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La Nueva España Domingo, 5 de agosto de 2012 12345678910111213141516 Miquel Silvestre He llegado al techo del mundo. Estoy muy alto. Las águilas vuelan por debajo de mi vista. Casi toco con los dedos los glacia- res de Alaska. No me hace falta viajar más lejos para dar por terminada la Ruta de los Exploradores Olvidados, que me ha tenido un año dando la vuelta al mundo en moto. Quedan apenas sesenta kilómetros hasta la ciudad deValdez, el topónimo en español más al norte del planeta. Pero sobre esta ro- cosa atalaya comprendo ahora que mi loco proyecto de aventura e historia ha termina- do.Valdez es solo un nombre, un símbolo, un pequeño punto en el mapa. Ese aislado pueblo destruido por un terremoto en 1964 no alberga recuerdo alguno de España a pe- sar de haber sido fundado en el siglo XVIII por Salvador Fidalgo. Lo ubiqué en mi ruta solo porque supuso el límite de la explora- ción española en Norteamérica Alaska conmueve por su grandiosidad na- tural. Circulo entre valles interminables y cordilleras nevadas.Viajo solo durante mu- chísimos kilómetros. Disfruto del placer de dejarme llevar por el imán del horizonte. In- merso durante tantos meses en el infierno circulatorio de África y Asia, esta desola- ción se me antoja como el más perfecto pa- raíso. Resultan conmovedores el silencio, el infinito bosque ártico, la tundra y este sol obcecado que nunca se pone. Inmerso en se- mejante soledad hay tiempo y oportunidad para pensar, para recordar los miles de kiló- metros recorridos desde que salí de España en junio del 2011 y viajé a Cabo Norte en busca del vaporoso recuerdo de Al Ghazal, embajador deAbderramán II ante los vikin- gos en el siglo IX. EMBAJADA ANDALUSÍ A LOS VIKINGOS Tras su primera incursión ibérica, en la que saquearon Gijón y Sevilla en el año 844, Abderramán II consiguió derrotarlos en Cór- doba. El inteligente musulmán vio antes una oportunidad que una amenaza en aquellos bárbaros extranjeros que adoraban a dioses terribles. Los misteriosos hombres rubios po- dían ser un fenomenal aliado contra el co- mún enemigo cristiano. Tomó una decisión arriesgada y ambiciosa: enviar un embajador a aquellos reinos lejanos. El elegido se lla- mabaAl Ghazal, hombre sabio y experimen- tado, pues con más de cincuenta años ya ha- bía sido diplomático en Bizancio. Mas, aun inmerso en la soledad ártica, el mundo impone su ritmo. Mientras me ha- llaba en territorio de los lapones, acontecie- ron los atentados de Oslo del verano del 2011. Entré en un hotel con mi desaliñado aspecto de motorista trotamundos y me sorprendió que todos los presentes mirasen absortos una pantalla de plasma gigante. Reconocí las imágenes típicas de un ata- que terrorista. Se detectaba en su calmada actitud un estupor hondo. Aquello no en- traba en sus esquemas, no era posible que Oslo, la tranquila y pacífica capital del tranquilo y pacífico país escandinavo, hu- biera sido objeto de la rabia ciega. Norue- ga y el fanatismo parecen términos radical- mente incompatibles, como no sea un fa- natismo por la protección de su entorno y el cumplimiento de las normas. BUDAPEST,UN SCHINDLER ESPAÑOL Tras cruzar el Báltico y conocer Letonia, Estonia, Lituania, Polonia y Eslovaquia, en- tré en Hungría para recalar en Budapest. La vieja capital húngara, que alberga un gran- dioso museo de arte clásico donde se guar- dan lienzos de Goya y Murillo, y también una humilde placa sobre la fachada de la Embajada de España. Está dedicada a Ángel Sanz Briz, quien desde su puesto de agrega- do de negocios extendió pasaportes españo- les a más de 5.200 judíos magiares, librán- dolos del