82
Poder Judicial de la Nación USO OFICIAL ///SISTENCIA, a los siete días del mes de mayo del año dos mil trece.- Y VISTO El expediente registro de Cámara 51.350 caratulado: “Legajo de Apelación Interlocutorio N° 54/12 en auto s caratulados ‘Mazzoni Roberto Domingo y otros s/ Asociación Ilícita - Expte. N° 08/12 ’” que en grado de apelación proviene del Juzgado Federal de esta Ciudad de Resistencia; del cual RESULTA 1.- Que vienen estos autos a conocimiento del Tribunal, en virtud de los recursos de apelación deducidos oportunamente por las defensas técnicas de los encausados (fs. 964/968 y 970 y vta. del presente legajo de copias) contra el auto interlocutorio N° 54 de fecha 9 de octubre de 2012, dictado a fs. 850/919 de lGos autos principales por el a quo, mediante el cual se dispone dictar auto de procesamiento con prisión preventiva respecto de Roberto Domingo Mazzoni, al encontrarlo probable coautor del delito de Asociación Ilícita, previsto y reprimido en el art. 210 del Código Penal según ley 20.642, en concurso real (art. 55 del Código Penal) con el delito de Privación Ilegítima de la Libertad –cometida por funcionario público doblemente agravada por el empleo de violencia y por su duración mayor a un mes (art. 144 bis, inciso 1º, último párrafo, del Código Penal agregado por ley 14.616 con la modificación introducida por ley 21.338 en función del art. 142, incisos 1º y 5º del código de fondo según ley 21.338), en cinco (5) hechos concursados en forma real entre sí, de los que resultaron víctimas Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, Hugo Ramón Barúa, María Gregoria Pérez y Eugenio Domínguez Silva–, y con el delito de Imposición de Tormentos –físico y psíquico– agravados por ser las víctimas perseguidos políticos (art. 144 ter, segundo párrafo del Código Penal, agregado según ley 14.616), en cuatro (4) hechos concursados en forma real entre sí, en perjuicio de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pérez y Eugenio Domínguez Silva. Asimismo, en el resolutorio en crisis, el a quo dicta auto de procesamiento con prisión preventiva respecto de Luis Ángel Córdoba, al encontrarlo probable coautor del delito de Asociación Ilícita,

Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

  • Upload
    lamliem

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

///SISTENCIA, a los siete días del mes de mayo del año dos

mil trece.-

Y VISTO

El expediente registro de Cámara N° 51.350

caratulado: “Legajo de Apelación Interlocutorio N° 54/12 en auto s

caratulados ‘Mazzoni Roberto Domingo y otros s/ Aso ciación Ilícita -

Expte. N° 08/12 ’” que en grado de apelación proviene del Juzgado

Federal de esta Ciudad de Resistencia; del cual

RESULTA

1.- Que vienen estos autos a conocimiento del Tribunal,

en virtud de los recursos de apelación deducidos oportunamente por las

defensas técnicas de los encausados (fs. 964/968 y 970 y vta. del

presente legajo de copias) contra el auto interlocutorio N° 54 de fecha 9

de octubre de 2012, dictado a fs. 850/919 de lGos autos principales por el

a quo, mediante el cual se dispone dictar auto de procesamiento con

prisión preventiva respecto de Roberto Domingo Mazzoni , al

encontrarlo probable coautor del delito de Asociación Ilícita , previsto y

reprimido en el art. 210 del Código Penal según ley 20.642, en concurso

real (art. 55 del Código Penal) con el delito de Privación Ilegítima de la

Libertad –cometida por funcionario público doblemente agravada por el

empleo de violencia y por su duración mayor a un mes (art. 144 bis, inciso

1º, último párrafo, del Código Penal agregado por ley 14.616 con la

modificación introducida por ley 21.338 en función del art. 142, incisos 1º

y 5º del código de fondo según ley 21.338), en cinco (5) hechos

concursados en forma real entre sí, de los que resultaron víctimas Aníbal

Ponti, Mirta Susana Clara, Hugo Ramón Barúa, María Gregoria Pérez y

Eugenio Domínguez Silva–, y con el delito de Imposición de Tormentos

–físico y psíquico– agravados por ser las víctimas perseguidos políticos

(art. 144 ter, segundo párrafo del Código Penal, agregado según ley

14.616), en cuatro (4) hechos concursados en forma real entre sí, en

perjuicio de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pérez y

Eugenio Domínguez Silva.

Asimismo, en el resolutorio en crisis, el a quo dicta

auto de procesamiento con prisión preventiva respecto de Luis Ángel

Córdoba , al encontrarlo probable coautor del delito de Asociación Ilícita ,

Page 2: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

2

previsto y reprimido en el art. 210 del Código Penal según ley 20.642, en

concurso real (art. 55 del Código Penal) con el delito de Privación

Ilegítima de la Libertad –cometida por funcionario público doblemente

agravada por el empleo de violencia y por su duración mayor a un mes

(art. 144 bis, inciso 1º, último párrafo, del Código Penal agregado por ley

14.616 con la modificación introducida por ley 21.338 en función del art.

142, incisos 1º y 5º del código de fondo según ley 21.338), en ocho (8)

hechos concursados en forma real entre sí, de los que resultaron víctimas

Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, Norberto Mario Mendoza, Ricardo

Alejandro Vassel, Osvaldo Raúl Uferer, María Gregoria Pérez, Eugenio

Domínguez Silva y Nora del Valle Giménez de Valladares–, y con el delito

de Imposición de Tormentos agravados por ser las víctimas

perseguidos políticos (art. 144 ter, segundo párrafo del Código Penal,

agregado según ley 14.616), en nueve (9) hechos concursados en forma

real entre sí, en perjuicio Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, Norberto Mario

Mendoza, Ricardo Alejandro Vassel, Osvaldo Raúl Uferer, María Gregoria

Pérez, Eugenio Domínguez Silva, Nora del Valle Giménez de Valladares y

Hugo Ramón Barúa.

2.- Tras referir los antecedentes de la causa, el

Instructor efectúa una reseña histórica del contexto en el cual fueran

presuntamente cometidos los hechos objeto de este legajo, refiriendo

luego en forma concreta y particular a los supuestos relacionados con la

imputación de la figura de asociación ilícita, como a los aspectos típicos

de las demás normas penales por las que resultaran procesados Roberto

Domingo Mazzoni y Luis Ángel Córdoba.

Destaca en tal sentido el carácter de lesa humanidad y

de imprescriptibilidad de los delitos sindicados, efectuando seguidamente

un análisis de las declaraciones testimoniales y demás probanzas que lo

llevan a tener por acreditados los hechos que constituyen el objeto

procesal de autos.

3.- Que a fs. 964/968 del presente legajo obra escrito

de apelación deducido por la Defensa Pública Oficial en representación

de Luis Ángel Córdoba , mediante el cual caracteriza de arbitraria la

resolución impugnada “… en la medida que no constituye una derivación

razonada de las constancias de la causa, a la vez que vulnera principios

constitucionales como ser el principio de congruencia, derecho de

defensa, debido proceso y estado de inocencia (art. 18 CN)” (sic).

Page 3: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el

procesamiento de su defendido se sustenta “exclusivamente en

supuestas expresiones de distintos testigos que dijeron estar detenidos de

manera irregular y sujetos a tormentos, que conforme lo expresaran

fueron puestos en conocimiento de mi defendido”, destacando asimismo

que la conducta de Córdoba se encuentra lejos de quedar encuadrada en

las figuras seleccionadas, especificando la falta de elementos típicos

requeridos por la figura de la asociación ilícita.

Por lo demás, refiere a la improcedencia de la

imputación por los delitos de Privación Ilegal de la Libertad e Imposición

de Tormentos, habida cuenta la conculcación del principio de congruencia

que –sostiene el recurrente– afecta al encausado.

Finalmente, y de mantenerse el procesamiento

recurrido, en forma subsidiaria la defensa plantea que el mismo sea

dispuesto sin prisión preventiva, al entender que las expresiones vertidas

al respecto por el juzgador resultan de carácter general y sin elementos

objetivos que demuestren en modo concreto la existencia de los llamados

“peligros procesales”, único argumento válido y legítimo para justificar el

encierro preventivo.

4.- Que a fs. 970 y vta. del presente legajo se agrega el

recurso de apelación interpuesto oportunamente por el Dr. Rubén A.

García Redondo en ejercicio de la representación técnica de Roberto

Domingo Mazzoni contra la resolución de fs. 850/919 de los autos

principales.

Motiva la interposición señalando: a) la ausencia total

de conducta criminal reprochable a su defendido en los años de gobierno

ocurridos en el país entre 1975/1983 y el desarrollo genérico realizado por

el a quo mediante el cual no se establece la vinculación del mismo con la

conducta de Mazzoni; b) la falta de correlación entre los hechos

imputados y los hechos por los cuales resultara procesado; c) la falta de

determinación, acreditación y configuración delictiva de los delitos

enrostrados a su defendido (ausencia probatoria); d) la inaplicabilidad de

la ley de facto Nº 21.338 a cualquiera de los supuestos objeto de

procesamiento, al encontrarse derogada por ley 23.077; e) la falta de

carácter de lesa humanidad de los delitos de incumplimientos u omisiones

funcionales, los que considera prescriptibles; f) la errónea consideración

como delictivos del cumplimiento de leyes vigentes en la época sindicada;

y g) la afectación de la garantía constitucional del derecho de defensa al

Page 4: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

4

no existir concreción y determinación de las conductas delictivas en cada

caso atribuidas a su defendido.

5.- Que, concedidos los recursos intentados y

notificadas las partes de la radicación de los autos ante este Tribunal en

los términos del art. 453 del C.P.P.N. (Ley 26.374), se agrega a fs.

1.214/1.219 y vta. del presente legajo el escrito de no adhesión del Señor

Fiscal General Subrogante a los recursos de apelación intentados,

oportunidad en la que efectúa algunas precisiones en tal sentido.

Así, en relación al recurso de apelación introducido por

la defensa de Luis Ángel Córdoba, el representante del Ministerio Público

Fiscal señala –a diferencia de lo allí argumentado– la presencia de los

elementos típicos requeridos por la figura de la asociación ilícita por la

que resultara procesado en nombrado.

Refiere asimismo que la defensa se equivoca en torno

a la violación al principio de congruencia, destacando en este punto que la

imputación fáctica que figura en la ampliación del requerimiento de

instrucción, en la declaración indagatoria y en el auto de procesamiento,

no ha variado.

Por otra parte entiende, dando sus fundamentos al

respecto, que el fallo recurrido no es arbitrario como lo sostiene la

Defensa Pública Oficial, señalando por último la inexactitud de la

conclusión a la que arriba el recurrente al referir que las consideraciones

efectuadas por el Juzgador resultan insuficientes y genéricas para el

dictado de la medida cautelar dispuesta.

En relación al recurso de apelación deducido por la

defensa técnica de Roberto Domingo Mazzoni, considera el Señor Fiscal

General Subrogante que debe ser desestimado in límine en razón de no

estar –a su criterio y por los fundamentos dados– debidamente fundado.

6.- Que a fs. 1.230/1.242y vta. y 1.243/1.351 y vta.de

este legajo, se agregan los respectivos informes presentados en

oportunidad de la audiencia prevista en el artículo 454 del C.P.P.N. (ley

26.374) en los términos del Acuerdo Extraordinario N° 1152 de esta

Cámara Federal de Apelaciones, por los cuales los recurrentes reeditan y

fundamentan los conceptos expuestos al deducir los recursos.

7.- Agregadas las constancias reseñadas a la causa,

se solicita al Instructor –como medida para mejor proveer– la remisión a esta

instancia de sendos sumarios que tramitaron en la época objeto de

Page 5: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

investigación respecto de las víctimas involucradas en el presente legajo

(fs. 1.352), y copia digitalizada de las actuaciones caratuladas “Salas

Néstor y otros s/ Infracción Ley 20.840” (Expte. Nº 2.352/75 del registro de

la Secretaría Penal del Juzgado Federal Nº 2 de Formosa), conforme

constancias obrantes a fs. 1.361 y vta.

A los mismos efectos, se requirió posteriormente de la

Prosecretaría Administrativa de este Tribunal, la remisión de los Legajos

Personales de Roberto Domingo Mazzoni y Luis Ángel Córdoba, cuya

reserva por Secretaría obra a fs. 1.372 del presente legajo.

Quedan de tal forma las actuaciones en condición de

ser resueltas.

Y CONSIDERANDO:

I.- Que en este estadío procesal, habilitada la

jurisdicción del Tribunal y configurado el objeto de conocimiento del

presente legajo, corresponde el examen de los distintos agravios

planteados por las Defensas.

En tal sentido, existiendo coincidencia entre algunos de

los agravios esbozados por las respectivas defensas técnicas de los

encausados (arbitrariedad de la resolución dictada, afectación al principio

de congruencia en el dictado de autos de procesamiento por los delitos de

privación ilegal de la libertad agravada e imposición de tormento

agravado, falta de acreditación de la configuración de la asociación ilícita

respecto de los encausados, inaplicabilidad de la ley Nº 21.338, al ser un

texto legal derogado), los mismos serán tratados conjuntamente,

procediendo con posterioridad al análisis de los restantes motivos

expresados en los recursos de apelación intentados.

I.- A) 1. En relación a los planteos recursivos

sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia

interlocutoria dictada, alegando –sustancialmente– la falta de fijación de los

hechos y conductas atribuidos a sus respectivos defendidos en la

resolución en crisis, la afectación al principio de congruencia y la arbitraria

valoración del material probatorio, caben las siguientes consideraciones.

I.- A) 1.a. En primer término –y a fin de realizar un correcto

análisis de la cuestión, sin adentrarnos de momento en el examen de la

conformidad a derecho de las conclusiones arribadas– debe destacarse la

sistematización o estructura utilizada por el Inferior a efectos de dar

Page 6: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

6

tratamiento a las distintas denuncias y testimonios, teniendo en cuenta la

gran cantidad de sujetos implicados en la presente causa.

Es justamente en dicho entendimiento, que el juzgador

reseña los antecedentes de la causa reconstruyendo históricamente los

sucesos que hacen al objeto procesal del presente legajo, detallando los

testimonios agregados a lo largo de estas actuaciones y su relación con

las pertinentes requisitorias fiscales de instrucción, tratando en tal

contexto la situación de los individuos imputados, determinando la función

cumplida por los mismos y cotejando esa información con las demás

probanzas arrimadas a estos autos (documentales, testimoniales, etc.).

Ello, para corroborar la real ocurrencia de los hechos

denunciados e investigados, en circunstancias de tiempo, modo y lugar,

así como la presencia de los sujetos imputados en ellos, estableciendo a

su respecto la calificación legal dada a tales hechos. Vale decir, el

elemento jurídico de la imputación.

Que, conforme lo expuesto precedentemente, resulta

que la individualización de los hechos atribuidos a los encausados se

encuentra cumplida en la medida que se hallan descriptos a través del

detallado relato surgido de cada una de las denuncias materializadas.

Lo dicho, sin perjuicio de las consideraciones que más

adelante se efectuarán puntualmente en relación a la intervención que a

los encausados les cupo en dichos acontecimientos.

I.- A) 1.b. En cuanto a la descripción del hecho, la

jurisprudencia es conteste en señalar que aún en los supuestos en los

que no se hayan consignado las circunstancias de tiempo, no permite

abrigar dudas de que se trata del mismo hecho por el que fueron

indagados los imputados y que se configuró como objeto del proceso; la

norma en este caso (artículo 308 del Código Procesal Penal de la

Nación), no exige que la descripción sea circunstanciada y, la inteligencia

jurídica que cabe asignar al término “somero” es la de una enunciación no

exhaustiva de los hechos pero que permita determinar la causal de

procesamiento y la congruencia en lo sustancial con los sucesos que

motivaron la indagatoria.

En cuanto a esta última faceta, Jorge A. Clariá Olmedo

(“Tratado de Derecho Procesal Penal”, T IV, Rubinzal Culzoni Editores, p.

359, Año 2008) señala que: “… la descripción del hecho atribuido al

imputado es la recepción del aspecto fáctico del elemento objetivo de la

Page 7: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

imputación. Con esa descripción se determinará el objeto procesal (…) en

lo fundamental debe tratarse del mismo hecho con respecto al cual se

intimó al imputado al recibírsele declaración indagatoria…”.

I.- A) 1.c. Ahora bien, las defensas se agravian

concretamente en la falta de correlación entre los hechos imputados al

momento de recibírseles las respectivas declaraciones indagatorias, y los

hechos por los cuales resultaran posteriormente procesados.

En tal sentido, es dable señalar que en las indagatorias

receptadas a los encausados, así como en las numerosas ampliaciones

de las mismas –Mazzoni : fs. 185/200, 239/244, 245/251, 278/285, 293/299 y

vta., 750 y vta., 820/821, y 847 y vta.; y Córdoba a fs. 223/238, 262/269 y vta.,

305/307, 361/363, 524/533, 748/749, 772/773, 822/824 y vta. y 845/846 y vta.–

el a quo les informó los hechos atribuidos, incluidos en los requerimientos

de instrucción, estableciendo la calificación legal a los mismos.

Así, respecto de Mazzoni encuadró los sucesos

anoticiados (con independencia de la cantidad de los ellos) en las figuras

típicas de encubrimiento por infracción al deber de denunciar delitos (art.

277 del C.P.); omisión de dar cuenta de una detención ilegal (art. 143, inc.

6 del C.P.); omisión de promover la persecución y represión de

delincuentes (art. 274 del C.P.); e incumplimiento de los deberes de

funcionario público (art. 248 del C.P.), haciéndolos concurrir idealmente

con el delito de asociación ilícita (art. 210 y 210 bis del C.P., según ley

21.338).

Respecto de Córdoba, entendió subsumido su accionar

en idénticas figuras típicas a las enumeradas en el párrafo anterior –a más

del prevaricato, previsto y reprimido por el art. 269 del C.P.– en concurso ideal

con el delito de asociación ilícita.

En este punto deviene oportuno destacar que el

elemento esencial al derecho de defensa en la indagatoria, lo constituye

la imposición al individuo del accionar que se le enrostra, así como los

efectos materiales que se hallan colectados en la investigación (esto es,

lo que en la norma del artículo 298 del código de rito alude a la

información de “cuál es el hecho que se le atribuye y cuáles son las

pruebas existentes en su contra…”), sin que se haga la menor referencia

en el mencionado artículo respecto de la calificación legal del hecho

imputado. “No importa ni interesa qué nombre tiene el suceso imputado.

Lo trascendente es qué se imputa y cuáles son los elementos en que se

Page 8: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

8

basa la sospecha” (Darritchón, Luis, citado por Miguel Ángel Almeyra en

el comentario al artículo 298, “Código Procesal Penal de la Nación”

comentado y anotado, Tomo II, La Ley, p. 524, Año 2007).

Así las cosas, coincidiendo con el criterio expuesto por

el Señor Fiscal General Subrogante en oportunidad de la audiencia

establecida en el artículo 454 del C.P.P.N., se advierte en autos una

correlación o correspondencia entre las numerosas declaraciones

indagatorias recibidas a los encausados en el presente legajo–las que no

fueron objetadas y respecto de las cuales se concretaron los pertinentes

descargos defensivos materiales y técnicos– y el procesamiento puesto en

crisis.

Ello, desde que en aquéllas se fija el objeto material del

proceso (res iudicanda), el cual es reproducido al momento de resolver

las situaciones procesales de los imputados –sin perjuicio de la calificación

legal establecida (nomen juris) lo cual será materia de tratamiento más

adelante– dándose de tal forma, acabado cumplimiento al principio de

congruencia procesal.

I.- A) 2. Continuando con el examen de los agravios

expuestos, resulta pertinente recordar una vez más que el sistema de

valuación de la prueba en nuestro proceso penal es el de la libre

convicción el cual presupone la libre valoración de los elementos

producidos, otorgándole al juez la libertad de escoger los medios

probatorios para verificar el hecho (conf. Eduardo M. Jauchen, “Tratado

de la Prueba en Materia Penal”, Rubinzal Culzoni Editores, Santa Fe,

2004, p. 48 y sstes.).

A dicho principio de libertad probatoria, no obstante, se

impone el de valoración conforme los principios de la sana crítica racional,

debiendo el magistrado expresar las razones que, surgidas de las

pruebas invocadas, lo determinan a concluir en la decisión adoptada.

Al respecto –y en lo que interesa por ser motivo de

agravio– el Juzgador ha señalado en las consideraciones de la resolución

en crisis la relevancia que adquieren las declaraciones testimoniales

rendidas en autos, fundamentalmente aquéllas vertidas por los testigos

directos de los sucesos que hacen al objeto procesal de la presente

causa.

Que, ninguna duda cabe a quienes suscriben la

presente en el sentido que los testimonios brindados por las víctimas de

Page 9: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

los hechos denunciados constituyen el principal elemento de cargo contra

los encausados, debiendo resaltar la importancia que los mismos revisten

al provenir de testigos directos y necesarios de los sucesos indagados.

No obstante, este Tribunal ha señalado reiteradamente

la importancia de la correcta valoración de los testimonios brindados bajo

juramento por los denunciantes, erigiéndose como testigos directos –y

como tales, calificados– de los hechos acaecidos en este tipo de procesos,

circunstancia que debe tenerse en cuenta al momento de examinar su

correlación con los demás elementos probatorios incorporados a la causa.

En el mismo orden de ideas, vale aclarar que también

pudo comprobar esta Alzada a través del análisis de los numerosos

testimonios rendidos a lo largo del trámite de la causa principal y sus

conexas, que los mismos en muchos casos tuvieron carácter

desincriminatorio respecto de sujetos implicados, y así fueron

oportunamente valorados.

Que, conforme se expresara supra entendemos que el

a quo ha ponderado los elementos probatorios existentes en autos,

correlacionándolos entre sí para arribar al grado de convicción propio de

este estadío procesal respecto del acaecimiento de los hechos

denunciados, así como de la participación de los encausados en los

mismos, circunstancias que serán debidamente tratadas en el presente

decisorio.

I.- A) 3. Por lo demás, sin perjuicio de destacar la

excepcionalidad que caracteriza la doctrina de la arbitrariedad invocada,

consideramos que las apreciaciones de los recurrentes sólo reflejan su

disenso con los fundamentos expuestos por el juzgador, sin que se

adviertan defectos o irregularidades tales que le quiten al resolutorio

cuestionado el carácter de acto jurisdiccional válido.

Concluyendo –y como ya lo estableció esta Alzada en

otros precedentes–, más allá del acierto o desacierto que pueda llevar la

resolución recurrida, el Magistrado ha reseñado los fundamentos de su

decisión, resultando el planteo efectivizado por los recurrentes una mera

discrepancia con el criterio sostenido, el cual hallará debida respuesta a

continuación, en el marco de los presentes considerandos.

Ya el máximo Tribunal sentenció que “con la doctrina

sobre sentencias arbitrarias no puede perseguirse la revocación de los

actos jurisdiccionales de los jueces de la causa sólo por su presunto

Page 10: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

10

grado de desacierto o la mera discrepancia con las argumentaciones de

derecho local, común o ritual en que se fundan” (Fallos: 311:1695).

Es por lo expuesto que no corresponde acoger

favorablemente los agravios formulados por los recurrentes en torno a la

arbitrariedad de lo resuelto en la anterior instancia.

I.- B) Corresponde ahora adentrarnos en el estudio del

agravio vinculado a la falta de acreditación de la configuración de la

asociación ilícita respecto de los encausados –y, por tanto, de su

participación en ella–, a tenor de los respectivos recursos de apelación.

A los fines de un pormenorizado análisis de la cuestión

traída a conocimiento, partiremos del examen de las piezas obrantes en

autos que sirvieron de base a la resolución hoy recurrida, repasando los

agravios esbozados por las defensas en este tópico, para luego

corroborar la presencia de los elementos típicos objetivos y subjetivos de

la figura enrostrada, y en su caso, la antijuridicidad y culpabilidad en el

accionar de Roberto Domingo Mazzoni y Luis Ángel Córdoba.

I.- B) 1. A fs. 82/116 del presente legajo se agrega el

requerimiento de instrucción judicial formulado oportunamente por el

entonces Fiscal Federal Ad-Hoc, Dr. Roberto E. Mena, y que fuera dirigido

contra personal de la Policía de la Provincia del Chaco, del Ejército

Argentino, de Gendarmería Nacional, personal civil auxiliar militar y

funcionarios del Poder Judicial de la Nación –entre los que se hallan los hoy

procesados– por el delito de asociación ilícita (artículos 210 y 210 bis del

C.P. para el tramo posterior a la entrada en vigencia de la Ley Nº 21.338).

