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La hispanicidad y la arabicidad: dos contracorrientes en la cultura de la España medieval Richard Hitchcock, Universidad de Exeter El siglo diez en la península ibérica se diferenció de los anteriores de un modo sorprendente a la vez que trascendental. En breves palabras, al- Andalus cuya capital fue la ciudad de Córdoba, llegó a su apogeo político, el cual duró menos de un siglo. El reinado del emir Umayyad, luego Khalifa, 'Abd ar-Rahman III perduró casi cincuenta años, desde el año 912 hasta el año 961, fecha de su muerte, y produjo unos cambios fundamentales por toda la península ibérica. 'Abd ar-Rahman III, una vez que hubo conseguido la lealtad de los jefes musulmanes de las zonas fronterizas, tales como Badajoz, Toledo, y Zaragoza, se puso a crear un estado islámico cuyo centro fue Córdoba. Por vez primera, las comunidades no-musulmanas estuvieron en la minoría. Desde la conquista de la península ibérica por tropas musulmanas beréberes en el año 711, y hasta principios del siglo diez hubo una pluralidad de gentes observando sin molestia sus propias religiones, puesto que según el Corán (2: 256) 'no cabe coacción en religión'. 1 La ley coránica no exigió que los idólatras fueran forzados a aceptar el Islam, ni tuvo la intención de subyugar a los cristianos. 2 Tanto los cristianos como los judíos, los ahí al-kitab, gente que tiene un libro revelado, tenían que pagar el jizya, el cual era el tributo impuesto a los subditos no- musulmanes ratificando así el pacto que les asegura la protección. 'Combatid contra quienes... no creen en Dios... ni practican la religión verdadera, hasta que humillados y sumisos paguen el tributo' (9:29). Los pueblos sumisos pagan el jizya en recompensa de esta protección garantizada por las autoridades musulmanas y para quedarse con la inmunidad del servicio militar. 'A quienes han sido expulsados injustamente de sus hogares, sólo por haber dicho: "¡Nuestro Señor es Dios!" Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres valiéndose de otros, habrían sido demolidas ermitas, iglesias, sinagogas y mezquitas, donde se menciona mucho el nombre de Dios. Dios auxiliará, ciertamente, a quienes le auxilien...' (22:40). El principio de la libertad religiosa se manifiesta no solamente en el derecho coránico que tenían los cristianos y los judíos en mantener la observancia de su fe bajo dominio musulmán, sino también en la obligación que tenían los musulmanes de proteger las iglesias y las sinagogas. Aunque hubo excepciones, los musulmanes siguieron este

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La hispanicidad y la arabicidad: doscontracorrientes en la cultura de laEspaña medieval

Richard Hitchcock, Universidad de Exeter

El siglo diez en la península ibérica se diferenció de los anteriores de unmodo sorprendente a la vez que trascendental. En breves palabras, al-Andalus cuya capital fue la ciudad de Córdoba, llegó a su apogeopolítico, el cual duró menos de un siglo. El reinado del emir Umayyad,luego Khalifa, 'Abd ar-Rahman III perduró casi cincuenta años, desde elaño 912 hasta el año 961, fecha de su muerte, y produjo unos cambiosfundamentales por toda la península ibérica. 'Abd ar-Rahman III, unavez que hubo conseguido la lealtad de los jefes musulmanes de las zonasfronterizas, tales como Badajoz, Toledo, y Zaragoza, se puso a crear unestado islámico cuyo centro fue Córdoba.

Por vez primera, las comunidades no-musulmanas estuvieron en laminoría. Desde la conquista de la península ibérica por tropas musulmanasberéberes en el año 711, y hasta principios del siglo diez hubo unapluralidad de gentes observando sin molestia sus propias religiones, puestoque según el Corán (2: 256) 'no cabe coacción en religión'.1 La leycoránica no exigió que los idólatras fueran forzados a aceptar el Islam,ni tuvo la intención de subyugar a los cristianos.2 Tanto los cristianoscomo los judíos, los ahí al-kitab, gente que tiene un libro revelado, teníanque pagar el jizya, el cual era el tributo impuesto a los subditos no-musulmanes ratificando así el pacto que les asegura la protección.'Combatid contra quienes... no creen en Dios... ni practican la religiónverdadera, hasta que humillados y sumisos paguen el tributo' (9:29).Los pueblos sumisos pagan el jizya en recompensa de esta proteccióngarantizada por las autoridades musulmanas y para quedarse con lainmunidad del servicio militar. 'A quienes han sido expulsadosinjustamente de sus hogares, sólo por haber dicho: "¡Nuestro Señor esDios!" Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres valiéndose de otros,habrían sido demolidas ermitas, iglesias, sinagogas y mezquitas, dondese menciona mucho el nombre de Dios. Dios auxiliará, ciertamente, aquienes le auxilien...' (22:40).

