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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    Exilio, insilio y dispora. La literatura cubanaen la poca de las literaturas sin residencia ja

    Dieter INGENSCHAY

    Universidad Humboldt de Berln

    Resumen 1En el pasado siglo XX, el exilio de escritores ha sido un fenmeno frecuente, debido a las guerras,las dictaduras o los genocidios que han tenido lugar en todo el mundo. En el presente trabajo, seestablecern diferencias entre exilio y emigracin, trminos que se confunden con frecuencia. Eneste sentido, se analizarn las peculiaridades del caso cubano y de algunos autores interesantes,como Zo Valds, Pedro Juan Gutirrez o Jess Daz, entre otros. La situacin de muchos escri-tores y artistas de la isla tanto los que han permanecido en Cuba como los que han salido delpas ha dado lugar a migraciones, exilios, dispora e insilios.Palabras clave: Cuba, exilio, insilio, dispora, migracin.

    Title: Exile, insilio and Diaspora. Cuban literature in the times of literatures without permanentadressAbstractIn the past century writers exile was a common phenomenon, because of wars, dictatorships orgenocides that took place all over the world. The present paper establishes differences betweenexile and migration, terms usually confused. In this sense, the peculiarities of the Cuban casewill be reviewed and some interesting authors, as Zo Valds, Pedro Juan Gutirrez o Jess Daz,among others. The situation of many writers and artists of the island has lead to migrations,exiles, Diasporas and insilios or interior exiles.Keywords: Cuba, exile insilio or interior exile, migration.

    ndice1. Introduccin: problemas y perspectivas tradicionales de las literaturas del exilio2. Del exilio a la migracin3. Textos y contextos cubanos3.1. Consideraciones sobre el exilio cubano3.2. Fenmenos colaterales: Dispora e insilio4. Nuevas vas

    1. Introduccin: problemas y perspectivas tradicionales de las literaturas delexilioCuando se habla del fenmeno polifactico de la literatura del exilio, uno piensa enconstelaciones polticas, en el triste hecho de que nuestro pasado siglo XX ha sido unaera marcada por migraciones forzadas, por dictaduras crueles, por guerras horribles

    y genocidios incomprensibles. Con Auschwitz vivimos, en la perspectiva desarrolladapor Adorno y Horkheimer, el fracaso total de las ideas humanitarias de la Ilustracinfrancesa y el retorno a una barbarie atvica. Y en todo esto, aunque esta es una cons-tatacin ms que ambigua, se puede confirmar que una parte muy importante de laproduccin cultural (literaria) depende de las dictaduras contra las que se escribe, de lasque se ocupa.

    Las literaturas del exilio se deben al terror del siglo pasado; son la reaccin msconcreta y palpable contra las dictaduras, son los foros por excelencia para discutir,acusar y procesar las catstrofes histricas, para articular y mantener la memoria, paraconvertir la persecucin y el trauma en experiencia artstica, literaria.

    1 Este artculo es el texto de una conferencia leda en la Universidad Complutense de Madrid, el da24 de mayo de 2010, en el marco del Congreso Internacional Espacios y escrituras del exilio. Laversin de nitiva del texto se publicar ms adelante.

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    Trazando un mapa de los principales exilios, el primer hecho que llama la atencines que son consecuencia de revoluciones, guerras, regmenes totalitarios previos: larevolucin rusa, el Tercer Reich de Hitler que mand al exilio tanto a burgueses comoThomas Mann como a comunistas como Brecht, las dictaduras de Europa occiden-tal Portugal, Grecia y sobre todo Espaa, las dictaduras del antiguo Bloque del Este

    desde la misma Unin sovitica hasta Polonia, Rumana, la antigua Checoslovakia yla RDA, y las dictaduras militares y/o fascistoides de Amrica Latina, tambin de Asia(pensando en figuras como Pol Pot) o de frica y sus potentados (Guinea Ecuatorial).El contexto en el que se produce el exilio en todos estos casos es cuando un intelectualcrtico no soporta ms la (re)presin que ejerce la fuerza opresora y se va a vivir ytrabajar a un pas que le acoge y que es, a veces, pero no siempre, ms cercano a susconcepciones polticas. ltimamente, la creciente politizacin es una particular conse-cuencia del fenmeno: el exiliado habla con odio, como en el caso de Reinaldo Arenas,culpabilizando a Castro de su enfermedad de SIDA, o Alexandr Solchenitsin, que habainformado al mundo sobre los gulags rusos y termin escribiendo para la prensa neo-nazi alemana.