En la mencionada presentación, tras reseñar los

hechos que la motivan y tratar extensamente el marco fáctico-jurídico en

que se cometieron, el requirente destaca la actuación de los miembros del

Poder Judicial en el accionar de la organización estatal terrorista

señalando expresamente que garantizaron “la impunidad de los atroces

crímenes mediante la participación de civiles que debiendo actuar como

garantes del derecho de las víctimas, lo hicieron como garantes de la

impunidad de los perpetradores de los aberrantes crímenes de lesa

humanidad cometidos por la asociación ilícita” (sic).

En tal entendimiento se alude a un “verdadero rol dado

en la asociación ilícita” a dichos funcionarios, respecto de los cuales

refiere una serie de comportamientos que, sostiene, los hace coautores

en virtud de la teoría de la división funcional del trabajo.

Page 11: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Por su parte, a fs. 1/29 y vta. de estos autos obra una

ampliación de aquél requerimiento de instrucción, formulada por los

representantes del Ministerio Público Fiscal, Dres. Patricio Nicolás

Sabadini y Diego Jesús Vigay, dirigido contra Roberto Domingo Mazzoni y

Luis Ángel Córdoba, ahora por delitos endilgados como infracciones de

deberes en su calidad de funcionarios públicos, vinculados con delitos de

lesa humanidad.

Así, entre las muchas consideraciones efectuadas, los

Fiscales refieren una serie de conductas omisivas y activas de los

requeridos –trámite meramente formal de los hábeas corpus, omisión de

promover la investigación ante el conocimiento de la comisión de ilícitos penales

en perjuicio de personas detenidas, omisión de investigar la participación de

quienes tuvieron intervención en tales hechos criminosos, entre otras –, las que

encuadran en los ilícitos previstos y reprimidos por los siguientes artículos

del Código Penal: 277 (encubrimiento por infracción de deber de

denunciar delitos); 143.6 (omisión de dar cuenta de una detención ilegal);

274 (omisión de promover la persecución y represión de delincuentes);

248 (incumplimiento de los deberes de funcionario público) y 269

(prevaricato), este último sólo en relación a Córdoba.

Por lo demás, postulan como calificaciones alternativas

a las arriba expuestas, la privación abusiva de la libertad prevista en el

artículo 144 bis del C.P. (en comisión por omisión para quienes

detentaran el cargo de Juez, dejando a los Fiscales la posibilidad de

actuación como partícipes), así como la imputación por hechos cometidos

por vía activa en los que el funcionario deje a un tercero llevar a cabo un

delito que él debe impedir (v.gr. torturas).

I.- B) 2. Que en la resolución puesta en crisis, tras aludir

a la reseña histórica –similar a la efectuada al momento de recibir las

declaraciones indagatorias a los encausados–, el Instructor refiere

individualmente los sucesos que luego relaciona con la imputación de

Asociación Ilícita a Córdoba y Mazzoni. En ese marco, relata los hechos

denunciados por Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara de Salas, Norberto

Mario Mendoza, Ricardo Alejandro Vassel, Osvaldo Raúl Uferer, Dante

Peino, Eugenio Domínguez Silva, María Gregoria Pérez, Hugo Ramón

Barúa y Nora del Valle Giménez de Valladares, los que correlaciona con

los testimonios brindados en autos por José Luis Valenzuela (fs. 445/448

y vta.), Jorge Castro (fs. 480/483 y vta.) y María de los Milagros Demiryi

de Castro (fs. 484/490 y vta.).

Page 12: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

12

Ahora bien, en lo que en este punto interesa, al tratar lo

relativo a la Asociación Ilícita el a quo sostiene que ambos encausados

integraban la misma –en el marco de un plan sistemático de represión estatal–

garantizando la impunidad de las atrocidades cometidas por los miembros

de las fuerzas de seguridad, adaptándose a dicho plan de aniquilamiento

de la subversión.

En tal sentido, valora como sujetos activos de dichos

ilícitos a los agentes operadores (integrantes del Ejército Argentino, de

Gendarmería Nacional, Policía de la Provincia y otras fuerzas militares y

policiales) que actuaron bajo el control de las fuerzas armadas, dejando a

los funcionarios del Poder Judicial de la Nación la necesaria impunidad de

dichos represores.

Tras una reseña algo confusa –que dificultó en ciertos

tramos la lectura razonada de la pieza analizada– y con fragmentos textuales

pertenecientes al escrito de ampliación de requerimiento fiscal

anteriormente citado, en el que destaca que los magistrados intervinientes

cometieron numerosas y graves omisiones a sus deberes de funcionarios

públicos vinculados a delitos de lesa humanidad, el Juzgador concluye en

que su accionar constituye un verdadero rol en la asociación.

De tal forma, al referirse puntualmente a la

responsabilidad penal de Córdoba y Mazzoni en relación al tipo penal

previsto en el artículo 210 del C.P., estima que se da un supuesto de

coautoría teniendo por acreditadas las maniobras delictivas enmarcadas

en la presunta omisión sistemática y prolongada en el tiempo de

persecución y represión de los delitos de los que tomaban conocimiento

(acuerdo previo), como aporte sustancial a la asociación criminal. Y así

considera que tal contribución tuvo su recompensa señalando el hecho

del nombramiento de Roberto Domingo Mazzoni como agente Fiscal y la

continuidad de Luis Ángel Córdoba frente al Juzgado Federal tras el golpe

de estado.

Así, señala tres elementos de los que infiere su

hipótesis: el trámite dado a las causas por infracción a la Ley Nº 20.840, a

las acciones de hábeas corpus y a las denuncias de tormentos en

declaraciones indagatorias prestadas por detenidos.

Refiere por último a los aspectos típicos del delito en

cuestión –sin aludir a la ley aplicable– resaltando como relevante el hecho

Page 13: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

de que los imputados hayan tomado parte de la agrupación, siendo

irrelevante el papel desempeñado en la misma.

I.- B) 3. En el escrito de apelación obrante a fs. 964/968,

la Defensa técnica de Córdoba se agravia –en este punto– en la falta de

requisitos típicos de la figura endilgada. Al respecto sostiene que para

formar parte de una asociación se requiere la concurrencia de tres o más

personas, circunstancia que –señala– no se evidencia en la resolución en

crisis donde se procesa sólo a dos personas, sin resolver la situación

procesal de las restantes.

Por lo demás, continúa agraviándose en la inexistencia

de un acuerdo previo de voluntades encaminado a la realización de

delitos plurales, con cierto grado de permanencia y organización,

refiriendo a la falta de acreditación de tal vínculo y del modus operandi

requerido por la figura en trato respecto de su defendido.

De otra parte, en el escrito recursivo formulado por el

representante legal de Mazzoni (fs. 970 y vta.) se invoca asimismo la falta

de vinculación de la conducta de su defendido con los actos de gobierno

ocurridos durante los años 1975/1983, así como la falta de determinación,

acreditación y configuración de la Asociación Ilícita, puntos respecto de

los cuales se ocupa pormenorizadamente en el informe producido en

oportunidad de la audiencia fijada en los términos del artículo 454 del

C.P.P.N. (fs. 1.230/1.242 del presente legajo).

I.- C) Ahora bien, en forma previa al tratamiento de este

tema consideramos corresponde aludir a ciertas cuestiones que se

vinculan con el contexto en el que acaecieran los hechos involucrados en

estas actuaciones, concretamente en relación a las características y

organización de la denominada represión estatal.

I.- C) 1. Que, de acuerdo a la Directiva del Comandante

General del Ejército Nº 454/75, el Ejército Argentino se había atribuido la

misión de operar de manera ofensiva contra la subversión, siendo

responsable primariamente de las operaciones que se ejecutaran, a la vez

que debía ser el conductor de todo el esfuerzo de inteligencia de la

comunidad informativa, con el propósito de alcanzar la coordinación e

integración entre todos los medios. A la vez, respecto a las operaciones a

cumplirse se había establecido que los Comandos y Jefaturas de todos

los niveles tendrían responsabilidad directa e indelegable en las mismas.

Page 14: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

14

En la mencionada Directiva se establecían, además,

las misiones particulares de cada Comando de Zona de Defensa en cada

una de las Fases previstas, cuyo propósito final era la eliminación de las

organizaciones subversivas.

Que, para concretar las acciones desplegadas en todo

el territorio nacional, los comandos y jefaturas debieron disponerlas a

través de las respectivas cadenas de mandos, y, a la vez, sus ejecutores

directos contaron con toda la estructura de las fuerzas armadas, de las

fuerzas de seguridad y policiales, por lo que se aseguraban la impunidad

para cometer los actos criminales, contando con la logística necesaria

para perpetrar los delitos en el marco del plan sistemático y clandestino

de represión.

Tal como lo ha señalado en otras oportunidades este

Tribunal, en la causa Nº 13/85 de la Cámara Federal de Apelaciones en lo

Criminal y Correccional de la Capital Federal, se probó la existencia del

plan sistemático llevado a cabo en nuestro país –aún con anterioridad a la

efectivización del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976– por miembros de

las fuerzas armadas, como así también la metodología de los delitos de

lesa humanidad cometidos, consistentes en la detención, tortura y

numerosos casos la eliminación física de las personas sospechadas de

realizar actividades consideradas subversivas, utilizando para tal fin la

estructura militar y de las fuerzas de seguridad y policiales del Estado.

En el citado precedente se sostuvo que “…Si bien la

estructura operativa siguió funcionando igual, el personal subordinado a

los procesados detuvo a gran cantidad de personas, las alojó

clandestinamente en unidades militares o en lugares bajo dependencia de

las Fuerzas Armadas, las interrogó con torturas, las mantuvo en cautiverio

sufriendo condiciones inhumanas de vida y alojamiento y, finalmente, o se

las legalizó poniéndolas a disposición de la justicia o bien del Poder

Ejecutivo Nacional, se las puso en libertad, o bien se las eliminó

físicamente…”.

Para una mejor comprensión del sentido y alcance de

la normativa imperante, debemos referir a una serie de Decretos

adoptados por el Poder Ejecutivo Nacional a partir del año 1975.

Así, el 05/02/75 se dictó el Decreto Nº 261/75 en el cual

se estableció que el Comando General del Ejército “…procederá a

ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de

Page 15: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan

en la provincia de Tucumán”; luego –el 06/10/75, un día después del intento

de copamiento al RIM 29 de la Provincia de Formosa– se dieron los Decretos

Nº 2770/75, por medio del cual se creó el Consejo de Seguridad Interna

(cuya finalidad era la dirección de los esfuerzos nacionales para la lucha

contra la subversión y la ejecución de toda tarea que en orden a ello el

Presidente de la Nación le impusiera), el 2771/75 (que facultó a dicho

Consejo a suscribir convenios con las provincias a efectos de colocar bajo

su control operacional al personal policial y penitenciario), y el 2772/75

(dando intervención a las Fuerzas Armadas a fin de que asumieran el

control de las operaciones para la represión y aniquilación del accionar de

grupos guerrilleros en todo el territorio nacional).

Desde tal escenario, el Consejo de Defensa creado

instrumentó –a través del dictado de la Directiva 1/75– el empleo de las

fuerzas armadas, de seguridad y policiales con la idea de utilizar todos los

medios disponibles en la lucha contra la subversión.

Para la organización de tal cometido, el Ejército

Argentino dio la Directiva Nº 404/75 a través de la cual el país estuvo

dividido territorialmente en cuatro zonas de defensa, cuyos límites

coincidían con los que demarcaban la jurisdicción de los Cuerpos de

Ejército.

Con la Orden Parcial Nº 405/76 (del 21 de mayo de

1976) se ordena la reestructuración de jurisdicciones y la adecuación

orgánica para intensificar las operaciones contra la subversión. El

contexto en que se podían desarrollar las operaciones contra la

subversión había variado con respecto a la situación que imperaba al

impartirse la Directiva 404/75 debido a dos razones fundamentales: a) La

asunción al Gobierno Nacional por parte de las Fuerzas Armadas, y b) La

aprobación de una estrategia nacional contrasubversiva conducida desde

el más alto nivel del Estado. Consecuentemente surgía como necesario y

conveniente centralizar la conducción de las acciones de inteligencia y las

operaciones de carácter inmediato, en áreas geográficas (urbanas o no)

de características similares.

Interesa en la presente causa el Segundo Cuerpo de

Ejército (Zona 2) por cuanto el mismo –con asiento en la ciudad de Rosario,

provincia de Santa Fe–, comprendía a la región de Chaco, Corrientes y

Formosa. Este Segundo Cuerpo a su vez se subdividía en zonas y

subzonas, y estas últimas en Áreas, correspondiendo a la ciudad de

Page 16: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

16

Resistencia la Subzona 23, Área Militar 233, donde funcionaba el Grupo

de Artillería 7, la Sección Comunicaciones y el Destacamento de

Inteligencia 124.

Es así que “la base de la estructura del aparato de

poder organizado para llevar el plan criminal autodenominado ‘Proceso de

Reorganización Nacional’ se sustentó en un sistema de órdenes que se

diseminaron en una escala jerárquica descendente y que –las más de las

veces– generó una segmentación o fraccionamiento de las funciones

llevadas a cabo por aquellas personas que participaron en dicha

organización” (Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata, fallo

en causa contra Christian Federico Von Wernich, 19/09/06).

Como puede verse con la reseña que precede, el

Ejército Argentino se había atribuido la misión de operar ofensivamente

contra la subversión, siendo responsable primariamente de las

operaciones y por ello de los Comandos y Jefaturas de todos los niveles

tendrían la responsabilidad directa e indelegable en las mismas, a través

de las respectivas cadenas de mando que hacían uso de ejecutores

directos, quienes contaron con toda la estructura de las fuerzas armadas,

de las fuerzas de seguridad y policiales que les aseguraban la impunidad

para cometer los actos ostensiblemente criminales que les ordenaban en

el marco del plan sistemático y clandestino de represión.

Todo lo dicho se encuentra probado en la Causa Nº

13/85 ya citada, en la cual se circunscribió el accionar delictivo

desplegado para llevar adelante la lucha subversiva a los miembros de las

fuerzas armadas, de seguridad y policiales del Estado.

I.- C) 2. Que en estos autos, a través de las piezas

procesales supra mencionadas (requerimientos de instrucción y

resolución recurrida), se imputa a miembros del Ejército Argentino,

Gendarmería Nacional, Policía de la Provincia y otra fuerzas de seguridad

la conformación de una asociación ilícita, atribuyendo a ciertos

funcionarios del Poder Judicial de la Nación su pertenencia a dicha

organización criminal, con basamento en los aportes de los mismos a un

plan previamente delineado y en la existencia de una promesa anterior a

los hechos en virtud de la cual se concretaran dichos aportes.

Surge asimismo de las constancias que componen este

legajo que existen numerosos imputados, integrantes de distintas fuerzas

militares y de seguridad, cuya situación procesal en torno a la atribución

Page 17: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

de la presunta comisión de la conducta tipificada en el artículo 210 del

Código Penal aún no se ha resuelto, razón por la cual sólo cabe referirnos

ahora a los supuestos venidos a conocimiento vinculados a funcionarios

del Poder Judicial.

Sentado lo anterior, y teniendo en cuenta la reseña

efectuada en el acápite que precede, debemos señalar que no se puede

afirmar que el Poder Judicial haya integrado “como organismo” el

mentado acuerdo criminal, pues tal aserto no se desprende del Plan de

Ejército o de las Directivas del Ejército vinculadas a la denominada “lucha

antisubversiva”, ni de otras fuentes.

Ello no obstante, sí se ha probado la participación

aislada en el organigrama represivo de personas que cumplían sus

funciones dentro de la justicia. Baste aquí rememorar lo resuelto por este

Tribunal en relación a Carlos Eduardo Flores Leyes mediante Sentencia

Interlocutoria Nº 32, registrada en el Libro de Sentencias de la Secretaría

Penal Nº 2, Tomo III, Fº104/128, Año 2009, en autos “Legajo de Apelación

del Interlocutorio Nº 161/08 en autos ‘Caballero Lucio H. y otros s/

Tormentos agravados’”, Expte. registro de Cámara Nº 47.254, en la cual

se tuvo por acreditada su intervención en los tormentos agravados

infligidos en perjuicio de personas detenidas, habiéndose probado su

presencia al momento de llevarse a cabo los interrogatorios recibidos

mediante torturas.

Bueno es recordar que la responsabilidad penal es

personal, y que debe establecerse en función a los elementos de cargo o

pruebas incriminatorias que obren respecto de cada uno. Lo contrario,

conduciría a atribuir responsabilidad penal a todos los integrantes del

Poder Judicial o del Ministerio Público por el hecho de haber pertenecido

a dichos organismos en el período analizado.

En tal contexto, y sin perjuicio de la verificación de la

adecuación típica a los términos de la normativa del artículo 210 del

Código Penal en los casos arrimados a estudio, estimamos pertinente

establecer la diferenciación descripta, sin desconocer asimismo, las

circunstancias históricas que rodearon los hechos indagados.

I.- C) 3. Previo a ingresar en el análisis de la

configuración típica, debemos considerar que la figura penal relativa a la

asociación ilícita vigente en la época que nos convoca (Ley Nº 20.642,

B.O. 29/01/1974) –y que se extiende hasta el 16 de julio de 1976, fecha en la

Page 18: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

18

que entra en vigencia la ley de facto Nº 21.338, luego derogada por ley Nº

23.077–, es la que conforma el tipo penal básico del artículo 210 del

código de fondo.

Dicha normativa es la que debe aplicarse, y así lo

entendió el a quo en la resolución dictada. Desde entonces, la descripción

de la figura básica no tuvo modificaciones, con la salvedad del agregado

que incorporó los agravantes, pero que al ser menos favorable, no

corresponde su aplicación.

El artículo 210 castiga al que “tomare parte en una

asociación o banda de tres o más personas destinada a cometer delitos

por el solo hecho de ser miembro de la asociación”.

Así, el delito en cuestión consiste en tomar parte en

una asociación. No se trata de castigar la participación en un delito, sino

la participación en una asociación o banda destinada a cometerlos con

independencia de la ejecución o inejecución de los hechos planeados o

propuestos (Sebastián Soler, “Derecho Penal Argentino”, T IV, Editorial

t.e.a, 4ª edición, Parte Especial, 1987, p. 711).

Son tres los elementos integrantes de este injusto:

debe darse un acuerdo entre tres o más personas, en forma organizada y

permanente con la finalidad de cometer delitos.

I.- C) 3. a. Ahora bien, en relación al número de

miembros exigido por la ley –tres asociados– debe cumplirse no sólo en

sentido objetivo, sino también subjetivamente; el partícipe debe saber que

forma parte de una asociación de tres o más personas (Soler, Sebastián,

ob. cit. p. 712).

Asimismo señala el ilustre autor que no es necesaria la

presencia simultánea de tres imputados en el proceso, ya que puede que

alguno se halle prófugo; pero sí es preciso que la acción esté dirigida, al

menos, contra tres o que lo haya estado.

Al respecto, y como lo refiriéramos más arriba, en el

sub examine se ha resuelto, de momento, la situación procesal de sólo

dos de una pluralidad de imputados. Es así que de conformidad a lo antes

expuesto, no habrá de acogerse el agravio de la defensa técnica de

Córdoba en tanto postula la falta de tipicidad objetiva en este aspecto.

Que, entre los elementos subjetivos del tipo, se

encuentra el acuerdo previo que debe existir entre sus miembros. El

mismo debe llevar a que los integrantes de la asociación actúen en forma

Page 19: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

organizada y permanente, debe existir un nexo funcional que denote en

los actos que lleve a cabo la sociedad criminal, una estructura delictiva

estable.

En relación a este punto, el Juez de la anterior

instancia sostiene la existencia de un aporte de Córdoba y Mazzoni a la

asociación (garantía de impunidad) que tuvo su compensación,

circunstancia que –en su entendimiento– denota un acuerdo previo con los

ejecutores de los ilícitos perpetrados.

Asimismo y como lo expusiéramos en el punto I.- B) 2.

de estos considerandos, señala tres elementos de los que infiere su

hipótesis: el trámite dado a a) causas por infracción a la Ley Nº 20.840, b)

las acciones de hábeas corpus y c) las denuncias de tormentos en

declaraciones indagatorias prestadas por detenidos.

Nos detendremos en cada uno de ellos.

a) Liminarmente cabe destacar que más allá de la

mención, el a quo no ha desarrollado este ítem, aludiendo únicamente a

una serie de generalidades en cuanto al desempeño de los encausados

en la época de los sucesos investigados.

Para contextualizar debidamente los hechos, conviene

entonces hacer un repaso del plexo normativo imperante en aquélla.

La ley Nº 20.840 dictada el 28 de septiembre de 1974

(B.O. 02/10/1974) establecía un régimen de penalidades para quienes

desarrollaran actividades denominadas subversivas.

Por su parte, una serie de Decretos complementaban

dicha normativa: el decreto 807 (B.O. 07/04/1975) que reglamentaba el

trámite –en virtud de la existencia del estado de sitio– de la opción para salir

del país previsto en el artículo 23 de la Constitución Nacional; los

decretos 2770, 2771 y 2772 (B.O. 04/11/1975), ya referidos en esta

resolución, constituyeron el Consejo de Seguridad Interna destinado a

coordinar la lucha contra la subversión; establecían que el Consejo de

Defensa suscribiría convenios para colocar bajo su control operacional al

personal y a los medios policiales y penitenciarios provinciales para su

empleo inmediato en la lucha contra la subversión, y disponían que las

Fuerzas Armadas –bajo el comando del Presidente de la Nación–

procederían a ejecutar las operaciones militares y de seguridad

necesarias a efectos de aniquilar a los elementos subversivos en todo el

territorio del país; el decreto 642 (B.O. 23/02/1976) que establecía las

condiciones para autorizar la opción para salir del país prevista en el

Page 20: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

20

artículo 23 de la Constitución Nacional, legisló sobre el hábeas corpus y

sustituyó el artículo 639 del Código Procesal en lo Criminal; y el decreto

1078 (B.O. 30/03/1976) que reglamentaba los informes a requerir en los

casos de ejercicio del derecho de opción para salir del país por parte de

detenidos en virtud del estado de sitio.

A partir del 24 de marzo de 1976 se da un nuevo

conjunto de leyes que perseguían el propósito de las anteriores. Así, las

leyes Nº 21.259 , 21.260 y 21.269 (todas publicadas en el B.O. del

26/03/1976) que legislaban –respectivamente–sobre expulsión de

extranjeros, autorización para dar de baja a empleados públicos

vinculados a actividades subversivas y prohibición de actividades de

agrupaciones políticas marxistas; ley Nº 21.272 (B.O. 31/03/1976) que

establecía penalidades para quienes atentaran contra personal o

establecimientos militares; y la ley Nº 21.275 (B.O. 02/04/1976) que dejó

sin efecto las solicitudes de opción para salir del país que se encontraran

en trámite.

Posteriormente se dictó la ley Nº 21.313 del

18/05/1976, que extendía la jurisdicción de los jueces nacionales a los

establecimientos o lugares donde fueren trasladados por razones de

seguridad los procesados o los detenidos en virtud del estado de sitio; la

ley Nº 21.322 del 02/06/1976 que declaraba ilegales y disueltas distintas

organizaciones subversivas; la ley Nº 21.338 (B.O. 01/07/1976) que

modificó el Código Penal en lo referente a delitos con características

subversivas, la ley Nº 21.459 (B.O. 24/11/1976) que modificó la ley

20.840 de represión de actividades subversivas y agravó las penas

fijadas; y la ley Nº 21.460 –boletín oficial de la misma fecha– que disponía

que algunas prevenciones sumariales sean efectuadas por las Fuerzas

Armadas o de seguridad; posteriormente se dio la ley Nº 21.461 que

establecía el juzgamiento de delitos subversivos por Consejos de Guerra

Especiales Estables.

Con la reseña expuesta resulta fácil colegir la

intervención que le cupo a las fuerzas militares y de seguridad en todos

los ámbitos, conformando lo que constituyó un verdadero “bando terrorista

estatal” que per se fundamentaba no sólo el accionar de los grupos de

tareas encargados de llevarlo a cabo, sino que también garantizaban la

impunidad de sus miembros. Pero lo cierto es que, si bien

inconstitucionales, dichas leyes otorgaron a la época un marco legal

Page 21: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

aplicable a los procesos llevados a cabo en el país contra numerosas

personas.

Entonces –en relación al trámite dado a las causas

vinculadas a la Ley Nº 20.840–, la actuación de los encausados en causas

judiciales, debidamente registradas, con intervención de otros

funcionarios públicos (Fiscal Federal, vocales de esta Cámara Federal de

Apelaciones, Fiscal de Cámara y Defensores Oficiales) y otros actores

procesales como los abogados particulares, no pueden equipararse a

“aportes criminales” como pudieron hacerlos los militares y miembros de

otras fuerzas de seguridad.

b) Respecto al trámite impartido a los recursos de

hábeas corpus intentados, el a quo señala que los mismos eran

“denegados sistemáticamente” destacando de tal forma la “ineficacia” de

tal instituto.

