ADORNO, Theodor - Tres Estudios Sobre Hegel(1)

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    TheodorWAdorno .

    1res.-estudios

    sobre Flegel

    taurus

    T

    -. --

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    TRES ESTUDIOS SOBRE HEGEL

    ENSAYISTAS -61

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    OTRAS OBRAS DEL AUTOR

    THEODOR W. ADORNO

    publicadas porTAURUS EDICION ES

    Sociulo ictl (en colaboracin con Max Hcrkheirner).l-a idc% gla como lenguaje.

    EN PREPARACION:

    Criticas de la taln literaria.Dialctica negativa.

    TRES ESTUDIOS

    Teor/a estilicd.Tuminologia filosfica.

    SOBRE HEGEL

    Versin espaola deVICTOR SANOU Z DE ZAVAlA

    0700787918

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    Ttulo original: Drei Studien zu Hegel0 1963, SUHRUMP Verlag, Frankfurt "m Main.(El texto Aspekte der hegeb chen Philosophic, O 1957,SUHRKAMP Verlag, Frankfurt am Maill.)

    (

    Dedicado a

    Primera edicin: junio de 1%9

    Segunda edicin: enero de 1974

    KARL H SINZ HAAG

    10 1970, TAURUS EDICIONES, S. A.Plaza del Marqus de Salama nca, 7. MADRlIl6ISBN: 84-306-Hl61-8Depsito legal: M. 37.666-1973

    PRINTED IN SPAlN

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    NOTA LIMINAR

    . Al llegar el momento de reeditar los Aspectos de lafilosofia de Hegel, el autor quiso com pletar lal trabajocon el opsculo que haba publicado mientras tantoacerca de la sustancia experiencial hegeliana; pero laanaloga con la sentencia tres homincs fuclunt colleglum,o sed, tres opsculos hacen 1111 libro (aunque sea

    breve), le ha m ovido a pasar ms adelante. De ah que,de acuerdo con un plan largo tiempo abrigado, hayapuesto por escrito ciertas consideraciones sobre los problemasde la comprensin de Hegel que proceden deltrabajo desarrollado en el Semi/tarjo de Filosofa de la

    Universidad, en Francjort; desde trace muchos afios se

    han ocupado all repetidamente de lIegel Has: Horkheimer y el au tor, y haba que referirse a lo encon trado

    en la docencia. (En cuanto a la unidad del pensamientofilosfico de ambos responsables de las interpretacionespropuestas, hemos credo posible prescindir de indicacionesconcretas.

    Subrayemos, con 'objeto de evitar desengaos, queSkote nc s no pretende algo as COIllO efectuar el mismola aclaracin pendiente de los principotes textos hegelianos:formulamos, simplemente, WUH reflexiones deprincipio relativas a tal tarea, aconsejando, a lo SW llO,sobre cmo puede lograrse la comprensiu, pero sinque nadie se encuentre dispensado del esfuerzo por

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    concretar en los textos tales reflexiones. No se trata,pues, de facilitar la lectura, sino de evitar que se malgastela extraordinaria fatiga que sigue exigiendo H~

    get. Por lo dems, habra que trasladar a las orientacionessobre cmo habra de lerselo lo que l recuerda

    respecto de la teora del conocimiento: que solo cabetener xito cuando se consuma una interpretacin singularllevada hasta el fin; pero de es(e modo transgrediramoslos limites de la propedutica que el autor deberaimponerse. Acaso disculpe-a ste de 'las manifiestasinsuficienias que lo desazonan el haberse detenido pre

    cisamente donde habra que empezar. .El conjunto tiene la intencin de preparar un conceptomodificado de ta dialctica.

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    ADVERTENCIA

    Citamos los escritos de Hegel de acuerdo con la nueva edicindel jubileo, preparada por Hermann Glockner, Stuttgart[Frommannj, a partir de 1927. [En esta edicin espaola damosadems la referencia, siempre que es posible, a la ltima edcencritica correspondiente a cada tomo de las obras completas citadas por el autor (ediciones que no slo son preferiblesintrnsecamente, sino por la facilidad de consulta yadquisicin); a lo que aadimos las traducciones castellanas msaceptables, con tal de que sean versiones directas. ] Empicaremoslas siguientes abreviaturas:

    WW 1.Aufsiit;.e aus dem kr:itischen Journal der Philosophie(und andere Schriften aus der rensener Zeit) Ledo crtt.parcial, de G. Lasson: Erste Druckschriiten, Leipzig,Meiner (ephllosophsche Bblotbek, 62), 1928; de ellase han reimpreso sueltos, en 1962, los opsculos Ditte

    renz der Fichte'schen und Schelling'schen Systems derPhilosophie, Hamburgo, Meiner (

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    WW 4.Wissenschaft der Logik, 1. Tell Ledo cnt., de Lasson

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    (retmpr.j, Hamburgo. Mciner, l. I (_Ph. B._, 56), 1967,Y lo JI (_Ph. B._, 51), 1966; verso casto de A. y R. Mondolfo : Ciencia de la lgica, 2 t., Buenos Aires, Hachen e,tt. 1 Y 11, 1956].

    ww s.Wissel1schaft der Logik, 2. TeH red. cnt., como WW 4,

    t. JI: versocast., como WW 4, 1. II].WW 7.Gru ndlinien der Philosophie des Rechts ledo crtt., deHoffmei ster, lIamburgo, Mcincr ,(_Ph. B._, 124 a),retm p r., 19621.

    WW 11.System der Phiiosophie, I. Tel.

    WW 9.Svetem der Phil osophie, II. TeH.

    WW 10. S}'stem der Phlosopne. III. Teil.[En estos tres volmenes de la edicin de Glocknerse encierra, aumentada con muchas eadiclones procedentes

    de apuntes de clase y algo alterada por loseditores pstumos, la ltima edicin (1830) de laE nciclopedia publicada en vida de Hegel, de la cualexiste la ed. crtt. de F. Nicolin y O. Pggeler, E,,Zyklopiidie der phi/osophischen wssenscnotten im

    Crundrisse (1830), 6.' ed., Hamburgo, Mener (_Ph.B.", 33), 1959; hay versocasto de la ed. de 1830, trad. por

    E. Ovejero y Maury: Enciclopedia de ras ciencias tiIosttcas, 3 t, Madrid, V. Surez, 1917-8.]'ww ti.Vorksungen ber die Philosophie der Geschichte led o

    crtr. de las lecciones introductorias, al cuidado deHoffmeister : Die Vernunft in der Geschichte, S.' cd.{reimpr.), Hamburgc, Meiner (_Ph. B., 171a), ]966;verso cast. (de WW 11) de J. Oaos: Lecciones sobre lafilosof a de la historia universal, Madrid, Rev. deOcc., 2 t., 3.' ed., 1953, y tambin en Buenos Aires,Anaco nda, 1946].

