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An – ArquíaUltra tragedia en cuatro actos
L a b o r a t o r i o T e a t r o d e l a E s c u c h a
Mario Madroñero Morillo
San Juan de Pasto
2009Presentación
Laboratorio Teatro de la Escucha es una propuesta que busca experimentar las
posibilidades de la interpretación, la lectura y exposición de sentidos, en los que el
cuerpo y la voz sostengan la vida de la obra.
En esta perspectiva, en el Teatro de la Escucha se pretende un ahondamiento en la
subjetividad de cada participante a la vez que la moción de apertura que ese
ahondamiento evoque, para provocar la exposición de la voz y la carne, de los actores
y los asistentes.
El Teatro de la Escucha busca ofrendar una experiencia de ahondamiento e intimidad
con la exterioridad, para escuchar lo inaudito. En esta dimensión singular de la
experiencia, el Teatro de la Escucha es una moción de resistencia a partir de la
exposición, que una interpretación desencadena.
Montaje:
Escena: Doce sillas a distancia de entre un metro y metro y medio dispuestas en
media luna, para los actores-lectores. Los actores-lectores se encontraran en ese semi
círculo y actuaran cada papel desde su lugar. Cada actor-lector, tendrá un instrumento
de percusión tras de sí.
Tras la escena, sobre los actores-lectores se proyectarán imágenes de lagunas,
desiertos, mares, paisajes, e imágenes del espacio.
Luces: Se ubicará una luz sobre cada actor-lector. La luz bañará a los actores-lectores
a cada intervención, dejando a los otros en sombra.
Vestuario: Cada actor-lector, asistirá con ropa casual.
Músicos: Los músicos se ubicaran a un lado de la escena, o preferiblemente al frente,
dependiendo del espacio que se disponga para la presentación.
La banda:
Cuerdas: Guitarra eléctrica y acústica, bajo.
Percusión: Bombo, yembé, alegre, tabla, darbuca, maracas, birimbao de boca, de
arco, campanas, platillos.
Instrumentos de viento: Flautas, yapurutú, dedgeeredo, caracol.
An - Arquía
Personajes:
Nicte. Proteo.Gorgona.Hermes.Venus.Narciso.Orfeo.Dionisos.Aracné.Pitia.Euphorión.Diotima.Los Intempestivos.
Parte I
El Oráculo de los Consentes.
Nicte: Las eras se suceden y el retorno se deshace entre los tiempos. Ya no hay
imagen. Solo estelas de ser y de memoria, cual manchas en el universo lo velan todo
y crean espejismos de historia. Quizá algún día se resuelva todo esto y otra vez la
púrpura lluvia del renacer abrace este lugar.
Proteo. Es posible.
Pitia. Pero…, Maestros… ¿tras la destrucción?... ¿evocar esperanzas es aun la vía?
Nicte. Tus dudas duelen…
Pitia. Lo siento Maestra, no quería…yo…
Aracné. Te equivocas. ¿Es que acaso no ves?
Pitia. No te entrometas donde no has sido llamada, tejedora de conflictos, de no haber
sido por ti cada cosa estaría en su lugar, pero hiciste de un tejido un enredo y
mejor…, mira tu lo que has hecho, envenenando el fuego y la tierra, el aire y las
aguas…
Aracne. Pero… ¡¿que mentiras escucho?! Fue Venus con sus artes quien provocó
este lío. Yo he quedado en el medio; como siempre, solo comunico lo que ustedes a
través de mi hilo, dejan saber. ¿Entonces?
Nicte. Basta de discutir. Aquí la culpa no existe. No es una causa. ¿Lo olvidaron
acaso? Ninguno es causa, solo son espectros de sentidos. Así que no hay que buscar
causa. La era de las causas pasó hace tanto que ni siquiera su eco resuena. Así que
basta con enredos de entre dos, o de entre tres…Aquí no hay lugar para Ulyses ni
Penelopes…Es la noche de los tiempos y la ausencia de los mitos, de la muerte de los
dioses…Es la era de la disolución de la imagen…y el levantamiento de la carne.
Dionisos. Entonces es mi tiempo.
