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RODRÍGUEZ DE MONTALVO, GARCI (XV-XVI) Conocido también erróneamente como Garci Ordóñez de Montalvo, son escasos los datos biográficos que se han transmitido de este autor. Fue regidor de Medina del Campo (Valladolid) y es el responsable de la refundición y ampliación de una novela de caballerías que circuló en su versión primitiva ya desde principios del siglo XIV. Se trata del Amadís de Gaula, cuya primera edición conocida salió de las prensas zaragozanas de Jorge Coci en el año 1508. Garci Rodríguez, tal vez por propia iniciativa o por orden de la reina Isabel la Católica, decidió continuar aquel viejo libro del Amadís, tal como él mismo lo indica en el prólogo de su obra: "corrigiendo estos tres libros de Amadís, que por falta de los malos escriptores o componedores, muy corruptos y viciosos se leían, y trasladando y enmendando el libro cuarto con las Sergas de Esplandián su hijo" En el año 1510 otra nueva edición del libro, ampliada ahora con Las Sergas de Esplandián, salió a la calle; Garci Rodríguez, que según parece había muerto ya antes de 1505, es el responsable de ese añadido que no se encontraba en la versión primitiva del texto caballeresco. (Encilonet) RODRÍGUEZ DE MONTALVO, GARCI (XV-XVI) Es muy poco lo que se conoce sobre este autor. Nació en el último tercio del reinado de Juan II. Fue seguramente de origen judeoconverso y regidor de Medina del Campo en la última década del siglo XV, pues así aparece en las actas del Ayuntamiento de Medina, con el nombre de Garci Rodríguez de Montalvo el Viejo para distinguirle de "el Mozo", que era su nieto. Perteneció al distinguido linaje de los Pollino, uno de los siete que gobernaban la ciudad de realengo de Medina del Campo, de la que fue regidor. Probablemente participó en la Guerra de Sucesión Castellana y acudió las campañas iniciales de las Guerras de Granada formando parte del regimiento militar de su ciudad. Fue aficionado a la caza de cetrería y compartió los ideales políticos de los Reyes Católicos. Tuvo varios hijos, entre ellos Pedro Vaca, Juan Vaca Montalvo y Francisco Vaca. Según Pascual de Gayangos y Narciso Alonso Cortés, fue armado caballero por los Reyes Católicos en 1482 por haber intervenido en la defensa de Alhama con un grupo de otros "caballeros viejos de San Juan e Santiago". Alonso Cortés añade que su nombre figura en el Padrón de Alhama que es listado de caballeros oriundos de Medina del Campo. Es posible que alguna aldea en la diócesis de Cuenca estuviese vinculada a Montalvo, pues parece conocer muy bien la Serranía de Cuenca al describir la cueva de Urganda la Desconocida. El 30 de junio de 1502 fue testigo en un matrimonio secreto celebrado en el

Amadis de Gaula

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  • RODRGUEZ DE MONTALVO, GARCI (XV-XVI) Conocido tambin errneamente como Garci Ordez de Montalvo, son escasos los datos biogrficos que se han transmitido de este autor. Fue regidor de Medina del Campo (Valladolid) y es el responsable de la refundicin y ampliacin de una novela de caballeras que circul en su versin primitiva ya desde principios del siglo XIV. Se trata del Amads de Gaula, cuya primera edicin conocida sali de las prensas zaragozanas de Jorge Coci en el ao 1508. Garci Rodrguez, tal vez por propia iniciativa o por orden de la reina Isabel la Catlica, decidi continuar aquel viejo libro del Amads, tal como l mismo lo indica en el prlogo de su obra: "corrigiendo estos tres libros de Amads, que por falta de los malos escriptores o componedores, muy corruptos y viciosos se lean, y trasladando y enmendando el libro cuarto con las Sergas de Esplandin su hijo" En el ao 1510 otra nueva edicin del libro, ampliada ahora con Las Sergas de Esplandin, sali a la calle; Garci Rodrguez, que segn parece haba muerto ya antes de 1505, es el responsable de ese aadido que no se encontraba en la versin primitiva del texto caballeresco. (Encilonet) RODRGUEZ DE MONTALVO, GARCI (XV-XVI) Es muy poco lo que se conoce sobre este autor. Naci en el ltimo tercio del reinado de Juan II. Fue seguramente de origen judeoconverso y regidor de Medina del Campo en la ltima dcada del siglo XV, pues as aparece en las actas del Ayuntamiento de Medina, con el nombre de Garci Rodrguez de Montalvo el Viejo para distinguirle de "el Mozo", que era su nieto. Perteneci al distinguido linaje de los Pollino, uno de los siete que gobernaban la ciudad de realengo de Medina del Campo, de la que fue regidor. Probablemente particip en la Guerra de Sucesin Castellana y acudi las campaas iniciales de las Guerras de Granada formando parte del regimiento militar de su ciudad. Fue aficionado a la caza de cetrera y comparti los ideales polticos de los Reyes Catlicos. Tuvo varios hijos, entre ellos Pedro Vaca, Juan Vaca Montalvo y Francisco Vaca. Segn Pascual de Gayangos y Narciso Alonso Corts, fue armado caballero por los Reyes Catlicos en 1482 por haber intervenido en la defensa de Alhama con un grupo de otros "caballeros viejos de San Juan e Santiago". Alonso Corts aade que su nombre figura en el Padrn de Alhama que es listado de caballeros oriundos de Medina del Campo. Es posible que alguna aldea en la dicesis de Cuenca estuviese vinculada a Montalvo, pues parece conocer muy bien la Serrana de Cuenca al describir la cueva de Urganda la Desconocida. El 30 de junio de 1502 fue testigo en un matrimonio secreto celebrado en el

  • Castillo de Coca entre Mara de Fonseca y el Marqus del Cenete, Rodrigo de Mendoza, hecho ilegal en la poca. En 1497 hubo un pleito en la Chancillera de Valladolid contra un personaje con su mismo nombre (l o su nieto) y un tal Jernimo de Virus, vecinos de Medina del Campo, por adulterio; fueron sentenciados a destierro de Valladolid por dos meses. Pese a que se ha postulado como fechas de su muerte hacia 1505, recientes estudios de Ramos Nogales y Sales Das consideran que pudo sobrevivir a la primera publicacin del Amads de Gaula, aparecida en 1508. Obra Adapt y renov desde los aos 1480 y hasta alrededor de 1495 los tres primeros libros del primitivo Amads de Gaula, un texto posiblemente escrito en portugus entre los siglos XIII y XIV, durante el reinado de Sancho IV, que se considera hoy perdido o conservado apenas en fragmentos, y aadi un cuarto libro, para dar a luz a la nica versin de la historia del libro de caballeras Amads de Gaula que hoy se conoce completa, impresa en Zaragoza en 1508, y cuyo final es distinto al de la versin primitiva (en la primitiva, Esplandin, hijo de Amads, luchaba con l sin conocerlo y lo mataba). Escribi adems una continuacin, Las sergas de Esplandin (1510) , que constituye el quinto libro del ciclo amadisiano y en la que se relatan los hechos del hijo primognito de Amads. En algunas ediciones antiguas se cita su nombre, incorrectamente, como Garci Gutirrez o Garci Ordez de Montalvo. El libro constituye una obra maestra de la literatura de aventuras medievales e imita libremente las novelas del ciclo bretn, dando amplia cabida a los elementos maravillosos y fantsticos. Comienza con el nacimiento de Amads, hijo bastardo abandonado en una barca del rey Perin de Gaula y de la reina Elisena de Inglaterra. Su crianza en casa del escudero Gandales de Escocia, ignorando su origen. Sus amores con la sin par princesa Oriana, la ceremonia en que es armado caballero, el reconocimiento de sus padres, el encantamiento de Amads en el palacio de Arcalaus y su desencantamiento, el combate con su hermano Galaor, la prueba del Arco de los leales amadores, la penitencia que con el nombre de Beltenebros realiza en la Pea Pobre, el combate y triunfo con el monstruo Endriago en la isla del Diablo y el matrimonio final. Interrumpen la accin numerosos episodios secundarios tangenciales en los que aparecen otros personajes importantes, como la protectora del hroes, la hechicera Urganda la Desconocida, a la que nadie puede reconocer porque siempre cambia de apariencia. Sus aventuras transcurren en diversas zonas de Europa, por lo que carece de races nacionales. Como caballero perfecto, Amads representa un modelo de cdigo del honor y un arquetipo de alto valor didctico y social y sus aventuras transcurren en un ambiente de idealismo sentimental. Garci Rodrguez de Montalvo tiene el honor, sin pretenderlo, de haber dado nombre a una amplia regin del continente americano, ya que uno de los lugares imaginarios que aparece en la obra de Las sergas de Esplandin, una isla denominada nsula California,

  • alcanz notoriedad cuando los conquistadores espaoles impusieron su nombre a lo que hoy es una amplia regin de Mxico y los Estados Unidos. (http://es.wikipedia.org/)

    AMADS DE GAULA NDICE: PRLOGO LIBRO PRIMERO Comiena la obra CAPITULO I Cmo la infanta Helisena y su donzella Darioleta fueron a la cmara donde el rey Perin estava. CAPITULO II Cmo el rey Perin se iva por el camino con su escudero, con coran ms acompaado de tristeza que de alegra. CAPITULO III Cmo el rey Languines llev consigo al Donzel del Mar, y a Gandaln, hijo de don Gandales. CAPITULO IV Cmo el rey Lisuarte naveg por la mar, y aport al reino de Escocia donde con mucha honra fue recebido. CAPITULO V Cmo Urganda la Desconocida traxo una lana al Donzel del Mar. CAPITULO VI Cmo el Donzel del, Mar se combati con los peones del cavallero, que Galpano se llamava, y despus con sus hermanos del seor del castillo y con el mesmo seor y lo mat sin d'l haver piedad. CAPITULO VII Cmo al tercero da que el Donzel del Mar se parti de la corte del rey Languines,

  • vinieron aquellos tres cavalleros que traan un cavallero en unas andas, y a su muger alevosa. CAPITULO VIII Cmo el rey Lisuarte embi por su fija a casa del rey Languines y l gela embi con su fija Mabilia, y acompaadas de cavalleros y dueas y donzellas. CAPITULO IX Cmo el Donzel del Mar fizo batalla con el rey Abis sobre la guerra que tena con el rey Perin de Gaula. CAPITULO X Cmo el Donzel del Mar fue conoscido por el rey Perin, su padre y por su madre Elisena. CAPITULO XI Cmo el gigante llev a armar cavallero a Galaor, por la mano del rey Lisuarte, el cual le arm cavallero muy honorablemente Amads. CAPITULO XII Cmo Galaor se combati con el gran gigante seor de la Pea de Galtares y lo venci, y mat. CAPITULO XIII Cmo Amads se parti de Urganda la Desconoscida y lleg a una fortaleza, y de lo que en ella le avino. CAPITULO XIV Cmo el rey Lisuarte hizo sepultar a Dardn y a su amiga, y hizo poner en su sepultura letras que dezan la manera como eran muertos. CAPITULO XV Cmo Amads se dio a conoscer al rey Lisuarte y a los grandes de su corte y fue de todos muy bien recebido. CAPITULO XVI En que trata lo que Agrajes vio despus que vino de la guerra de Gaula y algunas cosas de las que hizo. CAPITULO XVII Cmo Amads era muy bien quisto en casa del rey Lisuarte, y de las nuevas que supo de su hermano Galaor. CAPITULO XVIII De cmo Amads se combati con Angriote y con su hermano y los venci, los cuales guardavan un passo de un valle en que defendan que ninguno tena ms hermosa

  • amiga que Angriote. CAPITULO XIX Cmo Amads fue encantado por el rey Arcalus porque l quiso desencantar y sacar de prisin a la duea Grindalaya y a otros, y cmo escap de los encantamentos que Arcalus le hava hecho. CAPITULO XX Cmo Arcalus llev nuevas a la corte del rey Lisuarte cmo Amads era muerto y de los grandes llantos que en toda la corte por l se fizieron, en special Oriana. CAPITULO XXI Cmo don Galaor lleg a un monesterio muy llagado y stuvo all quinze das, en fin de los cuales fue sano y lo que despus le sucedi. CAPITULO XXII De cmo Amads se parti del castillo de la duea, y de lo que le sucedi en el camino. CAPITULO XXIII De cmo el rey Lisuarte, saliendo a caa como otras vezes sola, vio venir por el camino tres cavalleros armados, y de lo que con ellos le acaesci. CAPITULO XXIV De cmo Amads y Galaor y Balis se deliberaron partir para el rey Lisuarte, y de las aventuras que les ende vinieron. CAPITULO XXV Cmo Galaor veng la muerte del cavallero que havan hallado malamente muerto al rbol de la encruzijada. CAPITULO XXVI Cmo recuenta lo que le acaei a Amads yendo en recuesta de la donzella que el cavallero maltratada la llevava. CAPITULO XXVII Cmo Amads se combati con el cavallero que la donzella le hava furtado estando durmiendo, y de cmo lo venci. CAPITULO XXVIII De lo que acaesci a Balis, que iva en busca del cavallero que ava hecho perder a don Galaor el cavallo. CAPITULO XXIX Cmo el rey Lisuarte hizo cortes, y de lo que en ellas le avino.

