Upload
julio-cesar-larios
View
233
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Una breve introducción al trabajo de Allport
Citation preview
Un análisis del concepto “opinión pública” desde la psicología social
(tradición individualista) y su contraste con su uso tradicional.
Floyd Allport nació en 1890 y murió en 1971. Según Joan Balta, para algunos es el
padre de la Psicología Social científica(Pelegrí & Pelegrí, 2009, pp. 137). Fue un
heredero del conductismo en Harvard, y alumno de Mc Dougall, con quien
después tendría un desencuentro teórico, pues Mc Dougall apostó después por la
teoría del instinto. Entrando los años 20 del siglo XX, en Harvard se viene una ola
de cambios, entre los que destacan el declive de las escuelas conductistas, por lo
que Allport se ve obligado a migrar hacia la universidad North Carolina, es justo
ahí en donde comienza a escribir su Social Psychology. (Pelegrí & Pelegrí, 2009).
Por otro lado, Floyd Allport, es un autor muy citado en el capítulo 2
(Tradición Individualista) del famoso libro “Cinco Tradiciones en Psicología Social”
cuyo autor es Amalio Blanco (Blanco, 1998, pp. 88, pp. 109-115, 117-121,124,
125, 133, 143, 160, 16). Allport es citado por Blanco como un defensor del
individualismo metodológico y un crítico efusivo contra los conceptos de “mente
grupal” utilizado por algunos teóricos de la tradición grupal (p. 88).
En el apartado “El individualismo como unidad de análisis” Blanco describe
toda la propuesta de Allport. En primer lugar, Allport desdeñará todo predicación
de conceptos sobre los grupos, que originariamente se utilizaban en individuos,
conceptos como: procesos cognitivos, personalidad, inconsciente, etc. En segundo
lugar, la psicología no debería contraponerse a la psicología individual. “…. “La
psicología social no debe contraponerse a la psicología individual; es una parte de
la psicología del individuo cuya conducta es estudiada en relación con aquel
sector del ambiente compuesto por los otros……”(Blanco, 1998, pp. 110, citando a
Allport). Además, desdeña el énfasis que se ha puesto en los grupos y no en los
individuos. Por último, afirma que el objeto de estudio de la psicología social es
estudiar el comportamiento del individuo provocado por los otros (estímulos
sociales).
El lector puede comenzar a darse cuenta porque se inicia con una presentación de
Floyd Allport, cómo el título lo indica, el interés es analizar el concepto de opinión
pública desde el individualismo metodológico en la psicología social, y Allport,
además de ser pionero, es uno de los más recalcitrantes defensores de dicho
individualismo metodológico; pero no sólo eso, podemos agregar un elemento más
que justifique el protagonismo del autor en el presente trabajo, Allport escribió un
artículo titulado “Hacia una ciencia de la opinión pública” (Publicación original:
Allport, Floyd H.; Toward a Science of public opinion. The Public Opinion Quaterly,
1(1), 7-23. Disponible en http://www.jstor.org/stable/2744799) en donde deja notar
su coherencia teórica en todos los aspectos que analiza, pues hace una crítica
severa en contra de los estudios y menciones tradicionales de la opinión pública.
“Con este texto Allport pone las bases teóricas para el estudio de la opinión
pública, tanto a nivel analítico como a nivel metodológico. En ese sentido, cabe
advertir sobre la especificidad de los planteamientos teóricos de Allport, centrados
en la voluntad de establecer la Psicología Social como una ciencia centrada en los
comportamientos de los individuos en los entornos sociales. Para el lector
familiarizado con los estudios actuales sobre opinión pública, la propuesta de
Allport supone tan solo un apunte histórico o fundacional de un campo donde, por
otro lado, el análisis cuantitativo y el individualismo metodológico aún son
hegemónicos.” (Pelegrí & Pelegrí, 2009).
Pero ¿cuál es ese concepto “tradicional” que Allport crítica? El concepto de Opinión
pública tiene su origen en Rousseau, quien mencionó el concepto en su “discurso sobre
las ciencias y las artes”(Monzon, n.d.) Siguiendo a Mozon, el concepto de opinión pública
se venía preparando incluso desde antes de Rousseau, y esto por dos líneas distintas,
una, en cuanto a la opinión que se tenía acerca de la gente, y la opinión que ésta misma
tenía, y la otra en relación con el desarrollo de la imprenta.
