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leccion de bioquimica
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Si alguna vez le extrajeron sangre o entregó una muestra de orina en un frasco, significa que le
hicieron un análisis de laboratorio. Los análisis de laboratorio examinan una muestra de sangre, de
orina o tejidos corporales. Un técnico o el médico analizan las muestras para determinar si los
resultados están dentro de los límites normales. Los análisis usan un límite de valores porque lo
que se considera normal varía de una persona a otra. Existen muchos factores que afectan los
resultados de los análisis. Entre ellos:
Sexo, edad y raza
Lo que come y lo que bebe
Las medicinas que toma
El seguimiento de las instrucciones antes del análisis
El médico también puede comparar los resultados con los resultados de los análisis anteriores. Los
análisis de laboratorio suelen ser parte de un examen de rutina para detectar cambios en su salud.
También ayudan a los médicos a diagnosticar cuadros clínicos, planificar o evaluar tratamientos y
controlar enfermedades.
Glucosa en sangre
Todas las células del organismo necesitan que diariamente se les aporte energía para que puedan trabajar de
manera adecuada, regular funciones vitales (como latido cardiaco, movimientos digestivos y respiración), controlar
la temperatura corporal y mantener a los músculos activos. Dicho requerimiento se obtiene mediante el seguimiento
de dieta balanceada en nutrientes, entre los que se encuentran proteínas, vitaminas, grasas y azúcar, siendo ésta
una de las principales fuentes energéticas. También se le denomina glucosa, y es un elemento perteneciente al
grupo de los carbohidratos, los cuales están formados por carbono, hidrógeno y oxígeno, y se les clasifica como
simples y complejos. Los primeros se caracterizan por tener sabor dulce, se digieren desde que entran en contacto
con la saliva y pasan rápidamente a la sangre, por ello, nos brindan energía de inmediato. A su vez, se dividen en
monosacáridos (por ejemplo, la glucosa, fructosa y galactosa, cuyas fuentes principales son la miel, frutas, leche y
jugos) y disacáridos (como la sacarosa, maltosa y lactosa, que se encuentran en azúcar de mesa, leche, cerveza y
mermeladas).
Los llamados complejos no son dulces, tardan más tiempo en digerirse y, por tanto, su paso al torrente sanguíneo es
lento; entre ellos se encuentran los oligosacáridos (maltotriosas y dextrinas, contenidas, por ejemplo, en bebidas
energéticas para deportistas o bizcochos) y polisacáridos; estos últimos se dividen en feculentos (almidón y féculas,
por ejemplo, papas, camote, cereales, pastas, pan y plátano) y fibrosos (llamados celulosa, lignina y pectina, como
arroz, tortilla, salvado de trigo y de avena, manzanas y verduras verdes, entre otros).
Paso por el cuerpo
Cuando ingerimos algún alimento pasa a lo largo del tubo digestivo, en donde se pone en marcha cadena de
transformaciones químicas que lo convierte en nutrientes y, al llegar al intestino delgado, la glucosa que contiene
pasa a la sangre. Este fluido se encarga de transportarla al hígado (como reserva), cerebro y células del organismo,
en donde es utilizada como energía.
Para que esto último pueda lograrse se requiere de la insulina, sustancia que funge como la llave que abre la puerta
de las células; en tanto que cerebro y tejido nervioso no necesitan de la acción de dicho elemento, ya que reciben el
azúcar directamente del torrente sanguíneo.
Ahora bien, una vez que la glucosa llega a las células es degradada con ayuda del oxígeno, es decir, entra en estado
de combustión y como resultado se convierte en agua (que eliminamos o reutilizamos) y anhídrido carbónico (que
exhalamos gracias a los pulmones). De esta manera queda liberada la energía en nuestros tejidos, lo cual nos
permite pensar, estudiar, recordar, hablar, caminar, correr, trabajar, respirar, tener relaciones sexuales y hasta
descansar.
Cuando se tiene deficiencia de azúcar en sangre (hipoglucemia) el organismo, en el afán de conseguirla, transforma
a las proteínas en carbohidratos para evitar daños irreversibles a nuestra salud, pues debido a la carencia de dicho
"combustible" el cuerpo no puede funcionar adecuadamente lo que, incluso, llega a derivar en la muerte de
neuronas (células cerebrales).