    Cada exilio tiene sus experiencias esenciales, comparables, traumticas, pero sobretodo tiene su propio lugar histrico. La germanstica alemana de la posguerra inme-diata reproch a autores como Thomas Mann su estancia en California como una fugacobarde, la poltica tampoco quiso perdonar a Frahm, ms tarde Willy Brandt, su exiliofuera del pas. Hoy en da, sin embargo, ms de dos dcadas despus de la reunificacinalemana, muchos jvenes no saben cules de los autores alemanes de la AlemaniaOccidental se exiliaron a la Oriental, o caso raro pero existente viceversa (RonaldSchernikau), o incluso varias veces en ambas direcciones (como Joachim Seyppel).

    El exilio literario espaol es un caso particularmente notorio en este contexto, queprovoc una verdadera sangra de intelectuales. En Espaa, el recuerdo de la guerracivil y de la dictadura franquista sigue, por lo menos en un sesenta por ciento de losintelectuales, dolorosamente viva y, por ende, el exilio intelectual durante la guerra civily el franquismo es un tema central del proceso democrtico. Es parte de un proceso im-portante e imprescindible en una Espaa donde un partido abiertamente fascista lograimponer su voluntad.

    Pero si Espaa es, por un lado, el pas por excelencia de la experiencia del exilio(poltico y literario), tambin es a la vez el pas de la reflexin profunda sobre el mismo.Es justamente en el contexto espaol donde Claudio Guilln, en El Sol de los desterra-dos, pidi que se pasara del mbito de los temas al de los problemas, una idea a la quevuelven despus muchos tericos de los exilios. A Mara Paz Balibrea (2007) debemosla grave reflexin acerca de que la cultura del exilio se desarrolla en dependencia (y enfuncin) de su enemigo fundamental, el franquismo. Este hecho encontrar, una vezms, su reflejo en el exilio cubano que se define, desarrolla y determina siempre en

    funcin de los conceptos, ideas y tendencias del rgimen castrista.La comparacin entre la situacin de los autores espaoles despus de 1936 y loslatinoamericanos que huyen de sus respectivas dictaduras despus de los aos setentarevela, por una parte, que Pars y Francia en general fue el primer destino de los exi-liados, pero muestra, a la vez, la simetra entre el exilio espaol y el latinoamericano:los autores viven a diferencia de Thomas y, ms tarde, Heinrich Mann en California enun mbito de habla espaol y en ambientes intelectuales con rasgos comunes, con r-ganos de publicacin paralelos, con un mercado literario prcticamente comparable. As,la resistencia de los intelectuales espaoles exiliados, de Aub a Bergamn, de Pradosa Ayala, de Manuel Altolaguirre a Claudio Guilln, sirve de modelo a las generacionesposteriores de autores latinoamericanos.

    Mxico es el pas preferido por los exiliados espaoles dentro de Amrica Latina,pas acogedor e incluso orgulloso de recibir a los intelectuales europeos. Mara Aurora

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    Snchez Rebolledo (del Centro de Estudios Literarios del Instituto de InvestigacionesFilolgicas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico) lo resume con estaspalabras:

    El exilio literario espaol forma parte ya de la historia de la literatura del Mxico

    contemporneo, no slo porque su obra impresa fue, desde 1939, superior encalidad a la producida en la Espaa franquista, sino porque supo incorporarsea pesar del dolor por la tierra perdida a un paisaje cultural nuevo y distinto.(Snchez Rebolledo 2008)

    Hay otras posiciones contrarias. Tuvo que pasar mucho tiempo antes de que la crticadiera cuenta de un aspecto particular del exilio espaol en Mxico. En su libro Exile andcultural hegemony (2002), Sebastiaan Faber muestra no slo la falta de integracinde algunos espaoles en el sistema cultural de su nuevo entorno, sino tambin laposicin hegemnica que ocupan en un pas debidamente preocupado por la digestinintelectual de su revolucin y sus movimientos internos tanto polticos como culturales.

    Otra vez encontramos una situacin simtrica relacionada con los latinoamericanosdel llamado boom de la dcada de 1970 en Espaa: Fernando Tola de Habich y PatriciaGrieve nos revelan, en Los espaoles y el boom (1971), las envidias de ciertos autorespeninsulares frente al xito mundial de sus colegas de las antiguas colonias, que pudie-ron reclamar la frescura de la escritura, la innovacin inusitada.