Venus. Si. El tiempo de la pérdida del rostro y el levantamiento de la carne en la
desaparición de las formas.
Narciso. O sea que es mí tiempo.
Venus. Si. El tiempo de la pérdida del reflejo y el levantamiento de la carne en la
desaparición de las figuras.
Orfeo. Entonces es mi tiempo.
Venus. Si. El tiempo del ritmo y la danza de los ausentes.
Gorgona. Oye, Hermes. ¿Es verdad esto que escucho? ¿O me engañan mis viejos oídos de piedra?
Hermes. Es verdad, querida, es verdad y ahora parece que nada los podrá detener.
Gorgona. Bien. Por fin. Eso creo. Basta de mundo y memoria y materia. Es hora, ¡de
la disolución final!
II
Euphorión. Henos aquí, en espera de la historia y tras la revelación del tiempo. Sin
esperanza. Solo en la espera de un acontecimiento. Quizá se revele en este momento
desbordando mi causa…aunque… ¿qué he hecho para merecer esta espera que ni
siquiera las Parcas resisten? Pues, sin destino no hay fatalidad a cumplir y entonces,
de la historia qué nos queda… ¿se convertirán acaso los arquitectos en creyentes de la
nada? Tal vez, sí, a fuerza de horadar el fondo, ya no hay resto que encontrar…Pero
¡¿qué va?! Si todo es evidente…y precisamente en esa evidencia se ha borrado…la
unidad y todo su principio… ¿Qué haremos ahora?
Diótima. ¡Déjate de meditaciones, que harta falta hace la leña que quedaste en traer
hace horas! Quieres saber todo y no haces nada, claro, enseñado a la pleitesía de una
servidumbre atormentada, ¿qué más podrías hacer?, sino sentarte a esperar el
acontecimiento. ¿Acaso no te has dado cuenta que el acontecimiento eres tú mismo?
Y quizá yo en el otro extremo, no un efecto, jamás, menos una causa…, menos…más
bien qué te diré…tu contra acontecimiento y por eso ¡tu emoción!
Euphorion. Pero…, si yo no tengo propiedades…ni entre nosotros, ni tu, ni yo, ni tú
a tú, ni tetê a tetê…ni aquí en el bolsillo, hay siquiera las migas del último pan,
horneado en el fondo, a fuego lento y….y…no sé que decirte, es que estoy muy
pobre…
Diotima. Claro como siempre…te asustas…cada vez que el abismo de las piernas
abiertas te tienta, finges temor…abismo sin género y siempre abierto, una grieta en la
historia que tanto conoces…bueno… ¿no fue un santo o quizá un loco, el que dijo
que en el abismo de las piernas abiertas, estaba Dios?
Euphorion. Debió ser uno de los Metateos, de esos que sobrevivieron a los embates
de la patafísica y el absurdo…Si, proponían el ateismo como nueva metafísica, al fin
de cuentas es eso, y ellos lo único que hicieron fue asumirlo…seguían el Evangelio
Acéfalo…que tiene entre sus imperativos categóricos, el mandato de descabezar al
Dios…
Diotima. ¿Y qué hace uno después con tanta cabeza? ¿Donde las mete…?
Euphorion. ¡En el abismo de las piernas abiertas!
III
Venus. No debieron dejar a ese par vivos.
Nicte. Si. Aunque debe ser una muestra de eso que llaman milagro. Aparecieron de
pronto y ahí se quedaron, viviendo al estilo Adán y Eva, o sea en la inmunda y con
una ilusión trascendental como condena, porque sabrá Dios por que se culpan tanto, o
¿ya se habrá olvidado?
Venus. Lo más seguro es que se olvidó y un olvido de un Dios, absoluto, si que ha de
costar recordar.
Nicte. Por eso, ellos también se olvidaron de él.
Venus. Como nosotros de los Consentes.
Nicte. Como nosotros de nosotros mismos.
Venus. Si. ¿Aunque el primer mandato de un Dios, no debería ser ese? Nicte. ¿Cuál, en vez de amar o deber?
Venus. El de olvidarse de sí, de los otros, de la naturaleza, del mundo.
