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1 ANÁLISIS DE LA RELACIÓN ENTRE INTERMEDIACIÓN CREDITICIA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO EN VENEZUELA Antonio J. López R. (*) Julio 2003 (*) Investigador de Economía del Departamento de Análisis Económico del BCV. Agradezco a Omar Mendoza y a Saskia Portillo por sus comentarios y asesoría en la conducción de este trabajo. Las ideas expresadas en este trabajo son responsabilidad exclusiva del autor.

ANÁLISIS DE LA RELACIÓN ENTRE … · multinacionales, la influencia del sistema financiero en la actividad real de las economías, entre otros,. Entre las investigaciones …

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ANÁLISIS DE LA RELACIÓN ENTRE

INTERMEDIACIÓN CREDITICIA Y

CRECIMIENTO ECONÓMICO EN

VENEZUELA

Antonio J. López R. (*)

Julio 2003

(*) Investigador de Economía del Departamento de Análisis Económico del BCV. Agradezco a Omar Mendoza y a Saskia Portillo por sus comentarios y asesoría en la conducción de este trabajo. Las ideas expresadas en este trabajo son responsabilidad exclusiva del autor.

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ANÁLISIS DE LA RELACIÓN ENTRE INTERMEDIACIÓN CREDITICIA Y

CRECIMIENTO ECONÓMICO EN VENEZUELA

Antonio Jorge López Rodríguez

Resumen

El presente trabajo tiene como finalidad desarrollar un análisis de la relación existente entre la

intermediación crediticia llevada a cabo por las instituciones bancarias y el crecimiento económico.

En este sentido, se pretende ahondar en algunas de las consideraciones más relevantes que sobre el

tema han planteado autores como Mckinnon, Shaw y Levine utilizando data para la economía

venezolana.

Algunas de las inquietudes en torno a las cuales gira este trabajo, se refieren a la definición de una

variable que explique, adecuadamente, el proceso de intermediación crediticia realizado por los

bancos, el grado de vinculación que existe entre la intermediación crediticia y el crecimiento

económico y, las oportunidades que se le presentan a las autoridades financieras para aprovechar y

ampliar los posibles beneficios de la actividad de intermediación sobre la actividad económica.

El estudio empírico de la relación entre la intermediación crediticia y el crecimiento económico en

Venezuela se lleva a cabo mediante técnicas econométricas (regresiones de series de tiempo) para el

periodo comprendido entre 1983-2002, con una frecuencia trimestral.

La principal conclusión de este trabajo reside en la importancia que, para la buena marcha de la

economía de un país, posee la actividad de intermediación crediticia llevada a cabo por la banca. En

este sentido, el papel de las autoridades económicas adquiere una dimensión más amplia y relevante

pues, el logro de la estabilidad en los mercados monetario y cambiario y, por ende, en las

condiciones que afectan directamente a la intermediación financiera, transciende sus fronteras y se

proyecta en la búsqueda de crecimiento económico sustentable. Adicionalmente, la contribución de

las políticas públicas al fortalecimiento de los mecanismos de asignación de mercado, sirve de base

para la canalización de los recursos de la economía hacia los sectores más aptos para consolidar el

desarrollo en economías emergentes.

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ANÁLISIS DE LA RELACIÓN ENTRE INTERMEDIACIÓN CREDITICIA Y

CRECIMIENTO ECONÓMICO EN VENEZUELA

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………4

CONTENIDO…………………………………………………………………………6

Parte I. consideraciones teóricas……………………………………………………..6

I.1 importancia de la intermediación crediticia para la actividad económica…………6

I.2 la estabilidad macroeconómica como base del desarrollo financiero……………...9

I.3 la teoría del crecimiento y la intermediación crediticia……………………………13

Parte II. hechos estilizados…………………………………………………………..16

II.1 período 1983-1989………………………………………………………………...17

II.2 período 1990-2002………………………………………………………………...20

Parte III. Estimación del modelo y análisis de los resultados……………………...25

III.1 estimación del modelo………………………………………………………..…..27

III.2 análisis de los resultados…………………………………………………………32

CONCLUSIONES Y POSIBLES EXTENSIONES……………………………….. 35

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………...36

4

INTRODUCCIÓN

El estudio de la relación entre la intermediación financiera y el crecimiento

económico, se ha constituido en uno de los temas que ha suscitado mayor interés en los

últimos años como consecuencia de los procesos de liberalización de los mercados

financieros internacionales y del auge de las propuestas teóricas que propugnan el

establecimiento de un sistema financiero que brinde un marco de acción adecuado para el

logro de la estabilidad y el desarrollo.

Los fundamentos teóricos de la relación entre intermediación financiera y

crecimiento económico, pueden encontrarse en los planteamientos que giran en torno a los

mecanismos a través de los cuales las variables financieras afectan a las variables reales y

de cómo estas, a su vez, influyen en las variables financieras. Es posible encontrar

referencias directas a este tema desde los escritos de los economistas clásicos como Smith,

Ricardo o Marx hasta los trabajos de McKinnon, Shaw y los críticos de las posiciones de

éstos últimos.

El presente trabajo de investigación tiene como finalidad, en una primera etapa,

abordar las tesis originales acerca de la relación entre la intermediación financiera y la

actividad económica o crecimiento económico (términos que se utilizarán indistintamente

en este trabajo) y algunas de las posiciones revisionistas a dichas tesis y, en una segunda

etapa, profundizar en el análisis empírico de la relación en Venezuela.

La constatación de los estudios en el área que vincula lo financiero con lo real, en el

caso venezolano, reviste un especial interés por las particularidades de la estructura

económica venezolana, la cual se ha sustentado en el papel de distribuidor de la renta

petrolera ejercido por el Estado.

Con este propósito, se parte de un estudio sobre intermediación financiera y

crecimiento económico realizado por José De Gregorio y Pablo E. Guidotti (1992). Los

principales resultados de este trabajo sugieren tres ideas fundamentales: (i) mayores grados

5

de desarrollo financiero se relacionan con mayores tasas de crecimiento económico, (ii)

procesos de liberalización financiera no regulados pueden revertir la relación mencionada

y, (iii) el principal canal de transmisión desde el desarrollo del mercado financiero al

crecimiento económico, es el efecto sobre la productividad de la inversión más que sobre el

nivel de ella.

El presente trabajo tomará elementos de la literatura de crecimiento económico con

el propósito de ampliar la visión en el tratamiento del tema pues, de manera significativa, el

conocimiento en esta área ha experimentado un notable avance en cuanto a los modelos

conceptuales que permiten explicar la dinámica y el comportamiento de las variables reales

y su influencia en el resto de las variables económicas.

Esta investigación se encuentra estructurada en tres partes. En la primera, se

desarrolla el análisis de los aspectos teóricos generales de rodean a la relación entre

intermediación financiera y crecimiento económico. En la segunda parte, se presentan los

hechos estilizados y se plantean algunas consideraciones acerca de la pertinencia de las

tesis esgrimidas a nivel teórico en la explicación del caso venezolano. Por último, se

presenta el análisis empírico de la relación entre intermediación financiera y crecimiento

económico, así como las consideraciones metodológicas pertinentes y, el análisis de los

resultados que permitirá plantear algunas consideraciones sobre la relación entre la

intermediación crediticia y el crecimiento económico en Venezuela.

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CONTENIDO

PARTE I. Consideraciones teóricas

I.1 Importancia de la intermediación crediticia para la actividad económica

El problema fundamental que trata de abordar el presente trabajo, es el de identificar

el grado de influencia que posee la actividad de intermediación crediticia desarrollada por

la banca en la generación de bienes y servicios por parte del sector productivo. Esta

influencia es analizada mediante la relación entre la cartera de crédito de la banca y la

variación del PIB del sector no petrolero.

La discusión acerca de la relación entre la actividad de intermediación crediticia y el

crecimiento económico ha sido abordada por varios autores1, en el transcurso de los años.

Sin embargo, es a partir de la segunda mitad de la década de los setenta, como resultado del

acelerado proceso de cambios experimentado por el negocio financiero internacional,

cuando la misma comienza a plantearse en los términos actuales.

En este sentido, los temas asociados a la apertura y liberalización de los mercados

financieros adquieren relevancia en el marco de una nueva visión pública y privada de la

estructura financiera internacional2. Entre otros temas destacan el aumento de las fuentes de

financiamiento tanto en el plano de las economías domésticas como en el de las

internacionales, la mayor competencia por el crédito entre las empresas nacionales y

multinacionales, la influencia del sistema financiero en la actividad real de las economías,

entre otros,.

Entre las investigaciones que tratan de explicar los cambios en los sistemas

financieros y sus repercusiones sobre la dinámica de las variables reales, se encuentran las

1En la Teoría General de Keynes (1936), éste refiere “los procesos en los que las fuerzas financieras interactúan con la producción y el consumo para determinar el producto agregado, el empleo y los precios. En toda economía capitalista las empresas deben mantener niveles de inversión constantes que garantizarán la perpetuación del proceso productivo, esta inversión realizada por la empresa es financiada a través del uso de recursos propios o empleando recursos externos. Los niveles de inversión de toda empresa están basados en un plan a largo plazo que considera las expectativas sobre las condiciones futuras de la economía”. 2 Consultar el Informe sobre el Desarrollo Mundial 1989. “Los sistemas financieros y el desarrollo. Indicadores del desarrollo mundial”.