Por otra parte, hay personas que llegan a presentar niveles elevados de glucosa en sangre (diabetes), lo que puede
deberse a que su organismo no produce insulina (tipo 1) o la que se genera es insuficiente o mal asimilada (tipo 2).
Hipoglucemia
Condición que se caracteriza por ocasionar descenso en los niveles de azúcar en la sangre (menor a 60 miligramos
por decilitro de sangre), lo que impide que las células reciban adecuado aporte de energía; sus causas incluyen:
Reacción al medicamento o insulina en personas con diabetes.
Saltarse o retrasar alguna comida.
Administración de ciertos fármacos, por ejemplo, aquellos que se indican para tratar neumonía relacionada con
el sida.
Trastornos psicológicos, entre los que se encuentran ansiedad generalizada o nerviosismo.
Consumo excesivo de alcohol.
Tumor en páncreas.
Practicar ejercicio vigoroso por largos periodos.
En cuanto a los síntomas que ocasiona la hipoglucemia cabe destacar que cada persona puede experimentarlos en
forma diferente; a continuación se describen:
Temblores.
Mareos.
Sudoración.
Hambre.
Dolor de cabeza.
Irritabilidad.
Palidez.
Cambios súbitos en el ánimo o comportamiento, como llorar sin razón aparente.
Movimientos torpes.
Dificultad para prestar atención.
Sensación de hormigueo alrededor de la boca.
Cuando se presentan este tipo de molestias lo más conveniente es acudir al médico para que además de realizar
historia médica completa y examen físico, solicite exámenes de sangre para conocer el nivel de glucosa. Una vez
confirmado el diagnóstico de hipoglucemia, el médico prescribirá el tratamiento adecuado, el cual puede incluir la
administración de glucagón (hormona que estimula la producción de glucosa por parte del hígado), intervención
quirúrgica (en caso de tener tumor en el páncreas) y modificaciones en los hábitos alimenticios (realizar de 5 a 6
comidas ligeras y balanceadas).
Diabetes
También conocida como hiperglucemia, es una enfermedad que se manifiesta cuando el organismo no produce
insulina (tipo 1) o la que genera es insuficiente (tipo 2), lo que deriva en dificultad para utilizar y controlar los niveles
de glucosa, la cual se acumula en la sangre. Cuando la cantidad de azúcar en dicho fluido es alta empieza a escapar
por la orina, además de manifestarse los siguientes síntomas:
Sed excesiva.
Aumento del apetito.
Cansancio y debilidad.
Pérdida de peso.
Aliento con olor a fruta.
Somnolencia.
Visión borrosa.
En ocasiones pérdida del conocimiento.
Aunque esta enfermedad no tiene una causa específica se dice que está relacionada con ciertos factores de riesgo,
los cuales incluyen:
Historia familiar del padecimiento.
Infecciones virales que pueden afectar al páncreas.
Alteraciones del organismo en su sistema de defensa, lo que lleva a la autodestrucción de sus propias células
productoras de insulina.
Obesidad.
Malos hábitos alimenticios.
Escasa o nula práctica de ejercicio físico.
El diagnóstico se realiza con base en los síntomas antes citados y análisis de sangre y, una vez confirmado, el
endocrinólogo indica la administración de insulina cuando se trata de diabetes tipo 1, en tanto que para el tipo 2 se
recetan medicamentos hiploglucemiantes (aquellos que bajan los niveles de glucosa) y bajar de peso, y en ambos
casos recomienda modificaciones en la dieta, por ejemplo, reducir el consumo de carbohidratos simples (aquellos
que tienen sabor dulce) y preferir los complejos (almidón, fécula o arroz), además de ingerir fibra, frutas, verduras,
carnes (con poca grasa) y sustitutos del azúcar.
Es muy importante seguir el tratamiento al pie de la letra y mantener controlados los niveles de glucosa, ya que las
personas que los tienen elevados por largos periodos pueden presentar lesiones en ojos, riñones y nervios,
infecciones en pies, así como infarto cardiaco.
Medición
El endocrinólogo normalmente recomienda a las personas con alteraciones en sus niveles de glucosa (hipoglucemia
y diabetes) que midan éstos de 4 a 6 veces al día, ello con el fin de que puedan percatarse de qué manera influyen
dieta y actividades en la cantidad de azúcar en su organismo. De esta manera el especialista obtiene la información
necesaria para ajustar las dosis de medicamentos y hacer modificaciones en la dieta.
