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BS Don Bosco en Centroamérica 7 EDUCACIÓN El evangelio, buena noticia para el educador Existe una lectura salesiana de la Buena Noticia y de la Biblia, así como existe una lectura psicoanalítica del evangelio, una lectura feminista o una lectura materialista inspirada en el marxismo. La pregunta de Jesús: ¿Quién dicen ustedes que soy yo? es siempre de actualidad. El hom- bre de Nazaret será, según las épo- cas, un revolucionario, un románti- co, un comunista, un libertador, un superstar, un hebreo devoto, etc. Una lectura crítica, que tenga en cuenta los estudios científicos, es evidentemente necesaria siempre para no hacer decir al texto cual- quier cosa y para llegar hasta la per- sona concreta e histórica de Cristo. El Evangelio es único y el mismo para todos. Sin embargo, cada uno lee los textos sagrados según su propia sensibilidad. El educador salesiano tiene como telón de fondo el pro- yecto educativo salesiano en el que se ha comprometido: “Ser juntos, en la Iglesia, signos y portadores del amor de Dios para los jóvenes, es- pecialmente los más pobres”. El educador salesiano privilegia cier- tos textos, porque inspiran directa- mente su modo de ver y de encon- trar a los jóvenes. De la contempla- ción de Cristo con los ojos de Don Bosco nace una experiencia espiri- tual que alimenta una práctica pas- toral, la cual posee su marca espe- cífica bien identificable. El Reino de los Cielos es semejante a un comerciante que busca perlas finas. Si llega a sus manos una perla de gran valor, vende cuanto tiene, y la compra. Mateo 13,45 BSCAM www.boletinsalesiano.info Encuentre este y otros artículos en:

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EDUCACIÓN

El evangelio, buenanoticia para el educadorExiste una lectura salesiana de laBuena Noticia y de la Biblia, así comoexiste una lectura psicoanalítica delevangelio, una lectura feminista ouna lectura materialista inspirada enel marxismo. La pregunta de Jesús:¿Quién dicen ustedes que soy yo?es siempre de actualidad. El hom-bre de Nazaret será, según las épo-cas, un revolucionario, un románti-co, un comunista, un libertador, unsuperstar, un hebreo devoto, etc.

Una lectura crítica, que tenga encuenta los estudios científicos, esevidentemente necesaria siemprepara no hacer decir al texto cual-quier cosa y para llegar hasta la per-sona concreta e histórica de Cristo.

El Evangelio es único y el mismo paratodos. Sin embargo, cada uno leelos textos sagrados según su propiasensibilidad. El educador salesianotiene como telón de fondo el pro-yecto educativo salesiano en el quese ha comprometido: “Ser juntos,en la Iglesia, signos y portadores delamor de Dios para los jóvenes, es-pecialmente los más pobres”.

El educador salesiano privilegia cier-tos textos, porque inspiran directa-mente su modo de ver y de encon-trar a los jóvenes. De la contempla-ción de Cristo con los ojos de DonBosco nace una experiencia espiri-tual que alimenta una práctica pas-toral, la cual posee su marca espe-cífica bien identificable.

El Reino de los Cieloses semejante a un comercianteque busca perlas finas.

Si llega a sus manos una perlade gran valor,

vende cuanto tiene,y la compra.

Mateo 13,45

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TEMA DEL MES

Dios es una abeja

Las abejas son atraídas por los cam-pos de flores. Buscan en el corazónde las flores lo que necesitan parasu miel. De igual modo, Dios esatraído por la tierra, que es un grancampo con hombres, y él busca ensus corazones lo mejor que tienen.

Las parábolas del Reino van a loesencial: El comerciante de perlasfinas y el tesoro escondido (Mt13,44-45). El Evangelio no nos dicelo que debemos hacer, sino que noshabla de Dios.

Una perla que buscar

Si la educación es de verdad un rei-no, entonces debe empezar por ahí,por ese descubrimiento extraordina-rio: que Dios considere al hombrecomo una perla fina, o como uncampo que esconde un tesoro.

Para liberar ese tesoro, Dios está dis-puesto a renunciar a todo: Jesúsabandona todos sus “privilegios”que tenía como Dios para hacersehombre, a fin de hacer brotar encada uno la miel del Reino.

En la educación, todo comienza poruna alegría por descubrir. Es esta

alegría la que pone elimpulso. La paráboladice: “lleno de alegría”.La educación tiene algode apasionante. Secomprende que DonBosco haya puesto laalegría al centro de susistema educativo. Ad-quirir este tesoro exigi-rá ciertos sacrificios yrenuncias, pero lo esen-cial es esta alegría delbuscador de tesoros.

Educar y creer,un mismo acto

¿Los niños, los jóvenes son el teso-ro de la Iglesia, el tesoro de nues-tras comunidades cristianas? Noparece tan claro. Hay quienes losconsideran un estorbo. ¿Son el te-soro de nuestra sociedad? No pare-ce evidente.

Para Don Bosco la búsqueda de esetesoro se le aclaró un día. La mar-quesa Barolo lo puso entre la espa-da y la pared: o escoge a sus niñasinternas o a los muchachos de lacalle. La marquesa representa la vozde la razón; ella no era la mujer au-toritaria que la tradición salesiana hadifundido. Si Don Bosco narra este

La educación: unaalegría por descubrir

El Reino de los Cielos se parece a untesoro escondido en un campo.

El hombre que lo descubre lo vuelve aesconder y, de tanta alegría, vende todolo que tiene para comprar ese campo.

Mateo 13, 44

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episodio con fuerza, es porque enesta ocasión no sólo tomó concien-cia de su pasión por “sus jóvenes”,sino que tomó conciencia de queDios le confiaba personalmente esetesoro. Lo que siguió le dio la ra-zón, aún cuando tuvo que pagar elprecio.

Lanzarse a la educación es hacer unacto de fe. No se hace eso sin unacierta convicción o sin una decisión.

«Me siento agradecido y feliz con laeducación salesiana: estar siemprealegres. Yo quisiera seguir los pasosde esta educación y así ayudar aotros jóvenes, en especial a los debajos recursos, como lo hacía DonBosco con sus oratorianos.»

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Junto a las parábolas del tesoro,encontramos las que explican queel Reino llega por lo más pequeño.Los tesoros de Dios no son lingotesde oro, sino lo pequeño y débil deeste mundo.

Cuando Jesús escogió un árbol pararepresentar el Reino, no vio el árbolgrandioso, el paisaje inmenso, ni si-quiera un gran campo. Es evidenteque un cedro del Líbano daría ma-yor abrigo a muchos más pájarosque el arbusto de mostaza. Pero Je-sús escogió un huerto y la más pe-queña de las semillas, porque lo quele interesa es que el arbusto demostaza ofrezca abrigo undía a algunos pájaros.

Dios no escoge a los super-dotados. Don Bosco dijo aBartolomé Garelli: “¿Quésabes hacer?” No se leobliga a un canario a to-car trombón. Pero si sabesilbar, entonces que lohaga de todo corazón. Esuna característica, unaconstante en toda la historia de laIglesia la fascinación de los cristia-

nos por el último, por el que ha re-cibido menos al comienzo? La pala-bra clave, para el educador cristia-no, no es “eficacia”, sino “fecundi-dad”: hacer brotar lo que un joventiene dentro, aún cuando sea poca

cosa.