7

realizadas por Schumpeter (1912), Goldsmith (1969), McKinnon (1973), Shaw (1973) y

Levine (1993), los cuales tratan, desde distintos puntos de vista, la relación entre el

desarrollo financiero y el crecimiento económico en un contexto de mercados financieros

parcial o totalmente abiertos. Así, según De Gregorio y Guidotti (1992), estos trabajos

iniciales tienen como objetivos principales determinar en qué medida la profundidad de los

mercados financieros mejora las tasas de crecimiento económico y aportar elementos

explicativos acerca de los canales a través de los cuales la intermediación financiera

fomenta la actividad económica.

En este sentido, destaca la comprensión del grado de influencia que ejerce la

actividad de intermediación financiera sobre la inversión. En torno a este tema giran las dos

principales hipótesis desarrolladas para explicar la relación intermediación financiera-

actividad económica. Una, expresa que la intermediación financiera permite que se

canalicen mayores flujos de inversión hacia la economía y la otra, que la intermediación

financiera mejora la eficiencia en el proceso de acumulación de capital3.

La hipótesis de más amplia difusión en este tema, fue formulada por McKinnon

(1973) y Shaw (1973), quienes establecen una relación de causalidad directa entre el nivel

de la tasa de interés real, el grado de intermediación financiera y el incremento en los

niveles de ahorro e inversión. En tal sentido, estos autores señalan que tasas de interés

reales positivas estimulan el ahorro financiero y la intermediación bancaria, lo cual, a su

vez, conduce a un aumento de la demanda de crédito del sector privado, un estímulo a la

inversión y al crecimiento. Asimismo, las tasas de interés reales positivas incrementan la

eficiencia de la asignación de los fondos invertibles, generando así un efecto positivo

adicional sobre el crecimiento económico4.

3 Por supuesto, también existen autores que critican, como exagerada, la influencia de la intermediación financiera en la generación de producto. Entre estos autores destacan Lucas (1988), Stern (1989), entre otros. 4 Esta hipótesis se fundamenta en el sencillo análisis siguiente: • Los individuos destinan su ingreso, básicamente, hacia consumo e inversión.

Ingreso = Consumo + Inversión • El ahorro se define como:

Ingreso – Consumo = Ahorro = Inversión • Ahora bien, para que el ahorro se corresponda con los niveles de inversión de la economía, tanto los ahorristas como los

inversionistas deben ser reunidos en torno a una finalidad común, lo que implica costos derivados de la transaccionalidad y el manejo de la información. Inversión = Ahorro- (Costos transaccionales y de manejo de la información)

8

Lo más destacado de estos planteamientos, lo constituye la capacidad que posee la

actividad de intermediación bancaria para estimular la asignación de recursos hacia

aquellos sectores económicos que poseen mayor atractivo en cuanto a rentabilidad y a

posibilidades de crecimiento. En este sentido, la intermediación crediticia se presenta como

un puente entre la iniciativa productiva, fundamentalmente de carácter privado, y el logro

de cotas de bienestar social más elevadas. Para ello, la intermediación crediticia requiere no

sólo de reglas institucionales claras sino de un entorno macroeconómico estable. Los

autores que han estudiado la actividad financiera, asocian las virtudes que a ella

acompañan, con la obligatoriedad de mecanismos de mercado bien establecidos. Mercados

profundos regulados de manera adecuada, son las bases para el aprovechamiento de los

beneficios de la intermediación financiera entre las que destacan la reducción de los costos

transaccionales, la reducción del riesgo asumido por los agentes económicos y la capacidad

para motorizar la inversión productiva5.

Considerando tales elementos, los autores referidos y en especial McKinnon,

establecieron algunos vínculos entre lo que denominaron un estado de “represión”6 o

excesiva regulación de las variables financieras, las restricciones a la intermediación

bancaria y tasas de crecimiento económico considerados subóptimos dadas las

características de la economía y el potencial a ella asociado. De este análisis nace el

concepto de “liberalización financiera” o teoría que pregona que mercados financieros

profundos y desregulados permiten avances en términos de crecimiento económico y

bienestar social, debido al aumento de la influencia y eficiencia de los mecanismos de

asignación de mercado.

De allí que, el fenómeno de la liberalización y la apertura de los mercados

financieros que cobra auge hacia finales de la década de los setenta y principios de la • Es, mediante la actividad de intermediación financiera, que este proceso resulta rentable para las partes (ahorristas e inversionistas)

debido a la generación de economías de escala por parte de las instituciones financieras. 5 Las ventajas de la intermediación financiera surgen de la capacidad que poseen las instituciones que la desarrollan para generar economías de escala en las operaciones financieras, permitir un grado de calce de plazos pertinente entre activos y pasivos que no podría ser concretado por los agentes individuales, diversificar adecuadamente los riesgos, entre otros aspectos. 6 Según Mckinnon y Shaw (1973), El término “represión financiera” se refiere a “…al entorno caracterizado por controles en los niveles de tasas de interés, altos requerimientos de encajes bancarios, el establecimiento forzado de cupos en el otorgamiento de créditos a determinados sectores de la actividad económica (usualmente a tasas de interés por debajo de los niveles de mercado), fijación

9

década de los ochenta, principalmente en los países desarrollados, permite evaluar las

propuestas que acerca de las ventajas de la intermediación financiera formularon los autores

mencionados. Dicha evaluación continuó con los procesos de liberalización financiera

llevados a cabo en las “economías emergentes”, el cual sucede, con mayor intensidad a

principios de la década de los noventa.

El desarrollo de los procesos de liberalización, a la luz de las teorías de McKinnon y

Shaw, permitieron formar una opinión más completa de la dinámica de los mismos y

ahondar en los temas relacionados con la desregulación y apertura de los mercados. Los

planteamientos iniciales de estos autores fueron revisados en virtud de la presencia, en

muchas de las economías objeto de estudio, de sistemas financieros caracterizados por

diversos grados de debilidad estructural en los mecanismos de mercado y serias

distorsiones en la estructura de incentivos después de años de regulación y aplicación de

controles.

De esta forma, gran parte de las economías que comenzaban a recorrer el camino de

la liberalización no fueron capaces de transitar con buen paso el cruce de un ambiente

protegido y controlado a uno determinado por la volatilidad y la presencia de agentes con

elevada capacidad de movilidad de recursos y profundos conocimientos del funcionamiento

de los negocios financieros.

I.2 La estabilidad macroeconómica como base del desarrollo financiero

Como respuesta a la realidad de los procesos de liberalización financiera,

comenzaron a plantearse criticas a dichos procesos y a las ventajas a ellos asociados en

términos de crecimiento económico en ambientes de libre movilidad de los capitales. Así,

De Gregorio y Guidotti (1992) realizan ciertas objeciones, desde el punto de vista de las

implicaciones de política económica, a la relación entre tasas de interés reales positivas

relativamente elevadas y los beneficios de éstas para el crecimiento económico. Dichos

autores sustentan sus argumentos en la literatura que presenta, como eje central de la (discrecional casi siempre) del tipo de cambio (acompañado frecuentemente con limitaciones a los movimientos de capital) o, inclusive,

10

actuación de los agentes económicos, el grado de credibilidad en las políticas económicas y

las instituciones que las respaldan7. De este modo, tasas de interés reales elevadas podrían

ser el reflejo de factores tales como las expectativas del público sobre inflación o sobre un

repudio directo de las obligaciones del gobierno o con la falta de credibilidad en las

políticas económicas8, las cuales no tienen relación alguna con la productividad marginal

del capital.

Asimismo, Calvo y Coricelli (1991) hacen referencia al caso de las economías de

Europa Oriental, en las cuales la presencia de tasas de interés reales elevadas podría ser

expresión de una estructura financiera frágil, un ambiente regulatorio débil y/o la carencia

de una estructura legal que resguarde los derechos de propiedad. Estos factores añaden un

alto componente de riesgo en las tasas de interés. Algunos de estos aspectos parecen ser

comunes a un gran número de países con economías en fase de transición de un sistema

controlado a uno no controlado, especialmente, en lo relativo al tema de la debilidad del

entramado institucional sobre el cual se sustenta el sistema financiero y el grado de

desarrollo de los agentes públicos y privados que participan en el mercado local.

