28
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR EL EJERCICIO DE ACTIVIDADES PELIGROSAS – Cuando se presenta la colisión de dos vehículos en movimiento se está en frente a la concurrencia en el ejercicio de actividades peligrosas. Concordante con lo anterior y en los casos en los cuales se discute la responsabilidad del Estado por daños causados en ejercicio de actividades peligrosas, como ocurre en el caso de la conducción de vehículos automotores, la Administración debe responder por los perjuicios que se ocasionen al realizarse el riesgo creado y sólo podrá exonerarse si demuestra la presencia de una causa extraña en la producción del resultado, esto es, fuerza mayor, culpa exclusiva de la víctima y el hecho también exclusivo de un tercero, factores que, de presentarse, enervan la responsabilidad del demandado. La doctrina, ha resaltado que en su afán de distanciarse del derecho civil, la jurisprudencia administrativa en no pocas veces, utilizan distinciones artificiales que en principio parecerían mostrar enormes diferencias entre los dos regímenes, pero en el fondo solo consiguen como se presentó en las consideraciones del a-quo crear confusión terminológica donde la solución es clara.Concordante con lo anterior, el órgano de cierre de la jurisdicción de lo contencioso, ha señalado que en los casos de responsabilidad por el ejercicio de una actividad peligrosa, le corresponde al actor probar los supuestos de hecho que permiten la operancia de la aplicación del riesgo, así, le incumbe a la parte actora acreditar la conducta oficial que debe aparecer como riesgosa y el perjuicio sufrido por la víctima de tal conducta; es decir, el hecho imputable a aquella, el daño y la relación de causalidad entre los dos anteriores, quedándole a la parte demandada, para exonerarse de responsabilidad, únicamente la prueba de la causa extraña. En consecuencia, el riesgo se constituye, en suficiente factor de imputación del daño, lo cual no excluye, por supuesto, que eventualmente quien es demandado pueda incurrir en una falla en la prestación del servicio, situación esta que, de llegar a presentarse, desencadenaría la responsabilidad de la Administración, pero bajo otro título de imputación y no podría enmarcarse en el régimen objetivo. Aunado a lo anterior, la Sala precisa que cuando el daño se produce como consecuencia de la colisión de dos vehículos en movimiento, se está en frente a la concurrencia en el ejercicio de actividades peligrosas, porque tanto el conductor del vehículo oficial como el del vehículo particular están creando recíprocamente riesgos y por lo tanto, habrá lugar a resolver la controversia, en principio, con fundamento en el régimen objetivo de riesgo excepcional y determinar la responsabilidad con fundamento en el estudio de la causalidad, esto es, en cuál fue la causa que dio lugar a la ocurrencia del accidente, si lo fue la actividad ejercida por la administración o aquella ejercida por el particular involucrado en el accidente.De igual manera precisó el Consejo de Estado, así: “(…) La conducción de vehículos automotores constituye una actividad peligrosa que involucra a quienes participan de ella, de forma que en aquellos eventos en los que ocurre un accidente y, como consecuencia de ello, se producen daños a una persona, es necesario verificar la conducta de los partícipes de dicha actividad, en aras de verificar quien fue el causante del mismo (…)”Resaltado por la Sala. TEORÍA DE LA CAUSALIDAD ADECUADA – Aplicación. Una vez discutido una de las razones de inconformidad del recurrente, la Sala procede al estudio de la concausalidad y participación en el hecho generador, acotando que en materia de determinación causal, la jurisprudencia nacional ha utilizado como método para identificar la “causa” del daño, la teoría de la causalidad adecuada, según la cual, sólo es causa del resultado, aquella que es

ACTIVIDADES PELIGROSAS

Embed Size (px)

DESCRIPTION

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO COLOMBIANO POR EL EJERCICIO DE ACTIVIDADESPELIGROSAS

Citation preview

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR EL EJERCICIO DE ACTIVIDADES PELIGROSAS – Cuando se presenta la colisión de dos vehículos en movimiento se está en frente a la concurrencia en el ejercicio de actividades peligrosas.

Concordante con lo anterior y en los casos en los cuales se discute la responsabilidad del Estado por daños causados en ejercicio de actividades peligrosas, como ocurre en el caso de la conducción de vehículos automotores, la Administración debe responder por los perjuicios que se ocasionen al realizarse el riesgo creado y sólo podrá exonerarse si demuestra la presencia de una causa extraña en la producción del resultado, esto es, fuerza mayor, culpa exclusiva de la víctima y el hecho también exclusivo de un tercero, factores que, de presentarse, enervan la responsabilidad del demandado. La doctrina, ha resaltado que en su afán de distanciarse del derecho civil, la jurisprudencia administrativa en no pocas veces, utilizan distinciones artificiales que en principio parecerían mostrar enormes diferencias entre los dos regímenes, pero en el fondo solo consiguen como se presentó en las consideraciones del a-quo crear confusión terminológica donde la solución es clara.Concordante con lo anterior, el órgano de cierre de la jurisdicción de lo contencioso, ha señalado que en los casos de responsabilidad por el ejercicio de una actividad peligrosa, le corresponde al actor probar los supuestos de hecho que permiten la operancia de la aplicación del riesgo, así, le incumbe a la parte actora acreditar la conducta oficial que debe aparecer como riesgosa y el perjuicio sufrido por la víctima de tal conducta; es decir, el hecho imputable a aquella, el daño y la relación de causalidad entre los dos anteriores, quedándole a la parte demandada, para exonerarse de responsabilidad, únicamente la prueba de la causa extraña. En consecuencia, el riesgo se constituye, en suficiente factor de imputación del daño, lo cual no excluye, por supuesto, que eventualmente quien es demandado pueda incurrir en una falla en la prestación del servicio, situación esta que, de llegar a presentarse, desencadenaría la responsabilidad de la Administración, pero bajo otro título de imputación y no podría enmarcarse en el régimen objetivo. Aunado a lo anterior, la Sala precisa que cuando el daño se produce como consecuencia de la colisión de dos vehículos en movimiento, se está en frente a la concurrencia en el ejercicio de actividades peligrosas, porque tanto el conductor del vehículo oficial como el del vehículo particular están creando recíprocamente riesgos y por lo tanto, habrá lugar a resolver la controversia, en principio, con fundamento en el régimen objetivo de riesgo excepcional y determinar la responsabilidad con fundamento en el estudio de la causalidad, esto es, en cuál fue la causa que dio lugar a la ocurrencia del accidente, si lo fue la actividad ejercida por la administración o aquella ejercida por el particular involucrado en el accidente.De igual manera precisó el Consejo de Estado, así: “(…) La conducción de vehículos automotores constituye una actividad peligrosa que involucra a quienes participan de ella, de forma que en aquellos eventos en los que ocurre un accidente y, como consecuencia de ello, se producen daños a una persona, es necesario verificar la conducta de los partícipes de dicha actividad, en aras de verificar quien fue el causante del mismo (…)”Resaltado por la Sala. TEORÍA DE LA CAUSALIDAD ADECUADA – Aplicación. Una vez discutido una de las razones de inconformidad del recurrente, la Sala procede al estudio de la concausalidad y participación en el hecho generador, acotando que en materia de determinación causal, la jurisprudencia nacional ha utilizado como método para identificar la “causa” del daño, la teoría de la causalidad adecuada, según la cual, sólo es causa del resultado, aquella que es

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

2

suficiente, idónea y adecuada para la producción del mismo, desechando por regla general la doctrina de la equivalencia de condiciones. Así lo señaló el Consejo de Estado en sentencia de 22 de junio de 2001, con ponencia del Consejero Doctor, Ricardo Hoyos Duque:“(…) la realización de cualquier hecho es el resultado de una serie de causas. De acuerdo con la teoría de la equivalencia de las condiciones, todas esas causas son relevantes a efecto de definir la responsabilidad de los sujetos intervinientes. No obstante, esta perspectiva no es de recibo ya que da lugar decisiones absurdas e injustas, pues tanto interviene en un homicidio el que clava el puñal como quien fabricó el arma, pero condenar al segundo de un delito que no llegó siquiera a imaginar al realizar su labor es evidentemente injusto.Por eso, es claro que sólo alguna o algunas de las causas que intervienen en la realización del daño son jurídicamente relevantes. Para establecer cuál es la determinante en la producción del daño se han ideado varias teorías y aunque su validez no es absoluta pues con ninguna de éstas puede obtenerse la solución de todos los casos concretos, sí constituyen ayudas metodológicas importantes. La teoría de la causalidad adecuada es la de mayor acogida en la jurisprudencia, aunque se le critica que para aplicarla es necesario conocer previamente la causa relevante de la producción del daño. Según esta teoría, sólo los acontecimientos que normalmente producen un hecho pueden ser considerados como la causa del mismo. Por lo tanto, un comportamiento es el resultado de un daño, si al suprimirlo es imposible explicar el resultado jurídicamente relevante (…)” (Subraya fuera de texto). Esta posición ha sido reiterada recientemente en pronunciamientos de marzo de 2006 y 2007, por esa misma Corporación.Al respecto vale decir que para que se acepte la concurrencia de la culpa de la víctima, es necesario que su participación tenga implicación en la producción del daño o contribuya de alguna manera a su producción; tal como se afirmó en el fallo impugnado, en tratándose de transporte en vehículos oficiales. (…) Visto lo anterior, la Sala no encuentra dificultad en concluir como lo hizo el a quo, que tanto es causa del resultado que se demanda, la omisión de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA frente a su obligación de autocuidado y protección, como la conducción de vehículo oficial del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, empleado con el fin de cumplir fines de la entidad Municipal en beneficio de la comunidad.En efecto, ciertamente como lo estimó el apoderado del municipio demandado, si CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA hubiese actuado conforme a los deberes de diligencia, vigilancia y cuidado que le incumbía respecto a su protección personal y de la integridad, posiblemente no hubiese generado las secuelas dejadas a causa del accidente; sin embargo en aplicación de la teoría de la causalidad adecuada o legal, la Sala no encuentra que el comportamiento omisivo de la guardiana de la seguridad y autocuidado de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, se erija en la causa única a la cual se pueda atribuir el desenlace, pues es junto con la intervención del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, que se constituyen en causas eficientes, idóneas y determinantes para producirlo. (…) En consideración a los elementos que ha señalado la jurisprudencia acabada de citar, la producción del daño puede ser concurrente entre la actividad peligrosa y la intervención del particular, siempre que el hecho se presente como producto de la incidencia y potencialidad del peligro anejo a la actividad riesgosa y la actuación del tercero sea virtualmente capaz de producir o inferir en la producción del daño, lo que ha ocurrido en el sub judice al constatar, que la camioneta oficial del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN ocasionó materialmente el resultado porque había iniciado la marcha y porque sus características no le permitían equilibrar esa actividad en tanto que la motocicleta presentaba inferiores características técnicas y mecánicas potenciadas en el cilindraje, de modo que no alcanza la incidencia de la omisión de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, por no portar o respetar las medidas legales de tránsito, para configurar una culpa o intervención causal

