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Algunas consideraciones sobre la responsabilidad en la protección a los derechos de los consumidores y usuarios de servicios públicos Noris Tamayo, licenciada en Derecho (1991) de la Universidad de Oriente. Doctora en Ciencias Jurí- dicas (2009), de la Universi- dad de Valen- cia, España. Ostenta la categoría de profesora titular y en la actualidad imparte docencia de pregrado y posgrado. Es directora del Centro de Estudios de Administración Pública, de la Universidad de La Habana. Ha de- sarrollado líneas de investigación relacionadas con el derecho y la administración pública y sobre los derechos del consumidor. Además ha publicado varios trabajos y par- ticipado en eventos nacionales e internacionales sobre estas temá- ticas. 58 Lourdes Taba- res, licenciada en Economia en la Universi- dad de La Ha- bana en junio 1978, y doc- tora en Cien- c i a s Económicas por la Universidad de Budapest, Hungría, en 1988. Profe- sora titular de la Universidad de La Habana, donde ha trabajado desde agosto de 1978 hasta la fecha. Ha sido jefa del Departamento de Macro y micro economía, vicerrec- tora de la Universidad, presidenta de la Cátedra de Administración Pú- blica y directora del Centro de Estu- dios de Administración Pública. Cuenta con más de sesenta artícu- los publicados, así como con una numerosa participación en eventos nacionales e internacionales.

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Algunas consideraciones sobre laresponsabilidad en la protección alos derechos de los consumidores yusuarios de servicios públicos

Noris Tamayo,licenciada enD e r e c h o(1991) de laUnivers idadde Oriente.Doctora enCiencias Jurí-dicas (2009),de la Universi-dad de Valen-cia, España.

Ostenta la categoría de profesoratitular y en la actualidad impartedocencia de pregrado y posgrado.Es directora del Centro de Estudiosde Administración Pública, de laUniversidad de La Habana. Ha de-sarrollado líneas de investigaciónrelacionadas con el derecho y laadministración pública y sobre losderechos del consumidor. Ademásha publicado varios trabajos y par-ticipado en eventos nacionales einternacionales sobre estas temá-ticas.

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Lourdes Taba-res, licenciadaen Economiaen la Universi-dad de La Ha-bana en junio1978, y doc-tora en Cien-c i a sEconómicaspor laUniversidad de

Budapest, Hungría, en 1988. Profe-sora titular de la Universidad de LaHabana, donde ha trabajado desdeagosto de 1978 hasta la fecha. Hasido jefa del Departamento deMacro y micro economía, vicerrec-tora de la Universidad, presidentade la Cátedra de Administración Pú-blica y directora del Centro de Estu-dios de Administración Pública.Cuenta con más de sesenta artícu-los publicados, así como con unanumerosa participación en eventosnacionales e internacionales.

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A modo introductorio

Baste apuntar que la cotidianidad demuestracon creces que solo confiamos en aquellas per-sonas naturales y jurídicas que son responsa-bles; así se pone la fe y la lealtad en aquellosque de manera estable cumplen lo que han pro-metido.

El acto de consumir no puede ser visto sola-mente como la satisfacción de una necesidad,por puro placer o de modo arbitrario, sino queéste implica colaborar en los procesos económi-cos, medioambientales y sociales que posibilitanel bien o producto consumido; lo cual puede lo-grarse si todos los actores sociales fomentanuna amplia participación de los individuos, mo-tivando la creatividad y al unísono promoviendoun cambio conductual del individuo y la socie-dad en general, formando una conciencia ciu-dadana crítica y participativa.

Para la Administración Pública el consumosustentable implica cambios radicales en los pa-radigmas actuales. Cambios que condicionen elcamino a la credibilidad que transita por perca-tarnos de que todo cuanto hagamos, todo com-promiso, tiene una consecuencia que dependede nosotros mismos. A la par el logro de ma-nera estable, habitual, que nuestros actos co-rrespondan a nuestras promesas. Siprometemos “hacer lo correcto” y no lo hace-mos, entonces no podemos hablar de respon-sabilidad. En esta marcha deberán enfocarse losesfuerzos; a educar a quienes están a nuestroalrededor a fin de que sean auténticamente res-ponsables.

