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Alexander, J .C. ( 1C!8t) . las teorlos socio)ogicas de.sde Ia Segvl"do GueYro mv()did\. Barcelona ·. Gedisa. pp . 11 · -96. 1 Que es la teoria Para Ia gente interesada en el mundo real -y supongo que Ia mayoria de ustedes estan aqui por esa raz6n- un curso acerca de Ia teoria sociol6gi- ca puede parecer carente de sentido. La sociologia esta bien, desde luego. Trata sabre Ia socledad, y por eso estan ustedes aqul. (.Pero a que viene Ia Tiene un aire demaslado filos6flco, el de las Ideas por si mismas. El estudio de Ia teoria parece ser tan arldo como el polvo. Sin embargo, qulero seilalar que un curso sabre teoria no es tan artdo nl abstracto como se puede creer. Desde luego, las teorias abstraen a partir de los datos particulares de un tlempo y un Iugar determlnados, asi que a menudo hablamos abstractamente cuando las anallzamos. Pero hay un contrapeso importante para este impulso hacia Ia abstraccl6n. Las teoPias son propuestas por personas, algo que nunca debemos olvidar. AI estudiar teorias no examinamos abstracciones flotantes sino obras de personas. Para conocer las teorias, pues, debemos saber un poco acerca de las personas que las escrtbleron: cuando y como vivieron, d6nde trabajaron y, lo mas im- portante, c6mo pensaban. Tenemos que saber estas cosas para entender por que decian lo que decian, por que no decian otra cosa, por que cambia- ban de parecer. En general procurare hallar respuestas a estas preguntas dentro de las teorias mlsmas, pero tratare de no olvldar que detras de estos textos te6rlcos estan las personas y sus mentes. ' Mas aun, este curso no trata sabre cualquler teoria sociol6glca, sino sabre la teoria en la actualidad. Uno de los atractlvos de un curso sobre teo- ria contemporanea es · que nos obllga a hablar de nuestra epoca: hablamos de la vida contemporanea porque ha ejercldo una gran influencla en la teo- ria contemporanea. Durante el curso yo inslnuare, por ejemplo, que la Gran Depresi6n de Ia decada de 1930 y la guerra mundial que estall6 despues afectaron declslvamente Ia teoria soclol6glca del periodo contemporaneo. Las esperanzas ut6picas de reconstruccl6n social en el mundo de posguerra fueron vitales para modelar la naturaleza de Ia teoria que emergl6 al prtncl- plo. Estas esperanzas se frustraron en Ia decada de 1960. La furta y lade- cepcl6n desempefiaron un p;1pel declslvo en el trabajo te6rlco subslgulente, pues estlmularon nuevas teorias que desaflaron las que predomlnaban en la posguerra. Sin embargo, hablare de Ia socledad contemporanea no s6lo porque ha afectado Ia teoria contemporanea sino tambllm porque la teoria contempora- nea. a fin de cuentas, trata sabre la socledad contemporanea. Hay aspectos 11

Alexander (1987)

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Alexander, J .C. ( 1C!8t) . las teorlos socio)ogicas

de.sde Ia Segvl"do GueYro mv()did\. Barcelona ·.

Gedisa. pp . 11 ·-96.

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Que es la teoria

Para Ia gente interesada en el mundo real -y supongo que Ia mayoria de ustedes estan aqui por esa raz6n- un curso acerca de Ia teoria sociol6gi­ca puede parecer carente de sentido. La sociologia esta bien, desde luego. Trata sabre Ia socledad, y por eso estan ustedes aqul. (.Pero a que viene Ia ~teoria~? Tiene un aire demaslado filos6flco, el de las Ideas por si mismas. El estudio de Ia teoria parece ser tan arldo como el polvo.

Sin embargo, qulero seilalar que un curso sabre teoria no es tan artdo nl abstracto como se puede creer. Desde luego, las teorias abstraen a partir de los datos particulares de un tlempo y un Iugar determlnados, asi que a menudo hablamos abstractamente cuando las anallzamos. Pero hay un contrapeso importante para este impulso hacia Ia abstraccl6n. Las teoPias son propuestas por personas, algo que nunca debemos olvidar. AI estudiar teorias no examinamos abstracciones flotantes sino obras de personas. Para conocer las teorias, pues, debemos saber un poco acerca de las personas que las escrtbleron: cuando y como vivieron, d6nde trabajaron y, lo mas im­portante, c6mo pensaban. Tenemos que saber estas cosas para entender por que decian lo que decian, por que no decian otra cosa, por que cambia­ban de parecer. En general procurare hallar respuestas a estas preguntas dentro de las teorias mlsmas, pero tratare de no olvldar que detras de estos textos te6rlcos estan las personas y sus mentes. '

Mas aun, este curso no trata sabre cualquler teoria sociol6glca, sino sabre la teoria en la actualidad. Uno de los atractlvos de un curso sobre teo­ria contemporanea es ·que nos obllga a hablar de nuestra epoca: hablamos de la vida contemporanea porque ha ejercldo una gran influencla en la teo­ria contemporanea. Durante el curso yo inslnuare, por ejemplo, que la Gran Depresi6n de Ia decada de 1930 y la guerra mundial que estall6 despues afectaron declslvamente Ia teoria soclol6glca del periodo contemporaneo. Las esperanzas ut6picas de reconstruccl6n social en el mundo de posguerra fueron vitales para modelar la naturaleza de Ia teoria que emergl6 al prtncl­plo. Estas esperanzas se frustraron en Ia decada de 1960. La furta y lade­cepcl6n desempefiaron un p;1pel declslvo en el trabajo te6rlco subslgulente, pues estlmularon nuevas teorias que desaflaron las que predomlnaban en la posguerra.

Sin embargo, hablare de Ia socledad contemporanea no s6lo porque ha afectado Ia teoria contemporanea sino tambllm porque la teoria contempora­nea. a fin de cuentas, trata sabre la socledad contemporanea. Hay aspectos

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de la teoria que son atemporales, que generalizan a ipartir de elementos par­tlculares para establecer "leyes" o "modelos" que pretenden ser validos para siempre. Pero, precisamente porque quienes crean las teorias sufren la in­fluencia de su epoca, podemos leer sus teorias como dirigidas hacia ella. AI comentar estas teorias, me desplazare contlnuamente de las abstracciones teoricas a las concreclones empirtcas, a la sociedad norteamericana que co­nocemos hoy, a los conflictos que nos amenazan y nos inspiran, a las reali­dades mundanas de nuestra vida cotldiana. Si mi curso no brinda un esti­mulo para pensar en cosas empiricas -en todo, desde lo sublime basta lo rtdiculo- de maneras nuevas y fascinantes, habre fracasado.

Pero antes de abordar el aspecto "sociologico" de la teoria sociologica, debemos ingresar en el mundo de la "teoria" misma. Por lo menos una clase tendra que ser bastante seca y abstracta, y es natural que esta sea la prt­mera. Para iniciar un curso debemos ir primero a lo prtmero. Y en un curso sobre teoria, lo prtmero es preguntarnos que es la teoria. Comenzare con una definicion sencilla. 1a teoria es una generalizacion separada de los par­ticulares, una abstraccion separada de un caso concreto. Dare algunos ejemplos de este proceso de abstraccion. Los actores economicos son parti­culares concretos. Por ejemplo, el presidente de Chrysler, la compafiia auto­motrtz, es una persona especiflca, Lee lacoca. Si quisieramos describir la actividad de Lee Iacoca en la Chrysler Corporation, no hariamos teoria. Por otra parte, los "presidentes de compafiias automotrices" constltuyen una clase de personas. Ahora estamos abstrayendo a partir de un caso concreto. Si quisteramos pensar acerca de las actividades de los "presidentes" de com­pafiias automotrtces, tendriamos que generalizar apartlr de individuos par­tlculares; estariamos elaborando teorias acerca de la" conducta administrati­va en las compafiias · automotrtces .. Si quisleramos estudiar a los "presiden­tes de las empresas norteamericanas", tendriamos un nuevo nivel de abs­traccion. Tomemos un ejemplo mas cercano. Si miramos a un nifio que inte­ractua con sus padres, estudiamos un caso concreto. Si quisieramos mtrar muchos casos de nifios lnteractuando con sus padres, estariamos generali­zando a partir de casos concretos para elaborar teorias sobre la interacclon padre/hijo. Estariamos teortzando sobre la socializacion.

Empero, en este curso no me interesa solo la teoria, sino la teoria ge­neral. En sociologia abundan las teorias especiales, por ejemplo teorias so­bre la estratiftcaci6n, la sociallzac16n, la politica y la administraci6n. Se las puede estudiar en cursos mas espectalizados. Las teorias generales toman estas teorias espectales y las unen. Las teorias generales son teorias acerca de todo, acerca de las "sociedades" en cuanto tales, acerca de la moderni­dad mas que acerca de una sociedad moderna en particular, acerca de la "interaccton" mas que acerca de una forma particular de lnteracclon. Hay teorias especlales sobre las clases economlcas en la socledad, sobre la clase media, la clase trabajadora y la clase alta. Pero ·una teoria general de las clases, como la teoria marxtsta, combina todas estas teorias especiales so­bre las clases en una sola teoria sobre el desarrollo economico y las relacio­nes de clase en cuanto tales.

Ahora que he detlnido muy provisionalmente que es la teoria, hablare

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· r.

acerca de su signiflcacion. Hoy extste un gran debate acerca del papel de la teoria en las ciencias, y sobre todo en las ciencias sociales. La posicion que asumo aqui, decisiva para este curso, es que la teoria es crucial. Mas aun, la teoria es el corazon de la ctencia. Aunque las teorias siempre se relacio­nan estrechamente con la "realidad" factlca, en la practlca de las ciencias sociales son las teorias mismas las que generan los experimentos que verifi­can los datos; las teorias son las que estructuran la realidad -los datos o "hechos"- que estudian los cientitlcos.

Dare un ejerpplo. Las cienclas sociales dedican hoy muchos trabajos al intento de hallar explicaciones del extto econ6mico del Japon. En estos es­tudios los clentitlcos soclales a menudo descubren que los jovenes estudian­tes japoneses otorgan gran valor allogro, a la "socializacion para ellogro", que eventualmente se traduce en trabajo duro y disciplina en el mundo eco­nomico adulto. (,Pero como se descubre el "dato" de tal socializacion? (,Es porque la realidad de esta socializacion para e1 logro se impone sobre el ob­servador clentiflco? Pues no. Se publican estudios sobre soctalizacion por­que muchos cientitlcos sociales estan imbuidos, antes de llegar al Japon, de Ia idea te6rtca de que Ia soctalizaci6n en Ia infancla ·es decisiva para deter­minar el estUo laboral de los adultos.

Continuemos con otro ejemplo japones. En Europa y los Estados Unidos hace furor el debate acerca de las razones hist6rtcas del rapido de­sarrollo economico del Jap6n. Algunos estudiosos arguyen que la situacion milttar protegida de que ha gozado el Japon desde Ia Segunda Guerra Mundial le ha permitido prosperar; otros, en una vena simUar, han citado las politicas protecciontstas del gobierno japones. Sin embargo, otros estu­diosos sostienen que estos factores no son decislvos, que debemos prestar atenci6n a Ia cohesion de los valores japoneses y a Ia solidartdad que ata [(,vincula?) a los trabajadores y [leon?) los capitalistas. Creo que estas fun­damentales diferencias de opinion cientitlca no se pueden zanjar con una mera observacion mas atenta de los hechos, aunque por cierto debemos observarlos atentamente. Estas diferencias nacen de las teorias generales de los cientitlcos acerca de lo que motlva a las personas para actuar y de las fuerzas que mantienen unida una sociedad. Si creemos que las perso­nas son competitivas por naturaleza e invartablemente egoistas, enfatizare­mos factores materiales como el gobierno y Ia politica militar; si creemos, por el contrario, que los sep.timientos y Ia moralidad son aspectos vitales del vinculo social, enfatizaremos factores "ideales" tales como los valores y la solidartdad.

Pero hay ejemplos mas cercanos de Ia signiflcaclon de la teoria. La so­ciedad norteamerlcana ha sufrido Ia revolucion economica Hamada Reaganomics o "reagonomia". Es un programa practlco en el mas practico de los mundos, el mercado. (,Pero esta politica practica se genero simple­mente como solucion cientitlca para problemas economicos contemporane­os? En absoluto. La "reagonomia" se basa en ideas, en primer Iugar las de MUton Friedman, pero, en un marco temporal mas amplio, en ideas que se remontan a doscientos aflos atras, a las teorias de Adam Smith, y antes de el, a John Locke. Fue John Maynard Keynes, el gran economista que se

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I~

oponia a las teorias del mercado libre, quien dijo que las ideas constituyen Ia fuerza economica mas poderosa.

{.Como se generan las teorias? Muchos cientificos admiten que las teo­rias son mas generales que los hechos y son igualmente lmportantes para Ia generaclon de ideas cientificas. Pero eso no responde a Ia pregunta mas de­cisiva: {.COmo se producen las teorias?

{.La teoria se induce a partir de datos empirtcos? Segun esta idea, ten­driamos que estudlar muchos casos especificos y hacer generalizaclones graduales basadas en sus rasgos comunes. Una teoria asi generada, una "ley abarcadora", luego desempefiaria un papel declslvo en nuevos trabajos empirlcos. Esta idea de inducclon suena convincente, pero no es cierta. La teoria no se puede construlr sin datos, pero tampoco se puede construlr s6-Io con datos. Algunos filosofos de la ciencla reconocen que Ia teoria precede a cualquler in ten to de generalizacion -que salimos al mundo de los hechos munidos con teorias- pero sostienen que usamos datos ateortcos para vert­ficar Ia verdad o falsedad de nuestros conceptos teoricos generales. Pero es­ta posicion es tan poco atinada como Ia anterior, especlalmente para las cla­ses de teorias generales que trataremos aqui. Tales teorias no se pueden so­meter a una verificacion definitiva y concluyente por medio de datos, aun­que una referencia a los datos es parte vital de toda vertficacion de una teo­ria. Los datos pueden poner en jaque algunas proposlclones especificas de una teoria, pero un cuesUonamiento puramente factico Uene dos limltaclo­nes. Primero, los datos que usamos para cuestionar una teoria estan lnfor­mados a Ia vez por teorias que no estamos verlficando en esta oportunidad. Segundo, aunque admltamos la falsedad de una proposicion especifica, rara vez abandonaremos Ia teoria general de Ia cual forma parte. En camblo, ha­remos una revision de Ia teoria general para alinear sus proposiciones con estos nuevos datos "factlcos".

{.Como se generan, pues, las teorias? Convengo, por clerto, en que el mundo real pone limltes muy estrlctos a nuestra teorizacl6n. Por ejemplo, para un clentifico social resultaria dlficll sostener que Ia socledad norteame­rlcana esta sufrlendo una revoluclon poliUca, asi como Ia "realidad" dificul­taria proponer Ia teoria de que la socledad sovietlca es capltallsta y no co­munlsta. Sin embargo, algunos cientificos han afirmado que Ia socledad norteamericana esta sufrlendo una revolucl6n politlca, y otros han lntenta­do demostrar que Rusla es un pais capltallsta y no comunlsta. Estos ejem­plos extremos revelan que el razonamlento teorlco tlene una relatlva auto­nomia respecto del "mundo real". De hecho, me he vis to en Ia obllgaclon de poner esta expreslon entre comillas. Como los limltes que la realldad lmpo­ne a la clencia slempre sufren la medlaclon de compromlsos anterlores, nos

Diagrams 1.1

El continuo del pensamlento clentlflco

Medlo I te6rlco ...---------------. "no-factlco"

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I Medlo emplrlco "factlco"

resulta imposlble saber, en cualquier momento especifico, que es exacta­mente la realidad.

Las teorias, pues, son generadas tanto por los procesos no factlcos o no empirtcos que preceden al contacto cientitlco con el mundo real como porIa estructura de este "mundo real". Con procesos no factlcos me retlero a cosas tales como los dogmas universltartos, la soclalizaclon lntelectual y Ia especulaclon lmaglnatlva del clentitlco, que esta basada tanto en su fan­tasia personal como en la realldad externa. En la construccion de las teorias clentitlcas, el mundo real modltlca estos procesos, pero nunca los elimlna. Existe, pues, una relacion doble entre las teorias y los hechos.

Llamare elemento aprioristico a la: parte no empirtca de la clencia. Este elemento no depende de las observaclones sino de las tradlclones. Esta atlr­maclon puede parecer extrafia; La ciencla, prototlpo de raclonalidad y mo­dernidad, pareceria opuesta a la tradlclon. Ami juicio, sin embargo, la clen­cla - aunque sea racional- depende vitalmente de la tradiclon. La sociolo­gia es una clencla social empirlca, comprometlda con la verttlcaclon rtguro­sa, con los datos, con la disciplina de la verltlcacion. No obstante, estas actl­vidades clentitlcas se desarrollan, a ml entender, dentro de tradiclones que se dan por sentadas y no estan sometldas a una evaluacion estrtctamente empirlca.

{.Que son estas tradiciones clentitlcas? Podemos convenir, sin Iugar a dudas, en que estan integradas por los componentes basicos de la clencia social. El problema es que las personas conceptualizan estos componentes baslcos de dlversos modos. Es Justo declr que estos modos dlversos, a me­nudo antitetlcos, de conceptualizar los componentes basicos de las cien­cias soclales son el nucleo del debate teorico contemporaneo. Aun asi, de­bemos identltlcar los componentes basicos, pues solo asi podremos identl­flcar las tradlciones baslcas que informan la base no empirica de una dis­ciplina.

La tarea es mas ardua de lo que parece, pues en las clenclas soclales hay una importante gama de elementos no empirlcos. Ellegado de cada ge­neraclon de soclologos a la slgulente no conslste solo en las creenclas acer-

Medlo metaflslco

I .... . . Diagrams 1.2

El continuo clentlflco y sus componentes

"Teorlas"

• .. 0 a fl "' 0 u

• .. .. "' .2 .!.! .5

~

• • • "Hechos"

• • .... 00

:-a, :>-<> g.o .,-g • E

Medlo emplrlco

.... I

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ca de cuales son dichos elementos. sino en cuales son entre ellos los mas importantes. Me gusta considerar estos elementos como parte de un coFJ.ti­nuo del pensamtento ctentifico (vease el dtagrama 1.2).

Las diversas tradlclones de Ia teoria social suelen enfatlzar un nlvel de este continuo mas que otros. A menudo sostlenen que tal o cual nivel es de importancia extrema. En consecuencla. las diversas comprensiones te6rlcas del componente que se considera declsivo constltuyen Ia base de las prlnci­pales tradiclones soctol6gtcas.

Muchos te6rlcos arguyen. por ejemplo. que el ntvel tdeol6glco es declsl­vo. Sostlenen que las creencias politlcas de los cientificos constltuyen el ele­mento no empirlco que determtna Ia sustancla de los hallazgos de las clen­clas sociales. Conslderan pues que Ia soclologia esta dlvtdida entre tradlclo­nes conservadoras. liberales y radlcales. Aunque esta perspectiva de Ia teo­ria soclol6gica -asi como las demas que luego comentare- nos ha acompa­iiado durante stglos, resurgto en el periodo de posguerra con los conflictos soclales de Ia decada de 1960. Los soct6logos criticos llegaron a encarar Ia soclologia academlca como una disciplina "sacerdotal", propla del establish­ment. una teoria tdeologtca cuestionada por Ia sociologia revoluclonarla o profetlca de Ia Nueva Izqulerda.

Otros clentiflcos sociales sostlenen, con igual vehemencia, que el mo­delq determtna Ia naturaleza fundamental del pensamiento soclologico. Los modelos son imagenes deliberadamente simplistas y muy abstractas del mundo. Hay modelos, por ejemplo, que descrlben Ia sociedad como un siste­ma en funcionamlento, como el sistema fistol6glco del cuerpo o el sistema mecanlco de un motor de combustion lnterna. Otros modelos consideran que Ia sociedad esta compuesta por lnstituclones separadas sin nlnguna re­lacl6n Integral y slstemlca entre elias. Para qulenes enfatizan el nivel del modelo, Ia opcl6n entre modelos funclonales e lnstltucionales es responsa­ble del tono de una teoria social. El enfoque ideologlco sostlene que las decl­siones politicas del clentifico generan modelos, pero es te segundo grupo de te6rlcos argumenta que Ia opci6n entre modelos funcionales e lnstituciona­les genera compromisos ldeol6glcos. A menudo han sostenldo, por ejemplo, que los modelos funclonalistas !levan a una ldeologia conservadora. Los te6-ricos ldeologicos, en cambio, a menudo han sostenldo lo inverso, es declr, que las creencias politlcas conservadoras conducen a la adopci6n de mode­los funcionales.

Otro nivel del continuo sociol6gico que a menudo se consldera decislvo es el metodol6glco. Se sostlene que la opcl6n entre tecntcas cuantitativas y cualitatlvas, o entre el analisls comparado y los estudtos de casos, son cru­ctales para estructurar teorias sociol6gicas generales. En un nivel menos tecnico, las controversias metodol6gicas se concentran en el papel de Ia teo­rlzaci6n abstracta en contraste con Ia compllacl6n de datos empiricos. Se trata, por clerto, de Ia disputa en Ia que yo mismo acabo de embarcarme. Quienes adhieren a dlversos bandos de estos debates metodologlcos suelen compartir Ia creencia, a Ia cual yo no me adhiero, de que los compromises con determlnados modelos e ideologtas surgen de estas opclones metodol6-gtcas, y no al contrario.

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Por ultimo, muchos cientificos sociales de Ia actualidad sostienen que lo mas determinante para un soci6logo consiste en decidlr si el mundo esta en equilibrto o en confllcto. La "teoria del confllcto", por ejemplo, afirma que sl damos por sentado que Ia sociedad es consensual, adoptaremos modelos funcionales, tomaremos posiciones ideologicas sistemicas conservadoras, y emplearemos metodologias empiristas y antite6rlcas.

Ustedes habran notado una pizca de escepticismo en mi exposici6n. Pero, no quiero sugerir que estas discusiones me parecen irrelevantes. A mi juiclo, cada uno de estos supuestos no empirlcos es vital para Ia teorlzaci6n sociol6gica. Ya tendre ocasi6n de concentrarme en cada uno de estos nlveles - modelo, metodo, ideologia, confllcto empirlco, consenso- y comentar su lm­portancia en Ia deterrnlnaci6n de Ia forma de una actltud o camblo te6rlcos.

AI mismo tlempo, seilalare que cada una de estas vehementes poslclo­nes te6ricas es reduccionlsta. Aunque todos estos niveles son relevantes, ninguno de el!os tlene el poder que a menudo se le atribuye. La ideologia es tmportante, pero es err6neo tratar de reduclr la teoria a Ia lnfluencia de los supuestos politicos. De hecho, no es inusltado que te6ricos con ideas politl­cas muy dlferentes produzcan teorias que son signillcativamente slmilares. Aslrnlsmo, es err6neo pensar que los modelos son tan decislvos. Los mode­los son lmportantes, pero no pueden determinar los otros supuestos de los te6rlcos. Los modelos funcionales, por ejemplo, cuentan hoy con Ia aproba­ci6n de radicales marxistas asi como de conservadores. Algunos funcionalis­tas consideran que los requerlmlentos del sistema son contradlctorlos y en ultima lnstancia autodestructlvos; otros conslderan que son complementa­rios y autorreguladores. De la mlsma rhanera, hay funclonaltstas emplrlstas y funcionalistas que aprecian la independencla del aspecto no empirlco de Ia teoria. Por tomar otra reducci6n tipica, parece tremendamente obstinado atribuir poder decisivo a los cornpromisos metodol6gicos. En Ia historla de Ia sociologia, la misma metodologia ha respaldado las posiciones mas en­contradas. Por ejemplo, hay teorias cuantltativas marxistas acerca de la for­rnaci6n de clases ~ teorias liberales cuantitativas que reetnplazan Ia clase por el status. Los compromisos metodologlcos son los mismos, pero las teo­rias son muy diferentes. Por ultimo, Ia posicion de un te6rlco acerca del confllcto no puede, en mi. opinion, determlnar las otras caracteristicas de su teoria. Marx conslderaba que la socledad estaba en conflicto, y tambien Hegel, pero pocos pondrian ambas teorias en el mismo campo.

Pero el problema de estos debates contemporaneos no radica s6lo en su reducclonlsmo, sino en la rnezcla de nlveles relatlvamente lndependien­tes. Ademas, Ia mayoria de estos debates conternporaneos ignoran el nivel no empirlco mas general de todos. Lo llamare el nivel de las "presuposlcio­nes". En Ia segunda parte de esta clase, describire estas presuposiciones, y sugerlre que forman las tradiciones predorninantes en el pensamlento so­cial. En mt conclusion, regresare al t6pico de Ia teoria sociol6gtca contempo­ranea. Llevare este comentarlo abstracto acerca de las tradlclones a un pla­no mas concreto comentando las fuerzas lntelectuales y sociales que traje­ron el centro del debate te6rlco a los Estados Unidos en el periodo inrnedla­tamente posterior ala Segunda Guerra Mundial.

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Con presuposiciones me retlero a los supuestos mas generales de cada sociologo en su enfrentamiento con Ia realidad. Creo que es obvio que lo pri­mero que un estudiante de Ia vida social presupone es Ia naturaleza de Ia accion. Cuando pensamos como es Ia accion, habitualmente nos pregunta­mos si es racional o no. El "problema de Ia accion", pues, consiste en dar por sentado que los actores son racionales o no racionales. Aqui no me re­ftero al uso habitual que identiftca racional con buena y llsto, y no racional con malo y estupido. No quiero decir, en otras palabras, que un acto no ra­cional sea "irracional". En Ia teorla social. esta dicotomia alude a si las per­sonas son egolstas (racionales) o idealistas (no racionales), si son normati­vas y morales (no racionales) en su enfoque del mundo o puramente instru­mentales (racionales), si al actuar les interesa aumentar Ia eftciencia (raclo­nalmente) o si estan regldas por emoclones y deseos lnconscientes (no raclo­nalmente). Todas estas dicotomias se relaclonan con Ia vital cuestlon de la referencia interna o extema de Ia accion. Los enfoques raclonalistas de Ia acclon conslderan que el actor reclbe impulse de fuerzas externas, mlentras· que los enfoques no racionales lmpllcan que Ia accion esta motlvada desde dentro.

Al hablar de presuposiciones, suglero que cada teoria social y cada trabajo empirico toma una posicion apriorlstlca sabre el problema de Ia ac­ci6n. Sin embargo, ello no signtftca que tenga que adoptar una actttud ex­cluyente. Se puede considerar - aunque no es lo habitual- que Ia acci6n tlene elementos racionales y no racionales.

Pero no basta con responder Ia pregunta central acerca de Ia accion. Extsten presuposlciones acerca de una segunda cuestl6n relevante, Ia que denominare el "problema del arden". Los soci6logos son soci6logos porque creen que Ia soctedad respeta patrones, estructuras !ndependientes de los indtviduos que Ia componen. Pero, aunque todos los soc16logos creen esto, a menudo tlenen grandes desacuerdos acerca del modQ en que se genera este arden. Dire que se trata de una controversta entre los enfoques individualls­tas y colectlvistas del arden.

Si los pensadores presuponen una posicion colectlvista, entlenden que los patrones soclales son previos a todo acto individual especiftco, y son, en cierto sentldo, producto de Ia historia. El arden social es un dato "externo" que enfrenta al indivlduo recien nacido. Ahara bien, si escriben sabre los adultos, los colectlvistas pueden reconocer que el arden social existe tanto dentro como fuera delindividuo; de hecho, es un punta impor­tante al cual retornaremos. Lo que aqui tmporta es que Ia perspectlva co­lectlvista, ya conceptualice el arden social como interior o exterior a un ac­tor, no consldera que sea producto de conslderaclones de este momenta. Todo acto individual. segiin Ia teorla colectlvlsta, va tmpulsado en Ia d!rec­cl6n de Ia estructura preexistente, aunque esta dlreccl6n sea s6lo una pro­babll!dad para los colectlvistas que reconocen que Ia accl6n tlene un elemento de llbertad. Asi, para Ia teoria colectlvlsta, Ia economia determlna Ia dlrecclon de los actores econ6mlcos individuales, y no son los empresa­rtos qulenes crean Ia economia; el sistema rellgtoso determlna Ia conducta de un creyente Individual, y no es Ia fe Ia que permlte surgtr una Iglesia;

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las organtzaclones partldartas producen politicos, y no son los politicos qulenes constltuyen los partidos.

Los te6rtcos individualistas a menudo reconocen que parecen existlr tales estructuras extralndlviduales en la sociedad, y por cierto reconocen que hay patrones intellgibles. Pero aun asi lnsisten en que estes patrones son producto de la negoclac16n individual y consecuencia de Ia opc16n indi­vidual. No s6lo creen que los individuos son "portadores" de las estructuras sino que los actores producen las estructuras en los procesos concretos de la lnteracci6n individual. Para ellos, no es solo que los individuos tengan un elemento de llbertad, sino que pueden alterar los fundamentos del orden so­cial en cada punta suceslvo del tlempo hist6rico. Los individuos, segun esta perspectlva, no portan el arden dentro de si mismos. En cambia, siguen el orden social o se rebelan contra el - e incluso contra sus propios valores­segiin sus deseos indlviduales.

No creo que los problemas de la acclon y el arden sean "opcionales". Creo que cada teoria toma alguna posicion sobre ambos. Pero no insistlre sobre esto. Quiero sefialar que las permutaciones logicas entre las presupo­siciones integran las tradlciones fundamentales de la sociologia. Hay teorlas racional-individuallstas y teorias racional-colectlvistas. Hay teorlas normatt­vo-individualistas y normatlvo-colectivistas. La historia del pensamiento so­cial tambien registra algunos intentos - muy pocos y espaciados- de tras­cender estas dicotomias de manera multidimensional.

Estas presuposiciones trascienden la mera inquietud academlca. En cualquter posicion que se adopte, hay en juego valores fundamentales. El estudio de la sociedad gira alrededor de las cuestlones de Ia libertad y el orden, y toda teorla sufre la atracci6n de ambos poles. A mi entender, es un dilema tlpicamente occidental o, mejor dicho, Uplcamente modemo. Como hombres y mujeres modernos, creemos que los individuos tlenen libre albe­drio -en termtnos religiosos, que cada ser humano tlene un alma inviola­ble- y por ello creemos que cada persona tlene capacidad para actuar de manera responsable. En mayor o menor grado, estas creenc'ias culturales se han instltucionaltzado en cada sociedad occidental. El individuo constltuye una unidad especial. Se han reallzado complejos esfuerzos legales para pro­tegerlo del grupo, del Estado y de otros organismos culturalmente "coercitl-vos", como Ia Iglesia. ·

Los te6ricos. de Ia soclologia han tornado estes desarrollos muy en se­rto, y aligual que otros ciudadanos de Ia sociedad occidental han procurado

· proteger esta llbertad individual. De hecho, Ia sociologia surgi6 como discl­pllna a partir de esta dlferenciacl6n delindivlduo en Ia socledad, pues Ia ln­dependencia del individuo, el crectmlento de su capacidad para pensar ll­bremente acerca de Ia sociedad, permitl6 que Ia sociedad mlsma fuera con­cebida como objeto de estudio. La independencla del individuo vuelve pro­blematlco el "orden", y esta problematlzaci6n del orden vuelve posible la so­ciologia. Al mismo tlempo, los soci6logos admiten que hay patrones aun en este orden moderno y que la vida cotldiana de los individuos esta profunda­mente estructurada. Esto es preclsamente lo que vuelve tan preciosos los val pres de "llbertad" e "individualidad". La tension entre la Itbertad y el or-

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den brinda una justificaci6n intelectual y moral a Ia sociologia: Ia soctologia explora Ia naturaleza del arden social en gran medtda porque le tnteresan sus implicaciones para Ia libertad individual.

Las teorias indivldualistas son atractivas y poderosas porque preservan Ia llbertad individual de manera abierta, explicita y total. Sus postulados aprioristicos dan por sentada Ia integridad del lndlviduo racional o moral, y entienden que el actor es libre de su situaclon, ya se Ia defina como coercion material o influencla moral. Pero, a ml julclo, Ia posicion tndividuallsta paga un alto preclo teorico por esta libertad. Otorga un voluntarismo poco realista y artificial al actor en Ia sociedad. En este sentido, Ia teoria individuallsta no presta un verdadero servlcio a Ia llbertad. Ignora las amenazas reales que Ia estructura social plantea a menudo a Ia llbertad, y tambten el gran sosten de Ia llbertad que pueden brindar las estructuras soclales. A mt entender, el dt­sefio moral de Ia teoria tndividuallsta allenta Ia ilusi6n de que los tndtviduos no necesitan de otros ni de Ia socledad en su conjunto.

La teoria colectivista, por otra parte, reconoce que los controles socia­les existen, y en consecuencia puede someter dichos controles a un amlllsts explictto. En este sentldo el pensamtento colectivista tiene ventajas sobre el pensamlento lndlvidualista, tanto en lo moral como en lo teorico. Desde lue­go, debemos preguntarnos si no pagamos tin preclo lnaceptable por esta ventaja. <.Que plerde Ia teorizacl6n colectivtsta? (,C6mo se relaclona Ia fuer­za colectiva que ella postula con Ia voluntad individual, el voluntarismo y el autocontrol? Antes de responder esta pregunta declstva, debemos ser claros acerca de un hecho vital: las presuposlciones sabre el arden no tmpllcan ntnguna presuposicl6n especifica acerca de Ia acci6n. Dada esta lndetermt­nacion, hay muchas clases de teoria colectivista.

