40
1 LA PROTECCIÓN DE LAS VÍCTIMAS EN EL PROCESO PENAL Y LOS DERECHOS DE DEFENSA DEL ACUSADO Rafael Alcácer Guirao Universidad Rey Juan Carlos I. INTRODUCCIÓN. NORMATIVA EUROPEA La finalidad del presente trabajo consiste en el análisis de las medidas de protección a las víctimas de trata – y, por extensión, a las víctimas en general- que han de desplegarse en el seno del proceso penal, encaminadas a evitar tanto la victimización secundaria 1 como las posibles represalias que puedan surgir de los acusados al actuar aquellas ya como denunciantes, ya, además, como testigos de la acusación. La colaboración de las víctimas de trata de seres humanos con la Administración de justicia resulta esencial para que los procedimientos lleguen al juicio oral y los autores puedan ser juzgados; a tal fin será necesario no sólo instaurar medidas eficaces de protección para la propia víctima en el seno del proceso, sino también medidas de protección de sus familias en los lugares de origen así como asegurar esa protección después finalizado el proceso. En todo caso, estos últimos aspectos desbordan el marco del tema a que se ciñen estas páginas, que como se ha anunciado se centrará en la protección de víctimas y testigos en el seno del proceso penal y en sus repercusiones para las garantías del acusado. 1 Definida genéricamente como los daños, de origen físico, psíquico, social o económico, originados a las víctimas de un delito por el sistema estatal de justicia (PÉREZ CEPEDA, 2001, p. 446), o como el “impacto de carácter preferentemente psicológico que sufre la víctima al entrar en contacto con las instancias policiales y judiciales, al hecho de que con éste la vivencia criminal se actualiza y revive, con la consiguiente generación de estados de impotencia, temor, abatimiento, que pueden conducir al padecimiento de desórdenes psíquicos, a los que sin duda también puede contribuir la estigmatización social como víctima, en definitiva, a lo pernicioso de la relación de la víctima con el sistema legal” (VILLACAMPA, 2005, p. 266).

Alcacer - Protección de Víctimas en El Proceso Penal

Embed Size (px)

DESCRIPTION

.

Citation preview

  • 1

    LA PROTECCIN DE LAS VCTIMAS EN EL PROCESO PENAL

    Y LOS DERECHOS DE DEFENSA DEL ACUSADO

    Rafael Alccer Guirao

    Universidad Rey Juan Carlos

    I. INTRODUCCIN. NORMATIVA EUROPEA

    La finalidad del presente trabajo consiste en el anlisis de las medidas de

    proteccin a las vctimas de trata y, por extensin, a las vctimas en general-

    que han de desplegarse en el seno del proceso penal, encaminadas a evitar tanto

    la victimizacin secundaria1 como las posibles represalias que puedan surgir de

    los acusados al actuar aquellas ya como denunciantes, ya, adems, como testigos

    de la acusacin. La colaboracin de las vctimas de trata de seres humanos con

    la Administracin de justicia resulta esencial para que los procedimientos lleguen

    al juicio oral y los autores puedan ser juzgados; a tal fin ser necesario no slo

    instaurar medidas eficaces de proteccin para la propia vctima en el seno del

    proceso, sino tambin medidas de proteccin de sus familias en los lugares de

    origen as como asegurar esa proteccin despus finalizado el proceso. En todo

    caso, estos ltimos aspectos desbordan el marco del tema a que se cien estas

    pginas, que como se ha anunciado se centrar en la proteccin de vctimas y

    testigos en el seno del proceso penal y en sus repercusiones para las garantas del

    acusado.

    1Definida genricamente como los daos, de origen fsico, psquico, social o econmico, originados a las vctimas de un delito por el sistema estatal de justicia (PREZ CEPEDA, 2001, p. 446), o como el impacto de carcter preferentemente psicolgico que sufre la vctima al entrar en contacto con las instancias policiales y judiciales, al hecho de que con ste la vivencia criminal se actualiza y revive, con la consiguiente generacin de estados de impotencia, temor, abatimiento, que pueden conducir al padecimiento de desrdenes psquicos, a los que sin duda tambin puede contribuir la estigmatizacin social como vctima, en definitiva, a lo pernicioso de la relacin de la vctima con el sistema legal (VILLACAMPA, 2005, p. 266).

  • 2

    En efecto, lo caracterstico de tales instrumentos de proteccin es que se

    hallan en una relacin de tensin con las garantas procesales de defensa del

    encausado en el proceso penal, en la medida en que, al hurtar por ejemplo- la

    presencia o la identidad del testigo-vctima al conocimiento de las partes, pueden

    conllevar una sustancial reduccin de las posibilidades de defensa contradictoria

    frente al testimonio incriminatorio2. Es ms, cabe afirmar, con carcter general,

    que lo que ha dado en llamarse el olvido de la vctima en el proceso penal, esto

    es, la inexistencia de un estatuto procesal especfico, se ha debido, en gran

    medida, a la preocupacin por el detrimento de las garantas del acusado3.

    Acogiendo tal premisa, resulta obligada la bsqueda de un equilibrio entre la

    necesidad de proteger a las vctimas en el proceso penal y el obligado respeto a

    dichas garantas. A tal fin, y junto a la legislacin aplicable, en el presente estudio

    atender en particular a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos

    Humanos (TEDH) y del Tribunal Constitucional (TC).

    El marco legal genrico viene delimitado por dos recientes Directivas: de

    una parte, la Directiva 2011/36/UE de 5 de abril de 2011, relativa a la prevencin

    y lucha contra la trata de seres humanos y a la proteccin de las vctimas y por la

    que se sustituye la Decisin marco 2002/629/JAI; de otra, la Directiva

    2012/29/UE de 25 de octubre de 2012 por la que se establecen normas mnimas

    sobre los derechos, el apoyo y la proteccin a las vctimas de delitos, y por la que

    se sustituye la Decisin marco 2001/220/JAI.

    En la primera de ellas se sienta el presupuesto de que se debe proteger a

    las vctimas en funcin de una evaluacin del riesgo individual llevada a cabo de

    conformidad con los procedimientos nacionales, contra cualquier forma de

    represalia o intimidacin y contra el riesgo de ser de nuevo vctimas de la trata

    (considerando 19), as como contra la victimizacin secundaria y cualquier

    nueva experiencia traumtica durante el proceso penal; a tal fin, debe evitarse

    la repeticin innecesaria de interrogatorios durante la investigacin, la

    2Cfr. por ejemplo CUBILLO, 2009, p. 18. 3 VILLACAMPA, 2005, p. 266.

  • 3

    instruccin y el juicio mediante, por ejemplo y si procede, la grabacin en video

    de dichos interrogatorios en cuanto sea posible en el marco del procedimiento

    (Considerando 20). Tales instrumentos reciben una mayor concrecin en el

    apartado 4 del artculo 12:

    Sin perjuicio de los derechos de defensa, y con arreglo a una evaluacin individual de

    las circunstancias personales de la vctima por parte de las autoridades competentes, los

    Estados miembros velarn por que las vctimas de la trata de seres humanos reciban un

    trato especial destinado a prevenir la victimizacin secundaria, evitando, en la medida

    de lo posible y de conformidad con los criterios establecidos por el Derecho nacional y

    las normas relativas al poder discrecional, a la prctica o a las orientaciones de los

    tribunales:

    a) repetir innecesariamente interrogatorios durante la investigacin, la instruccin o el

    juicio;

    b) el contacto visual entre vctimas y demandados incluso durante la prestacin de

    declaracin, como en el interrogatorio y las preguntas de la parte contraria, mediante

    medios apropiados como el uso de tecnologas de la comunicacin adecuadas;

    c) testificar en audiencia pblica, y

    d) preguntar sobre la vida privada de la vctima cuando no sea absolutamente necesario.

    Tales previsiones se complementan con lo dispuesto en el artculo 15 sobre

    proteccin de los menores vctimas de la trata de seres humanos en las

    investigaciones y procesos penales, cuyo apartado 3 establece, en semejantes

    trminos, lo siguiente:

    Sin perjuicio de los derechos de defensa, los Estados miembros adoptarn las

    medidas necesarias para garantizar que en las investigaciones y los procesos penales

    relacionados con cualquiera de las infracciones contempladas en los artculos 2 y 3:

    a) los interrogatorios del menor vctima se celebren sin demoras injustificadas

    tras la comunicacin de los hechos a las autoridades competentes;

    b) los interrogatorios del menor vctima tengan lugar, en caso necesario, en

    locales asignados o adaptados a tal efecto;

  • 4

    c) los interrogatorios del menor vctima estn dirigidos, en caso necesario, por o

    a travs de profesionales con formacin adecuada a tal efecto;

    d) las mismas personas, siempre que ello sea posible y conveniente, dirijan todos

    los interrogatorios del menor vctima;

    e) el nmero de interrogatorios sea el menor posible y solo se celebren cuando

    sea estrictamente necesario para los fines de las investigaciones y procesos penales;

    f) el menor vctima est acompaado por su representante o, en su caso, por un

    adulto elegido por l, salvo que por decisin motivada se haya excluido a esta persona.

    Por su parte, la Directiva aprobada en 2012, pone de relieve el riesgo de

    victimizacin secundaria o reiterada, de intimidacin o de represalias por el

    infractor o como resultado de la participacin en un proceso penal

    (Considerando 53), enfatizando, adems, que las vctimas de trata de seres

    humanos () tienden a sufrir una elevada tasa de victimizacin secundaria o

    reiterada, intimidacin o represalias (Considerando 57). Esa situacin debe

    combatirse, entre otras medidas, poniendo a disposicin de los profesionales del

    Derecho la ms amplia gama de medidas posible con objeto de evitar angustia a

    la vctima en el transcurso del proceso judicial, especialmente como resultado del

    contacto visual con el delincuente, su familia, sus colaboradores o el pblico en

    general. A tal fin, habr de limitarse el nmero de interacciones innecesarias

    que la vctima haya de mantener con ellas, recurriendo, por ejemplo, a grabar en

    vdeo las declaraciones y permitiendo su uso en los procesos judiciales;

    asimismo, los Estados miembros debern, en la medida de lo posible, planificar

    los procesos penales evitando el contacto entre las vctimas y sus familiares y los

    infractores, por ejemplo citando a las vctimas y a los infractores a audiencias en

    momentos distintos (Considerando 53).

    A tal efecto, el artculo 18 de la directiva de 2012 sienta un derecho a la

    proteccin de las vctimas y sus familiares, siempre sin perjuicio de los

    derechos de la defensa. Por su parte, el artculo 23 dispone que las vctimas con

  • 5

    necesidades especiales de proteccin, una vez efectuada una evaluacin

    individualizada, tendrn a su disposicin las siguientes medidas:

    a) se tomar declaracin a la vctima en dependencias concebidas o adaptadas a tal fin;

    b) la toma de declaracin a la vctima ser realizada por profesionales con formacin

    adecuada a tal efecto o con su ayuda;

    c) todas las tomas de declaracin a la vctima sern realizadas por las mismas personas a

    menos que sea contrario a la buena administracin de la justicia;

    d) todas las tomas de declaracin a las vctimas de violencia sexual, violencia de gnero

    o violencia en el marco de las relaciones personales, a menos que sean realizadas por un

    fiscal o un juez, sern realizadas por una persona del mismo sexo que la vctima, siempre

    que la vctima as lo desee y si ello no va en detrimento del desarrollo del proceso.

