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Guía espiritual
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1
AUTORA: SUNDARI AMALIA
ALQUIMIA ESPIRITUAL
-LA EPOPEYA DE LA TRANSFORMACIÓN-
2
ACLARACIÓN Y DEDICATORIA:
Con amor y respeto, dedico este trabajo y mi trayectoria vocacional al Maestro
Vicente Beltrán Anglada, cuya obra y enseñanzas han sido una de mis principales
referencias y me han servido de guía certera. La claridad y precisión de su
lenguaje, junto con la lucidez de su pulsación, revelan la calidez de su alma y me
han hecho sentir siempre su proximidad. No podría concebir una guía más veraz
que la que surge de una asociación de estas características, porque lo que él
transmite es mucho más que información meramente intelectual. Él ofrece la
enseñanza desde el corazón, y yo he podido recibirle desde el corazón. GRACIAS,
Vicente Beltrán Anglada.
Sundari Amalia.
3
LA TRANSFORMACIÓN DESDE EL CORAZÓN
La mayoría de nosotr@s estaríamos de acuerdo en afirmar que vivimos en un
mundo que en la actualidad está sufriendo una profunda metamorfosis. Más allá de
las terribles apariencias de lo que está sucediendo, muchas personas están
despertando a la verdad de que nuestro planeta, nuestro Universo, nosotr@s
mism@s y todo lo creado, es mucho más que el aspecto material que los humanos
percibimos. Estamos empezando a reconocer que toda vida o toda manifestación de
la Vida surge de una Fuente común, tiene un mismo Origen y que cada una de las
partes que compone esta insondable creación es una expresión más de esa misma
Verdad, única en sí misma y enriquecedora de la Totalidad. Cada vez más personas
estamos empezando a darnos cuenta de que la apariencia de nuestra realidad
esconde mucho más de lo que hasta ahora habíamos percibido, muchísimo más de
lo que nos han querido hacer creer que había. La vida es mucho más profunda y
misteriosa, estimulante y enriquecedora de lo que nos hemos creído que era.
Much@s de nosotr@s hemos estado o estamos aún perdid@s en la búsqueda de
nuestra identidad social, o cuanto menos en la búsqueda de la compresión de la
consciencia social. Sin embargo, esta búsqueda que nos ha cobrado tanta vida,
tanta energía y tanto tiempo no acaba de fructificar del todo y a la mayoría de
nosotr@s nos deja en mayor o menor grado insatisfech@s. Parece que esta
experiencia infértil, que está arrojando a las estadísticas muchos casos de
depresión y enfermedad, está pidiendo ser revisada. Parece también que todo
apunta a que necesitamos cambiar el objeto de la búsqueda y empezar a participar
de forma consciente y voluntaria en el proceso de la transformación, en el proceso
de la búsqueda de nuestra propia identidad, que no es otra cosa que nuestra
identidad espiritual, aquella que nos permite descubrir el propósito de ser y nos
permite reconocer que todo, absolutamente todo, tiene un propósito.
Si bien en cierta forma esta búsqueda de nuestra identidad social nos ha servido
y ha tenido su razón de ser, también es cierto que nos ha dejado suspendidos en la
parcialidad y en la desazón. Pero creo que puedo afirmar sin equivocarme, que de
un tiempo a esta parte se está produciendo una llamada colectiva al despertar, un
tirón de la consciencia que nos impele a una nueva búsqueda, la búsqueda de la
Consciencia Solar, que se manifiesta como el reconocimiento de la propia Divinidad
y se traduce en términos más asequibles como la consciencia del corazón. Es a
través de esta consciencia que buscamos la definición experiencial de nuestra
relación con la Divinidad y que podemos realizar la comprensión de lo abstracto. Es
a través de esta consciencia que podemos comprender de manera práctica que “yo
4
estoy en el centro de aquello que creo (de crear) y soy absolutamente responsable
de ello”. Y por eso se vuelve absolutamente urgente y necesario participar
activamente en el propio descubrimiento, en el conocimiento del propio ser y de la
vida a través de esa revelación prioritaria, para posibilitar a su vez el
descubrimiento y la realización de aquello que está más allá de lo evidente y
aparente, de aquello que nos ha parecido insondable por ser invisible a los ojos
mundanos.
En realidad, en esta época tan crítica y difícil, se precisa que cada vez más
personas despertemos a este concepto que redefine el Universo y todo lo creado
como Energético y Sagrado. Todo a nuestro alrededor -también la materia- se
origina y está constituid@ por una Energía Divina. Al haber vivido por tanto tiempo
ignorando esta verdad y desconectad@s de esta Fuente propia y Sagrada, nos
hemos condenado a vivir en un doloroso mundo de dificultades regido por la
inseguridad y el temor que nos han llevado a creer en la necesidad de nutrirnos
mediante el dominio de l@s un@s sobre l@s otr@s. En un mundo de estas
características las personas que han ascendido al poder son aquellas que mejor han
sabido ejercer el abuso de poder y la extorsión; sin embargo, bajo esta concepción
de las cosas, las personas devoran el mundo, lo destruyen sin escrúpulos, lo
reducen a escombros.
Pero a pesar de que este panorama aparenta ser desolador, se nos presenta
como una oportunidad de cambio radical. Ya no podremos seguir adelante si no nos
liberamos de ese falso concepto de poder, de la falsa necesidad de permanecer
enfrentad@s l@s un@s contra l@s otr@s, tampoco tendremos oportunidad
individual si no nos liberamos de nuestro propio hábito -aun cuando sea sutil- de
controlar a los demás. La única solución pasa por cultivar una reconexión personal
–individual- con la Fuente propia interna, con nuestra Divinidad, que nos
proporciona el suministro de energía divina que en realidad es nuestra, de cada
un@ de nosotr@s. Esta Fuente interna pacífica y propia que mana de nuestro
corazón, nos suministra toda la energía necesaria y atrae hacia nosotr@s todos los
recursos para nuestra propia realización y por ende para la transformación del
mundo.
Se trata de propiciar una reconexión mística personal, que nos devuelva el poder
genuino, basado en el amor, en la paz, en la entrega, en el respeto, en la belleza,
en la bondad y en el equilibrio. Una nueva concepción de la vida humana que
amplía nuestra visión y nos revela la verdad de nuestro Yo Superior.
5
A esta aspiración -que el mundo está empezando a compartir masivamente- de
despertar a la verdad propia y entregarse a la Divinidad interior, se puede llegar
por muchos caminos, el camino para cada ser es único e individual. Sin embargo,
cualquier disciplina o método genuino compartirá necesariamente ciertas premisas.
Cualquier camino hacia el despertar espiritual tiene que pasar necesariamente
por la revelación de todos los aspectos de la sombra. Ahora más que nunca los
aspectos oscuros del ser humano, tanto del ser individual como de la humanidad
como grupo, están emergiendo a la superficie para ser examinados e iluminados,
para ser reconocidos y abrazados desde el amor y la aceptación, y ya no más desde
la vieja y conocida energía del juicio, la culpabilidad y la condena. Esto señala una
relevante diferencia a tener muy en cuenta, que nos permitirá descubrir y
trascender nuestras limitaciones y aspectos oscuros, nuestros engaños, en lugar de
necesitar seguir negándolos y justificándolos.
Dadas las circunstancias cósmicas actuales (las conjunciones astronómicas que
corresponden al momento del ciclo evolutivo de nuestro universo) en la actualidad
estamos experimentando constantemente poderosas irradiaciones aceleradas de
energía de altísima frecuencia que provienen del Centro Galáctico. Toda esta
actividad cósmica está estrechamente relacionada con el despertar espiritual que
está sufriendo la humanidad. Para el planeta y para la humanidad son momentos
de profunda crisis y cambio profundo. En este trance no estamos sol@s ni
desamparad@s. Estamos siendo asistid@s, por supuesto, desde las Esferas
Superiores por la Jerarquía Espiritual. Estas poderosas oleadas energéticas causan
un aumento de la intensidad del proceso de limpieza y purificación, poniendo de
manifiesto los aspectos que precisan atención.
Estamos siendo llamad@s a penetrar en cotas nuevas y superiores de
consciencia. A nivel individual se nos pide un cambio de rumbo, la rendición a
nuestro guía interno en el corazón; se nos pide que nuestro ser espiritual tome el
control que por su parte quiere seguir ejerciendo nuestro ego o personalidad
humana que se rige por los valores ilusorios del mundo material. Se nos propone la
fusión del alma con nuestro Yo Superior, la fusión del alma individual con el alma
espiritual. Es imprescindible (nadie se escapa de eso) realizar una limpieza
emocional profunda. Esto nos aboca a un proceso difícil y por lo general doloroso en
el que las resistencias propias determinarán que este periodo sea más o menos
corto o largo, antes de que podamos experimentar lo que es propiamente la fase de
liberación, momento en el cual las cosas empiezan a cambiar para nosotr@s y todo
empieza a fluir. Las dificultades sólo nos indican que no estamos libres de la
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sombra, los problemas son retos y oportunidades de visión. Nuestro sendero de
ascensión es necesariamente un camino de purificación. Se requiere impecabilidad
en cada pensamiento, en cada sentimiento, en cada intención, en cada expresión y
en cada acción de nuestra vida. Y para ello hay que hacer un profundo y persistente
trabajo de revisión. Mas es importante vivir este proceso bajo el concepto liberador
de que la meta es el camino mismo, y viceversa, el camino es la meta. Los
sistemas de apoyo irán cambiando para nosotr@s a medida que nos vayamos
limpiando. La rendición nos conectará con el verdadero apoyo basado en el amor,
en la solidaridad, en el compartir. Descubriremos que ese apoyo y el suministro de
los recursos en verdad inagotables surgen de nuestro interior. En este proceso
iremos soltando nuestras dependencias y descubriremos que nuestras necesidades
genuinas van a ser satisfechas sin esfuerzo.
En este punto evolutivo se nos sugiere que abracemos nuestra sabiduría. En
nuestro interior tenemos todo lo que necesitamos, todas las herramientas y la
fuente del conocimiento directo: la intuición. Si la escuchamos, ella nos guía y nos
indica cómo proceder. Nuestra naturaleza es en verdad Divina y esta herencia está
codificada en nuestro ADN. Sin embargo para activar nuestros códigos y
mantenerlos activos necesitamos evitar las interferencias y las distracciones tales
como nuestras identificaciones, adicciones y malos hábitos físicos, emocionales y
mentales. Los pretextos de las identificaciones y también de las adicciones, pueden
ser no sólo cosas reales, sino también cosas ficticias (fantasías, quimeras y falsos
conceptos sobre un@ mism@), no sólo físicas, sino también de naturaleza
emocional, mental e incluso energética. No somos nuestras identificaciones, esto es
algo muy importante que necesitamos comprender; cuando descubrimos y
reconocemos nuestras dependencias, adicciones y distracciones, y nos esforzamos
en soltarlas en un acto valiente de confianza, nuestra guía interna empieza a actuar
para nosotr@s. Entonces aparecen nuevos recursos. Una puerta se abre, y luego
otra, y otra. Nos anclamos en una nueva frecuencia de Luz y somos bendecidos por
la Gracia Divina con todo aquello que requerimos para fomentar nuestra ascensión
y la ascensión de la humanidad toda, para cumplir con nuestra misión espiritual.
El principio del cambio pasa necesariamente por que empecemos a observarnos
atentamente a nivel individual. Se trata de que entre en acción la entidad que
Ramtha llama “El Observador en el punto cero”, el observador silencioso, la
Presencia en el Corazón, que no juzga, pero percibe. Entonces el principio del
cambio pasa por la experiencia de “la serena expectación”1, pasa por la experiencia
1 Expresión de Vicente Beltrán Anglada.
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de observar nuestros propios procesos mentales, si estos están o no condicionados.
Por observar cómo reaccionamos a las situaciones. Cómo son nuestras actitudes,
nuestras reacciones, nuestras emociones. Pasa por indagar profundamente en
nuestra naturaleza emocional para conocerla y desde la aceptación transformarla,
con la intención de no contribuir a seguir creando una realidad profundamente
demente y distorsionada como la que hemos creado. El principio del cambio pasa
en definitiva por aceptar el reto personal de un profundo compromiso individual
para con nosotr@s mism@s y para con la vida toda, compromiso que podemos
amplificar en sentido geométrico si nos adherimos conscientemente a este
movimiento humano y planetario -pero de carácter cósmico- que está teniendo
lugar en los tiempos actuales.
Más allá de la carga de nuestro propio pasado o de nuestras vidas anteriores,
hallamos que la dinámica de nuestros antepasados, ya sean sus logros o triunfos o
bien sus dificultades, fracasos, opresiones y falta de visión, ejercen una influencia
mucho mayor de lo que sospechamos. Nuestra energía, si no se utiliza de manera
consciente, tiende a ser dependiente de esas dinámicas heredadas.
La armonía natural de la Vida (en todos sus aspectos y estratos) ha sido
perturbada por nosotros, los seres humanos, a causa de nuestra mente. Hemos
pretendido someter la naturaleza desde la idea imposible de la trascendencia del
poder mental desconectado de la aspiración espiritual y del uso disciplinado y
respetuoso de las energías. Deshacer este camino es posible y es posible hacerlo
rápido, sólo si apelamos al uso correcto de las energías espirituales, desde el amor,
el respeto y sobre todo, desde el perdón. Suscribo una idea de Eckhart Tolle que
afirma que la mente no puede encontrar la solución porque es parte intrínseca del
problema. Mas yo quiero añadir a esta afirmación mi matiz personal que interpreta
que la afirmación se refiere a la mente egoica o racional -manas inferior.
La infelicidad y el desasosiego provienen de una falsa identificación de nuestro
ser con una realidad que sólo existe en nuestra mente. No es malo sostener una
fantasía, lo nocivo es identificarse con ella y confundirla con la realidad. La meta es
el camino mismo: para rendirse a eso se requiere mucho coraje y una dosis
importante de entrega o rendición.
No somos otra cosa más que la posibilidad de experiencia de vida que nos ha sido
brindada para descubrir, validar y expandir los valores del Amor Universal, que -
como no- pulsan en nuestro corazón individual. Sólo el amor hace de nuestra suma
pequeñez el sentido de la participación. A la dimensión del amor, espacio infinito sin
8
tiempo dentro del corazón, se accede desde la mente superior –manas superior- el
ser puro.
En algún sitio leí que hay un único camino, es el camino hacia el centro del ser.
Hay muchas maneras distintas de decir lo mismo. En definitiva, el camino hacia el
centro del ser, es el camino del corazón, el camino de la aceptación que nos lleva
hacia nosotr@s mism@s, que nos permite estar presentes en el aquí y el ahora. Es
la búsqueda de la consciencia solar, la que se remite a nuestra Divinidad y la
define. Pero cuando hablo del camino del corazón, no hablo para nada en sentido
metafórico, sino en un sentido completamente real. Es necesario actuar desde el
corazón, y encaminarnos hacia aquello que vibra en nosotr@s venciendo los
temores. La vida, sin duda ninguna, nos responderá.
Tenemos integrada la idea de que la única redención es el martirio y el dolor.
Tenemos el sentido de culpa pegajosamente adherido a nuestras estructuras. Sin
embargo la redención sólo llegará desde la liberación de ese sentimiento de
culpabilidad y a través de la búsqueda de la comprensión de la experiencia, del
descubrimiento del error que ha causado distorsión, pues el verdadero
conocimiento sólo puede llegar así, ganado por la experiencia, para que el error no
sea repetido. Buscar el castigo como idea de redención nos aleja de la verdadera
redención que sólo llegará después de conocer la causa (la responsabilidad propia)
dentro de nosotr@s mism@s, aceptándola e integrándola para poderla liberar desde
la intención.
El Maestro explica que el dolor es sólo un síntoma del error, un efecto de la
enfermedad del pensamiento. Para que se produzca la sanación la causa debe
reconocerse dentro, pero tan importante como eso es reconocer el propósito de la
experiencia y del error.
9
EL SER HUMANO Y NUESTROS VEHÍCULOS DE MANIFESTACIÓN
Cada un@ de nosotr@s somos un ser único e irrepetible por nuestras
características y único responsable del inmenso, complejo y perfecto sistema que
es, no sólo nuestro cuerpo físico, sino el conjunto del organismo que incluye todos
nuestros cuerpos de manifestación, además de las circunstancias en las que estos
se desarrollan. Sólo el maravilloso universo que es nuestro cuerpo físico humano
contiene billones de células vivas, y cada una de las células constituye una galaxia
en sí misma, constituida a su vez por innumerables átomos, separados entre ellos
enormes distancias, mucho espacio vacío que constituye una dimensión
imperceptible a los sentidos corrientes. Cada un@ de nosotr@s es el único ser
pensador soberano de la inmensidad de nuestro propio reino, y cada uno de
nuestros pensamientos y creencias, así como cada una de nuestras emociones y
sentimientos tiene influencia directa en cada una de nuestras células, en cada uno
de nuestros órganos y partes que constituyen la totalidad de nuestro organismo,
mucho más allá de nuestro ser puramente físico. Nuestro organismo y las
circunstancias en las que se desarrolla nuestra vida, son la pantalla de proyección
de nuestra consciencia. Nadie más que nosotr@s mism@s, es responsable de
cuanto acontece en nuestro cuerpo y en nuestra vida.
En consonancia con la estructura septenaria de nuestro Universo, el ser humano
tiene también una constitución septenaria. Esto singifica que tenemos siete cuerpos
de manifestación y cada uno de ellos está regido por un chakra correspondiente.
Cada uno de estos cuerpos de manifestación está a su vez subdividido en siete
planos. Lo que esotéricamente se denomina el cuaternario inferior, hace referencia
al conjunto de los cuatro vehículos de manifestación que posibilitan la experiencia
humana, de denso a sutil son: cuerpo físico (cuerpo material), cuerpo etérico
(plantilla energética), cuerpo emocional (constituido por materia emocional) y
cuerpo mental inferior (formado por materia mental). Lo que se denomina la Tríada
Superior hace referencia al conjunto de los tres vehículos superiores: Mental
Superior, al plano Búdico (del Corazón) y por último al plano Átmico (Plano
Espiritual); de arriba abajo: Atma, Buddhi y Manas.
No nos detendremos ahora en explicar cada uno de los cuerpos porque nos
alejaríamos del propósito del libro. Sin embargo destacaremos alguna información
importante que nos ayude a comprender posteriores reflexiones. Respecto al
cuerpo etérico -llamado también doble etérico por ser un duplicado etérico exacto
del cuerpo físico- cabe señalar que es el primer cuerpo sutil del ser humano, es
10
prácticamente un cuerpo intramaterial (casi no se extiende más allá del cuerpo
físico) está formado por materia etérica y constituye la plantilla energética que
vitaliza el cuerpo físico, formada por la vasta red de canales por los que circula la
energía vital o prana. De la misma forma que la sangre circula por las venas, la
energía electromagnetica del cuerpo circula por los nervios, cuya contraparte es el
sistema de nadis o canales de acupuntura por los que circula el prana o energía
vital. De la forma y la constitución del doble etérico dependen la forma y el estado
del cuerpo físico. El cuerpo etérico es el patrón para el físico y es receptivo a las
ondulaciones de los pensamientos y sentimientos que emanan desde los cuerpos
emocional y mental. La transformación del cuerpo físico se realiza mediante la
transformación del cuerpo etérico, que a su vez es susceptible a la calidad de las
energías emocional y mental.
Cuando trabajamos de forma activa y consciente para purificar la mente,
empezamos a generar una serie de compuestos moleculares de enorme sutilidad
que repercuten sobre el cuarto éter. El oxígeno y el hidrógeno que componen los
átomos de la energía emocional se purifican, volviéndose éstos más magnéticos y
radiactivos. Estos compuestos moleculares que repercuten en el éter acaban por
penetrar en nuestro cuerpo físico sutilizándolo, de forma que nos volvemos más
receptiv@s a las influencias de las energías superiores2.
Si bien, refiriéndonos a nuestros cuerpos de manifestación, el objetivo de la
aspiración espiritual es la integración de los mismos, el triple cuerpo sutil inferior de
una persona corriente (vehículos etérico, emocional y mental) se caracteriza porque
éstos están claramente definidos por una frontera o “anillo no se pasa” que los
delimita. Con visión aural podríamos observar como a medida que van cambiando
las emociones y los pensamientos, las estructuras de cada cuerpo se mueven como
unidades, pero no pierden su delimitación. Sin embargo, a medida que el ser
avanza en su trabajo espiritual y se purifica, esta delimitación se va sutilizando,
hasta el punto de desaparecer, de forma que cada cuerpo se funde con el otro.
Cuando esto sucede a la persona le es fácil penetrar con su intención en el fondo de
cualquiera de los compuestos moleculares de cualquiera de los cuerpos. Es la
evolución de la consciencia la que trae como consecuencia la evolución de sus
vehículos de manifestación y posibilita la integración de los mismos. Al desaparecer
la delimitación de cada uno de los cuerpos sutiles, éstos se vuelven más receptivos
los unos respecto de los otros y se armonizan, formando un acorde armónico que
2 El contenido informativo de este párrafo y el siguiente está extraido de las enseñanzas de Vicente
Beltrán Anglada: “El Control de los Vehículos Inferiores”, conferencia 5 de Noviembre de 1984.
11
finalmente resuena con la nota esencial del ser.
Concibo el trabajo espiritual con un enfoque y una naturaleza distinta a la que
muchas escuelas y corrientes propugnan. No se trata de ejercer el control mental
desde la mente racional; tampoco se trata de ejercer un rígido control sobre el
cuerpo físico ni someterlo a rígidas y estrictas disciplinas. Ni mucho menos se trata
de llegar a controlar las emociones con el fin de suprimirlas, pues como bien dice
Vicente Beltrán Anglada, las mismas son consubstanciales a la vida y si las
suprimiésemos dejaríamos nuestro cuerpo emocional como una esponja seca a
merced de influencias quien sabe de qué naturaleza. Más bien se trata de crear una
estructura emocional capaz de contactar y sostener el cuerpo búdico. Se trata de
trabajar y prepararse para responder eficazmente a la evolución de los tiempos. Se
trata de practicar la observación atenta y sostenida de las propias pulsaciones, de
los propios pensamientos, emociones y reacciones que tenermos frente a las
circunstancias y acontecimientos de la vida, disociándonos de los mismos. Se trata,
por utilizar nuevamente una acertada expresión del autor tantas veces citado, de
“aprehender el sentido de la vida afrontando serenamente, pero con indomable
energía, el presente inmediato.”3 El trabajo espiritual empieza, desde mi punto de
vista, cuando nos proponemos aprender el arte de la presencia. Si estamos
presentes estamos serenamente expectantes, y con la práctica, cuando todo lo
supérfluo pierde el foco, la atención percibe lo esencial. El pensamiento puede
llegar a ralentizarse, la verborrea del pensamiento racional llega a detenerse y la
mente abstracta percibe la certeza.
El ser humano, cuya intrépida e insaciable mente ha investigado, explorado,
conquistado, construido, destruido, explotado y divulgado lo impensable, es, en la
mayor parte de los casos, un gran desconocido para sí mismo, se ha olvidado de
que el Todo reside dentro de sí. Hemos buscado incansablemente, fuera de
nosotr@s, pero, ¿cuánt@s de nosotr@s, por ejemplo, nos hemos ocupado en
conocer y comprender a fondo nuestras propias emociones?, o por poner otro
ejemplo, ¿nos hemos preguntado de qué forma se establece el intercambio de
energía – información – consciencia dentro de nuestro propio ser y fuera de él, en
nuestras relaciones y en la relaciones que hay entre todas las cosas?
Todos los contenidos de nuestro cuerpo mental, ya sean estos conocidos o
desconocidos para nosotr@s, tienen su correspondencia en el plano emocional, y
así mismo, su correspondencia en el cuerpo etérico y en el cuerpo físico. Las
funciones del organismo, absolutamente todas ellas, no pueden explicarse como
3 Del libro “Estructuración Dévica de las Formas”. V. B. A.
12
funciones puramente físicas, puesto que dependen del dirigente de la información al
que llamamos la consciencia.
Considerando este concepto de consciencia, que no se refiere únicamente a la
consciencia de la psicología, la consciencia subyace detrás todas las cosas. Todo es
consciencia, todo es mente. La consciencia no depende de la existencia del cuerpo.
La salud o la enfermedad, la armonía o la desarmonía de nuestro cuerpo, y de
nuestra vida y circunstancias, existen en el ámbito de la mente, en su energía,
absolutamente maleable y dúctil, de la cual cada un@ de nosotr@s es propietari@;
nadie la moldea por nosotr@s, a no ser que nosotr@s cedamos ese poder por no
reconocerlo como propio. Todo ser humano, llegado un momento determinado de
su evolución, tiene que descubrir que fue creado “a imagen y semejanza”, y ello
quiere decir que somos cocreadores, que compartimos el Poder de la Divinidad a la
escala que por nuestra evolución nos corresponde; en definitiva, que no somos
títeres, y que podemos elegir cómo utilizamos y aplicamos nuestro poder. Somos
portadores del maravilloso regalo de la Vida, de la Vida consciente, de la Vida
Creativa.
El camino del conocimiento recorre necesariamente el camino de la
fragmentación, de la separación y de las consiguientes infelicidad y enfermedad,
que impelen al ser humano incompleto a la búsqueda de las causas de su propia
condición, imprimiéndole un deseo creciente de retornar al origen, una creciente
necesidad de integración, de comprensión de la globalidad, de sanación y
finalmente, de unificación. No hay otra posibilidad para la experiencia que conduce
a la realización. El ser humano tiene que vivir y comprender la dualidad, porque sin
experimentar los extremos, nunca podrá alcanzar el punto medio que existe en
todas las cosas y las armoniza. El camino de la curación transita de la dualidad o
polaridad, a la reconciliación de los opuestos, equilibrio y unidad; esto se realiza en
el corazón, el centro del ser. En nuestra consciencia residen latentes todos los
principios del ser. Para realizarnos tendremos necesariamente que comprender que,
a causa de la necesidad de un sistema de valores que nos atan a la dualidad, la
mente del ser humano excluye sistemáticamente, necesita decir "no" para
reafirmarse en los valores que escoge para sí, pero con esa negación, no hace otra
cosa que velar aquel principio que ha negado pero que sigue estando latente en su
interior.
¿Dónde y cómo puede realizar el ser humano el proceso de la integración? Para
responder necesitamos referirnos al vergel del corazón. El corazón es el punto
central de la encrucijada entre la línea de la experiencia humana (tiempo lineal) -
13
eje horizontal de la vida del ser- y la línea atemporal de la evolución, origen divino,
destino, inspiración y aspiración espiritual –eje vertical de la existencia del ser-. A
esta integración completada, que no es otra cosa que la liberación de la experiencia
humana limitada, se refiere el misterio de la crucifixión al que se aluden las
tradiciones cristianas.
Mientras el ser se proyecta sólo horizontalmente, vive a merced de sus creencias
y de sus impulsos emocionales, y no es capaz de percibir los condicionantes de su
personalidad. Cuando el ser empieza a proyectarse verticalmente comienza la
verdadera aventura de vivir, llega la inspiración que fluye a nuestra mente
abstracta desde el Corazón de la Divinidad vía nuestro propio corazón; esa
inspiración que no es otra cosa que la revelación de las posibilidades certeras,
incluyentes y elevadas de vida y experiencia, la revelación de ciertos pensamientos
extraordinarios e iluminados que posibilitan esa experiencia. Viciente Beltrán
Anglada señala, aproximadamente con estas palabras, que la inspiración es el
esfuerzo del Ángel Solar mediante el cual la energía abstracta es transmitida al
pensamiento concreto4.
Hablaremos incansablemente de los caminos del corazón, de la experiencia de
pulsar desde el corazón, desde el suave, silencioso, pero elocuente corazón. Desde
allí trataremos de desvelar los maravillosos misterios de la experiencia consciente,
esa que conecta, conjuga y armoniza los aspectos de la mente con los sentimientos
y anhelos profundos del alma, esa que nos permite vivir desde la Presencia y nos
permite sentir el gozo de nuestro propósito de ser y de vivir.
Escuchar el suave mensaje del corazón y responder activamente a él, sirve para
crear una vida que pulsa y se sostiene en nuevas y más elevadas esferas de
pensamiento y acción. Esta forma de participación activa crea nuevas corrientes de
vida mucho más incluyentes, que abren caminos nuevos, ricos en posibilidades,
satisfactorios, gratificantes y reveladores de la propia verdad.
4 “El pensamiento Abstracto” Conferencia de V. B. A. en Barcelona, 19 de Mayo de 1983.
14
LA MENTE, MANAS O PRINCIPIO MANÁSICO
Al principio de nuestros orígenes, surgimos de la Unidad del Gran Ser al que
llamamos Divinidad. Fuimos lanzados a la actividad de ser con la misión de
expandir Su Consciencia con el propósito latente de regresar nuevamente a la
Unidad enriqueciéndola con los infinitos matices de la experiencia humana. El largo,
insondable, periodo de tiempo transcurrido desde que surgimos como almas
individuales, dedicado a la construcción de nuestros vehículos –cuerpos- de
manifestación, para posibilitar la adquisición de la consciencia egoica o consciencia
individual, se denomina involución. El periodo, también incognoscible desde nuestra
perspectiva humana, que transcurre a partir del momento en el que el alma
individual aduiere la consciencia egoica y progresa hacia la consciencia espiritual,
se denomina evolución.
En terminología esotérica manas se refiere a la mente. El principio
individualizante de la vida evolutiva que distingue al ser humano del animal al
conferirle la capacidad de pensar. La mente se divide en manas inferior y manas
superior.
Manas inferior se refiere a la mente inferior, la mente egoica o racional cuya
funcionalidad es la mente cocreta, y guarda estrecha relación con el alma animal.
Es el factor que ha posibilitado el salto evolutivo del reino animal al reino humano
otorgando el sentido de individualidad. Por esta razón es el fundamento de la
identidad humana –el yo o ego- que confiere al individuo el sentimiento de
percibirse separado. La mente inferior es predominante aún en la mayoría de los
seres humanos. No alcanza a comprender la unidad, es secuencial, no percibe por
analogía sino por comparación y retiene al ser en una experiencia egoísta que
aspira a gratificar los sentidos.
Manas superior se le denomina a la mente superior. Es el aspecto más elevado y
sublime de la mente humana, que aún en la mayoría permanece en estado latente
y raramente se manifiesta. Su funcionalidad es la mente abstracta, capaz de captar
la unidad subyacente. A manas superior se le denomina también Cuerpo Causal. Es
la identidad imperecedera del ser humano como tal, el principio inmortal en el que
atesora las experiencias más elevadas y los frutos espirituales de sus logros, así
como los átomos permanentes dentro de los cuales están custodiados los
arquetipos de cada uno de los vehículos inferiores del ser: físico, emocional y
mental. Cada uno de los arquetipos, relativos a cada uno de los cuerpos, son, por
decirlo de alguna forma, el modelo perfecto de lo que llegará a ser cada cuerpo a su
15
debido tiempo, es el reflejo de la Divinidad manifestándose en cada uno de estos
tres aspectos humanos inferiores. Si no existiese ese arquetipo base, encerrado en
cada átomo permanente, no dispondríamos del poder aglutinante e incluyente,
capaz de atraer los compuestos moleculares específios que posibilitan la
constitución de cada uno de los cuerpos.
Manas superior es la parte elevada del ser humano que le permite a través de la
experiencia individual reconocer su identidad espiritual y remontarse a lo Divino
que hay en él, accesando al plano búdico -plano del corazón- Buddhi o Alma
Espiritual. Cuando el ser empieza a iluminarse por el manas superior, va
adquiriendo gradualmente la visión del “ojo interno” y se despierta el sentido de la
intuición. El propósito práctico de la aspiración espiritual es la integración de los
tres cuerpos mediante el ejercicio sostenido de la serena expectación. La serena
expectación en sí misma es una espada de luz mediante la cual podemos atravesar
los cuerpos para penetrar finalmente en el cuerpo causal. Esta espada de luz, capaz
de penetrar sin dañar, es lo que se denomina Antakarana, el Puente del Arco Iris
que comunica los vehículos del ser. Cuando la espada de la serena expectación ha
penetrado en el núcleo del átomo permanente mental y ha podido leer –interpretar-
perfectamente el arquetipo mental, entonces se produce de forma natural la
invasión de la fuerza búdica y el ser es imbuido por el silencio creador. (QUE ASÍ
SEA). Cuando hablamos del arquetipo del cuerpo mental, estamos hablando del
arquetipo que nos es necesario revelar para llegar a establecer contacto con el
plano búdico.
Si bien el ser humano evoluciona desde la mente precaria -la mente racional
incipiente, que despierta la semiconsciencia, proporciona el sentido de ser y
constituye el ego- hacia el despertar de la mente superior, hasta alcanzar la
consciencia espiritual, esta progresiva expansión de la consciencia no se produce en
transiciones repentinas sino de manera gradual. Cuando se produce el despertar
espiritual, el ser inteligente transita periodos más o menos largos en los que manas
inferior y manas superior se disputan la supremacía. Durante largos periodos de
tiempo la mente racional ha identificado al ser a través de las cosas que se
derivaban del exterior. Pero llega un momento en la evolución de la consciencia
humana que aun cuando estas cosas externas puedan ser refinadas, profundas,
coherentes o apasionantes, no alcanzan a proporcionar la plenitud del ser. Es el
momento del despertar espiritual, del tirón evolutivo de la cosnciencia que
despierta en el ser el recuerdo de la Unidad que lo constituye. El ser necesita
inspirarse dentro de sí.