Vera y González (1997) expresan que los efectos que la liberalización financiera ha

tenido en algunos países en desarrollo, han motivado la reflexión por parte de aquellos que

veían en este proceso, el mejor mecanismo para lograr mercados financieros profundos y

competitivos. Un aspecto a destacar es el orden con el cual se realizan las reformas en los

mercados reales y financieros. A este respecto, McKinnon (1989,1991) ha modificado

parcialmente sus primeras posiciones, reconociendo que un escenario de altas tasas de

interés termina exacerbando problemas de “riesgo moral” y “selección adversa”, lo que

conduce, eventualmente, a un ambiente de inestabilidad macroeconómica y financiera.

establecimiento de controles de cambio”. 7 Van Wijnbergen (1983), Buffie (1984) y Taylor (1983) realizan una serie de criticas cuyo argumento fundamental es la existencia de “curb markets” en los países en desarrollo. “Tasas de interés elevadas inducen una reasignación de portafolios que deterioran los más eficientes canales de intermediación de los mercados financieros informales (que no estén sujetos a requerimientos de reservas) a favor de los depósitos en la banca”. Díaz Alejandro (1986) analiza lo acontecido en los episodios seguidos en Argentina, Chile, Uruguay y señala que “un proceso de sobreendeudamiento e inestabilidad macroeconómica termina convirtiendo la liberalización en pánico y colapso financiero”. 8 Según De Gregorio y Guidotti (1992) “la conclusión que se deriva de todos estos argumentos es que de hecho las altas tasas de interés reales pueden tener un impacto negativo sobre la inversión y el crecimiento, a través de, por ejemplo, un racionamiento del crédito, mayores costos de producción, o la creación de un excesivo aumento de las deudas internas, tanto públicas como privadas”. En este punto, sin embargo, conviene destacar que Mckinnon argumenta a favor de los beneficios que se derivan de tasas de interés reales positivas en términos de crecimiento, pero no necesariamente aboga por tasas de interés reales elevadas o excesivamente elevadas.

11

Por su parte, Gruben y McComb (1997) expresan que el tránsito de un sistema

financiero reprimido a uno liberalizado, usualmente, lleva consigo una notable incapacidad

por parte de los bancos de proveer servicios financieros de manera eficiente, bien sea por

carencia de experticia, precariedad en la calificación de los recursos humanos o uso

inadecuado de las herramientas tecnológicas. Todo ello conlleva a un mayor costo de

intermediación, representado por un diferencial de tasas de interés relativamente elevado.

McKinnon (1989) incorpora nuevos elementos a sus planteamientos, al afirmar que

la consecución de una fuerte relación entre intermediación financiera y crecimiento

económico debe asentarse en un contexto de estabilidad macroeconómica que garantice su

sostenibilidad en una estructura fiscal viable, un sector productivo competitivo y políticas

públicas creíbles. Adicionalmente, este autor señala que cada país debe tratar de establecer

el ritmo adecuado de liberalización de las variables financieras con la finalidad de no

generar mayores distorsiones en la estructura de la economía9.

Sin embargo, más allá de todas las consideraciones empíricas asociadas a las tesis

de Mckinnon y Shaw, antes que ellos, Goldsmith (1969) señalaba que la intermediación

financiera influía, básicamente, en la eficiencia de la acumulación de capital. Este autor

argumentaba sobre los beneficios derivados de la disminución de los costos transaccionales

implícitos en la búsqueda de financiamiento, la minimización de los problemas de

información y el establecimiento de una estructura de incentivos que promueva la presencia

e interacción de agentes optimizadores en el manejo de los riesgos financieros, temas estos

que sobrepasaban la simple discusión acerca de tasas de interés reales y crecimiento que

por un buen tiempo habían copado la atención de los especialistas10.

9 A este respecto, García (1998) señala que la extensión de la represión financiera en América Latina ocasionó una disminución significativa de la profundidad financiera, causando de esta manera un fuerte desestímulo al ahorro y, por ende, al crecimiento económico de la región. 10 Con respecto a esta hipótesis es interesante citar a Bebczuk (2000), quién afirma que la actividad de intermediación financiera hace más eficiente el proceso de acumulación de capital pues, “las inversiones productivas son de alto riesgo y tienen poca liquidez. El afán de ganancias elimina de cuajo las oportunidades más seguras y rentables, por lo que el empresario ambicioso debe revestirse de audacia para internarse en líneas de producción todavía no exploradas. Ello implica que en muchos casos fuertes sumas de dinero colocadas en proyectos de larga maduración y resultado incierto. El ahorrista promedio es renuente al riesgo y a la iliquidez, por lo que invertiría en negocios seguros y de baja productividad. Estas colocaciones de baja o nula productividad privarían a muchos empresarios de innovadores de los fondos necesarios para materializar sus proyectos. El progreso tecnológico y, por ende, el crecimiento, sería extremadamente lento. Por lo tanto la intersección del sistema financiero creando un activo financiero (depósito) que satisface las exigencias del ahorrista y otro muy distinto (préstamo) que se amolda a las necesidades del emprendedor, impulsa el crecimiento económico.

12

Acerca de las hipótesis presentadas, De Gregorio y Guidotti (1992) establecen,

haciendo conveniente abstracción de la polémica, que la principal fuente de controversia

radica en la determinación de la variable a través de la cual se mide la intermediación

financiera y del canal de transmisión del desarrollo financiero al crecimiento, lo cual

retoma, en cierta medida, el planteamiento de fondo inicialmente planteado.

A su vez, De Gregorio y Guidotti destacan la necesidad de un elevado grado de

solidez institucional que permita a la actividad de intermediación financiera desarrollarse

sin la interferencia de una excesiva discrecionalidad. En este sentido, resaltan los

planteamientos de Mckinnon, Shaw y Goldsmith acerca de la importancia de la estabilidad

macroeconómica como base fundamental del sistema financiero.

En este sentido, Vera y González (1997) señalan que existen dos aspectos relativos

al ambiente macroeconómico que afectan el desempeño financiero en las economías en

desarrollo. El primero se relaciona con la estabilidad macroeconómica que se manifiesta en

el comportamiento de los precios internos y en el desempeño del sector externo de la

economía. Un segundo aspecto, no desvinculado del todo del primero, es el que concierne a

al comportamiento de la actividad económica y de la demanda efectiva que imprime a la

economía un carácter procíclico.

Hausmann y Gavin (1996) advierten que los shocks macroeconómicos adversos

pueden dificultar el pago oportuno de las deudas por parte de los prestatarios amenazando

así la solvencia de los bancos. Los shocks adversos a la demanda monetaria o a los flujos de

capital internacional pueden socavar la capacidad de la banca doméstica para financiar sus

obligaciones de préstamos, con lo cual se provoca una crisis por otros medios. Un

incremento repentino en la demanda de depósitos bancarios, así como un aumento del

capital foráneo, pueden generar una bonanza de préstamos bancarios, después de lo cual los

bancos podrían encontrarse con una cartera compuesta por gran cantidad de préstamos poco

confiables, haciendo que el sistema sea mucho más vulnerable.

13

Una economía que logra superar los problemas institucionales es capaz de

aprovechar las ventajas que otorgan los mercados financieros profundos, en cuanto al grado

de eficiencia que adquiere la realización de transacciones financieras de todo tipo y el

incremento de la capacidad de innovación por parte de las instituciones intermediadoras. La

relación directa entre eficiencia de los mercados financieros y fomento del proceso de

acumulación de capital es de tal transcendencia, que constituye uno de los principales

motores que impulsa el crecimiento económico11.

I.3 La teoría del crecimiento y la intermediación crediticia

Un aspecto teórico destacable en los trabajos de McKinnon, Shaw y Goldsmith, lo

representa la visión del crecimiento económico basada en los supuestos neoclásicos que se

encontraban en boga durante la realización de los mismos y que formaban parte del mundo

de los modelos de crecimiento exógeno. En efecto, los modelos de crecimiento asumen la

presencia de rendimientos decrecientes de capital en la generación del producto y definen

severas limitaciones a las posibilidades de crecimiento de largo plazo12, las cuales sólo

pueden ser superadas mediante la inclusión del concepto de progreso tecnológico13.

Las teorías del crecimiento económico experimentaron un importante avance a

finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, cuando surgen los modelos

de crecimiento endógeno14 y se amplía el alcance de los estudios empíricos que desarrollan,

con mayor profundidad, conceptos como los de convergencia entre regiones y países, y se

11 Los trabajos enmarcados en el enfoque “revisionista” abordan aspectos tales como: la relación entre los ciclos económicos y la calidad de la cartera crediticia, la estructura de incentivos que impulsa a la administración de las instituciones financieras a asumir niveles de riesgo elevados en períodos de bonanza económica, la influencia de la particular relación pasivo/patrimonio en el negocio bancario en situaciones de volatilidad en los mercados monetario y cambiario, entre otros. 12 Los modelos de crecimiento neoclásico presentaban un proceso que conduciría a la economía hacia un equilibrio estacionario en el cual el crecimiento se “detendría”. 13 Mujica y Quiroz (1992) apuntan lo siguiente: “el marco de referencia obligado de la mayoría de los modelos de crecimiento económico desarrollados a partir de la década del 50, era el modelo neoclásico. En el contexto de este modelo, las condiciones iniciales (dotación relativa de factores, tasa de ahorro, etc.) son irrelevantes en la determinación de la trayectoria del crecimiento de largo plazo del producto. Además, las variables de política sólo afectan el nivel del producto, pero no su tasa de crecimiento”. 14 Según Sala-i-Martin (2000): “la publicación en 1986 de la tesis doctoral de Paul Romer (escrita en 1983) y la consiguiente bendición de Robert Lucas (1988) hicieron renacer la teoría del crecimiento económico como campo de investigación activo. Los nuevos investigadores tuvieron como objetivo crucial la construcción de modelos en los que, a diferencia de los modelos neoclásicos, la tasa de crecimiento de largo plazo fuera positiva sin la necesidad de suponer que alguna variable del modelo (como la tecnología) crecía de forma exógena. En la primera familia de modelos (Romer (1986), Lucas (1988), Rebelo (1991) y Barro (1991)) consiguieron generar tasas positivas de crecimiento, a base de eliminar los rendimientos decrecientes a escala a través de externalidades o de introducir capital humano.