A ml julcto, el crucial lnterrogante de sl Ia teoria colectlvista vale su precio gtra alrededor de Ia presuposlclon de que Ia acclon sea instrumental o moral. Muchas teorias colectivtstas entlenden que las acetones son motl­vadas por una forma estrecha de ractonalldad que solo atlende a Ia eficacia tecnlca. Cuando ello ocurre, se descrtben las estructuras colectlvas como sl fueran externas a los individuos en un senttdo fistco. Se dice que estas es­tructuras aparentemente externas y materiales, como los sistemas politicos o economlcos, controlan a los actores desde fuera, les guste o no. Lo hacen dtspontendo sanctones punltlvas y recompensas posltlvas para un actor que se llmlta a calcular el placer y el dolor. Como se entlende que el actor res­ponde objetivamente a lnfluenclas externas, los "motlvos" desaparecen co­mo preocupacl6n te6rlca. La subjetivtdad queda exclutda del anallsis colec­tivista cuando este adopta una forma raclonallsta, pues se entiende que Ia respuesta del actor se puede predeclr a partir del amilisls de su ambito ex­terno. Lo crucial es dicho ambito, no Ia naturaleza del actor nl el grado o Ia indole del compromlso del actor. Afirmo, pues, que las teorias raclonal-co­lectlvistas explican el orden solo a expensas del sujeto, ellmtnando Ia noci6n de yo [seUJ. En Ia sociologia claslca, las formas reducctonistas de Ia teoria marxtsta representan e1 ejemplo mas contundente de este desarrollo, pero tam bien impregnan Ia soctologia de Weber y Ia teoria utilitarista.

En cambia, si Ia teoria colectivista concede que Ia accion puede ser no

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racional. percibe a los actores como guiados por los tdeales y Ia emocion. Los ideales y emociones estan situados dentro y no fuera. Desde luego, este relno tnterno de Ia subjetividad esta estructurado inicialmente por encuen­tros con objetos "externos": padres, profesores, hermanos, libros, toda Ia va­riedad de portadores culturales y apegos objetales enfrentados por los pe­quefios "tniciados soctales". Pero, segcm Ia teoria colectiva no ractonal. tales estructuras extraindividuales se internaltzan con el proceso de sociallza­cion. La subjetividad y Ia motivacion se vuelven topicos fundamentales para Ia teoria social solo si reconocemos este proceso de internaltzacion, pues si aceptamos Ia internalizaci6n entendemos que existe alguna relacion vital entre el "interior" y el "exterior" de cualquier acto. La volicion individual se convierte en parte del arden social, y Ia vida social real implica negociacio­nes no entre el individuo asocial y su mundo sino entre el yo social y el mundo social. Tal pensamiento lleva a lo que Talcott Parsons llamo un en­foque voluntarista del arden, aunque debo advertir que esto no es volunta­rismo en un sentido individuallsta. Por el contrario, se puede decir que el voluntarismo esta ejemplificado por teorias que ven a los individuos como socializados por los sistemas culturales.

Los peligros de este tipo de teorizacion son opuestos a los que encuen­tran las teorias colectlvistas de Upo mas racionalista. Las teorias moralistas e idealistas a menudo subestiman Ia constante tension entre volici6n indivi­dual y orden colecttvo. Hay una fuerte tendencia a dar por sentado una complementariedad innata entre el yo social y el mundo de ese yo: en terml­nos religtosos, entre el alma individual y Ia voluntad de Dios; en terminos politicos, entre Ia voluntad individual y Ia colectiva.

Espero que este breve comentario acerca de las vir-tudes y flaquezas de las formas instrumentales y morales de Ia teoria colectivista de alguna idea de cuan importante seria una sintesis de ambas. Aunque cada cual tiene sus meritos, ambas tienden hacia una peligrosa unldlmensionalidad que pasa por alto aspectos vitales de Ia condlcl6n humana. Por razones tanto morales como cientificas, creo que Ia teoria deberia entrelazaf los elementos internos y extemos del control colectlvo. No intentare explicar, a estas altu­ras, como podria luclr tal teoria multidimensional. El objetlvo de este curso es delinear una teoria de ese tipo. Lo hare mediante una reconstrucci6n cri­tica de Ia teoria soclologtca desde Ia Segunda Guerra Mundial.

Las presuposiciones acerca de Ia accion y el arden son las "pistas" por donde corre Ia sociologia. Sean te6ricos o no, los sociologos optan por ciertas presuposlciones y deben convivir con las consecuencias. Dichas presuposiciones y sus consecuencias seran mi punta de partida durante este curso.

La eleccton de ciertas presuposlclones determina no solo las posibili­dades te6ricas en un sentldo positivo, sino tambien las restricclones y vul­nerabilldades. Cada presuposicion cierra ciertos caminos aunque abra otros. Los te6ricos a menudo se arrepienten de exclulr ciertas posibilldades, y en este sentldo sus presuposiciones son chalecos de fuerza de los que in­tentan escapar. El problema es que si escapan demasiado sus teorias se al- · teran radicalmente. De hecho, a menudo hay "brechas" declsivas en el tra-

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bajo de un te6rtco. Los trabajos tempranos y tardios de Marx constituyen el ejemplo mas famoso, y mas adelante hablare de rupturas simllares en las teortas de Garfinkel y Geertz. Pero los te6rtcos rara vez desean cambiar tan abruptamente sus ideas. Con mayor frecuencia, quieren mantener el impul­so predominante de sus ideas aunque evitando algunas de sus consecuen­cias. El resultado es que introducen revisiones ad hoc. Los nuevas concep­tos se vuelven ambiguos, de modo que aim pueden sostener Ia "vieja" teoria. Llamare Mcategortas residuales" a estos conceptos ad hoc, porque estan fue­ra de Ia linea de argumentaci6n explicita y sistematica del te6rico. Las cate­gorias residuales son como arrepentlmientos te6ricos: el te6rico las inventa porque teme haber pasado por alto un pun to crucial.

Durante este curso veremos que aun los te6rtcos mas destacados se mueven tnc6modamente entre las revisiones ambiguas y Ia reaftrmaci6n de sus presuposiciones ortginales Men ultima instancia". Sugiero que estas op­ciones conflguran los polos de un dllema del que los te6ricos no pueden es­capar facllmente. Creo que toda posicion te6rtca produce su propio dllema. A menudo, los seguidores de un maestro son los mas sensibles a los dUe­mas que el enfrent6. Quieren defenderse de Ia critlca, pero tambien quieren ser fleles a Ia ortodoxta. En consecuencia, escogen las categorias reslduales de una tradici6n y tratan de elaborarlas de manera mas ~istematica. Aun asi, no han escapado del dllema te6rico original., Si desean permanecer fle­les a Ia tradlcl6n del maestro, pueden reelaborar sus categorlas residuales s6lo ttasta determinado punto. AI final, deben aceptar que son residuales, pues s6lo asi pueden preservar los elementos "tipicos" de Ia teoria original.

Asl como en este curso me concentrare en las presuposiciones que de­termtnan las plstas por donde clrcuian las dlversas teorlas, tamblen lnten­tare mostrar que cada posici6n presuposicional genera tensiones que pue­den descarrllarla. Describire las categorias residuales que invariablemente aparecen y los dllemas te6ricos que son tipicos de Ia teoria sociol6gica en el pertodo contemporaneo. Asi podre explorar no s6lo las estructuras basicas de Ia teoria contemporanea, sino tambien su dinamica interna, las tensio­nes y conflictos que conducen a subtradlclones, antltradiciones y a cambios te6ricos.

No obstante, no me concentrare solo en las presuposlciones. En algun punto de este curso cada nivel del continuo sociol6gico surgira como impor­tante, a veces como decisivo. Seria necio ignorar, por ejemplo, las vastas ra­miflcaciones de Ia ideologia. Las teorias sociol6gicas no son solo intentos de explicar el mundo sino esfuerzos para evaluarlo, para comprender mas am­plias cuestiones de sentido. Como son formulaciones exlstenciales y no solo cientiflcas, invartablemente tienen enormes implicaciones politicas. Por esta raz6n, siempre se las debe comparar con Ia politica de su tlempo. El modo en que un te6rico resuelve Ia tension presuposlclonal entre Ia Ubertad y el co.ntrol esta relacionado con - aunque no determinado por- su reaccion ideol6glca ante dicha tension tal como se manitlesta, por ejemplo, en ei con­fllcto politico entre capitalismo y socialismo.

No pasare por alto el enorme impacto que los cambios en Ia organiza­c16n del mundo empirico surten sobre supuestos mas geqerales. Si una teo-

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ria no es util para el analisis empirico concreto, fracasa. Si se entiende que una teoria depende de proposiciones empiricas err6neas, cae en descredito. Por ello el cambiante ambito empirico de Ia teoria sociol6gica - el tlujo y re­flujo de Ia guerra y Ia paz, Ia creciente diferenciac16n y racionalizaci6n de Ia politlca y Ia economia, Ia conflanza o Ia frustraci6n de Ia vida publica- han producido un enorme impacto en el desarrollo de Ia teoria social contempo­ranea.

Hasta ahora he dedicado mucho tlempo a algunos problemas te6ricos extremadamente abstractos. Aqui flnaliza Ia "arida" introducci6n que era necesaria para continuar. Es hora de regresar a Ia tierra. La transici6n es facil, pues las Mposibilidades logicas" que describi estan concretadas en Ia historia del pensamiento social mediante tradiciones intelectuales especifl­cas. Cada posicion l6gica fue de hecho articulada por una de las tradiciones sociol6gicas que deflnieron ei periodo "clasico" de Ia sociologia entre 1850 y 1920. Estas encarnaciones concretas de las posibilidades analitlcas forma­ron los recursos que ha explotado Ia teoria sociol6gica contemporanea.

Karl Marx daba por sentado que Ia economia explotadora de Ia socie­dad capitalista producia hombres y mujeres alienados, instrumentalmente motlvados, que no tenian acceso a sentlmientos e ideales no racionales. Oprtmidas por las aplastantes estructuras de Ia economia capitalista, estas estructuras colectivas los gutaban, recompensaban y castlgaban, incitando­Ios a Ia revuelta contra el capitalismo y bacia Ia reconstruccion socialista. Emile Durkheim razonaba de modo opuesto. Encaraba Ia sociedad como un reino cultural y simb6lico donde los lazos sociales mas reveladores son Ia solidaridad y el afecto. En vez de un mundo de explotacion, describia una suerte de mundo religioso secularizado donde Ia volici6n socialrnente es­tructurada era Ia verdadera estofa de Ia vida social. Max Weber intent6 com­binar estas posiciones materialista e idealista. Creia, por ejemplo, que los origenes hlstoricos de Ia racionalidad moderna se remontaban a creencias etlcas y religiosas no racionales. Pero su teoria de Ia sociedap modema ter­min6 por desarrollar una versi6n politlca de Ia teoria racional-colectlvista. Encar6 no solo Ia econom.ia - aqui se distanci6 empiricamente de Marx- si­no el Estado, Ia ley y Ia burocracia como estructuras que dominaban a los indlviduos modemos desde fuera.

A m1 juicio, estas son las vetas principales, las badiciones dominantes que constituyen el Iegado de Ia teoria sociol6gica contemporanea. Pero hay tambien otras tradiciones clasicas, y debemos tenerlas en cuenta si desea­mos comprender toda Ia gama de recursos que dieron origen a Ia teoria con­temporanea. Adam Smith escrlb16 mucho antes que los principales exponen­tes de Ia disciplina sociol6gica moderna, pero su Mteoria econ6mica clasica" de Ia racionalidad del mercado y Ia maximizaci6n de costes continua siendo un importante punto de referencia para todos los intentos de teorta social que buscan una forma indiVtdualista y racionalista. Las teorias de Simmel, Mead y Freud tambien tenian elementos individualistas, aunque formulados de manera mucho mas ambigua que los de Smith. A mi juicio, debemos ver sus teortas desde el punto de vista del enfasis empirico en lo microsc6pico o Io macrosc6pico, y no desde el punto de vista de las presuposiciones indlvi-

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duallstas o colectlvistas. Estudiaron individuos y grupos, elementos "micro", en vez de cosas "macro" como las instituciones y las sociedades. Pero las tra­diciones que fundaron contenian elementos individualistas, los cuales brin­daron importantes puntos de referencla para los esfuerzos contemporaneos tendientes a mantender dicha postura presuposicional.

La teoria sociologica, pues, existe en el tiempo y el espacio y no solo en un continuo cientifico abstracto. Se perpetua mediante tradiciones yes obra de seres humanos reales. En esta ultima parte de mi charla, hablare un po­co acerca del tiempo y ellugar en que comenzo Ia teoria sociologica contem­poranea.

Las tradiciones clasicas de Ia sociologia se formaron hacia fines de Ia Primera Guerra Mundial. Este primer periodo de guerra mundial, y el inte­rregna que Ia separa de la siguiente guerra, afectaron decisivamente el ca­racter del pensamiento contemporaneo. Pero si esto establece Ia referenda temporal de Ia teoria, (,que hay acerca del "espacio"? AI principia, estas tra­diciones clasicas eran, con excepcion de Mead y el pragmatlsmo, totalmente europeas. En la segunda posguerra, la teoria sufrio un cambio de mareas y se desplazo hacia los Estados.Unidos.

(,Por que las tradiciones europeas de la teoria sociologica no continua­ron en Ia segunda posguerra? Sus creadores produjeron grandes ideas. (,Por que este hiato temporal y este desplazamiento ge9grafico?

La sociologia europea sufrio mucho en el periodo de entreguerra. La historia de este interludio nunca se ha contado de modo satlsfactorio, pero creo que ciertos elementos basicos son claros. Ante todo, hubo problemas intelectuales e institucionales. Existian enormes obstaculos organizativos para Ia sociologia en las universidades europeas, que eran instituciones vie­jas y venerables consagradas a la erudicion clasica y las humanidades. Durkheim, por ejemplo, demoro mucho en obtener una catedra de sociolo­gia, y a! fin solo consiguio un profesorado en sociologia y educacion. Simmel. no pudo obtener un puesto importante hasta el final de su carrera, aunque esto tenia que ver con el antisemitismo como oposicion institucional. Aunque hay razones particulares para que Weber no lograra obtener un puesto universitario importante. no es accidental que durante gran parte de su vida lo consideraran no solo un sociologo sino un economista historico.

En cuanto a los obstaculos intelectuales para la sociologia europea, existian en Europa pocas tradiciones solidas de lnvestlgacion empirica que legitimaran y dieran concreclon a Ia teoria social. En parte ello se debia a Ia hegemonia intelectual del clasicismo y el humanismo, pero tambien a! radi­cal antagonismo cultural e intelectual de muchos intelectuales europeos an­te Ia sociedad contemporanea. La alternativa europea ante la sociologia era el marxismo, y aunque el marxismo por cierto florecio, a menudo cobro una forma practica y polltizada que se oponia a las enrarecidas discuslones de Ia "alta" vida intelectual. Mas au111. los intelectuales marxistas mas importan­tes y sagaces a menudo estaban excluidos o distanciados, por razones poli­Ucas, de Ia sociologia como discipllna academica.

Tambien habia fuerzas sociales e ideologicas que atentaban contra Ia sociologia europea en el period? de entreguerra. Podemos describirlas, melo-

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dramaticamente, como Ia crisis de Ia civllizacion europea. Entre los afios 1914 y 1945 Europea fue hostil a Ia contlnuidad de toda tradicion intelec­tual. Mas aun, las teorias sociologicas no eran tradiciones cualesquiera sino tradiciones muy especiales. La teoria sociologica clasica se inspiraba en Ia fe optimista de que se podian hallar soluciones razonables para los problemas de Ia sociedad industrial secular. Partia de Ia premisa de que, a pesar de los disturbios sociales, se podian preservar importantes elementos de la indivi­dualidad y Ia razon. Claro que algunos teoricos clasicos eran mas pesimis­tas que otros acerca de Ia posibilidad de reforma: Marx exigia una recons­trucci6n total para clmentar esta esperanza. Otros teoricos clasicos pare­clan - desde la perspectiva actual- demasiado optimistas acerca de Ia posi­bilidad de alcanzar Ia racionalidad y Ia llbertad en su propio tiempo. Aqui pienso en Mead, y a veces en Durkheim. Pero solo Weber era un hombre ge­nuinamente pesimista. Aun asi, era un liberal, aunque un liberal desespe­rado. La teoria clasica se escrlbio no s6lo con Ia esperanza sino con el anhe­lo de que Ia gente obtuviera control sobre Ia sociedad y tambien conservara Ia llbertad. Estos cambios inminentes -reforma o revolucion- combinarian la raz6n con el control social.

En Ia Europa de entreguerra, sin embargo, las esperanzas de los fun­dadores de Ia sociologia se frustraron. Los prlncipales miembros de la es­cuela de Durkheim murieron en la Primera Guerra Mundial. Durkheim y Weber murieron a · edad relatlvamente temprana por causas relacionadas ; con Ia guerra. Tambien en este periodo, las esperanzas del marxismo, pro­pias de Ia Ilustraci6n, sufrleron un serio reves. Con el estallldo de la guerra, los movimientos obreros europeos abandonaron el internacionallsmo y el paclftsmo para abrazar el patrlotlsmo milltante de sus respectlvas luchas nacionales. En Ia decada de 1930, Ia civlllzaci6n europea fue absorbida por Ia creciente marejada de irracionallsmo e inestabilidad. Los intelectuales eu­ropeos no siempre vieron Ia magnltud del problema. Cuando llegaban a ver­lo, se sentian impotentes para resolverlo. Muchos de los principales discipu­los de los grandes fundadores de Ia sociologia terminaro'n por huir de Europa para recalar en los Estados Unidos.

En los Estados Unidos Ia sltuaci6n era muy distlnta, y Ia sociologia lle­g6 a ocupar un Iugar muy distinto. Tanto intelectual como institucional­mente, la sociologia norteamericana pudo soslayar las fuerzas que habian debilitado Ia sociologia europea. Como las universidades norteamericanas eran relatlvamente nuevas y carecian de grupos irremediablemente conflictl­vos y nucleos institucionales consolldados, esta nueva discipllna conto con mas oportunidades. A menudo se Ia recibia con los brazos abiertos. Politlcamente, Ia sociologia no estaba asociada con una tradici6n radical si­no con una tradicion mas integradora y reformista. El caracter relativamen­te progresista y liberal de Ia sociedad norteamerlcana volvia mas improbable el surgimiento de movimlentos intelectuales "antisociol6gicos" como el mar­xismo.

Mas aun, sociol6gica e ideol6gicamente, los Estados Unidos sufrian re­latlvamente poco la creciente crisis de Ia civilizaci6n europea. La vida inte­lectual norteamericana, bajo Ia declsiva influencia del pragmatlsmo, conser-

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vaba el optlmismo y Ia conflanza en cuanto a las posibilidades de recons­truir el mundo occidental. La ·sociologla de Chicago·, que floreci6 en el Medio Oeste desde comienzos de siglo, produjo un sinfin de estudios emplrl­cos orientados hacia el control liberal y Ia reforma del conflict<> social.

Aun asi, Ia sociologia norteamerlcana de entreguerra, aunque mas afianzada que Ia europea, tambien sufri6 perturbaciones. La sociologia nor­teamertcana en general, y Ia sociologia de Chicago en particular, eran pell­grosamente ate6rlcas y profundamente empirlstas. Sufrian Ia influencia de las teorias •instintivlstas•, los vestigios del darwlnismo social y las formas individuallstas de pragmatlsmo, y adolecian de una tendencia antitllos6flca que obstacullzaba la creaci6n de una teorla sociol6gica sistematica.

A fines de Ia decada de 1930, Ia situaci6n de Ia saciologia era Ia sl­guiente: por una parte, tradiciones te6ricas sin naci6n; por Ia otra, una na­ci6n sin teoria. Esta paradoja permiti6 el surgimiento de Talcott Parsons, Ia flgura que a mi juicio cre6 el marco para el debate contemporaneo.

El legado te6rico del pensamiento clasico y Ia situaci6n institucional y cultural del primer tercio del siglo veinte brindan el marco temporal y espa­cial para el surgimiento de Parsons como flgura relevante. Como te6rlco, le interesaba reconstruir Ia sociologia europea brindando una slntesis que ell­minara las escuelas confllctivas que Ia hablan dlvldido. Como norteamerica­no, conftaba en que asi encontraria una senda para devolver Ia raz6n a Ia cultura y el control individual a Ia sociedad. El hecho de que no haya logra­do del todo ninguna de ambas cosas no dismlnuye Ia grandeza de su esfuer­zo, aunque por cierto expllca el extto de los movlmientos ·antiparsonianos" que eventualmente le sucedieron.

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La primera sintesis de Parsons

En 1937 se publico un llbro extraordinario. Aunque pas6 casiinadver­tido en su epoca, llegaria a convertirse en Ia publlcaci6n mas importante e influyente de un soci6logo desde Ia aparici6n de Economia y soctedad de Weber a mediados de Ia decada de 1920. Este llbro era La estructura de la acctim social. I

Aunque Parsons se describi6 una vez como un teo rico •incurable", hay que en tender Ia ambici6n ideol6gica y social de su primera gran obra. En las primeras paginas de Estructura Parsons sefiala que sabe muy bien que su esfuerzo intelectual para elaborar un nuevo sistema de teoria abstracta for­ma parte de Ia intensa crisis social de sus tiempos. Presenta Ia obra sugi­rtendo un dilema critico. La sociedad occidental deposita una gran fe en Ia integridad del indlvlduo y en su capacidad para el raciocinio, pero ambos objetos de esta fe tradicional han sufrido un duro reves durante los aconte­cimientos de Ia entreguerra. Aunque Parsons reconoce que hay obvlas razo­nes sociales para esta amenaza al individualismo y Ia racionalidad, esta es­cribiendo una obra te6rica, y atribuye parte de Ia crisis contemporanea a desarrollos intelectuales internos. AI menos en parte, Ia slmplista ideologia del progreso y Ia evoluci6n ha vuelto vulnerables ciertas ideas caras a Ia so­ciedad occidental. Esta ideologia refleja el anticuado llberalismo decimon6-nico que, a Juicio de Parsons, permanece omnipresente en el mundo angl6-fono. Identlfica esta ideologia con Ia teoria del capitallsmo latssez-jatre, y en otra parte la denomina Ia teoria de Ia civlllzaci6n de los negocios; insiste en que Ia teoria latssez-jatre (iniciada por Adam Smith) niega un papel al bien colectivo y niega Ia posibilidad de Ia autoexpresi6n etica y emocional. En otras palabras, se trata no s6lo de una ldeologia simpllsta sino de una teoria simplista

La teoria liberal clasica supone que si los indlvlduos se limitan a ac­tuar naturalmente seran racionales, y que si sirven a sus intereses egoistas como individuos Ia sociedad sera ·automaticamente" estable y se satisfaran todas las necesidades individuates. Parsons llama a esto un "mecanismo de autorregulaci6n automatica·. Pero, sefiala, es manitlesto que esta autorre­gulac16n automatica nose ha producido. El Occidente de Ia decada de 1930 estaba sumldo en un estado de confllcto rayano en el caos. La autonomia

1 Talcott Parsons, The Structure of Social Action (Nueva York: Free Press, 1937).

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del individuo era cuestlonada desde la derecha y Ia lzquierda politlcas, y Ia supremacia de Ia raz6n era blanco de crecientes ataques: "diversas clases de indlviduallsmo han sufrido un bombardeo cada vez mas intenso [y) el pa­pel de la raz6n, y el prestlgio del conoclmlento clentitlco ... han sido ataca­dos una y otra vez". Desde Ia derecha la amenaza era el nazismo -"nos han abrumado con una marejada de teorias antiintelectualistas"- y desde Ia lz­quierda era el comunismo ("toda clase de teorias sociallzantes, colectivistas, organicas").2 Parsons sugtere que estas tradlciones colectlvistas de Ia lz­quierda y Ia derecha constttuian una rebelion contra las flaquezas de Ia ideologia y Ia teoria llberales. Para salvar Ia lntegridad del lr).dividuo, y sos­tener Ia capacidad de Ia razon, era preciso modlflcar Ia teoria liberal. Esta ambicion insplr6 a Parsons su famoso libro. Revivlr y reformular Ia ideologia liberal era Ia gran exhortaci6n moral de Ia cual naci6 su nueva teoria.

El enemlgo de Parsons es la teoria liberal decimon6nica, no solo Ia ideologia que se correspondia con ella. Llama "utllitarismo" a este sistema te6rico. Segun Parsons, el utllitarlsmo, una teoria individualista y raciona­llsta hasta la medula, es omnipresente en el pensamiento social occidental. Afiadire que hay claras razones sociales para expllcar esta omnipresencia. En una sociedad mas o menos moderna y diferenciada, la individualldad y la racionalldad se corresponden con el sentldo comim de Ia vida cotldiana. Tambien se corresponden con los intereses de las clases medias en creci­mlento y con las esperanzas ideol6gicas de los hombres y mujeres occiden­tales en general. Pero el sentldo com(m y Ia ideologia no deberian deflnlr Ia teorla social. Mas aun, Parsons entlende que 'hay que separarlos claramen­te. Para comprender su prop6sito, tenemos que examiil.ar con cierto detalle el "marco de referencia" tecnico que el desarrolla para critlcar el utilitarismo y sobre el cual construye su propuesta alternativa.

En el centro de esta propuesta alternativa esta lo que Parsons describe como "acto unidad". Alude a un actor hipotetlco en una situaci6n hipoteti­ca, un modelo que consiste en esfuerzo, flnalidades o metas, condiciones, medios y normas. Cada persona, segun este modelo, tlene Ia capacidad de ser agente: las personas actuan, tienen prop6sitos, maniflestan voluntad. Con esta idea de ·agencia", o de lo que Parsons denomina "esfuerzo", Parsons garantiza que cada actor tenga llbre albedrio, que · el libre albedrio forme parte indispensable de cada teoria. Pero luego pasa a atirmar que los indtviduos no pueden alcanzar sus metas automatlcamente, es decir, como simple mantfestaci6n de su esfuerzo. Los actos se producen dentro de "si­tuaclones", realldades que en cierto sentldo estan fuera del control de un actor. La sttuaclon alude a elementos materiales que restrtngen la agencia. Como se ejerce esfuerzo, algunos de estos elementos situacionales restricti­vos se pueden combatir y someter al prop6sito del actor. Se transforman en los "medios" para la acc16n. Pero algunas de estas restrlcciones son inalte­rables: se convierten en las "condiciones" de Ia accion. Hay que explicar un elemento mas vital: las normas. Decir que Ia acci6n es normatlva equivale a

2 Structure, pag. 5.

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decir que implica interpretacion, que los actores vuelcan su juicio subjetivo en cada accion y situacion. La interpretacion requiere pautas segim las cua­les Ia situacion se puede juzgar y Ia accion se puede relacionar. Estas pau­tas son normas. Cada persecucion de finalidades esta guiada por considera­ciones normativas, por pautas y expectativas ideales que guian Ia interpre­tacion y Ia agencia. El esfuerzo siempre se expresa mediante Ia persecucion normativa de fines.

Podemos decir, pues, que el acto unidad tiene componentes subjetivos y objetlvos. Los fines, el esfuerzo y las normas son elementos subjetivos, mientras que las condiciones y los medios son objetivos. Parsons sostiene que toda accion supone tension entre normas y condiciones, entre compo­nentes subjetivos y objetivos. Es obvio que Parsons invent6 este modelo pa­ra incluir elementos de cada una de las tradiciones parciales que lo prece­dieron. Las tradiciones idealistas se concentran en las normas si son colec­tlvistas, en el esfuerzo si son individualistas. Las tradiciones materiallstas se concentran en las condiciones si son colectlvistas, en los medlos sl son individual!stas. El modelo del acto unidad de Parsons esta disefiado para incluir cada uno de estos enfasts sin sucumbtr a ntnguno de sus intereses unilaterales.

Cada una de estas tradlciones historicas parciales y unilaterales defi­ne los elementos abstractos del acto unidad de manera especillca y concre­ta. El utllitarismo, por ejemplo, lnsiste en que las normas que guian Ia ac­cion exigen absoluta racionalidad y etlcacia. A causa de esta insistencia, las condiciones externas de Ia accion cobran mayor relevancia teorica. No pode­mos "calcular· los valores subjetlvos para ver si son "eflcaces"; tales com­promisos se aceptan por razones no racionales o irracionales, o no se acep­tan. Los imlcos elementos ante los cuales un actor puede adoptar una actl­tud puramente racional y calculadora son los elementos normatlvos de su ambito material de accton o, posiblemente, los elementos en los cuales ya no cree pero que estan respaldados por amenazas de sancion material. AI entender que un actor se guia solo por Ia norma de Ia etlc"iencia racional, pues, el utllltarismo supone que los actores estan orientados solo hacia Ia adaptacion ante las condiciones externas. Si un teorico cree que esto es vet­dad, el aspecto subjetlvo de Ia accion deja de interesarle, y el analisis de los motivos queda excluido de su teoria.

Para Parsons, el ejemplo prototipico del pensamiento utllitarista es Ia teoria economica clasica, que retrata al actor econ6mlco como motivado s6lo por el precio mas bajo. Si un bien resulta demasiado caro, este actor econo­mlza y no lo compra. Parsons insiste en que no siempre es asi, que slempre inteiVienen otros factores· ademas del gasto o Ia utllldad. A su juicio, el enfo­que utllitarlsta simpliflca radicalmente Ia accion. Pero las Implicaciones realmente negatlvas de Ia perspectlva utilltarista de Ia acclon se revelan a Ia luz de su enfoque del orden. Parsons creia que elindividualismo de Ia teoria liberal decimon6nica lo volvia muy inestable. El individualismo sugiere ato­mismo, y este atomismo vuelve aleatorio e imprevisible el orden social. <.Pero que hacer si Ia teoria liberal desea superar el individualismo, como debe hacerlo, por ejemplo, si desea explicar el colapso del orden social? Si

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desea mantener el marco de la acclon instrumental. tal teortzacion colectl­vlsta se debe volver antlvoluntarista. (.Por que? Las razones se pueden .ha­llar en la lnslstencia de Parsons en los efectos objetlvistas de todo enfoque puramente raclonallsta de la acclon. Como el actor "racional" est:a orlentado solamente bacia la sltuaclon, toda referencia a su subjetividad queda ex­cluida. (.Que ocurre si estas acetones se suman para formar un orden colec­Uvo? Si no consideramos que la accion supone agencia y esfuerzo subjetl­vos, la i.mlca fuente posible del orden es externa, una estructura condlclo­nal. Dlcha estructura colectlva puede coordlnar actos lndlvlduales solo me­diante la coercion o la recompensa.

En nuestro ejemplo economlco, las acetones de los actores indlvldua­les son controladas por un mercado sobre el que nadle tlene control. En la teoria marxista, se entlende que este mercado es controlado por la dlstribu­clon de la riqueza y la propledad. Cuando un teorico analiza un mercado en termlnos utilitaristas, conceptos tales como lntenclon, esfuerzo y pautas in­terpretativas resultan lnnecesarios. Se supone que basta una ojeada a los precios de los blenes y la oferta y demanda colectlvas para predecir la reac­clon de los lndlviduos. La teoria marxista presenta la mlsma estrechez con­ceptual. solo que aqui la evoluclon objetiva del modo de producclon deter­mina el conflicto de clases y el camblo. Parsons reconoce que el enfasls en las condiciones materiales no es el i.mico modo en que el utilitarlsmo ha procurado escapar de las consecuenclas aleatorias del indlvidualismo. Esta tradiclon tambien ha elaborado una teoria de los instintos determinados, la cual sostiene que los actos individuales no son coordlnados por decisiones individuales sino por 6rdenes biol6glcas codlficadas genetlcamente. •

Parsons cree que esta eliminacion del voluntarlsmo mediante la ver­sion colectlva de la teoria utilltarista crea el "dilema utilitarista". Si el utili­tarlsmo desea mantener la subjetividad y la libertad, tlene que permanecer individualista. Si desea expllcar el orden de manera mcls positiva, Uene que eliminar la agencla y volver a enfatizar los elementos inalterables de la inte­raccion humana, trcltese de la herencla (lnstintos biol6glcos) o del medlo ambiente (condiciones materiales). Las segundas son condiciones que el ac­tor no puede controlar, cosas que no guardan nlnguna relac16n con su !den­tidad nl su voluntad.

Afladlre que el recurso a las explicaciones basadas !;!n la herencia y el medio no es exclusivo del utilitarismo: aim constituye un elemento bclslco de buena parte de la teoria social actual y de nuestro sentldo comi.m. Constantemente oimos decir, por ejemplo, que instltuciones politicas con las que no tenemos nada que ver dlrigen "en verdad" nuestras socledades, o que todas las instltuciones economicas poderosas manlpulan hilos invisi­bles que nos transforman a todos en titeres humanos. Tambien se recurre constantemente a teorias del instlnto que declaman acerca de la "bomba de­mogmfica", los "limites blol6glcos al crecimlento" o el "lmperatlvo territorial" genet! co que supuestamente justlfica la propledad privada. Por tanto, la teo­ria social delliberalismo indlvldualista no ha desaparecido del todo, nl el re­curso a teorias antilndividuallstas que no pueden prescindlr de su vision ra­cionalista de Ia accion humana. Mcls aun, la soluci6n colectlvista del dilema

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utllitarista continua slendo motlvada por las crisis desestabiltzadoras de Ia vida social occidental, crisis que extgen explicaciones extratndlviduales.

