Barrio Parque Esperanza, por el cual se reconoce al mismo desde entonces. La cooperativa utiliza asambleas como espacio de debate y decisión, y se prioriza que las asociadas sean las mujeres de las familias.
La Cooperativa de Vivienda 12 de Junio posee la matrícula n° 54.216 y se encuentra inscripta en el registro permanente provincial de cooperativas bajo el n° 3.540.
Durante todo el tiempo transcurrido desde la posesión de la tierra, la organización y la cooperativa reclamaron el reconocimiento del Estado en sus diferentes niveles: municipal, provincial y nacional. Posteriormente a la realización del trabajo que aquí se sintetiza, el gobierno de la Provincia de Córdoba lleva adelante un mediático y violento desalojo de la comunidad que dura todo el día del primero de junio del corriente año.
Actualmente las familias desalojadas se encuentran esperando que el estado provincial les entregue un terreno, residen provisoriamente en la iglesia del barrio Parque Norte de Estación Juárez Celman, resistiendo en condiciones de hacinamiento a la espera de los lotes prometidos que se encuentran en Barrio San Javier de la ciudad de Córdoba.
Vale una aclaración conceptual: se utiliza la categoría “adolescencias”, despojándola de su sentido estrictamente etimológico, y pensándola como una categoría relacional. La adolescencia se define en cada contexto social y cultural, siempre en relación con la niñez y la adultez. Se entiende que la adolescencia se ubica al interior de un universo mayor: la juventud(es).
Al respecto, la gran mayoría de los autores consultados considera que “la juventud” es un término que invisibiliza la heterogeneidad de “las juventudes”. Siendo los y las adolescentes diversos, no sólo en su identidad cultural, social y de género; sino también en las experiencias y trayectorias de vida. Como lo expresa Pineau (s/d), “…lo plural pone de relieve, denuncia, la imposibilidad de que una expresión en singular aúne las desigualdades...”. Hablar del adolescente como un ser homogeneizado, tiende a ocultar las diferencias sociales, económicas, culturales, políticas y sexuales de los sujetos incluidos en esa categoría.
Pablo Pineau (s/d) pone de relieve que, además de la pluralidad de las adolescencias, hay que recuperar otra característica: la novedad. Para cada generación, las infancias y adolescencias implican lo nuevo, eso nuevo que viene a mantener o modificar lo construido hasta ahora, eso nuevo que nos desafía y que debe ser “educado” por la adultez (la cuestión de la “inserción” de las nuevas generaciones). Pineau (s/d) asegura que “…existe algo sustancialmente novedoso para los nuevos de nuestra época…”, la brecha cultural abismal entre las generaciones contemporáneas, y la brecha socioeconómica sin precedentes entre los/as adolescentes.
Entre las opciones para realizar el Trabajo Final Integrador, se optó por un “trabajo de campo” entendido como un análisis reflexivo sobre una porción de la realidad (deliberadamente acotada por los objetivos del trabajo) que implica una presencia prolongada en el campo, buscando desentrañar los sentidos de los actores y procurando logar una reflexividad colaborativa con los mismos. (Firpo, s/d)
Esta “presencia prolongada” en el campo, fue posible gracias al desempeño profesional de la autora como trabajadora social dependiente de la Municipalidad de Estación Juárez Celman, durante los años 2012 y 2013, y como coordinadora de curso de la escuela secundaria ubicada en el Barrio Ciudad de los Niños desde principio de 2014 hasta la actualidad
El objeto de estudio propuesto fue: “La Participación de las Adolescentes Residentes en el Barrio Parque Esperanza de Estación Juárez Celman en las Estrategias Familiares y Comunitarias Desplegadas en la Lucha por el Territorio.”
Con el fin de acotar dicho objeto de estudio, se optó por considerar sólo a las adolescentes que se encuentran entre las edades de 15 y 17 años. Temporalmente el objeto de estudio se acotó desde el momento en que se constituyó la toma de tierras, julio de 2014, hasta el desarrollo de las entrevistas: febrero de 2017. Asimismo, se entrevistó exclusivamente a las adolescentes que residían efectivamente en la toma de tierras. Por razones inherentes a la dinámica de las familias,
sólo se logró entrevistar a adolescentes mujeres. Este hecho indujo a recuperar una perspectiva de género en el análisis.
Transcribo a continuación los objetivos que guiaron el trabajo.
Objetivo general: Describir, recuperando la voz de las propias adolescentes, cómo se configura la participación adolescente en el proceso organizativo del barrio Parque Esperanza y en las estrategias familiares desplegadas en la lucha por el territorio.
Los objetivos específicos:
- Identificar la participación adolescente en las estrategias comunitarias desplegadas en la lucha por el territorio, desde la perspectiva de los propios actores.
- Describir el aporte de las adolescentes en las estrategias familiares ligadas a la mejora y sostenimiento de la vivienda, desde la perspectiva de los propios actores.
El proceso indagatorio tuvo como andamiaje una metodología cualitativa, enfatizando una lógica de inducción analítica, es decir que la construcción del análisis se realiza confrontando los observables empíricos con una teoría que haga comprensivos los mismos. En un movimiento en espiral, de la teoría a la empírea y viceversa, se combinó la obtención y el análisis de la información empírica.
Como lo expresa Laura Piñero (2007), el discurso de los entrevistados se constituye en el eje del análisis. Esto permite descubrir un conjunto de representaciones y de prácticas que constituyen un todo significativo.
A continuación, se enumeran las técnicas de recolección de datos utilizadas:
- Observación participante y no participante. Descripción densa. - Cuaderno de campo. - Entrevistas abiertas. - Entrevistas semi estructuradas. El discurso del/la entrevistado/a fue orientado en
función a tres ejes temáticos: vinculación de los/as adolescentes con las actividades organizadas por el movimiento social, aporte de los adolescentes a las actividades cotidianas que permiten el sostenimiento y/u obtención de la vivienda, y trayectorias de vida e identidad.
- Utilización de grabador de voz y transcripción. - Revisión documental.
Se buscó comprender holísticamente, esto es como dice María Teresa Sirvent (1999): “Comprender abarca, según diferentes perspectivas, la comprensión de estados psicológicos, la interpretación del marco de referencia del actor y del contexto que enmarca la vida de individuos o grupos; comprender es también tener acceso a las ‘reglas del juego’ de la interacción social y del significado del lenguaje: las informaciones, las proposiciones tienen sentido al interior de un juego del lenguaje; comprensión también implica la inclusión de un hecho en el movimiento histórico, político y social del contexto de ese hecho. La búsqueda de la comprensión implica pensar en una dialéctica metodológica de interacción sujeto-objeto que permita la comprensión desde adentro de los fenómenos históricos sociales.” (Pág. 8)
Dado el objeto propuesto, devienen como unidad de análisis los relatos de las adolescentes residentes del barrio Parque Esperanza.
Partiendo de la concepción de ser situado, son unidades informantes para el presente trabajo: familiares de las adolescentes, referentes barriales, integrantes de la organización Jóvenes Al Frente (en adelante JAF).
Los criterios de selección de quienes fueron entrevistados se basaron en un procedimiento llamado de selección por redes. Se utilizó, para dar comienzo al trabajo, entrevistas a las personas a quienes se tiene acceso por cercanía, quienes dieron información e indicaron la muestra sucesiva. Las entrevistas abiertas se realizaron desde el inicio del proceso, mientras que las entrevistas semiestructuradas se desarrollaron en su mayoría durante el mes de febrero de 2017.
Los obstáculos que se presentaron en el desarrollo del presente trabajo fueron principalmente dos:
- Dificultad para acceder a entrevistas a todos los adolescentes residentes en el barrio. Cuestión que implicó modificar el objeto, haciendo referencia solamente a las adolescentes mujeres.
- Dificultades de índole personal y familiar de la autora, que postergaron los tiempos planteados inicialmente.
Las reflexiones que se fueron construyendo se pueden categorizar en tres ejes: adolescencias, adolescentes y estrategias familiares, y participación adolescente y acceso a la información.
Eje uno: adolescencias.
Las adolescentes entrevistadas residen en Barrio Parque Esperanza, tienen entre 15 y 16 años, son argentinas y mujeres. Sin embargo, la identidad de cada una de ellas es diversa, signada por sus trayectorias particulares. La heterogeneidad de las identidades queda confirmada por la divergencia de expectativas y trayectorias de vida, así como de la reconstrucción discursiva de su vida, a pesar de pertenecer a la misma clase, a la misma generación, al mismo género e incluso residir en el mismo barrio.
Las tres en el discurso hacen referencia a grupos de pertenencia, lo cuales están puestos en un lugar central a la hora de “sentir” el arraigo con el espacio geográfico habitado, la pertenencia al mismo. Al decir de Fernández (2013) la subjetividad personal se produce entre los otros, en un proceso político de permanente transformación. En función de esto, las adolescentes cuyos otros referenciales son los miembros de la organización y la comunidad en su conjunto, no valoran la posibilidad de mudarse. Mientras que las adolescentes cuyos referentes son su familia u otros grupos comunitarios (como grupos juveniles religiosos), mencionan la posibilidad de una mudanza, siempre manteniendo el núcleo familiar de pertenencia, donde se desarrollan y se expresan.
Como observan Córdoba y Mildenberger (2013), el acceso a la información y la participación de los más jóvenes en acciones educativas y culturales que resignifiquen la lucha por la tierra impacta en un fortalecimiento de su identidad desde un ejercicio crítico, que permite superar identidades basadas en la exclusión (ocupa/usurpador). Así vemos como una de las entrevistadas expresa su orgullo por formar parte de la comunidad, valorizando las redes de ayuda al interior del barrio y el esfuerzo que con su familia realizan para conseguir la casa propia. La participación en la organización y el acceso a la información inciden en la representación que ella tiene de sí misma.
. Eje dos: adolescentes y estrategias familiares.
En cuanto a las estrategias familiares para el acceso y sostenimiento a la vivienda, se observa que las adolescentes se involucran en las decisiones familiares y aportan a las tareas que efectivizan el sostenimiento de la vivienda.
El lugar ocupado al interior de la estructura familiar parece condicionar el aporte que cada adolescente realiza a las estrategias familiares de reproducción; resulta central incorporar la noción de género. Las entrevistadas son mujeres además de adolescentes, ellas mencionan el desarrollo de actividades domésticas como la limpieza y el cuidado de niños/as. Esta referencia se muestra naturalizada, en el discurso no se evidencia un cuestionamiento a dichas responsabilidades. El lugar ocupado por una de las entrevistadas en su familia se encuentra signado por su rol de madre. Mientras su pareja realiza las actividades extra-domésticas, que permiten el acceso a recursos económicos, ella se encarga de la organización hogareña, de las tareas domésticas y de mantener vínculos de confianza con sus familiares. El sostenimiento de dichos vínculos permite acceder a bienes y servicios necesarios para el bienestar de la unidad familiar, como la provisión de luz eléctrica a través del generador que comparten, la ayuda en el cuidado y la asistencia de la hija de la pareja, el préstamo de la casa donde residen y el acceso a la cocina que se encuentra en la casa del padre. El nacimiento de la niña le permitió incrementar el bienestar familiar a través de dichas redes, el préstamo de la habitación de material donde viven es un claro ejemplo. Se puede hipotetizar que dicho acceso está vinculado a la valoración positiva de la maternidad en los sectores populares.
En cuanto al resto de las adolescentes, ellas mencionan a la realización de las actividades domésticas como una “ayuda a la madre”. Es relevante que son las mujeres adultas, las que ocupan el rol de madre en la estructura familiar, quienes organizan dichas tareas de reproducción. Las adolescentes participan de esa organización con su trabajo, como una “extensión del cuerpo de la madre”, esto es: la responsabilidad pareciera ser de las mujeres que ocupan el rol de madre. Hipótesis que se refuerza al observar que la adolescente madre cuenta con el apoyo de sus hermanas niñas y adolescentes no convivientes para el cuidado de su hija.
Sería interesante preguntarse si en esta comunidad el pasaje de la adolescencia a la adultez en las mujeres puede estar vinculado a la maternidad.
Aquí se evidencia lo expuesto por Jelín (1994), siendo las tareas domésticas que posibilitan la reproducción social y cotidiana de los miembros de la familia responsabilidad de las mujeres amas de casa-madres, cuando no se accede a bienes y servicios provistos por el mercado que permitan alivianar la carga de las tareas, se impone la ayuda de las otras mujeres de la unidad doméstica.
Similar a lo que sucede con el aporte de su trabajo en las acciones domésticas de reproducción, cuando las adolescentes hacen mención de la percepción (o posibilidad de percepción) de transferencias formales obtenidas por su participación en programas sociales de empleo para jóvenes, expresan que parte de esos recursos serían destinados a la economía familiar administrada por sus madres.
En el análisis expuesto, se puede observar cómo las tareas domésticas se resuelven de forma “privada”, esto es, al interior de cada familia. A lo sumo se cuenta con el apoyo de redes de contención familiar que permiten alivianar la carga. Lo expuesto por Nancy Fraser (Britos, 2003) resulta útil al análisis. La autora señala que las nociones de “privado” y “público” son clasificaciones culturales instaladas a través de discursos, que permiten deslegitimar algunos intereses y necesidades a la vez que valorizar otros. En esta comunidad, la cuestión de la vivienda pudo fugar del ámbito privado gracias a la acción colectiva que puso en cuestión dicha necesidad y pone en acción estrategias que tienen a efectivizar el derecho a la vivienda. Así, se observan en los discursos de las adolescentes y sus madres la referencia a múltiples ejemplos de solidaridad entre vecinos sobre este tema (el préstamo de construcciones, la construcción asociada), mientras que las tareas referidas a la dimensión reproductiva cotidiana (limpieza del hogar, alimentación de la
familia y cuidado de niños/as pequeños/as) no suscitan la misma solidaridad (por lo menos no se explicita en el discurso). En cuanto a la alimentación de las familias, si bien existía un comedor comunitario, el mismo era utilizado de forma residual por las mismas (“sólo cuando no se tiene”) y únicamente tenía presencia los sábados al mediodía.
