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ADVIENTO 2017 – CICLO B

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA – ZARAGOZA Sacerdotes Operarios Diocesanos

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LA ESCALERA DEL ADVIENTO



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1. ¡Hola! Como viene siendo costumbre en la Parroquia de la Almudena de Zaragoza, los tiempos litúrgicos, además de ser una oportunidad comunitaria para celebrar la historia de la Salvación hecha por Cristo, queremos también que sea un momento concreto para desarrollar acciones de culto en las que manifestamos nuestro seguimiento a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia. Por tanto, aprovechamos los tiempos fuertes del Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua para embellecer nuestra liturgia con signos sensibles y eficaces de tal forma que nos lleva a comprometernos por la transformación de nuestra vida (conversión intrapersonal) y para que se realice el Reino de Dios entre nosotros (conversión interpersonal). Así, cada una de nuestras celebraciones litúrgicas en nuestra Parroquia nos invitan: a) a recordar los acontecimientos más importantes de la vida de Cristo; b) hacer presente a Cristo, para sentir su gracia y ayuda espiritual cada vez que juntos celebramos como Iglesia; c) y vivir de forma profética y llenos de esperanza pues lo que hacemos aquí en la tierra un día lo celebraremos en el cielo. Esta forma de profundizar en el misterio de la salvación desarrollando los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo y la celebración de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año, nos invita a que en cada tiempo litúrgico propongamos el desarrollo de una propuesta pedagógica para entender, comprender y vivir mejor el sentido cristiano de lo que celebramos en la Parroquia.

1. El Adviento El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo. Es recordar a Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final de los tiempos. Es un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con Cristo y esperarlo con alegría. Es preparar el camino hacia la Navidad. Este tiempo litúrgico es el más indicado para hablar de ESPERANZA.

2. Este Adviento 2017



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En nuestra Parroquia de la Almudena de Zaragoza seguimos creyendo y estamos esperanzados en que la educación en la fe, que desarrollamos por medio de la catequesis con niños, adolescentes y jóvenes, es la base de la transformación de la sociedad y de nuestra Iglesia, por ello debemos primero enseñar a mirar, a reflexionar y actuar desde la fe, con el convencimiento y la convicción de que todo gran cambio se origina con pequeños cambios (Mt 13, 31‐33). En esto consiste el Reino de Dios, pues de los comienzos insignificantes siempre existe un final desbordante. En aquel tiempo, la presencia del reino era algo germinal, una realidad incipiente, pero con la venida de Cristo entre nosotros ha posibilitado que su fuerza transformadora ya esté dentro de la historia, nuestra historia, de forma irreversible. Y nuestra comunidad está llamada a continuar con este crecimiento imparable de la acción de Dios. ¡Dios se ha encarnado entre nosotros, con nosotros, por nosotros, para nosotros!

3. Pero, ¿cómo entender el Adviento?1 Con el mes de noviembre hemos terminado el Año Litúrgico. Esto no es fácil de entender para los niños y muchos adultos de nuestros grupos y catequesis parroquial. Nuestras referencias son, casi siempre: el «curso escolar 2017‐2018» y el «año civil 2018» que estrenaremos en breve. La catequesis necesita hacer un esfuerzo en presentar cómo se teje el Año Litúrgico.

1 CECILIA, Fernando. Entender el Adviento. Revista Catequistas (Madrid, noviembre 2017) Número263



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3.1. Todo comienza por la Pascua. El corazón del Año Litúrgico es la Pascua. Todo se construye a partir del hecho central del cristianismo: la pasión, muerte, resurrección, ascensión y envío del Espíritu. 3.2. El tiempo de Adviento y de Navidad. Después del tiempo Pascual (con su preámbulo que es la Cuaresma), la parte del Año Litúrgico más importante es el Adviento‐Navidad. Por decirlo de alguna manera: son dos en uno. Una realidad en dos tiempos. Lo más importante es la Navidad, que está precedida del Adviento. Lo importante, para ser bien celebrado y vivido, se prepara. La experiencia de preparar los grandes acontecimientos familiares y demás sí que pertenece a la vida de los niños, por ejemplo, «preparar un examen». 3.3. El Adviento tiene sentido desde la Navidad. Lo importante es lo que celebramos en Navidad. El Adviento no es más importante que la Navidad.

