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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018 QUEJOSA: ********** RECURRENTE: ********** (TERCERO INTERESADO) Vo. Bo. MINISTRA MINISTRA MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS SECRETARIO ALFREDO VILLEDA AYALA Ciudad de México. Acuerdo de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día Cotejó: VISTOS Y RESULTANDO PRIMERO. Datos del juicio natural necesarios para la resolución del presente asunto. Actor **********, titular de la marca **********. Apoderado **********. Demandada Subdirector Divisional de Procesos de Propiedad Industrial del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Acto combatido Resolución administrativa de negativa de nulidad del registro marcario **********de 27 de septiembre de 2016 denominado **********. Sala Sala Especializada en Materia de Propiedad Intelectual del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. Expediente **********. Sentencia 6 abril 2017. Sentido Declaró la nulidad de la resolución impugnada que había negado la solicitud de declaración de nulidad del registro marcario **********de 27 de septiembre de 2016 denominado **********. SEGUNDO. Datos de la demanda de amparo directo necesarios para la resolución del presente asunto.

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018 QUEJOSA ...AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018 9 9 enero 2018. El tercero interesado interpuso recurso de revisión. 23 enero 2018. Se admitió

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018 QUEJOSA: ********** RECURRENTE: ********** (TERCERO INTERESADO)

Vo. Bo. MINISTRA

MINISTRA MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS SECRETARIO ALFREDO VILLEDA AYALA

Ciudad de México. Acuerdo de la Segunda Sala de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día

Cotejó:

VISTOS Y RESULTANDO

PRIMERO. Datos del juicio natural necesarios para la

resolución del presente asunto.

Actor **********, titular de la marca **********.

Apoderado **********.

Demandada

Subdirector Divisional de Procesos de Propiedad

Industrial del Instituto Mexicano de la Propiedad

Industrial.

Acto

combatido

Resolución administrativa de negativa de nulidad del

registro marcario **********de 27 de septiembre de 2016

denominado **********.

Sala Sala Especializada en Materia de Propiedad Intelectual

del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.

Expediente **********.

Sentencia 6 abril 2017.

Sentido

Declaró la nulidad de la resolución impugnada que había

negado la solicitud de declaración de nulidad del registro

marcario **********de 27 de septiembre de 2016

denominado **********.

SEGUNDO. Datos de la demanda de amparo directo

necesarios para la resolución del presente asunto.

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Quejosa ********** titular de la marca **********.

Apoderado **********.

Fecha de presentación 29 mayo 2017.

Autoridad responsable Sala Especializada en Materia de Propiedad

Intelectual del Tribunal Federal de Justicia

Fiscal y Administrativa.

Sentencia reclamada 6 abril 2017.

Expediente **********.

Terceros interesados Subdirector Divisional de Procesos de la

Propiedad Industrial del Instituto Mexicano

de la Propiedad Industrial.

********** titular de la marca **********

Tribunal Colegiado Quinto Tribunal Colegiado en Materia

Administrativa del Primer Circuito.

Admisión 7 junio 2017.

Juicio de amparo **********.

TERCERO. Datos de la sentencia del Tribunal

Colegiado dictada en el amparo directo.

Sesión 6 diciembre 2017.

Sentido Concedió el amparo.

En la sentencia, el Tribunal Colegiado realizó

una interpretación de los artículos 87, 88 y 89

de la Ley de la Propiedad Industrial con relación

a los criterios de la Organización Mundial de la

Propiedad Intelectual, así como del Convenio

de París para la Protección de la Propiedad

Industrial, en torno al concepto “carácter

distintivo de marcas”; y expuso entre otras

consideraciones, lo siguiente:

“No obstante ello, y retomando que en el

particular las marcas sujetas a conflicto

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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comparten la palabra: ‘**********’, se

considera incorrecta la decisión de la Sala

responsable, al estimar, basándose en este

sólo hecho, que existe confusión entre los

signos distintivos sujetos a debate,

conforme a lo siguiente.

En primer lugar, no es jurídicamente

correcto establecer el uso exclusivo de

explotación de palabras de uso cotidiano,

como en el caso es la palabra ‘**********’,

pues bastaría que se registrara por primer

vez cualquier palabra, se insiste de uso

corriente, para que nadie más pudiera hace

uso de ella, so pretexto de crear confusión.

La palabra como unidad de significado sólo

puede comunicar algo apreciándose en el

contexto en el que se usa, pues es la

construcción de frases u oraciones lo que

permite la comunicación; al igual que en

gramática, en materia de derecho de la

propiedad industrial, el uso de las palabras

en una marca también debe atender al

contexto en que se utilizan.

Al respecto, la Organización Mundial de la

Propiedad Intelectual –OMPI– señala que el

carácter distintivo puede definirse como la

capacidad inherente a una marca de ser

percibida por los agentes del mercado como

un medio para distinguir los productos o

servicios de una empresa de los de otra, lo

que permite asignar a esos productos o

servicios un determinado origen comercial;

así, que la valoración del carácter distintivo

del signo tiene en cuenta el servicio o el

producto que es objeto de la marca.

En general, sostiene que en la legislación en

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materia de marcas se reconoce una serie de

signos que carecen de carácter distintivo,

tales como los signos que son necesarios en

el lenguaje corriente o profesional;

designaciones genéricas o habituales del

producto o del servicio; signos utilizados

para indicar una característica del producto

o del servicio, en particular, la especie, la

calidad, la cantidad, el destino, el valor, la

procedencia geográfica, la época de

producción de los productos, o de

prestación de los servicios; los signos

consistentes exclusivamente en la forma

impuesta por la naturaleza o la función del

producto, o que confieran al producto su

valor esencial.

Por tanto, es evidente que el vocablo

‘**********’, común a las marcas en conflicto,

sólo puede evocar en la mente del

consumidor el significado de uso común,

esto es, que pertenece a la esfera aparente

azul que rodea a la Tierra, como lo define la

Real Academia Española, en la primera de

sus acepciones; por lo cual, no otorga

distintividad a dicho signo porque no

representa mayor inventiva de su titular al

referirse, se insiste, a una palabra de uso

común.

En síntesis, si bien la comparación de

marcas debe realizarse a partir de sus

similitudes y no de sus diferencias, tal

proceder no debe llegar al grado de otorgar

exclusividad al titular de un registro

marcario sobre una palabra de uso común,

pues la intención del legislador, al

establecer como infracción administrativa la

semejanza en grado de confusión, fue la de

garantizar la real y efectiva competencia

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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comercial entre los proveedores de bienes y

servicios, prometiendo que el consumidor

elija los que a sus intereses convengan

partiendo de las características que

respalden a una marca; lo cual se logra si a

las palabras de uso común se agregan otros

signos que permitan esa distinción, tales

como la adición de más palabras y/o el

diseño. […]”

Votación Unanimidad.

Orden de notificación Por lista.

CUARTO. Trámite del recurso de revisión.

Recurrente **********, titular de la marca **********.

Firmado por **********.

Fecha de presentación

del recurso

9 enero 2018.

Lugar de presentación Quinto Tribunal Colegiado en Materia

Administrativa del Primer Circuito.

Admisión y turno 23 enero 2018.

Número de toca 443/2018.

Motivo de la admisión Interpretación del artículo 10 bis, inciso 3, punto

1, del Convenio de París para la Protección de

la Propiedad Industrial.

“Artículo 10 bis. Competencia desleal. […] 3) En particular deberán prohibirse: […] i) cualquier acto capaz de crear una confusión, por cualquier medio que sea, respecto del establecimiento, los productos o la actividad industrial o comercial de un competidor; […]”

Ponente Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos.

Avocamiento en Sala 23 febrero 2018.

CONSIDERANDO:

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PRIMERO. Competencia. Esta Segunda Sala de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente para

conocer y resolver el presente recurso de revisión, de

conformidad con las siguientes disposiciones:

Artículo 107, fracción IX, de la Constitución Política de los

Estados Unidos Mexicanos, el cual establece los requisitos

de procedencia del recurso de revisión en amparo directo;

Artículo 11, fracción V, de la Ley Orgánica del Poder

Judicial de la Federación, que establece la facultad del

Pleno de este Alto Tribunal para remitir para su resolución

los asuntos de su competencia a las Salas a través de

acuerdos generales;

Artículo 21, fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder

Judicial de la Federación, que establece la facultad de las

Salas para conocer de los demás asuntos que establezcan

las leyes;

Artículo 81, fracción II, de la Ley de Amparo, que establece

la procedencia del recurso de revisión en los casos a que

se refiere la norma constitucional antes citada;

Puntos Primero y Segundo del Acuerdo General 9/2015,

publicado en el Diario Oficial de la Federación el doce de

junio de dos mil quince, que pormenorizan los supuestos

de importancia y trascendencia de la revisión en amparo

directo;

Punto Segundo, fracción III, del Acuerdo General 5/2013,

publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintiuno

de mayo de dos mil trece; el cual establece la posibilidad

de que las Salas conozcan de los amparos directos en

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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revisión que no requieran la intervención del Tribunal

Pleno.

