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Alarico, el godo que sacudió los cimientos del
Imperio
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Alarico pasaría a la historia como el bárbaro que saqueó Roma en el 410 y como uno de los
personajes asociados a la caída del Imperio Romano. A pesar de ser considerado uno de los
archienemigos de Roma, Alarico no pretendió ser tal cosa. Él y sus seguidores -descontentos con
el método de asimilación del Imperio-, buscaron una vía alternativa de hacerse un hueco, pero
en el proceso socavaron aun más los ya frágiles cimientos del Imperio Romano.
Alarico en el Imperio Oriental
Primer contacto
En el año 391 el emperador Teodosio volvía a la parte de oriental del Imperio después de acabar
con el usurpador Magno Máximo y estuvo a punto de caer en manos de unos rebeldes godos en
el río Hebro (Tracia) entre los que se cuenta que se encontraba un joven Alarico. Desde unos
años antes, había bandas de godos descontentos infestando los Balcanes; molestos con las
condiciones de servicio que les imponía el foedus, algunos se habían negado a servir en la
campaña de Teodosio y aprovechaban la guerra civil para dedicarse al bandidaje.
La tediosa tarea de pacificación de los revoltosos fue encargada a Flavio Promoto que caería en
una emboscada, teniendo que ser sustituido por Flavio Estilicón en su primer mando
independiente de relevancia del que tenemos constancia. Estilicón forzó a los rebeldes a deponer
su actitud, negociando su retorno al servicio imperial como foederati. Podemos aventurar que
éste sería el primer encuentro entre dos hombres destinados a cruzarse los caminos varias veces
y que iban a tener un papel destacado en el futuro del Imperio Romano.
En cuanto a los orígenes de Alarico (Alareiks), se nos cuenta que habría nacido en torno al año
370, en la isla de Peuce en la desembocadura del Danubio. Presumiblemente pertenecía a un
clan importante entre los godos tervingios: el de los Baltos (o Baltingos). Habría sido pues un
niño durante la gran migración de los godos que había llevado a su pueblo a asentarse en el
Imperio Romano en el 376. El proceso de asentamiento no fue sencillo y degenero rápidamente
en una guerra que concluiría con el tratado (foedus) de 382. Por el camino los godos se habían
llevado por delante al emperador Valente y buena parte del ejército oriental en la batalla de
Adrianópolis (378).
El futuro de Alarico parecía marcado: seguir los pasos de otros muchos aristócratas godos como
Modares, Fravita, Eriulfo, Gainas... y hacer carrera en el servicio imperial. De hecho los oficiales
godos estaban ganando considerable importancia en el ejército imperial y no sólo como mandos
de “bárbaros” foederati o mercenarios. Una carrera exitosa y cierta habilidad para las intrigas
cortesanas podían promocionar muy alto a un general aunque éste fuera de origen bárbaro.
Eventualmente incluso podía casarse con una romana de buena familia y fundar una familia
“romana”, cuyos hijos estarían bien situados para alcanzar los más altos puestos del estado e
incluso emparentar con el emperador como era el caso del propio Estilicón cuyo padre había sido
un oficial vándalo.
Equite tardoimperial (“Box art” para HAT Soldiers).
Batalla del Frígido (394)
La gran ocasión para distinguirse le vino a Alarico con la usurpación de Eugenio de la parte
occidental del Imperio, a instancias del magister utriusque militae (MVM) de ascendencia franca
Arbogastesi y que contó al parecer con el apoyo de la parte de la aristocracia romana todavía
simpatizante con el paganismo.
En septiembre del 394 se enfrentaron ambos ejércitos en el río Frígido (Eslovenia) en una zona
clave para el paso de los Alpes. Ambos bandos se supone que rondaban los 50.000 hombres
cada uno, aunque dicha cifra puede ser algo excesiva para la época. En el bando de Teodosio
luchaban 20.000 godos foederati bajo el mando de Gainas. Alarico se encontraría al mando de
uno de los contingentes de godos. Las legiones romanas de Teodosio estaban al mando de
Timasio, que tenía a Estilicón de segundo.
El primer día de la batalla llevaron los godos el peso del combate en la vanguardia del asalto
teodosiano. El ejército occidental luchó duramente pero fue derrotado, sufriendo muchas bajas
sobre todo entre los godos que perdieron la mitad de sus hombres. Los derrotados teodosianos
se retiraron a su campamento mientras Arbogastes enviaba destacamentos tras ellos con la
intención de cerrarles los pasos de montaña.
Teodosio había sido derrotado militarmente pero todavía le quedaban trucos en la manga y
consiguió sobornar a los destacamentos de Arbogastes para que se pasaran a su bando.