Ahora podemos ver lo que conslgul6 Parsons. Elaboro un modelo en termtnos puramente analitlcos y te6ricos, pero con este modelo pudo revelar los supuestos intelectuales de los cuestlonamlentos tdeol6gicos de Ia razon y Ia libertad de los que antes se quejaba. Las teorias del instinto que ei des­cribe como una reacci6n insatlsfactoria al dilema utilitarista remiten obvia­mente, por una parte, a la tdeologia darwinlsta social del capitalismo com­petitlvo que tanto desestabiliz6 el final del siglo diecinueve y el principio del siglo velnte y. por Ia otra, a los movimientos fascistas que procuraron en­frentar esta inestabllidad en la entreguerra. Ancllogamente, las teorias am­btentales que procuraron resolver el "dilema utllitarista" enfattzando los controles extemos y condlclonales, y asi amenazaron Ia raz6n y la indtvi­dualidad de otra manera, se corresponden claramente con el regimen comu­nlsta que prosperaba en Rusia, que era otra reaccl6n ante Ia creciente ines­tabilidad "burguesa". Parsons ha logrado demostrar que los aconteclmlentos sociales que amenazaban el liberallsmo tenian dimensiones te6rlcas. El "di­lema utilitarista• de Ia teoria era tambien un dilema extstencial. ·Parsons ha asociado esta crisis liberal con la "l6glca te6rlca· de la teoria liberal decimo­nonlca. (.CUcll es su propuesta te6rica altemativa?

Para superar estos cuestlonamientos hist6ricos de Ia raz6n y Ia liber­tad, hay que restaurar el papel de la agencla humana, Ia Interpretacion y las pautas morales. Pero esto no se puede lograr, segun Parsons, con solo enfatizar el indlvidualismo tradlclonal de Ia teoria liberal, pues la ingenui­dad de esta habia promovido esas Ideas hlperestructurales y raclonalistas que ahora habla que superar. El camino acertado consiste en reconocer Ia estructura social de una manera que no amenace Ia subjetividad y Ia liber­tad. Esto s6lo se puede consegulr modificando los supuestos utllitaristas acerca de Ia acci6n cuando se revise su actltud ante el orden. Si se reconoce que Ia acc16n no raclonal es stgntficatlva, los elementos morales y normati­vos se pueden ver como estructuras o "sistemas" organtzados. Por una par­te, estos sistemas subjetlvos actuan "por encima de" cualquler indlviduo es­pecifico, creando pautas supralndividuales con las que se juzga Ia realidad. Por otra parte, tales sistemas guardan una intima relacion con la agencla, la interpretacion y la subjetlvidad, pues la "estructura" que encarnan solo se puede realizar mediante el esfuerzo y la persecuc16n de fines lndividuales. Recordemos que, segun el esquema abstracto de Parsons, la agencla huma­na es inseparable del acto de la interpretacion.

La construcc16n de semejante "estructuralismo voluntarista" equival­dria a una revoluci6n te6rica contra la tendencla predominante en el pensa­mtento decimon6ntco. Este revolucionario intento es prectsamente lo que Parsons atrtbuye a los te6ricos clclsicos que examina en La estructura de la acctbn social. Entre ellos se destacan Weber y Durkheim. Mediante una de­tallada exegesis de Ia obra de estos te6rtcos, Parsons demuestra que ellos descubrieron la signtficaci6n del orden normatlvo y de paso crearon la posl­btlidad de una sociologia mcls voluntarista. La "teoria voluntarista de la ac­ci6n" - asi llama Parsons al nuevo enfoque- relaciona normas y valores, y

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por tanto Ia agencla humana y el esfuerzo. con las condiciones lnalterables y coercltlvas que se les oponen. Aunque reconoce que slempre debe haber una busqueda de eficlencla, esta nueva teoria lnslste en que tal busqueda slempre cuenta con Ia medlaclon de dlversas normas.

Parsons cree que solo tal teoria voluntarista puede brlndar el funda­mento para una socledad estable, humanltaria y democn'l.tlca. Se reconocen Ia lntegridad lndlvldual y Ia razon, pero no de un modo lngenuo, pues se las encara como parte del proceso de un control social mas ampllo, cosa que no bacia Ia llmltada vision del llberallsmo declmon6nlco. Sl esta Idea nos re­cuerda Ia teoria protestante del autocontrol y Ia organizacl6n rellglosa con­gregaclonal en cuanto opuesta a Ia instltucional, no se trata de un acclden­te. La familia de Parsons profesaba el congregaclonalismo y Ia teoria de Parsons surglo por cierto del ambito purltano de Ia sociedad norteamerica­na. La "teoria voluntarista de Ia acci6n" contlene pues tanto una vis16n mo­ral como una estructura analitlca. La revision del llberalismo clasico em­prendida por Parsons en Estructura contenia un sistema teorico prefiado de Implicaciones ideologlcas. Aunque el "clentifico" que habia en el reconocia solo Ia teoria, Parsons dedlcaria su vida a aclarar estas Implicaciones.

Analitlca e ldeologlcamente, el modelo de Parsons constltuye el punto de referencla inicial de todo movimlento promlnente en Ia teoria sociologica contemporanea. Cada movlmlento, como veremos, desarrolla su propla comprenslon de este modelo temprano. En las paginas slgutentes afirmare a menudo que lo "entendieron mal", que los movlmlentos te6rtcos contempo­raneos han comprendldo erroneamente esta original teoria o que han inter­pretado mal sus partes centrales. Dicho esto, hay que reconocer un punto crucial. Es dificil comprender Ia obra temprana de Parsons porque Parsons mlsmo no estaba del todo seguro de su propuesta, ni de sus objeciones a las teorias que deseaba sustltulr.

En su obra temprana hay tres amblgOedades lmportantes y fatales. Las analizaremos por separado, aunque luego veremos que estan conecta­das entre si.

La primera conclerne a Ia sltuacion de Ia soluclon utllitartsta del orden y el sentido de Ia propuesta alternativa de Parsons, su "teoria voluntarista". Parsons rechaza atlnadamente un enfoque puramente raclonalista del indl­vldualismo aduclendo que nlega el elemento voluntarlo, y en Estructura subraya a menudo que esta proponlendo una alternatlva multidimensional que comblna el voluntarlsmo con Ia restricclon. Pero en muchas ocaslones Parsons recae en un enfoque unilateral del problema del orden. Cuando ello ocurre, argumenta no solo que hay que reemplazar Ia teoria raclonalista por una teoria que tenga mas en cuenta Ia subjetlvldad sino que el elemento ra­clonallsta de Ia acclon debe ceder totalmente ante el elemento no racional o normatlvo. Por ejemplo, en Ia conclusion de Estructura, suglere lo stgulente:

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La soluclon del problema del poder ... lmpllca una referencla com(In al hecho de Ia lntegrac16n de los lndlvlduos respecto de un sistema de valores comunes, manlfestado en Ia legltlmidad de las normas lnstltu­clonales, en los fines ultlmos comunes de Ia accl6n, en rltuales y en

I' I

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II

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I . II

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dlverscis modos de expreslon. Todos estos fenomenos se pueden reml­tlr a una sola propledad emergente ·de los sistemas de acclon social que podemos denomlnar "lntegraclon de valores comunes".3

Esta afirmacl6n resulta perturbadora por dlversas razones. AI hablar de Ia "cuestion del poder", Parsons se refiere por clerto a una especle de "condlclon" determinada enfatlzada porIa alternatlva raclonalista ante elin­dlvidualismo utilltartsta, y este enfasis reconoce que tlene que haber alguna fuerza supralndlvidual en Ia socledad. c,Pero por que menclona un sistema de valores "comunes" como unlca solucl6n a Ia cuestl6n del poder en vez de simples "sistemas de valores" en cuanto tales? Mas aun, c,es slquiera posl­ble "resolver" el problema del poder? c,No deberiamos conslderarlo un dato empirico de Ia vida colectlva, un dato que inevitablemente hace que los mo­tlvos lnstrumentales constltuyan un elemento permanente de toda socle­dad? Parsons parece proponer aqui una teoria puramente voluntarlsta. Es revelador, en este sentldo, que qedlque mucho mas tlempo, en Estructura, a atacar el enfoque utllltarista del orden colectlvo que a crttlcar el puramente idealista.

Esta amblgiledad no aparece solo en los pasos finales de Ia argumen­taclon de Parsons. El pasaje que acabo de cltar muestra que Parsons esta tratando de reemplazar Ia acclon Instrumental por Ia normatlva en vez de slntetlzar las dos. En Ia prtmera parte de Estructura, un pasaje crucial Indi­ca que tamblen slente Ia tentaclon de plantear una disyuntlva para el pro­blema del orden. "El orden - escribe Parsons- slgnifica que el proceso ocu­rre en conformldad con Ia causa impliclta en el sistema normatlvo. "4 En vez de tratar el orden como un problema generico que se refiere a los patrones colectlvos en si mlsmos, Parsons distlngue entre orden normatlvo y orden factlco y equlpara un orden verdaderamente colectlvo solo con el prlmero. Muchos argumentos de Estructura lnslsten en que los enfoc;tues lnstrumen­tales del orden no son soluclones, en que el orden solo se puede alcanzar mediante el control normatlvo. Esta tendencla contradlce Ia perspectlva multidimensional que presento de manera tan convincente en otros pasos de su argumentaclon.

Esta tendencla al ideallsmo indica una amblgOedad fundamental en el nlvel presuposlclonal de Ia obra de Parsons. Tamblen hay problemas poten­clales relaclonados con sus compromlsos ideologlcos y su descripcl6n de procesos mas empirlcos. Parsons a menudo confunde orden en el sent!do de patron colectlvo con orden en el sentldo de consenso social en cuanto opuesto a confllcto social. Notese que en el primer pasaJe que cite anterior­mente Parsons habla de normas "legitlmas", de un sistema de valores "co­munes" y de Ia necesidad de "lntegracion" de los lndividuos. Pero podemos ·conceder que el orden normatlvo es muy relevante, y en verdad un factor in-

3 Parsons, pag. 768. 4 Parsons, pag. 92.

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negable en la relacion entre individuos. sin sostener por un instante que to­dos los individuos de una colectividad o sociedad dada compartan los .mts­nws compromisos normativos o que las normas que comparten sean politl­camente legitlmas.

Parsons se equlvoca al identiftcar el acuerdo norinativo con la cohe­si6n y el consenso social. Se trata de una ilegitima confusion de niveles te6-rtcos relativamente aut6nomos. El acuerdo normativo dentro de un grupo de actores puede inducirlos a promover el conflicto social y a aumentar la inestabilidad social. Cuando Parsons niega que los factores materlales re­presenten una version aceptable del arden colectlvo, introduce una confu­si6n teorlca similar: no aduce que las fuerzas matertales sean aestructura­les sino que las estructuras que producen estan asociadas con la lucha por Ia existencia y aun con el caos. Ha equiparado el argumento presuposicio­nal (el problema del arden como patr6n) con Ia aflrmaci6n empirlca (que las estructuras matertales conducen al conflicto). Mas aun, Parsons parece errado en lo que atafie a tal aflrmac16n empirtca. En Ia historta de Ia civili­zaci6n humana Ia coercion a menudo ha resultado muy eflcaz para crear una conducta social ordenada segim pautas que distan de ser precarlas. Pero he dicho que esta confusi6n tambien implica ideologia. Silas presupo­siciones de Ia teona de Parsons estAn asociadas con Ia estabilidad social y no con el conflicto, hay que juzgarlas conservadoras y antligualitartstas. Dar un margen para el analisis sistematico del cambio y el conflicto no es nece­sarlamente democratlco ni' liberal, pero negar la posibilidad misma de dicho analisis implica una postura antidemocratica.

, La problematica definicion que hace Parsons de Ia sociologia ilumina estos tres problemas centrales: presuposicionales, empiricos e ideologicos. Su teoria multidimensional parece indicar que la sociologia, y las demas ciencias sociales, deben estudiar el inteijuego de norm~ y condiciones. En tal caso, c,como puede Parsons, en la conclusion de su Estructur~ hacer Ia siguiente aflrmaci6n? "La sociologia puede ... ser deflnida como la 'ciencia que intenta elaborar una teoria analitica de los sistemas de accion social en la medida en que estos sistemas se pueden entender en terminos de Ia pro­piedad de integraci6n de valores comunes'."5 c,Por que limitar la sociologia al estudio de la integraci6n de valores comunes? El impulso del modelo multidimensional de Parsons parece oponerse a esta especializacion restrlc­tiva. Una vez mas, tenemos que reconocer en Ia obra de Parsons una vena estrecha e idealista.

He aqui la paradoja del primer gran libra de Parsons. Par una parte, trasciende la teoria individualista produciendo un brillante esquema analiti­co con el potencial para integrar tradiciones diversas y poner fin a las lu­chas intelectuales sectarlas. Pero junto a este modelo sintetico hallamos una actitud mas idealista y unilateral, un modelo que 1m plica una fuga res­pecto de las condiciones reales de la sociedad moderna mas que un serio in­tento de encararlas.

5 Parsons, pag. 768.

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Esta paradoja creo enormes problemas en Ia recepci6n de Ia obra de Parsons. Antes de comentar esta recepci6n, mencionemos otros dos proble­mas de Estructura, pues tambil~n ellos se convirtleron en referencias en el debate critico posterior. Ami entender nose trata de errores sino de enfasis limitados que erosionan Ia generalidad dellibro de Parsons. El primero ata­ii.e a Ia situaci6n de lo que Parsons denominaba el individuo concreto o em­pirico. Como todos recordaran, uno de los princlpales prop6sitos de Parsons consistia en demostrar que se podia expllcar el arden colectlvo sin ellminar la subjetividad. Esta subjetividad, fuente de Ia teoria voluntarista de Parsons, no es Ia misma que Ia individualidad en un sentido de libre albe­drio, o analitico. El voluntarismo no se puede basar en Ia teoria del libre al­bedrio; el orden social impone grandes restricciones al ejercicio del indivi­dualismo en este sentido radical. Es preciso superar el individualismo en este aspecto analitlco o te6rico. Pero el individualismo empirico, Ia idea de que las estructuras sociales se basan en los aetas de actores reales y vivien­tes, permanece. Los individuos empiricos si ejercen el libre albedrio, o Ia agencia, aunque lo hagan dentro de grandes restricclones sociales. Parsons jamas se propuso eliminar Ia agencia humana o libre albedrio eil este senti­do mas limitado. La agencla humana permitia a Parsons diferenciar los componentes de la vida colectiva, desarrollar el contraste entre condiciones. medios y fines, e iluminar el modo en que la interpretacion normativa entra en juego. En verdad, es revelador que en su justificaci6n descriptiva de los componentes del acto unidad Parsons enfatizara la temporalidad, pues la temporalldad es, como el bien sabia, el punto de referenda fundamental pa­ra Ia filosofia mas individualista. ·agentista" del siglo veinte. Ia fenomenolo­gia existencial de Heidegger. La contingencia del tiempo permite a Parsons diferenciar entre elementos subjetivos y objetivos. "Para los prop6sitos de Ia definicion - escribe- el acto debe tener un 'fin', un estado futuro bacia el cual esta orientado el proceso de la acci6n."

Se debe iniciar en una situaci6n cuyas tendencias difieran en uno o mas aspectos importantes del estado de cosas hacla el cual esta orlen­tada lq/acci6n, elfin ... Un "acto" es slempre un proceso en el tlempo. La categoria temporal es basica para este esquema. El concepto "fin" siempre implica una referencla futura a un estado que. o bien es veni­dero y llegaria a existir si el actor no hiciera algo al respecto. o bien existe y no deberia permanecer inalterado. 6

El enfasis en las instituciones o los patrones sistemicos no niega, pues, el libre albedrio y Ia contingencia. Seria totalmente legitlmo que Ia teoria colectlvista -que niega el individualismo en un sentldo analittco- se concentre en individuos empirtcos concretes yen los procesos mediante los cuales estos construyen sus propias versiones contingentes del orden so­cial. En principia, Parsons no arguye contra la importancla del individuo

6 Parsons, pags. 44-45.

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emplrico sino contra el individuo en cuanto posicion analltica. una posicion que. segun el cree, concibe a los individuos de manera asocial.

La teorla colectivista, segun este razonamiento, puede cobrar una for­ma microsociologica o macrosociologica. En Ia primera. puede explorar las relaciones de los individuos reales. el papel del "esfuerzo" y Ia "interpreta­cion" en Ia construccion de un patron social dado. Como microsociologla. en cambia, Ia teorla colectivista abstrae a partir de estos elementos y estudia los elementos "no contlngentes" (aunque no inmutables) del orden. ya como normas o como condiciones. Parsons opta empiricamente por Ia macrosocio­logia. Estudia los sistemas en gran escala y no los actores. No obstante. aunque su teorla no impide un analisis emplrlco de los individuos. su ana.Ii­sis empirico aparenta militar contra el en Ia si.tperficle. Esta apariencla se vuelve crucial en los debates posteriores acerca de su obra.

El ultimo problema que me agradarla analizar se relaciona con la abs­traccion de Ia empresa teorlca de Parsons. En Estructura Parsons afirma claramente que desea elaborar una teoria de los elementos analitlcos, es de­cir, una teoria que defina.Ios elementos en forma abstracta mas que en rela­cion con un perlodo historico especifico o una situacion empirica especifica. Deja tal "especificaclon concreta" para otros pensadores y otras ocasiones. De hecho. en su obra posterior Parsons mismo a menudo lleva a cabo esta especificacion. Pero en Estructura se concentra en presuposiciones y mode­los generales, no en proposiciones ni en conceptos que sean tan especificos como para tener una referencia empirica inmediata. Tampoco comenta Parsons la metodologia ni intenta expllcar una situacion particular. En otras palabras, deja abierto el caracter del mundo real en sus detalles facti­cos. Esta puesta entreparentesis de lo concreto y lo historicamente especifi­co resulto ser una enorme frustracion para muchos de los teoricos que lo si­guieron.

lQue ocurrlo con La estructura de la accibn social? AI prlncipio, la voz recondita del autor se oia apenas. excepto en el circulo de estudiantes de Harvard (que estaban muy impresionados). Sin embargo, despues de la Segunda Guerra Mundial ellibro surgio como un documento decisivo para Ia creacion de una nueva tradicion. teorica. Como ya he mencionado, las condiciones que condujeron a esta guerra, y la guerra misma, provocaron una masiva migracion de intelectuales europeos a los Estados Unidos, una migracion que ayudo a fundar departamentos de sociologia en universida­des del Este, como Harvard y Columbia. Este factor instltucional. junto eon los demas factores que mencione anterlormente, minaron el prestlgio de Ia empirlca "soctologia norteamerlcana" de Ia escuela de Chicago. Harvard y Columbia ocuparon ellugar de Chicago. Fue Parsons quien domino Harvard despues de Ia Segunda Guerra Mundial, y sus discipulos, como Merton y Barber, quienes dieron a Columbia su perfil teorico. Mientras la sociologia norteamerlcana se transformaba en centro de prestlgio y poder en Ia socio­logia occidental, Parsons y Harvard se transformaron en centro de poder de Ia sociologia norteamericana. ·

El perlodo de posguerra, que se extendio basta mediados de Ia decada de 1960, constituyo uno de los momentos mas estables y optlmistas de Ia

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historla occidental. Los aiios de posguerra crearon la impreslon de que la integridad del individuo estaba finalmente a buen resguardo y que la razon terminaria por prevalecer. Las democracias consensuales y estables pare­clan ser Ia orden del dia, y Ia coercion y el conflicto parecian decrecer en los paises occidentales. Estos aconteclmlentos internos fueron reforzados por el clima de las relaciones exterlores. En vez de perturbar la estabilidad inter­na, el conflicto entre capitalismo y comunismo se proyecto al plano interna­cional. La hostilidad generada por la Guerra Fria hizo del marxismo - el principal heredero del utilitarismo colectivista- una mala palabra. En este ajetreado y confiado periodo de Ia expansion democratica occidental Parsons desarrollo su teoria sociologica madura, que el denomino "estructu­ral-funcionalismo".

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El estructural-funcionalismo

El primer libro de Parsons trataba acerca de cuestlones extremada­mente generales y abstractas, presuposlclonales. Su lntenclon manlfiesta consistia en lntegrar las tradlclones Instrumental e idealista, slntetlzando el voluntarismo puro con Ia teoria de Ia coercion pura mediante el desarrollo de un esquema general que marcara ellnlclo de una nueva teoria soclologl­ca "posclaslca". Esperaba que esta teoria echara los clmlentos para Ia res­tauracion delindividuo autonomo y dlera un Iugar mas firme a Ia razon hu­mana: con ello contribuiria no solo a Ia restauracion de Ia teoria social occi­dental sino de Ia socledad occidental. A Ia luz de estas metas multiples, no debe sorprendernos que despues de 1937 Parsons se dedlcara a una serie de ensayos empirlcos dirlgidos hacla los problemas practlcos de Ia epoca, aplicando su teoria a Ia crisis social de Ia entreguerra y a Ia lucha occiden­tal contra el fascismo. Estos ensayos otorgan al esquema abstracto y gene­ral de Estructura un sentldo mucho mas especifico y empirlco. Desarrollan un "modelo" de Ia socledad como sistema funclonal, y artlculan conceptos, definiclones y proposlclones que aclararon mucho las Implicaciones del pen­samlento general de Parsons para el "mundo real" y practlco.I Este periodo medio de Ia obra de Parsons culmlno con dos volumenes teoricos publlca­dos en 1951. que procuraban combinar esta nueva especlficidad con un re­greso a un alto nlvel de generalizaclon abstracta. Con Edward Shlls, Parsons escrlblo "Valores, motlvos y sistemas de acclon", y a solas escriblo El sistema social, tal vez su libra mas famoso.2 Mls comentarlos de hoy se basan en estos trabajos. Solo en mi proxima clase examinare los ensayos etnpiricos que los precedieron. Asi podremos sltuar los ensayos empirlcos dentro de Ia teoria general que surgio de este periodo lntermedio de la carre­ra de Parsons.

Lo primero que nos asombra en Ia teoria de este periodo intermedio es que Parsons ha conocido a Freud. En La estructura de la acct6n social

I Despues de 1937 Parsons se desplaz6 hacla Ia "derecha" del continuo clentifico del diagra m a 1.2 del capitulo I.

2 Talcott Parsons y Edward A. Shils, "Values , Motives, and Systems of Action", en Parsons y Shlls (comps.), Towards a General Theory of Action (Nueva York: Harper and Row, 1951). pags. 47-275; Talcott Parsons, The Social System (Nueva York: Free Press, 1951).

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Parsons aduce que Weber y Durkheim habian creado teoria s normativas que permitian una postura voluntarista. Usa la teoria freudiana para anadir mas pruebas detalladas y convincentes acerca de la naturaleza de este ar­den voluntarista. Aprende de Freud un nuevo modo de teorlzar la relacion entre sujeto y objeto, a la cual Freud abordo en su teoria del superyo. Parsons "trasciende" a Freud al extender esta teoria del superyo a toda Ia gama de relaciones exlstentes entre un actor y sus objetos sociales.

En su teoria de la formacion del superyo, Freud sugiere que Ia "cate­xia"- su termino tecnico para el afecto o el amor- lleva a un actor o sujeto a identlficarse con el objeto de su amor, y que esta identificacion lleva a la introyeccion, o internalizacion del objeto por parte del actor. Freud creia que el nino concentra Ia atencion en los objetos que son fuentes de gran placer, habitualmente sus padres. El nino, en otras palabras, "incorpora" a los pa­dres mediante Ia catexla y se identifica con ellos, es decir, en ciertos senti­des cruciales se ve a si mismo como similar a los padres. Esta identificaclon hace que ciertos aspectos de la persona lncorporada se introyecten en Ia personalidad del nino. Partes· clave del caracter de los padres se convierten en parte de la personalidad del nino. Estas cualidades introyectadas son el origen del superyo, sede de Ia sensibilidad moral dentro de los nlnos.

Lo que Parsons veia de extraordinario en esta teoria del desarrollo del superyo era que brindaba nuevas pruebas para respaldar sus critlcas a Ia teoria liberal decimononica. Freud demostraba que despues de las primeras etapas de desarrollo de la personalidad, la realidad externa (las "condicio­nes", en el vocabulario de Parsons) es siempre mediada por expectatlvas morales (las "normas" de Parsons) . En otras palabras, Parsons toma esta teoria de Ia formacion del superyo como expllcacl6n prototlpica de Ia lnter­nallzacion de las normas. Con ello, lleva a Freud mas lejos de donde el que­ria ir, pues Parsons afirma que los ninos "lncorporan" los objetos externos desde elinlclo mismo de su vida. La identlficacion, la introyeccion y la inter­nallzaci6n acontecen cas! desde el nacimiento, asegurando que cada ele-mento de Ia personalidad sea social. ' .

Parsons toma Ia brillante vision freudiana del proceso de formacion del superyo y la generallza, convirtiendola en un aspecto de su abarcadora teo­ria. Segun Freud, una vez que esta formado el supery6, las personas mode­ian cada autoridad que enfrentan de acuerdo con Ia autoridad internalizada de sus padres. Segun Parsons, esta internallzacion no se aplica solo a Ia au­toridad: una persona enfrenta pocos objetos sin haber tenido una experien­cia previa de cosas "como" ellos . La existencia de objetos externos es habi­tualmente guiada, pues, por modelos internalizados acerca de lo que debe­rian ser. Desde luego, siempre hay una primera vez para una nueva clase de objeto, pero durante este primer encuentro estos objetos se transforman in­variablemente en la base de la catexia y la internallzacion. En palabras de Parsons y Shils, "los objetos, por la significaci6n y las catexlas asociadas con ellos, se organlzan dentro del sistema de orientaciones del actor". 3

3 Parsons y Shils, pag. 54.

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.:;:c.-

Cuando vemos una mujer, un hombre, un estudiante, o aun una silla, un aula o una pelea, nunca vemos estos objetos como externos a nosotros mls­mos, a menos que nos enfrentemos con tales cosas por prlmera vez en la vi­da, y aun entonces solo pequeii.as partes de elias senin nuevas de veras. En cambia, suglere Parsons, enfrentamos estos objetos como sl ya fueran esen­clalmente famlllares, desde ~dentro" y no desde ~ruera". Ello es asi porque ya hemos lntemalizado expectatlvas (normas) acerca de lo que lmplican ta­les objetos o sltuaclones. Si no fuera asi, cree Parsons, si vivieramos y nos enfrent:aramos con objetos totalmente desconocidos, no tendriamos com­prension intultlva del mundo en que vlvimos. La teoria utllitarista estaria en lo cierto: los objetos serian externos a nosotros y actuariamos ante ellos so­lo de manera Impersonal, instrumental, mecanicista.

La reinterpretacion de Ia introyecclon y la internalizacion realizada por Parsons sugiere que Ia generallzacion de Ia lnfancla se debe considerar cru­cial no solo para la construcclon de la personalidad sino para Ia formaclon de la socledad. Estas conslderaciones apuntan a su vez a Ia relacion entre la soclallzacion y los valores culturales, por una parte, y ala relacion entre Ia sociallzacion y los ~objetos" sociales, por Ia otra. Sin duda fue esta linea de pensamlento la que indujo a Parsons a elaborar, en este mlsmo periodo, su declslvo modelo de los tres diferentes sistemas de acclon: Ia personali­dad, la socledad y Ia cultura.

,Los sistemas de personalidad, los sistemas soclales y los sistemas cul­turales son distinciones analitlcas, no concretas. Se corresponden con di­versos nlveles o dimensiones de toda la vida social, no con entidades fislcas distlntas. Toda entidad concreta -una persona, una sltuaclon social, una instltuclon- se puede abordar desde cada una de estas dimenslones; cada cual exlste en los tres sistemas a la vez. Parsons usa Ia distlncion para ar­gumentar a favor de Ia interpenetracion de Ia personalidad Individual, sus objetos sociales y los valores culturales de la socledad.

La personalidad, razona Parsons, se refiere a las necesldades de la persona individual. Estas comblnan necesidades organlcas y emocionales, y se organlzan en una ~identldad" individual a traves del proceso de sociallza­cion, a traves de Ia experiencia evolutiva del indivlduo con Ia sociedad. Este nivel de la personalidad es Ia fuente de una personalidad dist!ntlva y (mica. Aun asi, no lmplica un individuo en el sentldo atomlsta del utilitarismo. Aunque Ia separacion fisica de los indlviduos entre si puede contrlbulr a crear dicha lmpreslon, Parsons nos advierte que se trata de una iluslon. La diferenciacion ftsiologica no se corresponde con una dlferenciacion social o cultural. La personalidad es un nivel dist!nto de la vida social, y connota Ia singularidad de la persona. Pero esta singularidad es el producto de un en­cuentro con Ia sociedad.

El nivel del sistema social alude ala interacc!on entre d!versas perso­nalidades o, en terminos mas comunes, a Ia interdependencla de las perso­nas. Pero recordemos que este punto es presuposlcional, no directamente empirico. Aunque el sistema social es el nivel de Ia interaccion, Ia lnterac­clon puede ser de cooperaclon o de antagonlsmo. La interacclon significa que hay mas de una person<l;, y toda vez que tenemos dos o mas personas

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enfrentamos el problema de Ia distribucion de bienes. El sistema social, pues, esta sujeto a las preslones de Ia escasez y Ia organlzaclon. Incluye una gama de lnstltuclones y estructuras cuya ~runcl.on" conslste en enfren­tar Ia escasez y en brindar organlzaclon, lmperat!vos que a su vez plantean las cuest!ones de Ia legitimldad y Ia justlcla.

Por ultimo, hay un sistema cultural. La cultura no alude a las neces!­dades de Ia gente, nl a Ia naturaleza de las !nteracc!ones reales, sino a am­plies patrones simbollcos de sentldo y valor. Los patrones culturales Infer­man las lnteracc!ones especificas y las dispos!clones de necesidad, pero siempre hay una brecha entre Ia generalidad de un valor cultural y el modo en que una socledad o personalidad formula su sentido.

La diferenclaclon entre nlveles de cultura, sociedad y personalidad se puede !lustrar con el valor slmbolico ~libertad". Este !mplica un compromise del sistema cultural, dlgamos, con elideal de que los indivlduos deben gozar de llbertad. Como tal, es un compromlso extremadamente general y dlfuso que puede ser compartido por socledades y personalidades que difieren de muchas maneras. En terminos de Ia organlzaclon del sistema social, el nivel de las instituciones especificas, podemos pensar en muchos patrones orga­nlzatlvos que lntentan produclr libertad economlca. La sociedad capitalista temprana enfat!zaba una clase de libertad, particularmente Ia libertad para comprar y vender. El posterior capitalismo del Estado benefactor organlzo Ia libertad de otra manera, enfatlzando Ia libertad de las gentes menos podero­sas para controlar sus propios movlmientos y recursos. En Ia fase temprana del.capltalismo Ia libertad era mas accesible a las clases altas, mientras que la mayor libertad que el capitalismo tardio brindo a grupos de menores ln­gresos se consigulo a expensas de restricciones sobre los propletarios. Lo que deseo seii.alar es que ambas clases de organizacion del sistema social son coherentes con el mas general compromise cultural con Ia libertad. Sl descendemos al nivel aun mas especifico de Ia personalldad, surge Ia misma autonomia relat!va de estos sistemas: Ia "llbertad" se Quede convertlr en una disposlcion de necesidad para Ia personalidad de diversas maneras. Por ejemplo, podria estar artlculada por una personalidad muy discipllnada con estrlctos controles superyoicos. En este caso, Ia libertad se convlerte en cuestlon de autodlsclplina y control deliberado. Pero una personalidad tam­bien podria actuar ~libremente" respondlendo a necesidades espontaneas de expresion sexual. Cada una de estas disposiciones de necesldad, a la vez, se podria especificar aun mas de diversas maneras; por ejemplo, podrian ser egoistas o altruistas. .

La autonomia analitlca de estos nlveles no debe ocultarnos que cas! siempre existe alguna correspondencia entre ellos. La organlzacion de los recursos escasos tiene que ser afectada por el universe de sentidos al que Ia gente recurre para entender el mundo, y las personalidades que desarrolla Ia gente tlenen que basarse en los objetos soclales y culturales que estan disponibles para Ia interaccion. Los ldeales slmbol!cos acerca de Ia llbertad, pues, tienden a surgir junto con sistemas sociales capaces de conceder 11-bertad, y tanto los simbolos como las socledades se interrelaclonan con sis­temas de personalidad capaces de actuar de modo ~llbre".