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

3

exclusiva, teniendo lugar con ello la denominada concurrencia causal o concurrencia de culpas.

REPUBLICA DE COLOMBIA

TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE BOYACÁ SALA DE DECISIÓN DE DESCONGESTIÓN No.9

MAGISTRADO PONENTE DR. ALBERTO ESPINOSA BOLAÑOS

Tunja, Septiembre cinco (5) de dos mil doce (2012)

REFERENCIA: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA DEMANDANTE: JOSUÉ MORALES Y OTROS DEMANDADO: MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN EXPEDIENTE: 2008-0169-01

Se encuentra el proceso de la referencia al Despacho, para resolver el recurso de

apelación interpuesto por la entidad demandada contra la sentencia de primer

grado proferida el 29 de junio de 2011 por el Juzgado Sexto Administrativo del

Circuito Judicial de Tunja.

ANTECEDENTES

El Señor JOSUÉ MORALES, ALBA DORIS ESPITIA, CAMILO ANDRÉS

MORALES ESPITIA y LUZ MYRIAM MORALES ESPITIA, por intermedio de

apoderado instauraron demanda de Reparación Directa contra el Municipio de

Sutamarchán, a través de la cual solicitaron que se declarara administrativamente

responsable a la demandada, por la falla en la prestación del servicio público, así

como por la irregular ejecución de la actividad peligrosa de conducción de vehículo

automotor oficial.

En consecuencia, solicitaron se declare administrativa y extra contractualmente

responsable a la demandada y a pagar por concepto de daños materiales, morales

y fisiológicos, producto de la lesión en el rostro y cuerpo sufrida por CAMILO

ANDRES MORALES ESPITIA.

La solicitud y reconocimiento de los perjuicios se relacionan así:

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

4

Por concepto de perjuicios materiales, en la modalidad de lucro cesante, la

ganancia que dejó de reportarse a consecuencia del abandono no voluntario de las

labores habituales ejercidas por la víctima directa con base en el SMLMV para la

época de los hechos, además de la ganancia y provecha dejado de reportar para

los esposos Morales Espitia, por el hecho de que su hijo lesionado no pudiese

realizar la entrega de los pedidos del negocio y la rentabilidad de la motocicleta,

estableciendo un total de ($3.935.900), como cálculo de lo hubiese podido

devengar el lesionado durante su recuperación.

En relación a los perjuicios materiales en la modalidad de daño emergente, el valor

de $341.060, en razón a los gastos médicos, quirúrgicos y farmacéuticos.

Frente a los perjuicios morales subjetivados la suma total de 400 SMLMV, para

cada uno de los demandantes y condenar al Municipio de Sutamarchán al pago

por concepto de perjuicios fisiológicos en valor de 130 SMLMV, distribuidos para

Josué Morales en calidad de padre en valor de 30 SMLMV, para Alba Doris Espitia

el equivalente a 30 SMLMV, para Luz Myriam Morales Espitia la suma de 30

SMLMV y para CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA el correspondiente a 50

SMLMV.

HECHOS

En la demanda se narran los que a continuación resume la Sala:

Señala el libelo que el Municipio accionado, es una entidad de derecho público y

para el cumplimiento de sus funciones adquirió el vehículo camioneta Mazda –

modelo 2005- cilindraje 2600 c.c- color strato perla, carrocería doble cabina–

servicio público – placas OWZ 000, registrado en el Distrito de Villa de Leyva, con

licencia de tránsito N° 000026.

Refiere que en la planta de personal, para el 31 de marzo de 2007, se encontraba

creado el cargo de “Tesorería”, el cual era desempeñado por la Señora Nancy

Consuelo Vargas Pinilla, conforme a la resolución N° 005-2004y acta de posesión

del 5 de enero de 2004, persona que conducía el automotor referido el día de los

hechos.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

5

Indica que los esposos Alba Doris Espitia y Josué Morales, procrearon a

MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN y Luz Myriam Morales Espitia y realizaban

labores de comercio en el Municipio de Sutamarchán.

Acota que el 31 de marzo de 2007, después del medio día el Señor CAMILO

ANDRES MORALES ESPITIA, se dirigía en una motocicleta Suzuki – cilindrada 80

c.c., de placas DOM-44, a realizar un pedido dentro de la zona urbana del

municipio y al realizar un giro permitido frente al centro de salud, la Señora Nancy

Consuelo Vargas Pinilla quien conducía el vehículo oficial de placas OWZ-000, por

su imprudencia e impericia, colisionó contra la motocicleta y contra la humanidad

de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, generando los daños que se reclaman.

Refiere que a consecuencia de la colisión, CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA

resultó lesionado y a quien le dictaminaron 90 días de incapacidad, conforme al

dictamen de medicina legal, por “deformidad física que afecta el rostro –

deformidad física que afecta el cuerpo y perturbación funcional del miembro

inferior derecho”1.

Señala que la imprudencia e impericia, de la Señora Nancy Consuelo Vargas

Pinilla, se constata con los testimonios que indican que para el día del accidente

ella se encontraba en un proceso de aprendizaje de conducción vehicular, además

no portaba licencia de conducción y por esas causas se desprende la falta de

precaución para realizar el pare, además por la huella de frenada (280 mts) se

deduce que por una vía urbana ella transitaba a exceso de velocidad.

Resalta que la conductora de la camioneta oficial (tesorera), por el tiempo que

llegaba ejerciendo el cargo tenía pleno conocimiento del gran número de bicicletas

y motocicletas que transitaban en el casco urbano del Municipio de Sutamarchán,

por lo que era deber prever lo previsible es decir no conducir en zonas urbanas

superando los límites de velocidad y por eso la administración municipal debe

responder por los daños generados por la omisión de las funciones.

El libelo indica que el día del accidente la tesorera municipal estaba cumpliendo o

se disponía a cumplir una función pública propia de sus labores (transportaba un

sonido para un evento), concordante con el acta N° 016 del 20 de febrero de del

1 Ver. Folio 8.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

6

Concejo Municipal, corroborándose que el daño fue en ejercicio de una actividad

peligrosa por parte de quién estaba cumpliendo un función y con autorización del

Alcalde.

Aduce que el daño producido por el ejercicio de una actividad peligrosa, por quien

ejercía funciones públicas, se atribuye en el marco de la responsabilidad objetiva

a la persona que la ejerció, en este caso la personería jurídica del Municipio de

Sutamarchán, porque a nombre de él la tesorera ejecutaba funciones públicas.

Acota que la actividad peligrosa referida, creó un riesgo excesivo para las demás

personas, por cuanto la administración pública creó el riesgo y es ella quien debe

asumir las consecuencias que causaron las lesiones de CAMILO ANDRES

MORALES ESPITIA.

Frente al caso concreto, se presentó una colisión de dos vehículos en movimiento,

por lo cual hay concurrencia en el ejercicio de actividad peligrosa la cual estaba

siendo ejercida tanto por la conductora del vehículo oficial como por el particular

lesionado y en orden de la tesis jurídica en relación con la colisión entre dos

automotores (cosa riesgosa vs. cosa riesgosa), deberá analizarse en este caso el

riesgo creado de una motocicleta de 80c.c a 15 km/h, con una camioneta grande

de 2600 c.c. de cilindraje a más de 60 km/h y en qué medida se ha contribuido en

la producción del accidente si es que ya se sabe conducir o hasta ahora se está

aprendiendo y acompañada por una persona autorizada para la enseñanza.

Indica que debe hacerse la distinción entre los casos en los cuales los vehículos

que colisionaron tienen características similares y aquellos otros en que ello no

concurre, para establecer el distinto grado de responsabilidad, por lo que fue el

vehículo de la administración el que representó mayor grado de peligrosidad en

cuyo caso no se descarta la aplicación de un régimen de responsabilidad objetiva

de la actividad peligrosa.