Animados por estos inesperados refuerzos, las tropas orientales volvieron a avanzar el día
siguiente y esta vez si consiguieron imponerse, al parecer ayudados por el fuerte viento local (el
“bora”) que habría soplado en contra de las tropas occidentales dificultándolas el manejo de las
armas. Eugenio sería ejecutado y Arbogastes se suicidaría.
Es comprensible que tras la batalla, los godos se sintieran molestos. Sufrieron el grueso de las
bajas orientales y no parecen haber sido recompensados con generosidad. Incluso pueden oír
como algunos hablan de que se han matado “dos pájaros de un tiro” con la destrucción del
ejército occidental y la cuasi-destrucción de la fuerza goda. Alarico se encuentra particularmente
molesto ya que no recibe ninguna promoción tras la batalla, simplemente una confirmación en
su actual mando.
Notitia Dignitatum: páginas dedicadas al Magister Militum per Illyricum (Wikimedia Commons).
Aparecen las insignias de su oficio junto a los símbolos de las principales unidades militares bajo
su mando. Esta sección en concreto de la Notitia se cree que data de la época de la batalla del
Frígido, pero estaría obsoleta tras la muerte de Teodosio en 395.
Muerte de Teodosio y alzamiento (395)
Teodosio moriría en Milán a los pocos meses de su gran victoria, en enero del 395. Sus sucesores
eran sus hijos: Honorio (11 años) en el Imperio Occidental y Arcadio (17 años) en el Oriental. El
hombre fuerte de Occidente era el antiguo hombre de confianza de Teodosio, el nuevo MVM
occidental: Estilicón; mientras que en Oriente lo era el prefecto del pretorio Rufino, para enfado
de Estilicón que clamaba que un moribundo Teodosio le había encomendado el cuidado de sus
dos hijos. Pronto empezaron las intrigas entre ambos. Estilicón partía con la ventaja de que
además de ser el nuevo jefe del ejército occidental todavía conservaba a su lado al ejército
oriental de la campaña del Frígido. Otra cuestión que iba a resultar capital era la afirmación de
que Teodosio le había expresado su deseo de que la prefectura de Iliria “entera” volviera al
control del Imperio Occidental.
Uno de los primeros contingentes que Estilicón manda a casa es el de Alarico. A su regreso por
los Balcanes decide forzar las cosas y se alza reclamando a Arcadio un mando militar de
consideración para sí, lo que llevaría aparejado un derecho a comida, suministros y
probablemente una mejor paga para sus hombres. Los hombres de Alarico son en la practica la
única fuerza militar en los Balcanes y marcha hacia Constantinopla a presentar sus demandas
pero se retira al ser rechazadas y carecer de medios para tomar las murallas. A continuación
recorre Tracia y Macedonia hasta llegar a Tesalia -a instancias de Rufino según algunas fuentes-
saqueando los campos a su camino.
En Tesalia se produce una confrontación con las fuerzas de Estilicón. Sabemos poco a ciencia
cierta de la situación salvo que las operaciones se suspendieron por orden de Arcadio que
reclama a Estilicón que se vuelva por donde ha venido y le devuelva las tropas orientales. Éste
acata las ordenes y las tropas orientales marchan a Constantinopla al mando de Gainas, que
nada más llegar hace despedazar a Rufino en connivencia con el gran chambelán Eutropio, que
se hace con el tutelaje del emperador. A continuación las tropas marchan hacia Asia donde una
invasión bárbara (hunos) hace que sean muy necesarias.
El Imperio Romano en el año 395 (hacer click para ampliar). La prefectura de Iliria sería motivo
de disputa entre las dos mitades del Imperio ya que había oscilado entre uno y otro en varias
ocasiones. Originalmente compuesta por las diócesis de Iliria y Macedonia, al final acabaría
dividiéndose la antigua diócesis de Iliria en dos: la de Panonia o Iliria Occidental y la de Dacia, la
cual junto a Macedonia formaba la nueva prefectura de Iliria (Oriental). Mapas: Universidad de
Michigan – Ian Mladjov´s Resources.
Grecia, año 396-397
Al año siguiente, Alarico habría salido de algún refugio montañoso en los Balcanes y
aprovechado la ausencia de las tropas orientales para dirigirse a saquear la apetecible Grecia.
Tras parar a “darse un baño” en Atenas se dirigió al Peloponeso en el cual desembarcó Estilicón
con algunas tropas occidentales.
La lucha no se prolongó mucho. Aunque Alarico fue expulsado del Peloponeso -retirándose al
Épiro-, las “libertadoras” tropas de Estilicón no parecen haberse ganado el aprecio de la
población local ya que por lo visto se dedicaron a saquear/requisar a gran escala en Grecia. Y lo
que era más grave a finales de 397 el gobernador de África se había vuelto contra Estilicón a
instancias de Eutropio, cortando el suministro de grano.