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Pero si observamos Ia historia de las sociedades occidentales, y las so­ciedades en desarrollo que hoy estan en proceso de modernizacion, vemos que los niveles analiticos de cultura, sociedad y personalidad a menudo se corresponden con niveles desparejos de desarrollo empirico, y que en vez de interrelaciones complementarias hay tension y desequilibrio. En el siglo die­ciocho, por ejemplo, importantes areas de Ia vida intelectual francesa (parte del sistema cultural) recibieron la influencia del ideal de libertad. Pero areas igualmente importantes del sistema social permanecian organizadas en es­tructuras feudales y aristocraticas que negaban llbertad politica y economi­ca a esos sectores de la sociedad mas comprometidos culturalmente con ellos. Esta incompatibilidad podria ser un modo de conceptualizar los orige­nes de la Revolucion Francesa. Por tomar otro ejemplo historico, un peque­iio grupo religioso, los puritanos ingleses, alento la formacion de personali­dades que a la vez lmpulsaron la autonomia y el autocontrol disciplinado. Sin embargo, ni Ia cultura ni el sistema social de la Inglaterra del siglo die­cisiete estaban organizados de un modo que fuera complementario de este ascetismo psicologico. (.Como se resolvio esta incompatibilidad empirica? La personalidad puritana cambio gradualmente el clima cultural Ingles para volverlo mas congruente con el ascetismo cultural. Este cambio cultural tambien contribuyo a una reorganizacion fundamental del sistema social.

En muchas sociedades en desarrollo vemos hoy fuertes compromisos culturales con Ia modernidad -a veces con Ia libertad, a veces con Ia igual­dad- pero a menudo encontramos muy poca habilidad para concretar estos ideales en terminos del sistema social, o a veces en el nivel de Ia personali­dad. Por otra parte, las sociedades en tren de modernizacioq a menudo tie­nen recursos propios del sistema social para dar concrecion a un valor cul­tural dado; por ejemplo, pueden haber establecido eficaces centros de edu­cacion superior. Pero esta capacidad del sistema social se puede manlfestar sin patrones culturales que sean suficientemente fuertes para que dicha educacion superior parezca valiosa o necesaria.

La diferenciacion entre cultura, personalidad y sociedad, pues, nos permite apreciar Ia interpenetracion del individuo y la sociedad a la vez que enfatiza que los lazos entre individuos socializados, sociedades psicologica­mente afectadas y culturas socializadas pueden ser muy precarios. Esta no­cion de interrelacion precaria nos lleva al modelo sistemico de Parsons de Ia vida social (en cuanto opuesta a Ia psicologica o cultural). Este es el corazon de su temprana teoria estructural-funcionalista. En el resto de Ia clase de hoy, examinare este modelo en una forma muy simplificada, como el para­digma de la interacclon y los roles sociales.

Parsons cree que el sistema social nose debe conceptualizar en termi­nos de estructuras materiales o instituciones sino como una complicada se­rle de "roles" sociales. Los roles son nichos sociales impersonales que con­sisten en obligaciones a realizar de maneras especificas. Las estructuras materiales, instituclones y organizaciones de Ia sociedad, cree Parsons, no son significatlvas en si mlsmas sino por las clases de roles que brindan. Las obligaciones planteadas por los roles, abstractas pero muy deflnldas, son desde luego producto de diversas presiones y recursos. Luego hablaremos

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de estas presiones y recursos. Por ahora, limitemonos a reconocer, con Parsons, que los roles existen; por ejemplo, que "profesor" es un rol real en el sistema social, asociado con obligaciones definidas. Tal rol no 'es el simple producto de la personalidad, ni la emanacion automa:uca de Ia cultura. Es un conjunto detallado de obligaciones para la interaccion en el mundo real. En otras palabras, forma parte del sistema social.

Ahora bien, (.C6mo se puede entender dicho rol desde una teoria vo­luntarista? (.Como se lo puede entender de un modo que no lo haga parecer algo totalmente externo a los actores que lo obedecen? Segim el modelo tri­sistemico de Parsons, las necesidades de Ia personalidad tendrian que com­plementar en cierto grado los requerimientos del sistema social para un rol. En el caso de nuestro profesor, su personalidad se debe corresponder con las exigencias y obligaciones lrnpuestas por el rol de docente. Como dicen Parsons y Shils, "tiene que existir una correspondencia fundamental entre las autocategortzaciones del actor, o 'autoimagen', y ellugar que ocupa en el sistema de categorias de la socledad de Ia cual forma parte". 4

Esta correspondencia parece ser muy simple, pero no lo es. Ustedes y yo conocemos a muchas personas cuya personalidad no se corresponde con los roles que desempeiian: profesores que no quieren enseiiar, que entienden que no tienen la capacldad o han desarrollado otras metas culturales. Para estos profesores, su compromiso con el rol es incompatible con sus compro­misos psicologicos o culturales. La incompatibilldad entre niveles sistemicos produce tensiones que todas las socledades procuran resolver. Los profeso­:res descontentos pueden renunclar; Ia escuela los puede "resocializar"; se los puede amenazar mediante Ia disciplina; a veces se los despide. A menudo, desde luego, Ia tension se perpetua creando un desequilibrio continuo.

(.Como cree Parsons que se puede evitar dicho desequilibrio, a! menos en prtncipio? (.C6mo puede el sistema social coordinar las obligaciones de cada rol, las personalidades y los ideales culturales? En primer Iugar, ex.iste una sutll correspondencia entre los roles que ofrece el sistema social y los carninos de socializacion que se presentan a cada individu.o de dicha socie­dad. (.Como se pasa de ser un niiio a ser profesor? El futuro profesor va participando en roles estrechamente coordinados y gradualmente variables, una secuencia que se extiende desde el hebe hasta el nino y el estudiante, y. mas alia de eso (segun la situaci6n familiar) a! hermano mayor, el adoles­cente, el estudiante mayor, el adulto. Esta secuencia de roles se entrecruza con otras, por ejemplo, Ia que se extiende desde miembro de un grupo de pares hasta ciudadano, votante y activista, y la secuencia tutor, estudiante graduado, asistente de catedra, aprendiz, estudioso, profesor. Cada uno de estos roles es una fuente de identldad personal, y cada cual debe estar afl­nado para satisfacer necesidades psicol6gicas en cada secuencia. Pero los roles no pueden ser solo fuentes de autoidentldad, pues tambien se deben relacionar con el sistema social. La persona en crecimiento lnternaliza capa­cidades sociales con cada nueva etapa de identidad personal.

4 Parsons y Shils, pag. 147.

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Las secuencias de roles se deben coordinar en los niveles de sociedad, personalidad y cultura. Los roles que asume una persona son ofrecidos .por diversas partes del sistema social en diversos momentos. Los primeros roles son ofrecidos por Ia familia, los roles posteriores por grupos de amigos sabre los cuales Ia familia tiene poco control. y por instttuciones a menudo distan­ciadas tanto de Ia familia como de los grupos de amigos, instltuciones como Ia escuela y el gobiemo. Pero es preciso que estos diversos roles esten orde­nados en una secuencia y cuidadosamente coordinados; en Ia medida en que se los experimente como contradictorios y abruptos, el individuo no po­dra internalizarlos. A primera vista tal coordinaci6n parece tnconcebible. A fin de cuentas, no hablamos s6lo de un par de personas para quienes se de­ben establecer secuencias, sino acerca del cumplimiento simultaneo de una extraordinaria cantidad de roles diversos. La abrumadora precision de Ia co­ordinaci6n requerida demuestra, a juicio de Parsons, cuan ridiculamente inadecuadas son las visiones indtvtdualistas del arden. La coordinaci6n de secuencias tan intrincadas s6lo puede continuar "por enctma de nosotros". Es el producto de un sistema, mas precisamente el sistema social. Los con­troles sociales, aunque dependan de decisiones individuales, artlculan estas decisiones mediante procesos de coordinac!6n que ningim individuo puede comprender y mucho menos dirigir.

Para ser eficaz, esta secuenc!a de roles debe coordinarse con el desa­rrollo de disposiciones de necesidad en Ia personalidad. Por dar un ejemplo tosco y simple, nose puede exigir a nadie que se dedique a una tarea lnte­lectual abstracta, como estudiar varias horas consecutivas, a menos que se satisfagan sus necesidades infantiles orales. Analogamente, no se puede pe­dir a los j6venes que cumplan importantes roles de liderazgo en Ia sociedad a menos que hayan pasado por Ia etapa edipica final. lo cual signlflca que sus conflictos psicol6gicos con Ia autoridad estan al menos parcialmente re­sueltos. Las exhortaciones del sistema social al matrimonio y Ia crianza de una familla no se pueden concretar antes de brindar Ia capacidad psicol6gi­ca para Ia sexualidad genital. Estos requertmientos parecen muy vulgares y simples a primera vista: he escogido los ejemplos mas faciles que puedo imagtnar. Pero s! pensamos en Ia enorme coordinaci6n que se requiere para que el desarrollo psicosexual coincida con Ia secuencia de roles, tenemos una abrumadora prueba del ordenamiento extraindividual. "sistemico", de Ia vida social.

Por ultimo, esta secuencia de roles y esta coordinaci6n de necesidades obviamente se facilitara si existen valores comunes difundidos y una cultu­ra internamente coherente. Si tanto nuestros primeros roles como los ac­tuales se pueden remitir a una cultura comun, los sentiqos que atribuimos a nuestra experiencia vital seran mas coherentes, reforzando nuestro com­promiso con el rol que debemos desempei'lar ahora. Tampoco esto es tan fa­cil como parece, pues un individuo desempefla roles en una amplia gama de instituciones separadas econ6mica. politica y geognHlcamente. Para que el sistema cultural fun clone con mayor eficacia, se, debe comprender que todas estas participaciones derivan de una cultura comun. En Ia medida en que tal cosa no se pueda comprender, los sentidos atribuidos a las obligaciones

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secuenciales sen1n confllct!vos y resultara mas dificil para las personas mantener su compromiso con sus roles. Mas aun, esto ocurrira aunque ha­ya una secuencia de roles objet!vamente coordinada (Ia !ntegraci6n de los roles con el sistema social) y una perfecta complementariedad entre los ro­les y las necesidades psicosexuales (1ntegraci6n con Ia personalidad). La ca­rencia de una cultura compartida crea conflicto porque significa que las orientaciones subjetivas bacia los roles quiza no se correspondan efectiva­mente con exigencias objetivas. Por tamar un ejemplo concreto, el proceso de movilidad social impone un signlflcativo desplazamiento a las personas que comienzan su vida en una parte del sistema de estrat!ficaci6n, en una clase o sector, y ascienden o descienden a otro. Si Ia cultura de una parte del sistema de estratlficaci6n difiere mucho de las demas, esta movilidad so­cial causara serias perturbaciones en el cumplimtento eflcaz de los roles.

En el sistema social de las sociedades industriales avanzadas se deben "producir" y "coordlnar" muchos roles sociales. En una universidad grande, por ejemplo, puede haber unos dos mil profesores. Estos profesores pueden venir de todos los rincones del mundo, pero tienen que haber experimenta­do expertencias de socializaci6n tan stmilares como para que hayan acepta­do el mismo rol social. Pero esto es solo el comienzo de Ia coordinaci6n de roles extgtda por una instltuci6ri grande y compleja. Mas aun, tlene que ha­ber procesos que permitan que estos roles de profesor se especialicen e inte­rrelacionen. Los profesores tlenen que interactuar con otras personas que desempefian roles diferentes, tales como secretarias, empleados, custodios, editores, correctores, veridedores y estudiantes. Cada uno de estos otros ro­les depende, a Ia vez, de una precisa secuencla de roles para que se cum­plan satlsfactoriamente. Finalmente, sea o no satisfactorto para sus ocu­pantes, el sistema social de Ia untversidad debe brindar modos de coordlnar cada uno de estos roles con los demas.

Por seflalar apenas un segmento en este enorme complejo de roles, pensemos en lo que se requiere para que se produzca una relaci6n coheren­te y mutuamente satlsfactorla entre estudiante y profesor! Primero, Ia pre­paraci6n de cada uno de nuestros roles debe estar coordinada; como he se­flalado, dicha preparaci6n involucra a los tres sistemas: el de Ia personali­dad, el cultural y el social. Luego, en Ia instituci6n social de Ia que estos ro­les forman parte, Ia universidad, necesitamos disponer de una amplia gama de recursos complementarios. opciones y sanciones. Las opciones son mu­chas: cursos grandes o pequeflos, sistemas de gradaci6n lenientes o seve­ros, examenes o monografias, por nombrar s6lo unos pocos. Por cierto estas opciones y su coordinaci6n resultan mas faciles si existen expectativas cul­turales fuertemente institucionalizadas en Ia universidad, de tal modo que, al margen de nuestro histortal y al margen de los recursos ofrecidos, espere­mos mas o menos lo mismo; El problema de Ia socializaci6n dentro de Ia cultura intelectual local esta, desde luego, separado de las otras clases de socializaci6n involucradas; por ejemplo, Ia socializaci6n que produce com­promisos con los roles laborales y estudiantiles en cuanto tales y con patro­nes culturales amplios, como el idloma, que no son especificos de un rol.

Es obvio que Parsons considera que el mundo social es muy complica-

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do. tPero aim nos reserva algo mas! Parsons situa su analisis de esta com­plejidad bajo Ia rubrica de una simple pregunta que se volvi6 muy coT\_tro­vertida. (.C6mo se puede coordinar todo esto para que funclone "a Ia perfec­c16n"? Con Ia idea de funcionamtento perfecto Parsons alude a Ia operaci6n efectlva, a Ia posibilidad de que Ia vida social este en estado de perfecto equilibria y cooperaci6n, como un motor sin frtcc16n. Parsons se vale de este equilibria, o armonia, como una pauta abstracta para juzgar los requeri­mtentos de Ia socledad. Los crttlcos han sugertdo que esto crea una tenden­cla tlegitlma en Ia obra de Parsons, pero el sostenia, por el contrarto, que el concepto de equtllbrto slmplemente permlte ver que "anduvo mal" cuando estudiamos una sltuacl6n de confllcto empirtco. Inslstia en que el postulaba el equilibria s6lo como modelo abstracto, no como un conjunto de compro­mlsos mas especillcos que descrtben Ia naturaleza de Ia realidad empirlca. El modelo de una maquina sin frlcci6n se puede usar por cierto para estu­dlar las reslstenclas y las eventuales roturas causadas por Ia frlccl6n en el mundo real.

La imagen de una interaccl6n btpersonal perfectamente coordinada, Ia "diada", es de suma tmportancia en Ia obra intermedia de Parsons. Parsons argumenta que para que tal diada este en equilibria las expectatlvas que ca­da actor tlene para Ia interacci6n deben complementar las expectattvas del otro. Lo que yo deseo hacer al frente de esta aula, por ejemplo, deberia con­cordar con lo que ustedes desean hacer como alumnos. Parsons denomina esto el teorema de Ia "complementartedad de expectatlvas", y ttene en cuen­ta este teorema cuando escribe acerca de Ia instttucionaltzaci6n. La instttu­cionalizaci6n perfecta acontece cuando las extgencias del sistema social acerca de los roles se complementan con los ideales culturales y cuando ambos, a Ia vez, sattsfacen las necesidades de Ia personalidad. En otras pa­labras, lo que Ia personalldad necestta, en el caso ideal, deberia ser lo mis­mo que Ia cultura considera slgnificatlvo, y esto deberia concordar con los recursos que el sistema social ha brtndado para lo que define como obliga­clones apropladas para un rol. Si extste esta armonia perfecta entre los di­versos niveles de Ia sociedad, Ia lnteraccl6n individual sera complementarta y no se productra confllcto. Parsons y Shils lo expresan de este modo: "Los mtsmos sistemas de pautas de valores son instltuclonaltzados en los siste­mas soclales e internaltzados en las personalidades, y estos a Ia vez guian a los actores en lo referente a Ia ortentaci6n bacia un fin y Ia regulaci6n de los medios".5

A:fiadire, por ultimo, que ademas de estos requlsltos estructurales para el equilibria -Ia naturaleza de Ia preparaci6n para los roies y sus secuen­cias, Ia coordinaci6n de roles dentro de una instltucl6n, Ia relevancla de Ia cultura comun, y Ia compatlbilldad o instltuclonallzaci6n de diversos nive­les-, Parsons presta cierta atenci6n a Ia naturaleza del desempeilo de los roles, a los procesos empiricos de lnteraccl6n e indlvidualtdad. Reconoce que Ia "contlngencia" es aqui de suma importancia, que toda interacci6n tie-

5 Parsons y Shils, pag. 56.

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ne un caracter en gran medida abierto e tmprevisible. Otro modo de expre­sarlo (lo cual nos remlte a las palabras de Parsons en La estructura de Ia accibn soctaij consiste en seilalar que los actores Uenen libre albedrio y que Ia acci6n es inevitablemente temporal. Esta contlngencia abre nuevas fuen­tes de inestabilidad. (.C6mo Ia pueden encarar los actores? Parsons inslste en que se puede hacer mucho durante el desarrollo de Ia interacci6n mis­ma. Los participantes realtzan esfuerzos conscientes e inconscientes para mantener un curso de interacci6n satlsfactorto. Para alcanzar esta satlsfac­c16n. usan sanclones negatlvas y recompensas positlvas con el prop6slto de acomodar a otras personas a sus propias necesldades. Toda interaccl6n en­tre dos personas, o entre una persona y un grupo o instltuci6n, involucra constantes sanciones y recompensas. Si extste una lnstltuclonaltzaci6n per­recta, una complementariedad fundamental de expectatlvas y recursos, es­tas sanclones y recompensas mutuas permltiran el mantenlmiento del equi­libria ante Ia contingencla. Por otra parte, en Ia medida en que haya falta de complementartedad entre los recursos o expectativas, estas sanciones y re­compensas contlnuas pueden conducir a un serto y perturbador confllcto social, pues serviran para reforzar Ia conducta antllnstltucional.

De este modelo de equilibrio, y su mantenimiento, surge Ia teoria de Parsons acerca del desvio y el confllcto.

El desvio se refiere a Ia posibilldad te6rtca -que constituye una proba­bilidad empirtca- de que las relaciones interpersonales se alejen del equili­bria. Para definir el desvio, debemos regresar a Ia Idea de complementarte­dad de roles, Ia hipotetlca concordancia entre Ia autoimagen del actor y las definiclones de roles ofrecidas por el sistema social. Tambien debemos re­cordar como se aplica esto a Ia diada tipica ideal: mts expectatlvas seran tus deseos, tus deseos mis expectatlvas. Parsons y Shils definen el desvio como "Ia disyunci6n entre las expectlvas de los roles y las disposiciones de necesi­dad", y esta definicion ahara Uene sentldo.6 El desvio acontece cuando Ia in­teracci6n entre tu y otro, tratese de una persona, grupo o irystttuci6n, es in­satlsfactoria para una de ambas partes. Esta insatisfacci6n puede ser cau­sada por problemas surgldos en cualquler nivel del proceso de instltuciona­lizaci6n. La extstencia de tantas facetas en Ia instltucionaltzaci6n revela por que el desvio es tan omnipresente, por que Ia complementartedad en senttdo pleno rara vez se produce.

Una vez que hay insattsfacc16n, (.Cual es el resultado? A juicio de Parsons, dos cosas ocurren simultaneamente. Primero, hay una reacci6n in­terna en Ia personali~ad insatlsfecha. Como el "otro" no brtnda sattsfacci6n suftciente, el yo experimenta una perdida objetal, por usar (como bacia Parsons) los terminos freudianos, una perdida de amor que dertva en depre­si6n o furta. La personalidad soclaltzada medlattza esta reacci6n a traves de mecanismos de defensa como Ia adaptaci6n, Ia negaci6n y Ia proyecci6n. Esta reacci6n interna a menudo dertva en un abandono de las obligaciones del rol, sea mediante una actitud pasiva o mediante una furlosa rebeldia.

6 Parsons y Shils, pag. 152.

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Pero, junto con esta reaccion interna de Ia personalidad, hay una reaccion "externa" en el nlvel del sistema social, pues el retiro del actor supone.el in­cumplimiento de un papel. Esto conduce a una falla en el funcionamiento social, pues no se brtndan los recursos de que dependen otros roles. Esto, desde luego, desata mas inestabilidad y conflicto, pties las obligaciones de otros roles quedan sin cumplir. No es de extranar que el desvio habitual­mente active toda una gama de mecanismos de "control social" destlnados a devolver a su carrtl al actor, grupo o institucion que se ha desviado, con el proposito de restaurar .el equilibria del sistema. Los detalles de dicho control social, y tina vision mas compleja del sistema social, co:p.stituiran el tema de Ia clase siguiente.

Terminare esta charla hacienda una evaluacion inicial del modelo es­tructural-funcionalista que Parsons elaboro en este periodo intermedio de su carrera. En prtncipio, este modelo prometia conciliar a las escuelas con­flictivas de la sociologia clasica, encontrar un modo de integrar el orden cul­tural con el matertal, de aslstir al individuo sin subestlmar el papel de la so­ciedad. Enfatizo "en principia" porque en la practlca Parsons tuvo dificulta­des para mantener en equilibria yen perspectlva todos los factores de su es­quema teorico. Obviamente, un esquema conceptual tan complicado pre­senta muchas oportunidades para la distorsion y la tension teoricas; si nuestra perspectiva general nos inclina bacia cierta unilateralidad, este aparato conceptual brinda espacio suficiente para hacerlo.

La "interpenetracion" propia de este modelo estructural-funcionalista, por ejemplo, nos tlenta a restar enfasis al peso del control instrumental, si­tuacional. Claro que Parsons enfatiza explicitamente el papel independiente de la sociedad respecto de Ia cultura, pero el cree que en una situacion de equilibria estos sistemas se "alinean" y superponen. Si tuvieramos una in­clinacion bacia el idealismo -y por nuestra charla anterior sabemos que Parsons tlene esta inclinacion- esta presunta superposicion entre expecta­Uvas culturales e instltuciones sociales nos llevaria a subestimar los aspec­tos externos y objetlvos de los recursos y la interaccion de los roles. De he­cho, Parsons habla mas acerca de Ia necesidad de que las exigencias del sistema social se fundan con la cultura y la personalidad que acerca de la necesidad de que la segunda satlsfaga las exigencias de condiciones objet!-

. vas. Es muy posible que muchas estructuras del sistema social, como la distribucion de recursos materiales y las sanciones y recompensas de otros, coincidan con valores culturales y expectatlvas socializadas. AI mismo tlem­po, resulta muy improbable que alguna vez se produzca una concordancia perfecta. Siempre habra un "mundo objetlvo" que permanecera "no cubier­to" por obligaciones culturales comunes; esto creara una "escasez" no me­diada por sentldos subjetlvos, y por tanto coercitlva.

Si analizaramos las fuentes del desvio desde esta perspectlva estructu­ral-funcional, por ejemplo, tendriamos que examinar con sumo cuidado los recursos objetlvos brindados por los roles del sistema social, no simplemen­te las variaciones en la cultura comun y la socializacion. Desde luego, sea cual fuere la asignacion objetlva de recursos, puede existlr complementarie­dad entre los actores si el sistema cultural define estos recursos existentes

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como deseables. En lo concerniente al equilibria, la distribuci6n real de la riqueza es irrelevante. Si la cultura es internamente coherente y amplia­mente compartida, y si la socializacion enlaza la cultura con los recursos de una manera efectlva, toda distribucion objetlva se puede considerar justa. Pero, al margen de como esten estructuradas inicialmente las personalida­des y las culturas, los recursos objetlvos cambiantes aun pueden crear de­sequilibrio. Las disposiciones de necesidad y los valores culturales comunes pueden crear conflicto. En cuanto aparecen brechas entre la distrtbucion de las obligaciones y las disposiciones de necesidad y los valores socializados, el consenso sobre estos puede crear agudos conflictos y disturbios.

Hay otro problema posible, aunque este no se relaciona con la tenden­cia de Parsons a idealizar su esquema sino al problema de la interacci6n concreta y la contingencia. Podemos convenir con Parsons en que para ob­servar las fuentes del equilibria o del desvio debemos examinar el proceso de instltucionalizacion. Pero, dado lo que Parsons ha dicho sobre la indivi­dualidad -que cada persona concreta es diferente, que cada cual tiene una personalidad Unica-, tambien deberiamos estudiar profundamente los pa­trones especificos de cada 1nteracci6n contingente. Deberiamos, en otras palabras, examinar mucho mas detalladamente que Parsons las estrategias que usan los actores para las sanciones y recompensas mutuas. Parece muy probable que haya secuencias definidas y modos de "mantener encarri­lada a la gente", y que esos diversos modos de sancionar y recompensar brinden recursos fundamentales para el extto o fracaso de Ia instltucionali­zacion. En tal caso, la capacidad del individuo para regular la interaccion contingente deberia constltuir un objeto de investlgacion en si misma. Aunque Ia teorla de Parsons deja abierta Ia posibllldad de dicho analisis, nunca lo emprende.

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El estructural-funcionalismo en su fase intermedia

AI comienzo de mls clases sabre Parsons comente La estructura de la accibn social aludiendo a las definlclones abstractas de accl6n y arden, y se­iiale que Parsons procuraba usar esta posicion presuposlclonal para conci­liar el materialismo con elidealismo mediante una "teoria voluntarista" a Ia cual el adheria solo en forma amblgua. En ml Ultima clase, donde hable del estructural-funcionalismo en su fase inlclal. lndlque algunas de las cualida­des mas generales del modelo estructural-funclonalista de Ia vida social pre­sentado por Parsons, el modelo con el cual el empez6 a especificar los su­puestos abstractos de su obra lnlclal. Menclone primero Ia lmportancla de Freud, luego comente el modelo "trislstemlco" de personalldad-socledad-cul­tura. Despues de eso, pase a Ia concepcl6n de los roles soclales en Parsons y trate de dar una idea de los complejos procesos lnvolucrados en su 1nstl­tuclonalizacl6n. Desde alii pase al paradlgma de la 1nteraccl6n concreta, en el cual cada actor sanclona y recompensa al otro. Esto nos llev6 a un co­mentario final acerca del desvio y el control social, el analisls de lo que per­mite a Ia gente abandonar sus roles y lo que sucede ctiando lo hacen.

Estos elementos te6rlcos surgleron gradualmente entre 1937 y 1950. En Ia parte final de este periodo, el modelo estructural-funclonallsta de Parsons cobr6 un caracter cada vez mas detallado y sistematico, una ten­dencla que culmln6, como he dicho, con Ia publlcacl6n de El sistema social y Hacia una teoria general de la accibn en 1951. Hoy qulero exarnlnar mas detalladamente este modelo del sistema social. Luego pasare al continuo clentifico y comentare algunos de los ejemplos con los que Parsons sustan­cl6 a este modelo general.

Los sistemas sociales, segCm Parsons, involucran dos Upos de proceso, la asignaci6n y Ia lntegraci6n. Los procesos de aslgnaci6n distribuyen dlspo­nlbllidades, personal, recompensas. Los procesos de integracl6n mantlenen bajo control estos procesos dlstributlvos. La asignacl6n se relaciona con Ia produccl6n, Ia lntegracl6n brinda a la produccl6n un efecto de amortigua­ci6n y un marco. La aslgnacl6n se concentra sabre los medias e inevitable­mente crea confllcto; la lntegracl6n se relaclona con los fines y con Ia lnter­penetracl6n de los fines, Ia cual. segun Parsons, crea establlidad. Luego ve­remos que este modo de abordar la teoria Uene clertos problemas; no obs­tante, primero es lmportante sefialar que tamblen tiene sus ventajas.

La astgnaci6n es lmportante para las sociedades a causa de Ia natura­leza intrinseca del nivel del ~!sterna social. La interaccl6n acontece en los

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sistemas sociales, y Ia interacci6n significa que hay por lo menos dos perso­nas involucradas. Con mas de una persona, surge el dato primordial de Ia escasez: siempre tlene que haber una division de los blenes. Esta division produce mecanlsmos de competencla y evaluacl6n para ver qulen conslgue que. Aunque se desarrollan roles especlalizados para llevar a cabo Ia aslg­naci6n -para mane jar Ia competencla y realizar Ia evaluacl6n-, tal vez sea mas interesante considerar que Ia aslgnaci6n produce lmportantes dimen­siones de cada rol social. Como los roles son los componentes basicos de las instituciones, podemos decir que la asignaci6n y la integraci6n brindan dos conjuntos basicos de instrucciones alrededor de las cuales se forman cada instltuci6n y organizaci6n.

Lo primero que se debe asignar, sugiere Parsons, son las disponibilida­des, los "medias" para controlar la situaci6n en sentldo tecnico. Tales me­dias son inherentemente escasos. Alimentos, vestlmentas, vivienda, trans­porte, comunicaci6n, herramlentas: todo ella se puede asignar mediante mecanlsmos instltuclonales. Parsons describe el dinero y el poder como los medias mas generalizados de lntercambio y control y, por ende, los focos centrales del proceso de asignacl6n. El dinero y el poder tlenen un "status instrumental generalizado", son intrinsecamente escasos. La asignacl6n de disponlbilidades depende fundamentalmente, pues, de qulen obtlene dinero y poder, cuestiones intluldas tanto por los crlterios morales, o normativos, que se establecen para Ia dlstribuci6n, como por las restricclones externas que existen como obstaculos a este lagro. Resulta clara, pues, que los pro­cesos de asignaci6n no son simplemente "materiales", a pesar de que estan organizados alrededor del problema de los medias lnstrumentales. La aslg­nacl6n de disponlb111dades lmpllca reglas fundamentales acerca de la distri­bucl6n de dichas disponibllidades. Por ejemplo, una agencia colectiva puede distribuir dinero a cambia de la realizaci6n de servicios publicos, como en el soclalismo de Estado, o bien el dinero se puede dlstribulr mediante una competencia que permita a los lndividuos conservar todo lo que ganan, tal como lo dictan las reglas de la propiedad privada. Analogainente, hay diver­sos modos de organizar la distribuci6n del poder. El poder se puede otorgar a las personas de acuerdo con cualidades particulares como la edad, Ia orientacl6n rellgiosa, Ia raza o la fascinacl6n personal. Tamblen se puede asignar segun reglas estandarizadas, como en las burocracias, e incluso, en ciertas ocasiones, segun el consenso de todos los que son afectados por el poder, como ocurre en los pocos sistemas que tlenen asignacl6n de poder democratizada.

Ahara hay que usar las disponibilidades asi aslgnadas. Hay que juntar a las personas con dichas disponibilidades. Esto es lo que Parsons denoml­na "asignaci6n de personal". Se trata de establecer reglas para los puestos que manejan las dlsponibilidades y de crear sistemas que permitan a las personas pasar sin fricciones de un puesto al otro. Aqui Parsons habla de educaci6n, selecci6n y designaci6n. La educaci6n es una fase temprana de Ia, asignaci6n de personal. El mercado )aboral -la fase en que esas perso­nas educadas "salen al mundo" en busca de puestos y salaries adecuados­es habitualmente Ia fase siguiente.

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AI tgual que con Ia astgnact6n de dlspontbilldades. hay que establecer reglas bastcas para Ia astgnacl6n de personal. Las normas acerca de Ia e<;lad y el sexo stempre parecen ser crttertos tacttos para estos procesos, aunque su tmportancta por cterto dlsmtnuye con Ia moderntzact6n. En termtnos mas generales, Ia astgnacl6n de personal tmplica dlsputas donde el untver­salismo se enfrenta con el particulartsmo, y el logro con Ia atrtbuci6n. (.Hay que juzgar a las personas segim pautas que se aplican igualmente a todos (untversalismo), o las pautas ttenen que estar adaptadas a grupos partlcula­res (parttculartsmo)? (.Se deben otorgar puestos de acuerdo con el desempe­fio demostrado (logro) o segun cualidades que parecen propias de una per­sona particular, como el trasfondo familiar, Ia rellg16n o Ia raza (atrtbucl6n)? Obvtamente ttene que haber una relaci6n estrecha entre las normas que ri­gen los procesos de personal y las que se han establecido para regtr Ia asig­nact6n de disponlbilldades. Sl el poder se esgrtme segim reglas burocratl­cas, es Improbable que se permita a Ia gente llegar a posiciones de poder a partir de rasgos personaltstas como Ia posicion familiar o Ia religion. Si un sistema politico distrtbuye el poder democratlcamente, causani problemas si los mercados laborales de los empleos politicos son muy afectados por crttertos atrtbuttvos como Ia rtqueza heredada o si el sistema educatlvo so­cializa a Ia gente de manera elitlsta y diferencial.

La tercera y ultima dimension de Ia astgnacl6n descrtta por Parsons es Ia de "recompensas". Aqul el tlene en mente, ante todo, un tlpo especial de recompensa, el elemento stmb6llco del prestlgio. Toda actlvtdad, rol y logro en Ia sociedad es evaluado en terminos de prestlgio; por ello, se puede decir que el pyestlgio es "asignado" y que se recurre a crtterlos slstematlcos. El mtsmo objeto puede servtr como recompensa stmb6llca y como disponlblll­dad. Como medio generaltzado, por ejemplo, el dinero puede ser un valioso insfrumento para controlar Ia sltuaci6n, aunque al mtsmo tlempo el mero "tener dinero" puede resultar prestlgloso a1 margen de lo que compre. El di­nero, pues, puede ser tanto un medlo (dlsponlbllldad) como un fin en si mtsmo (recomperisa). El caso del dinero demuesfra una vez mas Ia interrela~ cl6n entre las diversas dtmensiones de Ia asignaci6n. Si el dinero es crucial para la asignaci6n de disponibllidades pero por razones culturales no es va­lorado como recompensa stmb6lica, qutza se produzcan menos dlsponlblll­dades para necestdades bastcas de la socledad. 0, sl el poder en cuanto dis­ponibllidad es asignado segun reglas burocnitlcas e tmpersonales, y Ia dis­trtbuci6n del personal para el poder subestlma los crltertos atributlvos como las conextones famtltares y las cualidades personates como la buena apa­rtencta, los "contactos" y Ia buena figura no debertan constltuir bases signi­ftcattvas para las recompensas stmb6licas. Por el contrarto, los crtterlos bu­rocratlcos como "hacer un buen frabajo" y Ia "objetlvtdad" deberian volverse mas prestlgtosos y mejor recompensados en relacl6n con las cualldades per­sonates como la innovaci6n y la tmaginaci6n.