terrible moridero de Auschwitz. Este valiente diplomático fue declarado Jus- to entre las Naciones por el Estado de Israel. Honrar su memoria bien merecía que yo atravesara Europa central antes de proseguir mi búsqueda de exploradores por la más abrupta geografía africana. En Salerno embarqué en un carguero de Grimaldi. Tras cruzar el Mediterráneo apa- recí en una devastadaAlejandría, la ciudad más sucia y abandonada que jamás haya vis- to. Triste epílogo para la ciudad fundada en el año 331 a. C. por Alejandro Magno en el delta del Nilo. Luego se convirtió en la capi- tal del imperio de los Ptolomeos, fundado por uno de sus generales. La última reina de la dinastía fue Cleopatra, antes de que Egip- to se convirtiera en provincia romana. Los árabes la conquistaron en el 641. Saqueada por los cruzados, reconquistada por los oto- manos, fue quedando reducida a un pueblo decrépito. Cuando Napoleón entró victorio- so no habría aquí más de 7.000 personas. UNA BIBLIOTECA SUECA EN EGIPTO La BibliotecaAlexandrina se ha autopro- clamado heredera de la Gran Biblioteca de laAntigüedad; pero lo que quizá sea más fa- moso que la propia biblioteca es su destruc- ción. CuandoAlejandría fue conquistada por los árabes, el comandante de las tropas mu- sulmanas pidió instrucciones al califa Umar Ibn al Jatabb. Éste le respondió que si los vo- lúmenes eran acordes con el Corán, resulta- ban innecesarios, y que si no lo eran enton- ces no debían ser conservados. Se dice que las piras de libros calentaron las termas du- rante meses. La Moderna Biblioteca, auspiciada por la UNESCO, se inauguró en 1996 y costó 230 millones de dólares. Se supone que puede acoger 20 millones de libros, aunque todavía hoy es un cascarón bastante vacío. Debe ron- dar los 200.000 volúmenes, procedentes en su mayoría de donaciones. Probablemente no se llene nunca, pero eso qué importa si el edificio existe, el dinero se gastó, la ceremo- nia de inauguración se celebró con tres rei- nas presentes, y los jóvenes alejandrinos pue- den actualizar aquí sus perfiles de Facebook. Este templo majestuoso a la vaciedad es una metáfora perfecta. La moderna biblioteca es la deconstrucción total. La no-biblioteca. No hace falta pues que ningún Cesar o Ibn al Ja- tabb ordenen su devastación, porque no hay nada que devastar, salvo el carísimo aire pos- moderno. Eso sí, de modernísimo y lumino- so diseño sueco. En junio de 2011, Miquel Silvestre, escritor de viajes que ejerció durante años como registrador en Gijón, partió de España rumbo al Cabo Norte en busca del evanescente recuerdo de Al Ghazal, embajador de Abderramán II ante los vikingos en el siglo IX. Tras recorrer 45.000 kilómetros y 25 países de Europa, África, Asia y América, llegó a Alaska, para, según él, situarse en el techo del mundo y poder contemplar a las águilas volar por debajo de su vista. LA NUEVA ESPAÑA inicia una serie de reportajes del viaje que Silvestre realizó en moto durante buena parte de los tramos y que ha llamado Ruta de los Exploradores Olvidados. El recorrido alrededor del mundo culminará en Valdez, el topónimo español más al norte del planeta, fundada en el siglo XVIII y destruida posteriormente por un terremoto. Alaska, a vista de águila La Ruta de los Exploradores Olvidados termina en Valdez, después de miles de kilómetros de viaje por cuatro continentes La moto del viajero, con una enorme pared nevada al fondo. | MIQUEL SILVESTRE Ángel Sanz Briz, desde su puesto de agregado de negocios en Budapest, extendió pasaportes españoles a más de 5.200 judíos magiares, librándolos del campo de exterminio de Auschwitz ❜❜ Vuelta al mundo en moto (I) / Del Cabo Norte a Alejandría