Nicte. Sería un ateismo sagrado.
Venus. Y celebrado.
Nicte. Sería una fiesta infinita.
Venus. Sería un acontecimiento festivo.
Nicte. Si. Los Metaestétas quisieron algo así. Pero todo termino en arte, nada más.
Venus. ¿Cómo así?
Nicte. Si. Terminaron proponiendo y creyendo que todo y todos eran obras.
Venus. Como si el arte fuera eso.
Nicte. Si. Como si el arte perteneciera al orden de la creación y la revelación. Cuando
está al fondo de la imagen y en la suspensión de toda creación. La invasión de sombra
dijo el esteta alterado de paciencia infinita, siempre pensando en la creación en medio
de esta guerra…
Venus. Si lo recuerdo. El testigo, el ausente…
Proteo. ¿Qué?…quien debería meditar sobre todo eso, debería ser yo…pero bueno,
lo dejo a ustedes, que harto como el hartaudiano sabrán de creación y de la poética y
sus sistemas y cada cosa en su lugar, en su forma, horma y figura y cultura, claro,
como de genética y ética; completica, como pa’ no dejar resto, pues el resto de la
figura y la forma, toca a lo infigurable, a lo inimaginable, es decir a lo contra
proteico, cuando se clausura el poder meta poético del amo de las metamorfosis, que
quizá Ovidio cantara…y cómo cantaba, alababa, loaba y mandaba…Aunque esas
imágenes son griegas y las de sus nostalgias, judías. ¿Cierto?
Nicte. Si, las de la nostalgia en la negra noche, en la que cada gato fue pardo.
Venus. Lo que el testigo superviviente llamo: negra claridad de la guerra
Proteo. O de la perra, guerra, guerrrrra…perrrrraaaa…. Entre imágenes y símbolos,
virtualidades y virtudes…cuando casi hay que hacerse el de las gafas…la perrra
vida…en la guerra de los huesos y los fundamentos…Ahí, ¿qué de la creación y la
imagen del cosmos? Cuando tras la retirada de los Dioses Consentes, el oráculo cayó
y dejó a cada quien al libre albedrío y suerte…los Dioses luego soñados, también
serían fusilados, a tiros… a son de tango y lunfardo… “y de pronto en el sueño todos
teníamos revólveres…” y claro, les dispararon a los Dioses, sin chance de
resurrección…
Nicte. Pero sí de insurrección…
Venus. ¿Una revolución santa?
Proteo. ¿Y por qué no? Una revolución de los Espíritus.
Nicte. Como la de los hombres rojos. Una Ghost Dance, un Taki Onqoy!!!
Venus. Si. Potente. Dionisos no se dio por enterado, danzaba mucho en Europa,
perseguido por poetas y filósofos, esa tribu perdida en el olvido.
Proteo. Perdidos de la jala dirás.
Venus. Si, harto me divertí en esos días.
Nicte. Si, tanto, que de tanto jalar, nos olvidamos de la Ghost Dance, el Taki Onqoy y
ahora, ni que hacer, será otro recuerdo para este testamento.
Proteo. Otro testamento, el renuevo, el del olvido de los oráculos y la despedida.
Nicte. Si, de la despedida… ¡¡¡En la inauguración de la revolución santa!!!
IV
Pitia. Los veo reunirse en medio de sus escombros. Los Dioses pobres. Los últimos
de la tribu. Vienen de cada dirección, para atizar el resto de los fuegos con su último
aliento. Envejecidos los niños santos se rozan entre sí, para darse calor divino. Tratan
de avivar la llama, de la vida, de la fuerza, del corazón. Los veo reunirse y trazar un
círculo, es el círculo de los fuegos, el principio del Oráculo de los Consentes, que
traerá a los Dioses del por venir. Los terribles Dioses Intempestivos de las regiones
anteriores al Caos. ¡¿Qué será de ti o Nicte, Madre y Maestra del ensueño y la
Muerte?! ¡¿Qué será de ti, Amor disuelto en la llama de tu propio ardor?! De ti Amo
de las metamorfosis…de ti tejedora de los días…y ustedes Maestros de la música y
las esferas…Y tú ¿Qué mensaje último me has traído en este instante, que pueda
señalar a los supervientes? ¿Para dejarlo quizá tallado en la piedra de los días?... ¿Es
que acaso solo preguntas veré en esta visión?...