El problema de la asignacl6n de recompensas nos lleva a reflexionar mas sobre los fines que sobre los medios, y nos tmpulsa hacia el domlnio de los valores, Ia cultura y la personalidad. En el sentldo de Parsons, el prestl­gto es el elemento interno y voluntarto que concilla o aliena ala gente de los

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procesos de asignaci6n mas objetlvos relacionados con las disponibllidades y el personal. AI mtsmo tlempo, Parsons conecta los problemas de los fines y los valores con Ia relevante tarea social que es paralela de Ia astgnacl6n, a saber, Ia integracl6n. El nucleo de la teoria de Ia integraci6n social de Parsons se relaciona, de hecho, con Ia relaci6n de las recompensas con Ia aslgnacl6n de disponlbilldades y personal. Tratare de expllcar esta sltuaci6n aparentemente contradlctorta, y potenclalmente confusa, en Ia parte final de esta clase; aqui me lnteresa expllcar la teoria mlsma. Comlenzo con una asombrosa paradoja: hay aspectos de la lntegraci6n social que guardan muy poca relacl6n con Ia evaluacl6n subjetlva y las recompensas simb6llcas. Detengamonos en ellos antes de pasar a problemas mas subjetlvos.

Parsons introduce el problema de Ia integraci6n preguntando cuales son las consecuencias de Ia asignaci6n para el modelo tipico ideal de un sis­tema estable. Esto es perfectamente legitlmo, pues un modelo del equillbrto no compromete a1 te6rico a1 equillbrio en sentldo empirtco. Sin embargo, he­mos visto que desde el comienzo de su carrera Parsons a menudo confundia la estabilidad empirtca con Ia extstencia del nlvel cultural en cuanto tal, una ecuacl6n que reforz6 su tendencla a reduclr su posicion multidimensional a una poslc16n mas ideallsta. Cuando obseiVamos el modo en que Parsons trata los procesos de integraci6n encontramos algo muy parecido. Hay un tratamiento amplio y complejo de c6mo el interjuego entre recompensas slmb6licas, personal y dlsponlbllidades produce lntegraci6n, pero apenas se tlenen en cuenta los problemas de lntegracl6n que surgen cuando los proce­sos mas "objetlvos" de las disponlbllidades y la aslgnacl6n de personal con­trastan con los postulados de valor que modelan la distribucl6n de recom­pensas. No obstante, como tantas cosas en la obra de Parsons, el potencial te6rtco de sus escrttos supera su propia apllcaci6n del concepto. Me expla­yare (en mis propios terminos) sobre algunos elementos de la teoria de la ln­tegraci6n "objetlva". Cuandolo haga, creo que quedani claro que Ia diferen­claci6n que hace Parsons entre disponibllldades y aslgnacl6n de personal representa un avance considerable sobre ofras teorias de la aslgnaci6n obje­tlva. Combinada con Ia referencla a las recompensas, abre nuevas y mas slstematlcas posibllidades para explicar la desintegraci6n social.

Hay dos modos de entender los problemas de lntegracl6n planteados por las disponibilidades y Ia aslgnacl6n de personal. Prtmero, esta el simple problema de la eftcacia de cada sistema. (.Cuan eficaz es la asignaci6n de disponibilidades? (.Se producen suficientes disponibilldades para satlsfacer las necesldades de una poblaci6n dada? En su sentldo mas obvto, este pro­blema alude al con~umo econ6mico, el consumo de altmentos, vesttmentas y vlvlenda. Pero tambien se aplica a los disponibllidades en el sentldo de he­rramientas. (.Estan distribuidas las herramientas de un modo que permltan un eficaz funcionamiento de la division del trabajo? (.Las personas que fa­brican clavos disponen de suftclente hierro y acero y de las maqulnas apro­piadas? (.Hay suficlentes obreros para que los consfructores de una socle­dad edifiquen las escuelas y fabrtcas necesartas? Mas aun, (.es eficlente esta producci6n econ6mica? (.Esta la investlgaci6n clentifica correctamente vtn­culada con las exigencias de la producci6n? Y en cuanto a Ia producci6n de

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poder, (.estfm los partldos politicos organizados de tal modo que puedan ge­nerar legitlmidad y capacidad de respuesta? Las normas electorales, por ejemplo, se pueden vincular con el proceso de generacl6n de poder; P_~eden alentar una multltud de partldos pequeii.os que eroslonen la obtenc10n de un consenso o, por el contrario, al desalentar los partldos pequeii.os pueden mlnar la capacidad de reacci6n de las "bases" ante problemas lnciplentes.

Las cuestlones lntraslstemlcas tamblen pueden generar problemas de integraci6n en la asignacl6n de personal. (.La gente recibe buena educaci6n? (.Se asigna suftciente dinero a la educacl6n para que se puedan usar las disponibilidades basicas? (.Existe una secuencia correcta entre las fases de la educaci6n, una buena combinaci6n de formaci6n emocional y tecnica? (.Cual es la relaci6n entre la vida familiar y la escolar, y luego entre estas fa­ses tempranas y los mercados laborales? Si las escuelas interfteren con las familias, por ejemplo, la asignaci6n de personal puede resultar perjudicada. Podrian surgir problemas sociales como el divorcio, el alcoholismo, aun _el suicidio. Estos son solo algunos ejemplos de los problemas de integracion que puede plantear una lneftcaz asignaci6n de personal.

El segundo nivel de estos problemas "objetlvos" de integraci6n -los planteados por la asignaci6n de disponibilidades y personal- concierne al problema de la coordinaci6n entre estos procesos de asignaci6n. Aqui no nos interesa si la gente tlene una buena educaci6n, sino si el sistema edu­catlvo suministra las personas adecuadas para las disponibilidades existen­tes. Si la economia demanda cada vez mas personas con formaci6n tecnica cuando los educadores no tlenen el dinero ni el deseo de abocarse a la edu­caci6n tecnica, pueden surgir serios confllctos de aslgnaci6n. Es lo que ocu­rre hoy en los Estados Unidos. La economia intern&cional demanda una creciente asignaci6n de herramientas cientiftcas, pero los mercados labora­les norteamericanos desalientan tanto a los docentes que resulta dificil ha­llar buenos profesores de ciencia y matematlca. Otro ejemplo de mala inte­gracl6n entre los disponibilidades y el personal concierne a la_ manera en que el sexo se transforma en criteria normativo para la asignacion de perso­nal. La economia de los Estados Unidos requlere mujeres con educacion ele­vada, pero el sistema de asignaci6n de personal encomienda a las madres el cuidado de los niii.os. Algunas mujeres con educaci6n elevada son expulsa­das de la economia hacia la posicion de nlii.era, mlentras que las que per­manecen en e1 reino de los disponibilidades a menudo tienen impedimentos para particlpar con eftcacia en la socializaci6n de los niii.os. La instituciona­lizaci6n del cuidado diurno de niii.os podria ser una solucl6n para este pro­blema, pero en los Estados Unidos no hay procesos eftcaces para alentar el cumplimlento de este rol. Se podrian cltar muchos otros ejemplos de la ma­la coordinaci6n entre disponibllldades y personal. Por citar uno mas, mien­tras que la sociedad norteamericana brinda slgnlftcatlvos incentlvos a los abogados, en el nivel del personal, la producci6n de disponibilidades funcio­naria con mayor eftciencia si muchos asplrantes a abogados estudlaran ad­ministraci6n, ingenieria o educaci6n.

La mayor parte de las teorias sociales se concentran precisarnente en estas amenazas "objetivas" ala integraci6n social. Marx describi6 el creclen-

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te conflicto entre la reproducci6n de la mano de obra (personal. en termlnos de Parsons) y la producci6n econ6mica (dlsponibilidades). Argumentaba que habia una contradicci6n basica entre las fuerzas capitalistas de producci6n, que demandan cada vez mas capital y tecnica cientiftca, y las relaciones ca­pitalistas de producci6n. Creia que las leyes capitalistas de acumulaci6n privada y competencia expulsan asi a crecientes cantldades de obreros em­pobrecidos y capitalistas en bancarrota de la producci6n, de modo que la reproducci6n del poder !aboral Oa asignaci6n de personal) se vuelve al fin imposible. Marx es tal vez el mayor ejemplo de esta concentraci6n te6rica en las causas objetivas de la inestabilidad, pero de ninguna manera el unico. Como la soctologia es una dtsctplina destlnada a resolver problemas, sus preocupactones stempre han tendtdo hacta lo objetivo y lo practico. El gran merito de Parsons es que, a pesar de su tendencta a tdealizar la tntegrac16n, su teoria estructural-functonallsta conceptualiza estos aspectos objetlvos de la astgnac16n de modo mas preciso y sistematico. Aun asi, los mas tntere­santes avances te6rtcos de Parsons se encuentran en el area de la integra­cion cultural.

El problema de la mayoria de las teorias sociaies es que procuran si­tuar el desequtlibrio en el nivel meramente instrumental. Las tensiones que acabo de describlr acontecen en este nivel, dentro de cada sistema de asig­naci6n y entre los dlferentes sistemas: estas presiones de asignaci6n no se relacionan directamente con los valores y producen presiones que - toma­das en si mismas- tlenen una fuerza externa y objetlva. Pero si las que re­accionan ante estas presiones son personas, es inevitable interpretar estos problemas de asignaci6n mas "estructurales" mediante normas. Asi, aunque al aplicar su teoria de Ia integraci6n Parsons restaba enfasis a los aspectos instrumentales, tenia mucha raz6n al insistir en Ia importancia del tercer proceso de astgnaci6n, el mas subjetlvo, el proceso de las recompensas. Parsons afirmaba que las necestdades mas profundas de Ia gente nose rela­cionan con objetos instrumentales sino con el amor y el r~speto y que, por esta raz6n, la gente quiere recompensas simb6licas. Las recompensas con­tribuyen a una asignaci6n estable porque ligan la distribuct6n objetlva con los valores Ultimos de los seres humanos. Una lectura idealista de esta pro­posicion sugeriria que las recompensas pueden, pues, medlar efectivamente en -conciliar a la gente con- cualquier asignaci6n de disponibilidades subjetlvas. Una Iectura mas multidimensional sugeriria simplemente que la asignaci6n de prestlgio es slempre un factor en la lntegrac16n. Aunque el propio Parsons a menudo favorece una lectura idealista, su teoria de la aslgnaci6n de recompensas es, en principia, un nuevo paso hacla la posi­cion multidimensional.

Examinemos prtmero Ia relaci6n entre las recompensas simb6licas y Ia astgnaci6n de disponibtlidades. Tiene que haber una ·reclprocidad experi­mentada" entre ambas: los indlvlduos tienen que sentlr que la relaci6n en­tre disponibilidades y recompensas es "correcta". Las posiciones que brin­dan a la socledad bienes vitales, sean econ6mlcos o politicos, deben reciblr suftciente respeto -en prestlgto o en simbolos de prestlgio como el dinero­para garantlzar .que sus tareas se realicen con eficacia. Sin embargo, en las

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sociedades capitalistas suele haber una gran brecha entre las recompensas y la asignaci6n. La pericia productiva, por ejemplo, es a menudo eontrolada por profesionales que tienen una elevada educaci6n pero no controlan las fuentes de dinero. En consecuencia, expertos que son cruciales para la pro­ducci6n de disponibilidades a menudo se consideran mal recompensados. Los roles como el de obrero de fabrica o asistente sanltario, desde luego, re­ciben mucho menos dinero y respeto, y su experiencia de insatisfacci6n suele ser relativamente grande. Pero, mientras quienes ocupan estos roles contribuyen a la asignacion de maneras basicas, como trabajadores indivi­duales ejercen mucho menos poder y re.sponsabilidad que los profesionales. Solo cuando suman su poder de asignacion mediante organlzaciones colec­tivas como los sindicatos pueden manifestar su importancia funcional. Despues de la agremiaci6n, se empieza a tener en cuenta la tension entre la asignaci6n de disponibilidades y recompensas para la mano de obra no cali­ficada.

Tambien podemos examinar la reciprocidad funcional en termlnos de la asignacion de poder. Esta asimetria a menudo diftculta la contrataci6n de personas talentosas en el Congreso, una falla que a la vez resta eficiencia a la producci6n de poder. Pero la falta de reciprocidad entre las dlsponibilida­des y las recompensas tambien puede ser inversa. El prestigio a menudo ex­cede las tareas productivas que se reallzan. Las estreilas de cine, los atletas y los "ricos ociosos" reciben grandes recompensas pero hacen muy poco por la sociedad en general en terminos de producci6n de disponibilidades, aun­que se podria argumentar que las dos prlmeras profesiones desempeilan un importante papel en la asignacion de personal al brindar modelos de rol.

Si las recompensas no pueden coordinar efectivamente la producci6n y distribucion de disponibilidades, se produce un desequilibrio. c.Que hace un · sistema social para impedir tal conflicto, para mantener la integrac!6n de disponibilidades y recompensas? Como la que establece pautas acerca de la conducta deseable es la cultura, aqui se trata de la relaci6n entre la cultura y el sistema social. La cultura produce expectatlvas acerca de la distribu­ci6n de prestlgio, y las expectativas mas cruciales a la vez se concretlzan en !eyes. Las !eyes de propiedad, por ejemplo, son factores decisivos para esta­blecer la relacion entre las diversas actlvidades productlvas y la recompensa monetaria. Los sistemas puros de propiedad privada permiten una gran dis­tancia entre el dinero y la pericia; a traves de la herencia podemos poseer los medios de producci6n y las consiguientes ganancias sin haber reallzado ningO.n logro personal. En un sistema tal, los artistas, escritores y cientifi­cos pueden producir gran valor para una sociedad pero, si no pueden trans­formar sus productos en propiedad, no recibiran una apropiada recompen­sa monetaria.

Los sistemas puros de propiedad privada se basan en una cultura de individualismo extremo. En la medida en que una cultura cobre un rumbo mas igualitarista o colectivista, las recompensas se distribuiran de otro mo­do. Las leyes progresistas de impuesto a la renta, por ejemplo, procuran ga­rantizar una relacion mas integradora entre las recompensas y los logros. AI imponer mayores grav~menes a los ingresos mas altos, garantlzan que la ri-

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queza heredada se reduzca mas que la riqueza relacionada con los logros. Las leyes de sucesion avanzan aun mas en esta direcci6n. Desde luego, po­demos enfocar las leyes concernientes a la propiedad, los impuestos y la he­rencia tanto desde el punto de vista de la integraci6n como desde el de la asignaci6n. Si nos interesa exclusivamente la eftciencia en la asignacion, podemos ofrecer muy altas recompensas por los logros innovadores, al mar­gen de las consecuencias poco igualitarlas. En otras palabras, podemos re­ducir el nivel de los gravamenes sobre las grandes fortunas en la medida en que esa fortuna se gane mediante logros productivos. Por otra parte, si nos interesa la integraci6n social. podemos reducir la produccion de asignacio­nes para alcanzar mayor igualdad y menos conflicto social. El debate entre conservadores y liberales acerca del Estado benefactor gira precisamente sobre esta oposicion integraci6n-asignaci6n. La historia demuestra que una concentraci6n excluyente en la producci6n de medios (disponibilidades) a expensas de los fines (recompensas) no solo crea conflicto sino que even­tualmente erosiona la asignaci6n de medios. AI mismo tlempo, los paises capitalistas que han gravado a los empresarios con tasas del 60 por ciento y mas (como la socialdemocracia sueca) han descubierto que esto tambien tie­ne sus contratiempos. La integraci6n alcanzada puede surtir un efecto dele­tereo en la producci6n, y este problema de asignaci6n a menudo repercute a la vez en la integraci6n social.

Desde luego, ailadire que el dinero y las leyes relacionadas con el dine­ro distan de ser las O.nicas formas que cobra la asignacion de recompensas. El prestigio se manifiesta de maneras mas efimeras pero no menos efectl­vas. Desde el siglo pasado, por ejemplo, el crecimiento de valores mas igua­litarios ha logrado quitar a los "ricos ociosos" mas prestlgio que propieda­des. Este cambio en la asignaci6n de prestigio por cierto ha contribuido a reequilibrar el sistema capitalista tanto como los cambios en la distribuci6n de ingresos.

La relaci6n entre recompensas y asignaci6n de personal tambien esta sujeta a la mediaci6n y el control culturales. En la me'dida en que los valo­res culturales se orienten mas hacia ellogro y menos hacia las ideas aristo­craticas de las cualidades atribuidas o innatas, los procesos que procuran subordinar la seleccl6n de personal a los intereses partlcularistas -como los cupos raciales o religiosos- son objeto de mayor duda. Las considera­ciones atributivas en la asignaci6n de personal son, por cierto, cas! imposi­bles de eliminar por completo. Por ejemplo, el hecho de haber nacido en una familia de clase alta o baja cas! siempre tendra algO.n efecto, por muy abler­to que sea el reclutamiento de adultos o estudiantes, y el nacimiento se re­laciona obviamente con la suerte y no con los logros personales. Aun asi, to­da desproporci6n significatlva entre los criterios empleados en la seleccion de personal y la distribuci6n de recompensas crea una sensaci6n de injusti­cia, y quienes creen que han sido injustamente recompensados a menudo se apartan de los procesos de asignaci6n o se oponen actlvamente a ellos. Las consecuencias negatlvas para la integraci6n son potencialmente enor­mes, y el ejemplo proverbial es una revoluci6n emprend!da por el grupo oprimido, victlma de discrlmlnaci6n.

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Aqui debemos formular dos advertencias. Primero, todo proceso de personal se puede encarar desde el punto de vista de Ia asignaci6n y desde el de Ia lntegraci6n, un hecho que compllca enormemente Ia resolucion de las tensiones sociales. La educaci6n concursos mas intensos para alum­nos mas talentosos, por ejemplo, procura en parte satlsfacer el .fin de Ia lgualdad; Ia idea era otorgar mayor movilidad social a personas intellgentes e industriosas pero de baja condici6n social, al permitlr que nifios con me­Jor desempefio recibieran atencion especial. Pero dicha educacion tambien se inici6 porque brindaba un medlo para formar al personal mas capaz de modo eflcaz y efectlvo. Los esfuerzos para ellminar dicho sistema en nom­bre de valores mas radicalmente igualltarios deben enfrentar esta doble condicion, pues pueden atentar contra Ia mejor formacion del personal de Ia sociedad. La "acci6n aflrmatlva· destlnada a favorecer a las minorias et­n1cas en las contrataciones presenta una ambigiledad similar. Los criterlos de contrataci6n sufren Ia influencia de preocupaciones vinculadas tanto con Ia asignaci6n como con Ia integraclon. La acci6n aflrmatlva nacio como un vehiculo para Ia justlcia social luego de los disturbios raciales de Ia de­eada de 1960. A fines de Ia decada de 1970, el respaldo "integrador· para Ia acc16n aflrmatlva empez6 a desvanecerse; los valores culturales habian cambiado, y en tlempos de crecientes restricciones economicas los proble­mas de aslgnaclon cobraban mayor lmportancia. En Ia decision Bakke de Ia Corte Suprema se justlflco Ia accl6n aflrmatlva solo segim criterios de aslgnaci6n. La corte arguy6 que Ia educacl6n seria mas "efectlva" si era ra­clalmente mas lgualitarla, no que serta mas justa. Se sugeria, por ejemplo, que Ia educacl6n profeslonal requlere una amplla base etn1ca para que los serviclos profeslonales encaren efectlvamente los problemas de una socie­dad dlv~rsiflcada.

Ml segunda advertencla acerca de Ia relacion asignacion j tntegracion alude al factor suerte. La buena apariencia, Ia coordinaci6n fislca, Ia altura, el peso y Ia lntellgencla heredada suelen estar distribuidas al azar. Pero ca­da uno de estos atributos pesa en los procesos de asignacion. Por lo tanto, qulza sea clerto que nl slquiera el sistema social mas Justo puede ellminar Ia sensacion de injustlcia de Ia sociedad.

Pero Parsons no escribe acerca de Ia integracion solo en relacion con estos "procesos de equillbrto" automatlcos que se producen entre las tres di­menslones de Ia aslgnacl6n. Tambien conceptuallza Ia integraci6n como el trasfondo contra el cual funcionan tales procesos y como el tribunal de Ulti­ma apelaclon cuando fracasan. La sociallzacion de los nifios, sefiala, crea un lmportante marco llmitatlvo para las expectatlvas. Parsons y Shlls expre­san esta Idea de un modo que, una vez mas, puede desalentar Ia esperanza de un lgualltarlsmo radical.

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El proceso de soclallzacion en Ia familia, Ia escuela, los grupos de jue­go y Ia comunidad focallza las disposiciones de necesldad de tal modo que el grado de lncompatlbllidad de las aspiraciones actlvas y los re­clamos de objetos sociales y no ·sociales se reduce, en "condiciones normales", a la tarea habltualmente realizable de hacer asignaciones

entre sectores de Ia poblacion cuyas aspira ciones no superen en mu­cho aquello que reciben . I

En otras palabras. Ia socializacion forma personalidades antes de que ingresen en los tensos procesos de aslgnacion y las disputas por Ia integra­cion. Configura el trasfondo de estos procesos de dos maneras. Primero. brinda las categorias basicas de identlflcaclon y comunicacion sin las cuales estos procesos sociales especificos serian caoticos y aun incomprensibles, categorias de objetos humanos y no humanos como bien y mal. mascullno y femenino. Segundo, brinda una especie de ciclo de reallmentacion que remi- · te Ia mala integracion a Ia conducta social. que puede conciliar a las perso­nas con Ia tension de los roles recibidos. Las desigualdades de clase. por ejemplo, pueden convertirse en fuente de socializacion, brindando los mar­cos esperados de interpretacion en vez de los objetos externos que ataca Ia Interpretacion. De este modo, Ia estratlficacion puede volverse tan normali­zada que Ia defensa de justicia entre clases puede convertirse en fuente de desequilibrio y desvio.

A menudo, desde luego, Ia reclprocidad furiclonal se deteriora y Ia so­c!alizaclon no cumple su tarea fatalista. En tales casos Ia deslntegraclon se enfrenta, en palabras de Parsons, con los organos de Ia "Interpretacion au­toritaria y aplicacion·~ Aqui se refiere a! sistema legal y las fuerzas coerciti­vas de Ia policia y el Estado. Para que una socledad permanezca unida, hay que obl!gar a las personas e lnstltuclones antagonicas a someter sus con­fllctos a las reglas defend!das por agenclas de control deslgnadas oficlal­mente, y estas reglas se deben imponer quieranlo o no las partes en conflic­to. Toda sociedad se reserva el derecho de exilar, encarcelar e !ncluso ases i­nar a aquellos a quienes no puede inculcar Ia "cooperacion". En este comen­tario final sobre el proceso del sistema social vemos de paso, una vez mas, cuan entremezclados estan, empiricamente. los conceptos analiticos de Parsons. Es claro que e) sistema legal opera simultaneamente en cada uno de los dominios que Parsons ha diferenciado analitic~mente. La ley admi­nistratlva y comerclal atlende a Ia aslgnacion de disponibil!dades; Ia ley de propiedades tlene aspectos asignatlvos pero tambien es crucial para Ia dis­tribuclon de recompensas; Ia ley penal regula Ia capacidad de desagravio ul­timo correspondiente al Estado. Mas aun, en definitiva, toda ley tlene una dimension coercitiva, pues esta disefiada para operar aunque las recompen­sas culturales no hagan de Ia integracion un proceso voluntario, intrinseca­mente atractlvo.

Antes de pasar a algunos casos donde Parsons apl!ca este tremendo esquema de abstraccion teorica, bien podemos regresar a una simple refle­xion que sugeri a) principlo de Ia clase de hoy. Un modo de encarar esta de­tallada conceptuallzaclon de los procesos del sistema social conslste en ver-

1 Parsons y Shils, "Values, Motives, and Sys tems of Action", en Parsons y Shils (comps.), Towards a General Theory of Action (Nueva York: Harper and Row, 1951). pag. 197.

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Ia como Ia elaboracion de los componentes de un rol social ideal, tipicamen­te instltucionallzado. En vez de decir slmplemente que cada rolimpl!ca nor­mas, sanclones y recompensas, ahora estamos en posicion, dada Ia detalla­da teoria estructural-funclonallsta, de especlficar a que se refieren estas ca­tegorias. Cada rol, por ejemplo, esta definido en relacion con su parte en Ia asignaclon de disponlbil!dades: se debe articular con las "herramientas" que suminlstra su status. Mas aun. Ia competencla que un rol requlere para el uso de sus disponibllldades se debe coordlnar con los requerlmlentos que estipula para ingresar en su status en primer Iugar. Ademas. cada rol debe instituir simbolos de prestigio que recompensen estos procesos de buen de­sempeflo y competencla, y debe definir sanciones que entraran en juego si nose alcanza el exito. Cada rol tan complejamente defin!do debe, por ulti­mo, fundirse con toda Ia gama de roles con los que el sistema sociallo hace interactuar. No es asombroso que, en cualquier sociedad, las probabilidades de un pleno cumplimiento de los roles parezcan tan reducidas y que las fuentes de desvio sean tan omnipresentes.

Esta imagen de un sistema social exigente, lncluso rudo e impertoso, esta de acuerdo con los matlces ideologicos critlcos que informan Ia obra temprana e intermedia de Parsons. Antes vimos que Parsons era sensible a los graves desequilibrtos de Ia sociedad contemporanea y que se proponia hallar un modo no indlvidual!sta de explicarlos (y resolverlos). Mas aun, no deseaba hacerlo solo por razones teortcas y cientificas, sino porque creia que el individualismo radical y Ia competencia desenfrenada - considerados como normas de conducta practica mas que como presuposiciones cientifi­cas- eran fuentes primordiales de trastorno en las sociedades occidentales (vease, por ejemplo, mi comentario acerca de las consecuencias deslntegra­doras que tiene el indivldualismo en Ia reciprocidad entre disponibilidades y recompensas). Asi como una teoria antlindividualista podia rectlficar el pro­blema cientifico, una conducta menos !ndividuallsta y mas colectivlsta po­dia ayudar a rectificar el problema social. A continuacion examinaremos dos ejemplos donde veremos que Parsons usa su teoria colectivista no solo para explicar sino tambien para atacar encubiertamernte el individual!smo com­petltivo de Ia vida occidental del siglo veinte. En Ia proxima clase, veremos que Parsons, ironicamente, llego a creer que su nueva teoria antiindividua­lista, junto con los desarrollos tipicos de Ia sociedad de posguerra, permi­tian Ia solucion de estos problemas sociales.

Para nuestros prop6sitos, los dos ensayos empiricos mas importantes que Parsons publlc6 entre 1937 y 1950 son "Democracia y estructura social en Ia Alemania prenazi" (1942) y "Ciertas fuentes primartas y patrones de agresion en Ia estructura social del mundo occidental".2 Durante mucho tiempo se los ha juzgado trabajos empiricos seminales y se los ha estudiado por su singular percepclon de los problemas. Aqui me gustaria relaclonarlos

2 Talcott Parsons, "Democracy and Social Structure in Pre-Nazi Germany" (1942}, pags. 104-123, y "Certain Primary Sources and Patterns of Aggression" (1947}, pags. 298-322, en Parsons, Essays in Sociological Theory (Nueva York: Free Press, 1954).

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con las mas amplias cuestiones teortcas e ideol6gicas que hemos comentado hasta ahora. Primero mostrare como se los puede comprender en terminos del detallado modelo funcional-estructuralista presentado mas arriba, ape­sar de que Parsons mismo nunca explicit6 esta relac!on. Ademas mostrare que es posible relacionar estos ensayos con los mas amplios desarrollos te6-ricos e ideol6gicos de Ia obra de Parsons que he comentado anteriormente.

Como el ensayo sobre Ia agresi6n brinda un marco general dentro del cual situar las observaciones de Parsons sobre Alemania, lo tratare primero. !'arsons escribio este ensayo despues de Ia Segunda Guerra Mundial, el de­vastador conf1icto que puso freno a las patol6gicas tendencias que habian alenlado Ia teorizacion de Parsons en Ia entreguerra. Su finalidad consistia en explicar el porque de esta patologia, por que Ia sociedad occidental habia llegado a! borde de Ia destruccion masiva. Se trataba de un verdadero desa­fio para su teoria de los sistemas sociales. (.Podia explicar los problemas que habian causado su creacion?

Parsons primero describe las tremendas tensiones de asignaci6n de las sociedades occidentales. Para Ia producci6n de disponib!l!dades, las na­ciones occidentales han desarrollado mecanismos muy especializados y d!fe­renciados que enfatizan Ia eficiencia, Ia pericia y Ia tecnologia. Pero para al­canzar esta extraordinaria capacidad de adaptaci6n, Ia organizaclon de las insliluciones productivas, como Ia factoria industrial y el Estado burocrati­co. debe ser resueltamente impersonal. Parsons sugiere que esto ha tenido profundas consecuencias en Ia asignaci6n de personal. La exigencia de efi­ciencia impersonal solo se puede satisfacer sl Ia esfera intima del amory del afecto esta radicali:nente separada de Ia esfera del trabajo. La familia se "es­pecializa" en emociones, y Ia "oficlna" asume un rol afamillar, a menudo hostil. Para aumentar Ia eficiencia, Ia regulacion normativa de Ia vida !abo­ral se vuelve puramente universalista y orientada hacia los Jogros. Los crite­rios para Ia contrataci6n de personal tambien deben ser despersonal!zados . para acomodarse a estas nuevas demandas de asignaci6n. Para formar al personal en tareas impersonates, en algtm pun to del proceso de formacion y socializaci6n tiene que haber un crudo rechazo de Ia vida familiar, que es di­fusa y emocional. La concreci6n de esta ruptura radical parece ser una fun­cion Jatente de Ia escuela formal y Ia escuela Informal de los ·golpes duros", y ambas apartan a los nii:tos cada vez mas del hogar. Parsons sug!ere que esta ruptura emocional es lo que hace de la adolescencia un periodo tan di­ficil. Asi, mientras el adiestramiento de personal puede aslgnar disponibili­dades con eficacia, hay un alto precio en terminos de personal!dad. La exl­gencia de represion emocional y despersonalizaci6n crea frustraciones que eventualmente pueden tener efectos negativos en Ia misma asignaci6n de personal.

La asignaci6n de recompensas, cree Parsons, no puede superar estas tensiones. Primero, Ia primordial escasez de recompensas aumenta Ia inse­gurtdad mientras encauza efectivamente los disponibilidades y Ia contrata­ci6n. No menos importante, un sistema que enfatiza Ia eficienc!a en Ia astg­naclon s6lo puede dar recompensas por los logros. La pregunta siempre se­ra: "(.Que ha hecho usted ultimamente?" Asi, mientras las recompensas

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pueden reforzar los procesos de aslgnaci6n, siiven para aumentar Ia lnsegu­rldad y Ia frustracl6n en el nlvel de Ia personalidad Individual. El hecho de que los puestos se otorguen de manera competltiva slgnlfica que una perso­na, al margen de las recompensas que haya adqulrido prevlamente, s!empre corre peligro de perderlas. El enfas!s del sistema de dlspon!b!l!dades sobre Ia tecnologla y Ia capacidad cognitiva slgnifica ademas que Ia capac!dad que una persona ha desarrollado para obtener c!ertas recompensas corre el constante pellgro de volverse obsoleta.

Ante tales tens!ones, es obvlo que Ia !ntegrac!6n esta en jaque en las soc!edades occ!dentales. Parsons demuestra que los procesos de asignacl6n han establecido relaclones entre roles que son intrlnsecamente frustrantes. El sistema de personal!dad del "yo" no puede obtener lo que neceslta del "otro": en term!nos slstemlcos, de las oportunidades que brindan los roles en las soc!edades occidentales. Por nuestros comentarlos anter!ores, sabe­mos que un rol lnsatlsfactorlo crea desvlos. En las socledades occldentales. segt:m Parsons, este desvlo instltuc!onallzado se produce de Ia slguiente ma­nera. La personalldad enfrenta Ia angustla y Ia frustracion prop!as de estos procesos de as!gnacion mediante los mecan!smos de defensa de Ia proye~­cion y Ia externallzac!on. En vez de permit!r que el actor comprenda las ral­ces de esta frustraclon, estos mecahlsmos de defensa permiten que Ia per­sonalldad "culpe" a fuentes erroneas. La personalidad occidental busca chi­vos expiatorlos en grupos sociales lmpopulares, culpapdolos d~ crearle an­gust!a. Para "explicar" sus problemas, las gentes crean ldeolog1as que afir­man Ia agresion injustlficada de fuerzas que elias pueden controlar poten­cialmente, y Ia reaccl6n "rac!onal" ante esto es una nueva agresl6n. La agre­s!6n, plensa Parsons, se ha convertldo en modalldad predom!nante de lnte­racc!on en las sociedades occidentales. La mala !ntegrac!6n de los sistemas soclales occidentales produce lo que elllama "agres!on flotante".