    WW 12.Vorlesrmgen ber die Aestheti Jc, l. Bd. [versocasto deste y los siguientes tomos (WW 13 y WW 14), por

    F. Giner de los Ros : Es ttica, 2 l., Madrid, V. Surez,

    1908Jww 15. Vorle~lIngenliI/er die Phlosophie der Religiml, 1. Bd.12

    W\'I/ 16.Vorlesrmgen ber die Philosophie der Religion, 2 Bd.

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    WW 17.Vorfesllngen ber die Geschichte der Phlosophie, 1.Bd. red. crn. de las lecciones introductorias, al cuidadode lIoff meist er y F. Nicolin : Einleitllng in die Geschichleder Phlo sophie, 3,' ed., Hamburgo, Mcincr(ePh. B.", 1(6), 1959 (de la que existe versin caer . por

    E. Terrn ; Introduccin a la historia de la i osoa,Buenos Aires, AguiJ'lr, 1956); verso cast. (de WW 11) deW. Roces ; Lecciones sobre la historio. de la filosoNa,Mxico, F.e.E., 1955, t. rj.WW 18.Vorlesullgen ber die Gescllichte der Phitosophie, 2, Bd.tvers. cast. como WW 17, 1. II J.

    WW 19.VorleSlln/iell ilber die Geschichte der Phiosophie, 3. Bd.[verso cast. como WW 17, l. lIJ.

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    AS PECTOS

    ,I

    Una ocasin cronolgica como el 125 aniversario dela muerte de Hegel podria inducir a lo que se llama unaapreciacin crtica. Pero este concepto se ha vuelto insufrible(supuesto que, por lo dems, haya servido dealgo en otro tiempo): anuncia, por parte de quien poseala cuestionable dicha de vivir despus y est obligadopor su profesin a ocuparse de aquel so bre el quehaya de hablar, la desvergonzada pretensin de sealarsoberanamente al difunto su puesto y. de este modo,colocarse en cierto sentido por encima de l; y en laabominable pregunta de qu significan para el presenteKant y, ahora, Hegel (ya el llamado renacimiento hegelianocomenz hace medio siglo con un libro de BenedettcCroee que se comprometa a desenredar lo vivoy lo muerto de Hegel) resuena semejante presuncin.No se lanza, en cambio. la pregunta inversa. la de qusignifica el presente ante Hegel: si. por ejemplo, la razna que, tras los tiempos de la suya, la absoluta. nos

    figuramos haber llegado no se encuentra. en realidad.sumamente rezagada tras aqulla y se ha acomodadoal mero ente, cuya carga la razn hegeliana queda poneren movimiento valindose de la que impera en elente mismo. Todas las apreciaciones crticas caen ba joel juicio expresado en el pr logo de la Fenomenooga

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    del espritu, juicio que se aplica a las que son nica

    mente sobre las cosas, porque no estn en las cosas;

    ante todo, les falta la seriedad y obligatoriedad de la

    filosofa de Hegel. dado que siguen ejercitando a su

    respecto lo que l. despectivamente-y con todo dere

    cho de serlo-e, llam una filosofa de punto de vista.

    Si no se quiere rebotar de l con.las primeras palabras

    que se digan, es preciso. por insuficientemente Que se

    haga. comparecer ante la pretensin de verdad de su

    filosofa, en lugar de parlotear meramente de ella des

    de arriba y. por consiguiente, por debajo de ella.De igual modo Que otros sistemas especulativos conclusos,aprovecha tal filosofa la dudosa-ventaja de notener que admitir crtica alguna: toda la Que se dirijaa los detalles ser parcial. marrar el todo. que, de todosmodos, la tiene en cuenta; mas, a la inversa, criticarel todo como todo sera abstracto, sin mediacin,y dejara de lado el motivo fundamental de la filosofahegeliana: que no cabe destilarla de ninguna sentenca, de ningn principio general, y slo se acreditacomo totalidad, en la concreta complexin de todos susmomentos. Por lo que nicamente honrar a Hegel

    quien, sin dejarse intimidar por el pavor ante la enredosidadpoco menos Que mitolgica de un proceder crfticcque aquella totalidad parece volver falso en todoslos casos, en vez de otorgarle o denegarle. favorable

    o desfavorablemente, m ritos. persiga el todo tras delcual l mismo iba.Difcilmente habr pensamiento teortico alguno decierto aliento que. sin haber atesorado en s la filosofahegeliana, pueda hoy hacer justicia a la experiencia dela conciencia; y, verdaderamente, no de la concienciasola, sino de la viva y corporal de los hombres. Pero nose ha de explicar tal cosa con el esculido ap ert;u de

    que el idealista absoluto se habra convertido en un rea

    16lista todava mayor y, sobre todo, en una persona conuna aguda mirada histrica: las calas de Hegel en loscontenidos. que osaron llegar hasta la rreconctabtdadde las contradicciones de la sociedad burguesa, nose pueden separar, como de un gravoso aadido. de laespeculacin (cuyo concepto vulgar no tiene nada que

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    ver con el hegeliano); por el contrario. la especulacinfuc lo que las madur. y pierden su sustancia en cuantose las concibe como meramente empricas. La doctrinade que lo a priori es tambin a posterior (doctrina queen Fichte era programtica y que solo con Hegel pasa ala efectividad ) no es ninguna audaz flor retrica, sinoel nervio vita l hegeliano: inspira tanto la critica de lacmplrte testaruda como la del apriorismo esttico.y donde Hegel deja hablar al material opera el pensamientode la identidad de sujeto y objeto en el cspritu. identidad originaria que se escinde y se rene denuevo: si no fuese as, el contenido del sistema, de unariqueza tan inagotable, sera, o mero apilamiento dedatos y prcfilosfco. o simplemente dogmtico y sinestrictez. Richard Kroner se ha revuelto con razn conIrala manera de describir la historia del idealismo alemncomo si fuese un progreso rectilneo desde Schellinga Hegel: antes bien, ste se defendi del momentodogmtico de la filosofla scheIlinguiana recurriendo alimpulso gnoseolgico fichtiano e incluso kantiano; as,la dinmica de la Fenomenologa del espritu comienzasiendo gnoseolgica, para despus, sin duda (como yase esboza en la Introduccin), hacer saltar las posicionesde una teora del conocimiento aislada-o, en el

    lenguaje hegeliano, abstracta-o La plenitud de lo concreto,que en Hegel queda interpretada por el pensamientoy al cual, a su vez. nu tre, no corresponde tanto,pues, a su talante realista cuanto a su modo de efectuar

    la anamncss, la inmersin del espritu en s mismo (o,

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    con las palabras de Hegel, al entrar en s y recogerseen s del ser). Si, para salvar el contenido material dela filosofa hegeliana frente a la supuestamente anticuaday arbitraria especulacin, quisiramos plancharsu idealismo, no nos quedara entre las manos otracosa que positivismo, una sosa historia espiritual; perolo que l pens tiene incluso un rango enteramente distintoque el del embutir en totalidades (ante las que lasciencias particulares cierran los ojos): su sistema noes una organizacin de asilo cientfico, como tampocoun conglomerado de observaciones geniales. Y cuandose estudia su obra le parece a uno, en ocasiones, queel progreso que el espritu se imagina hab er efectuadoa partir de la muerte de Hegel y contra l, tanto merceda una metodologa clara como gracias a una empireinvulnerable, es una peculiar regresin; mientrasque a los filsofos que creen conservar algo de su herenciase les escapa la mayor parle de aquel concretocontenido sobre el que se puso a prueba antes que nadieel pensamiento hegeliano.