Parte II
De la creación y la Insurrección Santa.
I
Euphorion. Lo volvieron a hacer.
Diotima. ¿Y qué esperabas? Es su costumbre.
Euphorion. Sí. Crear es su costumbre, al igual que destruir. ¿Recuerdas como
destruyeron a la humanidad naciente con su idea de destino? Se sacrificaron
épicamente por ser y creyeron así, llegar a la esencia de las cosas. Persistir en ser, en
ser, en pensar y ser…Fundamentando cada hecho en el cumplimiento aparente de un
destino. Hado y Fatum lo llamaban, otros más radicales, lo llamaron tragedia…
Mezclaron épica y tragedia y terminaron angustiados por ser…
Diotima. Es curioso escucharte decir eso. Recuerdo que asumías con gran fervor esa
postura épica. ¿No te dedicaste a la historia y a la biblioteca? ¿Al archivo de cada
fundamento y sentido para la comprensión del destino? Tú eres responsable de la
destrucción, tras la disolución de la ilusión de destino…
Euphorion. Sí es verdad, pero ahora reniego de ese fundamento, de ese archivo y de
esa historia. Quizá fue la herencia de Prometeo la que me llevó a pensar así. Ahora
desheredado siento diferente. Soy sin herencia.
Diotima. Sin origen.
Euphorion. Sin ley.
Diotima. Oye…y entre esas memorias desheredadas, ¿acaso no recuerdas a
Eliogábalo?
Euphorion. ¿El anarquista?
Diotima. Si, si, el anarco sacralizado.
Euphorion. Pero yo no busco lo que su crueldad provocó.
Diotima. ¿Y por qué crees que eres distinto?
Euhorion. Precisamente por que no es creencia lo que busco.
Diotima. ¿Tampoco santidad?
Euphorion. No. Busco insurrección del origen y levantamiento de los cuerpos…
Diotima. ¿Buscas ceros?
Euphorion. No. Anteceros. Antedecires y desfondos.
Diotima. Buscas enfrentarte con los Dioses, con los Consentes…
Euphorion. Quizá
Diotima. Eres el santo loco, el santo de la desherencia. El heresiarca inaugural.
Euphorion. Si. El alquimista del acontecimiento y Cantor de la An - arquía, te
ofrendo amor, mi primer himno:
- La noche es heterogénea, por eso no hay gatos pardos, solo caminantes de ensueño,
cuyos encuentros no son casualidades ni causalidades, son acontecimientos que
desbordan la comprensión de la presencia de quien vemos por de pronto, entre
sombras, velado, mientras libamos su veneno al transformarlo en flor de alquimia
inasible.
- Los alquimistas atraviesan las calles día a día y noche tras noche, desbordando el
tiempo. Ya no tras la vida eterna o la inmortalidad, sino en pos del acontecimiento. Es
así como se inaugura la alquimia de los acontecimientos, al desbordar la inmortalidad
y la eternidad y al hacer del presente otra vida, en ésta, sin más allá, ni más acá. Más
bien inter y multi natura que contra natura.
- La alquimia de los acontecimientos evoca una poética del saber, no una
arquitectónica, no una arquetipica, no una archiescritura. Mejor, una an- arquía de los
sentidos y los orígenes, de los tipos y los modelos, de los órganos y las vísceras, de
los instantes y las memorias. Es la apertura de las paradojas, pues en la presencia se
diluye y difumina su condición misma, ya que ésta es una donación sin interés.
- El desinterés del acontecimiento, radica en su temporalidad incalculable y en su
efecto incontenible. Pero no es extensión y absoluto, no es clausura y génesis. Si se
quiere es otro nombre de la creación, junto a la que avanza entre los océanos
paralelos, equívocos y polimórfos de la an-arquía.