(.COmo pueden enfrentar esta sltuac!on los procesos lntegradores? Como ya he menc!onado, Parsons es pes!m!sta respec to del sistema de re­compensas. Desde luego, a menudo Ia busca de recompensas puede brindar un allv!o relatlvamente lnofens!vo para Ia agreslon flotante, sea corrlendo atras de una pelota o tratando de ganar dinero. Pero cada una de estas act!­v!dades puede br!ndar no solo gratificacion sino pr!vaclon. A Ia creencla de que el dinero compra Ia fellc!dad se opone el igualmente d!fundido reconocl­miento de que "el dinero no puede comprar el amor". Parsons cree que los sistemas culturales, sin embargo, han descublerto un modo de dirtglr las recompensas que permlte reencauzar Ia agresi6n, aunque no ellmlnarla. La lealtad familiar y Ia moralidad comunal lmpiden que las personas descar­guen su agreslon contra grupos e instituclones con los que han establecido relaclones estrechas. Pero qulenes estan fuera de esta comunidad - aque­llos a quienes Ia moralldad social no designa explicitamente como "ami­gos"- quedan asl legitlmados como blancos de Ia agreslon. Est?s objetos externos de Ia agresi6n son el proverbial "otro", Ia clase o grupo etnlco, ra­cial o naclonal al cual se cons!dera diferente y al cual, por lo tanto, se des­precla.

Avertguar cuales grupos son estos es descubr!r Ia estructura del con-

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fl!cto social moderno. Para ello, arguye Parsons, debemos regresar al siste­ma de asignaciones. <.Que clase de agrupamientos por intereses racionales se han estructurado a traves de Ia asignaci6n de disponibilidades, personal y recompensas? Sean cuales fueren estos contlictos de !ntereses, tendran Ia patina de las potentes e inconscientes emoc!ones agresivas.

(.Pero que ocurre con el trasfondo de Ia integraci6n, Ia sociallzaci6n y el tribunal de ultima apelac!6n, los cuerpos de Interpretacion autor!tarla y aplicacion de Ia autorldad? Sin duda, Ia sociallzacion permite cierta reduc­ci6n de los confl!ctos al brindar las "categorlas de ldent!ficaclon" basicas y mlnimas dentro de las que acontece toda interacci6n. Sin embargo, es posi­ble que Ia sociallzaci6n no aporte mucho mas que esto. Parsons describe los dificiles hiatos que enfrenta Ia sociallzaci6n cuando el hogar y Ia familia se divlden abruptamente, y como Ia sociallzaci6n produce conflictos emociona­les que acentuan Ia desintegraci6n en vez de atenuarla. Segun Parsons, esto se exacerba a causa del papel que desempefla el sexo. Dado el enfasis mas­cullno de las sociedades premodernas, cuando surgio Ia moderna division entre familia y trabajo fueron los hombres qulenes asumieron Ia tarea im­personal y altamente recompensada de Ia producci6n de disponibilidades, mientras que las mujeres tomaron control exclusivo de las emoclones y el hogar. Esta mas radical division sexual del trabajo aumenta las tensiones que implica Ia sociallzaclon discontinua. Para los varones, los prlmeros ob­jetos de identificacion lntensa son cas! exclusivamente femeninos. Cuando los varones Began a Ia adolescencia, pues, no solo t!enen que desarrollar disposiciones de necesidad mas impersonates y represivas (lo cual se cons!­gue mediante Ia identlficaci6n con el adulto de su propio sexo) sino que pa­ra ello deben reprimlr una lmportante identificacion sexual de su vida ante-rior.

Las dificultades enfrentadas por otros aspectos del moderno sistema de integraci6n otorgan mayor importancia a inst!tuciones coercit!vas como los tribunates y Ia pollcia. Parsons no niega, primajacte, Ia capacidad de ta­les inst!tuclones para manejar Ia situaci6n desestabilizatlora, pero evalua su eficacia prestando mas atenci6n al Iugar y el t!empo especlficos. Asl como el blanco de Ia agresl6n fiotante de un grupo depende de Ia formaci6n social particular, tambien Ia autortdad y el poder de las !nstltuciones de control social solo se puede decid!r examinando Ia s!tuacion estructural y cultural de un sistema social dado. Con ello en mente, volvemos a Ia Alemania pre­nazi.

AI comentar los problemas de asignaci6n de Alemania antes de Ia Segunda Guerra Mundial. Parsons profundlza su analls!s s!stem!co de las causas de Ia agresi6n y las especifica hist6ricamente. Cementa el desarrollo del Estado burocratico, el surgimiento de mercados capitallstas en gran es­cala, Ia creciente complejidad de las relaciones soclales y el creclm!ento de Ia clenc!a moderna. Parsons cree que cada uno de estos factores aumenta Ia producci6n eficiente y Ia asignaclon de disponibilldades, pero que tambien contribuye a Ia crec!ente impersonalidad del trabajo y a Ia division entre ofi­cina y hogar. Sin embargo, Ia mas lmportante !nnovac!6n de Parsons en este ensayo es su enfasis en Ia polar!zaci6n que producen estos procesos de

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asignacion. Cree que en Alemania se desarrollo una version mas extrema de lo que ocunio en todo Occidente: la sociedad quedo dividida en un sector "moderno" que estaba profundamente involucrado en estructuras recientes, impersonales y racfonalizadas, y un sector "tradicional" que se oponia a elias. Los grupos tradiclonallstas experlmentaban gran angustia por la diso­lucfon de las vfejas pautas, y enfatlzaban el fin de la certidumbre religiosa, la destrucclon de la slmpllcidad rural y la perdida de la estabilidad econo­mlca. El sector modernlsta experlmentaba angustla a causa de su posicion vulnerable en el fllo cortante de la raclonallzaclon. Esta polarlzacl6n volvia relatlvamente lneflcaces las recompensas, pues las recompensas mlsmas seguian las grletas creadas por esta division de las asignaclones. Un grupo nuevo como la clase obrera Industrial alemana entendia que a(m no habia recfbido su.parte; un grupo mas viejo como los pequefios granjeros enten­dia, por el contrarlo, que estaba perdlendo prestiglo y seguridad economica en comparaclon con el grupo obrero. Parsons sugiere ademas que el sistema ~eman de recompensas estaba estructurado de manera exageradamente je­rarqufca. A pesar del deterloro de su posicion objetlva, la vieja aristocracia alemana conservaba buena parte del control de los simbolos del prestiglo y los privllegios. En consecuencia, sus mlembros experimentaban superiori­dad Y prlvacl6n al mismo tlempo. Los mlembros de la clase industrial, por otra parte, experimentaban un aumento del control sobre las disponlbllida­des pero se sentian prlvados de un acceso igualitario a los simbolos del prestigio.

Ning(m grupo de la socfedad alemana estaba satlsfecho con su suerte. Estas tensiones inusitadamente grandes entre los sectores modernlzadores y tradicionales facilftaron la creacion de chivos expiatorios. Cada grupo es­taba frpstrado, y cada cual externalizaba su frustracf6n como agresfon con­tra los que deflnia como "crfminales". Para la fzquierda modernizante - obreros, intelectuales, cfentiflcos, comunistas- los chlvos expiatorfos ~ran los grupos de la vieja Alemania, la aristocracia, la clase media baja. los lideres religfosos, y segmentos de la nueva clase alta que se habia allado con ellos. Para Ia derecha tradlclonalista, los chivos expiatorios eran los so­ciallstas, los intelectuales, los cientiflcos y los judios. Estaba montado el es­cenarlo para una batalla a muerte.

Para colmo, en la sltuacfon alemana esta batalla no se podia evltar mediante la socializacfon o el control social. Las familias alemanas estaban aun mas prlvatlzadas y centradas en mlembros femeninos que las de otras nacf?nes occfdentales. El culto compensatorio de la masculinidad que se re­flrmo en las lnstituclones de asignacion fue pues mas pronunclado. Este exagerado lazo sexual, a Ia vez, volvl6 aun mas dlscontinua la soclalizaclon. Estos resultados se encuentran . en las conocldas tdeologias de Ia reacclon alemana: las conflguraclones fantaslosas del romantlcismo, la afioranza es­capfsta de los vfejos tlempos. Otros patrones del sistema cultural aleman ml?aron aun mas su potencial lntegrador. El enfasls tradlcfonal en Ia jerar­qma creo, ante Ia modernlzacion, un patron de formallsmo Interpersonal que, aunque brindaba una semblanza de contlnuldad, alento una riglda re­sfstencfa ante los desarrollos igualltaristas. AI dar plena respaldo a esta au-

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toridad formal. el luteranismo aleman por cierto apoyo Ia "integraci6n" de corto plazo, pero su paslva adaptacl6n a esta autoridad mundana alent6 Ia moralidad dogmatica que imposibllito Ia reforma E;Ocial y la integraci6n de largo plazo.

Para que el control social funcione en semejante situacion, se debe ver a los abogados, jueces y pollcias como partes Jegitlmas y neutrales. El pro­blema, desde Juego, era que las mlsmas preslones que polarizaban el siste­ma de aslgnaciones mlnaban la neutralidad del sistema aleman de control social. Antes de la Primera Guerra Mundial, la aristocracia pruslana mante­nia un sistema politico reaccionarlo que no contaba con el respeto ni con Ia obediencla de los grupos modernlstas. En Ia entreguerra, durante la demo­cratica Republica de Weimar, los grupos tradiclonalistas entendieron que los papeles se habian invertldo. Como no podian aceptar la legitlma autorldad del establishment legal "modernlsta", el sistema de control social no tenia modo de adjudlcar, o aun reprlmlr, los conflictos cada vez mas agresivos de Ia socledad alemana. El resultado es hlstorla: la ruptura del equillbrio y una revolucion de derechas. Podemos ver las revoluciones como esfuerzos radl­cales para restaurar el equilibria, para establecer· estructuras de asignaclon e lntegracl6n mas acordes con las condiciones reales de Ia vida de una so­ciedad. La revoluclon nazi restauro, a un costa enorme, ciertos vestigios de Ia unidad y la lntegraclon alemanas. Con los enemigos lnternos ellmlnados por Ia fuerza, Ia remllitarlzada nacl6n alemana volco su agresl6n bacia las naciones occldentales que conslderaba responsables del arden moderno que tanto despreciaba. La estabilidad interna del Tercer Reich estaba lntrlnca­damente llgada con el extto de esta lucha contra los chlvos expiatorlos ex­tranjeros.

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La teoria de la modernidad triunfante

En el periodo intermedio de su carrera. Parsons elaboro una teoria es­tructural-funcionalista del funcionamiento de los sfstemas sociales; para el. esto significaba una teoria acerca de lo que requieren los sistemas para es­tar en equilibria. Quiero subrayar que en gran medida esta teoria cobra Ia forma de un modelo. Es una imagen simplificada de Ia sociedad; tiene que serlo, pues intenta hablar de Ia relacion precisa que existe simultaneamente entre muchos factores. Aunque se basa en un vasto repertorio de conceptos y definiciones y esta informada por una wofunda sensibilidad empirica, no constituye una descripcion factica o empirica de Ia sociedad en cuanto tal. En principio, semejante modelo no impulsa al observador hacia Ia estabili­dad empirica ni hacia el cambio, ni hacla una vision positlva ni aprobatoria de una sociedad en particular, ni hacia una vision critlca y negatlva. Esta insistencia en el caracter abstracto del modelo de Parsons no contradice ml sugerenda, expresada hacla el final de mi ultima clase, de que Parsons pro­curaba dar concrecion a su modelo hacienda una gama de compromises mas especificos.

En los ensayos de 1937-1950, Parsons logro articular una exposicion cabal y comparativa de Ia sociedad capitallsta del siglo veinte. Esta teoria historicamente especifica result6 ser profundamente peslmista, pues con­ceptualizaba las naciones occidentales como sistemas cuyos procesos es­tructurales basicos produclan inexorablemente tensiones autodestructlvas. Desde Ia perspectlva de este anallsis del periodo intermedlo, Ia Alemania prenazi era menos un caso anomalo de desvio que un resultado muy tiplco. Sin duda Parsons habia cumplldo Ia ambicion que habia inspirado su Estructura de la acctbn social. Habia superado Ia teoria liberal decimononlca y sus supuestos acerca de los mecanlsmos autorregulatorios automaticos.

Pero Ia ambicion de Parsons no consistia solo en crear una teoria mas capaz de expllcar los colapsos y conflictos sociales. Tamblen deseaba crear una teoria capaz de conceptualizar una sociedad que no corriera ese riesgo constante, una teoria que contribuyera a formar dicha socledad. El otro as­pecto de su ambicion teorica era pues positlvo. Deseaba reemplazar el utlll­tarismo y el idealismo no solo porque sus faclles supuestos acerca del indi­vidualismo y Ia raclonalidad no lograban expllcar Ia disolucion social, sino tambien porque no podian sostener una Imagen convincente de Ia armonia social. Con su teoria estructural-funcionalista, Parsons aspiraba a dar no solo un retrato mas reallsta de Ia destrucclon de Ia razon y Ia individualldad

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sino un modelo mas solido y duradero para mantenerlas. Una teoria como el utllltarismo, que daba por sentados Ia acclon raclonal y el orden volunta­rio, era incapaz de explicar Ia muerte de ambos. Solo una teoria que com­prendlera que Ia individualldad y Ia razon eran productos sociales podia ex­pUcar y comprender el colapso y Ia supervlvencia de ambas. Si Ia teoria de Parsons podia abordar el mundo en toda su complejidad - reconociendo el interjuego de subjetlvldad y objetividad, indlvldualldad y control social­qulza pudieran concretarse las esperanzas liberales de Parsons acerca del progreso social basado en Ia razon y Ia integrldad lndlvldual.

El trabajo del periodo intermedio de Parsons no estuvo a Ia altura de esta ambici6n mas posltlva. No habia usado su teoria para expllcar como se podian mantener Ia racionalidad y Ia autonomia. La segunda posguerra de Ia socledad occidental le dlo una oportunldad para hacerlo. Se trataba de un periodo inusitadamente estable y optimista en Ia hlstoria del slglo veinte, y los Estados Unidos emergieron de Ia guerra como Ia sociedad Industrial mas democratica y estable del mundo. La teorizaclon de Parsons respondlo a esta nueva sltuaci6n. Aclaremos que no se convirtio de buenas a primeras en Mary Popplns; su modelo del equillbrio continuo senslbillzandolo para las fuentes profundas y constantes de tensi6n social. Aun asi, su teoria su­fr16 profundas modificaclones en Ia posguerra. Antes de 1950, habia habla­do de ~occldente" con voz critlca, tomando a Alemania como su represen­tante mas cabaJ., aunque mas deprimente. Despues de 1950 hablaba de Ia sociedad ~modema" y Ia identlficaba con el vigor y Ia establlldad que vela en los Estados Unidos. Los Estados Unidos, no Alemanla, se convirtleron en "prototlpo" para cualquier anallsis social de Ia modernlzacion occidental. Las naciones fascistas eran casos de desvio, al lgual que las sociedades que habian surgido de Ia guerra como Estados industriales comunistas.

En termtnos ideologicos, este cambio de perspectlva representa una transicion de un llberalismo critlco a un llberalismo relativamente compla­ciente. Los Estados Unidos y otras _sociedades capitallstas democraticas ha­bian entrado en Ia Guerra Frta, y sus ciudadanos defendian los patrones de desarrollo social capltalista y democratlco como universales y justos. La eu­foria de Ia posguerra tambien parece haber influido sobremanera, barriendo con las dudas y las actltudes negaUvas de los aiios de Ia preguerra y Ia Depresion. Pero ademas hubo razones mas legitlmas y cientificas para este camblo en Ia obra de Parsons. Tal vez un orden social estable y racional sea posible, y no se puede reprochar a Parsons Ia ambicion, que el compartia con todos sus grandes predecesores claslcos, de explorar tal poslbll!dad. A fin de cuentas, las sociedades occidentales no se habian autodestruido. A pesar de Ia Segunda Guerra Mundial y las carnicerias que provoco, ciertos patrones instltucionaJ.es basicos habian sobrevlvldo, y algunos habian de­mostrado gran plastlcidad y fortaleza. Toda teoria sollda del sistema social debe dar cuenta de Ia flexibilidad que permitlo Ia supervlvencia de algunas democraclas capiWlstas, no s6lo de las patologias que amenazaron con des­truirlas.

Exlste, pues, un dellcado equillbrio en los O.ltlmos trabajos te6r1cos de Parsons. Cuando se llmita a ~rellenar" su modelo general con un nuevo ana-

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lisis emp1nco del desarrollo occidental, su teorizacion es irreprochable. Despues de todo, tal es Ia vlrtud de Ia teoria general y Ia construccl6n de modelos: se aplica a contextos dlversos y se puede especlficar de dlversos modos. Sin embargo, en Ia medlda en que el giro optimista de los ultlmos trabajos de Parsons Introduce una tendencia lngenua hacia el "progreso" y Ia estabilidad en el modelo abstracto, esto indica un desarrollo desastroso. Veremos que ambas "lecturas" de Ia obra tardia de Parsons son poslbles. En su obra tardia introduce una exposicion mas amplla y equilibrada del desa­rrollo occidental; al mismo tiempo, Ia obra revela una lnclinaclon ideologica que exacerba algunas de las tendenclas reduccionlstas que ya hemos sefla­lado.

El mejor modo de explicar estas modificaclones conslste en comentar Ia ultima teoria de Parsons acerca del cambio social. Esta teoria del cambio intentaba explicar como Ia lndividualldad se podia realizar sin sacrlficar Ia "socializacion", el caracter colectlvo de los lndivlduos y las instituciones. En otras palabras, prometia explicar Ia independencia y Ia interdependencia al mismo tiempo. Lo mismo vale para Ia perspectiva que Ia nueva teoria Uene de Ia racionalidad. Aunque continua sosteniendo que no hay racionalidad "natural" y que Ia eflciencia situacional es s6lo un componente de Ia acci6n, no abandona Ia posibilidad de institucionalizar Ia racionalidad como forma dominante. La ultlina teoria de Parsons sugiere que una accl6n sustanclal­mente racional puede derivar a partir de arreglos partlculares de estructu­ras sltuaclonales y a partir de pautas normativas particulares que regulen esta situacion. Estas posibilidades se realizan porque el cambio social mo­derno se desarrolla de modos particulares.

El concepto maestro que usa Parsons para describlr el cambio moder­no es Ia dlferenclacl6n. En su periodo lntermedlo, Parsons acentuaba las consecuencias negativas de Ia separacl6n instttuclonal, enfatizando las difl­cultades psicologicas derivadas de una estricta division entre conducta ex­presiva e instrumental, las dificultades sociales para brindar regulacl6n co­herente a instituciones independlentes, los problemas culturales que surgen cuando instituciones religlosas debllltadas y un pensamlento cognltivamen­te especlalizado tratan de encarar los problemas vltales de Ia exlstencla hu­mana, La teoria que surge despues de 1950 es asombrosamente dlferente.l Parsons enfatiza el aspecto posltlvo de Ia separacl6n lnstituclonal, seflalan­do que otorga a los indlviduos libertad respecto del control externo y dicta­torial. Entiende que el camblo social modernlzador acarrea una dlferencla- · cion creciente en cada esfera instituclonal. La familia, el trabajo, Ia ley, Ia

1 Vease, por ejemplo, "Social Strains In Amertca" (1955), en Parsons, Politics and Social Structure (Nueva York: Free Press, 1969), pags. 163-178; "Durkhe!m's Contribution to the Theory of Integration of Social Systems" (1960) en Parsons, Sociological Theory and Modern SocietiJ (Nueva York: Free Press, 1967), pags. 3-34; Societies: Evolutionary and Comparative Perspectives (Englewood Cliffs, Nueva Jersey: Prentice Hall, 1966); The System of Modern Societies (Englewood Cliffs, Nueva Jersey: Prentice Hall, 1971).

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educacion, Ia religion, Ia vida intelectual, el gobierno, todos tlenen creciente autonomia reciproca. Reconoce que hay problemas creados por dlcha dlfe­renclacion, pero subraya sus importantes ventajas. Cuando en estos escrl­tos tardios habla de las sociedades donde el camblo social modernizador produce . desestabilizaclon - por ejemplo, Alemania-, las describe como vic­timas de una dlferenciacion insuflciente y no excesiva. Segun este ana.Jisls tardio, Ia poderosa aristocracia alemana habia creado problemas alimpedir, por ejemplo, una asignacion mas eficaz del personal burocratico y Ia justa distribucion de recompensas. Esta corrupcion desestabllizadora fue reforza­da por una interpenetracion que se oponia a Ia dlferenciacl6n entre iglesla y Estado. Por cierto estas eran referencias significatlvas en sus analisis ante­rtores, pero alii se comblnaban con las consecuencias desestabllizadoras de Ia diferenciacion en cuanto tal.

En su obra tardia sobre el cambio, Parsons enfatiza que en una buena socledad Ia separaci6n institucional no slgnifica que cada esfera actue por si sola de manera antisocial, no coordlnada. Inslste en que el proceso de dlfe­renclacion produce nuevas formas de lnterdependencla mutua, mas amplia y a menudo mas vinculante. En primer Iugar, ·Ia diferenciacion no supone lnstituciones totalmente autonomas sino instituciones mas especializadas, con metas mas claramente separadas de las metas de otras instituclones. Esto nos perrnite ver que las lnstituciones dlferenciadas se pueden interre­lacionar mas estrecharnente que los agrupamientos institucionales de socle­dades antertores. Como se han especializado, no pueden brindarse a si mis­mas las disponibllidades que necesitan. Dependen cada vez mas de los ser­vicios de otras instituciones que a Ia vez dependen de sus servlcios especia­lizados. Esta nueva division social del trabajo implica intrincados procesos de intercambio social y reciprocidad.

Pero Ia diferenciac!6n tamb!en t!ene consecuenclas morales, seg(m Parsons. No solo hay una creclente interpenetracion inst!tucional sino una · inclusion moral. Ello ocurre porque una de las cosas,mas slgnificativas que se vuelve dlferenciada y autonoma en el curso de Ia modernizacl6n es el cri­teria de pertenencla a una comunidad. La plena pertenencla a Ia comunidad se define en termlnos que son generales y humanisticos antes que especifi­cos y particularlstas. Cada vez se define mas a las personas como miembros plenos de Ia comunidad simplemente porque son "individuos" competentes; no t!enen que poseer "cualidades especiales", como Ia pertenencia a deter­minados grupos religiosos, raciales, famlliares o economicos. Asi concibe Parsons Ia ciudadania sociologica: esta abierta a todos quienes cumplen con clertos requlsltos minimos de competencla. Mas aun, al aceptar Ia ciudada­nia el individuo acepta ciertas obligaciones hacia Ia comunidad. Las instltu­ciones dlferenciadas, y los lndividuos aut6nomos que ahora las integran, es­tan asi comprendidos dentro de una comunidad mas abarcadora. Cuentan con Ia protecci6n de obllgaciones normatlvas universales que deben defen­der, siendo Ia ley Ia mas obvia. La historia del desarrollo occidental extiende Ia "inclusion" a grupos antes excluidos, a minorias raciales y etnicas, a cla­ses econ6mlcamente oprimidas, y a otros grupos como los viejos, los j6ve­nes, los minusvalldos, que antes eran excluidos por razones particularistas.

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En sus prtmeros ensayos Parsons enfatlzaba que el un!versalismo creaba competltlvidad e impersonal!dad. Aunque sin lgnorar del todo estos proble­mas, ahara enfatiza Ia !gualdad y las oportunldades que crea.

La diferenclacl6n y Ia 1nclus16n constltuyen dos partes relevantes de Ia ultima teoria de Parsons acerca del cambia social. La generallzaclon de valo­res es Ia tercera.2 (.Que ocurre con los valores que se defienden tan energl­camente en un ambito tan diverslficado y tolerante como el que descrtbe Parsons? (.Este desarrollo pluralista slgnlfica que los valores ya no contra­Ian nada? Parson nolo cree asi. Los valores todavia son lmportantes; lo que ha cambiado es su naturaleza y funclon. Esos valores sabre los cuales exls­te consenso se han vuelto muy generales y abstractos. Para que una socle­dad sea democratlca e lndlvidualista, tlene que haber mucha ·generallza­c16n", pues no puede haber relac16n dlrecta entre un valor y una actlvldad especifica. 81 exlstlera una relac16n directa, silos valores consensuales con­trolaran dlrectamente la acclon, no habria margen para la diversidad, Ia ra­clonalldad y el cambia. Los valores generales permlten un consenso, pero no regulan los detalles de la vida cotldiana.

Tomemos el caso de los Estados Unidos, el ejemplo favorlto de Parsons en sus ultlmos escrttos. Para que los Estados Unidos slgan slendo una so­cledad democratlca, sus ciudadanos deben estar de acuerdo acerca de los valores generales de llbertad y (en menor grado) de lgualdad. Sin embargo, no es preclso que todos estemos de acuerdo acerca de valores mas especifi­cos, es declr, valores que connotan formas especificas de lnstltuclonallzar estos compromlsos generales (vease ml comentarto sabre estas posibilidades mas especificas en el capitulo 4). En otras palabras, no tenemos que poner­nos d& acuerdo acerca de sl el soclallsmo o el capltalismo constltuyen el me­Jar modo de realizar la libertad o la lgualdad, y mucho menos acerca de sl nuestra economia func!ona mejor mediante gastos detlcitartos o mediante un presupuesto balanceado. Con la modemlzaclon, la generallzac16n de los valores afecta los compromlsos de valor que lnforman cada esfera lnstltuclo­nal. En Ia vida rellglosa ya no se consldera una obligac16n moral segulr Ia versl6n cat611ca, protestante o judia de Dlos; uno es aceptado como "perso­na religlosa" sl simplemente cree en Dlos y vive de manera congruente con esta obligacl6n moral general. (Aun no parece haber en los Estados Unidos una generalizac16n de valores tal que permlta aceptar como legitimos los compromlsos esplrttuales que deslstan de creer en Dlos.)

Parsons cree que la generallzac16n ha afectado hondamente nuestros compromlsos de valor mas fundamentales, al extrema de que a mediados del slglo velnte el valor norteamertcano mas baslco ha pasado a ser el "actl­vlsmo Instrumental". El enfasls en el actlvismo slgnlfica que los norteamerl­canos expertmentan e1 deber general de controlar sus ambltos, tanto natu­rales como soclales, y de alcanzar resultados practlcos de manera disclpli-

2 En verdad, Parsons !dentlftca cuatro procesos prlnc!pales de cambia. slendo el ultimo alga que el denomin6 "ascenso adaptat!vo·. Como Ia consldero solo otra mane­ra de descrtbir los efectos de los otros tres, no hablare mas de el.

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nada. El enfasls en lo Instrumental slgnlfica que los norteamerlcanos en­Uenden que este activismo debe estar al serviclo de una obligacl6n moral y social. El valor "actlvlsmo instrumental", sin embargo, no dictamina nada acerca de la naturaleza particular de esta norma. AI definir de esta manera el patron de valores predominante en los Estados Unidos, Parsons suglere que los norteamericanos pueden estar comprometldos con el mismo valor general aunque lleven a cabo actividades muy distintas en contextos instl­tuc!onales contlictivos.

Parsons describe la reallzaclon de la racionalldad y Ia indlvidualidad de manera normatlva y colectlvista. Los tres procesos fundamentales que describe permlten que la socledad moderna encarne lo que el denomlna "ln­d!vidualismo lnstltucionalizado". La sociedad diferenclada, "lncluslva" de va­lores generalizados, es individuallsta en el sentldo de que Ia inlclatlva para Ia accion de sus unidades - tratese de individuos o colectlvidades- provie­ne en gran medida de las unidades mismas. En esta clase de sociedad, en contraste con las socledades comunlstas o tradlclonales, no exlste una agencla superior responsable de las decisiones ultlmas, nl exlste un valor especifico que este corporlzado en Ia socledad y procure lmpartlr al desarro­llo social un diseflo general. En esta socledad, lnslste Parsons, "las opclones estan ablertas", el cambia social es continuo, y Ia Interpretacion y el sentldo de las sltuaciones emergentes es contlngente. Hay lndetermlnacion en senti­do metafisico: lo que es buena o malo no esta, nl debe estar, rigldamente co­dificado de antemano. Pero esta apertura bacia la opc16n Individual conser­va un elemento fuertemente "lnstltuclonalizado". Mas lmportante aun, este lndividualismo es resultado de procesos soclales que nlngun indlv!duo pue­de controlar por si mlsmo. La opclon individual en un momenta hlst6rtco especitlco es relatlvamente libre a causa de Ia generallzacl6n del valor, pero el indlvlduo actuante que escoge no ha creado Ia generallzaclon del valor nl tlene muy en cuenta su exlstencla. La lnstltuclonalizacl6n de Ia lndlv!duali­dad, plensa Parsons, tamblen crea clertas obligaclones1 Los indlvlduos de­ben convenlr en trabajar cooperatlvamente y ser responsables ante las nor­mas, asi como deben concillarse con un rol relatlvamente pequeflo en la de­terminacion del curso general de Ia vida social.

En su ultima teoria del cambia social. Parsons pinta una Imagen post­util!tartsta diferente, pero en c!ertos sentldos mas compleja, de Ia soc!edad. Esta Imagen no es matertal!sta n! !deal!sta, n! lnd!vlduallsta nl antlindlv!­dual!sta. El control social abunda, pero depende mucho de Ia !ndlvidual!dad y de Ia opclon !nd1v14ual. En verdad, como veremos en Ia segunda parte de esta clase, el control social se llmlta en gran medida a la producc!on de !ndl­v!duos actlvos y soclalmente responsables.

(.Esta Imagen se asemeja a Ia soc!edad occidental, o norteamertcana, del periodo de posguerra? La respuesta parece ser "si y no". Por c!erto cap­tura algo que es absolutamente vital para esta fase mas rec!ente de Ia mo­dernldad. En Ia posguerra hemos expertmentado socledades mas estables y mas democratlcas que en n!ngun otro periodo de Ia era Industrial. Pero al m!smo tlempo es obvlo que esta Imagen Uene rasgos unidlmens!onales; hay una tendencla -no slempre llevada al extrema- a convertir cada viclo en

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una virtud y cada tension en una fuente de estabilidad. Hay una profunda ambigOedad en este modelo de Ia vida moderna. Por una parte, Parsons lo presenta como un modelo general que denota un tipo social abstracto. Por la otra, lo presenta como una descripcion empirica de los Estados Unidos de posguerra. Por razones empiricas, ideologicas y aun presuposicionales, Parsons a menudo generaliza a partir de la sociedad norteamericana para llegar a su modelo de la sociedad moderna en cuanto tal. En Ia medida en que esto ocurre, el modelo se vuelve idealizado y unilateral, y no logra abar­car todas las posibllidades del cambio moderno. Pero, a pesar de sus defec­tos, es maravtllosamente revelador, no solo respecto de importantes proce­sos de la sociedad norteamericana sino de dimensiones cruciales de las so­ciedades modernas en cuanto tales. Volvamos ahora a los comentarios mas especificos de Parsons acerca de como funcionarian sistemas sociales tan esencialmente "voluntaristas".

Para ello regresaremos a nuestras viejas amigas, la asignacion y Ia in­tegracion. Como ustedes recordaran, son los procesos sociales que Parsons introdujo en su teoria del periodo intermedio. En otra clase comentare sus posteriores reflexiones sobre la asignacion de disponibilidades; aqui quiero concentrarme en sus teortzaciones sobre Ia asignacion de personal y recom­pensas.

La comprension de Ia asignacion de personal, en los ultimos escritos de Parsons, se concentra principalmente en Ia sociallzacion. Recordemos que el proceso de socializacion esta invo!ucrado tanto en Ia asignacion como en Ia integracion. En terminos de asignacion, tiene que producir el personal mejor formado para los empleos disponibles. En terminos de integracion, tlene que operar de tal modo que las recompensas desiguales que inevita­blemente resultan de Ia asignacion eficiente sean aceptadas con ecuanimi­dad, es decir, quienes ocupan los roles deben considerarlas coherentes con sus valores internallzados. Ambos aspectos de Ia socializacion - asignacion e integracion- son aportes esenciales a Ia institucionalizacion de los roles adultos; son esenciales para Ia aceptacion de un puesto ocupacional estable y efectivo a! terminar Ia juventud y Ia educacion. "Aceptacion" significa que se considera que el rol es complementario del complejo motivacional de ro­les antertores; "efectlvo" significa que los recursos asociadas con el rol se enlazan con Ia formacion tecnica anterior de Ia persona. Sabemos cuan fra­gil es para Parsons dicha instltuclonallzaclon. Si procesos de personal y so­clallzaclon no operan bien, Ia delicada relacion entre las demandas de Ia efl­clencia y las recompensas se disolvera provocando desvio y confllcto. Dados los cambios que hemos visto en las obras posteriores a 1950, ustedes pen­saran que en los ultimos escrltos de Parsons Ia socializaclon habitualmente no se disu~lve. Habran acertado en Ia prediccion, y no se sorprenderan ante Ia elegancia del modelo de equilibrio que presenta Parsons.