    Acordmonos, por ejemplo, de la teora de la forma[Gestalt] ampliada que con Kohler, primeramente, se

    ha convertido en una especie de filosofa. Hegel reconocila preeminencia del todo con respecto a sus partes,finitas, insuficientes y contradictorias cuando se lasconfronta con l; pero ni deriv una metafsica del principioabstracto de la totalidad, ni glorific al todo encuanto tal en nombre de la buena forma: de igualmodo que no independiz las partes frente al todo,como elementos suyos, saba perfectamente el crticodel Romanticismo que el todo s610 se realiza a travsdelaspartes,nicamentea travsdeladesgarradura,dela distanciacin, de la reflexin; en resumen, de todo 10que es anatema para la teora de la forma. Su todoes, en definitiva, solamente el dechado y quintaesencia

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    de los momentos parciales, que en cada instante remitenfuera de s mismos y brotan, disocindose unos deotros; no es nada que estuviese ms all de ellos. A estoes a lo que apunta la categora de totalidad, qve esincompatible con toda inclinacin armonizadora (pormucho que el Hegel tardo la haya abrigado subjetivamente);y su pensamiento crtico ha alcanzado de igualmodo a la constatacin de lo desvinculado como al principiode continuidad: en el conjunto complejo no hayun paso continuo, sino un vuelco; el proceso no transcurre

    por aproximaci6n de los diversos momentos, sinomediante un salto. Mas si bien la moderna teora de laforma, en la interpretacin dada por Max Scheler, protestavivamente contra el sub jetivismo gno-seolgcotradicional e interpreta como algo ya determinado yestructurado el material sensorial, el estado en que sedan los fenmenos (que para el conjunto de la tradicinkantiana quedaba descalificado, catico), Hegel habahecho hincapi con toda energa en tal determinacindel objeto, sin por ello convertir en un dolo la

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    certidumbre sensorial (con cuya crtica comienza la Fenomenotogtadel espritu), como tampoco ninguna intuicinintelectual: justamente a travs del idealismoabsoluto, que no deja que nada se quede fuera del sujetodilatado hasta 10 infinito, sino que mete a la fuerzatodo dentro del circuito de la inmanencia, se resuelvela oposicin entre la conciencia contcridora de formay de sentido y la mera materia. En Hegel se encuentraexplcitamente toda la crtica posterior del llamado foromalismc, tanto de la teora del conocimiento como dela tica, por ms que no por ello-eomo antes que_lSchelling y actualmente la ontologa existencial-e-saltasede un brinco a lo supuestamente concreto: la expansinsin lmites que en l encontramos desde el sujetoal espritu absoluto tiene como consecuencia que se

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    presente fcticamente, como momento inherente a esteespritu, no nicamente el sujeto, sino asimismo el objeto,y reivindicando ntegramente su propio ser; porlo cual la misma tan admirada riqueza de materialesde Hegel es funcin del pensamiento especulativo, y lfue el primero que contribuy a que ste no siguiesemeramente hablando sobre los instrumentos del conocimiento,sino que dijese lo esencial acerca de sus objetosesenciales (no obstante que no suspendiese jamsla autorreflexin critica de la conciencia), En la medidaen que cabe hablar de un realismo en Hegel, estriba enel impulso de su idealismo, no le es heterogneo; tendencialmente,el idealismo hegeliano se saca fuera de

    s mismo.

    En modo alguno cabe despachar como una petulanciadel concepto al que se hubiese dado suelta precisamentela mxima agudeza idealista de su pensamiento,esto es, la construccin del sujeto-objeto. Ya enKant lo que constitua la fue nte secreta de en erga erala idea de que el mundo dividido en sujeto y obj eto(en el que, algo as como prisioneros de nuestra propia

    constitucin, solo nos las habemos con fenmenos) noes lo ltimo que hay; a lo cual aade Hegel algo nada 'kantiano: que al captar nosotros conceptualmente elrecinto y lmites fijados a la subjetividad, al contemplarsta como mera 'subjetividad, hemos traspuestoya sus lmites. Y Hegel, que en muchos respectos es unKant que se ha encontrado a s mismo, se ve llevadopor ello a concluir que, de acuerdo con su propia idea,el conocimiento-si es que hay semejante cosa-es conocimientototal, que todo juicio unilateral alude porsu simple forma a lo abstracto, y que no descansarhasta quedar en suspenso [aufgehoben] * en ello. El

    * Traducimos siempre auhcben y autgehoben werden por20

    idealismo absoluto no desdea temerariamente los lmitesde la posibilidad del conocimiento, sino que buscalas palabras con que decir que en todo conocimientoque propiamente 10 sea se encuentran nsitas, sin ms,las indicaciones 'necesarias para ser pagado por la verdad,y que el conocimiento, para serlo y no una simpleduplicacin del sujeto, ha de ser ms que meramentesubjetivo, ha de ser una objetividad anloga a la raznobjetiva de Platn (cuya herencia se impregna en Hegelqumicamente con la subjetiva filosofa trascendental.

    Hablando hegelianarnente-y, a la vez, mediante unainterpretacin que lo refleja una vez ms y 10 alteracentralmente-podra decirse que en l la con struccindel sujeto absoluto hace justicia a una objetividad irresolubleen subjetividad. Paradjicamente, es el idealismoabsoluto quien emancipa el mtodo al que en laIntroduccin de la Fenomenologa se le llama el meromirar; y es l slo el que capacita a Hegel para pensara partir de la cosa que sea y para responsabilizarse algoas como pasivamente de su propio contenido, puesto

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    que, por virtud del sistema, se ve llevada a su iden tidadcon el sujeto absoluto; las cosas mismas hablan en unafilosofa que se hace fuerte en probar que es una y lamisma cosa con ellas. Por mucho que el Hegel fichtianohaya subrayado el pensamiento de la posicin, delengendrar por el espritu, y por enteramente activa y

    dejar en suspenso y quedar en suspenso, respectivamente,ya que, por una parte, estas expresiones reflejan bastante bienel matiz de operacin con cosas fsicas que poseen estos verbosalemanes y, por otra, no es aconsejable reservarlos para traducirotros verbos de este idioma (frente a lo que sucede consuperar, sublimars-e-Adorno emplea sublimie ren en esta mismaobra-e-o cancelar). Suspender. queda as libre, esto es, almargen del t rm lno tcnico que hemos forjado para correspondera esta compleja voz alemana. (N. del T.)