Y es que en Constantinopla no ven con buenos ojos la intervención de Estilicón en una zona que
no olvidemos reclamaba para la corte de Milán. Para recordarle a Estilicón que no había sido
“invitado” a venir a echar una mano se le nombra hostis publicus (enemigo público). Alarico por
su parte es nombrado en algún momento magister militum per Illyricum por Constantinopla, con
lo cual deja de ser un rebelde.
Este repentino giro de papeles hace cuestionarse si Alarico no había sido desde un principio
enviado a Grecia con la aprobación de Constantinopla. Se sabe que en su camino por Grecia las
guarniciones de los estratégicos pasos de las Termópilas y del estrecho de Corinto les
permitieron el paso sin resistencia y Atenas le abrió sus puertas a cambio de no ser saqueada,
dándole un banquete y permitiendo a los “bárbaros” darse un baño”. Estos hechos se pueden
interpretar también como que Alarico contaba desde el principio con el apoyo de las autoridades
locales en su marcha y la historia de las ciudades devastadas a su paso puede haber sido
exagerada.
La campaña de Grecia no parecía llevar a ninguna parte, la situación de África era más urgente y
el ejército occidental todavía no estaba recuperado lo suficiente como para hacer frente a
múltiples campañas. Por tanto Estilicón optó por dejar correr el asunto.
Alarico en Atenas, de Ludwig Thiersch (Wikimedia Commons).
Zósimo: ...y después de tomar y dar juramentos, entró Alarico con una escasa comitiva en Atenas. Tras disfrutar
de toda clase de atenciones, tras bañarse y compartir banquetes con los más distinguidos ciudadanos y recibir
además regalos, se retiró dejando intacta la ciudad y el territorio entero del Ática.
Magister Militum de Iliria
Alarico se había salido con la suya y ahora ostentaba unos de los 5 altos mandos militares del
Imperio Oriental. Sin embargo a diferencia de otros como Gainas que aunque godos estaban
integrados en las estructuras imperiales, la posición de Alarico era única. Alarico era un oficial
romano -al menos nominalmente- pero su poder se basaba en su capacidad para reclutarse sus
propias tropas al margen de la recluta imperial y su mando se limitaba a aquellos godos que le
reconocían como líderii y para los que Alarico era su única conexión con el Imperio. A través de
Alarico obtenían una paga, comida y equipo -de hecho tenían ahora a su disposición las fábricas
imperiales- sin necesidad de saqueos. No está claro si esto vino acompañado de nuevos
asentamientos, pero es posible.
Vamos a empezar ya a llamar a los godos reunidos en torno a Alarico por el nombre con el que
pasarían a ser conocidos por la posteridad: visigodos. Aunque se les suele identificar como
herederos de los tervingios y en concreto de aquellos que lucharon en Adrianópolis y firmaron el
foedus del 382, sería más acertado hablar de una herencia más bien “moral” en el sentido de su
malestar con su situación dentro del Imperio. No quita que inicialmente hubiera un núcleo
importante con esos orígenes como el propio Alarico, pero se irían añadiendo godos de otras
muchas procedencias al hilo del éxito de Alarico.
Hay que deshechar la idea de que el pueblo godo abandonó en masa sus asentamientos del 382
para seguir a Alarico. Las huestes de Alarico se nutrirían de los guerreros sin tierras (hijos
jóvenes segundones, etc) o poco dispuestos a asentarse y que además no se adaptaban bien a
las condiciones de servicio en el ejército imperial propiamente dicho. A algunos les
acompañarían sus familias y otros las irían formando con el paso del tiempo.
Detalle de un friso de la columna que Arcadio hizo construir para conmemorar la victoria sobre
Gainas. La columna fue destruida pero se conservan unos grabados hechos en el siglo XVI,
(Wikimedia Commons).
Alarico era un verso suelto pero no dejaba de ser una herramienta útil para la Corte Oriental, allá
donde estaba. Los godos de Alarico servían de parachoques contra los movimientos de Estilicón
y ofrecían una protección contra los bárbaros de más allá de la frontera. Incapaces por el
momento de reorganizar un ejército “regular” para proteger los Balcanes, se trataba de aceptar
a Alarico o de renunciar a ellos.
Mientras Eutropio estuvo al mando no parece que Alarico haya tenido problemas. Eutropio cayó
en el 399 víctima de una conjura entre la emperatriz Eudoxia y Gainas. Gainas consiguió para sí
la promesa del consulado y parecía que iba a ser el nuevo hombre fuerte de Constantinopla pero
una conjura organizó una rebelión en la capital contra Gainas. Los opositores a Gainas
alimentaron una germanofobia y muchos civiles godos fueron asesinados mientras Gainas tenía
que huir y se reunía con su ejército. Curiosamente sería otro general godo, Fravita, el encargado
de batir a las fuerzas de Gainas. Alarico captó que no venían buenos aires de Constantinopla y
que la nueva Corte le era hostil e iba a perder su mandoiii.