16
Si bien la mente concreta hace esencialmente referencia al mundo de los
pensamientos, la mente abstracta hace referencia al mundo de las ideas. Las ideas
sólo pueden penetrar en la mente del ser, y pueden ser explicadas o transmitidas,
si el pensamiento concreto las deja pasar. La mente racional, pensamiento
concreto, manas inferior, ha tenido y aún tiene mucha preponderancia, actividad y
fuerza en el ser humano. Esta condición constituye en sí misma un reto para la
expansión espiritual, pues la mente humana carga con un enorme bagaje de
pensamientos concretos al respecto de todos los aspectos de la vida, y a causa de
esto tenemos una gran tendencia a intelectualizar por medio de estos pensamientos
e ideas preconcebidas. En cuanto al propósito de calibrar estas dos mentes para
posibilitar la penetración en el Cuerpo Causal, podríamos afirmar que se trata de
aprender a abstraer lo concreto, a la vez que aprendemos a concretar lo abstracto,
práctica esta última que se refiere a la cantidad de pensamientos que generamos
para expresar una idea abstracta cuando ésta surge.
Se trata así mismo de dejar de pensar por inducción, que es como pensamos la
mayoría de las veces, para no sólo aprender a pensar por nosotr@s mismos, sino
también para aprender a usar la mente abstracta que es, al cabo, la que nos va a
permitir silenciar los pensamientos; si bien podríamos también expresarlo al revés:
para abstraer el pensamiento concreto, no hay otra manera que aprendiendo a
silenciar la mente, puesto que la consciencia abstracta se aloja en el espacio
intermolecular de la energía mental, en el espacio vacío que hay entre los átomos
de la energía del cuerpo mental.
17
LA CONFIANZA Y EL CAMINO DEL CORAZÓN
En estos tiempos que corren, estamos siendo convocad@s a la iniciación del
Cuarto Portal Ígneo en nuestro corazón. El órgano físico de nuestro corazón tiene
una importancia relevante en nuestra vida, pero el corazón es muchísimo más que
un órgano físico y lo cierto es que por mucho tiempo ha sido, para la mayoría de
nosotr@s, el gran desconocido.
Sin embargo, esto ya no podrá seguir siendo así, se impone ahora para nuestra
humanidad la necesidad ineludible de aprender a pulsar desde el corazón, y
aprender a sustituir la vieja energía del temor por la energía de la confianza en
nuestro ser más elevado. Esta confianza surge del corazón y define para cada un@
de nosotr@s la certeza de ser y formar parte de la Unidad.
El corazón es el primer órgano que se forma cuando se forma el feto y el último
que se para cuando el organismo fallece. El órgano físico del corazón está situado
exactamente en el centro del organismo y su centro energético -llamado en
sánscrito Anahata- es el generador central de todo el sistema energético del ser
humano. Es el sol de nuestro propio sistema personal en correspondencia con los
soles de los sistemas mayores que incluyen el nuestro.
Al Centro del Corazón se le ha llamado esotéricamente Sol de Soles por la razón
de que es ultrasensible y no sólo vibra en respuesta a las emociones propias sino
que reverbera de forma notablemente más fuerte que todos los demás centros
energéticos del cuerpo, transmitiendo sus señales a través de cuerdas invisibles
como extensiones de los nervios, al interior del sistema sutil del ser. Es así mismo a
través del corazón, que el ser puede captar pulsaciones y hechos aparentemente
ocultos e incluso hechos ocurridos a distancias lejanas ya sea en tiempo o en
espacio, ya sea que hayan ocurrido hacia delante o hacia atrás en el tiempo, esto
se realiza mediante el sutil sentido de la intuición y es lo que se ha llamado
popularmente tener “una corazonada”.
En el interior del corazón humano reside El Ángel Solar; cada ser humano tiene
su propio Ángel Solar o Yo Superior que es el guía supremo de sus destinos
kármicos y el mediador entre el ser humano y el Espíritu de Unidad. La práctica del
Agni Yoga es la rendición a este guía interno que es nuestro Ángel Solar, es nuestra
guía dentro del Corazón que habla solamente el lenguaje del Amor, con una voz tan
suave que es casi silenciosa, y cuya energía se reconoce porque está
18
completamente libre de presiones y de juicios, y por lo tanto nos libera de una
manera natural de los temores y de la culpabilidad.
Es únicamente en el ámbito del corazón que se nos revela o se nos revelará el
Propósito y el Plan Divino que se oculta en la estructura del mundo físico para cada
un@ de nosotr@s. Es imprescindible saber y recordar que es la vibración de la
confianza la que permite que se produzcan para nosotr@s las sincronicidades. Y es
nuestro Ángel Solar quien nos alienta a mantenernos centrad@s en nuestro interior
en cada momento y circunstancia; nuestro Ángel Solar es el precursor de nuestra
consciencia solar.
Es en el ámbito del Chakra del Corazón que podemos realizar la comprensión
profunda del sentido de nuestra experiencia de vida y en particular de cada una de
nuestras vivencias, así como de la perfecta cronología de las mismas. Esta
comprensión realizada como un profundo ejercicio de confianza, nos traerá las
oportunidades y pondrá en funcionamiento para nosotr@s lo que Kuthumi llama el
Reloj Divino dentro del corazón5, nuestro dispositivo personal para la sincronicidad
y liberación del tiempo lineal. El objetivo de ajustar nuestro propósito humano a
este Reloj Divino Interno es lo que nos permitirá percibir la Belleza del Corazón
reflejada en toda circunstancia y situación de la vida para posibilitar así la
transformación y el cambio humano y planetario de paradigma.
“Reiterarme en esta intención y en esta necesidad tanto como se requiera, para ir
descubriendo las verdades y secretos de nuestras posibilidades de dulcificación de
la vida, para que se pueda gestar en cada ser la realidad de su liberación, es mi
propósito. Expresar la Verdad Universal que pulsa en la única forma de concluir
nuestro proceso, que sin embargo deviene para cada ser abanico de infinitas
posibilidades, es remitirse a la necesidad de transitar los senderos del corazón; es
ésta la práctica del Agni Yoga, el Yoga del Corazón.
Cuando el ser humano ha llegado a un cierto punto de integración espiritual, la
semilla de Luz, latente en el Corazón de su ser, germina, y su capacidad de
captación y receptividad se incrementa hasta el grado de devenir perfecta guía y
guión de su propósito personal que se funde con el Propósito Superior de un Plan
Incluyente, constituyendo ésta la Síntesis del Yoga al que nos referimos.
5 He tomado prestada esta idea del Reloj Divino de una canalización del Maestro kuthumi a través de
Michelle Eloff: CUARTO PORTAL DE FUEGO
19
La Verdad, sea cual sea su forma de expresión, es incluyente y libre por
naturaleza. Los dogmas excluyen. Cualquier sistema de creencias o religión que
aísle a sus fieles en comunidades separadas y no promulgue la unión, se aleja de la
Verdad. Tal es el criterio a considerar por aquellas personas que, motivadas por
una necesidad interna, buscan orientación espiritual. Aun cuando no sea
descartable una guía, hay que tener siempre en cuenta, que el camino espiritual es
interno, experiencial y único para cada ser humano, en todo caso es siempre un
camino de amor. La práctica del Agni Yoga no necesita escuelas. Es una disposición
que surge de manera natural como respuesta a la llamada interna espiritual, y se
desarrolla gradualmente como una habilidad propia de la consciencia, conduciendo
a cada ser por su propio y único sendero de crecimiento.
Penetrar en ese espacio extenso, cálido e incluyente que constituye nuestro
Centro Cardíaco nos permitirá interpretar acertadamente las cosas, mensajes
ocultos, sutiles, verbales y no verbales, así como todo tipo de consignas que pulsan
en todas las expresiones de la vida.”6 Se trata de aprender a confiar en nuestro
sentido de la intuición, que se va despertando gradualmente a medida que nos
aproximamos a nuestra verdad personal.
Agni Yoga -o el arte de la presencia- se convierte en la práctica de la lucidez de
pensamiento y acción. La práctica de flirtear con el Eterno Amante dentro de un@
mism@, ese que posibilita que la vida esté llena de sentido y significado, ese que se
revela como nuestro redentor. Agni Yoga es la práctica de encender el Fuego del
Poder Divino en el interior, ese fuego de sabiduría que nos permite acertar y
aprobar la experiencia, ese fuego que respalda nuestras decisiones y nos impele a
la acción certera.
La consciencia de la gran y mayor obra de arte realizable, que es la propia vida,
se presenta y permanece en el ser en forma de una inspiración que nos conduce a
una experiencia sutil y a la vez extraordinaria. De la misma forma que la Divinidad
en el ser, inmanente en todas las expresiones de la Creación, no es perceptible a
los ojos mundanos, pero sin embargo es.
El aspecto o virtud preponderante del chakra del corazón es el Amor. El Amor es
mucho más que una emoción, es un aspecto del que mucho se habla, pero que
pocas veces se comprende en profundidad, con frecuencia el amor humano se
6 Los últimos párrafos señalados entre comillas están extraídos de un capítulo del libro de la misma autora
titulado: “GESTACIÓN DE AMOR -Ensayo Cabalístico de Misticismo Poético-”, año 2006.
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confunde con la dependencia emocional. El Amor es una Virtud Universal, es la
energía cohesiva y unificadora de la vida que en todos los planos de la existencia
mantiene las cosas en su justo lugar. Es un aspecto completamente imprescindible
en la Creación toda y se le debe otorgar la relevancia que realmente tiene. La vida
necesita del Amor, en el más amplio sentido, tanto como el cuerpo físico necesita el
aire que respira. Una vida sin Amor es una vida sin sentido ni significado. Pero
ahora, especialmente en estos tiempos, tanto el ser individual como el colectivo de
la humanidad, requerim@s despertar a la consciencia del Amor, a ese Amor
Universal e incondicional que pulsa en nuestro interior. Es urgente comprender que
es la energía del Amor la que nos va a permitir realizar el tan necesario proceso de
transmutación, la reconexión y la sanación de nuestros seres, de nuestra
humanidad y de nuestro planeta. Es la energía del Amor la que nos va a permitir
trascender el potencial de la realidad física y crear una nueva realidad, esa que está
llamando por doquier a nuestros corazones en todos los lugares del planeta.
Se requiere la observación atenta –serena expectación- y la mirada puesta en el
corazón y en los pensamientos y sentimientos positivos, manteniendo la intención
sostenida de no identificarnos con los pensamientos y sentimientos negativos y
destructivos, ni con los temores que todavía no han sido resueltos. Estos se pueden
observar cuando surgen, no vale reprimirlos, pero será útil observarlos con la
consciencia de que son pasajeros, y de que no nos identifican realmente y ya no les
queremos otorgar más poder.
Importa sumamente cada uno de los esfuerzos individuales, cada una de
nuestras aportaciones de amor y confianza, porque cada un@ de nosotr@s
constituimos un campo de energía, un campo generador de fuerza iónica que
repercute en el campo iónico de todo el planeta. Si nuestra energía es positiva,
amorosa y constructiva nuestro campo energético personal es un potente
generador natural de aniones, iones negativos, los iones de la salud y el bienestar.
Así contribuimos a sostener y facilitar el proceso de sanación del planeta y de la
humanidad, posibilitando la armonía y la liberación. De lo contrario nuestro campo
energético se convierte en un generador de malas vibraciones, cationes o iones
positivos, los que producen estrés, cansancio y enfermedad, en ese caso no sólo
viviremos las nefastas consecuencias en nuestro propio ser y circunstancias, sino
que estaremos imposibilitando el cambio y la sanación, reforzando la confusión, la
discordia, la distorsión, la densidad y el dolor.
21
LA MENTE VACÍA
-Surgir cada día renovad@s-
Retomamos la idea nuclear del libro: el camino del corazón como respuesta a la
llamada de la Nueva Era, la Era de Acuario. Está surgiendo con tremenda fuerza
una necesidad en cierta manera nueva: la necesidad de vaciar la mente, de detener
la mente racional para darle supremacía al corazón, al espíritu, permitiendo así que
la mente se convierta en un intrumento del ser en lugar de constituir su
dominadora.
La disciplina del Angi Yoga es la práctica de desprenderse gradualmente del
pensamiento teórico, de la filosofía, de las explicaciones elocuentes de la mente
racional, para dejar paso a la experiencia directa, para permitir la conexión que nos
trae el conocimiento a través de la revelación. Es el acto sostenido de la presencia.
En el acto de ver aquello que se está mirando y oír aquello que se está escuchando
no es necesaria la interpretación. Eso es presencia.
Angi Yoga elimina las preguntas en el sentido de que las trasciende, desde la
certeza de que la vida misma es la respuesta. Hacer preguntas y buscar respuestas
responde a la necesidad de construir un fundamento de “seguridades”7. Es el
camino ineludible de discernir para discriminar por el cual el ser se aproxima al
conocimiento de sí mismo. Hemos estado haciendo esto durante mucho tiempo y
para ello hemos vivido anclad@s en la mente racional.
La idea de vaciar la mente necesita ser comprendida. No se refiere en primera
instancia al propósito de detener el pensamiento, lo cual no es una práctica fácil, y
en todo caso sí una habilidad que puede adquirirse como consecuencia natural de
practicar otras estrategias previas que nos posibiliten la elección de vivir desde el
corazón.
La idea de vaciar la mente se refiere inicialmente a la idea de discernir que yo no
soy mis pensamientos, ni tampoco las sensaciones o emociones que estos provocan
en mí. Mi mente piensa, pero yo no me identifico con mis pensamientos, yo no soy
mi mente, soy algo mayor que eso. Si yo no soy mis pensamientos, yo puedo
observar mis pensamientos. Desde el momento que yo decido hacer esto estoy
poniendo la mente al servicio de algo mayor, evitando así que sea la mente racional
7 Una idea extraida de las enseñanzas de V. B. Anglada.
22
la que me domine. Vicente Beltrán Anglada8 distingue entre pensamiento negativo,
en el sentido de pasivo y pensamiento positivo, en el sentido de activo. El
pensamiento positivo –activo- monopoliza la mente y al ser. El pensamiento
negativo –pasivo- conduce a la intuición. Se trata de rendición, rendirse al Espíritu,
al Yo Superior. La idea es volverse asequible al plano búdico, el plano del corazón.
Para ser asequibles al plano búdico y adquirir la facultad de ser positiv@s –activ@s-
en el estrato espiritual, necesitamos volvernos negativ@s en el plano del mental
inferior donde se genera el pensamiento racional. Pero la pregunta es ¿cómo lo
conseguimos? La clave es la observación atenta, lo que Vicente Beltrán Anglada
llama serena expectación. Observar atentamente, pero no sólo lo exterior, sino lo
interior, el propio pensamiento. Observar el pensamiento nos permite advertir,
advertir lo que está sucediendo, lo que nos está sucediendo. La práctica sostenida
de la observación conduce a la intrepidez, nos entrena para captar los signos y
despertar el sentido de la participación activa; activa en el espíritu, mas liberada de
la presión del mundo.
Es fácil distinguir cuándo actuamos desde la presencia, porque el corazón nunca
presiona, sin embargo la mente racional sí. Cuando actuamos desde el corazón
todo fluye naturalmente por afinidad.
Mientras permanecemos sujet@s al pensamiento estamos bajo el control de la
mente racional, en este estado de ser subyugad@s, necesitamos buscar. Damos
supremacía a la pregunta en lugar de fluir en el aquí y el ahora y esto nos lleva a
buscar las respuestas que creemos que más nos identifican en dogmas, disciplinas,
religiones y prácticas de todo tipo. El camino del corazón nos libera gradualmente
de esto para que lo que nos identifique realmente pueda ser el Espíritu, la Presencia
en nosotr@s. La práctica del Angi Yoga es una disciplina sin disciplinas, nos
propone la estrategia de la observación atenta como medio para disolver los
problemas, para fluir con la vida y hacer frente a los retos que ésta nos presenta.
La práctica de la observación atenta implica silencio y nos permite permanecer
directamente relacionad@s, conectad@s, con el propósito de la Divinidad. Volvemos
a la idea de la rendición, pero ahora la llevamos más lejos. Es algo más que
practicar el pensamiento negativo, es practicar la no reacción o lo que es lo mismo,
es permitir que la acción surja del sentimiento profundo de integridad, de
mismísimo centro de la consciencia, que le permite al ser pulsar libre de todos los
condicionantes que antes le limitaban. En este estado de ser la propia intención se
8 “El control del pensamiento” Conferencia de Vicente Beltrán Anglada imparida en Barcelona el 28 de
Junio de 1984.
23
sumerge completamente en la Intención de la propia Divinidad y se ha producido la
disolución del ego.
Recordemos nuevamente que la práctica de vaciar la mente necesita hacerse
extensiva al ámbito de los sentimientos y emociones. Se trata de la misma idea de
no identificación para llegar finalmente a trascender los sentimientos y emociones
negativ@s que nos limitan y retienen en una versión nociva o destructiva de la
realidad. Observamos nuestras emociones y sentimientos, están ahí, l@s tenemos,
l@s aceptamos, pero no nos identificamos con ell@s, no somos ell@s. Esta es la
práctica de dar supremacía a la Presencia, que está en un estrato por encima de
nuestros aspectos humanos.
24
SED ESPIRITUAL
¿Qué es la sed espiritual? Es el afán humano de responder a la llamada del tirón
evolutivo que conduce a toda la Creación a la expansión de la consciencia. En
términos terrenales y actuales, esta sed espiritual es algo más que un afán de
responder a esta llamada. La sed espiritual es actualmente la expresión de una
necesidad que se está revelando vital en la consciencia humana, una auténtica
necesidad de liberación. ¿Por qué? cabría preguntarse.
Hemos estado viviendo por mucho tiempo en un sistema alienante basado en la
extorsión de los que tienen sobre los que no tienen. Un sistema fundamentado en
valores falsos, en la mentira, en el miedo, en la culpabilidad y todo tipo de
distorsión. Hemos sido sumamente dependientes del temor y por ende nos hemos
vuelto casi autómatas dependientes del medio. Pero los falsos cimientos no
resisten, no pueden sostener indefinidamente estructura alguna, tarde o temprano
aquello que está mal fundamentado se desmorona. Estamos presenciando el declive
absoluto de un sistema falso, que tod@s hemos contribuido a perpetuar a causa de
nuestros errores de concepto. Pues para la mayoría de nosotr@s esto era lo
conocido, lo que nos ha formado, y tenemos muy arraigadas en nuestras
estructuras básicas ciertas ideas destructivas, basadas en la competitividad, en la
ostentación, en el juicio, en la culpabilidad e incluso en el martirio y el dolor como
concepto de redención.
Pero el ser humano ha sufrido ya tanto en sus propias carnes... Demasiados
seres humanos han experimentado cruelmente cómo el vampiro energético que en
realidad es el sistema, les ha succionado silenciosamente los auténticos valores
humanos hasta dejarlos vacíos, hasta convertirlos en víctimas de una vacuidad
causada por el consumismo compulsivo, deseo de posesión material, ostentación y
un hedonismo mal comprendido como meta última, pretextos que han constituido
las verdaderas drogas del sistema.
Pero ¿qué sentido puede tener todo esto? Contrariamente a lo que pueda
parecer, todo, incluso el mayor sinsentido aparente, tiene su sentido. Para
nosotr@s -seres humanos asistentes a esta escuela terrenal de experimentación-
esta posibilidad de experiencia de vida nos ha sido brindada para descubrir por
nosotr@s mism@s los valores del amor universal, validarlos en el propio corazón y
expandirlos. ¡Oh sí! Produce mucho júbilo sentir esta certeza en el interior. Éste es
el verdadero sentido y objetivo de nuestra experiencia individual y colectiva.
25
Buscar en los escombros de la vida humana los residuos de los valores
auténticos, ha llegado a ser para much@s de nosotr@s una experiencia cotidiana.
Pero quien busca encuentra. Y aquello que en un momento de dificultad, baja forma
o depresión, aparenta ser solamente un residuo, resulta que en realidad es una
semilla, una semilla que conserva todo su poder de renacimiento.
Pero volvamos con otra pregunta. Vale, hemos buscado desesperadamente en los
escombros. Hemos hallado el “residuo” de algún valor humano auténtico; la
pregunta que surge es ¿cómo podemos conseguir que germine? Se podrían
mencionar muchas cosas aquí, posibles estrategias a seguir. De entrada yo
señalaría una cosa importante: Intrepidez versus conformismo. El conformismo se
mueve en lo conocido y perpetúa lo que le ha sido dado. La intrepidez va más allá
de lo conocido penetrándolo profundamente y atravesándolo. Abre caminos nuevos
y distintos, y recrea, crea e innova. Ésta es una de las condiciones fundamentales
para descubrir que los residuos eran mucho más que residuos, eran semillas, y por
supuesto, para descubrir que hay muchas, muchísimas e incontables semillas. El
apoyo de un profundo deseo de sinceridad conduce al autoconocimiento, es el
mínimo calor humano que necesita cualquiera de estas semillas para germinar.
Porque los seres humanos tenemos una tremenda necesidad de encontrarnos a
nosotr@s mism@s, tenemos una tremenda necesidad de volvernos responsables.
Tenemos una tremenda (urgente, diría yo) necesidad de descubrir nuestr@
Maestr@ Intern@. De dar, recibir, realizar y poner en práctica. De armonizar
nuestras vidas. De descubrir y validar nuestros intereses legítimos (derechos) y
desactivar y descartar los intereses ilegítimos (extorsión y abuso). Much@s de
nosotr@s vamos en búsqueda de aquel método que nos pueda redimir y que
contemple la trascendencia del alma. Mas en realidad, con frecuencia nos
olvidamos de algo verdaderamente importante: aquello que está a nuestra
disposición es suficiente para encontrarnos a nosotr@s mism@s. Tod@s tenemos
un profundo deseo de sanación. Tenemos este profundo deseo porque es una
necesidad profunda, individual y colectiva. Es imprescindible confiar. Está todo
bien, aunque aparente estar mal. No es fácil. Y no para tod@s es igual, ya lo
sabemos. Sin embargo, sí que hay algo común en tod@s nosotr@s. Un corazón. Un
corazón en el que pulsa el Amor, el Poder personal y la Sabiduría de la Intuición. En
el corazón guardamos las semillas de la compasión y de la aceptación. Estas
semillas son nuestro mayor tesoro. Brindémosle a nuestro propio corazón el calor
que necesita para que estas semillas germinen. Éste es el verdadero camino de la
redención: permitir que la experiencia de la vida sea como es, con sus sinsentidos,
dolores, momentos vacíos y fragilidades, aceptando la naturaleza transitoria de
26
estos estados que son los que finalmente nos permiten distinguir lo que
verdaderamente permanece. Un paso más allá de estas experiencias difíciles y en
muchos casos dolorosas, pulsa el sentido de las mismas: el aprendizaje personal,
nuestra evolución espiritual. Las experiencias son efímeras, pasajeras, temporales,
pero nos dejan en el alma la impronta del aprendizaje que encierran.
Hemos perdido el sentido de la participación de “Algo” –Algo en cuanto que
indescriptible- mucho mayor que nosotr@s mism@s, nos hemos desconectado del
Todo y de nuestro propósito divino y a causa de esa desconexión nos hemos vuelto
dependientes de lo inmediato, hemos perdido de vista la trascendencia de lo
esencial. Pero ahora, nuestra verdad nos llama de nuevo a la consciencia, en
much@s de nosotr@s se está despertando la sed espiritual y ya no podemos seguir
adelante sin saciar nuestra sed.
27
¿QUÉ NOS ALEJA DEL SENTIDO DE UNIDAD?
Por definición la Unidad lo contiene todo. Puesto que la Unidad lo contiene todo,
la Unidad no necesita valorar, no necesita juzgar, todo lo abarca, y todos los
aspectos de la existencia están realizados en ella. Puesto que no necesita valorar
porque lo abarca todo, La Unidad es el Todo y la Nada, es decir, la condición de
abarcarlo todo implica necesariamente la condición de no necesitar nada, la Unidad
todo lo tiene, y no tiene nada (aunque ello nos plantee de un dilema dialéctico).
Pero vayamos a la clave del asunto, la Unidad no evalúa y no distingue, no necesita
hacerlo porque es Aceptación Realizada.
Sin embargo el ser humano -aun cuando surge de la Unidad- como ser escindido
de la Unidad y sometido a la consciencia dual del ego que ha posibilitado su
individualidad, ha necesitado irremediablemente regirse por una escala de valores,
ha necesitado valorar. El bien y el mal, que en sí mismos son inexistentes,
constituyen una polaridad consecuencia de la necesidad de evaluación. Siempre, en
cualquier caso, el bien y el mal son dos aspectos relativos que tienen que
integrarse en la unidad del ser.
El ser humano, para evolucionar, se precipita de la Unidad a la polaridad; esto se
relata en El Génesis como “la caída del ser humano”. Como consecuencia de su
caída vive sometido a una consciencia polar, camina entre elementos opuestos
hasta que en su evolución aprende a integrar las partes y a asumir que forman
parte del Todo para regresar a la Unidad. La duda aparece como una consecuencia
de la necesidad de elección, pero es a su vez la causa que divide los
complementarios en elementos opuestos. La duda y la elección acarrean
culpabilidad.
En nuestro largo proceso de aprendizaje, cada elección nos identifica, nos ayuda
en nuestro objetivo de realizarnos. Pero su la vez, con cada elección rechazamos un
polo y lo descartamos, aunque en realidad no lo anulamos, es sólo que no lo
admitimos en nuestra identidad. Este aspecto rechazado de la existencia es lo que
constituye lo que Jung denominó nuestra sombra.
La sombra es lo contrario de aquello que la psicología denomina la consciencia,
y la consciencia (en el sentido psicológico del término) es la suma de todos aquellos
aspectos de un@ mism@ de los que la persona tiene conocimiento. Esta zona
oscura que constituye nuestra sombra, esta parte humana de nosotr@s que
también es nosotr@s pero que no se ha iluminado por la luz del conocimiento, con
28
frecuencia nos resulta mala y amenazadora; pero sólo es “mala” en sí misma
mientras permanece oculta, velada a nuestra consciencia, razón por la cual tiene
poder sobre nosotr@s. En el momento en que una zona oscura se ilumina, deja de
resultar amenazante y constrictora. Mientras la sombra es sombra, nos angustia,
nos induce a temer y rechazar aquello del exterior que la refleja; mientras la
sombra permanece en nosotr@s, nuestra aparente integridad es simulación, ficción.
Todo aquello que rechazamos del mundo exterior es un reflejo de nuestros aspectos
reprimidos. Todo aquello que mantenemos reprimido, que constituye nuestra
sombra, nos mantiene incompletos, y es, originariamente, la verdadera causa de
nuestras enfermedades, problemas y dificultades.
La autoimposición de un código de conducta para obrar el bien y redimirnos de la
culpa sólo conduce a una evasión de la verdadera responsabilidad para con
nosotr@s mism@s de descubrir nuestra sombra, para poder vivir en la integridad;
un código de conducta autoimpuesto conlleva la falta de sinceridad. Pero nuestro
verdadero objetivo es conquistar la integridad.
La observación atenta y la contemplación son los medios a través de los cuales
las sombras pueden irse iluminando. El ser humano desea el poder para cambiar
las cosas, aspira a la sabiduría y a la iluminación, pero lo único que realmente
precisa para conseguirlo es practicar el sencillo y simple acto de la contemplación
de las cosas y observar qué relación tiene con ellas.
Cuando a partir de la práctica de la contemplación y de la observación las zonas
oscuras de nuestro interior se iluminan, sintonizamos con el sentido mágico de las
cosas. Se hace la luz en nosotr@s, avanzamos en el conocimiento y reconocemos
que todo está bien como está. Finalmente podemos entender que aquella parte
oscura que tenía poder sobre nosotr@s ha resultado ser, solamente, el motor para
la transformación y la realización personal. Es importante aprender a contemplar
sin juzgar, practicando la serenidad del espíritu, puesto que cada una de las
valoraciones que hacemos nos ata al mundo de las formas en el que seguimos
percibiendo desde sensación de estar separad@s. La aceptación es el sentido
incluyente del corazón, que nos permite ser, que no juzga, que no se escandaliza,
que no sentencia. Aquello que sentenciamos en los demás, nos proporciona una
pista fiable de aquello que mantenemos reprimido en nuestro interior. Creemos que
necesitamos redimir al mundo, porque percibimos el mundo como imperfecto;
mientras nos aferramos a esta ilusión seguimos sin entender que lo
verdaderamente imperfecto es nuestra forma de mirar, que no nos permite ver la
totalidad y la perfección que ella encierra. La Creación es perfecta Totalidad, infinita
en sus posibilidades. Es el filtro de nuestra percepción lo que describe un aspecto
29
determinado, conformando una realidad para nosotr@s. Lo verdaderamente
importante es el compromiso con un@ mism@, la forma práctica de implicación es
única para cada un@ de nosotr@s, hay infinitos caminos, porque no hay dos
individuos iguales en el mundo.
Cuando los opuestos hallan su equilibrio, entonces se complementan. Hay en
todo, siempre, un punto medio entre los extremos, y por eso mismo, hay en todas
las conductas un punto medio que se denomina ecuanimidad. Para llegar a la
ecuanimidad, al equilibrio, es del todo imprescindible transitar por el conflicto, por
la línea de tensión que se mantiene entre los extremos. Para hallar el punto medio
es imprescindible conocer a fondo ambos extremos. Esta es la condición de la
dualidad, que desde el punto medio se puede trascender. El equilibrio, la unidad, se
realiza en el centro del ser. El centro del ser es el corazón.
“Cuando el ser humano encuentra su propia ley en sí mismo, ésta lo desvincula
de todas las demás. La ley más íntima de cada persona es la obligación de
encontrar y realizar su verdadero centro, es decir, unificarse con todo lo que es.”9
Cuando la persona lo reconoce de esta forma, entiende que no hay más autoridad
que la propia, entonces, nada ni nadie están por encima de su voluntad y empieza
a fluir y a participar de la Voluntad Divina.
El poderoso instrumento para la unificación de los opuestos es el Amor. El Amor
es la fuerza cohesiva del Universo. Cuando el Amor fluye a través de nosotr@s, la
sanación comienza. Para ello, basta con descubrir que nuestra sombra oprimía
nuestro corazón. Cuando descorremos el velo de la opresión para permitir que el
poderoso centro del Amor en nosotr@s funcione, el Amor se expande desde nuestro
interior y lo abarca todo, porque el Amor no tiene fronteras.
9 Del libro “La enfermedad como camino” de Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke
30
ABRAZANDO LA SOMBRA
Ya hemos señalado más arriba que cualquier camino hacia el despertar espiritual
tiene que pasar necesariamente por la revelación de todos los aspectos de la
sombra: los aspectos oscuros y distorsionados del ser individual y colectivo que
tanto rechazo suscitan y que por tanto tiempo hemos estado evitando ver y
mostrar por miedo al juicio y a la condena.
La elección de empezar a pulsar desde el corazón despliega para nuestro ser
unos parámetros nuevos y diferentes de observarción, puesto que la energía del
corazón nada tiene que ver con el juicio, la condena y el castigo. En lugar de ello, la
energía amorosa del corazón nos abraza desde la aceptación, y de una forma nueva
y diferente nos permite mirar hacia dentro, superando nuestro temor al rechazo,
para observar con honestidad y verdadero deseo de desvelar los propios aspectos
distorsionados de la conducta humana, que han formado parte de nuestra condición
y que pese a todo lo feos que nos parezcan, han tenido su razón de ser. El corazón
nos permite observar, aceptar y abrazar desde la aceptación todos esos aspectos.
Nos permite indagar en ellos y comprender a qué causa se remontan, permitiendo
este proceso volvernos más completos, por cuanto nos lleva al conocimiento
profundo de nuestra naturaleza y a la revelación de nuestra verdad.
Sé que en la evolución humana -aunque muy lenta ha sido y nos haya agotado
verdaderamente- hay una fuerza que nos impulsa al perfeccionamiento. A causa de
la energía del viejo paradigma fundamentado en la mente racional, a su vez regida
por la dualidad y el juicio, esa misma aspiración al perfeccionamiento se ha
convertido en un pretexto de engaño. Tod@s hemos querido ser mejores de lo que
éramos, y de forma inconsciente hemos abusado del recurso de vivir en una
fantasía sobre nosotr@s mism@s, a la vez que esa misma fantasía nos ha impedido
poder observar hacia fuera para ver la verdad desnuda de los hechos y de la vida
en general, generando así un continuo de fantasías que se han convertido en los
falsos cimientos de la existencia humana y que nos ha ido desconectando de
nosotr@s mism@s y de la vida. Sin embargo, en los últimos tiempos, las cosas
están cambiando muy deprisa. Estamos en pleno proceso de crisis profunda y
transformación, y podemos afirmar sin lugar a dudas que hemos entrado ya en la
era del corazón. Éste no es únicamente un cambio planetario, es mucho más que
eso, es la derivación de un proceso cósmico, un ciclo evolutivo que situa nuestro
Sistema Solar en conjunción con los soles de otros sistemas mayores que a efectos
prácticos está aumentando la frecuencia vibratoria de todo nuestro Sistema Solar y
por lo tanto de nuestro planeta. Estamos siendo bombardeados con fotones de
altísima frecuencia; por decirlo de una forma coloquial, hay una nueva luz, y a
31
consecuencia de ello todo lo que antes permanecía oculto está emergiendo a la
superficie.