  • CAPITULO XXX De cmo Amads y Galaor y Balis se vinieron al palacio del rey Lisuarte, y de lo que despus les avino. CAPITULO XXXI Cmo el rey Lisuarte fue a hazer sus cortes a la cibdad de Londres. CAPITULO XXXII Cmo el rey Lisuarte, estando ayuntadas las cortes, quiso saber su consejo de los cavalleros de lo que fazer le convena. CAPITULO XXXIII Cmo estando el rey Lisuarte en gran plazer, se humill ante l una donzella cubierta de luto a pedirle merced tal, que fue por l otorgada. CAPITULO XXXIV En que se demuestra la perdicin del rey Lisuarte y de todos sus acaescimientos a causa de sus promessas, que eran lcitas de ser denegadas. CAPITULO XXXV Cmo Amads y Galaor supieron la traicin hecha, y se deliberaron de procurar, si pudiessen, la libertad del rey y de Oriana. CAPITULO XXXVI Cmo don Galaor libert al rey Lisuarte de la prisin en que traidoramente lo levavan. CAPITULO XXXVII De cmo la nueva a la reina que era preso el rey Lisuarte, y de cmo Barsinn essecutava su traicin, queriendo ser rey, y al fin fue perdido, y el rey restituido en su reino. CAPITULO XXXVIII De cmo Amads vino en socorro de la cibdad de Londres, y mat al traidor de Barsinn y puso toda la cibdad en sossiego. CAPITULO XXXIX De cmo el rey Lisuarte tuvo cortes que duraron dos das, en que se fizieron grandes fiestas de muchos grandes que all vinieron, ass damas como cavalleros, de los cuales quedaron all muchos algunos das. CAPITULO XL Cmo la batalla pass que Amads ava prometido hacer con Abiseos y sus dos hijos en el castillo de Grovenesa a la fermosa nia Briolanja, en vengana de la muerte del rey su padre. CAPITULO XLI

  • Cmo don Galaor anduvo con la donzella en busca del cavallero que los ava derribado hasta tanto que se combati con l, y de cmo en la mayor fuera de la batalla le conosci cmo era su hermano Florestn. CAPITULO XLII Que recuenta de don Florestn cmo era hijo del rey Perin, y en qu manera havido en una donzella muy hermosa, hija del Conde de Selandia. CAPITULO XLIII De cmo don Galaor y Florestn, yendo su camino para el reino de Sobradisa, encontraron tres donzellas a la Fuente de los Olmos. LIBRO SEGUNDO Comiena el libro segundo de Amads de Gaula CAPITULO XLIV Cmo Amads, con sus hermanos y Agrajes, su cormano, se partieron adonde el rey Lisuarte estava, y cmo les fue la aventura de ir a la nsola Firme encantada a provar de las aventuras, y lo que all les acaesi. CAPITULO XLV De cmo Durn se parti con la carta de Oriana para Amads, y vista de Amads la carta, dex todo lo que tena emprendido y se fue con una desesperacin a una selva ascondidamente. CAPITULO XLVI De cmo Gandaln y Durn fueron tras Amads en rastro del camino que ava levado y llevronle las armas que ava dexado, y de cmo le fallaron, y se combati con un cavallero y le venci. CAPITULO XLVII Que recuenta quin era el cavallero vencido de Amads y de las cosas que le avan ante acaescidas que fuese vencido por Amads. CAPITULO XLVIII De cmo don Galaor, Florestn y Agrajes se fueron en busca de Amads, y de cmo Amads, dexadas las armas y mudado el nombre, se retraxo con un buen viejo en una hermita a la vida solitaria. CAPITULO XLIX De cmo Durn, el paje de Oriana, torn a su seora con la respuesta del mensaje que hava trado para Amads, y del llanto que ella hizo viendo la nueva.

  • CAPITULO L De cmo Guiln el Cuidador tom el escudo y las armas de Amads que hall a la Fuente de la Vega sin guarda ninguna y las traxo a la corte del rey Lisuarte. CAPITULO LI Que cuenta en qu manera, estando Beltenebros en la Pea Pobre, arribo a una nao en que vena Corisanda en busca de su amante Florestn, y de las cosas que passaron y de lo que recont en la corte del rey Lisuarte. CAPITULO LII De cmo la Donzella de Denamarcha fue en busca de Amads, y a caso de ventura, despus de mucho trabajo, aport en la Pea Pobre, donde estava Amads, que se llama Beltenebros, y de cmo se vinieron a ver con la seora Oriana. CAPITULO LIII De cmo don Galaor y Florestn y Agrajes se partieron de la nsola Firme en busca de Amads, y de cmo anduvieron gran tiempo sin poder aver rastro dl, y as se vinieron con todo desconsuelo a la corte do el rey Lisuarte estava. CAPITULO LIV Cmo estando el rey Lisuarte sobre tabla, entr un cavallero estrao armado de todas armas y desafi al rey y a toda su corte y de lo que Florestn pass con l, y de cmo Oriana fue consolada Amads fallado. CAPITULO LV De cmo Beltenebros mand hazer armas y todo aparejo para ir a ver a su seora Oriana, y de las aventuras que le acaescieron en el camino, venciendo a don Cuadragante y a los gigantes Famongomadn y Basagante. CAPITULO LVI De cmo Beltenebros, acabadas las aventuras dichas, se fue para la Fuente de los Tres Caos, de donde concert la ida para Miraflores, donde su seora Oriana estava, y de cmo un cavallero estrao traxo unas joyas de prueva de leales amadores a la corte del rey, y l con su seora Oriana se fueron desconoidos por ganar la gloria de la demanda en la prueva de bien amar. CAPITULO LVII De cmo Beltenebros y Oriana embiaron la Doncella de Denamarcha para saber la respuesta de la corte que de seguro havan embiado demandar al rey, y de cmo fueron a la prueva, y fueron los que ganaron la honra sobre todos. CAPITULO LVIII De cmo Beltenebros vino en Miraflores y estuvo con su seora Oriana despus de la vitoria de la espada y tocado, y de all se fue para la batalla que estava aplazada con el rey Cildadn, y de lo que en ella acaesci en el vencimiento que ovieron.

  • CAPITULO LIX De cmo el rey Cildadn y don Galaor fueron llevados para curar y fueron puestos el uno en una fuerte torre de mar cercada, el otro en un vergel de altas paredes y de vergas de fierro adornado, donde cada uno dellos en s tornado, pens de estar en prisin, no sabiendo por quin all eran trados y de lo que ms les avino. CAPITULO LX Cmo el rey vio venir una estraeza de fuegos por el mar, que era una fusta en que Urganda vena, la Encantadora; y lo que le avino con ella. CAPITULO LXI De cmo el rey Lisuarte andava hablando con sus cavalleros que querra combatir la isla del Lago Herviente por librar de la prisin al rey Arbn de Norgales y Angriote de Estravus; y cmo estando ass, vino una donzella gigante por la mar, demand al rey delante la reina y su corte que Amads se combatiesse con Ardn Canileo; y si fuesse vencido el Ardn Canileo, quedara la isla sujeta al rey y daran los presos que tanto sacar desseavan; y si Amads fuesse vencido, que no queran ms de cuanto le dexassen llevar su cabea a Madasima. CAPITULO LXII Cmo se fizo la batalla entre don Bruneo de Bonamar y Madamn el Embidioso, hermano de la donzella desemejada, y el levantamiento que fizieron con embidia a estos cavalleros amigos de Amads por la cual Amads se despidi de la corte del rey Lisuarte. CAPITULO LXIII Cmo Amads se despidi del rey Lisuarte, y con otros diez cavalleros, parientes y amigos de Amads, los mejores y ms esforados de toda la corte, y siguieron su va para la nsola Firme, donde Briolanja probava las aventuras de los firmes amadores y de la cmara defendida, y de cmo determinaron de delibrar del poder del rey a Madasima y a sus donzellas. CAPITULO LXIV Cmo Oriana se fall en gran cuita por la despedida de Amads y de los otros cavalleros, y ms de hallarse preada; y de cmo doze de los cavalleros que con Amads en la nsola Firme estavan vinieron a defender a Madasima y a las otras donzellas que con ella estavan puestas en condicin de muerte sin haver justa razn por que morir deviessen. LIBRO TERCERO Comiena el tercero libro de Amads de Gaula CAPITULO LXV De cmo Amads pregunt a su amo don Gandales nuevas de las cosas que pass en

  • la corte. Y de all se partieron l y sus compaeros para Gaula, y de las cosas que les avino de aventuras en una isla que arribaron, donde defendieron del peligro de la muerte a don Galaor, su hermano de Amads, y al rey Cildadn, de poder del gigante Madarque. CAPITULO LXVI Cmo el rey Cildadn y don Galaor yendo su camino para la corte del rey Lisuarte encontraron una duea que traa un fermoso donzel acompaado de doze cavalleros, y fueles rogado por la duea que suplicassen al rey que lo armasse cavallero, lo cual fue hecho y despus por el mesmo rey conosci ser su hijo. CAPITULO LXVII En que se recuenta la cruda batalla que ovo entre el rey Lisuarte y su gente con don Galvanes y sus compaeros, y de la liberalidad y grandeza que fizo el rey despus del vencimiento, dando la tierra a don Galvanes y a Madasima, quedando por sus vasallos en tanto que en ella habitassen. CAPITULO LXVIII En que recuenta cmo, desque Amads y don Bruneo quedaron en Gaula, don Bruneo estava muy contento y Amads triste, y como se acord de apartar don Bruneo de Amads, yendo a buscar aventuras. Y Amads y su padre el rey Perin y Florestn acordaron de venir socorrer al rey Lisuarte. CAPITULO LXIX Cmo los cavalleros de las armas de las sierpes embarcaron para su reino de Gaula, y fortuna los ech donde por engao fueron puestos en gran peligro de la vida en poder de Arcalus el Encantador; y de cmo, delibrados de all, embarcaron, tornando su viaje, y don Galaor y Norandel vinieron acaso el mesmo camino buscando aventuras, y de lo que les acaesi. CAPITULO LXX Que recuenta de Esplandin cmo stava en compaa de Nasciano el hermitao, y de cmo Amads, su padre, se fue buscar aventuras, mudado el nombre en el Cavallero de la Verde Spada, y de las grandes aventuras que huvo, recontando sus vencimientos. CAPITULO LXXI Cmo el rey Lisuarte sali a caa con la reina y sus fijas, acompaado bien de cavalleros, y fue a la montaa donde tena la hermita aquel santo hombre Naciano, donde hall un muy apuesto donzel con una estraa aventura, el cual era fijo de Oriana y de Amads, y fue por l muy bien tratado sin conoscerle. CAPITULO LXXII De cmo el cavallero de la Verde Espada, despus que se parti del rey Tafinor de Bohemia para las nsolas de Romana, vio venir una muchedumbre de compaa donde vena Grasinda; y un cavallero suyo llamado Bradansidel quiso por fuera fazer al

