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CEFERINO NAMUNCURÁ "Lirio de las pampas patagónicas" "UNA VIDA EJEMPLAR' DEVOCIÓN N O V E N A (Por un ex-alumno del Colegio Pío IX - "San Carlos")

Amado Armas_ Ceferino Namuncura

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Centros de Propaganda Pro-Ceferino. Buenos Aires, 1967

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  • C E F E R I N ON A M U N C U R

    "Lirio de las pampas patagnicas"

    "UNA VIDA EJEMPLAR'

    D E V O C I N

    N O V E N A

    (Por un ex-alumno del Colegio Po IX - "San Carlos")

  • N I H I L O B S TAT

    Buenos Aires, 16-VIII-1967A r n a l d o G n a l eSecre ta r io - C a n c i l l e r

    I M P R I M A T U R

    Buenos Aires, 16-VIII-1967Mons. Antonio RoccaV i c a r i t > G e n e r a l

    T E X T O , D I B U J O SY V E R S O S D EA M A D O A R M A S

    Registro Nacional de la Prop. Intelectual N? 947.331Hecho el depsito que previene la ley N' 11.723

    P R I N T E D IN A R G E N T I N AIMPRESO EN LA ARGENTINA

    mi querida esposa e hijos;a mis inolvidables maestrosdel Colegio Po IX.

    DEDICO.

  • OBSERVACIN:

    Se recomienda a todos los devotos y ami-gos de Ceferino Namuncur que se abs-tengan de rendirle cultos y actos de ca-rcter religioso mientras que la SagradaCongregacin de Ritos de Roma estudiasu proceso de beatificacin.

    Se ruega comunicar por escrito a los "Cen-tros de propaganda" aquellos casos degracias y favores extraordinarios que ten-gan visos de milagro para proceder a suprolija documentacin y enviarlos al Va-

    Se recomienda a todos los fieles acudircon sincera fe ante Ceferino, aun en loscasos ms difciles y rezar privadamente(no tiene ni puede tener por el momentoaltar ni iglesia bajo su advocacin) laoracin para pedir gracias.

    A M O D O D E P R O L O G O

    Pretender redactar la vida de este extraor-dinario joven indgena, 'lirio de las pampaspatagnicas" como un "mensaje" para la pos-teridad sera un desatino por parte del escri-tor y editor aunque estn identificados con suforma de pensar, de sentir, de amar, de viviry de soar. . .

    Ceferino Namuncur, por su vida ejemplar,sus singulares virtudes y las gracias y favoresobrados por su mediacin, es en s mismo unmensaje vivido, tangible, para todas las gen-tes que creen y practican las verdades de nues-tra Santa Religin y especialmente para lajuventud argentina y del mundo todo, quevive el permanente riesgo de perder lo mejorde sus reservas espirituales.

    Que el buen Siervo de Dios, Ceferino Na-muncur, interceda por todos nosotros, mien-tras unidos rogamos por que a la brevedad seaelevado a la dignidad de los altares!

  • " C E F E R I N O N A M U N C U R

    Besel suelode su razay hendiel cielocon su lanza

    y desbord sobre un fortn toda la graciajunto al altar infinito de las pampas.

    UN P O C O DE H I S T O R I A . . .

    La Patria se nutre con la gloria de sus san-tos y de sus hroes y se yergue sobre su doradopedestal que a diario forjan sus poetas, artis-tas, cientficos, tcnicos, obreros, hombres ymujeres de buena voluntad hermanados porun ideal comn de paz, libertad, orden y tra-bajo.

    Desde los albores de nuestra nacionalidad,extraordinarias figuras honraron el suelo na-tivo y sus nombres exornan con relevantes ca-racteres las pginas de nuestra historia; algu-nos injustamente permanecen en el anonima-to y otros deliberadamente en el olvido, masal cielo no se le ocultan las virtudes y los m-ritos de los escogidos en la tierra.

    Digno y justo es destacar el aporte espiri-tual y material llegados de allende los lmi-tes de la patria que dieron, dan y seguirnotorgando al pas mayor brillo y esplendoran.

    En el orden cultural y religioso se destacanlos misioneros salesianos, "Hijos de Don Bos-co", que se dedicaron con plausible entusias-mo e inenarrables sacrificios a educar a laniez argentina en los cuatro rumbos del pas,pero muy especialmente en la Patagonia.

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  • La Patagonia!

    Qu era la Patagonia antes que Don Bos-co, el santo visionario, enviara sus primerosmisioneros en noviembre de 1875? Un de-sierto extenso, guarida de salvajes y de mal-hechores de toda especie, con algunos cente-nares de cristianos, en general aventureros oex-presidiarios, algunos comerciantes audacesde muy pocos escrpulos que explotaban alpobre indgena ignorante y vicioso, envene-nndolo con alcohol a cambio de sus metalesy sus pieles. . .

    Varias tribus salvajes poblaban esas exten-sas y ridas regiones, entre las que se desta-caron por su ferocidad y barbarie las coman-dadas por el indmito Callvucur y su hijoManuel Namuncur, descendientes de arau-canos, quienes al frente de sus malones asal-taban e incendiaban las indefensas poblacio-nes, coronando sus vandlicos paseos con abun-dante botn de ganado y cautivos a los queconfinaban en .sus lejanas e inmundas tol-deras.

    El gobierno argentino no escatim esfuer-zos para dominar a las hordas salvajes, y a laespada conquistadora del desierto se sum lacruz redentora de los misioneros salesianosque marchando a la vanguardia de la civili-zacin y del progreso lograron transformarlosen laboriosos y pacficos ciudadanos.

    Nacimiento, bautismo y niez deCeferino Namuncur

    De esta suerte y como smbolo elocuente delos designios de la Providencia, el 26 de agos-to de 1886 naci en Chimpay, provincia deRo Negro, el ltimo vastago de aquella br-bara dinasta que otrora dominaba el vastoimperio de las pampas, Ceferino Namuncur,mientras se iban extinguiendo en las nochesdel misterio los siniestros fulgores de los in-cendios del maln.

    Su padre fue el indmito cacique ManuelNamuncur y su madre la cautiva RosarioBurgos, siendo aqul bautizado en Paran alasistir como delegado de los indios ante elGeneral Urquiza, quien ofici de padrino, yrecibiendo mucho aos despus, de manos deMons. Cagliero, la Primera Comunin y laConfirmacin, cuando el viejo cacique sobre-pasaba los noventa aos.