Quiero comenzar acentuando el rol inusitadamente signiflcatlvo que Ia socializacion desempefla en Ia "sociedad voluntarlsta" que Parsons describe en su ultima teoria de Ia modernidad. Para que una sociedad exhiba el "in­dividualismo institucionalizado" de Parsons, para que sea altamente diferen­ciada y ampliamente inclusiva, sus mlembros deben adherirse a altos nive-

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les de autocontrol. Si Ia sociedad esta estructurada de tal modo que su di­reccion ultima esta abierta a Ia accion individual, entonces Ia accion indivi­dual, Ia capacidad de Ia gente para mot!varse, determina Ia posicion social. Esta capacidad depende de Ia interrializacion individual de valores. En una sociedad voluntarista, Ia internallzacion "produce" Ia asignacion de personal y disponibilidades; no depende primariamente de Ia coercion y el control ex­ternos. Ahora se aclara Ia importancia de Ia socializacion y educacion de los niflos. Resultan cruciales porque brindan los procesos mas importantes pa­ra Ia internaKzacion de valores. Tambien resulta claro que en esta situacion "moderna" Ia internallzacion de valores no equivale a conformidad. Los valo­res internalizados son los muy generallzados valores del acttvismo instru­mental. Enfatlzan Ia racionalidad, Ia independencia y el autocontrol. Su in­ternallzacion desarrolla aptitudes cognitivas y morales muy abstractas y complejas.

La escuela es el punto intermedio entre Ia familia y el mundo ocupa­cional, y asi constltuye el ambito prototipicamente moderno de Ia socializa­cion, tanto para Ia asignacion como para Ia integracion. En un conocido en­sayo titulado "El aula como sistema social",3 Parsons muestra que el carac­ter del aula de Ia escuela elemental, y toda Ia secuencia de Ia experiencia de Ia escuela elemental, congenlan con estas tareas funcionales. Parsons su­giere que el aprendlzaje mas relevante que se realiza en un aula de escuela elemental no es factlco sino social. La sociallzacion tiene exito en Ia medida en que un alumno logra identlflcarse con los valores del docente e internali­zarlos. Para que tal identlflcaci6n sea posible y productiva, el rol del docente · se debe deflnir de una manera que sea coherente con su posicion mediado­ra. Por una parte, Ia maestra se parece a Ia cabeza femenina de Ia familia y promueve valores familiares tales como el afecto difuso, el personalismo, Ia lnformalidad y el juego. AI mismo tlempo, debe encarnar los valores exigidos por el mundo ocupacional: abstracci6n, racionalidad, maestria, independen­cia y cooperaci6n. El primer conjunto de valores facilit,flla ident!flcacion; el segundo dirige Ia identlftcacion hacia el rol de adulto.

En terminos de exigencias explicitas, Ia "enseflanza" esta regida por el codigo ortentado hacia Ia adultez. El docente no s6lo pide un desempeflo in­telectual efectivo, racionalidad y maestria, sino tambien cooperacion, Ia aceptacion de Ia autortdad, y Ia buena ciudadania. Uno de los datos mas notables del merito formal en Ia escuela elemental, sugiere Parsons, es que "estos dos componentes primarios no estan claramente dlferenciados entre si. En cambio, el alumno es evaluado en terminos generales y difusos; un buen alumno se define segiln Ia fusion de componentes cognittvos y morales ... Los 'trtunfadores' de Ia escuela elemental son tanto los alumnos 'brillan­tes', que realizan facilmente las tareas mas estrtctamente intelectuales, co­mo los alumnos 'responsables', que se 'portan bien' y con quienes Ia maes-

3 Parsons, "The School Class as a Social System: Some of Its Functions in American Society" (1959), en Parsons, Social Structure and Personality (Nueva York: Free Press, 1964). pags. 129-154.

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tra puede 'contar' ante los dificiles problemas del manejo de Ia clase". 4

Ambos crlterlos lnfluyen en Ia escuela elemental. que en conjunto indican el grado en que el nliio logra aprender el conjunto mlxto de valores requeridos para elindlvtduallsmo lnstitucionalizado.

El ex! to de esta lnternalizaclon - y, por tanto, el ex! to de un nliio en Ia escuela- depende en gran medida del grado de independencla que Ia fami­lia haya lnculcado al nliio. Esto ayuda a expllcar el desempeiio escolar rela­tlvamente pobre de los nliios de Ia clase obrera y minusvalldos, pues, sugie­re Parsons, cuanto mas abajo se esta en Ia estructura social menos se enfa­tlza Ia independencla en Ia vida familiar. El lmpacto de Ia familia en el de­sempeiio escolar representa un elemento cerrado y supraindividual aun en los sistemas sociales mas modemos, pues otorga tremenda importancla a las cualidades grupales que estan fuera del control de un actor. Pero Parsons lnslste en que Ia escuela sigue slendo una competencla abierta que encarna el individualismo lnstltuclonalizado en el sentldo mas puro. La competencla esta lnformada por los valores generales de raclonalidad y 11-bertad. Las calificaclones reflejan Ia capacidad del nliio para el desempeiio escolar, nada mas. Aunque esta capacidad para el desempeiio es en parte el resultado de Ia lntellgencla heredada, sobre Ia cual los individuos no tlenen control, depende mas de Ia capacidad del alumno para lnternalizar los valo­res generalizados de Ia escuela. Lo que esta en juego es Ia capacldad para adqulrir valores generales, y sin duda el nliio de clase baja y alta capacidad es quien esta sometldo a mayores preslones y tlene mas cosas en juego.

La amenaza crucial para Ia lnternalizaclon de los valores escolares es el grupo de pares, que tambien presenta un refugio una vez que ha fracasa­do Ia lnternalizaclon. Parsons cree que los grupos de pares constltuyen una fuente Inevitable de "tentaci6n" en las sociedades modernas, el producto de Ia tension entre el trabajo y Ia familia. En su periodo lntermedio, Parsons sostenia que esta diferenclaci6n creaba una frustracl6n que conducia a una agreslon antisocial. Aqui sostlene que esta diferenclaclon .conduce hacla el grupo de pares, un ambito mucho mas cerrado y controlado que encarna, no obstante, lmpulsos ana.Iogamente "difusos". Por una parte, los grupos de pares son lugares para contlnuar el actlvismo y ellogro, para demostrar ap­utud para Ia independencia y Ia cooperacion. AI mismo tlempo, los grupos de pares permiten que los niiios y adolescentes (lY otrosl) hagan todo aque­llo de lo cualla escuela lntenta apartarlos mediante Ia socializacion: Ia con­formidad compulsiva, Ia abrumadora lealtad personal, las maneras roman­ttcas y simpllstas de encarar el mundo. Por cierto, Ia escuela misma, y sobre todo Ia escuela elemental, debe encarnar algunos valores de los grupos de pares si desea conquistar Ia temprana identlficaclon del niiio, lnicialmente

~ centrado en Ia familia, pero tales valores siempre deben estar en posici6n secundaria. Los grupos de pares amenazan Ia fonnacion escolar al lnvertlr sus prioridades de valor. Los niiios buscan los grupos de pares en parte pa­ra escapar de los valores escolares.

4 Parsons, "The School Class", pag. 137.

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Cuando los niiios llegan a Ia adolescencia, Ia vida de los grupos de pa­res florece en cultura juvenil, mezcla de erotismo, arte, destreza fisica y dis­conformismo politico que brinda un ambito de translcion y "amortlguaclon" durante el final de Ia escuela secundaria y el comienzo de Ia universidad. La cultura juvenil enfatiza Ia busqueda de sentido y el problema de Ia identl­dad, no el merlto impersonal y el universalismo. Parsons describi6 esta lns­titucion mucho antes de que se transformara en un "problema" social dedi­menslones internacionales a fines de Ia decada de 1960.5 Su descrlpclon de Ia culturajuvenil guarda relaclon con su temprano lnteres en fenomenos es­caplstas como el romantlcismo, el cual el tamblen describio como un preca- . rio puente entre Ia familia y el trabajo. Sin embargo, aqui tenemos un trata­mlento mucho mas sobrio y optimlsta de ese tema temprano. Parsons enfa­tlza, por ejemplo, que Ia cultura juvenil contemporanea esta refrenada por Ia cultura delindividualismo lnstituclonalizado, tanto que este permite a Ia juventud seguir desempeiiando un rol "socialmente responsable". Ahora ig­nora las posibilidades de agreslon que alimenta, y Ia profunda frustracion que representa.

Pero aun para el Parsons tardio los grupos· de pares y Ia cultura juve­nil son serlas fuentes de desvio respecto del "rol de adulto moderno". Si este desvio es demasiado fuerte, los jovenes no querran asumlr roles adultos. Entregados a los valores difusos de Ia juventud y el grupo de pares, no que­rran embarcarse en el actlvismo Instrumental. afectlvamente neutro, que se requlere. El ex:lto .o fracaso de Ia asignacion de personal depende de donde este Ia identlficacion primarla de los jovenes: en el grupo de pares y Ia cul­tura juvenil o en el docente y Ia escuela. Los nliios de clase baja tienen pro­blemas especiales en este sentldo. Formados en hogares que no enfatizan los valores del exlto propios de Ia "clase media", no estan tan bien prepara­dos para hacer las identlficaclones necesarlas en Ia vida escolar. Estan atra­pados entre los valores escolares y los valores hogareiios, entre los valores del docente y los valores antiautorltarios del grupo de pares. Esta presion cruzada puede induclr al retiro y al desvio. Segun Ia teoria de Parsons. no es accidental que Ia cultura violenta de las pandillas callejeras se lmponga mas en Ia juventud de clase baja que en Ia de clase media. La tragedia de esta situaclon, seiiala Parsons, es que una buena lnternalizaclon de valores es Ia D.nica esperanza legitima que tienen los niiios de clase baja. Si los ni­fios de clase media yalta no intemalizan solldamente los valores del exlto, cuentan con Ia red de seguridad de las conexlones famillares y Ia riqueza heredada.

Estas son algunas de las presiones que erosionan Ia asignaci6n efecti­va de personal. Tambien contribuyen, seiiala Parsons, a una ineficaz asig­naci6n de recompensas. Recordemos que en principio Ia asignaci6n de re­compensas debe desempeiiar un papel integrador al armonlzar los resulta­dos destguales de Ia asignaci6n de disponibilidades y personal.

5 Vease "Youth in the Context of American Society" (1962), en Parsons, Social Structure and Personality, pags. 155-182.

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En muchos sentldos Ia escuela es un vehiculo perfecto para cumplir esta funcion porque distrlbuye el personal segun un crtterto que es tambien una recompensa muy buscada, las califlcaciones. Las callficaciones altas constltuyen el medic para obtener una posicion poderosa y grandes disponi­billdades, pero tambien son recompensas slmb6licas por desempefiarse de un modo culturalmente valorado, pues simbolizan un merlto unlversallsta. Como Ia asignaci6n de callficaciones suele ser aceptada como una justa evaluac16n de Ia capacidad lndtvidual, los puestos y disponibilldades que dertvan de las callflcaciones cuentan con una legltlmacion efectlva. Este sis­tema de recompensas aparentemente lntegrador enfrenta un solo pellgro: las personas deben aceptar Ia legitlmidad de los valores del merlto para aceptar Ia validez de las recompensas desiguales. En otras palabras, deben sentlr que Ia ·culpa es s6lo de elias" si reciben malas callficaciones, admi­tlendo que su propia falta de desempefio les lmpone desigualdad en las dis­ponibilldades y recompensas. Pero, segun el analisis del proplo Parsons, los alumnos de menor desempefio son los que ponen a mas dura prueba esta cualidad ·recompensadora" de las calificaclones. Las personas menos com­prometldas con los valores del mertto son las que suelen recibir callficaclo­nes mas bajas.

El sistema de estratlficaclon, pues, eroslona ia dualldad deseada de las callficaclones. El crtterlo que dlstrlbuye puestos y disponlbilldades se puede separar gradualmente - especlalmente entre grupos menos prlvile­glados- del crlterto que determlna las recompensas. Sl los nlfios no aspiran al unlversallsmo y el mertto, las callficaclones lnfertores no pareceran un castigo legitime (falta de recompensa); como no han lnternallzado profunda­mente los valores escolares, pueden creer que han seguldo actuando de mo­do corretto segun su proplo julclo. Esta tmnsvaluacl6n ·desvlada" de los va­lores sera recompensada por cualquler participaclon lntensa en el grupo de pares, Ia cual sera a Ia vez mas probable sl el nlfio sufre un castigo, o una mera falta de recompensa, en Ia escuela. En Ia medida en que esto ocurra,_ las ·pautas de lealtad" particulartstas de Ia cultura juvenll se pueden con­vertir en base lnstituclonallzada para cuestionar Ia justa dlstrlbuclon de las recompensas soclales. Sl ello ocurre, el sistema de recompensas ha fracasa­do en su tarea de lntegrar los valores predomlnantes y Ia aslgnaclon, y ello puede dertvar en sertos trastornos. •

En este modele Parsons entlende que Ia aslgnaclon de dlsponlbilldades y personal esta guiada por el unlversallsmo y responde a los merttos delln­dividuo. De alli su predlccl6n optimlsta de que, aunque Ia rebelion Indivi­dual contra estas pautas escolares puede ser profunda, no exlste funda­mento para una alienaci6n continua y grupal respecto de los procesos de Ia sociedad. Tal predicc~on da por sentados, sin embargo, ciertos datos empiri­cos como Ia movllida'ct social y Ia justicia institucional, que tal vez no exls­tan. En efecto, se puede emplear este mismo modele de Ia juventud desvla­da para comprender por que en sltuaciones empirtcas muy diferentes puede surglr un proceso revolucionarto antiintegrador. Si Ia asignacion de puestos y disponibllidades no se basa en el unlversalismo y los merltos~ sl es ten­denciosa y esta distorslonada en beneficia de un grupo domlnante, los que

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·r experimentan Ia inevitable frustracion de Ia deslgualdad eventualmente pensaran que el juego esta ·arreglado". En Ia medida en que adviertan que la aslgnacl6n no depende de los merltos, la aliena~l6n que lnvariablemente acompafiara a la sociallzacl6n sera respaldada por "hechos". Asi, los movl­mlentos revoluclonartos comunlstas y fasclstas apelan a muchos de los di­fusos valores de Ia cultura de los pares y de los jovenes, y en sltuaclones de mala lntegracion ofrecen una continuaclon natural. Los movimlentos de de­rechas hacen de los valores antirraclonales su grtto de batalla; los movl­mlentos de lzquierdas, aunque apelan a emociones "lrraclonales" y Ia alie­nacl6n cultural, a menudo centran su milltancla en Ia renovacion del "meri­to" y el "unlversalismo".

El analisis de Parsons acerca de Ia aslgnaclon de personal y recom­pensas en Ia escuela demuestra tanto Ia complejldad teortca como Ia ambi­guedad politica y empirlca de su obra tardia. Aunque el modele es complejo y poderoso, a menudo el "amerlcanlsmo" de posguerra de Parsons lo pone en jaque, pues estrecha sus referencias empiricas y achata sus posibilida­des ideol6gicas. En cuanto modelo, Ia teoria no da necesartamente por sen­tada Ia aslgnaclon lograda de personal y dlsponibilldades; sin embargo, nunca alude a una situaclon donde Ia oposlclon a este lagro tendria Ia ulti­ma palabra. Desde luego, Parsons parece haber tenldo Ia raz6n en muchos sentidos importantes, pero esto parece haber side tanto el resultado de las condiciones empirtcas de un singular periodo bistorlco como de algo inbe­rente a Ia asignaclon "moderna" en si mlsma.

La tendencia a Ia confusion en los escrltos tardios de Parsons -que a veces reduce el modelo a Ia ldeologia y aun a Ia proposlclon empirlca- re­fuerza (y es reforzada por) Ia tendencla bacia el ldealismo que ya babiamos notado en su obra temprana. Esta tendencla idealista, Ia tendencla bacia un voluntarlsmo "pure" antes que a un voluntartsmo multidimensional, lle­va a Parsons, en sus U.ltimas obras, a concentrarse mucbo mas en Ia aslg­nacion de personal que en Ia aslgnaci6n de dlsponibilldades. Dada esta eleccl6n, se puede concentrar en Ia sociallzaclon, el p roceso social mas ln­ternamente dirlgldo y voluntarlsta, el proceso que, sl trlunfa, se liga intima­mente con Ia cultura y Ia personalldad. Acabamos de ver como esta ideallza­clon acecba nuevamente a Parsons. Su lncapacldad para tener en cuenta las posibilldades de una deslgualdad clasista sistematica en Ia aslgnacl6n de disponibllidades le permltlo subestlmar el potencial desestabllizador de Ia asignaci6n de personal en las escuelas. Sl examlnamos estes procesos mas slstematicamente, el modele puede comenzar a expllcar las causas aun de Ia inestabilldad revoluclonarta de una manera compleja y penetrante. Solo sl purgarrios el modelo de Parsons de sus reducclones presuposiciona­les, ldeologlcas y empirlcas podremos conservar su lndependencla; solo asi se pueden cumplir las lnlclales ambiclones politlcas e lntelectuales de Parsons.

Esta es Ia gran paradoja que domina la obra tardia de Parsons. Aun mlentras Ia teoria se volvia mas flexible y compleja, su caracter general se volvio mas dudoso. Esta paradoja creo grandes problemas en Ia obra de Parsons, pero mas aun en Ia teorizaclon que le slgul6. En verdad, en mis ul-

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timas clases sugerire que ello explica buena parte del canicter de Ia teoria sociol6gica del periodo de posguerra. Pero me estoy adelantando. A~n no he terminado con Ia conmoci6n te6rica que transform6 Ia obra tardia de Parsons. La transformaci6n que describire conflrma, a mi juicio, que Parsons es un te6rico revolucionario, a pesar de que los progresos de su obra tardia quedaron oscurecidos por las ambigt1edades que acabo de des­cribir, ambigt1edades claramente expuestas por recientes movlm!entos te6ri­cos que han adoptado temas explic!tamente "ant!parsonianos".

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El ultimo periodo de Parsons

Aunque Parsons sigui6 teor!zando acerca de Ia educac!6n y Ia juven­tud hasta Ia decada de 1960, parece haber tenido muy en cuenta el marco estructural-funcionalista de su periodo intermedio. Sin embargo, cuando termin6 su trabajo, sus teor!zaciones sufrian una profunda transici6n. Muchos confundieron este vtraje con una ruptura fundamental, no solo con Ia forma sino con Ia sustancia de su obra temprana. Por el contrario, resul­ta claro que existla una continuidad esencial, aurique es innegable que hu­bo un cambia.

Antes de perffiar esta nueva fase, convendria examinar por que se pro­dujo. Parsons nos ofrece poca ayuda en este senttdo. Como todos los "gran­des te6rtcos" (un term!no algo despectivo inventado por C. Wright Mills}, Parsons consideraba cada cambio en su trabajo como un mero desprendi­miento l6gico de su estructura basica. Cada nuevo aspecto, cada nueva fa­se, era un avance, y cada avance era dictado por una percepci6n cada vez mas clara de Ia estructura del mundo real. Ustedes veran que, aunque coin­cido con Parsons en que su ultima fase fue "mejor" en muchos sentldos, no Ia considero un perfeccionamiento inequivoco, y tampoco creo que se pueda explicar en termlnos excluslvamente empirtcos (en cuanto opuestos a los te6rtcos}. ,

A mi entender los merltos permanentes de su periodo intermedio son invalorables. Ninguna teorta general, desde entonces, ha alcanzado tal po­tencial para Ia precision analitica ni tal capacidad para referencias detalla­das al mundo empirtco. Aun asi, el modelo era confuso en aspectos estrate­gicamente lmportantes.

Un modo 1r6nico pero esclarecedor de sintetlzar estos problemas con­siste en sugertr que en este periodo intermedio quedaba mucho del pensa­mlento marxista y utllltartsta. Fue Marx, desde luego, quten us6 los supues­tos racionalistas de Ia teorta utilitartsta para desarrollar un modelo de Ia so­ciedad de "base/superestructura", arguyendo que las fuerzas matertales y econ6micas forman una base sobre Ia cual se construyen todos los elemen­tos morales e ideol6gicos, superestructurales. lr6nicamente, hallamos algo s1milar en Ia teorta del periodo intermedio de Parsons. Se considera como prtmaria una parte del sistema social, Ia asignaci6n; es Ia esfera de Ia actlvl­dad instrumental, el "primer actor". Otra parte, Ia integraci6n, es tratada como una esfera reactlva que "llmpia las manchas" procedentes de esa prt­mera esfera haciendo que Ia gente crea en los escrupulos morales y, si eso

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falla, aplicando controles sociales. AI diferenciar de este modo entre asigna­ci6n e integraci6n, Parsons parece asociadas respectlvamente con "medios" y con "fines". Mas aun, implica que elinteres de una sociedad en Ia aslgna­ci6n de medios vlene prlmero, que Ia integrac16n se encarga princlpalmente de los problemas creados por Ia asignac16n, y que las cosas ideales como los valores exlsten porque es precise controlar las casas materiales como el di­nero y el poder. Pero el paralelismo con la basejsuperestructura de Marx llega mas alia, pues sabre esta div1s16n material-Ideal Parsons superpone la antitesis entre conflicto y arden. La as1gnaci6n no s6lo se relaciona con los medios sino que crea conflictos; Ia integrac16n no s6lo se relaciona con los fines sino que esta consagrada a la restauraci6n del equUibrio. Esto plantea un interrogante muy "marxlsta": <,babria valores si el equlllbrio se pudiera sostener s6lo durante los procesos de asignaci6n? En su periodo lnterme­dio, Parsons, el gran critlco del materialismo, lr6nicamente babria tenido que responder que "no".

<,C6mo se met16 Parsons en semejante brete? Porque, creo yo, intenta­ba usar su vocabulario conceptual para bacer dos casas al mlsmo tlempo. Por una parte, lo usaba para describir los procesos sociales fundamentales que producen los diferentes "elementos" del acto unidad: medios, fines, nor­mas y condiciones. Esto marcaba la referencla "presuposicional" de su mo­dele. Por otra parte, Parsons trataba de usar este mismo vocabulario con- · ceptual para diferenclar tareas empiricas especificas, por ejemplo, la pro­ducci6n econ6mica de disponibllldades a partir de los procesos de control social. Esto marcaba Ia referencla "proposiclonal" de su modele. Es verdad, desde luego, que los modelos slempre deben mlrar bacia ambos lades, no s6lo bacia preocupaclon'es empiricas especiftcas sino tambien bacia preocu­paciones metaempiricas baslcas (vease el diagrama 1.2 del primer capitulo). Aun asi, los modelos no pueden abarcar ambas cosas al mismo tlempo. De becbo, sl uno examina lo que dice Parsons acerca del funclonamlento de la asignaci6n y la integrac16n, veremos que como trata de reallzar ambas ta- . reas termina porno realizar nlnguna del todo. Cuando habla de Ia asigna­ci6n de disponibilldades, esta obllgado a mencionar la producci6n de clertos elementos ideales como las normas, y cuando babla de las recompensas ln­tegradoras tlene que menclonar la asignaci6n estrategica de sancione~ ma­teriales como el dinero. Por ello, Parsons nunca pudo circunscribir el con­flicto a las tareas de asignaci6n y el orden a las tareas de as1gnaci6n. Sus agencias de control social estan prefiadas ·de potencial para el conflicto, y sus productores de disponibllldades son iJ~tes critlcas aunque a menudo poco confiables de orden social.

La prueba mas reveladora de los problemas de este esquema del perio­do lntermedio es la ambigua sltuac16n de "recompensas". Se las define ex­plicitamente como productos de Ia tercera clase de aslgnac16n, Ia aslgnaci6n que distribuye prestlgio. Pero nunca se las menciona s6lo en relaci6n con el problema de los "medics", tal como ocurre con los dos primeros procesos de asignac16n, el de disponibilldades y el de personal. En cambio, Parsons rela­clona las recompensas con los valores, fen6menos fundamentalmente es­tructurados por el sistema de "fines". Mas aun, Ia asignaci6n de prestlgio es

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i.

definida como Ia principal fuerza integradora de Ia sociedad, aunque a me­nuda esta en marcada tens16n con Ia aslgnac16n de disponibilidades y per­sonal. Esta . tension es muy real, y no critico a Parsons por reconocerla. Quiero sefialar, en cambia, que para describirla el debe engullir una esfera conceptual con otra. Si Ia asignaci6n de recompensas refleja primariamente valores, luego esta implicita en procesos que son conceptualmente antlteti­cos a ella, los procesos lntegradores que no se relaclonan con la asignaci6n sino con sus consecuenclas. El becbo de que Parsons deslice los valores ba­cia la asignaci6n demuestra, desde luego, que no esta preparado para acep-

. tar las implicaciones de su modelo de base/superestructura. Lo bace para demostrar la interpenetraci6n de los fines y los medics, Ia estabilidad y el conflicto. Las ultimas innovaclones de Parsons procuraban franquear esta brecba entre su sustantlva percepc16n te6rica y su conceptualizac16n for­mal.

En sus ultimos trabajos Parsons desarrolla un modele te6rico que se apega mas a sus lntereses presuposicionales. Aunque concebida para brio­dar acceso a cuestiones empiricas, la teoria posterior aborda dicbas cuestlo­nes desde un punta de vista mas general. El nuevo modele no describe ta­reas empiricas detalladas; encara cas! excluslvamente los procesos sociales fundamentales que producen los diversos elementos del acto unidad. El nuevo modele, pues, se asienta sobre un nivel de abstracci6n mucbo mas elevado. Veremos que esta abstracci6n constltuye una gran ventaja. Permite mayor elegancla y simplicidad, y tambi¢n permite a Parsons resolver aspec­tos que antes lo confundian. AI mismo tlempo, esta abstracci6n no carece de desventajas. Su elaborac16n aparta a Parsons de los detalles del mundo

, real. Una vez que descubre su nuevo modelo, como veremos, rara vez regre­sa a Ia densa especificidad de su periodo intermedio.

Parsons llam6 "modelo de intercambio" a su nuevo descubrimiento.I Sus estudiantes lo apodaron el modelo AGIL, un acr6nimo basado en la prl­mera letra de cada subsistema y que ademas comunica Itt mayor flexibilidad o "agilldad" del nuevo modelo. • El modelo AGIL divide el sistema social en cuatro dimenslones, nlnguna de las cuales se corresponde del todo con nin­guna lnstltuci6n dada y cada una de las cuales se relaciona tanto con la es­tabilidad como con el cambio. Las cuatro dimensiones representan diversos grades de proximidad a problemas ideales y materiales, y la lntenci6n del modelo consiste en sintetizar las tradiciones idealistas y materlalistas del modo mas efectlvo posible.

"Adaptac16n" (A) es una dimensi6n que representa las fuerzas del sis­tema social mas cercanas al mundo material. es decir. las fuerzas coercltl­vas, "condicionales", a las que debemos enfrentarnos y adaptarnos, guste-

1 Prtmeramente presentado como modelo del sistema social en Parsons y Neil J. Smelser, Economy and Society (Nueva York: Free Press, 1956) .

• A por adaptation ("adaptact6n"): G por goal-attalrunent ("capactdad para alcan­zar metas"): I por integration ("integraci6n"): y L por latency ("estado latente"). En in­gU:s el acr6nimo se lee como agile ("agtl"). [T.]

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nos o no. La economia es la esfera mas estrechamente relacionada con la esfera de Ia adaptaci6n. La "capacidad para alcanzar metas" (G) representa fuerzas que, a pesar de sufrtr Ia fuerte influencia de los problemas materia­les y de adaptact6n, estan mas sujetas a un control ideal. La organtzac16n es Ia clave de este subststema: procura controlar el impacto de las fuerzas externas con el objeto de alcanzar metas cuidadosamente delimttadas. Los politicos y el gobierno son las esferas de Ia sociedad mas claramente asocia­das con G. La "lntegracl6n" (I) representa fuerzas que afloran del impulso lnherente hacla la solidarldad. La solidaridad es el sentlmlento de pertenen­cia conjunta que se desarrolla dentro de los grupos. Como es especiflcamen­te grupal, esta regulada por normas antes que por valores mas amplios. Asi, aunque esta mucho menos tnflutda por constderactones objetlvas y materia­les que Ia adaptact6n o Ia capactdad para alcanzar metas, Ia lntegraci6n es­ta menos regtda por conslderaciones puramente subjetlvas de lo que podria­mos tmaginar. El "mantenlmiento de patrones" ("estado latente" o L) repre­senta las fuerzas mas puramente subjetlvas de la sociedad. Es Ia esfera de los valores generales, aunque se trata de valores cuya relaci6n con los pro­blemas objetlvos es suflclente como para ser tnstltuclonalizados. Aun L es, a fin de cuentas, una dimensi6n del sistema social antes que del cultural, asi que tambten esta sujeto a restrlcciones materiales.

Ninguna de estas esferas o subststemas es totalmente Ideal nl mate­rial, una salvedad aclarada por el diagrama que Parsons usaba para repre­sentar Ia interrelacl6n que existia entre elias (vease d~agrama 6.1).

Diagrams 6.1

Adaptaci6n (A) Capacidad para alcanzar metas (G)

Disponibilidades econ6micas Matas pollticas

Mantenimiento lntegraci6n (I) de patrones (l)

Valores Normas

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El prop6sito de dibujar los subsistemas de esta manera es poder con­centrarse en el fen6meno de las "relaciones con subsistemas limitrofes". Cada esfera de actlvidad es un subsistema cuyos \imltes estan compuestos por otros subsistemas con preocupaciones mas materiales o mas ideales. A partir de esta intermediaci6n, Parsons llega a Ia conclusion de que hay in­terdependencia. Cada subsistema establece intercambios a traves de sus li­mttes, cada cual necesita aquello que pueden brindar los subststemas ltmi­trofes, y cada uno de sus subsistemas contlguos necestta lo que el a su vez puede brindar (diagrama 6.2).

Carla nivel de interes ideal y material, pues, depende de aquello que recibe de subsistemas con tntereses mas materiales o mas ideales. Parsons emplea una analogia econ6mlca para enfatlzar esta interpenetraci6n: cada subsistema es producido a partir de una combinaci6n de los datos que reel­be de los subsistemas ltmitrofes. Cada uno de los cuatro subsistemas crea un producto o dato caracteristico: dinero, poder, normas, valores. Este pro­ducto es creado a partir de datos, o "factores de producci6n", que ingresan en el subsistema desde los subsistemas que lo rodean. El producto, a Ia vez, se transforma en un nuevo factor de producci6n, · un dato, en la creaci6n del producto de los subsistemas contlguos.

La economia, por ejemplo (vease diagrama 6.3), esta integrada por facto­res de producci6n derivados del subsistema G (Ia organtzaci6n interna de las empresas es polittca, en el senttdo parsonlano, tal como lo es el respaldo ex­terno del Estado): desde el subsistema I (normas legales que regulan los con-

Dlagrama 6.2

• 83

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Diagrama 6.3

Economfa

~. G

l '•"

Diagrams 6.4

/ A G

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tratos y la solldaridad de los actores econ6micos); y desde el subslstema L (compromisos con valores generales lnternalizados en la personalidad de los actores econ6micos). Estos factores interactiian con las exigencias especificas de Ia adaptacl6n material (problemas A) para producir bienes y serviclos eco­n6micos, a menudo representados por productos de riqueza monetaria.

Tomemos un ejemplo muy distinto, como Ia Iglesia (diagrama 6.4). Aqui es la lnstituci6n prototipica de la vida cultural, pero en el esquema de Parsons no esta tratada como una emanacl6n del sistema cultural. Claro que esta mas aiTaigada en compromisos de valor que en Ia vida econ6mica, pero tambilm esta afectada por factores de las extgencias materiales de Ia economia, de Ia organizacl6n (respaldo o antagonismo) del Estado y de Ia naturaleza de las normas y relaclones solldarlas de Ia socledad.

De paso, aunque las instltuciones modernas tienden a especializarse en Ia producci6n de diversas clases de productos -las instituciones religio­sas, por ejemplo, suelen estar separadas de las organizaciones que se espe­cializan en Ia producci6n material o en el poder politico-, cada instituci6n, sea cual fuere su especiallzaci6n, tambien se puede divldir internamente en cada una de las cuatro dimenslones funcionales. Dentro de una Iglesia, su­giere Parsons, hay fuerzas de adaptaci6n, politlcas, lntegradoras y de man­tenimiento de patrones, asi como dentro de una empresa hay puestos que se especializan en Ia regulaci6n interna de los valores, Ia promulgacl6n de normas y solldaridad, la organizaci6n politlca y la adaptaci6n al ambito ex­terno (vease diagrama 6. 5) ..

Dlagrama 6.5

Corpora cion

EB A G

l I

EB Iglesia

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Creo que queda clara que este modelo de tntercamblo resuelve uno de los prlncipales problemas que enturblaban el trabajo del periodo lntermedlo de Parsons. Vuelve tmposible pensar que cualqulera de los procesos soclales bastcos es material o Ideal par si mlsmo. La operacl6n continua de cual­quler tnstitucl6n se puede analtzar s6lo mediante sus relaclones con dtver­sos subslstemas limitrofes. Enfrentado con este modelo interdependtente, el clentiflco social no puede subestimar el papel de nlnguno de los componen­tes de )os sistemas soclales complejos. Creo que esta clase de modelo lnter­penetrador e tncluslvo es lo que Parsons slempre tuvo en mente. Podriamos volver a las primeras descripclones de Ia agresl6n y el nazlsmo, o a !as ~ro­cesos modelados en el periodo tntermedlo, y conceptualtzarlos en termmos de tntercambtos con subslstemas limitrofes. Con el modelo de lntercamblo, Parsons hall6 un modelo elegante, preclso y complejo para concretar su am­blci6n de slntetlzar formas tdeales y materiales.