    Por lo que respecta a los instrumentos de proteccin a desplegar en el

    marco del juicio oral, el apartado 3 del citado precepto establece debern

    disponerse las siguientes:

    a) medidas para evitar el contacto visual entre la vctima y el infractor, incluso durante la

    prctica de la prueba, a travs de los medios adecuados, incluido el uso de tecnologas de

    la comunicacin;

    b) medidas para garantizar que la vctima pueda ser oda sin estar presente en la sala de

    audiencia, especialmente mediante la utilizacin de tecnologas de la comunicacin

    adecuadas;

    c) medidas para evitar que se formulen preguntas innecesarias en relacin con la vida

    privada de la vctima sin relacin con la infraccin penal, y

    d) medidas que permitan la celebracin de una audiencia sin la presencia de pblico.

    Por ltimo en lo que a nuestro anlisis importa- , el artculo 24 introduce

    los instrumentos para garantizar el derecho a la proteccin de las vctimas

    menores de edad durante el proceso penal, destacando entre ellos el relativo a

    que las tomas de declaracin a las vctimas menores de edad puedan ser

    grabadas por medios audiovisuales y estas declaraciones grabadas puedan

    utilizarse como elementos de prueba en procesos penales.

  • 6

    II. MEDIDAS DE PROTECCIN. SU COMPATIBILIDAD CON EL

    DERECHO DE DEFENSA DEL ACUSADO

    A partir del elenco de medidas establecidas en las citadas Directivas, y de

    la jurisprudencia del TC y el TEDH, podemos extraer tres supuestos genricos

    que, encaminados a la proteccin de las vctimas, pueden colidir con los derechos

    de defensa de los encausados en un proceso penal. Estos seran los siguientes:

    ausencia de la vctima en el juicio oral y declaracin en fase de instruccin como

    prueba preconstituida o anticipada; supuestos de testigo protegido, en sus dos

    variantes de testigo oculto y testigo annimo; y testigos menores de edad.

    1. Ausencia en el juicio oral

    1.1. Ausencia y prueba anticipada

    Como hemos visto, entre las medidas dispuestas por las Directivas se

    dispone la de evitar la reiteracin de los interrogatorios en las sucesivas fases del

    procedimiento penal y, en concreto, evitar la declaracin en el juicio oral.

    Ciertamente, con ello se persigue evitar la victimizacin secundaria que sufrira

    la vctima al tener que rememorar su traumtica experiencia en ocasiones

    sucesivas, en una audiencia pblica y frente a quienes la causaron.

    En efecto, uno de los mecanismos ms sencillos para reducir el impacto

    aflictivo inherente al paso de la vctima por el proceso penal consiste en limitar

    su intervencin a la fase de investigacin, eximindola de tener que repetir su

    declaracin en el juicio oral. Ahora bien, desde el plano de las garantas

    procesales tal posibilidad conlleva relevantes dficits, que pueden llegar a privar

    de valor probatorio al testimonio de la vctima, si no se practica, siquiera en la

    fase sumarial, con la debida contradiccin4. En este sentido, por el Tribunal

    Constitucional se ha venido reiterado, desde la pionera STC 31/1981, de 28 de

    julio, que slo pueden considerarse pruebas de cargo las practicadas en el acto

    del juicio oral, pues es entonces cuando tienen lugar con plenitud las garantas

    4Sobre las consideraciones siguientes, remito a ALCCER GUIRAO, 2012, pp. 5 ss.

  • 7

    de publicidad, oralidad, inmediacin y contradiccin5. Y la misma regla acoge el

    TEDH6. Ahora bien, como es sabido, tanto uno como otro Tribunal han admitido

    excepciones a la misma7. Si la razn de ser de tal regla es que es en el juicio oral

    donde tienen lugar con plenitud las garantas de la correcta valoracin

    probatoria, nada obstar a admitir la prctica de la valoracin probatoria de las

    declaraciones testificales, en particular- realizada en fases anteriores del proceso

    mientras se respeten en grado suficiente tales garantas. En este sentido, afirma por

    ejemplo la STC 2/2002, de 14 de enero, que conforme a las exigencias

    dimanantes del art. 24.2 CE [interpretado conforme al art. 6.3 d) CEDH], el

    derecho a interrogar o hacer interrogar a los testigos de la acusacin, como

    manifestacin del principio de contradiccin, se satisface dando al acusado una

    ocasin adecuada y suficiente para discutir un testimonio en su contra e

    interrogar a su autor en el momento en que declare o en un momento posterior

    del proceso8. Desde la jurisprudencia del TEDH, lo determinante no es tanto en

    qu momento procesal se prestan las declaraciones de los testigos, sino la forma

    en que estas se practican, pudiendo erigirse en prueba decisiva un testimonio

    prestado en fase sumarial mientras se haya dado a la defensa mediante la

    debida citacin para estar presente en la declaracin- la oportunidad de

    someterlo a contradiccin. Por tal razn, ha enfatizado igualmente que los

    derechos de defensa se restringen de forma incompatible con las garantas del

    art. 6 CEDH cuando una condena se funda exclusivamente o de forma decisiva

    5Por ejemplo, y entre muchas: SSTC 195/2002, de 28 de octubre, FJ 2; 206/2003, de 1 de diciembre, FJ 2; 345/2006, de 11 de diciembre, FJ 3.

    6Cfr. SSTEDH de 15 de diciembre de 2011, caso Al-Khawaja y Tahery c. Reino Unido, 118; 19 de julio de 2012, Hmmer c. Alemania, 38.

    7Quiz no le falte razn a ANDRS IBEZ, 2009, p. 130, cuando afirma, con relacin la jurisprudencia del TC, que hay algo de aportico () en el nfasis con que se afirma que, en rigor, slo es prueba la () que se practica en el acto del juicio oral (...); nfasis enseguida desmentido por el cuadro de excepciones, que, muchas veces hacen que realmente lo excepcional sea la aplicacin de la regla.

    8Cita en apoyo de esa afirmacin las SSTEDH de 24 de noviembre de 1986, caso Unterpertinger c. Austria, 31; de 20 de noviembre de 1989, caso Kostovsky c. Holanda, . 41; de 27 de septiembre de 1990, caso Windisch c. Austria, . 26; de 19 de febrero de 1991, caso Isgro c. Italia, . 34; de 20 de septiembre de 1993, caso Sadi c. Francia, . 43; y de 27 de febrero de 2001, caso Luca c. Italia, . 40

  • 8

    en declaraciones hechas por una persona que el acusado no ha podido interrogar

    o hacer interrogar ni en la fase de instruccin ni durante el plenario9.

    De una parte, la propia ley procesal admite tales excepciones, permitiendo

    a las partes solicitar la realizacin de pruebas antes del juicio oral, como prueba

    anticipada (arts. 657.3, 781.1 o 784.2 LECrim), y otorgando valor probatorio a

    declaraciones testificales practicadas ante el juez de instruccin cuando el testigo

    no pueda acudir a juicio o existan razones para temer por su muerte o por su

    posterior capacidad fsica o psquica (arts. 448 y 449 LECrim)10. Junto a ello, la

    doctrina constitucional ha admitido tambin tales excepciones en los supuestos

    de imposibilidad sobrevenida de prctica de la prueba testifical en el juicio oral

    (art. 730 LECrim11), siempre que concurran determinados requisitos12

    Seran los siguientes:

    a) (material) que versen sobre hechos que, por su fugacidad, no puedan ser

    reproducidos el da de la celebracin del juicio oral;

    b) (subjetivo) que tengan lugar ante la nica autoridad dotada de la suficiente

    independencia para generar actos de prueba, como es el Juez de Instruccin;

    c) (objetivo) que se garantice la contradiccin, para lo cual, siempre que sea

    factible, se le ha de permitir a la defensa la posibilidad de comparecer en la ejecucin de

    dicha prueba sumarial a fin de que pueda interrogar al testigo;

    d) (formal) que el rgimen de ejecucin de la prueba sumarial sea el mismo que el

    del juicio oral, as como que su objeto sea introducido en dicho juicio pblico mediante

    la lectura de documentos, la cual ha de posibilitar someter su contenido a la confrontacin

    de las dems declaraciones de los intervinientes en el juicio oral.

    9Cfr. SSTEDH de 27 de febrero de 2001, caso Luc c. Italia, 40; 15 de diciembre de 2011, caso Al-Khawaja y Tahery c. Reino Unido, 118; 13 de febrero de 2013, caso Gani c. Espaa, 38.

    10Cfr. sobre ello MONTAS PARDO, 1999, pp. 93 ss. 11Podrn tambin leerse a instancia de cualquiera de las partes las diligencias practicadas en el sumario, que, por causas independientes de la voluntad de aqullas, no puedan ser reproducidas en el juicio oral. 12Una enunciacin de tales requisitos puede encontrarse en las SSTC 148/2005, de 6 de junio, FJ 2; 68/2010, de 18 de octubre, FJ 5. En lo que alcanzo, la primera ocasin en que el TC formul en tales trminos dichas exigencias fue en la STC 303/1993, de 25 de octubre, FJ 3. El Tribunal Supremo, por su parte, ha acogido tales exigencias. Cfr. al respecto MAGRO SERVET, 2006, p. 3.

  • 9

    Por lo que respecta al primer requisito aplicable nicamente a los casos del

    art. 730 LECrim-, el TEDH ha declarado que la incorporacin al proceso de

    declaraciones que han tenido lugar en fase de instruccin no lesiona los derechos

    del proceso equitativo siempre que exista una causa legtima que impida la

    declaracin en el juicio oral13, debiendo el tribunal haber realizado todo esfuerzo

    razonable para traer al testigo al acto del juicio14. De igual modo, el TC ha venido

    exigiendo que concurra una situacin de imposibilidad de que el testigo o

    coimputado declare en el juicio, tales como el fallecimiento del testigo antes de la

    celebracin del juicio15, el ignorado paradero del testigo16 o una grave lesin

    cerebral sobrevenida17.