    El General Julio A. Roca, iniciador de laconquista del desierto, ante las buenas inten-ciones de paz y sometimiento nombr al bra-vo cacique con el ttulo de Coronel del Ejr-cito y le concedi adems nueve leguas decampo para s y para su tribu. Por el bien desus indios, Manuel sacrific su independencia;fue un bravo jefe en el mbito salvaje y unhombre de honor que cumpli sus compro-misos con las autoridades nacionales.

  • Se iniciaba una era de paz y ios soldados,cumplida su misin, volvan a sus hogaresmientras los infatigables misioneros de DonBosco continuaban su obra cultural y morali-zadora. El 24 de diciembre de 1888, ao enque falleci Don Bosco, Ceferino fue bauti-zado por el P. Domingo Milanesio, el gran"apstol de los indios".

    En veinte y cuatro de diciembre del aodel Seor de mil ochocientos ochenta y ocho,el Pbro. Domingo Milanesio, en misin al RoNegro, bautiz solemnemente, puso leo y cris-ma a Ceferino Namuncur, de sexo masculi-no, que naci el da veintisis del mes deagosto del ao mil ochocientos ochenta y seis,en Chimpay, Territorio del Ro Negro, en laNacin Argentina, hijo del cacique don Ma-nuel Namuncur, natural del pas de la Na-cin Argentina, de religin indio, domicilia-do en Chimpay, y de doa Rosario Burgos,natural del pas, de la Nacin Argentina, do-miciliada en Chimpay, etc. e tc . . . . tal reza elacta de bautismo que se hall en la iglesiaparroquial de Carmen de Patagones, provinciade Buenos Aires.

    Cuntase que por ese tiempo al indiecitosucedile un percance que casi le cuesta lavida al caer sobre las impetuosas aguas delro Negro, mientras jugaba inocentemente ensus orillas, pero la Providencia tena reserva-do a ese dilecto hijo suyo para liberar a suraza de la esclavitud del gualich.10

    Los das se sucedieron tranquilos en las tol-deras del Chimpay; el entonces pacfico caci-que Manuel dedicse a sus actividades comu-nes, la caza del guanaco, del que aprovechabasu fina piel a la vez que coma su carne asada,y la del and y la de otras especies propiasde la regin. Con singular maestra ense asu hijo Ceferino a manejar las boleadoras, lalanza y el arco para el cual ellos mismos fa-bricaban las flechas. En ese ambiente libre ysano el indiecito fue creciendo al par que asi-milaba las enseanzas de su padre, de tal ma-nera que pronto super a todos los nios desu tribu incluso a su hermano Antoito, paragloria del viejo cacique que vio siempre enCeferino a su digno sucesor y futuro defensorde sus exiguas tierrras y de su menguada tribu.

    Traslado a la Capital - Primeros estudios

    Varias lunas haban pasado y en la mentedel cacique aquella idea iba madurando pocoa poco. Ah, pobre Ceferino, no has de sercacique como yo, pero sers chilcatwey paradefender a tu tribu! deca. Por fin comuni-c al hijo su deseo de llevarlo a estudiar aBuenos Aires y mientras los hermanos de razalo despedan contristados, los ancianos y elbrujo de la tribu exclamaban:

    Adis, Ceferino, que el Gran Espritu teilumine, te proteja y te devuelva a nosotros!No traiciones jams a tu raza! Y partieron...

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  • Haciendo escala en Fortn Uno, emprendie-ron luego el viaje hacia la Capital por elFerrocarril del Sud, hoy Ferrocarril GeneralRoca, adonde acudieron para recibirlos me-dio centenar de indios cautivos de guerra yaliberados, quienes besaron y abrazaron a losrecin llegados con gran alborozo, mientras elnio, de once aos, les deca:

    Vengo a estudiar para bien de mi raza.Era el ao 1897.Todava absorto, maravillado, deslumbrado

    por todo lo que oa y vea a su paso por lametrpoli, ingres en un establecimiento gu-bernamental de San Fernando, provincia deBuenos Aires, por medio de una beca conce-dida gracias a la intervencin del seor Mi-nistro de Guerra y Marina, General Luis Ma-ra Campos; lo destinaron a la carpintera,pero la rigidez del reglamento y el contrastecon el nuevo ambiente anegaron en dolor sualma a tal punto que cuando su padre, dasdespus, volvi a visitarlo para despedirse lohall muy desmejorado. El cacique Manuelacudi a su amigo, el ex-presidente de los ar-gentinos, Dr. Luis Senz Pea, a quien expusosu desventura. Horas ms tarde Ceferino in-gresaba al Colegio Po IX, de Artes y Oficios,al que tambin llamaban San Carlos; fue el20 de setiembre de 1897. All el indiecito seadapt rpidamente al nuevo estilo de viday pocas semanas bastaron para que l demos-trara grandes progresos en sus estudios; nios-12

    trbase alegre y era la delicia de sus maestrosy condiscpulos, granjendose la espontneasimpata y amistad de todos, a pesar de su l-gica y natural rusticidad.

    Su Primera Comunin

    Ceferino Namuncur frecuentaba la claseinferior del externado del colegio y oratorioSan Francisco de Sales y posteriormente fueayudante catequista auxiliar. A medida queiba estudiando la doctrina, la capilla se letornaba admirable, inmensa, como la pampainfinita y se extasiaba en su contemplacin.Con devocin anglica acuda a ella cada da,ansioso de recibir la Primera Comunin cuan-to antes. Por fin, despus de un ao de ar-duos estudios, el pequeo cacique araucanoestuvo en condiciones de recibir la SagradaEucarista; ya saba leer y escribir correctamen-te y su fervor religioso era tan edificante ytan grande su anhelo de comulgar que lossuperiores creyeron oportuno fijar la fecha pa-ra su Primera Comunin, que se celebrara enel templo parroquial de San Carlos. Y fue el8 de setiembre de 1898 el da ms feliz de suvida. Y su fe y su devocin fueron acrecen-tndose cada da y las frecuentes visitas querealiz al Sagrario durante sus recreos y horaslibres as lo atestiguaron.

    El altar de Mara Auxiliadora fue tambinia

  • fiel testigo de su acendrado fervor mariano,devocin que jams olvid, como lo demues-tran sus cartas y escritos que an se conservandebidamente ordenadas y celosamente archi-vadas.

    Su vida ejemplar a travs de sus cartasEspejo fiel de la vida y virtudes de Cefcrino

    fueron sus propias cartas, que tradujeron ladiafanidad de su alma, correcta redaccin,propiedad de trminos y perfecta caligrafa.El lector que las observe hallar casi siempreal final la misma frase: Soy de V. R. S. S. S.y afmo. y humilde hijo en jess y Mara yen su rbrica, entrelazadas, las iniciales J y M.