  • Cavallero de la Verde Espada venir ante su seora Grasinda, y de cmo se combati con l y le venci. CAPITULO LXXIII De cmo el noble Cavallero de la Verde Spada, despus de partido de Grasinda para ir a Constantinopla, le for fortuna en el mar de tal manera, que lo arrib en la nsola del Diablo, donde fall una bestia fiera llamada Endriago, y al fin huvo el vencimiento dello. CAPITULO LXXIV De cmo el Cavallero de la Verde Espada escrivi al Emperador de Constantinopla, cuya era aquella nsola, cmo ava muerto aquella fiera bestia, y de la falta que tena de bastimentos; lo cual el Emperador provey con mucha diligencia, y al cavallero pag con mucha honra y amor la honra y servicio que l ava hecho en le delibrar aquella nsola que perdida tena tanto tiempo ava. CAPITULO LXXV De cmo el Cavallero de la Verde Spada se parti de Constantinopla para cumplir la promessa por l fecha a la muy fermosa Grasinda; y cmo, estando determinado de partir con esta seora a la Gran Bretaa por complir su mandado, acaei andando a caa que hall a don Bruneo de Bonamar malamente ferido, y tambin cuenta la aventura con que Angriote d'Estravus se top con ellos, y se vinieron juntos a casa de la fermosa Grasinda. CAPITULO LXXVI De cmo llegaron a la Alta Bretaa la reina Sardamira con los otros embaxadores que el Emperador de Roma embiava para que le levassen a Oriana, fija del rey Lisuarte, y de lo que les acaesci en una floresta donde se salieron a recrear con un cavallero andante que los embaxadores maltrataron de lengua, y el pago que les dio de las desmesuras que le dixeron. CAPITULO LXXVII Cmo la reina Sardamira embi su mensaje a don Florestn, rogndole, pues que hava vencido los cavalleros ponindolos malparados, que quisiesse ser su aguardador fasta el castillo de Miraflores, donde ella iva a hablar con Oriana; y de lo que all passaron. CAPITULO LXXVIII De cmo el Cavallero de la Verde Espada, que despus llamaron el Cavallero Griego, y don Bruneo de Bonamar y Angriote de Estravus se vinieron juntos por el mar acompaando aquella muy fermosa Grasinda, que vena a la corte del rey Lisuarte, el cual estava delibrado de embiar su fija Oriana al Emperador de Roma por muger; y de las cosas que passaron declarando su demanda. CAPITULO LXXIX De cmo el Cavallero Griego y sus compaeros sacaron del mar a Grasinda y la

  • llevaron con su compaa a la plaa de las batallas, donde su cavallero ava de defender su partido, cumpliendo su demanda. CAPITULO LXXX De cmo el rey Lisuarte embi por Oriana para la entregar a los romanos, y de lo que le acaei con un cavallero de la nsola Firme, y de la batalla que pass entre don Grumedn y los compaeros del Cavallero Griego contra los tres romanos desafiadores; y de cmo, despus de ser vencidos los romanos, se fueron a la nsola Firme los compaeros del Cavallero Griego, y de lo que all fizieron. CAPITULO LXXXI De cmo el rey Lisuarte entreg su fija muy contra su gana, y del socorro que Amads con todos los otros cavalleros de la nsola Firme fizieron a la muy hermosa Oriana y la levaron a la nsola Firme. LIBRO CUARTO Aqu comiena el cuarto libro del noble y virtuoso cavallero Amads de Gaula, fijo del rey Perin y de la reina Elisena, en que trata de sus proezas y grandes hechos de armas que l y otros cavalleros de su linaje hizieron. CAPITULO LXXXII Del grande duelo que fizo la reina Sardamira por la muerte del prncipe Salustanquidio. CAPITULO LXXXIII Cmo con acuerdo y mandamiento de la princessa Oriana aquellos cavalleros la levaron a la nsola Firme. CAPITULO LXXXIV Cmo la infanta Grasinda, sabida la vitoria que Amads ava avido, se atavi, acompaada de muchos cavalleros y damas, para salir a recebir a Oriana. CAPITULO LXXXV Cmo Amads fizo juntar aquellos seores, y el razonamiento que les fizo y lo que sobre ello acordaron. CAPITULO LXXXVI Cmo todos los cavalleros fueron muy contentos de todo lo que don Cuadragante propuso. CAPITULO LXXXVII Cmo todos lar cavalleros tenan mucha gana del servicio y honra de la infanta Oriana. CAPITULO LXXXVIII Cmo Amads habl con Grasinda, y lo que ella respondi.

  • CAPITULO LXXXIX Cmo Amads embi otro mensajero a la reina Briolanja. CAPITULO XC Cmo don Cuadragante fabl con su sobrino Landn y le dixo fuesse a Irlanda y fablasse con la reina su sobrina para que diesse lugar a algunos de sus vasallos le viniessen a servir. CAPITULO XCI Cmo Amads embi al rey de Bohemia. CAPITULO XCII De cmo Gandaln habl con Mabilia y con Oriana, y lo que le mandaron que dixesse a Amads. CAPITULO XCIII Cmo Amads y Agrajes, y todos aquellos cavalleros de alta guisa que con l estavan, fueron ver y consolar a Oriana y a aquellas seoras que con ella estavan, y de las cosas que passaron. CAPITULO XCIV Cmo lleg la nueva deste desbarato de los romanos y tomada de Oriana al rey Lisuarte, y de lo que en ello fizo. CAPITULO XCV De la carta que la infanta Oriana embi a la reina Brisena, su madre, desde la nsola Firme, donde estava. CAPITULO XCVI Cmo el rey Lisuarte demand consejo al rey Arbn de Norgales, y a don Grumedn y a Guiln el Cuidador, y lo que ellos le respondieron. CAPITULO XCVII Cmo don Cuadra gante y Brian de Monjaste con fortuna se perdieron en la mar, y cmo la ventura les hizo hallar a la reina Briolanja, y lo que con ella les avino. CAPITULO XCVIII De la embaxada que don Cuadragante y Brian de Monjaste traxeron del rey Lisuarte, y lo que todos los cavalleros y seores que all estavan acordaron sobre ello. CAPITULO XCIX De cmo el maestro Elisabad lleg a la tierra de Grasinda, y de all pass al Emperador de Constantinopla con el mandado de Amads y de lo que con l recaud. CAPITULO C

  • Cmo Gandaln lleg en Gaula, y fabl al rey Perin lo que su seor le mand, y la respuesta que uvo. CAPITULO CI De cmo Lasindo, escudero de don Bruneo de Bonamar, lleg con el mandado de su seor al Marqus y a Branfil, y lo que con ellos fizo. CAPITULO CII Cmo Isanjo lleg con el mandado de Amads al buen rey de Bohemia, y el gran recaudo que en l fall. CAPITULO CIII Cmo Landn, sobrino de don Cuadragante, lleg en Irlanda, y lo que con la reina recaud. CAPITULO CIV Cmo don Guiln el Cuidador lleg en Roma con el mandado del rey Lisuarte, su seor, y de lo que hizo en su embaxada con el emperador Patn. CAPITULO CV Cmo Grasandor, hijo del rey de Bohemia, se encontr con Giontes, y lo que le avino con l. CAPITULO CVI Cmo el Emperador de Roma lleg en la Gran Bretaa con su flota, y de lo que l y el rey Lisuarte fizieron. CAPITULO CVII Cmo el rey Perin movi la gente del real contra sus enemigos, y cmo reparti las hazes para la batalla. CAPITULO CVIII Como, sabido por Arcalus el Encantador cmo estas gentes se adereavan para pelear, embi a ms andar a llamar al rey Arvigo y, sus compaas. CAPITULO CIX Cmo el Emperador de Roma y el rey Lisuarte se ivan con todas sus compaas contra la nsola Firme buscar a sus enemigos. CAPITULO CX Cmo da cuenta por qu causa este Gasquiln, rey de Suesa, embi su escudero con la demanda que odo havis a Amads. CAPITULO CXI Cmo sucedi en la segunda batalla a cada una de las partes, y por qu causa la batalla se parti.

  • CAPITULO CXII Cmo el rey Lisuarte fizo levar el cuerpo del Emperador de Roma a un monesterio, y cmo fabl con los romanos sobre aquel fecho en que estava, y la respuesta que le dieron. CAPITULO CXIII Cmo, sabido por el santo hermitao Nasciano que a Esplandin, el hermoso donzel, cri esta gran rotura destos reyes, se dispuso a los poner en paz, y de lo que en ello hizo. CAPITULO CXIV De cmo el santo hombre Nasciano torn con la respuesta del rey Perin al rey Lisuarte, y lo que se concert. CAPITULO CXV Cmo sabida por el rey Arvigo la partida destas gentes, acord de pelear con el rey Lisuarte. CAPITULO CXVI De la batalla que el rey Lisuarte uvo con el rey Arvigo y sus compaas y cmo fue el rey Lisuarte vencido, y socorrido por Amads de Gaula, aquel que nunca falt de socorrer al menesteroso. CAPITULO CXVII Cmo Amads iva en socorro del rey Lisuarte, y lo que le contesi en el camino antes que a l llegasse. CAPITULO CXVIII De cmo el rey Lisuarte hizo juntar los reyes y grandes seores y otros muchos cavalleros en el monesterio de Lubaina, que all con l estavan, y les dixo los grandes servicios y honras que de Amads de Gaula ava recebido, y el galardn que por ellos le dio. CAPITULO CXIX Cmo el rey Lisuarte lleg a la villa de Vindilisora, donde la reina Brisena, su muger, estava, y cmo con ella y con su hija acord de se bolver a la nsola Firme. CAPITULO CXX Cmo el rey Perin y sus compaas se tornaron a la nsola Firme, y de lo que hizieron antes que el rey Lisuarte all con ellos fuesse. CAPITULO CXXI Cmo don Bruneo de Bonamar y Angriote d'Estravus y Branfil fueron en Gaula por la reina Elisena y por don Galaor, y la aventura que les avino a la venida que bolvieron.

  • CAPITULO CXXII De lo que acontesci a don Bruneo de Bonanar en el socorro que ivan a hazer con la reina de Dacia, y Angriote d'Estravus y a Branfil. CAPITULO CXXIII Cmo el rey Lisuarte y la reina Brisena, su mujer, y su fija Leonoreta vinieron a la nsola Firme, y cmo aquellos seores y seoras los salieron a recebir. CAPITULO CXXIV Cmo Amads hizo casar a su cormano Dragons con la infanta Estrelleta, y que fuesse a ganar la Profunda nsola donde fuesse rey. CAPITULO CXXV Cmo los reyes se juntaron a dar orden en las bodas de aquellos grandes seores y seoras, y lo que en ello se hizo. CAPITULO CXXVI De cmo Urganda la Desconocida junt todos aquellos reyes y cavalleros cuantos en la nsola Firme estavan, y las grandes cosas que les dixo passadas y presentes y por venir, y cmo al cabo se parti. CAPITULO CXXVII Cmo Amads se parti solo con la duea que vino por la mar por vengar la muerte del cavallero muerto que en el barco traa, y de lo que le avino m aquella demanda. CAPITULO CXXVIII Cmo Amads se iva con la duea contra la nsola del gigante llamado Baln, y fue en su compaa el cavallero governador de la nsola del Infante. CAPITULO CXXIX De cmo Darioleta haza duelo por el gran peligro en que Amads estava. CAPITULO CXXX Cmo estando Amads en la nsola de la Torre Bermeja sentado en unas peas sobre la mar fablando con Grasandor en las cosas de su seora Oriana, vio venir una fusta, de donde supo nuevas de la flota, que era ida a Sansuea y a las nsolas de Landas. CAPITULO CXXXI Cmo Agrajes y don Cuadragante y don Bruneo de Bonamar, con otros muchos cavalleros, vinieron a ver al gigante Baln, y de lo que l passaron. CAPITULO CXXXII Que fabla de la respuesta que dio Agrajes al gigante Baln sobre la habla que l hizo. CAPITULO CXXXIII