Alaska,avista deáguila - Miquel Silvestre · 2014. 3. 4. · La Nueva España Domingo,5deagostode2012 123456 78910111213141516 En la imagen superior, un momento del viaje en moto

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Page 1: Alaska,avista deáguila - Miquel Silvestre · 2014. 3. 4. · La Nueva España Domingo,5deagostode2012 123456 78910111213141516 En la imagen superior, un momento del viaje en moto

La Nueva España

Domingo, 5 de agosto de 2012

12345678910111213141516 s

2 Miquel Silvestre

He llegado al techo del mundo. Estoymuy alto. Las águilas vuelan por debajo demi vista. Casi toco con los dedos los glacia-res deAlaska. No me hace falta viajar máslejos para dar por terminada la Ruta de losExploradores Olvidados, que me ha tenidoun año dando la vuelta al mundo en moto.Quedan apenas sesenta kilómetros hasta laciudad de Valdez, el topónimo en españolmás al norte del planeta. Pero sobre esta ro-cosa atalaya comprendo ahora que mi locoproyecto de aventura e historia ha termina-do. Valdez es solo un nombre, un símbolo,un pequeño punto en el mapa. Ese aisladopueblo destruido por un terremoto en 1964no alberga recuerdo alguno de España a pe-sar de haber sido fundado en el siglo XVIIIpor Salvador Fidalgo. Lo ubiqué en mi rutasolo porque supuso el límite de la explora-ción española en NorteaméricaAlaska conmueve por su grandiosidad na-

tural. Circulo entre valles interminables ycordilleras nevadas.Viajo solo durante mu-chísimos kilómetros. Disfruto del placer dedejarme llevar por el imán del horizonte. In-merso durante tantos meses en el infiernocirculatorio de África y Asia, esta desola-ción se me antoja como el más perfecto pa-raíso. Resultan conmovedores el silencio, elinfinito bosque ártico, la tundra y este solobcecado que nunca se pone. Inmerso en se-mejante soledad hay tiempo y oportunidadpara pensar, para recordar los miles de kiló-metros recorridos desde que salí de Españaen junio del 2011 y viajé a Cabo Norte enbusca del vaporoso recuerdo deAl Ghazal,embajador deAbderramán II ante los vikin-gos en el siglo IX.

EMBAJADA ANDALUSÍA LOS VIKINGOS

Tras su primera incursión ibérica, en laque saquearon Gijón y Sevilla en el año 844,Abderramán II consiguió derrotarlos en Cór-doba. El inteligente musulmán vio antes unaoportunidad que una amenaza en aquellosbárbaros extranjeros que adoraban a diosesterribles. Losmisteriosos hombres rubios po-dían ser un fenomenal aliado contra el co-mún enemigo cristiano. Tomó una decisiónarriesgada y ambiciosa: enviar un embajadora aquellos reinos lejanos. El elegido se lla-mabaAl Ghazal, hombre sabio y experimen-tado, pues conmás de cincuenta años ya ha-bía sido diplomático en Bizancio.Mas, aun inmerso en la soledad ártica, el

mundo impone su ritmo. Mientras me ha-llaba en territorio de los lapones, acontecie-ron los atentados de Oslo del verano del2011. Entré en un hotel con mi desaliñadoaspecto de motorista trotamundos y mesorprendió que todos los presentes mirasenabsortos una pantalla de plasma gigante.Reconocí las imágenes típicas de un ata-que terrorista. Se detectaba en su calmadaactitud un estupor hondo. Aquello no en-traba en sus esquemas, no era posible queOslo, la tranquila y pacífica capital deltranquilo y pacífico país escandinavo, hu-biera sido objeto de la rabia ciega. Norue-ga y el fanatismo parecen términos radical-mente incompatibles, como no sea un fa-natismo por la protección de su entorno yel cumplimiento de las normas.

BUDAPEST, UN SCHINDLERESPAÑOL

Tras cruzar el Báltico y conocer Letonia,Estonia, Lituania, Polonia y Eslovaquia, en-tré en Hungría para recalar en Budapest. Lavieja capital húngara, que alberga un gran-dioso museo de arte clásico donde se guar-dan lienzos de Goya y Murillo, y tambiénuna humilde placa sobre la fachada de laEmbajada de España. Está dedicada a ÁngelSanz Briz, quien desde su puesto de agrega-do de negocios extendió pasaportes españo-les a más de 5.200 judíos magiares, librán-dolos del terrible moridero de Auschwitz.Este valiente diplomático fue declarado Jus-to entre las Naciones por el Estado de Israel.