    Sencillo y candoroso, Ceferino emociona porla delicadeza de sus sentimientos, su amor aJess Sacramentado y a la Santsima Virgen,a su suelo natal, a su padre, a sus paisanos,su anhelo de apostolado, su admirable resig-nacin frente a los designios de la Divina Pro-videncia que decidi premiarlo eternamenteantes de que pudiera retornar a su patria te-rrena para dar cumplimiento a sus sueosevanglicos. Dichas cartas, hoy numeradascronolgicamente, traducen el noble ideal quele acompa en su fugaz existencia y a ellasacudiremos cada vez que lo requiera esta mo-desta resea biogrfica.

    El ideal est en la perfeccin y el mritoH

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    consiste en buscarla, hallarla, poseerla y ense-arla al prjimo.

    Y Dios es la suma de todas las perfecciones.Todo lo creado es perfectible y, naturalmente,el hombre tambin. Ser bien nacido, bienenseado, bien aprendido, bien "realizado"como "hombre de bien" para finalmente "bienmorir".

    Seguramente esta idea acompa durantetoda su vida a Ceferino, desde sus orgeneshasta su muerte. l, por su arraigada fe, suentraable amor a su tierra y su frrea vo-luntad para estudiar y ordenarse sacerdote, ha-ba logrado el ideal plenamente, pero all enla lejana Patagonia, en medio de las tinieblasde la ignorancia y del olvido quedaban susqueridos indios, hermanos de raza. . .

    Modelo de estudiante y de compaero

    Digamos en homenaje al buen alumno ymejor compaero, Ceferino Namuncur, quetanto en el Colegio "Po IX" (San Carlos)como en la Escuela Agrcola "Don Bosco" deUribelarrea y en el Colegio de "San Francis-co" de Viedma (Ro Negro) y en la Casa Ma-dre de Valdocco y en Villa Sora (Frascati, Ita-lia) impresion sobremanera por su aplicaciny conducta ejemplares. Ceferino creca en vir-tud y sabidura, cantaba con voz maravillosa,imitaba el canto de las aves de su tierra y erael alma del coro de la capilla. Su voz tim-

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  • brada y argentina vibraba en el patio del cole-gio y acompandola con giles saltos y rarascontorsiones semejantes a las danzas y bailesde su tribu cantaba:

    Fuli, fuli,Fuli, fula,Viva Don Bosco,Nuestro pap.

    y un coro improvisado entonces lo imitabahaciendo las delicias de cuantos los contem-plaban.

    Ceferino era noble en grado mximo y estacondicin, sumada a sus excelsas virtudes y susimpata personal, aumentaba an ms la esti-macin y cario de sus condiscpulos.

    l amaba a sus compaeros de entoncescomo antes a los de su tribu. Su ideal era yael de instruir en la verdadera fe y convertiral cristianismo a los nios que haba dejadoall en las tolderas. Para lograrlo intensificsus estudios y tanto empeo se vio coronadocon su primer xito, logrado en el certamende Catecismo realizado en el ao 1899. Jamshumill a sus vencidos y tanto en estas impor-tantes competencias como en las justas depor-tivas, en el aula, en el teatro del colegio, suposiempre disimular su superioridad por cari-dad y por amor que ofrendaba humildementea Jess y a Mara Santsima en pro de la sal-vacin de su raza.

    Una vocacin definida

    En cierta ocasin, luego de asistir a unaconferencia sobre las misioties patagnicas,expuso al Excmo. Mons. Cagliero, su protec-tor y amigo de todo momento, su decisin deingresar al Seminario, ya que si no poda nideseaba ser "rey de su imperio patagnico"sera, en cambio, "fiel ministro del Seor" pa-ra poder educar y evangelizar a sus queridosindios, hermanos de raza. Trocar el cetro porla cruz era su mayor anhelo y esa definidavocacin por el sacerdocio que llev incrus-tada en la mente y el corazn hasta su muertefue concienzudamente analizada y estudiadapor sus superiores, quienes admiraban el pro-greso intelectual y moral del pequeo caciquepatagnico que apenas haba cursado el sextogrado primario.

    Oh, Seor, que se cumpla tu santa volun-tad, mas oye a esta angelical criatura quequiere ser tu misionero! decan con solidarioamor de maestros y de pastores de almas.

    Temor por su salud resentida

    El cambio de clima y la excesiva contrac-cin al estudio afectaron su salud, razn porla cual los buenos padres superiores decidie-ron otorgarle unas vacaciones en la EscuelaAgrcola de Uribelarrea, de la provincia deBuenos Aires, la ms antigua de las colonias

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  • salesianas del continente. All fue evidentesu mejora; el contacto con la naturaleza, laevocacin de las pampas infinitas que gozplenamente en su niez desde el Chimpayhasta el Atlntico y el ejercicio propio de lastareas del campo, realizaron el prodigio de sucuracin.

    Mas esto no distrajo el cumplimiento desus deberes para con Dios ni eclips la ideaprimigenia encendida en su alma por su fir-me vocacin, y escribi al Rdo. P. Pbro. J.Vespignani, superior salesiano, manifestn-dole su permanente deseo de estudiar en elSeminario de Bernal.

    Dicha carta dice as:

    Con qu ansiedad espero la orden de vol-ver a San Carlos, muy Reverendsimo Padre,mas nunca llega esa orden!

    Mi salud est completamente restableciday es por eso que he decidido volver.

    Ah! mi muy Rdo. Padre, pienso ir muypronto al Seminario Salesiano de Bernal, puesya me ha dicho S. S. Ilustrsima Mons. Ca-gliero, para seguir la Voluntad Santa del Se-or que me llama a su santo servicio, aunquesoy indigno de tan alto honor. Tambin V.R. me prometi que me mandara pronto aesa santa casa de Bernal; y espero que V. R.se dignar aceptar mi humilde peticin.18

    Recuerdos a S. S. Ilustrsima Monseor JuanCagliero.

    Sin ms que decirle, me despido pidiendosu santa bendicin, encomendndome en susoraciones, este su pobre hijo en J. M.

    Ceferino NamuncurDe la Escuela Agrcola de "Don Bosco",

    Uribelarrea, 17-11-1902.A. M. D. G.