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    prcticamente qu e haya pensado su concepto de desarrollo,no menos pasivamente, sin embargo, se encuentraa la vez ante lo det erminado: comprenderlo no significaotra cosa que obedecer a su propio concepto. Enla fenomenologa husserliana la doctrina de la receptividadespontnea desempea cierto papel; tambinesta doctrina es hegeliana de punta a cabo, si bien enl no est limitada a un tipo determinado de actos dela conciencia. sino que se despliega por todos los nivelesde la subjetividad tanlo como los de la objetividad:Hegel se inclina por doquier ante la esencia propia delobjeto. por doquier le es renovadamenre inmediato,pero precisamente tal subordinacin a la disciplina de lacosa exige el mximo esfuerzo del concepto; y triunfaen el instante en que las intenciones del sujeto se extinganen el objeto. La crtica de Hegel acierta en el vacocentro a la esttica descomposicin del conocimientoen sujeto y objeto, que a la lgica de la ciencia hoyaceptada le parece cosa obvia, y a aquella teora residualde la verdad segn la cual es objetivo lo que resteuna vez que se hayan tachado los llamados factoressubjetivos; y las acierta tanto ms mortalmente cuantoque no opone a ellas ninguna irracional unidad de sujeto

    y objeto. sino que mantiene los momentos de 10subjetivo y lo objetivo, que en cada caso se distinguenentre s, y, con todo, los concibe como resultado deuna mediacin recproca. Y el darse cuenta de que enlos dominios de las llamadas ciencias sociales (y dondequieraque el objeto mismo experimente la mediacindel espritus) se logra que los conocimientos sean fructferosno excluyendo el sujeto, sino en virtud de susupremo empeo. merced a todas sus inervaciones yexperiencias. este caer en la cuenta que se arranca aviva fuerza, gracias a la reflexin sobre s, a las cienciassociales que se resisten a l, proviene del conjunto

    22del sistema hegeliano; inteleccin que le otorga superioridadsobre el ejercicio de la ciencia que. al mismotiempo que se enfurece contra el sujeto. experimentauna regresin al regist ro precientfico de hechos. datosfcticos y opiniones sueltos, o sea, de lo subjetivo msvano y fortuito. Por muy sin reservas que se entregueHegel a la determinacin de su objeto, esto es, propiamente,a la dinmica objetiva de la sociedad, se hallaradicalmente inmune, en vir tud de su concepcin de larelacin existente entre sujeto y objeto (concepcin quees suficiente en todo conocimiento de hechos), frente

    a la tentacin de aceptar acrticamente la fachada: noen vano ha pasado a encontrarse en medio mismo dela lgica la dialctica de la esencia y el fenmeno ; cosade que conviene acordarse en una situacin en la quelos administradores de la dialctica en su versin materialista-esa chchara de pensamientos oficiales en elbloque oriental-la han degradado a irreflexiva teorade simple copia; pues la dialctica, una vez limpia delfermento crtico, se presta tanto al dogmatismo comoen otro tiempo lo hizo la inmediatez de la intuicin

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    intelectual schellinguiana, contra la que se enderez elfilo de la polmica de Hegel. Este haba hecho justiciaa la crtica de Kant al criticar, a su vez, el dualismokantiano de forma y contenido y al arrastrar a una dinmicalas rgidas determinaciones diferenciales deKant y-de acuerdo con la interpretacin de Hegelasimismode Fichte, mas sin sacrificar. por ello. la indisolubilidadde los momentos a una chata identidadinmediata; en su idealismo, la razn se convierte encritica (en un sentido que cri tica reiteradamente a Kant)al hacerse negativa, movilizadora de la esttica de losmomentos, que, sin embargo, se conservan como tales:la reflexin atraviesa de tal manera todos los polos queKant haba contrapuesto entre s (la forma y el cante

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    nido, la naturaleza y el espritu, la teora y la praxis, lalibertad y la necesidad, la cosa en s y el fenmeno)que ninguna de estas determinaciones queda parada, amodo de algo ltimo; y cada una de ellas requiere pors misma exactamente aquel otro momento que en Kant _se le contrapona...Q.e ah que en Hegel mediacin noquiera jams decir, como se figura esa mala inteligenciaque no ha podido ser ms fatal y que procede deKierkegaard, algo intermedio entre unos extre mos, sinoque acontece a travs de los extremos y en ellos mismos:.tal es el aspecto' radical de Hegel, que es incompatiblecon todo moderantismo. Pues, segn l muestra,lo que la filosofa tradicional espera hacer cristalizaren unas entidades ontolgicas fundamentales noson ideas colocadas en forma discreta unas frente aotras, sino que cada una de ellas exige su opuesta, y elproceso es la relacin de todas ent re s. Mas de estaforma se altera tan profundamente el sentido de laontologa que parece ocioso aplicarlo-segn querranhacer actualmente varios intrpretes de Hegel-a unallamada estructura fundamental cuya esencia consisteprecisamente en no serlo, en no ser ~;WX

    llE'II)'I;dela misma manera que, en el sentido de Kant, no esposible ningn mundo, ningn consttutum sin las condicionessubjetivas de la razn, de lo constituens, laautorreflexin hegeliana del idealismo aade que tampococabe ningn constituens, no caben ningunas condicionesgeneradoras del espritu que no hayan sidoabstradas de sujetos fcticos y, por lo tanto, en ltimotrmino, a su vez, de algo no meramente subjetivo, del

    mundo; pues, merced a la insistente respuesta que sele haba venido dando, Hegel perdi confianza en elfatal legado de la metafsica tradicional, en la preguntapor un ltimo principio.