En los datos que derivan de la observación participante, se aprecia que la presencia de varones pertenecientes a las familias se impuso sobre la presencia femenina en actividades como: construir la sede de la cooperativa, una vivienda, el pilar de luz de una vivienda, realizar la limpieza de un terreno o acondicionar la huerta comunitaria. En actividades administrativas de la Cooperativa y en la cocina del comedor, la presencia fue marcadamente femenina. Esto puede deberse a la distribución de las tareas naturalizadas en base al género, cuestión que de hecho puede expresar cierta desvalorización al lugar ocupado por la mujer. Ya que, mientras las actividades realizadas por las mujeres tenían una continuidad y se constituían en acciones rutinarias desarrolladas sábado a sábado, las actividades desarrolladas por varones eran más “visibles”. En el sentido de que se organizaban con cierto tiempo de anticipación, solían implicar la visita de “expertos” en la temática o visitantes de otras comunidades y experiencias políticas, además de que eran valoradas discursivamente.
En el caso de las adolescentes mujeres, se observaba que no participaban protagónicamente de ninguna de estas acciones de experiencia colectiva, circulaban por el espacio de forma residual. Estando cerca, participando de alguna charla esporádica, o compartiendo unos mates. Las chicas por lo general permanecían en la periferia de las actividades, cercanas a otras adolescentes. Mientras que los adolescentes varones e incluso niños se involucraban en las tareas de limpieza de terreno o construcción del cerco perimetral de la huerta. Siendo parte de las conversaciones de los adultos.
Eje tres: participación adolescente y acceso a la información.
Para las adolescentes entrevistadas la familia se constituye en la principal fuente de acceso a la información sobre la lucha por la tierra. Si bien conocen que se desarrollan las asambleas, donde tienen la posibilidad de acceder a la información que allí circula, ninguna encuentra en las reuniones y las asambleas un espacio real de participación para ellas, se acercan a las mismas de forma espontánea y residual o seden ese espacio a sus madres, quienes luego poseen la información para ser compartida con la familia.
Cuando las chicas participan de las reuniones, se dedican a escuchar con atención; ninguna ha tomado la palabra hasta ahora, lo que no quiere decir que no se formen una opinión de lo que sucede. Las opiniones que tienen, los aportes que pueden hacer a la lucha colectiva, los comparten con sus círculos de pertenencia como la murga o la familia. Entre las razones de no tomar la palabra en ese espacio de encuentro colectivo, las asambleas, una de las entrevistadas lo justifica desde el miedo de “tener problemas”, que lo traduce en miedo a que hablen mal de ella o se enojen. En su familia si se anima a confrontar su opinión con la de los adultos, ya que es un espacio donde se siente cuidada, donde “hablando nos entendemos”.
Otra adolescente expresa el valor que tenía la murga para ella, donde lo que opinaba y podía aportar era tenido en cuenta por los otros miembros. Se observa cómo la participación adolescente es propiciada por la existencia de vínculos afectivos. Así, la posibilidad de confrontar lo que piensan y opinan con otros/as (adultos/as y/o adolescentes) se manifiesta cuando esos referentes son personas allegadas, personas con las que se sabe que “va a estar todo bien”.
Se observa como lo expuesto por Giorgetti (2013) sobre la participación en círculos concéntricos se expresa en esta comunidad. También influenciado por el lugar ocupado por la familia. Así, quienes participan más activamente de los espacios de decisión, el círculo central expresaría el autor, expresan mayores sentimientos de pertenencia con la organización y la lucha colectiva. Esa pertenencia influye en la identidad personal de quien participa, así una adolescente
y su madre hacen referencia a la importancia significativa que adquiere la experiencia organizativa en sus trayectorias de vida. Esta adolescente, quien es hija de una delegada, cumplía horas en el Plan Primer Paso (gestionado al interior de la comunidad) y fue partícipe de la murga muestra mayor grado de compromiso con la lucha por la tierra. Conoce las actividades que se han desarrollado para reclamar por la falta de luz y agua, expresa que el sacrificio es para poder al fin tener lo propio. Con sus propias palabras: “Me llama mucho la atención de lo que es el día a día. Tener que salir a la ruta y cortar una calle para poder tener lo que es mío. Y si hay que meter el pecho a la policía vamos y le metemos el pecho y.. Todo sea porque nuestro barrio en algún momento tenga luz y agua y sea más bonito. Es hermoso ahora, yo lo re quiero al barrio…”.
En cambio, el relato de quienes se muestran más ajenas a la experiencia de la lucha colectiva es distinto.
Una de las adolescentes entrevistadas expresa su descontento con algunas decisiones tomadas, al igual que menciona propuestas de acción para mejorar la experiencia comunitaria. A pesar de sus pensamientos, decide no involucrarse en las estrategias comunitarias.
La adolescente que es madre opinaba, al igual que su pareja, que la situación de un desalojo se observa como la posibilidad que el Estado les provea una casa como la desean: con habitaciones, cocina y baño; haciendo una clara referencia al Programa Mi Casa Mi Vida que se ejecutó en la provincia de Córdoba a mediados de la década del 2000.
En cuanto a la participación comunitaria, es interesante retomar los planteos de Hart (Murga y Anzola, 2011) para observar cómo los/as adolescentes se sienten convocados cuando los adultos referentes piensan estrategias que valoricen su voz y sus aportes. Es el caso de la murga y la escuela de fútbol, que como experiencias participativas de los/as adolescentes y niños/as, se organizaron en base a sus intereses, incluyéndolos en las decisiones junto con los adultos que cumplían un rol de educadores.
Como lo expresa un entrevistado, educador-adulto de la murga y de la escuelita de fútbol:
“Bueno la murga, en el barrio se empezó. Se fue armando de a poco acá en el barrio, porque empezamos a salir a la calle a visibilizar lo que es la lucha por la tierra y la necesidad de tener la vivienda. Y bueno los chicos es como que, íbamos a las marchas, cantábamos… y ya los chicos se consiguieron un bombo. Y fue así, se iba tomando el gustito a lo que eran los bombos, los redoblantes. Y de ahí vinieron chicos de otras organizaciones que sí, que estaban formados en murga, y enseñaban a tocar a los pibes y se iba armando. Se iba agarrando el gusto por lo que es la murga. Y con el tiempo la conocimos a Paula que toca, y con ella es que empezamos a armar la murga…”
De lo expuesto por Lucas se observan prácticas que realizan los adultos que potencian el protagonismo de los/as adolescentes y niño/as:
“Ensayábamos, y ahí tratábamos de... porque los pibes siempre van con algún problema de la casa, y bueno tratábamos de contenerlos. Que cuente cómo vivieron la semana, qué les pasaba a ellos en el barrio. Y tratar de relacionarnos de otra forma. A lo mejor en el barrio no había mucho de que entre niños se pueda mantener una conversación, o discutir un tema sin pelearse. Bueno trabajar eso en cada reunión. (…) Encabezamos los ensayos con una pequeña reunión, ahí nos contábamos todo. Cómo nos sentíamos, qué teníamos ganas de hacer. Nosotros nos poníamos en el lugar de no venir a enseñar, sino a aprender entre todos. Y bueno de ahí salían las canciones, porque la armábamos entre todos, contábamos que le pasaba a cada uno y así se iba armando. En realidad, fue algo muy lindo lo de la murga con los pibes, se crearon unos lazos muy importantes…”
Esta selección de la entrevista coincide con lo expuesto por Murga y Anzola (2011) sobre el papel de los adultos en el fomento de la participación infanto-juvenil: “El papel de los adultos en la participación infantil exige la aceptación de las capacidades de los niños y niñas y el respeto a sus opiniones, para lo cual es necesario: Escuchar, crear espacios de consulta y diálogo. Saber empatizar con los niños y niñas. Respetar las dinámicas y procesos de cada grupo. Salvar la desconfianza generacional. Aprender que los niños y niñas también pueden enseñar a los adultos. Reforzar positivamente a los niños y niñas. Servir como modelo de conducta: el adulto debe tener una actuación coherente con los objetivos que se plantea conseguir con el grupo.” (Pág. 64)
Las autoras expresan que son condiciones para generar espacios reales de participación infanto-juvenil, las siguientes: “Trabajar en el entorno próximo de los niños y las niñas… ‘Estar ahí’, conocerlos, establecer vínculos de confianza, es imprescindible. (…) Trabajar intencionalmente: La participación infantil/juvenil debe ser un componente esperado, programado, deseado, generando los espacios propicios para ellos…” (Pág. 64)
Los preceptos expuestos por las autoras se observaron en el relato de los/as entrevistados/as, valorados positivamente como potenciadores de la participación.
¿En qué espacios se sienten convocadas a participar estas adolescentes? Una adolescente expresa que su voz fue valorizada por la murga, “… uno inventaba algo y no era un ´no´ lo que recibía. Ahí eras libre y sumaban todo lo que vos hacías. Y eso estaba bueno. Incluso ahora, no sabés, a la Juana le mandé mensajes el otro día: ‘Juana, extraño la murga’…”
Por un lado, esto puede ser interpretado observando que las adolescentes sienten comodidad en espacios de participación organizados para su grupo etario, no en asambleas generales donde también participan adultos/as.
Por otro lado, se puede interpretar desde los aportes de Reguillo (2003). Las juventudes contemporáneas de Latino América estructuran su participación en base a formas fluidas de expresión cultural, donde lo político se expresa en el encuentro entre lo estructural y lo cotidiano. Así, la murga se presenta como una irrupción en el espacio público, una irrupción desde el cuerpo (el baile, el canto, el toque de los tambores) que es protagonista (encabeza las marchas y piquetes, reclama de hecho el derecho a participar de los/as jóvenes) y profundamente crítica y reflexiva (lo que se refleja en las letras de las canciones y su producción colectiva).
En cuanto a la valoración del derecho a la tierra y a la vivienda, las adolescentes hacen referencia al mismo desde las siguientes expresiones:
“… cuando la casa no es tuya siempre va a haber problemas. Igual que estando con algún familiar tuyo, y el hombre ese no quería que hagamos nada. No podíamos comer, no podíamos juntarnos con los tíos con los primos nada porque a él le molestaba.”
“… no tenés que estar pagando alquiler. Y si querés poner una planta ahí no le tenés que pedir permiso al dueño para poder poner la planta. Podés construir como vos querés y la tenés como vos querés a tu casa. No le tenés que estar pidiendo nada a nadie.”
“… ya queríamos estar en nuestra casa, elegir nosotros”.
Se observa cómo el derecho a la vivienda se conceptualiza como la posibilidad de acceder a niveles de autonomía y poder de decisión que de otras formas se encuentran coartados.
En cuanto a la exigibilidad del derecho a la vivienda, como la expectativa de prestaciones positivas por parte del Estado, se observa cómo el nivel simbólico de lo entendido por “Estado” tiene efectos reales en las prácticas. Las adolescentes han construido una concepción del Estado
basada en sus experiencias de vida y en la referencia a otras experiencias cercanas, en base a esa concepción priorizan determinadas estrategias para el acceso a la vivienda.
En el discurso de una entrevistada la referencia implícita al programa provincial “Mi Casa, Mi Vida” es evidente. El mismo consistió en la erradicación de asentamientos y la construcción de viviendas sociales que fueron asignadas a los núcleos familiares desplazados. La adolescente hacía mención de la expectativa de que un posible desalojo implique el acceso a una vivienda de material provista por el Estado.
Mientras que otra entevistada, quien a sus trece años experimentó un desalojo junto a su familia, no espera soluciones provistas por el Estado. La expectativa está puesta en los referentes/delegados de la organización territorial, y su capacidad de administrar los recursos comunitarios y gestionar ante el Estado respuestas a la problemática de la vivienda. Ella también expresa que es central en la continuidad de la toma la cuestión legal de las tierras, sabiendo diferenciar tierras fiscales de tierras privadas.
En cuanto a otra adolescente, ella menciona a las políticas represivas por parte del Estado. Su experiencia, la de su madre y el resto de los/as vecinos/as como colectivo organizado, le han hecho conocer que el Estado puede responder represivamente a las manifestaciones públicas de reclamo. A la vez, interpreta que son dichas manifestaciones las que van a conseguir el sostenimiento de la tenencia de la tierra, a través de la resistencia al Estado.
Observaciones finales y nuevos cuestionamientos.
Las identidades de los sujetos se encuentran permanentemente en procesos de construcción y deconstrucción, en el caso de las adolescentes se expresan en términos de heterogeneidad y diversidad.
Esta divergencia entre las subjetividades adolescentes está signada por las trayectorias de vida y las referencias a otras personas y grupos de personas que se les presentan como significativos.
Cuando las trayectorias y las referencias significativas están mediadas por experiencias de participación política, se presenta la posibilidad de una resignificación de la propia subjetividad adolescente en términos de empoderamiento, superando identidades impuestas que se presentan como marginales.