    Pero poco tiempo dur la aparente mejorade Ceferino, mas no desesperaron los solcitosy sacrificados superiores, quienes lo traslada-ron rpidamente a una zona ms propicia pa-ra eliminar el mal que iba minando su pre-ciosa existencia, mal consistente en una debi-lidad general y

  • Yo voy mejorando poco a poco, y esperoque el Seor y la Virgen Sma. me restituirnprontamente la salud, si esto ha de ser paramayor gloria de Dios y bien de mi alma, comoVd. me ha dicho. Ac en Viedma, me handado el dulce oficio de sacristn del colegio,oficio verdaderamente envidiable, porque estan hermoso estar junto a Jess prisionero pornuestro amor, en el santo Tabernculo.

    En Viedma reinici los estudios de latny en una see de cartas dirigidas a su padre,superiores y amigos dio cuenta de sus pro-gresos y del "dulce oficio verdaderamente en-vidiable" ya mencionado anteriormente, car-tas que traducen la diafanidad y pureza de sualma.

    "Lirio de las pampas patagnicas"

    Cefcrino Namuncur tena entonces 17 aos,edad en que el impacto de las tentaciones ylas luchas internas fueron sin duda tan inten-sas como corresponde a todos los jvenes queafloran a la vida con el mximo de sus ener-gas y virilidad, mas tal vez en l con mayorpotencia, pues haba heredado todo el salva-jismo de su raza, pero el tropel de pasiones nologr abatir la. invicta fortaleza de su espritu,cimentada en Ja meditacin, la oracin y lamoitficacir^ Forjado su carcter en estas

    disciplinas, su vida y virtudes trascendieronlos lmites del colegio y fue sealado comomodelo de hijo, de estudiante y de compaero.Fue todo un hombre, con vocacin de santo!Deca a su padre en una de sus epstolas:

    Aydeme, querido pap, y algn da sersu consuelo y su alegra, si no en este mundo,ser en el otro.

    Yo nunca me olvido de Vd. y familia ysiempre y todos los das pido al Seor que losbendiga y libre de todos los males corporalesy en modo especial espirituales.

    Con qu respeto y amor filial se dirige asu lejano y querido progenitor! Qu dife-rente fue su conducta si se la compara con laque hoy suele observarse en cierto tipo de ju-ventud!

    Por eso en Viedma supo granjearse tambinla confianza plena de sus maestros, y la amis-tad y admiracin de sus condiscpulos; ya lodijimos antes. Saba muy bien cmo atraeramigos y apelaba incluso a los juegos mala-bares, de prestidigitacin y de mil graciosasmaneras, siempre con apostlica finalidad.Amplio y comunicativo por naturaelza y sinresentimientos raciales, amaba la niez sindistincin de clases y ya se perfilaba l comoun futuro pastor de almas de extraordinariasCondiciones, que hoy valoramos arj ms pre-

  • cisamente porque en estos instantes una co-rriente despiadada e inadmisible se ensaacontra nuestros hermanos a quienes Dios cu-bri con una piel de diferente color que lanuestra. l, indio araucano, enseaba enton-ces a un nio rubio del lugar:

    Chao, Fothum Kai, Espritu Santo Kai,ta gnnu meu. Felepe. Difcil en araucano,eh? Pues entonces digmoslo juntos en cas-tellano as: En el nombre del Padre, y delHijo y . . .

    De esta manera lograba que aprendiera apersignarse.

    Empeoso, tenaz, con el pensamiento hen-diendo siempre el azul infinito de su queridaPatagonia, avanzaba cada vez ms por la rutaluminosa de las ciencias y de la religin.

    Por su vida y por sus virtudes y por su amora los hermanos de raza lo llamaron Lirio delas pampas patagnicas.

    Hacia otros rumbos

    En un plausible esfuerzo por resguardar lasalud del buen indiecito, el entonces VicarioApostlico de la Patagonia, Monseor JuanCagliero, dispuso que el mdico-sacerdote sa-lesiano de Viedma, Pbro. Evasio Carroe, seencargara permanentemente del cuidado deCeferino, quien pudo as seguir estudiandocon eficiencia, mereciendo los mejores premiosy elogios de sus maestros. Al ser llamado a22

    Roma Monseor Cagliero, resolvi ste llevr-selo consigo para completar su restablecimien-to y salvar definitivamente a esa tan puraflor patagnica con una buena dosis de airesmarinos y el saludable clima itlico. Por otraparte, este viaje posibilitaba la prosecucinde los estudios de Ceferino en un ambientepropicio, ideal.

    En junio de 1904 parti pues de Viedmahacia Baha Blanca y de all en ferrocarril aBuenos Aires, siempre acompaado por el ce-loso pastor Mons. Cagliero, que no lo aban-don jams. Previamente visitaron las ruinasdel fortn (hoy reconstruido junto al magn-fico Santuario Votivo de Mara Auxiliadora,en Pedro Luro, provincia de Buenos Aires)con la emocin que es fcil de comprender yen una humilde capillita de troncos, adobe ypaja construida en el mismo lugar donde losmisioneros, soldados, labradores e indgenastantas veces haban orado a los pies de la Sma.Madre de Dios, all, all mismo Ceferino rezhasta el xtasis y es tradicin que fue nece-sario llamarlo con unas palmadas en los hom-bros para que volviera en s y prosiguiera suviaje a la Capital. All descansan hoy sus res-tos, en una pequea urna especialmente cons-truida, pero de ello ya hablaremos en su opor-tunidad.

    Podramos detenernos unos instantes a con-siderar las condiciones en que viaj el buenSiervo de Dios y las dilatadas distancias que

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  • separan a Viedma de la Capital Federal, y sipensamos que esos 1.000 kilmetros los reco-rri en una galera o diligencia, iremos for-mndonos una idea de la frrea voluntad yentereza moral que posea el Lirio de las pam-pas patagnicas.

    Pobre Ceferino! Qu alma, cunta fe, quvocacin! Qu cmulo de recuerdos y emo-ciones habr embargado su espritu al hacerun alto en su camino, precisamente en FortnMercedes, a orillas del impetuoso ro Colo-rado!... Fortn Mercedes! Malones, sangre,emboscadas... y los ecos de las hordas vi-brando an all, all mismo donde l enton-ces reposaba! Y luego la pica conquista deldesierto y la llegada de los misioneros de DonBosco! All estaba l, el heredero del ferozcacique de otrora en medio de ese torbellinode recuerdos, decidido ahora ms que nuncaa cristalizar los dictados de su vocacin!