Cada aproximación a estos tópicos debeconstituir motivo de reflexión para cualquier pú-blico de cara al futuro de las políticas públicas adesarrollar. Y es precisamente ésta nuestra in-tención a través de estos folios: abordar algu-nas aristas que implican la responsabilidadasumida como garante de la protección de losderechos que les asisten a los consumidores yusuarios de servicios públicos en el contextoactual.

Sobre la responsabilidad. Generalidades

La responsabilidad en su nivel más elementalentraña la visión de cumplir con lo que se hacomprometido. Ya esto lo hemos dejado sen-tado. A la sazón, la credibilidad estará garan-tizada si asumimos desde las institucionespúblicas que la responsabilidad en esta temá-tica tiene que ser algo estable, no debe per-derse de vista que el costo de lairresponsabilidad es muy alto.

En términos generales, ser responsables esasumir las consecuencias de nuestras accionesy decisiones. Es también tratar de que todosnuestros actos sean realizados de acuerdo conuna noción de justicia y de cumplimiento deldeber en todos los sentidos.

Resulta necesario comprender que los sujetosde conflictos son los ciudadanos, que necesitanresolver en primer lugar, los internos, pero queen ocasiones su enfrentamiento resulta ser conlas propias administraciones. Muchas veces en-tienden vulnerados sus derechos por el actuar

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o por el dejar de hacer de éstas y donde en nopocas ocasiones existe un abusivo uso del co-nocido silencio administrativo. El silencio es pa-rámetro de eficiencia administrativa en su laborprestadora de servicio y debe ser, ante todo,una excepción de la regla de actuación de unaAdministración Pública responsable.

Ahora bien unido la anterior, la falta de cul-tura jurídica de la Administración y de los pro-pios ciudadanos, acompañada de una carentevisión de los servidores públicos al no estar enfunción de las demandas ciudadanas; la limi-tada actuación; unido al complejo panoramaactual al surgir cada dia nuevos actores, agu-dizan el espectro y conducen a repensar laconcepción vigente en torno a los mecanismosy vías que aseguren una auténtica proteccióna los consumidores y usuarios, como genuinaexpresión de una Administración Pública efi-ciente y eficaz.

Abordar la problemática de la protección alos consumidores y usuarios desde la perspec-tiva de la responsabilidad debe evaluarse demanera multidimensional; así cabría comenzarhaciendo alusión a la denominada responsabili-dad social institucional.

Así las cosas, el consumo responsable es unconcepto defendido por organizaciones ecológi-cas, sociales y políticas que consideran que losseres humanos harían bien en cambiar sus há-bitos de consumo ajustándolos a sus necesida-des reales y optando en el mercado poropciones que favorezcan la conservación delmedio ambiente y la igualdad social. De esta

forma nos imponemos la idea de considerar elimpacto ambiental desde el punto de vista delciclo de vida del producto a comprar, valorandolos procesos de producción, transporte, distri-bución, consumo y residuos que deja el pro-ducto. Determinar la huella ecológica que ciertoestilo de vida y consumismo producen; la de-terminación también de, quienes en términosglobales, qué productos y servicios respetan elmedio ambiente y los derechos humanos parapreferirlos frente a otros que no cumplan conlos citados requisitos. Interpretado como facul-tad que tiene la Administración, de acuerdo alas normas que regulan su actuar, para en loscasos que se demande una decisión de ella,pueda a través de una no actuación denegar lapretensión que se le presenta.

Esto le da la posibilidad al interesado de acu-dir a la instancia superior una vez pasado el tér-mino establecido para entender denegada supretensión. Según se regula expresamente de-berá entenderse como la acción voluntaria o in-voluntaria de la Administración de negar lo quese le pide o desestimar un recurso en los térmi-nos fijados legalmente con consecuencia perju-dícales para el administrado y en ocasionesextensiva a la propia administración.

Esto nos obliga también a plantear el tipo decomercio que se desea favorecer; y al mismotiempo deberá asegurar la calidad de lo com-prado o del servicio recibido. En tanto, los con-sumidores también somos responsables por laelección que hacemos al momento de adquirirun producto, si realmente nos informamossobre las propiedades del mismo y si prioriza-

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mos que para su elaboración, distribución, co-mercialización y disposición final se haya tenidoen cuenta criterios de sustentabilidad ambientaly social.

Los prestadores del servicio tienen la obli-gación de comunicar necesariamente el valorde sus productos, cómo son elaborados y suhistoria, para que puedan ser elegidos por elconsumidor.