El aporte que las adolescentes realizan a las estrategias familiares de sostenimiento y reproducción de la vivienda y de la unidad doméstica, está íntimamente relacionado con el rol ocupado por ellas al interior de las familias. Dicho rol está marcado por la posición social ocupada en términos de género y generación.
El acceso a la información es requisito sine qua non para que se presenten grados de participación real. Para las adolescentes de esta comunidad, las fuentes de acceso a la información sobre la lucha por la tierra se encontraban “visibles”, a su alcance. Estas fuentes son variadas, las adolescentes sabían a dónde dirigirse o a quiénes consultar en caso de requerir una
ampliación de la información que tienen. A pesar de la diversidad de fuentes, ellas priorizaban el acceso a la información a través de sus familias.
Con la información que poseían se formaban una opinión sobre los acontecimientos. Sus opiniones eran “puestas a jugar” en aquellos grupos sociales, de pequeña dimensión, donde experimentan pertenencia y al interior de los cuales mantienen vínculos de afecto.
En cuanto al grado de pertenencia a la organización político-social, se observa que el mismo se incrementa o reduce en base a las experiencias efectivas de participación de ellas o de sus familiares. Cuando algún miembro de la familia participaba de los círculos centrales de la organización, la pertenencia del grupo a la misma se incrementa. Cuando esto no es así, los cuestionamientos a las estrategias colectivas eran mayores.
En tanto a la participación de las adolescentes, diferenciada de sus familiares, la misma se potencia cuando la comunidad se plantea estrategias específicas para ese grupo etario. Dichas estrategias de participación adolescente parecieran tener éxito cuando observan ciertas condiciones:
- Cercanía geográfica de las actividades. - Presencia sostenida de educadores-referentes. - Generación de vínculos de contención y afecto. - Preeminencia de acciones de índole artísticas, culturales y deportivas. - Involucramiento de los/as jóvenes en la toma de decisiones. - Mirada “Freiriana” del saber (El saber como construcción social, y circulando tanto
en el educador como en el educando). - Consideración de los intereses particulares del grupo de adolescentes.
Las adolescentes entrevistadas asociaban el derecho a la tierra y a la vivienda con el aumento de los grados de autonomía y poder de decisión de las familias. Tener la vivienda propia posiciona al grupo familiar en mejores condiciones para la toma de decisiones.
Las representaciones sociales que los sujetos construyen en base a sus experiencias, y los relatos de otros sujetos, tienen efectos reales en las prácticas. Así, lo que cada adolescente comprendía como “Estado” derivaba en la interpretación de posibles políticas sociales o acciones directas que ese Estado puede desplegar. Ante estas representaciones, las adolescentes priorizaban la concreción de ciertas estrategias para el acceso a la vivienda sobre otras.
Para finalizar, se comparten lo nuevos cuestionamientos que fueron surgiendo de las observaciones y el análisis.
En primer lugar, es interesante cuestionar si la participación en organizaciones políticas y sociales, así como la construcción de identidades ligadas a esa experiencia, determina en las adolescentes una impronta que luego es puesta en acción en otras instituciones (como la escuela, por ejemplo).
Una pregunta latente en el análisis es ¿cuáles son los factores que fomentan la participación sostenida de los adolescentes? ¿Cómo se logra sostener experiencias colectivas de participación real, como lo es la murga, aún en ausencia de referentes adultos?
Otro cuestionamiento que se plantea es: ¿Qué factores sociales y comunitarios posibilitan el cuestionamiento de los roles tradicionales de género? ¿En qué medida dichos roles reproducidos socialmente dificultan la participación política de las mujeres?
La vulneración del derecho al hábitat de niños/as y adolescentes vulnera otros derechos como la salud y el bienestar. Como lo expresan Gerosa y Thourte (2013), el derecho social a la vivienda está íntimamente relacionado con los derechos de niños/as y adolescentes a un nivel de vida adecuado para su desarrollo integral. La vivienda debe ser entendida en sentido amplio, como espacio de interacción social que posibilita o dificulta el desarrollo de la persona como tal. La vulneración de este derecho es una expresión de la desigualdad social estructural (la concentración de tierras por un lado, y la desposesión por otro).
En los procesos comunitarios de exigibilidad del derecho a la vivienda, fomentar la participación adolescente es una obligación ética reconocida por el derecho local e internacional, que debe ser observada por referentes comunitarios y estatales.
Fomentar la participación se vuelve una cuestión central, ya que el derecho a la participación es el derecho de las adolescentes a ejercer y defender sus otros derechos, así como denunciar la vulneración de los mismos. Por eso Murga y Anzola (2011) definen a la participación como un medio para el ejercicio de los derechos y como potenciadora de la democracia. La participación adolescente tiene implicancias en las subjetividades, dota de sentido al concepto de ciudadanía al interior de las comunidades. Permite que el sujeto vaya construyendo junto a otros/as el ejercicio de la ciudadanía a la vez que amplía las perspectivas y experiencias de la misma comunidad.
La construcción de la ciudadanía no se podrá realizar en abstracto, los derechos se aprehenden ejerciéndolos y no meramente estudiando la letra de las leyes.
Se considera que, para fomentar la participación de las adolescentes en procesos comunitarios, los movimientos sociales y organizaciones deben prestar especial atención a los procesos comunicativos, siempre con vistas a democratizar el acceso a la información y favorecer el intercambio de pareceres en ámbitos de respeto por las diferencias.
Otro aspecto a tener en cuenta, es la importancia de generar y sostener propuestas diversas. Dada la heterogeneidad de las adolescentes, no se puede pretender convocar a las mismas desde un espacio unívoco.
Por último, los/as referentes de dichas organizaciones y movimientos sociales deberán tener presente que para generar instancias de participación inclusiva se debe abordar el cuestionamiento tanto de supuestos adultocéntricos como de pautas culturales basadas en la inequidad de género. Este proceso de desnaturalización necesariamente requiere que se pondere el componente educativo.
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EL USO DEL TIEMPO LIBRE QUE HACEN VARONES Y MUJERES JÓVENES CON DIFERENTES SITUACIONES LABORALES Y EDUCATIVAS. Un estudio
exploratorio a nivel local.
Natacha Gentile y Natalia Idone. Centro de Investigaciones Económicas y Sociales, Universidad Nacional de Mar del Plata. Email: [email protected] – Funes 3250, Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires.
GT2. Acción, participación, opciones y estrategias políticas.
Resumen. El tiempo libre está asociado a aquel tiempo que existe por fuera del trabajo y de
otras obligaciones tales como al estudio o algún tipo de compromiso obligado que debe
atenderse. Asimismo la literatura reconoce que el uso que se hace del mismo puede variar de
acuerdo a la edad, el género, la situación económica y la condición educativa entre otros
aspectos a la vez que al desagregar su contenido encontramos diversas actividades que
pueden ir desde la realización de actividades artísticas y deportivas pasando por la realización
de actividades de socialización y también vinculadas con la participación en organizaciones
sociales entre otras. En un contexto en que los indicadores laborales y educativos vinculados a
los jóvenes expresan para un porcentaje importante de ellos las dificultades existentes en
términos de inclusión laboral y educativa nos preguntamos acerca de la realización de otras
actividades, en particular recreativas, artísticas, deportivas y de socialización que pueden
contribuir a enriquecer las transiciones que este colectivo social hace a la vida adulta. Para ello
proponemos presentar en este trabajo un avance de una investigación en curso orientada a
analizar el uso del tiempo libre que hacen varones y mujeres jóvenes que presentan diferentes
situaciones laborales y educativas (trabajan y no trabajan; estudian y no estudian) en el
Municipio de General Pueyrredon en relación a actividades de recreación y socialización y de
participación en organizaciones sociales entre otros. Para cumplir con nuestra propuesta
utilizaremos información proveniente de la Encuesta a Jóvenes a nivel Local (EJoL-2014)
realizadas a un total de 530 personas de entre 18 y 24 años. La finalidad de esta presentación
que enmarcamos en una línea de trabajo más amplia orientada a repensar las políticas
públicas de inclusión juvenil a nivel local tiene que ver con ofrecer elementos de discusión y
análisis preliminar que nos permitan contribuir a ampliar nuestro conocimiento sobre las
actividades que realiza la juventud en general, heterogénea y desigual, y a través de esto
mejorar el diseño y la implementación de políticas públicas que los tengan como destinatarios.
Palabras clave. Jóvenes - tiempo libre - encuesta
Corregido al 14/11/18
INTRODUCCIÓN
En este trabajo presentaremos resultados preliminares vinculados al uso del tiempo
libre que hacen mujeres y varones jóvenes de entre 18 y 24 años de Mar del Plata y Batán que
presentan diferentes situaciones laborales y educativas. ¿Cómo nos hemos aproximado a este
tipo de actividades en el contexto de las actividades cotidianas que realizan? ¿En qué contexto
mayor buscamos entender a las actividades recreativas, de socialización y de participación que
realizan varones y mujeres jóvenes de nuestra localidad?
Una primera aproximación la hemos tomado siguiendo el marco conceptual establecido
en la CAUTAL, Clasificación de Actividades de Uso del Tiempo para América Latina y el
Caribe, donde se consideran tres grandes categorías de actividades que desarrollan las
personas a lo largo del día: las actividades productivas relacionadas al trabajo remunerado, las
actividades productivas asociadas al trabajo no remunerado y las denominadas actividades
personales. Estas últimas, también llamadas no productivas, son las que realizan las personas
para su propia satisfacción y son desagregadas en actividades de cuidado personal,
actividades de aprendizaje y estudio, actividades vinculadas al uso de medios de
comunicación, actividades que tienen que ver con la convivencia social y la realización de
actividades recreativas (CEPAL, 2016).
Sobre esta última desagregación es que centraremos mayormente la atención en este
trabajo, en particular en las actividades realizadas por los jóvenes durante el tiempo libre. ¿Y
qué es el tiempo libre? A los fines de este trabajo y tal como se plantea en diferentes trabajos e
investigaciones el tiempo libre es un tiempo que alude al momento del descanso, un período
que sigue al trabajo, al estudio o a un compromiso obligado que se debió atender, una suerte
de tregua para disfrutar de la vida (PNUD, 2012). Un tiempo destinado al desarrollo físico e
intelectual siendo su rasgo diferencial el tratarse de un tiempo que bien puede ser utilizado por
‛su titular’ a discreción (DGEyC, 2014). Un tiempo disponible que en ocasiones lleva consigo el
despliegue de la sociabilidad y de la identidad de las personas con el objeto de desarrollar
alguna actividad vinculada al propio gusto, o bien, para fomentar el propio crecimiento (INJ,
2006).
Un tiempo dedicado a “la formación permanente de la persona, una oportunidad de
promover el desarrollo social y cultural, un medio para fortalecer la creatividad” (Benseny y
Mantero, 2002: 90). Un tiempo, el tiempo libre, cuyo uso puede ser diferente de acuerdo a
tramos etarios, condición de género, situación laboral, condición educativa y situación socio-
económica tal como sostienen diferentes resultados de encuestas nacionales a jóvenes1 y
demás estudios que tratan la temática (DGEyC, 2017; Salvador, 2009).
Sobre el por qué indagar en este tema destacamos que tanto la inclusión como el
bienestar de la juventud se completan también con el uso del tiempo libre que los jóvenes
disponen para descansar, recrearse y disfrutar de la vida: "el ocio convertido en oportunidades
1 Encuesta Nacional de Juventud chilena. Encuesta nacional de juventud en Guatemala. Encuesta Nacional de
Juventudes en Costa Rica.
para ejercer su opción a la alegría" (PNUD, 2012). “El buen uso del tiempo libre juvenil es
garantía de equilibrio y vida sana, de mejoras en productividad y rendimiento, como también un
elemento que contribuye a potenciar la autorrealización personal. Un uso deficitario y una
escasa disponibilidad de tiempo libre limitan las posibilidades de desarrollo de las personas,
por lo que su promoción adquiere una mayor preponderancia en el caso de las y los jóvenes”
(INJ, 2006: 133).
Frente a este contexto nos preguntamos: ¿Qué hacen los jóvenes de Mar del Plata y
Batán por fuera de sus compromisos obligados con la educación formal y el trabajo
remunerado? ¿Qué actividades recreativas y de socialización llevan adelante? ¿Realizan
actividades vinculadas con la participación en organizaciones sociales? ¿Hacen tareas y
dedican tiempo a estudiar más allá de la asistencia a la educación formal? ¿Hay un uso
diferente del tiempo libre entre mujeres jóvenes y varones jóvenes? ¿Y entre jóvenes que
trabajan y jóvenes que no trabajan? ¿Y entre jóvenes que asisten a la educación formal y
aquellos que no lo hacen? ¿Y entre quienes estudian y trabajan versus quienes no lo hacen?
¿El uso del tiempo libre que hacen los jóvenes de Mar del Plata y Batán de sectores
socioeconómicos bajos difiere del uso que hacen los jóvenes de sectores socioeconómicos
medios o altos?
La respuesta a este tipo de interrogantes, leída en perspectiva de política pública,
puede hacernos concluir o no preliminarmente que las oportunidades de disfrute del tiempo
libre de los jóvenes pueden verse limitadas o no por grupos de edades, por condición de
género, situación laboral, asistencia a instituciones escolares vinculadas con la educación
formal, nivel educativo y nivel socioeconómico entre otras cosas. Y es hacia la tarea de
comenzar a dar algunas respuestas a estos interrogantes que realizamos esta presentación.