Alarico marcha al Imperio Occidental.
Primera Invasión de Italia
Dado que no esperaba obtener más concesiones por parte del Imperio Oriental, Alarico dirigió su
mirada al Imperio Occidental. En el año 401 Alarico se encuentra en la diócesis de Panonia que a
efectos prácticos era una tierra de nadie entre el Imperio Occidental y el Oriental, ya que había
formado parte de la prefectura de Iliria pero que en la nueva división del Imperio tras 395
correspondía al Imperio Occidentaliv.
No se sabe que pidió exactamente Alarico pero lo más probable es que pidiera el mismo trato
que había recibido con anterioridad en el lado oriental. Las peticiones de Alarico, cualesquiera
que fueran, fueron rechazadas; por lo que se decantó por negociar “a las bravas” e invadir Italia.
El momento estaba bien elegido ya que Estilicón se encontraba combatiendo en Recia (Raetia),
por lo que Alarico pudo cruzar por sorpresa los Alpes en el invierno de 401 tras vencer a una
pequeña fuerza romana, invernando en el norte de Italia.
En el 402 se dirige contra Milán -la entonces capital- para capturar a Honorio. Aunque Alarico no
puede tomar la capital, Honorio huye despavorido en dirección a la Galia pero la caballería
visigoda le corta el paso y tiene que refugiarse en Asti.
Alarico cree que tiene en sus manos al emperador pero Estilicón ha conseguido por fin reunir
tropas: trayéndolas de varias partes y reclutando mercenarios hunos e incluso a las propias
tribus germanas con las que había estado luchando. Lo más probable es que ambos bandos
rondaran los 10.000 hombres.
Los ejércitos se enfrentan en la batalla de Pollentia (6 de abril del 402) donde Estilicón ha
sorprendido a Alaricov. Los visigodos sufren al principio pero su caballería consigue derrotar a los
reclutas germánicos de Estilicón. Sin embargo otro contingente de caballería de Estilicón
consigue deslizarse hasta el campamento visigodo, capturando entre otros a la familia de
Alarico.
Alarico ha sido vencido, pero por la mínima y Estilicón le ofrece una tregua para permitirle
retirarse a los Balcanes. Sin embargo el pacto se rompió y habría de nuevo una gran batalla.
Puede que se produjera en el verano de 402 y que Alarico suspendiera la retirada o puede que
fuera una nueva invasión en el verano del año 403. El caso es que Estilicón se vio de nuevo
obligado a presentarse con su ejército y luchar con Alarico en la batalla de Verona. Estilicón
consigue caer sobre la retaguardia de Alarico y le inflige una importante derrota. Sin embargo la
derrota no es total, aunque la posición de los visigodos es delicada ya que tienen cortada su vía
de retirada directa a los Balcanes.
Estilicón ha vencido pero el ejército occidental no puede permitirse más victorias costosas como
las de Pollentia y Verona; cuando aparte de Alarico hay amenazas más graves allende de las
fronteras del Imperiovi. Alarico a pesar de ser derrotado consigue su anhelado acuerdo y vuelve a
los Balcanes como “conde” (comes reis militaris) teniendo mando sobre dos provincias: Pannonia
II y Dalmatia.
La verdad era que nuevamente Alarico se había convertido en el mal menor y era más útil
tenerlo a él en los Balcanes frente a la opción de no tener nada.
Estilicón negociando con los godos, Ilustración de H. Leutermann.
La caída de Estilicón
Durante 3 años Alarico se dedicó a reponer fuerzas en los Balcanes mientras contemplaba las
vicisitudes del Imperio Occidental. En el 405 una invasión de Italia del godo Radagaiso puso en
apuros los cada vez más limitados recursos militares romanos, teniendo Estilicón que concentrar
casi todas las tropas romanas en la defensa de Italia. Radagaiso sería aplastado en el 406. En el
invierno del 406 una masa de vándalos, suevos y alanos cruza el desprotegido Rhin sembrando
el caos en la Galia. La casi-abandonada Britania vio surgir un usurpador en la figura de
Constantino que aprovechó el caos de la Galia para también hacerse con el apoyo de buena
parte de ella.
Estos acontecimientos trastocaron los planes de Estilicón para recuperar toda Iliria.
Siguiendo el plan trazado por Estilicón, en el 407 Alarico se interna en el Épiro como avanzadilla
del ejército occidental. Sin embargo la crisis en el otro lado del Imperio Occidental impide a
Estilicón acudir con tropas a reunirse con Alarico y ocupar formalmente el territorio.