14

plantean nuevas variables explicativas del crecimiento económico15. Este hecho permitió la

elaboración de trabajos de índole crítica o de carácter “revisionista” de las propuestas

originales de Goldsmith, McKinnon y Shaw y, el surgimiento de enfoques más complejos

sustentados en el marco conceptual de la teoría de crecimiento endógeno y las experiencias

de liberalización y apertura de los mercados financieros.

Según la literatura del crecimiento económico, pueden ser identificados tres

determinantes fundamentales del mismo: el capital, la mano de obra y el progreso

tecnológico. Por su parte, la intermediación financiera afecta a los procesos reales

(crecimiento) debido a la vinculación directa con los precios de los tres determinantes antes

señalados, valga decir, la tasa de ganancia, los salarios y el valor presente de los procesos

de innovación técnica.

La discusión en torno a la relación entre intermediación financiera y crecimiento

económico se ha enriquecido notablemente al incorporar una visión más amplia del riesgo

financiero y de cómo éste es estimado por los agentes en el proceso de toma de decisiones.

En este sentido, se ha evolucionado de las primeras tesis que trataban de determinar el

grado de asociación entre ambos fenómenos, hasta los mecanismos que afectan, una vez

supuesta la sólida presencia de la relación, a las expectativas, la noción de riesgo y el

diseño de las estrategias de participación de los agentes en el mercado.

A este respecto, en el Informe Anual del 2001 del BIS se señala que la orientación

de los inversionistas, de los empresarios y de las instituciones financieras a mostrarse

excesivamente optimistas en las fases de expansión es atribuible a varios factores, algunos

de los cuales están ligados a la existencia de ideas preconcebidas. Experimentos realizados

15 Mujica y Quiroz (1992) señalan que “la evidencia acumulada en las últimas décadas sugiere que existiría una estrecha correlación entre la tasa de crecimiento del producto y variables como la tasa de inversión, el grado de apertura de los mercados internacionales y el stock de capital humano disponible. Desde esta perspectiva, la evidencia indicaría una estrecha asociación entre la tasa de crecimiento del producto y aquellas variables que definen las condiciones iniciales de una economía”. Asimismo, “los países que han crecido a tasas mayores que el promedio tienden a ser aquéllos que se caracterizan por tener tasas de inflación bajas y estables y menores distorsiones en el mercado cambiario. Adicionalmente, el crecimiento económico tiende a ir acompañado de un aumento de los volúmenes de comercio y que en promedio los países que han crecido más rápido tienen tasas de inversión significativamente mayores que las de aquellos países con tasas de producto relativamente bajas”. Por último, estos autores concluyen que “el crecimiento económico está estrechamente asociado al proceso de acumulación de factores productivos tangibles e intangibles y, además, que este proceso puede ser afectado por las políticas económicas aplicadas por los gobiernos”. Se sugiere que “las políticas que afecten la tasa de ahorro, el proceso de innovación tecnológica, la acumulación de capital humano y la integración económica con el exterior, tienen efectos permanentes sobre la trayectoria del producto de una sociedad”.

15

indican que cuando los individuos sopesan diferentes resultados posibles, tienden a ser

“miopes”, al atribuir muy escasa importancia a los acontecimientos negativos que tienen

pocas probabilidades de ocurrencia. Por otra parte, tienden a aminorar la “disonancia

cognitiva”, interpretando generalmente la información de una forma que refuerza las ideas

predominantes. Como consecuencia de estas ideas preconcebidas, en los períodos de fuerte

crecimiento, baja inflación y elevado rentabilidad, suele considerarse que la información

disponible apunta a que se mantendrá la favorable evolución, mientras que se dejan de lado

los crecientes indicios de que pueden haber problemas en el futuro. Pero si el crecimiento

se desacelera, bajo el peso de los desequilibrios financieros y del exceso de inversión en

capital físico o si la rentabilidad disminuye debido a una intensificación de la competencia

y a una aceleración en el crecimiento de los salarios, esas creencias pueden cambiar

súbitamente y la información posterior puede interpretarse desde una visión mucho más

negativa. En ese caso, es muy posible que surja una oleada de pesimismo.

16

PARTE II. Hechos estilizados

El mercado financiero venezolano se ha caracterizado, durante el período

comprendido entre 1983 y 2002, por el comportamiento inestable de sus principales

variables y una estructura poco desarrollada en cuanto al grado de competencia y la solidez

de las instituciones que en él participan. Este hecho se encuentra asociado a la naturaleza

petrolera de la economía venezolana, la importante participación del Estado en la

organización económica de la Sociedad, el bajo nivel de apertura a los flujos financieros

internacionales, la limitada presencia de instituciones financieras extranjeras y la debilidad

de las instituciones encargadas de diseñar y ejecutar las políticas del sector.

En este sentido, la influencia de la intermediación financiera en el fomento de la

producción nacional, ha estado sujeta a los ciclos del negocio petrolero, a la habilidad del

Estado para promover la actividad económica y a la capacidad de las instituciones

financieras para adaptarse a los shocks macroeconómicos adversos.

En este orden de ideas, el desenvolvimiento del sistema financiero venezolano a

partir de 1983, puede ser analizado en dos etapas. La primera, se extiende desde el año

1983 hasta 1989, fecha en la cual el modelo económico basado en la renta petrolera

comienza a mostrar claros signos de estancamiento, como consecuencia de la abrupta caída

de los precios del petróleo y la presencia de múltiples distorsiones en los mecanismos de

asignación de mercado. La segunda etapa, comprende desde 1989 hasta la fecha y, se inicia

con el programa de ajuste y de reformas estructurales, el cual pretendía restablecer los

equilibrios económicos fundamentales y replantear, en mayor o menor medida, el

paradigma productivo del país, lo cual, sin embargo, sólo es concretado de manera parcial

debido a la ocurrencia de shocks externos de tipo favorable y desfavorable, la inestabilidad

política, la crisis del sector bancario en 1994 y el enfrentamiento ideológico entre

posiciones de orden capitalista y socialista. Además, esta etapa se caracteriza, por la

elevada volatilidad de los mercados cambiario y monetario y la merma sostenida en el nivel

de ingreso real de los agentes.

17

II.1 Período 1983-1989

Durante la primera etapa, las principales variables de la economía venezolana

estuvieron sometidas a un estricto control por parte de las autoridades, lo cual derivó en una

situación de severa represión financiera. En este sentido, cabe destacar la predisposición de

las autoridades económicas por medidas tales como requerimientos mínimos para el

financiamiento de sectores económicos específicos, elevados niveles de encaje legal y

regulación de los mercados monetario y cambiario (tasas de interés y tipo de cambio.

Entre 1983 y 1989, la cartera de crédito y los depósitos del sistema financiero, en

especial, los de la banca comercial, experimentaron una disminución real promedio

intertrimestral de 0,7% y 2,1%, respectivamente. Sin embargo, es preciso tener en cuenta el

panorama que caracterizó los años precedentes a este período para comprender las bases a

partir de las cuales el sistema financiero continuó su evolución. Al respecto, Vera y

González señalan que el choque petrolero de 1974 y el flujo masivo de recursos

transferidos al sector público, arrastraron las operaciones del sistema bancario privado, el

cual estaba hasta entonces constituido por bancos comerciales e hipotecarios. La expansión

fiscal intensificó las operaciones de tres formas: en primer lugar, ayudó a incrementar los

depósitos en la banca comercial. El incremento del gasto público coadyuvó a la sostenida

creación de dinero primario que se tradujo en nuevos depósitos. En segundo lugar, la

expansión fiscal aumentó las operaciones de préstamos a través de varios fondos sectoriales

de fomento a la inversión productiva del sector privado, mediante los cuales se dotaba a las

instituciones financieras de recursos, condicionada su aplicación a inversiones productivas

prioritarias. Finalmente, al expandir la escala de los proyectos de inversión del sector

público, el caudal de recursos públicos requirió del acompañamiento del financiamiento

bancario.