    El 12 de julio llegaron a Buenos Aires ydespus de las emocionantes escenas propiasde las despedidas, y con la debida autoriza-cin del viejo cacique Manuel Namuncur,partieron el 19 del mismo mes rumbo a Italiaen el vapor "Sicilia". Fue solcitamente acom-paado por Mons. Cagliero, el Rdo. P. J.Vespignani (Inspector Salesiano), el Padre-doc-tor Carroe, el Sr. Luis Blanco, el P. Burlot yel Hermano salesiano don Pedro Torrero, se-gn lo .expres el mismo Ceferino en su cartadirigida al Rdo. P. Esteban Pagliere, primer24

    sacerdote salesiano argentino, el mismo da desu arribo a esta Capital. Radiante por esanatural simpata y cordialidad que slo lucenlas almas puras, Ceferino se paseaba por lacubierta del trasatlntico departiendo con lospasajeros, a quienes encantaba por su don degentes y su gracia.

    Su llegada al Viejo MundoEl 10 de agosto de 1904 llegaron a Genova

    y desde all escribi al P. Pagliere como anteslo hiciera desde Las Palmas, dando cuenta delxito de la travesa y de sus impesiones delviaje.

    Llegamos, pues, felizmente ayer a las sietey media de la tarde a nuestro colegio salesia-no, sanos y salvos de todo peligro. Debo no-tarle, que aqu ya empezaron en m las im-presiones, las maravillas y dems cosas que mellaman la atencin, la admiracin que me cau-sa al ver por primera vez nuevas tierras, elmundo viejo.

    En la ltima maana del da 10, habr po-dido contar ms de 200 iglesias, pues en cadadivisin de colinas, mdanos o montaas, ha-br ms de diez iglesias. Oh, si la Patagoniatuviera tantas iglesias como aqu! Sera elms feliz de todos!

  • [Qu sentido cobran hoy estas palabrasCeferino, desde el Paraso, bien pronto pudetambin contemplar la asombrosa cantidad dt.parroquias, iglesias, capillas, oratorios, colgios, universidades catlicas e incluso una catedral colocada bajo la advocacin de DorBosco Santo en Comodoro Rivadavia, la primera y nica en el mundo!]

    El Seor y la Virgen Sma. Auxiliadora cuidarn de mi salud, me darn lo necesario para seguir mis estudios; en fin, lo que deseeDon Bosco que tenga: salud, santidad y sabidura. De estas tres S, no me escapar msBendito sea Dios y su santsima Madre.

    El 16 de agosto lo recibe en Turn el primer sucesor de Don Bosco, Don Miguel Ra,quien demostr especial inters por conocer al"prncipe Namuncur". Dijo entonces en sucarta al mismo P. Pagliere:

    En dicho da no me olvid de V. R. [fies-ta de la Asuncin] ante la Virgen SantsimaAuxiliadora de Turn y en prueba de esto lemando la Virgen Auxiliadora con los santosque puse y coloqu un rato sobre la tumba da>Don Bosco Valslice, como un recuerdo filialque le mando en el da de su onomstico.

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    Los diarios de Genova y Turn, y ms tardelos de Roma saludaron alborozados al "Hijodel rey de las llanuras patagnicas". Por esasu humildad, por modestia digna de un ver-dadero santo, Namuncur no dice en sus car-tas que en Turn fue invitado como un"miembro especial" del Congreso Salesiano,ocupando su sitial en la mesa capitular quejams haba contado con un congresal mstpico y original. Alternando con sus estudiosde latn e italiano visit Valdocco, recorri lacampia, los museos, la habitacin donde mu-ri Don Bosco, llorando de emocin al en-frentarse con el cuerpo yacente del santo fun-dador de la Institucin Salesiana. Pero la sen-sacin de dicha mayor la experiment ante elaltar de Mara Auxiliadora en su Santuariode Turn, desde donde Don Bosco bendijo per-sonalmente a los primeros misioneros que par-tieron para la Patagonia.

    Durante su permanencia en Italia, Ceferinosorprendi a los altos funcionarios, estudiosos,periodistas, clrigos, etc. etc. que lo visitaron ya quienes relat con gracia singular la vida ycostumbres de los indios de su tierra natal.En cierta ocasin las Escuelas ProfesionalesSalesianas de Turn organizaron una exposi-cin a la que asisti la Reina Madre Marga-rita de Saboya, quien tuvo oportunidad dedialogar con el joven indio araucano. La cla-r^a inteligencia, la gracia de su porte y sus

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  • finos modales hicieron expresar a la nobledama:

    Pero si a este joven nada le falta para serun perfecto caballero!

    Esta frase qued sellada para la historia yfue comentada durante muchsimo tiempo, pe-ro no envaneci en lo ms mnimo a Ceferinocomo tampoco lo hicieron los mltiples elo-gios y agasajos que le dispensaron desde suarribo. El brillo y esplendor del viejo mundoal que admiraba, no apartaron jams de supensamiento la imagen de su querida patriay de su familia, a quienes ya deseaba volver aver. Su misiva al Pbro. A. Crestanello, de Ju-nn de los Andes, remitida desde Turn as loatestigua:

    . . . el retrato del Papa con la bendicin delSanto Padre e indulgencia plenaria in artculomortis para mi querida familia.

    V. Reverencia puede darle un da de mi-sioncita a mi familia para que puedan ganarla indulgencia con la bendicin que manda ami familia y tribu.

    El Padre Santo, sumamente conmovido, medio su apostlica bendicin con estas pala-bras: "Di a tu pap cuando le escribas, queel Vicario de Cristo lo bendice de todo cora-zn a l, a su familia y gentes de su tribu, yque sean siempre buenos cristianos para quetodos puedan ir al Paraso", ' >28

    Cuando vuelva yo, lo primero que harser ver los retratos que les mand de aqu.Despus hay otras vistas de algunas ciudadesde Italia y regalos de Mara Auxiliadora paraponer en los escritorios, si tienen, o si no, guar-dndolos todos hasta que yo vaya all.

    Roma y San Po X

    El Papa! Verlo, dialogar con l y recibirsu paternal bendicin!

    Ceferino Namuncur, el indgena humilde,vivaz y piadoso que ya haba experimentadolas ms extraordinarias emociones en Turnfrente a la imagen de Mara Auxiliadora y dela tumba de San Juan Bosco, se dispona aho-ra a participar de la memorable audienciaconcedida por el Sumo Pontfice Po X, en sutrono de la Roma eterna. Tal vez podramosimaginarlo frente a la augusta presencia delPapa, incluso cuando ley en perfecto italianosu salutacin al par que le obsequi un her-moso quillango llevado ex-profeso desde laspampas, mas quin pudo medir jams la in-tensidad emocional de su alma tan pura, in-genua y a la vez tan vigorosa y espiritual?

    l significaba entonces el ms fiel exponen-te de una raza otrora poderosa, indmita, quese hallaba ya en vas de extincin y que gra-

    29

  • cas a los infatigables misioneros estaba all,frente al Papa, como un smbolo, una prome-sa, una esperanza...