El principio de la libertad religiosa se manifiesta no solamente en elderecho coránico que tenían los cristianos y los judíos en mantener laobservancia de su fe bajo dominio musulmán, sino también en laobligación que tenían los musulmanes de proteger las iglesias y lassinagogas. Aunque hubo excepciones, los musulmanes siguieron este

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mandato coránico y otros al pie de la letra.3 Cuando se rompieron lashostilidades, entonces según el Corán (2:193): 'Combatid contra elloshasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda culto a Dios. Si cesan,no haya más hostilidades que contra los impíos'.

Existe amplia evidencia de la sobrevivencia y aun florecimiento de lascomunidades urbanas cristianas en al-Andalus bajo estas condiciones.4

No es de extrañar. Los no-musulmanes constaron de un pueblo pactadoregido por gobernadores, llamados condes en las ciudades. Lascomunidades tenían sus propias autoridades eclesiásticas. Losmonasterios, de cuya existencia en al-Andalus, especialmente en la zonacordobesa, hay abundantes testimonios hasta mediados del siglo diez,fueron los guardianes de la literatura latina y, aunque no exclusivamente,de la cultura hispana.5 He aquí el problema terminológico. Utilizo lapalabra 'hispano' por ser ésta, según mi modo de ver, palabra neutra, sinlos posibles matices religiosos ni nacionalistas de la palabra 'español'que no llegó a ser corriente hasta el siglo trece.6 Puesto que la palabra'hispanidad' comprende todo el mundo hispánico prefiero emplear'hispanicidad', la cual comprende en sí la cualidad de lo hispano y, encuanto a la cultura se refiere, caracteriza la naturaleza de la gente indígenano arabizada. Esta situación permanecía constante durante dos siglos.El cambio se produjo en el reinado de 'Abd ar-Rahman III, quien seproclamó Khalifa y amir almu'minin, comandante de los creyentes, en elaño 929. Tomó además el título más significativo de Nasir li-din Allah,el victorioso en la religión de Dios, porque le confirió una supremacíareligiosa que los emires de al-Andalus nunca hubieran conocido antes.7

Inculcó el ideal del estado islámico umayyad, siendo éste el sistema máseficaz de mantenerse el Islam en al-Andalus. Restauró el poder real, yreforzó en palabras de Cruz Hernández, intérprete reciente del islamespañol, 'la frontera política internacional activa para mantener a losreyes cristianos peninsulares como régulos de segunda categoría'.8 Unaconsecuencia ineluctable de la política de 'Abd ar-Rahman fue lamarginación de las comunidades no-musulmanas de al-Andalus. Segúnla hipótesis de Bulliet, la curva de conversión al islam aumentómarcadamente, aun desmesuradamente, en el siglo diez en al-Andalus.9

Con el prestigio creciente y la política restaurativa e innovadora delcalifato, los subditos indígenas, beneficiarios de la dhimma o pacto, queles había concedido derechos de protección bajo la ley, no pudieron sinosentirse impresionados por los cambios espectaculares en el estado islámico.Córdoba fue el centro de un régimen islámico agresivo e incluso opresivofrente a los estados cristianos del norte de la península, y la ciudadexperimentaba una explosión demográfica.