La rebelión de Constantino tiene prioridad sobre los Balcanes y sobre las invasiones bárbaras.
Alarico está molesto y al siguiente año pide una compensación por su actuación en el Épiro,
antes de aceptar ayudar en la supresión de los usurpadores. Muy posiblemente también deja
caer que está dispuesto en caso contrario a invadir Italia. Con la intercesión de Estilicón se
acuerda aceptar un enorme pago de 4.000 libras de oro.
La suma salió en buena parte de los bolsillos de los acaudalados senadores que se la juraron a
Estilicón.
Caballería goda (“Box art” para Italieri).
Un acontecimiento inesperado altera los planes de Estilicón. Arcadio muere en el 408 por
sorpresa y su hijo sólo tiene 7 años. Si Honorio y Estilicón juegan bien sus cartas se pueden
hacer con el control de la regencia, pero esto requiere que al menos uno de los dos vaya a
Constantinopla. Al hilo de unas discusiones sobre la forma de proceder, no costó mucho
convencer al timorato Honorio de que Estilicón tenía en secreto planeado hacerse él mismo con
el control del Imperio Oriental, poniendo a su hijo en el tronovii.
Con la excusa de un motín entre las tropas bárbaras foederati, Estilicón fue detenido acusado de
traición y ejecutado. A la vez se alentó una ola de odio a los “bárbaros de Estilicón” que acabó
con la masacre de muchas esposas e hijos de los foederati, que indignados se rebelaron ahora sí
de verdad.
Alarico se había quedado sin valedor y a la expectativa de ver que ocurría con su acuerdo.
Segunda Invasión de Italia
Primer asedio de Roma
La nueva mano derecha de Honorio era un cortesano, el magister officiorum Olimpio que se negó
a validar el trato con Alarico. Hacer enfadar a Alarico era peligroso en un momento en que Roma
se había quedado sin su mejor general y miles de furiosos foederati buscaban un nuevo líder que
les ayudara a vengarse. Además había multitud de esclavos godos capturados en la invasión de
Radagaiso, esperando una oportunidad para liberarse viii.
Alarico invadió Italia sin dificultad para imponer sus demandas por la fuerza. La capital imperial
había sido trasladada un par de años antes a la segura Rávena situada en la costa y protegida
por tierra por marismas. Dado que Alarico no podía capturar al emperador en Rávena, optó por la
toma de rehenes y en el invierno de 408/409 bloqueó la ciudad de Roma cortándole el acceso al
vital suministro de grano que le llegaba a la ciudad desde la costera Portus a través del Tíber.
La maniobra de Alarico tiene éxito y el aterrorizado Senado romano negocia un generoso pago ix y
enviar una embajada a Honorio para persuadirle de abrir negociaciones con Alarico. Alarico
marcha con su ejército a Rímini donde tienen lugar las negociaciones. Los negociadores
imperiales están dispuestos a satisfacer las demandas de grano y dinero de Alarico, pero se
interpone la cuestión del mando oficial demandado por éste. Y es que Alarico deseoso de
asegurar su posición demanda la entrega de 4 provincias (Venetia, Istria, Noricum, Dalmatia) o al
menos el cargo del difunto Estilicón: Magister Utriusque Militae . Parece que en un primer
momento hubo partidarios -como Joviox, el principal negociador romano- de aceptar esto último,
pero gente como Olimpio sabían que el primer paso de Alarico como supremo general de Roma
sería purgarles. Las negociaciones terminaron con acusaciones de intransigencia hacia Alarico
por parte de Jovio, unidas a un endurecimiento de la postura negociadora romana. Alarico
decidió regresar a Roma aunque por el camino todavía llega a ofrecer una última oferta: un
aumento de la cantidad de grano y la provincia de Nórico (Noricum) como asentamiento. Esta
oferta también es rechazada.
Combate entre godos y romanos , ilustración de O. Fritsche (Wikimedia Commons).
Usurpación de Prisco Atalo
De vuelta frente a las murallas de Roma y reanudado el asedio, Alarico decide cambiar
ligeramente de táctica. Si Honorio no le da lo que quiere, la solución es poner a su propio
emperador. A finales del 409 convence al prefecto de Roma, Prisco Atalo -uno de los senadores
participantes en la anterior embajada de Roma a Honorio-, de que se proclame emperador y le
conceda a su vez su ansiado mando (MVM).
Para desazón de Alarico, el nuevo emperador tenía ideas propias y encima no eran muy buenas.
Desoyendo los consejos de Alarico acerca de como asegurar la vital provincia de África y su
grano, no quiso mandar una fuerza visigoda a conquistar África y la fuerza romana que mandó
fue totalmente derrotada.