La medición la puede hacer el mismo paciente, ya que la industria farmacéutica ofrece monitores de glucosa, los
cuales son de uso fácil e impiden que se tenga que recurrir a un laboratorio de análisis clínicos varias veces al día.
Existen dos formas de lograr el cometido, a continuación se describen:
Examen visual. El paciente se pincha la yema de un dedo y deja caer una gota de sangre en el extremo de una
tira reactiva; el color que adquiere ésta se compara con una escala impresa en el empaque de las mismas. Esta
prueba sólo indica los rangos en los que se encuentran los niveles de azúcar en sangre, por ejemplo, entre
80mg/dl y 120 mg/dl o 180 mg/dl y 240 mg/dl.
Examen con medidor. Los monitores para medir la glucosa son aparatos pequeños que caben en la mano y
funcionan con baterías, y tienen la propiedad de proporcionar las cifras exactas de azúcar en sangre. Para ello,
el paciente debe pinchar su dedo y dejar caer una gota de sangre en una tira reactiva, la cual se introduce al
medidor y después de algunos segundos aparece en una pantalla la cantidad de glucosa en miligramos.
Por último, considere que es posible mantener bajo control los niveles altos y bajos de glucosa en sangre, sólo se
requiere que el afectado ponga de su parte y cumpla con su plan de alimentación, mida sus niveles de azúcar varias
veces al día, practique ejercicio y tome en la dosis y horario adecuado sus medicamentos. De esta manera, será
posible seguir vida normal y evitar que las complicaciones de hipoglucemia y diabetes deterioren su salud.
Perfil de lípidos
El también llamado perfil lipídico o de riesgo coronario es examen clínico sumamente útil y necesario, ya que
permite averiguar la concentración en sangre de los diferentes tipos de grasas o lípidos. Cabe recordar que los altos
índices de dichas sustancias son factor determinante en la aparición de afecciones cardiacas y accidentes
cerebrovasculares.
Para qué sirve
Este estudio mide los niveles de las siguientes sustancias:
1) Colesterol:
Se trata de sustancia grasa o lípido presente en todas las células del cuerpo. Se obtiene por vía endógena o
exógena.
El hígado elabora la mayor parte del colesterol necesario para formar las membranas celulares y producir ciertas
hormonas (vía endógena).
Cuando ingerimos alimentos de origen animal, como carne, huevos y productos lácteos, introducimos colesterol
adicional al organismo (vía exógena).
2) Lipoproteína de alta densidad (HDL):
Las partículas de HDL transportan el colesterol de las células nuevamente al hígado, donde puede ser eliminado
por el organismo.
El colesterol HDL se denomina “colesterol bueno” porque se cree que los niveles elevados de esta sustancia
reducen el riesgo cardiovascular.
Las personas con deficiencia de HDL tienen mayor riesgo cardiovascular, incluso si su colesterol total es inferior
a la cifra considerada como ideal (200 mg/dl).
El déficit de HDL es consecuencia de una vida sedentaria (poca o nula actividad física) o de ciertas
enfermedades, como diabetes tipo 2 (alta concentración de sangre ante la incapacidad del organismo para
utilizarla).
En general, los hombres tienen concentraciones inferiores de esta sustancia respecto a las mujeres, ya que el
estrógeno (hormona femenina) aumenta el de HDL. Cabe aclarar que cuando ellas dejan de menstruar
(menopausia), sus niveles de este lípido pueden disminuir.
3) Lipoproteína de baja densidad (LDL):
El colesterol LDL se conoce como “colesterol malo” porque se cree que los niveles elevados contribuyen a la
enfermedad cardiovascular. Un exceso de esta en la sangre propicia acumulación de grasa (denominada placa)
en las paredes de las arterias, la cual inicia el proceso de la enfermedad aterosclerótica.
Si se acumula placa en las arterias que irrigan el corazón, el riesgo de sufrir ataque cardíaco se incrementa. Los
niveles de LDL pueden ser elevados en personas con escasa actividad física y cuya alimentación es rica en
grasas saturadas, colesterol y/o carbohidratos.
En ocasiones el hipotiroidismo (función disminuida de la glándula tiroides, localizada en el cuello) puede elevar
la concentración de LDL.
4) Triglicéridos:
Los triglicéridos son grasas que suministran energía a los músculos. Al igual que el colesterol, son transportados
a las células del organismo por las lipoproteínas de la sangre.