SEGUNDO. Oportunidad y legitimación.

a) La sentencia recurrida se notificó por lista al tercero

interesado el martes 12 de diciembre de 2017.

b) Dicha notificación surtió efectos el día hábil siguiente, es

decir, el miércoles 13 de diciembre de 2017, de

conformidad con el artículo 31, fracción II de la Ley de

Amparo;

c) El plazo de diez días hábiles a que se refiere el artículo 86

de la Ley de Amparo, transcurrió del jueves 14 de

diciembre de 2017 al jueves 11 de enero de 2018.

d) Con fundamento en los artículos 19 de la Ley de Amparo y

163 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,

deben descontarse el lunes primero, el sábado seis, así

como el domingo 7, todos de enero de 2018.

e) También debe restarse del plazo el segundo período

vacacional, del dieciséis al treinta y uno de diciembre de

dos mil diecisiete, con base en el artículo 159 de la Ley

Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

f) Si el escrito de agravios se presentó el martes 9 de enero

de 2018, resulta oportuna su promoción.

Por otra parte, el recurso de revisión se promovió por

persona legitimada, toda vez que el escrito lo firmó **********,

representante legal del tercero interesado recurrente, **********,

titular de la marca **********, personalidad que le fue reconocida

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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al primero de los nombrados por acuerdo del Magistrado

Presidente del Tribunal Colegiado del conocimiento de 23 de

junio de 2017.

TERCERO. Antecedentes.

9 octubre

2003.

El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (en

adelante, IMPI) otorgó la titularidad del registro marcario

“**********” a **********, hoy tercero interesado recurrente.

20 marzo

2014.

El IMPI, otorgó la titularidad del registro marcario

“**********” a ********** hoy quejosa.

12 agosto

2015.

**********, titular de la marca “**********” presentó solicitud

de declaración administrativa de nulidad del registro

marcario “**********” ante el IMPI, solicitud que fue

registrada bajo el número de expediente **********.

27

septiembre

2016.

El Subdirector Divisional de Procesos de Propiedad

Industrial de la Dirección Divisional de Protección a la

Propiedad Intelectual del IMPI, emitió la resolución dentro

del expediente administrativo expediente **********,

concluyendo con los siguientes puntos:

“PRIMERO. Se niega administrativamente la nulidad del registro marcario **********. SEGUNDO. Notifíquese esta resolución a las partes. […]”

28 octubre

2016.

En contra de la anterior determinación, el ahora recurrente

**********, titular de la marca “**********”, demandó su

nulidad en la vía contencioso administrativa.

6 abril

2017.

La Sala Especializada declaró la nulidad de la resolución

impugnada que había negado la solicitud de declaración de

nulidad del registro marcario **********de 27 de septiembre

de 2016 denominado “**********”

3 enero

2017.

********** interpuso demanda de amparo directo en la cual

planteó que la Sala responsable realizó un incorrecto

examen comparativo de marcas.

6

diciembre

2017.

El Tribunal Colegiado concedió el amparo, indicando que no

se actualiza la semejanza en grado de confusión entre las

marcas en conflicto.

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

9

9 enero

2018.

El tercero interesado interpuso recurso de revisión.

23 enero

2018.

Se admitió la revisión porque en los agravios del tercero

interesado recurrente, titular de la marca “**********” aduce

que el Tribunal Colegiado del conocimiento realizó una

incorrecta interpretación del artículo 10 bis, inciso 3, punto

1, del Convenio de París para la Protección de la Propiedad

Industrial, con relación al concepto “carácter distintivo de

marcas”.

CUARTO. Existencia de una cuestión constitucional.

En la sentencia del amparo directo el Tribunal Colegiado del

conocimiento realizó una interpretación de los criterios emitidos

por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en torno

al concepto “carácter distintivo de marcas”, el cual está

contenido en el artículo 10 bis, inciso 3, punto 1, del Convenio de

París; y, fijó los alcances de los derechos derivados de la

propiedad industrial, en específico de la exclusividad en el uso

de términos comunes dentro de las diversas clases en los

registros marcarios.

Por tanto, esta Segunda Sala considera que existe una

cuestión constitucional a resolver, pues la correcta interpretación

de una norma de fuente convencional que proporciona un efecto

útil en materia de derechos humanos, como es el artículo 10 bis,

inciso 3, punto 1, del Convenio de París para la Protección de la

Propiedad Industrial, que impone la obligación de los Estados

parte de prohibir cualquier acto capaz de crear una confusión

respecto de aquellos productos amparados con una marca en el

mercado, permitirá fijar los parámetros correctos que permitan

la plena protección del derecho fundamental a la propiedad

intelectual, y por tanto, se satisface la primera condición para la

procedencia de la revisión en amparo directo.

Sirve de apoyo a lo anterior el criterio sustentado por el

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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Tribunal Pleno contenido en la siguiente jurisprudencia:

“Época: Décima Época Registro: 2006223 Instancia: Pleno Tipo de Tesis: Jurisprudencia Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación Libro 5, Abril de 2014, Tomo I Materia(s): Común Tesis: P./J. 22/2014 (10a.) Página: 94

CUESTIÓN CONSTITUCIONAL. PARA EFECTOS

DE LA PROCEDENCIA DEL RECURSO DE

REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO, SE SURTE

CUANDO SU MATERIA VERSA SOBRE LA

COLISIÓN ENTRE UNA LEY SECUNDARIA Y UN

TRATADO INTERNACIONAL, O LA

INTERPRETACIÓN DE UNA NORMA DE FUENTE

CONVENCIONAL, Y SE ADVIERTA PRIMA FACIE

QUE EXISTE UN DERECHO HUMANO EN JUEGO.

Mediante la reforma al artículo 1o. de la

Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la

Federación el diez de junio de dos mil once, el

Poder Constituyente Permanente, además de

modificar el catálogo formal de derechos que

pueden ser protegidos mediante los medios de

control de constitucionalidad, buscó introducir al

texto constitucional el concepto de derechos

humanos con toda su carga normativa, siendo una

de sus implicaciones la revisión del estándar

jurídico que determina la existencia de una

cuestión de constitucionalidad, a la cual se hace

referencia en el artículo 107, fracción IX, de la

Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos como elemento que actualiza la

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

11

procedencia excepcional del recurso de revisión

en el amparo directo. Así las cosas, según se

desprende de la jurisprudencia de esta Suprema

Corte de Justicia de la Nación, una cuestión

propiamente constitucional se actualiza cuando

de por medio se exija la tutela del principio de

supremacía constitucional, porque justamente se

presenta un conflicto interpretativo de la solución

normativa otorgada por la Constitución, en tanto

texto normativo, lo cual implica la exigencia de

desentrañar el significado de un elemento

normativo de dicha norma fundamental mediante

el despliegue de un método interpretativo. Así, de

un análisis sistemático de la jurisprudencia, se

desprende que el principio de supremacía

constitucional se desenvuelve en dos

concepciones distintas, cada una dando origen a

un tipo de cuestión de constitucionalidad: una

relativa a la protección consistente del sistema de

fuentes y a su principio de jerarquía normativa y

otra relacionada con la protección coherente de la

unidad de principios objetivos del ordenamiento

jurídico, mediante el principio de mayor

protección de los derechos humanos. Sobre estas

bases, cuando se alega una confrontación entre

una ley secundaria y una norma de un tratado

internacional que no regule un derecho humano,

la confronta de estas normas secundarias es, en

principio, una cuestión de legalidad que sólo

implica una violación indirecta a la Constitución

Federal, debido a que, en el fondo, lo que se alega

es una ‘debida aplicación de la ley’ a la luz del

principio jerárquico del sistema de fuentes. En ese

aspecto, es criterio de esta Suprema Corte que los

tratados internacionales se encuentran por

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

12

encima de las leyes secundarias y, por ende, la

solución de su conflicto normativo o antinomia

corresponde a una cuestión de legalidad:

determinar la forma en que una ley se subordina

jerárquicamente a un tratado internacional. Al no

concurrir la exigencia de un desarrollo

interpretativo de un elemento constitucional, no

existe una genuina cuestión de constitucionalidad

y el recurso de revisión en amparo directo debe

declararse improcedente. No obstante, cuando la

confronta entre un tratado internacional y una ley

secundaria implique la interpretación de una

disposición normativa de una convención que,

prima facie, fije las relaciones o posiciones

jurídicas, sentido y/o alcance de un derecho

humano, debe concluirse que sí existe una

cuestión propiamente constitucional, toda vez que

cuando se estima que una ley viola un derecho

humano reconocido en una convención subyace

un juicio de relevancia jurídica fundado en la idea

de coherencia normativa. Lo mismo debe decirse

cuando se trate de la interpretación de una

disposición convencional que a su vez fije las

relaciones o posiciones jurídicas, sentido y/o

alcance de un derecho humano.