Sin embargo, la acelerada expansión del sistema financiero y la mayor volatilidad

de las principales variables macroeconómicas trajeron como consecuencia serios desajustes

en el manejo del negocio bancario en lo que respecta a la calidad de la cartera de activos, la

18

solidez patrimonial de las instituciones y la capacidad de la gerencia bancaria para

adaptarse a un contexto de recesión aguda16.

En efecto, los principales indicadores financieros de las instituciones bancarias se

ubicaron, al comienzo de este período, en niveles realmente preocupantes. Ejemplo de ello,

lo constituye la participación de la cartera de crédito vigente en el activo total de la banca,

la cual pasó de 61,7% en 1970 a 43,9% en 1983 (disminución de 17,8 puntos porcentuales).

La disminución de la cartera de crédito real se produjo, fundamentalmente, durante los

últimos cinco años de este período (caída real promedio interanual de 6,5%).

Adicionalmente, el indicador que mide el grado de intermediación crediticia de las

entidades bancarias (cartera de crédito vigente/depósitos totales), experimentó una

disminución de 7,3 puntos porcentuales, al pasar de 92,9% en 1970 a 79,0% en 1983.

Por su parte, el comportamiento del PIB real mostró una variación favorable

(incremento real interanual promedio de 3,2%), aunque éste no se haya caracterizado por su

estabilidad. De hecho, mientras que el PIB real aumentó a una tasa interanual de 5,6% entre

1970 y 1978, en el lapso comprendido entre 1979 y 1983, éste disminuyó a una tasa de

1,2%. Estos resultados ponen en evidencia la relación existente entre la evolución de las

variables financieras y reales. Cabe destacar que el PIB real del sector financiero, durante el

período 1970-78, creció a una tasa real interanual de 20,4%, mientras que, entre 1978 y

1983, esta misma variable registró una desaceleración en su ritmo al mostrar un crecimiento

real interanual de 1,0%.

Sin duda alguna, el paulatino deterioro de las condiciones que permitieron la

viabilidad del modelo económico venezolano antes de 1970 afectó profundamente la

estabilidad del sistema financiero. Adicionalmente, la incapacidad de las autoridades

económicas para adoptar medidas que corrigieran las políticas crediticias preferenciales, los

excesivos niveles de gasto público, el acelerado proceso de desmonetización y las

distorsiones de las principales variables financieras, entre las que destacan la tasa de

16 Según García (1998), “Los ciclos económicos pronunciados y de muy corta duración se han debido en buena medida a los efectos que sobre la economía venezolana tienen los shocks de origen petrolero, los cuales han sido mantenidos y potenciados a través de la política fiscal”.

19

inflación, las tasas de interés y el tipo de cambio, se tradujeron en lamentables resultados

económicos que tuvieron su punto más álgido durante la crisis de 1983.

Así, entre 1983 y 1989, se acentúa el deterioro del papel del Estado como ente

rector de la economía y se mantienen las directrices de una política económica basada en

los controles de precios, la expansión del gasto público en desmedro de la disciplina fiscal,

la represión financiera, el perjudicial refinanciamiento de la deuda pública y la aplicación

de un conjunto de medidas de estímulo a la producción que no encuentran correspondencia

con la estructura productiva del país. En estos años, se observa una aceleración de la tasa de

inflación, la cual pasa de un promedio de 8,7% durante el período 1970-1983 a 32,4% entre

1984 y 1989. Las tasas de interés reales activas y pasivas se hacen muy negativas a la vez

que experimentan una elevada volatilidad17.

En este ambiente, el sector bancario registró una desmejora en los componentes

activo y pasivo de su balance, así como en el flujo de ingresos derivado de la colocación

crediticia. De hecho, las operaciones activas y pasivas evidenciaron una disminución real

interanual de 4,2% en ambos casos. Los principales rubros del activo total, la cartera de

crédito vigente y las inversiones en títulos valores, presentaron sendas disminuciones reales

interanuales de 0,8% y 3,6%, respectivamente, mientras que, en lo que respecta al pasivo

bancario, las captaciones del público registraron una caída real interanual de 5,2%.

Durante este período, el PIB real de la economía mostró un magro comportamiento

al registrar un crecimiento real interanual de 1,0%. Cabe destacar la importante

disminución real experimentada en 1989, año en el cual este agregado cayó 8,6%, lo que

significó la segunda reducción más importante durante el período 1970-2002. El PIB del

sector financiero presentó una tasa de crecimiento real interanual de 2,3%, entre 1984 y

1989. De igual modo, en 1989, esta variable evidenció un retroceso de 25,0%.

17 En efecto, las tasas de interés reales activas y pasivas pasan de 2,7% y –3,4%, respectivamente, entre 1970 y 1983, a -15,6% y –19,21%, respectivamente, entre 1984 y 1989). Asimismo, se evidencia un aumento de la volatilidad de las mismas (entre 1970 y 1983, las tasas de interés activas y pasivas evidenciaron una volatilidad, medida a través de su desviación estándar, de 5,3% y 5,2%, respectivamente, a 20,2% y 20,9%, respectivamente, entre 1984 y 1989).

20

La relación entre la intermediación bancaria y la generación de actividad económica

experimentó, con base en lo antes expuesto, una seria alteración durante esta etapa pues, la

inestabilidad macroeconómica y financiera determinó la pérdida de la capacidad de las

instituciones crediticias para orientar los recursos hacia proyectos productivos con

perspectivas favorables a mediano y largo plazo y el aumento de la preferencia por

colocaciones en instrumentos de corta maduración.

Adicionalmente, el sector bancario compitió, en amplios sectores de la producción

nacional, con el financiamiento público y el otorgamiento de subsidios. Este hecho, no sólo

contribuyó a restringir el radio de acción de la iniciativa financiera privada, sino que

estimuló a las empresas a orientar sus esfuerzos hacia la búsqueda de conexiones

gubernamentales que les abrieran las puertas al crédito blando. El desinterés por lograr

elevados niveles de competitividad, un marco jurídico poco claro y los elevados costos de

movilización asociados al tema tributario o a las trabas burocráticas, limitaron las

potencialidades de desarrollo del mercado financiero y, por lo ende, de la intermediación.

II.2 Período 1990-2002

La segunda etapa se inicia en 1990, año en el cual comienzan a observarse los

primeros resultados del plan económico iniciado en 1989 y que intentaba corregir los

desequilibrios macroeconómicos que se arrastraban del período anterior y a aplicar un

conjunto de medidas dirigidas a transformar la estructura productiva del país mediante la

reducción del tamaño del Estado y la ampliación de los espacios a la iniciativa de carácter

privado. Adicionalmente, se planteaba un agresivo plan de liberalización financiera, en el

cual se contemplaba la desregulación de las tasas de interés, la sustitución de mecanismos

de asignación de la cartera de crédito de la banca por reglas de mercado y, la ampliación y

fortalecimiento de los entes de supervisión bancaria.

El impulso dado a las políticas públicas pierde su fuerza en el transcurso del período

como resultado de un conjunto de hechos en los ámbitos económico, político y social, tales

como, el boom registrado en el mercado petrolero durante los años 1990 y 1991, el cual

21

tuvo un efecto positivo en la cuenta corriente y en las finanzas públicas. No obstante

contribuyó a la flexibilización de la disciplina requerida para el éxito de la estabilización

macroeconómica y propició una expansión del gasto público que influyó de manera

desfavorable en los mercados monetario y cambiario.

Los eventos de inestabilidad política del año 1992 (dos intentos de golpe de Estado)

contribuyeron a generar un clima de agitación política que desembocó en la pérdida del

apoyo al gobierno y, por extensión, del conjunto de medidas económicas aplicadas por éste.

De estos acontecimientos se sucede un proceso de transición política, que da forma a un

panorama económico falto de objetivos claros y afectado por la reducción de la capacidad

de respuesta de las instituciones públicas y la pérdida de la confianza por parte de los

agentes económicos.

Las autoridades económicas no resuelven, tal y como estaba previsto en el plan

económico, los problemas estructurales de las finanzas públicas. En este sentido, la

indisciplina del gasto público, la carencia de mecanismos tributarios eficientes, la no-

aprobación de las reformas legales que propendieran a la modernización de las cuentas

públicas y el desempeño errático de la actividad económica, atentaron contra la posibilidad

de dotar de estabilidad a la economía y permitir el adecuado acoplamiento de las variables

financieras en el marco del proceso de liberalización.

Los desequilibrios macroeconómicos que siguieron al proceso de liberalización

financiera contribuyeron a la creación de serios desajustes en el negocio financiero y a la

pérdida gradual de la confianza de los agentes en el sistema financiero local, todo lo cual

afectó, de manera considerable, el desempeño del producto real de la economía. La quiebra

de un importante grupo de entidades bancarias durante la crisis de 1994-1995 dejó al

descubierto las debilidades del negocio financiero y abrió las posibilidades para que, en una

situación de emergencia económica, se llevara a cabo una serie de transformaciones que

habían sido postergadas en reiteradas ocasiones.