    Por ello no se puede comparar la dialctica (quinta

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    esencia de la filosofa hegeliana) a ningn principiometdico ni ontolgico que la caracterizase de manerasemejante a como lo hacen la doctrina de las ideas al

    Platn intermedio o la monadologa a Leibniz: dialcticano quiere decir un mero proceder del espritu medianteel cual se sustrajese ste a su objeto (ocurre enl literalmente 10 contrario, una confrontacin permanentedel objeto con su propio concepto), como tampocouna visin en cuyo esquema hubiese que comprimirla realidad; la dialctica es tan poco aficionada a ladefinicin aislada como apta para encajar a su vez enuna, cualquiera que sea: es un impertrrito afanarsepor obligar a que se emparejen una conciencia de la

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    ra zn crtica de s misma y la experiencia crtica delos objetos. El concepto cientfico de verificacin es naturalde aquel reino de conceptos rgidos y sep arados-c-comc los de teora y experiencia-al que Hegel declarla guerra; pero si quisiramos, justamente, pedirlesu verificacin a aquella doctrina de la dialctica, precisamentetal doctrina, a la que la ignorancia suele despacharcomo camisa de fuerza de los conceptos, se haverificado en las fases histricas ms recientes en unamedida que constituye un dictamen sobre la tentativade ajustarse a las circunstancias prescindiendo de lasupuesta arbit rariedad de tal construccin [espe culativa]: Hitler, de acuerdo con su propia ideologa y comoalguacil tolerado de otros intereses ms fuertes, salidispuesto a exterminar el bolchevismo, mientras quesu guerra ha proyectado sobre Europa la gigantescasombra del mundo eslavo, mundo del que Hegel ya deca,lleno de presentimientos, que no haba entrado anen la historia; pero lo que le facult a Hegel para ellono fue ninguna mirada histrica proftica, sino esaenerga constructiva que penetra en lo que haya sin

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    por eso renunciar a s misma en cuanto razn, criticay conciencia de la posibilidad.

    No obstante todo esto, aun cuando la dialctica hacepatente la imposibilidad de reducir el mundo a un polosubjetivo fijado. y persigue metdicamente la negaciny produccin alternativas de los momentos subjetivos yobjetivos, la filosofa de Hegel, por ser una losoa delespritu, se aferr al idealismo; mas slo la doctrina(inherente a tal idealismo) de la identidad del sujetoy el obj eto, la cual, por su pura forma, va a parar siemprea la preeminencia del sujeto, le otorg aquella fuerzade lo total que llev a cabo el trabajo negativo, lafluidificacin de los conceptos aislados, la reflexin delo inmediato y, luego, el dejar otra vez en suspenso lareflexin. En su Historia de la filosofa se encuentranlas fonnulaciones ms drsticas al respecto, segn lascuales no solamente es la filosofla fichtiana la perfecciny acabamiento de la kantiana (como el mismoFichte haba asegurado siempre), sino que llega Hegela decir que no hay fuera de la de ste y la de Schellingninguna filosofa 1: lo mismo que Fichte, pretendisobrepujar en idealismo a Kan t disolviendo el momento

    no propio de la conciencia, el momento dado de larealidad, en una posicin del sujeto infinito. Y, frenteal carcter radicalmente quebradizo del sistema kantiano.encareci--e incluso acrecent-e-la superior consecuenciade sus seguidores: no le choc que las quiebraskantianas bosquejasen jus tamente aquel momentode no identidad que, de acuerdo con su propia manerade ver las cosas, acompaa inevitablemente a la filosofade la identidad, sino que, por el contrario, juzgaa Fichte del siguiente modo: Pchte dej en suspensoesta falta, la descuidada inconsecuencia kantiana por

    1Hegel, WW 19, pg. 611 tv. cast., pgs. 460-1].

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    la que la totalidad del sistema carece de unidad es.pecutatva... Su filosoffa es cultivo de la forma en sa razn se sintetiza en s misma. es sntesis del con.cepto y la realidad) y. sobre todo. una presentacinms consecuente de la filosofa kantianasa. El acuerdocon Fichte llega todava ms all: -La filosofa fichtanaposee la gran ventaja e importancia de haber sentado

    que la filosofa tiene que ser una ciencia que procedade un solo axioma supremo, del cual se deriven necesariamente

    todas las determlrracones : sil grandeza es launidad del principio y el intento de desarrollar a par.tr de l, en forma cientficamente consecuente, tododicho, de construir todo el mundoss, Pocas cosas podrfanrevelar ms pregnantemente que estas palabrasla relacin de Hegel con el idealismo. llena en s mismade contradicciones : pues lo que constituye el contenidode la filosofa hegeliana es que no cabe expresar laverdad (en Hegel, el sistema) como si fuese semejanteaxioma. como un principio originario, sino que sera

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    traposicin entre el contenido y la forma y-si se quiere-al desplegarse a partir de la forma misma el contenidoopuesto a ella. En la decisin de no tolerar lmitealguno y de liquidar todo residuo de determnacindiferenciadora, Hegel dio literalmente cien vueltasal idealismo fichtiano; por lo cual precisamente pierdenlos aislados axiomas de Fiehte su significacin deremate. Hegel saba perfectamente la insuficiencia deun axioma abstracto, situado ms all de la dialctica,del cual debiera seguirse todo; y lo que se tiene ya enFichte, pero no se desarrolla todava, lo convierte enmotor del filosofar: la consecuencia que procede delaxioma niega ste y, a la vez, quebranta su preeminencia absoluta; de ah que Hegel se viese obligado tanto~enla F enom enologa) a empezar partiendo del sujetoy captar a la vista del automovimiento de ste todoslos contenidos concretos, como, a la inversa (en la Logca),a instituir con el ser el movimiento del pensamiento.Cuando se la entiende debidamente, la eleccindel punto de partida, de Jo que en cada momento sealo primero, es indiferente para la filosofa hegeliana:

    sta no reconoce semejante elemento primero como sifuese un principio fijo que permaneciese inalteradamenteigual a s mismo en el avanzar del pensamiento.AS, pues, Hegel deja muy a la zaga, de este modo, todala metafsica tradicional y el concepto pre-especulativodel idealismo; pero, con todo, no abandona este ltimo:la absoluta estrictez y clausura del curso del pensamiento,a la que, con ,Fiehte, aspira (frente a Kant),ha estatuido ya, por serlo, la prioridad del espritu, pormas que en cada nivel tanto el sujeto se determineen cuanto objeto como, viceversa, ste se determine encuanto sujeto. Mas al atreverse a probar el espritu queobserve que todo lo que hay es conmensurable con el

    lago s, con las determinaciones intelectuales (por serlo28

    con el espritu mismo), ste se erige en algo ontolgicementeltimo, aunque comprenda juntamente la falaciaque en ello yace (la del a priori abstracto) y se esfuercepor alejar esta su propia tesis general. En laobjetividad de la dialctica hegeliana, que echa abajotodo mero subjetivismo, se "encierra algo de la volun-"tad del sujeto de saltar sobre la propia sombra: elsujeto-objeto de Hegel es un sujeto. Lo cual explicauna contradiccin que no est resuelta, pese a la propia

    exigencia hegeliana de consecuencia omnilateral, la deque la dialctica del sujeto-objeto, desprovista comoest de todo concepto supremo abstracto, constituyael todo y, sin embargo, se realice como vida del esprituabsoluto: la quintaesencia de lo condicionado seralo incondicionado. Y no en ltimo trmino se apoyaaqu eso que flota en la filosofa hegeliana y que ellomismccst en el aire, su escndalopermanen;: el-queel nombre de su concepto especulativo supremo, inclusoel de 1