Consecuentemente, el escrutinio no se agota en la

constatación de la consistencia de las normas

entre sí -los criterios relacionales de creación de

normas-, sino en verificar la coherencia del orden

constitucional como una unidad dotada de sentido

protector o promocional de los derechos

humanos, el cual se remite a argumentos

sustanciales y no a razonamientos de índole

formal. En ese sentido, es viable el recurso de

revisión en el amparo directo, siempre que se

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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cumplan las condiciones necesarias de

procedencia, como es la exigencia técnica de

desplegar un método interpretativo del referido

derecho humano; es decir, el presente criterio no

implica suprimir los requisitos técnicos de

procedencia del recurso de revisión en amparo

directo, requeridos por la Ley de Amparo y la

jurisprudencia de esta Suprema Corte, pues ese

supuesto se inserta en los criterios procesales

ordinarios.”

QUINTO. Importancia y trascendencia. El presente

asunto en principio reviste estas características, toda vez que no

existe un criterio sobre el tema que resuelva la cuestión de

constitucionalidad, consistente en fijar los parámetros esenciales

para evitar la confusión de marcas, en términos de la obligación

de fuente convencional del Estado Mexicano de prohibir todos

aquellos actos que generen competencia desleal en el mercado,

en específico, los que sean capaces de crear dicha confusión,

tema que además resulta trascedente porque es un aspecto

central para garantizar y dar un efecto útil al pleno ejercicio del

derecho humano a la propiedad intelectual.

SEXTO. Sentencia del Tribunal Colegiado. En la parte

que interesa, el Tribunal Colegiado del conocimiento determinó

esencialmente lo siguiente:

“De lo expuesto, se tiene que la cuestión a dilucidar

consiste en determinar si entre las marcas

propiedad de la tercero interesada y la que utiliza la

actora en el juicio de origen existe o no semejanza

en grado de confusión.

A fin de atender lo anterior, es necesario tener

presente la noción de marca, los tipos que existen

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

14

y cuáles son objeto de protección jurídica mediante

su registro ante la autoridad administrativa de la

materia (Instituto Mexicano de la Propiedad

Industrial), para lo cual se reproducen los artículos

87, 88 y 89 de la Ley de la Propiedad Industrial, los

cuales disponen: (se transcriben).

De los numerales insertos, se deduce que los

industriales, comerciantes o prestadores de

servicios podrán usar marcas en la actividad que

desarrollen, con la posibilidad de gozar del derecho

a su exclusividad, siempre que se registren ante el

Instituto.

Asimismo, se obtiene que una marca constituye

todo signo visible que distinga productos o

servicios de la misma especie o clase con otros

existentes en el mercado; en tanto que por ‘signo’

pueden entenderse las denominaciones, figuras

visibles, formas tridimensionales, nombres

comerciales, denominaciones o razones sociales,

así como el nombre propio de una persona.

En este sentido, las marcas pueden ser de diversos

tipos atendiendo a las características que las

conforman, a saber:

Nominativas. Identifican a un producto o servicio a

través de uno o más vocablos en conjunto; se

distinguen fonéticamente; también pueden serlo

aquéllos nombres propios de personas, siempre

que no se confundan con marcas registradas o

nombres comerciales publicados.

Diseños o innominadas. Constituyen cualquier

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

15

elemento figurativo, por lo que su reconocimiento

distintivo es visual.

Tridimensionales. Marcas que protegen los

envases, empaques, envolturas o la forma de

presentación de los productos, siempre que sean

diferentes a otros de su misma clase o especie.

Mixtas. Compuestas por la combinación de

palabras y figuras que muestran un elemento

distintivo.

En ese contexto, como se ha resaltado, para el

registro de una marca es indispensable que colme

la condición de distinguirla de otras, esto es, en

cuanto a sus características debe ser diferente

frente a las demás de la misma especie o

naturaleza.

Esto se explica bajo la premisa de que una marca

funciona como medio de protección tanto para el

empresario, industrial o comerciante, como para el

público consumidor, en el entendido de que una

marca distintiva de otras (de igual o similar especie

o clase) evita: la competencia desleal en el

mercado; impide a un tercero beneficiarse de la

fama que determinado signo tiene ante los

consumidores, para comercializar sus productos o

servicios, y previene el error de aquéllos en su

capacidad de elección de los productos existentes

en el mercado, que pudieran causar las marcas

idénticas o similares de igual especie.

Sirve de apoyo a lo anterior, por su contenido, la

jurisprudencia emitida por Tercer Tribunal

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

16

Colegiado en Materia Administrativa del Primer

Circuito, la cual se comparte y cuyos rubro y texto

establecen: ‘MARCAS, DISTINCIÓN DE LAS. DEBE

SER SUFICIENTE PARA PODER DISTINGUIR LOS

PRODUCTOS O SERVICIOS A QUE SE APLIQUEN Y

NO DEBEN REGISTRARSE SI SON CONFUNDIBLES

CON OTRAS REGISTRADAS CON ANTELACIÓN.

PECULIARIDADES DE LAS ESTABLECIDAS EN LOS

ARTÍCULOS 90 Y 91, FRACCIÓN XVIII, DE LA LEY

DE INVENCIONES Y MARCAS. (Se transcribe).’

Ahora, para dilucidar la existencia del grado de

confusión entre marcas han de considerarse los

elementos de similitud que en una primera

impresión pueda propiciar en el consumidor

común, los cuales pueden encuadrarse en tres

rubros:

Fonético. La confusión se genera cuando la

pronunciación de los vocablos o palabras es

similar, de manera que su sonido es semejante.

Gráfico. La identidad o similitud se da a través de la

vista que se tiene de las palabras, su escritura u

ortografía, figuras, diseños, trazos, líneas, colores

y, en general, cualquier otro signo perceptible con

la mera observación.

Conceptual o ideológica. Consiste en la evocación

de una misma cosa, idea o concepto, lo cual impide

al consumidor distinguir una de otra (por ejemplo,

la naturaleza o peculiaridades de los bienes o

servicios a amparar con los registros marcarios).

Este tercer aspecto es de suma importancia, puesto

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

17

que su contenido permite la diferenciación entre

una marca y otra, ya que es un elemento que facilita

en gran medida su recuerdo; por ende, cuando la

similitud marcaria se genera en el rubro en

comento, la confusión resulta inevitable, con

independencia de que pudieran aparecer

semejanzas fonéticas o gráficas.

Aunado a los diversos tipos de confusión marcaria

referidos, deben considerarse, entre otros, los

siguientes aspectos:

La apreciación global: que constituye el riesgo de

confusión por parte del público debe apreciarse

globalmente, es decir, teniendo en cuenta todos los

factores del registro concreto que sean pertinentes.

La apreciación global implica una cierta

interdependencia entre los factores tomados en

consideración y, en particular, la similitud de las

marcas o la existente entre los productos y

servicios designados.

La percepción de las marcas por el consumidor

medio de los productos o servicios, posee una

importancia determinante en la apreciación global

del riesgo de confusión, pues el consumidor medio

normalmente percibe una marca como un todo,

cuyos diferentes detalles no se detiene a examinar.

La impresión global como imagen imperfecta: es la

circunstancia de que el consumidor medio rara vez

tiene la posibilidad de comparar directamente las

distintas marcas y confía en la imagen que recuerda

de ellas, posee una importancia determinante en la

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

18

apreciación del riesgo de confusión.