Y de “poca cosa” abun-dan los casos. Si se tratade la familia, se dirá: esteniño ha tenido un maldía, es un retrasado, tie-ne problemas. Si es la es-cuela: es un fracasado. Sies la Iglesia: son jóvenesque la miran con descon-fianza, que no se animan

a entrar, que la rechazan. En casosasí, lo positivo no aparece evidente;

Se hace por causa de un tesoro. Laeducación es un campo, es decir unmedio, un terreno donde hay unaalegría que tomar. Don Bosco co-menzó por el patio de juego y suclima de alegría; pero tenía en men-te conducir a los jóvenes a la igle-sia, donde descubrieran en quémedida ellos eran la alegría de Dios.

Estas parábolas no son fantasías. Enlos tiempos de Jesús se narraba his-torias de tesoros descubiertos por

casualidad en la tierra. Nada de ex-traño en un país atravesado duran-te siglos por ejércitos que obligabana la gente a huir, después de haberescondido sus pertenencias con laesperanza de recuperarlas al regre-so; pero no todos regresaban, y eltesoro quedaba allí, hasta que fue-ra descubierto por casualidad. Elpunto fuerte de esta narración cul-mina en la descripción de lo quehacía el descubridor con su tesoro:

casa lujosa, buen matrimonio, etc.Jesús no dice nada de eso. Enton-ces podemos imaginarlo: Dios noecha mano al tesoro, sino que dejaal joven la tarea de hacerlo produ-cir. Se puede continuar con la pa-rábola de la semilla que crece (Mc4,26-29) o de la levadura que hacefermentar la masa (Mt 13,33), otambién el grano de mostaza (Mt13,31-32).

El Reinocomienzacon un grano

es preciso hacer un acto de convic-ción y de fe.

Quienes crean el Reinoson un puñado de levadura

Pero, ¿si se escoge a quien tienemenos, sin duda habrá que darlemás? ¿Cuánto? Este es con frecuen-cia nuestro reflejo “maternal”. Peroentonces, ¿estaré a la altura? ¿Serétan inventivo como para hacerlecomprender la materia? ¿Tendré lapaciencia y la habilidad necesariaspara mantener el diálogo? ¿Cuen-to con la suficiente energía paraeso?

Sin duda. No lo neguemos. Pero almismo tiempo, Jesús dio a enten-

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der que un poco de levadura bastapara hacer fermentar una gran can-tidad de masa: tres medidas de ha-rina, es mucho, y el puñado de le-vadura parece ridículo a su lado. Escuestión de escoger bien el princi-pio activo que va a hacer fermentaresa masa. Con frecuencia, en edu-cación, basta una palabra apropia-da, un gesto bien escogido, impreg-nado de afecto real. Jesús dio a en-tender que los grandes planes, lasempresas colosales no son las másfecundas.

¿Cómo mirar un campo?

En nuestras Biblias, las parábolas vanprecedidas con frecuencia por untítulo. La elección de éste es en sírevelador. Alguna es titulada “pa-rábola de la cizaña”, poniendo asílo negativo en primer plano, y sóloeso. Otras dicen “la cizaña y el tri-go”. ¿Por qué no preferir “el trigo yla cizaña”. A quien le gustan los tí-tulos sensacionalistas escogerá eltono dramático: “sabotaje a uncampo”. En la misma parábola, laatención de los trabajadores escan-dalizados se centra en la cizaña: elloshablan de su indignación y de sudeseo por hacer desaparecer eseescándalo.

La mirada de Jesús sobre el Reinoes completamente positiva.: “Unhombre sembró buena semilla en sucampo”, es un enemigo el que sem-bró la cizaña. Como educador, noactúa precipitadamente. Es precisoesperar a la cosecha para quemar lacizaña y recoger el trigo. El tiempootorgado para vivir es el de la mise-ricordia y de la paciencia, no el deljuicio.

Nuestra época, sus medios de co-municación, tienen la tendencia afocalizar la atención sobre el mal:todo lo que no va en la Creación,en las sociedades, en los individuos.De este modo, no ven el bien, o lagracia, que sobreabunda. El mal

impresiona, fascina, escandaliza,pone en cuestión toda la bondad,la escamotea. Pareciera que una delas características del hombre es elver el mal antes de descubrir el bien.Todos tenemos dentro un pequeñoinquisidor que nos hace detectarrápidamente los peligros de la cul-tura, de un avance tecnológico, deun cambio en los valores. Muchosadultos son sensibles a lo que nofunciona en los jóvenes, a lo queasusta en ellos. La juventud se miracomo un “problema”.

El bien y el mal están mezclados

Preferiríamos las situaciones puras,asépticas…, pero un exceso de hi-giene se vuelve problemático. Losmédicos, reflexionando sobre sustratamientos, descubren que la me-dicina crea enfermedades. Las me-dicinas rehabilitan los microbios yotros bacilos. Esta voluntad de pu-reza tiene consecuencias trágicas: lacreación de ghetos escolares bajo elnombre de pretendidos derechos delos superdotados, los pueblos obse-sionados por la pureza étnica o lapureza cultural. Felizmente, otrosdescubren la fuerza creadora de lamezcla de culturas.

En educación, nos gustaría separarlos buenos de los malos; la basurahay que echarla a la puerta de la cla-se, a la puerta de la escuela, a lapuerta de la sociedad, no queda más

«Me ha gustado la confianza que leentregan los educadores a los jóve-nes, su dedicación, la disciplina queforma la personalidad, la enseñanzaacadémica y el apoyo deportivo yespiritual.»

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El reino de Dios se parece a ungrano de mostaza que tomaun hombre y lo siembra en sujardín.

Crece, llega a ser arbusto y lospájaros del cielo se posan ensus ramas.

Lucas 13, 19 BSC

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que la cárcel. Impacientes, castiga-mos a todo el mundo, preferimosser injustos con los inocentes paraestar seguros de no fallar con losculpables. Pero Dios escogió hacerbrillar su sol sobre malos y buenos.

Es un excelente ejercicio, para edu-cadores y padres, comenzar por con-siderar las oportunidades que traetoda nueva situación, dejar el exa-men de los riesgos para un segun-do momento. Los inventos, la evo-lución, los cambios, no suceden alazar: reflejan habitualmente unamejoría, buscan una ventaja, prome-ten completar un deseo con fre-cuencia auténtico. La claridad y lu-cidez de juicio se deben aplicar tam-bién a lo positivo.

Corresponde al educadorvalorizar lo positivo.Don Bosco invitaba a los salesianosa no quejarse de su tiempo. Y entrelas raras citas de la Escritura queencontramos en la exposición de supedagogía, “el sistema preventivo”,él se inspira directamente en Isaíaspara invitar a una mirada positivasobre los jóvenes: “Jesucristo noapagó la mecha humeante ni que-bró la caña rota. Ese es el modelopara ustedes.”. Una característica dela espiritualidad salesiana es ser aco-gedora de las culturas.

Toda realidad humana está mezcla-da: paja con trigo, humo con fue-go, bien y mal…Pero Dios ha sem-brado el bien al comienzo, para quefructifique al final. Reconocemosque la frontera entre el bien y el malpasa por el interior de cada uno, yque nuestras sombras acompañannuestras cualidades.