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    absolutamente el resu ltado de la abstraccin respectode aquello de lo que se lo haya extrado; como el abstractoha de seguir.siendo aplicable a lo subsu midobajo l. como la vuelta atrs tiene que ser posible, siemprese conserv ar a la vez en l, en cierto sentido, lacualidad de aquello de donde haya sido abstrado, aunquesea en una generalidad superior. Por consiguiente,si la fo rmacin del concepto de sujeto trascendental sesobrepone totalmente a la conciencia individual. simplementeespaciotemporal, de la que fue obtenido, nocabe redimir ya tal concepto; de lo contrario, l mismo,que ha demolido todos los fetiches, se volverla otroms. Mas los filsofos especulativos a partir de Ftchteno se dieron cuenta de tal cosa: Fichte hipostasi elyo as abs trado, :y Hegel permaneci siempre prisionerosuyo en este aspecto; ambos pasaron por alto quela expresin yo, tanto la pura y trascendental como laemprica e inmediata, ha de designar una conciencia.Ya Schopenheuer, frente a Kant, insisti en ello, dandoun giro antropolgico-materialista a su polmica: la raznpura kantiana eno se ha tomados, por 10 menos enla filosofa moral. corno una facu ltad cognoscitiva delhombre, que es lo nico que, sin embargo, es, sino que

    se la ha hipostasiado, sin autorizacin alguna para elloy convirtindose en el ms pernicioso de los ejemplosy precedentes (para documentar lo cual puede valernuestro deplorable perodo filosfico presente): y entretanto,esta formulacin de la moral como algo no parahombres como tales, sino para todos los seres racionalesen cuanto tales, es para Kant una cosa esencial ynocin favorita tan establecida que no se cansa de repetirlaen toda ocasin. Con tra lo cual digo que noestamos autorizados nunca a formular un gnero quenos est dudo en una nica especle, y en cuyo concepto,por conslgulenrc, no se pueda incluir absolutamente

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    nada que no se haya tomado de esta y sola especie (porla cual lo que se dijese del gnero habra de entendersesiempre, con todo, como dicho exclusivamente de s ta);mientras que, en caso de que para formar el gnero sehubiese prescindido sin autorizacin de algo propio detal especie, tal vez precisamente por ello se habra dejadoen suspenso la condici n de posibilidad de las restantespropiedades, hipostasiadas en gnero 6, Pero

    tambin en Hegel-y, ciertamente, no por desalio lingstico-se loman de la experiencia de s mi smo delsujeto finito las expresio nes ms enfticas, como esptrttuy autoconciencia: tam poco pu ede l cortar los hilosentre el espritu absoluto y la per sona e~prica,Si _el:yo absoluto.fichtiano y hegeliano, en cuanto abs traccindel empirico,ll~~ra-;-eJiminar-ta~

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    -radicalmenteel~contenido peculiar de ste que ya no fuese, en definiti-va,aquello de lo que se lo ha abstrado (o sea, un yo),que se deshiciese totalmente de la facticidad que acompaaa este concepto, ya no sera aquel ser del espritucabe si, aquella patria del conocimiento (de la cual nicamente,por otra parte, depende la preeminencia dela subjetividad en los grandes sistemas idealistas): unyo qu~ya _~~}l!-e~_een ningn sentido yo, esto es, quese pasase sin. hecer referencia alguna_!,__ I~_conciencia _individualizada y, por ello, necesariamente, a la persona

    espaciotemporal, sera un sinsentido, que no slo flotaralibremente de ac para all y serta tan indeterminablecomo Hegel se lo reprochaba al concepto opuesto,al ser, sino que ya no habra manera de aprehenderlocomo yo, o sea, como en mediacin con respecto a laconcenca. E! anlisis del sujeto ab

    solut~t~.:.n:..q~e

    Arthur Schopenhauer-: Pre ischrift ber Grundlage der Moral, Simaiche Werke, ed. de Paul Dcussen, Munich, 1911, 111,p g. 601.33

    ,

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    no menos que depende la sociedad del obrar de los individuossingulares; y con la remisin del momento generativodel espritu a un sujeto absoluto, en lugar dea la persona singular individual que en cada caso trabaje,se define el trabajo como organizado, social: supropia racionalidad, la ordenacin de las funciones.es una relacin social.

    La traduccin del concepto hegeliano de espritu entrabajo social desencadena el reproche de socotogsmo,que confundira la gnesis y el efecto de la filoso-

    I Karl Marx.: Die Frlhschriiten, ed. de Siegfried Landshut,Stuttgart, 1953, pg. 296 [verso casto de F. Rubio Uorente en :Manuscritos: economa y filoso/la, Madrid. Alianza Edit., 1968,pgs. 18990].

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    a de Hegel con su contenido. Indudablemente, era l,como Kant, un analista trascendental; y podra demostrarsehasta en los detalles que, como crtico de ste,trat de hacer justicia a sus intenciones pasando msall de la Critica de la raz6n pura, del mismo modo queya la Teora de la ciencia de Fichte haba forzado elconcepto kan tiano de lo puro. Las categoras hegelianas,sobre todo el espritu, caen en los dominios delos constituyentes trascendentales, en tanto que la sociedad,la complexin funcional de las personas empricas,sera en Hegel-hablando kantianamente-unconstitutum, un trozo de eso existente que en la granLgica" (en la doctrina de lo absolutamente incondicionadoy de la exis tencia como devenida 9), a suvez, se despliega a partir de lo absoluto, que sera espritu.Por lo tanto, la interpretacin del espritu comosociedad parece una IH't"d.~r;to"l

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    particular de la sociedad sobre los fenmenos: stase manifiesta en ellos como-para Hegel-lo hace laesencia. La sociedad es concepto tan esencialmentecomo loes el.espritu;

    _~n_eila;~en__cuaiiio.:uiiidad

    _de.Jos~sujetos que mediante__surrabajc reproducen.Ia.vda de.;la especie; se convierte el espritu en objetivo, en fnde-,pendiente de _toda refle~inY_~n_alg_qu_~_pr.~s,~indede1_~