Que en tal sentido, el Inferior efectúa una mera

generalización sin concretar cuándo y en qué casos se dieron los

supuestos de los que extrae su conclusión, debiendo aquí destacar las

múltiples solicitudes cursadas por el encausado Córdoba y su defensa a

los fines de que se agreguen a estos actuados los expedientes vinculados

a la temática, tramitados durante su gestión judicial.

Así, surgen de las constancias agregadas a fs.

262/269, 361/363, 508/512 y vta., 524/533, 642 y vta. y 748/749 del

presente legajo, los requerimientos del nombrado en distintas

oportunidades procesales respecto a la agregación a estas actuaciones

de los hábeas corpus por él tramitados.

A fs. 757/759 obra un informe de la Secretaría Penal Nº

1 del Juzgado respecto de los hábeas corpus tramitados en el período

1975/1982, donde constan números de expediente, carátulas y fecha de

los pertinentes archivos, sin otra especificación.

Nuevamente, a fs. 772/773, 790 y 845/846, Córdoba

solicita –infructuosamente– la incorporación de expedientes (que allí

detalla), dictándose con posterioridad la resolución por la que resulta

procesado sin que se haya hecho lugar a la cumplimentación de lo

requerido.

Ahora bien, sin perjuicio de lo expuesto, es necesario

–una vez más– evocar el contexto histórico involucrado.

Así, el accionar militar era, lógicamente, anterior a la

interposición de los recursos de hábeas corpus en el Juzgado Federal,

Page 22: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

22

por lo que mal puede colegirse que para ello haya sido necesario un

“aporte” de los funcionarios judiciales, máxime teniendo en cuenta que las

fuerzas de seguridad negaban en dichos trámites judiciales, tener

detenidas personas a su disposición.

Entendemos que la actuación de los funcionarios

judiciales era, entonces, indistinta para las Fuerzas Armadas y no

constituía un presupuesto necesario o una condición para que éstas

desplegaran las acciones que llevaron a cabo; siendo que cuando el

Poder Judicial intervenía tramitando los hábeas corpus y solicitaba

información acerca de la detención de alguna persona, aquéllos

directamente respondían negando la existencia de personas detenidas a

su disposición.

Al respecto la Cámara Federal de Apelaciones en lo

Criminal y Correccional de la Capital, en la causa Nº 13 ya citada en este

decisorio, sostuvo que el terrorismo de Estado así concebido, resultaba

clandestino y secreto, y otorgaba una “garantía de impunidad para los

autores materiales de los procedimientos ilegales, a través del

ocultamiento de prueba, de la omisión de denuncia y de la falsedad o

reticencia en las informaciones dadas a los jueces…”.

No está de más aquí mencionar también lo dicho por la

Corte Suprema de Justicia de la Nación al revisar justamente el fallo

arriba citado, en relación a la metodología empleada en la llamada “lucha

contra la subversión”, “… a)- capturar a los sospechosos en tener vínculos

con la subversión, de acuerdo con los informes de inteligencia; b)-

conducirlos a lugares situados en unidades militares o bajo su

dependencia; c)- interrogarlos bajo tormentos, para obtener los mayores

datos posibles acerca de otras personas involucradas; d)- someterlos a

condiciones de vida inhumanas para quebrar su resistencia moral; e)-

realizar todas esas acciones en la más absoluta clandestinidad, para la

cual los secuestradores ocultaban su identidad, obraban preferentemente

de noche, mantenían incomunicadas a las víctimas negando a cualquier

autoridad, familiar o allegado el secuestro y el lu gar del alojamiento ;

y f)- dar amplia libertad a los cuadros inferiores para determinar la suerte

del aprehendido, que podía ser luego liberado, puesto a disposición del

Poder Ejecutivo Nacional, sometido a proceso militar o civil, o eliminado

físicamente (…) Asimismo se garantizaba la impunidad de los ejecutores

mediante la no interferencia en sus procedimientos, el ocultamiento de

la realidad ante los pedidos de informes , y la utilización del poder

Page 23: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

estatal para persuadir a la opinión pública local y extranjera de que las

denuncias realizadas eran falsas y respondían a una campaña

orquestada tendiente a desprestigiar al gobierno…” (el resaltado,

nuestro).

Si bien es cierto que cuasi sistemáticamente se

procedía al rechazo de los hábeas corpus interpuestos a favor de las

personas detenidas en esa época, ello no puede entenderse como una

maniobra criminal orquestada de antemano por el Poder Judicial o

algunos de sus miembros, apareciendo en la especie sólo como una

hipótesis del Juez que no pudo, a criterio de los suscriptos, ser probada

en autos.

No podemos negar el criterio ostensiblemente

restrictivo en cuanto a hacer prosperar el beneficio impetrado, pero

exteriorizar un criterio y plasmarlo en resoluciones, por funcionales que

resulten al sistema represivo, no implican la existencia de un plan

preconcebido.

c) Respecto a las denuncias de tormentos en

declaraciones indagatorias prestadas en sede judicial por detenidos,

último elemento tenido en cuenta por el instructor para inferir la existencia

de un aporte a la sociedad criminal por parte de los encausados, caben

ciertas consideraciones.

En primer término debemos señalar que las conductas

achacadas a Córdoba y Mazzoni, tanto en el requerimiento de instrucción

como en la resolución en crisis, aparecen encuadradas en

“participaciones activas”, así como en un rol pasivo, en un “no hacer”,

resaltándose en este punto por el Juzgador, las “numerosas y graves

omisiones a sus deberes de funcionarios públicos vinculados con delitos

de lesa humanidad” (sic).

En ese orden de ideas, se advierte que se imputa a los

procesados el haber integrado –en carácter de coautores– una asociación

ilícita destinada a cometer delitos, esto es, haber concretado aportes

indispensables para el plan criminal común, destacando como elemento

esencial de dicho aporte la omisión de investigar los tormentos

denunciados por las personas detenidas. Pero, al mismo tiempo, se les

imputa un “no hacer” referido a los mismos hechos, al recalcar la omisión

de denunciar los ilícitos que llegaban a su conocimiento.

Ante este panorama, más allá de advertir la dificultad

para el encuadre típico de las conductas en estudio, observamos

Page 24: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

24

asimismo que si bien en la ampliación del requerimiento de instrucción (fs.

1/29) como en las distintas declaraciones indagatorias receptadas a

Córdoba y Mazzoni se les imputaron –en forma concursal con la asociación

ilícita–, distintas omisiones, como el delito de encubrimiento y violaciones

a deberes de funcionarios públicos, en la resolución que se analiza el a

quo “optó” por las figuras “alternativas” propuestas por la Fiscalía (de

conformidad a lo tratado en el punto I.- B) 1. in fine de estos

considerandos), razón por la cual la cuestión relativa a los tormentos

denunciados en las declaraciones indagatorias prestadas por los

detenidos en sede judicial, será tratada más adelante (punto II.-), al

analizar la procedencia de las calificaciones finalmente endilgadas

I.- C) 3. b. Como corolario de todo lo antes expuesto,

entendemos que con los elementos arrimados y valorados por el

Instructor, no se ha podido probar, la participación de Roberto Domingo

Mazzoni y Luis Ángel Córdoba, en una asociación ilícita.

Es decir, no existen elementos de cargo que permitan

verificar –ni aun de manera probable– los presuntos “aportes” de los

nombrados a un “plan previamente delineado”, y menos aún la existencia

de una “promesa o acuerdo anterior” a los hechos en virtud de los cuales

se concretaran dichos aportes, incluso cuando ese delito pudiera

encontrarse acabadamente probado respecto de otros imputados.

En relación a esto último, el a quo refiere puntualmente

a las circunstancias de haber Mazzoni ascendido de Secretario Penal del

Juzgado Federal al cargo de Fiscal Federal (en agosto de 1976), y a la

continuidad de Luis Ángel Córdoba al frente del Juzgado luego del golpe

del 24 de marzo, como pautas de la existencia de un acuerdo con las

fuerzas militares de entonces.

Al respecto, obran a fs. 33 y 11 de los respectivos

legajos personales de los encausados –que se tienen a la vista– el Decreto

del Poder Ejecutivo Nacional Nº 1552 de fecha 30 de julio de 1976 por el

que se confirma en el cargo de Juez Federal de Primera Instancia de

Resistencia, al Dr. Luis Ángel Córdoba, y la Resolución del Ministerio de

Justicia de la Nación Nº 449, del 28 de julio de 1976 por la cual se nombra

Procurador Fiscal Federal ante el Juzgado Federal al Dr. Roberto

Domingo Mazzoni.

Que, los sucesos y datos descriptos no demuestran per

se la participación de los encausados en una sociedad criminal, máxime

Page 25: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

cuando ni siquiera surgen de autos conexiones directas de los nombrados

con los mandos militares.

Ciertamente, les cupo a todos los funcionarios

judiciales que actuaron en el período anterior al proceso militar, y desde

éste en adelante hasta la recuperación de la legalidad democrática, la

posibilidad de alejarse de la Justicia y dejar sus carreras, no aceptar los

ascensos y/o continuidad en sus cargos. Pero no es eso lo que se les

imputa ni lo que se debe investigar, sino lo que hicieron como

funcionarios, esto es, si actuaron conforme a la normativa imperante o

directivas expresas –en los casos de los fiscales–, o se apartaron de ellas

de acuerdo a una planificación preconcebida y de la que formaron parte

asociativa.

Lo dicho debe servir para tener otra óptica frente a la

hipótesis del Juzgador, desde que el ascenso de cargo o continuidad de

funcionarios judiciales desempeñándose en ese ámbito tras el golpe de

estado, no puede lisa y llanamente llevar a la conclusión de pertenencia a

una sociedad ilícita

No caben dudas, reiteramos, que puede haber un serio

compromiso ético en permanecer formando parte de un poder del Estado

durante un gobierno de facto, pero ello no implica pertenencia asociativa a

una organización criminal.

Por ello, y como lo señaláramos supra, no ha podido

demostrarse que el Poder Judicial como organismo haya integrado un

acuerdo dentro del plan criminal, ni puede otorgarse ese resultado a la

intromisión de las fuerzas armadas en la órbita del Poder Judicial,

haciendo partícipes de los cuantiosos ilícitos cometidos a quienes

continuaron desempeñándose en él.

No debe desconocerse que existen numerosos

precedentes jurisprudenciales en torno a la responsabilidad penal de

Jueces y Secretarios Judiciales en accionares ilícitos cometidos en la

década del ’70 –en la mayoría de los casos imputados por los arts. 248, 274,

277 y 144 bis del Código Penal–, pero obviamente son supuestos en los que

se hubo probado el accionar de los mismos en tal sentido, por lo que es

preciso indagar en cada caso concreto la concurrencia de probanzas que

sustenten tales imputaciones.

Así es probable –como ya se destacara en estos

considerandos– que algunas personas desde el lugar que ocupaban en la

Page 26: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

26

sociedad, hayan adherido voluntariamente a la denominada “lucha contra

la subversión”, consumando hechos delictivos (v.gr. lo resuelto por este

Tribunal mediante Sentencia Interlocutoria Nº 32, registrada en el Libro de

Sentencias de la Secretaría Penal Nº 2, Tomo III, Fº 104/128, Año 2009,

en autos “Legajo de Apelación del Interlocutorio Nº 161/08 en autos

‘Caballero Lucio H. y otros s/ Tormentos Agravados’”). Pero tal atribución

de responsabilidad debe darse a través de la existencia de pruebas de

cargo que, de momento y en relación a la imputación por asocia ción

ilícita , no se advierten respecto de los encausados.

Que, la ajenidad del Poder Judicial respecto de las

acciones secretas y clandestinas desplegadas por las Fuerzas Armadas

también se vislumbra a través de los esclarecedores testimonios de las

víctimas: Hugo R. Barúa y Aníbal Ponti. El primero, en un pasaje de su

declaración obrante a fs. 535/537 y vta. del presente legajo, luego de

relatar las contingencias vividas durante su detención y hablar sobre la

enfermedad que lo aquejó durante su encierro, refirió que su madre había

puesto en conocimiento del juzgado de la circunstancia, para luego

concluir “…pero también había una cuestión de poder, el Juzgado ni

pinchaba ni cortaba, los que manejaban todo era el Área…”.

Por su parte, Aníbal Ponti deja entrever en la

declaración prestada en el marco de estos autos (fs. 488/492 y vta. de la

causa principal) el papel del Poder Judicial en la época que nos convoca.

Así, luego de explicar la relación entablada con un

Coronel del Segundo Cuerpo, señala que fue él quien le dio la noticia de

su libertad, estando detenido en Rawson: “… En una oportunidad que me

visita en Rawson me dice ‘Ponti vengo a darle una buena noticia se va en

libertad’, yo le digo ‘Coronel está equivocado, no me puedo ir recién estoy

procesado y no tengo sentencia’, un poco se enojó y me dice ‘se va

Aníbal usted cumplió la condena para el segundo cuerpo…” para más

adelante señalar “…un poco demuestra en la segunda etapa posterior al

golpe que existía una doble pirámide; la pirámide del Ejército Argentino

donde uno dependía de un coronel que toma las decisiones que

determinaba la condena y la libertad, y una pirámide formal que era la

Justicia Federal subordinada al poder militar” (sic).

I.- C) 3. c. En virtud de lo expuesto, a criterio de los

suscriptos no surge –al menos de momento y con el grado de

probabilidad requerido– que Roberto Domingo Mazzoni y Luis Ángel

Córdoba hayan integrado o participado de una asociación ilícita en los

Page 27: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

términos del artículo 210 del Código Penal por el que resultaran

procesados, toda vez que de los elementos colectados y analizados no

surge que sus conductas hayan respondido a una convergencia de

voluntades previas y permanentes para la comisión de ilícitos, como así

tampoco la existencia del elemento subjetivo –conocimiento de que se

integra una asociación– y los objetivos propuestos en el concierto delictivo,

razón por la cual corresponde revocar la provisoria subsunción de sus

conductas en la figura de la asociación ilícita, dictando a su respecto la

falta de mérito (artículo 309 del C.P.P.N.).

Sin perjuicio de lo expresado, deberá recomendarse al

Instructor que lleve a cabo las medidas investigativas que resulten

necesarias en orden a la averiguación de la verdad real de esta hipótesis

delictiva, logrando un avance en el proceso hasta su culminación.

II.- Sentado lo anterior, corresponde ahora referirse a

los demás motivos que sustentan los recursos de apelación interpuestos.

En tal sentido, las respectivas defensas técnicas de

Mazzoni y Córdoba –luego de referir a la conculcación del principio de

congruencia en virtud de la selección de figuras típicas asignadas en el

resolutorio en crisis– se agravian arguyendo la inexistencia de elementos

probatorios que den sustento a las imputaciones endilgadas.

Cabe entonces señalar que superada la primera

cuestión (de conformidad a lo tratado en el ítem I. A) 1. c. de estos

considerandos), recae ahora el análisis en la adecuación típica de las

conductas de los procesados en las figuras endosadas, esto es, la

privación ilegal de la libertad agravada –art. 144 bis, inciso 1º, último párrafo

agregado por ley 14.616 con la modificación introducida por ley 21.338, en

función del art. 142 incisos 1º y 5º según ley 21.338 del C.P.– e imposición de

tormentos agravados –art. 144 ter, 2º párrafo del C.P. según ley 14.616) en

perjuicio de las víctimas que se enumeran en cada caso.

Al respecto, luego de enunciar los elementos típicos de

las normas precitadas, el a quo señala en torno a la privación abusiva de

libertad que “…tiene lugar cuando la libertad de una persona se ve

restringida por el abuso de funciones por parte de un funcionario público

en ejercicio de su cargo, pero la ilegalidad –en el caso objeto del presente

resolutorio–tiene lugar cuando el funcionario posee la facultad de detener

pero la utiliza arbitrariamente o lo hace sin los recaudos que en el caso le

atribuyen la competencia…” (sic).

Page 28: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

28

Por su parte, considera que la comisión de tormentos

agravados no sólo se demuestra ante las omisiones de Mazzoni y

Córdoba en los hechos, sino también entiende que se dio una

participación activa de ambos que se configuró al momento de las

entrevistas con las víctimas (tormentos psíquicos).

Sin perjuicio de las numerosas imputaciones

formuladas en orden a este delito, el Juzgador refiere únicamente en

relación a Mazzoni, la situación denunciada por María Gregoria Pérez al

momento que –refiere la testigo– el nombrado colocó un arma sobre el

escritorio, y respecto de Córdoba, la falta de respuesta ante las

circunstancias relatadas en las audiencias por Mirta Susana Clara y Hugo

Ramón Barúa.

II.- A. Que, en forma previa al análisis de adecuación

típica en cada supuesto venido a estudio, debemos especificar la ley

penal aplicable a las figuras penales enrostradas.

En efecto, como ya lo ha sostenido este Tribunal en

anteriores resoluciones, y considerando la época de presunta comisión de

los hechos investigados, en relación a los tormentos agravados resulta de

aplicación –por ser más benigna– la norma del artículo 144 ter del Código

Penal, según el texto de la Ley 14.616 (B.O. 17/10/58), que establece:

“Será reprimido con reclusión o prisión de tres a diez años e inhabilitación

absoluta y perpetua, el funcionario público que impusiere, a los presos

que guarde, cualquier especie de tormento”.

Por su parte, la privación ilegítima de la libertad –en la

forma abusiva del inciso 1º del artículo 144 bis del Código Penal– incorporada

también por el artículo 2 de la Ley 14.616, si bien tuvo diferentes

modificaciones en virtud de la remisión al artículo 142 del Código Penal

en su último párrafo (por Leyes 18.953, 20.043, 20.642 y 21.338), resulta

aplicable en autos el texto según Ley 14.616 (conf. artículo 2 del Código

Penal). La mencionada norma dice: “Será reprimido con prisión o

reclusión de uno a cinco años e inhabilitación… 1º) El funcionario público

que, con abuso de sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la

ley, privase a alguno de su libertad personal...”.

Así, el a quo cita y aplica la norma con las

modificaciones introducidas por Ley 21.338/76 (que había incorporado el

inciso 6º al último párrafo del artículo 142), siendo que posteriormente

dicho texto legal fue derogado por la Ley 23.077 (B.O. 22/08/84).

Page 29: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Sentado lo anterior, analizaremos uno a uno los

testimonios prestados por las víctimas de los hechos objeto de

investigación, para luego ponderar la correspondencia –o no– de las

calificaciones jurídicas enrostradas al accionar de los encausados.

II.- B) 1. Aníbal Ponti declaró (según constancias

obrantes a fs. 172/175 de este legajo) el 12 de noviembre de 2002,

oportunidad en la cual –en lo sustancial y que interesa a esta causa–, luego

de referir una serie de sucesos políticos acaecidos en la época que nos

convoca, señaló que en el mes de agosto o septiembre de 1974 fue

ordenada su detención la que se efectivizó durante el mes de enero de

1975. Que en dicha ocasión prestó declaración en el Juzgado Federal de

Resistencia y luego le fue otorgada la libertad por falta de mérito,

permaneciendo detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Que

estuvo detenido en la Brigada de Investigaciones donde fue objeto de

torturas y apremios en forma despiadada (que describe detalladamente)

para obtener declaraciones. Luego de indicar los miembros de la Policía

de la Provincia del Chaco que participaron de las sesiones de torturas

aludió a la actuación del Poder Judicial, concretamente a la Justicia

Federal.

En tal sentido refirió “… al Juez Córdoba, al Señor

Mazzoni, al Señor Flores Leyes, al Señor Resca, estos hombres de la

justicia, convivieron y fueron complacientes con las torturas y los

apremios ilegales. Ellos conocían por las denuncias expuestas por los

distintos detenidos de la situación narrada acerca del rol de la policía de la

provincia acerca de estos hechos. Pero con su silencio y complicidad

permitieron que se desarrollen estos hechos aberrantes. En mi caso

particular recuerdo que cuando fui retirado de la Alcaidía, mi abogado

particular presentó un recurso de Hábeas Corpus, dado que no se

conocía mi destino. Que en un momento, encontrándome en la brigada,

apareció el Dr. Grillo (médico policial), Flores Leyes, Mazzoni, Resca y el

Juez Federal y que a pesar de encontrarme todo golpeado y con heridas

en el cuerpo, el médico certificó que eran heridas de piel, en ese

momento sentí desesperación frente a estos hombres de la justicia (…)

conozco por testimonios de otros compañeros como el caso de Hugo

Barúa, Mendoza y si no estoy equivocado José Luis Valenzuela, estos

miembros del poder judicial nombrados anteriormente, participaron

personalmente en interrogatorios con apremios…” (sic).

Page 30: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

30

Posteriormente, Ponti declaró en esta causa (fs.

494/498 y vta.), señalando tener un “profundo” conocimiento de los

integrantes del Poder Judicial. Así, luego de explicar el procedimiento en

las causas tramitadas en aquella época, el testigo refirió conocer sus

formas de pensar a través del diálogo político mantenido con los mismos,

destacando que fue la complicidad de la justicia la que permitió el

accionar de bandas para-policiales.

Puntualmente aludió en relación a su detención en

enero de 1975, que estuvo detenido en la Brigada de Investigaciones,

luego pasó a la Alcaidía Policial y nuevamente fue trasladado a la Brigada

por un largo período, incomunicado, y donde fue objeto de tormentos.

Que después de ese tiempo comparecieron ante el juez federal. Asimismo

aportó detalles de la visita de la comisión judicial que lo visitó en la

Brigada ante la interposición de un hábeas corpus en su favor.

Con respecto al contacto que tuvo con el entonces

Juez Federal Córdoba y con el Dr. Mazzoni, relató que mientras estuvo

detenido en la Alcaidía y la U7, los vio cinco a siete veces, y que a

Rawson –donde fue trasladado en 1978– también fueron, y que en tales

oportunidades les manifestó de los tormentos padecidos, pero que la

relación con ellos era la de “adversarios políticos”.

Por lo demás, señaló que fue un coronel del Segundo

Cuerpo quien le notificó su libertad, en el mes de octubre de 1982.

II.- B) 1. a. Al momento de ejercer su defensa material,

Roberto Domingo Mazzoni manifestó –en relación al presente hecho–

desconocer que la detención de Ponti era ilegal, agregando que las

denuncias formuladas al momento de las indagatorias, por criterio del

Juez Guillermo Mendoza, debían ser tramitadas aparte.

Por su parte, Luis Ángel Córdoba señaló en su

descargo que la época a la que alude el testigo fue anterior a su

desempeño como Juez Federal, siendo que tomó conocimiento de esa

detención un año después de ocurrida. Negó asimismo haber mantenido

conversaciones de tono político con el testigo.

II.- B) 1. b. De las constancias obrantes en autos y las

agregadas que se encuentran reservadas por Secretaría, surgen los

extremos relacionados a la detención de Aníbal Ponti.

Así, del expediente Nº 77/75 caratulado: “Ponti Aníbal

y Manuel Guilio s/ Infracción a la Ley 20.840 ” (registro de Cámara Nº

Page 31: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

15.452/75) se aprecia que la detención del nombrado se produjo el 31 de

enero de 1975 en la localidad de Presidencia Roque Sáenz Peña (fs. 1 y

3) en virtud de una orden de Captura Recomendada (Orden del Día de la

Repartición Nº 6028, Art. 1º - Inc. 8º, de fecha 17/12/74, según constancia

de fs. 10) en la causa “Víctor Santiago Sánchez, Félix Rubén Saucedo y

Oscar Gabriel Benítez s/ Damnificado Homicidio, Lesiones Gravísimas y

Asociación Ilícita”, Sumario Federal Nº 156/74.

Asimismo surge que en fecha 3 de febrero de 1975, la

prevención efectuó una consulta con el Juzgado Federal (fs. 14 vta.),

interiorizando a la Magistratura de las diligencias llevadas a cabo, las

cuales fueron –según el informe obrante– aprobadas, habiendo sido

finalmente elevadas las actuaciones a sede judicial en fecha 6 del mismo

mes y año (fs.30), e indagado Ponti al día siguiente (07/02/75) en

presencia de su abogado defensor, del Juez actuante –Dr. Mendoza– y del

secretario Flores Leyes (fs. 31/32).

Por lo demás, a fs. 13 bis de las citadas actuaciones se

agrega el Oficio Nº 236 de fecha 1º de febrero de 1975, por el cual el Juez

Federal solicita al Jefe de la Delegación Local de la Policía Federal

información en relación al paradero de Ponti, en el marco del expediente

Nº 66/75 caratulado “RODRIGUEZ, Luis Juan Dr. s/ Recurso de hábeas

corpus en favor de Aníbal Ponti y Roque Giglio”, y a fs. 35 obra el informe

por el cual se hace saber la puesta a disposición del Poder Ejecutivo

Nacional de Aníbal Ponti bajo Decreto Nº 282 del 6 de febrero de 1975,

cuya copia autenticada se agrega a fs. 47/48.