Una alimentación alta en grasas saturadas o hidratos de carbono puede elevar los niveles de triglicéridos, los
cuales pueden aumentar por sí mismos el riesgo cardiovascular, pero no todos los científicos concuerdan en ello.
Alto porcentaje de personas con concentraciones elevadas de triglicéridos son obesos o tienen déficit de
colesterol HDL, además de que sufren presión arterial anormal (hipertensión) o diabetes, todos ellos factores de
riesgo cardiovascular. Los niveles máximos de triglicéridos (más de 1,000 mg/dl) pueden producir dolor
abdominal y enfermedad potencialmente mortal del páncreas (pancreatitis).
5) Colesterol total:
El colesterol total en sangre es la suma del colesterol transportado en las partículas de LDL, HDL y otras
lipoproteínas.
Algunos especialistas sugieren que todos los adultos mayores de 20 años de edad se realicen perfil lipoproteico
completo al menos cada 5 años, a fin de evaluar su riesgo de sufrir infarto (muerte de tejido por la falta de riego
sanguíneo; los más graves ocurren en corazón y cerebro). Si el paciente ha sufrido ataque cardiaco, tiene diabetes o
padece hiperlipidemia (alto nivel de grasas en sangre), la frecuencia cambiará de acuerdo con el comportamiento
del individuo y la opinión del médico que lo atienda.
En qué consiste
La realización de esta prueba requiere muestra de sangre, misma que por lo general se extrae de una vena de la
parte interior del codo o del dorso de la mano. El sitio se limpia con desinfectante (antiséptico), y con banda elástica
se rodea la parte superior del brazo, a fin de aplicar presión en el área y hacer que el vaso sanguíneo se llene.
Se introduce suavemente aguja por el conducto y se recolecta la muestra en frasco hermético o en tubo pegado a la
cánula. La banda elástica se retira del brazo, y una vez que se ha recogido la cantidad suficiente de sangre, se retira
el instrumental y se cubre el sitio de punción para detener cualquier sangrado.
En bebés o en niños pequeños se puede utilizar instrumento puntiagudo, llamado lanceta, para punzar un dedo. La
sangre se recoge en tubo pequeño de vidrio (pipeta), portaobjetos o tira reactiva. Asimismo, se puede colocar
vendaje sobre el área si hay sangrado.
Finalmente, la muestra se envía al laboratorio para someterse a estudio con reactivos. Los resultados suelen estar
listos en 24 horas, incluso antes.
Preparación del paciente
La persona que se somete a este examen debe ayunar entre 10 y 12 horas antes del análisis; el único líquido
que puede consumir es agua simple.
Si se miden los niveles de colesterol a partir de muestra de sangre no tomada en ayunas, sólo será posible
calcular el colesterol total y el HDL. Si los resultados indican colesterol total elevado o colesterol HDL bajo, o si el
paciente tiene otros factores de riesgo cardiovascular, es muy probable que el médico solicite perfil lipoproteico
completo.
El examen debe realizarse en laboratorio especializado. Las pruebas que se realizan en ferias de la salud,
centros comerciales o mediante equipo casero no siempre ofrecen resultados confiables y sólo son
referenciales.
Antes de someterse a análisis de colesterol, el enfermo debe mantener su peso habitual y no alterar su
actividad física ni cambiar su alimentación regular.
Riesgos
Generalmente no representa mayor problema para las personas. Únicamente existe riesgo al obtener la muestra de
sangre, lo cual depende de las características de las venas del paciente, ya que su tamaño y resistencia varían en
cada individuo, y hay casos en los que llegan a ocasionarse lesiones con facilidad.
Otras consecuencias asociadas con la extracción del vital líquido, aunque se presentan con baja frecuencia,
incluyen: hemorragia excesiva, desmayo, sensación de mareo, hematoma (acumulación de sangre debajo de la piel
o “moretón”) e infección (aunque el riesgo es leve, existe cada vez que ocurre ruptura de la epidermis).
La aguja siempre debe ser estéril y desechable, a fin de evitar la propagación de infecciones como las ocasionadas
por los virus de la hepatitis B y C (generan daño en el hígado y condicionan la formación de cáncer) o de
inmunodeficiencia humana (VIH, que ocasiona el sida).