Tamblen es obvio que, ai menos en principia, este modelo de lntercam­blo puede ademas resolver el segundo problema principal del periodo Inter­media, es decir, Ia tendencia a trazar una separaci6n entre analisls de _la estabilidad y analisis del confllcto. SegCm Ia teoria del intercambio, ningun subststema se especializa en Ia estabtltdad nl en el cambia; ambos procesos son poslbilidades empiricas slempre presentes. El equilibria depende de una reclprocldad general entre los factores de todo el sistema social. Cada sub­sistema debe obtener cierto respaldo de los sistemas contiguos, Y este res­paldo dlsta de ser automatico: depende de que el subsistema pueda brlndar a los sistemas contlguos los disponibilidades que ellos necesitan. Si un sec­tor o tnstltucl6n no puede reunir los dispontbilidades que neceslta para se­guir operando, su pr9ducci6n sufrira un traspie. Si su producci6n dec~e, tamb!en decaen sus aportes a los demas sistemas, que se sienten engana­dos y Ia vez lo privan de sus productos. No s6lo estalla un confllcto entre los d!versos subststemas sino tambten dentro de cada uno de ellos. Los confllc- . tos que Parsons describla tan a menudo en su obra temprana se pueden re­conceptual!zar en termlnos de lntercamblo. La educacl6n, par ejemplo, se puede ver como un producto que va de L a A y G. Los nlnos aprenden valo­res aproplados, entran en el mercado !aboral (ellimlte entre L y las otganl­zaclones de A y G) y eventualmente adoptan poslclones adultas de respon­sabilidad organizatlva. Sin embargo, cuanto mas diferenciadas y aut6nomas sean las instituciones de L, A y G. mas larga y dificultosa sera esta transi­cl6n desde Ia soc!al!zacl6n hasta Ia posici6n adulta. Los factores proceden­tes de fam!l!as y escuelas slguen slendo cruclales, pero mas dlfictles de pro­dudr.

Las fuerzas producldas por cada subslstema del modelo de lntercam­bto a menudo se ejercen de manera "Invisible". Las normas que produce I, par ejemplo, no son casas concretas que Ja·gente enfrenta consclentemente, y los "problemas organlzativos" (producto de G) que enfrenta un grupo no siempre estan concretamente encarnados en una persona o Estado real. Pero Parsons suglere que estas fuerzas subsistemlcas cobran a menudo una forma muy concreta y especifica, y denomlna "medias generalizados de In-

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., I

\ tercambio"2 a las formas concretas de los productos subsistemlcos. El me­dia para el subsistema de adaptaci6n es el dinero, para el alcance de metas el sistema de poder, para el sistema integrador Ia influencla, y para el man­tenlmiento de patrones los compromisos de valor. Cada uno de estos medias es una sanc16n o recompensa concreta; es esgrimido por personas e instltu­ciones que lntentan obtener resultados en su interacci6n con otros. Los Estados y los politicos esgrimen el poder para que las personas acepten sus metas, las empresas y empresarios usan el dinero para obtener coopera­ci6n, las universidades e Iglesias invocan valores consagrados (como Dios o Ia racionalidad) para obtener adherentes, los representantes de los grupos solidarlos usan Ia lnfluencia para que Ia gente se una a ellos.

Detras de cada media, par cierto, se encuentra el proceso de intercam­bio. En el curso de una acci6n particular, los indlviduos, grupos o institu­ciones "representan" un subsistema particular; actuan en su propio lnteres dentro de los confines delintercambio. Esgrimen un media con Ia esperanza de cambiar una parte por los medias proplos de susbsistemas contlguos; a! hacerlo, asplran a ganar los "factores de producci6n" necesarios para pro­duclr mas de los propios. 1Basta con escuchar las apelaciones de una emi­sora publica de radio o televisi6n durante una campafia de recaudaci6n de fondos para saber que clase de regateo involucra aun el uso de un medio tan subjetlvo como los compromisos de valor! Invocando ideales culturales y explotando sentlmientos de culpa, los recaudadores tratan de "trocar" algu­nos de los compromlsos de valor de Ia emlsora por los factores mas condl­cionales necesarios para que Ia emlsora continue produciendo. Para seguir produclendo el medio valor, necesita mas dinero, poder y organizaci6n, y respaldo solidarlo de Ia comunidad.

Como consideraba que los medlos estaban atrapados en las vicisitudes del intercambio, Parsons conceptualtz6 Ia forma de cada media de manera flexible. Consideraba que cada medio tenia una suerte de doble personali­dad. Par una parte, puede ser generallzada y simb6lica, u na forma que se corresponde con Ia aceptac16n ajena sabre Ia base de Ia conflanza. Los bille­tes de d6lar, por ejemplo, son un mero simbolo de bienes y serviclos, pero Ia gente acepta este fragtl papel a cambia de bienes reales porque confia en su valor promisorio. Dicho medio tlene un status "generaltzado": es una cosa general que sustltuye una amplia gama de bienes especitlcos. Pero esta for­ma generalizada y simb6lica no se mantiene automaticamente; su "sistema de respaldo", el sistema de "producci6n" econ6mica, tiene que funclonar bien. (.Par que? Porque los "bienes reales" Uenen que estar alii cuando el consumidor dec ida "hacer valer" Ia promesa del media generaltzado.

51 el sistema productivo de respaldo sufre traspies, si Ia gente se ente­ra de que el dinero no se puede cambiar por bienes reales, deja de aceptar e)

· 2 "On the Concept of Influence" (1963). pags. 355-382: y "On the Concept of Political Power" (1963), pags. 297-354, en Parsons, &xlological Theory and Modem Society; "On the Concept of Value Commitments" (1968), en Parsons, Politics and Social Structure (Nueva York: Free Press, 1969). pags. 439-472.

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I ~ I I

producto de Ia produccl6n econ6mlca en su forma stmb6llca. No extge pro­mesas generallzadas sino bienes concretos. Parsons dice que esta forma concreta es Ia "base" del medlo. Aunque cada medio consiste en base y sim­bolo, los sistemas sociales funclonan con menos frlcciones si Ia forma slm­b6llca cuenta con amplla aceptaci6n. Sl todos los actores econ6mlcos pidie­ran bienes reales a cambio de servicios, regresariamos a Ia economia del trueque. Ese lntercambio restrlngido minaria Ia divisi6n del trabajo y even­tualmente Ia rlqueza de Ia socledad. Los bancos serian elimlnados, por ejemplo, porque Ia gente no conflaria en el simbolismo de los billetes, y sin bancos seria lmposlble reunir capital para Ia producc16n en gran escala. Una sociedad no recurre a Ia base y al trueque por mera arbltrartedad. Solo se demanda Ia forma "base" y se reduce la general1zaci6n cuando un siste­ma social empieza a deterlorarse y Ia producci6n se reslente. Esta demanda contrlbuye al circulo vicioso de desconflanza que vuelve mucho mas dificll la produccl6n.

La dtnamlca que he descrito para el dinero se apllca tambien a los otros medios. La intluencla, recordaran ustedes, es el medio del sistema tn­tegrador, cuyo "producto" consiste en normas y solidarldad. En su forma ge­nerallzada, Ia lntluencia funciona porque una persona confia en que quien esgrlme Ia lntluencia es "realmente" quien dice que es, que realmente es amigable, es decir, solidarlo, con los mismos grupos y comunidades a los que pertenece Ia persona lntluida. La persona supone, en otras palabras, que el medlo s1mb6lico, Ia lntluencia, se puede camblar por algo "real", la solldarldad comunal. Nos dejamos lntluir porque no tntentamos "mirar de­trl\s" de Ia persona lnfluyente para obllgarla a mostrarnos sus Iazos solida­rlos. Ep. cambio, nos dejamos intluir por ella a causa de su conducta perso­nal, su sola "presencia".

En este ejemplo veremos cul\n eflctente es Ia intluencia mediante su car<1cter generallzado. La gente intluyente puede organizar rApldamente nuevos grupos, reaccionando de manera flexible ante las contlngencias. Pero Ia situaci6n general de Ia intluencia depende de una eflcaz "produc­cl6n" integradora. Si Ia producci6n integradora falla, Ia solidaridad social se deterlora, y Ia tntluencla no se acepta con tanta fac111dad. En vez de tender a contlar en un extraii.o como si fuera un amigo potencial, tendemos a ver enemigos potenciales en quienes tratan de ejercer su intluencia. En tal caso, tntentaremos que "prueben" su solidarida:d con nosotros tratando de confir­mar sus lazos de manera Irrefutable. En sttuaclones muy tnestables donde Ia tntegrac16n se ha deterlorado, Ia gente s6lo acepta la tntluencia de las personas de su region o veclndarlo, o de su propio grupo rellgioso, politico 0

etnico. La "base" de Ia lntluencla es solldaridad sentida o experimentada. Sl el sistema lntegrador falla y Ia lntluencia simb6lica es rechazada, el funda­mento de Ia solldarldad experlmentada se vuelve tan estrecho que la capacl­dad para ejercer intluencla termlna por circunscrlblrse solo a lazos fam111a­res y sanguineos. Esto introduce un "sistema de trueque" para la influencla que vuelve cas! lmposlble Ia formacl6n de asociaciones mas ampllas.

De todos los medlos del sistema social, el poder es el que mas llama la atenci6n de Parsons, y me propongo dedlcar el resto de esta clase a su ana-

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!isis del poder. Pero hay otra razon para mi decision, pues el tema del poder tamblen brlnda una comparaclon concentrada de las fases lntermedla y tar­dia de la obra de Parsons. Cuando Parsons comenta .el poder y su "produc­cl6n", continua en otra forma su anterior anallsls de los procesos de asigna­clon. Sl anallzamos su tratamlento tardio del poder, pues, podremos ofrecer una evaluacion final de los merltos y tlaquezas de su obra tardia.

Parsons enfatiza que el poder tiene dos niveles. Su base, lo que Parsons denomina su "persuasor intrinseco", es la fuerza simple y pura. El Estado, con su monopolio de la coercion fislca, o un indlviduo con superlo­rldad fislca, pueden lograr que otras personas hagan lo que ellos no desean hacer. Pero aunque esta es una forma del poder, Parsons subraya que no es la unica. Como sabemos por su obra anterior, Parsons cree que los sistemas sociales funclonan mucho mejor sf las personas quieren hacer lo que deben hacer. El poder posee este componente voluntarlo en su forma generalizada y simbolica. Las gentes estan dispuestas a hacer aquello que el poder tiene capacldad objetiva para obligarles a hacer, slempre que crean en la legltlml­dad de d!cho poder. Sl el poder es legitimo, las gentes confian en ei. y si con­fian segulran las ordenes de actores poderosos sin exiglr pruebas de su con­trol real .

Esta es Ia esencla del ultimo modelo parsonlano del poder como me­dlo de lntercamblo generaltzado. Pero el poder opera como elemento gene­raltzado solo dentro de requlsltos empirlcos concretos, pues la naturaleza del sistema social real en que funciona es lo que determina los recursos que el sistema de poder puede utlllzar y los intercamblos que conduce. Es ' caracteristlco de Parsons que para tratar estas constderaciones mas empi­ricas examine los Estados Untdos de posguerra. El mejor ejemplo de este trabajo se encuentra en su articulo "La 'votacton' y el equllibrlo del sistema politico norteamericano".3 En la detallada teortzacton de este ensayo, Parsons satisface brillantemente su ambic16n analitica de construlr una te­oria postut!lltartsta y su ambiclon ldeologtca de comprender c6mo se pue­den sostener socialmente Ia raz6n y Ia individualldad. Eh este ensayo tam­bien encontramos los defectos tiplcos de Ia teor1zacl6n de Parsons, su ten­dencla a enfatlzar lo normatlvo sobre los aspectos materlales del modelo, y su lnclinacton a ptntar el sistema norteamerlcano como Ia concrecl6n de to­da meta tdeologtca progreststa.

Parsons conserva, desde luego, su modelo del poder como producto de un proceso de produccl6n multidimensional. El poder, la capacldad para al­canzar metas (G), es el producto de factores procedentes de la adaptacion, Ia lntegraclon y el mantenlmlento de patrones. Elliderazgo politico es Ia ca­pacldad para comb!I1ar estos lngredientes en metas slstemlcas efectlvas. El poder necestta dtsponlbiltdades economicas (A}, Iegltlmacl6n cultural (L}, le­altad y respaldo (I). Para ser generaltzado, para ser legitlmo, el poder necesi­ta productos de cada una de dlchas fuentes. Para reclblr tales productos

3 Parsons, "'Voting' and the Equilibrium of the American Pol!Ucal System· (1959), en Parsons, Politics and Social Structure, pags. 223-263.

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necesita dar a Ia vez productos valiosos. El proceso parece circular, y Ia idea es que lo sea. La "salud" del poder - si permanece simb6lico y generaliza­do- depende de Ia eficacla del intercamblo, y viceversa.

El ensayo de Parsons se concentra en Ia votaci6n, en el aporte a Ia producci6n de poder desde el subsistema de integraci6n. Para que el poder sea generalizado, debe recibir respaldo solidarto. El intercambio G-1 funcio­na asi: grupos solidartos del publico ofrecen respaldo y lealtad a la clase po­litica a cambia de liderazgo. En una democracla, cree Parsons, el aspecto mas crucial del res pal do es la votaci6n o, por declrlo de otro modo, la vota­ci6n es el acto par el cual se encauza politicamente la solidaridad. <.Por que la votaci6n implica necesartamente la generalizaci6n del respaldo? En una sociedad numerosa y compleja, un lider no puede representar cada uno de los intereses de sus votantes. El votante no puede "trocar" su poder: no puede actuar de manera instrumentalmente racional. guiado por ellema "Te doy mi voto y a cambia me das lo que quiero". Cuando votamos por alguien, entendemos que eventualmente nuestros intereses instrumentalmente ra­cionales quedaran satisfechos, pero puede llevar un largo tiempo y entre­tanto es muy posible que s6lo se satisfagan intereses generales e indirectos para nosotros. Si esto es un hecho de la vida politica moderna, y Parsons cree que lo es, el votante debe generalizar su respaldo a aquello que el can­dldato "representa". El votante debe otorgar su confianza a un dirigente que cuenta con aceptaci6n general. Esta confianza, sumada en millones de vo­tos, es un aporte a la producci6n de poder que legttima al funcionarto elec­to. Si el poder es legitimo, sera aceptado aunque los intereses especificos del votante no resulten satisfechos en el corto plaza.

Este proceso de razonamiento esta presentado de modo totalmente abstracto, desde el punta de vista, por asi decirlo, del sistema social. <.Pero c6mo acontece, en un sentido concreto y especificamente empirtco, Ia gene­ralizaci6n que produce el voto? En la explicaci6n de Parsons podemos ver la habitual confrontaci6n con el utilltarismo, con la cual inici6 su carrera. Ante todo sefiala que el votante no puede actuar de manera totalmente ra­cional. El votante debe examinar cuestiones que son demasiado complejas para que elias entienda empiricamente: aun los expertos que han examina­do dichas cuestiones dislenten acerca de su significado. La tmposlbilldad de ejercer una ractonalidad absoluta signtfica que las interpretactones de los votantes lndlviduales estaran guiadas lnevitablemente par pautas normatl­vas. Parsons lo expresa de este modo: "Cuando no es posible una decision racional, pero al mismo tiempo existe Ia presion para abrazar un comproml­so, tiene que haber un conjunto estable de puntas de referencia para que las creencias puedan dar senttdo al compromiso y la gente se pueda sentir 'c6moda' al respecto".4

Votar es pues un acto de fe, un acto presuntamente racional que en realidad es guiado par compromisos normatlvos que preceden al acto mis­mo. Desde esta ciitlca al enfoque utllitartsta de la accl6n, Parsons pasa al

4 Parsons, "Voting'", pag. 218.

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problema del arden. Las referencias normativas de Ia votaci6n, suglere, es­tan arraigadas en estructuras subjetivas estables, los agrupamientos solida­rios que son producto del subsistema integrador. En vez de "<.Para que?", la pregunta que guia el voto de una persona es "<.Con quien?" El grupo mas estable con quien votan las personas es su propia familia, y las estadisticas revelan que la mayolia de los miembros de una familia votan por lo mismo. Asi, con proposiciones empirtcas acerca de Ia votaci6n, Parsons reformula Ia clitica al individualismo utilitarista que habia hecho en La estructura de Ia acci6n sociaL

<.C6mo hace el proceso politico de una sociedad democratica para transferir al voto, y eventualmente al candidato, la solidaridad generada por la familia? Parsons cree que existe una secuencia de grupos solidartos, gru­pos que "piden prestada" solidartdad de la familia primordial y a Ia vez Ia extienden. La solidartdad se extiende desde la familia a grupos prtmartos in­formales, como redes de amistad y camarillas, y de alii a agrupamientos et­nicos, religlosos, laborales, de clase y regionales. Estas comunidades solida­rias se valen de la sensaci6n de "pertenencia conjunta" expertmentada en la vida familiar y extienden esta sensaci6n al candida to' politico.

El mecanismo crucial para imprtmir a esta red solidarta un rumba po­litico es el partido. Los partldos son intermedlartos entre la solidaridad y el poder, pues son tanto grupos solidartos como ambltos para las luchas de poder entre candidatos en pos del poder objetivo. La mera pertenencia a un partido politico concentra la solidartdad en un aspecto agudamente politico, aunque este compromiso permanece en un nivel tan general que par si mis­mo no puede decidir la naturaleza de ningun voto particular. Los aspectos culturales de la campafia politlca del partido son los que brindan una focali­zaci6n mas especifica, centrada en el candidato. El "estilo" de la campafia -la atmosfera, mas que las piezas de la maqulnarta- es lo que extlende la solidaridad bacia los candidatos y resulta decisivo para la determinacion del voto. A traves de las campafias, la solidartdad generalizada,. que se extlende desde la familia hasta los partldos politicos a traves de grupos mediadores se asocia con promesas politlcas generalizadas como "etlciencia", "impues­tos justos", "recorte de gastos gubernamentales" y demas. Estas promesas se aceptan a causa de la influencia, porque son generadas par figuras politi­cas que para el votante parecen representativas de grupos familiares solida­rios. Una vez que el candidato es elegido, este compromiso normattvo con los problemas generalizados se convierte en fundamento de la legitimidad, para mantener el caracter generalizado del media politico.

Sin embargo, aunque un candldato gane, es muy posible que no pue­da producir poder generalizado. Mecanlsmos especificamente politicos pue­den neutralizar los aportes de confianza politlca. Mucha depende, par ejem­plo, de la naturaleza de los partldos politicos. Si hay muchos partidos pequenos, en vez de un par de partidos grandes, la solidaridad invertida en los votos individuales nose puede extender sin frtcciones basta el candida to victortoso. Los partldos pequefios deben formar coaliclones, y el candidato electo nunca cuenta con la plena confianza de las facclones que no le perte­necen. Como no existe plena generalizacl6n y confianza, las facciones de la

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coalici6n se apresuran a exiglr Ia satlsfacci6n de lntereses especiflco1>, el pa­go inmedlato de los "pagares". AI candldato de Ia coallcl6n se le pue'de negar Ia posibilidad de ejercer un verdadero liderazgo, que conslste en impulsar el pais en nuevos rumbos que aun no han sldo concebldos. Esto es malo para el pais porque le resta poslbilldades de alcanzar sus metas colectlvas. Tamblen es malo para Ia gestl6n del dlrlgente, que resultara lnestable. Como el dirlgente no puede satlsfacer todos los lntereses al mismo tlempo, sus seguldores se frustraran; le qultaran el respaldo a Ia prlmera oportunl­dad. Esta perdida de generallzacl6n causa, en palabras de Parsons, un po­der "deslnflado". El dirlgente cuyo poder esta deslnflado tendra que regatear y hacer trueques para alcanzar sus metas. A veces se vera obligado a valer­se de Ia fuerza bruta. La deflac16n a traves de exlgenclas puntillosas no es excluslva, por clerto, de los gobiernos de coalic16n. Tambien presenta un pe­ligro para los candidatos elegidos por una coalicl6n Informal cuyos mlem­bros no sienten verdadera solidaridad.

Pero aunque el poder sea plenamente "legittmo", aunque las personas que votan por el candldato hayan generalizado su respaldo, queda un pro­blema slgniflcativo. (.Que pasa con los perdedores? Se han quedado sin po­der alguno, excepto el poder que poseen lndirectamente como mlembros del sistema social para qulenes se reallzan las actlvldades destlnadas a alcan­zar metas, es declr, su poder como cludadanos. Recordemos que, aunque Parsons se concentra en Ia solidarldad, la votacl6n es un medlo para aslg­nar y dlstribulr dlsponlbilidades escasas. El valor de los bienes d!strlbuldos vuelve muy lmportante comprender que fuerzas podrian conduclr a los per­dedores a permanecer en el sistema en Iugar de abandonarlo para fundar el propio. Obviamente, tiene que haber clertos fundamentos para el consenso y el acuerdo fuera del sistema partidarlo, mas alia de los problemas que los partidos han vuelto vlslbles y declsivos para adueflarse del poder.

El modelo de sistema social de Parsons, con su lnslstencla en los ln­tercambios multidlmensionales, nos prepara para conslderar que todos los aportes al poder, tanto subjetlvos como objetivos, son slgnlflcatlvos para crear un acuerdo suprapartldarlo. Sin embargo, el seflala ante todo el papel suprapartidarlo de los problemas normativos y solldarlos. Estas fuentes de acuerdo, observa, pueden provenlr desde "arriba" y "abajo" del partido, asi como desde el Interior del partido mlsmo. Prlmero, ttene que haber un con­sensa normativo acerca de las reglas politicas y un acuerdo cultural acerca de los problemas politicos centrales. La prlmera cuesti6n alude a las prover­biales "reglas de Juego". Todos los partldos deben reconocer Ia existencla de reglas acerca de procedlmlentos de seleccl6n politica, reglas acerca de c6mo dirlgir las campaflas, cuantos votos se requieren para ser elegldo, cuanta autorldad se transflere y demas. Sl se aceptan tales reglas, y Ia lucha por el poder sigue sus proplos termlnos, los perdedores tienen que aceptar que el poder del ganador es legitimo y acordarle cierta medlda de generallzaci6n. Estas reglas de Juego, desde luego, estan lnscrltas en las constltuclones, complejos conjuntos de reglas que rlgen no solo las elecclones sino toda Ia gama de las lnteracciones politlcas y soclales. En el trasfondo de estas re­glas de procedlmlento y ~stas constltuclones, sin embargo, se yergue, segun

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Parsons, "un marco comun ... de definicion cognitiva de Ia situaci6n".o Parsons alude aqui a Ia necesldad de una cultura politlca comun. Dado tal entendlmlento comun, habra cierto acuerdo, allende' las lineas partldarlas, acerca de las caracterlstlcas de los candidatos, los crlterlos principales para Juzgar su desempeflo, los problemas cruclales que enfrenta Ia socledad poli­tica. Dichas percepciones comunes sirven para consolar e integrar a los per­dedores.

Pero tambien debe haber un extenso acuerdo "debajo" del partido. Para descrlblrlo, Parsons alude al concepto de lealtades transversales. Los perdedores de una campafla permanecen lntegrados sl pertenecen a grupos solidarlos no politicos que incluyen a miembros de los otros partidos politi­cos lmportantes. Las sociedades modernas tienden a produclr tales solidari­dades transversales porque su complejldad vuelve casllmposible todo aline­amiento politico puro. En asociaciones voluntarlas, grupos de veclnos, aso­ciaciones laborales, nos encontramos con toda clase de personas, muchas de las cuales tlenen ftllaclones politicas muy diferentes. Parsons suglere que esta solldaridad superpuesta conduce a sentimlentos de solidaridad con mlembros de otros partldos y a cierto grado de confianza no politlca en el candidato que eligen.

Por ultimo, exlste un factor mundano que Parsons clta para explicar Ia integraci6n de los perdedores al sistema politico. Se trata del simple proble­ma de Ia alternancia. Sl algulen sabe que nunca se le permitlra volver al po­der, es menos probable que respalde al candldato que lo derrot6. Si sabe que tendra otra oportunidad, es mas probable que de clerto respiro al can­didato electo.

Aqui Parsons ha comentado problemas que surgen de Ia "distrlbuci6n" del poder, aun cuando se haya asegurado su "produccl6n" eflcaz. A su jul­clo, en las sociedades muy divld!das surgen serlos problemas dlstributtvos. Las dlvisiones tajantes signiflcan que los perdedores (1) qulza no compartan consenso suprapartldarlo en las reglas o Ia cultura, (2) quiza no tengan la­zos transversales, (3) qulza no tengan Ia oportunidad lnstltucional de volver al poder. Si volvemos al anal!sls de Ia Alemanla prenazl, veremos que estas son precisamente las causas de inestabilldad que seflalaba Parsons; su tra­bajo posterior, pues, produce una reelaboracl6n conceptual de esta teorlza­cl6n temprana pero no presenta alejamientos empirlcos o presuposlcionales fundamentales.

Espero que ustedes convengan en que en sus ultimos trabajos Parsons produjo un marco analitlco lntrlncado y a menudo convincente, y que ade­mas este modelo de lntercamblo se puede especificar de manera empirica. Aun asi, en esta especificacl6n empirica asoman los problemas tipicos de la teorlzaci6n de Parsons; problemas que aun en estos minutos finales de co­mentarto sobre su obra no podemos dejar de explorar. Son los mismos que antes observamos en su perlodo lntermedio y, antes de eso, en La estructu­ra de la acctim social: un enfasis exceslvo en lo normativo, Ia ecuaci6n del

5 Parsons, "'Voting··, pag. 222.

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control normatlvo con el mantenimtento del equilibria empirico y, ftnalmen­te, Ia ecuacion del equilibria normativo con Ia reallzacion de una buena so­ciedad.

Aunque el poder es obviamente uno de los principales medias de asig­nacion social, Parsons estA menos interesado en Ia produccion y distribu­clon de poder que en los problemas que estos procesos plantean a Ia inte­graclon. ·Parsons, desde luego, escribe acerca de Ia producclon de poder, pe­ro solo le lnteresa Ia faceta de producclon, el aporte I, que se relaclona con Ia integracion normativa. Se centra cas! excluslvamente en el respaldo soli­darla al poder y el problema de su generallzaclon. Recordemos que Ia gene­rallzaclon de un medlo lmpllca para Parsons Ia relaclon con valores comu­nes que el consldera declslvos para Ia lntegraclon social. Notemos cuan si­milar es esta ambigfiedad a las Iagunas que antes descubrimos en el trata­mtento de las recompensas. Aunque Parsons se referia nomlnalmente a las recompensas como elementos de aslgnaclon - relaclonadas, pues, con Ia producclon eftclente de dinero y poder- , las trataba mas en cuanto a su capacldad, en cuanto portadoras de prestlglo, para hacer pesar valores so­bre el poder politico y economlco. En otras palabras, tamblen en ese caso los aspectos centrales de Ia aslgnaclon y Ia produccton se abordaban como manifestaciones de extgenclas de integraclon.

Ello no equlvale a dectr que el tratamlento normativo de Ia producclon polltica carezca de lmportancla. Pot el contrario, es vital e lnteresante. Pero este tratamiento se reslente porque Parsons no tiene en cuenta otros apor­tes mas condicionales a Ia producclon de poder, como Ia cuestion crucial del acceso del poder al dinero y su lncldencia en Ia produccion de eficlencia y coercion. Mas aun, Parsons aborda el aporte sol!darlo de un modo que ado­Ieee de un supuesto emplrico cuestlonable: con optlmlsmo, describe este aporte como sl dependiera del consenso y pasa por alto que a menudo esta articutado sobre Ia distribuclon deslgual de blenes ldeales y materiales. En Ia medida en que tlpicas bases de Ia sol!daridad como Ia clase, Ia raza, Ia re­gion y Ia religion lnvolucren deslgualdad, habra mas de una Mlinea" de sol!­dartdad extendida. Claro que en cada caso debe extstlr una secuencia soU­darla extendida desde Ia familia basta una asociacion mayor y de alii al voto polltico, pero en Ia medlda en que extsta desigualdad, esta secuencia acon­tece en lineas separadas. Si esto es verdad, el respaldo sol!dario a los candl­<\atos sera causa de desconfianza y confllcto y no de orden y acuerdo. A causa de esas dlvergentes lineas de respaldo, los partidos politicos de mu­chos paises Mespeclfican" Ia solldartdad de modos fundamentalmente con­filctivos.

Asimlsmo, Ia fuerza de los arreglos materiales y Ia fragmentacion entre y dentro de los subsistemas empiricos puede mlnar el consenso que cons­truye procesos que segun Parsons enfrentan problemas de distribucion de­slgual. La desigualdad y Ia discriminacion debllltan el respeto de un grupo domlnado bacia reglas de juego comunes y definlclones comunes de Ia sl­tuaclon. Tamblen vuelve menos probable que los ganadores politicos perml­tan el regreso al poder de los partidos derrotados. Aunque Parsons ha omlti­do estas poslbU!dades empiricas, es precisamente su modelo analitico mul-

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Udimensional el que nos permtte explorarlas. Una vez mas enfrentamos Ia paradoja que acecha en toda su obra.

Sin embargo, el reducclonlsmo analitico de Parsons es solo un elemen­to de esta paraqoja: tambh~n hay un reducclonismo moral o ideologlco. Parsons emprendio su gran esfuerzo de construcclon de un sistema para demostrar no solo que Ia razon dependia de procesos no racionales sino que, en una socledad moderna, los procesos no raclonales podian constltulr el fundamento de una acclon razonable de definicion mas amplla. Deseaba demostrar que el fracaso del individuallsmo analitlco no slgnificaba que Ia indlvidual!dad no se pudlera sostener de una manera supralndlvtdual, mas Msocietaria". En sus prtmeros ensayos empirlcos este aspecto moral de su vocaclon ejerce una gran influencia. Aun en su obra posterior - por ejem­plo, el ensayo sobre educaclon- Ia atenclon explicltamente moral slgue en pie, aunque a menudo el merito soclal de Ia lndlvtdualldad y Ia raclonalidad se expone con slmpllsmo. Sin embargo, en buena parte de su obra posterior, como Indica el analisls del voto, Parsons plerde de vista su ambiclon ldeolo­glca critica. Tras demostrar que Ia votaclon raclonal en sentido utilltarista es lmposlble, deja de !ado Ia cuestion de Ia raclonalldad sustantiva. Pero sin duda, dentro de los confines de Ia complejldad y Ia determinacion cultural, Ia cuestion de Ia relatlva raclonalldad de los votos slgue slendo slgnificatlva. Las socledades pueden hacer mucho para aumentar Ia educaclon y Ia per­cepclon de sus votantes, para mantener su raclonalidad en un sentido no reducclonlsta. Lo mlsmo puede declrse respecto del argumento de Parsons contra Ia teoria lndividuallsta, el cual suglere que los dirlgentes politicos no pueden dar cuenta de sus actos de manera dlrecta. Se puede conceder Ia verdad de esta proposlcl6n y sin embargo seguir creyendo que son viables clertos esfuerzos para lncrementar Ia, rendlcion de cuentas por parte de los politicos. Las !eyes que extgen revision parlamentaria de los aetas preslden­clales o aumentan el acceso publico a Ia Informacion son ejemplos de es­tructuras lnsutuclonales que pueden dar basamento a tal~s esfuerzos.

Por ultimo, en el trabajo tardio de Parsons sabre politlca hay una per­turbadora y -a Ia luz de sus prtmeros trabajos- asombrosa falta de preo­cupacl6n por el relatlvo unlversal!smo o parttcularismo de Ia cultura politlca en si mlsma. Concedemos que el grado de cultura comun es central para Ia establlldad y Ia lnestabilldad. Sin embargo, una vez que se alcanza la esta,­billdad, Ia moralldad del Estado permanece en duda. No se trata s6lo de que Ia cultura sea compartlda y consensual sino de que sea unlversalista, lo cual decide si el sistema politico puede sostener Ia l!bertad Individual y dar margen al cuestionamiento raclonal de Ia autoridad politlca.

La Ironia de Ia obra tardia de Parsons es manifiesta. Aunque cada vez tiene mas extto en su esfuerzo de identlficar las condiciones soclales dentro de las cuales se puede alcanzar Ia razon y Ia lndividualidad, cada vez le en­tusiasma menos Ia ideologia critlca que permitlria instltucionallzarlas. Ello no slgnifica que Parsons abandone sus intereses democn:i.tlcos, sino que en el optlmismo del mundo de posguerra se convencio (tal como una vez le ocurrio a Hegel) de que Ia razon y Ia individualidad se estaban reallzando en el sistema politico de su propio pais. Menos consciente de Ia distancia entre

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lo Ideal y lo real, preftr16 descrlbir este sistema antes que evaluar las poslbl­lidades de crlticarlo y trascenderlo.

Las consecuencias de esta doble reducci6n fueron fatales. La ultima teortzaci6n de Parsons no solo result6 menos estimulante sino mucho mas vulnerable a los ataques. Una vez que flaque6 el prestigio hegem6nico de Ia socledad norteamerlcana, una vez que el encanto del mundo de posguerra empez6 a dislparse, el compromiso de Parsons con "el Slglo Norteamertcano" lo hlzo parecer ldeol6glcamente obsoleto a ojos de muchos. Se emprendi6 un ataque morallsta contra su obra, un ataque que podia sostenerse sobre ge­nulnos problemas de explicacl6n. Inevitablemente, en el afan de montar sus criticas, los te6rtcos antiparsonlanos oscurecleron los verdaderos merltos ideol6glcos y expllcativos de Ia obra de Parsons.

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