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Análisis del Caudillismo en Venezuela El caudillismo en Venezuela es un mal que sumió al país en el atraso y la pobreza desde la independencia hasta nuestros días. La multitud de guerras, levantamientos, revoluciones, golpes de estado, y hasta elecciones, solo sirvieron para cambiar un grupo oligarca por otro, y para sumir al país y a su población en la más abyecta pobreza, ignorancia y abandono. Desde el principio de la República, una vez desterrado y muerto el Libertador por la acción traidora de Santander y Páez, las tierras que se les asignaran a los combatientes de la independencia pasaron a precio de gallina flaca a manos de los generales. Monagas se hizo fuerte en oriente, Páez en el centro y los llanos, y Soublette en occidente, quedando el país fragmentado hasta el punto que Los Andes, a falta de caudillo, quedaron prácticamente olvidados y poco más o menos en manos de Colombia. Los caudillos se sucedían los unos a los otros, se iban y volvían, y el único logro digno de mencionar de esa época fue la muy tardía abolición de la esclavitud que decretó uno de los Monagas, no sin antes vender los que le pertenecían en Curazao. La Guerra Federal, en sus principios, creó una esperanza de cambio para la población, la cual luchó a brazo partido junto a Zamora para lograr la reivindicación de derechos que él les prometía. La traición se hizo nuevamente presente y Zamora cayó asesinado por sus propios aliados. Tras la firma del Pacto de Coche, los caudillos independentistas, entonces llamados Godos o Conservadores se retiraron, o se fueron al exterior, con sus caudales, y dejaron el poder en manos de los caudillos Federalistas: Falcón, Guzmán Blanco, Leocadio Guzmán y sus seguidores, que nuevamente se repartieron el botín dejando al pueblo esperanzado en la más triste desilusión. El país quedó aun más dividido, y cada Presidente de Estado o terrateniente que lograse reunir suficientes armas y peones se alzaba contra el gobierno. Así entre guerra y guerra que devastaron al país, surgió la Revolución Restauradora.

Análisis del Caudillismo en Venezuela

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Análisis del Caudillismo en Venezuela

El caudillismo en Venezuela es un mal que sumió al país en el atraso y la pobreza desde la independencia hasta nuestros días. La multitud de guerras, levantamientos, revoluciones, golpes de estado, y hasta elecciones, solo sirvieron para cambiar un grupo oligarca por otro, y para sumir al país y a su población en la más abyecta pobreza, ignorancia y abandono.

Desde el principio de la República, una vez desterrado y muerto el Libertador por la acción traidora de Santander y Páez, las tierras que se les asignaran a los combatientes de la independencia pasaron a precio de gallina flaca a manos de los generales. Monagas se hizo fuerte en oriente, Páez en el centro y los llanos, y Soublette en occidente, quedando el país fragmentado hasta el punto que Los Andes, a falta de caudillo, quedaron prácticamente olvidados y poco más o menos en manos de Colombia. Los caudillos se sucedían los unos a los otros, se iban y volvían, y el único logro digno de mencionar de esa época fue la muy tardía abolición de la esclavitud que decretó uno de los Monagas, no sin antes vender los que le pertenecían en Curazao.

La Guerra Federal, en sus principios, creó una esperanza de cambio para la población, la cual luchó a brazo partido junto a Zamora para lograr la reivindicación de derechos que él les prometía. La traición se hizo nuevamente presente y Zamora cayó asesinado por sus propios aliados. Tras la firma del Pacto de Coche, los caudillos independentistas, entonces llamados Godos o Conservadores se retiraron, o se fueron al exterior, con sus caudales, y dejaron el poder en manos de los caudillos Federalistas: Falcón, Guzmán Blanco, Leocadio Guzmán y sus seguidores, que nuevamente se repartieron el botín dejando al pueblo esperanzado en la más triste desilusión. El país quedó aun más dividido, y cada Presidente de Estado o terrateniente que lograse reunir suficientes armas y peones se alzaba contra el gobierno. Así entre guerra y guerra que devastaron al país, surgió la Revolución Restauradora.

La muerte de Joaquín Crespo, hombre fuerte de la época, a manos del mocho Hernández, dejó el gobierno débil de Ignacio Andrade. Los olvidados gochos se alzaron tras “el cabito” Cipriano Castro y su lugarteniente Juan Vicente Gómez, que en una campaña muy similar a la Campaña Admirable de Bolívar, fue ganando apoyo por donde pasaba hasta que plantarse en Valencia en espera de la rendición de Andrade. El gobierno de Castro se distinguió por sus excesos: desde su conducta en lo personal hasta en su trato cruel contra los ciudadanos, pero también por su rasgo nacionalista que buscó siempre mejorar al país pechando a las compañía extranjeras y rebajando el excesivo monto de la deuda externa, lo cual causó el bloqueo de nuestras costas por potencia europeas, y precipitó su salida del poder a manos de su compadre, amigo y entonces Vicepresidente Juan Vicente Gómez.