- El desinterés del acontecer, es la inauguración del caos, su desfondo, la ante-nada
que precede al latido y de la cual una lengua es el abismal resto de la presencia que
acontece y traza el horizonte del encuentro; cuando decimos hola al extraño
extranjero y cuando cruzamos la mirada, al creer resolver el destino en el reflejo del
otro, al roce de las manos y las pieles, entre aromas; cuando golpes recuerdan la
distancia entre nosotros y en ese recuerdo la apertura del presente y en esa apertura la
inauguración de la distancia y en esa lejanía, el acontecimiento otra vez,
transformándolo todo en oro.
- El oro de los días y la sangre no son símbolos, son la metáfora del valor de una vida
que se escapa y se materializa en el paso del caminante entre las calles y la noche,
donde los gatos jamás serán pardos, pues la noche no es una, es la confluencia de las
diferencias y su distanciamiento, el ahogo en su brillo y luego, su resquebrajamiento
leve.
- Los alquimistas de los acontecimientos no existen, trazan ficciones como brechas en
el aire y traspasan los tiempos, como aves y jaguares, como piojos y llamas, como
aires y aguas, como tierras que en lo etéreo de sus estancias, dejan una huella minima
en la arena de las vidas que tocan.
- El tacto del alquimista del acontecimiento es una espina y una rosa, una gota de
sangre y la lágrima de o(t)ro.
- El alquimista es el pensador de lo efímero, de ahí que el todo, la eternidad y la
inmortalidad se le escapen, entre el juego de niños de su comprensión.
- La poética del saber en la alquimia de los acontecimientos es una filosofía, una
música, un teatro y una danza, es una ciencia en la que la jovialidad es el signo de la
comprensión de lo efímero que en la desherencia desborda lo posible, al actuar en el
presente de una revolución de vida.
- La poética de la desherencia es el lugar de exposición de la voz an-árquica, que
resuena en el desmoronamiento de la realidad, inaugurando la materia de la voz en la
lengua de la transformación y la transmutación.
- La alquimia de los acontecimientos y la poética de la desherencia son el corpus de
una revolución an-árquica que inaugura una vez, cada vez y otra, una vida.
II
Nicte. ¡Faltaba más! Nuevos himnos. A estas alturas de la disolución. Aunque en su
delirio a evocado a los Intempestivos, los Nómadas…
Venus. Si Nicte, los ha evocado y es seguro que no tardarán en aparecer.
Proteo. Si no es que están aquí.
Venus. ¿Aquí?...pero… ¿dónde?
Proteo. Cualquier parte sería ese dónde. ¿No recuerdas que los Intempestivos
deshicieron a los Consentes?...
Nicte. Si, lanzaron conjuros cual martillazos… fue terrible…
Venus. Si, mientras los Olímpicos vociferaban tragedias. Los Intempestivos
evocaban los temblores de la creación.
Proteo. Es verdad. Toda Europa cerró sus oídos a las voces de un nuevo mundo.
Venus. ¿Pero quién iba a ceder la creación a las posibilidades de otro mundo? ¿De un
mundo alterado?
Nicte. Un mundo sin origen, sin ley…an - árquico y de Dioses Nómadas…
Proteo. Si. El horizonte de Europa no sólo declino, se deshizo y la historia perdió
sentido. Fue la clara consecuencia de ese acontecimiento continental.
Venus. Claro. Otro mundo…
Nicte. Alterándolo todo y a todos…
Proteo. Otra naturaleza, otras lenguas, otros cuerpos…
Venus. Si. Otros cuerpos capaces de exceder la seducción y la persuasión…
Proteo. Los cuerpos de la magia que creíamos perdida.
Venus. Los cuerpos del levantamiento del Espíritu.
Proteo. De la insurrección de la carne.
Nicte. Si. Mientras cantábamos la presencia plena de nuestro cosmos, la insurrección
santa de los Intempestivos y los Nómadas, daba lugar a otro mundo, más allá de las
reflexiones de nuestros más excelsos filósofos, tomando lugar, su lugar, ese otro
mundo, el de la alteración de las presencias y la disolución de la totalidad.