Córdoba atraía como un imán a personas indígenas de cualquier origen,ávidos de distinguirse en una civilización floreciente, rebosante deoportunidades en todas las profesiones. Aquí se puede aludir aRecemundo, como ejemplo afamado de un ambicioso subdito no-

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musulmán en busca de prosperidad y para hacer la fortuna. Él fue deantigua estirpe visigoda, calificado de 'católico excelente' adprimecatholicus, en una crónica latina de fecha tardía, pero conocido en círculosislámicos como Rabi ibn Zayd, al-usquf, el obispo. Era palaceigo quienmejoró de posición hasta llegarse a embajador bilingüe quien vio el buenéxito de su embajada a la corte de Otón I de Francfurto, recompensadocon el título honorífico de obispo de Elvira.10 Según Pierre Guichard,disponemos de escasa información sobre otros individuos de origenindígena pertenecientes a comunidades no-musulmanas, aunque tal vezsu cálculo es un poco pesimista, pero, con todo, es de suponer que muchosse hubieran aliado al vigoroso estado islámico.11 La mayoría de ellosislamizándose, estos subditos habrían aportado, en cuanto a la cultura,su propias ocupaciones. Los que gozaron de buen conocimiento dedisciplinas tales como la medicina, la astrología, o la farmacología porejemplo, lo habrían puesto a la disposición de practicantes y de eruditosen una disciplina parecida. Lo representativo de la hispanicidad habríasido injerido en un vastago islámico para así formar esta o aquella cienciapatentemente andalusí.

Según Juan Vernet, el prestigio de la medicina tradicional que existíaen la Península ibérica perduró entre los árabes, hasta tal punto que Ibn'Abd Rabbih (quien murió en el año 977) declara en su Urjuza fi-l-tibb:poema didáctico sobre la medicina, que el único modo de educarse enesta ciencia fue familiarizarse con los textos antiguos (es decir latinos),traducidos al árabe.12 Uno de los más importantes médicos del siglo diez,Abu Dawud Sulayman b. Hassan al-Andalusí, más conocido como IbnJuljul (944-994) fue, posiblemente, muladí, es decir muwallad, musulmánuno de cuyos padres fue de origen indígena, o descendiente de tal familia.13

Es de suponer que era bilingüe en árabe y en romance. Las biografías demédicos andalusíes suministrados por Ibn Juljul en su Libro de lasgeneraciones de médicos y sabios señalan hasta qué punto los médicosno-musulmanes participaran en la práctica de la medicina en al-Andalus.No para nada dicen los cronistas árabes que fue un médico cristiano(nasart) quien le curó al califa de su otitis (inflamación del órgano deloído). Según informe anecdótico apuntado por Ibn Abi Usaybi'a, estemédico antes visitó a un monasterio, donde un anciano cristiano le dioun remedio popular, sangre de paloma, el cual aplicó con lasconsecuencias beneficiosas conocidas.14 También, ciertas técnicas agrícolasromanas seguían en uso cotidiano en la España musulmana.15 En cuantoa la tradición astrológica latina, rudimentaria en la Península ibérica,según Julio Samsó, era probable que coexistiera con una parecida tradiciónárabe de astronomía popular, según la que los pronósticos del tiempofueron basados en el sistema anwa el cual detalló la posición de las estrellasmes por mes.16 Conforme a este sistema astrológico latino, las casas celestesse identificaron con los signos del zodíaco, y las predicciones se basaronen las posiciones de los planetas. Se encuentra con toda probabilidad

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otro ejemplo de la sobrevivencia de una tradición astrológica latina, segúnSamsó, en los relojes de sol.17

Por otra parte, en al-Andalus del siglo diez se vio una enorme aportaciónde saber islámico originándose en el mundo islámico oriental abbasí.Este saber fue una mezcla de erudición de las tradiciones árabe y clásica,y la gente versada en adab, el conjunto de esta sabiduría, fue la responsablede propagarla por todos partes del mundo islámico. En al-Andalus, loseruditos en las cortes islámicas, notablemente la capital, Córdoba,difundían el conocimiento de todas las ciencias, extendiendo así la basede arabicidad.