PROPUESTA Y METODOLOGÍA
Así, reconociendo un contexto en que los indicadores laborales y educativos vinculados
a los jóvenes expresan para un porcentaje importante de ellos las dificultades existentes en
términos de inclusión laboral y educativa nos preguntamos acerca de la realización de otras
actividades personales y/o de tiempo libre que realizan los jóvenes y que podrían contribuir a
enriquecer las transiciones que este colectivo social realiza hacia la vida adulta. Para ello
proponemos analizar el uso del tiempo libre -en el transcurso de la semana- que hacen
varones y mujeres jóvenes que presentan diferentes situaciones laborales y educativas
(trabajan y no trabajan; estudian y no estudian) en el Municipio de General Pueyrredon
en relación a actividades de recreación y socialización incluidas actividades de
participación en organizaciones sociales además de incluir actividades vinculadas con
los estudios y la realización de tareas escolares2 utilizando para ello información
proveniente de la Encuesta a Jóvenes a nivel Local (EJoL-2014).
Respecto de la EJoL-2014 destacamos que se trata de un relevamiento propio (Gentile,
2017a, 2017b) que incluyó 530 entrevistas a jóvenes de entre 18 y 24 años durante el año
2 Que pueden estar vinculadas con la educación formal o no formal
2014 y cuya realización ocurrió en el marco de un convenio de colaboración entre la Facultad
de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata y el INDEC. El
objetivo de la misma fue explorar y caracterizar comportamientos, experiencias y valoraciones
de los jóvenes que viven en Mar del Plata y Batán a partir de considerar diversos aspectos que
forman parte de sus transiciones hacia la adultez. Sobre los aspectos que fueron indagados en
dicha encuesta aclaramos que tuvieron que ver con cuestiones descriptivas y valorativas
asociadas con la educación formal y la inserción laboral y también tópicos menos estudiados
como la capacitación para el trabajo; la realización de actividades domésticas y de tiempo libre
vinculadas con la recreación y la socialización entre otras cuestiones.
Destacamos que el diseño muestral de la EJoL-2014 fue probabilístico, estratificado y
proporcional considerando grupos de edades (18 a 19 años - 20 a 21 años - 22 a 24 años);
situación laboral (trabaja - no trabaja); asistencia al sistema de educación formal (asiste - no
asiste) y género (varón - mujer) y teniendo en cuenta información relevada por el INDEC a
través de la EPH a la vez que también se tuvo en consideración información local proveniente
del último CNPHV. Con la finalidad de lograr integrar en la muestra diferentes niveles
socioeconómicos la estrategia seguida fue obtener los casos en diferentes barrios del Partido.
A continuación se muestra la distribución geográfica de los 530 encuestados.
Imagen 1 Distribución geográfica de los encuestados en el Partido de General Pueyrredon
Fuente: captura de pantalla de google maps luego de registrar
direcciones (cruces de calles) de los 530 encuestados
Cabe aclarar que la EJoL-2014 no responde a los clásicos lineamientos de una
encuesta sobre el uso del tiempo ni tampoco fue un relevamiento orientado a indagar de
manera exhaustiva en el uso del tiempo libre que hacen los jóvenes de nuestra localidad, sin
embargo también aclaramos que una parte de la información relevada nos ha permitido contar
por primera vez con información extendida sobre las actividades, incluidas las de tiempo libre,
que realiza el colectivo juvenil a nivel local. Estudios posteriores podrán profundizar en la
temática indagando por ejemplo en la calidad de ese tiempo junto a la valoración subjetiva que
le otorgan los jóvenes a las distintas actividades, etc...
La finalidad de esta presentación que enmarcamos en una línea de trabajo más amplia
orientada a repensar las políticas públicas de inclusión juvenil a nivel local tiene que ver con
ofrecer elementos de discusión y análisis preliminar que nos permitan contribuir a ampliar
nuestro conocimiento sobre las actividades que realiza la juventud en general, heterogénea y
desigual, y a través de esto mejorar el diseño y la implementación de políticas públicas que los
tengan como destinatarios. Si bien el análisis se limitará al uso que hacen del tiempo libre los
grupos jóvenes de acuerdo a los datos relevados, se considera importante observar el estrecho
vínculo entre los conceptos de tiempo libre y ocio. En lo que sigue ofrecemos una brevísima
discusión al respecto.
SOBRE LA NOCIÓN DE TIEMPO LIBRE Y SU RELACIÓN CON EL OCIO
“La visión del tiempo libre ha estado signada por un enfoque dicotómico de la realidad,
en función de la dualidad de tiempo de trabajo - tiempo libre u otras dicotomías alternas:
necesidad - libertad, obligación - voluntad, etc.” (Mantero, 2000: 62). De acuerdo a Muñoz
Espinosa y Salgado Gómez (2006) las sociedades humanas se organizaron históricamente en
tiempos sociales. De esta forma el tiempo libre entendido como un hacer propio del ser
humano resultó particularmente valorado a través de la historia y las culturas a pesar que su
disponibilidad fuera desigual. Así, este tiempo, tiene ancestrales relaciones con las diversas
formas de producción, las cosmovisiones, el desarrollo material y de las ideologías dominantes.
En tal sentido, agregan los autores, podría considerarse el concepto de tiempo libre tanto como
su práctica, como una construcción social.
Bajo el modo de producción actual el tiempo libre es un tiempo no productivo
económicamente3. Sin embargo el tenerlo, esto es, al tener la posibilidad de acceder y contar
con recursos para él, puede llegar a considerarse un indicador de calidad de vida. Es más,
parecería ser que sólo quienes tienen una ocupación laboral retribuida tendrían derecho a
acceder al disfrute del tiempo libre. Y desde ésta lógica encontramos que las actividades de
tiempo libre son categorizadas como “no productivas” o que (...) “El tiempo libre es una
recompensa que la sociedad ofrece a la juventud que trabaja, estudia o realiza algún esfuerzo
temporal” (PNUD, 2012: 153).
¿Por qué hacemos este planteo? Porque paradójicamente, mientras se trata de un
tiempo improductivo desde una perspectiva economicista, si es analizado desde una
perspectiva psicosocial se piensa como un espacio creativo, de transformación subjetiva, y
propicio para el encuentro diferente con uno mismo y con los demás (Amilkar, 2012). En este
punto, cabe mencionar brevemente los aportes de Frederic Munné, un referente en la materia,
quien realizando una compilación y reinterpretación de diversos autores y corrientes de
pensamiento respecto al ocio y al tiempo libre desarrolla el análisis de la temática desde
factores como la “necesidad” y la “libertad” (Munné, 1980).
3 Tal el recorte en la CAUTAL (PNUD, 2016) aludido previamente.
Para este autor, todas las acciones del hombre se encontrarían condicionadas por
cierto grado de necesidad o libertad. Así, la “obligación” se da cuando la acción se encuentra
condicionada desde fuera (heterocondicionamiento), mientras que la esencia de la “libertad”
reside en condicionarse uno mismo (autocondicionamiento). Para Munné (1980) el tiempo libre
es el que resulta empleado en acciones que se llevan adelante sin ningún tipo de necesidad
externa que las impulse existiendo así un máximo autocondicionamiento y un mínimo
heterocondicionamiento. De esta manera, lo que él define como tiempo libre, es el tiempo
ocupado por aquellas actividades en las que domina el autocondicionamiento, es decir en las
que la libertad predomina sobre la necesidad. Es un tiempo “de” libertad “para” la libertad.
Estando a su vez este último aspecto vinculado al concepto de ocio.
De esta forma, lo que el autor plantea es que al hablar de “libertad de” y “libertad para”,
se juega una suerte de conjugación entre libertad y temporalidad, estableciendo dos estadios
donde por un lado aparece la “libertad de” que consiste en un reemplazo de prácticas de
actividades heterocondicionadas por otras realizadas autocondicionadamente (aquí se habla de
“tiempo liberador”) y por otro lado se destaca la “libertad para” que tiene que ver con disponer
de un tiempo ya liberado que resulta sustraído al heterocondicionamiento. Éste sería el
momento en que el tiempo libre logra alcanzar su pleno sentido, y es a través del ocio, como
tiempo funcionalmente libre, que el hombre logra una autoafirmación tanto objetiva como
subjetiva.
Así, aunque existe la tendencia a emplear los términos tiempo libre y ocio como
sinónimos, no lo son pese a estar íntimamente relacionados. El primero sería el continente y el
segundo el contenido, de tal manera que el tiempo libre se convierte en ocio cuando “lo
empleamos para realizar lo que, además de gustarnos, nos debería hacer crecer como
personas. Los objetivos perseguidos hay que buscarlos [entonces] en el individuo, en sus
necesidades, deseos, intereses e inquietudes, así como en la forma de vida que lleva, para
alejarla de la pasividad, de la escasa creatividad” (Sarrate, 2009: 53). “En tal sentido, el ocio
será parte del tiempo libre, pero solo aquel caracterizado por la libre elección y el desarrollo de
actividades que satisfagan necesidades individuales de acuerdo con las preferencias, y
además, un tiempo cuya finalidad pueda ser, entre otras, el descanso, la huida de la civilización
y el disfrute de la naturaleza, la huida de la rutina y la responsabilidad, el ejercicio físico, la
interacción con la familia, el altruismo, la diversión, o el desarrollo del sujeto o re-creación”
(Sandoval, 2017: 171).
Siendo esta forma de empleo del tiempo tal vez la más importante, ya que representa
la libre expresión de la persona, generando la posibilidad de cambio social. De hecho el propio
Munné sostiene que el tiempo de re-creación no sólo permite afirmar a los sujetos como
creadores de su mundo individual, sino que también los afirma como creadores de un orden
social, ya que el elemento creado resulta ser un factor extraño al orden y su dinámica,
chocando con su estructura, engendrando conflicto y provocando transformación.
Aquí justamente reside la potencialidad del tiempo libre como medio para generar
cambios, modificaciones en la realidad circundante. Plasmado en un uso fundamentalmente (o
al menos tendencialmente) “auto-determinado” (Munné, 1980). Frente a esto “es necesario
considerar que en el mundo globalizado actual, el tiempo libre sufre las mismas presiones y
condicionamientos que el resto de los tiempos sociales. El ocio resulta ser un fenómeno
dialéctico que dialoga con el contexto y, por eso, es vulnerable y presenta ambigüedades y
contradicciones: puede tanto expresar formas de reforzar las injusticias, alienaciones y
opresiones sociales; como por el contrario representar una posibilidad de libertad y
dignificación de la condición humana” (Gomes, 2008: 262). Hecha esta breve presentación
cuya discusión conceptual resulta apenas iniciada en lo que sigue presentamos los resultados.
RESULTADOS
Breve descripción de la muestra
Contamos con una muestra integrada por un 50,9% por mujeres y en un 49,1% son
varones de entre 18 y 24 años que viven en diferentes barrios situados en Mar del Plata –
Batán. Un 55,5% manifestó estar asistiendo a algún nivel de la educación formal frente a un
44,5% destacó lo contrario. Sobre su situación laboral particular un 44,0% señaló estar
trabajando al momento de realizarse la entrevista frente a un 56,0% que manifestó no hacerlo.
A partir de considerar el máximo nivel educativo de los padres como proxy de origen social
(bajo; medio; alto) hemos hallado que un 32,3% tienen un origen social bajo; un 37,7% medio y
un 30,0% tiene un origen social alto. En relación al nivel socioeconómico encontramos que
26,8% de los jóvenes forman parte del sector socioeconómico bajo; un 29,2% del medio-bajo;
un 26,4% del medio-medio y un 17,5% del medio-alto.
Contenidos del tiempo libre: resultados generales
¿Qué hacen los jóvenes de Mar del Plata y Batán en su tiempo libre? La tabla que
sigue resume los contenidos del mismo así como la cantidad de días que se destinan a lo largo
de una semana a realizar las diferentes actividades (promedio de días semanal). Entre los
principales contenidos se destacan las actividades vinculadas a la recreación y socialización,
encontrando dentro de este agrupamiento una notoria dedicación a aquellas actividades que se
realizan en el ámbito doméstico, de manera pasiva, que insumen un escaso costo monetario y
se realizan con personas cercanas. Así observamos que un 99,1% de los jóvenes realizan
actividades vinculadas con la apropiación de bienes culturales que tienen que ver en particular
con escuchar música (96,2%), mirar películas (73,2%) y leer libros (45,8) variando entre 3 y 6
días los días promedio que en la semana destinan a cada una.
La mayoría de los jóvenes navegan por internet/ chatean o usan la PC durante la
semana (90,4%) y esto se hace casi todos los días. Referido a las actividades artísticas un
33,8% de los entrevistados las realiza siendo las más mencionadas ensayar o tocar un
instrumento musical (ver detalles en la tabla 2) por un lado y escribir o componer música o
videos por otro (18,9% y 14,7% de participación respectivamente) dedicando a estas
actividades 3 días por la semana. Además de lo anterior en el tiempo libre los jóvenes también
realizan actividades deportivas en el 51,3% de los casos, destacándose en el desagregado de
esta actividad que un 30,6% juega al fútbol, un 19,8% entrena o practica otro deporte distinto al
fútbol (ver detalles tabla 2) y un 16,6% menciona que va al gimnasio. En cuanto al tiempo
destinado a estas tres actividades los datos dan cuenta se realizan usando 2 a los 3 días.