Comenzando con Castro, y luego con Gómez, se unificó al país derrotando a todos los caudillos regionales, construyendo carreteras, y fundando una Fuerza Armada disciplinada y con armamento moderno. Gómez llegó a ser entonces el caudillo único, y dueño y señor de la “Hacienda Venezuela” con un gobierno asesino, represor y corrupto que duró 27 años. En su época, Venezuela cambió su economía agrícola por una petrolera que nunca benefició a la

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población, la cual emigró del campo a las ciudades y dejó los labradíos y siembras abandonadas, perdiéndose de esa manera la soberanía alimentaria.

Muerto Gómez, le fueron confiscados los bienes, y comenzó la consabida repartición; se permitieron algunas libertades civiles y políticas, y desfilaron varios gobernantes unos con loables pretensiones democráticas como Rómulo Gallegos y Medina Angarita, y otros con pretensiones caudillistas, hasta llegar a Marcos Pérez Jiménez, el último caudillo individual.

Llegada la democracia, el caudillismo se hizo partidista con AD y COPEI como actores, tras las cortinas operaban los auténticos caudillos: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, que robaron y asesinaron al pueblo tal como los otros, pero haciéndose llamar demócratas.

Al llegar Chávez al poder, inmediatamente ofreció “todo el poder para el pueblo,” pero el pueblo, inmaduro, o quizás acostumbrado al yugo, no ha querido, o no ha sabido, ejercer tal poder, a pesar de los múltiples mecanismos que se le ofrecen, es posible que si Chávez llegase a gobernar con mano dura de caudillo, se lo agradecerían tan solo por la seguridad que representa lo malo conocido.

Franz gonzalez (Contactar) Especialidad: *** Género: Masculino Fecha de inscripción: 27/09/2011 Ciudad: caracas Última visita: 05/10/2011

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Concesiones e inversiones extranjerasen Venezuela

Concesión Inversión

 

Una concesión es derecho que le otorga el Estado venezolano a una persona o institución para que realice actividades que, de acuerdo con la ley, están reservadas para el Estado. El Estado es el propietario de todas las riquezas que se encuentran en

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el suelo y subsuelo venezolano, para realizar la exploración y la explotación de un recurso se tiene que solicitar un permiso. Una vez que se da la autorización, el país entrega la concesión a la persona o institución que lo solicita. Al obtener la concesión comienza el proceso de inversión, que no es otra cosa que la utilización del capital con la finalidad de obtener un beneficio económico. 

 

En los primeros años de vida independiente, después de la liberación de España, en Venezuela no se hicieron grandes inversiones extranjeras. Fue a partir de 1870 en los períodos de Guzmán Blanco y Joaquín Crespo cuando se abrieron las puertas para tales inversiones, ofreciendo todo tipo de garantía y estímulos. Así fue como las compañías extranjeras realizaron explotaciones de oro, cobre, carbón y asfalto, aportando al país, capital extranjero y tecnología.

Una de las mayores inversiones que se hizo fue la construcción de la red ferroviaria de algunas regiones, como Caracas - La Guaira, Caracas - Valencia, entre otras. Algunas de estas inversiones no produjeron las ganancias que se esperaba e incluso algunas tuvieron pérdidas. El Estado venezolano tuvo que pagar tanto esas pérdidas como las ganancias que esos capitales no obtuvieron, para ello se recurrió a la solicitud de préstamos con bancos exteriores para solventar las deudas trayendo como consecuencia mayor endeudamiento del país. 

Para esa época una de las concesiones más conocidas fue la llamada "Concesión Hamilton", otorgada a Horacio Hamilton en 1883, quien le concedió a una compañía extranjera (New York and Bermúdez Company) el derecho de explotar el asfalto y otros productos naturales que pudiera obtener en las tierras del Estado Bermúdez (hoy Anzáategui, Sucre y Monagas). Se le exoneró, entre otros privilegios, el pago de impuestos de importación y la libre navegación por los ríos. A cambio, el empresario sólo pagaría dos bolívares por cada tonelada de asfalto exportada y cinco céntimos por cada kilogramo de otros productos.