Ahora bien, si nos adentramos en la respon-sabilidad social institucional en las relaciones deconsumo, debemos remontarnos a sus primerasapariciones a finales de la década de losochenta del pasado siglo como reputación socialcorporativa. Pero su mayor auge lo alcanzó ainicios de la década siguiente, precisamentecomo espacio encontrado por las institucionesque dejaban los Estados y sus políticas neolibe-rales, con servicios fundamentalmente de salud,educación, etc.

La responsabilidad, más allá de un principiode actuación y organización de la Administra-ción Pública, debe ser visualizada como un valor

llamado a convertirse en vía directa, idónea,ágil, y cotidiana, en la solución de conflictos,previa a los métodos alternativos concebidospara este fin. Los que además de contener ensu puesta en marcha la respectiva cuota de res-ponsabilidad como fundamento ético en la ac-tuación individual y grupal-social (refiriéndonosa la actuación de los implicados en las disputas,de los terceros intervinientes y de las institucio-nes y organizaciones), para lograr la armonía yla debida seguridad jurídica, debe ser en todocaso un recurso alternativo, si no se asume conla consecuente responsabilidad el comporta-miento de los directamente involucrados.

Frente a cualquier modalidad presentadadebe ser distinguida por la responsabilidad,vista la misma como la “posición del sujeto acargo del cual la ley pone la consecuencia deun hecho”. Información: Conjunto organizadode datos procesados, que constituyen un men-saje que cambia el estado de conocimiento delsujeto o sistema que lo recibe. Tiene carácterneutral. Abarca el nivel cognitivo, racional entrelos sujetos que la intercambian; pero no mediaentre ellos ningún valor afectivo, ni emocional-mente movilizador. No hay intencionalidad. Co-municación: Proceso de intercambio que incluyeinformación; pero este mensaje sobrepasa elcarácter racional entre los sujetos que la inter-cambian y comienzan a mediar valores de ín-dole afectivos, que movilizan a los sujetos queintervienen en el proceso. Es aquí precisamentedonde la misma adquiere especial relevanciacomo salvoconducto en el ejercicio de los ple-nos derechos que le asisten a los consumidoresy usuarios en una relación de consumo, así

Los prestadores del servicio tienen la

obligación de comunicarnecesariamente el valor

de sus productos

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como también para el cumplimiento de los de-beres de las partes en dichos actos y en lasprestaciones de servicios públicos.

Ya es sabido que la responsabilidad adminis-trativa presupone la existencia del control, y,por su parte, los derechos subjetivos, nacidosdel cumplimiento efectivo de la misma, que re-quieren, en primer orden, de su protección. LaAdministración puede incurrir en infinidad desupuestos de responsabilidad, los más comunesy los más importantes desde el punto de vistacuantitativo son los que se producen por he-chos, actos u omisiones de esta.

En tanto, si nos acercamos a la conocida res-ponsabilidad que los llamados administradosasumen, nos estaremos refiriendo, entre otrosaspectos, a la infracción de la disposición nor-mativa administrativa. Es decir, aparece un su-jeto de Derecho en conflicto con lo dispuesto enuna norma jurídico administrativa.

En resumen, puede ratificarse que la respon-sabilidad de la Administración y la responsabili-dad administrativa representan la vigilanciaesencial sobre su ejercicio.

Responsabilidad y ética

La responsabilidad ética de cara a los consumi-dores y usuarios.

Aunque se asumiera absolutamente la posi-ción kelseniana de que el Derecho fuese total-mente independiente de la ética, la deontologíajurídica abriría de par en par una puerta de ac-

ceso de la ética a la práctica jurídica. La éticaexigiría a legisladores, jueces y abogados unaactuación responsable, de acuerdo a los valoresjurídicos fundamentales.

Como es sabido, la ética es la disciplina queestudia el desarrollo y funcionamiento de lamoral, el papel de los valores y las tradicionesmorales en la sociedad. Establece los criteriosde valoración moral, de libertad y responsabili-dad individual, y todo ello nos conduce a la ideade observar a la responsabilidad como funda-mento ético trascendente en la vida individualy colectivo-social.

Entonces ¿cómo deberá ser entendida la res-ponsabilidad en el proceso de consumo o servicio?