Por lo que corresponde a las kharajat, aquellas estrofas finales del géneropoético árabe: la muwashshaha, la situación no es nada fácil decomprender. Sin entrar en la polémica, se puede decir que existen dosposturas básicas. Según la una, uno de cuyos partidarios más juiciososha sido el profesor Dr Jareer Abu-Haidar,18 se da por cierto el origenárabe de la muwashshaha, lo que es (y cito) 'en realidad simple resultadoevolutivo de la tradición árabe-oriental sin influjos foráneos', osintetizando su hipótesis : 'un intento natural... de extender a la poesíaárabe las permutaciones en rima de la prosa árabe'.19 Según la otra postura,la canción popular, es decir indígena, es el origen de la muwashshaha. Lakharja, pues, goza de una importancia fundamental dentro de lamuwashshaha, puesto que constituye la base de desarrollo.20 Lajustificación de esta postura se encuentra en los escritos del célebrepreceptista hispanoárabe, lbn Bassam quien escribió, a principios del siglodoce, lo siguiente : 'la composición poética la muwashshaha se basó enun markaz coloquial (o kharja) citado por el poeta'.21 Sin embargo no esnada evidente que los poetas árabes andalusíes tomaran dísticos romancespara basar sus composiciones en ellos, aunque pudieran haberlo hecho,porque es muy conocido que a los poetas árabes les gustara lucir su destrezaen el arte de poetizar. Los versos finales de las muwashshahat noconcuerdan con ningún arquetipo riguroso. Solamente un porcentajemuy reducido de las kharajat tiene palabras romances. La mayoría deellas fueron redactadas en árabe vulgar, pero las hay también en árabeclásico y en 'ajam, es decir en lengua no árabe, tal como el turco, el persay el romance, aunque recelosamente guardan sus secretos.22 Y ¿cualesson estas kharajat^ ¿Cancioncillas de tradición popular romance, o versosprocedentes de una tradición literaria árabe tal como hazl, género jocososegún las teorías de Abu Haidar, o mujun, es decir género descarado, yobsceno, según María Jesús Rubiera Mata, tesis expuesta en su Poesíafemenina hispanoárabe^ De todos modos, del punto de vista genérico,su hispanicidad es discutible.

No obstante lo anteriormente dicho, se podría observar aquí que losindicios más palmarios de la hispanicidad se los podría reconocer dentrode la sociedad islámica, y no afuera, porque la cultura puesta demanifiesto en los estados cristianos del norte de la península en el siglo

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diez, tiene elementos añadidos, incluso el de la arabicidad. Es tradicionalconsiderar la sociedad leonesa del siglo diez, a partir del reinado de AlfonsoIII (866-911), como una que ostenta grandes muestros de mozarabicidad,pero de verdad se trata del mismo fenómeno en este contexto. Losmusta'ribun, los no árabes que habían adoptado costumbres árabes, esdecir los que se habían arabizado, se instalaron en tierras leonesas en nopocas cantidades. En palabras de Dominique Urvoy: 'Le mot musta'ribagarde sa double signification mais le sens de la spécification est déplacé :avant ils était des árabes chrétiens, désormais ils sont des chrétiensárabes'.24 La onomástica árabe en documentos gallegos y leoneses reflejaplenamente la arabicidad, y abundan testimonios indisputables en ladocumentación monástica de la época, de una sociedad empapada en lacultura procedente del islam andalusí. Doy nada más que un ejemploque tiene que ver con el reino leonés: el comercio de la seda, eje de laeconomía del califato. Historiadores tales como May, Sergeant, y másrecientemente Olivia Constable, han proporcionado datos indispensablespara el entendimiento de esta mercancía.25

La sericultura se había introducido en al-Andalus en el siglo nueve,procedente del oriente, y hasta en el siglo diez, según el testimonio de al-Maqqari, había ochocientas fábricas de seda en Almería, y otrasmuchísimas repartidas por todo el sur de la península. En los cartulariosy tumbos de los monasterios leoneses en la zona cristiana de la península,se encuentra una abundancia de referencias a artículos de lujo de origenárabe y mayormente de seda, especialmente de tiraz, vestidos de sedasuntuosamente bordados, y brocados.26 Los reyes leoneses mostraron tantointerés en estos artículos de seda que dieron empleo dentro de su propioterritorio a tejedores árabes de esta materia, llamados tiraceros.27

En los mismos monasterios cristianos al este de la península también,hay testimonio de la transmisión de la cultura árabe, concretamente elsaber islámico. El monasterio de Santa María de Ripoll en Cataluña fueel repositorio de manuscritos árabes. Es bien sabido que Gerberto deAurillac, el futuro papa Silvestre II (997-1001), muy versado en cienciasmatemáticas, estudió allí y quizás en otros centros de cultura hispano-catalana, durante los años 960.28 La remota posibilidad existe de queGerberto participara en la delegación del conde Borell de Barcelona a lacorte de al-Hakam II, y allí conoció a eruditos musulmanes, volviendodespués a Cataluña llevando consigo tratados matemáticos yastronómicos. Más tarde cuando Gerberto fue arzobispo de Rheims,escribió al abad de Ripoll pidiéndole que le mandara una traducción decierto tratado De astrologia.19 Millas Vallicrosa identificó este título conuna obra de al-Khwarizmi,30 pero esta precisión es superflua. Las cienciasmatemáticas, astronómicas y astrológicas se conocieron en Cataluña enel siglo diez. Cabe pensar en que existieran vías conocidas para latransmisión de tal materia científica.