Como en Navidad celebramos que Dios acampó entre nosotros, el Adviento consistirá en suscitar las actitudes oportunas para recibir y reconocer a Dios acampado entre nosotros. Hay maneras de hablar del Adviento que no tienen en cuenta la Navidad; eso no es correcto. 3.4. Cómo nos preparamos a la Navidad.

a) Nos preparamos con un tiempo de cuatro domingos previos a la fecha del 25 de diciembre. Tener tiempo y darnos tiempo de preparación es im‐portante «para que no nos pille el toro», para profundizar con paz y reavivar en nosotros «actitudes» de acogida del Don que Dios nos hace al encarnarse su Hijo entre nosotros.

b) No nos inventamos nosotros cómo prepararnos. Es el mismo Dios quien nos lo indica a través de las lecturas bíblicas elegidas para las misas de los domingos y de los días ordinarios de la semana. O, dicho de otra manera, preparamos la Navidad durante el tiempo de Adviento a través de la meditación y oración con la Palabra de Dios. Esto es lo esencial. Y este año lo haremos con las lecturas del Evangelio según san Marcos (Ciclo B)



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3.5. El 8 de diciembre. En medio del Adviento, la liturgia sitúa, el día 8 de diciembre, la fiesta de la Inmaculada. No es una casualidad. Está puesta «aposta». Llamados a encontrar a Dios, muchas veces nos apartamos de él siguiendo «nuestros caprichos». Optamos por lo nuestro y no por lo de Dios. La fiesta de la Inmaculada nos hace caer en la cuenca de esta «cosilla» que llevamos dentro: una «tendencia» a hacer lo que queremos al margen de Dios. Y, de pronto, nos encontramos con María, la llena de gracia, «la sin pecado», la totalmente volcada hacia Dios. María se presenta ante el pueblo cristiano como luz, como modelo de creyentes, de persona abierta del todo a Dios, como un ejemplo que podemos seguir para acoger y descubrir a Dios en nuestra existencia. Mirándola, haremos mejor Navidad.

4. Nuestra propuesta para este Adviento en la Parroquia Para vivir este tiempo de Adviento hemos pensado usar el simbolismo de una escalera. Será nuestra “Escalera del Adviento”.

4.1. ¿Qué es una escalera? Una escalera es una construcción o estructura (de madera, hierro, metal, cuerdas, etc.). Está formada por un conjunto de escalones o peldaños que sirve para subir y bajar los pisos de un edificio, por ejemplo, o para poner en comunicación dos superficies que están a distinto nivel.

4.2. ¿Cuántos tipos de escaleras hay? Sin duda que una escalera es un instrumento tan común que hasta puede pasar desapercibido, pero son muchas las personas que la utilizan a diario y por diferentes motivos, de ahí que encontremos varios tipos de escaleras; por ejemplo:

escalera de caracol: de forma espiral, seguida y sin ningún descanso;

escalera de color: en algunos juegos de naipes es una escalera formada por cartas del mismo palo;



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escalera de desahogo, o escalera secundaria

escalera de escapulario: sobre todo utilizada en la minería, es un tipo de escalera de mano que se cuelga pegada a la pared de los pozos;

escalera de espárrago: formada por un madero atravesado por estacas pequeñas salientes;

escalera de incendios o de emergencias: siempre suele ser metálica destinada a facilitar la salida de un edificio o la entrada en el caso de incendio o por algún tipo de emergencia

escalera de mano: aparato portátil, por lo común de madera, compuesto de dos largueros en que están encajados transversalmente y a igual distancia unos travesaños que sirven de escalones

escalera de servicio; es una escalera que tienen algunos edificios para el acceso del personal de servicio y de proveedores

escalera de tijera: o escalera doble compuesta de dos escaleras unidas con brisaras por la parte superior.

escalera falsa: que da paso a los sobrados y a las habitaciones interiores o secretas de una casa

escalera mecánica: dotada de automoción y cuyos peldaños, enlazados unos con otros, se deslizan ascendente o descendentemente

escalera real: o escalera noble y principal de un edificio importante.