    2. Del exilio a la migracinHabamos dicho antes que Espaa es el pas del exilio por antonomasia, tanto desde laperspectiva de los espaoles que se exiliaron como desde la perspectiva invertida de losextranjeros que buscaban exilio en los territorios ibricos. Pero una mirada detenida ala realidad actual (o al mundo meditico) revela que, a pesar de la cifra enormemente

    incrementada de extranjeros, son pocos los que llegan a Espaa como exiliados 2. Parala gran mayora de estos extranjeros, la nocin de exilio no se puede aplicar. Y haypublicaciones muy recientes que prueban que parece haber pasado el auge del trmino

    exilio, tanto en otras regiones del mundo como en la propia Espaa. En su libro A laintemperie. Exilio y cultura en Espaa, Jordi Gracia se muestra escptico frente al futurodel concepto mismo de exilio y de su vigor: sus posibilidades de intervencin se ago-taron por razones polticas, pero tambin de pura consuncin biolgica y de anacrona odesfase histrico (Gracia 2010).

    El desfase histrico se manifiesta en el hecho de que los escritores e intelectuales dehoy da no se autodefinen como exiliados en el sentido clsico del trmino (que conllevala expulsin o exclusin de una cultura tradicionalmente propia, una relacin ms biennostlgica con el pas o la regin de origen la patria, muchas veces una experienciatraumtica debida a la opresin poltica y, como respuesta, el compromiso intelectual ypoltico, la puesta en escena de la memoria individual y/o colectiva). Max Aub, espaolque describe La calle Valverde madrilea desde Amrica Latina; Jos Donoso, autor chi-leno de El jardn de al lado, o su compatriota Roberto Bolao, ambos escribiendo desdeBarcelona, seran ejemplos tpicos de la experiencia clsica del exiliado con su toquenostlgico.

    Pero entre tanto una nueva generacin latinoamericana ha llegado a Espaa, y po-dramos hablar de una generacin despus. Se trata de autores que viven en Espaaa pesar de la recuperacin de la democracia en sus pases de origen (un recuperacin

    2 En los ltimos 15 aos, el porcentaje de extranjeros en Espaa subi de 1,3% a ms del 10%, yllega hasta una tercera parte de la poblacin en ciertos barrios urbanos de Madrid o Barcelona yen ciertos municipios andaluces.

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    muchas veces ms profunda y convincente que en Espaa): pienso en autores comoAndrs Neuman (argentino) o Santiago Roncagliolo (peruano), afincados ambos enBarcelona. stos no son exiliados, sino que representan un nuevo tipo de internacio-nalizacin. Su motivo principal para vivir y escribir en Espaa es la participacin en elmundo cultural hispnico internacional desde una posicin estratgicamente favorable

    a la articulacin y distribucin de un discurso intelectual. Se trata de una nueva formade internacionalidad que se debe a una oferta especfica del mundo de hoy: la crecientemovilidad en la era de los vuelos baratos en la aldea global.

    Pero junto a estos autores globales, internacionalizados, existe un nuevo fenmenoque s comparte ciertos rasgos con la literatura clsica del exilio: se trata de autoresforzosamente egresados de sus pases, expulsados, marginados o incitados a la emi-gracin por extremas necesidades. Dos ejemplos: el peruano Sergio Galarza public en2009 la novela Paseador de perros, un texto semificcional cuyo protagonista se definecomo latinoamericano extranjero en Madrid, donde (sobre)vive en Malasaa gracias ala actividad mencionada en el ttulo: paseando a las mascotas de la gente acomodada,una actividad absolutamente comn en Latinoamrica. El segundo ejemplo es el relato(auto?) biogrfico o testimonio, segn la denominacin latinoamericana del gnero,del inmigrante argentino Marco Valle, Los rboles de la muerte. Crnica de un inmi-grante sin papeles . En este caso el narrador-protagonista argentino ya no es el exiliadointelectual, sino el inmigrante del siglo XXI que trabaja en la agricultura y pisciculturagallegas, junto con inmigrantes de frica Central y de Europa del Este. La internaciona-lizacin en este caso no refleja la globalizacin de la movilidad, sino de las emergenciasgenerales en gran parte del globo.

    A veces, la literatura clsica del exilio y estas nuevas formas que podramos cla-sificar como literaturas sin residencia fija o literaturas del desplazamiento remito aartculos de Ottmar Ette para definir la primera y de Fernando de Toro para la segudanocin se acercan bastante: pienso en el caso de la literatura de Guinea Ecuatorialescrita en castellano por autores perseguidos por la dictadura que sustituy enseguidaa las autoridades coloniales espaolas una vez proclamada la independencia en 1969.Donato Ndongo-Bidyogo es el autor ms destacado entre ellos, un autor hispnico quepublica en Espaa, cuya ltima novela, El metro (2007), tematiza la problemtica de uninmigrante africano, su complicado viaje e incluso su muerte a manos de unos cabezasrapadas xenfobos en el metro de Madrid. La estancia de Ndongo en Espaa s que cor-respondi durante aos a un exilio clsico la estancia forzada de un autor perseguidoen su pas de origen pero da testimonio, a la vez, de la condicin postcolonial de suautor, un escritor sin residencia fija africano que trabaja en una universidad nortea-mericana y que publica en Espaa en su lengua.