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Las contracorrientes de la hispanidad y la arabicidad coexistían en lacultura del siglo X, pero ocupan figurativamente zonas de oscuradefinición. Aquel saber árabe, transmitido a territorio cristiano, ífué dealgún modo hispanizado? ¿Se debe resucitar la antigua tesis de Simonet,y tenerla presente junto con las nuevas teorías propuestas en la actualidad?En conclusión, según mi parecer, el siglo X merece igual consideración,en cuanto a la cultura se refiere, que últimamente ha recibido el próximosiglo XI. En segundo lugar, es de suma importancia pensar en la totalidadde la península ibérica, y aquí comparto con las conocidas opiniones dela profesora Menocal. La compartimentación de la península en zonasexclusivamente cristianas e islámicas puede llevar a unas distorsiones.31

Un enfoque interdisciplinario a la vez que no sentencioso es indispensable.

NOTAS

1 El Corán, ed. y trad de J. Cortés, (Barcelona: Herder, 1986), p. 117. Citodel texto de esta edición.

2 The Holy Qur-án, translations and commentary by M. Muhammad Ali,(Woking: The Islamic Review, 1917), p. 403, n.1049. La traducción esmía.

3 Véase Ali, The Holy Qur-án, pp. 672-73, n. 1698.4 Contra esto decía Simonet que: 'Los españoles que combatían contra el

Sultán de Córdoba eran todavía muchos en número (a principios de sigloX), pero sin el heroísmo, el fervor y fe religiosa que hacían invencibles álos cristianos del Norte'. F.J. Simonet, Historia de los Mozárabes deEspaña (Madrid: Real Academia de la Historia, 1903, reimpresiónAmsterdam: Oriental Press, 1967), p. 576. Hay que decir, sin embargo,que por españoles en este contexto, quería decir Simonet gente indígenatanto musulmana como cristiana.

5 Para los monasterios, véase Simonet, Historia, pp. 325-36, y los detallesen Ch. Pellat, Le Calendrier de Cordoue (Leyden: E. J. Brill, 1961); parala literatura latina, véase, J. Gil, (Joannes Gil), Corpus ScriptorumMozarabicorum, 2 vols (Madrid: C.S.I.C., 1973). También, M. de Epalza,'Falta de obispos y conversión al islam de los cristianos de al-Andalus',Al-Qantara, XV (1994), 385-400, incorpora documentación sobre elobispado.

6 A. Castro, 'Media un milenio entre las palabras España y español', ínsula,252 (noviembre 1967), 1 y 12.

7 Véase Ínter alia M. Cruz Hernández, El Islam de Al-Andalus (Madrid:Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe, 1992), pp. 118-19.

8 Cruz Hernández, El Islam, p. 123. Para el texto de la proclamación deAbd ar-Rahman III, véase J. Castilla Brazales, La crónica de Arib sobreal-Andalus (Granada: Impredisur, 1992), pp. 205-6.

9 R. W Bulliet, Conversión to Islam in the Medieval Period: An Essay in

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Quantitative History (Cambridge, Mass: Harvard U.P., 1979), pp. 114-27. Más cauteloso es P. Guichard, 'The Social History of Muslim Spain',en S. Khadra Jayyusi (ed.), The Legacy of Muslim Spain (Leyden: EJ.Brill, 1992), pp. 687-88.

10 A. Custodio Vega, España Sagrada, Tomos Lili y LIV (Madrid: Maestre,1961), pp. 179-220; A. Paz y Meliá, Embajada del emperador de AlemaniaOtón I al califa de Córdoba, Abderramán lll (Madrid: Colección dedocumentos publicados en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museosnúmero II, 1872); L. García Arias, 'Una embajada cristiana a un soberanomusulmán hace mil años', Historia Diplomática, 1 (1954), 199-228,acompañado por el texto.