Con el Evangelio, añadimos: “leva-dura mezclada con la masa”, por-que la levadura no está hecha paraser preservada. Y todavía más: “se-milla confiada a toda clase de terre-nos”. Porque ese sembrador no esun agricultor o un ingeniero agró-nomo. Él siembra con generosidad

manifiesta y aún con derroche. To-dos los terrenos reciben buena se-milla, no sólo el buen terreno, queproduce ciento, sesenta o treinta poruno. Jesús no hace de otro modo:confía su palabra a los enfermos, alos pecadores. Tira su semilla aun enel camino para los pájaros… Des-pués de todo, también ellos debencomer, tienen el derecho de existir.

Por las pequeñas parábolas del Rei-no Jesús nos hace saber que Dioscree en el hombre, en nuestras ca-pacidades de hacer el bien. Es nor-mal: él ha creado el bien. No se pue-de educar a partir de la desconfian-za: el educador es aquel que creeen la capacidad que cada joven tie-ne para hacer el bien. Para Don Bos-

LevaduraLas mujeres hacen con frecuenciamucho con poco. Basta ver a lasHijas de María Auxiliadora en Etio-pía que han cavado un pozo paraque las mujeres de la aldea no ten-gan que caminar kilómetros parabuscar agua. Ahora bien, alrede-dor del pozo se platica, se hablade los niños, del marido, de losproblemas del día. Basta estar allí

para deslizar una indicación de hi-giene, dar ánimo, un principioeducativo. Y a partir de allí se poneen marcha todo un proceso dedesarrollo…O si no, una pequeñacabaña roja en medio del merca-do de Kara, en Togo: cuando ten-gan cinco minutos de respiro, lasmuchachas esclavas que trabajanen el mercado llegan allí a confiarsus problemas, a abrir el espíritu.Un proceso de alfabetización co-mienza.

co, un joven nunca está totalmentearruinado, siempre hay un engan-che de bondad desde el que puedesurgir el bien.

El sembradorEn el evangelio y en la tradición ju-día, la siembra es claramente unametáfora de la palabra, aún cuan-do no excluye otros significados.Don Bosco vio a Cristo como el quepredica el evangelio, e imitar a Cris-to es imitar su ardor en proclamarel mensaje de alegría que Dios nosdirige. Eso era tan importante paraél que lo puso como su principalpetición el día de su primera misa.Las Memorias del Oratorio citan:“Una piadosa creencia dice que el

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El sembradorEn el evangelio y en la tradiciónjudía, la siembra es claramenteuna metáfora de la palabra, auncuando ésta no excluye otros sig-nificados.

Don Bosco vio a Cristo como elque predica el evangelio, e imitara Cristo es imitar su ardor en pro-clamar el mensaje de alegría queDios nos dirige. Era tan importan-

Señor concede infaliblemente la gra-cia que el nuevo sacerdote le pidecuando celebra su primera misa; yopedí ardientemente la eficacia de lapalabra, para poder hacer el bien alas almas. Me parece que el Señorescuchó mi humilde oración”. DonBosco tuvo el don de la palabra efi-caz en sus predicaciones, en susbuenas noches, en esas palabrasque deslizaba al oído de sus mucha-chos o que escribía en papelitos, yen numerosos escritos.

En la actividad salesiana, el educa-dor es un comunicador, y la comu-nicación social es una dimensióninseparable de la educación

te para él que la convirtió en suprincipal petición el día de su pri-mera misa.

Las “Memorias del Oratorio citan:“Una piadosa costumbre dice queel Señor concede infaliblemente lagracia que el nuevo sacerdote lepide al celebrar su primera misa;yo le pedí ardientemente la efica-cia de la palabra para poder hacerel bien a las almas. Me parece queel Señor escuchó mi humilde ora-ción”.

«Aprendí a amar a mis semejantes,a vivir en un ambiente saludable,amigable. Quiero poner este don enla comunidad salesiana.»

En la parábola del trigo y la cizaña, el maestro secomporta como alguien que sabe o que cree queel bien es más grande que el mal. John Steinbeck,en su bello libro “Al este del Edén”, que se inspi-ra en la historia de Caín y Abel, repite en todoslos tonos que el hombre está atravesado por elmal y la violencia, pero que el bien es más grandeque el mal en el hombre. Samuel, uno de los per-sonajes claves afirma con una fórmula fuerte: encontra de nuestras creencias, el bien, la virtud soninmortales; en cambio, el mal hay que estarlo re-sucitando sin cesar.

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El bien y la virtudson inmortales

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están sin pastor (Mt 9,35) y, por tresveces, repetirá a Pedro que le con-fía el rebaño (Jn 21,15-19). Eso en-laza con textos mesiánicos del Anti-guo Testamento (Jeremías, Ezequiel,etc.). Es desde allá que viene el her-moso término de “pastoral”, quedesigna la acción educativa, hechade solicitud, que conduce a Dios yque expresa por excelencia la misiónde los obispos, sucesores de losapóstoles.

El Pastor “conduce haciaafuera”: él educaEs en el texto del Buen Pastor, y sóloallí, que aparece, en la traducciónlatina, el término “educere”, dedonde proviene nuestra palabra“educar”, que significa “conducir

El Buen Pastor

Desde el sueño que tuvo a los nue-ve años, esta figura está presente:Juan Bosco vio una pastora y unpastor que le explicaban que sólopor la dulzura y no por la brutali-dad podrá cambiar las bestias sal-vajes en mansos corderos.

La tradición salesiana ha meditadoesta figura y la ha introducido enlas Constituciones de la congrega-ción renovadas en el Capítulo Ge-neral Especial de 1971. El RectorMayor actual, Pascual Chávez, ladesarrolla a su vez en una carta re-ciente dirigida a los salesianos. Lafigura del Pastor está muy presenteen los Evangelios, y especialmenteen contextos relacionados con laacción educativa. Así, Jesús quedaimpresionado por las turbas que

afuera”. Educar es tomar a los hom-bres y conducirlos hacia un espaciode libertad, abrirles el porvenir. Je-sús propone al hombre dejar su país,para llegar a ser camino y adquiriruna Tierra Prometida.

En la evocación del evangelista Juan(10,1-2), el pastor se transforma enpuerta. Esta imagen dice muchocuando se conoce la costumbre deentonces: el pastor se acostaba através del portón de cierre o en elsuelo del redil. Por consiguiente, elladrón debería pasar sobre su cuer-po para entrar, o saltar el muro; locual delataría su malicia. Pero tam-bién la oveja debe pasar sobre elpastor si quiere salir. El educadordebe con frecuencia jugar el rol deprotector contra los peligros de fue-ra, y llega hasta proteger al jovencontra sí mismo.

Una presencia benévolaLa imagen del rebaño implica auto-máticamente la idea del espíritu gre-gario. Jesús elimina claramente esteprejuicio cuando afirma: “Yo conoz-co a mis ovejas y mis ovejas me

Don Bosco, que escribió mucho, no comentó los evangelios. Sinembargo, una imagen fuerte aparece recurrente en sus escritos,cuando habla de pedagogía; es la figura del Buen Pastor.

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conocen”. En Valdocco, a pesar delgran número de jóvenes residentes,cada muchacho se sentía conocido yamado personalmente por Don Bos-co, a tal punto que todos estabanconvencidos de ser sus preferidos.Tenían la impresión de que él leíaen sus frentes. Este conocimientoera el fruto de una presencia típica-mente salesiana, presencia física,personal, afectuosa y preventiva,que está a la base de la acción sale-siana. Gusto de encontrarse en me-dio de los jóvenes, que está bien le-jos de ser una presencia policíacarepresiva.