A pesar del fiasco de África, Prisco Atalo y Alarico marcharon hacia Rímini y se reabrieron las
negociaciones. El terror se apodera de Honorio cuando ve que Alarico cuenta con apoyo romano
e incluso hombres como Jovio se cambian de bando. Honorio llegó a ofrecer aceptar a Atalo
como colega imperial pero Atalo sólo estaba dispuesto a aceptar el exilio de Honorio e incluso a
instancias de Jovio se considera si se debía o no mutilar a Honorio antes de exiliarle. La llegada a
Rávena de 4.000 soldados del Imperio Oriental, fortaleció la posición de Honorio que se vio ya
más seguro, justo cuando estaba a un paso de huir a Constantinopla.
Alarico al ver que Atalo iba perdiendo su utilidad e incluso podía ser un estorbo en futuras
negociaciones lo depuso a comienzos del 410xi, aunque conservándolo a su lado. Alarico decidió
hacer un nuevo intento de negociar con Honorio y se acercó a poca distancia de Rávena con sus
hombres. Mientras se estaba teóricamente negociando Alarico sufrió un ataque de una fuerza
imperial al mando del godo Saro. Saro tenía una pendencia hacia Ataúlfo -cuñado de Alarico-, y
también hacia el propio Alarico, por lo que es posible que el ataque fuera una iniciativa personal.
Alarico se sintió traicionado y concluyó que ya no se podía negociar de buena fe con nadie del
entorno de Honorio, retirándose de Rávena
Los godos hacen emperador a Atalo.
Tercer Asedio de Roma:el Saqueo
Los hombres de Alarico estaban molestos, faltaba comida y habían estado de aquí para allá sin
conseguir nada de provecho. Alarico tenía que ofrecerles algo para que se contentaran de
momento; rotas las negociaciones, era hora de ejecutar al “rehén”. Por tercera vez los visigodos
regresaban a Roma, pero esta vez iban en serio.
La ciudad carecía de una guarnición potentexii pero sus murallas estaban más allá de las
capacidades de los visigodos. No llegaba grano de África por lo que no tenía muchas reservas de
comida, aunque los propios visigodos tampoco se podían permitir un largo bloqueo porque ellos
también estaban faltos de suministros.
En la noche del 23/24 de agosto la Puerta Salaria se abrió y los visigodos pudieron entrar en
Roma. No está claro quien abrió las puertas. Se cuenta que Alarico habría introducido a varios
jóvenes guerreros visigodos en la ciudad regalándolos como esclavos a los nobles romanos. En
cualquier caso hay que recordar que Alarico habían mantenido contactos con varios notables
romanos y en su entorno permanecían algunos como el propio Atalo, por lo que no le hubiera
costado encontrar gente dispuesta a “llegar a un acuerdo” a cambio de su propia seguridad y/o
un soborno.
Durante 3 días los visigodos llevaron a cabo un saqueo “organizado” de Roma: se ordenar
respetar los sitios sagrados, se prohibió violar a las monjas y se instó a evitar en la medida de lo
posible el derramamiento de sangre. Aun así no dejó de ser un saqueo y Roma sufrió en
consecuencia. Para Alarico era un momento agridulce, este no había sido su objetivo y en
realidad era más bien una confirmación de su fracaso en su intento de integrarse a su manera en
la jerarquía imperial.
Aunque muchos individuos a lo largo del Imperio -sobre todo ente la intelectualidad- se sintieron
conmocionados por la noticia, la verdad es que en la corte de Constantinopla causó cierta
indiferencia, mientras que en la corte de Rávena se aceptó con cierta resignación y la sensación
de que “mejor ellos que nosotros”. A pesar de la famosa frase de Jerónimo de Estridón: “en una
ciudad perece en el mundo entero” (“In una urbe totus orbis interiit”), lo cierto es que para la
mayoría de los habitantes del Imperio la conexión emocional con la ciudad era ya muy pequeña.
El saqueo de Roma.
Agustín de Hipona: Testigos son de esta verdad las capillas de los mártires y las basílicas de los
Apóstoles, que en la devastación de Roma acogieron dentro, de sí, a los que precipitadamente, y
temerosos de perder sus vidas, en la fuga ponían sus esperanzas, en cuyo numero se
comprendieron no sólo los gentiles, sino también los cristianos: Hasta estos lugares sagrados
venía ejecutando su furor el enemigo, pero allí mismos amortiguaba o apagaba el furor de
encarnizado asesino, y, al fin, a esto sagrados lugares conducían los piadosos enemigos a los
que, hallados fuera de los santos asilos, habían perdonado las vidas, para que no cayese en las
manos de los que no usaba ejercitar semejante piedad, por lo que es muy digno de notar que
una nación tan feroz, que en todas parte se manifestaba cruel y sanguinaria, haciendo crueles
estragos, luego que se aproximó a los templos y capillas, donde la estaba prohibida su
profanación, así como el ejercer las violencias que en otras partes la fuera permitido por derecho
de la guerra, refrenaba del todo el ímpetu furioso de su espada, desprendiéndose, igualmente
del afecto de codicia que la poseía de hacer una gran presa en ciudad tan rica y abastecida. De
esta manera libertaron sus vidas muchos que al presente infaman y murmuran de los tiempos
cristianos, imputando a Cristo los trabajos y penalidades que Roma padeció, y no atribuyendo a
este gran Dios el beneficio incomparable que consiguieron por respeto a su santo nombre de
conservarles las vidas...