    Frente a ello, ha rechazado que una enfermedad que, sin impedir la capacidad de

    declarar, nicamente impide el desplazamiento, pueda constituir causa legtima para

    excepcionar la presencia del testigo en el juicio, por cuanto ante estos supuestos nuestro

    ordenamiento procesal penal prev varias soluciones respetuosas con el derecho de

    contradiccin: la realizacin de la prueba testifical como prueba anticipada si lo han

    pedido las partes (arts. 657.3, 781.1, 784.2 y 785.1 LECrim); la suspensin del juicio y la

    designacin de un miembro del Tribunal u otro Juez para que reciba declaracin al testigo

    en su residencia, con asistencia de las partes (arts. 718 y 719 LECrim); o, finalmente, la

    toma de declaracin mediante videoconferencia (art. 731 bis LECrim), de conformidad

    con las previsiones de la Ley Orgnica 13/2003, de 24 octubre18;

    Por similares razones, y en lo que respecta a un supuesto que puede ser

    ms relevante en los casos de vctimas de trata, el TC ha manifestado que la

    residencia fuera del territorio nacional constituye una dificultad para la

    comparecencia en el juicio oral que no puede ser equiparada con la imposibilidad

    13 SSTEDH de 20 de noviembre de 1989, caso Kostovski, 41; 15 de junio de 1992, caso Ldi, 47; 23 de abril de 1997, caso Van Mechelen y otros, 51. Ello es recordado por la STC 68/2010, FJ 5. 14SSTEDH de 5 de diciembre de 2002, caso Luca c. Italia, 37; de 9 de noviembre de 2006, Kaste y Mathisen c. Noruega, 48. 15SSTC 10/1992, de 10 de enero, FJ 4; 41/1991, de 25 de febrero; 209/2001, de 22 de octubre, FJ 4; 1/2006, de 16 de enero, FJ 4. 16 STC 134/2010, de 2 de diciembre, FJ 4. Se pone de manifiesto en la sentencia que la Sala hizo cuanto estuvo en su mano para intentar localizar y traer a juicio al testigo. 17STC 134/2010, de 2 de diciembre, FJ 4. En el caso concreto, la Sala orden al Forense que se personara en el domicilio del coimputado y certificara la imposibilidad de declarar. 18STC 345/2006, de 11 de diciembre, FJ 4.

  • 10

    de citacin o de articular frmulas para trasladar directamente al proceso las

    declaraciones del testigo19 .

    El segundo requisito exige que las declaraciones sean prestadas ante el juez

    de instruccin20. Esta garanta judicial - que ha sido extendida por el TC a la

    declaracin ante el Ministerio Fiscal en el procedimiento penal de menores21

    supone, por de pronto, la exclusin como prueba de cargo de las declaraciones

    vertidas en sede policial.

    A este respecto, ya en la STC 31/1981 manifest el Tribunal que dicha

    declaracin, al formar parte del atestado tiene, en principio, nicamente valor de

    denuncia, como seala el art. 297 de la LECrim. Y ha venido ratificando esa posicin

    hasta la actualidad, afirmando en la reciente STC (Pleno) 53/2013, de 28 de febrero, que

    las declaraciones obrantes en los atestados policiales, en conclusin, no tienen valor

    probatorio de cargo. Singularmente, y en directa relacin con el caso que ahora nos ocupa,

    ni las autoincriminatorias ni las heteroinculpatorias prestadas ante la polica pueden ser

    consideradas exponentes de prueba anticipada o de prueba preconstituida. Y no slo

    porque su reproduccin en el juicio oral no se revele en la mayor parte de los casos

    imposible o difcil sino, fundamentalmente, porque no se efectuaron en presencia de la

    autoridad judicial, que es la autoridad que, por estar institucionalmente dotada de

    independencia e imparcialidad, asegura la fidelidad del testimonio y su eventual eficacia

    probatoria.22.

    Ello impedir, con carcter general, introducir como medio de prueba las

    declaraciones prestadas por las vctimas ante la polica en el momento en que la

    situacin de trata es descubierta, si los testimonios incriminatorios no son

    ratificados despus en sede judicial. Y en rigor, tampoco la declaracin de

    referencia de los agentes de polica podr erigirse, por s sola, en prueba de cargo

    19 STC 35/1995, de 6 de febrero, FJ 3; STC 148/2005, FJ 2. 20Por tratarse del "nico rgano que, por estar institucionalmente dotado de independencia e imparcialidad, asegura la fidelidad del testimonio y su eventual eficacia probatoria" (SSTC 51/1995, de 23 de febrero, FJ 5). 21STC 206/2003, de 1 de diciembre, FJ 6. Cfr. no obstante, la 30/2005, de 14 de febrero, FJ 6. 22FJ 4. Ya antes, cfr. SSTC 51/1995, de 23 de febrero, FJ 2; 206/2003, de 1 de diciembre, FJ 2; 56/2010, de 4 de octubre; 68/2010, de 18 de octubre. Vid. tambin STC 79/1994, de 14 de marzo, FJ 3: tratndose de las declaraciones efectuadas ante la polica no hay excepcin posible. Este Tribunal ha establecido muy claramente que 'las manifestaciones que constan en el atestado no constituyen verdaderos actos de prueba susceptibles de ser apreciados por los rganos judiciales' (STC 217/1989).

  • 11

    decisiva, a menos que concurra la imposibilidad de citar a la vctima a juicio por

    hallarse en paradero desconocido o por haber fallecido. Sensu contrario, si por

    ejemplo la vctima puede ser citada a juicio pero opta por no declarar por temor

    a represalias, el testimonio de referencia de los policas que se limite a narrar lo

    que la vctima les comunic- no podr servir como prueba de cargo. Ello es as

    porque desde la doctrina constitucional el presupuesto para que el testimonio de

    referencia adquiera valor probatorio es la imposibilidad de que el testigo

    principal acuda a juicio. En efecto, el TC ha partido de que el testimonio de

    referencia se trata de un medio que puede despertar importantes recelos o

    reservas para su aceptacin como medio apto para desvirtuar la presuncin de

    inocencia, por lo que ha entendido que slo bajo determinadas circunstancias

    excepcionales puede conformarse como uno de los actos de prueba en los que

    fundar una decisin condenatoria. Tales recelos se fundamentan, de una parte,

    en que incorporar al proceso declaraciones testificales a travs de testimonios de

    referencia implica la elusin de la garanta constitucional de inmediacin de la

    prueba al impedir que el Juez que ha de dictar Sentencia presencie la declaracin

    del testigo directo, privndole de la percepcin y captacin directa de elementos

    que pueden ser relevantes en orden a la valoracin de su credibilidad. De otra

    parte, en que supone soslayar el derecho que asiste al acusado de interrogar al

    testigo directo y someter a contradiccin su testimonio23.

    En esa medida, dado su carcter excepcional, ha afirmado el TC que "la

    admisin del testimonio de referencia se encuentra subordinada al requisito de

    que su utilizacin en el proceso resulte inevitable y necesaria". As, como regla

    general, la declaracin del testigo de referencia no puede sustituir la del testigo

    principal, de modo que cuando existan testigos presenciales, el rgano judicial

    deber orlos directamente, en vez de llamar a declarar a quienes oyeron de ellos

    el relato de su experiencia. No obstante, cabr efectuar una excepcin a esa regla

    general y admitir como prueba de cargo el testimonio de referencia en aquellas

    situaciones excepcionales de imposibilidad real y efectiva de obtener la

    23He efectuado estas consideraciones en ALCCER, 2013a, pp. 9 ss.

  • 12

    declaracin del testigo directo y principal"24; casos en los que pese los citados

    motivos de recelo o reserva- podr enervar por s solo la presuncin de inocencia.

    La citada doctrina constitucional resulta muy discutible. Como se ha afirmado,

    tales dficits de inmediacin y contradiccin, intrnsecos a todo testimonio de referencia,

    son los que justifican su insuficiente entidad probatoria cuando se trata de prueba nica.

    Y tales dficits no se suplen por el hecho de que no sea materialmente posible or en el

    juicio al testigo directo o dar por vlidas sus manifestaciones prestadas antes del juicio

    oral; resulta, por ello, muy discutible que una prueba que es intrnsecamente sospechosa

    por presentar dficits de inmediacin y contradiccin (que son condiciones de validez),

    se convierta en prueba vlida (olvidndose tales dficits) cuando es la nica opcin que

    queda para probar la culpabilidad del acusado25.

    Por lo que respecta al cuarto requisito citado que las declaraciones

    incriminatorias prestadas en fase sumarial sean debidamente elevadas a juicio-,

    ha venido manifestando el TC que el contenido de tales declaraciones ha de ser

    reproducido en el juicio oral ya mediante lectura pblica del acta en que tales

    declaraciones se documentaron, ya a travs del interrogatorio a quien las hubiera

    prestado26.

    Por ltimo, el que denomina el TC como requisito objetivo conforma la

    exigencia bsica sobre la que pivota la garanta de defensa del acusado: slo si se

    le ha dado la posibilidad de contradecir la declaracin prestada en la fase anterior

    al juicio oral podr la misma erigirse en prueba de cargo. En este sentido, el TC,

    por influencia del TEDH, ha elevado la garanta de contradiccin a requisito

    irrenunciable del proceso equitativo, de modo que, si bien puede

    excepcionalmente prescindirse de otras garantas de la correcta valoracin

    24 Esa doctrina aparece recogida en las siguientes sentencias: SSTC 79/1994, de 14 de marzo, FJ 4; 68/2002, de 21 de marzo, FJ 10; 155/2002, de 22 de julio, FJ 17; y 219/2002, de 25 de noviembre, FJ 4; 263/2005, de 24 de octubre, FJ 3. 25En este sentido, SNCHEZ YLLERA, 2003, p. 284. 26 pues de esta manera, ante la rectificacin o retractacin del testimonio operada en el acto del juicio oral (art. 714 LECrim), o ante la imposibilidad material de su reproduccin (art. 730 LECrim), el resultado de la diligencia accede al debate procesal pblico ante el Tribunal, cumpliendo as la triple exigencia constitucional de toda actividad probatoria: publicidad, inmediacin y contradiccin (entre otras, SSTC 2/2002, de 14 de enero, FJ 7; 155/2002, de 22 de julio, FJ 10; 80/2003, de 28 de abril, FJ 5; 344/2006, de 11 de diciembre, FJ 4).

  • 13

    probatoria como la inmediacin, slo si, en los trminos del art. 6 CEDH, el

    acusado ha tenido una oportunidad de interrogar al testigo podr erigirse tal

    declaracin en prueba de cargo.

    Tal como lo ha expresado el TC en la sentencia 155/2002, de 22 de julio, ningn

    pronunciamiento fctico o jurdico puede hacerse en el proceso penal si no ha venido

    precedido de la posibilidad de contradiccin sobre su contenido (STC 143/2001, de 18

    de junio), pues, como se haba sealado en anteriores ocasiones: el derecho a ser odo en

    juicio en defensa de los propios derechos e intereses es garanta demasiado esencial del

    Estado de Derecho como para matizarla o ponerle adjetivos (STC 144/1997, de 15 de

    septiembre). La posibilidad de contradiccin es, por tanto, una de las reglas esenciales

    del desarrollo del proceso (SSTC 41/1997, de 10 de marzo, 218/1997, de 4 de diciembre,

    138/1999, de 22 de julio, y 91/2000, de 30 de marzo), que se proyecta como exigencia de

    validez sobre la actividad probatoria (FJ 10)27.