Nicolás Maquiavelo, mencionaba que el príncipe tenía que tener al pueblo de su lado
siempre, y que para esto había que ser hipócrita cuando fuera necesario, pues uno
siempre tenía que fingir en que se coincida con la “opinión de la mayoría de la gente”.
También autores cómo Joseph Glanwill acuñan el término “Clima de opinión” para
referirse a lo mismo que Maquiavelo.
Por otro lado, la imprenta comenzaba por aquella época a entrar en auge, lo que
permitió que la gente que sabía leer y escribir, comenzaran a opinar sobre todos
los temas relevantes en las comunidades y naciones, llego un momento en el que
la influencia de lo que la gente decía era tal, que se le temía, y algunos autores se
lanzaron contra ella diciendo que era coaccionante. Pero, aun así, los protestantes
y los burgueses nunca dejaron de ver a la imprenta y a la “opinión de la mayoría”
como liberadora.
He aquí una de las primeras visiones tradicionales de la opinión pública, una visión
del Liberalismo económico, o burgués, muy en boga por aquella época.
Éste enfoque no precisa muy bien que se entiende por opinión pública, pero hace
énfasis en su carácter de mediador político - Ideológico en la sociedad. El
enfoque marxista sufre de la misma dolencia, pues sus intereses son más éticos
que descriptivos.
Por otro lado, tenemos dos autores clave Habermas y Noelle-Neumann(Leticia &
Pérez, n.d.)
De acuerdo con Habermas, la palabra “opinión” tenía —antes del Siglo de las
Luces— tres sentidos: uno epistemológico para distinguir entre un juicio de valor y
otro de hecho; otro para diferenciar entre algo cierto o incierto, ya sea por medio
de la demostración o la fe; y un tercero peyorativo, el cual califica de inferior a la
opinión común o del vulgo. El vocablo “público” es portador de varios sentidos; en
su uso inicial, se derivaba de “pueblo” como acceso al público en general o lugar
público, una propiedad abierta en el sentido de apertura o disponibilidad para toda
persona; después, su referencia fue el Estado, una “entidad que tenía existencia
objetiva sobre y en contra de la persona del gobernante”.
Flavia Freidenberg, Orlando D’Adamo y Virginia García Beaudoux en su artículo
“Opinión pública, o abriendo la caja de Pandora de las definiciones” califican de
estrechas o específicas lasexplicaciones de Noelle-Neumann al respecto, pues en
ellas se implica una valoración de aprobación o desaprobación según el temor de
los posibles opinantes a ser aislados por sus opiniones; además, dicen, no hay
diferenciación entre clases de opiniones ni tema de referencia, o tipo de sujeto
emisor de las mismas. Estas definiciones son: a) Es la “aprobación o
desaprobación de opiniones y comportamientos observables públicamente”, y b)
Es el “conjunto de opiniones sobre asuntos controvertidos que pueden expresarse
en público sin quedarse aislados” (p. 3). Asimismo, una definición es filosófica y la
otra operativa; es filosófica en sentido ético, cuando adquiere el papel de voz
moral o elemento valorativo como presión en el proceder de los individuos,
quienes sienten temor a la vergüenza pública y al aislamiento, preservando el
orden y cierto consenso en los valores sociales; de esta manera, también se
cumple la parte operativa.
El concepto de Allport de opinión pública: contraste y critica.
Es hora de ir a la fuente directa, de la mano de la traducción de Esteban Laso de
la universidad autónoma de Barcelona(Allport, 2009). Allport comienza por criticar
el uso laxo que se le da al concepto de la opinión pública, está constituida por 8
puntos, pero puede resumirse en los siguiente.
La personificación de la opinión pública. Este es uno de los puntos en donde
puede verse su coherencia constante en los postulados de Allport, si recordamos
una de las críticas mencionadas por Blanco, es que Allport estaba en contra de
utilizar conceptos que originalmente se usan para describir a individuos, y al hablar
de opinión pública se habla como si ésta fuera una sola alma o mente, que cambia
de manera homogénea, y se ignora que en realidad está constituida por distintos
individuos.