 

Las concesiones e inversiones en materia petrolera se vieron favorecidas con el ascenso al poder de Juan V. Gómez, quien comenzó a entregar en concesiones vastas porciones del territorio nacional para la exploración y explotación petrolera. Las empresas petroleras favorecidas con las concesiones estaban obligadas a iniciar la explotación en un periodo no mayor de cuatro años, el cual podría prorrogarse si se pagaba una multa de 2.500Bs y gozaban de los siguientes derechos:

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Podían explotar cualquier riqueza del país. Podían importar la maquinaria que necesitaran sin pagar el impuesto

correspondiente. Las concesiones se daban por un tiempo de 50 años. 

Los deberes de estas empresas petroleras con el Estado venezolano eran pagar: Un bolívar por hectárea, como impuesto superficial, Un royalty o regalía de 2Bs por cada tonelada métrica de petróleo producido, y  El 50% de lo que pagaban por la importación de los productos refinado.

 

Se dice que las concesiones se le otorgaban primero a un venezolano y éste de inmediato las traspasaba a un inversionista extranjero a cambio de una millonaria suma de dinero. Además el área otorgada era muchas veces monstruosa, por la cantidad de hectáreas concedidas (millones), a cambio de ese regalo de la nación, la persona que lo recibió debía pagar al Estado lo expuesto anteriormente. Entre las primeras compañías a las que se le otorgaron concesiones a partir de 1913 se encontraban:

La New York and Bermúdez Company, la cual descubrió el campo Guanaco en Maturín (Monagas), que fue explotado dentro de los conceptos de la moderna industria petrolera.

En 1914, La Caribean Petroleum, hizo la perforación del pozo Zumaque 1 con el que se descubrió el primer campo gigantesco de petróleo crudo denominado Mene Grande (Edo. Zulia).

En 1917 la Venezuela Oil Concessions (Shell) exploró el pozo Sta. Bárbara 1 y encontró uno de los depósitos más grandes del mundo para la época, en el pozo Barroso 2, ubicado en la costa oriental del lago de Maracaibo (Edo. Zulia). Esta explotación llamó la atención por la potencialidad de los yacimientos nacionales y provocó una competencia desenfrenada entre las compañías petroleras por adquirir concesiones en Venezuela.

Entre 1928 y 1913, la Standard Oil (Creole) descubrió grandes yacimientos. La British Equatorial, en 1922, exploró el campo La Rosa en Cabimas (Edo.

Zulia). Lago Petroleum, descubrió yacimientos en Lagunillas (Edo. Zulia). En 1923 se creó la Compañía Venezolana de Petróleo, conocida para la época

como la compañía del General Gómez y era manejada por sus allegados. El gobierno les asignaba las áreas a ser explotadas y la compañía las traspasa a empresas extranjeras, obteniendo beneficios considerables.

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El ingreso recibido por el fisco nacional con esta nueva actividad económica petrolera, controlada por los capitales y la tecnología extranjera, era muy modesto en relación con la producción petrolera, sólo una pequeña parte recibía el Estado venezolano por concepto de impuesto y la mayor proporción era tomada por los dueños de las compañías extranjeras que controlaban la economía monoproductora y monoexportadora de Venezuela.

 

La legislación existente desde el periodo gomecista estaba dirigida a garantizar mayores ventajas y facilidades a las compañías petroleras, éstas gozaban de un régimen de exoneración de impuestos de aduana para la libre importación de todo lo que necesitaban para el desarrollo de la industria. Fue en el año 1943 cuando se promulgó la Ley de Hidrocarburos o Reforma petrolera. Esta ley decretada en el gobierno de Isaías Medina Angarita unificó y regularizó el desordenado régimen de concesiones petroleras que existía. Eliminó definitivamente las exoneraciones de impuestos a las compañías petroleras, determinó el impuesto que debería cobrarse por las diferentes actividades de exploración, explotación, refinación, tecnología y transporte. Además, previó un lapso de 40 años para que la industria petrolera revirtiera a manos del Estado, a fin de que en 1983 se vencieran las concesiones y pasaran en forma automática al Estado venezolano. En general, esta ley permitió al país mayor participación en los beneficios de la explotación petrolera.

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La participación del capital extranjero en la actividad petrolera terminó con la nacionalización del petróleo en 1976. Desde entonces todas las fases de la actividad petrolera como la exploración, explotación, refinación, transporte, almacenamiento y comercialización interna y externa, están en manos del consorcio Petróleos de Venezuela (P.d.V.S.A). Éste agrupa a todas las compañías petroleras nacionales: Lagoven, Maraven, Corpoven.