    1.2. Declaracin por videoconferencia

    En los casos en que la ausencia de la vctima en el juicio oral sea previsible

    ya en la fase sumarial por ejemplo por hallarse irregularmente en Espaa y estar

    pendiente su expulsin, o por no poder descartarse que, ante el temor a

    represalias, la vctima optar por no colaborar con la persecucin penal-, el juez

    de instruccin deber asegurar el valor probatorio de su declaracin realizando

    su prctica como prueba anticipada y garantizando la contradiccin

    constitucionalmente exigida.

    Pero la exclusin de la vctima en el juicio oral no constituir, por lo

    general y salvo para el supuesto de las vctimas menores de edad, que veremos

    a continuacin- un instrumento de proteccin acordado judicialmente, puesto

    que para garantizar su proteccin tanto frente a represalias como frente al dao

    psicolgico inherente a la victimizacin secundaria- existen otras medidas que

    prima facie se revelan ms acordes para, sin merma de efectividad en esa

    proteccin, asegurar los derechos de defensa del encausado y dado que, como

    hemos visto, desde la doctrina constitucional el valor probatorio de declaraciones

    prestadas en fase sumarial slo estar justificado cuando la ausencia de la vctima

    27En idntico sentido, STC 344/2006, de 11 de diciembre.

  • 14

    en el juicio oral se deba a una situacin de imposibilidad. Por ello, y aunque no

    quepa descartar a priori que, ante casos excepcionales, las necesidades de

    proteccin de la vctima puedan llevar al rgano judicial a apartarla de la

    celebracin del juicio, y que ello pueda equipararse como una suerte de

    imposibilidad jurdica- a la regla constitucional, la regla general habr de ser

    la de acudir a otras medidas de proteccin que permitan compaginar ese fin con

    la presencia de la vctima en el juicio28.

    Una alternativa que permite excluir la presencia de la vctima del juicio

    oral y, al mismo tiempo, permitir su intervencin en el debate contradictorio que

    tiene lugar en el mismo, es la declaracin por videoconferencia. Como medida de

    proteccin estara orientada antes a evitar la victimizacin secundaria que las

    eventuales represalias, permitiendo sustraer a la vctima del trauma que puede

    conllevar el contacto visual y directo con los acusados, as como, en general, de

    la presin psicolgica que puede suponer el desarrollo del juicio oral en la sala29.

    La utilizacin de la videoconferencia ha sido plasmada legalmente en el artculo

    229 LOPJ: despus de disponer que las declaraciones, interrogatorios,

    testimonios, careos, exploraciones, informes, ratificacin de los periciales y

    vistas, se llevarn a efecto ante juez o tribunal con presencia o intervencin, en

    su caso, de las partes y en audiencia pblica, salvo lo dispuesto en la Ley,

    establece en su apartado tercero que tales actuaciones podrn realizarse a travs

    de videoconferencia u otro sistema similar que permita la comunicacin

    bidireccional y simultnea de la imagen y el sonido y la interaccin visual,

    auditiva y verbal entre dos personas o grupos de personas geogrficamente

    distantes, asegurando en todo caso la posibilidad de contradiccin de las partes

    y la salvaguarda del derecho de defensa, cuando as lo acuerde el juez o tribunal.

    Asimismo, remitindose al anterior, el artculo 325 LECrim admite que el Juez,

    de oficio o a instancia de parte, por razones de utilidad, seguridad o de orden

    pblico, as como en aquellos supuestos en que la comparecencia de quien haya

    28 De hecho, como vamos a ver a continuacin, la propia legislacin vigente sobre proteccin de testigos abona esta conclusin, exigiendo la ratificacin de las declaraciones sumariales en el acto del juicio.

    29Cfr. al respecto MONTESINOS, 2009, pp. 52 s. y passim.

  • 15

    de intervenir en cualquier tipo de procedimiento penal como imputado, testigo,

    perito en otra condicin resulte particularmente gravosa o perjudicial, podr

    acordar que la comparecencia se realice a travs de videoconferencia u otro

    sistema similar que permita la comunicacin bidireccional y simultnea de la

    imagen y el sonido, de acuerdo con lo dispuesto en el apartado 3 del art. 229 de

    la Ley Orgnica del Poder Judicial.

    Tal como destaca la STC 120/2009, de 18 de mayo, el TEDH en sentencias

    de 5 de octubre de 2006, caso Viola c. Italia; y de 27 de noviembre de 2007, caso

    Zagara c. Italia, - admite el uso de la videoconferencia, condicionado a que se

    persigan fines legtimos tales como la defensa del orden pblico, la

    prevencin del delito, la proteccin de los derechos a la vida, a la libertad y a la

    seguridad de los testigos y de las vctimas de los delitos, as como el respeto de

    la exigencia de plazo razonable, y a que su desarrollo respete el derecho de

    defensa del acusado. A diferencia de la mera grabacin audiovisual de una

    declaracin previa, es indudable que la videoconferencia satisface con la plenitud

    exigible las garantas de inmediacin y contradiccin, puesto que, pese a la

    separacin fsica, dicha tcnica permite la interaccin actual a travs de la imagen

    y la voz, pudiendo efectuar en tiempo real las cuestiones que sean pertinentes

    para la defensa del acusado y pudiendo, adems, tanto el acusado como el

    juzgador, contemplar la forma en que el testimonio se profiere30. Por lo dems,

    incluso puede revertir en un reforzamiento de las garantas del proceso, en tanto

    en cuanto corre mayor riesgo de que se vea alterada la fiabilidad de su

    declaracin si la vctima declara sometida a la presencia de los imputados y de la

    presin ambiental inherente a la sala de vistas, que si lo hace en el mbito

    parcialmente estanco de la videoconferencia31.

    2. Testigos protegidos: testigo oculto y testigo annimo

    30Sobre la compatibilidad de la videoconferencia con las garantas del proceso, cfr. MONTESINOS, 2009, p. 137 ss. ; CUBILLO, 2009, p.106.

    31Seala en este sentido MONTESINOS, 2009, p. 52, la posible influencia que puede provocar la presencia del imputado delante de la vctima en el juicio, quien puede verse intimidada, afectando con ello a la veracidad de sus declaraciones.

  • 16

    2.1. La Ley Orgnica 19/1994, de 23 de diciembre, de proteccin a testigos y

    peritos en causas criminales

    Pero la utilizacin de la videoconferencia posee, como instrumento de

    proteccin, un alcance muy limitado. A efectos de garantizar la proteccin de las

    vctimas tanto durante el juicio, como en fases anteriores y posteriores al mismo,

    el instrumento ms idneo con que la legislacin vigente cuenta es el de la

    atribucin de la condicin de testigo protegido, siguiendo lo dispuesto en la Ley

    Orgnica 19/1994, de 23 de diciembre, de proteccin a testigos y peritos en causas

    criminales32. De igual modo a como se plantea en las citadas Directivas, la

    Exposicin de motivos de la ley pone de manifiesto que la aplicacin de los

    instrumentos de proteccin debe partir del necesario equilibrio entre el derecho

    a un proceso con todas las garantas y la tutela de derechos fundamentales

    inherentes a los testigos y peritos y a sus familiares33. A tal fin, y una vez

    determinada en forma motivada por el juez la existencia de un riesgo para el

    testigo (art. 1.2), se establecen una serie de medios para que la identidad del

    testigo quede protegida durante la fase de investigacin sin perjuicio de la

    accin de contradiccin que asiste a la defensa del procesado (art. 2).

    El citado precepto establece las siguientes medidas:

    a) Que no consten en las diligencias que se practiquen su nombre, apellidos, domicilio,

    lugar de trabajo y profesin, ni cualquier otro dato que pudiera servir para la

    identificacin de los mismos, pudindose utilizar para sta un nmero o cualquier otra

    clave.

    b) Que comparezcan para la prctica de cualquier diligencia utilizando cualquier

    procedimiento que imposibilite su identificacin visual normal.

    c) Que se fije como domicilio, a efectos de citaciones y notificaciones, la sede del rgano

    judicial interviniente, el cual las har llegar reservadamente a su destinatario.

    La proteccin al testigo podr ser mantenida por el rgano judicial de

    enjuiciamiento una vez elevadas las actuaciones, debiendo acordarlo en

    32Sobre el contenido de la ley, vase ampliamente CUBILLO, 2009, pp. 33 ss. 33Por descontado, a la vctima cuando acte como testigo- le ha de ser plenamente

    aplicable lo dispuesto en dicha ley. Cfr. sobre ello NAVARRO, 2009, p. 98.

  • 17

    resolucin motivada y pudiendo introducir medidas distintas previa

    ponderacin de los bienes jurdicos constitucionalmente protegidos, de los

    derechos fundamentales en conflicto y de las circunstancias concurrentes en los

    testigos y peritos en relacin con el proceso penal de que se trate (art. 4.1). No

    obstante, dispone el artculo 4 que si cualquiera de las partes solicita

    motivadamente en sus escritos de calificacin provisional el conocimiento de la

    identidad de los testigos o peritos, el rgano judicial deber facilitar sus nombres

    y apellidos34. Con ello, como veremos, la legislacin va ms all, en punto al

    reforzamiento de garantas del acusado, que lo establecido en las Directivas y que

    la jurisprudencia del TEDH.

    En lo tocante al valor probatorio de las declaraciones prestadas por

    testigos protegidos durante la fase de instruccin, el artculo 5 de la ley dispone

    que solamente podrn tener valor de prueba, a efectos de sentencia, si son

    ratificados en el acto del juicio oral en la forma prescrita en la Ley de

    Enjuiciamiento Criminal por quien los prest. Si se considerarn de imposible

    reproduccin, a efectos del artculo 730 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,

    habrn de ser ratificados mediante lectura literal a fin de que puedan ser

    sometidos a contradiccin por las partes. Con ello viene a plasmarse legalmente

    la doctrina constitucional que hemos visto en pginas anteriores, considerando

    legtima la utilizacin de las declaraciones sumariales nicamente en casos de

    imposibilidad de acudir al juicio oral.

    2.2. Testigo oculto y testigo annimo

    La ley 19/1994 se ocupa principalmente de la figura del testigo annimo,

    esto es, de los supuestos en los que la medida de proteccin consiste en preservar

    el anonimato de quien declara. Pero dentro de la figura del testigo protegido,

    cabe distinguir tambin, en funcin de las medidas empleadas, la que puede

    denominarse como testigo oculto. Tal diferenciacin aparece plasmada

    implcitamente en la Sentencia del TC de la que directamente deriva la citada

    34Sobre cmo deba interpretarse esa previsin legal, cfr. ampliamente CUBILLO, 2009, pp. 70 ss.