Esta personalización de la relaciónaparece también en la parábola dela oveja reencontrada (Lc 15, 3-7)que trastrueca los criterios de prio-ridad: lo cuantitativo, tan frecuen-temente afirmado como sacrosan-to en la democracia (la cantidad másgrande – la masa) es reemplazadapor lo cualitativo: la predilección por

El pequeñoesclavo que liberalas relaciones

¿Quién es este pequeño escla-vo, del que todo el mundo sepreocupa? Hay algo de hermo-so y de conmovedor en ese epi-sodio que pone lo socialmentemás pequeño al centro de todaslas relaciones. Gracias a él, el or-den de precedencia va a ser to-talmente desordenado. Empe-zando por el centurión, que sepreocupa por su esclavo y sepone a su servicio. Es algo des-acostumbrado. Ruega a los no-tables judíos que vayan comosus embajadores donde Jesús.

De este modo, notables judíosse desplazan y van a “rogar” aJesús en favor de un extranjero,un pagano; peor aún, el enemi-go romano, aún cuando se tra-ta de un bienhechor de la co-munidad judía. Amigos del cen-turión se desplazan a su vez.

En fin, según la versión de Ma-teo (8,5-13), el oficial en perso-na se desplaza. De ordinario,Jesús enseña con parábolas queprovocan la admiración de susoyentes; esta vez, es el centu-rión quien hace de la vida mili-tar una parábola de la fe, dejan-do a Jesús admirado. Pero quetodo el mundo se moleste (losrangos sociales son trastocados)por un pequeño esclavo, ¿no esel verdadero motivo que provo-ca la admiración de Jesús? (Lu-cas 7,1-10)

el que está en peligro de perderse yque puede (debe) ser salvado. En elgesto de tomar la oveja sobre la es-palda, el educador salesiano ve conagrado uno de los pilares del siste-ma preventivo de Don Bosco, con larazón y la religión: el cariño, quedebe ser palpable, sensible.

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«El ambiente positivo y agradabledel colegio es muy diferente del queyo venía. Aprendí a compartir todoen grupo.»

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San Juan Bosco fue un educadorexcepcional. Su inteligencia aguda,su sentido común y su profunda es-piritualidad le llevaron a crear un sis-tema de educación capaz de desa-rrollar la persona en su totalidad –cuerpo, corazón, mente y espíritu.

Sistema Preventivode Don Bosco

Valora en su justo punto el creci-miento y la libertad mientras colocaal niño en el centro mismo de todala empresa educativa.

A fin de distinguir su método delsistema educativo de represión vi-

gente en Italia en el siglo XIX, dio asu nuevo método el nombre de sis-tema “preventivo” – porque buscala manera de prevenir la necesidaddel castigo poniendo al niño en unentorno en el cual él/ella se ve ca-paz de ser lo mejor que uno puedeser. Es una manera agradable, ama-ble e integral de abordar la educa-ción.

Crea un clima capaz de hacer salirde dentro (educere) lo mejor de cadaniño, que le predispone a mostrar-se claramente tal como es, que ayu-da al joven en la adquisición de há-bitos que le permitirán optar portodo lo que en la vida es bueno,saludable, alegre y prometedor.

“Don Bosco realiza su santidad per-sonal en la educación” (Juan PabloII, Carta Juvenum Patris, 5). De estaexperiencia surge su praxis pastoraly su estilo pedagógico. Vida espiri-tual, compromiso apostólico, méto-do educativo son tres aspectos deuna única realidad: el amor, la cari-dad pastoral que unifica y muevetoda la existencia: ser en la Iglesiasignos y portadores del amor de Diosa los jóvenes.

«Me resultó novedoso el sistema pre-ventivo de Don Bosco; me parece unmétodo muy bueno, el más lógicoque he visto.»

La RazónEl término “razón” destaca, segúnla visión auténtica del humanismocristiano, el valor de la persona, dela conciencia, de la naturaleza hu-mana, de la cultura, del mundo deltrabajo y del vivir social, o sea, elamplio cuadro de valores que escomo el equipo que necesita elhombre en su vida familiar, civil ypolítica. En la encíclica RedemptorHominis recordé que “Jesucristo esel camino principal de la Iglesia; di-cho camino lleva de Cristo al hom-bre”.

“Este sistema descansa por entero en la razón,en la religión y en el amor” (Don Bosco).

Es significativo señalar que ya hacemás de un siglo Don Bosco dabamucha importancia a los aspectoshumanos y a la condición históricadel individuo, a su libertad, a su pre-paración para la vida y para una pro-fesión, a la asunción de las respon-sabilidades civiles en clima de ale-gría y de generoso servicio al próji-mo. Formulaba tales objetivos conpalabras incisivas y sencillas, talescomo “alegría”, “estudio”, “pie-dad”, “cordura”, “trabajo”, “hu-manidad”. Su ideal de educación secaracteriza por la moderación y elrealismo. En su propuesta pedagó-gica hay una unión bien lograda

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entre permanencia de lo esencial ycontingencia de lo histórico, entrelo tradicional y lo nuevo. El Santoofrece a los jóvenes un programasencillo y contemporáneamente se-rio, sintetizado en fórmula acerta-da y sugerente: ser ciudadano ejem-plar, porque se es buen cristiano.

Resumiendo, la “razón”, en la queDon Bosco cree como don de Diosy quehacer indeclinable del educa-dor, señala los valores del bien, losobjetivos que hay que alcanzar y losmedios y modos que hay que em-plear. La “razón” invita a los jóve-nes a una relación de participaciónen los valores captados y comparti-dos. La define también como “ra-cionabilidad”, por la cabida quedebe tener la comprensión, el diá-logo y la paciencia inalterable en quese realiza el nada fácil ejercicio de laracionalidad.

Todo esto, evidentemente, suponehoy la visión de una antropología

actualizada y completa, libre de re-ducciones ideológicas. El educadormoderno debe saber leer con aten-ción los signos de los tiempos, a finde individuar los valores emergen-tes que atraen a los jóvenes: la paz,

La ReligiónEl segundo término –“religión”- in-dica que la pedagogía de Don Bos-co es, por naturaleza, trascenden-te, en cuanto que el objetivo últimode su educación es formar al cre-yente. Para él, hombre formado ymaduro es el ciudadano que tienefe, pone en el centro de su vida elideal del hombre nuevo proclama-do por Jesucristo y testimonia sinrespeto humano sus conviccionesreligiosas.

Así, pues, no se trata de una reli-gión especulativa y abstracta, sinode una fe viva, insertada en la reali-dad, forjada de presencia y comu-nión, de escucha y docilidad a lagracia. Como solía decir, los “pila-res del edificio de la educación” sonla Eucaristía, la Penitencia, la devo-ción a la Santísima Virgen, el amora la Iglesia y a sus pastores. Su edu-cación es un itinerario de oración,de liturgia, de vida sacramental, de

dirección espiritual; para algunos,respuesta a la vocación de consa-gración especial -¡cuántos sacerdo-tes y religiosos se formaron en lascasas del Santo!-, y para todos, laperspectiva y el logro de la santidad.