    Leamos nuevamente sus propias noticias:Pbro. D. Esteban Pagliere.Rmo. seor Pro Vicario:

    El 27 del pasado setiembre era admitido enaudiencia por S. S. Po X el Ilustrsimo Mon-seor Juan Cagliero con otros treinta PadresSuperiores de las Casas Salesianas de Amrica,y entre ellos el "hijo del rey de las llanuraspatagnicas". (As dicen los diarios de Roma.)

    Ya haban salido todos los Padres y yosolo me quedaba un poco atrs. El obispoque cuidaba a S. S. me llama y me dice: "Tichiama Sua Santit". Yo vuelvo atrs y meconduce al escritorio del Padre Santo, que es-taba sentado y buscaba una cosita. Yo me hin-qu delante de S. S. y junt las manos. Final-mente S. S. sac un rico estuche que contenauna medalla de plata. De un lado tena elbusto de S. S. Po X, y del otro el mismo queindica a los fieles la Inmaculada. Le besnuevamente la mano y me hizo una caricia.Le di las gracias y l con una dulce sonrisame despidi. Yo sal de la estancia contentocomo un no s qu decirle por el hermosoregalo; altro que hermoso; preciossimo y san-30

    to recuerdo de un Vicario de Cristo, del querepresenta a Jesucristo mismo en la tierra.

    Quiz me haya hecho este regalo porque yole regal un precioso quillango de guanacoque S. S. junto con Mons. Cagliero lo pusie-ron al pie del trono. Como quiera que sea,a m me basta saber que el Papa muy rara vezhace regalo a uno. Si a m me lo regal sery demuestra que el Vicario de Cristo es muybondadoso. Soy muy dichoso; tener la dichade guardar un recuerdo del Rey Santo de loscatlicos. Sea Dios bendito por esto!

    Este regalo ser un honor muy grande parami querida familia, para el Noviciado de Pa-tagones: tener un compaero as distinguidopor el Vicario de Cristo. Todo este honorlo depongo a los pies de mis queridos Supe-riores y compaeros del Colegio San Francis-co Javier. No lo digo esto por soberbia, sinoporque me gloro de pertenecer a la santacasa de buenos nios como son los de Patago-nes. Sigamos lo que he contado. Sal slitode la sala de audiencia y me fui a juntar contodos los dems Padres.

    Aqu me rodearon todos y me preguntaronel por qu me haba llamado el Padre Santo.Y yo mostr el estuche colorado, que en laparte superior tena el escudo papal, y lo abrpara que vieran la medalla. Monseor me dijoque era muy afortunado y as los demsPadres.

    31

  • Qu ms podemos agregar nosotros a laselocuentes, simples y candorosas palabras delmismo Ceferino?

    "Salud, santidad, sabidura"

    Nuevamente en Turn y despus de visitarFlorencia y Miln, reinici el curso escolar,mas el invierno de ese ao se present fro ycruel y afect seriamente la salud del fiel Sier-vo de Dios, Ceferino, quien disimulando sudolor insista en su afn de estudiar...

    El 15 de noviembre de 1904 enva al Rdo.P. Beraldi una carta en la que le relata confluidez maravillosa diversos acontecimientosdel momento: un sueo en el que Don Boscole confirma en su vocacin, el progreso per-manente en sus estudios y el ferviente anhelode recibir los hbitos sacerdotales:

    Dos noches ha que vi en sueos a DonBosco y Don Ra que hablaban entre s y yome present, les bes las manos repetidas vecesa los dos y dirig la palabra a Don Bosco:"Seor Don Bosco, me har salesiano?" lme contest: "S, hijo mo. Dios te bendiga.Adis." Bseles nuevamente la mano y mefui . . .

    Esto es verdad y deseo que no se lo diga anadie, porque a ninguno se lo he dicho.

    Padre Juan, rece mucho al buen Jess y a32

    Mara Auxiliadora, en modo especial en lasanta Misa, para que me ayuden en mis estu-dios y pueda poner pronto la sotana.

    Pero mientras tanto su mal avanzaba acele-radamente; el estudio se le tornaba dificulto-so, la tos le quitaba el sueo y obstaculizabala respiracin, razn por la cual su insigne be-nefactor, Mons. Cagliero, lo traslad al Co-legio Salesiano de Villa Sora, en Frasead, cer-ca de Roma, desde donde absorto, maravilla-do, divisaba la cpula de San Pedro.

    All, a pesar de los solcitos cuidados y aten-ciones de los superiores y enfermeros, no pro-gresaba en la recuperacin de su salud, porel contrario, coma cada vez menos y sala acaminar solo por entre los olivares. En sucesi-vas cartas comunic a sus superiores y amigosde la Argentina acerca de su estado con asom-brosa resignacin, pidiendo solamente a DiosSalud, Santidad, Sabidura. . . siempre con laidea de poder un da convertir a todos loshermanos de raza. Pero por orden superiortuvo que renunciar a sus caros anhelos, congran dolor de su alma, mas tambin esta vezofrend su sacrificio al Seor por el bien desu tribu.

    ...Fiat voluntas Domini... deca al P.Esteban Pagliere el 20 de noviembre de 1904.Era tanta su fe y resignacin que relataba sumala salud con asombrosa serenidad, cual unverdadero santo:

    33

  • Rdo. Padre D. Juan Beraldi.Aqu me tiene V. R. a darle una noticia

    que poco le agradar ciertamente. Cuando es-taba en Viedma, V. R. a menudo me repeta:"Vale ms un burro vivo que un caballo muer-to". La razn de las razones es de V. R. Aho-ra estoy ms muerto que vivo. No asisto msa la clase, porque la salud no me lo permite.Viene el bondadoso y amoroso Mons. Caglierode Turn a Roma a propsito por m paraarreglar las cosas. Pobre Monseor! Esto losiento; tantos sacrificios hizo por m! Creoque me mandar a Castellamare, cerca de a-ples. El aire martimo me har bien, espero.El clima de Frascati es muy fuerte y para mno va. . .

    Los superiores de este colegio me aconse-jaban; el Padre enfermero me dijo en serio yes por l que dejo los estudios: "Sent, prendtutti i tuoi libri e portali in cucina e fa fuoco.Poi va tra le montagne a prender aria." Otrome deca a menudo: "Scrivi a Monsignore edigli che ti mandi in America..." Porque losrecreos que hago no son recreos. Solamentevoy al patio a tomar aire. Despus siempresolo, sin hablar con ninguno..,

    Ruegue al Seor y a la Virgen S. S. por m,que tantas necesidades tengo. Yo no me olvi-do de V. R.