El test de apreciación global de las marcas en debe

aplicarse sin realizar una revisión alternativa de

una marca y la otra, sino viéndolas sucesivamente

y preguntándose si la impresión general producida

por una marca es similar a la otra, pues el juzgador

debe colocarse en la posición del consumidor de

atención media, para apreciar la posible confusión

marcaria.

El énfasis radica en la percepción que el

consumidor medio tiene normalmente ante la

apreciación general de las marcas, sin detenerse en

los detalles accesorios, sobre la base de que la

memoria es inconsciente pero inteligentemente

selectiva, pues no puede recordar todos los

detalles o peculiaridades.

La similitud derivada de que el elemento dominante

es común o similar en ambas marcas: constituye

otro punto que debe tomarse en cuenta al estudiar

el riesgo de confusión de marcas, es el relativo a la

similitud como consecuencia de que el elemento

dominante sea común o similar.

Lo anterior, porque una marca compuesta puede

considerarse similar a otra marca, si el elemento

dominante de ambas es idéntico o similar, esto es,

si el elemento común constituye el dominante en la

impresión de conjunto producida por las marcas

confrontadas.

Esto es, cuando tal componente domina por sí solo

la imagen de la marca que percibe el público, el

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

19

resto de los elementos de la marca son irrelevantes

o de menor trascendencia dentro de la impresión

de conjunto producida por ésta.

Este enfoque no implica tomar en consideración

únicamente un elemento de la marca compuesta y

compararlo con otra marca; al contrario, tal

comparación debe llevarse a cabo mediante el

examen de las marcas en cuestión, consideradas

cada una en su conjunto. Esto no excluye, desde

luego, que la impresión de conjunto producida en

la apreciación del público destinatario por una

marca compuesta pueda, en determinadas

circunstancias, estar dominada por uno o varios de

sus componentes.

Respecto a la apreciación del carácter dominante

de uno o varios componentes determinados de una

marca compuesta, deben tenerse en cuenta,

concretamente, las características intrínsecas de

cada uno de los componentes, comparándolas con

las del resto.

Algunos otros aspectos a considerar son: 1. Los

términos descriptivos extranjeros; 2. La relevancia

de la parte inicial de las marcas; Las diferencias

conceptuales neutralizantes; y 4. Combinación de

letras que no forman una palabra.

Destaca que las marcas mixtas o también

conocidas como compuestas se conforman por un

elemento denominativo (una o varias palabras) y un

elemento gráfico (una o varias imágenes),

existiendo siempre un elemento predominante, o

como lo denomina parte de la doctrina “la dimensión

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

20

característica” de la marca mixta, que consiste en la

identificación de uno de sus elementos

componentes como principal, en otras palabras,

entre el elemento gráfico y el denominativo, hay

siempre uno más importante o determinante que el

otro, el cual se conoce como ‘isotipo’.

El isotipo o elemento isotípico se refiere a la parte

icónica o más reconocible del diseño de una marca,

por lo cual se considera el elemento constitutivo o

fundamental de un diseño de identidad. La palabra

isotipo hace referencia a aquello que es ‘igual al

tipo’, esto es, que en cualquier bosquejo o proyecto

en donde aparezca ese componente determinante o

isotípico, automáticamente produzca en la mente

del consumidor destinatario la idea de que proviene

del titular de una marca con cierto prestigio o

reconocida en el ámbito comercial.

De lo expuesto se colige que para realizar el

examen comparativo entre dos marcas, a efecto de

verificar si son semejantes al grado de inducir a

confusión a los consumidores de los productos o

servicios que protegen, debe tomarse en cuenta,

además de la clase en la cual estén catalogados, el

tipo de signos marcarios en conflicto, para

determinar cuál es el enfoque del análisis, pues si

se trata de marcas nominativas, el punto de vista

idóneo para regir la valoración será el aspecto

fonético, dado que aquéllas se conforman

generalmente por un conjunto de letras o palabras,

por lo que se distinguen por su pronunciación.

Empero, si revisten el carácter de marcas

innominadas o figurativas (emblemáticas o

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

21

gráficas), entonces tendrá especial relevancia el

examen gráfico o visual, ya que a través de este

sentido podrá dilucidarse si por la similitud de los

diseños puede producirse la mencionada

confusión; escrutinio que también sería aplicable

para las marcas tridimensionales.

Tratándose de las marcas mixtas o compuestas al

conformarse por un elemento denominativo y otro

gráfico, debe verificarse en primer término cuál de

ellos es el componente fundamental o isotipo del

diseño de los signos marcarios en conflicto, a

efecto de determinar qué punto de vista es el

idóneo para realizar el examen comparativo entre

éstos.

De este modo, por ejemplo, si lo que distingue a la

marca es el eslogan o conjunto de letras que

forman parte de su diseño, entonces el escrutinio

debe realizarse, preponderantemente, desde el

aspecto fonético; en cambio, si la parte icónica o

relevante es la figura del diseño, tendrá que

atenderse principalmente el punto de vista gráfico

para determinar si existe semejanza en grado de

confusión.

También, es necesario ponderar la apreciación

global de la marca por parte del público

consumidor, es decir, teniendo en cuenta todos los

factores del registro concreto que sean pertinentes.

El test de apreciación global de marcas ha de

aplicarse sin realizar una revisión alternativa de

una marca y la otra, sino viéndolas sucesivamente

y preguntándose: ¿La impresión general producida

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

22

por una marca es similar a la que se recuerda de la

marca anterior? pues el juzgador ha de colocarse

en la posición del consumidor de atención media,

para apreciar la posible confusión marcaria.

De tal suerte, la noción del consumidor relevante ha

de tomarse en cuenta cuando los productos no son

de consumo corriente, sino que están destinados

preferentemente a sectores industriales o

profesionales cualificados, con mayor información

y conocimiento que el consumidor medio, capaces

de tolerar mayores similitudes entre las marcas sin

riesgo de confusión.

Hay que tener en cuenta que aun cuando el

consumidor relevante sea el consumidor medio, el

nivel de atención del consumidor medio puede

variar en función de la categoría de los productos o

servicios contemplada.

La percepción del público relevante debe ser

tomada en cuenta no sólo para la apreciación

global del riesgo de confusión, sino también para

valorar la similitud de las marcas en conflicto y de

los respectivos productos y servicios, por tratarse

de factores esenciales de la apreciación global de

las marcas para determinar el riesgo de confusión.

Si al análisis de similitud se agrega la naturaleza,

destino y utilización de los productos, así como los

canales de distribución, se puede advertir

fácilmente si existe o no el grado de imitación de

una marca de manera que produzca confusión al

público consumidor.

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

23

En suma, de tales condiciones se deduce, que el

análisis para detectar el grado de confusión de una

marca constituye un examen global, en el

entendido de que ésta debe apreciarse en su

totalidad, sin poner énfasis en los detalles

diferenciales y considerados de forma aislada o

separada, a fin de identificar los elementos

primarios que otorgan el carácter distintivo a la

marca, como lo haría una persona común, es decir,

sin ser un perito en la materia.

Esas consideraciones derivan de los criterios que

este tribunal comparte, y cuyos textos se

reproducen: ‘MARCAS. REGLAS PARA

DETERMINAR SUS SEMEJANZAS EN GRADO DE

CONFUSIÓN, CUANDO LOS PRODUCTOS O

SERVICIOS SON DE LA MISMA CLASIFICACIÓN O

ESPECIE. (Se transcribe).’

‘MARCAS. LINEAMIENTOS PARA EVALUAR SU

SEMEJANZA EN GRADO DE CONFUSIÓN. (Se

transcribe).’

Por otra parte, toda vez que la peculiaridad

distintiva del signo marcario deriva de las

características que lo componen, por eso existen

diversos tipos de marcas (nominativas, diseños o

innominadas, mixtas y tridimensionales); es dable

sostener que no necesariamente se requiere

analizar todos los rubros en que puede presentarse

el grado de confusión (fonético, gráfico e

ideológico o conceptual), pues ello dependerá de

dichos elementos integradores.

De este modo, cuando una marca está constituida

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

24

por un solo elemento, es prescindible el examen de

los otros que no contiene, en la inteligencia de que

no hay materia adicional por analizar.

Establecidas las anteriores premisas, lo que

procede es dar a conocer las marcas en conflicto:

Marca utilizada por la quejosa: ‘**********.’

Marca del solicitante de la nulidad: ‘**********.’