En el viejo sistema de valores, ya obsoleto y decadente, basado en el juicio, la
condena y la culpabilidad, la hipocresía y la mentira han sido el traje de riguroso
uniforme de los mandatarios, a la vez que dos ejes de rotación para el sistema, dos
antecedentes de la sombra con los cuales nos hemos uniformado todos a pesar de
que para la mayoría el ropaje luciese deslucido.
La mentira consistió en manipular y distorsionar algunas verdades fundamentales
del ser humano y de su historia. Nos mostraron un mundo y un paradigma falso en
el que el deber, el tener y el consumir estaban por encima del ser; nos
acostumbramos a vivir en el engaño, dejando incluso de cuestionarnos no sólo los
aspectos profundos de la existencia, sino muchos aspectos importantes de
nosotr@s mism@s, de nuestra forma de vida y de nuestras relaciones. La vida dejó
de ser una experiencia de vida y pasó a ser una experiencia de muerte
inconsciente.
Mas ¿de qué forma podemos volver a nuestra experiencia real de vida? ¿cuál
sería, para cada un@ de nosotr@s, esa experiencia real? Nuestra experiencia de
vida, lo mismo a nivel individual como a nivel colectivo, está directamente
relacionada con la revelación de aquellos aspectos que más nos cuesta aceptar, por
eso, cuanto más conscientes sean las experiencias, más facilitamos nuestro propio
crecimiento. Por eso también, cuando percibimos cosas que no nos gustan en otras
personas, en realidad sucede que esos aspectos que los demás reflejan para
nosotr@s, están ahí para mostrarnos algo de nosotr@s mism@s que necesitamos
aceptar e integrar para que se produzca la sanación y la trascendencia.
Rendirse y aceptar equivale a abrazar los aspectos oscuros del ser humano,
individual y colectivo, como parte constituyente que son de la experiencia humana.
En nuestras condiciones humanas la perfección no existe. La perfección es sólo un
arquetipo hacia el que se dirige la evolución de la raza y la expansión de nuestra
consciencia. La perfección de la Creación incluye, abraza y acepta la imperfección
consubstancial de la experiencia terrenal y humana. Podemos ser íntegr@s, pero no
perfect@s. Sólo cuando abrazamos la sombra estamos en disposición de mejorar
como personas hasta alcanzar la integridad. Y para llegar a abrazar la sombra
necesitamos practicar la serena expectación, la observación atenta.
32
SOMOS CREATIV@S Y CREADOR@S
-Ley de Atracción-
A toda acción y concreción en el plano físico le precede un pensamiento, con
frecuencia detrás de un pensamiento se oculta una creencia. Las creencias son
aquellas consideraciones -a priori ajenas a nosotr@s- a propósito de la vida, que a
lo largo de nuestras experiencias, hemos ido incorporando a nuestra valoración de
las cosas y que han determinado nuestra posición en relación a ellas. Las creencias
no son convicciones, no tienen porque ser experiencias, puesto que son
valoraciones y como tales nos condicionan, algunas veces de forma positiva, otras
veces de forma negativa. Una creencia nos puede conducir a la experiencia,
acertada o no y a la confirmación o a la rescisión; otras veces puede que nos aleje
de la posibilidad de la experiencia, que es la única forma posible de llegar a la
realización del yo. La creencia no es fe, porque fe es convicción, fe es
reconocimiento, y sólo se puede reconocer aquello que se conocía con anterioridad.
Las creencias constituyen la formación del ego. El ego es, estrictamente, una
creación de la mente humana que refleja nuestro sistema de valores y que
condiciona nuestra vida. El ego nos condena por lo que somos, y nos encapsula
dentro de sus propios parámetros y creencias.
La Vida es creación y cambio constante. Nuestra naturaleza humana tiene un
origen divino, es divina y es creativa desde el momento en que tenemos un corazón
y una mente. Mas es preciso comprender bien la ley de atracción: En la ejecución
de cualquier plan creativo se conjugan dos factores fundamentales, por un lado la
proyección mental del pensamiento cargado con la fuerza y por el otro el poder de
la emoción o del deseo. Es el impulso mental validado y fortalecido por un impulso
sensible de carácter emocional, algo así como el combustible de la idea mental. La
ley de atracción es la ley que gobierna la fuerza magnética y ese principio de
coherencia que construye las formas que posibilitan la manifestación creativa, así
como la estabilidad que permite la persistencia de las formas en su ciclo de
existencia. Somos seres creativos, estamos creando constantemente, ya sea de
forma consciente o inconsciente. Es importante tener esto en cuenta. Nuestra
mente no es toda autoconsciente (todavía no), muchas veces, muchas más de las
que pensamos rige nuestro subconsciente. Pero eso no nos resta responsabilidad en
lo que hemos creado o estamos creando. La comprensión de la ley de atracción
implica la consciencia sobre el uso correcto de la materia y de los recursos
materiales. Implica comprender que la sagrada función de la materia es constituir
un medio de expresión y un campo de acción para la Divinidad Interior. Se trata de
33
la aspiración a la pureza del propósito del alma y de que ésta se libere de la
servidumbre de la materia. Logrando así una vida equilibrada basada en las
correctas relaciones entre las personas y entre las personas y los recursos. A través
de la correcta orientación, a través del uso correcto de los recursos y de la energía
espiritual, a través de las correctas relaciones, nuestra existencia se llenará de luz y
será el alma iluminada la que nos guiará. En pocas palabras, nos hace falta la
aspiración superior para conseguir que nuestros procesos humanos de
substanciación creen realidades armonizadas.
Retomando una idea de la que hablábamos con anteriroridad, se trata de que
aprendamos a crear desde la consciencia para posibilitar y favorecer el cambio
evolutivo que está ya aconteciendo y llamando a la puerta de cada consciencia
individual. Se trata de tomar consciencia de los distintos estratos de nuestro ser
para permitir a nuestra observadora silenciosa que pueda realizar justamente su
función: la de observar con atención. Se trata de que ella pueda observar nuestros
procesos mentales condicionados, nuestras creencias, para que una parte elevada
de nosotr@s pueda mantenerse al margen de ellos, para que podamos tomar
consciencia de que no somos nuestros procesos mentales, de que tampoco somos
nuestras emociones. Se trata de que dejemos de identificarnos con nuestras
máscaras y empecemos a posibilitar nuestra Verdadera Identidad Divina y
Multidimensional. Se trata de aceptar y de asumir de una vez para siempre que
somos cien por cien responsables de nuestras creaciones y corresponsables de todo
lo que percibimos. Esto sólo lo podremos hacer cuando desplacemos el centro de
nuestra pulsación desde la mente racional que nos ha estado rigiendo hasta ahora,
al corazón, lugar de la presencia y aliado de la mente superior. La mente racional
no podrá nunca percibir la totalidad. Fragmenta, segrega, disgrega, para poder
analizar por medio del contraste e identificarse por medio de las creencias. Tiende a
enjuiciar y a condenar. El corazón es completamente distinto, el corazón percibe,
posibilita la experiencia directa. No juzga, no condena, simplemente acepta. Es el
corazón el verdadero creador holístico de la vida y el dador de las oportunidades
que la posibilitan. Es nuestro centro solar, es nuestra síntesis.
34
CONSCIENCIA Y SUBCONSCIENCIA
Necesitamos hacer una distinción entre lo que es consciencia y lo que es
autoconsciencia. Podemos afirmar que en la Creación todo es conciencia y energía,
la energía es el potencial que subyace al servicio de la consciencia. Si consideramos
el término consciencia en su acepción más ámplia, será necesario señalar que la
Consciencia no siempre es autoconsciente. La psicología denomina consciencia a
todos aquellos aspectos, causas y procesos de la vida de los cuales el ser tiene
conocimiento. La subconsciencia sería la suma de aspectos y causas que actúan en
la vida del ser de las cuales éste no tiene conocimiento, es decir la subconsciencia
la constituyen aquellas partes o causas que no se han iluminado con la luz de la
consciencia. Pero yo haría incluso una distinción entre el concepto psicológico de
consciencia y lo que yo denomino autoconsciencia; en cierto modo se pueden
considerar términos sinónimos, sin embargo podríamos decir que el término
autoconciencia enfatiza el reconocimiento de una causa última, una Causa Superior
o Divina que subyace detrás de todo lo creado, de todos los procesos de la vida y
por lo tanto de todos los procesos conscientes del ser. Es decir, la consciencia en
términos de psicología, no implica necesariamente la aceptación de la Divinidad o
de esta Causa subyacente a la que yo llamo Consciencia (con mayúsculas)
considerada en su sentido más amplio.
Pero después de esta aclaración previa vamos a retomar la idea del apartado
anterior aunque nos reiteremos un poco. Verdaderamente somos creadores, pero
es importantísimo tener en cuenta que salvo algunas excepciones de personas que
han alcanzado ya cierto grado de conscinecia, una buena parte del tiempo nuestro
proceso creativo no se produce en la mente consciente sino en el estrato profundo
de la mente subconsciente. Ya se ha mencionado que el hecho de que esto sea así,
no nos redime en absoluto de la responsabilidad de nuestras creaciones, puesto
que la Ley de Causa y Efecto (Ley del Karma) nunca cesa en su actividad. Aceptar
que las cosas son de esta forma, nos predispone a mantenernos alertas para
realizar un trabajo de revisión, limpieza y refinamiento de nuestro ser y de todos
los aspectos de nuestra vida. El esfuerzo sostenido de perfeccionamiento personal
realizado en la mente consciente va incorporando a nuestro subconsciente
información de carácter constructivo en un proceso que ilumina gradualmente
nuestras partes inconscientes. Una buena disposición de ánimo y una actitud
mental positiva son indispensables en cualquier proceso de sanación, de
crecimiento, de creación positiva y expansión de la consciencia. En un momento
determinado se torna imprescindible el dominio del pensamiento así como el
35
dominio de los impulsos emocionales, no desde la represión, sino desde el
reconocimiento de que el subconsciente actúa por instinto en respuesta a nuestros
impulsos emocionales básicos, que suelen permanecer sujetos a una gama muy
estrecha y limitada del espectro disponible de percepción, determinado y
condicionado por creencias implantadas o adquiridas. Pero estos impulsos se
pueden liberalizar y reeducar positivamente reconociendo que nuestro espectro de
percepción se inscribe en un espectro infinito de frecuencias que no halla limitación.
Creer es crear, como diría Santiago Pando. Creer en una realidad escasamente
limitada a nuestros cinco sentidos es mantenerse recreando esa realidad opresiva
que nos han querido hacer creer que la vida es. Creamos nuestra realidad en base
a la información que recibimos, y recibimos la información en base a lo que
creemos sobre la realidad. Nuestro subconsciente está al servicio de un sistema que
ha creado una realidad distorsionada y que para nada es fruto del azar, una versión
de las cosas completamente manipulada en la que nos han hecho creer para que
continuemos siedo manipulables.
Mientras no somos autoconscientes otras mentes crean por nosotr@s. Cuando
llegamos a serlo la creación propia adopta automáticamente un carácter positivo,
constructivo y mucho más expansivo y lleno de posibilidades, es entonces cuando
empieza nuestro verdadero proceso de creación.
36
DOS ENTIDADES ESOTÉRICAS EN EL SER HUMANO10
Me parece interesante y necesario también, hacer alusión aquí a dos entidades
esotéricas, surgidas de la consciencia del ser, una en oposición a la otra, que
ilustran de manera muy gráfica lo que vulgarmente llamamos la lucha interna entre
el bien y el mal. Vicente Beltrán Anglada afirma que la iniciación es el paso en la
consciencia del ser que transita del Guardián del Umbral al Ángel de la Presencia.
Ambas firguras son entidades energéticas creadas individualmente por la
consciencia del ser, a merced de su grado evolutivo.
El Guardián del Umbral es una entidad energética elemental, creada por el ser
por la acumulación de poder psíquico inferior en su aura etérica a través del tiempo
y que se convierte en un peso específico que impide al alma elevarse y levitar, es
decir, ascender hacia las alturas espirituales. Esta entidad personaliza para el ser
los apegos, defectos y vicios que limitan la expresión humana de su alma.
El Ángel de la Presencia es la otra entidad energética, de naturaleza más sublime,
creada también por el ser a través del tiempo, por la acumulación de los poderes
psíquicos superiores adquiridos a partir de sus cualidades, sentimientos elevados y
acciones más nobles. Es el mensajero del Yo Espiritual.
Llega el momento evolutivo en la vida individual del ser humano, que por
inspiración hace su aparición en escena el Ángel Solar o Yo Superior. Esto sucede
cuando existe una buena adecualción de valores y cualidades. Entonces, esta
Potestad Superior que es la Divinidad individual humana se revela al corazón
individual y bajo su influencia la personalidad se decanta hacia el lado del Ángel de
la Presencia. En este momento el Guardián del Umbral empieza a perder fuerza y
se van eliminando del aura del ser las lavas energéticas y egregores adheridos a
ella; las fuerzas psíquicas superiores se robustecen, y el ser renace con una nueva
cualidad en su vida.
Puede suceder que el ser renuncie a la iniciación y vuelva a descender a la
cualidad energética del mundo profano de lo material, el mundo de las tentaciones,
acarreando así un nuevo karma que cargará sobre sus hombros.
10
Una parte de la información ofrecida es una síntesis extraida de las enseñanzas de Vicente Beltrán
Anglada. Particularmente, V. B. Anglada hace una alusión específica de estas entidades en una
conferencia ofrecida por él en Barcelona el 14 de Julio de 1979, titulada La energía, el pensamiento y la
forma. Las conferencias de V. B. Anglada, así como muchos de sus libros, están disponibles para el
público de forma gratuita en el siguiente enlace: www.asociacionvicentebeltrananglada.org
37
Estas dos figuras esotéricas que adquieren cualidad de entidades en la
consciencia individual del ser, ilustran claramente la experiencia de dualidad por la
que transita el alma en evolución antes de experimentar la iluminación o
cristificación. Estas entidades no son otra cosa que la expresión de la consciencia
dual de nuestra naturaleza humana. El Guardián del Umbral es la figura
personificada de nuestro demonio interior, de nuestro ángel caído (nuestro
representante personal del diablo) que preserva nuestro ascenso a los cielos. Por su
parte El Ángel de la Presencia es la parte sublime de nuestra consciencia que nos
invita al ascenso. Es el servidor de nuestro Yo Superior, la parte de nuestra
consciencia humana que nos vincula a nuestra Divinidad Esencial. En el proceso de
la involución humana, la figura del Guardián del Umbral adquiere fuerza y es
atraído a la experiencia del ser a través del hemisferio izquierdo del cerebro que
rige la mente concreta del ser. El Ángel de la Presencia permanece en estado
latente ejerciendo su influencia ocultamente hasta que llegado a un cierto punto de
concretización, el alma individual puede empezar su camino evolutivo, el camino
del ascenso. Esta entidad de la consciencia es atraída a la experiencia a través del
hemisferio derecho del cerebro humano, el que rige la mente abstracta, ésta es la
que está conectada con el corazón, con el Ángel Solar que reside en él y que
guarda perfecta sincronía con el Inefable Corazón de la Divinidad.
La corriente continua de Energía Vital que emana del la Divinidad Creadora se
expresa (lo mismo que nuestro corazón humano sólo que en un grado infinitamente
mayor de grandeza) en movimientos de dilatación y contracción. Diástole y sístole
respectivamente. El movimiento de diástole impulsa el descenso de la Energía Vital
Divina desde el Corazón de la Divinidad a través de la cadena jerárquica de los
soles hasta llegar al sol individual del ser humano que es su corazón. Además de
ser el movimiento que impulsa la involución, el descenso, es el movimiento que
transmite esa Energía Vital que nutre la vida toda. El movimiento de sístole es el
flujo o corriente que sustenta el retorno de la Energía a su fuente, al Corazón de la
Divinidad, posibilitando el ascenso y la evolución del alma a niveles más altos de
consciencia.
El propósito de la experiencia humana es la expansión y el florecimiento de la
consciencia Divina expresándose a través de las consciencias individuales. Para que
se produzca esta expansión de la consciencia, ésta necesita haber descendido a las
profundas densidades de la materia en las cuales las virtudes de la Unidad se
pierden completamente de vista temporalmente y sólo se percibe por
contraposición la dualidad y la separación; en este largo periodo involutivo las
38
Cualidades Divinas se desvirtúan gradualmente y se tornan imperceptibles casi por
completo para la consciencia, al haber quedado el alma aprisionada en las densas
vibraciones de la materia. Pero por Ley Universal toda creación retorna a su origen,
pues lleva la impronta energética de su esencia. Expresado en palabras llanas, no
podemos ascender al Cielo si antes no hemos descendido a las profundidades de la
experiencia terrena, lo que vulgarmente conocemos por el infierno, con sus
peligros, oscurecimientos y desvirtuaciones de la vida y del ser.
Mas hay un hilo vital oculto para l@s profan@s que mantiene siempre conectada
a la criatura a Su Divinidad Creadora. Este hilo o corriente dorada conecta los
corazones interiormente entre sí preservando para cada sol o corazón de cada
sistema inferior y de cada alma individual una medida cualitativa de la Grandeza
del Sol Central, de manera que esta medida cualitativa de grandeza, preservada en
cada corazón, mantiene un pulso simultáneo de Vida Unitaria. Es en el nivel del
corazón que somos Un@ con la Vida toda. Es en el nivel del corazón que podemos
vivir la experiencia de la conexión. Y es a través de la experiencia del corazón y no
a través de la experiencia del intelecto, que el ser humano experimenta el
crecimiento interior y el ascenso y expansión de su consciencia individual.
39
EL SENDERO DE RETORNO11
Hemos divagado por la vida durante eones, naciendo una y otra vez, adict@s a
una dependencia, inmovilizad@s por el yugo de la ignorancia. Pero la vida está
destinada a volver del lugar de donde procede, y en una de esas vidas nuestras, en
un momento determinado, se produce un punto de inflexión; esto sucede cuando
del interior surge un intensísimo deseo de comprender, una ferviente necesidad del
conocimiento de aquello que ha de remitirnos a la verdad individual, nuestra verdad
personal que no es sino una nota más que armoniza y enriquece la Verdad
Universal.
Esa intensa necesidad de entendimiento se convierte en una amonestación que no
se puede eludir, de manera que los errores de percepción que se cometen durante
la búsqueda nos devuelven –a veces dolorosa y violentamente- a la verdad. Y la
necesidad de verdad y honestidad se convierte en una prioridad. Y en esa prioridad
se percibe una belleza sin parangón. Esa profunda y exquisita belleza que se
percibe va alimentando y llenando nuestra vida de un renovado y creciente sentido
de plenitud. En ese creciente sentido crece el fervor. Se llama Sendero de Retorno,
y a medida que avanzamos por él la llamada es cada vez más dulce, la certeza del
cumplimiento es el sello del compromiso y el exquisito descubrimiento de una
promesa que es nuestro legado.
En ese proceso inicialmente difícil, la expansión de nuestra conciencia desarrolla
un sentido agudo de la prudencia, pues el ser ha llegado a descubrir la tremenda
prepotencia de la soberbia humana y el cortante y amenazador filo de la misma.
Entonces la satisfacción por el logro propio se conjuga equilibradamente con la
humildad, y de esa conjunción crece el verdadero amor por la vida, y se comprende
que para cada un@ de nosotr@s el máximo exponente de la vida es un@ mism@,
pues sólo en lo más profundo de un@ mism@ reside Dios Diosa Todo lo que es. Y el
ser aprende a estimarse y a comprender la justa medida del amor propio. Ha
aprendido a creer en sí mism@, a pesar de que l@s demás puedan no haber creído
en él; ha alcanzado la verdadera fe.
En este punto hemos aprendido a vencer los temores, y la valentía del ser ya no
actúa por temeridad, sino desde la conciencia de una infalible protección que sólo la
11
Este capítulo está transcripto íntegramente del libro “EL DIAMANTE DE LO FEMENINO, Expansión
de conciencia y crecimiento espiritual” de la misma autora.
40
propia verdad puede brindar. Los actos que emprende el ser son entonces
vibrantes, cargados de sentido y riesgo, pero certeros.
Cuando el ser ha llegado a este punto dispone ya de las herramientas de luz que
necesita para precipitar su retorno, y entonces se abandona a la vida, dulcemente,
preparad@ y dispuest@ para dejar atrás el dolor. El pasado se ha transformado en
luz por el profundo conocimiento que se ha adquirido de él, y la luz ya no hiere,
pues se ha tamizado del dulce sentido del máximo propósito.
41
EL PODER DE LA PALABRA12
Las palabras (lo mismo las palabras pensadas como las verbalizadas) son un
instrumento de poder. Con las palabras expresamos nuestro poder creativo y
fertilizamos los éteres con la fuerza de la precipitación a la materia, con las
palabras lo revelamos todo y mediante las palabras cualquier cosa es susceptible de
ser revelada o de sernos revelada. Las palabras son semillas que tienen fuerza
generativa, y por eso yo escojo ser impecable con las palabras.
Yo Soy impecable con las palabras
La palabra impecable (im-pecable) quiere decir “no pecable” “que no peca” “sin
pecado”. Más allá de la distorsión o de la manipulación que puedan haber hecho las
religiones del sentido de la palabra pecar, yo interpreto que pecar es arremeter
contra la vida en cualquier sentido posible, hacer o pensar cualquier cosa que vaya
en contra de la vida; da lo mismo si es contra la propia vida, contra la del prójimo o
contra la vida de cualquier ser vivo. Cuando yo soy impecable, asumo la
responsabilidad de mis actos con reflexión y penetración pero sin juicio, condena ni
culpabilidad. Pecar o no pecar deja de ser una cuestión de moral o de dogma y
pasa a ser una cuestión de responsabilidad.
En el libro “Un curso de milagros” hay una idea muy sencilla y profunda que dice
que cuando abrigamos resentimiento nos olvidamos de quien somos, no estamos
conscientes de nuestra verdadera identidad. Es nuestro ego quien gobierna nuestra
mente y mientras esto es así, nuestro espíritu no puede gobernar. En realidad
cuando entramos en conflicto con alguien se dispara en nosotr@s el resorte de la
visión negativa de nosotr@s mism@s, la cual siempre se remonta a un pasado
lejano y socava nuestro sentido de ser felices y complet@s.
El rechazo hacia mi misma (hacia el sí mism@) es el principio donde se
fundamenta el pecado, esta idea me parece fundamental, porque en el amor y la
aceptación no hay pecado posible. El rechazo de l@s demás es un reflejo del
autorechazo. Rechazar a l@s otr@s es rechazarme a mí misma.
Si escojo la impecabilidad en mis palabras y mis pensamientos, el veneno
emocional acabará por desaparecer de mi vida y de mi persona. La impecabilidad
me proporciona inmunidad frente a posibles ataques, pues la mente sólo es fértil a
12
Alguna de estas ideas sobre la impecabilidad con las palabras las expresa el autor Miguel Ruiz en su
libro de sabiduría tolteca “Los cuatro acuerdos”.
42
la negatividad cuando no es impecable. Cuando es impecable sólo es fértil a las
expresiones del Amor.
Por eso yo acuerdo conmigo misma ser impecable con mis palabras, porque las
semillas de la impecabilidad crecen en nuestra mente y generan frutos de Amor y
abundancia, que en poco tiempo van remplazando el miedo, la angustia y el
sinsentido. Para llegar a ser impecable con mis palabras y mis pensamientos, yo
me observo, sin ningún tipo de presión ni juicio, pero rectifico cuando por descuido
emito distorsión de algún tipo, cancelando desde la intención todas las emisiones
distorsionadas.
43
NO EXISTE LA CULPA13
Quisiera gritar bien alto a los cuatro vientos: ¡No existe la culpa! ¡Que el ser
humano consiga desprenderse de ese lastre que arrastra en sus sentimientos!
Abogo completamente por la inocencia del ser humano, toda la confusión del
mundo no es más que una artimaña artificiosa producto de la mente caída, que
persigue embaucar con el engaño. Es imprescindible llegar a comprender esto, y
desde el corazón sentir cálidamente la certeza del perdón.
El corazón que sabe de la certeza de la inocencia, reproduce para sí mismo y para
su prójimo aquel espacio y circunstancias en las que el ser humano puede
realmente desarrollar, vivir y sentir su verdad. Finalmente, su verdad humana es la
inocencia, y todo lo que no sea inocencia es producto de la confusión, que
ciertamente, puede llegar a ser muy grande. Que se produzca un cambio en las
apreciaciones del ser humano -no sólo en las propias, sino también en las ajenas-
depende de nosotr@s, pues aquello que apercibimos deviene finalmente la realidad,
en aquello se transforma nuestra realidad maleable. La desconfianza hacia un@
mism@ se proyecta hacia los demás, y eso crea una respuesta. Y dentro de ese
marco es difícil que el ser humano pueda experimentar felicidad y pueda demostrar
su verdad. La confusión se extiende de manera fácil y rápida, y desde un foco que
proyecta culpabilidad las circunstancias se enrarecen y las mentes se intoxican.
En el momento que se conoce y se comprende el funcionamiento de estas cosas,
se puede erradicar con facilidad esta tendencia si perseveramos en una postura de
firmeza y en nuestro verdadero deseo de bienestar y prosperidad para nuestro
prójimo y para nosotr@s mism@s. Una vez hemos conseguido formular nuestro
mejor deseo, ese deseo de prosperidad y justicia que custodiamos en lo profundo
del corazón, no nos resultará tan difícil ejercitarnos en la observancia de nuestras
propias tendencias de pensamiento y sentimiento, para reconducirlas y liberarlas de
las proyecciones de la culpabilidad. No se trata de no ver o de eludir los análisis de
las tendencias del ser, sino permanecer en la profunda comprensión y certeza de
que las desviaciones son producto de la confusión. Necesitamos sustituir el
concepto de culpabilidad por el concepto de responsabilidad.
Aun cuando cometemos acciones erradas y perjudiciales, en el ser humano
permanece una inocencia no reconocida, y es el desconocimiento de esto, junto con
la ignorancia al respecto de otros aspectos de la vida, lo que lleva al ser humano a
13
Este capítulo ha sido extraído íntegramente del libro de la misma autora titulado: “GESTACIÓN DE
AMOR -Ensayo Cabalístico de Misticismo Poético-”.
44
cometer y perpetuar los errores de percepción, los errores de acción y las
injusticias.
Insisto en este mensaje que quiere transmitir que depende de nosotr@s mism@s,
de cada un@ de nosotr@s, que se erradique de nuestros cuerpos y sistemas el
yugo de la culpa. Pues es éste el peor de los sentimientos humanos, motor y
causante de todas las desgracias de la humanidad.
Si el ser humano es culpable (lo cierto es que nacemos con ese sentimiento
hábilmente enmarañado en nuestros registros) entonces llegamos a este mundo
condicionad@s y predispuest@s a demostrar nuestra culpa, y tendremos que caer
las veces que haga falta en aquellas paranzas que nos permitan argumentarla. Hay
una sola manera de escapar de esta trampa, de empezar a desatarse de sus
maliciosas e intrincadas redes, y esta única manera es repudiando el sentimiento
de culpa, posicionándonose firmemente en la afirmación contraria desde un deseo
voluntario, profundo y consciente: el ser humano es inocente, el ser humano es
inocente, el ser humano es inocente, y precisa recuperar completamente esta
verdad, para dejar abierto de una vez para siempre el portal de su liberación, que
está llamando a gritos al ser para que lo atraviese en estos tiempos que corren.
45
ATENCIÓN E INTENCIÓN
Mantener la atención sostenida en aquello que realmente es importante para
nosotr@s es lo que posibilita que llegue a manifestarse. Es algo así como “si tengo
la intención de crearlo debo mantener enfocada mi atención en ello”. Cuanta menos
dispersión haya en nuestra mente, es decir, si conseguimos mantenernos
enfocad@s desde el corazón en aquella meta importante para nosotr@s, tendremos
muchas más posibilidades de lograr nuestro objetivo que si pretendemos hacer
sonar muchas flautas a la vez; demasiadas cosas a la vez es imposible hacerlas
bien. Cuando andamos detrás de un proyecto, una meta, un objetivo, es normal
que aparezcan dudas y temores, no obstante es importante decidirse a no tomarlos
en consideración, es una cuestión de valentía y de fe en un@ mism@ no
identificarse con ellos. La actitud personal es también fundamental. Es preciso
disciplinar nuestro pensamiento y nuestro discurso, no sólo el interno, sino el que
mantenemos con l@s demás, de forma que lleguemos a ser capaces de sostener
silenciosamente aquello que realmente nos interesa para no dispersar la energía;
se trata de dejarlo reposar el tiempo necesario, de hablar de ello sólo lo justo, y
siempre en un tono respetuoso y constructivo. Es así mismo imprescindible velar
por la calidad de nuestros sentimientos, rechazando la crítica, el juicio, la
negatividad, el desánimo, la pereza o cualquier otra actitud negativa. Pero no desde
la represión, sino desde el amor de la aceptación. Están ahí, los veo, los distingo,
pero yo los voy a transformar porque deseo gratificar la vida.
Todas estas tácticas nos servirán para ahorrar la energía y utilizarla sólo de
manera eficiente.
La palabra atención significa “sin tensión”: “a-tención”. El significado de la propia
palabra ya sugiere lo que representa vivir una vida atenta. La palabra intención, por
su parte, significa “en tensión” y yo diría que más concretamente significa “tensión
en”. Es decir, la intención es la acción de mantener la tensión justa y necesaria en
un punto u objetivo determinado, ni más ni menos.
Ambas cosas necesitan estar bien conjugadas en la vida para favorecer la
creación.
46
INTELIGENCIA DIVINA
-La disciplina del Agni Yoga-
Yo Soy el principio del cambio alrededor de mí. Mas no me olvido nunca de que
formo parte de una Totalidad gobernada por una Inteligencia Divina. Esa
Inteligencia Divina es la que establece el lugar exacto de cada cosa y ser creado, es
la que permite que mi ser, mi organismo, mis células, mis ciclos, etc. funcionen sin
necesidad de que yo interfiera. Por eso me resulta fácil comprender que existe esa
Inteligencia Divina, porque ella me dirige y la vida pulsa en mí sin necesidad de que
yo me esfuerce. Entonces, me parece inteligente y apropiado sintonizarme cada día
voluntariamente a esa Inteligencia Divina que en verdad me rige. Y todos los días
decreto cuando me levanto: Yo me reconecto voluntariamente a la Inteligencia
Divina Universal, para que en el día de hoy sea Ella quien actúe para mí sin que mi
ego interfiera. Yo Soy la Inteligencia Universal.
Agni Yoga -la disciplina del corazón- suscribe el principio que se conoce
esotéricamente como Ley de Economía Universal. La ley de Economía Universal se
basa en que la Creación toda se fundamenta en la sinergia, principio según el cual
las causas se suman para producir un efecto mayor a la sumatoria de los efectos de
las causas individuales. La naturaleza también se basa en esta ley que se podría
mencionar, sin ningún sentido peyorativo, como la Ley del mínimo esfuerzo. La
evolución o plasmación siempre busca el camino de menor resistencia. Es una
opción inteligente observar cuáles son las premisas humanas necesarias para
aplicar esta ley de economía en nuestras vidas.
Si conseguimos asentarnos sobre los pilares fundamentales del Agni Yoga,
estamos aplicando la Ley de Economía Universal. Estos pilares fundamentales son:
Amor Visión Aceptación Responsabilidad Compasión Perdón
Gratitud. Una cosa nos lleva de manera natural a la otra, y a la otra,
instruyéndonos para vivir en el aquí y el ahora.
Cuando no aceptamos algo, sea lo que sea, sea una persona, una situación, una
característica personal, etc. en un grado u otro nos mantenemos en contra de...
Cuando estamos en contra de cualquier cosa en realidad estamos en oposición al
Universo, bloqueamos el flujo de la energía, somos una barrera para ella. Aceptar
implica responsabilidad. Si algo no nos gusta lo podemos cambiar. Pero siempre
desde dentro, siempre desde la aceptación, asumiendo que lo que percibimos es
una creación propia. Asumiendo también que podemos y necesitamos practicar el
47
acto del perdón cada vez que percibimos algo que no nos gusta, que nos lastima,
que degrada la vida de una manera u otra.
Nuestra propia vida es nuestra mayor obra creativa. Eckhart Tolle dice algo así
como que todo esfuerzo creativo nace de un lugar de paz. Toda obra creativa, digo
yo, es el fruto de un esfuerzo creativo. Y añado que una obra de calidad y que
consiga perdurar en el tiempo, se me antoja que pueda ser una obra gestada en un
lugar completamente pacífico. Para que nuestra mayor obra creativa, nuestra
propia vida, sea de la mayor calidad posible, tiene que empezar por gestarse en un
lugar de paz. Si hay paz hay obra, si hay obra hay paz. Aquí no hay expectativas.