2008

AUDILLISMO Y LA PUGNA POR EL PODER

La estructura social existente en esa época generó insatisfacciones que provocaron disputas y contradicciones que dieron lugar a una lucha de clases. Se pueden destacar dos disputas principales: en los grupos urbanos, se destacaban los comerciantes que desempeñaban el papel de importadores y exportadores, conformaban la burguesía mercantil, eran partidarios de un gobierno central. En cambio los terratenientes y caudillos, querían un gobierno federal que les permitiera seguir con el control de sus regiones.

En ese momento el gobierno lo encabezaba Páez, quien queda con el mando de Venezuela después de la disolución de la República de Colombia. Sin embargo, Páez no ejercía una autoridad real en todo el país, era muy débil. En las provincias y regiones seguían mandando los caudillos. Predominaban más los intereses locales y regionales que los intereses nacionales. Cada caudillo se identificaba más con una región, antes que con el concepto de nación, el cual parecía impuesto desde la capital por los grupos aristocráticos y la burguesía comercial. Frente a la debilidad del poder nacional crecía el poder de los caudillos, quienes se empeñaban en imponer su autoridad sobre otros caudillos e intentaban extender su hegemonía a otras provincias.

La existencia de múltiples poderes locales trababa el funcionamiento del gobierno nacional. Otro de los factores que también influía era el aislamiento de las regiones y la falta de vialidad, hay que recordar que para esa época no existían carros, el único medio de transporte era el caballo. Todos estos elementos contribuyeron a que se engendrara el caudillismo en Venezuela.

En resumen el proceso histórico iniciado en 1830 se caracterizó por la pugna entre los caudillos, los cuales surgieron de la guerra de independencia, la oposición entre ellos ocasionó constantes conflictos locales a veces violentos, que en algunos casos llegaron a consumarse en guerras. De este modo, el caudillismo se hizo presente en Venezuela producto del vacío de poder, falta de autoridades nacionales, aislamiento de las regiones y la falta de vialidad.

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CONCEPCIONES EJERCICIOS DEL PODER LOCAL, DOMINIO ECONÓMICO MILITAR Y SOCIAL

Frente a la realidad de que las clases dominantes no renuncian nunca pacíficamente a su poder y perfeccionan sus aparatos represivos para el enfrentamiento de clase, el único terreno en el que se les puede enfrentar con éxito es el de las luchas de masas que asuma las formas de lucha y la combinación entre ellas correspondientes a cada etapa del proceso. Lo que supone respetar las leyes específicas de la lucha revolucionaria política y militar según las particularidades de cada país.

Esta concepción se desarrolló históricamente enfrentando a las líneas políticas que postulaban la posibilidad de un tránsito al socialismo por la vía electoral parlamentaria, desarmando política, ideológica y militarmente al proletariado frente al poder burgués.

También, pero en otro plano, combatió ideológica y políticamente a todas las concepciones que, partiendo de la afirmación justa de que sin enfrentamientos armados con e! poder dominante no hay posibilidad de cambios revolucionarios, autonomizaban el enfrentamiento armado directo con el aparato represivo del Estado y otras instancias del sistema, respecto de la lucha de masas (terrorismo; etc.).

De lo que resultaba el aislamiento político y militar de quienes incurrían en este error y la condena a la lucha espontánea de la clase obrera; con la consiguiente posibilidad de reforzamiento indirecto de la influencia ideológica y política burguesa sobre ella.

DECADENCIA DEL CAUDILLISMO Y LA CONFORMACIÓN DEL EJERCITO NACIONAL

La sociedad civil y la civilidad claudican ante la fuerza bruta representada en los caudillos y sus bandas guerreras, responsables directos de la fragilidad institucional republicana. El predominio de los caudillos expresa no solo una perversión política, lo es también desde el punto de vista económico. El caudillismo personificaba la distorsión de los sanos principios liberales, tanto en lo político como en lo económico. Son las seculares relaciones patrón-clientela, con un carácter guerrero y personalista que llegan a dominar toda la sociedad, convirtiéndose en una barrera que limita el avance económico capitalista.