Los encuestados participan también en actividades vinculadas con la socialización
(96,6%) a lo largo de la semana. Al desagregar esta actividad pudimos observar que un 31,5%
pasa el tiempo con el novio/a y un 87,0% está con amigos en diferentes lugares (ver detalles
en la tabla 3). Los días promedio destinados a estas actividades son 4,6 días y 3,7 por semana
respectivamente. Complementando lo anterior pudimos saber que los jóvenes fueron
encuestados en la EJoL-2014 participan en organizaciones sociales de diferente índole (35,1%)
destacándose en primer lugar la concurrencia a organizaciones barriales o políticas (18,5%)
casi 5 días a la semana seguida de la concurrencia a la iglesia o templo o al club al menos 2
días a la semana. Por último observamos que un 60,4% de los jóvenes dedican el tiempo a
estudiar y capacitarse por fuera de la asistencia a la educación formal, destacándose aquí que
un 54,7% de los entrevistados hacen la tarea o estudian destinando a esta actividad 4,5 días a
lo largo de la semana.
Tabla 1 Tasa de participación de los jóvenes en distintas actividades de tiempo libre (en porcentajes) y tiempo
promedio dedicado a cada actividad expresado en días por semana
Contenidos del tiempo libre Tasa de
Participación (%)
Tiempo promedio (días por semana)
Act
ivid
ade
s d
e R
ecr
eaci
ón
y s
oci
aliz
ació
n
Se apropian de bienes culturales 99,1
Escuchan música 96,2 6,3
Leen libros 45,8 4,0
Miran películas o series 73,2 3,1
Navegan por internet / chatean / usan la PC 90,4
Navegan por internet / chatean / usan la PC 90,4 6,1
Realizan actividades artísticas 33,8
Hacen teatro o ensayan en una murga o comparsa 7,5 2,1
Escriben o componen música o videos 14,7 2,8
Ensayan o tocan un instrumento musical [o cantan/rapean] ¿Cuáles? 18,9 3,4
Aprenden a bailar o practican algún ritmo de baile ¿Cuáles? 7,7 2,2
Realizan otra actividad artística 2,8 2,8
Realizan actividades deportivas 51,3
Van al gimnasio 16,6 3,3
Juegan al fútbol 30,6 2,0
Entrenan o practican un deporte (diferente del fútbol) ¿Cuáles? 19,8 3,1
Socializan pasando el tiempo con amigos, novio/a, otros* 96,6
Viven en pareja 17,5 7,0
Pasan el tiempo con el novio/a 31,5 4,6
Pasan el tiempo con amigos/as ¿Dónde? 87,0 3,7
Hacen otras actividades vinculadas con la sociabilidad 4,0 1,7
Par
tici
pa
-ció
n
Participan en organizaciones sociales 35,1
Concurren a la iglesia o templo 8,9 1,9
Concurren a una organización barrial o agrupación política** 18,5 4,9
Van al club ¿A qué? 8,3 2,0
De
estu
dio
Dedican tiempo al estudio y a capacitarse*** 60,4
Hacen la tarea o estudian 54,7 4,5
Estudian un idioma o computación 8,1 2,6
Participan de una capacitación vinculada a lo laboral 8,3 2,1
Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014 *se excluye de este total a los jóvenes que viven en pareja **por ejemplo Centro de estudiantes ***el estudio y la realización de tareas puede vincularse a la educación formal o no formal
Los cuadros que siguen dan respuesta a los interrogantes planteados en la tabla 1. Así,
respecto a los instrumentos musicales que se usan vemos que resultan variados, de la misma
manera que los deportes que se practican y los ritmos que se bailan.
Tabla 2: Detalle de Instrumentos musicales que tocan los jóvenes, de Deportes que practican, de ritmos de Bailes
que aprenden o practican (Información complementaria a la Tabla 1) Ensayan o tocan un instrumento musical
[o cantan/rapean] ¿Cuáles?
Entrenan o practican un deporte
(diferente del fútbol) ¿Cuáles?
Aprenden a bailar o practican algún ritmo de
baile ¿Cuáles?
Bajo; gaita; ukelele; flauta; banjo; guitarra; viola; trompeta; batería;
piano; violín; cajón peruano; bombo; saxo; teclado; bombo con platillo;
Tambor; percusión; música electrónica; rapea - canta
actividad física; caminar; correr; andar en bicicleta; natación; jiujitsu;
taekwondo; esgrima; longboard; kung fu; taichí; surf; arquería;
montar a caballo; tenis; atletismo; musculación; tenis de mesa;
básquet; vóley; rugby; boxeo; paddle yoga; crossfit; pelota vasca; escalada; pilates; hándbol
Árabe; danza; murga; clásico; axé; danza afro; pop; contemporáneo;
bachata; danza clásica; reggaetón; jazz; baile popular gallego;
danza jazz; salsa; latino; bio-danza; folklore; tango; break dance;
hall dance; turro
Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014
En similar sentido, y a modo complementario de la información contenida en la tabla 1,
aquí lo que observamos es la diversidad de lugares que eligen los jóvenes para pasar el tiempo
con los amigos así como las actividades diversas que realizan quienes manifiestan ir a un club.
Tabla 3: Detalle del Lugar donde los jóvenes pasan el tiempo con amigos/as y de lo que hacen cuando asisten a
clubes (Información complementaria a la Tabla 1) Pasan el tiempo con amigos /as
¿Dónde? Van al club
¿A qué? Casas/departamentos; en el club/en hándbol/ en fútbol; al aire libre/afuera/en la calle; en la
iglesia; lugares o espacios públicos; en la plaza/en plaza España; en el skate park; en la costa;
en el centro de estudiantes/en el local de asociación; en el parque; en la facultad/
universidad/ instituto; en la laguna; en el colegio/en la escuela; en un lugar bailable/boliche; en la
esquina; en bares/en pubs/en cafés; en el trabajo; en el centro; en el barrio; en cualquier lado; en
muchos lugares; cualquier sitio; vamos por ahí; en donde pinte
a entrenar; a jugar; a bailar; a jugar al rugby ; a ver partidos de básquet; a ver un partido; a jugar al
fútbol; a ver partidos; a estudiar; a hacer taekwondo; a ver a mi hermanito; a eventos; a
hacer kung fu; a ver amigos; a ayudar; al gimnasio; a jugar tenis; a pasar tiempo; a reuniones; a
trabajar; a hacer natación; a juntarnos a charlar con amigos; a ver a mi equipo favorito
Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014
Contenidos del tiempo libre: resultados semanales diferenciadas por género, situación
ocupacional y situación educativa
¿Mujeres y varones jóvenes hacen las mismas actividades durante el tiempo libre? La
información que compartimos a continuación desagrega el contenido del tiempo libre durante la
semana según la actividad sea realizada por mujeres o por varones. Con fines analíticos
agregamos una tercera columna que muestra la brecha entre la participación de las mujeres en
las distintas actividades versus la participación de los varones en las mismas actividades. ¿Qué
encontramos? Entre los resultados más destacables dentro del grupo de las mujeres frente al
grupo de los varones observamos que un porcentaje importante de mujeres leen libros;
aprenden a bailar o practican algún ritmo de baile; concurren a la iglesia o templo o hacen
tareas escolares. A su vez en el análisis inverso encontramos que al interior del grupo de
varones éstos participan de manera destacable en mirar películas o series; ensayar o tocar un
instrumento musical; hacer teatro o ensayar en una murga o comparsa; jugar al fútbol o
practicar otro deporte; pasar el tiempo con amigos/as o concurrir a una organización barrial.
Tabla 4 Tasa de participación de los jóvenes en distintas actividades de tiempo libre
de acuerdo a género (en porcentajes) y brecha entre mujeres versus varones (en porcentajes)
Contenidos del tiempo libre Tasa de participación
Brecha %Mujeres %Varones
Act
ivid
ade
s d
e R
ecr
eaci
ón
y s
oc
iali
zaci
ón
Se apropian de bienes culturales 98,9 99,2 -0,3
Escuchan música 95,9 96,5 -0,6 Leen libros 48,9 42,7 6,2 Miran películas o series 69,3 77,3 -8,0
Navegan por internet / chatean / usan la PC 90,4 88,5 -3.8
Navengan por internet / chatean / usan la PC 90,4 88,5 -3,8
Realizan actividades artísticas 27,4 40,4 -13,0
Hacen teatro o ensayan en una murga o comparsa 4,1 11,2 -7,1 Escriben o componen música o videos 12,2 17,3 -5,1 Ensayan o tocan un instrumento musical [o cantan/rapean] 8,1 30,0 -21,9 Aprenden a bailar o practican algún ritmo de baile 11,5 3,8 7,6 Realizan otra actividad artística 4,1 1,5 2,5
Realizan actividades deportivas 32,2 71,2 -39,0
Van al gimnasio 16,3 16,9 -0,6 Juegan al fútbol 5,9 56,2 -50,2 Entrenan o practican un deporte (diferente del fútbol) 15,6 24,2 -8,7
Socializan pasando el tiempo con amigos, novio/a, otros* 97,0 96,2 0,9
Viven en pareja 23,3 11,5 11,8 Pasan el tiempo con el novio/a 30,4 32,7 -2,3 Pasan el tiempo con amigos/as 83,3 90,8 -7,4 Hacen otras actividades vinculadas con la sociabilidad 2,6 5,4 -2,8
Par
tic
ipa
ció
n
Participan en organizaciones sociales 31,9 38,5 -6,6
Concurren a la iglesia o templo 11,1 6,5 4,6 Concurren a una organización barrial o agrupación política** 14,4 22,7 -8,2 Van al club 5,9 10,8 -4,8
De
estu
dio
Dedican tiempo al estudio y a capacitarse*** 61,9 58,8 3,0
Hacen la tarea o estudian 56,3 53,1 3,2 Estudian un idioma o computación 8,1 8,1 0,1 Participan de una capacitación vinculada a lo laboral 8,1 8,5 -0,3
Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014 *se excluye de este total a los jóvenes que viven en pareja **por ejemplo Centro de estudiantes ***el estudio y la realización de tareas puede vincularse a la educación formal o no formal
¿Jóvenes que trabajan hacen las mismas actividades durante el tiempo libre que
jóvenes desocupados (no trabajan y buscan trabajar) y que jóvenes inactivos (no trabajan y no
buscan trabajar)? Lo que encontramos es que si bien cada subgrupo realiza las mismas
actividades, las mayores diferencias ocurren entre el grupo de los que trabajan versus los que
no trabajan y no buscan trabajar y en particular esto ocurre al observar las siguientes
actividades: navegar por internet; realizar actividades artísticas y deportivas; participar en
organizaciones sociales y dedicar tiempo para estudiar y capacitarse.
Gráfico 1 Tasa de participación de los jóvenes en distintas actividades de tiempo libre
de acuerdo a su situación ocupacional (en porcentajes)
Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014
Respecto a los jóvenes que asisten a un establecimiento de la educación formal versus
aquellos que no lo hacen ¿hay diferencias en cuanto al contenido del tiempo libre en grandes
agrupamientos? A priori podemos notar que no hay grandes diferencias en cuanto a la
apropiación de bienes culturales y de actividades vinculadas con la socialización que cada
subgrupo hace. Sin embargo observamos diferencias en navegar por internet; realizar
actividades artísticas y deportivas; participar en organizaciones sociales y en lo fundamental
dedicarse a actividades vinculadas con el estudio y la capacitación. Esto ocurre a favor del
grupo de jóvenes que estudian (o asisten a un establecimiento de la educación formal).
Gráfico 2 Tasa de participación de los jóvenes en distintas actividades de tiempo libre
de acuerdo a su situación escolar* (en porcentajes)
* la asistencia escolar a una institución de la educación formal da lugar a dos categorías: estudia y no estudia Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014
99,6
91,8
36,5
60,5
38,6
97,4
51,9
98,5
91,7
36,4
47,0
31,8
96,2
65,9
98,8
87,3
27,9
41,8
32,7
95,8
67,9
Se apropian de bienes culturales
Navengan por internet / chatean / usan la pc
Realizan actividades artísticas
Realizan actividades deportivas
Participan en organizaciones sociales
Socializan pasando el tiempo con amigos, novio/a, otros*
Dedican tiempo al estudio y a capacitarse
Trabaja No trabaja y busca trabajo No trabaja y no busca trabajo
99,3
95,9
38,1
54,8
41,8
96,9
94,6
98,7
83,5
28,4
47,0
26,7
96,2
17,8
Se apropian de bienes culturales
Navengan por internet / chatean / usan la pc
Realizan actividades artísticas
Realizan actividades deportivas
Participan en organizaciones sociales
Socializan pasando el tiempo con amigos, novio/a, otros*
Dedican tiempo al estudio y a capacitarse
Estudia No estudia
100,099,0 99,2
98,1
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Se apropian de bienes culturales
46,133,9 29,0 27,6
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Realizan actividades artísticas
52,036,5 28,2 24,8
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Participan en organizaciones sociales
Por último al analizar el contenido del tiempo libre por grandes agrupamientos que
tienen los jóvenes bajo diferentes condiciones ocupacionales y educativas combinadas
observamos que las mayores diferencias ocurren entre los jóvenes que estudian y trabajan
versus los que presentan la condición contraria, esto es los que no estudian y no trabajan,
observándose las mayores diferencias entre ambos grupos en relación a la participación en
actividades vinculadas con navegar por internet; la realización de actividades artísticas y
deportivas; la participación en organizaciones sociales y la realización de actividades
vinculadas con los estudios y la capacitación. Y en cuanto a las menores diferencias
observamos que ocurren en lo que se refiere a apropiación de bienes culturales y actividades
vinculadas con la socialización.