Al respecto cabe precisar que tales signos

marcarios son nominativos, y basta la

confrontación gráfica de los mismos, para apreciar,

como lo determinó la Sala, que comparte el

elemento esencial; es decir, en las dos aparece la

palabra ‘**********’.

En este contexto, de acuerdo con la técnica de

estudio apuntada, el punto de partida del análisis

debe ser identificar las semejanzas y las

diferencias existentes entre los signos en debate.

Así, como se indicó y es fácil advertir, el elemento

común en el grupo de marcas es el vocablo

‘**********’; mientras que las locuciones diferentes,

respecto de la que defiende la quejosa principal son

las voces ‘**********’, así como ‘**********’ ‘**********’,

que éstas dos últimas se posicionan después de

‘**********’. En contraparte, la marca registrada por el

quejoso adherente que se compone del elemento

‘**********’, de manera previa a ‘**********’.

Confrontados estos elementos, se observa que las

palabras ‘**********’ y ‘**********’ ‘**********’ no

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

25

encuentran correspondencia en el registro

marcario del quejoso adherente.

No obstante ello, y retomando que en el particular

las marcas sujetas a conflicto comparten la

palabra: ‘**********’, se considera incorrecta la

decisión de la sala responsable, al estimar,

basándose en este sólo hecho, que existe

confusión entre los signos distintivos sujetos a

debate, conforme a lo siguiente.

En primer lugar, no es jurídicamente correcto

establecer el uso exclusivo de explotación de

palabras de uso cotidiano, como en el caso es la

palabra ‘**********’, pues bastaría que se registrara

por primer vez cualquier palabra, se insiste de uso

corriente, para que nadie más pudiera hace uso de

ella, so pretexto de crear confusión.

La palabra como unidad de significado sólo puede

comunicar algo apreciándose en el contexto en el

que se usa, pues es la construcción de frases u

oraciones lo que permite la comunicación; al igual

que en gramática, en materia de derecho de la

propiedad industrial, el uso de las palabras en una

marca también debe atender al contexto en que se

utilizan.

Al respecto, la Organización Mundial de la

Propiedad Intelectual –OMPI– señala que el

carácter distintivo puede definirse como la

capacidad inherente a una marca de ser percibida

por los agentes del mercado como un medio para

distinguir los productos o servicios de una

empresa de los de otra, lo que permite asignar a

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

26

esos productos o servicios un determinado origen

comercial; así, que la valoración del carácter

distintivo del signo tiene en cuenta el servicio o el

producto que es objeto de la marca.

En general, sostiene que en la legislación en

materia de marcas se reconoce una serie de signos

que carecen de carácter distintivo, tales como los

signos que son necesarios en el lenguaje corriente

o profesional; designaciones genéricas o

habituales del producto o del servicio; signos

utilizados para indicar una característica del

producto o del servicio, en particular, la especie, la

calidad, la cantidad, el destino, el valor, la

procedencia geográfica, la época de producción de

los productos, o de prestación de los servicios; los

signos consistentes exclusivamente en la forma

impuesta por la naturaleza o la función del

producto, o que confieran al producto su valor

esencial.

Por tanto, es evidente que el vocablo ‘**********’,

común a las marcas en conflicto, sólo puede evocar

en la mente del consumidor el significado de uso

común, esto es, que pertenece a la esfera aparente

azul que rodea a la Tierra, como lo define la Real

Academia Española, en la primera de sus

acepciones; por lo cual, no otorga distintividad a

dicho signo porque no representa mayor inventiva

de su titular al referirse, se insiste, a una palabra de

uso común.

En síntesis, si bien la comparación de marcas debe

realizarse a partir de sus similitudes y no de sus

diferencias, tal proceder no debe llegar al grado de

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

27

otorgar exclusividad al titular de un registro

marcario sobre una palabra de uso común, pues la

intención del legislador, al establecer como

infracción administrativa la semejanza en grado de

confusión, fue la de garantizar la real y efectiva

competencia comercial entre los proveedores de

bienes y servicios, prometiendo que el consumidor

elija los que a sus intereses convengan partiendo

de las características que respalden a una marca;

lo cual se logra si a las palabras de uso común se

agregan otros signos que permitan esa distinción,

tales como la adición de más palabras y/o el diseño.

En ese contexto, es aplicable al caso, el criterio que

se comparte, identificado con el número I.4o.A.54 A

(10ª.), emitido por el Cuarto Tribunal Colegiado en

Materia Administrativa del Primer Circuito, que al

efecto establece: ‘MARCAS. CARACTERÍSTICAS DE

LOS SIGNOS DESCRIPTIVOS DÉBILES. (Se

transcribe).’

Entonces, contrario a lo expuesto por la sala

responsable, para la resolución del caso no debió

atender exclusivamente a la palabra ‘**********’ para

determinar si las marcas en controversia

resultaban semejantes en grado de confusión,

puesto que, en este contexto, dicho término es

endeble para soportar la nulidad decretada por la

responsable.

En efecto, las locuciones ‘**********’ y ‘**********’

‘**********’, inherentes a la marca que defiende la

quejosa principal, contienen un mayor grado de

diferencia del registro marcario previo, porque

justamente podrían ser aplicables a cualquier

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

28

circunstancia y por tanto, representan mayor

generalidad para asociarlas con un producto o

servicio concreto, por lo que representen mayor

inventiva por parte de sus titulares, que es

justamente lo que protege de manera exclusiva el

registro marcario.

De manera ejemplificativa, puede aludirse a los

refrescos de sabor cola. En estos productos es

evidente que la denominación ‘cola’, refiere de

manera directa al sabor de la bebida carbonatada,

por ello, es débil su fuerza para identificar al

producto, por turno, no puede darse la exclusividad

de esa voz a una sola persona, sobre todo porque

es algo genérico del dominio popular. Por ello, es

fácil concebir, como lo es, que en el mercado

nacional e internacional coexistan diversas marcas

que contengan ese elemento, como lo son: *******,

************, **********, *******, entre otras.

Lo anterior no significa que en el caso se dé la

misma evocación al producto, que en el ejemplo

citado; sin embargo, sí permite determinar que la

palabra **********, es la más débil de la marca que

usa la quejosa principal, dado su uso común;

mientras que la combinación de ‘**********’ y

‘**********’ ‘**********’ constituye un elemento

distintivo pues, algunas de las locuciones se

formularon en otro idioma (inglés) y provoca la

evocación de otros componentes que resalta la

marca en su diseño.

De manera que, contrario a lo determinado por la

responsable, no está demostrada la semejanza en

grado de confusión entre los signos descritos,

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

29

pues si bien –como lo refieren las partes– existe

identidad en la escritura de la palabra ‘**********’ y,

por ende, en su pronunciación, esto se disipa, pues

la marca que utiliza la quejosa principal añade otros

elementos que trascienden en mayor medida que

dicho vocablo, otorgándole fuerza distintiva a la

marca.

En efecto, fonéticamente la marca de la impetrante

no genera confusión, pues su denominación

completa es ‘**********’ lo que ostensiblemente

difiere de la registrada a favor del quejoso

adherente que se conforma por ‘**********’.

Por tanto, a consideración de este órgano

jurisdiccional, aunque los registros marcarios en

disputa compartan el elemento ‘**********’, la fuerza

distintiva de la marca empleada por la quejosa

principal está determinada por la presencia de

otros elementos plenamente característicos.

Por ello, es claro que no existe similitud fonética en

grado de confusión, toda vez que las marcas en

conflicto difieren ostensiblemente en palabras,

sílabas, golpes de voz, vocales y consonantes.

Así, en las marcas coincide el aspecto fonético del

vocablo ‘**********’ en: golpes de voz y letras,

empero, dicho elemento no es de tal magnitud que

rompa con el esquema fonético de la marca

utilizada por la quejosa principal, pues ese

elemento no constituye una semejanza que pueda

ser considerada en grado de confusión que tenga

relevancia, ya que no constituye un vocablo que

permita un significado distintivo frente a sus otros

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

30

componentes y dicho elemento representa

únicamente una porción entre las marcas

contendientes, por lo que no es suficiente para

actualizar la semejanza entre los signos en pugna.

Ciertamente, no puede establecerse que ocurra la

similitud fonética, que aduce la sala, pues al

pronunciase ‘**********’, frente a ‘**********’, no se

propicia un sonido similar, ya que el elemento

común no prevalece al vocalizarse la denominación

completa de la marca en estudio.