    _~l:I_~!id_a~~~.._~sp2d~E.~~d~

    _12~pr9~us~_~~_?~I,trabajoY.4e los trabajadores; y el principio de la equivale~ci~deltrabajo social cambia a la sociedad-en el sentidoburgus modemo-en algo abstracto y mximamente

    real: cabalmente lo que Hegel ensea del concepto enfticodel concepto. rr..~HQ!.....-c_.9~uno de los pasos delp'eQ~Ljr9pitl~!L9.-Jf1~~!~~a".,.y-~i~~;:;'~o;;-capad:tara1?ara d

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    entre ,las~osas.En cuanto a lo que permite al dialcticoHegel resguardar al concepto de espritu de contaminacincon el iactum bruturn y, de este modo, sublimary justificar en el espfritu la brutalidad de lo fctico,es cosa secundaria. La experiencia (inconsciente de smisma) del trabajo social abstracto se transfigura parael sujeto que reflexiona sobre ella: el trabajo se conviertepara l en su forma de reflexin, en un puro actodel espritu. en su productiva unidad. ya que no puedehaber nada fuera de l: pero el factum brutum, que sedesvanece en el concepto total de espritu, regresa a lcomo coaccin lgica, a la cual no puede sustraerse loparticular, como tampoco puede hacerlo el individuoparticular a la contrainte socjale. Slo que tal brutalidadde la coaccin da lugar a una apariencia de reconciliacinen la doctrina de la identidad restaurada.

    Ya con anterioridad a Hegel, las expresiones mediantelas cuales se define el espritu en los sistemasidealistas como un producir originario se tomaron , sinexcepcin, de la esfera del trabajo; mientras que no es

    posible encontrar otras porque lo que se mienta consntesis trascendental no puede desprenderse. teniendoen cuenta su propio sentido, de la relacin con el trabajo.la actividad sistemtica regulada de la razn hacevirar el trabajo hacia el interior; y el peso y la coaccindel dirigido hacia el exterior se transmiten como legadoal esfuerzo de reflejar y modelar que hace el conocimientoen torno al objeto.., adems de necesitarse denuevo en el progresivo dominio de la naturaleza. Ya laantigua distincin entre sensibilidad y razn es indiciode que sta, en oposicin a lo meramente dado poraqulla, hace algo as como un obsequio, sin contrapartida:lo sensorialmente dado seria como los frutos del

    campo, en tanto que las operaciones de la razn dependerandel capricho, podran acontecer o no realizarse.

    por ser aquello mediante lo cual los hombres, antetodo, formaran algo frente a ellos. La primada dellogos ha sido siempre una parte de Ia moral del trabajo.La manera de comportarse el pensamiento comotal. indiferente a lo que tenga como contenido, es polmicacon la naturaleza hecha habitual e interiorizada,una intervencin. no un mero recibir; por ello, cuandose habla de pensamiento se habla conjuntamente deun material, del cual el pensamiento se sabe separado,para disponerlo como hace el trabajo con su materia

    prima. As, pues, a todo pensar le est asociado ese momentode esfuerzo violento (reflejo en las necesidadesvitales) que caracteriza el trabajo: las fatigas y el esfuerzodel concepto no son nada metafrico.

    El Hegel de la Fenomenologa. para el cual la concienciadel espritu en cuanto actividad viviente y suidentidad con el sujeto social real eran algo menos desmedradoque para el Hegel tardo, reconoci el esprituespontneo como trabajo (si no en la teora, por la

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    fuerza del lenguaje): el camino de la conciencia naturalhacia la identidad del saber absoluto seria tambin,por su parte, trabajo; y presenta la relacin que el es

    ,\

    piritu mantiene con el estado de cosas siguiendo el mo-....delo de un acontecer social, precisamente el de un procesode trabajo: ~Elsaber que hay primer~mente,

    _oespritu inmediato, es lo carente de_espritu, Ia concienciasensorial;_.y para convertirse__en _autnt~c.0_saber,

    o sea, para engendrar el elemento de la ciencia que es :;su mismo concepto puro, ha de trabajar a lo largo _de .......un dilatado caminos 11. Lo cual no es, en modo alguno.algo figurado: si el espritu ha de ser real, antes ha deserlo su trabajo. Mas el etrabe]o del concepto. hegelianono es un laxo eufemismo de la actividad del sa-II Hegel, WW 2, pg. 30 red. alto pg. 26; v, cest., p. 21].

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    bio: Hegel pinta siempre a la vez sta, en cuanto 610sofa-y no gratuitamente-, como eccntemptadora:pues aquello en 10 que trabaja el filsofo no ser propiamentesino en otorgar la palabra a lo activo en lacosa misma. a lo que, en cuanto trabajo social, tieneforma objetiva frente a los hombres y, sin embargo,sigue siendo trabajo de ellos: ..El movimiento por elque la conciencia inesencial trata de alcanzar este seruna-leemos en un pasaje posterior de la Fenamenologiar-es a su vez triple, de acuerdo con las triplesrelaciones que habr de sostener con su ms all configurado:primeramente como conciencia pura, despuscomo esencia singular que guarda relaciones de ape ten

    cia y trabajo para con la realidad, y, en tercer lugar,corno conciencia de su ser para sfa u,

    La interpretacin de Hegel ha insistido con raznen que cada uno de los movimientos principales que ensu filosofa se distinguen entre s seria, a la vez, el todo;mas esto vale tambin, ciertamente, para el conceptode trabajo como relaciones con la realidad, ya que so

    tas, en cuanto dialctica del sujeto-objeto. son. en suma,dialctica. En cuanto a la vinculacin de los conceptosde apetencia y de trabajo, tan central, desliga a esteltimo de la mera analoga con la abstracta actividaddel espritu abstracto; pues, en su sentido ntegro, eltrabajo est vinculado en acto a la apetencia. a la queniega una vez ms: satisface las necesidades de loshombres a todos los niveles, los auxilia en su desam

    paro, Jes reproduce la vida y les inspira resignacinpara ello. Incluso en su forma intelectual, el trabajosigue siendo un brazo que se ha alargado para aportar

    subsistencias, el principio de dominio de la naturaleza,si bien independizado y luego distanciado de si mismo

    11Hegel, WW 2, pg. 171 [ed. crt., pg. 162; v. cast., pg. 131].