Paradójicamente, como tanto en la evolución histórica venezolana, la acción política desarrollada por los caudillos durante el siglo XIX permite fortalecer el proceso de integración nacional. Para finales de los 1890’s existían ya indicios ciertos de cambios en las condiciones objetivas de la realidad venezolana, condición que anunciaba que los días del predominio político de “los hombres a caballo” tenían sus días contados. Los avances en la tecnología de armamentos y la disminución del aislamiento provincial, evidenciaban la posibilidad cierta de conformar un efectivo Ejército Nacional. Simplificando sin alterar la historia, el llamado ejército “Restaurador” del caudillo Cipriano Castro inicia su proceso de transformación, durante las guerras civiles de 1899-

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1903, para convertirse en el embrión de un Ejército Nacional. Para el momento en que los oficiales británicos redactan su “Military Report on Venezuela” (1906) ciertamente la situación del sector castrense venezolano era una de ambivalencia. El nuevo Ejército Nacional estaba en proceso de formación como tal, los ejércitos privados de los caudillos habían sido derrotados una y otra vez en las guerras civiles de finales del siglo XIX e inicios del XX, pero la nueva realidad militar no podía ser percibida como consolidada para ningún inteligente observador imparcial.

Proceso de formación de un efectivo Ejército Nacional, su lenta pero constante evolución modernizadora desde inicios del siglo XX, marca el fin de la existencia política de los caudillos. Condición histórica cabalmente analizada, entre otros, por Burggraff (1972), Velásquez (1973), Ziems (1979) y Quintero (1989). Pero esa realidad militar se constituye también, desde sus orígenes en los 1900’s, como la “guardia pretoriana” del único caudillo con poder político cierto en Venezuela. De los caudillos como los actores dominantes dentro de la estructura militar se pasará, sin solución de continuidad, al predominio de los pretorianos. Los oficiales de orientación profesional serán, como en el siglo XIX, una minoría sin control cierto sobre la realidad militar. El Ejército será el instrumento de poder del dictador, personalmente fiel a él, en un esquema de poder bien descrito en lo fundamental por Wolf y Hansen (1967) al comentar sobre los dictadores de “orden y progreso”, o en términos de Lynch (1992) dictadores oligárquicos. El sector civil claudica su civilidad ante el poder de las armas. Fue el altísimo precio social que se pagó para poner fin a la recurrente violencia política que se expresaba en las repetitivas guerras civiles. Tanto en Castro como en Gómez vemos personificada la constante militar-civil y política-militar que caracterizará las relaciones de poder en la Venezuela del siglo XX.

LA LUCHA POR LA TENDENCIA DE LA TIERRA

Hemos visto que durante el período colonial los sectores medios y bajos protagonizaron un proceso ininterrumpido de lucha por obtener acceso a la tierra frente a las pretensiones de los grandes hacendados; la resistencia de los pobladores u ocupantes fue tenaz y constante, y persistía con toda firmeza al iniciarse la revolución: litigios sin resolución, expulsiones, arbitrariedades, seguían a la orden del día.

El reclamo de suertes de estancia continuaba siendo una reivindicación primordial. A la vez, reiteramos, se conocía en la campaña la obra del sector de burócratas progresistas que intentaba modificar el sistema de tenencia de la tierra a través de una mayor distribución. Por otra parte, Artigas reunió en su persona ciertos elementos que, vistos dentro de este contexto, resultaron claves: decidido partidario de la línea antilatifundista, el hecho de haber convivido durante años con las capas sociales afectadas por la carencia de tierras, y su acción efectiva al respecto previa a la revolución, le proporcionaron ante aquéllas una imagen de confiabilidad y prestigio muy destacable: Artigas representaba, en cuanto a la tierra, la culminación de los esfuerzos anteriores -

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más aún, un avance- y, por sus características personales y ubicación social, el que tenía mayores posibilidades de obtener cambios concretos.

LUCHA CAMPESINA RESUELTAS EN 1846 LIDERADOS POR EZEQUIEL ZAMORA: GUERRA FEDERAL

Guerra civil venezolana, también conocida con el nombre de Guerra Larga, Revolución Federal o Guerra de los Cinco Años, utilizada esta última denominación por aquellos historiadores que sitúan el comienzo de la guerra con los primeros alzamientos ocurridos contra el recién instaurado gobierno de Julián Castro (mayo-julio 1858). Después de la Guerra de Independencia, es considerada como la contienda bélica más larga y sangrienta que haya asolado al territorio nacional, así como la prolongación de los problemas políticos y sociales presentes en nuestra gesta emancipadora, dejados sin resolver una vez lograda definitivamente la emancipación de España con la victorias de 1821 y 1823 y la separación de la Gran Colombia bolivariana en 1830. En términos generales, en la Guerra Federal se enfrentaron dos bandos políticos que venían luchando por el poder desde 1846: Conservadores y Liberales.