Don Bosco es el sacerdote celosoque refiere siempre al fundamento

revelado cuanto recibe, vive y da.Este aspecto de trascendencia reli-giosa, base del método pedagógi-co de Don Bosco, no sólo puedeaplicarse a todas las culturas; pue-de también adaptarse provechosa-mente a las religiones no cristianas.

(Juan Pablo II, Carta Juvenum Patris, 11)

la libertad, la justicia, la comunión yparticipación, la promoción de lamujer, la solidaridad, el desarrollo,las necesidades ecológicas.

(Juan Pablo II, Carta Juvenum Patris, 10).

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EDUCACIÓN

El amorEn fin, desde el punto de vista me-todológico, el “amor”. Se trata deuna actitud cotidiana, que no essimple amor humano ni sólo cari-dad sobrenatural. Denota una reali-dad compleja e implica disponibili-dad, criterios sanos y comporta-mientos adecuados. El amor se tra-duce en dedicación del educadorcomo persona totalmente entrega-da al bien de sus educandos, estan-do con ellos, dispuesta a afrontarsacrificios y fatigas para cumplir sumisión. Ello requiere estar verdade-ramente a disposición de los jóve-nes, profunda concordancia de sen-timientos y capacidad de diálogo. Estípica y sumamente iluminadora suexpresión: “Aquí, con vosotros, meencuentro a gusto; mi vida es preci-samente estar con vosotros”. Conacertada intuición dice de modoexplícito: lo importante es “no sóloquerer a los jóvenes, sino que se dencuenta de que son amados”.

El educador auténtico, pues, parti-cipa en la vida de los jóvenes, se in-teresa por sus problemas, procuraentender cómo ven ellos las cosas,toma parte en sus actividades de-portivas y culturales, en sus conver-saciones; como amigo maduro y res-ponsable, ofrece caminos y metasde bien, está pronto a intervenirpara esclarecer problemas, indicarcriterios y corregir con prudencia yamable firmeza valoraciones y com-portamientos censurables. En tal cli-ma de “presencia pedagógica” eleducador no es visto como “supe-rior”, sino como “padre, hermanoy amigo”.

En esta perspectiva, son muy impor-tantes las relaciones personales. DonBosco se complacía en utilizar el tér-mino “familiaridad” para definircómo tenía que ser el trato entreeducadores y jóvenes. Su larga ex-periencia le había llevado a la con-vicción de que sin familiaridad esimposible demostrar el amor, y que

sin tal demostración no puede sur-gir la confianza, condición impres-cindible para el buen resultado dela educación. El cuadro de objetivos,el programa y las orientaciones me-todológicas sólo adquieren concre-ción y eficacia si llevan el sello deun “espíritu de familia” transparen-te, o sea, si se viven en ambientesserenos, llenos de alegría y estimu-lantes.

A propósito de esto conviene recor-dar, por lo menos, el amplio espa-cio y dignidad que daba el Santo alaspecto recreativo, al deporte, a lamúsica y al teatro o –como solíadecir- al patio. Aquí, en la esponta-neidad y alegría de las relaciones,es donde el educador perspicaz en-cuentra modos concretos de inter-vención, tan rápidos en la expresióncomo eficaces por la continuidad yel clima de amistad en que se reali-zan. El trato, para ser educativo, re-quiere interés continuo y profundo,que lleve a conocer personalmentea cada uno y, simultáneamente, loselementos de la condición culturalque es común a todos.

Se trata de una inteligente y afec-tuosa atención a las aspiraciones, alos juicios de valor, a los condicio-namientos, a las situaciones de vida,a los modelos ambientales, y a lastensiones, reivindicaciones y pro-puestas colectivas. Se trata de com-

prender la necesidad urgente deformar la conciencia y el sentido fa-miliar, social y político, de maduraren el amor y en la visión cristiana dela sexualidad, de la capacidad críti-ca y de la conveniente ductilidad enel desarrollo de la edad y de la men-talidad, teniendo siempre muy cla-ro que la juventud no es sólo mo-mento de paso, sino tiempo real degracia en que construir la persona-lidad. También hoy, aunque en con-texto cultural diverso y hasta conjóvenes de religión no cristiana, talcaracterística constituye uno de losmuchos aspectos válidos y origina-les de la pedagogía de Don Bosco.

(Juan Pablo II, Carta Juvenum Patris, 12)

«Mi experiencia salesiana ha sidoenriquecedora, gratificante e inolvi-dable. He aprendido cómo amar alas personas y a mí mismo. La edu-cación académica ha sido excelen-te. El ser salesiano está en mí.»

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TEMA DEL MES

El Sistema Preventivo es también unametodología pedagógica caracteri-zada por:· la voluntad de estar entre los jóve-nes compartiendo su vida, mirandocon simpatía su mundo, atentos asus verdaderas exigencias y valores;· la acogida incondicionada, que seconvierte en fuerza promocional ycapacidad incansable de diálogo; ·el criterio preventivo, que cree en lafuerza del bien que hay en todo jo-ven, aún en el más necesitado, y tra-ta de desarrollarla mediante expe-riencias positivas de bien; · la cen-tralidad de la razón, que hace razo-nables las exigencias y las normas;que es flexibilidad y persuasión enlas propuestas; de la religión, enten-dida como desarrollo del sentido deDios innato en cada persona y es-fuerzo de evangelización cristiana;del amor, que se expresa como unamor educativo que hace crecer ycrea correspondencia; · un ambien-te positivo tejido de relaciones per-sonales, vivificado por la presenciaamorosa y solidaria, animadora ypromotora de actividades de los edu-cadores y del protagonismo de losmismos jóvenes; · con un estilo deanimación, que cree en los recursospositivos del joven.

Una Propuesta de EvangelizaciónJuvenil (Pastoral)Esta propuesta original de evange-lización juvenil parte del encuentrocon los jóvenes donde éstos se en-cuentran, valorizando el patrimonionatural y sobrenatural que todo jo-ven lleva consigo, en un ambienteeducativo cargado de vida y rico enpropuestas; se actúa a través de unitinerario educativo que privilegia alos últimos y a los más pobres; pro-mueve el desarrollo de los recursospositivos que tienen y propone unaforma particular de vida cristiana yde santidad juvenil.

Este proyecto original de vida cris-tiana se organiza alrededor de al-gunas experiencias de fe, opcionesde valores y actitudes evangélicasque constituyen la EspiritualidadJuvenil Salesiana (EJS).

«Estudiar con los salesianos es lomejor que he tenido en mi vida. Elcolegio ha moldeado mi conducta.»

PedagogíaUna Metodología Pedagógica

Una Experiencia Espiritual(Espiritualidad)El Sistema Preventivo encuentra sufuente y su centro en la experienciade la caridad de Dios, que previenea toda criatura con su Providencia,la acompaña con su presencia y lasalva dando la vida.

Esta experiencia dispone al educa-dor para acoger a Dios en los jóve-nes, convencido de que en ellos Diosle ofrece la gracia del encuentro conÉl y lo llama a servirle en ellos, reco-nociendo su dignidad, renovando laconfianza en sus recursos de bien yeducándolos para la plenitud de lavida.

Esta caridad pastoral crea una rela-ción educativa a la medida del ado-lescente y del adolescente pobre,fruto de la convicción de que todavida, aún la más pobre, compleja yprecaria, tiene en sí misma, por lapresencia misteriosa del Espíritu, lafuerza de la liberación y la semillade la felicidad.