22

Entre las irregularidades que presentaba la estructura financiera local destacan los

bajos niveles de capitalización de la banca, la elevada proporción de colocaciones en

negocios relacionados, la ineficiencia en el manejo de la estructura de costos, la baja

rentabilidad de la actividad de intermediación crediticia18.

La crisis bancaria de 1994-1995 representó un punto de inflexión en lo relativo a la

organización del sector financiero. En efecto, entre 1970 y 1994, la base del mercado

financiero se encontraba constituida por un reducido número de grupos financieros que

aglutinaban a diversas instituciones especializadas. Dichos grupos, por su enorme poder de

mercado, ejercían un importante control sobre las operaciones del sistema, restringían la

oferta de productos y servicios financieros e influían, de manera negativa, en los niveles de

eficiencia con los que se realizaba la actividad de intermediación.

La actividad de intermediación crediticia orientada al sector privado, medida a

través del indicador cartera de crédito vigente/depósitos totales, experimentó una

importante contracción al pasar de 84,0% en el año 1990 a 71,5% en el año 1995, mientras

que la participación de la cartera de crédito en el PIB pasó de 14,6% en 1990 a 7,9% en

1995. Este hecho se deriva no sólo del irregular desempeño productivo de los sectores más

demandantes de crédito, sino también de los elevados niveles de tasas de interés registrados

en este período.

Esto impulsó a la banca a orientar un mayor volumen de recursos hacia el

financiamiento al sector público (colocaciones bancarias en títulos pertenecientes al

gobierno y al Banco Central de Venezuela). La participación de las inversiones en valores

públicos en el activo total pasó de 12,2% en 1990 a 33,0% en 1995.

Con relación a la pérdida de la capacidad de las instituciones bancarias para

desarrollar el negocio de la intermediación financiera durante este período, García (1998)

señala que el crecimiento de la demanda de crédito del sector privado no bancario se

mantuvo significativamente rezagado en relación con la expansión que se observó en la

18 Para mayores detalles acerca las debilidades del sistema financiero venezolano, ver García (1998).

23

mayoría de los agregados monetarios. Por otra parte, destaca que el comportamiento de los

depósitos y colocaciones e inversiones, que usualmente evolucionan con un alto grado de

similitud, mostraron una enorme disparidad a medida que el nivel real de las tasas de

interés se incrementaba, particularmente desde el tercer trimestre de 1990.

Por otro lado, como consecuencia de la crisis de confianza y la inestabilidad de la

economía, se acentuó el proceso de desmonetización medida con base en la evolución de la

participación de los depósitos totales en el PIB. En efecto, la ponderación de los depósitos

en el PIB, que para 1990 se ubicaba en 28,6%, pasó a 22,4% en 1995. La preferencia de los

agentes económicos por colocaciones en activos financieros externos dada la desfavorable

combinación de riesgo y rendimiento de los instrumentos financieros locales, el clima de

inestabilidad macroeconómica, las desacertadas medidas de política económica aplicadas

por las autoridades y un serio estado de conflictividad política, son algunos de los factores

que explican este comportamiento que se traduce en la contracción del mercado financiero

doméstico.

Durante 1996, el sistema financiero continuó expuesto a una marcada volatilidad

macroeconómica y a varios procesos de reforma estructural, como lo fueron la entrada al

mercado de la banca extranjera y el desarrollo del concepto de banca universal.

De esta forma, se promulgaron una serie de disposiciones tendentes a generalizar

algunas prácticas bancarias referidas a la banca universal o banca múltiple, los procesos de

fusiones y adquisiciones, el establecimiento de parámetros para algunos indicadores

financieros y la conveniencia del análisis de riesgo. En este sentido, se adoptaron criterios

de evaluación de instituciones bancarias planteadas por el Banco Internacional de Pagos de

Basilea (BIS) y se abrió el mercado a la participación de la banca internacional.

El ingreso de varios grupos extranjeros al mercado financiero constituyó uno de los

acontecimientos que afectaron la evolución del negocio bancario en los años sucesivos. La

presentación de nuevos instrumentos financieros, una mayor explotación de los recursos

tecnológicos y la integración de las operaciones que los grupos financieros extranjeros

24

mantenían en distintos mercados, permitieron el acceso de la banca venezolana a un

esquema de negocios globalizado.

Asimismo, la conversión de un importante número de instituciones bancarias del

concepto de banca comercial al de banca universal, encaminó al negocio bancario hacia un

enfoque de banca total, en la cual se desechaba la realización de actividades especializadas.

Este proceso impulsó una gradual disminución del número de entidades bancarias, debido a

la fusión de varias instituciones dedicadas a distintos ramos de la actividad financiera

(banca comercial, hipotecaria, de inversión, etc.). Sin embargo, estos cambios en la

estructura del sector bancario no permitieron contrarrestar los efectos de la acelerada

reducción de las oportunidades de negocio presentes en el mercado financiero y el escaso

dinamismo de la actividad económica. En efecto, si bien la intermediación crediticia mostró

durante el período 1996-2002 una recuperación respecto a los niveles registrados en los

años de la crisis bancaria, continuó presentando valores relativamente bajos.

Los niveles promedio de la relación cartera de créditos/PIB, registrados en las

décadas de los setenta (21,6%) y ochenta (23,5,0%), son significativamente superiores a los

registrados en el período comprendido entre 1990 y 2002 (11,4%), lo cual es muestra

patente de la fuerte disminución en la actividad de financiamiento al sector privado.

Asimismo, si se analiza la evolución del indicador cartera de crédito/depósitos totales, se

observa un comportamiento similar pues, durante los años setenta y ochenta, ésta relación

se ubicó en 87,9% y 88,0%, respectivamente (entre 1990 y 2002, registró valores cercanos

a 77,0%).

La menor demanda crediticia orientada al sector privado ha sido relativamente

compensada mediante una mayor colocación en títulos públicos. En efecto, la relación

inversiones en valores/depósitos presentó niveles de 4,4%, y 7,9%, respectivamente,

durante las décadas de los setenta y los ochenta mientras que, entre 1990-2002, registró

valores promedio de 22,2%.

25

PARTE III. Estimación del modelo y análisis de los resultados

El análisis de la relación entre intermediación crediticia y crecimiento económico19 se

realiza con base en un modelo de regresión uniecuacional, el cual en su forma general es el

siguiente:

ts

stss

stst XAXACdlpibnp ε+++= ∑∑=

−=

4

0,2,2

4

1,1,1

donde,

],,,,['1 dlribdlpibnpdlipudliprdlcctX = ,

],['2 dlpibpdlppetX = ,

PIBNP = producto interno bruto no petrolero,

CCT = cartera de créditos totales,

PPET = precios del petróleo en términos reales como indicador de los términos de

intercambio.

PIBP = producto interno bruto petrolero,

IPR = inversión privada,

IPU = inversión pública, y

RIB = reservas internacionales brutas.

“dl” precediendo el nombre de cada variable significa primera diferencia del logaritmo, C

denota la constante, A1 es un vector (1x5) y A2 es un vector (1x2).

Es preciso mencionar que el valor contemporáneo de algunas variables

independientes no se incluye en la ecuación debido a que se supone que no tienen efectos

contemporáneos sobre la tasa de variación del PIB no petrolero (DLPIBNP), nuestro

indicador de actividad económica o crecimiento económico. Por ejemplo, la inversión

difícilmente genera producto en el período en el cual se realiza el gasto ya que para que un

proyecto de inversión se ejecute y entre en funcionamiento requiere, por lo general, de

19 Por lo general se utiliza como indicador de crecimiento económico la tasa de variación del PIB per cápita. En este trabajo, dada la limitante de información, se utiliza la tasa de variación del PIB no petrolero como indicador de crecimiento económico.

26

varios períodos. Por esta misma razón, se supone que el efecto del crédito en la actividad

económica tiene cierto rezago. Igualmente, se espera que el efecto de las reservas

internacionales en la actividad económica no sea inmediato ya que se requiere de un

proceso previo de monetización. Adicionalmente, se incluyen los valores rezagados de

DLPIBNP para captar aquella dinámica no explicada por las otras variables independientes.

Finalmente, se considera solo hasta cuatro rezagos, lo cual se supone suficiente para

capturar el efecto de estas variables sobre la actividad económica.

Las variables utilizadas en el análisis empírico de la relación entre intermediación

financiera y actividad económica fueron definidas con base en los trabajos teóricos que,

sobre los determinantes del crecimiento y el desarrollo financiero, se han elaborado en el

pasado.

Con respecto a la tasa de variación de la cartera de crédito (DLCCT), McKinnon y

Levine, entre otros autores que abordan el tema de la importancia del desarrollo financiero

para el crecimiento económico, plantean que el crédito orientado hacia el sector privado

ejerce un efecto positivo sobre la actividad económica pues amplia las posibilidades de

realización de proyectos de inversión que no podrían materializarse sin apalancamiento.

