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Lectura y escritura del relato Los mitos y la literatura Msc. Solange Rodríguez Pappe La sirena inconforme por Augusto Monterroso Usó todas sus voces, todos sus registros; en cierta forma se extralimitó; quedó afónica quién sabe  por cuánto tiempo. Las otras pronto se dieron cuenta de que era poco lo que podían hacer, de que el aburridor astuto Ulises había empleado una ve! más su ingenio, con cierto alivio se resignaron a de"arlo pasar. #sta no; ésta luchó hasta el fin, incluso después de que aquel hombre tan amado deseado desapareció definitivamente. $ero el tiempo es terco pasa todo vuelve. %l regreso del héroe, cuando sus compa&eras, aleccionadas por la experiencia, ni siquiera tratan de repetir sus vanas insinuaciones, sumisa, con la vo! apagada, persuadida de la inutilidad de su intento, sigue cantando. $or su parte, más seguro de sí mismo, como quien había via"ado tanto, esta ve! Ulises se detuvo, desembarcó, le estrechó la mano, escuchó el canto solitario durante un tiempo seg'n él más o menos discreto, cuando lo consideró oportuno la poseó ingeniosamente; poco después, de acuerdo con su costumbre, huó. (e esta unión nació el fabuloso )grós, o sea *el )'medo+ en nuestro seco espa&ol, posteriormente  proclamado patrón de las vírgenes solitarias, las pálidas prostitutas que las compa&ías navieras contratan para entretener a los pasa"eros tímidos que en las noches deambulan por las cubiertas de sus vastos trasatlánticos, los pobres, los ricos, otras causas perdidas. Las sirenas de José de la colina La tripulación se perdió porque Ulises había ordenado a sus compa&eros que se taparan los oídos  para no oír el pérfido si bien dulce ca nto de las sirena s, pero olvidó indica rles que cerraran lo s o"os, como además las sirenas, de formas generosas, sabían dan!ar... Las sirenas saben de Guillermo Osuna Las sirenas saben bien que si pegas la ore"a a un ahogado, se oe el ruido de los carros, los claxons, las obras de la ciudad La busqueda de dmundo !aladés sas sirenas enloquecidas que a'llan recorriendo la ciuda d en busca de Ulises. !ie"as sirenas de Jorge #$%ila !a squez La que vio pasar una noche una estrella fugaz a la que pidió un deseo: «Quiero casarme con el rey de Itaca»; y veintiocho siglos después sigue esperanzada en que el astro errante le cumplir su anhelo!

Acuario de Sirenas

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Page 1: Acuario de Sirenas

 

Lectura y escritura del relato

Los mitos y la literatura

Msc. Solange Rodríguez Pappe

La sirena inconforme por Augusto Monterroso

Usó todas sus voces, todos sus registros; en cierta forma se extralimitó; quedó afónica quién sabe por cuánto tiempo.

Las otras pronto se dieron cuenta de que era poco lo que podían hacer, de que el aburridor astutoUlises había empleado una ve! más su ingenio, con cierto alivio se resignaron a de"arlo pasar.

#sta no; ésta luchó hasta el fin, incluso después de que aquel hombre tan amado deseadodesapareció definitivamente.

$ero el tiempo es terco pasa todo vuelve.

%l regreso del héroe, cuando sus compa&eras, aleccionadas por la experiencia, ni siquiera tratan derepetir sus vanas insinuaciones, sumisa, con la vo! apagada, persuadida de la inutilidad de suintento, sigue cantando.

$or su parte, más seguro de sí mismo, como quien había via"ado tanto, esta ve! Ulises se detuvo,desembarcó, le estrechó la mano, escuchó el canto solitario durante un tiempo seg'n él más omenos discreto, cuando lo consideró oportuno la poseó ingeniosamente; poco después, deacuerdo con su costumbre, huó.

(e esta unión nació el fabuloso )grós, o sea *el )'medo+ en nuestro seco espa&ol, posteriormente proclamado patrón de las vírgenes solitarias, las pálidas prostitutas que las compa&ías navierascontratan para entretener a los pasa"eros tímidos que en las noches deambulan por las cubiertas desus vastos trasatlánticos, los pobres, los ricos, otras causas perdidas.