Refiere que en el caso de las lesiones ocasionadas a la víctima se causaron en la

colisión de dos vehículos – camioneta y moto- de las cuales el municipio era el de

mayor potencialidad para causar el daño, por lo que existió relación causal para

atribuirle la responsabilidad a la administración.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

7

En orden de la relación fáctica, indica que la falta de señalización, se estructura

una omisión administrativa del ente accionado – faltó de deber- pues de haber

existido señalización de advertencia y precaución, probablemente no hubiese

ocurrido el accidente, es el municipio, por la falla en el servicio al omitir señalizar

las vías urbanas.

Con relación a la señalización de las vías indica el libelo que está definido en el

manual sobre dispositivos para el control de tránsito de las calles y carreteras,

adoptado por el Ministerio de Transporte mediante resolución N° 5246 de 1985,

adicionada y modificada por las Resoluciones 8171 de 1987, 1212 de 1988 y

11886 de 1989, cuyo objetivo es generar un ambiente ágil, seguro y eficiente para

los usuarios en su movilización por las vías del país y luego el Ministerio de obras

públicas y transporte adoptó el reglamento oficial mediante la resolución N° 3968,

ratificado por el INVIAS por medio de la resolución N° 3201 de 1994, normas a las

cuales las aplicaciones y disposiciones, será responsabilidad de cada uno de los

organismos de tránsito en su respectiva jurisdicción, no obstante a pesar que en el

MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN no existiera organismo de tránsito le

correspondía a éste asumir tal servicio público de manera directa o contratando

para tales efectos, pero como lo hizo se estructura la falla en el servicio.

Acota que el Estado responde cuando las cosas que están bajo su control, que

utiliza para cumplir sus funciones y que pueden generar peligros para la salud y la

vida en comunidad no es debidamente vigiladas, inspeccionadas y protegidas

frente a quien no ha asumido los riesgos de esa actividad y sufre un daño, dada la

calidad de guardián de ellas y son propietarios, es decir la responsabilidad deviene

del carácter oficial del vehículo con que se ocasionaron las lesiones de CAMILO

ANDRES MORALES ESPITIA, sino de la naturaleza que implica el riesgo

considerable que las víctimas no están en la obligación de soportarlo.

Indica que por su parte el artículo 90 de la C.P, establece que para deducir la

responsabilidad patrimonial del Estado se requiere que los daños antijurídicos

sean causados por la acción u omisión de las autoridades públicas con lo cual se

reafirma el fenómeno de la imputación tanto fáctica como jurídica, por ser el

demandado el titular del servicio y de la actividad desarrollada.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

8

Señala que el accionado fue citado a conciliación en la Fiscalía Local SIAU de

Chiquinquirá, la cual fue declarada fracasada por la inexistencia de ánimo

conciliatorio del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN.

Refiere que los señores Alba Doris Espitia y Josué Morales, padres del lesionado

y la Señorita Myriam Morales Espitia, hermana del lesionado, sufrieron

moralmente las consecuencias del evento dañoso ocurrido en la persona de su

hijo y hermano, pues ellos conviven y comparten las labores diarias, en relación

con los padres, por lo que sufrieron dolor al ver a CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, inconsciente, convaleciente, postrado por largo tiempo en una cama y

luego en una silla procurando su recuperación, lamentándose por los dolores que

le ocasionaron las heridas, por lo que señala que dichos daños deben ser

resarcidos con base en el impacto emocional y su intensidad derivada de la

convivencia, familiaridad mutua y ayuda y colaboración existentes en ese núcleo

que se evidenció con el dolor y la angustia sufrida por los padres del lesionado, al

igual que con su hermana tienen una relación muy estrecha.

Acota que CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, como lesionado y víctima

directa, también sufrió y ha sufrido moralmente a consecuencia de las lesiones

que le afectan, mas porque dejaron secuelas permanentes con deformidad y

perturbación en su rostro y cuerpo al no poder realizar las labores que antes hacía

y recibir la ayuda de sus padres y hermana al no poderse valer por sí solo.

Señala que el lesionado y sus consanguíneos también sufrieron un daño

fisiológico por las lesiones con secuelas y por el cambio en las condiciones de vida

que les ha afectado, por afrontar durante la recuperación de CAMILO ANDRES

MORALES ESPITIA.

Manifiesta que los accionados también han tenido que afrontar unos daños

materiales, en cuanto al lucro cesante porque el lesionado tuvo que abandonar su

actividad laboral por aproximadamente 7 meses, en cuanto al daño emergente

también tuvo que sacar de su patrimonio algunos dineros para atender el hecho

dañoso y respecto de la motocicleta pues el rodante era utilizado permanente de

las labores del lesionado y asumir el costo de la reparación.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

9

Resalta que en ese caso aplica el criterio, según el cual para que un daño sea

indemnizable debe ser cierto, es decir que no se trate de meras posibilidades o de

una simple especulación y del nexo causal exigible.

TRÁMITE DE LA ACCIÓN EN PRIMERA INSTANCIA

La demanda fue presentada el 23 de junio de 2008 ante la Oficina Judicial de

Tunja (fl. 32 vto), y admitida mediante auto del 05 de agosto de 2008 (fls.84-86),

surtida la notificación de la demanda (fl. 95), se fijó el proceso en lista, término

dentro del cual la entidad demandada se opuso a las pretensiones de la demanda

(fls. 103-115) y efectuó su defensa en los siguientes términos:

Luego de exponer los elementos de la responsabilidad contenidos en el artículo 90

de la Constitución Política, como lo son: el daño antijurídico y la imputación del

mismo al Estado, manifestó que no hay lugar a la responsabilidad de la entidad

demandada, porque el daño atribuido no tiene origen en una falla del servicio,

argumentando que los hechos acaecidos en el accidente de tránsito, sucedió por

culpa exclusiva de la víctima, dado que el Señor CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, por su impericia, imprudencia e irresponsabilidad, en la conducción de la

motocicleta y dada la ausencia de elementos de seguridad que debe portar todo

conductor de motocicleta, conllevó a que esta persona con su inexperiencia en la

conducción impacte el vehículo de la administración en la puerta lateral izquierda

de la camioneta, lo que demuestra que no fue atropellado por la camioneta, sino

que colisionó contra el vehículo.

Indica el marco normativo y señala que CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA,

como víctima directa participó y fue causa eficiente en la producción del daño, ya

que dicha conducta provino del actuar imprudente o culposo, que implicó la

desatención a las obligaciones o reglas de protección y prevención como

motociclista.

Propone como excepciones de mérito la denominada “culpa exclusiva de la

víctima”, en razón a que se demuestre que el demandante no previó el resultado ni

confió imprudentemente en poder evitarlo, habiéndose previsto, con espacio y

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

10

distancia suficientes para percibir la presencia del automóvil en la vía dirigió su

velocípedo suicidamente contra el automóvil tal como lo demuestra el croquis

realizado por la Policía Nacional, haciendo valer una aparente prelación de la vía

por encima de su propia seguridad.

Se continuó con el trámite previsto y mediante auto del 11 de marzo de 2009, se

decretaron las pruebas solicitadas por las partes (fl. 121-125), con proveído del 09

de febrero de 2011, se declaró cerrada la etapa probatoria y corrió traslado para

alegar de conclusión (fl. 224), a lo que la parte demandante, demandada y por

concepto el Ministerio Público se pronunciaron (fl.234 a 255).

Superada esta etapa, el proceso ingresó al Despacho para fallo.

EL FALLO RECURRIDO

El Juez Sexto Administrativo del Circuito Judicial de Tunja, mediante providencia

de 29 de junio de 2011 (fls. 257-307), mediante la cual falla así:

“(…) Declarase administrativamente responsable al MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, por los perjuicios causados a CAMILO ANDRÉS MORALES ESPITIA, JOSUÉ MORALES, ALBA DORIS ESPITIA y LUZ MYRIAM MORALES ESTIPIA, por las lesiones padecidas por el primero de los nombrados cuando en el accidente de tránsito que tuvo ocurrencia el 31 de marzo de 2007. (…) Declarar infundadas las excepciones de culpa exclusiva de la víctima propuestas por el Municipio de Sutamarchan (…) Condénese al Municipio de Sutamarchan a indemnizar a las siguientes personas, sumas y conceptos (…) A CAMILO ANDRÉS MORALES ESPITIA, por concepto de perjuicios morales: cuarenta (40) SALARIOS MÍNIMOS LEGALES MENSUALES VIGENTES (…) por concepto de perjuicio fisiológico: treinta (30) SALARIOS MÍNIMOS LEGALES MENSUALES VIGENTES. B JOSUÉ MORALES, ALBA DORIS ESPITIA y LUZ MYRIAM MORALES ESTIPIA, por concepto de perjuicios morales a cada uno, VEINTE SALARIOS MÍNIMOS LEGALES MENSUALES VIGENTES, a la fecha de ejecutoria de la sentencia (…) C. A LOS DEMANDANTES por concepto de perjuicios materiales – daño emergente: CINCUENTA Y CINCO MIL QUINIENTOS TREINTA ($55.530). Por concepto de perjuicios materiales – lucro cesante: seis millones setecientos veintidós novecientos pesos ($6.722.900) (…) deniéguense las demás súplicas de la demanda (…)”2.