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EDUCACIÓN

«He conocido la vida de Don Boscoy me he acercado a María Auxilia-dora, nuestra maestra y guía. Heaprendido la alegría de ser joven.»

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Vivir elSistemaPreventivo

ARÍSTIDES ALFEO ALVARADO AYALA *

Lo primero que escuché en los “Bue-nos Días” del 7 de mayo del 1995fue “Buenos Cristianos y HonradosCiudadanos” dicho por un peque-ñito de tercer ciclo que actuabacomo maestro de ceremonias enuna celebración mariana del Cole-gio Don Bosco. Inmediatamentedespués me presentaron al alumna-do como el nuevo maestro de cien-cias.

Había trabajado antes con religio-sos y con el gobierno. Pero mi for-mación había sido más teoría quecontacto personal. El mes marianoy la famosa Crea-J marcaron los pri-meros acercamientos a las activida-des de los jóvenes como nuevomiembro de los docentes salesianos,un orgullo que sigue patente.

El reto de educar y de-mostrar capacidad measustó, a pesar de con-tar con alguna expe-riencia en el campo:también había labora-do en el área contableen una maquila, comocomerciante en peque-ño y como orientadoren un orfanato de SanVicente de Paul.

Pensar en la grandezade Don Bosco y traba-jar para sus destinata-rios me obligó a infor-marme sobre ese nue-vo estilo educativo,pues estaba fascinadoy decidido a no tirar latoalla. Pronto escuché

sobre los pilares del sistema preven-tivo: razón, amor y religión. Com-prendí que el cansancio al terminarel día no valía la pena si los alum-nos no lo percibían como fruto delamor.

Agradezco al Padre Salvador Cafa-relli por haber confiado en mí. DonBosco tuvo un sueño a los nueveaños y fue iluminado por Jesús yMaría. A mis nueve o doce años yono conocía a Don Bosco, pero tam-bién tuve un sueño: encontrar un

lugar en el mundo don-de hacer huella. A estaaltura de mi vida mecuesta creer, en mediodel estrés y la violencia,en un humilde hogar ycon una responsabilidadreligiosa, lo que ha sig-nificado para mí la“amorevalezza” (cariño)salesiana. Ha valido lapena involucrarme enlos sentimientos de losmuchachos cuando al-guno de ellos me con-fiesa que piensa suici-darse, que “ha metidola pata”. Ha valido lapena jugar, cantar, bai-lar con ellos, o enojar-me porque no rinden o

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* El Salvador; 40 años;casado; una hija; tres tí-tulos universitarios enciencias de la educa-ción; ministro extraordi-nario de la eucaristía;diez años como profesorsalesiano; animador dela escuela de padres delColegio Don Bosco.

porque no puedo lograr que funcio-nen según las exigencias académi-cas o familiares.

Me siento orgulloso cuando alguienque no tiene la suerte de trabajaren educación piensa que estoy locoy no cree que existe la magia depoder decir mucho sin palabras,pero sí con la presencia, sin olvidarsonreír, corregir en el momentooportuno. Y sin descuidar la miradahacía el futuro, ya que mis alumnosme juzgarán cuando sean hombres.Declaro que soy feliz en la casa dela alegría de Don Bosco.

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SERGIO CHECCHI

Cuando en noviembre de 1831 JuanBosco, muchacho de 16 años, sepuso en camino hacia Chieri parainiciar allí sus estudios de bachille-rato, lo acompañó un amigo suyode la misma edad: Juan Filippello.Mientras caminaban, Bosco conta-ba al compañero muchas cosas quehabía aprendido en la escuela, en laiglesia y en la vida, todo salpicadode oportunas reflexiones. Tras doshoras de andar, se sentaron a des-cansar un poco, y Bosco seguía con-tando. A un cierto punto, Filippellolo interrumpió: “¿Vas a estudiar yya sabes tantas cosas? ¡Pronto lle-garás a ser párroco!” Juan Bosco lerespondió prontamente: “¿Párroco?No, querido Filippello, yo no serépárroco. Voy a estudiar porque quie-ro consagrar mi vida a los mucha-chos”.

Sacerdote sí, pero no párroco. JuanBosco no será párroco, será sacer-dote para los jóvenes, sacerdoteeducador.

Pasaron diez años. Don Bosco yatenía veintiséis, ya era sacerdote. Leofrecieron diversos empleos: ser pro-fesor en casa de una noble familiagenovesa, ser capellán en la aldeade Murialdo, ser vicepárroco de Cas-telnuovo. Don Bosco no aceptó nin-guno; sentía que no era ésa su vo-cación. Entró al Colegio Eclesiásticopara estudiar Teología Moral y en-trenarse en el ministerio sacerdotal.Entre tanto, comenzó la obra delOratorio.

Cuando, pasados tres años allí, te-nía que despedirse del Colegio Ecle-

Don Bosco,inseparablementesacerdote y educador

siástico, lo llamó su direc-tor Don Cafasso y le dijo:“Ya ha acabado ustedsus estudios; ahora, a tra-bajar, porque la cosechaes abundante. ¿A qué sesiente más inclinado?” Yle indicó tres empleos:“¿Qué elige? ¿No se in-clina más a una cosa quea otra?” “Mi inclinación– contestó Don Bosco –es hacia la juventud”.Continuó Don Cafasso: “¿Qué es loque llena en este momento su co-razón, qué se agita en su mente?”“En este momento me parece en-contrarme en medio de una multi-tud de muchachos que me pidenayuda”.

Y nuevamente rehusó los empleosque le ofrecían; no podía aceptar-los, lo habrían apartado de su dedi-cación a los jóvenes. Y siguió entre-gado a su misión educativa entre losmuchachos del pueblo. Entre tan-to, oficialmente era el director espi-ritual de las obras sociales de lamarquesa Julieta de Barolo. Eso lefacilitaba un lugar donde vivir y uncierto sueldo.

Pasaron dos años. Un día lo llama laseñora marquesa y muy seria le dice:“Estoy muy contenta de usted. Perome preocupa su salud; usted nopuede seguir con la dirección de misobras y estar al frente de esos mu-chachos abandonados. Dedíquese alo que realmente es su obligación ysuspenda en absoluto su preocupa-ción por los chicos. ¿Qué me dice aesto?” “Señora marquesa, – con-testó Don Bosco –, usted tiene di-nero y encontrará fácilmente a otros

sacerdotes para sus obras. Pero yono puedo abandonar a mis mucha-chos. Mi vida la tengo consagradaal bien de la juventud”.

Y fue despedido. También los cola-boradores lo abandonaron. DonBosco se quedó solo, en la calle ysin sueldo, con sus cuatrocientosmuchachos. Solo; pero conservabasu tesoro: los jóvenes.

Desde muy pequeño, Juanito Bos-co quería ser sacerdote. Mientrascuidaba la vaca en el potrero, leía yleía. A los amiguitos que lo invita-ban a dejar el libro e ir a jugar, lesrespondió: “Déjenme, porque quie-ro estudiar y hacerme sacerdote”.

Sacerdote, pero ¿sacerdote paraqué? Cuando a la edad de nueveaños tuvo su primer sueño-visión, nose le dijo que sería sacerdote, perose le indicó el campo en que traba-jaría: “No con golpes, sino con lamansedumbre y la caridad deberásganarte a estos tus amigos. Ponte,pues, ahora mismo a enseñarles lafealdad del pecado y la hermosurade la virtud”. Cuando a la mañanasiguiente contó el sueño, escuchóde sus hermanos diversas interpre-

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taciones; pero la mamá algo intu-yó: “¡Quién sabe si un día serás sa-cerdote!” Sacerdote en medio deaquella multitud de chiquillos quejugaban, peleaban y blasfemaban.