    Jo tamb sc catalana (Yo tambin soy catalana) . Esta autodefinicin excluye y rec-haza la nocin del exilio, porque el exiliado mantiene su patria en el corazn y no se

    identifica cien por cien con su pas acogedor. Jo tamb sc catalana es el provocadorttulo de un texto autobiogrfico de Najat El Hachmi, ms conocida por su novela Lltim patriarca (El ltimo patriarca) con la que gan el Premi Ramon Llull en 2008. En diver-sas entrevistas, la joven autora destaca que su literatura no es literatura de inmigran-tes, considerndose ella misma catalana ms que hija de inmigrantes marroques. Perola accin de la novela describe el destino de un emigrante marroqu en Catalunya, desdela perspectiva narrativa de su hija, que logra ganar paulatinamente su independenciade aquel padre tradicional, machista, cruel. El caso de Najat El Hachmi muestra estedesplazamiento de la literatura: una mujer norteafricana postcolonial, de costumbrespostmodernas, absolutamente opuesta al modelo del exiliado, ms bien globalizada o,mejor dicho, glocalizada, esta mujer produce una literatura no del exilio, sino del des-plazamiento. Y la literatura que tena que desplazarse para otorgar a esta novela elpremio ms prestigioso de literatura catalana es la catalana.

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    Tambin en Alemania es evidente la presencia cada vez mayor de autores y artistas extranjeros, entre ellos muchos perfectamente integrados: los escritores y directoresde cine de ascendencia turca que trabajan con gran xito en Hamburgo y Berln sontodo menos exiliados (aunque Turqua ha sido pas de exilio para intelectuales alema-nes como Leo Spitzer y Erich Auerbach, lo que la Alemania de hoy les agradece a los

    turcos con una posicin firmemente en contra de su entrada en la Unin europea). Losdesplazados (y no los exiliados) aparecen, una vez ms, como representantes de laactualidad.

    Cuando nos preguntamos en qu contexto la nocin del exilio mantiene su vigor hoyen da, son prcticamente solo dos los pases que siguen provocando el empleo del tr-mino: Cuba y China. En el marco dado, Cuba parece tener un inters particular. Para ex-ponerlo de forma radical: el africano que llega a Espaa en su patera es un inmigrante,el balsero cubano se considera, cuando toca terreno estadounidense, un exiliado, porqu?

    3. Textos y contextos cubanos3.1. Consideraciones sobre el exilio cubanoQue las revoluciones devoran a sus hijos es el mensaje ms claro que nos ensea lahistoria cubana desde 1959. Los revolucionarios, entusiasmados, barbudos unidos alos vencedores Fidel Castro y el joven doctor Ernesto Guevara apoyaron, para realizarla empresa de la alfabetizacin y la creacin del Hombre Nuevo, a los intelectuales ypudieron contar con el apoyo de estos. Los exiliados de primera hora eran, sobre todo,representantes de las profesiones liberales, del campo de la medicina, del derecho, delcomercio. Quince aos despus de la victoria de la revolucin, ms de medio millnde cubanos se haban ido, muchos de ellos a travs de los llamados freedom flights a Puerto Rico o Centroamrica, para instalarse enseguida en la Florida, EEUU, dondeMiami se convirti en la puerta de entrada para los emigrantes cubanos (Almazn 2006:90). Entre estos figuran unos cuantos autores conocidos: Lydia Cabrera, Jos SnchezBoudy, Ren Vzquez Daz, etc. Sonia Almazn, catedrtica de la Universidad de laHabana (y una de las primeras personas en trabajar sobre el exilio desde la isla) co-menta la posicin de este primer exilio:

    Para ellos la ruptura fsica con la Isla se hace notoria en sus obras, en cambioel discurso de la nostalgia est presente. Es la evocacin de lo perdido junto alresultado que en cada caso ha marcado la transculturacin. Esta es la temticaque aparece en sus obras y que precisamente se diferencia a partir de una trans-gresin expresada en el mundo interior de cada uno. (Almazn 2006: 93)

    Segn mi colega de Heidelberg Frauke Gewecke, el rasgo ms tpico de la literaturadel primer exilio era la idea de una limitacin temporal de esta estancia (pensemos enel gobierno republicano espaol instalado provisionalmente en Mxico y que no dejde existir antes de la muerte del Caudillo). De ah su carcter nostlgico y testimonial.Gewecke destaca que los rasgos autobiogrficos y el anticomunismo manifiesto subra-yan, sobre todo, la estrecha relacin de los autores con su pas de origen, y menos unacierta esttica literaria ( cf. Gewecke 2001: 553), una constatacin que por cierto novale para una autora como Lydia Cabrera.