La decisión, se fundamentó con apoyo en las siguientes consideraciones:

Luego de señalar las pretensiones, los argumentos de la demanda, sus

fundamentos, planteó la tesis en la responsabilidad patrimonial de la entidad

demandada, por ejercicio de las actividades peligrosas, como es la conducción de 2 Ver folios 306-307.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

11

vehículos automotores, donde se presume la responsabilidad de la administración,

razón para resolver los asuntos por la óptica del régimen de responsabilidad

objetiva, en razón al riesgo grave e injustificado, al que el Estado expone a sus

administrados, correspondiendo al demandante probar la existencia del daño

antijurídico y el nexo de causalidad entre éste y el actuar desplegado por el Estado

en el ejercicio de la actividad catalogada como peligrosa y correspondía a la

entidad, exonerarse probando culpa exclusiva de la víctima, el hecho exclusivo de

un tercero o la fuerza mayor.

Acotando la jurisprudencia del Consejo de Estado3 y resaltando que el daño

patrimonial sufrido por CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, se produjo por el

choque entre dos vehículos automotores, existe concurrencia de dos actividades

peligrosas, razón por la cual se hace necesario determinar si existe “neutralización

de presunciones”.

En el análisis concreto del caso, reseña de manera precisa el acaecimiento del

accidente, las condiciones de los vehículos y de las lesiones sufridas, analizando

el dictamen de medicina legal y las secuelas determinadas en relación con

establecer el nexo causal, por lo cual consideró que el instrumento causante del

daño es de propiedad de la entidad territorial y que al momento de los hechos

estaba siendo utilizado para prestar un servicio de la administración.

Frente a la excepción propuesta denominada “Culpa exclusiva de la víctima”,

consideró que de acuerdo al régimen de responsabilidad, a la entidad demandada

le correspondía probar que la causa eficiente del daño, fue el hecho exclusivo de

la víctima y de lo probado no existen elementos que permitan inferir la

responsabilidad exclusiva del demandante en la producción del daño.

Sin embargo, hace un análisis de las pruebas respecto a que se demostró que

CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, al momento de los hechos no llevaba

puesto los elementos de protección de obligatorio cumplimiento, conforme lo

estableció el Ministerio de Transporte y autoridades de tránsito, de acuerdo a la

prueba trasladada y consideró que no cumplió con lo ordenado por el Código

Nacional de Tránsito, en lo referente a que no llevaba los elementos de protección,

3 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Tercera – Consejero Ponente Enrique Gil Botero – 23 de junio de 2010- radicado 05001-23-32-000-1995-00809-01 (19007).

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

12

igualmente llevaba carga no permitida, elementos que se hace trascendente a

efectos de establecer la responsabilidad estatal, al saber que las conducción es

una actividad peligrosa la cual merece la impresión de mayor prudencia y pericia

so pena de causar lesiones a cualquier particular y de manera general a la

comunidad.

En consecuencia encuentra que si bien la lesión ocasionada por la falta de

señalización de la vía urbana, también encontró que CAMILO ANDRES

MORALES ESPITIA se desplazaba sin los elementos de protección y con una

carga no permitida colocándose en una evidente situación de riesgo, de suerte

que “declara la responsabilidad del Municipio de Sutamarchán, a título de falla del

servicio por omisión”4, también habrá que tenerse en cuenta que la conducción

como una actividad de riesgo sumado a la imprudencia del conductor por no llevar

puestos los elementos de protección y una carga no permitida, siendo un

diminuente de responsabilidad extracontractual, bajo el entendido que si bien el

daño lo causó la administración por una omisión de la entidad territorial, dicho

daño también es atribuible al lesionado por omisión al deber objetivo de cuidado.

Resalta el tema de la concurrencia de culpas, pues si bien la imprudencia de quien

maneja sin los elementos de protección, contribuye de manera determinante en la

causación del perjuicio, circunstancia que no excluye la responsabilidad de la

demandada pero en relación con los perjuicios observa la concurrencia de culpas

por lo que se le reconocerá los perjuicios causados en un 50% según lo

establecido para estos casos.

Concluye el fallo, acotando que los daños ocasionados a los demandantes fueron

producto de la colisión con el vehículo de propiedad del MUNICIPIO DE

SUTAMARCHAN, el cual se encontraba desarrollando una actividad oficial, se

declarará la responsabilidad administrativa extracontractual de la entidad territorial,

quien para exonerarse debía acreditar la existencia de una causa extraña al

hecho, situación que no ocurrió, pues no desplegó mayor actividad probatoria y

procede a la tasación y liquidación de los perjuicios solicitados.

SUSTENTACIÓN DE LA APELACIÓN

4 Ver- SIC. folio 298.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

13

El apoderado de la entidad demandada, expuso su inconformismo con la decisión

del a quo (fls. 310-317), presentando argumentos esgrimidos en la contestación de

la demanda, sin embargo señala que se declaró administrativa y patrimonialmente

responsable a la entidad demandada, en un 50% por la concurrencia de culpas,

por la participación de la víctima en la producción del daño, siendo un porcentaje

alto, pues por las condiciones en las que se presentó el accidente y la

responsabilidad del motociclista demostrada en el proceso al no tener los

elementos de protección necesarios para la conducción de esa clase de vehículos.

Resalta que es claro e innegable que la accidentalidad en motociclistas es alta y

que los factores a tener en cuenta son muchos, por la mala capacitación antes de

emitir licencias de conducción, imprudencia de los conductores, tanto de motos

como de vehículos y que es innegable que conducir una moto requiere mucha

más concentración y destreza que conducir un vehículo de cuatro ruedas.

Arguye que igualmente es viable el eximente de responsabilidad denominada

culpa exclusiva de la víctima, dada la conducta imprudente, insensata,

irresponsable y desproporcionada de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, por

conducir la motocicleta a una velocidad elevada, con una carga bastante pesada y

la falta de la aplicación de las normas de tránsito, así como las normas de

seguridad, demostrando la inexperiencia y por ello debe existir exculpación total

de la entidad demandada a la luz del Artículo 2357 del C.C.

Sostiene que si bien se produjo un daño, el cual debe ser demostrado, el mismo

tiene su etiología en la culpa exclusiva de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA,

por no respetar la norma Ley 769 de 2002 y por omitir el deber objetivo de cuidado

encontrándose obligado a ello, en la ejecución de actividades peligrosas como lo

es la conducción de una motocicleta.

TRÁMITE DE LA ACCIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA

Repartido el expediente, por auto del 29 de febrero de 2012, se admitió el recurso

(fl.330), con providencia del 11 de abril de 2012, se corrió traslado para alegar de

conclusión (fl.332), lapso dentro del cual la parte demandante (333-336), solicita

tener en cuenta que (i) El daño resulta imputable al Estado, pues fue ocasionado

durante la ejecución de una actividad peligrosa como lo es la conducción de un

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

14

vehículo, (ii) que ese vehículo era conducido por la tesorera del Municipio, que no

portaba la licencia de conducción y que con su imprudencia e impericia causó el

accidente lesionando a CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, (iii) está

demostrado las lesiones sufridas, las secuelas permanentes y en consecuencia el

dolor padecido por la familia, solicita mantener la decisión de primera instancia y

acceder a las pretensiones.

Por su parte la entidad demandada reiteró los argumentos expuestos en el recurso

de alzada (337-345), invocando criterios jurisprudenciales.

El Ministerio Público, emitió concepto (fls. 346-356), mediante el cual realiza un

análisis fáctico, jurídico, del régimen de responsabilidad, probatorio y conceptúa

confirmar la sentencia impugnada, invocando la colisión de dos vehículos y la

imprudencia del motociclista por no portar los elementos de seguridad y

protección.

Ejecutoriado este último pronunciamiento, el proceso ingresa para decisión de

segundo grado (fl.357); no obstante, en virtud del Acuerdo No. PSAA12- 9213 del

2 de febrero de 2012 se crearon despachos de magistrados de descongestión,

remitiéndose a éste, por lo que se decide, previas estas,

CONSIDERACIONES

La Sala procede a proferir sentencia de segunda instancia, con fundamento en las

siguientes consideraciones, relativas a I) el problema jurídico; II) el régimen de

responsabilidad; III) caso concreto; IV) las pruebas; V) la tasación de los

perjuicios.

I. PROBLEMA JURÍDICO; Corresponde a la Sala determinar si resulta imputable para el Estado la

responsabilidad derivada de accidente de tránsito de vehículo oficial y si hay lugar

a la declaratoria del eximente de responsabilidad por culpa exclusiva de la víctima

o si es procedente la teoría de la concausalidad.

II. EL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD;

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

15

El estudio de la sentencia de primera instancia lleva a la Sala avizorar que el a-

quo en las consideraciones sobre el ejercicio de las actividades peligrosas trae la

jurisprudencia del Consejo de Estado frente al planteamiento de la responsabilidad

del régimen objetivo, sin embargo y luego del análisis del criterio jurisprudencial,

encuentra que si bien la lesión ocasionada por la falta de señalización de la vía

urbana, también encontró que CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA se

desplazaba sin los elementos de protección y con una carga no permitida

colocándose en una evidente situación de riesgo, de suerte que “declara la

responsabilidad del Municipio de Sutamarchán, a título de falla del servicio por

omisión”5, también habrá que tenerse en cuenta que la conducción como una

actividad de riesgo sumado a la imprudencia del conductor por no llevar puestos

los elementos de protección y una carga no permitida, siendo un diminuente de

responsabilidad extracontractual, bajo el entendido que si bien el daño lo causó la

administración por una omisión de la entidad territorial, dicho daño también es

atribuible al lesionado por omisión al deber objetivo de cuidado.