Asimismo, la literatura señala que el proceso de intermediación crediticia atenúa, de

manera considerable, los costos de transacción que implica el encuentro entre agentes

excedentarios y deficitarios de fondos y los diversos problemas que éste genera en términos

de asimetrías de información y selección adversa. De este modo, se espera que esta variable

tenga un efecto estadísticamente significativo y positivo sobre la tasa de variación del PIB

no petrolero.

En el caso de la tasa de variación de las inversiones pública y privada (DLIPU y

DLIPR, respectivamente), Mendoza (2003) señala que deberían ejercer un efecto positivo

sobre la actividad económica pues son de los componentes más relevantes en la explicación

de la generación de producto.

27

La tasa de variación de las reservas internacionales (DLRIB) como variable que

expresa la conexión entre el sector externo de la economía y el mercado monetario, es una

proxy del grado de monetización basada en el nivel de liquidez externa de la economía. En

este sentido, esta variable, según lo que señala Barro, Sala-i-Martin y Levine, entre otros

autores, debería ejercer un efecto positivo sobre la tasa de variación del PIB no petrolero.

Por su parte, los precios relativos del petróleo y el producto petrolero (DLPPET y

DLPIBP, respectivamente) se incluyen en este modelo para capturar el efecto de la

actividad petrolera sobre la actividad económica en Venezuela. Los precios relativos del

petróleo, según lo planteado por diversos estudios, poseen un efecto positivo sobre la

actividad económica su comportamiento determinan una mejora del flujo de ingresos del

sector público y, por ende, de su capacidad para impulsar el gasto. Asimismo, la fortaleza o

debilidad de los precios del petróleo en términos reales determinan un importante efecto

sobre la formación de expectativas de los agentes económicos y sobre el desempeño de los

mercados. Por último, la tasa de variación del PIB petrolero tendría que ejercer una

influencia positiva sobre la actividad económica privada debido a su efecto sobre la

demanda agregada.

III.1 Estimación del modelo

El proceso seguido para la estimación del modelo comprende dos etapas: la primera,

se realiza el test de raíz unitaria de las series y, en la segunda, se estima y evalúa el modelo.

Se utiliza data trimestral para el período 1983-2002 y la fuente es Banco Central de

Venezuela (BCV).

La prueba de estacionariedad se realizó a través del test de Dickey-Fuller

Aumentado (ADF), obteniéndose que todas las variables tienen raíz unitaria o son

integradas de orden uno. Los resultados del test se muestran en cuadro No. 1.

28

Variable Constante Tendencia No. Rezagos Nivel Conclusión

lcct si no 5 -2,760 -4,902 * raíz unitarialpibnp si no 4 -2,655 -3,254 ** raíz unitarialpibp si no 2 -1,306 -7,080 * raíz unitarialppet si no 4 -2,851 -5,110 * raíz unitarialrib si si 5 -3,252 -3,475 * raíz unitarialipr si no 5 -2,988 -3,785 * raíz unitarialipu si no 5 -2,678 -3,521 * raíz unitaria

Nota: "*" y "**" denotan que el test es significativo al 1% y 5%, respectivamente.

Primera Dif.

Estadístico ADF

Resultados del Test ADFCuadro No. 1

Para la estimación se procedió a eliminar todos aquellos coeficientes no

significativos mediante la aplicación del test LM para variables redundantes. Para evitar la

eliminación de variables relevantes con estadísticos T bajos debido a la presencia de

multicolinealidad, se eliminaron los coeficientes con P values elevados, por lo general,

sobre 90%. Posteriormente, se fueron eliminando coeficientes con P values más bajos de

manera sucesiva hasta obtener coeficientes con nivel de significancia máxima de 10%.

Existen algunas excepciones en la estimaciones finales, en las cuales, el P value supera

ligeramente el 10%. Sin embargo, de la aplicación del test LM para variables redundantes

se concluyó que dichas variables no deberían ser eliminadas.

Los resultados de la estimación del modelo se presentan en el cuadro No. 2. Una vez

estimada la ecuación No. 1 se obtiene que de las variables consideradas, al menos el

coeficiente estimado para su valor contemporáneo y al menos para un rezago son

significativos, excepto para el precio relativo del petróleo. La tasa de variación de la cartera

de crédito afecta a la tasa de variación del PIB no petrolero de manera positiva y con tres

29

períodos de rezagos. Por su parte, el efecto de la tasa de variación de las RIB sobre la tasa

de variación del PIB no petrolero pareciera ser más inmediato al presentar coeficientes

estimados significativos para el primer y segundo rezago. Adicionalmente, el coeficiente

para la inversión pública presenta signo positivo, lo cual indica que la inversión pública

incide positivamente sobre la tasa de variación del PIB no petrolero. Igualmente, la suma de

los coeficientes de la tasa de variación del PIB petrolero es positiva como lo esperado.

Contrariamente a lo esperado, el efecto de la tasa de variación de la inversión privada sobre

la tasa de variación del PIB no petrolero es negativo. Los estadísticos Q para los residuos y

para el cuadrado de los residuos indican que la ecuación no presenta autocorrelación y

heterocedasticidad y el estadístico Jarque-Bera muestra que los residuos siguen una

distribución normal.

Dado que uno de los objetivos de este trabajo es investigar el efecto de las variables

financieras sobre el crecimiento económico o sobre la actividad económica se procedió a

investigar si existía un cambio estructural en la ecuación a partir de 1989, año en el cual

iniciaron algunas reformas en pro de la liberalización del mercado financiero venezolano.

Efectivamente el Chow test indica que existe un cambio estructural en la ecuación a partir

del primer trimestre de 1989. Sin embargo, es difícil precisar si dichas reformas son las que

determinaron tal cambio ya que el programa de reforma de 1989 no sólo indujo cambios en

el sector financiero sino también en otros sectores de la economía. Para examinar si dicho

cambio estructural está asociado a las variables financieras, procedimos a investigar la

estabilidad de los coeficientes de la tasa de variación de la cartera de crédito y de las RIB,

para ello se procedió de lo general a lo particular. Es decir, se estimó el modelo suponiendo

un cambio en el nivel y cambios en los coeficientes de los rezagos de la cartera de crédito.

Los resultados finales se muestran en la ecuación (2). Posteriormente se supone que dichos

cambios no ocurrieron solamente en el efecto del crédito sino también en el efecto de las

reservas internacionales sobre el producto. Estos resultados se muestran en la ecuación (3).

30

Regresión No.Coef. T-stat Coef. T-stat Coef. T-stat

C 0,003 0,833 0,000 -0,079 0,016 2,185

D891 - - -0,018 -2,196DLCCT(-1) - - 0,502 2,597 0,400 1,846DLCCT(-2) - - - - 0,412 1,693DLCCT(-3) 0,102 3,002 0,089 2,596 0,079 2,407DLCCT(-4) - - - - -0,485 -1,710DLCCT(-1)*D891 -0,555 -2,785 -0,466 -2,138DLCCT(-2)*D891 - - -0,412 -1,668DLCCT(-3)*D891 - - - -DLCCT(-4)*D891 - - 0,474 1,672DLIPR(-1) - - - - 0,028 1,588DLIPR(-2) - - - - - -DLIPR(-3) - - - - - -DLIPR(-4) -0,034 -2,000 - - - -DLIPU(-1) - - - - - -DLIPU(-2) - - - - - -DLIPU(-3) - - - - - -DLIPU(-4) 0,060 4,765 0,061 4,969 0,066 6,149DLPIBNP(-1) -0,325 -4,594 -0,330 -4,811 -0,486 -6,586DLPIBNP(-2) - - - - -0,196 -2,221DLPIBNP(-3) - - - - -0,216 -2,667DLPIBNP(-4) 0,310 3,382 0,226 2,635 - -DLRIB(-1) 0,094 2,542 0,105 2,868 0,317 2,667DLRIB(-2) 0,165 4,515 0,172 4,488 - -DLRIB(-3) - - - - - -DLRIB(-4) - - 0,070 1,802 -0,266 -2,088DLRIB(-1)*D891 -0,243 -1,979DLRIB(-2)*D891 0,184 4,932DLRIB(-3)*D891 0,104 2,608DLRIB(-4)*D891 0,408 3,107DLPPET - - - - - -DLPPET(-1) - - - - - -DLPPET(-2) - - - - - -DLPPET(-3) - - - - - -DLPPET(-4) - - - - - -

DLPIBP 0,275 4,690 0,298 5,259 0,229 4,066DLPIBP(-1) - - - - - -DLPIBP(-2) -0,181 -2,380 -0,198 -2,684 -0,175 -2,316DLPIBP(-3) - - - - - -DLPIBP(-4) - - - - - -

R2adj 0,744 0,763 0,815No. Obs. 75 75 75Q(1) 1,322 2,471 1,996Q(4) 6,210 6,876 3,588Qrs(1) 0,050 0,035 1,144Qrs(4) 10,851 9,579 2,851JB 2,127 2,254 0,958

Cuadro No. 2

Nota: R2adj se refiere al coeficiente de determinación ajustado.Q(i), Qrs(i), i=1,4, denotanlos estadísticos Q de los residuos y de los residuos al cuadrado, para uno y cuatrorezagos, respectivamente. JB expresa el estadístico de Jarque-Bera.