¿Y ahora qué?
Los visigodos se habían hecho con un montón de oro y de otras riquezas, al menos de aquellas
que podían transportar en sus carros. Sin embargo el oro no se come y tampoco tenían un lugar
al que volver para disfrutar y gastar su fortuna.
La decisión de Alarico fue seguir hacia el Sur, hacerse con barcos cruzar a la incólume Sicilia e
incluso tal vez después marchar a conquistar África. Allí los visigodos obtendrían ricas tierras y
dueños del granero de Italia estarían en buena posición para presionar al emperador o incluso
optar por formar un estado independiente.
Sin embargo los visigodos no pudieron ni siquiera cruzar a Sicilia. Si llegaron a conseguir algunos
barcos, estos parecen haber sido hundidos por una serie de tormentas.
Al disgusto que se llevó Alarico se le sumó que pilló unas fiebres, muriendo en el propio año 410
en las cercanías de Cosenza. A pesar de morir rodeado de riquezas, probablemente sintió sobre
sí el amargor del fracaso en sus últimos momentos de vida.
Las favoritas del Emperador Honorio por J.W. Waterhouse (Wikimedia Commons)
Procopio: Uno de sus eunucos se acercó y le dijo que Roma había perecido. Visiblemente impresionado el
emperador gritó: "Y sin embargo, ha comido de mi mano hace unos instantes!" Porque él tenía una gallina muy
grande, su favorita, llamada Roma. El eunuco comprendió la confusión y le dijo que era la ciudad de Roma la que
había perecido a manos de Alarico. El emperador, con un suspiro de alivio, respondió rápidamente: "Pero yo, mi
buen amigo, pensé que era mi gallina Roma la que había perecido." Tan grande, dicen, fue la locura con la que
estaba poseído este emperador...
El legado: los visigodos consiguen su lugar en el mundo
A Alarico le sucedió su cuñado Ataúlfo que condujo a los visigodos a la caótica Galia en el 411,
cuando el imperio del usurpador Constantino se estaba viniendo abajo. Ataúlfo tuvo la
satisfacción de liquidar a Saro. Tras ello, Ataúlfo decidió ganarse de nuevo la confianza de
Rávena y pasó a luchar contra otro de los usurpadores que apareció en la zona: Geroncio. A
continuación se establecieron en la Aquitania y el nordeste de Hispania esperando una
recompensa que no llegaba.
Harto de esperar el perdón de Rávena, en el 414 Ataúlfo decide casarse con la hermana de
Honorio, Gala Placidia -que había sido tomada prisionera en el saco de Roma-, además de volver
a sacarse del bolsillo a Prisco Atalo que de nuevo fue proclamado emperador. Ataúlfo y Gala
tendrían un hijo -Teodosio- que durante su corta vida fue el más serio aspirante a suceder a su
tío Honorio. Poco después de la muerte de su hijo, en el 415, Ataúlfo caería asesinado.
Tras una lucha por el poder entre los visigodos, se hizo con el control Walia, el hermano de
Ataúlfo. Walia consiguió por fin hacer las paces con Honorio. La viuda Gala Placidia fue devuelta
a su hermano que la casó con su general Constancio -el hombre que consiguió poner por fin
orden dentro del caótico Imperio Occidental. También se habían deshecho los visigodos del
bueno-para-nada de Atalo, al que ni siquiera se molestó Honorio en hacerle ejecutar, siendo
mutilado y exiliadoxiii.
Walia aceptó un foedus y recorrió buena parte de Hispania aplastando a vándalos silingos y
alanos. Iban camino de liquidar a los suevos y a los vándalos asdingos, cuando fueron llamados
de vuelta a la Galia por una corte imperial que tal vez vio con preocupación la excesiva eficacia
que estaban demostrando los visigodos. Como recompensa en el 418 se le permitió asentarse
legalmente en una de las provincias de Aquitania. Los visigodos por fin habían conseguido un
lugar estable, un hogar. Seguían siendo nominalmente foederati: formaban parte del Imperio y
sus lideres eran oficiales imperiales, pero con el tiempo la situación era evolucionando hacia una
cada vez mayor autonomía y extendiendo su influencia hacia Hispania. En el 475 se reconoce
oficialmente lo que ya era un hecho hacia tiempo: el reino visigodo es independiente.