  • Cmo despus que el rey Lisuarte se torn desde la nsola Firme a su tierra, fue preso por encantamiento, y de lo que sobre ello acaesci. En 1492 un tal Garci Rodrguez de Montalvo, que en ocasiones aparece tambin como Rodrguez de Montalvn o Gutirrez, y de quien slo se sabe que fue regidor de Medina del Campo, recogi los manuscritos annimos de los tres libros que entonces conformaban la historia de Amads de Gaula. De stos, cuyo origen -tal vez espaol, quin sabe si portugus- slo quedan algunos folios descubiertos en 1956. Por ellos se sabe que la labor de Rodrguez de Montalvo fue algo ms que la del simple editor: el texto primitivo se cree que pudo haber sido redactado alrededor del ao 1300, y que tuvo amplia difusin a lo largo de los siglos XIV y XV; l moderniz el lenguaje, sobre todo a partir del libro segundo, recort lo que consider superfluo, aadi comentarios que suavizaran la controvertida moralidad del texto original y modific algunas escenas, en especial el final del tercer libro, para hacerlo ms feliz. Por ltimo, escribi una cuarta parte en que los hasta cierto punto liberales amoros entre los caballeros y sus damas tuvieran un desenlace aceptable: el matrimonio. Algn tiempo despus, escribira la primera de siete secuelas de la saga de Gaula: Las Sergas de Espladin. Amads, su hijo Espladin, sus sobrinos, nietos y bisnietos causaran furor entre plebeyos y cortesanos -sobre todo estos ltimos- a lo largo del siglo XVI. Slo la llegada de don Quijote, cuya locura se debe a su anacrnica admiracin hacia el patriarca de la saga, pudo terminar con un gnero que inspir a varias generaciones de caballeros, soldados, y conquistadores de las Amricas. La novela cuenta la historia de Amads de Gaula, nacido de reyes fuera del matrimonio y echado al mar para esconder la deshonra. Criado en Escocia por un noble seor, acude muy joven a la corte del rey Lisuarte para iniciarse como caballero. All conoce a la princesa Oriana, que ser el objeto de todos sus desvelos y tributos. Amads -conocido entonces como Doncel del Mar- se revela pronto como uno de los mejores caballeros de la Bretaa, tanto por su habilidad en el combate como por su valor, justicia y fidelidad. Recorre el orbe defendiendo a doncellas injuriadas y, como dira Cervantes, "desfaciendo entuertos". Al conocerse su verdadera identidad, contina junto a hermanos, parientes y amigos de su misma condicin sus aventuras por mundos reales o maravillosos, hasta alcanzar el favor definitivo de la bella Oriana. Amads de Gaula es la primera y ms importante novela de caballeras de la literatura espaola. Pese a inspirarse en el llamado ciclo bretn -casi siempre vinculado al mito del rey Arturo- del roman courtois francs, lo super con creces y se convirti rpidamente en modelo literario para toda Europa.

    LIBRO PRIMERO

  • PRLOGO

    Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de las armas en escrito dejaron, cun breve fue aquello que en escrito de verdad en ellos pas, as como las batallas de nuestro tiempo que por nos fueron vistas nos dieron clara experiencia y noticia, quisieron sobre algn cimiento de verdad componer tales y tan extraas hazaas con que no solamente pensaron dejar en perpetua memoria a los que aficionados fueron, mas aqullos por quien ledas fuesen en grande admiracin, como por las antiguas historias de los griegos y troyanos y otros que batallaron, parece, por escrito. As lo dice Salustio, que tanto los hechos de los de Atenas fueron grandes cuando los sus escritores lo quisieron creer y ensalzar. Pues si en el tiempo de estos oradores que ms en las cosas de fama que de inters se ocupaban sus juicios y fatigaban sus espritus, acaeciera aquella santa conquista que el nuestro muy esforzado y catlico rey don Fernando hizo del reino de Granada, cuantas flores, cuantas rosas en ella por ellos fueron sembradas, as en lo tocante al esfuerzo de los caballeros en las revueltas, escaramuzas y peligrosos combates y en todas las otras cosas de afrentas y trabajos que para tal guerra se aparejaron, como en los esforzados razonamientos del gran rey a los sus altos hombres en las reales tiendas ayuntados y las obedientes respuestas por ellos dadas y, sobre todo, las grandes alabanzas y los crecidos loores que merece por haber emprendido y acabado jomada tan catlica. Por cierto creo yo que as lo verdadero como lo fingido que por ellos fuera recontado en la fama de tan gran prncipe, con justa causa sobre tan ancho y verdadero cimiento pudiera en las nubes tocar, como se puede creer que por los sus sabios cronistas, si les fuera dado segn la antigedad de aquel estilo en memoria a los venideros por escrito dejaran, poniendo con justa causa en mayor grado de fama y alteza verdadera los sus grandes hechos que los de los otros emperadores que con ms aficin que con verdad que los nuestros rey y reina fueron loados, pues, que tanto ms los merecen, cuanto es la diferencia de las leyes que tuvieron, que los primeros sirvieron al mundo que les dio tal galardn y los nuestros al Seor, el que con tan conocido amor y voluntad ayudar y favorecer los quiso, por los hallar tan dignos en poner en ejecucin con mucho trabajo y gasto lo que tanto su servicio es. Y si por ventura algo ac en olvido quedare, no quedar ante la su real majestad, donde les tiene aparejado el galardn que por ello merecen.

    Otra manera de ms convenible crdito tuvo en la su historia aquel grande historiador Tito Livio para ensalzar la honra y fama de los sus romanos, que apartndolos de las fuerzas corporales les lleg al ardimiento y esfuerzo del corazn, porque si en lo primero alguna duda se halla, en lo segundo no se hallara, que si l por muy extremado esfuerzo dej memoria la osada del que el brazo se quem y de aqul que de su propia voluntad le lanz en el peligroso lago, ya por nos fueron vistas otras semejantes cosas de aqullos que, menospreciando las vidas, quisieron recibir la muerte por a otros la quitar, de guisa que por lo que vimos podemos creer lo suyo que lemos, aunque muy extrao nos parezca. Pero por cierto en toda la su grande historia no se hallara ninguno de aquellos golpes espantosos, ni encuentros milagrosos que en las otras historias se hallan, como de aquel fuerte Hctor se recuenta, y del famoso Aquiles, del esforzado Troylus y del valiente Ajas Talemn, y otros muchos de que gran memoria se hace, segn la aficin de aqullos que por el escrito los dejaron, asi stas como otras ms cercanas a nos de aquel

  • sealado duque Godofredo de Bulln en el golpe de espada que en la puente de Antoco dio, y del turco armado, que casi dos pedazos hizo siendo ya rey de Jerusaln. Bien se puede y debe creer haber habido Troya y ser cercada y destruida por los griegos y asimismo ser conquistada Jerusaln, con otros muchos lugares, por este duque y sus compaeros, mas semejantes golpes que stos atribuyamos, los ms a los escritores, como ya dije, que haber en efecto de verdad pasado.

    Otros hubo de ms baja suerte que escribieron, que no solamente no edificaron sus obras sobre algn cimiento de verdad mas ni sobre el rastro de ella. Estos son los que compusieron las historias fingidas en que se hallan las cosas admirables fuera de la orden de natura, que ms por nombre de patraas que de crnicas, con mucha razn deben ser tenidas y llamadas. Pues vemos ahora si las afrentas de las armas que acaecen son semejantes a aqullas que casi cada da vemos y pasamos y an por la mayor parte desviadas de la virtud y buena conciencia y aqullas que muy extraas y graves nos parecen, sepamos ser compuestas y fingidas, qu tomaremos de las unas y otras que algn fruto provechoso nos acarreen? Por cierto, a mi ver, otra cosa no, salvo los buenos ejemplos y doctrinas que ms a la salvacin nuestra se allegaren, porque siendo permitido de ser imprimida en nuestros corazones la gracia del muy alto Seor para ella nos allegar, tomemos por alas con que nuestras nimas suban a la alteza de la gloria para donde fueron criadas.

    Y yo esto considerando, deseando que de m alguna sombra de memoria quedase, no me atreviendo a poner en mi flaco ingenio en aquello que los ms cuerdos sabios se ocuparon, qusele juntar con estos postrimeros que las cosas ms livianas y de menor sustancia escribieron por ser a l segn su flaqueza ms conformes, corrigiendo estos tres libros del Amads que por falta de los malos escritores o componedores muy corruptos o viciosos se lean y trasladando y enmendando el libro cuarto con las Sergas de Esplandin, su hijo, que hasta aqu no es memoria de ninguno ser visto que por gran dicha pareci en una tumba de piedra que debajo de la tierra en una ermita cerca de Constantinopla fue hallada y trado por un hngaro, mercader a estas partes de Espaa, en la letra y pergamino tan antiguo que con mucho trabajo se pudo leer por aqullos que la lengua saban, en los cuales cinco libros, comoquiera que hasta aqu ms por patraas que por crnicas eran tenidos, son con tales enmiendas acompaados de tales ejemplos y doctrinas que con justa causa se podrn comparar a los livianos y febles saleros de corcho que con tiras de oro y de plata son encarcelados y guarnecidos, porque as los caballeros mancebos como los ms ancianos hallen en ellos lo que a cada uno conviene. Y si por ventura en esta mal ordenada obra algn yerro pareciere de aqullos que en lo divino y humano son prohibidos, demando humildemente de ello perdn, pues que teniendo, y creyendo yo firmemente, todo lo que la Santa Madre Iglesia tiene y manda, ms simple discrecin que la obra fue de ello causa.

    LOS CUATRO LIBROS DEL INVENCIBLE CABALLERO AMADS DE GAULA EN QUE SE TRATAN SUS MUY ALTOS HECHOS DE ARMAS Y APACIBLES CABALLERAS

  • AQU COMIENZA EL PRIMER LIBRO DEL ESFORZADO CABALLERO AMADS

    HIJO DEL REY PERIN DE GAULA Y DE LA REINA ELISENA

    El cual fue corregido y enmendado por el honrado y virtuoso caballero GARCI RODRGUEZ DE MONTALVO, regidor de la villa de Medina del Campo, y corrigile de los antiguos originales que estaban corruptos y mal compuestos en antiguo estilo por falta de los diferentes y malos escritores, quitando muchas palabras superfluas, y poniendo otras de ms pulido y elegante estilo tocantes a la caballera y actos de ella.

    No muchos aos despus de la Pasin de nuestro Redentor y Salvador Jesucristo, fue un rey muy cristiano en la pequea Bretaa, por nombre llamado Garinter, el cual, siendo en la ley de la verdad de mucha devocin y buenas maneras acompaado. Este rey hubo dos hijas en una noble duea su mujer, y la mayor casada con Languines, rey de Escocia, y fue llamada la duea de la Guirnalda, porque el rey su marido nunca la consinti cubrir sus hermosos cabellos sino de una muy rica guirnalda, tanto era pagado de los ver; de quien fueron engendrados Agrajes y Mabilia, que as de uno como caballero y de ella como doncella en esta gran historia mucha mencin se hace. La otra hija, que Elisena fue llamada, en gran cantidad mucho ms hermosa que la primera fue; y comoquiera que de muy grandes prncipes en casamiento demandada fuese, nunca con ninguna de ellos casar le plugo, antes su retraimiento y santa vida dieron causa a que todos beata perdida la llamasen, considerando que persona de tan gran guisa, dotada de tanta hermosura, de tantos grandes por matrimonio demandada, no le era conveniente tal estilo de vida tomar. Pues este dicho rey Garinter siendo en asaz crecida edad, por dar descanso a su nimo algunas veces a monte y a caza iba. Entre las cuales saliendo un da desde una villa suya que Alima se llamaba, siendo desviado de las armadas y de los cazadores andando por la floresta sus horas rezando, vio a su siniestra una brava batalla de un solo caballero que con dos se combata, l conoci a los dos caballeros que sus vasallos eran, que por ser muy soberbios y de malas maneras y muy emparentados, muchos enojos de ellos haba recibido. Mas aqul que con ellos se combata no los pudo conocer y no se fiando, tanto en la bondad del uno que el miedo de los dos se quitase, apartndose de ellos la batalla miraba, en fin de la cual por mano de aqul de los dos fueron vencidos y muertos. Esto hecho el caballero se vino contra el rey y como solo lo viese, djole:

    Buen hombre, qu tierra es sta, que as son los caballeros andantes salteados?.