  • 18

    ley35, la STC 64/1994, de 28 de febrero, y encuentra una ms acabada

    delimitacin, por ejemplo, en la STS 378/2009, de 27 de marzo (caso Latin Kings),

    que realiza un modlico anlisis de los aspectos ms relevantes de la presente

    cuestin, y a la que recurriremos nuevamente en pginas posteriores. En esencia,

    siguiendo tales resoluciones, puede entenderse por testigo annimo es aquel

    cuyos datos de identificacin personal permanecen ocultos para el pblico, el

    acusado y su defensa (o bien solo para algunos de ellos); por su parte, el testigo

    oculto sera aquel cuya identidad es conocida, siendo su declaracin la que

    permanece oculta, total o parcialmente, al pblico, el acusado y su defensa (o

    bien solo para algunos de ellos), pudiendo ocultarse, a su vez, ya la imagen

    (declarando en otra sala o protegido por un panel separador, etc.), ya la voz

    (mediante su distorsin), ya ambas cosas. Por supuesto, ambos instrumentos de

    proteccin pueden concurrir en un mismo testigo, debiendo tenerse muy

    presente en lo que se insistir despus- que a mayor grado de proteccin mayor

    ser la limitacin de las posibilidades de defensa de la parte36.

    La STC 64/1994 se ocup de un supuesto de testigo oculto - en el caso

    concreto, los testigos, cuya identidad s era conocida por la defensa y acusado,

    declararon siendo odos pero sin ser vistos por la defensa y el acusado -. Tras

    descartar que estuviera afectada la garanta de publicidad del proceso, manifiesta

    que la cuestin ha de examinarse, conforme se indic, en relacin con dos

    exigencias bsicas: posibilidad de contradiccin y de igualdad de armas en el

    proceso, esto es, real ejercicio de la defensa. Y al respecto concluye lo siguiente.

    En relacin con la contradiccin afirma que en aquellos casos, como el presente,

    en el que el testimonio no pueda calificarse de annimo sino, en todo caso, de

    oculto (entendiendo por tal aquel que se presta sin ser visto por el acusado),

    pero en los que la posibilidad de contradiccin y el conocimiento de la identidad

    de los testigos -tanto para la defensa como para el Juez o Tribunal llamado a

    decidir sobre la culpabilidad o inocencia del acusado- resulten respetados, han

    35Sobre los antecedentes legislativos y jurisprudenciales de dicha ley, puede verse ZARAGOZA, 2002, pp. 68 s.

    36Sin lugar a dudas, tambin pueden compaginarse tales medidas con la declaracin por videoconferencia. Cfr. MONSTESINOS, 2009, p. 78.

  • 19

    de entenderse cumplidas las exigencias derivadas del art. 6.3 d) del Convenio y,

    en consecuencia, tambin las garantas que consagra el art. 24.2 de nuestra

    Constitucin. Y en relacin con el derecho de defensa y la igualdad de armas,

    manifiesta que la forma de prestar la declaracin no limit las posibilidades de

    defensa, pues sta, como ya se ha sealado, pudo interrogar a los testigos -pese a

    que no los viera- ()37.

    2.3. El testigo annimo. Jurisprudencia del TEDH

    La conclusin de la doctrina constitucional es, en definitiva, que el testigo

    oculto no plantea serios problemas constitucionales, al ser compatible con las

    garantas de defensa del acusado. Frente a ello, ms dudas presentar, a estos

    efectos, la medida consistente en el anonimato del testigo. Frente a la escasa

    atencin recibida en la doctrina constitucional prcticamente inexistente hasta

    la reciente STC 75/2013, de 8 de abril38- , la figura del testigo annimo ha recibido

    un importante desarrollo en la jurisprudencia del TEDH; resultar ilustrativo,

    por ello, exponer brevemente los pronunciamientos ms relevantes39.

    Puede citarse, en primer lugar, el asunto Kostovski c. Holanda, STEDH de

    20 de noviembre de 1989. En l, los testigos en cuyo testimonio se fund la

    condena declararon en fases anteriores al juicio oral uno de ellos solamente ante

    la polica y otro tambin ante el juez de instruccin-, sin presencia del acusado y

    su abogado y sin que ni siquiera los jueces conocieran su identidad. Ms all de

    los dficits de contradiccin por la forma en que declararon, en relacin con el

    anonimato de los testigos, el TEDH afirm que ello agrav las dificultades con

    que se encontr el demandante. Si la defensa desconoce la identidad de la

    persona a la que intenta interrogar, puede verse privada de datos que

    37 Tales conclusiones fueron reiteradas en el ATC 270/1994, de 17 de octubre. 38Puede citarse tambin el ATC 522/2005, de 20 de diciembre, que, errneamente,

    inadmiti a trmite un recurso de amparo en el que se planteaba la cuestin del testigo annimo aplicando las consideraciones que la STC 64/1994 haba efectuado para el testigo oculto.

    39Referencias a algunas de las sentencias que van a citarse pueden encontrarse tambin en DEL CARPIO, 2007, pp. 37 ss.

  • 20

    precisamente le permitan probar que es parcial, hostil o indigna de crdito. Un

    testimonio, o cualquier otra declaracin en contra del inculpado, pueden muy

    bien ser falsos o deberse a un mero error; y la defensa difcilmente podr

    demostrarlo si no tiene las informaciones que le permitan fiscalizar la

    credibilidad del autor o ponerla en duda. Son evidentes los peligros inherentes a

    una situacin as (42).

    Un supuesto muy similar se enjuici en el asunto Windisch c. Austria, de 27

    de septiembre de 1990, en el que los dos testigos en cuyo testimonio se fund la

    condena declararon solo ante la polica y bajo compromiso de esta de no revelar

    su identidad, lo que fue asumido por los jueces que conocieron del asunto,

    quienes tampoco dispusieron de esa informacin. La defensa solo pudo

    preguntar a los policas que tomaron declaracin a esos testigos, y sin conocer

    nunca su identidad. Reiterando lo afirmado en la decisin anterior, el Tribunal

    concluy que al desconocer su identidad, la defensa sufri una desventaja casi

    insuperable; le faltaban las necesarias informaciones para apreciar el crdito de

    los testigos o ponerlo en duda y que, aunque se les dio la opcin de formular

    preguntas por escrito a los testigos annimos, la naturaleza y el alcance de las

    preguntas que podan formularse de una u otra manera estaban muy limitados

    por la resolucin de dejar en el anonimato a las dos personas en cuestin ( 28).

    A ello aadi que el tribunal, que tampoco conoca el nombre de las dos mujeres,

    no pudo observar su comportamiento durante un interrogatorio ni formarse una

    impresin sobre el crdito que merecan. No se puede considerar la declaracin

    de los policas sobre este extremo en el juicio equivalente a una observacin

    directa ( 29). Junto a ello, con carcter ms general aadi que, en aras a la

    necesidad de luchar contra la delincuencia, el Convenio no impide utilizar,

    durante el perodo de instruccin, fuentes como las informaciones annimas;

    pero su empleo posterior por el juez para justificar una condena supone otra

    cuestin (). El derecho a una buena administracin de justicia es tan importante

    en una sociedad democrtica que no se puede sacrificar ( 30).

  • 21

    En el asunto Ldi c. Suiza, de 15 de junio de 1992, el testigo annimo era

    un polica infiltrado, y la condena se fund, junto a otras pruebas, en sus

    informes, sin que llegara a declarar en juicio y sin poder ser nunca interrogado

    por el acusado. Se estima vulnerado el art. 6.3 CEDH, si bien la ratio decidendi no

    fue tanto el anonimato en s como el hecho de que, para preservar ese anonimato,

    los jueces de instruccin y sentenciador optaran por no tomarle declaracin, lo

    que priv al recurrente de su derecho a una defensa contradictoria.

    Junto a esos tres supuestos clsicos (citados por la STC 64/1994), otros

    posteriores han asentado la doctrina del TEDH al respecto. Importante es, en ese

    sentido, el asunto Doorson c. Holanda, de 26 de marzo de 1996, sentencia en la que

    el TEDH declar que no haba vulneracin del debido proceso porque el

    demandante haba tenido ocasin de interrogar a los testigos. El tribunal

    comienza por manifestar que, si bien en principio el art. 6 CEDH no contempla

    los intereses de los testigos, en casos excepcionales (de peligro o amenazas para

    estos), los intereses de la defensa puedan ser ponderados con la necesidad de

    proteger a aquellos. Estando justificado en el caso concreto el anonimato de los

    testigos, concluy que no se haba vulnerado el derecho al debido proceso porque

    los obstculos para la defensa derivados del anonimato fueron suficientemente

    compensados por las garantas ofrecidas, al haber sido interrogados los testigos

    ante el juez de instruccin (que conoca su identidad) a presencia del abogado de

    la defensa, quien pudo plantear todas las preguntas pertinentes (salvo las

    relacionadas con su identidad). Si bien la presencia del propio acusado habra

    sido deseable, concluye el Tribunal europeo que la necesidad de proteccin a los

    testigos permita excepcionar esa exigencia. En cualquier caso, el TEDH enfatiz

    que la condena no podra basarse slo en las declaraciones de testigos annimos;

    no siendo ese el caso, es por lo que desestim la demanda.

    Distinto es el asunto Van Mechelen c. Holanda, de 1997, en el que el Tribunal

    declar vulnerado el derecho a un proceso equitativo. En primer lugar, afirm

    que los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado slo deberan ser

    considerados como testigos annimos en casos excepcionales; en segundo lugar,

  • 22

    declar que no se haba ponderado en modo suficiente la necesidad de recurrir a

    esa excepcionalidad; y en tercer lugar, concluy que se lesionaba el derecho

    adems porque la condena se bas solamente en la declaracin de dos policas

    cuya identidad no fue revelada al acusado. En Visser c. Holanda, de 14 de febrero

    de 2002, se afirm la lesin del art. 6.3 CEDH por la insuficiente motivacin sobre

    la necesidad del anonimato del testigo, considerando que, por ello, no era

    necesario entrar a ponderar si los dficits de defensa del acusado por tal motivo

    fueron compensados en el procedimiento.

    Por su parte, la STEDH de 28 de marzo de 2002, asunto Birutis y otros c.

    Lituania, resume la doctrina anterior en los siguientes trminos:

    El Tribunal afirm en la Sentencia Doorson contra Holanda de y en la Sentencia

    Van Mechelen y otros contra Holanda de 23 de abril de 1997, que el uso de declaraciones

    hechas por testigos annimos para fundamentar una condena no es en todas las

    circunstancias incompatible con el Convenio. Sin embargo, si se mantiene el anonimato

    de los testigos de la acusacin, la defensa se ver enfrentada a dificultades que el

    procedimiento penal no debera normalmente incluir. Por ello, el Tribunal reconoci que

    en esos casos, el artculo 6.1, considerado junto con el artculo 6.3 d), requiere que las

    dificultades con las que trabaja la defensa sean equilibradas de manera suficiente por el

    procedimiento seguido por las autoridades judiciales. Con esto en mente, no se debe

    prohibir a un demandante que examine la fiabilidad de testigos annimos (vase

    Sentencia Kostowski contra Holanda de 20 de noviembre de 1989). Adems, ninguna

    condena debe estar basada nicamente o de manera decisiva en declaraciones annimas

    (29).