Es decir, que el planteamiento frente al régimen de responsabilidad en la

sentencia de primera instancia, no es definido de manera clara, ni es de recibo

para esta corporación aceptar consideraciones incongruentes respecto al estudio

objeto de análisis, pues no es apropiado concluir endilgando responsabilidad del

MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, con aplicación de la teoría de la concausalidad,

indicando una falla del servicio; así las cosas la Sala procede a establecer de

manera concreta y especifica el régimen de responsabilidad.

Concordante con lo anterior y en los casos en los cuales se discute la

responsabilidad del Estado por daños causados en ejercicio de actividades

peligrosas, como ocurre en el caso de la conducción de vehículos automotores, la

Administración debe responder por los perjuicios que se ocasionen al realizarse el

riesgo creado y sólo podrá exonerarse si demuestra la presencia de una causa

extraña en la producción del resultado, esto es, fuerza mayor, culpa exclusiva de

la víctima y el hecho también exclusivo de un tercero, factores que, de

presentarse, enervan la responsabilidad del demandado.

5 Ver- SIC. folio 298.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

16

La doctrina6, ha resaltado que en su afán de distanciarse del derecho civil, la

jurisprudencia administrativa en no pocas veces, utilizan distinciones artificiales

que en principio parecerían mostrar enormes diferencias entre los dos regímenes,

pero en el fondo solo consiguen como se presentó en las consideraciones del a-

quo crear confusión terminológica donde la solución es clara.

Concordante con lo anterior, el órgano de cierre de la jurisdicción de lo

contencioso, ha señalado que en los casos de responsabilidad por el ejercicio de

una actividad peligrosa, le corresponde al actor probar los supuestos de hecho

que permiten la operancia de la aplicación del riesgo, así, le incumbe a la parte

actora acreditar la conducta oficial que debe aparecer como riesgosa y el perjuicio

sufrido por la víctima de tal conducta; es decir, el hecho imputable a aquella, el

daño y la relación de causalidad entre los dos anteriores, quedándole a la parte

demandada, para exonerarse de responsabilidad, únicamente la prueba de la

causa extraña.

En consecuencia, el riesgo se constituye, en suficiente factor de imputación del

daño, lo cual no excluye, por supuesto, que eventualmente quien es demandado

pueda incurrir en una falla en la prestación del servicio, situación esta que, de

llegar a presentarse, desencadenaría la responsabilidad de la Administración, pero

bajo otro título de imputación y no podría enmarcarse en el régimen objetivo.

Aunado a lo anterior, la Sala precisa que cuando el daño se produce como

consecuencia de la colisión de dos vehículos en movimiento, se está en frente a la

concurrencia en el ejercicio de actividades peligrosas, porque tanto el conductor

del vehículo oficial como el del vehículo particular están creando recíprocamente

riesgos y por lo tanto, habrá lugar a resolver la controversia, en principio, con

fundamento en el régimen objetivo de riesgo excepcional y determinar la

responsabilidad con fundamento en el estudio de la causalidad, esto es, en cuál

fue la causa que dio lugar a la ocurrencia del accidente, si lo fue la actividad

ejercida por la administración o aquella ejercida por el particular involucrado en el

accidente.

De igual manera precisó el Consejo de Estado, así:

6 “La responsabilidad del Estado”‐ Javier Tamayo Jaramillo – Bibliotecas jurídica –Reimpresión 2012. 

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

17

“(…) La conducción de vehículos automotores constituye una actividad peligrosa que involucra a quienes participan de ella, de forma que en aquellos eventos en los que ocurre un accidente y, como consecuencia de ello, se producen daños a una persona, es necesario verificar la conducta de los partícipes de dicha actividad, en aras de verificar quien fue el causante del mismo (…)”7. Resaltado por la Sala.

De conformidad a las precisiones del régimen de responsabilidad, la Sala procede

al análisis delimitado de la siguiente manera:

III. CASO CONCRETO;

El recurso de alzada está en desacuerdo con la sentencia de primer grado, en

varios asuntos: (i) que se declaró administrativa y patrimonialmente responsable a

la entidad demandada, en un 50% por la concurrencia de culpas y la participación

de la víctima en la producción del daño, siendo un porcentaje alto, pues por las

condiciones en las que se presentó el accidente y la responsabilidad del

motociclista demostrada en el proceso al no tener los elementos de protección

necesarios para la conducción de esa clase de vehículos no existía mérito para

endilgar responsabilidad, (ii) que es viable el eximente de responsabilidad

denominada culpa exclusiva de la víctima, dada la conducta imprudente,

insensata, irresponsable y desproporcionada de CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, por conducir la motocicleta a una velocidad elevada, con una carga

bastante pesada y la falta de la aplicación de las normas de tránsito, así como las

normas de seguridad, demostrando la inexperiencia y por ello debe existir

exculpación total de la entidad demandada a la luz del Artículo 2357 del C.C.

IV) LAS PRUEBAS; De lo acreditado en el expediente, se puede establecer por el informe policial de

tránsito8, en donde se indica que los hechos ocurridos el día 31 de marzo de 2007,

a las 14 horas, en la calle 3 con carrera esquina de Sutamarchán en área urbana

residencial y cuyas características de la vía se identifican como vía recta, plana

con aceras de doble sentido, donde se involucró el vehículo denominado N° 1,

camioneta oficial, mazada OWZ-000- línea B26DC3- modelo 2005, de propiedad

del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, siendo conducida por Vargas Pinilla Nancy

identificada con cedula de ciudadanía N° 24134397, de fecha de nacimiento del 30

7 Sentencia de 29 de enero de 2009, exp. 16.319. M.P. Myriam Guerrero de Escobar. 8 Ver folios 39-44.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

18

de diciembre de 1978 y no portaba licencia y el vehículo N° 2, identificada como

motocicleta particular marca Suzuki – DOM-44, línea FR 80, modelo 1993 de

propiedad de José Ramón González y conducida por CAMILO ANDRES

MORALES ESPITIA, resaltándose la observación:

“(…) OBSERVACIONES: La conductora del vehículo N° 1- OWZ-000 manifiesta que la huella que aparece de la camioneta no es frenado sino arranconazo sin ser notable en los neumáticos ninguno de los dos (…)”.

Aunado a lo anterior, obra copia de la licencia de tránsito del vehículo de

propiedad del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN9 y constancia expedida por el

patrullero del departamento de policía de Sutamarchán en donde se corrobora el

accidente de tránsito el día 31 de marzo de 2007, entre un vehículo de propiedad

de la alcaldía con una motocicleta de propiedad de CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, no existiendo duda para la Sala, que en el asunto sub judice se

cuestiona la responsabilidad del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, producida en

desarrollo de la conducción del vehículo tipo camioneta oficial, mazada OWZ-000-

línea B26DC3- modelo 2005 de propiedad del ente territorial, que el día del

accidente estaba transportando sonido para un evento del municipio.

De igual manera se resalta el acta N° 016 del 20 de febrero de 2008, del concejo

municipal, respecto a la intervención del personero así:

“(…) usted tiene conocimiento sobre el accidente de tránsito que se presentó el día 31 de marzo a las 2 p.m aproximadamente donde sufrió problemas el joven Camilo Andrés Morales, teniendo en cuenta que este vehículo era conducido por fuera de horas laborales? Rta: efectivamente, cuando se me hizo saber que había ocurrido un accidente de la camioneta del municipio que iba manejada por la señorita Nancy, en ese momento tesorera, le solicite al alcaldía municipal se me informara si tenían conocimiento, ellos me dieron un memorial donde me manifestaban que efectivamente ocurrió un accidente. (…) y me mostraron un acto administrativo dictado por la administración municipal donde autorizan a los directores de oficina el uso y manejo de estos automotores (…), me informaron en que misión estaba la señorita Nancy en el cual manifestó otro oficio que ella se encontraba en una misión oficial con el fin de llevar el sonido a la escuela Santo Eccehomo (….)10”.

Por su parte, en el plenario obra a (fls. 200-209) diligencias de recepción de

testimonios, mediante el cual el Juzgado Promiscuo Municipal de Sutamarchán

adelantó la audiencia de recepción donde se resalta:

“(…) TERCERA PREGUNTA: Manifieste al Despacho lo que sepa y le coste sobre el accidente de tránsito ocurrido el 31 de marzo del 2007 en que resulto lesionados el señor CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA? CONTESTO: Me enteré por comentarios de algunas personas de pueblos, que cuando iba a entregar un pedido de su oficio que se

9 Folio 166. 10 Visto folios 65-71 y 180-186.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

19

dedicaba en la moto que lo había atropellado la Tesorera Nancy Vargas me costa porque lo visite y lo vi ya fracturado. CUARTA PREGUNTA: Manifieste al Despacho si antes del accidente referido el señor CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA adolecía de alguna enfermedad, sufría las consecuencias de otro accidente, o si por el contrario se trataba de un hombre sano? CONTESTO: A mí me costa que no sufría ninguna enfermedad sano, si nunca lo vi borracho ni nada (…)”11.

En orden de análisis a (fls. 159-173) obra copia de la historia clínica de CAMILO

ANDRES MORALES ESPITIA, donde se resalta: “(…) Dx. 1 politraumatismo 2. Fx 1/3 proximal de tibia y peroné 3. Fx 1/3 distal cerrado (…)”12.

