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beatriz-painepan
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La transición entre los estudios secundarios y la adaptación a la vida universitaria implica grandes cambios y vivencias personales significativas.El cambio observable de lugar de estudios o de normas son apenas cambios externos de un cambio interno personal e ineludible y más profundo. Este proceso interno e individual puede ser muy simple o imperceptible, o bien, implicar largos periodos de confusión y sentimientos encontrados.En el proceso de adaptación a la universidad se encuentran implicados múltiples factores que actúan de forma simultánea:
- aspectos individuales relacionados con las habilidades particulares, por ejemplo, de adaptación social, autodisciplina, organización personal de actividades, habilidad de tolerancia a las frustraciones entre otras.
- influencias familiares relacionadas con el apoyo, más o menos adecuado, de la familia dirigido a favorecer la adaptación general del joven a esta etapa de vida.
- factores contextuales o ambientales aportados por la propia institución académica; los programas de inducción o bienvenida, las redes y apoyos ofrecidos a sus estudiantes.
El proceso de adaptación universitaria implica otras consideraciones cuando el estudiante es además, jefe de o hogar o presenta discontinuidad en su vida estudiantil por periodos más o menos prolongados dedicados a trabajar y decide retomar sus estudios. También hay implicancias mayores cuando a este cambio se incorporan factores como cambios de residencia de provincia a Santiago o viceversa.
Ingresar a la Universidad conlleva cambios en las expectativas que el joven tiene frente a esta etapa de vida y frente a sí mismos. Por ello no es extraño que el joven o su familia sientan que “estás diferente”.
Para la mayoría de los jóvenes estos cambios se encuentran colmadas de buenas y nuevas experiencias. Sin embargo, también es cierto que algunos presentan dificultades propias de este proceso de adaptación:
- dificultad para adquirir un ritmo de estudios o adaptación a la exigencia o presión académica.- profundización de dudas o crisis vocacionales cuestionando la adecuación de su elección de la carrera o universidad.- incomodidad social o malestares físicos o emocionales vinculados con sentimientos de inadecuación, extrañar el colegio o sentirse “ajeno” a esta nueva realidad.
¿Cómo vivir de forma enriquecedora este periodo de adaptación?- Fortalecer la confianza en sí mismo reconociendo las capacidades propias y la
legitimidad de su elección. Recordar los triunfos pasados y creer en los proyectos propios.
- Asumir una actitud de apertura y redefinición de sí mismo, los objetivos y logros que se esperan en esta etapa. Considerando las propias capacidades, limitaciones y esfuerzos que el joven desea desplegar para conseguir esas metas.
- Atreverse a conocer su nueva casa de estudios, el lugar físico, las redes de apoyo y salud. Así como las oportunidades que ofrece para su desarrollo y formación integral.
- Profundizar el conocimiento sobre su propia carrera, ir más allá de las imágenes y expectativas previas, conocer las oportunidades de desarrollo y proyecciones.
- Solicitar apoyo o dejarse ayudar cuando sea necesario. En esto, los amigos, compañeros, profesores y la familia juegan un rol importante para canalizar inquietudes académicas y emocionales que puedan surgir.
- Aceptar y tolerar que habrá un periodo de dudas y confusión. Es propio de cualquier cambio. Y el cuestionarse y dudar también es propio y esperable en la adolescencia. Reflexionar y solicitar apoyo entonces, es recomendable previo a la toma de decisiones importantes.
- Experimentar situaciones nuevas, desconocidas provocan ansiedad y sensación de incertidumbre, también es esperable que así sea. Sin embargo, ello no invalida fomentar una actitud de valentía y optimismo en el periodo de adaptación a la Universidad.
Muchos estudiantes universitarios refieren vivir esta etapa con alegría y satisfacción. Encuentran entre las salas de estudio, las bibliotecas y los lugares de esparcimiento de la Universidad un espacio de aprendizaje de su profesión, estimulante y enriquecedor, así como amistades nuevas y significativas. En este periodo se gestan muchos proyectos personales que comienzan siendo “sueños”, “ideas” o “tincadas” y que con el trabajo y convicción cotidianos muchas veces logran concretarse en la realidad.
Por ello la invitación es a vivir esta etapa intensamente, con confianza, apertura y optimismo. Atentos al aprendizaje académico y personal, y con la seguridad que se está atravesando el umbral de un mundo nuevo por descubrir.