Una mirada gramatical del vocablo sitúa ala responsabilidad como obligación de reparary satisfacer por uno mismo o, en ocasiones es-peciales, por otro, la pérdida causada, el malinferido o el daño originado; así como el deberde sufrir las penas establecidas para los deli-tos o faltas cometidos por la culpa y/o la ca-pacidad para aceptar las consecuencias de unacto consciente y voluntario; de esta formaidentificaríamos, esencialmente a la responsa-bilidad administrativa, penal, civil, contractual,etc. En dependencia y atendiendo a la mag-nitud de los hechos y, de modo correlativo, delprocedimiento preestablecido; se presentacomo obligación de satisfacer por la pérdida odaño que se hubiese causado a otro, porqueasí lo exige la naturaleza de la convención ori-ginaria, se halle determinado por la ley, estéprevisto en las estipulaciones del contrato o

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se deduzca de los hechos acaecidos.

De lo anterior se colige que la responsabilidades razonable entenderla como la posición del su-jeto a cargo del cual la ley pone la consecuenciade un hecho lesivo de un interés protegido. Valedecir en tono afirmativo y generalizador que laresponsabilidad no se delega.

Es así como, mientras la autoridad se divide,la responsabilidad se multiplica. Por tanto, lamisma se erige como una garantía al cumpli-miento de las obligaciones o al deber jurídicodentro de una relación jurídica determinada enlo cual se incluye de manera irrefutable la pro-tección jurídica que debe prevalecer frente aconsumidores y usuarios.

De lo que se trata, en síntesis, es de saberdistinguir la responsabilidad a partir de la gene-

ralidad o a la particularidad de su esfera de ac-ción. No debe sernos ajeno las disimiles nocio-nes y los criterios variados que conforman laresponsabilidad, y en consonancia con ello lamanera en que son concebidas, por solo citaralgunos ejemplos, la responsabilidad contrac-tual y extracontractual, la llamada responsabili-dad material y la conocida responsabilidadcolateral.

Ninguna responsabilidad podrá ser asumidasi no se advierten de manera rigurosa los valo-res que la complementan y que permitan a lapostre adoptar determinada postura ética enuna dimensión responsable en consonancia consu ámbito de acción. Y ello no tiene otra expli-cación que no sea el especial significado quecontienen dichos valores en el plano individualy colectivo-social.

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El individuo en su interacción con la sociedades portador de determinados valores, catálogoconformado por ellos mismos y los que ajustanen dependencia del contexto histórico concretoen que se originen, desarrollen y salvaguarden;así podríamos relacionar en dicho abanico a laobjetividad, austeridad, accesibilidad, eficacia,igualdad de género, tolerancia, integridad, cre-dibilidad, imparcialidad, dedicación, transparen-cia, ejemplaridad, valentía y, no por ser laúltima en mencionar es la menos importante, laresponsabilidad, objeto de nuestro estudio.

Evidente es que se erige la responsabilidaden principio y en valor, sustento de un compor-tamiento moral adecuado a tono con el idearioético que defendemos y solo se extingue, comoes sabido, en las formas y supuestos estableci-dos en ley.

Deformaciones morales como la irresponsa-bilidad, el abuso de poder, indiferencia, debili-tamiento del espíritu crítico, festinación,indisciplina, burocratismo, rutina, desmotiva-ción, subvaloración, etc., y, podrían causar pro-fundos efectos negativos en la administraciónde justicia, con el consiguiente perjuicio a losintereses sociales que directamente tutela.

Estos antivalores no concebidos a la luz deaplicación normativa, conduce a la responsabi-lidad, a nuestro entender, por senderos cadavez más sobre dimensionadores; lo cual resultameridianamente comprensible, pues la respon-sabilidad debe constituir una actitud ante eldeber asumido y deberá traducirse además enfreno a la corrupción, y manifestaciones de ile-

galidad. A nuestro juicio deberá constituirse enuna barrera para la entrada de los conocidosantivalores, y a la vez en un puente para alcan-zar los ideales de justicia, equidad, armonía yequilibrio jurídico; ya lo había avizorado elmaestro, José Martí cuando defendía la idea dela utilidad virtud, calificada por él cómo “…hadabenéfica: ilumina corazones por donde pasa: daa la mente las fuerzas del genio”. Y es que lavirtud asociada a la significación positiva de he-chos y acciones, que también coexiste de formadicotómica con los llamados antivalores asumea la responsabilidad en su seno, así ella junto amuchas otras es una virtud de las más sobre-salientes para la búsqueda de la verdadera jus-ticia, y ahí precisamente es que se expresa suauténtica utilidad.