5. Una escalera más… Nuestra “Escalera del Adviento” En nuestras manos está que renazca la esperanza en este tiempo de Adviento, en nuestras manos hacer un buen uso de nuestra “Escalera del Adviento”, utilizándola para hacer que el Señor llegue hasta nosotros y nosotros lleguemos a donde Él está. En nuestras manos está querer que así sea. ASCENDIENTES. ‐ Por ello, durante los cuatro domingos de Adviento que preceden el nacimiento de Jesús, subiremos aquellos peldaños que nos ayuden a reflexionar sobre actitudes relacionadas con los evangelios de cada domingo



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y que nos invitan a cambiar, a aspirar alto, a querer crecer y a alcanzar lo más valioso de todo aquello que es esperanzador, acogedor y bueno. Queremos ser los amigos ascendientes de Dios, llegar hasta Él. DESCENDIENTES. ‐ También, los peldaños de nuestra escalera nos mostrarán a un Dios descendente, empeñado en bajar a buscarnos, calladamente, a ser uno como nosotros y desde nuestra tierra, nuestra historia, nuestra casa y Parroquia quiere auparnos con la autoridad de su Palabra y con la majestad de sus obras. Jesús es nuestra estrella y queremos que nos lleve a Dios, a lo más alto. SÍNTESIS. ‐ Nuestra “Escalera del Adviento” permitirá que nos pongamos en comunicación Dios y nosotros. Aparentemente y por el pecado estábamos a distinto nivel pero que, con la Encarnación de Jesús, Dios sea hace uno de nosotros, está en nosotros y viene para conducirnos a su cielo.

6. ¿Cómo lo haremos?

6.1. Calendarios de Adviento CALENDARIO PARA INFANCIA. ‐ Son un buen recurso para invitar a nuestros chavales de Comunión y Post‐Comunión a iniciar este camino del Adviento en donde resuenan las palabras como “esperanza”, “vigilad”, “disponer vuestro corazón” Se trata de hacer un recorrido diario donde iremos subiendo y bajando por cada uno de los días del Adviento en donde aparecen sugerencias a realizar y que nos muestran la importancia de nuestra vida cristiana.



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CALENDARIO PARA ADOLESCENTES Y JÓVENES. ‐ El Papa Francisco nos habla de la importancia de nuestra forma de ser y hacer como cristianos como algo necesario para la sociedad de hoy. “Salir de nuestros lugares de confort, no ser jóvenes de sofá”, nos dijo en la última Jornada Mundial de la Juventud. Iniciamos este Adviento entregando este calendario a los adolescentes y jóvenes de nuestra catequesis de confirmación y grupo juvenil. Es una forma de entender y a contemplar a nuestro Dios que decide “bajarse” hasta nosotros, hasta el sufrimiento de todas las personas. ¿Seremos nosotros capaces de hacer lo mismo? Cada uno de los días de este calendario aparecen unos imperativos que nos exigen confianza y obediencia a Jesús para que nuestro compromiso por hacer esas sugerencias nos ayude a cambiar y cambiar lo que nos rodea.



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6.2. Eucaristía El tiempo de Adviento es, sin duda, una catequesis cristiana de la esperanza, como hemos visto en el punto 3. Pero ante todo es un tiempo litúrgico. Y cada año estamos invitados a celebrar con intensidad este tiempo en donde necesitamos aprender a esperar al Señor, prepararnos y contemplar el Misterio de la Encarnación. En la Eucaristía de cada domingo iremos gradualmente encendiendo las velas de nuestra “Escalera de Adviento”, peldaño a peldaño, para dejar iluminarnos por la Palabra de Dios y aprender a actuar como Jesús actuó (Misterio de la Encarnación) A la vez, propondremos las actitudes y comportamientos de los personajes del Adviento para poder vivirlos y hacerlos realidad.