Gráfico 3 Tasa de participación de los jóvenes en distintas actividades de tiempo libre de acuerdo a su situación
ocupacional combinada con su situación educativa (en porcentajes)
*La asistencia escolar a una institución de la educación formal da lugar a dos categorías: estudia y no estudia Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014
Actividades del tiempo libre a las que se les dedica más tiempo versus actividades que
más gustan hacer: resultados por género
A qué actividades los jóvenes le dedican más tiempo y cuáles son las que más gustan
hacer. Diferenciando los resultados por género encontramos que las mujeres dedican más
tiempo en la semana a escuchar música, ver películas o series y pasar el tiempo con novio/a
sin embargo les gusta más leer libros y mayormente realizar actividades deportivas. Y en el
98,0 94,8 87,0 79,0
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Navengan por internet / chatean / usan la pc
97,1 93,2
16,8 19,0
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Dedican tiempo al estudio y a capacitarse
58,8 52,6 61,828,6
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Realizan actividades deportivas
97,1 96,9 97,794,3
Estudia y Trabaja
Estudia y No trabaja
No estudia y Trabaja
No estudia y No trabaja
Socializan pasando el tiempo con amigos, novio/a, otros*
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
Escuchar música
Hacer la tarea o estudiar
Para el tiempo con el novio/a
Pasar el tiempo con amigos/as
Navegar por
internet/ …
Participar en
organiza…Realizar
actividades artísticas
Realizar actividades deportivas
Leer libros
Ver películas o
series
Estar con la
familia/hi…
Participar de cursos
y/o …
Otras actividades
Ns/Nc
le DEDICAN MÁS TIEMPO las mujeres (%)
MÁS le GUSTAN HACER a las mujeres (%)
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
Escuchar música
Hacer la tarea o estudiar
Para el tiempo con el novio/a
Pasar el tiempo con amigos/as
Navegar por
internet/ …
Participar en
organiza…
Actividades artísticas
Actividades deportivas
Leer libros
Ver películas o
series
Estar con la
familia/hi…
Participar de cursos
y/o …
Otras actividades
Ns/Nc
le DEDICAN MÁS TIEMPO los varones (%)
MÁS le GUSTAN HACER a los varones (%)
caso de los varones si bien a las actividades que más tiempo se les dedica son similares a las
de las mujeres lo que más les gusta es participar en organizaciones sociales y en menor
medida realizar actividades deportivas.
Gráfico 4 Actividades a las que los jóvenes les dedican más tiempo versus actividades que a ellos más les gustan
hacer diferenciados por género (en porcentajes)
Fuente: elaboración propia en base a EJoL-2014
¿Para qué les gustaría tener más tiempo libre a los jóvenes?
Por último dado que la EJoL-2014 indagó a través de una pregunta abierta y de
respuesta breve y espontánea ¿para qué les gustaría tener más tiempo libre? ¿Para hacer qué
cosas? en lo que sigue ofrecemos una sistematización preliminar de las respuestas obtenidas.
Para hacer actividades vinculadas con la socialización haciendo referencia a la familia, el
novio o novia y los amigos: [le gustaría tener más tiempo libre para] “estar con mi familia”;
“estar más tiempo con mis hijos”; ”más con mi marido”; “para pasar más tiempo con mi novio”;
“para disfrutar más con mi novia” “para ver a mis amigos”; “para disfrutar más de ... amigos”;
“divertirme con mis amigos.”
Les gustaría tener más tiempo libre para apropiarse de ciertos bienes culturales como
libros y series entre otros: “para lectura”; “para leer más; “…leer por placer…”; “para leer más
literatura ...”; “para leer libros”; “para ver películas”; “para ver documentales”; “tv en general”.
Hacer actividades artísticas vinculadas con la música propiamente: “aprender música”;
“….aprender a tocar algún instrumento”; “más tiempo para... practicar con el bajo”; “para tocar
el piano”;” estudiar guitarra”; “tomar clases de canto…”; “para tener una banda”; “componer”;
“para rapear y escribir letras” o bien realizar actividades también artísticas pero vinculadas con
el baile o la actuación: “para bailar ritmos latinos”; “para ensayar más en la murga”; “para hacer
danza”; “estudiar teatro” además de hacerse referencia a actividades vinculadas con “escribir”;
“dibujar”; “pintar”; “para fotografiar”.
También los jóvenes mencionaron su deseo de tener más tiempo libre para hacer
actividades deportivas y/o físicas que tengan que ver con entrenar, ir al gimnasio, hacer
deportes: [me gustaría tener más tiempo libre para] “para hacer actividad física”; “ir al
gimnasio”; “poder entrenar “; “practicar un deporte “; “para volver a entrenar vóley”; “hacer
taekwondo”; “entrenar hockey”; “hacer boxeo”; “nadar”; “ surfear”; para jugar al fútbol”; “
entrenar fútbol”; “entrenar y para correr”; ” salir a caminar”; “ andar en bici”.
Otro de los resultados obtenidos da cuenta que a los jóvenes les gustaría tener más tiempo
libre para realizar actividades vinculadas con el estudio y la capacitación “aprender inglés”;
“estudiar portugués” “para hacer cursos”; “aprender algo nuevo”; “estudiar o capacitarme en
cine”; “hacer un curso educativo”; “para ...algún curso de fotografía”; “… de peluquería”; “hacer
los cursos laborales que quiero”; “hacer un curso de cajas de madera” mencionándose también
cuestiones vinculadas a la educación formal “para terminar mis estudios”; “...ponerme al día
con la facultad”; “para terminar el secundario”; “dedicarme a mis estudios”; “estudiar mejor”.
Se mencionó también el deseo de tener más tiempo libre para viajar, realizar paseos o
salidas “para viajar”; “irme de viaje”; “para conocer lugares”; “salir a pasear”; “ir a la costa”; “ir a
la playa”; “salir a bailar”; “salir más del barrio”. Y también se hizo referencia al descanso y la
distracción: “para dormir”; “descansar…”; “para relajarme”; “para estar más al pedo”; “...joder”;
“distraerme”.
Los jóvenes desean tener más tiempo libre para hacer tareas vinculadas al trabajo
remunerado: “para trabajar” “ ...salir a buscar trabajo”; “para poder conseguir un trabajo
estable …”; “me gustaría conseguir trabajo para aprovechar el tiempo libre” y realizar
actividades vinculadas con el trabajo doméstico como “dedicarle tiempo a mi casa”;
“mejorar mi casa”; “refacciones en mi casa”; “ poder arreglar la casa”; “terminar mi casa”; “para
coser”; “para cocinar torta”.
Por último hubo jóvenes que plantearon que no saben para qué querrían tener más
tiempo libre; “no se me ocurre”; “no se me ocurre nada ahora”; “no sé” y otros que
directamente no quieren tener más del que ya tienen: “estoy todo el día libre”; “ no quiero más
tiempo libre”; no me gustaría tener más tiempo libre “; “tengo mucho tiempo libre”; “tengo
bastante, demasiado”; “ya tengo suficiente tiempo libre”; “tengo demasiado tiempo libre y me
gustaría tener menos”; “no sé, no hago nada, tengo mucho tiempo libre”; ya tengo de sobra”;
“no me gustaría tener más tiempo libre, el que tengo está bien”.
REFLEXIONES FINALES
Como cierre de esta ponencia podemos volver a recordar que las actividades
cotidianas que integran el tiempo libre o el tiempo no obligado “se vinculan con el descanso, la
recreación y la creación. Conforman una combinación heterogénea de acciones, tareas del
cuerpo y de la mente, brindan satisfacción para el individuo porque responden a la libre
elección. La persona puede asumir un rol activo o pasivo, según se trate de una práctica que
involucre la participación o simplemente lo convoque en calidad de espectador. Algunos
ejemplos son: el descanso, la lectura, el encuentro con amigos, la concurrencia a espectáculos,
los paseos, los trabajos manuales voluntarios, hobbies, etcétera (Benseny, 2002: 90)”
Estas múltiples actividades no debemos perder de vista son desarrolladas por jóvenes
desiguales en sociedades desiguales y aquí lo que ofrecimos fue una indagación preliminar a
nivel local que sin lugar a dudas debe seguir profundizándose. Finalmente compartimos
algunas reflexiones en base estudios vinculados a relevamientos nacionales a jóvenes solo
para seguir pensando y es que “Junto con la oferta del Estado, que debiera ser el principal
proveedor de oportunidades, también existe un importante mercado privado artístico, cultural o
deportivo (...) Ese espacio debe construirse con contenidos diversos en que el ocio se combine
con la creatividad, el esparcimiento con el aprendizaje, para que las y los jóvenes se
enriquezcan a partir del uso de su tiempo libre (PNUD, 2012: 167)”.
Asimismo “puede enfatizarse que el acceso a la oportunidad del descanso, del disfrute,
del solaz y esparcimiento revela los niveles de desarrollo social y cultural que se han alcanzado
en la sociedad, los espacios de inclusión y exclusión cultural y de disfrute, y qué clase de
jóvenes se están formando en un momento determinado. A más desarrollo social del conjunto
de la sociedad y de los límites de las desigualdades, los tiempos del descanso, los momentos
de la alegría estarán mejor garantizados y mejor utilizados (PNUD, 2012: 168)”.
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Título: Participación política juvenil y construcciones identitarias. Los múltiples“nosotros/as”
Seca, María VictoriaFCPyS, UNCuyo
[email protected]. Ríos 315, Tupungato, Mendoza
Resumen
En esta ponencia compartimos algunas reflexiones que realizamos en el marco del trabajo doctoral
denominado “Juventudes y participación: un estudio sobre las prácticas participativas de los y las jóvenes de
sectores populares en Mendoza” a partir del 2001. De las múltiples dimensiones analizadas decidimos
abordar los procesos de construcción de identidades colectivas. Desde una perspectiva cualitativa
emprendimos un estudio de casos múltiple, trabajamos con dos experiencias de participación juvenil de
barrios populares. El trabajo de campo consistió en entrevistas individuales en profundidad, entrevistas
grupales a los/as jóvenes que participan en dichos espacios y observacion de campo.
Existe un basto desarrollo de estudios que ponen en relación las prácticas colectivas con la
construcción de identidades también colectivas. Dentro de los estudios de juventudes, si bien las teorías
generacionales y las teorias identitarias de la acción colectiva se desarrollan, desde sus inicios, por caminos
diferentes, hay autores que las ponen en diálogo. En 1982 el historiador inglés Philip Abrams introdujo la
noción de identidad como la conciencia del entretejido de la historia de vida individual con la historia social
para analizar las configuraciones generacionales. Su interés era dilucidar la relación entre el tiempo
individual y el tiempo social y definió “una generación en el sentido sociológico es el período de tiempo
durante el cual una identidad se construye sobre la base de los recursos y significados que socialmente e
históricamente se encuentran disponibles” (Leccardi y Feixa, 2011, p.18). La mirada de Abrams profundiza
la noción histórico-social de generación presente en Manheimm vinculándola con el concepto de identidad
desarrollado al interior de las teorías sobre movimientos sociales (Melucci, 1989; Touraine, 1988; Pizzorno,
1989). Desde Cuba, la Dra. María Isabel Dominguez propone, a partir del estudio de los movimientos
sociales y acciones juveniles, la necesidad de trabajar las nociones de generaciones junto a la de identidad
colectiva: “(C)onvenimos con A. Melucci que una identidad colectiva es “una definición interactiva y
compartida, producida por varios individuos que interactúan y que hace referencia a las orientaciones de su
acción, así como al ámbito de oportunidades y restricciones en el que tiene lugar la acción” (Melucci, 1989,
p. 34), se aprecia con claridad el peso que puede tener el componente generacional en la formación de una
identidad colectiva, de ahí las posibilidades latentes para dar lugar a la formación de movimientos sociales
juveniles”. (Dominguez, 2006, p.69)
En esta línea, nos preguntamos cuáles son las identidades colectivas que se construyen al interior
de los espacios de participación de jóvenes de sectores populares, de qué manera se configuran esas
identidades. Hablamos de múltiples nosotros/as, ya que encontramos múltiples identidades colectivas, que
serán analizadas desde una perspectiva interseccional.
Palabras claves: Participación Política – Identidades colectivas – Juventudes
Introducción
En esta ponencia compartimos algunas reflexiones que realizamos en el marco del trabajo doctoral
denominado “Juventudes y participación: un estudio sobre las prácticas participativas de los y las jóvenes de
sectores populares en Mendoza” a partir del 2001. De las múltiples dimensiones analizadas decidimos
abordar los procesos de construcción de identidades colectivas. Desde una perspectiva cualitativa
emprendimos un estudio de casos múltiple, trabajamos con dos experiencias de participación juvenil de
barrios populares. El trabajo de campo consistió en entrevistas individuales en profundidad, entrevistas
grupales a los/as jóvenes que participan en dichos espacios y observacion de campo.