Resultados
Las siguientes tablas muestran los niveles de colesterol y triglicéridos, y cómo se consideran:
Colesterol total
Cantidad (en miligramos por
decilitro o mg/dl)
Se considera
Menos de 200 Deseable
200-239 Limítrofe
240 o más Alto
Colesterol LDL
Cantidad (en miligramos por
decilitro o mg/dl)
Se considera
Menos de 100 Deseable
100-129 Casi óptimo/ superior al
óptimo
130-159 Limítrofe
160-189 Alto
190 o más Muy alto
Colesterol HDL
Cantidad (en miligramos por Se considera
decilitro o mg/dl)
Menos de 39 Bajo
40 o más Deseable
Triglicéridos
Cantidad (en miligramos por
decilitro o mg/dl)
Se considera
Menos de 150 Normal
150-199 Limítrofe
200-499 Alto
500 o más Muy alto
Examen general de orina
Es la evaluación física, química y microscópica de la orina (fluido amarillento, de olor característico, que es
secretado por los riñones y eliminado por el aparato urinario) a través de diferentes estudios que permiten detectar
y medir la presencia de diversos compuestos.
Gracias al examen general de orina es posible encontrar microorganismos infecciosos y sustancias tóxicas, pero
también se puede evaluar el funcionamiento renal (de los riñones), nivel de glucosa (azúcar) y otros problemas del
metabolismo (procesos fisicoquímicos que realiza el organismo para obtener energía y mantener adecuado
desempeño).
Para qué sirve
El análisis de orina es una de las pruebas de laboratorio más solicitadas por el médico:Para diagnosticar infecciones
urinarias.
A fin de diagnosticar infecciones urinarias.
Como parte de un examen médico de rutina, ya que permite detectar los signos iniciales de diversas afecciones.
Cuando la persona presenta manifestaciones de enfermedad renal o diabetes (elevada concentración de glucosa
en sangre debido a la incapacidad del organismo para aprovecharla), o bien, para vigilar los resultados del
tratamiento encaminado a atender tales padecimientos.
Para confirmar hematuria o sangre en la orina, lo que puede deberse a afecciones en la vejiga, riñones o
próstata.
En qué consiste
El punto de partida es la obtención de una muestra de orina, misma que, según las necesidades del caso, puede ser
de dos tipos:
Toma limpia de orina. Es la más común; consiste en seleccionar parte de la primera muestra de la mañana,
evitando el ingreso de gérmenes de la vagina o el pene.
Volumen urinario en 24 horas. Permite medir la cantidad y cualidades del fluido generado a lo largo de un día.
Una vez que se recolecta, la muestra se envía al laboratorio, donde se examinan tres puntos básicos:
Color, olor y aspecto físico. Este apartado hace referencia a la apariencia que tiene el fluido, es decir, se
puntualiza si es pálido, amarillo claro u oscuro, o bien, si es translúcido o turbio, y cuál es su aroma. Estas
apreciaciones se complementan con una prueba de gravedad específica saber qué tan diluida o concentrada
está.
Apariencia microscópica. La muestra se examina bajo un microscopio para buscar células, cristales urinarios,
mucosidad y otras sustancias, así como para identificar bacterias o microorganismos que pudieran estar
presentes.
Apariencia química. Se evalúan sustancias posiblemente contenidas en la orina con ayuda de tiras especiales
(reactivas), las cuales tienen pequeñas almohadillas de químicos que cambian de color cuando entran en
contacto con los compuestos que interesa analizar.
Preparación del paciente
Debido a que algunos medicamentos cambian el color de la orina, el experto suele solicitar que se suspenda su
administración momentáneamente, a fin de evitar alteraciones en el resultado.
Es importante señalar que para la obtención de orina se deben seguir ciertos pasos, según el tipo de muestra a
obtener:
a) Toma de orina limpia:
Se necesita que la muestra haya estado en la vejiga durante 2 ó 3 horas, o bien, que se recolecte la primera micción
de la mañana. La persona debe lavarse muy bien las manos con agua y jabón. Asimismo, será necesario el uso de
un recipiente estéril con tapa para recoger el fluido, y seguir ciertos pasos.
Niñas y mujeres:
Se deben mantener los labios vaginales separados y abiertos; a continuación, hay que orinar cantidad pequeña
en el inodoro e inmediatamente detener el flujo de orina.