Cuando más tarde Juan estaba enCastelnuovo cursando la escuelaprimaria, a menudo veía pasar alpárroco y se le acercaba para salu-darlo. El buen sacerdote devolvía elsaludo con seriedad y cortesía, ycontinuaba su camino, sin decirlejamás una palabra afable al mucha-cho. Juan se sentía mal; después sedesahogaba con su mamá: “Si yofuera sacerdote, haría muy diversa-mente: me acercaría a los niños, losllamaría a mi lado, les diría una bue-na palabra, les daría buenos conse-jos y me entregaría por completo aprocurar su eterna salvación”.

Juan Bosco entró al Seminario en1835. Una de sus primeras impre-siones fue que los superiores no seacercaban a los alumnos, casi no seles veía; los seminaristas les teníancierto temor. Escribe Don Bosco re-cordando aquellos días: “Esto avi-vaba en mi corazón los deseos deser cuanto antes sacerdote parameterme en medio de los jóvenes,estar con ellos y ayudarlos en todo”.

Llegados a este punto, nos pregun-tamos un poco desconcertados:¿Cuál fue, al fin, la vocación de DonBosco: la de sacerdote o la de edu-cador? O, al menos, ¿cuál de ellasfue primero? ¿Cuál fue la que ins-piró toda su vida y su actividad?Porque uno podría sentirse llamadoal sacerdocio sin ninguna inclinaciónpor las tareas educativas; otro, porel contrario, podría sentirse atraídopor el ideal del educador y nada porla misión sacerdotal. ¿Quién no haconocido a óptimos párrocos entre-gados al bien de su rebaño, aten-diendo asociaciones y movimientos,pero que no sintonizan con los jó-venes? ¿Y quién no ha conocido abuenos papás y mamás, profesoresy maestras, con excelentes cualida-des pedagógicas, que no son sacer-

dotes ni han deseado serlo? Son dosvocaciones distintas, dos misiones.

Pero en Don Bosco las dos emergie-ron juntas, las dos se fundieron enuna sola vocación: ser sacerdote alservicio de la juventud. Desde muypequeño quiso ser sacerdote y siem-pre quiso serlo para los muchachos.Hemos oído lo que Juan contestó asus compañeritos de pastoreo, a suamigo Filippello, a su mamá Marga-rita, a su confesor Don Cafasso, asu bienhechora la marquesa Baro-lo: ¡sacerdote para los jóvenes!

En sus sueños Don Bosco siemprese veía como sacerdote en medio dejóvenes en peligro. Su delicia eraconfesar a los mucha-chos, predicarles, ju-gar y dialogar conellos, aconsejarlos yorientarlos. Nunca sesintió sacerdote “ge-nérico”. Nunca per-mitió que nada lo ale-jara o distrajera de losmuchachos. Para es-tar dedicado a ellos,Don Bosco rehusóempleos, cargos y tí-tulos honoríficos. Lodecía: “Yo aquí con ustedes me sien-to bien, mi vida realmente es estarcon ustedes… Yo por ustedes vivo,por ustedes estudio, por ustedes tra-bajo; por ustedes estoy dispuesto in-cluso a dar mi vida”. Desde Romales escribía: “Cerca o lejos, yo pien-so siempre en ustedes; ustedes sonel único afán de mi corazón. Y el noverlos ni oírlos me causa una penaque no pueden imaginarse. Mi de-seo más ardiente es verlos felicesaquí en la tierra y en la eternidad”.

Don Bosco valoraba la juventud,sabía que es la edad decisiva delhombre, edad hermosa pero frágil,generosa pero expuesta, cuando setoman las grandes decisiones de lavida: “La juventud – escribía – es laporción más delicada y valiosa de lasociedad”. Pero conocía también latriste condición real de los mucha-

chos de las periferias de Turín, mu-chachos pobres, solos, analfabetos,desarraigados, explotados, expues-tos a la delincuencia, potencialespresas de sectas políticas o religio-sas. Por eso repitió varias veces: “Heprometido a Dios que hasta mi últi-mo aliento será para mis pobres jó-venes”.

Pero, ¿por qué exactamente sacer-dote? ¿No se puede ser buen edu-cador sin ser sacerdote? Ciertamen-te. Pero Don Bosco miraba en pro-fundidad, miraba más adentro de loque normalmente hacen los educa-dores. Para él el muchacho no es so-lamente cuerpo, no es solamentecerebro, ni solamente necesidad de

afecto e inserción so-cial; es también, y sobretodo, imagen de Dios,hijo de Dios, redimidopor Cristo, llamado a laeterna amistad conDios. Don Bosco tomaal muchacho en toda surica complejidad y sabeproporcionarle pan yestudio, juego y capa-citación profesional,canto, música y teatro,amistad y clima de fa-

milia. Pero también le ofrece el ca-tecismo y la palabra de Dios, el per-dón de los pecados y el pan de laEucaristía, el amor materno de Ma-ría Santísima y la invitación a la san-tidad. Todas cosas que la educacióniluminista y laicista había olvidado,con grave mutilación de las necesi-dades y anhelos más profundos delos muchachos. Todas cosas que sóloel ministro de Dios puede darles conese poder divino que tiene de en-trar hasta lo más profundo del co-razón, allí donde el muchacho se en-cuentra consigo mismo y con Dios,donde gesta el arrepentimiento y lasgrandes decisiones.

Así quiso ser Don Bosco: sacerdote-educador, educador-sacerdote. Esofue gratuito don de Dios a JuanitoBosco, pero también lúcida opciónde vida del mismo Don Bosco.

“Si yo fuera sacerdote,haría muy diversamente:me acercaría a los niños,los llamaría a mi lado, lesdiría una buena palabra,les daría buenos consejosy me entregaría por com-pleto a procurar su eternasalvación”.

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Televisión:más que un peligromoralRODOLFO GUZMÁN

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En un “viajecito” aChile, que se alargócasi dos años y me-dio, tuve esta expe-

riencia educativa que ahora compar-to con los amigos del Boletín Sale-siano, en parte como un acto degratitud a nuestro hermanos sale-sianos de Chile y como un gesto decompartir lo aprendido.

En mi estancia por aquellas tierrasandinas el P. Carlos Ordóñez meencargó el Club Domingo Savio delColegio “El Patrocinio de SanJosé”... Aquí por nuestras tierras yoconocía la experiencia de los “Ami-gos de Domingo Savio” que promo-vía el Hno. Fernando Murillo (grupoque sé que tiene un enorme fuerzaen Masaya, Nicaragua).

En Chile el Club Domingo Savio(CDS), es una asociación de comu-nidades de vida, de alrededor de 10– 15 integrantes según edades yetapas de crecimiento, en torno a

la figura de Domingo Savio a quiense desea imitar en su experiencia decrecimiento humano y santidad devida. Esta asociación nació en Chileen la década de los 70’s para niñosy adolescentes con el objetivo deacompañarlos en su caminar, pro-poniéndoles los valores de la Espiri-tualidad Juvenil Salesiana.