Existe un basto desarrollo de estudios que ponen en relación las prácticas colectivas con la
construcción de identidades también colectivas. Dentro de los estudios de juventudes, si bien las teorías
generacionales y las teorias identitarias de la acción colectiva se desarrollan, desde sus inicios, por caminos
diferentes, hay autores que las ponen en diálogo. En 1982 el historiador inglés Philip Abrams introdujo la
noción de identidad como la conciencia del entretejido de la historia de vida individual con la historia social
para analizar las configuraciones generacionales. Su interés era dilucidar la relación entre el tiempo
individual y el tiempo social y definió “una generación en el sentido sociológico es el período de tiempo
durante el cual una identidad se construye sobre la base de los recursos y significados que socialmente e
históricamente se encuentran disponibles” (Leccardi y Feixa, 2011, p.18). La mirada de Abrams profundiza
la noción histórico-social de generación presente en Manheimm vinculándola con el concepto de identidad
desarrollado al interior de las teorías sobre movimientos sociales (Melucci, 2002; Touraine, 1988; Pizzorno,
1989). Desde Cuba, la Dra. María Isabel Dominguez propone, a partir del estudio de los movimientos
sociales y acciones juveniles, la necesidad de trabajar las nociones de generaciones junto a la de identidad
colectiva: “(C)onvenimos con A. Melucci que una identidad colectiva es “una definición interactiva y
compartida, producida por varios individuos que interactúan y que hace referencia a las orientaciones de su
acción, así como al ámbito de oportunidades y restricciones en el que tiene lugar la acción” (Melucci, 2002,
p. 34), se aprecia con claridad el peso que puede tener el componente generacional en la formación de una
identidad colectiva, de ahí las posibilidades latentes para dar lugar a la formación de movimientos sociales
juveniles”. (Dominguez, 2006, p.69)
En esta línea, nos preguntamos cuáles son las identidades colectivas que se construyen al interior
de los espacios de participación de jóvenes de sectores populares, de qué manera se configuran esas
identidades. Hablamos de múltiples nosotros/as, ya que encontramos múltiples identidades colectivas, que
serán analizadas desde una perspectiva interseccional.
Participación juvenil y construcciones identitarias
Introducimos la noción de identidad ya que tanto desde el análisis de las juventudes en clave
generacional y de las acciones colectivas se torna una dimensión en el abordaje de las experiencias
participativas de los/as jóvenes (Abrams, 1982; Lewkowicz, 2003; Leccardi y Feixa, 2011; Longa, 2017). El
estudio de la problemática de la identidad se enmarcó una reflexión sistemática sobre el concepto de
individuo y fue explicada desde, por lo menos, dos enfoques: el esencialista y el relacional. El primero la
postula como la (re)aparición de algunos atributos compartidos por un colectivo que explican la forma de ser
de quienes pertenecen al mismo. En tanto esencia que se mantiene idéntica a sí misma en todo un proceso:
“la identidad de los seres existentes es lo que hace que permanezcan idénticos, en el tiempo, a su esencia”
(Dubar, 2002, p.10). El segundo la comprende como una construcción social, desplazando las visiones
esencialistas. Así, la identidad no es descubierta sino construida a partir de la relación de los/as sujetos
entre sí y/o entre ellos/as y las estructuras en que se encuentran inmersos, es decir, a partir de las
relaciones sociales que se establecen. En esta última línea, destacamos la propuesta del inglés Stuart Hall.
El concepto acepta que las identidades nunca se unifican y, en tiempos de modernidadtardía, están cada vez más fragmentadas y fracturadas; nunca son singulares, sinoconstruidas de múltiples maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, amenudo cruzadas y antagónicas. Están por lo tanto sujetas a una historización radical,proceso de cambio y transformación (Hall, 2003, p. 17).
Por ello es un proceso contingente, resultante de una doble operación de diferenciación y generalización,
que se encuentra condicionado social e históricamente. Desde esta perspectiva, la identidad no es un
conjunto de rasgos esenciales con los que los sujetos cargan, sino que se trata de una construcción,
producto de intercambios, negociaciones y conflictos; que emerge de las luchas de sentido. Es en parte por
eso que las identidades son adhesiones siempre temporarias que se alcanzan a través de las
interpelaciones efectivas de discursos y prácticas. Hall afirma:
Uso identidad para referirme al punto de encuentro, el punto de sutura entre, por un lado,los discursos y prácticas que intentan “interpelarnos”, hablarnos o ponernos en nuestrolugar como sujetos sociales de discursos particulares y, por otro, los procesos que producensubjetividades, que nos construyen como sujetos susceptibles de “decirse”. De tal modo, lasidentidades son puntos de adhesión temporaria a las posiciones subjetivas que nosconstruyen las prácticas discursivas. Son el resultado de una articulación o“encadenamiento” exitoso del sujeto en el flujo del discurso. (Hall 2003, p. 20. Cursivas ycomillas en el original)
Esta definición remarca, por un lado, su carácter conflictivo y su fundamento social, no natural ni esencial; lo
cual obliga a considerar los marcos históricos y sociales en los que estas fronteras se delimitan.
(…) las identidades pueden funcionar como puntos de identificación y adhesión sólo debidoa su capacidad de excluir, omitir, de dejar “afuera”, abyecto. Toda identidad tiene como“margen” un exceso, algo más. La unidad, la homogeneidad interna que el término identidadtrata como fundacional, no es una forma natural sino construida de cierre, y toda identidadnombra como su otro necesario, aunque silenciado y tácito, aquello que le “falta”. (2003, pp.18-19)
Como indica Claude Dubar “no hay identidad sin alteridad” (2002, p. 11), se construye a través de la
diferencia: mediante la relación con el otro, con lo que justamente le falta y es denominado afuera
constitutivo (Derrida 1981, Laclau 1990 y Butler 1993). En este apartado, vamos a analizar las identidades
colectivas enunciadas por los y las jóvenes. Con su carácter estratégico (Bernstein, 1997; Spivak, 1987), su
validez instrumental -en tanto herramienta de disputa en los territorios en relación a las nociones de
participación política juvenil- y por lo tanto con un sentido precario y provisional.
Somos los jóvenes del Barrio La Gloria.
La Biblioteca popular fue fundada el 25 de mayo del 2002 por un grupo de jóvenes -varones y
mujeres- que vivían en el Barrio La Gloria de Godoy Cruz, con la intención de trascender las funciones
habituales de una biblioteca. En su momento, en el diario de mayor tirada local (Diario Los Andes) titularon
la noticia como: “Fundan una biblioteca popular para pelearle a la marginación” y la bajada consignaba “Tres
jóvenes estudiantes del barrio La Gloria recolectaron 500 libros y armaron un espacio de encuentro y
contención en el corazón de una zona conflictiva” (Los Andes, 25/08/02). Si bien nació como una biblioteca,
el préstamo de libros y las clases de apoyo solo fueron algunas de las actividades, a las que se le sumaron
talleres de guitarra, cerámica, murga, teatro, la organización de encuentros, campamentos y festivales.
Además de una revista y una radiocomunitaria, en articulación con una escuela primaria.
Los/as jóvenes de la BP construyen su identidad común de la mano de un conjunto de prácticas que
reconocen como distintivas. Trabajar de manera asamblearia, ser una biblioteca que excede la tarea del
préstamo de libros y se compromete con otras propuestas artísticas. Optar por la educación popular como
estrategia de trabajo. Desarrollar las actividades en conjunto. Ser jóvenes del barrio que buscan mejorarlo.
Definiciones que quedan expresadas en la presentación de la murga Los Enviados del Momo del año 2007:
Prometámonos, eternamente unidos y desde el arte recomencemos un mundo nuevo en elque haya un lugar para todos. Y recordemos los caídos como ejemplo de vida. Vamosmuchachos, que nuestra tristeza no sea refugio del enemigo. Cantemos todos juntos tributoa la vida. Que el todo nos contemple y nosotros, nosotros, unidos somos la esperanza delfuturo. Murga carajo (Presentador de la Murga extraído de video del Noticiero Popular)
Como afirma Rogelio Marcial (1996, p.42) al estudiar a los grupos juveniles en México reconocemos la
importancia del espacio social, donde transitan su cotidianidad los/as jóvenes y definen sus experiencias y
expectativas colectivamente.
Es importante en la construcción de identidades sociales el espacio no sólo físico, sinosocial, en el que interactúan los sujetos sociales. En tal espacio social, que es revitalizadopor quienes lo habitan y frecuentan, se desarrollan las relaciones cotidianas de losindividuos y las grupalidades. Éstos, de acuerdo a las exigencias que enfrentan con surealidad, tratan de encontrar un lugar propio que pueden reconocer y que les seareconocido, para desde allí reestructurar cotidianamente su visión del mundo y su relacióncon él (como se cita en Peñate Leiva y López Santos, 2009, p.33)
Las vivencias compartidas, los lazos afectivos, la comunidad emocional -que analizamos en el
capítulo cuatro- abonan el desarrollo de las identidades colectivas ancladas en un territorio. Los/as jóvenes
perciben el lugar donde viven como un ámbito funcional de residencia, de socialización y de interacciones
afectivas y simbólicas. Un espacio cargado de sentidos, por ello ser del Barrio La Gloria se torna un
elemento estructurante de la identidad colectiva.
Si ser del barrio -en sentido amplio, ya que también forman parte del grupo jóvenes de barrios
vecinos- es un elemento estructurante de la identidad, no serlo conforma un otro excluyente. Dentro de las
Ciencias Sociales encontramos un gran abanico de estudios que han problematizado sobre el anclaje
territorial de las identidades en el seno de una crisis de los grandes relatos (Gravano y Guber, 1991;
Gravano, 2003; Merklen, 2005; Vázquez y Vommaro, 2008) y de los procesos socioeconómicos de
exclusión iniciado en la última dictadura militar argentina y profundizados en la década del noventa que,
entre otras cosas, dio como resultado un “pasaje de la fábrica al barrio”.
(C)omenzó a hacerse evidente cómo los procesos de desafiliación y empobrecimientosocial que se habían iniciado dos décadas atrás, hicieron del barrio popular un espacio derepliegue e inscripción territorial, que se constituyó en el espacio fundamental desocialización entre los sectores populares. Dichas transformaciones impactaron fuertementeen las modalidades organizativas y en las estrategias de acción colectiva, que encontraronen el componente comunitario y en las redes sociales locales nuevas modalidades de“reafiliación” social. Así, el barrio cobró una nueva relevancia como bastión de resistenciaentre quienes se encontraban sin las tradicionales formas de inscripción colectiva. (Vázquezy Vommaro, 2008, p.500)
El barrio se configura como un espacio social y físico legítimo de acción, habitarlo y ser del barrio, según la
visión de la BP, les garantiza conocer la realidad local y tener un sentimiento de trabajo comprometido
mientras que no ser del barrio conlleva una valoración negativa.
Un segundo elemento de diferenciación se basa en la manera de proponer y organizar el trabajo
barrial. Como estudió Bravo (2007) “la política” es entendida como lo que no quieren ser:
Vista así, “la política” es un concepto que resulta útil a los integrantes de la BP para resumir
todo aquello que como organización se critica. En definitiva, “la política” se convierte en elmás evidente contraejemplo de lo que la Biblioteca quiere para la comunidad. (p.213)
Finalmente, lo generacional también se pone en juego. Como afirma Nateras,
(l)a construcción de las identidades o identificaciones juveniles, en una de sus vertientes, selleva a cabo siempre en contraposición a “los otros”, diferentes al agrupamiento al que sepertenezca; es decir, lo joven o lo juvenil se va a ir configurando con respecto a lo no-joven,representado por los mundos adultos; ya que en lo menos que desean parecerse la mayoríade los jóvenes es precisamente a sus figuras parentales, y por lo tanto regularmente secontraponen a las instituciones adultocéntricas. (2010, p.19)
En un primer momento, buscaron diferenciarse de lo viejo; ya sea en tanto definición ligada a la
edad como por desarrollar prácticas políticas que podríamos considerar tradicionales, ligadas a instituciones
o a lógicas adultocéntricas. Con el devenir del colectivo esta referencia dejó de estar presente. Sin embargo,
durante los meses que trabajamos en la BP pudimos reconocer la búsqueda de una diferenciación
intrageneracional, dada principalmente por una diferencia de clase y de perspectiva sobre la política. Una
disputa de sentido sobre la juventud militante con los/as jóvenes de La Cámpora.
En este proceso, se construye un nosotros predominantemente masculino1, joven, vinculado a
trabajo territorial de manera desinteresada. Que emerge como un marco de referencia para los/as
integrantes del grupo y como un elemento de diferenciación hacia afuera. Donde entra en juego la disputa
de sentido sobre la manera que consideran legítima de hacer política y sobre las definiciones de juventudes
de sectores populares del momento. Contiendan que no emprenden solos sino con otras organizaciones de
otros territorios, como queda plasmado en la frase final del video del 8vo encuentro de teatro de Los barrios
del Sur donde agradecen a “los grupos que creen y siguen creyendo en el arte como herramienta que
sensibiliza y transforma”.
Nosotros no colgamos ninguna bandera.
El Centro Cultural (de ahora en más CC) fue fundado en noviembre del 2001 en el barrio Belgrano,
de Las Heras, por un grupo jóvenes varones que vivían allí y tenían ganas de hacer algo por el barrio.
Desde el comienzo hasta la fecha el CC se ha caracterizado por el desarrollo de talleres, ludoteca,
festivales, clases de apoyo, encuentros y batucada,orientados especialmente a los niños y las niñas de la
zona y llevados adelante por jóvenes de la comunidad. Mayormente han apelado a las actividades artísticas
como herramientas para el desarrollo del trabajo territorial, si bien han desarrollado actividades productivas,
las mismas no han tenido continuidad.
Ser del Urga implica trabajar sin jerarquías, proponer el diálogo por sobre la confrontación,
reconocerse en las diferencias, no discriminar y buscar constantemente la construcción de otras
posibilidades en el territorio. Tal como queda plasmado en los testimonios de dos integrantes:
Nuestra identidad se empieza a formar desde el principio. Hurgando. Porque hurgábamosen la basura del basural para encontrar trajes, telas para los tambores, cositas. Hurgar enlos cajones de la vida para encontrar otras posibilidades (Diego). No nos importa que los niños que vengan sean hijos de radicales, peronistas. No somospartidarios. Todo lo contrario. Nos gustan las políticas públicas, que todos podamosparticipar, que todos podamos incluirnos (Pilar)
En la búsqueda de nuevas posibilidades se fue perfilando una práctica cultural particular: la batucada.