En la medida en que se asume a título per-sonal con rigurosidad, conciencia, valentía, y se-guridad determinadas decisiones, aflora laresponsabilidad, investida de un valor añadidoal actuar ético por tanto podría no sólo llegar aconvertirse en una herramienta solucionadorade conflictos sino además, en un vehículo (deautocomposición) previo e idóneo de su sanea-miento directo, sin necesidad de recurrir a mé-todos alternativos que requieren participaciónde terceros, en modalidad heterocompuesta.

De hecho actitudes responsables acortan elmargen de error y evitan o aminoran la adop-ción de decisiones incorrectas que amenacen oque vulneren derechos individuales de otros.Con esa premisa se lograría el equilibrio y laañorada armonía de la cual la sociedad estáávida. Sería la responsabilidad una contribución

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para la urgente solución de los no pocos dile-mas que suscitan en las relaciones de consumoy durante la prestación de un servicio, y en elgane de la conciencia ciudadana en un autén-tico Estado de Derecho.

La responsabilidad en su ejercicio implica unacerteza en la solución de controversia de grancalado, bien pueden afectar bienes patrimonia-les derechos e intereses de un individuo o de lacolectividad, y ello debe marcar la impronta, entanto la capacidad resolutoria frente a vulnera-ciones de derechos que le asisten a consumido-res y usuarios en cualquiera de los sectores dela administración pública solo alcanza madurezen la medida en que se asume una postura res-ponsable.

Evaluada la responsabilidad como un prin-cipio del derecho, como un valor, determina-das posturas éticas importantes sondirectamente proporcionales a las posibles si-tuaciones controversiales que pueden sucin-tarse en el mundo jurídico; así asumida laresponsabilidad como valor en toda su inte-gralidad, será acogida la ética en similar mag-nitud, lo cual debe redundar en la más ágil yfácil solución de conflictos. Pero más impor-tante aún, en nuestra opinión, lo es que si laresponsabilidad mencionada concretada enun plano individual, institucional-colectivo-so-cial, deja de ser en la praxis una consigna yse convierte en postura asumida en el queha-cer diario, que significa básicamente que cadacual asuma lo que le corresponda, podría lle-gar a convertirse en un elemento sostenedorde la armonía, y de la seguridad jurídica.

Ética y salud

La ética es una disciplina que se ocupa del es-tudio de la moral e indicará cuál es el compor-tamiento que se espera de las personas queintegran una sociedad determinada. Por otrolado, la moral es un concepto que va de lamano con el de la ética y que contempla el con-junto de acciones y comportamientos estable-cidos y tipificados socialmente en buenas ymalas, y precisamente guiarán las conductas dela sociedad que las reconoce y acepta. La éticaestablece cuáles son los comportamientos yconductas más valiosas y respetables así comocuáles se ubican del lado opuesto.

A partir de aquí, quedará establecido y con-venido socialmente lo que se reconoce comobueno, malo, justo, injusto, etc., o sea, lo quees éticamente deseable y aquello que no lo es.La ética, no solo caracteriza las acciones de lasociedad en su conjunto, la ética está presenteen la mayoría de las profesiones, así como enlas diferentes actividades que desarrollan losseres humanos y claro.

La medicina por ejemplo es una de las disci-plinas más notables e importantes desde tiem-pos remotos y es donde ha prevalecido unacultura sobre la ética.

La ética médica (deontología médica)agrupa una serie de normas y principios queinspiran y guían la labor de los profesionales,los médicos, de esa forma, los principios quedicha ética propone deberán ser observados yrespetados por ellos.

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La ética médica se identifica con el conjuntode principios y normas morales que regulan laasistencia médica. Tiene que ver con el com-portamiento y las relaciones interpersonales es-tablecidas entre un médico (sabedor, conocedory actor competente) y un paciente (objeto y su-jeto, a la vez orgánico, social y personal), en elque este último confía. El acto médico es tam-bién ético por su esencia, a lo largo de la histo-ria ha cambiado este concepto. La ética de lamedicina hipocrática es muy diferente de lamoral cristiana, o de la ética de los ateos o ag-nósticos. Pese a esto, existe una ética médicapor encima de las situaciones, e invariable, laque a lo largo de la historia va adoptando dife-rentes formas de manifestarse.