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    (desde luego. a sabiendas). Pero el idealismo yerra altrocar la totalidad del trabajo en su ser en s, al sublimarsu principio en metastco, en actus purus del espritu,y al transfigurar tendencialmente lo creado encada caso por los hombres, eso perecedero y limitadojuntamente con el trabajo mismo (que es su pena), en

    algo eterno y justo. Si nos estuviese permitido especularsobre la especulacin hegeliana, podramos conjeturarque en la dilatacin del espritu a totalidad seencuentra, cabeza abajo, el conocimiento de que el esprituno es ningn principio aislado, ninguna sustanciaeutosucente, sino un momento del trabajo social,el que est separado del corporal. Mas el trabajo COl'poral se ve remitido, necesariamente. a lo que l mismono es. a la naturaleza, sin cuyo concepto es tan imposibleformar una nocin del trabajo (y, en ltimo trmino,

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    de su forma reflexiva. el espritu) como lo esformarlo de ella sin ste: ambos encuentran a una ladiferencia y la . m~~~~in-mutua. La critica-de Marxal "Programa de Gotha" mienta tanto ms exactamentecierta situacin real profundamente hundida en la filoseahegeliana cuanto que no pretenda ser UDa po

    lmica contra Hegel; todo ello gira en torno de la celebradasentencia segn la cual ..el trabajo es la fuentede toda riqueza y de toda cultura, a la cual oponeMarx lo siguiente: _El trabajo no es la fuente de todariqueza: la naturaleza no es menor fuente de valoresde uso (en los que consiste, ciertamente, la riqueza fctica)que el trabajo, el cual. por su parte, es una fuerzade la naturaleza, la fuerza humana de trabajo. Tal frasese encuentra en todas las cartillas infantiles, y tienerazn en la medida en que se sobreentienda que el trabajoavanza con los objetos y medios correspondientes;pero un programa socialista no ha de permitir semejanteslocuciones burguesas, por no hablar de las con

    [,

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    diciones nicamente bajo las cuales tienen sentido; yen tanto el hombre desde un principio se comportecomo dueo para con la naturaleza, la fuente primerade todos los medios y ob jetos de trabajo, la trate comoperteneciente a s, su trabajo ser fuente de valores deuso y, por consiguiente. de riqueza. Los burgueses tienenexcelentes razones para atribuir a su gusto al trabajouna fuerza creadora sobrenatural; pues justamentedel condicionamiento del trabajo por la naturalezase sigue que el ser humano que no posea ninguna otrapropiedad ms que su fuerza de trabajo tiene que ser,en todas las circunstancias sociales y culturales, esclavode los dems hombres, los que se hayan hecho propie-tariosde las condiciones objetivas de trabajo. lJ. De

    ah que Hegel no pueda a ningn precio asentir a laseparacin entre el trabajo corporal y el intelectual, yque no descifre el espritu como aspecto aislado deltrabajo, sino que, voltilmente, a la inversa, tenga aste por un momento del espritu, eligiendo en ciertomodo como mxima la figura retrica P'!..rs pro toto.Mas cuando seJ o desprende de lo que no es idntico al mismo. el trabajo se vuelve ideologa; y los que dsponen

    del trabajo de los dems le atribuyen una dignidaden s, la absolutez y originariedad aludidas, justamenteporque es slo algo para otros: la metaflsicadel trabajo y la apropiacin del trabajo ajeno son complementarias.Estas relaciones sociales dictan la falaciaa Hegel, el enmascaramiento del sujeto como sujetoobjeto,el renegar __ dejo no idntico en lo total, por

    -"

    ---~-l

    Karl Man:: ..Kritik des Gothaer Programmse, en KarlMan: und Friedrich Enels: Ausgewahlte Schrilten, Stuttgart,1953, 11 [al comienzo de la ..Critica del programa..,-], pg. 11[verso cast., ..Crtica dcl prollrama de Gctha, en K. Marx y

    F. Engels : Obras escosidCls en dos tomos, Mosc, Ed. en Lenguas Bxtr., s. a., t. I1, pg. 10].42

    mucho que en la reflexin de cada juicio particular encuentrensu merecido.

    Descontando el capitulo sobre el seor y el esclavo,

    es asombroso que la esencia del espritu productivohegeliano salte a la vista con la mayor fuerza en la doctrinade la Fenom enologa del espritu acerca de elareligin natural, en cuyo tercer escaln adquiere porprimera vez lo espiritual un contenido religioso comoproducto del trabajo humanoe u: .EI espiritu se manifiestaaqu, pues, como el artesano y su obrar, median

    te el cual se produce a s mismo como objeto; pero no

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    ha captado an su pensamiento. es un trabajar instintivo.como las abejas construyen las celdas.. . Los cristalesde las pirmides y los obeliscos... son los trabajosde este artesano de la forma rigurosa. 15. Puesto queHegel no contrapone simplemente la idolatra a la religin,a modo de estadio tosco o degenerado, sino quelo define como momento necesario de la formacin delespritu religioso y, por ello (en el sentido de la dialcticadel sujeto-objeto de la Fenom enologa), del contenidoreligioso en si y. en ltimo trmino. de lo absoluto,el trabajo humano queda asumido, en su formamaterial csica, en las determinaciones esenciales delespiritu en cuanto absoluto. Bastaba slo algo de muY

    poca m onte-ca rememoracin del momento naturaldel trabajo, a la vez resultado de mediacin y, sin embargo,indisoluble-para que la dialctica hegeliana sehubiese llamado a s misma por su nombre.

    Aun cuando. con la separacin entre el t rabajo corporaly el intelectual, ste, el ms leve de los dos, sereserva los privilegios (pese a todas las aseveracionesen contrario), en el proceso intelectual. en esa imagen

    "Cf. Kroner," op. cit., 11, pgs. 404-5." Hegel, WW 2, pg. 531 red. crtt., pg. 486; v. cast., pg. 405].

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    recurriendo a algo positivamente trascendente, del gneroque sea.

    El espritu no ha llevado a cabo semejante cosa. Essabido que ~U:9~.;:.!=Pl---de,..sist~I)2h_en su vigorosa versinhegeliana (que, ciertamente, no corresponde al conceptode sistema deductivo de las ciencias positivas),se ha de e~!~I!.C:!~~_g.rgnicarn.~_nte,como un crecer y_haber.crecido uno dentro de otro todos los momentosparci.al~s.

    _~eun todo, por virtud de ste; en el que cadauno de_~!!~s_e encontrara y.~nsJ!o. Tal concepto desistema implica una identidad de sujeto y objeto desplegadahasta encerrar todo en s, hasta lo absoluto;y la verdad del sistema choca con semejante identidad.

    (Ahora bien: sta, la -reconciliacin.perfecta a travs delespritu en medio de un mundo real de antagonismos,es una mera aseveracin, y la anticipacin filosfica dela reconciliacin atenta contra la reconciliacin real,pues aparta lo que la contradiga, sea esto lo que sea,como algo propio de la existencia corrompida e indignode la filosofa. Pero un sistema sin lagunas y una reconciliacinllevada a cabo en su perfeccin no son lo mismo,sino, incluso, lo contrario: la unidad del sistemaJproviene de un podero no rcconcadoz As, el mundoque el sistema hegeliano haba concebido se ha acreditadocomo sistema, en sentido lit~~al,,