Es simplemente pulsar en el presente. Es simplemente “el poder del ahora”. El
camino se convierte en la meta y la meta es el camino mismo.
Cuando nos rendimos al corazón –a la guía espiritual de nuestro corazón-
conseguimos mucho más de lo que nuestra capacidad humana nos hubiera
permitido. No es el ego el que triunfa en los grandes logros, sino el espíritu. Todos
los caminos que recorremos nos llevan al corazón, si esa es la intención y el
pensamiento que sostenemos.
La práctica del Agni Yoga es la práctica sostenida de la “serena expectación”
(para utilizar una vez más las tan acertadas palabras de Vicente Beltrán Anglada) o
de la observación consciente y atenta desde la presencia. A través de la serena
expectación establecemos contacto con el yo. El yo humano alineado con el Yo
Divino o Yo Superior. La mente superior queda fusionada con el Plano Búdico (la
dimensión etérica del corazón); es el estado del ser inspirado, eternamente
presente en el aquí y el ahora; el sentido de la intuición despierto. Agni Yoga enfoca
la intención de la mente del ser a un nivel superior de observación profunda o
serena expectación, sintonizándola de manera consciente con la Frecuencia de la
Mente Universal. Fruto de esta práctica sostenida, llega el momento en que la
persona deja de tener voluntad individual, y de forma completamente natural se
produce la rendición y la entrega; el ser ha rendido su voluntad a la Voluntad
Cósmica; ya no se equivoca porque ya no es el ego quien decide. Ya no se pelea, su
mente humana ya no presiona; ya no duda. Porque en la Presencia del aquí y el
ahora el karma no existe, ho hay karma. Las circunstancias y los eventos fluyen en
perfecta sincronía estableciendo de forma fluida el camino por el que trasita el ser,
no hay consecuencias kármicas.
Está bien saber y comprender que finalmente las cosas suceden así para el ser.
Puesto que puede llegar un momento en la evolución personal en el que sintamos
48
que ya no nos toca decidir. Los anhelos profundos del ser siguen ahí, reflejando
nuestra la misión interna; pero es la vida la que se encarga de dirigirnos, el ego ha
perdido vigencia.
El significado de Agni Yoga es Yoga de Fuego o Yoga de síntesis. Agni Yoga o
Yoga de síntesis es la experiencia de hallar el punto medio exacto en el centro,
donde se produce el equilibrio de las tensiones de los extremos. Es la síntesis de
todas las posibilidades, el equilibrio entre ellas.
La práctica inmediatamente anterior a la práctica del Agni Yoga es la práctica
mental del discernimiento y la discriminación. La discriminación separa los
elementos delimitando el campo de percepción. Después el discernimiento elige.
Discriminación y discernimiento van casi juntos. A copia de experiencia la práctica
se sutiliza y se produce una síntesis. Al término de revelarse la realidad o la verdad
que se está buscando se despiertan el sentido de la intuición y surge la práctica del
Agni Yoga.
Cuando el ser ha practicado los suficientes esfuerzos de lógica correcta e
impersonal a lo largo de sus encarnaciones y experiencias de vida, se despierta la
intuición; todo se desenvuelve y surge a su debido tiempo para el ser.
Vicente Beltrán Anglada dice “cuando el tiempo es cero y el es espacio es infinito
se produce la liberación”. La única posibilidad humana de experimentar el tiempo
cero está en la práctica de la presencia, de la completa rendición al presente, en
este acto de entrega todo espacio pierde su acotamiento, no hay presiones de
ningún tipo, y la extensión espacial para la experiencia de ser es infinita.
Agni Yoga, la práctica de pulsar desde el corazón, es para nuestras vidas la
validación de la Energía Crística, la energía de unificación que disuelve todas las
polaridades en la unidad, que trasciende todas las conclusiones de la mente
racional humana, la cual nos ha permitido vivir la experiencia de la dualidad con el
objetivo del crecimiento espiritual y la expansión de la consciencia.
Practicar Agni Yoga es vivir la vida de forma inteligente. La inteligencia es el
equilibrio entre el corazón y la mente, la síntesis entre los aspectos del Amor y la
Razón. La conjunción perfecta entre el Centro Coronario, sede de la voluntad
perfecta de acción o inteligencia perfecta de síntesis –Inteligencia Divina- y el
Centro Anahata, Corazón, sede de la Sabiduría Divina.
49
SOBRE LA SERENA EXPECTACIÓN Y LA OBSERVACIÓN ATENTA
Quizás necesitemos hacer una distinción entre lo que es la serena expectación y
lo que es la observación atenta. La práctica de la serena expectación implica
serenidad. Mantener siempre la serenidad emocional es una práctica difícil. Cuando
las circunstancias se ponen difíciles, se disparan los resortes emocionales, y no es
tan fácil mantener la serenidad emocional. En estas circunstancias quizá no
podamos hablar de serena expectación, sin embargo, la práctica de la observación
atenta puede seguirse manteniendo, porque siempre hay un estrato superior en el
que nos podemos posicionar para observar, y en ese estrato sí que hay una parte
de nosotr@s que se mantiene serena. Quizás sea una cuestión de práctica, pero la
observación atenta es una proposición quizás más realista que la propuesta de la
serena expectación, si observamos esta última en su sentido literal.
Observarse sin juicio pero sin egaño es una necesidad vital que tiene un enorme
poder redentor. Es importante observarse sin juzgarse y sin echar más leña al
fuego de la consternación, pero tan importante como eso es sostener una actitud
de veracidad, es decir, puede que sea fácil que se disparen densas emociones en
nosotros en los momentos en los que las dificultades de vida nos atañen
directamente, pero si las podemos observar con veracidad, situándonos en un
estrato por encima de ellas, entonces hemos creado ya una disociación entre las
emociones densas y nuestro ser real. En momentos de dificultad, es muy fácil que
se dispare de forma automática el resorte de la vieja y pegajosa asociación entre la
observación de nuestras reacciones emocionales de baja densidad y actitudes
distorsionadas, y el juicio y consiguiente sentimiento de culpabilidad. Esto es así
porque las emociones de baja densidad nos arrastran –literalmente- más abajo a
una densidad cada vez mayor; y es así también porque la inercia de esta práctica
social e históricamente masiva de juicio/condena está cobrando una fuerza mayor
en estos tiempos de crisis profunda. Hay una gran cantidad de personas que han
sucumbido a la manipulación emocional y se encuentran en la actualidad sumidas
en la confusión de los profundos lodos emocionales del ser humano; todo esto tiene
mucha fuerza y tira de nosotr@s con facilidad.
Si conseguimos observar esas emociones en nosotros y refrescar la consciencia
de que deseamos trascenderlas, hemos dado un paso de gigante en nuestra
trayectoria. Esta práctica de la observación atenta es la antesala de la serena
expectación. Una cosa nos conduce de la mano a la otra.
50
Cuando estamos en estos trances difíciles, y sucumbimos momentáneamente a
estas reacciones “descontroladas” de nuestras emociones, si las hemos podido
observar ya podemos afirmar de forma práctica y consecuente que no somos las
emociones ni tampoco los pesamientos asociados a ellas. Pero además, lo mejor y
más útil de todo es hacer entrega, voluntaria y consciente, de esas limitaciones a
La Divinidad, al Espíritu Santo, o a nuestro Yo Superior, buscando la fórmula que
mejor le vaya a cada un@. El ser humano, a razón de las limitaciones
consubstanciales a la condición humana, no puede alcanzar por sí solo a dominar
sus limitaciones y condicionantes emocionales, sólo nos será posible hacer esto en
virtud de nuestra relación consciente con la Divinidad, sostiniendo la práctica activa
de la cominicación con Ella.
51
TODO SE AJUSTA A UNAS LEYES
Todo se ajusta a unas leyes, todo, sin excepción. Todo el Universo, todo lo
creado, visible e invisible, se rige y se ajusta a unas leyes universales, algunas de
ellas son inmutables. Estas leyes inmutables, conocidas como los siete principios
del hermetismo, se encuentran recopiladas en un documento llamado Kybalion,
redactado a principios del s. XX por tres personalidades anónimas, aunque la
autoría del mismo se atribuye a Hermes Trismegisto –El tres veces grande-. En él
se postulan y se describen los Siete Principios Universales que lo rigen todo. En él
se reseña que, a la persona que llega a integrar la verdad que contienen estas
Leyes se le abren todas las Puertas a las Realidades Superiores, es decir, que
integrar estas verdades es la clave para trascender la experiencia en el plano
material y acceder así a la multidimensionalidad. Este Tratado metafísico y su
contenido ha sido considerado por las escuelas de misterios y diversas corrientes
espirituales en occidente en el correr de los tiempos como el fundamento metafísico
por excelencia. Estas leyes o principios son las siguientes:
- Ley de Mentalismo: todo es mente, el universo es mental.
- Ley de Correspondencia: como arriba es abajo y como abajo es arriba.
- Ley de Vibración: nada es inmóvil, todo se mueve, todo vibra. Todo, incluso
la materia que a simple vista parece estática e inmóvil es energía en
vibración constante. Sólo hay grados de densidad o de sutilidad y grados de
frecuencia vibratoria en función del grado de densidad o sutilidad de la
materia.
- Ley de Polaridad: todo tiene su polaridad, dos polos, su par de opuestos. Los
opuestos o antagónicos son idénticos en naturaleza pero distintos en grado
de manifestación. Los extremos se tocan. Todas las verdades son medias
verdades y todas las paradojas pueden reconciliarse.
- Ley del Ritmo: Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y
retroceso, todo asciende y desciende en un movimiento incesante. Todo se
ajusta a un movimiento pendular, la medida del movimiento hacia la
derecha, es la medida del movimiento hacia la izquierda. El ritmo es la ley
de compensación. El ser humano debe reconocer su propio ritmo y aprender
a respetarlo.
- Ley de Causa y Efecto: se la conoce también por la Ley del Karma. Tiene
mucha relación con la ley anterior. Toda causa tiene su efecto, y todo efecto
tiene su causa. Nada sucede por casualidad, lo que llamamos azar es sólo la
consecuencia de esta ley no reconocida que actúa en todos los planos de
52
causalidad. A cada acción le corresponde una acción opuesta de igual
magnitud.
- Ley de Generación: Es la ley de polaridad que posibilita que la generación se
manifieste en todos los planos. Todo tiene su principio masculino, o Yang y
su principio femenino o Yin, que unidos producen la generación.
Muchos seres humanos son capaces de reconocer que existen unas leyes que
rigen la naturaleza de las cosas, y sin embargo, no son capaces de plantearse que
son esas mismas leyes las que rigen sus vidas. Nada de lo que nos sucede está
sujeto al azar, nada sucede por casualidad, todo responde a determinadas causas,
seamos conscientes de ellas o no. Formamos parte de la Naturaleza y del Universo
y es un acto de ignorancia y prepotencia pensar que lo que nos sucede es producto
de la casualidad o de la fatalidad.
Por la importancia de conocer estas leyes, ofrezco algunas reflexiones sobre el
Aspecto Séptuple del Principio o Ley Universal:14
Principio de Mentalismo
El Principio de Mentalismo es el primero de los Siete Principios Universales de la
Creación. “Todo es Mente; el universo es mental”. “El Principio fue el verbo”
(Génesis). El Principio de Mentalismo es una Ley invariable que no falla jamás. Los
pensamientos son cosas en un estado primigenio, materia en un estado potencial.
El Principio de Mentalismo actúa cargado por el Principio de Generación: El Amor.
Las cosas se convierten en sucesos, lo que pensamos se manifiesta. Cada mente
por sí misma es sustentadora de esta Ley, representante de la Mente del Todo.
Cada un@ de nosotr@s es el generador de aquello que nos sucede. Aquello que
pensamos y decretamos, que surge de nuestra convicción, es aquello que sucede.
Cada condición y situación de nuestra vida es la encarnación de una creencia que
tenemos, ya sea en la consciencia o en la subconsciencia, que produce su igual en
el exterior, en el mundo visible de la materia. Las verdaderas creencias son las que
se ven manifestadas. Somos creadores puesto que fuimos cread@s a Imagen y
Semejanza de La Divinidad. Dios crea los universos en Su Mente. Nosotr@s
creamos nuestro mundo con nuestra mente. San Pablo dijo: “Somos transformados
por la renovación de nuestras mentes”.
14
Lo que sigue en el resto del capítulo está tomado de un libro anterior de la misma autora: “Maestr@s
del Despertar”.
53
La oración es la expresión del pensamiento más puro y alto que se pueda pensar.
Orar es polarizar la mente en el grado más altamente positivo. Las vibraciones de
Sonido y Luz que elevamos cuando oramos, transforman en perfecto y bello las
condiciones oscuras que nos rodean. La Voluntad de Dios para toda vida es el bien,
la salud, la paz, el bienestar, la prosperidad, la felicidad, en definitiva todo lo bueno
que Él ha Creado.
La mente humana contiene y sostiene una acumulación de oposiciones,
convicciones o conceptos errados, contrarios a la Verdad Experiencial, y en conflicto
con los Principios Básicos de la Creación; éstos contaminan y condicionan
negativamente nuestra existencia y nuestra circunstancia, produciendo los
sufrimientos que aquejan al ser humano. Felizmente nada de eso se ajusta a la
Verdad Última del Ser, y por lo tanto existe la manera de borrar todas la creencias
falsas y sustituirlas por las creencias correctas, las convicciones adquiridas por la
experiencia. Esto puede hacerse cuando el ser humano adquiere conciencia de esta
Verdad: la verdad del conocimiento que se adquiere por la experiencia. El Gran
Maestro Metafísico Jesucristo dijo: “Conoced la Verdad y ella os hará libres”.
La Verdad Suprema es La Armonía Perfecta –El Equilibrio-, La Belleza, La Bondad,
La Justicia, La Libertad, La Salud –perfecta expresión de La Vida-, La Dicha. Todo lo
opuesto es apariencia, contrario a la Ley Suprema de la armonía perfecta, luego, es
mentira.
Este Principio, postulado en la antigüedad, que afirma que todo es mente, halla
en la actualidad científica, de la mano del científico, biólogo, investigador y escritor
Rupert Sheldrake, no sólo una explicación muy aproximativa y gráfica de esta
verdad, sino también, demostraciones experimentales, propuestas y realizadas por
él. Rupert Sheldrake ha dado más dimensión y resonancia al concepto científico de
los campos mórficos y morfogenéticos. Éstos son estructuras inmateriales no
perceptibles empíricamente, que sin embargo R.Sheldrake se propone demostrar y
definir en la medida de lo posible.
Los campos mórficos son campos existentes en algún lugar “invisible” de la
existencia, que sostienen patrones y sus espacios en base a unas estructuras de
orden que se van formando en el transcurso del tiempo, a partir de información
acumulativa, susceptible de transformación. Estos campos mórficos no existen sólo
para los organismos vivos –éstos serían los morfogenéticos- sino también para
todos los cuerpos materiales y expresiones de la vida en este plano de la materia.
Los campos mórficos son los que dirigen y ordenan la acción de los Elementales
de la naturaleza, dando lugar a la formación de las cosas. Pero así mismo, estos
campos determinan la tendencia inteligente que archiva la serie de acontecimientos
que suceden, hallando su expresión en este plano de existencia, influyendo así en
54
las sucesiones futuras. Es decir, existe una causación formativa que pone énfasis
en que la memoria es inherente a la naturaleza.
La resonancia mórfica define que el pasado se hace presente en los campos
mórficos por propagación, siendo el hábito de la repetición imprescindible para que
este proceso se manifieste, puesto que estos campos poseen memoria acumulativa,
así mismo susceptible de transformación.
En los años 20, un grupo de biólogos propuso el concepto de campos
morfogenéticos para explicar los patrones de crecimiento y formación de los
organismos, pero se pensó que este campo se desvanecía cuando el organismo
moría. Sin embargo, Rupert Sheldrake sostiene que los campos mórficos incluyen
los morfogenéticos y que éstos no desaparecen cuando el organismo muere sino
que permanecen en la naturaleza evolucionando y modificándose.
A mi modo de entender, existe una total y directa relación entre la existencia
“invisible” de estos campos, como la plasmación de la principal característica
mental del Universo, con el poder de las proyecciones mentales de la vida, que
cuando deviene autoconsciente dirige voluntariamente la formación de los patrones
mórficos y morfogenéticos.
Principio de Correspondencia
“Como arriba es abajo; como abajo es arriba”. Toda acción y toda condición
tienen su analogía en todos los demás planos de existencia, sólo que a medida que
la vida consciente asciende por los planos, los poderes y los potenciales de las
experiencias se multiplican. La humanidad vive, en su gran mayoría en la
“conciencia material”, existimos entre planos viviendo y aprendiendo las
condiciones del plano mental, para desarrollar la “conciencia espiritual”. Este
Principio permite, a partir de la observación de aquello que está a nuestro alcance y
de las leyes que lo rigen, alcanzar la conciencia de las Verdades Superiores, pues
las Leyes Universales, Principios y Aspectos que conforman y sostienen la Creación
Toda, son inmutables, y rigen en todos los planos de existencia por igual. Por el
Principio de Correspondencia el ser transita de lo conocido a lo desconocido.
Principio de Vibración
“Nada está inmóvil; todo está en movimiento; todo vibra”. Todo, hasta aquello
que guarda una apariencia de total solidez, está constituido por átomos y moléculas
en vibración constante; y aun en la materia sólida, la distancia o espacio vacío que
hay entre los átomos y moléculas es inmenso. La rata vibratoria de los cuerpos, es
55
decir, la frecuencia a la que vibran los átomos y moléculas que los constituyen, es
lo que determina su densidad. A mayor densidad de los cuerpos, más lenta es la
rata vibratoria de éstos. A mayor sutileza, más alta es la frecuencia de la vibración
de los mismos, de manera que aquellos cuerpos que tienen una alta frecuencia de
vibración se tornan invisibles a nuestros ojos; tal es la verdad que mantiene fuera
de nuestra visión a l@s Maestr@s Espirituales que sólo se manifiestan visibles en el
campo energético de aquellos seres que por su propia vibración están preparad@s
para soportar vibraciones tan elevadas.
También los pensamientos emiten vibración, los pensamientos positivos vibran a
una frecuencia elevada, sus colores son brillantes, claros y luminosos, y las formas
geométricas que crean son bellísimas. Por el contrario, los pensamientos negativos
vibran lentamente, son densos, sus formas son grotescas y sus colores opacos,
cuanto más negativos, tanto más sombríos son y más bajo es el tono de su sonido.
El pensamiento positivo que surge de la mente polarizada en un plano positivo, no
puede ser dominado por una vibración baja, a menos que haya algún concepto o
idea intoxicante “agarrada” al individuo. Jesús dijo: “el dios de este mundo viene a
mí y no encuentra nada en mí para asirse”.
Todo, incluso lo que es materia en su estructura básica, está siempre en
movimiento circular, girando sus electrones en torno a algo mayor. Sosteniendo
siempre un esquema similar al de los planetas girando alrededor del sol. Éste es el
patrón universal para todo lo material.
Los estados de ánimo o estados emocionales son estados vibracionales que se
emiten y lanzan al espacio generando color y sonido. Los estados mentales son
lanzados al exterior del cuerpo que los crea y entran resonancia con los cuerpos
afines, afectando de determinada manera, en bien o en mal, los cuerpos de otros
seres, estimulando así en positivo o negativo sus estados emocionales y mentales.
Principio de Polaridad
“Todo es dual. Todo contiene dos polos. Los opuestos son idénticos en naturaleza,
pero diferentes en grado. Los extremos se tocan. Todas la paradojas pueden
reconciliarse.”
Este Principio Hermético encierra la verdad de que todas las cosas manifestadas
tienen dos aspectos, dos polos, son un par de opuestos con innumerables grados
entre ambos extremos. La Ley de Polaridad explica que lo que existe entre cosas
diametralmente opuestas es solamente cuestión de grados y afirma que todo par
de opuestos puede reconciliarse mediante la comprensión y aplicación de esta Ley.
Siguiendo las líneas de polaridad se puede transmutar un estado mental en otro.
56
Las cosas diferentes no pueden transmutarse unas a otras, pero sí las cosas de la
misma naturaleza, cuya potencialidad de transmutación reside en la posibilidad de
ser repolarizadas y finalmente equilibradas, aplicando una transformación gradual a
las mismas.
Espíritu y materia son polos de la misma cosa, ambos extremos responden a la
Paternidad y Maternidad de nuestro ser, y los indeterminados planos que median
entre ellos responden a un estado gradual de dichas expresiones.
Podemos cambiar a voluntad la polaridad de nuestros propios estados mentales,
e influir en los estados de nuestro prójimo, elevando nuestra vibración interior; de
esta forma dejaremos de ser esclavos de las energías densas. Reconocer e integrar
el Concepto Inmaculado es aprender a vivir pasando por alto los defectos que
hayamos visto en los demás, a sabiendas de que la verdad del prójimo, así como la
verdad propia, es el Yo Superior, el Yo Soy, cuya expresión es perfección, belleza y
vida eterna.
Ley del Ritmo
“Todo fluye y refluye, todo tiene sus periodos de avance y de retroceso, todo
asciende y desciende, todo se mueve como un péndulo, la medida de su
movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la
izquierda; el ritmo es la compensación.”
En todo se manifiesta una oscilación media, un flujo y reflujo que determina que
todo aquello que va, vuelve. En este sentido esta Ley está relacionada con la Ley de
Causa y Efecto, así mismo mantiene una estrecha relación con la Ley de Polaridad,
en el sentido de que la oscilación de las cosas se produce primero hacia un polo y
después hacia el otro, determinándose un ritmo. Hay un avance y un retroceso, una
elevación y una caída. Esta Ley rige para todo: soles, mundos, mentes, energía,
espíritu, materia... Sin embargo, rara vez se produce la oscilación entre los
extremos más alejados.
En el Plano Espiritual siempre hay una emanación seguida de una absorción.
Emanamos de Dios, descendemos a la conciencia material, y tras nuestra
experiencia somos absorbidos nuevamente a la Conciencia Espiritual; esto puede
producirse mediante la muerte física, mientras seguimos encadenados por nuestra
condición a la rueda de muerte / reencarnación, o bien mediante la Ascensión que
sucede cuando el ser ha integrado plenamente sus vehículos de manifestación,
estado en el que el ser ha trascendido la muerte que reconoce como
verdaderamente inexistente. Este ciclo es para nosotr@s nuestro Gran Ritmo. Es la
Respiración y la Aspiración de Brahma. El Árbol de la Vida de los cabalistas es una
57
representación muy clara y gráfica de este principio. Este principio es inmutable, se
cumple siempre. Pero conociéndolo se puede aprender a controlarlo, se puede
aprender a eludir sus efectos hasta un cierto grado. Podemos aprender a
polarizarnos en el punto donde deseamos permanecer y de esta forma elevarnos
por encima de la oscilación pendular. Todo ser que ha adquirido un cierto grado de
dominio sobre sí mism@, ejecuta este arte hasta cierto punto. Simplificando
podríamos decir que existen dos planos en la manifestación de los fenómenos
mentales, uno superior y otro inferior. Cuando el ser se eleva en conciencia al Plano
Superior, escapa a la oscilación pendular, esto llega a producirse cuando el ser
conocedor de este Principio, lo ha practicado de forma voluntaria y consciente lo
suficiente como para haber aprendido a polarizarse a sí mism@ en el polo requerido
y por el procedimiento de rehusar o negarse a participar en la oscilación retrógrada,
permanece lo más próximo posible a su centro.
Ley de Causa y Efecto
“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo
a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay
muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.”
A esta Ley se le ha llamado también Ley del Karma. La mente es un motor. Las
vibraciones emitidas tanto por los pensamientos que genera nuestra mente, como
por nuestras acciones, regresan a nosotr@s por la línea de este Principio,
trayéndonos el fruto de lo sembrado. Existe la causalidad, pero no la casualidad; se
le llama casualidad a la causalidad ignorada.
El Planeta Tierra, que junto con la humanidad constituye un todo, soporta una
enorme cantidad de deudas kármicas que expresa y desahoga en forma de
cataclismos y todo tipo de fenómenos naturales, compensando a marchas forzadas
los tremendos desequilibrios generados por el ser humano.
Mientras el ser permanece generando karma, la reencarnación constituye para él
una condición a la que está sujet@, siendo ésta la única explicación lógica a las
aparentes injusticias a las que se ve sometid@, él individualmente y la humanidad
colectivamente. Todo ser humano es el único causante de sus propias condiciones,
tanto de su infortunio como de su fortuna y bienestar. Las emanaciones de su
mente rigen su destino y sus circunstancias. El ser humano, hasta que no llega a un
determinado nivel de conciencia que le permite reconocer el funcionamiento de ésta
y de las otras Leyes, busca siempre a quién culpar y a quién hacer responsable de
su condición, e incapaz por el momento de comprender el porqué de sus
58
circunstancias, se flagela y se tortura mentalmente, creándose sentimientos de
culpabilidad.
Esta Ley, estrechamente vinculada a la Ley de Polaridad y a la Ley del Ritmo, se
trasciende cuando el ser por voluntad y dominio consigue repolarizar su mente en
un estado de conducta intachable, de forma que los efectos que generan sus causas
o conductas son efectos de Amor, redundando así su existencia en beneficio de la
Vida Toda.
Principio de Generación
“La generación existe por doquier. Todo tiene su principio masculino y femenino;
la generación se manifiesta en todos los planos”.
Como los demás, este Principio está siempre en acción en todos los ámbitos de la
existencia y en todos los aspectos de la Creación. El Principio de Generación es la
Acción de la Causa Universal del Aspecto del Amor. Nada podría existir sin el
Principio de Generación, sin una causa masculina y una causa femenina, sin un
padre y una madre o bien un aspecto masculino y otro femenino. Este Principio es
la confirmación y aplicación de la Ley de Polaridad al servicio de la Creación.
A lo que determina el género en el plano de la vida fisiobiológica y orgánica se le
llama sexo. El ser humano ha buscado reconocer la esencia del Amor, contenido en
el Principio de Generación, a través de su sexualidad.
Generar significa crear, concebir, producir...
59
INDEPENDENCIA EMOCIONAL NO ES AUTOSUFICIENCIA
Muchos de nosotr@s, cuando llegamos a adult@s, nos exigimos una apariencia
de autosuficiencia que para nada se corresponde con la realidad de nuestras
posibilidades humanas personales. Se nos ha entrenado para aparentar que
estamos bien, que no tenemos problemas, que somos dur@s y resistentes, y que
no es bueno mostrar nuestra vulnerabilidad. Se nos ha entrenado para servir a un
propósito que la mayoría de las veces no es verdaderamente el nuestro, sin que
nos podamos permitir apenas mostrar desfallecimiento. Nos acostumbramos a vivir
ocultando nuestra debilidad, nuestra vulnerabilidad, nuestro temor y también la
soledad que produce necesariamente esta exigencia tirana que adoptamos como
nuestra. En mayor o menor grado, a tod@s nos ha afectado esta exigencia
distorsionada de las cosas. Creemos, ya sea de forma consciente o inconsciente,
que si mostramos nuestra fragilidad y debilidades seremos rechazad@s, o bien que
abusarán de nosotr@s y nos dañarán, cuando en realidad, al hacer esto
empequeñecemos más, nos debilitamos y nos volvemos más vulnerables. Mientras
seguimos sin enfrentarnos cara a cara a esa condición humana y mantenemos una
apariencia de autosuficiencia que solapa nuestras carencias, debilidades y
necesidades, permanecemos inconscientes de nuestros límites, nuestro poder
personal no crece todo lo que podría y en realidad permanecemos verdaderamente
dependientes emocionalmente, a pesar de que nos pueda parecer lo contrario. Sin
embargo, cuando el crecimiento y el propio deso de superación se asientan en la
consciencia de nuestro verdadero estado y en la aceptación de nuestros límites
personales, entonces nuestros valores humanos se fundamentan bien y nuestro
potencial puede empezar a crecer, no desde la prepotencia, sino desde el
agradecimiento. El reconocimiento de la propia vulnerabilidad lleva asociado el
sentido del respeto hacia el resto de la vida, y un sentimiento humano de
solidaridad y lo que es más importante, un sentido constructivo de superación.
Cuando nos rendimos y descubrimos la inutilidad de seguir escondiendo nuestra
fragilidad al mundo, nuestra fortaleza empieza a multiplicarse, porque
interiormente hemos abierto las compuertas francas a la energía desde el
reconocimiento de nuestras necesidades humanas y de nuestra fragilidad. Eso nos
fortalece, verdaderamente, y nos catapulta a descubrir nuestro mejor potencial. La
independencia emocional no puede sino fundamentarse en el reconocimiento de
nuestra condición humana que nos predispone a desarrollar el potencial divino
latente en nuestro interior. Si ya nos creemos Dios, y no estamos respetando la
vida, algo se ha fundamentado mal en nosotros, en ese caso nuestra prepotencia
antes o después se cobrará su precio. El reconocimiento de nuestra fragilidad
60
tampoco significa que debamos permanecer siempre acomodados en la víctima y
lamentándonos todo el tiempo de nuestra condición; eso sería malograr los
recursos humanos y persistir en la postura cómoda de que los demás vengan a
hacer por nosotr@s lo que a nosotr@s nos corresponde, en tal caso estaríamos
tiranizando la vida y ahí también se estaría expresando una medida de la
prepotencia humana. El reconocimiento de nuestra fragilidad nos permite tomar
consciencia de los propios límites humanos y desde esa consciencia podemos
predisponernos a superarlos. Formamos parte de un Todo y necesitamos reconocer
nuestra necesidad de ser asistid@s por él. Somos interdependientes y en la
aceptación de esa condición intrínseca a la vida subyace nuestro crecimiento y la
conquista de nuestra independencia emocional.
61
TODO TIENE UN PROPÓSITO
Todo tiene un propósito, también nuestra vida y cada uno de los sucesos y
experiencias de la misma, todo sin excepción. Hay un Orden Superior y un Ritmo
Perfecto que rigen la vida en todos sus aspectos. También nuestra vida personal
está regida y dirigida ocultamente por este Orden, Ritmo y Sentido Superiores.
Todo lo que nos sucede en la vida tiene sentido, a pesar de que muchas veces no lo
sepamos ver.
También los problemas, las dificultades, las enfermedades, el dolor e incluso la
negatividad que ello genera, tienen su propósito. Cualquier dificultad del tipo que
sea, contiene un mensaje de alerta, en términos generales nos está indicando que
no hay claridad en nuestro propósito, que hay elementos ocultos actuando a la
sombra de nuestro subconsciente.
Los fracasos parciales (y digo parciales porque todo fracaso representa un cierto
logro interior cuando se transita el camino hacia la verdad) indican que estamos en
el camino de la búsqueda trabajando desde el plano mental. Desde esta perspectiva
no es útil, a mediano o largo plazo, querer dirigir nuestra vida mediante una serie
forzada de objetivos, esto es lo que nos han enseñado a hacer y lo que hemos
estado haciendo por mucho tiempo: vivir bajo el control de la mente racional, la
cual dispone y se considera capaz de dilucidar dónde está la solución o por lo
menos se siente segura de encontrarla planificándolo todo en función de unos
objetivos que suelen estar desconectados del propósito del alma. De nada sirve ya,
y cada vez servirá menos, seguir forzando las cosas desde el control de la mente
racional. En lugar de eso, en base a la gran colección de ficultades, fracasos y
frustraciones que arrastramos, podemos empezar a reconocer que ella ya no tiene
el control, aunque se lo crea. Nuestra guía está verdaderamente en nuestro
corazón y nuestro verdadero propósito es rendirnos a esta guía interior cuyo
objetivo es descubrir al ser y fundirse con este Orden Superior. Esta percepción de
las cosas señala una diferencia sustancial en la perspectiva. Nos obliga a rendirnos
a una Fuerza Mayor que todo lo dirige y lo gobierna y de La que formamos parte.
Nos invita a tomar consciencia de nuestra posición jerárquica. A comprender que en
la aceptación de nuestra pequeñez reside nuestra grandeza, y que nuestra
grandeza se despliega para nosotr@s si somos capaces de invocar a esas Fuerzas
Superiores que nos preceden, mas no de una forma egoísta.
El más necesario de nuestros propósitos ahora es el de desenmascarar
completamente la sombra. Limpiar completamente nuestras intenciones de
62
rencores, rencillas, todo tipo de sentimientos negativos o de deseos e intenciones
solapadas. Toda dificultad personal indica que este trabajo no está terminado, nos
lo revelan en especial la negatividad, los estados de ánimo decaídos y el
sufrimiento. Sin embargo esos estados negativos o dificultades pueden ser un
motor para la personalidad psicológica en busca de la veracidad.
Dado el grado de evolución humana alcanzado por much@s de nosotr@s, esta
necesidad de veracidad se ha vuelto urgente e irrevocable. El más necesario de
nuestros propósitos individuales es el de sostener la intención de limpiarnos
completamente, de llegar a ser íntegr@s, si lo que deseamos realmente es crear
una realidad pacífica y harmonizada con la Vida.