    Hay que mencionar brevemente el caso Padilla, aquel acontecimiento de un poetainicialmente premiado y despus forzado a una vergonzosa autocrtica pblica, puestaen escena por el rgimen en 1971 y que marca el momento de ruptura de muchsimosintelectuales (en particular escritores) con la izquierda mundial, que se haba mostradosolidaria con el socialismo tropical hasta entonces. De la prdida de tantas simpatas

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    result en la isla un perodo que Ambrosio Fernet llam quinquenio gris, media d-cada de escasa produccin literaria, de hegemona rgida del Partido y de marginacin yopresin sistemticas por ejemplo de autores homosexuales (gusanos) e instalacinde los famosos UMAPs (Unidades Militares de Ayuda a la Proteccin), campos de correc-cin, de concentracin dijo Arenas falsamente que Fidel Castro lo admiti y reconoci

    como un error casi treinta aos ms tarde. La represin de estos aos lleg hasta aautores tan fieles al rgimen como Miguel Barnet ( cf. Strausfeld 2000: 13 y ss.).Cuando en abril de 1980 un grupo de intelectuales ocup la embajada peruana de

    La Habana, Fidel les permiti salir al fin y al cabo. Despus de sufrir la represin delas fuerzas estatales, unos 125.000 cubanos pudieron emigrar a EEUU desde el puertode Mariel (cf. Gewecke 2001: 588). Juntamente con autores como el famoso ReinaldoArenas, Carlos Victoria, Juan Abreu y otros disidentes, homosexuales y marginados dela revolucin vinieron tambin algunos criminales, un grupo muy distinto de aquellas fa-milias adineradas de la primera generacin ( cf . Strausfeld 2000: 14). As, EEUU no dabauna cordial bienvenida a los marielitos sino que los coloc en campos de internacin(Gewecke 2001: 588). De las reflexiones de Gewecke podemos concluir, aunque ella noutiliza este trmino, que estos escritores marielitos forman una especie de literaturasin residencia fija, dado que sus productores han dejado de soar con la vuelta a laisla y, a la vez, mantienen una posicin crtica frente al mundo norteamericano. Una vezms, Arenas, echando pestes tanto del mximo lder como de la frialdad del Americanway of life, es el mejor ejemplo.

    Aos despus de la ola de Mariel, el gobierno cubano puso en marcha una polticadiferente, dando permiso a autores (Miguel Barnet, Cintio Vitier, Jess Daz y muchosms) para publicar en Europa y viajar al extranjero. En el contexto del desarrollo delexilio, el caso de Jess Daz es particularmente relevante. Daz, socialista convencidohasta su muerte prematura en 2002, quera cambiar el sistema cubano, pero sin sus-tituirlo por un capitalismo de corte estadounidense. Admirado internacionalmente porsus grandes novelas Las iniciales de la tierra , Las palabras perdidas y otras, fund larevista Encuentro de la cultura cubana en Madrid, como foro de la discusin fuera deEEUU (donde, por cierto, tanto en Miami como en Nueva York, los exiliados intelectualesdisponan ya de sus redes informativas y comunicativas de diferentes colores ideol-gicos). En un artculo publicado en la revista alemana Der Spiegel, Daz expuso a unpblico no literario su concepto de una tercera va entre el comunismo heredero delestalinismo y el capitalismo Rambo de la ltima dcada del siglo XX, propuesta ledacon gran inters por personas de ambas partes de Alemania que no queran solucionarel problema de la reunificacin con el simple ingreso (y por ende, la devoracin) dela parte oriental del pas dividido. Las autoridades cubanas, aturdidas por la derrota desus principales aliados, la Unin Sovitica y el bloque comunista, no lograron aceptar otolerar la posicin de Daz. El llamado perodo especial en tiempos de paz endureci la

    mentalidad de Castro y la frrea poltica cultural cubana (con la nica excepcin de unaactitud modificada y ms tolerante frente a los homosexuales de la isla).En cuanto a la presencia meditica de los novelistas cubanos en Europa, dos autores

    se imponen por su xito y su posicin particular: Zo Valds y Pedro Juan Gutirrez. Losdos me interesan menos por el carcter escandaloso de las escenas sexuales insertasen sus obras, y ms por su respectiva historia en el proceso de recepcin y marketinginternacional de la literatura caribea. Ms tarde volver a Gutirrez. Zo Valds era,como tantos escritores e intelectuales exiliados, inicialmente socia del partido, repre-sentante convencida del modelo revolucionario y de su propio compromiso a travs desu labor cultural en la industria cinematogrfica. La primera novela de xito, La nadacotidiana, con una protagonista llamada Patria y nacida en 1959, muestra una creacinmetonmica a partir de la experiencia de la revolucin como punto principal de referen-cia de su existencia. Por la relacin intertextual con el octavo captulo de Paradiso de