    El rey le dijo:

    No os maravillis de eso, caballero, que as como en las otras tierras hay buenos caballeros y malos, as los hay en sta, y esto que decs no solamente a muchos han hecho grandes males y desaguisados, mas aun al mismo rey su seor sin que de ellos justicia hacer pudiese; por ser muy emparentados han hecho enormes agravios y tambin por esta montaa tan espesa donde se acogan.

    El caballero le dijo:

  • Pues a ese rey que decs vengo yo a buscar de luenga tierra y le traigo nuevas de un su gran amigo, y si sabis dnde hallarlo pueda rugoos que me lo digis.

    El rey le dijo:

    Comoquiera que acontezca no dejar de os decir la verdad, sabed ciertamente que yo soy el rey que demandis.

    El caballero quitando el escudo y yelmo, y dndolo a su escudero lo fue a abrazar diciendo ser el rey Perin de Gaula que mucho le haba deseado conocer. Mucho fueron alegres estos dos reyes en se haber as juntado, y hablando en muchas cosas se fueron a la parte donde los cazadores eran para se acoger a la villa, pero antes le sobrevino un ciervo que de las armadas muy cansado se colara, tras el cual los reyes ambos al ms correr de sus caballos fueron pensando lo matar, mas de otra manera les acaeci, que saliendo de unas espesas matas un len delante de ellos al ciervo alcanz y mat, habindole abierto con sus muy fuertes uas, bravo y mal continente contra los reyes mostraba. Y como as el rey Perin le viese, dijo:

    Pues no estaris tan saudo que parte de la caza no nos dejis.

    Y tomando sus armas descendi del caballo, que adelante, espantado del fuerte len ir no quera, poniendo su escudo delante, la espada en la mano al len se fue, que las grandes voces que el rey Garinter le daba no lo pudieron estorbar. El len asimismo dejando la presa contra l se vino y juntndose ambos tenindole el len debajo en punto de le matar, no perdiendo el rey su gran esfuerzo, hirindole con su espada por el vientre, lo hizo caer muerto ante s, de que el rey Garinter mucho espantado entre s deca:

    No sin causa tiene aqul fama del mejor caballero del mundo. Esto hecho, recogida toda la campaa hizo en dos palafrenes cargar el len y el ciervo y llevarlos a la villa con gran placer. Donde siendo de tal husped la reina avisada, los palacios de grandes y ricos atavos, y las mesas puestas hallaron; en la una ms alta se sentaron los reyes y en la otra junto con ella, Elisena, su hija; y all fueron servidos como en casa de tan buen hombre se deba. Pues estando en aquel solaz, como aquella infanta tan hermosa fuese y el rey Perin por el semejante, y la fama de sus grandes cosas en armas por todas las partes del mundo divulgadas, en tal punto y hora se miraron que las gran honestidad y santa vida de ella no pudo tanto, que de incurable y muy gran amor presa no fuese, y el rey asimismo de ella, que hasta entonces su corazn, sin ser juzgado a otra ninguna, libre tena, de guisa que as el uno como el otro estuvieron todo el comer casi fuera de sentido. Pues alzadas las mesas, la reina se quiso acoger a su cmara y levantndose Elisena cayle de la falda un muy hermoso anillo que para se levar del dedo quitara y con la gran turbacin no tuvo acuerdo de lo all tornar y bajse por tomarlo, mas el rey Perin que cabe ella estaba quiso se lo dar, as que las manos llegaron a una sazn y el rey tomle la mano y apretsela. Elisena torn muy colorada y mirando al rey con ojos amorosos le dijo pasito que le agradeca aquel servicio.

  • Ay, seora! dijo l, no ser el postrimero; mas todo el tiempo de mi vida ser empleado en os servir.

    Ella se fue tras su madre con tan gran alteracin que casi la vista perdida llevaba, de lo cual se sigui que esta infanta, no pudiendo sufrir aquel nuevo dolor que con tanta fuerza al viejo pensamiento vencido haba, descubri su secreto a una doncella suya, de quien mucho fiaba, que Darioleta haba nombre, y con lgrimas de sus ojos y ms del corazn le demand consejo en cmo podra saber si el rey Perin otra mujer alguna amase, y si aquel tan amoroso semblante que a ella mostrado haba, si le viniera en la manera y con aquella fuerza que en su corazn haba sentido. La doncella, espantada de mudanza tan spita en persona tan desviada de auto semejante, habiendo piedad de tan piadosas lgrimas, le dijo:

    Seora, bien veo yo que segn la demasiada pasin que aquel tirano amor en vos ha puesto, que no ha dejado de vuestro juicio lugar donde consejo ni razn aposentados ser puedan, y por esto, siguiendo yo, no a lo que a vuestro servicio debo, mas a la voluntad y obediencia, har aquello que mandis, por la va ms honesta que de mi poca discrecin y mucha gana de os servir hallar pudieren.

    Entonces partindose de ella se fue contra la cmara donde el rey Perin posaba y hall a su escudero a la puerta con los paos que le quera dar de vestir, y djole:

    Amigo, id vos a hacer algo, que yo quedar con vuestro seor y le dar recaudo.

    El escudero, pensando que aquello por ms honra se haca, dile los paos y partise de all. La doncella entr en la cmara do el rey estaba en su cama, y como la vio, conoci ser aqulla con quien haba visto ms que con otra a Elisena hablar, como que en ella ms que en otra alguna se fiaba, y crey que no sin algn remedio para sus mortales deseos all era venida, y estremecindosele el corazn le dijo:

    Buena doncella, qu es lo que queris?.

    Daros de vestir, dijo ella.

    Eso al corazn haba de ser dijo l, que de placer y alegra muy despojado y desnudo est.

    En qu manera?, dijo ella.

    En que viniendo yo a esta tierra dijo el rey, con entera libertad, solamente temiendo las aventuras que de las armas ocurrirme podan, no s en qu forma entrando en esta casa de estos vuestros seores, soy llagado de herida mortal, y si vos, buena doncella, alguna medicina para ella me procuraseis, de m serais muy bien galardonada.

    Cierto, seor dijo ella, por muy contenta me tendra en hacer servicio a tan alto hombre de tan buen caballero como vos sois, si supiese en qu.

  • Si me vos prometis dijo el rey, como leal doncella de lo no descubrir, sino all donde es razn, yo os lo dir.

    Decdmelo sin recelo dijo ella, que enteramente por m guardado os ser.

    Pues amiga, seora dijo l, dgoos que en fuerte hora yo mir la gran hermosura de Elisena vuestra seora, que atormentado de cuitas y congojas soy hasta en punto de la muerte, en la cual si algn remedio no hallo, no se me podr excusar.

    La doncella, que el corazn de su seora enteramente en este caso saba, como ya arriba osteis, cuando esto oy fue muy alegre, y djole:

    Mi seor, si me vos prometis, como rey, en todo guardar la verdad a que ms que ningn otro que no lo sea obligado sois, y como caballero que segn vuestra fama por la sostener tantos afanes y peligros habr pasado, de la tomar por mujer cuando tiempo fuere, yo la pondr en parte donde no solamente vuestro corazn satisfecho sea, mas el suyo que tanto o por ventura ms que l es culta y en dolor de esa misma llaga herido, y si esto no se hace, no vos la cobraris ni yo creer ser vuestras palabras de leal y honesto amor salidas.

    El rey, que en voluntad estaba ya imprimida la permisin de Dios para que de eso se siguiese lo que adelante oiris, tom la espada que cabe s tena y poniendo la diestra mano en la cruz dijo:

    Yo juro en esta cruz y espada con que la orden de caballera recib, de hacer eso que vos, doncella, me peds, cada que por vuestra seora Elisena demandado me fuere.

    Pues ahora holgad dijo ella, que yo cumplir lo que dije.

    Y partindose de l se torn a su seora y contndole la que con el rey concertara, muy grande alegra en su nimo puso, y abrazndola le dijo:

    Mi verdadera amiga, cuando ver yo la hora que en mis brazos tenga aqul que por seor me habis dado.

    Yo os lo dir dijo ella: Ya sabis, seora, cmo aquella cmara en que el rey Perin est tiene una puerta que a la huerta sale, por donde vuestro padre algunas veces sale a recrear, que con las cortinas ahora cubierta est, de que yo la llave tengo; pues cuando el rey de all salga yo la abrir y siendo tan noche que los del palacio sosieguen, por all podremos entrar sin que de ninguno sentidas seamos, y cuando sazn sea salir yo os llamar y tornar a vuestra cama.

    Elisena, que esto oy, fue atnita de placer que no pudo hablar y tornndose en s djole:

  • Mi amiga, en vos dejo toda mi hacienda, mas cmo se har lo que decs, que mi padre est dentro en la cmara con el rey Perin, y si lo sintiese seramos todos en gran peligro?.

    Eso dijo la doncella, dejad a m que yo lo remediar.

    Con esto se partieron de su habla y pasaron aquel da los reyes y la reina y la infanta Elisena en su comer y cenar como antes, y cuando fue noche. Darioleta apart al escudero del rey Perin y djole:

    Ay, amigo, decidme si sois hombre hidalgo!.

    S soy dijo l, y aun hijo de caballero, mas por qu me lo preguntis?.

    Yo os lo dir dijo ella, porque querra saber de vos una cosa; rugoos, por la fe que a Dios debis y al rey vuestro seor, me la digis.

    Por Santa Mara dijo l, toda cosa que yo supiese os dir, con tal que no sea en dao de mi seor.

    Eso os otorgo yo dijo la doncella, que ni os preguntar en dao suyo, ni vos tendrais razn de que me lo decs, mas lo que yo quiero saber es que me digis cul es la doncella que vuestro seor ama de extremado amor.

    Mi seor dijo l, ama a todas en general, mas cierto no le conozco ninguna que l ame de la guisa que decs.

    En esto hablando, lleg el rey Garinter donde ellos estaban hablando y vio a Darioleta con el escudero y llamndola le dijo:

    T, qu tienes que hablar con el escudero del rey?.

    Por Dios, seor, yo os lo dir, l me llam y me dijo que su seor ha por costumbre de dormir solo y cierto que siente mucho empacho con vuestra compaa.

    El rey se parti de ella y fuese al rey Perin y djole:

    Mi seor, yo tengo muchas cosas de librar en mi hacienda y levntome a la hora de los maitines, y por vos no dar enojo, tengo por bien que quedis solo en la cmara.

    El rey Perin le dijo:

    Haced, seor, en ello como os ms pluguiere.

    As place a m, dijo l. Entonces conoci l que la doncella le dijera verdad y mand a sus reposteros que luego sacasen su cama de la cmara del rey Perin. Cuando Darioleta

  • vio que as en efecto viniera lo que deseaba, fuese a Elisena, su seora, y contselo todo como pasara.

    Amiga, seora dijo ella: ahora creo, pues, que Dios as lo endereza, que esto que, al presente, yerro parece, adelante ser algn servicio suyo.

    Decidme lo que haremos, que la gran alegra que tengo me quita gran parte del juicio.

    Seora dijo la doncella, hagamos esta noche lo que concertado est, que la puerta de la cmara que os dije que ya la tengo abierta.

    Pues a vos dejo el cargo de me llevar cundo tiempo fuere.

    As estuvieron ellas hasta que todos se fueron a dormir.

    CAPITULO 1

    Cmo la infanta Elisena y su doncella Darioleta fueron a la cmara donde el rey Perin estaba.

    Como la gente fue sosegada, Darioleta se levant y tom a Elisena as desnuda como en su lecho estaba, solamente la camisa y cubierta de un manto, y salieron ambas a la huerta y la luna haca muy clara. La doncella mir a su seora y abrindole el manto catle el cuerpo y djole riendo:

    Seora, en buena hora naci el caballero que os esta noche habr.

    Y bien deca, que sta era la ms hermosa doncella de rostro y de cuerpo que entonces se saba. Elisena se sonri y dijo:

    As lo podis por mi decir, que nac en buena ventura en ser llegada a tal caballero.