Y concordante con la descripción a folio 162, en la nota de ingreso al servicio de la

E.S.E Centro de Salud de Sutamarchan, donde se registra:

“(…) Pat. quien sufre accidente de tránsito cuando se desplazaba en motocicleta con compromiso de tejidos blandos con… Fx de tibia/ peroné (…)”.

Ahora bien, en desarrollo de lo obrante en el expediente, se acota que en el anexo

N° 1 que contiene 178 folios, se remite copia del expediente que adelantó la

Fiscalía 12 de Chiquinquirá, bajo el radicado 2007-80009, mediante el cual se

resalta:

“(…) formato de entrevista de Gina Alejandra Vargas Pinilla (…) estábamos en la casa tenía mi hermana que llevar unos instrumentos de sonido a Santa Eccehomo decidí acompañarla de unos 20 Kilómetros por hora por la vía del hospital cuando íbamos a pasar vi que se acercaba un muchacho en su motocicleta simplemente sentí el impacto y observe a mi hermana que se descontrolo un poco hasta que logro parar el vehículo me baje y auxilie inmediatamente (…)

Es decir, que lo obrante como acervo probatorio, permite a la Sala de acuerdo a la

estructura legal decidir en segunda instancia bajo la aplicación de la línea

jurisprudencial, mediante la cual aparece la valoración del acervo probatorio, en

conjunto, de conformidad con los preceptos contenidos en los artículos 174 y 187

del Código de Procedimiento Civil, disponen que las decisiones judiciales deben

cimentarse en las pruebas regular y oportunamente recaudadas y apreciadas “en

su conjunto”, de acuerdo con las reglas de la “sana critica”. “(…) Y en orden la doctrina, a través de lo planteado por el profesor Casimiro Varela, al referirse al sistema de la libre apreciación de la prueba, expresa que (...) “La sana crítica implica que en la valoración de la prueba el juez adquiere la convicción observando las leyes lógicas del pensamiento, en una secuencia razonada y normal de correspondencia entre éstas y los hechos motivo de análisis (…)” 13.

11 Ver folio 201. 12 Ver folio 161. 13 Varela Casimiro, Valoración de la Prueba, pg. 100-101.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

20

Aterrizando al sub lite, con base en las pruebas recaudadas, es incuestionable que

las lesiones sufridas por CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, obedecieron al

accidente de tránsito donde se encuentra involucrado un vehículo oficial y que por

la consecuencia del accidente sufrió lesión a derechos inherentes que deben ser

resarcidos por vía de declaratoria judicial.

Sin embargo, la Sala debe proceder al análisis del eximente de responsabilidad

propuesto por la demandada y que es el soporte del recurso de alzada, frente a la

Culpa exclusiva de la Víctima, donde argumenta el recurrente que en el caso de

autos, se rompe el nexo causal, al configurarse el eximente de responsabilidad

denominado “culpa exclusiva de la víctima”, por la conducta imprudente,

irresponsable y desproporcionada ejercida por CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, al no respetar las medidas mínimas de tránsito frente a la seguridad y el

deber propio de cuidado.

En cuanto a la intervención de la víctima que permite el rompimiento del nexo

causal y la subsiguiente imputabilidad del daño a su propia conducta, ha señalado

el Consejo de Estado14:

“(…) las…denominadas causales eximentes de responsabilidad ⎯fuerza mayor, caso fortuito, hecho exclusivo y determinante de un tercero o de la víctima⎯ constituyen un conjunto de eventos que dan lugar a que devenga jurídicamente imposible imputar, se insiste, desde el punto de vista jurídico, la responsabilidad por los daños cuya causación da lugar a la iniciación del litigio, a la persona o entidad que obra como demandada dentro del mismo. En relación con todas ellas, tres son los elementos cuya concurrencia tradicionalmente se ha señalado como necesaria para que proceda admitir su configuración: (i) su irresistibilidad; (ii) su imprevisibilidad y (iii) su exterioridad respecto del demandado, extremos en relación con los cuales la jurisprudencia de esta Sección ha sostenido lo siguiente: “En cuanto tiene que ver con (i) la irresistibilidad como elemento de la causa extraña, la misma consiste en la imposibilidad del obligado a determinado comportamiento o actividad para desplegarlo o para llevarla a cabo; en otros términos, el daño debe resultar inevitable para que pueda sostenerse la ocurrencia de una causa extraña, teniendo en cuenta que lo irresistible o inevitable deben ser los efectos del fenómeno y no el fenómeno mismo ⎯pues el demandado podría, en determinadas circunstancias, llegar a evitar o impedir los efectos dañinos del fenómeno, aunque este sea, en sí mismo, irresistible, caso de un terremoto o de un huracán (artículo 64 del Código Civil) algunos de cuyos efectos nocivos, en ciertos supuestos o bajo determinadas condiciones, podrían ser evitados⎯. (…) “En lo referente a (ii) la imprevisibilidad, (…) resulta mucho más razonable entender por imprevisible aquello que, pese a que pueda haber sido imaginado con anticipación, resulta súbito o repentino o aquello que no obstante la diligencia y cuidado que se tuvo para evitarlo, de todas maneras acaeció, con independencia de que hubiese sido mentalmente figurado, o no, previamente a su ocurrencia. En la dirección señalada marcha, por lo demás, la reciente jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, la cual ha matizado la rigurosidad de las exigencias que, en punto a lo “inimaginable” de la causa extraña, había formulado en otras ocasiones: (...) “Y, por otra parte, en lo relacionado con (iii) la exterioridad de la causa extraña, si bien se ha señalado que dicho rasgo característico se contrae a determinar que aquella no puede ser imputable a

14 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 26 de marzo de 2008, Expediente No. 16.530.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

21

la culpa del agente que causa el daño o que el evento correspondiente ha de ser externo o exterior a su actividad, quizás sea lo más acertado sostener que la referida exterioridad se concreta en que el acontecimiento y circunstancia que el demandado invoca como causa extraña debe resultarle ajeno jurídicamente, pues más allá de sostener que la causa extraña no debe poder imputarse a la culpa del agente resulta, hasta cierto punto, tautológico en la medida en que si hay culpa del citado agente mal podría predicarse la configuración ⎯al menos con efecto liberatorio pleno⎯ de causal de exoneración alguna, tampoco puede perderse de vista que existen supuestos en los cuales, a pesar de no existir culpa por parte del agente o del ente estatal demandado, tal consideración no es suficiente para eximirle de responsabilidad, como ocurre en los casos en los cuales el régimen de responsabilidad aplicable es de naturaleza objetiva, razón por la cual la exterioridad que se exige de la causa del daño para que pueda ser considerada extraña a la entidad demandada es una exterioridad jurídica, en el sentido de que ha de tratarse de un suceso o acaecimiento por el cual no tenga el deber jurídico de responder la accionada”. (Negrilla y subrayas de la Sala)

Ahora, el Consejo de Estado ha precisado que la carga probatoria en la

demostración de la existencia de la culpa exclusiva de la víctima es de la entidad

demandada15, donde adujó:

“(…) Por su parte, la entidad (…) corre con la carga de probar, en un régimen objetivo de responsabilidad como el mencionado, la causal eximente de la misma que invoque en su favor, es decir, en el sub lite, las circunstancias configuradoras del hecho exclusivo y determinante de la víctima alegado por el Ministerio de Defensa. (…) “En consecuencia correspondía a ésta….la carga de demostrar que en el caso sub examine habrían concurrido los elementos para entender configurado un evento de hecho exclusivo y determinante de la víctima, lo cual, en concreto, se traducía en la exigencia de aportar elementos demostrativos idóneos y pertinentes a fin de evidenciar (…)”.

Es decir, debe existir la prueba que configure que la conducta de CAMILO

ANDRES MORALES ESPITIA, fue la que llevó a la ocurrencia del hecho objeto

del asunto, por lo cual se trata entonces de una disminución en el reconocimiento

de perjuicios, antes que un eximente de responsabilidad.

Aunado a lo anterior y en consideración la Sala, determina que lo que es posible

concluir con estos medios de prueba, corresponde al curso causal de los

acontecimientos que no permite exonerar de responsabilidad a la administración,

pues pese a la notable negligencia de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA en

el deber de cuidado y protección al no portar los elementos de seguridad para la

conducción de una motocicleta, es imposible desconocer, la magnitud de la

contingencia de los riesgos que envuelve la actividad de conducción de

automotores, que sin lugar a dudas sobrepasa las fuerzas materiales y el control

del hombre sobre las máquinas, máxime si se tienen en cuenta que para el caso

analizado, la camioneta era un vehículo de carga pesada frente a la motocicleta

del particular y la omisión de los elementos de protección podrían aminorar las

lesiones sufridas pero no la activación de la conducta riesgosa iniciada por el

vehículo del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN.

15 Consejo de Estado, Sección Tercera. Sentencia de 18 de febrero de 2010. Exp. 18076:

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

22

Concordante con lo anterior, es apreciable entonces que un automotor de estas

condiciones, pese a los avances de la técnica no le permite al conductor un

dominio pleno de las fuerzas que desplaza, el movimiento y los efectos de la

máquina, al punto de posibilitarle con infalibilidad, absoluto control, dominio,

visibilidad, alertas de objetos extraños etcétera, razón por la cual se ha

considerado a la actividad de conducción de automotores como riesgosa, lo cual

atiende a que en esencia, las fuerzas que están implícitas en el funcionamiento y

desplazamiento de una máquina del calibre de la aludida en el caso analizado,

pueden resultar indominables, imperceptibles o incluso incomprensibles.