Que, en esta causa Nº 77/75 se dispone (en fecha 25

de febrero de 1975) la falta de mérito en relación a Ponti, ordenándose así

su libertad únicamente en dichos actuados, obrando asimismo

constancias del sobreseimiento definitivo dictado el 4 de junio de 1975.

Ahora bien, del expediente Nº 474/75 caratulado

“Copello, Raúl Luis y otros s/ Asociación Ilícita e Infracción a la Ley

20.840”, resulta su alojamiento en fecha 25 de abril de 1975 en la Alcaidía

Policial a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, obrando la notificación

de la puesta a disposición del Juez Federal en esos autos (fs. 260 vta. y

261).

Ante dicho Magistrado y del por entonces Secretario

Roberto Mazzoni, obra la indagatoria recibida a Ponti en esa sede en

fecha 29 de abril de 1975, oportunidad en la cual el nombrado refirió

Page 32: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

32

haber sido objeto de apremios en sede policial, describiendo en qué

consistieron los mismos (fs. 398/399).

En fecha 21 de agosto de 1975, se dictó la prisión

preventiva respecto de Aníbal Ponti –y otros encausados– (fs. 819/822),

habiendo la Cámara Federal confirmado tal decisión conforme surge de

fs. 972 y vta., en fecha 13 de mayo de 1976.

Que, hasta aquí no surge intervención alguna de Luis

Ángel Córdoba en las actuaciones, sino hasta la constitución del Tribunal

en el Instituto de detención de Rawson (U 6), el 26 de junio de 1979, y la

constancia de la entrevista mantenida en esa ocasión con Ponti, (fs. 1.234

bis) así como el posterior fallo de condena a su respecto (fs. 1.415/1.445)

de fecha 30 de octubre de ese mismo año.

Resulta pertinente señalar aquí que a fs. 1.594/1.595

se agrega la contestación de la vista conferida al Señor Fiscal de Cámara,

Dr. Pericles A. Festorazzi del recurso de apelación interpuesto por el

Procurador Fiscal (Dr. Roberto D. Mazzoni) contra el fallo arriba

mencionado.

En dicha oportunidad (17 de abril de 1980), el Fiscal

General luego de evacuar la misma, efectuó una observación al inferior

jerárquico en atención al no cumplimiento de las instrucciones dadas por

esa Superioridad. Así, señala la inobservancia de las directivas impartidas

en fecha 6 de septiembre de 1976, en torno a la promoción de las

acciones penales correspondientes por los apremios denunciados por

Ponti, solicitando a la Cámara hacer saber al Dr. Mazzoni lo referido “con

el objeto de evitar mayores morosidades funcionales, como actividades

impuestas por la ley” (sic).

Finalmente el fallo dictado en la anterior instancia fue

resuelto por Cámara el 4 de noviembre de 1980, la que ordenó en el

punto XXVII de la parte resolutiva, hacer saber al Sr. Procurador Fiscal las

recomendaciones formuladas por su superior jerárquico.

II.- B) 1. c. Que, en relación a la concurrencia en el caso

del tipo penal del art. 144 bis, inciso 1º del Código Penal, habremos de

señalar que no se advierte su configuración en el accionar de los

encausados.

De tal forma y de conformidad a la reseña de

actuaciones efectuada más arriba, entendemos que la privación de

Page 33: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

libertad de Aníbal Ponti no ha sido ilegal, extralimitada o arbitraria por lo

que mal puede imputarse su carácter “abusivo” a los procesados.

En tal contexto, debemos señalar que la imputación a

tenor de esta figura penal, devino, al menos, imprecisa en relación a

Roberto D. Mazzoni desde que a la época de detención de Ponti aquél se

desempeñaba como Secretario del Juzgado Federal, sin poder

jurisdiccional para disponer o hacer continuar o cesar la misma, siendo

que respecto de Córdoba –como puede comprobarse de la descripción fáctica

realizada– su intervención en relación a este testigo fue muy posterior a la

detención, esto es, en oportunidad de la visita carcelaria en Rawson en

forma previa al dictado de la condena, hacia mediados del año 1979.

Ahora bien, en orden a la imputación del delito previsto

en el art. 144 ter segundo párrafo, como lo refiriéramos en el apartado II.-

de estos considerandos, el a quo entiende que la comisión de tormentos

agravados no sólo se demuestra ante las omisiones de Mazzoni y

Córdoba en los hechos, sino también a través de su participación activa al

momento de las entrevistas con las víctimas (tormentos psíquicos).

Que en relación a esta temática, caben las siguientes

consideraciones generales, las que servirán asimismo a la hora de valorar

las demás situaciones a tratar en estos autos, sin perjuicio del análisis

respecto a la subsunción del delito de imposición de tormentos en el

supuesto bajo examen.

Este Tribunal tuvo oportunidad de expedirse en

anteriores resoluciones en orden a la configuración del delito de

tormentos agravados cometidos por miembros de la Policía de la

Provincia del Chaco y del Ejército. Así, luego de tratar los aspectos típicos

de la norma en trato, se señaló en tales ocasiones que los hechos

denunciados habían sido debidamente acreditados en virtud de los datos

incontrastables surgidos de los informes de revista de los imputados, su

carácter de funcionarios públicos y su presencia al momento de acaecer

los ilícitos denunciados, así como de las múltiples declaraciones de las

víctimas de los tormentos indagados, que en forma coincidente y reiterada

relataron las condiciones de encierro (falta de higiene y alimentación), de

clandestinidad, y de torturas padecidas tanto en la Brigada de

Investigaciones como en la Alcaidía Policial (aplicación de picana

eléctrica, tabicamiento, simulacros de fusilamiento, torturas psicológicas,

etc.).

Page 34: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

34

Asimismo –y como ya lo refiriéramos en otro pasaje de este

decisorio– esta Alzada confirmó el procesamiento del encausado Carlos E.

Flores Leyes, por entonces Secretario Penal del Juzgado Federal de

Primera Instancia de esta ciudad, por el delito de tormentos agravados, al

tener por comprobada su presencia y actuación en el ámbito donde se

perpetraban las torturas denunciadas por las personas privadas de su

libertad, esto es, la Brigada de Investigaciones sita en calle Juan B. Justo

de esta ciudad.

Desde tal escenario, hemos de destacar que sin dejar

de reconocer el carácter amplio de protección que otorga el artículo en

estudio (que alude a “cualquier especie de tormento”), entendemos que

los supuestos de hecho arriba descriptos –vivencias sufridas por las víctimas

en los lugares de cautiverio–, no pueden asimilarse a las conductas

achacadas a los procesados en torno a su presunta inactividad luego de

ser anoticiados por los detenidos en las respectivas audiencias de tales

padecimientos en los lugares de alojamiento; ello, sin perjuicio de que

dichas conductas –u omisiones– puedan resultar encuadradas en otros

ilícitos penales.

Ciertamente, consideramos que las conductas

prohibidas por el artículo 144 ter del Código Penal deben diferenciarse de

otras acciones, pudiendo tomarse como un criterio para deslindar los

tormentos de otras afectaciones a la integridad física o moral, la mayor

intensidad o gravedad de las mismas, o bien el predominio de afectación

a otros bienes jurídicos (distintos de la integridad física y moral), por lo

cual las conductas devendrían encuadrables en otras normas penales.

Que, dicho criterio es el que establece la Convención

contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o

Degradantes en su artículo I, Ap. 1, en cuanto dispone que “… se

entenderá por el término ‘tortura’ todo acto por el cual se inflija

intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya

sea físicos o mentales …” (el destacado nos pertenece).

En ese orden de ideas, en el artículo “Tratamiento

Penal de las condiciones de detención en los Centro s Clandestinos

frente al tipo penal del art. 144 ter, C.P. ” publicado por la Unidad Fiscal

de Coordinación y Seguimiento de las causas por vio laciones a los

Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado de la

Procuración General de la Nación , se refiere “… El criterio de intensidad

de la afectación de la integridad física o psíquica para distinguir entre la

Page 35: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

tortura y otras formas menos graves de atentados contra la integridad

personal es también utilizado por los órganos del sistema interamericano

y europeo de protección de derechos humanos y por los tribunales

penales internacionales” .

Y es justamente en tal sentido que, como referimos

supra, esta Cámara consideró como actos de torturas tanto a las

circunstancias de modo, tiempo y lugar padecidas en cautiverio por las

personas privadas de libertad (aislamiento, incomunicación, tabicamiento,

deficiente alimentación e higiene, deficiente atención médica, abusos

sexuales, etc.), como las graves y reiteradas agresiones físicas y

psíquicas soportadas al momento de los interrogatorios en los distintos

ámbitos de detención.

Así, en la especie, la actitud asumida tanto por

Mazzoni, quien se hallaba presente en la oportunidad que Aníbal Ponti

manifestó ante el Magistrado interviniente haber sido objeto de apremios

ilegales al momento de prestar declaración indagatoria en sede

prevencional (conf. fs. 398/399 del expediente Nº 474/75 caratulado

“Copello, Raúl Luis y otros s/ Asociación Ilícita e Infracción a la Ley

20.840”) –actitud que mantuvo aun siendo Procurador Fiscal y que le valió una

observación por parte de su superior jerárquico–, así como la inacción por

parte de Luis Ángel Córdoba, al tomar conocimiento varios años después

de tales ilícitos, no resultan equiparables al concepto de “tormento”.

En razón de lo antes expuesto, las conductas de los

procesados en relación a los hechos denunciados por Aníbal Ponti, no se

adecuan a los tipos penales enrostrados (privación abusiva de la libertad

e imposición de tormentos agravados), sin perjuicio de su subsunción en

otras figuras, conforme se verá oportunamente.

II.- B) 2. Mirta Susana Clara declaró (de conformidad a

las constancias de fs. 31/37 y vta. de autos) en la causa Nº 243/84,

“Caballero Lucio H. y otros s/ Tormento agravado” el 5 de mayo de 2008.

En dicha ocasión –en lo pertinente a estas actuaciones–, luego de relatar las

vivencias con sus compañeras de detención en distintas etapas y referir a

los autores de los padecimientos por ella sufridos, reseñó “…Lo que hizo

Mazzoni conmigo, en Diciembre de 1975, como me opongo a declarar, y

me pasa a la Dra. Lindstom y le cuento todo lo que habíamos pasado,

como torturas, le cuento del lugar donde estábamos siendo torturados

habían hecho una declaración apócrifa, que yo no la reconocía. El me

estaba escuchando y en determinado momento levanta el teléfono y dice

Page 36: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

36

con la Brigada hay que preguntarle algo más a la Sra. De SALAS, y le

dicen que no, y yo frente a eso me niego a declarar. Cuando a nosotros

nos detienen en Octubre de 1975, yo no opuse resistencia, solamente

estaba GANDOLA, que venía dirigiendo, estaba LUCIO CABALLERO,

estaba RODRIGUEZ VALIENTE, y uno que se hacía llamar PEREZ y uno

que nunca supe. En caso no hubo nadie, estuvimos mucho tiempo siendo

golpeados frente a la pared, nos empiezan a torturar en casa y ahí no hay

nadie mas. En la Brigada no lo reconocí a Mazzoni, ahí reconocí a

MANADER, a RODRIGUEZ VALIENTE, THOMAS (…) A Mazzoni lo vi en

Diciembre de 1975 en el juzgado….” (sic).

Más adelante, al hablar sobre los funcionarios

judiciales refirió que “…no registraron las torturas, ellos tenían la orden de

traslado y en ningún momento nos informaron a Néstor y a mí de que

íbamos a ser trasladados (…) Sobre mi situación de embarazo y las

complicaciones del mismo no me dieron la asistencia que tenía que

recibir. Durante mi traslado a FORMOSA, no tenían conocimiento, cuando

me citan para el cambio de defensor, le pregunto por qué me habían

trasladado ellos me dicen que fue por decisión del PODER EJECUTIVO y

en esa ocasión le cuento lo que pasó, el traslado ilegal, la situación de

torturas en FORMOSA, no me dan lugar a nada de lo que pido, les

planteo la situación del bebé, la necesidad de contar con alimentos para

ello…” (sic). Por lo demás, destacó “…yo pude hablar con MAZZONI,

sobre si estuvo en mi casa, me dice que sí, y eso no es cierto y lo van a

mantener hasta el día de su muerte (…) yo en el año 1984 declaro, se

abre una causa sobre torturas, sobre las que sufrimos MARIA

GREGORIA PEREZ y FLORES LEYES y MAZZONI siguen impidiendo, y

usan la causa donde me condenan…” (sic).

A fs. 581/585 y vta., Mirta Susana Clara declaró

nuevamente, ahora en las presentes actuaciones, narrando en lo

sustancial que “… el Dr. Córdoba se presenta por primera vez en febrero

de 1976 en la Alcaidía junto con el Dr. Mazzoni, y que le pido que se

tenga en cuenta que estoy embarazada, que necesito cuidados y

traslados al ‘Hospital Perrando’ así también, que necesito cosas

escenciales de ropa de mi hija y cosas nuestras que estaban en mi casa.

Y este se niega, me dice que es imposible, que lo va a pensar y lo va

hablar pero nunca hace nada para la protección de las personas. Como

era la primera vez que lo conocía después de haber visto a la jueza

Limstrom, le recuerdo adelante del DR. Mazzoni, que nosotros habíamos

Page 37: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

sido torturados y le recuerdo que mi esposo tenía marcas de torturas (…)

se presentaba al Dr. Córdoba como juez, y lo presentan a Mazzoni, dos

meses después de haber sido detenido lo veo a Mazzoni, de ahí lo

conocía. También en su visita en febrero de 1976, le denuncio a Córdoba

las condiciones de detención que teníamos, las condiciones inhumanas, y

tampoco hizo nada. Luego sucede el traslado el 7/mayo/1976,

posteriormente en julio de 1976, me llevan al juzgado federal a ser vista

por el Dr. Córdoba por primera vez con el DR. Flores Leyes y el

Prosecretario Resca, yo le pregunto a ellos, pero sobre todo a Córdoba,

por qué nos hicieron lo que nos hicieron, al momento del parto nos

trasladaran a Formosa, y mi hijo naciera en condiciones límites. Y

Córdoba lo que responde: que era una situación atípica, que era una

orden del Poder Ejecutivo Nacional y que ellos nunca le preguntaban…”

(sic). Seguidamente la declarante refirió una serie de circunstancias y

padecimientos que fueran denunciados en esa oportunidad al entonces

Juez Córdoba, sin que hubiera obtenido respuesta alguna de su parte.

Continuó relatando que ya en febrero de 1977, estando

en Devoto, la visitaron la Defensora Pace de Elías, el Dr. Córdoba, Flores

Leyes y Resca y que, ante las preguntas formuladas en relación a los

sucesos donde perdiera la vida su marido, Néstor Salas, tampoco obtuvo

respuestas. Que en esa oportunidad “… le pido a Córdoba, un recurso de

amparo para que desde la cárcel de Villa Devoto nos trasladen a la

Alcaidía de Resistencia, el motivo del recurso era por matanza y masacre

de los compañeros teníamos miedos por nuestras vidas, él se niega por

que no puede levantar un recurso de amparo por que dice que no es su

competencia, y cuando insisto, me dice usted quiere querellar a las

fuerzas armadas; lo que le digo es que queríamos dejar constancia de un

recurso de amparo en ese momento éramos nueve las detenidas del

Juzgado de Resistencia, todas las compañeras le piden un recurso de

amparo para no ser trasladadas, él sabía lo que pasaba y nunca hizo

nada, para evitar ser trasladadas y muertas, ellos tenían conocimiento de

lo que ocurría …En 1978, aun no habían investigado lo de Néstor Sala, no

tomaron medidas precautorias sobre mi hijo, no se preocupa por las

condiciones de detención de Villa devoto, no agiliza la causa penal

nuestra para poder encontrarme con mis hijos, cada vez que los veía que

nosotros habíamos sido torturados…” (sic).

Posteriormente refirió que en esa unidad carcelaria

actuaba una “comisión interdisciplinaria”, compuesta por militares,

Page 38: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

38

psiquiatras e inspectores de turno que al entrevistarla, tenían información

de la causa judicial, circunstancia de la que infiere, actuaban

asociadamente.

Sostuvo además que “… En 1980, cuando en una

presencia del DR. Córdoba con Resca, con los fiscales a la cárcel de villa

Devoto, como una entrevista final antes de condena, lo que me trasmiten

que han pedido información a la dirección de inteligencia la policía de la

provincia de Buenos Aires, y yo residí en la Plata, y que no le pasaron

referencia de inteligencia, que no teníamos antecedentes. Lo deja ahí, le

recuerdo que Néstor esta muerto y que no conozco la investigación que

ha hecho respecto de su muerte, y que no hay ningún movimiento,

respecto del proceso de tortura, que denunciáramos (…) A posteriori, con

la audiencia con Córdoba, me llama a entrevistarme Mazzoni, cuando yo

lo veo, con Mazzoni, le pregunto: si el estuvo en el procedimiento judicial

en mi casa, o si hubo procedimiento judicial en mi casa ya que o veo su

firma en el acta de allanamiento y si el estuvo, quiero aclarar a Mazzoni,

lo veo a posteriori del fallo de condena que hace el DR. CORDOBA y

donde veo que están las firmas del DR. Mazzoni y Flores Leyes y le

pregunto si estuvo en mi casa, el me dice que si, y que si el estuvo en mi

casa entonces yo le digo que es conciente de las torturas a mi y a mi

marido, al momento de mi detención que fui golpeada y que se

escuchaban los gritos de Néstor. El que contesta: que el no vio que nos

golpearan, entonces yo le digo que no estaba ahí…” (sic).

Señaló en la ocasión que a Córdoba lo vio cuatros

veces durante su detención: en febrero de 1976, y en Devoto en 1978,

1979 y 1980, que en relación al traslado a Formosa manifestó que se

llevó a cabo en la clandestinidad y con irregularidades, destacando que,

de haber tomado alguna medida el Juzgado Federal de Resistencia, se

hubieran podido evitar.

Durante la misma audiencia, Clara de Salas declaró

que al momento de su detención su embarazo llevaba un mes y medio de

gestación y que Mazzoni sabía de su estado desde el mes de diciembre

de 1975, señalando que Córdoba tomó conocimiento en febrero de 1976

al indicar “…tenía seis meses de embarazo, era notorio” (sic).

II.- B) 2. a. Al momento de prestar declaración

indagatoria en autos, Roberto D. Mazzoni refirió, en relación a lo

manifestado por Mirta Susana Clara, no haber estado presente en

oportunidad del allanamiento efectuado en el domicilio del matrimonio

Page 39: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Salas, explicitando la inexistencia de su firma en la pertinente acta que

refleja lo acontecido, así como su presencia en otro procedimiento

realizado el mismo día, a instancias de la entonces Juez Federal

Subrogante.

Asimismo señaló que nunca estuvo en la Alcaidía

Policial, circunstancia también referida por Córdoba al ejercer su defensa

material.

En tal sentido, el último nombrado sostuvo no recordar

los pedidos formulados por Mirta Clara, ni haber ordenado el traslado a

Formosa como invoca la testigo.

Por lo demás destacó que Clara, al prestar declaración

judicial en diciembre de 1975, manifestó que ya no tenía rastros de los

apremios sufridos.

II.- B) 2. b. Que, del análisis de las constancias del

expediente Nº 1546/75, caratulado “ Salas Néstor Carlos y otros s/

Asociación Ilícita e Infracción Ley 20.840 ” agregado a estos autos,

surgen las actuaciones prevencionales en donde se informa a la

Magistratura Federal (en fecha 10 de octubre de 1975) del procedimiento

realizado en presencia del Dr. Carlos Flores Leyes y personal de la

dependencia policial en la finca ubicada en calle Brown Nº 1955, del

secuestro de efectos vinculados a actividades subversivas y de la

detención de Mirta Susana Clara y Néstor Carlos Sala.

En tal sentido, a fs. 1 vta., con fecha 9 de octubre de

1975, se deja constancia de la solicitud de la dependencia policial de la

presencia del Juez Federal o Secretario de dicho Tribunal para la

realización de tal diligencia, consignándose seguidamente de la

constitución en el lugar del Secretario Carlos Eduardo Flores Leyes.

A fs. 2 de los mencionados actuados, obra el acta de

allanamiento practicada en el domicilio señalado, de la cual surge la

presencia en la oportunidad de Flores Leyes y personal policial que allí se

menciona.

En lo que aquí interesa, luego de una solicitud de

prórroga legal al Juez para continuar con las tareas de prevención, el

sumario es elevado al Juzgado Federal en fecha 18 de noviembre de

1975, constando la recepción del mismo en la sede judicial el 26 del

mismo mes y año, así como la providencia disponiendo la fijación de

audiencias indagatorias (el 1 de diciembre de 1975).

Page 40: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

40

De tal forma, a fs. 1.697/vta. a 1.699 se agrega el acta

de la declaración indagatoria recibida en sede judicial a Mirta Susana

Clara el 17 de diciembre de 1975, donde consta la designación como su

abogado defensor del Dr. Carlos Leunda (h), quien se hallaba presente en

el acto. Allí la nombrada expresó que la declaración prestada en sede

policial no le pertenecía, rectificando totalmente su contenido.

Refirió al respecto que fue obligada a firmar mediante

torturas padecidas a pesar de su estado, de las cuales ya no tenía rastros

ni secuelas, señalando a los presuntos autores de las mismas en razón

de haberlos visto.

Dicha acta fue suscripta por la declarante, su abogado

defensor, la Señora Juez Federal Subrogante y el Secretario actuante, Dr.

Roberto Mazzoni.

Con fecha 9 de abril de 1976, el Dr. Luis Ángel

Córdoba dicta la prisión preventiva respecto de Mirta Clara de Salas (fs.

1.743 y vta.), resolución que fue apelada por la nombrada al momento de

ser notificada.

Según consta a fs. 1.751, en fecha 1º de abril de 1976,

la testigo solicitó al Juez Córdoba la entrega de documentación de su hija

a su madre o suegro con la finalidad de realizar trámites escolares,

diligencia que se cumplimentó según constancia obrante a fs. 1.752, en

fecha 29 de abril de 1976.

Por lo demás y en relación al traslado a la ciudad de

Formosa al que alude la testigo Mirta Clara, se aprecia la comunicación

cursada por la Alcaidía mediante oficio dirigido al Señor Juez, informando

el traslado de la mencionada por disposición de autoridades militares,

destacando su carácter de detenida a disposición del Poder Ejecutivo

Nacional por Decreto Nº 10/76 (fs. 1.753), razón por la cual se dispuso (fs.

1.755) librar exhorto judicial al Juez Federal de la Provincia de Formosa a

los fines de notificar a Clara la concesión del recurso de apelación

intentado contra la prisión preventiva ordenada.

Posteriormente, en fecha 11 de junio de 1976, se

agrega informe de Actuario por el que hace saber que el Magistrado de

Formosa puso nuevamente a disposición de su par de Resistencia al

matrimonio Salas interviniendo en el traslado a esta ciudad el Regimiento

de Infantería de Montes Nº 29 (fs. 1.762 vta.), surgiendo asimismo de fs.

1.766, la comunicación de la Alcaidía Policial –de fecha 22 de junio de

Page 41: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

1976– por la que informa que Mirta Clara fue reintegrada a esa unidad

carcelaria.

Habiendo renunciado el Dr. Carlos Leunda al cargo de

defensor de Mirta Susana Clara de Salas, la nombrada designa a la

Defensora Oficial (fs. 1.768/1.769).

Interesa destacar aquí que a fs. 1.786 y vta. obra

escrito del Fiscal de Cámara, Dr. Pericles Festorazzi, quien en fecha 6 de

septiembre de 1976, luego de la reseña de fojas del expediente en

estudio de las que podrían surgir responsabilidades criminales, solicita a

la Cámara que al momento de pronunciar sentencia, haga saber al

Procurador Fiscal de Primera Instancia de dicha presentación, a fin de

que promueva la acciones públicas correspondientes en atención a las

constancias públicas indicadas.

Que, a fs. 1.796/1.798 se agrega el fallo dictado el 23

de noviembre de 1976 por la Cámara Federal, por el cual confirma las

prisiones preventivas oportunamente dictadas, ordenando en el punto II)

de dicho resolutorio “Hacer lugar a lo solicitado por el Sr. Fiscal de

Cámara a fs. 14 y vta., debiendo tomar conocimiento el Señor Fiscal de

Primera Instancia” (sic).