De esa manera, la marca de la quejosa principal

está dotada de originalidad y distintividad en

relación con aquella que ostenta el quejoso

adherente, por lo que –se insiste– no existe

confusión fonética entre los signos en pugna.

Así pues, no se actualiza la semejanza en grado de

confusión entre las marcas en conflicto, pues en su

conjunto y atendiendo al primer golpe de vista, el

elemento ‘**********’ es de menor densidad o

dominio respecto del resto de la frase que

conforma la marca nulificada por la responsable.

En este orden de ideas, a juicio de este tribunal

colegiado, entre las marca analizadas no existe

semejanza en grado de confusión, por lo que

dichos signos pueden subsistir en el mercado, no

obstante que amparen productos de la clase

internacional 43.

En otras palabras, la similitud ortográfica del

elemento ‘**********’, es insuficiente para considerar

que entre ellas existe semejanza en grado de

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

31

confusión, dado que, como se dijo, subsisten

elementos predominantes entre sí.

Además de que, la marca que defiende la quejosa

principal posee elementos característicos propios

que la distinguen de la marca propiedad del

solicitante del amparo adhesivo, como son las

palabras que conforman el aspecto nominativo de

la misma, por lo que tampoco existe similitud en

grado de confusión desde el aspecto gráfico.

Por tanto, la similitud ortográfica que presentan los

signos marcarios en su vocablo ‘**********’, no es

suficiente para estimar que el público consumidor

las asocie como una misma o como derivaciones

de las registradas con anterioridad, pues se insiste,

contienen otros elementos distintivos que evitan la

confusión entre ambos.

Entonces, ante las discrepancias de la marca

utilizada por la quejosa principal con aquélla cuya

titularidad ostenta el quejoso adherente, es

incuestionable que no se actualiza el grado de

confusión gráfico y fonético, en los términos en los

que sentenció la sala responsable, dado que los

signos sujetos a debate presentan individualidad

entre sí, destacando mayores elementos inventivos

el diseño de la marca que utiliza la quejosa principal

que le permiten competir libremente en el mercado

respecto de aquélla que se le opone,

fundamentalmente porque el uso, y por ende

explotación, de la palabra ‘**********’ no puede

concederse exclusiva a un registro, o grupo de

registros de un mismo titular, por tratarse de una

palabra de uso común que libremente se asocia

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

32

según el contexto en el que se emplee.

Cobra aplicación por analogía y en lo conducente,

la jurisprudencia PC.I.A. J/20 A (10ª.), emitida por el

Pleno de Circuito en Materia Administrativa del

Primer Circuito, cuyo texto es: ‘MARCAS

REGISTRADAS. LAS LEYENDAS O FIGURAS CUYO

USO NO SE RESERVA, A QUE SE REFIERE EL

ARTÍCULO 56, FRACCIÓN II, DEL REGLAMENTO DE

LA LEY DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL, NO SON

ELEMENTOS QUE INTEGRAN UNA MARCA PARA

EFECTOS DE SU REGISTRO, AL CARECER DE

PODER DISTINTIVO Y ENTIDAD MARCARIA. (Se

transcribe).’

Cabe señalar que, tampoco se actualiza la similitud

ideológica o conceptual, pues si bien los signos en

pugna están dentro de la misma clasificación 43, lo

cierto es que no genera la idea de una misma cosa,

idea o concepto, que genere confusión en el

consumidor, toda vez que, respecto de la marca de

la quejosa principal evoca un sentimiento **********

(‘**********’), mientras que la del quejoso adhesivo

genera la idea de extremo o ********** (‘**********’).

Sin que obste a lo anterior, el que el quejoso

adherente alegue que en otros asuntos se ha

declarado la ilegalidad del otorgamiento de

registros en los que se incluyan la denominación

‘**********’, ya que tal manifestación no fue corrobora

por algún medio probatorio.

Así las cosas, de acuerdo a las explicaciones que

preceden, los argumentos formulados por el

tercero interesado en el amparo adhesivo son

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

33

infundados, en tanto que asiste razón a la quejosa

principal en las proposiciones que fueron materia

de estudio.

De ahí que, lo procedente sea conceder el amparo

solicitado por **********), para el efecto de que la

responsable emita otra sentencia en la que, con

base en las consideraciones de esta ejecutoria,

considere que entre las marcas en conflicto, esto

es, ‘**********’ y ‘**********’, no existe similitud en

grado de confusión, y con base en ello, resuelva lo

que en derecho corresponda.”

SÉPTIMO. Agravios.

El Tribunal Colegiado del conocimiento realizó una

incorrecta interpretación del artículo 10 bis, inciso 3, punto

1, del Convenio de París para la Protección de la Propiedad

Industrial, pues indica que los elementos o vocablos de uso

común carecen de carácter distintivo al momento de

realizar el estudio comparativo de las marcas en conflicto,

vulnerando con ello los derechos contenidos en los

artículos 14, 16 y 17 de la Constitución Federal.

El Convenio de París y la Ley de la Propiedad Industrial no

permiten el registro de marcas que sean de uso común

para designar los productos o servicios a proteger; empero,

no prohíben el registro de marcas que contengan vocablos

de uso común.

El Tribunal Colegiado del conocimiento realizó una

interpretación contraria del Convenio de París, pues

indebidamente aplica un criterio de la Organización

Mundial de la Propiedad Intelectual el cual resulta ajeno al

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

34

presente asunto, toda vez que este refiere a la falta de

distintividad de un signo por constituir un elemento

descriptivo o genérico, cuestión ajena a la litis fijada en el

procedimiento administrativo (falta de distintividad por la

existencia de un registro previo vigente); inobservando con

ello lo dispuesto por el artículo 133 constitucional.

El Tribunal Colegiado incurre en una confusión al tomar en

consideración el criterio del Comité Permanente sobre el

Derecho de Marcas, Diseños Industriales e Indicaciones

Geográficas de la Organización Mundial de la Propiedad

Intelectual, con relación al artículo 10 bis, inciso 3, punto 1,

del Convenio de París, pues se refieren a signos de

productos o servicios que carecen de carácter distintivo por

ser descriptivos o de uso genérico, y que

consecuentemente, no pueden constituir una marca,

cuestión ajena a la nulidad de un registro por “tratarse de

una marca que sea igual o semejante en grado de

confusión”, como lo indica el artículo 151, fracción IV, de

la Ley de la Propiedad Industrial.

Resulta contrario a derecho la aplicación que realiza el

Tribunal Colegiado del criterio emitido por la Organización

Mundial de la Propiedad Intelectual, así como la indebida

interpretación del artículo 10 bis, inciso 3, punto 1, del

Convenio de París, pues con ello varía la litis sometida a su

consideración.

Admitir como válido el criterio del Tribunal Colegiado del

conocimiento, implicaría que el término común de las

marcas en controversia “**********”, que por sí mismo no

indica los productos o servicios de cafetería contenidas en

la clase 43, carezca de distintividad porque tiene dentro de

ella una connotación empleada de manera habitual.

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

35

OCTAVO. Estudio. Ante todo, resulta necesario para la

resolución del presente asunto las siguientes normas, en lo que

interesan, las cuales disponen:

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“Artículo 28. […] Tampoco constituyen monopolios los privilegios que por determinado tiempo se concedan a los autores y artistas para la producción de sus obras y los que para el uso exclusivo de sus inventos, se otorguen a los inventores y perfeccionadores de alguna mejora. […]”

Convenio de París para la Protección de la Propiedad

Industrial.

“Artículo 10 bis. Competencia desleal. […] 3) En particular deberán prohibirse: i) cualquier acto capaz de crear una confusión, por cualquier medio que sea, respecto del establecimiento, los productos o la actividad industrial o comercial de un competidor; […]”

Ley de la Propiedad Industrial.

“Artículo 1. Las disposiciones de esta Ley son de orden público y de observancia general en toda la República, sin perjuicio de lo establecido en los Tratados Internacionales de los que México sea parte. Su aplicación administrativa corresponde al Ejecutivo Federal por conducto del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.” “Artículo 87. Los industriales, comerciantes o prestadores de servicios podrán hacer uso de marcas en la industria, en el comercio o en los servicios que presten. Sin embargo, el derecho a su uso exclusivo se obtiene mediante su registro en el Instituto.”