La Doctrina ha dicho frente a esto lo siguiente16:

“(…) para decretar la indemnización por esta clase de daños resulta insuficiente el criterio fundado en la culpa, puesto que la causa de la mayor parte de los accidentes es desconocida; con razón se ha dicho que el hombre moderno ”utiliza fuerzas de las cuales él mismo desconoce su naturaleza y poder“. Igualmente, el criterio de la simple presunción de culpa, como sucede con los daños debidos por el hecho ajeno, resulta impotente, pues el dueño de una explotación (empresa de ferrocarriles, automóviles, fábricas, etc) bien podría demostrar que ha puesto los cuidados del caso para evitar accidentes y que estos se han realizado a pesar de todas las previsiones tomadas. (…) “Dichas actividades o explotaciones peligrosas han sido creadas en su gran mayoría por la nueva civilización de máquinas, industrias y energías de toda clase. La Jurisprudencia nacional ha estimado como actividades peligrosas las siguientes: 1º ) La explotación de vehículos terrestres de motor (automóviles, buses, camiones, motocicletas)…..”

“(…) El fundamento especial de esta responsabilidad y lo que la diferencia del hecho propio a que se refiere el artículo 2341, consiste en que el vehículo desarrolla una fuerza diferente y superior a la muscular del hombre. Es verdad que este la inicia y la acelera, pero el movimiento del vehículo no es siempre controlable por la acción del conductor…..” (…) “Explicita fue la Corte en sentencia de junio de 1944 al rechazar toda prueba encaminada a acreditar la ausencia de culpa de un automovilista: si el automovilista acredita el perfecto estado de la máquina, su habilidad como chofer, la velocidad reglamentaria a que conducía: ¿dejaría esa sola demostración satisfecha la noción de diligencia y cuidado?. No porque a pesar de esa demostración el accidente se produjo. Luego existen otras causas que mientras permanezcan desconocidas deben ser imputadas al automovilista, entre las cuales esta el hecho causante de la tragedia: un ligero impulso equivocado del automóvil; el defecto imperceptible de una pieza de la máquina; la ofuscación que no le permitió al chofer frenar oportunamente y correctamente (…)”.

Así las cosas, in dubitación, la actividad desplegada por el MUNICIPIO DE

SUTAMARCHAN, en la conducción de automotores a través de sus agentes

configuró un riesgo excepcional para la comunidad, comprometiendo su

responsabilidad cuando en desarrollo de tal actividad emplea medios que colocan

a los administrados, bien a las personas o sus bienes, en situación de quedar

expuestos a experimentar un riesgo anormal o excepcional, que dada la dimensión

de fuerzas y factores desequilibra las cargas públicas que en normalidad debieran

soportar los ciudadanos.

Una vez discutido una de las razones de inconformidad del recurrente, la Sala

procede al estudio de la concausalidad y participación en el hecho generador, 16 Derecho Civil de las Obligaciones, ob cit.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

23

acotando que en materia de determinación causal, la jurisprudencia nacional ha

utilizado como método para identificar la “causa” del daño, la teoría de la

causalidad adecuada, según la cual, sólo es causa del resultado, aquella que es

suficiente, idónea y adecuada para la producción del mismo, desechando por regla

general la doctrina de la equivalencia de condiciones. Así lo señaló el Consejo de

Estado en sentencia de 22 de junio de 2001, con ponencia del Consejero Doctor,

Ricardo Hoyos Duque17:

“(…) la realización de cualquier hecho es el resultado de una serie de causas. De acuerdo con la teoría de la equivalencia de las condiciones, todas esas causas son relevantes a efecto de definir la responsabilidad de los sujetos intervinientes. No obstante, esta perspectiva no es de recibo ya que da lugar decisiones absurdas e injustas, pues tanto interviene en un homicidio el que clava el puñal como quien fabricó el arma, pero condenar al segundo de un delito que no llegó siquiera a imaginar al realizar su labor es evidentemente injusto.

Por eso, es claro que sólo alguna o algunas de las causas que intervienen en la realización del daño son jurídicamente relevantes. Para establecer cuál es la determinante en la producción del daño se han ideado varias teorías y aunque su validez no es absoluta pues con ninguna de éstas puede obtenerse la solución de todos los casos concretos, sí constituyen ayudas metodológicas importantes.

La teoría de la causalidad adecuada es la de mayor acogida en la jurisprudencia, aunque se le critica que para aplicarla es necesario conocer previamente la causa relevante de la producción del daño. Según esta teoría, sólo los acontecimientos que normalmente producen un hecho pueden ser considerados como la causa del mismo. Por lo tanto, un comportamiento es el resultado de un daño, si al suprimirlo es imposible explicar el resultado jurídicamente relevante (…)” (Subraya fuera de texto).

Esta posición ha sido reiterada recientemente en pronunciamientos de marzo de

200618 y 200719, por esa misma Corporación.

Al respecto vale decir que para que se acepte la concurrencia de la culpa de la

víctima, es necesario que su participación tenga implicación en la producción del

daño o contribuya de alguna manera a su producción; tal como se afirmó en el

fallo impugnado, en tratándose de transporte en vehículos oficiales. 17 Consejo de Estado, Sección Tercera Consejero Ponente Dr: RICARDO HOYOS DUQUE, sentencia de 22 de junio de 2001, expediente número: 13.625 (1092), Actor: Ligia de Jesús Sánchez Gil y Otros, Demandado: Nación -Ministerio de Defensa-Ejercito Nacional. 18 “…es necesario averiguar cuál fue la causa adecuada y eficiente en la producción del daño, pues como lo ha advertido la doctrina, la teoría de la causa adecuada es “en la actualidad la posición dominante en la doctrina comparada en materia de relación causal, tanto en el campo penal como en el civil”. Según esta interpretación, para que exista relación causal, “la acción tiene que ser idónea para producir el efecto operado, tiene que determinarlo normalmente”. Así las cosas, como lo ha advertido esta Sala, para que exista relación de causalidad entre el perjuicio y el hecho, la omisión o la operación administrativa imputable a la entidad demandada, es necesario demostrar que aquellas circunstancias que le preceden al daño fueron idóneas, eficientes y adecuadas, esto es, decisivas para su producción…:. Consejo de Estado, Sección Tercera, Consejero Ponente Dr: ALIER EDUARDO HERNANDEZ ENRIQUEZ, sentencia de 1 de marzo de 2006, expediente:15001-23-31-000-1992-02402-01(13764), Actor: ALFONSO AHUMADA SALCEDO Y OTROS, Demandado: Nación - Ministerio De Transporte - Fondo Vial Nacional; Municipio de Guateque -Boyacá-; Municipio de Manta -Cundinamarca-. 19 “…es menester precisar si dicha ausencia o falencia en su proceder tiene relevancia jurídica dentro del proceso causal de producción del daño atendiendo, de acuerdo con la postura que reiteradamente ha sostenido la Sala, a las exigencias derivadas de la aplicación de la teoría de la causalidad adecuada…”: Consejo de Estado, Sección Tercera, Consejero Ponente Dr.: MAURICIO FAJARDO GOMEZ, sentencia de 8 de marzo de 2.007, expediente: 25000-23-26-000-2000-02359-01(27434), Actor: Rosario Hernández, Demandado: Alcaldía Mayor De Bogota y Otros.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

24

Sobre el punto ha dicho la Jurisprudencia:

“(…) Sobre el tema de la concausa, esta Corporación ha sostenido que el comportamiento de la víctima habilita al juzgador para reducir el quántum indemnizatorio (artículo 2357 del Código Civil) en la medida en que la misma hubiere dado lugar al daño; es decir, cuando la conducta de los perjudicados participa de manera cierta y eficaz en el desenlace del resultado. Tratándose de la responsabilidad patrimonial del Estado, una vez configurados los elementos estructurales - daño antijurídico, factor de imputación y nexo causal–, la conducta del perjudicado solamente puede tener relevancia como factor de aminoración del quántum indemnizatorio, a condición de que su comportamiento adquiera las notas características para configurar una co-causación del daño. En esta dirección puede sostenerse que no es de recibo el análisis aislado o meramente conjetural de una eventual imprudencia achacable a la víctima, si la misma no aparece ligada co-causalmente en la producción de la cadena causal. Bien se ha dicho sobre el particular que la reducción del daño resarcible con fundamento en el concurso del hecho de la víctima responde a una razón de ser específica, es decir, que la víctima hubiere contribuido realmente a la causación de su propio daño, caso en el cual esa parte del perjuicio no deviene antijurídico y, por ende, no tiene la virtud de imputarse al patrimonio de quien se califica responsable (…)”.20

Visto lo anterior, la Sala no encuentra dificultad en concluir como lo hizo el a quo,

que tanto es causa del resultado que se demanda, la omisión de CAMILO

ANDRES MORALES ESPITIA frente a su obligación de autocuidado y protección,

como la conducción de vehículo oficial del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN,

empleado con el fin de cumplir fines de la entidad Municipal en beneficio de la

comunidad.