Asimismo, a fs. 2.267/2.269 la Defensora Pública

Oficial, Dra. Elizabeth N. Pace de Elías ejerciendo la representación

técnica de Mirta Susana Clara y María Gregoria Pérez en los citados

actuados, al momento de solicitar al Señor Juez la absolución de sus

defendidas, refirió a los tormentos padecidos por las nombradas,

destacando que ya el Fiscal de Cámara había solicitado medidas al

respecto, haciendo lugar la Cámara a lo solicitado.

A fs. 2.492 se adjunta el acta donde consta la

constitución del Tribunal en el Instituto de Detención (U.2) y de la

entrevista mantenida por el Dr. Córdoba y la Dra. Rosa Nélida Rey de

Carol con la interna Mirta S. Clara (29 de noviembre de 1979).

A fs. 2.497/2.511, en fecha 8 de febrero de 1980, el

Juez Córdoba dicta la resolución por la cual absolvió de culpa y cargo a

María Gregoria Pérez en los ilícitos imputados y condenó a Mirta Susana

Clara de Salas por los mismos hechos, ordenando asimismo la extracción

por el Actuario de copia de las manifestaciones efectuadas en sus

declaraciones indagatorias por las nombradas en orden a los supuestos

castigos de los que habrían sido pasibles en sede prevencional.

Page 42: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

42

Al respecto, al momento de mantener el recurso

interpuesto por el Procurador Fiscal contra el decisorio referido en el

párrafo anterior, el Señor Fiscal de Cámara efectuó una observación al

inferior jerárquico en atención al incumplimiento de las instrucciones

dadas por esa Superioridad.

Así, señala la inobservancia de las directivas

impartidas en septiembre de 1976, en torno a la promoción de las

acciones penales correspondientes por los apremios denunciados por

Clara y Pérez, solicitando a la Cámara hacer saber al Dr. Mazzoni lo

referido “con el objeto de evitar mayores morosidades funcionales, como

actividades impuestas por la ley” (sic).

Que, confirmado el fallo por la Cámara (fs. 2.546/2.553)

en fecha 30 de junio de 1981, se hizo lugar a lo solicitado por el Fiscal de

Cámara, ordenando poner en conocimiento del Procurador fiscal de la

anterior instancia las observaciones de su superior jerárquico.

Deviene válido destacar que a fs. 2.615 vta. se agrega

un informe del Secretario Carlos Flores Leyes, fechado el 4 de noviembre

de 1981, en el que hace saber que no se dio cumplimiento con la

extracción de copias ordenada en la sentencia del 08/02/1980 en relación

a los castigos denunciados, por no contar con fondos disponibles,

diligencia que se cumplimenta el 16 de julio de 1984, según constancias

de fs. 2.648 vta.

Que, en relación a la causa Nº 2354/75 del registro del

Juzgado Federal Nº 2 de Formosa, caratulada “Salas Néstor y otros s/

Infracción Ley 20.840 ” –cuya copia digitalizada se encuentra reservada por

Secretaría– se advierten los extremos vinculados al traslado dispuesto en

relación al matrimonio Salas.

A fs. 787, en fecha 20 de febrero de 1976, el Juez

Federal de Formosa ordenó librar exhorto judicial a su par de Resistencia,

a los fines de que disponga el traslado de los nombrados.

Más adelante, a fs. 921/922, el Juez Córdoba firmó la

providencia de recepción del exhorto remitido, obrando asimismo el

informe de Actuario en relación a la situación procesal de los requeridos.

Así, a fs. 922 vta. (el 15 de marzo de 1976) el Magistrado puso a

disposición del Juez exhortante a los requeridos, al solo efecto de que

presten declaración indagatoria, destacándose en la minuta que el Juez

rogante debería proveer lo necesario a los fines del traslado.

Page 43: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Según consta a fs. 923 (el 12 de abril de 1976), el Juez

Federal de Formosa ordenó librar oficio al Jefe del RIM 29 a los fines del

traslado de Néstor Salas y Mirta Susana Clara de Salas, agregándose a

fs. 941(con fecha 14 de mayo de 1976) la comunicación de Alturria

informando que los nombrados se hallaban alojados en dependencias

carcelarias, a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

Tras disponer el Magistrado interviniente las fechas

para la recepción de las respectivas indagatorias, surgen de fs. 951/953 y

vta., las constancias de la declaración prestada en sede judicial por Mirta

Susana Clara, el 31 de mayo de 1976, luego de lo cual se ordenó (el 3 de

junio de 1976) poner a los requeridos nuevamente a disposición del Juez

Federal de Resistencia, oficiando al Jefe del RIM 29 a los fines del

traslado, y haciendo saber dicha medida a través del exhorto judicial de la

misma fecha.

II.- B) 2. c. Expuestos que fueran los antecedentes

obrantes en esta Secretaría en relación al hecho objeto de estudio,

corresponde liminarmente señalar que no se dan los extremos para

imputar una privación ilegítima de la libertad –en su modalidad abusiva– a

los encausados.

Así, respecto de Roberto Domingo Mazzoni caben

similares consideraciones a las efectuadas en relación a Ponti, desde que

a la fecha involucrada el encartado se desempeñaba como Secretario

Penal del Juzgado Federal de Primera Instancia, careciendo de imperium

para resolver en relación a la privación de libertad.

Asimismo, la detención ocurrida en fecha 9 de octubre

de 1975 fue anterior a que Luis Ángel Córdoba asumiera como Juez

Federal, habiendo tenido la primer intervención en la causa en fecha 13

de febrero de 1976, conforme surge de fs. 1.731 del expediente Nº

1546/75, cuando la misma se encontraba en pleno trámite procesal.

Ahora bien, en relación a los tormentos que la testigo

refiere haber sufrido durante el allanamiento practicado en el domicilio de

calle Brown 1955, oportunidad en que resultara detenida junto con Néstor

Carlos Salas, surge de las constancias arriba mencionadas la presencia

en el lugar de Carlos Flores Leyes, circunstancia que no aparece

controvertida con los dichos de Clara, desde que ésta manifestó que fue

Mazzoni quien le había referido en una conversación estar presente en la

Page 44: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

44

diligencia –situación desmentida ahora por el encausado–, sin perjuicio de

que ella lo negó en todo momento.

En ese orden de ideas más adelante en su declaración

señaló que conoció a Mazzoni en diciembre del 1975 al prestar

declaración indagatoria en el Juzgado Federal, destacando que en esa

ocasión le hizo saber de los tormentos padecidos por ella y su esposo,

debiendo insistir –junto a su abogado defensor– para que se dejara

constancia de ello en el acta formalizada.

Asimismo en dicho evento, Clara hizo mención a una

llamada telefónica mantenida por Mazzoni con la Brigada de

Investigaciones, a los fines de saber si “había que interrogarla” sobre

algún otro aspecto, como dato de una posible connivencia entre las

partes.

Que dicha situación aparece –al menos– incierta, si se

tiene en cuenta que Mirta Susana Clara había sido, como ella misma lo

manifestó, interrogada por largos días en sede prevencional, estando en

la oportunidad que menciona la testigo, en una audiencia contando con la

presencia de su abogado defensor.

Lo señalado no implica que se descrea de la testigo,

sino todo lo contrario, desde que en el testimonio aparecen elementos

que indican la necesidad de profundizar la investigación en esa dirección,

teniendo en cuenta que los involucrados no se hallaban solos en esa

oportunidad.

Sentado lo anterior, y teniendo en cuenta los

fundamentos efectuados en el acápite II.- B) 1. c. de estos considerandos,

entendemos que el accionar u omisiones de Roberto Domingo Mazzoni

no se adecuan a los requerimientos típicos del artículo 144 ter del Código

Penal, sin perjuicio de su subsunción en otros tipos penales como más

adelante se tratará.

Respecto de Luis Ángel Córdoba, el a quo especifica

como forma de tormento su falta de respuesta a las solicitudes de Mirta

Susana Clara durante su detención. Así, la testigo refirió haber

manifestado al entonces Juez, además de los tormentos padecidos, una

serie de necesidades habida cuenta su estado de gravidez, la mala

alimentación en la unidad carcelaria, así como su voluntad–estando ya

alojada en la Unidad de Detención de Villa Devoto– de interponer un recurso

Page 45: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

de amparo para no ser trasladada ante el temor por los sucesos

acaecidos en diciembre de 1976, donde resultara muerto Néstor Salas.

Por otra parte, también relata el episodio vinculado al

traslado a la ciudad de Formosa, al que califica de “irregular y

clandestino”.

Veamos. En lo tocante a las solicitudes arriba

descriptas, las que fueran negadas al momento de su descargo por el

encausado Córdoba, consideramos como lo expusiéramos anteriormente

en el punto II.- B) 1. c. de estos considerandos, que tales accionares, de

haber existido, no revisten per se la configuración de tormentos

agravados, pudiendo en cambio tales actitudes –u omisiones– conformar

otras figuras típicas, como se expondrá oportunamente.

Sin perjuicio de lo expuesto es dable destacar que en el

mismo caso no todas las veces se actuó de igual forma, desde que según

se encuentra documentado en las constancias arriba reseñadas (fs. 1.751

del expediente Nº 1546/75) en fecha 1º de abril de 1976, Mirta Clara

solicitó al Juez Córdoba la entrega de documentación de su hija menor a

su madre o suegro con la finalidad de realizar trámites escolares,

diligencia que se cumplimentó debidamente según constancia obrante a

fs. 1.752, en fecha 29 de abril de 1976.

Por lo demás, en relación al traslado a la ciudad de

Formosa en el mes de mayo de 1976, la testigo señaló una serie de

padecimientos que le tocó vivir, refiriendo en ese contexto –entre otras

cosas– al nacimiento en pésimas condiciones de su hijo en la citada

provincia, circunstancias respecto de las cuales reclamara posteriormente

a las autoridades judiciales ahora investigadas.

Debemos, una vez más, recordar el marco histórico en

que se desarrollaron los hechos y la circunstancia que Mirta Clara se

encontraba asimismo a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (conf.

Decreto P.E.N. Nº 10/76). Por ello y sin perjuicio de tener por ciertas las

instancias referidas por la testigo, no podemos dejar de señalar que de las

constancias obrantes en los expedientes supra mencionados (a las que

nos remitimos en honor a la brevedad), se aprecia que el traslado

efectivizado –y que fuera notificado por oficio de la Alcaidía al entonces Juez

Federal de Resistencia, según surge de fs. 1.753– a través de la actuación de

personal del Regimiento de Infantería de Monte Nº 29 de Formosa,

Page 46: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

46

obedeció a un pedido formulado por vía de exhorto de un Magistrado a

otro, y en el marco de la investigación de una causa judicial.

Asimismo se advierte que los pormenores del traslado

fueron exclusivamente a cargo del Juez rogante, quien tuvo a su

disposición a los requeridos durante su estadía en la vecina provincia, en

la que Clara denunciara una serie de irregularidades.

En virtud de todo lo expuesto y por los fundamentos

dados, consideramos que en la especie tampoco se dan los extremos

para la configuración de la norma del artículo 144 ter del Código Penal

respecto de Luis Ángel Córdoba.

II.- B) 3. Por su parte, María Gregoria Pérez , prestó

declaración testimonial en el marco de la causa “Caballero Lucio H. y

otros s/ Tormento agravado”, Expte. Nº 243/84, registro del Juzgado

Federal, (fs. 58/59 y vta. del presente legajo), oportunidad en la cual relató

las pésimas condiciones en que estuvo privada de su libertad, las

dolencias que la aquejaron en ese tiempo, así como los nombres de las

personas que compartieron su suerte.

Posteriormente Pérez testimonió en estos actuados (fs.

435/438) manifestando en lo pertinente que en el Juzgado la atendieron

Mazzoni y Resca para tomarle declaración y ella se negaba a hablar ante

la ausencia de abogado defensor.

Señaló que “…En una de las ocasiones que comparecí

a declarar ante el señor Mazzoni, el señor Reska, me dice si voy a

declarar y le digo dónde está mi abogado?, y le digo que no voy a

declarar sin mi abogado, en ese momento entra un muchacho y le entrega

a Mazzoni un paquete, y le dice: le manda usted un regalo el Señor

Thomas, y era un arma, y ahí comienza a revisar el arma frente a mí y el

hueco del arma apuntaba sobre mí, y dice: anote Reska que la detenida

va a comenzar a declarar, y empieza a apuntarme con el arma, yo

pensaba que me podían matar (…) Después supe que mi abogado era el

Dr. Tisembaum, yo pienso que alguna de las personas que ingresaban

era mi abogado, no me dejaban hablar, si hablaba me mataban …” (sic).

Continuó narrando que “… a mí me llevaron varias

veces a declarar, y al momento de mis declaraciones yo ponía en

conocimiento que había sido objeto de torturas, yo pedí siempre para

manifestar mi tortura que quedara constancia, así como de mi estado de

salud, al Señor Mazzoni, estando de Secretario tenía conocimiento (…)

Page 47: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Cuando yo le manifiesto mi situación de tortura, no toman ninguna

medida. Cuando yo declaro con Mazzoni y Tisembaum, que era mi

abogado, él insiste que se tome la denuncia a lo que Mazzoni le decía

que eso tenía que hacerse en otra acta y Tisembaum insistía que se

asiente, y yo necesitaba que se asiente porque necesitaba que atiendan

mi salud, porque se me habían infectado las heridas y Mazzoni decía que

no debía hacerse ahí, sino que ese trámite era aparte por lo que nosotros

insistíamos, a mí todavía se me notaba las quemaduras de cigarrillo, y yo

me desabrocho el botón y le muestro mis heridas y le digo a Mazzoni, si

me van a tomar o no la declaración. No sé lo que se habrá asentado o no

pero yo cuento, pero no se si quedó asentado, yo declaro el tema de la

Brigada, todo mi estado de salud, mis hemorragias, y después mucho

estuvo mi familia (…) Y después me vio el Dr. Córdoba en Devoto como

Juez, fue mucho tiempo después cuando me trasladaron a Devoto en

diciembre de 1976. No recuerdo que me haya atendido el juez cuando me

entrevistaba acá en Resistencia” (sic).

Por lo demás, destacó que a Mazzoni no lo volvió a ver

luego de la entrevista con su abogado, que sólo veía al Dr. Córdoba al

que le planteó siempre las condiciones de detención como sus problemas

de salud. En tal sentido se refirió al nombrado diciendo “… nunca se

inmutaba uno nunca sabía lo que pensaba…” (sic).

Culminó su relato manifestando “…a quienes yo

denuncié de mi tortura y de salud, y viví una situación similar de tortura, le

atribuyo al Dr. Mazzoni, creo que eran muy dueños, ellos creían que iban

a ser eternos, era una forma de matar moralmente a las personas, y al

juez Córdoba por no hacer nada, nunca me contestaron mal, ni

groseramente, pero no hicieron nada. Córdoba escuchaba, jamás me faltó

el respeto, nunca me trató mal, pero tampoco hacía nada. Lo mismo que

el Dr. Mazzoni, lo grave fue la exhibición del arma, para que declare, no

se si hicieron algo…” (sic).

II.- B) 3. a. Al momento de prestar declaración

indagatoria, Roberto Domingo Mazzoni negó las afirmaciones vertidas por

Pérez en sus testimoniales, señalando en lo sustancial, que la nombrada

declaró ante la presencia de su abogado defensor.

Córdoba, por su parte, destacó en relación a los dichos

de la testigo que él había ordenado –en oportunidad del dictado del fallo de

fecha 08/02/1980– la extracción de copias de las manifestaciones por las

Page 48: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

48

cuales se denunciaban las torturas, agregando que literalmente Pérez

había indicado que él “nunca la trató mal”.

Por lo demás refirió que su primer contacto con la

nombrada fue mucho después de su detención, estando alojada en la

unidad carcelaria de Devoto en diciembre de 1976.

II.- B) 3. b. Que, en el supuesto en estudio, cabe también

la remisión a las constancias obrantes en el expediente Nº 1546/75 del

registro del Juzgado Federal de esta ciudad, caratulado “ Salas Néstor

Carlos y otros s/ Asociación Ilícita e Infracción L ey 20.840” agregado

a estos autos.

En tal sentido, de dichos actuados surgen las

instancias de investigación –con noticia judicial– de la prevención mediante

las cuales se llegó a la detención de María Gregoria Pérez el 22 de

octubre de 1975 (conforme constancias de fs. 618). Asimismo, a fs. 619

se agrega el acta suscripta el mismo día por la nombrada y donde se le

hace saber que se encuentra a disposición del Juez Federal Dr. Guillermo

Mendoza, obrando a fs. 619 vta. y 620 y vta.la solicitud por parte de la

Policía de la presencia del Secretario del Juzgado, Dr. Roberto Mazzoni –

haciendo constar la comunicación al nombrado– a los fines de la visita

domiciliaria practicada en el finca de la nombrada.

Elevadas las actuaciones a la sede judicial el 26 de

noviembre de 1975, se fijan las fechas para las audiencias indagatorias

obrando a fs. 1.681/1.682 la prestada por María Gregoria Pérez el 9 de

diciembre del mismo año en presencia de su abogado defensor, Dr. Erwin

Eric Tissembaun.

En dicha oportunidad la nombrada relató que la

declaración obrante en autos fue obtenida por medio de apremios ilegales

y torturas por parte de funcionarios policiales.

A la pregunta si estaba en condiciones de reconocer a

las personas que le infligieron los castigos corporales, contestó que creía

poder hacerlo, especificando en qué consistieron los mismos.

Aclaró por lo demás que no estuvo presente al

momento de allanarse su domicilio y que allí no había nada relacionado

con alguna organización extremista, y que conoció a Mirta Susana Clara

en la Alcaidía Policial.

Dicha acta fue suscripta por la declarante, su abogado

defensor, la Juez Subrogante y el actuario, Dr. Roberto Mazzoni.

Page 49: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Por otra parte –y como lo refiriéramos más arriba– a fs.

1.743 y vta., con fecha 9 de abril de 1976, el Dr. Luis Ángel Córdoba dictó

la prisión preventiva respecto de María Gregoria Pérez (fs. 1.743 y vta.),

resolución que fue apelada por la nombrada al momento de ser notificada.

Habiendo renunciado el Dr. Tissembaun al cargo de

defensor de Pérez (fs. 1.757), la nombrada designa a la Defensora Oficial

(fs. 1.767 vta.)

Interesa destacar aquí que a fs. 1.786 y vta. obra

escrito del Fiscal de Cámara, Dr. Pericles Festorazzi, quien en fecha 6 de

septiembre de 1976, luego de la reseña de fojas del expediente en

estudio de las que podrían surgir responsabilidades criminales, solicita a

la Cámara que al momento de pronunciar sentencia, haga saber al

Procurador Fiscal de Primera Instancia de dicha presentación, a fin de

que promueva la acciones públicas correspondientes en atención a las

constancias públicas indicadas.

Que, a fs. 1.796/1.798 se agrega el fallo dictado el 23

de noviembre de 1976 por la Cámara Federal, por el cual confirma las

prisiones preventivas oportunamente dictadas, ordenando en el punto II)

de dicho resolutorio “Hacer lugar a lo solicitado por el Sr. Fiscal de

Cámara a fs. 14 y vta., debiendo tomar conocimiento el Señor Fiscal de

Primera Instancia” (sic).

Asimismo, a fs. 2.267/2.269 la Defensora Pública

Oficial, Dra. Elizabeth N. Pace de Elías en ejercicio de la representación

técnica de Mirta Susana Clara y María Gregoria Pérez en los citados

actuados, al momento de solicitar al Señor Juez la absolución de sus

defendidas, refirió a los tormentos padecidos por las nombradas,

destacando que ya el Fiscal de Cámara había solicitado medidas al

respecto, haciendo lugar la Cámara a lo solicitado.

A fs. 2.492 vta. se adjunta el acta donde consta la

constitución del Tribunal en el Instituto de Detención (U.2) de Villa Devoto

y de la entrevista mantenida por el Dr. Córdoba y la Dra. Rosa Nélida Rey

de Carol con la interna María Gregoria Pérez en fecha 29 de noviembre

de 1979.

A fs. 2.497/2.511, el 8 de febrero de 1980, el Juez

Córdoba dicta la resolución por la cual absolvió de culpa y cargo a María

Gregoria Pérez en los ilícitos imputados y condenó a Mirta Susana Clara

de Salas por los mismos hechos, ordenando asimismo la extracción por el

Page 50: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

50

Actuario de copia de las manifestaciones efectuadas en sus declaraciones

indagatorias por las nombradas en orden a los supuestos castigos de los

que habrían sido pasibles en sede policial.

Al respecto, al momento de mantener el recurso

interpuesto por el Procurador Fiscal contra el decisorio referido en el

párrafo anterior, el Señor Fiscal de Cámara efectuó una observación al

inferior jerárquico en atención al incumplimiento de las instrucciones

dadas por esa Superioridad.

Señala en tal sentido la inobservancia de las directivas

oportunamente impartidas en torno a la promoción de las acciones

penales correspondientes por los apremios denunciados por Clara y

Pérez, solicitando a la Cámara hacer saber al Dr. Mazzoni lo referido

“con el objeto de evitar mayores morosidades funcionales, como

actividades impuestas por la ley” (sic).

Confirmado el fallo por la Cámara (fs. 2.546/2.553) en

fecha 30 de junio de 1981, se hizo lugar a lo solicitado por el Fiscal de

Cámara, ordenando poner en conocimiento del Procurador fiscal de la

anterior instancia las observaciones de su superior jerárquico.

II.- B) 3. c. Corresponde en primer término señalar que

en el supuesto en examen caben similares consideraciones a las

expuestas en los casos tratados anteriormente, a las que habremos de

remitirnos.

En tal sentido, a más de no advertir la concurrencia de

elementos típicos en orden a la configuración del artículo 144 bis, inciso

1º del Código Penal en relación a los encausados a tenor de la

documental reseñada, las imputaciones efectuadas a su respecto

aparecen imprecisas si se tiene en cuenta los cargos que detentaban

Roberto D. Mazzoni y Luis Ángel Córdoba en la época implicada.

En cuanto a la imposición de tormentos endilgada, el a

quo especifica que tal accionar se concreta en relación a Mazzoni, al

momento en que –conforme refirió la testigo Pérez– le exhibió un arma para

que declare en la causa.

Que este Tribunal ha señalado reiteradamente la

importancia de la correcta valoración de los testimonios brindados bajo

juramento por los denunciantes, erigiéndose como testigos directos –y

como tales, calificados– de los sucesos acaecidos en este tipo de procesos,

Page 51: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

circunstancia que debe tenerse en cuenta al momento de examinar su

correlación con los demás elementos probatorios incorporados a la causa.

Así, más allá de destacar que de conformidad a las

constancias arriba indicadas (punto II.- B) 3.), al momento de prestar

declaración indagatoria María Gregoria Pérez se encontraba presente su

abogado defensor –sin perjuicio de haber manifestado la nombrada no

conocerlo– quien suscribió la pertinente acta que obra a fs. 1.681/1.682 del

expediente Nº 1546/75, deben considerarse aquí los testimonios

prestados por otros funcionarios judiciales que compartieron horario y

lugar de trabajo con el imputado.

No obstante que tales declaraciones fueron

incorporadas a estos autos con posterioridad al dictado de la resolución

recurrida, como lo tiene dicho esta Cámara en reiteradas oportunidades,

al analizar el recurso intentado deben considerarse todos los elementos

que se encuentren a disposición del Tribunal al momento de su

resolución. Ello, en concordancia con lo señalado por la Corte Suprema

de Justicia de la Nación (Fallos T 292:160, 295:269, 300:844, 304:1020,

313:344, 1375) “deben atenderse las circunstancias existentes al

momento de la sentencia, aunque sean sobrevinientes a la apelación”.

A fs. 974/978 del presente legajo testimonió la abogada

Rosa Nélida Rey, quien se desempeñó en el Juzgado Federal de

Resistencia, habiendo sido designada Secretaria Penal en el año 1976.

En tal oportunidad, luego de manifestar no tener conocimiento que

Mazzoni haya integrado alguna asociación delictiva, al ser interrogada

concretamente por el Instructor si le constaba el trato que tenía el

prenombrado al desempeñar su función y si en alguna oportunidad lo vio

con armas, la testigo contestó que el trato con el personal era bueno y

que nunca lo vio con armas.

Por su parte, a fs. 979/981 prestó declaración

testimonial en autos la abogada Marina Mercedes Venturini, quien refirió

haber ingresado al Juzgado Federal en febrero de 1976, siendo Juez el

Dr. Córdoba y Secretario Penal el Dr. Mazzoni.

Señaló asimismo que ella tenía a su cargo la Secretaria

donde tramitaban todas las cuestiones que no eran penales (civiles,

comerciales, contenciosas administrativas, laborales) y que nunca tuvo

conocimiento que Mazzoni en ejercicio de su cargo, haya formado parte

de alguna asociación o banda con personal militar o de seguridad para

cometer delitos.