    Pobre Ceferino! Pobre "lirio de la Pa-tagonia"!34

    Benditos sean Dios y Mara Ssma! Bastaque pueda salvar mi alma, y en lo dems h-gase la santa voluntad del Seor! (Carta fe-chada el 21 de marzo de 1905, dirigida al P.Pagliere.)

    Y sin embargo, a pesar del conocimiento desu gravedad qu admirable era su voluntad,su resignacin y su deseo evidente de volvera su amada patria y abrazar de nuevo a supadre!

    En una esquela del 21 de abril escribe alanciano cacique, que rayaba entonces por los95 aos:

    Excmo. seor D. Manuel Namuncur.Mi amadsimo pap:

    Agradzcole su grande resignacin de sacri-ficar aos en no vernos.

    En cuanto a mis estudios, resultan muy bien.Pero la salud me lo impidi continuar. Haceun mes que empec una cura seria para sa-narme del todo. El doctor que me asiste esuno bueno y muy distinguido, porque es doc-tor del Papa, el Sumo Pontfice. Se llamaLapponi. Me hace dos visitas al da. De aqua dos semanas me voy del hospital y voy aotro cerca del mar. Cuando est mejor, mepreparar para volver a Buenos Aires y de alla Viedma. En otras cartas le dar noticiasms claras. Mons. Cagliero agradece sus ami-

    35

    I

  • gables saludos y os manda los suyos con la ben-dicin apostlica.

    Saludos y recuerdos a todos. Mil besos yabrazos. Querido pap, le pido su paternalbendicin y crame su afmo. hijo que quiereabrazaros.

    Ceferino Namuncur.Cuatro das despus dijo al Rdo. P. Vespi-

    gnani:

    Me encuentro enfermo en un hospital deesta gran capital [Roma] de un mes ha y es-pero de andar a tomar aire de mar para for-talecerme, porque estoy muy dbil.

    Cuando est mejor volver otra vez a lapatria.

    Si tiene ocasin de verlo [a su pap] le co-municar el estado de mi salud y del miprossimo ritorno.

    Y sta fue una de sus ltimas cartas y suretorno tan anhelado lo orient hacia la otraPatria, ms que como premio a su martiri-zada existencia, por la divina impaciencia decontemplar de cerca y eternamente el rostrode la Santsima Virgen Auxiliadora y de DonBosco juntos a Jess, centro de todos sus amo-res. Aquel hospital citado no era otro que elde San Juan de Dios, ubicado en la isla San36

    Bartolom, rodeada por el Tber, donde per-maneci durante un mes sumido en el lechodel dolor, demacrada su faz juvenil y con unatos que le sigui atormentando de da y denoche. No obstante, aun en ese lamentableestado, el santo indiecito se preocup ms deldolor de su compaero de sala que del propioy recomend reiteradamente que lo atendie-ran con preferencia, por cuanto l, total, yapronto dejara este valle de lgrimas.. .

    Lo dijimos al comienzo: la Patria se nutrecon la gloria de sus santos y de sus hroes. . .y Ceferino fue un dignsimo hijo de nuestraPatria.

    Digamos a continuacin que entonces enRoma la primavera se manifestaba con todosu esplendor; luz, color y alegra por doquier.Mas Namuncur senta fro, mucho fro. . .

    Una flor que se marchita

    All, junto a su lecho estaban Mons. Ca-gliero, el mdico, los maestros y compaeros,solidarios en el dolor y decididos a no aban-donarlo jams. Y al alba del 11 de mayo de1905, con el pensamiento en Dios y apretandoentre sus manos aquella medallita de MaraAuxiliadora que un da, ya muy lejano, le re-galaron los misioneros de Don Bosco all enlas tolderas del Chimpay, plcida y santa-mente expir el ltimo heredero del imperiode las pampas patagnicas, que haba soado

    37

  • ser sacerdote para evangelizar a los indios.All estaba Ceferino con sus dieciocho aoscumplidos, rodeado por los queridos superio-res y amigos, mientras su alma ascenda a losdominios celestiales llevndose consigo sussueos, esos sueos sublimes que alimentaronsu ideal durante toda su breve existencia: "Sermisionero de su propia tribu".

    Ceferino no ha muerto...

    Iluminado por Dios y admirado por loshombres, Ceferino encarn un smbolo cuyamagnitud y trascendencia tienen hoy proyec-ciones infinitas.

    Veinte aos despus de su fallecimiento, susdespojos venerados fueron repatriados y con-ducidos en sencilla y conmovedora ceremoniaa Fortn Mercedes por un grupo de nios as-pirantes que, en una modesta urna, deposita-ron en aquella humilde capillita donde lhaba orado con tanto fervor, tal como ahoralo hacen innumerables peregrinos que lo vi-sitan en su tumba del reconstruido fortn, ala sombra maternal de Mara Auxiliadora yjunto al mstil que ostenta orgulloso la ban-dera de la Patria frente a la inmensidad delas pampas, mientras que desde la desembo-cadura del impetuoso ro Colorado hasta elimponente Lann vibran los ecos de una vozargentina que repite eternamente: "Yo sertu misionero, Seorl"33

    La tea de la fe que encendieron los Hijosde Don Bosco y que ayer depositaron conamor y herosmo en Fortn Mercedes, hoyproyecta la bendita sombra de Ceferino portoda la inmensa Patagonia con mgico encan-tamiento, obrando prodigios, gracias y favoresextraordinarios cuyas testificaciones por escri-to aumentan da a da, siendo estudiadas, ana-lizadas, debidamente clasificadas y enviadasa Roma, donde prosigue la causa de beatifi-cacin iniciada en 1945, siendo juzgada favo-rablemente por los eminentsimos Cardenalesde la Sagrada Congregacin de Ritos, el 11 dediciembre de 1956.

    Recemos y confiemos en que, Dios median-te, muy pronto Ceferino Namuncur habr deser honrado y venerado sobre su altar.

    39

  • N O V E N A

    PARA OBTENER GRACIAS Y FAVORES

    Oracin preparatoria(Rcese privadamente)

    Oh Jess!, que en la rida Patagonia hi-cisteis brotar este lirio de pureza, CeferinoNamuncur, y que alimentndolo con la San-ta Eucarista, encendisteis en su corazn ful-gores de santidad y de apostolado, dignaosglorificarlo en la tierra y concededme por suintercesin la gracia... (se pide lo que sedesea.)