La Palabra Descendiente Nuestra Vida Ascendiente

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

Al comenzar este caminar de Adviento ponemos nuestra confianza en Dios que nos habla y nos alienta a estar atentos, a velar. Más atentos a su Palabra que a los anuncios comerciales con los que nos van a bombardear (Mc 13, 33‐37)

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

Es el domingo de oír la voz de los profetas que en nombre de Dios nos llaman a salir del destierro y caminar a la tierra de fraternidad, de conversión, de “ponernos manos a la obra” (Mc 1, 1‐8)



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TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

El que nos ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas y así podremos experimentar la verdadera alegría (Jn 1, 6‐8.19‐28)

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

A Dios no le gusta estar encerrado en un templo. Desciende y se instala en el vientre de María para llegar a todas las criaturas, a Isabel, a Juan, y a nosotros para que lo acojamos y nos pueda acompañar. Quiere llegar, a través de nosotros, a todas las personas (Lc 1, 26‐38)

DOMINGOS: Tanto en las misas dominicales (10:30, 11:30 y 19:00) como en la vespertina de los sábados (19:00), seguir la propuesta de bendición y encendido de las velas de la corona que se propone en este guion.

RITO BENDICIÓN Y ENCENDIDO DE LA CORONA

1. En el primer domingo de Adviento: BENDICIÓN DE LA CORONA

Al principio de nuestra celebración y tras el saludo inicial del Sacerdote, haremos el rito de la bendición de la Corona de Adviento como signo de nuestra escalonada espera del nacimiento del Hijo de Dios. Este Rito sustituye al acto penitencial. Utilizaremos la siguiente fórmula:

Bendición comunitaria de la Corona de Adviento durante la Misa:

SACERDOTE: Al comenzar este nuevo Año Litúrgico, vamos a bendecir, como comunidad cristiana, esta CORONA con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la LUZ DEL MUNDO. Su color



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verde significa la vida, nuestra vida de la gracia, y la esperanza de ser mejores y unirnos más como comunidad.

UN LECTOR: Hermanos ¡Llama el Señor! ¡El Señor nos llama en medio del desierto! A recuperar la alegría de la fe. Viene a nuestro encuentro, en cada circunstancia, para llenarnos de valor y de entereza, de audacia y de esperanza. ¿Seremos capaces de levantar la mirada de nuestra existencia para dejarnos guiar y llevar por Él? ¡Vino, viene y vendrá el Señor! Para infundirnos ánimo y e iluminar tantas oscuridades que nos rodean. ¡Necesitamos salvación! ¡Necesitamos a Jesucristo! ¡Bienvenido sea el adviento, tiempo de esperanza y días que nos adentran en los caminos de Dios!

Vamos a bendecir la Corona de Adviento. Su color verde nos habla de la esperanza, de la vida que hemos de tener todos los creyentes que anhelamos la llegada del Salvador. Las velas, que en cada domingo iremos encendiendo, simbolizan la luz de Cristo que viene a nuestro encuentro y que se imponen sobre la oscuridad del mundo.

SACERDOTE: La tierra, Señor, se alegra estos días y tu Iglesia desborda

de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa,

para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del

dolor, de la indolencia y del pecado. Llenos de esperanza por su

venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos y la ha

adornado con cirios que ahora bendecimos (+) con el poder de tu

gracia. Así, al iniciar hoy el tiempo de preparación para la venida de

tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el

esplendor de esta corona con nuevas luces, nos ilumines a nosotros

con el esplendor de Aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará

todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.