    As llegaron a la puerta de la cmara. Y comoquiera que Elisena fuese a la cosa que en el mundo ms amaba, tremale todo el cuerpo y la palabra, que no poda hablar, y como en la puerta tocaron para abrir, el rey Perin, que as con la gran congoja que en su corazn tena, como con la esperanza en que la doncella le puso no haba podido dormir, y aquella sazn ya cansado, y del sueo vencido adormecise y soaba que entraba en aquella cmara por una falsa puerta y no saba quin a l iba y le meta las manos por los costados y sacndole el corazn le echaba en un ro, y l deca:

    Por qu hicisteis tal crudeza?.

  • No es nada esto deca l, que all os queda otro corazn que yo os tomar, aunque no ser por mi voluntad.

    El rey, que gran cuita en s tena, despert despavorido y comenzse a santiguar. A esta sazn haban ya las doncellas la puerta abierto y entraban por ella y como lo sinti temise de traicin por lo que soara, y levantando la cabeza vio por entre las cortinas abierta la puerta, de lo que l nada no saba, y con la luna que por ella entraba vio el bulto de las doncellas. As que saltando de la cama do yaca tom su espada y escudo y fue contra aquella parte do visto les haba. Y Darioleta, cuando as lo vio, djole:

    Qu es esto, seor?, tirad vuestras armas que contra nos poca defensa nos tendr.

    El rey, que la conoci, mir y vio a Elisena su muy amada y echando la espada y su escudo en tierra cubrise de un manto que ante la cama tena con que algunas veces se levantaba y fue a tomar a su seora entre los brazos y ella le abraz como aqul que ms que a s amaba. Darioleta le dijo:

    Quedad, seora, con ese caballero que aunque vos como doncella hasta aqu de muchos os defendisteis y l asimismo de otras se defendi, no bastaron vuestras fuerzas para os defender el uno del otro.

    Y Darioleta mir por la espada do el rey la haba arrojado y tomla en seal de la jura y promesa que le haba hecho en razn de casamiento de su seora y salise a la huerta. El rey qued solo con su amiga, que a la lumbre de tres hachas que en la cmara ardan la miraba parecindole que toda la hermosura del mundo en ella era junta, tenindose por muy bienaventurado en que Dios a tal estado le trajera; y as abrazados se fueron a echar en el lecho, donde aqulla que tanto tiempo con tanta hermosura y juventud, demandada de tantos prncipes y grandes hombres se haba defendido, quedando con libertad de doncella, en poco ms de un da, cuando el su pensamiento ms de aquello apartado y desviado estaba, el cual amor rompiendo aquellas fuertes ataduras de su honesta y santa vida, se la hizo perder, quedando de all adelante duea. Por donde se da a entender que as como las mujeres apartando sus pensamientos de las mundanas cosas, despreciando la gran hermosura de que la natura las dot, la fresca juventud que en mucho grado la acrecienta, los vicios y deleites que con las sobradas riquezas de sus padres esperaban gozar, quieren por salvacin de sus nimas ponerse en las casas pobres encerradas, ofreciendo con toda obediencia sus libres voluntades a que sujetas de las ajenas sean, viendo pasar su tiempo sin ninguna fama ni gloria del mundo, como saben que sus hermanas y parientas lo gozan, as deben con mucho cuidado atapar las orejas, cerrar los ojos excusndose de ver parientes y vecinos, recogindose en las oraciones santas, tomndolo por verdaderos deleites as como lo son, porque con las hablas, con las vistas, su santo propsito daando, no sea as como lo fue el de esta hermosa infanta Elisena, que en cabo de tanto tiempo que guardarse quiso, en slo un momento viendo la gran hermosura de aquel rey Perin fue su propsito mudado de tal forma que si no fuera por la discrecin de aquella doncella suya, que su honra con el matrimonio reparar quiso, en verdad ella de todo punto era determinada de caer en la peor y ms baja parte de su deshonra, as como otras muchas que en este mundo contarse podran, que por no se

  • guardar de lo ya dicho lo hicieron y adelante harn, no lo mirando. Pues as estando los dos amantes en su solaz, Elisena pregunt al rey Perin si su partida sera breve, y l le dijo:

    Por qu, mi buena seora, lo preguntis?.

    Porque esta buena ventura dijo ella que en tanto gozo y descanso a mis mortales deseos ha puesto, ya me amenaza con la gran tristura y congoja que vuestra ausencia me pondr a ser por ella ms cerca de la muerte que no de la vida.

    Odas por l estas razones, dijo:

    No tengis temor de eso, que aunque este mi cuerpo de vuestra presencia sea partido, el mi corazn junto con el vuestro quedar, que a entrambos dar su esfuerzo, a vos para sufrir y a m para cedo me tornar, que yendo sin l, no hay otra fuerza tan dura que detenerme pueda.

    Darioleta, que vio ser razn ir de all, entr en la cmara y dijo:

    Seora, s que otra vez os plugo conmigo ir ms que no ahora, mas conviene que os levantis y vamos, que ya tiempo es.

    Elisena se levant y el rey le dijo:

    Yo me detendr aqu ms que no pensis, y esto ser por vos y rugoos que no se os olvide este lugar.

    Ellas se fueron a sus camas y l qued en su cama muy pagado de su amiga, empero espantado del sueo que ya osteis; y por l haba ms cuita de ir a su tierra donde haba a la sazn muchos sabios, que semejantes cosas saban soltar y declara, y an l mismo saba algo, que cuando ms mozo aprendiera. En este vicio y placer estuvo all el rey Perin diez das, holgando todas las noches con aqulla su muy amada amiga, en cabo de los cuales acord, forzando su voluntad y las lgrimas de su seora, que no fueron pocas, de se partir. As despedido del rey Garinter y de la reina, armado de todas armas, cuando quiso su espada ceir no la hall y no os preguntar por ella, comoquiera que mucho le dola, porque era muy buena y hermosa; esto haca porque sus amores con Elisena descubiertos no fuesen y por no dar enojo al rey Garinter, y mand a su escudero que otra espada le buscase, y as armado, excepto las manos y la cabeza, encima de su caballo, no con otra compaa sino de su escudero, se puso en el camino derecho de su reino. Pero antes habl con l Darioleta, dicindole la gran cuita y soledad en que a su amiga dejaba, y l le dijo:

    Ay mi amiga, yo os la encomiendo como a mi propio corazn.

    Y sacando de su dedo un muy hermoso anillo de dos que traa, tal el uno como el otro, se lo dio que le llevase y trajese por su amor. As que Elisena qued con mucha soledad, y

  • con grande dolor de su amigo, tanto que si no fuera por aquella doncella que la esforzaba mucho a gran pena se pudiera sufrir; mas habiendo sus hablas con ella, algn descanso senta. Pues as fueron pasando su tiempo hasta que preada se sinti, perdiendo el comer y el dormir, y la su muy hermosa color. All fueron las cuitas y los dolores en mayor grado, y no sin causa, porque en aquella sazn era por ley establecido que cualquiera mujer, por de estado grande y seoro que fuese, si en adulterio se hallaba, no se poda en ninguna guisa excusar la muerte. Y esta tan cruel costumbre y psima dur hasta la venida del muy virtuoso rey Artur, que fue el mejor rey de los que all reinaron, y la revoc al tiempo que mat en batalla, ante las puertas de Pars, a Floyn. Pero muchos reyes reinaron entre l y el rey Lisuarte, que esta ley sostuvieron. Pues pensar de lo hacer saber a su amigo no poda ser, porque l tan mancebo fuese, y tan orgulloso de corazn y nunca tomaba holganza en ninguna parte, sino para ganar honra y fama; nunca su tiempo en otra cosa pasaba, sino andar de unas partes a otras como caballero andante. As que por ninguna guisa ella remedio para su vida hallaba, no le pesando tanto por perder la vista del mundo con la muerte como la de aqul su muy amado seor y verdadero amigo. Mas aquel muy poderoso seor Dios, por remisin del cual todo esto pasaba para su santo servicio, puso tal esfuerzo y discrecin a Darioleta, que ella bast con su ayuda de todo la reparar, como ahora oiris: Haba en aquel palacio del rey Garinter una cmara apartada, de bveda, sobre un ro que por all pasaba, y tena una puerta de hierro pequea, por donde algunas veces al ro salan las doncellas a holgar y estaba yerma, que en ella no albergaba ninguno, la cual, por consejo de Darioleta, Elisena a su padre y madre, para reparo de su mala disposicin y vida solitaria que siempre procuraba tener, demand, y para rezar sus horas sin que de ninguno estorbada fuese, salvo de Darioleta que sus dolencias saba, que la sirviese y la acompaase, lo cual ligeramente por ellos le fue otorgado, creyendo ser su intencin solamente reparar el cuerpo con ms salud, y el alma con vida ms estrecha; y dieron la llave de la puerta pequea a la doncella que la guardase y abriese cuando su hija por all se quisiese solazar. Pues aposentada Elisena all donde os, con algo de ms descanso por se ver en tal lugar que a su parecer antes all que en otro alguno su peligro reparar poda, hubo consejo con su doncella, qu se hara de lo que pariese:

    Qu, seora? dijo ella: que padezca, porque vos seis libre.

    Ay, Santa Mara dijo Elisena, y, cmo consentir yo matar aquello que fue engendrado por la cosa del mundo que yo ms amo?.

    No curis de eso dijo la doncella, que si os mataren, no dejarn a ello.

    Aunque yo culpada muera dijo ella no querrn que la criatura inocente padezca.

    Dejemos ahora de hablar ms en ello dijo la doncella, que gran locura sera, por salvar una cosa sin provecho, condensemos a vos y a vuestro amado, que sin vos no, podra vivir, y vos viviendo y l, otros hijos e hijas habris, que el deseo de ste os harn perder.

  • Como esta doncella muy sesuda fuese, y por la merced de Dios guiada, quiso antes de la prisa tener el remedio. Y fue as de esta guisa: que ella hubo cuatro tablas tan grandes, que as como arca una criatura con sus paos encerrar pudiese y tan larga como una espada e hizo traer ciertas cosas para un betumen con que las pudiese juntar, sin que ella ningn agua entrase, y guardlo todo debajo de su cama sin que Elisena lo sintiese, hasta que por su mano junt las tablas con aquel recio betumen y la hizo tan igual y tan bien formada, como si la hiciera un maestro. Entonces la mostr a Elisena y djole:

    Para qu os parece que fue esto hecho?.

    No s dijo ella.

    Saberlo habis dijo la doncella cuando menester ser.

    Y ella dijo:

    Poco dara por saber cosa que se hace ni dice, que cerca estoy de perder mi bien y alegra.

    La doncella hubo gran duelo de as la ver y vinindole las lgrimas a los ojos se le tir delante, porque no la viese llorar.

    Pues no tard mucho que a Elisena le vino el tiempo de parir de que los dolores sintiendo como cosa tan nueva y tan extraa para ella, en gran amargura su corazn era puesto, como aqulla que le convena no poder gemir ni quejar, que su angustia con ello se doblaba. Mas en cabo de una pieza, quiso el Seor poderoso que sin peligro suyo un hijo pariese, y tomndole la doncella en sus manos, vio que era hermoso si ventura hubiese, mas no tard de poner en ejecucin lo que convena, segn de antes lo pensara, y envolvile en muy ricos paos y psole cerca de su madre y trajo all el arca que ya osteis, y djole Elisena:

    Qu queris hacer?.

    Ponerlo aqu y lanzarlo al ro dijo ella y por ventura guarecer podr.

    La madre lo tena en sus brazos, llorando fieramente y diciendo:

    Mi hijo pequeo, cun grave es a m la vuestra cuita.

    La doncella tom tinta y pergamino e hizo una carta que deca:

    Este es Amads Sin Tiempo, hijo del rey.