Se sostiene el envase recolector a unos cuantos centímetros de la uretra, y se reanudará la micción hasta que el
contenido esté aproximadamente a la mitad, o donde haya indicado el médico.
El flujo se detiene nuevamente, se cierra el recipiente y se termina de orinar en el inodoro.
Niños y hombres:
Si el pene no está circuncidado, se deberá retraer el prepucio.
A continuación, se orina cantidad pequeña en el inodoro y luego se retiene el flujo.
Se toma el recipiente estéril y se continúa la micción para recolectar la muestra, aproximadamente a la mitad
del contenedor o hasta donde haya indicado el médico.
Se interrumpe de nuevo el flujo, se cierra el envase y se termina de orinar en el inodoro.
Bebés:
El procedimiento es igual al de la toma de 24 horas: luego de asear la zona genital, se utiliza bolsa colectora
especial con cinta adhesiva en un extremo; en los niños debe introducirse el pene dentro de la abertura, en tanto
que en las niñas ésta se ubica sobre los labios mayores. Luego se pone el pañal sobre la bolsa asegurada y, una vez
que se tiene el fluido, se vacía en el contenedor.
b) Volumen urinario en 24 horas:
El primer día, luego de despertar, se emite la orina en el inodoro (no se toma para el estudio).
Después, se recolecta toda la orina posterior en un envase especial, durante las siguientes 24 horas.
Esto implica que, en un segundo día, sí se orine en el recipiente al levantarse de mañana, dando con ello por
concluida la toma de la muestra.
Durante el proceso de recolección, el recipiente debe permanecer tapado en lugar fresco o en el refrigerador.
Al concluir se debe marcar el envase con el nombre, fecha y hora de finalización, llevarlo al laboratorio de
análisis de acuerdo con las instrucciones del facultativo.
En el caso de los bebés, se debe lavar completamente el área alrededor de la uretra (abertura por donde sale la
orina) y utilizar bolsa colectora especial que cuenta con cinta adhesiva en un extremo para asegurarla (en los niños
debe colocarse todo el pene dentro de la abertura, mientras que en las niñas ésta va sobre los labios mayores). Por
último, ponga el pañal como acostumbra sobre la bolsa asegurada.
Es posible que el procedimiento se deba repetir, pues hay chicos que pueden desplazar la bolsa, haciendo que la
muestra sea absorbida por el pañal. Revise al bebé frecuentemente y cambie la bolsa después de que éste haya
orinado; luego, vierta el fluido en un recipiente suministrado por el médico.
¿Hay riesgos?
El examen sólo implica la micción normal y no representa molestias.
Resultados
Debido a la gran cantidad de variables que analiza, el examen general de orina arroja resultados complejos, los
cuales se consideran normales cuando presentan:
Aspecto: claro.
Color: amarillo ámbar.
Olor: aromático.
Acidez (pH): 4.6 a 8.0 (media de 6.0).
Proteínas: 0 a 8 miligramos por decilitro (mg/dl); en la prueba de 24 horas los resultados esperados son 50 a 80
mg totales, e inferiores a 250 mg totales tras la práctica de ejercicio físico.
Gravedad específica: el valor en recién nacidos es 1,001 a 1,020, y en adultos 1,005 a 1,030. En ancianos estas
cifras disminuyen con la edad (los valores están dados en la escala Orina S.G., que mide la concentración de
partículas en una solución).
Esterasa leucocitaria: negativo.
Nitritos: negativo.
Cetonas: negativo
Cristales: negativo.
Cilindros: ausencia.
Glucosa: en orina limpia debe ser negativa o ausente, y en muestra de 24 horas su valor es 50 a 300 miligramos
(mg) totales.
Leucocitos: 0 a 4 por campo de baja potencia.
Cilindros leucocitarios: negativo.
Eritrocitos: igual o menor a 2.
Cilindros eritrocitarios: ausencia.
Por otra parte, los resultados anormales varían de acuerdo con los aspectos que se detecten alterados:
Aspecto y color. Los cambios en este rubro pueden deberse a la presencia de bacterias, pus, glóbulos rojos,
hemorragia renal, deshidratación, fiebre, sudoración excesiva, ictericia o aumento de bilirrubina en la sangre
(asociada a problemas en el hígado). No obstante, también suele atribuirse al consumo de algunos alimentos.