Las sirenas de José de la colina

La tripulación se perdió porque Ulises había ordenado a sus compa&eros que se taparan los oídos para no oír el pérfido si bien dulce canto de las sirenas, pero olvidó indicarles que cerraran los o"os, como además las sirenas, de formas generosas, sabían dan!ar...

Las sirenas saben de Guillermo Osuna

Las sirenas saben bien que si pegas la ore"a a un ahogado, se oe el ruido de los carros, los claxons,

las obras de la ciudad

La busqueda de dmundo !aladés

sas sirenas enloquecidas que a'llan recorriendo la ciudad en busca de Ulises.

!ie"as sirenas de Jorge #$%ila !asquez

La que vio pasar una noche una estrella fugaz a la que pidió un deseo: «Quierocasarme con el rey de Itaca»; y veintiocho siglos después sigue esperanzadaen que el astro errante le cumplir su anhelo!

Page 2: Acuario de Sirenas

 

-irenas %erdaderas de Ra&l 'rasca

a no más esas absurdas mu"ercitas con voces de cristal inventadas para satisfacer sin gasto elorgullo viril de los pusilánimes. /osotras, las sirenas reales, cantamos nuestra victoria. no tandulcemente como se cree. Los verdaderos hombres acuden a nuestra isla en tropel nos quedamossólo con los me"ores. Los que no sirven quedan libres siguen su camino. l ingenioso Ulises sóloera bueno para tramar historias.

()appily e%er *+ter, de -arlos uentes

Las sirenas no le cantaron. La nave perdida pasó en silencio frente a las islas encantadas; latripulación sorda imaginó esa tentación. l "efe amarrado di"o haber escuchado resistido. 0intió.1uestión de prestigio, conciencia de la leenda. Ulises era su propio agente de relaciones p'blicas.Las sirenas, esa ve!, sólo esa ve!, no cantaron2 la ve! que la historia registró su canto. /adie losabe, porque esas matronas de escama alga no tuvieron cronistas; tuvieron otros auditores, losfetos los cadáveres. Ulises pudo pasar sin peligro, Ulises sólo deseaba protagoni!ar antagoni!ando2 siempre, el pulso de la agonía; nunca, el canto de las sirenas que sólo es escuchado por quienes a no via"an, a no se esfuer!an, se han agotado, quieren permanecer transfigurados enun solo lugar que los contiene a todos.

La emboscada de *na María S/&a

 /o es una sirena pero finge bien. /o es difícil2 en el fondo el pelo mu largo los pechos desnudosson tanto más importantes que la cola de pe!. %parece de golpe delante de los veleros, de laslanchas, se exhibe con descaro. %provechando el desconcierto de los tripulantes, sus secuacesasaltan la embarcación. (e ellos se dice que son tritones, pero cargan con tanques de oxígeno paradisimular.

*cuario de sirenas de SRP

0e gusta mirar por horas el cuerpo de las sirenas porque tienen curvas sinuosas cabellos largos deformas complicadas que se mecen en el agua con vida propia, aunque "amás he entiendo laexpresión de sus o"os blancu!cos, como hervidos, cuando me miran fi"amente agitan nerviosas sucola de pe! gato. Las sirenas se comunican entre ellas como he escuchado hacen los delfines,usando vibraciones chirridos. -eguramente se dicen cosas de mu"eres o se recomiendan pota"es de belle!a para me"orar la piel como usar la me!cla de huevos con caracoles. stas, mis sirenas, nocantan pero si se ríen mucho de su boca de dientes peque&itos se escapan chorros de burbu"ascuando llamo su atención. % veces golpeo con fuer!a el vidrio se espantan, huen como felinos,eri!ando sus bellos pelos si es que acaso las gatas pudieran vivir ba"o el agua, aunque me pareceque mi barba espesa, ha logrado despertar su curiosidad cada ve! se extra&an menos cuandoquiero aproximarme. $or lo demás, salvo por el tema de la sobrevivencia, en el acuario se tiene unalinda vista. 3al ve!, solo tal ve!, tampoco me coman ma&ana. 3al ve! pronto sepa como romper estecristal volver a casa.