    Y sin tiempo deca ella porque crea que luego sera muerto. Y este nombre era all muy preciado, porque as se llamaba un santo a quien la doncella le encomend. Esta carta cubri toda de cera, y puesta en una cuerda se la puso al cuello del nio. Elisena tena el

  • anillo que el rey Perin le diera cuando de ella se parti y metilo en la misma cuerda de la cera, y asimismo poniendo el nio dentro, en el arca, le pusieron la espada del rey Perin, que la primera noche que ella con l durmiera la ech de la mano en el suelo como ya osteis, y por la doncella fue guardada, y aunque el rey la hall menos, nunca os por ella preguntar, porque el rey Garinter no hubiese enojo con aqullos que en la cmara entraban. Esto as hecho puso la tabla encima tan junta y bien calafateada que agua ni otra cosa poda entrar y tomndola en sus brazos y abriendo la puerta la puso en el ro y dejla ir y como el agua era grande y recia presto la pas a la mar, que ms de media legua de all no estaba. A esta sazn el alba apareca y acaeci una hermosa maravilla de aqullas que el Seor muy alto, cuando a l place suele hacer, que en la mar iba una barca en que un caballero de Escocia iba con su mujer, que de la pequea Bretaa llevaba parida de un hijo que se llamaba Gandaln, y el caballero haba nombre Gandales, y yendo a ms andar su va contra Escocia, siendo ya maana clara vieron el arca que por el agua nadando iba, y llamando cuatro marineros les mand que presto echasen un batel y aquello le trajesen, lo cual prestamente se hizo, comoquiera que ya el arca muy lejos de la barca pasado haba. El caballero tom el arca y tir la cobertura y vio el doncel que en sus brazos tom y dijo:

    ste de algn buen lugar es, y esto deca l por los ricos paos y el anillo y la espada que muy hermosa le pareci y comenz a maldecir la mujer que por miedo tal criatura tan cruelmente desamparado haba, y guardando aquellas cosas rog a su mujer que lo hiciese criar, la cual hizo dar teta de aquella ama que a Gandaln, su hijo, criaba, y tomla con gran gana de mamar, de que el caballero y la duea mucho alegres fueron. Pues as caminaron por la mar con buen tiempo enderezado, hasta que aportados fueron una villa de Escocia que Antalia haba nombre, y de all partiendo, llegaron a un castillo suyo, de los buenos de aquella tierra, donde hizo criar al doncel, como si su hijo propio fuese, y as lo crean todos que lo fuese, que de los marineros no se pudo saber su hacienda, porque en la barca, que era suya, a otras partes navegaron.

    CAPITULO 2

    Cmo el rey Perin iba por el camino con su escudero con corazn ms acompaado de tristeza que de alegra.

    Partido el rey Perin de la Pequea Bretaa, como ya se os cont, de mucha congoja era su nimo atormentado, as por la gran soledad que de su amiga senta, que mucho de corazn la amaba, como por el sueo que ya osteis que en tal sazn le sobreviniera. Pues llegado en su reino envi por todos sus ricos hombres y mand a los obispos que consigo trajesen los ms sabedores clrigos que en sus tierras haba, esto para que aqul sueo le declarasen. Como sus vasallos de su venida supieron, as los llamados como muchos de los otros, a l se vinieron con gran deseo de lo ver, que de todos era muy amado y muchas veces eran sus corazones atormentados, oyendo las grandes afrentas en armas a

  • que l se pona, temiendo de lo perder, y por esto deseaban todos tenerlo consigo, mas no lo podan acabar, que su fuerte corazn no era contento sino cuando el cuerpo pona en los grandes peligros. El rey habl con ellos en el estado del reino y en las otras cosas que a su hacienda cumplan, pero siempre con triste semblante de que a ellos gran pesar redundaba, y despachados los negocios, mand que a sus tierras se volviesen, e hizo quedar consigo tres clrigos que supo que ms saban en aquello que l deseaba, y tomndolos consigo se fue a su capilla, y all en la hostia sagrada les hizo jurar que en lo que l les preguntase verdad le dijesen, no temiendo ninguna cosa por grave que se le mostrase. Esto hecho mand salir fuera al capelln y l qued solo con ellos. Entonces les cont el sueo como es ya devisado y dijo que se lo soltasen lo que de ello poda ocurrir. El uno de stos, que Ungan el Picardo haba de nombre, que era el que ms saba, dijo:

    Seor, los sueos es cosa vana y por tal deben ser tenidos, pero pues os place que en algo este vuestro tenido sea, dadnos plazo en que lo ver podamos.

    As sea dijo el rey, y tomad doce das para ello.

    Y mandlos apartar que se no hablasen ni viesen en aquel plazo. Ellos echaron sus juicios y firmezas cada uno como mejor supo y llegado el tiempo vinironse para el rey, el cual tom aparte a Alberto de Campania y djoles:

    Ya sabis lo que me jurasteis, ahora decid.

    Pues vengan los otros dijo el clrigo, y delante de ellos lo dir.

    Vengan, dijo el rey, e hzolos llamar. Pues siendo as todos juntos, aqul dijo:

    Seor, yo te dir lo que entiendo. A m parece de la cmara que era bien cerrada y que viste por la menor puerta de ella entrar, significa estar ste tu rey no cerrado y guardado, que por alguna parte de l te entrara alguno para te algo tomar y as como la mano te meta por los costados y sacaba el corazn y lo echaba en un ro, as te tomar villa o castillo y lo pondr en poder de quien haber no lo podrs.

    Y el otro corazn dijo el rey, que deca que me quedaba y me lo hara perder sin su grado?.

    Eso dijo el maestro, parece que otro entrar en tu tierra y te tomar lo semejante, ms constreido por fuerza de alguno que se lo mande que de su voluntad, y en este caso no s, seor, que ms os diga.

    El rey mand al otro, que Antales haba nombre, que dijese lo que hallaba. l otorg en todo lo que el otro haba dicho:

    Sino tanto que mis suertes me muestran que es ya hecho, y por aqul que te ms ama y esto me hace maravillar, porque an ahora no es perdido nada de tu reino, y si lo fuere no sera por persona que te mucho amase.

  • Odo esto por el rey sonrise un poco, que le pareci que no haba dicho nada. Mas Ungan el Picardo, que mucho ms que ellos saba, baj la cabeza y rise ms de corazn, aunque lo haca pocas veces, que de su natural era hombre esquivo y triste. El rey mir en ello y djole:

    Ahora, maestro, decid lo que supiereis.

    Seor dijo l, por ventura yo vi cosas que no es menester de las manifestar sino a ti solo.

    Pues slganse todos, dijo l, y cerrando las puertas quedaron ambos. El maestro dijo:

    Sabe, rey, que de lo que yo me rea fue de aquellas palabras que en poco tuvisteis, que dijo que ya era hecho por aqul que te ms ama. Ahora quiero decir aquello que muy encubierto tienes y piensas que ninguno lo sabe. T amas en tal lugar donde ya la voluntad cumpliste, y la que ms es maravillosamente hermosa, y djole todas las facciones de ella como si delante la tuviera.

    Y de la cmara en que os veais encerrados, esto claro lo sabis, y cmo ella queriendo quitar de vuestro corazn y del suyo aquellas cuitas y congojas quiso sin vuestra sabidura entrar por la puerta de que te no catabas y las manos que a los costados meta es el juntamiento de ambos y el corazn que sacaba significa hijo o hija que habr de vos.

    Pues, maestro dijo el rey, qu es lo que muestra que lo echaba en un ro?.

    Eso, seor, no lo quieras saber, que no te tiene pro alguno.

    Todava dijo l me lo decid y no temis.

    Pues que as te place dijo Ungan, quiero de ti fianza que por cosa que aqu diga no habrs saa de aqulla que tanto te ama, en ninguna sazn.

    Yo lo prometo, dijo el rey.

    Pues sabe dijo l que lo que en el ro vean lanzar, es que ser as echado el hijo que de vos hubiere.

    Y el otro corazn dijo el rey, que me queda qu ser?.

    Bien debes entender dijo el maestro lo uno por lo otro, que es que habris otro hijo y por alguna guisa lo perderis contra la voluntad de aqulla que ahora os har el primero perder.

    Grandes cosas me habis dicho dijo el rey, y a Dios plega por la su merced que lo postrimero de los hijos no salga tan verdadero como lo que de la duea que yo amo me dijisteis.

  • Las cosas ordenadas y permitidas de Dios dijo el maestro, no las puede ninguno estorbar ni saber en qu pararn, y por esto los hombres no se deben contristar ni alegrar con ellas, porque muchas veces as lo malo como lo bueno que de ellas a su parecer ocurrirles puede, suceder de otra forma que ellos esperaban. Y t, noble rey, perdiendo de tu memoria todo esto que aqu con tanta aficin has querido saber recoge en ella de siempre rogar a Dios, que en esto y en todo lo l haga lo que su santo servicio sea, porque aqulla, sin duda, es la mejor.

    El rey Perin qued muy satisfecho de lo que deseaba saber y mucho ms de este consejo de Ungan el Picardo, y siempre cabe s lo tuvo, hacindole mucho bien y mercedes. Y saliendo al palacio hall una doncella ms guarnida de atavos que hermosa y djole:

    Sabe, rey Perin, que cuando tu prdida cobrares, perder el seoro de Irlanda su flor, y fuese que no la pudo detener. As qued el rey pensando, en esto y otras cosas.

    El autor deja de hablar de esto y torna al doncel que Gandales criaba, el cual, el Doncel del Mar se llamaba, que as le pusieron nombre, y cribase con mucho cuidado de aquel caballero don Gandales y de su mujer, y hacase tan hermoso que todos los que lo vean se maravillaban. Y un da cabalg Gandales armado, que en gran manera era buen caballero y muy esforzado y siempre se acompaara con el rey Languines en el tiempo que las armas seguan. Y aunque el rey de seguirlas dejase, no lo hizo l as, antes las usaba mucho y yendo as armado, como os digo, hall una doncella que le dijo:

    Ay, Gandales, si supiesen muchos altos hombres lo que yo ahora, cortarte haban la cabeza!.

    Por qu?, dijo l.

    Porque t guardas la su muerte, dijo ella. Y sabed que sta era la doncella que dijo el rey Perin que cuando fuese su prdida cobrada, perdera el seoro de Irlanda su flor. Gandales, que no lo entenda, dijo:

    Doncella, por Dios os ruego que me digis qu es eso.

    No te lo dir dijo ella, mas todava as vendr.

    Y partindose de l se fue su va. Gandales qued cuidando en lo que dijera, y a cabo de una pieza viola tornar muy ana en su palafrn diciendo a grandes voces:

    Ay, Gandales, acrreme, que muerta soy!.

    l cat y vio venir en pos de ella un caballero armado con su espada en la mano y Gandales hiri el caballo de las espuelas y metise entre ambos y dijo:

    Don caballero a quien Dios d mala ventura, qu queris a la doncella?.

  • Cmo dijo l, queris la vos amparar a sta por engao me trae perdido el cuerpo y el alma?.

    De eso no s nada dijo Gandales, mas ampararos la he yo, porque mujeres no han de ser por esta va castigadas, aunque lo merezcan.

    Ahora lo veris, dijo el caballero, y metiendo su espada en la vaina tornse a una arboleda donde estaba una doncella muy hermosa, que le dio un escudo y una lanza y diose a correr contra Gandales, y Gandales contra l, e hirironse con las lanzas en los escudos, as que volaron en piezas y juntronse de los caballos y de los cuerpos de consumo tan bravamente que cayeron a sendas partes y los caballos con ellos y cada uno se levant lo ms presto que pudo, y hubieron su batalla as a pie, mas no dur mucho que la doncella que hua se meti entre ellos y dijo:

    Caballeros, estad quedos.

    El caballero que tras ella vena quitse luego afuera y ella le dijo:

    Venid a mi obediencia.

    Ir de grado dijo l, como a la cosa del mundo que ms amo, y echando el escudo del cuello y la espada de la mano hinc los hinojos ante ella, y Gandales fue ende mucho maravillado y ella dijo al caballero que ante s tena:

    Decid a aquella doncella de so el rbol que se vaya luego, si no la tajaris la cabeza.

    El caballero se torn contra, y ella djole:

    Ay, mala, yo me maravillo que la cabeza no te tiro!.

    La doncella vio que su amigo era encantado y subi en su palafrn llorando y fuese luego. La otra doncella dijo:

    Gandales, yo os agradezco lo que hicisteis, id a buena ventura, que si este caballero me err yo le perdono.

    De vuestro perdn no s dijo Gandales, mas la batalla no le quito si no se otorga por vencido.

    Quitaris dijo la doncella que si vos fueseis el mejor caballero del mundo hara yo que l os venciese.

    Vos haris lo que pudiereis dijo l, mas yo le quitar si no me decs por qu dijisteis que guardaba muerte de muchos altos hombres.