Page 52: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

52

A la pregunta formulada específicamente por el

Tribunal respecto del conocimiento por algún medio de que Mazzoni al

desempeñar el cargo como Secretario Penal o Procurador Fiscal haya

impuesto tormentos físicos o psíquicos a alguna persona detenida a

disposición del juez, contestó que nunca tuvo conocimiento de ello.

Con el panorama descripto, los dichos de Pérez en

este aspecto no resultan determinantes per se para vincular al imputado

en el referido evento criminoso, siendo que tampoco pueden ser –sin

más– descartados. En tal sentido, restan evidentemente medidas

investigativas que pueden decidir el cuadro existente al respecto.

Por lo demás, y en lo tocante a la inacción de Mazzoni

en orden a las denuncias de apremios formuladas por María Gregoria

Pérez al momento de declarar en audiencia, corresponde remitirnos a lo

considerado en el acápite II.- B) 1. c. de esta resolución, sin perjuicio del

ulterior encuadre de dicha conducta en otras figuras penales conforme se

tratará más adelante.

Finalmente, en relación a la atribución de tormentos

agravados a Córdoba, es dable señalar que –como en el caso anterior– su

intervención en las actuaciones judiciales tramitadas se dio con bastante

posterioridad, siendo que la testigo puntualmente expresó en torno a las

inculpaciones al mismo“…al juez Córdoba por no hacer nada, nunca me

contestaron mal, ni groseramente, pero no hicieron nada. Córdoba

escuchaba, jamás me faltó el respeto, nunca me trató mal, pero tampoco

hacía nada(fs. 435/438 de este legajo).

Desde tal escenario, entendemos –por los fundamentos

vertidos más arriba en estos considerandos– que la calificación endilgada por

el a quo no se aviene con la conducta descripta, no obstante lo cual dicha

cuestión será materia de tratamiento a lo largo de este decisorio.

II.- B) 4. Ahora bien, con relación a los casos vinculados

a Hugo Ramón Barúa, Norberto Mario Mendoza, Ricardo A lejandro

Vassel y Eugenio Domínguez Silva , detenidos entre el 9 y 10 de

septiembre de 1975, procederemos a la reseña de sus respectivas

declaraciones para luego analizar –en forma conjunta– la concurrencia de

los aspectos típicos de las conductas de los encausados, a las figuras

penales atribuidas en el resolutorio recurrido.

Ello, habida cuenta que de las actuaciones judiciales

otrora tramitadas respecto de los nombrados, esto es el expediente Nº

Page 53: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

1518/75 caratulado “Almada, Santiago y otros s/ Infracción Ley 20.840

y Asociación Ilícita” , sólo se cuenta con el cuarto cuerpo, habiéndose

informado en las presentes actuaciones la desaparición de los tres

primeros.

II.- B) 4.a. Hugo Ramón Barúa declaró en la causa Nº

243/84 el 27 de marzo de 2007. Según constancias de autos (fs. 60/64),

en dicha ocasión –y en lo pertinente al objeto procesal de estos actuados–

comenzó su relato detallando las circunstancias de su detención, y

continuó luego dando los nombres de quienes lo torturaron estando ya

alojado en la Brigada de Investigaciones de la Policía Provincial, a los que

reconoció al no estar vendado y por conocerlos con anterioridad, según

relató.

Tras referir concretamente a las torturas padecidas y a

los lugares donde estuvo detenido, destacó el hecho de haber padecido

tuberculosis cuando se encontraba en la Alcaidía, por lo cual debieron

trasladarlo al Hospital Perrando. Luego señaló que los nombres del

personal militar y policial vinculados a los hechos denunciados, coincidían

según el relato de los demás detenidos con él, vinculados con la causa

“Almada”, aludiendo además en relación al personal judicial “… que en la

Alcaidía nos dicen que vamos a ir al Juzgado Federal a declarar y nos

traen a Gendarmería y ahí coinciden los nombres de Sartori que era el

comandante, Flores Leyes y Coronel que era el Secretario de él porque

era el que escribía (…) Después de la declaración en gendarmería ahí

hicimos todos comentario respecto de la actitud de Flores Leyes, el

carácter de apriete que él nos hizo… que habría que ratificar lo declarado

en la brigada, sino había una pieza de al lado o que también volveríamos

a la brigada de investigaciones donde iban a estar los federales…” (sic).

Con posterioridad, y en el marco de la presente causa,

Barúa vuelve a declarar el 7 de junio de 2012 (fs. 535/537 y vta.)

señalando no recordar si en oportunidad de la detención en su domicilio

se había exhibido alguna orden de allanamiento. Relató nuevamente lo

acaecido durante dicho procedimiento y al momento de prestar

declaración indagatoria en la sede de Gendarmería ante Flores Leyes.

Destacó que tuvo tuberculosis y que el juzgado federal

fue informado por su madre, pero no contó con asistencia médica

inmediata, sino que ante el agravamiento de su cuadro fue trasladado al

Hospital Perrando.

Page 54: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

54

A la pregunta del Instructor en relación a la respuesta

del Juzgado, Barúa señaló “… sé que mi madre vino al juzgado, por que

en ese momento estuve incomunicado. Ella después me contó que se

iban a tomar las medidas, pero también había una cuestión de poder el

juzgado ni pinchaba ni cortaba, los que manejaban todo era el área…”

(sic).

II.- B) 4.b. Norberto Mario Mendoza testimonió en la

causa “Caballero Lucio H. y otros s/ Tormento Agravado” –Expte. Nº 243/84

registro del Juzgado de origen– el 28 de abril de 2008 (fs. 42/45 de este

legajo). Manifestó entonces que “… en la causa ALMADA SANTIAGO Y

OTROS s/ INFRACCION a la LEY 20840, nosotros hicimos una denuncia por

apremios ilegales, el juez interviniente separó la denuncia, lo hizo por otra

vía que no era el juicio principal, por que estaba involucrado personal

judicial, sobre eso a nosotros nunca nos llamaron a declarar sobre el

tema, ni nada. Los médicos a nosotros nos revisaron cuando nos iban a

condenar, cuando hicimos la denuncia por los apremios no nos revisó

nadie. La denuncia a nosotros nos tomaron, nosotros estuvimos detenidos

en la Brigada de Juan B. Justo, de ahí nos sacan y nos llevan a

Gendarmería, nosotros pensamos que la declaración policial nos iban

tomar en policía. En Gendarmería nos tomó declaración el personal

judicial para ratificar lo que habíamos declarado en la brigada. Al juzgado

fuimos más adelante (…) Nosotros nos enteramos de que Flores Leyes y

un empleado que hacía la parte administrativa, Resca, eran del juzgado

cuando lo vemos en Gendarmería, pero en la brigada Flores Leyes estuvo

cuando nos apremiaban. Yo a Flores Leyes lo veo una vez, cuando me

estaban interrogando, y él estaba atrás…” (sic).

Continuó relatando detalles de su detención en

distintos lugares, para luego señalar “… El primer juez que me llamó para

dictarme la prisión preventiva, fue el Dr. CORDOBA, a él no lo vi en otro

lugar que no sea el tribunal, cuando a mí me detienen había otro juez…”

(sic).

A fs. 586/588, Mendoza prestó declaración testimonial

en esta causa el 19 de junio de 2012. Allí, luego de reiterar y ratificar

conceptos vertidos con anterioridad, en lo que interesa, señaló “…En

marzo [de 1976] hacemos la ampliación de la declaración indagatoria, y

denunciamos todas las anormalidades incluidos los apremios ilegales, la

participación del personal del juzgado en los interrogatorios judiciales,

cuando nosotros hacemos la ampliación en el juzgado, estaba presente

Page 55: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

quien tomaba la declaración, quien escribía, no [había] nadie mas

presente, ni siquiera el abogado…” (sic).

Posteriormente refirió, ante la pregunta del Juez en

relación al contacto con Córdoba que “… la primera vez [fue] cuando

firmé la condena, como verlo, una visita in situ a la Alcaidía por una causa

que se armó de motín, pero no habló con nosotros. Pero podía ver las

condiciones de detención que teníamos (…) no teníamos comunicación

no teníamos acceso a libros, ni a revistas, incluso para salir al baño

teníamos que pedir permiso y sujetarnos a la voluntad del celador y a la

voluntad de quien estábamos, las comidas eran lamentables (…) los

planteos los realizábamos a través de la defensora. Quiero referir que

respecto del personal que intervino en las denuncias de apremios

ilegales, el juez los separó del manejo de la causa a esta persona y hizo

aparentemente una denuncia, que le dieron falta de mérito, con lo cual

tenía conocimiento de las denuncia que habiamos realizado…” (sic).

Por lo demás manifestó no recordar si al momento de

su detención hubo alguna orden de allanamiento, ni haberla visto, y que

en marzo o abril de 1976 tuvo que ser operado de urgencia por los

apremios sufridos.

Concluyó señalando “… Lo que me dio la impresión a

mi respecto de Córdoba que era una cosa de burla (…) nos dio la

sensación de que no era muy equitativo en la condena…” (sic).

II.- B) 4.c. Ricardo Alejandro Vassel , de conformidad a

las constancias obrantes a fs. 46/48 y vta. del presente legajo, declaró el

11 de abril de 2007 en el expediente Nº 243/84, “Caballero Lucio H. y

otros s/ Tormento Agravado”. En dicha oportunidad refirió las instancias

de su detención y las vivencias en los diversos lugares donde estuvo

alojado, mencionando la presencia de Flores Leyes al momento de ser

interrogado en la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Provincia

–como único miembro de la justicia– y posteriormente en Gendarmería y en

el Juzgado.

Relató además que, en relación a las condiciones de

detención en la Alcaidía “… yo y varios detenidos reclamamos ante el

Secretario, ante el Juez Córdoba, ante el Fiscal de nuestra situación de

detención, aún después del 24 de marzo, que no obtuvimos ninguna

respuesta…” (sic).

Page 56: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

56

Más adelante, en su declaración prestada en fecha 28

de marzo de 2012 (fs. 816/819 y vta.), Vassel especificó que fueron

detenidos en la madrugada del día 10 de septiembre de 1975, y que

transcurridos unos días en la Brigada de Investigaciones fueron llevados a

la Alcaidía. Refirió nuevamente al momento en que declararon en

Gendarmería frente a Flores Leyes, y que recién con posterioridad fueron

llevados al Juzgado.

Respecto del momento de detención narró que no se

les exhibió ninguna orden de allanamiento o de detención, y que entraron

dando patadas a la puerta.

Explicó los cambios producidos en el régimen

carcelario como en el sistema de detención con posterioridad al golpe,

aludiendo que dejaron de tener visitas familiares y pasaron a una

incomunicación total extramuros.

Preguntado por el Tribunal si pudo transmitir a

funcionarios del juzgado en alguna oportunidad por sus condiciones de

detención y por los tormentos sufridos, señaló “… a fines de 1977, en una

solicitud de audiencia al juez Córdoba fui llevado al juzgado federal y me

atendió el Señor Reska, a quien le expresé a que quería hacer reclamos

respecto de nuestra condición de detención y me tomo un escrito donde le

relataba toda nuestra situación de detención, en especial las torturas

cotidianas que recibíamos en general, y las condiciones irregulares de

detención pero nunca obtuvimos respuesta…” (sic). También refirió en

esa oportunidad que otra vez se entrevistó en el Juzgado con Flores

Leyes quien estando sentado en su escritorio extrajo dos armas y

posteriormente las guardó en la caja fuerte, llamándole la atención dicha

actitud como un acto intimidatorio.

Asimismo reseñó que “…para fines de 1977, en otra

oportunidad que concurrí al juzgado con José Valenzuela que no

sabíamos para que era ya que nunca nos informaban, y en esa

oportunidad nos hicieron pasar a la oficina del juez Córdoba, y era para

leernos la condena, que la leyó el mismo y condenándonos a cinco años a

ambos, y en una risa irónica nos preguntó si estábamos conforme con la

condena…” (sic).

Por último destacó “… Recuerdo sí que había solicitado

una audiencia con el juez Córdoba para presentar un hábeas corpus que

me llevaron al Juzgado Federal pero fui atendido por el Señor Reska a

Page 57: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

quien le exprese que quería presentar un recurso de Hábeas Corpus, a lo

que se negó diciéndome que tenía que ser un abogado quien lo hiciere y

el conocía perfectamente nuestra situación de indefensión” (sic).

II.- B) 4.d. Eugenio Domínguez Silva declaró en fecha

14 de noviembre de 2008 (fs. 77/81 del presente legajo), ocasión en la

que relató que fue detenido en forma violenta por personal de la Policía

de la Provincia, en la madrugada del 9 de septiembre de 1975 estando en

la casa de su hermano.

Que de allí lo llevaron a la Brigada de Investigaciones

por calle Juan B. Justo donde fue torturado por miembros de la Policía

(que menciona) y donde Flores Leyes –destaca– tuvo una activa

participación “en todas las escenas”. Asimismo reseñó concretamente a la

situación que se dio en Gendarmería “… el 18 de Septiembre de 1975, el

18 me llevan a la alcaidía, después de eso, en la alcaidía ya, dos días

antes de la primavera, no se si al día siguiente o a los dos días nos traen

a declarar en Gendarmería (…) estuvo Flores Leyes, con el comandante

de apellido Sartori creo, lo mío era muy notable en lo físico, por los

golpes, la manera en que él se manejaba era extorsionarte en todo

momento… Después ya nos llevan al juzgado federal (…) estaba Flores

Leyes y estaba el Juez, el Dr. Córdoba. El juez no actuaba, el que

siempre intervenía era Flores Leyes…” (sic).

Tras mencionar la rigidez del tratamiento carcelario en

la Alcaidía, Domínguez Silva continuó exponiendo: “…Otra de las cosas

que quiero mencionar, que después del golpe venía un teniente del

Ejército y traía informaciones, él era Martínez Segón, eso parecía que era

que ellos se hicieron cargo. Mi hermana siempre me visitaba, ella tenía

que ir al ejército a pedir autorización para que me visiten y cuando me

visitaba era a través de un vidrio. La visita era una vez por mes (…) Yo

consigo mi libertad a través de un Hábeas Corpus que presenta mi

hermana [en 1979]. Yo tengo una documentación que le fuera remitida a

mi hermana membretado por el ejército para que rectifique o ratifique el

hábeas corpus (…) a mí me sueltan junto a LUIS ALBANO ROSSI, desde

el ejército, previo interrogatorio de qué íbamos a hacer… En la alcaidía

tipo 9 de la mañana, nos llaman, nos piden que saquemos nuestras cosas

porque nos íbamos en libertad, y nos llevan hasta el ejército… Salimos

del mismo del ejército de la Liguria…” (sic).

Por lo demás, hizo mención a la circunstancia de tener

17 años al momento de su detención.

Page 58: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

58

Luego Domínguez Silva brindó testimonio nuevamente,

en el marco de la presente causa (fs. 468/470), el 23 de mayo de 2012.

En esta oportunidad, al ser preguntado por la visita de

la Cruz Roja al lugar donde se encontraba alojado, señaló “… estaba en

Alcaidía Policial de Resistencia, es más un día antes que fueran los

miembros de la cruz roja a resistencia a mí me sacan y me esconden en

la Brigada de Investigaciones hasta que estos tres suizos se apersonaron

en la Alcaidía, y al día siguiente me vuelven a llevar de la Brigada donde

me escondieron a la Alcaidía Policial de Resistencia. Yo calculo, que me

esconden por que yo estaba en libertad según la Cámara ya que a mí me

absuelven de culpa y cargo el 1/junio/1978, que es cuando yo firmo la

notificación de mi libertad y la que no se efectiviza …por que a mí me

pasan bajo el área Militar 233, ahí yo paso a ser un detenido ilegal, como

un secuestrado, justo en ese lapso cuando yo estoy bajo el área 233,

viene la Cruz Roja y me esconden por que no había motivo para que yo

estuviera detenido…” (sic).

II.- B) 4.e. Que en relación a los arriba nombrados, a

Roberto Mazzoni se lo procesó por la presunta comisión del delito de

privación abusiva de la libertad respecto de Hugo Ramón Barúa y

Eugenio Domínguez Silva, imputándosele asimismo la imposición de

tormentos agravados en perjuicio del último nombrado.

Al momento de ejercer su defensa material, el

encausado reiteró no haber estado presente en oportunidad de llevarse a

cabo la detención de Barúa. En tal sentido señaló haber intervenido –el 9

de septiembre de 1975– en distintos procedimientos debido a que se

habían producido detonaciones de explosivos en diferentes lugares de la

ciudad, mencionando los sitios en los que estuvo y, consecuentemente, la

imposibilidad de haber participado en la citada detención.

Respecto de esta cuestión, no obstante no contar con

las constancias documentales por las razones más arriba invocadas,

debemos recordar que este Tribunal se expidió en torno a la presunta

participación secundaria de Mazzoni en los tormentos denunciados por

Barúa al momento de su detención, dictando auto de falta de mérito para

procesar o sobreseer (conforme Sentencia Interlocutorio Nº 51 de fecha 8

de octubre de 2010, registrada en el Libro de Fallos de la Secretaría

Penal Nº 2 de este Tribunal, Tomo IV, Folio 112/115), razón por la cual

habremos de remitirnos a los fundamentos allí expuestos en relación a la

Page 59: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

presencia del encausado al momento de detención del testigo, por

guardar estrecha vinculación con la cuestión aquí ventilada.

Por otra parte, y como lo refiriéramos en los anteriores

supuestos examinados, Mazzoni detentaba a la época que interesa, el

cargo de Secretario Penal del Juzgado, sin la facultades para privar de la

libertad –como requiere el tipo penal–, ni puede hablarse de una ilegalidad

desde que las actuaciones judiciales tramitaron todas las instancias

conforme surge de las resultas del fallo obrante a fs. 760/780 del

expediente Nº 1518/75 que se tiene a la vista.

En lo referente a Eugenio Domínguez Silva caben las

mismas apreciaciones, sin perjuicio de señalarse que el testigo no

involucra en los hechos denunciados al imputado Mazzoni en ninguno de

los pasajes de su exposición. Lo dicho puede entenderse desde que la

causa “Almada” tramitó –según surge de los testimonios y constancias

aportadas– por ante la Secretaría Penal a cargo de Carlos Eduardo Flores

Leyes, resultando éste, como se refirió oportunamente en este resolutorio,

procesado como coautor por la comisión de tormentos agravados en

perjuicio de los allí implicados.

II.- B) 4.f. Ahora bien, en cuanto a Luis Ángel Córdoba,

resultó procesado por la presunta comisión de los delitos tipificados en los

artículos 144 bis, inciso 1º y 144 ter, segundo párrafo del Código Penal

en perjuicio de Barúa, Mendoza, Vassel y Domínguez Silva.

En ocasión de sus descargos en estos actuados,

Córdoba señaló que intervino en el expediente Nº 1518/75 a los fines de

recibir ampliaciones de declaraciones indagatorias solicitadas por los

arriba nombrados, oportunidad en que adujeron haber firmado

presionados y siendo objeto de apremios, las anteriores declaraciones,

denunciando asimismo una irregular actuación del Secretario Flores

Leyes lo que motivó la disposición de su apartamiento de dichos autos.

Asimismo destacó a través de varios escritos

presentados, ciertas contradicciones e incongruencias en los testimonios

brindados.

En orden a las privaciones abusivas de la libertad

atribuidas, a las consideraciones efectuadas en los anteriores supuestos

examinados teniendo en cuenta el período de detenciones y la asunción

de Córdoba como Juez Federal, deben adunarse la falta de elementos

probatorios en torno al inicio de las referidas actuaciones (por las razones

Page 60: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

60

expuestas supra) y la circunstancia de haber intervenido el encausado en

ellas con posterioridad al dictado de prisión preventiva de los

prenombrados (en el año 1975), según surge de las constancias

existentes y agregadas a estos autos.

De otra parte y respecto de la presunta imposición de

tormentos agravados, corresponde una vez más la remisión a lo expuesto

en el acápite II.- B) 1. c. de estos considerandos. Ello, toda vez que los

hechos denunciados por Barúa, Mendoza, Vassel y Domínguez Silva,

radican en lo sustancial, en la inacción o actitud del entonces Magistrado

Luis Córdoba en relación a los apremios e irregulares condiciones de

detención por ellos informadas, circunstancias que –a criterio de los

suscriptos– no encuentran subsunción legal en el ilícito escogido por el

instructor, aunque sí en otros tipos penales como se verá oportunamente.

II.- B) 5. En este punto entendemos que deviene

pertinente hacer referencia nuevamente al momento histórico en el que se

desarrollaron los hechos analizados. Así, consideramos los datos

aportados por las propias víctimas de estos sucesos en cuanto refieren al

notable cambio advertido en las condiciones de detención a partir del mes

de marzo de 1976, las que se hicieron más estrictas y severas, así como

a la intromisión del poder ejecutivo en todos los ámbitos, incluso el

judicial, con la intervención de las autoridades militares en la tramitación y

decisión paralelas de las causas.

Baste evocar como ejemplo en este último sentido, lo

referido por el testigo Domínguez Silva, quien señaló que habiendo sido

notificado de la orden de libertad –en virtud de la absolución dictada por la

Cámara de Apelaciones en la causa Nº 1518/75– en el mes de junio de 1978,

la misma no se efectivizó al quedar a disposición del Área 233,

recuperando su libertad recién en el año 1979 a través de la tramitación

de un hábeas corpus interpuesto por familiares ante las autoridades

militares.

Que lo expresado se advierte con mayor claridad con la

reseña de casos que siguen, en orden a los testimonios de Osvaldo Raúl

Uferer y Nora del Valle Giménez de Valladares . A diferencia de los

anteriores supuestos, los nombrados fueron detenidos ya en el mes de

abril del año 1976, siendo que en ambos casos refirieron haber tomado

contacto con autoridades judiciales varios años después de su

aprehensión.

Page 61: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

II.- B) 6. En relación a Osvaldo Raúl Uferer , se agregan

a estos autos las deposiciones efectuadas oportunamente en causas

vinculadas a estos actuados.

Así, a fs. 53/57 y vta. y 1003/1004 y vta. obran

testimonios brindados por Uferer ante la Comisión de Derechos Humanos

de la Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco (en fechas 10 de

mayo y 27 de junio de 1984), en las cuales luego de señalar las

instancias de su detención el 22 de abril de 1976 en la vía pública, refirió

en forma extensa a los lugares donde fue alojado –Brigada de

Investigaciones, Alcaidía Policial y U7– y a los padecimientos allí sufridos.

Ante la pregunta formulada si durante el tiempo que

duró su detención tuvo alguna causa abierta o si sabía por orden de quién

se lo detuvo, contesto “…Cuando fui a la U7 en setiembre de 1976

pregunté mi situación legal, a mi no me habían notificado de nada, pero

me dijeron ahí que estaba a disposición del Poder Ejecutivo y

anteriormente estuve a disposición de jefe del área que era en ese

momento el coronel Larrateguy. Posteriormente el juez Córdoba fue a

notificarme que se me imputaba asociación ilícita, me tomó declaración y

esa causa después se cerró y fui sobreseído…” (sic).

Con relación al contacto con el Juez Federal especificó

“… Fue con el Juez Córdoba en el año 1979 y posteriormente en el año

1981 en La Plata donde me fueron a comunicar que estaba sobreseído”,

siendo que además respondió a las consultas respecto si había puesto en

conocimiento del Juez que había sido objeto de torturas “…si lo

denunciamos, lo que no hacían era tomar nota de ello. En otros casos en

el año 79 sólo estábamos obligados a contestar preguntas específicas,

que por supuesto no incluían esos temas”; y si en alguna oportunidad

alguno de los jueces emitió juicio de valor respecto de la ideología que

profesaba, a lo que contestó “…El Juez Córdoba no, Flores Leyes en

cambio sí…” (lo citado, textual).

A fs. 1044/1046 y vta. se agrega el testimonio prestado

por Uferer en el marco de la causa “Caballero Lucio H. y otros s/ tormento

agravado” (Expte. Nº 243/84 del registro del Juzgado Federal de esta

ciudad), en fecha 19 de agosto de 2008.

Allí, luego de ratificar las anteriores declaraciones que

le fueron leídas, refirió –en lo que interesa– que tuvo una causa judicial en

el año 1975 en la que resultó sobreseído en marzo o febrero de 1976,

Page 62: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

62

agregando “…después de mi detención del 22 de Abril de 1976, no tuve

ningún contacto con la Justicia. Después de no se cuántos años, creo que

en el 80 en el penal de La Plata, tuve un contacto con el Dr. Flores Leyes,

la Defensora Oficial, el Juez, y un señor que no me acuerdo como se

llamaba, con ellos cuatro estuvimos, no me acuerdo el nombre del señor

que refiero…” (sic).