¡Hay¡ ¿Qué hacer ahora, tras el advenir renovado de este acontecimiento?
Proteo. No llorar por lo perdido.
III
Euphorion. ¿Escuchaste?
Diotima. Si. Los Dioses están asustados.
Euphorion. La santidad patética, sostiene el hundimiento épico de sus imágenes.
Diotima. ¿Y de nosotros qué?
Euphorion. Siempre hemos estado en medio.
Diotima. Pero tus palabras, nos han alejado de ese medio, pues no has sido neutral.
Euphorion. ¿Y como serlo? Es un acontecimiento decisivo.
Diotima. Entonces. ¿Traicionaras su origen?
Euphorion. Ya lo hice.
Diotima. Entonces. ¿Te pintaras y la pluma reemplazará la piedra de los templos?
Euphorion. Si. Me pintaré y las plumas serán las columnas de los templos.
Diotima. ¿Alteraras tu orden y designio y renunciarás al cosmos?
Euphorion. Si. Me separaré del origen y vagaré entre los vientos del caos.
Diotima. Entonces. ¿Pintarás tu ser?
Euphorion. Si. Para diseminarme en el color y desbordar la sombra.
Diotima. Entonces. ¿Renunciarás a tu nombre?
Euphorion. Si. Para borrarme en la velocidad del otro mundo.
Diotima. Te veo florecer ahora. Te veo en la lejanía de tus soledades y el encanto de
tu silencio. Te veo renacer, como el Pensador Pintado.
IV
Nicte. Euphorion se ha ido.
Venus: para nunca más volver.
Proteo: Murió la flor…
Pitia: Si, se aleja, como un barquito de papel…
Dionisos: En la tormenta
Orfeo: ¿Se borraran su voz y sus huellas?
Narciso: ¿se habrá deshecho su imagen y su carne?
Aracne: ¿Ya no volverás a los viejos caminos de la costumbre Euphorion?
Venus: ¿A la suave caricia de la espada y al calor de las camas ajenas?
Pitia: Euphorion se ha ido.
Nicté: Para nunca más volver
Parte III
Los Faustos de la Melancolía
I
Narciso: Heme aquí, Ecce homo, Ecce liber, corpus Deux, Deuz, Zeus…Dios ¿Debo
libar este amargo cáliz? Apártalo de mí o poderoso Señor del Caos…Apártalo de mí
ahora que acontece mi vejez y desgracia.
Nicte. Venus. Aracné. Pitia. Diotima: ¡Apártalo!
Narciso: Heme aquí, libando la sangre de la humanidad perdida y aliviada por el peso
de un destino prestado ¡Piedad!
Nicte. Venus. Aracné. Pitia. Diotima: ¡Piedad!
Narciso: Heme aquí, dotado de compasión, pero sin consuelo sagrado, dotado de
belleza, pero sin reflejo, dotado de semillas, pero sin tierra, pleno y agotado a la vez,
pleno y vacío a la vez, santo y hereje a la vez. ¡Misericordia!
Nicte. Venus. Aracné. Pitia. Diotima: ¡Misericordia!
Narciso: Heme aquí, en el fondo de la noche y en la ausencia de cada voz, de toda
voz, sin el abrazo furtivo de la inspiración y en la renuncia de la imagen ¿Qué hacer
frente a este abismo insondable y amargo en el que me has dejado?, en este calvario
de historias encontradas entre los vestigios de los Dioses muertos, de los espejos
deshechos, de la sangre, de los hervores suspendidos entre los pensamientos más
crueles y antiguos de la destrucción y la disolución de todo y nada.
Sin estrellas que seguir ¿a dónde iré?
Nicte. Venus. Aracné. Pitia. Diotima: ¿a dónde iré?
Narciso: Perdido y loco, extraviado en mi, sin salida ni afuera, ¿A dónde iré? ¿Qué
haré? Si ningún aliento me toca, si ninguna caricia me abraza y acoge, ¿qué será de
mí en este desierto en el que los espectros rodean mi lugar, tu lugar, su lugar? Oh
señor, aparta de mi este cáliz de amargo sabor y negro aparecer. Esta sombra que me
enceguece, al punto de perder mi rostro y todo lo que de mi conozco. ¿A dónde iré?