Insistimos una vez más en la necesidad de observarnos con verdadera atención e
intención. Si acaso la mente racional, calibrada desde el corazón, puede sernos útil
aún en este propósito. Y tan necesario como el trabajo de observación atenta es el
de invocar la ayuda de Maestr@s y Seres Angélicos.
Los tiempos actuales son más propicios que nunca para practicar la invocación de
manera correcta, esto es: liberada de condicionamientos serviles y de cualquier
residuo de intención egoísta. La mente humana está suficientemente despierta, sólo
nos falta abrir el corazón. Cuando el ser en su evolución consigue ascender
emergiendo de las aguas del deseo al fuego de la aspiración espiritual, las
invocaciones adquieren una fuerza inconmensurable. Las respuestas a sus
evocaciones allanarán su camino, le dotarán de recursos insospechados y se le
abrirán las puertas.
Bajo el influjo de la iluminación, cuando el alma ha conseguido liberarse de las
intenciones egoístas y ha despertado al discernimiento, todo se ha ordenado
milagrosamente y sólo la sincronía es la pauta. La velocidad de plasmación
progresa a un ritmo milagroso cuando el alma ha conseguido liberar todas las
resistencias. Es entonces cuando nuestro propósito personal se ha fundido con el
Propósito Superior.
63
LA EXPERIENCIA PROFUNDA DE LA ACEPTACIÓN
Cuando he conseguido integrar que todo tiene un propósito, entonces puedo
aceptar que todo lo que sucede en la vida -en mi vida- es perfecto aun en su
apariencia de imperfección o de contratiempo. Puede que en nuestra obstinación (el
ego es muy obstinado) en el momento en que se nos presenta una situación que
nos contraría no sepamos ver dónde está la perfección. Pero justamente, la
superación propone hacer de la aceptación una práctica espiritual constante. A los
ojos de la aceptación, cuando hacemos una lectura retrospectiva atenta y positiva,
encontraremos sentido a todo lo sucedido, y sabremos comprender y aceptar la
lección que encerraba el problema o la aparente fatalidad vivida, cuyo objetivo
suele ser la toma de consciencia. Los problemas persisten hasta que aprendemos la
lección que estos encerraban y la integramos, después de eso desaparecen, pues
ya no tenemos nada que aprender de ellos. Cuando hacemos una lectura
retrospectiva de un capítulo difícil y problemático de nuestra vida, es
verdaderamente útil llegar a comprender cuál era el propósito del problema que se
nos presentó, sin embargo, aun en el caso de que el intelecto no alcance a
distinguir cuál era tal propósito, si somos capaces de sostener la disposición de
ánimo positiva de la aceptación –una práctica que se consuma en el corazón- el
aprendizaje se realizará en las esferas internas y nuestro avance y mejoría personal
estarán garantizadas.
No obstante, es importante puntualizar una cosa que podría ser motivo de
confusión: La aceptación y la resignación no son la misma cosa. Existe un punto de
equilibrio en el que se concilian la aceptación por lo sucedido y la capacidad de
acción para cambiar y mejorar las circunstancias y las situaciones. La aceptación no
es parálisis, no es pasividad necesariamente. Sin embargo, sólo el corazón sabe
con certeza cuándo la aceptación requiere acción y cuándo requiere “pasividad”,
quietud, simplemente observación. Cuando no podemos actuar para cambiar una
situación determinada, sólo la aceptación tiene el poder para transformarla. Pero
incluso, cuando sí está en nuestras manos cambiar algo, las oportunidades fluirán
muchísimo mejor desde la aceptación de la circunstancia que se quiere cambiar que
si nos seguimos resistiendo a la situación dada, porque toda actitud de resistencia o
de enfrentamiento se nos lleva una enorme cantidad de energía y limita nuestra
capacidad de visión y percepción; es una actitud que nos mantiene a la defensiva
y/o a la ofensiva y refuerza nuestro sentimiento de víctima, así como el sentimiento
de “estar separad@s de”. Con eso no quiero decir que no haya cosas o condiciones
que verdaderamente no sean admisibles (como por ejemplo cualquier situación que
64
nos degrade) esas cosas inadmisibles son, justamente, las que hay que cambiar
prioritariamente; pero para ello primero necesitaremos aceptar que pese a la
apariencia contraria, somos nosotr@s mism@s quienes hemos creado todo cuanto
percibimos en nuestra vida. Con este enfoque, volvemos nuevamente a la profunda
cuestión de la aceptación y de lo que implica. La profunda experiencia de la
aceptación sólo puede producierse cuando admitimos que aquello que percibimos
reflejado fuera y formando parte de nuestras circunstancias externas, es nuestra
responsabilidad directa, lo hemos creado nosotr@s, ya sea que la causa pueda
hallarse en la vida actual, ya sea que la causa de esa creación provenga de
nuestras acciones de vidas anteriores. En todo caso siempre está actuando la Ley
de Causa y Efecto, conocida como la Ley del Karma. Todo efecto tiene su causa y
toda causa produce un efecto, si la causa es harmonizada y pacífica, el efecto será
positivo, constructivo y alentador, si la causa es una acción distorsionada, el efecto
será distorsionante, destructivo y más o menos doloroso.
Aquello que percibimos no es algo ajeno a nosotr@s, sino que forma parte de
nosotros. Sólo si somos capaces de admitir esto en nuestro corazón, somos capaces
de aceptar la situación, y es entonces cuando estamos en disposición de
transformarla. Para poder incidir con éxito en el exterior y cambiar una
circunstancia que afecta a nuestra vida de manera definitiva, hay que hacer
primero un cambio en el interior, siempre desde la aceptación de que aquella
circunstancia que no nos gusta está reflejando algo que reside en nuestro interior.
Si previamente no hemos realizado este trabajo interno, puede que en el momento
consigamos cambiar la circunstancia en cuestión, pero lo más probable es que la
vida nos la vuelva a traer de nuevo bajo otro escenario. Pelearse compulsivamente
con la vida no es precisamente la fuerza que la transforma, por el contrario, suele
representar una fuga que nos aleja más y más de la presencia y nos deja vací@s de
sentido.
La plena aceptación de nosotr@s mism@s -la cual tiene absolutamente que ver
con amarse a un@ mism@ incondicionalmente- es la única disposición de ánimo
que nos capacita para cambiar y mejorar. Para perfeccionar nuestros pensamientos
y transformar nuestras emociones negativas en emociones positivas, lo primero
que tiene que suceder es aceptar que se tienen esas emociones. Desde la
aceptación somos capaces de observarnos sin juicio ni condena, con una disposición
compasiva y mirar de frente nuestras emociones negativas y bajas pasiones. Si no
las aceptamos, las solapamos o las reprimimos, esas emociones adquieren fuerza
65
en nuestro interior y se van apoderando de nuestra soberanía, se convierten en el
monstruo de la negación.
Cuando nos amamos a nosotr@s mism@s desde la plena aceptación de lo que
somos (lo cual no quiere decir que nos lo tengamos que consentir todo) nos resulta
mucho más fácil aceptar al prójimo, aceptar a las personas tal como son. La medida
de la dificultad para aceptar una determinada conducta en alguien, nos indica un
cierto grado de falta de amor propio y falta de aceptación propia.
La parte inmadura en nosotr@s, la que necesita apoyo, cuidados, guía y amor, es
nuestro niñ@ interior. Cuando hablo de amarse a un@ mism@ me refiero a la
necesidad común en la mayoría de nosotr@s de atender, amar y reeducar a
nuestr@ niñ@ interior, observándol@ silenciosamente y atendiéndol@ desde la
firmeza cuando lo necesita, mostrándole sus aciertos, pero también sus errores de
percepción, apoyándol@ y alentándol@ a seguir, de la misma forma que cualquier
persona adulta y capacitada haría con su hij@, siempre desde la firmeza, la
veracidad y el amor, nunca desde el juicio y la condena. Este propósito sólo puede
cumplirse desde la Presencia, es decir, con la energía del corazón. Estamos mucho
más carentes de lo que admitimos, somos aún tremendamente inmadur@s,
estamos sólo en el ABC de la aspiración espiritual, hay demasiada inmadurez
emocional, demasiada confusión. Pero nadie puede coger las riendas por nosotr@s,
no podemos seguir esperando que alguien venga a rescatarnos emocionalmente. La
firmeza y el potencial para realizar este trabajo de rescate emocional están en el
corazón. No se puede eludir este paso en el propósito del crecimiento espiritual.
Alguien dentro de nosotr@s tiene que sostener de forma consciente la Llama de
nuestra realización, la certeza del logro. Ese alguien en nuestro interior es el Ángel
de la Presencia, quien siempre está en contacto directo e inmediato con nuestro Yo
Superior (la Divinidad en nosotr@s). Es ésta la parte más elevada de nuestra
personalidad humana, y la única capacitada para amar y amarnos
incondicionalmente, porque es la única que puede penetrar en el espacio atemporal
de la dimensión del Corazón. Es importante tener esto en consideración para no
malinterpretar el propósito de amarnos incondicionalmente.
66
EFECTO ESPEJO
Vamos a dedicar este apartado a una idea que ya se ha expresado desde
distintos ángulos, pero que por la relevancia que tiene el conocimiento de la misma
para el crecimiento y la expansión de la consciencia, será útil reseñarla de manera
especial. Vamos a referirnos nuevamente a la Ley de Polaridad que describe que
todo es dual y contiene dos polos, continúa afirmando que los opuestos son
idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado, que los extremos se tocan, y por
último, que todas las paradojas pueden reconciliarse. El conocimiento, comprensión
y aceptación de este principio puede ayudarnos muchísimo a observar, a
observarnos y a obtener información sobre nosotr@s mism@s, que es de lo que
realmente se trata. En virtud de esta Ley de Polaridad, todo cuanto vemos reflejado
fuera es un reflejo de algo que tenemos dentro, esto siempre es así, no hay
excepciones. La realidad, los comportamientos y conductas que observamos en l@s
demás, y especialmente, el efecto emocional que estas conductas producen en
nosotr@s, son un reflejo de algo propio, y un claro indicativo o pista de por dónde
van los tiros. Cuando sabemos esto podemos utilizar el ejercicio de la observación y
la reflexión para profundizar en el propio conocimiento. Nos será muy útil
considerar que aquello que más nos irrita, aquello que más rechazo nos suscita, es
justamente algo que tenemos que revisar atentamente.
Detengámonos en en un punto del postulado de esta ley: “Los opuestos son
idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado.” Me parece importantísimo
considerar esta idea en profundidad para llegar a comprender el ejemplo de una
manifestación común en la conducta humana de esta ley de polaridad. Sucede con
frecuencia en las relaciones –ya sea que seamos conscientes o no- que
encontramos en las conductas de nuestro prójimo, y especialmente en las
relaciones con nuestr@s allegad@s, el reverso de nuestra propia moneda. La
víctima y el verdugo son dos roles opuestos de idéntica naturaleza, con grados de
manifestación distantes. Lo podríamos explicar con el ejemplo de una persona que
recibe un trato vejatorio por parte de otra (no importa si se trata de un caso más
grave o evidente o si se trata de una de las muchas situaciones que pasan
desapercibidas). La persona que se halla en la situación de la víctima tiene dentro
de sí ese un desequilibrio de la misma naturaleza que la persona que la agrede o
victimiza. El punto de equilibrio entre estas conductas opuestas sería el de las
relaciones correctas y respetuosas; cuando hay distorsión en las conductas –algo
del todo frecuente- el desequilibrio de una hacia el polo negativo (inseguridad,
carencia de autoestima) se refleja en el desequilibrio de la otra hacia el polo
67
positivo (prepotencia, abuso). Cuando hay un desequilibrio en la conducta, los roles
son susceptibles de intercambiarse con facilidad; una persona que es víctima vive
resentida, y es muy fácil que en un momento determinado ese resentimiento
arremeta contra alguien. El caso contrario también es posible: una persona que
tiende a ser agresora y prepotente expresa un desequilibrio que en un momento
determinado la puede colocar en la situación de ser victimizada. En todo caso se
cumple el efecto espejo: aquello que nos encontramos en el exterior es un reflejo
de algo que pulsa en nuestro interior.
Vayamos a otro ejemplo distinto: Hay una frase popular que dice “Dime de qué
presumes y te diré de qué careces”. El significado de este dicho bien se puede
equiparar a las frecuentes reacciones de rechazo ideológico que los seres humanos
experimentamos frente a las conductas ajenas. Podríamos darle la vuelta al dicho y
decir: “Dime lo que criticas y te diré lo que tienes que revisar”. Aquello que más
rechazo nos suscita (ya lo hemos dicho más arriba, pero lo repetimos) es
significativo, nos está señalando directamente algo de nuestro propio
comportamiento, algo que está en nuestro interior y que nos negamos a ver.
El efecto espejo no devuelve siempre el reflejo literal. Algunas veces puede que
sí, que el reflejo nos esté indicando idéntico comportamiento entre el reflejo y lo
reflejado. Otras veces el efecto espejo nos muestra el reverso de nuestra moneda,
en este caso el comportamiento reflejado y el reflejo son antagónicos, pero de
naturaleza idéntica. Cualquiera que sea la situación, el efecto espejo indica siempre
que lo que vemos proyectado en el exterior es un reflejo de algo que pulsa en
nuestro interior. Cuando sabemos esto y lo aceptamos, la observación se convierte
en una magnífica guía.
68
CONFUSIÓN DE PROPÓSITOS
Era o es realmente muy necesario el descubrimiento de nuestra capacidad
creadora así como el conocimiento del funcionamiento de nuestro proceso creador,
capacidad intrínseca del ser humano que hemos estado utilizando todo el tiempo
sin dominarlo. Es realmente fundamental conocer y dominar el proceso creativo
para que el proceso creativo no nos domine a nosotr@s. Tan importante como este
descubrimiento es supervisar y analizar profundamente nuestro propósito de vida y
nuestras intenciones, a lo sumo cuando hemos alcanzado ya cierto grado de
consciencia, puesto que cada vez será más catastrófico seguir alterando el orden de
importancia en nuestros objetivos. Cuando queremos que suceda algo que no pasa,
o queremos que se manifieste algo que no se materializa, podemos empezar a
pensar que la vida nos está protegiendo o bien que nos etá indicando que ha
habido y hay en nosotr@s confusión de propósitos.
Si ponemos por delante de nuestro objetivo de integridad y limpieza personal -
que debiera ser fundamental para empezar a crear en armonía- el objetivo de crear
abundancia material o plasmar algo de carácter material, y este objetivo se
materializa, muy pronto volveremos a manifestar la distorsión en nuestra vida y la
inarmonía hallará rápidamente su cauce para surgir y hacerse visible.
Me parece importante señalar esto en este libro, en virtud de la corriente
pseudoespiritual que se ha puesto tan de moda en el mundo, que pretende
fomentar o potenciar el poder mental. En mi opinión el principal problema que
tenermos las personas y la humanidad en términos generales, es la propia mente,
pues ésta ha estado dominada por la mente racional desconectada del corazón.
Confundimos el ser con la mente, y el ego existe en función de esta confusión. Creo
sinceramente que dadas las características de nuestra sociedad racional, el poder
mental, la mayoría de las veces, nos aleja del ser esencial. Muchas propuestas
terapéuticas o de crecimiento personal ponen énfasis en fomentar justamente este
aspecto del ser que más desequilibrio ha causado. Y creo también sinceramente,
que el dominio ulterior iluminado de nuestro proceso creativo no pasa por la
aplicación mecánica del conocimiento del mismo.
Los dominadores del mundo (la clase dominante que está detrás de los políticos
manipulando y distorsionando la realidad para su beneficio material) han llegado
muy lejos, justamente porque conocían el mecanismo del proceso creativo y el
poder de la mente; pero es obvio que estaban desconectados del corazón, y cuando
digo desconectados del corazón quiero decir desconectados de la Presencia, la
69
Divina Presencia, el Espíritu vivo en el corazón. El propósito del verdadero
progreso, aquel que va en la línea del crecimiento espiritual, es la iluminación
gradual que se encamina a la iluminación completa del ser. La iluminación gradual
es el descubrimiento progresivo de aquellas partes de la consciencia que aún no
son autoconsciencia, a las que llamanos inconsciente o subconsciente. Este
propósito prioritario es, desde mi punto de vista, el trabajo previo a cualquier
proceso creativo armonizado. Porque si hasta ahora ha estado funcionando –
relativamente- este poder creativo de la mente desconectado del corazón, ahora ya
no funcionará más, puesto que el paradigma energético, frecuencial y evolutivo ha
cambiado, está ascendiendo –aumentando- la frecuencia de nuestra energía
planetaria y humana, y las consecuencias son por un lado que la sombra, el
subconsciente, emerge a la superficie plasmando su creación distorsionada, y por el
otro que se acelera la temporalidad de la Ley del Karma. Esta es la razón por la que
nos encontramos inexorablemente con la realidad desnuda de nuestras creaciones,
y mientras sigamos desconectados de la Presencia, esto no cambiará, es más, las
dificultades continuarán aumentando. Todo ello forma parte de nuestro propio y
también colectivo proceso de crecimiento ¿Cómo se explica si no, el afán
infructuoso de mejorar nuestra situación personal que en muchos casos no parece
avanzar?
No estoy afirmando que no sea fundamental conocer nuestros mecanismos
metales para aprender a dominarlos, creo sinceramente que esto es muy necesario.
Sin embargo, creo también que deberíamos preguntarnos qué es más fundamental,
si conseguir que nuestro poder mental sea capaz de generar súbitamente los éxitos
a los que aspira la personalidad y la abundancia material que todo el mundo desea
y merece, o ser capaces de descubrir aquellas pautas mentales y partes
subconscientes causantes de nuestra distorsión y de la distorsión colectiva. ¿Qué es
más importante, seguir enfocados en la mente y fomentar el poder mental o
aprender progressivamente a parar el discurso incansable de la mente para dejarle
espacio a la Presencia?
Eckhart Tolle dice algo así como que la mente no tiene la solución porque es
parte intrínseca del problema. Me parece una afirmación magistral. No nos damos
cuenta de que el énfasis que se pone en el poder de la mente en toda esta corriente
pseudoespiritual que está tan de moda, continúa siendo una trampa del ego. Ahora
justamente, lo que está sucediendo en el mundo nos indica que es el momento de
trascender el ego. Sólo así cambiaremos el paradigma personal y favoreceremos el
cambio colectivo. Se me ocurre una reflexión que nos puede ayudar a comprender
un poco mejor lo que quiero decir: Pongamos el ejemplo de alguien que desea
materializar una casa como una de sus aspiraciones prioritarias. Para conseguirlo
70
utiliza técnicas de visualización, afirmaciónes, decretos, etc. en definitiva utiliza el
poder de la mente. Pero resulta que después de largo tiempo de perseguir este
objetivo tan anhelado, éste no se materializa. La pregunta clave es ¿por qué? ¿qué
es lo que está sucediendo?
Cuando esperamos ansiosamente algo que no llega, es porque no estamos en
sintonía con el propósito del alma. Nos estamos resistiendo a una realidad regida
por una fuerza más inteligente y más poderosa que nosotr@s. Pueden estar
sucediendo muchas cosas, entre ellas puede que eso que no conseguimos
materializar encierre para nosotr@s una protección al servicio del verdadero
propósito del alma. Cuando las técnicas de visualización y los esfuerzos de
materialización no funcionan, es el momento de revisar atentamente nuestro
propósito y nuestra petición. Con frecuencia, esta manera de enfocarse queriendo
forzar la realidad trae implícita una queja sutil. La persona no está conforme con lo
que ya tiene, siente la carencia. Aunque sea de una forma silenciada la persona se
queja interiormente de no tener aquello que cree que necesita. Este mecanismo
alimenta el ego, porque el ego crea la sensación de tener la razón utilizando
constantemente la queja y si hay queja hay resentimiento. El resentimiento
alimenta nuestra falsa identidad que es el ego. Esta parte interna, resentida, que se
identifica con la carencia, puede que sea la que esté creando la realidad de esta
persona imaginaria, en última instancia puede que sea lo que esté dificultando que
la abundancia aflore a su vida de forma natural. Pero hay una razón más profunda
aún que podría ser aceptada sin requerir siquiera este tipo de reflexiones; se refiere
a la aceptación humilde de que hay un Orden Superior e Inteligente que se ajusta
al propio karma, que atrae las situaciones justas, los eventos y las circunstancias
precisas a la persona. Porque en la vida del ser humano continúa habiendo un
propósito implícito de expansión de la consciencia, de crecimiento y regreso al
Origen, cuyo Centro está dentro del ser y no fuera. El propósito del karma del ser
es el de despertar gradualmente la sensibilidad del ser hacia la vida, en su sentido
más amplio e incluyente, alcanzado cierto punto en nuestra evolución personal, la
vida nos traerá aquellas cosas y circunstancias que cumplan con este propósito, sin
que haya ya necesidad de carencias y sufrimientos.
La reflexión más destacable al respecto de este tipo de situaciones como la del
ejemplo u otras muchas que reflejen dificultades de plasmación, es que enfocarse
en el poder mental sin haber integrado antes la idea de que no crearemos nada que
no corresponda, es caer una vez más en la prepotencia, uno de los principales
“pecados” del ser humano. En mi caso particular, en respuesta a una petición
71
profunda y sostenida que expresa que no quiero nada que no tenga que ser para
mí, estoy convencida de que no conseguiré crear nada que no corresponda y
gracias a Dios que es así.
Más importante que dominar el proceso creativo para crear abundancia material
es el propósito de desarticular el ego. Dejar de identificarme con el dolor. Confiar
en que hay una Inteligencia Divina que vela por mí mientras yo estoy aún en el
proceso crítico del crecimiento interior. Y consciente de mis limitaciones humanas,
yo le pido a mi Presencia que vele por mí para que mis creaciones se armonicen y
pueda llegar a manifestarse aquello que mi corazón anhela. Que vele por mí para
que no me falten los mínimos necesarios para seguir viviendo dignamente. Que
vele por mí y me conduzca a aquellas posibilidades de subsistencia económica
dignas, que no degraden mi persona ni la vida en general. Le pido a mi Presencia
que me sostenga desde el Amor, para que el miedo a la carencia y la dependencia
del miedo no se apoderen de mí. Le pido a la Presencia que haga de mí un
instrumento de su Paz y de su Armonía. Este és en mi opinión el enfoque correcto y
el verdadero sentido de la oración. Cuando llegamos a ser totalmente la Presencia,
ya no necesitamos la oración, porque nuestra vida toda y todas sus expresiones, ha
llegado a ser por sí sola una aclamación viva y espontánea de gratitud.
Por supuesto que la Creación es abundancia y no carencia, y no pretendo en
ningún momento hacer apología de la carencia o de cualquier estado carencial del
tipo que sea. Sin embargo, creo que cualquier estado carencial es el reflejo del ego,
es el indicativo de que hay aspectos internos por resolver. Huelga decir que si no
tenemos satisfechas nuestras necesidades básicas seguiremos identificándonos con
la carencia, persistirá el dolor en nuestra vida y lo más seguro es que, aun cuando
no lo deseemos, seguiremos emitiendo negatividad.
72
EL POTENCIAL DE LA VERDAD
Para empezar a perfilar la idea a la que quiero llegar, primero será necesario
responder a qué verdad nos estamos refiriendo. Hay una Verdad Última que
engloba todas las verdades, esa Verdad Última óbviamente no se puede describir,
pero podemos decir de Ella que es el impulso que subyace detrás de cualquier
proceso comprometido con el destino evolutivo de la vida y del ser. Sin embargo,
cuando hablamos de verdad en este contexto, nos referimos a una verdad más
asequible: a la veracidad de ser, al aprendizaje de desmantelar las ficciones, de
descubrir gradualmente los encubrimientos, falseamientos y engaños que suelen
ser consubstanciales a la experiencia egoica y que, antes o después, será necesario
trascender.
Para iniciarnos en el proceso de descubrir el propio ser y todos sus aspectos, es
necesario primero plantearnos la intención de comprometernos con la propia
verdad, esta intención es un deseo que nace de dentro y suele indicar que estamos
preparad@s y madur@s para sostener el impacto que nos pueda causar la visión
del descubrimiento de ciertas facetas de nuestra personalidad.
Comprometerse con la propia verdad no se refiere sólo a no mentir, porque el
engaño, el falseamiento o el encubrimiento de la verdad implican mecanismos
mucho más sutiles que la tosca mentira. La mente es muy hábil y sutil, estamos
tan habituad@s a nuestras máscaras y subterfugios, que las confundimos con la
realidad del ser, y tan apegad@s a nuestras dependencias emocionales y
costumbres, que desarrollamos unos mecanismos de conducta que nos permiten
creer en la necesidad de mantener las cosas tal y como están y creemos que son.
En estas circunstancias tan comunes en nuestra condición humana, pasamos por
alto, no sólo los estados de ánimo que nos indican que algo no funciona bien en
nuestra realidad, sino muchas veces incluso, sufrimos una y otra vez las
consecuencias, más o menos graves, de los desajustes y errores de nuestra vida
sin hacer la lectura profunda del mensaje que la situación nos transmite,
provocando así que tales consecuencias sean cada vez mayores y más graves. Pero
a copia de sufrimiento, a tod@s nos llega, antes o después, el momento de
despertar a ese deseo de veracidad. Lo cierto es que somos muy lent@s porque
estamos muy acostumbrad@s y apegad@s al sufrimiento y al viejo paradigma, pero
esto no va a impedir que la vida cumpla finalmente con su propósito y su plan de
evolución.
73
El compromiso con la propia verdad es un proceso que no suele ser rápido, pero
que se va acelerando a medida que avanzamos por la senda del descubrimiento de
nuestro propio ser. La herramienta imprescindible es la observación atenta de todo
cuanto conforma nuestra vida. Hacia el interior, la observación atenta de los
pensamientos, sentimientos, emociones, reacciones, hábitos, temores, resistencias,
rechazos, etc. Hacia el exterior, la observación atenta y expectante de las
conductas, de las circunstancias, escenarios, relaciones, oportunidades, etc. Lo
cierto es que cada descubrimiento sobre nosotr@s mism@s es una compuerta que
nos permite acceder a una realidad mayor, más incluyente, más expansiva. No
obstante, se requiere valor para transitar por la línea que describe la intención de
descubrir la propia verdad; no sólo por el sufrimiento que nos causa desmantelar
nuestras propias ficciones, sino también por el temor que nos suscita lo
desconocido y la sensación de vacío que nos deja el derrumbamiento de aquellos
fundamentos, que aunque eran falsos o parcialmente falsos, nos servían en cierto
modo y sobre todo, nos eran conocidos. En este camino de compromiso, lleno de
obstáculos, soledades y dolores, suele suceder que los engaños se van sutilizando a
medida que avanzamos, pero la vida misma se encarga de forma implacable de
disparar los resortes que nos obligarán a ver la realidad al desnudo y reestructurar
nuestro ser, nuestra vida y circunstancias, a esa nueva verdad descubierta. Aunque
inicialmente las consecuencias puedan parecer crueles, este es el precio que
necesitamos pagar para alcanzar una vida de plenitud. Porque cualquier vida que
desee vivirse en plenitud tiene que estar necesariamente exenta de engaño. Las
fantasías y ficciones son fantasías y ficciones, podrán proporcionar temporalmente
una falsa felicidad o bienestar, podrán ejercer temporalmente una cierta función de
protección, pero en realidad nos estarán impidiendo la plenitud, el contacto pleno
de todo nuestro ser con la vida, nos estarán impidiendo la presencia.
Es interesante y necesario observar cuántas y repetidas veces buscamos la causa
de nuestros sucesos e incidentes en el exterior, creyendo firmemente que se
encuentra allí. Estamos poco o nada acostumbrad@s a buscar con veracidad, lo
cual implica reconocer que la causa de todo lo que nos pasa siempre es interna.
Cuando buscamos la causa externa somos víctimas del sutil mecanismo del ego
de huida de la verdad. Nos hace falta asumir completamente que somos creadores
de nuestra realidad, que nada de lo que nos sucede se escapa a esta condición
universal. Que aquello que pensamos y sentimos se materializa y que por lo tanto
cobra suma importancia el foco de nuestros pensamientos, aquello que pensamos y
sentimos al respecto de lo que vemos y oímos. Se trata por lo tanto de participar
activamente en el descubrimiento de la propia verdad, en el descubrimiento y el
conocimiento del sí mism@.
74
Finalmente, a través de las múltiples secuencias de nuestras pulsaciones
energéticas, de la infinidad de pensamientos y sentimientos emitidos, hemos
creado y creamos la realidad en la que vivimos, pero es una realidad que se puede
transformar por el proceso de la creación cosnciente. Cuando nos convertimos en
aliad@s de la veracidad, en un cierto punto de este camino de compromiso, el ser
puede alcanzar la integridad. El engaño ha llegado a devanecerse para el ser.
Entonces avanzar ya no implica descubrir engaño, sino simplemente conquistar una
verdad mayor. El ser se ha convertido en su propio conquistador y la intrepidez es
el estímulo mismo. Cada nuevo descubrimiento es la conquista de una dimensión
nueva y más elevada de ser. Esto no tiene final. Cada verdad conquistada nos abre
una nueva puerta, revela para nuestra vida un potencial mayor. No hay límite en la
belleza y amplitud de lo que podemos descubrir, pero lo cierto es que nuestro poder
de realización se incrementa con cada revelación.
75
EL APEGO Y LAS EXPECTATIVAS
Me hago eco de una idea metafórica de Paul Ferrini que me parece muy buena y
apropiada para ilustrar lo que sigue: no se puede poner el carro delante del caballo,
porque de nada sirve. Tendemos a pensar -y aunque no sea de manera consciente
con frecuencia sostenemos esta idea de manera inconsciente- que si nos sucede tal
o cual cosa seremos felices, estaremos bien, nuestros problemas se solucionarán...
En realidad es exactamente al revés. Si somos capaces, por lo menos eso, de
comprender que la única posibilidad de vida está en el presente, que de lo que se
trata es de aprender a vivir en el aquí y el ahora porque esta es nuestra única
oportunidad real de sentir dicha, entonces es cuando podemos llegar a las cosas
que anhelamos, pues es así que despejamos el camino que nos las traerán o nos
llevarán a ellas. Pero si no fuera así, si aquello que deseamos no llega, no nos
importará, pues hemos adoptado la aceptación como nuestra disposición de ánimo.
En ese caso somos capaces de vivir liberad@s de las expectativas.
Es una regla de oro de la aspiración espiritual, predisponernos a realizar el
trabajo de liberarnos de las expectativas. Y digo predisponernos a realizar el
trabajo, porque no basta con hacerse una proposición de carácter intelectual para
conseguirlo. Hay que sentir profundamente esa necesidad y tomar consciencia de
que es algo que lleva su tiempo, como cualquier otra propuesta que requiera
doblegar el ego a la voluntad del espíritu. El ego se resiste a ceder y se aferra a la
parte inmadura de nuestra personalidad infantil para imponer su supremacía. Pero
lo cierto es que la liberación de las expectativas es una necesidad de primer orden
para vivir en el presente y para permitirnos la opción de la felicidad. No obstante,
liberarnos de las expectativas no significa liberarnos de los deseos o anhelos,
porque la energía emocional del ser, que se expresa mediante deseos y
sentimientos, es nuestro combustible. Entonces, liberarse de las expectativas no es
reprimir un deseo. El deseo en sí no es ni bueno ni malo, es simplemente ese
estímulo o motor necesario para ir hacia delante. Liberarse de las expectativas es
proyectar ese deseo sin apego ninguno a la respuesta que obtendremos de la vida,
es decir, con la consciencia de que la Inteligencia Divina sabe cuál es el momento
para que nuestro anhelo se cumpla o no se cumpla. Porque hay un Orden Perfecto
que lo regula todo, y no es exactamente la personalidad humana ni su intelecto la
que sabe qué, cómo y cuándo llegará lo que realmente necesitamos, sino la
Divinidad en nosotr@s, que se rige por ese Orden Perfecto que gobierna todas las
cosas. Liberarse de las expectativas es pues rendirse voluntariamente a ese Orden
Perfecto que tiene Poder por sí mismo, al que nos vamos sintonizando a medida
76
que aprendemos a pulsar desde el corazón. Al aproximarnos a este objetivo nos
vamos liberando poco a poco de las batallas internas. Nuestra vida se suaviza a
medida que nuestras resistencias se van disolviendo. La energía está disponible
para nosotr@s, es inagotable, pero se rige por unas leyes imponderables, esas
leyes no son manipulables.
Cuanto mayores son las expectativas, mayor es el grado de tensión al que nos
autosometemos. Este estado de tensión dificulta el flujo de sentimientos y
sensaciones, codiciona nuestra percepción y en consecuencia nos resta libertad.
Nuestra experiencia se halla debilitada en estas condiciones.