El tambor llama mucho a los jóvenes. Los chicos están todo el tiempo viniendo para acá poreso. Podemos dar taller de lo que sea, pero apenas ponemos un tambor, alrededor deltambor se te juntan todos. (Rosario)
1 Al no hacer un reconocimiento específico de las diversidades de género tienden a primar las visiones androcéntricas.
Por ello, ser del Urga también implica tocar los tambores. Al explicar el significado del logo del Centro
Cultural uno de los jóvenes nos dice “los tambores significan la individualidad y en el centro está la
comunión y la unidad, lo que construimos” (Diego). La circularidad que proponen al momento de tocar,
también la postulan como modo de tomar las decisiones y organizarse.
Empero, este nosotros se construye a partir de las diferencias que se marcan con quienes no viven
en el barrio, pero también con quienes son “viejos” y con quienes son ubicados como “políticos” (incluyendo
a funcionarios, militantes y punteros).
Acá hay mucho puntero político y se adueñan de las cosas que no son de ellos, que son dela comunidad (Rosario)No se puede trabajar con los punteros porque tienen otra mentalidad. Ellos no hacen lascosas para el barrio sino para ellos, por su bien (Carlitos).
La maquinaria de los punteros políticos en los territorios populares fue definida por Auyero (2004) en tanto
“red de resolución de problemas cotidianos que controlan el acceso a un conjunto bastante amplio de
recursos materiales (desde subsidios estatales para desempleados, hasta alimentos y medicinas) y de
información sobre los mismos” (p.136). Y al clientelismo político como
(…) el intercambio individualizado de bienes y servicios a cambio de apoyo político, elclientelismo ha mostrado -por citar el aún pertinente análisis de Robert Merton sobre lasmaquinarias políticas en Estados Unidos- una “notable vitalidad” en muchas partes delmundo moderno. (Auyero y Benzecry, 2016, p.222).
Los/as jóvenes del CC condenan el interés individual de los punteros, denuncian prácticas
deshonestas y rechazan su pertenencia partidaria. En esta misma línea, plantean una diferenciación entre
ellos/as y quienes “viven de los proyectos sociales”, haciendo referencia a algunas instituciones con las que
establecieron lazos para la ejecución de proyectos.
Hay cosas que me parecen medias injustas con respecto a las personas que laburan deproyectos sociales y quienes viven de proyectos sociales. Porque una cosa es que vostrabajes con los chicos, ocupes tu tiempo y a eso le pongas todo el amor y está bueno quese te devuelva en algo. Porque todos tenemos que vivir. Eso me parece bien. Pero, otracosa, es que vos escribas un proyecto y que el único que gane plata sos vos y los pibes queestán el barrio con veinte mil niñitos y necesitan la plata no la tengan. (Carlitos)
A través de este testimonio, se pone en tensión la manera en la que se desarrollan los trabajos territoriales
como así también el modo en que se gestionan los recursos. Evidencia la disputa que se genera en torno a
la manera que los/as jóvenes consideran legítima para desarrollar el trabajo (político) en sus territorios. La
frase que utilizamos como título de esta sección, se repitió en las voces de los/as diferentes
entrevistados/as afirmando su independencia de la manera de hacer política tradicional (estadocéntrica) y, a
la vez, poniendo en valor la participación en tanto interés colectivo (y no como beneficio individual). Esto se
presenta como una característica distintiva de la identidad colectiva que, en estos casos, se construye a
partir de la participación y el involucramiento.
Nosotras las mujeres.
A partir del 3 de junio de 2015, el movimiento de mujeres logró poner en la escena mediática y
pública las problemáticas de las desigualdades entre varones y mujeres -y en menor medida del colectivo
LGTTBI- de la mano de la movilización #NiUnaMenos2. Ese mismo año, en octubre, se convocó al Primer
2 Como afirma la periodista Luciana Peker en una entrevista en Página 12 (2017) “La historia del Ni Una Menos estámuy enlazada con los Encuentros de Mujeres en la Argentina, que tienen 32 años, y son el germen de unmovimiento feminista popular, federal y muy autónomo. Obviamente, también ese 3 de junio de 2015 confluyeronun montón de factores, desde la existencia de algunos casos con un impacto mediático, hasta figuras de renombreque aparecieron en las redes sociales, específicamente en Twitter, junto con mujeres decididas a decir basta.Además, hubo un movimiento de mujeres muy amplio y muy especialmente una enorme fuerza de las más jóvenesque colmaron esa convocatoria. Hay una sensación de decir basta y un arduo trabajo del movimiento de mujeres, y
Paro Internacional de Mujeres. Se abrió un nuevo camino en la lucha contra la violencia de género en toda
Argentina que se hizo eco al interior de los espacios de participación juveniles, aunque bien podemos
reconocer que la problemática se había comenzado a trabajar con anterioridad.
En el caso de la BP, durante las entrevistas y en el trabajo de campo pudimos encontrar múltiples
referencias a la necesidad de abordar las problemáticas de las mujeres con una perspectiva
intergeneracional. El tema se comenzó a trabajar en el año 2009 cuando Fernanda Toledo3 fue víctima de
femicidio por parte su pareja, ella era hermana de uno de los integrantes de la BP y había formado parte de
la misma. En ese momento se convocó a una reunión con otras organizaciones para comenzar a abordar la
problemática de las violencias contra las mujeres, nació la organización de mujeres Ellas que duró
solamente unos meses y se participó activamente en las actividades que los/as familiares de Fernanda
realizaron para pedir justicia4.
Foto 1 tomada el 3 de junio de 2015 en el marco de la movilización #NiUnaMenos en la ciudad de Mendoza.
También se tomó la decisión de participar en los Encuentros Nacionales de Mujeres y de asistir a las
diversas movilizaciones convocadas en la provincia de Mendoza. Las consignas que escribieron en sus
carteles son: “Soy del Barrio La Gloria y una muerta por aborto clandestino”, “Soy del B° Tres estrellas y me
quemó mi marido”, “Soy del B° Las palmeras y tus piropos me matan”, “Soy de La Gloria y no me toman la
denuncia”, “Soy del Barrio Nueva generación y la discriminación y el abuso laboral me mata”, “Soy del B°
eso se observa en el ámbito de la política, en el Congreso de la Nación, en el trabajo que se realiza en los Encuentrosde Mujeres y en el periodismo, con periodistas capacitadas, con escucha y decididas. En este contexto, las redessociales jugaron un rol importante porque, a pesar de sus limitaciones, rompieron un poco la censura encubierta quetienen los medios de comunicación masivos con la defensa de los derechos de las mujeres.” Disponible en:https://www.pagina12.com.ar/86160-tenemos-mejores-leyes-que-realidades
3 En febrero de 2014 nació un espacio cooperativo conformado por algunos/as integrantes de la BP pero que funcionó(y funciona) de manera independiente y tomó como nombre Cooperativa Fernanda Toledo. En su facebook afirman“Tomamos el nombre de nuestra compañera, víctima de femicidio, porque creemos que la lucha contra la violenciade género debe ser agenda principal en el itinerario de todas/os las/os trabajadores, para que las bases de unasociedad más justa y solidaria sean cada vez más reales.” (Publicación del 21 de julio de 2014 enhttps://www.facebook.com/pg/CooperativaFernandaToledo/posts/)
4 En el año 2011 se realizó una vigilia cultural pidiendo que se incorpore la carátula de femicidio y en el documentoque leyeron las organizaciones convocantes la recordaban y resaltaban sus actividades dentro de la murga de la BP:“A la Fer le gustaba reír, a pesar de las injusticias… Le gustaba diseñar ropa, trajes y vestuarios para la murga, Leencantaba jugar con banderas y hacer swing con fuego, Siempre cantaba, siempre canta… A la mañana, a la noche,nos alegraba con su elegancia de mujer… A mi Madre, Hija, Hermana y Amiga Fer le gustaba coser, tejer y entregarsus conocimientos a quien los necesitara… Amaba a sus hijos… como a su vida misma. NI UNA MUERTA MASPOR VIOLENCIA!!!!” https://redeco.com.ar/nacional/generos/5016-justicia-para-fernanda-toledo
Huarpes y la policía me preguntó qué le hice?”, “Soy del B° Alicia Moreau de Justo, soy abusada por mi
padre, hermano, tíos, primos...”. A través de ellas, podemos reconocer que hacen un anclaje del lema “Ni
una menos” a sus territorios. Expresan la corporalidad de las violencias que sufrían (y sufren) las mujeres
que habitan el Barrio La Gloria y los barrios aledaños; poniendo en relieve la identidad barrial.
Foto 2 tomada el 25 de noviembre de 2015 en el marco de la movilización provincial en el día internacional
de lucha contra las violencias hacia las mujeres.
En el año 2014, se propuso un taller de cerámica, pintura en tela y de tejido como espacio de
encuentro para las mujeres del barrio; ya que evaluaban que si convocan a una actividad que tratase
específicamente el tema de la violencia de género las vecinas no asistirían. Estas propuestas, hasta el
momento de finalización del trabajo de campo, no habían logrado configurar una identificación particular de
“nosotras las mujeres de la BP”, a pesar de ser uno de los objetivos del espacio.
En el caso del CC, además de la construcción identitaria “nosotros los/as jóvenes del Urga”, se
encuentra un grupo de mujeres quienes se juntaron para armar una batucada. Como hemos analizado, La
Baturga comenzó siendo un grupo de varones al cual luego permitieron -no sin trabas- la incorporación de
las chicas. Sin embargo, algunas se dejaron de identificar con ese espacio y tomaron el desafío de construir
una batucada de mujeres.
Yo ya llevaba un tiempo sin tocar y me animé a invitar a otras mujeres. Y resultó que detoque se armó un grupo re grande. Yo quería volver a tocar con la Dani, que hacía variosaños que no tocábamos porque ella tuvo hijos. Tenía otras prioridades y yo también estabaestudiando. Pero ella siempre mi compañera. Entonces yo quería engancharla a ella, a otrade las chicas, la Romi, que hacía un montón que no la veía, viste y yo la veía que estaba ensu casa metida ahí, y un montón de otras más que también estaban metidas dentro de sucasa (Rosario)
Este testimonio está cargado de crítica a los roles históricamente asignados en la sociedad patriarcal a las
mujeres. Hace referencia a las tareas del cuidado y al ámbito doméstico y propone una la práctica colectiva
que rompe con este modelo tradicional. Se genera un espacio de autonomía de las mujeres, de
empoderamiento.
Empoderarse es, en este sentido, el paso de cada mujer de ser objeto de la vida, la
política, la cultura, y de los otros, a ser sujeta de la propia vida. Empoderarse es para lasmujeres, como categoría social, ser sujetas sociales, económicas, jurídicas, judiciales, opolíticas. Ser sujetas de la cultura significa pensar y sentir legitimidad para, nombrar, decir,comunicar, actuar, experimentar, tener derecho a... Darse la autoridad y confiar en lacapacidad de lograrlo. La autoridad se produce cuando se genera autoconfianza yseguridad subjetiva y hay una aceptación de ser legítima para... Por eso, desde la perspectiva feminista, empoderarse es algo que le sucede a cada quien.Una se empodera, no la empoderan, una organización se empodera por la acción de susmiembras o un movimiento se empodera por obra y gracia de sus participantes. Nadieempodera a nadie. (Lagarde, 2012, p.142)
En este proceso, la identidad no se ató al territorio. Al incorporarse mujeres que participaban de
“Casa cultural” ubicada en Godoy Cruz, comenzaron a alternar los lugares de ensayo, traspasando el
espacio -y la identidad- barrial. Además, las hijas de quienes formaban parte de Percuiana se sumaron a los
ensayos y las presentaciones, lo que fue configurando una identidad colectiva intergeneracional5.
Reflexiones finales
En esta ponencia buscamos comprender los procesos de conformación generacional a partir de
prácticas participativas generadoras de identidades colectivas. Pudimos ver, en ambos casos, que se
configuró una identidad colectiva ligada a lo generacional y lo territorial.
El lugar de enunciación que construyeron es el de ser jóvenes de sectores populares que se
comprometen con su lugar de residencia. Ese nosotrxs no sólo es enunciado también es sentido, lo que se
define como afectivización de lo político. También es posible pensar en uso de la identidad por parte de
los/as jóvenes de manera estratégica (Spivak, 1987; Butler, 1990), en tanto toman temporalmente una
posición esencialista de su identidad para lograr mayor eficacia en la acción colectiva. Esto lo vemos
particularmente al momento de tener que denunciar los procesos de persecución policial o de negociar con
actores gubernamentales algunos proyectos. Es importante remarcar que con el devenir de las prácticas
también surgieron otros puntos de adhesión y sutura vinculados con el género, que devino en la identidad
colectiva de las mujeres en un marco específico de visibilización de la problemática a nivel nacional.
Bibliografía
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5 Nos parece necesario aclarar que no fue intencional el desarrollo de un espacio intergeneracional, sino que seconfiguró así ya que las jóvenes muchas veces tenían que asistir con sus hijas a los ensayos y frente al interés de lasniñas de tocar los tambores fueron incorporadas; sobre todo cuando los ensayos y los toques son en el barrio.
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