“Aunque engañosa desde la perspectiva de la investigación, esta ficción tiene en
su raíz un fenómeno genuino. Hay cierta continuidad psicológica en el hecho de
que los individuos conservan a lo largo del tiempo ciertas ideas habituales,
tradiciones, costumbres y fórmulas que condensan su pasada experiencia; en
suma, un “reservorio” de creencias y prácticas aceptadas a partir del cual se toma
partido ante muchos asuntos cotidianos. El error, sin embargo, es hacer de estas
disposiciones neuronales corrientes de cada individuo una especie de “alma”
colectiva llamada “opinión pública” que observa y decide ante los sucesos de
actualidad.”(Allport, 2009).
La falacia de lo emergente. Como todo positivista Allport está en contra de hablar
de emergencia resultado de las interacciones complejas entre los elementos de un
sistema. Los psicólogos y sociólogos de la tradición grupal, siempre han sostenido
que existe una mente grupal como resultado de una “emergencia”, y que ésta es
autónoma y acaba por determinar a los individuos mismos. Nótese que la falacia
consiste en utilizar el concepto como si de verdad surgiera una sustancia nueva y
no en utilizarlo como una metáfora. Aunque también es decir que es una metáfora
y luego utilizar el concepto como sustancia te deja en la misma situación.
Después de la crítica viene la propuesta, para Allport una buena teoría de la
opinión pública tiene que tener las siguientes doce condiciones:
a. Son comportamientos de los individuos humanos.
b. Implican verbalización.
c. Son realizados (o las palabras son expresadas) por muchos individuos.
d. Están dirigidos hacia un tema o situación universalmente conocidos.
e. Este tema o situación es de importancia general.
f. Representan una acción o tendencia a la acción en términos de aprobación o
desaprobación del
tema en cuestión.
g. Con frecuencia se realizan a sabiendas de que los demás han reaccionado a la
misma situación
de una forma semejante.
h. Las actitudes u opiniones son expresadas o, al menos, podrían ser expresadas
en la situación
apropiada.
i. Los individuos que realizan o podrían realizar estos actos pueden o no hacerlo
en presencia de
otros (la situación de la opinión pública en relación con la multitud).
j. Sus contenidos verbales pueden ser tanto permanentes como transitorios,
constituyendo
respectivamente “material genético de base” o “postura actual ante el asunto en
cuestión”.
k. Consisten en esfuerzos presentes de oponerse a algo o conseguir algo más que
en patrones
prolongados de conducta (la opinión pública en contraste con la ley y la
costumbre).
l. Puesto que versan sobre temas comunes frecuentemente implican conflictos
entre individuos
alineados en bandos opuestos.
m. Son lo bastante intensos y numerosos como para que exista una probabilidad
de que logren
alcanzar su objetivo.
Vemos pues las grandes diferencias, y que muchas de ellas son implícitamente
epistemológicas, pues la forma de concebir al mundo en unidades analíticas o
totalidades emergentes, es la gran discusión que se ha venido dando entre las
emergentes y potentes metodologías cualitativas y las ya limitadas visiones
cuantitativas.
Haciendo una valoración de la postura de Allport, puede apreciarse el alcance que
tienen las posiciones analíticas y positivistas ante fenómenos complejos como el
de la opinión, pues Allport subestima el poder de influencia general que puede
llegar a provocar las opiniones y el grado de homogenización que producen.
Bibliografía
Allport, F. H. (2009). Hacia una ciencia de la opinión pública Toward a Science of public opinion.
Blanco, A. A. (1998). Cinco tradiciones en Psicología Social. Madrid.
Leticia, J., & Pérez, M. (n.d.). Perspectivas teóricas sobre la opinión pública : Habermas y Noelle- Neumann Noelle-Neumann, 105–118.
Monzon, C. (n.d.). Orígenes Y Primeras Teorías Sobre La Opinión Publica :, (1).
Pelegrí, B., & Pelegrí, J. B. (2009). Presentación de : Allport “ Toward a Science of Public Opinion ” Introduction to : Allport “ Toward a Science of Public Opinion ,” 139(otoño), 137–139. Retrieved from http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53712934012
Universidad de Guadalajara
Orientaciones en Psicología Social
Julio César Larios Rubio
Trabajo final
Un análisis del concepto “opinión pública”
desde la psicología social (tradición
individualista) y su contraste con su uso
tradicional.
27/11/2015