Olor. Puede modificarse por infecciones, cetonuria (presencia de cuerpos cetónicos, común en diabetes y
trastornos alimenticios como anorexia y bulimia nerviosas), infección urinaria, funcionamiento inadecuado del
hígado (insuficiencia hepática) y fístula anal (fisura en el ano que se comunica con las vías urinarias).
pH (acidez). Puede aumentar por vómito, aspiración pulmonar del contenido gástrico, bacterias en vías
urinarias, mal funcionamiento renal y alimentación vegetariana. Por su parte, disminuye en caso de diabetes,
diarrea, enfisema (destrucción del tejido de los pulmones, casi siempre por tabaquismo), fiebre, trastornos del
sueño y desnutrición extrema (inanición).
Proteínas. Son indicadores de daño renal, el cual puede deberse a problemas como hipertensión arterial o
diabetes, así como a golpes, infecciones, intoxicación, cáncer, enfermedades autoinmunes (en las que el
sistema de defensas se confunde y ataca a los tejidos del propio organismo) y afecciones cardiacas.
Gravedad específica. Las cifras aumentan por deshidratación, fiebre, sudoración, vómito, diarrea, trastornos
circulatorios, insuficiencia cardiaca (el corazón deja de bombear sangre con eficacia) o tumores; asimismo,
disminuyen por hipotermia (baja temperatura corporal), insuficiencia renal (incapacidad para filtrar la sangre
adecuadamente) y otras enfermedades de los riñones.
Esterasa leucocitaria. Sustancia cuya presencia sugiere que hay glóbulos blancos y, por tanto, infecciones en
vías urinarias.
Nitritos. Señalan posible presencia de bacterias.
Cetonas. Compuestos que ayudan a detectar diabetes y problemas de malnutrición.
Cilindros. Partículas en forma de tubo compuestas de glóbulos blancos, rojos o células renales.
Glucosa. Tipo de azúcar que circula en la sangre; al estar presente indica en algunos problemas metabólicos y
regularmente diabetes.
Leucocitos. Son las células de defensa o glóbulos blancos; sugieren infecciones o daño de algún tipo en vías
urinarias.
Cilindros leucocitarios. Indican posible infección renal.
Eritrocitos. También llamados glóbulos rojos, son señal de probable infección en vías urinarias, daño por
traumatismo (golpes, accidentes), distintos tipos de cáncer y enfermedad de próstata.
Cilindros eritrocitarios. Se presentan en caso de hemorragia renal.
La interpretación del resultado del examen general de orina corresponderá exclusivamente al médico tratante,
quien realizará el diagnóstico del paciente tomando en cuenta la historia clínica, signos y síntomas, así como análisis
complementarios más específicos y estudios de imagen.
Grupo de pruebas metabólicas completas
Conjunto de 20 pruebas químicas realizadas en suero sanguíneo (parte de la sangre que no contiene células), a fin
de conocer las cifras de colesterol y proteína totales, diversos electrolitos (sodio, potasio y cloro) y otras sustancias
que reflejan el funcionamiento global del organismo, pero principalmente de hígado y riñón.
Para qué sirve
El médico puede solicitar este examen como parte de un chequeo de rutina anual, aunque también para valorar el
estado físico del paciente cuando se sospecha de problemas hepáticos, renales o trastornos alimenticios, como
anorexia nerviosa y bulimia.
Asimismo, dicha prueba aporta información sobre el metabolismo del cuerpo, ya que indica cómo funcionan riñones
e hígado, a la vez que evalúa los niveles de glucosa, colesterol y calcio, entre otros elementos.
En qué consiste
Cuando se analiza la sangre, se toma muestra a través de una vena (por lo general de la región interior del codo o
dorso de la mano). El sitio a puncionar se limpia con desinfectante y, a continuación, se coloca banda elástica
alrededor de la parte superior del brazo para concentrar la irrigación sanguínea en la zona.
Posteriormente, se introduce aguja en la vena y la sangre se recolecta en frasco hermético o tubo especial. Una vez
recogida la muestra del vital líquido, se cubre la herida con algodón para prevenir hemorragia.
Preparación del paciente
Es importante que la persona no consuma alimentos ni líquidos 8 horas previas al examen.
¿Hay riesgos?
Extraer muestra de sangre implica bajo riesgo, aunque en algunas personas pudiera presentarse:
Sangrado excesivo.
Desmayo o sensación de mareo.
Hematoma (acumulación de sangre debajo de la piel).
Infección.