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    Jos Lezama Lima, famoso por su carga ertica, pero sobre todo por tematizar la nece-sidad imperiosa de gran parte del pueblo cubano y la escasez de los bienes fundamen-tales de la vida cotidiana, Zo Valds se atreve criticar el desarrollo prctico del procesorevolucionario, y lo hace a partir de argumentos tanto materiales como espirituales.En la historia del exilio, desde Cabrera Infante a Valds, la falta de bienes toma una

    posicin creciente y llega a su auge con Zo Valds. Desde su exilio parisiense, la autorasigue repitiendo y variando el modelo exitoso de su primera novela. Los trucos contrala precariedad, los coches cincuenteros, los edificios al borde del derrumbe forman,

    junto a la ropa hecha en casa, simple pero sexy, una esttica propia que me gustarallamar cubanidad exotizada, y que dispone de una subcategora que mi colega FlorianBorchmeyer ha bautizado, haciendo referencia a la obra de Amir Valle, la esttica delas ruinas. La Cuba exotizada, construccin de los medios extranjeros y del turismo,oculta la duradera y evidente divisin del pas entre los que tienen recursos, monedaconvertible, poder pblico y acceso a internet, y el resto, la masa, los pobres, los pre-carios. El exotismo y la esttica de las ruinas no se perciben desde dentro. Para los cu-banos, incluso los exiliados, divisiones y facciones de la sociedad se definen y se juzganen funcin y dependencia de Castro y del rgimen revolucionario, tal y como Mara PazBalibrea lo haba descrito con respecto a Franco y los espaoles.

    Mientras Zo Valds escriba en Pars y Jess Daz trabajaba en Madrid, Jos ManuelPrieto se formaba en Rusia, desde donde se mud a Mxico y despus a Nueva York,lugar donde reside actualmente. Su ltimo ensayo, La revolucin cubana explicada a lostaxistas, con el tono divertido de cierta literatura consejera (del tipo Como ser infeliz ydisfrutarlo) parece escrito para el pblico del mundo norteamericano y europeo, entreel que tiene cierto xito, quizs por ser una tesela ms en el complejo mosaico de lamencionada exotizacin. Prieto, maravillado siempre ante la inmensa popularidad dela revolucin cubana entre los taxistas de todo el mundo, como dice l mismo, sacaprovecho sta es mi tesis del exotismo para charlar de forma divertida tambin sobrelos aspectos negativos olvidados de la Revolucin (como el compromiso blico en frica,poco apreciado por el pueblo cubano). Prieto entra en un tema que nos lleva al ncleodel problema: aquella gente que asumi el riesgo de huir en barcos minsculos, balsase incluso neumticos (cauchos), los balseros. Sobre esto, Prieto dice:

    Como dej el pas cmodamente en avin, como no deb escapar con riesgo demi vida ni intentar riesgosa maniobra alguna, he tenido noticias de la horribletragedia de los balseros slo por historias que he escuchado infinidad de vecesde labios de quienes lograron llegar. Relaciones verdicas de esas fugas, historiasde naufragios que me han helado la sangre en las venas aunque sin alcanzarnunca a imaginarme el drama en toda su magnitud, el destino terrible de los quese lanzan al mar.Algo, djenme decirles, que jams habra hecho, embarcarme en una balsa. Haymucho jefe que camelar, congresos y conferencias que maquinar, viajes en co-misin de servicio en los que desertar limpiamente, de guante blanco, por asdecirlo. Todos mis amigos porque este asunto es tambin de clase, qu no loes?, han volado as. Ninguno en la disyuntiva de abordar una balsa. Quizsalguno profundamente varado con nios (porque a los nios se les prohbe via-

    jar), o un trabajo con acceso a informacin confidencial, esa figura legal, unobstculo insalvable. Y, entonces, el mar, la fuga como nica salida.