Mientras el Sacerdote rocía la corona con agua bendita y enciende el primero de los cuatro cirios, el coro entona un canto apropiado de este tiempo de Adviento. Continua esta primera parte de la Misa con la oración colecta.

2. A partir del segundo domingo de Adviento: ENCENDIDO DE LA CORONA

Al principio de nuestra celebración y tras el saludo inicial del Sacerdote, haremos el encendido de la Corona de Adviento previo al momento del acto penitencial. Utilizaremos la siguiente fórmula:



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II DOMINGO DE ADVIENTO

LECTOR 1: Ahora encenderemos el segundo cirio de nuestra corona de Adviento en nuestro camino hacia la Navidad. Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel y los pobres del mundo anhelan la liberación. Nosotros, como símbolo de la nueva justicia que trae el Reino de Dios, encendemos esta vela. Que cada uno de nosotros, Señor, sea luz para iluminar la venida del Salvador. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

SACERDOTE: Ven, Señor Jesús, y visítanos hoy con la novedad de tu perdón y de tu paz, de tal forma que, al encender la lámpara de esta corona, nos dejemos transformar por tu luz admirable y te busquemos a ti, Oh Cristo, al que esperamos y necesitamos de ejemplo y ayuda.

Mientras el Sacerdote enciende la segunda de las cuatro velas de la Corona, el coro entona un canto apropiado de este tiempo de Adviento. Continua esta primera parte de la Misa con el acto penitencial.

Así el resto de domingos de Adviento.

III DOMINGO DE ADVIENTO

LECTOR 1: Ahora encenderemos el tercer cirio de la corona de Adviento en nuestro camino hacia la Navidad. Se anuncia la buena noticia: el Señor llega. Preparad los caminos, porque ya se acerca. Sintamos la alegría de la cercanía de nuestro Dios para hacer de nuestra espera un camino lleno de esperanza e ilusión. Cuando encendemos esta tercera vela, cada uno de nosotros quiere ser luz que refleje a la antorcha de la mañana. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

SACERDOTE: Ven, Señor Jesús, y visítanos hoy con la luz de este cirio que quiere ser luz en medio de tanta oscuridad. Que esta llama sea para nosotros el anuncio alegre y gozoso de quien, en su espera, ve ya cercana la llegada de la Navidad, el perdón de los pecados y la esperanza de estar un día contigo en la vida eterna.

IV DOMINGO DE ADVIENTO

LECTOR 1: Ahora encenderemos el cuarto cirio de la corona de Adviento en nuestro camino hacia la Navidad. Al completar el encendido de estas cuatro velas, en este último domingo, pensamos en ella, la Virgen, tu Madre y nuestra madre.



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Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. También en José a quien en sueños se le confirmó cómo las promesas de Dios han llegado a su plenitud. Hoy nosotros queremos entregarnos así: en la fe y la confianza fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, a salvarnos!

SACERDOTE: Ven, Señor Jesús, y visítanos hoy con la luz de esta cuarta vela de nuestra corona para que así veamos con mayor claridad la llegada de tu salvación. No hay motivo para la tristeza, está cerca la Navidad. Ayúdanos a creer en ti, como María creyó, como José confió.

MISA FAMILIAS 12:30h DOMINGOS: Cada domingo prenderemos la vela de la “Escalera del Adviento” al final de la homilía del sacerdote. Seguidamente proclamaremos el Credo bajo esa idea (según escribe san Pablo a los Filipenses) de que Jesús no se aferró al hecho de ser igual a Dios, sino que renunció a lo que le era propio y tomó naturaleza de siervo DESCENDIENTE. Las velas de la “Escalera del Adviento” las pondremos en el lado derecho. Mientras encendemos la vela cantaremos: “Mi estrella eres Tú, quiero que me lleves a Dios; mi estrella eres tú, quiero que me lleves a Dios” Después, en las ofrendas presentaremos nuestra actitud ASCENDIENTE por medio de un cartel que nos invita a tomar una actitud para este Adviento: El IV Domingo de Adviento, además de ofrecer el cartel presentaremos la cuna del Niño Jesús que pondremos justo en la mitad de la “Escalera” que a su vez hará las veces de portal del nacimiento. Los textos que utilizaremos estarán tomados de los guiones litúrgicos de adviento y Navidad ´2017‐2018 de Cáritas.