    En dicho asunto, se declar la vulneracin del derecho concernido porque,

    respecto del tercer demandante, fue condenado exclusivamente a partir de las

    declaraciones de un testigo annimo; y respecto de los dos demandantes

    restantes, si bien no fueron condenados nica o de manera decisiva en tales

    testimonios aunque s formaron parte del acervo probatorio-, el rgano judicial

    ni les permiti interrogarlos ni utiliz ninguno de los recursos a su alcance para

    contrastar las alegaciones de los acusados sobre la falta de credibilidad de tales

    testimonios (alegando que eran otros internos en el centro penitenciario donde

    tuvo lugar el motn y que cambiaron su declaracin inicial para obtener

  • 23

    beneficios penitenciarios). En esas circunstancias concluye el Tribunal-, las

    dificultades de los derechos de defensa del primer y del segundo demandantes

    no estuvieron contrarrestadas por el procedimiento seguido por las autoridades

    judiciales internas. El no interrogar el Tribunal a los testigos annimos, y no

    llevar a cabo un examen del modo y las circunstancias en las que dichos

    testimonios haban sido obtenidos, es inaceptable desde el punto de vista de los

    derechos de la defensa del primer y del segundo demandantes y de su derecho a

    un juicio equitativo en virtud del artculo 6.1 y 6.3 d) del Convenio (34).

    Dos resoluciones adicionales pueden an citarse. En el asunto Taal c.

    Estonia, de 22 de noviembre de 2005, si bien concluy el TEDH que la condena se

    bas de modo decisivo en declaraciones de testigos annimos, declar infringido

    el art. 6 CEDH porque los testimonios fueron efectuados en sede policial, sin que

    ni el demandante ni su abogado pudieran interrogar a ninguno de los testigos en

    ninguna fase del procedimiento y sin que ninguno de los testigos fue siquiera

    interrogado por los tribunales.

    Relevante es tambin el asunto Pesukic c. Suiza, STEDH de 6 de diciembre

    de 2012, en la que se aplican al mbito del testigo annimo las modulaciones

    efectuadas a la regla de la prueba decisiva (sole or decisive rule) por la

    controvertida sentencia dictada por la Gran Sala del Tribunal de Estrasburgo en

    el asunto Al-Khawaja and Tahery c. Reino Unido, de 15 de diciembre de 201140.

    Hasta dicha sentencia, el Tribunal haba mantenido que la declaracin del testigo

    annimo no poda erigirse en exclusiva o decisiva prueba de cargo, so pena de

    vulnerar el derecho a un proceso equitativo del artculo 6 CEDH. Con el citado

    pronunciamiento, esa regla, si bien no desaparece, es modulada en el sentido de

    que en los casos en que el testimonio annimo resulte decisivo para fundar la

    condena ser preciso aplicar un escrutinio ms estricto en orden a exigir

    medidas de compensacin o contrapeso a los dficits de defensa, pudiendo, si

    ello concurre, sostenerse la condena con dicho testimonio sin menoscabo del

    derecho fundamental. Expresado en otros trminos, hasta las citadas sentencias,

    40ALCCER, 2013b,

  • 24

    la jurisprudencia del TEDH se sintetizaba en tres criterios bsicos: a) el

    anonimato ha tenido que ser acordado o ratificado por el rgano judicial a partir

    de una decisin motivada en la que se hayan ponderado razonablemente los

    intereses del testigo y los del acusado; b) los dficits de defensa que genera el

    testigo annimo han tenido que ser compensados ofreciendo al acusado la

    posibilidad de un interrogatorio que permita apreciar la fiabilidad y credibilidad

    del testimonio; y, c) la declaracin de testigo annimo nunca puede servir como

    prueba nica o decisiva para fundar la condena. A partir de Al-Khawaja, esta

    ltima exigencia pasa, por decirlo as, de ser una regla a configurarse como un

    principio41, cuya aplicacin habr de ponderarse en atencin a un escrutinio del

    proceso en su conjunto y de si las medidas para compensar los dficits de

    defensa pueden considerarse suficientes.

    2.4. El testigo annimo y la necesaria compensacin de los dficits de defensa

    Pero, cules son los dficits para la defensa que presenta el testigo

    annimo? En la lnea de lo manifestado por el Tribunal de Estrasburgo desde el

    asunto Kostovski, el desconocimiento por la defensa de la identidad del testigo

    que declara en su contra le impide ponderar la fiabilidad del testimonio, pues

    carecer de los elementos de juicio para plantear si la incriminacin puede estar

    basada en motivos espurios de hostilidad, animadversin personal u otra

    circunstancia basada en la relacin entre testigo e imputado. Es por tal razn por

    lo que el TEDH ha manifestado que el derecho del acusado a tener una

    oportunidad de someter a contradiccin las pruebas que se dirigen contra l

    requiere que el acusado deba conocer la identidad de quien le acusa de modo

    que pueda cuestionar su fiabilidad y credibilidad42.

    Habamos manifestado, adems, que la utilizacin acumulada del

    anonimato del testigo y de su ocultamiento conlleva un agravamiento de tales

    dficits, en la medida en que disminuyen las posibilidades de una efectiva

    41En este sentido, ALCCER, 2013b, p. 42 SSTEDH de 15 de diciembre de 2011, caso Al-Khawaja y Tahery c. Reino Unido, 127; 19

    de julio de 2012, caso Hmmer c. Alemania, 38.

  • 25

    contradiccin del testimonio. Para analizar este aspecto puede sernos til la

    clasificacin que realiza la ya citada STS 378/2009, de 27 de marzo, en orden de

    progresivo aumento de respeto a las exigencias del derecho a un juicio justo con

    todas las garantas, es decir partiendo de las ms intolerables y pasando por las

    admisibles con cautelas, hasta las declaradas como aceptables:

    1. El testigo describe un hecho a los agentes policiales, en condicin o no de

    confidente, y su identidad permanece annima, sin que llegue a declarar nunca ante

    rganos jurisdiccionales. Es el caso del denominado testigo annimo en su ms estricto

    sentido.

    2. El testigo es identificado por los agentes policiales pero tampoco efecta

    ninguna declaracin ante los rganos judiciales. En este, como en el anterior, se acude a

    la declaracin del agente policial como testigo de referencia.

    3. El testigo es identificado y declara ante un rgano jurisdiccional, pero

    solamente en fase previa a la del juicio oral, en el que se introduce la declaracin del

    testigo por referencia del agente policial o informe del rgano judicial que dirige la fase

    previa a la del juicio oral. La defensa no tiene ninguna oportunidad de interrogar a ese

    testigo en el juicio oral, aunque s cuando declara en fase anterior a dicho juicio, siquiera

    permaneciendo oculta la persona del testigo y sin desvelrsele su identidad.

    4. El testigo es identificado ante el rgano jurisdiccional, y declara en juicio oral,

    pudiendo la parte acusada dirigirle preguntas, pero su identidad se mantiene annima

    para dicha defensa, ocultndose a la vista de la misma la persona del testigo, o, al menos

    ocultndose a la vista del acusado, pero no a la de su Letrado.

    5. La identidad del testigo es dada a conocer, pero ste declara, tambin en juicio

    oral, oculto a la vista del Letrado de la defensa o, al menos, a la vista del acusado y

    pblico, que s pueden orle.

    Los dos primeros casos se corresponderan con los decididos en los

    asuntos Kostovski, Windisch o Taal, y habran de ser frontalmente rechazados por

    su incompatibilidad con el derecho a un proceso equitativo. El tercer supuesto

    (similar a los asuntos Ludi o Van Mechelen), no impedira quiz utilizar la

    declaracin del testigo annimo como prueba, pues satisfara la garanta judicial

    (al haber declarado ante el juez de instruccin) y, parcialmente, de contradiccin

    (al haber declarado a presencia del abogado de la defensa), pero deberan

  • 26

    satisfacerse dos requisitos ms: la imposibilidad de ser llevado a juicio al

    declarante (como ya ha sido afirmado, el mero anonimato no sera razn

    suficiente) y que sean debidamente elevadas las declaraciones a juicio. En todo

    caso, el anonimato del testigo para el acusado y la defensa, as como (en el caso

    Van Mechelen, por ejemplo), la imposibilidad de ver al acusado cuando declara

    conlleva una importante merma para la valoracin de su credibilidad y

    fiabilidad, por lo que no debera erigirse en prueba nica sobre la que sostener la

    condena. El cuarto supuesto (equivalente, mutatis mutandi, al asunto Doorson), si

    bien refuerza las garantas de contradiccin e inmediacin en la medida en que

    el testigo annimo declara en el juicio oral, mantiene similares problemas en la

    valoracin de la fiabilidad, puesto que permanece annimo para la defensa y el

    acusado. Por ello, junto a la exigencia de que est debidamente justificado el

    anonimato, tampoco podra erigirse en prueba nica para fundar la condena. Por

    ltimo, el quinto supuesto plantea menos problemas puesto que en realidad

    estamos ante el caso del testigo oculto, analizado por el Tribunal Constitucional

    en la sentencia 64/1994.

    Similar al supuesto enunciado en el punto cuatro ha sido el caso

    recientemente abordado por el TC en la nica sentencia hasta la fecha que se ha

    ocupado de la figura del testigo annimo, la 75/2013, de 8 de abril. A los efectos

    de perfilar los lmites de aplicacin legtima de dicha figura, resulta interesante

    que nos ocupemos brevemente de ella.

    Los demandantes de amparo haban sido condenados por delito de

    enaltecimiento del terrorismo por proferir consignas en favor de la banda

    terrorista ETA en una manifestacin- a partir de las declaraciones de dos testigos

    a quienes se atribuy la condicin de protegidos en aplicacin de la LO 19/1994.

    En relacin con el testigo sobre cuya declaracin se plantean las dudas de

    constitucionalidad, acord el tribunal sentenciador en el momento

    inmediatamente anterior a la celebracin del juicio oral, que su identidad slo

    fuera puesta en conocimiento de los letrados defensores, debiendo stos guardar

    secreto sobre la misma. Asimismo, el testigo declar en el juicio oral oculto a los

  • 27

    acusados y sus abogados defensores, y con la voz distorsionada. Estando

    justificada la proteccin al testigo lo que no se pona en duda en la demanda-,

    la Audiencia Nacional consider que el hecho de revelar la identidad del testigo

    a los abogados defensores, si bien no repone la totalidad del derecho de defensa,

    lo sita en un lugar compatible con mantener el necesario anonimato del testigo

    para los acusados y el pblico asistente al acto del juicio oral; el Tribunal

    Supremo, por su parte, confirm la condena avalando tal argumentacin.