II.- B) 6. a. Según constancias obrantes en el expediente

Nº 384/83 caratulado “ Acuña, Elvira Haydee y otros s/ Actividades

Subversivas ” , Osvaldo R. Uferer fue detenido el 22 de abril de 1976 y

puesto a disposición del Jefe del Área Militar 233, obrando a fs.

2.356/2.358 la declaración que le fuera recibida en la Brigada de

Investigaciones el 24 de abril del mismo año.

Asimismo surge de las citadas actuaciones (fs. 4.150)

que Uferer se encontraba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (por

Decreto Nº 1.207/76), hasta el 30 de junio de 1979, que por Decreto Nº

1.352/79 se disponía su libertad.

Que ello no se concretó en virtud de la orden de

retención del Consejo de Guerra Especial Estable Nº 1 (Subzona de

Defensa 23) para juzgarlo.

De tal forma, surge de fs. 3.205 y vta. la declaración

indagatoria y de fs. 3.206/3.207 el auto de prisión preventiva dictada en su

contra por las autoridades militares en el mes de agosto de 1979,

habiendo recaído fallo del Consejo de Guerra actuante el 10 de

septiembre de 1979 (fs. 3.779/3.819) por el que resultó condenado, y

mediante el cual se ordenó hacer saber del mismo a las autoridades

judiciales por posibles delitos de su competencia.

Habiéndose notificado de tal resolución, en fecha 21

del mismo mes y año (fs. 3.860) Uferer apela la decisión, y, confirmado el

fallo el 1 de abril de 1980 –cuya copia autenticada se pone nuevamente a

disposición del Juez competente por surgir de los elementos de juicio referidos al

nombrado “posibles delitos de su competencia”– deduce recurso

extraordinario, siendo que la Corte Suprema de Justicia de la Nación deja

sin efecto la sentencia militar en fecha 23 de noviembre de 1983 (fs.

4.695/4.696).

Remitidas las actuaciones a esta Cámara Federal de

Apelaciones (fs. 4.704), las mismas se envían a la anterior instancia en la

Page 63: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

que en fecha 21 de diciembre de 1983 se concede a Uferer el beneficio

de la excarcelación bajo caución juratoria.

II.- B) 6. b. Que en relación al supuesto en estudio, se le

imputan a Luis Ángel Córdoba la presunta comisión de los delitos

tipificados en los artículos 144 bis, inciso 1º último párrafo, y 144 ter,

segundo párrafo, ambos del Código Penal.

Así, no puede hablarse de una privación ilegítima de

libertad por parte del nombrado, si de las constancias arriba reseñadas se

aprecia que en la detención de Uferer intervinieron las autoridades

militares, encontrándose primero a disposición del Jefe del Área 233 y

luego del Poder Ejecutivo Nacional, siendo que la primera entrevista con

el por entonces Juez fue –según refiere el mismo testigo– en el año 1979 o

1980. Esto es, luego de que en el fallo dictado por el Consejo de Guerra

se ordenara poner en conocimiento del mismo a las autoridades judiciales

por los posibles delitos de su competencia.

Por lo demás, en cuanto a los tormentos sindicados al

encausado, caben las mismas consideraciones expuestas en el capítulo

II.- B) 1. c. de este decisorio, desde que Osvaldo Raúl Uferer denunció la

falta de respuesta de Córdoba al momento de anoticiarlo –en las fechas

arriba indicadas– de sus padecimientos en los ámbitos de detención.

En tal entendimiento, corresponde señalar que no cabe

la confirmación del procesamiento dictado respecto de Luis Ángel

Córdoba por los delitos imputados, no obstante la posible adecuación de

su accionar en otras figuras penales como se referirá más adelante.

II.- B) 7. Similar situación a la anteriormente examinada

se da respecto de Nora del Valle Giménez de Valladares .

Así, obra a fs. 811/815 su declaración testimonial

prestada en el expediente Nº 25/10, “Residual Caballero Lucio y otros s/

Tormento Agravado en concurso real con Privación de la Libertad

(agravada) – Desaparición Forzada de Persona” el 25 de noviembre de

2011.

En dicha oportunidad, y en lo que resulta pertinente en

relación al objeto procesal de esta causa, relató “… respecto de la visita

que recibo en la Unidad Penal de Devoto del Juez Federal Córdoba y su

Secretario Flores Leyes, expresamente solicité los mismos dejen

constancia de todas las torturas que ratifiqué previamente en este Acto,

recibiendo como respuesta del Juez Córdoba además de su negativa una

Page 64: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

64

advertencia ‘que sea prudente porque seguía presa’. En concreto nunca

me quiso recibir la declaración…” (sic).

Continuó su exposición señalando que le habían

notificado que su defensora era la Defensora Oficial, y luego que era un

doctor de apellido Siri, al que nunca vio porque no se entrevistó con él.

Al ser interrogada si con anterioridad a la visita de

Córdoba y Flores Leyes en Devoto, tuvo alguna intervención de tipo

judicial, respondió “… la primera intervención que tenemos con un juez es

cuando aparece Córdoba, tanto que yo y otras personas pensamos venir

urgente a denunciar las torturas…” (sic).

II.- B) 7. a. Que de los antecedentes documentales

agregados a estos autos (en este caso, del expediente Nº 438/83

caratulado “Barrios, José Luis y otros s/ Actividades Subversiv as”),

surgen constancias del acta labrada por la prevención con motivo de la

requisa domiciliaria realizada en el domicilio de Ramón González, donde

residía Giménez de Valladares, en fecha 29 de abril de 1976 (fs. 1.216

vta.).

En las citadas actuaciones obran, a fs. 1.223 y 1.397 y

vta., actas de las declaraciones indagatorias prestadas por la nombrada

en la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia del Chaco

en fechas 30 de abril y 10 de mayo de 1976 –respectivamente–, en las que

se le hizo saber que se encontraba incomunicada, a disposición del Jefe

del Área 233.

Asimismo a fs. 258 y 306 y vta. del expediente Nº

384/83 caratulado “ Acuña, Elvira Haydee y otros s/ Actividades

Subversivas ” se agregan diligencias practicadas respecto de Giménez

de Valladares en sede policial y el acta de ampliación de declaración

indagatoria, de fecha 24 de julio de 1976.

A fs. 25 de la mencionada causa, obra información en

relación a los detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional,

apreciándose respecto de la prenombrada, que se encontraba en tal

situación en virtud del Decreto Nº 1.007/76.

Por su parte, de la causa Nº 322/78 caratulada

“Gómez, Miguel Ángel y Ramón González s/ Asociación Ilícita e

Infracción Ley 20.840 ” se aprecia que habiendo tomado conocimiento en

estos autos de la detención de Giménez de Valladares, el Juez Federal

Córdoba solicita al Jefe del Área Militar 233 –mediante Oficio Nº 701 de

Page 65: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

fecha 6 de junio de 1978 obrante a fs. 51–, la remisión al Juzgado de las

actuaciones labradas con motivo de la detención de la nombrada, ocurrida

entre el 21 y el 30 de abril de 1976, requiriendo asimismo se indique el

lugar donde se encontraba detenida.

A fs. 54 se agrega contestación del Ejército (de fecha 8

de junio de 1978), haciendo saber al Magistrado que las actuaciones

solicitadas se encontraban archivadas en el Comando de la Séptima

Brigada de Infantería, informando asimismo el lugar de alojamiento de

Valladares en la U.2 de Villa Devoto.

Ordenado que fuera el libramiento de nuevo oficio

judicial al Comando de mención (fs. 56), éste informó no tener acceso a

las actuaciones solicitadas por hallarse ante el Consejo de Guerra

Especial Estable Nº 1 de la Subzona de Defensa 23, a cuyo presidente se

ordena librar igual misiva (fs. 91 y 92).

Por otra parte, surge de fs. 81/83 de los autos en

examen, la constitución del Tribunal en el centro de detención (U 2) de

Devoto a los fines de la recepción de declaración indagatoria a Nora del

Valle Giménez de Valladares (en fecha 22 de junio de 1978),

disponiéndose posteriormente a su respecto auto de prisión preventiva

por el delito de asociación ilícita (fs. 139 y vta.) –fallo que fue confirmado por

la Cámara en fecha 10 de mayo de 1979 conforme fs. 731– y finalmente su

condena a 3 años de prisión en febrero de 1981 (fs. 1.203/1.229), previa

audiencia concretada por el Tribunal con la nombrada en Villa Devoto, el

17 de noviembre de 1980 (fs. 1.061 vta.)

Asimismo, a fs. 398 se agrega información en relación

a la nombrada, de donde surge la condena a 21 años de reclusión por el

Consejo de Guerra Especial Estable Nº 1, en fecha 6 de septiembre de

1978.

Tal aserción se aprecia además de las actuaciones

obrantes a fs. 2.111/2.113 del expediente Nº 438/83 ya citado, del que se

siguen las instancias del fallo dictado por dicho cuerpo militar, el que

finalmente fue dejado sin efecto por la Corte Suprema de Justicia de la

Nación en diciembre del año 1983, disponiendo la remisión de las

actuaciones a sede jurisdiccional para la realización de los trámites

conforme a derecho, recuperando Giménez de Valladares su libertad el

28 de diciembre de 1983.

Page 66: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

66

II.- B) 7. b. Que en lo referente a la imputación a Luis

Ángel Córdoba por el delito previsto y reprimido por el artículo 144 bis,

inciso 1º último párrafo del Código Penal, entendemos que tampoco aquí

cabe su configuración.

De tal forma y conforme surge de las distintos

antecedentes aludidos, Giménez de Valladares fue detenida y puesta a

disposición, primero del Jefe del Área 233, y luego del Poder Ejecutivo

Nacional en el año 1976, habiendo tomado conocimiento de dicha

privación de libertad el Juez Córdoba en el mes de junio de 1978, durante

la tramitación de la causa Nº 322/78, y solicitado en forma inmediata

información a su respecto de acuerdo a la reseña de constancias

anteriormente efectuada.

En ese orden de ideas, obran las distintas instancias

procesales (declaración indagatoria, dictado de auto de prisión preventiva)

seguidas luego en relación a Giménez de Valladares en la causa referida

por el delito de asociación ilícita, por el cual resultara a la postre

condenada.

Por otra parte, en lo tocante a la presunta comisión de

tormentos agravados sindicados al encausado, a tenor de las denuncias

de la testigo a este respecto, cabe la remisión a los fundamentos dados

en el acápite II.- B) 1. c. de estos considerandos.

En efecto, la nombrada refiere la negativa de Córdoba

–en oportunidad de la entrevista mantenida en la unidad de detención U 2 de

Villa Devoto– a plasmar su denuncia por los apremios padecidos durante

su detención circunstancia que, a criterio de los suscriptos, podrían hallar

subsunción típica en otras figuras penales como se tratará seguidamente

III.- En los considerandos que preceden hemos

expuesto las razones –en cada caso concreto– por las cuales concluimos

en la falta de configuración de las conductas atribuidas en las figuras

previstas y reprimidas en los artículos 144 bis , inciso 1º último párrafo

y 144 ter segundo párrafo , ambas del Código Penal, en virtud de las que

resultaran procesados Roberto Domingo Mazzoni y Luis Ángel Córdoba,

destacando puntualmente en los supuestos examinados la posible

adecuación típica de su accionar en diferentes ilícitos penales.

En efecto, de los testimonios ampliamente descritos se

advierten numerosas actitudes y omisiones vinculadas fundamentalmente

a infracciones a deberes de funcionarios públicos, inherentes a las

Page 67: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

investiduras que los nombrados detentaban en la época objeto de

investigación.

Así, la mayoría de los cargos formulados radican en

las negativas a dar trámite por los funcionarios judiciales actuantes, a las

denuncias respecto de los tormentos padecidos por las víctimas en los

distintos ámbitos de detención, como en las omisiones en la ejecución de

las leyes cuyo cumplimiento les incumbían.

Al respecto, entendemos que los accionares –y

omisiones– referidos encuentran adecuación típica en las figuras de los

artículos 248, 274 y 277 inciso 6º del Código Penal, respecto de los

cuales los encausados fueron oportunamente requeridos e indagados

(conforme surge de fs. 1/29 y vta., 185/200, 239/244, 245/251, 278/285,

293/299 y vta., 750 y vta., 820/821, y 847 y vta.; y fs. 223/238, 262/269 y

vta., 305/307, 361/363, 524/533, 748/749, 772/773, 822/824 y vta. y

845/846 y vta., todas de este legajo).

Conforme lo expuesto, cabe entonces el análisis de las

normas penales señaladas y su correspondencia con las conductas

denunciadas en autos, partiendo del estudio de la ley penal aplicable en

cada caso.

III.- A) El artículo 248 del Código Penal reprime al

funcionario público que “dictare resoluciones u órdenes contrarias a las

constituciones o leyes nacionales o provinciales o ejecutare las órdenes o

resoluciones de esta clase existentes, o no ejecutare las leyes cuyo

cumplimiento le incumbiere”.

Esta norma conserva su redacción originaria, según

Ley 11.179 (“Código Penal de 1921”), no habiendo sido objeto de

modificaciones.

El bien jurídico protegido por esta figura es el normal y

diligente desenvolvimiento de la Administración, y refiere a la violación o

incumplimiento de disposiciones expresas de un texto legal (“Código

Penal y Leyes Complementarias, comentado, anotado y concordado”,

Omar Breglia Arias – Omar R. Gauna, tomo 2, 5ª edición, Editorial Astrea,

p. 607, con cita de Carlos Creus en “Delitos contra la Administración

Pública”).

Sujeto activo debe ser el funcionario público que actúa

dentro de sus funciones, debiendo estar investido de autoridad. Así lo

entiende Laje Anaya quien refiere que para que el funcionario pueda

Page 68: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

68

cometer esta infracción “debe obrar dentro del ámbito de sus funciones”

(“Comentarios al Código Penal”, Tomo III, Editorial Depalma, p. 77).

Precisamente en la especie –donde se denuncian sendas

omisiones de actuar ante el conocimiento de los funcionarios respecto de la

comisión de ilícitos, incumpliendo normas contenidas en los códigos– cobra

relevancia una de las tres conductas típicas contenidas en el artículo, a

saber la no ejecución de leyes cuyo cumplimiento incumbe al funcionario,

que establece una manera omisiva de abuso de autoridad (uso incorrecto,

arbitrario e improcedente de una facultad jurídica), como forma de

incumplimiento.

Sujeto pasivo es el Estado, pudiendo resultar también

perjudicado un particular, y el dolo requerido debe abarcar el

conocimiento de la ilegalidad de la orden o resolución, o bien de la

inejecución de lo debido.

III.- B) Por su parte, el artículo 274 del Código de fondo

establece que “El funcionario público que, faltando a la obligación de su

cargo, dejare de promover la persecución y represión de los delincuentes,

será reprimido con inhabilitación absoluta de seis meses a dos años, a

menos que pruebe que su omisión provino de un inconveniente

insuperable”.

El texto del citado artículo es el originario de la Ley

11.179 (1922) y nunca fue modificado.

Este delito, también legislado entre los delitos contra la

Administración Pública, tipifica la omisión de persecución y represión de

delincuentes.

Sujeto activo del ilícito en trato es el funcionario

(administrativo o judicial). En cuanto a los jueces ha habido discusión

acerca de su inclusión o no. Se ha sostenido que había que incluirlos

cuando se trate de jueces que tengan facultades “para proceder de oficio

para la instrucción de las causas”. Sin embargo, entendiendo la palabra

“promoción” en sentido amplio, ella comprende no sólo la actividad inicial,

sino que designa el impulso del procedimiento, por lo cual no puede haber

dudas en cuanto a su inclusión (cf. Omar Breglia Arias – Omar R. Gauna,

ob. cit. p. 719, con cita de Carlos Creus en “Delitos contra la

Administración Pública”, p.469).

Page 69: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

Es un delito de omisión en el que basta que se deje de

hacer algo que debió hacerse, pero tal omisión debe ser fundamental, es

decir, tener incidencia en el menoscabo de la persecución o represión.

Lo que se debe hacer surge de las leyes y reglamentos

establecidos para cada funcionario, como ser el Código de

Procedimientos vigente en la época indagada.

Entre otros aspecto de la figura en trato, no interesa

que exista o no intención de beneficiar al delincuente, ni que éste se haya

efectivamente beneficiado. Por lo demás es suficiente con poner en

evidencia la voluntad de omitir lo que se debió hacer (procedimiento,

diligencia o trámite), siempre que con ello implique haber dejado de

promover la persecución o represión (cf. ob. cit. p. 720).

III.- C) El artículo 277 del Código Penal sufrió varias

modificaciones desde su origen. El texto aplicable a estos autos –por su

benignidad en atención a la escala penal establecida en abstracto–, es el de la

Ley 23.077 (1984) que devolvió la vigencia del encubrimiento establecido

por Ley 11.179.

En efecto, el texto originario había sido reemplazado

por las leyes de facto 17.567 (1968) y 21.338 (1976), que fue dejado sin

efecto por las leyes 20.509 y 23.077 que le devolvieron vigencia a aquél.

El texto fue posteriormente modificado por Ley 23.468 (1987), 25.246

(2000) y 25.815 (2003), estableciendo en todos los casos una escala

penal más gravosa.

Así, el artículo aplicable reza: “Será reprimido con

prisión de quince días a dos años, el que, sin promesa anterior al delito,

cometiere después de su ejecución, alguno de los hechos siguientes: …

6º) Dejar de comunicar a la autoridad las noticias que tuviere acerca de la

comisión de algún delito, cuando estuviere obligado a hacerlo por su

profesión o empleo.”

El bien jurídico protegido por esta figura es, al igual que

las anteriores, la Administración Pública, específicamente, la

administración de justicia.

Es un delito autónomo, es decir que su mayor o menor

gravedad no depende de la importancia lesiva del delito que se encubre.

Consiste en prestar ayuda a los delincuentes, por actos posteriores a su

delito, sin previo acuerdo de ellos, y con intención de sustraerlos a la

Page 70: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

70

administración de justicia (cf. González Roura, “Derecho Penal”, Tomo III,

p. 348.

Sujeto activo de este ilícito puede ser cualquiera que no

sea autor, cómplice o coautor, y sujeto pasivo es la persona a la que se

ha sometido al delito precedente.

El encubrimiento se distingue como delito autónomo

porque el agente presta su ayuda sin promesa previa, realizando actos

posteriores al hecho principal que se encubre.

En lo que interesa en el sub examine, se trata de un

caso de favorecimiento personal (inciso 6º), siendo que lo que reprime la

norma es claramente un supuesto de omisión.

III.- D) Que, los tipos penales arriba analizados se

corresponden con las conductas u omisiones denunciadas en los

testimonios de las víctimas involucradas en estas actuaciones.

III.- D) 1. Así, de las constancias de la causa Nº 474/75

caratulada “Copello, Raúl Luis y otros s/ Asociación Ilícita e Infracción Ley

20.840”, se advierte que Aníbal Ponti prestó declaración indagatoria

judicial (fs. 398/399) el 29 de abril de 1975, denunciando haber sido

objeto de apremios en sede policial, observándose en el acta la firma del

por entonces Juez y del Secretario del Juzgado Federal, Roberto

Domingo Mazzoni, de lo que puede inferirse su presencia en el lugar.

En las mismas actuaciones, se agregó a fs.

1.594/1.595 el escrito por el cual el superior jerárquico del nombrado –

quien se desempañaba ya como Procurador Fiscal– formuló observaciones

respecto de la falta de cumplimiento de instrucciones dadas en

septiembre de 1976 en torno a la promoción de acciones ante la posible

comisión de delitos por la denuncia referida, ordenando con posterioridad

la Cámara Federal de Apelaciones (en noviembre de 1980) hacerlas

saber al destinatario, sin que se perciban cambios en la situación

instaurada.

Dicha inactividad le es asimismo atribuible a Luis Ángel

Córdoba, desde que una vez que tomó conocimiento de los posibles

ilícitos denunciados en la fecha arriba indicada de las instrucciones y

observación a notificar al Procurador Fiscal, o bien durante las visitas

carcelarias a la unidad de detención de Rawson donde se encontraba

alojado Ponti –o aún antes, al abocarse a la tramitación de la causa “Copello”–,

no actuó conforme a las normas pertinentes del Código de Procedimiento

Page 71: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

en Materia Penal, vigente al momento de los hechos (conforme lo

establecido en los artículos 118, 159 y 169, 164 y 179 de la Ley 2372).

III.- D) 2. A similares conclusiones arribamos en los

supuestos vinculados a Mirta Susana Clara y María Gregoria Pérez . Así,

a fs. 1.697 y vta./1699 y 1.681/1.682 obran las respectivas indagatorias

prestadas en el Juzgado Federal por las nombradas en el marco de la

causa “Salas, Néstor Carlos y otros s/ Asociación Ilícita e Infracción Ley

20.840”, donde ambas refirieron que las declaraciones formuladas en

sede policial, fueron obtenidas mediante apremios, señalando

específicamente en qué consistieron los mismos e individualizando –en el

caso de Clara– a sus presuntos autores.

En ambos actos procesales aparece la rúbrica de quien

fuera por entonces Secretario del Juzgado, Roberto D. Mazzoni,

circunstancia que no fue controvertida por el nombrado al momento de

ejercer su defensa material.

Así las cosas, se aprecia de la reseña fáctica efectuada

con anterioridad en estos considerandos, que con fecha 6 de septiembre

de 1976 el Fiscal de Cámara, Dr. Pericles Festorazzi, había dado precisas

instrucciones al Procurador Fiscal actuante (Mazzoni) en relación a la

promoción de acciones por los hechos denunciados, cuya notificación fue

ordenada por la Cámara en noviembre del mismo año.

Asimismo, la Señora Defensora Oficial –en ejercicio de

la representación técnica de Clara y Pérez–, había advertido la situación en la

respectiva oportunidad procesal (fs. 2.267/2.269).

No obstante lo expuesto, nada se hizo al respecto sino

hasta el 8 de febrero de 1980, fecha en que el Juez Luis Ángel Córdoba

ordenó en la parte dispositiva del fallo dictado, la extracción de copias de

las manifestaciones de las nombradas por los supuestos castigos.

Vale aquí destacar que, según surge de los autos

analizados, dicha diligencia fue cumplimentada recién el 16 de julio de

1984, dando inicio a la tramitación de la causa Nº 243/84.

En este orden de ideas, no puede considerarse como

válido el descargo efectuado por Córdoba al alegar que “había hecho algo

al respecto”, si se tiene en cuenta que tomó vista de la causa –y por tanto

de las declaraciones indicadas– a partir del 13 de febrero de 1976 (fs.

1.731), dando el adecuado trámite de lo anoticiado, recién cuatro años

después.

Page 72: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

72

Igualmente, los encausados nada hicieron con las

denuncias efectuadas por Clara y Pérez en orden a las particulares

condiciones de detención padecidas, incumpliendo en forma evidente los

deberes inherentes a los cargos por ellos detentados.

III.- D) 3. Respecto de las denuncias por los maltratos y

mortificaciones padecidos por Hugo Ramón Barúa y Eugenio

Domínguez Silva , y a tenor del requerimiento fiscal de fs. 1/29 y vta.,

caben las imputaciones a Roberto Domingo Mazzoni por los delitos

previstos en los artículos 248, 274 y 277, inciso 6º, en virtud de las

notables omisiones incurridas durante su desempeño como Procurador

Fiscal en la causa “Almada, Santiago y otros s/ Infracción Ley 20.840 y

Asociación Ilícita”, expediente Nº 1518/75.

De igual forma, corresponde atribuir al accionar de Luis

Ángel Córdoba las conductas tipificadas en los términos de las citadas

normas, respecto de Hugo Ramón Barúa, Ricardo Alejandro Vassel,

Norberto Mario Mendoza y Eugenio Domínguez Silva toda vez que –

como él mismo lo refirió en ocasión de sus indagatorias– le tocó conocer en la

causa indicada a los fines de recibir las ampliaciones de las indagatorias

solicitadas por los arriba nombrados, oportunidades donde denunciaron

haber firmado presionados sus anteriores declaraciones, así como el

irregular desempeño del Secretario actuante, Carlos E. Flores Leyes.

En efecto, más allá de haber separado al actuario del

conocimiento de la mencionada causa, el entonces Juez Federal debió

obrar de conformidad a las normas que le imponían la averiguación de los

ilícitos de los que fuera anoticiado y de sus presuntos autores, como

asimismo tomar medidas en torno a las irregulares condiciones de

detención denunciadas en ocasión de las entrevistas en las distintas

unidades de detención, por Barúa, Vassel, Mendoza y Domínguez Silva.