11 P. Guichard, 'The Social History of Muslim Spain', p. 688.12 J. Vernet, 'Natural and Technical Sciences in Al-Andalus', en The Legacy,

p. 938." 'Médicin maure-espagnoP según M. Meyerhof, 'Esquisse d'Histoire de

la pharmalogie et botanique chez les musulmanes d'Espagne', Al-Andalus,3 (1935), 8; J. Vernet, 'Los médicos andaluces en el Libro de lasgeneraciones de médicos, de lbn Juljul', Anuario de Estudios Medievales,5 (1968), 445-62, (esp. 452 y 454).

14 Véase R. Hitchcock, Arabic Medicine : The Andalusi Context', en G. R.Dunstan (ed.), The Human Embryo. Aristotle and the Arabic and theEuropean Traditions (Exeter : Universidad de Exeter, 1990), 70-78.

15 Vernet, 'Natural and technical, 93816 J. Samsó, 'The Exact Sciences in Al-Andalus', en The Legacy, p. 952.17 Samsó, 'The exact', p. 956.18 J. Abu-Haidar, 'The muwashshahat in the light of the literary life that

produced them', en A. Jones y R. Hitchcock (eds.), Studies on themuwassah and the kharja (Reading: lthaca Press, 1990), pp. 115-23.

1S( J. A. Abu-Haidar, 'The Muwashshaha, Are they a Mystery?', Al-Qantara,13 (1992), 63-81. ('La muwashshaha fue un intento natural y simple deextender a la poesía árabe las permutaciones de rima en prosa árabe.',81).

20 A. al-Aziz al-Ahwani, 'Al-Ughniya ash-sha'biyya asi al-tawshih', [la canción(popular) es el origen de la muwashshaha], Al-Majalla, 2 (1957), 90-100.

21 El texto se encuentra en James Monroe, 'Zajal and muwashshaha: Hispano-Arabic poetry and the Romance Tradition', en The Legacy, pp. 398-419.La interpretación de este pasaje de lbn Bassam es problemática.

22 Alan Jones, Romance Kharjas in Andalusian Arabic Muwashshah Poetry(London and Reading: lthaca Press, 1988).

23 M.J. Rubiera Mata (ed.), Poesía feminina hispanoárabe (Madrid: Castalia,1990). Véase la reseña de Aránzazu Uzquiza en Al-Qantara, XII (1991),310-12.

24 D. Urvoy, 'Les aspects symboliques du «vocable» mozárabe', StudiaIslámica, 78 (1993), 117-53. Para nuevas aportaciones, véanse VictoriaAguilar, 'Onomástica de origen árabe en el reino de León (siglo X)', Al-Qantara, 15 (1994), 351-63, y F. Medrano, 'Acerca de la poblaciónarabizada del Reino de León (siglos X y XI )', Al-Qantara, 15 (1994),

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465-72.25 O. Remie Constable, Trade and Traders in Muslim Spain. The commercial

realignment of the Iberian Península, 900-1500 (Cambridge: CambridgeUniversity Press, 1994); Florence Lewis May, Silk Textiles of Spain, 8th-ISth century (New York: Robert B. Serjeant, 1957).

26 M. Gómez-Moreno, Iglesias mozárabes: arte español desde los siglos IXbasta el XI, 2 vols. (Madrid: Centro de Estudios Históricos, 1919),reimpreso en un tomo (Granada: Patronato de la Alhambra, 1975).

27 Aguilar, 'Onomástica', 362.28 Para una apreciación reciente, véase, 'El prestigio cultural de la corte de

al-Hakam II, 961-976' ponencia pronunciada en Manchester, abril de1994, de próxima aparición; Simonet, Historia, pp. 293 y 637.

29 H. Pratt Lattin, The Letters of Gerbert (New York: Columbia UniversityPress), pp. 69—70. Carece de toda documentación, que yo sepa, el datosegún el que Gerberto se educara entre los árabes de Toledo; véase L.López Baralt, 'The Legacy of Islam in Spanish Literature', en The Legacy,p. 512.

30 J. María Millas Vallicrosa, Nuevos estudios sobre historia de la cienciaespañola (Barcelona: Consejo Superior de Investigaciones Científicas,1960), p. 98.

31 M.R. Menocal, The Arabic Role in Medieval Literary History(Philadelphia: University of Pennsylvania, 1987).