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“Artículo 88. Se entiende por marca a todo signo visible que distinga productos o servicios de otros de su misma especie o clase en el mercado.” “Artículo 89. Pueden constituir una marca los siguientes signos: I. Las denominaciones y figuras visibles, suficientemente distintivas, susceptibles de identificar los productos o servicios a que se apliquen o traten de aplicarse, frente a los de su misma especie o clase; II. Las formas tridimensionales; III. Los nombres comerciales y denominaciones o razones sociales, siempre que no queden comprendidos en el artículo siguiente, y IV.- El nombre propio de una persona física, siempre que no se confunda con una marca registrada o un nombre comercial publicado.” “Artículo 90. No serán registrables como marca: […] XVI. Una marca que sea idéntica o semejante en grado de confusión a otra en trámite de registro presentada con anterioridad o a una registrada y vigente, aplicada a los mismos o similares productos o servicios. Sin embargo, sí podrá registrarse una marca que sea idéntica a otra ya registrada, si la solicitud es planteada por el mismo titular, para aplicarla a productos o servicios similares, y […]” “Artículo 151. El registro de una marca será nulo cuando: […] IV. Se haya otorgado por error, inadvertencia, o diferencia de apreciación, existiendo en vigor otro que se considere invadido, por tratarse de una marca que sea igual o semejante en grado de confusión que se aplique a servicios o productos iguales o similares; y […]”

En primer lugar, conviene puntualizar que el ahora

recurrente ********** en el año 2003 obtuvo ante el Instituto

Mexicano de la Propiedad Industrial el registro marcario

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

37

“**********”; y con posterioridad, en el año 2014, el propio

Instituto concedió a la diversa empresa **********, ahora quejosa,

la titularidad del registro marcario “**********”.

En ese estado de cosas, en el año 2015 el ahora tercero

interesado y recurrente, **********, titular de la marca “**********”,

solicitó la declaración administrativa de nulidad del registro

marcario “**********”, declaración que le fue negada por el

Instituto referido, lo cual dio lugar a que dicha persona

demandara la nulidad de esta última determinación en la vía

contenciosa administrativa, obteniendo el citado **********

resolución favorable a sus intereses, por las siguientes razones

esenciales:

“[…] si bien las marcas en conflicto gramaticalmente no son idénticas no debe pasarse por alto que en ambas denominaciones el elemento principal o dominante es el término ********** el cual sí se escucha de manera idéntica en las denominaciones, siendo ésta el elemento que tiene mayor fuerza distintiva en los signos que se analizan; […] De donde se puede advertir que el isotipo de la marca sujeta a nulidad es la frase **********, la cual es aún más estrecha la similitud con la marca de la impetrante **********, siendo que la frase ********** **********, se encuentra en un plano secundario al encontrarse escrita en letras más tenues que la frase que la antecede pues lo que se generaría con esos elementos adicionales es la idea que se trata de una marca derivada de la registrada **********. Y desde el aspecto conceptual, no se analiza el mismo, pues basta con que se actualice uno de los tres aspectos (fonético, gráfico o conceptual) para considerar que la marca sujeta a nulidad se otorgó en contravención de lo dispuesto en el artículo 90, fracción XVI de la Ley de la Propiedad Industrial. […] Ahora bien, derivado de la actualización de la semejanza fonética y gráfica entre los signos en conflicto, resulta necesario analizar si se actualiza el cuarto de los presupuestos que se contienen en

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

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la fracción IV del artículo 151 de la Ley de la Propiedad Industrial, esto es, si las marcas en conflicto se aplican a productos iguales o similares. Así tenemos que con la marca registrada base de la acción ********** amparan servicios de la clase 43 internacional […]; mientras que la marca ********** ampara también servicios de la clase 43 internacional […]; por lo que dada la naturaleza de dichos servicios es procedente concluir que con las marcas de referencia se amparan servicios iguales que serán coincidentes en el mercado, lo cual conlleva a que se actualice plenamente la semejanza en grado de confusión determinada en la resolución impugnada y con ello la causal de nulidad prevista en la fracción IV del artículo 151 de la Ley de la Propiedad Industrial.”

En contra de la anterior sentencia, ********** promovió juicio

de amparo directo, en cuya demanda planteó esencialmente la

incorrecta interpretación hecha por la Sala responsable en torno

al artículo 151, fracción IV, de la Ley de la Propiedad Industrial,

toda vez que ésta no tomó en cuenta que existen numerosos

registros dentro de la Clase 43 de la Clasificación de Niza

[“servicios de restauración (alimentación); hospedaje

temporal”] que incluyen el término “**********”, por lo que en su

concepto, perdió la característica distintiva, y consecuentemente

según dicho quejoso, no puede hablarse de confusión entre los

registros en conflicto.

A su vez, ********** argumentó que como el término común

se encuentra completamente diluido dentro de la Clase 43 de la

Clasificación de Niza, la Sala responsable debió realizar un

análisis integral, completo y exhaustivo en cuanto a la

comparación de las marcas confrontadas, tal como lo hizo la

autoridad registral conforme los artículos 87 a 90 de la Ley de la

Propiedad industrial.

Finalmente, ********** también adujo que al no dejar fuera

el término común “**********” en el examen comparativo de

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

39

marcas, efectuó una incorrecta aplicación e interpretación de los

artículos 90, fracción XVI, y 151, fracción IV, de la Ley de la

Propiedad Industrial.

Por su parte, el Tribunal Colegiado del conocimiento al

estudiar el carácter distintivo de las marcas en conflicto, indicó

que bajo los criterios de la Organización Mundial de la Propiedad

Intelectual: “…en la legislación en materia de marcas se

reconoce una serie de signos que carecen de carácter

distintivo, tales como los signos que son necesarios en el

lenguaje corriente o profesional; designaciones genéricas o

habituales del producto o del servicio; signos utilizados para

indicar una característica del producto o del servicio, en

particular, la especie, la calidad, la cantidad, el destino, el

valor, la procedencia geográfica, la época de producción de

los productos, o de prestación de los servicios; los signos

consistentes exclusivamente en la forma impuesta por la

naturaleza o la función del producto, o que confieran al

producto su valor esencial.”

Como resultado, el Tribunal Colegiado del conocimiento

determinó que la expresión “**********” no otorga distintividad al

tratarse de una palabra de uso común dentro de la Clase 43 de

la Clasificación de Niza, y por tanto, no debió otorgarse la

exclusividad del registro por dicho vocablo; además, el Tribunal

Colegiado concluyó que la Sala responsable debió tomar en

cuenta las demás locuciones con mayor fuerza distintiva de las

marcas en controversia (“**********”, “**********”, “**********”,

“**********”).

Inconforme con la anterior determinación, el ahora

recurrente **********, titular de la marca “**********”, interpuso

recurso de revisión en el cual expresó en vía de agravios,

esencialmente, que fue indebida la interpretación por parte del

Tribunal Colegiado del conocimiento del Convenio de París para

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 443/2018

40

la Protección de la Propiedad Industrial y de la Ley de la

Propiedad Industrial, ya que ninguno de esos instrumentos

legales prohíben el registro de marcas que contengan vocablos

de uso común, sino solamente cuando constituyan la

designación del propio producto o servicio que pretendan

amparar.

Ahora bien, es esencialmente fundado el anterior agravio,

por lo siguiente.

La Ley de la Propiedad Industrial establece que sus

disposiciones se aplicarán sin perjuicio de lo establecido en los

Tratados Internacionales de los que México sea parte, lo cual

implica la obligación de aplicar en forma armónica las

disposiciones de la ley doméstica y esos instrumentos

supranacionales de la materia, tal como es el Convenio de París.

Asimismo, la Ley de la Propiedad Industrial hace énfasis en

la inviabilidad del registro de una marca cuando pueda

confundirse, por ser idéntica o semejante, con una diversa

protegida con anterioridad, y la cual, además, pretenda ser

aplicada a los mismos o similares productos que amparen la

Clase correspondiente.

Por su parte, el Convenio de París para la Protección de la

Propiedad Industrial prevé que los Estados parte deberán

prohibir cualquier acto capaz de crear una confusión; esto es, en

el caso de las marcas, mediante sus respectivas legislaciones

tendrán la obligación de proteger aquellos registros que por virtud

de nuevas solicitudes de semejante contenido puedan inducir a

un error al consumidor final.

En ese sentido, con la finalidad de desentrañar el

significado de las normas antes indicadas, y así determinar el

alcance del término “distintividad de marcas”, resulta

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necesario establecer un parámetro de valoración entre los

elementos de similitud, cuando se suscite una presunta violación

a un primigenio registro marcario, ocasionada por una confusión

en grado de semejanza entre los registros original y el sucesivo

en pugna.