Por lo demás, y a fin de dar acaba respuesta a todos

los aspectos invocados a lo largo de estos actuados, consideramos

pertinente referirnos brevemente a la imputación y requerimiento formal

contra Luis Ángel Córdoba por el delito de prevaricato (artículo 269 del

Código Penal), presuntamente cometido en perjuicio de Eugenio

Domínguez Silva en virtud de la condena dictada, luego de la tramitación

del proceso, siendo el nombrado menor de edad.

Del análisis de las actuaciones, se aprecia que,

efectivamente, Domínguez Silva al momento de ser detenido contaba con

Page 73: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

17 años de edad, siguiéndose a su respecto el trámite procesal

correspondiente que culminara en el fallo condenatorio por los delitos que

en aquel momento le fueran imputados.

De igual forma surge de las constancias existentes del

expediente Nº 1518/75, que la Cámara Federal de Apelaciones, al

resolver en apelación el fallo en cuestión (fs. 824/836 vta.), trató

concretamente el tema, invocando la complejidad en la labor judicial en

atención al volumen de las actuaciones, reconociendo al instructor la

“denodada postura para arribar a la verdad jurídica objetiva”. Por lo

demás, luego del análisis relativo al régimen especial de la minoridad en

el orden penal, dispuso la absolución de culpa y cargo de Domínguez

Silva por las imputaciones formuladas.

Por su parte, al momento de ejercer su defensa,

Córdoba alegó que dicha circunstancia no había sido advertida en su

oportunidad por ninguna de las partes del proceso, ni siquiera por su

defensa técnica o el Procurador Fiscal actuante.

En tal entendimiento, más allá de resaltar que la

cuestión fue debidamente zanjada a través del fallo citado, en relación al

supuesto de prevaricato de derecho subyacente en la cuestión planteada,

adherimos a lo dicho por Rodolfo Moreno (“El Código Penal y sus

antecedentes”, Tomo VI, Ed. H. A. Tommassi, 1922, p. 278/279) en

cuanto a la dificultad de establecer la concurrencia de este delito: “Los

magistrados por lo mismo que tienen libertad de criterio y de

interpretación, pueden equivocarse, y si cada vez que incurriesen en

errores jurídicos, fueran reos del prevaricato, todos los jueces sin

excepción alguna serían delincuentes. Cada vez que a un juez se le

revocase una sentencia, ese magistrado sería legalmente un

prevaricador. En efecto, los jueces deben fundar sus sentencias en ley y

citar los artículos de la misma, según lo establecen las reglas del

procedimiento, de manera que una sentencia revocada significa que el

magistrado ha apreciado mal los hechos, ha aplicado mal el derecho o ha

incurrido en los dos defectos al mismo tiempo”.

III.- D) 4. Finalmente consideramos que se configuran,

en relación a Luis Ángel Córdoba, los aspectos típicos de los delitos

previstos en los artículos 248, 274 y 277, inciso 6º del Código Penal por

los hechos denunciados por Osvaldo Raúl Uferer y Nora del Valle

Giménez de Valladares .

Page 74: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

74

En los citados supuestos, sin perjuicio de haber

intervenido en actuaciones vinculadas a los nombrados con posterioridad

a sus privaciones de libertad –acaecidas, como se señaló más arriba en el

mes de abril de 1976–, Córdoba tuvo oportunidad de entrevistarse

personalmente con ellos en las respectivas unidades de detención donde

fueron alojados (La Plata y Villa Devoto). En dichas ocasiones, le

refirieron las torturas y maltratos sufridos a lo largo de sus encierros –

siendo la primer oportunidad de expresarse ante autoridades judiciales, según

manifestaron los testigos–, sin perjuicio de lo cual no obtuvieron respuesta

alguna al respecto.

III.- E) Ahora bien, consideramos que las figuras típicas

descriptas concurren en forma ideal entre sí (artículo 54 del Código

Penal).

Ello así, la actitud omisiva de los encausados reseñada

en cada caso expuesto, recae en una pluralidad de desvalores que hace

pueda considerarse con una plural tipicidad a su respecto.

Señala Eugenio Raúl Zaffaroni (“Derecho Penal, Parte

General”, EDIAR, 2002, Buenos Aires, p. 866) que la concurrencia ideal

es factible en tipos omisivos, cuando una acción viola dos o más normas

enunciadas imperativamente que no se excluyen entre sí, circunstancia

que apreciamos en el sub examine.

III.- F) En orden a lo expuesto, corresponde la

confirmación del auto de procesamiento dictado en relación a los

encausados, pero modificando la calificación legal atribuida a los

hechos imputados , el que será respecto de ROBERTO DOMINGO

MAZZONI en calidad de autor, por los delitos de: a. Incumplimiento de

los deberes de funcionario público – en la forma de abuso de autoridad –

previsto y reprimido en el artículo 248 del Código Penal en 5 (cinco)

hechos concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal) en

perjuicio de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pé rez, Hugo Ramón

Barúa y Eugenio Domínguez Silva ; en concurso ideal (artículo 54 del Código

Penal) con el delito de b. Incumplimiento de la obligación de promover

la represión, normado en el artículo 274 del Código Penal en 5 (cinco)

hechos en concurso real (artículo 55 del Código Penal) en perjuicio de las

mismas víctimas mencionadas; y en concurso ideal (artículo 54 el Código

Penal) con el delito de c. Encubrimiento, previsto y reprimido por el

artículo 277, inciso 6º del Código Penal en 5 (cinco) hechos

Page 75: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal) en perjuicio de

las mencionadas víctimas.

Por lo demás, respecto de LUIS ÁNGEL CÓRDOBA

corresponde la confirmación del auto de procesamiento con prisión

preventiva pero modificando la calificación legal atribuida a los

hechos imputados en orden a los delitos de: a. Incumplimiento de los

deberes de funcionario público – en la forma de abuso de autoridad –

previsto y reprimido en el artículo 248 del Código Penal en 9 (nueve)

hechos concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal) respecto

de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pé rez, Hugo Ramón

Barúa, Ricardo Alejandro Vassel, Norberto Mario Men doza, Eugenio

Domínguez Silva, Osvaldo Raúl Uferer y Nora del Val le Giménez de

Valladares ; en concurso ideal (artículo 54 del Código Penal) con el delito

de b. Incumplimiento de la obligación de promover la repr esión,

normado en el artículo 274 del Código Penal en 9 (nueve) hechos en

concurso real (artículo 55 del Código Penal) en perjuicio de las mismas

víctimas mencionadas en el punto anterior, en concurso ideal (artículo 54

del Código Penal) con el delito de c. Encubrimiento, previsto y

reprimido por el artículo 277, inciso 6º del Código Penal en 9 (nueve)

hechos concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal)

cometido en perjuicio de las mencionadas víctimas; en calidad de autor.

IV.- Sentado lo anterior, cabe reparar en que la

Defensa técnica de Roberto Domingo Mazzoni expresó como uno de los

motivos de agravios al momento de interponer el recurso de apelación

contra el decisorio que procesó a su defendido, la falta de carácter de lesa

humanidad de los delitos de incumplimientos u omisiones funcionales.

Entonces, la cuestión a determinar ahora es si los

hechos que se le atribuyen a los encausados pueden constituir delitos de

lesa humanidad, desde que la Corte Suprema de Justicia de la Nación

(Fallos: 327:3312 y 328:2056) como la Corte Interamericana de Derechos

Humanos (“Masacre de las dos Erres vs. Guatemala” –del 24 de noviembre

de 2009, Serie C, nº 21–; “Caso Velázquez Rodríguez vs. Honduras” –del 29

de julio de 1988, serie C, nº 4–, entre muchos otros), han definido ya la

imprescriptibilidad de dichos crímenes.

IV.- A) Liminarmente consideramos pertinente remitirnos

en este punto, a los argumentos dados en este decisorio –puntos I.- B) y

C)– en relación a la no pertenencia de Córdoba y Mazzoni a una

asociación ilícita.

Page 76: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

76

Específicamente en dichos acápites, tratamos la

ajenidad del Poder Judicial “como organismo” a un acuerdo criminal con

el poder de turno, para luego –con sustento en el principio de la

responsabilidad personal y la inexistencia de elementos de cargo– descartar la

configuración de la figura del artículo 210 del Código Penal respecto de

los encausados.

De tal forma, referimos a la falta de acreditación en

relación a los mismos de una “convergencia de voluntades previa y

permanente” o de un “acuerdo criminal” dentro de un plan de exterminio,

señalando en lo concreto, la posibilidad de una “adhesión” aislada,

voluntaria y posterior a los actos llevados a cabo por los autores de los

distintos ilícitos cometidos en el marco de dicho plan sistemático.

Dicho esto, deviene oportuno atender ahora a las

consideraciones efectuadas en las imputaciones dirigidas a los

procesados y, a través de estas, verificar si el sentido normativo de los

sucesos aparece vinculado, conectado o causalmente relacionado con

comportamientos constitutivos de crímenes de lesa humanidad.

IV.- B) Tanto la omisión de investigar, como el

encubrimiento y las omisiones funcionales, suponen básicamente un

favorecimiento post ejecutivo de los hechos, de allí que puedan ser

analizados como una intervención adhesiva posterior.

IV.- B) 1. En este orden de ideas, al referir

específicamente a la cuestión en trato, la Sala II de la Cámara Federal de

Casación Penal –in re “Guil, Joaquín y Zanetto, Jorge Héctor y otros s/ recurso

de Casación”, Causa Nº 11.002, Registro Nº 19.267 del 8 de septiembre de 2011

donde se analizó la participación del entonces Juez Federal Ricardo Lona por la

desaparición de quien fuera gobernador de la Provincia de Salta, resultando

procesado por los delitos de encubrimiento y omisión de represión–, destacó la

autonomía de los tipos penales de los artículos 274 y 277 del Código

Penal –aquí también involucrados– señalando “La idea de autonomía típica

se funda en la circunstancia de que la adhesión o favorecimiento recae en

términos temporales en un hecho ya ejecutado y por lo tanto resulta

operativa su distinción en comparación con intervenciones propias de la

coautoría o cooperación. Sin embargo, el hecho de que se vean aquellas

conductas como autónomas en términos de tipicidad no neutraliza la

necesaria dependencia que guardan con el hecho previo. En buena

medida existe lo que la doctrina denomina ámbito de ‘interferencia’ entre

la intervención en la instancia ejecutiva del hecho y la intervención,

Page 77: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

adhesión o favorecimiento posterior al mismo. En este aspecto se verifica

un punto en común que conecta, a pesar de la autonomía típica, ambas

conductas con la afectación de los bienes jurídicos que entran en la

consideración del caso.

El atentado a los bienes jurídicos que constituye el

hecho previo y que supone la puesta en crisis de las aspectos preventivos

generales –negativos– de tutela anticipada que se expresan a través de

las consecuencias jurídicas con que amenaza el tipo penal en particular –

privación de libertad, secuestro, homicidio, lesiones, desaparición, etc.–

se ve intensificado a través de ciertos actos de encubrimiento, omisión de

investigar, prevaricación o favorecimiento que, por su cualidad, inhiben la

respuesta penal que debe reafirmar el orden jurídico ya afectado –

prevención general de integración o positiva–, dando lugar entonces a la

impunidad”.

Concordamos con este abordaje, desde que a pesar de

la autonomía típica, pueden verificarse situaciones donde la relación entre

aquella intervención post ejecutiva y el hecho previo, por su intensidad y

congruencia en la expresión de significado normativo, terminen

habilitando la consideración de una naturaleza criminal similar o común

entre ambos casos.

Adquiere aquí relevancia la ponderación de los hechos

a los que aluden las imputaciones dirigidas a los procesados Córdoba y

Mazzoni para determinar la existencia de esa comunidad de significado

normativo en virtud del cual, el favorecimiento o la adhesión post ejecutiva

a los sucesos criminales previos, puedan ser interpretados como parte de

la configuración de un crimen de lesa humanidad.

Así, en autos se atribuye a los encausados las

inacciones en la tramitación e investigaciones vinculadas a hechos de

torturas y tormentos denunciados por las personas detenidas por su

presunta vinculación con actividades subversivas, así como omisiones en

la indagación e identificación de los probables autores de tales hechos, en

un contexto de ataque generalizado y sistemático contra la población civil.

De esa manera, con tales conductas, facilitaron la

impunidad de esos hechos, ya sea por medio de una investigación

defectuosa o directamente por la omisión de realizar las medidas

pertinentes para dar con los autores de los sucesos denunciados.

Page 78: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

78

En razón de lo expuesto, los actos –o bien, omisiones–

imputados a los encausados, al estar vinculados en la investigación con el

favorecimiento y la impunidad de dichos sucesos que fueron

caracterizados de lesa humanidad, constituyen “delitos conexos” a ellos y

adquieren igual naturaleza criminal.

Que, en el fallo arriba citado se sostiene que no

cualquier intervención jurisdiccional fallida, que guarde relación con un

ilícito de lesa humanidad “queda, por ese sólo hecho, alcanzada por ese

significado normativo y la consiguiente imprescriptibilidad”, destacando al

respecto que no resultaría justificado imputar penalmente la ineficacia

sobre el progreso de los hechos delictivos a funcionarios y magistrados

cuando se encontraran “frente a una imposibilidad objetiva y estructural

de actuación del Poder Judicial o de las agencias de las que éste se vale

para su cometido, surgida del rígido control del poder de facto”

En el supuesto en examen, hemos referido a una

adecuación o “adhesión” de los encausados con actos criminales que

constituyen actos de lesa humanidad al ser cometidos en el marco de un

ataque generalizado.

En efecto, ese favorecimiento de los hechos que

afectaron a las víctimas permiten asociar dos ámbitos en un mismo

contexto de significación jurídica (vínculo o relación de interferencia),

razón por la cual las concretas imputaciones a Mazzoni y Córdoba por

actos de encubrimiento y omisión de deberes en torno a las

investigaciones judiciales, mantienen un vínculo directo (delitos conexos)

con los crímenes principales, que poseen la categoría de lesa humanidad.

IV.- B) 2. Por su parte, la Sala IV de la Cámara Federal

de Casación Penal –in re “Liendo Roca, Arturo y otros s/ recurso de casación”,

causa Nº 14.536, Registro Nº 1242/12 del 1 de agosto de 2012, donde se

estableció que las conductas de los encausados (ex Juez y ex Fiscal Federales

a la época de los sucesos imputados) se encontraban comprendidas en los

artículos 248, 249 y 277, inc. 6º del C.P.–, luego de aludir a los parámetros

ajustados a derecho que corresponde exigir a un hecho para que éste

pueda ser calificado como de lesa humanidad, y en orden al tratamiento

de los delitos tipificados en los artículos 248 y 249 del Código Penal ,

estableció “Así, no puede soslayarse que los abusos y omisiones

funcionales supuestamente cometidos por los denunciados se habrían

traducido, en última instancia y con conocimiento de los imputados, en un

presupuesto necesario y conceptualmente inescindible de la impunidad

Page 79: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

con la que se movieron los autores directos y mediatos de las

afectaciones a la vida, a la integridad personal y demás vejaciones

padecidas por las víctimas de la represión ilegal, y se erigieron por su

propio peso, como vulneraciones a caros derechos fundamentales –tales

como el derecho al debido proceso, a peticionar a las autoridades y a

obtener una tutela judicial efectiva – reconocidos desde antaño por

nuestra Constitución Nacional (arts. 14 y 18 de la C.N.) y también por

diversos instrumentos internacionales de derechos humanos (arts. 8 y 25

de la C.A.D.H. y art. 9 y 14 del PIDCyP, entre muchos otros)”.

Entendió así el tribunal Casatorio que los

comportamientos omisivos imputados a los ex magistrados quedaban

comprendidos en la expresión de sentido común, junto a la privación ilegal

de la libertad y torturas de las víctimas que, si bien no le eran imputables

a los nombrados, constituyeron el antecedente cuya impunidad aquéllos

favorecieron.

IV.- B) 3. Por lo demás, recientemente se expidió la Sala

II de la Cámara Federal de Casación Penal –en el caso “Lona, Ricardo s/

Recurso de Casación”, Causa Nº 13.117, Registro Nº 206/13 de fecha 20 de

marzo de 2013– refiriendo al carácter no taxativo del catálogo de delitos de

lesa humanidad, y destacando que “lo que resulta relevante en orden a la

caracterización de un hecho como de lesa humanidad no es el ‘nomen

iuris’ bajo el que las legislaciones internas encuadran los eventos

investigados sino si fueron cometidos en el marco del denominado

elemento de contexto, es decir de un ataque generalizado y sistemático

contra la población”.

En tal sentido, los Jueces de la Sala II reafirmaron el

criterio expuesto en el precedente “Guil, Joaquín y Zanetto, Jorge Héctor

y otros s/ recurso de Casación” –más arriba citado– en torno a que las

concretas imputaciones a los encausados (en el caso, de actos de

encubrimiento y omisión de deberes en la investigación judicial y policial

de un hecho de desaparición forzada), mantienen un vínculo directo –

delitos conexos– con el crimen principal, que posee la categoría de lesa

humanidad, razón por la cual –concluyen– la actuación de los imputados

no puede ser alcanzada por el instituto de la prescripción.

IV.- B) 4. Que, en virtud de las consideraciones

expuestas, hemos de afirmar que la plataforma fáctica que conforma el

objeto de conocimiento de estos actuados, habida cuenta su conexidad

con los hechos principales y el elemento de contexto arriba aludidos, está

Page 80: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

80

constituida por hechos calificados de lesa humanidad y como tales, no

resultan alcanzados por las disposiciones de derecho interno relativas a la

prescripción de la acción penal.

V.- Por último, en relación al planteo subsidiario

contenido en el recurso de apelación deducido por la Defensa Oficial de

Luis Ángel Córdoba por el cual solicita que, de mantenerse el auto de

procesamiento dictado, el mismo sea dispuesto sin prisión preventiva al

entender que los argumentos del juzgador para ordenar la medida

cautelar resultan de carácter genérico y sin elementos objetivos que

demuestren en modo concreto las existencia de peligros procesales a su

respecto, no habrá de tener acogida favorable.

En tal sentido, la prisión preventiva dispuesta se

encuentra debidamente fundada en el decisorio en crisis desde que halla

sustento en la mención de la gravedad de los ilícitos enrostrados, las

características y modalidades de comisión de los mismos (art. 55 C.P.).

A mayor abundamiento, respecto de Córdoba se

encuentra vigente la denegatoria a los planteos de excarcelación

oportunamente formulados –confirmados por esta Alzada y por la Sala IV de

la Cámara Nacional de Casación Penal– por lo que cabe la remisión a los

argumentos allí expuestos.

VI.- Los fundamentos hasta aquí desarrollados nos

permiten concluir, con el grado de probabilidad exigido en esta etapa

procesal, que los hechos denunciados existieron, interviniendo en ellos

los encausados con las particularidades expuestas a lo largo de estos

considerandos.

Ello así, corresponde HACER LUGAR PARCIALMENTE a

los recursos de apelación intentados por las respectivas Defensas

técnicas de LUIS ÁNGEL CÓRDOBA y ROBERTO DOMINGO MAZZONI , y

en consecuencia REVOCAR los autos de procesamiento dispuestos en su

contra por el delito de asociación ilícita (art. 210 del Código Penal según

ley 20.642) dictando a su respecto la falta de mérito (art. 309 del

C.P.P.N.) a tenor de los fundamentos expuestos en los puntos I.- B) y C) de

este decisorio; y CONFIRMAR los AUTOS DE PROCESAMIENTO CON PRISIÓN

PREVENTIVA (arts. 306, 312 y ccdtes del C.P.P.N.) dispuestos en relación

a los encausados, pero modificando la calificación legal atribuida a los

hechos imputados , todo ello de conformidad a lo tratado en el acápite III.-

E) de los presentes considerandos.

Page 81: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

Poder Judicial de la Nación

U

SO

O

FIC

IA

L

VII.- Por todo lo dicho, SE RESUELVE

1°) HACER LUGAR PARCIALMENTE a los recursos de

apelación intentados por las respectivas Defensas técnicas de LUIS

ÁNGEL CÓRDOBA y ROBERTO DOMINGO MAZZONI , y en consecuencia

REVOCAR los autos de procesamiento dispuestos en contra de los

nombrados por el delito de asociación ilícita (art. 210 del Código Penal

según ley 20.642) dictando a su respecto la falta de mérito (art. 309 del

C.P.P.N.) a tenor de los fundamentos expuestos en los puntos I.- B) y C) de

este decisorio;

2º) RECOMENDAR al Señor Juez Federal lleve a cabo

las medidas investigativas que resulten necesarias en orden a la

averiguación de la verdad real respecto de esta hipótesis delictiva.

3°) CONFIRMAR el AUTO DE PROCESAMIENTO CON

PRISIÓN PREVENTIVA dispuesto en relación a ROBERTO DOMINGO

MAZZONI, (arts. 306, 312 y ccdtes del C.P.P.N.) pero modificando la

calificación legal atribuida a los hechos imputados , en calidad de

autor (artículo 45 del Código Penal) de los delitos de: a. Incumplimiento

de los deberes de funcionario público – en la forma de abuso de

autoridad – previsto y reprimido en el artículo 248 del Códig o Penal en

5 (cinco) hechos concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal)

en perjuicio de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pé rez, Hugo

Ramón Barúa y Eugenio Domínguez Silva ; en concurso ideal (artículo 54 del

Código Penal) con el delito de b. Incumplimiento de la obligación de

promover la represión, normado en el artículo 274 d el Código Penal

en 5 (cinco) hechos en concurso real (artículo 55 del Código Penal) en

perjuicio de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pé rez, Hugo Ramón

Barúa y Eugenio Domínguez Silva ; y en concurso ideal (artículo 54 del Código

Penal) con el delito de c. Encubrimiento, previsto y reprimido por el

artículo 277, inciso 6º del Código Penal en 5 (cinco) hechos

concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal) en perjuicio de

Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pé rez, Hugo Ramón Barúa y

Eugenio Domínguez Silva ;

4°) CONFIRMAR el AUTO DE PROCESAMIENTO CON

PRISIÓN PREVENTIVA (arts. 306, 312 y ccdtes del C.P.P.N.) dispuesto en

relación a LUIS ÁNGEL CÓRDOBA pero modificando la calificación legal

atribuida a los hechos imputados, y en calidad de autor (artículo 45 del

Código Penal) por los delitos de: a. Incumplimiento de los deberes de

funcionario público – en la forma de abuso de autoridad – previsto y

Page 82: Al respecto, se agravia la Defensa señalando que el · En relación a los planteos recursivos sustentados por ambas defensas en la arbitrariedad de la sentencia interlocutoria dictada,

82

reprimido en el artículo 248 del Código Penal en 9 (nueve) hechos

concursados en forma real (artículo 55 del Código Penal) respecto de

Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara, María Gregoria Pé rez, Hugo Ramón

Barúa, Ricardo Alejandro Vassel, Norberto Mario Men doza, Eugenio

Domínguez Silva, Osvaldo Raúl Uferer y Nora del Val le Giménez de

Valladares , en concurso ideal (artículo 54 del Código Penal) con el delito

de b. Incumplimiento de la obligación de promover la repr esión,

normado en el artículo 274 del Código Penal en 9 (nueve) hechos en

concurso real (artículo 55 del Código Penal) en perjuicio de Aníbal Ponti,

Mirta Susana Clara, María Gregoria Pérez, Hugo Ramó n Barúa, Ricardo

Alejandro Vassel, Norberto Mario Mendoza, Eugenio D omínguez Silva,

Osvaldo Raúl Uferer y Nora del Valle Giménez de Val ladares ; y en concurso

ideal (artículo 54 del Código Penal) con el delito de c. Encubrimiento,

previsto y reprimido por el artículo 277, inciso 6º del Código Penal en

9 (nueve) hechos concursados en forma real entre sí (artículo 55 del

Código Penal) cometido en perjuicio de Aníbal Ponti, Mirta Susana Clara,

María Gregoria Pérez, Hugo Ramón Barúa, Ricardo Ale jandro Vassel,

Norberto Mario Mendoza, Eugenio Domínguez Silva, Os valdo Raúl Uferer y

Nora del Valle Giménez de Valladares .

5°) DEJAR EXPRESA MENCIÓN de que los delitos

arriba mencionados constituyen delitos de LESA HUMANIDAD en los

términos de las consideraciones plasmadas en el punto IV.- de este

resolutorio.

6º) REQUERIR al Instructor informe en relación a las

medidas adoptadas en orden a lo señalado en el punto II.- B) 4 de los

considerandos del presente decisorio.

Regístrese. Notifíquese. Fecho, bajen los autos a la

instancia de origen con oficio de estilo.

Fdo.: José Luis Alberto Aguilar –Juez de Cámara- An a

Victoria Order –Juez de Cámara– Simón Rubén Getzel –Conjuez-

Rocío Alcalá –Secretaria-

SI Nº 21 Fº41/81 TºVII AÑO 2013