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6.3. Celebración de la Penitencia En este camino del Adviento nos daremos la oportunidad de celebrar sacramentalmente el perdón y la penitencia; esto es, tomar conciencia de los obstáculos y dificultades personales y sociales que impiden que Jesús venga a nuestra vida y a nuestra sociedad. Vamos a recibir con gozo la fuerza del perdón para hacer desaparecer esos obstáculos y preparar nuestro interior para que suceda la venida del Señor Los textos que utilizaremos / adaptaremos para la Celebración Penitencial estarán tomados de los guiones litúrgicos de adviento y Navidad ´2017‐2018 de Cáritas (página 73 a 80)

En Dios pongo mi esperanza y confío en su palabra Cristo trae: ‐ALEGRÍA a todos los que la han perdido y están tristes. ‐LUZ a todos los que viven en la oscuridad. ‐AMOR a quienes viven pobres y no tienen quién les ayude. Él viene como SALVACIÓN para todos. ¿Te dice algo todo esto? ¿Sientes dentro de ti la necesidad de gritar, con todas tus fuerzas “Ven Señor”? VEN SEÑOR, JESÚS, para que Dios ocupe un lugar importante en tu vida cristiana VEN SEÑOR, JESÚS, para que nos regale su luz, salvación y justicia VEN SEÑOR, JESÚS, para que no nos endiose el dinero, la comodidad, el consumismo, la pereza… en esta Navidad VEN SEÑOR, JESÚS, para no haya en el mundo más marginados, víctimas de la guerra, estructuras injustas de poder, niños tristes… El Señor está cerca… Él viene… ya está ahí… Pero sólo para quienes lo esperan ansiosamente. Sólo para quienes lo quieren acoger. Amén.

Señor, enséñame tus caminos (Sal 24)

A ti, Señor, levanto mi alma. No te pido que me escuches, porque todo está abierto a tu presencia, porque tienes tu oído pegado a mi corazón y oyes el flujo de mi vida y escuchas hasta mis silencios. Sólo pido que yo sepa escucharte. Actualizarte en mi vida.



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No te pido que me enseñes tus caminos, porque ya los has enseñado maravillosamente. Tus caminos están abiertos ante mí y están perfectamente señalizados. Sólo te pido que mis pasos no se desvíen ni un milímetro de tus caminos. Ayúdame a recorrer los caminos que me has enseñado, el Camino que me has regalado. No es camino de estrellas, ni de leyes, ni de libros, es un camino de carne. Es un camino cimentado en el amor, asfaltado por la misericordia, señalizado por el servicio y la entrega. Tu Camino es el Hijo del amor y la misericordia. Tu Camino son los hijos necesitados del amor y la misericordia. Que yo sepa andar por tus caminos, despacito y vigilante, para no dejar pasar ninguna de sus señales, para llenarme y derramarme en amor y misericordia.

7. La “Escalera del Adviento” para otros grupos de la Parroquia En diciembre 2010, la religiosa y especialista en Sagrada Escritura Dolores Aleixandre2, pensó un texto mientras contemplaba cómo la cápsula Fénix se deslizaba hasta las entrañas de la tierra para rescatar a los 33 mineros chilenos que habían quedado atrapados en la mina. ¡Qué parábola más hermosa para entender un poco mejor lo que celebramos en Navidad!