    Apelando a la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo, el TC estima el

    amparo y declara vulnerado el derecho a un proceso con todas las garantas y el

    derecho a la presuncin de inocencia. Argumenta el Tribunal que el rgano

    judicial no ofreci mecanismos de defensa suficientes para compensar los dficits

    de contradiccin que conllevaron las concretas medidas de proteccin

    adoptadas. En concreto, manifiesta que proporcionar la informacin de la

    identidad del testigo a los letrados defensores no constituye un remedio

    adecuado y suficiente para soslayar o reequilibrar el dficit de defensa de los

    acusados, apoyando tal concusin en varias razones:

    i) En primer lugar, el enjuiciamiento de su fiabilidad, referido a si el

    testimonio incriminatorio pudiera venir fundado en un error o en razones de

    animadversin personal, no depende tanto de las relaciones que el testigo

    hubiera de tener con los Letrados defensores como de las que mantenga con los

    propios acusados. Careciendo stos de dicha informacin y no pudiendo

    facilitarla los letrados ni, por ello, utilizarla en el debate contradictorio, ese

    levantamiento parcial del anonimato en nada compensa realmente la

    reduccin de las posibilidades de defensa de los sometidos al proceso penal.

    ii) En segundo lugar, la informacin sobre la identidad del testigo se

    proporcion a los letrados en el momento inmediatamente anterior al inicio del

    juicio oral, por lo que las escasas posibilidades que se hubieran abierto para el

    contraste de la fiabilidad del declarante quedan prcticamente anuladas, al

    carecer de margen temporal para efectuar las pesquisas pertinentes a travs, por

  • 28

    ejemplo, de la comunicacin con sus defendidos y, en definitiva, para haber

    preparado la defensa a partir de dicha informacin.

    iii) En tercer lugar, el testigo, tras la presentacin de la denuncia ante la

    polica, no fue llamado a declarar ante el Juez de Instruccin, declaracin que,

    siquiera parcialmente, habra podido compensar el dficit de defensa si se

    hubiera convocado a la misma a los acusados -aun ocultando visualmente al

    testigo-, pues habran podido conocer con antelacin los trminos de su

    declaracin incriminatoria y someterla a un primer debate contradictorio.

    iv) Por ltimo, entiende el TC que el ocultamiento tanto visual como auditivo

    vino a reducir an ms las posibilidades de defensa.

    Puede resultar llamativo que en su ratio decidendi, el TC no apele al

    contenido de la Ley 19/1994 para fundamentar el reproche hacia las resoluciones

    impugnadas, apelando, frente a ello, directamente a la jurisprudencia del TEDH

    para terminar por construir un canon de valoracin distinto al determinado por

    las exigencias legales. Recurdese que la ley impone que, ante la solicitud de las

    partes, el tribunal sentenciador desvele la identidad de los testigos al inicio del

    juicio oral, pudiendo afirmarse, en consecuencia, que en el caso concreto la

    Audiencia Nacional infringi tal previsin legal al limitarse a desvelar la

    identidad del testigo protegido slo a los abogados defensores de los acusados.

    No obstante, ello resulta plenamente acorde a la evaluacin que debe

    acometer el TC en va de amparo: la delimitacin del contenido del derecho

    fundamental efectuada por el Tribunal en su interpretacin del derecho a un

    proceso con todas las garantas no ha de resultar coincidente con el marco de

    proteccin del derecho establecido legalmente, pudiendo el legislador introducir

    un mbito de proteccin ms amplio que el determinado ex Constitutione. Por tal

    razn, el hecho de que el rgano judicial hubiera podido infringir lo dispuesto en

    la ley no ha de significar que haya vulnerado el derecho fundamental: su

    conducta podr ser contraria a la ley, pero no necesariamente contraria a la

  • 29

    Constitucin43. Despus contrastaremos si lo dispuesto en la ley es acorde a las

    exigencias de proteccin impuestas por las Directivas europeas.

    3. Vctimas menores de edad

    Dentro del marco de proteccin de las vctimas en el proceso penal ocupa

    un lugar especfico lo relativo a la proteccin de los menores de edad. Como

    hemos visto, tanto la directiva de 2011 como la de 2012 introducen disposiciones

    especficas en sus artculos 15 y 24, respectivamente- sobre la proteccin de los

    menores. Ello se debe, ciertamente, a la especial vulnerabilidad que la minora de

    edad, especialmente en la etapa infantil, conlleva, pero tambin a las dificultades

    de evaluar y asegurar la fiabilidad de su testimonio, que, por ser ms

    sugestionables, puede verse alterada si su declaracin se practica en el entorno

    del juicio oral44. Ambos aspectos justifican el tratamiento diferenciado que habr

    de otorgarse al menor de edad en el seno del proceso penal; ahora bien, a los

    efectos de esa bsqueda de equilibrio con las garantas del acusado, importa

    destacar ya que ambos presentarn diferentes implicaciones respecto de esa

    cuestin.

    Para analizar tales aspectos podemos traer a colacin las dos sentencias

    que, recientemente, ha dictado el Tribunal Constitucional sobre el testimonio de

    menores: STC 174/2011, de 7 de noviembre, y STC 57/2013, de 11 de marzo. Su

    contraste es revelador porque, a mi entender, cada una de ellas pone nfasis,

    respectivamente, en los dos aspectos citados.

    La STC 174/2011, primera en el tiempo, es la que sienta las bases de la

    doctrina constitucional45. El fundamento de su proteccin radica, ciertamente,

    antes en evitar la victimizacin secundaria que en el temor a posibles represalias:

    en el caso de las declaraciones de menores y, en particular, de los menores de

    43La ley, ciertamente, debe respetar el contenido esencial del derecho, pero nada obsta salvo que ello suponga a su vez un menoscabo de otro derecho o inters constitucional- que incremente su marco de proteccin. Cfr. JIMNEZ CAMPO, 1999, pp. 68 ss.

    44Sobre esto ltimo, cfr. MAZZONI, 2010, pp. 87 ss. 45Un comentario a dicha sentencia puede encontrarse en ALCCER, 2013a.

  • 30

    edad que han sido vctimas de un delito contra la libertad sexual, la causa

    legtima que justifica la pretensin de impedir, limitar o modular su presencia en

    el juicio oral para someterse al interrogatorio personal de la acusacin y la

    defensa, tiene que ver tanto con la naturaleza del delito investigado (que puede

    reclamar una mayor garanta de su intimidad) como con la necesidad de

    preservar su estabilidad emocional y normal desarrollo personal; as,

    frecuentemente los procesos por delitos contra la libertad sexual son vividos por

    las vctimas como una autntica ordala; no se trata slo de la obligacin jurdica

    de rememorar y narrar ante terceros las circunstancias de la agresin, sino

    tambin de la indebida reiteracin con la que, a tal fin, es exigida su

    comparecencia en las diversas fases del procedimiento. Tales circunstancias se

    acentan cuando la vctima es menor de edad (FJ 3)46.

    Desde esa premisa, y en la lnea de lo establecido en las Directivas con que

    hemos comenzado el presente trabajo, la medida esencial de proteccin consistir

    en excluir al menor del juicio oral e incluso de la declaracin ante el Juez de

    instruccin, para, en su lugar, facultar que sus manifestaciones sobre los hechos

    acaecidos sean realizadas en un entorno extraprocesal, ajeno a la presencia del

    acusado y a las presiones inherentes al debate contradictorio, y conducidas por

    un experto que no slo evite la posible recreacin de circunstancias traumticas

    sino que presente conocimientos especficos para evaluar la credibilidad de lo

    declarado. A semejante conclusin llegar la STC 174/2011 a partir de la

    jurisprudencia del TEDH47, enfatizando, en todo caso y de igual modo al

    supuesto del testigo annimo-, que las medidas de proteccin de la vctima

    menor de edad habrn de ser compatibles con la posibilidad que ha de

    otorgarse al acusado de ejercer adecuadamente su derecho de defensa, a cuyo fin

    los rganos judiciales estn obligados, simultneamente, a tomar otras

    precauciones que contrapesen o reequilibren los dficits de defensa que derivan

    46Ello es reiterado por la STC 57/2013, FJ 4. 47Cita al respecto las SSTEDH de 20 de diciembre de 2001, caso P.S. contra Alemania; 2 de

    julio de 2002, caso S.N. contra Suecia; 10 de noviembre de 2005, caso Bocos-Cuesta contra Holanda; 24 de abril de 2007, caso W. contra Finlandia; 10 de mayo de 2007, caso A.H. contra Finlandia; 27 de enero de 2009, caso A.L. contra Finlandia; 7 de julio de 2009, caso D. contra Finlandia; y 28 de septiembre de 2010, caso A.S. contra Finlandia.

  • 31

    de la imposibilidad de interrogar personalmente al testigo de cargo en el juicio

    oral(FJ 3). Un rpido vistazo a algunas de los pronunciamientos del TEDH

    puede servir para ilustrar los problemas y las soluciones que se presentan en

    estos casos.

    El Tribunal de Estrasburgo declar vulnerado el art. 6.3 c) CEDH en, por

    ejemplo, el asunto Bocos-Cuesta c. Holanda, STEDH de 10 de noviembre de 2005.

    El demandante fue condenado por abusos sexuales a cuatro menores de edades

    comprendidas entre los 10 y los 6 aos, fundndose la condena en la declaracin

    de estos ante la Polica, quienes reconocieron al demandante como el autor de

    los hechos, sin que ste pudiera verles al estar tras un espejo, as como la

    declaracin en el juicio oral de los policas que haban intervenido en el atestado,

    y en el de dos testigos que vieron al actor en el lugar de los hechos. Los menores

    no declararon en el juicio. El TEDH pone de manifiesto que en ningn momento

    se ofreci al acusado la oportunidad de interrogar a los menores, sin que, adems,

    fueran sus declaraciones grabadas, siendo elevadas al juicio nicamente a travs

    del testimonio de referencia de los policas y del atestado. Adems, destaca que

    en ningn momento del procedimiento se practic informe pericial que

    acreditara la conveniencia de que los menores no declararan.

    Tambin declar lesionado el derecho del acusado a interrogar a los

    testigos en el asunto W. c. Finlandia, STEDH de 10 de mayo de 2007, relativo

    igualmente a una condena por abusos sexuales. Los menores declararon ante la

    Polica, siendo grabada la declaracin cuando el demandante an no haba sido

    imputado, por lo que no fue llamado a estar presente en la misma. Con

    posterioridad, y una vez visionada la grabacin, el acusado solicit que se

    realizara una nueva declaracin para poder interrogarles, lo que fue rechazado

    por el rgano judicial. Ante la ausencia de los menores en el juicio, la condena se

    fund en la grabacin, en el testimonio de referencia de los padres de los

    menores y en el informe del psiclogo sobre la credibilidad de sus testimonios.

    Puede citarse, en tercer lugar, el ms reciente asunto A.S. c. Finlandia, de

    28 de septiembre de 2010, en el que TEDH estim infringida la garanta de

  • 32

    contradiccin en un supuesto en el que la prueba se fund esencialmente en la

    grabacin audiovisual del interrogatorio del menor practicado en sede policial y

    en el que no pudo intervenir el letrado del acusado. Enfatiza el Tribunal que, si

    bien la grabacin audiovisual reproducida en el juicio oral permiti al juez y a la

    defensa valorar, en cierta medida, la credibilidad del testigo y plantear

    comentarios o dudas al respecto, y puede, por ello, ser un medio de prueba

    adecuado a tal fin, no puede ser considerada por s sola como un mecanismo

    suficiente para salvaguardar los derechos de la defensa si los rganos judiciales

    no le han ofrecido una oportunidad real de preguntar al declarante ( 66).