Asimismo, la aguja siempre debe ser estéril y desechable, a fin de evitar la propagación de infecciones como las
ocasionadas por los virus de la hepatitis B y C (generan daño en el hígado y condicionan la formación de cáncer) o
de inmunodeficiencia humana (VIH, que ocasiona el sida).
Resultados
Los valores normales son:
1. Albúmina. 3.9 a 5.0 mg/dl (miligramos por decilitro de suero sanguíneo). Es una proteína producida por el
hígado.
2. Fosfatasa alcalina. 44 a 147 UI/l (unidades internacionales por litro). Proteína que se encuentra en todos los
tejidos corporales.
3. ALT (alanina transaminasa). 8 a 37 UI/l. Enzima que se encuentra en mayores cantidades en el hígado.
4. AST (aspartato de aminotransferasa). 10 a 34 UI/l. Enzima que se encuentra en altas cantidades en las células
del músculo cardíaco, hígado y músculo esquelético.
5. BUN (urea en la sangre). 7 a 20 mg/dl. Corresponde a nitrógeno ureico en sangre, el cual se forma cuando la
proteína se descompone.
6. Calcio en suero. 8.5 a 10.9 mg/dl. Este mineral es importante para la función cardiaca y ayuda en la
contracción muscular, señales nerviosas y coagulación sanguínea.
7. Cloruro en suero. 101 a 111 mmol/l (milimoles por litro). Tipo de electrolito que, junto con el potasio, sodio y
dióxido de carbono (CO2), ayuda a conservar el equilibrio apropiado de líquidos corporales.
8. CO2 (dióxido de carbono). 20 a 29 mmol/l. En el organismo se encuentra en forma de sustancia llamada
bicarbonato (HCO3-).
9. Creatinina. 0.8 a 1.4 mg/dl. Producto de degradación de la creatina, parte importante del músculo.
10. Bilirrubina directa. 0.0 a 0.3 mg/dl. Pigmento amarillento que se encuentra en la bilis, es decir, líquido
producido por el hígado.
11. Bilirrubina total. 0.2 a 1.9 mg/dl.
12. Gama GT (gamma-glutamiltranspeptidasa). 0 a 51 UI/l. Se produce en varios tejidos corporales,
principalmente en hígado y vesícula.
13. Examen de glucosa. 100 mg/dl. Azúcar utilizada por los tejidos como fuente de energía al combinarse con el
oxígeno de la respiración.
14. DHL (deshidrogenasa láctica). 105 a 333 UI/l. Proteína localizada en todo el cuerpo, la cual suele estar elevada
en todos los tipos de cáncer.
15. Fósforo en suero. 2.4 a 4.1 mg/dl. Se encuentra en el organismo formando parte de compuestos orgánicos
(proteínas, lípidos, y carbohidratos, entre otros) o como fosfatos inorgánicos cumpliendo funciones diversas,
como transporte de energía, estructura de tejidos y mantenimiento del pH (acidez) de los líquidos corporales.
16. Examen de potasio. 3.7 a 5.2 mEq/l (miliequivalentes por litro). Ayuda a nervios y músculos a comunicarse, al
igual que a movilizar los nutrientes dentro de las células y a extraer los productos de desecho de éstas.
17. Sodio en suero. 136 a 144 mEq/l. Se encuentra, principalmente, fuera de las células, en los fluidos
extracelulares del cuerpo humano.
18. Colesterol total. 100 a 240 mg/dl. Sustancia suave y serosa que el cuerpo necesita para funcionar
adecuadamente; pero en cantidades elevadas puede obstruir arterias.
19. Proteína total. 6.3 a 7.9 g/dl (gramos por decilitro). Medición aproximada de todas las proteínas encontradas
en la porción líquida de la sangre.
20. Ácido úrico. 4.1 a 8.8 mg/dl. Químico creado cuando el cuerpo descompone sustancias llamadas purinas, las
cuales se encuentran en algunos alimentos y bebidas, como hígado, anchoas, frijoles, cerveza y vino. La
mayor parte se disuelve en la sangre y viaja a los riñones, donde es expulsado a través de la orina.
Los resultados anormales pueden deberse a amplia variedad de padecimientos, como insuficiencia renal, problemas
respiratorios y complicaciones relacionadas con diabetes. Por ello, la interpretación de la prueba debe correr a cargo
de un médico (general o endocrinólogo).