Entierro de Alarico. Ilustración de Heinrich Leuterman (Wikimedia Commons).
Jordanes: Es muy llorado por los suyos, que le tributaban un gran afecto. Desvían el curso del río Busento, junto a
la ciudad de Cosenza (pues este río corre desde el pie del monte hasta la ciudad con sus saludables aguas) y
reúnen a un grupo de prisioneros para que caven una tumba en medio del cauce del río. En el interior de este hoyo
entierran a Alarico con muchas riquezas, vuelven a conducir de nuevo las aguas a su cauce y matan a todos los
enterradores para que nadie pueda encontrar nunca el lugar.
Autor: Flavius Stilicho
Artículos MH relacionados:
Flavio Estilicón: el último general romano (por "Eljoines").
El presente texto está dedicado al autor de dicho artículo, que si la memoria no me falla fue a su
vez el primer artículo que lei en esta web.
Fuentes:
Bury, J.B. - History of the Later Roman Empire – Web Lacus Curtius.
Goldsworthy, Adrian – How Rome Fell.
Kulikowski, Michael – Rome´s Gothic Wars.
VV.AA. - The Cambridge Ancient History, vol. XIII: The Late Empire, A.D. 337-425.
Notas:
i Arbogastes parece haber sido el primer general cuyo dominio sobre el emperador le permitió
asumir el control de los principales mandos militares en Occidente, inaugurando una peligrosa
costumbre. En Oriente por contra se procuró que no hubiera un “general en jefe” existiendo a la
vez al menos 5 magister militum; por lo que era más corriente que un emperador oriental débil,
acabara siendo controlado por un miembro de su servicio “civil” cuyo dominio sobre el
emperador tendía a ser menos firme que el del general en jefe occidental.
ii Según Jordanes, Alarico habría sido elegido rey (“rex”) por los godos. Probablemente el título
de Alarico era el gótico reiks que no es exactamente rey, sino más bien líder, caudillo o en todo
caso príncipe; siendo éste término más acorde con las intenciones de Alarico. Los grandes líderes
godos de la anterior época de la migración ostentaban el título de jueces y ocasionalmente algún
gran líder podía denominarse thiudans. Al entrar los godos en el Imperio aceptaron que el
emperador pasaba a ser su thiudans.
iii El propio Fravita no duraría mucho y sería eliminado en torno al 403 acusado de traición.
iv Una interesante hipótesis es que Alarico no hubiera cruzado la frontera entre los dos Imperios
sino al revés que la frontera le hubiera cruzado a él por una cesión tardía del Imperio Oriental al
Occidental que hubiera transferido en ese momento la diócesis de Panonia con los visigodos
como un “extra”.
v Se cuenta que era Domingo de Pascua y los visigodos -cristianos arrianos- estaban de
celebración.
vi Las fuentes tradicionales de reclutas -como los hijos de los veteranos- están cada vez más
agotadas, convirtiendo en agónico el proceso de reemplazar las bajas. A Estilicón se le acusa de
“barbarizar” excesivamente el ejército recurriendo masivamente a bárbaros tanto de dentro del
Imperio como de fuera, pero la única opción factible que tenía para obtener tropas de una forma
rápida y relativamente económica.
vii Serena, la esposa de Estilicón era sobrina de Teodosio por lo tanto el hijo de ambos estaba
emparentado con la dinastía imperial.
viii Se cuenta que unos 30.000 acudieron a Alarico en Nórico -una cifra exagerada-, y que tras la
incorporación en el sitio de Roma de los ex-esclavos, el contingente de Alarico en Italia ascendía
a 40.000. Otros como el godo Saro permanecieron leales y se seguía contando con mercenarios
hunos.
ix En teoría: 5.000 libras de oro, 30.000 de plata, 4.000 túnicas de seda, 3.000 pieles teñidas de
púrpura y 3.000 libras de pimienta.
x Jovio había sido nombrado prefecto de Iliria de cara a la pretendida anexión de toda la
prefectura en el 407 y por tanto había sido el colega “civil” de Alarico, por lo que ambos se
conocían.
xi La idea de deponerlo vino de Jovio que de nuevo demostró ser un animal “político”, capaz de
defender una cosa y a los dos días la contraria.
xii Un intento de “colar” una guarnición tras el primer asedio de Alarico fracasó y las tropas
romanas fueron interceptadas y masacradas por los visigodos.
xiii Se dice que su único castigo fue perder dos dedos, uno por cada vez que había usurpado el
trono.