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    Para obtener gracias, repita con fe esta oracindurante nueve das, prometa contesar y comul-

    gar, publicar la gracia lograda o comunicarla alos "Centros de propaganda" y ayudar con algu-na limosna a su causa de Beatificacin.

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    DA PRIMEROOh, Seor! que disponindolo todo con ad-

    mirable Providencia y Amor guiaste a Tusmisioneros segn los sueos profetices de SanJuan Bosco, que T mismo concibieras, Teruego humildemente que orientes e iluminestambin mi razn y entendimiento, como lohiciste con tu Siervo Ceferino, hacia las ver-dades eternas, sin que la duda ni el error cie-guen mi fe. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    DA SEGUNDOOh, buen Jess! que dotaste a Tus misio-

    neros de la Patagonia de tanta fortaleza fsi-ca y moral para dar cumplimiento a Tu sagra-do mandato, yo Te ruego con la misma feque lo hiciera Tu Siervo Ceferino, que acudasen mi auxilio para que pueda liberar a mialma del eterno enemigo, sin desmayos ni clau-dicaciones. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    41

  • DA TERCEROOh Dios! a Vos que siempre fuiste gua,

    amparo y consuelo de Tus hijos y condujistehasta las tolderas de Ceferino Namuncur aTus ministros para convertir, bautizar e ins-truir a su tribu, yo te ruego que obres en mialma el milagro de la perseverancia final, laprctica de la caridad y de la tolerancia, porTu amor. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    DA CUARTOOh, Divino Maestro! T que compadeciste

    la pobreza e ignorancia de nuestros indios ycon infinita sabidura encauzaste la instruc-cin y formacin del "Lirio de las pampaspatagnicas", iluminando con Tu divina luza los superiores y maestros que lo guiaronhasta su muerte, ten piedad de mi ignoranciay pobreza espiritual y enciende tambin enmi alma la antorcha que alumbr la senda deTus santos y mrtires. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    42

    DA QUINTOOh, Divino Pastor! que supiste siempre es-

    coger de entre Tu rebao los selectos colabo-radores para que difundieran Tu Evangeliocon amor y herosmo, haz que los sueos apos-tlicos del buen Ceferino se cumplan plena-mente y que por su mediacin puedan con-vertirse a nuestra fe todos los indios y aun losblancos que todava permanecen en las tinie-blas, para bien de su causa de beatificacin ymayor gloria de nuestra Patria. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    DA SEXTOOh, Jess Nuestro Seor! que derramaste

    sobre nuestras vastas llanuras pampeanas to-rrentes de gracias y bendiciones, trazaste elrumbo a Tus misioneros para que la evange-lizaran en toda su extensin y posibilitaste eltraslado de Ceferino a Roma para resguardarsu salud y completar sus estudios sacerdotales,yo te ruego que seales a mi alma y la demis familiares y amigos la verdadera ruta deltrnsito a la gloria eterna. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    43

  • DA SPTIMO

    Oh, Rey de reyes, Seor Jesucristo! acudoante Vuestra presencia para rogar por los fide-lsimos y abnegados sacerdotes que conformannuestro clero, para que su apostolado se reali-ce en plenitud y en un ambiente de paz, liber-tad y orden, siempre unidos indisolublementea nuestro Santo Padre de Roma, tal como losinti y expres Tu Siervo Ceferino en reite-radas oportunidades, l, que tuvo la dichainenarrable de recibir personalmente la "Ben-dicin Papal" durante su visita a la Santa Se-de. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    DA OCTAVOOh, Jess Crucificado! T, que viniste a

    este valle de lgrimas para amar, guiar, con-solar y bendecir al hombre y luego por esemismo hombre, padecer y morir en la cruz,acepta, Seor, los angustiosos sufrimientos, laedificante resignacin y finalmente, la muertedel angelical indiecito Ceferino Namuncur,que todo lo ofrend por amor a Ti, a Tu San-tsima Madre Mara Auxiliadora y por el bien-44

    estar material y espiritual de su tribu y haz,Seor, que se cumplan sus deseos, ya que nopudo verlos realizados en vida. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    DA NOVENOOh, Santsima Trinidad, Padre, Hijo y Es-

    pritu Santo! que ensalzis a los humildes,fortalecis a los dbiles, y glorificis a los san-tos, yo te suplico que escuchis el clamor deTus hijos de este bendito suelo, que rueganfervorosamente ante Vuestro trono augustopara que Te dignis elevar al honor de Tusaltares al "Lirio de las pampas patagnicas",Ceferino Namuncur, y pueda ser venerado einvocado como el ms valioso protector denuestra Patria, para Tu mayor gloria y de latierra que lo vio nacer. As sea.

    Padre Nuestro; Dios te Salve, Mara;Gloria al Padre.

    45

  • CEFERINO NAMUNCUR"LIRIO DE LAS PAMPAS PATAGNICAS"

    Se oye an ulular a las hordasque asolaron con saa ferozlas estepas de la Patagonia. . .Pueblos, campos y templos de Diostodo yace entre polvo y ceniza. . .Y an deslumbra el siniestro fulgorque en la noche espectral se divisamientras huye en la sombra el maln!

    Y una flecha grab un nombre en la negra[inmensidad:

    "Ceferino!" silb altiva y se hundi en el[ms all. . .

    Ya la Patria escriba su historiacon su sangre y con llanto y sudor,y asomaba al umbral de la gloriaaureolada de paz y de amor.Y la cruz fue signando un destino. . .y a sus pies se hizo emblema una flor:es el "Lirio del Sur", Ceferino!,indio hermano y fiel "siervo de Dios".

    Y una flecha grab un nombre impulsada[en su lealtad

    y parti rumbo a su ocaso en postrer vuelo[fatal . . .

    46

    Y el pequeo cacique araucanocetro y lanza enterr en el Chimpayy esgrimiendo la cruz del cristianopor su raza muri y por su ideal.Y hoy el blanco y el indio a Dios clamanpor que ascienda nimbado al altar,por su vida y virtud, por sus "gracias",por ser gloria del suelo natal!

    Y una flecha grab un nombre en el patrio[cielo austral;

    signo fue la "Cruz del Sur", y un "fortn"[su pedestal.

    AMADO ARMAS(Fortn Mercedes - Marzo de 1967)

    i

  • "Basta que puedasalvar mi alma,y en lo demshgase la santavoluntad del Seor!"

    CEFERINO NAMUNCURA

    C E N T R O S D E P R O P A G A N D A< "Pro Ceferino" *

    Vieytes 150 - Baha BlancaFortn Mercedes Pedro Luro

    Pea. Buenos Aires.Laprida 1245 Buenos Aires