Nicte. Venus. Aracne. Pitia. Diotima: ¿a dónde iré?
Narciso: Desgárrame al revelarte. Mendigo del Espíritu y aleja de mi este cáliz de
negro aparecer y magro sabor en el que las penas de la humanidad han concentrado su
tono más dolido y su grito más miserable. ¿Qué haré, a dónde iré, sin piedad, ni
misericordia?
Y vosotras hijas del abismo, pues la noche está entre vosotras, decidme ahora qué
hacer, dejad de repetir cual Eco nefasto de mi pesar, lo que ha mi corazón aqueja y
destroza. Por que se trata de mi corazón esta disolución en la que se me ha
crucificado y expuesto como si fuera el hijo del Dios ausente, el olvidado de sí entre
nosotros, los otros, los que no están tampoco y que ni siquiera han sospechado lo que
les espera. Porque ¿Qué es lo que me espera?
Nicte. Venus. Aracne. Pitia. Diotima: ¿Qué me espera?
Narciso: ¿Qué me espera?
Nicte. Venus. Aracne. Pitia. Diotima: ¿Qué me espera?
Narciso: ¿Qué me espera?
Nicte. Venus. Aracne. Pitia. Diotima: ¿Qué me espera?
Narciso: ¿Quién me espera?
Nicte. Venus. Aracne. Pitia. Diotima: ¿Quién me espera?
Narciso: ¿Quién nos espera?
Nicte. Venus. Aracne. Pitia. Diotima: ¿Quién nos espera?
II
Euphorion: ¿Has escuchado? Son los faustos de la melancolía. Las voces perdidas
que han llorado por años la ausencia de fundamento. Algún día pertenecí a ese grito
pero no más. Hay para mi otro camino, una brecha abierta en el vacío que ellos lloran
y para el que no hay salida.
He preferido atravesar el vacío para en el fondo de ese grito desdoblar la voz y
levantar la sombra.
Diotima: ¿Eres ahora, un pensador de los desiertos? ¿Un poeta de los abismos a los
que ni siquiera los sueños de los Dioses pueden acceder?
Euphorion: Los Dioses ya no sueñan. Fue la última gracia que perdieron.
Diotima: Soñarlos es ahora la nuestra.
Euphorion: Si. Los Dioses soñados pueblan el horizonte de las gentes, de las
comunidades y las ciudades.
Por eso las mentes forman el cementerio en el que cada cadáver sagrado se pudre
entre las ideas y deseos de los hombres que agobiados, repiten el lamento de los
faustos de la melancolía, al celebrar su disolución.
Diotima: La mente de los hombres incapaz de pensar el infinito y la creación, ha
cedido su poder a la razón suficiente y al fundamentalismo, por eso cada uno de los
cuerpos de los Dioses ha sido custodiado por tradiciones que solo sustentan la muerte.
Euphorion: Si. Por eso esta nueva mutación de las especies se llamó neo-muertos,
los herederos de los metateos y metaestetas, que de pensar que todo era arte, pasaron
a pensar que todo era Dios y de ahí a pensar que todo eran ellos.
Diotima: Si. Creyeron que así podrían fluir en el eterno retorno y mira en que paro
todo, en una suspensión humanista.
Euphorion: Toda una era de ensimismamiento.
Diotima: Sin revolución.
Euphorion: Sin emoción.
Diotima: Sin corazón.
III
Nicté: ¿Escucharon? Son los intempestivos. Dioses sin voz, sin imagen. Esta vez los
sentí demasiado cerca.
Venus: Ya están aquí. ¿No te has dado cuenta o no lo aceptas?
Nicte: Pero es que, ni siquiera tienen forma. ¿Son el vacío acaso?
Aracné: Son el fondo del vacío.
Pitia: Son su apertura.
Parte IV
La revolución Santa
La revelación de los Intempestivos.
Los intempestivos
Toque de tambores e instrumentos de viento y percusión por parte de los diez actores
y los músicos.
Mario Madroñero Morillo
Noviembre 22 de 2009