Honrar su memoria bien merecía que yoatravesara Europa central antes de proseguirmi búsqueda de exploradores por la másabrupta geografía africana.En Salerno embarqué en un carguero de

Grimaldi. Tras cruzar el Mediterráneo apa-recí en una devastadaAlejandría, la ciudadmás sucia y abandonada que jamás haya vis-to. Triste epílogo para la ciudad fundada enel año 331 a. C. porAlejandro Magno en eldelta del Nilo. Luego se convirtió en la capi-tal del imperio de los Ptolomeos, fundadopor uno de sus generales. La última reina dela dinastía fue Cleopatra, antes de que Egip-to se convirtiera en provincia romana. Losárabes la conquistaron en el 641. Saqueadapor los cruzados, reconquistada por los oto-manos, fue quedando reducida a un pueblodecrépito. Cuando Napoleón entró victorio-so no habría aquí más de 7.000 personas.

UNA BIBLIOTECA SUECAEN EGIPTO

La BibliotecaAlexandrina se ha autopro-clamado heredera de la Gran Biblioteca delaAntigüedad; pero lo que quizá sea más fa-moso que la propia biblioteca es su destruc-ción. CuandoAlejandría fue conquistada por

los árabes, el comandante de las tropas mu-sulmanas pidió instrucciones al califa UmarIbn al Jatabb. Éste le respondió que si los vo-lúmenes eran acordes con el Corán, resulta-ban innecesarios, y que si no lo eran enton-ces no debían ser conservados. Se dice quelas piras de libros calentaron las termas du-rante meses.LaModerna Biblioteca, auspiciada por la

UNESCO, se inauguró en 1996 y costó 230millones de dólares. Se supone que puedeacoger 20millones de libros, aunque todavíahoy es un cascarón bastante vacío. Debe ron-dar los 200.000 volúmenes, procedentes ensu mayoría de donaciones. Probablementeno se llene nunca, pero eso qué importa si eledificio existe, el dinero se gastó, la ceremo-nia de inauguración se celebró con tres rei-nas presentes, y los jóvenes alejandrinos pue-den actualizar aquí sus perfiles de Facebook.Este templomajestuoso a la vaciedad es unametáfora perfecta. Lamoderna biblioteca esla deconstrucción total. La no-biblioteca. Nohace falta pues que ningún Cesar o Ibn al Ja-tabb ordenen su devastación, porque no haynada que devastar, salvo el carísimo aire pos-moderno. Eso sí, de modernísimo y lumino-so diseño sueco.

En junio de 2011, Miquel Silvestre,escritor de viajes que ejerció durante añoscomo registrador en Gijón, partió deEspaña rumbo al Cabo Norte en busca delevanescente recuerdo de Al Ghazal,embajador de Abderramán II ante losvikingos en el siglo IX. Tras recorrer

45.000 kilómetros y 25 países de Europa,África, Asia y América, llegó a Alaska, para,según él, situarse en el techo del mundo ypoder contemplar a las águilas volar pordebajo de su vista. LA NUEVA ESPAÑAinicia una serie de reportajes del viaje queSilvestre realizó en moto durante buena

parte de los tramos y que ha llamadoRuta de los Exploradores Olvidados. Elrecorrido alrededor del mundo culminaráen Valdez, el topónimo español más alnorte del planeta, fundada en el siglo XVIIIy destruida posteriormente por unterremoto.

Alaska, a vistade águilaLa Ruta de los Exploradores Olvidadostermina en Valdez, después de miles dekilómetros de viaje por cuatro continentes

La moto del viajero, con una enorme pared nevada al fondo. | MIQUEL SILVESTRE

Ángel Sanz Briz, desdesu puesto de agregadode negocios enBudapest, extendiópasaportes españolesa más de 5.200 judíosmagiares, librándolosdel campo de exterminiode Auschwitz

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Vuelta al mundo en moto (I) / Del Cabo Norte a Alejandría

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Domingo, 5 de agosto de 2012

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En la imagen superior, un momento del viaje en moto por la Atlantic Road. Debajo, aspecto de lafachada de la Biblioteca Alexandrina. Sobre estas líneas, el autor con el indicador de Valdezsobre su cabeza. | MIQUEL SILVESTRELa placa en memoria de Ángel Sanz Briz, en Budapest. | MIQUEL SILVESTRE