A lo largo de casi toda la historia y en cadalugar del mundo, el ser médico significa algo es-pecial. La gente va al médico para pedir ayuda

para sus necesidades más urgentes: aliviar eldolor y el sufrimiento y recuperar la salud y elbienestar. La ética médica se diferencia de lageneral aplicable a todos porque se profesa pú-blicamente en un juramento.

Durante siglos, la profesión médica ha elabo-rado sus propias normas de conducta para susmiembros. Estas normas pueden tener inclusivefuerza de ley, no obstante, algunos aspectos dela ética médica han cambiado con los años,aunque hay invariantes como: el médico consi-derará el interés del paciente por sobre el suyo,no discriminará contra los pacientes por la raza,religión u otros derechos humanos, protegerála confidencialidad de la información del pa-ciente y prestará atención de emergencia a todapersona que la necesite.

Los pacientes responden mejoral tratamiento si perciben que elmédico aprecia sus preocupacio-nes y los trata a ellos en lugar desu enfermedad. La falta de com-petencia puede tener como resul-tado la muerte o una graveenfermedad para el paciente.

El médico tradicionalmente hagozado de un amplio margen deautonomía clínica para decidircómo tratar a sus pacientes.Ambas maneras de ejercer la au-tonomía del médico han sido re-guladas en muchos países. Losmédicos en el mundo han acep-tado ampliamente la autonomía

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del paciente, lo que significa que éstos debenser los que decidan en definitiva sobre los asun-tos que los afectan. Desde el punto de vistalegal, el consentimiento informado es un requi-sito esencial del acto médico, pudiendo ser suausencia causa de procedimiento judicial.

También, si éste es inadecuado se consideracomo ausencia del mismo. La firma del pacienteo su representante legal no exonera de respon-sabilidad al médico por malas prácticas, y tieneun peso sustancial en una acusación sobre ne-gligencia. Si el médico no informa será respon-sable de los daños debidos a losprocedimientos, aunque no exista mala prácticaprofesional.

El término bioética es de reciente aparición(1971) y expresa la ética de la vida biológica.Este nuevo concepto se presenta más abarca-dor y de esa manera trata de sustituir a otrostérminos como utilizados hasta entonces comoética médica o deontología médica; dándole unenfoque secular, interdisciplinario, global y sis-temático. La bioética es más abarcadora, ellaincorpora otros profesionales de las ciencias dela vida o del derecho.

Es decir, la parte de la ética o filosofíamoral que estudia la licitud de las intervencio-nes sobre la vida del hombre, especialmenteen la Medicina y las ciencias de la vida. El res-peto a la dignidad humana exige el respeto acada uno individualmente.

Debe valorarse la igualdad entre todos ellosy su distinción individual. Este concepto no es

aceptado por todos los planteamientos éticos.Es así como la bioética se identifica como laparte de la biología y se ocupa de emplear losrecursos de las ciencias biológicas de modo quese obtenga, una mejor calidad de vida.

Trata de sustituir los términos más históricosde ética médica y deontología médica. Surge dela necesidad de un marco de debate y de for-mulación moral al que se pudieran incorporarmuchos otros profesionales vinculados a lasciencias de la vida y su legitimación legal, comolos biólogos e investigadores básicos, los farma-céuticos, los expertos en Salud Pública, los ju-ristas y, obviamente, los filósofos y los teólogos.Se trata de un marco de discusión ética inter-disciplinar, de carácter práctico y con gran re-percusión social.

A través de la bioética se formulan una seriede principios básicos en la relación médico-pa-ciente. Esto surge en 1974-78 en Estados Uni-dos cuando se creó la National Comission forthe protection of Human Subjects of Biomedicaland Behavorial Sciences.

Surgió entonces el llamado informe Belmont,que establecía unos principios éticos básicos:

Respeto por las personas (autonomía). Tieneen cuenta la libertad y responsabilidad del pa-ciente, que decide lo que es bueno para élCada persona es un fin y nunca un medio, ydebe respetarse su libertad esté o no enfermo.Las personas cuya autonomía está disminuida,deben ser objeto de protección, buscando lapersona más adecuada en su entorno para co-

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laborar en la decisión.