  • Antes os lo dir dijo ella porque a este caballero amo yo como a mi amigo y a ti como a mi ayudador.

    Entonces le apart y djole:

    T me hars pleito como leal caballero que otro por ti nunca lo sabr hasta que te lo yo mande.

    l as lo otorgando, djole:

    Dgote, de aqul que hallaste en la mar que ser flor de los caballeros de su tiempo. ste har estremecer los fuertes, ste comenzar todas las cosas y acabar a su honra, en que los otros fallecieron, ste har tales cosas que ninguno cuidara que pudiesen ser comenzadas ni acabadas por cuerpo de hombre. ste har los soberbios ser de buen talante, ste habr crudeza de corazn contra aqullos que se lo merecieren, y an ms te digo: que ste ser el caballero del mundo que ms lealmente mantendr amor y amar en tal lugar cual conviene a la su alta proeza; y sabe que viene de reyes de ambas partes. Ahora te ve dijo la doncella, y cree firmemente que todo acaecer como te lo digo y si lo descubres venirte ha por ello ms de mal que de bien.

    Ay, seor! dijo Gandales, rugoos, por Dios, que me digis dnde os hallar para hablar con vos en su hacienda.

    Esto no sabrs t por m ni por otro, dijo ella.

    Pues decidme vuestro nombre, por la fe que debis a la cosa del mundo que ms amis.

    T me conjuras tanto que te lo dir, pero la cosa que yo ms amo s que ms me desama que en el mundo sea, y ste es aquel muy hermoso caballero con quien te combatiste, mas no dejo por eso yo de lo traer a mi voluntad, sin que l otra cosa hacer pueda. l sabe que mi nombre es Urganda la Desconocida, ahora me cata bien, y conceme si pudieres.

    Y l, que la vio doncella de primero que a su parecer no pasaba de diez y ocho aos, viola tan vieja y tan lasa que se maravill como en el palafrn se poda tener y comenzse a santiguar de aquella maravilla. Cuando ella as lo viometi mano a una bujeta que en el regazo traa, y poniendo la mano, por s tom como de primero, y dijo:

    Parcete que me hallaras aunque me buscases? Pues yo te digo que no tomes por ello afn, que si todos los del mundo me demandasen no me hallaran si yo no quisiese.

    As Dios me salve dijo Gandales, yo as lo creo. Mas rugoos, por Dios, que os membris del doncel que es desamparado de todos sino de m.

    No pienses en eso dijo Urganda, que ese desamparado ser amparo y reparo de muchos, y yo lo amo ms que t piensas, como quien atiende de l cedo haber dos

  • ayudas, en que otro no podra poner consejo, y l recibir dos galardones, donde ser muy alegre, y ahora te encomiendo a Dios, que irme quiero y ms ana me vers que piensas.

    Y tom el yelmo y escudo de su amigo para se lo llevar. Y Gandales, que la cabeza le vio desarmada, pareci el ms hermoso caballero que nunca viera. Y as se partieron de en uno. Donde dejaremos a Urganda ir con su amigo y contarse ha de don Gandales, que partido de Urganda tornse para su castillo y en el camino hall la doncella que andaba con el amigo de Urganda que estaba llorando cabe una fuente, y como vio a Gandales conocilo y dijo:

    Qu es eso, caballero, cmo no os hizo matar aquella alevosa a quin ayudabais?.

    Alevosa no es ella dijo Gandales, mas buena y sabida, y si fueseis caballero yo os hara comprar bien la locura que dijisteis.

    Ay, mezquina! dijo ella, cmo sabe a todos engaar.

    Y qu engao os hizo?, dijo l.

    Que me tom aquel hermoso caballero que visteis, que por su grado ms conmigo hara vida que con ella.

    Ese engao as lo hizo dijo l, pues que fuera de razn y de conciencia vos y ella lo tenis segn me parece.

    Pero comoquiera que sea dijo ella, si puedo yo me vengar.

    Desvario pensis dijo Gandales, en querer enojar aqulla que no solamente antes que lo obris, ms que lo pensis, lo sabr.

    Ahora os id dijo ella, que muchas veces los que ms saben caen en los lazos ms peligrosos.

    Gandales la dej, y fue como antes su camino, cuidando en la hacienda de su doncel, y llegando al castillo antes que se desarmase le tom en sus brazos y comenzle a besar, vinindole las lgrimas a los ojos, diciendo en su corazn:

    Mi hermoso hijo, si querr Dios que yo llegue al vuestro buen tiempo.

    En esta sazn haba el doncel tres aos y su gran hermosura por maravilla era mirada, y como vio a su. amor llorar psole las manos ante los ojos como que se los quera limpiar, de que Gandales fue alegre, considerando que siendo en ms edad, ms se dolera de su tristeza, y psole en tierra y fuese a desarmar y dende adelante con mejor voluntad curaba de l, tanto que lleg a los cinco aos. Entonces le hizo un arco a su medida y otro a su hijo Gandaln y hacalo tirar ante s, y as lo fue criando hasta la edad de siete aos. Pues a esta sazn el rey Languines, pasando por su reino con su mujer y toda la casa, de una

  • villa a otra y vnose al castillo de Gandales, que por ah era el camino, donde fue muy bien festejado; mas a su Doncel del Mar y a su hijo Gandaln y a otros donceles mandlos meter en un corral, porque no le viesen, y la reina, que en lo ms alto de la casa posaba mirando de una finiestra, vio los donceles que con sus arcos tiraban y al Doncel del Mar entre ellos, tan apuesto y tan hermoso que mucho fue de lo ver maravillada y violo mejor vestido que todos, as que pareca el seor y de que no vio ninguno de la compaa de don Gandales a quien preguntase, llam sus dueas y doncellas y dijo:

    Venid y veris la ms hermosa criatura que nunca fue vista.

    Pues estndole mirando todos como a una cosa muy extraa y crecida en hermosura, el Doncel hubo sed y poniendo su arco y saetas en tierra fuese a un cao de agua a beber. Y un doncel mayor que los otros tom su arco y quiso tirar con l, mas Gandaln no lo consinti y el otro empujlo recio. Gandaln dijo:

    Acorredme, Doncel del Mar, y como lo oy dej de beber y fuese contra el gran doncel y l le dej el arco y tomlo con su mano y diole con l por cima de la cabeza gran golpe segn su fuerza y trabronse ambos, as que el gran doncel, malparado, comenz a huir y encontr con el ayo que los guardaba y dijo:

    Qu has?.

    El Doncel del Mar dijo me hiri.

    Entonces fue a l con la correa y dijo:

    Cmo, Doncel del Mar, ya sois osado de herir los mozos?; ahora veris cmo os castigar por ello.

    El hinc los hinojos ante l y dijo:

    Seor, ms quiero que me vos hiris que delante de m sea ninguna osado de hacer mal a mi hermano, y vinironle las lgrimas a los ojos y el ayo hubo mancilla y djole:

    Si otra vez lo hacis, yo os har bien llorar.

    La reina vio bien todo esto y maravillse por qu a aqul llamaban Doncel del Mar.

    CAPITULO 3

    Cmo el rey Languines llev consigo al Doncel del Mar y a Gandaln, hijo de don Gandales.

  • As estando en esta sazn entr el rey y Gandales, y dijo la reina:

    Decid, don Gandales, es vuestro hijo aquel hermoso doncel?.

    S, seora, dijo l.

    Pues, por qu dijo ella le llamis el Doncel del Mar?.

    Porque en la mar naci dijo Gandales cuando yo de la pequea Bretaa vena.

    Por Dios, poco os parece, dijo la reina. Esto deca por ser el doncel a maravilla hermoso y don Gandales haba ms de bondad que de hermosura. El rey, que el doncel miraba, y muy hermoso le pareci, dijo:

    Hacedlo aqu venir, Gandales, y yo lo quiero criar.

    Seor dijo, l, s har, mas an no es edad que se deba partir de su madre.

    Entonces fue por l y trjolo y djole:

    Doncel del Mar, queris ir con el rey, mi seor?.

    Yo ir donde me vos mandare dijo l, y vaya mi hermano conmigo.

    Ni yo quedar sin l, dijo Gandaln.

    Creo, seor dijo Gandales, que los habris de llevar ambos, que no se quieren partir.

    Mucho me place, dijo el rey. Entonces lo tom cabe s y mand llamar a su hijo Agrajes, y djole:

    Hijo, estos donceles ama t mucho, que mucho amo yo a su padre.

    Cuando Gandales esto vio, que ponan al Doncel del Mar en mano de otro que no vala tanto como l, las lgrimas le vinieron a los ojos y dijo entre s:

    Hijo hermoso, que de pequeo comenzaste andar en aventura y peligro, y ahora te veo en servidumbre de los que a ti podran servir, Dios te guarde y enderece en aquellas cosas de su servicio y de tu gran honra, y haga verdaderas las palabras que la sabia Urganda de ti me dijo y a m me deje llegar a tiempo de las grandes maravillas, que en las armas prometidas te son.

    El rey, que los ojos llenos de agua le vio, dijo:

    Nunca pens que erais tan loco.

  • No lo soy tanto como cuidis dijo l, mas si os pluguiere, odme un poco ante la reina.

    Entonces mandaron apartar a todos, y Gandales les dijo:

    Seores, sabed la verdad de este doncel que llevis, que yo lo hall en la mar, y contles por cul guisa y tambin dijera lo que de Urganda supo, sino por el pleito que hizo.

    Ahora haced con l lo que debis, que as Dios me salve segn el aparato que l traa yo creo que es de muy gran linaje.

    Mucho plugo al rey en lo saber y preci al caballero que tan bien lo guardara y dijo a don Gandales:

    Pues que Dios tanto cuidado tuvo en lo guardar, razn es que lo tengamos nos en lo criar y hacer bien cuando tiempo ser.

    La reina dijo:

    Yo quiero que sea mo si os pluguiere en tanto que es de edad de servir mujeres, despus ser vuestro.

    El rey se lo otorg. Otro da de maana se partieron de all llevando los donceles consigo y fueron su camino. Pero dgoos de la reina que haca criar al Doncel del Mar con tanto cuidado y honra como si su hijo propio fuese. Mas el trabajo que con l tomaba no era vano, porque su ingenio era tal y condicin tan noble, que muy mejor que otro ninguno y ms presto todas las cosas aprenda. l amaba tanto caza y monte que si lo dejasen nunca de ello se apartara, tirando con su arco, cebando los canes; la reina era tan agradada de cmo l serva que lo no dejaba quitar delante su presencia.

    El autor aqu torna contar del rey Perin y de su amiga Elisena. Como ya osteis, Perin estaba en su reino despus que hubo hablado con los clrigos que el sueo le soltaron y muchas veces pens en las palabras que la doncella le dijera, mas no las pudo entender. Pues pasando algunos das, estando en su palacio entr una doncella por la puerta y dile una carta de Elisena, su amiga, en que le haca saber cmo el rey Garinter, su padre, era muerto y ella estaba desamparada, que la hubiese piedad, que la reina de Escocia, su hermana, y el rey su marido le queran tomar la tierra. El rey Perin, comoquiera que de la muerte del rey Garinter pesar grande hubiese, fue alegre en pensar de ir a ver a su amiga, donde nunca perda deseo y dijo a la doncella:

    Ahora os id y decid a vuestra seora que sin me detener un solo da ser luego con ella.

    La doncella se torn muy alegre. El rey, aderezando la gente que era necesaria, parti luego, al derecho camino donde Elisena era, y tanto anduvo por sus jornadas que lleg a la Pequea Bretaa, donde hall nuevas que Languines haba todo el seoro de la tierra,

  • salvo aquellas villas que su padre a Elisena dejara, y sabiendo que ella era en una villa que Arcate se deca, fuese all, y si fue bien recibido, no es de contar, y por el semejante ella de l que se mucho amaban. El rey dijo que hiciesen llamar todos sus amigos y parientes porque la quera tomar por mujer. Elisena as lo hizo con gran gozo de su nimo, porque en aquello consista todo el fin de sus deseos. Sabido por el rey Languines la venida del rey Perin y cmo con Elisena casar quera, mand llamar todos los hombres buenos de la tierra y llevndolos consigo se fue