Lo cierto es que es prácticamente imposible de repente cambiar los hábitos de
pensamiento, sentimiento y acción. No es suficiente con formular mentalmente la
intención de liberarnos de las expectativas, a lo sumo cuando estamos en un
proceso vital, para quedar completamente liberad@s de ellas. Lo más probable es
que cayéramos en el engaño si afirmáramos que estamos libres de las mismas. Sin
embargo, nos será más fácil comprender y aceptar la siguiente proposición mental:
Es importante aprender a liberarse de las expectativas porque no poseemos todavía
la habilidad de crear exactamente aquello que deseamos en cosnciencia, ni
tampoco sabemos si aquello que deseamos es adecuado para nuestro perfecto
progreso. Por lo tanto, es muy posible que aquello que deseamos que se manifieste
en la ejecución de un proyecto o de cierta aspiración no llegue, o tarde mucho más
en llegar de lo previsto, o incluso es posible que cuando llegue no nos satisfaga
como habíamos creído que lo haría. Quizá no nos podemos liberar completamente
de las expectativas pero nos podemos aproximar a ello reconociendo que la
realidad no depende de nuestro anhelo solamente. Reconocemos que hay un Orden
Perfecto que rige las cosas y en ese reconocimiento aceptamos intelectualmente
que puede que las cosas no sucedan cómo y cuándo nos gustaría.
Desde mi punto de vista los dos únicos problemas reales son el apego y las
expectativas. Concuerdo con la idea que expresa que “la iluminación es la
capacidad de vivir con la realidad tal cual es ésta”15. Estamos mucho más apegados
a las cosas, personas, hábitos y fantasías de lo que sopechamos. Puede que
algunos de nuestros apegos sean adicciones. Puede que algunas de estas
adicciones sean muy evidentes y por ello nos resulte fácil tomar consciencia de las
mismas, sin embargo, sobre todo en lo que se refiere a los apegos emocionales o
adicciones a nuestras fantasía y sueños, puede que no sean tan evidentes, en ese
15
“El abrazo que lleva al amor” por Laura Rincón Gallardo, Tulku Tarthang
77
caso son más peligrosos, por cuanto no los hemos descubierto aún como
adicciones.
Los apegos y máxime las adicciones, nos condicionan enormemente. Mucho más
cuando estos apegos o adicciones son de carácter ideológico. Puede resultar mucho
más caústica una adicción de carácter ideológico que una ludopatía, o la adicción a
un alimento determinado, entre otras cosas por lo que ya se ha señalado antes:
una ludopatía es una adicción visible, la adicción a una fantasía no es visible.
No existen tales cosas como los problemas. Un reto cualquiera se convierte en
problema en función de nuestro sentimiento y disposición hacia el mismo. Son los
apegos y las expectativas lo que determinan que un imponderable de la vida sea
sentido y experimentado como un problema. Lo que habitualmente representa un
problema no es el imponderable en sí, sino nuestro anhelo de liberarnos de él.
Nunca las cosas se presentan sin una significación o un sentido (ya sea visible u
oculto). Con frecuencia cuando surge una dificultad la vivimos con ansiedad e
inmediatamente proyectamos el deseo compulsivo de liberarnos de ella. Nos
olvidamos de que cada reto encierra una lección de aprendizaje perfectamente
ajustada a nuestra necesidad espiritual. Es un gran paso hacia delante reconocer
que este mecanismo responde a ese Orden Perfecto al que ya hemos aludido antes.
La idea de que “la iluminación es la capacidad de vivir con la realidad tal cual es
ésta” se da por lo general de bruces con nuestra concepción occidental de las
cosas. Por lo general esta proposición se calificaría de conformismo. Los
occidentales (hablando en términos generales) pecamos de prepotencia. Está muy
bien que hayamos expandido nuestra consciencia al punto de haber llegado a
reconocer que somos creadores de la realidad; esto en sí mismo nos brinda la
oportunidad de responsabilizarnos de la totalidad de nuestra vida. Lo que desde mi
punto de vista ya no es tan favorable es esa tendencia pseudoespiritual que se ha
puesto muy de moda que se encarga de fomentar y de explotar el poder de la
mente para crear la realidad deseada. El “si quieres puedes” es susceptible de
arrastrar una gran carga de prepotencia. Más arriba hemos mencionado la ley de
atracción, hemos dedicado un capítulo a ella. La ley de atracción es la ley que
gobierna la fuerza magnética y ese principio de coherencia que construye las
formas que posibilitan la manifestación creativa, así como la estabilidad que
permite la persistencia de las formas en su ciclo de existencia. El gran reto es
lograr la correcta comprensión de esta ley y el uso correcto de la materia y de los
recursos materiales. La sagrada función de la materia es constituir un medio de
expresión y un campo de acción para la Divinidad Interior. Se trata de la aspiración
78
a la pureza del propósito del alma y de que ésta se libere de la servidumbre de la
materia. Logrando así una vida equilibrada basada en las correctas relaciones entre
las personas y entre las personas y los recursos. La correcta comprensión de la ley
de atracción trasciende el deseo de triunfo material o logro personal. Supedita el
poder mental a las aspiraciones del corazón. Ese es el aspecto que con frecuencia
se pasa por alto en muchas propuestas terapéuticas y de crecimiento personal.
Es importante no confundir las metas con las expectativas. No proyectar
expectativas no significa que no podamos proponernos metas, éstas son
necesarias. Con frecuencia solemos sobrecargar nuestras metas con asociaciones
muchas veces inconscientes tales como prestigio, reconocimiento, ganancia, dinero,
etc. El reto consiste precisamente en proponerse metas liberadas de
condicionamientos serviles y de cualquier residuo de intención egoísta. La mente
humana está suficientemente despierta, sólo nos falta abrir el corazón. Los fracasos
parciales (y digo parciales porque todo fracaso representa un cierto logro interior
cuando se transita el camino hacia la verdad) indican que estamos en el camino de
la búsqueda trabajando desde el plano mental. Puede que éxito o fracaso sean
conceptos mucho más relativos de lo que parecen.
El ego personal es nuestro verdadero opresor. Nos aprisiona en los aspectos
aparentes de la vida material, en sus múltiples y engañosos aspectos. El poder de
la supremacía del ego está profundamente anclado en el subconsciente. Si la vida
nos esclaviza es sólo porque él nos esclaviza. No hay culpables, la única
responsabilidad es nuestra. El ego domina al ser con sus impulsos temerarios, con
sus caprichos e impulsos fundamentados en la inmadurez emocional. Nos arresta
en la comisaría de nuestras necesidades insatisfechas y nos somete a una voluntad
ajena bajo el pretexto de una falsa promesa de aceptación. Pero esto que suena
terrorífico está condenado a llegar su fin antes o después, aunque el proceso haya
resultado largo e inevitablemente doloroso.
La conquista de la libertad personal es una cuestión de responsabilidad. No tiene
nada que ver con poseer, no tiene nada que ver con disponer de muchos recursos
materiales. Sólo tiene que ver con ser. Ser -en ese estado de aspiración sincera a la
propia libertad- nos sintoniza con los recursos disponibles. Vida es Abundancia.
Vida es Plenitud. Vida es Consonancia, Sintonía, Amor. Disponemos de muchas
herramientas, las más válidas no son las más costosas, en mi opinión. Están ahí,
disponibles, asequibles para tod@s.
79
¿CON QUÉ ME IDENTIFICO?
Para abordar la idea que quiero transmitir aquí necesito recurrir nuevamente a la
afirmación de que para crear desde la consciencia se precisa la observación atenta.
Esto equivale a decir en cierta forma que para crear desde la consciencia es
imprescindible el conocimiento de un@ mism@. Es interesante y útil observar que
nuestro ser pulsa, se desenvuelve y se desarrolla simultáneamente en diferentes
estratos, planos o dimensiones de existencia. Por ejemplo, es útil observar que
mientras estoy hablando con otra persona, hay alguien por encima de mí capaz de
observar y percatarse de la situación global. Yo no soy solamente la persona que
está aquí escribiendo; hay alguien más que conforma mi ser que es capaz de
observar a la persona que está aquí escribiendo (que soy yo o por lo menos una
faceta más de mi misma). ¡Guau! Mientras realizo el acto de escribir que implica
coordinar, ordenar y expresar el pensamiento, hay alguien capaz de observarme
todo el tiempo. ¿Esa debo ser realmente yo? ¿O no? ¿O quizás todos mis yos somos
realmente yo?... Esto parece un galimatías, pero yo diría que hay más. Sé que hay
aún un aspecto más elevado de mi misma que transciende esa parte de mí capaz
de observarme mientras estoy escribiendo. Esa parte de mí no se inmuta. Esa parte
permanece, esa parte, simplemente, es una con todo. Es inmanente pero a la vez
trascendente. Esa es la parte inefable de mí misma que recurre al alma (a mi alma)
para aglutinar en mí los dos aspectos fundamentales de la creación: la materia y el
espíritu. Lo trascendente o externo, único e individual y lo inmanente o interno y
propósito creador.
Nuestro aspecto humano está constituido por muchas partes o aspectos
diferentes del ser. Somos materia, somos emoción, somos pensamiento, somos
espíritu. Tenemos también un ego y nuestro ego tiene muchísimas máscaras o
disfraces. Somos consciencia, subconsciencia y supraconsciencia. En fin ¿cuál de
esos aspectos es realmente yo?
Pero mi propósito aquí es venirme un poco más acá de estos conceptos filosóficos
para suscitar la reflexión sobre una situación mucho más cotidiana. He intentado
explicar, no sin propósito, que nuestro ser se desenvuelve en diferentes estratos de
ser. Y ahora la pregunta sería ¿cuál de esas partes de mí es la relevante? A esta
pregunta yo respondería que no hay una parte más relevante que las demás, sino
que aquella parte de mí con la que me identifico es la que toma relevancia en ese
momento. Si yo estoy viviendo un proceso doloroso y me identifico con el dolor,
entonces sufro; soy una víctima de la situación, mi ego domina mis planos
emocional y mental. Si viene alguien a mí con una provocación irritante, pueden
80
pasar dos cosas: una que me identifique con la propuesta de conflicto y por lo tanto
escoja ser protagonista del mismo. La otra es que decida no identificarme con la
propuesta, en cuyo caso estoy más allá de mi propia mente, más allá de mi ego, y
no estoy dividida por mi mente, simplemente soy, libre y sin condicionamientos.
Poner en práctica estas observaciones nos explica que la suma de todos y cada uno
de nuestros aspectos constituye esa totalidad que somos y que es mayor que la
suma de las partes. Si nos identificamos con las partes o con otras personas o
sucesos externos, nos alejamos de nuestra identidad, nos hemos separado de la
totalidad y hemos elegido vivir fragmentad@s. En realidad estamos haciendo esto -
que dicho así pareciera una tontería- todo el tiempo. Cada vez que nos
identificamos con algo, le damos fuerza, le damos vida y lo estamos perpetuando.
Vale la pena planteárselo. Nuestra identidad esencial, nuestra Presencia, no
necesita de las identificaciones. La necesidad de identificación es una condición del
ego, de la personalidad. Saber esto nos puede ayudar mucho en nuestro proceso de
crecimiento. Cuando estamos familiarizad@s con la práctica de la observación y nos
vemos a nosotr@s mism@s con mucha facilidad, nos será fácil comprender que no
somos las emociones que las cosas, personas y sucesos nos suscitan. Aun cuando
estemos experimentando una emoción intensa del tipo que sea, estemos viviendo
una situación de dificultad, o incluso situación de éxito o prosperidad, habrá algo de
nosotr@s que será capaz de sostener la consciencia de la Esencia Imperturbable.
Toda situación es pasajera y mutable en el mundo de la forma, sin embargo en el
núcleo de toda experiencia está la Consciencia, el Corazón, la Causa Última.
81
EL DOMINIO DE LA ENERGÍA
Lo primero de todo tendríamos que preguntarnos ¿Qué es la energía? La energía
es la causa que subyace detrás de toda expresión visible o invisible, capaz de
transformarla y generar trabajo, movimiento, cambio, etc. La energía obece al
pensamiento -Ramtha diría que es la eterna servidora de la consciencia- y esta
asociación es la responsable de la substanciación, concentración de la substancia,
materialización. Entiéndase que esta definición quiera trascender la definición
meramente física del concepto de energía. La energía –en su más amplia acepción-
es un bien común, universal e ilimitado que no tiene dueño, sino que pertenece a
tod@s por igual, cuyo dominio sólo puede estar en función del grado evolutivo de
consciencia del ser. Al término energía se le atribuyen sinónimos como: fuerza,
vigor, eficacia, poder, etc. Aplicado al ámbito de lo personal se le describe como
fuerza de voluntad, entereza de carácter, etc. En resumen, la energía es esa causa
infinita, insondable que subyace detrás de toda expresión, que lo vivifica todo y que
está ahí disponible para la creación y para el uso de la vida toda.
Sin embargo, esto que parece tan evidente, en realidad no lo es, pues la energía,
aquello que nos pertenece por derecho propio y que constituye nuestra naturaleza,
nos ha sido arrebatada y nos está siendo arrebatada constantemente, hasta que
alcanzamos a reivindicar nuestro propio poder y derecho sobre ella, y aprendemos
a preservarla. Los poderes fácticos han negado la existencia de la energía libre por
un mero fin lucrativo de dominio y control. Utilizo aquí el término energía libre en
su acepción más amplia, refiriéndome a dos aspectos distintos que en realidad van
muy unidos. La energía en realidad es libre. Por eso -refiriéndome al primer
aspecto- contrariamente a lo que se nos ha hecho creer, cada un@ de nosotr@s
tiene su propia fuente de energía en su interior, cada un@ de nosotr@s es un ser
completo en sí mism@ que para potenciar, expresar, expandir y usar la energía
libremente sin restricciones y hacer un buen uso de la misma, necesita primero de
todo conocer esa verdad. En realidad nadie necesita controlar o dominar a nadie
para subsistir, desarrollarse y progresar. Sin embargo, a causa del egoísmo y de la
ambición, los seres que controlan ocultamente el sistema y el mundo, han estado
robando la energía de los seres humanos valiéndose de la mentira y de la
manipulación. El segundo aspecto se refiere a los recursos energéticos para
mantener el mundo en movimiento, en este sentido, el término energía libre alude
a aquellos recursos energéticos libres, disponibles, gratuitos, y que por supuesto,
existen. Nos han educado en base a una serie de de dogmas limitados y limitadores
que nos presentan la información relativa a todos los aspectos de la vida,
82
completamente manipulada. Este plan oscuro de control, que lleva centurias
funcionando, ha creado un ciudadano promedio con un sistema de creencias
limitado al que se le puede seguir oprimiendo y extorsionando mediante
desinformación, intimidación, amenaza, temor, en parte gracias a su propia pereza
para madurar, crecer y asumir su responsabilidad, y en parte gracias a su
ignorancia.
Mas a pesar de todo este panorama aparentemente desolador un cambio no sólo
es verdaderamente posible, sino que se está produciendo. Este cambio pasa
necesariamente por darle supremacía a nuestra consciencia espiritual (tanto
individual como colectiva) para elevar nuestro espíritu, activar la transformación
personal y contribuir así a transformar el mundo derrocando el viejo paradigma
basado en el control la extorsión y la manipulación. Un nuevo mundo está
surgiendo basado en el amor, el respeto, las correctas relaciones y el poder
genuino. Las individualidades necesitan unirse en grupos afines para incrementar
su poder y potenciar al máximo la energía de la transformación. Hay que partir de
la base de que somos seres completos, de que todo nuestro potencial está en
nuestro interior y que es sólo desde la integridad que podemos unirnos a nuestro
prójimo de una manera arSundari; cuando somos capaces de realizar y sentir esto
en nuestro fuero interno, fluyen hacia nosotr@s de forma automática aquellas
personas y propuestas que nos complementan y que posibilitan que llevemos a
cabo nuestra función; nos hemos aliado con la energía, la energía es nuestra
aliada.
Hay que aceptar también nuestra responsabilidad en la creación del mundo, es
este un factor imprescindible. Porque aunque hemos sido manipulados a nivel
mental y energético, no hemos perdido nuestro poder creador, y la realidad en la
que vivimos es fruto directo de nuestra creación, aunque ésta sea una creación
inconsciente en la mayoría de los casos. Por eso es necesario aceptar, por un lado,
que necesitamos expandir nuestra consciencia y por el otro, que necesitamos
mucha limpieza a nivel personal; es imprescindible esforzarse mucho en este
sentido. Se trata de retomar el poder y reestablecer el dominio de nuestra propia
energía. Hay algunos sistemas metafísicos muy eficaces de limpieza, el uso de la
Llama Violeta de transmutación y la técnica hawaiana del Ho´oponopono son los
dos más poderosos que yo conozco. Pero hay una premisa esencial para empezar a
transitar este camino: un profundo deseo de veracidad, lo cual implica: liberar el
egoísmo y aceptar el estandarte del amor, en resumen, hacerse el propósito de
aprender a vivir desde el corazón.
83
CURSO INTENSIVO DE HONESTIDAD
Aunque repitamos más de lo mismo, no lo repetiremos nunca lo bastante.
Estamos asistiendo a un parto cósmico de luz que alumbrará un cambio radical en
el paradigma de la consciencia humana. Los fantasmas personales a los que hemos
estado alimentando con ahínco, afloran con fuerza para mostrarnos la naturaleza
del ego de forma clara y contundente; el propósito de este trance es la limpieza, el
discernimiento y la veracidad. Sin Embargo, es difícil, molesto y hasta muy
doloroso. La resistencia -reacción totalmente previsible de la inercia del ego- sólo
acarrea más dolor y más dificultad.
Esto que está sucediendo es algo así como una enseñanza que se presenta
acelerada. Un cursillo intensivo que nos puede permitir acceder a nuestra verdad
que por lo general, poco o nada tiene que ver con la realidad creada por nosotr@s.
La tozudez de nada sirve. Es sensato y aconsejable comprender por lo menos el
mecanismo: cada dificultad, problema o reto nos está indicando algo de nosotros
mismos que necesitamos revisar. A veces –las más de las veces- las dificultades
están indicando un simple problema de aceptación. El ego se reafirma en una
versión de las cosas completamente parcial y tendenciosa. Al ego no le interesa la
aceptación, porque cuando se produce la aceptación, el ego empieza a desinflarse.
Desde la aceptación empezamos a observarnos sin presiones, ni juicios, ni
condenas. Desde la aceptación -actitud que no es otra cosa que una disposición del
amor- nos capacitamos para ver con claridad, pues nos predisponemos a ello. Esta
simple pero poderosa disposición, es el paso previo a cualquier descubrimiento
revelador a cerca de nosotr@s mism@s.
Otra cosa importante ocurre desde la aceptación, desde la aceptación podemos
rendirnos. Si nos rendimos dejamos de oponer resistencia. Cuando dejamos de
oponer resistencia afirmamos con todo nuestro ser que hay un Orden Superior e
Inteligente que lo rige todo, del cual podemos participar desde el corazón; entonces
el agradecimiento surge solo. En definitiva, sobre este mecanismo hay una lectura
que a simple vista podría parecer simplista por lo sencilla que es, pero sin embargo
es profunda: Si fuéramos capaces de sostener emocionalmente activa siempre esta
idea: la idea de que hay un Orden Superior e Inteligente que lo rige todo, ya no nos
haría falta preocuparnos por nada, la vida nos traería lo mejor en cada momento.
Las resistencias bloquean este flujo perfecto, las resistencias son el reflejo de
nuestra falta de aceptación, de nuestro temor. Son la señal inequívoca de que
vivimos desde el ego y no permitimos que la supremacía del espíritu se manifieste.
Si nos falta aceptación no podemos agradecer, pues no percibimos la totalidad y la
84
perfección, sino la parcialidad y la carencia. Es un pez que se muerde la cola: Si
percibimos parcialidad y carencia no podemos agradecer, si no podemos agradecer,
percibimos parcialidad y carencia. Pero resulta, que si hastiad@s, cansad@s de
tanta dificultad, decidimos cambiar este paradigma, descubrimos que este mismo
mecanismo funciona en positivo: cuando agradecemos, percibimos la totalidad y la
perfección, aunque sólo sea en ese preciso instante. Cuando percibimos la totalidad
y la perfección, entonces agradecemos de una forma natural. Para percibir la
totalidad y la perfección hay que haber llegado previamente a la aceptación
intelectual de esta idea: hay un Orden Superior e Inteligente que lo rige todo y que,
si así lo queremos, nos hace partícipes conscientes de esa experiencia significativa.
Nuestra participación activa en este propósito es velar por la sostenibilidad
emocional de esta idea intelectual en nuestra mente. Procurar que este
pensamiento vuelva una y otra vez desechando de nuestros mecanismos mentales
las ideas, consignas y disposiciones que lo niegan.
La idea de que un parto es siempre doloroso puede ser revisable y tiene mucho
que ver con lo que hemos señalado más arriba. Mientras persisten las resistencias
persiste el dolor, que por acumulación se puede ir intensificando. Si somos capaces
de rendirnos, el dolor cede o por lo menos cede el sufrimiento asociado a él. Pero
también la aceptación del dolor como algo transitorio nos ayuda mucho a seguir
hacia delante. Identificarse con el dolor es una maniobra más de la resistencia del
ego. Aceptarlo bajo la idea de que sólo es un estado transitorio que cumple con la
función de estarnos indicando algo, nos ayuda a rendirnos. Observarlo
disociándonos de él, es decir sin identificarnos con él, tiene el poder de empezar a
disolverlo. La aceptación nos posibilita salirnos del rol de la víctima. Cuando no hay
víctimas no hay culpables, cuando no hay culpables no hay víctimas.
Esto nos conduce de forma natural a otra disposición que es la piedra angular de
todo este proceso de limpieza: El Perdón. Si no hay víctimas ni culpables ¿Qué
sucede con toda la distorsión patológica que se percibe en el mundo? Desde una
nueva posición que nada tiene que ver con la culpabilidad, que nada tiene que ver
con el victimismo, que todo tiene que ver con la aceptación, estamos ya en
disposición de aceptar nuestra responsabilidad en la realidad distorsionada que
hemos creado. En el momento que podemos aceptar la responsabilidad por lo
creado, podemos pedir perdón. Cuando somos capaces de pedir perdón ya estamos
perdonando. Vuelvo hacer mención aquí de la sencilla y profunda técnica de
sanación hawaiana que se conoce como Ho´oponopono que se basa en pedir
perdón cada vez que percibimos distorsión. Algo tan sencillo y tan simple, cuyo
85
efecto es insospechadamente profundo y poderoso, nos habla y atestigua la
simplicidad de la sabiduría ancestral que por lo general brota de los corazones
puros y sencillos. En definitiva se nos está proponiendo un camino de corazón que
parte de un sincero sentimiento de responsabilidad hacia la compasión. La vida
propia se transforma, dejamos de vivir en la condena y empezamos a vivir en la
compasión, el fundamento del amor humano.
De todos los agravios que la vida nos hace somos responsables en última
instancia. Pero quizás haya llegado el momento de afirmar con todo nuestro ser
que ya no tenemos necesidad de que la vida nos siga agraviando en sentido
ninguno, porque si permitimos que la vida nos agravie seguimos teniendo pretextos
para el victimismo. En realidad podemos decir que si permitimos que la vida nos
agravie, somos nosotr@s quienes estamos agraviando a la vida, no nos llevemos a
engaño.
En lugar de eso hay que predisponerse a la Gracia. Es también una disposición de
ánimo permitir que la vida nos agracie. Es cambiar la tan bien conocida energía del
victimismo por la decisión de experimentar, desde la veracidad, la fascinante
aventura de vivir. Sólo es verdad para mí aquello que comprendo en profundidad,
reconozco como mío y resuena dentro de mí, reververando y enriqueciendo la vida
y posibilitando la expansión de la consciencia.
86
HUIR O PERMANECER EN MÍ
Sucede que tenemos una tendencia a la ignorancia. Tenemos tendencia a
ingnorarnos a nosotr@s mim@s y por ende ignoramos en un grado elevado nuestra
realidad intrínseca y extrínseca. Vivimos sumidos en un estado de desconexión que
tiende a disminuir nuestra consciencia. Elegimos formas de vida alienantes,
limitadas y a la vez limitantes. Acostumbramos a movernos en parcelas reducidas,
desarrollando zonas de comodidad en las que los movimientos son previsibles,
ignorando nuestro centro y muchas de nuestras partes y por lo tanto negando la
totalidad y favoreciendo el aislamiento, la separación, el vacío existencial. Hacemos
esto -aunque sea de forma inconsciente- en parte para protegernos, y en parte por
egoísmo. En este estado de cosas no hay claridad, es imposible que la haya.
Una gran parte de nuestro tiempo vivimos ocupándonos de los conceptos o ideas
sobre las cosas que hacemos o pasan, en lugar de ocuparnos de las cosas en sí
mismas. Huímos sistemáticamente del presente y permanecemos desconectad@s
de la realidad. Cuando no hay equilibrio entre el ser y la consciencia las cosas no
fluyen para nosotr@s y experimentamos “problemas”. Sin embargo, cuando somos
capaces de entrar en contacto directo con las características y los efectos de la
situación, damos con la clave que nos brinda el conocimiento y la consciencia de lo
efímero de la misma, en contraposición despertamos a la consciencia de la Esencia
que permanece. La mayor parte del tiempo colocamos el eje de la existencia fuera
de nosotr@s, en lo externo, lo cual es un imposible, un completo sinsentido. El
centro sólo puede estar dentro. En cualquier cosa o situación, el centro está dentro,
en el interior de la situación, nunca fuera. También en nuestra propia vida, el
centro, Origen, Destino y sentido de nuestra vida está dentro, nunca fuera. La
mayor parte del tiempo solemos centrar la atención en cosas, personas y estímulos
externos a nosotr@s, buscando nuestra identidad en eso. Esta práctica deja un
permanente sentimiento de vacío, frustración y sinsentido.
Refiriéndome a una gran mayoría, vivimos o bien sumidos en una resignación
destructiva acomodados en un sufrimiento conocido, o si no vivimos sumidos en un
estado constante de anhelo de un “suceso mágico” que nos rescate, de anhelo de
algo que “está por suceder” que nos reporte dicha y nos agasaje. Este estado -para
algun@s permanente- de estar anhelando “eso” tan ilusorio e inconsistente, nos
mantiene consecuentemente encarcelados en un sentimiento perpétuo de
frustración. A medida que las frustraciones se van acumulando en nuestra mente /
ser y coleccionamos dolores y sufrimientos, la mente insiste cada vez más en ir en
87
pos de su quimera. Hemos caído en la Rueda de la Mala Fortuna y vivimos en un
estado de huída constante generando con ello una retención de aquello que no se
puede detener: nuestra energía creativa. El resultado es que esa energía que no
fluye hacia su dirección natural, se vuelve destructiva, aunque en última instancia,
la finalidad ulterior de esa destrucción sea la de desarticular esa mente egoica en la
que hemos estado viviendo por tanto tiempo. Somos víctimas de una gran
confusión, de un engaño colectivo que está llevando al planeta y a la humanidad al
colapso destructivo. Seguimos persiguiendo quimeras y produciendo más y más
espejismos que nos causen algún grado de fascinación y cierta gratificación de los
sentidos. Pero lo cierto es que este mecanismo cada vez funciona peor, al punto de
que muchos seres humanos han perdido el sentido y ya no sienten motivación por
nada, sosteniendo para sí y para su prójimo un estado mortífero, un castigo
permanente y destructivo que arremete contra la vida toda. Un estado de no vida
que nos densifica, nos oscurece, nos enquilosa, abortaga nuestros sentidos y
termina por bloquearnos y bloquearlo todo.
Estos estados de confusión con los que estamos tan familiarizados,
necesariamente se oponen a los estados de la plenitud de la consciencia.
Emborronan nuestra visión natural de continuidad y nos desconectan del nuestro
sentido de unidad y totalidad. ¿Pero cómo podemos hacerlo si cuando nos
concentramos en tratar desesperadamente de cambiar una situación, por lo general
ganamos en estrés y perdemos aún más la claridad de visión?
Intentar conocerme a mí misma, comprenderme y aceptarme, es una causa
continua de experimentarme atentamente a mí misma en relación al mundo, de
forma que se vaya aclarando y sanando esa relación en un proceso en el que el fin
y el medio, el camino y la meta, son la misma cosa. No hay final ni principio, sólo
continuidad.
Atención sostenida y observación de mí misma, de cuál es mi foco, de mis
propios procesos mentales y sensaciones, a la vez que me mantengo atenta de lo
que sucede a mi alrededor, es la actitud de la llave mágica. Se trata de observar en
la medida de lo posible sin entrar en valoraciones ni juicios, desde la consciencia de
que toda medida de lo bueno contiene una medida de lo malo y viceversa. De que
las dicotomías existen finalmente para equilibrarse, que sin esas dicotomías no
existiría creación, y que sin embargo la finalidad esencial es trascender esas
dicotomías, hallar ese punto de equilibrio donde reside la Esencia. La Presencia es
vivir en ese Ser Esencial que es inmutable, que no se identifica con ninguna de sus
88
características y sin embargo las contiene todas. El Ser Esencial no se identifica ni
con lo bueno ni con lo malo, porque ya experimentó todos esos estados y los
trascendió.
Ese Ser Esencial vive en nuestro interior y siempre estuvo ahí. Su mensajero es
nuestro Ángel de la Presencia. Ese Ser Esencial, nuestro Ángel Solar o Yo Superior,
vive en el sagrario secreto de nuestro corazón, esa zona de Puro Amor dentro de
nostr@s mism@s sin espacio y sin tiempo en la que se produce la experiencia de la
aceptación, la aceptación de todos los aspectos, tanto los que nos parecen
agradables como los que nos parecen desagradables.
El ego no puede aceptar. La energía preponderante del ego, atinente a esta
realidad terrenal distorsionada a la que nos hemos acostumbrado, tiene su propia
inercia que nos impide la clara visión de la naturaleza de la realidad. Despertar a un
interés genuino de autoconocimiento suscita temor por la razón de lo que
representa enfrentarse a la inercia de la mente egoica, que por otro lado es la
fuerza preponderante que mueve el vasto sistema de valores que hemos conocido,
la compleja maquinaria de este despiadado mundo. Se requiere valentía, decisión y
perseverancia, pero cuando la llamada surge es casi imposible desoírla.
Atender a la llamada del Espíritu con decisión y entrega no es tarea fácil. La
primera dificultad es vencer la inercia de las interpretaciones egoicas. Éstas no nos
permiten observar con atención y sin juicio; los tirones del ego nos retienen en
interpretaciones tendenciosas de los sucesos, de las personas con las que nos
relacionamos y de nuestros propios estados. La estrategia es mantenernos alerta a
esta dificultad y perseverar en la intención de observar la dificultad misma con
libertad y claridad haciendo distinción siempre que nos sea posible de la naturaleza
de las interpretaciones. Al principio nos desalentará muchas veces nuestra aparente
incapacidad de mantener una visión clara. Sin embargo iremos aprendiendo a
distinguir la gran diferencia entre las energías del ego y las energías del espíritu,
mente racional (instrumento del ego) y corazón (ámbito del espíritu). El corazón no
juzga, ni valora, ni puntúa. Sólo siente y capta desde la aceptación enseñándonos a
abrazar aquello que es afín a nuestra naturaleza. La mente egoica nos juzga, nos
culpabiliza y se empeña en sostener que aquello es bueno y nos conviene, y lo otro
es malo y hay que rechazarlo. La mente egoica cree en un sitema de premios y
castigos. El corazón simplemente comprende, acepta y elige desde la claridad sin
discursos.
El ego sale una y otra vez en defensa de su autoimagen. Se identifica con mucha
facilidad con las creaciones de su mente con sus logros y también con sus fracasos.
89
El corazón no necesita identificarse, simplemente es, su percepción es directa, sin
filtros ni interpretaciones.
El corazón simplemente nos permite conectar sin más con la experiencia que nos
ofrece cada situación, sabedor de que esa es la única realidad que nos mantiene
presentes. El corazón nos predispone a vivir en un estado de meditación activa, que
no es otra cosa que mantenernos atent@s a la vida, a nuestra vida en especial, y a
nuestros estados. En ese espacio del estar atent@s y permanecer en el presente
que se circunscribe en el corazón hay un portal dimensional. Estar atent@s y pulsar
desde el corazón es simplemente un estado de ser que abre gradualmente ese
portal a una dimensión más elevada y refinada de existencia. El ego no nos permite
acceder a ese espacio. El ego a lo sumo creará fantasías de logro y liberación, y
podemos distinguirlas porque el sentimiento de triunfo del ego se halla empañado
de una cierta vanidad y siempre va acompañad@ de un sentimiento más o menos
sutil de ser diferentes, mejores y más avanzad@s que l@s demás. Los logros del
espíritu son avances sin más. El corazón no se apega a ellos, de la misma forma
que no se apega a los fracasos. Los logros del espíritu están en la línea de una
expansión continua, de un avanzar sin otra finalidad que la de ser, sin otra finalidad
que la de participar.
El ego es desconfiado y temeroso por naturaleza pues se fudamenta en rangos
que fomentan la separación. Desde ese sentimiento de estar separad@s, el ego
necesita asegurarse de poseer, así cree que asegura su supervivencia y preserva su
rango. La experiencia del corazón es completamente diferente, el corazón es
confiado por naturaleza. El corazón alberga la cualidad universal de la confianza
como algo intrínseco a la naturaleza de la Creación. Pues el corazón es para cada
ser el espacio personal, intrapersonal y extrapersonal de la unicidad. En el corazón
no hay separación, por lo tanto no hay desconfianza. La confianza del corazón no
está fundamentada en los logros de la experiencia personal, sino en el aspecto del
Amor Supremo que subyace en todo. A medida que aprendemos a pulsar desde el
corazón la confianza se va afianzando en nosotr@s y creamos de forma espontánea
una atmósfera propicia que nos facilita la percepción consciente, gozosa y
participativa. Frescura y apertura nos permiten el acceso a lo novedoso en una
experiencia que constanta una y otra vez que lo novedoso sólo se refiere a un
grado mayor de consciencia de la Esencia Inmanente.