    Strausfeld constata una diferencia llamativa de clase social entre el primer exilio y losmarielitos de los aos 80; y lo mismo se aprecia de forma ms radical en relacin conlos balseros posteriores. Esta forma de xodo masivo, descrita por Ivn de la Nuez en

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    La balsa perpetua: Soledad y conexiones de la cultura cubana (1998), es el camino delos pobres, como anota Michi Strausfeld:

    35.000 balseros dejaron el pas en direccin a Miami. Gusanos, marielitosy balseros forman hoy el exilio cubano en Florida, y con los dos ltimos grupos

    ste cambi de color: de blanco a mulato y negro. (Strausfeld 2000: 15)El balsero, como el africano que llega a las islas Canarias en patera, es un migrante,

    no un exiliado. Pero no me parece que tengamos derecho a juzgar de los motivos deambos grupos, como lo insina Ivn de la Nuez en su ensayo. Tanto los cubanos que

    volan en avin para salir del pas como los emigrantes desesperados lo hacen pormotivos plurales y complejos, y la atribucin de motivos honorables y polticos al primergrupo los exiliados y de motivos bajos y financieros al segundo grupo los balse-ros me parece demasiado simple despus de haber visto, entre colegas universitarioscubanos, una tendencia muy comprensible a sacar provecho material de sus estanciasen el extranjero. La diferencia entre el exilio y la migracin existe, pero, por una parte,existen puntos de contacto entre ambos y, por otra, me parece que el desafo msgrande hoy en da es el fenmeno migratorio, por sus implicaciones ms amplias en uncontexto de creciente desigualdad en el mundo. Pero en el contexto del exilio, el casocubano me parece particularmente pertinente por disponer de dos conceptos adiciona-les que no surgen en todas las otras formas de exilio: la dispora y el insilio.

    3.2 Fenmenos colaterales: dispora e insilioMencion brevemente que la revista Encuentro de la cultura cubana, editada por JessDaz, es slo una entre muchas; otra, tambin publicada en Espaa por Rafael SnchezMejas, lleva el ttulo programtico de Dispora. Michi Strausfeld habla de otras revis-tas en Suecia, Mxico y EEUU en su artculo titulado Isla-Dispora-Exilio. Anotacionesacerca de la publicacin y distribucin de la narrativa cubana en los aos noventa

    (Strausfeld 2000: 17), donde el ttulo parece plantear una oposicin entre exilio y dis-pora. Conocemos la ltima nocin en el contexto del pueblo de Israel condenado a vivirdisperso por todo el mundo, en la dispora, incluso despus de la fundacin del estado

    judo hace unos cincuenta aos. El trmino sugiere que una unidad tnica o religiosase define justamente a travs de la totalidad de sus miembros esparcidos los Sinti yRoma, gitanos en la terminologa espaola, seran otro ejemplo tpico. Considerar alos cubanos emigrados a EEUU y Europa una dispora oculta por un lado los motivoshistricos concretos del xodo de casi un 20% de la poblacin de la isla, y sugiere, porotro lado, una coherencia entre la produccin artstica de los cubanos dentro y fuera deCuba, lo que no corresponde a los hechos hasta ahora. Sin embargo, personas tantodel mbito europeo (Michi Strausfeld) como de Cuba (Sonia Almazn) se sirven de esteconcepto demasiado unificador e idealista, en mi opinin. Strausfeld define la dis-pora como grupo de cubanos que no dejaron la isla por motivos polticos y que puedenpor lo tanto volver o visitar su pas cuando quieran (Strausfeld 2000: 15), definicincorrecta en el momento de su publicacin, pero falsificada por el rechazo del rgimen adejar entrar a cubanos crticos como Jess Daz. El trmino me parece utilizable sobretodo en el contexto de autores como Daz, quien sigui asumiendo la responsabilidadpor el desarrollo del proceso revolucionario incluso desde Europa. En general, resultaser un concepto unificador de valor heurstico cuando se trata de construir una culturacubana, pero que corre el riesgo de hacer olvidar los motivos de la emigracin masiva.

    Al otro lado de la escala encontramos a escritores que siguen viviendo en Cuba sinparticipar abiertamente en la discusin en torno al futuro del socialismo tropical, y ahoravuelvo, como haba anunciado, al caso particular de Pablo Juan Gutirrez, autor, entreotras, de novelas como El Rey de la Habana y Triloga sucia de la Habana . Sus obras se

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    encuentran en el lmite de la pornografa cruda y son abiertamente machistas, racistas ymisginas. Gutirrez es provocador hasta en la foto que le muestra desnudo en su bal-cn de la Habana vieja, publicada en Der Spiegel, donde un artculo extenso se asombrade que este enfant terrible de las letras caribeas no piense en exiliarse. Sin embargo,las novelas de Gutirrez no estn a la venta en la isla, se comercializan exclusivamente

    en el extranjero, y esta inhibicin no se debe a su carcter pornogrfico. En su anlisisdiscursivo de la escritura de Gutirrez, Isabel Exner (2005) demuestra la transgresinpoltica que este autor logra codificar en sus narraciones polticamente tan incorrectas.En este sentido, Gutirrez, inadvertido por su ciudad y su sociedad, es un ejemplo tpicode insilio, un escritor que prefiere el silenciamiento (siempre relativo) al exilio (siempretotal). Con su xito en el extranjero, es un caso particular del insilio porque, por sunaturaleza, esta forma de protesta raramente aparece en el horizonte de la ciencialiteraria. Pero gracias a la larga duracin del proceso revolucionario en Cuba, gracias ala salida tarda de ciertos autores y crticos del pas, o, a veces, del armario ideolgicoo personal, conseguimos al menos algunas informaciones sobre el insilio, camino fcilslo en apariencia. Por el insilio optaron muchos intelectuales del franquismo, del TercerReich, de todas las dictaduras del mundo.