En primer lugar, esta Segunda Sala estima que fue

incorrecta la premisa esencial en la que el Tribunal Colegiado del

conocimiento apoyó su decisión en el sentido de que no es

factible autorizar el uso exclusivo de explotación de palabras de

uso cotidiano, como es la expresión “**********”, en virtud de que

lo que se encuentra prohibido registrar como marca son “[…]

aquellas palabras que, en el lenguaje corriente o en las

prácticas comerciales, se hayan convertido en la

designación usual o genérica de los mismos;”; en términos

de lo dispuesto en la fracción II del artículo 90 de la Ley de la

Propiedad Industrial, precepto que antes de su reforma publicada

en el Diario Oficial de la Federación el 18 de mayo de 2018,

establecía lo siguiente:

(REFORMADO PRIMER PÁRRAFO, D.O.F. 2 DE AGOSTO DE 1994) “Artículo 90. No serán registrables como marca: […] II. Los nombres técnicos o de uso común de los productos o servicios que pretenden ampararse con la marca, así como aquellas palabras que, en el lenguaje corriente o en las prácticas comerciales, se hayan convertido en la designación usual o genérica de los mismos; […].”

Del texto de la norma anterior se advierte lo equivocado

que resulta suponer –como lo hizo el Tribunal Colegiado del

conocimiento– que no son susceptibles de registro expresiones

del lenguaje corriente, pues tal como lo aduce el tercero

interesado recurrente, eso haría imposible el registro de

innumerables marcas en cuya descripción se encuentran

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palabras habituales, soslayando que lo que único que la norma

transcrita prohíbe es que alguna persona pretenda apropiarse

de una marca que contenga vocablos que se identifiquen

plenamente con el producto que amparen.

Consecuentemente, como primer criterio para la solución

del presente asunto, debe señalarse que una de las garantías

para respetar el pleno ejercicio del derecho a la propiedad

intelectual, es la autorización legal para que las palabras de uso

corriente sean susceptibles de registro marcario, siempre y

cuando no constituyan la designación del producto o servicio que

pretendan amparar, pues es precisamente a través de las

palabras de uso común como en muchos casos se logra la

distintividad de una marca porque, de otra manera, se llegaría al

absurdo de que solamente fueran registrables aquellas

expresiones caprichosas que no pertenecieran al uso corriente

de un idioma.

Por otra parte, esta Segunda Sala también establece como

segundo criterio atendible para resolver el conflicto, que al

solicitarse la nulidad de un registro marcario –presuntamente

concedido en grado de confusión con otro previamente

otorgado– no es jurídicamente admisible cuestionar la legalidad

del registro conferido en primer término, pues al no estar

impugnado su legal otorgamiento, no es correcto juzgar si fue o

no apegado a derecho ese registro primario, sino todo lo

contrario, es decir, partir de la base sólida de que el primigenio

registro cuenta con el cabal reconocimiento de la autoridad

administrativa para ejercerlo plenamente frente a terceros,

situación que tampoco tomó en cuenta el Tribunal Colegiado del

conocimiento, en tanto que en su sentencia estableció que la

expresión “**********” no era susceptible de apropiación como

marca, lo cual ni siquiera constituyó el tema a debate en sede

administrativa, sino en todo caso, el problema a dilucidar

consistió en saber si la diversa marca “**********”, daba lugar o

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no a una confusión entre los consumidores, y por ello, si debía o

no declararse su nulidad.

Precisados estos dos criterios que no tomó en cuenta el

Tribunal Colegiado del conocimiento, a continuación, se examina

qué debe entenderse por “[…] cualquier acto capaz de crear

una confusión, por cualquier medio que sea, respecto del

establecimiento, los productos o la actividad industrial o

comercial de un competidor;”; a que se refiere el artículo 10

bis, inciso 3, punto 1, del Convenio de París para la Protección

de la Propiedad Industrial.

Lo primero que destaca de dicho mandato es que dispone

evitar la confusión marcaria que provenga de “[…] cualquier

acto […]”; y evitarla por “[…] cualquier medio […]”; es decir,

en dos ocasiones la norma genera un amplio espectro de

protección, ya sea para comprender en ella todo tipo de acto que

confunda a los consumidores, así como la obligación de evitarlo

a toda costa con todos los instrumentos legales con que cuenten

los Estados parte.

En este contexto, quien cuente con un registro marcario

tiene a su favor la obligación correlativa estatal de que se proteja

su derecho de cualquier mínima perturbación que le impida gozar

plenamente de su explotación exclusiva, de modo tal que basta

la mera posibilidad de que se induzca a error a los consumidores

por virtud de una confusión marcaria, para que el Estado

salvaguarde los derechos del titular de la marca primigenia por

“[…] cualquier medio […]”.

Ahora bien, en el caso que se analiza, ambas marcas

pertenecen a la misma clase dentro de la Clasificación de Niza

(Clase 43) y contienen expresiones de uso corriente, siendo un

hecho notorio para esta Segunda Sala que en los dos casos se

ampara la comercialización esencialmente de bebidas, cuyo

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insumo principal es el café servido en establecimientos

diseñados ex profeso para tal fin, circunstancia de la cual deriva

que el universo de consumidores a los que se dirigen una marca

y otra es básicamente el mismo, aspecto insoslayable al que

también se debe atender.

En esas condiciones y tomando en cuenta que en ambos

casos comparados los primeros tres vocablos que componen las

dos marcas son perfectamente coincidentes en dos de sus

palabras colocadas en segundo y tercer lugar (“**********” y

“**********”); y que, además, la primera de las palabras con las

que inicia una y otra marca es la letra “*”, así como que las

expresiones iniciales son bisílabas (“***-**” y “**-****”); todo ello

no deja lugar a duda alguna de que sí se produce, en el ánimo

de los consumidores, una apariencia de que se trata de un mismo

proveedor de los productos que se comercializan, sin que sea

obstáculo que la segunda marca cuya nulidad se solicitó ante la

autoridad administrativa contenga expresiones adicionales

(“********** **********”), pues bastaría con que a toda marca ya

registrada se agregaran otras expresiones para que se burlara la

protección que debe brindarse a la marca originaria, por lo que

esa diferencia no es necesariamente un signo distinto al que

deba atenderse.

Además, la primera de las expresiones adicionales

(“**********”) lejos de evitar la confusión del público más bien la

reafirma, toda vez que se alude, en el idioma inglés, el género

del insumo básico de ambas marcas, es decir, el café, de manera

que su integración al texto de la segunda marca no la distingue

de la primera, sino que profundiza la semejanza de los productos

que en los dos casos se comercializan y, por consecuencia, la

posibilidad de confundir los establecimientos o la fuente de la que

proviene tal insumo. Máxime que en este aspecto, al incorporar

la expresión “**********”, opera la prohibición de registrar marcas

que contenga vocablos que se identifiquen plenamente con el

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producto que amparen, esto es, en el presente caso, que

coincidan con el producto denominado café, aunque sea bajo su

denominación anglosajona.

Conviene precisar que en casos como el que se analiza no

se trata de buscar diferencias entre las marcas en conflicto, sino

de examinar si existen aspectos en los que converjan en perjuicio

de los consumidores y, desde luego, del titular del derecho

conferido al titular de la marca primigenia cuando obtuvo su

registro, pues es obvio que lo habitual no es que se intente

registrar una segunda marca idéntica a la primera, sino que lo

que la experiencia demuestra es que usualmente se pretenda

registrar marcas que, en apariencia, permitan distanciarse de

una registrada anteriormente mediante expresiones

diferenciadas, pero que a pesar de ellas tengan aún la fuerza

evocativa suficiente que aproveche el prestigio adquirido por la

primera, por lo rentable que resulta captar el mismo mercado que

ya conoce una marca exitosa.

En las relacionadas condiciones, y tomando en cuenta que

resultó incorrecta la interpretación realizada por el Tribunal

Colegiado del conocimiento del Convenio de París, lo procedente

es revocar el fallo combatido y negar el amparo solicitado, ante

la ausencia de otros conceptos de violación que analizar.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO. En la materia de la revisión se revoca la

sentencia recurrida.

SEGUNDO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege

a **********, por las razones expresadas en el último

considerando de la presente resolución.

Notifíquese; con testimonio de la presente resolución,

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devuélvanse los autos a su lugar de origen y, en su oportunidad,

archívese el presente toca como asunto concluido.

AVA/Mauricio