90
¿POR QUÉ HUIMOS?
Huimos a causa del miedo, esta afirmación es la síntesis causal de cualquiera de
los matices o aspectos de nuestro reflejo inconsciente de huida. Nos volvemos
adict@s a múltiples objetos de huida de la realidad a causa de una impronta
traumática de separación que se remonta a nuestros orígenes de la experiencia
individual humana en los que la chispa de nuestra alma fue escindida de la Llama
de la Unidad. Ese reflejo condicionado de huida, que en el fondo refleja una huida
de nosotr@s mism@s, se expresa como una reacción de miedo a múltiples facetas
de la experiencia terrenal, miedos irracionales a situaciones, personas y cosas;
muchas de las veces miedo a lo desconocido, temores que se remontan de forma
inconsciente a un temor a la muerte, ese temor ancestral a revivir la escisión, la
separación. Me atrevo a afirmar que arrastramos un trauma ancestral y
subconsciente de abandono que enturbió para nosotr@s en mayor o menos grado
la visión del aspecto del amor. Lo contrario del amor es el miedo, no cabe duda. Los
temores, en su mayor medida subconscientes, sean del tipo que sean, son el reflejo
de nuestra falta de amor, del grado de la negación a despecho que en un nivel
profundo de nuestra alma hemos hecho del mismo. La experiencia consciente de
recuperar el amor en nuestro corazón nos rescata del temor. Porque ese
reencuentro con el propio amor sólo puede realizarse dentro. Es necesario liberar
esa “necesidad” que tiene el ego de querer llenar los espacios vacíos de nuestra
existencia humana con cosas, sucesos o personas para seguir huyendo de la
experiencia de encontrarnos con nosotr@s mism@s y con el verdadero sentido de
nuestra vida, que no es otro que renacer interiormente en la experiencia del amor.
El reencuentro consciente con nuestra alma profunda es una experiencia evolutiva
que hemos ido haciendo de forma gradual, pero que ahora se presenta para
much@s como una necesidad imperiosa, como el requisito imprescindible para
ingresar en este nuevo mundo que renace y ser capaces de sostener y catalizar la
nueva energía emergente de alta frecuencia vibratoria que caracteriza la próxima
etapa de la experiencia humana.
La verborrea de nuestra mente racional es el síntoma más representativo de
nuestro reflejo de huida. Lo mismo que en nuestros orígenes posibilitó la
individualización de nuestra alma y que nos ha permitido evolucionar, es lo que se
presenta en este momento de la evolución como la mayor causa de dificultad en
nuestra experiencia de ser. La mayor parte del tiempo la racionalización de la
experiencia nos aleja del sentir, de la experiencia directa; por no mencionar la
tendencia destructiva del pensamiento, reflejo de nuestros resentimientos. Cuando
91
el pensamiento se nos desboca, cosa que sucede con frecuencia, es muy fácil que
nos arrastre torrente abajo hasta el punto de perdernos en el adebacle de la densa
dimensión de las emociones destructivas. En algún lugar leí que “renacer es el
proceso de soltar las energías negativas y permitir que el amor ocupe su lugar”,
algo fácil de expresar y comprender, pero difícil de de poner en práctica.
Se presenta como una necesidad cada vez más urgente el afrontar este periodo
de prueba, limpieza profunda y tranmutación para liberar todo lo que no esté en
completa armonía con nuestra Esencia Divina. Pero esto, por lo general, no es una
tarea fácil, sino todo lo contrario. Rehuimos esta experiencia por temor al
sufrimiento sin darnos cuenta de que esa es la forma de seguir sufriendo.
92
CONSCIENCIA Y EXPANSIÓN DE CONSCIENCIA
Habitualmente nuestra consciencia se encuentra limitada y controlada por
nuestros hábitos mentales, emocionales y de comportamiento, restringiendo y
acotando las posibilidades de vida a parcelas muy reducidas de expresión. Pero ese
acotamiento que le ponemos a la consciencia es una experiencia de carácter
absolutamente personal y para nada refleja la ilimitada e inabordable naturaleza de
la consciencia. La consciencia subyace como una característica de vida y expresión
ilimitada en todo lo creado. Está ahí disponible conteniendo el potencial de todo lo
creado y todo lo “por crear” para capacitar a la energía de su poder.
Los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Nuestros Progenitores
Divinos, custodiamos en nuestro interior el potencial latente de la Integración a la
Consciencia Pura, mas estamos en fase de desarrollo evolutivo y nuestra divina
característica de autoconsciencia se despliega hacia delante en grados o niveles de
consciencia. Sin embargo, el hecho de que nuestra capacidad sólo alcance para
manifestar niveles aún muy limitados de consciencia, no condiciona para nada el
potencial de la consciencia en sí.
La autoconciencia o consciencia de la identidad propia se define en base a esa
capacidad observadora que permanece inalterable aun cuando el foco cambie, que
de hecho lo hace constantemente. Es el observador-a imperturbable y silencios@
en el corazón, que está detrás del drama de la incesante transformación de un@
mism@ y de las circunstancias de la vida.
Dada nuestra condición de creador@s de la realidad, la realidad se manifiesta
para nosotr@s en base a nuestras formas pensamiento, reflejo de nuestro grado de
consciencia. Las formas pensamiento de nuestra mente racional con mucha
frecuencia son caóticas e inarSundaris y generan caos e inarmonía; las formas
pensamiento de los pensamientos nobles -a lo sumo los pensamientos puros que
surgen de la mente abstracta- son formas geométricas puras, armonizadas, de gran
belleza y vívidos colores que enriquecen la vida, son pensamientos expansivos que
superan cualquier limitación y allanan la senda de la vida, no sólo de la propia.
Cuando hemos alcanzado el punto de sentir con fuerza la necesidad de liberación,
estamos ya en disposión de contribuir voluntaria e intencionadamente a liberar
nuestra consciencia personal de las acotaciones a las que está sometida. Es una
elección libre que responde a la llamada del Espíritu, a la que dificilmente nos
podemos resitir, en virtud de las consecuencias cada vez más insoportables de las
resistencias (aunque realmente parece que somos huesos duros de roer).
93
Esta decisión implica ciertos ejercicios que se inauguran con el ejercicio
primordial de observar con atención nuestro ser en todos sus estratos:
pensamientos, emociones, estados de ánimo, comportamiento, uso de la palabra,
etc. Señalaría una premisa esencial para hacer este trabajo de observación atenta:
obsevar desde la consciencia de la transitoriedad de los aspectos terrenales: Todas
las condiciones de la personalidad son estados transitorios y efímeros. Nada que no
sea lo Esencial permanece en nuestra condición de vida terrenal. Esta consideración
nos ayuda muchísimo a desapegarnos a nuestros estados y condiciones propias, y
nos transmite un sentimiento de liberación cuando se trata de estados dolorosos,
difíciles o desagradables. El desapego es también un ejercicio necesario, porque
nuestros apegos a determinadas pautas de comportamiento, nuestros apegos
emocionales, nuestros apegos a ciertos conocimientos, a los recuerdos, etc. son
parámetros limitantes de nuestra consciencia.
La mente racional es la responsable número uno de la limitación de nuestra
consciencia. Ella es la identidad del ego y la comentadora incesante que ahoga la
voz de nuestr@ observador-a silencios@. Su discurso es verborrea pura. Esta
mente racional, causante de nuestra experiencia de separación, no puede concebir
la unidad y la fragmenta de manera automática para poderla analizar. Está
constantemente comentando, etiquetando, juzgando y condenando. Es ella la que
nos impide la experiencia directa y dificulta nuestro sentir y apercibir. Ella ha
tenido, durante tiempo indefinido de nuestra evolución, total protagonismo en
nuestra experiencia de vida terrenal; una fuerza aplastante que ha estado y aún
está interfiriendo en nuestra vida en forma de esa voz a través de la cual vivimos y
experimentamos la vida y nuestras relaciones, interfiriendo en nuestras
experiencias en todo momento. Es un filtro para nuestra experiencia, pero además
es un filtro tendencioso. Es muy interesante observar de qué drástica manera esta
mente racional condiciona nuestras relaciones con sus juicios y prejuicios
proyectándolos todo el tiempo sobre nuestro prójimo.
Si vamos trabajando el hábito de observarnos atentamente, podremos llegar a
distinguir fácilmente en la propia experiencia cuándo conseguimos tener
experiencias conscientes. La experiencia consciente -la presencia- es esa
experiencia directa que se establece desde el corazón y conecta la mente abstracta.
Es la experiencia de captar, apercibir y sentir –intuir- sin necesidad ninguna de
interpretaciones. Esta es la experiencia natural de nuestro ser esencial. Dada la
imperiosa necesidad actual de fomentar esta experiencia, podemos otorgarle el
94
carácter de una disciplina de vida que ya existe como tal y se llama Yoga de Sítesis
o Agni Yoga: La experiencia de pulsar desde el corazón. L@s bebés y l@s niñ@s la
practican todo el tiempo antes de que su ego empieze a desarrollarse y adquiera
gradualmente protagonismo.
A copia de largos interminables periodos de tiempo de esta experiencia de vivir
en la mente racional, que ha estado reteniendo, acontando y limitando nuestra
consciencia, nos hemos insensibilizado. Hemos perdido la consciencia de Unidad y
de pertenecer a ella, se ha marchitado nuestro sentido de la compasión. Hemos
olvidado en gran medida la experiencia del amor, del amor al prójimo, del amor a
nosotr@s mismos y del amor a la vida en general. Entonces vivimos calificando
constantemente las cosas de buenas y malas, juzgando a las personas,
etiquetándolas muchas veces negativamente. Cuando juzgamos a alguien
negativamente, en realidad es dramático lo que hacemos, puesto que nos
insensibilizamos respecto a la persona y no estamos percibiendo la humanidad en
ella sino que estamos utilizando una equiqueta mental que creemos que la
identifica. De esa forma, en virtud de la no separación real que hay entre las
personas, también nos identificamos a nosotr@s mism@s de forma inconsciente
con esa misma etiqueta o con ese algo negativo. A la vez sucede que cuando nos
identificamos con algo, no dejamos espacio entre lo que percibimos y lo que
pesamos al respecto de ese algo y nosotr@s mism@s, y nos convertimos en eso.
Este es el mecanismo destructivo de nuestra manera habitual de funcionar desde la
mente racional. Este hábito está llamando a ser desahuciado ahora de nuestra
experiencia humana. La conscienica clama por su liberación.
95
ESTRATEGIA Y VISIÓN GLOBAL
Yo plantearía una pregunta fundamental para estos tiempos que corren ¿Cómo
me tengo que posicionar yo para posibilitar el cambio de paradigma al nivel de mi
propia individualidad y a nivel grupal? Pienso sinceramente, que en la respuestra
acertada de esta cuestión se encuentra la clave del éxito, sin duda ninguna. La
respuesta a esta pregunta tiene, por supuesto, unos parámetros generales
susceptibles de adaptarse a cualquier caso personal, pero cada un@ deberá luego
elaborar su respuesta particular fundamentada en esos parámetros generales que
son los que abren la puerta.
Me hago eco de una idea expresada en el reportaje de Santiago Pando titulado
“Creer es Crear”. En un momento dado en él se dice que “es imposible lograr un
cambio de paradigma desde el mismo lugar que fue creado”. Hay que salirse fuera
de la vieja e inservible visión de las cosas y cambiar de posición. El viejo paradigma
se fundamentó en la mente racional. El nuevo paradigma se fundamenta en el
Amor, en el corazón.
El viejo paradigma, fundamentado en la razón, la mente racional, siempre al
servicio del ego, es un sistema de creencias dual y cerrado que fundamenta sus
discursos en el juicio. El juicio es la herramienta más poderosa del razonamiento. El
juicio conlleva condena y mantiene la vigencia de la separatividad: tú en oposición
a mí, yo en oposición a ti. El juicio se opone a la presencia, necesariamente, porque
nos impide sentir.
El nuevo paradigma nos invita a posicionarnos en el corazón. Ésta es
sencillamente la respuesta. La respuesta es el amor. La respuesta es que cualquier
cosa que queramos lograr en esta energía emergente, necesitará estar
fundamentada en el amor. El amor no nos percibe separad@s o enfrentad@s. Nos
percibe junt@s y por lo tanto nos sugiere que incluso aquell@s que más oposición
nos han ofrecido, que más dificultades nos han causado, en verdad nos están
brindando las más valiosas oportunidades de cambio. El amor es la energía que
posibilita la Presencia, el estar presentes en el aquí y el ahora en el eterno fluir,
promoviendo visión activa de continuidad, la cual confiere sentido de unidad y de
totalidad. La presencia en el eterno fluir es una Verdad Universal que nos conecta
con la verdad personal, el ser sucediendo ahora.
96
Se trate del asunto que se trate que queramos resolver o cambiar, si nos
cocentramos en tratar desesperadamente de cambiar dicha situación, lo más
probable sea que generemos más estrés y perdamos la claridad de percepción y el
sentido de continuidad y visión global. Antes que nada, para no dejarnos arrastrar
por la vieja energía cuando estamos en proceso de revisión o de cambio, será
necesario invocar el poder del amor. Anclarnos en el corazón, reconectarnos con él.
Pero esto que parece tan sencillo puede que no lo sea tanto, pues la inercia de la
vieja energía nos arrastra a volver a las viejas interpretaciones. Caemos fácilmente
en el rol de la víctima, pues hemos estado muy familiarizados con ella, éramos ella
percibiendo un sistema opresor y un mundo oprimido.
Cuando se lucha por cualquier cambio es necesario hacer un esfuerzo creativo y
visualizar el cambio como algo ya realizado. Esa es la verdadera fe. Fe en nuestra
propia capacidad de cambio a merced de nuestra enorme capacidad creativa. Pero
ante todo es necesario revisar honestamente las premisas de ese cambio, para que
guarden sintonía con una verdad fundamental: el bien individual es también el bien
común. No prevalecerán los objetivos egoístas.
97
EL NUEVO PARADIGMA Y LA SANACIÓN
¿Qué es el nuevo paradigma? ¿Qué nos sucede? ¿Qué nos está llamando?
Intentaremos responder a estas preguntas con orden y coherencia. Volvemos una
vez más a una cuestión que ya hemos mencionado en diversas ocasiones y sobre la
cual podemos hallar multitud de referencias de muy diversas fuentes informativas,
todas ellas hablando de una misma cosa, indistintamente de la diversidad de
términos y métodos a los que se suscribe.
El nuevo paradigma al que nos referimos tant@s de nosotr@s desde tan diversos
focos, es esta nueva forma de vida emergente que está surgiendo de manera
ostensible y poniendo completamente patas arriba el sistema de vida que hasta
ahora hemos conocido y sus fundamentos. Este nuevo ejemplo colectivo de vida
emergente se fundamenta en el amor y la compasión y desahucia los viejos
métodos basados en la imposición, el abuso, la distorsión y la extorsión.
Much@s de nosotr@s, quienes hemos sido llamad@s trabajadores de la luz,
hemos llegado a un punto crítico de cambio en el que se nos reta a clausurar un
viejo sistema de creencias para inaugurar una nueva etapa de ser. Estamos, un@s
más otr@s menos, al término de un proceso evolutivo, finalizando una etapa de
nuestra evolución individual y colectiva para promover una nueva forma de vida
para nuestra humanidad. Cada un@ de nosotr@s a nivel individual, está en el
proceso de alinearse con su Ser Superior, la Divinidad dentro de cada un@ que es
independiente del tiempo y del espacio, que no conoce limitación humana. Es esa
condición esencial del ser humano que siempre ha estado ahí, pero de la que nos
habíamos olvidado, casi por completo, durante mucho tiempo. Es un despertar
individual que ahora se produce de forma masiva como nunca antes se haya visto
entre los seres humanos.
En este proceso que funciona solo y por sí mismo, cada ser individual, antes o
después, encuentra sus propias dificultades y se enfrenta a sus propios retos. Este
trance genera cuanto menos incomodidad, cuando no dolor y sufrimiento a quienes
se resisten a él. De forma paralela, también el proceso despierta necesariamente
entre los seres humanos un profundo sentimiento de solidaridad como nunca antes
se había visto. Hemos visto surgir y florecer por doquier miles de técnicas diversas
de sanación y crecimiento espiritual. Much@s de nosotr@s nos sentimos llamad@s
a transmitir, a ayudar a nuestros semejantes en su proceso presonal de admitir en
su ser a su Ser Superior, así como nosotr@s mism@s estamos en ese mismo trance
98
de compromiso. Aun cuando el propio proceso no se haya completado, much@s de
nosotr@s estamos ya capacitad@s por la propia experiencia para asistir a otras
personas en esto, ya sea que lo hagamos de forma profesional o de cualquier otra
forma.
Se precisa hacer una distinción entre lo que es ser un facilitador o facilitadora de
una determinada técnica y lo que es ser sanadora o sanador: Mientras que para
impartir conocimientos de una técnica de sanación o aplicar cualquier terapia de las
múltiples terapias existentes sólo se precisa dominar la técnica en cuestión, para
ser sanadora se precisa algo más. La persona sanadora ha avanzado en su propio
proceso lo suficiente para haber conectado a un nivel profundo con su propia luz
interior. Está consciente de su propio proceso y no es el ego quien la guía, sino su
Divina Presencia o Yo Superior. Esta persona, que apela incesantemente a su Divina
Presencia, ha generado para sí ese espacio energético benéfico y conciliador de
elevada frecuencia, y es por eso que lo puede ofrecer. Ese espacio energético de
Amor y conciliación, en el cual la persona sanadora tiene su ser, contiene la
frecuencia energética de las soluciones a los retos y problemas que plantea la vida.
Es por eso que la persona sanadora puede llevar al campo energético de su
paciente esa frecuencia energética de sanación.
La persona verdaderamente sanadora no trata nunca de aleccionar, simplemente
transmite una vibración de comprensión, paz interior y seguridad. Ella sabe que el
verdadero proceso sanador se produce cuando somos capaces de dirigirnos a
nuestras partes oscuras con esa vibración sostenida y pacífica de compasión y
comprensión. Lo sabe porque lo ha experimentado consigo misma, y por ello lo
puede enseñar y transmitir. Sabe que sólo en un espacio de cordialidad se produce
la transmisión y sabe también que la clave energética de todo proceso de sanación
es la aceptación como el preámbulo indispensable del perdón y que esa misma
clave constituye el fundamento del nuevo paradigma de relaciones humanas.
La persona verdaderamente terapeuta ha realizado para sí el proceso de
distanciarse de la historia, conservando sin embargo la consciencia de que ella
misma es creadora de la historia. Ya no se siente parte del problema, es por eso
que las soluciones están disponibles para ella y sabe que cuando asiste a otras
personas en realidad está continuando su propio proceso de sanción.
En realidad para que se produzca la sanación es imprescindible responsabilizarse
de todo cuanto nos ha sucedido en la vida, de los problemas, de las dificultades y
99
de las heridas que nos han causado personas o situaciones, sin importar la
magnitud de las mismas; es necesario cubrirlas con la luz amorosa de la propia
consciencia. Es en realidad la habilidad de la autosanación lo que nos otorga el
derecho de consciencia para sanar al prójimo, o mejor dicho, para ayudar a las
personas a sanarse a sí mismas y nos convierte en potenciales sanador@s o
terapeutas. Cada vez se precisa más ayuda, más transmisión, más apoyo y claridad
para que cada un@ sepa enfocar su propio proceso de manera correcta. Pero
también, cada vez habrá más personas capacitadas para compartir desde el
corazón.
100
LA FE
Antes de empezar a leer, intenta responderte las preguntas ¿qué es la fe?
¿tienes fe? ¿hacia dónde diriges tu fe?
El diccionario ofrece unas cuantas descripciones de la palabra fe. La primera
descripción que me encuentro en el Diccionario Ideológico de J. Casares de la
Real Academia Española es: “Creencia basada en el testimonio ajeno”.
Las religiones, mayoritariamente las occidentales, se han apoderado de este
término imprimiéndo en él una parcial y tendenciosa interpretación, alejándonos
de esta forma de la interpretación y aplicación más creativa, profunda y
comprometida del verdadero, amplio y constructivo significado de la palabra fe.
Muchas de las religiones, más interesadas en el abuso de poder de unos pocos
sobre un@s much@s que en el verdadero crecimiento espiritual de sus fieles,
han dogmatizado la fe y han desviado la atención de los seres humanos hacia
una confianza ciega en un poder que se situaba fuera del ser, creando para tal
fin un concepto de dios distante, enjuiciador y condenador, al cual
supuestamente se llegaba temiéndolo más que amándolo.
Antes de continuar con la esencia de lo que quiero transmitir, a mí me
gustaría redefinir el término y alcanzar a describir lo que yo entiendo por fe. La
fe es algo más que una creencia ciega. Yo creo que el sentimiento humano de la
fe nace de un recuerdo aún inconsciente de la condición primigenia de Ser en la
Unidad. Por eso es que puede decirse en cierta forma que la fe es ciega, pero
sólo hasta que deja de serlo. Antes de que ningún dogma se apodere del
término, la fe es la certeza de la existencia de “algo” mucho mayor que un@
mism@, algo de lo cual provenimos y hacia lo que nos dirigimos, e incluso
aspiramos, aun cuando sea de forma no reconocida. Cuando el ser evoluciona a
un cierto grado, esa aspiración se vuelve consciente. Es comprensible en cierta
medida que nos hayamos forjado un concepto de Dios como algo fuera de
nosotr@s mism@s, por cuanto la Totalidad es un concepto prácticamente
insondable en nuestra condición humana. Sin embargo, la idea de una divinidad
inalcanzable es mayoritariamente el fruto del dogma religioso que no nos ha
hablado nunca claramente de la esencia de nuestra verdadera naturaleza
humana.
101
Lo que llamamos Dios es la Totalidad Inefable de todo lo Creado, la Unidad, El
Todo mucho mayor que la suma de las partes, pero que deposita su esencia en
cada una de ellas. Los seres humanos no somos, cuantitativamente hablando, la
Tolalidad a la cual aspiramos o hacia la que nos dirigimos, sin embargo, esa
Totalidad forma parte de nosotr@s, en un sentido cualitativo sí somos esa
misma Unidad, la Divinidad es nuestra misma esencia. Esencialmente somos la
Divinidad, la Unidad, el Amor y todas las Virtudes Divinas. Depositar la fe fuera
de un@ mism@, y sólo fuera de un@ mism@, es un error de percepción que
nos limita y frena. La Divinidad sólo puede descubrirse dentro. En el propio
sentimiento, en la propia aspiración, en el descubrimiento y la aceptación de
todos y cada uno de nuestros aspectos humanos. En la revelación de la propia
consciencia. Entonces en esa misma medida que se ha reconocido dentro del
propio ser, puede reconocerse fuera, en nuestro prójimo.
Cuando somos capaces de reconocer y aceptar que somos esencialmente la
Divinidad, nuestra fe y devoción a esa Totalidad a la que aspiramos y
reverenciamos adquiere necesariamente una dimensión nueva: se convierte en
la fe en nosotr@s mism@s, en el propio proceso espiritual. Esto nos conduce al
único camino real de llegar a Dios: el camino que transita el autoconocimiento y
el compromiso con un@ mism@, con la propia Divinidad interior. El camino
hacia la propia Cristificación. En mi opinión, ésta es la interpretación correcta de
la frase de jesús expresada en el Evangelio de Juan (4, 16): “Yo soy el Camino,
la verdad y la Vida. Nadie podrá ir al Padre si no es a través de mí.” La
consciencia de nuestra parcialidad y de nuestra limitación humana nos permite
no sólo observar el ejemplo de Quienes nos han precedido, sino también invocar
Su Ayuda y Su Guía, éste es el sentido de la oración, y ésta es la invitación que
Jesús nos hace como el mejor de los recursos para no sucumbir a la dificultad.
Pero ante todo hay que velar por la conciencia de la comunión íntima con la
Divinidad, que sólo puede producirse en el recogimiento de la Presencia, esto es
ser y estar en el devenir ininterrumpido de la consciencia, el acto de estar en el
aquí y el ahora. Ser sin engaños, subterfugios ni disfraces, distinguiendo la
realidad de la fantasía.
Este es el verdadero reto de la fe: el camino hacia un@ mism@; entonces el
camino y la meta se convierten en la misma cosa, la impaciencia se va
disolviendo por sí sola.
La fe en un@ mism@ no se refiere a la fe ciega en el ego. Se refiere a la fe en
el Yo Espiritual. Se refiere a la fe en las cualidades propias del Amor Divino, que
102
son las que verdaderamente nos permiten descubrirnos desde la aceptación, sin
juicio ni condena. Se refiere a la certeza de la Presencia en el corazón. La
Presencia que constituye nuestra Guía, que nos posibilita el sentimiento que
precede a la experiencia de ser un@ con Todo, y por lo tanto posibilita la
experiencia misma.
No hablamos de la fe en el poder personal desconectado del corazón. Eso
sería ambición, expectativa y presión sobre la realidad; algo a lo que hemos
estado muy acostumbrad@s que se confunde con la propia meta con mucha
facilidad y se asocia con triumfo personal: es la voz del juicio exterior que se
apodera de la voz propia y se expresa en pensamientos del tipo: “debería”,
“tengo que hacer esto”, “tengo que conseguir aquello”, “tengo mucha prisa”,
etc. Eso es darle supremacía a la mente inferior regida por el Plexo Solar sin la
necesaria conexión con el chakra que le sigue: Corazón, Anahata. Es un hábito
demasiado arraigado en tod@s nosotr@s que no tiene nada que ver con la
aceptación y el reconocimiento del flujo natural y sabio de la vida que trae todo
a su debido tiempo, sino más bien constituye una huida de la realidad, un
constante fugarse del presente que se traduce en esa tensión interna tan
conocida por tod@s en nuestra experiencia humana, tensión creciente que
finalmente puede llegar a resultar insoportable y a estallar en forma de todo
tipo de conflictos.
La fe positiva confía en “la calmada fuerza del conocimiento dentro de un@
mism@ que está fuera del tiempo y del espacio”16. Confía en el poder del amor
dentro de un@ mism@. El poder personal entonces se transforma en el poder
Divino en el interior. La fe entonces deja de ser ciega y se convierte en el
calmante espiritual del propio proceso de vida y aprendizaje. Fe es la certeza de
la integridad a la cual llegaremos, la propia integridad humana que nos
permitirá ingresar en la Unidad. Fe es la alegría de la conciliación con el camino
propio, único para cada un@; la conciliación al punto de que ya no hay meta,
más que el camino mismo. Ésta es la alquímia de la transformación. Llegar a la
comprensión profunda de esta verdad nos libera de la carga y de la ansiedad
que produce arrastrarla. La fe en la Jerarquía de Luz, la fe en Dios y la fe en
un@ mism@ se funden en un solo sentimiento, en la certeza de ser.
16
Esta maravillosa frase ligeramente adaptada ha sido tomada de un mensaje de Jeshua tranmitido por
canalización a través de Pamela Kribe y traducido por Sandra Gusella, titualdo: “Trampas en el camino
para llegar a ser un sanador”. Disponible en el siguiente enlace: http://jeshua.net/esp/
103
CONCILIAR LOS ASPECTOS PARA CONECTAR CON EL CORAZÓN
Bajo este título el capítulo podría dar mucho de sí. Pero antes de extendernos
demasiado intentaré señalar el aspecto fundamental de esta idea para luego
poder enriquecerla con los matices. La primera pregunta que surge es ¿qué
aspectos hay que conciliar? La respuesta genérica a la pregunta es que hay que
conciliar las polaridades masculina y femenina. Aspectos masculinos y aspectos
femeninos de la existencia del ser deben conciliarse en el interior. Los aspectos
del genéro femenino, y la mujer como la máxima representante de los mismos,
han permanecido sometidos y degradados durante mucho tiempo en nuestras
sociedades y culturas. En esta Nueva Era de Acuario recién inaugurada, se nos
brinda la posibilidad de experimentar el retorno a la Tierra Prometida (se refiere
a la humanidad transmutada y al planeta Tierra purificado) a la liberación de la
vida, mediante el necesario renacimiento de los aspectos del género femenino.
Hombre y mujer están destinados en un futuro próximo a actuar en equilibrio y
perfecta armonía, esta será la consecuencia directa del equilibrio de las
polaridades de la vida en el ser individual y colectivo.
Después de esta respuesta tan genérica surge una nueva pregunta ¿para
conectar con el corazón, qué aspectos del ser hay que unificar o conciliar? La
respuesta a bocajarro sería que hay que unificar los dos aspectos de la mente
humana. La mente humana es dual, tiene dos aspectos, uno concreto y otro
abstracto, polaridades masculina y femenina respectivamente; es necesario
unificar estos aspectos para trascender del plano mental al plano búdico, la
dimensión del corazón, cuyo excelso sentido es la intuición. El tercer plano o la
tercera dimensión del ser septenario que somos es el plano de la mente; la
dimensión de la mente se rige por el Plexo Solar, el tercer chakra, el asiento de
la consciencia. El cuarto plano es el Plano Búdico, la dimensión del corazón, este
plano del ser se rige por el cuarto chakra, Anahata, el Sol Central del ser, el
punto medio, el eje de su existencia. Estos dos aspectos de la mente humana,
perfectamente reconocidos por la ciencia y regidos por los hemisferios izquierdo
y derecho del cerebro, la mente concreta y la mente abstracta, polaridades
masculina y femenina de la mente, tienen que conciliarse. Y esta conciliación de
la que hablamos en términos generales, implica la aceptación y la conciliación
de todos los aspectos del ser.
Lo cierto es que urge esta conciliación en el interior de cada un@ de
nosotr@s. La Diosa tiene que renacer en nuestro interior, despertar de su
104
sometimiento al dominio del dios macho. Así como el aspecto abstracto de la
mente humana está surgiendo y equilibrando el aspecto hasta ahora dominador
de la mente racional, los aspectos femeninos de la vida en la existencia humana
también están experimentando un resurgimiento. Todos los aspectos femeninos
de nuestro ser como mujeres exigen de nosotras su reconocimiento; por su
parte los hombres están empezando a despertar a sus propios aspectos
femeninos y a brindar reconocimiento y la debida atención a esos aspectos
dentro de sí mismos, así como el reconocimiento a las mujeres que les ha sido
negado por tanto tiempo.
En términos generales, hemos heredado la inercia de una relación entre
hombres y mujeres muy desequilibrada. “Cómo fue, la vivencia y relación entre
nuestros padres, y la vivencia y la relación de cada uno de ellos con nosotr@s;
qué modelos de relación observamos en nuestro entorno infantil, determinó en
casi todos los casos cómo nosotr@s establecimos después nuestras relaciones
entre nuestras condiciones de género y el género complementario. En la medida
que se reestablece la armonía entre los aspectos de género en nosotr@s, en la
medida en que se sanan las relaciones entre los hombres y las mujeres,
nuestr@ niñ@ interior –nuestro ser prístino- se reestablece también.
El Padre, la figura del Padre constitutiva del aspecto masculino del yo, es
sobre todo representativa de la autoridad, del sustento social, de la aprobación,
del fundamento que representa el mundo exterior, de nuestras circunstancias
materiales, de cómo éste nos acoge, nos nutre, nos acepta y nos sustenta. Una
relación saludable con el masculino interior determina una desenvoltura óptima
con el exterior, así como una relación nutritiva y equilibrada con los hombres; y
en las mujeres con su pareja en particular.
La figura de la Madre, el femenino interior, es representativa de los aspectos
internos del ser, de sus capacidades de introspección, de la entrega, de la
desenvoltura emocional y sentimental, de nuestra creatividad y de nuestra
capacidad receptiva. El femenino interior es nuestro santuario. Es el recipiente
de nuestras emociones, el espacio en el que se concibe nuestra expansión. Es la
representación de nuestra tolerancia y permisión. Es esa parte de nosotr@s,
que aun cuando haya quedado relegada a un espacio remoto, ha venido
custodiando, para el ser individual y para el conjunto de la humanidad y su
evolución, la joya del Amor.”
105
“La falta de confianza en lo externo, se relaciona directamente con una falta
de apoyo que no se recibió de la figura paterna, y esa carencia está a su vez
directamente relacionada con nuestra rabia, con las capas de ira que se han ido
adhiriendo a nuestro cuerpo emocional.
En un sentido más amplio, esa falta de confianza se relaciona con la
desvirtuación que ha sufrido la evolución aparente del sistema global en el que
una gran parte del mundo se desenvuelve, sistema que ha obliterado los
aspectos del género femenino; la deshumanización del mundo, y su crudeza y
crueldad, está directa y estrechamente relacionada con la desconexión de La
Divinidad, con el Padre, Dios, Quien está representado en el ser individual por el
aspecto masculino interno del yo; el mundo ha llegado a estar controlado por
los hombres, pero estos hombres han transmitido a su descendencia la
desconexión.