    4. Nuevas vasPor la desproporcin entre su fama fuera del pas y su silenciamiento en Cuba, Gutirrezes un insiliado muy particular. No se puede especular cunto tiempo se puede escondero silenciar a un escritor tan prominente afuera frente a sus ciudadanos, dado que hoy ladisponibilidad de una cantidad enorme de saberes culturales en la red sustraer algnda al rgimen su control total. Este proceso, a pesar de ciertos mtodos de control deinternet, est en pleno desarrollo y abre dimensiones insospechadas al insilio. Se cono-cen las plataformas polticas en la red y su impacto tambin dentro de ciertos grupos dela sociedad cubana; baste mencionar el blog de Orlando Zapata Tamayo (http://orlan-dozapatatamayo.blogspot.com/), quien acusa al gobierno de la detencin de ciudadanospor motivos polticos.

    Tambin la literatura y la crtica cultural cubanas se apropian de la red. Entre losblogs de los autores destaca l de ngel Santiesteban 3 (1966), donde el autor publicaentrevistas y relatos, entre ellos una historia en la que la hermana del protagonista sedespide de l porque se va rumbo a Miami. Paulatinamente, Pedro Juan Gutirrez lograpublicar relatos sueltos en revistas de la isla (como Miedo en La gaceta de Cuba ). Enla red, se encuentra una entrevista del antroplogo cubano Vctor Fowler con Gutirrez.As, el silenciado gana voz como ciudadano habanero en la aldea global. Son pasos quevan en direccin a la disolucin de las inhibiciones. Pero dnde fijar el lugar del autor Gutirrez? Lejos de sus lectores, podramos considerarle como autor de una literatura

    ni cubana ni internacional, una literatura sin residencia fija. En 1993, Gustavo PrezFirmat propuso tres categoras de la produccin cultural de los emigrantes: la literaturadel exilio (una literatura desaforadamente retrospectiva), la literatura de inmigrantes(literatura esencialmente prospectiva) y la literatura que llama tnica, literatura quecultiva, segn l, la diferencia.

    Los desarrollos de los pasados aos exigen una nueva cartografa, algo diferentepara el momento. El exilio parece, en trminos de Ottmar Ette, un saber estratgicoy tradicional de supervivencia, como lo era la literatura producida en los campos deconcentracin. Este exilio clsico parece, para volver a las palabras de Jordi Gracia, ago-tado por razones polticas en sus posibilidades de intervencin. Al margen del exilioencontramos no slo a los autores cubanos de la dispora, sino a los nuevos migrantes,

    3 http://www.cubaencuentro.com/angel-santiesteban/blogs/los-hijos-que-nadie-quiso, sustituidoltimamente por http://loshijosquenadiequiso.blogspot.com/.

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    INGENSCHAY, Dieter (2010): Exilio, insilio y dispora. La literatura cubana en la poca de las literaturas sinresidencia ja [en lnea]. En: ngulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural , vol. 2,nm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulos02.htm. ISSN: 1989-4015

    ex balseros que tienen que arreglar una vida propia en una sociedad ajena. Todos estosgrupos, tanto los exiliados en posicin de espera como los representantes de una lite-ratura del desplazamiento o sin residencia fija comparten la experiencia de un mundoalienado que Edward Said sigue llamando exilio:

    The exile knows that in a secular and contingent world, homes are always pro-visional. Borders and barriers which enclose us within the safety of familiarterritory can also become prisons, and are often defended beyond reason andnecessity. Exiles cross borders, break barriers of thought and experience 4. (Said1990: 4)

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    TOLA DE HABICH, Fernando; y GRIEVE, Patricia (1971):Los espaoles y el boom .Caracas: Tiempo Nuevo.

    4 El exilio sabe que, en un mundo secular y contingente, los hogares son siempre provisionales.Las fronteras y barreras que nos encierran en la seguridad del territorio familiar pueden muy bienvolverse crceles, y muchas veces se las de ende ms all de la razn y la necesidad. Los exiliosrompen las barreras del pensamiento y de la experiencia.