EL DESCENDIENTE El tema del ascenso/descenso es d eterminan te para entender este mu ndo de feria en que vivimos, subiendo o bajando como caballitos de tiovivo: sube el Tea Party, baja Obama; sube Tomás, baja Trini, vuelve a

2 ALEIXANDRE, D. El Descendente, Alandar (diciembre 2010)



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subir Trini; suben los dividendos de los bancos, bajan las pensiones; suben los parados, la factura de la luz y la previsión de gastos de la JMJ; bajan las partidas para proyectos de desarrollo y las posibilidades de papeles para inmigrantes. Y en medio de este sube y baja y con tanta gente empujando y dando pisotones con tal de ascender, alguien calladamente decide bajar y señala como dirección de su GPS vital: «lugares de abajo». Censado en lugares tan poco emergentes como Belén o Nazaret, conociendo de primera mano lo que es vivir «abajo» y «fuera», incardinado entre aquellos que ni en tonces ni ahora tienen sitio en las posadas del mu ndo, encabezando su lista de contactos con los nombres de unos curri t os que cui daban oveja s por cuenta ajen a; col ando de paso j u n to a ellos a todos los que siguen yen do por la v ida sin currículo, sin m áster y sin Erasmus, porque a los 16 años ya estaban subidos a u na patera o fregando portales. Empeñado de mayor en bajar a buscar a la gente más hundid, en hacer saltar por los aires las sentencias que los aplastaban («está leproso», «es u na pecadora», «es ciego de nacimiento», «está m u e r t a », « ya h u e l e mal» ...), para auparlos hacia la vida con la autoridad de su palabra: «queda limpio», «Vete en paz», « recobra la vista», «está dormida», «¡sal afuera!». Estamos avisados: una de las consecuencias de asomarnos a ver al Niño Jesús, tan tierno y calladito en su pesebre, es que la visita puede dejarnos irremediablemente registrados en el colectivo de «Afectados por el Descendente» y sin más manual de instrucciones para el descenso que su Evangelio. Si nos animamos a seguir paso a paso sus indicaciones, podríamos empezar por nosotros mismos y arriesgarnos a bajar al agujero negro de nuestros errores, fracasos y fangos varios: nos llevaremos la sorpresa de descubrir que Otro los ha visitado antes que nosotros y los ha iluminado con su presencia. Y ya que estamos por esos bajos fondos, podemos aprovechar para desalojar al yo «trepa/okupa» que se esconce en nuestro sótano con su lista de pretensiones. Es increíble la cantidad de espacio que libera cuando se retira y la de nombres que empiezan a cabernos dentro, aparte del alivio de bajarnos del escalón del personaje y ser sencillamente lo que de verdad somos. Paso segundo: negarnos a calificar una situación de definitivamente bloqueada, una herida de incurable o una brecha de irremediable, porque estaríamos entonces negando al Descendente su poder de sanar y transfigurar cualquier realidad.



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Paso tercero: habitantes de una superficie en la que solo se valora a los que ascienden y que se ha hecho experta en ignorar y ocultar los «lugares de abajo», discurrir en qué «Fénix» podemos montarnos para bajar al encuentro de los sepultados por tanto derrumbamiento. No bajamos solos: delante de nosotros va el Experto en rescates, el que descendió a los infiernos, el Primer nacido de entre los muertos. En él, el Eterno, ha entrado en el tiempo, el Inmenso se ha hecho pequeño, el Altísimo se ha abajado, el Silencioso se ha vuelto Palabra. No será difícil encontrarle: según sales de Belén, dejas atrás la posada, sigues en dirección Sur, llegas a un descampado donde suele haber rebaños y pastores y cerca hay una cueva donde se guardan animales en invierno. Al entrar, encontrarás un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre. No tiene pérdida. Iniciamos nuestro Adviento teniendo presente esta escalera que nos trae a la memoria y nos invita a contemplar a nuestro Dios, que decide “bajarse” hasta nosotros, hasta el mismo sufrimiento humano. Nosotros, ¿con qué actitud “descendiente” me propongo iniciar este camino del Adviento?, ¿sería capaz de hacer lo mismo?, ¿este Adviento me suena a “otro año más?, ¿vivo con ilusión este tiempo de la Iglesia para ser más solidario con mis hermanos? ■

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