Es ahora el tiempo de la sanación. Muchos seres humanos en la actualidad
anhelan intensamente encontrar su complemento, tod@s estamos necesitados
de sanación y compleción. Tod@s añoramos el amor.
Necesitamos sanar nuestra relación con el Padre, para apoyar a la Madre, al
aspecto interno en nosotr@s desde una estructura externa amable, amorosa
respetuosa y considerada con la diversidad de la vida. Necesitamos reconocer la
verdadera naturaleza sanadora de la mujer, de la Diosa, de los aspectos
femeninos de la existencia, tan profunda e imprescindible como su
complemento.”
“¿Cuándo y cómo recupera la alegría nuestr@ niñ@ interior? El estado de
nuestr@ niñ@ interior está directamente vinculado al estado de la relación entre
nuestro Masculino interior y nuestro Femenino interior, Padre y Madre, Diosa y
Dios; reflejad@s en el exterior en las figuras del padre, de la madre, del
hombre y de la mujer.”17
Unidad y separación. Estos son los conceptos claves y básicos que subyacen
detrás de toda polaridad. La unidad se produce en el equilibrio, en el punto
medio entre los extremos. La polaridad es la característica fundamental de
nuestra concepción del mundo, de este mundo nuestro que ha constituido por
milenios, a través del paso de las civilizaciones, el escenario de aprendizaje de
la humanidad. La dualidad es la concepción característica del ego humano, que
17
Todos los párrafos entre comillas han sido tomados del libro “EL DIAMANTE DE LO FEMENINO,
Expansión de consciencia y crecimiento espiritual” de la misma autora. No siguen necesariamente el
mismo orden y se han modificado ligeramente.
106
se opone a la Unidad. La Unidad lo contiene todo en sí misma, todas las
polaridades realizadas, equilibradas, todas sin excepción. La Unidad, La
Consciencia Cósmica, La Divinidad Creadora, no necesita evolucionar, puesto
que lo contiene todo, es El Todo, ese aspecto esencial está en reposo
permanente, no tiene límites, ni está sometida al tiempo ni al espacio. Este
concepto de Unidad es un concepto al que aspiramos, pero que hoy por hoy se
escapa a nuestras posibilidades de percepción. La humanidad, sin embargo, sí
necesita evolucionar, y para evolucionar, precisa necesariamente de la
polaridad, de la división, de la escisión. La consciencia del ego es incapaz de
ejercer la percepción simultánea. En su evolución, el ser puede llegar a intuir la
Unidad y puede aspirar a ella –lo cual constituye el estímulo de su evolución-
pero el ego no puede captarla. Precisa escindir cada aspecto de la existencia en
dos polos, a fin de poderlos contemplar, de poderlos percibir y de poderlos
experimentar sucesivamente para así poder ir incorporándolos en su consciencia
como experiencias realizadas. Para ello el ego necesita la simulación del tiempo,
y esta necesidad le conduce a creer en una ilusión, puesto que le presenta su
evolución como el producto de sus procesos, de sus elecciones y decisiones, y
no percibe que sólo está ejecutando un modelo que ha existido siempre.
En su proceso evolutivo, el ser humano, después de haber separado todos los
aspectos de la existencia en contrapuestos, tiene que comprender que por
naturaleza todo, incluso él, tiende al equilibrio, y que los opuestos no son
aspectos antagónicos, sino complementarios, que se pueden templar, equilibrar,
para ser completos. Esta es la clave del asunto que aquí tratamos, y la razón
que nos impulsa a buscar esos aspectos que han permanecido irrealizados en
nosotr@s por haberlos mantenido reprimidos.
La serena expectación es una práctica del aspecto femenino de la existencia,
mediante la cual el ser sublima sus sentidos para entrar y permanecer en un
estado de receptividad, de profunda observación, sin interferencias de la
personalidad, sin sus juicios ni condenas.
107
LA NIÑA INTERIOR18
Es importante insistir una vez más en el sentido profundo de este momento
tan crítico de cambio que la humanidad está viviendo, junto con el planeta
Tierra; cambio que halla su reflejo y expresión en cada ser individual.
Hay una única forma de sobrellevar lo más airosamente posible una crisis de
estas características, y es a través del conocimiento y de la comprensión.
Primero hay que recurrir al conocimiento, y luego viene la comprensión. Con la
comprensión no es que esté todo resuelto, ni muchísimo menos, pero sin la
comprensión se pierde todo en la confusión. El conocimiento de lo que sucede a
un nivel más global abre una compuerta hacia nuestro propio interior, nos
ayuda tremendamente en el acto de la comprensión.
En un libro anterior incluí un capítulo breve de cosmología para explicar
sintéticamente el momento evolutivo de nuestro planeta y de nuestro sistema
solar. No es imprescindible reproducirlo aquí, bastará con reseñar que estamos
sumergidos en una Banda Fotónica, procedente del Centro Galáctico y que este
evento cósmico se repite con una frecuencia de 26.000 años,
aproximadamente. Este Cinturón de Fotones transporta energía e información
de altísima frecuencia que llega de otros niveles dimensionales A medida que
vamos penetrando más profundamente en esta Banda Fotónica precisamos ir
integrando niveles cada vez más profundos de energía. Ésta es la causa cósmica
que se corresponde con nuestro momento evolutivo, pero que a su vez exige un
determinado nivel de conciencia y propugna una limpieza profundísima, que
debe realizarse. La necesidad de limpieza se hace evidente en todas las señales
de desequilibrio que surgen por doquier alrededor del mundo, muchos son los
aspectos que nos lo explican claramente todos los días. Esto exige,
consecuentemente, una limpieza profunda de la conciencia y del alma
individual, pues el proceso representa al fin, la reconexión del ser humano con
la esencia de su alma, y la conexión sólo podrá establecerse cuando no quede
traza alguna de residuo de oscuridad; la intención debe ser clara, pura, al cien
por cien. Se precipita en cada un@ de nosotr@s este requerimiento, y aunque
no sea fácil, la decisión consciente y personal de fluir con la invitación del
momento abre cada vez más las puertas de nuestra liberación, es nuestra
salida, por otra parte, la prometedora y tan esperada salida de la densidad.
18
Nuevamente, este capítulo está transcripto íntegramente del libro “EL DIAMANTE DE LO
FEMENINO, Expansión de conciencia y crecimiento espiritual” de la misma autora.
108
Lo que quiero destacar en este capítulo, es de qué manera vive este cambio
nuestr@ niñ@ interior, este proceso de transformación, profundísimo y
acelerado, que se está produciendo en cada un@ de nosotr@s, puesto que si
esta parte nuestra, tan bella y vulnerable, es capaz de comprender y se siente
protegida por la elevación de nuestra conciencia, resultará todo mucho más
fácil. La niña interior tiene que aprender a confiar en lo nuevo.
Este tirón ascendente de nuestro momento evolutivo, esta ascensión de la
frecuencia energética, infiere, naturalmente, cambios en la conciencia. Estos
cambios evolutivos, que estamos experimentando en este proceso colectivo,
impugnan nuestro proceso individual, lo remueven, esta remoción hace resurgir,
necesariamente, viejos patrones energéticos, aquellos que no se han
desactivado del todo, con el fin de que los podamos definitivamente desactivar,
desde la voluntad y la resolución consciente. Cuando afloran los viejos patrones,
afloran unas consecuencias temporales a manera de crisis, tanto físicas como
emocionales, crisis que pueden resultar muy intensas. En este estado de cosas,
la niña interior puede llegar a sentirse duramente amenazada, cuanto menos
confundida, temerosa e indefensa.
Una palabra clave en todo este proceso es la transmutación. Transmutación:
equivale a desactivar completamente lo viejo para que pueda entrar lo nuevo.
Lo nuevo llega para transformarnos y para que podamos transformar la
realidad. Estamos siendo irradiad@s desde un nivel de conciencia muy superior
para que podamos realizar el salto cuántico, cuántico en el sentido de que todas
y cada una de las partes, las más pequeñísimas partes que nos constituyen,
están viviendo la transformación. Muchos retos se nos plantean. Nuestro cuerpo
emocional se está removiendo a un nivel muy profundo, nuestro sistema
inmunológico tiene mucho trabajo extra que realizar. Nuestro sistema nervioso
se está reforzando para soportar cada vez frecuencias más elevadas de energía.
Nuestro ADN se está recodificando y se están activando nuevas fibras de
acuerdo a nuestra progresiva ascensión espiritual. Cuanto, cuanto jaleo...
Cuando aparece la confusión, florece la angustia y se intensifica el dolor, es la
niña que sufre; la niña está pidiendo salvación, sanación, reconciliación,
atención, aquella que antes no se le brindó. Pero ya no valdrá acallar la voz de
su angustia con chucherías, con subterfugios que la despisten, pues en este
caso la exigencia de sus necesidades profundas se intensificará, las crisis se
agudizarán hasta lo insoportable. Lo que hacía la niña frente a la desatención
109
era huir, o patalear, en definitiva, recurrir a recursos infantiles de
comportamiento; pero esto ya no nos va a servir más. Necesariamente
tendremos que escucharla, atenderla, comprender sus comportamientos y sus
necesidades, aprender a amarla, calmarla, sanarla en el mismo nivel en el que
se le causó la herida.
Es así mismo muy desaconsejable persistir en el hábito de la culpabilidad.
Culparla y castigarla, cuando descubrimos sus comportamientos infantiles, no
nos liberará de los mismos. Más bien todo lo contrario, la culpabilidad es el
sentimiento que retiene a l@s niñ@s en sus malos hábitos, en sus conductas
inmaduras.
Dejar que la niña se exprese es recurrir a nuestra autenticidad. Si la niña
encuentra su espacio, aprenderá a expresarse sin temor, nos explicará
exactamente lo que le pasa, nos conectará de una forma fluida con nuestra
intuición. Si nos proponemos satisfacer las necesidades reales de la niña desde
la firmeza, aprendiendo a no ceder a las exigencias de su inmadurez,
aceleraremos mucho el proceso de su sanación, de nuestra sanación.
¿Qué podemos ofrecerle, además de mucha comunicación? Lo que l@s niñ@s
necesitan: contacto con la Tierra, con las fuerzas naturales, baños de mar,
juego, tiempo libre, aire puro, alimentos sanos, amor, coherencia en el
comportamiento, transparencia... Que pueda caminar descalza, para que nos
podamos arraigar, para que se active nuestra energía desde los pies y nos
podamos así mismo descargar de la electricidad estática. Que nuestra
conciencia pueda establecer conexión con el planeta y se propicie la sintonía con
su proceso de ascensión (que en realidad es el nuestro propio).
Cuando surgen sentimientos negativos, no nos servirá de nada juzgar desde
la severidad. Estos sentimientos suelen expresar necesidades insatisfechas.
Habrá que comprender, por supuesto, comprender con detalle, pero habrá que
propiciar unas circunstancias favorables para satisfacer esas necesidades.
Reprimirlas, desde un falso sentimiento de madurez, tampoco nos servirá,
volverán a surgir, se volverán cada vez más exigentes, y persistir en la omisión
de las mismas sólo acarreará más dolor, más confusión, más desequilibrio.
Otra cosa que la niña necesita -si es que no se ha realizado aún- es el
reconocimiento de sus dones, de sus preferencias, de sus tendencias. Ofrecerle
110
a la niña el espacio para que se realice y se recree en ellas, equivale a
recalificar la energía de nuestros arquetipos internos, aquellos que nos
estructuran. Esto es algo completamente necesario para que se nutra el
espíritu, para que nuestro caminar encuentre su sentido placentero y positivo.
En general, si escuchamos a nuestr@ niñ@ interior sentiremos la urgencia del
alma que clama por su liberación. Esa misma necesidad urgente se constituirá
en nuestra guía y nuestras herramientas de trabajo, reflejará nuestras verdades
profundas. Aquello que ya no sirve deberá ser abandonado, nada bueno
sacaremos de retenerlo. Lo auténtico tomará sentido, lo falso resultará
evidente. En la quietud, la introspección y la contemplación se gestará cada
nuevo paso. Todo adquirirá un sentido superior y unificado.
111
¿QUÉ ES LO QUE ESTOY SINTIENDO?19
La desazón ¿qué me transmite?...
Cuando la desazón persiste durante un día y otro y otro, y no la escuchamos,
no somos capaces de tirar de ella para averiguar a qué sentimiento nos lleva,
hasta dónde nos conduce, se va produciendo un decaimiento en el ánimo que
puede desembocar en una depresión, un mal demasiado común y frecuente en
estos días. La depresión es el resultado del autoengaño sostenido y de haber
mantenido reprimidas nuestras emociones durante un tiempo excesivo. Por otro
lado, mantener reprimidas las emociones durante un tiempo excesivo equivale a
un acotamiento significativo de nuestro campo de acción, de nuestros
movimientos y acciones, puesto que las emociones son el estímulo de la acción.
No actuamos, el apocamiento se va apoderando de nosotr@s, crece el temor. Si
no actuamos, atoramos también las respuestas que llegan del exterior, van
disminuyendo los estímulos. Hemos caído en un círculo vicioso del que parece
difícil salir. La depresión es pues un cúmulo de energía no gestionada de la cual
hemos ignorado, no sólo el origen, sino la calidad y la potencia de la emoción en
sí misma. Al haber provocado un estancamiento de la energía, ésta se ha ido
densificando en nuestro interior, deteriorando nuestro estado de salud física,
anímica y mental.
No pretendemos tratar aquí la depresión, pero tal vez sí prevenirla, o
reflexionar sobre lo que nos sucede. La cuestión tiene mucho que ver con el
enfrentarnos o no enfrentarnos a nuestra parte oscura, la sombra, aquello que
no hemos iluminado con el conocimiento. Aquellas emociones, y las
convicciones detrás de las mismas, que hemos mantenido reprimidas en el
subconsciente, ya sea por temor o prejuicio. Sombra es oscuridad, ignorancia.
Luz es conocimiento, autoconsciencia. El conocimiento equivale a liberación, y
aunque la mayor de las veces haya que tirar del dolor para extraer el
conocimiento, no hay más salida real que la de conocerse a un@ mism@.
Cualquier otra estrategia puede representar un avance parcial, una salida
temporal de un problema determinado, pero éste volverá a aparecer si no se ha
llegado a comprender su causa.
19
También este capítulo está transcripto prácticamente íntegro del libro “EL DIAMANTE DE LO
FEMENINO, Expansión de conciencia y crecimiento espiritual” de la misma autora; sólo el último
párrafo ha sido modificado.
112
Con demasiada frecuencia acudimos a métodos o terapias que persiguen el
objetivo de la iluminación, de la sanación, potenciando un crecimiento
energético o lumínico en nuestro ser. Existe un interés muy real y creciente de
sanación y liberación. El ser humano está ya fatigado, exhausto, en muchos
casos, al límite de sus posibilidades de resistencia. Sin embargo, me parece
imprescindible enfocarse con precisión. Por mucho que nos expongamos a un
foco de luz externo, nuestro interior no se iluminará. Para que se ilumine
nuestro interior –sólo en él están las respuestas- tenemos que sumergirnos en
nuestra sombra. Penetrar en ella, aceptando que existe nuestra parte oscura
aprendiendo a sobreponernos al dolor, admitiendo que en la vida del ser
humano hay autoengaño, consecuencia de los muchos errores de percepción
heredados y propios. Sólo se puede iluminar el interior desde el corazón, que es
nuestro propio sol. Si trabajamos de una manera activa y real en este sentido,
otro tipo de terapias complementarias nos pueden ayudar, pero nunca podrán
sustituir el poder y la eficacia de ir hacia adentro ejercitando la serena
expectación.
El propósito de conquistarse, ir hacia adentro, hasta el fondo del fondo,
implica flirtear con la sombra. Imprescindible liberarse del juicio. La sombra no
es ni buena ni mala, simplemente, es ignorancia. Es destructiva mientras sigue
siendo sombra. Sin embargo, encierra un potencial ilimitado cuyo mecanismo se
disparará a medida que la sombra se ilumina, se reconvierte en luz. Es el
verdadero camino que nos conduce a nuestro propio poder, el nuestro, el
genuino, el más poderoso de todos (valga tanta redundancia)...
En definitiva, cuando empezamos a tirar de la desazón, la razón genuina es
desear saber qué es lo que sentimos, cuál es la naturaleza del sentimiento, cuál
es su causa profunda. Hasta dónde nos quiere remitir y hacia dónde nos quiere
impulsar.
Es desaconsejable desoír los avisos anímicos que nos están sugiriendo bucear
dentro de nosotr@s mism@s. De otra forma el monstruo de la negación seguirá
devorándonos hasta que ya no quede nada de nuestra energía vital.
113
FLUIDEZ Y ADAPTABILIDAD
Hemos mencionado más arriba que hay una Inteligencia Divina que dispone
las cosas para cada un@ de nosotr@s de manera individual. Hemos mencionado
también que cada una de las situaciones de la vida encierra un propósito. El
hecho de que haya una Inteligencia Divina actuando siempre, no implica que no
tengamos la absoluta responsabilidad por lo que nos llega, sino sólo que dicha
Inteligencia ordena de manera perfecta para cada ser los efectos de las causas
establecidas por nosotr@s a merced de nuestras elecciones y acciones. Lo
importante de todo esto es cómo y de qué manera lo vivimos, cómo nos
posicionamos nosotr@s frente a este flujo de la vida que tiene fuerza propia y
fluye solo.
La gran mayoría de nosotr@s estamos muy condicionad@s por ciertos
conceptos sociales predeterminados en nuestras mentes. Sostenemos una
asociación interna preestablecida entre la lucha y el éxito: “para triunfar es
necesario luchar”, así lo concebimos. Sin embargo y aunque aparentemente
parezca una paradoja, el logro espiritual, la conquista de la plenitud, que atrae
a nuestra vida el perfecto fluir, no se consigue mediante la lucha, sino mediante
la rendición. No hablamos de indiferencia sino de enfrentar serenamente lo que
a cada momento nos llega. Mediante la serena expectación de lo que nos
sucede, posibilitamos la participación del yo en todo momento y en toda
situación, sin evasivas, sin que sea imprescindible la intelectualización. Es la
presencia lo que nos permite mantenernos en “estado fluídico de
adaptabilidad”20, o a la inversa, si nos mantenemos en “estado fluídico de
adaptabilidad” estamos presentes.
Quizás sea fácil poner esto en práctica cuando las cosas nos van bien. Es
cuando surgen problemas cuando la cosa se vuelve difícil. Los estadios que nos
conducen a un determinado objetivo no pueden estar constituidos por metas
rígidas e inamovibles, la vida es cambiante y cada situación requiere una
respuesta nueva. Aquí es cuando sigue siendo necesario practicar la serena
expectación, la atención abierta, ésta que implica mantenerse en estado fluídico
de adaptabilidad. Entonces la intención resolutiva se hace carne en cada una de
nuestras experiencias de vida, estamos canalizando a nuestro Yo Superior y
desaparecen los problemas sociales. Se trata de una experiencia sostenida de
renovación constante que tiene como consecuencia la espiritualización de
nuestra vida, acciones y aspiraciones.
20
Max Heindel.
114
ACTIVIDAD DE SERVICIO
-Erigir un Altar en la Consciencia-
El verdadero sentido de la vida está en la entrega, en aquello que podemos
aportar a nuestro prójimo y al mundo para mejorar la vida. La máxima entrega
que puede hacerse a la Vida es la propia vida, pero voy a intentar explicar a lo
que me refiero para no suscitar malas interpretaciones -algo que ya ha sucedido
con anterioridad. Cuando yo hablo de entregar la propia vida me refiero a
entregarnos a la Vida desde la Presencia. El arte de generar presencia o la
práctica de pulsar y vivir desde el corazón es lo que yo llamo entregarse a la
vida. Está claro que éste es un largo y arduo camino, un proceso consciente
para recuperar lo que en la casi totalidad de los casos hemos perdido en el
transcurso de nuestra educación y formación como seres sociales; pues lo cierto
es que nacemos con un elevado nivel de presencia que el estilo de vida al que
estamos sometidos nos arrebata. Sin embargo, no se puede afirmar que ese
nivel de presencia que tenemos en nuestro estado natal esté respaldado por la
autoconciencia. De lo que se trata es de aprender a generar presencia desde la
autoconsciencia. En este punto surge necesariamente una pregunta ¿Cómo nos
encaminamos a ello?
Hasta este punto incluido, la finalidad del libro y de todas sus partes es
justamente la de ofrecer información y proporcionar herramientas de
transformación que puedan posibilitar este propósito. Generar presencia y
entregarse a la vida son la misma cosa. “Actividad de servicio” describe de una
manera un tanto más específica aquello que una forma más distendida o
genérica yo llamaría entregarse a la vida. Servir activamente se refiere a hacer
el bien deliberadamente, o a hacer el bien desde la consciencia. Llegamos ahora
a un punto crucial: para hacer el bien hay que estar bien, es necesario,
imprescindible, sentirse bien. Si no estamos bien, no podemos hacer el bien, es
imposible, pues a un nivel inconsciente estaremos generando distorsión aun
cuando nuestro propósito sea servir y ayudar.
Es por eso muy importante considerar que la mejor actividad de servicio es
aquella actividad afín a nuestra naturaleza, a nuestra vocación del alma, aquella
que podemos realizar desde la alegría y la entrega, porque resulta nutritiva y
constructiva, no sólo para l@s demás, sino también para nosotr@s mism@s. La
máxima actividad de servicio es encaminar nuestras vidas de manera práctica
para llegar a realizar en nuestra propia vida lo que es nuestra actividad
vocacional. Encaminarse hacia esto es responder a nuestra llamada profunda
115
del alma que guarda perfecta sintonía con El Proposito y el Plan de la Divinidad.
Si es cierto que para realizar el servicio de nuestra actividad vocacional
necesitamos estar bien, es cierto también que cuando realizamos el servicio de
nuestra actividad vocacional nos sentimos bien.
Sentimos desdicha, infelicidad y una enorme sensación de vacío porque no
contemplamos esta necesidad prioritaria de la vida como tal. El mayor de los
problemas del mundo es el egoísmo del ser humano, pero es una enorme
evidencia, que esto ha degenerado hasta producir el tremendo desequilibrio que
el planeta, el mundo entero y el ser humano individual sufrimos o hemos sufrido
en nuestras propias carnes. Ya no podemos seguir viviendo de manera egoísta,
pero yo diría más todavía, no podemos seguir viviendo en la inconsciencia.
Entrega y consciencia se convierten en la misma cosa. Por eso es importante y
urgente para cada un@ de nosotr@s iniciar nuestra transformación espiritual. Mi
propia actividad de servicio se refiere a realizar mi propia transformación y
proporcionar ayuda y herramientas para posibilitar esta transformación en mi
prójimo. Porque yo he llegado a comprender de manera consciente que mi
prójimo y yo somos Un@ con el Todo. Y he sido capaz de interpretar de forma
práctica ese amor profundo por la vida y por todos los seres, esa llamada que
no se puede eludir de ninguna manera. No hay marcha atrás en el camino de la
transformación. Responder desde la presencia a nuestra llamada profunda del
alma es erigir un Altar en la Consciencia y ésta es nuestra verdadera actividad
de servicio.
116
PRIORIDADES PRÁCTICAS
A modo de síntesis me gustaría presentar aquí algunos objetivos prioritarios
en este proceso consciente de transformación espiritual. Quizás el primero de
ellos sea el de definir la proposición o intención prioritaria personal. ¿Cuál es la
intención prioritaria en nuestra vida? ¿cuál debería ser para cualquier persona
comprometida con su propia transformación espiritual? Yo respondería a la
segunda pregunta de forma contundente con la siguiente respuesta: la
integridad, si es que ésta no se ha conquistado todavía.
Este opbjetivo prioritario nos lleva a una segunda proposición: veracidad en
las interpretaciones. Esto implica la importante necesidad de superar la
tendencia a buscar las causas fuera y aceptar de una forma práctica y verídica
que las causas están dentro, siempre están dentro. En pocas palabras, implica
asumir la responsabilidad y el propósito sotenido de descubrir el autoengaño.
En la siguiente proposición podríamos señalar la necesidad de superar la
dependencia que tenemos del temor y la necesidad de relativizar la dependencia
que tenemos del medio. Tod@s hemos sido en mayor o menor grado
dependientes del miedo, hasta el punto de que éste ha condicionado nuestras
vidas y en muchos casos aún las condiciona. El temor cierra nuestros corazones,
nos reduce y aprisiona, mas es imprescindible trascender el temor para seguir
avanzando, esto sólo se consigue llendo hacia delante a pesar del miedo y
atravesando el miedo, haciendo entrega de esta aparente limitación al Espíritu
Santo (o a la Divinidad en nosotr@s) en una invocación consciente, para no
intoxicar nuestro propósito.
La dependencia emocional que tenemos del medio guarda una estrecha
relación con el condicionante del miedo. Todos somos dependientes en una
medida u otra del medio, pero es muy necesario calibrar esa dependencia y
relativizarla. La conciencia de la necesidad que tod@s tenemos l@s un@s de
l@s otr@s no implica que debamos vivir atemorizados y sometidos por el temor.
La interdependencia no tiene porque ser dependencia emocional, ni mucho
menos sometimiento.
La cuarta proposición consiste en aprender a pedir ayuda desde la aceptación
de los propios límites. Nos referimos a la petición de ayuda en dos planos
distintos: en el plano horizontal, es importante la petición de ayuda humana
cuando la requerimos, si es que nos es posible pedirla. Pero más importante es
117
aún proyectar la petición de ayuda en el plano vertical: esto hace referencia
directa a la comunicación Espiritual con la Jerarquía de Luz que tanta falta hace
y tan poco se practica. Es imprescindible pedir ayuda y guía a nuestr@s
Maestr@s, Guías y Ángeles. Invocación, petición y oración son sumamente
importantes y necesarias.
Seguiría diciendo que es muy necesario también, a nivel individual y colectivo,
reforzar el sentido de la participación y de la colaboración. Cuando las
intenciones personales y las fuerzas y recursos personales se suman, los efectos
se multiplican geométricamente. Es muy importante y alentador tener esto en
consideración, pues formamos parte de un Todo y todas las partes son
importantes.
La gran mayoría de nosotr@s tenemos una asignatura pendiente: aprender a
compartir. A gran escala este aprendizaje implicará la justa distribución de los
recursos y el uso correcto de los mismos.
Por último yo señalaría el propósito prioritario del libro: El Amor y la apertura
del Corazón. Ésta es la necesidad práctica de la humanidad actual. Este
objetivo, a mi modo de ver urgente, los engloba todos. Este objetivo se refiere a
la necesidad prioritaria de conectar con el propio corazón de forma consciente y
voluntaria. El corazón es nuestro foco solar, nuestro núcleo, nuestro centro de
vida y única puerta dimensional en la que se juntan el Origen y el Destino. Así
mismo, en el nivel del corazón somos Un@, lo cual implica que no podemos
llegar a conocernos íntegramente si no penetramos en el corazón de nuestro
prójimo, Vicente Beltrán Anglada añadiría “con las debidas reservas
psicológicas” lo que quiere decir que no es necesario abrazar emocionalmente
cualquier pulsación ajena. Nos estamos refiriendo a ver a las personas más allá
de las apariencias, a mantenernos conscientes de las personas y de la vida, de
la misma forma que es absolutamente imprescindible confiar en el propio
proceso y abandonarse a la aspiración espiritual sin juicios ni culpabilidades.
Esta es la condición de la vida que nos preserva del egoísmo. Esto es
verdaderamente lo que llena la vida de sentido.
118
EPÍLOGO
Entrego con amor el dolor ancestral y profundo sufrido por mi historia de
mujer. Lo entrego a la vida e invierto toda su fuerza, la perseverancia, la
paciencia, el amor y la fe, a la causa justa de la resolución. Ahora. Lo entrego
ahora que el fruto ya está maduro y ya se puede recoger. Ahora me entrego y
entrego con devoción y sentido de la justicia la certeza pulsante y viva de la
resolución que yo soy. Esa resolución que nada tiene que ver con la venganza,
pero sí con la justicia. Esa resolución que es reconciliación. Energía de
equilibrio, sanción, reconocimiento, amor profundo, necesidad satisfecha,
solidaridad, integridad y cooperación. Resolución que es, también, homenaje y
bienvenida a las mujeres de la tierra que lo hemos entregado todo con esa
capacidad infinita de entrega, propia de nuestro maravilloso e imprescindible
aspecto femenino; que es también homenaje al hombre nuevo, capaz de
abrazar a la Diosa dentro de él. La resolución que alza una voz dulce, firme y
profunda de alabanza a la Diosa que nos ha sostenido en su consciencia.
119
ALQUIMISTA DEL ESPÍRITU
Yo Soy la cavidad profunda de la vida.
La caverna primigenia de mi vientre.
Misterioso y oscuro secreto de paciencia.
Alquimista del espíritu.
Yo Soy la cavidad profunda de la vida
en la que se depositó la semilla fértil
la semilla del hombre que me repudió
para que yo la gestara con amor de madre.
Yo misma Soy el fruto de la semilla
esa que nos contiene a ambos
esa que conoce las leyes en su lenguaje básico
esa que germina siempre.
Yo Soy la fuerza que siempre renace
que no puede ser reprimida eternamente
que surge con más ímpetu después de cada negación.
Pues Yo misma Soy la vida creativa.
Yo Soy la matriz de tus anhelos,
el océano de tus oportunidades,
la casa familiar a la que llegaste
que te da el reconocimiento de tu nombre.
He esperado con la entereza de la casi eternidad,
por los siglos de los siglos a que tú me vieses.
Y ahora reto tu mirada con mis ojos de mujer:
Estoy aquí, siempre estuve aquí, y Soy tu otro yo.
Yo Soy la alegría del encuentro,
la oración de reconocimiento y gratitud.
He custodiado para ambos la certeza
sobreponiéndome a todo deseo de venganza.
He saciado mi sed incesantemente
120
en el manantial inagotable del perdón
mientras calladamente me alimentaba
de las migajas de tu voracidad.
Yo Soy la fusión de las dos mitades
que constituyen un solo corazón.
Y Soy el Infinito que lo atraviesa
Celebrando el triunfo de la alianza.
YO SOY
Sundari Amalia, Junio del 2009
121
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
- LA TRANSFORMACIÓN DESDE EL CORAZÓN, p. 3
- EL SER HUMANO Y NUESTROS VEHÍCULOS DE MANIFESTACIÓN, p. 9
- LA MENTE, MANAS O PRINCIPIO MANÁSICO, p. 14
- LA CONFIANZA Y EL CAMINO DEL CORAZÓN, p. 17
- LA MENTE VACÍA -Surgir cada día renovad@s- p. 21
- SED ESPIRITUAL, p. 24
- ¿QUÉ NOS ALEJA DEL SENTIDO DE UNIDAD? p. 27
- ABRAZANDO LA SOMBRA, p. 30
- SOMOS CREATIV@S Y CREADOR@S -Ley de Atracción- p. 32
- CONSCIENCIA Y SUBCONSCIENCIA, p. 34
- DOS ENTIDADES ESOTÉRICAS EN EL SER HUMANO, p. 36
- EL SENDERO DE RETORNO, p. 39
- EL PODER DE LA PALABRA, p. 41
- NO EXISTE LA CULPA, 43
- ATENCIÓN E INTENCIÓN, p. 45
- INTELIGENCIA DIVINA -La disciplina del Agni Yoga- p. 46
- SOBRE LA SERENA EXPECTACIÓN Y LA OBSERVACIÓN ATENTA, p. 49
- TODO SE AJUSTA A UNAS LEYES, p. 51
- INDEPENDENCIA EMOCIONAL NO ES AUTOSUFICIENCIA, p. 59
- TODO TIENE UN PROPÓSITO, p. 61
- LA EXPERIENCIA PROFUNDA DE LA ACEPTACIÓN, p. 63
- EFECTO ESPEJO, p. 66
- CONFUSIÓN DE PROPÓSITOS, p. 68
- EL POTENCIAL DE LA VERDAD, p. 72
- EL APEGO Y LAS EXPECTATIVAS, p. 75
- ¿CON QUÉ ME IDENTIFICO? p. 79
- EL DOMINIO DE LA ENERGÍA, p. 81
- CURSO INTENSIVO DE HONESTIDAD, p. 83
- HUIR O PERMANECER EN MÍ, p. 86
- ¿POR QUÉ HUIMOS? p. 90
- CONSCIENCIA Y EXPANSIÓN DE CONSCIENCIA, p. 92
- ESTRATEGIA Y VISIÓN GLOBAL, p. 95
- EL NUEVO PARADIGMA Y LA SANACIÓN, p. 97
- LA FE, p. 100
- CONCILIAR LOS ASPECTOS PARA CONECTAR CON EL CORAZÓN, p. 103
- LA NIÑA INTERIOR, p. 107
122
- ¿QUÉ ES LO QUE ESTOY SINTIENDO? p. 111
- FLUIDEZ Y ADAPTABILIDAD, p. 113
- ACTIVIDAD DE SERVICIO -Erigir un Altar en la Consciencia- p. 114
- PRIORIDADES PRÁCTICAS, p. 116
- EPÍLOGO, p. 118
- ALQUIMISTA DEL ESPÍRITU, p. 119
Este libro fue debidamente registrado en el registro de la propiedad intelectual de
Girona con el siguiente número de solicitud: GI-0391-2009.