Beneficencia extrema: los posibles benefi-cios y minimizar los posibles riesgos. Refleja laobligación de hacer o buscar el bien del en-fermo. El médico asume personal y profesio-nalmente una especial obligación dedesempeñar una función médica benéfica paracon sus pacientes.

No maleficencia: hay que respetar la vida fí-sica de cada persona, independientemente desu estatus social y económico, esto es esencial.

El médico tiene la responsabilidad de pon-derar siempre el riesgo de hacer daño con elbeneficio potencial.

Justicia. La imparcialidad en la distribuciónde cargas y beneficios: los iguales deben sertratados igualitariamente (se refiere a la expe-rimentación con humanos).

Lleva a proteger a los más desfavorecidos:El médico tiene que apelar al principio de jus-ticia implícita o explícitamente en la asignaciónde recursos.

Dos de los principios anteriormente enuncia-dos, se sitúan a nivel universal, ya que los mis-mos a su vez son presupuestos éticos de larelación médico-paciente. De hecho son pre-vios a ella y por tanto independientes de la vo-luntad del paciente. Los principios en cuestiónson: no maleficencia y justicia. Ellos por sí mis-mos son independientes y superiores al de au-tonomía.

Atendiendo a su propia esencia estos dosprincipios obligan moralmente siempre, inclusocontra la voluntad de las personas, a hacerprevalecer el bien común sobre el bien parti-cular. Es así como a nivel particular, están loselementos éticos de la RMP: los principios debeneficencia-autonomía, estos no son fácil-mente separables, hay una interrelación bienclara entre los mismos.

Los cuatro principios deben respetarsesiempre si no aparecen enfrentados, pero enla práctica puede darse la situación en que dosprincipios se encuentran enfrentados al anali-zar un caso. Se consideró que siempre debehaber uno que prevalece sobre los demás,aunque cada país tiene regulaciones particula-res en este sentido. Es frecuente en la prácticamédica que el principio de beneficencia se en-cuentre en tensión con el de autonomía.

Aquí entra el papel del médico, el cual porsus conocimientos y experiencia, puede valo-rar de forma más racional y objetiva la situa-ción de su paciente, pudiendo así sugerir la

La ética es pluralista, varía

según la sociedad

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mejor actitud médica a adoptar, buscando elbienestar del paciente (beneficencia). Por otrolado, el paciente, aún sin conocimientos mé-dicos, puede juzgar la repercusión sobre suvida, puede y tiene en cuenta valores perso-nales, etc.

Es aquí donde tiene importancia el consen-timiento informado, al permitir al pacientetomar estas decisiones libremente. De aquí laimportancia de que el paciente pueda dar supermiso para todos los procedimientos y tra-tamientos sugeridos por el médico Es un dere-cho que no puede ni debe ser ignorado.

Es precisamente en el contexto de la rela-ción médico-paciente (RMP), donde la informa-ción es una parte fundamental sobre la basede la confianza, donde se produce una trans-ferencia continua en ambos sentidos. Por unlado, el médico debe informar siempre al pa-ciente sobre todo lo referente a la enfermedad.En particular tiene el deber de informar cuandoel paciente o su representante legal le solicitenla información.

Deberá además comunicar los cambios quese produzcan sobre la información inicial o laevolución, o sobre las decisiones que se vayantomando. Un tema muy enraizado en la con-cepción anglosajona de los derechos individua-les en los últimos 25 años, es que la autonomíaha desplazado a la beneficencia como primerprincipio de la ética médica. Esta es la reorien-tación más radical ocurrida en la larga historiade la tradición hipocrática, pero no necesaria-mente ocurre igual en otro ambiente cultural,

lo que no puede soslayarse.

La ética es pluralista, varía según la socie-dad. En las sociedades más tradicionales hayun mayor acuerdo sobre la ética y más presiónsocial, a veces respaldadas por leyes, paracomportarse de cierta manera en vez de otras.

A pesar de estas diferencias, al parecer lamayoría de los seres humanos pueden estarde acuerdo en ciertos principios éticos funda-mentales, específicamente los derechos hu-manos básicos proclamados en la DeclaraciónUniversal de Derechos Humanos de las Nacio-nes Unidas.