Por dos años participé como anima-dor religioso y fue una experienciatan formativa que incluso la presen-té como un trabajo de síntesis en elCatecheticum de Santiago. Partici-pé en algunos encuentros de losClubes de todas las obras y un mag-no campamento en el campo escue-la scout de “Picarquín”. Fue la opor-tunidad privilegiada para conocermás a los niños y a los jóvenes chi-lenos, para conocer una parcela delcampo de trabajo de la Pastoral Ju-venil, capitaneada por el hoy Obis-po de Arica P. Héctor Vargas Basti-das, sdb.

Traté de implementar en el LiceoGuatemala esta experiencia pedagó-gica del asociacionismo salesiano.

Pasé un año tratando de adecuarlaa la realidad quetzalteca, y el día 6de mayo hacían su promesa de laetapa “amigos” 36 jovencitos y 6más promesaban como “animado-res”.

¿Qué tiene de excepcional este nue-vo grupo? Esa es la pregunta que elo la joven que está en el MJS de unacomunidad salesiana se debe estarhaciendo al leer estas líneas. Es sen-cillo; es un pasito para animar elasociacionismo juvenil al interno delos colegios. Hoy vas por muchoscolegios y te encuentras reunidos enlos grupos gente venida de todos loscolegios –y eso es bueno, nuestraespiritualidad es patrimonio de todala Iglesia- pero los que menos go-zan de la experiencia espiritual sa-lesiana son muchas veces los pro-pios estudiantes salesianos, unaqueja que escuchaba en mis andan-zas en la pastoral juvenil inspecto-rial y –ojo- dicha por los mismo sa-lesianos. Por otro lado, se trata derecuperar la figura de Domingo Sa-vio, específicamente, su experienciaapostólica de adolescente en mediode sus coetáneos, rescatar los dichosde Don Bosco en referencia a quela santidad es un llamado de Diosque pasa por el hecho de transpa-rentar ese deseo de “estar siemprealegres” y en manifestar el quererser un buen “traje para el Señor”,en palabras más actuales: descubrirque la santidad juvenil es posible.

Me admira el entusiasmo con quelos chicos del Liceo han acogido estaexperiencia, la perseverancia en lasreuniones, la responsabilidad en lastareas asignadas. Han superado eltemor de “hacer el bien, bien” y lalucha por hacerse de espacios deprotagonismo, pero también de es-pacios físicos. Así que les cedimosla segunda planta de la Biblioteca yallí instalaron el CLUB, con mesasde ping-pong, televisor, nintendo,sala de juegos, sala de estudio, cu-bículos para reuniones, etc. Ademáshay muchos signos de pertenencia:pañoleta, botón y carné.

Los Clubes “Domingo Savio”Una experiencia pedagógica antigua que se renueva

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ELIZABETH SÁNCHEZ LÓPEZ, FMA *

La vida pasa pronto…”es como unsoplo”, dice el Salmista. Así, 41 añossiendo educadora de jóvenes, tam-bién pasaron rápido, tan rápido y entan densos trabajos, actividades yresponsabilidades, que nunca tuvetiempo para descifrar cuáles requi-sitos tenía para esta vocación.

Sin embargo, mi vida en las aulas,mi entrega a enseñar no correspon-dieron a disposiciones casi genéti-cas para la educación, como suce-de con otras personas: en mi fami-lia han sido otras las profesionesescogidas; la docencia no estaba enlas preferencias de mis padres y her-manos.

A mí, Dios me tenía reservado elinestimable don de la vocación sa-lesiana y, a través de ella, me señalóun específico camino para realizar-la, y que yo acogí con entusiasmo:ser educadora de muchas adoles-centes y jóvenes. De esta forma Je-sús no me escogió porque podíaeducar sino, más bien, me preparóporque me había escogido. El no es-coge a los preparados, sino que pre-para a los escogidos.

Fueron muchos y sacrificados misaños de estudio universitario. Des-pués de la Primaria y Bachillerato enel Colegio María Auxiliadora, duran-te los 6 años en la Universidad deCosta Rica en la carrera de Filologíay 4 de estudio en el Teologado .Sa-lesiano. Tuve que llevar, en formasimultánea, estudio y trabajo: porla mañana Profesora y por la tardeo noche discípula en la Universidad.

Estos estudios me proporcionaronuna amplia y segura cultura con laque pude alimentar las mentes demis alumnas. Me fui volviendo há-bil en la enseñanza de la LenguaEspañola y la Catequesis. Sin embar-go, mi verdadera escuela, el camporeal de mi graduación fue el con-tacto diario, día a día, con las jóve-nes que, año con año, la Providen-cia de Dios me confió.La enseñanza del Español y la Cate-quesis a muchachas de 15 y 17 añosme ayudó a aso-marme a innumera-bles corazones ju-veniles, a sondearsus cualidades y ri-quezas para sacar-las a flote, a intuirel camino que po-día hacer el mal enellas y prevenirlo, aescrutar su futuro ydarles alas para quelo pudieran alcan-zar.

A través de la edu-cación procuré serartista: manejar elpincel que pinta lavida de una joven yutilizar el cincel quelima sus asperezas,es todo un arte…difícil arte que, enmuchas ocasiones,no tiene nada depopulista, no coin-cide con la búsque-da de la propia ima-gen, es un arte queproduce frutos alargo plazo, perolos produce.

Todavía recuerdo mis miedos y titu-beos cuando, el primer año de Pro-fesión Religiosa, sin experiencia pe-dagógica y sin estudios universita-rios, con 20 inexpertos años deedad, la obediencia me pidió hacer-me cargo de asistenta de 130 prea-dolescentes. Nunca dominé del todola impetuosidad de las más inquie-tas, que se aprovechaban de mi ino-cencia para hacerme verdaderas tra-vesuras Pero tampoco olvidaré losratos amables que he compartidocon ellas, sus risas de pícaras cuan-do hoy día, exitosas profesionales,madres de familia orgullosas de suhogar y cariñosas exalumnas, en re-uniones de grandes aniversarios, merelatan las travesuras que yo no lo-gré descubrir. Pero salen a luz, tam-bién, las enseñanzas que nunca ol-vidaron. ¡Bendito sea Dios que sacasiempre el bien y comprende nues-

tras debilidades!

Me pregunto hoy: ¿va-lió la pena haber dedi-cado 41 años a la edu-cación?, ¿me siento sa-tisfecha de haber gas-tado 8 y, en algunasveces, 12 horas del día,compartiendo conpreadolescentes, cola-borando en construir elfuturo de estas jóve-nes?...

Sí valió y vale la penaporque, para mí, fue laforma de evangeliza-ción a la que Dios yDon Bosco me dieronoportunidad de cola-borar.

En mis casi 48 años deVida Religiosa he teni-do que combatir mu-chos combates, he te-nido que saltar muchosobstáculos, la lucha hasido diaria pero, al fi-nal de la carrera, comodice San Pablo, se ganala corona.

No nací educadora:

la vocación salesianame hizo educadora

* Hija de María Auxiliadora.Costa Rica. 68 años de edad.Profesora de Español, Filosofíay Catequesis durante 41 años,simultáneamente 15 añosDirectora en Quezaltenango yCosta Rica. Pasé los mejoresmomentos de mi vida dirigien-do Oratorios en nuestrascasas. Trabajo actualmente enla Casa de la Virgen, ObrasSociales de Sor María Romeroen catequesis, consejeríaespiritual y ayudas varias.