(1) (2) (3)

Venezuela: Estimación del Modelo

Período 1984:2-2002:4Variable Dependiente DLPIBNP

31

La ecuación No. 2, la cual supone que existe un cambio en el efecto del crédito en

el producto, evidencia un efecto más inmediato de la tasa de variación de la cartera de

crédito en la tasa de variación del PIB no petrolero. Este efecto es positivo antes de 1989

pero se torna negativo desde ese año. Por su parte, el coeficiente de la tasa de variación de

la inversión pública muestra un signo positivo para el cuarto rezago. Al igual que en la

ecuación No. 1, el coeficiente de la tasa de variación de las reservas internacionales es

positivo para el primer y segundo rezago, lo cual es evidencia del efecto inmediato que ha

ejercido dicha variable sobre la tasa de variación del PIB no petrolero. Asimismo, en esta

ecuación, la tasa de variación de las reservas internacionales se hace significativa para el

cuarto rezago y el signo de su coeficiente es positivo. Al igual que en la ecuación (1), la

tasa de variación del PIB petrolero es significativa y tiene un efecto positivo tanto

contemporáneamente como para el segundo rezago. Al analizar los tests de diagnostico de

los residuos de la ecuación, no se observan problemas de autocorrelación ni de

heterocedasticidad. Asimismo, el estadístico Jarque-Bera muestra que los residuos siguen

una distribución normal. Finalmente, el valor del coeficiente de determinación ajustado se

hace ligeramente superior al observado en la ecuación (1).

En la ecuación (3), donde se investiga el cambio estructural en las tasas de variación

del crédito y de las RIB, se obtiene que efectivamente los coeficientes para los rezagos de

ambas variables cambian a partir del primer trimestre de 1989. En este caso, los

coeficientes de rezagos de la variación cartera de crédito que no eran significativos en las

ecuaciones (1) y (2), se hacen significativos y se observan cambios en tres de estos

coeficientes a partir de 1989. En los tres casos, se observa una disminución de los

coeficientes. Este resultado confirma el efecto negativo que sobre la actividad económica

genera la tasa de variación de la cartera de crédito a partir del año 1989.

Por otro lado, la tasa de inversión pública continuó siendo significativa para el

cuarto rezago y con un coeficiente positivo, tal y como cabría esperarse. La tasa de

variación de las reservas internacionales presenta un efecto positivo conjunto para antes de

1989. En esta ecuación, es importante destacar la evaluación de esta variable con

posterioridad a 1989, pues se observa que los cuatro rezagos analizados fueron

32

estadísticamente significativos siendo su efecto conjunto de signo positivo. Lo cual sugiere

que el efecto de la tasa de variación de las RIB sobre la tasa de variación del PIB no

petrolero ha sido cuantitativamente más importante en la historia reciente de la economía

venezolana. Por su parte, la tasa de variación del PIB petrolero continúa siendo

estadísticamente significativa de manera contemporánea y para el segundo rezago,

mostrando su sumatoria, un efecto positivo. Adicionalmente el coeficiente de D891 se hace

significativo y muestra un efecto negativo sobre DLPIBNP. Este resultado muestra

evidencia de que el efecto desacelerado sobre la tasa de crecimiento del PIB no petrolero no

se produce solamente a través de la tasa de variación de la cartera de crédito y de las RIB,

sino que también actuaron otras fuerzas que reforzaron el deterioro del ritmo de

crecimiento de la actividad económica. Al igual que en las ecuaciones (1) y (2), la ecuación

(3) pasa los tests de diagnósticos antes señalados. Por su parte, el valor del coeficiente de

determinación ajustado (0,815) se hace muy superior que en los casos anteriores (0,744 y

0,763 en las ecuaciones (1) y (2), respectivamente).

III.2 Análisis de los resultados

Tal y como se evidenció en las tres ecuaciones analizadas, la tasa de variación de la

cartera de crédito ejerce un efecto positivo sobre la tasa de variación del producto no

petrolero para el período comprendido entre 1983 y 1989, expresa la capacidad del sector

bancario para canalizar fondos hacia el sector privado de la economía y la posibilidad de

que éste desarrollara proyectos de inversión a través del apalancamiento en el mercado

interno. Esto concuerda con resultados obtenidos por Ross y Levine en torno a los

beneficios del desarrollo financiero sobre la actividad económica.

A partir de 1989, sin embargo, los resultados obtenidos reflejan el gradual proceso

de desintermediación que se ha registrado desde 1989 como consecuencia de los

inconvenientes que enfrentaron las reformas de liberalización financiera mencionadas, la

inestabilidad macroeconómica y la conflictividad política. Por otro lado, resulta complicado

encontrar una relación clara entre el proceso de reforma financiera llevado a cabo a partir

de 1989 y el efecto negativo del crédito sobre la actividad económica debido a la

33

irregularidad con la cual se aplicaron las reformas y a los efectos contraproducentes de la

inestabilidad económica y política. En este sentido, es preciso destacar que McKinnon

señala que si bien los procesos de liberalización financiera pueden contribuir de manera

significativa a lograr un mayor desarrollo financiero y a potenciar los beneficios de la

intermediación en términos de mayor inversión y actividad económica, es preciso destacar

que estos deben plantearse en ambientes en los que se privilegie la estabilidad

macroeconómica, la coherencia de las políticas públicas y los esfuerzos por dotar a los

mercados de fortaleza institucional.

En el caso de la tasa de variación de las reservas internacionales, el efecto positivo

evidenciado en los resultados pareciera indicar una estrecha relación entre la tasa de

variación del producto no petrolero y el grado de monetización de la economía. En el caso

de la economía venezolana, cambios en las condiciones del sector externo generan

importantes modificaciones en el saldo de las reservas internacionales y, por ende, sobre los

niveles de liquidez en el mercado monetario. De esta forma, la tasa de variación de las

reservas internacionales podría estar expresando posibles fluctuaciones en los saldos

monetarios de la economía.

En el caso de la tasa de variación de la inversión pública, se evidencia un efecto

positivo y rezagado de la misma sobre la tasa de variación del PIB no petrolero. Este hecho

luce consistente con la acción generadora de actividad económica que posee el gasto

público en Venezuela. No se obtienen resultados robustos sobre el efecto de la inversión

privada sobre la actividad económica. Esta solo presenta signo positivo y significativo

cuando se considera el cambio estructural conjunto en los coeficientes de la tasas de

variación del crédito y de reservas. El efecto positivo encontrado en la ecuación (3)

coincide con el encontrado en Mendoza (2003) en una ecuación para la tasa de variación

del PIB privado.

Por su parte, la tasa de variación del PIB petrolero posee un efecto positivo

contemporáneo sobre la tasa de variación del PIB no petrolero y un efecto negativo de

manera rezagada. Por su parte, la variación del precio relativo del petróleo parece no tener

34

efecto sobre la actividad económica. De allí que, aun cuando no es el objetivo principal de

esta investigación, sería recomendable profundizar en el efecto del petróleo sobre la

actividad económica. Ya que los resultados acá planteados favorecen a una política de

expansión de la actividad petrolera en detrimento de una política de defensa de los precios

de los hidrocarburos.

35

CONCLUSIONES Y POSIBLES EXTENSIONES

1. Con base en los resultados obtenidos es posible afirmar que existe una relación

estadísticamente significativa entre la actividad de intermediación crediticia, medida a

través de la cartera de crédito de la banca, y el producto interno bruto no petrolero para

el caso de la economía venezolana.

2. La relación entre el crédito y la actividad real presenta un cambio estructural a partir de

1989. Esta relación es positiva antes de 1989 pero a partir de ese año, la tasa de

variación del crédito sobre la actividad económica se hace negativa. Todo parece

indicar que las condiciones por las que atravesó el mercado financiero en los años

recientes, lejos de coadyuvar a reactivar el aparato productivo, tuvieron un efecto

negativo sobre la actividad económica, y por consiguiente sobre el crecimiento

económico en Venezuela. Sin embargo, no es posible llegar a una conclusión definitiva

al respecto, ya que dado los múltiples hechos ocurridos y otras medidas económicas

adoptadas a partir de 1989 es difícil aislar totalmente los efectos de las políticas

adoptadas en pro de la liberalización financiera.

3. Una posible extensión de este trabajo es considerar una estimación de un sistema de

ecuaciones que recoja un posible efecto contemporáneo entre las variables utilizadas en

este estudio, especialmente entre la variación de la cartera de crédito y la tasa de

variación del producto no petrolero.

4. Por último, es importante tener en cuenta las implicaciones que en materia de políticas

públicas tiene la relación entre crédito y actividad económica. En este sentido, las

acciones de las autoridades debe tomar en cuenta al sector financiero para establecer los

planes de desarrollo sustentable en Venezuela.

36

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