Con el desarrollo de la ciencia y la técnicaen el sector de la salud han aparecido nuevostratamientos, procedimientos y posibilidadesque han conllevado a nuevos planteamientossobre la ética médica y hay posiciones no ho-mogéneas por razones culturales políticas reli-giosas etc. Por ejemplo, la reproducciónasistida, la genética, la informática aplicada ala salud, las tecnologías que aumentan y alar-gan la calidad de vida. Todas necesitan la par-ticipación del médico.

Al igual que la ética médica puede cambiar,y lo hace, con el tiempo, en respuesta a losavances de la ciencia y tecnología médicas ylos valores de la sociedad, también varía segúnel país dependiendo de estos mismos factores.

A pesar de estos cambios obvios en la éticamédica, existe consenso general entre los mé-dicos con respecto a que los valores funda-

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mentales y los principios éticos de la medicinano cambian o al menos no deben hacerlo.

Ideas finales

La responsabilidad, deberá entenderse comouna colosal fuerza que permita encontrar un te-rreno común, resolver problemas, reforzar elánimo y las relaciones interpersonales e impul-sar el cambio, teniendo en cuenta, además, quelas contradicciones, filosóficamente hablando,son fuentes de cambio, de prosperidad, se tra-duciría la misma en un método propulsor deldesarrollo. Lo interesante, efectivo e inmediatoreto está en convertir la responsabilidad en unaforma de comportamiento humano, expresadoen que cada una de las partes en una relaciónde consumo o durante la prestación de un ser-

vicio determinado quepuedan ver afectadossus intereses o los de untercero, ya sea a escalainstitucional o individual,fuese capaz de ceder, to-lerar, mover determina-das situaciones quesolucionarán con la per-tinente efectividad elconflicto en cuestión.

No negamos la exis-tencia del conflicto (tantointerno como externo),no se trata de evitarlo,no nos proyectamos in-cluso por su prevención,pues entonces no esta-

ríamos siendo consecuentes con la dialécticamaterialista e histórica. El conflicto, consustan-cial a la existencia humana, deberá originarse ydeberá existir, pues solo a través de él se pro-pulsa el cambio. Cierto es que el conflicto o biengenerados por comunicación deficiente, o te-niendo su causa en un derecho, en cualquiercaso, seguro coincidimos que hasta el punto desu solución expresan el deterioro de las relacio-nes de sus implicados.

Ahora bien de lo que se trata es de sanearlo,de resolverlo a partir de una postura atinada delas instituciones encargadas, a través de los me-dios jurídicos concebidos, especialmente de lospersonales, entiéndase fundamentalmente, ennuestro contexto, cuadros, dirigentes y funcio-narios, a la par del propio sentido de responsa-

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bilidad que desarrollen las personas como entesindividuales.

Tampoco desechamos los recursos alternati-vos de solución concebidos legamente, que sesabe, desempeñan un rol singular, estos, ennuestra opinión, deben seguir existiendo comométodos alternativos de excepción de soluciónde conflictos.

El medio regular solucionador de situacionesconflictuales hay que ubicarlo en la actuaciónde sus propios implicados, situándose la respon-sabilidad en un lugar cimero, y a la par nada so-bredimensionador; nos atreveríamos asegurarque en la cúspide de su escala de actuación.

Hoy por hoy, este tema adquiere una mayorrelevancia. El panorama cubano actual imponela reformulación de vías y mecanismos que per-mitan la concreción de fines de protección aconsumidores y usuarios; incentivar cultura ju-rídica en la población y en las administraciones;ampliar la visión de éstas para que se deban alos ciudadanos y que la satisfacción de sus in-tereses conforme su misión existencial, consti-tuye en términos de eficiencia y eficacia palabrade orden en los tiempos actuales para aspirar auna Administración Pública responsable, y enconsecuencia, próspera y sostenible.

Como fundamento ético la responsabilidaddeberá constituir, a nuestro juicio, la esenciaque imponga la vía directa y efectiva de solu-ción de problemas a nivel de toda la sociedad,que permita la agilidad de la que está urgidapara resolver con mayor celeridad sus propiassituaciones y desarrollarse, per se deviene ga-

rante indiscutible de los derechos que le asistena los consumidores, cuya incorporación a la ac-tuación diaria evitaría actuaciones en vías dife-rentes, dígase penal, administrativa, civil,etcétera, contribuyendo especialmente a darmayor seguridad jurídica, lo cual constituye unode los principales desafíos del ordenamiento cu-bano.

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