En efecto, ciertamente como lo estimó el apoderado del municipio demandado, si

CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA hubiese actuado conforme a los deberes

de diligencia, vigilancia y cuidado que le incumbía respecto a su protección

personal y de la integridad, posiblemente no hubiese generado las secuelas

dejadas a causa del accidente; sin embargo en aplicación de la teoría de la

causalidad adecuada o legal, la Sala no encuentra que el comportamiento omisivo

de la guardiana de la seguridad y autocuidado de CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, se erija en la causa única a la cual se pueda atribuir el desenlace, pues

es junto con la intervención del MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN, que se

constituyen en causas eficientes, idóneas y determinantes para producirlo.

En un caso similar, señaló el Consejo de Estado:

“ (…) por lo tanto, la entidad que ejerce la actividad peligrosa debe responder por el daño siempre que el hecho le sea imputable, aun cuando por circunstancias internas el peligro latente que envuelve la actividad se haya desencadenado sin su culpa, es decir, responde aún en los supuestos de caso fortuito, pero no automáticamente por el sólo hecho de haber participado la actividad pasivamente en la causación del daño. En consecuencia, cuando interviene una causa

20.Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de abril 7 de 2011, radicación 19256, MP Mauricio Fajardo Gómez.  

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

25

extraña como la culpa exclusiva de la víctima, la fuerza mayor o el hecho de un tercero cuando es causa exclusiva del daño y además, que haya sido imprevisible e irresistible para la entidad, ésta se exonera de responsabilidad. En síntesis, la entidad responsable del servicio asume patrimonialmente frente a las víctimas los riesgos que su explotación genere, pero sólo en la medida en que éstos sean causa eficiente del daño (…) (…) Vale destacar que tanto la doctrina como la jurisprudencia en forma unánime han señalado que el hecho del tercero exonera totalmente de responsabilidad cuando puede tenérsele como causa exclusiva del daño, circunstancia que se configura cuando reviste las características de causa extraña, es decir, que debe ser imprevisible e irresistible y ajeno a la esfera jurídica del demandado. Son imprevisibles e irresistibles todas las consecuencias dañosas que atendidas las circunstancias concretas del hecho, el demandado no haya podido evitar, a pesar de haber tomado todas las medidas preventivas que se precisen según la actividad, o haya ejercido en el acto los medios defensivos a su alcance. Cuando concurren la actividad peligrosa y el hecho de un tercero, el que ejerce aquella actividad deberá responder siempre que la misma sea causa eficiente en su producción pero no cuando sólo sea causa pasiva. La actividad peligrosa es causa concurrente del daño cuando este se produce como consecuencia del riesgo inherente a la misma actividad. Así, en la conducción de vehículos automotores serán causas del daño todas aquellas situaciones que se presenten como resultado del vicio interno de la cosa o actividad peligrosa; por ejemplo, si un vehículo pierde una llanta durante el desplazamiento, o explota el tanque de gasolina por recalentamiento; pero no lo será cuando la causa es ajena al mismo, por no tener ninguna incidencia la peligrosidad intrínseca de la cosa o el ejercicio de la actividad en el daño, v.gr. cuando el vehículo está estacionado en lugar adecuado y con observancia de todas las disposiciones reglamentarias respectivas, no responderá el guardián del bien ni quien ejerce la actividad, sino el del vehículo que colisiona contra él, a menos que atendidas las circunstancias concretas hubiera resultado previsible o evitable el accidente para aquéllos, caso en el cual ambos deberán responder (…)”21. Negrilla y subraya no originales.

En consideración a los elementos que ha señalado la jurisprudencia acabada de

citar, la producción del daño puede ser concurrente entre la actividad peligrosa y la

intervención del particular, siempre que el hecho se presente como producto de la

incidencia y potencialidad del peligro anejo a la actividad riesgosa y la actuación

del tercero sea virtualmente capaz de producir o inferir en la producción del daño,

lo que ha ocurrido en el sub judice al constatar, que la camioneta oficial del

MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN ocasionó materialmente el resultado porque

había iniciado la marcha y porque sus características no le permitían equilibrar esa

actividad en tanto que la motocicleta presentaba inferiores características técnicas

y mecánicas potenciadas en el cilindraje, de modo que no alcanza la incidencia de

la omisión de CAMILO ANDRES MORALES ESPITIA, por no portar o respetar las

medidas legales de tránsito, para configurar una culpa o intervención causal

exclusiva, teniendo lugar con ello la denominada concurrencia causal o

concurrencia de culpas.

Aunado a lo anterior, cabe mencionar que para el caso concreto y como lo

considero el a-quo, se determinó la existencia de una concausa en la producción

del resultado y se ordenó al Municipio pagar el 50% de los perjuicios y la razón

jurídica que llevó al juez de primera instancia para limitar la indemnización al 50%

21 Consejo de Estado, Sección Tercera, Consejero Ponente: Doctor RICARDO HOYOS DUQUE, sentencia de 25 de julio de 2002, expediente: 20001-23-31-000-1996-2694-01(13657), Actor: Luis Ramos Sánchez y Otros, Demandado: Ministerio de Defensa - Ejercito Nacional.

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

26

de los daños probados, corresponde a la previa determinación de la existencia de

la corresponsabilidad de las partes del proceso y esa es la misma razón, que por

no cuestionada por la parte actora, permite reiterar que no es posible incrementar

el monto indemnizatorio a las cantidades pedidas en la demanda cuando se ha

comprobado conforme al acápite precedente, que CAMILO ANDRES MORALES

ESPITIA, por la omisión en la guarda y autocuidado, tuvo participación causal en

el resultado, lo cual conlleva necesariamente a que las consecuencias

perjudiciales del daño sean compartidas.

Sin embargo, la Sala en este punto señala, que le es posible examinar puntos

frente a los cuales la recurrente haya manifestado inconformidad y por ello, dado

que la impugnante cuestionó los argumentos del juez de primer grado referentes a la

existencia de la concausa, habrá que añadir al análisis que se hizo respecto de la

improcedencia de la excepción de “culpa exclusiva de la víctima” que propuso la

demandada, que si bien no configura eximente de responsabilidad, sí debe soportar el

análisis propio de la reducción en el reconocimiento de perjuicios, pues tal y como se

ha reiterado la conducta imputable a la demandada MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN,

corresponde al activar la conducción catalogada como actividad peligrosa que por sí

sola genera la procedencia de la imputabilidad en el juicio de responsabilidad, sin

embargo, no se puede desconocer que la víctima ayudó a la agravación de las

lesiones y en consecuencia debe asumir su negligencia por omitir un deber propio

de autocuidado y respeto por su integridad física, pues llevar carga dimensionada

en una moto con cilindraje mínimo consistente en una cabeza de res y ocho patas

hace pertinente la atenuación en el reconocimiento de los perjuicios.

Aunado a lo anterior, la tasación de la causalidad en la atenuación de los

perjuicios, no puede ser desproporcionada y debe obedecer a un equilibrio entre la

actividad y los automotores en colisión, soportado en la capacidad técnica visto

esto y como el recurrente es la demandada, la Sala no hará más pronunciamiento

respetando principio de la reformatio in pejus.

V.PERJUICIOS

Frente a los perjuicios y si bien el recurrente no señaló objeción sobre el particular y

de acuerdo a las consideraciones planteadas, es de anotar que no resulta viable

entrar a verificar la liquidación efectuada por el a quo, en primer lugar porque la

apelante única es la entidad demandada Municipio de Sutamarchan y en esa

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

27

medida no es posible modificar la decisión para hacer más gravosa la situación del

recurrente y en segundo lugar porque ninguna de las partes manifestó

inconformidad con lo resuelto a este respecto por el Juez de primera instancia, así

las cosas se respetará la liquidación de los perjuicios establecidas por el a-quo.

Como colorario, y conforme al análisis del régimen de responsabilidad frente al título

o fundamento, la Sala confirma la sentencia de primera instancia proferida el 29 de

junio de 2011 por el Juzgado Sexto Administrativo del Circuito Judicial de Tunja, bajo

las consideraciones propias y frente al objeto del recurso.

En mérito de lo expuesto, el Tribunal Administrativo de Boyacá, en Sala de decisión

Nº. 9, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,

FALLA:

PRIMERO: CONFIRMAR, la sentencia proferida el 29 de junio de 2011 por el

Juzgado Sexto Administrativo del Circuito Judicial de Tunja en el proceso iniciado

por JOSUÉ MORALES y OTROS, contra el MUNICIPIO DE SUTAMARCHAN,

que accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda, pero por lo expuesto

en la parte motiva.

SEGUNDO: En firme ésta providencia, por Secretaría comuníquese a las partes,

en la forma y términos previstos en el artículo 173 del C.C.A., adicionado por el

artículo 62 de la Ley 1395 de 2010, y de ello déjese constancia.

TERCERO: Devuélvase el expediente al despacho de origen y de ello déjese

registro en el Sistema Único de Información de la Rama Judicial “Justicia Siglo

XXI”.

Este proyecto fue estudiado y aprobado en Sala de decisión de la fecha.

NOTIFIQUESE Y CUMPLASE

ALBERTO ESPINOSA BOLAÑOS Magistrado

FABIO IGNACIO MEJIA BLANCO JAVIER HUMBERTO PEREIRA JAUREGUI Magistrado Magistrado

Referencia : Acción de Reparación Directa Radicación : 2008-0169-01 Demandante : Josué Morales y otros. Demandado : Municipio de Sutamarchan   

28

HOJA DE FIRMAS

Acción de reparación directa No. 2008-0169-01 Demandante Josué Morales y otros.

Demandada: Municipio de Sutamarchan.