    A distinta conclusin que las anteriores lleg el TEDH en el asunto S.N. c.

    Suecia, STEDH de 2 de julio de 2002, concluyendo que no se haba producido la

    infraccin del artculo 6.3d) CEDH porque se haban ofrecido al recurrente

    oportunidades de interrogar al menor de edad (10 aos) que le acusaba de abusos

    sexuales y en cuyo testimonio prestado ante la Polica- se fund la condena. La

    primera declaracin del menor ante la Polica fue previa a que las sospechas

    recayeran sobre el demandante; el segundo interrogatorio celebrado en casa de

    los padres del menor y grabado en audio- fue solicitado por el abogado del

    demandante, si bien accedi a no estar presente (ante la ausencia del abogado del

    menor), despus de que hubiera concretado con el funcionario que iba a dirigir

    la entrevista (especializado en la materia) las cuestiones que haban de tratarse.

    Tras haber escuchado la cinta de audio y ledo la trascripcin del interrogatorio,

    el abogado del demandante qued aparentemente satisfecho de que las

    preguntas que haba indicado al funcionario de polica le haban sido realmente

    planteadas al menor. El juicio se celebr sin la presencia del menor (lo que no

    fue solicitado por ninguna de las partes), reproducindose las grabaciones en

    audio y video, respectivamente- de los dos interrogatorios, y declarando los

    padres del menor y su profesor. El Tribunal de Estrasburgo rechaza la

    vulneracin del derecho considerando que el abogado del demandante podra

    haber solicitado un tercer interrogatorio en al que haber estado presente, podra

    haber solicitado la grabacin en vdeo y podra, en fin, haber abundado en las

    preguntas que querra haber hecho al menor a travs del interrogatorio por el

  • 33

    funcionario de Polica. Tales opciones, ofrecidas al recurrente, habran podido

    compensar los dficits de contradiccin derivados de la ausencia del menor en el

    juicio oral. La sentencia concluye manifestando que Tampoco se puede decir

    que se negaron al demandante sus derechos en virtud del artculo 6.3.d porque

    no pudo examinar o hacer examinar las declaraciones hechas por M. [el menor]

    durante el juicio y el procedimiento de apelacin. Teniendo en cuenta las

    especiales caractersticas de los procedimientos penales relativos a delitos

    sexuales (), esta disposicin no puede ser interpretada como una exigencia en

    todos los casos de que las preguntas sean planteadas directamente por el acusado

    o su abogado, mediante repreguntas u otros medios. El Tribunal seala que la

    cinta de video del primer interrogatorio de la polica fue mostrada durante las

    audiencias del juicio y en apelacin, que lo recogido en el segundo interrogatorio

    fue ledo en alto ante el Tribunal de Distrito y la cinta de audio de ese

    interrogatorio fue escuchada ante el Tribunal de Apelacin. En las circunstancias

    del caso, estas medidas deben ser consideradas suficientes para permitir al

    demandante impugnar las declaraciones de M. y su credibilidad en el curso del

    procedimiento criminal ( 52).

    A partir de la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo, la STC 174/2011

    establece cul habra de ser el procedimiento idneo en supuestos de declaracin

    de menores de edad para proteger sus intereses y garantizar, al mismo tiempo,

    el derecho de defensa:

    i) El mismo puede llevarse a efecto a travs de un experto (ajeno o no a los

    rganos del Estado encargados de la investigacin) que deber encauzar su

    exploracin conforme a las pautas que se le hayan indicado;

    ii) puede llevarse a cabo evitando la confrontacin visual con el acusado

    (mediante dispositivos fsicos de separacin o la utilizacin de videoconferencia

    o cualquier otro medio tcnico de comunicacin a distancia);

    iii) si la presencia en juicio del menor quiere ser evitada, la exploracin previa

    habr de ser grabada, a fin de que el Tribunal del juicio pueda observar su

    desarrollo;

  • 34

    iv) y en todo caso, habr de darse a la defensa la posibilidad de presenciar

    dicha exploracin y dirigir directa o indirectamente, a travs del experto, las

    preguntas o aclaraciones que entienda precisas para su defensa, bien en el

    momento de realizarse la exploracin, bien en un momento posterior (FJ 4).

    Este ltimo aspecto es determinante para asegurar la garanta de defensa

    y, en el caso concreto, para declarar vulnerado el derecho a un proceso con todas

    las garantas: segn la STC 174/2011, acogiendo la jurisprudencia de

    Estrasburgo48, constituye un requisito insoslayable una garanta mnima- la

    posibilidad de que el acusado pueda hacer preguntar a los menores, en aras a

    asegurar la contradiccin de los testimonios. Ciertamente, tal interrogatorio no

    habr de revestir las formas propias de la declaracin de adultos, debiendo, en

    su caso, formularse las mismas a travs de la mediacin de los psiclogos

    infantiles; pero, en cualquier caso, deber darse al acusado la oportunidad de

    contradecir tales testimonios. No otra es la razn, de hecho, por la que la STC

    174/2011 otorga el amparo. En el caso resuelto en dicha sentencia, ni el acusado

    ni su abogado estuvieron presentes en las declaraciones prestadas por la menor

    ante la Polica y el Juez de instruccin; la solicitud de nueva declaracin en

    presencia de un psiclogo infantil efectuada por el acusado fue denegada por el

    Juez de instruccin; en el acto del juicio oral, la declaracin de la menor fue

    sustituida por la reproduccin de la grabacin audiovisual de la prestada en fase

    sumarial. De las exigencias garantsticas establecidas, el TC hubo de concluir que

    el acusado no pudo en ningn momento, ni directa ni indirectamente, dirigirle

    pregunta alguna durante el proceso penal previo, sino slo formular alegaciones

    sobre el desarrollo y contenido de su exploracin policial. Pese a la limitada

    intervencin que tuvo en fase de investigacin, pues no se le convoc a la

    exploracin policial ni a la judicial, no se utiliz ninguno de los mecanismos de

    interrogatorio en el juicio oral previstos en la ley que, evitando la confrontacin

    48En A.S. c. Finlandia, por ejemplo, se enfatiza que quien sea sospechoso de haber cometido el delito debe ser informado de que se va a or al menor, y debe tener una oportunidad de observar dicha exploracin, bien en el momento en que se produce o despus, a travs de su grabacin audiovisual; asimismo debe tener la posibilidad de dirigir preguntas al menor, de forma directa o indirecta, bien durante el desarrollo de la primera exploracin o en una ocasin posterior. (56; lo recoge la STC 174/2011, FJ 4).

  • 35

    visual, e incluso la presencia personal de la menor en el juicio, hubieran podido

    reequilibrar los dficits de defensa que se han descrito (FJ 5).

    El fallo de la STC 57/2011 tuvo otro signo, siendo desestimado el recurso

    de amparo de quien haba sido condenado por delitos de abusos sexuales a partir

    del testimonio de varios menores de edad (con edades comprendidas entre los

    cuatro y seis aos) cuyas manifestaciones haban sido recogidas nicamente por

    un equipo psicosocial del juzgado en una entrevista realizada a instancias del

    juez de instruccin, sin que fueran interrogadas, ni entonces ni despus, por

    dicho rgano judicial, por la polica, por el fiscal, por el acusado y su defensa o

    por el tribunal sentenciador dado que no accedieron al juicio oral-. La

    entrevista, a partir de la que se realiz un informe pericial acerca de la fiabilidad

    de lo declarado por los menores, fue grabada en soporte audiovisual que despus

    se reprodujo en la vista oral. Pese a tales circunstancias, en aplicacin de la

    doctrina establecida en la STC 174/2011, rechaza el Tribunal que se haya

    vulnerado el derecho a un proceso con todas las garantas porque la defensa,

    habindosele dado traslado del informe, no solicit ninguna otra diligencia de

    investigacin, ni pidi una nueva exploracin de los menores, ni propuso, como

    testifical, la presencia de los menores en la vista oral. Por tal razn, concluye que

    el demandante tuvo oportunidad de ejercer adecuadamente su derecho de

    defensa y contradiccin, debindose a su pasividad, y no a una negativa de los

    rganos judiciales, no haberlo hecho.

    La conclusin a que llega esta reciente decisin del TC no resulta ajena al

    propio fundamento de la garanta de contradiccin: sostenida en el derecho de

    defensa, tal garanta habr de ser disponible por su titular, por lo que ningn

    reproche de ndole constitucional cabra oponer si su ausencia se debe a su propia

    negligencia o decisin; de igual modo, por ejemplo, a cuando la falta de

    contradiccin en una declaracin sumarial se debe a la situacin de rebelda del

    imputado o a la decisin de no acudir49. Pinsese, adems, que dadas las

    49Ello es entendido de igual modo por el TEDH. Vase, por ejemplo, las SSTC S. N. c. Suecia, de 2 de julio de 2002, 50-51; Kaste y Mathisen c. Noruega, de 9 de noviembre de 2006, 50.Cfr. al respecto ALCCER, 2012, p. 10.

  • 36

    particularidades inherentes a la entrevista de los menores, nos hallamos antes

    frente a una prueba pericial que testifical, cuyas formas de contradiccin no

    habrn de ser seguir los mismos cauces; como recuerda la STC 57/2013, la

    contradiccin que es posible ejercer en cada caso se articula atendiendo a las

    peculiaridades de la prueba de que se trate (FJ 5).

    En cualquier caso, lo que me interesa destacar de esa sentencia es el nfasis

    que pone en que la excepcionalidad en la toma de declaracin a los menores no

    slo sirve al fin de proteccin sino que redunda tambin en un refuerzo de

    garantas del proceso; concretamente en una mayor fiabilidad de la prueba. Si el

    debate contradictorio que tiene lugar en la vista oral sirve, con carcter general,

    al fin de asegurar la fiabilidad de los testimonios50, en el caso de las declaraciones

    de menores el cruce dialctico de preguntas operar en detrimento de dicha

    fiabilidad, dada la sugestionabilidad de los nios y su tendencia a acomodar su

    respuesta a la expectativa del interrogador51. Por tal razn, y no obstante su

    aparente paradoja, el alejamiento de los menores del proceso y del debate

    contradictorio servir a reforzar las garantas del acusado, en tanto en cuanto la

    declaracin del menor realizada por expertos y en un entorno informal permitir

    alcanzar mayor fiabilidad que la realizada ante el juez de instruccin rara vez

    experto en psicologa del testimonio, y menos an en la de los menores-. A ello

    es a lo que se refiere la STC 57/2013 cuando, despus de destacar que la escasa

    edad de los menores es relevante en relacin con la forma en que pueden

    prestar testimonio y puede evaluarse o cuestionarse su credibilidad, dada su

    diferente habilidad de produccin verbal, comprensin lingustica, capacidad de

    verse influidas por el escenario y condici